OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV HOMENAJE AL MAESTRO OM-3 INTRODUCCION En 1998 ya hicimos una primera entrega de la traducción del libro : HOMENAJE AL MAESTRO – PETAR DAUNOV - luego se nos perdieron los originales y no podíamos hacer mas copias. Ahora después de haberlo repasado y corregido una vez mas, hemos vuelto a reproducirlo de nuevo para los hermanos y hermanas. En algún sitio esta escrito, “Por sus obras, por sus hechos los conoceréis” Que mejor ejemplo nos da el Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV, con estos relatos de vivencias, devoción, amor y respeto manifestados en el transcurso de toda su vida, ya sea mientras estuvo a su lado, como por obediencia a su Maestro cuando viajo a Francia y a allí seguir bajo sus instrucciones, la Enseñanza de la Gran Fraternidad Blanca Universal. Cuando el Maestro llegó a Francia, llevaba consigo un cuaderno de pensamientos de su Maestro. Así pues antes de iniciar una conferencia, la hermana de turno, le entregaba una hojita escogida al azahar y sobre el tema escrito desarrollaba toda la conferencia, algunas duraban hasta tres horas. Luego con el tiempo, el mismo fue escribiendo sus propios pensamientos que los iban alternando con los de su Maestro antes de iniciar una conferencia. Pero lo mas extraordinario de las conferencias del Maestro, me explicaba la hermana Hugette del Centro Izgrev en Paris; El Maestro recordaba todas las conferencias que había pronunciado con todos sus temas. De tal manera que si tenia que pronunciar una conferencia de un tema del que ya había hablado, lo que hacia es recordar que cosas no había dicho en aquella conferencia para poderlas añadir en la nueva. Y lo más importante, nunca se contradijo en ninguno de sus temas. A nadie cabe la menor duda que el Maestro, vino para una gran Misión, Misión que nadie hasta la fecha esta en condiciones de poder explicar en detalle pues son temas que nos sobrepasan. Pero si no nos quepa ninguna duda que lo ha desvelado todo a través de sus conferencias, recordándonos aquel mensaje de “Antes de fin de Siglo, todo debe ser desvelado”. El Maestro dijo una vez que PETAR DANOV, había venido para el. Como para prepararle el camino, como sucedió con Juan y Jesús. Pero el Maestro decía también que PETAR DANOV, poseía una facultadas y poderes que el no tenía. Esto parece difícil de entender. Y no lo es. Cuando un gran alpinista desea coronar una cumbre, no se sirve de los Sherpas del lugar?, que son quienes mejor conocen los peligros de los terrenos que ellos ya conocen, pero dejan que otros quizás mejor preparados para otras cosas hagan el tramo final!! Y cual ha sido el tramo final… 5 mil conferencias entre escritos, grabaciones y videos en un idioma armonioso de fácil expresión y mundialmente conocido. La gran clarividente VANGA de nacionalidad Búlgara, dijo una vez a unos hermanos Búlgaros que Petar Danov había estado siempre dentro del Maestro para guiarlo. El Maestro conoció grandes Maestros en el transcurso de sus viajes, pero a todos dijo que su Maestro era PETAR DANOV. Un ejemplo a imitar. Que el AMOR del Maestro os acompañe. ACT Centre OMRAAM Institut Solve et Coagula Reus www.omraam.es Primer Centro De difusión de la obra Del Maestro OMRAAM En lengua Española HOMENAJE AL MAESTRO PETER DEUNOV por OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV COLECCIÓN IZVOR Nº 200 Octubre de 1996 OM-03 OFRECEMOS A TODOS LOS HERMANOS DE LA GRAN FRATERNIDAD BLANCA UNIVERSAL DE HABLA ESPAÑOLA LA TRADUCCIÓN DEL LIBRO "HOMENAJE A MI MAESTRO". EL MAESTRO OMRAAM MIKHAEL AIVANHOV NOS HABLA DE SUS EXPERIENCIAS COMO DISCIPULO AL LADO DE SU MAESTRO, PETAR DEUNOV, EN LOS AÑOS DE SU JUVENTUD EN BULGARIA. Traducido y realizado por Centre OMRAAM Institut Solve et Coagula Reus RESUMEN BIOGRAFICO del Maestro PETER DEUNOV 12 Julio 1864 - 27 Diciembre 1944 1888: Viaja a los Estados Unidos, donde realizará estudios de Teología y Medicina en la Universidad de Madison (Wisconsin) 1895: Retorna a Bulgaria 1900: Primeros discípulos 1917: Primer encuentro con el hermano Mikhaël Aïvanhov 1922: Apertura de la Escuela, que va a existir hasta el año 1944 “ Lo más remarcable del Maestro Peter Deunov, lo que hacía de él un ser absolutamente aparte, era la vida espiritual que emanaba de él lo que, como rayos de luz, venía a penetrarnos. Pues la radiación que produce un ser de una gran vida espiritual es algo vivo, un mundo habitado de entidades muy puras que impregna a todos los que se le acercan y hace un trabajo sobre ellos. Muchos creen que lo esencial de un Maestro es su palabra, la sabiduría que trasmite, y que si no dice nada, no aprenden nada. Pues bien, eso es un error, incluso si no habla, la radiación que emana de él os comunica alguna cosa de su luz y de su fuerza. Esto es lo que yo comprendí al lado de mi Maestro. Lo más importante, no era la enseñanza que nos trasmitía con su palabra, sino la vibración intensa de su espíritu que penetraba en nosotros.” O.M.A. ****** 2 “Un Maestro es como ave que viene a cantar cerca de vosotros, para guiaros en camino que conduce al castillo encantado. Cuando ya no exista el riesgo de perderos, esta ave podrá entonces volar lejos de vuestro lado” Omraam Mikhaël Aïvanhov Si supieseis cuan grande fue mi alegría y hasta qué punto estuve maravillado cuando encontré al Maestro, no os lo creeríais! Por entonces yo era muy pobre, sólo tenía una cama, un violín y unos cuantos libros. Durante semanas me iba a las montañas para leer y meditar, y de vez en cuando me buscaba algún trabajo para ganar algún dinero... Si vierais los vestidos y los zapatos que llevaba en aquella época! . .. Pero el hecho es que me sentía muy feliz e inmensamente rico, al saber que mi Maestro existía. Tenía la sensación de que en mi mente y en mi corazón residían todos los tesoros del universo. ¡Tener un Maestro! Vosotros aún no os dais cuenta de lo que esto significa, pero yo sabía que, gracias a El, podía tener el Cielo y la tierra, y podría llegar a realizar todo aquello que deseaba con más fervor. Por desgracia, son muy pocos aquellos que intuyen lo que puede representar un Maestro para orientar1es en su destino, con todo lo que su presencia puede rectificar, mejorar y armonizar en sus vidas. Para muchos, tener un Maestro no es algo que les motive mucho, pues saben que con él no podrán estar tranquilos: El Maestro les hará ver sus carencias y el peligro que encierran los caminos que transitan a menudo, con lo cual, evidentemente, se van a sentir un poco frenados y esto es algo que no les gusta. Es lástima que sea así, pues ellos ignoran que dicha actitud les va a traer sufrimientos y 1imitaciones mucho mayores que los que tendrían que soportar al seguir los consejos de un Maestro. En cuanto a mí, desde muy jóven sentí que tenía necesidad de un Maestro, y esto es lo que me ha salvado. Yo tenía diecisiete años, cuando encontré al Maestro Peter Deunov. Por entonces vivía en Varna, a la orilla del mar Negro. El hecho de haber1e encontrado allí se debió a las muchas intrigas del clero de la Iglesia ortodoxa, que había influenciado al gobierno para que obligara al Maestro a dejar la capital, Sophia, donde se había instalado. Así que fué exilado a la ciudad de Varna, cerca de la cual había nacido y donde había vivido ya por largo tiempo. El Maestro era hijo de un pope de la Iglesia ortodoxa búlgara. Su padre, naturalmente, hubiera deseado que él se hubiera convertido también en un sacerdote, pero el Maestro se negó a hacerlo. El conocía muy bien este ambiente del clero, su mentalidad, sus preocupaciones, y era algo que no le 3 atraía en absoluto. Por otra parte, él hubiera podido convertirse en un pastor protestante, pues desde joven había estudiado en una escuela búlgara protestante y más tarde había continuado sus estudios de Teología -y también de Medicina-, en los Estados Unidos. A su regreso, le ofrecieron un cargo en la Iglesia evengé1ica, que también rehuso aceptar, puesto que tenía la certeza de que su vocación iba por senderos muy diferentes. Cuando el Maestro empezó a dictar las conferencias y a reunir algunos discípulos en su entorno, el clero de la Iglesia ortodoxa reaccionó inmediatamente en su contra. ¿Por qué? Oh! es muy sencillo. En todos los tiempos y en todas las religiones el clero ha afirmado que nada bueno puede hacerse por fuera de las Iglesias oficiales. Ahora bien, si las Iglesias cumplieran verdaderamente con su papel, no habría nada que reprochar1es; Pero muy a menudo ellas no hacen otra cosa que mantener a sus fieles dentro de unas ideas demasiado estrechas y 1imitadas. En efecto, ¿Qué es lo que les exigen? Tener fé, asistir regularmente a los oficios, entonar algunos cánticos, escuchar sermones que suelen ser bastante aburridos ... Y eso es todo! ¿Cómo puede pensar una Iglesia que basta con esto para transformar a sus fieles y acercarlos a Dios? Pero acaso ¿Se quiere realmente transformar1es y e1evar1es hasta Dios? Incluso dentro del clero, ¿Cuantos hay que den ejemplo de una vida verdaderamente sacrificada y acorde con los sagrados principios de su religión? Poco a poco, la persona del Maestro y su actividad se fue convirtiendo en un reproche vivo y directo para los obispos, como si les dijese: "Hasta donde os habéis alejado de las verdades de los Evangelios!, hasta qué punto vuestra vida es distinta de lo que ha enseñado Jesús! Debéis pues corregiros!" Pero, en lugar de aceptarlo, ellos acusaron al Maestro de ser un hereje, un falso profeta. Si él se hubiera 1imitado a llevar una vida mediocre, sin duda le hubieran dejado tranquilo, pero él prefirió seguir las huellas de Cristo y por eso le persiguieron. Después de un tiempo, los obispos se aliaron con algunos miembros del gobierno para enviar1e al exilio. Pero esta conducta de los obispos fue la prueba más evidente de su propia debilidad. Así, el Maestro se vio obligado a dejar Sophia y, sin hacer resistencia, se trasladó a Varna con algunos discípulos. Esto ocurrió en el año de 1917. Por entonces, vivía yo en una casa propiedad de mis padres que estaba situada sin que yo lo supiera, a pocos metros de aquella que el Maestro había habitado antes de irse a vivir a Sophia. Aún recuerdo que la calle era una de las más curiosas de la ciudad debido a su desnivel. Cada mañana, para ir a la escuela, tenía que subir aquella pendiente y en invierno era preciso tomar grandes precauciones, ya que la escarcha la convertía en una verdadera rampa 4 de hielo. En la misma calle, que era muy larga, se encontraba también la iglesia a la cual había sido designado el padre del Maestro como pope. Era por esto que había elegido allí una casa, donde el Maestro había vivido por varios años. El exilio del Maestro a Varna constituyó para mí un feliz acontecimiento: Gracias a esto llegaría a conocer1e y mi vida sería orientada de una forma definitiva. Desde el primer momento que le ví, me quedé deslumbrado. Su rostro y lo que irradiaba de él, la paz que parecía emanar de todo su ser, la serenidad de su porte, la delicadeza de sus gestos, su forma de moverse y de hablar, su mirada, su sonrisa... todo parecía provenir de otro mundo. En todo él se dejaba traslucir aquel largo trabajo de los Iniciados y los Maestros, una labor de paciencia, tenacidad, nobleza y desinterés. Todo un mundo grandioso por su profundidad, su riqueza y su belleza. Esto era lo que el Maestro llevaba consigo. Más adelante, una de las cosas que más llegó a impresionarme en el Maestro, fue su dignidad. Pero es difícil que vosotros podáis entender bien a lo que me refiero puesto que no se tiene una noción muy clara acerca de lo que es la dignidad, y a veces se tiende a confundir1a con la soberbia o el orgullo. La dignidad del Maestro era como una conciencia que él tenía de los tesoros que Dios le había concedido, junto con la voluntad de guardarlos intactos. Sí, la verdadera dignidad es aquel respeto a todo lo que Dios nos ha dado, empezando por nuestro cuerpo físico, pero también por nuestro corazón, nuestro intelecto, nuestra alma, nuestro espíritu. Cuantas veces pude constatar estando cerca del Maestro, aquella necesidad de protegerse contra toda mancha, bien fuera física o psíquica. Era como si él velara constantemente a fin de salvaguardar las riquezas que llevaba consigo, para poder regresar1as en su día al Creador, aún con mayor abundancia y esplendor. Esta dignidad, esta respeto hacia uno mismo, era algo que él intentaba trasmitir a sus discípulos, haciendo que tomaran conciencia de que ellos también eran templos, tabernáculos del Eterno, por donde sólo debía pasar un alimento puro, pensamientos, palabras y sentimientos puros. Porque aquellos que no se preocupan por lo que entra o lo que sale de ellos y se dejan llevar sin importar1es donde, o se prestan a pensar, decir o hacer cualquier cosa sin mirar con quien, no pueden tener conciencia de su verdadera dignidad como seres humanos. Lo que voy a relataros ahora ocurrió en Varna en una visita que hice al Maestro poco tiempo después de haber1e conocido. Fue durante la guerra de los Ba1kanes. Esa tarde, habíamos hablado mucho y yo tenía que irme pues 5 había pasado ya la hora del toque de queda. Al salir, en una esquina me salieron al paso dos guardias a caballo que me instaron a detenerme diciendo: "¿A donde va usted a estas horas?" "Regreso a mi casa", les respondí. "Bien, pues antes tiene que venir con nosotros" y me vi obligado a seguir1es. Al tiempo que caminaba tras ellos, iba pensando en el Maestro y me sentía tan feliz por la conversación que habíamos tenido, que me importaba muy poco tener que pasar la noche en prisión... De repente, y sin razón aparente, los guardas cambiaron de actitud y me dijeron: "Bien, puede irse a su casa! Vamos a acompañar1e durante un tramo del camino, para que no sea arrestado por otros guardias. Y no vue1va a salir a estas horas!". Yo me quedé muy contento por este cambio de actitud y, al día siguiente, ya había olvidado el incidente. Unos días más tarde volví a casa del Maestro. Él me recibió sonriendo y me dijo: "¿Cómo te fue la otra noche? Los guardias fueron corteses contigo, ¿Verdad? Yo les dije que te dejaran ir tranquilamente a tu casa, que eras un buen discípulo". Después de aquello supe hasta qué punto una cosa así era algo muy fácil para el Maestro. Él era clarividente y podía comunicarse de una forma invisible. Aquellos que se cuestionan acerca de la realidad del pensamiento, si este puede viajar por el espacio y si los cerebros humanos están preparados para recibirlo, deberían reflexionar sobre hechos como este: El Maestro se dirigió de esta forma a los guardias y les dijo "Dejadle ir, es un buen discípulo" Y el alma de estos guardias fue obediente ante su llamada, porque los deseos de un Maestro son órdenes para ella. A veces, mientras estábamos hablando, el Maestro miraba al cielo y observaba las figuras que forman las nubes. "Mikhae1, me decía, hoy por la tarde vendrán a verme tres personas desde Sophia". "¿Cómo puede verlo, Maestro?" "Las nubes me lo anuncian", respondía, "Ellas han venido para avisarme". Yo ignoraba este tipo de lenguaje pero, gracias al Maestro, pude conocer muchas cosas al respecto. Él me decía también que, observando las nubes que cubren una ciudad, es posible conocer la calidad de sus habitantes. Durante un tiempo, compartía mi vivienda con un amigo. Un día, al volver a casa, me esperaba con la noticia de que habían entrado los ladrones y se habían llevado muchas cosas, entre ellas un aparato de radioaficionado y un reloj que eran de mi propiedad. Yo había oído decir al Maestro alguna vez que, cuando un ladrón viene a robarnos alguna cosa, es porque de cierta forma aquello no nos pertenece del todo. Por eso dije a mi amigo: "Si estos objetos son verdaderamente nuestros, los recuperaremos, pero si no es así, ya podemos olvidarnos de ellos y no hay nada que lamentar". Mi amigo era una persona muy inteligente, pero sobretodo, estaba dotado de un gran sentido práctico, de modo que no se tomó muy en serio mis palabras y se dirigió a la comisaría para denunciar el robo, dejando anotados allí nuestros nombres. 6 Dos días más tarde, me llamaron de la comisaría y al llegar allí me dijeron: "Usted es un discípulo de Monsieur Deunov, ¿Verdad? Así es, respondí, pero ¿Cómo lo habéis sabido? Por su aspecto y por la expresión de su rostro, me respondió el Comisario. Pero, le dije, ¿Usted conoce También al Maestro? -Sí, afirmó, le conozco y voy a contarle cómo ha sido. Y dejando a un lado el tema del Robo prosiguió: ¡Qué feliz debe ser Usted al tener un Maestro así! y le digo esto porque durante la guerra estuve en el frente de Macedonia. Por entonces mi padre era el Gobernador de Varna, y había gran dificultad para enviar o recibir cartas, de modo que estaba muy preocupado al no tener noticias mías. Cuando supo que el Maestro Deunov estaba en Varna, fue a visitar1e para preguntar1e si podía saber algo sobre mi paradero. El Maestro cerró los ojos por un momento para loca1izarme y le dijo: "Ahora mismo su hijo se halla en medio de un bosque, junto con sus compañeros y se esconden allí para protegerse de los continuos bombardeos de aviones que están sobrevo1ando este sitio. Ellos tienen miedo, pues saben que allí corren peligro. .. Al lado de donde están hay un torrente de agua. .. Justo ahora acaba de caer una bomba muy cerca de ellos. .. Su hijo está herido, pero no de gravedad. Se salvará. Puede estar tranquilo, le aseguro que no morirá y que regresará pronto a Varna. Vaya a esperarlo a la estación en la fecha y hora que voy a indicarle (y le precisó con exactitud el día y la hora de mi llegada) ... É1 vendrá ese día y le traerá como regalo un pez. Y así fue! Ya puede Usted imaginarse la alegría y la sorpresa de mi padre al verme llegar el día señalado con un pez en la mano!" "Más adelante, al saber que el Maestro era también un experto frenólogo, mi padre me llevó a él para que estudiara mi cabeza, pero no recuerdo lo que dijo, pues en aquella época yo no estaba en capacidad de comprender las palabras del Maestro ... " Después de aquel relato, el comisario pasó a preguntarme con detalle sobre el robo del que habíamos sido víctimas mi amigo y yo. Me prometió que haría lo posible por encontrar al ladrón y me dijo que volviera a casa. Lo que a mí más me interesaba, era poder recuperar mi reloj: Se trataba de un reloj de plata que tenía al menos cincuenta años y que había pertenecido a mi padre, pero lo más apreciable era que indicaba también las influencias planetarias de cada momento. Por mi parte, me había preparado un cuadro astrológico con los cálculos apropiados, de modo que bastaba un rápido vistazo para conocer la influencia planetaria vigente. Por ello quería recuperar aquel reloj, y así fue, en efecto. La policía capturó al ladrón, que era un joven muy pobre. Decidí hablar con él para conmoverle, y pedí al comisario que no lo mal tratase, puesto que en realidad era una víctima de su paupérrima condición, del hambre y la miseria... Mis argumentos no parecieron convencerle, pero como yo le caía simpático por ser discípulo del Maestro Deunov, me prometió que no le harían 7 daño. Al volver a casa le comenté a mi amigo: "Ya ves, la policía invisible ha hecho un buen trabajo. Ellos sabían que aquellos objetos eran nuestros y que este robo había sido un error." Con lo cual me abrazó lleno de alegría, puesto que él había sido el más afectado y la mayoría de los objetos robados eran suyos. Años más tarde, me encontré con un conocido escritor que me pidió: "Háblame de tu Maestro. Yo le conocí hace ya tiempo, ahora ya debe ser bastante mayor, cuéntame lo que hace. Cuando yo estaba en el Liceo fuimos a ver1e junto con uno de mis compañeros, pues nos enteramos de que era un gran frenólogo y queríamos conocer nuestro futuro. Él nos recibió sonriente y se dirigió a mí para decirme: "Tú tienes una salud delicada, pero no obstante llegarás a ser un escritor famoso." Esto me sorprendió muchísimo, pues por entonces sólo ambicionaba triunfar en los negocios