Subido por Pablo Aparicio (PAR - Arqueo. Virtual)

La reconstrucción virtual de la iglesia mudéjar de San Miguel del Monte (Guadalajara, España)

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Virtual reconstruction of the mudejar church of
San Miguel del Monte (Guadalajara, Spain)
PABLO APARICIO RESCO*
Resumen: La arqueología virtual es una disciplina que en los últimos años está tomando entidad propia
y que permite construir ventanas a un pasado que, de un modo u otro, hemos perdido o conservamos
alterado por el paso del tiempo. A lo largo del presente artículo veremos cómo un trabajo de reconstrucción virtual ayuda a entender mejor cómo fue en el pasado un resto patrimonial del que sólo se
conserva una reducida parte: la iglesia de San Miguel del Monte de Guadalajara (España). Un intenso
trabajo de investigación histórico-artística, unido a un proceso de traducción gráfica de la apariencia de
este edificio religioso en distintos momentos históricos, nos ofrecerá la posibilidad comprender cómo
pudo ser esta iglesia mudéjar. La aplicación de distintas herramientas de representación gráfica garantiza
además un alto potencial divulgativo del trabajo realizado, dando lugar así a un puente entre patrimonio
y sociedad que resulta fundamental.
Palabras clave: mudéjar, reconstrucción, virtual, diseño 3D, patrimonio
Abstract: Virtual archaeology is a discipline that is taking its own identity in the last years and allows
building windows to a past that, somehow or other, have lost or preserve altered by the passage of time.
Throughout this article we will see how a virtual reconstruction work helps better to understand how this
cultural property was in the past of which only a small part is preserved: the church of San Miguel del
Monte de Guadalajara (Spain). Intensive work of art historical research, coupled with a graphic translation
process of the appearance of this religious building in different historical moments, will provide us the
possibility to understand how could this church be like. The application of different tools of graphic
representation also ensures a high divulgative potential of the work done, giving this way a bridge between
heritage and society which is essential.
Keywords: mudejar, reconstruction, virtual, 3D design, heritage
* PAR – Arqueología y Patrimonio Virtual -www.parpatrimonio.com-, correo-e: [email protected].
Recibido: 06/10/2016; Revisado: 30/11/2016; Aceptado: 05/12/2016l
Pablo Aparicio Resco
«La reconstrucción virtual de la iglesia mudéjar de San Miguel del Monte (Guadalajara, España)»
ISSN: 2174–8934
Debates de Arqueología Medieval, 6 (2016), pp. 183‐208
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ARTÍCULOS
LA RECONSTRUCCIÓN VIRTUAL DE LA
IGLESIA MUDÉJAR DE SAN MIGUEL DEL MONTE
(GUADALAJARA, ESPAÑA)
Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
1. Introducción
En 1877 se ordenó derribar la iglesia de San Miguel del Monte de Guadalajara, que había
permanecido en pie, con sucesivas reformas, desde la primera mitad del siglo XIII. Su estado
totalmente ruinoso amenazaba derrumbe y, pese a las insistencias de las administraciones del
Estado, que aconsejaban salvarla a cualquier precio, el Ayuntamiento decidió su derribo (AMGU
COD. 404586). Sólo se conservó hasta nuestros días la llamada Capilla de Luis de Lucena (cuyo
nombre correcto es Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles) que fue levantada a los pies de la
iglesia de San Miguel en torno al 1530-40.
El objetivo del presente artículo es presentar la reconstrucción virtual de las distintas fases
de la iglesia de San Miguel del Monte de Guadalajara, así como explicar el proceso técnico por
el que esta reconstrucción se ha llevado a cabo y dar cuenta de las fuentes históricas utilizadas
para este trabajo. Creemos que todo ejercicio de reconstrucción virtual debe ir acompañado de
un estudio científico-social que garantice el nivel de veracidad de cada uno de sus elementos y
que justifique el trabajo realizado, por esa razón, al final del trabajo que tienen entre sus manos
se explicará la escala de evidencia histórico-arqueológica de la reconstrucción virtual, que
aportará el rigor científico necesario al presente estudio.
2. Fuentes Históricas
Antes de comenzar a repasar las distintas fases de la iglesia y sus propuestas de reconstrucción, convendría hacer un pequeño apunte sobre las distintas fuentes que nos han servido de
base para los trabajos de reconstrucción llevados a cabo. Nos hemos basado, fundamentalmente,
en tres tipos de fuentes:
2.1. Fuentes escritas
El principal estudio histórico sobre la iglesia de San Miguel se debe a Pedro José Pradillo y
Estéban (PRADILLO: 1989). En él su autor nos presenta dos documentos inéditos hasta ese año
que resultan fundamentales para comprender la iglesia: las notas escritas por Don Miguel
Mayoral y Medina durante la segunda mitad del siglo XIX para redactar su «Historia de
Guadalajara», un libro que nunca llegó a ver la luz (AMGU COD. 401034); y el expediente
ejecutado en 1877 por el Ayuntamiento de Guadalajara y redactado por el arquitecto municipal,
Don Vicente García Ron, para la declaración de ruina de la iglesia (AMGU COD. 404586). Estos
dos documentos ayudan a que tengamos un mayor conocimiento de esta iglesia desaparecida.
