¿De qué se tratan los casos? La discusión sobre matrimonio igualitario regresa a la Corte Constitucional cuatro años después de la sentencia C-577 de 2011, en la que la Corte reconoció que las parejas del mismo sexo son familia y están protegidas por la Constitución. En esa sentencia la Corte advirtió que la falta de un contrato solemne que cobijara a las familias homoparentales prolongaba el déficit de protección de estas parejas y violaba la Constitución. Pero la Corte decidió que fuera el Congreso de la República quien legislara al respecto y estableció en la orden quinta de la sentencia C-577 de 2011 que si al 20 de junio de 2013 el Congreso no había regulado el tema, las parejas del mismo sexo podrían acudir ante notarios y jueces a “formalizar y solemnizar su vínculo contractual”. El plazo otorgado acabó y desde entonces las parejas acudieron ante jueces y notarios a formalizar su unión. Este escenario caótico derivó en diferentes situaciones y casos tipo, primero algunas parejas formularon acción de tutela contra los notarios que se negaron a tramitar las solicitudes de matrimonio y contra los que acudieron a figuras contractuales discriminatorias no previstas en la ley. Otras parejas lograron que jueces valientes y comprometidos con la igualdad celebraran los matrimonios pero la Procuraduría mediante una andanada de acciones legales intervino en el trámite y formuló acción de tutela contra los juzgados. Algunas notarías advertidos por la circular de la Procuraduría General de la Nación, se negaron a efectuar el registro de los matrimonios celebrados entre parejas del mismo sexo. ¿Qué es lo que debe resolver la Corte? Si los jueces y notarios están facultados para celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo, a partir de la interpretación que se haga de la Sentencia C-577 de 2011. En suma, la Corte determinará la vigencia de la protección del matrimonio igualitario en Colombia. Específicamente, la Corte debe analizar cuatro problemas: si los jueces pueden realizar autónomamente matrimonios entre parejas del mismo sexo, si los notarios tienen el deber de realizar matrimonios, si la Procuraduría General de la Nación está facultado para intervenir en los trámites de matrimonio civil y establecer si los contratos solemnes u otras figuras legales no previstas que realizaron algunos notarios eran válidos. ¿Hay matrimonio igualitario en Colombia? Depende de la interpretación del juez. Sin embargo, Colombia Diversa junto con otras organizaciones como De justicia han expuesto reiteradamente que la la interpretación de la sentencia que mejor se ajusta a la Constitución es aquella que permite superar el déficit de protección de derechos de las personas y parejas LGBT es mediante el contrato civil de matrimonio. ¿Cuántas parejas se han casado? Desde el 20 de junio de 2013, Colombia Diversa ha acompañado a las parejas del mismo sexo que con valentía han buscado la garantía de sus derechos constitucionales a conformar una familia ante jueces y notarios. En virtud de esta labor, la organización orientó a las parejas del mismo sexo a formalizar y solemnizar su vínculo contractual. A pesar del caos que generó la malinterpretada sentencia C-577 de 2011 y la presión ejercida a jueces y notarios por parte de la Procuraduría General de la Nación, en Colombia se han celebrado cerca de 47 matrimonios entre parejas del mismo sexo. Sin embargo, al constatar que la protección y garantía de los derechos de las parejas del mismo sexo ha sido posible gracias a la intervención judicial, y no por intervención legislativa, no es claro si la Corte Constitucional se mantiene aún dentro de sus atribuciones constitucionales o, al contrario, se ha extralimitado en el ejercicio de sus funciones invadiendo un espacio reservado a la configuración legislativa para poder dar protección a un grupo social que ha sido históricamente marginado y discriminado, inclusive por el Derecho. I. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS HOMOSEXUALES Si bien todas las personas naturales tienen derechos fundamentales por el solo hecho de ser seres humanos, el ejercicio de los mismos se ha visto supeditado a los estándares socialmente reconocidos y aceptados por toda la colectividad, ignorando que hay muchas personas que pueden ser diferentes al statu quo, como sería el caso de las personas homosexuales, a quienes históricamente se les ha coartado el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales y se les ha negado el libre desarrollo de la personalidad. Pese a que el matrimonio igualitario es causa de innumerables polémicas en todo mundo, el siglo XXI, en este sentido, ha sido una época de verdaderos avances. Así, países como Holanda, Bélgica, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Francia, Reino Unido (salvo Irlanda del Norte), Luxemburgo, Estados Unidos, Finlandia, Eslovenia e Irlanda, aprueban el matrimonio igualitario. Por otro lado, aunque son aprobadas las uniones entre personas del mismo sexo en estos países, la situación no es igual en relación con la conformación de una familia, pues en algunos lugares permanece la negativa ante la adopción de niños por parte de matrimonios homosexuales. Tales grupos de población son minoritarios con respecto a la mayoría heterosexual. Se les considera minorías por su número, o porque se identifican como perteneciendo a alguna de dichas condiciones sexuales o identidades de género. Además, porque reclaman derechos en razón de que se encuentran en situación de discriminación y exclusión de ciertos derechos que gozan la mayoría de los habitantes de un país. A dichas minorías se les suele agrupar bajo las siglas LGTBI (Lesbianas, gais, transgéneros, transexuales, bisexual ese intersexuales). Al conjunto de personas no heterosexuales y heterosexuales es lo que en este artículo se la llama como diversidad sexual, este es un uso amplio, pero también, en sentido más restringido y en el ámbito político, a tal término se le identifica con los grupos sexuales minoritarios. L ¿Qué significa «adopción»? Se conoce como adopción a un acto jurídico en el cual se le otorga a una persona la custodia y derecho de otra, es decir la segunda estaría a cargo de la primera, que tendría que garantizarle educación, amor, salud, etc. Es decir, se le atribuye un parentesco como la paternidad. Casi el 40% de los jóvenes de entre 13 y 24 años que se identifican como LGBTQ+ han considerado seriamente el suicidio en el último año. Esta estadística me preocupa, no solamente como hombre homosexual de 40 años, sino como padre de dos hermosos niños quienes espero que nunca tengan que encontrarse ante tal nivel de desesperación. Como el mes del orgullo está a pleno en todo el mundo, debemos recordar que el sufrimiento LGBTQ+ está presente en todos lados, todos los días. Pero este sufrimiento no es exclusivo a las personas LGBTQ+. Sus hijos e hijas continúan siendo estigmatizados y recordados que estarían mucho mejor con una mamá y un papá comprometidos en una estructura de familia tradicional. Si bien la vida de las mujeres ha cambiado de forma significativa, lo cierto es que persisten profundas desigualdades entre ellas. Esto es especialmente cierto para América Latina y el Caribe en general, y México en particular, en donde las transformaciones familiares se encuentran muy estratificadas; es decir, que mujeres de diferentes grupos socioeconómicos, niveles educativos o ubicaciones geográficas habitan en mundos laborales y realidades familiares bien distantes (ONU Mujeres 2017; ONU Mujeres y El Colegio de México, 2019). Así, las ganancias educativas y profesionales han beneficiado más fuertemente a las mujeres de grupos socioeconómicos más adinerados (