Plan Nacional de Prevención de la Corrupción Presentación Por Decreto Ejecutivo del 4 de marzo de 1997, fue creada la Comisión Anticorrupción, con la misión de canalizar “la participación de la sociedad civil en los procesos de denuncia, investigación y vigilancia contra la corrupción.” Posteriormente, la Asamblea Nacional Constituyente de 1998, instituyó en la Carta Política la Comisión de Control Cívico de la Corrupción con la atribución de – en representación de la ciudadanía – “promover la eliminación de la corrupción; receptar denuncias sobre hechos presuntamente ilícitos cometidos en las instituciones del Estado, para investigarlos y solicitar su juzgamiento y sanción.” La Ley de la Comisión establece, por su parte su obligación de formular un Plan Nacional de Prevención, que debe ser puesto a consideración de las más altas autoridades del Estado, así como de la ciudadanía. La Comisión de Control Cívico de la Corrupción tiene por misión trabajar en el saneamiento moral del Ecuador en dos grandes ámbitos: por un lado, la investigación de aquellos actos donde se presume la existencia de procesos que afectan ilícitamente a los recursos del Estado con el fin de que se sancione a los culpables y, por otro, las diferentes acciones destinadas a prevenir y evitar el cometimiento de actos de corrupción. Es este campo, el del rescate de los principios y valores ciudadanos que permitan una sociedad más honesta y digna de las actuales y futuras generaciones, el que merece un gran esfuerzo mancomunado de todos los estamentos e instituciones. Sin el aporte del ciudadano común, de las autoridades y de las diversas organizaciones sociales, nuestro esfuerzo será limitado. Con la resuelta colaboración de todos, en cambio, la Patria toda podrá enrumbar su destino por caminos de respeto, solidaridad y justicia. En esta virtud, la Comisión de Control Cívico de la Corrupción, en cumplimiento de su obligación legal, tiene el alto honor de presentar ante el país el Plan Nacional de Prevención de la Corrupción, cuyo contenido involucra a toda la sociedad y busca su compromiso decidido y firme en la consecución de las metas establecidas. La Comisión invita a cuantos quieran aunar esfuerzos para construir 1 un Ecuador ordenado, serio y digno a enriquecer este Plan con sus iniciativas y propuestas. 2 Introducción La Comisión Anticorrupción inició sus labores el 4 de marzo de 1997, con la facultad exclusiva de investigar los actos de corrupción cometidos, sobre todo, durante el gobierno precedente del abogado Abdalá Bucaram Ortiz, para lo cual el Ejecutivo y el Congreso solicitaron la participación de ocho comisionados representativos de varios sectores de la sociedad civil. La creación de la Comisión Anticorrupción respondió a un clamor de la sociedad civil de luchar contra la corrupción con la participación de la ciudadanía y mediante un organismo de control que demuestre agilidad e independencia. El 31 de julio del mismo año, el presidente Alarcón emitió el Decreto 506 mediante el cual se ampliaron las facultades de la Comisión, es decir, no solo investigar sino también prevenir la corrupción. Como respaldo a la labor que la Comisión cumplió desde su inició, se la reconoció como un órgano de control público en la nueva Constitución Política del Ecuador, vigente desde el 10 de agosto de 1998, con el nombre de Comisión de Control Cívico de la Corrupción. La institución actualmente se rige por su Ley Orgánica, promulgada el 12 de agosto de 1999. En estos cuerpos legales se establece que la Comisión de Control Cívico de la Corrupción es una entidad jurídica de derecho público, con autonomía e independencia económica, política y administrativa, y que actuará en representación de la sociedad civil. En septiembre de 1998, el ex – presidente Jamil Mahuad, acogiéndose en una transitoria de la Constitución vigente, designó, mediante Decreto Ejecutivo, una nueva Comisión integrada por siete comisionados, representantes de varios sectores de la sociedad civil, quienes cumplieron una importante función de investigación y prevención de actos de corrupción y sobre todo impulsaron la discusión en el Congreso de la Ley Orgánica de la Comisión. Se retiraron de la Comisión, cumpliendo su patriótica función y luego de posesionar a los actuales Comisionados en febrero de este año. En la actualidad, la Comisión está integrada por representantes de siete sectores de la sociedad civil, designados a través de Colegios Electorales convocados al efecto por el Tribunal Supremo Electoral: Dr. Reynaldo Valarezo, por las Universidades y Escuelas Politécnicas Ec. Jorge Rodríguez, por los gremios profesionales legalmente reconocidos Dr. Ramiro Borja y Borja, por los Medios de Comunicación y periodistas Dr. Manuel García – Jaén, por las Federaciones Nacionales de Cámaras de la Producción Dr. Hermuy Calle, por las Centrales Sindicales y organizaciones indígenas, campesinas y afroecuatorianas 3 Organizaciones nacionales de mujeres, por la Dra. Alejandra Cantos Organizaciones de Derechos Humanos y de Consumidores, por el Dr. Ramiro Larrea En la primera sesión del Pleno de la actual Comisión, se designó como presidente de la misma al Dr. Ramiro Larrea Santos y como vicepresidenta a la Dra. Alejandra Cantos Molina. En el ámbito de la Investigación La Comisión tiene la facultad de conocer las denuncias por presuntos delitos de corrupción que se presentan de parte o de oficio, calificarlas para analizar su competencia y proceder a las investigaciones de los casos. Las denuncias serias, documentadas y con pruebas, tienen todos los méritos para ser procesadas en tiempos relativamente cortos, de una a tres semanas. Pero en los casos de denuncias difusas, generales y vagas, los investigadores deben recabar y ampliar la información de parte de los propios denunciantes y, si amerita, de las entidades o individuos denunciados. Las investigaciones son realizadas por la Dirección de Investigación en las áreas de mayor presencia de corrupción pública: 1) El sistema financiero ecuatoriano.- Los ahorros de los ecuatorianos, congelados por efecto del Decreto Ejecutivo N° 685 emitido por el ex – Presidente Jamil Mahuad y el conjunto de irregularidades y fraudes realizados por los banqueros y las propias autoridades económicas del país, han sido investigadas y denunciadas por la Comisión ante los organismos de control y de justicia competentes. 2) La administración aduanera.- Ha sido tradicionalmente uno de los botines políticos para los gobiernos de turno, a través de la cual se pagan favores políticos y el costo de campañas millonarias en las que invierten grupos de poder para cuidar los intereses personales o de grupo, afectando el bienestar común. 3) La contratación pública.- Es otro nicho de corrupción, en el que intervienen autoridades y funcionarios del Gobierno, de los gobiernos locales y del sector privado. Se estima que aproximadamente el 30% del Presupuesto del Estado se desvía en sobornos y coimas, que se incluyen en los presupuestos y se pagan en trabajos o bienes que no se ejecutan o entregan. 4) Las negociaciones petroleras.- Financian más del 60% del presupuesto nacional y es precisamente en esta área se han encontrado altos porcentajes de procesos de contratación irregular, casi siempre amparados en supuestas emergencias y mediante adjudicaciones desventajosas para nuestro país. La 4 existencia de una Ley Especialísima para esta área y las resoluciones irregulares de los consejos directivos respectivos facilitan el cometimiento de prácticas indebidas. 5) Asignaciones globales con cargo al presupuesto del Estado.- Es otra de las formas de corrupción que permite el enriquecimiento ilícito. El conocido caso de la red Peñaranda es uno de tantos ejemplos mediante el cual el Gobierno de turno entregaba ingentes cantidades de dinero para que algunos diputados en sus provincias realicen obras o adquisiciones no planificadas. Algunas reformas legales se introdujeron en la Ley de Presupuestos Públicos para prohibir estas asignaciones, sin embargo todavía subsisten problemas de corrupción de funcionarios responsables de asignarlas. En estos casos, la colusión entre quienes reciben y entregan es un problema que dificulta identificar los hechos de corrupción. 6) El sistema educativo.