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Kaplan - trastornos del estado del animo

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Trastornos bipolares
Los trastornos bipolares incluyen el trastorno bipolar tipo I, conocido
como trastorno maníaco depresivo, trastorno bipolar tipo II y ciclotimia.
Históricamente, se considera que estos trastornos del estado de ánimo se
encuentran en un continuo con los trastornos depresivos, de ahí el concepto de polaridad, con depresión en un extremo y manía en el otro.
Desde la década de 1980 y la introducción del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-III), se separa los trastornos bipolares de los trastornos depresivos principalmente porque tienen
características epidemiológicas, cursos y tratamientos diferentes. Sin
embargo, en diversas ocasiones los expertos en trastornos del estado de
ánimo han reconsiderado esta separación, señalando que muchos pacientes con trastorno depresivo mayor han tenido episodios pasados con
al menos algunos síntomas de manía. En opinión de muchos autores,
existe una continuidad considerable entre los trastornos depresivos y
bipolares recurrentes, una idea que ha abierto un amplio debate sobre el
espectro bipolar como suma del trastorno bipolar clásico, el trastorno
bipolar II y las depresiones recurrentes.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Episodios de manía
Los pacientes en manía se encuentran agitados y son locuaces, a menudo divertidos y con frecuencia hiperactivos. Su habla suele ser rápida,
fuerte y difícil de interrumpir. Suelen referirse a ellos como presionados, y parecen impulsados por una urgencia desconocida. El habla rápida o apresurada se considera un sello distintivo de la manía.
Un estado de ánimo elevado, expansivo o irritable es el núcleo de un
episodio de manía. El estado de ánimo elevado es eufórico y a menudo
contagioso, e incluso puede provocar la negación por contratransferencia del padecimiento en un profesional sin experiencia. Aunque las personas involucradas no reconocerían la naturaleza poco habitual del estado de ánimo del paciente, los que le conocen bien saben que es anómalo.
El estado de ánimo también podría ser irritable, sobre todo cuando alguien evita que un paciente lleve a cabo un plan poco realista. Los pacientes a menudo muestran cambios en el estado de ánimo predominante, desde una euforia más precoz en la evolución de la enfermedad hasta
un estado de irritabilidad más adelante. También pueden tener una tolerancia baja a la frustración, lo que induce sentimientos de enfado y hostilidad. Los pacientes en manía pueden ser emocionalmente lábiles, y
pasar de la risa a la irritabilidad y a la depresión en minutos u horas.
Los pacientes en manía describen pensamientos acelerados, según
se infiere por su habla. A medida que aumenta el estado maníaco, su
discurso es equívoco, con bromas, rimas o juegos de palabras. Pueden
parecer inteligentes, incluso brillantes. Los pacientes en manía se distraen con facilidad y su funcionamiento cognitivo en el estado de manía
se caracteriza por un flujo de ideas incontrolado y acelerado. Cuando el
nivel de actividad es incluso mayor, las asociaciones van siendo más
laxas, se desvanece la capacidad de concentración y aparecen fugas de
ideas, asociaciones sonoras y neologismos. En la agitación de un episodio agudo de manía, el discurso puede ser totalmente incoherente e indistinguible de la que utiliza una persona con esquizofrenia.
El contenido del pensamiento de los pacientes en manía incluye temas de autoconfianza y autoengrandecimiento.
En ocasiones son evidentemente psicóticos y desorganizados, por lo
que es necesario utilizar medidas físicas para su contención y la inyección intramuscular de fármacos sedantes.
Un ingeniero de 37 años había experimentado tres episodios maníacos
por los que había sido hospitalizado; estos episodios fueron precedidos por varias semanas de retraso psicomotor moderado. Aunque había
respondido al litio cada vez, una vez fuera del hospital se había mostrado
reacio a tomarlo y finalmente se negó a hacerlo. Ahora que estaba «eutímico», después de su tercer y más grave episodio durante el cual golpeó
brutalmente a su esposa, podía explicar con mayor precisión cómo se
sentía cuando tenía episodios de manía. Experimentó la manía como si
«Dios estuviera en él», para servir como «testimonio de la comunicación del hombre con Dios». Afirmó lo siguiente: «El común de los
mortales nunca entenderá el estado maníaco supremo que tengo el privilegio de experimentar cada pocos años. Es tan vívido, tan intenso, tan
convincente. Cuando me siento así no puede haber otra explicación:
ser maníaco es, en última instancia, ser Dios. Dios mismo debe ser
su­permaníaco: puedo sentirlo cuando la manía entra por mi cerebro
izquierdo como un haz de rayos láser, transformando mis pensamientos
lentos, recargándolos, galvanizándolos. Mis pensamientos adquieren tal
ímpetu que se me salen de la cabeza para difundir el conocimiento sobre
la verdadera naturaleza de la manía entre los psiquiatras y el resto de los
mortales. Es por eso que nunca volveré a tomar litio; hacerlo es obstruir
la divinidad en mí». Aunque estaba al borde del divorcio, no cedió a la
súplica de su esposa de volver a tomar litio.
El 75 % de los pacientes en manía presentan delirios. Los delirios
maníacos congruentes con el estado de ánimo se manifiestan con una
gran riqueza, capacidades o poderes extraordinarios. En la manía también aparecen delirios y alucinaciones estrafalarias y no congruentes
con el estado de ánimo.
Una licenciada universitaria de 29 años, madre de dos niños y esposa del
presidente de un banco, había experimentado varios episodios maníacos
y depresivos inhibidos que habían respondido al tratamiento con carbonato de litio. La remitieron al autor porque había desarrollado el delirio
de que estaba involucrada en un complot internacional. Un interrogatorio cuidadoso reveló que delirio constituía una evolución, de un modo
bastante fantasioso, de un delirio exagerado que había experimentado
durante su último episodio maníaco tras el parto. Ella creía que había
desempeñado un papel importante en el descubrimiento del complot,
convirtiéndose así en una heroína nacional. Nadie sabía nada de eso,
argüía ella, porque las circunstancias del complot eran alto secreto.
Además también creía que había salvado a su país de una trama internacional y sospechaba que los responsables del complot la habían descubierto y la perseguían. En un momento incluso sostuvo la idea de que los
responsables del complot enviaban comunicaciones de radio especiales
para interceptar sus pensamientos e interrumpirlos. Como es típico en
365
366
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
estos casos, recibió tratamiento con una dosis alta de una combinación
de litio y un antipsicótico. Se solicitó la consulta porque, a pesar de que
los síntomas primarios del estado de ánimo estaban controlados, no
había cesado en su delirio. Ella describió frívolamente: «Debo de estar
loca para creer que estoy implicada en una trama internacional», pero no
podía evitar creer en ello. Después de varios meses, tras las habituales
sesiones semanales de 60 min, la paciente confiaba lo suficiente en el
autor, que pudo cuestionar gradualmente sus creencias.
En efecto, se le dijo que el papel autoprofesado en la trama internacional era muy poco creíble y que alguien con su educación superior y
su alto nivel social no podía sostener una creencia, según sus propias
palabras, «tan loca como esa». En última instancia rompió a llorar,
diciendo que todos en su familia tenían tanto éxito y eran tan famosos
que para estar a su altura tenía que estar involucrada en algo grande; en
realidad, dijo, la trama internacional era su única forma de destacar:
«Nadie me reconoce por criar a dos hijos y organizar fiestas para los
colegas de negocio de mi marido: mi madre es decana, mi hermano
mayor tiene un alto cargo en la política; mi hermana es investigadora
en ciencias médicas con cinco descubrimientos en su haber [todos
reales], y ¿qué soy yo? Nada. Ahora, ¿entiende por qué necesito ser
una heroína nacional?» A medida que fue alternando, en los meses
siguientes, entre estos momentos de comprensión y la negación de su
delirio, se fue reduciendo de forma gradual el tratamiento antipsicótico. Ahora se mantiene con litio, y solamente se refiere de pasada a la
gran trama. Se le animó a que continuase con su carrera para obtener
un máster en biblioteconomía. (Por cortesía de H. S. Akiskal, MD.)
A simple vista, la orientación y la memoria están intactas, si bien
algunos pacientes en manía están tan eufóricos que responden incorrectamente a las preguntas que analizan su orientación. Emil Kraepelin
denominó a este síntoma «manía delirante».
Se sabe menos sobre los déficits cognitivos asociados al trastorno
bipolar que sobre trastornos crónicos como la esquizofrenia. Sin embargo, existe alguna evidencia que sugiere que comparten algunos déficits comunes.
La alteración del juicio es una de las características de los pacientes en
manía. Incumplen la ley sobre uso de tarjetas de crédito, actividades sexuales y finanzas, e involucran a sus familias en su ruina económica. Los pacientes en manía no tienen conciencia de su trastorno. Su desinhibición
puede derivar en falta de juicio, como hacer llamadas telefónicas en momentos inapropiados del día. El juego patológico, la tendencia a quitarse la
ropa en lugares públicos, llevar ropa y joyas de colores brillantes en combinaciones infrecuentes o extravagantes, así como la escasa atención que
prestan a los detalles (p. ej., se olvida de colgar el teléfono) también son
síntomas del trastorno. Los pacientes actúan impulsivamente y, al mismo
tiempo, con un sentido de convicción y con un propósito. A menudo están
preocupados por ideas religiosas, políticas, financieras, sexuales o persecutorias que evolucionan a sistemas delirantes complejos. En ocasiones, los
pacientes en manía sufren una regresión y juegan con sus heces y su orina.
Un 75 % de todos los pacientes en manía son agresivos o amenazadores en algún momento. Las personas en manía tienen mayor riesgo de
suicidio. Sin embargo, el riesgo más significativo parece ser cuando los
pacientes con trastorno bipolar están deprimidos. Los pacientes en manía a menudo consumen alcohol en exceso, quizás en un intento por
automedicarse.
Episodios depresivos
Los episodios depresivos del trastorno bipolar son similares a los descritos para los trastornos depresivos. Muchos expertos en la materia consideran que hay diferencias cualitativas en los episodios depresivos que
experimentan los pacientes con trastorno bipolar, y se han intentado
encontrar diferencias fiables entre los episodios depresivos del trastorno
bipolar I y los del trastorno depresivo mayor, pero las diferencias son
Tabla 6-1
Características que diferencian las depresiones
bipolares y unipolares
Bipolar
Unipolar
Antecedentes de manía o
hipomanía (definición)
Sí
No
Temperamento y
personalidad
Ciclotímico y
extrovertido
Distímico e
introvertido
Proporción de sexos
Igual
Más mujeres
que hombres
Edad de inicio
Adolescentes,
20 y 30 años
30, 40 y 50 años
Episodios en el puerperio
Más comunes
Menos comunes
Inicio del episodio
A menudo abrupto
Más insidioso
Número de episodios
Numeroso
Menores
Duración del episodio
3-6 meses
3-12 meses
Actividad psicomotora
Retraso > agitación
Agitación > retraso
Sueño
Hipersomnia >
insomnio
Insomnio >
hipersomnia
Trastorno bipolar
Sí
±
Trastorno unipolar
Sí
Sí
Trastorno por consumo
de alcohol
Sí
Sí
La mayoría de los
antidepresivos
Induce
hipomanía-manía
±
Carbonato de litio
Profilaxis
±
Antecedentes familiares
Respuesta farmacológica
esquivas. Si bien los datos son incoherentes y controvertidos, se describen casos en los que el paciente con depresión después se diagnostica
como trastorno bipolar I cuando se caracteriza por presentar hipersomnia, retraso psicomotor, síntomas psicóticos, antecedentes de episodios
posparto, antecedentes familiares de trastorno bipolar I y antecedentes
de hipomanía inducida por antidepresivos. En la tabla 6-1 se enumeran
algunas diferencias entre el trastorno depresivo observado en el trastorno bipolar y la depresión mayor.
Trastorno bipolar en niños y adolescentes
Es fácil diagnosticar erróneamente la manía en los adolescentes como
un trastorno de la conducta, trastorno de personalidad antisocial o esquizofrenia. Los síntomas pueden incluir psicosis, abuso de alcohol u
otras sustancias, intentos de suicidio, problemas académicos, rumiaciones filosóficas, síntomas de TOC, múltiples molestias somáticas, y gran
irritabilidad que da lugar a peleas y a otros comportamientos antisociales. Aunque muchos de estos síntomas se ven en los adolescentes normales, los síntomas graves o persistentes deberían llevar a los médicos
a pensar en el trastorno bipolar I en el diagnóstico diferencial.
DIAGNÓSTICO
Los que tienen episodios tanto maníacos como depresivos, o los que
tienen episodios de manía sola, tienen un trastorno bipolar. Los términos «manía unipolar» y «manía pura» se utilizan en los pacientes con
trastorno bipolar pero que no tienen episodios depresivos.
Otras tres categorías más de trastornos del estado de ánimo son la
hipomanía, la ciclotimia y la distimia. La hipomanía es un episodio de
síntomas de manía que no cumplen los criterios de episodio de manía. La
Trastornos bipolares
367
Tabla 6-2
Trastorno bipolar I
Trastorno bipolar I
DSM-5
CIE-10
Nombre
Trastorno bipolar I
Trastorno afectivo bipolar
*NOTA: la CIE-10 no distingue entre el trastorno bipolar I y II, requiriendo solo
antecedentes de episodios discretos de manía, hipomanía y/o depresión,
con episodios caracterizados por cambios en el estado de ánimo/afecto
Duración
• Episodio maníaco: +1 semana
• Episodio hipomaníaco: +4 días
• Episodio depresivo mayor: +2 semanas
Síntomas
Episodios maníacos o hipomaníacos
• Ánimo demasiado ↑ o irritable (requerido)
• Pensamientos de grandiosidad
• ↓ Necesidad de dormir
• Discurso acelerado
• Pensamientos acelerados y expansivos
• Distraibilidad
• Hiperactividad
• Impulsividad/actividades de alto riesgo
Episodios depresivos
• Similar al trastorno depresivo mayor
• Antecedentes de episodios de manía, hipomanía y/o depresión
• Cambios en el estado de ánimo/afecto
Manía
• Ánimo demasiado ↑ o irritable (requerido)
• ↑ Actividad
• ↑ Locuacidad
• Lluvia de ideas/pensamientos acelerados
• Desinhibición social
• ↓ Necesidad de dormir
• Pensamientos de grandiosidad
• Distraibilidad
• Impulsividad/imprudencia
• Hipersexualidad
Hipomanía
• Ánimo demasiado ↑ (requerido)
• Agitación psicomotora
• ↑ Locuacidad
• Poca concentración/distracción
• ↓ Necesidad de dormir
• Hipersexualidad
• Impulsividad o ↑ gasto
• Exceso de familiaridad
Episodio depresivo
• Estado de ánimo deprimido
• Pérdida de interés o placer
• Disminución de energía
Síntomas adicionales:
• Baja autoestima
• Culpa excesiva o vergüenza
• Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio
• Mala concentración
• Cambios psicomotores
• Alteración del sueño
• Cambio de apetito y/o peso
Número requerido
de síntomas
Al menos 1 episodio maníaco
• Ánimo demasiado ↑ o irritable (requerido)
≥ 3 de los otros síntomas (4 si el estado de ánimo
es irritable)
Trastorno afectivo bipolar, episodio hipomaníaco actual
• Hipomanía
• Antecedentes de un episodio afectivo previo (maníaco, hipomaníaco, deprimido,
mixto)
Trastorno afectivo bipolar, episodio maníaco actual
• Manía
• Antecedentes de un episodio afectivo previo (maníaco, hipomaníaco, deprimido,
mixto)
Trastorno bipolar, episodio actual de depresión leve/moderada/severa
• Episodio depresivo
• Antecedentes de un episodio afectivo previo (maníaco, hipomaníaco, deprimido,
mixto)
Trastorno bipolar, episodio actual mixto
• Mezcla o alternancia rápida de síntomas hipomaníacos, maníacos y/o depresivos
• Antecedentes de un episodio afectivo previo (maníaco, hipomaníaco, deprimido,
mixto)
Exclusiones (no se
explican mejor
por):
Abuso de drogas
Efecto del fármaco
Otra afección médica
Otro trastorno mental
Consumo de sustancias psicoactivas
Otro trastorno mental
Impacto
psicosocial
Episodio maníaco: deterioro del funcionamiento
o necesidad de hospitalización
Episodio hipomaníaco: sin deterioro
ni necesidad de hospitalización
Episodio depresivo: malestar marcada
y/o deterioro psicosocial
Continúa
368
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 6-2
Trastorno bipolar I (cont.)
Trastorno bipolar I
DSM-5
CIE-10
Especificadores
de los síntomas
Con características mixtas:
• Episodio depresivo o maníaco/hipomaníaco
• Síntomas adicionales de período depresivo o
maníaco/hipomaníaco (sin criterios completos)
Con ciclos rápidos:
• ≥ 4 episodios del estado de ánimo en 1 año
• Período de ≥ 2 meses de remisión parcial/total
entre los episodios
Con características melancólicas:
Similar al trastorno depresivo mayor
Con características atípicas:
Similar al trastorno depresivo mayor
Con ansiedad:
≥ 2 síntomas entre los siguientes:
• Sentir tensión
• Inquietud
• Dificultad para concentrarse debido
a la preocupación
• ↑ Miedo sin causa
• Miedo a perder el control
Con características psicóticas congruentes
con el estado de ánimo
Con características psicóticas incongruentes
con el estado de ánimo
Con catatonía
Episodio hipomaníaco actual
Episodio maníaco actual sin síntomas psicóticos
Episodio maníaco actual con síntomas psicóticos
estado de ánimo congruente
estado de ánimo incongruente
Episodio actual de depresión
Episodio actual mixto
Actualmente en remisión, sin síntomas. Antecedentes de episodios anteriores
Especificadores
de la gravedad
Leve: síntomas mínimos, ninguna a mínima
alteración y/o angustia
Moderado: sintomatología y deterioro
moderados
Grave: síntomas máximos, malestar y deterioro
marcados
Para el episodio actual de depresión
Leve: 2-3 síntomas
Moderado: ≥ 4 síntomas, incluidos ≥ 2 entre pérdida de placer, estado de ánimo
deprimido y falta de energía
Grave: los síntomas son marcados y angustiantes, pensamientos suicidas comunes
sin síntomas psicóticos
con síntomas psicóticos
estado de ánimo congruente
estado de ánimo incongruente
Especificadores
del curso
Con inicio en el periparto:
• El episodio ocurre durante el embarazo
o dentro 4 semanas después del parto
Con patrón estacional
• Patrón presente durante ≥ 2 años
En remisión parcial
En remisión completa
ciclotimia y la distimia son trastornos que representan formas menos graves del trastorno bipolar y de la depresión mayor, respectivamente.
Trastorno bipolar I
Los pacientes con trastorno bipolar I tienen al menos un episodio maníaco. Es lo que la mayoría de las personas quieren decir cuando se refieren a la bipolaridad como trastorno. En la tabla 6-2 se comparan los
diferentes abordajes para diagnosticar el trastorno bipolar I.
Los pacientes con este trastorno pueden tener un episodio único o
recurrente. Se considera que los episodios maníacos son distintos cuando están separados por al menos 2 meses sin síntomas significativos de
manía o hipomanía. Los episodios no deben deberse a otra causa aparente, como un fármaco (incluido un antidepresivo).
Trastorno bipolar II
Los pacientes bipolares tienen hipomanía en lugar de manía, síntomas
de tipo maníaco que no son tan graves ni tan perjudiciales como la
manía completa. En la tabla 6-3 se comparan los diferentes abordajes
para diagnosticar el trastorno bipolar II.
Es fácil confundir otros trastornos, incluidos los estados de ánimo
dramáticos pero normales, con hipomanía. Por ejemplo, algunos pacientes con depresión pueden sentirse emocionados y muy eufóricos
una vez que salen de un episodio depresivo. Muchos medicamentos,
incluidos los antidepresivos, pueden inducir síntomas hipomaníacos.
Los abordajes de diagnóstico intentan ayudar a distinguir la hipomanía
de estas otras causas de un estado de ánimo elevado.
Especifi adores del diagnóstico
Con ciclos rápidos. Algunos pacientes experimentan episodios maníacos frecuentes. Cuando un paciente tiene al menos cuatro episodios
de este tipo en 1 año se diagnostica con el subtipo de ciclos rápidos del
trastorno bipolar I. Los pacientes con un trastorno bipolar I con ciclos
rápidos son probablemente mujeres y han tenido episodios depresivos
y episodios de hipomanía. Según los datos, no parece que los ciclos
rápidos sigan un patrón familiar de herencia, y, por lo tanto, habría al-
Trastornos bipolares
369
Tabla 6-3
Trastorno bipolar II
Trastorno bipolar II
DSM-5
CIE-10
Nombre
Trastorno bipolar II
Trastorno afectivo bipolar
*NOTA: la CIE-10 no distingue entre el trastorno bipolar I y II,
requiriendo solo antecedentes de episodios discretos
de manía, hipomanía y/o depresión, con episodios
caracterizados por cambios en el estado de ánimo/afecto
Duración
Véase la tabla 6-2 para episodios hipomaníacos y depresivos
Véase la tabla 6-2
Síntomas
Episodios hipomaníacos
(v. tabla 6-2)
Episodios depresivos
(v. tabla 6-2)
Véase la tabla 6-2
Número requerido de
síntomas
≥ 1 episodio hipomaníaco
≥ 1 episodio depresivo
Exclusiones (no se
explican mejor por):
Abuso de drogas
Efecto del fármaco
Otra afección médica
Otro trastorno mental: diagnostique trastorno bipolar I si hay
antecedentes de episodio maníaco
Impacto psicosocial
• Episodio maníaco: SIN deterioro marcado del funcionamiento
y SIN necesidad de hospitalización.
• Episodio depresivo: angustia marcada y/o deterioro
en el funcionamiento psicosocial
Especificadores
de los síntomas
Episodio actual (v. tabla 6-2 para ver las definiciones)
Deprimido
Hipomaníaco
Con ansiedad
Con características mixtas
Con ciclos rápidos
Con características melancólicas
Con características atípicas
Con características psicóticas congruentes con el estado de ánimo
Con características psicóticas incongruentes con el estado
de ánimo
Con catatonía
Véase la tabla 6-2
Especificadores
de la gravedad
Leve: síntomas mínimos, ninguna a mínima alteración y/o angustia
Moderado: sintomatología y deterioro moderados
Grave: síntomas máximos, malestar y deterioro marcados
(nota: el deterioro ocurre durante el episodio depresivo)
Véase la tabla 6-2
Especificadores
del curso
Con inicio en el periparto: véase la tabla 6-2
Con patrón estacional: véase la tabla 6-2
En remisión parcial
En remisión completa
Consumo de sustancias psicoactivas
Se explica mejor con otro trastorno mental
gún factor externo como el estrés o el tratamiento farmacológico que
puede provocar un ciclado rápido.
Otros trastornos bipolares
Con patrón estacional. Al igual que con los trastornos depresivos,
camente durante algún tiempo como una forma menos grave de trastorno
bipolar. Los pacientes con trastorno ciclotímico tienen al menos 2 años de
síntomas de hipomanía que aparecen con frecuencia, pero que no se ajustan al diagnóstico de episodio de manía, y de síntomas depresivos que no
cumplen el diagnóstico de episodio depresivo mayor. En la tabla 6-4 se
comparan los diferentes abordajes para diagnosticar la ciclotimia.
la manía puede ocurrir principalmente durante ciertas estaciones. Algunos estudios han encontrado mayor prevalencia de episodios maníacos
durante los meses de primavera y verano. Sin embargo, la investigación
disponible es más convincente para la estacionalidad de los episodios
depresivos.
Con inicio en el periparto. La manía que ocurre después del embarazo es un problema crítico debido al riesgo potencial para el bebé.
Catatonía. Es frecuente que no se asocien los síntomas catatónicos
con el trastorno bipolar I, por el importante contraste que existe entre
los síntomas de catatonía con estupor y los síntomas clásicos de la manía. Sin embargo, se asocian a episodios depresivos.
Ciclotimia. El trastorno ciclotímico también se ha considerado clíni-
El Sr. B., un hombre soltero de 25 años, acudió para su evaluación
debido a irritabilidad, insomnio, nerviosismo y exceso de energía.
Manifestó que dichos episodios duraban desde unos pocos días hasta
algunas semanas y alternaban con períodos más largos de un sentimiento de desesperanza, rechazo y derrota, con pensamientos suicidas.