y nunca había pensado en escribir. En cambio, a mi compañero mas tarde se dedicaría al comercio, con lo cual salió bastante decepcionado. Pero luego se realizó todo lo que el Maestro nos había predicho. Así que, por favor, llévele mis respetos y diga1e que le tengo en gran estima”. Es verdad que el Maestro era un gran frenólogo. Durante años, antes de consagrarse a su Enseñanza, había recorrido muchos pueblos y ciudades de Bu1garia, con el fin de medir y estudiar el cráneo de todo tipo de individuos. Incluso había realizado estudios frenológicos a miembros del clero! Tenía la facu1tad de conocer a fondo a las personas, podía ver su grado de evolución, hasta donde habían llegado y a donde podían llegar en lo sucesivo. Sí, este era un don que él tenía, como tuve muchas ocasiones de comprobar. Pero al mismo tiempo era muy observador. Pronto supe que tenía el hábito de observar a fondo a quienes le rodeaban y en particular a sus discípulos. Sólo que lo hacía con la mayor discreción, para no inquietarles. Cuando alguno le sorprendía mirándo1e, él reaccionaba inmediatamente haciendo como si se interesase por otra cosa. Pero cuando él estaba seguro de que alguno de nosotros no se daba cuenta de la forma en que le observaba, entonces se podía sentir cómo si su mirada penetrase dentro de nosotros. A veces, al despedirnos, él me acompañaba hasta la puerta y, al partir, me volvía para despedirme por ú1tima vez. Entonces podía ver en sus ojos que me estaba estudiando, observando la forma en que caminaba, dándose cuenta del efecto que me habían producido su conversación y sus palabras.. La forma en que una persona se despide y se va, puede decirnos mucho acerca de su estado interior. Cuando me di cuenta de la importancia que el Maestro daba a esta observación de los demás, comencé a mi vez a observar1es. Muchos piensan 8 que para conocer a los humanos basta con hacer1es preguntas o dejarlos hablar ... Esto es cierto en parte, pero a menudo la palabra se usa como un camuflaje, para engañar a los demás, para obtener ciertas ventajas ... En realidad lo que puede mostrarnos más acerca de una persona, no es tanto sus palabras, sino una multitud de pequeños detalles en sus gestos, en su comportamiento, en su mímica y su fisiognomía global. Pero esto es algo que la mayoría de la gente no sabe observar, de modo que ignoran casi todo acerca de los demás, les conocen muy poco en realidad. En cuanto al Maestro Deunov, no hay duda de que era un observador fuera de serie. Ahora bien, lo más admirable del Maestro, lo que hacía de él un ser totalmente aparte, era la vida espiritual que emanaba de él y que nos penetraba como una radiación luminosa. Cuando esto ocurre, la irradiación producida por aquel que goza de tal intensidad espiritual es algo ciertamente grandioso, vivificante, todo un mundo poblado por entidades de una pureza extrema, que impregna a quienes se le aproximan y ejerce un trabajo sobre ellos. Para muchos, lo esencial de un Maestro es su palabra, o la sabiduría que él puede trasmitir con ella, pero esto significa que si el Maestro permanece callado, ellos no van a aprender nada. Están en un error ya que, inc1uso al callar, la energía que emana de él sigue comunicando algo de su luz, de su fuerza. Bien sea de forma consciente o inconsciente, seguimos recibiendo aquellas partículas sutiles y, si se trata de un proceso consciente, el propio trabajo interno se verá facilitado. Esto es lo que pude comprobar al lado del Maestro. Lo importante, más que la enseñanza que nos daba a través de su palabra, era aquella vibración tan intensa de su espíritu, que colmaba todo nuestro ser. Esta es la manera como un verdadero Maestro trabaja sobre sus discípulos. No basta con que ellos compartan sus ideas, sus convicciones, sino que él proyecta sobre ellos la quintaesencia de su alma y de su espíritu. Después de unos años, la materia psíquica del discípulo estará totalmente impregnada, penetrada hasta tal punto de aquella quintaesencia de su Maestro, que poco a poco llegará a ser como él. Un Maestro es una fuente; Un Maestro es un lago; Un Maestro es un árbol; Un Maestro es un fruto; Un Maestro es como el pan, como el sol. Por eso, estando a su lado, el discípulo se alimenta, se sacia, se purifica, se ilumina ... Comprender todo esto, significó para mí una gran riqueza. Por supuesto, no fue algo repentino, ya que era demasiado joven. Fue un proceso que duró varios años, hasta que llegué a ser consciente de lo que representaba la presencia del Maestro y me esforcé cada vez más en ampliar esta consciencia cuando estaba con él, y revivir en mi pensamiento ciertas experiencias muy valiosas que no había comprendido bien en su momento. 9 Varna tenía un gran parque al lado del mar, a donde yo iba cada mañana para contemplar la salida del Sol. A menudo me cruzaba con el Maestro que solía ir también allí, yo le saludaba y él me respondía llevando la mano a su sombrero. Éramos los únicos en frecuentar aquel parque a una hora tan temprana y tal vez se extrañó de encontrar un jovencito tan asiduo. Puede ser que esto fuera lo que atrajo su atención sobre mí. Un día, un hermano había invitado al Maestro a su casa, que estaba en las afueras de Varna, cerca de los viñedos. Cuando fui a ver1e, el Maestro me invitó a su vez para venir muy de mañana, ya que tenía la intención de subir a las colinas, que estaban bastante lejanas, para el momento de la salida del sol. Yo estaba tan dichoso de poder ir allí con el Maestro que casi no pude conciliar el sueño aquella noche. Llegué así muy puntual a la cita y nos pusimos en marcha. Por el camino, yo le hablaba, pero él no me respondía. Me sentía tan feliz, que necesitaba hablar. Él se limitaba a mirarme y sonreía sin decir nada. Al cabo de un tiempo, un poco decepcionado al no encontrar respuesta, fui cayendo en la cuenta de que, en una ocasión como aquella es preferible no hablar. Por la mañana, cuando uno va a encontrarse con el sol, hay que prepararse interiormente para poder recibir todas sus bendiciones. No obstante, ¿Qué queréis?, al ser tan joven - yo debería tener por entonces dieciocho años-, aún es difícil comprender todo esto, y el hecho es que me sentía tan dichoso al poder acompañar al Maestro! Tal como esperábamos, llegamos un poco antes de la salida del sol. El Maestro conocía muy bien Varna, había vivido muchos años allí. Escogimos un sitio apropiado en medio de aquellas grandes colinas y el sol empezó a salir ... Estuvimos un buen rato mirando cómo se remontaba en el cielo. El Maestro le contemplaba y yo estaba orgulloso como Artabán de poder estar allí, a su lado! Hicimos luego algunos ejercicios de respiración y luego el Maestro dijo: "Ahora debemos tendernos sobre la tierra" Esto me extrañó un poco en aquel momento, pero él no dio más explicaciones. Con frecuencia, un Maestro actúa de este modo, sin prevenir, sin dar explicaciones. De modo que permanecimos un buen tiempo tendidos sobre el vientre, recibiendo el sol sobre nuestra espalda. Más tarde supe que los rayos del sol eran muy benéficos para la espalda, pues ella actúa como una batería que se recarga con el calor y la luz solar. Antes de tendernos, el Maestro había lanzado algunas piedras al aire, una tras otra. Yo ignoraba el porqué de todo ello, pero más tarde me lo explicó... Mientras estuvimos tendidos, el sol nos calentaba, era una sensación deliciosa... Entonces nos fuimos ... pero no era propiamente un estado de sueño, sino algo que se le parecía. ¿A donde habíamos ido?.. Cuando regresamos los 10 dos a un mismo tiempo, yo estaba completamente maravillado, sentía como si hubiera ocurrido algo excepcional, como si volviese de un lugar increíblemente bello ... Pero no lograba recordar nada en concreto. Entonces el Maestro me miró sonriendo y me preguntó: "¿Sabes dónde hemos estado? - No, Maestro, pero me haría muy feliz si me lo dijeseis. -Has visto que antes estuve lanzando unas piedritas: Esto era para avisar de nuestra llegada al plano causal. Es allí donde estuvimos. Pero las entidades que nos han recibido han dicho que no era necesario que tú recordaras lo que has visto, de modo que me visto obligado a arrojar un velo sobre tu memoria. Con todo, ¿No es verdad que conservas una sensación de que algo ha ocurrido? -Sí, Maestro, así es." Acto seguido comimos un poco para restab1ecernos y descendimos la colina. Yo sentía como si el aire vibrara de un modo diferente, como si toda la naturaleza estuviera encantada. Fue esta la primera vez que el Maestro me llevó consigo al plano causal. A partir de aquel día, solía ir a menudo con el Maestro a ver la salida del sol sobre las colinas de Varna. No podéis imaginaras la belleza de los colores de la aurora, cuando el sol se levantaba por encima del mar Negro. Dedicábamos largos ratos a la meditación y, cuando nos desdoblábamos, el Maestro me conducía para que pudiera contemplar la realidad de otros mundos. El avisaba siempre a las entidades de aquellas regiones para que nos recibieran. Aquellos fueron momentos maravillosos. Dentro de su enseñanza, el Maestro otorgaba un lugar muy importante al Sol, ya que si se sabe cómo mirar al sol y trabajar junto con él, se adquiere el verdadero poder. Todo lo que existe sobre la tierra, las piedras, las plantas, los animales, los seres humanos, recibe la vida del sol, de su luz y su calor, pero sólo los Iniciados y los grandes Maestros han podido comprender a fondo la naturaleza de esta energía: Ellos han desarrollado en sí mismos los centros que les permiten captar1a y trasformar1a de forma que a través de su vida y su irradiación, ellos se han convertido en una verdadera bendición para todo aquel que se les acerca. Os preguntareis: ¿Pero cómo lo han logrado? Los Iniciados saben que la consciencia no está 1imitada a una pequeña porción del ser y que, mediante un trabajo constante, es posible hacer conscientes todas aquellas regiones internas que la psicología denomina inconscientes, subconscientes o supraconscientes. Al tomar posesión de estas regiones, la consciencia va haciendo grandes descubrimientos, puede establecer comparaciones y llegar a ser cada vez más amplia y poderosa. 11 Muchos pensarán que esto no tiene una base científica, pero ellos se equivocan, y puedo añadir que todo aquello que existe fuera de nosotros, existe igualmente en nosotros. Todo lo que existe sobre la tierra y bajo ella, todo cuanto hay en los mares, los ríos, los lagos, los océanos, todo lo que existe en el cielo, las estrellas, las nebulosas, existe también dentro del ser humano. Y esto explica porqué, desde su origen, él ha querido siempre estudiar y comprender el mundo que le rodea: En realidad, lo que busca es conocerse y estudiarse a sí mismo. Por desgracia, mientras él no conozca las causas profundas de esta tendencia, el hombre se 1imitará a ver sólo lo que es externo a él, anotando y registrando los fenómenos pero sin entender nunca lo esencial. Cuantas investigaciones han sido emprendidas por los científicos para aprovechar al máximo las prodigiosas riquezas de la naturaleza! Es algo admirable, sin duda, pero los Iniciados han ido aún más allá, investigando en ellos mismos, hasta extender al infinito los límites de su propia consciencia. Esta labor de toma de consciencia, empieza por la exploración del subconsciente, de las entidades que lo habitan y las energías que lo mueven. De esta forma, el subconsciente irá revelando, uno tras otro, todos sus tesoros a la consciencia. El Iniciado es un ser que desarrolla su consciencia a lo largo, a lo ancho y en profundidad, hasta llegar a esclarecer todas las regiones inferiores del subconsciente y todos los planos superiores del supraconsciente. Por ello, la consciencia del Iniciado puede llegar a abarcar un espacio inmenso y empezar a irradiar, inf1uenciando a todas las criaturas en torno a él para que profundicen a su vez en sus propias consciencias. Pero las cosas no terminan aquí: La consciencia seguirá expandiéndose siempre más allá, hasta el Sol. Para un Iniciado, la luz del sol se convierte en un alimento, es algo que él puede absorber y digerir; Él asimila la luz para luego proyectar1a sobre su entorno, y es por esto que es capaz de vivificar, esclarecer y reconfortar a los demás seres. En cambio, el hombre cuya consciencia se ha estancado por 1imitarse a los asuntos materiales, es incapaz de ayudar verdaderamente a sus semejantes. Si la consciencia de un Iniciado vive en los demás, es porque el puede nutrirles a distancia con su luz. Los alimentos físicos sólo pueden nutrir al que los consume y aún en el caso de la madre que nutre al hijo que lleva en su seno, una vez que el niño nace y se ha separado de ella, se verá obligado a alimentarse por su cuenta. Así, en el plano espiritua1 es el Maestro quien, por así decirlo, deberá alimentar al discípulo al menos al comienzo, de modo que él "come" y esto le permite nutrir también al discípulo. Así como la madre ha aceptado alimentar a su hijo por nacer, el Maestro ha aceptado acoger en su 12 alma y en su consciencia a sus discípulos, como si fueran hijos suyos, hasta el momento en que ellos sean capaces de alimentarse por sí mismos. En ese momento, ellos podrán a su vez alimentar a otros. De tal modo, los discípulos están vinculados al Maestro de forma semejante a como el embrión está unido a su madre. Cuando el Maestro recibe las fuerzas del cielo, el discípulo también se beneficia de ellas. Y así fue como yo estuve durante años, nutriéndome al lado del Maestro. Él miraba el sol, absorbía su luz y me la trasmitía como un alimento perfectamente asimilable para mi corazón, mi intelecto, mi alma y mi espíritu. Y si dentro de su enseñanza, el Maestro dio siempre un lugar preponderante al Sol y a la importancia de ir cada mañana a verlo salir, es porque sabia que cada discípulo tiene que realizar esta tarea: Aprender a digerir la luz del sol, a trasformar1a y elaborar1a para poder luego trasmitir1a a otros bajo la forma de toda clase de virtudes. Muchos hermanos y hermanas de la Fraternidad de Bu1garia tenían una libreta en la que pedían a sus amigos que escribieran sus pensamientos. A menudo se me solicitaba que lo hiciera en estas libretas, y recuerdo que siempre escribía la misma frase del Maestro... ¿Queréis saber cúa1? "Es el Sol quien da sentido a la vida". Por supuesto, hay que entender este pensamiento desde un punto de vista simbólico. La música y el canto tenían también un lugar importante dentro de la enseñanza del Maestro, ya que ambos son poderosos medios para unirnos con las energías constructivas de la naturaleza. De hecho, el propio Maestro era compositor, y nos ha legado un repertorio muy valioso. En el mundo existen todo tipo de músicas, y puede ocurrir que hayáis escuchado tal variedad, que os sea difícil ser sensibles a la música del Maestro, a sus vibraciones, que no os llegue su mensaje por estar demasiado habituados a ritmos y sonoridades que no respetan ninguna ley espiritual, pues ignoran totalmente las correspondencias de los sonidos con las diversas regiones del alma y del espíritu. Así que dejadles un poco de lado e intentad sentir los efectos que produce la música del Maestro, la forma en que ella influye, no sólo sobre nosotros y sobre los demás, sino también sobre las regiones sutiles del espacio. Lo anterior no significa que yo esté en contra de toda la música o la canción actuales, no. Lo que ocurre es que casi siempre lo que hacen es exa1tar las pasiones y los sentimientos incontro1ados. Por eso, lo que debéis hacer es no dejar que os influencien, escaparos a tiempo, antes de que ejerzan su efecto embrutecedor sobre vosotros y os hagan perder todo control. El alma humana necesita expresarse a través del canto, pero debe ser un canto que la purifique y 13 la eleve. Es verdad que existen cantos sublimes dentro del patrimonio musical de la humanidad, que constituyen un verdadero alimento para el alma: Misas, requiems, oratorios... Pero si para cantar teneis que interpretar estas obras, lo más probable es que la mayoría de vosotros no lo haría nunca. En cambio, sí podéis entonar los cantos del Maestro, que no sólo van a nutrir el corazón y el alma, sino que van a clarificar vuestro pensamiento y estimular vuestra voluntad. Cuando sintáis que vuestras ideas están confusas y no sabéis bien donde estáis, cantad "Misli, pravo misli" (Pensamiento justo), Y podréis vislumbrar mejor el camino. Cuando creáis que nadie os ama, cantad "Bog é lubov" (Dios es amor), y sabréis que Dios nunca os abandonará. Si os sentís agotados o enfermos, cantad "Sila, zdravé é bogatstvo" (La fuerza y la salud son riquezas), y recobrareis vuestra energía. Cuando estéis preocupados, cantad "Pri vsitcbkité ouslovia na jivota, né goubi svoya mir" (En cualquier circunstancia de la vida, no perdáis vuestra paz). Si la vida os parece aburrida y no os inspira ninguna alegría, cantad "Krassiv é jivota nachata doucha" (Bella es la vida de nuestra alma. Y cuando os sintáis felices, dad gracias cantando "Blagoslavial., douché moïa, Gospoda" (Alma mía, bendice al Señor). Ya lo veis, aquí teneis todo un método, un arsenal mágico, entonces serviros de el. Algunos me preguntan: "¿Pero, porqué cantáis vuestros cantos en búlgaro y no lo hacéis en francés? Así no se entiende nada de su letra!" Ante todo, les diría que existen traducciones de todos estos cantos, que pueden conseguir fácilmente. Pero sobre todo, hay que tener en cuenta que en música lo que más importa no es la comprensión intelectual, sino lo que nos tramiten sus vibraciones, su armonía, sus sonidos. ¿Acaso son inteligib1es los cantos de los pájaros o el sonido de las cascadas, o el ruido del viento entre las ramas de los árboles? No, pero sin embargo es algo que nos maravilla y nos cautiva. Siempre será preferible entonar los cantos en su idioma original. Incluso si no se entiende su significado, existe una correspondencia entre las palabras y la música, que se va a ver destruida si traducimos las primeras. La música no está hecha para ser comprendida, sino para sentir1a y vibrar con ella, incluso si va acompañado de palabras, el significado es lo menos importante. Ahora bien, cuando la comprensión y la sensación van unidas, sin duda va a ser mejor, pero lo que cuenta aquí es ante todo la sensación. El Maestro Peter Deunov creó también una especie de danza rítmica, la Paneuritmia, siendo a la vez autor de la música y la coreografía. Esta danza se practica al aire libre, por la mañana, durante la primavera y el verano. Los hermanos y hermanas participantes se mueven por parejas formando un amplio círculo. Todos los gestos de la Paneuritmia, si bien sencillos, son de una gran belleza plástica y responden a toda una Ciencia, un profundo conocimiento de 14 la estructura psíquica del ser humano y de las leyes acústicas. Vale la pena por ello conocer el significado de los gestos y comprender cómo ellos nos pueden poner en contacto con las formas y las corrientes armoniosas de la naturaleza. Pero aunque no se conozca, se percibirá su acción benéfica, relajante y restauradora. De igual forma, el Maestro indicó algunos ejercicios de gimnasia para practicar cada mañana después de la salida del sol, bien sea en grupo o individua1mente, cada uno en su casa. Los movimientos son simples y fáciles de ejecutar para la gran mayoría de personas. Con ellos, se contribuye a la elasticidad del cuerpo físico, se armonizan las células y se refuerza el organismo en general. A veces el Maestro preguntaba a algunos hermanos o hermanas: ¿Por qué no hacéis los ejercicios de gimnasia? Y ellos le respondían: "Es que sufrimos de reumatismo, y estos movimientos nos producen dolor, no podemos hacerlos. Bien, les decía el Maestro, intentadlo y veréis cómo se produce una mejora paulatina" ... Y así ocurría, en efecto. El Maestro conocía a fondo los efectos positivos de estos ejercicios que nos indicaba, y es por ello que vale la pena que los practiquéis. Algunos me diréis que ya lo hacéis desde hace varios años y nada ha cambiado. Esto puede ser