- Los procesos administrativos para el ingreso a laborar en el magisterio, así como para las promociones o aplicación de sanciones no aseguran la calidad técnica y honestidad de los docentes. Con la participación de directivos, profesores y la administración del Ministerio de Educación se estima que más de 10.000 profesores cobraron sus salarios sin trabajar, algunos incluso fallecieron o están fuera del país y continúan siendo pagados. Otra área que permite la corrupción son los aportes “voluntarios” de los padres de familia sin que exista presentación de cuentas. 7) Administración de la Justicia.- El ejercicio de la política para beneficio propio o de grupos, sus efectos en la administración de justicia y las débiles acciones de los organismos de control, son aspectos de una problemática muy delicada y de incalculables consecuencias en términos de la institucionalidad democrática. El pago de importantes sumas de dinero para tramitar una causa, acciones que llegan a prescribir por iniciativa de la autoridad para favorecer a personas identificadas y violaciones a disposiciones legales con claras intenciones de beneficiar a personas o grupos con poder político y económico, son algunos ejemplos que reflejan el alto grado de impunidad que vive nuestro país. 8) Corrupción política.- La presencia de una clase política no comprometida con la sociedad a la que representan, provoca una cadena de posibles actos de corrupción, no necesariamente vinculada al manejo de recursos. Tal es el caso de la emisión de leyes u otras normas con dedicatoria para beneficiar a grupos de interés, las cuotas en los organismos del sector público y el tráfico de influencias, que también fomentan la corrupción y la impunidad. 5 En el ámbito de la Prevención Frente al crecimiento desproporcionado de la corrupción en nuestro país, se requiere implantar una conducta ajustada a valores en la sociedad a través de medios apropiados e idóneos para que de manera individual y colectiva se practique la honestidad, se rechacen los actos de corrupción y se proceda a efectuar cambios en las instituciones. En su corto periodo de existencia, la Comisión elaboró un Plan Estratégico cuya vigencia alcanzaba hasta el año 2003. Este documento es un insumo importantísimo para la elaboración del presente Plan Nacional de Prevención, porque este último recoge el impulso inicial de la Comisión, el mismo que ha sido enriquecido con la experiencia y permite proyectarse hacia el futuro. Hasta este momento, el Area de Prevención de la Comisión había trabajado en tres áreas básicas: Formación Ciudadana, para fomentar la práctica de los valores éticos y cívicos; Contraloría Social, para realizar la vigilancia de la gestión pública; y, Redes Cívicas, para crear consensos y frenar la corrupción desde la sociedad civil. Su accionar se complementaba con las subáreas de Reformas legales y de Comunicación e Información Ciudadana. La Comisión siempre ha considerado que la Prevención es un área de suma importancia para anticiparse al cometimiento de los actos de corrupción que pueden ser detectados a tiempo, para lo cual presta apoyo a ciudadanos y organizaciones honestos, creíbles y representativos interesados en contribuir al combate de la corrupción en forma cívica y voluntaria a través de la realización de acciones de prevención en sus provincias y cantones. En el área de Formación Ciudadana se ha desarrollado un Programa Piloto de apropiación de deberes y responsabilidades, dirigido a jóvenes del sector educativo formal de todo el país, cuya herramienta básica son cinco módulos educativos denominados “Dando y Dando, nuestros deberes, nuestras responsabilidades” y una Guía para Maestros. La cobertura inicial son 10.000 jóvenes de 16 provincias del país y a través de la suscripción de un convenio con el Ministerio de Educación se ampliará la cobertura y se multiplicará el impacto. En lo que concierne a la participación de la ciudadanía en la vigilancia de la gestión pública, se ha impulsado un proceso de conformación de Veedurías Ciudadanas con el objetivo de organizar y capacitar a personas y grupos representativos de la comunidad para que ejerzan el derecho a observar aspectos específicos relacionados con un tema de su preocupación, para establecer y prevenir actos de corrupción que se deriven de un irregular manejo del mismo. 6 Actualmente se han conformado siete veedurías ciudadanas ante la Corte Suprema de Justicia para la vigilancia de la sustanciación y el cumplimiento del “debido proceso” de los juicios penales por corrupción instaurados ante ese organismo, específicamente, en casos que la Comisión investigó y que por más de dos y tres años no se completan los procedimientos legales pertinentes. Casos que se les conoce en el país como “La Red Peñaranda” y otros; “Mochila escolar” contra la ex - Ministra Sandra Correa; “Gastos reservados” contra el ex Ministro César Verduga; “Andrade Gutiérrez” contra el ex - Procurador Milton Alava; “Filanbanco” contra sus propietarios por peculado; “Congelamiento bancario” en contra del ex – presidente Jamil Mahuad; “Banco de Préstamos” en contra de Alejandro Peñafiel; y, “Bancomex” Así mismo, se estructuró y se desarrolla una red de veedurías ciudadanas para la región Costa para dar seguimiento a los contratos de reconstrucción de obras públicas y del gasto social en las delegaciones provinciales de CORPECUADOR. Mediante un convenio suscrito con la Fundación Esquel – Ecuador, se encuentran en fase de conformación al menos una veeduría ciudadana en las ciudades de Ambato, Portoviejo, Loja, Esmeraldas y Quito. Como parte de su estrategia de fortalecimiento de la participación de la ciudadanía en el control social, la Comisión también ha conformado comisiones asesoras multisectoriales, integradas por personas de reconocida trayectoria pública, cuyo objetivo es estructurar un modelo alternativo de prestación de un servicio con la finalidad de modernizarlo y reducir los trámites innecesarios que crean dificultades a los usuarios. Se ha trabajado en las siguientes áreas: Matriculación de Vehículos en Quito; obtención del Registro Sanitario en el Instituto Izquieta Pérez de Guayaquil; y, en la compra estatal de medicamentos para los servicios de salud público. Los resultados de estas comisiones asesoras están en la fase de implantación y los integrantes de las mismas se convertirán en veedores, es decir, en responsables de vigilar que los procesos establecidos se cumplan a cabalidad. En el sistema aduanero se dieron los pasos iniciales para crear una Comisión Asesora Especializada que se responsabilice de impulsar el proceso de modernización de este sector, partiendo de un plan que está diseñado. Los participantes son expertos en el funcionamiento de las aduanas y de sistemas informáticos aplicados a esta actividad. La Comisión tiene asentado su accionar en la participación de la ciudadanía. Para ello ha promovido la conformación de Redes Cívicas Anticorrupción, que funcionan con un nutrido número de personas, actores y grupos sociales en el ámbito local, provincial y nacional y cuyo compromiso cívico es apoyar las acciones de la Comisión en la prevención de la corrupción desde la sociedad. Los participantes son representantes de los colegios profesionales, organizaciones no 7 gubernamentales, sectores sociales, cámaras de la producción, organizaciones populares y ciudadanos representativos. Actualmente se encuentran en funcionamiento las Redes Cívicas de Quito y Guayaquil y en fase de conformación las redes de Machala y Babahoyo. Es particularmente importante señalar que en el marco de las acciones desarrolladas por la Comisión tanto en Formación Ciudadana como en la conformación de Redes, quienes han manifestado una profunda preocupación como un alto sentido de responsabilidad son los jóvenes de los colegios y universidades del país, con quienes se han desarrollado una serie de actividades, entre las cuales sobresale el apoyo brindado por la Comisión para la ejecución de las dos Cruzadas Gabrielinas Anticorrupción, iniciativa de los estudiantes del Colegio San Gabriel de Quito y la conformación de Redes Juveniles Anticorrupción en las ciudades de Guayaquil, Loja, Portoviejo, Cuenca y Quito. 