Subido por Frank Gonzalez

Hermosa Rendición hermosa rendición , de vanesa_osoriio

Anuncio
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
[COMPLETA] A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil como uno piensa. Y escapar de los sentimientos no es tan
fácil, menos cuando te topas con alguien carismático, tierno y atractivo que te hará caer en un espiral de deseo y
placer, pero tienes que ir con cuidado y estar atenta porque tarde o temprano el pasado te alcanza y eso puede ser tu
peor pesadilla. ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas gráficas de sexualidad y otras temáticas adultas.
Prólogo
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente, desafiándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones. Ella sabía que la estaba usando porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía
que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo con un tono de voz molesto. Estiró su mano donde me acarició
con suavidad mi mejilla—. Ella sabía que quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y aun no entiendo...
que somos—movió las manos entre nosotros y soltó un enorme suspiro—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte con curiosidad.
—Lo quiero todo de ti, mi bella—me dio una tierna sonrisa—. Quiero que seas mi novia, mi chica, mi mejor amiga y
más—apoyó su frente contra la mía y cerró los ojos por un momento—. He caído por ti. Me rindo, eres mi «hermosa
rendición».
Nuestras narices se rozaron y su pulgar acariciaba mi mejilla con ternura.
—¡Joder, bella! Traté de resistirme a ti y ser solo amigos como me lo pediste, pero no pude. Simplemente caí por ti.
Supongo que caí por ti porque fuiste la chica que me desafiaba con tus palabras y actitud.
Él me dio una sonrisa traviesa y puso un mechón detrás de mi oreja.
—¡Mierda! Eres tan bella que me fascina verte cada segundo del día —Tomó mi mano y la guio en donde estaba su
corazón—. Ya me tienes, bella, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi corazón dio un brinco de emoción al escuchar
las palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de nuevo a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro. Por ahora no puedo estar con él porque yo ya perdí a una persona que era importante para mí y no
quiero que nadie más pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Capítulo 1
—Vamos Anastasia ¿Por qué estás tardando tanto en el baño? —Escucho los gritos de Alejandra—. Vamos a llegar
tarde a la universidad.
Salgo del baño, camino a mi cama y tomo mi mochila. Entró al cuarto de estar donde está Alejandra y su novio
hablando.
—Ya estoy lista, no era necesario tanto grito.
— ¡Claro que sí! —Exclamó molesta mi mejor amiga— vamos que ya estamos atrasados— suelto un suspiro y camino
a la puerta—. Amor, hoy día te ves muy guapo.
Yo ruedo los ojos al escuchar sus palabras que le dice mi mejor amiga a su guapo novio. Cameron, uno de los chicos
más guapos de la universidad, está saliendo con mi mejor amiga, se conocieron el año pasado en su primer año de
universidad y de ese momento están juntos, mi mejor amiga babea literalmente por él.
Me subo al auto de Cameron y me fijo que ahí un chico que está leyendo un libro. Lo miro y está totalmente vestido de
negro. Me fijo que en el brazo izquierdo lo tiene tapado de tatuajes, pero en el derecho no hay ninguno y tiene el pelo
negro. El chico sigue leyendo y no puedo evitar intentar leer el título del libro. Él me mira de reojo y alza una ceja en mi
dirección y vuelve a concentrarse en su libro que creo que es de medicina.
Miro por la ventanilla y veo como Alejandra le da besos a Cameron, no que estaban tan apurados.
Suelto un suspiro. Saco mi celular y me pongo a revisar Instagram. Siento un carraspeo del chico de negro. Me vuelvo
a mirar y veo que tiene una sonrisa deslumbrante.
—No creo que te guste este libro — me dice aún con su sonrisa —. Es tu primer año de universidad, ¿verdad?
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Me encojo de hombros, lo ignoro y vuelvo a mirar mi celular.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una sonrisa de curiosidad.
Mire un segundo a la parejita que estaba afuera antes de mirar de nuevo al extraño. De seguro que era otro chico
popular o eso fue lo que me dio a entender Alejandra ayer que ella y sus amigos conocían toda la universidad.
—Si—digo tratando de ser amable, pero tratando de cortar la conversación.
Supongo que él lo notó porque me frunció el ceño. Normalmente cuando tú quieres seguir con la conversación le
preguntas ¿y tú de dónde eres? O ¿Cómo estás? Chorradas por estilo.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunta con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que dije y me concentré en mi celular.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comenta con una sonrisa traviesa. Lo miré fijamente y él cerró su libro—. Eres de esas chicas que le gusta estar
sola porque la vida ya le ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Justo cuando le iba a responder al chico. Las puertas de adelante se abrieron y entro la parejita enamorada que ya me
tenía enferma con su amor, prácticamente me arrojaba corazones imaginarios al rostro. <<Estos chicos se comen con
los ojos>>
—Hola, Diego—dice la rubia con emoción. Desvió la mirada del chico y me fijo en Alejandra—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le responde el chico de negro con una enorme sonrisa perfecta y blanca en donde se
le marca aún más sus hoyuelos.
Cameron soltó una carcajada al escuchar a su amigo. Miré mi celular y aún no tenía respuesta de los gemelos o de
Jonathan, de seguro se quedaron dormidos los tres imbéciles.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice Cameron de broma.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—lo mire con diversión porque fue patética esa respuesta, pero me
la callo para mí misma—. Veo que este año hay muchas chicas guapas.
Él me guiñó el ojo y fruncí el ceño porque de repente....Me recordó a esa persona <<Vamos Anastasia, tú me gustas,
eres mi favorita entre todas las otras>> Negué con la cabeza porque fui una estúpida por caer por él.
—Alejandra, tengo una duda—dice el chico—. ¿Es cierto que tu amiga es una chica de pocas palabras?
Miro a Alejandra con diversión y ella me guiña un ojo en respuesta.
—Algo así, no es nada contra ti—Ella le sonríe a Diego y luego me tira un beso—. Le cuesta demasiado confiar en la
gente y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
—¡Interesante!—vuelve a repetir.
—¡Hey, chico! —Lo llamo—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque
ahora no y la razón es porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonríe con aire malvado y no puedo evitar soltar una risa. Él
se inclina hacia mí y yo me alejo un poco de él—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras.
—Lo tomaré en cuenta—declaró en un tono burlón que no le pasa desapercibido para él.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es que soy algo intenso y no me gusta esperar
tanto. Soy un chico que le gusta correr en vez de caminar—dice con confianza.
Lo miro y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—murmuró.
—Algo—murmura—. Sobre todo, con chicas guapas y misteriosas, son así por decirlo un desafío—me mira
intensamente.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes?
El chico soltó una carcajada. Lo miré por un momento y me estaba observando divertido por toda la situación. Lo
estudié de mejor forma y me fijé que este chico realmente era guapo, pero se nota a lo lejos que es un mujeriego. Por
la forma en la que la camiseta se adhiere a su músculo me doy cuenta de que entrena algún deporte o solo va al
gimnasio, es guapo como el infierno, pero es un terreno que yo ya probé y uno siempre termina con el corazón roto.
Por fin, llegamos a la universidad y me bajo del auto de Cameron. Camino al lado de Alejandra y ella habla
animadamente con su novio y con Diego. No me uní a la conversación porque no entendía de quién iban hablando.
—Diego—, grita una chica de pelo rubio—. Te extrañé tanto en estas vacaciones.
La chica de minifalda negra y una polera rosada, se lanza a los brazos de Diego y él, encantado, empieza a devorarle
la boca. Puse cara de asco porque vi un poco de lengua y no quería ver eso.
—Voy a clase, bonita. No quiero seguir observando este espectáculo—bromeo.
Ella suelta una carcajada y me abraza con fuerza.
—Intenta sonreír, pero dame una sonrisa verdadera.
Negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
—Solo intenta volver a ser feliz. No toda la gente es mala Ana, no pierdas la oportunidad de conocer a nuevas
personas.
—Alejandra—, digo un poco molesta, porque ese terreno es peligroso para mí.
Jamás volveré a ser esa persona que fui en el pasado, jamás aun cuando intento seguir. Esa herida siempre seguirá
ahí. Recordando que uno nunca termina de confiar en la gente aun cuando tú crees conocerla. Sé que a ella no le
gusta mi actitud porque sabe que estoy fingiendo cada sonrisa e intentó engañarme a mí misma que son reales aun
cuando en el fondo estoy siendo miserable, pero la vida me enseña que mientras mejor seas tú con la gente, algunas
personas te tratan peor o abusan de esa amabilidad en ti.
Miro el mapa de la universidad para ver donde se encuentra mi salón. Suelto un suspiro de alivio cuando encuentro mi
sala porque me equivoqué dos veces entrando en los salones. Me siento en el primer asiento disponible que observé.
Saco mi cuaderno y mis lápices. Cuando giro mi cabeza, me encuentro con Diego sentado al lado mío.
—Menuda coincidencia, bella—me dice contento—. Que genial tengamos esta clase juntos—él sonrió deslumbrante
con ese carisma que tenía para quedar bien con todo el mundo.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—digo con una falsa emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad?
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—alce una ceja y una sonrisa burlona apareció en
sus labios—. Me refiero a que en nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Yo asiento y él suelta una
risa—. Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar con ella para saber cómo es su carácter, sus gustos...al
menos es la forma tradicional.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente?
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo—apreté mis labios en una fina línea.
<<Mujeriego>>—pienso para mí misma—. Uno puede conocer a la persona a través del sexo y sin necesidad de
palabras.
Solté una risa, pero de dónde ha salido este chico acaso estoy soñando porque yo no me lo creo aún, es mujeriego,
simpático, guapo y eso significa que hay que mantenerlo a 20 metros de distancia.
—Valee—digo algo incómoda.
Él suelta una risa y varios mechones de pelo cayeron en su frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas...tú no tomarás ninguna de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—miro a mi alrededor y veo que varias chicas lo están mirando fijamente. ¡Oh, vamos! Solo es un hombre—
pienso para mí misma.
Nos quedamos un silencio incómodo y él sacó otro libro de Shakespeare. Me quedé sorprendida y él me miraba de
reojo y desvié la mirada porque tampoco quería seguir mirándolo.
—¿Te gusta Shakespeare? —pregunta.
Me giro para mirarlo y él está ya concentrado en la lectura.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comento con una sonrisa.
Él sonríe, pero sigue leyendo su libro. Vale, es muy guapo, pero es mujeriego y ya pasé antes por ese terreno y me
prometí que jamás volvería a caer de nuevo por eso.
—Eres bellísima—me mira de reojo—. ¿Te gustaría salir con este extraño?
—No—respondo de inmediato.
Suelta un largo suspiro y cambia la página del libro. Me pregunto cómo puede leer y hablar al mismo tiempo. Yo
necesito estar en silencio o escuchando música.
—Tenía que intentarlo—es todo lo que dice.
Saqué mi lápiz y empecé a golpearlo contra la mesa. Y sentí su mirada sobre mí, estoy segura de que le está
molestando el ruido y por un momento quise golpearlo con más fuerza. Diego se aclaró la garganta antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—me pide con una sonrisa.
Sonrió divertida, lo sabía. Lo ignoro y sigo golpeando el lápiz contra la mesa, la verdad es que solo quiero molestarlo
un poco.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclama.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —respondo seria, pero por dentro me quiero morir de la risa.
Él frunció el ceño y yo volví a jugar con mi lápiz. Pasaron unos minutos en silencio y de repente me arrancó el lápiz de
mi mano. Lo fulmino con la mirada. Él tenía una sonrisa triunfadora y estiró su mano hacia arriba.
—Devuélveme el lápiz— Digo amablemente.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste parar y ahora te aguantas, muñeca.
Justo cuando iba a responder, una chica pasó sus manos por los hombros de Diego. Él se voltea a ver quién es.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre—dice Diego.
Ella sonríe y pone su mano en su cadera. La miro como anda vestida con una minifalda y una polera negra. La chica
se sienta en las piernas de Diego, y él empieza a tocar los muslos de la chica quien está feliz de la atención que tiene.
Suelto un suspiro y veo que Diego deja mi lápiz en su mesa y se lo quitó de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— me dice la señorita de minifalda. Sonrió de oreja a oreja.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Me paso la mano por mi largo cabello castaño y miró de nuevo a la chica—. Después
de meditarlo unos segundos ya sabes analizando las ventajas y desventajas de porque tendría que irme del puesto
donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—Ella dejó de sonreír y su cara se puso un poco roja—. Mira guapa,
puedes llevarte a este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—junto mis manos en forma de súplica.
Diego se aclara la garganta y yo le guiño un ojo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes quién es él!—exclamó indignada como si
hubiera cometido el peor de los crímenes.
Me mordí el labio para aguantar la risa y no reírme en su cara por en la forma que me lo dijo: <<¡Dios me lo estoy
pasando en grande!>>Me digo mentalmente.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—le digo encogiéndome de hombros—. Solo
quiero que me dejen sola y tranquila en este puesto y listo—digo limpiándome una uña—. Hay muchos más puestos
desocupados, guapa —Le guiñé el ojo a la chica y ella se ruboriza.
Veo como la chica pasa al lado mío, camina a su asiento. Siento un carraspeo, me vuelvo y veo al chico de tatuajes
mirándome serio.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmura—. Disculpa, pero eres algo desagradable—dice enojado.
Lo miré y estaba realmente enojado, pero eso solo hizo que estallara en una carcajada porque acaso no le gusta que
les quiten a sus chicas. Nunca he andado con una chica, pero tampoco me niego a la idea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Me volvió a preguntar.
Me mordí el labio inferior para aguantarme la risa y no volver a reírme de su cara de estúpido.
—Soy como soy—me encojo de hombros y sonrió—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú tienes celos de la otra chica, estoy seguro de
que quieres estar en mis piernas y que mis manos recorran tu piel—me provoca con un gesto torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos—digo aburrida ya por el tema.
—Cobarde—me susurra en donde su boca toca ligeramente la piel de mi oreja y me hace dar un pequeño salto—. Tu
cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi espacio personal.
Muevo mis manos marcando cuál es mi espacio personal y él suelta una carcajada donde varios mechones caen a su
frente dándole un toque sexy. Observó a mi alrededor como varias chicas suspiran por él.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta,
Anastasia—se acercó aún más y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste romper tu espacio personal,
nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Digo enojada porque rompió los límites de mi paciencia con ese
toque—. No me toques de nuevo o te lo juro que no respondo—digo furiosa.
Él me suelta poco a poco y respiró varias veces para lograr calmarme porque me da lo mismo sus palabras, pero otra
cosa distinta es que me toquen, es un punto delicado y más si es un extraño. No me gusta que me toquen.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine mis fiestas—él chasquea su lengua y añade—:
Será mejor que me vaya, ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Fruncí el ceño antes sus palabras eso fue tan asqueroso, pero me lo guardé para mí misma, no me sorprende lo que
me acaba de decir. Es lo típico de los chicos guapos y es una de las razones por la que me mantengo lejos y eso tenía
que hacer con este chico.
—Le mandas saludo a tu chica—digo con una sonrisa y veo como guarda su libro en la mochila y suelta un bufido.
—Se lo diré cuando me la esté follando—me susurra.
<<Puerco>>—digo mentalmente. Me quedé callada y negué con la cabeza. Él me dio un breve golpe en mi hombro,
supongo que sí se molestó. Bahh, no me importa, para mi es mejor mantener a todo mundo lejos de mí. Justo en ese
momento entró el profesor al salón.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden silencio por favor — dice el profesor de historia.
Empiezo a tomar apuntes de todo lo que dice el profesor, pero sentía la mirada de Diego sobre mí, mientras besaba a
la chica y veía como muchas chicas suspiraban por él, pero ¡madre mía! Que no ven que es mujeriego que le gusta
romper el corazón a las chicas...yo no entiendo a la sociedad. En serio la gente sigue cayendo por una cara bonita. Me
removí incómoda en mi silla y me llegó un papel. Levanté la mirada y vi que era de Diego.
Desdoblé el papel y solté un bufido a leer lo que había escrito en papel:
No estés celosa, Anastasia. Tú también puedes jugar conmigo y divertirnos juntos sin ropa y conocernos mejor. Por
cierto, eres la chica más bella que he visto. Me has robado mis ojos con tu belleza.
Arrugué el papel y después lo partí en mil pedacitos, bajo la atenta mirada de Diego quien se llevó la mano al corazón
como si le hubiera dolido y puse los ojos en blanco. Asqueroso, repugnante y mujeriego—lo insultó en mi mente.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Salí del salón y siento una mano que agarraba mi brazo.
Me doy vuelta y veo a Diego sonriéndome.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración—se inclina hacia a mí y retrocedo—. Tranquila
Anastasia, no romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los demás para que no seas una
rara—suelta una risa—. Claro que sería una rara muy bella—dice mordiéndose el labio inferior.
¡Dios ayúdame! —Pienso para mí misma. Este día recién comienza y ya veo que va a seguir mejorando con mi
compañero que es uno de los mejores amigos de Ale que es mi mejor amiga, perfecto, es perfecto.
Ella es nuestra Anastasia es la personaje principal y en ella me inspirado en esta historia, espero que le guste
este nuevo proyecto y que me apoyen como en la otra historia.
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 2
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y varios mechones cayeron en su frente—. No te
preocupes por mi soy nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrece. Mete su mano en uno de los bolsillos y saca un papel, me lo entrega
—. Mi número.
—Okey—murmuró.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la universidad—él pone sus manos en mi hombro y
asiento con sus palabras—. Y me puedes guardar como: "el amor de tu vida" en tu celular—dice con una sonrisa
traviesa y haciendo comillas con sus dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—digo con sarcasmo y golpeando su hombro de broma—. Solo que yo no
tengo citas, no creo en el amor y tampoco me gusta conocer a gente nueva.
—Eres rara.
Me encojo de hombros. Eso ya lo sé, antes era alegre, ahora solo siguió con mi vida, ya sabes estudiar para tener una
carrera y ser alguien en esta vida, ya que ahora si no tienes un título profesional, no eres nadie, según en la sociedad
en la que estamos.
—Lo soy—le respondo guardando su número en un bolsillo de mi pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —Levantó la cabeza para mirarlo y él me miró con mucha intensidad.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo estar sola en esta vida, yo creo que es algo
fascinante. Me tengo que ir—doy media vuelta y comienzo a caminar por el pasillo.
—Adiós, chica rara.
Lo miró por encima de mi hombro y niego con la cabeza. Sacó el papel y lo boto a un basurero y sacó el mapa. Veo el
plano y veo pasar a Diego con otra chica, <<mujeriego, mujeriego>>—canto para mí misma. Dios se parece tanto
a...niego con la cabeza.
Me siento en una banca alejada de las demás personas y comienzo a leer los documentos que me envió Luis sobre
todo lo que pasó dos años atrás. Suelto un suspiro enorme. Ya han pasado dos años. Dos años que me gustaría
borrar para siempre. No ha sido fácil para mí y menos volver a recuperarme. He tenido que ir a terapia y más terapia
en distintas ciudades de España. Espero poder terminar este año aquí y no salir corriendo de nuevo.
En ese momento me entra una llamada de Dylan:
—¿En dónde están? —pregunto, y miro a los lados y veo pasar a los jóvenes y a los profesores de un lado a otro.
—Hola, amorcín, yo estoy bien ¿y tú? Oh, Dylan, yo también estoy bien, por cierto ¿en dónde están? —suelto una risa
al escuchar su monólogo—. Oh, mi amorcín, nos quedamos dormidos y supongo que ya has espantado a la mitad de
la universidad y ahora está sola, ¿verdad?
Suelto un bufido. Me conoce tan bien, pero si ellos estuvieran aquí no estaría sola y tampoco me entusiasma unirme al
grupo de Alejandra. Siento que no voy a encajar en ese grupo de populares. Yo no soy así y tampoco lo necesito o me
interesa es por eso por lo que estoy sola en esta banca.
—Más o menos—respondo.
—Amorcín, sé sociable—suelto un bufido y él suelta una risa—. ¿Por qué no estás con Alejandra?
—No lo sé, no me siento cómoda con sus amigos, no son por así decirlo mi estilo de amigos—le explico a Dylan. Él
suelta una risa—. Además, me gusta estar sola.
—A nadie le gusta estar sola, bueno a ti. Me tengo que ir, amorcín, mañana nos vemos y únete a los demás, no seas
rara en tu primer día de clase—suelto un bufido por sus palabras y me despido de él.
Sigo revisando mis mensajes y veo que me acaba de llegar uno de Alejandra, lo abro rápidamente:
<Alejandra a las 10:21 a.m.>
"¿Dónde estás? Ven, estamos en el patio principal."
<Anastasia a las 10:22 a.m.>
"Voy para allá"
Camino por los pasillos de la universidad y por fin, llego al patio principal. Me quedé mirando un segundo a la gente e
intentó ubicar a la rubia. Camino un poco y veo como Alejandra agita su mano para llamar mi atención. Aquí vamos—
me animó a mí misma.
—Anastasia, por aquí—escucho que me llama Alejandra.
Me acerco al grupo y me siento a lado de la rubia y de Diego quien está hablando con una chica pelirroja. Él me mira
de reojo y una sonrisa aparece en sus labios. Alejandra me abraza con fuerza.
—Chicos y chicas, ella es mi mejor amiga, Anastasia. Ella es María, — dice señalándome a la chica de pelo corto y
rubio, anda vestida con un short y una polera de tiritas blancas. — Y ella es Bárbara —. Me fijo en la otra chica de pelo
crespo, colorín, de ojos azules, anda con un vestido morado. — Ellos son Cristian y Carlos. — Miro a los chicos son
los dos rubios, uno tiene los ojos verdes y el otro gris.
Saludos a todo por general y Alejandra comienza a hablar con Cameron y María sobre la fiesta que yo ni entiendo y
tampoco me interesa mucho. Ya sabía yo que no iba a encajar aquí y supongo que ya perdí la práctica de hacer
amigos, he pasado demasiado tiempo sola. Siento una mirada sobre mí, levanto la mirada y veo a Diego mirando
fijamente con una sonrisa traviesa.
—¿Estás incómoda? —pregunta, jugando con su teléfono. Hago una mueca y él suelta una risa—. No quiero sonar
mal, pero mis amigos no parecen tu estilo de amigos.
—No. No, no lo son—respondo con sinceridad.
—Eres demasiado callada para mi gusto—achica sus ojos como intentando evaluar mis movimientos o pensamientos.
—Ya te lo dije antes soy una chica de pocas palabras—le recuerdo mis palabras.
Miro mi teléfono y le respondo el mensaje de Roció. Diego se aclara la garganta y me giro para mirarlo.
—Eres un enigma como un acertijo que hay que ir de poco a poco descifrando para saber tu verdad o tu pasado. Lo
puedo intuir—apreté los labios y siguió jugando con su celular en las manos—. Normalmente, no conozco a chicas así.
—Eres algo confiando, no crees.
Él suelta una risa que hace que llame la atención de todo el grupo y sobre todo la de Alejandra, Cameron y Bárbara.
Alejandra me abraza con fuerza y fulmina con la mirada a Diego. Él niega con la cabeza, comienza a hablar con
Bárbara y Alejandra vuelve a centrarse en su conversación con sus amigos y yo miro el cielo. A pesar de que llevo
años siendo amiga de Alejandra muchas veces no tenemos nada en común como, por ejemplo, los amigos y sé que
no lo hace en mala, ya que ella tampoco se integra mucho con los gemelos, Jonathan y sobre todo con Roció.
—Hola, linda, un gusto en conocerte, te habían dicho lo hermosa que eres—me dice una voz.
Levantó la mirada y veo que es uno de los amigos de Diego. Creo que se llamaba Carlos, no estoy segura.
—Hola.
—Alto ahí, Carlos —miró a Alejandra frunciendo el ceño —. A mi amiga la dejas tranquila, vete a buscar a otra...,
además ni siquiera lo intente con ella, porque si alguien la lastima se verá conmigo.
Me quede callada porque Alejandra siempre hacía lo mismo desde mis últimas dos relaciones que no salieron bien.
Una me hizo sentir una verdadera mierda y la otra casi morí, quedé viva, pero toda esa felicidad se perdió en mí.
—Es mejor intentarlo a quedarse con la incertidumbre—bromea él. Me mira un segundo y me guiña el ojo.
No puedo evitarlo y suelto una carcajada. Siento carraspeo a mi lado. Miro a mi lado y me topo con la mirada fija de
Diego, se acerca a mí y su boca de nuevo roza levemente mi oído.
—No es tan bueno como aparenta, Anastasia—. Siento escalofríos en todo el cuerpo, por su aliento en mi oreja —.
¿Quieres salir conmigo, extraña? —Pregunta de nuevo
—No, tengo planes para la tarde—respondo.
Suelta un fingido suspiro y apoya su barbilla en la mano y me observa atentamente y toma un mechón de mi pelo
castaño. Lo miro sorprendida y lo pone detrás de mí oreja.
—No quieres salir conmigo, ¿verdad? —negué con la cabeza y él soltó una pequeña risa—. Eres complicada, apenas
me hablas y son muy pocas palabras para entenderte y tampoco quieres salir conmigo—se mordió varias veces el
labio inferior antes continuar—, pero no me rendiré. Tarde temprano te conoceré.
—Deberías hacerlo—murmuró por lo bajo.
En ese momento se sienta una chica de pelo corto negro con algunos mechones azules y ojos café. Ella toma el brazo
de Diego y él se aparta con rapidez de su agarre como si le quemara.
—Hola, Diego— dice la chica—. Te extraño mucho—hace un puchero con sus labios y desvió la mirada porque la
situación es incómoda.
—Hola, Catalina—dice Diego, sin mirarla y jugando con su celular en sus manos. —He...Estado ocupado.
—Cuando volveremos a vernos—insiste la chica.
Tomó un mechón de mi pelo y comienzo a jugar con él. Alejandra me mira y sonríe. Se inclina hacia mí y pasa su
brazo por mis hombros.
—¿Lo estás pasando bien?
—Oh sí, claro, siempre pasa lo mismo con ese chico—susurro, para que solo ella me pueda escuchar. Ella mira la
escena que tenemos a lado y pone los ojos en blanco.
—Si, Diego es muy conocido por sus aventuras. Él solo quiere divertirse, supongo, nunca lo he visto en una relación
seria y nada por estilo—Ambas miramos de reojo la escena donde Diego sigue hablando con la chica, pero se le
puede ver que está algo molesto—. Por lo general él siempre deja las cosas claras.
—Ah vale... —respondo. Miro mi celular y ¡mierda! Voy tarde a otra clase, comienzo a levantarme, pero algo me
detiene cuando escucho las palabras de Diego.
—Nunca más, mira linda, yo no quiero una relación. Ahora lárgate. No te volveré a follar nunca más, eres una puta
loca—dice Diego en un tono seco.
—¡Eres un imbécil!—dice la chica parándose y llevándose su poco orgullo. La veo alejarse a pasos rápidos por el
patio.
—¿Acaso no te gustó tener relaciones sexuales con ella? —pregunta uno de los amigos de Diego.
—Es un asco en la cama, ni sabe moverse—responde Diego y todos se ríen en su grupo.
Miro a Diego y aprieto mis manos en puños. ¡Odio a los tipos como él, cuál es su problema, no tiene ningún derecho a
hacer ese tipo de comentarios sobre la intimidad de las mujeres y menos burlarse!—Exclamo molesta para mí misma.
—¡Eres un imbécil!—suelto de repente. Todos en el grupo guardaron silencio o más bien todo el patio se quedó en
absoluto silencio—. Quien te crees que eres tú para reírte de ella y compartir su intimidad con los demás y más encima
burlarse de eso. Eres un poco hombre y un cerdo por hacer eso.
Él soltó una carcajada fuerte y apreté más mis manos, porque yo no le veía la gracia en decir eso y más que sus
amigos se rían y le aplaudan. Es horrible, pensé que aquí en la universidad sería diferente a como lo es en secundaria,
pero me equivoqué.
—Me han dicho cosas mucho peores, así que tienes que esforzarte un poco más. —Responde con chulería—.
Además, muñeca, yo no la obligue a que se acostara conmigo. Ella sola se tiró a mis brazos y simplemente no me
gusto y punto.
Lo fulminé con la mirada y él achicó sus ojos esperando mi respuesta.
—Eres un gilipollas, es que ni siquiera te das cuenta de lo horrible que fueron tus palabras...¡Imbécil!
Diego apretó la mandíbula y vi cómo se le empezaba a marcar las venas de su cuello y se levantó del suelo y se puso
frente a mí. Apreté mis manos con fuerza e intenté contar del uno a diez.
—Anastasia, no lo hagas—Alejandra me mira fijamente. Respiro varias veces para intentar controlarme —. No vale la
pena.
Comencé a caminar hacia atrás porque si no me iba esto se iba a poner realmente feo para mí. Que horrible cometario
ha dicho y más que lo comparta con sus amigos, es horrible porque es algo íntimo. Hombres, solo les importa el sexo
y sexo—negué con la cabeza y caminé rápidamente a mi salón.
—¡Esto no se quedará así!—soltó un grito Diego.
Me volví y le mostré mi dedo medio a ese imbécil engreído, ese chico era raro porque podía ser inteligente e
ingenioso, pero a la vez era mujeriego y se nota, ya que le gustaba ir comentando sus conquistas con sus amigos.
Llego a mi salón y caminé al último puesto.
Miro la ventana, siento como alguien se sienta al lado mío.
—Anastasia—, escucho la voz de un Diego totalmente furioso y enojado—. ¿Podemos hablar como personas
civilizadas?
Me encogí de hombros y miré de nuevo a la ventana. La verdad es que me molesta que hagan esos comentarios así,
es nuestra intimidad y no me parece gracioso que después todo el mundo se pasa eso de ti, es horrible.
—Por favor— insistió.
Lo miré y me topé con sus ojos café, le devolví la mirada por unos segundos antes de hablar con él.
—Tú dirás de qué quiere hablar conmigo.
—Escúchame bien, lo que hiciste en el patio...—Antes de que terminara de hablar lo interrumpí.
—Lo que tú dijiste fue muy bajo y feo, entiendo tu punto de vista de nada serio con las chicas y que se lo dejas claro,
pero que después tú te burles y haga ese tiempo de comentario de que es un asco en la cama y que no se sabe
moverse, es horrible y más que tus amigos se burlen.
—Mira chica rara, yo opino de mis experiencias lo que yo quiera y no tengo por qué sentirme mal. Fui sincero con lo
que dije y punto. ¿Y acaso sabes quién soy? Si quiero, puedo hacerte la puta vida imposible aquí en la universidad.
"¡¿Quién mierda se cree este chico?!" — Pensé. No tiene ni idea tampoco de quien mierda soy yo.
—Me valeee—sonreí—. Sé perfectamente quién eres —Exclamé—, también sé que eres uno de los más populares de
la universidad y que todo el mundo te tiene respeto porque eres un buen boxeador. Déjame decirte Diego que no me
impresiona en lo absoluto y no tengo miedo... —Lo miré y él achicó sus ojos—. Si era eso todo lo que me ibas a decir,
me valeee.
Él levantó sus manos en lo alto y soltó un suspiro
—Mira tal vez, fue de mal gusto mi comentario y tal vez tenga razón, pero ya lo dije y punto. No quiero que nos
llevemos mal porque nosotros nos veremos casi todo los días, Alejandra es mi mejor amiga y está con mi mejor amigo
así que será mejor llevar la fiesta en paz entre nosotros dos.
—En esto tiene razón, nos veremos mucho, pero es mejor que no hablemos ya me di cuenta de que tenemos diferente
formas de pensar y es mejor para los dos.
Él no dijo nada más y yo tampoco, esperé que entrara el profesor a clase para después poder irme al departamento.
Mire como nuestro compañero iban entrando y muchos saludaron a Diego y también varias chicas se acercaron a él,
pero al parecer no estaba de humor ya que era cortante con ellas.
Lo miré de reojo y vi que me estaba mirando fijamente, pero yo desvié la mirada. El profesor entró y comenzó la clase.
Tome apunte de todo lo que el profesor decía y en la mitad de la clase Diego deslizó un papel en mi mesa. Lo miré,
pero tenía la cabeza apoyada en la mesa y estaba durmiendo o fingía que lo hacía.
Desdoblé el pedazo de papel y miré de reojo a Diego quien tenía una sonrisa en sus labios, pero mantenía sus ojos
cerrados.
No te enojes conmigo,
No quiero que no llevemos mal y sé que parezco un mujeriego y no lo niego,
Y me porté mal y lo siento, ¿me perdonas?
Negué con la cabeza y me concentré en la clase y en tomar apuntes sobre lo que decía el profesor. Cuando la clase
terminó, guardé rápidamente mis cosas y salí del salón, sentía que alguien venía detrás de mí. Cuando me di la vuelta
choque con el torso duro de Diego que casi me bota, pero me agarro del brazo.
—Tendré que poner una orden de alejamiento—él suelta una risa y aparta el pelo de mi cara—. No te perdono y te
quería decir que me dejes de seguir.
—No te estoy siguiendo Anastasia, camino hacia afuera y esto es un espacio público así que esto no sería acoso—me
responde con una sonrisa malvada.
Me doy la media vuelta y caminó rápidamente afuera de la universidad, miró por encima de mi hombro y veo que
Diego viene detrás de mí y me sonríe. Suelto un suspiro y me detengo en el semáforo, espero que la luz cambie para
poder cruzar.
—Aún sigue siendo sitio público—lo miro y no me sorprende que esté a mi lado—. Tenemos que dejarnos de vernos
así—frunzo el ceño y me sonríe de lado mostrando sus hoyuelos.
—Ya—comienzo a caminar rápidamente y veo como Diego choca contra personas y sonrió. Esquivo a caballero y
sacó un mapa de Barcelona, miró a la calle y luego a mapa.
—Eres rápida, ¿por qué no usa GPS? En serio sigue usando mapa en papel—suelto un bufido antes sus palabras.
—Uso un mapa de papel porque es más práctico y pequeño y nadie puede robarme mi teléfono, son trucos que he
aprendido.
Él se pasó una mano por la barbilla y sus ojos brillaron con diversión. Alzó una ceja y se pasó una mano por el pelo.
—Si quieres te llevo a tu departamento—se ofrece.
Niego con la cabeza.
—Gracias, pero voy a otra parte—miró de nuevo el mapa y veo que tengo que ir para la izquierda—. Adiós, Diego.
—Espera un poco, Anastasia, es peligroso que andes sola en una ciudad que apenas conoces—murmura con
preocupación.
Sonrió.
—No te preocupes Diego, me gusta perderme y nada me pasará, pero si eso pasa te llamo a ti "amor de mi vida" —
digo lo último haciendo comillas con mis dedos.
—Eres la chica más rara con la que me he topado.
—Lo tomaré como un halago—me llevo una mano al corazón y doy media vuelta para comenzar a caminar a mi
destino. Diego se despide de un grito y niego con la cabeza.
Cuando llego a mi destino veo que está Luis esperándome. Me acerco a él y me abraza con fuerza. Entramos dentro
de GYM en donde me inscribo para comenzar a entrenar con Ricky según Luis es uno de los mejores entrenadores de
boxeo de Barcelona.
—Planearé pronto tu pelea—dice Luis mirándome de reojo. Observo el semáforo cambia de color y pasa a verde.
—Gracias por seguir conmigo.
—Siempre, Anastasia—toma mi mano y le da un apretón.
Sonrió, tengo a los mejores amigos y a pesar de que a Luis lo veo poco sé que siempre puedo contar con él gracias a
Luis estoy empezando a recolectar información y pruebas sobre lo que sucedió dos años atrás y por fin podré darle un
cierre.
Rafael Miller es Diego es en la persona que me inspire.
Espero que le este gustando esta nueva historia, no se les olvide votar y cometar si le esta gustando y
comparti con sus amigo y familia <3
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 3
Me remuevo en mi cama y me tapo la cabeza con la almohada, estiro la mano e intento tocar mi estúpido teléfono y no
lo encuentro. Suelto un bufido. Abro los ojos y apagó la alarma, me refriego bien el ojo y me siento en la cama. Me
quedo mirando a la pared y caigo en cuenta de que Alejandra no está en el departamento porque ayer se quedó donde
Cameron.
Suelto un bostezo y miro la hora de mi celular y me levanto rápidamente ¡Mierda! Son las ocho. Me meto rápidamente
al baño y me desvisto en cinco segundos, abro el grifo de la ducha ni siquiera compruebo la temperatura del agua.
Salgo temblando de la ducha estaba helada el agua. Tomo lo primero que veo de mi armario pantalones negro, una
polera negra y mis convers negra. Hoy día es de negro. Me pasó una mano por mi pelo y guardo mis llaves en mi
mochila. Camino la cocina y tomo una manzana. Miro la hora y solo quedan 15 minutos para que empiece las clases.
Cuando salgo de mi edición veo que está Diego afuera recargado en su todoterreno y con teléfono en su oreja. Él
corta la llamada y frunce el ceño. Como si me sintiera levanta la mirada y me observa con una deslumbrante sonrisa.
—Hola, chica rara.
Me saco la manzana de la boca y mastico lentamente antes de hablar. Él se acerca a mí y me hace un breve repaso
con su mirada. Pongo los ojos en blanco y suelta una risa.
—Negro completamente de negro—dice con fascinación.
—Fue lo primero que encontré—respondo. Lo miro y está casi igual solo que lleva una camisa de cuadro roja y negra
arremangada hasta los codos dejando a la vista algunos tatuajes—. No están aquí, me voy llego tarde.
Comienzo alejarme de él, pero me agarra del brazo y siento como una corriente recorre mi cuerpo. Me suelto de su
agarre rápidamente y él se pone en frente mío e inclina su cabeza donde está su todoterreno.
—Te llevo—le doy una mordida a mi manzana bajo la atenta mirada de Diego y niego con la cabeza—. Además de
rara, eres terca. Si vas en el metro estará lleno y te costará tomar un andén vacío y llegará casi cuarenta minutos
tarde.
—Vale, pero quiero que sepas que aún estoy pensando en sacar una orden de alejamiento para ti—bromeo.
Diego se gira y niega con la cabeza y se detiene delante de mí.
—No lo creo, porque en el fondo de ti, sé que te gusto y a mí también me gusta tu actitud—suelto una risa. Por favor,
está loco si piensa que me gusta un mujeriego—. Nos vamos.
Asiento con mi cabeza y me subo al todoterreno. Durante la mitad del camino Diego tarareaba diferentes canciones
que ponía en la radio. Tuve contenerme la ganas de reír y concéntrame en mirar por la ventanilla.
—¿Eres de Madrid? Al igual que Alejandra.
—Sí.
—Pero Alejandra ya va en su segundo año y tú vas recién primero...¿Por qué?
Lo miré de reojo y juego con mis dedos. Si me he tardado un año en empezar la universidad y no es porque no
quisiera, pero tuve que trabajar e intentar apelar para que me dieran una beca, ya que no era fácil. Mis padres tienen
una buena economía, pero aun así para ellos yo ya morí, así que tuve que valerme por mí misma y buscar trabajos y
ahorrar para poder ingresar al fin en la universidad con la beca.
—Larga historia y algo aburrida—digo quitándole importancia al tema—. No tiene importancia.
—Ahh, vale. He descubierto algo sobre ti y eres una mala mentirosa y no deberías tocarte el pelo porque eso te delata
es un tic que tienes—me suelto el pelo y lo observó. Tiene una sonrisa de orgullo—. Soy algo observador, chica rara y
aunque no me des mucha información sobre ti, puedo ir aprendiendo de ti en tus gestos.
—¿Acaso eres psicólogo? —preguntó con ironía.
—No, pero me gusta observar a la gente. Muchas veces los gestos corporales dicen mucho más que las palabras, ya
que muchas veces tú dices algo con tus palabras y tu cuerpo otra cosa muy diferente.
—¡Interesante! Eres una caja de sorpresa, ¿verdad? —pregunto, miro a la ventanilla de nuevo.
—Puede ser... —se queda callado unos segundos—. Casi nadie me conoce realmente, solo aparento ser alguien a la
vista de todos.
Frunzo el ceño antes sus palabras.
—Eso es patético, no deberías esconder quién eres realmente—me encojo de hombros—. Eres igual que todo el
mundo. Solo quieres encajar en un grupo porque les aterra estar solo.
—¿Y qué me dices de ti?
—Yo no hago eso, tengo amigos que me conocen como soy realmente—él me mira un segundo antes de mirar la
carretera—. Alejandra sabe todo de mí y me ama y yo igual. Además, que yo no he fingido contigo en ningún momento
¿o sí?
—No, por eso eres rara, pero en el buen sentido, es admirable como te apegas a tu verdadera identidad. Pensé que
cuando te uniera a nuestro grupo intentarías encajar o de hablar con nosotros, pero solo te quedaste ahí, callada e
incómoda.
—Es porque no son mi estilo de amigos—recalco mi punto y se ríe.
El viaje continuó en silencio. Me bajé del vehículo y miré mi horario para saber cuál era la sala. Sentí como él estaba
detrás de mí.
Diego sopla aire en mi cuello y me giré para mirarlo.
—Te toca en mí mismo salón, vamos—paso adelante mío y guarde mi horario. Lo seguí lentamente y él miró de vez
en cuando asegurándose que lo seguía. Entramos al salón y se sentó con una chica y yo en un puesto vacío a lado de
la ventana.
Mire por la ventana y me pregunto si en algún momento poder detenerlo, podré hacer justicia a mi hermano. No tengo
casi nada sobre él. Comencé a escribir los ejercidos y a desarrollarlos. Odio matemática. Cuando termine Diego
estaba sentado al lado mío.
—Esa chica parecía pulpo intentado tocarme—confiesa Diego.
—Y me lo cuentas...¿por qué?... —pregunte con curiosidad y jugando con un pedazo de papel.
—Porque me caes bien—dice antes de volver a leer su libro. Yo suelto un suspiro y espero que el profesor de por fin
terminada la clase. Mire de reojo como la chica me estaba fulminando con la mirada—. Tranquila, no te hará daño—
me asegura él.
Suelto una risa. Será mejor que esa chica no intente hacer algo porque ella es la que saldrá lastimada y herida.
Además de que por fin hoy día tengo primer entrenamiento y estoy emocionada de volver a las peleas ilegales para
poder seguir juntando plata.
—Muy bien alumnos la clase termino, nos vemos la siguiente clase y traigan calculadora, por favor—se despide el
profesor y guardó rápidamente mis cosas.
Me levanto de la silla, pero veo que Diego está bloqueando mi salida con su silla, doy un pequeño golpe en su hombro
y levanta su mirada con una sonrisa. A este chico le gusta sonreír para todas las mujeres, me imagino que es así
como la mayoría cae por él.
—Disculpa, pero quiero salir y no puedo—le explico. Muevo mis manos en dirección a su silla que me bloquea la
salida.
—Puedes pasar por encima de mi regazo, nena, prometo no tocarte—suelto un bufido y tomó su silla con fuerza y la
empujo moviéndolo. Diego me mira sorprendido—. Tienes fuerza.
—Digamos que sé defenderme muy bien de chicos que intentan pasar de listo o que sean gilipollas. Adiós.
Salgo del salón y me encuentro con mis gemelos favoritos. Dylan me abraza con fuerza y me levanta del suelo
haciéndome girar varias veces. Me suelta solo cuando ya estoy algo mareada y Javier me agarra del brazo y tira de mí
hacia su torso.
—Hola, pequeña—me da un beso Javier, y no puedo evitar de nuevo abrazarlo. No los he visto hace más de seis
meses y por fin, estoy con ellos de nuevo—. Estás más guapa.
—¡Amorcín! Está tan guapa y grande—me abraza por atrás y apoya su barbilla en mi hombro. Sonrió. Siguen iguales,
aunque tiene su pelo un poco más largo, pero siguen tan guapos como siempre—. Vamos a comer algo.
Asiento con mi cabeza y siento una mirada sobre mí, miró por encima de mi hombro y veo que Diego me está mirando
con una sonrisa y luego vuelve a fijar su vista en la chica pelirroja...creo que se llamaba Bárbara. Caminamos
directamente a la cafetería para pedir algo.
******
Nos sentamos en pasto y Dylan abre un paquete de papas fritas y yo saco otra manzana. Javier suelta risa. Siento
como me están mirando estos dos imbéciles. Alzó una ceja hacia ellos y ellos simplemente desviaron la mirada.
—¿Solo eso vas a comer? —pregunta Dylan, comiendo otra papa frita. Yo asiento con mi cabeza—. Estás demasiado
flaca, Anastasia—me regaña como padre.
—Ya comí mi desayuno en clase porque soy rebelde—bromeo.
—Y...¿Alejandra en donde esta? —pregunta Javier, mirando en diferentes partes del patio y también comienzo a
buscarla, pero no la encuentro.
—Debe estar con sus amigos o con su novio ayer tuvo una noche supongo movida porque no llego.
Dylan se atraganta con una papa frita y comienza a toser. Suelto una risa y le entregó una botella de agua. Nunca me
lo ha confesado, pero sé que la rubia era su amor platónico de Dylan cuando éramos más pequeños, pero supongo
que ahora solo quedo como un lindo recuerdo.
—¡¿Qué te pasó?! Acaso Alejandra aun es tu amor platónico.
Me tira la botella y la detengo con mi mano, la abro y le doy un trago. Dylan niega con la cabeza.
—Eso ya fue—dice sin emoción.
—Aja—digo sarcásticamente.
******
Paso el día entrando en diferentes clases y entró en la penúltima clase del día. Me siento en el último asiento a lado de
la ventana y siento como alguien arrastra la silla a mi lado. No le doy importancia y siguió mirando afuera, quiero que
termine luego este día para poder ir a entrenar.
—¿Es tu novio? — escuché esa voz.
Ni siquiera lo miré y solté un suspiro, teníamos muchas clases juntos y no entiendo por qué yo estudio marketing y
supongo que él medicina, pero en todo los ramos que estamos juntos son ramos transversales.
—No, yo no tengo novios—me cruzo de brazo y miró al frente.
Siento como cierra el libro y lo deja en la mesa. Intento ver el título y lo tapa con su brazo.
—Se puede saber el porqué de esa decisión tan brusca—comenta con verdadero interés.
Muerdo mi labio inferior y él tamborilea sus dedos en la mesa esperando una respuesta.
—No creo en el amor así de simple, además que es una mierda—le explico.
—Discrepo en lo que estás diciendo. No has conocido a la persona indicada para enamorarte, pero yo creo que el
amor si existe y es algo que muy pocas personas lo pueden encontrar.
Me quedo callada varios segundos meditando sobre sus palabras y casi quiero reír por lo que acaba de decirme, no es
lo típico que te soltaría un chico guapo y mujeriego. Es un chico raro.
—Entonces tenemos otra cosa menos en común—contestó. Lo miro y se está apartando varios mechones de pelo
negro—. Sabes no me malinterpretes, pero eso no serían las palabras típicas de un chico como tú.
—¡¿Un chico como yo?! —pregunta riendo.
—Sí, eres el típico mujeriego de la universidad con tus amigos. No lo sé,supongo, que esperaba que dijera que somos
jóvenes y que tenemos que aprovechary divertirnos sin compromiso.
Sus ojos brillan y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
—Soy un chico travieso que me gusta tener noches movidas, pero creo que jamás he dicho que no quiera tener una
novia, ¿o sí? Solo soy paciente y mientras tanto me divierto—Termina diciendo.
Nos quedamos en un silencio incómodo y el profesor por fin entra y comienza la clase. En transcurso de la clase Diego
no me hablo. Ambos estuvimos atentos a lo que decía el profesor, pero no se me pasó desapercibido la mirada de las
chicas a Diego.
Golpe mi lápiz contra mi mesa, escuchando lo que decía el profesor sobre el porcentaje de las notas y cómo sería
cada unidad y estaba resultando bastante aburrido esta asignatura de inglés.
Diego estuvo suspirando y tomando varios mechones de pelo y ni siquiera intente detenerlo, la verdad que este
profesor me está dando mucho sueño. Apoyo mi cabeza en la mesa y Diego me imita. Cierro los ojos e intento dormir
un poco.
Diego tiro un mechón de mi pelo.
—No te quedes dormida—me susurra con la voz ronca. Le doy un empujón y me giro al otro lado para dormir—. Bruta.
Lo ignoró e intentó dormir, pero siento un tirón en mi pelo y lo ignoro, pero vuelve a tirarme el pelo. ¡Dios todo se trata
de tener paciencia! —me digo a mí misma. Siento que está muy cerca de mí y de repente siento que sopla en mi
cuello. Me giro para mirarlo y chocó con su frente.
—¡Mierda! —Exclamó, llevo mi mano a mi frente y masajeo esa área. Diego me mira con diversión—. Joder, ¿qué
mierda te pasa, chico?
—No te enojes, chica rara—dice con un tono tranquilo.
Lo fulmino con la mirada, joder, me duele mucho.
—En serio, cuál tu problema solo quería dormir y aun así sigues molestando ¡Aléjate de mí!—exclamó enojada. Sé
que estoy de mal humor, pero solo quería dormir y ahora tengo la frente de seguro hinchada.
—¡Qué carácter! —dice molesto.
Sacó la botella de agua y mojó un pañuelo y hago presión en la parte que me duele. Diego me quita el trapo y me
examina con cuidado la frente y hace unos pequeños masajes y me alejo de él, está loco.
—¡Quédate quieta, maldita sea! —brama molesto.
—¡Suéltame! —murmuro enojada.
Me mira sorprendido. Tomo mis cosas y las guardó rápidamente en la mochila y me levanto de la silla, pero me agarra
y tira de mi muñeca con cuidado. ¡Que mierda le pasa! Está haciendo que pierda mi paciencia. Me suelto de su agarre,
pero toma mis dos muñecas y me retiene en la silla.
—Será mejor que me suelte ahora, joder—aprieto los dientes y él suelta una risa burlona—. Diego, suéltame ahora.
—Déjame verte, Anastasia, por favor. Relájate—suelto un suspiro y cuento de uno a mil en mi cabeza para tener
paciencia. Él suelta una de mis manos y acaricia mi frente y moja un poco más el pañuelo, lo presiona contra mi frente.
Suelto un suspiro—. Lo siento, bella, no quise hacerte daño.
—Ya—digo molesta.
—Lo siento, en serio que no quise hacerte daño. Acompañe a mi casillero tengo una crema para bajar lo rojo y otras
cosas más—toma mi mano y se levanta de la silla. Lo sigo afuera del salón y puedo ver como el profesor nos mira de
reojo.
Llegamos a su casillero y él vierte un poco de crema en mi frente y hace pequeños masajes con sus dedos y lo miro
molesta. Ya me cae mal. Odio que me interrumpan mi sueño, me pone de malas. Diego no me quita la mirada de
frente y me siento en el suelo. Él se agacha para estar a mi altura.
—Oye, Anastasia, lo siento mucho, no fue mi intención—se sienta en frente de mí y solo lo miró fijamente porque está
tan pegado a mi este chico...no quiero que él me siga conociendo para mí eso es un enorme problema que después
me traerá más problemas.
—Será mejor que no me hables más.
—¿Por qué?
—Es lo mejor, además no eres de mi agrado y deja de acosarme...te veo en cada esquina, ¿me estás siguiendo? —
pregunto molesta.
—¡¿Qué?! No te estoy acosando son coincidencia, además te recuerdo que somos compañeros y que también estudio
en esta universidad. En serio, que lo siento por el golpe, no fue mi intenso y joder, no te estoy acosando.
—Bueno..., pero no me hables más... —digo enojada y levantándome del piso y me agarra del brazo—Suéltame.
Me miró un segundo antes de dar la vuelta y caminar de nuevo al salón. Es lo mejor, mientras menos gente se
involucre conmigo estará más a salvo y también me dará más tiempo para detenerlo. Por ahora sé que él está
tranquilo, pero sé que pronto vendrá por mí. Siempre es lo mismo con él.
******
Después de dos horas de estar entrenado camino tranquilamente a mi departamento. Lo primero que quiero hacer es
darme un baño y ponerme hielo en los nudillos me quedó un poco sensible, por pegarle al saco de boxeo. Abro la
puerta y me doy cuenta de que están todos los amigos de Alejandra.
—Hola—saludos a todos.
Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza y me doy cuenta de que solo ando con calza, sostén deportivo
y un chaleco. Dejó mi bolso en el suelo y entró en la cocina y sacó hielo.
Cuando salgo de la cocina, me encuentro a todos tomando cerveza.
— ¿Qué mierda te pasó, Anastasia? —Pregunta alarmada Alejandra.
—Nada—recojo mi bolso y Alejandra se acerca a mí, toma mi mano y la examina.
—Dime por favor que no peleaste con alguien en la calle.
Solté una risa y le di un empujón. Es una exagerada, no la culpo Alejandra siempre se ha portado como mi hermana
mayor y ella fue la única que me apoyó, que no me dejo caer, gracias a ella pude salir adelante.
— ¡Ya me conoces! Me peleé con dos tíos y los mandé al hospital—bromeo con ella y añado—: Fue en el
entrenamiento, nada grave—la tranquilizo y ella suelta un suspiro.
—Me vas a matar de un infarto en estos días—ella niega con la cabeza y tomó el bolso de suelo.
—¡Exagerada!
Entré a mi pieza y le puse seguro por si acaso y entre en baño para darme una ducha. Una vez lista y algo arreglada,
salgo de la habitación y me encuentro con Diego y Bárbara besándose en el sofá. Mire en donde se encontraba
Alejandra y Cameron están igual y los demás seguían tomando.
Justo cuando iba a entrar a la cocina tocaron la puerta. Solté un bufido, porque de seguro eran más amigos de
Alejandra que venía a tomar.
—Abre tú, Anastasia—grita Alejandra.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta. Cuando abrí la puerta, estaban mis dos imbéciles favoritos. Dylan y
Javier me sonreían. Son iguales literalmente iguales a los gemelos solo se les puede diferenciar por su personalidad.
Dylan era bastante especial y carismático, en cambio Javier es más callado y misterioso.
—Mira a quien encontramos aquí, a una hermosa chica—broma con Javier.
— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunte con curiosidad. No tenía planeado que vinieran hoy y si lo hicieron es
porque ellos tienen noticias sobre una posible pelea ilegal.
—Hola, Anastasia, sí, nosotros también te extrañamos mucho—dice Dylan con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco. Estos dos chicos nunca van a cambiar, desde pequeños que siempre han sido iguales como
lo son hoy en día y supongo que por eso los amo.
—Podemos pasar o no vas a tener aquí todo el rato— bromeó Javier con una sonrisa de oreja a oreja.
—Claro.
Me hice a un lado y los dos gemelos entraron y se toparon con el mismo espectáculo que yo. Todos se estaban
besando. Menuda orgía tenía estos chicos aquí. Hice una mueca.
—Menuda orgía que tiene aquí—dijo Dylan burlón. Y todos se separaron, Alejandra sonrió de oreja a oreja al verlos.
—Creo que faltamos nosotros y si hacemos un trío ¿Qué me dices Amorcín?—Me miraron un momento los gemelos
con su hermosa sonrisa.<<Son imbéciles>> —. Me dije a mi misma, pero aun así me estaba aguantando la risa.
—Puaj, que asco tío—hice una mueca, pero una sonrisa se extendió en mis labios, porque ellos estaban haciendo
puchero—. Nunca van a cambiar.
—Algún día vas a caer, Amorcín y verás lo que es bueno —bromea Dylan, guiñándome un ojo.
Me apoyé en la pared y me fijé que Diego me miraba fijamente. Sonríe de oreja a oreja y empezó a besar el cuello de
Bárbara y aparte la mirada. <<Mujeriego, mujeriego>>—canto de nuevo por mí mismo.
—Hola, Dylan y Javier, siguen siendo tan guapos como siempre—dice Alejandra, abrazando con fuerza a los gemelos.
—Ya ves, cada día más guapo y sexy—dice Dylan.
—Sí, pero por cada pelea que das te van quedando menos neuronas en tu diminuto cerebro—lo pinché.
Dylan soltó una falsa carcajada.
—Mira quien lo dice—Dylan me tomó de la cintura—. Cada día te ves más guapa, pero más insoportable—bromea.
Me separé de Dylan y abrí la puerta de mi habitación para que tuviéramos más privacidad y tampoco quería que
Alejandra escuchara que iba a volver a las peleas, ya que como he dicho Ale se ha preocupado mucho por mí y no
quiere que nada malo me pase.
—Me halagan con su visita...entonces ya tiene una fecha para mi pelea. Luis ya se lo dijo, ¿verdad?
—Anastasia, le ganarás en un segundo, ya te has enfrentado a ella es Rebeca—dijo Javier.
Me encogí de hombros. Era pan comido, entonces.
—Nada de qué preocuparme. —Dylan comenzó a tomar varios libros de mi biblioteca. Me levanté y le quité los libros
—. Hoy día está de tocón ¿verdad?
Él sonrió un momento antes de volver a tomar otras cosas de mi biblioteca. Me encogí de hombros y dejé que siguiera
tocando mis cosas. Es un niño pequeño.
—¿Saben algo de Jonathan? — pregunté. No lo había visto hace más de seis meses y no aprecio ni hoy y tampoco
ayer. Estaba preocupada, ya que lo extraño mucho.
—Sí, viene en camino —Javier se frotó las manos y me sonrió—. Nosotros tenemos una fiesta, ¿Te vienes? —Me
pregunto.
Negué con la cabeza, no tenía ánimos de ir a una fiesta y de compartir con otras personas o tener que fingir una
sonrisa frente al mundo. Deje eso hace mucho tiempo y, además, tampoco quiero exponerme tanto.
—Vamos nena, será divertido—insistió Dylan.
—Será para otra vez—solté un suspiro—. Quiero estar a solas con Jonathan.
—Vale...Vale, ya veo que lo prefieres a él y a nosotros siempre nos dejas de lado—Dylan se llevó su mano al corazón
y me mordí el labio para aguantar la risa.
—Te dejamos entonces, nos vemos mañana en la universidad—Javier se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla y
también Dylan.
Salimos los tres abrazados. Nos quedamos en frente de la puerta principal, ellos miraron un momento a una chica que
pasó y luego a mí. Negué con la cabeza.
—Son unos mujeriegos—les reproché.
—¡Hey déjanos, somos grandes ya!—dijeron los dos al mismo tiempo.
Los chicos caminaron hacia el ascensor en donde Dylan comenzó a hablar con la chica que también estaba esperando
el ascensor. ¡Siempre serán iguales! —cierro la puerta. Alejandra me miró y me guiñó el ojo.
Entre en mi habitación y tomé un libro de mi biblioteca, me senté en la cama y me miré de reojo en el espejo y no
reconocí a la chica que me devolvía la mirada, esa chica con la mirada fría y apagada. Cerré el libro porque ahora no
tenía ánimos de leer, estoy un bloqueo de lector porque simplemente no me sentí animada de leer.
Negué con la cabeza y me tiré para atrás y cerré los ojos. Pasaron unos minutos u horas, no estoy muy clara en qué
momento me quedé dormida, pero siento unos dedos por mi mejilla.
—Despierta, Anastasia—abrir los ojos y me topé con unos ojos marrones. Me refregué el ojo y vi a Jonathan con una
enorme sonrisa.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunto aún dormida.
—Por la puerta—dice burlón.
—Ja, ja, ja muy chistoso — me pare de la cama y me di cuenta de que era de noche —. ¿Qué quieres hacer? —Le
pregunté.
—Salgamos a caminar.
Lo miré y andaba con pantalones negros y un polerón haciendo que se viera muy guapo.
—Vale.
Salimos de la habitación y vi que Alejandra estaba muy ebria, miré a sus amigos y todo estaba igual. En ese momento
justo salió Diego del baño y se paró frente mío.
—¡Hey chica rara! ¿Aún sigues enojada conmigo?—preguntó Diego con un tono bastante alegre, ya que se notaba
que llevaba unas cuantas cervezas encima.
—Hola y si—conteste rápidamente.
—No te enojes conmigo, bella, mejor ven a compartir una cerveza conmigo—él agitó su cerveza que tenía en su
mano.
—Tengo otros planes y no es emborracharse, por cierto—dije con una sonrisa. Intenté pasar, pero él me bloqueó.
<<Respira Anastasia, Respira>> Me repetía en mi mente.
—Ya veo—Sentí que Jonathan, puso su mano en mi cintura y me atrajo así él—. ¿Quién es él? Es tu novio —Dijo
burlón. Diego miró por un momento a Jonathan, antes de volver a fijar su vista en mí—. Pensaba que no creías en el
amor y en las relaciones.
—Vamos, Anastasia—Dijo Jonathan molesto. No le contesté a Diego y caminé con Jonathan, afuera de mi
departamento.
Hola guapuras y guapos ¿como están? espero que le este gustando esta historia y que apoyen mucho en este
proyecto y espero que le guste e intentado de crear el personaje de Anastasia como una mujer super ruda e
independiente con mucho carácter.
Si le esta gustando nos se les olvide votar estaré leyendo su comentarios y comparta esta historia con mas
personas:
No se les olvide en segurime en wattpad y en mis redes sociales:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 4
Llegó a la universidad justo a tiempo. Entro en mi salón y observó los puestos vacíos y veo que el único queda es uno
detrás de Diego. Camino por el salón y siento como él me mira de reojo y me siento. Diego se gira y veo que tiene un
papel entre sus dedos y lo desliza en mi mesa.
—¿Qué es esto? —pregunto intrigada.
Él me ignora y comienza a conversar con la chica que tiene a lado. No entiendo yo a este chico. Observó el papel y lo
tomo. Odio ser curiosa, es mi debilidad. Abro el papel y es una nota escrita por él:
Todos somos el destino de alguien.
Suelto una risa, está loco, cada día me sorprende más. Doy vuelta la nota buscando algo más, pero no hay nada. La
dobló y la guardo en mi cuaderno. Sacó un lápiz de mi mesa y comienzo a golpearlo contra mi mesa. Diego se levanta
y pasa detrás de la chica, se sienta a mi lado.
—¿Crees en el destino? —pregunta de repente. Miro a la ventana y niego con la cabeza, es de locos creer en eso,
cada persona crea su destino con sus acciones—. Eres una chica rara, no crees en el amor ni el destino.
—Soy realista, Diego. El amor es lindo y bonito al inicio, pero después ya no y ni siquiera sabes realmente quién es tu
pareja. Y nosotros creamos nuestro destino, es así de simple.
—No estoy de acuerdo con tus pensamientos. Te observo y veo que estás jodida por dentro, supongo, que la vida ya
te hizo bastante daño y ya no crees en nada—suelta de repente.
Lo miro de reojo y no digo nada más porque tiene razón, estoy jodida por dentro y mi vida es un caos. Solo sé causar
daño o poner en riesgo a las personas que amo y no es justo que ellos sufran por mí. Muchas veces he querido
retroceder el tiempo..., pero eso no se puede.
—El mundo es cruel y cada persona tiene su pasado doloroso, Diego—digo, jugando con el lápiz en la mesa—. Lo
importante es que te vuelvas a levantar y sigas adelante, si te quedas en suelo lamentándote no sacarás nada. Cada
persona tiene su propia batalla interna.
—Exacto—Diego metió una mano debajo de mi silla y arrastró más cerca de él—. Me gusta como piensas, ¿salgamos
juntos? No pienses mal, tal vez salir a caminar un poco por las calles.
—Diego...
Él pasó su dedo por mi frente e intentó separarme de él, pero me aprieta más contra su pecho. Diego me observa con
cautela como si en cualquier momento le fuera a pegar y más le vale que me deje ir pronto.
—Solo para hablar, Anastasia, no intentaré nada de nada contigo—suelta un suspiro y desvió la mirada un segundo
antes de volver a fijar sus ojos en mí—. Siento que contigo puedo hablar de muchas cosas...que no lo sé... —intenta
explicarme.
—No soy tu amiga Diego, y no te conozco y no me lo tomes a mal, pero yo no quiero ser tu amiga y por favor,
suéltame—me sincero y él me suelta lentamente.
—Solo a caminar—dice haciendo un puchero—. Al menos, claro, que a tu novio le moleste que tu tengas un amigo tan
guapo y sexy.
Suelto un bufido.
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo desde...no lo sé hace diez años—le aclaro ese punto—. Es
mejor que dejemos de hablarnos.
—No estoy de acuerdo tampoco con eso—se cruza de brazo y mira al frente—. Yo creo que tiene miedo de que yo te
guste es así de simple—me desafía con sus palabras.
—Puedes pensar lo que quieras.
—Créeme que lo estoy pensado—murmura—. Eres desagradable y con razón no tienes más amigos.
—Soy desagradable por no querer ser tu puta amiga, estás actuando como niño pequeño, madura Diego.
Diego se muerde el labio inferior. Él puso su mano en mi mejilla y empezó a acariciarme en donde no puede evitar que
mi pulso se altere. Me alejé con rapidez. ¿Qué mierda es lo que quiere?
—Sé que lo puedes sentir lo que pasa cada vez que te toco—me susurra—. Yo lo siento y me molesta que te niegues
y actúes como una niña pequeña diciendo esas estupideces.
—¡Estás loco! —Exclamó tomando mi mochila, pero me agarra las muñecas—. Suéltame..., Joder. —comienzo a
forcejear con él y consigo soltarme—. No te acerques a mí, no sé qué mierda te estás imaginando, pero estás mal. Me
conoces desde hace tres días, Diego.
—¡¿Y qué?! Solo quiero ser tu amigo para conocerte, pero eres testaruda y desagradable conmigo—murmura
enojado.
Tomo mi mochila y salgo rápidamente del salón. Estás como una cabra, que le pasa a ese chico...es intenso a morir y
yo no quiero nada con nadie. Camino por el patio y me siento en una banca. Necesito respirar, ese chico parece
sacado de una película donde cree que, por estar tres días con él, ya me voy a enamorar de él porque es guapo. Es
una locura. Sacó el libro de mochila y comenzó a hojearlo.
—Anastasia—, escucho que me llama.
¡Dios santo! —me digo a mí misma. Es oficial este chico se obsesión o no entiendo qué le pasa. Me levanto de la
banca, pero él se pone en frente de mí y toma mis manos con cuidado. Observó ese gesto y siento como mi
respiración se va alterando a medida que va subiendo sus manos por mis brazos. Desvió la mirada, es una locura.
—Lo sientes, ¿verdad? Tiene el pulso alterado y se han entreabierto tus labios podría besarte, Anastasia—me susurra
con voz ronca y me separó con brusquedad.
—Yo no siento nada—intento pasar, pero me bloquea el paso y pone sus manos en mis hombros—. Creo que estás
delirando, Diego.
—Puede ser, yo...joder, parezco un loco, ¿verdad? —pregunta, llevándose las manos en la cabeza y asiento con mi
cabeza e incluso me da algo de miedo—. Mierda, lo siento, es solo que algo me pasó contigo cuando te vi—dice,
sentándose en la banca y me siento a su lado.
—No sé qué es lo que siente Diego, pero me asustas un poco—le confieso con una sonrisa—. Está bien, salgamos a
caminar en plan amigo y así dejas de dar miedo—estiro mi mano y él la aprieta y de nuevo siento esa corriente que me
hace temblar—, pero nada de citas o pasarte de la raya. Simplemente deja que sucedan las cosas no insistas tanto.
Te veo a la salida—digo, y le doy un beso en la mejilla.
Tomé mi mochila y me alejé de Diego miró por encima de mi hombro y tiene una enorme sonrisa. Entré a la biblioteca
en donde le escribí a mis amigos para ver si habían venido a la universidad y por suerte vinieron.
Caminé por los pasillos y me topé con el grupo de Diego. Él me tomó con cuidado de brazo. Alejandra nos miró de
reojo y puso los ojos en blanco. Él se inclinó hacia mí y me entregó otro papel.
—¿Qué es esto? —pregunte.
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y recuerda ponerme como "el amor de tu vida" —bromea.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus amigos y menos Alejandra—le suplico—. Ella es algo
sobreprotectora y no creo que tenga tanta confianza con tu reputación.
—Creo que me quedaré contigo—me guiña un ojo y se va. Me quedo en el medio pasillo mirando como se va, qué
significa eso...¡Y a ti que te importa! —me reclamo a mí misma.
—Hola guapa—dijeron los gemelos. Di un salto cuando sentí la mano de Dylan en mi cintura.
—Hey, menos mal que llegaron a tiempo. Vamos a buscar a Jonathan—les propuse. Caminamos de nuevo por los
pasillos y en el camino nos topamos con Jonathan, Roberto y su novia Rocío.
—Que muchachos y muchacha más guapa veo aquí—digo sonriendo.
Ellos se acercaron y me saludaron. Me acerqué a otra de mis mejores amigas, Rocío, aunque le queda poco aquí en
España porque se iba de intercambio con su novio. Comenzamos a caminar hacia el pasto.
— ¿Cómo estás, Anastasia? —Pregunta Rocío. Me encogí de brazos.
—Bien supongo que bien.
Nos sentamos en el pasto y al lado de nosotros estaba el grupo de Diego. Miré por un momento y vi que Alejandra nos
fulminaba con la mirada.
—¿Cómo van las cosas con Alejandra? —Preguntó con curiosidad.
—Bien, adaptándome a vivir con ella y también con su novio, pero bien—señalé a Diego y ella asintió—. Además, me
caen bien sus amigos, pero ya sabes que no son mi estilo—le explico.
—Ya sus amigos populares, antes no le importaba eso a Alejandra, pero supongo que es por su novio. Me sigue
cayendo mal, Anastasia, ten cuidado—me recordó Rocío.
Hice una mueca. Es horrible escuchar como dos de tus mejores amigas son enemigas, aunque no siempre fue así,
nunca entendí qué pasó entre ellas, ya que hace dos años éramos las tres mejores amigas y después se odiaron. No
entiendo cómo cambiaron tanto y ninguna de las dos me cuenta que fue lo que pasó. Ambas me dicen lo mismo que
tenga cuidado de ellas. ¡Es una mierda! —peleo conmigo misma.
—Jamás me vas a contar qué pasó entre ustedes dos, ¿verdad? —Ella negó con la cabeza y solté un suspiro.
Nos quedamos calladas y Dylan como siempre se robó el show entre nosotros, sentí una mirada y giré para observar y
vi que era Diego quien me estaba sonriendo y apuntaba a su reloj. Tal vez, no fue lo correcto salir con él.
—Hay tantas amigas que son una mierda y nunca saben cuándo te apuñalan por la espalda—gritó Alejandra. La miré
y negué con la cabeza, sabía que no era para mí.
Rocío se paró rápidamente y caminó a gran velocidad en donde estaba Ale. La alcancé y le tomé su mano. Porque
vamos, éramos bastante grandes para esta clase de espectáculo y es estúpido, ya no son unas niñas.
—No lo hagas, por favor—le dije.
—Me tiene harta..., es una maldita—se soltó de mí y llegó a donde estaba Alejandra—. Dímelo a la cara estúpida.
Rocío se abalanzó sobre Alejandra, me puse entre ambas para detenerlas. No entendía nada como las cosas pueden
cambiar tanto y lo que más me molesta es que ninguna de las dos me quiere decir la verdad y soy yo la que me hace
sentir entre la espada y la pared con sus peleas de niñas.
— ¿Quieres que te lo diga a la cara? —Miré a Alejandra y negué con la cabeza—. Nunca te consideré mi amiga, si no
fuera por Anastasia, jamás me hubiera juntado contigo.
—Joder, cállense las dos de una puta vez— grité furiosa. Ambas me miraron—. Rocío vuelve con Roberto—ella iba a
hablar, pero la fulminó con la mira y asintió.
Me giré para mirar a Alejandra, su mirada seguía los pasos de Roció. Diego estaba al lado mío y Cameron estaba
detrás de Alejandra.
— ¿Qué te pasó con Rocío? —Le pregunté de una vez por todas—. ¿Cuál fue el motivo por el cual le dejaste hablar?
Y quiero la verdad—insistí de nuevo.
—Es una mala amiga, Anastasia. Sabes que te amo y tolero que tú seas su amiga, pero ten cuidado con ella.
Negué con la cabeza y me pasé la mano por el pelo. Estaba ya cansada de esto porque no se pueden llevar bien
como antes o simplemente ignorarse. No entiendo el punto de hacer un escándalo y más enfrente mío.
—Porque no pueden llevarse bien o al menos no se tiren mierda frente mío, ambas son mis amigas y sabes que me
duele que estén así.
—No la tolero—repitió enojada y cruzándose de brazo.
Solté un suspiro de cansancio.
—Está bien—digo derrotada—. Puedes hacer lo que quieras, Ale, es tu vida, no la mía.
Ella tomó sus cosas y se fue con todos sus amigos, menos Diego que seguía a mi lado. Lo miré y él sonrió
coquetamente. Me senté en el pasto y él me imitó. Arranque algunos pastos y él se mantuvo callado por unos segundo
antes de hablar:
—No estés triste Anastasia—me susurro y tomó un mechón de mi pelo que lo puso detrás de mí oreja—. No vale la
pena que dejes de sonreír.
—No es fácil para mí. Ella son mis mejores amigas y me duele que se estén tirando mierda de un lado a otro y más
cuando estoy presente. Duele— susurré.
—Me lo imagino, Anastasia, pero sonríe porque tendrás una hermosa caminata con un guapo chico y también es muy
sexy—bromea, guiñándome el ojo.
Solté una risa.
—Aja.
Me levanté del suelo y Diego me observaba fijamente tanto que me hacía sentir algo incómoda. Él se dio cuenta y
desvió la mirada. Este chico no es típico chico malo, ya sabes...de eso que son malhumorados, misteriosos y tóxicos.
Diego es mujeriego, claro, pero era más tierno, más alegre, tranquilo y bastante hablador.
—Bueno...tengo que ir a clases, nos vemos en la entrada—le recuerdo y sacó un papel de mi bolsillo y se lo entregó
—. Es mi número, chico insistente.
Di la media vuelta y sentí que gritaba mi nombre. Me giré para mirarlo y tenía el papel entre sus dedos.
—Te guardaré como el "amor de mi vida" —me grito y solté una risa antes de dar la vuelta y caminar por el pasillo para
mi siguiente clase.
******
Me apoyé contra el muro y espere que saliera Diego, mire mi celular y vi que tenía un mensaje de Luis que estaba
preparando todo para volver a las peleas, pero que debíamos tener cuidado porque esto me podría exponer de nuevo
a él.
Sentí que alguien me tapaba los ojos y pude sentir su perfume que ya en pocos días lo reconocía. Diego me dio un
beso en la mejilla antes de ponerse frente a mí. Parpadeó varias veces para volver a enfocar y vi a un ángel sexy con
tatuaje. Este chico era un peligro para mí.
—Hola, chica rara—dice con una sonrisa deslumbrante.
—¡Imbécil! —murmuró—. Nos vamos, no quiero que Alejandra se dé cuenta.
Diego soltó un grito ahogado y se llevó una mano al corazón y apoyó una mano en el muro e hizo un puchero.
—¡Soy tu sucio secreto! —Exclama dramáticamente. No pude evitarlo, pero comencé a reír con ganas, que chico más
dramático. Puedo ver porque tantas chicas deliran por él.
—Puede— murmuré.
—¡Puede! —repitió él con una sonrisa traviesa—. Vamos te llevaré a un lugar que te encantara, confía en mí.
—Sorpréndeme—digo, siguiéndolo a donde está estacionado su todoterreno. Me miró por encima de su hombro.
—Te sorprenderé, bella.
Me abre la puerta para que me suba con una reverencia exagerada y niego con la cabeza. Es ridículo, pero tierno a la
vez. Diego enciende rápidamente su auto y se pone de camino a quién sabe dónde...Mire por la ventanilla y podía
sentir su mirada sobre mí. Pasamos veinte minutos antes de estacionar su auto en un estacionamiento público.
—Llegamos, espero que te guste.
Nos bajamos del auto y Diego me ofrece su mano, pero yo niego y él suelta risa, comienza a caminar y lo sigo hasta
que se para frente a un enorme edificio. Miró el edificio y es bastante antiguo, comenzamos a subir las escaleras y
cuando atravesamos las enormes puertas de madera. Solté un grito ahogado y me agarro de la cintura.
—Bienvenida a la biblioteca municipal de Barcelona—me da otro beso en la mejilla y me remuevo para separarme de
él. Mire y había tantos libros y era enorme—. ¿Te gusta? —pregunta.
Me quedé mirando un largo rato la biblioteca y caminé un poco... para ver más un poco más y era increíble. Debe
haber millones y millones de libros, es un paraíso.
—¿Te gusta? —vuelve a preguntar Diego.
—Claro que sí, Diego, es hermoso—declaró.
—Me alegro, ven—tomó mi mano y comenzó a llevarme por diferentes pasillos donde solo había estantes con libros y
más libros, estaba babeando literalmente. Me llevé una mano a la boca solo para comprobar—. ¿Cuál es tu estilo
favorito de género?
Nos quedamos mirando fijamente y estaba preocupada por mí misma, estaba corriendo peligro con este chico. Es
como si fuera una mezcla de diferentes libros literarios de Nicolas Sparks y, además de carismático, tierno, guapo
también le gusta leer libros.
—¿Por qué me miras así?
—De qué libro te escapaste—suelto de repente—. ¿Eres real? No se supone que eres un chico malo que rompe los
corazones de las chicas, no se supone que tendrías que ser tóxico, de mal humor y fiestero. En cambio, eres tierno,
simpático, carismático y te gusta leer. Es una locura.
—Tienes una idea muy equivocada de mí. Ven, vamos a sentarnos para hablar—Diego me guía a unos sillones y nos
sentamos rodeados de estantes de libros—. Eres la chica más bella que mis ojos han visto.
—Eso ha sonado bastante cursi, creo que leer tanto libro ya te ha afectado—le doy un golpe en su hombro. En ese
momento entró una llamada de Alejandra—. ¡Mierda! Es Alejandra.
—Empiezo a creer que de verdad soy tu sucio secreto para tu mejor amiga que de paso es la mía—se cruza brazos y
contesto la llamada:
—¿En dónde estás? —pregunta como la mamá gallina que es. Suelto una risa y Diego suelta bufido.
—Estoy en la biblioteca ¿por qué?
—No estás con Diego, ¿verdad? —insiste. Frunzo el ceño y él se levanta, camina a la estantería de los libros dejando
a la vista su marcada espalda y su trasero—. Anastasia—insiste.
—No, porque estaría con él—juego con mi pelo, por suerte ella no puede verme para ver cómo miento.
—Lo estamos buscando y nadie lo ha visto y hoy día los vi hablando muy cerca—comenta y añade—: Mira Diego es
mi mejor amigo Anastasia, pero no me gusta ni un pelo que él se acerque a ti. Por su reputación, es mujeriego y tú ya
pásate por eso y Diego es muy parecido a cierta persona que no mencionaré, no quiero que tú salgas de nuevo
lastimada.
Diego suelta un gruñido y su ceño se va frunciendo aún más por las palabras de Alejandra.
—Te quiero bien lejos de él, Anastasia, lo digo en serio—me advierte. Me quedo callada porque sé que tiene razón,
pero una mujer también puede ser amiga de un hombre y eso estábamos intentando—. Mira conozco a Diego y desde
que te conoció supe que sería un desafío para él y, además, que lo he visto mírate demasiado. Mira, en fin, solo
aléjate de él. Nos vemos después y cenamos juntas—me corta. Me quedo mirando el teléfono que modales tiene esta
mujer a veces.
—Tendré que hablar con ella—me dice Diego con un tono molesto—. Yo acepto que tengo mala reputación, pero,
joder, Cameron igual la tenía y, jamás se lo estoy restregando a la cara a Alejandra.
—Yo...la verdad es que no entendí nada, solo que me alejara de ti porque ella piensa que estamos juntos en plan
romántico—digo con asco la última palabra—. Cuando solo intentamos pasar tiempo juntos como amigos.
Diego hace la forma de un corazón con sus manos y luego lo rompe.
—Eso dolió, jamás me habían enviado a la temida zona de amistad—susurra y desliza un libro. Lo miro y veo que es
Romeo y Julieta, alzó una ceja hacia él—. ¿Lo has leído alguna vez?
—No.
—Dale una oportunidad—saca de su bolsillo su teléfono y pone los ojos en blanco—. Cameron—se lleva el teléfono a
su oreja y suelta un suspiro antes de hablar—. No. No, no está conmigo—se queda callado unos segundos antes de
volver a hablar—. Mira Cameron yo nunca me he metido en tu relación y si fuera el caso de que yo estuviera con ella
es nuestro problema...Solo digo que no estoy jugando a nada—aprieta sus labios en una fina línea—. Ella es distinta
así de simple y adiós.
Nos quedamos en un silencio incómodo y él se vuelve a sentar a lado mío.
—En estos momentos odio tener la reputación de mujeriego. Nos es justo que Alejandra te diga eso de mí y ahora
Cameron, ninguno de los dos tiene ese derecho.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste, tengo que disculparme por la tardanza, pero había tenido
un bloqueo con esta historia, y ademas queria tenerla un poco avanzada y ver si iba salir y puedo decir que es
mi favorita e difrutado un montón escribirla
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤ y subiré todo los sábados capítulos en esta historia, asi que
estar muy atentos
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy haciendo encuestas de cuando quiere
que suban capítulos y mucho mas...
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 5
Ya habían pasado casi dos semanas desde que había entrado en la universidad. Mi relación con Alejandra iba también
como antes de separarme de ella y mi relación con Diego iba bien ambos nos hemos seguido viendo a escondida de
Alejandra y Cameron en plan de amigos, ya que, aunque tenía que admitir que Diego es guapo. Sigo con mi
pensamiento de que no quiero una relación y nada con el amor. Y él parecía respetarlo, pero ya no se juntaba con casi
ninguna chica solo Alejandra y conmigo.
—Adiós, Ricky—me despedí de mi entrenador.
Salí del gimnasio y una corriente de viento hizo que me abrazara a mí misma, el verano se estaba quedando atrás y
daba inicio al otoño. Sentí que empezaba a caer pequeñas gotitas de agua del cielo —<<lo que me faltaba>>—. Me
digo mentalmente. Caminé más rápido, pero la lluvia me alcanzó y aún me falta caminar mucho para llegar a mi
departamento.
Caminé más rápido, pero la lluvia parecía un aguacero y estaba empapada. Un todoterreno negro se paró al lado mío,
lo ignoré y caminé más rápido. El todoterreno me seguía lentamente. Miré de reojo y comencé a caminar más
rápido...doble una esquina y me sigo <<mierda, no, no puede ser él>> La puerta del conductor se abrió.
Y salió la figura de un chico vestido todo negro, retrocedí hacia atrás y el chico me agarró del brazo, se sacó la
capucha y me di cuenta de que era Diego. ¡Mierda! Pensé que era él.
—¡Joder! —le di un empujón a Diego—. Pensé que era otra persona, Diego, que susto me has dado, imbécil—digo
enojada. Y le pegó en el pecho <<casi me da un infarto>> Diego tomó mis muñecas y me aprieta más contra el muro.
—Perdona, bella, iba de camino a tu departamento y te vi. Sube al coche, por favor—Me aparta el pelo mojado de la
cara y mire a todas partes. Respiraba con dificultada, joder, odio esto—. Anastasia, ¿qué ocurre?
—Yo...no puedo, prefiero seguir caminando—tartamudeo.
—Porque eres tan cabezota a veces, Anastasia. Joder, me vuelves loco—él se acercó más a mí y puso su mano en mi
mejilla—. Estás helada y puedes enfermarte grave, sube por favor.
Negué con la cabeza y él se acercó más a mí
—Eres consciente que la tormenta va empeorando, mira ya se están inundando las calles de agua—miré a la calle y
era cierto—. Por favor solo trato de ayudarte.
—No me falta tanto Diego, además, mojaré tu coche y puedo correr rápido para llegar a mi departamento.
Soltó una risa fingida y me observo molesto. Lo estaba sacando de sus casillas al parecer, pero necesitaba llegar a mi
departamento y comprobar que esa persona estuviera lo más lejos de mí.
—Déjame ir, Diego. —Estábamos tan cerca que nuestras narices se podrían rozar.
—Te caerás y te lastimaras antes de que llegues a tu departamento—él miró un momento al cielo y volvió a fijar su
vista en mí—. Sube al coche, no te lo volveré a pedir, por favor.
—No en estos momentos no necesito de tu ayuda, Diego, entiéndelo.
—No. No, no es tu respuesta, solo déjame llevarte y punto. Te lo diré por última vez, sube al coche Anastasia.—negué
con la cabeza y él soltó un gruñido molesto—. Es tu última respuesta—asentí con mi cabeza—. Pues entonces no me
dejas más opción.
Lo que pasó en ese momento fue tan rápido y es que de un momento a otro tocaba el suelo y ahora está en el hombro
de Diego. Me sentó en su coche y me puso el cinturón de seguridad. Corrió a la puerta del conductor y se metió
adentro.
Me desabroché el cinturón y antes de que pudiera abrir la puerta aceleró su todoterreno y se puso en marcha.
—Déjame bajar Diego.
Él no me miró, tenía la vista fija en la carretera. Vi que la calle de mi departamento está inundada de agua. Diego
empezó a refunfuñar y a decir cosas en voz baja. Dobló a la izquierda y se alejó de mi departamento.
—Déjame bajar—repetí.
Puso el seguro y volvió a fijar la visita en la carretera. Me callé, ya que sabía que estaba concentrado. Me quité el pelo
de la cara y miré por la ventanilla y veía que cada vez estaba empeorando más la lluvia. Diego entró en un
subterráneo y estacionó su todoterreno.
—Tendrás que quedarte hoy día en mi departamento. —Dice lo más calmado del mundo.
— ¡No, ni loca! —Exclame.
—Vamos, Anastasia, somos amigos y tu calle está inundada no se puede entrar, ven —. Él se bajó del todoterreno. Me
quedé sentada adentro.
Él me abrió la puerta y me dio su mano para bajar, pero yo la rechacé. Diego caminó hacia el ascensor, esperamos en
un silencio incomodo y aparte un mechón de mi cara, las puerta se abrieron y ambos entramos en el ascensor. Un
escalofrío frío recorrió mi cuerpo y me abracé a mí misma para transmitir un poco de calor. Se acercó a mí y puso su
mano en mi mejilla, me quedé quieta mirándolo.
—Estás muy helada, puedes darte un baño, te prestaré ropa y te haré una sopa para que entres en calor.
Me quede callada...en estos momentos me gustaría estar sola. Las puertas del ascensor se abrieron, me dejaron ver
un pasillo café claro muy lujoso con alguna mesilla de noche con lámpara y flores. Se paró en una puerta y la abrió.
—Ohh...—Fue lo único que salió de mi boca.
El departamento Diego era enorme y su salón era todo blanco, con también algunas mesitas de noche con lámparas.
Pasó por mi lado y se metió a su cocina. Me acerqué a los ventanales enormes y pude observar Barcelona, era una
vista increíble.
Sentí ruido atrás mío y vi que Diego estaba sacando unas ollas. Miré más detenidamente su departamento y vi que
tenía un piano en medio y tenía dos enormes sillones, uno negro y otro blanco. Al otro lado tenía un comedor que era
una mesa excesivamente grande para una sola persona y al lado derecho había una escalera.
Diego se acercó a mí y me pasó su polerón. Negué con la cabeza.
—Póntelo por mientras.
Solté un suspiro y lo tomé, me saqué mi polerón delgado del deporte y me puse su polerón. Diego volvió a posar su
mano en mi mejilla y me miró fijamente.
—Ya estás mejor. Ven, te mostraré la habitación para que puedas bañarte y cambiarte.
Subimos la escalera en completo en silencio y sus paredes eran todas blancas. Se paró en la puerta y entramos a una
habitación oscura. Solo se escuchaba la lluvia caer.
—Espero que no estés tramando nada Don Juan —bromeo con él.
—Muy graciosa, Anastasia —puso los ojos en blanco y luego me observó detenidamente y mire mi ropa estaba
goteando —. Tendré que secar mi suelo porque una chica rebelde no quiso subir de inmediato mi coche y no solo
mojo el asiento de mi todoterreno ahora lo hace por todo mi departamento.
—Ups...
—Si, ups, Anastasia —negó con su cabeza y dejo mi bolso en el suelo. Me quedé quieta porque quería causar más
daño. Diego frunció el ceño y tomó mi mano —. Puedes caminar Anastasia, no me enojo.
—Eres tan raro, Diego —solté de repente —. Sigo pensando que está tramando algo.
—No soy como tú crees que yo soy, Anastasia, no te dejes llevar por los comentarios de la gente—camino a la puerta
y me miró un momento—. Te traeré ropa, espera un momento aquí.
Me quedé en silencio y abrí la cortina. Era una habitación con un color crema, tenía una enorme cama como si fuera
de hotel, una cómoda y dos pequeños sillones al lado de la ventana. Me senté en uno y esperé que Diego volviera.
—Te traje una polera, un buzo...Y también un bóxer—se rascó el cuello y me mordí el labio para no reírme de él, se
veía tierno estando nervioso—. Voy a dejar aquí la ropa y también te traje dos toallas...Oye si quieres puedes lavar tu
ropa.
Me levanté y saqué lo más importante de mi bolso, los guantes de boxeo, los examiné y no estaban mojados. Diego se
paró al lado mío y miraba fijamente los guantes.
— ¿Tú haces boxeo? —Preguntó atónito.
—Sí.
Diego sonrió con emoción.
—Podríamos boxear juntos en la tarde —propuso con una sonrisa.
—¿Seguro? Es que recién estoy comenzando —le digo insegura. Diego tomó mis guantes y se acercó a mí —. No
estoy tan segura.
—Oh, tranquila, rarita, te dejaré que me ganes —se burla y tiene esa sonrisa malvada en sus labios.
—Valeee —digo mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Después de comer, no te eches para atrás, Anastasia —toma un mechón de mi pelo y lo pone detrás de la oreja —.
Seré un buen maestro. Te dejo para que te bañes.
Caminó hacia la puerta y cuando estaba girando el picaporte de la puerta. Dije las siguientes palabras:
—Diego, muchas gracias. En serio, gracias.
Él sonrió coquetamente y salió por la puerta. Tomé las cosas y metí al baño para darme una relajante ducha, antes de
bajar a comer con Diego y luego ir a entrenar.
******
Bajé la escalera y entré al salón en donde vi a un Diego sumido en lo que estaba cocinado. Me acerqué a él. Dios, eso
huele muy bien. Él me miró de reojo y siguió revolviendo las verduras en la sartén.
—No sabía que supiera cocinar—digo con curiosidad.
Se dio la vuelta y me miró de arriba y abajo, su ropa me quedaba terriblemente grande. Él sonrió y me hizo una señal
para que me acercara. Me acerqué a él con cautela aún no sabía qué estaba tramando, ya que Diego es un chico que
me da entender que él no acepta un no como respuesta y yo solo puedo ofrecer pasar tiempo como amigo.
—Estoy cocinando patatas con carne—hice una mueca, él no sabe que soy vegetariana. Él me miró y me guiñó el ojo
—. La carne es para mí y para ti es con verduras.
— ¿Cómo sabes que soy vegetariana?
—Alejandra me contó, además le avisé para que no se preocupara y por supuesto me amenazó con que, si te tocaba
un solo pelo, me mataba, Anastasia, dile algo — dice como niño pequeño.
—Yo ya le dije que solo estamos pasando tiempo como amigos, pero no me cree seguro que ahora piensa que
estamos follando —le respondo.
Diego se atora con una verdura comienza a toser y no puede evitar soltar risa, Le pasó un vaso de agua y golpeó con
fuerza su espalda.
—¡Eres una bruta! —dice cuando recupera su voz —. Créeme que, si estuviéramos follando hasta Alejandra,
escucharía tus gritos de placer, Anastasia.
Abrí los ojos y di un paso atrás.
—Eso sonó feo, sonó mejor en mi mente.
—Tu mente pervertida —aclaró con una risa —. Si fue de mal gusto, la verdad. Entre tú y yo no va a pasar nada,
guapo, por mucho que lo desees.
—Sabes que es malo escupir para cielo —dijo con una sonrisa traviesa y tomando los dos platos —. No deberías decir
nunca a nada por qué después te puedes arrepentir.
—Claro, se me olvida que eres el amor de mi vida, pero como soy algo lenta aún no me he dado cuenta, ¿verdad?
—Exacto —él se rió y me senté en la silla frente a él. Mmm...huele delicioso. Levante la mirada y me estaba
observando con una sonrisa deslumbrante —. Pruébalo, por favor es la primera vez que cocino algo vegetariano—me
anima.
