EL PROFETA ES UN LECTOR DE LOS TIEMPOS ¿Qué se quiere afirmar con esto? Que, a través de la historia, sobre todo de los últimos tiempos desde la óptica de lo teológico se han escrito, dicho, postulado, hablado, discutido, resaltado, etc., el papel o la realidad del profeta. Se han hecho diferentes estudios de la manera como se ha visto al profeta, es posible encontrar diversas y múltiples manaras de considerarlo. Es importante considerar que el profeta es alguien que entendió su tiempo. Alguien que conoció su tiempo, su cultura, su idioma, sus circunstancias. Se puede pensar que fue un comunicador social, contando lo que pasaba en su entorno, develando hechos injustos, advirtiendo a los malos cual sería su final si siguen por su camino, haciendo de su vida un acto vivo de la política, del gobierno, de los religiosos, de los poderosos, un acto que descubre la maldad o la fidelidad, el pecado o la vida de justicia. Es un vocero de Dios, un vocero de juicio y de esperanza. Lo que se piensa de los profetas. A los profetas los han estudiado por su forma de vivir, de proceder, por su manera de decir las cosas, por escritos de sus dichos o porque participó de una época en Israel, pero no hay escritos del profeta. De los que se tienen escritos, si son poéticas o narrativas, si usa ejemplos o es directo, si usa figuras literarias. La frase que garantiza que su mensaje viene de Dios: “Kō ’âmăr Yahwéh “1 Así Dijo El Señor. Que, aunque fue una frase utilizada con mucho respeto y que implicaba autenticidad e infalibilidad del mensaje (como lo dice Milton Martínez), fue tomada por otros para manipular y desvirtuar el mensaje de Dios tanto en el Antiguo Testamento como en nuestros tiempos. El mensaje profético va más allá de las frases, parte de Dios, fluye por un canal digno, escogido y reconocido por Dios mismo. . Milton J. Martínez. “Los profetas modernos frente a los profetas bíblicos”. http://ministeriomizpah.blogspot.com/ 1 Se les analiza su cultura, su ethos, en Israel o en Judá. Su pertinencia, su proyección hacia el futuro. Han sido analizados en su psicología, en su antropología, desde el punto de vista sociológico y puede que en otras formas. Muchos análisis para comprender si su contexto tiene relevancia con el nuestro y así poder hacer una evaluación de la Palabra en ellos para todos los tiempos. Se tiene una lectura interesada en mirar la pertinencia y la validez, para los que estudian al profeta en la época en la que vive quien analiza. El profeta es un hombre que: En medio de tanta corrupción, de tantos problemas sociales, de tanta injusticia, de tantos abusos, es la voz de alguien que denuncie no como lo hacen los noticieros simplemente para dar una noticia, para ganar audiencia o para ganar un premio de periodismo, no, se necesita algo más. La persona que se necesita, debe además de ser un buen periodista, debe tener el carácter de un defensor del pueblo, de un trabajador por los derechos humanos, de uno que se pare a hablar en medio de las naciones unidas, a alguien a quien se le pueda otorgar el premio nobel de la paz, a un mediador para el conflicto armado, uno que no tiemble decir la verdad, que diga las cosas directamente, que abogue por los más necesitados, que quiere ser la voz de los que no tienen voz, una persona sensible de su realidad, que le gusta la música y la poesía, y sobre todas esas cosas que ame al Señor nuestro Dios y le sirva con toda dedicación. Los temas del profeta se encuentran entre justicia, equidad, perdón, abuso, maltrato, opresión, esperanza, libertad, juicio de Dios, pecado, religión superficial y vacía, videntes y profetas falsos, abuso de autoridad, la falta de temor a Dios, los derechos humanos, abuso de la mujer y los niños, los desamparados, idolatría, la ciudad y el campo, economías que aplastan, delitos e impunidad, la voluntad de Dios, la ética y la moral, el bien y el mal. La Palabra de Dios en los profetas. El propósito de la Palabra de Dios en los profetas es ayudar a su pueblo a caminar por la senda de la voluntad de Dios. Revelar el carácter de Dios, su santidad, sus decretos son justos, permanece en el pacto a pesar de que el pueblo no lo haga. Es la guía para llegar a la meta, en el caso de Israel a la tierra prometida, y para la iglesia a