8 La lucha en contra de la corrupción La corrupción en nuestros países de América se ha tornado en un problema crítico para el desarrollo y la paz. Hoy se ha vuelto un tema de la agenda pública de todos los gobiernos, a tal punto que, luego de la Primera Cumbre Hemisférica de las Américas, celebrada en Miami en 1994, en la que los gobiernos asistentes se comprometieron a promover y ejecutar acciones que aseguren la erradicación de la corrupción en el continente, se estructuró un Plan de Acción en la Cumbre de Santiago de 1998 en el que explícitamente se dedica un acápite a la responsabilidad de los gobiernos de emprender en acciones concretas para combatir este flagelo de modo eficiente, tales como la ratificación de la Convención Interamericana contra la Corrupción. Lamentablemente, el Ecuador no escapa a esta realidad: recientemente, fuimos señalados por Transparencia Internacional como el país más corrupto de Latinoamérica y, aunque esta afirmación ha sido refutada por el gobierno ecuatoriano, hoy se puede afirmar, sin riesgo a equivocarse, que en el país la corrupción ha socavado los pilares de la legitimidad democrática, ha distorsionado gravemente el sistema económico – financiero y ha generado un creciente estado de desconfianza en el futuro de nuestra sociedad. No obstante, no podemos aceptar que la corrupción es un problema de constitución histórica, cultural e incluso racial de nuestros pueblos, o que es únicamente un problema del tercer mundo: la dimensión devastadora de la corrupción proviene de la corrupción internacional, la corrupción multimillonaria de cuello blanco que se produce en los procesos de licitación y construcción de grandes obras de infraestructura (sector hidroeléctrico, petrolero, telecomunicaciones), en los que intervienen agentes ubicados en distintas jurisdicciones internacionales y que incluyen como costo de inversión los rubros correspondientes a soborno de funcionarios nacionales. Por ello, uno de los avances recientes en la lucha anticorrupción tienen que ver con la comprensión de que esa lucha no es efectiva si no hay un compromiso férreo de la comunidad internacional y si no hay alianzas de gobiernos y de organismos multilaterales en la erradicación de la corrupción de los negocios internacionales. Es necesario también subsanar los vacíos legales en la legislación nacional y en los acuerdos de comercio, que hacen propicias las condiciones para las prácticas corruptas. Conjuntamente con lo señalado, es imperativa la participación activa de la ciudadanía en el combate a la corrupción a través de la restauración de una cultura de ética y sólidos principios surgidos de la misma comunidad y sus instituciones, con la finalidad de restituir el tejido social para que éste sea capaz de vigilar, denunciar y proponer alternativas frente a la calidad y eficiencia de los 9 servicios públicos y retomar la idea de que “lo público” pertenece a todos y es nuestra obligación preservarlo de la corrupción. Es por todas estas consideraciones que la Comisión de Control Cívico de la Corrupción piensa que la lucha contra este flagelo, aunque es lenta y dolorosa, también es viable, para lo cual es necesario que confluyan una serie de factores, entre los cuales la voluntad política de los poderes del Estado, la participación activa de la ciudadanía, la realización de reformas estructurales de las entidades del sector público y la erradicación de la impunidad, son gravitantes para alcanzar el objetivo. El apoyo de organismos y gobiernos internacionales, es un factor adicional de gran peso en al menos dos sentidos: desarrollo de capacidad técnica y recursos financieros para el desarrollo de las actividades. Plan Nacional de Prevención A lo largo de sus casi cuatro años de existencia, la Comisión de Control Cívico de la Corrupción ha desarrollado un conjunto de estrategias orientadas a crear y poner en práctica mecanismos y proyectos de prevención de la corrupción en tres frentes: Formación Ciudadana, Contraloría Social y Redes Sociales. Esta experiencia inicial sirve de base para la formulación del presente Plan Nacional de Prevención de la Corrupción, cuyo alcance se extiende hasta el año 2004, en que finaliza la gestión de quienes en el momento están ejerciendo la dignidad de Comisionados pero que, sin embargo, podrá ser actualizado, mejorado y complementado con el decurrir del tiempo y conforme a las nuevas circunstancias que se presentaren. El presente Plan se fundamenta en tres estrategias globales y confluentes, que deben desarrollarse en el periodo señalado: Estrategia 1 Promover la práctica de valores cívicos orientados al fortalecimiento de la ciudadanía y a la participación social en la vigilancia de la gestión pública. Estrategia 2 Promover el desarrollo de mecanismos e instrumentos de transparencia y eficiencia en la gestión pública, como un requisito indispensable para la modernización del Estado. Estrategia 3 Promover el fortalecimiento e independencia de los organismos públicos de control y del Poder Judicial para erradicar la impunidad. 10 Estrategia 1 Promover la práctica de valores cívicos orientados al fortalecimiento de la ciudadanía y a la participación social en la vigilancia de la gestión pública. La crisis política, económica, social y cultural del Ecuador ha causado, entre otros efectos negativos, una involución de los aspectos valóricos, acrecentando la intolerancia y el autoritarismo en las relaciones cotidianas y perfeccionando modos ilegales e ilegítimos de aprovechamiento de los recursos públicos a través de la corrupción. En estas circunstancias, la Comisión continuará contribuyendo decididamente a la producción de una cultura ciudadana que permita un estilo de vida democrático y afirme la gobernabilidad. En esta opción, la formación valórica y ética y la capacitación para la convivencia democrática son las dos líneas de trabajo institucional y, con ellas, los espacios de socialización tales como el sistema educativo y las organizaciones sociales son incorporados en la nueva estrategia de intervención. El sistema educativo, particularmente, tiene un papel importante por su rol formativo que requiere ser transformado en tanto está atravesado por un conjunto de tensiones valóricas. Es por ello que la Comisión ha puesto especial énfasis a la formación en valores a los nuevos ciudadanos, es decir, a los niños, niñas y jóvenes que tendrán en sus manos la responsabilidad de conducir el destino del país, sin dejar de lado a los docentes cuya labor es central en el proceso formativo. No obstante, esta estrategia se amplía en el presente Plan Nacional de Prevención hacia otros actores sociales, tales como los funcionarios públicos, los empresarios, los gremios profesionales, los sectores sociales en general, las universidades y los medios de comunicación, con el propósito de formar ciudadanos comprometidos con los valores de la democracia, con la convivencia respetuosa y con el bien público. Inmerso en esta estrategia está el fomento de la participación ciudadana en el control y vigilancia de la gestión pública como un mecanismo para que el ciudadano recupere su rol en la construcción de la institucionalidad democrática. 11 Estrategia 2 Promover el desarrollo de mecanismos e instrumentos de transparencia y eficiencia en la gestión pública, como un requisito indispensable para la modernización del Estado. Esta segunda estrategia involucra a las entidades del sector público, que requieren de un impulso potente para instaurar cambios internos que permitan su modernización cabal. La concentración del poder, la discrecionalidad en el manejo de los asuntos públicos, la poca transparencia en los procesos, sobre todo de contratación pública y la falta o ineficiencia de controles internos y generales y de mecanismos de rendición de cuentas a la sociedad, cierran el círculo de la corrupción administrativa. En este sentido, la estrategia de la Comisión se orienta a proponer, con la participación de los actores involucrados, modelos operativos que permitan eliminar los procesos engorrosos proclives a la corrupción y también herramientas de alta tecnología que permitan transparentar los procesos de contratación pública, que es uno de los estamentos de la corrupción que más pérdidas le ha costado al país. La participación de la ciudadanía en el ejercicio del control de la gestión pública, sobre todo en proyectos de alta incidencia o impacto en el desarrollo local, regional y nacional, es la base para la implantación de esta estrategia. Estrategia 3 Promover el fortalecimiento y la independencia de los organismos públicos de control y del Poder Judicial para erradicar la impunidad. Uno de los aspectos considerados centrales en el crecimiento de la corrupción en nuestro país es la impunidad, fenómeno complejo que involucra no solamente al Poder Judicial, sino al entramado de normas, leyes, procedimientos, trámites que se suscitan en el Poder Legislativo, en las entidades de control, de fiscalización y de supervisión. En este sentido, la Comisión pretende impulsar la concertación de voluntades entre los sectores mencionados para adecuar la legislación, simplificar los procedimientos, transparentar los procesos y sancionar efectivamente los delitos de corrupción. 