REGISTRAL Y NOTARIAL ANÁLISIS JURÍDICO El principio de legitimación registral o presunción de exactitud registral The principle of registration legitimation or presumption of registration accuracy César Enrique Delgado Pérez* Resumen: El principio de legitimación registral se encuentra previsto en el artículo 2013 del Código Civil, constituyendo uno de los efectos más importantes de la inscripción. En virtud de este principio, los asientos registrales se presumen exactos y veraces, en tanto no sean cancelados, modificados o rectificados por prueba en contrario. Sobre el particular, el autor refiere que este principio facilita la prueba de la titularidad de los derechos, así como el tráfico jurídico. Por ello, realiza un análisis integral del principio de legitimación, explicando su relación con otros principios registrales. Para ello, se vale de la doctrina española, así como de la jurisprudencia del Tribunal Registral y diversas casaciones de la Corte Suprema que han delimitado sus alcances y efectos. Abstract: The principle of registration legitimation is provided for in article 2013 of the Civil Code, constituting one of the most important effects of registration. By virtue of this principle, registry entries are presumed exact and truthful, as long as they are not canceled, modified or rectified by proof to the contrary. In this regard, the author states that this principle facilitates proof of ownership of rights, as well as legal traffic. For this reason, he carries out a comprehensive analysis of the legitimation principle, explaining its relationship with other registration principles. To do this, it uses Spanish doctrine, as well as the jurisprudence of the Registry Court and various cassations of the Supreme Court that have defined its scope and effects. Palabras clave: Principio de legitimación registral / Asientos registrales / Seguridad jurídica Keywords: Principle of registry legitimation / Registry entries / Legal security Marco normativo: • Código Civil: art. 2013. Recibido: 20/10/2023 // Aprobado: 9/11/2023 * Notario público de la provincia de Chiclayo. Ex registrador público de la Sunarp. Ex fiscal adjunto superior. Abogado por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Maestro en Derecho Civil y Comercial. GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 213 INTRODUCCIÓN En el presente artículo haremos un estudio del principio registral de legitimación, para conocer sus alcances y efectos, su relación con otros principios registrales, y su importancia en la seguridad jurídica. Por ello, es fundamental comprender los alcances del principio registral de legitimación, pues ello contribuirá a conocer el rol que cumple dentro del sistema registral peruano. II. ANTECEDENTES DEL PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN REGISTRAL EN EL DERECHO ESPAÑOL Para ello utilizaremos fundamentalmente doctrina española, por la semejanza existente entre los sistemas registrales español y peruano, así como jurisprudencia del Tribunal Registral y casaciones de la Corte Suprema de Justicia de la República. El principio de legitimación registral estuvo ausente en la Ley Hipotecaria de 1861, siendo incorporado indirectamente y de forma poco afortunada por la Ley Hipotecaria de 1909 (Curiel, 1997, p. 194). I. Establecía el artículo 41 de la Ley de 1909 que LOS PRINCIPIOS REGISTRALES El Código Civil, en el Título I de su Libro IX destinado a los Registros Públicos, consagra los llamados principios registrales, principios hipotecarios o principios inmobiliarios, que vienen a ser los “rasgos fundamentales de un sistema registral” (Hedemann, 1955, p. 135); “aquellos caracteres esenciales o fundamentos en los que se pueden resumir el contenido general del derecho registral inmobiliario, y que son inducidos del conjunto de normas positivas vigentes” (Ruiz, 1991, p. 129); o, “las normas jurídicas fundamentales organizadoras del régimen de publicidad inmobiliaria” (Hernández, 1963, p. 27). El conocimiento de los principios registrales es de utilidad práctica, por cuanto como señala Chico y Ortiz (1994), solamente mediante el conocimiento íntegro de los principios hipotecarios puede llegarse, de una parte, al entendimiento de las normas que rigen la inscripción registral y, de otra, a poder realizar la labor fundamental del registrador: la calificación (…) sólo quien domina los principios –aunque no recuerde el artículo de la Ley– está en buenas condiciones de calificar. (pp. 72, 73) 214 quien tenga inscrito a su nombre el dominio de inmuebles o derechos reales, se presume a los efectos del Código Civil que tiene la posesión de los mismos, y, por tanto, gozará de todos los derechos consignados en el Libro II del referido Código a favor del propietario y del poseedor de buena fe; y será mantenido en ellos por los Tribunales con arreglo a los términos de la inscripción y reintegrado, en su caso, judicialmente por medio del procedimiento establecido en la Ley de Enjuiciamiento civil. La posesión inscrita producirá mientras subsista iguales efectos que el dominio en favor del poseedor y conforme al artículo 446 del Código Civil. (López de Haro, 1918, p. 97) La formulación del artículo 41 por la Ley de 1909 constituyó un fuerte avance en la cristalización normativa del principio de legitimación, pero sin llegar a conseguirlo ya que “lo que se presumía en el titular registral era la posesión, cuando lo que el principio de legitimación presume es la existencia y pertenencia del derecho” (Fernández Gregoraci, 2002, p. 61). Por Real Decreto de 1927 se modificó el artículo 41 de la Ley de 1909, quedando redactado de la siguiente manera: pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL quien tenga inscrito a su nombre el dominio de inmuebles o derechos reales, se presume, a los efectos del Código Civil, que tiene la posesión de los mismos, y, por tanto, gozará de todos los derechos consignados en el Libro II del referido Código a favor del propietario y del poseedor de buena fe, mientras los Tribunales no declaren que los términos de la inscripción no concuerdan con la realidad jurídica o que existe un poseedor de mejor condición a tenor del artículo 445 del mismo cuerpo legal. La posesión inscrita producirá iguales efectos que el dominio en favor del poseedor. (Fernández Gregoraci, 2002, p. 66) La Ley de 30 de diciembre de 1944 de reforma de la Ley Hipotecaria introdujo con rigor científico el principio de legitimación registral, en el primer párrafo de su artículo 24 al establecer que a todos los efectos legales se presumirá que todo derecho real inscrito en el Registro existe y pertenece a su titular en la forma determinada por el asiento registral respectivo. En igual forma se presumirá que quien tenga inscrito el dominio de los inmuebles o derechos reales tiene la posesión de los mismos. Norma que es complementada por la contenida en el artículo 25 que estableció que “los asientos del Registro, en cuanto se refieren a los derechos inscribibles, están bajo la salvaguardia de los Tribunales, y producen todos sus efectos mientras no se declare su inexactitud, en los términos establecidos en esta Ley”. De