—¿En serio?
—Aja, vamos pruébalo —me anima con sonrisa.
Tomo el tenedor y lo clavó en una pata con varias verduras, me lo llevo la boca y suelto un pequeño gemido, está
delicioso. Él suelta una risa y comienza a comer. ¡Dios está muy bueno! —digo en mi mente, cuando me llevo otro
pedazo a mi boca.
*****
Diego me dio un breve empujón para que entrara en el GYM de su edificio. Observó que no hay nada en GYM
solamente estamos nosotros, Diego camina por un pasillo y abre una habitación que tiene un pequeño ring de boxeo.
Cierra la puerta detrás de mí y observo como comienza a quitarse la camiseta.
—¿Disfrutando de la vista, bella? —pregunta con una sonrisa malvada. Mi vista recorre su marcado torso. ¡Dios!
Vuelvo a mirarlo a los ojos y él tiene una ceja alzada. Me encojo de hombros.
—No estás mal —murmuró.
Me quito el polerón y me hago una cola alta en mi cabeza, cuando termino Diego me está mirando fijamente de arriba
y abajo. Hombre —me digo a mí misma. Me aclaro la garganta y me mira a los ojos y se acerca a mí.
—¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza y meto dentro el ring de pelea al igual que Diego quien deja unas botellas y toallas en una
esquina, después se acerca a mi comienza a explicarme las posiciones y asiento a todo lo que dice. Comenzamos y
como siempre Diego me deja que le gane, aunque yo también finjo que no sé muchos sobre las peleas.
—Muy bien, ahora vamos a ir en serio —me dice.
Asiento con mi cabeza y él viene rápidamente a mí y esquivo su golpe y le doy un golpe en el torso que lo hace
retroceder y lanzo mi segundo golpe que le da directo a su mejilla. Diego me mira y yo me acerco a él, pero me saco
los guantes.
—Diego, te estaba tomando el pelo, sé boxear muy bien y no quiero hacerte daño en esa cara de niño bueno que
tienes.
Tomó una botella de agua y le doy un sorbo bajo la atenta mirada de él. Le tiró su botella y la atrapó.
—Sé defenderme muy bien, Diego.
—Chica inteligente —murmura con una sonrisa —. En serio que cada segundo me sorprendes más, Anastasia.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 6
Cuando entramos en su departamento Diego propuso jugar cartas y nos sentamos en el suelo, él se puso frente a mí y
comenzó a repartir las cartas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y Diego se sacó el polerón y me lo entregó, se lo
agradecí porque mi pelo estaba aún muy húmedo.
—¿Tienes frío? —preguntó preocupado. Antes de que respondiera él se levantó y empujó una pequeña estufa—. Con
esto entras en calor, Anastasia.
—Gracias, pero estoy bien.
Él prendió la estufa y la acercó aún más, pero no tanto para que nos queme, se volvió a sentar y siguió repartiendo las
cartas del uno. Observé mis cartas y sonreí, hace años que no jugaba al uno.
Diego puso el resto de las cartas en el medio y miró sus cartas y luego a mí, una sonrisa picarona apareció en sus
labios y dejó de nuevo sus cartas en el suelo, junto sus manos.
—¿Qué te parece si nos hacemos preguntas?
—¿Preguntas?
—Si, sobre cualquier cosa, para que no estemos en este silencio tan deprimente—. Sonreí y asentí con mi cabeza—.
Comenzamos ¿Te gusta la universidad?
Saque una carta la mire y bote otra que la tomó Diego. Me quede pensado su pregunta solo lleva casi tres semanas,
tampoco tenía una opinión tan a profundidad sobre la universidad hasta el momento es lo mismo que la secundaria,
pero más serio porque está en la carrera que supuestamente amas para después entrar en el mundo laboral.
—Pues algo aburrida...Mmm los libros me engañaron, pensé que habría muchas fiestas y orgías por montón, ya sabes
vamos a follar todos y a tomar alcohol a morir porque somos jóvenes y la vida es una sola—Diego suelta una enorme
carcajada y me uno a él, pasan varios segundo y añado—: En cambio lo único que he tenido han sido largas noche de
trabajos y de ansiedad.
—Bienvenida a la universidad, Anastasia y veo que ya estás conociendo a nuestra amiga la ansiedad porque ella te va
a acompañar hasta el último día de la universidad—comenta en tono burlón.
—Me alegro tener una nueva amiga—suelto un bufido que lo hace reír.
Tiro un más cuatro para Diego y él saca las cuatro cartas antes de cambiar a color amarillo. Me quedo pensando en mi
pregunta y él se muerde el labio inferior.
—¿Qué estudias?
—Medicina, seré un guapo doctor—me muerdo el labio inferior y lo evaluó bien y es cierto será un guapo doctor,
cuando vuelvo a mirarlo, él tiene una pequeña sonrisa burlona—. ¿Y tú?
—Marketing—contestó.
Diego tira la carta de cambiar color y escoge el azul, miro en mis cartas y no tengo y solo me quedan dos, estiro mi
mano comienzo a sacar.
—Interesante carrera—murmura.
—Es muy común la carrera, Diego, me gusta el diseño, las campañas publicitarias así que creo que estoy en la carrera
que me gusta, aunque aún no estoy tan segura—respondo.
—¿Por qué no estás tan segura?
—Bueno, solo tengo diecinueve años, Diego. Escoger una carrera es difícil porque aún no sabemos bien lo que
queremos y a veces nuestra familia nos presiona más para que escojamos una carrera y muchas veces nos
inscribimos en carrera que no nos gusta. Yo diría que estamos en la etapa más difícil porque seguimos teniendo
actitudes de adolescentes, pero a la vez ya tenemos más responsabilidad como irte a vivir sola y entre otro más.
—En eso tiene razón. Uno—dice levantando la carta y dejándola en el suelo con las demás cartas—. Perdiste
Anastasia.
Diego se acerca a mí y se sienta a mi lado. Miramos como la lluvia cae y como algunos edificios comienzan a
iluminarse porque ya está cayendo la noche. Suelta un suspiro y lo miró de reojo.
—¿Qué opinas de los psicólogos? —pregunta con precaución.
—Son necesarios creo que la gente debería ir más al psicólogo, ya que realmente ayuda y debería dejar decir es
comentario desagradable de que si voy al psicólogo es porque estoy loca, cuando no es así.
—¿Tú vas al psicólogo? —pregunta con curiosidad.
—Antes me ayudó mucho en esos momentos que lo veía todo negro, sinceramente fue la mejor terapia durante dos
años y no me avergüenzo y no estoy loca—lo apunto con un dedo y él toma mi mano—. La gente debería ir al
psicólogo más seguido todo el mundo lo necesita, pero está esa teoría tan estúpida de si vas al psicólogo es que estás
mal de tu cabeza o algo no funciona bien en ti.
—Yo también fui unos años atrás y tampoco me avergüenzo—parpadeo varias veces y él suelta una risa—. ¿Qué?
Los hombres también van y a mí también me ayudó con mi problema, fue sanador.
Toco su mejilla con fuerza y luego lo pellizco haciendo que Diego suelte un gemido de dolor y me reía. No, no puedo
con este chico es peligroso para mí...es demasiado tierno, guapo e inteligente.
—Nunca se lo había contado a nadie—susurra con voz rota. Apoyo mi cabeza en su hombro—. En serio que contigo
puedo hablar de lo que sea y siento que no me vas a juzgar.
—Jamás lo haría.
—¿Por qué no crees en el amor? —pregunta en un susurro.
—Es complicado—contestó con asco y separándome de él—. Lo único que me ha hecho el amor ha sido daño y
sentirme como una mierda, ya me cansé de eso, prefiero la soledad—respondo, abrazando mis rodillas.
—No deberías cerrarte al amor porque todo el mundo lo necesita, a nadie nos gustaría pasar la vida solo eso sería
algo muy triste, Anastasia.
Me quedé callada y no quería seguir hablando. Diego soltó un suspiró y encendió la televisión y zarpó varios canales
antes de dejarla en Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Se paró y lo seguí con la mirada, subió las escaleras. Miré
de nuevo la película y solté una pequeña risa cuando Harry quedo con su cara pegada en bus
—Toma—me entregó una manta y me la puso en los pies. Él dejó la suya en el suelo y camino a la cocina, me quedé
mirando la puerta y él salió con unas galletas y dos vasos de jugo—. Quieres—me ofreció.
Asentí con mi cabeza.
—¿Has tenido novia? —preguntó de repente. Él pestañea varias veces y niega con la cabeza—. ¿Seguro? —insistí.
Tome el vaso de jugo y él se sentó a mi lado. Se encogió de hombros y me entregó un paquete de galleta.
—No, bella, nunca he tenido una novia.
—¿Por qué? —pregunto en un susurro.
—Bueno, no me he sentido completo con ninguna chica hasta el momento, créeme que cuando la vea lo sabré porque
también le diré un apodo especial para mí—me mira con intensidad.
Desvié la mirada y le di una mordida a la galleta. Solté una risa cuando pasó el gato de Hermione persiguiendo la rata
de Ron, me gusta mucho esta película y hace años que no lo veía.
—¿Te gusta Harry Potter?
—Claro—respondo sin dudarlo—. Y ¿a ti?
—Las películas me parecen buenas, pero los libros son muchos mejores, le cambian varias cosas y también quitan
cosas que son importantes. La película es un asco a lado de los libros—dijo enojado.
—Ah, los lectores somos algo criticones cuando sacan las películas de nuestros libros favoritos, me vas a matar, pero
no he leído nunca la saga de Harry Potter—le confieso y sacó otra galleta.
Él suelta un grito ahogado y se lleva una mano al corazón. Suelto una risa porque eso salió muy, pero muy dramático.
Diego me mira varios segundos antes de remojar su labio inferior.
—Diferentes gustos, no me llama tanto la atención el mundo de magia, hombres lobos o vampiros sexy en los libros.
—Es entendible—dice, mordiendo su galleta.
Giramos nuestra cabeza para seguir viendo la película y siento como él me está mirando.
—Te gusta mirarme, ¿verdad?
—Eres preciosa—susurra con voz ronca y encogiéndose de hombros.
Él toma su teléfono y comienza a constar un mensaje. Vuelvo a mirar la película y apoyo mi espalda en el sillón y de
repente siento que me toma una foto con flash que me deja aturdida por unos segundos.
—Es para Alejandra y para que vea que tienes ropa y que no te estoy metiendo mano—dice molesto y volviendo a fijar
su vista en teléfono—. Es un gran grano en culo cuando quiere serlo.
Suelto una risa y asiento con mi cabeza.
—Me protege mucho. Ella es una de las personas por las que daría mi vida sin pensarlo, Diego, sin ella no sé qué
haría ha estado prácticamente toda mi vida. Ella solo quiere que vuelva a ser feliz.
Tira su teléfono al sillón y se acerca más a mí, me alejo un poco y él suelta una carcajada profunda.
—Tranquila, no romperé tu espacio personal—se remoja su labio inferior y mis ojos captaron ese movimiento con
atención—. Sí, es como Cameron, nuestros amigos babean el uno por el otro. Cuando Cameron comenzó a salir con
Alejandra, pensé que solo sería una semana y ahora llevan más de un año. Es raro verlo tan enamorado.
Se acercó a mí y nos quedamos mirando fijamente, él estiró su mano y acaricio mi mejilla con cuidado y me quede
quieta por unos segundos, no sabía que estaba pasando entre nosotros se supone que estamos pasando tiempo para
intentar ser amigos y esto no es precisamente de ser amigos.
—Será mejor que me vaya a acostar—susurro, y él baja la mano que antes acariciaba mi mejilla.
—Eres inteligente, astuta, guapa, pero eres muy terca Anastasia—Acerca los labios a mi oreja y yo intento echarme
hacia atrás. Él, en cambio, me agarra el brazo—. Sigues negando que entre nosotros hay algo, tenemos química—
murmura con voz ronca.
—Creo que estás tú confundiendo las cosas, amigo, no pasa nada entre tú y yo—murmuro no tan tranquila por la
cercanía de Diego—. Tienes que aprender a aceptar lo que es un no, Diego.
Él suelta una carcajada ruidosa y me aparto de él. Me fijo como su pelo está más revuelto y que lo hace ver aún más
guapo. Me levanto del suelo. Yo no quiero nada con él más que una amistad y si él no lo puede aceptar es problema
de él.
—Sé aceptar un no, Anastasia, solo te estoy diciendo la verdad de lo que pasa entre nosotros dos—afirma con
absoluta convicción y un gesto de confianza tal que me intranquiliza al instante—. Puedes negarlo todo el tiempo que
quieras y no me molestaré. Puedo ser paciente cuando quiero.
Él estira la mano y toca un mechón de mi pelo y empieza juguetear con él, provocando que tenga que tragar saliva.
—Te apuesto que tiene él puso acelerado y es por mí, Anastasia, así como me tiene a mí en estos momentos—Sus
labios se mueven de manera lenta y muy sensual, tanto que sin darme cuenta abro también yo la boca como para
seguirlos—. Te gusto al igual que a mí, pero, hey te entiendo no es fácil aceptar los sentimientos para algunas
personas.
—Tiene el ego por las nubes...pensé que esto—muevo mis manos entre nosotros dos—, era para que fuéramos amigo
y nada más.
—Eso es mentira—sonríe de lado y varios mechones negro caen su frente—. Yo quiero pasar tiempo contigo para
conocerte, eres tú la que quiere mi amistad y yo quiero algo más—se justifica con una sonrisa.
Suelto un bufido y doy una patada en el suelo como niña pequeña que hace que la sonrisa de Diego se agrande y a mí
me hace enojar aún más. Me engaño. ¡Soy estúpida!—me digo a mí misma.
—Me engañaste. Yo quiero una amistad.
—Y yo quiero algo más contigo y nunca te engañe. Te dije que quería pasar tiempo contigo y es lo que hemos hecho,
cada uno entendiendo lo que quiso entender—Se pasa la mano por el pelo cuidadosamente desordenado y suelta una
carcajada.
—Me vas a volver loca. ¿Cómo? ¿cómo has...? No, mejor no me lo digas. —Hablo demasiado rápido incluso para mí
misma.
—Cálmate, Anastasia—lo fulmino con la mirada y se calla.
—Aléjate de mí, joder lo digo en serio. Tú no me conoces, Diego, no sé qué espera de mí, pero yo no soy ninguna
santa y no quiero nada contigo y menos con un mujeriego—lo golpeé en pecho.
—Joder, otra vez con eso—me doy la vuelta y empiezo a acelerar el paso dispuesta a iniciar una carrera. Pero
entonces él tira de mi codo y me detiene.
—¡Eh! No te vayas así —dice con un puchero. Suelto un bufido y él me guía a las escaleras—. Vamos a dormir y lo
pensamos con la almohada, yo voy a pensar si es que puedo ser tu amigo y tu señorita, vas a al menos pensar en
darme una oportunidad al menos en tus sueños, ¿verdad? —bromea con una sonrisa.
Se inclina para darme un beso en la mejilla que roza un poco con mi labio. Su aliento calienta mi piel y una sensación
de fuego parece quemarme entera. El contacto es tan intenso y frágil al mismo tiempo...¡Mierda! —pienso en mi
mente. Pensé que me besaría. Es cierto que sus labios me tocan y que la respiración llega a rozar con un leve
cosquilleo caliente, pero nada más. Diego está cumpliendo su promesa.
—¡Eh! Estás toda roja. Oh, oh, esto no lo hacen los amigos, bella—se encoge de hombros—. Adiós—dice con una
sonrisa de orgullo y entró en la habitación rápidamente y le pongo seguro.
—¡Imbécil! —exclamó.
******
Me desperté de golpe, abrí los ojos y vi que estaba en el cuarto que me había pasado Diego. Me refregué el ojo para
despertarme bien. Miré la hora en mi celular y eran las tres de la mañana. Escuché una melodía que sonaba en el piso
de abajo.
Me levanté y caminé con mucho cuidado, con cada paso que daba, podía escuchar con más claridad las notas de un
piano y de una melodía triste y vacía. Llegué a los pies de la escalera y vi a Diego tocando el piano, por un momento
me recordé a una escena de Cincuenta sombras de Grey.
Diego dejó de tocar, tomó un libro que había en el sillón y un vaso de agua. Volví a subir los escalones, pero cuando
iba en tercero escuché su voz.
— ¿Qué estás haciendo?
—Venía a buscar un vaso de agua...Lo siento Diego, no quise interrumpir tu lectura.
Se paró del sillón y camino a la cocina, me trajo un vaso de agua. Lo miré y tenía los ojos rojos como si hubiera estado
llorando.
— ¿Te encuentras bien? — Pregunté preocupada.
—Si perfectamente, vete acostar—intentó sonreír, pero no lo logró. Lo seguí mirando y él desvió la mirada. —Vuelve a
la cama—repitió.
Me di la vuelta y empecé a subir la escalera. Cuando estaba en el último escalón. Miré de nuevo a Diego y lo vi
apoyado en el piano. Caminó donde estaba su libro y lo arrojó por la habitación y rompió el vaso. Corrí hacia abajo y
me puse enfrente de él.
—Diego, cálmate por favor ¿Qué te sucede?
—Necesito estar solo, Anastasia. No es un buen momento para mí y necesito estar solo, por favor vete.
—¡Estás loco! No te dejaré solo..., Diego—tomé su cara entre mis manos y su pecho subía y bajaba con rapidez—.
Mírame, Diego, no estás solo—le susurro y acaricio su mejilla.
Él frunció el ceño, pero poco a poco se va calmando.
—Eres tan bonita y tiene algo de baba—bromea y limpia la orilla de mi labio. Suelto una risa y le aprieto sus mejillas—.
Perdona por ponerme algo bruscos hace unos segundos.
—Mmm...disculpa aceptada, ¿qué te sucede?
Se encogió de hombros y camino al sofá, me senté a su lado y apoyé mi mano en su pierna. Él notó eso y miró
fijamente donde estaba mi mano y puso su mano encima.
—No podía dormir—se mordió el labio inferior y tomó las mantas que estaban aún en suelo y acomodo el sofá con la
vista al ventanal—. Levántate un poco.
Me levanté y Diego apretó una cosa en el sillón que se abrió y se transformó en un sofá-cama. Me volví a sentar y me
tapé con una manta y él me imitó...ambos mirábamos el oscuro paisaje de la ciudad.
—¿Tienes frío? —preguntó en un susurro. Negué con la cabeza y me acerqué a él—. Te puedo abrazar— antes de
que contestara él me abrazó con fuerza y apoyó mi cabeza en su hombro—. Gracias por acompañarme en esta noche.
—Es un placer.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 7
Sentí que alguien me acariciaba la mejilla, me removí un poco, pero no quería abrir los ojos aún. Escuché que alguien
estaba diciendo mi nombre. Me tapé con la almohada porque no se calla la maldita voz.
—Despierta Anastasia, el desayuno está listo—decía esa voz a la distancia, pero cada vez se escuchaba más fuerte.
Solté un gruñido y estiré mi mano, pero esa persona tomó mi mano.
—Quiero seguir durmiendo— murmuré aún dormida e intentando soltarme.
Alguien me quitó la almohada de mi cabeza y me la tiró en mi cabeza. Abrí los ojos y vi a Diego sonriéndome
inocentemente. Se sentó en la cama y me observó unos segundos antes de hablar. Me refregué el ojo para intentar
despertar, un momento... Se supone que estaba durmiendo en sofá en qué momento... Miré a Diego y me puse una
mano en mi boca para tapar el bostezo.
—Está listo el desayuno— él miró a los pies de la cama y luego a mí—. Te traje más ropa, por si quieres irte a bañar
antes de bajar o como tú quieras.
Me refregué de nuevo el ojo para intentar despertar, tenía mucho sueño y me costaba seguirle el ritmo de sus
palabras. Asentí y me levanté de la cama. Caminamos los dos en silencio, supongo que ninguno quería tocar el tema
de lo que pasó anoche. Llegamos al final de la escalera y estaba limpio, no había pedazos de vidrio o del libro que voló
por la habitación.
Seguí a Diego a la mesa donde tenía todo listo. Me senté en mi silla y tenía un pan con lechuga, tomate y una
hamburguesa de soya. Diego tomó un sorbo de café y me miraba fijamente.
—¿Tienes mucho sueño? Gracias por acompañarme y también perdóname por mantenerte despierta y ocupada hasta
tan tarde—no puede evitarlo, pero comencé a sonrojarme y soltó una risa—. Tienes una mente pervertida, Anastasia.
—¡¿Yo?! — Exclamó asombrada—. Eres tú él que habla en doble sentido y tonta no soy y lo entiendo—. Me defiendo
y él suelta una risa ronca.
—Fantástica y muy inteligente, pero no tonta y jamás en tu vida digas que eres tonta por qué no lo eres. — Me dedicó
una breve, pero intensa mirada que me pone la piel de gallina.
—La lluvia no quiere parar—hago un puchero y le doy una mordida a mi pan.
Diego da un sorbo a su café y mira al enorme ventanal donde varias gotas de lluvia salpican con fuerza y después me
observa con mucha intensidad como si quisiera decirme algo con la mirada que yo no entienda y es probable porque
aún tengo mucho sueño.
—Me gusta la lluvia en cierta forma me trae paz y ahora tengo una bonita compañera que es fantástica e inteligente
con la que puedo hablar.
—Tienes que parar de hacer eso... —comienzo a divagar.
—¿Por qué Anastasia? Puede ser porque en el fondo de ti sabes que yo te gusto y que te siente a gusto conmigo. Que
no soy la persona que tú creíste en su momento.
—Diego...
—¡¿Qué?!! Yo no hago nada—dice con voz de niño regañado que me hace sonreír. No puedo evitarlo tiene ese
carisma tan... raro—. Es mi belleza y mi carisma que te estás conquistando—se golpea la frente dramáticamente y
niega con la cabeza—. Perdona, deberás que somos amigos—mueve las manos entre nosotros—, y eso no hacen los
amigos, aunque yo no te puedo ver como mi amiga.
—¡Diego! —exclamó entre carcajadas—. ¡Dios ayúdame! Solo somos amigos y nada más.
—¡¿Qué dices?! —exclama él levantándose de la silla y caminando a la cocina—. No te escucho, pero claro que
podemos ser algo más que amigo—grita con un tono de diversión y niego con la cabeza. Este chico me va a sacar
canas verdes—pienso para mi misa.
Él volvió después de unos minutos con jugo de naranja y mantuvo esa risa burlona para mí. A Diego le gustaba
burlarse de mí o sacarme de las casillas. Di un trago a mi jugo y ya me sentía incómoda.
—Me siento acosada en estos momentos.
—Tranquila, no te voy a secuestrar y tampoco estoy loco para hacerlo. Solo estoy mirando el ventanal que me estás
tapando con tu bonita cara así que tampoco te creas tanto, Anastasia—Sonríe con aire malvado y me da un breve
empujón para que me mueva y yo se lo devuelvo con fuerza—. ¡Eres una bruta!
—¡Jódete!
—¡Con esa boca comes pan! —niega con la cabeza y se acerca a mí—. Dime algo Anastasia, saco tu lado rebelde.
—¡No, soy así con mis amigos! —le contestó con sinceridad aún no me ha visto realmente en confianza. Sonrió y él se
echó para atrás—. ¿Qué tiene que hacer una mujer para que se acueste contigo?
Diego se ahogó y comenzó a toser una y otra vez y le acerqué un vaso de jugo y le dio un largo trago y mantuvo la
mirada fijamente a mí. Me aparté el pelo de la cara y lo miré intensamente esperando una respuesta.
—Me tiene que gustar la chica para estar con esa chica, tampoco me acuesto con todo lo que se mueve. Tengo varias
amigas en ese sentido ¿por qué?
—Nada, solo tenía curiosidad ¿cada cuánto?
—Eso depende de mi cuerpo, Anastasia y de lo caliente que ande—bromea con una sonrisa—. Bueno, voy a lavar la
loza—comienza a llevar los platos y también llevo mis platos. —No hace falta que lo hagas, puedo yo.
—Orgulloso—módulo con mis labios y él niega con la cabeza—. Te ayudo pesado—le doy un pequeño golpe en el
hombro y camino a la cocina.
*******
Unas horas después ya estaba bañada, cambiada y relajada leyendo un maravilloso desastre. Cuando sentí las
pisadas de Diego que avanzaron a su cuarto, sentí como cerró la puerta. La luz se había cortado casi dos horas y
decidimos irnos a acostar, pero no podía dormir.
El departamento estaba un poco oscuro, cerré la puerta con cuidado y caminé despacio al fondo del pasillo y me
quedé parada en frente de la puerta Diego. Pensando que le iba a decir, tal vez estaba durmiendo, pero ya no daba
más con el aburrimiento.
Toqué su puerta, pero nadie respondió, lo intenté de nuevo, pero nada. Sabía que estaba ahí adentro, no lo había
escuchado bajar. Abrí un poco la puerta y vi a Diego durmiendo profundamente.
—Diego..., se cortó la luz y... —tartamudeo.
Él se removió un poco en la cama, pero me hizo una señal para que entrara. Su cuarto estaba oscuro y era
completamente azul, tenía una enorme cama, televisión de plasma, un escritorio donde veía libros de la universidad y
un computador. En una esquina había dos puertas.
—Perdón...No quise despertarte...Mmm mejor me voy—. Digo al ver que seguía acostado.
Él abrió sus ojos cafés y se pasó una mano por el pelo. Lo miré y me di cuenta de que no tenía polera y se le
marcaban todos sus abdominales. Mis ojos se fueron hacia su brazo izquierdo donde miré sus tatuajes, no entendía
por qué tenía solo un brazo con tatuajes.
—Tranquila, qué fue lo que me dijiste—me habló con voz ronca y refregándose el ojo.
—Se fue la luz como hace una hora y me aburro un poco—digo incómoda. —Y ya no sé qué hacer.
Soltó un suspiro y se paró de su cama, caminó hacia su escritorio y prendió su computador y volvió a acostarse. Me
hizo una señal para que me acercara más a él.
—Podemos ver una película en mi notebook—propuso.
Asentí y me acerqué más a su cama. Él me hizo un lado y puso varias almohadas. Me acosté lo más lejos posible de
él.
—Te puedes acercar un poco más, no vas a ver bien la película y no te voy a morder al menos que quieras, Anastasia
—me provoca con una expresión de orgullo.
Inconscientemente, mis ojos se desvían hacia sus labios. Son bonitos, y parecen tan suaves... «¿Qué estoy haciendo?
Eres estúpida Anastasia, no te dejes engañar por esa cara bonita que de seguro algo trama. Diego se pasa una mano
por la nuca y me examina el rostro tomándose su tiempo. Sé que está mirándome la boca; después de todo, yo he
sido la primera en hacerlo.
Noto como su respiración se vuelve irregular, y también que la forma de sus ojos se hace más rasgada y sus pupilas
café adquieren un brillo sobrecogedor. No tengo ni idea de cómo lo ha logrado, pero sé que me tiene atrapada en
ellos. Mis movimientos se hacen repentinamente vacilantes y me cuesta pensar con claridad. Desvió la mirada y él se
aclara la garganta cortando este momento incómodo al menos para mí.
—Como quieras—se encogió de hombros y me miró— ¿Qué te gustaría ver?
—Pues una de miedo o de acción—contestó rápidamente y él asintió con su cabeza.
—Te parece si vemos el conjuro—propone con una pequeña sonrisa traviesa—. Me puedes abrazar si tienes miedo.
Asentí, la verdad es que me da lo mismo. Diego dejó el computador al medio y él se acomodó. Me concentré en la
película y en nada más. El día estaba perfecto para ver esta película. En la mitad de la película Diego ya estaba de
nuevo profundamente dormido y sonríe, se veía tan inocente y guapo. Sigue viendo la película, pero con el transcurso
de la película, mis párpados cada vez se hicieron más pesados y me quedé dormida.
Me desperté por la voz de Diego que habla con una persona y tecleaba sin parar en su computador. Me senté en la
cama y me retiré el pelo de la cara. Él me miró de reojo y sonrió.
—Tengo que colgarte, no quiero hablar de nuevo contigo y no trates de ponerte en contacto conmigo—dijo enojado y
sin quitarme la vista de encima.
Me puse un mechón detrás de la oreja y desvié la mirada a la pared.
— ¿Cómo dormiste? —Preguntó Diego. Él se paró del escritorio y camino a la cama donde se sentó a mi lado.
—Bien, perdona. No me di cuenta de que me quede dormida...Será mejor que vaya a la pieza y llame alguien para que
venga a buscar.
La verdad es que ya no quería pasar más tiempo aquí, me sentía incómoda y no quería seguir invadiendo su espacio.
Además, no puedo negar que hay algo entre nosotros, pero yo no quiero eso en estos momentos de mi vida y es mejor
que me vaya que me aleje de este chico que hasta ahora me está confundiendo a unos niveles increíbles.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara.
—Tienes unos ojos hermosos, es un azul extraordinario—él negó con la cabeza—. Anastasia, no hay forma de que
salgas de aquí, la mayoría de las calles están inundadas.
Solté un suspiro y me acosté de nuevo en su cama, tengo que admitir que es una cama muy cómoda y me tape con
almohada. Diego me arrancó la almohada y tenía esa sonrisa traviesa que ya me estaba acostumbrando.
— ¿Qué te parece si jugamos a algo? —propuesto con diversión.
Pestañeó varias veces hacia él, que lo hizo sonreír y se acostó al lado mío. Nos observamos un segundo antes de que
él volviera a hablar.
—Tranquila, Anastasia ¿Qué te parece si no hacemos preguntas para conocernos aún más?
—No creo que sea muy buena idea.
—Y ¿Por qué no? —Él pestañeó desconcertado.
—Es mejor que mantengamos la distancia entre nosotros, te recuerdo que tú quieres algo más y yo no así que creo
que es mejor que no—Antes de que hablara él, me interrumpió.
—Lo sé, pero también respeto tu decisión de ser amigos, Anastasia—se justifica —. Jamás haría algo que no quieras,
pero también te lo vuelvo a repetir que, en el fondo de ti, yo te gusto y eso lo puedo notar en muchos de tus gestos
corporales—termina de decir.
—Valeee—me siento en la posición de indio y Diego me imita—. Eres un chico que lucha por lo que quiere, ¿verdad?
—Por supuesto, Anastasia, tengo muchas metas y sueños que planeo cumplir y muy pocas veces me doy por vencido.
—Tú comienza, a ti se te ocurrió la brillante idea—Entrecierro los ojos con desconfianza y él se remoja el labio antes
de hablar:
— ¿Cuál es tu tipo de chico? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja. Lo miré y pestañeé varias veces, de todas
las preguntas me tenía que preguntar eso. —Vamos, dímelo—insiste, infundiendo a sus palabras que me da un
escalofrío por todo mi cuerpo.
—No tengo ningún tipo de chico, la verdad es que no tengo un perfil de alguien o algo así—me explicó—. No sé, si me
entiendes. Cuando alguien me gusta simplemente pasa...soy un asco explicando—él asiente con una sonrisa— ¿Y tú?
Sonríe de oreja a oreja.
—Claro que ya lo sé, ni siquiera tengo que pensar en un prototipo de chica, ¿verdad? Igual cada uno elige con quien
estar. Lo que molesta es que te burles después de ellas, eso es feo—declaró con sinceridad—. Es típico de hombre
como tú: mujeriego
Diego agarró mi muñeca.
—No tan rápido, Sherlock—Me dio un repaso de arriba y abajo. Yo puse los ojos en blanco — ¿Qué tiene de malo
reciclar y divertirse al mismo tiempo con las chicas que me buscan? —Me solté de su agarre—. Jamás le he mentido
alguna chica, ellas ya saben lo que hay antes de venir a mí e incluso ya saben mis condiciones si quieren estar
conmigo un rato.
—Vale—dije no muy convencida por su respuesta.
—Siempre he sido claro Anastasia. Escúchame un momento Ana, jamás le he mentido a ninguna mujer, siempre he
sido claro por muy cruel que suene. Son ellas las que se encaprichan conmigo después del sexo, cuando hace una
hora antes ella entendía bien mis condiciones, son ellas las que intentan cambiarme por cumplir alguna especie de
fantasía.
—Eres como un objeto sexual para las mujeres ¿O qué? No te molesta tener esa fama de mujeriego, ya que como tú
mismo me has dicho en algún momento quieres tener una novia. No crees que tal vez eso afecte un poco a tu relación.
—Yo espero que esa chica me entienda que mi pasado es mi pasado y que ella es mi presente así de simple.
—Ya.., pero te has metido con la mitad de la universidad, ¿o no? No sé cómo la chica cae por ti, con lo imbécil que
eres—bromeo con una sonrisa.
Él suelta una ruidosa carcajada, que hace que se doble hacia adelante. Él sigue riendo y de repente su frente cae
sobre mi hombro sobresaltándome.
—Dime: ¿Qué te hace a ti más especial que las otras? Dímelo ¿Qué tienes tú para que jamás en tu vida entre la
categoría de muñecas desechables? —Se burla. Me remuevo incómoda y él se separa de mí— ¿Es que acaso mis
innumerables y variadísimos encantos no surten en ti?
—Pues te lo he dicho, no eres el príncipe de mis sueños. Además, tus innumerables y variadísimos encantos son una
porquería—le rebato con una pequeña sonrisa.
—Anastasia, Anastasias, es porque aún no uso todo mis poderes y encanto para que caigas por mi—bromea y se
lleva el puño al corazón como si fuera una promesa—. Además, Anastasia ya te lo había dicho antes: cuando
encuentre a la chica indica, no la dejaré ir y lucharé por ella. Soy un hombre muy decidido en ese aspecto—me
observó intensamente.
—Mejor me voy..., Diego—Me pare de la cama, camine lo más rápido a la puerta. Cuando iba a abrir la puerta Diego
me atrapó con sus dos manos sobre mi cabeza y bloqueando el paso. Me volví hacia él.
Él me empuja contra la puerta y mi espalda se arquea para amortiguar el golpe. Antes de que pueda decirle algo o
pegarle me toma las manos y las pone arriba de mi cabeza y con la otra mano me tapa la boca. "Joder ahora sí que
me mata"—Pienso en mi mente, empiezo a moverme, pero él solo hace más fuerza. Su boca se hunde en mi clavícula
desnuda.
Su aliento calienta mi piel, y una sensación de fuego parece quemarme entera. Un sentimiento que hasta entonces
nunca había experimentado adormece mis movimientos y vuelve todas mis reacciones lentas y torpes. Diego se
separa de mí y apoya su frente en mí.
Me recupero del trance, le doy un empujón y le pegó un puñetazo en su estómago tan fuerte que hace que él se doble
un poco.
—No vuelvas a intentar nada conmigo. Joder eres un maldito mentiroso. Solo me engañaste para que fuera tu puta
amiga. ¡Mierda! que imbécil soy, pensé que lo entendías, Diego, pero no, esto era lo siempre quisiste, ¿verdad? Eres
un puto cerdo—Escuché un gemido de dolor y cerré la puerta de un golpe, caminé rápidamente a la pieza.
Tome mi celular y marque el número de Jonathan. Guarde todas mis cosas y baje las escaleras corriendo. Cuando
llegué a la puerta, se abrió y caminé por el pasillo y vi la escalera de emergencia. Joder son veinticuatro pisos los que
tengo que bajar, solté un suspiro y empecé a bajar la escalera.
Cuando llegué a la recepción estaba con generador y Jonathan ya estaba esperándome. Corrí así él y lo abracé.
—Vámonos de aquí—dijo en mi oído y aun abrazándome. Salimos y me subí en su coche negro.
—Gracias Jonathan por venir a buscarme—le sonrió y le di un beso en la mejilla.
—Menos mal que estaba cerca y pude salir—él prendió el motor y arrancó su coche.
Cuando llegamos a su departamento, llegamos casi sin aire al subir por la escalera. Él prendió la luz de su
apartamento y me senté con él en el sillón. Jonathan me miró de arriba y abajo. Me arremangué las mangas del
polerón de Diego, ya que traía su ropa aún puesta.
—Dime algo, Anastasia: ¿De quién es esa ropa que está usando? —bromea.
Negué con la cabeza, no quería hablar.
—De nadie.
—Vale. Si quieres puedes acostarte en mi cama, yo aún tengo que hacer trabajo para el lunes.
Me levanté y le di un beso en la mejilla y entré en su cuarto. Me acosté y cerré los ojos, mi mano se fue en la parte en
que Diego había puesto su boca. Nunca había sentido esa sensación con nadie antes en mi vida. Pero tampoco se me
olvida que Diego me traiciono yo lo considera un amigo y me engaño..., pero que estúpida soy. En ese momento la
puerta se abrió y entró Jonathan que se acostó a mi lado.
—Me traicionaron, Jonathan, sigo siendo una estúpida e ingenua—le confieso con voz rota.
—Shhh, mi Anastasia, no eres tonta lo que pasa que tu corazón es muy bueno ¿quién te engañó?
Mire el techo de la habitación de Jonathan y me limpie una lágrima solitaria. Él me abrazó con fuerza y acarició mi
pelo.
—Una persona que pensé que quería mi amistad, pero fue una mentira lo único que quería era que me acostara con
él, no respetó mi decisión y me duele porque yo sí lo estaba considerando un amigo—le confieso con dolor. Odio a
Diego en estos momentos y no pienso hablar con él de nuevo.
—Es un imbécil—susurró Jonathan—. Vamos a dormir pequeña ya verás como mañana será un mejor día—asiento
con mi cabeza.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos con fuerza para intentar dormir y dejar de pensar en Diego en la forma
de cómo me engaño sabía que en fondo tramaba algo, pero pensé que realmente él iba a respetar mi decisión, pero
me equivoque horrible y duele, joder, duele como la persona te muestran una cara y en fondo tiene otras intenciones
que tú desconoces.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases s de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 8
El fin de semana la pasé en el departamento de mi mejor amigo Jonathan. Ahora estoy ordenando las cosas para la
pelea que tengo esta noche. Alejandra aún no ha llegado y espero que se demore en llegar. A Diego lo vi como
siempre con diferentes chicas y aunque intentó varias veces hablar conmigo yo lo evadía o me alejaba de él.
Cerré mi bolso y lo dejé afuera de mi puerta. Me hice una cola y me puse un poco de brillo labial, miré la hora en mi
teléfono y ya está todo listo para la pelea de esta noche. Justo cuando iba saliendo de mi departamento, me topé con
Alejandra y su grupo de amigos y también Diego que estaba tonteando con Bárbara.
— ¿A dónde vas Anastasia? —Preguntó curiosidad—. Son las nueve de la noche y mañana tenemos clase.
—Ale, voy a una pelea, deséame suerte. Ya me voy—intenté pasar, pero ella me bloqueó el paso. En ese momento vi
las siluetas de dos personas que eran de Dylan y Javier.
— ¿Estás lista Anastasia? —Preguntó Dylan.
Javier tomó mi bolso y Alejandra me abrazó con fuerza y me dio un beso en la mejilla de la suerte. Pase por su lado y
le lance un beso antes de cerrar la puerta. Nos metimos rápidamente en el ascensor y pude soltar el aire que me
estaba aguantándome ¡Por fin! Vuelvo a pelear.
— ¿Cómo estás campeona hoy? —dijo Dylan.
—Lista para ganar.
—Esa es mi chica, vas a triunfar como siempre—dijo Javier dándome ánimo.
Salimos del edificio y nos metimos en el auto Dylan. Arrancó el motor y se puso en marcha. Llegamos a un edificio
abandonado en donde entramos por la puerta trasera y los gemelos me guiaron a una habitación que sería algo así
como mi camerino. Dejé mi bolso y me senté en la silla que había.
—Solo falta unos minutos, antes de que comience la pelea, hay mucha gente apostando por ti—dijo Javier.
En ese preciso momento entró Luis, el chico que se encargaba de las peleas, las apuestas y las organizaciones.
—Está aquí, hermosa, todo el mundo apuesta por ti—él sonrió y se acercó a mí—. Sé que no debería decir esto, pero
si ganas te llevarás una gran pasta. La pelea va a empezar en dos minutos, es mejor que salgas ya y te quedes en
una esquina.
Salimos de la habitación y me quedé en una esquina con los gemelos, viendo como las mujeres y los hombres
chocaban para tratar de ver bien en círculo, Luis hizo las presentaciones de la otra chica y todos se volvieron locos.
Luis me presentó a mí y gritaron más fuerte.
La gente me abrió paso mientras me dirigía al círculo y se cerraron detrás de mí como un muro de personas. Cristina
se puso frente a mí y sonrió con arrogancia. Me acerqué un poco más a ella, retrocedió. Sonríe con malicia hacia ella.
Muy por lo general, no me lo tomo muy en serio, solo es un deporte que me apasiona y que disfruto y que claro me
hace ganar dinero que me ayuda mucho.
Luis hizo sonar la sirena y Cristina hizo su primera jugada que la esquive con facilidad, ella volvió a intentarlo y esquive
con rapidez. Me cansé ya de esta mierda. Doble el codo y lance mi primer puño contra la nariz de Cristina, un golpe
rápido y preciso que hizo que retrocediera varios pasos. Lance mi segundo golpe directo a la mejilla. Cristina despertó
de su trance y me pegó un pequeño golpe en la comisura del labio. Me equilibré y esquivé el siguiente golpe.
Golpe a Cristina una y otra vez y esquivé unos cuantos golpes suyos. Cristina cogió impulso y volvió a por mí, pero ya
no tenía tanta fuerza, empezó a lanzar puñetazos que no llegaban a ningún lado. Lo esquiva con gran facilidad, ya que
yo era mucho más rápida que ella. Mi paciencia se acabó y atraje a Cristina que seguía lanzando puños al centro del
salón abandonado y se pegó con un pilar. Sus ojos mostraron sorpresa antes de que se doblaran, ese fue mi
momento. Ataque de inmediato lanzando varios golpes. Un ruido sordo indicó que Cristina estaba en el suelo y que se
rendía. Hubo un silencio corto y luego la sala estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
Me agaché donde estaba Cristina y le ayudé a ponerse de pie.
—Gran pelea — me dijo susurrando.
—Lo siento, no me quería pasar tanto—sus amigos vinieron por ella y le ayudaron. Unos segundos después estaba ya
rodeada de gente que me felicitaba. Me quedé un rato escuchando las felicitaciones de la gente y luego me abrí paso
para llegar a donde estaba Jonathan, Dylan y Javier.
—Has estado increíble—dijeron los tres juntos.
Luis apareció y puso en mi mano el dinero. Caminé tranquilamente dónde están mis cosas. Cerré la puerta y saqué de
mi bolso una botella de agua.
—Eres increíble—me dijo Jonathan.
—Gracias, estúpido—saqué un espejo y vi que tenía un pequeño moretón cerca del labio. Miré mis nudillos y estaba
un poco raspado y rojo—. Será mejor que nos vayamos.
—Yo te llevo—dijo Jonathan. Salimos por la misma puerta y nos despedimos de los gemelos.
Durante el camino estuve pensando en volver a ir a psicólogo aún no sabía si volver a retomar a pesar de que las
pesadillas se habían ido, pero muchas veces no sabía qué hacer con mi vida y sentía que no tenía rumbo. Mire de
reojo a Jonathan quien iba concentrado en conducción. Suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Gracias, guapo, nos vemos mañana—me despedí de Jonathan.
—Cuídate mucho, Anastasia—sonreí y asentí con mi cabeza antes de cerrar la puerta del coche.
Abro la puerta de mi departamento y me encuentro Alejandra con su grupo de amigos haciendo un trabajo. Alejandra
levantó la vista de su computador y me acerqué a ella.
— ¿Cómo te fue? ¿Ganaste tú? —Me preguntó sin dejar de teclear sus dedos en la computadora.
—Dudas de mí, Ale—hice una mueca y le pegué un codazo—. Yo siempre gano—digo con orgullo.
Caminé a la cocina y saqué un hielo, lo envolví con un paño y me la puse en mis nudillos. Me acerqué a Alejandra y
me senté a su lado. Ella puso su mano en mi barbilla y me examinó con cuidado.
—Tienes un corte en el labio y un pequeño moretón cerca del labio—dijo preocupada como mamá gallina. Solté una
risa.
—Creo que he estado peor—Ella se rió y me golpeó el brazo—. Nunca vas a cambiar en ser mamá gallina, ¿Verdad?
—Pues alguien tiene que ponerte límites jovencita—tomé sus apuntes y vi que estaba haciendo el trabajo a última
hora—. ¿Ya lo terminaste?
Asentí, miré a sus amigos y estaban todos concentrados haciendo su trabajo menos Diego que me miraba fijamente.
Desvié la mirada, no quería ni verlo en estos momentos.
—Me voy a acostar—le susurré a la rubia. Ella asintió con su cabeza y me dio un beso en la mejilla.
Tomé mi bolso de suelo y entré en mi cuarto. Tire de la goma y mi pelo se esparció por mi espalda. Le di una patada a
mi bolso y quedó en una esquina. Camine a mi armario y saque toallas, ropa interior y mi pijama, entre en baño para
darme una relajante ducha.
Cuando estaba lista para acostarme, alguien tocó mi puerta. Me acerqué a la puerta y la abrí. La persona que tenía
delante me sonreía traviesamente. Miré de reojo al salón y ya no estaba Alejandra y sus amigos, todos se fueron
excepto Diego.
—Puedo pasar— tomé con más fuerza la puerta—. Quiero pedirte perdón por lo que pasó el viernes pasado, por favor,
Anastasia—. Solté un suspiro enorme.
Me moví a un lado y él entró. Cerré la puerta, cuando me volví Diego estaba tan cerca de mi espacio personal. Estiró
su mano y pasó su dedo por mi labio inferior.
—Eres preciosa—fruncí el ceño, antes sus palabras—. Perdóname, Anastasia, no debí hacer eso. Estuvo muy mal de
mi parte y joder, arruine tu confianza, sé que no merezco tu perdón, pero por favor dame otra oportunidad de ser tu
amigo.
—No—me crucé de brazo—. Lo que hiciste estuvo mal. Que parte de no, no entiendes en tu puta cabeza.
—Joder, lo siento Anastasia, en serio que no quise hacerte sentir incómoda con lo que hice y fui un gilipollas, crees
que no lo sé. He estado llamándote, escribiéndote he intentado acércame a ti para pedirte perdón, pero tú te alejas de
mí. Mira Anastasia, no hace falta que me digas que soy un gilipollas, un imbécil y muchas cosas más porque lo soy,
pero tú me gustas—terminó de hablar con un puchero.
—Pero tú a mí no, Diego. No puedes forzar a alguien a tener sentimientos. Jodiste todo entre nosotros. Además, que
tú eres un chico desechable—concluí, usando sus mismas palabras al referirse a las mujeres.
Él dio un paso atrás y desvió la mirada.
—¿Sabes algo? Tal vez, podría haber surgido algo entre nosotros con el tiempo, pero no pudiste controlar tus instintos
cavernícolas, ¿verdad?
—Por favor, Anastasia, dame una última oportunidad de ser tu amigo—me suplico y se acercó a mí—. Te prometo que
no intentaré nada ahora en adelante.
Solté un suspiro enorme y lo miré fijamente. Tenía sentimiento encontrado, ya que no sabía qué hacer podía
perdonarlo, pero esa espinita siempre estará ahí y ahora en adelante siempre estaré atenta a sus movimientos y
estaba la otra opción no perdonarlo y alejarme de él para siempre. Él se mordió el labio inferior y se pasó una mano
por su pelo.
—Tengo que pensarlo, ya rompiste mi confianza una vez y ahora no confío en ti—le explico y me siento en mi cama.
Él se acerca a mí y se sienta a mi lado, se gira para mirarme y alzó una ceja. Sus ojos brillan tenuemente con
diversión y toma mi mano con cuidado, provocando que un escalofrío haga mi piel mucho más sensible al tacto de su
mano. Ambos nos quedamos callados, hay algo entre nosotros, pero lo negaré por ahora.
—Lo sientes verdad Anastasia, ahí está cada vez que te toco, lo siento en todo mi cuerpo—apoyó mi espalda en la
pared y lo miro, varios mechones rebeldes caen en su frente—. Me estoy volviendo loco. Joder, no sé qué está
sucediendo conmigo y ya estoy delirando—suelto una risa y me fulmina con la mirada—. No te rías, eres tú la
causante de que me comporte tan raro e incluso doy algo de miedo.
—Es que si das algo—digo con sinceridad—. La verdad estás actuando de una manera rara que no sé si es normal en
ti—confieso.
—No, normalmente soy tranquilo y no persigo a las chicas...Mmm perdona por asustarte y por lo de que paso en mi
departamento—dice con un puchero y sacando su labio inferior.
— ¿Estás borracho? —pregunté de broma.
—No, solo tomé dos cervezas—contesta, jugando con un mechón de mi pelo—. Por cierto, hoy me quedaré a dormir
aquí en tu cuarto—dice tranquilamente y frunzo el ceño.
—¡¿Cómo?!
—Si, me quedo aquí. Puedo dormir en tu cama o en piso, pero no quiero dormir en living y escuchar los gemidos de
Cameron y Alejandra. Te cuento un secreto—susurró la última parte y sus ojos tienen un brillo travieso—. Alejandra es
muy ruidosa.
Suelto una carcajada y asiento con mi cabeza porque ya la había escuchado y bueno al parecer Cameron tiene
aguante porque estuvieron como dos horas follando. Diego se sentó a mi lado y puso un dedo en su boca. Nos
quedamos en silencio y de repente se escuchó un gemido.
—¡Dios! —me tapo la boca con la mano para no reír y él me guiña el ojo.
—Ya han empezado en cualquier momento será una fiesta de gemidos—sonríe con aire malvado y apoya la cabeza
en la muralla.
—¡Mierda! —exclamó, cuando escucho otro gemido de Alejandra. ¡Qué vergüenza! Miro a mi acompañante que no
parece del todo incómodo—. Voy a sacar el colchón.
Me paré de mi cama y me agaché y saqué el otro colchón que tenía del otro departamento y lo dejé a un lado. Me
dirigí al closet y saqué unas tapas y una almohada. La dejé en colchón y Diego se acercó a mí.
—Déjame a mí—susurra con voz ronca.
—Adelante.
Me acosté en mi cama y observé como Diego arma su improvisada cama y luego se quita la polera y luego el
pantalón. Él alzó una ceja al ver que lo estaba viendo y yo igual alzó una ceja.
—Disfrutando de la vista.
—No, tengo baño—apunto con mi dedo la puerta y se encoge de hombros y se acuesta. Es lógico que se sienta
cómodo con su cuerpo porque está realmente bueno.
Apago mi lámpara y me quedo mirando el techo, al final lo perdono o no...bueno por ahora lo seguiré pensando y por
lo menos reconoce su error y ese un paso por lo menos, se nota a lo lejos que Diego no es mucho de pedir perdón
porque su orgullo lo consume.
— ¿En dónde estabas Anastasia? —Apoyé mi codo en la cama y lo miré. Él estaba sentado— ¿Quién te pegó?
—No es de tu incumbencia, muchachote—sonreí con diversión—. Aún no te perdono, guapo.
Él arquea una ceja, pero se recupera con rapidez y adopta una arrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio
inferior con un brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Rencorosa—me susurra con una sonrisa divertida—. En fondo de ti me amas y sabes que soy el amor de tu vida.
—Adiós, amor de mi vida—me burlo y me acuesto tapando hasta arriba con el cubrecama.
Miro el techo por unos largos minutos que se me hacen eternos en estos momentos. Cierro los ojos e intento contar
números.
—Ojalá no fuera tan preciosa y a la vez tan jodidamente cabezota—. Susurra Diego y toca mi mano con cuidado unos
segundos y después me suelta. Aprieto los labios y no digo nada porque no tiene sentido, además que estoy cansada
fue un largo día.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 9
Baje del auto y él tomó mi mano comenzamos a caminar a una bodega abandonada donde se hacían las peleas
ilegales. Fruncí el ceño y me detuve un segundo para mirarlo. Él me sonrió de lado.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunte con curiosidad.
Él soltó mi mano y se las metió dentro del bolsillo, di un paso atrás porque no era normal que él estuviera tan callado
conmigo y algo me olía mal, pensé que sería una sorpresa..., pero ahora no estoy tan segura.
—Solo será un momento tengo algo que arreglar para mi próxima pelea—me ofreció su mano y dude un segundo
antes de entrelazar mis dedos con los suyo.
Entramos en la bodega y recorrimos el oscuro pasillo hasta que entramos en una sala donde vi siete siluetas sentadas.
Él apretó mi mano con fuerza y solté un gemido de dolor, me solté de su agarre, pero una mano me azoto contra la
pared y después sentí otras manos recorriendo mi cuerpo...
Abrí los ojos y me toque el cuello aún podía sentir sus asquerosas manos en mi cuerpo e intente tranquilizar mi
respiración....no, no esas pesadillas se habían ido. Suelto un gemido y me abrazó con fuerza, escondo mi cara en mis
piernas. Odio esto, lo odio.
Sentí como alguien dio un salto y miré abajo y vi como Diego se removía una y otra vez entre las frazadas hasta que
dio un gran salto y se sentó en la cama. Me limpié las lágrimas e intento borrar esos pensamientos horribles de mi
mente.
—¿Estás bien? —pregunté preocupada y él me miró de reojo, pasó una mano por su mejilla y supe que estaba
llorando. Diego tuvo una pesadilla donde lloraba en sueño e incluso al despertar seguía afectado.
—Si, perdón por despertarte—me susurro con la voz ronca y mirando la pared.
Puse los ojos en blanco. Me levanté de mi cama y me senté en su colchón, tomé su barbilla y tenía los ojos rojos.
—¿Cada cuanto tiene pesadilla? —pregunté con curiosidad y él desvió la mirada.
No contestó mi pregunta simplemente se tapó con el cubrecama y dio una palmada a lado suyo y me tragué todo mis
miedos, me acosté a su lado. Me quedé mirando el techo, esperando que dijera algo:
—Perdón por despertarte Anastasia, no fue mi intención hacerlo—me susurro—, me puedes dar un abrazo, por favor.
— ¿Diego estás bien? —volví a preguntar.
Él negó con la cabeza. Me acerqué a él y tomó mi barbilla con cuidado de seguro yo también tenía los ojos rojos, pero
hace más de 3 meses que no tenía una pesadilla...es cierto que la terapia ayuda mucho, pero a veces simplemente es
inevitable tener estos recuerdos.
—¿Quieres que hablemos? —Le digo calmadamente. Él se niega con la cabeza y se vuelve a acostar, yo lo imito y me
acerco más a él. —Todo estará bien—le aseguró.
Lo miré, pero tenía la mirada oscura y perdida, puse mi mano en su mejilla y se tensó al sentir mi contacto, se removió
un poco. Empecé a acariciar su mejilla y él se acercó más a mí y me pasó un brazo por debajo de la cintura y me
atrajo a su pecho. <<Mierda>> No me gusta que toquen es algo con lo que aun trabajo en mí.
—Diego...—Empecé a decir incómoda. No puede evitar ponerme tensa al sentir sus manos en mi cintura, sé que no lo
hace con mala intención o eso espero. Respiro profundamente para intentar calmarme.
—Por favor, Anastasia, solo por esta noche...Déjame tenerte entre mis brazos, solo por esta noche, prometo que no
haré nada—me suplico.
Lo miré y tenía los ojos cerrados. Puede fijarse en que le está creciendo un poco la barba y que tenía las pestañas
muy largas, mi dedo empezó a recorrer toda su cara fijándome en cada detalle de su perfecto rostro.
—Nadie nunca me había tocado solo tú...—Soltó de repente. Me quedé mirándolo y estaba pensativo—. No recuerdo
nunca que alguien lo hubiera hecho.
Me miró y bajó la vista a mis labios. Él levantó un poco más la cabeza.
—Gracias, bella—su aliento chocó con mi piel desnuda de mi cuello. Tragué duro y bajé también la vista de sus
carnosos labios, se veían tan suaves. <<Mierda>> —de donde estaba saliendo esos pensamientos—. Volvamos a
dormir, por favor—dice con la voz rota.
Asentí y apoyé mi cabeza en su hombro y me abrazó muy fuerte, me quedé unos minutos escuchando el latido de su
corazón antes de que me quedara profundamente dormida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo extra, espero que le guste, muchas gracias por su enorme apoyo en esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 10
Me desperté antes que Diego y me solté con cuidado de su abrazo. Lo mire por el rabillo de mi ojo y solté un suspiro,
me pase la mano por la cara y por el cuello ¡Dios aún puedo sentir esa mano sobre mí! Me levante y mire como Diego
abrazaba una almohada, la imagen era tierna, negué con la cabeza y tome mi ropa y mis toallas para darme una
ducha lo necesitaba, necesitaba borrar de alguna forma esas caricias asquerosas por mi cuerpo, me hacían sentir
asquerosa y sucia aun cuando yo no hice nada.
Una vez lista y maquillada un poco tapando mis ojeras, salí de la habitación donde ya no estaba Diego y las cosas
estaban ordenadas e incluso mi cama. Solté un suspiro enorme, no quería ir a clase, pero tenía que realizar un
examen hoy. Abrí la puerta y me topé con Diego quien tenía una sonrisa traviesa.
—¡Por fin! Pensé que te habías desmayado en el baño o algo así—comenta.
—¡Exagerado! —le doy golpe con mi hombro cuando paso por su lado Él roza sus dedos con los míos fue una caria
tan breve y rápida que incluso creo que lo imagine.
Entró en la cocina y sacó un yogurt con avena y me tomo las vitaminas del suplemento de carne. Alzó una ceja al ver
que Diego me mira con curiosidad y mete sus manos dentro del bolsillo meciéndose con sus pies, un claro gesto de
que me apure, pero él no me lo dice.
—¿Alejandra y Cameron?
—Se fueron antes—dice aburrido por el tema y se acerca a mí—, nos vamos, tenemos que ir en metro, ayer me trajo
Bárbara en su auto.
Paso por su lado y le pegó un empujón es un gran dolor para mi culo, él suelta una pequeña sonrisa y cuando me giro
al mirarlo él esboza un gesto picarón ladeando la boca.
—¿Estás celosa, bella? —pregunta burlón y remojando su labio inferior.
—No—digo rápidamente que hace que su estúpida sonrisa se agrandara más—. Vamos, Diego.
Camino a la puerta, pero no siento sus pasos detrás de mí, lo observó por el rabillo de mi ojo y veo que me está
mirando, pero su mirada está más abajo <<será cerdo>>.
—¡Oye! ¿Acabas de mirarme el culo? — pregunto atónita.
Diego suelta una risa y levanta las manos.
—No —contesta demasiado tarde.
—¡Oh, claro que lo has hecho, acabo de verte hacerlo, Diego! —le acusó, aún asombrada de que lo haya negado con
total naturalidad. Abro la puerta e inclino mi cabeza para que pase el primero—. Pasa adelante, guapote.
Diego pasó por mi lado riendo y lo empujo para que se apure porque ya vamos tarde y tengo que tomar el metro.
Presiono el botón del ascensor y él saca un libro que comienza a hojearlo.
—¿Te gusta mírame? —pregunta con tono presuntuoso y le doy un golpe a la tapa del libro ¡Imbécil, engreído! —lo
insulto en mi mente—. ¡Hey, cuidado! —me advierte y pongo los ojos en blanco.
Una vez en la calle, caminamos varias cuadras y saco mi tarjeta del metro y bajamos las escaleras donde chocó con
varias personas que pasaban corriendo. Diego suelta un gruñido y me tomó de la cintura y me pone de lado de la
barandilla.
Diego me suelta un momento para sacar su tarjeta de uno de los bolsillos de sus vaqueros. Al fijarme más
detenidamente en él, noto que el pulso le tiembla un poco. Me remojo el labio porque hace mucha calor y la chaqueta
no me ayuda.
—Espérame un poco aquí tengo que recargar la tarjeta
Lo veo como camina a las máquinas y veo como varias chicas lo miran con absoluto descaro, no las culpo Diego es
guapo e incluso algo tierno, no diré nada sobre su pésimo humor.
—¿Estás listo? —pregunto. Cuando llega a mi lado y se saca su chaqueta de cuero y deja a la vista su camisa negra
de manga larga.
—Sí, vamos bella —contesta, y luego pasa al otro lado de los torniquetes para tomar el camino de la línea de metro
que conduce hacia a la universidad.
Alguien canturrea una canción de los Beatles siguiendo la melodía de una guitarra que algún artista callejero toca en
otro lado, más adelante y no puedo evitar sonreír y tararear la canción.
Diego me mira de reojo.
—¿Te gustan los Beatles?—Asiento con mi cabeza y me quitó también la chaqueta. Me abanico con la mano hace
mucho calor.
De pronto, una señora pasa a toda velocidad junto a mí y me empuja hacia un lado. Diego acude en mi ayuda de
inmediato, atrayéndome hacia su pecho. <<¡Joder con la gente apurada en puto metro!>>
—Maldita sea —murmura molesto—. ¿Estás bien?
Exhalo el aire con lentitud.
—Sí —contestó algo turbada.
—Entonces démonos prisa. Acaba de llegar nuestro metro —me advierte.
Diego me vuelve a coger de la mano y juntos iniciamos una loca y precipitada carrera por las escaleras mecánicas.
Con una última zancada entramos en el vagón del metro, justo a tiempo. Medio segundo después, las puertas se
cierran a nuestras espaldas y tanto Diego como yo soltamos un suspiro de alivio.
Nos alejamos un poco de la puerta y me dejo guiar por Diego hasta que quedamos en un espacio algo desocupado.
No obstante, la tranquilidad dura muy poco porque en la siguiente parada un montón de gente se apelotona hacia el
interior empujándonos ambos. En unos segundos el aire parece viciarse con una mezcla de olores muy intensos a
sudor, comida y entre otras cosas más que no quiero saber. Me mareo un poco e intento distraerme mirando a Diego.
Está firmemente agarrado a una de las barras del techo. De pronto, el metro da un bandazo y pierdo el equilibrio, pero
Diego me rodea con un brazo y evita a tiempo que me caiga. Instintivamente, levantó las manos contra su pecho. Noto
que él inclina la cabeza y oigo su respiración. De alguna manera, siento que está oliendo mi pelo, convirtiendo ese
gesto en algo íntimo y caliente.
—¡Odio el metro! —Exclama en un gruñido.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro y me alejo un poco porque siento mis mejillas rojas debido a la gente y tal
vez a Diego.
—Jamás te dejaría caer—me susurra con voz ronca y de alguna forma sé que es una promesa que aun no entiendo
bien. Jamás entenderé a los hombres y su idioma.
Cierro los párpados durante un segundo dispuesta a disfrutar del momento, pero resulta difícil: en cada nueva parada
entran más pasajeros y apenas queda sitio para poder moverse. Diego y yo vamos acercándonos más y más el uno al
otro, hasta que empiezo a notar algo duro en sus pantalones que me deja paralizada de sorpresa.
Diego suelta un gruñido casi desesperado que logra sofocar a duras penas hundiendo su boca en mi coronilla.
—¿Estás bien? —pregunto, siento que Diego está algo excitado—. Amigo se te olvido hacerte la paja de la mañana ¿o
qué? —bromeo e intenté separarme, pero chocó con la espalda de un señor.
Las puertas se vuelven abrir y más gente entra y señor se echa más para atrás haciendo que me tenga que pegar
mucho más a Diego tanto que ya no queda centímetros que nos separa.
—Soy humano Anastasia, y tenerte tan cerca... y más la erección matutina, no me está ayudando nada.
—Pervertido—bromeo
Él suelta una pequeña carcajada donde apoya su cabeza contra la mía mientras acaricia mi pelo con sus labios que
hace que se me corte la reparación, aunque lo niegue en el fondo de mi sé que entre Diego y yo hay química. Apoyo
mi cabeza en su pecho e intento tranquilizarme, pero ahora siento que soy yo la que tiene serios problemas. Tiro con
mayor fuerza de la camiseta de Diego, cuando el vagón vuelve hacer una parada brusca y mis manos se cuelan dentro
de su polera sin querer.
—Para —murmura muy alterado.
Trago saliva.
—¡Eh! No lo estoy haciendo adrede —me justifico nerviosa y vuelvo agarrar su polera con fuerza cuando frena de
nuevo.
El balanceo constante aún empeora más la situación. Diego se inclina a la altura de mi frente y sonríe haciéndome
cosquillas que estimulan cada pequeño rincón de mi cuerpo, que ya de por sí está bastante alterado. «Se ha dado
cuenta», me digo abochornada. Otro balanceo vuelve a aplastarme contra su pecho. No voy a poder aguantar
más...creo que me dará una crisis <<joder, pero de donde sale tanta gente>>. De pronto, me pongo rígida.
—No te frotes —masculló crispada.
—¡Eh! Que es maldito metro...si fuera yo ya estaría sin ropa, nena—contesta Diego en un susurro ronco solo audible
para mí, mientras me dedica una sonrisa perversamente contagiosa que me hace reír.
—¡Imbécil! —Exclamó con los nervios a punto de explotar.
Al mirar alrededor, descubro que hay un par de chicas sentadas que no paran de observarnos. Escucho que están
diciendo lo guapo que es y por suerte, están demasiado distraídas admirando el cuerpo de Diego como para fijarse en
mí. Al ver la expresión divertida de Diego me doy cuenta de que él también las ha oído. «¡Maldito engreído!» —pienso.
Me mira con una mirada diversidad y se remoja el labio inferior como diciéndome <<¡Mira lo que estás perdiendo,
Anastasia!>>
—¡No estés celosa, Anastasia! Te quiero a ti —suelta en voz baja.
—Disculpa—dicen una voz y toca el brazo de Diego—¿Podríamos intercambiar los números de teléfono? —pregunta
con más ímpetu del necesario.
Diego la mira muy despacio y le da un repaso con diversión perversa. ¡Engreído! —Exclamó en mi mente y pongo los
ojos en blanco. La miro y tiene cabello hasta los hombros de color pelirroja y los ojos café, de tonalidad blanca, es
bonita la chica. Me separo un poco de él, necesito mi espacio personal.
—¿Por qué no? —contesta con una sonrisa traviesa.
—¿En serio? ¡Genial! —responde la chica efusivamente.
En ese momento el vagón vuelve a frenar y pierdo el equilibro e intentó afirmarme de una barra, pero Diego es más
rápido y me vuelve abrazar con cuidado. Nos miramos un segundo y desvió la mirada a la chica, quien nos miraba con
curiosidad.
—¿Es tu novia? —pregunta nerviosa y Diego me sujeta con más fuerza.
Suelto un bufido y él se ríe.
—No, no es mi novio—aclaro con rapidez y me suelto su agarre con cuidado.
—Estamos en proceso—dice Diego examinado con un gesto arrogante que le curva la boca—. Ella quiere que seamos
amigos y yo quiero algo más con ella, ¿haríamos bonita pareja? —le pregunta a la chica.
La chica se aclara la garganta y asiente.
—Me tengo que ir—dice la chica avergonzada por el momento y le pegó un puñetazo de broma a Diego.
—Deja de hacer eso—le reclamó molesta.
—Bruta—me saca la lengua como niño travieso y se agacha para estar a mi altura—. Eres terca a morir—me da un
pequeño toque en la sien—, pero tengo todo el tiempo para abrir tus ojos.
—¡Estás delirando ya! —él sonríe de forma arrogante y que me dan ganas de pegarle un puñetazo, pero me contengo
—La próxima es la parada —le informo para cambiar de tema.
Ambos nos acercamos a las puertas y siento como toma mi mano con fuerza y niego con la cabeza al sentir ese
escalofrío en mi cuerpo.
Entramos en el salón y Diego se sentó junto a una chica y yo me senté en el fondo solo habíamos llegado atrasado
unos tres minutos y profesor aún no había llegado. En ese momento un chico de pelo castaño bronceado, de ojos
verdes, se sentó al lado mío.
—Hola.
Me gira para mirarlo y asiento con mi cabeza en forma de saludo, Diego me mira de reojo y hace una forma de
corazón y lo parte, pongo los ojos en blanco y saco mi celular para evitar a hablar con extraño de mi lado.
—Disculpa, pero ¿tú eres Anastasia Evans? —Pregunta con curiosidad y me giro para mirarlo.
—Si soy yo—digo algo borde, pero es porque este chico me mira intensamente como si me estuviera desnudando con
su mirada lo cual es asqueroso—. ¿Cómo sabes mi nombre?
—Todo el mundo lo sabe, después que humillaras a Diego—suelta con una enorme sonrisa que hace que se ponga
los pelos de punta.
—Ya veo—digo aburrida por ese tema porque fue hace tiempo y ya con Diego somos amigos o eso creo aún no lo
perdono por lo que me hizo.
—Oh, pero en donde están mis modales con una hermosa chica como tú. Me llamo Jorge Navarro—estira su mano y
yo la miro varios segundos antes de estrecharla—. Un gusto conocerte, chica misteriosa.
—Igualmente—murmuro incómoda y siento la mirada de Diego sobre mí, y luego mira a mi acompañante donde frunce
el ceñoEn ese momento el profesor entró en la clase y comenzó la clase donde comenzamos con la evolución, pero no me
sentí cómoda por tener la mirada de ese chico que me hacía sentir asqueada con mi cuerpo y más con la pesadilla.
Odio que los hombres me miren así es asqueroso. Suelto un suspiro y trato de concentrarme en la evaluación y no
tener pensamiento desagradable.
Termino por fin la evaluación y entrego mi examen cuando paso por el lado Diego me toca brevemente mis dedos,
cuando lo miro tiene los ojos cerrados, pero con una sonrisa. Me siento en mi puesto y siento como Jorge me mira el
trasero. <<¡Paciencia, paciencia, joder! Odio a los hombres así de simple>>
—Oye—me llama Jorge—. ¿Podemos salir juntos?
Suelto una risa y niego con la cabeza en ese momento da por terminada la clase y todos van saliendo rápidamente.
Diego me mira un segundo, pero se va con la chica con la que estaba sentada. Me paro, pero el chico bloqueó mi
salida y me doy cuenta de que solo estamos nosotros dos.
—No, me dejas salir.
—¡Oh, vamos muñeca, di que sí! —insiste con una sonrisa de oreja a oreja que me pone enferma.
—No—repito y toca mi muslo derecho y agarro con fuerza su mano, joder, pero que mierda le pasa este chico está
loco—. Ni se te ocurra ponerme una mano encima sin mi permiso.
El chico se levanta molesto y toca mi mejilla con su otra mano y yo le pego un puñetazo en la cara. ¡Dios se fue de la
mano! —él me mira molesto y pone una mano en mi cuello. Me mira con verdadero y no, no puede evitar recordar de
nuevo esas manos como sus manos comenzaron a tocar mi cuerpo y él encadenaba mis manos y los demás hombre
comenzaron también tocar mi cuerpo. No, no, no puede ser.
Le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó en el suelo y le tomó el pelo a este pedazo de mierda.
—Cuando una mujer dice que no es no, tiene ningún derecho de tocarme o amenazarme ¡Lárgate de una puta vez
antes de que te rompa la cara! —exclame enojada y él se limpió el rastro de sangre.
—No vale la pena, que se quede Diego contigo—escupe con asco.
Me senté en la silla y me acaricié el cuello, me sentía asqueada conmigo misma y es estúpido porque yo no tuve la
culpa, pero aun así eso siempre estará ahí. Me limpié las lágrimas y sentí que alguien acaricia mi mejilla con cuidado.
Abrí los ojos y vi a Diego preocupado.
—¿Qué te hizo ese gilipollas? —brama molesto—. Lo voy a matar como te haya tocado un puto pelo, nadie toca a mis
amigos—dice furioso y levantándose, pero tomo su mano.
Necesitaba irme de aquí ya, no quiero seguir aquí y Diego se pasó la mano por el pelo y apoyo con cuidado su mano
en mi pierna para sostenerse. Él limpia mis lágrimas que caen sin control.
—No llores, bella, por favor—me suplicaba.
Ahogué un grito de dolor y rabia y abracé con fuerza a Diego como si fuera mi salvavidas en estos momentos.
Necesita respirar unos segundo para volver en sí, conté de uno a diez para volver a respirar y sentía como Diego me
acariciaba la espalda con cuidado.
—Sácame de aquí—le dije en un susurro.
—Te llevaré a donde quieras, Anastasia—me susurro con voz ronca.
Me abrazó todo el camino a su coche tarareando una canción para tranquilizarme. Me subió con cuidado y me abrocho
el cinturón de seguridad. No podía dejar de llorar, aunque ahora estaba un poco más tranquila
— ¿Dónde quieres que vayamos? Le robé el coche a Cameron, por cierto.
—Me da lo mismo, solo quiero irme—respondo sin ánimos de nada.
Diego tomó mi cara entre sus manos y me limpió con sus pulgares las lágrimas que caían sin parar.
—No llores..., Bella—. Se acercó a mí, estampó sus labios contra los míos antes de que pudiera reaccionar, ya se
había alejado de mí. Me quedé quieta mirándolo, él arrancó el coche y se alejó rápidamente de la universidad.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 11
Durante el camino cerré los ojos e intenté no pensar en nada, quería dejar de pensar. Diego me miraba reojo y me
limpié las lágrimas que seguía cayendo, suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Tal vez debimos ir en metro.
—¿Cómo?
—Si, porque así podrías haber manoseado otro poco más, pervertida—me dice juguetón y niego con la cabeza.
—Yo no te manosee era movimiento del metro. Eres tú que tenía una erección, pervertido—me defiendo.
—¿Pervertido yo? ¿Y qué hay de ti? Todavía me duele el estómago por los pellizcos que me metiste en el metro —se
defiende frotándose la zona aludida con descaro—. ¿No crees que deberías darme al menos un masaje?
—Lo hice para sobrevivir.
—Ah, claro y tenías que levantar mi polera y enterrar tus uñas en mi piel para sobrevivir, también tengo manos y
hombros donde pudiste afirmarte, cariño—dice arrogante y sin perder el gesto de diversión en sus labios.
Me quedo callada y aprieto mis labios en una fina línea y él suelta una carcajada donde varios mechones negros caen
en su frente.
—¡Pervertida! —Exclama después de varios minutos en silencio.
—No hablaré más contigo sobre eso, además que dijiste que no iba a confundir nada entre nosotros y lo sigues
haciendo—le reclamó.
—Mmm...yo dije que no haría nada que tú no quisieras en ningún momento dije que no iba a confundir las cosas o eso
creo, bella, tengo un oído selectivo. Tal vez me lo pase por alto.
Me quede callada era inútil hablar con Diego siempre nos vamos a llevar la contraria. Entró en subterráneo y estacionó
el coche de Cameron a lado del suyo, caminamos juntos al ascensor. Diego levantó mi barbilla e hizo una mueca.
—¿Qué te hizo imbécil? —pregunta molesto. Entramos en el ascensor y me observa fijamente esperando una
respuesta—. Escúchame, Anastasia, Jorge no tiene la mejor reputación es un tipo que no acepta el no de ninguna
forma ha hecho cosas horribles a chicas, así que no me mientas.
—Intentó tocarme, pero le pegué así que no te preocupes por eso.
—Sabía que algo estaba tramando ese imbécil—aprieta sus manos en unos puños y lo miró de reojo—. Antes era mi
amigo.
—Ah, ¿y qué tengo que ver en eso? —Apoye mi espalda en ascensor y él se pasó una por su pelo un claro gesto que
no le gustaba el tema.
—Ya lo sabes Anastasia, me gustas—declaró en un susurro. Solté un suspiro y me pasé una mano por la cara—. Y
bueno casi toda la universidad lo sabe, entonces Jorge no va a perder la oportunidad de fastidiarme con eso.
Menudo lío estoy metida con este chico que ahora resulta que su ex amigo lo va a pagar conmigo, eso es genial.
Diego se muerde el labio inferior varias veces, de seguro está pensando si eso me molesta.
—Perdona, Anastasia—apoyó su cabeza en la pared del ascensor y me acerqué a él.
—No tiene culpa Diego, eres mi amigo podemos dejar este tema de lado—suplique.
En ese momento las puertas se abrieron y ambos caminamos en silencio al departamento de Diego. Él introdujo las
llaves y abrió la puerta, se hizo un lado para que pasara primero y luego cerró la puerta con cuidado.
—Anastasia—, susurra en mi oído y me hace dar un pequeño salto y él ríe—. ¿Te gusta mucho leer?
—Me encanta eso ya lo sabes—le recuerdo, ya que hemos ido a la biblioteca de Barcelona de hecho él mismo me
llevó hace más de 3 semanas atrás.
—Te quiero mostrar algo especial para mí—dice con voz ronca y toma mi muñeca con cuidado—. Ven.
Pasamos la cocina y se paró en una puerta, sacó las llaves y alce una ceja <<acaso tenía el cuarto rojo ahí>> Abrió la
puerta y me dejo pasar a mi primero y luego cerró la puerta quedando completamente oscura.
—Diego...
—Confía en mí, Anastasia, relájate—murmura. Su mano tapa mis ojos y siento como pasa su brazo por mi cintura y
me hace retroceder tres pasos atrás—. ¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza con emoción.
—Sí.
Sentí como apretaba un botón y destapó lentamente mis ojos, pestañeé varias veces para acostumbrarme de nuevo a
la luz. Ahogué un grito de sorpresa y retrocedí un paso donde choqué con su duro abdomen. Mire a mi alrededor y era
como sacado de un cuento de hada las tres paredes estaban repletas de libros tanto que había un pequeño pasillo con
escalera. ¡Madre mía! —Exclamó para mí misma.
—¿Te gusta? Es mi lugar preferido de mi departamento—confiesa, tomando un libro que lo hace ver aún más guapo y
tan fuera de lugar con sus pantalones rasgados-roto de las rodillas y su camisa blanca que se apega a su torso como
una segunda piel.
—Diego...es hermoso...yo ¡Dios! —tartamudeo, mirando de nuevo las paredes llenas de libro.
—Tiene una sonrisa preciosa, Anastasia, y creo que es la primera vez que te veo tan contenta—mi sonrisa se agranda
aún más—. Puedes venir aquí siempre que quieras y te puedes llevar todos los libros que quieras.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—¿Cuál es tu condición o precio? —preguntó con desconfianza.
—¡¿Qué?! No ninguno Anastasia, parece que para ti todo tiene un precio.
Él no tiene idea hasta qué punto es así, con los años solo me he vuelto cada vez más desconfiada de la gente, ya que
nunca sé cuáles son intenciones reales y eso en fondo me asusta.
—Solo quiero que sonrías, además que somos amigos.
—¿Solo amigo?
Él se llevó las manos al pelo y solté una risa, me gustaba confundirlo. Tome un libro que tenía un escritor. Miré la
portada y es de medicina, lo hojeé un poco y no entendí nada. Sentí un pequeño soplo en mi cuello y sus manos se
posaron encima de la mía.
—Tú sabes que yo quiero algo más, pero algo serio contigo, lo digo en serio, Anastasia—murmura Diego, girándome
con cuidado para quedar frente a él—. Me gustas mucho, bella.
Me aclaro la garganta y me alejo de él con cuidado porque eso se puso incómodo y fue por mi culpa.
—Era una broma Diego.
Él me mira de lado y con sus labios veo que me dice "Terca" y lo soy, pero en estos momentos aún no me siento
preparada para entrar en una relación por ahora...tengo asuntos más importantes que el amor.
—¡Terca!—me susurra con un tono burlón.
—¡Imbécil! —le respondo con una sonrisa.
Él negó con la cabeza y caminó hasta el escritorio donde tenía una gran pila de libros. Mire hacia arriba y es increíble
solo se podía ver libro y nada más que libro.
—¿Vives tú solo aquí? —Pregunte con curiosidad.
La verdad es que nunca lo he escuchado hablar sobre sus padres o hermanos, algo sobre su familia. Él hizo una
mueca y sus ojos se pusieron tristes, pero se recupera con rapidez y adopta una interrogante pose de regocijo,
mientras se relame el labio inferior.
—Vivo solo—él se acerca a mí y me pone una sonrisa sensual—. ¿Preocupada, Anastasia?
—Eso quisiera tú, muchachote—digo burlonamente.
Me acerco a la estantería y empiezo a mirar los nombres de los libros, algunos son libros recientes y otros son muy
antiguos. Sonrió cuando veo que tiene el libro de Romeo y Julieta al parecer le gustaba mucho este libro.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Sí, dime—sacó otro libro y empiezo a hojearlo con cuidado porque era un libro antiguo que debe valer una fortuna
porque era de Jane Austen y es de primera edición.
—¿Quieres venir a mi pelea de hoy? —Cierro el libro y lo dejo en la estantería.
—Mmm..., no lo sé porque no llevas a otra chica—le propongo con un tono burlón.
Diego hace una mueca poco convencido por lo que le acabo de proponer y niega con su cabeza.
—Quisiera que estuviera ahí.
—¿Para qué? —Contraataque con él.
Sonreí al ver que soltó un gruñido y es que era tan fácil sacarlo de sus casillas y en fondo me gustaba molestarlo, pero
él no tiene por qué saberlo.
—¿Quieres ir o no? —Dice exasperado y me rio.
Me encojo de hombros y suelto un pequeño bostezo fingido haciendo que él de nuevo soltara un gruñido y yo me reí.
—Enojón—le sacó la lengua—. Será divertido verte pelear y que alguien te patee el culo—bromeo con una sonrisa
traviesa.
—A mí nadie me gana, Anastasia—dice con orgullo.
Suelto un bufido porque es un engreído enorme, estoy segura de que, si me quedara encerrada en una habitación con
Diego, él me robaría todo el aire con su estúpido ego y su chiste malo.
—Ya lo veremos guapo. —Le guiño un ojo.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 12
Diego estacionó su todoterreno en un edificio abandonado. Estaba lleno de autos y la gente entraba por la puerta
principal. Miré por el rabillo de mi ojo a Diego y vi que se estaba poniendo las vendas en los nudillos.
—¿Estás listo? — pregunté con un tono burlón.
—Si, pero me puedes dar un beso de la buena suerte—bromea Diego, saca sus labios como si fuera dar un beso y
apunta con su dedo, pongo mi mano y la lame.
—¡Diego! —Exclamó sorprendida y limpio su baba con su polera.
—¡Dame un beso de buena suerte!
—No, sigue intentándolo—le pegó un puñetazo de broma en su brazo.
Él se ríe y se baja de su todoterreno y corre al lado de mi puerta y golpea el cristal de su coche. Lo miró desconcertada
y me quedo quieta en asiento y él me saluda feliz con la mano, pero...yo no entiendo a los chicos. Me humedezco los
labios.
—¿Qué haces? —digo, mirándolo a través de cristal.
—Baja—me pide señalando el cerrojo de la puerta—. Aquí hace mucho frío —asegura, y da varios saltos cómicos.
Observó cómo sale el vaho de su boca.
—Ponte chaqueta—le sugiero, ya que él solo anda con la polera de mangas largas y él me prestó una chaqueta.
—Dame un abrazo y un beso—me dice, tocando de nuevo el cristal—. Vamos Anastasia.
Diego se acerca, echa aire caliente sobre el cristal y luego empieza a escribir algo con el dedo. Intrigada, voy
descifrando letra tras letra hasta que forman dos palabras con sentido. —«Bésame y abrázame» —leo.
Pasó la mano sin pensar e intento borrarlo.
—Tendrías que salir fuera para hacerlo —me avisa él con tono engreído y abro la puerta donde quedó muy cerca de él
donde me besa en la mejilla y me rodea con un brazo—. Mal pensada—se burla de mí y le doy un codazo—. Salvaje.
—Gracias por estar aquí—dice con un tono algo serio.
—Te has puesto sentimental, pensé que no tenías sentimientos. ¡Oh, qué lindo!—digo sarcásticamente y muerdo el
labio inferior para no reír.
Diego me apretó más contra él y soltó una carcajada.
—Tienes una chispa que me encanta.
Él dobló por otra esquina y entramos por la salida de emergencia. Caminamos por un pasillo oscuro. Se paró en una
puerta y entró en su camerino. Encendió la luz donde puede observar la habitación que estaba muy desgastada, la
pintura se estaba cayendo de a poco y solo había un sofá y una silla.
Me senté en el sillón. Él dejó su bolso en la silla y se sentó a mi lado.
—Te queda bien mi chaqueta, mejor que a mí—negué con la cabeza. Y me arremangué las mangas de la chaqueta de
Diego.
—Gracias por prestármela.
En ese momento la puerta se abrió y entró Cameron, Alejandra y Bárbara.
—Cariñito: ¿Qué mierda hace ella aquí? —Chilla Bárbara, señalándome a mí.
¡Dios mío!, "qué chica más pesada"— pienso mentalmente. Él mira enojado a Bárbara y ella se siente al lado de Diego
y prácticamente me está aplastando y me pega un codazo para que me levante. Pongo los ojos en blanco.
—Yo la invité a ella y no a ti—dice enojado.
Me paró del sillón cuando la chica me pegó otro codazo ¡Paciencia, todo se trata de tener paciencia! Camino a una
esquina de la pared porque no quiero dramas y menos con otra chica por un hombre de solo imaginarlo me parece
estúpido.
—Pero cariñito, tú y yo...—Antes de que ella termine, él la interrumpe.
—Entre nosotros no hay nada, Bárbara. Ya te lo he dicho mil veces, tú estás mal y quiero que te vayas de aquí — dice
frustrado.
Bárbara ignoró a Diego y caminó a donde estaba y me señaló con un dedo. Me mordí el labio inferior para no reírme
de ella porque sabía que me iba a reclamar. ¡Madre mía! En serio esto aún pasa en la universidad.
—¡Tú no me vas a quitar a Diego!—Me gritó molesta.
La miré de arriba y abajo. Vamos, la chica era guapa, eso no había duda, pero estaba perdidamente enamorada de
Diego y eso la hace ver como una chica desesperada y más con esas actitudes.
—Mira guapa, no te preocupes por mí, que yo no quiero quitarte nada. Además, Diego no es un objeto: él toma sus
propias decisiones —miré a Diego, y luego volví a mirar a Bárbara—, pero si te tranquiliza él no me interesa en
absoluto. Tengo mejores cosas que hacer que andar peleando por un chico como niñas pequeñas —ella me fulminó
con la mirada—. Te quedo claro, bonita.
—Entonces vete. —Me dijo más calmada.
Me encogí de hombros y caminé a la salida.
—¿A dónde vas? —Me pregunto Diego tomándome de la muñeca. Lo observé un momento antes de darle un beso en
su mejilla.
—No te preocupes por mí, además que no quiero estos dramas, Diego, nos vemos después.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo oscuro, hasta que choqué con alguien que casi me hace caer atrás, pero
bueno en estos días caeré al piso.
—Perdóname—dijo esa voz. Retrocedí un paso hacia atrás y lo esquivé. Seguí caminando, pero alguien me agarró del
brazo. —¿Anastasia eres tú?
Me quedé callada. Él me tomó de la mano y me guio de nuevo a través de un pasillo oscuro y me metió en una
habitación, igual que la de Diego.
—No me lo puedo creer, ¿qué haces aquí? —dijo Simón sorprendido. —Estás muy guapa.
—Vengo a una pelea— Miré a mi ex cuñado, estaba aún más guapo que antes. Simón siempre lo había sido, pero
ahora estaba mejor, no lo veía hace dos años después de todo lo que pasó.
—Así veo...Tanto tiempo, bonita. ¿Has venido tú sola o acompañada? —Me pregunto.
Él se acercó a mí y se pasó la mano por su pelo rubio despeinado todo dándole un toque aún más sexy.
—Sola. No necesito compañía—solté rápidamente.
—Si quieres puedes estar conmigo, la pelea va a empezar ya y viene con un amigo que va a pelear con un chico de
por aquí.
—Creo que será mejor estar separados.
No quiero estar con él, sé que tengo mucho que agradecerle, pero por ahora no puedo. Él me observó un momento
antes de asentir.
—Tranquila, él no está aquí, nunca entendí porque te gustó, mi hermano era un imbécil y yo siempre fui el mejor,
deberías haber estado conmigo y con nadie más—me recordó con una arrogancia que siempre tuvo.
Di un paso atrás porque, vale, había cometido un error de enamorarme de su hermano, pero tampoco iba a estar con
él, no se me olvida lo que vivimos juntos y lo mal que lo pasé con él.
—Joder, no empiece de nuevo Simón—digo molesta por el tema de la conversación.
Salí rápidamente de esa habitación porque no quería estar ni un segundo más con él adentro de esa habitación.
Cuando salí de la habitación, choqué con el torso de Diego. Me miró sorprendido, miré a su lado y estaba con Bárbara,
Cameron y Alejandra.
En ese momento la puerta de atrás se abrió y sentía la voz de Simón.
—Dame una oportunidad—me tomo de la mano, pero yo me solté rápidamente. —Lo que pasó entre nosotros...—
Antes de que terminara lo interrumpí enojada, ya me estaba sacando de mi límite.
—Simón basta, déjame en paz—le di un empujón—. Pasó hace cuatro años supéralo de una buena vez, Simón.
Alejandra me pasó un brazo por el hombro y me atrajo más a ella. Caminamos todos juntos. Diego se puso a mi lado y
me tomó la mano e hizo que me quedara con él y que los demás siguieran caminando a donde se encontraba la gente.
—Aléjate de él, Anastasia—dijo con recelo y ambos miramos cuando Simón pasó por nuestro lado.
—Diego, no te metas en mis asuntos, sé cuidarme perfectamente sola, relájate. —Él tomó mi cara entre sus manos y
me dio un beso en la frente.
—Sé que sabes cuidarte, bien sola, pero haz eso por mí. Por favor—me suplico.
—Creo que estás delirando, ya y deberías bajarle un poco, además, que eso lo tengo más que claro y antes de
conocerte Diego. —Le aclaró con una sonrisa tensa.
—Definitivamente me encantas, Anastasia. Me gusta que seas tan rebelde y que me desafíes. Eres esa chica— me
susurró las últimas palabras que apenas pude escuchar.
La gente empezó a gritar cada vez más y escuchó como empezaba a presentar el otro chico y la gente se volvió loca
gritando. Unos segundos después nombraron el nombre de Diego y la gente estalló también en gritos y aplausos.
—Espérame aquí—me dijo con una sonrisa y empezó a caminar con seguridad al círculo. La gente le gritaba y le
aplaudía. Me quedé lejos observando como Diego se quitaba la polera y se la entregaba a Cameron y unos segundos
después empezó la pelea.
Hola criaturitas hermosa ❤Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas
un hermoso día❤ No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la historia sus
comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz
y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen
en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 13
La pelea terminó y Diego salió ganador. Alejandra grita con emoción en el camerino, todos sus amigos festejaban y
felicitaban a Diego. Bárbara estaba prácticamente pegada a Diego. Negué con la cabeza y me puse a revisar mi
celular y vi que tenía un mensaje de Luis.
<<De Luis 23:41 p.m.>>
"Aún sigues aquí, tengo información sobre él, te espero en dos minutos en la habitación".
Escuché la risa de los amigos de Alejandra. Levanté la mirada y me di cuenta de que estaban bebiendo.
<< De Anastasia a las 23:43 p.m.>>
"Voy en camino"
Le doy enviar y salgo con cuidado de la habitación. Camino segura por el pasillo oscuro, dobló a la izquierda y entró en
una habitación que está apartada. Cuando entro a la habitación está Luis.
—Hola, guapo ¿Qué es lo que tiene para mí? —pregunte, abrazándolo con fuerza.
—Hola, hermosa—él se acercó a la mesa y me extendió unos papeles. Lo abrí y empecé a leer cada párrafo con
cuidado y sentía como Luis me miraba preocupado. Solté un suspiro de cansancio.
—¿Es en serio? —Pregunté con asco.
—Por supuesto, estuvo el otro día aquí en una pelea y hablando sobre ti. Hoy día andaba su hermano por aquí
acompañado a un amigo.
—Si me lo topé, fue un encuentro muy incómodo después de dos años de no verlo. —Le conté mi encuentro con
Simón.
—¿Estás segura de que quieres seguir con esto? Mira Anastasia, sé que eres fuerte, pero te estás metiendo en algo
realmente peligroso y turbio donde aquí puedes salir viva o muerta—me dice con sinceridad.
—Lo sé, Luis me estoy metiendo en algo turbio.
Él me ofreció una botella de agua y la tomé.
—Eres la chica más valiente que he conocido, ¿lo sabes? —Me sonrió Luis.
Negué con la cabeza.
