El Abismo Silencioso Introducción En las profundidades de la oscuridad, donde los susurros se desvanecen y los corazones laten con miedo, existe un abismo silencioso. Un lugar donde las almas perdidas vagan, atrapadas entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Este ensayo explorará los misterios y horrores que acechan en las sombras, revelando secretos que deberían permanecer ocultos. Nuestro viaje comienza en un solitario faro en la costa rocosa. Las olas rugen contra las piedras, y el viento aúlla como un lamento. Los lugareños evitan este lugar, sus ojos llenos de temor. Dicen que el farero desapareció una noche, y desde entonces, nadie se atreve a acercarse. Pero yo, insensato, decidí investigar. Dentro del faro, encontré una puerta cerrada con cadenas oxidadas. “La habitación prohibida”, murmuró el anciano pescador que me guiaba. “Nadie sabe qué hay allí, pero los gritos… los gritos son insoportables”. Mi curiosidad me impulsó a romper las cadenas y entrar. La habitación estaba llena de polvo y sombras. En el centro, un espejo roto reflejaba mi rostro distorsionado. Pero cuando miré más de cerca, vi algo más. Ojos hambrientos me observaban desde el cristal astillado. Susurros llenaron la habitación, palabras incomprensibles que perforaron mi mente. El espejo me atrajo hacia él. Caí de rodillas, sintiendo cómo mi alma se desgarraba. El abismo silencioso me envolvió, y vi a los perdidos: al farero, al anciano pescador, a otros cuyos nombres no conocía. Sus almas gemían, buscando liberación. Pero yo no podía escapar. El abismo silencioso es real. No es solo una leyenda. Ahora, estoy atrapado aquí, escribiendo estas palabras para advertirte. No te acerques al faro. No mires en el espejo roto. No despiertes al abismo silencioso. Porque una vez que lo hagas, no habrá vuelta atrás. ¿Escuchas los susurros? ¿Sientes el frío? El abismo silencioso espera.