cierto, pero sólo en apariencia, pues no sabéis cuantos males se han podido evitar gracias a ellos! De modo semejante, vosotros coméis, bebéis, camináis, dormís o respiráis sin advertir que todo esto produce unos efectos considerables sobre vuestra vida... Ahora bien, dejad de hacerlo y ya vendréis a contarme todo lo que os pasa! Por ello, una práctica más consciente de estos ejercicios, conociendo la importancia de estos movimientos para vuestra salud y equilibrio personal, os capacitará para poder afrontar las situaciones difíciles de la vida. Lo que el Maestro no aceptaba nunca era la inercia. Incluso estando débiles o enfermos, es preciso intentar al menos unos pasos, unos cuantos movimientos. Y si esto es prácticamente imposible a un nivel físico, siempre quedará la posibilidad de moverse mentalmente, imaginando que uno se desplaza y actúa con toda normalidad. Esta labor mental, prepara el camino y rompe con la inercia, creando las condiciones favorables para volver a una actividad normal. Los métodos que enseñaba el Maestro eran siempre muy sencillos. Él había estudiado medicina en los Estados Unidos, pero no obstante evitaba usar términos demasiado científicos, o prescribir remedios complicados. Él sólo confiaba en aquello que era simple y natural. Cuando le conocí, yo tenía diecisiete años y no andaba muy bien de salud. Durante años me había alimentado muy mal y pasaba días enteros haciendo 15 ejercicios de respiración, leyendo, meditando ... Leía incluso durante las comidas! Al ser tan joven lo podía resistir, pero no entendía la causa de mi fatiga, de mi debilidad y somnolencia... Al verme, el Maestro me dijo: "Has abusado mucho de tu hígado y he aquí lo que deberás hacer para curarte: Cada día, beberás en ayunas una taza de agua; La irás bebiendo lentamente, sorbo a sorbo, concentrando todo tu pensamiento sobre sus poderes, sobre su acción. Incluso le hablarás diciéndo1e: "Querida agua, tu y yo juntos vamos a sanar mi organismo". No dijo nada más, ya que no tenía la costumbre de explicar las cosas en detalle, como lo hago yo con vosotros; Él se 1imitaba a dejarnos investigar y profundizar por nuestra cuenta. Sin duda era más sabio que yo! ... Al comienzo, yo no estaba muy convencido de la eficacia de un método tan sencillo. No obstante, hice aquello que me había dicho el Maestro y fue precisamente mi obediencia, la confianza que puse en él, lo que facilitó mi curación. Me di cuenta de que algo pasaba en mi propia consciencia. Experimentaba una especie de agradable vértigo, como cuando uno se inclina sobre una fuente para relajarse. Creo que esto era algo que actuaba de forma refleja sobre mi hígado, para restab1ecerlo. Sí, el agua es un agente muy poderoso. A partir de allí, siempre tuve muy en cuenta los consejos y los métodos del Maestro, aunque de entrada me parecieran extraños o insignificantes. Había comprendido que lo más importante para mí era escuchar1e y hacer lo que él me indicaba. No obstante, en este punto hay algo que es preciso dejar muy claro: Un verdadero Maestro nunca va a exigir a sus discípulos que se sometan a su voluntad. Por el contrario, son los maestros de las tinieblas quienes pretenden una sumisión absoluta, esclavizando a sus discípulos. Ahora bien, aunque los Maestros de la luz no exijan obediencia, es deseable que el discípulo descubra por sí mismo que la obediencia es conveniente y que interesa seguir sus consejos e indicaciones. El Maestro nos dejaba ser libres, y con esto seguía la misma pauta que hay en el Cielo: El Cielo nos deja en libertad. Pero dejar libre a alguien no siempre implica que se le apruebe internamente. Un verdadero discípulo se dará cuenta si su Maestro está o no de acuerdo con sus pensamientos, sus sentimientos, sus proyectos. Si el discípulo es sincero, podrá saber si su Maestro le aprueba o no. El sólo hecho de sentir una cierta desazón debería bastar1e para preguntarse: "¿Qué es lo que hay dentro de mí que no está vibrando en armonía con los proyectos del Cielo?", volviendo la mirada hacia sí mismo hasta descubrir el error que ha podido cometer. Habréis podido constatar que, en ciertos momentos, al mirar una fotografía del Maestro, parecería que su rostro adopta una expresión de severidad, en tanto que otros días os sonríe. Y no se trata de una ilusión. 16 El Maestro nunca llegó a exigirnos obediencia o sumisión, pero fui yo mismo en cambio, quien percibió que estas eran necesarias. Incluso en algunos temas en los que yo no estaba en el fondo del todo acorde con él, sabía que me convenía hacer lo que él me indicaba. El futuro vendría a demostrarme cuanta razón tenía, y por supuesto, yo no era quien debía criticarlo o poner en entredicho sus actos o sus proyectos mediante mi limitado intelecto. Os puedo asegurar que nunca he tenido que arrepentirme por mantener esta actitud. Cuando el Maestro me pidió que viniera a Francia, en el año 1937, yo hubiera podido pensar: "Ahora él quiere que vaya a un país que no conozco... no me siento preparado para una cosa así... intuyo que habrá grandes dificultades, pruebas quizá insuperables... no puedo ir allí". Pero el caso es que le obedecí y me aventuré a venir, sabiendo que nadie iba a venir a recibirme portando flores y guirnaldas; Todo esto llegaría más tarde, pero en aquel momento se trataba de seguir las indicaciones del Maestro sin rechistar, con la certeza de que si él creía que se había equivocado, de inmediato haría lo necesario para que volviera a su lado. Y por cierto, hubo quien pensó que se había equivocado al enviar a Francia alguien tan insignificante e incapaz como yo... Pero en fin, allá ellos si lo veían de esta manera. Para ser discípulo de un Maestro es preciso al menos creer en él, pues ¿De qué serviría venir a instruirse al lado de un ser en quien no confiamos? Nada ni nadie nos obliga a ir al lado de un Maestro, y aquel que dude de su propio Maestro haría mejor en dejarlo, pues corre el riesgo de verse en medio de grandes contradicciones que le llevarán a extraviarse del todo. Para evolucionar, el discípulo debe pues confiar en su Maestro, pero también debe dejar que este sea libre! Bajo pretexto de su gran amor al Maestro, hay discípulos que quisieran acapararlo sólo para ellos, o ejercer algún tipo de influencia sobre él! Y cuando estos ven o imaginan ver que el Maestro prefiere a otros discípulos al hablarles más a menudo o mostrar más atención hacia ellos, surgen los celos y todo tipo de intrigas interminables. En nuestra Fraternidad de Bulgaria, todos amábamos al Maestro, tanto las hermanas como los hermanos, de modo que cada uno hubiera querido estar lo más cerca posible de él. Por esta razón, para muchos se hacía difícil soportar la presencia constante a su lado de una de sus secretarias llamada Savka. Ellos podían entender teóricamente que el Maestro necesitaba alguien que le ayudase en su labor, pero en la práctica era muy distinto. Había algunas hermanas que la envidiaban y se preguntaban porqué no las había elegido a ellas para este trabajo, a lo cual se sumaba el hecho de que Savka no era precisamente una persona que inspirase mucha simpatía, por el contrario, su carácter era 17 bastante frío y no gustaba de hablar mucho con los demás. A veces, incluso daba una negativa a los hermanos o hermanas que le solicitaban ver al Maestro. Por todo esto, muchos estaban en su contra y no comprendían cómo el Maestro había podido escoger a una persona así. A mí también me ocurrió algún día, que Savka me impidió ver al Maestro. Estaba malhumorado por esto, qué duda cabe, pero al mismo tiempo pensaba que él estaba en su derecho al hacernos pasar esta clase de pruebas y me decía a mí mismo: " Puesto que él es clarividente, de seguro que habrá seleccionado a esta hermana por encontrar en ella ciertas virtudes que nosotros no alcanzamos a vislumbrar, o bien puede ser que la esté preparando para alguna misión desconocida ... No debemos así juzgarla ni criticar1a". El hecho es que un día el Maestro nos reveló que Savka había sido su madre en otra encarnación, y cuando el se fue de este mundo, ella también partió poco tiempo después hacía el otro lado. No hay nada malo, sin duda, en que un discípulo quiera ver en persona a su Maestro o estar cerca de él, pero deberá también reflexionar un poco y pensar: " Es imposible que el Maestro pueda estar todo el tiempo con nosotros por separado, pues somos muchos y él siempre está muy ocupado!, así que no tengo porqué proyectar sobre él ninguna exigencia que pudiera afectarle." Sabemos que un Maestro está siempre con nosotros, que piensa en todos nosotros y que nos ama a todos, esto ya debería bastarnos. El amor egoísta no es verdadero amor, es más bien violencia, y este deseo de posesión podría llegar a introducir incluso algunos gérmenes destructivos en el alma del Maestro. "No hay amor como al amor de Dios, sólo el amor de Dios es amor." ¿Por qué creéis que el Maestro nos dio ésta fórmula? Porque él había observado profundamente a los humanos y conocía muy bien el valor del amor humano. Él sabía que aquello que los hombres llaman amor no es en realidad otra cosa que deseo, apetito, celos, pasión, avidez... Todo lo que queráis excepto amor. Esta frase nos revela hasta qué punto el Maestro estaba decepcionado frente al amor de los humanos. Sí, para decir "Sólo el amor de Dios es amor", es obvio que él había realizado tristes constataciones. Y no sólo esto, sino que se había visto obligado a tomar severas medidas para protegerse al respecto. Por ejemplo, había muchas personas que venían a verle. (Ya fueran visitantes, discípulos, etc.) y le traían frutos: Racimos de uvas, melocotones, melones... los frutos más escogidos de todos los rincones de Bu1garia. El comía probablemente algunos de estos frutos, pero había otros que guardaba en otra habitación, o bien los dejaba que se pudriesen y luego los tiraba. Muchos frutos terminaban de esta manera. Durante mucho tiempo me pregunté "¿porqué no 18 los regala a otros?" Pero ahora lo comprendo perfectamente. Él era consciente de que era imposible tener contento a todo el mundo y, por mucha fruta que recibiera, no era suficiente para varios cientos de personas que venían a escuchar1e, de modo que siempre habría descontentos, bien sea por no haber recibido nada o porque a su vecino le había tocado un ejemplar mas grande o más sucu1ento ... etc. De modo que el Maestro había decidido resolver el problema dejando que se pudriesen algunos frutos: Sus componentes regresaban de esta forma a los graneros cósmicos de donde habían venido. Pero, ¿Cómo podríais vosotros comprender una cosa así? Estoy seguro de que él no actuaba de esta manera por egoísmo, ni tampoco por avaricia, ya que por el contrario, era un ser en extremo generoso. Prueba de ello eran las constantes visitas de mendigos que le conocían y sabían que serían socorridos por él. Pero el Maestro no siempre hacía la caridad directamente, sino que solía encargar a uno de sus discípulos de ello (y con frecuencia me tocaba hacerlo a mí), ya que no le gustaba mostrar su generosidad. Un día, a propósito de esto, me relató esta historia: Había en Varna un tendero que, cuando un mendigo llegaba a su tienda para pedir1e algo le respondía: "¿Qué vienes a buscar aquí? ¡Sal inmediatamente de mi tienda!" Pero en seguida, cuando aquel mendigo ya se había alejado un poco por las tortuosas callejuelas que son características de Varna, el tendero iba tras él furtivamente y, cuidando que nadie le viera, deslizaba algún dinero en su bolsillo. Aquel tendero había comprendido que es preferible dar en secreto, pues de lo contrario uno se limita. Este es el sentido de las palabras de Jesús: "Que tu mano izquierda ignore lo que hace tu mano derecha." Muchos años más tarde, cuando he tenido que enfrentar situaciones comparables a las del Maestro, es cuando más he llegado a comprender1e. ¡Cuantas dificultades surgen ante un Maestro que no está rodeado de verdaderos discípulos! Pero, me diréis: "¿Qué es un verdadero discípulo?" Es aquel que ha tomado consciencia de que necesita un Maestro exclusivamente para que lo inspire y estimule en el sendero del Bien. Una vez que lo ha encontrado, el discípulo ya no va a tener dudas acerca de su Maestro, no va a oponérsele ni a exigir nada de él. Aunque el Maestro no le hable, aunque no se ocupe mucho de él, su discípulo será feliz por el sólo hecho de saber que existe su Maestro, y hará progresos porque le ama, porque cree en él y está unido a él. Por más desgraciado, miserable, enfermo o agonizante que pueda estar, él se va a sentir reconfortado sólo con pensar que su Maestro existe, ya que la imagen que él guarda del Maestro en su mente y en su corazón es omnipotente. Es pues su Maestro interno quien le abrirá las puertas, incluso sin que el Maestro físico, externo, se haya enterado de ello. 19 Para evolucionar, no basta con frecuentar un Maestro. De hecho, un individuo puede ir a ver el sol, o las fuentes, y sigue siendo igual. ¿Por qué? Porque está cerrado. Para estar abierto, se necesita tener fe y amor. La fe y el amor son las llaves que abren todas las puertas. Lo que cuenta, ya lo veis, no es tanto el Maestro en sí, sino aquello que vosotros creéis y pensáis respecto a él, la imagen que os hacéis de él. Es la calidad de vuestros pensamientos y sentimientos lo que os hace progresar. El Maestro es sólo un medio. Por eso aquellos que piensan que su avance espiritual hubiera sido más fácil al lado de un Maestro más elevado, más instruido, más poderoso que el suyo, están en el error. Durante mi estancia en la India, me contaron una historia que os vaya relatar, pues aunque parezca un poco inverosímil no deja de tener bastante sentido: Había un Maestro que contaba entre sus discípulos a un joven, cuyo amor y veneración hacia él eran tales, que no cesaba de repetir continuamente su nombre, como si se tratara de una fórmula mágica. Un día, otros vieron al discípulo caminando sobre las aguas del lago, y fueron corriendo a contar1e al Maestro este prodigio. Asombrado por lo que le decían, el Maestro llamó a su discípulo y le dijo: "He tenido noticia de que has logrado hacer cosas extraordinarias, que has ido caminando sobre las aguas, dime, ¿Cómo lo has hecho?" "Oh, Maestro, ha sido muy fácil... Sólo me he concentrado sobre vuestro nombre y lo he pronunciado con todo mi amor." El Maestro pensó entonces que él podía hacer lo mismo, de modo que fue hacia el lago, puso el pie sobre el agua pronunciando su propio nombre... y se ahogó!" Así que, ya lo veis, el Maestro se ahogó, mientras que el discípulo logró caminar sobre las aguas ... En realidad, el nombre no importaba tanto aquí, como el fervor conque el discípulo lo pronunciaba. Si aquel Maestro hubiera tenido a su vez a otro Maestro y le hubiera amado con igual intensidad, sin duda habría logrado caminar sobre las aguas. No cabe duda de que está muy bien contar con un Maestro sabio y lleno de amor, pero no olvidéis nunca que lo más importante sois vosotros mismos, ya que terminareis atrayendo hacia vosotros los mismos elementos que él lleva ya en su mente y en su corazón. Es sorprendente observar que, cuando uno habla con algunos cristianos y especialmente con algunos miembros del clero, resulta que la mayoría de ellos no comprende la utilidad ni el papel que puede tener un Maestro espiritual. Hasta llegan a escandalizarse de que un ser humano pueda ser considerado como un Maestro y de que otros se presenten ante él como sus discípulos. Pero más curioso aún es el hecho de que ellos sigan admitiendo el culto a las imágenes, las estatuas o las reliquias, ante las cuales siguen orando, cantando, 20 arrodillándose, encendiendo cirios, poniéndoles flores o llevándolas en procesión ... ¿Es que acaso una imagen sagrada, un icono, una estatua, son algo más grande que un Maestro? Ahí están las estatuas de bronce, de plata o de madera, todas ellas mudas, inmóviles, muertas ... y los creyentes pidiéndoles que les salven, poniendo su fe en ellas... Es cierto que algunos llegan a obtener resultados, pero ¿Por qué? ¿Es aquella imagen o aquella estatua lo que actúa? Evidentemente no. Sólo hace un papel de trasmisor, canalizando sus plegarias y súplicas; Es la intensidad de su fe lo que hace que estas se eleven hasta el Cielo a través de aquella imagen, que sólo es un intermediario. Son ellos mismos quienes lo hacen todo, y no la imagen, que sólo puede trasmitir sus peticiones en caso de que ellos tengan la necesaria fe. Pues bien, el Maestro es como una de estas imágenes: Puede ocurrir que él mismo no tenga mucho poder, pero gracias a vuestra fe, él llega a tenerlo. Él es el intermediario a través del cual vuestros mensajes pueden llegar hasta el Cielo y obtener respuesta, con magníficos resultados. Da lo mismo que se trate de una imagen inerte o de un ser vivo, lo importante es que creáis y que mantengáis una conducta en armonía con vuestra fe. Así vais a obtener siempre resultados. La imagen del Maestro podrá entonces trasmitir vuestras plegarias y aspiraciones. Pero los escépticos, incluso estando al lado mismo de Cristo, no obtendrán resultado alguno. Ni siquiera Cristo puede reflejar otra cosa distinta a lo que ellos tienen en sus mentes y en sus corazones. Y es precisamente este reflejo lo que retorna a ellos continuamente, de modo que nunca podrán ser saciados. He aquí algo que los cristianos deberían entender, en vez de ir en contra de los Maestros espirituales. Pero lo cierto es que los fieles y el clero están aún tan lejos de conocer las leyes del mundo psíquico y espiritual! Hay que reconocer sin embargo que en los últimos años algo ha evolucionado en su mentalidad, pero en la época del Maestro Deunov era verdaderamente espantoso; el clero no sólo se mostraba intolerante, sino que era incluso ignorante y muy cerrado. Una vez, nos contaba el Maestro, había ido a visitar a un pope, y un mendigo tocó a la puerta pidiendo una limosna. El pope irritado le cerró la puerta sin darle nada, a lo cual el Maestro le dijo: "¿Porqué ha hecho eso? ¡Es Cristo el que ha venido! Ah! exclamó el pope, ¿Así que era Cristo? ¡Tenía que habérmelo dicho antes de que se fuera!" y salió corriendo para alcanzarlo y darle la limosna. Había sido necesario que el Maestro fuera a su casa y le dijera que Cristo le visitaba bajo la apariencia de un mendigo, para que aquel pope actuara como un cristiano! El no llegó a comprender que el Maestro hablaba en 21 un sentido simbólico y parecía que nunca hubiera leído los Evangelios, donde Jesús afirma que El está más cerca de los pobres y los desheredados, que de las personas opulentas, y enseña que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el Reino de Dios. El pope corrió detrás de aquel mendigo creyendo que se trataba verdaderamente de Cristo, y estaba apenado por no haberlo reconocido. Cuando nos contaba aquella anécdota, el Maestro reía... reía... Parecía que volvía a ver aquel pope exclamando "Ah! tenía que habérmelo dicho antes! " Y corriendo tras el mendigo... Por supuesto, no todo el clero era tan cerrado, pero en general sus ideas eran bastante estrechas y la Iglesia ortodoxa tenía por entonces mucho poder, de modo que los obispos podían influir fácilmente sobre las autoridades civiles para que tomaran medidas en contra del Maestro. Con todo, su exilio en Varna no duró mucho, y en el año 1919 le autorizaron regresar a Sophia. Pero esto no quiere decir que se le dejara ya vivir tranquilo. Un día, a instancias de nuevas protestas del clero, recibió una convocatoria para que se presentara en los servicios de Seguridad. El ya sabía que estaban conspirando en contra suya, y fue allí junto con uno de sus discípulos. Al entrar en la sala donde le esperaban, había toda una asamblea de gentes importantes, de modo que sin haber sido invitado a hacerla, él tomó asiento y fue mirando severamente uno a uno de aquellos personajes. Acto seguido sacudió la cabeza y se dirigió a ellos diciendo: "Sé perfectamente porqué me habéis convocado. Vosotros intentéis acusarme y juzgarme, pero