su morada celestial. ¿A qué apunta el mensaje profético? A que el pueblo conozca los pensamientos de Dios. John Stott lo escribe de una forma muy particular: En Isaías 55: 10, 11 Isaías 55:10-11 NTV »La lluvia y la nieve descienden de los cielos y quedan en el suelo para regar la tierra. Hacen crecer el grano, y producen semillas para el agricultor y pan para el hambriento. (11) Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe. John Stott2 nos muestra el paralelo que Isaías está escribiendo del propósito de la Palabra de Dios. Los cielos son más altos que la tierra y de los cielos desciende la lluvia y la nieve con el ánimo de hacer crecer el grano y que la semilla produzca para el agricultor y pan para el hambriento. Los pensamientos de la mente de Dios es la Palabra que sale de su boca. Ellos son más altos que nuestros pensamientos, pero descienden del cielo para producir lo que Dios quiere y hacer prosperar los lugares donde Dios mismo la envía. El mensaje profético denuncia y anuncia. Es pertinente dentro del profetismo la denuncia como el anuncio. Los profetas denunciaban el pecado tanto del pueblo de Dios como de las naciones, al hacerlo así involucran a todos los seres humanos en ese mensaje y desde luego que trasciende los tiempos hasta nuestros días. Es un mensaje que no hace alianzas con los poderes humanos, sino que denuncia a los poderes humanos sus injusticias, sus abusos, sus pecados, su falta de temor a Dios. Añadido a las denuncias están los anuncios que son mensajes de esperanza, son mensajes que revelan la gracia de Dios en todos los tiempos y que culmina con la obra de Jesucristo para toda la humanidad. La Palabra de Dios es un mensaje de autoridad. El concepto de autoridad envuelve el mensaje profético, y no la autoridad que reconocen los hombres sobre otros, sino la que proviene de Dios a través del hombre o mujer que él escogió para dar su mensaje. Así la autoridad como la planteó el Señor Jesús: Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y 2 John Stott. “La palabra de Dios para el mundo hoy”. Lima, Perú. Ediciones PUMA. 2021:20 en la tierra. (19) Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, (20) y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." Mat 28:18-20 (RV1989) Al citar esto, quiero unir el mensaje profético del Antiguo Testamento, de profetas abalados por Dios, respaldados por vidas santas, vidas que testificaron rectitud, sinceridad, autenticidad, valentía, responsabilidad, vidas alejadas del poder humano, de la manipulación, de la exaltación propia, de deseo de protagonismo, del dinero y las riquezas de este mundo. Esas imágenes del pasado nos confrontan en nuestra época para la iglesia y su mensaje al mundo perdido. La misión no es solo de palabras sino de ejemplo, de vidas que como los profetas del Antiguo Testamento, vivieron intencionalmente para cumplir su propósito y su mensaje, no se quedaron callados, denunciaron y anunciaron. Pero también esa autoridad y mensaje puede ser comparado con uan hogera de la cual saltan chispas. El profeta del Antiguo Testamento es a mi parecer una chispa de la hoguera, son las chispas del mensaje divino para que los otros vuelvan a Dios. Cristo es la hoguera, como lo reflexiona Portugal: “Experimentan a Dios en el corazón de la historia, ahí es donde perciben su voz y captan sus exigencias. En esta forma, el profeta se convierte en un reivindicador de la imagen del verdadero Dios, una garantía de Yahvéh para su pueblo, un "espacio humano" donde se encuentra Dios.”3 La Palabra de Dios en los profetas es un medio de acercamiento. Sin el mensaje profético el pueblo no tendría ningún acercamiento a Dios, no habría voz ni propósito de parte de Dios. La escasez de la profecía deja al pueblo sin esperanza, y como en el tiempo del sacerdote Eli y sus hijos, llegó a Israel el Icabod (1Samuel 4:21 Ella 3 Miguel Ángel Portugal. ¿Dónde están los profetas? Análisis, perspectivas y balances del profetismo hoy. http://tematicacristiana.blogspot.com/2008/03/dnde-estn-los-profetas-anlisis.html llamó al niño Icabod diciendo: —La gloria se ha apartado de Israel. Dijo esto porque el arca de Dios había sido capturada, y por lo ocurrido a su suegro y a su marido). Sin la presencia de Dios, sin profetas que hablen