La Rica y Arenal (1990, p. CXIII) enseñaba que “el artículo 25 hay que interpretarlo en relación con el artículo 24, pues ambos son efecto del principio de legitimación que informa profundamente la nueva legislación”. La exposición de motivos de la Ley de 1944 señalaba que el principio de legitimación, de tanta trascendencia en el régimen hipotecario, no fue proclamado por nuestros antiguos legisladores. Estos regularon en forma vaga, incoherente y casuística, algunos de sus efectos. Columbraron la necesidad del principio, pero no acertaron a desarrollarlo con rigor científico. La subsanación de esta señalada deficiencia es uno de los primordiales objetivos de la presente reforma. El Registro se presumirá exacto e íntegro mientras judicialmente no se declare lo contrario. Igualmente se presume que el derecho inscrito existe y corresponde al titular. De este modo, la presunción juris tantum de exactitud registral, que solo limitada y taxativamente se reconocía por la legislación en vigor, alcanza a todos los supuestos hipotecarios. El Texto Refundido de la Ley Hipotecaria de 8 de febrero de 1946, recogió el principio de legitimación registral en el primer párrafo del artículo 38, el cual establece que a todos los efectos legales se presumirá que los derechos reales inscritos en el Registro existen y pertenecen a su titular en la forma determinada por el asiento respectivo. De igual modo se presumirá que quien tenga inscrito el dominio de los inmuebles o derechos reales tiene la posesión de los mismos. Este precepto, junto con el tercer párrafo del artículo 1, y el artículo 97 de esta Ley, “recoge el principio de legitimación registral como presunción iuris tantum de exactitud y como legitimación dispositiva a favor del titular registral” (García García, 2006, p. 157). El tercer párrafo del artículo 1 de la Ley prescribe que los asientos del Registro practicados en los libros que se determinan en los artículos 238 y siguientes, en cuanto se refieran a los derechos inscribibles, están bajo la salvaguardia de los Tribunales y producen todos sus efectos mientras no se declare su inexactitud en los términos establecidos en esta Ley. GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 215 “Ello significa, básicamente, que no cabe alterar el contenido de los asientos si no es porque lo declare un Tribunal” (Domínguez Luelmo, 2019, p. 52). La redacción actual del artículo 2013 del Código Civil, con la modificación introducida por la Ley N° 30313, es la siguiente: El artículo 97 de la Ley prescribe que “cancelado un asiento se presume extinguido el derecho a que dicho asiento se refiera”. El contenido del asiento registral se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique por las instancias registrales o se declare su invalidez por el órgano judicial o arbitral mediante resolución o laudo firme. El asiento registral debe ser cancelado en sede administrativa cuando se acredite la suplantación de identidad o falsedad documentaria y los supuestos así establecidos con arreglo a las disposiciones vigentes. La inscripción no convalida los actos que sean nulos o anulables con arreglo a las disposiciones vigentes. III. EL PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN REGISTRAL EN EL DERECHO PERUANO El Código Civil de 1936 no reguló el principio de legitimación registral. El artículo VII del Reglamento General de los Registros Públicos de 1968 establecía que “el contenido de las inscripciones se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique en la forma que establecen las leyes y reglamentos o no se declare judicialmente su invalidez”. Artículo 2013.- Principio de legitimación. IV. DEFINICIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN REGISTRAL El vigente Reglamento General de los Registros Públicos establece en su artículo VII que “los asientos registrales se presumen exactos y válidos. Producen todos sus efectos y legitiman al titular registral para actuar conforme a ellos, mientras no se rectifiquen en los términos establecidos en este Reglamento o se declare judicialmente su invalidez”. La doctrina española considera que el sistema hipotecario español, modelo del sistema registral peruano, es un sistema registral tendencialmente exacto (Lacruz Berdejo, 1984, p. 137), es decir, procura mantener una concordancia entre la realidad extrarregistral y el Registro. Esa vocación de exactitud se construye sobre la base de otros principios registrales, como son el principio de especialidad, el principio de tracto sucesivo, el principio titulación auténtica y de calificación registral. “A partir de ello, cabe concluir que la información ofrecida por el Registro es tendencial o presumiblemente exacta, y por lo tanto que tiene sentido establecer legalmente la presunción de que efectivamente lo es” (Martínez de Aguirre, 2021, p. 474). El inciso b) del artículo 3 de la Ley N° 26366 establece que es garantía del Sistema Nacional de los Registros Públicos: “La intangibilidad del contenido de los asientos registrales, salvo título modificatorio posterior o sentencia judicial firme”. Sin embargo, al coexistir en nuestro sistema jurídico, con un sistema consensual de transmisión de la propiedad y de constitución de derechos reales, en virtud del cual los derechos reales se constituyen, adquieren, modifican o extinguen al margen o fuera del La redacción primigenia del artículo 2013 del Código Civil de 1984 establecía que “el contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez”. 216 pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL Registro, siempre habrá un margen de discordancia entre el Registro y la realidad jurídica extrarregistral, lo cual conllevará a que el Registro en ocasiones no constituya un fiel reflejo de dicha realidad. Ante este panorama, “el principio de publicidad resuelve estos conflictos en favor del contenido del Registro, sobre la base de establecer una presunción de exactitud de las declaraciones registrales” (Sánchez Calero, 2019, p. 159). Mayoritariamente la doctrina identifica al principio de legitimación como una presunción de exactitud o veracidad del registro. El principio de legitimación registral pertenece al conjunto de los principios registrales sustantivos o relativos a los efectos de la publicidad registral, dentro de los cuales se encuentran los principios de fe pública registral, inoponibilidad de lo no inscrito y prioridad preferente (Gordillo, 2020, p.155). También se le conoce como principio de legitimidad registral (Valencia Zea, 2012, p. 615). Camy Sánchez-Cañete (1983, p. 322) prefiere llamarlo “presunción de concordancia del registro con la realidad jurídica”. García García (1988, p. 673), lo define como aquel principio hipotecario en virtud del cual los asientos del Registro se presumen exactos y veraces, y como consecuencia de ello, al titular registral reflejado en los mismos se le considera legitimado para actuar en el tráfico y en el proceso como tal titular, es decir, tanto en el ámbito extrajudicial como en el judicial, y en la forma que el propio asiento determina. “Se puede definir el principio de legitimación como aquel principio hipotecario