—Solo quiero vengarme por lo que me hicieron a mí y a mi hermano. Mi primer objetivo es mi exnovio, él tiene que
pagar por todo lo que me ha hecho y sigue haciendo Luis. Es un peligro y tú lo sabes bien.
—Tú sabes lo que haces guapa, pero ve con cuidado, ¿vale?
—Sé lo que hago, no necesito que me lo digas que tenga cuidado, sé en dónde me estoy metiendo y no necesito que
ustedes se involucren en esto los quiero lejos de esto—digo con absoluta seriedad porque no quiero que ninguno de
mis amigos esté involucrado en esto,
Él soltó una risa.
—Eres imposible, Anastasia. Eres tan hermosa, pero a la vez eres tan fría que en serio asustas a los hombres—
bromea, abrazando con fuerza.
Tomó los papeles y me separó de él.
—Muchos me lo han dicho y prefiero que su raza me siga teniendo miedo y respecto—le guiñe el ojo.
Me acerqué a él y lo abracé de nuevo con fuerza. Luis me dio un beso en la mejilla y me apretó mis mejillas, haciendo
soltar un grito.
—Imbécil, me dolió, te he dicho que no hagas eso—él soltó una risa—. Te odio.
—Mentira, tú me amas, soy demasiado guapo y sexy para que me odies—bromea con una sonrisa traviesa. Negué
con la cabeza y caminé hacia la salida.
Camine por el pasillo y escuche a los amigos de Alejandra riéndose y pasando el rato, es obvio que aún no se iban a
ir. Caminé hacia la salida y decidí dar un largo paseo antes de llegar mi departamento, necesitaba perder para volver a
encontrarme de nuevo es un ritual que tengo desde hace dos años.
******
Dos horas más tarde llegó a mi departamento, cuando entro veo que todo el mundo está aquí y siguen tomando.
Pongo los ojos en blanco, camino a mi habitación y cierro mi habitación con pestillo, no quiero que nadie me moleste
por hoy.
Saco los papeles y me pongo a leer con más calma. Leo con cuidado cada párrafo, así que todo estuvo planeado, no
lo puedo creer, como fue capaz de traicionarme así. Dios mío, fui tan estúpida, ese imbécil, me las va a pagar. Que
estúpida al confiar en él. Guardo los papeles y me meto a la ducha, necesito relajarme un poco, pero como puedo
hacerlo cuando fui traicionada por el chico que alguna vez llegué a amar con todo mi corazón y que lo único que hizo
por mí fue joderme mi puta vida y la de mi hermano.
Una vez que termino de ducharme, me acuesto en mi cama e intentó dormir, pero no puedo, hay mucho ruido en todo
el departamento. Miro el techo y trago duro, no hay día en que no extrañe a mi hermano.
Tomo mi celular y me pongo a ver mis redes sociales y veo que tengo varias solicitudes de los amigos de Alejandra, le
doy ignorar a todos, no me importa ser su amiga.
En ese momento me llegó un mensaje de Rocío.
<< De Rocío a las 01:01 a.m.>>
"Estoy afuera de tu edificio, tú y yo tendremos una noche loca antes de que me vaya de intercambio, te espero diez
minutos, ponte guapa que hoy la rompemos."
Suelto una risa y me paro de la cama. Saco un vestido de color negro, es apretado de la parte de arriba, pero llegando
la cintura es suelto. Me peino mi largo pelo y me pongo mis convers blancas. Tomo mi celular, las llaves y salgo de mi
habitación.
—Amiga, te ves hermosa—grita Alejandra.
La miro y veo que está muy ebria.
—Gracias, voy a salir—miro a Diego, que me está mirando de arriba abajo con una sonrisa coqueta. Ruedo los ojos
—. Nos vemos, no tomen tanto.
Salgo de mi departamento y espero a que llegue el ascensor. Escribo un mensaje a Rocío que estoy abajo en un
momento. Siento unos pasos, levantó la mirada y me encuentro con Diego mirándome fijamente con una pequeña
sonrisa traviesa en sus labios.
—Disculpa, se te perdió algo—digo con tono de burla.
Él suelta una risa y me mira por última vez de arriba y abajo evaluando mi cuerpo detenidamente. Me aclaro la
garganta para llamar su atención y que deje de mirar mi cuerpo.
—Te fuiste—dice con un puchero, haciendo que se viera aún más guapo. Una sonrisa apareció en mis labios.
—Si tenía mejores cosas que hacer, que perder el tiempo contigo y tus amigos—me encojo de hombros, pero aun así
sigo sonriendo.
—Ya veo—él se pasa una mano por el pelo despeinado más su pelo—. Te ves bellísima y muy sexy ¿A dónde vas?
Me vas a engañar, mira que aún no empieza nuestra relación y ya me engañas, Anastasia—se burla, bajando su
frente hasta tocar la mía
—Gracias, Diego y eres un exagerado jamás te engañaría—le guiño el ojo.
En ese momento llega el ascensor y entramos dentro del ascensor. Lo miro de reojo y veo que me sigue evaluando
descaradamente es que ni siquiera disimula.
Diego da un largo silbido mientras me abarca con su penetrante mirada, que hace que la sangre se me agolpe en las
mejillas. Sus ojos suben por mis piernas, y luego siguen recorriendo cada curva de mi cuerpo que marca el vestido
hasta detenerse con descaro en la zona del escote.
—¿Diego? —le llamo.
Me doy cuenta de que está totalmente abstraído en mi cuerpo, como si no pudiera oír nada de lo que estoy diciéndole.
<<No puede ser más descarado>>. Enarco una ceja.
—¿Diego? ¿Estás bien? —repito.
De pronto, su nuez se eleva a lo largo de su cuello varonil como si le costara tragar, aunque se recupera rápidamente
y esgrime una sonrisa impertinente que captura toda mi atención hacia sus labios carnosos. ¡Para, Anastasia! —peleo
conmigo misma.
—Perdón. ¿Decías algo? —contesta distraído.
—¡Oh, nada! Nada importante, imbécil—respondo mordaz.
—Eh... Entonces, ¿a dónde vas? —me pregunta y pestañeo de nuevo incrédula.
—Voy con una amiga a una discoteca—respondo su pregunta.
Diego se remoja el labio inferior con la lengua y luego levanta la cabeza. Con una sonrisa insolente, vuelve a mirarme
a los ojos sin un ápice de remordimiento. ¡Hombres! —pienso.
—Estás cambiada, nunca te había visto con vestido —comenta mientras me examina por segunda vez, esta vez
dándome un repaso mucho más rápido, aunque no menos penetrante.
—No soy una chica de mucho vestido, me gusta la comodidad y el vestido no es lo más cómodo para mí.
—En eso tiene razón—se muerde el labio inferior—. ¿Puedo acompañarte? Prometo portarme bien—levanta una
mano y la otra se lleva al corazón como si realmente estuviera haciendo un juramento para entrar a algún lugar.
—¿No te rendirás? —pregunto y él niega con su cabeza.
Suelto un suspiro y asiento con mi cabeza, además que tampoco me molesta pasar tiempo con él como amigos.
Salimos del ascensor y me despido del conserje, Diego abre la puerta para mí y hace una absurda reverencia y le doy
un pequeño empujón que lo hace tambalearse.
—¡Hey, cuidado! Espérame Bella—grita cuando me ve que me alejo de él con rapidez. Siento como sus pasos se
hacen más cercanos hasta que toma mi muñeca y me guía a su todoterreno—. No te vas a escapar de mí.
—¿Me estás secuestrando?
Los ojos de Diego brillaron y di un paso atrás.
—No, solo trato de ser un caballero contigo, amiga—me susurra con voz ronca y con un tono lleno de promesas.
En ese momento mi teléfono vibró y abrí el mensaje que era de Roció:
<< De Rocío a las 01:10 a.m.>>
"Mueve tu trasero ahora y trae a ese chico guapo"
Miro detrás de Diego y me doy cuenta de que Rocío me hace señas desde su auto. Lo miro por un largo momento en
donde hace un puchero.
—Muy bien, amigo, espero que sepas bailar porque esta noche la vamos a pasar súper—Digo con emoción.
—Te sorprenderé, Bella.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 14
Nota Autora:
Hola personitas hermosa, este capítulo es más corto perdón, pero el siguiente es más largo. Otra cosita espero que
puedan escuchar la canción que deje arriba, ya que fue la que me inspiro para hacer este capítulo y loco de esta
situación es que antes no había escuchado la letra bien y después la busque y me di cuenta que va bastante bien con
la historia entre Diego y Anastasia.
Me bajo del todoterreno de Diego y miro la discoteca en donde están adentro todos mis amigos. Me puse una
chaqueta y caminé junto a Diego a la entrada. Minutos después me muevo dentro de la discoteca, que está arrebatada
de gente y apenas se puede mover.
—¿Estás segura de que es aquí? —Grita Diego sobre la música.
Yo asiento e intento ver en dónde está mi grupo de amigos, pero no puedo ver absolutamente nada. ¡Dios mío, tengo
demasiada sed! Camino donde está la barra.
—No, puedo ver nada hay demasiada gente aquí—. Me vuelvo para mirar a Diego, quien estaba tamborileando los
dedos en la barra esperando que nos atendiera.
—¿Seguro que es aquí, Anastasia? —Vuelve a preguntar y asiento con mi cabeza.
Él se acerca aún más y me sonríe coquetamente, pone un mechón detrás de mi oreja.
—¿Quieres bailar Anastasia?
—¡No! —exclamó con rapidez—. Te mentí Diego, yo no soy de bailar mucho tampoco.
Me sonrió de lado y me tomó de la cintura con fuerza y se agachó para estar a mi altura. Achique mis ojos y lo observe
atentamente, pero no me aleje de él.
—Mentirosa, te puedo enseñar yo soy un buen bailarín y no me enojaré contigo si me pisas los pies—susurra meloso.
—Sí, sé bailar solo que no me gusta mucho—rebatí con una sonrisa.
Él soltó una risa y me dio un beso en la mejilla, antes de acercarse de nuevo a la barra y pidió una cerveza y una
Coca-Cola. Me paso mi bebida y le di un trago. Él se volvió acercar a mí.
—Te cuento un secreto, Anastasia—Me dice bastante contento.
—Tengo que fingir que me interesa ¿verdad? —Digo con falso interés.
Él asintió con una sonrisa de bobo.
—Estoy fascinado por ti, en serio, eres una chica bellísima, interesante e ingeniosa—él me sonríe de lado y añade—.
Eres demasiado fascinante para mí y eso solo significa que terminaré con un corazón roto.
Me quedé un momento en silencio por sus palabras, porque me habían tomado por sorpresa.
—La vida es una perra e injusta—le digo, él me pasa mi Cola-Cola—. Pero siempre vas a conocer a gente que te va a
sorprender y vas a llegar a un punto de tu vida que te vas a dar cuenta de que esa persona que te sorprendió en algún
momento de tu vida hizo un impacto en ella.
Lo miré por un segundo antes de dar un trago a mi bebida.
—Creo que ya hiciste ese impacto en mi vida, Anastasia.
Diego me acarició la mano.
—Quisiera que algún día tú también me digas que yo cause un impacto en tu vida—él quitó su mano y le dio un trago
a la bebida.
Se hizo un silencio incómodo. Tome mi celular y le mande un mensaje a Rocío preguntando: donde estaba otra vez.
Porque se estaba convirtiendo en algo muy incómodo.
—Bella, me estoy aburriendo aquí—comentó aburrido y haciendo un puchero con su labio inferior.
Lo miré por un segundo, pero lo ignoré y miré a la gente bailar y como se movía con la música. Diego movía su cabeza
al ritmo de la música y sonreía.
—Vamos a bailar—negué con la cabeza y él juntó sus manos en forma de súplica—. Solo una canción y te prometo
que mantendré mis manos lejos de ti.
Antes que respondiera, me estaba arrastrando a la pista de baile. Cuando llegamos lo fulminó con la mira y empezó la
canción easier de 5 Seconds of Summer. Diego me tomó de la cintura y me presionó contra él, provocando una
descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
En ese instante varias personas más entran por la puerta empujándonos hacia delante, donde otras tantas bailan muy
arrimadas. Alzó mi barbilla y veo relucir en la oscuridad su dentadura blanca y perfecta.
Los focos pasan iluminándonos por breves momentos. Mi respiración se acompaña al ritmo, acelerándose con cada
bocanada de aire que logró dar. Diego me hace girar en la pista con gran facilidad y me vuelve a sujetar firmemente de
la cintura para que no me escape.
Diego se acerca más a mí y empieza a cantar la canción de una forma sexy y ronca, que hace que mi respiración se
agite aún más.
¿Es más fácil quedarse? ¿Es más fácil ir?
No quiero saber, oh
Pero sé que nunca, nunca voy a cambiar
Y sabes que no lo quieres de otra manera
¿Por qué siempre tenemos que huir?
Y terminamos en el mismo lugar
Es como si estuviéramos buscando lo mismo
Lo mismo, sí
Sí, ¿realmente tenemos que hacer esto ahora?
Aquí mismo, con todos tus amigos alrededor
Por la mañana podemos solucionarlo
¡Averígualo!
Te amo tanto que te odio
Ahora mismo, es tan difícil culparte
Porque eres tan jodidamente hermosa
Eres tan hermosa.
De pronto, veo como su cabeza se va inclinando lentamente, pero se detiene, trago saliva, lo fulmino la mirada, casi lo
tengo encima, hasta el punto de que no veo nada aparte de él. Me observa de manera extraña, creo que incluso
molesto, pero rápidamente borra esa expresión y me saca la lengua en su lugar.
—Tranquila, Anastasia, no te besaré a menos que tú también lo quieras—sonríe con modestia.
—Sigue soñando guapo.
—Yo contigo sueño todos los días bella y no tienes ni idea como te imagino en mi sueño—bromea dándome pequeños
golpecitos en su sien.
—Pervertido.
Él me sonrió burlonamente y me tomó de la cintura pegando a su duro pecho, en donde me afirmé de su hombro.
—Niégalo todo lo que tú quieras, pero es cosa de días, semanas para que abras tus ojos y te des cuenta de que
nosotros nos deseamos.
—Yo no te deseo— bufé molesta.
—Claro que sí—puso una mano en mi mejilla y comenzó a acariciarme—. Tus labios se entreabrieron Anastasia y tu
respiración se alteró—susurró seductoramente —. Sé que lo deseas.
Le di un empujón y caminé de nuevo molesta hacia la barra, miré de reojo y vi que Diego sonreía arrogantemente y
apuntaba su reloj de la muñeca.
—Es inevitable—. Escuché gritar.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 15
—Lo siento chica, pero no me gustan las mujeres, ya sabes, soy gay—le dice Diego, a una chica que ha intentado
coquetear con él desde hace veinte minutos.
Me río por lo bajo. Él me mira de reojo y me guiña el ojo.
—Es una pena que sea gay—dice la chica molesta y le pega un empujón a Diego.
Él pone los ojos en blanco.
—Disculpa, pero respétame por favor. No quiero follarte así que déjame en paz chica—murmura enojado.
La chica pasa por mi lado, enojadísima por no haber tenido su capricho de la noche. Me puse al frente de Diego. Él
estiró su mano y puso un mechón detrás de mi oreja.
—Que chica más desagradable, imagínate que, si fuera gay, ella me está insultando por mis preferencias sexuales—
dice molesto. Sonreí con sus palabras—. No es que sea gay, vale, pero me molesta que no respete las preferencias
sexuales de las personas. Todos somos libres para estar con quien queramos, mientras se quieran y se respeten.
Yo asiento porque tiene toda la razón. Le doy un trago a mi Coca-Cola, Diego me tomó de la cintura y ni siquiera me
quejo porque la verdad me la estoy pasando bien con él.
—Bella, creo que tus amigos no aparecieron, son las tres de la mañana.
Abro los ojos. ¡Dios se me pasó el tiempo volando con Diego! —Exclamó dentro de mí. Me sonrió con su ya típica
sonrisa traviesa y su cabeza se inclina mucho hacia mí, me aparta el pelo de la cara.
—Créeme que a mí también se me pasó volando el tiempo — me susurro en el oído donde rozó levemente con la piel
de mi oreja —. Será mejor irnos, pero antes bailemos una vez más.
Caminamos junto a la pista de baile y me apreté contra él. Ciñó sus manos alrededor de mis caderas y me di cuenta
de que su expresión otra vez era diferente, de nuevo estaba serio. Le pasé las manos por el pecho y por los
impecables abdominales, mientras se estiraba y tensaba bajo la ajustada camiseta, al ritmo de la música. Me puse de
espaldas a él y me agarro de la cintura. En donde comencé a moverme y él me giró y me apretó aún más con su
pecho. Mi mano acarició su perfecto rostro y cerró los ojos.
La pista terminó, pero empezó la siguiente canción y Diego no dio señal alguna de querer volver a la barra. Tenía la
nuca cubierta de gotas de sudor y las luces de multicolor me hacían sentir algo mareada. Diego me dio la vuelta y me
pegó aún más su pecho, mis manos bajaron y subieron por su pecho, pero él me agarró de las manos y me la subió
hasta el cuello.
Sus manos bajaron por mis brazos, por mis costillas y finalmente regresaron a mis caderas. Diego se inclinó de nuevo
hacia mí, me quedé petrificada mirando sus ojos café. Nuestras narices se rozaron y puso una de sus manos en mi
nuca y la otra en mi mejilla.
—Estoy fascinado por ti, me tienes fascinado, Anastasia—dice en un pequeño susurro que casi creo que lo imagine.
Abrí los ojos y me separé rápidamente de él y caminé de nuevo hacia la barra. Diego me tomó del brazo con cuidado y
me hizo una señal que lo siguiera. Salimos de la discoteca y caminamos hacia su todoterreno.
—¿Qué pasa, Anastasia? —Preguntó integrado como si no se hubiera dado cuenta de lo que me dijo unos minutos
atrás en la pista de baile.
Lo miré sorprendida porque estaba pasando del tema y si él no quería decir nada yo tampoco lo haría.
—Estoy cansada, es mejor que nos vayamos—le propuse.
Diego se rasca la cabeza y me mira muy fijamente.
—Claro, pero bella...—él se acercó aún más a mí—. Recuerda que el tiempo corre, lo de nosotros es inevitable. A
veces me pregunto por qué te niegas tanto en aceptar tus sentimientos, es tan malo que yo te guste—murmura un
poco dolido en la última frase.
—No, claro que no, pero no me presiones y estoy cansada Diego, por favor—. Él suelta un suspiro de frustración y
asiente.
Nos subimos en todoterreno en completo silencio. El trayecto se me hizo eterno, solté un suspiro y me retiré el pelo de
la cara. Diego me miró de reojo. Treinta minutos después él estaba estacionado en su todoterreno frente a mi edificio.
—Gracias, la pasé muy bien.
Tomó algunos mechones de mi cabello y lo enrolló en su dedo. Se me acercó y me dio un beso en la mejilla que duró
unos segundos más.
—Buenas noches, Anastasia.
Me bajé de su todoterreno y caminé hacia mi edificio. Cuando entré en mi habitación, me tiré en la cama y caí rendida
porque me tenía que levantar en dos horas más por fin, daría la cara a mis padres después de tanto tiempo.
******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con rapidez y metí un poco de ropa en mi bolso, una vez lista, salí de
mi edificio y llamé a un taxi. Dos horas después me encontraba embarcando en mi vuelo hacia Madrid.
Me siento en mi asiento de clase turista. Miro mi celular y veo que no tengo ningún mensaje, lo que significa que
Alejandra no se ha percatado de que ya no estoy en el departamento. Me acomodo en mi asiento e intento dormir y no
pensar que volveré a ver a mi madre y mi padre después de dos años.
Dos horas después me bajó del taxi y miró la casa en la que vivía, pienso que jodida es la vida antes amaba esta casa.
Tenía tantos buenos recuerdos con mi familia, pero de un momento todo cambió y ahora esos recuerdos son solo esos
recuerdos, porque ahora todo cambió y nada volverá a hacer como era antes, por más que quiera, todos cambiamos
para bien o para mal. Suelto un suspiro y me hago una cola.
Toco la puerta, pero no escucho movimiento dentro de la casa, quizás no hay nadie, mi padre y mi madre están
trabajando en sus exitosos trabajos. Toco de nuevo, pero absolutamente nada. Negué con la cabeza, es obvio que
aún me odia y que no me quieren ver, doy media vuelta para irme.
—Hija, ¿eres tú? —Miró por encima del hombro y veo a mi mamá con su típica ropa y su delantal. Ella se acerca a mí
y me da un brazo—. ¡Oh, mi hija, eres tú, pensé que te había perdido como tu hermano! —Exclama llorando.
—Mamá, perdóname, por favor—le digo aguantándome las lágrimas—. Todo fue mi culpa, yo tuve la culpa...—Antes
de que terminé de hablar, ella me interrumpió.
—Tú no tienes la culpa de nada hija—ella se separa de mí y me examina de arriba y abajo—. ¿En dónde has estado
estos dos años? ¡Dios perdóname!
Mi madre se limpia las lágrimas y toma mi bolso y ambas empezamos a caminar hacia la casa. Millones de imágenes
vienen a mi mente, pero aún puedo recordar la última vez que estuve aquí....
Mi padre tiró mis bolsos a la calle y me refregué mi mejilla por la cachetada que mi madre me había dado en ese
momento. Se que fue mi culpa que mi hermano muriera y entiendo su dolor y su odio hacia mí, pero yo también los
necesito.
Miro a mi madre que sigo llorando y mi padre me sujeta del brazo.
—Por tu culpa tu hermano está muerto—me gritó con verdadero odio y me empujo haciendo que cayera al piso—. Tú
también moriste para mí.
—Pero... —intente hablar, pero ellos cerraron la puerta.
Me abracé a misma y me quedo unos minutos esperando que esto fuera una puta pesadilla que mi hermano estaba
vivido, que mis padres me seguían amando, pero nada sucedió y tome la pocas cosas que me quedaban y comencé a
caminar lejos de ellos porque ahora tenía claro que estaba sola, la única familia que me quedaba es la que elige yo
que son mis amigos, pero duele. Sé que tuve la culpa de que mi hermano muriera, todo es mi culpa y debo cargar
siempre con eso.
—Hija, ¿estás bien? —preguntó mi madre atrayendo de nuevo al presente, pestañeé varias veces y asentí con mi
cabeza antes de contestar a su pregunta:
—Bueno, sabes que estuve un año viviendo con mis abuelos—ella hace una mueca—. Y ahora vivo en Barcelona con
Alejandra—le digo, jugando con un mechón que quedó suelto de mi cola.
Ella deja el bolso en el cuarto de estar y se sienta en un sillón negro. Miro la habitación color verde claro y nada ha
cambiado, todas las fotos, muebles siguen intactos. Me acerco a mi madre y le tomó su mano.
—¿Cómo han estado ustedes? —preguntó con cautela.
—Con un nudo en la garganta por ti. Ese día no éramos nosotros, hija, jamás debí decirte lo que te dije, eres lo más
importante que tengo en mi vida...Yo y tu padre estábamos tan arrepentidos, te hemos estado buscando por todos
lados, pero no aparecías y pensamos en lo peor, te fuiste de una noche a otra de la casa de mis padres...Te perdimos
el rastro—dice entre sollozos.
—Perdóname mamá, por no haberme comunicado con ustedes, pero yo..., pensé que ustedes me odiaban y que ya no
me querían y como me echaron de casa...Yo no sabía qué pensar—digo con la voz rota.
—Hija, nosotros te amamos y después nos dimos cuenta del error y te buscamos, pero fue como si tú nunca hubieses
existido. Perdóname, hija, hemos vivido con esta angustia tantos meses.
—No tengo nada que perdonarles, yo los sigo amando. Son mis padres y somos humanos, todos cometemos errores,
podemos hacer como que esto no paso.
Ella me abraza de nuevo, ambas lloramos por todo lo que ha sucedido en estos dos años. Cierro los ojos y por fin me
siento de nuevo protegida por mi madre. Esa madre que siempre me cuidaba y se preocupaba con adoración por mi
hermano y por mí. Pasan unos veinte minutos en la misma posición solo abrazándonos.
—¿Tienes hambre, hija? Estás muy flaca, pero también muy guapa—la miró a los ojos y sonrió.
—Estoy bien mamá, desayuné en el aeropuerto y ¿en dónde está papá? —pregunto.
—En el trabajo, lo llamaré ahora...—En ese momento la puerta se abre y entra mi padre llorando, él se me acerca y
me abraza fuertemente.
—No puedo creer que esté aquí, hija—dice llorando.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Y aquí esta el primer meme del capitulo anterior
Capítulo 16
Me siento en mi antigua cama y miro a mi alrededor, todo sigue intacto, normal, supongo, tampoco ha pasado tanto
tiempo. Me suelto mi pelo y tomó una foto mía y de mi hermano. Suelto un suspiro, no hay día en que no extrañe a mi
hermano.
—Puedo pasar—. Levantó la mirada y estaba mi padre apoyado contra la puerta.
Yo asiento y él se sienta al lado mío.
—Te extrañábamos, hija, hemos sido malos padres, te dejamos desprotegida cuando tú no tuviste la culpa de nada, tu
hermano te salvó...—Mi padre rompió a llorar y lo abrazó con fuerza.
—Ustedes siempre han sido los mejores padres que mi hermano y yo pudimos tener.
—Eres una mujer muy fuerte. Me alegro de haber criado a hijos fuertes y que saben afrontar la vida de frente, estoy
muy orgulloso de ti. Mírate, vives en Barcelona y vas a la universidad de tu sueño—. Él me sonríe y me da un beso en
la frente.
—Te quiero papá, no lo dudes nunca.
—Yo te amo hija—él mira la habitación y luego me mira a mí—. Extrañaba tener a mi princesa guerrera, aquí.
Suelto una risa.
—Yo igual.
—¿Qué te parece, si hoy en la tarde vamos a cenar en familia? —Dice con una sonrisa.
Yo asiento.
—Bueno, te dejaré descansar—. Mi padre me da un último beso en la frente antes de irse de mi habitación.
Mi padre salió de la habitación y miró hacia la ventana y veo el árbol por donde me escapaba siempre de casa con mi
hermano para ir a nuestras peleas. Abro la ventana y saltó con gran facilidad al árbol y bajó con cuidado.
Miro mi casa por última vez antes de empezar a caminar. Las calles siguen igual que siempre. Me puse un gorro y
caminé deprisa a mi destino. Mi celular suena y veo que me está llamando Alejandra, le doy ignorar y sigo caminando.
Quince minutos después, abro la puerta metálica y caminé por el sendero. Cuando llego me quedo enfrente a la tumba
de mi hermano. Me senté en el suelo y dejé las flores que traje para él.
—Hola, hermano, perdón por no haber venido antes a visitarte...Te extraño mucho y..., me siento tan sola—me sorbo
la nariz—. Quisiera que estuvieras aquí conmigo..., pero sé que ya no puedes—rompo a llorar.
Lloro todo lo que tengo dentro de mí, odio ahora mi vida. Desde que perdí a mi hermano y lo que sucedió esa noche,
cambió todo para mí. Joder con la puta vida—me digo a mí misma. Mi celular suena una vez más y veo que me llama
Diego, lo ignoro.
Una hora después me encuentro de nuevo en la habitación. Abro mi computador y busco la dirección que estoy
buscando. Miro que hay una pelea a las tres de la mañana, perfecto, anotó la dirección.
—¿Estás lista, hija? —Dice mi madre.
Levantó la mirada del computador y observó a mi madre con un vestido negro y su pelo castaño suelto. Yo asiento.
—Estás muy guapa—la halago, mi madre siempre ha sido guapa somos muy parecidas casi idéntica, pero en lo que
cambiamos es en el carácter saque al de mi padre.
Ella se ríe y en ese momento entra mi padre con su traje de negro. Cierro mi computadora y tomó la chaqueta.
—Soy afortunado de tener a dos mujeres tan hermosas en mi vida—dice mi padre con una sonrisa—. Te esperamos
abajo, hija.
Yo asiento. Me miró por última vez en el espejo y hago una mueca, miró mis pantalones de telas y una polera de
tiritas, me gusta este atuendo, pero no tengo tanto ánimo de salir.
<<Sonríe Anastasia, estás con tus padres>>—me doy ánimo como siempre.
******
Mi padre detiene el auto en un pequeño restaurante de comida italiana. Entramos en un pequeño restaurante de color
verde y con unas veinte mesas. Nos sentamos en una mesa de tres. Después de ordenar nuestros platos, mis padres
me preguntan muchas cosas.
— ¿Cómo está Alejandra? —Pregunta mi madre con una sonrisa.
Mastico la comida y doy un sorbo de agua antes de contestar.
—Ella está muy bien y guapa. Ella tiene un novio, supongo que es el motivo por el cual aún no viaja a ver a sus padres
—me encojo de hombros.
—Si algo me comenta su padre—dice mi padre con una mueca—. Que ellos tienen que ir a verla—mi padre me mira
por un largo rato—. Sabes, tienes una muy buena amiga.
—¿Eh?
—Le pregunté muchas veces a Renato si sabía algo de ti y le preguntaba muchas veces a Alejandra, pero ella
simplemente nunca dijo nada o sabía evadir el tema.
Miro mi plato antes de mirar a mis padres.
—Sé que tengo una buena amiga, Alejandra lo es, yo le pedí que no le contara a nadie en donde estaba y ella lo
respetó y me cubrió la espalda, siempre ha sido así.
Mi padre asiente y se hace un silencio incómodo.
—Dime hija, ¿tienes novio? —Pregunta mi madre.
Hago una mueca de asco. Mi madre suelta una risa.
—No, que flojera tener un novio—digo seria.
Mi madre mira a mi padre antes de reírse por mi respuesta y mi padre se une a ella. La cena transcurre con
tranquilidad y bromas. Llegamos a la casa y me despido de mis padres antes de entrar a mi habitación. Me acuesto y
pongo una alarma a las dos de la mañana.
Siento que algo vibra en mi almohada, me remuevo y saco mi celular y veo que es la alarma que programé. Me
levanto con cuidado y me visto con unos pantalones negros y chaqueta. Abro la ventana con cuidado y saltó con
facilidad al árbol y bajó con cuidado.
Bien, aquí vamos de nuevo, Anastasia—, me animo a mí misma. Me pongo un gorro negro y empiezo a caminar hacia
la dirección. Treinta minutos después llegó a un galpón abandonado. Miró como entra la gente.
Entró con gran facilidad y me dirijo a donde está todo el mundo, la gente grita y bebe sin control. En ese momento
alguien toca una bocina y la gente se queda callada.
—Bienvenidos todos, la pelea comenzará ahora, las apuestas están cerradas—dice el organizador—. Él es uno de los
mejores boxeadores de Madrid, afírmense bien caballero y señorita, él es Roberto González.
La gente grita como loca y mire cómo entra un chico bastante alto y musculoso que tiene tatuajes en todo su pecho. La
gente grita su nombre una y otra vez.
—Ahora prepárese gente, porque él es rey de Madrid, muchas mujeres suspiran por él e incluso hombres, sostengan
bien a las mujeres porque es el único e inigualable Nicolás Ramírez.
Me quedo quieta. Miro al que alguna vez fue el amor de mi vida, por el chico que caí por amor y también porque me
traicionó de la peor forma. Aprieto mis manos en puños tanto que se me pone los nudillos blancos. <<Respira
Anastasia, respira por favor>>—Me digo mentalmente, para no ir a donde está él y matarlo de una buena vez.
Las mujeres gritan cuando lo ven entrar. Lo miro y está mucho más musculoso, tiene algunos tatuajes en sus brazos,
se pasa la mano por su pelo rubio dejándolo en punta y sonríe con arrogancia hacia su oponente y comienza la pelea.
El timbre suena anunciando que Nicolás salió ganador en la pelea. Él sonríe con arrogancia y saluda a todo el mundo.
Él se acerca a donde estoy, pero retrocedo y me escondo detrás de la gente. Lo miró fijamente, él se acerca un poco
más donde estoy y retrocedo un poco más hasta que choco con alguien. De repente nuestras miradas se cruzan.
Él abre los ojos como plato y yo retrocedo, empiezo a caminar hacia la salida rápidamente.
—Anastasia—, gritó Nicolás. Miro hacia atrás y veo que está atrapado con la gente—. Anastasia, espera un poco—
grita aún más fuerte.
Lo miro y levanto mi dedo del medio.
—Púdrete—murmuró enojada.
Sé que no me va a escuchar por el ruido que hace la gente. Me giro sobre mis talones y empiezo a caminar hacia la
salida con rapidez porque ahora él sabe que estoy aquí de nuevo en Madrid y no quería que me viera, joder, soy una
estúpida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Y aquí esta el segundo meme del capitulo anterior que me hizo reír mucho
Capítulo 17
Salgo de mi casa rumbo a una cafetería, un escalofrío me recorre la espalda. Miro hacia atrás y no veo a nadie. Suelto
un suspiro, hoy día amanecí un poco paranoica después de haber visto a Nicolás. Llegó a la cafetería y compró un
café y un pastel.
Me siento en una mesa que tiene vista a la calle y saco mi libro de It de Stephen King y comienzo a leer. Pasan unos
veinte minutos cuando alguien arrastra la silla de mi lado. Bajo mi libro y tengo a un hombre vestido de negro, el
hombre me toma de brazo fuertemente.
—Suéltame, imbécil—digo enojada e intentando soltarme.
—Quieta muñeca, no has cambiado nada, sigues siendo la misma—dice el hombre con voz ronca.
Su voz me suena, pero no puedo recordar en dónde la escuché antes. Tiro de mi brazo y me puedo soltar por fin.
—¿Quién mierda eres tú? —Pregunto furiosa.
—Ya no me recuerdas, muñeca—él se ríe con su voz ronca que nunca podré olvidar.
Es uno de esos tipos que intento...Niego con la cabeza e intenté levantarme de la silla, pero el hombre agarra fuerte de
la muñeca, tanto que suelto un gemido de dolor.
—Siéntate, aún no acabo contigo.
Niego con la cabeza y él ejerce más presión en mi muñeca, pero me aguanto. Lo fulmino con la mirada.
—Suéltame o te juro que te ira muy mal—. Digo enojada.
—Te soltaré, solo traigo un mensaje para ti—el hombre me aprieta más la muñeca y me aguanto el dolor, no dejaré
que ellos me vean como una débil, nunca más—. Ten cuidado, muñeca, vigila tus pasos muy bien, si no quieres
acabar como tu hermano en una tumba—termina su amenaza.
El hombre se levanta y yo me suelto su agarre, él da media vuelta, pero yo me pongo frente a él.
—No tengo miedo de ti, ni de nadie—el hombre parpadeó perplejo y de seguro esperaba que me quedara callada
como antes—. Ustedes también cuiden sus pasos por qué voy a por ustedes—le digo antes de darle un empujón y
pasar por su lado y salir de la cafetería.
Suelto un suspiro y camino rápidamente a la casa de mis padres. Miro hacia atrás y veo que el hombre me sonríe
burlonamente, le paró mi dedo del medio. Joder con este tipo de mierda, quieren acabar conmigo, pero yo acabaré con
ellos primero. Llegó a la casa en donde me encuentro con mis padres bailando tiernamente.
Sonrió, no han cambiado su amor y ellos se han apoyado en la pérdida de mi hermano y me alegra saber que mis
padres están mejor y que siguen con su vida. Me quedo mirando como ellos bailan y se ven con amor puro. Subo en
silencio las escaleras y entro a mi habitación.
Guardo mis cosas en mi bolso y tomo mi celular, busco entre mis contactos el número de antiguo entrenador y
organizador de mis peleas e intentó marcarlo, pero no puedo, aún no.
—Hija llegaste—di un salto y me pongo la mano en el pecho—. ¿Estás bien? —Pregunta mi madre.
—Joder, madre que susto—intentó sonreír, pero me sale más una mueca—. Estoy ordenando mi bolso para mañana.
Mi madre hace una mueca y se sienta en mi cama y pasa la mano por una leve arruga que ahí en cubrecama para
estirarla.
—Sabes que te vamos a extrañar mucho—dice con voz rota y una lágrima solitaria recorre su mejilla.
Me acerco a ella y la abrazo fuertemente.
—Volveré más seguido, lo prometo—le digo con una sonrisa. —Vendré muy pronto.
—Lo sé, tienes que volver a la universidad y lo entendemos ahora que te recuperamos, te apoyaremos con todos los
gastos, no tienes que preocuparte.
—Mamá, no quiero que se gasten su dinero en mí, además tengo una beca que cubre mi carrera y tengo trabajo
donde me pagan bien.
—Eres nuestra hija, concédenos este capricho de comprar tu propio departamento, además ya está comprado desde
hace tiempo y fue amoblado antes de que pasara...Todo—dice con una mueca.
Abro los ojos como plato. Qué le voy a decir a Alejandra ahora, aunque pensándolo es lo mejor ya que es su
departamento, yo le pago mi parte por quedarme ahí aun cuando ella no quería al comienzo, pero eso me hacía sentir
mal y no quería ser una mantenida y creo que será lo mejor irme de ahí porque así no la expongo y ella puede estar a
salvo de mi pasado.
—Está bien, mamá—ella me entrega una llave y me da la dirección—. No se preocupen tanto por mí. Sé cuidarme
bien y quiero que ustedes salgan y conozcan. Mi hermano hubiera querido eso al igual que yo.
—Lo intentamos y lo estamos haciendo—dice con una sonrisa.
—Te amo mamá, gracias por todo.
En eso escuchamos a mi padre que nos dice que el almuerzo está listo y que bajemos a comer. Bajamos a almorzar y
mi padre tenía todo servido, el almuerzo estaba muy rico. Mis padres tiraban bromas sobre sus amigos, como siempre,
yo sonreía, y me di cuenta de que estaba feliz por estos días con mis padres y me he sentido completa.
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
aquí el meme ganador de capitulo pasado :3
Capítulo 18
Abrazo a mis padres por última vez antes de dirigirme a la fila en donde tengo que embarcar. Mi madre llora sin parar y
mi padre la consuela con un enorme abrazo. Tomó la mano de mi padre y madre, le doy un apretón.
—Volveré pronto, los llamaré cuando me encuentre instalada en el departamento—. Saco mis documentos y camino a
la fila.
Una hora después ya estábamos despegando, calculo que llegaré como a las ocho de la noche. Miro mi celular y
tengo muchos mensajes de mis amigos, los ignoro, no quiero hablar con nadie por ahora. Cierro los ojos e intento
dormir.
******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en la muñeca, suelto un gemido de dolor porque me quedo un
moretón en la muñeca por el sujeto.
—¡Mierda!—Exclamó. Me masajeo la muñeca para tratar de calmar el dolor.
—¿En dónde has estado? —Grita Alejandra. Ella se acerca a mí y me abraza—. Anastasia me tenías preocupada, te
llamé todo el fin de semana y nada. ¡Me quieres matar de un infarto!
—Perdón, Ale necesitaba ir a ver mi familia, estuve con mis padres. —Digo tapando mi muñeca.
—¿Es en serio? ¿Cómo están tus padres?—Pregunta nerviosa.
Me acerco más a ella y la guio a una esquina para que podamos hablar a solas con más tranquilidad.
—Fue como antes estar con ellos me hizo sentir segura y me sentía de nuevo en mi casa, mi padre sigue siendo el
padre tierno y sobreprotector y mi madre sigue siendo tan dulce y comprensiva.
Ella me abraza fuertemente.
—Me alegro mucho Anastasia, merece volver a ser feliz. Necesitas sanar, Ana, ese corazón tuyo lo necesita. Pero
joder, Ana podrías haberme avisado, antes estuve preocupada estos tres putos días y Diego igual—ella se hace un
lado y observó a Diego quien tiene una enorme sonrisa.
Alejandra me tomó de la muñeca y no puedo evitar soltar un grito de dolor. Diego se para rápidamente y se acerca a
mí. Yo agarro mi muñeca.
—¿Qué ocurre? —Pregunta Alejandra preocupado—¿Qué te pasó en la muñeca?
—Me quemé, pero nada grave. Un pequeño accidente con la plancha de ropa—miento.
Cameron le susurra algo a Alejandra y se va a su habitación. Diego toma un mechón de mi pelo y juega con él.
—Te llamé, porque no me contestabas.
Lo miro por un segundo antes de tomar mi bolso y empezar a caminar a mi habitación. Diego entra y cierra la puerta
con cuidado y se sienta en la cama.
—Estaba ocupada.
—¿En qué? —pregunta con curiosidad y una pequeña sonrisa en sus labios.
—Estaba con mi familia, no los veía hace más de dos años y quería estar todo el tiempo posible con ellos—confieso
con tristeza.
Él se pone enfrente de mí y me acaricia la mejilla, pero yo me alejo de él. Dejo mi bolso y empiezo a sacar toda mi
ropa y saco una maleta. Él se sienta en mi cama y me mira atentamente.
—¿Qué haces Anastasia? —Pregunta interesado.
Lo miro y veo que anda con pantalones blancos, una camiseta negra y un gorro blanco, se ve realmente guapo. Niego
con la cabeza porque esos pensamientos no deberían cruzar por mi mente.
—Doblar mi ropa y guardarla dentro de una maleta—ironizó y él suelta una carcajada.
—Sé el proceso—dice con un tono sexy—, el proceso de doblar la ropa, pero ¿por qué estás guardando tu ropa?
—Me voy.
—¿Qué? —Exclama sorprendido. Diego se levanta de la cama y se acerca a mí—¿A dónde te vas?
—Me cambio de departamento—suelto un suspiro y me quito el pelo de la cara—. Mis padres me regalaron un
departamento, además Alejandra necesita su espacio y ustedes son sus amigos, siento que estorbo aquí—miento, sé
que jamás sería un estorbo para Alejandra, pero tengo un terror de que algo le pase a ella más que ahora Nicolás me
ha vuelto ver sé que tengo el tiempo contado aquí.
Él pone su mano en mi barbilla y me mira fijamente.
—Tú no estorbas en ninguna parte Anastasia, además me tienes a mí y yo si soy tu amigo—me asegura con una
sonrisa tierna.
Niego con la cabeza y me alejo de él y empiezo a guardar todo dentro de la maleta. Saco otra maleta y empiezo a
guardar mis libros. Necesito mantener a mis amigos a salvo, es horrible esta situación, me cansa ya es una rutina cada
seis meses tener que estar de un lado a otro por una persona enferma que sé obsesión conmigo.
—Necesito estar sola—le confieso y apartó de nuevo el pelo de mi cara.
—¿Por qué?
—Es mejor así, soy un problema y mientras más sola esté menos daño hago a la gente que amo—. Digo en un
susurro, me acarició la muñeca y levantó un poco y ahí está la marca de ese hombre.
—Ninguna persona en esta vida es un problema Anastasia. Tú, eres una buena persona, un poco fría, pero solo estás
dolida con la vida al igual que yo, pero eso no te convierte en mala persona.
—¡Yo, una buena persona! —Exclamó con sarcasmo—Diego, baja de tu nube en la que estás y abre los ojos. Yo no
soy una buena persona, no sabes nada sobre mí, solo aléjate de mí y estarás mejor.
Se acerca a mí, pero justo cuando va a hablar la puerta se abre y entra Alejandra y Cameron. La rubia se acerca hacia
nosotros y abre los ojos con sorpresa al ver todas mis cosas en las maletas.
—¿Por qué estás empacando tus cosas?
—Me voy Alejandra. Mis padres tienen un departamento para mí antes de que pasara todo y quieren que lo ocupe, me
pasaron las llaves.
—No quiero que te vayas—dice con voz rota.
—Yo tampoco, pero se los prometí y además nos seguiremos viendo. —Me acerco a ella y la abrazo fuertemente—.
Te amo, eres mi mejor amiga.
—Promete que seguirás viniendo a verme, por favor—. Me dice con una sonrisa.
—Lo prometo, mi hermosa rubia.
Alejandra me ayuda a ordenar y a empacar todo, lo bueno es que no traje tantas cosas. Cuando tenemos todo listo
ella se retira con Cameron a su pieza. Pongo las maletas en la esquina y me tiro a la cama.
Me masajeo la muñeca y hago una mueca de dolor. Él me toma la mano y juega con mis dedos con una sonrisa.
— ¿Alguna vez te has enamorado?
Miro a Diego por un momento antes de cerrar los ojos y siento como él se mueve. Cuando abro los ojos lo tengo tan
cerca que no puedo ver nada más que no sean sus ojos café que brillan con emoción.
—Si estuve enamorada, pero me traiciono de la peor forma—digo en un susurro—. Comprendí que el amor es una
mierda y que todas las personas tienen un precio y no les importa a los demás, mientras consigue lo que quieren.
Él toma un mechón de mi pelo donde lo enrolla en su dedo. Me mira por unos largos minutos, antes de hablar.
—Yo nunca he estado enamorado de nadie, pero siento que algo está cambiando dentro de mí y tiene que ver contigo,
Anastasia. Estás haciendo cosas locas con mi corazón.
Me siento en la cama y me alejo lo más posible de Diego, porque no puede ser, él no puede estar enamorándose de
mí.
—No continúes por ahí Diego...
—¿Por qué? Tanto te molesta escuchar la palabra amor—rebatió. —¿Por qué no podemos estar juntos?
—Porque no quiero, joder, me tienes harta, Diego—fue lo primero que salió de mi boca—. Entiende que no puedo
estar con nadie. Ya sufrí mucho, Diego, entre nosotros solo puede haber una amistad y no quiero hacerte daño.
No quiero dañar a nadie y menos a Diego, puedo notar como también carga un peso sobre sus hombros. Un alma
atormentada puede ver a otra alma atormentada. La verdad me aterra dañar a la gente que amo, pero tampoco puedo
estar cerca de ellos y a Diego aún lo podía alejar de mí.
—Joder, Anastasia, no quiero otra mujer. Te quiero a ti, me tienes fascinado, me tienes ya....—repite esa frase que me
susurro en la discoteca.
—Diego no va a pasar—me levanto de la cama rápidamente y él me imitó—. Tienes que irte.
—No quiero irme—contesta calmado—. Quiero quedarme aquí contigo, bella.
Me quede quieta anonada mirándolo, entiendo que Diego siempre me ha declarado sus sentimientos a mí, y admito
que yo también siento algo más por él..., pero por ahora aún no me siento lista y sé que soy terca y veo como Diego
está siendo paciente conmigo.
—Debes irte—repetí.
Se me acercó de nuevo a mí y me tomó de la cintura. Mi respiración se alteró, nos miramos fijamente desafiándonos,
su mirada era dulce y tierna en cambio la mía era de terror y pánico.
—Seré sincero contigo, Anastasia, desde el primer día que te sentaste a mi lado supe que tú tenías algo y cuando
hablamos supe que tenías una chispa única, pero claro, al principio no lo tenía claro tenía que conocerte para estar
seguro si era cierto o no...y es real, Anastasia. Sé que tengo miles defectos y una reputación asquerosa y que he
estado demasiado tiempo en la oscuridad solo, pero tú eres una bonita luz que vino alégrame los días con tu
compañía.
Abro los ojos porque me sorprendieron sus palabras. Él no pierde oportunidad y me acaricia la mejilla. Nuestras
narices se rozaron y me quedé quieta por su gesto.
—Mírame Anastasia, ya me tienes, aquí estoy desnudando mi corazón por ti, por la chica más terca que he conocido
en mi vida, pero también por la chica más fascinante que he podido conocer que no me dejas sorprender ni por un solo
segundo.
—Diego, tú no sabes que estar conmigo se sentirá mal.
—Bella, estar contigo nunca se sintió mal, al contrario, se siente bien.
Me quedo callada. Diego me agarra muy fuerte de la cintura y pongo mis manos en su pecho. Ambos nos miramos
fijamente con deseo. Él muerde su labio inferior y mis ojos captan ese movimiento tan sensual.
—Necesito besarte, Anastasia—. Dice en un susurro.
Hola personitas ¿Cómo están? ¿Cómo les ha ido estos últimos días? Bueno quiero pedir perdón por no subir
los dos capítulos por semana, pero yo soy de Chile y estamos sufriendo enorme injusticia con nuestro
derecho y me deber es ir marchar con mi pueblo y luchar por nuestro derecho para un país más justo y
también estoy terminando mi semestre de la universidad y también me estoy cambiando de departamento, así
que estado muy ansiosa y pido perdón pero espero que entiendan de que soy una estudiante...y lo que esta
pasando Chile es algo importante y yo debo luchar con mi pueblo todos los días
En fin perdón, trate de subir la próxima semana dos capítulos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 19
Diego se inclina hacia mí, pero yo corro mi cara y sus labios impactan con mi mejilla. Me mira sorprendido y me suelto
de su agarre con cuidado, doy varios para atrás para poner distancia entre nosotros.
—No, Diego, no hagas esto más difícil para mí... A veces pienso que solo tiene un capricho conmigo—murmuro
confundida por lo que está pasando entre nosotros—. Estoy segura de que solo estás confundido, ya se te pasará.
Él se tiró del pelo y se tapó la cara con sus dos manos y soltó un enorme suspiro. Me crucé de brazo, esperando que
dijera algo más para ir a acostarme.
—No eres ningún capricho para mí. —Se golpea el pecho.
—Claro que lo soy Diego. Soy la única chica que de cierta forma te ha dicho que no y que te ha rechazado—me
acerque a él—. Es una locura y creo que estás confundiendo de nuevo las cosas como siempre entre nosotros.
—Anastasia, no estoy jugando a nada—él sostiene mi cara entre sus manos—. Sé lo que estás haciendo Anastasia,
pero te demostraré que contigo voy en serio, jamás he fingido contigo y te he mostrado al verdadero yo. Por favor no
vuelva a decir que tú eres un juego para mí porque no lo eres.
—Diego... —muerdo con fuerza mi labio inferior con fuerza—. Sé que soy complicada y como podrás notar me cuesta
confiar en la gente porque he sufrido muchos golpes y también sé que soy terca.
Su sonrisa se agrandó y se pasó una mano por el pelo.
—Coincido contigo, pero no quiero hacerte daño. Sé que tengo una mala reputación, pero también sé que eres la
chica que está rompiendo todos mis esquemas y mi mundo se está convirtiendo en un desastre aún más grande—se
quedó callado un momento y añade—: Me gustas, Anastasia. Sé que soy un desastre, un puto desastre y es tal vez lo
mejor que tengo para ofrecerte por ahora.
—Eres un desastre —confirmó con una sonrisa—, pero todo el mundo lo es así, que no te sientas especial—bromeo
con él.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Soy un desastre, pero puedo aprender mucho de ti, Anastasia. No me rendiré porque sé lo que siento por ti y eso no
lo pondré en duda por nadie, ni siquiera por ti—dice con la voz ronca, solté un suspiro al escuchar sus palabras y me
tapé la cara con mis manos.
Nos quedamos callados en un silencio incómodo. No sabía qué hacer al respecto con Diego, me confunde mucho a
veces quisiera besarlo y decirle que yo también siento esa química con él, pero sé que no sería lo correcto para él...no
se que hacer odio ser así con mis sentimientos.
—Me voy—dice en un susurro y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y siento como la puerta se cierra con cuidado. <<Estás loco, Diego y sé que va a hacer un impacto en
mi vida, es casi inevitable>>—me dije mentalmente.
******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media universidad, pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré al
salón aún estaba vacío. Joder, siempre pienso que llego tarde cuando aún nadie ha llegado al salón—puse los ojos en
blanco. Caminé al último asiento y me derrumbé en la silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos minutos y
Diego me dio un beso en la mejilla.
—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido repaso, vestía con pantalones rotos en la rodilla de color
negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que soy sexy, pero controla tus ojos—una sonrisa malvada
apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él arrastró su silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo mire de reojo y tiene una mirada traviesa que hace que sus
ojos brillen aún más y una enorme sonrisa perfecta donde se le marca los hoyuelos—. Por cierto, ¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de sus labios en mi mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía sentir su respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos los días—Él me sonrió de lado donde se le marcaron sus
hoyuelos—. Te besaré siempre que pueda—Dijo con una enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me digo a mí mismo. Retomé mi lectura, pero me fue
imposible. Él me miraba fijamente, lo miré de reojo y tenía su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él. Lo miré con curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de
bobo que siempre termina de alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la sien, estaba a punto de perder el control con Diego y es
que este chico tampoco me lo ponía fácil, es como si buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando con un mecho de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla. Presionó un dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono burlón y asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías
besarme mejor—comentó con diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío! Ayúdame, por favor" El profesor entró y por fin, empezó la
clase. Él me sonrió toda la clase y alguien debería darme un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un bolígrafo. Yo asentí—. ¿Quieres que te ayude con las maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé a anotar lo que el profesor habla, pero él me observa tan
fijamente que me ponía nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa, nuestros compañeros nos miraban de reojo—. No me
estás poniendo fácil lo de conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé atrasada. Tire el lápiz y mire al susodicho que hizo que me
perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que estás siendo algo aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su silla más cerca de la mía en donde sentí como nuestras
piernas se rozaron y él tomaba mi mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una pequeña sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú no quieras Anastasia, pensé que eso ya había quedado
claro—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en el dedo—. No te besaré al menos que tú lo hagas primero y estás a la
defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado, podía ver como una sonrisa burlona aparecía en sus labios
porque me estaba contradiciendo con los gestos de mi cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia mí y besarme de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó
una carcajada que hizo que toda la clase nos mirara fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me hundí más en la silla. Diego me observa fijamente—.
Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero seguía mirando, los fulminó con la mirada y poco a poco dejaron
de mirar. Miré a Diego, y estaba recostado en su silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se inclinó y vio la pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres, puedes mirar los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía una sonrisa pícara que hizo que clavara la vista en la pantalla
de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida sonrisa parecía tonto y no puedo evitar que me haga gracia.
Apenas había empezado a curvar los labios en una sonrisa, cuando él soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo, Anastasia—me guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome los gemelos y Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un
beso en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma, fingiendo limpiarse las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo Javier poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían peleando entre sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di un salto, lo que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es un imbécil—me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por las chicas—bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho y me miró como si hubiera cometido el mayor de mis
crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—. Perdóname por ser una persona tan genial y auténtica, amorcín
—él entrecerró sus ojos y me miró fijamente—, eres una perra en todas sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé con fuerza—. Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no me amen—bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan con una sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude
controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el brazo de Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse los ojos en blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio
un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a su reflejo. Son iguales y lo único que cambian son sus
personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te hace el calladito, te crees el jodido santo Javier—Dylan Bufo
—. Eres igual o más puto que yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre con las chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado,
el que hay que sorprenderlo para que él tome en cuenta. En cambio, Dylan es un hablador, una vez que entra en
confianza un poco, ya no se calla nunca más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—. Terminarás sola, vieja y amargada porque ya nadie te
aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa burlona.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de cumple año
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con usted ❤️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
y subire un capitulo y en mi Instagram subiré un
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 20
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo increíble de esta situación es que también venía Diego, pero
no porque lo invitáramos, sino que vivo en su mismo edificio. El destino me está jugando una mala pasada, es como si
de alguna manera quisiéramos que estuviéramos juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los muebles son blanco y negro dando un toque de elegancia al
departamento. Dejo mis maletas en el suelo y miro el ventanal en donde puedo observar todo Barcelona. ¡Me encanta
la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos juntos. Suelto una risa. Amo cuando hablan al mismo tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen plata y ambos son exitosos en sus trabajos, pero no me
gusta que gasten su dinero en mí, siempre me ha gustado luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura, Anastasia que no quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un enorme abrazo y beso. Ellos cierran la puerta y nos
quedamos solos. Observó a Diego, quien está mirando con curiosidad el departamento, aunque se parece mucho al
de él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo con una sonrisa y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que tú y yo estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida sonrisa que siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus palabras, pero que me está pasando—me dije a mi misma. Me
puse de pie, pero Diego tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del cuello de Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía, fue una caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi nuevo departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del sillón y se puso al frente mío en donde puso un mechón
detrás de mí oreja—. No dejes nunca de sonreír.
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él me ayudó con las demás maletas y empezamos a subir la
escalera que daba al segundo piso. Era grande, no tanto como el departamento de Diego, solo había dos
habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que era de un color rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la habían decorado. Tenía un escritorio, un librero, un clóset, una
cómoda y una enorme cama. Dejé mis cosas en el suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron mis padres quienes decoraron el departamento. Tengo
hambre, pidamos pizza. —Él asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.
******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados en el suelo de mi sala de estar. La pizza estaba deliciosa.
Miré de reojo a Diego estaba concentrado comiendo pizza. Era raro estar con él, aunque debo confesar que su
compañía me agrada, es simpático y no es arrogante como fue al principio cuando lo conocí.
Me gusta como es Diego, supongo que lo juzgué muy rápido. No me di el tiempo de conocerlo, aunque puedo notar
que tiene muchos secretos, pero quien no tiene secretos, yo también los tengo.
—¿Por qué me miras tanto? —Pestañeo varias veces.
—Me gusta estar contigo, ahora—sonreí.
Él me dio un beso en la mejilla y me rodeó con su brazo. Apoye mi cabeza en su hombro.
—A mí también, Anastasia—él suelta una risa—. Siempre me ha gustado tu compañía.
—Es porque soy genial, Diego—bromeo con él.
—Bueno, tampoco te pases porque sigues siendo terca y aun te noto algo a la defensiva, en serio chica que a veces
no se como acércame a ti porque siento que en cualquier momento me vas a pegar un puñetazo.
—¡Ja, ja, ja! Muy chistoso—digo sarcásticamente.
Mi teléfono sonó y vi que era una llamada entrante de Luis. Conteste la llamada.
—Hola, hola, aquí tu mejor boxeadora—sonreí. Luis se rio a través de la línea.
—Hola hermosa, aquí tu mejor representante y amigo—bromea.
—¿Qué sucede?
Diego tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos.
—Mañana, a las nueve en punto, en el mismo lugar, ¿puedes? —Hablo en clave.
Solté una risa.
—Claro, nueve en punto.
—Vas a ganar mucho dinero, nena.
—Mmm...Vale, eso supongo que nos beneficia a los dos, ¿verdad? —Bromeo, Luis se río y gritó: ¡sí! —Bueno, tarado,
nos vemos mañana.
Deje mi celular a un lado y me acerque aún más a Diego.
—Tengo una pelea mañana, ¿quieres ir? —Le pregunto.
Su rostro se iluminó y asintió muchas veces.
—Me encantaría. —Se acercó más y corrió el pelo de mi cara—Te revelaré un secreto: Eres la chica de mis sueños,
Anastasia. Te encontré.
Me quedé quieta y no pude evitar una sonrisa en mis labios. Observé sus labios y se veían tan suaves. Me acerqué
rápidamente y le di un beso fugaz. Él me miró atónito.
—Sorprendido guapo ¿eh?
—Tú, siempre me sorprendes, Anastasia, no lo dudes.
Me observó y sonrió de lado.
—Me puedes decir que está pasando por tu cabecita—él me miró fijamente y puse mis manos en su pecho—. Puedo
ver como tus ojos lideran una batalla.
Me mordí el labio inferior y suspiré, no podía negar que me estaba encariñando con Diego aún más que cada día eso
de ser amigos entre nosotros se veía más confuso y ya no tenía claro si estábamos pasando tiempo como amigos o
algo más, y Diego tenía razón me gusta, pero también tengo terror de todo, de poner todo en peligro. Tengo miedo de
muchas cosas y quisiera ser más fuerte porque sé que falta poco para que todo estalle y Diego se entere de todo mi
pasado y no sé si él me seguía mirando de la misma forma que mira ahora.
—Tengo muchos demonios dentro de mí—le digo en un susurro.
—Todo el mundo tiene sus demonios en su interior, nadie en esta vida es un ángel, Anastasia. Yo también tengo
demonios que me torturan todas las noches y días y luchó siempre contra ellos.
Me quede callada porque tenía razón nadie en esta vida es un santo todos tenemos algo doloroso de nuestro pasado,
cada persona tiene su pelea interna, lo importante es levantarse y salir adelante,
—Los humanos estamos hechos para ser fuertes y soportar todo—él me acarició la mejilla—. Puedo ver que sufres
por dentro, que cada día peleas contigo misma—abro los ojos—, y sabes cómo sé eso—yo negué con la cabeza y él
cerró los ojos—. Porque yo también sufro por dentro, mi corazón sangra todas las noches.
—Diego—, susurró.
—No dejes que tus demonios te ganen, Anastasia. Eres fuerte y sé que podrás salir adelante. Los humanos somos
fuertes y tú eres jodidamente fuerte, puedo verlo y sentirlo—él sonrió de lado—. Además, que tienes una buena mano
para golpear y queda confirmado por mi cara—solté una carcajada.
—¿Quién eres? —pregunto anonadada.
—Soy el verdadero Diego y no me estoy escondiendo, te estoy mostrando al verdadero Diego con sus miedos y
secretos.
Me quedé callada por sus palabras porque me estaba mostrando a un Diego que no conocía y me estaba
sorprendiendo de una buena forma. Puso su mano en mi mejilla y acarició con cuidado. Cerré los ojos.
—Quiero que tú conozcas mi verdadero yo—abrí los ojos—. Quiero que me conozcas y entiendas que yo no soy como
tú piensas, solo tengo una máscara para protegerme del mundo exterior.
Asentí varias veces.
—La vida es cruel—digo en un susurro.
—Exacto—tomó mi mano y la guió hacia su corazón—. Y mi corazón está bastante maltratado, dolido con la jodida
vida. Solo me quiero proteger de lo que hay allá afuera.
—Diego.
—Te estoy mostrando al verdadero Diego.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—No te escondas—digo en voz baja, me sentí hipnotizada y quería descubrir cómo era realmente Diego, porque el
Diego que tengo frente a mí, me tenía cautiva con sus palabras.
—No lo estoy haciendo y contigo jamás lo he hecho—me susurro.
—Me da miedo que me cautives, Diego.
Él me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa donde se le marca los hoyuelos haciéndolo aún más guapo.
—Yo Quiero que tú estés cautivada por mí—él se acercó más a mí y podía sentir su respiración en mi oído. Me toque
el pecho y mi corazón latía muy rápido—. Porque tú ya me tienes así—sonrió con orgullo.
Él se separó de mí, tomó mi mano y se la llevó a su corazón donde latía rápidamente. Observé mi mano en su pecho y
puso su mano encima de la mía y sentí una corriente en todo mi cuerpo.
—Perdón—susurro.
Lo mire extrañada, porque se estaba disculpando.
—¿Ah? —Pregunta confundida.
—Sí, perdóname por haber sido un imbécil cuando te conocí y después sé que soy un imbécil la mayoría de las veces
y sé que te di miedo al principio, pero como te digo antes Anastasia jamás había sentido esto y actúe como un loco
contigo.
Solté un suspiro y él sonrió aún más. El imbécil era perfecto, de eso no hay duda, pero aún no estoy segura si solo me
estaba tomando el pelo o si es verdad lo que me está diciendo porque también Diego le gusta bromear mucho.
—No estoy jugando a nada, Anastasia—me dijo como si me hubiera leído la mente.
—Tengo que confiar en ti.
—Claro—nos miramos fijamente. Él se relamió el labio inferior, mis ojos observaron ese gesto y de repente quería
morder ese labio—. Yo confío en ti.
Lo observé y me quedé callada porque no sabia que hacer odio ser tan insegura en algunas cosas y da miedo pensar
en el amor cuando mis dos relaciones anteriores me hicieron tanto daño. Diego no es como ellos, pero tampoco
metería las manos al fuego por alguien eso lo aprendí hace dos años atrás. Pero de una cosa tenía claro y es que
Diego quiere meterse en mi vida en todos los sentidos.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de cumple año
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con usted ❤️
y subire un capitulo y en mi Instagram subiré un
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 21
Acompañé a Diego a la salida de mi departamento. Me tomó de la cintura y se acercó hasta que nuestras narices
rozaron. Me quedé mirándolo fijamente, antes de darle un beso en la mejilla.
—Adiós, guapo.
—Adiós, Anastasia—me dio un último beso fugaz antes de irse y cerré la puerta.
Caminé hacia mi cuarto y me puse a guardar mi ropa y mis libros, una vez que acabé de ordenar y guardar todas mis
cosas, quedé contenta con el resultado. Tomé mis cosas y me metí a bañar.
Me acosté en mi enorme cama ¡Dios era exageradamente grande! Puse mi alarma para mañana ir a mi último día de
universidad de esta semana.
*******
Me levanté y me puse unos pantalones negro-rotos, una polera de tiritas verde y convers negra. Cuando estaba
saliendo de mi departamento, me topé con Diego que estaba vestido todo negro e incluido su gorro.
—Hola —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
—Hola, guapo ¿Qué haces aquí? —Preguntó con curiosidad.
—Me ofrecí a llevarte hoy—Diego ladea la cabeza, examina la expresión de sorpresa en mi rostro y luego sonríe
divertido.
—¡Eres imposible!
—Eso a ti te encanta—sonríe con ironía y con un tono juguetón que va a hacer que me vuelva loca.
Bajamos al subterráneo en donde nos subimos a su todoterreno. Cuando llegamos a la universidad. Sus amigos lo
estaban esperando, Alejandra me sonríe y levantaba sus cejas de arriba y abajo. Puse los ojos en blanco.
—Nos vemos Diego. Gracias por traerme.
—¿Por qué te vas? —Él tomó mi barbilla y sube el pulgar deslizándolo lentamente hasta mi labio inferior donde lo
acaricia y hace que se me corte la respiracio.
Miré de reojo y todos sus amigos nos miraban fijamente.
—Tengo cosas que hacer, Diego —contesto con una sonrisa inocente—. Adiós.
Me separé de él, pero él tiró de mi mano y me dio un suave beso en los labios. Abrí los ojos y él tenía una sonrisa
triunfadora. Negué con la cabeza.
—¿Ahora me puedo ir? —pregunto de broma.
—Ahora sí te puedo dejarte ir. Piensa en mí porque yo lo haré—esboza una sonrisa burlona y dio pequeños toques en
su sien.
Solté un suspiro, no me lo ponía fácil, este chico está haciendo que me enamore de él con su sonrisa. Me alejé de él y
caminé rápidamente a donde estaba los gemelos, Jonathan y Roció.
—Hola, hermosa—dijo Jonathan, mientras me daba un beso en la mejilla—. ¿Listas para hoy?
—Hoy es el día, pequeña—gritó Dylan.
Javier puso los ojos en blanco.
—Tenemos que esperar—caminamos a una esquina y vimos como el grupo de Diego pasaba por nuestro lado. Él me
miró y me guiñó un ojo.
Cuando vi desaparecer el grupo de Diego, solté un suspiro. Mire a los gemelos y ellos se llevaron a Rocío. Me subí al
coche de Jonathan y le di la dirección de a dónde teníamos que ir.
—¿Seguro que quieres ir? —Pregunto preocupado.
—Si—digo segura. Tomé mi celular y lo apagué porque no quería interrupciones.
Jonathan asintió y puso en marcha su auto. Dos horas después estábamos escondidos mirando una bodega
abandonada. Observe con cuidado y a lo lejos había dos coches estacionados.
—Quédate aquí. —Le dije a Jonathan.
—¡¿Qué?! No, te acompaño—dijo molesto.
Me acerqué a él y le di un beso en su mejilla.
—Quédate aquí, no haré nada, por favor. —Él soltó un gruñido, pero asintió con su cabeza.
Me acerqué a la bodega y entré por la puerta de emergencia. Estaba todo oscuro así que me apoyé en la pared para
guiarme. Escuché unas voces y era el mismo hombre que me amenazó en Madrid, se escuchaba a lo lejos. Me quedé
quieta aquí, no quería exponerme más y si alguien llegaba podía escapar fácilmente.
—Ella peleará esta noche—escuche a lo lejos—. Tienes que convencerla para que vuelva a nosotros.
Intenté escuchar la otra voz, pero no pude escuchar, hablaba muy despacio y tampoco me iba a arriesgar que me
descubrieran.
—Es a las nueve, ella tiene que volver.
No escuché que le respondía la otra persona. Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Tenemos una deuda que cobra con ella. Anastasia es de nosotros. Solo tráela de vuelta, me da lo mismo como sea
—respondió enojado.
Sentí unos pasos que venía de donde estaba. Mi corazón se alteró, me quedé quieta, pero lo sentía más cerca y
empecé a caminar lentamente a la salida. Cuando pude salir, corrí en donde estaba Jonathan esperándome. Tomé su
mano y corrimos a su auto, teníamos que irnos ya.
Cuando estaba en su coche y rumbo de nuevo a la universidad, puede respirar tranquila. Jonathan me miraba con
curiosidad.
—¿Qué descubriste? —Preguntó, por fin.
—No mucho, sentí unos pasos que venían hacia mí y me fui. —Mire por la ventanilla.
—¿Alguien te vio, Anastasia? —Pregunto preocupado.
—No..., creo que nadie me vio. Me fui antes de que me vieran.
—Esto se está poniendo peligroso, Anastasia.
Lo miro por un segundo, antes de volver a mirar por la ventanilla. No dije nada porque la verdad es que estaba
jugando con fuego, pero yo sé lo que ellos querían de mí y no lo voy a permitir.
Cuando llegamos a la universidad faltan dos minutos para entrar a la otra clase. Jonathan me miraba de reojo. Me
detuve y le tomé la mano.
—Jonathan, me está poniendo nerviosa, por favor para—le dije con una sonrisa.
—No quiero que te pase algo malo. Ya has sufrido mucho Anastasia, por favor.
—Nada me pasará, te lo prometo—le sonreí.
Él me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho. Sé que está preocupado porque él sabe lo que pasó hace
dos años atrás con los gemelos. Ellos saben todo lo que sufrí y aún sigo sufriendo todos los días porque tengo un
demonio detrás de mí que siempre está volviendo.
—Te quiero, Anastasia—dijo en un susurro —. Eres como mi hermanita, no quiero que te sigan lastimando.
Justo cuando iba a responder, alguien tosió. Mire y era Diego quien nos miraba fijamente. Miró a Jonathan por un
segundo y le di un apretón en su mano.
—Nos vemos después—dijo Jonathan, dándome un beso en la frente.
Mire a Diego, quien ahora estaba mirando su celular. Pase por su lado y camine hacia el salón, me senté en último
puesto y miro por la ventana. Recordar la vaga conversación que escuché en la bodega <<tienes que convencerla de
que vuelva a nosotros>> <<A las nueve>> —. Todo encajaba con mi pelea y el sujeto de Madrid.
—¿En dónde estabas? —Di un salto en mi silla. Mire que estaba Diego con una sonrisa.
—Por ahí—digo sin interés —. ¿Acaso me extrañaste? —Pregunto de broma.
—Por supuesto. Cada segundo desde que nos separamos. —bromea.
Soltó una risa y le pegó un puño en su hombro de juego.
—Imbécil.
—Bellísima—rebatió con voz ronca—. ¿Estás nerviosa?
Puse una mano en mi pecho e hice una mueca, como si su palabra me hubiera ofendido.
—¡Yo! —Exclamó ofendida—. Jamás, guapo—alzó la barbilla.
Él se rió y me dio un beso fugaz. Puse los ojos en blanco por su beso. Hasta el momento con Diego, no nos hemos
dado besos verdaderos, solo han sido toques con nuestros labios.
—Ya lo veremos, estaré ahí gritando en primera fila tu nombre y apoyándote a todo pulmón. —no puede evitar reírme
de él.
La clase me la pasé riendo con él, tirando bromas de aquí y allá. Yo lo miraba, me di cuenta de que caí, que de nuevo
estaba cayendo por amor. Diego, al final, si pudo meterse en mi corazón << ¡Dios mío, me gusta, Diego!>> —fruncí el
ceño, en qué momento caí a los encantos de Diego.
— ¿Por qué me miras tanto Anastasia? — pregunta con una chispa especial en sus pupilas.
—Eres agradable a la vista—digo intentando imitar su tono de voz.
—Lo soy—dijo con arrogancia—. Disfrútame, nena. Soy un espectáculo hermoso de ver—baja su mano por su torso,
recalcando que tiene un cuerpo de infarto para la vista de las mujeres.
Me reí de él, esperé un segundo que acaba de llamar <<Nena>>. Negué con la cabeza.
—Qué vanidoso eres tú.
—Si nadie me lo dice, me tengo que dar ánimos a mí mismo y recordar que soy guapo. —<<Claro, claro de seguro
nadie le dice que es guapo>>—. Tengo mucho amor propio.
Las horas se me pasaron volando en la universidad, estuve con Alejandra, quien insistió en ir a la pelea de esta noche
con Cameron, no tuve más remedio que pasarle la dirección para que me dejara tranquila. Diego estuvo conmigo todo
el tiempo y sus amigos tiraron bromas sobre nosotros de como antes nos odiábamos y ahora parecía que había algo
entre nosotros dos.
Él me abrazó todo el día y no podía evitar sentirme segura en sus brazos. Estaba desarrollando sentimientos rápidos
por este chico y eso me aterraba porque sé que me estoy relajando, cuando no debería hacer eso, pero es algo que
no puedo controlar.
Cuando salí de la universidad, Diego me tomó de la mano y me guió en donde estaba su todoterreno. Miré de reojo y
ahí estaba Barbara fulminado con la mirada.
Me abrió la puerta de su todoterreno y me ayudó a subir. Él rodeó su todo terreno y subió al asiento del conductor.
Barbara me fulmina con la mirada que me hacía sentir incómoda.
—Diego, ¿alguien te está buscando? —Apunte en donde estaba Barbara, que nos miraba fijamente.
Él la miró y frunció el ceño, ambos se miraron fijamente. Se nota que tiene un pasado. Vale, yo sabía que ellos se
acostaban, yo misma los vi besándose y metiéndose manos al principio del año, pero, aunque para él fue una
diversión, para Barbará no lo fue.
Él soltó un suspiro y apoyó su cabeza en el volante, puse mi mano en su hombro.
—Diego, ¿qué ocurre? —pregunto.
—Esa chica me tiene cansado e intentando ser cortés y educado con ella, pero no entiende que no quiero estar con
ella—me mira un segundo, antes de mirar a Barbara—. Anastasia, quiero estar contigo, pero ella me está acosando y
no sé cómo decirle que me deje tranquilo.
Mire por última vez Barbara. Él prendió su todoterreno y se puso en marcha a nuestro edificio.
—Tienes que darle espacio, Diego, ella está enamorada de ti—juego con un mechón de mi pelo—. Lo siento, pero
tengo que decirte que fuiste un imbécil con ella—lo apuntó con mi dedo—. Tú sabías que ella estaba enamorada de ti
y la usaste para satisfacer tus necesidades, ahora no te hagas la víctima, porque tú le diste esperanza e ilusiones—
digo enojada por toda la situación con Bárbara.
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente, retándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones, ella sabía que la estaba usando...Porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella
sabía que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo molesto. Me acarició la mejilla tiernamente—. Ella sabía que
quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y aun no entiendo... que somos—movió las manos entre
nosotros—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto.
—Lo quiero todo de ti, mi bella. Quiero que seas: mi novia, mi chica, mi mejor amiga, todo eso y más. He caído por ti.
Me rindo, eres mi hermosa rendición.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—Joder, traté de resistirme a ti, En serio que lo intenté a pesar de que solo me quieres como amigo, pero no puedo,
¿cómo podría ser tu amigo? Cuando eres la chica que me desafiabas con tus palabras, actitud y que sacas un lado
cursi en mí. Joder, me fascinas Anastasia. —Tomó mi mano y la guió en donde estaba su corazón—. Ya me tienes, ya
tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi corazón dio brinco de emoción al escuchar las
palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de volver a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro, por ahora no podía estar con él. Yo ya perdí una persona que era importante para mí y no quiero que
nadie nunca más alguien pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 22
Se acercó a mí y cerró los ojos esperando el beso, pero yo le di un beso en la mejilla. No puedo, no puedo ser egoísta
con otras personas y me duele el corazón en estos momentos.
—No puedo, fue un error, Diego—mire hacia la ventanilla—, no puedo ofrecerte amor—lo mire de reojo—. Eres bueno
y tienes lindos sentimientos y solo significa una cosa para mí, que tengo que alejarme de ti.
Me observó perplejo, no entendía porque cambia de opinión tan rápido, pero no puedo ahora que mis demonios se
estaban haciendo presente en mi vida. No quería que nadie se contaminara de ellos, y menos Diego.
Él no merecía que yo le trajera más problemas a su vida...Yo era un jodido problema.
—Me confundes, Anastasia, acabo de decirte que me gustas y mucho. Eres la chica de mi sueño—dice molesto—.
Estábamos bien, hace unos segundos, pero ¿ahora qué te pasa? —pregunta molesto.
Lo miro por un segundo y en sus ojos lideraban un verdadera batalla de mantener la calma o explotar contra mí.
—No quiero una relación, Diego—concluí.
—¿Por qué? —insistió.
—Ya te dije que me está pidiendo amor, cuando yo huyo. Lo siento, pero no quise darte ilusiones, Diego, pensé que
solo estábamos tonteando.
Él se tiró el pelo y me apuntó con un dedo.
—Eres cruel, yo pensaba que era cruel, pero tú me ilusionaste—él miró un momento al frente antes de mírame de
nuevo—. Te abrí mi corazón a la única chica que me ha gustado lo suficiente para pedirle que fuera mi novia. Está es
la razón por la que no me interesaban las chicas de forma seria. Me has roto el corazón, Anastasia—me miró con
verdadero odio, pero se recuperó porque una sonrisa apareció en su rostro—, pero no te preocupes por mí. Fui un
imbécil a cambiar por ti.
Lo miró fijamente, nunca le pedí que cambiara por mí. Sé que estoy haciendo lo correcto, será lo mejor para ambos,
mantener la distancia como siempre tuvo que ser.
Él prendió su todoterreno y retomó el camino.
—No quiero estar más cerca de ti—dice con voz hostil.
Yo asentí, nos quedamos en un silencio incómodo.
—No es nada personal Diego, pero hueles a amor y a buenos sentimientos y no puedo.
—Cállate de una buena vez, Anastasia—Lo mire y me encuentro con el rostro furioso de Diego.
Me quedé callada, no tenía más que hablar. Él estacionó su todoterreno en el subterráneo. Salí rápidamente
dirigiéndome al ascensor y él entró conmigo.
El ascensor llegó a mi planta de mi departamento. Miré de reojo a Diego y estaba apoyado en la pared, escribiendo un
mensaje en su celular. Cuando entro a mi departamento, solté un suspiro.
—Que desastre de persona eres Anastasia—hable conmigo misma. Negué con la cabeza y le escribí un mensaje a los
gemelos para que pasaran a buscar para ir a la pelea.
******
Entre en el auto de los gemelos y los salude con una sonrisa. Saludé a Jonathan que venía por primera vez con los
gemelos.
—¿Qué pasa con tu auto? —Le pregunto a Jonathan.
—Estaba follando conmigo, ¿verdad, amor? —Bromea Dylan.
—Cállate perra—le contestó Jonathan—. No quise conducir—me explica con una pequeña sonrisa y guiñándome el
ojo.
—Que feo que me niegues—dijo ofendido Dylan.
Me reí, son unos imbéciles a lo grande.
—Silencio, los dos son un par de putos, andaban follando como perras en celos—dice Javier, mirándome a través de
un retrovisor. No puedo evitar reírme de nuevo.
—Puto será tú, hermanito—siguió Dylan—. Solo me tienes envidia, porque soy el más guapo.
Puse los ojos en blanco: ¡Dios mío! Necesito tener más amigas mujeres. El viaje siguió con sus bromas tontas para ver
cuál era más puto: <<¡Jesús ayúdame!>> Llegamos al edificio abandonado en donde vi a Alejandra, Cameron, Diego y
Bárbara. Me acerqué a ellos con los gemelos aun peleando.
—Solo está envidioso de nosotros, verdad amor —bromea Dylan, abrazando a Jonathan.
—Perra—dijo Javier.
—Tú serás una perra envidiosa—rebatió Dylan. Alejandra se puso a reír y negó con la cabeza.
Me giro y los miro fijamente, porque me tenía ya cansada de escucharlo, era gracioso, pero a veces se pasan.
—Ustedes tres son putos—bromeo—. Cállense, por favor. Me duele la cabeza tanto escuchar la palabra puta o perra.
Negué con la cabeza y entramos por la salida de emergencia. Entró en el cuarto que Luis dijo que era para mí. Tiro mi
bolso al suelo y me senté en la silla. Sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, tenía que estar en alerta, sabía que algo
iba a pasar y lo podía sentir.
—¿Te encuentras bien? —Me dijo Jonathan preocupado.
Lo miró fijamente y asentí. Mire de reojo como los gemelos hablan con Alejandra y Cameron. Diego estaba tonteando
con Barbara, puse los ojos en blanco, al parecer volvía a ser el mismo Diego de siempre.
La puerta se abrió y sabía que era Luis, no levanté la mirada. Jonathan se puso de pie y el cuarto se quedó en
silencio. Levanté la mirada y abrí los ojos como plato y me paré rápidamente.
—Hola amor—dijo Nicolás con una sonrisa. Me quedé quieta, mirándolo fijamente. Estaba vestido todo negro excepto
sus zapatillas que eran blanca y su gorro.
—Eres un hijo de puta—dijo Jonathan antes de abalanzarse sobre Nicolás. Ambos cayeron al suelo y se empezaron a
golpear. Los gemelos tomaron a Jonathan y los separaron rápidamente.
—Aún sigues babeando por mi chica—dijo con su perfecta sonrisa.
Él me sonrió de lado y comenzó a caminar en donde estaba yo. Me quedé paralizada en mi lugar y mi cuerpo comenzó
a temblar porque imágenes de esa noche se vinieron a mi mente y sentí como la rabia crecía dentro de mí. Alejandra
se interpuso con Cameron.
—Hola Alejandra, sigues tan bella—mostró su mejor sonrisa.
—Aléjate de mi amiga o te juro que no respondo—gritó Alejandra. Diego me tomó del brazo y me miró fijamente.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—Déjeme a solas con él.
Él sonrió con arrogancia y se acercó a mí, pero yo me alejé. Jonathan tiró de mi brazo y todos se juntaron conmigo.
—No te dejaré con ese hijo de puta, te volviste loca.
—Sé lo que hago, salgan ahora todos—digo enojada. Diego pasó por mi lado con Barbara —. Sé cuidarme, Alejandra,
vete de aquí, ahora—ella negó con la cabeza—. Vete, por favor.
—Estaremos afuera—dijo Jonathan llevándose a Alejandra y Cameron. La puerta se cerró y miró a Nicolás, quien
jugaba con su celular.
—¿Qué mierda quieres?
Él se levantó de la silla y caminó a donde estaba. Me evaluó detenidamente de arriba y abajo, un escalofrío recorrió mi
cuerpo. Sentía asco, quería vomitar en estos momentos.
—Eres tan hermosa, joder—Se acercó rápidamente a mí y tomó un mechón de mi pelo. Me aleje de él con asco.
—No me toques o te juro que no respondo—digo cabreada—. ¿Qué mierda quieres? —repetí.
—Te quiero a ti — dijo calmado y con su sonrisa perfecta, esa sonrisa que en un tiempo me quitaba el aliento —. El
día que te vi...En Madrid supe que seguías siendo el amor de mi vida.
Apreté mis manos en puños tanto que me dolía, como mierda puede decirme esto, después de todo lo que me hizo a
mí o a mi hermano. Lo fulminé con la mirada, me acerqué a él con odio y él retrocedió.
—Vete de aquí, ahora—grité fuera de mí—. Te amaba, ¡Por Dios te amaba! —Lance un puño a la puerta y solo
escuche como se clisó la madera—, pero me traicionaste de la peor forma para tu beneficio y ahora me dice que aún
me amas, eres un psicópata. Solo me quieres como tu bonito trofeo, ¿verdad? ¿Quieres que volvamos a nuestro juego
enfermizo en donde tú disfrutas con mi dolor? verdad—Grite con rabia.
Tomé con fuerza el picaporte de la puerta y abrí la puerta. Haciendo que Nicolás se cayera para atrás. Me agaché
donde estaba él.
—Acabaré contigo como acabaste con mi vida—digo enojada y tomándolo de la camiseta y parándolo con una fuerza
que no sabía de dónde venía. Lo empujé a la pared—. Si te acercas a mí una vez, no seré tan cordial contigo.
Jonathan me agarró de la cintura y tomó mi mano.
—Suéltame Jonathan, lo voy a matar—grité con fuerza. Los gemelos me miraron e intentaron controlarme
hablándome. Mire a Nicolás quien apunta a su reloj. Solté un gruñido—. Acabaré contigo, pedazo de mierda.
—Volverás a mí Anastasia, eres igual a mí—Nicolás me guiñó el ojo antes de irse—. Suerte, mi hermosa boxeadora,
aunque tú para mí ya eres mi campeona—me miró por última vez antes de irse por el oscuro pasillo.
Cerré los ojos con fuerza y respiré seguidamente, antes amaba que me dijera esa palabra y ahora me daban asco
escucharlas. Nicolás sabía dónde atacar para hacerme daño y logro. Jonathan me llevó de nuevo dentro de la
habitación. Me senté en la silla.
—Cariño, eso tuvo que doler—silbó Dylan y me señaló la puerta—. Tu mano, ¿está bien?
Fruncí el ceño y me miró la mano, mis nudillos estaban sangrando. Jonathan me puso papel higiénico para que me
limpiara.
—¿Qué mierda hacía ese imbécil? —Gritó Alejandra.
—Tú qué crees—me levanté y saqué de mi bolso una banda que la puse alrededor de mis nudillos—. A recordarme
que soy una mierda de persona—susurro.
La puerta se abrió y entró Luis con una sonrisa y frotándose las manos en claro gesto de emoción.
—Cariño, todo está listo. ¿Preparada? —Sonrió Luis.
—¿Segura? —Me preguntó Alejandra.
Caminé hacia donde estaba Luis y asentí. Él me rodeó con su brazo y me guió a donde se encontraba la gente para
verla pelea.
—No hay tiempo que perder—dijo.
Luis se separó de mí y caminó hacia el círculo de personas. Alejandra me abrazó fuertemente. Escuché como Luis
hacía las presentaciones de mi rival, la gente gritó aún más fuerte. Luis empezó a presentarme a mí y la gente gritaba
mi nombre.
—Suerte—me dio un beso Alejandra.
Respire profundamente y puede ver a Nicolás en una esquina con una sonrisa. Negué con la cabeza.
Caminé tranquilamente en donde la gente me abrió paso y se cerraron detrás de mí bloqueando el paso. La chica se
puso frente a mí y se acercó a mí. Yo sonrió arrogantemente y vi como su sonrisa se iba perdiendo. Luis hizo sonar la
sirena. La chica hizo su primera jugada que la esquivó con rapidez, no se rindió e intentó de nuevo que también la
esquive. La miró y sonrió con arrogancia, ya estaba harta de está mierda, lancé mi primer puño contra la nariz y
retrocedió, volví a golpearla rápidamente que hizo que retrocediera varios pasos atrás. Sacudí mi mano, me dolía, pero
el dolor era soportable, lancé otro golpe que golpeó su mejilla directamente. La chica me miró con odio e intentó
pegarme, pero lo esquivé con facilidad, la chica era muy lenta y predecible. Me aburrí, quería acabar luego. Me
acerque a ella y golpee a la chica una y otra vez. Me desquité con la pobre chica, saqué toda mi rabia. La chica cogió
impulso y volvió a por mí, pero ya estaba agotada y no tenía fuerza, ya empezaba a lanzar puñetazos al aire y sin
ninguna dirección.
Me acerqué una vez más y le golpeé la nariz. Mi paciencia se había acabado desde el encuentro con Nicolás. Golpe
una vez más y un ruido sordo indicó que la chica estaba en el suelo. Hubo un momento de silencio y luego la gente
estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
La gente me felicitaba, pero no estaba de humor y salí rápidamente con Luis, quien me entregó mi dinero. No vi a mis
amigos y caminé directo a la sala y me senté en la silla y pasé mi mano por mi pelo. Estaba agotada mental y
físicamente. La puerta se abre y entra Alejandra, camina directamente en donde estoy y me abraza fuerte.
—Quédate conmigo, por favor—digo con la voz rota.
—Siempre.
—Vámonos de aquí—le pedí. Ella asintió, me tomó de la mano. Me despedí de todos y me subí al auto de Cameron.
Alejandra me acariciaba el pelo y apoyé mi cabeza en su hombro.
—Duerme, te protegeré siempre—me susurro.
Mis párpados se relajaron y pronto se hicieron más pesados. Sentí que alguien me sacaba del auto. Abrí los párpados
un poco y vi que era Diego quien me dejaba en la cama y me daba un beso en la frente. Cerré mis ojos de nuevo.
Sentí la voz de Cameron y Diego a lo lejos y después como el colchón se hundía y me abrazaba.
—Te amo amiga—escuché que decía Alejandra.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones. Perdón por la demora pero esta semana estado editando y haciendo un poco de cambios y
también este marte conocí a Shawn Mendes y les juro por dios que es mas guapo en persona y canta aun mas
hermoso en vivo y directo
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 23
Alguien me acariciaba la mejilla y sentía mucho calor. Me desperté y grité del susto, él puso una mano en mi cadera
afirmándome para que no me cayera. Puse mi mano en mi corazón ¡Dios casi me da algo!
—¡Estás loco! —Exclamé, por fin, cuando puedo hablar—. ¿Qué hace aquí? ¿En dónde está Alejandra?
—Se fue. Me pidió que te cuidara—se separó de mí.
—Estoy bien, puedes irte. —Me acosté de nuevo en el colchón y miré mi mano seguía algo morada.
Me pasé la mano por la cara. Qué vida de mierda tengo—hablo conmigo misma. Él se sienta a mi lado y me mira de
arriba y abajo.
—¿No te ibas a alejar de mí?—pregunté con tristeza.
Me observo un segundo antes de que una mueca apareciera en su hermoso rostro. Negó con la cabeza un momento.
—Tengo que alejarme de ti—sus ojos estaban triste—. Me voy.
Lo miré por un segundo antes de que él saliera de la habitación. Me senté en la cama y me refregué el ojo para
intentar despertar. Salí de mi habitación y caminé hacia mi cocina en donde me topé con Diego. Me apoyé en la pared
y me aclaré la garganta para llamar su atención.
—¿Qué haces, Diego? —pregunte con curiosidad.
Diego me pasó una taza que contenía café. La tomé con fuerza donde me comenzó a quemar. Odiaba tener que ser
cruel con la gente, pero era la única forma que tenía para alejarlos de mí y no exponerlos a nada de mi pasado.
—Ahora no me hablas—le digo en voz alta.
Él se detuvo un momento y me miró por encima de su hombre, tenía el ceño fruncido y la mirada estaba apagada,
tenía más ojeras de lo usual.
—No, necesito alejarme de ti—murmura molesto.
—En eso estamos de acuerdo por primera vez—. Apreté mis labios en una fina línea.
Me gire y camine de nuevo a la cocina. Me senté en la silla y miré mi celular, tenía dos mensajes de Jonathan. Sentía
un nudo en mi corazón en estos momentos.
—Solo eso tienes para decirme.— Dice con un tono enojado y di un salto en la silla.
Levanté la mi mirada y tenia su abrazo apoyado en la encimera con sus brazos cruzado.
—Sí—levanté una ceja—. Solo mantengamos las distancias.
—Te das cuenta de que vienes diciendo eso, desde el día que nos conocimos, pero ambos sabemos que no podemos
mantener la distancia, pero esta vez, me alejaré de ti porque espero que recapacites.
Lo miré con los ojos abiertos, no necesitaba recapacitar, solo necesitaba que se alejara de mí, que no me siga
confundiendo o que siga metiéndose en mi vida. Diego caminó a la salida, segundos después sentí como la puerta se
cerró.
—Recapacité mis cojones, Diego.
*******
Toqué la puerta del departamento de Alejandra, esperé unos segundos y la puerta se abrió. Miré a la persona que me
estaba fruncía el ceño.
—Hola, Anastasia y Dylan—dice Diego con un tono alegre, pero sus ojos decían otra cosas me miraba molesto.
Pasé por su lado y el departamento de Alejandra estaba lleno de gente, muchos son compañeros de mis clases, pero
a otro no los conocía.
—Menuda fiesta, corazón—dijo Dylan con una sonrisa. Me acerqué a Alejandra, Cameron, Bárbara, Diego y sus otros
amigos.
—Viniste—dice Alejandra con emoción.
—Vine—digo imitando su voz.