El Sr. B. dijo que siempre había sido de esta manera desde que tenía
370
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 6-4
Trastorno ciclotímico
Trastorno ciclotímico
DSM-5
CIE-10
Nombre
Trastorno ciclotímico
Ciclotimia
Duración
≥ 2 años (≥ 1 para niños) con síntomas depresivos e hipomaníacos
presentes ≥ 50 % del tiempo
2 años con períodos de depresión y estado de ánimo
elevado, sin cumplir nunca los criterios para un
episodio depresivo o un episodio maníaco
Síntomas
Episodios hipomaníacos (v. tabla 6-2)
Episodios depresivos (v. tabla 6-2)
Estados de ánimo inestables, muchos períodos de
depresión o euforia leve que no son suficientes para
llamarse hipomanía o trastorno depresivo mayor leve
Número requerido
de síntomas
Síntomas de hipomanía y depresión, sin cumplir nunca los criterios
completos para un episodio depresivo o un episodio maníaco
Varios episodios, los síntomas son insuficientes para un
diagnóstico de hipomanía, depresión mayor u otro
trastorno afectivo bipolar
Exclusiones (no se
explican mejor por):
• Consumo de sustancias
• Efecto del fármaco
• Otra afección médica
• Otro trastorno mental (p. ej., bipolar I o II)
Trastorno afectivo bipolar (aunque puede haber
antecedentes de trastorno afectivo bipolar)
Impacto psicosocial
Malestar significativo o deterioro en áreas de funcionamiento
Especificadores
de los síntomas
Con ansiedad: incluye al menos dos síntomas entre tensión,
inquietud, dificultad para concentrarse debido a la preocupación,
miedo excesivo sin causa identificable, miedo a perder el control
memoria. Nunca había recibido tratamiento por estos síntomas. Negó
consumir drogas y dijo que «solamente bebía de forma ocasional para
relajarse». Cuando era niño pasó de una familia adoptiva a otra, y era
irresponsable y problemático. Se escapaba con frecuencia de casa, se
ausentaba de la escuela y cometía delitos menores. Se escapó de la
última familia adoptiva a los 16 años y fue dando tumbos desde entonces, realizando pequeños trabajos de forma ocasional. Cuando se
cansaba de una ciudad o de un trabajo, se iba y buscaba otro. No tenía
amigos cercanos, porque hacía amistades y las perdía rápidamente.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Cuando un paciente con trastorno bipolar I tiene un episodio depresivo,
el diagnóstico diferencial es el mismo que en uno con trastorno depresivo mayor. Sin embargo, cuando un paciente está en manía, existe un
diagnóstico diferencial amplio que incluye otros trastornos del estado
de ánimo, trastornos psiquiátricos, condiciones médicas y consumo de
sustancias. En la tabla 6-5 se enumeran algunos de estos.
Trastornos psicóticos
Puede ser difícil distinguir un episodio maníaco de la psicosis aguda
de un paciente que experimenta un episodio psicótico. Aunque resulta
difícil, el diagnóstico diferencial es posible. El júbilo, la euforia y
contagio del estado de ánimo son mucho más frecuentes en los episodios de manía que en los de esquizofrenia. La combinación de un estado de ánimo maníaco, el discurso acelerado y la hiperactividad son
datos que apoyan firmemente el diagnóstico de un episodio de manía.
La manía suele comenzar rápidamente y supone un cambio notable
respecto al comportamiento anterior. Los antecedentes familiares también son útiles.
Cuando se evalúa a los pacientes con catatonía, es necesario analizar los antecedentes de episodios maníacos o depresivos y los antecedentes familiares de trastornos del estado de ánimo. Existe una lamentable tendencia a diagnosticar de forma errónea los síntomas maníacos
en personas de grupos minoritarios (en particular, de raza negra e hispanos) como síntomas de esquizofrenia.
Trastorno afectivo de la personalidad
Psicosis cicloide
Personalidad ciclotímica
Trastornos de la personalidad
La hipomanía puede confundirse con frecuencia con la labilidad emocional de los trastornos de la personalidad, en particular el trastorno de
la personalidad límite.
Los pacientes con trastorno de la personalidad límite a menudo experimentan una alteración importante de su vida, similar a la de los
pacientes con trastorno bipolar II, debido a los muchos episodios con
síntomas de trastorno del estado de ánimo.
Una mujer soltera de 19 años se presentó diciendo que «todos los
hombres eran bastardos». Desde su adolescencia, con el inicio de la
menstruación, se había quejado de una extrema variabilidad en su
Tabla 6-5
Diagnóstico diferencial de la manía
Médico
SIDA/VIH
Delirio
Hipertiroidismo
Síndrome postencefalítico
Inducido por sustancias
Manía inducida por antidepresivos
Manía inducida por esteroides
Manía inducida por anfetaminas
Manía inducida por cocaína
Manía inducida por fenciclidina
Intoxicación alcohólica
Manía inducida por l-DOPA
Manía inducida por broncodilatadores
Manía inducida por descongestionantes
Psiquiátrico
Psicosis atípica
Trastorno bipolar
Esquizofrenia catatónica
Trastorno esquizoafectivo
Trastornos bipolares
estado de ánimo casi a diario; su principal efecto era la irritabilidad
con arrebatos hostiles, aunque las depresiones hipersómnicas más
prolongadas con múltiples sobredosis y cortes en la muñeca le habían
provocado al menos tres hospitalizaciones. También presentaba cefalea migrañosa que, según su madre, habían motivado al menos una de
esas sobredosis. A pesar de sus estados de ánimo temperamentales y
suicidas que la llevaron a estas hospitalizaciones, se quejaba de «un
vacío interior sin fondo». Había consumido heroína, alcohol y estimulantes para superar este síntoma. También tenía antecedentes de atracones con helado y purgas frecuentes. Tenía talento para el inglés y
escribió artículos muy reconocidos sobre la poeta confesional estado­
unidense Anne Sexton. Dijo que estaba perturbada mentalmente
debido a una serie de padrastros que la habían forzado a tener sexo oral
cuando tenía entre 11 y 15 años. Posteriormente, se entregó sexualmente a cualquier hombre que conocía en los bares, sin saber ya si era
una «prostituta» o una «agradable niña». En dos ocasiones se había
infligido quemaduras de cigarrillo en la vagina «para sentir algo».
También se había involucrado en una «breve relación lésbica» que
finalmente la dejó «más vacía» y llena de culpa; sin embargo, ahora
creía que debería arder en el infierno porque no podía deshacerse de la
«obsesión» por la excitación del sexo oral mutuo con su compañera
mucho mayor que ella. La madre de la paciente, propietaria de una
galería de arte, se había casado cinco veces y tenía antecedentes de
episodios hipomaníacos inconfundibles; un tío materno había muerto
de cirrosis hepática alcohólica. El padre de la paciente, un destacado
abogado conocido por su «temperamento e ingenio», se había suicidado. Se administró a la paciente fenelzina, hasta alcanzar la dosis de
75 mg/día, momento en que la madre la describió como «la dulce hija
que era antes de los 13 años». En su siguiente fase premenstrual desarrolló insomnio, se escapó de casa por la noche, comenzó a «bailar
como una chica go-go, conoció a un hombre increíblemente guapo» de
45 años de edad (dueño de una tienda de pornografía) y se casó con él
de forma clandestina. Después de muchos ajustes en la dosis, ahora se
mantiene con una combinación de litio (900 mg/día) y ácido valproico
(750 mg/día). En la actualidad va a la universidad y ha completado
cuatro semestres de Historia del arte. Además de controlar su estado de
ánimo irritable y suicida, los ataques bulímicos y de migraña han
disminuido considerablemente. Su matrimonio se ha considerado nulo,
pues no era mentalmente competente en el momento de la boda. Ya no
es promiscua y expresa miedo a la intimidad con los hombres que le
atraen. Está recibiendo psicoterapia individual para este problema.
Condiciones médicas
Al contrario que los síntomas depresivos, que están presentes en casi
todos los trastornos psiquiátricos, los síntomas de manía son más diferenciados. Sin embargo, diversos trastornos médicos y sustancias pueden provocar síntomas maníacos. El tratamiento con antidepresivos
también puede precipitar un episodio de manía en algunos pacientes.
COMORBILIDAD
Los hombres acuden con mayor frecuencia por trastornos de abuso de
sustancias, mientras que las mujeres acuden con ansiedad y trastornos
alimentarios. En general, los pacientes con trastorno bipolar se presentan con abuso de sustancias y trastornos de ansiedad asociados con
mayor frecuencia que los pacientes con depresión mayor unipolar. En el
estudio Epidemiologic Catchment Area (ECA) se determinó un historial a lo largo de la vida de trastornos de abuso de sustancias, trastorno
de pánico y TOC aproximadamente del doble en los pacientes con trastorno bipolar I (61 %, 21 % y 21 %, respectivamente) que en los pacientes con depresión mayor unipolar (27 %, 10 % y 12 %, respectivamente). Los trastornos asociados de abuso de sustancias y ansiedad
empeoran el pronóstico de la enfermedad e incrementan el riesgo de
suicidio considerablemente.
371
Aunque el trastorno ciclotímico se diagnostica de manera retrospectiva en pacientes con trastorno bipolar I, no se han identificado rasgos de personalidad asociados específicamente al trastorno bipolar I.
EVOLUCIÓN
La evolución natural del trastorno bipolar I es tal, que a menudo resulta
útil trazar un gráfico del trastorno del paciente y actualizarlo a medida
que el tratamiento progresa (fig. 6-1).
Inicio
Entre el 5 % y el 10 % de los pacientes con diagnóstico inicial de trastorno depresivo mayor tienen un episodio de manía 6-10 años después
del primer episodio depresivo. La edad media de este cambio es de
32 años, y suele tener lugar después de tres o cuatro episodios depresivos.
El trastorno bipolar I comienza habitualmente con depresión (75 %
de las ocasiones en las mujeres, 67 % en los hombres) y es un trastorno
recurrente. La mayoría de los pacientes tienen episodios tanto de depresión como de manía, aunque el 10-20 % presentan exclusivamente episodios de manía.
Su incidencia en niños y adolescentes es del 1 % y el inicio puede
ser muy precoz, incluso a los 8 años de edad.
Los síntomas de manía son frecuentes en adultos mayores, aunque
la variedad de causas es amplia e incluye problemas médicos no psiquiátricos, demencia y delirios, así como el trastorno bipolar I. El inicio
de un trastorno bipolar I verdadero en personas mayores es relativamente infrecuente.
Duración
Los episodios de manía generalmente son de inicio rápido (horas o
días), pero pueden evolucionar a lo largo de algunas semanas. Un episodio de manía no tratado dura unos 3 meses, y no se suspenderá el
tratamiento antes de ese plazo. Los episodios depresivos suelen ser similares a los de los trastornos depresivos.
Entre las personas que tienen un episodio maníaco único, el 90 % de
ellos probablemente tendrán otro episodio. El período de tiempo entre
los episodios disminuye a medida que progresa el trastorno. Sin embargo, después de más o menos cinco episodios, el intervalo interepisódico
se estabiliza en unos 6-9 meses. Entre las personas con trastorno bipolar, el 5-15 % tendrán cuatro episodios o más al año y se pueden clasificar como cicladores rápidos.
Trastorno bipolar II
La evolución y el pronóstico del trastorno bipolar II indican que el
diagnóstico se mantiene estable, como se demuestra por la elevada probabilidad de que los pacientes con trastorno bipolar II reciban el mismo
diagnóstico hasta 5 años más tarde. El trastorno bipolar II es una enfermedad crónica que justifica el uso de estrategias de tratamiento a largo
plazo.
PRONÓSTICO
Los pacientes con trastorno bipolar I tienen peor pronóstico que aquellos con trastorno depresivo mayor. En torno al 40-50 % de los pacientes con trastorno bipolar I tienen un segundo episodio de manía en
los 2 años siguientes al primero. Aunque la profilaxis con litio mejora
la evolución y el pronóstico de este trastorno, probablemente solo el
50-60 % de los pacientes consiguen un control significativo de sus síntomas con litio. Los síntomas no son recurrentes en el 7 % de los pacientes con trastorno bipolar I; el 45 % tienen más de un episodio y el
372
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tratamientos
Psicoterapia
Tricíclicos
Litio
Antipsicóticos
Manía
Carbamazepina
Grave
Moderada
Leve
Edad
35
Año
74
75
77
76
40
79
78
81
80
82
Moderada
El sombreado indica
hospitalización
Grave
a
b
20 de enero
Fallecimiento
del padre
d
c
d
d
d
e
f
Sí = Intento
de suicidio
a. Inicio de la depresión
tras la muerte del padre
Comentarios
Acontecimientos
vitales
Depresión
Leve
c. Resolución de la distimia
con psicoterapia
b. Cambio rápido de ciclo
inducido por antidepresivos
d. Inicio del episodio en el primer
aniversario de la muerte del padre
e. Manía subsecuente
a la interrupción del litio
f. Tratamiento de la depresión
con carbamazepina sin inducción
de cambio rápido de ciclo
FIGURA 6-1
Gráfico del curso de un trastorno del estado de ánimo y prototipo de registro vital. (Por cortesía de Robert M. Post, MD.)
40 % tienen un trastorno crónico. Los pacientes pueden tener entre 2 y
30 episodios de manía, aunque la media es de 9, si bien el 40 % de todos
los pacientes presentan más de 10 episodios. En el seguimiento a largo
plazo, el 15 % de todos los pacientes con trastorno bipolar I se encuentran bien, el 45 % se encuentran bien pero tienen muchas recidivas, el
30 % se encuentran en remisión parcial y en el 10 % su condición es
crónica. Un tercio de todos los casos con trastorno bipolar I presentan
síntomas crónicos e indicios de un deterioro social significativo.
Elección del tratamiento
Indicadores pronósticos
guías clínicas generales. El tratamiento farmacológico de los trastornos bipolares se divide en una fase aguda y una de mantenimiento.
Sin embargo, el tratamiento bipolar también implica la formulación de
procedimientos diferentes para el paciente que está teniendo manía,
hipomanía o depresión. El principal abordaje del padecimiento ha sido
el litio y su mayor potencia con la administración de antidepresivos,
antipsicóticos y benzodiazepinas. Sin embargo, recientemente se han
añadido tres anticonvulsivos eutimizantes (carbamazepina, valproato y
lamotrigina), así como una serie de antipsicóticos atípicos. A menudo,
es necesario administrar varios fármacos diferentes antes de encontrar
el tratamiento óptimo. Además, aunque se prefiere la monoterapia,
en el caso del trastorno bipolar, la polifarmacia es común.
En la tabla 6-6 se enumeran algunos fármacos recomendados para
tratar la manía aguda.
El cumplimiento del tratamiento sigue siendo un problema, porque
los pacientes con manía carecen de conciencia sobre su propia enfermedad y se niegan a tomar la medicación. Como su juicio alterado, su
impulsividad y su agresividad se combinan para hacer que tanto el paciente como los demás estén en riesgo, muchos pacientes que se encuentran en la fase maníaca reciben medicación para protegerse a sí
mismos y a los demás del daño que pueden causar.
En un estudio de seguimiento a 4 años de pacientes con trastorno bipolar I se encontró que los factores que contribuyeron al mal pronóstico
fueron la mala situación laboral antes del episodio, la dependencia del
alcohol, mostrar síntomas psicóticos, depresivos o depresivos interepisódicos y el sexo masculino. La corta duración de los episodios de manía, la edad avanzada en el momento del inicio, pocos pensamientos
suicidas y pocos problemas psiquiátricos o médicos coexistentes predicen una mejor evolución.
MANEJO TERAPÉUTICO
Hospitalización
Es mejor tratar a los pacientes con manía severa en el hospital, donde
es posible administrar una dosis agresiva y es posible lograr una respuesta adecuada con relativa rapidez. Los pacientes en manía pueden
poner a prueba los límites de las reglas del hospital, transferir la responsabilidad de sus actos a otros o explotar las debilidades de los demás, y
pueden crear conflictos entre los miembros del personal.
Los fármacos son los tratamientos de elección para los pacientes con
trastornos bipolares. Sin embargo, la psicoterapia puede ofrecer un complemento esencial del tratamiento.
Tratamientos somáticos
Tratamiento farmacológico
Trastornos bipolares
Tabla 6-6
Recomendaciones de tratamiento farmacológico
en la manía aguda
Primera línea
Monoterapia: litio, ácido valproico, ácido valproico
ER, olanzapina, risperidona, quetiapina, quetiapina
XR, aripiprazol, ziprasidona, asenapina,
paliperidona ER, cariprazina
Terapia adyuvante con litio o ácido valproico:
risperidona, quetiapina, olanzapina, aripiprazol,
asenapina
Segunda línea
Monoterapia: carbamazepina, carbamazepina ER,
TEC, haloperidol
Terapia combinada: litio + ácido valproico
Tercera línea
Monoterapia: clorpromazina, clozapina, tamoxifeno
Terapia combinada: litio o ácido valproico +
haloperidol, litio + carbamazepina, tamoxifeno
adyuvante
No se recomienda
Monoterapia: gabapentina, topiramato, lamotrigina,
verapamilo, tiagabina
Terapia combinada: risperidona + carbamazepina,
olanzapina + carbamazepina
TEC, terapia electroconvulsiva; XR o ER, liberación prolongada.
Modificada de las guías CANMAT/ISBD.
selección de la medicación inicial.
En la figura 6-2 se indica una estrategia para seleccionar y preparar a un paciente bipolar para la farmacoterapia.
Manía aguda.
El tratamiento de la manía aguda, o hipomanía, suele
ser la fase más sencilla de tratar. Los fármacos pueden usarse solos o en
combinación para que el paciente reduzca su estado más agudo.
Carbonato de litio. Se considera el prototipo de los «eutimizantes»,
a pesar de lo cual, y debido a que el inicio de su acción antimaníaca
puede ser lento, su uso suele complementarse en las fases más precoces
del tratamiento con antipsicóticos atípicos, anticonvulsivos eutimizantes o benzodiazepinas de alta potencia. Los valores terapéuticos de litio
se sitúan entre 0,6 y 1,2 mEq/l. El uso de litio en la fase aguda se ha
limitado en los últimos años por su eficacia impredecible, sus efectos
secundarios problemáticos y la necesidad de analíticas frecuentes. La
introducción de fármacos más modernos con efectos secundarios más
favorables, una menor toxicidad y una menor necesidad de controles
analíticos, ha hecho que disminuya el uso del litio. No obstante, sus
beneficios clínicos siguen siendo notables en muchos pacientes.
Anticonvulsivos.
El uso del valproato (ácido valproico o divalproato
sódico) ha superado al uso del litio en la manía aguda. A diferencia de este último, el valproato está indicado exclusivamente para la
manía aguda, si bien la mayoría de los expertos coinciden en señalar
que también tiene efectos profilácticos. La dosis habitual del ácido
valproico es de 750-2 500 mg/día, y alcanza concentraciones sanguíneas de entre 50 y 120 μg/ml. Una carga oral rápida con 15-20 mg/kg
de divalproato sódico desde el día 1 de tratamiento se tolera bien y se
asocia con un inicio rápido de la respuesta. Durante el tratamiento con
valproato es necesario efectuar algunos controles analíticos.
La carbamazepina ha sido un fármaco muy utilizado en todo el mundo durante décadas como tratamiento de primera línea de la manía aguda. La FDA lo aprobó en EE.UU. en 2004 para la manía aguda. Las dosis
habituales para tratar la manía aguda varían entre 600 y 1 800 mg/día,
con concentraciones sanguíneas de entre 4 y 12 μg/ml. El compuesto
cetoderivado de la carbamazepina, la oxcarbazepina, se tolera mejor que
la carbamazepina, pero los datos sobre su eficacia son contradictorios.
Una revisión Cochrane concluyó que no hay evidencia suficiente para
utilizar este fármaco en la manía aguda.
373
Antipsicóticos.
La FDA aprobó muchos de los antipsicóticos atí­­­
picos para usarlos en el trastorno bipolar (tabla 6-7). Comparados con
los fármacos más antiguos como el haloperidol y la clorpromazina, los
antipsicóticos atípicos son menos fiables para limitar el potencial postsináptico excitador y la discinesia tardía. Sin embargo, muchos de ellos
corren el riesgo de aumentar de peso con los problemas médicos asociados. No obstante, algunos pacientes requieren tratamiento de mantenimiento con medicamentos antipsicóticos.
Depresión bipolar aguda
Litio. Existe evidencia limitada de litio en la depresión bipolar. Los
primeros estudios fueron prometedores, pero los estudios posteriores
controlados con placebo no confirmaron la eficacia del litio. Estudios
más extensos que incluyeron litio sugirieron que era al menos tan
útil como otros estabilizadores del estado de ánimo para la depresión
bipolar.
Anticonvulsivos. El anticonvulsivo más prometedor ha sido la lamo­tri-
gina, pues varios estudios razonables demuestran su eficacia para la
depresión bipolar. Su principal limitación es que debe ajustarse
gradualmente para prevenir una erupción cutánea grave. La evidencia
del valproato y otros anticonvulsivos es limitada. La gabapentina y el
levetiracetam parecen ser ineficaces.
Antipsicóticos.
Varios de los antipsicóticos atípicos han demostrado
eficacia para la depresión bipolar. La quetiapina tiene la mejor evidencia; parece que, en una dosis moderada (300 mg/día), es suficiente para
mejorar los síntomas. La olanzapina, la lurasidona y la cariprazina
también tienen estudios positivos, y la FDA aprobó la lurasidona para
esta indicación. La ziprasidona y el aripiprazol no parecen ser eficaces.
Antidepresivos. La utilidad relativa de los antidepresivos estándar en
la fase depresiva del trastorno bipolar sigue siendo controvertida. Esto
es particularmente cierto en los estados con ciclos rápidos y mixtos.
Parecen ser menos efectivos que para el trastorno depresivo mayor y
pueden inducir ciclos, manía o hipomanía. El riesgo de inducir manía
parece mayor para los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la
monoaminooxidasa y quizás los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina como la venlafaxina. La mayoría de los expertos
están de acuerdo en que los antidepresivos no son apropiados como
monoterapia para pacientes con trastorno bipolar.
También es controvertido si pueden utilizarse como adyuvantes. Algunos antidepresivos tienen alguna evidencia de eficacia como terapia
adyuvante, como la fluoxetina. En general, la evidencia disponible sugiere que pueden tener cierta utilidad cuando se combinan con un estabilizador del estado de ánimo.
Terapia electroconvulsiva (TEC).
La TEC también puede ser útil para
pacientes con depresión bipolar que no responden al litio u otros eutimizantes y sus adyuvantes, en particular en casos en los que se presenta
una tendencia suicida elevada como urgencia médica.
Otros agentes. Varios médicos e investigadores han probado muchos
otros fármacos en un intento por encontrar más opciones de tratamiento.
La mayoría de los estudios no han sido prometedores. Los agonistas de
la dopamina, incluidos el modafinilo y el armodafinilo, tienen algunas
pruebas preliminares. La terapia adyuvante con ácidos grasos w-3 tiene
pruebas contradictorias. La N-acetilcisteína (un precursor del glutatión)
tiene algunas pruebas preliminares. La ketamina y otros moduladores
glutamatérgicos pueden tener un papel en los pacientes resistentes al
tratamiento.
duración y profilaxis
Tratamiento de mant enimiento. La prevención de las recurrencias
de los episodios del estado de ánimo es el mayor problema al que se
enfrentan los profesionales de la salud. El régimen elegido no solo debe
conseguir su objetivo primario, el mantenimiento de la eutimia, sino que
los medicamentos no deberían producir efectos secundarios no deseados
374
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Parámetros «básicos» para todos los pacientes antes de implementar el tratamiento
Antecedentes: comorbilidades médicas (incluidos factores de riesgo de ECV), tabaquismo, consumo de alcohol,
embarazo, antecedentes familiares de factores de riesgo de ECV
Investigaciones: circunferencia de la cintura y/o IMC (peso y estatura), PA, RSC, EUC, PFH, glucosa en ayunas,
perfil de lípidos en ayunas
Tratar cualquier
enfermedad médica identificada
según corresponda
Selección del medicamento,
teniendo en cuenta el perfil general
de riesgo para la salud
Parámetros complementarios según el tratamiento seleccionado
Litio
Valproato y carbamazepina
Basal: TSH, Ca
Basal: antecedentes hematológicos y hepáticos
Nivel sérico: 2 niveles para
establecer la dosis terapéutica,
luego cada 3-6 meses,
después aumentar la dosis
según lo indicado
clínicamente
Nivel sérico: 2 niveles para establecer la dosis terapéutica
(4 semanas de diferencia para carbamazepina),
luego según lo indicado clínicamente
Monitorización longitudinal
• EUC cada 3-6 meses
• Ca, TSH y peso después
de 6 meses, luego
anualmente
Monitorización longitudinal
• Valproato: peso, RSC, PFH, ciclo menstrual
cada 3 meses para el primer año, luego anualmente;
PA, glucosa en ayuno y perfil de lípidos si hay factores
de riesgo; densitometría ósea si hay factores de riesgo
• Carbamazepina: RSC, PFH, EUC mensuales los primeros
3 meses, luego anualmente; alerta a las erupciones cutáneas
especialmente en los primeros meses de tratamiento;
densitometría ósea si hay factores de riesgo;
revisar la eficacia anticonceptiva si aplica
Lamotrigina
Antipsicóticos atípicosa
Monitorización longitudinal
• Peso mensual durante
los primeros 3 meses,
luego cada 3 meses
• PA y glucosa en ayunas
cada 3 meses durante
el primer año, luego
anualmente
• Perfil de lípidos en ayunas
después de 3 meses, luego
anualmente
• Nivel de ECG y prolactina
según esté clínicamente
indicado
a
La clozapina es una excepción
• Alerta a las erupciones cutáneas
Ca, calcio; ECG, electrocardiograma; ECV, enfermedad cardiovascular; EUC, electrólitos, urea y creatinina; IMC, índice de masa corporal;
PA, presión arterial; PFH, pruebas de función hepática; RSC, recuento sanguíneo completo; TSH, hormona estimulante de tiroides.
FIGURA 6-2
Recomendaciones para la monitorización del tratamiento en el trastorno bipolar. (Con autorización de ISBD safety monitoring guidelines.)
que afecten al funcionamiento. La sedación, el deterioro cognitivo, el
temblor, el aumento de peso y las erupciones cutáneas son algunos de
los efectos secundarios que provocan la retirada del tratamiento.
El litio, la carbamazepina y el ácido valproico, solos o en combinación, son los fármacos más utilizados en el tratamiento a largo plazo de
los pacientes con trastorno bipolar. Para los pacientes tratados con litio
a largo plazo, la suplementación tiroidea a menudo es necesaria para
tratar el hipotiroidismo inducido por litio.
La lamotrigina tiene propiedades antidepresivas profilácticas y, potencialmente, estabilizadoras del estado de ánimo. Este fármaco parece
ser superior en el tratamiento agudo y profiláctico de la fase depresiva
del trastorno en comparación con la maníaca.
fracaso del tratamiento agudo.