12 Esta estrategia implica fortalecer las relaciones de cooperación conocimiento e intercambio de información entre la Comisión y la Contraloría, el Ministerio Público, la Procuraduría y las Superintendencias, para que puedan ejercer el liderazgo conjunto en la prevención y en el control, en la investigación de los presuntos delitos de corrupción y en la sanción ejemplar a quienes se demuestre que han cometido estos delitos. Este conjunto de estrategias globales atraviesa los objetivos, las metas y las actividades desarrolladas en tres áreas específicas de prevención: Formación Ciudadana, Contraloría Social y Opinión Pública, con un eje transversal que es la participación ciudadana a través de las Redes Cívicas. 13 POLITICAS GENERALES Partiendo de la premisa de que la lucha contra la corrupción debe ser un espacio de formación de la ciudadanía que fomente la consolidación de valores y prácticas sociales e individuales y, ante todo, que fortalezca la democracia y la dignidad nacional, el presente Plan Nacional de Prevención debe constituirse en un punto de encuentro y partida de una visión más ciudadana de país, en cuanto a sus prácticas políticas, jurídicas, de gestión pública y de participación social.1 Un plan de prevención de la corrupción es un sistema integrado y multilateral con objetivos y acciones a ser implementadas en el término del corto, mediato y largo plazo. Por ello que una estrategia central es involucrar a los sectores público, privado y, sobre todo, activar la participación de la ciudadanía en la prevención de la corrupción y el control de la impunidad generadas en diversas entidades de control y justicia. En ese marco, la política general de intervención de la Comisión es ejecutar acciones de amplia cobertura y alto impacto en las cuales la misma lleve la iniciativa pero no el protagonismo, se evite la dispersión de esfuerzos y se fomente una alianza estratégica interinstitucional y social para provocar cambios movilizadores de la población hacia la consecución de objetivos de probidad pública en el mediano y largo plazo. Para definir metas, objetivos y actividades, es necesario tener en cuenta la complejidad que entraña cualquier tipo de intervención convencional en sus diversos niveles y también las funciones y límites legales que tiene la Comisión. Por tanto, la Comisión no asumirá directamente responsabilidades que conciernen a otras entidades del Estado, ni las suplirá, pero sí prestará todo el apoyo técnico necesario para llevar adelante procesos educativos de formación en valores cívicos, de transparencia y probidad en la administración pública y, en general, en todo proceso que tenga como finalidad la erradicación de la corrupción. El fundamento de nuestro accionar es el fortalecimiento de la capacidad de la ciudadanía para ejercer el control social y político sobre la gestión del Estado, para presionar que las reglas del juego político permitan efectivamente hacerle frente al problema de la corrupción; facilitar la vigilancia sobre la toma de decisiones de interés general; contribuir al mejoramiento de la provisión de bienes y servicios públicos, a través de una fluida información útil, verídica y oportuna, y fomentar la cooperación entre las entidades públicas y la ciudadanía. 1 Comisión Anticorrupción. Hacia una Agenda Nacional Anticorrupción. Quito, Ecuador. 1999. P.12. 14 Areas de intervención y control de la corrupción Area de Formación Ciudadana La Comisión de Control Cívico de la Corrupción parte de la premisa de que el proceso formativo del ser humano abarca toda su vida y, en ese sentido, la formación en valores para la construcción de una sociedad democrática, debería implicar intervenciones diferenciadas para cada grupo humano, sin descartar a ninguno de ellos. No obstante, la Comisión ha privilegiado algunos sectores estratégicos de la población, en donde se acentúa su accionar. Ellos son: a) Sector educativo, con quien se trabajará en dos líneas: una línea, directa, de acciones educativo – comunicacionales con escuelas de educación básica y colegios de todo el país y otra, de negociación y apoyo técnico al Ministerio de Educación y Cultura b) Sector educativo no formal, con quien se trabajará a través de organizaciones populares y sociales, desarrollando programas específicos altamente multiplicadores y de promoción de actividades de prevención y de formación en valores asociados a su vida cotidiana. c) Universidades e Institutos de Educación Superior, con quienes se trabajará en dos líneas: una, general hacia el robustecimiento de la ética profesional y otra, particular, con las facultades y escuelas de formación de docentes, quienes tendrán que asumir en un corto periodo la formación de niños/as y adolescentes. d) Gremios de profesionales, los sectores empresarial y laboral y la administración pública, con quienes se trabajará en el impulso de procesos de formación del talento humano y de transformación del clima organizacional, bajo principios vinculados a la calidad de los servicios, públicos o privados. e) Medios de Comunicación, con los cuales se trabajará en dos líneas: capacitación a los profesionales de la comunicación para lograr un manejo adecuado de la información sobre los temas de corrupción y una sensibilidad frente a la prevención de la misma; y, campañas masivas de prevención de la corrupción. 15 Principios rectores “La educación ciudadana se define centralmente como una educación valórica. Tiene como propósito formar en valores y principio auténticos, vinculándolos al desarrollo de capacidades y destrezas necesarias para participar de manera crítica y creadora en los distintos espacios de la sociedad, ejerciendo la libertad, la tolerancia, la solidaridad, la autonomía, la iniciativa; fortaleciendo la afectividad y el respeto al otro. Su finalidad es contribuir a la construcción de una sociedad humana e igualitaria que alcance el desarrollo, entendiéndolo como desarrollo humano, y logre la vigencia plena de los derechos humanos y valores universales básicos”.2 Dentro de esta perspectiva, los procesos desatados por la Comisión en el ámbito de la formación ciudadana deben apuntar permanentemente a la construcción de seres humanos que, al mismo tiempo que están habilitados en las destrezas mínimas para su desempeño laboral y social, interioricen los valores básicos de la democracia y puedan aportar al desarrollo de su comunidad; es decir, que consoliden tanto una formación ética sólida como su calificación tecnológica y científica necesaria para desenvolverse en la vida social y económica del país. La meta a largo plazo es lograr un desarrollo social equilibrado, con progreso tecnológico y respetuoso, simultáneamente de la dimensión humana de la existencia. La formación ciudadana implica valores de consenso en una sociedad pluralista. Al mismo tiempo se proyecta hacia el futuro, recogiendo las encrucijadas y los desafíos planteados por la sociedad moderna, los mismos que afrontan hoy en día enormes desajustes tales como la pobreza, la violencia, el autoritarismo, el deterioro del medio ambiente, la intolerancia y la corrupción. En este sentido, contenidos básicos de larguísima data tales como los derechos humanos y la democracia, han sido enlazados con contenidos nuevos como la sustentabilidad ambiental del planeta, el respeto a las diferencias, la obtención de la paz, la equidad de género y la transparencia y ética en el manejo de los asuntos públicos. No obstante, en