Saludé a todos sus amigos, estuve un rato compartiendo con ellos, Dylan como siempre era rey de la fiesta con sus
encantos y sus chistes.
—Amorcín, acompáñeme a fumar—me sonrió Dylan.
—No puedes ir solo, acaso te vas a perder—levante una ceja.
Dylan juntó sus manos en forma de súplica y antes de contestar ya me estaba arrastrando a fuera de la terraza en
donde solo estábamos los dos afuera. Me senté en el piso y Dylan me imitó.
Mire hacia adentro y Diego me observa fijamente. Dylan sacó un porro de marihuana, lo miré de reojo y negué con la
cabeza.
—Necesito relajarme un poquitín amorcín—me reí —. ¿Qué te ocurre?
—Nada, estoy bien. Solo pienso que soy un desastre de persona—negué con la cabeza.
Él soltó una carcajada antes de darle una calada a su porro. Hice una mueca de asco.
—Como tu amigo de años tengo el derecho de decírtelo, eres un desastre de persona—me dio un empujón.
—Pero, aun así, no puedes vivir sin mí—batí mis pestañas para él.
—Ese chico..., Diego—apuntó a Diego, quien frunció el ceño porque se dio cuenta que mi amigo lo apuntaba con el
dedo. Tome su mano y se la baje.
—¡Dylan! —Exclamé—. Que se dio cuenta, no puedes disimular un poco.
—No—soltó una risa—. Yo necesito brillar y si voy a hablar de alguien más, mínimo que se dé cuenta—bromea.
Lo miré con los ojos abiertos. Es oficial mi amigo, perdió un tornillo y creo que fue el último que tenía en ese pequeño
cerebro.
—Tu ego es increíble—pongo los ojos en blanco y miro al cielo.
—Trato siempre de superarme, sabes que es mi meta de todos los días—lo miré de reojo y me guiño el ojo, no puedo
evitar no reírme de este enfermo—, pero cambiando de tema, algo no tan espectacular como yo... —Estallé en una
carcajada—. ¡Oye tonta!—tiró un mechón de mi pelo—. Déjame hablar, ese chico Diego se le nota que quiere algo
más contigo y sabes que, me pregunto muchas cosas....
—¿Tú piensas? —Preguntó con sarcasmo.
Él me miró y me soltó el humo en la cara.
—Joder, Dylan.
—¿Te gusta, Diego? ¿Quieres algo más con él? Como tu amigo te digo que hacen una bonita, pero entre tú y yo...—
Susurró más despacio. Me rodeó con su brazo y me atrajo más a su pecho—. Tú y yo haríamos una mejor pareja—se
burló.
Lo miré por unos segundos antes de soltar un:
—¡Ja, ja, ja!
—Responde amorcín, no seas tímida—bromea.
Miré a Diego que estaba sentado mirando fijamente.
—Puede—respondí encogiéndome de hombros.
—¡Solo puede! —Exclamó emocionado.
Fruncí el ceño ante su emoción.
—Estás loco, me voy adentro—me levanté, pero él me agarró de la mano y me sentó de nuevo —. ¡Hey imbécil que
me acabo de levantar!
Dylan me sacó la lengua y se paró rápidamente. Entró en la habitación y puso el seguro. Abrí los ojos cuando lo vi
caminar a pasos decididos a Diego.<< Lo voy a matar es un maldito chismoso>>—digo en voz alta, aunque nadie
puede escucharme.
Dylan habla animadamente con Diego, empecé a golpear la ventana para que me dejara entrar, pero nadie me
escucha con la música.
Di un paso atrás al ver que Diego se dirigía hacia donde estaba yo. Él se agachó un momento donde estaba Alejandra
y comenzaron a hablar. Él se levantó y cerró las cortinas del ventanal.
<<¡Oh grandioso, mi culo se está congelando aquí!>>—Dije en voz alta. Me senté en el suelo, en algún momento
Dylan tiene que volver... Yo misma lo voy a matar. En ese momento la ventana se abrió. Me levanté y caminé deprisa,
pero me topé con Diego.
—Está cerrado—dijo con voz gruesa. Levanté la mirada y fruncí el ceño.
—Quiero irme.
—No podrás escapar de mí. Estamos tú y yo—susurra roncamente para que nadie más pueda escuchar y me toma de
la cintura—. Hablemos, Anastasia.
—Diego..., tengo frío y quiero irme. Además, creo que tú y yo no tenemos nada que hablar, te recuerdo que te ibas a
alejar de mí—le recordé.
Me miró por un segundo antes de abrazarme fuertemente e ignoró mis palabras. Me quedé quieta.
—¿Qué estás...haciendo? —Digo con la voz entrecortada.
—Te abrazo, no quiero que te enfermes, pero necesitamos hablar—dice con un tono sugerente, hipnótico y se separa
un poco de mí—. Primero que nada, ya te lo he dicho como mil veces que, aunque intentemos mantener la distancia
no funciona, nosotros no podemos controlar eso. Míranos, Anastasia, volvimos a estar juntos en una fiesta de
Alejandra.
Me quedé callada mirándolo.
—Y, en segundo lugar, iba a mantener mi promesa de alejarme de ti, pero tu amigo llegó hablando de cosas de que
sientes algo por mí... Así que te preguntaré algo, Anastasia y quiero que seas sincera.
Achique mis ojos y lo mire atentamente. Él se mordió en su labio inferior.
—¿Te gusto, Anastasia?
Puse mis manos en los brazos de Diego. Miré un momento por la ventana, pero las cortinas me tapaban.
—Lo voy a matar. Ese imbécil, me traicionó—solté molesta.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara de nuevo.
—¿Te gusto? —repitió con voz ronca que casi me hace soltar un pequeños gemido.
Se inclinó más hacia mí y lo miró fijamente. Solté un suspiro, vale, me gusta. Diego me tenía cautiva y no quería
negarme a volver a sentir amor por alguien, merecía abrirme de nuevo al amor, pero tengo terror que mis demonios
alcancen a Diego y lo lastimen, pero tampoco quería luchar con lo que sentía por él, ya no más estaba actuando como
una estúpida con alguien que no lo merecía.
Me mordí el labio inferior y lo miré fijamente, era perfecto, no podía seguir luchando, ya no podía aparentar más lo que
sentía por él, pero también iba a proteger a Diego de mis demonios, no dejaré que nadie lo toque jamás, lucharía aún
más por él, para que jamás se entere de mi pasado, y que ahora seamos solo nosotros dos.
—Puede—murmure.
—Puede— dice con esa jovial sonrisa que utiliza siempre que necesita ser arrebatadoramente encantador y salirse
con la suya.
—No quiero tener sentimientos, Diego—. Él soltó una risa antes de pasar un dedo por mis labios.
—Yo tampoco quiero tener sentimientos, Anastasia y menos por ti. Porque eres la chica que me va a romper el
corazón. Mi mente me dice que me aleje de ti lo antes posible, pero estos estúpidos sentimientos me dicen:<<no te
alejes de ella.>> —dice con voz ronca, y a continuación me levanta rudamente hacia arriba de modo que mis piernas
se enrollan alrededor de su cintura y me apoya contra la muralla.
—Podemos intentar entonces no tener sentimientos, Diego—digo con una sonrisa traviesa y recorro su labio con mis
dedos.
—Me parece una estupenda idea. Tú no quieres sentimiento y yo tampoco— murmura inclinándose sobre mí y
quedándose dolorosamente cerca de mi boca sin llegar a rozarla—. Te odio.
—El sentimiento es mutuo—digo con una sonrisa contra sus labios.
Ahhhhh!!!! Perdón por ser tan mala y dejarlo de nuevo con intriga, pero les tengo mucha sorpresa en esta
historia y solo quiero decir que ya esta muy avanzada y que estoy muy emocionada y espero también que no
me maten.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 24
Él tomó mi cara entre sus manos y me besó con una brusquedad deliciosa que le agregaba mucho fuego. Agarro con
fuerza los brazos de Diego, respondiendo el beso con la misma furia de deseo que sentíamos. Él bajó sus manos
hasta mi cadera. Su lengua invadió mi boca que me hizo soltar un gemido. Chupó mi labio inferior antes de morderlo.
Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo hacia a mí donde lo besé con rabia por todo lo que este
chico me hacía sentir, no quería tener sentimientos por este chico. No quería volver a caer por alguien, pero aun así
estaba cayendo y volviendo a sentir.
—Anastasia—, susurra con voz aterciopelada, recorriendo mi mejilla con sus labios carnosos, desatando fuego en las
zonas más sensibles.
Volvió a atacar besándome, nuestras lenguas danzaron juntas en un baile de odio, pasión y deseo. Se separo de mí
solo para darme pequeños besos en mi cuello.
—Mi bella—me susurró con una voz ronca y sexy, que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera—. Salgamos de aquí.
Yo asentí y entrelazó nuestras manos, antes de tocar tres veces el ventanal en donde Alejandra asomó su cabeza y
solté la mano de Diego.
—¿Todo bien? —preguntó con un tono de diversión.
Miré hacia otra parte porque tal vez ella nos vio. Diego puso una mano en mi cintura y asintió con su cabeza, su
expresión era indescifrable.
—Si todo bien, mi querida Ale, como siempre ha sido honor venir a tu departamento, pero nosotros nos vamos, le daré
un aventón a bella, ¿verdad? —Mire Alejandra que tenía una sonrisa.
Él me pellizcó en la cadera que me hizo dar un brinco.
—Si, yo...Tengo frío y estoy cansada—me acerqué a Alejandra y le di un beso en la mejilla—. Nos vemos, mañana
guapa.
—Tienes que contarme todo—ella me dio un abrazo antes de dejarme entrar, me despedí de todos y me dirijo con
pasos decidido a Dylan, quien está coqueteando con una chica.
Le di un golpe en el hombro que hizo que se volviera lentamente hacia mí. Él me sonrió ampliamente y metió sus
manos en los bolsillos de su pantalón.
—Adiós imbécil—me acerqué a él—. Me las vas a pagar—lo amanece en un susurro para que solo él me escuchara,
pero solo hizo que Dylan soltara una risa.
—Ya me agradecerás esta noche—él se acercó a mí—. Espero que tenga una noche movidita—Él levantó las cejas de
arriba y abajo.
—Imbécil.
Diego puso una mano en mi cintura y se despidió de Dylan. Lo miré, tenía una sonrisa picarona y volvió a subir a bajar
sus cejas. Le pare mi dedo del medio, es un chismo.
Entramos en ascensor, él jugaba con mis dedos, lo miré de reojo. Solté un suspiro al míralo, es perfecto el imbécil. Él
soltó una risa y tiró de mi mano dejándome en frente de él.
—Me gustas mucho—antes de que pueda responder, noto como Diego tira de la manga de mi chaqueta, obligándome
a caminar ridículamente rápido hacia el hasta que choco contra su pecho.
Me quedo quieta y él me hace girar donde mi espalda toca su pecho, Diego desliza una mano debajo de mi camiseta,
acaricia mi vientre plano y va subiendo hasta llegar muy cerca de mi pechos. Aguanto la respiración
—Me vuelves loco, Anastasia, jamás había sentido esto, se que suena cliché, pero es verdad—murmura con voz
ronca y dándome un pequeño beso en cuello que hace que mi cuerpo arda por dentro.
El ascensor abrió las puertas y caminamos rápidamente a su todoterreno, ambos teníamos mucho deseo por dentro.
*******
Entramos al departamento de Diego, quien me acorraló contra la pared. Él pasó sus dedos por mi cuello haciendo que
mi respiración se enloqueciera.
—¿Nerviosa? —Preguntó en tono burlón y con una sonrisa presuntuosa.
Negué con la cabeza. Él sonrió y empezó a repartir pequeños besos en mi cuello que me hicieron cerrar los ojos con
fuerza y soltar suspiros entrecortados Con la punta de su nariz traza un recorrido desde el mi cuello hasta mi cabello e
inspira profundamente, produciéndome un sensual estremecimiento. Me miró un segundo como si no pudiera creer
que estuviera con él.
Pegó su boca a la mía y su lengua se introdujo con fuerza. Puse mis manos en su pecho y toqué su firme torso. Se
apegó más a mí y se frotó contra mí, podía sentirlo duro contra mí. Puso sus manos en mis muslos y me levantó, mis
piernas rodearon su cadera.
Él caminó conmigo hasta que se sentó en un sofá. Me separé de él lentamente intentando controlar mi respiración.
Mire sus labios estaban hinchados, pase mi dedo por sus labios.
—Eres preciosa—me acercó más a él—. ¿Eres real? ¿Estás aquí o solo estoy soñando con una erección? —Pregunto
con su jovial sonrisa descarada.
—Diego—, me reí.—. ¿Acaso has tenido fantasías sexuales conmigo?
Él puso sus manos en mi cintura e hizo que me moviera hacia adelante y atrás creando fricción perfecta entre nuestros
cuerpos. Solté un gemido.
—Anastasia—, me dio un beso fugaz—. Tú eres mi jodida fantasía. Te deseo en todas las posturas que mi pervertida
mente ha podido imaginarte—soltó sin descaro.
—Pervertido—digo antes de besarlo—, pero...Tengo algo que confesarte.
Se detuvo y me miró fijamente, me acerqué más a él. Mi sonrojo se agrandó por como él me estaba mirando.
—Dime Anastasia: ¿Por qué te has sonrojado tanto? —Pregunto integrado.
Lo mire fijamente y juegue con mechones negros que caían en su frente. Solté un suspiro. Porque era hermoso.
—Soy virgen—murmuré en voz baja.
Lo miré fijamente, esperando que estallara en una risa o que dijera algo estúpido, pero solo se quedó callado por unos
minutos.
—Virgen, ¿eh? —Sonrió ampliamente—. No lo hubiera pensado, ya sabes por qué hace un momento te frotabas
contra mí y sin piedad, cariño—dice burlón.
—Tampoco soy una santa, Diego—lo miré por un momento y mi mano subía y bajaba por su pecho—. Solo llegué a ya
sabes a masturbaciones...y un poco más con mis otras parejas, pero nunca lo he hecho.
Soltó un gruñido y echó su cabeza hacia atrás por unos segundos antes de mirarme fijamente.
—¡Dios mío! —Exclamó excitado.
—No estoy lista aún—digo con seriedad. Porque si no me había entregado a Nicolás que lo ame con todo mi corazón,
no me sentía muy segura en hacerlo con él.
—Te esperaré todo el tiempo, no soy tan pervertido, Anastasia — bromea con una sonrisa coqueta —. ¿Duermes
conmigo? —Dijo jugando con mechones de mi pelo.
—¿Solo dormir? —pregunte. Él asintió, me acerqué a su oído —. ¿O podemos divertimos un rato? —propongo, tirando
de su lóbulo que hizo que soltara un gemido.
—Jodidamente quiero hacer muchas cosas sucias contigo.
Me acerqué a él y estampé mis labios contra los suyos y moviendo de nuevo mis caderas creando las fricciones
perfectas en nuestro cuerpo con cada roce. Me mordió el labio y soltó unas palabras incoherentes.
—Joder—Soltó Diego, mirando fijamente, sus dedos se clavaron en mi cadera, me mordí mi labio—. ¡Dios, Anastasia!
—dijo excitado.
Me levanto con facilidad y empezó a caminar a su habitación. Mis manos se fueron a suave pelo en donde las hebras
de su cabello se me escapaban dentro de mis dedos.
—¿Te gusta mi pelo? —Pregunto con diversión, mientras me dio un beso fugaz.
—Es suave—digo, pasando aún mi mano por su pelo.
Entró en la habitación y prendió la luz. Me acostó con cuidado y se puso arriba mío, me miró con lujuria de arriba y
abajo. Me levanté y lo atraje a mí.
—No pienses tanto, Diego.
—No pienso, solo te observo que, por fin, estás en mi cama—dijo con voz entrecortada—. Joder, te deseo tanto y
estoy tratando de no comportarme como un animal contigo, Anastasia.
Me reí de Diego, me acerqué a él.
—Eres lindo, no tengas miedo Diego. Santa no soy—le guiñe el ojo. Me saqué la chaqueta y después la polera todo
bajo la atenta mirada de él.
Él tragó saliva, mi mano tomó el dobladillo de la polera y se la saqué lentamente con su ayuda. Sonrió y me dio un
pequeño empujón para que me acostara. Él abrió mis piernas y se puso en medio de ella.
—Perfecta—susurro—. Serás mi jodida perdición Anastasia, ya caí por ti—dijo antes de besarme profundamente. Sus
manos acariciaron mis pechos por encima del sujetador y no pude evitar que mi respiración se hiciera un desastre
soltando un gemido.
Se separó de mí y fue repartiendo besos por todo mi cuerpo, sus manos exploraban mi cintura. Él desabrochó mi
sujetador y lo sacó con cuidado. Miré a Diego, estaba hipnotizado mirando mis pechos: "hombres".
—Tienes unos pechos perfectos—dijo con una sonrisa traviesa y guiñándome un ojo.
Se puso a hacer cosas especulares en mi cuerpo, amasando mi pecho izquierdo y besando mi pecho derecho.
Empecé a decir cosas incoherentes. Solté varios gemidos que no podía controlar, este chico no solo sacaba lo peor y
lo mejor de mí, le hacía cosas increíbles a mi cuerpo.
Volvió hacia mí y me besó con amor, fue lento y cuidadoso. Su mano siguió bajando hasta llegar al inicio de mi
pantalón y con habilidad increíble desabrochó el botón y su mano se coló dentro de mi sexo y tocó el punto exacto que
hizo que soltara un fuerte gemido.
Él introdujo un dedo dentro de mi sexo y me mordí en el labio inferior con fuerza, sabía cómo enloquecer a una chica.
—Die...go—, digo con voz entrecortada.
—Eres bellísima— metió otro dedo con cuidado y moviéndolo en círculo —. ¿Te hago daño? —Pregunto mirándome.
—Está perfecto..., Diego—digo mordiéndome el labio. Él chupó mi pezón y aceleró sus movimientos. ¡Dios mío! Mi
espalda se arqueó y todo mi cuerpo se tensó soltando un fuerte gemido.
Cerré los ojos e intenté calmar mi respiración una y otra vez. Abrí los ojos y vi a Diego mirándome con deseo.
—Tu turno guapo—Lo empujé hacia atrás y me senté encima de él. Miré fijamente por el chico que sin querer estaba
desarrollando sentimientos fuertes.
—Soy tuyo, Anastasia—él me acarició la mejilla.
Pasé mis manos por su torso duro y bien marcado. Me mordí en el labio inferior. Mi mano llegó al inicio de su pantalón
y lo desabroche. Miré a Diego quien me ayudó a bajar su pantalón y bóxer.
—Es grande—digo con una sonrisa.
Soltó una risa y me guiñó el ojo. Basta de juegos—susurré, mi mano rodeó su pene y empecé a subir y a bajar primero
lento con cuidado. Él gruñó y puso los ojos en blanco.
—¡Eres una diosa! —Me detuve a mirarlo. Él abrió los ojos, se acercó a mí y me besó con fuerza, mi mano volvió a
retomar su movimiento un poco más rápido —. No..., pares.
Me separé de él y le di pequeños besos en su cuello y pequeñas gotas de sudor que recorría por su torso y cuello, mi
mano aceleró. Soltó un gruñido y se corrió en mi mano. Me levanté y me fui a limpiar al baño.
Cuando volvió él ya estaba cambiado y traía otro bóxer. Diego se acercó a mí y puso sus manos en mi hombros
empujando hacia atrás, di varios pasos hasta que tope con el colchón. Lo mire y tenía una mirada de deseo.
—Acuéstate, aún no hemos acabado.
Me acosté en la cama y él se volvió a subir encima de mí y me beso con lujuria, nuestras lenguas se enredaron y
estaba ebria del sabor de Diego en mi paladar, enredo mis dedos entre su pelo y lo acercó aún más contra mi cuerpo.
Siento como pellizca uno de mis pechos hasta dejarlo erguido y necesitado. .
—Anastasia, tengo que probarte —dice con voz gutural haciendo descender su caricia hasta la abertura de mis
pantalones.
—Dios...
Estoy temblorosa y excitada. De pronto, sus dientes se aferran a mi clavícula y gimo de placer.
—¡Oh, joder! ¡Mierda, Diego!
—¿Acabas de decir «joder y mierda»? —me suelta divertido con mi reacción, marcando con su aliento la piel que ya
ha dejado enrojecida.
—Es culpa tuya y de tus habilidades sexuales —le acusó, ruborizada ante su gran alarde de arrogancia.
Como toda respuesta, agarra mi sexo a través de la delga tela de mis bragas y empuja sus dedos hacia el interior,
provocándome.
Suelto un extraño resoplido y parpadeo varias veces porque estoy demasiado excitada. <<¡Me va a matar de placer,
joder!>> Aprieto los muslos con fuerza, incapaz de pronunciar ninguna palabra coherente, mientras clavo las uñas en
los brazos de Diego.
—Dime que sí —me tienta, repitiendo el movimiento y absorbiendo mi grito en su boca.
—¡Mierda, si! —Exclamó gritando.
Diego pone una expresión seria de repente.
—No vamos a llegar más lejos de donde tú quieras, Anastasia, lo digo en serio voy a esperar que tu estés preparada y
estés segura de que quiere hacerlo realmente conmigo.
Asiento con mi cabeza y Diego vuelve a besarme apasionadamente. Al poco, su boca desciende hasta mi mandíbula
besándome de forma deliciosa, y luego va bajando poco a poco hasta alcanzar con delicadeza la cima de mis pechos.
Él vuelve a lamer y estira uno de mis pechos a la vez que masajea el otro, repartiendo un cosquilleo que me hace
ronronear. Pero no se detiene ahí; sus caricias avanzan tocando toda mi piel y luego, inesperadamente, hunde dos
dedos bajo mis sexo, estimulando el punto exacto que me hace enloquecer y gritar su nombre de nuevo.
Todo el cuerpo me vuelve arde; nunca me había sentido así. Exhaló un gemido de intenso placer. De pronto, Diego
detiene sus caricias y vuelve a besarme en los labios.
Su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cadera, noto como se aparta lentamente y toma posición entre mis
piernas levantándome un tobillo hasta la altura de su rostro. Sus dientes lo rozan incitándome y al vez produciéndome
una descarga eléctrica en todo mi cuerpo.
—Quédate quieta, bella—me advierte con deseo.
Apenas logro entender lo que me dice estoy perdida en el placer, pero sí lo suficiente para agarrarme al cubrecama..
Noto como va subiendo suavemente arrasando con la sensibilidad que me queda, marcando primero la cara interna de
uno de mis muslos y luego el otro dándole pequeños besos que hace que mi respiración se corte por el deseo.
De repente, vuelve a pararse, me saca la lengua, burlón, y se sitúa de modo que su cabeza acaba frente a mi ombligo.
Me guiña el ojo de forma juguetón hunde la boca entre los labios de mi sexo, mientras yo rodeo su espalda con mis
piernas.
—¡Jesús! —exclamó perdida en placer.
Una oleada de intenso placer sacude mi cuerpo cuando la punta de su lengua toca mi clítoris. Las sensaciones son
incluso más intensas que la tuvimos hace diez minutos atrás y Diego comienza a pasar lengua por mi sexo
haciéndome delirar una y otra vez, mierda tiene experiencia... No duraré mucho debido a mi otro orgasmo.
Empujo la nuca de Diego, atrayéndola hacia mí sexo, y él me complace haciéndome vibrar con cada toque. <<Me
muero, muero>> me digo, conteniendo el aire y cerrando los ojos.
Exhalo un tremendo suspiro mientras alcanzó otro orgasmo en menos de diez minutos. Ahora mismo, mi cuerpo es
una gelatina y no puedo hacer nada más que suspira.
Una sonrisa aparece en mi cara.
—¿Anastasia? —me llama suavemente Diego.
—¿Uhm...?
Oigo una carcajada, es un imbécil le gusta presumir sus habilidades de sexo oral.
—Estás preciosa —dice poniéndose a mi altura y depositando un nuevo beso cálido y tierno sobre mi boca que me
tranquiliza de inmediato—. A dormir, mi Anastasia.
Me abrazó con fuerza y solté un suspiro que hizo que él soltara una risa ronca. Nos miramos fijamente y pasó un dedo
por mi labio inferior.
—Pensé que me odiabas—dijo en un susurro.
—Aún te odio—bromeo—, pero también me gustas—él soltó una risa ronca y varios mechones de rebelde pelo
cayeron en la frente—. Tengo un amor y odio, que no sé si va ganando el amor o el odio ¿Por qué lado debería irme?
—Achicó los ojos y lo miró con una sonrisa.
Él me da un beso suave.
—Yo opino que... —Se pasa una mano por la barbilla—. Que tú deberías amarme locamente. Soy una persona muy
ardiente y sexy para que tú no me ames—me guiña el ojo de forma juguetón.
Solté una risa y acaricié su mejilla.
—Yo creo que me voy por el odio—me di la vuelta dramáticamente y me tapé hasta arriba con el cubrecamas—.
Gracias por los orgasmos, guapo, pero no creo que se repita.
Me abrazó por atrás y comenzó a besarme el cuello dejando un pequeño rastro debesos y haciendo que mi cuerpo se
estremeciera por completo.
—Solo me quieres para tu placer.
Lo mire de reojo y levante las manos.
—Me has pillado—digo con una sonrisa de boba. Él soltó una carcajada.
—Te pones tontita conmigo, ¿eh? —Me mordió el lóbulo de la oreja y solté un pequeño gemido—. Adoro ese sonido y
quiero escucharlo más seguido—declaró con voz ronca.
—Mira quien lo dice—bufe.
—Yo no me pongo tontito como tú—puso su dedo en mi nariz—. Al contrario, me pongo más ardiente, sexy y más
guapo—dice con orgullo.
Lleve mi mano al pecho y lo empuje.
—¡Dios mío! Déjame respirar que tu ego se está robando todo el aire—bromeo.
Él sonrió y volvió a abrazarme.
—Tenías razón.
—¿Eh? —Pregunté distraída porque estaba mirando sus labios.
—Eres divertida y tontita—me miró fijamente y me besó con amor, en este beso se tomó su tiempo y fue cariñoso,
acariciándome la mejilla, mis manos recorrieron su torso marcado.
Ahhhh ¡Que emoción! Por fin tiene el beso que tanto quería y algo más :0
Esta lindo Diego ¿Quien le gustaría tener un novio como a Diego?
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 25
Alguien repartía besos por toda mi cara. Me removí un poco y pestañeé varias veces para despertar. Fruncí el ceño al
ver que estaba en una cama desconocida. Una caricia en mi estómago me hizo girar mi cabeza y vi a Diego con una
sonrisa. Solté un suspiro y se veía guapo recién despertado. Me levanté rápidamente al baño, hice mis necesidades y
me lavé los dientes. Corrí hacia la cama y me tiré.
Solté una risa como una tonta. Me miró sorprendido al verme tan feliz. Normal, tú siempre estás a la defensiva con la
gente—me dije a mí misma.
Él se acercó a mí y me dio un largo beso, mis manos se pusieron juguetonas con su pelo, bajé mi otra mano por su
torso duro. Me levantó con facilidad e hizo que quedara arriba de él. Tomé su cara entre mis manos, chupé su labio
inferior y luego lo mordí con fuerza, mi lengua se adentró en su boca. Se apoyó con sus codos para mantener la
posición.
—Buenos días, mi bella—susurró contra mis labios.
Me separé de él y me quedé mirando fijamente sus ojos, estaban dilatados por mí. Acaricie su mejilla.
—Buenos días, guapo—sonreí.
Me acosté en la cama de nuevo porque la cama estaba calentita y no me quería levantar. Él me atrajo a su pecho.
—¿Quieres que te cuente un secreto? —Levanté mi cabeza y sonreí de lado.
—Tengo que interesarme, ¿verdad? — Me miró con una enorme sonrisa recordando esa noche que estuvimos juntos
en la discoteca bailando hasta las tres de la mañana.
—Te ves jodidamente preciosa en mi cama. Durmiendo conmigo, eres un sueño hecho realidad—confiesa en susurro
ronco, mientras una sonrisa perversamente contagiosa aparece en su bello rostro.
—¿Cuánto tiempo me has deseado? —pregunte divertida.
—Desde el primer día que te vi—él se ríe y su mano comienza a subir mi polera—. Desde ese día te empecé a desear,
pensaba que solo eras una chica más, que tenía que usar mi encanto hacia a ti y que luego me ibas a arrogar que te
follara una y otra vez—él frunce el ceño y pone un mechón detrás de mí—. Me equivoqué, porque mírame caí por ti. Y
no me arrepiento ni por un segundo, Anastasia, eres fantástica, divertida, inteligente y bella. Ya te lo he dicho mucho,
pero eres la chica de mi sueño y no te podía dejar escapar.
Yo asentí continuamente lo que hizo que Diego riera.
—Interesante, quisiera decir lo mismo Diego, pero al principio me dabas algo de miedo por lo insistente que eras, pero
admito que soy una persona terca y me costó admitir a mí misma que me gustabas, imagínate contigo—le confieso
con sinceridad—, pero me gustas, Diego y mucho.
Él soltó un suspiro, empecé a jugar con mis dedos porque quería intentar al menos ser un poco sincera con él sobre mi
pasado.
—Diego, yo amé... profundamente alguien—Él frunció el ceño y yo me senté en la cama cruzando las piernas—. Lo
amé tanto que me cegó. Él me traicionó de una forma horrible, me destruyó en un segundo..., es por esa razón que me
aterra el amor.
Él tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo y me abrazó fuertemente, escondí mi cabeza en su cuello. Sus
manos acariciaban mi espalda trasmitiéndome seguridad.
—Y ahora él disfruta con mi dolor... —susurre con la voz rota.
Me separó lentamente y pestañeó varias veces para no llorar. Cada vez que hablaba sobre mi ex novio se me hacía
un nudo en la garganta, no porque aún siguiera enamorada de él al contrario lo odio y a la vez tengo mucho miedo de
él.
—Yo antes era feliz, Diego, No siempre estuve a la defensiva con todo el mundo—miró a la pared—. Antes amaba mi
vida, pero ahora, yo solo sigo adelante—dije con una triste sonrisa.
Él limpió una lágrima solitaria con su pulgar y me miró con mucha intensidad, se mordió el labio inferior varias veces
antes de hablar.
—Mi familia murió—susurró con voz rota. Tenía los ojos cerrados y su pecho subía y bajaba rápidamente—. Fui el
único que sobrevivió, murieron a las tres de la mañana.
Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, no sabía que decir, me dolía escuchar que toda su familia había muerto, eso
explica porque él jamás habla de ella y porque jamás la he visto, pero por cuánto tiempo ha estado solo. De seguro
que tiene más familia ¿no?
—Estamos rotos, Anastasia—dijo en voz muy baja que apenas lo escuché. Lo abrazo más fuerte y él me dio un beso
en el cuello—. Pero contigo me siento completo—dice pronunciado con gravedad estas palabras.
Tragué duro con su declaración, no quería asustarme con sus palabras y no debía hacerlo, quería volver a sentir ¿o
no? No sé, ni yo misma me entendía, tenía un lío en mi cabeza en estos momentos.
—Sin sentimientos, Diego—le susurré besando su cuello.
—Sin sentimientos Anastasia—repitió con tono sexy que casi me hace desmayar. Él estampó sus labios contra los
míos, él giró mi espalda tocando el colchón y quedó entre medio de mis piernas, él acarició mis muslos. —¿Me
romperás el corazón Anastasia?
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Soy un desastre de persona Diego, no me hagas esa pregunta—desvié la mirada, pero él me tomó la barbilla.
—¿Me romperás el corazón?
—No quiero hacerlo Diego—me acarició la mejilla con la nariz—. ¿Me destruirás?
Él repartió besos en toda mi cara.
—Todo lo contrario, Anastasia , quiero cuidarte—me susurro contra mi boca.
—Eres tierno—me burlé de él. Puso los ojos en blanco, antes de estampar sus labios contra los míos, presionó su
erección contra mí, lo que me hizo que soltara un gemido.
—No soy tierno, bella. En estos momentos quiero ser puto salvaje con tu cuerpo—dijo con voz sexy, que hizo que
mordiera el labio con fuerza porque sus palabras surtían un efecto en mi cuerpo.
—Mmm...Me parece que si lo eres—rebatí con una sonrisa burlona.
Me mostró su perfecta sonrisa, no me puede contener y mis manos tomaron su cara y le di un beso en donde nuestras
lenguas se juntaron y se enredaron, puso una mano en mi cadera y presionó con fuerza sus dedos. Sus besos
cambiaron de rumbo y comenzaron a besar mi mejilla para ir bajando hacia mi cuello, haciéndome soltar varios
suspiros entrecortados.
Apoyó su frente contra la mía y no podía ver nada más que no fuera sus hermosos ojos café en donde no me había
fijado, pero los tenía más claro.
—Mmm...No sé si tengo que preocuparme por cómo me estás mirando en estos momentos, Anastasia—comenta con
tono burlón y esa sonrisa traviesa en sus labios que cada vez que la miro me incita a tener pensamientos impuros.
—¿Cómo se supone que te estoy mirando?
—Como si me quisieras comer a besos, pero también como si quisieras pegarme un puñetazo—sonreí inocentemente
y batí mis pestañas coquetamente.
Me llevé una mano a mi pecho y puse cara de indigna lo que hizo que él soltara una pequeña carcajada.
—¡Yo no podría pegarte! —Exclamó dramáticamente.
—Mmm...Ya lo has hecho, cariño—empezó a besar mi cuello lentamente—. Prefiero que me comas a beso, si no te
molesta claramente—dice arrogante y sin perder el gesto de división que asoma en un extremo de su boca.
Me lleve una mano a mi barbilla y me quede callada unos segundos. Él levantó una ceja y yo seguía callada haciendo
más dramático el momento.
—Creo que me voy... por la de pegarte un puñetazo. ¿Te parece guapo?—bromeé.
Me observo un segundo antes de soltar una carcajada, no puede evitarlo y me uní a él, varios mechones de su pelo
cayeron en mi frente haciéndome cosquillas.
—Siempre me llevarás la contraria, ¿verdad?—sonreí burlonamente y asentí—. O sea que si te digo que eres
hermosa. Tú me dices que eres...
—Que soy bellísima y que soy la chica de tus sueños—sonrió inocentemente hacia él.
Sonrió de lado en donde se le marcaron sus hoyuelos. Él muy imbécil tenía esa sonrisa encantadora que hacía
suspirar a las chicas.
—Me das un beso.
—Nah... Aún no me siento del todo convencida de tus habilidades de besar, guapo. Creo que tienes que esforzarte
más—murmuro y tiro un mechón de su pelo—.Tienes que persuadirme un poco más, amorcín.
Inclinó su cabeza de lado y se quedó callado unos segundos, pasó su mano por debajo de mi espalda y me acarició la
mejilla tiernamente. Nos miramos fijamente y sonreí burlonamente hacia él.
Sonrió antes de besarme. Primero mordisqueo mi labio inferior, lo delineo con su lengua para luego chuparlo antes
que comience a besarlo. Me quedo quieta por un momento, pero el beso no tarda en ponerse más caliente, mis manos
van a su pelo, el beso pasa a ser un beso lento y profundo a más caliente.
Su lengua acaricia la mía, siento sus manos en mi trasero y me toma con una fuerza increíble en donde ahora estoy
sentada en su regazo, me muerde con fuerza mi labio inferior y suelto un gemido que es callado por su beso. Nos
separamos solo cuando necesitamos urgentemente aire.
—Fue lo suficiente persuasivo para ti, bella—respondió burlón.
—Mmm..., no lo sé—digo pensativa.
Él me tocó el trasero y solté un gemido.
—Mientes muy mal—se apoya en la cabecera de la cama y lleva sus manos detrás de su cabeza en una posición muy
casual.
—Te había dicho antes que tienes una sonrisa irresistible para mí—me observó—. Me fascina ver tu sonrisa, es algo
fascinante de ver para mí y me da tranquilidad.
Pestañeé varias veces, es en serio, aun no me creo que antes nunca tuviera una novia, si sabe decir las palabras
correctas para ser un buen novio. No entiendo porque él finge con todo el mundo algo que no es realmente.
—¿Seguro que eres Diego? —pregunto asombrada.
Él puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se dibujó en sus labios.
—Este soy yo. El verdadero Diego—soltó un suspiro—. Contigo jamás he fingido quien soy.
—Diego... —, susurré antes de que él volviera a besarme.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días de año?
Feliz año nuevo hermosa personitas espero que el año que venga sea mucho mejor y que cumpla muchas de
sus metas para el próximo año y nada quiero decirle que tengo muchas sorpresas en la historia y poco a poco
van a ir conociendo mas a Anastasia y Diego...solo puedo adelantar que van a amar mas a Diego.
Nos vemos en el Próximo año:
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 26
Nota de la autora: Atención a mis personitas hermosas: hoy día van a conocer un poco de la historia entre Simón y
Anastasia. Solo quiero decir de que ahora en adelante Simón será uno de los personajes que más van a aparecer. Y
poco a poco van ir conociendo el horrible pasado de Anastasia.
Caminé lentamente en donde se encontraba Diego cocinado, lo abracé por la cintura y apoyé mi cabeza en su
espalda. Él tomó mis manos y se giró para quedar frente a mí.
—Tus manos andan muy traviesas, Anastasia—se burla maliciosamente, ladeando la cabeza.
Solté un bufido, lo que hizo que él se riera de mí, al parecer le gustaba burlarse de mí, así como a mí de él. Me
gustaba esa actitud, pero él no tiene porqué saber eso.
—Tengo que irme Diego, después de almorzar
—En serio, te voy a extrañar—dice haciendo un puchero y sacando bien su labio inferior—. ¿Vendrás está noche?
Yo asentí con mi cabeza.
—Llegaré como la una de la noche—digo encogiéndome de hombros. No creo que pueda desocuparme antes tenía
que hacerlo bien y no necesitaba estar nerviosa.
—¿Por qué tan tarde? —Preguntó con curiosidad.
—Tengo cosas que hacer, nada importante con los gemelos—mentí un poquito.
—Vale—dijo poco desconfiando. Me puse de puntilla para estar más a su altura y robarle un beso.
—Mmm...Huele delicioso. —Digo para tratar de cambiar de tema. Ya que no quería que él sospechara algo y de todas
formas Diego era mi presente, no merecía verse involucrado con mi pasado.
—Te dejaré aún más loquita por mí, cuando pruebes mi comida—contesta presuntuoso. Pestañee varias veces para
volver a ponerle atención. Él revolvió las verduras salteadas y echó un poco más de orégano.
El almuerzo estaba muy rico, zapallo italiano relleno de verduras, me devoré el plato en minutos. ¡Dios mío! Diego
tiene un talento increíble para la cocina. Ayude a levantar la mesa y lavar los platos entre bromas con él.
—Adiós guapo. Te veo en un rato más.
Me tomó de la cintura y no perdió el tiempo besando con fuerza y pasión donde hacía cosas locas con mi respiración
en estos momentos. Mis manos rodearon su cuello y lo atraje más a mí, lo necesitaba más cerca. Cuando estuvimos
jadeando por la falta de aire nos separamos no sin antes morder su labio inferior.
—Adiós, Anastasia. —Me dio un beso en la frente antes de cerrar la puerta de su departamento.
Entré en mi departamento y subí rápidamente a mi cuarto. Tomé las cosas necesarias para irme a bañar. Una vez lista
revisé todo lo que necesitaba que era: dinero, celular y mis llaves del departamento. Miré por última vez la dirección a
donde tenía que ir y solté un suspiro de cansancio, porque me tomaría una hora en llegar.
Tomé un taxi y le escribí un mensaje a Javier. Mordí mi labio inferior, estaba nerviosa por lo que estaba a punto de
hacer. ¡Es una locura, Anastasia! Estaba jugando con fuego, pero era lo que tenía que hacer. El juego ya comenzó—
me digo a mí misma.
Mi celular vibró y sabía que era un mensaje de Javier, así que lo abrí rápidamente:
<Javier a las 15:30 p.m.>
"Estoy en camino, nos vemos"
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Nos vemos"
Le pagué al taxi y me bajé. Miré a todas partes, pero no vi a nadie. Caminé hacia el galpón abandonado donde se iba
a presentar Simón. Entré con cuidado, me apoyé en la pared para guiarme. Joder, tengo que ir con cuidado. Está todo
muy oscuro—me digo a mí misma.
Sentí unas voces en el cuarto de fondo, me acerqué lo más que pude y me agaché. Puse una mano en mi pecho y mi
corazón latía muy rápido.
—Querido hermanito, todavía sigues enamorada de mi chica—escuche la voz arrogante de Nicolás.
—Ella nunca debió fijarse en ti—escuché lo que decía Simón. Fruncí el ceño —. Yo puse mis ojos en ella—gritó.
—Eres patético y un mal hermanito. Te enamoraste de la chica de tu pequeño hermanito—se rió Nicolás.
Apreté mis puños. Lo odiaba, en qué momento me enamoré de esa persona.
—¡Tú fuiste! —Exclamó enfadado Simón—. Yo la conocí primero y estábamos bien juntos. Tú te metiste entre
nosotros con tus encantos, la engañaste..., eres un...Hijo de puta—sentí como algunas cosas se cayeron.
—Ella es mía, imbécil—escuché lo que decía Nicolás agitado.
—No es tuya y menos como la traicionaste. Ella te odia...—Sentí un golpe en la puerta y di un salto. Me levanté, pero
me quedé quieta —. Aléjate de ella o te lo juro que....
—¿O que hermanito? Dilo—. Dijo burlón Nicolás. Siempre tan arrogante.
—Te mato, no dejaré que la vuelvas a lastimar y menos para tus cosas sucias. Ahora lárgate—gritó Simón.
La puerta se empezó a abrir, me llevé una mano al pecho <<mierda, mierda>>. Caminé rápido y abrí otra pieza que
estaba oscura Escuché los pasos de Nicolás y sentí como azotó la puerta por la que había entrado. Salí del cuarto y
miré hacia la puerta en donde se encontraba Simón.
Soy una estúpida—me dije a mi misma, cuando ya estaba girando la manilla y me adentro en la habitación. Simón se
encontraba sentado en una silla, su pelo rubio estaba en punta y estaba vestido de blanco.
—Lárgate de una puta vez, antes de que te mate...—Dijo sin levantar la vista. Me apoyé en la puerta. Lo miré por unos
minutos y recordé que antes éramos amigos y algo más, lo conocí donde entrenábamos.
—Me vas a pegar porque creo que te ganaría.
Simón levantó la cabeza y me miró de arriba y abajo lentamente. Levanté una ceja hacia él.
—Sorprendido, ¿eh?
—Tú nunca dejas de sorprender—Me dijo con una sonrisa de lado.
Caminé por la habitación, no tenía gran cosa, solo era una vieja pieza donde uno esperaba que empezaran las peleas.
—Soy una caja de regalos—digo con sarcasmo—. ¿Me amabas? —Pregunte mirándole fijamente.
—Anastasia...Yo— se pasó una mano por su pelo despeinándolo aún más.
—¿Me amabas? —Repetí fría.
—Sí—dijo con seguridad y me miró fijamente—. Yo nunca te he olvidado, fue amor a primera vista cuando te vi ese
día entrenado en el gimnasio.
—Que cursi, Simón—solté un bufido. —¿Por qué nunca me lo dijiste? —Preguntó con curiosidad.
—Porque te enamoraste de mi hermano. Tus ojos solo eran para él—comento con un tono serio y me quede callada
un segundo.
Me senté en la silla que tenía al lado de él. Nos quedamos callados por unos segundos antes de que yo contestara:
—Las personas no elegimos de quien nos enamoramos, Simón.
—Supongo, pero todos los días me pregunto algo...—murmura. Lo miré de reojo—. ¿Qué hubiera pasado si me
hubieras elegido a mí?
Hice una mueca, porque ahora daría cualquier cosa por no haber conocido a Nicolás y Simón. Mire el techo unos
segundos. Jamás me plantee esa pregunta hasta ahora que hubiera pasado si solo hubiera seguido con Simón en ese
momento.
—No lo sé, supongo que no sería mi vida un caos.
—Perdóname Anastasia, yo...Ese día intenté llegar a ti, solo pude sacarte de ahí y llevarte a un hospital. Tu hermano
confió en mí, pero yo no puede... —Se rompió su voz y desvió la mirada.
No puedo evitar que una lágrima solitaria escape de mi ojo. <<Duele, cada vez que hablo de mi hermano. Siento que
no puedo respirar cada vez que abro esa herida>>
—No llores—me limpio las lágrimas que sin darme cuenta estaba derramando—. No pude ayudarlo, mi hermano
después me puso una trampa y yo...—Él gruñe molesto recordando de seguro ese momento.
—No te culpes Simón, tu hermano está enfermo y gracias por ayudarme...Creo que nunca te lo dije, pero gracias,
Simón. No te lo dije antes porque verte me dolía cada vez que lo intente...no podía—digo con sinceridad.
—Yo te entiendo, Anastasia. Para mí también fue difícil, intenté volver a verte, pero desapareciste. —Soltó un suspiro
enorme—. Te juro que odio a mi hermano, odio lo que te hizo—murmura con tono de rabia y de odio en su voz.
—Supongo que tenemos algo en común.
—Tú y yo sabemos que tenemos más cosas en común, Anastasia—me recordó con un pequeña sonrisa traviesa en
sus labios.
—No lo creo, cambié. —Desvíe la mirada.
—No tanto, aún sigues aquí conmigo.
Simón se inclinó hacia mí y yo me paré rápidamente de la silla. Hora de irse Anastasia—me digo a mí misma.
—Simón—, dije molesta.
—No me volverás a dar otra oportunidad, ¿verdad?
—No puedo...Tu eres hermano de...—antes de que termine de hablar. Él se levantó de su silla y se acercó a mí.
—No soy como él—puso una mano en mi barbilla. Yo puse los ojos en blanco—. Sabes que conmigo todo sería mejor.
Solté una risa amarga.
—Sé que no eres como tu hermano, pero tu hermano acabó con mi vida y sigue doliendo en mi corazón y cuando te
miro... solo puedo pensar en esa noche. Fuiste mi ángel y te lo agradezco, pero duele verte—me solté de su agarre y
caminé a la puerta.
Él me tomó del brazo con cuidado y me giró hacia él.
—EntoncesAnastasia, ¿Qué haces aquí? Contéstame—murmura enojado.
—No tengo por qué contestar—me solté de su agarre.
—¿Qué haces aquí? —Simón se me acercó más a mí. —Si tanto te duele mírame ¿Qué haces aquí? Porque estás
aquí...Deja de confundirme, Anastasia.
—No es mi intención Simón, lo que hago aquí es de mi incumbencia.
—También la mía, que no entiendes que mi hermano está obsesionado contigo y que quiere...—Él se detuvo, me miró
por un segundo.
—Continua—le pedí—. ¿Qué quiere Nicolás?
—Nada... aléjate de él, Anastasia.
—No me lo vas a decir—digo molesta.
—Solo aléjate de él. Sabes cómo es Nicolás, no se detendrá hasta que vuelva a tenerte—gruño de rabia. Él se acercó
de nuevo a mí y me acorraló contra la pared—. No permitiré que te ponga una mano encima. No mientras esté yo.
Puse los ojos en blanco.
—No necesito guardaespaldas para protegerme—digo enojada y dándole un empujón—. Acabaré con él.
—Es peligroso Anastasia—me advierte con un tono de voz de preocupación.
—No le tengo miedo, Simón.
Pasé por un lado y me dirigí a la puerta. Simón me agarró la mano y me entregó un papel.
—Mi número, puedo ayudarte como siempre Anastasia.
—Gracias, nos estamos viendo—abrí la puerta y miré de reojo a Simón—. Suerte.
Salí del galpón abandonado, miré a todas partes y caminé rápidamente en donde se encontraba Javier. Me subí a su
coche.
—Me encanta como se ve el color negro en ti—me dijo Javier con una sonrisa.
—Digo lo mismo—él prendió su auto—. Necesito que vayamos a donde está Nicolás.
Javier prendió su GPS y arrancó el auto. Lo miré de reojo y lo vi concentrado, manejado y me parece increíble que
entre Javier y Dylan sean tan diferentes. Dylan es descarado, coqueto y divertido y Javier tiene esa aura de chico
misterioso de pocas palabras y aunque también es coqueto cuando una chica llama su atención.
—Sé que soy hermoso, pero no babes por mí—me guiño el ojo y negué con la cabeza—. ¿Nerviosa? —Preguntó,
doblando por una calle.
—Nah...No le tengo miedo, me conoces, soy Anastasia Evans—bromeo.
—¿Por qué te demoraste tanto ahí adentro? —Preguntó curioso Javier—. Nicolás se fue como hace una hora.
—Fui a hablar con Simón—solté un suspiro y empecé a contarle todo a Javier de lo que había hablado con Simón ahí
adentro con lujo de detalles de todo lo que pasó ahí dentro porque con los gemelos y Jonathan era completamente
sincera, no había secretos.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 27
Mire al frente donde se encuentra la discoteca. Reviso la hora y son las diez de la noche, veo como cada vez hay más
gente llegando a la discoteca. Suelto un suspiro. << Se fuerte Anastasia, esto recién está comenzando>>—. Me animé
a mí misma. Observo de nuevo la discoteca en donde se encuentra Nicolás.
—¿Lista, amor? —Preguntó Javier.
Yo asentí. Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la discoteca . Javier se acercó al guardia y le dijo algo al
oído y nos dejaron entrar. Miré de reojo a Javier y me guiñó el ojo. Nos movimos como pudimos por la discoteca hasta
que llegamos a la barra y pedimos nuestro refresco.
—Lo sé, soy increíble, baby—me gritó por encima de la música. Solté una risa y miré a todas partes, pero no vi a
Nicolás.
Me mordí el labio inferior con fuerza, no pensé que hubiera tanta gente en esta discoteca. Javier me tocó el hombre y
me apuntó donde estaba una escalera y ahí lo vi. Nicolas estaba hablando con el señor que me amenazó en Madrid.
—Ahí está el pedazo de mierda.
—No podré acércame—digo preocupada. Él miró hacia todas partes y se fijó en una chica de pelo rubio que le llegaba
hasta la cintura y andaba con vestido plateado con lentejuelas.
—Claro que sí, tendremos una infiltrada—me guiñó el ojo. Lo vi caminar con seguridad en donde estaba la chica.
Miré a Javier como sacaba todas sus armas para coquetear con la chica, que cayó fácilmente por los encantos de
Javier. Él le susurró algo al oído. Ella asentía y me miró por un segundo, antes de mirar hacia arriba. Ella volvió asentir
y luego pasó su brazo por el cuello de Javier y se empezaron a dar un beso. Aparte la vista y finge unas arcadas.
Él se acercó con la chica donde estaba yo tomando mi Coca-Cola. Ella me miró y sonrió.
—Anastasia, ella es Casandra—me presento Javier—Casandra, ella es mi pequeña hermanita y ves ese tipo de arriba
—apuntó a Nicolas y Casandra asintió—. Necesito que le coquetees y te quede lo máximo posible escuchando, es
para saber si ha engañado a mi hermanita y me cuentas todo con lujo y detalle—dijo Javier con una sonrisa coqueta
que hace desmayar a cualquier mujer.
—No te preocupes, trataré de escuchar todo lo que pueda—me gritó por sobre la música.
—Muchas gracias.
La chica subió muy coqueta y empezó a hablar con Nicolás donde él le hizo un lado para que se sentara. Típico de
Nicolás, un hombre fácil de llevarte a la cama. Tomé el último sorbo de mi Coca-Cola.
—Vamos a bailar. —Javier me tomó de la mano y me guió a la pista baile.
Bailamos una, tres hasta diez canciones. Javier como siempre era un excelente compañero de baile. Nos acercamos a
la barra y pedimos otros refrescos. Observamos que venía Casandra con una sonrisa.
Ella se acercó a mí y empezó a contarme todo lo que había hablado el señor y Nicolás con lujo de detalles, cuando
acabó sonreí y le di las gracias. Javier le susurró algo a su oído y se la llevó a la pista de baile donde bailaron y se
besaron. Cuando la pista terminó Javier le dio un último beso, antes de caminar a la salida.
Una vez de camino por fin a mi departamento, recosté mi cabeza en la ventanilla. Javier estaba concentrado
manejando, pero de repente comencé a reírme porque recordé como Javier había coqueteado con Casandra.
—Tienes una habilidad increíble para que las mujeres hagan todo por ti—me reí—. Eres como un don Juan.
—A las mujeres le gustan los hombres confiado—él se encogió de hombros—. Yo soy todo eso y más—me guiño el
ojo y no pude evitar no reírme.
—No sé qué haría sin ustedes.
—Nos amas Anastasia. Tú te morirías sin nosotros pequeña.
Me bajó del auto de Javier y entró en el ascensor. Observo mi celular son las dos de la mañana. Ups, muy tarde
Anastasia—me digo mentalmente. Camino un poco insegura al departamento de Diego. Tocó una vez y la puerta se
abre lentamente dejando a un Diego sin polera, mostrando su perfecto torso con sus tatuajes en su brazo izquierdo.
Él tira de mí y me aprisiona contra su puerta. Lo miro por unos segundos antes de besarlo con fuerza y rabia porque
me estaba dando cuenta que me encanta Diego y no quería eso, pero ya era bastante tarde parar mis sentimientos.
—Te extrañe—me susurra con voz ronca.
Me acercó de nuevo a él y pegó mi boca otra vez con la suya porque necesitaba más de él. Él me alza y mis piernas,
rodea su cadera y empieza a subir la escalera. Cuando llegamos a su cuarto él se sienta conmigo. Mis manos curiosas
empiezan a tocar su duro torso.
—Diego—, sonrió contra su boca—. Estoy cansada.
—Yo igual. Solo te estaba esperando, pero mañana tú y yo todo el día en mi cama haciendo travesuras—me dice con
un tono picaron.
—Me parece una excelente idea—le guiño el ojo.
Me levanta y me deja en el suelo, me quita la chaqueta. Me entrega una de sus camisetas. Camino rápidamente al
baño, me cambio mi ropa por la polera de Diego y me lavo los dientes. Cuando estoy lista, salgo del baño y me dirigió
directamente a la cama.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos porque en verdad estoy agotada.
—¿Me contarás algún día tus secretos y tus miedos? —Pregunto en un susurro.
—No es fácil para mí hablar sobre mis miedos y secretos, duele hablarlo en voz alta porque me hace abrir esa herida
que intento cerrar, algún día te lo contaré Diego, pero por ahora no y lo prefiero así. No quiero que sufras.
—Eso fue devastador y me hace pensar que has sufrido aún más de lo que puedo ver en tus ojos—hace una pausa y
me toma la barbilla. Él no se resiste y traza con su pulgar una línea en mi mentón y añade—, pero también me hace
pensar que eres peligrosa.
—¿Crees que soy peligrosa? —Pregunté atónita.
—Sí—susurra sobre mi piel y me estremezco completa.
—Te dije que te alejaras de mí Diego. Que estar conmigo se iba a sentir mal—digo con hilillo de voz.
—Yo te dije que contigo se sentía bien...Para mi eres peligrosa, pero en el sentido que tengo miedo de que rompas mi
corazón. Jamás me había interesado tanto por una mujer como lo estoy contigo. Entiéndeme, Anastasia, mi corazón
se destruyó cuando mi familia murió.
—Diego—, susurré con tristeza—. Yo también tengo miedo, pero no quiero pensar enel futuro o el pasado. Solo
importa el presente Diego—tome su cara entre mismanos—. Prometo cuidar tu corazón.
—Eres cursi bella. Yo te protegeré, confía en mí—presume en tono risueño.
—Soy peligrosa—vuelvo a insistir y su cara enseguida se ensombrece.
—No lo eres, entiende eso. Eres una mujer que ha sufrido mucho, pero eso no te hace peligrosa.
—Tú no sabes nada—digo con un tono molesto e incluso arrogante que no pasa desapercibido para Diego porque
está evaluando mi reacción.
—Déjame entonces conocer más de ti—él puso su mano en mi corazón, me quedé quieta—. Y menos de tu cuerpo,
por favor—me susurra muy cerca de la oreja.
Me giré y me tapé hasta arriba con el cubrecamas, no quería hablar más con él o de seguro iba a explotar y terminaría
peleando con él. Se acercó más a mí y me abrazó por detrás.
—Solo inténtalo, Anastasia—me quedé callada. Él soltó un suspiro de cansancio—. Buenas noches, bella.
*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me removí un poco y sentí que alguien arrastró una silla. Me senté en
la cama y pestañeé varias veces para poder ver mejor en la oscuridad. Miré en donde él tenía un escritorio y lo vi
sentado con sus manos en la cabeza y sus hombros caídos.
Miré de reojo el reloj y marcaba las tres y dos minutos de la mañana. Me moví con cuidado y me acerqué a él.
—Diego—, lo llame—. Estoy aquí.
Me senté en su regazo y lo abracé fuertemente.
—Perdón, no quise despertarte—él miró y tenía los ojos rojos. Cerré los ojos y apoyé mi frente contra la suya.
—No me pidas perdón Diego—, murmure—. Estoy aquí para ti.
—No me dejes solo, por favor, Anastasia—me rogó con la voz rota.
Mi corazón se rompió en ese momento al escuchar su voz rota, no merecía sufrir de esta forma. Tome su cara entre
mis manos y lo observe, sus ojos estaban llenos de dolor y pena. Una lágrima solitaria recorrió por su mejilla y la
atrapó con mi dedo.
—Me duele verte sufrir, no lo mereces—susurro.
—Extraño mucho a mi familia—Él me abrazó con fuerza y escondió su cabeza en mi cuello—. Me siento tan solo.
Jamás volveré a ver como mi padre besa de sorpresa a mi madre cuando llegaba del trabajo o a mis mellizos cantar
canciones infantiles. Jamás volveré a escuchar los regaños de mi madre al verme rodeado de tantas chicas o
escuchando a mi padre diciendo que está orgulloso de mí y me duele porque no merecía quedarme solo. Ellos eran
buenas personas y no merecían irse tan rápido.
No puedo contenerme y comencé a llorar con él porque no me quiero imaginar que es lo que él siente al perder a su
familia. Comparto su dolor de pérdida porque sufro también por mi hermano.
—Sé que ellos estarían orgullosos de ti — limpié sus lágrimas y su respiración comenzó a tranquilizarse —. Eres el
mejor Diego. Te mereces lo mejor del mundo, eres un ángel para mí. Eres mi ángel y has traído felicidad de nuevo en
mi vida.
Tomé su mano y la puse en mi pecho en donde mi corazón latía rápidamente por este hombre. Él me observó
sorprendido.
—Eres luz en mi vida, Diego.
—¿Cómo quieres que no me enamore de ti? —Pregunto susurro —. Si tú me haces sentir completo, siento que
nosotros encajamos a la perfección, es como si estuviéramos hechos el uno para el otro.
Me acerqué a él y chupé su labio inferior antes de besarlo con amor, puse mi mano en su mejilla y se la acaricié. Él
soltó un gemido de alivio al sentir nuestras lenguas tocarse y enredarse una y otra vez. Él inclinó un poco su cabeza
para que el beso fuera más profundo.
—Tal vez deberíamos volver a dormir—propuse.
Él asintió con su cabeza. Tome su mano y nos acostamos en silencio. Se acercó más a mí y me abrazó con fuerza. Mi
mano acarició su mejilla.
—Tengo miedo—susurro con voz rota.
—Estoy contigo. No te dejaré caer en estos momentos.
—No quiero volver a tener esa pesadilla por esta noche...—se apretó más a mi cuerpo.
—No tengas miedo, Diego. Duerme, te protegeré, estoy contigo—digo besando su mejilla.
No me contestó, pero puso su cabeza en mi pecho y me abrazó aún más fuerte, mis manos empezaron a acariciar su
pelo y pronto la respiración de él se hizo más profunda, lo que me indicaba que se quedó dormido. Miré hacia abajo y
mordí el labio inferior, se veía como un ángel durmiendo.
—Aún te sigo odiando, pero solo porque estás haciendo que mi corazón cada día se vuelva más loco por ti—susurré
besando su mejilla—. No puedo evitar tener sentimientos fuertes hacia ti, mientras más te conozco más caigo por ti,
Diego.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 28
Mi mano acarició la mejilla de Diego, él se removió un poco y arrugó un poco su nariz. Solté un suspiro, se veía tan
guapo y sexy por la mañana con su pelo revuelto y su torso marcado a la vista. Mi mano se dirigió a su brazo tatuado
tenía una flor, tigre y varios pequeños tatuajes que rodean los más grandes.
Él me abraza más fuerte. Paso mi mano por su mejilla acariciando el inicio de una leve barba que hace que se vea aún
más guapo como un modelo Calvin Klein. Siento como él empieza a hacer una caricia en mi estómago.
—Buenos días, bella—lo miró, pero sigue teniendo los ojos cerrados. De repente él se levanta y se estira haciendo
que sus abdominales se le marcaran aún más.
Me pasó una mano por mi barbilla solo para comprobar que no estaba babeando. Diego me miró con curiosidad y
después soltó una risa y me dio un beso en la frente, solté un suspiro al sentir sus labios, fue un gesto tan tierno, solo
que mi mente tenía otro tipo de pensamiento...más sucios.
Él camina al baño y no puede evitar que mis ojos se posaran en su trasero.
—Deja de mirarme el trasero, cariño— Él me observa con su rudo gesto de <<lo sé, lo sé, soy guapo y ardiente>> a
través de una jovial sonrisa que lo vuelve arrebatadoramente encantador
Me sonrojé y me acosté en la cama. Miro el techo pensando que ya llevaba dos días con él, me sentía de nuevo feliz,
relajada y no estaba tan a la defensiva todo el tiempo. Diego logró romper mi muro de estar a la defensiva. También
me di cuenta de que no me quería separar de él y tenía razón: lo de nosotros fue inevitable y solo fue cosa de
semanas para que lo de nosotros explotara y se convirtiera en una hermosa rendición.
Sentí las pisadas de él y como el colchón se hundió por su peso. Me tomó de la cintura y me acercó más a él. Miré
esos ojos cafés y nuestras narices se rozaron. Él pegó su boca contra la mía, solté un pequeño gemido y su lengua no
perdió el tiempo adentrándose dentro de mi boca y jugando con mi lengua.
Me separé lentamente y acaricié su mejilla.
—Ya te había dicho que estoy fascinado por ti.
—Como mil veces—pestañee coquetamente hacia él.
Me abrazó con fuerza.
—Amo que seas tan vanidosa—se ríe. —. Tengo una idea Anastasia.
—¿Qué idea? —Pregunté con desconfianza y alcé una ceja hacia él.
—Vamos a entrenar juntos, tengo que ir al gimnasio en una hora.
Levanté una ceja y apoyé mis codos en su pecho.
—¿Quieres que te patee el trasero? —bromeo con un tono juguetón y acarició su mejilla con cuidado.
—No, mi Anastasia— se acercó a mí—, pero tus manos pueden hacer otras cosas mejores—me susurro con tono
meloso y diría que algo ardiente. Me mordí el labio inferior con fuerza, cuando sentí que su mano se coló dentro de su
camiseta—. Como por ejemplo que me desnudé lentamente.
—Pervertido.
—Tu amas que sea un pervertido contigo, Anastasia—me dice Diego con un pícaro guiño y tocó mi seno derecho que
me hizo dar un pequeño salto.
—Estás loco—puse los ojos en blanco.
******
Golpeó el saco de boxeo por última vez y caminó a la banca. Miró de reojo a Diego, quien está entrenando con su
entrenador en el ring de pelea. Doy un sorbo a mi agua y tomo mis cosas y camino a las duchas.
Cuando salgo de las duchas me encuentro con él, quien camina a los camerinos.
—Espérame aquí bella, no me demoro nada—me dio un beso en la mejilla y entró en las duchas. Me siento en la
banca y veo que se acerca el entrenador de Diego con una sonrisa.
—Eres muy buena—dijo con una sonrisa. Lo miré más detalladamente y era un hombre entre los cincuenta años, era
bastante musculoso, medía alrededor de unos 1.80 metros y tenía el pelo negro.
—Gracias—sonríe amablemente.
—Sabes, me gustaría verte más seguido por aquí con Diego—Me guiño el ojo.
—Lo siento, creo que será solo por esta vez—le explicó con una sonrisa amable, porque si el entrenador de Diego es
muy bueno por lo que estuve observando, pero estaba cómoda con Ricky.
—Tú solo piénsalo qué te puedo entrenar muy bien—me entregó su tarjeta y la tome por educación y se alejó de mí.
Negué con la cabeza y le mandé un mensaje a Ricky, mi entrenador, diciendo que el lunes iba a entrenar. Mire cómo
la gente entrenaba y había muchos jóvenes novatos. Volví a poner la atención en mi celular cuando veo que tengo un
nuevo mensaje.
<De Dylan a las 10:32 a.m.>
"Hoy día tengo fiesta, Amorcín, ¿vienes?
Pd: Serías una pésima amiga si no vienes.
<Anastasia a las 10:33 a.m.>
"Cariño, tú siempre tienes fiesta"
Pd: Seguro que eres hombre porque eres muy dramático.
<De Dylan a las 11:34 a.m.>
"Mira que eres buena para evadir el tema. Tú solo contéstame: ¡Sí, Amorcín!
Pd: Seré feliz y te dejaré tranquila para que sigas follándote a Diego, aunque me esté engañando Amorcín.
No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi cara, tengo a los mejores amigos que siempre están ahí y sobre todo
Dylan.
< De Anastasia a las 11:36 a.m. >
"Está bien. Iré a tu fiesta y así me dejarás en paz."
Pd: Yo no te engaño.
Levanté la mirada y observé a mi alrededor y él aún no salía de la ducha y muchos chicos entraban al gimnasio.
Observé al entrenador quien le estaba enseñando a un chico que se veía que era nuevo. Mi celular volvió a vibrar.
< De Dylan a las 10:45 am>
"Ya sabía yo que no me fallarías. Empieza a las diez de la noche, ven sensual y sexy, Amorcín.
Pd: Te amo, Amorcín.
Sonrió al ver su mensaje y siento un carraspeo.
—Eres bellísima y aún más cuando sonríes—Levantó la mirada y veo a Diego con una sonrisa traviesa. Me levanto de
la banca y me acerco a él.
—Tú eres guapo—me pongo de puntitas y mis manos rodean su cuello.
—No solamente soy guapo—me tomó de la cintura—. Soy increíblemente ardiente, sexy y un gran cocinero—susurró
roncamente para que nadie más pueda escucharle.
Puse los ojos en blanco.
—Claro, claro muchachote, deberás que tienes innumerables y variadísimos encantos, que tonta de mí, se me estaba
olvidando que eres como un chocolate andante en las calles y que todo el mundo te quiere comer—digo burlonamente
y pegándole un pequeño empujón en su hombro.
Me sonrió con su arrebatadora sonrisa y me dio un pequeño pellizco en la cadera y luego una palmada en mi trasero.
—¡Oye! —Exclamó atónita y se encogió de hombros como si nada hubiera pasado porque continuo con el tema:
—Es que yo soy un bombón, todos me aman, no es mi culpa ser tan ardiente y caliente—dice presuntuoso y con esa
habitual sonrisa traviesa en sus labios que me contagia y hace que yo también sonría por sus tonteras.
—¡Dios mío! No puedo con tu ego...—me llevo una mano en el cuello y finjo que me está faltando el aire y lo empujo
un poco y finjo que comienzo a dar bocanadas de aire.
Él pone los ojos en blanco, pero aun así parece una pequeña sonrisa que le curva la esquina de su labio.
—¡Dramática! —. Se inclinó y me dio un breve beso.
******
Tiré mi bolso a una esquina de mi habitación. Sonreí al ver a Diego en una habitación tan rosada, se veía fuera de
lugar con sus pantalones-rotos y una polera blanca y su pelo revuelto. Me acerqué a él y le di un empujón que hizo
que retrocediera y se topará con mi cama.
Se sentó en mi cama y me senté en su regazo, mis manos se fueron a su pelo. Él cerró sus ojos y tomó su barbilla.
—Mírame—le di un pequeño beso en los labios y él hizo un pequeño puchero. Me reí, es tan hermoso este hombre,
jamás me podría cansar de verlo.
—Anastasia, no juegues conmigo—me advierto con un ronco gruñido.
—¿Por qué no me miras? —Empecé a darle besos por toda la cara. Él se tiró el pelo y me tomó firme de la cintura y
movió mi cadera hacia adelante y hacia atrás—Diego, estas...—No alcancé a terminar.
Él abrió los ojos y tenía las pupilas dilatadas, se relamió los labios.
—Estoy muy caliente, Anastasia, desde que te vi entrenar y no me ayudas mucho amor, que te sientes encima de mí.
Despiertas a mi amigo con mucha facilidad.
Me levanté de su regazo y me senté a un lado. Tomé su barbilla y le di un beso en la mejilla.
—Lo siento.
—No te perdono, porque no es tu culpa que seas bellísima y que mi cuerpo no se pueda controlar por ti.
Solté una pequeña risa porque sus palabras me causaban gracia.
—Diego—, susurró. Me miró de reojo y apoyó mi cabeza en su hombro—. Te odio.
Me abrazó y me dio un beso en la frente. Sonreí, no podía creer que ahora estemos juntos después de todo nuestro
encuentros tanto buenos como malos y ahora estamos en esta faceta de pasar tiempo juntos y ver qué pasa con
nosotros, si funcionamos o no.
—Te odio más, Anastasia—me dio un beso en el pelo—. Y mi cuerpo igual por todo el dolor que le causas—dice con
tono picaron y se remoja el labio inferior, mis ojos siguen ese movimientos y me quedo unos segundo mirando su
boca.
Él me guiñó el ojo traviesamente antes de besarme. Cerré los ojos y me dejé besar por este chico tan guapo y
arrogante que poco a poco se está metiendo en mi vida y corazón poco a poco.
—Por cierto, tengo una fiesta en el departamento de Dylan. ¿Quieres ser mi compañero?
Rozó su nariz contra mi nariz y me dio pequeños besos por toda la cara y sus manos comenzaron a subir mi polera,
dejando al descubierto mi sujetador. Asintió con su cabeza y sus manos poco a poco fueron subiendo a mis pechos en
donde apretó mis pechos haciendo que soltara un pequeño gemido.
Que hizo que se agrandará su sonrisa traviesa que tenía. No perdió tiempo y comenzó a darme pequeños besos en el
cuello. Cerré los ojos y moví mi cuello hacia un lado para darle mejor acceso, sus manos continuaban con las caricias
en mis pechos.
Se separó un poco de mí y me sacó la polera y la del también dejando a la vista su perfecto y marcado torso bien
trabajado. Él se sentó en la cama y se apoyó en la cabecera de la cama y tiró de mi mano para que me sentara en su
regazo.
Me observó detenidamente y se mordió el labio inferior.
—Te contaré otro secreto, Anastasia.
—Otra vez tengo que fingir que me interesa, ¿cierto?
Su sonrisa se agrandó y tomó un mechón entre sus dedos.
—Antes de ti de seguro estaba en mi cuarto, pensando que la magia no existía, y ahora eso es todo lo que veo cuando
te miro, gracias por cambiar mi visión, Anastasia.
Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.
—Diego...
Él sonrió de lado haciendo que se le marcaran sus hoyuelos y sus manos tomaron con fuerza mi cadera.
—Basta de Diego tierno, ya tuvo sus momentos de ser cursi por hoy—bromea.
Solté una risa, porque solo él podía arruinar sus momentos cursi por una de sus malas bromas que aun así me saca
una sonrisa tonta.
—Debería preocupar que te dividas en diferentes Diego.
Movió mis caderas y se frotó contra mí en donde lo sentí duro. Lo miré y él tenía una sonrisa inocente.
—Un poco—murmuró, mordisqueando mi cuello. Sus manos tocaron mi trasero y volvió a presionar su cadera contra
la mía donde ambos soltamos un gemido.
Sus manos subieron por mi espalda y se detuvieron en el broche de mi sujetador en donde lo abrió y mis copas se
aflojaron y me lo saqué dejándome totalmente expuesta a él. Él se llevó un pecho a su boca y comenzó a lamerlo y
con el otro pecho lo masajeó.
Cerré los ojos con fuerza y me mordió el labio inferior con fuerza para tratar de no volver loca por este chico y por las
cosas increíbles que está haciendo con mi cuerpo.
—Mmm..., Diego, eso es... —comencé a tartamudear.
Mordió un poco mi pecho haciendo que soltara un fuerte gemido que me hizo ver las estrellas en estos momentos. Mis
manos se enredaron en su pelo y se lo tiré con fuerza.
Tomó mi cintura y con un movimiento hizo que mi espalda tocara el colchón. Sus manos fueron a mi pantalón donde
los desabrochó y de un tirón me los sacó.
Tragué saliva porque tenía mi boca seca. Se acercó a mí y no perdió tiempo y tomó una de mi pierna, la enredó en su
cadera y presionó su pelvis contra mi sexo haciendo que soltara un suspiro.
—Eres mi hermosa fantasía Anastasia, superas todas mis expectativas—me susurro antes de besarme y a volver a
mover su cadera.
—Mi tierno, Diego.
Él me sonrió de lado mostrando esa sonrisa que derrite a todas las chicas. Puse mi mano en su pecho y poco a poco
comenzó a bajar hasta que llegó a su destino y se metió dentro de su bóxer, pero él tomó mis muñecas y negó con la
cabeza..
Él recargó su frente contra la mía y yo soltaba pequeños gemidos.
—¡Quiero escuchar tus gemidos! —Exclama excitado y volviendo a meter dos dentro de mi sexo y otro dedo comenzó
a tocar mi punto de deseo.
Comenzó a girar sus dedos dentro de mi sexo, haciendo que mordiera con fuerza mis labios y cerré mis ojos porque
sentía me iba a desmayar. Sentí como él comenzó a bajar dejando besos húmedos por mi estómago.
—Estás húmeda solo para mí—susurró con voz ronca. Abrí los ojos y vi como él tenía una sonrisa juguetona y dio una
pequeña lamida en mi sexo para luego pegar su boca, su lengua toca mi clítoris y la hunde dentro de mi sexo ¡Dios,
dios! —exclamo.
—Diego..., joder...eso...no—comencé a decir palabras incoherentes.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía más húmeda y mojada. Diego volvió a pasar su lengua por
mi sexo y ahora su lengua y sus dedos me torturaban sin piedad en mi sexo. Agarre con fuerza su pelo para que
volviera a mí. Sentí su risa y como sus movimientos poco a poco se volvieron algo más lento y sentí como le daba
besos la parte interna de mis muslos.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía más húmeda y mojada. Diego volvió a pasar su lengua por
mi sexo y agarre con fuerza su pelo para que volviera a mí. Sentí su risa y como sus movimientos poco a poco se
volvieron algo más lento y sentí como le daba besos la parte interna de mis muslos.
—¿Te vas a correr? —preguntó con un tono juguetón y asentí con mi cabeza—. Hazlo mi bella—me susurró con voz
ronca y mordiendo el lóbulo de mi oreja y sus dedos largos salían y volvían entrar en mi con más rapidez.
—¡Dios! —jadeo.
—Eso es Anastasia, disfruta.
Agarré el cubrecama con fuerza y apreté mi muslo con fuerza y un enorme gemido brotó en mis labios que fue callado
por un tierno beso de Diego. Cerré los ojos y una sonrisa apareció en mis labios, es oficial este chico sabe lo que hace
en sexo.
Lo mire y vi que tenía una enorme erección que se marcaba en sus pantalones, le di un pequeño empujón para que su
espalda quede apoyada en la marquesa de la cama, me senté en su regazo y él me miró con una tierna sonrisa.
—Diego, quiero intentar algo contigo... —sentí como mis mejillas se ruborizaban porque quería practicar sexo oral con
él, pero nunca lo he hecho.
—¡Hey! —Me llama y toma mi barbilla con cuidado para que lo vuelva a mirar—. Tú puedes intentar lo que sea
conmigo, escúchame, Anastasia, soy tu pareja no tengas vergüenza.
—Está bien, quiero hacerte sexo oral—solté rápidamente y ni si quiera me avergoncé cuando dije esa palabras.
—¡Anastasia! —Exclamó Diego con un tono de burla y le doy un pequeño puñetazo—. Me vas a quitar lo virgen—
bromea.
Niego con la cabeza y mi mano comienza a bajar lentamente por sus abdominales hasta el inicio de su pantalón donde
lo desabrocho con cuidado bajo la atenta mirada de Diego. Le di un golpecitos para que se levantara y él se sacó sus
bóxer y pantalón juntos. El pene de Diego saltó a mi vista y lo tomé.
—¡Dios Anastasia! ¿estás segura? —pregunto de nuevo entrecortado ya que varios suspiros se escapaban de sus
labios.
—Si.
Mi mano comenzó a subir y bajar lentamente por su pene y me agacho para estar a la altura de su pene. Levantó la
vista y veo que tiene una mirada tierna, su mano acaricio mi mejilla con cuidado.
—Tienes que metértela lentamente y cuidado con tus dientes—me indica tiernamente y asiento con mi cabeza.
Miro su pene y veo que tiene una pequeña gota de preseminal, paso mi dedo y lamo la gota y escucho que él suelta
un gemido ronco y muevo mi mano despacio por su pene. Diego vuelve a gemir desde lo más profundo de su garganta
y las cadera le tiembla ligeramente.
Se le acelera la respiración con cada caricia y su abdomen sube y baja ante mis ojos. Cuando lo oigo maldecir, me
meto su pene en mi boca y deslizo mi lengua de abajo arriba. Diego pone una mano en mi cabello. Rodeo el glande
con los labios antes de salir para tomar algo de aire, lo miro, me está mirando atentamente y me vuelvo a agachar y
tomó aire antes de volver a meterme su pene en la boca y dibujo círculo delicado con mi lengua.
Se estremece. Me encanta provocar los gemidos que salen de su boca y observar cómo reacciona su cuerpo.
Siento como agarra mi pelo, pero después lo vuelve a soltar, se está conteniendo. La tensión de su cuerpo se extiende
hasta el mío a través de nuestras caricias. Las caderas le tiemblan un poco. Y me meto poco a poco su pene hasta
donde puedo y siento que me estoy ahogando y me la saco.
—Lo estás haciendo bien—me alienta Diego con la voz ronca.
Me la vuelvo a meter y esta vez, empuja un poco sus caderas y comienzo a entrar y salir donde mi lengua recorre su
pene. Diego comienza a marcar un poco más ritmo con su cadera y sigo entrando y saliendo y sé que está a punto
—¡Joder, Anastasia estoy apunto! —grita sacándola y tomo su mano y comienzo a masturbarlo con ritmo marcado y él
se acerca a mi dándome un beso largo y profundo que siento que me está robando el aire y me muerde con fuerza
labio inferior cuando llega a su orgasmo.
Rodé a su lado y nos quedamos quietos por minutos intentando tranquilizar nuestra respiración. Miro el techo y no
puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi rostro.
—Ya te he dicho que eres bellísima—susurra con voz ronca, prácticamente pegando su frente a la mía
—Si, también me has dicho que soy la chica de tu sueño—le recuerdo, jugando con un mechón negro de su pelo
Él levantó su pulgar.
—Exacto, mi bella.
Solté una risa y entré en el baño en donde me miré en el espejo y pude ver una Anastasia feliz de nuevo y que no
quería parar de sentir y emocionarse por ese chico que estaba ahí afuera acostado en su cama. Definitivamente Diego
es luz en mi vida
Ahhhhhh!!!!!!!!!!!! Aquí les dejo un gif de Diego, es tan hermoso y tierno . Disfrútenlo <3
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 29
Sentí las pisadas de Diego y como se acercaba a mi habitación, pero cerré los ojos no quería despertar porque
llegamos hace unas pocas horas de la fiesta de Dylan que como siempre se descontroló y hasta llegaron la policía
para decir que la fiesta tenía que terminar.
Me removí en la cama y tomé mi celular y vi que era la una de la tarde del domingo. En ese momento la puerta se
abrió y entró él sin polera con una bandeja en donde podía ver que había hecho el almuerzo.
—No era necesario que cocinaras, Diego.
Se sentó al lado mío y me puso mi plato que era pasta con verduras salteadas y la del tenía una hamburguesa. Mi
estómago en ese momento rugió por comida ya que me había saltado el desayuno.
—Me gusta cocinar—se encoge de hombros—. Tuve que aprender a cocinar para no morirme de hambre, Anastasia—
sonríe con un gesto torcido y recupera su expresión normal.
Deje mi tenedor suspendido en el aire y lo mire.
—Tuve que aprender muchas cosas que antes no sabía hacer cuando murieron mis padres. La cocina es algo que me
gusta, supongo que se convirtió en un pasatiempo—confiesa con una triste sonrisa, que hace que mi corazón se
rompa un poco más.
Nos quedamos callados porque no sabía qué decir. Dejé el tenedor de vuelta en el plato y le tomé su mano. Él arquea
una ceja y mira mi mano, su mirada estaba algo triste, pero se recupera con rapidez y adopta una arrogante pose de
regocijo, mientras se relame el labio inferior con un brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Eres preciosa en todos los sentidos, Anastasia.
—Creo que me estoy muriendo—murmuro con una sonrisa, me pongo una mano en la frente y él achica sus ojos y me
observa con curiosidad —. Porque creo que tú eres un ángel: ¡Dios deja de hacer eso! —Exclamó—: no te das cuenta
de que cada día estoy más cautivada por ti.
Solté un bufido y me crucé de brazos porque era la verdad, incluso me molestaba a mí misma. Me miró divertido.
—No es mi culpa que sea una persona tan increíble y te cuento un secreto entre tú y yo—susurro mirando a todas
partes como si hubiera alguien más en mi habitación—. Te atrape Anastasia, te cautive como tú lo hiciste conmigo.
Lo observo detenidamente y no sé cómo he llegado a este punto. Se supone que no tendría que haber puesto mis ojos
en un chico. Yo no quería caer de nuevo en el estúpido amor, se supone que mi meta era volver a hacer libre y ahora
estoy...retrasando todo. Y eso es peor ya que solo es cuestión de tiempo que explote todo y lastime de nuevo a
Alejandra, Diego, mis gemelos, Jonathan y mi familia.
Solo es cuestión de semanas o meses para saber que mi tranquilidad se va a ir y que tarde o temprano le romperé el
corazón a Diego y me pregunto si soy tan egoísta por seguir con él y seguir exponiéndolo.
—¿Qué te pasa, Anastasia? Has pasado de estar sonrojada a estar muy pálida.
—Nada—digo cortante.
—Me estás mintiendo—se cruza de brazo. Suelto una risa sarcástica.
—No te metas ¿Qué acaso no puedo pensar?
—No te seguiré en este juego.
Se paró de la cama y tomó la bandeja. Y me miro molesto.
—¿Cuál juego? No sé de qué hablas.
—Crees que soy estúpido o ¿Qué? Quieres ser fría conmigo, pues yo también lo puedo hacer. Quieres jugar al gato y
ratón, ambos podemos jugar.
—No estoy jugando a nada, Diego. Yo solo estaba pensando y se me cruzó un mal pensamiento, es que tengo que
contar toda la mierda que pienso o ¿Qué? —Grito molesta. Una cosa es estar muy románticos y ser un poco cursi,
pero no dejaré que nadie me diga nada.
Pues que se joda, no he pasado tanto para que alguien me vaya diciendo que tengo que hacer con mis mierdas.
—No. Joder, pero por lo menos podrías ser un poco más sincera conmigo y no estar a la defensiva todo el tiempo—
Gritó molesto apretando demasiado la bandeja y añade—: tú, si sabes cómo arruinar un momento, no te he hecho
nada.
Solté un gruñido.
—Es una lástima. Hombre soy así y punto. Son mis secretos y aún no estoy lista, Diego. Te lo he dicho muchas veces,
no me siento lista para hablar contigo aún. Cada vez que yo...—Cerré los ojos y respiré hartas veces para no seguir
cargándola—. Sabes que olvídalo...
—Joder, estaba bien Anastasia. No quiero pelear contigo por algo tan estúpido. Estaré abajo esperándote para que
ambos nos tranquilicemos y después podamos hablar con calma. En serio que no quiero pelear contigo.
Me crucé de brazos y vi como salía con la bandeja. Me acerqué a la puerta y la cerré de un portazo.
«¡Mierda, joder!»—grite molesta.
Me acosté en la cama y miré al techo, ¿pero qué mierda había hecho? Me desquité con la primera persona que estaba
ahí y solo por pensar en Nicolás es que acaso siempre será así. Mi odio por esa basura de hombre puede por encima
de todo que hasta paguen las personas que no tienen la culpa como Diego.
A veces me pregunto cuánto rencor hay en mi corazón y si algún día podré soltarlo y no aferrarme a él como lo estoy
haciendo ahora. Me pregunto cuándo será el día en que lo deje y comience a perdonar y sanar mi corazón, sé que no
es sano, pero no puedo...Pienso en cómo fue todo y lo veo todo rojo. Siento que no podré, que una gran parte de mi
vida está llena de odio, venganza y rencor.
Sé que él lo está dando todo por esta relación contándome sus miedos y secretos... y ¿Por qué yo no puedo? Y la
respuesta es clara, tengo miedo...Miedo de cómo Diego pueda reaccionar. Me miró de reojo en el espejo que hay en
mi cómoda y solo veo una persona jodida. ¿Diego merece a una persona mejor? —Me pregunté a mí misma—. Claro,
eso era más que evidente.
Cuando bajé lo vi hablando por teléfono y me quedé quieta esperando que terminara su conversación.
—Bárbara, no, no. No volverá a pasar—gritó enojado.
Puse los ojos en blanco.
—Joder, no estoy en mi departamento. Vete maldita sea—gritó Diego, y cortó la llamada con demasiada brusquedad.
Se dio vuelta y abrió los ojos y frunció aún más el ceño.
—¿Estás mejor? Mira Anastasia, no quiero pelear contigo, no me gusta...tienes razón, no debo presionarte a nada.
Quiero que tú me lo cuentes cuando esté lista y yo te escucharé y te apoyare, ¿vale?
Me quede quieta. Tenía ganas de llorar, pensé que iba estar enojado conmigo y más con la pelea que tuvo recién con
Barbara, pero no, al contrario, me está entendiendo... No es fácil para mí.
—Perdón, me desquité contigo. Te lo contaré cuando me sienta lista, Diego, no es fácil para mí.
—Es evidente que no merecía tus palabras y tranquila, bella, te esperare todo el tiempo del mundo, pero al menos
inténtalo. No te juzgaré ni nada, solo quiero tomar tu mano y apoyarte.
—Eres el mejor—me senté en la silla—. Podemos comer, por favor.
—Escúchame Anastasia, no tienes que sentir miedo nunca de mí, estoy aquí para ti, soy tu pareja y quiero apoyarte en
lo que sea que te preocupa.
—Lo sé, Diego, gracias por entenderme.
Caminó hacia la mesa y se sentó en la silla frente a mí.
—No me agradezca, Anastasia, quiero estar ahí para ti, así como lo has estado tú para mí en mis pesadillas.
—Diego—susurro.
Él sonrió y se levantó de la silla y caminó hacia la cocina en donde calentó de nuevo la cocina. Pasaron unos minutos
y volvió con la bandeja, dejó mi plato y luego el suyo.
Se sentó al lado mío y comenzó a comer. Lo miré de reojo y podía ver que realmente lo había lastimado. Estire mi
mano y tome su mano que quedó suspendida en el aire.
—Fui una tonta, en serio perdón, Diego, perdóname.
—Lo fuiste, pero ya paso, bella.
Lo observé detenidamente y giró su cabeza con una pequeña sonrisa.
—Deja de mirarme así—él puso su pulgar cerca de mi labio e hizo como que limpio—. Listo. Creo que se te estaba
cayendo algo de baba por mí—se burló de mí y limpio su dedo en mi polera.
Le di un manotazo.
—¡Que imbécil! —Solté una risa porque sentía como el ambiente entre nosotros se iba relajando.
—No, no. Tú sabes que no lo soy—murmuró con una sonrisa presuntuosa y tomó mi tenedor y pincho un poco de
verdura para después guiarlo a mi boca—. Ahora come que se va a volver a poner helada la comida.
Tomé el tenedor y comenzamos a comer al principio en un silencio y poco a poco fui tirando bromas para tratar de
alivianar el ambiente y él también se unía a mí
******
Entré a mi pieza con un enorme plato lleno de palomitas y bebida para ver la siguiente película después de que
habíamos peleado poco a poco las cosas se calmaron y decidimos ver películas ya que no queríamos salir tampoco.
Tuvimos suficiente con la fiesta de anoche. Yo sabía que no teníamos que ir y aun así fuimos y la pasamos súper bien,
el problema fue después cuando eran las seis de la mañana y Dylan no quería parar la fiesta aun cuando ya habían
estado dos veces la policía y a la tercera nos querían llevar detenidos por causar caos.
—Lista mi bella para ver tu película.
Me acosté a su lado y no perdió el tiempo en rodearme con su brazo y atraerme más a su pecho.
—No. No, no me gusta esta película porque lloro mucho—digo haciendo un puchero.
Él me mira divertido por mi reacción.
—Yo quiero verla, quiero saber porque una estúpida película hace sufrir tanto a mi chica—murmura con una sonrisa
ladeada y burlona porque él imbécil me quiere ver llorar—Si lloras te doy permiso de limpiar tus mocos en mi polera—
se sigue burlando.
Solté una carcajada y tomé mi computador, busqué entre mis películas favoritas y le puse play a un amor para
recordar: ¡Dios mío, por favor no me hagas llorar tanto con esta película! —Me dije a mi misma.
—Esta película es un clásico cliché—digo con una sonrisa—. Es obvio que él se iba a enamorar de Jamie, es
hermoso.
Él me mira por un momento antes de mirar de nuevo la película. Cerré los ojos cuando Jamie le dice a Landon que
está enferma. Joder, no puedo evitar que mis ojos se empañen de lágrimas.
—Odio esta película por ser tan jodidamente hermosa, en serio, siempre que la veo me rompe el corazón—digo entre
enojada y triste.
—Estás muy sentimental, Anastasia—murmura con un tono juguetón y me aprieta el muslo—. Se cómo te puedo
animar después y también como puede gritar fuerte—se burla maliciosamente, ladeando la cabeza.
Ignoro esa última parte y decido responder la primera parte de su frase.
—¡Oh, vamos! —Exclamó con una sonrisa y no puedo evitar emocionarme—. Este es el típico cliché de las historias
del amor entre la chica inocente y él malo, pero aquí ahí cambio sincero de Landon e intento cumplir cada uno de sus
sueños y Jamie no se merecía es final...No puedo con esta película.
—No llores, Anastasia. —Me abraza y me da un beso en el pelo.
—No puedo evitarlo...—Suspiro, cuando escucho que Landon le pide matrimonio a Jamie—. Voy a llorar Diego, es tu
culpa—digo entre enojada y triste.
—Recuérdame jamás ir al cine contigo—dice con una mueca burlona y le pego un codazo—. ¡Salvaje!
Lo miro por un segundo, antes de darle un pequeño beso. Me concentro de nuevo en la pantalla de mi computadora.
Una hora después, termina la película. Suelto un suspiro, adoro esta película, es mi favorita y no me canso de verla.
—¿Qué te pareció, fue muy predecible para ti?
—No está mal, es una historia muy linda y puedo entender a Landon cuando se enamoró de Jamie, porque él se dio
cuenta que era la chica indicada y me pongo en sus jodidos zapatos—se acerca a mí y me acaricia la mejilla.
Me levanto de la cama y me estiro un poco. Me peino con los dedos mi largo cabello castaño con ondas.
—Eres jodidamente bellísima—susurra.
Lo miro y veo que se puso rojo, sonrió y me acerco a él.
—Gracias, pero tú no te quedas atrás, ángel—lo pincho y tiro con fuerza su pelo.
Él quita mi mano de su pelo y tira de mí para que me siente en su regazo. Me quedo embobada mirando su perfecto
rostro, si definitivamente cae en la categoría de un ángel que es entre un chico malo pero tierno y cursi. Muerdo mi
labio inferior.
—Perdón Anastasia, pero escuche bien—tomó mis manos y las entrelazó con las suyas —. ¿Me llamaste ángel? —
Pregunta con diversión.
—Mmm...Algo así, eres muy guapo y caes en la categoría de ángeles, así como Patch—bromeo.
Él pestañea varias veces desconcertado.
