MACONDO HISTORIAS INEDITAS Por: Carlo Lobelo Era una tarde tenue y tranquila, esas tardes que solo se viven en la rivera de la vereda buena vista, un pequeño caserío ubicado en las estribaciones de la sierra nevada de santa marta, donde su gente aún conserva las tradiciones y el respeto por la naturaleza, donde aún se conserva la vieja costumbre de prestarse una yuca o un ñame o en algunos casos un pernil de carne de chivo o cerdo, costumbre que hace de ese territorio un territorio de paz y tranquilidad para sus moradores. Heriberto Sanclemente un humilde agricultor nacido y criado en la vereda buena vista muy respetado por todos en la región, tenía la vieja costumbre de sentarse debajo de un frondoso árbol de mango que estaba en frente de su humilde vivienda, desde ahí con un tabaco en su boca observaba día tras día los sucesos que allí ocurrían, considerado como un heraldo de aquel lugar. La llegada de los forasteros a buena vista marcó el inicio de una era oscura para el pacífico pueblo. Con crueldad despiadada, impusieron su dominio sobre la comunidad, sembrando el miedo y la desesperación a su paso. Los habitantes, antes libres y orgullosos, se vieron forzados a soportar un yugo opresor que les arrebataba su dignidad. Heriberto, testigo impotente del sufrimiento de su gente, decidió tomar cartas en el asunto. Reunió a un grupo de valientes amigos cuyos corazones ardían con el deseo de justicia. Juntos, trazaron un plan audaz para enfrentar a los opresores y liberar a buena vista del yugo tiránico que lo aprisionaba. La venganza se gestó en secreto, alimentada por la determinación inquebrantable de aquellos que ansiaban restaurar la paz en su amado hogar. Durante noches interminables y días llenos de peligros, el grupo planificó meticulosamente cada paso de su osada empresa, preparándose para el enfrentamiento definitivo contra los forasteros. Finalmente, el día señalado llegó. En un acto de coraje y sacrificio, Heriberto y sus aliados llevaron a cabo un ataque sorpresa contra los opresores, desatando una batalla feroz que sacudió los cimientos de buena vista. La lucha fue encarnizada, con ambos bandos enfrentándose con fiereza en una contienda que sellaría el destino del pueblo. Sin embargo, en medio del fragor de la batalla, una tragedia inesperada golpeó al grupo liderado por Heriberto. El destino cruel arrebató al valiente líder en un giro devastador que dejó a sus compañeros sumidos en la aflicción y la incertidumbre. La muerte de Heriberto amenazaba con desmoronar los cimientos de la resistencia y poner en peligro todo por lo que habían luchado. A partir de este momento crucial, se desató una serie de eventos que llevaron a los supervivientes por un camino tortuoso lleno de desafíos inimaginables. La lucha por la libertad se convirtió en una odisea épica que probó la fortaleza y el espíritu del grupo, llevándolos al borde mismo del abismo en su búsqueda incansable de redención. La historia continua con la partida de los valientes compañeros de Heriberto, quienes, desgarrados por la partida de su líder, deciden emprender un nuevo rumbo lejos de buena vista. Guiados por la determinación de construir un futuro libre de opresión, establecen Macondo como un refugio para aquellos que anhelan vivir sin el yugo tiránico impuesto por los forasteros. Sin embargo, la sombra del pasado persigue a los habitantes de Macondo, ya que los forasteros de buena vista no están dispuestos a renunciar a su dominio sin librar una feroz batalla. Las colinas y valles cercanos se convierten en testigos mudos de los enfrentamientos épicos entre los residentes de Macondo y los opresores que buscan reclamar lo que consideran suyo por derecho. El relato se sumerge en las vicisitudes de la guerra, explorando el impacto emocional y físico en aquellos que se ven inmersos en el fragor del combate. Cada enfrentamiento está impregnado de sacrificio, heroísmo y pérdida, mientras los personajes luchan incansablemente por un futuro donde la paz reine sobre las tierras que llaman hogar. Pero después de tantas luchas, sufrimiento, llantos, remordimiento y muerte la gente del pueblo tendrían lo que tanto anhelaban, el regreso de su hogar, después de una feroz batalla que quedara para la historia entre los habitantes de Buena vista y los forasteros. el pueblo quiso hacerle una estatua a don Heriberto en honor a su valentía por su pueblo.