el Ecuador, donde no están dadas las condiciones mínimas de ciudadanía, no es suficiente establecer normas de funcionamiento democrático sino que, simultáneamente, hay que construir condiciones de vida, participación y socialización igualitarias. El ordenamiento democrático no es un “hecho prescriptivo” sino un hecho histórico que se construye cotidianamente, por lo que pretender el fortalecimiento de la democracia supone respeto a las reglas, derechos y libertades políticas plenos (el respeto del otro, “la otredad”, la 2PAGINA WEB, Gonzales, Edwin, Espino, Gonzalo, Educación ciudadana: construyendo un nuevo camino”, Doc. URL. www. tarea. org. pe 16 tolerancia, la individualización), cumplimiento de deberes y canales institucionales claros y sólidos. Por lo tanto, no solo hay que “difundir” las normas y los principios de la democracia e instruir a la ciudadanía en el conocimiento de ellos; sino que hay que construir relaciones y sentidos democráticos entre las personas, en el sistema educativo, al interior de cada grupo, organización y del conjunto de la comunidad. Finalmente, la formación ciudadana supone conciencia de los contrastes e incoherencias del funcionamiento democrático de nuestra sociedad. La vigencia de reglas democráticas de gobierno no garantiza siempre en nuestro país el respeto real a los derechos humanos. La escuela, en primera instancia, pero al mismo tiempo la sociedad a través de sus distintas formas organizativas, deben propiciar esta comprensión crítica de la democracia vivida en la cotidianidad y en la sociedad, desde una conciencia ética que haga del individuo sujeto de cambio y de construcción de la democracia plena. Objetivo general del área Fomentar una cultura de honestidad y de cumplimiento de deberes cívicos en la ciudadanía y en la administración pública. Objetivos específicos del área a) Promover que niños, niñas, adolescentes y docentes de las escuelas y colegios del país desarrollen sentidos de pertenencia y de responsabilidad social frente al cumplimiento de deberes y responsabilidades, especialmente para la prevención de la corrupción. b) Fomentar la participación de las organizaciones de la sociedad civil en la promoción de deberes y responsabilidades y lograr que se apropien progresivamente del proceso de formación y difusión en su localidad. c) Aportar a la formación ética profesional de los jóvenes hacia el desarrollo de un alto sentido de la responsabilidad social, con capacidad de contrarrestar la corrupción en el ámbito de su desempeño. d) Fomentar el desarrollo de acuerdos éticos, códigos de conducta, prácticas honestas y de transparencia para prevenir, combatir y desmontar conductas ilícitas en los negocios entre los empresarios y el Estado. e) Promover el desarrollo de procesos pedagógicos que estimulen el conocimiento, la reflexión y la interiorización de principios y conductas éticas favorables para el probo cumplimiento del servicio público. 17 f) Lograr el compromiso de los medios de comunicación nacionales y locales en la promoción de valores cívicos y en el tratamiento profesional de la información relativa a hechos de corrupción. Programas “Hacia una cultura de la honestidad: por el ejercicio de deberes y responsabilidades ciudadanas desde la escuela” Objetivo específico 1 Impulsar la participación y la movilización de niños/as, adolescentes y maestros/as de las escuelas y colegios en campañas educativas orientadas al ejercicio de deberes y responsabilidades señaladas en la Constitución. Objetivo específico 2 Difundir, a través de los medios de comunicación nacionales y locales, campañas de promoción de valores cívicos orientados a fomentar una cultura de la legalidad y de prevención de la corrupción. Objetivo específico 3 Lograr el compromiso de las organizaciones de la sociedad civil en la promoción de deberes y responsabilidades de los/as ecuatorianos/as y el apropiamiento del proceso de formación y difusión en su localidad. Actividades principales Producción y validación permanente de material educativo diferenciado para cada grupo poblacional Convenios con autoridades competentes Capacitación a docentes, monitores y capacitadores Aplicación del material educativo con cada grupo poblacional Conformación de redes locales de apoyo Transferencia de metodología a organizaciones locales Diseño y producción de campañas de medios Negociación de paquetes comunicacionales con medios en el ámbito local y nacional Capacitación a capacitadores populares y sociales Aplicación de material educativo con sectores sociales 18 “ Etica profesional en las universidades del país” Objetivo específico Lograr el compromiso de las universidades del país para desarrollar programas de formación ética profesional ajustada a principios de mística, honestidad profesional, transparencia, eficacia y eficiencia. Actividades principales Negociación con el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas y con Universidades individualmente consideradas. Diseño curricular y producción de material educativo. Validación permanente de los materiales con docentes y estudiantes universitarios. Aplicación de la propuesta pedagógica, curricular y didáctica en universidades pilotos. Realización de Encuentros universitarios sobre el tema de la corrupción y la ética profesional. “ Compromiso ciudadano a favor de la ética” Objetivo específico 1 Motivar a sectores estratégicos de la sociedad ecuatoriana a la suscripción de códigos de ética sectoriales y con el Estado, con la finalidad de fortalecer valores y prácticas orientadas a prevenir la corrupción. Objetivo específico 2 Promover la inclusión de códigos de ética como parte sustantiva de los procesos contractuales, implantación de programas y, en general, prestación de servicios públicos y privados. Actividades principales Conformación de grupos coordinadores de los procesos en cada sector. Identificación y priorización de ámbitos en los cuales se acuerdan los códigos de ética. Diseño de mecanismos para promover la conciencia en cada sector e invitar a la suscripción de los códigos. Diseño de mecanismos de censura frente al incumplimiento de los códigos. Diseño de mecanismos de seguimiento de los códigos de ética. 19 “Fortalecimiento de valores éticos en la administración pública” Objetivo específico Promover el desarrollo de procesos pedagógicos al interior de las instituciones de la administración pública con la finalidad de interiorizar nuevos valores y conductas, inducir a la autorregulación individual y colectiva y transformar el clima organizacional de cada una de ellas. Actividades principales Conformación de equipos de trabajo con las entidades participantes. Producción de un módulo de formación en valores para los servidores públicos. Diseño de una herramienta de consulta ágil y permanente acerca de dilemas éticos que se presentan en la función pública. “Programa: Periodismo cívico para prevenir la corrupción” Objetivo específico Incentivar a los periodistas de los Medios de Comunicación Social a investigar profesionalmente acerca de los hechos de corrupción que se producen en la sociedad. Actividades principales Diseño y ejecución de un Programa Nacional de Capacitación a periodistas sobre el rol de los medios en la investigación y prevención de la corrupción Diseño y ejecución de un concurso anual de Periodismo Investigativo acerca de la corrupción Conformación de un frente de periodistas por la integridad y la transparencia 20 Area de Contraloría Social La Comisión de Control Cívico de la Corrupción ha tomado de la experiencia de otros países, algunos mecanismos de combate a la corrupción cuyo fundamento es, por un lado, el emprendimento de procesos de mejoramiento de la eficiencia y la transparencia en la administración pública y, por otro lado, el fortalecimiento de la capacidad de la sociedad civil para fiscalizar, hacer seguimiento, vigilancia y control social de la gestión pública y, por qué no decirlo también, fomentar una cultura de exigibilidad frente a la calidad, oportunidad, eficiencia y cobertura de los servicios públicos. En este contexto, es claro para la Comisión que hay actores de central importancia, sin cuya participación es inviable lograr un combate efectivo a este flagelo. Ellos son: a) El Estado.