La mayoría de los pacientes responderán al tratamiento en 2 semanas. Cuando no responden, se debería
considerar la posibilidad de utilizar un abordaje diferente. Cuando los
Trastornos bipolares
375
Tabla 6-7
Antipsicóticos atípicos para el trastorno bipolar: resumen de la eficacia y rangos de dosificación
Efi acia
Profilaxis
Fármaco
Rango de
dosis (mg)
Manía
aguda
Depresión
bipolar aguda
Episodios
del ánimo
Manía
Depresión
Comentarios
Olanzapina
5-20
Sí
Sí (v. comentarios)
Sí
Sí
Sí
La mejoría se observó principalmente en el
sueño, el apetito y la tensión interna, pero
no en los síntomas depresivos principales
Magnitud del beneficio para la depresión
menor que para la manía
Risperidona
1-6
Sí
Sin datos
Sí
Sí
No
Se demostró eficacia profiláctica con
risperidona, pero no se realizaron
estudios con risperidona oral
Quetiapina
300-800
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Para la depresión bipolar, 300 mg/día es tan
eficaz como 600 mg/día (v. el texto como
guía)
Parece tener la misma eficacia para prevenir
tanto la manía como la depresión
Ziprasidona
80-160
Sí
No
Sí
Sí
No
Profilaxis demostrada para terapia
adyuvante pero no hay datos para la
monoterapia
Aripiprazol
15-30
Sí
No
Sí
Sí
No
Paliperidona
6-12
Sí
Sin datos
Sí
Sí
No
Menos efectiva que la olanzapina en la
prevención de episodios del ánimo
Asenapina
10-20
Sí
Sin datos
Sí
Sí
Sí
Numéricamente menos pacientes en el
grupo de asenapina tuvieron recaídas de
episodios maníacos y depresivos, pero las
diferencias no fueron significativas
Lurasidona
40-120
Sin datos
Sí
Estudios
en curso
Estudios
en curso
Estudios
en curso
Efectivo en pacientes con depresión
con características mixtas
Cariprazina
3-12
Sí
Sí
Sin datos
Sin datos
Sin datos
Para la depresión bipolar, se recomiendan
1,5 a 3 mg/día, mientras que para la
manía es apropiado hasta 12 mg/día
pacientes no responden al tratamiento inicial, tiene sentido probar otro
tratamiento de primera línea, ya que hay varios para elegir. La mayoría
de los pacientes responderán a uno de estos tratamientos, al menos durante su fase maníaca; la fase depresiva puede ser más difícil.
selección de las segundas opciones terapéuticas. En el caso poco
frecuente que falle el tratamiento de primera línea, hay otras opciones
que incluyen haloperidol, carbamazepina y el tratamiento combinado
con litio y valproato. Si estos fallan, se podrían considerar otros anti­
psicóticos.
EPIDEMIOLOGÍA
Incidencia y prevalencia
En la figura 6-3 se muestran las tasas de prevalencia en EE.UU. de diferentes formas clínicas de trastorno bipolar. La incidencia anual de la
enfermedad bipolar se considera por lo general inferior al 1 %. En todo
el mundo se estima que varía del 0,3 % al 1,2 % por país. Sin embargo,
es difícil de calcular porque es común pasar por alto las formas más
leves de trastorno bipolar.
Otros métodos somáticos. Además de la TEC, la estimulación
Sexo
magnética transcraneal y el tratamiento magnético convulsivo han mostrado datos limitados, aunque prometedores.
Al contrario de lo que sucede con el trastorno depresivo mayor, el trastorno bipolar I tiene una prevalencia igual en ambos sexos. Los episodios de manía son más frecuentes en los hombres y los episodios depresivos lo son en las mujeres. Cuando se presentan episodios de manía en
las mujeres, lo hacen asociados a un cuadro mixto (p. ej., manía y depresión) con mayor frecuencia que en los hombres. Las mujeres también tienen una tasa más alta de padecer el subtipo de ciclos rápidos del
trastorno bipolar I.
Intervenciones psicosociales
La psicoterapia puede ser un complemento crucial para los pacientes.
Los objetivos de esta terapia incluyen fomentar la adherencia al tratamiento, promover la estabilidad y evitar los factores de riesgo del trastorno. La terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal y del
ritmo social y la terapia centrada en la familia son todas opciones razonables. En la tabla 6-8 se resumen los tratamientos psicoterapéuticos
para el trastorno bipolar, incluido el presunto mecanismo subyacente y
las intervenciones de muestra.
Edad
El inicio del trastorno bipolar I es previo que el del trastorno depresivo
mayor. La edad de inicio del trastorno bipolar I varía entre la infancia
376
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 6-8
Tratamientos psicoterapéuticos eficaces
para el trastorno bipolar
Tratamiento
Terapia cognitivoconductual
Terapia
interpersonal y
del ritmo social
Terapia centrada
en la familia
Conceptualización de la
etiología del trastorno
Intervenciones
de muestra
Vulnerabilidad biológica
que interactúa con el
estrés
Las deficiencias de
habilidades limitan la
capacidad para
controlar los síntomas
Identificar y desafiar los
pensamientos
automáticos que
interfieren con la
adherencia al
tratamiento
Participar en actividades
gratificantes que
aumenten la rutina
y estabilidad
Practicar las habilidades
de comunicación con
los terapeutas
Las vulnerabilidades
interpersonales que
surgen del apego
temprano y los
patrones de relación
aprendidos, además de
la alteración de los
ritmos sociales
Desarrollar conciencia
de los patrones en las
relaciones primarias y
la relación terapéutica
Seguimiento y
estabilización de los
ritmos sociales
Entrenamiento de
habilidades
interpersonales
Análisis de
comunicación
Vulnerabilidad biológica
agravada por
emociones negativas
expresadas en el
entorno familiar
Educación sobre el
trastorno, incluidos
los factores
desencadenantes, los
factores de riesgo y el
tratamiento eficaz
Establecer un plan de
prevención de
recaídas, acordado
por todos los
miembros de la
familia involucrados
Entrenamiento de
habilidades de
comunicación
Entrenamiento en
habilidades de
resolución de
problemas
NEUROBIOLOGÍA DEL TRASTORNO
Al igual que en los trastornos depresivos, la anomalía más observada en
los trastornos bipolares es una mayor frecuencia de hiperintensidades
anómalas tanto en las regiones subcorticales, como en las regiones periventriculares, los ganglios basales y el tálamo. Esto es más habitual en
el trastorno bipolar I que en los adultos deprimidos. Es probable que
estas hiperintensidades reflejen los efectos neurodegenerativos deletéreos de los episodios recurrentes.
Comprensión de la genética del trastorno bipolar
Estudios de patrones hereditarios. Antecedentes familiares de
trastorno bipolar conlleva un mayor riesgo de trastornos del estado
de ánimo en general y, específicamente, un riesgo mucho mayor de trastorno bipolar. La depresión unipolar es típicamente la forma más frecuente de trastorno del estado de ánimo en familias de probandos con
trastorno bipolar. En un estudio de gran tamaño se encontró un incremento de tres veces en la tasa de trastorno bipolar y de dos veces en la
de trastorno unipolar en los familiares biológicos de los probandos con
trastorno bipolar. Los familiares de primer grado tienen un riesgo aproximadamente 10 veces mayor de desarrollar el trastorno. Los estudios
en gemelos sugieren que la heredabilidad está entre 0,7 y 0,8.
Estudios genéticos. Históricamente, los estudios de ligamiento han
implicado varias regiones, sobre todo los cromosomas 18q y 22q. En
varios estudios de ligamiento se han encontrado indicios de la implicación de genes específicos en los subtipos clínicos. Por ejemplo, se han
demostrado evidencias de ligamiento en la región 18q principalmente
en pares de hermanos ambos con trastorno bipolar II y en familias en
las que los probandos mostraban síntomas de angustia.
Los estudios del genoma completo informan sobre una lista cada vez
mayor de loci asociados. La evidencia actual sugiere un patrón de riesgo
poligénico: muchos loci susceptibles, cada uno con un pequeño efecto
que contribuye al trastorno. Estos genes no parecen ser específicos del
trastorno bipolar, sino que se superponen con otros trastornos psiquiátricos graves, particularmente esquizofrenia. Los estudios suelen centrarse
en genes que podrían dar pistas sobre la etiología, como los genes implicados en el neurodesarrollo o los que codifican los canales de calcio
dependientes de voltaje.
Quizás el hallazgo más importante de los estudios genéticos es que
de los muchos genes que se encuentran asociados con el trastorno bipolar, la mayoría de ellos también están asociados con la esquizofrenia.
Hallazgos patológicos en las pruebas de imagen
Pruebas de imagen estructurales. Estudios individuales han de-
(ya a los 5 o 6 años) y los 50 años, o incluso más en casos raros, con
una edad media de 30 años. La prevalencia general del trastorno bipolar en adolescentes es similar a la de los adultos. Sin embargo, aumenta con la edad; es decir, la prevalencia es de un 2 % en los jóvenes de
13 y 14 años, pero se duplica a los 18 años.
Otros factores
El trastorno bipolar I es más frecuente en las personas divorciadas y
solteras que entre las casadas, pero esta diferencia podría reflejar el
inicio más temprano y la consecuente discordia conyugal característica
del trastorno.
Hay una incidencia más alta que la media de trastorno bipolar I en
los grupos socioeconómicos altos. El trastorno bipolar I es más frecuente en personas que no se graduaron en la universidad que en las
que sí lo hicieron. Esto también puede reflejar la edad relativamente
temprana de aparición del trastorno.
tectado varias áreas del cerebro con variaciones en el volumen de la
sustancia gris, incluido el núcleo estriado, el tálamo, la amígdala, el
hipocampo y la hipófisis, hallazgos potencialmente significativos, ya
que estas suelen ser regiones de interés en este trastorno dadas sus presuntas funciones. Sin embargo, muchos de estos son estudios pequeños
con resultados contradictorios. Al menos un metaanálisis concluyó que
la evidencia tomada en conjunto no apoyaba diferencias morfológicas
en estas áreas.
En otras regiones del cerebro se han producido algunos hallazgos
estructurales consistentes, incluida la circunvolución frontal inferior, la
ínsula izquierda, el cerebelo y la circunvolución orbitofrontal izquierda, que se observan tanto en los individuos afectados como en los familiares de primer grado. Aunque no se comprende bien la importancia de
estos hallazgos, muchas de estas áreas parecen estar involucradas en la
regulación emocional, y la circunvolución frontal inferior puede tener
un papel particular en la función ejecutiva, sobre todo en la inhibición
de la respuesta. En varios casos las diferencias son más notorias en
pacientes bipolares, lo que sugiere que estos cambios cerebrales pue-
Trastornos bipolares
377
5
4,5
4
3,5
3
2,5
2
1,5
1
FIGURA 6-3
0,5
0
General
Mujeres
Hombres
18-29
30-44
45-59
60+
Prevalencia del año pasado de los
trastornos bipolares en adultos
estadounidenses. (Datos de
la National Comorbidity Survey
Replication [2001-2003].)
Imagenología funcional. Hay menos pruebas de resonancia magnética funcional o tomografía por emisión de positrones que estudios de
resonancia magnética; la mayoría examina el cerebro durante la ejecución de diversas tareas cognitivas o emocionales y sugiere que la activación aumenta o disminuye a lo largo de varios circuitos. Los hallazgos
sistemáticos incluyen anomalías a lo largo de una red que incluye la corteza frontal superior y medial y la ínsula, que mostraron una mayor activación en comparación con los controles. Como muchas de las áreas están involucradas en el funcionamiento ejecutivo y la memoria de trabajo,
esto parece ser consistente con los estudios neuropsicológicos del trastorno. Otras áreas pueden mostrar una activación disminuida, como la amígdala, el ganglio basal y el sistema límbico. Estos hallazgos pueden ser
evidencia de una regulación negativa de circuitos específicos, quizás en
respuesta a la actividad anómala en los otros circuitos.
trastorno. Los presentados con mayor frecuencia son las deficiencias
del funcionamiento ejecutivo, la memoria y el aprendizaje verbal, y
muchas otras relacionadas, incluidas las deficiencias de flexibilidad
cognitiva, velocidad psicomotora y atención, aunque no de manera sistemática. La inhibición de la respuesta es la función ejecutiva centrada
en la capacidad de prevenir la respuesta impulsiva ante una situación
cuando dicha respuesta es inapropiada en el contexto ambiental. Esta
inhibición suele ser deficiente en pacientes con trastorno bipolar, así
como en familiares de primer grado sin trastorno bipolar. Es particularmente deficiente en personas con trastorno bipolar que presentan características psicóticas. Otras deficiencias de la función ejecutiva incluyen
impulsividad general y comportamiento de riesgo. En la esquizofrenia
se observan algunas de estas deficiencias, pero son menos graves y es
menos probable que se reconozcan antes de que aparezca el trastorno.
Es posible que las deficiencias cognitivas sean indicativas de un trastorno más amplio que cruza las líneas de diagnóstico tradicionales y representa un espectro de trastornos definidos por síntomas psicóticos.
Marcadores inflam torios
ETIOLOGÍA
Algunos marcadores inflamatorios, sobre todo la interleucina 6, están
elevados en pacientes bipolares. Los marcadores de inflamación pueden ser particularmente evidentes durante la adolescencia y volverse
menos evidentes en la edad adulta.
Teorías biológicas
den representar reacciones compensatorias al trastorno más que factores de riesgo etiológicos.
Otros hallazgos neuroquímicos. Algunos estudios han encontrado alteraciones en el factor neurotrófico derivado del cerebro, y en al
menos un estudio esta alteración puede predecir la capacidad de respuesta del litio. De forma similar, algunos estudios de medidas de estrés oxidativo en pacientes bipolares mostraron anomalías relacionadas
con la respuesta al litio; sin embargo, estos hallazgos son preliminares.
La evaluación del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS) sugiere un sistema desregulado, como lo demuestra el aumento de los niveles
de ACTH y cortisol en pacientes con trastorno bipolar. Sin embargo, estos
hallazgos parecen ocurrir solo después de que los individuos se vuelven
sintomáticos, lo que sugiere que esto está causado por el trastorno.
LA PSICOLOGÍA DEL TRASTORNO
Los estudios psicológicos se han centrado en los hallazgos neuropsicológicos, particularmente en las deficiencias cognitivas asociadas con el
Como se ha indicado, varios hallazgos patológicos apuntan a sistemas
específicos alterados en el cerebro, en particular áreas involucradas en
la regulación de las emociones y el funcionamiento ejecutivo. Lo que
no está claro es qué hallazgos son el resultado del trastorno y cuáles son
los causantes. Por ejemplo, las alteraciones significativas que se observan en el eje HHS en pacientes con trastorno bipolar parecen representar una cicatriz neurobiológica que solo se observa después de que aparezcan los síntomas.
Como se ha discutido, la evidencia convergente sugiere que la señalización del calcio puede estar, al menos en parte, implicada en el trastorno. Las anomalías genéticas encontradas en genes asociados con
canales de calcio dependientes de voltaje que se mencionaron anteriormente, así como la observación clínica de que ciertos fármacos tienen
mecanismos de acción relacionados con los canales de calcio (p. ej.,
antiepilépticos) apoyan esta teoría. Además, los estudios celulares preclínicos muestran alguna evidencia del aumento de la señalización del
calcio intracelular en las neuronas de los pacientes con trastorno bipolar, La evidencia de anomalías en los canales de calcio en individuos de
alto riesgo pero asintomáticos, así como en familiares de primer grado
378
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
de pacientes con el trastorno, sugiere que esto puede estar involucrado
en la etiología del trastorno.
Es probable que el neurodesarrollo también tenga un papel, como la
esquizofrenia, y el hecho de que los marcadores inmunitarios sean más
frecuentes en los individuos bipolares durante la adolescencia que en la
edad adulta parece apoyar una etiología del desarrollo del trastorno.
Teorías psicosociales
La mayoría de las teorías psicodinámicas de la manía ven los episodios
maníacos como una defensa contra la depresión subyacente.
La Sra. G., un ama de casa de 42 años y madre de un niño de 4 años,
desarrolló síntomas de hipomanía y posteriormente de manía franca
sin psicosis cuando diagnosticaron a su hijo una leucemia linfocítica
aguda. Mujer profundamente religiosa, que había sufrido 10 años de
dificultades para quedarse embarazada, era una madre abnegada.
Manifestó que habitualmente estaba bastante deprimida. Antes de la
enfermedad de su hijo solía bromear con que se había quedado embarazada de él por intervención divina. Cuando su hijo fue diagnosticado
y hospitalizado, tuvo que someterse a numerosas pruebas médicas
dolorosas y a quimioterapia de urgencia, lo que empeoró su estado.
Durante las primeras semanas de su enfermedad, los médicos la
bombardeaban con malas noticias sobre el pronóstico.
La Sra. G. siempre estaba en el hospital con su hijo, no dormía
nunca, siempre estaba cuidando de él, y aun así los médicos notaron
que a medida que el niño se debilitaba más y el pronóstico era más
sombrío, ella parecía rebosar de una alegría renovada, buen humor y
buen ánimo. Al parecer no podía dejar de contar chistes al personal del
hospital mientras sometían a su hijo a los dolorosos procedimientos, y
el personal fue preocupándose más a medida que las bromas subían de
tono y eran más inapropiadas. Durante la visita psiquiátrica posterior
(solicitada por el personal de pediatría), la Sra. G. manifestó que su
«felicidad y optimismo» actual estaban justificados por su sentido de
«unidad» con la virgen María, madre de Dios. Dijo con un guiño:
«Ahora estamos juntas, ella y yo; ella se ha convertido en parte de mí.
Tenemos una relación especial». A pesar de estas afirmaciones, la
Sra. G. no era psicótica y dijo que estaba «hablando metafóricamente,
por supuesto, como haría cualquier buen católico». Su manía se resolvió cuando remitió la enfermedad de su hijo y fue dado de alta del
hospital. (Por cortesía de J. C. Markowitz, MD, y B. L. Milrod, MD.)
Sin embargo, estos abordajes para comprender el trastorno bipolar
se han aceptado menos a medida que aumenta la evidencia biológica.
El papel del entorno, en particular el estrés psicosocial, es probable que
sea crucial en la etiología. Karl Abraham, por ejemplo, creía que los
episodios maníacos podrían reflejar una incapacidad para tolerar una
tragedia del desarrollo, como la pérdida de un padre. El estado maníaco
también puede resultar de un superyó severo, que produce una autocrítica excesiva que luego es reemplazada por una autosatisfacción eufórica. Bertram Lewin consideraba que el yo del paciente maníaco estaba
abrumado por los impulsos placenteros, como el sexo, o los impulsos
temerarios, como la agresión. Melanie Klein también concebía la manía como una reacción de defensa ante la depresión, aplicando mecanismos de defensa como la omnipotencia, en la cual la persona desarrolla delirios de grandeza.
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7
Trastornos depresivos
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Un estado de ánimo deprimido y la pérdida de interés o placer son los
síntomas clave de la depresión. Los pacientes pueden decir que se sienten
tristes, sin esperanza, un desecho o alguien que no vale la pena. Para el
paciente, el estado de ánimo deprimido tiene una calidad diferente que lo
distingue de una emoción normal de tristeza o duelo. Los pacientes a
menudo describen el síntoma de la depresión como un dolor emocional
angustioso. Alternativamente lo perciben como una enfermedad física en
la que se sienten agotados y desmotivados. Otros dicen sentirse poca cosa,
ser incapaces de llorar y tener dificultades para experimentar algún placer.
Clásicamente, un paciente deprimido tiene una postura encorvada,
sin movimientos espontáneos y una mirada abatida, que no es directa.
En la práctica, existe una gama considerable de comportamientos que
van desde personas sin síntomas observables hasta pacientes con depresión catatónica. Entre los signos observables de depresión, el retraso
psicomotor generalizado es el más descrito, en el que los pacientes
muestran poco movimiento espontáneo. A veces puede ser tan grave
que resulta difícil diferenciarlo de la catatonía.
La Sra. A., una profesora de literatura de 34 años, acudió a una clínica
del estado de ánimo quejándose de que estaba «aturdida, confundida,
desorientada, con la mirada fija. Mis pensamientos no fluyen, mi
mente está detenida... No tengo ningún sentido de dirección, ningún
objetivo... Me dejo llevar por la inercia, no puedo reafirmarme. No
puedo luchar; no tengo voluntad».
Puede producirse agitación psicomotriz, incluyendo conductas como
retorcerse las manos y tirarse del pelo. En muchos pacientes deprimidos
disminuye la velocidad y el volumen del habla, y responden a las preguntas con monosílabos y con respuestas diferidas.
Cuando están presentes, los síntomas observables son útiles en el
diagnóstico; sin embargo, su ausencia no implica que el paciente no
tenga ningún trastorno. No es inusual, por ejemplo, encontrarse con
pacientes que pueden mantener cierto grado de adecuación social, aún
sonriendo y riendo cuando están con otros, a pesar de sentirse internamente miserables.
Los síntomas somáticos más típicos de la depresión se denominan
síntomas neurovegetativos de la depresión y suelen incluir una variedad de síntomas físicos. En la tabla 7-1 se enumeran los síntomas neurovegetativos típicos.
Prácticamente todos los pacientes con depresión (97 %) se quejan
de una menor energía, tienen problemas para terminar los trabajos, presentan problemas escolares y laborales, y una motivación menor para
llevar a cabo nuevos proyectos. El 80 % de los casos aquejan problemas
de sueño, especialmente con despertares matutinos más precoces (insomnio terminal) y muchos despertares a lo largo de la noche, durante
los cuales cavilan sobre sus problemas. Muchos pacientes notan que
disminuye su apetito y pierden peso, pero en otros el apetito aumenta y
engordan y duermen más de lo normal. Estos a veces se denominan
síntomas neurovegetativos inversos o características atípicas.
La depresión es, por definición, un trastorno del estado de ánimo y
las alteraciones del estado de ánimo son centrales. Los pacientes se
sienten «mal» y pueden usar palabras como «triste», «deprimido»,
«desanimado», «desganado» o palabras similares para describir este
sentimiento. Se utiliza el término disforia para abarcar estos sentimientos depresivos como una forma de evitar la confusión inherente al uso
de la palabra «deprimido» para referirse tanto al diagnóstico como al
síntoma central. Además, muchos pacientes se muestran reacios a utilizar esta palabra, ya que pueden tener dificultades para aceptar su diagnóstico. En tales casos, otros sinónimos, incluidos los anteriores, pueden parecer menos amenazantes para el paciente.
Algunos pacientes niegan la disforia por completo y, en cambio,
describen sentirse incapaces de disfrutar de las cosas que normalmente
les resultan agradables. A esto se llama anhedonia o falta de placer.
Además de la disforia y la anhedonia, muchos pacientes deprimidos
también expresan que se sienten ansiosos.
El punto crítico es que aunque la tristeza e incluso la depresión
pueden ser en sí mismas reacciones normales, cuando se encuentran en
el contexto de un trastorno depresivo, los pacientes no las experimentan
como normales. A menudo se sienten realmente enfermos y podrán
distinguir su estado emocional de los sentimientos de tristeza «normales». Muchos primero interpretarán esto como indicativo de una enfermedad médica y se presentarán a su médico de atención primaria quejándose de sentirse «enfermos» en lugar de deprimidos.
Los pacientes deprimidos habitualmente tienen opiniones negativas
del mundo y de sí mismos. El contenido de su pensamiento a menudo
comprende rumiaciones no delirantes sobre pérdidas, culpa, suicidio y
muerte. Aproximadamente el 10 % de todos los pacientes deprimidos
tienen síntomas importantes de un trastorno del pensamiento, por lo
general bloqueos del pensamiento y una pobreza muy importante del
contenido.
Una funcionaria de 42 años manifestó que estaba tan paralizada por la
depresión, que sentía que no tenía iniciativa personal y que había
perdido la voluntad; creía que alguna fuerza maligna se había apoderado
de sus actos y que criticaba cada acción que llevaba a cabo. La paciente
se recuperó con tratamiento timoléptico. No hay ningún motivo para
creer que, en esta paciente, los sentimientos somáticos y los comentarios
constantes indicasen un proceso esquizofrénico.
Los pacientes deprimidos pueden quejarse de delirios o alucinaciones asociadas con su episodio depresivo: estos pacientes pueden tener
un episodio depresivo mayor con síntomas psicóticos, a menudo llamado depresión psicótica. Se dice que los delirios y las alucinaciones que
son compatibles con un estado de ánimo deprimido son congruentes con
el estado de ánimo. Los delirios congruentes con el estado de ánimo en
una persona deprimida son las ideas de culpa, idea de pecado, inutilidad,
pobreza, fracaso, persecución y enfermedades somáticas terminales
(como cáncer y «putrefacción» cerebral). El contenido de los delirios o
alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo no es compatible
379
380
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 7-1
Síntomas neurovegetativos de la depresión
Comunes:
Fatiga, poca energía
Falta de atención
Insomnio, despertar temprano en la mañana
Falta de apetito, pérdida de peso asociada
A veces incluidos:
Disminución de la libido y el rendimiento sexual
Irregularidades menstruales
La depresión empeora en la mañana
con un estado de ánimo deprimido (p. ej., un delirio no congruente con
el estado de ánimo en una persona deprimida podría implicar temas de
grandeza, con un poder, conocimientos y valía exagerados).
Dos tercios de todos los pacientes con depresión contemplan el suicidio, y entre el 10 % y el 15 % cometen suicidio. Los casos hospitalizados por un intento de suicidio o una ideación suicida tienen un riesgo
mayor a lo largo de la vida de tener éxito que los que nunca han sido
hospitalizados por una ideación suicida.