El primero de ellos no es más que un conjunto de notas manuscritas muy inconexas y de
compleja lectura y comprensión debido a la difícil letra cursiva, pero aun así permite extraer
algunos datos interesantes del edificio; el segundo resulta más esclarecedor porque incluye un
repaso exhaustivo al penoso estado de conservación de la iglesia que lleva a cabo el arquitecto
municipal ante las continuas peticiones por parte de la administración del Estado para que se
impidiera el derribo. La primera noticia que conservamos sobre esta iglesia, sin embargo, la
encontramos en los manuscritos dedicados a Guadalajara por Francisco de Torres (DE TORRES:
1647, 456-458), donde se nos da cuenta de algunos datos de la misma, como que fue el lugar de
enterramiento de Alvar Fañez de Minaya, conquistador de Guadalajara, que Don Antonio de León
la rehabilitó en 1520 tras un periodo de ruina o que Don Luis de Lucena construyó una «rica y
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curiosa capilla» en ella –esta capilla es el único resto que se conserva en pie actualmente–.
Mientras que resulta indudable la segunda de las afirmaciones, la primera de ellas –referente al
enterramiento de Alvar Fañez de Minaya– debe ser tomada con reservas pues se trata de una
tradición sin base científica contrastable. Esta misma información es recogida y repetida por
Alonso Núñez de Castro (NÚÑEZ: 1653, 71-72). Más adelante tenemos noticia de esta iglesia por
parte de otros autores, ya de la segunda mitad del siglo XIX, como José María Escudero
(ESCUDERO: 1869, 47) que nos dice que los supuestos restos de Alvar Fáñez fueron trasladados a
Cardeña (Burgos), sin que sepamos determinar el momento preciso en el que tuvo lugar este
hecho y que, quizás, también puede enmarcarse dentro de una tradición sin base histórica real;
Juan Catalina García (GARCÍA: 1881, 182-183) nos precisa que San Miguel era una iglesia de
«estilo mudejar» y «originalísima por su carácter»; mientras que José María Quadrado
(QUADRADO: 1885-1886, 46) hace hincapié en la capilla de Luis de Lucena («la capilla titulada
de los Urbinas») y recuerda San Miguel como una parroquia «ya suprimida», quizás no porque
hubiera sido derribada sino porque había dejado de servir al culto. A lo largo del siglo XX solo
encontramos autores que recogen y repiten estas informaciones como Manuel Pérez Villamil
(PÉREZ VILLAMIL: 1914) o Francisco Layna Serrano (LAYNA: 1942). Los estudios durante la
segunda mitad del siglo XX y los inicios del siglo XXI se centraron, sobre todo, en la Capilla de
Luis de Lucena (HERRERA: 1975 y 1991; JIMÉNEZ: 2006; CAMPOS: 2011), con excepción del ya
citado trabajo de Pradillo (PRADILLO: 1989).
2.2. Fuentes gráficas
Los dibujos, láminas, grabados, mapas y planos antiguos han sido otra fuente de
fundamental importancia para poder establecer la morfología de la iglesia en sus diferentes
fases. Se han analizado las vistas de Guadalajara dibujadas por Anton Van der Wyngaerde en
1565 (MUÑOZ: 1992), por Pier María Baldi en 1668-69 (MAGALOTTI: 1669), por Juan Francisco
Leonardi en 1681 (IGN. Nº 0678) y por José Reinoso en algún momento de la segunda mitad del
siglo XIX (BNE CDU. 464.5) sin que haya sido posible localizar una iglesia que se corresponda
en localización y características con la de San Miguel del Monte. Sí han resultado muy
interesantes las láminas de Pérez de Villamil en 1842 (BNE SIGN. ER/1717 [26]) (Fig. 1), la
realizada por un artista anónimo hacia 1840 y que se encuentra en la colección privada de Pedro
José Pradillo y Esteban (Fig. 2) y la del Museo Lázaro Galdiano, también anónima y de fecha de
ejecución indeterminada (MLG Nº 9146) (Fig. 3) pero que puede situarse temporalmente junto
con las dos primeras, antes de 1843-44, momento en el que se derribaría el pórtico debido
a su estado totalmente ruinoso (PRADILLO: 1989, 220).
Después de esta fecha existen otras dos láminas que ya nos muestran la iglesia sin el
pórtico: la realizada por José Serra y Porson para el diario El Museo Universal en 1865 (SERRA:
1865) (Fig. 4) y la xilografía de Salcedo que apareció en 1877 en La Ilustración Española y
Americana, el mismo año en el que se mandó derruir la iglesia, por lo que podemos decir que
esta es, con casi total seguridad, la última imagen de la iglesia antes de su demolición (SALCEDO:
1877) (Fig. 5).
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Fig. 1. La iglesia de San Miguel del Monte de Guadalajara en 1842,
por Pérez de Villamil (BNE SIGN. ER/1717 [26]
Fig. 2. Lámina anónima llevada a cabo hacia 1840.