—¿Categoría de ángel? Y ¿Pacht? —Pregunto aún desconcertado. No puedo evitarlo y se me escapa una pequeña
risa.
—Si, ya sabes hombres perfectos, jodidamente sexy, caliente y que siempre están diciendo cosas románticas y
también que cuando duermen se ven aún mejor, porque se ven inocentes, pero a la vez ardientes y calientes—terminó
de hablar con una sonrisa de boba y aguantando la risa.
Me miró por un segundo, antes de soltar una ruidosa carcajada, que se dobló hacia adelante. Me abrazó más fuerte y
seguía riendo y de repente su frente cayó sobre mi hombro.
—¡Oh, oh, oh! ¡Estoy viendo a mi Anastasia tontita! —Dijo aun riéndose—. Categoría de ángeles ¿Es en serio?
—¡Oye! —Exclamé con una sonrisa—. Siente jodidamente afortunado, no cualquiera cae en esa categoría.
—¿Es en serio? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Bufé molesta y me levanté de regazo. Camine hacia donde estaba mi repisa y saque el libro de Hush Hush y camine
de nuevo en donde estaba él mirando con una sonrisa traviesa.
—Toma—me miró por un segundo a mí y luego a mi libro —. Vamos, tómalo, no te va a morder el pobre libro.
Él sonrió y tiró de mi mano tan rápido e hizo que me quedara acostada en mi cama. Sonrió maliciosamente y me miró
fijamente. Mi respiración se alteró. Tomé con fuerza el libro y lo apoyé contra su pecho.
—Tú léelo—digo con una sonrisa inocente.
Tomó el libro y lo hojeó brevemente. Lo miré, era un hermoso espectáculo de ver cómo podía realizar una acción tan
simple como mirar un libro y verse tan ardiente y guapo, ahora entiendo porque todas las chicas lo desean. Él ni
siquiera se esfuerza en ser sexy o ardiente, le sale natural. Miro a Diego y veo que está con una sonrisa traviesa y
concentrado leyendo.
Eres un espectáculo de ver, ángel sexy y ardiente—me digo a mí misma. Miro como él se sienta en la posición de indio
y empieza a leer el libro con una sonrisa. Sabía que le iba a gustar o se iba a sentir identificado con Patch.
Una hora después, tenía su cabeza apoyada en mi estómago y aún seguía leyendo Hush Hush. Cerré los ojos por
unos minutos, pero sentí los labios de Diego.
—Despierta Anastasia—abrí los ojos y él estaba sentado mirándome—. Te están llamando.
Me pasó mi celular y vi que era un número desconocido. Me levanté de la cama y salí de mi habitación.
—¿Quién eres? —Pregunté con desconfianza.
—Soy Simón, tenemos que vernos hoy, puedes a las dos de la mañana—dijo tan rápido que apenas lo puede
entender.
Me alejé aún más de la puerta de mi habitación y entré a otra que estaba vacía.
—Simón—, digo molesta—. Si es algún truco para pasar más tiempo conmigo o algo por el estilo, olvídalo.
—¡Que no! —Exclamó—. Tenemos que vernos, quiero mostrarte algo.
Negué con la cabeza.
—No puedo hoy, tengo mejores cosas que hacer.
—Anastasia, es importante—soltó un suspiro—. ¿Puedes mañana a las cinco? —pregunto.
—Simón, no confío en ti.
—Anastasia: solo quiero ayudarte, es muy importante que nos veamos.
—Mira te aviso si puedo, adiós—corté la llamada y salí de la habitación en donde estaba Diego cruzado de brazos y
tenía el ceño fruncido. Oh no, joder otra maldita pelea, veo venir—me digo a mí misma y más cuando Diego me está
tirando dagas con su mirada.
—¿Qué estás haciendo? —Digo molesta.
—¿Qué me ocultas Anastasia? —Pregunto serio.
—Nada.
—¡Nada! —Exclamó molesto y enojado—. Te viniste a encerrar a esta habitación para que no escuchara tu
conversación, ¿por qué? Tan grave son tus secretos y miedo que no puedo saber nada de ti.
Caminé de nuevo hacia mi habitación y él me siguió.
—¿Por qué no confías en mí? —Dice enojado—. Porque eres tan misteriosa, Anastasia, sé que te dije que no te iba a
presionar a nada y lo mantengo. Pero por favor, Anastasia, me preocupas tú. —Solté un bufido y me tomó de la cintura
—. Mírame, Anastasia, estoy aquí contigo. Confía en mí, por favor.
Lo miré por un segundo y me solté de su agarre.
—No te metas Diego, es mi vida, por favor. Es mejor que estés lejos de esto es por tu bien—le di la espalda.
—Vale, no meto en tu vida—dijo decepcionado. Lo miré de reojo—, eso significa una cosa para mí—se puso frente a
mí—. Que no pertenezco a tu vida Anastasia, tú no me quieres en ella, solo quieres pasar un buen rato conmigo.
Lo miré fijamente y sus ojos expresaban decepción
—Para las mujeres solo soy un buen polvo, ¿verdad? Soy el chico sin compromiso. Para las mujeres solo soy el que
puedo complacerlas con el sexo, ¿verdad? Me duele que tú pienses así de mí que solo me estés utilizando. Eso me
duele jodidamente en mi corazón, pensé que íbamos en serio.
Mi corazón se rompió cuando escuché eso, porque yo no lo veía así, solo que no quería que se mezclara con mi
pasado turbulento. Me acerqué a Diego, pero él dio un paso atrás.
—Supongo que después de todo, yo mismo me busqué esa reputación, pero pensé que íbamos por un buen camino,
pero soy un imbécil.
—Diego, yo no...
—Tú solo me querías para pasar un buen rato, Anastasia, ¿verdad? —Insistió—. Recuerda cariño, sin sentimientos.
Él pasó por mi lado rápidamente y me quedé quieta en donde estaba y negué con la cabeza, salí detrás de él, porque
estaba sacando todo de contexto. Llegué rápidamente a donde estaba él y tomé su brazo.
—Diego, espera un poco por favor—frunció el ceño y se cruzó de brazo—. No te cuento de mi vida, porque mi vida
está jodida, quiero mantener lo nuestro limpio...Tengo demonios que aún tengo que enfrentar, pero tengo que hacerlo
sola, porque es parte del pasado, pero tú eres parte de mi presente.
Él seguía mirando seriamente.
—Tienes que confiar en mí. No quiero que te involucres en algo de mi pasado, solo pensemos en el presente, por
favor.
Me acerqué a él y me puse de puntitas, mis manos rodearon su cuello.
—Confía en mí—le digo en un susurro.
—Confío en ti Anastasia, solo que tengo miedo de que esté en peligro y también de que me rompas el corazón, no lo
hagas, por favor. —me suplica.
—Diego: yo confío en ti y es por esa razón por lo que te mantengo al margen de mi pasado porque si te enteras de él,
lo más probable es que rompa tu corazón—murmure.
—¿Qué es lo que esconde Anastasia? ¿De qué huyes, Anastasia?
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza
—La persona que me llamó antes era mi amigo, pero ya no, solo quería decirme algo, pero no confió en él—solté de
repente e intentando cambiar el tema.
Pestañeó varias veces y asintió.
—Mi hermano murió por salvar mi vida—cierro los ojos fuertemente—. Fue mi culpa que muriera.
Me abrazó más fuerte y me agarró con fuerza a su polera. Él me acarició la espalda y me dio un beso en el pelo.
—No es tu culpa, bella—dijo en un susurro.
Claro que fue mi culpa, pero no me sentía todavía preparada para contarle a Diego cómo sucedieron las cosas porque
aún me cuesta asimilar todo, me cuesta aún creer que mi hermano murió, que mi exnovio me traicionó y todo para
alcanzar su objetivo.
Me separé de él y entrelacé mi mano con la suya y caminé en donde estaba el sofá.
—Quiero que confíes en mí—suelto de repente—, pero no siempre te contaré lo que hago, porque como te dije antes
tengo demonios del pasado que debo enfrentarme yo sola.
—Confío en ti, Anastasia, pero no necesita dar esa pelea sola, podemos hacerlo juntos—dice.
Lo observé fijamente y me quedé callada, antes muerta. No dejaré que Diego se involucre en esto, no dejaré que
nadie jamás le toque un solo pelo y menos Nicolás y si tengo que seguir mintiéndole sobre mi pasado, engañarlo y
evadir sus preguntas lo haré. Soy lo peor como puedo mentirle en la cara y seguir viéndolo a los ojos, esos ojos que
solo miran con amor, pasión y deseo.
«Soy la peor. Miento a la gente que amo y no siento remordimiento al momento de hacerlo y menos si así me aseguro
de que ellos estarán bien»—me repito una y otra vez tratando de calmarme.
Mmm... no pensé que este capitulo iba a quedar tan largo, pero espero que les guste. Les daré un pista por
ahora las cosas esta muy calmada pero pronto pasara algo y bueno, me callo un mes... A no ser...
Hola Hermosa criaturitas, por cierto soy fans de ElRubius ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos
ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 30
Me desperté antes que Diego. Tomé mi celular y miré la hora de mi celular eran las diez de la mañana. Primer lunes
que amo ya que es feriado y no hay clases en la universidad. Mis pies tocaron el frío suelo y me metí al baño, me lavé
los dientes e hice mis necesidades.
Bajé con cuidado las escaleras y me metí en la cocina en donde iba a hacer un rico desayuno para los dos ya que
siempre cocinaba Diego y ahora quería tratar de sorprenderlo.
Sonreír al ver mi resultado me quedaron muy bien hot cakes y por último agregó arándanos para que queden aún más
ricos. Lavó toda la loza sucia y tomó la bandeja con cuidado. Subo las escaleras. Cuando entró en la habitación él
siguió durmiendo.
Dejé la bandeja en la mesita y me senté al lado de él. Me inclino y comienzo a darle pequeños besos en donde él se
remueve y bate sus largas y gruesas pestañas. Sus hermosos ojos cafés se abren y me mira con diversión.
—Buenos días, ángel—rozó mi nariz con la suya. Dejó un suave beso en sus labios y tomó la bandeja.
—Me encanta despertar contigo—dice con voz ronca y sentándose en posición de indio.
Tomó la bandeja y la dejó en la cama. Me ubicó frente a él imitando su posición. Me observa sorprendido.
—¡¿Que?! Hombre si sabes que sé cocinar, ¿verdad? —Digo divertida por su expresión.
Pone los ojos en blanco. Él suelta una ruidosa carcajada y estira su mano, me acaricia la mejilla. Sus ojos brillaron con
diversión, a veces me cuesta tomar en serio a Diego ya que siempre está hablando en idioma de tirar bromas.
—Claro que lo sé. Pero es un lindo detalle que cocines para mí.
—Tú siempre lo haces, ahora me toca a mí. Esto es igualdad de género Diego.
Él me sonríe divertido y se lleva un pedazo de hot cakes y lo mastica lentamente haciendo la situación más dramática.
Pongo los ojos en blanco porque confío en mí misma y sé que cocino muy bien.
— Muy rico —dice por fin aun masticando el pedazo de hot cakes y se lleva otro a su boca, mis ojos miran como su
lengua lame un poco de miel quedo en sus labios y me quedo atrapada en ese gesto ¡Madre mía! —pienso en mi
porque esa lengua...niego con la cabeza—¡Hey! —me llama.
Lo miro a los ojos y sus ojos brillan con diversión, ¡mierda! Me ha pillado recordando lo que paso ayer, vuelvo a míralo
y una sonrisa perversa se extiende por sus labios. Me aclaro la garganta.
—Lo sabía, nunca dudé mis habilidades para cocinar—alzó mi barbilla con orgullo y trato de desviar mis
pensamientos.
Su sonrisa se agranda mucho más como si estuviera compartiendo una travesura conmigo, lo cual es cierto,
pero...tiene que ser tan arrogante.
—Tú tienes muchas habilidades, al igual que yo. Por ejemplo: mi mejor habilidad ahora en estos momentos es sacarte
la ropa muy lentamente y hacerte enloquecer. —Dice con voz gruesa y sexy.
Me aclaro la garganta y siento como mis mejillas se van sonrojando. Él toma mis manos.
—Y creo que te contagió esa habilidad porque tú puedes desnudar muy lentamente siempre que quieras—puso su
mano en mi nuca y me atrajo hacia él, chupó mi labio inferior y mordió antes de besarme con deseo. No perdió tiempo
y adentro su lengua. Cerré los ojos y puse una de mi mano en su pecho.
Sentí cómo se movían los platos y abrí los ojos, me separé de él.
—Primero comamos—Él sonrió ampliamente mostrando una sonrisa picarona.
El desayuno se acabó rápidamente, supongo que ambos teníamos mucha hambre y fue como siempre tranquilo y
cada vez notaba que se hacía más común estar juntos y se sentía tan cómodo estar con él.
******
Diego dibuja círculos en mi estómago. Bajé mi libro y lo miré por un momento. Él me sonrió dulcemente.
—Tienes una piel tan suave—susurro sobre mi piel y respiración se entrecorto, trague duro.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—Mmm... —Murmuró. Se acercó a mí y me dio un suave beso en los labios—. Puede ser.
Sonrió y dejé mi libro de lado y me concentré en el hermoso hombre que tenía en frente de mí.
—¿Qué planes tienes para hoy? —Pregunte con curiosidad.
Se estiró para atrás y apoyó su cabeza en la marquesa de la cama y puso sus brazos detrás de la cabeza y me miró
con intensidad.
—¿Quieres una respuesta sincera? —Preguntó con diversión. Asentí con mi cabeza—. Pues tenía pensado que solo
seamos tú y yo en tu cama — tomó mi mano y tiró de mí e hizo que me sentara en su regazo. Tomó un mechón de mi
cabello —. Y que hagamos muchas travesuras.
—Pervertido.
Sonrió burlonamente y puso una mano detrás de mi cabeza. Me acerqué más a él, puse mis manos en su pecho.
—Y a ti te encanta.
Lo observé con los ojos entrecerrados y escuché como soltaba una pequeña risa antes de presionar su boca sobre la
mía.
Empieza a mover sus labios y mis manos curiosas tocan su duro torso de arriba y abajo. Él adentra su lengua dentro
de la mía y el beso cada vez va subiendo más de intensidad. Él no pierde el tiempo y sus manos se cuelan debajo de
su camiseta y comienza a subir lentamente hasta llegar a su destino. Aprieta mis pechos. Suelto un pequeño gemido.
Se separa lentamente y por fin puedo tomar un poco de aire. Él cambia de dirección y comienza a repartir pequeños
besos en mi cuello. Cierro los ojos con fuerza.
«Contrólate Anastasia, no enloquezca porque si lo haces tendrá más alto su ego»—digo mentalmente.
Él suelta una risa y pone una mano en mi barbilla.
—¡Oh, claro que vas a enloquecer Anastasia! —Exclama con una sonrisa de superioridad—. Además, yo he
escuchado tus gemidos y creo que es mi sonido favorito.
—Eres un imbécil, se supone que eso era para mí misma—digo con un puchero.
Me hace girar y mi espalda toca el suave colchón. Él me mira con diversión y toma el dobladillo de mi polera y me la
saca con cuidado.
—Tendrás que controlar más tus pensamientos y no decirlo en voz alta—él pone sus manos en mis pechos y le da un
apretón y comienza a masajear mis pechos hasta que están duro y necesitado y Diego se lleva un pecho a la boca y lo
otro lo pelliza y masajea, no puedo controlarlo y suelto un gemido—. Me encanta ese sonido, eres ardiente.
Él se inclinó y me besó de nuevo, puse mis manos en sus hombros. La mano de Diego fue bajando hasta llegar al
inicio de mis bragas. El me empezó a dar un beso por toda la cara y tomo aire antes de meter su mano dentro de mis
bragas y sus dedos comienza a explorar mi sexo y mete dos dedos en mi vagina.
Me mira fijamente con una sonrisa, mientras con destreza su mano se mantiene acariciándome y sus dedos mantienen
un ritmo lento que hace que poco a poco mi vista se nuble por el placer que me está proporcionando.
Muerdo mi labio inferior y repito su nombre una y otra vez.
—Eres bellísima—me susurra antes de mordisquear mi oreja—. Córrete en mis dedos, Anastasia.
Diego me vuelve a besar y agrega otro dedo que comienza a estimular mi clítoris haciendo que me moje aún más y
que sea más rápido el orgasmo. Se separa y comienza a darme pequeños besos calientes en mi cuello y sigue
bajando hasta que llega a mis pechos y se mete uno en la boca donde succiona con fuerza y el otro lo masajea con la
mano libre. Me retuerzo en la cama y lo llamó varias veces por su nombre.
—¡Eso es Anastasia, grita mi nombre! —dice con la voz agitada y acelerando cada vez su mete y saca de mi sexo.
Cierro los ojos con fuerza porque siento mi orgasmo a la vuelta de la esquina y siento que caigo en un lugar lleno de
placer. Enredo mis manos en su cabello obligándolo a bajar su cabeza para que me bese. Cierro los ojos con fuerza
mientras alcanzo mi cumbre de placer, me estremezco mientras jadeo.
Él me sonrió burlonamente y me dio un beso en la mejilla.
******
Él toma mi mano mientras caminamos por las calles de Barcelona sin ningún destino. Lo miro de reojo y se ve tan
guapo todo de negro e incluido su gorra.
—¿A dónde quieres ir, Anastasia?
Me encojo de hombros y Diego tira de mí para no chocar con otra pareja.
—Vamos a una plaza—propongo.
Asiente y me guía por las calles que están repletas de gente que van apuradas o de turistas que sacan fotos en cada
esquina, no los culpo Barcelona es una ciudad hermosa.
Caminamos unas cuadras y llegamos a una pequeña plaza. Él tira de mi mano y camina en donde hay una banca y
nos sentamos. Me acerco más a él y me abraza.
Nos quedamos en silencio mirando a la gente pasar y lo miró de reojo. Me muerdo el labio inferior con fuerza, porque
estoy segura de que cada día que paso al lado de este chico mis sentimientos se van agrandando cada día más y eso
me asusta, pero no de enamórame...Tengo miedo de que quieran hacerle daño a él y por mi culpa.
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti—digo en voz bajita que por un momento pienso que él no me escuchó.
—Anastasia—, pone su mano en mi barbilla y me observa sorprendido—. Con sentimientos, ahora—dice, mirando con
mucha intensidad y con una sonrisa tierna que hace relucir esos hoyuelos.
Yo asiento, se acabó lo de sin sentimientos. Toma mi mano y la lleva hacia su corazón en donde late rápidamente.
—Con sentimientos, Diego.
Él toma mi cara entre sus manos antes de besar profundamente, mis manos se enredan en su pelo y lo atraigo más
hacia mí. Chupa mi labio inferior antes de morderlo y adentra su lengua en mi boca en donde nuestras lenguas danzan
en un baile.
Me separo de él por un poco de aire y me da un beso en frente. Me quedo quieta ante su gesto tan tierno, he
aprendido que él es un chico tan tierno por dentro que no es nada como yo lo conocí. Lo observo y sé que me está
mostrando al verdadero Diego, que no se está escondiendo.
—Tienes esa mirada de tontita que solo la pones cuando me miras a mí—dice burlonamente.
Pongo los ojos en blanco y sonrió de lado.
—Claro, claro.
—Enojona, admítelo que conmigo te pones tontita y que no puedes evitarlo —lo miro de reojo—. No me hagas un
puchero, que te ves muy tierna.
Él pone su dedo en mis labios y lo muerdo con fuerza. Él lo retira rápidamente y me mira fijamente.
—Salvaje—bromea—. Pero vamos a admítelo—insistió como un niño pequeño haciendo un puchero.
Lo miré divertida.
—¿Qué tengo que admitir? —Digo pensativa y poniendo mi mano en la barbilla.
Él achicó sus ojos y me dio un suave beso en los labios.
—Quiero que digas esto—él se aclaró la garganta y se mordió el labio para aguantar la risa—. Yo, Anastasia Evans,
admito que Diego Rivero tiene un poder para hacer que me ponga tontita cuando estoy a su alrededor porque él es un
hombre demasiado caliente, ardiente y sexy.
Abrí los ojos y no pude evitarlo y me empecé a reír. Se cruzó de brazo y fingió estar enojado.
—¡Estás loco! —Exclamó entre risas. Sonrió de lado y me tiró un mechón de pelo.
—Dilo y te juro que no te molesto más.
Negué con la cabeza y me levanté de la banca.
—No diré eso, ahí te quedas bombón—digo con una sonrisa. Me di la vuelta y comencé a caminar. Lo miré de reojo y
seguía sentado con una sonrisa.
Crucé la calle y sentí como él gritaba mi nombre. Apenas pude reaccionar cuando él tomó mi mano y comenzó a correr
conmigo. Me apretó con fuerza la mano y esquivamos a la gente.
—Con sentimientos, Anastasia—gritó fuerte, mientras aún corríamos. La gente nos miraba con una sonrisa y otros con
una mueca. Bah qué sabe la gente de nuestra historia.
Diego dejó de correr y me tomó de la cintura. Puse una mano en mi pecho e intenté controlar mi respiración. Tenía una
enorme sonrisa y se pasó una mano por el pelo alborotado aún más.
—¡Estás loco! —Digo por fin, cuando puedo recuperar un poco el aire y mi respiración volvía a tranquilizarse.
—Tú me tienes así— se acercó más a mí y me tomó firmemente de la cintura—. No pares de hacerlo, porque me
haces feliz, bella—el miro como la gente pasaba por nuestro lado —. Tú jodidamente me hace feliz—gritó de nuevo.
Sonreí como una niña y me puse de puntitas. Mis manos rodearon su cuello y paso su mano por mi cintura.
—Promete que no vas a volver a esconder al verdadero Diego—él me sonrió de lado—. El mundo merece conocerte,
Diego.
—Aún no me siento listo para mostrar mi verdadero yo, por ahora solo contigo Anastasia—me susurró antes de darme
un beso pequeño en los labios.
—Estaré contigo, no lo dudes.
—Mmm..., me gusta cómo suena eso.
Me acerco aún más y le doy un corto beso. Tomo su mano y de nuevo comenzamos a correr, no puedo evitar, pero
comienzo a reír con él. Definitivamente Diego me hace increíblemente feliz y él merece la pena, merece la pena luchar
por él y cuidarlo.
No sé en qué momento exacto habría caído por los encantos del chico que alguna vez consideré como un imbécil, no
sé cómo al final él se pudo meter en mi corazón. No tengo una explicación simplemente me cautivó conocer al
verdadero Diego y estoy segura de que pronto podré decir que caí profundamente enamorada de él, porque mis
sentimientos crecen muy rápido y no me arrepiento.
Ahhhh!!!! Hoy día llegamos 100.000 mil lecturas y subí una foto a mi instagram agradeciendo su enorme apoyo
aun no me lo creo que en dos meses llegáramos cuando hace dos meses atrás estaba diciendo que llegamos
50.000 mil lecturas.. muchas gracias por su apoyo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 31
Entramos a un pequeño restaurante vegetariano. Él se sentó a mi lado y me rodeó con su brazo, me acerqué a él y le
di un beso en su barbilla.
—¿Qué me recomiendas comer? —preguntó.
—Te parece una lasaña, es muy rica—digo mirando el menú, lo observé de reojo y él asintió.
La mesera se acercó y miró fijamente a Diego. Negué con la cabeza y él sonrió burlonamente al ver mi expresión.
—Buenas tardes. Ya saben lo que van a pedir—dijo con una sonrisa coqueta a Diego.
La miré fijamente, era una chica de unos veintitrés años o veinticinco de pelo rubio corto, ojos café y morena, era linda
la chica. Él me miró por un momento antes de pedir. La chica pestañeó varias veces hacia él y puso un mechón de
pelo detrás de la oreja. "Será creído, el imbécil"—dije mentalmente y observando la escena
La chica se alejó con una enorme sonrisa. Lo observé de reojo y negué con la cabeza porque sabía que lo estaba
haciendo a propósito. Él quería verme celosa, pero no lo va a conseguir.
—¿Te ocurre algo? — Diego exhibe una enorme y pícara sonrisa, encantado por la pregunta que me acaba de hacer.
—No, solo tengo hambre—murmuro.
Apoye mi cabeza en mi mano, mire a la ventana y observe cómo la gente pasaba. Él estiró su mano, tomó un mechón
de mi pelo y comenzó a enrollarlo en su dedo.
—Eres tierna cuando estás celosa—me provoca.
—No lo estoy—digo tratando de sonreír lo que hizo que agrandara su sonrisa—. Eres muy predecible, cariño.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en el pelo donde soltó una pequeña carcajada haciéndome cosquillas. Cerré
los ojos por un momento.
—Claro, claro, voy a fingir demencia solo porque me gustas mucho.
La camarera se acercó de nuevo y dejó nuestras bebidas y volvió a hacerle ojitos antes de irse.
—Anastasia: te puedo preguntar algo.
—Claro—digo distraída jugando con el salero que había en la mesa.
—¿Por qué nunca hablas de tus padres o de tu familia?
—Mmm...No sé nunca me lo habías preguntado—lo observé y entrelazo mi mano con la suya. —Mis padres son de
Madrid, son increíbles para mí, son los mejores padres que pude pedir y mi hermano... —Solté un suspiro y cerré los
ojos—. Fue el mejor hermano que pude pedir para mí. Era más que eso para mí, era mi mejor amigo, mi entrenador y
mi compañero de aventura. Fue el mejor, él me enseñó todo lo que sé en las peleas. Era el mejor de Madrid en las
peleas y juntos éramos imparable. Era el mejor—digo con una sonrisa.
Él me sonrió de lado.
—Se ve que fue una persona increíble—me acarició el pelo—. Tienes una admiración por él y tus ojos brillan cuando
hablas de él.
—Lo admiro mucho y siempre estoy pensando en él, aunque él no esté conmigo...Yo puedo sentirlo conmigo cada día,
sé que suena estúpido lo que digo, pero... —Antes de que termine de hablar él me interrumpe.
—No es estúpido lo que dice Anastasia. Yo también lo siento con mi familia. Mi familia también era increíble, mis
padres estaban tan enamorados y mis mellizos eran hermosos—él hace una mueca—. Yo era el mayor de mis
hermanitos. Mis mellizos pequeños ahora tendrían doce años. Ellos eran un terremoto juntos, los amaba a esas
bestias—él se queda callado un momento antes de negar con la cabeza—. Pienso cada día en mi familia. No hay un
solo día que no me acuerde de mi madre, padre o de mis mellizos favoritos.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y lo abracé fuertemente.
—Diego, me duele verte así—digo en un susurro porque es la verdad. No quiero imaginarme el dolor que siente él
porque, joder, perdió a toda su familia. Yo no sé qué haría sin mis padres, pero en cambio él pudo salir adelante—.
Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. Eres tan bueno.
—Tampoco te pases, solo he aprendido a vivir con el dolor al igual que tú.
—Supongo que ambos hemos podido con el dolor—digo en un susurro.
Puso una mano en mi barbilla y me miró fijamente, en sus labios apareció una hermosa sonrisa.
—Aún no se me olvida que estás celosa—bromea tratando de cambiar de tema.
—No eres mi persona favorita en estos momentos—bromeo. Él se inclinó y me dio un suave beso.
Miré hacia al frente y vi como la mesera se acerca a nuestra mesa con la lasaña, ella solo tiene ojos para Diego. Estoy
segura de que ni noto mi presencia...La muy cínica. Ella dejó la lasaña y nuestros platos.
—Si necesitas cualquier cosa, me avisas—dijo coquetamente a Diego.
Lo observé y él frunció el ceño.
—Gracias—dice un poco molesto. Yo solté una pequeña carcajada. La mesera me miró y abrió los ojos—. No quieres
nada más, amor—dice marcando bien la palabra amor.
Miré a la camarera quien estaba comenzando a sonrojar. Me aclaré la garganta.
—Solo una cosa que no mires tanto a mi novio, porque se puede desgastar porque lo miras como si te lo fueras a
comer—bromeo.
La chica se puso más roja y él se mordió el labio inferior para aguantarse la risa.
—Oh, perdona...Yo pensé que eran amigos—dijo avergonzada la camarera.
Sonreí y me encogí de hombros.
—Nah... Normal, aun no entiendo cómo lo soporto con lo imbécil que es—bromeo. La chica se rio y Diego tosió
molesto.
—Bueno perdón y provecho—dijo antes de irse rápidamente.
Miré a Diego con una sonrisa, puse mis manos en sus mejillas y se la apreté. Él hizo cara de dolor y solté sus mejillas
que tenían un leve tono rojo.
—No hagas eso Anastasia, me duele—dice refregándose sus mejillas. Sonreí inocentemente hacia él.
—Llorón—le saque la lengua y tome un pedazo de lasaña.
El almuerzo transcurrió normal y entre bromas con Diego como siempre, aunque al frente de nosotros había un par de
chicas que literalmente se estaban comiendo a Diego con la mirada y por supuesto que él lo notó, es como un imán
para las mujeres. Supongo que él ya está acostumbrado a que las mujeres se lo devoren con la mirada.
Cuando terminamos de comer él entrelazó nuestras manos y caminamos de nuevo por la calle de Barcelona, mirando
los edificios que son increíblemente alto. Me encanta Barcelona.
Caminamos por las calles sin rumbo alguno hasta que a Diego le sonó su teléfono y contestó la llamada, nos pusimos
al lado de una heladería. Él habla con Cameron y sonreía cada rato y se tiran bromas muy malas que solo me hacían
reír de lo estúpidos que eran esos dos juntos y dicen que mis amigos son raros.
—Vale cariño, nos vemos en el departamento de Alejandra—solté una risa y él me guiño el ojo—. Si vamos a ir, mira
que te pones enojón hombre, relájate... —Diego soltó una risa y negó con la cabeza. Cortó la llamada y guardó su
celular.
—¿Quieres ir al departamento de Alejandra? Porque hay fiesta.
—Claro—digo divertida aun por la llamada—. Además, creo que a Cameron le dará un infarto si no te ve ahí en unos
minutos.
—Él simplemente no puede vivir sin mí, soy el hombre de su vida—bromea. Tomó mi mano e hizo parar a un taxi.
*******
Llegamos al departamento de Alejandra. Diego tocó la puerta tres veces antes de que la puerta se abriera y viéramos
a Cameron con una cerveza en su mano. Él abrazó a Diego y me dio un enorme beso en la mejilla.
Él entrelazó mi mano con la suya y todos nos miraban con una sonrisa. Alejandra corrió en donde estaba y me abrazó
con fuerza.
—¡Jesús mío! Déjame respirar—bromeo, porque me tenía firmemente agarrada del cuello.
—Perdón, pero te extraño, amor—me guiñó el ojo. Solté una risa y negué con la cabeza. Caminamos los cuatros y nos
sentamos en un sillón en donde saludamos a los demás, por suerte no estaba Bárbara porque no quiero una de sus
escenas.
Él me ofreció cerveza, pero negué con la cabeza, tomó una Coca-Cola y acepté. Abrí la bebida y le di un sorbo. Lo
miré de reojo.
—¿Qué pasa, Diego?
—Te admiro en silencio porque eres bellísima y no tengo palabras para describir como tú me haces sentir y sé que si
lo intentara no podría porque me haría un lío con mis propias palabras y mis pensamientos—declaró en un susurro.
Me quedé callada y apreté mis labios porque no sabía si besarlo o reírme por lo cursi que me salió este chico. Él se
pasó una mano por el pelo con un claro gesto de nerviosismo.
—Te estás ablandando muchachote.
—Soy sincero contigo.
Mis manos las puse en las mejillas de Diego y cerró los ojos. Acaricié su barbilla y podía sentir como tenía un leve
rastro de barba.
—Te contaré un secreto: la vida se ve realmente hermosa cuando tú sonríes Diego, no dejes jamás de sonreír para mí.
Me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa.
—Nos estamos volviendo cada vez más cursi con el transcurrir de los días que pasamos juntos—musita sobre mi oreja
con su tono de burla que ya me acostumbrado a él porque así es Diego le gusta bromear a pesar de tener un pasado
doloroso.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia, lo que hizo que él soltara una carcajada.
—No sé de qué hablas, yo no soy cursi—traté de fingir demencia. Lo que hizo que él soltara una enorme carcajada y
me abrazara.
La fiesta transcurrió tranquilamente, aunque después igual llegó Bárbara con un nuevo chico con el que estuvo
besándolo. Diego hacía cara de asco porque era obvio que ella quería sacarle celos a Diego, lo que me hacía aún más
gracia la situación.
Él tomó mi mano y me sacó a bailar una improvisada pista que había en una parte de la sala de estar en donde estaba
Alejandra y Cameron bailando. En donde comenzó la nueva canción de Ariana Grande Boyfriend. Alejandra gritó y se
acercó más a Cameron.
Me acerqué a él y mis manos rodearon su cuello. Sonrió de lado y me miraba fijamente con deseo. No puede evitar,
pero empecé a cantar la canción:
I'm a motherfuckin' train wreck
I don't wanna be too much
But I don't wanna miss your touch
And you don't seem to give a fuck
I don't wanna keep you waiting
But I do just what I have to do
And I might not be the one for you
But you ain't allowed to have no boo
'Cause I know we be so complicated
But we be so smitten, it's crazy
I can't have what I want, but neither can you
Soy un maldito desastre
No quiero ser demasiado
Pero no quiero perder tus caricias
Y parece que no te importa una mierda
No quiero hacerte esperar
Pero simplemente hago lo que tengo que hacer
Y no puedo ser tu elegida
Pero no vas a encontrar ningún amor
Porque sé que somos muy complicados
Pero estamos tan enamorados, es una locura
No puedo tener lo que quiero, pero tú tampoco
La canción terminó y me dio un beso antes de volver a sentarnos en los sillones. Él me miraba de reojo.
—Para mí tú eres mi novia, lo sabes ¿verdad? —Soltó de repente.
—Lo sé, no necesito que me lo pidas porque ahora quien hace eso—solté una risa—. Para mí ya eres mi novio.
—Eso me quedó claro cuando se lo dijiste a la mesera porque estabas celosa—me recordó.
—Quiero decir que de nuevo no eres mi persona favorita en estos momentos—lo pinché.
Tomó un mechón de mi pelo y se acercó a mí y acarició su nariz con la mía. Me quedé quieta mirándolo.
—Otra vez te pusiste tontita—se acercó tan rápido que apenas sentí el beso. Hice un puchero porque no era justo para
mí.
—¡Solo eso vas a darme un aburrido y corto beso! —exclamé indignada.
—Mmm..., por ahora—me susurro con su voz ronca.
—Jodete—digo con una sonrisa.
—Ya te lo he dicho antes que me pones terriblemente caliente que seas tan ruda—soltó sin descaro.
Solté una risa y en ese momento Alejandra y Cameron se sentaron a nuestro lado y comenzamos a conversar y a tirar
bromas.
******
Diego jugaba con un mechón de mi pelo mientras veíamos eclipse y soltaba pequeños suspiros de aburrimiento.
Observe como Bella besaba a Jacob, a los triángulos amoroso que sería la película sin ellos.
—¡Dios! Si tanta gana le tiene al lobo y al vampiro porque no hace un trío así de simple—se burla Diego.
—Diego, a lo mejor ella no quiere, no a todas las personas le gusta hacer trio.
Lo miré por un segundo y ahí estaba apareciendo esa sonrisa burlona, negué con la cabeza antes de volver a mirar la
pantalla.
—Puede que tengas razón y tú, Anastasia ¿Te gustaría montártelo con una tía? Para mí no supondría ningún
problema para mí si yo estuviese invitado — bromea Diego con una mirada lasciva y cierto aire arrogante.
Me remuevo nerviosa y golpeó su hombro. Él apenas se inmuta. Únicamente sonríe de manera ambigua.
—¡Diego! Me daría igual si fuera con un hombre o una mujer, pero a ti te gustaría con un chico. ¿Todavía seguirías
queriendo hacer un trío? —lo provocó—. ¿De verdad te parecería bien? —bromeo.
Observó el duro e inflexible perfil de Diego.
—Mi bella ¿eso es lo que te gustaría? ¿Otro tipo en tu boca mientras yo me meto mis dedos dentro de ti? Está
jugando fuerte, nena.
—No es eso lo que quería decir, Diego.
—Perfecto, porque no estoy entendiendo el punto de esta conversación, al final quieres tener un trío, ¿o no? —vuelve
a provocarme con una mirada presuntuosa.
Aprieto la mandíbula con impotencia.
—Eres exasperante —replicó furiosa.
—Bella ¿tantas ganas tienes de estar con otro u otra? —contraataca Diego con una sonrisa burlona.
La sangre me hierve. Se está ganando un golpe en su rostro, niego con la cabeza y masajeó la sien.
—Diego ¿vas a seguir con ese tema?
—Lo cierto es que no, pero ¿qué puedo hacer si tú quieres continuar con ello?
—Vamos a aclarar algo, guapo, si quiero hacer un trío ya sea con una mujer o con otro hombre te lo voy a informar,
pero ahora puedes dejar ese tema. Me refiero que no a toda la gente le mola la idea de hacer trio, pero como eres
hombre...
De pronto, Diego aplasta su boca contra la mía, impidiendo que pueda decir nada más. Por puro instinto de
supervivencia me agarro a su camiseta para no caer hacia atrás y despacio me dejo caer por el placentero movimiento
de su escurridiza lengua. Diego asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con una exigencia
feroz. La caricia se vuelve ardiente y caliente.
Diego hace que mi espalda retroceda hasta que topó el sofá sin dejar de besar, pero siento como ese simple beso va
subiendo la temperatura en nuestro cuerpo. La forma en que sus labios me rozan se filtra en mi piel como un suspiro,
una promesa, una necesidad irrefrenable.
Soy solo yo y él es todo lo que me sostiene en su regazo. Me doy la vuelta todo lo que puedo y deslizo mi mano sobre
sus tatuajes por su brazo izquierdo. Diego suelta un gruñido y de pronto me abraza con más fuerza. Mis pechos se
estrujan contra su torso firme y duro. Él se queda muy quieto de repente y se separa con dolor mientras yo inspiro
temblorosa.
—¿Pasa algo? —logro vocalizar.
—Nada —gruñe.
—Entonces, ¿por qué te has detenido? —inquiero intrigada.
—Porque estoy pensando en cómo te puedo dar placer —suelta Diego a modo de explicación y baja la vista mi boca.
Al igual que él, me fijo también en la suya con frustración—. Y ya tengo una idea, te va a gustar—me susurra con voz
melosa.
Me sitúo de espaldas y respiro hondo antes de hablar.
—Claro, se me olvidad que eres el dios en sexo.
Noto que él contiene el aire un instante.
—Jamás he dicho eso, es una estupidez —pone los ojos en blanco.
—¿Quieres probar o no? Confía en mí Anastasia—ronronea muy próximo a mi oído.
—Vale—murmuró—. ¿Qué es lo que tienes en mente?
Diego pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que pueda decir algo, me aparta el pelo hacia un lado y lame con
sensualidad la curva del lado derecho de mi cuello. A la vez, me desabotona los pantalones y baja muy despacio la
cremallera.
—Mi bella —gime con rudeza —. Vamos a hacer algo interesante para ambos.
Desliza mis vaqueros junto con mis bragas rosas por mis muslos con movimientos lentos y suaves. Un doloroso y
placentero pinchazo se extiende por mi sexo al imaginar lo que vendrá después. Ya no puedo esperar.
Estoy a punto de decir algo más, pero Diego me hace callar con un pequeño soplo de aire y me besa en el centro de la
espalda, y un sutil escalofrío se extiende por mi espina dorsal.
—Eres bonita—continúa susurrando—, inteligente, amable, graciosa y fuerte, muy fuerte, Anastasia, tienes que
saberlo—concluye tomando mi mano y guiándola hacia el lugar exacto por donde el fuego me consume—. Quiero ver
cómo te tocas.
—¿Quieres que me masturbe? —pregunto sorprendida—. Es algo un poco más privado, Diego, y no sé... —comienzo
a tartamudear.
—Voy a estar junto a ti, tranquila, es algo que ya hemos hecho juntos, pero quiero ver como lo haces tú.
—Vale—digo con confianza.
—Espera un poco mi bella, te ayudare—me asegura con la voz ronca.
Diego conduce en círculos sensuales dos de mis dedos sobre mi sexo y muerdo mi labio cuando mis dedos se meten
dentro de mi sexo. Cierro los ojos y me relajo apoyando la cabeza en su hombro y siento como un dedo Diego juega
con mi clítoris y su otra mano masajea mi pecho derecho.
¡Madre mía! —pienso para mí misma. Aceleró los movimientos como a mí me gusta y Diego comienza murmura
palabras calientes que hace que me excite, vamos no soy una santa yo misma me he dado placer, pero hacerlo con
Diego le da un toque más caliente. Me estresa cuando las mujeres niegan que se masturban, uno tiene que hacerlo
para conocer tu cuerpo y también para saber lo que a ti te gusta y poder comentar con tus parejas así de simple.
—Así, mi bella. Estás haciéndolo bien. ¿Cómo te sientes? —gruñe Diego con la voz rota y agitada. Noto que está duro
como una roca y me clavó los dientes en el labio inferior. Suelto demasiado alto un inteligible ruidillo, y él libera una
risita vanidosa. —Con calma, mi Anastasia, o tendremos público muy pronto por nuestros vecinos—me advierte Diego
con ternura sobre mi cabello sin detenerse—. Lo último que queremos es que venga a tocar la puerta y nos quiten este
momento tan íntimo, ¿verdad? —dice burlón.
—Diego, no bromees en un momento así. Yo...—cierro los ojos porque siento como su dedo hace presión en mi clítoris
y mete un dedo dentro de mi sexo.
Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya. Mis caderas se sincronizan con los movimientos de mi mano y
muerdo el labio con fuerza de Diego porque siento como un hormigueo asciende dentro de mí, lo que me hace saber
que estoy llegando a mi orgasmo.
La cara interna de mis muslos está perlada de sudor y me siento caliente. Miro de reojo a Diego y veo que retira su
dedo dentro de mi sexo y se lo lleva a la boca... ¡Puff, dios bendito! Esa imagen es demasiado.
—¿Estas apunto?
Asiento con mi cabeza y las manos de Diego comienza a deslizarse por mi cuello, bajando por mi pecho donde los
masajea unos segundos antes de continuar descendiendo por mi estomago hasta llegar mi sexo donde mete un dedo
y comienza a moverlo en círculos retiro mis dedos y dejo que él siga. Aprieto mis muslos con fuerza atrapando su
mano.
—¡Diego me corro! —gritó con fuerza y él suelta una carcajada ronca antes de besarme con cuidado.
—¿Te ha gustado? —pregunta, asiento con mi cabeza y me da un breve beso—. Dime cuáles son tus fantasías
Anastasia, y te prometo que te las cumpliré—me ronronean en mi cuello.
Es hermosa nuestra Anastasia aquí les dejo un gif de ella:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 32
Sentí como sonaba la alarma, pero me tapé con una almohada. No quería ir a clase, quería seguir durmiendo. Sentí
que alguien me quitaba la almohada e hice un puchero porque la única persona que podría ser era Diego. Él comenzó
a darme besos por toda la cara, era una buena forma de despertar, pero aún no quería despertar, le di un empujón y
me tapé hasta arriba con el cubrecama. Sentí como se reía de mí y me arrancaba el cubrecama.
—Despierta bella, no me hagas tirarte agua—me amenazó—. Me voy a bañar y cuando salga quiero ver tu lindo culo
fuera de esa cama.
—¡Dios cállate! —Exclame molesta y volviendo a tapar. Sentí como acariciaba la mejilla.
—Hablo en serio muy en serio—dijo, antes de darme un beso en la cara. Escuché como caminaba y cerraba la puerta
del baño. "¡Por fin! Cinco minutos más no me harán daño" —me dije a mi misma.
******
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo miré e iba enojado porque esos cinco minutos se convirtieron en
media hora que pasé de largo. Entramos al salón y nos sentamos en los últimos puestos, miré de reojo a Diego, quien
miraba fijamente al profesor.
Saqué mi cuaderno y comencé a tomar apuntes de lo que decía el profesor. Sentí como él arrastró su silla más cerca
de la mía y miraba lo que estaba anotando.
—Aun sigo molesto—me susurro con un tono de diversión.
Lo observé un segundo y tenía una sonrisa traviesa en sus labios.
—Es culpa tuya y de tu cama que sea tan cómoda—rebatí con un tono de burla.
—Me gusta cómo se escucha, eso significa que amas mi cama y es una ventaja que puedo aprovechar para mi
beneficio—comentó con un gesto pícaro en sus labios que no me pasó por desapercibido.
— Eres malo—le reproché con un puchero.
—No. Yo soy muy bueno y soy delicioso como el chocolate—comento con un tono sarcástico y me guiño el ojo de
forma juguetona, puso su mano peligrosamente entremedio de mis muslos.
Aguante la respiración y lo mire por el rabillo de mi oreja, tenía una sonrisa de oreja a oreja, tome su mano y la saqué
lentamente.
—¡Manos fuera! —Lo apunté con mi lápiz. Él se rió y me acarició la mejilla con su nariz.
—Ayer no decía lo mismo—me recordó con tono presuntuoso en su voz «¡Maldito engreído!»
—Egocéntrico—digo anotando de nuevo lo que está diciendo el profesor. Me rodea con su brazo y me observa
fijamente, sé que está esperando que diga algo más. Lo miro y estaba tan cerca de mí que no puedo ver nada más
que no sea sus ojos cafés oscuro. —Mi palabra del día para ti.
—¿Ah? —Preguntó perdido por el tema de conversación.
Negué con la cabeza y sonreí.
—Olvídalo, no importa.
Por fin salimos de clase donde los gemelos y Jonathan me estaban esperando. Dylan se acercó a Diego y chocaron
sus puños.
—Ya veo que no se han separado desde que yo los junté—bromea Dylan.
Lo fulmino con la mirada, aún no se me olvida que fue un chismoso.
—Cállate perra—digo enojada.
—Pensé que Diego te mantendría relajada, pero veo que sigues siendo tan amargada como siempre, cariño—bromea.
Le pegué un puñetazo de broma y él me dio un beso en la mejilla.
Saludo a Javier y Jonathan. Él me imita saludando a los demás. Caminamos hacia el patio en donde vemos a
Alejandra y Cameron acercarse. Nos sentamos todo en pasto.
—Ya decía yo que no iba a durar mucho—le reclama Javier a Jonathan—. Me debes plata, hermanito—Javier estira su
mano hacia Dylan, quien refunfuña antes de depositar un billete en la mano de Javier.
—Serán perras las dos—apunta Jonathan—. Apostando de nuevo por mis relaciones—Jonathan achica sus ojos y
mira fijamente a los gemelos.
—No lo veas de esa forma, amorcín, tómalo con un incentivo de que yo creo que puedes durar más de una semana
con una chica, aunque dude que se te quite lo puto—bromea.
Miró a Alejandra y ambas estallamos en unas carcajadas.
—Yo no tengo fe, eres demasiado puta—dice Javier con una sonrisa.
—¡Hey, déjenme en paz! —Dice molesto Jonathan—. Me gustan demasiado las mujeres para solo estar con una de
ellas, todas merecen compartirme—bromea.
—¡Oh, cállense los tres! Ustedes tres son putos, no sé por qué lo niegan tanto, uno se hace más inocente que otro—
digo mirando a Javier, quien abre la boca y se lleva una mano en el pecho.
—Disculpa, pero me estás tirando una indirecta—Dijo Javier indignado, no puedo evitarlo, pero se me escapa una
carcajada—. Porque me siento ofendido y solo lo defiendes porque es tu favorito—suelta un bufido.
Pongo los ojos en blanco.
—Créanme que los amos a los tres o si no los aguantaría tanto.
—Ustedes cuatro nunca van a cambiar, ¿verdad? —Pregunta Alejandra apuntándonos.
—¡No! —Exclamamos los cuatro. Lo que hace que todos se rían, Diego me abraza y esconde su cara en mi cuello.
—Tienes unos amigos increíbles. —Dice en un susurro.
—Son los mejores hermanos que pude pedir—digo en susurro. Miro como Dylan bromea con Javier diciendo que él es
el gemelo más guapo y así empiezan de nuevo a pelear.
Entramos por fin en mi departamento y él me acorrala contra la pared y comienza a darme pequeños besos en el
cuello. Mis manos rodean su cuello y tira mi mochila a un lado junto con la de él.
Sonrió y lo observó fijamente porque estoy perdiendo ya esta batalla y cada segundo que paso con él se mete cada
vez más en mi corazón y mi piel y ya me rendí, Diego siempre será mi hermosa rendición.
Él me alzó y mis piernas rodearon su cadera. Se apretó contra mí y pude sentirlo duro como una roca. Solté un
gemido. Diego caminó y me acostó en el sillón, se puso arriba de mí y tomó el dobladillo de mi polera y me la sacó
dejándome solo en sujetador. Tome su camiseta y se la quite también, la tire al suelo y él volvió a besarme con pasión.
—Necesito controlarme—susurro contra mis labios. Sonreí inocentemente y mis manos recorrieron su torso hasta
llegar al inicio de su pantalón —. Tenemos que parar.
Él se separó y yo me senté en el sillón, lo miré como caminaba de un lado a otro. Me acerqué a él y puse mis manos
en su pecho tanteando la dureza de sus abdominales marcados, es pecado puro.
—Diego—, susurro con la voz entrecortada.
Me observó con desconfianza.
—A la mierda—dijo antes de empujar contra la pared.
Me besó con furia y con deseo. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza que hizo que soltara un gemido
que se perdió en mi boca. Desabrochó mi sujetador y pude sentir cómo las copas se aflojaron.
Me separé de él y me saqué mi sujetador. Sus ojos me recorrieron lentamente mi cuerpo mando pequeñas ondas de
lujuria, sus ojos me miraban como si quisiera comer a besos. Mis manos rodearon su cuello y lo atraje de nuevo hacia
mí besándolo con fuerza y deseo. Puso sus manos en mi trasero y me levantó con rapidez y comenzó a subir las
escaleras.
Abrió de una patada mi puerta y entró con rapidez dejándome en la cama. Él subió encima y se puso entremedio de
mis piernas y lo puede sentir duro contra mí. Hizo un movimiento con su cadera que hizo que soltara un gemido. Sus
manos fueron hacia mis pechos donde las apretó, las masajeo hasta dejarlas erguidas y duras.
Cerré los ojos y me mordió el labio inferior con fuerza. Su boca comenzó a descender lentamente hasta llegar a mis
pechos donde chupó mi pecho derecho y con su otra mano masajeaba mi pecho. Solté un gemido fuerte cuando
atrapo con sus dientes mi pezón y mi espalda se arquea por el placer.
Volvió a besarme y nuestras lenguas se juntaron, mis manos se fueron a su trasero y lo apreté contra mí, que hizo que
ambos soltáramos un gemido. Tomó una de mi pierna y la puso alrededor de su cadera y él volvió a mover su cadera
contra la mía creando la fricción perfecta.
—Eres bellísima—me susurro con voz ronca, antes de morder mi oreja.
Sus manos fueron a los botones de mis pantalones y comenzó a desabrocharlo y su mano no perdió tiempo y se coló
entre mis bragas, llegó a mi sexo y me metió dos dedos dentro de mi sexo. Solté un gemido al sentir sus dedos dentro
de mí. Inicio primero lento con movimiento circulares y después comenzó acelera sus dedos que entraban y salían.
Mis manos también se fueron a sus botones donde los desabrochó y se los bajó junto con su bóxer. Su pene salta libre
¡Dios, mío! Está duro y listo para jugar con él. Me mordió el cuello cuando agarré su miembro y comencé a
masturbarlo despacio.
—Joder, bella—gimió Diego.
Él aceleró sus movimientos y yo también aceleró mis movimientos haciendo que ambos soltamos gemidos sin control.
Sentí como mi espalda se arqueó y llegué a mi orgasmo.
Cerré los ojos por un segundo intentado controlar mi respiración y miró de reojo como Diego se tocaba el mismo para
llegar a su orgasmo, «Joder con esa imagen» —digo mentalmente. Estiro mi mano y tomo su miembro, mi mano sube
y baja lentamente por su miembro. Él me besa en la boca cuando llega su propio orgasmo.
******
Me acerco con mucho cuidado en donde se encuentra cocinado Diego solo con sus pantalones de pijama. Mis manos
rodean su cadera y sube por su torso bien marcado. Apoyó mi cabeza en su espalda y pudo sentirlo como se ríe.
—Te extraño—murmuré con un tono de voz triste.
Diego se gira lentamente y una pequeña sonrisa traviesa comienza a aparecer en sus labios, toma un mechón de mi
pelo y se lo enrolla en su dedo.
—¡Hey! Pero sí aquí está mi Anastasia tontita — Él tira de mi mechón y me da un suave beso—. Bueno, tú siempre
estás así cuando estoy yo, te tengo bajo mis encantos.
—¡Oh si! — Exclamó sarcásticamente —. Estoy totalmente bajos tus encantos ¡Qué imbécil eres! — Suelto una risa.
Me tomó de la cintura.
—Fingiré demencia y haré como que no escuche: "¡Qué imbécil eres!" —dice excesivamente contento.
Me suelto de su agarre y él se gira para volver las verduras salteadas...Mmm huele delicioso. Él me ofrece y me
acerca la cuchara a mi boca, sopló un poco antes de comer...Mmm delicioso.
—¿Rico? —pregunta con una sonrisa.
Yo asiento y me acerco a él.
—Tengo que conservarte, sabes cocinar muy bien—asiento para mí misma lo que hace que él se ría.
—Me gusta eso significa que quiere que esté en tu vida por mucho tiempo—dice alargando la palabra tiempo.
—Eso no lo dude Ángel, sexy y ardiente —le digo antes de pegarle palmada en su trasero.
Me observa sorprendido.
—¿Qué? Acaso solo tú puedes tocar mi trasero. Ese trasero es mío Diego y lo tocó cuando quiera.
—Pervertida—me apunta con la cuchara—. No puedes manosearme cuando esté cocinado, Anastasia.
—¿Por qué no? —Contraataco con una sonrisa—. Se supone que te puedo manosear en cualquier parte—digo con un
mohín en los labios.
Él me observa divertido y se aclara la garganta.
—Porque tengo una jodida fantasía de hacerlo contigo arriba del mesón, duro y fuerte y no me ayudas ahora mismo—
declara sin vergüenza.
Abro la boca y la cierro. Me aclaro la garganta antes de hablar.
—Sin palabras, Anastasia—dice con una sonrisa arrogante. Achico mis ojos y lo miro.
—Eso..., fue...Mmm, ¡Dios! Tú—comienzo a divagar.
Lo que hace que él suelte una carcajada y me abrace.
—Me gusta dejarte sin palabras, es algo que antes no podía hacer, pero ahora sí.
—Tú—lo apunto con mi dedo—eres un... —Antes de hablar él pone un dedo en mis labios. Lo observó.
—Soy una persona encantadora, sexy, caliente y ardiente. Admítelo, Anastasia, te encanta, soy la persona que te
quita el sueño y también las bragas—se burla con una sonrisa juguetona que lo hace ver más guapo.
—No eres chistoso—digo sonrojándome.
—No soy chistoso, pero tengo carisma—contrataca.
—Diego, es lo mismo.
Él hace un gesto con la mano quitándole importancia y camina donde está la cocina y la apaga. Me mira de reojo y doy
un paso atrás porque sus ojos brillan con diversión como si estuviera planeado algo.
Lo observo fijamente como saca platos de mis muebles y comienza a servir la comida en los platos. Me entrega el mío
y caminamos al comedor, nos sentamos en silencio. Levantó la mirada y me está observando fijamente.
—¡Me encantas! Vale, me encantas y siento que estoy jodido, que no puedo detener lo que siento por ti y que no
quiero tampoco detenerlo porque soy feliz. Tú me haces feliz, Anastasia—dice muy serio, sin ningún tono de burla o
arrogancia.
«¡Dios mío! Esto se me está escapando de las manos»—me digo a mí misma. Él me mira fijamente, pero comienzo a
comer. Hasta dónde estás dispuesta a llegar Anastasia ¿Cuánto tiempo más aguantaré esta mentira? —Me regaño yo
misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 33
La semana se me pasó rápido con mis amigos volviendo a hacer nosotros por ahora, tampoco quería que Diego me
asfixiara por estar todo el tiempo juntos, necesitaba mis espacios para estar con mis amigos y también para estar sola
desde que comencé con él no había tenido tiempo para estar sola. Y una tarde que estaba con él exploté con él
porque de verdad que estaba siendo un pesado conmigo.
Hace cuatro días:
—Vete a la mierda, Diego—grite enojada.
—Perdona—dice enojado, aunque él estaba más calmado. Pero yo no, joder, quería gritar, no me gustó nada cómo se
está comportando y creo que es recíproco.
—Jódete—lo empujé con fuerza—. No puedes estar espiándome, te vi, Diego—le recrimino molesta.
Él intentó acercarse a mí, pero yo di un paso hacia atrás.
—Te vi con otro chico—comento molesto y cerrando sus ojos antes de volver a mirarme, se estaba conteniendo para
no gritarme, pero yo no podía calmarme.
—¡¿Y?!
—¡¿Cómo qué y?! ¿Quién mierda era él?
Me gire y camine hacia la salida de la puerta, pero él me tomó del brazo con cuidado y lo fulminó con la mirada. Ya
estaba cansada de hablar con él y necesitaba irme de aquí.
—Son mis asuntos, no te metas—lo empujé con fuerza y salí de su departamento. Bajé por las escaleras de
emergencia y entré a mi departamento.
Subí en dos las escaleras y entré a mi cuarto, vi mi bolso entrenar y lo tomé. Necesitaba relajarme un poco, y entrenar
un poco me parecía la mejor idea para sacar la ira que tengo. No tenía derecho de desconfiar así de mí, aun no
entiendo porque me siguió. Sabía que era una mala idea juntarme con Simón, pero solo fue para hablar de cosas
importantes que al final no sirvieron para nada porque aún no podía conseguir nada de Nicolás.
******
Gotas de sudor recorren mi cara y mi espalda mientras le pego una y otra vez al saco de boxeo y sacaba toda la rabia
que tenía dentro. No tenía ni idea cuánto tiempo llevaba así, pero no quería parar, sentía tanta rabia con Diego que
aún no podía creer que me siguiera.
Solté un gruñido y sentí unas pisadas acercarse a mí.
—Hora de parar. Toma una ducha y vete directamente a tu casa—me ordena Ricky. Paré y tomé la botella que me
ofrecía—. Hoy día estás más agresiva que de costumbre ¿Te ocurre algo?
—Problemas con un chico.
—¿Novio? —Preguntó con interés. Asentí.
—Me siguió..., él me estaba espiando y....Lo puedes creer Ricky—di un sorbo a mi botella y se pasó la mano por la
barbilla—. Siento que de alguna manera rompió mi confianza, acaso él no confía en mí.
—Tal vez sea una coincidencia.
Lo apunté con un dedo.
—No lo defiendas. No fue coincidencia porque era un lugar abandonado que iba a estar haciendo él ahí—solté con
rabia.
—Tal vez, estaba preocupado por ti y estoy seguro de que ni siquiera lo dejaste hablar para defenderse o que te diera
sus motivos.
—Estoy muy molesta—declaró enojada.
Tomé una enorme respiración para tratar de controlarme y pensar mejor las cosas.
—Se inteligente Anastasia y recuerda siempre escuchar a la otra persona — él me pasó mi bolso y me dio empujón
para que caminara hacia los camerinos de mujeres —. Camina un poco y respira profundo y después conversan con
más calma.
Rodé los ojos y me metí dentro de los camerinos de mujeres, tal vez tenía razón, necesitaba escuchar su versión y
que sea sincero de porque me siguió, para mí es algo muy feo, creo que para cualquier persona lo sería.
Cuando llegué a mi departamento vi a Diego en mi puerta. Él escuchó mis pasos y se levantó rápidamente. Caminé
más despacio a propósito, aún no me sentía lista para hablar, pero ya estaba mucho más calmada.
—Perdón—dijo en voz baja y avergonzado mirando a sus pies.
—Diego—, respiré profundamente antes de hablar—. No me gustó que me siguiera, pero tampoco quiero seguir
peleando contigo. Solo tengo una pregunta: ¿Por qué?
—No lo sé...Yo no sé qué me pasaba por la cabeza solo que te veías muy sospechosa y sentí curiosidad de saber qué
es lo que escondes y solo te seguí, pero no me esperaba verte con un chico y ahora yo te pregunto: ¿Quién es él?
—Un viejo amigo, solo nos juntamos para hablar sobre las peleas...Nada más, Diego. —Mentí con descaro y
sosteniendo la mirada.
Abrí la puerta de mi departamento y me hice a un lado para que entrara. Caminamos juntos hasta la sala de estar.
Él me tomó la mano e hizo que lo mirara. Lo observé y vi en sus ojos miedo y desconfianza.
—¿Puedo confiar en ti?
Achiqué los ojos y negué con la cabeza. Muy mala pregunta Diego—me dije a mí misma. Joder, que me dolía, jamás
podría serle infiel.
—¿Sabes que me lastimas? Verdad
—Tú también—se golpea el pecho—. Me da miedo que me rompas mi corazón; siento que te me escapas entre los
dedos y que no puedo saber si un día a otro seguirás aquí conmigo.
Di un paso hacia atrás, supongo que en cierta forma tiene razón, pero me aterra que eso pase.
—Aún sigues lastimándome con tus palabras—me senté en el sillón—. Será mejor no pasar tanto tiempo juntos—digo
en voz baja.
Él puso sus manos en mis rodillas y me observó fijamente. Pude ver que estaba lastimado, pero yo también.
—Es lo mejor para los dos—confirmé.
—¿Quieres terminar? —Preguntó alarmado. Negué con la cabeza.
—No. Solo quiero volver a estar un tiempo con mis amigos, estamos las veinticuatro horas juntos y eso no está
pasando factura para ambos, solo pido tiempo para cada uno y después estar un rato juntos, por favor.
—Lo entiendo—Se acercó a mí y me dio un beso corto e incluso diría que frío —. Promete algo — yo asentí y él
añadió—. No va a cambiar nada entre nosotros.
Sonreí un poco.
—Claro que no, solo nos separamos un poco para que cada uno tenga su espacio, Diego—Le pegué un golpe en su
hombro que le hizo reír y luego me dio un beso fugaz.
Presente:
Me acerqué al todoterreno de Diego, quien estaba recostado en catop con lentes de sol. Miré hacia a los lados y vi
como varias chicas lo miraban con fascinación. Rodé los ojos.
Me acerqué con mucho cuidado de que no se diera cuenta que me estaba acercando y cuando estuve lo suficiente
cerca de él. Puse mis manos en su pecho y grité un:
—¡Buuh!
Dio un salto que hizo que se pegara su cabeza contra el capot de su todoterreno. Abrí los ojos y él se puso la mano
por su cabeza y se la refregó con cuidado.
—Perdón...No pensé que te iba a asustar tanto—digo preocupada. Él se sacó los lentes y me observó sorprendido.
Lo miró atentamente para ver cuál era su reacción tras el golpe y me mordí el labio inferior para no reírme porque fue
cómico.
—¡Dios! Creo que casi me partí la cabeza, no hagas eso, Anastasia—me recrimino.
Me observo serio por unos segundos antes de que apareciera una pequeña sonrisa en sus labios.
—Perdón...Es que no pensé que te ibas a asustar tanto—digo avergonzada porque el golpe se escuchó fuerte.
—Bueno, ya sabes ahora que si me comporto más imbécil y más tonto es por tu culpa porque creo que mataste todas
mis neuronas con ese golpe—bromea.
Me mordí el labio inferior con fuerza. Mis manos rodearon su cuello y lo atraje hacia mí.
—No será mi culpa que me comience a poner tontito ahora yo por ti.
—Yo veo que el golpe te afectó muy rápido.
Me abrió la puerta y me subí. Él caminó hacia el otro lado del conductor del todoterreno y vi que saludó a las chicas
quien lo estaban mirando antes. Él entró con una sonrisa y mi teléfono vibró, era un mensaje de Luis.
< De Luis a las 14:31 p.m.>
"Pelea hoy día, tú y otra chica ¿Entras?
Pd: Di que sí lol :O"
Sonreí y no puedo evitar reírme, le respondí rápidamente.
<De Anastasia a las 14:32 p.m.>
"Sabes cuentas conmigo
Pd: Sigues siendo un imbécil ¿verdad? :O"
Mi teléfono vibró enseguida y él puso en marcha el todoterreno para nuestro edificio.
< De Luis a las 14:33 p.m.>
"Niña estúpida, me insultas, pero aun así te quiero ¿lo sabías?"
<De Anastasia a las 14:34 p.m.>
"Lo sé, también te quiero, nos vemos hoy. Adiós tarado" —Le doy enviar y no puedo evitar mi emoción que tengo
pelea. Miro de reojo a Diego, quien me miró con curiosidad.
—Adivina ¿Quién crees que tiene una pelea hoy? —Digo con mucha emoción.
Dobló a la izquierda y se detuvo en el semáforo que estaba en rojo.
—Mmm...No sé, tal vez, Dylan—dijo pasándose una mano por la barbilla—. ¿O Jonathan? —Dice con diversión.
Yo le pegué una palmada en su brazo.
—¡Oh! Claro, ya sé quién es Alejandra—bromea. Fruncí el ceño y me miró de reojo antes de volver a poner su vista en
la carretera—. O puede ser la chica más hermosa que mis ojos hayan visto alguna vez ¿Sabes algo? Ella me encanta.
Su forma de ser es increíble y te cuento un secreto entre nosotros dos—dijo lo último en voz baja. Lo miré con
curiosidad—. Caí por ella desde la primera vez que la vi. Era una chica tan rara y que le gustaba estar siempre sola.
Me pasaba las clases intentado descifrarla.
Él paró de nuevo en otro semáforo y me miró.
—¿Por qué? Quién sabe. Solo quería conocerla porque cada vez que habla con ella podía ser sincero con alguien sin
que me juzgara. Además, tenía la ventaja de tener la mejor amiga y poder preguntarle cosas, aunque su mejor amiga
no quiso cooperar mucho y solo le dijo lo básico. Pronto me encontré atrapado por ella por su sonrisa y su carácter
único. Ella poco a poco me dejo entrar a su vida. Quiero pensar que ella también siente lo mismo que yo.
Abrí los ojos y solté un suspiro agudo que se escuchó más como un gemido. Él me observó.
—Eso no lo dudes, de seguro que ella también cayó por ti.
Estacionó su todoterreno y rodeó rápidamente, me abrió la puerta y me ayudó a bajar.
—Eso me hace feliz—. Puso su dedo en mi labio antes de inclinarse hacia a mí, vi que cerraba los ojos y puse mis
manos alrededor de su cuello y lo atraje a mi antes de cerrar los ojos y besarlo con amor, él me acarició la mejilla y se
tomó su tiempo con este beso. Fue un beso perezoso y delicado. Supongo que no tenía apuro.
Cuando por fin nos separamos por un poco de aire. Él apoyó su frente contra la mía y puse mi mano en su corazón
que latía muy rápido.
—Estaré ahí para apoyarte y animarte siempre—dice con una sonrisa.
—Te había dicho que eres el mejor.
******
La gente gritaba mi nombre y caminé con seguridad en donde estaba el muro de personas. Diego me dio un suave
beso antes de separarme de él, pero algo llamó mi atención: en una esquina se encontraba un sujeto que se parecía
mucho a Nicolás o eso creo que era él. El hombre estaba cruzado de brazos y me observa detenidamente. Mi corazón
se aceleró y sentía la boca seca. Luis se acercó y me dio un suave empujón que me hizo reaccionar.
Luis me presentó y entré con emoción, aunque estaba preocupada, pero de seguro estaba siendo una paranoica.
Quité ese pensamiento de mi cabeza y me concentré en mi oponente que tenía en frente.
Observe a la chica es morena con el pelo muy negro. Ella sonrió con mucha arrogancia y se acercó a mí intentando
intimidarme, pero me puse seria y no mostré ninguna expresión lo cual se sorprendió.
Tocaron la bocina y comenzó la pelea, como siempre la chica se acercó a mí y lanzó dos golpes que lo esquivó con
facilidad y la chica tiro su tercer golpe y me moví a la derecha para evadirlo. Lance mi primer golpe que fue directo a
su mejilla izquierda y luego el segundo.
La chica se tambaleo un poco y lance mi tercer golpe que fue directo a la nariz. Ella se llevó la mano de la nariz porque
un pequeño hilo de sangre comenzaba a salir. Volví atacar y golpe su labio. Ella volvió a tirar otro golpe, pero me
agache. Aproveche y lancé otro golpe que dio en su estómago que hizo que se doblara.
Esperó unos segundos a que se recuperara y ella volvió a por mí, pero yo era mucho más rápida y la esquiva con
facilidad, pero parecía que era demasiado lenta y predecible. Se notaba que era una novata en esto de las peleas y
que no sabía con quién se había metido.
La chica intentó de nuevo lo que me hizo que soltara un gruñido de enojo y estaba harta de esta chica. Así que quería
acabar luego con ella, lancé una, dos, tres, cuatro hasta diez golpes seguidos, lo que hizo que la chica cayera al suelo
y Luis hizo sonar la bocina dando por finalizada la pelea.
Diego gritó mi nombre y entró empujando a mucha gente para llegar a donde estaba y me abrazó antes de darme un
beso y hacerme girar.
—Diego, bájame por favor — él negó con la cabeza y me puso encima de su hombro y Luis se acercó corriendo hacia
a mí —. Diego detente, ahí viene Luis.
Él paró y Luis sonrió burlón antes de pasar mi dinero y darme un beso. Me despedí con la mano mientras Diego
seguía caminando hacia mi habitación en donde tomó mi bolso y caminó hacia la salida de emergencia. Él me bajó
solo cuando estaba frente a su todoterreno.
—Tú mereces la pena Anastasia, mereces la pena haber insistido tanto por ti y no haberme rendido a la primera vez—
él sonrió y añade—. Porque te miro y solo puedo ver un futuro contigo, jamás podré cansarme de ti y creo que nunca
podría sacarte de mi cabeza y de mi corazón—dijo en un susurro y llevo mi mano a su corazón.
—Tienes que dejar de leer tantos libros porque a veces pienso que eres de mentira, Diego—soltó un bufido antes de
que una pequeña sonrisa traviesa comenzará a aparecer en sus labios—. Eres mi chico ideal para mí y nadie jamás
podrá cambiar eso, te atrape.
—Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi, Anastasia—se burló y me miró con un gesto de diversión.
—Contigo siempre—extendí mi dedo meñique y él igual e hicimos la pinky promise en donde ambos estábamos
aguantando la risa, pero también sabíamos que era una promesa irrompible.
Feliz día de San Valentín criaturitas espero que la pasen bien con sus amigos o parejas y si no con su familia.
También es un buen panorama ver películas y leer. Yo ahora estoy en la playa con mi familia. Los adoro
criaturitas y quiero recordar que en Instagram voy a hacer una ronda de respuesta en donde ustedes podrán
preguntarme lo que quieran y hablar sobre el capitulo. Nos vemos por Instagram criaturitas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 34
Nota de la autora: Hola criaturitas, espero que estén preparados para este capitulo y espero que comenten. Estaré
leyendo su comentario. Dejo esta cancion de Billie Ellish porque creo es perfecta para este capítulo.
Habían pasado ya tres semanas junto a Diego y ya casi cumplíamos dos meses de que estamos juntos. Diego me
tenía atrapada por su amor y cada día sentía que me ponía más tontita por él, cada día que pasaba caía más por ese
hombre, en estos casi dos meses juntos hemos aprendido mucho de los dos. Y a pesar de nuestra única pelea que
tuvimos las cosas andan mucho mejor y ambos tenemos tiempo para estar con nuestros amigos y para estar juntos y
eso me gusta.
Diego resulta ser un hombre tan apasionado, romántico y tierno que cada día me sorprende con algo, es una caja de
sorpresa que no sabes en qué momento te dirá las palabras más lindas que alguien podría decir y también él se
muestra tal y como es, no finge cuando está conmigo. Tengo que admitir que también saca mi Anastasia alegre,
chistosa y romántica, no puedo evitarlo. Eso que nunca me consideré una chica romántica pero este chico sabe cómo
sacar esa a Anastasia.
Siento que estos casi dos meses he podido conocer muy bien a Diego porque es muy comunicativo, yo no tanto, aún
tengo mucho miedo de mi pasado y más cuando sé que está muy cerca...Tengo un miedo horrible y es que también
hace unas semanas que vengo viendo a Nicolás o creo que es él, no estoy segura y tengo terror es como si me
estuviera acechando entre las sombras, pero también puede que sea mi imaginación y estoy siendo paranoica.
Además, que logré comprender que Diego todos los días tiene la misma pesadilla o algo así, ya que él me comentó
que solo puede ver los faros de un camión y después siente que cae en vacío despertándose a las tres de la mañana.
Y me duele verlo sufrir todas las noches, puedo ver su dolor y lo difícil que es para cada maldita noche. Su propia
mente lo tortura con esa horrible noche y me duele porque él no se merece revivir esa horrible noche, nadie en este
mundo se lo merece.
******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se encuentran Alejandra, Cameron, Bárbara y un chico que estaba
acompañado a Barbara. Saludé a todos y Barbara me fulminó con la mirada cuando Diego me dio un beso en la
mejilla.
—¡Que comience la fiesta! — Gritó Cameron y brindó con Diego. Alejandra tiró de mi mano y me abrazó fuertemente.
—¡Por fin llegaron! —Gritó Alejandra sobre la música y puse los ojos en blanco, era una apurona. Siempre ha sido así
e incluso a veces me demoraba en llegar solo para hacerla rabiar.
—Ya llegué, no me demoré tanto.
—Claro que si ¿acaso estaban follando antes de venir? —Preguntó con una sonrisa de borracha.
Le di un empujón que hizo que se atragantara con su cerveza y comenzara a toser, no puede evitarlo, pero me
comencé a reír. Ella me fulminó con la mirada.
—Estúpida, ¡Me quieres matar! —Exclamo, aun tosiendo.
—Te pasa por ser chismosa, no se pregunta eso. Acaso yo te pregunto cuando lo haces tú con Cameron.
Negué con la cabeza. Ella sonrió burlonamente y se acercó más a mí.
—Si quieres te lo digo—dijo encogiéndose de hombros. «Asco» —pienso para mí misma —. Tú y Diego se ven tan
lindos juntos, aún no puedo creer que estén juntos y mira que ya son dos meses.
—Yo tampoco—reí divertida—. O sea, yo quería una amistad y él no ¿Cómo demonios llegamos a esto? —Preguntó
con mi mano en la barbilla, haciendo que la rubia suelte una carcajada.
—Era obvio, Diego babea por ti. Desde el primer día vi su interés en ti, pero solo pensé que estaba jugando como
siempre. Jamás pensé que vería un Diego feliz y enamorado por la vida.
—Yo también babeo por él—declaro con diversión. Porque era la verdad quien jodidamente no se enamoraría de
Diego.
—Lo sabía, te gustan los chicos difíciles y Diego lo es.
—Diego es un chico increíble, es tan tierno y romántico—suelto un suspiro—. Creo que me tiene un poco tontita, pero
no se lo cuentes porque creo que él ya lo sospecha—bromeo.
—Me encanta verte feliz de nuevo amiga, lo mereces—Alejandra apoyó sus dos manos en mis hombros y me miró
fijamente—. Eres una buena persona, mereces cosas increíbles y él es el chico indicado.
—Creo que estás un poco ebria—digo con un tono burlón, y le doy un pequeño empujón que hace se tambalee hacia
un lado, comprobando que está bastante borracha.
Siento como alguien me toma de la cintura, me volteo y veo a Diego. Me tomó de la mano y me llevó hacia la pista de
baile. Mis manos suben por su duro torso hasta que llegan a su cuello.
Me sonrió coquetamente y me tomó firme de la cintura. Mi respiración se altera de inmediato. Me acerco a él y le doy
un beso suave, pero poco a poco el beso se vuelve salvaje, Diego chupa mi labio inferior, antes de morderlo con
fuerza y suelto un pequeño gemido.
Nos separamos y empezamos a bailar al ritmo de Dua Lipa, pasaron unos minutos y se unieron Alejandra y Cameron.
Diego fue un excelente compañero de baile, me sorprendió que en cada canción me cantara en el oído y me besara
siempre que podía. Después de unas diez canciones volvimos a la mesa donde estaba Barbara muy seria con su
acompañante.
—¡Otra ronda de chupitos! —Gritó Cameron. Todos bebieron menos yo. De repente sentía una presión en el pecho,
algo malo sentía en mí, pero no sabía que podía ser. Él me ofreció uno y lo tomé.
—Solo uno—dice en un susurro con tono bastante alegre por el alcohol.
Miro hacia todas partes y pude ver claramente la figura de Nicolás bailando con una chica rubia. Nuestras miradas
coincidieron. Solté un grito ahogado. ¡No, no, no puede ser!
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara. Miro mi mano y ya no estaba el chupito había caído en el suelo.
Me suelto de su agarre y miro en donde estaba Nicolás, pero ya no estaba ahí. «¿Qué mierda estaba pasando?» Me
rasqué el cuello.
—¿Qué sucede? —Preguntó—¿Te sientes mal?
Tragué duro y negué con la cabeza varias veces. Miro a Alejandra, quien estaba mirando también hacia la pista
buscando a quien me hizo gritar. Necesitaba tomar aire, estaba alucinando o me estoy volviendo loca, qué está
pasando conmigo.
—Necesito ir al baño—digo apresurada. Me miró sorprendido que lo dijera tan rápido. Él tomó mi mano.
—¿Quieres que te acompañe? Estás pálida—estiró su mano y acarició mi mejilla—. ¿Si quieres nos vamos?
Diego tomó otro chupito que le pasaba a Cameron y me di cuenta de que la estaba pasando bien, así que negué con
la cabeza.
—Estoy bien. Solo tengo mucho calor y necesito ir al baño—él me miró con desconfianza y yo traté de sonreír—.
Estaré bien, nada me sucederá por subir al segundo piso del baño—digo con sarcasmo.
Él asintió. Se acercó a mí y me dio un beso corto. Camine como puede por la pista para poder llegar a la escalera. Me
rasqué el cuello. Me sentía observada, miré hacia todas partes, pero solo vi a gente bailar y pasarlo bien, era casi
imposible ver a alguien sospechoso aquí.
Por fin llegué al baño y entro en él. Me apoye en lavamanos ¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué me estoy
imaginando a Nicolás en cada esquina? ¿Me estoy volviendo loca o qué? —Me pregunto a mí misma. No entiendo
nada. Respiré varias veces para tratar de controlarme y decir que todo estará bien y que solo era mi imaginación
haciéndome una mala pasada.
Cuando salí del baño estaba un poco más tranquila hasta que una mano me agarró del cuello con fuerza y me azotó
contra la pared. Abrí los ojos y vi a mi peor demonio con una sonrisa malvada. Puse mi mano en su brazo para que
soltara, pero él solo apretó un poco más haciendo que me costara respirar.
Él soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se estremeciera. Respire profundo y me centre en odio y nada más que
en odio que sentía por esa escoria que tenía en frente de mí. No dejaré que él gane nunca más. Lo hizo a propósito,
jugó con mi mente e hizo que me pusiera paranoica y nerviosa.
—Hola amor ¿Me extrañaste? —Aflojó su agarre de mi cuello y me acarició la mejilla. —Eres tan hermosa. Joder como
me pones con solo mírate.
Cerré los ojos con fuerza. Él se acercó a mí y me besó con fuerza, pero yo no abrí la boca y me removí una y otra vez.
Sentí náuseas y quería vomitar. Él soltó un gruñido que sonó más como un animal que como una persona.
—Suéltame, pedazo de mierda—digo enojada.
Él sonrió burlonamente y negó con su cabeza.
—¿Tienes miedo, cariño? ¿Sabes algo? Tu cara de miedo me recuerda en esa noche: en donde estabas así también y
con más hombres rodeándote, intentando violarte en una habitación oscura. Por fin, la increíble Anastasia había caído,
la peleadora más grande de Madrid había caído junto con su hermano, su reinado había caído por su querido novio:
ósea yo.
—Eres un hijo de puta—grité con rabia. Como puede ser tan cruel, más encima fue él quien...Cerré los ojos.
—Cariño, tienes que entender que fueron negocios que me hicieron ganar mucho dinero, aunque como siempre mi
querido hermano salvándote. Simón el santo, siempre siendo tu ángel guardián, ¿verdad, Anastasia? Porque gracias a
mi santo hermano no alcanzaron a tocarte. Considérate afortunada porque fuiste la primera y fui lento, pero ahora
créeme que no. —Responde con una sonrisa malvada como puede ser tan malo, yo lo amaba y me traicionó.
—Eres una mierda—tomé con fuerza su mano y se la apreté. Él soltó un gemido de dolor. Solo podía pensar en cómo
había sido traicionado por él.
Pero él no le tomó importancia y dijo con arrogancia las siguientes palabras:
—Estás jugando con fuego, cariño. Ah, mi querida Anastasia siempre estás intentando sacar lo peor de mí, ¿verdad?
Nicolás me agarró del cuello y apretó un poco. Lo miré con odio y sonreí con maldad a este juego, podemos jugar los
dos. Quiere que sea su pesadilla pues lo seré ahora.
—Te duele, verme de nuevo feliz, ¿verdad? —Puse una mano en mi barbilla y apretó mi cuello un poco más, pero no
quise mostrarle alguna reacción de mi parte y fingí que no me costaba cada vez más respirar—. Te duele que sea más
fuerte y que ya no me afecte tus trucos de mierda, ¿verdad?
Se apretó más a mi cuerpo y sonrió maliciosamente. Apreté mis manos en puños con fuerza.
—Tú eres mía y de nadie más. Joder—se acercó demasiado a mí.
Vi mi oportunidad para escapar de él y levanté mi pierna y le di una fuerte patada en sus partes noveles, él se dobló y
cayó al suelo. Me agaché para estar a su altura. Lo tomé de su polera y lo levanté con una fuerza impresionante y lo
azoté con fuerza contra la pared. Lo agarré del cuello tal como me tenía a mí y apreté con fuerza su cuello.
Joder, tenía tanta rabia de verlo aquí. Quiero matarlo ahora mismo—me dije a mí misma—. Podía hacerlo y estoy
segura de que le haría un bien a este mundo al no tener a una escoria de persona—me repetía a mí misma.
Respiraba con dificultad al tenerlo al frente de mí y hacía que perdiera control sobre mí. Era la persona que más
odiaba y también mi demonio como podía odiarlo tanto y a la vez tener tanto miedo. Saqué mi conclusión de que el
odio siempre gana al miedo.
—Vas a caer Nicolás. Vas a pagar por todo lo que has hecho—él sonrió burlonamente y no pude contenerme y le
pegué un puñetazo en su cara que hizo que se le borrara su sonrisa—. Mírame, pedazo de mierda no te tengo miedo
porque ya me destruiste ¡mírame joder! —Gritó enojada. —Tú creaste a esta nueva Anastasia y te debo dar las
gracias, me has hecho más fuerte y no le tengo miedo a nada.
Me acerqué más a él y apreté más su cuello. Sería tan fácil apretar un poco más su cuello y ver como él deja de
respirar. Observa cómo exhala el último respiro, podía controlar su reparación y verlo como a poco sus ojos se
apagaban, pero no, yo no jugaba así de sucio.
—Sería tan fácil acabar contigo—sonríe con maldad—. Como tú acabaste con mi vida y la de mi hermano, solo tengo
que ejercer un poco más de presión y ver cómo poco a poco dejas de respirar, imbécil—apreté un poco más su cuello.
Nicolás soltó una risa y se relamió los labios.
—Cariño: ambos sabemos que no eres capaz de hacerlo—nos miramos fijamente—. No tienes las agallas de
matarme, cariño—dijo con burla.
Apreté más su cuello y Nicolás tomó mi brazo e intento que lo soltara. Sonreí con maldad hacia él y puse mis dos
manos en su cuello y se la apreté con más fuerza. Nicolás comenzó a toser porque no podía respirar.
—Ahora no eres tan fuerte, verdad, no eres nadie sin tu gente que te proteja la espalda, ¿verdad? Porque mírame—
me observó con odio y mi dedo acarició su mejilla—. Puedo matarte ahora y crees que el mundo no te va a extrañar,
Nicolás has hecho tanto daño a tantas chicas inocentes que no merecían eso.
Traté de respirar varias veces para intentar calmarme y no cometer una locura como la que estaba cruzando en este
momento por mi cabeza. Tenía que controlarme y no dejarme llevar por el odio y cometer un error.
—No mereces la pena—murmure. Negué con la cabeza y solté su cuello—. Pero recuerda bien mis palabras: Nicolás,
acabaré tu vida.
Nicolás empezó a toser y a la vez reír fuertemente lo que lo hacía ver como psicópata y me dio miedo. Cerré los ojos,
mi mano se cerró en un puño y chocó con su mandíbula que lo hizo caer al piso. Nicolás abrió los ojos y un pequeño
rastro de sangre salía de su labio.
—Recuerda estas palabras: No descansaré hasta que vea tu vida acabada y no es por nada, pero si yo fuera tú me
tendrías miedo porque no sabes de lo que soy capaz de hacer ahora, esa Anastasia inocente llena de vida murió. Y
agradece que siga teniendo moral porque si no te hubiera matado aquí y creo que el mundo se hubiera librado de una
escoria—me agaché y lo tomé del pelo—. Un día me dijiste: que era tu ángel, pero ahora tu ángel se convirtió en tu
demonio personal.
Él me observó atentamente y sonreír con maldad hacia él.
—No eres el único que puede jugar en las sombras.
Camino rápidamente donde estaban los demás, pero no estaban ahí. Solo estaba el acompañante de Barbara. Tenía
un mal presentimiento, me acerqué al acompañante de Bárbara y lo miró atentamente. Tomé mi pequeño bolso.
—¿En dónde están los demás? —pregunto nerviosa y mirando mi celular porque tenía los segundos contados para
salir de aquí.
Él apuntó a la pista de baile. Yo asentí y caminé con pasos rápidos y mirando a todas partes, tenía los minutos
contados antes que llegara Nicolás con su gente. Quería sacar a todos de aquí, pero no sabía si podría llegar a ellos
antes de que me atrapen. Cuando llegué me acerqué a Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara los vi feliz bailando. Él
estaba muy pegado bailando con Barbara.
Pestañeé varias veces para no llorar y miré hacia todas partes. Pude ver como Nicolás habla con cuatro hombres en el
segundo piso. Él se acercó a la barandilla y comenzó a mirar a la pista. Tragué duro y mi boca se secó. Sentí su risa y
miré a Bárbara como pasaba sus manos por el cuello de Diego.
Me dolió jodidamente, me dolió, pero tampoco iba a caer en este juego si él quiere ser infiel, cosa de él y no la mía, es
su decisión. Miro de reojo a Nicolás y vi que estaba ahora hablando con el señor que me amenazó en Madrid. Ellos me
estaban buscando. Me toqué el pecho y miré por última vez a Diego bailando con Barbara y me di cuenta de que
necesitaba esto. Necesitaba una chica sin un pasado turbio y lleno de secretos, necesitaba tener una chica que le
fuera honesta en todo y que no le mintiera. Tenía que dejarlo ir y no seguir exponiéndolo algo peligroso, él ya había
sufrido mucho y no merecía más caos en su vida. Yo era la personificación del caos y desastre. No era justo para él.
Miro de nuevo a Nicolás que aún me busca entre la gente. ¡Mierda Anastasia, tienes que salir ahora! —Me dije a mí
misma, me mordí el labio inferior, no iba a salir de esta, sin que me viera, me iban a atrapar.
Empecé a caminar rápidamente a la salida y vi como Nicolás me apuntó en donde estaba y los cuatro hombres
empezaron a correr en donde estaba yo. Me toqué el pecho y empecé a empujar a la gente. Miré de reojo y estaba
cada vez más cerca y miré a Nicolás quien habla con él, señor de Madrid y estaba bebiendo y chocando sus copas.
Pedazo de mierda—murmure en voz baja.
Siento como alguien me agarra del brazo y levanto mi mano lista para golpearlo, pero veo que es Simón y él
prácticamente me arrastra a fuera de la discoteca. Me sube a su auto y acelera rápidamente.
—Joder Anastasia, ¿estás loca? —Grito Simón.
Pestañeó varias veces hacia él. Simón apretaba fuertemente el volante tanto que sus nudillos estaban blancos por la
fuerza.
—Supongo que si—trate de bromear, intentando relajar el ambiente.
Me miró por un segundo, antes de volver a concentrarse en la carretera. Observe que nos estábamos alejando de
Barcelona. Levanté una ceja, cuando él dobló por un camino de tierra y comenzaron a aparecer más árboles por el
camino.
—Simón—, lo llamé, pero él me ignoró—. ¿A dónde vamos? Me vas a matar aquí.
Simón me sonrió de lado y negó con la cabeza. Miré al frente y vi una pequeña casa de madera en medio de un
pequeño bosque. Se bajó de su auto y me abrió la puerta.
Cuando bajé del auto, me tomó de la barbilla y me miró fijamente como buscando algún daño en mi cara, tomó mis
manos y examinó mis brazos. Cuando estuvo conforme con su escaneo me soltó.
Él suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Simón—, digo en un susurro—. Gracias por rescatarme.
—Ya te lo dije Anastasia, te protegeré de mi hermano—él empezó a caminar a la casa y me hizo señales para que lo
siguiera.
Él abrió la puerta y me dejó entrar primero y después cerró la puerta dejándonos a oscuras. Me giré en donde se
encontraba Simón y se acercó aún más a mí.
—Simón: ¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto con curiosidad.
Me acarició la mejilla, pero yo di un paso atrás, por mucho que molestara ver a Diego bailando con Barbara, no iba
caer en ese juego estúpido de pensar mal de mi pareja, yo confió en Diego. Di varios pasos hacia atrás poniendo una
distancia porque, aunque me cueste admitirlo los encantos de Simón son peligroso para mí.
—Te traje para ponerte a salvo, Anastasia—comento con una pequeña sonrisa.
Él se alejó y prendió la luz. Pestañeé varias veces para intentar acostumbrarme de nuevo a la luz. Miré a mi alrededor,
era una casa muy linda, tenía una chimenea y sillones blancos en la sala de estar. Él caminó un poco y entró en una
pequeña cocina en donde también estaba la mesa.
Me senté en la silla y vi como Simón se movía de un lado a otro sacando cosas para cocinar. Dejó varias verduras y
unas hamburguesas de soyas.
Levantó una ceja hacia él, Simón soltó una carcajada.
—Vale, me has pillado—él levantó las manos y sonrió de lado—. Si me gustaron las hamburguesas de soyas, solo
quería hacerte rabiar un poco, desde ese día que siempre las compro.
Me reí y negué con la cabeza. Recuerdo como ese día Simón me invitó a comer y se quedó sorprendido cuando le dije
que sí, pero que tenía que ser un lugar vegetariano. Cuando llegamos al restaurante, Simón me dejó ordenar y ordené
unas hamburguesas de soyas con lechuga, tomate, queso vegano. Simón estuvo diciendo todo el rato que fue la peor
hamburguesa que había comido, solo para hacerme enojar.
—Sabía que me estabas mintiendo—sonreí.
—Solo quería molestarte un poco—Él se rió y varios mechones cayeron en su frente. Él se dio vuelta y empezó a
cocinar hamburguesas.
Dos horas después me reía con Simón recordando lo malo que éramos en la pista de hielo y todas las veces que nos
caímos en dos minutos. Recuerdo que ese día fue uno de los mejores que pasé con Simón
—Éramos terribles, no aguantabas ni siquiera un minuto de pie Anastasia y encima me llevas a mí para que yo
también me cayera contigo.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia.
—Solo quería que amortiguaras mis caídas—brome.
Él sonrió y se acercó a mí.
—¿Qué nos pasó Anastasia? —Preguntó con un tono completamente serio.
—La vida, eso pasó, Simón.
—No entiendo nada, porque solo recuerdo que éramos tú y yo y buenos momentos juntos y tú sabes que entre
nosotros hubo más que amistad, Anastasia pude sentirlo cuando nos besábamos.
Que les pareció el capitulo de hoy van entendiendo un poco del pasado de Anastasia ¿cuénteme que es lo que
creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 35
—Simón—, digo enojada. Porque les gusta a los hombres recordar tanto las cosas, porque simplemente no pueden
olvidar lo que pasamos juntos hace casi cuatro años.