Los pacientes con depresión con síntomas psicóticos en ocasiones
se plantean matar a otra persona como resultado de sus sistemas delirantes, pero los que presentan depresiones más graves carecen de la
motivación o la energía para actuar de forma impulsiva o violenta. Los
pacientes con trastornos depresivos tienen un mayor riesgo de suicidio
cuando empiezan a mejorar y a recuperar la energía que necesitan para
planificar y llevar a cabo su suicidio (suicidio paradójico).
Entre el 50 % y el 75 % de los pacientes deprimidos presentan algún
tipo de deterioro cognitivo. Los síntomas cognitivos comprenden informes subjetivos de incapacidad para concentrarse (el 84 % de los pacientes en un estudio) y disfunción de pensamiento (el 67 % de los pacientes
en otro estudio).
La mayoría de los pacientes deprimidos están orientados, aunque
algunos pueden no tener suficiente energía o interés para responder a
preguntas sobre estos temas durante una entrevista. Puede ser un desafío separar la memoria de las dificultades de concentración. Sin embargo, algunos pacientes parecen tener verdaderas dificultades de memoria
además de otras deficiencias cognitivas.
Algunos pacientes con depresión no parecen ser conscientes de su
depresión y no refieren tener un trastorno del estado de ánimo, aunque
se muestren retraídos de la familia, amigos y actividades que antes les
interesaban. Otros, particularmente aquellos con pensamientos desordenados, pueden ser demasiado negativos, hiperbólicos en su descripción sintomática y desesperanzados acerca de su futuro. Puede resultar
difícil convencer a estos pacientes de que es posible mejorar.
El juicio se valora mejor revisando las acciones del paciente en un
pasado reciente y su comportamiento durante la entrevista. Se debe advertir a los pacientes con perspectivas especialmente negativas que no
tomen decisiones vitales importantes (p. ej., en torno a una relación o
un trabajo) hasta que «piensen normalmente» de nuevo.
En las entrevistas y conversaciones, los pacientes deprimidos pueden
enfatizar lo malo y minimizar lo bueno. Pueden ser pesimistas sobre las
pruebas de tratamientos anteriores. Un error clínico frecuente consiste
en no profundizar lo suficiente en el interrogatorio de un paciente deprimido, creyéndole cuando dice que una prueba previa de medicación
antidepresiva no funcionó. Estas afirmaciones pueden ser falsas y requieren la confirmación por parte de otra fuente. Los psiquiatras no deberían ver la información errónea de los pacientes como una fabricación
intencionada. Puede ser imposible para una persona con estado de ánimo deprimido admitir cualquier información esperanzadora.
Otros pacientes, particularmente aquellos con pobre insight, pueden
tener dificultades para explicar síntomas o episodios pasados. Puede ser
útil preguntar acerca de los cambios en el rendimiento en lugar de los
estados emocionales («¿ha habido ocasiones en que se sintió incapaz de
trabajar o cuidar de sus hijos?»).
Presentación en poblaciones especiales
Depresión en niños y adolescentes. La fobia escolar y un apego
excesivo a los padres pueden ser síntomas de depresión en los niños.
Un mal rendimiento académico, el abuso de sustancias, un comportamiento antisocial, la promiscuidad sexual, el absentismo escolar y las
fugas son síntomas de depresión en los adolescentes.
Depresión en personas mayores. La depresión es más frecuente
en personas mayores que en la población general. En varios estudios se
han descrito tasas de prevalencia que varían del 25 % a casi el 50 %,
aunque se desconoce el porcentaje de estos casos que están causados por
un trastorno depresivo mayor. En varios estudios se demuestra que la
depresión de las personas mayores se correlaciona con un nivel socioeconómico bajo, la pérdida del cónyuge, una enfermedad física con­
currente y el aislamiento social. En otros estudios se indica que la de­
presión de las personas mayores no se ha diagnosticado ni tratado lo
suficiente, quizá por los médicos generales en particular. El reconocimiento insuficiente de la depresión en las personas mayores puede deberse a que el trastorno es más frecuente junto a otras molestias somáticas en los grupos de edades avanzadas que en los más jóvenes. Además,
el envejecimiento hace que el médico acepte los síntomas depresivos
como algo normal en los pacientes mayores.
DIAGNÓSTICO
Los trastornos depresivos pueden adoptar muchas formas, según su
gravedad y cronicidad. El trastorno que más se asocia con la depresión
«clásica» es el trastorno depresivo mayor, y este es el trastorno al que
se hace referencia con más frecuencia cuando alguien dice que sufre
depresión. Sin embargo, es fundamental comprender las diferentes variedades de trastornos depresivos, incluidos los que no se incluyen en
algunas clasificaciones formales, ya que todos son fuentes importantes
de morbilidad.
Trastorno depresivo mayor
La característica principal del trastorno depresivo mayor es la aparición
de al menos un episodio de depresión mayor, que son síntomas depresivos importantes que duran un tiempo significativo. En la tabla 7-2 se
comparan los diferentes abordajes para diagnosticar el trastorno depresivo mayor.
Con características psicóticas. La presencia de características psicóticas en el trastorno depresivo mayor refleja una enfermedad grave y
es un indicador de mal pronóstico. Los propios síntomas psicóticos se
clasifican como congruentes con el estado de ánimo, es decir, en armonía con el trastorno del estado de ánimo («me merezco ser castigado
porque soy muy malo») o incongruentes con el estado de ánimo, es
decir, sin armonía con el trastorno del estado de ánimo. Los pacientes
con síntomas psicóticos incongruentes con el estado de ánimo pueden
tener con mayor frecuencia un trastorno psicótico primario comórbido,
como un trastorno esquizoafectivo o esquizofrenia.
Con síntomas melancólicos. La melancolía es uno de los términos
más antiguos utilizados en psiquiatría, aplicado ya por Hipócrates en el
siglo iv a. C. para describir el estado de ánimo oscuro de la depresión,
y todavía se utiliza para referirse a la depresión caracterizada por anhedonia grave, despertar matutino más precoz, pérdida de peso y profundos sentimientos de culpa (a menudo, en referencia a situaciones triviales). No es infrecuente que los pacientes melancólicos tengan ideación
381
Trastornos depresivos
Tabla 7-2
Trastorno depresivo mayor
DSM-5
CIE-10
Nombre del diagnóstico
Trastorno depresivo mayor
Episodio depresivo mayor
Duración
Duración 2 semanas
Síntomas
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Número requerido de
síntomas
5 (1 tiene que ser uno de los dos primeros en la lista)
Consecuencias psicosociales
de los síntomas
Angustia o funcionamiento deficiente (social, laboral u otras áreas
importantes)
Depende de la gravedad
Exclusiones (no se explica
mejor por):
Enfermedad médica
Sustancia
Otro trastorno psiquiátrico
Historia de manía o hipomanía
Trastorno de adaptación
Trastorno de conducta
Trastorno depresivo recurrente (que se considera
un diagnóstico separado)
Especificadores de los
síntomas
Con características de ansiedad
• 2+ síntomas de ansiedad
Con características mixtas
• 3+ Síntomas maníacos/hipomaníacos durante el episodio depresivo
(si ocurren de forma independiente, diagnostique trastorno bipolar)
Con características melancólicas
• Pérdida de placer o reactividad al placer
• 3+ de los siguientes:
• Depresión/desesperación grave
• Peor estado de ánimo en la mañana
• Despertar precoz en la mañana
• Trastorno psicomotor
• Anorexia/pérdida de peso
• Culpabilidad
Con características atípicas
• Reactividad del estado de ánimo
• 2+ de los siguientes
• Aumento del apetito/peso
• Hiposomnia
• Parálisis de Leaden
• Sensibilidad al rechazo
Con características psicóticas congruentes con el estado de ánimo
Con características psicóticas incongruentes con el estado
de ánimo
Con catatonía
• Debe presentarse durante la mayoría de los episodios depresivos
Con inicio en el periparto
Con patrón estacional
• Suele ocurrir durante una temporada específica
Reacción depresiva
Depresión psicógena
Depresión reactiva
Especificadores del curso
Con características psicóticas
• Síntomas psicóticos que ocurren solo durante el episodio depresivo
• Congruente con el estado de ánimo
• Incongruente con el estado de ánimo
En remisión parcial
• Ya no cumplen con los criterios completos
En remisión completa
• 0 síntomas por 2 meses
Trastorno depresivo recurrente (codificado como
trastorno separado): episodios repetidos de los
síntomas anteriores. Sin manía
Disforia o sentirse deprimido
Anhedonia
↑ o ↓ peso o apetito
↑ o ↓ sueño
↑ o ↓ actividad
↓ energía
Pensamientos depresivos: inutilidad, culpa
↓ concentración
Ideación/plan suicida
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
↓ ánimo
↓ energía
↓ actividad
↓ capacidad de disfrute
↓ interés
↓ concentración
Fatiga incluso después de un esfuerzo mínimo
Sueño alterado/despertar matutino precoz
Alteración del apetito/↓ peso
↓ autoestima
↓ autoconfianza
Culpabilidad o inutilidad
Estado de ánimo no reactivo a las circunstancias
Anhedonia
Los síntomas empeoran por la mañana
Trastorno psicomotor: agitación o retraso
↓ libido
Continúa
382
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 7-2
Trastorno depresivo mayor (cont.)
Especificadores
de la gravedad
DSM-5
CIE-10
Leve: síntomas mínimos
Moderado: entre leves y graves
Severo: # de síntomas y gravedad/disfunción mucho más allá de lo
requerido para el diagnóstico
Leve
• 2-3 síntomas
• Funciones normales a pesar del malestar
Moderado
• 4+ síntomas
• Dificultad con el funcionamiento
Grave
• Varios síntomas marcados y molestos
• Pérdida de la autoestima/se siente inútil y culpable
• Ideas/actos suicidas
• Síntomas somáticos de depresión
Grave con síntomas psicóticos
• Como los anteriores pero con psicosis
Otros
• Depresión atípica
• Episodios únicos de «depresión enmascarada»
No especificados
suicida. La melancolía se asocia a cambios en el SNC y en las funciones endocrinas, por lo cual suele denominarse «depresión endógena» o
depresión que surge en ausencia de factores estresantes o precipitantes
vitales externos.
Con síntomas atípicos. Los pacientes con trastorno depresivo mayor con síntomas atípicos tienen unas características específicas y predecibles. Como se ha descrito, suelen ser síntomas neurovegetativos
inversos. Pueden, por ejemplo, comer en exceso o quedarse dormidos.
Los pacientes con características atípicas empiezan a una edad más
temprana y muestran un enlentecimiento psicomotor más grave. También son más propensos a tener trastornos comórbidos, incluidos trastornos de ansiedad, trastorno por consumo de sustancias o trastorno de
síntomas somáticos. Es fácil diagnosticar erróneamente que tienen un
trastorno de ansiedad en lugar de un trastorno del estado de ánimo. Los
pacientes con síntomas atípicos pueden tener una evolución a largo plazo, un diagnóstico de trastorno bipolar I o un patrón estacional de su
trastorno.
Kevin, un adolescente de 15 años, fue remitido a un centro del sueño
para descartar narcolepsia. Su principal motivo de consulta era fatiga,
aburrimiento y necesidad de dormir todo el tiempo. A pesar de que
siempre había empezado el día con cierta lentitud, ahora no podía
levantarse de la cama para ir a la escuela. Eso alarmó a su madre y
propició una consulta del sueño. Siempre había sido un estudiante de
notables, pero 6 meses antes de ser derivado empezó a fallar en las
clases. La atención psicológica, basada en la premisa de que el reciente
traslado de la familia desde otra ciudad había llevado al aislamiento de
Kevin, no había aportado beneficios. Los resultados de los amplios
chequeos neurológicos y de medicina general también habían sido
negativos. Dormía de 12 a 15 h diarias, pero se descartó la catalepsia,
la parálisis del sueño y las alucinaciones hipnagógicas. Durante la
entrevista psiquiátrica negó estar deprimido, pero admitió que había
perdido el interés por todo excepto por su perro. Nada le estimulaba,
no participaba en ninguna actividad y había ganado más de 13 kg en
6 meses. Creía que tenía una «lesión cerebral» y se preguntaba si valía
la pena vivir de esa forma. La idea del suicidio le perturbaba porque
era contraria a sus creencias religiosas. Estos hallazgos llevaron a recetarle un antidepresivo, que no solo revirtió los síntomas que motivaron
la consulta, sino que condujo al borde de un episodio maníaco. (Por
cortesía de H. S. Akiskal, MD.)
Con síntomas catatónicos. Como síntoma, la catatonía puede estar presente en varios trastornos mentales, principalmente en la esquizofrenia y en los trastornos del estado de ánimo. Los síntomas centrales
de la catatonía son estupor, embotamiento afectivo, retraimiento extremo, negativismo e importante retraso psicomotor. La presencia de síntomas catatónicos en pacientes con trastornos del estado de ánimo puede tener significación en el pronóstico y tratamiento
Inicio en el posparto. Se diagnostica el subtipo posparto si el inicio
de los síntomas tiene lugar durante el embarazo o en las 4 semanas siguientes al parto. Los trastornos mentales del posparto más frecuentes
son los síntomas psicóticos.
Patrón estacional. Los pacientes que tienen un patrón estacional
de sus trastornos del estado de ánimo tienden a experimentar episodios
depresivos durante una estación en particular, con mayor frecuencia
en invierno. El patrón ha llegado a conocerse como trastorno afectivo
estacional, aunque este término no se usa en el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, 5.ª edición (DSM-5). Existe
cierta controversia sobre si representa un subtipo de trastorno depresivo mayor o una entidad distinta. De cualquier manera, la presencia del
trastorno tiene implicaciones para el tratamiento, ya que los pacientes
con un patrón estacional en su depresión pueden responder preferentemente a la fototerapia.
Trastorno distímico
El trastorno distímico (también llamado distimia) es la presencia de
síntomas depresivos que son menos graves que los del trastorno depresivo mayor. Aunque es menos grave que un trastorno depresivo mayor,
a menudo es más crónico. En la tabla 7-3 se comparan los diferentes
abordajes diagnósticos.
El síntoma más habitual de la distimia, también conocida como
trastorno depresivo persistente, es un estado de ánimo deprimido que
dura la mayor parte del día y que está presente casi continuamente.
Existen sentimientos asociados de ineptitud, culpa, irritabilidad y enfado, retraimiento social, pérdida de interés e inactividad y falta de productividad. El término distimia, que significa «humor enfermo», fue
introducido en 1980. Antes de ese momento se tendía a clasificar a los
pacientes que tenían distimia como «depresión neurótica.
La distimia se distingue del trastorno depresivo mayor por el hecho
de que los pacientes se quejan de que siempre han estado deprimidos.
Trastornos depresivos
383
Tabla 7-3
Trastorno distímico
DSM-5
CIE-10
Nombre del diagnóstico
Trastorno depresivo persistente
Distimia [F43.1]
Duración
2+ años (1+ año en los niños)
≤ 2 meses libre de síntomas durante la enfermedad
Síntomas
Estado de ánimo deprimido la mayor parte del tiempo
↓ apetito
↓ o ↑ sueño
↓ energía
↓ autoestima
↓ concentración/capacidad de tomar decisiones
Desesperanza
Número requerido de síntomas
Primer síntoma y 2+ del resto
Consecuencias psicosociales de los síntomas
Angustia y deterioro funcional
Exclusiones
Historia de trastorno bipolar
Otra enfermedad mental
Sustancia
Otra enfermedad médica
Especificadores de los síntomas
Con síndrome distímico puro: no se cumplieron los
criterios de episodio depresivo en los últimos 2 años
Con episodio depresivo mayor persistente: ha cumplido
los criterios de diagnóstico para episodio depresivo
durante todo el período de 2 años
Con episodio depresivo mayor intermitente, con
episodio actual: se encuentra en el episodio actual,
8 semanas + en los últimos 2 años con episodio de
síntomas subdiagnósticos
Con episodio depresivo mayor intermitente, sin episodio
actual: no se encuentra actualmente en un episodio,
1+ episodio depresivo en los últimos 2 años
Con síntomas ansiosos
≥ 2 de los siguientes:
• Sentir tensión
• Inquietud
• ↓ concentración por la preocupación
• ↑ miedo sin causa aparente
• Miedo o pérdida de control
Con características mixtas: episodio depresivo o maníaco/
hipomaníaco, + con síntomas adicionales de otro episodio
pero subdiagnóstico
Con características melancólicas: véase tabla 7-2
Con características atípicas: véase tabla 7-2
Con características psicóticas
• Congruente con el estado de ánimo
• Incongruente con el estado de ánimo
Especificadores del curso
Con inicio en el periparto: el episodio es durante
el embarazo o ≤ 4 semanas después del parto
Especificadores de la gravedad
Leve: síntomas mínimos
Moderado: entre leve y grave
Grave: número de síntomas y gravedad/disfunción mucho
más allá de lo requerido para el diagnóstico
De hecho, la mayoría de los casos son de inicio precoz, comienzan en
la infancia o adolescencia y, casi siempre, cuando el paciente llega a los
20 años.
Un maestro de educación primaria de 27 años se presentó refiriendo que
la vida era una obligación dolorosa que nunca había tenido interés para
él. Dijo que se sentía «invadido por un sentimiento de melancolía» que
lo acompañaba casi siempre. Aunque era respetado por sus compañeros, se sentía «como un fracaso grotesco, un concepto de mí mismo que
he tenido desde la infancia». Manifestó que sencillamente ejercía sus
Estado de ánimo depresivo crónico que no
cumple con los criterios para un episodio
depresivo, aunque es posible que se hayan
cumplido los criterios en el pasado
Ansiedad
Depresión
Duelo
Esquizofrenia
responsabilidades como maestro y que nunca había obtenido ningún
placer de nada que hubiese hecho en la vida. Dijo que nunca había
tenido sentimientos románticos; la actividad sexual, que había mantenido con dos mujeres diferentes, había resultado en orgasmos sin placer.
Dijo que se sentía vacío, que iba pasando por la vida sin ningún sentido
de dirección, ambición o pasión, un descubrimiento que lo atormentaba. Había comprado una pistola para poner fin a lo que él llamaba su
«existencia inútil», pero no había intentado suicidarse porque creía que
haría daño a sus estudiantes y a la pequeña comunidad en la que vivía.
(Por cortesía de H. S. Akiskal, MD.)
384
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Se ha identificado un subtipo de inicio tardío, mucho menos prevalente y no bien definido clínicamente, en poblaciones de mediana edad
y geriátricas, principalmente a través de estudios epidemiológicos comunitarios.
Los antecedentes familiares de los pacientes con distimia generalmente están repletos de trastornos tanto depresivos como bipolares, que
es uno de los resultados más sólidos que apoyan su vinculación con un
trastorno primario del estado de ánimo.
Otros diagnósticos
Episodio depresivo menor. El episodio depresivo menor se carac-
de los síntomas depresivos del paciente, incluida la expresión afectiva de la depresión.
La Escala de depresión de Raskin (Raskin Depression Scale) es una
escala evaluada por el profesional que mide la gravedad de la depresión
del paciente según los informes del paciente y la observación del médico, en una escala de 5 puntos que abarca tres dimensiones: informe
verbal, comportamiento mostrado y síntomas secundarios. La escala
tiene un intervalo de 3 a 13. Se considera normal una puntuación de 3,
y una puntuación de 7 o más, indicativa de depresión.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
teriza por episodios de síntomas depresivos que son menos graves que
los que se observan en el trastorno depresivo mayor. La diferencia entre
la distimia y el episodio depresivo menor radica principalmente en la
naturaleza episódica de los síntomas en este último. Entre los episodios,
los pacientes con episodio depresivo menor tienen un estado de ánimo
eutímico, mientras que aquellos con distimia no muestran prácticamente
fases eutímicas. El DSM-5 no incluye este diagnóstico. Sin embargo, la
Clasificación Internacional de Enfermedades, 10.ª edición (CIE-10) lo
incluye como un tipo de episodio depresivo leve. El DSM-5 lo diagnosticaría como «Otro trastorno depresivo especificado».
Los síntomas de los trastornos depresivos a menudo se superponen con
otros síndromes y trastornos. Como resultado, el diagnóstico diferencial es amplio. Una anamnesis y una exploración cuidadosas suelen
aclarar la diferencia. En otros casos, es posible que se deba observar el
trastorno a lo largo del tiempo antes de que el diagnóstico sea claro.
Trastorno depresivo breve recurrente. El trastorno depresivo
Farmacológico
Anticonceptivos esteroides
Reserpina, metildopa
Insecticidas anticolinesterásicos
Abstinencia de anfetaminas o cocaína
Abstinencia de alcohol o sedantes-hipnóticos
Cimetidina, indometacina
Fármacos antipsicóticos tipo fenotiazina
Talio, mercurio
Cicloserina
Vincristina, vinblastina
Interferón
Tabla 7-4
Factores farmacológicos y enfermedades físicas
asociados con el inicio de la depresión
breve recurrente se caracteriza por períodos breves (inferiores a 2 semanas) durante los cuales se presentan los episodios depresivos. Los pacientes con este trastorno cumplirían los criterios diagnósticos de trastorno depresivo mayor si sus episodios durasen más tiempo, y difieren
de los pacientes con distimia en dos aspectos: tienen un trastorno episódico y sus síntomas son más graves. La CIE-10 lo enumera como «Otro
trastorno del estado de ánimo recurrente», mientras que el DSM-5 lo
diagnosticaría como «Otro trastorno depresivo especificado».
Depresión doble. Se estima que el 40 % de los pacientes con tras-
Endocrino-metabólicoa
Hipotiroidismo e hipertiroidismo
Hiperparatiroidismo
Hipopituitarismo
Enfermedad de Addison
Síndrome de Cushing
Diabetes mellitus
torno depresivo mayor también cumplen los criterios de trastorno depresivo persistente, una combinación que a menudo se denomina depresión
doble. Los datos existentes apoyan la conclusión de que los pacientes
con depresión doble tienen un peor pronóstico que los pacientes que
presentan solo un trastorno depresivo mayor. El tratamiento de los pacientes con depresión doble debe dirigirse a ambos trastornos, porque la
resolución de los síntomas del episodio depresivo mayor todavía deja un
deterioro psiquiátrico significativo en estos pacientes.
Infecciones
Paresia general (sífilis terciaria)
Toxoplasmosis
Gripe, neumonía viral
Hepatitis vírica
Mononucleosis infecciosa
SIDA
Escalas de puntuación objetivas de la depresión
Hay una literatura creciente que sugiere que el uso de escalas objetivas
puede mejorar significativamente la fiabilidad de los diagnósticos de
depresión.También pueden ser útiles para seguir el curso de un episodio. Hay varias escalas validadas.
Colagenosis
Artritis reumatoide
Lupus eritematoso
Nutricional
Pelagra
Anemia perniciosa
Escalas administradas por el clínico. La Escala de Hamilton para
la depresión (Hamilton Rating Scale for Depression, HAM-D) es una
escala para depresión muy utilizada que emplea hasta 24 ítems, cada uno
de los cuales se puntúa de 0 a 4 o de 0 a 2. El clínico evalúa las respuestas
del paciente a las preguntas que se le hacen sobre sentimientos de culpa,
pensamientos de suicidio, hábitos de sueño y otros síntomas de depresión, y las puntuaciones se obtienen a partir de la entrevista clínica. Los
puntos de corte habituales son 10 a 13 para la depresión leve, 14 a 17 para
la depresión leve a moderada y > 17 para la depresión moderada a grave.
Neurológico
Esclerosis múltiple
Enfermedad de Parkinson
Traumatismo craneoencefálico
Convulsiones parciales complejas
Apnea del sueño
Tumores cerebrales
Infarto (y enfermedad) cerebrovascular
Escalas autoadministradas. La Escala de autoevaluación de la depresión de Zung (Zung Self-Rating Depression Scale) es una escala de
20 ítems cuya puntuación normal es de 34 puntos o menor, mientras
que una puntuación de 50 puntos o mayor se considera indicativa de
depresión. La escala proporciona un índice global de la intensidad
Neoplásico
Neoplasias abdominales
Carcinomatosis diseminada
a
No se menciona el colesterol porque se ha informado de manera inconsistente
que los niveles bajos son un factor de depresión.
Trastornos depresivos
Problemas médicos generales
Es fundamental considerar si la depresión de un paciente se debe a una
afección médica general. Si no se obtiene una buena historia clínica ni
se atiende al contexto de la situación vital actual del paciente, se producirán errores diagnósticos. En un adolescente con depresión se debe
investigar la presencia de una mononucleosis, y en los pacientes con
sobrepeso o bajo peso excesivos descartar disfunciones suprarrenales o
tiroideas. Se debe evaluar a los pacientes con factores de riesgo adecuados para el VIH y a los pacientes mayores para detectar neumonía viral
y otras afecciones médicas.
En la tabla 7-4 se enumeran algunas afecciones farmacológicas y
médicas que pueden causar depresión.
Son muchos los trastornos neurológicos y médicos, así como los fármacos que producen síntomas de depresión. Los pacientes con trastornos
depresivos acuden primero a su médico general con molestias somáticas.
La mayoría de las causas médicas de los trastornos depresivos pueden
detectarse mediante una historia médica exhaustiva, una exploración fí­
sica y neurológica completa y la analítica habitual de sangre y orina. El
estudio diagnóstico debería incluir pruebas de función tiroidea y suprarrenal, porque las alteraciones de ambos sistemas endocrinos pueden
manifestarse como trastornos depresivos. Una norma razonable que se
puede aplicar en el trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias
es que cualquier sustancia que tome un paciente con depresión debe considerarse un posible factor causante del trastorno del estado de ánimo. El
tratamiento con fármacos cardíacos, antihipertensivos, sedantes, hipnóticos, antipsicóticos, antiepilépticos, antiparkinsonianos, analgésicos, antibacterianos y antineoplásicos se asocia a síntomas depresivos.