Colección privada de Pedro José Pradillo y Esteban
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Fig. 3. Lámina anónima de fecha de ejecución indeterminada, pero
que puede situarse hacia 1840. Museo Lázaro Galdiano MLG Nº 9146
Fig. 4. Lámina realizada por José Serra y Porson para el diario
El Museo Universal en 1865 (SERRA: 1865)
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Además de estos dibujos, han sido de gran utilidad una serie de planos topográficos de
Guadalajara que nos una permitido comprender el espacio que ocupaba San Miguel y su relación
con el entorno en sus distintas fases. Por desgracia, no se conserva ninguno anterior a 1850 lo
suficientemente detallado como para mostrarnos los detalles de la planta de la iglesia. El más
antiguo que conservamos es un croquis de la ciudad trazado en 1814 donde se puede localizar
el templo y, quizás, el llamado Arco de San Miguel, que daba nombre a la calle trasera de la
iglesia (AMGU COD. 136446) (Fig. 6); posteriormente resulta interesante el plano realizado en
1841 para diseñar el proyecto de alcantarillado y ensanche de la carretera real de Aragón –hoy
calle del Dr. Santiago Ramón y Cajal– (AMGU COD. 483219) (Fig. 7) y donde aparece la iglesia
referida como «Parroquia que fue de S. Miguel» porque en 1831 había dejado de ser parroquia
pese a existir el edificio –como almacén de grano– hasta 1877 (PRADILLO: 1989); el plano de
Guadalajara realizado por el Cuerpo de Ingenieros en 1849 (AMGU COD. 411302) nos muestra
ya la iglesia de San Miguel sin el pórtico y nos deja intuir su perímetro exterior, sin resultar
excesivamente detallado (Fig. 8); conservamos también el plano realizado por el teniente
coronel Francisco Coello hacia 1850 (IGN. Nº 0334) (Fig. 9), llevado a cabo para el Atlas de
España y sus Posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, en el que se recoge la planta de la
iglesia, también sin pórtico, se observa el callejón de San Miguel, que rodeaba la iglesia por su
flanco noroeste, y se intuye el arco de San Miguel que ya veíamos ya en el croquis de 1814 –
aunque parecen observarse dos estructuras distintas que cruzan la calle, coincidiendo una de
estas con la posición en la que, creemos, se encontraría el Arco de San Miguel–; en 1877,
mientras estaba siendo derruida la iglesia, se llevó a cabo un nuevo plano para detallar la
distribución de aguas en la ciudad en el que todavía se puede ver el perímetro aproximado del
edificio (AMGU COD. 434257); el 7 de abril de 1880 se sella un nuevo plano de detalle de esta
zona en el que ya encontramos el solar derribado con la única permanencia de la capilla de Luis
de Lucena (IGN POBL 191168) (Fig. 10). A partir de este momento las planimetrías recogerán
únicamente el solar y los edificios que lo ocuparon, como el garaje de Don Eugenio Diges
(AMGU COD. 144021), así como la planta aproximada de la mencionada capilla, único resto en
pie de la iglesia desde 1877.
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 5. Xilografía llevada a cabo por Salcedo que apareció en 1877 en
La Ilustración Española y Americana. Es muy probable que
sea la última imagen que conservamos de la iglesia (SALCEDO: 1877)
Fig. 6. Croquis de la ciudad de Guadalajara en 1814 (AMGU COD. 136446).
Se observa, en el número 2, la iglesia de San Miguel del Monte
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Fig. 7. Plano realizado en 1841 para diseñar el proyecto de alcantarillado y ensanche de la
carretera real de Aragón –hoy calle del Dr. Santiago Ramón y Cajal– (AMGU COD. 483219).
En amarillo se observan las dimensiones de la iglesia de San Miguel previas a su derrumbe
Fig. 8. Plano de Guadalajara realizado por el Cuerpo de Ingenieros en 1849
(AMGU COD. 411302). La iglesia de San Miguel aparece señalada con el número 18
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Fig. 9. Detalle del plano de Guadalajara realizado por D. Francisco Coello
para una obra de Pascual Madoz hacia 1850. (IGN Nº. 0334)
Fig. 10. Detalle del plano de Guadalajara llevado a cabo en abril de 1880. En el
centro, el solar que ocupó la iglesia de San Miguel, ya derribada (IGN POBL. 191168)
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2.3. Fuentes arqueológicas
Las fuentes arqueológicas con las que contamos para conocer la iglesia de San Miguel son
mínimas, puesto que nunca se ha podido llevar a cabo una excavación arqueológica en el espacio
que ocupó dicha iglesia. Con total seguridad gran parte de los restos de la misma han sido ya
destruidos por el ensanche de la actual calle Dr. Santiago Ramón y Cajal y por las sucesivas
construcciones de edificios modernos en el espacio que dejó la iglesia. Conservamos, eso sí, la
capilla de Luis de Lucena –gracias a que en 1914 fue declarada Monumento Nacional y pudo ser
protegida con la subvención de nueve mil pesetas que conllevaba este reconocimiento
(PRADILLO: 1989, 214)– y hemos llevado a cabo un levantamiento fotogramétrico de la misma,
lo que nos permite disponer del modelo 3D y nos servirá de referencia a la hora de llevar a cabo
las planimetrías y la reconstrucción de la segunda fase de la iglesia.
3. Reconstrucción virtual
Antes de comenzar con el análisis de las distintas fases de la iglesia, debemos indicar que
éste no es el primer trabajo de reconstrucción virtual de una de las iglesias mudéjares de
Guadalajara. Contamos con el interesante precedente de la iglesia de Santo Tomé, cuya
reconstrucción virtual fue presentada en 2010 (TRALLERO ET ALII: 2010), y donde ya se nos
muestra el potencial de las herramientas de la Arqueología Virtual para repensar y divulgar
nuestro patrimonio perdido. Además, también se han llevado a cabo propuestas reconstructivas
de otros monumentos e iglesias de forma más tradicional, mediante plantas, alzados y
perspectivas axonométricas –como, por ejemplo, de la Iglesia de San Gil (TRALLERO: 2015) o de
la propia iglesia de San Miguel (PRADILLO: 1989)–. El presente trabajo busca dar un paso más en
este camino con la realización de la reconstrucción de la iglesia de San Miguel del Monte en
varios momentos de su historia, siempre sobre una potente base histórica que justifique el trabajo
realizado. Además, pretendemos que con ello se profundice en la divulgación de nuestro
patrimonio y que éste resulte más interesante y atractivo para todos aquellos que dudan en
acercarse a conocer Guadalajara.