- El compromiso del Estado en la prevención de la corrupción es fundamental por su jerarquía y su relación con las demás organizaciones de la sociedad civil y por su rol de administrador de los recursos y bienes públicos. De ahí que, el Estado y sus representantes de turno deben asumir la voluntad política para realizar acciones necesarias, en aras de prevenir la corrupción en sus mismas entidades. El Estado debe asumir una coherente política de transparencia administrativa, que promueva entre los ciudadanos la idea de que las funciones del Estado actúan con apego al ordenamiento jurídico-institucional, de que la gestión del funcionario está al servicio de la sociedad, y de que los ciudadanos tiene derecho a conocer el destino que se da a los fondos públicos. b) Las organizaciones de la sociedad civil.- La sociedad civil debe ser un ente vigilante o fiscalizador de las ejecutorias de las autoridades y funcionarios; convertirse en uno de los protagonistas principales de manera que sus acciones contribuyan a la modernización del Estado, a introducir mecanismos de transparencia y a simplificar trámites inoficiosos y discrecionales, favorables a la comisión de actos de corrupción. Se destacan por la importancia de su rol político y técnico, las cámaras de la producción, los sectores sindicales y laborales, los colegios de profesionales, las organizaciones sociales y populares, las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación. 21 Principios rectores Algunos estudiosos asumen que los actos corruptos son crímenes de cálculo en los que la decisión de cometerlos parte de un análisis frío y racional. Antes de actuar, según este enfoque, los corruptos toman la decisión sobre la base de medir las ganancias de su actuación y de compararlas con el riesgo y los costos de ser atrapados y sancionados. De este supuesto surge, entonces, un lineamiento central que señala que toda estrategia en contra de la corrupción debe dirigirse a eliminar las posibilidades en que los individuos o agentes decidan actuar corruptamente. Sobre esta línea de análisis, para reducir la corrupción es preciso eliminar los monopolios en la prestación de bienes, recursos y servicios; reducir los espacios de discrecionalidad en la toma de decisiones de los funcionarios públicos; y, generar efectivos sistemas de control, seguimiento y evaluación, de tal manera que los funcionarios deban rendir cuentas sobre sus responsabilidades y logros del ejercicio del poder. En otras palabras, se trata de transformar el círculo vicioso en el que los órganos de control y justicia son inactivos, la sociedad es pasiva frente a las actuaciones del Estado y, en consecuencia, este último es ineficiente y corrupto por un círculo virtuoso, propio de un sistema de integridad, en el que los órganos de control sean efectivamente activos, donde la sociedad participe y demande transparencia y el Estado, por lo tanto, sea eficiente y honesto. La vía de solución de fondo del problema de la corrupción debe ser la construcción, entre los miembros de la sociedad, de sistemas reguladores que incentiven comportamientos éticos y probos y, en consecuencia, prevengan la comisión de actos corruptos. En este sentido, una política anticorrupción debe tratar de desarrollar valores, controles y sanciones correspondientes desde el propio contexto social y cultural. Pero para esto suceda, debe existir, de un lado, un alto compromiso de servicio entre los funcionarios, alrededor de la misión de la administración pública; y, de otro, la comprensión de los ciudadanos sobre la relevancia que tiene una acción estatal transparente y efectiva, en función de sus propios intereses y necesidades. Por lo tanto, el combate a la corrupción comprende, a más de la estrategia pedagógica desarrollada en el área de Formación Ciudadana, el establecimiento de reglas de juego claras y definidas en la administración pública y en la relación del Estado con los privados; el posicionamiento de valores y comportamientos consecuentes con el cumplimiento de la misión de la función pública; y, el ejercicio de los derechos y responsabilidades del ciudadano mediante la participación activa en el control de la gestión pública. 22 Para efecto de lo mencionado, la Comisión promueve la constitución y capacitación de veedurías ciudadanas orientadas a incrementar la participación de la sociedad organizada en la vigilancia y control de la gestión pública y para ello ha desarrollado un Programa de Formación de Veedores Ciudadanos, cuyas actividades principales se centran la prestación de servicios en el sector público, el seguimiento a juicios de corrupción instaurados en el Poder Judicial, en los procesos de contratación pública a nivel nacional, regional, provincial, cantonal y local y, en general, en otros sectores y áreas proclives a la corrupción. De igual manera, la Comisión incentiva la creación de Comisiones Asesoras con miembros de la sociedad civil, quienes presentan propuestas para modernizar y promover la transparencia frente a focos de corrupción en sistemas de la administración pública. Objetivo general del área Lograr la reducción de la corrupción en el sector público a través del fortalecimiento de la participación ciudadana en el control social del Estado y en el mejoramiento de la eficiencia y la transparencia en la administración pública. Objetivos específicos del área a) Promover una actitud ciudadana de control y vigilancia de la gestión pública a través del desarrollo de un Programa Nacional de Veedurías Ciudadanas. b) Promover paquetes de reformas legales, administrativas y reglamentarias orientados a prevenir hechos de corrupción en la administración pública, con la participación de las entidades involucradas y representantes de la sociedad civil. c) Promover propuestas de racionalización de la administración pública, de herramientas de planificación, seguimiento y evaluación, a través de la conformación de Comisiones Asesoras especializadas, con la participación de la sociedad civil. d) Desarrollar estrategias interinstitucionales de fortalecimiento de las entidades y los subsistemas de Control de la Administración Pública. e) Apoyar el proceso de modernización del Sistema de Administración de Justicia y formular propuestas para ese propósito. 23 Programas “Veedurías Ciudadanas: tarea de todos” Objetivo Específico 1 Contar con un marco jurídico adecuado para regular la participación de la ciudadanía en la vigilancia de la gestión pública. Objetivo Específico 2 Contar con la metodología y contenidos de un módulo de capacitación para la conformación de Veedurías Ciudadanas. Objetivo Específico 3 Conformar veedurías ciudadanas para la vigilancia de aspectos previamente determinados de la gestión pública en todo el territorio nacional. Objetivo Específico 4 Impulsar a las veedurías ciudadanas para que logren niveles significativos de voluntad política por parte de las autoridades y funcionarios hacia la reducción de la corrupción en sus entidades. Objetivo Específico 5 Motivar a las veedurías ciudadanas a la conformación de una Red Nacional de Veedurías, con la finalidad de medir impactos e intercambiar experiencias. Actividades principales Organización de un proceso de discusión legal, con la participación de la ciudadanía, para la formulación de una propuesta de legislación sobre participación social en la prevención de la corrupción. Desarrollo de un Programa Nacional de capacitación para la conformación de Veedurías Ciudadanas. Establecimiento de áreas prioritarias de trabajo, de acuerdo al siguiente esquema: Licitación Pública para construcción, mantenimiento y concesión de obras públicas, con Municipios, Prefecturas, Organismos 24 regionales, organismos autónomos, organismos descentralizados, unidades ejecutoras. Ejecución de obras de infraestructura a nivel nacional, regional y local. Prestación de servicios públicos en salud, educación, desarrollo rural, desarrollo infantil, violencia y seguridad, energía, transporte. Acceso a la justicia, debido proceso, impunidad. Negociaciones de endeudamiento público externo y la pertinencia de sus finalidades. Mecanismos legales, técnicos, financieros y de operación de los procesos de privatización. Ejecución de foros ciudadanos con la participación de veedores y autoridades o funcionarios, con la finalidad de alcanzar acuerdos de transparencia para permitir la labor de las veedurías y reducir la corrupción en las entidades públicas. “Mejoramiento de la eficiencia y la transparencia en la administración pública” Objetivo específico 1 Promover una concertación política al más alto nivel, sobre políticas de Estado para la erradicación de la corrupción en la administración pública, cuyo respeto y aplicación sean un compromiso permanente, medible, cuantificable y sujeto a rendición de cuentas. Objetivo Específico 2 Hacer seguimiento al montaje del Sistema de Información sobre Gestión Pública, con la participación de universidades y escuelas politécnicas y otras entidades especializadas de la sociedad civil. Objetivo Específico 3 Apoyar el establecimiento de un sistema aduanero moderno, riguroso, verificable y fundamentalmente honesto, respaldado por instancias directivas idóneas y absolutamente independientes. 