Problemas neurológicos
Los problemas neurológicos más frecuentes que se manifiestan con síntomas depresivos son la enfermedad de Parkinson, las enfermedades
desmielinizantes, la epilepsia, las enfermedades cerebrovasculares y
los tumores. Entre el 50 % y el 75 % de todos los pacientes con enfermedad de Parkinson tienen síntomas importantes de un trastorno depresivo que no se correlacionan con la discapacidad física del paciente, su
edad o la duración de su enfermedad, sino con la presencia de otras alteraciones encontradas en los tests neuropsicológicos. Los síntomas
motores de la enfermedad de Parkinson pueden enmascarar un trastorno depresivo, ya que los síntomas motores son similares. Los síntomas
depresivos a menudo responden a los fármacos antidepresivos o a la
terapia electroconvulsiva (TEC). Los cambios interictales asociados a
la epilepsia del lóbulo temporal pueden simular un trastorno depresivo,
en especial si el foco epileptógeno está situado en el lado derecho. La
depresión es una característica que complica con frecuencia las enfermedades cerebrovasculares, en particular en los 2 años siguientes al
episodio. La depresión es más frecuente en las lesiones cerebrales anteriores que en las posteriores, y en ambos casos, a menudo responden a
los medicamentos antidepresivos. Es más probable que los tumores de
las regiones diencefálicas y temporales se asocien en particular a síntomas de un trastorno depresivo.
Demencia. El trastorno depresivo mayor puede tener un efecto profundo en la concentración e incluso en la memoria, y en ocasiones se
puede confundir con una enfermedad neurodegenerativa como la enfermedad de Alzheimer. En ocasiones, se ha utilizado el término «pseudodemencia» para describir esto. Sin embargo, eso puede ser desacertado,
ya que implica que los síntomas cognitivos no son genuinos, lo cual no
es el caso. Normalmente es posible distinguir los síntomas cognitivos de
un trastorno depresivo mayor de la demencia con origen en otra enfermedad, como la demencia de tipo Alzheimer, por los fundamentos clínicos. Los síntomas cognitivos del trastorno depresivo mayor tienen un
inicio súbito y se asocian a otros síntomas del trastorno, como los autorreproches. Puede verse la variación diurna de los problemas cognitivos,
385
Tabla 7-5
Características de un episodio depresivo
más predictivas del trastorno bipolar
Edad de inicio más precoz
Depresión psicótica antes de los 25 años de edad
Depresión en el posparto, especialmente con síntomas psicóticos
Episodios depresivos de corta duración de inicio y desaparición rápidos
(< 3 meses)
Depresión recidivante (más de 5 episodios)
Depresión con importante retraso psicomotor
Síntomas atípicos (signos vegetativos invertidos)
Estacionalidad
Historia familiar de trastorno bipolar
Antecedentes familiares en tres generaciones
Labilidad emocional (ciclotimia)
Temperamento hipertímico
Hipomanía asociada a antidepresivos
Pérdida de la eficacia reiterada (al menos tres veces) de los antidepresivos
después de la respuesta inicial
Estado depresivo mixto (con excitación psicomotora, hostilidad irritable,
pensamiento acelerado y excitación sexual durante la depresión mayor)
De Akiskal. Mood disorders. En: Sadock BJ, Sadock VA, Ruiz P, eds. Kaplan & Sadock’s
Comprehensive Textbook of Psychiatry. 10th ed. Philadelphia, PA: Wolters Kluwer;
2017.
que no aparece en las demencias primarias. Los pacientes deprimidos
con dificultades cognitivas no intentan responder a las preguntas, mientras que los pacientes con demencia confabulan. Durante la entrevista,
se puede entrenar a los pacientes deprimidos y alentarles para que recuerden, una capacidad que no tienen los pacientes demenciados.
Otros trastornos mentales
La depresión puede ser una característica prácticamente de cualquier
otro trastorno mental.
Otros trastornos del estado de ánimo. Antes de llegar al diagnóstico final, es necesario tener en cuenta una serie de categorías diagnósticas. Se debe determinar si un paciente ha tenido episodios de síntomas
maníacos, que podrían indicar alguno de los trastornos bipolares. El episodio depresivo de un trastorno bipolar puede ser idéntico al de un trastorno depresivo mayor. Sin embargo, puede haber ciertas características
que son más predictivas de un trastorno bipolar, que se enumeran en la
tabla 7-5.
Tabla 7-6
Causas comunes de diagnóstico erróneo del trastorno
del estado de ánimo como esquizofrenia
Confiar en la imagen transversal en lugar de la longitudinal
Recuperación interepisódica incompleta similar a un defecto
esquizofrénico
Equiparación de pensamientos extravagantes con el trastorno
del pensamiento esquizofrénico
Atribuir un estado de ánimo irritable y gruñón a los delirios paranoicos
Confundir anhedonia depresiva y despersonalización con embotamiento
emocional esquizofrénico
Fuga de ideas percibida como asociaciones laxas
Falta de familiaridad con el abordaje fenomenológico en la evaluación
de delirios y alucinaciones afectivas
Dar mucha importancia a los síntomas incidentales de Schneider
Adaptada de Akiskal HS, Puzantian VR. Psychotic forms of depression and mania.
Psychiatr Clin North Am 1979;2:419.
386
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 7-7
Perfiles transversales únicos de ansiedad clínica
y depresión
Ansiedad
Depresión
Hipervigilancia
Retraso psicomotor
Tensión severa y pánico
Tristeza severa
Peligro percibido
Pérdida percibida
Evitación fóbica
Pérdida de interés: anhedonia
Duda e incertidumbre
Desesperanza, suicidio
Inseguridad
Autodesprecio
Ansiedad por el rendimiento
Pérdida de libido
Despertar matutino precoz
Pérdida de peso
Reimpresa con autorización de Akiskal HS. Toward a clinical understanding of the
relationship of anxiety and depressive disorders. En: Maser JP, Cloninger CR, eds.
Comorbidity of Mood and Anxiety Disorders. Washington, DC: American Psychiatric
Press; 1990.
Si los síntomas de un paciente son únicamente depresivos, lo más
probable es que el paciente tenga un trastorno depresivo. Incluso entonces, se debe diferenciar entre los diversos trastornos depresivos discutidos en este capítulo. Para hacer esto, hay que entender la gravedad y el
curso del trastorno con detalle.
Otros trastornos mentales. Los trastornos relacionados con el
consumo de sustancias, los psicóticos (tabla 7-6), los de la conducta
alimentaria, los adaptativos, los de síntomas somáticos y los de ansiedad se asocian con síntomas depresivos con relativa frecuencia, y se
deben tener en cuenta en el diagnóstico diferencial de un paciente con
síntomas depresivos.
Quizás el diagnóstico diferencial más difícil sea entre los trastornos
de ansiedad con depresión y los trastornos depresivos con ansiedad importante. En la tabla 7-7 se comparan las características únicas de la
depresión con las de la ansiedad.
Duelo no complicado. El duelo no complicado no se considera un
trastorno mental, aunque un tercio de los cónyuges en duelo cumplen
durante algún tiempo los criterios diagnósticos del trastorno depresivo
mayor. Algunos pacientes con duelo no complicado desarrollan un trastorno depresivo mayor, pero el diagnóstico no se establece a menos que
el duelo no se resuelva. La gravedad y el curso de los síntomas son diferencias significativas. En la tabla 7-8 se enumeran las características que
indicarían que el duelo normal ha progresado a un trastorno depresivo.
Una viuda de 75 años acudió a la consulta acompañada por su hija
debido al grave insomnio y la pérdida total de interés en las actividades
cotidianas después de la muerte de su esposo hacía ya 1 año. Se había
mostrado agitada los primeros 2 o 3 meses y después se «sumergió en
una inactividad total, no deseaba levantarse, no quería hacer nada, ni
quería salir». Según su hija, se había casado a los 21 años de edad, había
tenido cuatro hijos y había sido ama de casa hasta que su marido falleció
de un ataque cardíaco. Sus antecedentes psiquiátricos fueron negativos.
El ajuste premórbido se había caracterizado por rasgos compulsivos.
Durante la entrevista, iba vestida de negro, parecía moderadamente
enlentecida y sollozaba intermitentemente, diciendo: «Le busco por
todas partes... No le encuentro». Cuando se le preguntó por su vida, dijo:
«Todo lo veo negro.» Aunque no expresaba interés por la comida, no
parecía haber perdido una cantidad apreciable de peso. La prueba de
supresión con dexametasona dio como resultado 18 mg/dl. La paciente
rechazó la asistencia psiquiátrica, afirmando que «prefería reunirse con
su marido que mejorar». Era demasiado religiosa como para intentar
Tabla 7-8
Señales de que una persona en duelo ha progresado
a un trastorno depresivo
Creencias. Las personas en duelo y sus familiares perciben el duelo como
una reacción normal, mientras que aquellos con trastorno depresivo
suelen verse a sí mismos como enfermos y pueden creer que están
perdiendo la cabeza
Reactividad emocional. A diferencia de la persona melancólica, la
persona en duelo reacciona al entorno y tiende a mostrar una serie de
efectos positivos
Actividad psicomotora. No se observa un retraso psicomotor marcado
en el duelo normal
Culpa. Aunque las personas en duelo a menudo se sienten culpables por
no haber hecho ciertas cosas que creen que podrían haber salvado la
vida del ser querido fallecido (culpa por omisión), por lo general no
experimentan culpa por comisión
Alucinaciones. Los delirios de inutilidad o pecado y las experiencias
psicóticas en general apuntan al trastorno del estado de ánimo
Ideación suicida. La ideación suicida activa es rara en el duelo, pero es
común en el trastorno depresivo mayor
Comportamientos. La «momificación» (es decir, mantener las
pertenencias de la persona fallecida exactamente como estaban antes
de su muerte) indica una psicopatología grave
Aniversarios. Las reacciones de aniversario graves deben alertar al
médico sobre la posibilidad de psicopatología
De Akiskal. Mood disorders. En: Sadock BJ, Sadock VA, Ruiz P, eds. Kaplan & Sadock’s
Comprehensive Textbook of Psychiatry. 10th ed. Philadelphia, PA: Wolters Kluwer; 2017.
suicidarse, pero al rechazar el tratamiento, pensaba que «se dejaría
morir... encontraría alivio en la muerte y en la reunión con su marido».
(Por cortesía de H. S. Akiskal, MD.)
En los casos de duelo grave, independientemente del diagnóstico,
algunos sugieren que sería una imprudencia clínica retirar los antidepresivos a muchas personas que sufren un duelo tan intenso.
COMORBILIDAD
Los individuos con trastornos depresivos mayores tienen mayor riesgo de
presentar uno o más trastornos adicionales comórbidos. Los más frecuentes son el abuso o dependencia del alcohol, el trastorno de pánico, el
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno de ansiedad social.
Por su parte, aquellos con trastornos de abuso de sustancias y trastornos
de ansiedad también tienen un elevado riesgo de presentar trastornos del
estado de ánimo comórbido en la actualidad o bien a lo largo de la vida.
Ansiedad
En referencia a los trastornos de ansiedad, en el DSM-5 se menciona la
existencia de un trastorno mixto ansioso-depresivo. Los síntomas significativos de ansiedad pueden coexistir (y a menudo coexisten) con síntomas significativos de depresión. Se desconoce si los pacientes que
muestran síntomas significativos tanto de ansiedad como de depresión
están afectados por dos procesos patológicos diferentes o por un único
proceso que produce ambos conjuntos de síntomas. Los pacientes que
tienen ambos tipos constituyen el grupo de pacientes con un trastorno
mixto ansioso-depresivo.
Trastornos relacionados con sustancias
La dependencia del alcohol coexiste con frecuencia con los trastornos
del estado de ánimo. Tanto los pacientes con trastorno depresivo mayor
Trastornos depresivos
como los que tienen un trastorno bipolar I probablemente cumplan los
criterios diagnósticos de un trastorno por consumo de alcohol. Según
los datos existentes, la dependencia del alcohol se asocia con mayor
fuerza al diagnóstico comórbido de depresión en las mujeres que en los
hombres. Por el contrario, los datos genéticos y familiares sobre hombres afectados tanto por trastornos del estado de ánimo como por una
dependencia del alcohol indican que es probable que tengan dos procesos patológicos genéticamente diferenciados.
Los trastornos relacionados con sustancias distintos de la dependencia de alcohol también se asocian con frecuencia a los trastornos del
estado de ánimo. El abuso de sustancias puede estar implicado como
precipitante de un episodio de enfermedad o, por el contrario, representar los intentos del paciente de tratar su propia enfermedad. Aunque los
pacientes con manía raramente usan sedantes para amortiguar su euforia, los pacientes deprimidos usan a menudo estimulantes como cocaína y anfetaminas para aliviar su depresión.
Los pacientes con distimia pueden cumplir los criterios diagnósticos de un trastorno relacionado con el consumo de sustancias. Esta
asociación parece lógica; los pacientes con distimia tienden a desarrollar métodos de afrontamiento de su estado crónicamente deprimido,
entre los que se incluye el abuso de sustancias. En consecuencia, es
probable el consumo de alcohol o estimulantes como cocaína o marihuana, y la elección entre ellos dependerá principalmente del contexto
social en que se mueva el paciente. La presencia de un diagnóstico
asociado de abuso de sustancias representa un dilema para los médicos,
y el consumo a largo plazo de muchas sustancias da lugar a un cuadro
sintomático indistinguible de distimia.
Afecciones médicas
Es frecuente que la depresión coexista con otras afecciones médicas, en
especial en personas mayores. Cuando coexisten la depresión y las afecciones médicas, se debe determinar si la afección médica subyacente
está fisiopatológicamente relacionada con la depresión o si los fármacos
que el paciente está tomando para sus problemas médicos son la causa
de la depresión. Según muchos estudios, el tratamiento de un trastorno depresivo mayor comórbido mejora la evolución de un trastorno médico subyacente, incluido el cáncer.
EVOLUCIÓN
En los estudios sobre la evolución y el pronóstico de los trastornos del
estado de ánimo se llega a la conclusión de que estos trastornos tienden
a presentar una evolución prolongada y a recidivar.
Trastorno depresivo mayor
Inicio. En torno al 50 % de los pacientes mostraron, durante su primer episodio de trastorno depresivo mayor, síntomas depresivos significativos antes de que se identificara el episodio como tal. Cuanto más
pronto se identifiquen y traten los síntomas más precoces, mejor será
la prevención del desarrollo del episodio depresivo completo. Aunque
los síntomas pueden haber estado presentes, los pacientes con trastorno depresivo mayor normalmente no tienen un trastorno de la personalidad antes de la aparición del cuadro. El primer episodio depresivo
aparece antes de los 40 años en el 50 % de los casos. Un inicio más
tardío se asocia con la ausencia de historia familiar de trastornos del
estado de ánimo, trastorno de la personalidad antisocial y abuso de
alcohol.
Duración. Un episodio depresivo no tratado dura entre 6 y 13 meses,
y la mayoría de los episodios tratados duran unos 3 meses. La retirada
de los antidepresivos antes de los 3 meses casi siempre provoca la recidiva de los síntomas. A medida que evoluciona el trastorno, los pacientes tienden a tener episodios más frecuentes y que duran más tiempo.
387
La media del número de episodios en un período de 20 años es de cinco
o seis.
Otros trastornos depresivos
Aproximadamente el 50 % de los pacientes con trastorno depresivo persistente presentan un inicio gradual de los síntomas antes de los 25 años
de edad. A pesar del inicio precoz, a menudo se sufren los síntomas
durante una década antes de buscar ayuda psiquiátrica, y consideran
que el trastorno de inicio precoz es algo que simplemente forma parte
de sus vidas. Los pacientes con un inicio más precoz de los síntomas
tienen un riesgo mayor de presentar un trastorno depresivo mayor o un
trastorno bipolar I en el curso de su enfermedad. En los estudios de
pacientes con diagnóstico de distimia se demuestra que cerca del 20 %
de los casos progresaron a un trastorno depresivo mayor; un 15 %, a un
trastorno bipolar II, y menos del 5 %, a un trastorno bipolar I.
El pronóstico de los pacientes con trastorno depresivo persistente es
variado. Los fármacos antidepresivos y algunos tipos concretos de psicoterapia (p. ej., las terapias cognitivo-conductuales) tienen efectos positivos en el curso y el pronóstico del trastorno. Los datos sobre los tratamientos que se utilizaban antes indican que solo el 10-15 % de
los pacientes presentan remisión de los síntomas 1 año después del diagnóstico inicial. Aproximadamente el 25 % de todos los pacientes con
distimia nunca alcanzan una recuperación completa; no obstante, el pronóstico es bueno cuando se aplica el tratamiento.
PRONÓSTICO
El trastorno depresivo mayor no es benigno. Tiende a cronificarse y a
recidivar. Los pacientes que han sido hospitalizados por un primer episodio de trastorno depresivo mayor tienen un 50 % de posibilidades de
recuperarse en el primer año. El porcentaje de pacientes que se recuperan después de hospitalizaciones reiteradas disminuye con el tiempo.
Muchos de los pacientes que no se recuperan siguen afectados por un
trastorno distímico. Un 25 % de los pacientes presentan una recurrencia
en los primeros 6 meses después de ser dados de alta del hospital; otro
30-50 % recurre en los 2 años siguientes, y alrededor del 50-75 % tiene
una recurrencia dentro de los 5 años. La incidencia de recidiva es inferior a estas cifras en los pacientes que continúan recibiendo tratamiento
psicofarmacológico profiláctico y en los que tuvieron únicamente uno
o dos episodios depresivos. En general, el tiempo entre los episodios
disminuye y su intensidad aumenta cuando el paciente va acumulando
más episodios depresivos.
Indicadores pronósticos
Muchos estudios se han centrado en identificar los indicadores de
buen y mal pronóstico en la evolución de un trastorno depresivo mayor. En la tabla 7-9 se enumeran algunos de los predictores positivos
y negativos.
MANEJO DEL TRATAMIENTO
El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo es gratificante para
los psiquiatras. Hay tratamientos específicos disponibles para episodios
depresivos y los datos indican que el tratamiento profiláctico también
es útil. Hay que ser optimistas, ya que el pronóstico de cada episodio es
excelente. Este hecho suele ser una buena noticia para los pacientes y
sus familias. No obstante, los trastornos del estado de ánimo son crónicos y se debe educar al paciente y a la familia con respecto a las futuras
estrategias de tratamiento.
Históricamente, los pacientes con trastorno depresivo persistente no
recibían tratamiento o recibían una psicoterapia a largo plazo orientada
a la introspección. Los datos actuales sugieren que los tratamientos
para la distimia son similares a los del trastorno depresivo mayor.
388
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 7-9
Indicadores de pronóstico para la depresión
Indicadores positivos
Clínicos
Gravedad leve
Sin síntomas psicóticos
Estancia hospitalaria corta
Sin enfermedad comórbida (médica/psiquiátrica)
No más de 1 hospitalización
Edad de aparición avanzada
Psicosocial
Amistades sólidas durante la adolescencia
Funcionamiento familiar estable
Buen funcionamiento social/laboral en los últimos 5 años
Indicadores negativos
Trastorno distímico comórbido y trastorno depresivo mayor
Trastorno por abuso de sustancias
Síntomas de ansiedad
> 1 episodios anteriores
Masculino
Existen varios objetivos del tratamiento. En primer lugar, se debe
garantizar la seguridad del paciente, y en segundo lugar, es necesario
efectuar una evaluación diagnóstica completa. En tercer lugar, se debe
iniciar un plan de tratamiento que aborde no solo los síntomas inmediatos, sino también el bienestar prospectivo del paciente. Si bien los tratamientos actuales destacan el empleo del tratamiento farmacológico y
la psicoterapia, las situaciones vitales estresantes elevan la tasa de recidiva, por lo que el tratamiento también debería abordar el número y la
intensidad de los factores estresantes que vayan apareciendo en las vidas de los pacientes.
En la tabla 7-10 se enumeran las fases del tratamiento, los objetivos
y actividades típicos de cada fase.
El profesional puede tratar con seguridad la distimia y otras formas
de depresión más leves en la consulta si puede evaluar al paciente con
frecuencia. Los signos clínicos de alteración del juicio, la pérdida de
peso o el insomnio deben ser mínimos, y el sistema de apoyo del paciente debe ser potente: ni demasiado implicado ni demasiado retirado
de él. El más mínimo cambio negativo que se observe en los síntomas
o en el comportamiento del paciente, o bien en la actitud de su sistema
de apoyo, puede ser suficiente para justificar la hospitalización.
Los pacientes con trastornos del estado de ánimo a menudo no están
dispuestos a ingresar voluntariamente en el hospital y podrían necesitar
un ingreso involuntario. Estos pacientes no pueden tomar decisiones
debido a su pensamiento lento, su visión del mundo (Weltanschauung)
negativa y su desesperanza.
Elección del tratamiento
Los tratamientos combinados pueden ser la mejor opción. A
menudo se combinan medicación y psicoterapia. Si la visión del médico de los trastornos afectivos es su ambivalencia sobre el uso de fármacos puede dar lugar a una mala respuesta, al incumplimiento y, probablemente, dosis inadecuadas para un período de tratamiento demasiado
breve. Por otra parte, el resultado del tratamiento farmacológico puede
verse comprometido si se ignoran las necesidades psicosociales del paciente. En varios estudios en los que se combinaron el tratamiento farmacológico y la psicoterapia en pacientes ambulatorios con depresión
se ha demostrado una respuesta mayor y tasas de remisión más elevadas
para la combinación que para ambas terapias por separado.
Aunque la combinación sigue siendo la recomendación general, se
debe señalar que hay otros puntos de vista. Algunos han argumentado
que la mayoría de los datos sugieren que un solo tratamiento, ya sea
psicofarmacológico o psicoterapéutico, por sí solo es suficiente para la
mayoría de las personas, y que la combinación de tratamientos expone
a los pacientes a costes innecesarios y efectos adversos.
Tratamientos somáticos
Tratamiento farmacológico. La eficacia de la farmacoterapia para
Hospitalización
La primera decisión (y la más crítica) que debe tomar el profesional es
si debe hospitalizarse al paciente o intentarse el tratamiento ambulatorio. Son indicaciones claras de hospitalización el riesgo de suicidio u
homicidio, la disminución evidente de la capacidad del paciente para
obtener alimento y refugio, y la necesidad de realizar procedimientos
diagnósticos. La historia de síntomas rápidamente progresivos y la ruptura del paciente con sus sistemas de apoyo habituales también aconsejan la hospitalización.
el trastorno depresivo mayor ha sido bien establecida en más de 500 estudios controlados aleatorios. En general, todos los antidepresivos disponibles muestran un efecto al menos modesto en comparación con el
placebo. La eficacia es muy similar entre los antidepresivos, al menos
en comparación con el placebo. Sin embargo, la tolerabilidad y la aceptabilidad varían.
Una vez establecido el diagnóstico, podemos formular una estrategia
de tratamiento farmacológico. Es fundamental establecer un diagnóstico
exacto, porque los trastornos del espectro unipolar y bipolar requieren
regímenes de tratamiento diferentes.
Tabla 7-10
Fases del tratamiento
Fase de tratamiento
Duración
Objetivos
Actividades
Agudo y continuación
8-12 semanas
Lograr la remisión sintomática
Vigilar los efectos secundarios
Restaurar la función
Establecer una alianza terapéutica
Proporcionar psicoeducación
Seleccionar los tratamientos antidepresivos óptimos
Atención de soporte y basada en mediciones
Monitorizar el progreso
Mantenimiento
6-24 meses o más
Retorno a la función y calidad de vida plenas
Prevención de la recurrencia
Continuar con la psicoeducación
Rehabilitación
Manejar las comorbilidades
Monitorizar la recurrencia
Modificada de Lam RW, McIntosh D, Wang J, Enns MW, Kolivakis T, Michalak EE, Sareen J, Song WY, Kennedy SH, MacQueen GM, Milev RV, Parikh SV, Ravindran AV; CANMAT
Depression Work Group. Canadian Network for Mood and Anxiety Treatments (CANMAT) 2016 clinical guidelines for the management of adults with major depressive
disorder: section 1. Disease burden and principles of care. Can J Psychiatry 2016;61(9):510-523.
Trastornos depresivos
389
Tabla 7-11
Medicamentos antidepresivos ISRS y IRSN y sus perfiles de efectos secundarios
Clase de
medicamento
Rango de dosis
recomendado (mg)
Frecuencia de efectos secundarios
> 30 %
10-30 %
ISRS
Citalopram
20-40
Náuseas, boca seca, sudoración
Ninguno
Escitalopram
10-20
Disfunción sexual masculina y náuseas
Ninguno
Fluoxetina
20-60
Náuseas, boca seca, somnolencia, nerviosismo, ansiedad, insomnio, temblor, anorexia
Ninguno
Fluvoxamina
100-300
Sequedad de boca, cefalea, somnolencia, agitación, insomnio, sudoración, temblor, anorexia,
mareos, estreñimiento
Náuseas
Paroxetina
20-60
Náuseas, diarrea, sequedad de boca, cefalea, somnolencia, insomnio, sudoración, astenia,
disfunción sexual masculina, mareos
Ninguno
Sertralina
50-200
Náuseas, diarrea, sequedad de boca, cefalea, somnolencia, insomnio, fatiga, temblor, disfunción
sexual masculina, mareos
Ninguno
75-375
Cefalea, somnolencia, sequedad de boca, mareos, nerviosismo, insomnio, sudoración,
disfunción sexual masculina
Náuseas
IRSN
Venlafaxina
Desvenlafaxina
50-100
Sequedad de boca, mareos, náuseas, sudoración
Ninguno
Duloxetina
30-120
Náuseas, sequedad de boca, estreñimiento, insomnio, disfunción sexual masculina
Ninguno
Levomilnacipran
20-80
Náuseas, sequedad de boca, cefalea, disfunción sexual masculina
Ninguno
Otros antidepresivos novedosos y de segunda generación
Agomelatinaa
25-50
Ninguno
Ninguno
Bupropión
150-450
Insomnio, sequedad de boca, náuseas
Cefaleas
Mirtazapina
15-60
Sequedad de boca, estreñimiento, aumento del apetito, aumento de peso
Somnolencia
Moclobemidaa
300-600
Ninguno
Ninguno
Vilazodona
10-40
Diarrea, náuseas, cefalea
Ninguno
Vortioxetina
10-20
Náuseas
Ninguno
a
Habitualmente no está disponible en Estados Unidos.