3.1. Fase 0
Los primeros historiadores que mencionan la iglesia de San Miguel hacen referencia a su
existencia durante la dominación musulmana como un templo dependiente de Santo Tomé
(actual iglesia de Nuestra Señora de La Antigua), así como a su apelativo «del Monte» por llegar
las faldas de éste hasta sus puertas (TORRES: 1647, 456; NUÑEZ: 1653, 71-72; ESCUDERO: 1869,
47). Para Pedro José Pradillo se trataría de una pequeña ermita levantada por los fieles mozárabes
que se situaba extramuros –fuera de la muralla islámica de la ciudad– en un desnivel en la ladera
de la colina sobre la que se asentaba Wad-al-Hayara –Guadalajara– y que estaría relacionada con
el culto al Arcángel San Miguel (PRADILLO: 1989, 206). Esta teoría, sin embargo, ha sido rebatida
por Miguel Ángel Cuadrado Prieto y por María Luz Crespo Cano, que recientemente han indicado
que es probable que se tratara de una antigua mezquita –debido a la orientación de su cabecera
hacia el NE y el muro de la epístola hacia el SE, lo que podría implicar su adaptación al solar de
un templo musulmán, así como a la dudosa existencia de una comunidad mozárabe en una
ciudad fronteriza tan convulsa–, y que quizás el primitivo edificio no se hallara extramuros sino
simplemente rodeado de zonas no edificadas ya que los últimos estudios apuntan a que las
medinas andalusíes incorporaban grandes espacios abiertos y vacíos en el interior de sus
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murallas, en previsión de un futuro crecimiento urbano (para esta interesante hipótesis, consultar
CUADRADO y CRESPO: 2014, 359-360).
La nula documentación que tenemos sobre esta primera fase inicial nos hace imposible su
reconstrucción con visos de realidad, aunque se podría llevar a cabo alguna aproximación
hipotética que nos permitiera, al menos, observar la diferencia entre este periodo primitivo –ya
fuera una pequeña ermita mozárabe o, con mayor probabilidad, una sencilla mezquita– y la
iglesia parroquial de estilo mudéjar que se levantó después sobre sus restos.
3.2. Fase I (siglos XII-XIII)
La reconquista de Guadalajara, tradicionalmente atribuida al caballero Alvar Fañez de
Minaya, se consumó en 1085 –como la del resto de la Taifa Toledana– y dio lugar a un periodo
de paulatino crecimiento de la población cristiana y de la importancia de las iglesias y parroquias
de la ciudad que se intensificó durante el reinado de Fernando III con el fuero que éste otorgó a
la ciudad en 1219 (TRALLERO: 2015, 114; ORTIZ: 1996). Guadalajara se organizó en torno a diez
parroquias (San Andrés, San Julián, Santo Tomé, San Esteban, San Miguel, Santa María, San
Ginés, San Gil, San Nicolás y Santiago) que funcionaban además como centros municipales de
recaudación fiscal y de encuadramiento militar (TRALLERO: 2015, 114).
La mayoría de las iglesias parroquiales y otros edificios de la Guadalajara medieval cristiana
se levantaron siguiendo la tradición constructiva y artística de raigambre islámica, esto es, dentro
del denominado «estilo mudéjar». La ciudad tenía importantes talleres de origen anterior a la
conquista cristiana cuya habilidad y pericia fue aprovechada por los nuevos señores y por la
Iglesia para llevar a cabo las nuevas construcciones. En la actualidad conservamos pocos restos
de este pasado mudéjar: la concatedral de Santa María, muy transformada; la iglesia conventual
de Santa Clara –actual parroquia de Santiago– en estilo gótico-mudéjar; los restos de la cabecera
y parte de la capilla de los Orozco de la iglesia de San Gil; parte de la cabecera de la antigua
Santo Tomé –hoy iglesia de Nuestra Señora de la Antigua–; y, finalmente, la capilla de Luis de
Lucena, dentro de un estilo mudéjar tardío, que formó parte de la Iglesia de San Miguel del
Monte que aquí nos ocupa, la cual, según Juan Catalina García (GARCÍA: 1881, 182) también
sería ejemplo de un curioso estilo mudéjar. El mudéjar de Guadalajara tendrá fuertes influencias
de Toledo –no hay que olvidar que formaba parte de su arzobispado (BORRÁS: 1990, 170 y ss.)–
pero también mostrará sus peculiaridades debido a su proximidad con Aragón y Castilla y León.
(Para conocer más sobre el mudéjar en Guadalajara y el arzobispado de Toledo: BORRÁS: 1990
y 2000; DELGADO: 1991; LAVADO: 1990; MONTOYA: 1973; PAVÓN: 1981 y 1984; PÉREZ: 1987;
SÁNCHEZ: 1985; TORRES: 1949; TRALLERO: 2015; VALDÉS: 1999 y 2010).