de parte de Dios, sin sacerdotes dignos de Dios, sin el arca, Israel queda como los otros pueblos. Es Dios quien toma la iniciativa y da un profeta, en el tiempo de Elí, levanta a Samuel, y en el tiempo de los reyes, levanta profetas, en el tiempo de los jueces, precisamente jueces que traen la palabra de Dios o la voluntad de Dios para el pueblo. En los últimos tiempos a Jesús, y su Espíritu quien nos enseña todo lo que necesitamos saber. (Juan 16:13). La Palabra de Dios tiene un significado que llegó a los oyentes en sus épocas El mensaje profético tiene que ver con la historia, con acontecimientos, no para predecir por predecir, sino para leer en la historia la voluntad de Dios para el momento. El profeta se constituyó en el lector por excelencia de los tiempos, de la voluntad de Dios tanto para el pueblo de Israel, como para los demás pueblos. Cada profeta es un heraldo de su época, uno que trasmite la voluntad de Dios para confrontar y para guiar. En los últimos tiempos es por el Espíritu Santo, el Consolador, quien como gran Heraldo anuncia desde el interior de la iglesia el mensaje del evangelio de Dios, del evangelio de Cristo. Es un mensaje que busca el retorno a Dios como lo dice Jeremías 9:23 – 24 “Esto dice el SEÑOR: «No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas. (24) Pero los que desean jactarse que lo hagan solamente en esto: de conocerme verdaderamente y entender que yo soy el SEÑOR —quien demuestra amor inagotable y trae justicia y rectitud a la tierra— y que me deleito en estas cosas. Yo, el SEÑOR, ¡he hablado!” (NTV) Jeremías hace un llamado a dejar la jactancia sobre tres aspectos en los cuales el ser humano enfatiza, la sabiduría, el poder y las riquezas. Y dice que, si alguien se quiere jactar, que lo haga de conocer y entender a Dios. La profecía hace que el ser humano vuelva a Dios y viva conforme a su propósito, por eso advierte, exhorta, condena, predice, ejemplifica, alerta. Los profetas cumplieron un ministerio que se puede considerar solitario, incomprendido, de lucha y que en definitiva obligatorio. No hay escapatoria para el profeta, debe cumplir con su ministerio cueste lo que le cueste y el que quiera escapar de su tarea le toca volver como fue el caso de Jonás. Esos hombres y mujeres tuvieron un temple, un carácter notable. Vivieron para Dios porque fue diseñado para él. El creyente cristiano debe ser como los profetas, decidido a dar a conocer al Señor y su Palabra, cueste lo que le cueste, a ser gente que vive para Dios y que como decía Elías, “Vive Jehovah en cuya presencia estoy”, es decir, gente consciente de la presencia de Dios en todo lo que hacen. Aunado a lo anterior es indispensable que la palabra del profeta sea una palabra revelada de Dios, una palabra dada por Dios, no por el imaginario personal. En 1 Corintios 14:29 – 33 el apóstol Pablo está afirmando esto, y es el Espíritu Santo quien opera en el profeta4. Ningún profeta en Corinto podría esquivar la importancia de la revelación de Dios, la dirección del Espíritu Santo en la vida. En el Nuevo Testamento lo encontramos como un don del Espíritu Santo, que debe ser entendido desde esa perspectiva. Diferenciando el don de enseñanza que es un acto de la reflexión y preparación consciente sobre la Palabra de Dios ya revelada. Esto nos pone en la petición de oración a Dios, que los predicadores hagan no solo una preparación y reflexión, sino que Dios traiga su revelación para que la iglesia sea edificada y orientada, exhortada y promovida. Este escrito no es un estudio exhaustivo del tema pero busca dejar en el lector preguntas que ayuden a caminar diario con Dios en su propia época. ¿Es el mensaje en su propia iglesia, un mensaje profético de Dios? ¿Se estudia la palabra y se espera en verdad la revelación de Dios en cada mensaje? ¿Es pertinente el mensaje profético en su época o ha desaparecido? ¿el mensaje de Dios se está haciendo público por medio de su iglesia? ¿El mensaje que predica su iglesia apunta a ser integral? Se espera con este escrito que haya motivación y reflexión por comprender mas sobre el papel del profeta en cada época del Wayne A. Grudem. El don de profecía en el Nuevo Testamento y en la actualidad. Deerfield, Florida. Editorial VIDA, 1992:120 4 pueblo de Dios.