Datos de Kennedy SH, Lam RW, McIntyre RS, Tourjman SV, Bhat V, Blier P, Hasnain M, Jollant F, Levitt AJ, MacQueen GM, McInerney SJ, McIntosh D, Milev RV, Müller DJ, Parikh
SV, Pearson NL, Ravindran AV, Uher R; CANMAT Depression Work Group. Canadian Network for Mood and Anxiety Treatments (CANMAT) 2016 clinical guidelines for the
management of adults with major depressive disorder: section 3. Pharmacological treatments. Can J Psychiatry 2016;61(9):540-560; Kennedy SH, Rizvi SJ. Chapter 246: SSRIs
and related compounds. En: Stolerman I, ed. Encyclopedia of Pharmacology. New York: Springer; 2010.
El objetivo del tratamiento farmacológico es la remisión de los síntomas, no únicamente su reducción. Los pacientes con síntomas residuales, frente a los que entran en remisión total, tienen más probabilidades de experimentar la recidiva o recurrencia de los episodios
afectivos y el deterioro continuado de la funcionalidad diaria.
El uso del tratamiento farmacológico específico aumenta a aproximadamente el doble las posibilidades de que un paciente deprimido se
recupere en 1 mes. Todos los antidepresivos disponibles en la actualidad tardan entre 3 y 4 semanas en ejercer sus efectos terapéuticos significativos, aunque pueden empezar a mostrar sus efectos antes. La
elección de los antidepresivos depende de que su perfil de efectos secundarios sea el menos inaceptable para la situación física, el temperamento y el estilo de vida de un paciente determinado. En el capítulo 21
se analizan los numerosos tipos de antidepresivos. Aunque la mayoría
de los antidepresivos parecen tener mecanismos de acción similares y,
por tanto, una eficacia similar, existen algunas variaciones entre las clases. Esta variación da cierta diversidad de opciones. Aunque se siguen
utilizando los primeros fármacos antidepresivos, los inhibidores de la
monoaminooxidasa (IMAO) y los antidepresivos tricíclicos, los compuestos más modernos han logrado que el tratamiento de la depresión
sea algo más «agradable para el clínico y el paciente».
En la tabla 7-11 se enumeran los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de sero-
tonina y noradrenalina (IRSN) por clase, así como sus perfiles de efectos secundarios.
guías clínicas generales.
El error clínico más frecuente que provoca
un resultado insatisfactorio de una prueba con un fármaco antidepresivo es el uso de una posología demasiado baja durante un período de
tiempo demasiado corto. A menos que los efectos secundarios lo impidan, la posología del antidepresivo debería aumentarse hasta la dosis máxima recomendada, y mantenerse en ese nivel al menos durante
4 o 5 semanas antes de considerar que la prueba no es satisfactoria.
Alternativamente, la dosis no se aumentará si el paciente mejora clínicamente con dosis bajas, a menos que la mejoría clínica se detenga
antes de alcanzar el beneficio máximo. Cuando el paciente no empiece a responder a las dosis apropiadas de un fármaco después de 2 o
3 semanas, los médicos pueden decidir medir las concentraciones
plasmáticas del fármaco, si existe cómo hacerlo. Esta prueba podría
indicar el incumplimiento o una distribución farmacocinética particularmente inusual del fármaco, lo que permitiría sugerir una posología
alternativa.
selección de la medicación inicial.
No existen grandes diferencias
en los antidepresivos en cuanto a su eficacia global, velocidad de respuesta o eficacia a largo plazo. No obstante, difieren en sus propie­
dades farmacológicas, las interacciones y los efectos secundarios a
390
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
corto y largo plazo, la probabilidad de aparición de síntomas de abstinencia y la facilidad del ajuste de la dosis. Muy a menudo, se empieza con antidepresivos de segunda y tercera generación. Entre ellos,
los ISRS siguen siendo los medicamentos más utilizados para la depresión.
La selección del tratamiento inicial depende de la cronicidad de la
afección, del curso de la enfermedad (un curso recidivante o crónico se
asocia con una mayor probabilidad de aparición de síntomas depresivos
en el futuro, cuando el paciente no reciba tratamiento), de la historia
familiar de la enfermedad y de su respuesta al tratamiento, de la intensidad de los síntomas, de otras enfermedades médicas generales o de
otras enfermedades psiquiátricas concurrentes, de la respuesta previa al
tratamiento de otras fases agudas, de las posibles interacciones farmacológicas y de las preferencias del paciente.
En general, entre el 45 % y el 60 % de los pacientes ambulatorios
con un trastorno depresivo mayor no complicado (es decir, con otras
enfermedades psiquiátricas y médicas generales mínimas), no crónico y no psicótico que empiezan el tratamiento médico responden a él
(es decir, se alcanza una reducción de al menos el 50 % de los síntomas basales). No obstante, solo el 35-50 % de los casos alcanzan la
remisión (es decir, la ausencia prácticamente total de los síntomas
depresivos).
duración y profilaxis.
El tratamiento con antidepresivos deberá
mantenerse al menos durante 6 meses o el período de duración del
episodio previo, el mayor de ambos. Al suspender el tratamiento con
antidepresivos, la dosis del fármaco debe reducirse gradualmente durante 1 a 2 semanas, dependiendo de la vida media del compuesto en
particular. Este tratamiento profiláctico reduce el número y la intensidad de las recurrencias. Un estudio concluyó que cuando los episodios
están separados menos de 2 años y medio se debería recomendar un
tratamiento profiláctico. Otro factor que sugiere el empleo de tratamiento profiláctico es la gravedad de los episodios depresivos previos.
Los episodios que han implicado una ideación suicida significativa o
un deterioro del funcionamiento psicosocial pueden indicar que el
riesgo de interrumpir el tratamiento es demasiado considerable.
La prevención de nuevos episodios afectivos (es decir, de las recurrencias) es el objetivo de la fase de mantenimiento del tratamiento.
Solo los pacientes con depresión recidivante o crónica son candidatos
al tratamiento de mantenimiento. En varios estudios se ha sugerido que
es seguro y eficaz mantener la medicación antidepresiva para el tratamiento de la depresión crónica.
tratamiento de los trastornos depresivos específicos. Los tipos clínicos de los episodios depresivos mayores muestran grados variables de
respuesta a antidepresivos particulares o a fármacos distintos de los antidepresivos. Los antidepresivos con mecanismo de acción dual en los
receptores tanto serotoninérgicos como noradrenérgicos demuestran
una mayor eficacia en las depresiones melancólicas. Los pacientes con
depresión estacional en invierno pueden tratarse con fototerapia.
El tratamiento de los episodios depresivos mayores con síntomas
psicóticos requiere la combinación de un antidepresivo y un antipsicótico atípico. En varios estudios se ha demostrado que la TEC es eficaz
en esta indicación, quizá más eficaz que el tratamiento farmacológico.
En los casos que cursan con síntomas atípicos se ha demostrado
claramente la eficiencia de los IMAO. En la depresión atípica también
se usan los ISRS y el bupropión.
trastornos comórbidos.
La presencia concurrente de otro trastorno
afecta a la selección inicial del tratamiento. Por ejemplo, el tratamiento
satisfactorio de un TOC asociado a síntomas depresivos suele conseguir
la remisión de la depresión. De igual modo, cuando se presenta un trastorno de pánico con depresión mayor, se prefiere usar medicamentos
con eficacia demostrada en ambas afecciones (p. ej., tricíclicos e ISRS).
En general, el otro problema asociado al trastorno del estado de ánimo
es el que dicta la elección del tratamiento en los estados comórbidos.
El abuso de sustancias concurrente plantea la posibilidad de estar
ante un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, que deberá evaluarse mediante la historia clínica o solicitando la abstinencia
durante varias semanas. Es posible que la abstinencia provoque la remisión de los síntomas depresivos en los trastornos del estado de ánimo
inducidos por sustancias. En cuanto a los individuos que mantienen
síntomas depresivos significativos incluso con la abstinencia, se debe
diagnosticar y tratar un trastorno del estado de ánimo independiente del
consumo de sustancias.
Las enfermedades médicas son factores de riesgo conocidos para el
desarrollo de la depresión, y a su vez, la presencia de un episodio depresivo mayor se asocia con el aumento de la morbilidad o la mortalidad de muchas enfermedades médicas (p. ej., enfermedad cardiovascular, diabetes, enfermedad cerebrovascular y cáncer).
uso terapéutico de los efectos secundarios. Escoger antidepresivos
más sedantes (como mirtazapina o paroxetina) para pacientes más ansiosos y deprimidos o agentes más activadores (bupropión) para pacientes con mayor retraso psicomotor no es tan útil como podría pensarse.
Por ejemplo, cualquier beneficio a corto plazo con paroxetina o mirtazapina sobre los síntomas de ansiedad o insomnio podría convertirse en un
lastre con el tiempo. Estos fármacos a menudo continúan siendo sedantes a más largo plazo, lo que haría que los pacientes suspendieran prematuramente la medicación y aumentara el riesgo de recidiva o recurrencia. Algunos médicos usan fármacos adyuvantes (p. ej., hipnóticos o
ansiolíticos) combinados con los antidepresivos para lograr un alivio
más inmediato de los síntomas o para cubrir esos efectos secundarios a
los cuales, finalmente, los pacientes terminan por adaptarse.
Comprender el historial de tratamiento previo de un paciente es
esencial porque una respuesta temprana generalmente predice respuestas futuras. El fracaso documentado de una prueba efectuada correctamente con una clase de antidepresivo en particular (p. ej., ISRS, tricíclicos o IMAO) sugiere la elección de un fármaco de otra clase
diferente. La historia en familiares de primer grado que responden a un
fármaco en particular se asocia con una buena respuesta a la misma
clase de fármacos en el paciente.
fracaso del tratamiento agudo.
Los pacientes pueden no responder
a una medicación porque: 1) no toleran los efectos secundarios, incluso
cuando se espera una buena respuesta clínica; 2) puede producirse un
acontecimiento adverso idiosincrásico; 3) la respuesta clínica no es la
adecuada, o 4) se ha establecido un diagnóstico erróneo. Las pruebas
de medicación en la fase aguda deben durar entre 4 y 6 semanas para
permitir el tiempo adecuado para una reducción significativa de los
síntomas. La mayoría (pero no todos) de pacientes que finalmente responden por completo muestran al menos una respuesta parcial en la
cuarta semana, considerando una dosis adecuada. Una «respuesta parcial» se define como una reducción de al menos un 20 % a un 25 % en
la gravedad de los síntomas depresivos antes del tratamiento. Los que
no tienen al menos una respuesta parcial en ese tiempo es probable que
necesiten un cambio de tratamiento. Se necesitan períodos más prolongados (8-12 semanas o más) para definir el último grado de reducción
de los síntomas que puede lograrse con un medicamento. Aproximadamente la mitad de los pacientes requieren una segunda prueba de tratamiento médico porque el tratamiento inicial es mal tolerado o ineficaz.
Selección de las segundas opciones terapéuticas. Cuando el tratamiento
inicial no tiene éxito, lo normal es cambiar a uno alternativo o aumentar la dosis del actual. La elección entre cambiar de un fármaco inicial
único a uno nuevo único (frente a la opción de añadir un segundo
fármaco al primero) se basa en la historia farmacológica previa del
paciente, el grado de beneficios logrados con el tratamiento inicial y las
preferencias del paciente. Como norma, se prefiere cambiar de fármaco
a aumentar la dosis después del fracaso del tratamiento inicial. Por
otro lado, los procedimientos de aumento de dosis son útiles para los
pacientes que han conseguido algún efecto favorable con el tratamiento
Trastornos depresivos
inicial, pero que no han alcanzado la remisión. Una revisión de las diferentes estrategias menciona que hay cierta evidencia que sugiere que
ambas estrategias confieren algún beneficio. Sin embargo, la evidencia
es inadecuada para recomendar una estrategia sobre otra.
Al cambiar de una monoterapia a otra, la sugerencia habitual es
elegir un medicamento de una clase diferente. Por ejemplo, se podría
cambiar de un ISRS a un IRSN. Sin embargo, al poner a prueba estos
supuestos, es difícil encontrar alguna ventaja para una estrategia en particular. Por ejemplo, en el histórico estudio STAR*D, que sigue siendo
uno de los estudios más extensos de las estrategias de tratamiento después del fracaso inicial, aunque los cambios de medicación fueron modestamente útiles, tanto los cambios dentro como fuera de una clase
fueron igualmente efectivos.
Entre las opciones para la potenciación, diferentes abordajes tienen
evidencia razonable. Varios antipsicóticos, sobre todo quetiapina y aripiprazol, son eficaces para la potenciación. La potenciacion con litio también es eficaz para potenciar tanto los ISRS como los antidepresivos
tricíclicos. También hay estudios positivos para la hormona tiroidea. Sin
embargo, esta estrategia rara vez se utiliza en la práctica clínica debido
a la necesidad de un seguimiento continuo y a los posibles efectos adversos. Se han estudiado muchos otros agentes, incluidos bupropión, buspirona, lamotrigina, metilfenidato y pindolol; sin embargo, estos tienen
datos limitados controlados con placebo. Un metaanálisis de los datos
disponibles sobre las estrategias de cambio concluyó que la quetiapina y
el aripiprazol tienen la mejor evidencia como agentes potenciadores. Sin
embargo, se deben usar con cautela por su perfil de efectos secundarios.
agentes farmacológicos nuevos
Ketamina. El fármaco anestésico ketamina ha sido eficaz en el trata-
miento de la depresión refractaria. Su mecanismo de acción se debe a
la inhibición del receptor postsináptico NMDA al que se une el glutamato. En el trastorno depresivo mayor se han implicado alteraciones
en la señalización glutamatérgica, lo que podría justificar su eficacia.
Hasta hace poco, la ketamina solo estaba disponible por vía intravenosa, lo que limitaba su uso, ya que había que vigilar a los pacientes mientras recibían una infusión del fármaco durante 30 min en un
entorno clínico. Los efectos secundarios más frecuentes son mareos,
cefalea y mala coordinación, que son transitorios. También pueden
aparecer síntomas disociativos, incluidas alucinaciones. Por lo general,
se observa una respuesta positiva dentro de las 24 h, lo que la convierte
en una sustancia realmente innovadora, ya que parece actuar mucho
más rápidamente que los antidepresivos estándar. Sin embargo, el
efecto parece ser de corta duración y desaparece después de 2 a 7 días,
limitando de nuevo su uso. Hay pocos datos sobre el tratamiento a largo
plazo, así como preocupación por los efectos adversos asociados, en
particular el efecto psicógeno. Además, el agente tiene potencial para
el abuso, lo que lo hace menos atractivo como opción a largo plazo.
Más recientemente, la FDA aprobó la esketamina en aerosol nasal
para la depresión resistente al tratamiento. Dado el riesgo de abuso,
solo está disponible a través de un sistema de distribución restringido.
La mayor parte de la evidencia que respalda al agente proviene del uso
a corto plazo. Sin embargo, un estudio a más largo plazo sugirió que la
continuación del tratamiento podría ser eficaz para algunos pacientes.
Brexanolona. La brexanolona es una formulación intravenosa de
alopregnanolona, que fue aprobada por la FDA en 2019 para el tratamiento de la depresión posparto. Es un esteroide neuroactivo que actúa
como un modulador alostérico de GABAA, que puede ser fundamental
para el mecanismo de la depresión posparto. También está disponible
únicamente en Estados Unidos a través de un programa restringido
que requiere la administración del medicamento en un entorno clínico
durante más de 60 h. Los efectos adversos más habituales son somnolencia, sequedad de boca, pérdida del conocimiento y enrojecimiento.
Al igual que con la ketamina, la brexanolona se diferencia de los antidepresivos estándar en su aparente efecto rápido, reduciendo los síntomas
depresivos tan pronto como 24 h después de la administración. En los
391
ensayos, el efecto continuó durante al menos 30 días. En el momento
de escribir este artículo, los ensayos de fase 3 para una versión oral del
medicamento tienen resultados prometedores.
Otros tratamientos somáticos
neuroestimulación
Estimulación del nervio vago. La estimulación experimental del nervio
vago en varios estudios diseñados para el tratamiento de la epilepsia
permitió establecer la mejoría del estado de ánimo de los pacientes. Esta
observación hizo que se usara la estimulación del nervio vago (ENV)
mediante un dispositivo electrónico implantado en la piel, similar a un
marcapasos cardíaco. Los estudios preliminares han demostrado que en
algunos pacientes con un trastorno depresivo mayor crónico recidivante
remitían los síntomas cuando recibían ENV. Se desconoce cuál es el
mecanismo de acción de la ENV que explica esta mejoría. El nervio vago
conecta con el sistema nervioso entérico y, cuando se estimula, provoca la
liberación de péptidos que actúan como neurotransmisores.
Estimulación magnética transcraneal. La estimulación magnética
transcraneal (EMT) se muestra prometedora como tratamiento para la
depresión. Supone el uso de energía magnética o de pulsos muy cortos
para estimular las células nerviosas del cerebro. La FDA ha indicado
este tratamiento para la depresión en pacientes adultos que no han
logrado una mejoría satisfactoria con un medicamento antidepresivo
previo a la dosis y duración mínima eficaz o por encima de ella en el
episodio actual.
La EMT repetitiva (EMTr) produce una estimulación eléctrica secundaria focal de las regiones corticales diana. Es no convulsiva, no
requiere anestesia, tiene un perfil de efectos secundarios seguro y no
está asociada a efectos secundarios cognitivos.
Los pacientes no precisan anestesia ni sedación y permanecen despiertos y alerta. Es un procedimiento ambulatorio de 40 min de duración autorizado por un psiquiatra y puede realizarse en la propia consulta. El tratamiento se administra típicamente de forma diaria durante
4 a 6 semanas. El efecto adverso más habitual relacionado con el tratamiento es la presencia de dolor o molestia en el cuero cabelludo.
El tratamiento con EMT está contraindicado en pacientes con dispositivos metálicos implantados u objetos metálicos fijos en la cabeza
o cerca de ella.
fototerapia. La fototerapia (terapia con luz) se introdujo en 1984
como tratamiento del trastorno afectivo con patrón estacional. En este
trastorno, los pacientes normalmente muestran síntomas depresivos
cuando el período lumínico del día disminuye al entrar el invierno. Las
mujeres representan al menos el 75 % de los pacientes con depresión
estacional, y la edad media de presentación es de 40 años. Es poco habitual que el trastorno afectivo estacional se presente en los pacientes
después de los 55 años.
La fototerapia consiste en la exposición del paciente afectado a la luz
brillante en un intervalo de 1 500 a 10 000 lux o más, normalmente con
una caja de luz situada en una mesa o un escritorio. Los pacientes se
sientan delante de la luz durante 1 o 2 h antes de la puesta del sol cada
día, aunque algunos también obtienen efectos favorables tras la exposición después del anochecer. Algunos fabricantes también han desarrollado visores de luz, incorporando una fuente de luz al ala del sombrero.
Estos visores de luz permiten la movilidad; sin embargo, en estudios
controlados se ha cuestionado el uso de este tipo de exposición a la luz.
Los estudios duraron normalmente 1 semana, pero unas exposiciones
más prolongadas se han asociado a una respuesta mayor.
La fototerapia suele tolerarse bien. Las fuentes de luz más modernas tienden a usar intensidades de luz más bajas y vienen ya equipadas con filtros. Se dan instrucciones a los pacientes para que no miren
directamente a la fuente de luz. Al igual que sucede con cualquier otro
fármaco antidepresivo, la fototerapia se ha implicado, en raras ocasiones, en el cambio a manía o hipomanía de algunos pacientes con
depresión.
392
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Tabla 7-12
Psicoterapias basadas en la evidencia para el trastorno depresivo mayor
Tratamiento
Conceptualización de la etiología del trastorno
Ejemplos de intervenciones
Terapia conductual
Deficiencia de refuerzos, incluidas actividades
agradables y contactos interpersonales
positivos
Incrementar el nivel de actividad
Establecer objetivos estructurados
Entrenamiento de habilidades interpersonales
Terapia cognitivo-conductal
Interacción de las creencias con el factor
estresante correspondiente
Identificar y desafiar los pensamientos automáticos
Participar en actividades que proporcionen evidencia que refute
creencias disfuncionales
Modificar las creencias centrales con la revisión de la evidencia
Psicoterapia interpersonal
Vulnerabilidades interpersonales que surgen
del apego temprano y patrones de relación
aprendidos
Desarrollar conciencia de los patrones en las relaciones primarias
y la relación terapéutica
Entrenamiento de habilidades interpersonales
Análisis de comunicación
Terapia conductual marital
El sufrimiento matrimonial aumenta el estrés al
tiempo que afecta a los recursos de apoyo
Entrenamiento en comunicación asertiva
Ejercicios de escucha activa
Habilidades para resolver problemas
Aumento de las conductas de refuerzo hacia el cónyuge
Además de la depresión estacional, la otra indicación principal de la
fototerapia pueden ser los trastornos del sueño. La fototerapia se ha
usado para disminuir la irritabilidad y el deterioro del funcionamiento
asociados al trabajo a turnos. Los trastornos del sueño de los pacientes
geriátricos parecen mejorar con la exposición a la luz brillante durante
el día. Asimismo, según algunos indicios, el jet lag también podría responder a la fototerapia. Los datos preliminares indican que la fototerapia puede ser beneficiosa en algunos pacientes con TOC con variación
estacional.
privación del sueño.
Las alteraciones del sueño son frecuentes en la
depresión. La depresión puede estar asociada con hipersomnia o insomnio. La falta de sueño puede aliviar temporalmente la depresión en
aquellos que tienen depresión unipolar. Aproximadamente el 60 % de
los pacientes con trastorno depresivo consiguen un beneficio significativo pero transitorio con la privación total del sueño. Los resultados
positivos generalmente se revierten en la siguiente noche de sueño. Se
han usado varias estrategias para alcanzar una respuesta más mantenida
a la privación del sueño. En uno de ellos se usó la privación total del
sueño seriada con uno o dos días de sueño normal intercalados. Este
método no consigue una respuesta antidepresiva mantenida porque la
depresión tiende a reaparecer con los ciclos normales de sueño. Otra
aproximación usó un retraso de fase en el momento en el que los pacientes se acuestan cada noche o una privación parcial del sueño. En
este método, los pacientes pueden mantenerse despiertos desde las dos
de la madrugada a las diez de la noche cada día. Hasta el 50 % de los
casos consiguen efectos antidepresivos el mismo día en el que se produce la privación parcial del sueño, pero también este beneficio tiende
a desvanecerse con el tiempo. No obstante, en algunas publicaciones, la
privación parcial del sueño seriada se ha usado con éxito para tratar el
insomnio asociado a la depresión. El tercer método, y probablemente el
más eficaz, combina la privación del sueño con el tratamiento farmacológico de la depresión. En varios estudios se ha propuesto que la privación total y parcial del sueño, seguida por el tratamiento inmediato con
un antidepresivo o litio, mantiene los efectos antidepresivos de la privación del sueño. Asimismo, varios informes han sugerido que la privación de sueño acelera la respuesta a los antidepresivos y también puede
mejorar la disforia premenstrual.
Tratamiento psicosocial
Hay tres tipos de psicoterapias a corto plazo (terapias cognitiva, interpersonal y conductual) que cuentan con estudios extensos para el trata-
miento del trastorno depresivo mayor. Además de estas terapias individuales, también hay estudios positivos para la terapia conductual marital.
En la tabla 7-12 se enumeran las psicoterapias basadas en la evidencia
para el trastorno depresivo mayor.
No existen directrices generalmente aceptadas para elegir una terapia sobre otra. El Treatment of Depression Collaborative Research Program del National Institute of Mental Health (NIMH) encontró algunos
posibles predictores de una buena respuesta a tratamientos específicos.
En la tabla 7-13 se resumen esos hallazgos.
Terapia cognitiva. La terapia cognitiva, desarrollada originalmente por Aaron Beck, se centra en las distorsiones cognitivas supuestamente presentes en el trastorno depresivo mayor. Estas distorsiones
incluyen la atención selectiva a los aspectos negativos de las circunstancias y deducciones patológicas irrealistas sobre consecuencias. El
objetivo de la terapia cognitiva es aliviar los episodios depresivos y
prevenir su recurrencia, ayudando a los pacientes a identificar y analizar las cogniciones negativas, desarrollar formas de pensamiento alternativas, flexibles y positivas, y ensayar nuevas respuestas cognitivas y
conductuales.
En este ejemplo, el terapeuta adopta un abordaje cognitivo cuando un
paciente llega tarde a una cita.
Tabla 7-13
Predictores de la respuesta a varias terapias
para la depresión
Tratamiento
Predictores
Psicoterapia interpersonal
Disfunción social baja
Depresión muy grave
Terapia cognitivo-conductal
Disfunción cognitiva leve
Tratamiento farmacológico
Disfunción cognitiva leve
Depresión muy grave
Disfunción laboral grave
Datos de Sotsky SM, Glass DR, Shea MT, Pilkonis PA, Collins JF, Elkin I, Watkins JT,
Imber SD, Leber WR, Moyer J, Oliveri ME. Patient predictors of response to
psychotherapy and pharmacotherapy: findings in the NIMH Treatment of
Depression Collaborative Research Program. Am J Psychiatry 1991;148:997-1108.