En un momento indeterminado, que podemos presuponer entre finales del siglo XII y la
primera mitad del siglo XIII –dado que, en 1259, San Miguel ya estaba perfectamente organizada
y financiada, tal y como demuestra Pradillo (PRADILLO: 1989, 207)– se levantó de nueva planta
la iglesia de San Miguel del Monte (Figs. 11 y 12). Sería un edificio de mayores dimensiones
que el templo primitivo, quizás una mezquita, sobre el que, probablemente, se asentó,
levantando su cabecera dos metros por encima del nivel de la calle, dejando debajo un espacio
habitable que sería expropiado en 1877 (PRADILLO: 1989, 207). Estaríamos ante un templo de
estilo mudéjar (GARCÍA: 1881, 182) de tres naves –tal y como queda recogido en las notas de
Mayoral y Medina (AMGU COD. 401034) y en el informe de ruina para su derribo (AMGU COD.
404586)– cuya cabecera se levantaría unos dos metros sobre el nivel de la calle, dada la
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pendiente de la colina en la que se asentaría (PRADILLO: 1989, 207). Para nivelar el plano de la
iglesia probablemente se aprovecharon los restos del edificio primitivo anterior, que se
encontrarían bajo la cabecera de la nueva construcción. En base a los paralelos conservados en
la propia ciudad, como la iglesia de San Gil, la de Santo Tomé o la de San Estéban (TRALLERO:
2010 y 2015; IGN POBL 191168) y a la información histórica, topográfica y gráfica que
conservamos sobre la iglesia, podemos presuponer que la construcción original se planteó como
una iglesia de tres naves separadas por tres arcos apuntados de influencia islámica –como puede
verse, por ejemplo, en la iglesia de Santiago del Arrabal de Toledo– y con un único ábside
semicircular en la cabecera, decorado al exterior con arquillos ciegos. A diferencia de lo
planteado por Pedro José Pradillo (PRADILLO: 1989) la iglesia sería algo más pequeña –el cálculo
de sus dimensiones se ha hecho a partir de los planos de la capilla de Luis de Lucena (JIMÉNEZ:
2006), de los históricos de 1880 disponibles en la web del IGN (IGN. POBL 191168) y del trazado
para el ensanche y de la carretera real de Aragón en 1841 (AMGU COD. 483219)–. Si a esto le
unimos el análisis de las diferentes láminas conservadas, en especial la del Museo Lázaro
Galdiano (ca. 1840; MLG Nº 9146) en la que se puede observar ciertos detalles del sistema de
cubiertas, deduciremos que, también al contrario de lo planteado por Pradillo, la iglesia carecía
de transepto. Un pórtico de estilo románico, planteado quizás ya con la construcción original,
rodearía los frentes sur y occidental de la iglesia –el pórtico de la zona sur se conserva tras la
construcción de la capilla de Luis de Lucena (BNE SIGN. ER/1717 [26]; MLG Nº 9146) mientras
que el de la zona occidental debió ser derruido. Su existencia previa, sin embargo, parece clara
ya que permitiría resguardar la puerta occidental y ser lugar de encuentro frente a la plaza de
San Miguel–. Además, es de suponer que existiera una torre campanario de la que tampoco nos
ha llegado noticia y que hemos decidido situar en el mismo sitio en el que se puede observar en
las láminas, aunque la que vemos en ellas ya responde a un estilo renacentista, pero no deja de
ser probable que se aprovechara el emplazamiento de la torre original –por otra parte, esa zona
es bastante propicia para la colocación de la torre por su visibilidad–.
Fig. 11. Reconstrucción virtual de la iglesia de San Miguel
del Monte de Guadalajara. Fase I. siglos XII–XIII. Lámina I
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Fig. 12. Reconstrucción virtual de la iglesia de San Miguel
del Monte de Guadalajara. Fase I. siglos XII–XIII. Lámina II
Con posterioridad a este estado inicial de la Fase I probablemente se levantaran varias
capillas al costado del ábside central, como la erigida por Gonzalo de León e Isabel de Medina
en 1478 (TORRES: 1647; NUÑEZ: 1653, 71-72), en el lado de la Epístola, o la capilla del Crucifijo,
en el lado del Evangelio. Estos añadidos, sin embargo, no han sido reflejados en la
reconstrucción virtual de esta fase.
3.3. Fase II (siglo XVI)
El 21 de junio de 1520, el Papa León X concede a Antonio de León el derecho a reedificar
la iglesia mediante bula papal (AMGU COD. 401034) (Figs.13 y 14). Realmente, tal y como ha
puntualizado Pradillo (PRADILLO: 1989, 208) lo que se llevó a cabo no fue la completa
reedificación de la iglesia sino la construcción de varias capillas y la reparación de ciertas partes
de la estructura que se encontraban en clara ruina, especialmente la nave mayor y la cabecera.
Desde entonces, la iglesia restituye su actividad de culto –antes sólo se abría para tal fin una vez
al año– y comienza a recibir beneficios, rentas y capellanías que cimentan el impulso del
edificio. Torres dejó escrito, en el siglo XVII, que la iglesia se volvió a consagrar y se
blanquearon sus paredes con yeso (TORRES: 1647, 456) y las notas de Mayoral (AMGU COD.
401034) nos explican que la bula de León X otorgaba la autorización para levantar dos capillas
de crucería junto al altar mayor y la sacristía, levantando de nueva planta la cabecera de la capilla
mayor, por haberse hundido, y la torre a los pies de la iglesia. Además, se nos explica cómo se
restauró el suelo de sus naves, que se encontraba en penoso estado, así como la capilla del
Crucifijo (la del lado del Evangelio) y se construyó una nueva sacristía.
