Subido por nd eduardo

El Arte de la Restauración

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El Arte de la Restauración
Uno de los principales motores del pensamiento a lo largo del marco histórico de la
humanidad, ha sido la creación, pero no como idea romántica, sino como tratado de expresión para
comunicar algo. Tanto artistas como pensadores (...), han recurrido a la espiritualidad de la realidad,
donde el ser se considera más que materia. Hegel se mantiene firme en que: «El arte es una forma
particular bajo la cual el espíritu se manifiesta», nos dice que el arte se desarrolla en un punto con
maneras específicas (digamos técnicas) y surge (digamos emociones) a través de la materia. Pero
Hegel no deja puntada sin dar: «La tarea del arte consiste en hacer que la idea sea accesible a
nuestra contemplación bajo una forma sensible», la expresión sensible de la idea que bien podría
ser catalogada dentro de la esencia de la actividad humana.
Aquí la definición del arte juega un papel muy importante para nosotros los Restauradores,
ya que hace alusión a la sensibilidad de la labor que ejercemos, a su destreza, la delicadeza con la
que se emprende una intervención de cualesquiera que sean sus materiales; nos habla del desarrollo
de una idea, pero desde el encuadre sensible. La imagen del Arte de la Restauración, nos conduce a
la interpretación de que el operario (quien interviene una obra) realmente lo que está haciendo, es
ejecutar una manifestación del espíritu en forma particular: el cuidado, la reparación y el
mantenimiento de una obra de arte, esto es: genera arte dentro del arte, lo que podría interpretarse
como la utilización de habilidades sensibles que antes fueron formadas por ideas que se enfocaban
donde el espíritu se manifiesta. El Arte de hacer Arte, el Arte de Restaurar el Arte.
Tal como escribiría Rubén Muñoz: «Con mucha prudencia y muchos matices (...), se podría
decir que el arte es un "lenguaje" con el que el hombre expresa la realidad humana física y espiritual
captando lo exterior e interiorizándolo, para luego devolverlo a la exterioridad desde la libertad
creadora del artista». Esta afirmación nos conduce al lenguaje. Tema que nos atañe por las
características de nuestro oficio, en el que también es necesario interpretar lenguajes —artísticos—
para determinar cómo llevar a cabo una intervención satisfactoria. Dentro de este tema podemos
hablar de la legibilidad, sus códigos, pautas, metodologías y enseres, que nos conducen a la
transvisualidad, donde la lectura de la obra será gracias a que constantemente las imágenes nos
remiten a otras imágenes como un sistema de relación intericónica, que nos ayuda a la lectura de la
obra sin generar falsificaciones o transformaciones innecesarias, y que a su vez nos sitúa dentro del
lenguaje de la fidelidad, ya que ser fiel a la obra, significa mantener sus estratos originales sin dañar
o modificar ninguna de las partes que la componen.
Por no apartarnos del tema, y tampoco olvidando el hecho de que Hegel acentuaba que la
tarea del arte consistía en hacer que la idea fuera accesible a nuestra contemplación, nos
centraremos en la ética de intervención. ¿Pero de qué hablaba Hegel si traducimos estas
aseveraciones a nuestro campo de restauración?, podríamos realizar un apropiacionismo que apunte
a los Principios Éticos, y así hablar de dos lenguajes que se gestan en la sensibilidad del que
interviene la obra: los ya mencionados lenguaje de fidelidad y lenguaje de legibilidad.
¿Pero qué pasa con los otros dos principios éticos de restauración? Si hemos planteado
que la fidelidad y legibilidad se gestan en la sensibilidad del operario, esto es, en el lenguaje que
emplee para realizar la intervención acorde a la pieza, los materiales y el marco histórico que la
contenga; y decimos que dependerá de su criterio particular apoyado en la formación como
restaurador y por ende, lo que dicten las leyes de Patrimonio Histórico de cada país, entonces la
durabilidad y reversibilidad bien podrían estar situados en la línea de acción técnica, que también
dependerá de la formación, pero que no se engendrará en la parte sensible del operario, sino en la
parte sistemática; en el aspecto funcional y matérico del objeto, las características de sus materiales
y el método en que se utilizan las herramientas para intervenirlo. Aquí, entonces dependerá de la
habilidad personal para ejecutar un proceso y no recaerá exclusivamente en la sensibilidad para
efectuar diversos procesos.
Marcel Duchamp se preguntaba sobre la conexión histórica que había entre los creadores de
obras artísticas: «¿No es el arte un juego entre todos los hombres de todas las épocas?» . De ser así,
este juego debe permanecer en el tiempo —generar historia—, lo que en su significación encajaría
con la idea de la existencia (...), que nos conduce al principio de Durabilidad. ¿Pero cómo podemos
hacer que un objeto sea perdurable? La respuesta se sustenta en el mismo argumento de la pregunta:
la base de que un objeto sea duradero —si pasa por las manos de un restaurador—, es gracias al
buen uso de habilidades adquiridas en la experiencia de una formación específica, y como hemos
dicho antes, en la utilización correcta de herramientas y el empleo adecuado de materiales para
intervenir. Si estas pautas son naturalizadas, se conseguirá con efectividad un sistema de actuación
duradero y reversible en la intervención (en gran medida por el conocimiento de las composiciones
físico-químicas de los materiales), que tendrá como consecuencia una intervención ética en todos
los aspectos dentro de los parámetros establecidos de la mencionada antes, Durabilidad y
Reversibilidad.
Si las Restauraciones de la obra son efectuadas dentro de éstos parámetros (Principios de
Restauración), entonces, los resultados serán intervenciones ajustadas dentro de los parámetros
contemporáneos de actuación basados en la ética que ampara al Restaurador, que determinará los
lenguajes, aparatos teóricos y sistemas técnicos, los cómos, dóndes; los porqués para actuar y los
mecanismos en conjunción con herramientas y materiales que se emplearán para cada caso
específico. Dicho lo cual, entonces el operario actuará con Arte al restaurar, y al hacerlo generará un
arte, con sus códigos, los ya tan mencionados lenguajes y principios que en conjunto dejarán que la
obra respire y siga mostrando su esencia tal y como fue concebida, y evidentemente sin
modificaciones que generen falsos históricos.
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