en virtud del cual el Registro de la Propiedad se presume exacto mientras no se demuestre que no lo es” (Cano Tello, 1982, p. 262). “Según el principio de legitimación, el Registro es exacto y corresponde a la realidad jurídica mientras no se demuestre lo contrario” (Hernández Gil, 1963, p. 155). Probar la titularidad de un derecho real no es tarea sencilla, pues en nuestro sistema jurídico las vicisitudes que afrontan los derechos reales desde su adquisición, transmisión, modificación hasta su extinción, se producen sin necesidad de inscripción registral (con excepción de la hipoteca), lo que conlleva a realizar una serie de actividades para conocer quién es el titular de un derecho real . Para De Casso (1946), el presupuesto o principio de legitimación es el que establece una doble presunción: a) La de que lo que aparece de los asientos registrales es verdadero o exacto, para todos los efectos jurídicos, mientras los Tribunales no declaren otra cosa. b) La de que el derecho inscrito existe y subsiste objetivamente mientras no se cancele, y corresponde al titular señalado por la inscripción. (p. 111) Lasarte (2008) enseña que este principio consiste básicamente en que la inscripción, como regla general y salvo prueba en contrario, refrenda o autentifica al titular GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 217 registral como verdadero titular del derecho inscrito (…) Por consiguiente, quien obra en el Registro como titular de algún bien (propietario) o derecho (usufructuario, superficiario, etc.) se encuentra particularmente legitimado para llevar a cabo toda suerte de actos dispositivos (vender el bien, hipotecar su derecho de usufructo, etc.), frente a cualquiera, mientras tenga vigencia el correspondiente asiento. (pp. 308, 310) Para Domínguez Luelmo (2019, p. 730), el apartado 1° del artículo de la Ley Hipotecaria Española “recoge el denominado principio de legitimación registral, a través de la presunción de exactitud del contenido de los asientos registrales”. Según la sentencia del Tribunal Supremo Español 19-7-2005 (RJ 2005, 9639), el principio de legitimación registral puede definirse como aquel principio hipotecario, en virtud del cual, los asientos del Registro se presumen exactos y veraces, y como consecuencia de ello, al titular registral reflejado en los mismos, se le considera legitimado para actuar en el tráfico jurídico y el ámbito procesal y extraprocesal como tal titular, en la forma determinada que el propio asiento determine. En esta definición aparecen los dos aspectos que explican la doble terminología utilizada a propósito de este principio, pues se trata, por una parte, de una presunción de exactitud, y al mismo tiempo, de una legitimación del titular registral. Se trata de dos manifestaciones que aparecen íntimamente relacionadas, formando una unidad, pero que contemplan el principio de legitimación registral de dos puntos de vista entrelazados. La presunción de exactitud determina legitimación en el ámbito judicial y extrajudicial; pero a su vez, la legitimación reconocida legalmente determina una mayor fuerza de la presunción de exactitud. (Domínguez Luelmo, 2019, pp. 730-731). 218 V. LA PRESUNCIÓN DE EXACTITUD REGISTRAL Y LA PRUEBA DE LOS DERECHOS REALES Probar la titularidad de un derecho real no es tarea sencilla, pues en nuestro sistema jurídico las vicisitudes que afrontan los derechos reales desde su adquisición, transmisión, modificación hasta su extinción, se producen sin necesidad de inscripción registral (con excepción de la hipoteca), lo que conlleva a realizar una serie de actividades para conocer quién es el titular de un derecho real o saber quién es el dueño de un bien. Tendríamos que revisar los documentos que acrediten la titularidad del derecho (escrituras públicas, documentos privados, etc.) y la cadena de transmisión del dominio, verificar la posesión del bien, indagar en los registros administrativos de contribuyentes, etc. Para facilitar dicha tarea en nuestro sistema contamos con el Registro de Propiedad, que constituye “un instrumento de publicidad jurídica en sentido técnico (publicidad registral)” (Amorós Guardiola, 1978, p. 253). El Registro está destinado a dotar de publicidad a situaciones jurídicas y otorgar seguridad jurídica a quienes registran sus derechos y a quienes contratan confiados en la publicidad registral. Para lograr ese objetivo, el Registro se organiza sobre sólidos principios que lo configuran como un instrumento altamente confiable. Precisamente para facilitar la prueba del dominio y titularidad de los derechos reales, el sistema registral consagra la presunción de exactitud registral, lo que sirve para conferir a los favorecidos con ella, legitimación suficiente como para actuar como titulares de dichos derechos reales y ser tenidos como tales en el tráfico (De Pablo Contreras, 2004, p. 274). Conforme a la presunción de exactitud registral se presumirá que quien aparece en el pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL Registro como titular de un derecho real, es efectivamente su titular, y ello conferirá al titular registral legitimación para actuar como tal. Con la presunción general legitimadora, “el que ha inscrito un derecho en el Registro queda relevado de la prueba de tal derecho; le basta con acreditar la vigencia de la inscripción” (De La Rica, 1976, p. 342). Sin embargo, si el registro se debe presumir exacto es porque de hecho es imposible que sea exacto. No todas las titularidades acceden al registro, puesto que la inscripción es voluntaria, y además las titularidades que acceden pueden presentar inexactitudes en cuanto al derecho inscrito, y en cuanto a la realidad de la finca inscrita. (Álvarez Caperochipi, 2006, p. 207) VI. SALVAGUARDIA JUDICIAL DE LAS INSCRIPCIONES Y PROHIBICIÓN DE RECALIFICACIÓN DE TÍTULOS INSCRITOS En nuestro sistema la salvaguardia judicial de las inscripciones está recogida en el artículo 2013 del Código Civil, cuando se exige sentencia judicial para declarar su invalidez. Ello significa que los asientos registrales están bajo la protección o tutela de los órganos jurisdiccionales, de tal manera que no pueden ser invalidados por el Registrador o Tribunal Registral. No corresponde al registrador “dilucidar si el asiento que practicó es nulo” (Domínguez Luelmo, 2019, p. 53). En tanto no sean invalidados judicialmente, los asientos registrales, aun cuando sean inexactos, conservan su virtualidad, y producen todos sus efectos jurídicos. Sobre el particular, tenemos que Los asientos son intangibles, es decir, que sustancialmente no se pueden modificar sino por declaración de voluntad del titular La presunción de exactitud del registro quedará desvirtuada o enervada cuando en el registro se extienda el asiento registral que rectifique o anule el asiento inexacto o cuando se registre el acto que conlleve la adquisición del derecho por un tercero, o la transmisión, modificación o extinción del derecho inscrito . o por sentencia de los tribunales. No los puede cambiar el propio registrador, de cuya jurisdicción, en cierto modo, han salido. (Lacruz, 1984, p. 139) La salvaguardia judicial de