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Sobre la capilla del Crucifijo, además, se construyó un pasadizo apoyado en un arco que unía
la iglesia con la casa de Enrique de Mendoza y Aragón y que permitía así a este hidalgo asistir a
misa desde su propia vivienda. Este arco fue levantado en 1563, cuando Enrique de Mendoza
consiguió licencia para ello, y dio nombre a la calle, que se conocería como calle del Arco de San
Miguel –hoy calle Dr. Santiago Ramón y Cajal– (LAYNA: 1942, tomo 4, apéndices, 308-309).
En 1578, además, se permitió la apertura de tiendas en los bajos de la iglesia, en esa
especie de semisótano que quedó bajo la cabecera de San Miguel tras la construcción del
templo del siglo XII y que levantaba la iglesia dos metros sobre el nivel de la calle para salvar
el desnivel de la colina (PRADILLO: 1999, 47).
Uno de los cambios más significativos, sin embargo, fue la construcción de la conocida
como Capilla de Luis de Lucena, en 1540. Su nombre original, sin embargo, es Capilla de Nuestra
Señora de los Ángeles y se trata de un edificio renacentista de tradición mudéjar mandado
levantar por el doctor Don Luis de Lucena (Guadalajara 1491 – Roma 1552) (HERRERA: 1991;
CAMPOS: 2011). Es una capilla muy interesante –incluía, incluso, en su parte superior la primera
biblioteca pública de la ciudad– que ha sido estudiada en profundidad por Herrera Casado
(HERRERA: 1975 y 1991) y Jiménez Cuenca (JIMÉNEZ: 2006), así como por otros autores más
lejanos en el tiempo (PÉREZ: 1914; SERRA: 1865). Esta capilla, único resto actualmente en pie de
la iglesia de San Miguel, se levantó a los pies de la iglesia, sustituyendo parte del pórtico
preexistente y adoptando forma de «L».
Fig. 13. Reconstrucción virtual de la iglesia de San Miguel
del Monte de Guadalajara. Fase II. siglo XVI. Lámina I
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 14. Reconstrucción virtual de la iglesia de San Miguel
del Monte de Guadalajara. Fase II. siglo XVI. Lámina II
4. Aspectos técnicos y artísticos de la reconstrucción virtual
Toda reconstrucción virtual pivota en el espacio que reside entre la investigación histórica
del pasado, el uso de técnicas propias de la informática gráfica, y las búsquedas artísticas y
estéticas de su autor. Si uno de estos pilares falla, la reconstrucción virtual resultará incompleta:
si carecemos de investigación histórica hablaremos de fantasía, no de ciencia; si evitamos la
aplicación de técnicas de la informática gráfica, ya no hablaremos de reconstrucción virtual sino
de ilustración histórica tradicional; y si dejamos de atender al aspecto artístico y estético nuestro
trabajo resultará ajeno al espectador, poco empático y, a la larga, casi inútil en su cometido de
transmitir convenientemente la información.
El inicio de toda reconstrucción virtual puede ser, sin embargo, más prosaico, y tiene lugar
entre los planos históricos del edificio, llevando a cabo cálculos, análisis e hipótesis gráficas
para el diseño de su posible planta y alzado (Figs. 15 y 16). En el caso de la iglesia de San
Miguel del Monte, gracias a las planimetrías antiguas de la ciudad referidas en el apartado 2.3
del presente artículo y a los estudios en torno a la capilla que se conserva en la actualidad, fue
posible llevar a cabo un análisis de las dimensiones aproximadas de la iglesia que, como hemos
dicho más arriba, corrigen en cierto modo la hipótesis de Pradillo (PRADILLO: 1989), que
consideraba que sería más grande, disponiendo de un tramo más de arcos en las naves. Nuestro
estudio plantea la posibilidad de que existieran únicamente tres arcos entre la nave central y las
laterales y que la iglesia no tuviera crucero, algo que se ajusta mejor al espacio que pudo ocupar
el edificio y al hecho de que las distintas láminas analizadas no muestren indicios de la
presencia de crucero.
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 15. Planta y alzado de la Fase I de la iglesia de San Miguel del Monte
Después de realizar la planimetría que nos serviría para llevar a cabo el levantamiento 3D de
la iglesia, se hizo necesario decidir qué partes se iban a representar en las imágenes finales para
así centrar el detalle del diseño en aquellas zonas visibles, economizando el trabajo. Se pensó, de
este modo, en realizar únicamente vistas del exterior del edificio, dejando el interior para una
fase posterior de desarrollo. Además, el trabajo que aquí se presenta se planteó desde su inicio el
objetivo de mostrar el aspecto de la iglesia de San Miguel del Monte en dos de sus fases
constructivas (siglos XII–XIII y siglo XVI) utilizando un estilo inspirado las láminas y grabados
antiguos similares a los que, precisamente, sirven también de fuente para la realización de la
reconstrucción. Esto impulsó también la elección de dos puntos de vista diferentes para los
renderizados finales: uno en el que el espectador se situaría al este de la iglesia, que se
corresponde con las láminas de las Figs. 11 y 13, y que se basa en la litografía de Pérez de Villamil
(BNE SIGN. ER/1717 [26]) (Fig. 1); y otro en el que se observa la iglesia desde el sur (Figs. 12 y
14), basado en una lámina anónima del Museo Lázaro Galdiano (MLG Nº 9146) (Fig. 3).
Con la planimetría diseñada y elegidos los puntos de vista de las imágenes finales, se
llevaron a cabo las primeras pruebas de volumen que nos permitirían afinar las dimensiones del
alzado y comprobar la veracidad de nuestra hipótesis virtual (Figs. 17 y 18).