estéis en un error, sabed10, pues vosotros no teneis poder para hacerla. ¿Es así como queréis salvar a Bulgaria? ¿Creéis por ventura que el mundo va a ir mejor si vosotros me perseguís? Hasta aquí he sido paciente, pero ahora voy mandar un informe a lo Alto y debéis estar dispuestos a asumir las consecuencias de vuestros actos!” . La severidad de la actitud y las palabras del Maestro impactó sin duda aquellos personajes, pues era algo que no se esperaban. Ellos olvidaron todas las amenazas que tenían preparadas contra él y se 1imitaron a decirle: "Usted es libre, señor Deunov. Nadie le impide dar sus conferencias o lo que usted quiera hacer.” Entonces el Maestro se levantó y salió, seguido por su discípulo, que luego nos relató todo lo que había sucedido. En otra ocasión, durante un Congreso de la Fraternidad cerca de Tarnovo, varios centenares de hermanos y hermanas habían venido de toda Bulgaria y el Maestro decidió dar una conferencia abierta al público en el teatro de la ciudad. Había tanta gente, que fueron muchos los que no pudieron entrar y tuvieron que permanecer fuera. La Iglesia estaba exasperada por aquel Congreso, hasta el punto de que algunos obispos y popes arreglaron las cosas 22 para que vinieran unos provocadores a imponer el desorden. Desde nuestra llegada, nos dimos cuenta de que iba a haber problemas, la atmósfera estaba muy densa. Los provocadores se habían repartido por toda la sala, con el objeto de armar ruido y promover la inquietud. Por otra parte, en el balcón se podía ver a todo un grupo de ocu1tistas, vestidos de negro y dotados de siniestras fisonomías, que miraban fijamente al Maestro con la voluntad de no dejarlo hablar. El Maestro era consciente de lo que ocurría, y se propuso dar una lección a toda esta gentuza. En cuanto a nosotros, sus discípulos, era también una experiencia importante, ya que nos habíamos distribuido alrededor de él para apoyar1e con nuestra presencia y protegerle si fuera necesario. El Maestro empezó a hablar muy suavemente, con cierta dificultad. Se podía sentir una presencia hostil en la atmósfera. Sin embargo, a medida que iba hablando, se veía crecer su confianza, al tiempo que su palabra iba ganando volumen y su mirada enfrentaba con tranquilidad a todo el público. Los ocultistas se dieron cuenta de que no habían podido con él, pero al mismo tiempo supieron a quien se oponían de modo que, conocedores del efecto "boomerang" que se les venía encima, decidieron abandonar la sala. En cuanto a los provocadores, al no ser conscientes de esta lucha que se desarrollaba en los planos invisibles, siguieron en sus sitios esperando la ocasión más propicia para crear el desorden. Cuando el Maestro terminó su conferencia, ellos comenzaron a gritar y a gesticular contra nosotros, con toda la intención de producir un enfrentamiento, sabiendo que incluso si la policía llegaba a intervenir para arrestarles, serían puestos nuevamente en libertad, al estar protegidos por las autoridades del lugar. Conscientes de lo que se preparaba, todos los hermanos y hermanas se levantaron de sus asientos y cantaron "Bratsvo, edinstvo" con todas sus fuerzas, ante lo cual los otros se quedaron como petrificados, no podían hacerse oír y sus gritos fueron sepultados por una formidable armonía. Hasta las paredes del teatro temblaban. Al terminar el canto, intentaron reanudar sus insultos, pero de nuevo comenzamos a cantar de tal modo que nuestro entusiasmo terminó contagiando a todo el público, incluso a los que se hablan quedado fuera del teatro. Animados por tal espíritu, teníamos que vencer! Sólo con ver la expresión de tantos hermanos y hermanas, los provocadores sintieron miedo. ¡Qué espectáculo! Nunca olvidaré la imagen serena, digna y tranquila del Maestro, rodeado por toda la Fraternidad que cantaba. Uno de los hermanos, que portaba una barba muy larga como la de un patriarca, agitaba su cabeza y cantaba como si estuviera inspirado. Estaba justo al lado del Maestro y su aspecto era tan formidable que parecía decir: "¿A ver quien se atreve a tocarlo?" En ese momento, hasta los hermanos y hermanas más débiles o de 23 avanzada edad parecían proyectar una gran fuerza. Todo el conjunto parecía un gran brasero encendido. Era como si el Maestro tuviera un ejército y al frente de este un Comandante que conocer las leyes. Cada vez que aquellos hombres intentaban reanudar sus ataques, volvíamos a cantar con todas nuestras energías, para mantenerlos a distancia. Finalmente, el Maestro dijo "Ahora marchémonos, salgamos de aquí!", y se dirigió hacia la puerta, seguido por toda la Fraternidad, sin que los agitadores, pudieran hacer nada. Esta fue para mí una experiencia inolvidable. En realidad, no sólo era el clero quien perseguía al Maestro: Su desinterés y su ejemplo de sabiduría y rectitud eran como un constante desafío a los intereses de muchos. La luz siempre será rechazada por aquellos que viven en las tinieblas, puesto que allí donde brilla ellos corren el peligro de ser vistos y reconocidos. Un día, vino a visitarme un amigo que era actor y discípulo del Maestro. Parecía estar muy preocupado y me dijo: "Frère Mikhaël, ha ocurrido algo grave: Acaba de llegar a Varna un director de teatro para poner en cartel una obra que va en contra del Maestro. Además, al formar parte de la compañía de teatro, voy a verme obligado a participar en ella, imagínate, una obra que ridiculiza al Maestro y a la Fraternidad... ¿Qué puedo hacer?" Le respondí: "Procura tranquilizarte. El Cielo es todopoderoso y lo arreglará todo. No obstante, si puedes, ve a hablar con el director y dile que él no debe montar esta obra de teatro, puesto que él no está autorizado para mofarse de unas personas verdaderamente buenas, justas y santas. Explícale que él no conoce ciertas leyes: reír de los criminales y mal vados no es grave, e incluso puede resultar útil, pero en cambio burlarse de unos seres puros y luminosos, puede ser algo peligroso." Yo me quedé tranquilo. Estaba seguro de que esta pieza de teatro no iba a representarse. Por su parte, mi amigo fue a hablar con el director quien le escuchó, pero hizo caso omiso de sus consejos y siguió adelante con los ensayos. Llegó pues el día del último ensayo, la víspera del estreno. De repente, vi. aparecer en mi casa a mi amigo muy exaltado diciéndome: "Frère Michaël, ¿sabes lo que acaba de pasar? Durante el ensayo, el director cayó desmayado a tierra, se le reventó una arteria del cuello. Ahora mismo los médicos están intentando detener la hemorragia!" Le respondí: "No es grave, pero dile al director que quisiera hablar con él." El director aceptó recibirme y le pedí que hablásemos a solas. Su mujer no estaba de acuerdo, pero al final acabó retirándose de la estancia y nos dejó solos. Al entrar en la habitación, le miré con dulzura. Él estaba muy afectado, tenía la garganta cubierta de hielo y no podía pronunciar palabra, de modo que se limitó a mirarme. Entonces le dije con suavidad y con mucho amor: "Usted podrá curarse, pero a condición de que me prometa no representar esta obra. 24 Hay muchas otras. ¿Cómo es que quiere ganar dinero precisamente con esta? En ella se quiere ir en contra de aquellos que están aportando algo puro y luminoso a este mundo. Precisamente esto es lo que lo ha hecho caer enfermo, al querer montar esta obra sin tener ningún derecho a hacerla." En seguida, le hablé acerca de ciertas leyes del mundo espiritual, y lo que podía ocurrirle si las contravenía. Puesto que se hallaba muy débil, esto le hacía ser muy receptivo. Finalmente, él llegó a comprenderlo y me prometió que no se representaría la obra. Salí de allí muy contento. A la mañana siguiente, él ya estaba curado. Sin embargo, pasados unos días su mujer (que era también actriz y tenía un papel en esta obra), empezó a burlarse de él, diciéndole que había hecho una promesa estúpida y que su curación nada tenía que ver con esta promesa, sino con los medicamentos que le habían dado. Él se dejó convencer y quiso reemprender los ensayos, pero al primer intento, volvió a repetirse el mismo accidente. Fue entonces cuando lo entendió definitivamente y renunció del todo a representar dicha obra. Los habitantes de Varna no pudieron tener el gusto de verla en cartel. El Maestro tuvo que sufrir muchos ataques como estos, y algunos de ellos más graves, que incluso llegaron a poner en peligro su vida en varias ocasiones. En Sophia, vivía un grupo de gentes bastante turbias, a quienes ofendía la presencia del Maestro hasta el punto de que llegaron a pensar en matarle. Se decidió entonces que sería uno de ellos quien se encargara de hacerla, apuñalándole. Por su parte, el Maestro había intuido que un gran peligro le amenazaba y estaba de cierta forma prevenido. Cuando un día vio llegar a su casa un visitante de aspecto extraño, comprendió rápidamente cual era su objetivo. Luego me explicó que cada ser viene precedido por criaturas del mundo invisible que anuncian su llegada, y es por ello que resulta fácil para un clarividente conocer por anticipado la naturaleza de aquellos que vienen a verle. El hombre que había sido enviado para matar al Maestro fue recibido por él con estas palabras: "Sé por lo que has venido. Pues bien, intenta ahora ejecutar la misión que te han encargado pero, si tu mano quedara paralizada en el aire y no pudieras actuar, ¿Qué harás entonces? El hombre quedó de tal modo impactado, que se arrojó a los pies del Maestro pidiéndole perdón. Nadie más que él y aquellos que le enviaron podían saber el motivo de su visita, pero el Maestro lo había conocido a tiempo. 25 En otra ocasión, un individuo entró en la casa del Maestro y, sin que nadie pudiera intervenir, se precipitó sobre él y le golpeó violentamente. El Maestro quedó bañado en sangre y, como había recibido muchos golpes en la cabeza, estuvo paralizado durante un tiempo. Le trasladaron a la montaña para facilitar su recuperación. Cuando fui a ver1e y le encontré en ese estado ... Fue algo muy penoso para mí, ver1e así herido, con la cabeza llena de moretones ... Recuerdo que lloré como nunca antes lo había hecho en mi vida. La visión del Maestro herido, paralizado, era lo que más me podía doler. Fué un shock tan fuerte que de pronto yo también me quedé como petrificado delante de él. NO podía moverme, pero en aquel momento vi cómo el Maestro hacía esfuerzos para mover su mano tratando de ca1marme y ayudarme a salir de aquel estado. Oh! es algo que no olvidaré nunca! ... Felizmente, el reposo, unido al aire de la montaña y sin duda a la pureza de los pensamientos del Maestro, le ayudaron a recuperarse rápidamente y su parálisis desapareció por completo. En cuanto al hombre que le golpeó, supe luego que se había arrepentido. Era alguien que no le conocía bien, y había sido empujado a actuar de ese modo por otros que odiaban al Maestro debido a su influencia cada vez mayor en Bulgaria. Para tener una idea de los peligros y amenazas que se cernían sobre el Maestro, hay que saber que Bu1garia vivía por entonces un período particularmente conflictivo en lo político y lo social. Era prácticamente imposible que el Maestro y la Fraternidad (Que llegó a contar con unos cuarenta mil miembros al comienzo de la segunda guerra mundial), pudiesen estar al margen de los acontecimientos que estremecían todo el país. Durante un tiempo, fui a vivir a Tarnovo junto con un amigo, también discípulo del Maestro Deunov. Nuestra casa estaba un poco alejada de la ciudad, entre campos de viñedos, y pasábamos el tiempo trabajando, leyendo, meditando. .. Un día vimos llegar un muchacho muy delgado, pálido y extenuado, que parecía estar presa del pánico. Le dimos de comer y, poco a poco, al ver que éramos de confianza, nos empezó a relatar su historia. Era el único superviviente de un grupo de anarquistas que fueron ejecutados por fusilamiento. Él había logrado huir y ahora tenía que esconderse puesto que le perseguían. Así que lo tuvimos unos días con nosotros, y conversamos largamente con él. Al comienzo, se mostró muy sorprendido ante la filosofía de nuestra Enseñanza, pero luego fue entrando en ella y rápidamente se despertó en él una actitud muy positiva. En el fondo, no era una persona malvada, más bien era un joven bastante íntegro, a quien repugnaba tanto la injusticia que, por variadas circunstancias de la vida se había convertido en anarquista. Convencido por nuestros argumentos, decidió abandonar sus actividades políticas y hacerse miembro de la Fraternidad. El Maestro le aceptó. Yo le había predicho: "Si tú te esfuerzas y te unes a la Fraternidad, las autoridades 26 que ahora te persiguen se olvidarán de ti y todo cambiará." El me creyó y llegó a ser en nuestra Fraternidad un hermano verdaderamente ejemplar por sus cualidades extraordinarias de generosidad, bondad y fidelidad. Nos queríamos muchísimo y, como podéis ver, he tenido como amigo a un anarquista que la policía buscaba para ejecutarlo!. El camino de un Maestro está sembrado de obstáculos, de luchas y peligros de todo tipo. Él tiene que pagar muy caro su deseo de llevar la luz a todos. Con frecuencia oí decir al Maestro Deunov que nada era más terrible y descorazonador que trabajar con los humanos e intentar hacer algo por ellos. Sí, a pesar de toda su sabiduría esto es lo que terminó diciendo de ellos pues al final estaba ya cansado de tantas críticas y ataques incesantes. Los Iniciados son también seres humanos y por ello tienen aún más mérito, no podéis imaginar hasta qué punto, para proseguir con su tarea. Pero ¿Cual era la tarea del Maestro? Su significado esencial está contenido por entero en el nombre que dio a su Escuela: La Fraternidad Blanca Universal. Siempre le he admirado por haber hallado este nombre, pues ninguno se le puede comparar en profundidad, en grandeza y nobleza. Este nombre contiene en realidad toda una Ciencia, y nos señala la tarea a realizar, trazando así el camino luminoso por el que debemos avanzar. Con lo anterior, no pretendo quitar valor a los nombres de otros movimientos. No, en absoluto, hay muchos que son excelentes y también dicen mucho. Pero ninguno llega a abarcar unas nociones tan amplias, tan esenciales como "Fraternidad Blanca Universal", puesto que se trata en realidad de una Entidad espiritual que se extiende sobre todo un sistema planetario y más allá de él. No hay que juzgar la Fraternidad Blanca Universal exclusivamente por lo que representa aquí en la tierra: Un puñado de seres que no necesariamente son sabios o esclarecidos. Pero la verdadera Fraternidad Universal que está en lo alto, incluye a todos los seres más evolucionados. Aquí sólo somos un reflejo, una "sucursal", si así lo queréis, hecha para ejecutar sus proyectos y beneficiarnos de su luz y su apoyo. Pero cada vez más, la Fraternidad Blanca Universal de aquí abajo deberá parecerse a la que está en lo Alto. Para ello, es necesario que sus miembros tomen consciencia del privilegio que tienen al pertenecer a esta inmensidad. Vosotros mismos, aún no habéis entendido del todo lo que representa ser un miembro de la Fraternidad Blanca Universal. Hay quienes se quejan argumentando que, desde que son discípulos de esta Enseñanza, nada ha cambiado para ellos. Pero es porque sólo están en ella de un modo físico, externo, y no interiormente. Cuando un discípulo está en la Fraternidad con todo su ser interno, es imposible que no avance, que no se fortalezca y se 27 enriquezca. Pero aquel que se contenta con formar parte de esta pequeña Fraternidad terrenal, por estar al lado de otros que como él, vienen aquí porque no saben donde ir, es lógico que no perciba cambio alguno en su vida, pues ninguna adquisición verdadera puede conseguirse a través de una participación exclusivamente exterior. Es preciso pues pertenecer con toda el alma, con todo el corazón, a esa Gran Fraternidad Universal que está en lo Alto, y trabajar aquí para que sus proyectos se realicen. Un día, siendo aún muy Joven, le comentaba al Maestro mi disgusto por el hecho de que algunos hermanos y hermanas se habían separado de la Fraternidad. Él me respondió: "No, en realidad ellos no han dejado la Fraternidad; lo que ocurre es que nunca han estado verdaderamente en ella. Nunca he visto que un miembro de la Fraternidad Blanca Universal pueda abandonarla." Esto me hizo reflexionar y comprendí que pertenecer a la Fraternidad Blanca Universal implica ser realmente afín a ella, como si uno estuviera hecho del mismo material que ella. Por eso, no se la puede dejar, puesto que no se puede dejar a uno mismo. Aquellos que creen haber salido de la Fraternidad, se equivocan: La verdad es que la Fraternidad Universal de lo Alto no había llegado aún a aceptar1es como sus miembros. Vosotros estáis ahora realizando un aprendizaje, bajo la supervisión de entidades superiores. Cuando ellas vean que habéis superado bien vuestros exámenes, entonces os admitirán como miembros de la Fraternidad Blanca Universal y nunca podréis ni querréis salir de ella ¿Acaso querríais dejar la vida para ir hacia la muerte? ¿Dejar la belleza para ir hacia la fealdad? ¿Dejar la riqueza para vivir en la miseria? No, ¿Verdad? Pues está bastante claro. En lo sucesivo, meditad sobre lo que representa la Fraternidad Blanca Universal. Y si aún no llegáis a vislumbrar lo que es la Fraternidad de lo Alto, tratad al menos de entender lo que ella debe representar aquí abajo. Fraternidad - Blanca - Universal: Son palabras que nos dan a entender que en todo el mundo, los seres humanos son todos hermanos y hermanas, hijos e hijas del Padre Celestial y de la Madre Divina, la Naturaleza, que todos tienen una tarea que realizar en común, una labor para el bien, para la luz. Este y no otro es el significado simbólico de la palabra "Blanca" en su sentido espiritua1: el Bien, la Luz. Esta idea de la Luz es algo esencial en la Enseñanza del Maestro. Recuerdo que una de las primeras cosas que le consulté al conocerlo, se refería al método más idóneo para unirse a Dios durante las meditaciones. Él me respondió: "El trabajo con la luz, porque la luz es la expresión del esplendor divino. Hay que concentrarse en la luz, sumergirse en ella, disfrutar con ella. Es a través de la luz que se entra en relación con Dios." Sí, no pueda haber un 28 trabajo más idóneo que aquel que hacemos con la luz, pues ella es como un océano de vida que palpita y vibra, al que podéis acceder para bañaros, purificaros, beber y a1imentaros de él... Es allí, en el seno de la luz donde podréis obtener la plenitud. Recuerdo también otras palabras del Maestro, más o menos de la misma época, cuando todavía dictaba sus conferencias en una sala de la calle Oborichté, en Sophia, antes de que la Fraternidad tuviera su sede en Izgrev, en las afueras de la ciudad. Un día, alguien que solía venir a verle antes de la charla, le expuso algunas cuestiones estando yo allí presente. El Maestro le respondía amablemente, siempre en un tono digno, serio, natural, pero con brevedad. Una de las preguntas era: "¿Cómo podríamos saber el nivel de evolución de una persona?" Y la respuesta fue: "Por la intensidad de la luz que emana de ella". Esta respuesta se grabó en mí de tal forma, que llegó a ser una de las cuestiones más fundamentales durante gran parte de mi vida. He llegado a comprender que esto es verdad, que es posible conocer los seres a través de la luz que ellos emiten, aunque, por supuesto, no se trata aquí de una luz perceptible a simple vista, sino de algo que emana de ellos y que se puede captar en su mirada, en la expresión de su rostro y la armonía de sus gestos. Es algo que no tiene que ver con sus facu1tades intelectuales, ni su grado de instrucción... Ella es una manifestación de la vida divina en cada ser, y esta luz es lo que debemos buscar constantemente. Al dar el nombre de "Izgrev" (Alba, salida del sol) al terreno de la Fraternidad, el Maestro volvería a destacar la importancia de la luz. Fue allí, en Izgrev, donde vivió desde entonces el Maestro hasta el final de su vida. Allí se instalaron también