25 Objetivo Específico 4 Apoyar los procesos de transparentación de la contratación pública, a través del uso de mecanismos tecnológicos que aseguren el acceso y libre competencia de profesionales y empresas. Objetivo Específico 5 Promover la creación de sistemas de información permanente al público, en cada institución, sobre el cumplimiento de metas y, además, sobre los procedimientos institucionales fijados para atender a la ciudadanía. Actividades principales Impulsar, concertadamente, el cabal funcionamiento del Sistema Nacional de Planificación, incluido los gobiernos seccionales, para alcanzar las siguientes metas: Aplicación rigurosa de las disposiciones legales existentes en relación con la obligatoriedad de presentar los referidos planes. Difusión amplia de los mencionados Planes en todas las entidades de la administración pública y a la ciudadanía. Obligatoriedad de presentar un informe de evaluación completo sobre la situación en la que se encuentran las entidades al momento del ingreso de cada nueva administración. Rendición de cuentas ante la ciudadanía. Constituir una Comisión Asesora especializada, con la participación de las universidades, escuelas politécnicas y otras entidades especializadas para evaluar, verificar, recomendar y hacer seguimiento del Sistema de Información sobre la Gestión Pública. Constituir una Comisión Asesora especializada de muy alto nivel, con la finalidad de vigilar y asesorar la operación de la Corporación Aduanera Ecuatoriana. Crear y ofrecer al público una Base de Datos de Licitaciones y compras del Estado, para su libre acceso por parte de empresas y profesionales, que debe contener información periódica y detallada de la contratación de obras, de los 26 contratos suscritos y por suscribir y la actualización de los registros de los contratistas. Suscribir convenios con las Universidades del país para la determinación de necesidades de información de parte de los usuarios de los servicios públicos y montaje de sistemas institucionales de cada entidad para ofrecer al público información relevante sobre sus servicios, ventanillas de información y buzones de sugerencias. 27 Area de Opinión Pública Múltiples y públicas han sido las dificultades que la Comisión ha tenido que enfrentar desde su conformación, en 1997. Ellas han evidenciado la gravedad del flagelo de la corrupción en nuestro país, pero sobre todo han puesto de manifiesto la necesidad de que la sociedad ecuatoriana se involucre de diferentes modos en su combate. La Comisión ha asumido como su principal política de acción el fortalecimiento de la capacidad e iniciativas de la ciudadanía no solamente para combatir la corrupción de modo específico, sino apuntar a restablecer la confianza en nuestro país. El área de opinión pública cumple con ese propósito: abrir espacios de diálogo, debate, deliberación y consenso entre las organizaciones de la sociedad civil y con el Estado acerca de los temas nodales de la política, la justicia y la administración pública, con el propósito de promover políticas, estrategias, objetivos y metas para combatir la corrupción en el país. Especialmente centrará sus alianzas con organizaciones científico – técnicas, universidades, centros de investigación, personalidades académicas, organizaciones ambientalistas, de derechos humanos, indígenas, campesinas, de mujeres, de jóvenes y todas aquellas que manifiestan su voluntad de participar. Principios rectores Identificar a la corrupción como un sistema ha permitido establecer su complejidad y la naturaleza de las acciones de largo plazo y de altos niveles de concertación que se requieren para contrarrestarla con efectividad. De ello se han percatado los distintos sectores ciudadanos que, de manera progresiva han sumado sus voces para impulsar nuevos esquemas de ejercicio de la política, de gestión pública, de administración de justicia y de dignidad nacionales que introduzcan definitivamente cambios en las posibilidades y acciones de desarrollo que el país reclama. Es claro que el combate a la corrupción requiere de mecanismos que enmarquen el tema en el nivel de consistencia y efectividad que el país necesita. Estos mecanismos, sugeridos por actores relevantes de la opinión pública, deben contribuir a orientar los enfoques y la naturaleza de las acciones, dotándoles de una visión política, estratégica, técnica para el corto, mediano y largo plazo. Como bien señalaba la Comisión Anticorrupción en 1998: 28 “Elevar la prevención y el combate contra la corrupción al nivel de una auténtica política de Estado y de Políticas de Acción específicas, preservando en esa medida el adecuado tratamiento del tema y los reales intereses del país, exige impulsar, por tanto, un diálogo con instancias de alta representatividad y confiabilidad ciudadanas para establecer acuerdos sobre propuestas concretas que orienten tales políticas, comprometan la participación de éstas en su cumplimiento e interpelen, desde ésta esfera, las relaciones entre la administración pública, el sector privado y la población en general.”3 Es por ello que la Comisión de Control Cívico de la Corrupción ha retomado la iniciativa de construir una Agenda Nacional Anticorrupción que surja de un proceso de consulta, opinión y acuerdos, a partir de la generación de debates, iniciativas consensuadas y responsabilidades compartidas. Esta iniciativa, que refrendará la capacidad de convocatoria de la Comisión y su alto nivel de interlocución con las más diversas y representativas entidades públicas y privadas del país, apunta a elevar la voz de la ciudadanía para que se constituya en un referente ético para quienes ejercen la función pública y a crear condiciones para que ésta se exprese de modo fluido y permanente, con conocimiento de causa y alto sentido de responsabilidad cívica. Objetivo general del área Construir alianzas con sectores de la sociedad civil, cuya opinión es relevante en los procesos de toma de decisiones políticas, económicas, sociales, administrativas, para centrar el tema de la lucha anticorrupción en objetivos y metas relevantes y operativas y contrarrestar el riesgo de incurrir en nuevos delitos de corrupción o el encubrimiento y la impunidad de hechos ya sucedidos. Objetivos específicos del área a) Reunir planteamientos de distintos sectores, a través de mesas de diálogo ciudadano, para generar una Agenda Nacional de lucha contra la Corrupción, que señale contenidos, metas viables y responsabilidades compartidas. b) Generar procesos cualitativos de investigación sobre temas específicos de corrupción pública y ofrecer a la ciudadanía información veraz y accesible acerca de las causas, efectos y resultados concretos de las prácticas de corrupción del país. 3 COMISION ANTICORRUPCION. Hacia una Agenda Nacional Anticorrupción. Quito, Ecuador. P.9 29 Programas “Foros ciudadanos a favor de la transparencia y la honestidad”. Objetivo específico Constituir espacios de comunicación, reflexión y diálogo con los distintos actores de la sociedad civil, para deliberar abiertamente sobre el tema de la corrupción, construir una agenda ciudadana de transparencia y exigir la rendición de cuentas sobre su cumplimiento. Actividades principales Adaptar la metodología de Foros de Interés Ciudadano para el desarrollo de proceso deliberativos en las principales ciudades del país y concertar con organizaciones que ya la utilizan para fortalecer acciones conjuntas. Realizar un primer nivel de foros ciudadanos, con la participación de estudiantes, intelectuales, académicos, comerciantes, trabajadores, líderes comunitarios, iglesias, gremios, sindicatos, entre otros. Realizar un segundo nivel de foros intersectoriales, con la participación de gremios y cámaras de la producción, con la finalidad de establecer “ideas fuerza” que sean la base de la Agenda Nacional. Realizar un tercer nivel de foros interinstitucionales, con la participación de funcionarios y autoridades del sector público, con la finalidad de validar las ideas propuestas. Elaborar un documento de discusión con la base de la información obtenida y hacerlo circular masivamente. Recoger y sistematizar las observaciones y propuestas al documento de discusión y producir un documento final. Organizar foros con autoridades y funcionarios del sector público y representantes de la sociedad civil, para suscribir acuerdos operativos acerca de la agenda propuesta. Establecer mecanismos concertados de rendición de cuentas sobre los acuerdos establecidos y mecanismos de sanción por incumplimiento. 