El proceso de diseño continúa con el modelado 3D detallado (Fig. 19) y el texturizado básico
(Fig. 20) de las reconstruccioes virtuales a realizar, en este caso de las dos fases constructivas
de la iglesia. Para ello se utiliza el software de diseño 3D Blender, y de este modo obtenemos
los renderizados que serán la base para la realización de las láminas finales (Figs. 11 a 14). Éstas
se llevan a cabo mediante un proceso de «matte painting», que puede entenderse como una
suerte composición de imágenes o collage, y dibujo digital en Photoshop.
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Fig. 16. Planta en la que se muestra, en rojo, la Capilla de Luis de Lucena y,
en morado, las modificaciones realizadas durante la reforma del siglo XVI
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 17. Análisis del volumen de la iglesia desde el punto de vista de la
lámina realizada por Pérez de Villamil (BNE SIGN. ER/1717 [26])
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 18. Análisis del volumen de la iglesia desde el punto de vista
de la lámina del Museo Lázaro Galdiano (MLG Nº 9146)
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 19. Proceso de reconstrucción virtual de la Fase I de
la iglesia de San Miguel del Monte. Fase de modelado 3D
Fig. 20. Proceso de reconstrucción virtual de la Fase II de
la iglesia de San Miguel del Monte. Fase de texturizado
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
5. La escala de evidencia histórico-arqueológica
Como se ha demostrado más arriba, este trabajo ha sido llevado a cabo tras una amplia
investigación histórico-artística que también debe quedar reflejada mediante el uso de la escala
de evidencia histórico-arqueológica para reconstrucciones virtuales (APARICIO y FIGUEIREDO:
2014). Gracias a esta herramienta se pueden observar, con un solo vistazo, aquellas partes de la
reconstrucción que tienen evidencias histórico-arqueológicas (o histórico-artísticas) más fuertes,
y que aparecerán en tonos más cálidos, y aquellas zonas para las que existe menor evidencia, y
que serán mostradas en tonos más fríos (Ver Fig. 24 al final del presente artículo).
En el caso de la fase mudéjar (Fase I) (Fig. 21), hemos dado al pórtico un nivel 6 de
evidencia (color verde) porque se basa en referencias gráficas pormenorizadas (como la lámina
de Villamil), mientras que a los tejados y cubiertas del cuerpo les hemos dado un nivel 5 por
entender que su representación en las láminas antiguas es menos precisa y más orientativa. El
resto de la construcción (torre, cabecera, sacristía…), se reconstruye con un nivel 2 de evidencia
histórico-artística ya que está basado principalmente en paralelos dentro del estilo mudéjar, tanto
de la propia ciudad de Guadalajara como del ámbito toledano.
En cuanto a la fase renacentista (Fase II) (Fig. 22), conservamos en pie la Capilla de Luis de
Lucena, por lo que le hemos dado un nivel 10 de evidencia (color rojo). El resto de la iglesia se
ha representado en tono verde, nivel 6 de evidencia, pues conservamos fuertes evidencias gráficas
de la iglesia en forma de dibujos y láminas. La cabecera se representa en tono azul oscuro (nivel
2), pues el hecho de que la cabecera fuera plana es una hipótesis para la que no existen fuertes
evidencias pero que, quizás, es la hipótesis más probable. El Arco de San Miguel, sin embargo,
ha sido reconstruido en nivel 4 (azul celeste) porque tenemos evidencias gráficas y textuales
sencillas que nos permiten conocer que existía ese arco y cuál era su posición en la iglesia.
Fig. 21. Escala de evidencia histórico-arqueológica de la reconstrucción
virtual de la Fase I de la Iglesia de San Miguel del Monte
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 22. Escala de evidencia histórico-arqueológica de la reconstrucción
virtual de la Fase II de la Iglesia de San Miguel del Monte
6. Conclusiones
El estudio histórico-artístico de la iglesia mudéjar de San Miguel del Monte y su recons-
trucción virtual nos han permitido replantear las dimensiones del edificio y acercarnos a una
hipótesis plausible de la apariencia exterior del edificio en dos de sus fases, pudiendo observar
este fragmento del patrimonio perdido de Guadalajara como nunca antes se había hecho. Este
trabajo pretende poner de relieve, además, la importancia de la arqueología virtual como
disciplina y las reconstrucciones virtuales como herramienta no solo de divulgación sino
también de investigación, cuyo carácter científico queda recalcado por el uso de la escala de
evidencia histórico-arqueológica, que permite mostrar con sinceridad el nivel de evidencia de
cada una de las partes de la reconstrucción.
Es necesario terminar este texto con una reflexión sobre el patrimonio de nuestras ciudades,
y, en concreto, de la ciudad de Guadalajara, y la necesidad de abandonar la vorágine destructora
que ha protagonizado su historia y que nos ha hecho perder un patrimonio riquísimo que hoy
ya solo podemos recuperar de forma virtual. Puede resultar ilustrativo observar la siguiente
imagen (Fig. 23), en la que se compara la iglesia de San Miguel tan cual sería en el siglo XVI y
su estado actual, para entender el nivel de pérdida al que han sido sometidas nuestras ciudades
y, quizás, reflexionar sobre si una mayor sensibilización por nuestra historia y nuestro
patrimonio podría ayudar, a partir de ahora, a conservar aquello que todavía, por suerte,
tenemos. Queda mucho camino por delante, pero la arqueología virtual se puede desvelar
también como una herramienta con gran potencial para luchar no solo por la recuperación
digital de nuestro patrimonio sino también por la conservación de los restos del pasado que aún
forman parte de nuestros pueblos y ciudades.