muchos de sus discípulos, en sus casitas blancas rodeadas de flores y jardines, pero sin vallas, de modo que todo el terreno semejaba un gran parque. Desde el primer momento de su llegada a Izgrev, la presencia del Maestro se hizo sentir como algo vivificante, que proyectaba partículas de luz, calor y armonía. En apariencia no había nada especial allí, pero la paz y la irradiación del Maestro llenaban todo su ámbito, de tal modo que cuando tenía que ausentarse por alguna razón, todo parecía quedarse como en suspenso, se notaba en el aire cierta inmovilidad ... Sí, era precisamente en la atmósfera donde más se podía percibir la presencia o ausencia del Maestro, porque el aire como el agua, e incluso más que esta, es un poderoso agente sensitivo, bien sea cuando está vivo y purificado, o cuando se halla contaminado por la presencia de ciertas entidades. Cuando leí más tarde en algunos libros esotéricos, que cada individuo posee una atmósfera propia, la cual está impregnada con sus 29 emanaciones, pude corroborar aún más esta experiencia. Yo había comprendido, estando al lado del Maestro, que cada ser propaga ciertas partículas y corrientes fluídicas, que son de su misma naturaleza, de modo que si es impuro, va a contaminar todo su entorno, y si es puro va a inundarlo de luz. A menudo, cuando pienso en todos los años que estuve al lado del Maestro, veo que lo más importante para mí fue el haber vivido dentro de su aura. Todo aquello que él irradiaba y proyectaba como partículas de luz ha trabajado, trabaja y seguirá trabajando en mí durante mucho tiempo. Esta es una de las leyes de la vida interna, psíquica, espiritual: Gracias a las partículas de luz que emanan del aura de su Maestro, el discípulo podrá ir formando gradualmente sus propios cuerpos sutiles. Ya en Izgrev, el Maestro atendía a diario los visitantes que venían a pedirle consejo acerca de sus problemas personales, y continuaba dando sus conferencias, tres días a la semana. Las fiestas de Navidad y Pascua trascurrían como los demás días, meditando, rezando, pensando en el nacimiento y la resurrección de Cristo, pero sin hacer nada excepcional, puesto que en realidad, para un verdadero espiritualista, todos los días son sagrados y aunque estas fiestas ya lo son por sí sólas, no tendrían que dar paso a ninguna ceremonia en especial. Así que el Maestro dictaba su conferencia y, como siempre, nosotros hacíamos nuestros cantos y oraciones. Al entrar el Maestro en la sala de conferencias, todos los discípulos nos poníamos de pie para sa1udarlo y él nos devolvía el saludo, envo1viéndonos con su gran irradiación. A menudo me preguntaba ¿porqué hacía esto? No hay duda de que el respeto que le manifestaban los hermanos y hermanas, suscitaba en él esta forma de corresponder al saludo de todos; Él se sentía inspirado en aquel momento y esta inspiración formaba como un halo en torno a él. Muchos virtuosos del arte musical coinciden en que la calidad de su ejecución depende de la atmósfera de la sala, de la actitud de su público! En realidad, el artista es un médium, y es la mayor o menor atención de su auditorio lo que va a permitir que el espíritu se manifieste a través de él. Lo mismo sucede con un guía espiritual. El Maestro Deunov nunca preparaba con anticipación sus charlas: Él conocía muy bien a los humanos, sus deseos, sus preocupaciones y sufrimientos, y sólo quería responder a estos. Pero para hacerla, no es necesario prepararse con antelación, ni tampoco documentarse con multitud de citas y referencias... Lo fundamental es saber percibir en la atmósfera de ese preciso momento las preguntas y temas que se están planteando. Y esto es lo que hacía el Maestro. Esto era algo que él cuidaba muchísimo: Antes de entrar, siempre hablábamos 30 sobre temas muy diversos, y él estaba muy atento a nuestras conversaciones, a tal punto que al día siguiente retomaba el tema allí donde lo habíamos dejado, o hacía preguntas muy precisas a mis compañeros sobre aquello que más les interesaba en ese instante ... se quedaban estupefactos. Así, lo que él Maestro buscaba con sus conferencias era poder responder a las preguntas de sus discípulos. Desde luego, su estilo no era muy académico: Con frecuencia saltaba de un asunto a otro, o comenzaba un tema y lo dejaba a medias para tocar otro que tampoco terminaría ... Para algunos, esto sin duda producía el efecto de algo improvisado, inconcluso ... Pero ¿Acaso esto no es un reflejo de la vida misma? El caso es que la mayoría de los hermanos y hermanas salían de la conferencia con la impresión de que el Maestro había hablado para ellos. Más tarde supe que esta forma de hablar era ciertamente la más útil, de modo que yo también la he adoptado. En sus conferencias, el Maestro nunca llegó a mencionar ciertos aspectos de las Ciencias esotéricas. Él concentró su explicación sobre la Biblia y los Evangelios, sin hacer referencia a la Kába1a, la Alquimia, la Magia o la Astrología. En aquella época, hablar de estos temas en Bu1garia hubiera supuesto grandes riesgos. El Maestro sabía que sus discípulos no estaban preparados para ello, y por su parte la Iglesia -que ya le perseguía-, sin duda le hubiera acusado de ser un brujo muy peligroso. Eran ya muy pocos quienes estaban en condiciones de comprender sus comentarios de los Evangelios, mucho menos hubieran entendido otros temas como el Árbol Sephirótico, los Chakras o el lenguaje de los Símbolos! El sólo hecho de mencionar la reencarnación era un motivo de escándalo por entonces ... Pero yo sabía que la filosofía del Maestro iba mucho más lejos de lo que él podía revelar a través de sus libros y conferencias. Muchas veces me ha pasado que, al mencionar el nombre de mi Maestro, Peter Deunov, la gente exclama: "¿Peter Deunov? Pero ¿Quien es este? ¡Un desconocido! Si nos mencionara a Moisés, a Pitágoras, Buda, Jesús, Zoroastro... Ellos sí que fueron Grandes Maestros, pero Peter Deunov!" Y sin embargo, al seguir la enseñanza del Maestro, yo recibí la Enseñanza del Cristo, es decir, la de todos los Grandes Maestros de la Humanidad. Durante un Congreso en Tarnovo, el Maestro había hecho recubrir las paredes de nuestra sala de reunión con tapices de seda de variados colores, junto con algunos cuadros que representaban figuras geométricas. En una salita anexa, había dispuesto también diversos objetos simbólicos, y los que entraban allí debían meditar en silencio durante unos minutos. Había en aquella salita una atmósfera mística extraordinaria. Al contemplar los objetos, uno se sentía proyectado a un mundo de belleza y luz imposible de describir con palabras. Era como si nos bañara una pureza primordial, creada por el 31 Maestro de la luz. Al trasponer el umbral, era la luz la que hablaba, produciendo un efecto tan poderoso que todos quedábamos maravillados. En aquel mismo Congreso, el maestro nos reveló que la Ciencia del futuro sería fundamentalmente una Ciencia de la Luz y del color, ya que la luz, esa sustancia en apariencia tan débil e inofensiva, era en realidad la fuerza más grande que existe en el universo, es ella la que ha puesto en movimiento toda la Creación. Gracias a ella tienen vida las piedras, las plantas, los animales y los seres humanos. Gracias a ella giran los mundos. Esto es lo que expresan las primeras palabras del Evangelio de San Juan: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios ... y todo lo que existe ha sido hecho por Él y sin Él nada ha sido hecho de cuanto ha sido hecho." Sí, todo lo que existe proviene de aquella Luz original, del Verbo ... Entre los símbolos que adornaban aquella salita donde nos invitó a entrar el Maestro, había un pentagrama, una estrella de cinco puntas de una enorme belleza. Nunca he visto nada parecido hasta hoy. En su centro había inscritos varios símbolos, entre ellos recuerdo un árbol con frutos, y en cada brazo de la estrella los nombres de las cinco virtudes: Bondad, Amor, Justicia, Sabiduría y Verdad, que son las cinco virtudes del Cristo, el hombre perfecto. Son estas también las virtudes que ante todo debemos intentar desarrollar en nosotros. Por esto, el Maestro nos dio la siguiente regla: "Coloca la Bondad como base de tu vida, la Justicia como medida, la Sabiduría como límite, el Amor como deleite y la Verdad como luz." Si se reflexiona sobre el significado de tal precepto, se le encontrará absolutamente justo. La Bondad es la única base sólida sobre la que un edificio puede sostenerse pues, por más inteligente y bello que sea este, se derrumbará si no lo sostiene la bondad. La Justicia, es una cualidad de medida: para ser justos, como lo indica el símbolo de la balanza, es preciso saber preservar siempre el equilibrio, añadiendo un poco de un lado o quitándolo cuando conviene, de la forma más conveniente... La Sabiduría es como un límite, una barrera gracias a la cual podemos protegernos de los enemigos internos y externos que nos amenacen; Sin el Amor, la vida nos parecería insípida, incluso teniéndolo todo: la riqueza, el saber, la gloria, etc. Sin el Amor, no tendríamos ningún gusto por la vida. En cuanto a la Verdad, ella es la luz que ilumina nuestro camino, sin ella estaríamos sumidos en el error y la oscuridad. El Maestro no solía dar muchas explicaciones. Él se expresaba a través de fórmulas muy concisas, de modo que los discípulos tenían que hacer el esfuerzo necesario para comprender lo que había querido decir. A menudo me preguntaba porqué dejaba tantas frases sin explicación, ya que podía ver los mal entendidos que producían aquellas frases inexplicadas. En cuanto a mí, que 32 hablo y hablo, explico y vuelvo a explicar... ¿Acaso se me comprende mejor? Sólo Dios lo sabe ... Tenía el Maestro una voz suave pero a la vez firme, llena, que nos apaciguaba al mismo tiempo que nos reforzaba. Es por ello que siempre salíamos de sus conferencias en un estado de bienestar y equilibrio interno. Pero lo que más me impresionaba de él cuando hablaba era el ritmo que impregnaba a sus gestos, sus actitudes y palabras, de una paz y una armonía extraordinarias. Un ritmo semejante no puede producirse por artificio, sino que es el resu1tado de una verdadera Ciencia. Es preciso conocer las leyes de la Naturaleza, haber1as comprendido a fondo y compenetrarse interiormente con ellas, para llegar a dominar ese ritmo que parecía brotar, irradiando de todas sus células. Lo Natural es lo que verdaderamente actúa sobre los seres. Por eso, los Grandes Maestros no necesitan de ningún truco para impresionar a la gente. Ellos son sencillos, son ellos mismos y la fuerza de su palabra proviene de su alma, con toda la sinceridad de una verdad nacida en su interior. Es así como la palabra puede llegar a tener una influencia mágica. No pretendo haber penetrado en todos los secretos de este ritmo, pero sí he comprendido que es la simplicidad lo que toca e influencia el corazón del hombre, mientras que los artificios hacen perder al lenguaje y a las actitudes su fuerza y su significado. En cuanto al Maestro, mantuvo siempre esta actitud sencilla y verdadera, nunca perdió aquella armonía y aquel ritmo maravilloso que le eran tan característicos. .. Fue a su lado donde pude aprender el arte de escuchar a aquellos que son capaces de enseñarme. Al estar cierto tiempo en contacto con un imán, el acero empieza a imantarse, ya que el imán le comunica su magnetismo. Del mismo modo, el discípulo conocedor de esta ley sabrá permanecer al lado de su Maestro para dejarse impregnar de su vida, de su amor, de su luz... Es así como él mismo, a su vez, podrá llegar a ayudar a los otros... Cuando el Maestro hablaba, yo siempre buscaba el mejor sistema para aproximarme al máximo a su mente. Cuando asistía a sus conferencias, por ejemplo, evitaba sentarme en las primeras filas para estar lo más cerca de él, y más bien me situaba al fondo de la sala, casi al lado de la puerta. .. En apariencia, era el que estaba más alejado, pero el hecho es que mi mirada, mi alma, mi pensamiento, se veían estimulados por esta distancia y franqueaban el espacio que me separaba del Maestro, haciéndome sentir más próximo a él que si hubiese estado en primera fila. Yo entraba en él, dentro de su mente, pues quería saber cómo veía él las cosas, como las concebía y las sentía. Yo quería ser la página sobre la cual él escribía... Así, durante años, del mismo modo que el sol escribe con sus rayos sobre la tierra, el Maestro escribió todos los días sobre esta página que era yo mismo... La palabra, el pensamiento de un 33 Maestro pueden quedar contenidos en sus libros, pero los libros de papel son poca cosa: Para un Maestro, lo que realmente importa son los libros vivientes. Es preciso que los discípulos sean libros vivientes, pues él escribe ante todo sobre ellos, depositando en su mente y en su corazón la semilla de su Enseñanza, con la esperanza de que ellos la hagan fructificar y la difundan por todo el mundo. Durante años, me ejercité de esta forma e incluso cuando tenía que dejarle para volver a mi casa, seguía imaginándome que estaba dentro de él, me veía en él y, poco a poco, sentía como las cosas se aclaraban. Estos ejercicios me sirvieron mucho. Yo hubiera podido irme a vivir a Izgrev, como lo hicieron muchos hermanos y hermanas, pero decidí permanecer en la ciudad para no habituarme a la presencia cotidiana del Maestro. Gracias al camino que tenía que hacer para ir a escucharle, le descubría cada vez, siempre nuevo, siempre maravilloso... Cuando se está demasiado cerca de la montaña, no se puede ver la cima, y si no fuera porque existe la noche, no podríamos descubrir cada mañana un sol siempre nuevo. En muchas ocasiones, el Maestro me invitaba a su casa cuando quería decirme algo. Al entrar, había siempre un aroma muy especial, que no se parecía a ningún otro, y que no parecía proceder de las flores, frutos, ni nada de lo que había en aquella habitación. Estoy seguro de que era el perfume de su alma, de su corazón. Por entonces yo era aún muy joven, y no podía verlo de este modo, pero en cada visita experimentaba la misma sensación de pureza y santidad que flotaban en aquella atmósfera como un perfume, y que no he vuelto a percibir en ninguna otra parte, puesto que, en realidad, es un aroma que no existe en el plano físico y es posible que fuera también mi alma quien lo percibía en el plano astral. Durante las conversaciones con el Maestro, no intentaba comprender de inmediato lo que él me decía, ya que no estaba en condiciones de hacerla. En cambio, en la medida de mis posibilidades, trataba de grabar en mi mente y de vivenciar sus palabras de forma integral, es decir, vibrando con toda su belleza y su dimensión espiritua1. Antes que comprender, me parecía que era más importante sentir. Más tarde, al regresar a casa y a veces durante el trayecto mismo (que duraba unos tres cuartos de hora), me ponía a revivir la escena, recordando las palabras del Maestro junto con los gestos que las habían acompañado, el tono en que las había pronunciado, la expresión de su rostro, su mirada, su sonrisa... No era fácil hacerla y muchas veces no lo conseguía al primer intento, pero poco a poco, algunos detalles empezaban a surgir en mi memoria y los iba anotando... Luego seguía concentrándome hasta revivir otras palabras e imágenes, que también anotaba, y al final lograba reconstruir casi 34 todo. Esto me hacía muy feliz y satisfecho, por haber ejercitado mi memoria hasta restituir casi al completo lo que se había grabado en ella. De aquellos ejercicios, conservo con especial interés lo que el Maestro me explicaba en relación a la teoría y la práctica, a los conocimientos intelectuales y el verdadero trabajo. Cuando se es joven, se tiende a pensar que lo principal es la actividad del pensamiento: leer, estudiar, reflexionar.... Y el Maestro, consciente de los peligros a que podía conducirme esta tendencia me decía: "Aquel que se lanza a la acción sin tener conocimientos, sólo podrá hacer estragos. Pero aquel que se 1imita a acumular conocimientos -por elevados que estos puedan ser-, permanecerá improductivo. Lo importante dentro de la vida espiritua1 es realizar y, para ello, basta con algunos cuántos conocimientos, pero aunque sean pocos es preciso 11evarlos a la práctica." Estas palabras me impactaron mucho. Siempre había procurado esforzarme por adquirir conocimientos y había podido comprobar los resultados. El propio Maestro era un hombre muy sabio y profundo. Sí, él había tenido que recorrer un largo camino y había llegado a conocer la verdad. Por ello nunca dejaré de agradecer al Cielo día y noche, el haber podido conocer a mi Maestro y contar con su amistad. Muchas veces, en el curso de una conversación, el Maestro tenía el hábito de repetir estas tres palabras: "Rabota, rabota, rabota. Vrémé, vrémé, vrémé. Véra, véra, véra ... " Que significan: “El trabajo, el trabajo, el trabajo, El tiempo, el tiempo, el tiempo, La fe, la fe, la fe….. Nunca me explicó porqué lo hacía, pero las seguía repitiendo y esto me llevó a pensar que él había sintetizado en ellas toda una filosofía. Veamos: Por un lado está el trabajo, pero también la fe, que es necesaria para emprenderlo y continuarlo... y sobre todo, el tiempo, siempre hará falta el tiempo! No basta con desear ardientemente una cosa para que esta se realice al instante! Sí, ahora he llegado a comprender muy bien el sentido de aquella palabra "Vrémé" Han tenido que transcurrir años y años para saber que "Vrémé" es algo importante ! .. . A veces, cuando estábamos conversando, el Maestro callaba de pronto; cerraba los ojos y pronunciaba algunas palabras en voz muy baja... Yo estaba muy intrigado con esto y me preguntaba qué estaría diciendo. Una vez, alcancé a oír la palabra "Gospodi" (Señor), unida a otras que eran del todo imperceptibles. Ah! ¿Quizá pensáis que estaba suplicando al Señor que le liberase de mi presencia? Puede ser. El caso es que en aquellos momentos su rostro adquiría una claridad y una serenidad tales, que me parecía que no pensaba exactamente en mí, sino que se había unido al Cielo, que había entrado en contacto con el mundo de la Luz. Sin duda diría: "Gloria a TI, Señor", o 35 bien "Señor, que Tú nombre sea santificado"... nunca llegué a saberlo del todo, pero esto no es lo esencial. Lo esencial es entender que cada día, y varias veces cada día, el Maestro consideraba necesario unirse al Cielo. Yo me preguntaba: "Si él, que ya es un Maestro y siempre permanece en la luz, necesita pronunciar el Nombre del Señor y restablecer el contacto con Él, entonces nosotros, que estamos tan a menudo en la oscuridad, ¿Cómo podríamos pensar que no necesitamos este contacto?" Y desde entonces he adoptado también la misma práctica. Hé comprendido lo importante que puede ser detenerse varias veces al día, aunque sólo sea por unos segundos, incluso en medio de una actividad, a fin de armonizarse con las Inteligencias Celestes y las Entidades creadoras, puesto que ésta armonización nos traerá paz, equilibrio y luz para actuar correctamente. El Maestro nunca llegó a revelarnos el método que seguía en cuanto a su trabajo con nosotros, esto es algo que ningún Maestro ha llegado a hacer. Corresponde al discípulo observar y estudiar a su Maestro para poder penetrar sus "secretos", pero no debe hacerlo movido por la simple curiosidad, sino como una forma de comprender el espíritu que anima su labor, el punto de vista donde se sitúa el Maestro para sopesar las diversas situaciones, instruir a los seres y actuar junto con ellos. Así que, para poder entrar en la mente del Maestro, yo hacía algunos ejercicios muy concretos, seguía mis propios métodos que ahora os voy contando, ya que os pueden ser de gran ayuda. Aprecio estos ejercicios entre los mejores que he practicado a lo largo de mi vida, por las grandes ayudas y posibilidades que me abrieron en su momento. Nadie me indicó estos métodos, ni siquiera el Maestro. De una forma instintiva, yo mismo supe que valía la pena hacer un esfuerzo por conservar aquellos tesoros tan preciosos que él me daba ... De no ser así, ¿Cual sería la utilidad de un Maestro? Él da y da, y el discípulo negligente lo olvida todo en poco tiempo, se acuerda sólo de aquello que le conviene y que no representa lo más importante para su evolución. Hé aquí que el Maestro ha perdido entonces su tiempo ... y el discípulo también! Cuantas cosas hay que tener en cuenta! Hay quien pretende ser discípulo de un Maestro sin dejar de ostentar una actitud despreocupada y negligente! Había casos en que el Maestro se veía obligado a preguntar en público a algún hermano o hermana cual había sido la idea fundamental de su charla de la víspera o antevíspera. Oh! la, lá. Algunos no se habían enterado de nada, otros salían con mil disculpas que no tenían nada que ver con el asunto, otros especulaban sin abordar el tema, etc. Muy pocos eran capaces de exponer con claridad aquello de lo cual había hablado el Maestro ... ¿Porqué? Porque ellos 36 no sabían apreciar lo que el Maestro les estaba dando, quizá esperaban otra cosa y, entre tanto, dejaban perder muchas verdades que les hubieran sido muy útiles para gobernar su vida. Hay muchas personas que se hacen una falsa idea acerca de lo que les puede aportar un Maestro! Esperan de él discursos y demostraciones espectaculares, y siempre están yendo de un Maestro a otro, aún teniendo cerca de ellos aquel que no han sabido reconocer. Ahora mismo me viene a la mente un hombre que creía ser un gran espiritualista, por el hecho de tener una biblioteca colmada de libros esotéricos. A menudo venía a ver al Maestro, a quien llamaba "Señor Deunov", hablaba y comía con él sin percatarse en absoluto de su verdadera dimensión. Era la época en que el Maestro aún no había sido reconocido en Bulgaria. Un día, aquel hombre viajó a los Estados Unidos, pues había oído decir que allí había grandes Maestros teósofos. Antes de partir fue a pedir1e al Maestro una fotografía suya, y el Maestro se la dio. Después de un tiempo, en que estuvo haciendo contactos con di versas personas de allí, comenzó a dictar algunas conferencias. En una de ellas, que ofrecía a un grupo de esoteristas muy importantes, les habló sobre la situación espiritua1 de Bulgaria y les mostró la foto del Maestro ... Cúa1 no sería su sorpresa al oir a los americanos exclamar: "Pero si precisamente él ha sido nuestro Instructor, cuando estuvo viviendo varios años aquí, en los Estados Unidos! Cuantas veces le oímos comentar pasajes del Evangelio. Nunca olvidaremos lo que él nos dijo acerca de la Naturaleza ... Qué privilegiados sois vosotros de tener allí un Maestro como él! Esperemos que algún día pueda regresar a los Estados Unidos." Esto fue todo un shock para aquel hombre, al darse cuenta de que había tenido que ir al otro lado del mundo a buscar lo que se le podía ofrecer cada día en su propio país. Entonces decidió escribir de inmediato al Maestro! Tendríais que haber visto aquella carta! Por supuesto, ya no le llamaba "Señor Deunov", y se lamentaba por haber sido tan ciego, expresándo1e su vehemente deseo de volver pronto cerca de él. Unos años después cuando le conocí, se había convertido en uno de los más fieles discípulos del Maestro, a quien veneraba profundamente. Sí, son muchas las cosas por pulir antes de llegar a ser verdaderamente el discípulo de un Maestro! Con frecuencia, el Maestro nos decía: "Ahí estáis vosotros, colgados de mi puerta, esperándolo todo de mí: que os cure, que os trasforme ... y sin esforzaros en lo más mínimo. Pues bien, sabed que vais a veros decepcionados." y esto era lo que les ocurría a muchos. Ellos se habían imaginado que, por el sólo hecho de estar allí cerca de él, de la noche a la mañana recibirían automáticamente la sabiduría, el poder, el don de la 37 clarividencia o la profecía ... Y cuando el Maestro partió hacia el otro mundo, ellos creían que el Espíritu Santo vendría sobre ellos, como con los discípulos de Jesús... Cuando se dieron cuenta de que nada había cambiado en ellos, se sintieron furiosos, engañados, no habían entendido que recibir al Espíritu Santo es el resultado de un prolongado trabajo interno. Pues bien, el agricultor más sencillo resulta ser más sabio e inteligente que ellos: El tiene la tierra, las semillas, la lluvia, el sol, pero él sabe que no basta con que estos elementos existan por separado para obtener una buena cosecha; él sabe que es necesario trabajar, limpiando y arando la tierra, sembrando las semillas, regándo1as cuando no hay lluvia suficiente ... Todo esto implica un gran esfuerzo. Lo mismo sucede con la vida interna: No basta con que exista un Maestro, una Enseñanza ... Hay que trabajar! Ahora bien, lo que resulta asombroso es ver cuan pocas personas saben adoptar la actitud correcta delante de un Maestro. He visto a tantos que venían a ver al Maestro y, en vez de escuchar1e e instruirse con sus palabras (que era lo que ellos buscaban en teoría), casi no le dejaban hablar, haciendo gala de sus conocimientos y citando los numerosos libros que habían leído! En tales casos, el Maestro mostraba siempre una paciencia infinita y sonreía con dulzura mientras les escuchaba. Pasado un tiempo, muchos comprendían que estaban hablando ellos solos y que, de seguir así, no podrían aprender nada, de modo que al final se callaban y dejaban hablar al Maestro, para darse cuenta sorprendidos que, en unos pocos minutos a su lado podían aprender más de lo que les habían supuesto varios años de estudio, sencillamente porque ahora se mostraban receptivos y esto les permitía comprender las palabras del Maestro. Pero había también quienes venían a ver1e con la intención de someterlo a "pruebas". En este caso el Maestro escuchaba, respondía con brevedad o no respondía en absoluto, con lo cual la gente se iba convencida de haber logrado su propósito y de haber demostrado sus lagunas, jactándose de ello a diestra y siniestra. No obstante, algunos de los que abordaban con tal objeto, les insinuaban que asistieran alguna vez a una charla del Maestro, y en este caso... lo que tenían que oír! El Maestro no se limitaba a responder plenamente a las preguntas que ellos le habían formulado anteriormente, sino que explicaba también, con lujo de detalles el carácter de estas gentes, sus problemas, etc., siempre sin mencionar directamente a nadie, por supuesto. Y estas personas, al verse reconocidas, se sentían tan poca cosa que normalmente después de la charla iban a ver al Maestro para pedir1e perdón y prometer1e que en lo sucesivo serían mas prudentes y reflexivos. Pero también a vosotros, os queda todavía mucho que aprender en relación con los Maestros y los discípulos. Sabed que un Maestro no es aquel que, de repente, va a poner su mano sobre vuestra cabeza o vuestra espalda, 38 haciendo que se vean resue1tos todos vuestros problemas y obtengáis la iluminación. Un verdadero Maestro es aquel que os da todos los métodos, pero corresponde a vosotros el trabajo necesario para obtener aquello que deseáis. El Maestro no va a hacerla en vuestro lugar, pues esto no os serviría de nada. Para que un don psíquico o un logro espiritual puedan mantenerse, deberán venir del interior a base de vuestro propio esfuerzo. Un Maestro puede abriros las puertas, pero sois vosotros quienes teneis que entrar, él no va a empujaras por la fuerza... Si él ve que verdaderamente avanzáis, entonces os abrirá otras puertas. Cada vez que el Maestro vea que hacéis progresos, os dará la posibilidad de subir a un nivel más avanzado, pero siempre seréis vosotros los que tendréis que moveros para llegar a este nuevo grado. No contéis pues con los milagros que el Maestro pueda hacer por vosotros y avanzareis más rápidamente, ya que de esta forma él podrá ayudaros mejor. Esto parece un misterio pero el hecho es que cuando estáis totalmente pendientes, fijados sobre alguien, esperando todo de él, lo que hacéis es paralizar1e, no le dejáis que haga nada por vosotros y vuestra labor será estéril. Así que trabajad, preparaos, en el momento en que estéis listos recibiréis ayuda. Y los cristianos... ¿Pensáis acaso que ellos han comprendido esto? Ellos se muestran orgullosos de Jesús y dicen: "Nuestro Señor Jesús... ninguno es más grande que él!" Bien, pero Jesús es Jesús y ellos ¿Quienes son? Unos perezosos que no hacen nada por seguir su ejemplo. Y no sólo les pasa a los cristianos: Todos, los musulmanes, los budistas, los judíos, están orgullosos porque ellos tienen a Mahoma, Buda o Moisés, aparte de todos los libros sagrados. Eso sí, que ellos mismos permanezcan mediocres, débiles, egoístas, malvados, es algo que carece de importancia, puesto que ellos pertenecen a una religión formidable y no hacen otra cosa que pavonearse con estos montajes. .. Pero el Maestro Peter Deunov rechazaba tal actitud por parte de sus discípulos, sabiendo que dicha actitud no puede aportarnos nada, ni para esta vida ni para la siguiente. Cuando un hombre deja esta tierra, no sólo debe abandonar sus posesiones materiales, sino también lo que le ha sido dado en otros terrenos, bien sea a través de las personas o de los libros. Todo se borra en él, salvo aquello que ha logrado verificar a profundidad, aquello que ha experimentado y ha vivido. Es por ello que al nacer de nuevo en la siguiente encarnación, deberá volver a aprenderlo todo con mucha dificultad. Incluso en el caso de que sea capaz de hablar y escribir sobre muchos temas, esto no quiere decir que les conozca verdaderamente y siempre deberá comenzar desde el principio. Observad: las gentes se casan, tienen hijos, y muchos se ven sobrepasados y agobiados ante una circunstancia cualquiera, como si la viviesen por primera 39 vez; Y sin embargo, puede que la hayan vivido ya muchas veces en sus anteriores vidas! Pero como nunca quisieron profundizar de verdad en sus papeles y sus responsabilidades como padres, madres o esposos, les sigue ocurriendo que siempre es como si fuera la primera vez: Siguen haciendo tonterías y siguen sufriendo por lo mismo. De modo semejante, aunque tengáis un Maestro y estéis siguiendo su Enseñanza, nada importante va a quedar en vosotros, a menos que os esforcéis para que esta Enseñanza se convierta en algo vivo en vuestro interior. No basta con repetir: "Tenemos un Maestro bueno... Tenemos un Maestro sabio..” y aprender de memoria toda clase de citas de los libros. La bondad y la sabiduría de vuestro Maestro le pertenecen sólo a él, no a vosotros, y mientras no trabajéis con ahínco para obtener las, os van a servir muy poco. El verdadero discípulo no se contenta con estar orgulloso de las cualidades de su Maestro y de citar sus palabras, sino que hace suya su Enseñanza, se funde con él, hasta el punto de que, un día cuando está hablando, no sabría a ciencia cierta si es su mente o la del Maestro la que se está expresando. He aquí lo que constituye un modelo ideal del discípulo verdadero. De no ser así, aunque haya pasado veinte o treinta años al lado mismo del Maestro, no le quedará nada de él y, al retornar en su próxima encarnación, tendrá que volver a empezar de nuevo, como si nunca hubiera tenido Maestro ni Enseñanza alguna. La tarea de un Maestro es muy complicada: Su trabajo consiste en ayudar al discípulo a liberar su espíritu, ya que este es como un rey destronado, que se ha dejado derrocar por gentes revoltosas, y ha sido reducido a prisión, mientras que su reino es pasto de la anarquía. Por desgracia, a pesar de verse vejado y desposeído, muchas veces el discípulo no comprende bien la ayuda que quiere dar1e el Maestro; Le parece que este ú1timo sólo busca limitar su libertad a través de sus consejos y su actitud hacia él. Entonces, ¿Qué debe hacer el Maestro?.. Esperar pacientemente a que aquel discípulo entienda la naturaleza de su tarea. Lo que el Maestro intenta limitar en él, son las manifestaciones de su naturaleza inferior, los instintos, las pasiones que han logrado reducir al silencio su espíritu, su naturaleza superior. Pero si, en vez de comprender que el Maestro sólo quiere su bien, aquel discípulo piensa que todo lo que hace es poner1e trabas, atormentarlo y agobiarlo, es sencillamente porque no sabe donde reside su verdadero bien. Como los niños, al discípulo le gustan mucho los bombones y va a buscar aquel que se los ofrece ... Mientras que el Maestro sólo le ofrece cosas amargas. Por eso, en muchas ocasiones, el discípulo se pone furioso y se rebela. 40 Inc1uso el Maestro Peter Deunov tuvo que verse expuesto a estas reacciones, ciertamente horrendas, de parte de algunos discípulos que llegaron hasta a amenazarle físicamente ... Recuerdo alguno de ellos que montó en cólera contra él por no sé qué motivo, se arrojó sobre el Maestro y le mordió el dedo pulgar. He aquí las complicaciones que pueden surgir cuando un discípulo no sigue a su Maestro de una forma verdaderamente desinteresada. Poco a poco, el amor, el respeto y la veneración hacia su Maestro pueden llegar a trasformarse en odio. En otra ocasión, un discípulo suyo que había leído algunos libros de ocu1tismo, se creyó poseedor de un secreto que le permitiría descubrir valiosos tesoros en la montaña. Con esta idea, organizó toda una expedición con hombres y mulas para transportar el material pero, cuando ya lo tenía todo listo, tuvo ciertas dudas sobre el éxito de su proyecto y, para asegurarse mejor, vino a consultar al Maestro. Aunque se abstuvo de contarle que ya estaba todo a punto, el Maestro lo sabía y le dijo: "Pues bien, inténtalo”, respuesta que para aquel discípulo significó la confirmación de un éxito indudable. Así que estuvo buscando durante días y días, sin encontrar nada en abso1uto, por el contrario, él mismo cayó enfermo. Después de aquello vino muy descontento a ver nuevamente al Maestro y le reprochó amargamente por no haber1e avisado: No sólo había fracasado en su búsqueda del tesoro, sino que, además, ahora se encontraba enfermo y toda la culpa la tenía evidentemente el Maestro. "¿Acaso tú crees que era el momento idóneo para prevenirte, cuando ya lo tenías todo preparado?”, le dijo el Maestro. "Tú esperabas encontrar un tesoro, de modo que si te hubiera dicho que no fueras me habrías acusado de impedirte conseguir aquella riqueza” Hay ocasiones en que un Maestro no puede advertir ciertas cosas a sus discípulos, pues no sólo no le creerían, sino que se rebelarían contra él... Por esto, les deja que actúen en libertad. Él se limito a decirles: "Intentadlo”. Luego ellos vienen a quejarse, convencidos de que les ha engañado y él es el responsable de su fracaso! Sí, ¡lo extraordinario de todo esto es que es siempre el Maestro el cu1pab1e, nunca el discípulo!. Por desgracia -o por fortuna, según se mire-, un Maestro no está allí para arreglar los asuntos de los discípulos, ni para exonerar1es de las pruebas. Aunque él lo quisiera, no tendría derecho a hacerlo, puesto que hay reglas que también él debe respetar. En nuestra Fraternidad de Bulgaria, teníamos un hermano muy devoto y fiel, a quien su hijo no cesaba de darle disgustos: No sólo carecía en absoluto de interés hacia la Enseñanza del Maestro, sino que llevaba una vida disoluta, buscando solamente placer y diversiones. Los excesos y desórdenes de todo tipo le llevaron finalmente a contraer una tuberculosis. Los médicos no le pronosticaban mucho tiempo de vida y su padre, avergonzado por la conducta 41 de este hijo, no se atrevía a comentarle nada al Maestro hasta que un día, el temor de perder a su hijo fue más fuerte y decidió venir, acompañado por su mujer, para pedirle al Maestro que le salvara. Él les respondió: "Ya sabéis que existen normas que debo respetar. Yo no puedo hacer nada que no esté en armonía con las leyes del mundo divino. Puedo pedirle al Cielo su curación, pero ¿Por qué lo haría? ¿Para que él siga teniendo la posibilidad de destruir su cuerpo y su alma? "Lo comprendemos, respondieron llorando los padres del muchacho, pero es que le amamos tanto que no podríamos sobrellevar su pérdida" Entonces el Maestro, impresionado ante tanta tristeza les dijo: "Es por vosotros que yo le curaría, pero él tendrá que prometerme que cambiará su forma de vivir. Si él se niega a prometer esto, no podré hacer nada para prolongar su vida." Como es lógico, el Joven prometió sin dudar un momento lo que se le exigía, y el Maestro lo salvó. ¿Cómo lo hizo? No lo sabemos, pero el caso es que el enfermo se restableció muy rápidamente ante el asombro de los médicos. Al comienzo, él mantuvo su promesa y vivió sanamente... Pero con el paso del tiempo fue encontrando de nuevo a sus antiguos camaradas que le dijeron: "¿Cómo es que ahora no vienes de nuevo con nosotros? ¡Eres muy estúpido viviendo como vives! ¿Porqué tantas privaciones?" Él intentó resistirse un poco, pero la tentación resu1tó ser más fuerte y volvió a las andadas, reanudando su vida de crápula. Como es evidente, pronto volvió a caer enfermo... Los padres, muy afligidos, vinieron de nuevo ante el Maestro, para sup1icar1e una vez más que salvara a su hijo, pero esta vez el Maestro fue categórico y les respondió:"No, ahora ya no es posible" Ellos seguían llorando desesperados y el Maestro añadió: "Sabéis que no puedo ir en contra de las leyes del destino. En ciertas circunstancias puede haber excepciones, pero ahora está demostrado que vuestro hijo no cambiará, y no puedo contravenir las leyes para permitirle seguir con ese tipo de vida licenciosa, que es nociva para él y para los demás. Sólo puedo hacer una cosa por él: Cuando abandone su cuerpo va a encontrarse en el otro mundo con entidades hostiles, horripilantes, porque aquel que vive en medio de la pasión y el desenfreno crea monstruos terribles en el mundo invisible, a los que deberá enfrentarse al morir. Esto es inevitable. Es entonces cuando llega a tener verdadera consciencia de sus errores, en medio de un inmenso sufrimiento. Pues bien, cuando vuestro hijo se vaya, yo le acompañaré, para que no esté sólo en el momento de afrontar aquellos monstruos." Entonces, los padres se sintieron reconfortados y agradecieron al Maestro por la ayuda que les ofrecía. Poco tiempo después, su hijo murió. Otra tendencia de algunos discípulos es la de exigir a su Maestro que sea omnisciente, todopoderoso. Pero ¿Qué se habrán imaginado? Y ellos, ¿Qué es 42 lo que hacen para merecer la presencia de un ser así a su lado? .. Admitamos incluso que llegaran a tener un Maestro así: ¿Acaso no acabarían por traicionarlo o abandonarlo, como hicieron la mayoría de los discípulos de Jesús? .. Evidentemente, cuando pensáis en un Maestro perfecto, estáis buscando alguien que os facilite las cosas, que resuelva todos vuestros problemas. Pues bien, no os engañéis; Un Maestro no está para estas cosas. Su tarea es instruiros y llevaros hacia un mejoramiento. Cuanto más grande es un Maestro, más difícil es su Enseñanza, y esto es algo que pasa en todos los campos: ¿Creéis que la enseñanza de un gran músico o de un sabio genial sería acaso accesible a vosotros? Por el contrario, lo más probable es que ellos mismos rehusaran aceptaras como sus discípulos! Me diréis que un Maestro espiritual no es lo mismo que un sabio o un músico y que su amor, su bondad y generosidad debería incluir a todas las criaturas. Sí, es cierto, pero precisamente este amor, esta bondad y esta generosidad le mueven a aguijonearas sin cesar en el camino de vuestro perfeccionamiento, en vez de hacer por vosotros los milagros que esperáis de él. No podéis exigir a un Maestro que sea dueño de todo el saber, de todos los poderes. Sólo teneis derecho a exigirle una cosa: Que os vincule con el Cielo, que os muestre el camino hacia Dios, que os guíe hacia la luz. Un Maestro no os quiere retener a su lado, sino que aspira a conduciros hasta Dios. Y si queréis insistir en permanecer al lado suyo os dirá: "No, no. No contéis conmigo, yo no puedo dároslo todo, sólo el Señor os podrá colmar. Lo único que puedo hacer por vosotros es ayudaras a encontrar el camino. Yo soy, si queréis verlo así, como una cabina telefónica que os permite comunicaros con el mundo divino, con las jerarquías celestiales. Esto