Infografía de estilos de vida saludable GA8-230101507-AA2-EV01 APRENDIZ GABRIEL RICARDO PABON FERNANDEZ ALEIDA ISABEL TEJADA RAMIREZ SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE SENA TECNOLOGÍA EN DESARROLLO PUBLICITARIO FICHA 2675900 MODALIDAD VIRTUAL 2024 INFOGRAFIA ESTILOS DE VIDA SALUDABLE Para interpretar las necesidades energéticas diarias de una persona, se deben tener en cuenta varios elementos, tales como: Tasa metabólica basal (TMB) - La cantidad de energía que el cuerpo necesita en reposo para mantener funciones vitales como la respiración y la circulación sanguínea. Actividad física - El nivel de actividad física diaria de la persona influye en sus necesidades energéticas. Por ejemplo, una persona sedentaria necesitará menos energía que alguien que hace ejercicio regularmente. Tamaño y composición corporal - El peso, la altura, la edad y el porcentaje de grasa corporal de la persona son factores importantes a considerar. Metabolismo - Algunas personas tienen un metabolismo más rápido que otras, lo que puede influir en sus necesidades energéticas. Estado de salud Condiciones médicas como el embarazo, la lactancia, enfermedades crónicas o lesiones pueden afectar las necesidades energéticas de una persona Es importante consultar con un profesional de la salud, como un dietista o nutricionista, para determinar las necesidades energéticas específicas de cada persona en función de estos elementos. Objetivos personales - Si la persona está tratando de perder peso, ganar masa muscular o simplemente mantener su peso actual, sus necesidades energéticas serán diferentes. La cantidad de calorías que el cuerpo necesita diariamente varía de persona a persona y depende de los factores mencionados anteriormente, como la tasa metabólica basal, la actividad física, el tamaño y composición corporal, el metabolismo, el estado de salud y los objetivos personales. En promedio, se estima que un adulto necesita alrededor de 2000-2500 calorías al día, pero esto puede variar significativamente. Las calorías se obtienen a través de la ingesta de alimentos y bebidas que contienen carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua. Cada uno de estos nutrientes aporta una cierta cantidad de calorías por gramo: Carbohidratos: 4 calorías por gramo Proteínas: 4 calorías por gramo Grasa: 9 calorías por gramo Alcohol: 7 calorías por gramo Otros elementos como vitaminas y minerales no aportan energía directamente, pero son esenciales para el funcionamiento del cuerpo. La proporción ideal de estos nutrientes en la dieta puede depender de varios factores, incluyendo las necesidades energéticas individuales, los objetivos de salud, la edad, el sexo, el nivel de actividad física y las preferencias personales. Un nutricionista o dietista puede ayudar a determinar la distribución adecuada de carbohidratos, proteínas y grasas en la dieta de una persona en función de sus necesidades específicas. Un puesto de trabajo ergonómico y adecuado para la contextura corporal de una persona se diseñaría teniendo en cuenta varios aspectos para garantizar comodidad y salud a largo plazo. Algunas recomendaciones incluyen: 1. Silla ergonómica: Debe ser ajustable en altura para que los pies estén apoyados en el suelo, con un buen soporte lumbar y reposabrazos ajustables para mantener los brazos en ángulo recto. 2. Altura del escritorio: El escritorio debe estar a la altura adecuada para que los codos formen un ángulo de 90 grados al trabajar en el teclado, evitando tensiones en los hombros y brazos. 3. Monitor: La pantalla del ordenador debe estar a la altura de los ojos, a unos 50-70 cm de distancia, para mantener una postura neutral del cuello y evitar la fatiga visual. 4. Teclado y ratón: Deben estar alineados con los codos pegados al cuerpo, evitando estirar los brazos en exceso. Se puede utilizar un reposamuñecas para mayor comodidad. 5. Iluminación: Se debe evitar el deslumbramiento en la pantalla y mantener una iluminación adecuada en la zona de trabajo para prevenir la fatiga visual. Además de estos aspectos físicos, es importante tomar descansos regulares, mantener una buena postura, hacer ejercicios de estiramiento y mantener una hidratación adecuada para reducir la fatiga y prevenir lesiones. Adaptar el puesto de trabajo a la contextura corporal de la persona ayudará a mejorar su bienestar y rendimiento laboral Descanso adecuado: Dormir lo suficiente y mantener un horario regular de sueño es crucial para la salud física y mental. Manejo del estrés: Controlar el estrés a través de técnicas como la meditación, la respiración profunda o la práctica de la gratitud puede mejorar la salud en general. Además de la alimentación equilibrada y el ejercicio regular, hay otros factores que pueden influir en el logro de un estilo de vida saludable. Algunos de estos factores incluyen: Relaciones sociales: Mantener conexiones sociales saludables y significativas puede tener un impacto positivo en la salud y el bienestar. Evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol: Estos factores de riesgo pueden afectar negativamente la salud a largo plazo. Atención preventiva: Realizarse controles médicos regulares, vacunarse según las recomendaciones y seguir las pautas de salud pública pueden prevenir enfermedades y promover un estilo de vida saludable. Considerar estos factores junto con una alimentación balanceada y la actividad física puede contribuir a alcanzar y mantener un estilo de vida saludable.