las inscripciones consiste en una especial tutela a que se sujetan tales inscripciones, de manera que no cabe alteración de su contenido si no es por declaración de un juez o Tribunal. Ni el registrador, que es el autor de la inscripción en cuanto documento público, ni sus superiores jerárquicos (…) pueden alterar el contenido de las inscripciones. (Pau Pedrón, 2003, p. 49) El principio de salvaguardia judicial de los asientos registrales significa que, para declarar la nulidad de un asiento, es preciso que, en el procedimiento judicial oportuno, y con intervención del titular registral se obtenga la declaración de nulidad, pues, en caso contrario, se produciría una indefensión de tal titular. (Domínguez Luelmo, 2019, p. 52) GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 219 En tanto no sean cancelados, los asientos producen todos sus efectos, y deben ser tomados en cuenta en la calificación registral, no pudiendo el registrador recalificar los títulos ya inscritos. Recalificar un título inscrito supondría desconocer la eficacia del asiento registral. Enseña Pau Pedrón (2003, pp. 49, 50) que la salvaguardia judicial del Registro tiene una triple consecuencia: a) La producción de todos los efectos por los asientos, mientras subsistan. Por tanto, también el asiento irregular, como todo asiento del Registro, está bajo la salvaguardia de los tribunales, y, por tanto, es eficaz hasta que se practique el asiento rectificador, que quedará a su vez amparado por los tribunales. b) La competencia de los tribunales para declarar la inexactitud de los asientos. Ello sin perjuicio de la rectificación de errores materiales o de concepto por el propio registrador. No cabe interponer recurso impugnativo para que el superior jerárquico del registrador revise un asiento registral. c) El sometimiento del registrador a los asientos anteriores o previos –en el historial del inmueble– al que ha de practicar. La salvaguardia judicial del Registro impide que el registrador pueda reconsiderar o recalificar un asiento anterior. La calificación no incluye los asientos anteriores, sino solamente la relación de los asientos anteriores con el documento que se vaya a inscribir. Los asientos registrales solo podrán ser rectificados, modificados o cancelados con el consentimiento de todos aquellos a quienes afecte la rectificación, modificación o cancelación. Así, por ejemplo, 220 si por error en una compraventa se vende un inmueble distinto al que era objeto del contrato, corresponderá al vendedor y al comprador otorgar un instrumento aclaratorio rectificando el bien materia de venta; o, para aumentar el monto del gravamen de una hipoteca, será preciso que hipotecante y acreedor hipotecario convengan en modificar la hipoteca; o, para cancelar una hipoteca será necesario una escritura de cancelación de hipoteca otorgada por el acreedor hipotecario. Se exceptúan del consentimiento de los titulares de los asientos registrales, los supuestos de errores materiales, los cuales pueden ser rectificados de oficio por el registrador. En todos los demás supuestos en los que no haya intervención de los afectados por una posible rectificación, modificación o cancelación de los asientos registrales, será preciso que estos sean emplazados en el proceso judicial, arbitral, administrativo o notarial, a efectos de ejercer la defensa de sus derechos. No puede anularse o cancelarse un asiento registral desconociendo la tutela judicial efectiva y el debido proceso. El registrador debe proceder en su función calificadora “no solo de acuerdo con los documentos presentados a inscripción, sino también por lo que resulte de los asientos registrales” (Rouco Rodríguez, 1995, p. 202). Para los registradores “los asientos, a los efectos de la calificación, tienen valor de cosa juzgada; han de atenerse a su contexto y tienen que dar por existentes y por incontrovertible cuanto expresen, en tanto los tribunales no declaren lo contrario” (De la Rica, 1976, p. 362). pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL La modificación efectuada por la Ley N° 30313 ha previsto que mediante laudo arbitral firme se declare la invalidez de los asientos registrales. Igualmente, ha previsto la cancelación administrativa de asientos registrales a cargo del jefe zonal de la Oficina Registral, en los casos de suplantación de identidad o falsedad documentaria. Esta Ley ha sido reglamentada por el Decreto Supremo N° 010-2016-JUS. VII. DESVIRTUACIÓN DE LA PRESUNCIÓN DE EXACTITUD La presunción de exactitud es una presunción iuris tantum, por lo que puede ser desvirtuada por prueba que acredite que la inscripción es inexacta. “Quien pretenda desvirtuar la titularidad registral, debe probar la inexactitud del Registro” (Hernández Gil, p. 157). Corresponderá al favorecido con la presunción acreditar la vigencia o supervivencia de la inscripción, a través de un certificado registral (por ejemplo, certificado de gravamen, certificado registral inmobiliario). No será necesario acreditar la titulación que dio lugar a la inscripción, pues el asiento por sí solo proclama la titularidad de un derecho. En cuanto presunción, es de carácter iuris tantum. Lo cual quiere decir que produce una inversión de la carga de la prueba y que permite la prueba en contrario. El titular registral queda protegido al exonerársele de la necesidad de asumir la carga de la prueba. Tendrán que ser quienes impugnen la situación del titular registral, considerando inexacto el Registro, los que soporten la necesidad de probarlo. (Díez-Picazo, 1995, p. 433) Corresponderá a quien pretenda rebatir la exactitud del registro acreditar con prueba en contrario que la inscripción es inexacta. “El adversario, si quiere refutar la presunción, debe hacer todas las afirmaciones y probarlas en caso de ser discutidas, de las cuales debe resultar la inexactitud de la presunción” (Rosenberg, 1956, p. 206). Incumbe pues al adversario o a quien pretenda destruir la presunción de exactitud, “la carga de la afirmación y prueba de todas las circunstancias, de las cuales resulta la inexistencia o la existencia del derecho” (Rosenberg, 1956, p. 207). Así, por ejemplo, en un proceso de tercería excluyente de dominio, corresponderá al tercerista probar que el bien materia de embargo no es propiedad de quien aparece como su titular registral, sino que él es el verdadero dueño, para lo cual deberá probar que ha adquirido la propiedad del bien antes que el embargo, con documento público o documento privado de fecha cierta. Así quedará desvirtuada la presunción de que el deudor demandado es el titular del bien embargado, y, por tanto, se declarará fundada la demanda de tercería. Mientras la rectificación no tenga lugar, los asientos se imponen a todos, producen todos sus efectos, especialmente a los funcionarios públicos y al propio registrador, e, incluso a los interesados, que, dado el carácter causalista de la inscripción, solo podrán rectificar el Registro mediante el otorgamiento e inscripción de los correspondientes actos de modificación de la situación jurídica inscrita. (Curiel, 1997, p. 201) La presunción de exactitud del registro quedará