—Estábamos bien juntos y después mi hermano...—Él apretó sus manos en puños.
—Solo paso, me enamoré de Nicolás—solté enojada—. No tengo otra explicación, jamás quise hacerte daño y solo
estábamos tonteando Simón, no era nada serio.
—¡Nada serio! —Exclamó molesto—. Para mí, si era serio.
—No seas cínico, Simón. Te vi muchas veces coqueteando con chicas y besándote frente a mí e incluso cuando te las
llevas al camerino para tener sexo con ellas, cuando estábamos tonteando... —Cerré los ojos y lo miré fijamente—.
Nicolás simplemente estuvo ahí para mí y no me andaba refregándome sus conquistas en la cara como tú ¿lo
recuerdas?
Él se tiró el pelo y se dejó caer en el sillón.
—Fui un imbécil, te tuve por unos meses ¿verdad?
—Simón, lo de nosotros fue entretenido, fácil y sin complicaciones, pero sí en cierta forma me tuviste, pero eso cambió
hace tiempo. Ambos éramos muy jóvenes.
—Lo sé, que imbécil fui. Te perdí y ahora me doy cuenta de lo que perdí.
Solté una risa y negué con la cabeza.
—Tampoco es para tanto, solo fue diversión.
Simón me sonrió de lado y se acercó a mí, pero yo me alejé de él. Quería irme, tenía muchas cosas que pensar y
tenía miedo. Nicolás estaba tan cerca de mí que puedo sentir que estaba respirando sobre mi cuello. Me rasco el
cuello, necesito atraparlo pronto.
—Será mejor que me lleves de nuevo a la ciudad. —Digo con un pequeña sonrisa.
Me levanto del sillón y Simón me miro por unos segundos antes de asentir con su cabeza.
******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi departamento, ni loca le daba mi verdadera dirección, me despedí de él y
esperé que se fuera . Cuando llegué vi que estaba Diego, Cameron y Alejandra esperándome.
—Veo que tengo un comité de bienvenida—bromeo con una sonrisa. Tres cabezas se giraron y me miraron
sorprendido.
—¿Dónde estabas? —Grita Alejandra.
—Tranquila tuve una emergencia. Los gemelos tuvieron algunos problemas con unas chicas y fui a salvar sus traseros
—mentí descaradamente—. Los busqué, pero no los encontré. Jonathan prácticamente me arrastró afuera de la disco.
Abrí la puerta de mi departamento y entraron todos. Caminamos a donde estaban los sillones y nos sentamos.
—Esos dos siempre metiéndose en problemas—sonrió Alejandra.
—Ya sabes que sin mí ellos no son nada—puse los ojos en blanco—. Perdón por asustarte, pero mírame estoy aquí
sin ningún rasguño—miré a Diego de reojo quien me estaba evitando con la mirada.
—Pensé que te había pasado algo.
—Hablas como si hubiera alguien cazándome—bromeo, aunque sí tenía a personas siguiéndome más que nada un
exnovio que se obsesionó conmigo—Fue un largo día, me voy a dormir, pueden quedarse aquí ya que es tarde.
Alejandra asintió y tomó la mano de Cameron y subimos juntos las escaleras. Los instalé en una de las habitaciones,
me despedí de ellos y caminé hacia mi habitación y cerré la puerta.
Tomé mi pijama y mis cosas de aseo y me metí en el baño. Apoye mis manos en lavamanos Diego me ha estado
evitando, es obvio que se besó con Barbara, es lo más lógico, no me sorprende en absoluto. La vida me ha dado
muchos golpes para que ya algo realmente me sorprenda, pero eso no significa que no me duela porque ya son casi
dos meses juntos en los que hemos vivido momentos que han sido especiales para mí y sé que también para Diego,
pero no puedo juzgarlo sin escucharlo.
Cuando estaba lista, salí del baño y me topé con Diego, quien estaba dando vueltas en mi pieza. Me apoyé en la
puerta del baño y lo miré por unos minutos.
—Diego, sé que te besaste con Bárbara, es obvio—él se giró, me miró con los ojos abiertos—. Los vi bailar muy
juntos, pero, en fin, no quiero que discutamos. Quiero escuchar tu versión.
Se acercó a mí y se tiró el pelo frustrado.
—Ella me besó...Yo la detuve, tienes que creerme que están de testigo Alejandra y Cameron—él se acerca a mí y me
quedo quieta—. Le dejé en claro que yo estoy contigo y que no quería nada con ella.
—Vale—me crucé de brazos.
—¿No me crees?
—Te creo porque sé que estaba Alejandra, si tú le hubieras correspondido el beso, ella me lo hubiera contado de
inmediato, Diego. La conozco muy bien y si no me contó nada es porque dices la verdad.
Caminé a mi cama y me acosté. Me observó detenidamente y me pasé una mano por la cara, estaba agotada tanto
físicamente como emocionalmente tanto que no tenía ganas de nada. Solo de desaparecer y que Nicolás no me
encuentre de nuevo.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó preocupado.
—Si—digo cansada—. Solo estoy cansada, quiero dormir.
—Algún día dejarás de ser tan misteriosa y guardar tantos secretos—desvié la mirada, él soltó un suspiro—. Supongo
que no.
Sonreí.
—Es parte de mi encanto—traté de bromear—. Además, te encanta que sea así, es lo que mantiene nuestra relación
más interesante.
—Oh, creo que otra vez te estás poniendo tontita.
Sonreí y le pegué un puñetazo de broma.
—Que no me pongo tonta, eres un mal novio.
Diego se sacó la polera. Abrí los ojos como siempre, era un espectáculo de verlo sin polera. Se paró y se sacó los
pantalones quedando solo en bóxer. Él se metió en la cama y me abrazó fuerte.
—Quiero preguntarte algo, ¿me quieres? —pregunto.
Abrí los ojos y él me miraba tiernamente. Yo asiento porque es obvio que lo quiero y no sé si estoy haciendo lo
correcto en seguir con él y seguir poniéndolo en peligro y sobre todo después de lo que pasó esta noche. Estoy segura
de que Nicolás ya sabe de su existencia. Me descuidé demasiado y esta noche por poco me atrapan, fui una estúpida
y tengo mucho miedo. Otra vez se revive mi pesadilla de que no me siento segura en ninguna parte.
—Yo te quiero Anastasia, contigo me siento completo. No lo olvides nunca, ¿vale?
Se inclinó y me dio un suave beso. Tragué duro y él apoyó su cabeza en mi pecho. Mis manos se fueron a su pelo y
comencé a tocar su suave pelo. Me quedé mirando el techo y pasaron varios minutos así. Sentí como la respiración de
Diego se hacía más calmada y me abrazaba más fuerte.
Pasó una hora más o menos, no estoy muy clara y no podía dormir... tenía tanto miedo de pensar que Nicolás podría
estar abajo esperándome o vigilándome o peor vigilando a Alejandra, porque él sabe que ella es mi hermana y él hará
todo lo posible para lastimarme y jamás me perdonaría que a ella le pasara algo. Mi celular comenzó a vibrar y lo tomé
con miedo.
Miré la pantalla de mi celular y vi que era una llamada entrante de Simón. Me solté con cuidado del abrazo de Diego y
cerré la puerta de mi habitación con cuidado para que no despertara.
—Hola—digo en un susurro bajando la escalera para que nadie pudiera escucharme.
—Anastasia, te voy a preguntar algo y quiero que seas sincera conmigo: ¿Quién es Diego?
Tragué duro y mi respiración se alteró.
—¿Por qué lo preguntas? —Preguntó nerviosa.
—Porque Nicolás puso a uno de sus guardias a vigilarlo y también con Alejandra quiere secuestrarla al igual que los
gemelos y Jonathan sabe que con eso te tendrá. Está mandando muchos de sus hombres. Escúchame bien,
Anastasia, tienes que irte ahora. Mi hermano está tramando algo..., te van a atrapar, tienes que irte por ahora.
Negué con la cabeza, otra vez no, por favor ¡No me puede estar pasando de nuevo! —No puedo aguantar más y
comencé a llorar ¿Por qué me tiene que pasar de nuevo? Quería gritar, llorar y romper todo a mi paso. Me senté en
una silla y me derrumbé de nuevo, no sé cuánto tiempo poder seguir escapando de él.
—¿Cómo sabes todo eso? Pero no puedo dejar a mis amigos aquí, así como así lo dejaré aún más en peligro. —Digo
sollozando y limpiándome las lágrimas.
—Tengo alguien ahí adentro, te quiero ayudar confía en mí. Tus amigos estarán bien, estoy hablando con un amigo
policía y también con una amiga, estamos poniendo agentes vigilando a tus amigos, Anastasia. Créeme que no eres la
única que anda detrás de Nicolás. —Él soltó un gruñido y escuché que prendió su auto.
⋙ Lo estoy siguiendo, Anastasia. Tienes que escapar de él es mucho más peligroso de lo que te imaginas, créeme
cuando te digo que tienes que irte por ahora hasta que las cosas se calmen, te prometo que tus amigos estarán a
salvo—sentí como habla con alguien más—Te lo prometo, sabes que yo cumplo con mi palabra.
Me pasé una mano por mi cara y cerré los ojos. Recuerdo como hace dos años atrás Jonathan me decía las mismas
palabras junto con los gemelos: "vete, escapa de él, es peligroso" —recuerdo que me abrazaron fuerte los tres antes
de subir al tren. Recuerdo que solo tenía la plata de mis peleas y no sabía en dónde esconderme, estaba sola. No
quería seguir exponiendo más a Alejandra o a mis abuelitos.
Me aclaré la garganta y apreté el celular contra mi oreja:
—Está bien...Confío en ti, pero ¿qué hago? ¿A dónde me voy? No tengo un plan, Simón. —Sollocé un poco más y me
tiré el pelo.
—Por ahora toma un poco de tu ropa, dinero y todo lo que tú creas necesario para ti. Te veo en el aeropuerto y te
pondré a salvo, Anastasia—él soltó un gruñido y sentí que frenó bruscamente—. Compra un pasaje para Sevilla.
—Vale
Subí con mucho cuidado y vi a Diego durmiendo profundamente. Entré a mi armario y saqué unas maletas en donde
comencé a meter toda mi ropa, mi pasaporte y mis tarjetas.
Media hora después tenía toda mi ropa dentro y saqué con cuidado las tres pequeñas maletas de manos de mi
habitación y me senté al lado de Diego. Él estaba profundamente dormido.
—Perdóname..., Diego, porque cuando despierte tú me vas a odiar con todo tu corazón porque no vas a entender
nada y solo vas a creer que jugué contigo y que rompí tu corazón—me limpié las lágrimas—. Pero lo hago para que
estés a salvo, me descuide y te puse en peligro. No me quiero ir, pero tengo que hacerlo.
Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te quiero Diego, lamento no habértelo dicho antes cuando estuviera despierto, por favor perdóname. Jamás quise
ponerte en peligro, es por esa razón que antes de ti no había estado con nadie por mi pasado, porque siempre me
alcanza—solté un suspiro—. Prometo cuidarte desde la distancia, no dejaré que nadie te lastime más.
Me levanté de la cama y dejé la carta con su celular. Salí con cuidado de mi habitación. Caminé hacia a donde se
encontraba Alejandra y metí la nota debajo de la puerta.
—Perdóname de nuevo por volver a ponerte en peligro, soy la peor, pero solucionaré toda esta mierda, solo que por
ahora tendrá que ser lejos..., lo siento tanto. Te amo amiga, si algo te pasara a ti yo me muero y me duele que seas mi
punto débil y que Nicolás siempre esté pensando en hacerte daño, no es justo para ti. Perdóname por favor—susurro.
Baje con cuidado las escaleras y tome mis maletas. Una hora después ya tenía mi boleto comprado y solo estaba
esperando para embarcar. Me sentía mal, fui una estúpida por haber dejado que Nicolás se acercara tanto, me
descuidé de la peor forma, ni siquiera vi venir este golpe.
—Anastasia—, gritó Simón. Levanté la mirada y vi que venía corriendo hacia mí—. Lo detendremos juntos.
Lo mire fijamente.
—Voy a acabar con él—digo con los dientes apretados.
—Acabaremos con él, juntos—me tomo la mano. Simón me dio un beso en la frente —. Cuídate mucho, te llamaré
todos los días y te estaré mandando información. Toma las llaves de mi departamento.
Tome sus llaves y la guarde. Me limpió las lágrimas que caen por mis mejillas, él me miró fijamente de seguro, tenía
los ojos rojos de tanto llorar, pero no puedo evitarlo, otra vez tengo dejar todo para no poner a nadie que amo en
peligro.
—Gracias por ayudarme—susurré con la voz ronca.
—Te protegeré, hace unos años no lo pude hacer, pero ahora sí. No dejaré que te siga lastimando.
Yo asentí, tomé mis maletas y caminé hacia la fila para abordar. Simón me miró por última vez.
—Se paciente Anastasia, por favor—me suplico.
—Está bien—murmuró.
Creo que por ahora lo mejor es ser paciente y mantenerme al margen por un tiempo. Me limpio las lágrimas que se me
escapan por qué otra vez Nicolás me hace sufrir con lo que más me duele, que son las personas que amo y eso duele
demasiado.
A sufrido mucho nuestra Anastasia ¿cuénteme que es lo que creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 36
Un mes después:
Corría sin parar a través de un pequeño bosque en donde ya había seguido muchas veces Nicolás y tenía una
pequeña casa de madera en medio de la nada a las afueras de Barcelona. Mi corazón latía muy rápido y corrí muy
rápido por el bosque esquivando todas las ramas.
A lo lejos podía ver los faroles de los autos que venían acompañando a Nicolás, corrí aún más rápido y sentía que mi
corazón se iba a salir en estos momentos, pero tenía que conseguir más pruebas. Cuando por fin llegué cerca de la
casa me apoyé contra un árbol, para poder recuperar un poco el aire.
Observé el árbol y la cabaña en donde podía ver lo que estaba haciendo así que no lo dudé. Comencé a escalar un
árbol y me senté en una rama. Observé como Nicolás habla con los dos hombres de trajes bastante lujosos. Saqué mi
celular y comencé a grabarlo ya que la cabaña tenía enormes ventanales, un grave error, pero supongo que al estar
en medio de la nada él pensó que nadie lo seguiría hasta aquí. Ya he venido tres veces a este lugar y él no lo ha
notado. He recolectado muchas pruebas para atraparlo, pero tampoco ha sido tan fácil, es bueno eliminado todas las
pruebas de sus crímenes.
Apretó más mi celular porque tengo la mano congelada por el frío ya que el invierno se está cercando. Suelto un
gruñido cuando veo que toman asiento y veo como el hombre que me amenazó en Madrid trae una botella de vino y le
sirve.
Dos horas después salen de la cabaña con dos chicas que se ven que están drogadas porque apenas se mantienen
en pie, Nicolás las empuja y los dos hombres toman con fuerza su brazo llevándose a las chicas en diferentes autos
de lujo. Nicolás se queda ahí sonriendo hasta que ve desaparecer a los autos y entra de nuevo en casa.
Paró la grabación y me quedo mirando adentro de la casa. Él solo está sentado usando su computadora ¿Qué le
hiciste a esas chicas? Me bajo del árbol y me acerco lentamente a la cabaña. Tomó una piedra y la envuelvo en la
nota.
Me alejo y la tiró a una ventana en donde el vidrio se parte y Nicolás se para rápidamente y camina hacia la otra
habitación. Me alejo y comienzo a correr de nuevo hacia dentro del bosque sin parar, no me tiene que ver. Cuando
salgo del bosque me subo a la moto que arrendé y aceleré rápidamente alejando de él por ahora.
******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una botella de licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero se
afirma en Bárbara y en Cameron. Niego con la cabeza y es que lo noto mal, es obvio que va borracho y apenas puede
caminar bien. Alejandra camina detrás de ellos y ella también ha perdido algo de peso.
Niego con la cabeza y los sigo a una distancia prudente por el otro lado de la calle. Veo que se sienta a fondo de la
plaza en pasto, yo me siento a lo lejos en una banca. Diego abre la botella y le da un largo trago, esto no era lo que yo
quería. Me duele que esté recurriendo al alcohol. Cameron le arrebata la botella a Diego y la guarda en su mochila.
Ellos comienzan a discutir tanto que Diego le pega un empujón a Cameron y entre Barbara y Alejandra se interpone
entre ellos. Me masajeó la sien, yo no quería esto, Diego no debería estar tomando y peleando con su mejor
amigo...odio no poder ir y tomar su mano, pero no puedo. Me acomodo mejor la gorra y me pongo los lentes de sol y
doy una vuelta por la plaza asegurando de que Nicolás no esté cerca de ellos.
Cuando doy la tercera vuelta y no veo rastro de Nicolás me vuelvo a sentar en la banca y veo como ya está más
calmado el ambiente. Diego trata de sonreír con lo que le habla a los demás, pero él se separa y se aleja un poco de lo
demás. Observo que se lleva su teléfono a la oreja, en ese momento siento vibrar mi antiguo celular. Observó que es
una llamada éntrate de Diego y la cortó. Necesito que te olvides de mí—hablo conmigo mismo.
Él frunce el ceño y se lleva de nuevo el celular a la oreja y otra vez comienza a vibrar mi celular, dejo que suene y
pasa cinco minutos llamándome hasta que Bárbara lo viene a buscar y él se vuelve a sentar con los demás. Me limpio
una lágrima que recorre mi mejilla.
—Perdón Diego, no quise hacerte daño o alejarte de mí, pero la vida es una perra injusta y aunque no pueda tomar tu
mano o estar ahí cerca de ti. Sigo aquí a la distancia y mientras yo esté aquí, nadie puede herirte—murmuré en un
susurro.
Miré la hora y tenía que irme. Me levanté de banca por suerte, el metro estaba cruzando la plaza. Camine lentamente
en donde están ellos y agache un poco los lentes de sol y mire fijamente a Alejandra quien abrió los ojos al verme. Me
coloqué de nuevo los lentes de sol y caminé de prisa mezclándome con la gente que entraba en el metro. Tal vez fui
una tonta al dejar que me viera Alejandra, pero ella necesitaba saber que estoy bien y que sigo con vida, que nada
malo me ha pasado. Que siempre estaré ahí protegiéndola, que jamás la dejaría sola.
Entré en el bar, me senté en la mesa más alejada y observé a los gemelos y a Jonathan como estaba hablando con
tres chicas. Puse los ojos en blanco y observé hacia la calle en busca de algún rastro de Nicolás, pero tampoco. Lo
que sí vi fue el agente que estaba estacionado afuera del bar.
Escuché la risa de Dylan y cómo ellos brindaban con las chicas y después cómo tiraban bromas entre ellos. Esos tres
nunca van a cambiar—me digo a mí misma. Hago un puchero porque me muero por ir a abrazarlos, pero no puedo, ni
siquiera debería estar aquí.
Se supone que tendría que estar en Sevilla, tranquila en mi departamento, pero no puedo como podría estar ahí
tranquila cuando puse en peligro a toda la gente que amo de nuevo, él siempre ha sabido cual es mi punto débil.
Él simplemente no me mata porque le gusta torturarme con la gente que amo, le gusta ver como yo sufro en vida para
sentirse más poderoso, Nicolás es así y conocí esa parte sádica de él, cuando pasó lo de esa noche.
Saqué mi celular y vi que me tenía que ir ya porque mi vuelo salía en una hora. Fue un viaje corto, pero necesario para
mí, necesitaba ver que ellos estaban bien y que seguían con su vida y aunque con los gemelos y Jonathan seguía
teniendo contacto con ellos con Alejandra y Diego, no para ellos simplemente me fui de una noche a otra. Rompí el
corazón de ellos y sé que ambos la están pasando mal, pero es necesario.
Salí del bar e hice contacto visual con el agente, quien negó con su cabeza. Me aleja rápidamente de ahí. Bah, me da
lo mismo si estoy rompiendo las reglas, no me iba a quedar escondida en un departamento, esperando que ellos
hagan su trabajo cuando yo también soy bastante inteligente y astuta. No necesito estar encerrado en un
departamento esperando a que las cosas se resuelvan mágicamente, porque la vida no era así y yo no me iba a
quedar con los brazos cruzados esperando, tengo mi propio plan y pruebas.
Esto solo es el comienzo y lo voy a hacer con la policía o sola, pero acabaré con Nicolás de una vez por todas. —Me
digo a mí misma.
Miro de reojo a la gente quien está hablando por teléfono de seguro que le aviso a Simón de que estoy aquí rompiendo
las reglas. Que se jodan—murmuró.
Simón, Simón, Simón, cumpliste tu palabra de proteger a mis amigos y me has puesto segura de nuevo. Suelto un
suspiro, porque me ha estado llamando todos los días preguntándome: ¿Cómo estoy? Tanto física como mentalmente,
supongo que tiene algo de miedo que haga alguna locura. Tengo mucho que agradecerle por estar apoyándome en mi
etapa más oscura o la más solitaria...o algo por estilo.
******
Tres días después:
Siento que alguien toca la puerta de mi departamento. Abro la puerta y veo a Simón con una botella de tequila y con
varios limones, me hago hacia un lado para que entre.
—Soy genial—es lo primero que dice—. Tú y yo nos vamos a emborrachar para pasar las penas juntos.
Desaparece en la cocina y me siento en el piso del cuarto de estar en donde dejó la botella. Se sienta al lado mío y me
da un beso en la mejilla. Lo observo y anda vestido todo blanco haciendo que sus ojos azules resaltan aún más.
—Este mal que me sienta tan sola.
—Ya no estás sola, me tienes a mi bonita—él me guiña el ojo y sirve el tequila en los vasos. Cortó algunos limones.
—Gracias por estar conmigo.
—Siempre estaré ahí, mientras tú quieras.
Me pasa mi vaso y brindamos juntos, me llevo el vaso a mis labios y de un trago me lo tomo, el líquido me quema la
garganta, pero quiero olvidar por hoy quiero olvidar todos los problemas que tengo y disfrutar como antes.
—Te ves hermosa—me dice observándome detenidamente, pongo los ojos en blanco. Ando con pantalón negro de tiro
y una camiseta gris.
—Tú siempre te ves bien—digo con una sonrisa.
Me vuelve a pasar otro vaso que no dudo en tomarlo rápidamente y él me imita. Uno, tres hasta diez tragos de tequila
nos tomamos hasta que la botella se acaba y estoy muy achispada tanto que me rio por cualquier cosa que me cuente
Simón.
—No te miento, me vuelto un santo—me río porque no le creo que no tenga novia o se esté ligando a varias chicas al
mismo tiempo.
—Sigues siendo descarado, Simón.
Él se inclina hacia mí tanto que no puedo ver nada más que sus ojos azules. Su mano acaricia mi mejilla y no me
muevo.
—Me sigues encantando, Anastasia—declara con una bonita sonrisa. Miro sus labios y me doy cuenta de que él está
haciendo lo mismo.
—¿Ah?
—Solo déjate llevarte, bonita—toma mi mano y la pone en su corazón.
Se acerca más a mí, nuestras narices se rozan, él se muerde su labio inferior y pasa su dedo por mis labios. Niego con
la cabeza porque ese gesto me recordó tanto a Diego. Antes de que pueda reaccionar su boca está en la mía y mi
cuerpo me traiciona porque le sigue el beso, es como antes a esa Anastasia: rebelde, fiestera, carreras ilegales,
peleas ilegales y con Simón.
Él siempre ha significado ese chico que me orilla a cometer locuras y no pensar en las consecuencias de las locuras.
Tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
Me separé rápidamente, esto era una locura, una locura deliciosa y tendedora, pero ya pasé por esto con él y no
volvería a pasar esto de nuevo. Me levanto de su regazo.
—¿Qué pasó? —Pregunto parándose.
—No. No, no puedo, Simón.
—¿Por qué? Porque aún sigues queriendo a Diego, ¿verdad?
Yo asiento porque no he dejado de pensar en un solo día y eso me llega incluso a enfermar que cada día, minutos y
segundos esté mi mente pensando en él y en su chiste malo, en lo vanidoso que era con él, sus besos, en fin, lo
extraño mucho.
—Yo te amo, Anastasia hace más de cinco años y lo entiendo. Fui un imbécil cuando estuvimos esa vez juntos, pero
era joven y con las hormonas revueltas que no sabía lo que quería, pero ahora sé que te quiero a ti.
—Pero yo ya no te quiero...amo a Diego. Joder, y no lo hubiera dejado si no hubiera sido por Nicolás, seguiría con él—
gritó llorando porque es la verdad que si no hubiera sido por Nicolás estoy segura de que estaría con él.
—Eso es mentira—tomo mi cara entre sus manos—. Sigues sintiendo algo por mí, el beso me lo indica...lo amas a él,
está bien lo entiendo, pero sigues sintiendo cosas fuertes por mí—negué con la cabeza—. Eso es lo que tú crees.
Demuéstralo, Anastasia, bésame.
Me limpié las lágrimas y tomé su cara antes de que yo pueda besar su boca de nuevo. Está encima de la mía
moviendo su lengua que no pierde tiempo y se adentra dentro de mi boca jugando con la mía. Sus manos tomaron mi
cintura, pero yo se las atrapé y me separé de él.
—Si sintieras cosas fuertes por ti, sé que ese beso se hubiera alargado o me hubiera hecho perder la cordura. Lo
siento, pero amo a Diego y eso nadie lo va a cambiar—me senté en el sillón—. Estoy mareada pero no borracha,
Simón.
—Si sabes que no dejaré de conquistarte, ¿verdad?
—Te quiero, pero como amigo.
Se sentó al lado mío y me abrazó fuertemente.
—Siempre esperaré por ti, bonita.
Me quedé callada, no quería hablar más, ya me sentía mal con los besos. Tal vez fui un poco dura con él, pero no
quiero ilusionarlo porque amo a Diego y aunque no estoy con él, mis sentimientos siguen intactos por él y si tengo que
mantener lejos de Diego para que esté a salvo lo haré porque de eso se trata el amor de hacer sacrificios por la gente
que amas aun cuando a ti te está matando por dentro y también lo hago principalmente por mi rubia porque es una de
las personas más importantes en mi vida y si a ella le hacen daño es como si me lo estuviera haciendo a mí.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días? Yo se que
estamos pasando por crisis enorme con el coronavirus y entiendo mucho estamos preocupados, pero
mantengamos la calma y hagamos lo que nos recomienda las autoridades. Yo soy de Chile y la cosa va
empeorando y yo estado un poco desaparecida, pero es porque las clases comenzaron y aun no tengo
departamento en donde estudio..., pero en fin no estado pasando por muchas cosas pero trato de ver el lado
positivo y he tenido una mala racha este comienzo de mes y tampoco ayuda lo de coronavirus, pero no
caigamos en el panco y cuídense mucho.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 37
Dos meses después:
Gotas de sudor recorría mi espalda y mi cara mientras corría sin parar por las calles de Sevilla. Me detuve cuando
llegué a una pequeña plaza en donde varias personas más estaban caminando, comiendo o haciendo ejercicios como
yo.
Respire profundamente una y otra vez hasta que mi respiración se volvió normal. Abrí mi botella de agua y le di un
sorbo. Caminé a una banca y me senté un momento.
Mi celular vibró en ese momento entrando un correo de la universidad sobre mis trabajos que tenía que entregar en
unos días más. Revisé mi instagram y vi como Diego subía una historia de Barbara, Alejandra y Cameron.
Negué con la cabeza y cerré rápidamente instagram. Me pare de la banca y comencé a caminar de nuevo hacia mi
departamento. Sentí que mi celular vibró, lo saqué del bolsillo de mi polerón y vi que era mi mamá. No lo dude y
conteste la llamada:
—Hola hija, ¿Cómo estás?
—Hola mamá, bien aquí en la universidad —mentí un poquito ya que mis padres seguían pensando que estaba en
Barcelona. Cuando me fui ese día le conté a muy poca gente a los más cercanos a mí que eran: Los gemelos,
Jonathan y a Simón, ya que fue gracias a él que tengo departamento.
—Me alegro hija...Te extraño mucho—dice con voz de niña. Mi madre siempre hacía esa voz para que le hiciéramos
caso en todo y lo lograba.
—Pero mamá, si fui a visitarlos el fin de semana pasado—negué con la cabeza—. Te estás poniendo pesada.
—Una madre siempre va a extrañar a sus hijos Anastasia, aunque tú tenga cincuenta años siempre serás mi niña—
solté una risa.
—Pronto iré de nuevo, mándale un saludo a mi papá y dile que lo amo y a ti igual corazón de abuelita—ella rio.
—También te amo hija, cuídate por favor.
Corté la llamada y entré a mi edificio. Me acerqué al consejero. Él me sonrió, era un adulto mayor muy amable con las
personas y tenía un gran carisma que estos meses he aprendido a respetarlo.
—Buenos días, señorita Anastasia ¿Cómo estuvo su paseo matutino?
—Muy bien y cansador—esboce una sonrisa—. ¿Hay algo para mí?
El hombre asintió y empezó a buscar mi factura de los gastos comunes. Él me entregó los sobres.
—Usted sabe que unos días más me cambio, ¿verdad? —pregunte.
—Claro que sí, señorita, ese día podrá hacer tranquila la mudanza, si usted lo necesita claramente.
—No solo traje mi ropa, muchas gracias—me despedí del hombre y subí las escaleras.
Abrí la puerta de mi departamento y sentí algo raro, el ambiente había cambiado y me di cuenta de inmediato que no
estaba sola aquí. Me adentré en el departamento y sentí ruidos en la cocina. Caminé lentamente y solté un grito
cuando me topé con Simón.
Él se rió y me puse una mano en el pecho.
—Joder, Simón—grite alterada. Él seguía riéndose y yo le pegué una palmada en su hombro.
Él pasó por mi lado y dejó el pan en la mesa hasta ahora, me vengo a dar cuenta que está puesta la mesa. Él tomó mi
mano y retiró la silla para mí, me senté y él se sentó al frente mío.
—¿Qué haces aquí? —Pregunte con curiosidad.
—Quería ver cómo estabas y para entregarte esto— sacó unos papeles de su mochila y los tomó—. Son pruebas, lee
las pruebas con mucha calma y guárdalas. Estamos juntando muchas pruebas para acabar con Nicolás. También
Anastasia, sé lo que has estado haciendo...
Las dejé de lado y me concentré en él.
—¿Y qué quieres que haga Simón? Tengo mucha información y pruebas como tú, no puedo esconderme la vida
entera y si he estado vigilando a Nicolás, pero ambos sabemos que necesitamos muchas más pruebas y que con lo
tuyo ya tenemos más.
Me miró fijamente con sus increíbles ojos azules en donde no podía mentirle porque él sabía todo lo que escondía.
⋙ No puedo estar aquí escondida viendo como tú y tus amigos policías hacen todo el trabajo y lo agradezco, pero
también es mi pelea. Deja de tratarme como si fuera una frágil mujer y sé que también no debo ir a ver a mis amigos,
pero necesito verlo con mis ojos para saber que ellos siguen con su vida y que está bien...Necesito verlo con mis ojos
—termine de hablar.
Tomó mi mano y le dio un apretón.
—Sabes que me preocupo por ti y que no quiero que nada malo te pase. Tampoco puedo encerrarte, por favor ten
cuidado.
—Lo tengo. Ni siquiera se han dado cuenta, mis amigos siguen con sus vidas y es raro... —Hago una mueca porque
he visto a Diego tan cerca de Bárbara, me duele, eso duele porque es como si nunca hubiera entrado en su vida —.
No poder darle un abrazo y solo estar observando de lejos.
Se acercó donde estaba yo y se agachó. Tomo mi barbilla entre sus dedos.
—Eres fuerte... Anastasia, queda poco para que vuelvas.
—Me aterra eso aún más —digo en un susurro. No fue fácil dejarlo todo de un momento a otro y desaparecer tres
meses y ahora era más difícil volver cuando ellos ya se habían acostumbrado a mi ausencia sobre todo Diego que
volvía a su vida normal una vida antes de mí.
—Estaré ahí apoyándote, Anastasia. Y ahora come que te hice un rico desayuno.
—Gracias —tome su mano —. Gracias por ser mi compañero en uno de mis momentos más solitarios y oscuros.
—Es un honor ser tu compañero en esta etapa oscura de tu vida —bromea.
Sonreí porque al menos tenía a Simón para hablar de mis miedos.
Comenzamos a comer juntos y como siempre él me hizo reír demasiado. Siempre ha sido así, nada lo toma en serio y
es lo que me gustaba de él en su tiempo. Siempre fueron besos, caricias y risas, muchas risas.
Una hora después estaba bañada. Él me mostraba los papeles y los puntos claves que era importante para acabar con
Nicolás de la manera que tenía que ser con prueba para que lo metieran a la cárcel y se acabara por fin todo.
Tomé uno de los papeles y comencé a leerlo. "¡Dios mío!" Cada vez que leía sobre Nicolás me daba cuenta de que era
una mala persona que no sentía empatía con otra persona, solo le importaba el dinero, el poder. Es como si fuera un
psicópata, cada vez lo veía más claro en sus acciones y en las pruebas.
Levanté la mirada y vi que él me miraba fijamente.
—¿Qué pasa? —Preguntó curiosa.
—Eres hermosa
Sonreí con arrogancia y lo empujé.
—Lo soy—bromeo con una sonrisa.
Se inclinó hacia mí y puso una mano detrás de mí nuca. Observé esos ojos azules que hace cinco años atrás me
tenían loca. Como olvidar que él fue el primer chico que me interesó, me gustó y me volvía loca.
—Pasan los años y creo que seguimos siendo los mismos adolescentes que se besaban a escondidas en los
camerinos—susurró.
—Mis sentimientos son de alguien más Simón, y tú lo sabes. Aunque esté lejos de él sigo pensando en él. —Me
separé de él.
Él asintió y siguió mostrándome los papeles. Pusimos notas en todas las partes que consideramos importantes. Miré el
reloj y ya eran las seis de la tarde. Él contestó una llamada y yo me estiré, estaba cansada. Él ordenó todos los
papeles y los metió en una carpeta, se acercó a mí.
—Tengo que irme.
Yo asentí y lo acompañé a la puerta del departamento. Él se acercó y me abrazó con fuerza y me dio un largo beso en
la mejilla.
—Cuídate mucho, por favor. Te estaré llamando como siempre.
—Gracias por estar aquí conmigo, sin ti me hubiera vuelto loca.
—Te hice una promesa y yo la cumplo—me miró un segundo antes de volver a hablar—. Nos vemos en unos días
más.
Cerré la puerta y apoyé mi frente en la puerta porque tiene que ser tan difícil mi vida, porque tienes que aparecer
Simón cuando estoy más inestable mentalmente. Él no podía de nuevo a empezarme a gustarme, pero no se compra
por lo que siento aún por Diego porque me enamoré de él, no tengo otra explicación porque no puedo sacarlo de mi
cabeza y de mi corazón y como me duele cada vez que él sube una nueva historia con Bárbara, aunque no estoy
segura de que ellos están juntos porque nunca han subido nada besándose, pero siempre están juntos.
Tomé un profundo respiro y me acerqué a la ventana en donde tengo la vista perfecta a Sevilla. Quisiera decir que la
voy a extrañar, pero no, me muero por llegar a Barcelona y afrontar todos mis miedos y a mis demonios de una vez
por todas.
Me miro en el reflejo del ventanal y noto que mi pelo está muy largo, me llega hasta la cintura y me gusta, me hace ver
diferente. Me siento en la terraza y recibo una notificación de Alejandra de nuevo sube una foto de nosotras dos juntas
cuando teníamos dieciséis años. Miró la descripción de la foto:
"No entiendo cómo fue que un día desapareciste de mi vida. Quiero que sepas que te amo y que te espero aquí con
mis brazos abiertos cuando vuelvas. Solo una llamada, un mensaje, un me gusta para saber que sigues conmigo".
Mi corazón se rompió, pero no podía darle, me gusta, tenía que ser cuidadosa con los pasos que daba. Nicolás aún
sigue buscándome, pero por lo que me dijo Simón estaba más tranquilo y está ahora poniendo atención a otros
asuntos. Era el momento de volver.
Esa noche tuve que tomar la decisión más difícil de dejar a todos en Barcelona y aun cuando yo no quería irme, pero
no podía ser nada. Nicolás tenía gente muy peligrosa y no podía hacer nada y si me enfrentaba a él lo más probable
es que me hubiera secuestrado y quizás que me hubiera hecho así que tuve que irme para poner a toda la gente que
amo a salvo.
Además, que lo que más temía se hizo realidad, Nicolás supo de la existencia de Diego y lo estaba vigilando y no
sabía qué era lo que tenía en su mente que involucra a Diego, pero no era nada bueno y también con Alejandra y no
podía permitir que le hiciera daño a ella.
Caminé de nuevo hacia adentro en donde comencé a hacer los trabajos que tenía que entregar para la universidad
que también tiene online, así que no me quedaría atrasada. Hace ya un mes que entraron de nuevo a clase y me
estresa estar perdiéndome de tanto, pero es lo que hay.
******
Me meto a mi portal de estudiante y comienzo con las clases. Entrego todos mis trabajos y también pongo al tanto a
mis profesores que unos días más me reincorporo en la universidad para ir personalmente a las clases.
Tres horas después estoy cocinado y siento que vibra mi antiguo celular. Lo tomo y veo que fue una llamada corta de
Diego y miro que tengo demasiada de Alejandra. Niego con la cabeza y recuerdo que antes Diego me llamaba una y
otra vez con el paso de las semanas se cansó y cada vez llamó menos y después no llamó hasta ahora.
Apago el teléfono que es lo mejor y lo meto en mi maleta. Sigo cocinando y me concentro en las cosas que tengo que
guardar, aunque no traje nada solo fue ropa, por suerte el departamento de Simón estaba ya amueblado.
Marque el número de Dylan, quien sonó hasta el tercer timbre antes de contestar:
—Amorcín—gritó con emoción. Solté una risa al escucharlo.
—Dylan—, grité también—. Te extraño ¿Qué haces? —Pregunte con curiosidad. Apago la cocina y echo las verduras
salteadas al plato.
—Aquí en el patio estás en voz alta, en vivo y directo—bromea.
—Hola, imbéciles—digo a Javier y Jonathan, quienes me saludaron. Nos pusimos al día y me moría de la risa cuando
comenzaban a pelear y me dio un poco de pena al no estar con ellos y por supuesto ellos lo notaron y me recordaron
que quedaba poco para mi llegada.
Hablamos por una hora y me despedí de ellos. Tomo un libro, me senté en la terraza junto con un café para pasar un
poco el frío. El invierno llegó hace un mes atrás y se ha hecho más presente en este mes.
Mi celular vibró y vi que era Alejandra quien subía otra foto mía, pero después ella seguía compartiendo sus historias
en donde vi como Diego estaba besando a Bárbara y diciendo: "que se veían lindos juntos".
Metí en el perfil de Bárbara en donde había subido una foto con Diego besándose y en la descripción decía:
"Este chico hermoso que ven aquí hoy día me preguntó: ¿quieres ser mi novia? Y mi respuesta fue un rotundo: ¡Sí!"
Joder, eso sí que dolió, él siguió adelante y creo que está bien era lo que yo quería ¿tal vez? Pero no significa que no
me duela y porque ahora cuando vuelvo en unos días. Tienes que ser fuerte, Anastasia, concéntrate en acabar con
Nicolás—me repetí a mí misma. Es mi objetivo.
Diego continuó su vida y yo también ambos tomamos caminos diferentes. Quédate con los buenos recuerdos y
aprécialos, pero tengo que seguir con mi vida sola y volver más fuerte que nunca para todo lo que se viene.
—Tengo que sacar de mi corazón, así como tú lo hiciste Diego—susurre para mí misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
pues yo estoy que congelo mi carrera, porque no entiendo nada osea yo no puedo... entender a mi profesora a
través de una pantalla.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 38
Llegó mi último día aquí en Sevilla en unas horas más, tenía que tomar el vuelo hacia Barcelona y tendría que volver,
por una parte, estoy aterrada de ver a Diego o a Nicolás, pero también vengo más fuerte que nunca a derribar todo lo
que se me cruce en el camino.
Si cree Diego que me lastimara verlo con otra chica se equivoca y a Nicolás seguiré siendo su demonio personal como
lo había hecho estos meses. Esta vez no dejaré nada suelto y seré más astuta, más rápida e inteligente que él.
Ayer mandé todos los trabajos que debía y mañana ya podría volver a la universidad en donde, por fin, podré volver a
ver mis gemelos, Jonathan y Simón. Tengo tanto que agradecerle a Simón, aunque estoy un poco confundida no
quiero que mis sentimientos vuelvan a salir por él.
Estaba emocionada, se acabó lo de estar escondida, por fin podría salir tranquila en Barcelona. También Simón dijo
que nos íbamos a juntar con uno de sus amigos que era agente de policía quien estaba llevando el caso. Te tengo en
mi poder a mi querido Nicolás.
En ese momento me entró una llamada de Javier:
—Hoy día vuelves—gritaron los gemelos.
Solté una risa y me acerqué al ventanal. Miré mi pieza y todo estaba empacado, ya no quedaba nada afuera y yo ya
estaba vestida.
—Sí, llegó a las diez de la noche. Supongo que me irán a buscar, ¿verdad?
—Amorcín, seré puntual y estaré ahí listo para darte un enorme abrazo y no soltarte nunca más, porque quiero que
sepas que nos rompiste el corazón cuando te fuiste de un día a otro, no pensaste en nuestros sentimientos—dijo con
exageración.
Puse los ojos en blanco.
—No te pases cariño, era lo mejor para todos en ese momento. Me estaban pisando los talones y necesitaba que
ustedes estuvieran a salvo.
Escuche como ellos bufaban juntos, son iguales.
—Alejandra se ve muy triste y creo que está muy dolida que ni siquiera le dijeras algo o que la llamaras—dice Javier.
Me acuesto en la cama y me paso una mano por la cara.
—Soy una mala amiga, pero era por su bien, tenía que ser cuidadosa, no podía estar gritando a donde me había ido.
Era peligroso para todos—solté un suspiro—. Créanme que la llamaré ahora, necesito que me escuche y poder
explicarle algo de lo que pasó esa noche.
—Ya era hora. Aún no creo que vuelvas. Joder—gritaron los gemelos. Solté una risa. Hablamos un rato más y
después de la llamada necesitaba llamar a Alejandra.
Revisé mi instagram y vi como Alejandra había subido una foto en donde salía: Cameron, Alejandra, Barbara y Diego.
Negué con la cabeza, no podía enojarme con ella, eran sus amigos y Bárbara era su amiga, así que tiene derecho de
apoyar a sus amigos en su relación.
En ese momento me entró una llamada de Simón que sin dudarlo contestó:
—Hola—digo jugando con un mechón de pelo.
—Hola hermosa ¿Cuándo llegas? —Preguntó con entusiasmo.
—Hoy día llego a las diez de la noche y los gemelos me van a ir a buscar ¿Por qué preguntas?
—Te parece si te voy a buscar el lunes en la universidad. Tengo algo importante que mostrarte de mi hermano y
tranquila él está en Madrid, además hablé con mi amigo y dijo que podía ir a buscarte y después juntarnos ese día
tengo clases así que llegaré más tarde. Por eso le dije que te pasara a buscar y tranquila es de confianza... ¿Confías
en mí? —pregunto.
Medite unos segundos antes de decir:
—Si confío en ti, eso es obvio: Simón—puse los ojos en blanco porque él no podía verme. —Está bien y ahí me das su
número para ver en qué lugar nos juntamos.
Solté un suspiro de alivio y me mordí en el labio inferior.
—Simón, oye gracias por todo. Creo que si no me hubieras llamado todos los días... me hubiera vuelto loca aquí.
—Anastasia..., siempre estaré aquí para ti—tragué duro, porque tenía que confundir tanto las cosas con Simón,
porque no te puedo odiar, como odio a tu hermano.
—Nos vemos, adiós.
Me acerqué al espejo y me miré que seguía igual, solo que mi pelo me llegaba a la cintura, me gustaba como quedaba
el pelo largo. Tomé mi celular y busqué entre mis contactos el número de Alejandra.
Respire profundo antes de marcar su número:
—Hola ¿Quién eres? —Preguntó con desconfianza.
—Soy yo—digo mordiéndome el labio. La línea se quedó en silencio y miré mi celular para ver si me había cortado o
algo—. Tengo que explicarte muchas cosas y sobre todo de esa noche en la que desaparecí.
Escuché que ella hablaba con otras personas y cerraba una puerta.
—Anastasia: ¿Estás bien? —Preguntó con la voz rota.
—Si estoy bien, Alejandra... Perdón por si te cause algún susto. Pero te debo una explicación enorme y espero que me
comprendas por favor, tienes que entender que yo no me quería ir de Barcelona.
—Te escucho Anastasia.
—Esa noche apareció Nicolás—ella soltó un grito—. Peleamos como siempre que nos vemos... —Comencé a
tartamudear porque no sabía qué más decirle—. La cosa es que se calentaron mucho entre nosotros. Yo lo amenace y
él a mi...en fin no podía estar más en Barcelona porque él sabía que estaba ahí. Y no podía estar en la misma ciudad y
respirando el mismo aire que él.
—Pero Anastasia: ¿Por qué no me dijiste de lo que pasó?
—No lo sé...Creo que no quería darle importancia o preocuparte, pero tampoco quería estar en Barcelona con él ahí.
Siento que no cabemos en la misma ciudad y estoy segura de que él me estaba vigilando.
—Es un enfermo—Alejandra soltó un suspiro—. Aún no entiendo porque te fuiste, ¿en dónde estás ahora?
—Mmm...Sevilla, pero vuelvo mañana. Me fui porque lo necesitaba, necesitaba alejarme de todos y respirar—miento.
—¿Sabes que no me sorprende esto? Verdad —Juego con mi pelo—. Has estado en tantos lugares estos últimos
años que no me sorprende. Pero quiero que sepa que sé que me estás ocultando muchas cosas que pasan entre tú y
Nicolás.
—No te puedo mentir, ¿verdad? —Alejandra me conocía tan bien que, aunque ella no me estuviera viendo, ella sabía
que estaba mintiendo.
—No puedes porque era feliz. Diego te hacía feliz y tú volvías a sonreír, eras de nuevo tu esa Anastasia feliz y
enamorada de la vida.
Me pasa una mano por la cara y mordí mi labio antes de contestar:
—Te prometo que no me pasará nada—yo miré a mi alrededor—. Créeme que voy a volver más fuerte que nunca.
—Eso ya lo sé. Tú eres la mujer más fuerte que he conocido y no lo dudo. ¿Algún día me contarás qué fue lo que te
pasó realmente ese día?
Nos quedamos en silencio en un momento en que siento que se hace eterno. Hasta que ella rompe el silencio
volviendo a hablar.
—No quieres preguntar por él.
—¿Diego? —Pregunte en un susurro.
—Si, él está bien, pero tienes que saber algo, Anastasia.
Me levanté de la cama y caminé en donde estaba mi computadora prendida y observé la foto en donde salía Diego y
yo.
—Vale. Dime que pasa con él.
—Es difícil para mí porque eres mi mejor amiga, mi hermana y Diego es un gran amigo para mí y Bárbara también—
comenzó a divagar. Lo que yo ya sabía de qué Diego estaba con Barbara—. Ellos comenzaron a salir juntos.
Me quedé callada y apreté mis labios en una fina línea. Aunque lo sabía no podía evitar sentir un pinchazo en mi
corazón.
—Supongo que está bien—ella comenzó a divagar de nuevo. Puse los ojos en blanco—. Alejandra no me afecta.
Entiendo que son tus amigos y si ellos están juntos es porque se quieren y fin del cuento.
—Pero Anastasia—dice en un susurro.
—Estoy bien. —Borre la foto que tenía con él y apague la computadora—. Cada uno tomó caminos distintos y eso está
bien.
—Pero ¿no lo extrañas?
Claro que lo extrañaba cada jodido segundo, pero Alejandra no tenía que saber esto.
—No. Lo olvide—digo fría.
—Ya—dice, no muy convencida.
—Te amo Ale. —Solté un suspiro y miré el reloj y tenía que salir ahora o voy a llegar tarde a mi vuelo—. Tengo que
irme Alejandra. Se me hace tarde para ir al aeropuerto.
—Te amo —ella murmura algo con otra persona que no soy capaz de entender—. Mañana me darás un enorme
abrazo ¿verdad?
—Claro, te daré el mejor y fantástico abrazo que te puedan dar.
—¿Por qué me amas?
—Porque te amo—sonreí—. Adiós, rubia bonita.
Dios mío, aunque tenía terror mañana lunes tendría que ver en vivo y en directo a Diego y Bárbara. En donde Barbara
me restregara su amor en la cara porque ella me odia. Tengo que ser fuerte y no dejarme intimidar por nadie. Por
dentro estaba nerviosa de que todo saliera mal con Diego y Nicolás, aunque con Diego solo tenía que mantenerlo lejos
para que Nicolás no lastime y yo tengo que atraparlo para destruirlo y por fin ser libre y feliz.
Mire una foto que tenía aún mía y de Diego en celular porque no puedo olvidarte, porque sigues aquí dentro de mi
corazón. Porque no puedo odiarte como al inicio. Porque me enamoré de ti.
Que jodido es el puto amor, es la última vez que te enamoras, Anastasia y es que tú no aprendes ¿verdad? —Pelee
conmigo mismo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo mas largo que este.... en donde se viene bueno...Tal vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 39
Caminé por el aeropuerto de Barcelona, buscando a tres de mis personas favoritas en este mundo, miré por todos
lados, pero no lo vi en ninguna parte. Fruncí el ceño, miré mi reloj, eran las diez de la noche y miré por última vez, pero
no los vi. Genial me habían dejado plantada. Me senté en una banca y puse un mechón de mi largo pelo detrás de la
oreja.
Saqué mi celular para preguntarle si iba a venir o para pedir un taxi. Sentí que varias personas se sentaron en la
banca que estaba, pero no le tomé importancia.
—Disculpe señorita, pero usted está esperando a tres chicos que son increíblemente sexy, calientes y ardientes—
escuche la voz de Dylan. Miré a mi lado y ahí estaba con una enorme sonrisa.
Me levanté y lo abracé fuertemente, los tres me abrazaron fuertemente y sonreír al verlo. Los miré, seguían igual de
guapos.
—Estas más hermosa, como puede ser eso posible—bromea Jonathan, tomando mis maletas.
—Tú tampoco estás mal—le guiñó el ojo.
—Tu pelo está larguísimo, me encanta, nunca te lo había visto tan largo—murmuró Javier tocando un mechón de pelo.
—Hoy día estas de tocón—le doy un golpe a su mano y él sonríe encogiéndose de hombros.
—A mi igual, me gusta cómo me queda—digo con una sonrisa.
Nos subimos en auto y se pusieron en marcha a mi antiguo departamento. En el camino compramos muchas pizzas,
bebidas y cervezas. Cuando llegamos, vi mi departamento muy limpio. Me volví a ver a los chicos y ellos se
encogieron de hombros.
—Quería que estuviera limpio para ti, estaba lleno de polvo—murmura Javier abrazándome y besándome la mejilla.
—Son los mejores, les dije que los extrañe mucho—digo con puchero.
—Amorcín, tú no puedes vivir sin nosotros—me recordó Dylan con una sonrisa.
Nos sentamos en la mesa y empezamos a conversar de lo que habíamos hecho estos últimos meses y las bromas nos
faltaron, de nuevo me sentía en casa con mis amigos. Los chicos se fueron a las dos de la mañana y caí rendida en mi
cama.
******
Me senté como siempre en el último puesto y muchos de mis compañeros me miraban como si hubieran visto a un
fantasma, vale, desaparecí por tres meses, pero tampoco es para tanto. Saqué mi libro de adiós a las armas y me
concentré en la lectura. Unos minutos después el salón estaba lleno de mis compañeros. Sentí su risa y la voz de
Barbara. Me agaché en la silla y me concentré en mi lectura.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré
a llamarlos y se van acercando.
Miré de reojo en donde se encontraba Diego que estaba besando a Barbara. Me mordí el labio con fuerza, eso dolió,
jodidamente dolió, pero tenía que mantener mi cabeza en alto y ser fuerte. Tengo que concentrarme en el odio hacia
Nicolás y en atraparlo. No puedo ser débil por el amor ahora es lo menos que me importante había vuelto para
recuperar mi libertad de una vez por todas y acabar con Nicolás solo quería volver a ser libre.
Al menos aún no se daba cuenta de que había llegado. El profesor comenzó a llamar a mis compañeros que iban en
pareja ya que el informe era de a dos, pero yo estaba sola en Sevilla.
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor fuerte. Me levanté de mi asiento y sentía todas
las miradas sobre mí y susurrando cosas sobre mí, puse los ojos en blanco. Me acerqué al profesor —quien me
sonreía con orgullo—. Excelente trabajo, veo que nuestro programa online funciona muy bien y por supuesto
bienvenida de nuevo.
—Gracias profesor—sonreí con emoción.
Tomé el informe y vi que mi nota era de diez. Caminé de nuevo hacia mi puesto y me senté. Me concentré de nuevo
en la lectura, pero sentí una mirada sobre mí, levanté mi vista y me topé con la mirada de Diego, quien me mira
fijamente con el ceño fruncido.
Tengo muchos sentimientos por él, y tengo que actuar como si no me importara una mierda... porque estoy
jodidamente asustada de que le hagan daño y duele tener que verlo a la distancia y con alguien más. —susurro.
Respiré profundo y volví a concentrarme en la lectura
El profesor empezó a pasar materia y tomó apunte a todo lo que decía, amaba la clase de literatura y es raro, pero
hasta extrañaba venir a clase. La clase terminó y guardé todas mis cosas. Salí rápidamente de ahí, no quería toparme
con Diego y tampoco con Barbara. Sonreí al ver a Dylan esperándome afuera de mi salón.
—Está muy cariñosa amorcín—bromeo.
Caminamos juntos en donde estaba Rocío y los demás. Me senté al lado de Rocío y empezamos a ponernos al
corriente y tirábamos bromas con los demás. Podía sentir las miradas de varias personas sobre mí.
El día transcurrió relativamente normal, aunque muchas personas me miraban como si fuera un fantasma, evité a toda
costa toparme con Diego. Me apoyé en la pared, esperando a Simón y veo al grupo de Alejandra acercarse a mí.
—Anastasia—grita Alejandra con emoción, prácticamente se arroja encima de mí—¡Estás aquí!
—Sigo viva—respondo con ironía.
Camero se acerca y me abraza fuertemente.
—¿En dónde carajo estabas? Pensé que te habían matado—bromea.
Abrí los ojos y miré a Alejandra, quien estaba fulminado con la mirada a Cameron.
—Por ahí—digo encogiéndome de hombros—. Viviendo la vida loca, ya sabes drogas, fiesta y mucho más—bromé.
Diego se acercó a mí, me miró fijamente antes de darme un beso en la mejilla que duró mucho tiempo para mi gusto,
no puedo evitarlo, pero mi respiración se alteró.
—Hola Anastasia—dijo con su voz ronca. Lo miré fijamente y estaba con Barbara tomado de la mano.
—Hola Diego, hola, Barbara—digo con una sonrisa. Miré mi celular y aún no tenía respuesta de Simón.
—Tienes el pelo muy largo, me gusta, te ves aún más hermosa—dice Alejandra con una sonrisa.
Pasé una mano por mi pelo y puse un mechón detrás de mi oreja.
—Gracias hermosa. Tú estás muy guapa—le guiñe el ojo a Ale.
Ella tiró de mi brazo e hizo que nos alejáramos de los demás y se acercó más a mí.
—¿Cómo estás? —Pregunta seria.
—Estoy bien, rubia. Aunque me siento un poco rara—murmuré para nosotros—. Soy como un fantasma y todos me
miran raro. Eso me hace sentir fatal—bromeo.
Alejandra me abrazó fuerte.
—Todo estará bien— sonríe como una tonta.
De repente sentí como alguien me agarraba de la cintura, me solté rápidamente de su agarre y mi mano quedó
suspendida en el aire.
—Tranquila Anastasia—dijo Simón con una sonrisa. Alejandra soltó un grito ahogado—. Hola Alejandra, mucho tiempo
sin verte.
Me acerqué a Simón y lo abracé era increíble pero incluso extrañé a Simón y más que nada me ha demostrado que no
es como su hermano y que de verdad me está ayudando. Gracias a él tengo más pruebas. Él se quedó quieto, pero
después me abrazó con más fuerza.
—Te extrañe—me susurro. Me separé de él y lo miré fijamente—. ¿Estás lista? —Preguntó con una sonrisa.
—Si.
—Estás cambiado, Simón—dijo Alejandra. Ella me miró por un momento y después a él.
—Igual que tu Ale. Todos hemos cambiado mucho y dejamos de ser adolescentes.
Él tomó mi mano y me alejó de los demás.
—¿Cómo estás Anastasia? —pregunto.
—Te miento si te digo que bien, pero estoy cansada, Simón. Siento que no puedo ser sincera con nadie, en fin,
tampoco quiero ser tan dramática—bromeo con él.
Él me observa fijamente y pone un mechón de mi pelo detrás de la oreja.
—Anastasia, mírame—negué con la cabeza y agaché la cabeza. Él tomó mi barbilla e hizo que lo mira—. Conmigo
nunca has tenido que fingir. Estuve ahí y vi lo que estaba haciendo mi hermano, no tienes que fingir conmigo, si
quieres llorar hazlo, quieres golpearme hazlo, quieres gritar hazlo, pero no finjas conmigo. Yo conozco a la verdadera
Anastasia, eres increíble y sigo aquí contigo.
—Simón—, susurro.
Él me acarició la mejilla y miré de reojo como Diego entrecerró sus ojos hacia nosotros. Lo ignoré y me concentré en
Simón.
—Siempre me tendrás a mi—tomó mi mano y la llevó hacia su corazón—. Estaré esperando por ti.
Me rasqué el cuello, no sabía qué decirle. Él era muy guapo como un modelo con sus ojos claros que era muy
profundo que con solo mirarte podías perderte.
—Es que yo...no estoy lista, aunque todavía siento cosas por...—Él miró sobre mí y estoy seguro de que miraba a
Diego.
—Por él—dice con amargura.
—Simón—, digo molesta—. No quiero estar con alguien seriamente.
Me crucé de brazos y vi como en sus labios aprecia una sonrisa que significaba muchas cosas: era esa sonrisa que
me dio cuando me besó por primera vez, cuando me propuso conocernos como algo más que amigos.
—¿Quieres diversión y sin compromiso? —Pregunto tomando de la cintura—. Puedo darte eso. Anastasia, no sería la
primera vez que cruzamos esa línea.
Apoye mis manos en su pecho e intente alejarme.
—Siento que te vas a quemar en este juego.
—Puede que tú también, mi querida Anastasia. Solo volvamos al pasado y recuerda todo lo divertido que fue estar
juntos sin complicaciones: solo besos, caricias y diversión.
Me separé de él y caminé por el lado de Diego, quien estaba besando a Barbara, repito por segunda vez eso dolió,
pero no agaché la mirada, tenía que ser fuerte.
Llegué donde estaba la rubia y me despedí de ella y de Cameron. Simón llegó a donde estaba y se despidió también.
Él tomó mi mano y me guió a su auto. Cuando estuvimos adentro nos quedamos en silencio. Yo miraba como Diego
sonreía con Barbara y ella besaba su cuello. Cerré los ojos y traté de contar del uno al diez.
—Solo intentemos, si no sale bien..., seguiremos siendo amigos—propuso. Tomé su cara entre mis manos y lo
observé fijamente.
—No quiero lastimarte...No puedo, te lo juro que, si no lo quisiera tanto, te besaría, pero no quiero hacerte sufrir
Simón.
Me dejé caer en el asiento y tomo mi mano.
—Al menos puedo conquistar, ¿verdad?
Sonreí.
—Inténtalo—digo burlonamente.
Él entró en mi departamento con la pizza en la mano y soltó un silbido a ver mi enorme departamento. Le di un
empujón para que entrara de una buena vez. Sonrió y dejó la pizza en la encimera.
Me senté en la encimera y me observó detenidamente. Negó con la cabeza. Sonreí como dije ya antes con Simón,
siempre se sintió todo muy fácil o fue porque con él experimenté muchas cosas, primer beso, mi primero en tocar mis
partes íntimas...todo fue muy fácil y no se sentía mal.
Comenzó a abrir mis muebles buscando los platos y se dio la vuelta poniendo sus manos en sus caderas.
—Me vas a decir en donde tienes los platos—me apuntó con un dedo. Pestañeé inocentemente hacia él y me encogí
de hombros—. Me lo vas a decir Anastasia, ¿o no?.
Él se acercó a mí y acarició mis piernas. Tragué duro y ahora era él quien sonreía.
—Puedo darte una pista.
—Mmm..., está bien, te escucho fuerte y claro.
Puse mis manos en su cuello y lo atraje muy cerca de mí en donde él soltó un gemido mezclado con tos.
—Estaba muy cerca... están en los muebles del lado derecho. Creo que fue una enorme pista. —Le susurré en su odio
antes de mordérselo. Él soltó otro gemido ronco y me reí.
—Eres tan jodidamente sexy... que me haces perder la cordura—me susurro. Su nariz acarició la mía y me dio un
beso en la comisura de mi labio. Él tomó unos platos. Él me ayudó a bajar y llevó la pizza hacia la sala de estar.
Él sirvió una porción en mi plato y comenzamos a reír con sus malos chistes y con nuestro recuerdo de cuando
éramos jóvenes. Cuando comí el segundo trozo de pizza, él me miraba fijamente.
—¿Cómo te enamoraste de mi hermano? —Preguntó con curiosidad e intriga.
—Vale...Recuerdas ese día que peleamos en tu casa en esa fiesta que diste y yo estaba enojada contigo, porque me
estaba enamorando de ti, pero tú no estabas ni ahí conmigo, solo me veías como tu capricho, Simón—él iba a hablar,
pero yo puse mi dedo en sus labios para que se callara y me dejara continuar—. Me dolió ver cómo te enrollaste con
dos chicas frente a mi porque yo ingenuamente era exclusiva para ti. Aunque sé cuáles fueron nuestras reglas. En fin,
subí molesta al segundo piso y caminé una y otra vez por el pasillo hasta que sentí la mirada de alguien.
Cerré los ojos y tomé un enorme suspiro.
—Ahí lo vi, estaba con una sonrisa tierna y con su pelo despeinado y sin polera. Me quedé quieta mirándolo porque lo
encontré hermoso, porque era rubio, de piel blanca, ojos azules claros y torso muy marcado. Recuerdo que me
pregunto ¿Qué haces aquí tan sola, hermosa? Y le conté que había peleado contigo y dijo: Mi hermano es un imbécil,
tú eres demasiado para él, se ve que eres una chica asombrosa.
Tome un trago de agua antes de continuar:
—Ese día me quedé toda la tarde y hasta al amanecer hablando, me pareció tan sorprendente que es chico guapo,
solo tenía ojos para mí y me hizo sentir muy especial. Ese día me pidió mi número y me acompañó hasta mi casa en
donde nos besamos y de ahí comenzó nuestra historia, me enamoré de ese Nicolás divertido, exótico que le veía el
lado positivo a la vida y no de este demonio—terminé con una sonrisa triste.
Miré de reojo a Simón y él estaba callado.
—Así que por eso cambiaste de un día para otro conmigo—él hizo una mueca—. Hasta que te vi un día besándolo,
supe que te había perdido. Sentía tanto celos de mi hermano, porque ahora tenía él y tú solo tenías ojos para él.
Tengo otra pregunta: ¿Por qué te alejabas siempre que te trataba de hablar?
Lo miré por un segundo antes de contestar:
—Porque Nicolás sabía que había algo entre nosotros y él jamás me lo prohibió, solo que lo hice por mí. Tú me
confundes, Simón. Contigo experimenté muchas cosas fuertes y no me hacía bien estar cerca de ti. —Él sonrió un
poco y apoyó mi cabeza en mi mano—. Alguna otra pregunta.
—Si aquí va: ¿te enamoraste de mí? —Él emitió mi pose y me miró fijamente.
—No, pero sentí muchas cosas fuertes hacia ti...Mmm, yo diría que estuve a punto si no hubiera sido por Nicolás,
probablemente hubiera caído por ti.
—Eso duele jodidamente mi corazón, ahora.
Nos quedamos callados y él estiró su mano y me acarició la mejilla.
—Hemos crecido Anastasia, yo no soy un adolescente con las hormonas revueltas y tú no eres esa chica de mirada
dulce e inocente. Ambos hemos cambiado para bien, te miro y solo puedo ver a una mujer hermosa, guerrera, fuerte y
sexy que puede volver loco a cualquier hombre. Anastasia eres un espectáculo hermoso de ver.
Achique mis ojos hacia él.
—¿Estás coqueteando conmigo? Verdad —bromeé.
Sonrió de lado y se pasó la mano por el pelo en donde varios mechones rubios cayeron en su frente.
—Un poco—murmuró con sonrisa.
Negué con la cabeza y apoyé mi cabeza en el sillón. Miré el techo y él se inclinó hacia mí. Lo miré con ceja alzada.
—¿Qué haces?
—Te observo de qué ángulo te puedes verte menos bonita, pero es imposible eres hermosa en todos los ángulos,
como es eso jodidamente posible—se queja.
Solté un bufido y lo empujé.
—Estás enfermo—me reí de su cara de indignación. Tenía sus manos en su cadera en una posición bastante
femenina. Él se unió a mí y así pasamos toda la tarde riendo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo mas largo que este.... en donde se viene bueno...Tal vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 40
Mire la hora de mi celular eran las siete de la mañana, me sorprende estar despierta a esta hora, siempre he sido algo
dormilona, pero la noche fue horrible y volvieron las pesadillas de esa noche que pensé que había quedado en el
pasado.
Me estiro en la cama y tomo mi ropa y toallas para darme un buen baño, ya que me acaba de llegar un mensaje de
Simón diciendo:
< Simón a las 6:59 a.m.>
"Lo siento, pero mi amigo no puede en la tarde, pero puedo un rato en la mañana, te quiere tomar declaración.
Pd: Dime que está despierta"
Le dije que sí podía y me dijo que un rato más me pasaría a buscar. Me visto rápidamente, porque me demoré más de
la cuenta en la ducha. Me pongo mis pantalones blancos, una polera negra que me llega hasta el ombligo y una
casaca de cuero negro. Me hago el delineado en los ojos y rímel, no es mi mejor cara y las ojeras me delatan por lo
que trato de cubrir con corrector de ojeras.
Miro a la hora y son las 7:50 <<Mierda, mierda>> tomo mi mochila y corro hacia el ascensor y las puertas se abre, mi
sonrisa se borra cuando veo a Diego besando a Barbara. Cierro los ojos profundamente y los saludos cortésmente, en
ese momento me entra una llamada de Simón:
—Ya me desperté. Voy bajando, soy puntual—digo poniendo los ojos en blanco. Siento que refunfuña y me rio.
—Llamaba para comprobar que tu lindo trasero estaba fuera de la cama, mi amigo va camino hacia allá. Otra cosa—
soltó un suspiro largo—. Mi amigo es un poco coqueto, espero que no caigas en sus encantos—dice molesto.
—Oh genial, otro baboso como tú—bromeo. Se queda callado y puedo jurar que tiene el ceño fruncido—. No pongas
cara de enojado, no caeré por él. Adiós Simón.
Salgo del ascensor y veo a un sujeto apoyando en una moto de policía con una enorme sonrisa. Me quedo quieta
haciendo que Diego choque conmigo al igual que Barbara. El tipo es enorme, debe medir casi dos metros, es moreno,
con ojos verdes y pelo con ondas, muy guapo.
—Anastasia Evans, ¿verdad? —Yo asiento—. Vamos, tenemos que irnos, tengo solo un momento.
—¿Conoces a este tipo Anastasia? —Pregunta esa voz que tanto extraño, me giro para mirar a Diego.
—No, pero tengo...—Antes de que termine de hablar, él me interrumpe.
—Una mierda, no te vas a ir con él—abrí los ojos y vi que Bárbara me fulmina con la mirada.
—Perdón, hago lo que quiera con mi vida, no le tengo que dar jodidas explicaciones a nadie—digo enojada.
—Puedo llevarte yo—rebatió también enojado, como si su novia no existiera.
Me quedé mirando a Diego fijamente y él a mí, pude sentir como ambos seguíamos teniendo esa química o como
éramos al principio cuando peleábamos por todo, pero él tiene novia y yo me tengo que mantener alejada de él. Di un
paso hacia atrás.
—No. Me voy con él—miré al policía ardiente vestido todo negro que miraba la escena.
Diego le susurró algo a Bárbara , me miro con una mirada de muerte y luego caminó hacia su auto. Él me tomó de la
muñeca y yo traté de soltarme, sentí unos pasos que se acercaban.
—¿Este chico te está molestando? —Preguntó el policía. Negué con la cabeza.
—Me puedes dar unos minutos a solas con él—miró al policía y él asiente. Diego me lleva hacia una esquina y yo me
suelto su agarre —. ¿Qué quieres?
—Una explicación, eso es lo que quiero, una maldita explicación de lo que haces de nuevo aquí—me dijo enojado.
—Voy a clases, tengo un departamento aquí y yo vivo aquí, Diego.
Se tiró el pelo y negó con la cabeza, miró hacia el fondo en donde Bárbara nos miraba atentamente.
—Tú sabes bien a lo que me refiero, quiero una maldita explicación.
—No hay mucho, me fui y punto, supéralo—mentí con las primeras palabras que se me vinieron a la mente, porque no
me dejaba pensar teniéndolo tan cerca—. Adiós, Diego, vete con tu novia—digo con un tono de asco que no le pasó
desapercibido porque dijo:
—Exacto, me voy con mi novia que no me miente, que me quiere y que no esconde nada de su pasado como otras. —
Di un paso hacia atrás. Él pasó por mi lado dándome un empujón.
<<Eso dolió, dolió>> —me digo a mí misma. Lo veo como se sube a su todoterreno y le da un beso en los labios. Mis
ojos se empañan y respiro otra vez antes de acercarme al policía.
—Anastasia Evans—, dice con voz gruesa—. Me llamo Harry Oviedo, un gusto. Soy uno de los agentes que lleva el
caso de Nicolás.
Yo asentí y vi como el todoterreno salía del estacionamiento, volví a concentrarme en Harry, quien se subía a la moto
y me ofrecía su mano.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero eres hermosa. Ahora veo porque mi amigo anda babeando contigo, eres
hermosa.
Puse los ojos en blanco haciendo que él suelte una risa ronca.
—Simón me dijo que eras algo complicada, ¿sabes?
—Y a me dijo que eras un playboy disfrazado de policía—rebatí.
Me subí a su moto y tomo mis brazos, pero yo me solté y me afirmé de la parte de atrás.
—¿Tienes novio Anastasia? —Se giró para mirarme con una enorme sonrisa que lo hacía ver aún más guapo.
—No.
—Que interesante dato—pasó una mano por su barbilla—. Te invito a desayunar, en donde podemos hablar con más
tranquilidad.
Abrí los ojos con sorpresa y él prendió su moto.
—No deberías ser profesional.
—Debería—escucho lo que dice antes de arrancar con la moto y salir del subterráneo del edificio.
******
Él se estaciona en una cafetería y se baja de la moto. Me ofrece su mano, pero yo la rechazo. Harry se rio y camino
con seguridad hacia dentro de la cafetería. Nos sentamos en una mesa y pone sus codos en la mesa y me mira
fijamente.
—Perdona por lo que te voy a decir de nuevo: eres hermosa.
Lo observó atentamente, este chico es demasiado guapo como los policías que salen en la película y que muy poco se
ve en persona. Me tomo el tiempo de evaluarlo bien pelo castaño y un poco de ondas que lo hace ver más lindo.
Vestido completamente de negro que hacen resaltar más sus ojos verdes.
—Gracias, lo escucho a menudo—bromeo. Él asiente y un camarero se acerca y nos pide nuestras órdenes.
Él saca una libreta y comienza a hacerme las preguntas de cómo conocí a Nicolás, sobre esa noche, cosa que me
hace revivir la herida que sigue aquí en mi corazón intacto, pero sé que no lo hace en mala forma, es su trabajo y tiene
que investigar. Mis ojos están empañados por las lágrimas que se me acumulan y él me desliza una servilleta. Él sigue
preguntándome cosas de Nicolás y sobre esa noche tanto que hasta me marea y quiero vomitar del asco.
—No puedo más, te lo conté todo—digo mirándolo con odio.
—Lo siento Anastasia, es mi trabajo hacer estas preguntas, pero ya con esto tenemos tu declaración. —Me limpió las
lágrimas y me observó fijamente.
—¿Por qué me miras así?
—Porque te admiro, eres una chica valiente y hermosa que ha sufrido mucho, pero aun así sigues con tu cabeza bien
en lo alto—en ese momento dejan nuestro desayuno en la mesa, pero yo ya no tengo hambre—. Jamás dejes que
algún hombre te lo quite.
—Vale.
Nos quedamos callados y yo lo observo como él come. No tengo hambre, se me cerró el apetito y creo que él lo sabe
porque llama al camarero para envolverlo para llevarlo. Me doy cuenta de que Harry es un hombre muy inteligente y
debe estar acostumbrado a escuchar cosas horribles o ver a gente asesinada.
—Al menos toma un poco de café. —Yo asiento, doy un sorbo—. Perdóname a veces, no me doy cuenta cuando estoy
siendo un poco brusco con las preguntas, pero es mi trabajo, no quise que revieras ese recuerdo.
—No me pidas perdón, lo entiendo. —Pongo un mechón detrás de mi oreja.
—Y... ¿porque no tienes novio? —Pregunta apoyando sus codos en la mesa.
—Porque el amor es una mierda.
Él niega con la cabeza una y otra vez haciendo que varias ondas caigan en su frente.
—Eso no es verdad, mirarme a mi yo solo he tenido una novia que dure con ella cinco años y terminamos, pero no por
peleas, fue por el futuro de ella que le ofrecieron una beca muy importante en los Estados Unidos y ahora sé que tiene
novio y le deseo lo mejor, así como ella a mí.
—Bueno, eso es lindo—hago una mueca—, pero en tu caso, mira el mío...lo horrible que fue enamorarme de alguien
como Nicolás.
—Tienes razón, pero eres joven Anastasia y tienes recién diecinueve años.
—Estás siendo un cursi, yo pensé que eras un playboy que baja las bragas de todas las chicas y que no te importaba
las relaciones.
—Me gusta ser coqueto y tener mis noches locas, pero eso no significa que no quiera tener una novia.
Me observó fijamente tanto que tuve que desviar la mirada.
—Soy un hombre, Anastasia. Tengo veinticuatro años, estoy soltero y tengo que decirte que muy pocas chicas me han
parecido interesantes hasta el momento, pero cuando una chica me interesa, se lo hago saber.
—Y me lo cuenta ¿Por qué? —Muevo mi mano.
—Porque me interesas, Anastasia, y me gustaría conocerte un poco más—una sonrisa aparece en mis labios, pero es
porque estoy a punto de reírme en su cara porque estoy seguro de que es una broma entre Simón y él.
—No tiene lógica, apenas nos hemos conocido hoy, en serio que cada día que pasa encuentro que los hombres están
más locos. —Lo provocó.
—Es que no crees en el amor a primera vista.
No puedo evitarlo y me río porque es algo estúpido y me parece ilógico que un chico tan guapo que de seguro es un
rompecorazones esté diciendo esto es estúpido, en serio alguien sigue creyendo en eso.
Él me observa en silencio.
—No lo dirás en serio, ¿verdad?
Él apoya sus codos en la mesa y me observa atentamente.
—Muy en serio Anastasia.
Lo observé y él me sonrió divertido como si yo fuera para él un jodido desafío. Me levanté de la mesa.
—Muy bueno el desayuno e interesante conversación, pero tengo que ir a clases—él se levantó y pagó la cuenta.
Me bajó de su moto y miró de reojo mi universidad. Harry toma mi mano y acaricia mi mano. Mi vista se dirige hacia
donde su mano acaricia la mía. Me aclaro la garganta y recupero mi mano.
—Me das tu número, por favor. —Puse mis manos en la cadera—. Es por si tienes información nueva sobre Nicolás o
por si estuvieras en peligro.
—Está bien—le doy mi número e igual a mí. —Gracias por el desayuno.
—Gracias a ti por tu compañía—me quedo desconcertada porque no entiendo realmente a este chico.
—¿Ah?
—No soy un hombre idiota. Soy un hombre decidido y cuando alguien me interesa lo doy todo. Creo que es un dato
que debería saber Anastasia.
—Tienes que ser profesional. Adiós.
Me despido de él. Doy la vuelta y veo a Diego apoyado en su todoterreno fumando. Primera vez que lo veo fumar
¿desde cuándo empezó a fumar? Camino por su lado y él me toma la mano.
—¿Qué haces con ese tipo? — Pregunto dándole otra calada a su cigarro.
—¿Qué haces aquí?
—Yo pregunté primero y te esperaba para que habláramos, tenemos muchos de que hablar—soltó el humo. Observe a
todas partes—. No huyas. —Dice leyéndome el pensamiento.
—Asuntos con él y no tenemos nada que hablar, Diego.
—¡Asuntos con él! —Exclamó y me soltó el humo en toda la cara, me miro enojado—. Te recuerdo que eras mi novia,
joder, eras mi novia.
Me quedé callada y apreté mis labios.
—Ya te acordaste, eh lo recuerdas Anastasia. —Me gritó haciendo que diera un paso hacia atrás.
—Tú mismo lo acabas de decir: "era tu novia" —digo haciendo comillas con los dedos en que era tu novia. —. Lo
nuestro terminó hace más de tres meses, Diego.
—¿Por qué desapareciste? Te llamé por un mes todos los putos, días, horas y minutos, ninguna me contestabas, ¿Por
qué?
—Que ganas con saberlo—murmuró mirando al suelo.
—Porque me destruiste Anastasia. Me destruiste cuando te fuiste—susurra acercándose a mí.
Él tomó mi barbilla entre sus dedos y mi corazón se aceleró al sentir de nuevo su tacto.
—Te duele verme feliz de nuevo con alguien más, ¿verdad? Después que tú me destruiste por completo. Te duele que
vuelva a sonreír.
Me solté de su agarre e intenté pasar, pero él tomó mi brazo y me jaló hacia atrás. Lo miré sorprendida.
—Ya veo que vuelves a ser la chica desagradable que siempre fuiste.
Me duele jodidamente sus palabras, me quema por dentro, siento que me está destrozando por dentro, porque él no
sabe nada. No tiene una puta idea de nada y aunque me duele él merece ser feliz con alguien más, es por eso por lo
que no intento defenderme.
—Aléjate de mí, Anastasia—, susurro con odio, mientras su mano acaricia mi mejilla.
Estaba quieta, sentía que no podía hablar, no tenía ánimo para pelear con alguien. Estoy agotada, tuve una noche
llena de mis pesadillas y después de hablar con Harry y tener que revivir todo de nuevo me había dejado sin energía.
Así que ahora estaba aquí escuchando al chico que amaba como él, ahora me desprecia y no sé qué me duele más, si
tengo que mantenerlo lejos de mí o sus palabras.
—Aléjate de mí, no me vuelvas a joder mi puta vida—mis ojos se empañaron, pero lo cerré rápidamente y asentí—.
Solo aléjate de mí, porque no puedo perdonarte.
Se alejó rápidamente de mí y entró a la universidad. Me limpié rápidamente una lágrima que rodaba por mi mejilla y
me senté en una banca. Necesitaba respirar profundamente antes de intentar sonreír y fingir que no me pasaba nada,
porque tengo que actuar como si no me importara una mierda.
La vida es una perra injusta, pero no me dejaré vencer por ella—me digo a mí misma.
Entré en mis clases e hice todo lo correcto que tenía que hacer, hablé con mis amigos y sonreí, tiré bromas con ellos,
me guardé mis sentimientos al ver como Diego y Bárbara se besaban frente a mí y subían fotos a su instagram
mostrando al mundo lo mucho que se querían. Y fue así cada puto día de la semana en donde todo se había vuelto
una maldita rutina donde tenía que fingir, sonreír, bromear, tomar apuntes.
La única persona con la que podía hablar era con Simón, quien estaba estudiando para unos exámenes importantes y
no tenía tiempo, pero aun así me llamaba toda la tarde para hacerme reír y que no me preocupara tanto.
Será posible que me vuelva a enamorar de Simón—miró por última vez el mensaje que mando y una foto de él
haciendo cara chistosa. Supongo que ambos estamos nerviosos por el sábado y tratamos de darnos ánimos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 41
Me rasco el cuello y camino de un lado a otro por mi departamento esperando el mensaje de Simón, siento que me
ahogo, no quiero ir a esa casa, pero debemos tener más pruebas. Estoy aterrada porque vamos a invadir su casa y
me da miedo que nos atrapen.
Por suerte hoy día tiene una pelea importante de boxeo así que será el momento perfecto para entrar a su casa, no sé
cómo lo hizo Simón, pero tiene una llave de su casa. Él me dijo que tenía a alguien adentro, pero aún no me dijo quién
es.
<Simón a las 11:34 a.m.>
"Bonita, estoy abajo.
Pd: Todo saldrá bien, somos el mejor equipo"
Sonrió con su mensaje y tomó mi mochila, en donde llevo guantes, cámaras y linternas todo lo que creí necesario para
entrar en esa maldita casa. En ese momento entró en el ascensor y está Diego. Lo saludo, pero él no me devuelve el
saludo.
Siento un pinchazo porque está manteniendo su palabra que se iba alejar de mí y en cierta parte me alivia, no quiero
que nadie le haga daño a él o Alejandra, lo que me hace pensar que tengo que estar más encima de ella, la ventaja de
vivir en el mismo edificio de Diego es que puedo vigilarlo desde cerca.
De repente siento que el ascensor frena con búsqueda. Miro a Diego y veo que él presionó el botón de emergencia. Se
acerca a mí y me mira enojado, pero qué le pasa a este chico ahora.
—¿Sabes algo, Anastasia? Cuando te mudaste aquí, me sentía feliz porque sabía que tenía más posibilidades de
conquistarte y pasar tiempo juntos, pero ahora odio que vivas aquí. Joder, lo odio.
Apreté mis puños, porque se está pasando. No le estaba haciendo nada y ahora quería que me de mi departamento.
—Odio que estés aquí de nuevo frente a mí—se acercó a mí, nos miramos fijamente—. Odio tener que verte en mi
universidad, odio que seas amiga de mi mejor amigo, odio que vivas en mí mismo edificio. ¿Sabes cuánto odio eso?
Mucho, no quiero verte, pero el puto destino no sigue juntando a la fuerza.
Estiré mi mano y apreté de nuevo el botón, porque ya no quería seguir escuchando cuanto me odia. Me lastima
mucho, pero tengo que aparentar, aunque por dentro quisiera llorar.
—No sé porque volviste, Anastasia, pero ojalá nunca hubieras vuelto—susurra.
Doy varios pasos hacia atrás y me apoyo en la fría pared del ascensor. Mis ojos se empañan, se está pasando con lo
de ser cruel. Las puertas del ascensor se abren y veo a Simón esperando afuera y no dudó en abrazarlo.
—¿Qué te hizo ese imbécil, bonita? —Sentí como Diego derrapó con su todoterreno y después aceleró.
—Nada que no pueda soportar—trato de sonreír.
—Recuerda que mientras esté yo aquí, nadie puede herirte, bonita—me dio un beso en la frente.
—Estoy bien, Simón.
—Me da miedo que sigan lastimándote y que se lleven todo de ti, Anastasia—dice mirándome a los ojos con tanta
sinceridad que me da miedo.
—Se nos hace tarde—trato de sonreír.
Nos subimos a su auto y se puso en marcha hacia el aeropuerto y me fue contando cómo le fue en sus exámenes que
ya eran los últimos que le faltaba poco para titularse de abogado, vi que estaba emocionado y tiraba bromas sobre sus
compañeros y sonreí como siempre él me estaba subiendo ánimo.
******
Estábamos comiendo mientras vigilábamos, esperando que saliera de su casa, faltaba una hora aún para su pelea. Él
estaba callado, supongo que es porque ambos estamos nerviosos de lo que podamos encontrar ahí adentro.
—¿Estás nerviosa? —Pregunta mirándome.
—Se nota—bromeo con una sonrisa—¿y tú?
—Un poco, ¿sabes algo? Los besos ayudan a calmar, una vez lo leí. —Solté una risa —. Así que tal vez, deberíamos
besarnos para relajarnos—movió sus cejas arriba y abajo.
No podía parar de reírme, era un imbécil, es que nunca se va a poner serio aun cuando estábamos a punto de entrar a
la casa y que podía ser quizás un crimen de allanamiento de morada.
—¡Que imbécil! —Dije aun riéndome.
—¡Que! bah—hizo un gesto con su mano—. Soy putamente genial, vamos un beso y ya verás cómo se nos quita.
Además, un beso de buena suerte—me guiña el ojo.
—No voy a caer aun por ti, Simón.
Tomó mi mano y se acercó tanto a mí que me quedé embobada mirando sus ojos azules, su nariz acarició la mía, su
otra mano fue a mi mejilla.
—¿Cuánto más necesita para caer por mí?
Me mordí el labio inferior y él bajó la vista a mis labios. Sentía que mi respiración se alteraba, pero me alejé porque vi
como Nicolás salía con tres hombres y una mujer rubia que debía tener unos veinte años.
—Momento para lucirnos, bonita—me dice cuando vemos que la casa queda todo oscura. Nos bajamos del auto y
cruzamos la calle. —A trepar—ambos comenzamos a trepar sin problemas sobre la reja y saltamos al pasto. Él me
agarra de la cintura.
—Seamos rápidos, cuidadosos y no dejemos huella—me susurra antes de darme un suave beso en los labios.
Toma mi mano y comienza a caminar hacia el patio trasero de la casa, saca una llave de su bolsillo y abre la puerta.
Yo abro mi mochila y sacó los guantes, las cámaras y linternas. Ambos nos ponemos los guantes y Simón limpia con
un pañuelo la manilla no dejando sus huellas.
Entramos en la casa y nos quedamos quietos por unos minutos para ver si hay alguien o algo.
—Tú arriba Anastasia. Yo revisaré aquí y el sótano—me dice.
Yo asiento y subo con cuidado las escaleras. La verdad, es una casa muy bonita, es toda blanca. Cuando llegó arriba
entró en los cuartos, pero están vacíos la mayoría, hasta que llegó al fondo y observo que es su cuarto. Entro y no veo
nada fuera de lo común, hasta que una foto llama mi atención y es mía con él cuando teníamos ambos dieciséis años.
Observo la foto porque éramos felices, se nota en mi mirada que lo amaba y que hubiera hecho por él cualquier cosa
en ese momento y no sé ahora si su amor era sincero por sus acciones. Dejo la foto ahí aun cuando quiero hacerla
añicos, pero no tengo que dejar huellas.
Bajo las escaleras y busco a Simón, pero no lo encuentro hasta que veo que hay luz que proviene del sótano, bajo con
cuidado y suelto un grito de horror al ver la pared llena de fotos mías, de Diego, Alejandra, de los gemelos, Jonathan y
Simón.
—No grites, bonita—se acerca a mí y me acaricia la mejilla—. Seamos rápido, saquemos fotos y dejemos todo intacto
¿vale?
Yo asiento, me acerco al mural donde un escalofrío recorre mi espalda porque acabo de darme cuenta de que Nicolás
tiene más fotos mías que yo misma. Observo miles de fotos y veo que hay fotos de Diego conmigo tomados de las
manos y otras con Barbara, fotos mías con Alejandra. Niego con la cabeza y me alejo. Me acerco a la mesa que tiene
un cuchillo clavado en la mesa, me acerco más y el cuchillo traspasa una foto de Diego donde salimos juntos
caminando.
Respiro profundo: <<Quiero dejar de ser un maldito amuleto de mala suerte, estoy condenado a todas las personas>>
—Miro de reojo a Simón que está concentrado sacando fotos <<incluso te estoy condenado a ti>>.
Camino por el sótano. Miro a Simón que está sacando fotos a un libro lo miro, me doy cuenta de que muchas chicas
son boxeadoras. Muchas con las que he peleado y otras no. Me abrazo a mí misma y me acerco a una mesa de
madera, veo que hay una nota escrita por Nicolás, la tomo y la guardo dentro de mi pantalón. Veo un mueble y lo abro,
veo muchas pistolas, bates de béisbol y martillos, cadenas ¿Qué es esto?
—Últimas fotos y nos vamos.
—Por favor, quiero irme—tal como dijo él, tomó las últimas fotos y subimos las escaleras, dejamos todo intacto.
Cuando estuvimos en coche pude respirar con tranquilidad, pero justo en ese momento llega Nicolás junto con dos
coches de lujo que ya lo reconocía era de esos sujetos.
Nicolás empuja a una chica al suelo y le pega una patada y otro hombre se la lleva dentro de la casa, el hombre de
traje habla con él. Nicolás se dirige de nuevo a su auto y saca a otra chica que la sujeta del brazo con fuerza. El
hombre de traje sonríe, ahora es él quien toma el brazo de la chica.
—Está vendiendo a esa mujeres—susurro. Él me mira con los ojos abiertos—. Lo seguí muchas veces, las droga y las
golpea para que estén totalmente sumisas para el comprador.
En ese momento el hombre de traje se sube a su auto y se aleja rápidamente. Nicolás habla con otro hombre, entra en
su casa. Simón prende su auto, se aleja rápidamente de la casa de Nicolás hacia el aeropuerto.
Cuando estábamos en el avión Simón me abrazaba fuertemente y apoyé mi cabeza en su pecho. Estoy agotada,
supongo que fue exitoso ya que tenemos más pruebas y él sacó también una foto a Nicolás cuando llegó y le golpeó a
esa chica.
Levanté un momento mi vista y él me estaba mirando con una sonrisa que siento que poco a poco comienza a salir de
nuevo esos sentimientos y recordé porque había caído por este chico, porque me había gustado, porque dejé que él
fuera tan importante en mi vida y porque lo elegí para ser el primero en muchas cosas.
—Esa mirada—murmuró acercándose más a mi—. Es como me mirabas antes, Anastasia.
—No tengo ninguna mirada, por cierto, tengo que ir al departamento de mi rubia bonita, tengo que vigilar más.
Él asintió y me volvió a atraer a su pecho y cerré los ojos, estaba agotada y aún falta una hora de vuelo. Simón
estacionó su auto frente al edificio de Alejandra. Me desabroché el cinturón y le di un beso en la mejilla.
—Te quiero, bonita—me susurro antes de bajar al coche.
Sentí que me llegaba un mensaje a mi antiguo celular. Abrí el mensaje y no pude evitar comenzar a llorar. Era una foto
del cadáver de mi hermano y el número era de Nicolás.
<Desconocido a las 12.45 p.m.>
"Vigila a tus amigos, sobre todo a tu rubia bonita.
Entiende que tú eres mía y que tienes que volver tú misma a mí".
Apoyé mi espalda en la pared y cerré los ojos, porque me tortura de esta forma, que fue lo que le hice yo a él, mi único
error fue amarlo. Me quedo unos minutos llorando, esperando que se pase un poco, pero no puedo, porque no me
mato a mí en vez de mi hermano, porque no me mata de una vez. Mi hermano era que él tenía que vivir, no yo.
Me secó las lágrimas y subo al departamento de Alejandra. Tocó con fuerza la puerta, porque necesito verla y
comprobar que está bien. La puerta se abre y un Diego sonriente me recibe hasta que se da cuenta que soy yo y su
sonrisa se borra. Agacho la mirada y me aclaro la garganta.
—Puedes llamar a Alejandra—Él asiente y le grita a Alejandra. La rubia se asoma y yo levanto la mirada. Ella sin
dudarlo me abraza fuertemente.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Preguntó mientras la abrazo con fuerza y escondo mi cara en su cuello. Siento que
puedo respirar a ver que ella está bien y que nadie le ha tocado. El objetivo era Alejandra, él sabe que si algo le pasa a
ella no podría soportarlo.
—Es solo que se va acercando la fecha en que mi hermano murió y ya van a hacer tres años.
Alejandra me abraza con más fuerza y me acaricia la espalda, lloro porque tengo miedo de que algo malo le pase a
ella. Alejandra me abraza mientras me calmo.