30 “Investigación y Publicaciones” Objetivo específico Abrir una línea de publicaciones de la Comisión de Control Cívico de la Corrupción, con investigaciones desarrolladas por la ciudadanía acerca de temas vinculados a la corrupción. Actividades principales Fijar una línea editorial que establezca prioridades temáticas, modalidades de investigación, niveles de profundidad y estímulos para los investigadores. Se pretende publicar un boletín temático por trimestre y al menos dos investigaciones monográficas al año. 31 Area de Redes Cívicas A pesar de la ampliación de posibilidades de incidencia en las políticas públicas y de la acción creciente en la esfera pública de las Organizaciones de la Sociedad Civil a partir de los años ochenta, hasta ahora pareciera que se han enfatizado más los aspectos organizacionales relacionados con la gestión y administración de los servicios sociales, dejando en un segundo lugar los aspectos relacionados con la deliberación pública y la influencia en políticas. Pero es precisamente éste el rol que la Comisión de Control Cívico de la Corrupción desea impulsar y fortalecer. Es por ello que uno de los retos más importantes al pretender combatir la corrupción se enfoca a generar en la ciudadanía y, particularmente, en las organizaciones de la sociedad civil, una cultura de “exigibilidad” o, dicho de otra manera, aprender a exigir que los gobiernos, las autoridades, los funcionarios públicos “rindan cuentas” o “respondan por la eficacia de la gestión pública”. En esta perspectiva es que la Comisión, a través de la conformación de Redes Cívicas, ha buscado contribuir al desarrollo de la capacidad de las organizaciones de la sociedad civil para participar activamente en el debate público y en la incidencia sobre políticas de prevención de la corrupción, a través del análisis de esta temática, de la sistematización y aprendizaje de experiencias en este campo y de la formulación de estrategias de formación que complementen el énfasis que la CCCC quiere dar a la restauración del sustento ético de la sociedad. La Comisión visualiza la participación de la ciudadanía como un eje transversal de todo su accionar, por lo que cada una de las áreas anteriormente descritas sustenta sus actividades en dicha participación. Adicionalmente, la Comisión apoya la constitución de Redes Cívicas en todo el país, como una estrategia para trasladar progresivamente el combate a la corrupción a las manos de la ciudadanía. A lo largo de todo el Plan Nacional, se puede apreciar que la participación ciudadana es el sustento en la incidencia directa sobre tomadores de decisión en el Estado (comisiones asesoras); en la incidencia indirecta a través de campañas de movilización social y formación de alianzas para la promoción de temas específicos; en el seguimiento de políticas y programas, a través de diferentes estrategias de control social (veedurías ciudadanas); en el seguimiento a casos judiciales para establecer precedentes frente a la impunidad; en el desarrollo y difusión de investigaciones en temas relevantes referidos a la corrupción, entre otros, los mismos que a más de cumplir con un objetivo específico, pretenden desarrollar prácticas concretas de ejercicio ciudadano de la democracia. Este esfuerzo por incidir en la prevención de la corrupción requiere de capacidades sociales que deben ser potenciadas a partir de estrategias de capacitación adecuadas a las instituciones del sector y a los contextos políticos en 32 los que se desenvuelven. El desarrollo de estas capacidades requiere de marcos de referencia que ubiquen la función de prevención de la corrupción en el contexto de la democracia; y de herramientas analíticas para entender los planteos actuales sobre la complejidad del Estado y su relación con la sociedad civil. Principios rectores La constitución de Redes Cívicas tiene como objetivo que los actores sociales en general y aquellos que puedan abordar campos temáticos específicos, establezcan acuerdos y compromisos no solamente para apoyar el trabajo de la Comisión sino para construir sus propias agendas de trabajo. Con las Redes Cívicas, la Comisión busca discutir y definir propuestas relativas a los frentes de gestión especialmente críticos y a aquellas de necesaria consideración para apoyar procesos de ciudadanización, formación cívica, contraloría social, ética y prácticas políticas, entre otras. En éste sentido, los actores con injerencia en el ámbito educativo, por ejemplo, apoyarían la formulación de propuestas relativas a dicha esfera de acción y asumirían los compromisos que éstas demanden, sin desmerecer su aporte a todos los demás temas de trabajo de las Redes. La Comisión no pretende reducir la participación de la ciudadanía a una visión unidireccional de la prevención de la corrupción, pues aquello sería contrario a su real convencimiento de que el combate a la corrupción debe ser un proceso desinstitucionalizado en el cual se sumen voluntades, se impulsen mecanismos y se preserve su carácter ciudadano. Objetivo general del área Impulsar la movilización social y la toma de conciencia sobre los valores ciudadanos y la construcción de la democracia y fomentar el compromiso cívico de la sociedad ecuatoriana para prevenir la corrupción, a través de la creación de espacios abiertos de interrelación de personas, grupos o colectivos, que funcionan en el ámbito local, provincial, regional y nacional. Objetivos específicos del área a) Otorgar una dimensión ciudadana y permanente a la lucha contra la corrupción a través del fomento del liderazgo de las organizaciones sociales, para que generen y desarrollen estrategias y actividades en sus propios entornos. b) Promover espacios de expresión de la juventud y fomentar la constitución de redes juveniles por la honestidad en sus ámbitos directos. 33 Programas “Redes Ciudadanas por la transparencia y la honestidad” Objetivo específico 1 Iniciar procesos mucho más comprehensivos, participativos y sustentables, a través de la vinculación del combate a la corrupción con las actividades específicas que realizan las organizaciones sociales. Objetivo Específico 2 Promover el desarrollo de agendas juveniles de combate a la corrupción dentro del ámbito educativo. Actividades principales Producción de materiales que permitan vincular la prevención de la corrupción con temas más abarcativos como son la Defensa de los Derechos Humanos, la protección del medio ambiente, los derechos del consumidor, la situación de los grupos vulnerables, los derechos de las mujeres, de las minorías étnicas, la salud y demás servicios básicos, la Cultura y la Educación. Motivación a las organizaciones para introducir dentro de sus agendas temáticas la prevención de la corrupción. Desarrollo de actividades sectoriales para construir agendas comunes de prevención de la corrupción en el marco de temáticas centrales de su accionar. Intercambio de experiencias y establecimiento de niveles de cooperación interinstitucional. Desarrollo de actividades estudiantiles para construir agendas comunes de prevención de la corrupción en su entorno inmediato. 34 Primera Edición: diciembre del 2000 Impreso en Opción Creativa 500 Ejemplares 35