desvirtuada o enervada cuando en el registro se extienda el asiento registral que rectifique o anule el asiento inexacto o cuando se registre el acto que conlleve la adquisición del derecho por un tercero, o la transmisión, modificación o extinción del derecho inscrito. En tanto no ocurra ello, la presunción se exactitud seguirá surtiendo todos sus efectos. “Si solo se practica la prueba en contrario, la presunción quedará destruida para el caso concreto, pero el poder legitimador del GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 221 asiento, al no rectificarse el Registro, continuará produciendo sus efectos en los demás casos que puedan presentarse en el futuro” (Sánchez Calero, 2019, p. 161). VIII. PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN Y FACULTAD DISPOSITIVA La facultad de disposición corresponde al propietario según se desprende del artículo 923 del Código Civil. Ello quiere decir que corresponde al titular del derecho el poder de disposición de tal derecho. De tal manera que es el titular del derecho quien está legitimado para disponer de su derecho. Cuando el titular del derecho registre su adquisición, habrá coincidencia entre titular civil y titular registral. Sin embargo, en ocasiones el titular del derecho pudiendo registrar su adquisición no lo hace, dejando que el Registro publicite como titular a quien ya no lo es. Sin embargo, ello no le impedirá disponer de su derecho. Bastará que exhiba el título de su adquisición para acreditar que es el verus dominus, desvirtuando así la publicidad registral. Teniendo en cuenta que nuestro sistema registral es declarativo, de tal manera que los derechos reales no requieren de inscripción para su nacimiento, constitución o modificación, con excepción de la hipoteca, en la práctica pueden ocurrir dos supuestos: que haya identidad entre titular civil y titular registral, o que el titular registral no sea el titular real del derecho inscrito. En el primer supuesto, el Registro será exacto, no habrá forma de desvirtuar la presunción de exactitud registral. En el segundo supuesto, el Registro será inexacto, pues no reflejará la realidad extrarregistral. “En principio, el poder de disponer del derecho subjetivo corresponde a su titular y se presenta como una facultad que integra el 222 contenido del derecho” (Cuena Casas, 1996, p. 490). En estos casos estaremos ante una legitimación ordinaria, la misma que puede ser directa, cuando el acto dispositivo es realizado por el titular del derecho, o indirecta, cuando el acto es celebrado por representante del titular. Sin embargo, cuando el titular registral no sea el verdadero titular del derecho, y disponga del derecho, estaremos ante un supuesto de legitimación extraordinaria o aparente. Para Sanz Fernández (1947, p. 319), si el Registro es exacto y el titular registral es el verdadero dueño, el acto dispositivo practicado por él será válido y eficaz tanto en el Derecho Civil como en el Derecho Registral; en cambio, si el Registro es inexacto y el titular registral no es dueño, entonces entran en juego dos poderes dispositivos respecto de la misma cosa: el del titular inscrito, que puede disponer apoyándose en la legitimación registral, y el del verdadero dueño no inscrito, que puede ejercitar actos de disposición de la misma manera que puede ejercitar todas las facultades emanadas del dominio. La eficacia legitimadora del Registro constituye uno de los pilares básicos del sistema registral, de manera que los asientos registrales conforman un título de legitimación, que actúa como signo suficiente que habilita al sujeto, respecto de todos, como titular de los derechos reales en la forma que manifiesta el Registro, aunque resulte no ser tal titular o carecer sus derechos del alcance que el Registro manifiesta. (Castillo Martínez, 2002, p. 135) Resulta indudable que la facultad de disponer de un derecho sólo corresponde a su verdadero titular, y que éste puede resultar no ser quien figura como tal en el Registro, pero la fuerza legitimadora de la inscripción confiere, formalmente, al titular registral la posibilidad de realizar cualquier acto con relación al derecho inscrito, aunque no le pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL otorgue materialmente, por este solo hecho, el poder de disposición. (Ruiz Serramalera, 1991, p. 243) Cuando el titular registral no sea el verdadero titular del derecho, y disponga del derecho a favor de un tercero, este podrá ser mantenido en su adquisición, siempre que reúna los requisitos previstos en el artículo 2014 del Código Civil para constituirse en un tercero registral, a pesar de que su transmitente carezca del poder de disposición del derecho. Este tercero será protegido atendiendo a razones de protección del tráfico jurídico, confianza depositada en el Registro, buena fe del sub adquirente. La fe pública registral está llamada a suplir la ausencia de poder de disposición del transferente; “el principio de fe pública registral subsana la falta de poder de disposición del transmitente” (Cuena Casas, 2008, p. 370). IX. NO CONVALIDACIÓN DE LOS ACTOS NULOS O ANULABLES El último párrafo del artículo 2013 del Código Civil prescribe que “la inscripción no convalida los actos que sean nulos o anulables con arreglo a las disposiciones vigentes”. Como antecedente en el Derecho peruano tenemos al Reglamento Orgánico del Registro de la Propiedad Inmueble de 1905 que en su artículo 96 establecía que “la inscripción no da valor a los contratos que son nulos con arreglo a las leyes”. En España el artículo 33 de la Ley Hipotecaria establece que “la inscripción no convalida los actos o contratos que sean nulos con arreglo a las leyes”. La inscripción no tiene efectos convalidantes de los actos nulos o anulables que pudieran registrarse. Los actos nulos o anulables inscritos no se convierten en válidos por inscribirse. Sin embargo, en tanto no sean anulados, gozarán de la presunción de exactitud prevista en el artículo 2013 del Código Civil, y en tal virtud desplegarán todos los efectos de las inscripciones. Esta regla deja abierta la posibilidad de demandar la nulidad del título inscrito y, por consiguiente, la cancelación del asiento registral. Cuando el titular registral no sea el verdadero titular del derecho, y disponga del derecho a favor de un tercero, este podrá ser mantenido en su adquisición, siempre que reúna los requisitos previstos en el artículo 2014 del Código Civil para constituirse en un tercero registral, a pesar de que su transmitente carezca del poder de disposición del derecho . Las causales de nulidad y de anulabilidad están previstas en los artículos 219 y 221 del Código Civil. Ambas instituciones constituyen supuestos de invalidez o de ineficacia estructural de los negocios jurídicos. La doctrina enseña que “el negocio nulo, siendo inválido del todo (non valet), no puede sanarse (non potest convalescere). Ni siquiera la voluntad del declarante o de las partes puede producir esto; el negocio se debe GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 223 repetir, rehacer ex novo, renovar, o sea se debe realizar otro negocio, correspondiente