—Tu hermano estaría orgulloso de ti Anastasia. Eres tan fuerte y estoy segura de que a él no le gustaría verte así.
—Soy mala—murmuró ya más calmada limpiando algunas lágrimas que caen por mis mejillas. Alejandra toma mi
mano y la entrelaza con la suya.
—No lo eres, Anastasia—me quedo callada porque ella no sabe nada—. Mírame.
Toma mi barbilla con su mano.
—No lo eres. Eres una buena persona que le ha tocado pasar por cosas jodidas, pero no lo eres hay bondad dentro de
tu corazón y sé que tu hermano está orgulloso de ti y de la mujer fuerte en la que te has convertido. Eres una de las
personas más buenas que he conocido, estoy segura de que darías la vida por las personas que amas y ¿sabes lo
que significa eso? —Me quedo callada mirando sus ojos azules—. Que eres una de las personas más increíbles,
buenas y nobles que hay en este mundo.
—Tampoco te pases—apoyo mi cabeza en la pared.
—Te amo tonta—la miro y ella tiene una enorme sonrisa que me hace pensar que tengo que contarle en algún
momento todo. Ella merece saberlo.
—Te amo rubia, tonta—ella me saca la lengua—. Si ves a Nicolás cerca de ti, aléjate de él, ni siquiera se te ocurra
hablar con él ¿me lo prometes?
Ella hace una mueca.
—Tan misteriosa Anastasia. Te lo prometo además que si lo veo...El combo que le va a llegar su cara no se lo salva
nadie—bromea.
En ese momento la puerta se abre y asoma su cabeza Cameron que nos sonríe con una enorme sonrisa. Mi amiga
suelta un suspiro. Chica tonta y enamorada—me digo a mí misma.
—¿Todo bien chicas? —Pregunta hincándose al lado de Alejandra. Yo asiento.
Nos levantamos y yo miro hacia el ascensor. La rubia toma mi mano.
—Quédate con nosotros.
—Mmm..., no lo sé. Me duele la cabeza.
—Por favor, te doy una pastilla que será el santo remedio—ella juntó sus manos y me hizo un puchero.
Solté un largo y fingido suspiro. Entramos todos adentro de su departamento y camino en donde están los sillones. Me
siento al frente de Diego, quien estaba besando a Barbara.
Me quedé mirando la escena por fuera, estaba tranquila, pero por dentro quería que esto acabara pronto, quería ver a
Nicolás en la cárcel. Quería ser libre de nuevo aun cuando por el camino perdí tal vez el amor de Diego, pero sé que
hice bien en alejarlo aún cuando él me odie y jamás se entere de la verdad.
Alejandra se sentó a mi lado y depositó una pastilla en la palma de mi mano, tomé el vaso, pero mi pulso tembló. Ella
me miró sorprendida.
—¿Te encuentras bien?
Yo asentí y tomé la pastilla de una buena vez. Ella me abrazó, pero necesitaba respirar un poco de aire.
—Necesito estar un momento sola—susurre a su oído, ella insistió en salir conmigo, pero yo quería estar sola—. Por
favor, solo unos minutos—le suplique.
Ella me frunció el ceño, pero asintió. Cuando salí a la terraza el viento me abrazó. Apoyé mis manos en la barandilla y
miré hacia el vacío, un oscuro pensamiento pasa por mi mente, solo tengo que saltar al vacío y esto acabaría.
Acabaría con lo de esconderme y fingir con el mundo, acabaría con poner en riesgo las vidas de las personas que amo
y todo sería más fácil, si dejo de respirar, pero sería una maldita cobarde y mi hermano jamás me lo perdonaría. Él
siempre dijo que era una guerrera y no pienso defraudar sus palabras.
Me limpio las lágrimas con rabia porque esto recién comienza y no puedo ser débil y estar pensando en la manera
más fácil de acabar con mi vida. "Soy una guerrera y no me dejaré vencer por la vida, las mujeres podemos con esto y
mucho más" —me dije a mi misma.
Miro de reojo a Diego, quien está mirando en donde estoy, pero vuelve a besar a Barbara. Solté un suspiro, me duele
Diego sí, pero soy más fuerte que eso o si no pregúntale a mi ex novio que me vendió a siete hombres por más de
diez millones de euros para que me violaran. Besarte con distintas chicas lo puedo soportar porque ya me lastimaron
de la peor forma.
Recuerdo que hace dos años atrás probablemente me hubiera dolido Diego, pero ahora parece un juego inmaduro.
Hace dos años todo era distinto en mi vida. Creía que tenía al chico perfecto para mí, pero él solo me vio como un
objeto sexual para venderme a los mejores compradores de mi cuerpo. Mientras yo le juraba mi amor eterno hacia él,
Nicolás no tuvo compasión con mi hermano en matarlo entre siete hombres a golpearlo frente a mí en donde yo estaba
encadenada en un sótano.
Me limpio las lágrimas porque como se supera algo así, cómo puedo yo volver a confiar de nuevo en la gente, cuando
ahora siempre espero que la gente me muestre su peor cara. Nicolás me mató hace dos años en vida y ahora se está
llevando lo poco que queda dentro de mí, porque me está matando. Me vuelve a matar dolorosamente y no sé cuánto
más de mi pueda ver cuando esto termine. —Me limpio las lágrimas.
En ese momento me entra una llamada de Harry, la corto porque no tengo ánimo de hablar con nadie y me quedo
mirando la hermosa Barcelona y el frío parece ser mi mejor amigo y siento que de nuevo me llama Harry, qué pesado
es. Contesto la llamada:
—Por fin, pensé que te había pasado algo, ¿en dónde estás?
—Estoy bien. —Miro de reojo y veo que Alejandra me mira y se sienta al lado mío—. Estoy con mi mejor amiga.
—Tenemos que vernos, te voy a presentar a la que está a cargo del caso—escuché que sonaba la alarma de un auto
y después un portazo—. La jefa volvió y quiere conocerte.
—Tiene que ser ahora son—me despego el celular y veo que son la una de la mañana—: son la una de la mañana,
estoy algo cansada.
—Será rápido, dime que te voy a buscar—suelto un suspiro y termino dándole la dirección del departamento de
Alejandra. Ella me observa con ceño fruncido, pero se mantiene callada hasta que termino la llamada.
—Están investigando la muerte de mi hermano—suelto de repente porque en cierta parte es verdad.
—Tu hermano merece justicia—entrelazó nuestras manos—. Sé sincera conmigo Anastasia, esto te traerá algo de paz
en tu vida o te lastimará más y se seguirá llevando más de tu alegría.
Mire un momento al cielo lleno de estrellas y luego a ella.
—Me traerá más paz y siento que por fin se hará justicia a mi hermano, lo extraño tanto—ella me atrae hacia su pecho
—. La vida fue tan injusta con él, no merecía morir...yo debería haber muerto. —susurro. Ella se tensa y se separa de
mí.
—¿Cómo que debiste morir tú? —Me quedo callada y ella limpió mis lágrimas—. Ninguno de los dos merecía nada.
Escúchame muy bien, Anastasia, la vida es un perra y muy injusto que nos hace sufrir mucho. Tu hermano tenía un
futuro brillante al igual que tú, muchas veces nos van a ocurrir cosas dolorosas y la vida nos va a golpear fuerte, pero
tenemos que seguir y estoy segura de que a tu hermano no le gustaría verte así.
—La vida es una perra, pero no me dejaré vencer por ella—murmuró. Ella asiente, en ese momento sentimos el grito
de Cameron. Nos acercamos y veo que Harry anda con su uniforme de policía.
Todos lo miran y yo hago las presentaciones, nos sentamos en el sillón. Alejandra le ofrece un vaso de agua.
—¿Policía? Eres muy joven—suelta Alejandra sin descaro.
Harry se quita la gorra junto con su arma que la deja en su pierna. Toma un sorbo de agua. Miro de reojo a Diego,
quien me está mirando atentamente con cara de preocupación. Seguro que se está preguntando qué hago con Harry,
cosas que no había pensado que él se pudiera preocupar y me aterra que intente volver a hablarme.
—Tan joven tampoco tengo veinticuatro años, pero soy el más joven donde trabajo—él se encoge de hombres—. Te
puedo asegurar que ser policía no es fácil, pero me encanta lo que hago y también a ayudar a chicas guapas—me
guiña el ojo.
Niego con la cabeza, miro como Alejandra evalúa a Harry descaradamente e incluso Barbara.
—¿En serio? Yo creía que era un playboy disfrazado de policía —él se atraganta con el agua y no puedo evitar que se
me escape una risa haciendo que Alejandra también se ría.
—¡Anastasia! —Exclamó Harry.
—¡Harry! —Exclamó con su tono de voz, él me mira divertido. —Solo quería que me aclararas un punto como me
dijiste que te gustaba tener tus noches locas—bromeo. Alejandra estaba muerta de la risa al igual que Cameron. Yo le
guiñe un ojo a la rubia.
—¡Dios mío! Eres descarada—dijo con tono de diversión.
Nos quedamos un momento callado antes de que él soltara una carcajada y todos reímos e incluso se unió incluso
Barbara, pero Diego estaba serio y me fulminó con la mirada.
—¿En dónde se conocieron? —Pregunta Cameron.
—Por Simón, es mi amigo—respondió Harry. La rubia abrió los ojos con sorpresa y sé que en su mente está
trabajando a mil por hora. —¡Y qué suerte la mía!
—¿Por qué? —Preguntó la rubia.
—Porque hace tiempo que una chica no me llama tanto la atención — Lo miré de reojo —, pero me estoy saltando
muchos reglamentos tanto como policía y de amistad.
Cameron tomó otro trago de su cerveza y abrazó a la rubia, me encantaba su pareja son perfectos juntos.
—Pero si Simón es tu amigo y te gusta Anastasia, estaría faltando al código de hombres, ya sabes que no te interesa
la misma chica que tu amigo.
Me quedé callada porque en cierta parte era verdad, aunque yo no entendía los hombres y dicen que las mujeres
somos complicadas, no se miran primero antes de decir eso.
—Tal vez si o tal vez no, el amor te ciega y tal vez él no se da cuenta que su historia ya pasó—me levanté del sillón.
—Tú no sabes nada—dije enojada—. No te metas en mi relación con Simón porque se nota que no eres tan amigo de
él, porque no sabes nada de nuestra relación, joder.
Harry me miró sorprendido e incluso yo estaba sorprendida de haber dicho eso. Él se levantó y se puso de nuevo su
arma y la gorra.
—Lo siento, Anastasia, si dije algo incorrecto sobre la relación que hay entre ti y Simón, pero somos amigos, pero no
tan cercano como podrás notar. Él recurrió a mí para que yo les ayudara y lo hago porque es mi trabajo, pero tampoco
voy a despreciar la oportunidad de conocerte.
—Podemos irnos—me acerqué a la rubia y la abracé con fuerza. Ella me susurró al odio que estaba ardiente el policía
haciéndome reír. Me despedí de todo y Harry también.
Cuando llegamos a su auto él me abrió la puerta e incluso la cerró, rodeó su auto y se subió en la parte del conductor.
Nos quedamos callados un momento antes de que él rompiera el silencio.
—¿Tienes miedo, Anastasia?
Lo miré con los ojos abiertos, era obvio que tenía miedo, esto hace rato que se salió de mis manos. No sabía de lo que
era capaz Nicolás, pero ahora lo sé y me da mucho miedo.
—Si. No de lo que me pueda pasar a mí, sino de las personas que amo y que él las pueda lastimar.
—Eres admirable y tienes un buen corazón, sigues protegiendo a tu expareja Diego. Él que estaba con otra chica y tú
aún así quieres seguir cuidándolo aun cuando te lastima.
—Como sabes...
—Simón me lo contó todo sobre ti y dado que Nicolás también estuvo vigilando a Diego, Alejandra, tus gemelos,
Jonathan y tus padres. Muchas veces vigilé a tus amigos sobre todo a Diego.
Me miró de reojo.
—Me parece increíble como eres de fuerte, estabas en esa misma habitación viendo como el chico del que estás
enamorada está con otra chica y tú protegiéndolo desde las sombras para que no le pase nada malo. Eso es de
admirar no cualquier persona lo haría. La mayoría son egoístas y piensan en sí mismos.
Juegue con los dedos de mi mano.
—Tanto se me nota que lo sigo queriendo.
—Si es muy evidente. —Estiró su mano y acarició mi mano—. No mereces sufrir Anastasia. Los detendremos juntos,
lo prometo.
—Solo quiero ser libre aun cuando en el camino perdí a alguien importante para mí. Quiero dejar de sentirme como si
fuera un amuleto maldito para la gente que amo.
—Lo detendremos. Puedes confiar en mí ahora—estiro su mano y yo la apreté—. Ya verás que vamos a ser un buen
equipo.
—Recuerda a Simón.
—Por supuesto, también estaba dentro del buen equipo, ya verás como pronto él caerá y tú podrás ser libre.
—Gracias.
—Me dejarás conocerte mejor.
—No te darás por vencido, ¿verdad? Chico de amor a primera vista.
Soltó una risa antes de arrancar su auto. Su teléfono sonó y él contestó la llamada. Su ceño se frunció y decía okey o
no hay problema jefa, cuando cortó la llamada, me miró de reojo.
—Mi jefa tuvo una emergencia y por el momento soy el que está a cargo del caso, no te molesta tener que verme más
seguido ¿verdad?
Suelto un enorme suspiro haciendo que él se ría. Le pedí que me llevara a mi departamento que estaba casada y él
aceptó. Me contó un poco más sobre su trabajo y su vida.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Otra cosa el martes intente subir un nuevo capítulo, pero wattpad me borro dos veces el capítulo y después
me salia fallo de conexión ese día a mucho no le funcionaba wattpad y lo avise en mi instagram. Bueno pero
aquí esta el capítulo del martes y mañana se sube otro capítulo.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 42
Otro lunes de mierda, estoy muy segura de que odio los lunes. Presioné de nuevo el botón de ascensor porque se
estaba demorando y mi Uber ya estaba abajo esperándome. Las puertas se abrieron y entré con Diego, quien me
saludó con una sonrisa tierna. Me giré para mirarlo.
—No me vas a saludar, Anastasia—Abrí los ojos porque yo no entiendo a los hombres en serio que están más locos.
—Depende si voy a recibir palabras de odio, pues no.
Él soltó un largo suspiro y yo lo miré de reojo.
—Me he comportado muy mal contigo, cuando tú no me has hecho nada, perdóname. Supongo que fue la impresión
de volver a verte.
Yo asiento, porque no quiero que se vuelva a acercarme a mí, veo que él da dos pasos hacia mí.
—Tratemos de llevarnos bien.
Lo observé detenidamente y me tomé el tiempo de mirarlo bien, andaba con una polera blanca de mangas largas y
pantalones negro-rotos en la rodilla. Me di cuenta de que él también me estaba mirando.
—Tu novia me odia, pero supongo que podemos ser educados el uno con el otro.
Él soltó una risa y yo lo miré, porque se reía.
—Si Bárbara siempre te ha odiado—se encoge de hombros—. Me alegro de verte de nuevo, Anastasia—tomó mi
mano y le dio una suave caricia que hizo que mi piel se pusiera de gallina y el pulso se altera. Retiré mi mano
rápidamente, pero creo que él se dio cuenta.
Salí rápidamente del ascensor en donde saludé al conserje y me subí a Uber, me acaricié la mano y no podía creer
que una pequeña caricia me afectara tanto, tampoco no entendía el cambio de Diego y porque volvía a ser ese chico
tierno.
Este día me sentía observada, pero por Diego y por Bárbara. Diego me observa como antes como si quisiera
descifrarme y Bárbara me tiraba daga con sus ojos y también lo noté distante a Diego de Bárbara porque en las clases
ya no estaba como cuando llegué se podía sentir el ambiente tenso entre ellos dos.
Levanté la mirada y vi que él me estaba mirando fijamente y me sonreía. Le devolvió la sonrisa y sentí que mi celular
vibra:
<De Simón a las 14:15 p.m.>
"Ya llegué.
Pd: Te espero para ir a comer"
<De Anastasia a las 14:16 p.m.>
"Está bien y tengo que hablar de tu amigo Harry, pero te lo digo en persona.
Pd: Tengo hambre"
La clase terminó y tomé mi mochila y salí detrás de Diego y Bárbara quienes iban peleando por algún asunto. <<No
quería escuchar y no debía hacerlo>>—me dije a mí misma. Pero aun así caminé lento escuchando su pelea y resulta
que era por mi culpa: <<oh genial>>
Sentí como alguien me da un beso, miré por encima de mi hombro y vi a la rubia con una sonrisa y a Camero quienes
nos fuimos hablando.
Vi a Simón apoyado en su coche y no dudé en acercarme a él con Alejandra. En donde comenzamos a hablar sobre él
igual que íbamos a comer.
—¿Quieres venir a comer con nosotros? —Ofreció Simón con una sonrisa, Alejandra me miró y asentí. Ella habló con
los demás y nosotros nos alejamos de los demás.
—Me cayó bien tu amigo Harry, un poco duro con sus preguntas y algo coqueto, pero me agradó.
—Es un buen sujeto Harry, aunque me enoje un poco con él.
—¿Por qué?
—Porque te encontró preciosa, él fue sincero conmigo y dijo que tú le interesaba—Él tomó mi cara entre sus manos y
me miró fijamente—. No quiero sonar como un enfermo, pero tengo celos y miedo.
—Simón...
—Porque he estado esperando por ti hace seis años y sigo esperando...Me da miedo que vuelva a interesarte por otro
chico que no sea yo. Suena egoísta pero no puedo evitarlo.
—Yo aún sigo queriendo a Diego y no creo que pueda fijarme en alguien más por ahora y no quiero lastimarte Simón,
quiero ser sincera.
—Me gusta que sea sincera conmigo.
—Tenemos confianza, Simón, y es lo mínimo que puedo hacer, no te mentiré. Te diré algo aun cuando estoy
enamorado de...Bueno, tú aún haces cosas locas con mi respiración, pero no se compara a lo que siento por él.
Nos quedamos en silencio unos segundos y Simón me mira fijamente.
—Estamos listos—escuche lo que decía Diego enojado. Lo miré, estaba mirándonos fijamente, me solté del agarre de
Simón y me metí en su auto.
Simón habló con Alejandra, quien le dio la dirección a los demás y asintió, vi como Diego caminaba con Bárbara a su
todoterreno. Simón se subió y se pasó su mano por el pelo.
Nos fuimos callados todo el camino y llegamos a un pequeño restaurante de color verde claro. Simón me abrió la
puerta y entramos en un restaurante bastante bonito y nos sentamos en la mesa. Me senté al lado de Diego y Simón.
El almuerzo transcurrió con tranquilidad, Simón tiraba bromas con Alejandra cuando estábamos en el instituto, pero yo
me quedé callada, solo asentí cuando preguntaba algo y no tenía ánimo de hablar del instituto.
Sentí que alguien me tomó de la mano, bajé la mirada y vi la mano de Diego, levanté la mirada y estaba mirándome de
reojo, porque me hace esto de nuevo. Me solté de su agarre y me pare al baño, necesitaba despejarme un poco
porque me estaba matando, tenerlo a mi lado.
Me apoyé en el lavamanos y me eché agua en la cara, sonríe Anastasia, por favor—me dije a mi misma. Me pasé una
mano por el pelo, hoy día no me había sentido tan bien de ánimo. Dormí pésimo, casi no pude pegar un ojo
recordando esa noche, no sé porque ahora han vuelto esas pesadillas, pero me he sentido tan sola en estos meses.
—¿Estás bien? —Di un salto a escuchar su voz. Levanté la mirada y vi a Diego con una sonrisa.
—No, pero lo estaré—me senté en el suelo y él frunció el ceño.
—Anastasia: Quiero que respondas unas preguntas porque me estoy volviendo loco y ya no puedo con esto ¿en
dónde estabas? ¿Por qué te fuiste? Y también ¿Por qué volviste?
—Me fui porque quería irme, Diego. Era necesario para mí, pero volví porque vivo aquí y tenía que seguir con mis
estudios.
Nos quedamos callados por unos segundos y él me observa tan fijamente que sabía que estaba analizando mis
palabras.
—¿Simón es tu novio? —Abrí la boca y la cerré de nuevo y respiré varias veces e intenté calmarme, es él quien está
con alguien más y me pregunta si estoy con Simón, tiene agallas.
—No es de tu incumbencia, Diego.
—Claro que sí, te recuerdo que estabas conmigo y de la nada desapareciste y me dejaste solo por tres meses y
resulta que cuando hace poco le pedí a Bárbara que fuera mi novia, llegas de nuevo a mi vida a causar caos y daño en
mi vida.
—Diego, no te estoy pidiendo que termines con Bárbara, de hecho, te felicito y espero que seas feliz—me pare del
suelo.
—Que sea feliz—repitió con dolor esas palabras—mírame, Anastasia y dime si me ves feliz con ella—asentí—. No
sabes nada, te conté que puedo ser un perfecto mentiroso y actuar como si amara a alguien—negué con la cabeza y
ambos no mantuvimos la mirada—. Mierda, no puedo verte cerca, porque tengo una batalla interna conmigo y ahora
mismo gano el odio.
⋙ No puedo perdonarte, porque me destruiste, no puedo ser cortés contigo, lo siento, no puedo...Anastasia, pensé
que iba a poder, pero no, joder—gritó enojado —. Has cambiado tanto que ya no te reconozco.
Intenté pasar por su lado, pero me agarro del brazo, no puedo evitar que una lágrima se me escape, porque yo no me
quería ir, no quería dejarlo y me duele ver que ahora me odia.
—Nunca he sido otra persona, Diego — Nos miramos fijamente —. Ahora si quieres desquítate conmigo, vamos,
grítame, dime que soy la peor persona que has conocido en tu vida, vamos.
Él me miró fijamente y me solté su agarre.
—Te revelaré un secreto, Diego: No hay final feliz, estuvimos juntos y fue un sueño, gracias a ti aprendí muchas cosas
y te lo agradezco, pero ahora ambos tomamos caminos separados. —Sus ojos se empañaron y mi corazón se rompió
—. Tienes que seguir con tu vida como lo has hecho estos tres meses sin mí, porque esta es la realidad de nosotros,
tú estás con Barbara y yo... —Me quedé callada porque tampoco le iba a mentir diciendo que estaba con Simón,
Él negó con su cabeza y puso un mechón detrás de mí pelo. Su mano acarició mi mejilla y yo la agarré.
—Vamos Diego, saca ese odio que siente por mí—apreté mis labios en una línea—. Dime todo lo que siente por mí,
vamos desquítate conmigo.
—Te odio—dijo con los dientes apretados—. Tú crees que puedo seguir con mi vida, cuando te veo frente a mí a la
chica que estaba intentando olvidar y odiar porque me destruyó con sus manos, cuando ella me prometió que no
rompería mi corazón—me quedé quieta, escuchando sus palabras—. ¿Crees que ya te olvidé?
Yo asentí con la cabeza y desvié la mirada, pero él tomó mi mano y la guió a su corazón y negó varias veces.
—¡Pues no! —Exclamo—. Y eso duele, porque te pienso cada jodido día, mi mente me tortura con nuestros recuerdos,
Anastasia—di un salto cuando su mano acariciaba mi mejilla—. Todas las noches me preguntaba: ¿Qué hice yo para
que te alejara de mí? Me dejaste solo y perdido, el alcohol fue la única solución para no recordarte, pero aun estando
borracho te recordaba con más claridad.
⋙ ¿Aún crees que te olvide, Anastasia? —Pregunto en un susurro—. Te odio porque mis sentimientos por ti solo han
crecido por ti y no te lo mereces, no te mereces ninguno de mis sentimientos ¡Me escuchas! —Exclamó separándose
de mí.
Sentí una punzada de dolor al escuchar sus duras palabras, me dolía, joder, me duele que me diga que no merezco
sus sentimientos y que me odia, pero solo hice para que estuviera salvo de mi exnovio psicópata.
Yo asentí muchas veces y agaché la mirada.
—¡Mírame joder! —Gritó él, aún más fuerte, levante la mirada—. Te odio, eres la peor persona que he conocido en mi
vida, me has roto el corazón.
Me quedé callada, porque si hablo probablemente me iba a romper y Diego tenía que estar lejos de mí, Nicolás sabe
que amo a Diego y me da miedo que le haga daño o quizás que cosa.
—Porque no puedo sacarte de mí jodida cabeza—apoyó su cabeza contra mí—. Porque no te puedo olvidar...yo
necesito sentirte de nuevo Anastasia, necesito besarte de nuevo y correr el peligro que eso significa
Miré sus ojos y sus pupilas estaban dilatadas, se remojó su labio inferior, pasó una de sus manos por mi espalda y me
acercó a su pecho.
—Necesito besarte Anastasia aun cuando eso me vuelva a condenar a ti.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 43
Cerré los ojos, él me acarició la mejilla y mi respiración se alteró y podía sentir como mi corazón iba a salir de mi
pecho. Deseaba ese beso, pero sabía que estábamos a punto de cometer un error y sabía que ese beso me iba a
volver adicta a él
Su nariz acarició la mía y se mordió el labio inferior, mis ojos capturaron ese movimiento y fue jodidamente sexy. Él
cerró sus ojos y chupó mi labio inferior para luego morderlo con fuerza, su mano fue hacia mi cadera en donde clavó
sus dedos. Mis labios se movieron al compás con el suyo y sentía que todo el dolor se sanaba con este beso, pero era
un error así que me separé rápidamente.
—Diego, no vuelvas a hacer eso. Tienes novia, Diego entiende que lo nuestro acabo—murmure. Me miró con los ojos
rojizos y una lágrima recorrió su mejilla—. Estarás bien sin mí.
—No sabes nada, tú no sabes como yo te esperé a ti durante dos meses enteros esperando que volvieras. Vigilando
casi todos los malditos días la puerta de tu departamento porque... Seguía creyendo que era una broma o me negaba
a pensar que te habías ido de mi lado, no lo sé, quería pensar que tú no me dejarías, así como así, porque estábamos
bien. Nuestra relación era increíble.
Se quedó un segundo callado, miró hacia todas partes antes de volver a mirarme:
⋙ Yo solo intenté seguir con mi vida sin ti, Anastasia, como todo el mundo me decía, puedes preguntarle a Alejandra
o Cameron como te espere y te espere. Te llamé cada día el primer mes solo escuchando como me envían al buzón
de voz, ¿Por qué no atendías mis llamadas? Sabes que te hubiera esperado, pero veo que tú no pensabas lo mismo,
solo necesitaba que me dijeras: "espérame, Diego, volveré a ti" pero nada. Yo solo intenté seguir con mi vida como me
lo decía Cameron, Alejandra y Bárbara. Al principio me estaba matando no verte conmigo, pensando que hice mal
para que huyera de mí ¿acaso fui un mal novio? ¿Acaso te estaba asfixiando con mi amor? ¿Acaso corrí muy rápido
hacia ti? ¿Acaso soy una mala persona? Miles de preguntas que me estaban matando. —Se quedó callado un
momento mirándome.
— Yo solo aprendí a vivir con el dolor de no verte, pero jamás dejé de pensar en ti. ¿Por qué no me respondiste mis
llamadas? ¿Por qué no me dijiste que ibas a volver? Anastasia: Si yo estaba haciendo algo mal debiste haberme dicho
y hubiéramos buscado una solución juntos. Necesitaba tiempo sin mí, te lo hubiera dado.
Mis ojos se empañaron y él acarició mi mejilla. Tenía ganas de abrazarlo y decirle toda la verdad, pero es que no
puedo tengo terror de que Nicolás lo mate, sé que es capaz de hacerlo. No puedo ser egoísta con él.
—Diego, no lo hagas más difícil, por favor—susurre.
Pasó su mano por el pelo y en ese momento la puerta se abrió entrando una muy enojada Bárbara que venía directo a
por mí, hasta que Diego la agarró de la muñeca.
— Te vi cuando se dieron el beso, Diego y te escuché todo lo que le decías—ella se soltó del agarre de Diego y se
concentró en él—. ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí? —Sus ojos se empañaron—. Te amo Diego, y a la tercera
semana vuelves a sus brazos como un imbécil.
—Bárbara, para.
—No, porque me lastimas así, siempre he estado aquí para ti. Siempre he esperado que me des algo de tu amor, pero
recibo migajas por culpa de ella—me apuntó—. Ella se limpió las lágrimas con rabia.
Desvié la mirada, no quería ver esta escena porque sé que es mi culpa por haber regresado, pero tampoco me voy a
pasar la vida huyendo, ya me escondí mucho tiempo y yo no soy una persona que huya y si me escondí estos meses
fue para que las cosas se calmaran, pero yo no me quería ir... quería seguir luchando, pero no tenía nada y lo más
probable es que hubiera acabado mal todo.
—Bárbara, tú sabes lo que yo siento por...—Antes de que terminara de hablar, ella se acercó y empujó a Diego.
—Eres un imbécil..., pero no te culpo, yo fui la estúpida que insistió en esta relación porque soy una tonta que pensaba
que la estabas olvidando que cada día que pasaba, te estabas olvidando de ella y me estabas amando a mi—ella se
limpió las lágrimas y él se acercó más a ella.
—Tú lo sabías, siempre lo supiste y fuiste tú quien insistió en esta relación cuando te dije que no estaba enamorado de
ti—dice enojado. Bárbara intenta pegarle, pero él le agarra los brazos.
—Yo..., pensaba que—ella me miró con odio y se soltó del agarre de él, se acercó a mí—. Te odio, me quitaste a
Diego, eres una maldita porque volviste aquí. Estábamos todos bien sin ti y volviste para qué...Hacernos daño
¿verdad? Por dentro te estás riendo ¿verdad?
Ella levantó la mano, pero yo agarré su muñeca con fuerza.
—No volví para hacer tu vida miserable, bájale un poco a tu puto ego querida. No dejaré que me pegues y creo que
sabes perfectamente que boxeo así que si fuera tu cuidaría tus movimientos, si no quieres acabar con un ojo morado.
Él la atrae su pecho, pero ella se remueve y comienza a gritarle a él y sacarle todas las cosas a la cara a Diego y veo
como a él se le está perdiendo la paciencia. Ellos comienzan a pelear y me doy cuenta de lo mal que estaba su
relación y lo insegura que es Bárbara, ella le sigue sacando todas las putas cosas en la cara sobre cómo nunca dejo
de pensar en mí y me doy cuenta de que Bárbara jamás lo apoyó sinceramente porque una pareja no haría eso de
sacarte todas las cosas que ha hecho mal, veo como Diego también le dice cosas de sus celos que no podían salir sin
que ella se enoje con él. Se tira el pelo claro gesto de que la paciencia se acabó llegando al límite y dice las siguientes
palabras:
—Terminamos Bárbara, no te amo, no estoy enamorado de ti, para mí eres mi amiga. ¡Ya basta de tantas peleas!
Entiende que nuestra relación no iba para ninguna parte y menos con tus celos, me cansé.
—Eres...tú...te odio Diego—dijo enojada Barbara. Ella me miró por última vez —. Pero te odio más a ti, perra.
Barbara se limpió las lágrimas y salió del baño azotando la puerta. Miré a Diego, quien se acercó a mí y tomó mi cara
entre sus manos.
—Jamás he dejado de pensar en ti, Anastasia—se inclinó de nuevo hacia mí, pero yo negué con la cabeza—. Mira lo
que has causado, solo bastó verte un segundo para entender que mi corazón no te había olvidado ni un poco y que
estos tres meses sin ti me han demostrado que todo lo he hecho mal y que nada me salió bien.
—Yo no..., Diego—tartamudeó.
Lo empujé y caminé rápido en donde estaban los demás, sentí los pasos de él detrás de mí y tomé la mano de Simón
que me miró sorprendido.
—Simón, hora de irse. Tenemos que hacer cosas—digo apresurada. Él me tomó de la cintura, pero yo me solté su
agarre.
—Anastasia, debemos hablar, me lo debes—murmuró. Me giré para verlo y negué con la cabeza—. Te espero en mi
departamento, espero que vengas, necesitamos hablar con calma sobre las cosas.
Intentó tomarme la cintura, pero Simón fue más rápido y me abrazó por la cintura. Diego lo fulminó con la mirada y
apretó sus manos en puños.
—Alto ahí príncipe—dijo burlón Simón—. Ella está aquí conmigo y ella y yo tenemos algo que hacer. Déjala tranquila,
¿vale?
Él se acercó a mí y me tomó la barbilla, nos desafiamos con la mirada.
—Te espero.
Dio la media vuelta y salió del restaurante. Simón me soltó y me miró fijamente. Me senté en la silla y Alejandra me
miró fijamente.
—Sabía que Diego aún te quiere—dijo Cameron —. Le dije que cometía un error al estar con Bárbara, pero supongo
que explotó todo hoy, esa relación iba directo al fracaso de todas formas.
—¡Amor! —Dice Alejandra.
—¡Que! Es la verdad, peleaban todo el día y Bárbara era muy celosa, no dejaba respirar a Diego y todos se daban
cuenta.
Me quedé callada.
—Vamos Ana, tengo que enseñarte algo—dijo Simón, pagando la cuenta. Me despedí de Alejandra y Cameron.
Caminamos hacia su auto.
Prendió el auto y se puso de camino a su casa. Cuando llegamos me di cuenta de que la pequeña casa parecía un
cuento de hadas y todas las hojas de los árboles estaban en el suelo.
Entré a su casa y me senté en el sillón en donde él me pasó unos papeles y los leí, me centré en cada línea y me
quedé quieta. Simón me miró fijamente y me abrazó.
—No dejaré que alguien te haga daño—me susurro. Me separé de él y me paré del sillón y empecé a caminar de un
lado a otro.
—Simón: ¿Cuántas más pruebas crees que necesitamos? —pregunte.
Simón se paró del sillón y me tomó de la mano y me acarició la mejilla.
—No tengo ni idea, hablaré un rato más con Harry —Simón se acercó más a mi—, pero tenemos muchas pruebas,
mírame bonita, no dejaré que alguien te haga daño y menos el enfermo de mi hermano.
Simón me tomó de la cintura y se inclinó hacia donde su nariz rozó con la mía y su mano me acarició la mejilla.
—Tengo miedo Simón. Quiero dejar de condenar a las personas que amo e incluso te estoy condenando a ti.
—No me estás condenado a nada, bonita, te quiero ¿lo sabes? Verdad.
Se mordió el labio inferior, me miró un segundo para luego bajar su vista de nuevo hacia mis labios.
—Solo un beso, Anastasia—susurró.
Él tomó mi rostro y me besó, me quedé quieta, pero él insistió y su boca se abrió paso y lo tomé de la polera con
fuerza y me acarició la mejilla, por un momento me sentí cuando tenía dieciséis años y Simón me besó por primera
vez en los camarines. Él introdujo su lengua en mi boca y mis manos se fueron a su pelo, él me tomó la cintura con
fuerza. Nos separamos lentamente, Simón apoyó su cabeza contra la mía.
—Simón, no puedo.
—Ya lo sé, sé que sigues enamorada de él, pero porque no podemos divertirnos prometo no quemarme Anastasia y
no puedo enamorarme más por ti.
—Es que no me parece justo Simón que te utilice para olvidarme por unas horas de alguien y más contigo que se lo
que siente por mí. No quiero lastimarte para mí, eres importante. —Digo con sinceridad.
—Solo piénsalo. Solo tú y yo como antes no te estoy pidiendo que me ames al tiro, pero tal vez intentarlo.
Puse los ojos en blanco y tomé los papeles.
—Simón, por ahora mi prioridad es detener a tu hermano para poder ser libre y si lo logramos quiero poder
reencontrarme conmigo misma y sanar.
—Lo entiendo, Anastasia—me sonrió de lado—. Entiendo que quieras sanar y me alegra, merece volver a sonreír.
—Eres el mejor—tomé su cara entre mis manos y apreté su mejilla—. Eres tan tierno, guapo, comprensivo y excelente
compañero de aventuras. Eres el chico perfecto para cualquier mujer.
—Lo soy—dijo con una sonrisa que poco a poco decayó—, pero no soy suficiente para ti.
Di un paso hacia atrás y nos quedamos callados en un silencio incómodo. Me sentía mal, debería estar con Simón
porque me apoyaba tanto, pero no puedo jugar con él, sería como Diego con Barbara y yo no soy así. Entiendo a
Diego y porque comenzó a salir con Barbara, él no supo nada de mí, jamás le dije que iba a volver y eso es lo que yo
quería, tenía que seguir con su vida sin mí como si nunca hubiera existido.
—Me puede llevar a mi departamento.
Tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Claro, bonita.
Entré a mi departamento y cociné algo rápido para la cena. Miré el reloj y eran las once de la noche, de repente las
palabras de él aparecieron en mi mente: "Anastasia, debemos hablar, me lo debes." "Te espero en mi departamento,
espero que vengas, necesitamos hablar con calma sobre las cosas." 'Tienes que alejarte de mí Diego.
Me senté en el sillón y miré a Barcelona, era una ciudad hermosa, siempre había sido mi sueño venir a vivir a
Barcelona y lo logré, pero no me sentía feliz, cada día que pasaba me sentía más infeliz. Me quedé casi una hora
mirando el paisaje de Barcelona.
Me levanté del sillón y empecé a caminar hacia la escalera, pero me detuve en el primer escalón y miré de reojo hacia
la puerta, sólo tenía que subir un piso, vería a Diego, sabía que me estaba esperando para hablar. Me mordí el labio
inferior, no quería exponerlo a Nicolás de nuevo, pero mi corazón me decía que le contara todo que dejara de huir de
él, pero no puedo.
Al final Diego se metió en mi corazón en poco tiempo que lo conocí, me cautivó y ahora no puedo sacarlo, estos tres
meses lo recordaba todos los días e incluso cuando peleábamos a morir.
Negué con la cabeza y subí las escaleras y me encerré en mi cuarto. Respiré profundamente, tenía que relajarme un
poco. Tome el pijama y entre al baño para cambiarme. Me acosté en la cama y revisé mi Instagram y vi que Diego
había subido una publicación:
Intenté escribir algo, pero lo volví a borrar. Lo intenté una, dos, tres veces hasta que me rendí y bloqueé mi celular. Era
lo mejor para los dos—repetí varias veces hasta intentar convencerme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 44
Pasaron tres días y prácticamente estaba escondiendo de Diego. Lo vi varias veces intentando acercarse a mí, pero
yo simplemente me alejaba casi corriendo de él o en clase me sentaba de las primeras con otros compañeros. Vi
como en sus ojos había tristeza y probablemente estaba siendo muy cruel, pero tengo miedo demasiado miedo aun
cuando intento ser valiente.
Caminaba hacia la entrada de la universidad cuando vi que Diego se me acerca a mí. Abrí los ojos e intenté dar la
vuelta, pero me tomó del brazo.
—Anastasia—, susurro. Me quedé quieta—. Ya deja de huir de mí, no lo entiendes que me lastima verte y que tu
huyas de mí, me lastimas más mi corazón que está hecho pedazos desde que te fuiste hace tres meses.
Iba a responder cuando vi que se estaban acercando los gemelos con Jonathan y no pude evitar soltar un suspiro de
alivio.
—Amorcín—gritó Dylan con una sonrisa.
—Necesitamos hablar a solas. Deja huir de mí, por favor. —Me dio un beso en el pelo y sentí como se alejaba de mí.
Miré de reojo y vi que me estaba mirando antes de entrar en la universidad. Dylan me abrazó con fuerza.
—Dylan por primera vez me alegra verte—bromeo Jonathan me abrazó tan fuerte que me levanto.
—Amorcín, me rompes el corazón, se supone que eres mi hermana pequeña y que sin mí no puedes vivir—hizo un
puchero con su labio que lo hacía ver tan lindo. Javier le dio un puñetazo.
—Llorón, para eso me tienes a mi—se abrazaron y prácticamente no podía diferenciarlo— eran iguales.
Jonathan comenzó a darme vuelta haciéndome reír, pero a la vez me estaba mareando.
—Jonathan, por favor, bájame.
Se detuvo y me abrazó porque me tambaleó, él sonrió con diversión y después Javier me abrazó con fuerza casi
quitándome el aire, pero ¿qué les pasa hoy? Porque están tan pegote.
—Me toca a mí abrazarla—dijo Javier. Puse los ojos en blanco e intenté soltarme, pero me abrazó con más fuerza.
—¡Oye, no soy un peluche para que me abracen tanto!
Los tres pusieron los ojos en blanco y solté una risa porque ya estaban pasando demasiado tiempo juntos.
—Te abrazamos todo lo que nosotros queramos. —Me sacó la lengua y volvió a abrazarme Jonathan y me despeinó el
pelo. —¡Amargada!
—Pero qué les pasa hoy—me solté del abrazo de Jonathan—. Andan como koalas, busquen a alguien que quiera sus
abrazos, porque yo no los quiero—bromé.
Los tres se cruzaron de brazo y me sonrieron. Es oficial, se volvieron aún más tontos y ahora actúan iguales ya les
estaba afectando pasar tanto tiempo juntos.
—Están actuando igual, creo que necesitan pasar tiempo por separado ¡dan miedo!
Me acompañaron a mi salón e incluso me acompañaron hasta mi puesto y me senté al lado de una chica que se llama
Graciela. Ellos miraron un momento a mis compañeros antes de sonreírme e irse.
Sentí la mirada y sabía perfectamente que era Diego quien me observaba fijamente. Por favor, Diego, ¡no lo hagas
más difícil para mí! Porque tienes que ser tan jodidamente guapo, andaba con su chaqueta de cuero y sus pantalones
negros-rotos.
Me guiño el ojo y no puedo evitar sonreír, pero vi que Bárbara nos estaba fulminado con la mirada. Mire hacia delante
para dejar de mirarlo y concéntrate en el profesor que acaba de llegar al salón.
******
Caminé hacia el estacionamiento y me senté en una banca esperando a Simón, de reojo vi como Diego estaba con
Bárbara, pero él me estaba mirando y se estaba acercando a Cameron con Alejandra, saludé a mi amiga a lo lejos. En
ese momento Simón se bajó de su auto y venía con un gorro blanco y todo negro dejando caer algunos mechones de
su pelo rubio.
—Hola Anastasia—sonrió de lado. Lo miré y puse un mechón en mi pelo.
—Hola.
Él se sentó a mi lado y me miró fijamente, lo miré de reojo. Él se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
—¿Cómo estás? —Pregunto, tomando mi mano.
—Pues aquí, sigo respirando ¿no? —Bromeé y le di un golpe en su hombro. Tomó mi mano e hizo que me levantara y
me tomó de la cintura.
—¿Qué...haces? —Preguntó nerviosa.
—Quiero que sonreías—él me hizo girar y me abrazó por detrás. Miré de reojo y vi como Diego me fulminaba con la
mirada —. ¿Confías en mí?
—Mmm...—Puse una mano y mi barbilla—depende—solté un chasquido con mi lengua y Simón soltó una risa—. Si
confío en ti, imbécil, no estaría contigo—bromeo.
—Vale bonita, quiero que hoy día la pasemos genial, tú y yo como en los viejos tiempos.
—Claro, claro—puse los ojos en blanco.
—Te quiero enseñar un lugar— se puso frente a mí y me mostró un pañuelo—pero es sorpresa ¿puedo?
—Mmm...,no lo sé, ¿me vas a secuestrar? —Pregunté de broma.
—Por esta tarde—él movió su pañuelo y asentí con mi cabeza.
Me tapó los ojos con el pañuelo y me ayudó a subir a su auto con cuidado, sentí como abría la puerta y prendía el
motor. En camino Simón me fue contando sus anécdotas que le había pasado en su universidad.
—Hemos llegado—él me tomó de la mano y me guió por donde sea que él me esté llevando, siento como abre una
puerta y la cierra. Lo siento moverse de un lado a otro—. Sorpresa—dijo cuando quitó las vendas de mis ojos.
Pestañeé varias veces y por fin podía ver lo que tenía frente a mí, era una pista de patinaje y Simón tenía en sus
manos patines.
—Espero que hayas mejorado Anastasia—dijo Burlón.
Puse los ojos en blanco y le quité los patines y me los puse. Sonreí y vi cómo él se estaba poniendo sus patines. Me
paré con dificultad y llegué donde estaba Simón y lo tomé de la mano que hizo que se tambaleara cuando se puso de
pie y me tomó de la cintura.
Solté una carcajada y me frunció el ceño.
—Preparado para algo horriblemente épico—bromeo. Él puso un mechón detrás de mí oreja y me acarició la mejilla.
—Contigo, siempre estoy listo—me susurro.
Me reí y empezamos a caminar con dificultad hacia la pista. Me solté de Simón y empecé a patinar con cuidado. Él
achicó sus ojos y se acercó a mí con mucho impulso que hizo que cayéramos ambos en la pista.
—Simón—, grité entre risas, lo miré y estaba riéndose—. Eh, tío, que lo estaba haciendo bien, hasta que llegaste.
—No te ofendas, pero lo estabas haciendo pésimo—dijo entre risas aún. Me pare con facilidad y le saque una lengua.
—¿Quieres apostar? —Digo con una sonrisa inocente.
Él se paró con mucha dificultad y me mordí el labio cuando vi que casi cae de nuevo. Él me miró fijamente y asintió.
—Te apuesto que puedo darme cinco vueltas seguida por la pista sin caerme, si gano—me mordí el labio inferior, no
sabía que pedirle—. Me invitaras a comer por una semana a diferentes restaurantes veganos—sonreí de lado.
—De acuerdo, me parece justo y qué pasa si te caes ¿Qué gano yo? —pregunto.
Juegue con mis dedos y levante la mirada.
—Tú decides.
Él puso su mano en la barbilla y se mordió el labio inferior.
—Quiero un beso tuyo y una cita. Ya sabes cena, película—me guiñó el ojo.
Me acerqué a él, mis manos rodearon su cuello.
—Sigue soñando— me impulsé para atrás y di una vuelta y comencé a dar vueltas por la pista con gran facilidad, miré
a Simón y le saqué la lengua, él se cruzó de brazo, pero sabía que estaba sonriendo. Cuando terminé con las cinco
vueltas me paré frente a él y le sonríe inocentemente.
—Eres una tramposa.
—El que puede, puede y yo puedo Simón—le guiñe el ojo, tome su mano y lo ayude a andar por la pista. Pasamos
una hora dando vueltas y bromeando y en cómo había mejorado con el paso del año, al menos yo ya no me caí cada
rato y Simón lo lleva un poco mejor.
Él estación su auto frente a mi edificio y me despido de él. Veo como su auto se aleja cuando veo una figura al otro
lado de un hombre mirándome. El hombre estaba completamente vestido de negro hasta con sombrero.
Negué con la cabeza cuando vi que me estaba saludando y como se saca su sombrero para relevar su cabello negro,
era el hombre que me amenazó en Madrid, vi como comenzó a caminar para cruzar la calle, caminé rápidamente
hacia él donde nos encontramos cara a cara.
—Eres preciosa, Anastasia—fue lo primero que me dijo—de parte de Nicolás.
Lo fulminé con la mirada y le di un empujón. "¿Por qué no me deja en paz?" —me dije a mi misma.
—¿Qué haces aquí? Vete o te lo juro que no respondo.
Me agarro del brazo tan fuerte que solté un grito de dolor, tiro de mi brazo y comenzamos a cruzar hacia la otra calle.
Me arrastro hasta estar al frente de mi edificio. En ese momento venía llegando Diego con las compras del
supermercado.
Mis ojos se empañaron porque no me estaba esperando a mí, estaba vigilando los pasos de Diego.
—Solo quiero entregar un mensaje de parte de Nicolás que dice: que pronto se verán de nuevo y también que te
mantengas alejada de él si no quieres que algo trágico le pase—una ráfaga azotó mi pelo y sentí como tomaba un
mechón de pelo—. Cuida tus pasos Anastasia, no sigas condenando a más personas, piensa en tu hermano que
terminó en una tumba con cariño Nicolás. —Me quedé callada y añadió—: es mejor que te vuelvas a Sevilla y te
quedes ahí, ya sabemos qué hace esta visita todos estos meses.
Me giré para encararlo, pero él ya se había alejado y se subía a una camioneta negra. Puse mis manos en la cara
porque estaba cansada ya de esto, que es lo que quiere conmigo.
Caminé hacia mi edificio y me quedé sentada esperando que volviera o saber cómo es que estaban vigilando a Diego,
mandé un mensaje a Simón y Harry contándole el encuentro con este hombre que aún no podía identificar. Al menos
Nicolás seguía pensando que me encontraba en Sevilla, teníamos esa ventaja por el momento, pero hasta cuando
duraría muy poco por como veo.
Tomé un taxi rumbo al aeropuerto, si Nicolás seguía creyendo que estaba en Sevilla pues trataría de seguir con la
mentira lo más que puedo, tenemos que sacar más tiempo para tener todas las pruebas y que por fin lo atrapen. Le
sonrió a la señora quién me entrega mi boleto de avión y camino hacia la fila de embarcación. Miro hacia todas partes,
pero no veo al hombre o a Nicolás. Esperó tres horas durante el aeropuerto y tomó otro taxi hacia mi departamento,
genial plata perdida.
Entré en mi departamento y me senté en el sillón. Me quedo mirando un punto fijo porque no quiero llorar, porque me
hace débil y frágil como era antes, se supone que no tendría que haberme enamorado de Diego, se supone que no
tendría que haber confiado de nuevo en otro hombre, porque sabía que lo podía condenar en el juego de Nicolás y aun
así volví a caer en el amor, volví a enamorarme perdidamente de alguien quien solo me ha demostrado que el amor es
bonito, puro y genial cuando tienes confianza en tu pareja.
Tampoco puedo decir que mi relación con Nicolás fue tóxica porque no lo fue, era la típica relación de adolescentes de
manitos sudas en donde comenzábamos a experimentar con nuestros cuerpos, Nicolás era perfecto, me hacía sonreír
y rara vez perdía la paciencia o se enojaba, creo que eso fue lo que más dolió en mí, que el golpe fue de la peor forma
porque ni siquiera lo pude ver todo fue tan rápido.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 45
Me senté esta vez en el último asiento y miré como mis compañeros iban entrando, algunos me saludaron, muchos los
conocía a través de Alejandra. Hoy me sentía agotada, triste y cansada de toda la mierda de Nicolás porque siento
que he agotado todas mis fuerzas en pensar como lo detendremos. Saqué mi celular y revisé unos documentos que
me había mandado Simón sobre su hermano.
Sentí como alguien se sentaba al lado mío, pero no tomé importancia, seguía leyendo y tuve que detenerme un
momento, ya no quería leer más. Dejé el celular en la mesa.
—Día complicado ¿eh? —Dijo esa voz que estuve ignorándola. Miré a mi lado y ahí estaba Diego vestido con
chaqueta de cuero, pantalones negros y convers blanca.
—Diego—, susurre—. ¿Qué haces...aquí? —Pregunté mirando a todas partes, vi a Barbara mirándonos, pero ella
desvió la mirada.
—Vengo a clases, Anastasia—dice burlón. Puse los ojos en blanco, eso ya lo sabía, no era estúpida —. Era el único
puesto vacío—respondió como si me leyera el pensamiento.
Asentí y volví a tomar mi celular y concéntrame en la pantalla de mi celular.
—Así que...—Se quedó callado y lo miré.
—Así que ¿qué? —Pregunte a la defensiva.
—¿Estás con ese chico? —Preguntó con curiosidad. Abrí los ojos y desvié la mirada, me quedé callada—. Supongo
que es un sí y el que calla otorga Anastasia y por tu silencio me has confirmado que si es tu novio—dice molesto.
—Diego—, empecé a decir molesta.
—Joder contigo, en serio, tan fácil fue para ti olvidarte de mí—me miró con odio y tragué duro—como puedes ser tan
cruel conmigo.
—Perdona..., ambos tomamos caminos diferentes, Simón y yo nos conocemos, él me entiende...y—antes de que
terminar, golpeó la mesa.
Vale fue un golpe bajo, decir que Simón me conoce mejor que él y que me entiende, pero es que no sé cómo hacer
para que Diego se aleje de mí, siento que me pone una mano en mi cuello cuando estoy con él porque sé que lo estoy
condenado y puedo escuchar la voz de Nicolás diciendo "eres una asesina, Anastasia está condenado a más
personas a que mueran por ti".
—Cállate, maldita sea—murmuró con los dientes apretados, llamando la atención de algunos de nuestros compañeros
—. Tú jamás me contaste nada y si lo hiciste fue porque te estaba presionando, así que cierra esa boca...porque yo
quería entenderte, pero si tú no me contabas nada ni de tu vida o tus miedos, dime tú cómo comprendo yo a esa
persona.
Me quedé callada y miré por la ventana. Sentí como Diego acercó su silla más a la mía.
—Te quedarás callada ¿verdad? Siempre había pensado que eras una mujer que enfrenta los problemas, pero veo
que me equivoqué y te he estado esperando todas las noches, para que me des tus motivos, pero huyes como una
cobarde.
Fruncí el ceño y me giré molesta hacia él, que estaba tan cerca de mí que no podía ver nada más que no fuera sus
ojos.
—No soy cobarde Diego ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no puedes seguir con tu vida? —Pregunte tomándolo de la
polera.
Diego tomó mi mano y me acarició, haciendo que mi piel se pusiera de gallina, se dio cuenta y sonrió.
—¿Nerviosa? —Preguntó con voz ronca.
—Yo...no—empecé a tartamudear y a ponerme roja. Desvié la mirada y traté de respirar con tranquilidad. Porque
simplemente no se aleja de mí.
—Aun sigues sintiendo lo mismo que yo, bella—me susurró en el odio que me hizo dar un brinco en mi silla. Él seguía
acariciando mi mano—. Deja de huir de mí.
Agaché la mirada y me solté de su agarre.
—¿En dónde está mi Anastasia, rebelde, contestona y peleadora? —Preguntó con tristeza.
Muriendo lentamente Diego. Me limpió una lágrima que deslizó por mi mejilla. Diego tomó mi barbilla e hizo que lo
mirara.
—¿Qué sucede contigo?
—Nada Diego, déjalo así, por favor.
Que no se da cuenta que me duele tenerlo tan cerca y no poder besarlo, abrazarlo. Me duele tener que verlo tan cerca
y callarme todo lo que siento, me duele no poder acariciarlo y decirle que estoy enamorada de él.
La profesora entró y empezó a pasar los contenidos de clase, nos quedamos en silencio durante el resto de clase. Por
fin, la clase terminó y empecé a guardar las cosas. Diego se levantó de la silla y sentí como alguien cerró la puerta.
Levanté la mirada y estábamos solo nosotros dos.
Diego caminó en donde aún seguía sentada y acercó su silla más a la mía y me miró fijamente.
—Por favor, dime que hice mal para que huyeras así de mí —negó con la cabeza—. Por favor, que error cometí para
que te alejaras así de mí. ¿Qué hice para que huyeras de mí? Sé que cometí errores y lo siento Anastasia—tomo mi
mano—lo siento si hice algo mal, puedo cambiarlo.
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.
—No hiciste nada, Diego. El problema es mío—digo con la voz entrecortada porque jamás hizo algo mal, Diego lo
único que hizo fue quererme y hacerme feliz durante el tiempo que estuve con él.
Mi celular vibró y vi que me había llegado un mensaje de un número desconocido a mi antiguo número, era una foto, la
abrí y solté un grito ahogado. Era una foto de Alejandra, Cameron y Diego. Sentí como esa mano imaginaria me
apretara más el cuello, negué con la cabeza. No me di cuenta de que Diego estaba mirando también la foto.
—¿Quién te mandó esa foto? —Pregunto curioso. Me levanté, pero él me bloqueó la pasada para salir.
—Fue Alejandra—mentí. Diego frunció el ceño y tomó mi mano en donde estaba temblando. Abrió los ojos y me miró
preocupado.
Mi celular antiguo volvió a vibrar avisando que me había llegado otro mensaje, me solté del agarre de Diego y me alejé
un poco para abrir el mensaje:
<Desconocido a las 10.01 a.m.>
"Alejandra siempre es tan hermosa ¿verdad Anastasia? A mi querida Anastasia, tú siempre fijándote en chicos
boxeadores, son tu debilidad ¿o no?"
No puedo evitarlo, pero mis ojos se empañaron porque Nicolás mandó una de sus muy sutiles amenazas recordando
porque no podía volver con Diego y porque no podía darle tampoco explicaciones de porqué desaparecí, no pienso
condenarlo a él o Alejandra.
—Tengo que irme—dije apresurada.
Tenía que hablar con Simón y saber qué más faltaba para poner a su hermano en la cárcel, cada día teníamos más
pruebas y yo quería volver a mi vida tranquila, fui una estúpida cuando fui a esa pelea en Madrid, solo hizo más
intenso el juego que tiene Nicolás hacia a mí.
—No te dejaré salir de aquí—se acercó a mí—. Ya no te reconozco y lo poco que conocí de ti—él negó con la cabeza
—. Te miro y ya no está esa Anastasia que me cautivó, veo a otra chica. —Otra vez con la misma pelea, puse los ojos
en blanco porque ya me lo había dicho hace cuatro días atrás.
—Las personas cambian Diego y yo siempre cambio—bufe molesta—. Y si te decepciona como soy ahora,
perdóname, pero soy humana y tengo problemas como todas las personas y no puedo aparentar que estoy bien o
sonreír como hipócrita, me cansé de ese juego—solté enojada y molesta.
Diego sonrió.
—Y ahí está, mi bella.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él, lo tomé de la polera.
—Porque tienes que hacerlo tan complicado Diego. No te das cuenta de que me lastima tenerte tan cerca y no poder
hacer nada.
Me miró sorprendido.
—Y crees que a mí no me duele.
—Tengo que mantenerte alejada de ti. No lo entenderías, Diego.
Nuestras narices se rozaron, nos desafiamos con las miradas. Mi respiración se alteró y Diego tomó mi mano y la guió
hacia su corazón, podía sentir como su corazón latía muy rápido.
<<Solo un beso, solo un beso Anastasia >>—me dije a mí misma en mi mente. Diego cubre mi boca con la suya de
manera posesiva, haciéndome perder la cordura que tenía. Empuja insistentemente su lengua hasta que ya no puedo
negarme más y se abre paso con éxito, hundiéndola más adentro, buscando la mía una y otra vez. Intentó frenar, pero
Diego me lleva con su aliento provocándome y aliviando mi dolor de hace tres meses. Me empuja contra la muralla y
me toma con fuerza de la cintura.
Lleva mis brazos hasta su pecho y luego hasta su cuello, mis manos rodean su cuello y lo atraigo más a mi cuerpo.
Diego me alza hacia arriba empotrándome con una fuerza animal que hace que pierda mi cordura.
Diego se sienta en una silla y toma mis caderas y empieza a moverlas creando perfecta fricción entre nuestros
cuerpos que me hace soltar un gemido y morder su labio inferior con fuerza. Diego vuelve a besarme con fuerza,
nuestras lenguas peleaban entre sí.
Diego se echa un poco por hacia atrás para que podamos tomar aire y suelta muy despacio mi labio inferior.
—Anastasia, por favor nosotros estamos hechos para estar juntos y tú lo sabes ¿verdad? Deja de huir, cometí errores
y actué mal contigo, pero sigo esperando por ti—susurra con voz ronca mientras me acaricia el lóbulo de oreja.
Lo miró fijamente y niego con la cabeza. Diego pasa una mano por mi pelo y juega con él.
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele. Siento que mi corazón me traiciona porque yo
debería odiarte, pero no puedo como podría odiarte. Solo tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun
cuando yo mismo lo quise creer.
—Es que yo—niego con la cabeza—. No puedo.
Me levanté de su regazo y tomé mis cosas. Diego me observó atentamente y empecé a caminar hacia la salida, pero
me detuve y caminé de nuevo, en donde estaba Diego, tomé su cara y le doy un beso rápido.
—Diego—, susurre—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué pasaría si te digo que yo no me quería ir de
tu lado? Tal vez fue por motivos mayores que no puedo decirte.
Se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí. —Se acercó a mí—. Me tiene aquí ahora como siempre Anastasia.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Mis ojos se empañaron, pero recordé las amenazas de Nicolás y cuáles eran los
objetivos para Nicolás que era Diego y Alejandra.
Me giré para irme porque estaba a punto de llorar, pero él tomó mi mano y me quedé quieta.
—¿Quién te está haciendo daño?
Me quedé sin aliento y me giro para mirarlo, su mirada me demostraba que estaba preocupado por mí.
—No es a mi directamente, me lo hacen de otra forma Diego, me hace más daño que cualquier otra cosa y no puedo
ser egoísta.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad?
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Me acerqué a él y acaricié su mejilla y admiré su hermoso rostro
—. Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Me alejé rápidamente de él porque estaba a punto de decirle la verdad y en algún momento planeo hacerlo porque
cada día que investigamos a Nicolás más peligroso me parece y tarde o temprano no podré sostener esta mentira ni
con Diego y Alejandra, solo es cosa de semanas que todo se destape, tengo contado los días para decir la verdad.
El día lo pasé con los gemelos, quienes andaban con sus conquistas de la semana y Jonathan con su nueva chica, se
pasaron el día molestando que tenía que ligar más y divertirme más, estaba que les pega un puñetazo en sus caras
por ser tan pesado.
—Vas a terminar solterona, amargada y con muchos gatos, amorcín—fulmine con la mirada a Dylan.
—¡Cállate puto! —bromea.
—Soy puto y a mucha honra—dijo contento y sacándome la lengua. Solté una risa y él me guiñó el ojo—. Cobro
cincuenta dólares por sexo y baile sensual todo por dos horas—bromea.
—No me digas tu precio, que no quiero contrate—le di pegue empujón y me abrazó fuertemente.
—Para ti es gratis muñeca—. Solté una risa y él también.
Javier y Jonathan me abrazaron también y caminamos juntos hacia el auto de Javier, así abrazado. Amaba estos
imbéciles, son los mejores amigos que he podido encontrar con Alejandra, con ellos siempre me puedo reír, hacer
locuras porque siempre te van a acompañar en todas tus locuras
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que alegra su tarde, noche o día...yo casi salgo
de la ultima prueba perdón por la demora tuve una clase de portugués con mi hermana y se paso un poco ya
que tengo que grabar un vídeo hablando portugués es un idioma nuevo para mi, pero aquí esta el capitulo.
Yo este fin de tratare de escribir ya los últimos capítulos de esta historia, pero no se ponga triste porque este
libro tendrá su segunda parte.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 46
Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con fuerza mi bolso y vi como toda la gente entraba al edificio
abandonado. Respiré profundamente y rodeé el edificio y entré por la puerta de emergencia, caminé por el pasillo
oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un poco más y vi que era mi amigo Luis.
Me acerqué a él y le di un abrazo.
—Hola hermosa—me dio un beso Luis.
—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el suelo. Luis me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo
miré con el ceño fruncido.
—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—abrí los ojos y abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la
página en donde estaba mi nombre—. Sales como "incapacitada" —dijo la última palabra haciendo comillas.
—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí, ¿verdad?
Luis hizo una mueca.
—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el rumor de que has vuelto a pelear no demora en llegar—soltó
un gruñido.
Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse vendas en las manos.
—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.
—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a las peleas, es algo que siempre me ha apasionado, no
puedo evitarlo, pero para mí es una distracción donde siempre puedo aprender nuevas cosas en las peleas para
destruir a mis oponentes.
Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente diciendo mi nombre y el de mi oponente. Luis me dio un
beso y se metió en dónde estaba ese muro de personas.
Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba Camila y la gente gritó, fue mi turno y me acerqué lentamente
hacia la muralla de personas que se abrieron rápidamente y gritaba mi nombre.
Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes increíbles, tenía el pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró de
arriba y abajo con una sonrisa traviesa y me guiñó el ojo.
Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y tiró el primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e
intentó de nuevo, pero también lo esquivé, ella retrocedió y lancé mi primer golpe que impactó en su barbilla, la chica
era bastante torpe y lenta, últimamente todas eran así o yo ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que
golpeó con fuerza su nariz que comenzó a sangrar.
La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe que lo esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y
comencé a golpear una y otra vez la chica apenas lo esquiva, pasaron unos diez minutos así y le di el último golpe en
la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira a Luis por un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la bandera
blanca.
La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre, me acerqué a la chica y le di mi mano.
—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.
Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se acercó a nosotras y le pasó una botella de agua, ella mojó la
venda y se limpió la sangre.
—No te disculpes así es esto, solo que no podías concentrarte en tu belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres muy
hermosa.
—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis me llevó abrazada de nuevo a los camarines, me entregó
mi parte de la plata. Me senté en la silla y Luis soltó una risa.
—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.
—Era linda—dije con una sonrisa.
—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y llamando. Me saqué las vendas y las tiré al basurero, me solté la
cola y me puse de nuevo el polerón. Luis me abrazó y caminamos juntos hacia afuera en donde había un taxi
esperándome.
—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi. Cuando llegué a mi departamento me tiré en el sillón y me sentía
tan cansada. Miré al techo y recordé el beso que me había dado con Diego y mi respiración se alteró, solo fue un beso
para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese chico. Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más pesados.
******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me removí, me giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más
que mi lindo piso de cerámica, me di cuenta de que estaba en mi sala de estar. <<¡Mierda!>> —exclame.
Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero ahora eran más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y
dos minutos de la mañana, me acerqué lentamente a la puerta. Los golpes cesaron y la abrí lentamente y vi alguien
apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la figura cayó para atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta de
que era Diego.
—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Dice con la voz rota.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se parara. Diego me miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo
guíe de nuevo al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró mi bolso y luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que eres muy observador hoy.
Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a mí e intenté alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de
mí.
—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la voz. Me mordí en el labio inferior y me acerqué a él, me
subí en su regazo y lo abracé fuertemente. Escondió su cabeza en mi pecho y mi mano le acarició su pelo.
Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la respiración de Diego se estaba volviendo más tranquila, por
mucho que me gustara estar así con él teníamos que ir a una cama.
—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—dije en un susurro.
—No quiero estar solo...
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo levantándome y tomándolo de la mano. Subimos las escaleras y
abrí mi pieza, nos quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la luna. Pasó por mi lado y se quitó la polera,
haciendo que soltara un suspiro, él me miró de reojo y sonrió.
Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me acercara, me quité las zapatillas y el polerón y me quedé con
calza y sostén deportivos y me metí a mi cama.
Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la mirada y miré al techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su
cabeza en mi pecho.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos hablando con ella y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla,
pero ella insistió en que estuviéramos juntos—me senté en la cama y él me imitó.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Frunció su ceño.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido—. No quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio inferior.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su mano en mi barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu
querido novio, si él supiera que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué crees que diría
Anastasia?
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura con fuerza—. Te gusta correr peligro, te gusta la
adrenalina ¿verdad Anastasia? —Susurro sexymente mientras sus manos acariciaban mis caderas.
Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me hizo soltar un gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se
acercó a mí y comenzó a besarme el cuello.
Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me puso encima de su regazo y pude sentirlo duro.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con fuerza y comenzó a mover hacia adelante y atrás frotando
nuestros cuerpos—. ¿Te gusta esto? —Me susurró con voz ronca.
Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él me apretó más su cuerpo y sus manos se colaron entre mis
calzas y me acarició por encima de mis bragas.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior antes de morderlo con fuerza y yo solté un pequeño
gemido. Quitó sus manos dentro de mis calzas y me tomó la cara con las manos y me besó profundamente, nuestras
lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza de su cuello, no quería dejarlo ir por esta noche.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos
comenzó a masajear, mi mano tiró de su cabello con fuerza. Él soltó un gruñido.
De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de besarme y toma mi celular, su cara pasa de estar relajada a
enojada, me pasa mi celular y veo que es Simón.
Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la llamada porque primero: Simón jamás me había llamado tan
tarde como ahora y segundo: me preocupa que Nicolás le haga algo también a él.
—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a través de la línea.
—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo sacarte de mi cabeza, me pregunto todos los días porque
no te puedo olvidar, pero luego recuerdo lo que vivimos y boom me doy cuenta de que no podría olvidarte jamás.
Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.
—Simón: ¿Estás borracho?
—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo que solo quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo
tú y yo, eso suena jodidamente hermoso ¿verdad?
Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—dice de broma.
Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un puchero como niño chico, como siempre lo hacía cuando
quería conseguir algo conmigo, suelto una risa.
—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.
—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me darás un beso al menos ¿verdad? —bromea.
—Solo acuéstate, adiós.
Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una sonrisa picarona y me hace señas para que me acerque a él.
Camino despacio a mi cama y tira de mi mano y me hace sentarme encima de su regazo.
Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran sus ojos entre amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No tienes ni una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de
la forma en que lo hago porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me arrepiento de volver hacia a ti
porque como te lo dije una vez Anastasia: estar contigo jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso me
gusta.
Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto de felicidad, pero joder odio, no poder estar con él, odio no
poder tomar su mano frente a todo el mundo o besarlo o incluso decir que creo que estoy muy enamorada de él y que
tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí de ponerme tontita cuando estoy con él.
—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho, subieron y bajaron lentamente—. Recuerda que sin
sentimientos.
Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y mi espalda tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el
peligro, bella. Corramos juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te gusta bella.
Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su erección contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte.
Él sonrió traviesamente y su boca cubrió la mía.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el lóbulo de mi oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y
tratar de poner un poco de control en mi respiración que en estos momentos era un desastre.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.
Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la mejilla. Se separa un poco de mí.
—Quiero que seas el primero.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo bien, por favor, Anastasia.
—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura de mis sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en su regazo y asentí. Me miró un momento hacia el techo y
luego a mí. Vi como sus ojos lideraban una batalla.
Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca. Nos miramos por un segundo antes de que él presiona su
boca contra la mía. Me hizo girar y mi espalda tocó el colchón y se puso entremedio de mis piernas.
Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su pelvis y pude sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos porque de
verdad íbamos a hacerlo y no me arrepiento. Amo a Diego aun cuando por ahora tengo que renunciar a él.
Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron a bajar mis calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme
con cariño. Mis manos como siempre se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Se separó y comenzó a darme
pequeños besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo hasta llegar a mis bragas y me acarició por encima.
—Diego...
Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no perdió el tiempo y metió dos dedos dentro de mi sexo y los
movió en círculo haciendo que mi respiración fuera un desastre y dijera su nombre una y otra vez.
Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba distraerme y no estar tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó con
más calma, fue un beso lleno de amor que me dolió porque ambos nos seguíamos queriendo. Me separé de él y
chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos con los dedos y podía sentir como se acercaba mi orgasmo.
—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un profundo gemido.
No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando lentamente mis bragas dejándome solo con sostén
deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.
Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy nerviosa, nunca nadie me había visto tan desnuda como Diego
que no perdió la oportunidad de evaluarme detenidamente y por un momento pensé en taparme.
Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en donde extrajo un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me
miró fijamente y me acarició la mejilla.
—Eres bellísima.
Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante los brazos y quede desnuda, completamente desnuda. Él
soltó un gemido y se mordió el labio. Él se sacó rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio del condón, se lo puso con
rapidez.
Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y no puede evitar soltar un gemido. Me observo por unos
segundos antes de ponerse entre medios de mis piernas, pude sentir como se rozó contra mi sexo y lo sentí tan duro y
grande que comenzó a entrarme el pánico.
Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi mente solo pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame
Nos observamos y me acarició la mejilla.
—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—. Sigo queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes
que antes, ¿lo sabes?
Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy seca. Se rozó contra mí, era una sensación extraña.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y su mano acarició mi pecho derecho donde apretó un poco y su boca
chupó mi otro pezón.
Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba comenzando a relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo, un leve
mareo hace que se tambaleen todos mis sentimientos cuando noto que de nuevo mueve sus dedos dentro de mi sexo
y que empieza a estimular con círculos suaves. Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me retuerza de placer,
soltando pequeños gemidos de placer que no puedo controlar.
No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre, consumida por las olas de placer que me está proporcionando
Diego con sus dedos. Sabe cómo volverme loca.
—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.
Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello haciendo que él se estremezca.
—Lo estoy, Diego.
Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para luego trasladarse a mi mejilla y posterior a ello hacia mi
mentón. Pasa una pierna a través de la mía. Luego presiona sus labios suavemente sobre los míos para besarme con
suavidad y lentitud.
Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras abro mi boca esperando que profundice el beso, lo cual hace y
pronto el beso pasa de ser lento a rápido. Vuelve a presionar a su miembro contra mi sexo y muerdo su labio.
Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete despacio en mi interior, produciéndome una punzada de dolor
y soltando un pequeño grito que hace que Diego se detenga y comience a darme pequeños besos por toda la cara. El
vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos con fuerza.
—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas de sudor recorren su frente. Niego con la cabeza—.
Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?
—Vale—susurro.
Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con ternura para intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no pensé
que perder la virginidad fuera tan doloroso.
Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede acostumbrar a tener la mitad de su miembro adentro yo misma
moví mi cadera y él entró por completo en mí.
Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y demasiado, Diego me da besos por toda la cara y me acaricia la
cintura. Cierro los ojos, lo siento caliente y grande, pero poco a poco me voy relajando. Tampoco voy a decir que es lo
más cómodo y que la sensación de tenerlo en mi es placentera porque no. Por instinto balanceo mis caderas pidiendo
que se mueva para aliviar un poco el dolor.
—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime agarrándome de las caderas.
Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que suelte varios gemidos y haciendo que el dolor se calme un
poco, aunque sigue siendo incómodo tener algo dentro de ti por primera vez.
—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.
—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y tome con más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando ese punto de deseo entre mis muslos con expresión de
suma concentración en su rostro. Los movimientos cada vez se hacen más rápidos y provocadores. Toma una de mi
pierna y la enreda en su cadera y los movimientos resurgen con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que
aumentan de tamaño como un mar impetuoso que me arrasa desde las puntas de mis pies y me sacude entera.
Haciendo que grite su nombre y soltando palabras incoherentes. Cada vez son más rápidos y las gotas de sudor
recorren nuestro cuerpo. Me vuelve a besar y mis manos se enredan en su cuello atrayéndolo más hacia mí. Me
separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado dejar una marca.
—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor fuerza.
—No pares, por favor
Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo que esté a punto de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En
ese momento, una ola de inmenso placer se alza por todo mi cuerpo sacudiéndome y empujándome a arquear la
pelvis, hasta dejarme sumida en un estado de embragues total.
Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos, tres hasta seis veces, entra en mi hasta llegar a su propio
placer. Su cuerpo cae encima de mí y no logra aplastarme. Diego me acaricia el pecho con su nariz.
Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo más. Sin duda este es uno de mis mejores momentos.
Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo bota en mi pequeño basurero que tengo al lado de mi mesita
de noche. Tomo la polera de Diego y me la pongo. Observó cómo él toma su bóxer y se lo vuelve a poner.
Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.
—Gracias por dejarme ser el primero.
—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un cubrecamas y apoyando mi cabeza en su pecho.
Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se romperá la burbuja en la que estamos y volveremos a
tomar caminos separados.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que alegra su tarde, noche o día...Bueno
capítulo de hoy fue algo bueno...hace calor, espero que lo difruten mucho y comente... su teorías.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 47
Me desperté con mucho calor y sentí como alguien respiraba en mi cuello. Miré hacia mi lado y encontré a Diego
profundamente durmiendo. Su brazo reposaba sobre mi estómago. Solté un suspiro y los recuerdos de lo que pasó
hace unas horas rápidamente vinieron a mi mente. Diego, sobre mí entrando una y otra vez, negué con la cabeza,
había cometido una locura.
Pero tampoco me arrepentía porque estaba enamorada, pero tenía miedo de la reacción de Diego cuando le dijera que
tenía que irse porque no se me olvida de que Nicolás estaba vigilando a Diego y tengo terror. Sé que estoy siendo
cobarde en estos momentos, pero no puedo por ahora y tengo miedo de que al despertar Diego de verdad me odie y
que después no quiera saber nada más de mí.
Solté un gruñido y me tapé la cara con la mano, tenía ganas de llorar, de gritar y de golpear a Nicolás una y otra vez,
faltaba poco para acabar con esto, pero Diego aún no estaba preparado al igual que Alejandra ni yo misma estaba
preparada para lo que se venía. Diego se removió un poco y su pierna se puso algo cariñosa. Sentí como crecía algo
ahí abajo. Hora de despertar al bello durmiente.
—Diego... —, murmuré tratando de moverme.
—Mmm...no quiero—susurro. Escondiendo su cabeza en mi pecho.
—Despierta, por favor—digo moviendo su hombro.
Levantó su cabeza y me miró confundido. Miré un punto detrás de él, no quería romper su corazón porque lo que pasó
anoche fue algo especial para nosotros, ambos pudimos sentir lo mucho que aún nos queremos y eso duele, me
quema el corazón.
—Buenos días—dice con una sonrisa que poco a poco se borra a ver mi cara.
—Tienes que irte—susurró. Sigo mirando un punto fijo detrás de Diego. Aprieta su mandíbula y se separa lentamente
de mí.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Lo miro y luce impotente; aprieta aún más su mandíbula y su expresión es
feroz. Trago duro y me siento en la orilla de mi cama.
—No me arrepiento—digo con sinceridad—, pero—antes de que termine de hablar, él me interrumpe.
—¡Pero! ¿qué? —Alzó la voz. Me quedé quieta mirando porque apretó sus manos con fuerza.
—Die...go—, susurre.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si fuera una jodida plaga. Porque me haces esto no te das
cuenta de que me lastimas. ¡Maldita sea! —Grito y poniéndose los pantalones.
⋙ ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Por qué juegas así conmigo? —Se tiró el pelo y
caminó hacia donde estaba yo —. Contéstame, Anastasia.
Mis ojos se empañaron y apenas podía verlo. Me duele tener que hacer esto y no quiero, no quiero romper su corazón
porque me duele lastimarlo porque me duele a mi aun cuando el dolor que le causó es por mi culpa, ya estaba
cansada de tener que ocultar la verdad, me cansé de esto... Niego con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comencé a tartamudear, que solo hizo que se enojara aún más porque
soltó un gruñido y una lágrima, recorrió su mejilla y se limpió rápidamente.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así. Te quería a pesar de tus secretos y tu pasado te quería,
joder —él soltó una risa seca—. Siempre te vi como la indicada, pero ahora te miro y...No lo eres, solo eres una más
que pasa por mi cama.
Di un paso hacia atrás y me abracé a mí misma, porque eso me dolió.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por tener estos sentimientos hacia ti que no te mereces en
absoluto. Te di mi corazón, joder qué imbécil soy. ¿Sabes algo? Cuando te fuiste por estos tres meses en el fondo de
mi corazón sabía que volverías conmigo, pero ahora que te miro—me observó detenidamente y no me gustó para
nada en la forma que me miro—. Me pregunto si esos dos meses que estuvimos juntos fueron reales o solo fue
espejismo.
Tomo mi barbilla entre sus dedos.
⋙ Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se nota que te ama y tu no. Eres cruel con nosotros. No seré
más tu diversión, como tu misma dijiste: olvídate de mí.
Tragué duro y pestañeé varias veces para no llorar. Pero mis ojos se empañaron y apenas podía verlo.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo advertiste muchas veces que no me acercara a ti, pero
yo...Simplemente no quise escucharte y ahora me arrepiento. Espero que estés contenta porque ahora te puedo
asegurar que me rompiste aún más mi corazón.
—Diego..., yo—intenté hablar de nuevo elevando la voz.
Se tiró el pelo y sus ojos estaban rojos. Estaba cegado por el dolor y yo no podía hablar.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único que hiciste fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo
destruiste con fuerza arrasando todos mis sentimientos que tantos años intenté evitar ser lastimado.
Negué con la cabeza porque me estaba matando lentamente con sus palabras y quería decirle la verdad, pero no me
quería escuchar y yo no podía encontrar mi voz.
—Diego, es que me están amena...—Intenté explicar, pero, antes de que terminara de hablar, él explotó.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levantó sus manos—. Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos
y misterio, me cansé de todo esto—movió sus manos entre nosotros y me di cuenta de que se cansó de mí, se aburrió
de mí—. Te odio ¡Por Dios te odio!
—Por favor, Diego, escúchame—me miró un segundo antes de azotar la puerta con fuerza.
Me abracé a mí misma y no puedo evitar llorar, se acabó con él. Me odia él de verdad me odia. Como pudo irse todo a
la mierda en qué momento mi vida se volvió en esto.
Quería decirle que me estaba amenazando, pero cuando lo intenté ya fue tarde, él me odia y sé que Diego se va a
volver a cegar en rencor. Tengo miedo y siento que nadie puede entender lo que siento cuando Nicolás me amenaza
con la gente que yo amo como Alejandra o Diego...solo de pensar que Nicolás está cerca me mata, porque sé que no
va a tener piedad con ellos y como puedo ser egoísta con la gente que amo...Nicolás debería hacerme daño
directamente a mí, pero no lo hace y lo paga con la gente que amo porque él vio que era mi punto más débil y vio lo
que podía hacer conmigo.
Él vio como yo misma morí cuando solo tenía dieciséis años, él mató a mi hermano entre siete hombres más y sé que
fue mi culpa, yo lo maté aun cuando ni siquiera sabía que él iba a venir o como fui tan estúpida para caer en esa
trampa, fui tan estúpida...fui una imbécil como no me di cuenta y por eso prefiero mantener a la gente alejada de mí
porque mientras más lejos estén de mí, ellos están a salvo de mí y de mi pasado.
Me acosté en mi cama y me abracé a mí misma y lloré todo lo que tenía que llorar. Lloré por mi hermano, lloré por lo
que pudimos ser con Diego y espero que en algún momento él me pueda perdonar y sepa porque lo hice.
******
—Me vas a decir: ¿Qué pasó entre tú y Diego? Ahora mismo—dijo Alejandra preocupada. La miré de reojo.
—Nada.
—¿Crees que me voy a creer eso? Cuando Diego llamó a Cameron alterado y se escuchaba cosas rompiéndose y
cuando llegamos Diego tenía su departamento destruido y no paraba de decir que te odiaba.
Cerré los ojos para no volver a llorar y Alejandra se acercó a mí y me abrazó. Me aferré a su abrazo como siempre lo
hemos hecho cuando teníamos problemas.
—No quise lastimarlo—suelto. Alejandra me mira atentamente y mueve su mano para que continúe hablando—. No
puedo estar con él, porque Nicolás sabe de su existencia y....ese día que me fui, él me vio bailando con Diego...todo
se complicó con Nicolás
Alejandra me limpió las lágrimas, ni siquiera me había dado cuenta de que había comenzado a llorar en silencio.
—Pero Nicolás es parte del pasado ¿Por qué sigue apareciendo en tu vida? ¿Por qué ahora vuelve a tu vida? No
entiendo esa obsesión que tiene contigo.
Agaché mi mirada y jugué con mis dedos.
—No lo sé ¿Quién sabe? —La miré de reojo—. Solo sé que tiene una meta muy clara y es hacerme daño ¿Por qué?
No tengo idea. —Achicó sus ojos.
Ella sabe que escondo mucho más, pero tampoco me presiona porque es un tema delicado para mí.
—Tú sabes que yo jamás te presiono para que tú me cuentes tus cosas y que te respeto porque te amo. Somos
mejores amigas desde pff... desde los seis o siete años casi una vida juntas. Somos hermanas de distintas familias,
pero siempre hemos estado juntas.
⋙ Pero hace dos años atrás cambiaste de un día a otro, te volviste fría e indiferente que parecía que no le importaba
nada y entiendo tu dolor porque perdiste a tu hermano y también terminaste con Nicolás que llevan dos años juntos.
Fueron muchos golpes en ese momento Anastasia era todavía una adolescente que no sabías aún nada de la vida y
más con lo de tu familia...te fuiste a vivir un tiempo con tus abuelos y después te escapaste y llegaste aquí a
escondidas de tus padres.
Ella limpia las lágrimas que no puedo controlar. La veo borrosa porque puedo recordar todo lo que pasó hace dos años
escapando de Nicolás nunca un lugar fijo porque siempre estaba ahí en las sombras.
—No puedo pensar que te estás escapando. ¿Por qué te escondes realmente? Te lo juro que me falta dedos en mi
mano por los lugares que has estado estos dos años y ahora hace poco te fuiste de nuevo y dejándome una nota que
decía:
"Necesito irme por un momento, necesito respirar.
Volveré cuando me sienta lista de nuevo, pero por ahora no puedo estar aquí.
Te amo hermana y no te preocupes por mi estaré bien".
—No me escondo de nadie...Sólo siento que me sofoco estar en el mismo lugar—respondo en susurro.
Ella tomó mi cara entre sus manos y achicó sus ojos mirando fijamente. Ella sabía que le estaba mintiendo, me conoce
demasiado bien y ella sabe cuándo estoy mintiendo. Pero ella es tan buena amiga que no me presiona.
—Te has vuelto una muy buena mentirosa, mi querida Anastasia, pero conmigo no, cariño tú no querías irte de aquí,
Anastasia por favor tú eras feliz con Diego, se te veía en tus ojos de nuevo, estaba llena de vida y no te arrastraba por
la vida esperando que un camión te atropella. ¿Crees que me voy a creer tu mentira? Por favor, Anastasia hazlo
mejor.
Me quedé quieta mirándola y ella levantó una ceja.
—No quiero hablar más de ese día o de los dos años o de lo que hice hace tres meses, eso queda en pasado y punto.
¿Por qué a todo el jodido mundo le gusta recordar? —Digo enojada.
—Vale...No te presionaré más, tú crees que yo no sospecho nada, pero te dejaré por ahora porque te amo.
Ella me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
—Ahora me vas a decir ¿Por qué Diego está como un completo loco? ¿Qué le hiciste?
Me separé de ella y me volví a acostar. No quería tocar de nuevo el tema de Diego, sobre todo porque no podía olvidar
su expresión en el momento que rompí su corazón y me dijo todas las palabras que sentía sobre mí.
—Rompí su corazón—susurró.
Alejandra me mira con curiosidad.
—Eso es evidente, pero ¿Por qué?
—Porque soy una chica mala—trató de bromear, aunque no era el momento para hacerlo.
—Ja, ja, ja que graciosa Anastasia ahora eres comediante—Ella tiró un mechón de mi pelo—. Vamos, dímelo.
—No quería hacerlo...te lo juro, pero él quería algo serio y yo no...tuve suficiente del amor hace dos años atrás. Diego
es un chico bueno que merece alguien mejor que yo. No soy suficientemente buena para él, sé que ahora está dolido y
me odia, pero es lo mejor.
Alejandra abrió la boca y la volvió a cerrar una y otra vez, hasta que se aclaró la garganta y tomó mi mano.
—Eso no es cierto. Tú eres la indicada y no digas nunca que tú no eres suficiente para alguien porque eres una chica
increíble y estoy segura de que si hablas con Diego... —Negué con la cabeza—. ¡Mira que eres cabezota cuando
quieres serlo! Eres una cínica, Anastasia estoy segura de que tú también sientes que Diego es tu chico ideal.
—No dejarás de molestar, ¿verdad? —Me tapé hasta arriba con un cubrecamas, pero ella me destapó.
—Eres consistente que ahora en adelante te verás como una persona insípida y te estarás arrastrando otra vez por la
vida—la fulminó con la mirada porque está siendo una pesada.
—No soy una persona insípida, Alejandra.
******
Intenté hablar con Diego por lo menos intentar explicarle algo, pero simplemente se alejaba o me ignoraba, lo intenté
durante cuatro días, pero él simplemente no me quería escuchar y yo tampoco lo voy a obligar a que me escuche, ya
estaba cansada de esto.
Miro de reojo a Diego quien se encuentra mordiendo la oreja de otra chica, Miro hacia mi cuaderno, hasta el momento
Diego solo lo había visto hablando con diferentes chicas, pero ahora veo que está tonteando con una chica. Tenía
ganas de llorar porque estaba siendo un auténtico imbécil y me daba ganas de ir a pegarle, pero me contenía porque
no tenía fuerza para esto y sentía como poco a poco estaba ya cansada ya de mi vida en general.
Comienzo a desarrollar la guía porque quiero mantener mi mente ocupada y no pensar que el chico que amo está con
otra chica. Treinta minutos después jugaba con mi lápiz entre mis dedos mirando hacia la ventana esperando que el
profesor no dejara salir antes de clases.
Miró en donde se encontraba Bárbara y tenía los ojos rojizos viendo como Diego se besaba con la chica. Hice una
mueca y me dolió, pero lo oculté. Bárbara negó con la cabeza y se limpió las lágrimas que rodaban por su mejilla.
Pobre somos dos estúpidas sufriendo por el mismo chico—me dije a mi misma, solo que Barbara no era capaz de
ocultar sus sentimientos y emociones.
A veces es mejor desconectarse de los sentimientos y dejar de sentir para no sufrir y es lo que estaba haciendo. Diego
me miró de reojo y yo le sonreí con una enorme sonrisa, que se joda él imbécil, se me agotó a mí también la paciencia
y no le daré el gusto, además tampoco necesitaba tener un hombre en mi vida para que me salvara o me dijera que
toda la mierda de mi vida se iba a solucionar, podía yo sola como siempre lo hecho y esta no sería la expresión.
La clase terminó por fin y tomé todas mis cosas y caminé hacia la salida. Por fin este día había terminado y mañana no
había universidad y por ahora se acaba de ver la tortura de Diego con otra chica.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 48
Siento la mirada de Simón sobre mí, pero yo solo puedo observar a Nicolás a una distancia prudente. Él sonríe
burlonamente y mira fijamente cada uno de los movimientos del chico que estoy profundamente enamorada.
Observó a Diego como vuelve a atacar a su oponente con odio, a lo lejos puedo ver a Alejandra con Cameron. Niego
con la cabeza me da miedo como Nicolás evalúa todos los movimientos de Diego es como si estuviera analizando y
viendo en qué momento puede atacar.
Intento acercarme un poco más, pero Simón me tomó de la mano y me retiene. Suelto un gruñido.
—No hagas una locura Anastasia—dice en serio.
—No haré nada, solo quiero proteger a Di...
—Sigue el plan, Anastasia concéntrate, ¿estás lista, bonita?— Yo asentí.
Simón me da un beso en la frente y observo como se aleja de mí para acercarse a donde se encuentra su hermano y
le da un empujón. Me acerco por detrás y veo como ellos comienzan a discutir. Observó como Simón le vuelve a dar
un empujón cuando Nicolás saca su teléfono. Me acerco rápidamente a donde cae el teléfono y estiro mi mano para
tomarlo.
Ellos siguen peleando entre ellos y puedo escuchar los gritos de Nicolás. Abro el teléfono rápidamente y meto un chip
de rastreo, cierro rápidamente el teléfono y le doy una pequeña patada para que llegue a donde está Nicolas. Me alejo
rápidamente de ahí antes de que me vea.
Me escondo detrás de un pilar esperando que llegue Simón, los observo y veo como varia gente lo tiene que separar.
Cuando él llega me doy cuenta de que está sangrando su labio. Tomó su barbilla evaluando el daño y sacó
rápidamente un pañuelo y presionó sobre su labio. Observó a Nicolás y veo que él está peor.
—No puede evitarlo—susurró—. Él recogió su teléfono, esperemos que funcione.
—No debiste pegarle, eso no era parte del plan.
—No me puede contener. Es un hombre miserable, como puede hacerte tanto daño, lo siento, pero esa persona no es
mi hermano para mí, él murió hace tiempo.
Nos quedamos callados, observando la pelea, la bocina suena declarando ganador a Diego. Sonrió un poco y observó
como Cameron llegaba rápidamente a su lado.
Miro donde se encuentra Nicolás y veo que sale rápidamente por la salida, suelto un suspiro mientras más lejos esté
de Diego o de Alejandra mejor. Saco rápidamente mi celular y abro la aplicación de rastreo.
—¿Funciono? —Pregunto abrazándome. Esperé que cargara y efectivamente había funcionado nuestro plan. Apoyó
su cabeza en mi hombro y observó mi pantalla—. Bien, ahora podremos observar cada uno de sus pasos.
—Gracias por ayudarme—me solté de su abrazo y le di un beso en su mejilla.
—Estamos juntos, bonita—me tomó de nuevo de la cintura—. Somos el mejor equipo ¿verdad?
Ambos levantamos nuestro puño y lo juntamos. Sonríe como una estúpida por sus gestos.
—Gracias por ser mi amigo.
—¿Amigo? —Se llevó una mano al pecho, como si mis palabras le hubieran dolido—. Eso duele, sabes bonita, no
seas tan directa de mandarme a la zona de amigos, al menos puedes ser más sutil con mi pobre corazón—Bromea.