Trastornos depresivos
Terapeuta: Mencionó que estaba molesto porque llegaba tarde. ¿Puede
decirme qué estaba pensando cuando se dio cuenta de que llegaba
tarde?
Paciente: Supuse que estaría disgustado.
Terapeuta: De acuerdo, y cuando pensó que estaría disgustado, ¿cómo
se sintió?
Paciente: Bastante nervioso.
Terapeuta: En eso nos centraremos, cómo en diferentes situaciones su
pensamiento influye en cómo se siente. En este caso, llegó tarde,
pensó «se molestará» y se sintió nervioso. Nuestro objetivo es probar las creencias, como «se molestará», y cambiarlas cuando no
sean saludables o precisas. Lo bueno es que de alguna manera puso
a prueba implícitamente la creencia de que me molestaría cuando
llegó. ¿Estaba molesto?
Paciente: No parecía enfadado.
Terapeuta: ¿Qué nivel de ansiedad tenía una vez que comenzamos a
hablar?
Paciente: Bueno, me sentí más cómodo.
Terapeuta: ¿Qué pensamientos tiene ahora acerca de si estoy molesto?
Paciente: No creo que lo esté.
Terapeuta: Este es un ejemplo de lo que vamos a hacer en terapia; le
ayudaré a identificar los pensamientos que le hacen sentir mal.
Luego, trabajaremos juntos para encontrar formas de verificarlos y
cambiarlos si no son verdaderos o precisos. Verificó si estaba
molesto al observarme, y cambió de opinión, y ahora tengo la
impresión de que se siente mejor.
Se ha demostrado que es eficaz en el tratamiento del trastorno depresivo mayor. La mayoría de los estudios muestran que la eficacia de la
terapia cognitiva es similar a la del tratamiento farmacológico, y se asocia a menos efectos secundarios y a una evolución mejor en el seguimiento. Algunos de los mejores estudios controlados indican que la
combinación de terapia cognitiva y tratamiento farmacológico es más
eficaz que ambas terapias por separado, aunque en otros estudios no se
ha encontrado ese efecto aditivo.
Terapia interpersonal. La terapia interpersonal, desarrollada por
Gerald Klerman, se centra en uno o dos de los problemas interpersonales actuales del paciente. Se basa en dos suposiciones: en primer lugar,
que los problemas interpersonales actuales tienen sus raíces en una relación disfuncional más precoz, y en segundo lugar, que esos problemas precipitan o perpetúan los síntomas depresivos actuales. Según
estudios controlados, la terapia interpersonal es eficaz en el tratamiento
del trastorno depresivo mayor y, lo que no resulta sorprendente, puede
ser específicamente útil para abordar los problemas interpersonales.
Según algunos estudios, la terapia interpersonal puede ser el método
más eficaz para los episodios depresivos mayores graves cuando el tratamiento de elección es la psicoterapia sola.
El programa de terapia interpersonal suele consistir en 12-16 sesiones semanales y se caracteriza por un enfoque terapéutico activo. No se
abordan los fenómenos intrapsíquicos, como los mecanismos de defensa y los conflictos internos. Se pueden abordar otros comportamientos
distintos, como la falta de seguridad en uno mismo, el deterioro de las
habilidades sociales y el pensamiento distorsionado, pero exclusivamente en el contexto de su significado o su efecto en las relaciones interpersonales.
Terapia conductual. La terapia conductual se basa en la hipótesis
de que los patrones conductuales maladaptativos dan lugar a que la
persona reciba poca retroalimentación positiva y, quizá, el rechazo directo de la sociedad. Al abordar los comportamientos de inadaptación
mediante la terapia, los pacientes aprenden a funcionar en el mundo de
una forma en la que reciben un refuerzo positivo. La terapia conductual
para el trastorno depresivo mayor no ha sido el objetivo de muchos estudios controlados, y los escasos datos existentes indican que es un
tratamiento eficaz para el trastorno depresivo mayor.
393
Terapia orientada psicoanalíticamente. Aunque no ha sido tan
bien investigada como aquellas tres terapias, muchos médicos utilizan
la psicoterapia de orientación psicoanalítica como método principal. Lo
que diferencia los métodos de psicoterapia a corto plazo del abordaje
con orientación psicoanalítica son los roles activos y directivos del terapeuta, los objetivos directamente reconocibles y los objetivos finales
de la terapia a corto plazo.
El enfoque psicoanalítico a los trastornos del estado de ánimo se
basa en las teorías psicoanalíticas sobre la depresión. El objetivo de
la psicoterapia psicoanalítica es efectuar un cambio en la estructura o
el carácter de la personalidad del paciente, y no simplemente aliviar
los síntomas. Algunos de los objetivos de la terapia psicoanalítica pretenden mejorar la confianza interpersonal, la capacidad de intimar, los
mecanismos de afrontamiento, la capacidad de sufrimiento y la capacidad de experimentar una amplia variedad de emociones. El tratamiento requiere a menudo que el paciente experimente períodos de
mayor ansiedad y malestar durante la terapia, que puede continuar
durante varios años.
La evidencia acumulada es alentadora sobre la eficacia de la terapia
dinámica. En un ensayo controlado aleatorizado que comparó la terapia psicodinámica con la terapia cognitivo-conductual, el resultado de los
pacientes deprimidos fue el mismo con ambos tratamientos.
Terapia familiar. La terapia familiar generalmente no se contempla
como un tratamiento de primera linea para el trastorno depresivo mayor, si bien cada vez hay más datos que indican que ayudar a un paciente con un trastorno del estado de ánimo a reducir y afrontar el estrés puede reducir las posibilidades de recidiva. Está indicada si el
trastorno pone en peligro el matrimonio del paciente o el funcionamiento de su familia, o si es la situación familiar la que da lugar o
mantiene el trastorno del estado de ánimo. La terapia familiar examina
el papel del miembro que tiene el trastorno del estado de ánimo en el
bienestar psicológico global de toda la familia, así como el papel de
toda la familia en el mantenimiento de los síntomas del paciente. Los
pacientes con trastornos del estado de ánimo tienen una tasa elevada
de divorcio, y el 50 % de los cónyuges dicen que no se habrían casado
o no habrían tenido hijos si hubieran sabido que el paciente iba a desarrollar un trastorno del estado de ánimo.
EPIDEMIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN
La investigación sobre la epidemiología de la depresión, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo, ha ampliado considerablemente la
comprensión del trastorno. Se ha descubierto que la depresión es mucho más habitual de lo que se pensaba. También es uno de los trastornos más debilitantes que conoce la humanidad, ya que a menudo afecta a las personas durante lo que deberían ser sus años más productivos.
De ahí que los trastornos depresivos sean uno de los más costosos para
la sociedad.
Medir la incidencia y prevalencia del trastorno
depresivo mayor es un desafío
Medir la verdadera incidencia del trastorno depresivo mayor es complicado y depende en gran medida de los métodos utilizados para reunir la
muestra, las definiciones del trastorno y los instrumentos particulares
utilizados para medir la depresión. Por ejemplo, los estudios que usan la
autoevaluación tienden a presentar incidencias más altas que los que
utilizan instrumentos evaluados por médicos. Es probable que el momento del estudio también afecte a los resultados. A medida que el trastorno depresivo se vuelve menos estigmatizado, las personas pueden
estar más dispuestas a confesar los síntomas del trastorno a los extraños
bien intencionados que llaman a su puerta, les telefonean o les envían
correos electrónicos y se identifican como investigadores.
394
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
Ingresos bajos y medios
Ingresos elevados
Italia
México
Alemania
India
España
Sudáfrica
Israel
Líbano
Bélgica
Colombia
Nueva Zelanda
Ucrania
Países Bajos
Brasil
EE.UU.
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
FIGURA 7-1
Prevalencia de la depresión mayor en todo el mundo a lo largo de la vida.
Incidencia y prevalencia
Situación conyugal
En un metaanálisis bastante reciente que incluyó 90 estudios de 30 países
realizados entre 1994 y 2014, con datos combinados de más de 1 millón
de participantes, la prevalencia puntual de la depresión fue del 12,9 %, la
prevalencia a 1 año fue del 7,2 % y la prevalencia de por vida fue del
10,8 %. Hubo heterogeneidad significativa entre los diferentes estudios.
En Estados Unidos, los datos epidemiológicos más recientes provienen de la National Survey on Drug Use and Health, patrocinada por
la Substance Abuse and Mental Health Services Administration
(SAMHSA). Utilizando una definición de episodio depresivo mayor
basada en el DSM-5, se encontró que la prevalencia general de un episodio depresivo mayor durante 1 año era del 7,1 %, muy similar a los
datos internacionales. En la figura 7-1 se resumen algunos de los datos
de prevalencia internacional relacionados con el ingreso per cápita.
El trastorno depresivo mayor ocurre más a menudo en personas que no
mantienen relaciones interpersonales estrechas o que están divorciadas
o separadas.
Sexo
Una observación casi universal, independiente del país o la cultura, es
que la depresión es más frecuente en mujeres que en hombres. En el
metaanálisis internacional, la prevalencia agregada para las mujeres fue
del 14,4 % frente al 11,5 % en los hombres. En Estados Unidos, las
mujeres tenían más probabilidades de presentar un episodio depresivo
mayor en el último año (8,7 %) que los hombres (5,3 %).
Hay varias explicaciones posibles, tanto biológicas como psicológicas y sociales, para esta diferencia. La situación desigual de la mujer en
muchas sociedades puede hacer que sea más vulnerable a la depresión.
Aunque esta sigue siendo una hipótesis válida, es notable que en las
sociedades donde las mujeres han ganado un mejor estatus, como en
muchas sociedades occidentales, la proporción no ha cambiado significativamente. Aunque la explicación es sin duda compleja y multifactorial, el peso de la evidencia sugiere que las diferencias biológicas entre
hombres y mujeres, como las variaciones en los niveles hormonales,
explican al menos parte de esta diferencia.
Edad
La edad media de aparición del trastorno depresivo mayor es de unos
40 años, con un 50 % de todos los pacientes que tienen su inicio entre los
20 y los 50 años. El trastorno depresivo mayor también puede comenzar
en la infancia o a una edad avanzada. Algunos datos epidemiológicos
sugieren que la incidencia del trastorno depresivo mayor puede estar
aumentando entre las personas más jóvenes. Por ejemplo, en el estudio
SAMHSA, el tratorno depresivo mayor tuvo una prevalencia casi del
doble en adolescentes que en adultos, y la diferencia más sustancial se
observó en mujeres adolescentes que presentaron una prevalencia de
depresión mayor a 1 año del 20 %. La prevalencia a 1 año más alta se
registró en adultos más jóvenes (adultos de 18 a 25 años).
Factores socioeconómicos y culturales
No existe una correlación probada entre el nivel socioeconómico y el
trastorno depresivo mayor. La depresión puede ser más frecuente en
áreas rurales que en urbanas. Sin embargo, el metaanálisis internacional más reciente descrito anteriormente no encontró dicha diferencia.
Es posible que la tecnología y la globalización hayan podido reducir las
diferencias entre los entornos rurales y urbanos.
Las diferencias raciales y étnicas pueden ser particularmente difíciles de calcular y pueden depender en gran medida del método, el abordaje y el lugar. En el estudio SAMHSA, la prevalencia más alta se observó en los encuestados blancos y nativos americanos.
NEUROBIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN
Desde Kraepelin, los investigadores han examinado los cerebros, cuerpos y comportamientos de pacientes deprimidos para buscar pistas sobre la patología subyacente de la depresión. Esta búsqueda se complica
por el hecho de que la mayoría de los expertos en depresión coinciden
en que lo que llamamos trastorno depresivo mayor no es una enfermedad única, sino un conjunto de trastornos con fenomenología superpuesta pero con etiologías y patologías diferentes. Aunque esta suposición parece probable, todavía se deben encontrar subtipos definitivos o
patrones distintivos que se puedan agrupar con confianza en trastornos
separados. Esta área de investigación es un campo que cambia rápidamente, y las mejoras en la tecnología, que incluyen imágenes de mayor
resolución, genotipado más eficiente y mayor poder informático, se
están acercando a la búsqueda de «biotipos» válidos de depresión.
A continuación se presentan ejemplos de hallazgos patológicos, la
mayoría de los cuales han sido replicados razonablemente por diferentes investigadores. Algunos son conocidos desde hace mucho tiempo,
otros son recientes. Sin embargo, la creciente colección de hallazgos
patológicos está ayudando a comprender qué sucede cuando un paciente dice que está «deprimido».
La depresión como una alteración de la homeostasis
La depresión y el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal
(HHS). Desde hace más de 50 años se sabe que de promedio los pacientes deprimidos tienen un eje HHS hiperactivo. En comparación con
los controles, los pacientes deprimidos tienen niveles elevados de cor-
Trastornos depresivos
tisol de 24 h. Se ha documentado una actividad elevada del eje HHS en
la depresión mediante la excreción de cortisol libre en orina, colecciones intravenosas (IV) de 24 h (o períodos más cortos) de cortisol plasmático, niveles de cortisol en saliva y pruebas de la integridad de la
inhibición por retroalimentación. La evidencia de una mayor actividad
del eje HHS es evidente en el 20 % al 40 % de los pacientes ambulatorios deprimidos y en el 40 % al 60 % de los pacientes hospitalizados
deprimidos.
Esta hipercortisolemia se debe al aumento de la hormona liberadora
de corticotropina (CRH) del hipotálamo, junto con la disminución de la
inhibición por retroalimentación. Se puede evaluar una alteración de
la inhibición por retroalimentación usando el test de dexametasona
(DST). La DST se diseñó en la década de 1980; los pacientes recibieron
dexametasona, un esteroide sintético. Esto debería crear un circuito de
retroalimentación negativa y el cortisol sérico debería disminuir. Sin
embargo, los pacientes deprimidos muestran una disminución inicial
pero luego «escapan» de la supresión y vuelven a tener niveles anormalmente altos de cortisol. Aunque este es un hallazgo replicable, no es
lo suficientemente útil como para ser una prueba diagnóstica, ya que no
es ni sensible (muchos pacientes con depresión tienen una DST normal) ni específica (muchas otras afecciones, como el síndrome de Cushing o el simple estrés ambiental, pueden causar una DST anómala).
Los estudios post mortem han mostrado un aumento de neuronas en
el hipotálamo, que es probablemente lo que está impulsando el aumento de la actividad. Es posible que este incremento neuronal sea una
respuesta al estrés crónico.
La actividad elevada en el eje HHS es un sello distintivo de las respuestas de estrés en los mamíferos y uno de los nexos más claros entre la depresión y la biología del estrés crónico. La hipercortisolemia de la depresión indica la existencia de uno o más de los trastornos siguientes:
disminución del tono inhibidor de la serotonina, transmisión incrementada
de noradrenalina, acetilcolina (ACh) u hormona liberadora de corticotropina o corticoliberina (CRH); o disminución de la inhibición por retroalimentación desde el hipocampo. Algunos estudios de pacientes con depresión sugieren que la existencia de antecedentes de un trauma precoz está
asociada al aumento de la actividad del eje HHS acompañado de cambios
estructurales (atrofia o disminución de volumen) en la corteza cerebral.
la depresión también afecta a otros sistemas reguladores endocrinos
y afines
Actividad del eje tiroideo. Aproximadamente el 5-10 % de los casos
evaluados por depresión tienen previamente una disfunción tiroidea no
detectada, como se demuestra por las concentraciones basales elevadas de hormona estimulante del tiroides (TSH) o el incremento de la
respuesta a TSH con la infusión de 500 mg del neuropéptido hipotalámico hormona liberadora de tirotropina (TRH). Estas alteraciones se
asocian con concentraciones elevadas de anticuerpos antitiroideos y la
respuesta al tratamiento está comprometida si no se corrige el problema
con tratamiento hormonal sustitutivo. Un grupo significativamente aún
mayor de pacientes con depresión (20-30 %) muestran una respuesta
truncada de la TSH a la provocación con TRH. La principal implicación terapéutica de esta respuesta de la TSH es el aumento de riesgo de
recidiva a pesar del tratamiento antidepresivo preventivo. A diferencia
de la prueba de supresión con dexametasona, la respuesta truncada de
la TSH a la TRH no se normaliza con el tratamiento.
Hormona del crecimiento. La hormona del crecimiento (GH) se segrega
en la hipófisis anterior después de la estimulación por noradrenalina y
dopamina. La somatostatina, un neuropéptido hipotalámico, y la CRH
inhiben esta secreción, y se ha descrito el descenso de las concentraciones de somatostatina en el líquido cefalorraquídeo (LCR) en caso de
depresión, y su aumento en la manía.
Prolactina. La liberación de prolactina desde la hipófisis se ve estimu-
lada por la serotonina e inhibida por la dopamina. En la mayoría de los
estudios no se han detectado anomalías significativas de la secreción
395
basal o circadiana de prolactina en la depresión, aunque sí la respuesta
truncada a varios agonistas de la serotonina. Esta respuesta es poco
común en las mujeres premenopáusicas, lo que indica un efecto moderado de los estrógenos.
Factor neurotrófi o derivado del cerebro. Varias proteínas del factor de
crecimiento, de las cuales el factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF, brain-derived neurotrophic factor) es la mejor comprendida,
son responsables del mantenimiento continuo de las neuronas en el
cerebro, y su alteración provoca una reducción en el número y tamaño
neuronal. Es un desafío medir el BDNF en los sujetos vivos, pero los
estudios post mortem han sugerido que las deficiencias del BDNF
pueden correlacionarse con la psicopatología. Por ejemplo, algunos
estudios han encontrado que en el examen post mortem de personas
que murieron por suicidio, el BDNF promedio en la corteza prefrontal
(PFC) y el hipocampo fue más bajo que en los sujetos control. Los
estudios indirectos en pacientes vivos, que estudiaron el BDNF plasmático en lugar del cerebral (la correlación entre los dos no está clara),
encontraron aumentos en el BDNF sérico en pacientes deprimidos que
respondieron a los antidepresivos.
El BDNF puede proporcionar pistas sobre la relación entre el estrés
crónico y la depresión, ya que la actividad del gen que codifica este
factor de crecimiento disminuye con el estrés crónico, al igual que la
neurogénesis.
De forma similar, los estudios en animales muestran que una variedad
de factores, incluidos los antidepresivos, el estrógeno, el litio y la neuroestimulación, aumentan el BDNF en el cerebro, lo que sugiere un posible vínculo común entre los tratamientos conocidos para la depresión.
la depresión también altera el ciclo circadiano.
La depresión se asocia a la pérdida prematura del sueño profundo (onda lenta) y al aumento
de la vigilia nocturna. Este último efecto se demuestra por cuatro tipos de alteraciones: 1) aumento de los despertares nocturnos, 2) descenso de las horas de sueño, 3) aumento de la latencia del sueño de movimientos oculares rápidos (REM) y 4) aumento de la temperatura corporal
central. La combinación del aumento del sueño REM y la disminución
del sueño de onda lenta disminuye la duración del primer período de
sueño no REM, un fenómeno que se conoce como disminución de la
latencia REM. La secreción atenuada de hormona del crecimiento puede
causar esta reducción en la latencia, que generalmente aumenta con el
inicio del sueño. Es muy persistente, a menudo dura hasta después de la
recuperación de la depresión. Se sabe que algunos pacientes que manifiestan un perfil de sueño característicamente anómalo responden menos
a la psicoterapia, tienen un mayor riesgo de recaída o recurrencia y pueden beneficiarse de forma preferente de la farmacoterapia.
Al igual que se asocia a trastornos del eje HHS, la asociación entre
trastornos del sueño y depresión es común, pero no es lo suficientemente sensible ni específica para uso clínico. Alrededor del 40 % de los pacientes ambulatorios y el 80 % de los hospitalizados muestran un patrón
típico con menor latencia de REM, aumento de la densidad REM y disminución del mantenimiento del sueño. Los resultados falsos negativos
son comunes en pacientes jóvenes hipersomnes, que pueden experimentar un incremento sueño de onda lenta durante los episodios de depresión. Un 10 % de los individuos sanos tienen perfiles de sueño anormales que, al igual que sucede en muchos pacientes que sufren otros
trastornos médicos o psiquiátricos.
Los déficits de neurotransmisores están involucrados. Gran
parte de la investigación sobre la neurobiología de la depresión se ha
centrado en el papel que tienen los neurotransmisores. Este abordaje era
comprensible, dado que la mayoría de los tratamientos somáticos para la
depresión parecen actuar influyendo en la neurotransmisión. En la década de 1950, los investigadores encontraron que la reserpina, un antihipertensivo que actúa inhibiendo la liberación de neurotransmisores monoamínicos, a veces inducía depresión. Durante la misma década, otros
descubrieron los primeros antidepresivos. Aunque los descubrimientos
396
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
fueron fortuitos, con el tiempo quedó claro que todos interferían con el
catabolismo de los neurotransmisores monoamínicos, y los investigadores supusieron que este debía ser su mecanismo de acción. Por tanto, era
razonable suponer que la depresión se debía a niveles anormalmente
bajos de estas monoaminas. Las primeras teorías de la depresión explicaban el trastorno como una deficiencia o desequilibrio en los neurotransmisores: por lo tanto, a los pacientes deprimidos a menudo se les
decía que tenían un «desequilibrio químico». Una teoría tan simplista
era, por supuesto, demasiado optimista, y la investigación neuroquímica
posterior no encontró relaciones tan simples. Sin embargo, los neurotransmisores juegan un papel esencial en el trastorno y los hallazgos
posteriores han ayudado a aclarar este papel.
noradrenalina. Quizás la evidencia más convincente del papel central del sistema noradrenérgico en la depresión es el hallazgo bien replicado de que la respuesta antidepresiva se correlaciona con la regulación
a la baja o la disminución de la sensibilidad de los receptores β-adrenérgicos. También hay indicios de la implicación de los receptores presinápticos β2 en la depresión, porque su activación disminuye la cantidad
de noradrenalina liberada. Estos receptores β2 presinápticos también
están localizados en las neuronas serotoninérgicas y regulan la cantidad
de serotonina liberada.
serotonina. La mayoría de los antidepresivos modernos actúan sobre
la serotonina, en lugar de la noradrenalina, y como resultado, la serotonina se ha convertido en el neurotransmisor de la familia de las aminas
biógenas asociado con mayor frecuencia a la depresión. La identificación de varios subtipos de receptores de la serotonina también alienta
el interés en la comunidad científica sobre el desarrollo de tratamientos
aun más específicos para la depresión. Además de los estudios de tra­
tamiento, otros datos indican que la serotonina está involucrada en la
fisiopatología de la depresión. La disminución de serotonina puede
precipitar la depresión, y algunos pacientes con impulsos suicidas tienen concentraciones bajas de los metabolitos de la serotonina en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y de los receptores de serotonina en las
plaquetas.
dopamina.
Aunque la noradrenalina y la serotonina son las aminas
biógenas asociadas con mayor frecuencia a la fisiopatología de la depresión, también se ha propuesto la participación de la dopamina en ese
proceso. La actividad de la dopamina puede disminuir en la depresión y
aumentar en la manía. El descubrimiento de nuevos subtipos de receptores de la dopamina, así como el mejor conocimiento de la regulación
presináptica y postsináptica de la función dopaminérgica, han favorecido la investigación de la relación entre la dopamina y los trastornos del
estado de ánimo. Los fármacos que reducen la concentración de dopamina, incluso la reserpina mecionada antes, y las enfermedades en las
que disminuyen las concentraciones de dopamina (p. ej., la enfermedad
de Parkinson) se asocian a síntomas depresivos, mientras que los fármacos que aumentan las concentraciones de dopamina como la tirosina, las
anfetaminas y el bupropión, reducen los síntomas de depresión.
otros trastornos de los neurotransmisores.
La acetilcolina (ACh)
se encuentra en las neuronas distribuidas difusamente por toda la corteza
cerebral que mantienen relaciones recíprocas o interactivas con los tres
sistemas monoaminérgicos. En la autopsia de algunos pacientes con depresión se han detectado valores anómalos de colina, que es un precursor
de la ACh. Los agonistas colinérgicos pueden causar síntomas de letargo,
anergia y retraso psicomotor. En un modelo animal de depresión se ha
encontrado que las cepas de ratones que son super o infrasensibles a los
agonistas colinérgicos son susceptibles o más resistentes a los modelos
animales de depresión. Los agonistas colinérgicos pueden inducir cambios en la actividad del eje HHS y en el sueño que se parecen a los asociados a la depresión grave. Algunos pacientes con trastornos del estado
de ánimo en remisión, así como sus familiares de primer grado que nunca
han tenido la enfermedad, presentan un incremento de la sensibilidad a
los agonistas colinérgicos que podría definirse como un rasgo hereditario.
El ácido γ-aminobutírico (GABA) tiene un efecto inhibitorio en las
vías monoaminérgicas ascendentes, en particular en los sistemas mesocorticales y mesolímbicos. En la depresión se ha detectado el descenso
de las concentraciones de GABA en plasma, LCR y cerebro, y en estudios con animales se ha encontrado que el estrés crónico reduce e incluso provoca la depleción de GABA. Por el contrario, los antidepresivos regulan al alta los receptores de GABA, y algunos medicamentos
GABAérgicos tienen efectos antidepresivos leves.
Los aminoácidos glutamato y glicina son los principales neurotransmisores excitadores e inhibidores en el sistema nervioso central (SNC).