al primero” (Cariota Ferrara, 1956, p. 280). En cambio, “el negocio anulable puede sanarse (potest convalescere)” (Cariota Ferrara, 1956, p. 291), a través de la confirmación del negocio jurídico. A la confirmación se suele llamar también convalidación. “La convalidación hace posible que el negocio convalidado produzca sus efectos normales y definitivos” (Cariota Ferrada, 1956, p. 291). “Efecto de la convalidación es la convalecencia del negocio: éste, de anulable (o sea inválido) se convierte en válido” (Cariota Ferrada, 1956, p. 292). Puede ocurrir que pese al control de legalidad a que están sometidos los títulos presentados al Registro, lleguen a registrarse negocios o actos jurídicos inválidos. Algunas causales de nulidad serán imperceptibles por el registrador, como ocurre con un negocio con simulación absoluta o con un negocio viciado de error, violencia o dolo. “A pesar de la titulación auténtica y de la calificación registral, pueden tener acceso al Registro actos o negocios nulos (p. ej., en los casos de falsedad del título o de simulación)” (Sánchez Calero, p. 152). “No admitiendo nuestro sistema el principio de que la inscripción tenga el valor de cosa juzgada, si un acto nulo o ineficaz llega a asentarse en el Registro, no por ello quedan sanados los vicios que pueden afectarle” (De Cossío, 1975, p. 589). “El asiento en el Registro de un título inválido no tiene la virtualidad de eliminar los vicios incursos” (Coghlan, 1995, p. 71). La inscripción que se verifica en el Registro de la Propiedad no tiene virtudes taumatúrgicas de convertir en válido lo que en la realidad es nulo. De ahí que la inscripción no tiene efectos convalidantes, pues inscrito 224 un acto nulo o anulable, la inscripción no lo convalida, no lo purifica, siguiendo tan nulo o anulable como anteriormente a la misma. (Chico y Ortiz, 2000, p. 270) X. EL PRINCIPIO DE FE PÚBLICA REGISTRAL Y LA NO CONVALIDACIÓN DE LOS ACTOS NULOS La jurisprudencia española ha establecido que “el artículo 34 solo protege frente a la nulidad del acto adquisitivo anterior, no del propio” (Fernández Arroyo, 2002, p. 252). El principio de fe pública registral tiene por función sanar el defecto de titularidad del transferente; evita que la nulidad del título del transferente alcance al título del tercer adquirente; impide que la nulidad del título del transferente se propague al título del sub adquirente. Enseña Hernández Gil (1963) que los principios de legitimación y fe pública constituyen instrumentos de técnica legislativa ideados para resolver el conflicto entre la realidad extrarregistral y la que ofrece el Registro, resolviéndose en favor de esta con presunción iuris tantum de veracidad de los asientos (legitimación) o con presunción iuris et de iure (fe pública), según se trate de proteger al mero titular o al tercero que adquiera de un titular inscrito y, a su vez, publique su derecho (…) Hay, pues, cierta correlación e interdependencia entre uno y otro principio. (pp. 155-156) Algunos autores entienden que la fe pública registral tiene un efecto convalidante para la adquisición del tercero (Sánchez Calero, 2019, p. 176). Gómez Gálligo considera que el artículo 34 que regula el principio de fe pública registral debe leerse como una excepción al artículo 33 que regula la no convalidación de títulos pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL nulos, de tal manera que en cierta manera la inscripción del tercero hipotecario convalidará la nulidad del contrato precedente (2006, p. 257). Para Sanz Fernández (1947, pp. 246, 406) la fe pública registral es convalidante de la falta de previo derecho en el transferente, excluyendo la aplicación del principio nemo dat quod non habet. Para la mayoría de la doctrina, el principio de fe pública registral no convalida el acto del transmitente. Lo que hace este principio es impedir que la nulidad del acto del transferente alcance al tercero registral. El acto de adquisición del transferente podrá ser declarado nulo, a pesar de haberse inscrito la adquisición del tercero registral, pero ello no afectará a este, quien será mantenido en su adquisición. Por ello, si bien el artículo 34 no puede crear lo inexistente, ni convalidar lo anulable, sí origina un derecho inexpugnable por obra de la inscripción, el cual no puede ser destruido por la declaración de nulidad o inexactitud del acto o contrato anterior que sirvió de base para su adquisición. (Camy Sánchez-Cañete, 1983, p. 464). Para Peña Bernaldo de Quirós (2001), en relación con la disposición de los bienes o derechos inscritos, el principio de legitimación tiene como consecuencia más radical el que quien adquiera, en determinadas condiciones, de persona que en el Registro aparece con facultades para transmitir obtendrá, respecto del verdadero dueño o titular de un derecho real, una posición inatacable. (pp. 609-610) Ahora bien, Por supuesto, el subadquirente, esto es, quien compra mediante contrato válido al titular registral que lo fue en virtud de un acto nulo, sí se encuentra protegido por la fe pública, lo cual no convalida el acto anterior pese a que ha servido de puente para la última transmisión. (Rams Albesa, 2020, p. 217) Lo que hace el principio de fe pública registral es impedir que la nulidad del acto del transferente alcance al tercero registral. El acto de adquisición del transferente podrá ser declarado nulo, a pesar de haberse inscrito la adquisición del tercero registral, pero ello no afectará a este, quien será mantenido en su adquisición . Lo que sí se requiere para constituirse en tercero registral es que además de reunir los requisitos previstos en el artículo 2014 del Código Civil, es que el título del subadquirente no esté inmerso en causales de nulidad o anulabilidad, pues el único defecto que sana la fe pública registral es la ausencia de poder de disposición del transferente. Si el título de quien pretende ser tercero registral es nulo o anulable, se aplicará la regla de la no convalidación de los actos nulos, pudiendo ser impugnado el título del subadquirente. XI. PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN Y FE PÚBLICA REGISTRAL Los principios registrales de legitimación y fe pública registral constituyen efectos del principio de publicidad registral. GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 225 Algunos estudiosos consideran a ambos principios como manifestaciones de una presunción de exactitud del contenido del Registro. Así, Roca Sastre (1995) señala que inscripción tiene una función o efecto legitimador y protector del titular inscrito y, en especial, de los terceros adquirentes por negocio jurídico registrado, en el amplio sentido de presunción de exactitud del contenido del Registro, que es el seguido por los denominados sistemas de desenvolvimiento técnico. El Registro con efecto de exactitud de lo registrado o publicado solamente se presume a favor de todo titular registral por el solo hecho de tener la posición de tal titular y en beneficio del tercer adquirente que confió en el Registro e inscribió su adquisición, aunque en este último caso más que presumirse el contenido del Registro vale en