es todo. He aquí lo que os dirá un verdadero Maestro. Por supuesto, si no se tratara de un verdadero maestro, entonces os embaucará con todo tipo de historias y tendréis que usar vuestra capacidad de discernimiento. Amar a un maestro, vincularse mucho a él, es algo que está bien, pero no hay que invisible, a los que deberá enfrentarse al morir. Esto es inevitable. Es entonces cuando llega a tener verdadera consciencia de sus errores, en medio de un inmenso sufrimiento. Pues bien, cuando vuestro hijo se vaya, yo le acompañaré, para que no esté sólo en el momento de afrontar aquellos monstruos." Entonces, los padres se sintieron reconfortados y agradecieron al Maestro por la ayuda que les ofrecía. poco tiempo después, su hijo murió. Otra tendencia de algunos discípulos es la de exigir a su Maestro que sea omnisciente, todopoderoso. Pero ¿Qué se habrán imaginado? Y ellos, ¿Qué es lo que hacen para merecer la presencia de un ser así a su lado?.. Admitamos incluso que llegaran a tener un Maestro así: ¿Acaso no acabarían por traicionarlo o abandonarlo, como hicieron la mayoría de los discípulos de Jesús?.. Evidentemente, cuando pensáis en un Maestro perfecto, estáis 43 buscando alguien que os facilite las cosas, que resuelva todos vuestros problemas. Pues bien, no os engañéis; Un Maestro no está para estas cosas. Su tarea es instruiros y llevaras hacia un mejoramiento. Cuanto más grande es un Maestro, más difícil es su Enseñanza, y esto es algo que pasa en todos los campos: ¿Creéis que la enseñanza de un gran músico o de un sabio genial sería acaso accesible a vosotros? Por el contrario, lo más probable es que ellos mismos rehusaran aceptaras como sus discípulos! Me diréis que un Maestro espiritual no es lo mismo que un sabio o un músico y que su amor, su bondad y generosidad debería incluir a todas las criaturas. Sí, es cierto, pero precisamente este amor, esta bondad y esta generosidad le mueven a aguijonearas sin cesar en el camino de vuestro perfeccionamiento, en vez de hacer por vosotros los milagros que esperáis de él. No podéis exigir a un Maestro que sea dueño de todo el saber, de todos los poderes. Sólo teneis derecho a exigir1e una cosa: Que os vincule con el Cielo, que os muestre el camino hacia Dios, que os guíe hacia la luz. Un Maestro no os quiere retener a su lado, sino que aspira a conduciros hasta Dios. Y si queréis insistir en permanecer al lado suyo os dirá: "No, no. No contéis conmigo, yo no puedo dároslo todo, sólo el Señor os podrá colmar. Lo único que puedo hacer por vosotros es ayudaras a encontrar el camino. Yo soy, si queréis verlo así, como una cabina telefónica que os permite comunicaras con el mundo divino, con las jerarquías celestiales. Esto es todo. He aquí lo que os dirá un verdadero Maestro. Por supuesto, si no se tratara de un verdadero maestro, entonces os embaucará con todo tipo de historias y tendréis que usar vuestra capacidad de discernimiento. Amar a un maestro, vincularse mucho a él, es algo que está bien, pero no hay que precipitarse y es bueno disponer de un juicio crítico para prevenir a donde os podrá conducir dentro de unos años. Muchos malos entendidos podrían evitarse si los discípulos supieran que ellos tienen todo el derecho a escuchar o no a su Maestro, pues el camino que lleva a la perfección es infinito y por grande que sea un Maestro, nunca es del todo perfecto. No importa lo que piensen de él sus discípulos, el Maestro sabe muy bien que aún está lejos de poseer la perfección absoluta, que es la perfección del mismo Dios. Por esto, aquellos discípulos que aman verdaderamente a su Maestro, sólo deberían manifestar hacia él pensamientos y sentimientos de la más elevada pureza y luminosidad, con el objeto de faci1itarle el trabajo y, al mismo tiempo, beneficiarse ellos mismos, puesto que entonces el Maestro contará con mayores posibilidades de ayudarles. A lo largo de los años que pasé cerca del Maestro, tuve que buscar el método más eficaz para poder participar en su labor. Desde lejos y a través del pensamiento, procuraba enviarle luz, lo envolvía en luz, lo veía dotado de una increíble belleza, lo cual era para mí una continua fuente de regocijo. No le 44 decía nada, pero sé que él lo percibía. Al verle de este modo, tan luminoso, tan poderoso, me unía a su deseo de expandir e irradiar la luz, y me sentía inmensamente feliz al poder asociarme a su trabajo. En lugar de perder el tiempo en inútiles disquisiciones acerca del Maestro: "¿Acaso él será la reencarnación de Jesús, de San Juan, de Buda? .. ¿Será Melkisedec?", es preferible para el discípulo ir directamente a lo que es más importante para su Maestro y para él mismo, que no es otra cosa que trabajar con el amor y con la luz. No hace falta preguntarse continuamente si su Maestro es más grande o más pequeño que algún otro Maestro. No es esto lo que ayudará a evolucionar, sino su fidelidad respecto al Maestro y su esfuerzo para colaborar en su tarea. Durante mi estancia de un año en la India, tuve ocasión a menudo de mostrar la fotografía del Maestro Peter Deunov a varios yoghis y Sadhus; Ellos la tomaban con mucho respeto y algunos la ponían sobre su frente. Yo solía decir1es: "Vosotros sois mis amigos y este es mi Maestro". Se lo dije incluso a Baba-Ji. Todos ellos me comprendieron perfectamente, pues allí en la India la gente no suele cambiar de Maestro como sucede aquí, en Europa. Siempre ha sido para mí un motivo de asombro observar que la gente sigue durante años a un hombre a quien llaman Maestro, y más adelante encuentran otro y abandonan al primero. Esto no acaba aquí, sino que viene luego otro, y otro... En cuanto a mí, una vez que incorporé a mi Maestro en mi mente y en mi corazón, ya fue suficiente, nunca he buscado otro distinto a él. Aunque haya experimentado admiración y respeto por otros Maestros, nadie nunca ha llegado a ocupar dentro de mí el lugar de mi Maestro. Cada verano, el Maestro Deunov reunía a toda la Fraternidad en las montañas de Rila -que son parte de la cordillera de los Balcanes-, para una estancia de varias semanas que se prolongaba hasta dos meses, si el tiempo lo permitía. El resto del año, los que vivíamos en Sophia teníamos la posibilidad de subir los fines de semana al monte Vitocha, más cercano a la ciudad. Gracias a esta iniciativa del Maestro, regresábamos de estos días en la montaña cargados con todo tipo de regalos del Cielo. Era allí donde él nos podía enseñar mejor la actitud que debíamos mantener frente a toda la naturaleza: las rocas, los árboles, las cascadas, los lagos, las cimas ... Desde el momento de la partida hasta el retorno, todas las ocasiones eran propicias para el Maestro, de cara a nuestra formación. Solíamos tomar como punto de partida a Izgrev. Antes de ponernos en marcha, el Maestro siempre atento y vigilante, se unía al mundo invisible y, cuando estaba a punto de mover su pie para dar el primer paso, parecía que nos iba a llevar hacia una aventura extraordinaria. El nos hablaba acerca de lo 45 importante que es el estado interior que uno tiene en ese momento de comenzar a andar, la intención con la cual se da ese primer paso. Todo depende de aquel momento y de la forma en que uno emprende la marcha. El Maestro lo hacía lentamente, mirando con precaución a derecha e izquierda. Luego, a medida que avanzábamos, iba acelerando hasta el punto de que casi teníamos que correr para poder seguir le. Y no era que sus pasos fueran más grandes que los nuestros, pero siempre nos veíamos cortos para ir a su ritmo. Parecía que nunca se fatigara. .. Se desplazaba con tanta gracia, con tanta dignidad y agilidad a la vez! ... Su cabeza, su rostro, su mirada, sus gestos, todo en él era impecable, pero sobre todo su forma de andar. Sobre la marcha, nos iba explicando como había que pisar, cómo respirar, como controlar nuestros movimientos para economizar las energías... Al caminar, conviene adoptar un cierto ritmo, con lo cual a medida que se avanza las fuerzas aumentan, de modo que aunque nos fatiguemos un poco al comienzo, vamos a sentirnos muy bien al llegar a nuestro destino. El Maestro nos hacía caer en cuenta hasta de los menores detalles, para él todo era importante. Al llevarnos a las montañas, su intención era ante todo enseñarnos a entrar en contacto con las entidades celestes, a través del canto, la oración, la meditación. Pero él pensaba que lo haríamos aún mejor si sabíamos cómo preparar nuestra mochila y todo nuestro equipaje, si aprendíamos la forma correcta de caminar, de comer, de respirar, de hacer alto en el camino para descansar, beber y recuperar fuerzas, e incluso de 1avarnos los pies al culminar un largo ascenso. ¿Quizá os parece extraño todo esto? ¿Pensáis que enseñar tales cosas a sus discípulos no es digno de un Maestro? ¡Hasta la forma de lavarse los pies! ... Pues bien, no os engañéis: No sólo es importante lavarse los pies, sino que hay que saber la forma correcta de hacerla. Pensad que a través de ellos estamos en continuo contacto con las influencias de la tierra. Los pies captan estos influjos y corrientes del suelo y debemos prepararlos para que sean buenos receptores de estas energías. Pero también ellos están vinculados con todo el organismo, a través del sistema nervioso, y en especial con el cerebro y el plexo solar. La cabeza y los pies vienen a ser los dos polos de nuestro cuerpo: Con la cabeza tocamos el Cielo y con los pies la tierra. Para establecer una buena comunicación entre ambos polos, es preciso trabajar con ellos, tocar nuestros pies de una forma consciente y con amor, hablar1es para que participen también en nuestra actividad espiritua1. Ya lo veis, todo tiene importancia puesto que todo puede contribuir a nuestra evolución. Os invito ahora a imaginaros, si queréis, que estamos siguiendo al Maestro, junto con los hermanos y hermanas que se dirigen hacia el campamento. Acabamos de atravesar extensas praderas y bosques de abetos y, tras siete horas de ascenso a veces difícil, llegamos al pie del primer lago donde flotan las anémonas acuáticas. El terraplén donde se ha instalado el centro de 46 nuestro campamento es también la base de otra plataforma donde hay otro lago más pequeño. Estamos a dos mil trescientos metros de altitud y podemos dominar con un sólo golpe de vista la cadena montañosa de los Balcanes. Bordeamos el lago alrededor del cual se instala el campamento y continuamos subiendo hacia las peladas y majestuosas cimas. Uno tras otro, vamos descubriendo otros cinco lagos transparentes que reflejan el cielo y las montañas. La forma de estos lagos es muy curiosa: Hay uno que parece un corazón, otro un riñón, otro semeja un estómago... de modo que se les conoce por estos nombres. El más alto de todos es también el más pequeño y esta unido a otro lago muy grande situado un poco más abajo a través de un canal subterráneo. A este séptimo lago se le conoce como "La Cabeza", y desde allí es posible ver todos los demás lagos inferiores. Continuamos nuestra marcha... Allí arriba, hay algunos hermanos y hermanas que se han adelantado con el fin de tenerlo todo listo: El agua caliente para bañarnos y para beber, los fuegos necesarios para cocinar, las tiendas ... Al ver nuestro grupo, nos hacen desde lo alto señales de bienvenida y nos reciben con algunos cantos. El aire está pletórico de enseñanzas provechosas y finalmente, con una sensación de inmensa alegría, enfilamos la última cuesta. Los días siguientes, numerosos grupos de discípulos llegan para unirse a nosotros. Entre ellos hay muchos jóvenes, pero no falta la gente ya mayor, que no han dudado emprender un largo camino de ascenso para venir a reunirse y estar en contacto con su Maestro. Al alba, cuando todos duermen aún profundamente en sus respectivas tiendas, oíamos a menudo el sonido de un violín que nos sacaba muy suavemente de nuestro sueño, con aquella melodía que dice: "Despierta ahora, hermano, para contemplar la salida del sol". Así que nos levantábamos, procedíamos a 1avarnos y luego, en silencio, acometíamos un estrecho sendero que nos llevaba a otra cima llamada "la Cima de la Oración", desde la cual veríamos salir el sol. La atmósfera era purísima y la aurora comenzaba a manifestarse. Era muy emocionante observar aquella larga fila de hermanos y hermanas que iban subiendo en silencio. Al llegar a la "Cima de la Oración", nos distribuíamos sobre una especie de plataforma rocosa, cada uno escogía un sitio y nos sentábamos a esperar la salida del sol. Cuando llegaba el Maestro, nos poníamos de pie para darle la bienvenida e inmediatamente volvíamos a nuestras meditaciones y plegarias, intentando conectar con las energías entéricas que iban apareciendo a lo largo de todo el horizonte. 47 Cuando salía el sol, entonábamos un canto en su honor, con el alma henchida por un gran sentimiento de alegría. Toda la naturaleza, las rocas, los árboles, los arroyos, los lagos, vibraba al unísono con el inmenso potencial de vida que emanaba del sol. Entonces todos rezábamos al unísono, elevando nuestras almas hacia Dios. La plegaria es más eficaz cuando tiene lugar en medio de este aire puro de la montaña, que trae consigo una mayor lucidez mental y llena de dicha el corazón. Luego de estos cantos y oraciones, el Maestro nos daba una conferencia, hab1andonos sobre la belleza de la vida armoniosa, la gran sabiduría que hay oculta en los menores detalles de la naturaleza y el ideal que cada uno debía realizar: Llegar a ser un obrero del Cielo, un canal conductor de la vida divina. Finalizada la conferencia, descendíamos hacia el campamento y al llegar allí hacíamos los ejercicios respiratorios indicados por el Maestro y destinados a desarrollar nuestras facultades físicas y psíquicas. A esto le seguía luego la gimnasia y, finalmente, todos juntos danzábamos la Paneuritmia en una vasta altiplanicie que se extendía al lado de otro lago. Éramos varios centenares de discípulos danzando en un gran círculo, al centro del cual se situaban el Maestro y la orquesta. La presencia del Maestro en el centro del círculo era algo que a todos nos animaba. Al dar por conc1uída la Paneuritmia, regresábamos a los campamentos. Cada uno estaba en libertad para desayunar, pasearse o trabajar. Al mediodía, todos nos reuníamos de nuevo en círculo, en medio del campamento principal. Aquellos discípulos que, por un sistema de rotación, tenían a su cargo ese día la preparación de los alimentos, vigilaban cuidadosamente la cocción en las grandes ollas y calderos, para luego distribuirlos a todos. Comíamos en silencio, con alegría y recogimiento, tal y como el Maestro nos había enseñado a hacerlo. Luego éramos libres de nuevo. A la tarde, el Maestro nos ofrecía otra conferencia, o bien nos acompañaba en excursión a otras de las cimas montañosas de Rila. A veces andábamos durante más de catorce horas en una sola jornada, pero gracias al método que nos había indicado el Maestro para no fatigarnos, nunca nos sentíamos agotados. A veces, durante estas excursiones el Maestro se detenía, cavaba un poco el suelo con sus dedos y los mantenía por algunos segundos dentro de la tierra. Luego reemprendía la marcha. Él nunca nos explicó porqué lo hacía, pero más tarde lo he podido entender: La tierra lo absorbe y lo transforma todo, de modo que aquel que sabe trabajar con ella puede depositar en ella las corrientes negativas que ha recibido del plano astral. Como ya sabéis, el Maestro era objeto de constantes ataques, de modo que este ejercicio con la tierra seguramente le era muy útil para protegerse. 48 Ya de noche, después de haber cenado, se encendía un gran fuego en el centro del campamento. Sentados alrededor, orábamos y entonábamos en coro algunos cantos que había compuesto el Maestro. Todos estábamos deseosos de que él bajara desde lo alto del campamento, donde había montado su tienda y viniera a acompañarnos, al lado del fuego. Así que seguíamos cantando con entusiasmo, mirando de vez en cuando hacia la tienda del Maestro, con la esperanza de ver la señal luminosa que tanto esperábamos. En este caso, imbuidos por inmensa alegría, comenzábamos a entonar aquel canto que comienza diciendo: “Saludo al Maestro: Oh Señor, Tú, mi Maestro, condúceme sobre tus pasos ... " Y la señal luminosa, sostenida por uno de los hermanos, empezaba a moverse en medio de la noche y descendía lentamente el sendero hasta donde nos hallábamos. Abríamos entonces el círculo para hacer un lugar al Maestro y reanudábamos nuestro canto... La noche azul profunda, constelada de estrellas parecía participar con su silencio y su grandeza en aquel sentimiento místico que vibraba en todos nosotros. Al terminar los cantos, algún hermano o hermana recitaba unos versos, otros tocaban el violín o la guitarra... Con frecuencia, el Maestro cerraba los ojos y meditaba. Al verle, yo solía preguntarme: ¿En qué estará pensando? ¿Donde estará? Así, durante estos silencios, aprovechaba para unirme a él y, poco a poco iba sintiendo que muchos de sus pensamientos, de sus emociones y sensaciones venían hacia mí. Pude pues comprobar que él también nos instruía en silencio. Vosotros diréis: Pero ¿Acaso en el silencio se puede trasmitir algo? ¿Cómo es posible si no podemos oír nada? Sí, en apariencia no es posible, pero en realidad, aquí es el alma la que recibe: Es el alma del discípulo quien vé, siente y registra todo lo que surge de la mente del Maestro. Si el discípulo no llega a captar de inmediato lo que su alma ha recibido, es porque es necesario cierto tiempo para que ella lo haga llegar a su cerebro. Pero tarde o temprano lo percibirá bajo diversas formas: pensamientos, reminiscencias, descubrimientos. .. Cuyo origen ignora, aunque en realidad se trata de aquello que un día sembró el Maestro en su alma. Al ser casi las diez de la noche, el Maestro se ponía de pie para hacer una última oración junto con todos. En esta plegaria dábamos gracias por todas las bendiciones que habíamos recibido en el curso del día. Luego nos separábamos y nos íbamos a las tiendas para dormir. Había quienes se quedaban un poco más al lado del fuego, hasta que este se apagaba, para contemplar el cielo estrellado y el reflejo de la Luna sobre la quieta superficie del lago. Una paz maravillosa parecía entonces descender sobre ellos, junto con una sensación de perfecta unión con el universo. Su vida parecía adquirir en esos momentos un sentido extraordinario, era algo que nunca podrían olvidar. Finalmente, el silencio cubría por completo nuestro campamento y dormíamos hasta que, al 49 alba, nos despertaba la voz del violín que nos invitaba a comenzar una nueva y luminosa jornada. Durante aquellas estancias en la montaña, el Maestro nos solía llevar de excursión a lo alto del Musala, incluso en días de lluvia y nieve, donde tenía ocasión de poner a prueba nuestra voluntad y nuestra fe. A veces, la tormenta se desencadenaba sobre nosotros de tal manera que las rocas y el suelo se electrizaban y descargaban vibraciones que eran difíciles de soportar. El agua nos empapaba y veíamos salir chispas de los cabellos y barbas de algunos hermanos. Con todo, seguíamos avanzando sin quejarnos guiados por el Maestro, siempre ágil y estoico. ¿Cómo describir lo que llegábamos a sentir en aquellos momentos? Sólo quienes hayan vivido circunstancias de gran tensión física y moral, pueden comprender cómo ellas son útiles para templar las almas y los espíritus. Después de haber pasado uno o dos meses viviendo estas experiencias en la montaña, nos sentíamos verdaderamente transformados. Gracias a ello, al regresar a nuestro trabajo cotidiano y a la vida en la ciudad, estábamos mejor preparados para ayudar a quienes nos rodeaban, a través del consejo y del ejemplo. Les hacíamos ver que los seres humanos son capaces de vivir de un modo diferente y de traer el Reino de Dios a la tierra, siempre y cuando entiendan que la buena voluntad, el amor y la fraternidad constituyen los verdaderos fundamentos de su existencia. Sí, aquellas largas estancias con el Maestro en las montañas de