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Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Pablo Aparicio Resco, «La reconstrucción virtual…», pp. 183‐208
Fig. 23. Comparativa entre la iglesia de San Miguel del Monte
en el siglo XVI y su estado en la actualidad
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Fig. 24. Escala de evidencia histórico-arqueológica para reconstrucciones virtuales
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− POBL. 191168. Plano de detalle de Guadalajara. 1880
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208
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2. En caso de elegir las notas a pie de página, el sistema de citación deberá ser el
siguiente (con los apellidos del autor o autores siempre en versalita):
a) Libros: GUICHARD, Pierre (1976): Al-Andalus. Estructura antropológica de una
sociedad islámica en occidente, Barcelona, p. 34. En el caso de que fueran más de
un autor irá de la siguiente forma: BARCELÓ, Miquel, KIRCHNER, Helena y NAVARRO,
Carmen (1996): El agua que no duerme. Fundamentos de la arqueología
hidráulica andalusí, Granada, pp. 34-56.
Debates de Arqueología Medieval 6 (2016), Consejo Editorial de la Revista DAM «Normas de edición», pp. 267‐270
b) Artículos científicos de revistas: TABACZYNSKI, Stanislaw (2006): «Archaeologyanthropology-history. Unconscious foundations and conscious expresions of
social life», Archaeologia Polona, 44, pp. 15-40.
c) Capítulos de libros y actas de congresos: BAZZANA, André (2009): «Castillos y
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castillo medieval en tiempos de Alfonso X el Sabio, Murcia, pp. 9-40.
d) Fuentes electrónicas: CIRELLI, Enrico y MUNZI, Maximiliano (2010):
«Villaggi fortificati nel territorio di Leptis Magna tra VIII e X secolo» en
http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/123/ (12/2/2010), siendo la fecha
indicada entre paréntesis la fecha de consulta del mismo. En caso de que la fecha
de publicación no constase, se indicará entre paréntesis tras el nombre de los
autores: (s.f.), es decir, sin fecha.
3. En el caso de que se haya optado por el sistema «americano», la citación dentro del
texto se hará entre paréntesis, con el primer apellido del autor o autores en versalita a
un punto menos de tamaño, es decir, a 10. Tras el apellido irán dos puntos, el año de
edición del título en cuestión y después de una coma la página citada, de acuerdo con
el siguiente ejemplo: (GUICHARD: 1976, 34). Se incluirán hasta un máximo de tres
autores (BARCELÓ, KIRCHNER y NAVARRO: 1996, 34). En el caso de que hubiera más se
pondrá solo el nombre del primero de ellos seguidos de «et alii»: (BARCELÓ et alii:
1988). Con esta opción, al final del texto se incluirá la bibliografía completa de
acuerdo a las normas de edición expuestas anteriormente en la opción de notas al pie.
4. Para las citas textuales dentro del artículo se seguirá el siguiente sistema: si son menos
de tres líneas irán incorporadas en el párrafo, como se muestra en el ejemplo siguiente:
Dicha torre, que muestran en fotografías antiguas, «ocupa el centro del conjunto,
configurando el núcleo principal» (TORRES ABARCA y ZURITA POVEDANO: 2003, 235) y
a raíz de ella se organizarían el resto de edificaciones
Si son más de tres líneas se escribirían en párrafo aparte y tamaño 10:
a) (...) la aparición de la noción «cultura material» que, como señalan MANNONI y
GIANNICHEDA (2004, 7) tiene su origen en la confluencia, al menos, de dos grandes
corrientes independientes: por un lado, el coleccionismo y el estudio histórico de las obras
de arte de las civilizaciones antiguas del Mediterráneo; por otro, el análisis, de inspiración
naturalista y evolucionista, de las manufacturas y los restos físicos de los hombres
prehistóricos es por ello que aparece impregnada de un debate ideológico y social (...)
5. Documentación gráfica
1. Toda la documentación gráfica se considera figura, independientemente de que sea
fotografía, mapa, plano, tabla o cuadro. Irán ordenadas y numeradas de acuerdo a su
cita en el texto, identificándolas con las siglas Fig. X, siendo X el número
correspondiente. Así se citarán tanto en el propio texto como en las notas y en el pie
de figura correspondiente.
2. Se debe indicar el lugar ideal donde se desea que se incluya. En caso de que no se
especifique se incluirá al final del documento.
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3. Deberán ser imágenes de calidad suficiente, de modo que su reducción no impida
identificar correctamente las leyendas o detalles el dibujo. El mínimo de estas figuras
será, por tanto, de 300 ppp.
4. En todos los casos deberán ser enviadas en formato .jpg o .tiff, preferentemente de
manera independiente para que el archivo de texto no sea demasiado grande.
5. Junto a las imágenes debe enviarse un documento con el texto que se quiere incluir
como pie de figura, texto que debe ir precedido por la identificación de la imagen
(Fig. X). También podrá incluirse dentro del mismo texto en el lugar indicado como
preferente para colocar la figura.
6. Otras cuestiones
1. La publicación de artículos en la revista «Debates de Arqueología Medieval» no da
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2. Los autores recibirán gratuitamente un ejemplar digital en formato pdf del volumen
en el que hayan intervenido.
3. El sumario de la revista será traducido al inglés.
4. En la portada de cada artículo se harán constar las fechas de recepción, revisión y
aceptación del mismo.
En el caso de que el texto enviado no fuese seleccionado para su publicación, enviado
corregido a tiempo o el autor o autores decidiesen retirarlo, el Consejo Editorial procederá a la
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