definitiva como exacto. En el primer caso surge la llamada legitimación registral y en el segundo la denominada fe pública registral. (p. 511) Por su parte, Ruiz Serramalera (1991) señala que tanto el principio de legitimación como el de fe pública se pueden comprender dentro de un principio de carácter superior o más amplio, el de exactitud registral, que se manifiesta en dos direcciones: la que se produce en favor del titular registral, por el mero hecho de figurar inscrito a su nombre el correspondiente derecho; y la que se produce en favor del tercero hipotecario, cuando adquiere del titular registral confiando en que es verdad lo que consta inscrito. (p. 239) El alcance de la presunción de exactitud es distinto según se trate de proteger al titular registral o al tercero que adquiere del titular registral, a título oneroso, de buena fe e inscribe, a su vez la adquisición realizada. En el primer caso, la presunción es iuris tantum, lo que significa que se mantiene 226 como verdadera la titularidad publicada por el Registro, mientras no se demuestre que no concuerda con la realidad jurídica. A este efecto de la presunción de exactitud se le denomina principio de legitimación. En el segundo caso, la presunción es iuris et de iure, lo que quiere decir que, aunque se demuestre lo contrario, el contenido del Registro se mantiene como exacto e íntegro, siempre que se trate de proteger al tercer adquirente que confió en las declaraciones del Registro. Son las consecuencias del principio de fe pública registral. (Sánchez Calero, 2019, p. 159) Señala la exposición de motivos de la Ley Hipotecaria Española de 1944, siguiendo la doctrina de Gonzalez y Martínez (1931, p. 158), que la presunción legitimadora sería insuficiente para garantizar por sí sola el tráfico inmobiliario, si el que contrata de buena fe, apoyándose en el Registro, no tuviera la seguridad de que sus declaraciones son incontrovertibles. La inscripción solamente protege con carácter juris et de jure a los que contrataren a título oneroso mientras no se demuestre haberlo hecho de mala fe. La fe pública permite al Registro cumplir su fin esencial: dar seguridad al tráfico inmobiliario. En aras de esta seguridad, el contenido del Registro se reputa exacto en beneficio del tercero que adquiera en las circunstancias señaladas por la Ley. Y no podrá perjudicarle aquello que, con anterioridad a la publicación de su derecho, no constaba inscrito o anotado en los libros del Registro. (Hernández Gil, 1963, p. 165) “La protección del artículo 34 de la Ley es de carácter absoluto, juris et de jure” (González y Martínez, 1931, p. 170). “Tanto la legitimación registral cuanto la fe pública registral se asientan en un presupuesto común: en el llamado principio de exactitud del registro” (Lasarte, 2008, p. 309). pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL Inicialmente en España, el Derecho Registral Inmobiliario surge con la finalidad de proteger el tráfico jurídico, asegurando la firmeza de las adquisiciones y protegiendo a los adquirentes que inscriben sus derechos frente a actos que no han accedido al Registro. Se busca tutelar a quien inscribe frente a quien no inscribe. Para proteger a quien inscribe su derecho frente actos no inscritos, se consagra el principio de inoponibilidad de lo no inscrito, declarándose que lo no inscrito es inoponible al titular registral (artículo 23 de la Ley Hipotecaria de 1861). Igualmente, se consagra el principio de fe pública registral para proteger a los terceros frente al decaimiento del derecho de su transferente por causas desconocidas por el tercero (artículo 34 de la Ley Hipotecaria de 1861). La protección del tercer adquirente, comúnmente denominado tercero hipotecario, constituye la finalidad última de la fe pública registral. Por consiguiente, consiste ésta en una presunción iuris et de iure legalmente establecida, en cuya virtud el contenido del Registro se reputa siempre exacto en favor del tercer adquirente, quien, por tanto, puede consolidar su adquisición en los términos publicados por el Registro. (Lasarte, 2008, p. 322, 323) Podemos definir el principio de fe pública registral como aquel principio hipotecario por virtud del cual el contenido del Registro se presume exacto e íntegro, sin admitir prueba en contrario respecto del titular registral que haya adquirido de otro titular registral, a título oneroso y de buena fe. (Cano Tello, 1982, p. 271). Para Díez-Picazo (1995) el centro de gravedad del principio de fe pública consiste en hacer inatacable la adquisición llevada a cabo por estos terceros, que han celebrado un negocio jurídico adquisitivo de carácter oneroso, confiando en la veracidad del Registro, los cuales son protegidos convirtiendo para ellos su expectativa en una situación jurídica absolutamente firme y transformando para ellos la presunción de exactitud registral en una presunción iuris et de iure. (p. 451) El Tribunal Supremo de España ha establecido que el contenido registral por el que entra en juego la protección que el artículo 34 de la Ley Hipotecaria dispensa, no deriva del asiento por el que el adquirente constata su derecho, sino de los asientos que le anteceden, siendo estos los que pregonan con presunción iuris et de iure que el Registro, para dicho subadquirente, es exacto e íntegro cualquiera que sea la realidad jurídica extrarregistral. (Lasarte, 2008, p. 328) XII. JURISPRUDENCIA RELACIONADA Resolución N° 613-2015-SUNARP-TR-T (16/12/2015) Principio de legitimación.- Transferido el bien por quien aparece como titular registral no cabe indagar si dicho bien tenía la calidad de social o propio, pues significaría hacer un nuevo examen al título ya inscrito. Resolución N° 617-2015-SUNARP-TR-T (21/12/2015) Principio de legitimación.- Transferido el bien por quien aparece como titular registral no cabe indagar si dicho bien tenía la calidad de social o propio, pues significaría hacer un nuevo examen al título ya inscrito. Resolución N° 2131-2016-SUNARP-TR-L (21/10/2016) Verificación del estado civil. Si existe adecuación entre el título presentado y la partida registral, con relación al legitimado para el acto de que se trate, no GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 227 procederá que el Registrador deniegue la inscripción sobre la base de información obrante en otros registros. Lo que sí se requiere para constituirse en tercero registral es que además de reunir los requisitos previstos en el artículo 2014 del Código Civil, es que el título del subadquirente no esté inmerso en causales de nulidad o anulabilidad, pues el único defecto que sana la fe pública registral es la ausencia de poder de disposición del transferente . Resolución N° 2960-2017-SUNARP-TR-L (28/12/2017) Verificación del estado civil. Si existe adecuación entre el título presentado y la partida registral, con relación al legitimado para el acto de que se trate, no procederá que el Registrador deniegue la inscripción sobre la base de información obrante en otros registros. Resolución N° 466-2020-SUNARP-TR-T (05/10/2020) Verificación del estado civil. Si existe adecuación entre el título presentado y