Rila, las cuento entre los mejores momentos de mi existencia. A menudo vienen a mi memoria imágenes y recuerdos de este período. Un día, subimos con un amigo hasta el campamento de verano. La pendiente era bastante pronunciada, hacía mucho calor y nosotros traspirábamos pues íbamos cargados con las mochilas a la espalda. Hicimos un alto para descansar y reponer fuerzas, y sacamos dos peras que llevábamos para comerlas... Al hacerla, sinceramente nunca había sentido un sabor tan delicioso, unido a una dicha tan grande... Fue algo indescriptible, increíble, sí, el sabor de una pera fue capaz de trasportarme al paraíso... ¿Porqué? ¿Qué había ocurrido en realidad? ¿Acaso era aquel aire, aquel cielo, unidos al esplendor de la montaña bajo el sol y a la alegría que me daba el volver a ver al Maestro? Parecía como si una Divinidad hubiera descendido hasta aquel fruto con el único objeto de ser degustada, ya que al hacerla me sentí colmado por toda la comprensión y toda la luz del Universo. .. En aquel momento se expandió mi consciencia y desde aquel día he podido entender cosas inauditas. Por eso ahora os digo a vosotros que, si algún día teneis una experiencia semejante aunque sólo sea por una vez, vuestra vida se verá transformada. Es 50 bueno desear una experiencia como esta, pues es triste que un hijo o una hija de Dios no puedan gozar, al menos una vez en su existencia de aquello que el Creador ha preparado para todos sus hijos. Recuerdo también a Tséko, subiendo hasta el campamento cargado con muchos sacos que le habían encomendado. En el curso de mi vida he podido conocer algunos seres fenomenales, pero no he visto otro como Tséko. Era un mozo dotado de una fuerza extraordinaria. Durante el ascenso a Rila, las hermanas -en particular las mayores en edad-, le iban dando sus equipajes y, como él siempre se mostraba sonriente y amable, lo aceptaba todo sin protestar. A veces durante la marcha, nos parecía ver una montaña en movimiento... Era Tséko! En las excursiones, era siempre él quien trasportaba sobre su espalda el samovar que servía para preparar el té, y a veces lo llevaba lleno de brasas, con lo cual el agua empezaba a hervir y se oían silbidos, acompañados por nubes de vapor, bajo las cuales Tséko avanzaba tranquilamente, igual que una locomotora! Es evidente que por su carácter afable, Tséko le caía simpático a todo el mundo y todos querían invitarle. Pero he aquí que también gozaba de un apetito que no os podríais llegar a imaginar! Por donde iba, arrasaba con todo lo que había sobre la mesa, parecía verdaderamente insaciable. Si se quería guardar algo para luego, era imprescindible ponerlo fuera de su vista, de lo contrario, todo iba a parar a aquel estómago fuera de serie. A veces, las hermanas encargadas de la cocina en Rila, ponían a un lado los alimentos que habían sobrado de las comidas y, cuando iban a buscarlos para tirarlos, pues ya estaba todo fermentado, se encontraban que todo había desaparecido: Tséko había dado buena cuenta de ello! Era algo asombroso! Comiera lo que comiera, nunca enfermaba. Por su parte el Maestro, consciente de aquel fenómeno, situaba cerca de Tséko a todos aquellos que tenían poco apetito ... Bastaba con mirar comer a Tséko y les volvía la gana! Sí, era algo formidable. Pero la cosa no termina ahí. Aunque Tséko carecía casi por completo de instrucción, esto no impidió que un día le diera por escribir poemas! Para él, la poesía era fundamentalmente algo que rimaba con algo, de modo que se dio a escribir cosas sin ton ni son... pero que rimaban! Era algo tan divertido, que nadie podía contener la risa. Para darle más ánimos, los hermanos y hermanas le decían al darle algo para que lo llevara: " Tséko, Tséko, da ti é léko!" (Tséko, Tséko, que esto te sea leve!), haciendo énfasis en la rima!... Él sabía que le hacían la burla, pero seguía sonriendo imperturbable -nunca se ofendía por estas cosas- y continuaba leyéndonos sus poemas! Incluso lo hacía cuando estábamos alrededor del fuego, al caer la tarde, mientras el Maestro lo escuchaba con indulgencia. y sin embargo un día, ¡Oh sorpresa! ¿Qué ocurrió?, ¿Fue acaso un milagro o realizado por la Enseñanza del Maestro 51 sobre un alma tan buena y tan pura? Tséko empezó a escribir verdaderos poemas ante el asombro de todos! A partir de ese día, nadie más se burló de él, nadie se reía, al contrario, todos le escuchábamos atentamente. Pero luego, Tséko quiso componer cantos y música, con lo cual se reanudaron las bromas y risas: ¡Habráse visto, Tséko compositor! Y no obstante, bien pronto los hermanos y hermanas en sus paseos por la montaña y alrededor de los lagos, empezaron a tararear las melodías de Tséko y a entonar sus cantos! ... Tséko era electricista, y un día recibimos con gran tristeza la noticia de que había muerto al caer a tierra, a consecuencia de una fuerte descarga eléctrica cuando se hallaba subido en lo alto de un poste. Todos lo extrañamos mucho y, aun ahora que han pasado tantos años, a menudo me viene a la memoria. Otro recuerdo inolvidable es el de las noches que pasé en el Musala, bajo las estrellas. Subíamos por la tarde con algunos amigos y a veces yo subía sólo. Me quedaba envuelto en las mantas, contemplando el cielo estrellado antes de dormirme, procurando unirme a las fuerzas y entidades cósmicas, de quienes las estrellas son sólo su aspecto externo. Aunque no llegaba a comprender todo lo que ellas me decían, yo las amaba de tal forma que mi alma las contemplaba maravillada hasta que me sumía en un profundo sueño ... A veces nevaba durante la noche, de modo que a la mañana siguiente me despertaba literalmente cubierto por la nieve ... Ah!, que gratos recuerdos! Fue en el curso de aquellos años que llegué a descubrir la paz extraordinaria que nos invade cuando dormimos en las cumbres de las montañas. En aquellas regiones, ciertamente llegué a percibir y entender que la única actividad realmente importante en la vida es la de unirse al Espíritu Cósmico que anima todo el Universo. Por contraste, los humanos en su vida cotidiana no hacen más que atormentarse y destrozarse mutuamente, hasta qué punto será estrecho y limitado su campo de consciencia, que nada es para ellos más importante que sus deseos y ambiciones personales, sus amores y sus querellas! Ellos no ven la inmensidad del cielo por encima de sus cabezas, todo un espacio infinito que está ahí, les bastaría con levantar los ojos para empezar a olvidarse de sus limitaciones y respirar un poco! Al menos vosotros, deberíais tratar de aprovechar al máximo todas las ocasiones que se os presentan para escapar a la opresión de la vida cotidiana. En las noches despejadas, acostumbraos a mirar las estrellas y a beber de aquella paz maravillosa que parece descender suavemente del cielo estrellado. Uníos a cada una de ellas, miradlas como almas vivas, inteligentes, que os 52 enviarán mensajes. Buscad entre todas alguna en especial, con la cual sintáis una mayor afinidad y contactad con ella, imaginad que vais hacia ella o que ella viene a deciros algo... Los astros son almas muy evolucionadas. Si sabéis escuchar sus voces vais a encontrar la solución a muchos problemas, os sentiréis esclarecidos y llenos de paz. Todos los grandes Iniciados han sido instruidos en la contemplación del cielo nocturno, han aprendido a elevar su alma en comunión con las estrellas de tal modo que estos centros de energía inagotable han llegado a enviarles mensajes que luego ellos han trasmitido a los humanos. Las estrellas pueden llegar a leerse, como si fueran los signos de una escritura sagrada que exige un largo tiempo para ser descifrada. Sí, es mucho más tarde cuando se comienzan a entender poco a poco todas sus revelaciones. En mi caso así ha sido, es ahora cuando empiezo a comprender algunas de las cosas que me susurraba aquel cielo estrellado en el silencio de la noche sobre el Músala. Pero también alguna vez, durante nuestras estancias en Rila, me vi, enfrentado a una experiencia bastante azarosa: Había logrado subir a una cima rocosa muy pelada, que me había llamado la atención por su orientación y por la belleza de sus formas. La montaña descendía justo hasta el lago en una pendiente muy pronunciada, cubierta a trechos por algunas placas de hielo ... Luego de haber permanecido arriba por un tiempo, quise bajar de allí pero, a pesar de todas las precauciones posibles resbalé súbitamente sobre la nieve cristalizada. El bastón que llevaba en la mano y con el que intentaba apoyarme se rompió en varios trozos, de modo que me vi precipitado a gran velocidad hacia el lago, sin que pudiera hacer nada para frenar el impulso que llevaba. En esos momentos no pensaba en nada, sólo recuerdo que tuve la sensación de que iba a ocurrir algo extraordinario. El lugar donde me sucedió todo esto se encontraba un poco alejado de nuestro campamento, pero no obstante el Maestro me estaba observando en otro plano invisible pues, de repente dijo a los hermanos y hermanas que le rodeaban: "Pensad en Frère Mikhaël que acaba de caer." ¿Qué hubiera pasado si el Maestro y los hermanos no hubieran pensado en mí en aquel instante? El lago estaba helado y nada me habría podido salvar. Pero al pensar todos en mí, se frenó mí caída de un modo milagroso cuando estaba a punto de llegar al borde del lago. Finalmente logré asirme a algunos pequeños arbustos que allí había y arrastrarme con dificultad hasta a1ejarme del peligro. Algunos hermanos de los que habían sido avisados por el Maestro me observaban de lejos con los prismáticos y vinieron hacia mí al ver que había logrado sa1varme, riéndose al ver el estado en que me hallaba. Aún tenía agarrado en mi mano un trozo de mi bastón! Al recuperar mis fuerzas, entendí lo que me acababa de ocurrir ... 53 Un poco más tarde, el Maestro me decía: "Mikhaël, es conveniente que aprendas a escoger mejor los sitios donde vas a hacer tus experiencias: Aquel donde subiste no era un lugar adecuado." y me explicó que algunos lugares son propicios al trabajo del pensamiento, porque están vivos y magnetizados, mientras que hay otros que debemos evitar, porque están cargados de electricidad. Esto se puede reconocer por la mayor presencia o ausencia de vegetación. Hay algunos sitios tan áridos y pelados que parecen rechazar la vegetación: Esto es porque están saturados de electricidad y no es bueno quedarse mucho tiempo en ellos para realizar un trabajo espiritual. urante las estancias en Rila, de vez en cuando el Maestro nos daba a practicar algunos ejercicios. Ahora no puedo describiros todos, pero voy a mencionaras uno de ellos que puede parecer un tanto extraño a quien no conoce ciertas leyes de la Ciencia Iniciática. El Maestro nos decía: "Id hasta el lago, coged agua de él y vertedla sobre las grandes piedras que están a la orilla. Haced esto diez veces." Por nuestra parte, ejecutábamos aquella tarea con alegría pues ya sabíamos que todo lo que nos indicaba hacer el Maestro tenía un profundo sentido y una utilidad. Y así era, porque aquel ejercicio iba a posibilitar que los seres vinculados con aquellas rocas donde vertíamos el agua recibieran una ayuda sin saber de donde provenía. Puede ser que con esto ellos se sintieran curados, o vivificados en aquel momento. Así lo creo, porque sé que el ser humano está unido a todos los reinos de la naturaleza: A los minerales, los vegetales y los animales, aunque sólo los Iniciados pueden distinguir bien estos vínculos. n ocasiones, al regreso de ver la salida del Sol con el Maestro, nos topábamos con un perro que empezaba a ladrar de una forma extraordinaria al vernos pasar. Era como si sus ladridos fueran una especie de lamento, o de plegaria. Un día el Maestro nos dijo: "¿Veis este perro? Pues bien, hay un ser humano que está unido a él como castigo por algunos crímenes que cometió. Ahora él sufre y desea corregirse." Entendimos así que a través de aquellos ladridos alguien suplicaba al Maestro que le dejara en libertad. Hasta que una mañana el Maestro se detuvo y dirigiéndose al perro le dijo: "Bien, ya puedes irte, ahora eres libre!" A partir de aquel día, el perro nunca volvió a ladrar a nuestro paso. En varios momentos, el Maestro nos había repetido la siguiente anécdota: "Había una vez, en la ciudad de Ruchtuk * un sastre que sólo trabajaba hasta el mediodía. Por la tarde llenaba con agua fresca dos enormes tinajas y se iba a distribuir agua por toda la ciudad. Todos los que le conocían pensaban que era un buen hombre, sólo que estaba un poco tocado del ala. Pero no. En realidad lo que él hacía era prepararse desde ahora para su próxima encarnación, en la 54 cual aspiraba a ser un verdadero discípulo, puesto que el discípulo de la Nueva Vida es aquel que sabe distribuir agua pura a todos." Cuando íbamos en excursión con el Maestro, si nos encontrábamos una fuente, él nos pedía que quitáramos todos los guijarros, las hojas y hierbas que la estaban obstruyendo, y se le veía feliz al ver fluir libremente con un agua tan cristalina. Se percibía entonces que el Maestro tenía un vínculo con las fuentes a causa de su pureza y de su forma de vida tan generosa, pero sobre todo por lo que estas representan desde el punto de vista simbólico. in duda por esta misma razón, él se preocupaba por mantener siempre muy limpia la fuente cercana a nuestro campamento en Rila, donde el agua brotaba de una roca enorme, tallada por varios hermanos en forma de proa, y se deslizaba luego sobre un lecho de rocas planas y muy blancas, al final del cual habían esculpido dos manos juntas. Todos bebíamos allí de esta agua pura, que parecía estar ofrecida por las dos manos. Al lado izquierdo de la roca había pintada un ancla, símbolo de la Fraternidad, y al lado derecho podía leerse la siguiente inscripción: "Hermanos y hermanas, Padres y madres, Amigos y desconocidos, Maestros y estudiantes, Todos vosotros, servidores de la vida, Abrid vuestro corazón al bien, Sed parecidos a esta fuente!" Al lado de esta inscripción hay también algunas figuras geométricas, junto con unos signos caba1ísticos. *( Su nombre actual es Rusé, al lado del Danubio.) En aquella época, cuando se realizaron los trabajos en esta fuente, fui yo el encargado de pintarla de azul. Pero he aquí que, unos años más tarde un hermano, sin consultar nada con nadie, decidió recubrir todo con pintura roja! ¡Qué estaría pensando para sustituir el azul, que es el color de Júpiter y de la paz por el tono rojo de Marte y de la violencia? Con ello sólo se podía pensar que estaba influenciado por algunas corrientes destructivas y de hecho, más tarde supimos que había muerto trágicamente. Se trataba de una persona conocida en la historia de Bulgaria, pero no mencionaré aquí su nombre. Bien, dejémoslo y volvamos a la fuente. No existe un símbolo más profundo, más significativo que el de una fuente que mana, y os puedo decir que lo más esencial de la Enseñanza del Maestro está resumido en esta imagen de la fuente. Jesús dice en el Evangelio: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu 55 corazón, con toda tu alma, con todo tu pensamiento y con toda tu fuerza. He aquí el primero de los mandamientos." Ya os he explicado que la fuerza corresponde al dominio del espíritu, pues sólo el espíritu tiene la verdadera fuerza. Así, el hombre debe amar a Dios con todo su corazón, su intelecto, su alma y su espíritu, es decir, con los cuatro principios que constituyen su vida psíquica. Este mandamiento está relacionado con el precepto del Maestro: "Mantened el corazón puro como el cristal, El intelecto luminoso como el sol, El alma vasta como el universo, El espíritu poderoso como Dios y unido a Dios." Este es sin duda el más alto ideal que pudo darnos. Para llegar a realizar este ideal tan elevado, debemos hacer que brote la fuente en nosotros. ¿Y Cómo?, me diréis, ¿De qué fuente se trata?" A través del pensamiento, de la oración, podemos unirnos a la Fuente primordial, a Dios, del que somos imagen y semejanza -el microcosmos que refleja el Macrocosmos-, todos llevamos dentro una fuente que, bajo condiciones favorables, puede comenzar a brotar. s uniéndonos a la Fuente celestial que haremos manar nuestra propia fuente. Ante todo, a través del corazón, del amor. No importa lo que ocurra, cualesquiera que sean las amarguras, las decepciones, las pruebas, debemos tratar de mantener siempre viva en nosotros esta fuente del amor, pues así es como podremos purificar nuestro corazón. Al brotar el agua, su movimiento va a rechazar las hierbas y las hojas muertas que podrían obstruir el orificio: Del mismo modo, el amor rechaza todas las miasmas e impurezas que tratan de invadir nuestro corazón. En nuestro intelecto, la Fuente divina se manifiesta como luz. Lo mismo que la pureza del cristal refleja el ideal del corazón, así la luz del sol es el ideal del intelecto. Gracias a esta luz, seremos capaces de evitar los pliegues, los obstáculos que nos impiden discernir el camino a seguir, y podremos avanzar con mayor seguridad. Cuando penetra en nuestra alma, la fuente divina la dilata hasta los confines del universo... Es cuando nos sumergimos en la inmensidad, nos fundimos con ella, sentimos que llevamos a todas las criaturas dentro de nosotros, abarcamos el mundo entero ... cuando llegamos por fin a lograr que brote la fuente en nuestro corazón, nuestro intelecto y nuestra alma, entonces ella irá a unirse con la Fuente 56 primordial que es nuestro espíritu, que es Dios mismo. Es así como podremos llegar a ser poderosos como Él. Ya veis cómo el precepto del Maestro viene a complementar el mandamiento enunciado por Jesús: Debemos amar a Dios con toda la pureza de nuestro corazón, con la luz de nuestro intelecto, con la inmensidad de nuestra alma y con la fuerza de nuestro espíritu. Y la fuente seguirá siendo siempre el símbolo de este ideal sublime. Durante todos aquellos años que pasé al lado del Maestro, llegué a impregnarme de tal forma de esta imagen de la fuente, que fue precisamente con ella que di comienzo a mi primera conferencia en Francia * Sí, así fue. Recuerdo que comencé hablando de la imagen de la fuente y del sol... pues el sol y la fuente son dos realidades idénticas: El sol es una fuente, su luz es como un agua que brota de él. En el simbolismo de la fuente están reunidos el agua y la luz, el agua y el fuego, que son los dos principios de la vida. Es preciso haber reflexionado mucho sobre el tema del agua y el fuego, para poder entender el significado de uno de los pasajes más profundos del Evangelio, la respuesta que da Jesús a Nicodemo: "Si un hombre no ha nacido del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” (* Esta conferencia tuvo lugar el día 26 de Enero del año 1938 y se tituló "El segundo nacimiento". Se basaba en un comentario al pasaje del Evangelio de San Juan que ha sido citado arriba. Ver Volumen I de las Obras Completas del Maestro Omraam Mikhaél Alvanhov) n cuanto a mí, os traigo la Enseñanza de la fuente, que se fundamenta en la enseñanza de los dos principios. Esta es la Enseñanza que el Maestro Deunov nos trajo, y es la misma que Jesús nos dio, junto con otros grandes Iniciados que ya la habían dado antes que él. Desde hace ya siglos y milenios, los Iniciados vienen pasándose la antorcha unos a otros, pues la luz de la Iniciación es semejante a la llama olímpica que porta un atleta corriendo: Él la lleva en alto, mientras que hay otro atleta que le espera para re1evarlo. Al terminar su recorrido, el primer atleta tiende la antorcha al otro que va a proseguir la carrera. La luz de la Iniciación nunca se extingue. ¿Quien la dio a mi Maestro? .. Y aquel que se la dio, ¿A su vez de quien la recibiría?.. Un día, el Maestro me tendió la antorcha y me dijo: "Corre, Mikhaël, corre, corre! .. " Y Mikhaël corrió , corrió hasta que un día le dijo a un hermano, ahora Corre tu también, corre, corre….y no te pares…, tu corre , corre….” ******* Centre OMRAAM Institut Solve et Coagula Reus www.omraam.es Primer Centro De difusión de la obra Del Maestro OMRAAM En lengua Española