COMENTARIO A LA SEGUNDA EPISTOLA PASTORAL DE SAN PABLO A TIMOTEO Por Juan Calvino CAPÍTULO III 1. También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3. sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4. traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5. que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7. Éstas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 1. También debes saber esto. Con esta predicción Pablo se propuso activar todavía más su diligencia; porque cuando las cosas marchan de acuerdo con nuestros deseos, nos hacemos descuidados; empero la necesidad nos apremia agudamente. Pablo, pues, le informa de que la Iglesia estará sujeta a terribles enfermedades, lo cual exigirá en los pastores extraordinaria fidelidad, diligencia, vigilancia, prudencia e infatigable constancia; como si ordenara a Timoteo prepararse para arduos y terriblemente desesperados combates que le esperaban. Y de aquí aprendemos que, en vez de ceder, o aterrorizarnos, por causa de las dificultades cualquiera que sea su naturaleza, debemos, por el contrario, templar nuestro corazón para la resistencia. En los postreros días. Bajo la expresión "los postreros días", Pablo incluye la condición universal de la Iglesia cristiana. No es que compare su propia época con la nuestra, más al contrario, informa a Timoteo de cuál era la futura condición del reino de Cristo; porque algunos se imaginaban cierta condición que sería absolutamente pacífica, y libre de cualquier molestia. ("¿Por qué el Apóstol, tanto aquí como en otros pasajes, habla de «los postreros días», cuando previene a los creyentes que deben prepararse y hacer provisiones para encarar muchas dificultades y molestias? Se debe a la común fantasía de que las cosas irían mejorando; porque anteriormente los profetas, al hablar del reino de nuestro Señor Jesucristo, dijeron que todas las cosas serían asombrosamente reformadas, que el mundo obedecería a Dios, que Su majestad sería adorada por los encumbrados y los humildes, que toda boca cantaría Sus alabanzas, y que toda rodilla se doblaría delante de Él. En suma, cuando escuchamos tales promesas, pensamos que debemos estar en un estado de santidad angelical, ahora que Cristo ha aparecido. Muchos, en su errónea fantasía, llegaron a la conclusión de que, desde la venida del Redentor, nada sino correctísimas virtudes y modestias imperarían, y que todo estaría tan perfectamente controlado, que no habría más vicios en el mundo." Fr. Ser.) En suma, quiere decir que no habrá, aun bajo el Evangelio, tal estado de perfección, que todos los vicios se acaben y que florezcan toda clase de virtudes; y que, por lo tanto, los pastores de la Iglesia cristiana tendrán tanto que hacer con los hombres perversos e impíos, como los profetas y los sacerdotes piadosos lo tuvieron en los tiempos antiguos. De aquí se concluye que no habrá tiempo para la ociosidad o para el reposo. CON RESPECTO A LA SANA DOCTRINA: William Hendriksen RETENLA Capítulo 1 ENSEÑALA Capítulo 2 PERSEVERA EN ELLA Capítulo 3 PREDICALA Capítulo 4 Timoteo debe permanecer en la sana doctrina. Debe poner todo esfuerzo a hacerlo en vista del hecho de que en estos últimos días—esto es, en la edad introducida por la primera venida de Cristo—vendrán tiempos peligrosos. Debe comprender esto. ¿No están ya ahora haciendo su aparición los mercaderes de siniestras falsedades? Tales individuos se caracterizan por el amor al yo y a sus propios placeres en vez de amar a Dios, por la desobediencia a sus superiores, ingratitud hacia sus benefactores, actitud implacable hacia las personas que les son desagradables, y una disposición a no refrenar sus propios malos deseos. Sin embargo, ponen la religión como fachada. Son farsantes, porque aunque mantienen una fachada religiosa, niegan su poder. Timoteo debe apartarse de tales personas.