El glutamato y la glicina se unen a los lugares asociados al receptor
N-metil-d-aspartato (NMDA), y el exceso de la estimulación glutamatérgica provoca efectos neurotóxicos. En el hipocampo hay una concentración alta de receptores NMDA, y el glutamato podría actuar junto con
la hipercortisolemia en los efectos neurocognitivos negativos de la depresión recidivante grave. La evidencia emergente además indica que
los antagonistas de los receptores NMDA tienen efectos antidepresivos.
segundos mensajeros y cascadas intracelulares.
La unión de un
neurotransmisor y un receptor postsináptico desencadena una cascada
de procesos ligados a la membrana e intracelulares mediada por sistemas de segundos mensajeros, que regulan la función de los canales iónicos de la membrana neuronal. La creciente evidencia también indica
que los fármacos estabilizadores del estado de ánimo actúan sobre estos segundos mensajeros.
Trastornos inmunitarios. Los trastornos depresivos se asocian a
varias anomalías inmunitarias, como la disminución de la proliferación
de linfocitos en respuesta a mitógenos y otras formas de alteración de
la inmunidad celular. Esos linfocitos producen neuromoduladores,
como el factor liberador de corticotropina (CRF) y las citocinas, unos
péptidos conocidos como interleucinas. Parece existir una asociación
con la gravedad clínica, el hipercortisolismo y la disfunción inmunitaria, y la citocina interleucina 1 puede inducir la actividad génica por la
síntesis de glucocorticoides.
Hallazgos de las imágenes cerebrales
imágenes estructurales. La anomalía observada de forma más consistente en los trastornos depresivos es la mayor frecuencia de hiperintensidades anómalas en las regiones subcorticales, como las regiones
periventriculares, los ganglios basales y el tálamo. Más frecuentes en
los ancianos, esas hiperintensidades parecen reflejar los efectos neurodegenerativos perjudiciales de los episodios afectivos recidivantes. En
algunos estudios también se ha descrito el aumento de tamaño ventricular, la atrofia cortical y el ensanchamiento de surcos. Algunos pacientes
deprimidos también muestran volúmenes menores del hipocampo o el
núcleo caudado, o ambos, que podrían indicar defectos más focales en
los sistemas neurocomportamentales relevantes. Las áreas difusas y
focales de atrofia se asocian a una mayor gravedad de la enfermedad, de
la bipolaridad y de niveles de cortisol incrementados.
Además, las estructuras específicas muestran reducción del volumen en pacientes con depresión, por ejemplo, en el hipocampo. Esta
reducción puede deberse a la pérdida neuronal por los efectos neurotóxicos del aumento de cortisol que se encuentra en los pacientes deprimidos. Aunque muchas áreas del cerebro son susceptibles a este efecto
tóxico, el hipocampo es particularmente vulnerable, ya que es rico en
neuronas glutamatérgicas. Otras áreas con pérdida cerebral informada
incluyen la corteza prefrontal, la circunvolución del cíngulo y el cerebelo.
imágenes funcionales. En la depresión, el hallazgo más ampliamente
replicado en la tomografía por emisión de positrones (PET) es la disminución metabólica en el cerebro anterior, que generalmente es más pronunciada en el lado izquierdo. Desde la perspectiva de la ventaja diferencial, la depresión puede causar un incremento relativo de la actividad
en el hemisferio no dominante. Asimismo, se produce una inversión de
Trastornos depresivos
397
Representación y regulación de las emociones en la depresión
Corteza
prefrontal
orbitaria
A
B
C
D
Corteza
prefrontal
dorsolateral
Corteza
prefrontal
ventromedial
Amígdala
Corteza
cingulada
anterior
Hipocampo
FIGURA 7-2
Principales regiones encefálicas implicadas en los afectos y los trastornos del estado de ánimo. A) Corteza prefrontal orbitaria y corteza prefrontal ventromedial.
B) Corteza prefrontal dorsolateral. C) Hipocampo y amígdala. D) Corteza cingulada anterior. (De Thase ME. Mood disorders neurobiology. En: Sadock BJ, Sadock
VA, Ruiz P. (eds.). Kaplan & Sadock’s Comprehensive Textbook of Psychiatry. 10th ed. Philadelphia, PA: Lippincott Williams & Wilkins, 2017.)
la hipofrontalidad después de los cambios de depresión a hipomanía, de
forma que se aprecian reducciones mayores en el hemisferio izquierdo
en la depresión en comparación con reducciones mayores en el hemisferio derecho en la manía. En otros estudios se han observado reducciones
más específicas del flujo sanguíneo, del metabolismo cerebral o de ambos, en los tractos de inervación dopaminérgica de los sistemas mesocorticales y mesolímbicos en la depresión. Las evidencias sugieren una
normalización, al menos parcial, de estos cambios con el tratamiento
antidepresivo.
Además de una reducción global del metabolismo en la zona cerebral anterior, se observa el aumento del metabolismo de la glucosa en
varias regiones límbicas, en particular entre los pacientes con depresión
recidivante grave y antecedentes familiares de trastornos del estado de
ánimo. Durante los episodios de depresión, el aumento del metabolismo de la glucosa se correlaciona con rumiaciones intrusivas.
Un metaanálisis encontró tres diferencias consistentes al comparar
los estudios de resonancia magnética funcional de pacientes deprimidos
con controles sanos. Se observó activación del núcleo pulvinar del tálamo, una respuesta más significativa a estímulos negativos en la amígdala, ínsula y núcleo cingulado anterior, y menor respuesta en el estriado
dorsal y la corteza prefrontal dorsal lateral.
En la figura 7-2 se ilustran algunas de las regiones del cerebro que
se cree que son las más críticas para la regulación del estado de ánimo.
Genética de los trastornos depresivos
Numerosos estudios de familias, adopciones y gemelos han permitido
documentar el carácter hereditario de los trastornos del estado de ánimo, si bien recientemente el foco de atención primario de los estudios
genéticos se ha centrado en identificar los genes de susceptibilidad específicos utilizando métodos de genética molecular.
Estudios de patrones de herencia. Los agregados de depresión
dentro de las familias y los estudios metaanalíticos sugieren que los
familiares de primer grado de personas con trastorno depresivo mayor
tienen un incremento de la razón de posibilidades (OR, odds ratio) de
2,84 para desarrollar la enfermedad. Solo se han realizado estudios
de adopción limitados, de calidad variable y con resultados mixtos, y
la mayor parte de lo que se conoce sobre la contribución genética al
trastorno proviene de estudios de gemelos, que estiman que la heredabilidad es del 37 %. Parece que esta heredabilidad es mayor en mujeres. Los estudios de gemelos también concluyeron que los factores
ambientales compartidos no jugaron un papel significativo en la agregación familiar del trastorno.
Estudios genéticos. Los estudios de asociación del genoma ampliado (GWAS, genome-wide association studies) no han encontrado
asociaciones significativas. Aunque existen varias explicaciones para la
falta de hallazgos replicados, probablemente se relacione con el hecho
de que GWAS tiene el poder de detectar variantes comunes y que los
genes relevantes para el riesgo de depresión son raros.
Los estudios de genes candidatos, que en cambio se dirigen a genes
específicos de interés, han presentado muchos hallazgos. Sin embargo,
pocos de estos son replicados. El enfoque más considerable se ha centrado en los genes que podrían tener un papel en el mecanismo propuesto de la depresión, como el gen involucrado en la codificación de la
serotonina (HTR1A), el transportador de serotonina (5HTTP/SLC6A4)
o el receptor de dopamina (DRD4) y el transportador (SLC6A3). Aunque algunos han replicado las asociaciones más significativas para estos genes (con mayor frecuencia para el gen 5HTTP/SLC6A4), el tamaño del efecto es pequeño y los tamaños de muestra son más pequeños
que los que usan GWAS, lo que lleva a algunos expertos a cuestionar el
papel del error estadístico en los hallazgos positivos y negativos. Si algunos o todos los estudios de genes candidatos son significativos, la
interpretación más probable de los hallazgos disponibles es que mucha
o la mayor parte de la heredabilidad genética para la depresión es el
resultado de muchos genes, cada uno de los cuales contribuye con un
pequeño efecto, que solo se vuelve significativo cuando se combinan
miles de genes. Sin embargo, también es posible que exista alguna variante genética rara aún no detectada.
398
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
PSICOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN
Una gran cantidad de investigación psicológica y sociológica también
ha arrojado luz sobre la patología de la depresión. Quizás las contribuciones más significativas provienen de la investigación sobre el papel
del estrés y la depresión.
nos han intentado modificar la hipótesis de la monoamina, sugiriendo
que sigue siendo cierta, pero es más complicada de lo que se pensaba
inicialmente. Sin embargo, una explicación consistente y coherente del
papel de los neurotransmisores sigue siendo difícil de alcanzar, y todavía no se sabe si su relación con la depresión es causal o se trata de un
efecto posterior de la enfermedad.
Estrés y depresión
Disfunción cerebral. Las teorías de la desregulación cerebral inten-
Algunos profesionales creen que las situaciones vitales tienen un papel
primario o principal en la depresión, mientras que, para otros, tienen
exclusivamente una función limitada en el inicio y desarrollo de la depresión. Los datos más convincentes indican que el suceso vital que se
asocia más a menudo con el desarrollo de la depresión es la pérdida de
uno de los padres antes de los 11 años de edad, y el factor estresante del
entorno que se asocia más a menudo con el inicio de un episodio de
depresión es la pérdida del cónyuge. Otro factor de riesgo es el desempleo; las personas que pierden su puesto de trabajo tienen tres veces
más probabilidades de describir síntomas de un episodio de depresión
mayor que las que tienen trabajo.
Personalidad
No existe un rasgo de personalidad o un tipo determinado que, por sí
solos, predispongan a la persona a tener depresión. Todas las personas,
sea cual sea su patrón de personalidad, pueden y estarán deprimidas
bajo circunstancias apropiadas. Las personas que tienen determinados
trastornos de la personalidad (TOC, histriónica y límite) pueden tener
un riesgo mayor que las que tienen un trastorno de la personalidad antisocial o paranoide. Estas últimas pueden usar la proyección y otros
mecanismos de defensa de externalización para protegerse a sí mismas
de su rabia interior.
ETIOLOGÍA
Como se puede ver, hay una gran cantidad de datos acumulados sobre
varias patologías y disregulaciones en el cerebro y el cuerpo que están
asociadas con depresión. Numerosos expertos en la materia han intentado combinar varias líneas de investigación en una explicación coherente de lo que nos hace sufrir un trastorno depresivo. Aunque no hay
una única teoría unificadora, durante el último siglo han surgido varias
teorías que intentan explicar los diversos hallazgos clínicos, psicológicos y biológicos de la depresión.
Teorías biológicas
Hipótesis de las monoaminas. Como se ha señalado, el hecho de
que todos los antidepresivos conocidos actuaran sobre las monoaminas
(en particular las catecolaminas, como se ha indicado antes), unido a
que los medicamentos y las enfermedades que reducen las monoaminas
(p. ej., reserpina y enfermedad de Parkinson) pueden causar síntomas
depresivos, llevó a la suposición de que la depresión es el resultado de
alguna insuficiencia o desregulación de las monoaminas cerebrales.
Aunque la teoría llegó a ser, y hasta cierto punto sigue siendo, prevalente, varias líneas de evidencia sugirieron que era una explicación
inadecuada de la etiología de la depresión. En particular, los antidepresivos tardan semanas en actuar, a pesar de que su presunta acción de
aumentar los niveles de monoaminas es rápida, a menudo pocas horas
después de la administración. Además, no hay evidencia convincente
de ningún desequilibrio neuroquímico, por ejemplo, en estudios del
LCR de pacientes deprimidos o en tejido cerebral post mortem.
Como se señaló en la discusión sobre la patología de la depresión,
hay buena evidencia para sugerir que los neurotransmisores tienen un
papel importante y que las relaciones entre receptores o segundos mensajeros pueden explicar algunos de los hallazgos inconsistentes. Algu-
tan incorporar tanto los hallazgos de la desregulación con el aumento y
la disminución de las respuestas a varios estímulos negativos observados en los estudios. Las áreas de interés incluyen:
Amígdala. Parte del sistema límbico, la amígdala es una estación
esencial para el procesamiento de nuevos estímulos de significado emocional y la coordinación u organización de las respuestas corticales.
Hipocampo. Junto a la amígdala, el hipocampo está más asociado con el aprendizaje y la memoria. El aprendizaje emocional o contextual implica una conexión directa entre el hipocampo y la amígdala.
Además, el hipocampo regula el eje HHS inhibiendo su actividad.
Corteza prefrontal (CPF). Se piensa en la CPF como la estructura que contiene las representaciones de los objetivos y respuestas
apropiadas para obtener dichos objetivos. Hay áreas de especialización.
Por ejemplo, mientras que la activación del lado izquierdo de las regiones de la CPF está más involucrada en las conductas dirigidas a objetivos o comportamientos apetitivos, las regiones derechas de la CPF están implicadas en los comportamientos de evitación e inhibición de las
búsquedas de comportamientos apetitivos. Las subregiones en la CPF
parecen localizar representaciones de comportamientos relacionados
con la recompensa y el castigo.
Corteza cingulada anterior (CCA). La CCA está involucrada en
la atención, la motivación y la exploración ambiental y parece ayudar a
integrar la información sobre la atención y la emoción. La región más
rostral y ventral tiene una subdivisión afectiva que se conecta ampliamente con las regiones límbicas del cerebro. La activación de la CCA
puede facilitar el control de la excitación emocional, en particular
cuando la meta encuentra problemas nuevos que pueden frustar el objetivo. Hay varias teorías que intentan integrar varios hallazgos patológicos en la comprensión de la etiología de la depresión. Aunque existen
muchos abordajes y variaciones, muchas teorías se dividen en dos categorías: hipótesis de neurogénesis e hipótesis neuroplásticas.
Hipótesis neurogénica. Las hipótesis de neurogénesis suponen
que las anomalías cerebrales que conducen a la depresión son el resultado de anomalías en el desarrollo, de modo que existe una deficiencia
en la cantidad de neuronas en el cerebro de recién nacidos.
Hay varias explicaciones para la causa de esta deficiencia. Algunas
versiones intentan vincular el papel del estrés, en particular el estrés
crónico, con la causa de la depresión. El estrés puede provocar un aumento de la actividad en el eje HHS, lo que aumenta la producción de
glucocorticoides. Se sabe que los glucocorticoides disminuyen la neurogénesis. A medida que la neurogénesis continúa en el hipocampo
adulto, esta puede ser un área afectada preferentemente por el estrés.
Entonces, el hipocampo es incapaz de regular de forma adecuada el eje
HHS, lo que causa la elevación continua de los niveles de glucocorticoides en el cerebro y mayor inhibición de la neurogénesis.
Hipótesis de neuroplasticidad. Las hipótesis de la neuroplasticidad proponen que la atrofia de las neuronas ya desarrolladas provoca
depresión. En esta versión, en lugar de una deficiencia en el crecimiento neuronal, se produce atrofia en las neuronas ya maduras. Como se ha
señalado, el estrés crónico puede aumentar los niveles de glucocorticoides, lo que puede causar atrofia. También puede disminuir la expresión
de BDNF que, al ser esencial para la supervivencia, el crecimiento y la
diferenciación de las neuronas en el cerebro, causa atrofia. Puesto que
esto ocurre sobre todo en el hipocampo, puede explicar el hallazgo de
una disminución del volumen del hipocampo en pacientes deprimidos.
Trastornos depresivos
399
Teorías psicosociales
Situaciones vitales y estrés ambiental. La observación clínica ha
señalado tradicionalmente que lo más frecuente es que las situaciones
vitales estresantes sean anteriores, y no posteriores, a los episodios de
trastornos del estado de ánimo. Una de las teorías propuestas para explicar esta observación es que el estrés que acompaña el primer episodio da lugar a cambios de larga duración en la biología del cerebro.
Como resultado, una persona tendrá un elevado riesgo de presentar
episodios subsecuentes de un trastorno del estado de ánimo, incluso sin
que existan factores estresantes externos.
La Srta. C., una mujer de 23 años, sufrió una depresión aguda cuando
fue aceptada en una prestigiosa escuela de posgrado. La Srta. C. había
trabajado con ahínco durante los últimos 4 años para ser aceptada. Dijo
que se había sentido «brevemente feliz durante unos 20 min» cuando le
dieron la noticia, pero rápidamente cayó en un estado de desesperanza
en el que sopesaba de forma recurrente la inutilidad de sus aspiraciones,
lloraba constantemente y había tenido que frenarse para no tomar una
dosis letal de la insulina de su compañera de habitación. Durante el
tratamiento se centró en su hermano mayor, que la había insultado constantemente durante toda su vida, y en que «él no está bien». Se preocupaba mucho por él. Mencionó que no estaba acostumbrada a ser la que
«tenía éxito» de los dos. Junto con su depresión, resultó que el hermano
de la Srta. C. había sufrido una grave enfermedad pediátrica desfigurante y potencialmente mortal que había requerido mucho tiempo y
dedicación por parte de la familia durante la infancia.
La Srta. C. se había «acostumbrado» a la manera insultante que
tenía de dirigirse a ella. De hecho, parecía que necesitaba los abusos de
su hermano para no sentirse abrumada por el sentimiento de culpabilidad por ser la hija «sana, normal». «Puede insultarme, pero lo admiro.
Lo adoro. Cualquier atención que me dedica es como una droga», dijo.
La aceptación en la escuela de posgrado había desafiado la imagen
defensiva y esencialmente compensatoria que tenía de sí misma de
tener menos éxito, o ser lisiada, en comparación con su hermano, lo
que la había llenado de culpabilidad. Su depresión remitió con psicoterapia psicodinámica, ya que comprendió mejor su identificación con su
hermano y su sumisión fantasiosa. (Por cortesía de J. C. Markowitz,
MD, y B. L. Milrod, MD.)
Teorías psicodinámicas de la depresión. El conocimiento psicodinámico de la depresión, definido por Sigmund Freud y ampliado por
Karl Abraham, es conocido como la visión clásica de la depresión. En
esa teoría están implicados cuatro puntos clave: 1) alteraciones de la
relación madre-hijo durante la fase oral (los primeros 10-18 meses de
vida), que predisponen a la vulnerabilidad ante la depresión en el futuro; 2) la depresión puede estar vinculada a la pérdida real o imaginaria
de objetos; 3) la introyección de los objetos perdidos es un mecanismo
de defensa que se invoca para luchar contra el malestar relacionado con
la propia pérdida del objeto, y 4) como el objeto perdido se contempla
con una mezcla de amor y odio, los sentimientos de enfado se dirigen
hacia el interior, hacia el yo.
La Srta. E., una estudiante universitaria de 21 años, se presentó con un
trastorno depresivo mayor y trastorno de pánico que había evolucionado desde la adolescencia temprana. Manifestó que se odiaba a sí
misma, lloraba constantemente y se sentía profundamente desesperanzada, en parte debido a la cronicidad de su enfermedad. Ya en el
momento de la presentación, destacó su sensibilidad frente al estado de
ánimo de su madre. «Mi madre siempre está deprimida y eso me hace
sentir muy desgraciada. No sé qué hacer –dijo–. Siempre quiero algo
de ella, ni siquiera sé el qué, pero nunca lo consigo. Siempre dice lo
que no debe, habla sobre lo trastornada que estoy yo, cosas por ese
estilo, hace que me sienta mal.» En una sesión, la Srta. E. describió su
infancia de forma conmovedora: «Pasé mucho tiempo con mi madre,
pero ella siempre estaba muy cansada, nunca quería hacer nada, ni
jugar conmigo. Recuerdo construir una casa con mantas encima de la
mesita de centro y asomarme, espiándola. Siempre estaba deprimida y
negativa, como un fregadero negativo en la habitación, vaciándola
y llenándola de tristeza. Nunca logré que hiciese nada.» Esta paciente
experimentó una culpabilidad extrema durante su psicoterapia cuando
empezó a hablar sobre la depresión de su madre. «Me siento muy mal
–sollozó–. Es como hablar mal de ella. Y la quiero tanto y sé que ella
me quiere. Siento como si la estuviese traicionando.» Su depresión
remitió con psicoterapia psicodinámica a medida que fue siendo consciente y toleró mejor los sentimientos de rabia y decepción hacia su
madre. (Por cortesía de J. C. Markowitz, MD, y B. L. Milrod, MD.)
Teoría cognitiva. Según la teoría cognitiva, la depresión es el resultado de distorsiones cognitivas específicas presentes en las personas
susceptibles a la depresión. Esas distorsiones, denominadas representaciones depresógenas, son los patrones cognitivos que reciben los datos
tanto internos como externos de una forma que se altera por experiencias tempranas. Aaron Beck propuso una tríada cognitiva de la depresión formada por las opiniones sobre uno mismo (autopercepción negativa), sobre el entorno (tendencia a experimentar el mundo como hostil
y exigente) y sobre el futuro (expectativa de sufrir y fracasar). El tratamiento consiste en modificar esas distorsiones. Los elementos de la
teoría cognitiva se resumen en la tabla 7-14.
Indefensión aprendida. La teoría de la indefensión aprendida de
la depresión enlaza los fenómenos depresivos con la experiencia de situaciones incontrolables. Por ejemplo, cuando se expone a perros en un
laboratorio a descargas eléctricas de las que no pueden escapar, se manifiestan comportamientos que distinguen a estos animales de otros
perros que no han estado expuestos a estas situaciones incontrolables.
Los animales expuestos a las descargas no cruzaron una barrera establecida para detener el flujo de la descarga eléctrica cuando se les introTabla 7-14
Elementos de la terapia cognitiva
Elemento
Definición
Tríada cognitiva
Creencias sobre uno mismo, el mundo
y el futuro
Esquemas
Formas de organizar e interpretar
las experiencias
Distorsiones cognitivas
Formas persistentes de pensar que son
inexactas y por lo general con sesgo negativo
Inferencia arbitraria
Extraer una conclusión específica sin indicios
suficientes
Abstracción específica
Centrarse en un único detalle ignorando
los demás aspectos más importantes
de una experiencia
Sobregeneralización
Elaboración de conclusiones con una
experiencia demasiado pequeña
o demasiado restringida
Magnificación y
minimización
Sobrevalorar o infravalorar el significado
de un suceso en particular
Personalización
Tendencia a referenciar las situaciones
externas a sí mismo sin base para ello
Pensamiento dicotómico
absolutista
Tendencia a situar la experiencia en categorías
de todo o nada
Cortesía de Robert M. A. Hirschfeld, MD, y M. Tracie Shea, PhD.
400
Kaplan & Sadock. Sinopsis de psiquiatría
dujo en una situación de aprendizaje nueva, sino que se mantuvieron
pasivos y sin moverse. Según la teoría de la indefensión aprendida, los
perros que sufrieron las descargas aprendieron que el resultado es independiente de la respuesta, por lo que mostraban un déficit cognitivo
motivacional (es decir, no intentarían escapar de la descarga) y un déficit emocional (que indicaría la disminución de la reactividad a la descarga). En la visión reformulada de la indefensión aprendida, tal como
se aplica a la depresión en el ser humano, las explicaciones causales
internas pueden producir una pérdida de la autoestima después de sufrir
situaciones adversas externas. Los profesionales conductuales que suscriben esta teoría destacan que la mejoría de la depresión coincide con
el momento en que el paciente aprende a adquirir una sensación de
control y dominio del entorno.
Teoría evolutiva. Algunos teóricos adoptan una perspectiva evolutiva hacia la depresión. Desde esta perspectiva, la depresión es una respuesta adaptativa a las amenazas percibidas en el entorno, y la tendencia
de las personas deprimidas a retirarse del entorno ante posibles amenazas podría ser protectora. Más allá de las amenazas de daño corporal, las
amenazas sociales (p. ej., de exclusión o derrota) también podrían considerarse amenazas, ya que pueden reducir la percepción de bienestar y,
por lo tanto, la deseabilidad de un compañero. La respuesta depresiva en
la que uno disminuye la actividad, se retira de situaciones sociales y se
acerca a situaciones novedosas con un sesgo negativo («esa persona
pensará que soy un perdedor») podría interpretarse como formas adaptativas para reducir el riesgo y evitar más fracasos sociales. Hay muchas
variedades de teoría evolutiva, algunas enfatizan el beneficio adaptativo
de la depresión, otras la ven como una respuesta pasada de moda que
puede haber tenido un beneficio en las sociedades antiguas, pero es contraproducente en nuestro mundo moderno. Otras versiones ven la capacidad básica de variar el estado de ánimo como adaptativa, pero sugieren
que la depresión es una desregulación de esa función normal. Estas teorías son difíciles de probar, ya que es un desafío probar la idoneidad de
un rasgo particular que es muy común en una población.
Abordajes integrativos
Sigue siendo difícil, si no imposible, incorporar las diversas observaciones y hallazgos de investigación sobre la depresión en una gran teoría unificada. Sin embargo, los diferentes intentos de investigadores y
teóricos de incorporar estos hallazgos tienen ciertas características comunes. Parece evidente que existe cierta vulnerabilidad genética que
pone a las personas en riesgo de padecer depresión. Estas personas que
luego presentan estrés, ya sea externo o interno, tienen cambios epige-
néticos que difieren de las respuestas normales al estrés; por ejemplo,
pueden ser menos capaces de transcribir ciertos factores de crecimiento
en respuesta al estrés. Esta deficiencia produce una pérdida neuronal
sutil, que es particularmente evidente en algunas áreas vulnerables
(p. ej., el hipocampo). El resultado es una alteración de los sistemas
reguladores habituales del cerebro, lo que provoca cambios en las expresiones de transmisores, hormonas y otros sistemas reguladores. Esto
causa los cambios físicos que asociamos con la depresión, y nuestra
respuesta conductual a esto es el sentimiento subjetivo de depresión.
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