la partida registral, con relación al legitimado para el acto de que se trate, no procederá que el registrador deniegue la 228 inscripción sobre la base de información obrante en otros registros. Resolución N° 1600-2020-SUNARP-TR-L (11/09/2020) Unión de hecho. La inscripción en el Registro Personal del reconocimiento de una unión de hecho no determina que las instancias registrales deban reputar que los bienes adquiridos durante la unión de hecho por uno de los integrantes de dicha unión son bienes sociales, pues para ello se requiere que se solicite la rectificación de calidad de bien ante el registro de bienes correspondiente. Considerar que con la inscripción en el Registro Personal se modifica la calidad del bien implica la afectación de los principios registrales de rogatoria, especialidad y legitimación. Resolución Nº 3221-2021-SUNARP-TR (30/12/2021) Verificación del estado civil. No corresponde denegar la inscripción del acto otorgado por el titular con derecho inscrito cuando se advierte discrepancia entre el estado civil señalado en el título inscrito y el que obra en otros registros. Resolución N° 824-2023-SUNARP-TR (24/02/2023) Transferencia de bienes adquiridos durante la vigencia de la unión de hecho. La inscripción en el Registro Personal del reconocimiento de unión de hecho no determina que deban reputarse como sociales aquellos bienes adquiridos en calidad de propios por los convivientes, durante la vigencia de dicha unión, será necesario que se solicite la rectificación de la calidad del bien ante el registro de bienes correspondiente. Considerar que con la inscripción en el registro personal de la unión de hecho se modifica la calidad de pp. 213-232 • ISSN 2305-3259 • NOVIEMBRE 2023 • Nº 125 | GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL REGISTRAL Y NOTARIAL todos los bienes inscritos en los registros de bienes a nombre de uno de los convivientes implica la afectación de los principios registrales de rogación, especialidad y legitimación. Resolución Nº 1642-2023-SUNARP-TR (14/04/2023) Verificación del estado civil. No corresponde denegar la inscripción del acto otorgado por el titular con derecho inscrito cuando se advierte discrepancia entre el estado civil señalado en el título inscrito y el que obra en otros registros. Casación Nº 4824-2017-Lima Sur (El Peruano, 14 de enero de 2021) Reivindicación. El derecho de propiedad de los demandantes, en el presente proceso de reivindicación, se encuentra inscrito en el registro, inscripción que surte efecto legal en tanto no sea modificada por las instancias competentes, conforme al artículo 2013 del Código Civil. Casación Nº 830-2016-Lima (El Peruano, 4 de febrero de 2020) Nulidad de Acto Jurídico. Los artículos 2013 y 2014 del Código Civil desarrollan el principio e instituto de la buena fe registral según el cual se protege al tercero quien efectuó un acto jurídico basado en la buena fe, con quien tiene facultades inscritas en el registro para poder efectuarlos. Casación N° 1085 -2017-Tumbes (El Peruano, 9 de enero de 2020) Mejor derecho de propiedad. Que uno de los requisitos para la aplicación del principio de fe pública registral a fin de desplegar los efectos benéficos de este principio registral en favor de los terceros adquirentes, el artículo 2014 del Código Civil señala que es que el adquirente debe tener título válido y ser tercero respecto de las relaciones jurídicas anteriores afectadas por alguna patología. Siendo que este principio registral establece una protección extraordinaria a favor del tercero adquirente –en contra de la regla del Derecho común–, el título que ampara su derecho debe ser válido, ello sin perjuicio de la legitimación registral que protege a las inscripciones, conforme al artículo 2013 del Código Civil (“el contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez”). Casación N° 426-2016-Piura (El Peruano, 02 de mayo de 2018) Nulidad de Acto Jurídico. El principio de legitimación recogido en el artículo 2013 del Código Civil, prescribe que el contenido de las inscripciones registrales se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez. Este principio registral es también conocido como de “credibilidad general del asiento”, conforme al cual este produce todos sus efectos mientras no sea declarado inexacto o inválido. Casación Nº 6621-2021-Lima (El Peruano, 18 de abril de 2023) Publicidad Registral. De esta manera, tenemos que la fe pública registral tiene estrecha conexión con la presunción iuris tantum de exactitud y validez del contenido de la inscripción. El contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez (artículo 2013 del Código Civil). Esto GACETA CIVIL & PROCESAL CIVIL | Nº 125 • NOVIEMBRE 2023 • ISSN 2305-3259 • pp. 213-232 229 es, lo que se conoce como legitimación, la cual tiene dos lados o facetas: legitimación activa y legitimación pasiva. La legitimación activa habilita al titular registral a celebrar actos jurídicos respecto del derecho inscrito; la pasiva protege al tercero que contrata con quien tiene derecho inscrito. Casación Nº 800 -2015 -Huánuco (El Peruano, 30 de enero de 2017) Nulidad de Acto Jurídico. Principio de fe pública registral: El tercero que adquiere en base a la legitimación dispositive del titular registral mantiene su adquisición a non domino, una vez que ha inscrito su derecho, con los demás requisitos exigidos por la ley. Casación Nº 4110-2015 -Arequipa (El Peruano, 02 de mayo de 2017) Nulidad de Acto Jurídico. Principio de legitimación.- El Segundo comprador actuó de buena fe, pues, la primera adjudicación no contaba con publicidad registral, por lo que celebró el acto jurídico con quien aparecía en los Registros Públicos con facultades para otorgarlo en representación de la propietaria del inmueble, no habiéndose podido desvirtuar tal aseveración en el decurso del presente proceso; por lo tanto, el acto jurídico materia de cuestionamiento fue celebrado en estricta observancia del principio de legitimación previsto en el artículo 2013 del Código Civil. Casación Nº 2385-2016-Lima Norte (El Peruano, 02 de enero de 2018) Reivindicación. Toda inscripción registral se presume como cierta, es posible que se niegue la “exactitud” del Registro, y ello se da en el caso de autos, mediante la publicidad posesoria de la 230 parte demandada, quien desde la fecha del contrato (doce de junio de mil novecientos ochenta y seis) se ha encontrado en posesión constante junto con su esposo e hijos, sin oposición efectiva de parte del demandante, hasta el inicio del presente proceso. Casación Nº 3691-2012-Cusco (El Peruano, 28 de febrero de 2014) Divorcio por separación de hecho. Por el principio de legitimación registral el contenido de las inscripciones se presumen ciertos y producen todos sus efectos, por lo que al encontrarse inscrita la propiedad del inmueble a favor de la Sociedad conyugal debe procederse a su liquidación. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Álvarez, J. (2006). Derecho inmobiliario registral. Granada: Comares. Amorós, M. (1978). Comentario al artículo 605 del Código Civil español. 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