Solté una risa y negué con la cabeza. Miré la pantalla de mi celular y Nicolás estaba afuera. Fruncí el ceño, pensé que
se había ido.
—Aún sigue aquí—dije.
Tomó mi celular y miró fijamente la pantalla. Él soltó un gruñido y tomó mi mano y caminamos a la salida de
emergencia y escuché la risa de Cameron y Alejandra. Solté un suspiro. Desearía poder estar ahí adentro con Diego.
Salimos del edificio abandonado donde mucha gente salía sin parar. Él me apretó aún más la mano y caminamos con
cuidado a su auto de él que se encontraba estacionado a una distancia prudente de él de Nicolás y Diego.
Cuando estuvimos adentro me llevé la mano al pecho y observamos a Nicolás pasaron unos veinte minutos y salieron
Cameron, Diego y Alejandra. Los observé y vi como ellos se despidieron de Diego. Subieron a sus respectivos carros.
Alejandra y Cameron salieron primero y le tocaron la bocina a Diego. Él arrancó al minuto después y salió del
estacionamiento y se puso en marcha. Nicolás prendió su auto y comenzó a seguir a Diego.
Solté un grito ahogado y me llevé mi mano al corazón, Simón prendió su auto y siguió a Nicolás. Me mordí el labio
inferior con fuerza.
Saqué mi celular y busqué su número, me quedé mirando la pantalla y se empañaron mis ojos. —Perdóname,
perdóname, Diego—me digo a mí misma. Él me miró de reojo y yo solo me concentré en el auto de Diego.
Una hora después llegó Diego al edificio, se bajó tranquilamente acompañado de una chica. Nicolás se estacionó por
unos minutos y después se fue. Simón me abrazó con fuerza.
—Tienes que decirle—Me aconsejo y añade—: tiene que saber quién es al menos.
—Yo lo...Quiero, pero esto se escapó de mis manos, tenemos que atraparlo pronto—dije alterada.
Hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—Las pruebas ya están entregadas, solo hay que esperar y aún falta más, debemos tener más Anastasia—negué con
la cabeza varias veces.
—¡No! —Negué con la cabeza, él tomó mi cara entre sus manos y secó las lágrimas que no podía contener—¡Ya no
quiero más!
—Tranquila, bonita, por favor, estamos haciendo todo lo que podemos —se acercó a mí —. Tienes que contarle, ve y
habla con él, ya sabe Alejandra de Nicolás y que no tiene que confiar en él, pero Diego no sabe nada.
—Me odia—dije con la voz rota.
—Inténtalo, vamos—se inclinó más hacia mí y me dio un beso en la frente.
—Lo intentaré—dije en un susurro y bajando de su auto.
******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que mierda le iba a decir. <<Hola Diego, quiero contarte que mi
exnovio ya sabe que él es un psicópata y está obsesionado conmigo y que intenta hacerme daño a través de ti.>> Eso
sonaba pésimo.
—No seas cobarde, Anastasia—digo en un susurro.
Toqué la puerta con fuerza y espero unos minutos que se abriera, toque de nuevo y la puerta se abrió.
Di un paso atrás, mi corazón se rompió un poco más. Había una chica que recuerdo a haberla visto en la universidad
al principio besando a Diego y ahora estaba usando la polera de él. Ella se cruzó de brazo y me miró de arriba y abajo.
—Se te perdió algo, linda—dijo arrogante.
—Necesito hablar un segundo con Diego, puedes llamarlo. —Me crucé de brazos. Ella dejó la puerta abierta y pasaron
unos minutos, salió Diego sin polera con la parte de abajo en pijama.
—¿Qué quieres? Estoy ocupado.
—Necesitamos hablar, pero a solas—. Miré hacia la chica, no necesitaba que ella supiera algo de mi pasado. Él habló
con la chica y ella entró.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar, me escuchaste. Me hartaste de tanto misterio y secretos, ve y cuéntaselo a tu
novio, a mí me dejas en paz de una buena vez, me cansé de ser tu juguetito. ¿Me entiendes? —Me gritó.
Yo abrí los ojos y negué con la cabeza. <<¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué intentarlo ahora Anastasia? >>—
Negué de nuevo con la cabeza.
—Lo siento...Solo olvídalo
—Lo estoy haciendo, te estoy olvidando. Así que vete de aquí ahora—me apuntó con un dedo y yo asentí.
Di media vuelta y caminé rápido hacia las escaleras. Entré a mi departamento y me derrumbé a llorar porque se acabó
todo con Diego. Me levanté y me dirigí hacia mi cuarto, me quedé mirando el techo toda la noche.
******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y mi humor se fue de inmediato, vi como Diego besa a la chica
de noche, él me miró y sonrió con maldad, eso dolió. Negué con la cabeza y miré mi celular, Nicolás se encontraba
aún lejos de mí. Cuando llegamos al estacionamiento vi a Simón apoyado en su coche.
—¿Y cómo te fue? ¿Pudiste hablar con él?
Él miró a Diego, quien estaba besando a la chica. Mis ojos se empañaron y me abrazó con fuerza.
—Es un cabrón Anastasia, no merece que lo sigas protegiendo.
Simón me limpió las lágrimas que no podía contener. El chico del que estaba enamorada me odiaba, pero solo para
protegerlo y eso me hacía doler el doble.
—Lo protegeré siempre. Yo lo metí en este juego de Nicolás y es mi responsabilidad.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y ojalá me amaras a mí y no a él. Quisieras que me quisieras no como tu
amigo, como algo más Anastasia.
Mire a Simón e intente sonreír y ser fuerte, fingir que no tengo el corazón roto justo en este momento. No quería
lastimar aún más a Simón con mis rechazos.
—Voy a llegar tarde—le recordé con una sonrisa.
—Estás cambiando el tema, pero estás de suerte que hoy día no estoy tan preguntó.
Me bajé del auto y lo primero que veo es a Diego besando de nuevo a la chica con la que durmió anoche en su
departamento y Alejandra mirándolo con cara de asco, lo que me hizo gracia. Simón se acercó a mí.
—Anastasia—, gritó con emoción la rubia, ella se acercó a mí con Cameron—. ¿Cómo estás bebé?
—Muy bien—Simón puso una mano en mi cintura y Alejandra miró con asco de nuevo—. ¿Cómo está Cameron? —
pregunto.
—Bien linda, eh, y tú eres ¿Simón? —pregunto.
Él asintió y me alejó de ellos, me tomó de la cintura y me dio un beso en la mejilla.
—Nos vemos—me susurro.
—Adiós.
Alejandra me abrazó y me miró con una mueca.
—Me dan ganas de pegarle ambos—fruncí el ceño —. A ti y a Diego ¿Qué mierda pasó? ¿Por qué están separados
ustedes? Cuando se quieren, serán imbéciles y tú con Simón, que acaso nunca se te va a pasar el encanto por ese
chico—dijo enojada y hablando tan rápido que apenas le entendía.
—Oye, no me juzgue, Diego sigue con su vida y yo igual.
Alejandra soltó un gruñido y caminamos juntas hasta que llegamos a mi sala, me quedé afuera y vi como Diego saluda
a Alejandra y pasó por mi lado dándome un empujón. Ella lo fulminó con la mirada y yo agaché la mirada.
—¿Qué ocurre Anastasia?
—Estoy cansada —Ella me abrazó y escondí mi cara en su pecho—. No he dormido bien en días y creo que me está
pasando factura.
—Mmm. No te creo ¿Por qué no hablas con él?
—No—murmure.
Alejandra me miró incrédula y soltó un gruñido.
—Ambos son imbéciles—dijo Alejandra levantando sus manos.
Entré al salón y me senté en último puesto, miré a mi otro lado. Él seguía con la chica. Respire y desvíe mi mirada
hacia el frente. "Se fuerte Anastasia, queda poco...Para que esto acabe". —Me dije a mí misma dándome ánimos.
Me removí incómoda en mi silla, quería irme, no tenía ganas de estar aquí, lo único que quería hacer en estos
momentos era estar sola en mi departamento. Yo y la soledad donde no pueda lastimar a nadie más.
Miré de reojo a Diego, quien se despidió de la chica y caminó seguro donde me encontraba, arrastró su silla y se sentó
con una sonrisa arrogante. Saqué mi celular y vi que Nicolás estaba estacionado en la universidad. Mire hacia la
ventana, pero no puede ver a nadie.
—Está aquí — murmuré en voz baja.
Pasé una por mi pelo y miré por la ventana intentando encontrar su auto, pero no lo veía, miré de nuevo la pantalla de
mi celular y seguía aquí.
—¿Qué te pasa? Tu novio se ha enterado que lo engañaste conmigo—dice con arrogancia, es voz que me enloquece.
Lo mire e intente hacer memoria de donde él había dejado su auto y mire por la ventana, vi el auto de Diego y mire de
cerca los autos y puede distinguir el auto de Nicolás.
—Necesitamos hablar.
—No tengo nada que hablar, así que jódete—murmuró enojado. Lo miré por un segundo.
—Es importante—insistí de nuevo. Tenía que saber de Nicolás, tenía que saber que corría peligro.
—¡Que acaso no escuchaste! Que te jodas Anastasia—dice enojado y levantándose del asiento.
Me levanté del asiento, enojada y me acerqué a él y lo tomé de la polera con fuerza, él me miró con odio.
—Jódete tú, imbécil de mierda—le grité enojada.
Solté un gruñido y caminé hacia el baño. Entré en el baño y me apoyé en el lavamanos, cerré los ojos, sentí como
alguien me agarraba de la cintura, abrí los ojos y vi a Diego.
—Te duele, ¿verdad?
—No.
Él soltó una risa amarga y lo miré a través del espejo como se reía de mí, solté un gruñido e intento pasar, pero él me
tomó de la cintura con fuerza.
—Claro que te duele, como a mi verte con tu novio—dice con odio.
Me giré para encararlo, achiqué los ojos y me mojé el labio inferior, me miró por un momento mis labios y después a
los ojos.
—Simón, no es mi novio, es mi amigo y punto. Jamás te confirmé nada Diego, tú mismo sacaste esa conclusión de
que Simón era mi novio y yo solo te seguí la corriente porque te tenías que alejar de mí y ahora que sabes que Simón
no es mi novio. Lo que pasó esa noche lo hice porque...Nada mejor olvidarlo —él frunció el ceño y yo lo empujé—.
Ahora puedes seguir divirtiendo cuanta chica se te crucé—me solté su agarre.
—No. No, no te creo nada—dice cruzándose de brazo. Me acerqué a él.
—Si él fuera mi novio jamás en la vida le hubiera puesto los cuernos con otra persona. Yo no soy así, cuando me
enamoro, lo doy todo por esa persona, como se nota que no me conoces nada, pero, en fin...—Digo desilusionada.
—Demuéstramelo—murmuró acercándose a mí y levantando mi barbilla—. Bésame.
Se inclinó hacia mí y nuestras narices se rozaron.
—No tengo porqué demostrarlo, hay otras formas—digo en un susurro. —Simón es mi amigo y punto está en ti si me
quiere creer o no.
—No te creo—negó con la cabeza—. Me has mentido tanto y me has roto el corazón tantas veces que ya no te creo
nada. No creo que entre tú y Simón solo sean amigos, ustedes tienen algo, no soy imbécil Anastasia.
Achique mis ojos y lo observe.
—¿Quieres saber? Él fue el primero en muchas cosas en mi vida, pero también ha sido un gran amigo y eso es todo lo
que somos por ahora. ¿Me gusta Simón o siento algo por él? Tal vez, pero por ahora solo somos amigos—. Repito de
nuevo la frase de <<solo somos amigos>> por qué es lo que somos y nada más.
—¿Por qué Anastasia? Porque me dejas vivir en una mentira. Estas cuatro semanas pensando que tenías novio y lo
que pasó entre nosotros esa noche...
—Porque te quería, me entregué a ti porque te quería aun cuando no podía. Lo di todo por ti porque...Creo que no es
necesario decirlo. Y también porque tengo un exno...—Antes de que terminara de hablar, él me interrumpió.
—Es tarde para nosotros Anastasia.
Di un paso atrás porque me dolió escuchar sus palabras. Lo observé y estaba serio. Era el final entre nosotros dos,
supongo.
—Supongo que sí.
—Tengo que irme.
Él salió por la puerta y me senté en el suelo. Me abracé a mí misma y traté de controlar mis lágrimas, pero no podía
estar siendo una auténtica llorona y no sabía si lloraba por haber perdido a Diego o porque sentía que jamás me
podría liberar de Nicolás. No quería que esto acabara así con Diego, aún tenía una pequeña esperanza de volver con
él, cuando Nicolás cayera. Pero eso fue antes de lo que me acaba de decir, porque él mismo lo dijo: <<Es tarde para
nosotros Anastasia.>>
Me quedé sentada ahí en el baño por unos minutos antes de salir y entrar a mi otra clase en donde tendría que volver
a ver. Tengo que ser fuerte cuando siento que cada día que pasa tenemos más a Nicolás en nuestro poder, pero
acabó él se está llevando mi vida, mi felicidad de nuevo
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 49
Entré en mi siguiente clase donde nos juntaron en pareja y me tocó con Diego quien me ignoró en el trabajo y tuvimos
que hacerlo por separado. Intenté hablar con él sobre el trabajo, pero simplemente me ignoro. Tomó su puesto y se
alejó de mí y fue a hablar con el profesor. Lo único que me dijo fue:
—El profesor dijo que lo hiciéramos por separado.
Yo solo asentí, no lo iba a obligar a estar conmigo en un trabajo si se sentía incómodo. Entregue de la primera el
trabajo y mire de reojo a Diego, quien se levanta para entregar el suyo.
Juegue con mis manos este día ha sido una verdadera mierda y ya no quería estar más aquí. Tomé mi mochila y salí
de la sala. Entré en la biblioteca y me senté en un sillón y miré el techo.
Saqué mi celular y miré fijamente, Nicolás estaba ahora muy lejos, estaba conduciendo para Sevilla. ¿Qué raro? ¿Por
qué estaba conduciendo hacia allá? De seguro que alguien le dijo de mi paradero que estuve ahí.
Miré a mi alrededor y estaba sola, tenía tantas ganas de llorar. Me sentía tan agotada que ahora no quería más y no
quería luchar más, a veces pregunto qué tan malo puede ser que Nicolás me atrape que es lo peor que me puede
hacer porque ahora me siento miserable.
Camino al estacionamiento donde me quedé de juntarme con la rubia para ir a almorzar y para divertirnos. Estoy
seguro de que solo me quiere subir el ánimo y es algo que amo de ella que siempre me quiere ayudar aun cuando ella
no sabe lo que pasa en mi vida.
Me apoyo en la pared y reviso mi celular, Nicolás está aún viajando, frunzo el ceño qué mierda estás haciendo. De
repente llega un mensaje a mi celular y con número desconocido.
< Desconocido a las 15:32 p.m. >
"Soy Simón, necesito que vengas aquí, estoy esperándote hermosa"
Miró el mensaje por unos segundos y entró en la dirección, es la bodega donde nos volvimos a hablar con Simón.
< Desconocido a las 15:35 p.m. >
"Te espero, ven rápido, es urgente"
Mordí mi labio inferior, me sonaba sospechoso, porque Simón no me habla de su celular, pero si le paso algo grave y
me está pidiendo ayuda. Abro mi mensaje y veo que Nicolás sigue manejando. Me rasco el cuello porque siento esta
presión en mi pecho de que algo malo va a suceder.
—Anastasia—, gritó la rubia. Anotó la dirección y se la mandó a los gemelos, miró de reojo a Alejandra que venía
corriendo.
—Hola, loca.
—¿Estás lista para hoy? Van los demás—señal al grupo donde vienen sus amigos y por supuesto Diego con otra
chica. Niego con la cabeza y miro a la rubia.
—Claro, pero antes necesito ir a donde Simón—ella hace una cara de asco—. Es urgente, rubia, no te pongas celosa
—bromeo.
—Vale—dice alargando la palabra. Tome su brazo y la aleje un poco más —. ¿Qué pasa?
—Te daré mi dirección en tiempo real, si no llego en más de dos horas, llámame por favor—digo seria. Alejandra negó
con la cabeza una y otra vez.
—¿A dónde vas realmente? —Preguntó con la voz rota.
—Ayudar a Simón, ¿creo? —Digo insegura, me rasqué el cuello, tenía un mal presentimiento, pero no iba a dejar solo
a Simón, podía sentir que algo no iba bien.
—Pero...Ana..., es peligro. Yo no podría imaginarme que algo te pase—susurro con la voz rota.
—No me pasará nada, dame tu teléfono...—Ella me pasó su celular y lo sincronice con el mío. La mire y la abrace
fuertemente.
—Te amo—le digo antes de darle un beso en la mejilla.
El taxi tocó la bocina, por fin llegaba. Miré a Alejandra quien estaba llorando y Cameron la miraba.
—Todo estará bien—Cameron me observó—. Volveré, Ale...Recuerda que te amo ¿sí?
Me subí al taxi y logré escuchar a Alejandra decir:
—No, no. No vayas.
Le di la dirección a la taxista. Simón me necesitaba, pero sentía una presión en el pecho como un mal presentimiento,
pero tal vez solo estoy exagerando.
Veinte minutos después me bajó del taxi y entró a la bodega abandonada . Observo una puerta abierta, caminó con
cuidado y me limpió las manos en mis pantalones, me sudan mucho las manos. Tengo mucho miedo, algo me dice
que no debería estar aquí ahora, tengo el presentimiento que esto no acabará bien. Así que saco mi teléfono y
comienzo a grabar el sonido por si acaso, necesito tener más pruebas.
Entró a la habitación y no hay nadie, miro la habitación, veo una mesa con unos papeles, me acercó y son muchas
fotos mías de Alejandra, mi familia las tomó y empiezo a mirar. De repente escucho como la puerta se cierra de un
golpe.
Me giro y veo a Nicolás con el señor de Madrid con una enorme sonrisa de maldad.
—Que te dije Roberto, chica de buenos sentimientos que siempre quiere ayudar—dice con arrogancia.
—Chica guapa, sexy, ruda pero no tan astuta—dice el hombre con su voz ruda. Mi corazón se paraliza y miro a la
asquerosa persona que tengo frente a mí. Él se acerca a mí y me arranca las fotos de las manos.
—Está pálida, mi amor— me acaricia la mejilla y doy un paso atrás chocando con la mesa—. ¿Qué te ocurre amor?
—No me digas amor — digo enojada —. ¿Dónde está Simón?
Me tomó de la cintura y yo me suelto su agarre.
—Sigues siendo una fiera, ¿verdad? —Se acercó a mí y me dio un beso, corrí la cara y lo miré con asco—. Me
engañas con mi querido hermano, que zorra eres.
Achique mis ojos y mire atentamente sus movimientos.
—Es mi amigo.
Él soltó una risa y negó con su cabeza, me mostró una foto mía y de Simón cuando tenía yo solo dieciséis años y
Simón de dieciocho años en donde salíamos besándonos.
—Me crees estúpido, ¿eh? ¿Crees que soy estúpido? —Grito. Lo miré detenidamente y me pregunto en qué momento
cambió tanto para convertirse en lo que es hoy en día Nicolás y en dónde quedó ese chico tierno que me regalaba
flores, peluche y él de palabras tiernas.
—Jamás te engañe, tú eras que me engañó y me usaste para tus negocios sucios, cariño—digo con odio. Me limpie
las manos y mire de reojo la puerta.
Él me empujó contra una silla y con la mirada vi cómo me ordenaba que me sentara. Me quedé quieta porque no sabía
qué hacer, esto iba a acabar mal.
—Siéntate Anastasia, por favor—me senté y Roberto se sentó en el sillón y nos miraba fijamente con una sonrisa que
me dio escalofrío. Él arrastró una silla y se sentó al frente de mí.
—¿Qué es lo que quieres?
—Te contaré una historia, Anastasia—me sonrió un momento. —Había un chico que desde muy temprana edad sabía
que no era normal, tenía pensamientos oscuros y retorcidos, el niño no le veía lo malo a esos pensamientos hasta que
un día su madre y su hermano lo descubrieron haciendo algo muy malo para la sociedad, pero para él no..., porque le
gustaba hacerlo—me sonrió con maldad y yo fruncí el ceño—. Sus padres lo llevaron a terapia para curar al niño de
esos pensamientos y él fingió recuperarse. Creció y llegó a su adolescencia donde su hermano el chico más popular
del colegio hizo una fiesta, lástima que el chico del relato era lo contrario a su hermano, aunque igual tenía a muchas
chicas ya que el chico era guapo y un boxeador solo que era un chico misterioso y callado al contrario de su hermano
que era extrovertido y carismático.
Apreté mis labios en una fina línea. Me observó fijamente y yo igual y sus ojos no había nada los veía vacío, no tenía
ese brillo de antes.
—Cuando subió por la escalera vio a una hermosa chica que no paraba de decir cosas horribles de su hermano, se
quedó observándola como cinco minutos, la chica era de la misma edad. —Nos miramos un momento y no puede
evitar recordar ese momento y una lágrima rodó mi mejilla —. El chico quedó deslumbrado con la belleza de la chica y
sabía que era una de las chicas más populares del otro curso. Ella se giró molesta y se topó con los ojos del chico que
la miraba fijamente y esa tarde comenzaron a platicar. Ella le contó que tenía algo con su hermano, pero supongo que
el misterio o el aura que traía el chico capturaron la atención de la chica porque se quedaron hasta la madrugada
hablando sobre cosas.
Estiró su mano, pero retrocedí y yo misma me limpié la lágrima. Él observó a Roberto quien salió de la habitación y
nos dejó a solas.
—Esa misma noche el chico supo cómo encantar a la chica y le robó un beso a la chica le correspondió y así comenzó
una larga historia. La chica era la mejor boxeadora de Madrid a pesar de su edad. Ella le enseñó a amar y a aprender
a vivir la vida de otra forma menos negativa, era la típica historia cliché de chico misterioso con la chica más popular
se enamoraron, pero esto no era un libro. Esta era la realidad y el chico en el fondo, seguía luchando con sus propios
demonios internos y las voces...El poder y la ambición y otras cosas más que no sabía su hermosa novia.
⋙ El tiempo pasó y su relación se hacía más fuerte, pero al chico ya no le llenaba y sus demonios cada vez era más
fuerte hasta que se topó con gente realmente poderosa y peligrosa. Poco a poco pudo satisfacer un poco sus
demonios, pero para tener todo lo que él quería tenía que vender a su hermosa novia y demostrar que no tenía piedad
con otra persona así que escogió al hermano de su novia para matarlo ya que era el boxeador más importante de
Madrid.
Mis ojos se empañaron y recordé a mi hermano Alex cuando llegó a salvarme y siempre lo tuvo todo planeado,
siempre estuvo dispuesto a todo para saciar sus ambiciones, mató a mi hermano para demostrar que no tenía piedad,
me vendió para tener poder y yo que pensaba esa noche entregarme a él, que estúpida fui.
—Ella pensaba que iba a ser una noche especial entre ellos dos, pero solo vio al demonio que era realmente ese chico
y solo fue una parte que vio ese día hasta que llegó como siempre su ángel guardián a salvarla que fue mi santo
hermano Simón.
Apretó sus puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.
—Pero ahora su hermosa ex novia está frente al chico de la historia. ¿Te gustó mi historia Anastasia? No me
provoques Anastasia, soy peor de lo que piensas, no tendré piedad con nadie y menos con la gente que intente
protegerte, déjate ya mujer de condenar a las personas.
—Déjalos en paz, ellos no te han hecho nada. —Murmure.
Soltó una risa macabra y un escalofrío recorrió mi espalda, lo miré y era absolutamente hermoso, pero por dentro
estaba podrido, era casi como un ángel de la muerte donde te puede cautivar con sus palabras, su sonrisa y su belleza
y cuando menos lo piense te va a dar el golpe. Ahora me doy cuenta de que no todos los hombres de cara bonita van
a hacer bueno, a veces pueden ser tú mismo ángel de la muerte y tú no lo sabes.
—Eso no pasará.
En ese momento entró Roberto y se volvió a sentar.
—Te odio.
—Eso ya lo sé, Anastasia, pero así están las cosas. Eres mía y de nadie más. —Tomó una foto en donde estaba yo
con Diego tomado de las manos caminando por Barcelona—. Lo amas a él, ¿verdad?
Negué con la cabeza y él tomó mi cara entre su mano, me la apretó y me acercó más la foto.
—Lo amas a él, me crees estúpido ¿o qué? Te conozco demasiado bien Anastasia—volví a negar con la cabeza—.
Espero que sea verdad. Porque es tan fácil de matarlo, un disparo en su cabeza y boom deja de existir tu querido
Diego ¿Tú decides Amor?
—No le hagas daño, yo no lo amo, solo fue diversión. —Dije tan fría que Nicolás hizo que sonriera y asintiera.
—No le voy a hacer daño por ahora. Te hice venir aquí por un motivo. —Mostró una foto donde salía yo y Alejandra.
Tragué duro y mis manos estaban sudando, miré de reojo hacia la puerta —. Alejandra es hermosa tu amiga ¿verdad?
—Observo la foto y lo fulmine con la mirada <<a mi amiga, ¡no!>>
Me quedé callada porque sabía que estaba sacando el tema de Alejandra porque sabía que era mi punto débil y claro
para él era la más fácil de llegar.
—Me pregunto que estaría dispuesta a ser por ella, es una duda que tengo dentro de mí — apretó mi barbilla con
fuerza y mordí mi labio inferior —. Conociéndote, Anastasia, sé que estaría dispuesta a dar tu vida por ella.
No puede evitar que una lágrima recorriera mi mejilla y él sonrió con maldad.
—Sigues siendo tan buena Anastasia y además que estoy seguro de que tu conciencia no podría tener otra muerte
sobre ti.
No puedo evitar que mis ojos se empañan porque no podría, eso me mataría y más si algo le pasa a Alejandra.
⋙ No llores hermosa. Ves que no somos tan distintos, Anastasia, en el fondo eres una asesina, mataste a tu
hermano, no físicamente, pero lo trajiste a su fin, solo para que te salvara, fuiste egoísta con tu hermano. Acabaste
con su vida y solo porque se interpuso en mis planes. Además, que estuviste a punto de estrangularme hace tres
meses, recuerdas hermosa. Eres una asesina al igual que yo—Él rio e intentó limpiarme una lágrima que rodaba por
mi mejilla—. Aunque pensando bien lo de tu hermano de todas formas iba a morir.
—Eres un hijo de puta —digo con la voz ronca tratando de controlar las lágrimas porque eso es lo que quiere Nicolás:
verme débil para atacarme de nuevo —. ¿Por qué yo? ¿Por qué mi hermano?
—Fueron negocios, amor. Y porque estabas ahí, estabas ahí como mi hermosa novia, ese fue el problema tuyo, eres
demasiado hermosa y llamaste la atención de la gente equivocada. Y tu hermano me estorba mucho dentro de mi
mundo.
—Eres lo peor—susurró.
Él se rio y dejó las fotos en la mesa y tomó mi barbilla con fuerza.
—Ni tanto, no sé de qué te quejas, sigues viva ¿no? Aunque tampoco podría matarte porque te amo.
Negué con la cabeza y lo miré a los ojos de un demonio que no había nada en su interior.
—Estás enfermo ¿Qué clase de amor es ese?
Puso los ojos en blanco.
—El amor que yo conozco, Anastasia. Bueno, te hice venir aquí por un motivo: quiero que pelees para mí y me hagas
ganar dinero; de hecho, tú eres mía y de nadie más—tomo mis brazos con fuerza y solté un gemido de dolor—. Eres
mi boxeadora, solo mía ¡Me escuchaste! Yo soy tu puto dueño, me costaste mucho dinero Anastasia.
Ahora era yo la que me ría. Primero me mató antes de caer en sus garras de nuevo.
—Jamás pasará eso. Primero me mato antes de ser una de tus boxeadoras. ¡Me escuchaste!
—¡Levántate ahora! joder. — Tiró de mi muñeca y me puso de pie. Me tomó firmemente de la cintura. Sus manos
comenzaron a bajar y yo se las apreté.
Él soltó una risa seca.
—Eres mía, Anastasia y si quiero tocarte lo haré, ya te lo dije. —Lo fulmine con la mirada y levante mi pierna y le
pegue en su parte noble, cayó al piso y corrí a la puerta, pero el hombre me agarró y me azotó contra la pared.
Escuché como él maldecía en el suelo. El hombre me sujetó por el cuello y comenzó a caminar conmigo en donde se
encontraba Nicolás, quien se estaba poniendo de pie y me miraba con odio.
Él me tomó con fuerza de los brazos que me hizo soltar un gemido de dolor de lo fuerte que me apretaba. Roberto me
miró con diversión y se tomó su tiempo mirando mi cuerpo y me dio ganas de vomitar.
Roberto se acerca a mí e intenta acariciar la mejilla, pero yo muevo mi cabeza y le pegó un cabezazo, él cae al suelo.
Nicolás apretó más los brazos.
—Eres una fiera, Anastasia.
—Creo que necesita que alguien la domestique, eso se hace con la fiera — dice Roberto parándose del suelo
haciendo presión un pañuelo en la frente donde le salía sangre por el cabezazo —. Eres demasiado bonita, pero era
una maldita zorra.
Roberto levanta la mano y siento ardor en mi mejilla derecha por su cachetada. Nicolás comienza a darme besos en el
cuello. Cierro los ojos con fuerza. —¡No, no, por favor! —Me digo a mí misma
—Abre tus ojos, amor esto recién comienza.
—No me toques, por favor—Roberto tomó mi cara e hizo que mirara a Nicolás quien me besó e intentó meterme su
lengua. Negué una y otra vez. Él me miró con enojo.
—Me das asco Nicolás—dije con odio y le escupí en la cara. Ellos se miraron y solo sentí el golpe de otra cachetada
en mi mejilla.
Me removí y me pude soltar del agarre de Nicolás quien me miró sorprendido y tomó su cara entre mis manos y le
pegué un cabezazo que lo dejó en el piso. Roberto me tomó el brazo, pero le di un codazo en su estómago que hizo
que se doblara y le pegué un puñetazo.
—Eres una perra—tiró de mi pelo Nicolás que hizo que me cayera en el suelo. Él no dudó en pegarme una patada en
el estómago que hizo que me quitara el aliento.
—Creo que alguien necesita aprender una lección el día de hoy—dice Roberto con maldad. Volvió a golpearme en la
cara y cerré los ojos. Me moví hacia un lado esquivando el puñetazo y lancé una patada a Roberto.
Nicolas tiró de mis pies y se subió encima de mí y me amarró las manos con una cuerda que no sabía que tenía. Me
apretó con fuerza y comenzó a golpearme. No pude controlar mis lágrimas. Se detuvo un momento.
Me agarró del pelo, hizo que lo mirara.
—Hoy día aprenderás una valiosa lección: la primera es: no me pongas chip de rastreo en mi puto celular y la segunda
es: no juegues conmigo, porque esto no es nada con lo que te puedo hacer, puedo hacerte sufrir mucho más.
Levantó su mano en un puño y me pegó fuertemente que hizo que me pegara contra el piso, podía saborear mi sangre
saliendo de mi labio. Sentí una patada en mi estómago y grité de dolor, no podía controlar mis lágrimas, ellos volvieron
a atacar pegándome una y otra vez, hasta que sentí que ya no podía respirar bien, cada patada que me daba en el
estómago me costaba más respirar, mis manos estaban sangrando por intentar detener sus patadas, aunque no podía
ya que las tenía amarradas.
Podía sentir que este era mi fin, no podía ni siquiera pelear, me engañaron como siempre, después de todo sigo
siendo una ingenua, Nicolás como siempre puedo engañarme para atraparme.
—Déjame, por favor—suplique. Ya no podía ver bien por lo hinchado que tenía los ojos. Los golpes se detuvieron y
tosí sangre. Podía saborear mi sangre en mi garganta.
Él tomó mi cara y apenas podía verlo, él sonrió con maldad.
—Te dejaré vivir, porque esto aún no acaba—escuché lo que me decía—. Eres mía y si te mato ahora, no será tan
entretenido este juego como es que tenemos ahora.
Ellos salieron de la habitación y esperé unos minutos para poder ponerme de pie. No podía ver bien y mis manos no
paraban de sangrar. Me dolía mucho la cabeza y veía todo borroso. Cuando llegué a la salida vi un auto, pero no
podía respirar bien, me faltaba el aire y comencé a toser sangre. Traté de enfocar mi vista, pero no podía verlo todo
borroso, me falta el aire. Me refregué la cabeza donde vi que me salía más sangre y no podía más, no tenía fuerza.
Caminé un poco y vi cómo se acercaba otro auto y caí al suelo. Mis ojos se cerraron, solo quería descansar, solo
quería eso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 50
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra chica. No puedo creer que Anastasia se fuera, quizás a donde,
cuando tiene un exnovio loco buscándola que intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me limpié las lágrimas.
Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi amiga estaba en peligro. Corrí donde Simón se estaba
bajando de su auto ¿qué coño hace aquí? Se supone que tenía que juntarse en otra parte con Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y Simón me lo arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre. Sabía que algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el
momento que ella subió a ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se metió rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y
grité—: ¡Es de tu jodido hermano! Si algo le pasa será tu maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro parecía una loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se subió a su auto y me acerqué a Diego y lo tomé con
fuerza de su maldita polera—. Tu vienes con nosotros, te guste o no te guste. Sube a ese puto auto ¡Ahora! —Gritó
descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me reconociera. Pues que se joda el imbécil, lo tomé con más fuerza y
él asintió y yo corrí a subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está en peligro—gritó como una loca. Cameron derrapó y salió
muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me limpio las lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento. Joder Camero acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón. Sentía un nudo en mi pecho, apenas podía respirar, sentía
en mi corazón que Anastasia corría peligro, lloré todo lo que puede por el camino, recé una y otra vez para que ella
estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y
tiraría una de sus malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia caminar, pero muy lento y veo cómo de repente se desmaya y
cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron pudiera frenar. <<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me
decía él. Corrí donde estaba el cuerpo de mi amiga. Tomó su cabeza y observó que estaba sangrando—¿Qué te han
hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se raja la polera y hace presiones en la cabeza de Anastasia
para tratar de parar la sangre. No puedo ver bien y siento que Diego me está gritando, pero yo no reacciono hasta que
llega Simón y la comienza a soltar las manos que las tenía amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear y yo
tomo la cara de amiga donde apenas la puedo reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las lágrimas, presiona alrededor de la cabeza Anastasia una
especie de venda, pero con su polera y luego la toma en sus brazos. Cameron me levanta del suelo, siento que me
está gritando, pero no escucho nada y apenas lo veo. Él me levanta y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—grita Diego. Me giró y tomó la mano de mi amiga que está
llena de sangre. —Necesito otro paño para parar la sangre. Tranquila, bella—él besó su frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de nuevo su cabeza. No podía parar de llorar, porque lo
sabía, presentía que algo malo le iba a pasar, sentía que ella corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me muero contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada.
Diego le habla a Anastasia. Escuché que le decía que la amaba una y otra vez y que lo perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo entendía bien, sentí como me apretaba la mano. Bajé la mirada
y Anastasia me apretaba la mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas, porque seguía con nosotros. Diego le habla y le toma el pulso a
Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por favor sigue mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor
—dijo con voz desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me bajé corriendo. Entré y hablé con una enferma y
rápidamente sacaron una camilla. Se acercaron y pusieron con cuidado Anastasia y la llevaron con cuidado dentro del
hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una habitación y no me dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron me llevó al asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y
me secó las lágrimas, pero me paré e intenté mirar por la puerta, necesitaba estar a su lado, no quería separarme de
ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de nuevo a los asientos, pero yo no quería y comencé a gritar
que me dejara. Él me abrazó con cuidado, pero yo lo empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por favor necesito verla. Siento que me está matando ahora
mismo—él vuelve a abrazarme, pero yo me remuevo hasta que caigo en el piso y comienzo a llorar porque no puedo
perderla; es mi hermana y siento que me muero.
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En ese momento llegó Harry con más policía donde se
acercaron a Simón, quien estaba llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había sido Nicolás, cosa que yo ya sospechaba era la única
persona que le quería hacer daño a ella. En ese momento llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—gritó Dylan. Harry se acercó a ellos y le habló hasta que
sentí el grito de ellos. Me solté del abrazo de Cameron y fui a donde mis amigos me abrazaron con fuerza y lloramos
por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota. —Ella no me puede dejar. No. No, no puede—Javier
abrazó a su hermano y ambos comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del hospital, tomó su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi pequeña hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por vencida jamás. Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos
juntos. Mire como Cameron abrazaba a Diego, estaba cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien y tiene que estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me
pare y me acerqué a Simón que estaba hablando con Harry y él estaba escribiendo en una libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar—digo con los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego a mí. Él se aclara la garganta y se limpia las lágrimas que
rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas que caen por mis mejillas. Simón extrae el teléfono de
Anastasia y se lo entrega a Harry—. No tienes idea de lo peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y se lo guarda dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con
los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura, pondrá en riesgo todo lo que hemos trabajado junto con
Harry y Anastasia—se limpió una lágrima—. No sean estúpidos y manténganse al margen por ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo entre ellos, porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás con los brazos cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije
alterada. Él respiró profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano. Él va a pagar por cada uno de sus crímenes que ha hecho
con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime donde vive tu hermano que lo voy a matar ahora mismo, te
guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más explicaciones, Anastasia no quiere que ellos lo sepan y respeten
eso por ella. Manténgase lejos de esta situación, háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a abrazar a los gemelos con Jonathan donde nos quedamos
los cuatro esperando que nuestra amiga estuviera bien. Me limpié las lágrimas recordando nuestros recuerdos y sobre
todo cómo fue que comenzó nuestra amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis trenzas o sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la
única niña que no tenía ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y todo el curso se rió de mí, tenía ganas de llorar, no entendía
porque las demás se rían tanto de mí. En ese momento entró la profesora con una niña a su lado. Me fijé que era una
niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera ¿quieres presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi padre con mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo
un hermano y eso es todo—ella sonrió. Escuche cómo murmuraba Amanda con sus amigas sobre Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi cuaderno, sentí como la profesora se acercaba con la niña. Ella se
sentó a mi lado y yo agaché más la vista, no quería que la nueva niña me molestara como las demás niñas de la clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus ojos azules como los míos y una enorme sonrisa—. Yo
me llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un suave, pero seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no quiero que ella me moleste. Ya no quiero que se sigan
burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una amiga. Ella escribió nuestro nombre juntos y abajo puso BFF y
me explicó que era inglés pero que significa mejores amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda dando un empujón que hace que me caiga y ellas
comienza a burlarse de mí hasta que siento la voz de Anastasia defendiéndome. Me intento poner de pie, pero Mariel
me empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia enojada. Ella se acerca a Mariel y le da un empujón y Mariel
igual, pero Anastasia la toma del brazo y se los pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas a hacer o te va a ir
peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice abrazándome y yo a ella porque por fin tenía una amiga y ya no
estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa promesa de niña de seis años se mantendría hasta el día de hoy.
Me duele mi corazón y siento que estoy siendo quemada al no tener noticia de ella. Dylan me acaricia el pelo. Limpio
una lágrima que rueda por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta porque la tengo seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y camino hacia él que está con Diego. Abrazo a Diego porque sé
que hizo todo lo que estuvo en sus manos para controlar la hemorragia o la sangre, debe haber sido difícil para él
pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará bien, jamás nos dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó con más fuerza porque yo vi como Diego cayó en el alcohol
los tres meses que desapareció Anastasia. Como el primer mes fue todos los días a la universidad borracho tanto que
los profesores lo echaban de la clase y el segundo mes Cameron tuvo que intervenir e irse a vivir con él para que
comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por el odio y el rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó fuertemente, escondí mi cara en su cuello y comencé a llorar de
nuevo porque se estaba demorando demasiado, porque nadie no decía nada. Harry caminaba de un lado a otro
hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no podía se nota que ama a mi amiga y que están juntos para
detener a Nicolás con Harry. ¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que
ella estaría bien, porque lo va a estar mi corazón me lo dice, ella tiene tanto porque luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel conmigo. Ella jamás lo había sido conmigo, comenzó a
alejarse de mí y hacer totalmente fría conmigo y no entidad porque hacía eso, pero ahora puedo comprender que fue
por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave pasó esa noche en que murió el hermano de Anastasia. Jamás me dijo
cómo lo mataron, pero ahora sospecho que tuvo que estar involucrado Nicolás al igual que sus cambios constantes de
ciudades. Ahora sé que Anastasia huía de él porque siempre andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia. Recuerdo el primer mes que se quedó en mi casa, era fría
conmigo y apenas comía..., lo más duro eran las noches cuando la escuchaba gritar en la noche y cuando entraba al
cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición fetal, llorando y lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo
mismo, pero siempre me quedaba cada una de esa noche a acompañarla y abrazarla, jamás quise presionarla a que
me contara lo que realmente ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba muriendo en vida frente a mis ojos y tuve que obligarla a que
fuera psicólogo porque no podía seguir viéndola así, como ella simplemente se apagaba frente a mí. No podía ver
cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como siempre tomando nuestras manos en los tiempos difíciles. Mis
padres adoran Anastasia y ellos también estaban preocupados tanto que intentaron hablar con los padres de
Anastasia, pero ellos estaban cegados por el odio y rencor de haber perdido Alex su hijo que echaron de la casa,
Anastasia. Pero ella jamás estuvo sola porque me tenía a mí y a mis padres que la aman como si fuera su hija, por eso
mis padres no dudaron en recibirla. Creo que fue la etapa más dura para nosotras en donde pusimos realmente a
prueba nuestra amistad y sobrevivió como siempre en los buenos momentos y en los malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo en sus ojos. Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de
sufrir por dentro. Sé que hace mucho tiempo fingió las sonrisas, era demasiado obvio para mí, porque cuando ella es
feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como cuando estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como
cuando volvió podía ver de nuevo como ella se estaba apagando poco a poco, aun cuando ella sonreía, yo lo podía
ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga está ahí ahora y es culpable de que ella cambiara hace dos
años atrás. Siempre he sabido que mentía diciéndome que había terminado por una infidelidad, no me encajaba y
después cuando me dijo que Nicolás la estaba buscando de nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la verdad
aun cuando ella no quiera.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo y yo también llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso y el viernes tendrán otro capítulo...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 51
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita puerta y saliera el doctor y diera noticias de mi Anastasia.
¡Jesús! Fui un imbécil con ella hoy día y todos los días desde que llegó de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo como Cameron abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y
no ha parado de llorar. Me limpio las lágrimas con el polerón que me entregó Cameron ya que mi polera estaba
destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un capullo con ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero el
odio me cegó. Joder, me dolía verla a mi lado, tan bella como siempre. Me lastimaba verla porque solo recordaba lo
mucho que me lastimó no volver a verla, cuando yo desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se fue a la
mierda de nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré. Me removí hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no
estaba. Abrí los ojos y vi que no había nadie en la habitación. Me levanté de la cama y la busco dentro del baño, pero
no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo descalzo, la busco en la cocina, en la sala de estar, pero nada. Vuelvo
arriba y abro la habitación vacía que tiene, pero nada. Me acerco donde dejé mi celular y veo que hay una hoja arriba
de mi celular, la abro y veo que está escrita por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el clóset y no veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la
cabeza y marcó su número, pero me arrojo una y otra vez al buzón de voz. Me siento dentro de su clóset y observó
que quedó un polerón escondido en un cajón, lo tomo con fuerza porque ella no me dejaría, así como así ¿verdad? Me
niego a creer que ella se fue. Tal vez sea una broma de ella, eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la encuentro en el pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota
en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega Alejandra. No alcanzo a responder cuando ella está dentro
de la pieza buscándola. Yo la tomo del brazo—. Se fue, ella me volvió a dejar sola ¿Por qué? —grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está jugando una broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que desaparece así ¿Que no lo ves? Sus putas cosas no están. Ella
me dejó de nuevo—Comienza a llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de mentirme! —Le gritó. Cameron me pide que me tranquilice.
Alejandra llama Anastasia varias veces, pero todos escuchamos cómo le envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se va llorando con Cameron y yo me quedo aquí, esperando
porque me niego a creer que se fue sin mi ¿ella no me haría eso? Abrazo su polerón que tiene su aroma y la noche
cayó sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la broma, creo que se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le
digo cuando vuelve a llevarme al buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no quería salir de ahí porque la seguía esperando a que ella
volviera o me diera alguna pista. Sentí que alguien tocaba la puerta y bajé corriendo las escaleras, sabía que ella
volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró porque era Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes? —Negué con la cabeza y caminé de nuevo hacia la
escalera—. Diego se fue, tienes que salir de aquí, por favor.
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría así. Ella no se fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá, porque siento que me está matando ahora mismo—digo
separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla, pero mi rabia estaba llegando, porque me estaba dando
cuenta que de verdad ella se fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó con la cabeza—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima recorrió mi mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue,
Diego, pero estoy seguro de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del departamento de Anastasia. Volví acostarme en su cama y aún
tenía su aroma en sus sábanas, cerré los ojos e imaginé que seguía conmigo. Tienes que volver, Anastasia—me digo
a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando volví a marcar su número. Esperé unos segundos para
dejar un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han pasado dos semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué
hice mal? Por favor. Solo quiero una respuesta—le suplico y corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que es lo único que me quedó de ella y cerré su departamento.
Entré a mi departamento, caminé hacia mi cocina y tomé una botella de tequila. Necesita olvidarla por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja tomada de la mano, la mujer me mira con mala cara. Miró
de nuevo hacia la puerta de Anastasia y seguía cerrada. No apareció aquí hace un mes y medio por aquí. Pero no
quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando, pero siento como mis esperanzas se van perdiendo y el
odio va tomando lugar en mi corazón ¡No entiendo qué hice mal! ¿Por qué me dejó, así como así? Tal vez, le está
asfixiando con mi amor. Miré la hora en mi celular y ya eran las dos de la mañana. Me paro lentamente para tomar el
ascensor porque es otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas vacías en mi cama. Mi cabeza dolía y no me ayudaba en nada
que alguien tocara mi maldita puerta. Me tambaleé y bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba Cameron con
una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido quizá seis kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando hacia mi cocina, sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a
dar un trago cuando Cameron me arrebata la botella y bota su contenido en lavaplatos—¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura—. No dejaré que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo
como un hombre Diego y no como un cobarde. Joder tío, todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—tomé otra botella y él me la volvió a quitar, le di un empujón y
él a mí donde me tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me ofreció su mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue
y ¡qué! Por eso vas a arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome apenas de pie—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el
pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de las habitaciones y después vacío todo el alcohol que había
en mi departamento. Esas semanas Cameron fue un verdadero dolor de culo, pero admito que me hizo bien tener
alguien a mi lado para apoyarme, puede comenzar a salir de la casa estando de nuevo sobrio y volver a sonreír. Y
aunque la sigo extrañando cada jodido día e intento odiarla con todas mis fuerzas, sigue estando aquí, pero poco a
poco he aprendido a vivir con ese dolor que al principio creí morir por no tenerla a mi lado, mi corazón está volviendo a
sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera que solo me sonrió. Camine rápidamente detrás de ella
pidiendo que se tranquilizara otra vez con esta misma escena, siempre es lo mismo con ella cada vez que la invito a
salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja de hacerte el inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo pelirrojo, lo admito este mes. Comencé a acostarme de
nuevo con Bárbara y a besarla frente a nuestros amigos haciendo más real nuestro aún cuando yo sabía que lo hacía
para olvidarla. Cameron me decía que estaba cometiendo un error y que nuestra relación iba por mal camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya verás cuando un día vas a explotar con ella y le harás un
verdadero daño a la que tú decías que era tu amiga—él se fue acostar enojado a la pieza de invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía razón, no la quería como a ella. No era lo mismo, podía ver
como esta relación era tóxica y aun así le pedí que fuera mi novia. Pensé que estaba haciendo lo correcto, pero desde
que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez que salimos juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero. Suelto un enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo
tratando de controlarme. Puse un mechón de pelo detrás de su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi oreja y su mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio
por encima de mi pantalón como siempre después de cada pelea. El sexo era la solución. Cuando llegamos a mi
departamento se lo hice con fuerza haciendo que ella gritara mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme tranquila entre mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde estás
Anastasia? Porque sigues aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco podía volver a tomar las riendas de mi vida. Barbara
muchas veces me seguía sacando en cara Anastasia y parecía como una sombra entre nosotros, aunque pensado
para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que Bárbara es demasiado insegura y eso estaba haciendo que
mi paciencia se acabara, pero tampoco quería terminar con ella ¿por costumbre o porque no quería sentirme solo de
nuevo? —Me preguntaba a mí mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella tomó mi cuello y pegó su boca con la mía y comencé a
besarla, pero me separé de ella porque entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré
a llamarlos y se van acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena nota. Volvimos a nuestro puesto y seguimos hablando de
cualquier cosa. Ella se reía sin parar hasta que escuche lo siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos nuestros compañeros la miraron embobado porque parecía un
ángel con su pelo que lo tenía mucho más largo hasta la cintura. Sentía que no podía respirar al verla, ella sonreía al
profesor y sentía que hasta el profesor estaba embobado con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura a su
puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi vista de ella tanto que ella levantó la vista y me observó con
una pequeña sonrisa hasta que Barbara tomó mi brazo y salí del hechizo de Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia, yo la intenté calmar diciendo que nada iba a cambiar entre
nosotros, pero ella no me creía y en el fondo de mi yo tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de odio hacia ella o
por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado frente a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y feliz que
se había acabado cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay noticias de mi Anastasia, porque se demoran tanto con ella
¿Qué está pasando? No quiero ser negativo, quiero creer que ella va a estar bien. Intenté hacer todo lo que sabía para
controlar su hemorragia, pero no podía pensar claro viendo como la chica que amaba estaba llena de sangre y
golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las paredes se están cerrando y porque no puedo perderla a
ella no. Siempre he odiado los hospitales cuando tengo alguien importante, por esa noche que perdí a mi familia.
Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi vida ahí adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina, pero quería hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y
me apasiona, pero en estos momentos siento que no puedo estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe sobre mi pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí
cuando veo alguien que quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que hemos conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento que me agobio y siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a sentarme en otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella echándole en cara cada cosa, desquité toda mi rabia con ella,
porque no podía aceptar que la seguía amando y ganó más mi orgullo que ir a hablar con ella tranquilamente—él
suelta un suspiro y me da una palmada en la espalda—. Ella intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le
dije que se fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo dijiste...Ambos se han hecho daño, tú con tus acciones y ella tal
vez, por no ser sincera, pero se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije porque me aterraba que ella saliera huyendo cuando se
lo dijera. Siempre he sabido que ella es la indica tanto que me podría casar con ella mañana mismo, Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella recién le comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella
me estaba queriendo, yo ya la amaba y veía una vida con ella. Es de locos, pero jamás he sentido algo igual con una
chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando estaban juntos se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con Anastasia desde hace tiempo—miró de reojo Alejandra—. Me
lo contó hace unos días Alejandra, te acuerdas de que llegó un día al departamento de Alejandra—yo asiento porque
lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y ahí me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella no le gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos
momentos, primero que nada, ambos se tienen que perdonar y ser sincero—me dio la palmada en la cabeza—Tu eres
un imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy seguro de que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad?
—Yo asentí y hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea honesto con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con Anastasia aun cuando tal vez ella no me quiera aquí con ella, pero
estaría ahí, no le dejaré de nuevo. En ese momento por fin se abre la puerta y sale el doctor, todos nos acercamos a
él, pero Harry le pide un momento y habla con él. Nos quedamos todos quietos y vemos como Harry sigue anotando
cosas en su libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice Cameron—. ¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su estómago, lo que provocó una hemorragia que fue difícil de
controlar, pero ya está controlada por suerte. No se quebró ninguna costilla y tuvo una pequeña contusión en su
cabeza debido a un golpe muy fuerte —el doctor nos miró fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por dos
semanas y venir dos veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo los sedantes. —Todos asentimos. Cuando se fue puede
respirar con tranquilidad y Cameron me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar en la habitación y me quedo afuera esperando que sea mi
turno. Pasan los minutos y Alejandra sale con los ojos rojos, pero está sonriendo. En ese momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba sonriendo—Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una de
sus malas bromas sobre volverse adicta a los sedantes. —Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar mi turno. Veo como entra uno a uno de sus amigos e
incluso entra Simón y después Harry donde ahí se demora más de una hora. Cuando sale Harry se acerca a Simón y
hablan. Se despiden de Alejandra y promete traer información pronto. Observó como Simón no quiere irse, pero Harry
prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y dice que alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco
como voluntario. Alejandra hace un puchero, sé que ella quería, pero yo aún no la he visto y las visitas ya terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que la cuide, estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que
ella pueda necesitar durante la noche—ella asiente. Me despido de todos y Cameron dice que pasará a atraer ropa
limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la habitación totalmente blanca y solo escucho el sonido de las
máquinas. Cierro los ojos cuando la veo con los ojos cerrados. Me acerco y veo que tiene varios moretones en las
mejillas, un corte en su labio y tiene moretones en sus ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago
debe estar igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con sorpresa. Tomó sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que era lo mejor, ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla, la limpié con mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer, Anastasia.
Solo estaba cegado por el rencor, pero jamás he dudado mi amor hacia ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano, pero ella se suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero
entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me observó de reojo—. Solo lo hice para lastimarte porque estaba
dolido y me sentía tan mal que no pensé en nada más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y un tonto que no pensé en el daño que te estaba causando
Anastasia, por favor... —susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me quedé en silencio porque soy un imbécil que solo la hizo sufrir
aún más. Pasaron varios minutos donde estuvimos callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me hacía admirarla aún más y amarla más de lo que ya lo hacía.
Los minutos pasaban y no hablamos de nada hasta que rompí el silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía que volveríamos, que todo sería como antes sentirte de
nuevo en mis brazos esa noche fue lo mejor y no lo digo solo por el sexo, sino porque de verdad me sentía en casa
contigo. Me crees si te digo que estuve dos semanas en tu departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se te
quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo quiera, Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un imbécil, pero te quiero Anastasia. Solo estaba enojado
contigo porque nada ni una sola llamada cuando te fuiste. Perdóname, he sido un capullo contigo esta semana y todo
este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira, perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme cuenta de que no puedo vivir sin ti, casi te pierdo,
perdóname...Puedo cambiar mis errores, solo dime ¿Qué tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no quería verla sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de ti, yo no me quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un imbécil que solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo
tenía que prestar atención en sus gestos y en sus palabras para saber que ella no estaba bien y que alguien le estaba
haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un imbécil. Como puede hacerle aún más daño Anastasia. Como
me puede convertir en alguien tan tóxico que con hacerla sufrir me besé con cualquier chica. Mi madre estaría
decepcionada en estos momentos de mí y me sentía asqueado conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo, todo lo contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un demonio
detrás mío que me está matando—susurro. Ella tenía los ojos rojos y estiró su mano para limpiar mis lágrimas
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no me cansaré de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo...
me volví loco por el odio que no me di cuenta del daño que te estaba causando. Sabía que algo estaba pasando
contigo, pero soy un imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me enojé contigo porque me sentí usado esa noche,
me cegué completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le importaba en sí mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia. No
quiero ni verme, porque te lastimé cuando prometí no hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás, te merecí porque
eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos. —Digo limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano. Me limpié las lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su
silencio, pero la entendía y le hice daño aún más. Tenía miedo de perderla para siempre porque yo si fuera ella no me
perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta que ella se relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus palabras, pero es algo que puedo soportar porque ya nada me
sorprende Diego. Hace tiempo que me rompieron mis ilusiones. Me destruyeron cuando solo soñaba con tener una
historia de amor como leía en los libros que me devoraba todos los días. —La miré y tenía los ojos cerrados, pero aun
así ella estaba llorando. Limpie sus lágrimas—. Tengo a mi propio demonio personal torturándome y llevándose lo
poco que me queda de mí. —Ella abrió los ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—. Solo quiero dejar de
condenar a las personas que amo. Lo siento Diego, también te hice daño con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo tiembla, sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su
mejilla—. Fue él ¿verdad? Él que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta que dijo las siguientes palabras que me confirmaba que
había sido él porque estaba evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—me susurro con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como su respiración se hacía más tranquila hasta que cayó en un
sueño profundo. Sabía que algo me estaba ocultando vale, su ex novio está obsesionado con ella y con hacerle daño,
pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una mano por la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está
tan obsesionado con ella. La miré y es hermosa, aun con sus golpes, era preciosa. Era mi ángel, como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y tampoco la iba a dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella para
que ella me entregara su corazón. Así que lucharé con mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila, almohada, una manta y comida, le agradecí porque sería una larga
noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí con la manta. Miré a la chica que amaba como dormía esa
noche. No pegué el ojo. Tenía miedo de que algo le pasara así que me mantuve despierto acariciando su pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en sus labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 52
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera rápidamente. Di un sorbo a mi café porque no he dormido nada
bien en estos últimos cinco días y mis ojeras me delataban. Mire de reojo a Cameron que me está mirando fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el aliento? —bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has movido de aquí además de irte a bañarte, pero te ves horrible
con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que también es policía que han venido todos los días a ver
Anastasia. En ese momento entra Alejandra, los gemelos y Jonathan. Cameron me invita a comer algo, pero yo niego
con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una hora y Cameron me trae una pizza vegetariana pensando
también en Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere por comer algo mejor que la comida del hospital—deja la
pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza. Porque Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y
siempre ha estado ahí para mí desde que tenía doce años que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño—me despeina el pelo. Suelto una risa, solo porque me
gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de Anastasia diciendo que la visita se acabó. Me despido de todos y
tomo mi mochila con la pizza. Entró a la habitación y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me acerqué a donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable — no me mira y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se suelta—. Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar
conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella se hace la dormida y no me habla. Entiendo que fui un
imbécil, un gilipollas, pero no sabía nada. Jamás la hubiera tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque sé que aún nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus
motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a presionar hasta que comenzamos a discutir porque necesitaba
entender toda esta maldita situación para ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—. Porque si estás
conmigo, corre tu vida en peligro Diego—dice llorando—. Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí. <<Maldito imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que
él no me hiciera daño. Tome su cara entre mis manos donde limpie sus lágrimas y espere que se calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más peligroso de lo que todos piensan... es peor de lo que yo
creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días mi mente no dejó de pensar en que él tenía la culpa de
que nosotros no estuviéramos juntos, él la lastima con la gente que ama Anastasia. Ahora entiendo todo y me duele
jodidamente, me duele porque he sido un imbécil todo este tiempo cuando ella me estaba cuidando. Ese es el motivo
porque ella se alejó de mí y siento que mi corazón sangra, pero yo no quiero que esté lejos de mi...Yo la necesito
conmigo. Ambos nos necesitamos y es por eso por lo que digo las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos de ti, por favor. Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué
aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver su gesto. Tiene que haber otra forma, no dejaría a
Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo pueden buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú no perteneces ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me voy a meter en esto y menos con ese imbécil que le hizo
esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora—apuntó la puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la mente—. Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo,
en la universidad, con nuestros amigos; fijamos que no estamos juntos, pero no me alejes de nuevo de tu vida,
Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me necesita y por fin voy comprendiendo sus motivos.
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto termine. Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin ti...Tú
no sabes cómo te he extrañado cada noche. Como mi corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco de persona ahora!—Me agacho y tomo su mano con
cuidado—. No me quiero ni ver porque le hice daño al amor de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres el amor de mi
vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen nombre y apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están
pendientes de ti y mis pies siempre te seguirán donde tu vayas buscándote para amarte con locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica ideal que no podría tener tanta química con otra chica
que no fuera tú. —Ella me miraba atentamente y yo tomé su cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a peinar su largo pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro
y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos para que veas que te amo y que siempre he sabido que
eres la correcta en mi vida. Cuando yo comencé a gustarte, yo ya había caminado veinte pasos hacia ti, porque yo ya
te quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba siempre he ido muy rápido porque contigo todo se sentía correcto—
sus ojos se abrieron, pero luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—. Tal vez, después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí. Tomo mi mano y me acerco más a ella. Nuestras narices
se rozaron y puse mi mano en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de ti —la observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban
por mí—. Si vamos a fingir, me tienes que prometer que no te vas a involucrar en mi pasado, te lo contaré todo, pero
dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi corazón que latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó nuestros labios haciéndome que soltara un gemido de alivio, fue
un beso tierno y lento porque no quería lastimar su labio. Nos separamos y apoyé mi frente contra lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo porque mi propuesta iba muy en serio, ella se quedó callada
y abrió los ojos —. ¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun, pero va en serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de mí, pero negó con la cabeza. Miró hacia donde estaba la
mochila, seguí su mirada y vi que observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como un trozo de pizza que me haga olvidar el sabor de la
comida del hospital—solté una risa con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos pensaba hacerle un monumento a Cameron. Le pasé un trozo y
cuando dio un bocado, soltó un suspiro. La miré y me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que se lo daban en dos días más y que tenía que estar en
reposo absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he recuperado rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber sufrido tanto seguía sonriendo e incluso cuando fui un
imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—fruncí el ceño cuando escuché su nombre, pero ella siguió
hablando—. Dije que quería estar sola y que si quieren podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo sentimientos por él, pero no es lo mismo que contigo. Te quiero a ti.
Y aunque puede haberme acostado con Simón o ser su novia, no lo hice porque eres tú quien tiene mi corazón—
terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría de oreja a oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me ha ayudado mucho. Me siento más segura teniendo su
ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé mi cabeza en su pierna y cerré los ojos hasta que escuché
que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la oscuridad como ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se me sonrió de lado—. Cuando tengamos treinta años—
bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su pierna y me quedé quieto viendo como la respiración se hacía
más lenta hasta que ella rompió el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la razón por la que no te lo dije era porque tenía miedo,
quisiera algo impulsivo Diego..., tenía terror que cuando te lo contara fuera a buscarlo por un impulso. O que me
odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu reacción, Diego, porque cuando se lo conté a mis padres me
insultaron, me echaron de la casa—limpió sus lágrimas rápidamente—. Me dejaron sola cuando tenía dieciséis años,
estaba sola completamente sola por eso cuando me conociste era desagradable y fría con la gente porque mientras
menos conocía menos poder tenía sobre mi Nicolás. Cuando veo a Nicolás siento tanto odio, pero a la vez miedo y me
vuelvo a sentir una niña que no sabe nada. Cuando lo veo solo puedo revivir ese recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería verla llorar más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me
digo a mí mismo. Me protegió de tantas formas que yo no me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel guardián, me conoces bien Anastasia y sé que soy muy
impulsivo...Quiero matarlo ahora mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos ojos azules que tanto me cautivaron cuando la vi por
primera vez, aun cuando sus ojos tiraban dagas de odio hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre, quiero ser tu compañero como lo fuimos hace tres meses
atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por su pelo para que se relaje. Necesita descansar y no estar
bajo estrés o preocuparse y me encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso en los labios. Observó cómo su reparación se va haciendo
más lenta hasta que cae en un sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un suspiro y me paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el chico cursi de la relación, jamás pensé enamorarme así de
algo, pero con ella todo fue tan rápido que no me di cuenta cuando ya estaba declarando mi amor hacia ella y ella
mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que luchar mucho para que ella me dejara entrar a su vida y
cuando lo logré ella me fascinó simplemente caí de rodilla ante el amor porque no quería parar de sentir, así que solo
me dejé llevar por ella y caí como un imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace sentir y es tan fácil culparte, Anastasia porque no debí
fijar mis ojos en la chica que me retó, me insultó y me humilló, pero no puede porque ella me atrapó antes de que me
diera cuenta—me digo a mí mismo. Estoy condenado por esta mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y
pedirle que se case conmigo porque estamos destinados a estar juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha estado apoyando y comentando en instagram, gracias
linda por tanto apoyo JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos leemos en instagram criaturitas
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 53
Alejandra revisa todo en mi departamento antes de irse. Solté un suspiro, estaba siendo una pesada, aunque se quedó
más tranquila cuando le dije que si necesitaba algo llamaría a Diego, quien está en su departamento.
Por fin estaba en mi casa, aunque me dolía aún todo mi cuerpo cuando me movía y no podía caminar tanto. Me sentía
feliz y por fin estaba en mi cama que la sentía tan cómoda ahora.
—Me llamas si necesitas algo, ¿estás segura de que no quieres que me quede? —Insistió de nuevo. Mire mi reloj eran
las once de la noche.
Cameron me sonrió de lado y tomó de la cintura de mi amiga.
—¡Vete por el amor de Dios! Mírame mujer, estoy acostada y lista para soñar contigo—le guiñe un ojo y ella rio—.
Deja de preocuparte tanto. Estaré bien y cualquier cosa le avisaré a Diego.
Ella frunció el ceño.
—Pensé que lo solucionarían.
—Lo de nosotros terminó — dije fría —, pero quedamos como amigos. Oye Alejandra, mañana vendrán los gemelos a
verme.
Ella se acercó a mí y me tapó aún más con el cubrecamas. Puse los ojos en blanco y le di una palmada en la mano.
—Te amo, estúpida—dice con una sonrisa la rubia.
—Yo también. Ahora déjame, por favor—suplique. —Adiós Cameron.
—Duerme bien. Cualquier cosa nos llama y estaremos aquí en un momento ¿vale?
—Ya lo sé papá y mamá. Dejen de ser tan pesados.
Ellos se rieron y cerraron mi puerta, pasaron unos minutos cuando escuché que cerraba la puerta principal. Me senté
en la cama y tomé el libro de Emma de Jane Austen y comencé a leerlo. Pasaron varios minutos, hasta que sentí que
la puerta de mi habitación se abría.
Bajé la vista de mi libro y vi a Diego vestido todo de blanco.
—Hola, bella—se acercó a mí y se sentó al lado mío.
—Hola. Mmm..., pensé que estabas durmiendo—digo con una sonrisa.
—No, estaba esperando que se fueran Alejandra con Cameron, aunque no me gusta mentirles a mis amigos.
Fruncí el ceño.
—Lo sé, tampoco me gusta, pero es la única forma que veo al menos por ahora Diego.
—Lo sé y más cuando yo te lo propuse — su dedo acarició mi mejilla —. Me das un beso—susurro.
Mi mano rodeó su cuello y lo acercó más cerca de mí. Observé sus ojos y lo tenía cerrado, no dudé más y estampé
mis labios contra los suyos donde él soltó un suspiro. Mi mano se puso en su mejilla y no perdió el tiempo adentro, su
lengua dentro de mi boca con una brusquedad deliciosa que me hizo perder el sentido mientras el beso seguía y se
ponía cada vez más caliente.
Separó un poco de mí y comenzó a darme pequeños besos por la mejilla para trasladarse a mi cuello para luego
volver a presionar sus labios contra los míos.
—¿Te duele algo Anastasia?
Negué con la cabeza. Estaba cansada de que me hicieran esa pregunta. Alejandra me lo pregunta cada cinco minutos
¿Te duele algo Anastasia? ¿Quieres que te llevemos al médico? Me dejo agotada y prácticamente no me moví de la
cama para no ponerla más paranoica de lo que ya estaba.
—¿Quieres hablar sobre ese día?
Desvié mi mirada porque sabía que tarde o temprano Diego tocaría el tema. Solté un suspiro.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunte un susurro.
—Todo de ti, por favor. ¿Qué te hizo tu ex novio Anastasia? Cuéntame, necesito entenderte—me senté con cuidado y
apoyé mi cabeza en la marquesa—. Por favor.
—Estábamos de aniversario, cumplíamos dos años de relación...Yo pensé que iba a hacer una noche especial. Ese
día Nicolás me había hecho muchas sorpresas donde me regaló un vestido para esa noche—él tomó mi mano—. Me
vestí con el vestido y me arreglé bonita para él porque en ese momento era tan ingenua y enamorada de la vida,
Diego, pero normal tenía dieciséis años y era una adolescente que aún no sabía lo cruel que podía ser la vida. Él pasó
a buscarme y recuerdo que paramos un momento en un parque en donde brindamos y él me drogó..., no me di cuenta
en ese momento, no sentí nada raro tampoco, además confiaba tanto en él en esos momentos que lo hubiera seguido
a cualquier parte.
Miré un momento a techo antes de mirar a Diego, quien está apretando su mandíbula, pero aun así me acariciaba la
mano transmitiendo confianza. Cerré los ojos.
—Pensé que sería una noche inolvidable y vaya que lo fue, supero todo. Recuerdo que llegamos a una bodega...Me
pareció extraño, pero también cada vez me costaba más estar orientada y no entendía nada: "solo había tomado un
poco de alcohol". Recuerdo que le dije: —¿Qué hacíamos aquí? —Y él me dijo: —Será un momento Ana, tengo que
arreglar algo para la pelea de mañana, te prometo que serán unos segundos—sentí el pulgar de Diego en mi mejilla.
Me llevé una mano en mi mejilla y estaba llorando—. Él estiró su mano y entrelazó mi mano con la suya porque lo
amaba y confiaba en él.
⋙ Cuando entramos todo estaba oscuro y cada vez me sentía más mareada, le dije a Nicolás, pero él siguió
caminando hasta que entró en una habitación donde vi a siete figuras hablando. —Respiro profundamente antes de
continuar—. "Bienvenida a tu sorpresa, amor"—me susurró Nicolás con un tono que jamás le había escuchado—. Yo
no entendía nada y vi como esas figuras se acercaban más a mí y comenzaron a tocar mi cuerpo y a decirme cosas
asquerosas. Yo retrocedí y escuché como Nicolás llamaba a mi hermano y escuché por primera vez su risa malvada,
no entendía bien. La droga cada vez hacía más su efecto y los hombres comenzaron a tocarme cuando intenté pelear.
Pero no me podía orientar hasta que una mano me azotó contra la pared y encadenado mis manos. Esa persona era
mi novio—mi voz se cortó y me llevé una mano a la boca.
Porque sigue doliendo en cómo esa persona me rompió entera. Me mato, mato esa Anastasia feliz y sin
preocupaciones, ahora solo queda esta Anastasia que desconfía de la gente.
—Recuerdo que me quedé unos minutos sola con él me hablaba, pero no lograba entender porque apenas podía
entender lo que estaba pasando...La droga cada vez estaba haciendo más efecto y veía todo borroso y...después ellos
volvieron a entrar y comenzaron a tocarme. Tenía tanto miedo y solo pensaba en lo estúpida que fui...
—No lo fuiste, no digas esas tonterías, Anastasia, él es enfermo que te lastimó de la peor forma ¿Quién mierda hace
eso?
Me abracé a mí misma y Diego me miró preocupado.
—Recuerdo que mi hermano entró y...Nicolás le pegó con una silla donde prácticamente lo dejó en el suelo y se le
abalanzaron estos sujetos...Yo recuerdo que tiraba de las cadenas una y otra vez porque lo estaban matando frente a
mis ojos—Diego me abrazó con fuerza—. Me hice daño en las muñecas, pero no importó. Hasta que vi como Nicolás
le pegó una patada donde los ojos de mi hermano se cerraron y lo perdí para siempre. Lo perdí por el hombre que creí
que era el amor de mi vida. Ellos salieron unos minutos y me quedé a solas con el cuerpo de mi hermano, me estiré
como puede para intentar abrazarlo...No recuerdo mucho, apenas podía ver por las lágrimas y cada vez me pesaba
más el cuerpo y solo alcancé a ver a Simón antes de perder la conciencia.
⋙ Desperté en el hospital y vi a unos policías que estaban interrogando a Simón y después me tomaron la
declaración... Después llegaron mis padres e intenté explicarle lo que había pasado, pero me echaron la culpa y me
echaron de mi casa. Me dejaron sola y los entiendo porque ni yo misma me podía ver. Cuando declaramos a los
policías no nos creyeron y fue porque Nicolás había comprado a los policías y jueces con esas otras personas. Yo me
alejé de Simón y lo dejé solo...Él siguió investigando a su hermano hasta el día de hoy.
Me quedé callada unos minutos y Diego me abraza con cuidado acariciándome el pelo.
—Dejé solo a Simón investigando la muerte de mi hermano...Le debo tanto.—Se sentí como se tensó Diego—.
Gracias a él siento que estoy viendo una esperanza. Es por esta razón que hemos sido tan cuidadoso y cauteloso con
las pruebas que tenemos, no queremos cometer los errores de hace dos años, porque ellos tienen millones y todo el
mundo tiene su precio.
Diego me dio besos por toda la cara y me limpió la nariz con la manga de mi pijama. Me separé de Diego y lo miré
fijamente. Sus ojos estaban rojos y una lágrima rodó por su mejilla. No me quería callar en estos momentos, tenía que
sacar todo lo que tenía.
—En ese momento perdí mi vida. Mi hermano estaba muerto, mi novio..., mi novio, ese chico que yo me había
enamorado de él, me traicionó de la peor forma solo para que él tuviera poder y ni siquiera lo vi venir—me pasé una
mano por la cara—. Ese día también morí, quedé viva sí, pero estaba muerta por dentro...Mis padres estaban
destrozados tanto que me echaron de la casa..., me echaron la culpa y tenía razón en decirme esas palabras.
Él niega con la cabeza. Me limpio las lágrimas rápidamente. Odio llorar cuando recuerdo esto porque me hace sentir
débil y perdedora.
⋙ Yo traje a nuestra vida a Nicolás, yo destruí a mi familia por enamórame de alguien que solo me usó para tener
poder, mientras yo lo estaba dando todo por él—él intentó acercarse a mí, pero negué con la cabeza—. Cuando pasó
todo esto me prometí que no volvería a amar a nadie, pero mírame ahora.
No puedo detenerme ahora de hablar, necesito que él comprenda más sobre mí y no quiero seguir ocultando cosas
sobre mi pasado.
—Te odio Diego. No debía volver a sentir amor por alguien, Te dio porque haces que no pueda controlar mis
sentimientos hacia ti, te odio por todo lo que me haces sentir con un solo beso, te odio Diego. Hace dos años me
prometí no volver a enamorarme de nadie y había cumplido mi promesa hasta que me topé contigo. Rompiste cada
uno de mis muros que había creado para protegerme del amor y no sé si quererte más u odiarte.
Me quedo callada mirando a Diego que estaba observando con atención y se acerca rápidamente. Presiona sus labios
con los míos acortando toda la distancia que nos separaba. No me arrepiento de haberme enamorado de Diego aun
cuando hace tiempo juré que no volvería a caer en el amor y es que no pensé toparme con alguien como Diego que no
solo me ha demostrado la increíble persona que es, sino que me ha demostrado un amor puro y limpio.
—Ambos perdimos en el juego de amor, Anastasia—susurra contra mis labios y dándome un suave beso—. Eres la
mujer más increíble que he conocido Anastasia, eres tan buena y pura. Gracias por contarme algo que tanto te cuesta
y puedo entender tu pasado que has sufrido tanto que hasta mí me duele porque te lastimaron, lastimaron al amor de
mi vida—su nariz acarició mi mejilla y mordisqueó mi oreja—. Yo te amo Anastasia, me enamoré de ti, cuando tú me
quería matar con la mirada. Me fascinaba aun cuando intentabas alejarme. Tal vez no conozca a la Anastasia risueña
del pasado, pero conozco a esta Anastasia que es más increíble porque eres fuerte. A pesar de todo sigues sonriendo,
¿Cásate conmigo? Por favor—susurro.
—Estás loco—murmuró. —Podemos cambiar de tema, por favor. No quiero seguir recordando algo que tanto daño me
hace.
Diego se levanta y se quita la polera, mis ojos rápidamente lo observan como se desviste. Él me guiña el ojo y me
lanza su polera. La atrapó con mi mano y se la tiró en la cabeza.
Él suelta una risa.
—Me das un abrazo, bella.
No lo dudo ni un segundo y lo abrazo fuertemente donde su calor corporal me abraza de inmediato.
—Verte en el hospital fue lo más difícil que he tenido que afrontar ahora.
—Diego...
—Mi madre alcanzó a llegar con vida al hospital y estuvo dos días en emergencia. Cuando recuperé la conciencia yo...
Recibí la peor noticia de mi vida al saber que mi padre y mis mellizos habían muerto al instante en el choque y que mi
madre aún estaba viva, pero que estaba muy grave. Cuando entré a verla estaba llena de máquina y ni siquiera podía
respirar por sí sola. Usaba el respirador. Solo puede tomar su mano que se sentía fría y puede decirle que la amaba y
darle un beso antes que ella entre en un ataque cardiaco donde la perdí. Los doctores entraron a la habitación para
evitarlo, pero no se pudo, simplemente su corazón no aguantó y dejó de latir y me dejó solo...
Le limpio las lágrimas que caen por sus mejillas. Me quedé callada porque me dolía escucharlo, ambos tenemos un
pasado doloroso que no hemos podido cerrar.
—Cuando te vi ahí, fue como revivir ese recuerdo porque estabas ahí luchando por tu vida y no se comparaba con el
dolor que sentí cuando te fuiste a verte llena de sangre e inconsciente. Sentí que te estaban arrancando de mis manos
Anastasia y no podía hacer nada — su voz se rompe y me abraza más fuerte.
—Diego, no llores...Estoy aquí contigo...
—Si, pero pudiste haberme dejado como lo hizo mi familia y de nuevo estaría solo—mi corazón se rompió en ese
momento al escuchar sus palabras. Tome su cara entre mis manos y limpie sus lágrimas.
—No pienses de esa forma Diego, tienes a mucha gente que te quiere.
—Si lo sé, tengo mis abuelos, mis amigos, pero me faltarías tú que vas a ser mi futura esposa—murmura.
Yo sonrío.
—¡Diego! Ya basta con eso.
—¿Qué? Solo aclaro un hecho que va a pasar. —Me guiño el ojo haciéndome reír.
Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que rompí el silencio y comencé a hablar sobre cualquier tema y
veía que Diego estaba solo diciendo sí o no. Levanté mi cabeza y tenía los ojos cerrados, lo llamé por su nombre y
abrió los ojos de golpe.
—Bella amo escucharte, pero esta es la primera noche que duermo en una cama y no en una silla y el sueño me está
diciendo "Hola, Diego" —mueve su mano en un saludo y no puedo evitar reír. Me da un beso en el pelo—. Te amo,
bella, pero necesito descansar y mañana me sigues contando todo.
—Buenas noches—susurré.
Supongo que hoy día fueron demasiadas emociones desatapadas y muchos sentimientos encontrados por parte de
ambos y yo también estaba exhausta, mi cuerpo me dolía.
Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché cómo su respiración se hacía cada vez más profunda y no tardé en sentir
también mis párpados pesados y poco a poco caí en el sueño.
******
Sentí como alguien caminaba un poco y se detenía, eran pasos lentos. Abrí los ojos y la oscuridad reinaba en mi
habitación, no podía ver nada. Me refregué el ojo para tratar de despertar. Miré a mi lado y no estaba Diego.
Busqué mi celular debajo de mi almohada y por fin lo encuentro. Cierro los ojos porque la luz del celular me molesta.
Pestañeo varias veces antes de poder enfocar bien mi vista en la pantalla de mi celular y son tres de la mañana.
Me siento en la cama con cuidado y veo como la puerta se abre lentamente entrando Diego con los hombros caídos y
con un vaso de agua.
—Diego... —, digo en un susurro.
Él da un pequeño salto botando un poco de agua.
—Anastasia, perdón, no quería despertarte, fui por un vaso de agua.
Diego se acerca y deja el vaso de agua en la mesa y se vuelve a meter en la cama.
—Me puedes dar otro abrazo. Tuve una pesadilla, pero esta vez fue contigo y no me gustó para nada...Lo eres todo
para mí, Anastasia. Por favor promete que no volverás a hacer una locura—susurra. No lo dudo ni un segundo y lo
abrazo.
—Lo prometo. —Susurró dándole un beso en su pecho.
Diego soltó un suspiro y no dijo más. Estoy seguro de que su mente lo está torturando. Durante un tiempo yo también
tenía las pesadillas de esa noche que se repetían una y otra vez. Alejandra presenciaba siempre mis pesadillas y me
abrazaba con fuerza hasta que llegó el tercer mes y ella me obligó a ir con un psicólogo donde al principio no quería ir,
pero ella me lo suplicó y acepte. Ella me acompañó a cada sesión de psicólogo apoyándome y aunque muchas veces
vi que ella me quería preguntar sobre esa pesadilla jamás lo hizo porque me respetaba y sabía que me dolía.
Las pesadillas pronto quedaron atrás con la ayuda del psicólogo que me hizo bien y ahora es un horrible recuerdo que
siempre seguirá ahí.
—Te quiero Diego—susurre dándole un beso. Su respiración estaba otra vez calmada y tenía sus ojos cerrados.
******
—Eres asqueroso, Dylan—digo haciendo una mueca—. Que no me cuentes como te follaste a una chica.
Hizo cara de indignado mientras Jonathan me pasaba mi pan con lechuga, tomate y mi jugo.
—Amorcín te estoy contando con lujo y detalles para que sepas que si me pongo condón cuando me tiro a una chica—
Javier escupió el jugo de nuevo dentro del vaso y fulminó con la mirada a Dylan, quien tenía una mirada inocente.
—¡Eh imbécil, cállate! Que no ves que quiero comer tranquilo mi desayuno y no imaginarte a ti y a tu polla si se pone
un condón o no cuando está en acto—le dio un empujón a Dylan.
Dylan solo soltó una carcajada.
—Que delicado hermanito—rodó los ojos—. Además, le estoy dando clases a mi amorcín, de tener sexo seguro.
—¡Dios mío! —Murmure entre risas—. Eres tan raro y siento que te pones aún más cuando hablas.
Jonathan me pasó un brazo y me atrajo a su pecho.
—Soy raro, pero también guapo, ardiente y caliente... —Javier le dio una palmada en la cabeza. —¡Eh!
—Cállate, ya tío.
—Me callo, pero habla tú ahora, hermanito, porque eres más aburrido que una roca, yo por lo menos la hago reír—
Dylan me guiña un ojo y se gira hacia Javier, quien le saca la lengua.
—Así que... —Dice Javier con una enorme sonrisa.
—Así que ¿qué? —Pregunto desconcertada y dándole una mordida a mi pan.
—Vi que Diego salía de tu departamento—dice subiendo sus cejas de arriba y abajo. Trago duro y lo fulmino con la
mirada.
—No pienses tonterías, sabes que no estamos juntos y él solo vino a ver que estuviera bien y que no necesitara nada
—digo encogiendo los hombros.
Nos quedamos un momento callados comiendo hasta que Javier suelta:
—Tan atento que es Diego y de seguro que tampoco perdió el tiempo en explorar tu boca con su lengua—bromea.
Javier miró a Dylan y chocaron sus manos.
—Yo pensaba lo mismo hermanito. Somos geniales. —Jonathan negó con la cabeza, pero aun así él también soltó
una risa. Le di un codazo a Jonathan.
—A ver niños nadie exploro mi boca y déjenme tranquila, se supone que me viene a cuidar y no hacerme un
interrogatorio—me crucé de brazos.
—No te enojes, solo queremos hacerte reír—dice Jonathan.
Dylan soltó un bufido.
—Tú, pero no has hecho nada para hacerla reír.
—Mira que puedes ser un imbécil, Dylan. Jodete puto barato.
Puse los ojos en blanco y le di otra mordida a mi pan.
—Perra pretenciosa—rebatió Dylan—. No necesitas llamar así mi atención, cariño si quieres que te folle solo dime y
vamos a la otra pieza que tiene Anastasia.
—Dylan: ¡Qué asco! —exclamó Jonathan—. Te pasas a veces.
—Ahora te hace la digna—soltó un bufido Dylan—. Cuando la otra noche gemías mi nombre una y otra vez contra la
pared—bromeo.
No pude aguantar más y comencé a reír al ver las caras atónitas de Javier y Jonathan, mientras Dylan le daba una
mordida al pan.
—¡Dios mío! —Exclamé entre risas. Son unos enfermos—me dije a mi misma.
—Sé que me deseas, pero jamás vas a tener mi trasero, bebé—le respondió Jonathan a Dylan—. Eres raro, amorcín
—me mordí el labio inferior para aguantar la risa.
Lo miro y tenía cara inocente. El imbécil tiene la cara de niño bueno que no hace nada malo.
—No. No, no lo soy. Soy grandioso, esa es la palabra para definirme—me reí de nuevo y me tapé la cara con la mano
—. Vez ahí está nuestra Anastasia de nuevo con una sonrisa, no me lo agradezcan putos—dice lanzando besos al aire
para Jonathan y Javier.
Así pasamos toda la mañana viendo películas y bromeando. Me dolía la cara de tanto reírme con estos imbéciles y es
que son increíbles siempre subiendo el ánimo de todos con sus malas bromas o con su estupidez. A la hora del
almuerzo piden pizza vegetariana y seguimos viendo películas por suerte hoy día es viernes y no había clases y aun
cuando me queda una semana de reposo tengo que ponerme al día con mis deberes y trabajos.
En ese momento siento que llega un mensaje a mi celular. Lo tomo y veo que es uno de Diego:
< Diego a las 15:30 p.m.>
"Te extraño mucho
Pd: ¿A qué hora se van tus amigos?"
Sonrió y me separo un poco de Jonathan, quien está cabeceando un poco por la película del señor de los anillos.
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Eh... eso se ve mal, es como si lo estuvieras echando.
Pd: Se van a las ocho de la noche."
Le doy enviar y me concentro de nuevo en la película que, aunque es una de las más grandes sagas, es demasiado
larga cada película casi cuatro horas y al parecer todos estamos cayendo en sueño. Miro de reojo como Dylan pasa
una pluma por la nariz de Jonathan haciendo que él se rasque.
Suelto una risa y Dylan me hace silencio con un dedo. Mi celular vuelve a vibrar.
<Diego a las 15:34 p.m.>
"No lo estoy echando...Mmm bueno un poquito, quiero estar contigo
Pd: Estaré atento entonces, bella."
Guardé mi celular y miré de nuevo a Dylan, quien ahora estaba molestando a Javier, quien había caído en un sueño y
yo me reí por lo bajo y volví a concentrarme en la película.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 54
Los días pasaban y me estaba volviendo loca de tanto reposo, pero tenía que hacerlo ya que tuve una hemorragia en
mi estómago debido a los golpes. Aunque ya apenas era perceptible los moretones en mi cara. En mi estómago si se
notaban eran enormes y morados. Solté un suspiro y miré de nuevo el techo. Recién es miércoles y aún me quedan
cuatro días en reposo.
Miré el reloj, eran las once de la mañana y ya había mandado todos los trabajos y me moría del aburrimiento. Todos
estaban en la universidad y aunque hoy día Diego no quería ir, le obligué o si no comenzarían a sospechar y no quería
porque Nicolás seguía libre y mis amigos aún seguían en peligro y tenía que ser inteligente.
En ese momento me entró una llamada de Harry:
—Hola.
—Hola mi querida Anastasia ¿Cómo sigue ese reposo?
Solté un bufido porque ellos sabían que me estaba volviendo loca estar en una cama mientras ellos seguían buscando
a Nicolás y recolectando pruebas con Simón y Mariel. Una amiga de Harry con la que me llevé súper bien y es una
mujer con mucho carácter.
—Si siguen preguntando cómo voy con mi reposo una vez más...Te juro que...
—Tan violenta Anastasia—él se rió un momento y luego se quedó callado—. Tenemos buenas noticias, Mariel está
dentro de las boxeadoras de Nicolás.
Me senté con cuidado en mi cama, pero aun así dolía. Me quiero morir—me digo a mí misma.
—¿Cómo? ¿Es en serio? —Pregunte con asombro.
—Si. No sospecho nada y creo que le gustó bastante a Nicolás—se quedó callado un momento—Anastasia, pronto
acabará todo, en unos días terminará todo, lo prometo. Pasaré a verte con Mariel.
—Vale, gracias es que siento que estoy perdiendo la cabeza por estar tanto en cama—él se rió—. Que no te rías
imbécil.
Sonreí. Por fin esta pesadilla pronto acabará y me siento orgullosa de todas las pruebas que juntamos con Simón para
detener a Nicolás. Aún recuerdo esos tres meses cuando me los pasé todo el tiempo siguiendo a Nicolás. Aun cuando
después Simón me advertía de que era peligroso que me acercara tanto a él.
—Gracias, Harry, y a Mariel por ayudarnos...Yo sé que ellos tienen mucho poder —me mordí el labio inferior—. Ellos
pueden comprar a todo el mundo... En serio que gracias por estar de nuestro lado...—Antes de terminar de hablar
Harry me interrumpió.
—Eres mi amiga Anastasia—suelta un suspiro—. Además, que es mi trabajo y Nicolás es una basura de persona que
pagará cada uno de sus delitos. No pierdas la fe, Anastasia esta vez no habrá margen de error.
Solté un suspiro.
—Tengo miedo... Siento que se avecina lo peor y no sé si estoy lista para eso Harry—confieso.
—Anastasia, eres una de las mujeres más fuertes que he conocido, tú puedes con muchas cosas—se quedó un
momento callado antes de volver a hablar—. El encierro no lo llevas nada bien porque está siendo una pesimista. Oye,
me está deprimiendo hasta mi—brome.
Solté una risa ante sus palabras. La verdad es que estaba perdiendo la cabeza porque yo estaba estresada de ver las
cuatro paredes de mi cuarto.
—Tal vez...—respondí con una sonrisa.
—Por cierto, Mariel dice que era una mujer muy fuerte y que se siente orgullosa de ti — escuche su risa y después un
"hola" de su parte —. Te dejo bonita.
—Adiós imbécil.
—¡Me encanta como demuestra tu amor conmigo! —Exclamó antes de cortar la llamada.
Pasó una hora más donde estuve haciendo diferente trenza que vi en YouTube para poder pasar un rato hasta que
sentí que alguien tocaba la puerta. Me levanté con cuidado y caminé con mucho cuidado. Cuando por fin pude llegar a
la puerta vi a Mariel con una enorme sonrisa y una bolsa de hamburguesa, papas fritas y bebida.
—A que soy genial—dice con una sonrisa y dándome un beso. Ella toma mi mano y me ayuda a caminar—. Te veo
mucho mejor, hermosa.
—Estoy mejor. Solo que aún me duele, los moretones de mi estómago aún están muy morados, pero espero que sane
luego.
—Tenemos buenas noticias, estoy adentro como te comento Harry que por cierto me dijo que no podía venir—ella se
giró hacia mí con una enorme sonrisa—Así que tendremos la tarde para nosotras, sin hombres. Tarde chicas —ella
levantó sus manos hacia arriba haciéndome reír.
Me agrada que ella sea la jefa de Harry y que pueda tener más confianza ya que ella me contó que cuando era más
joven también vivió una relación tóxica y casi muere también a golpes, después ella lo denunció. Desde ese momento
se interesó en ser policía, aunque ya tiene un hermano que también es policía. Lo hizo porque quería ayudar a más
mujeres que estuvieran pasando algo similar a lo que ella vivió.
—Me parece genial, guapa. Oye Mariel, ¿sabes cuantas pruebas más vamos a necesitar para meterlo en la cárcel? —
Pregunte sentándome con cuidado.
Ella dejó una hamburguesa vegetariana frente a mí con papas fritas y una Coca-Cola
—No mucho, con lo que grabaste en tu celular es una prueba enorme y todas las pruebas que tiene entre tú y Simón.
Además, tenemos más casos relacionados a Nicolás—fruncí el ceño y ella se dio cuenta—. No te lo puedo decir
Anastasia. Es confidencial y por lo tanto no puedo, espero que me entiendas.
—Te entiendo.
Cuando terminamos de almorzar no podía parar de reír con ella, era tan graciosa contándome sus anécdotas de cómo
cuando llegó la hacían menos en la policía, hasta que les dio una paliza a todos a resolver varios crímenes ganándole
a todos los superiores y ahora ella era la jefa.
—¡Dios, Anastasia! Los hubieras visto, su orgullo de macho peludo estaba por el suelo porque era mucho mejor que
todos ellos. No es por nada, pero soy muy buena haciendo mi trabajo—me rio.
—Te admiro mucho.
—Y yo a ti hermosa, no cualquiera es tan fuerte como tú. Te miro y me recuerdas a mi hermanita—una lágrima cayó
por su mejilla—. Ella tenía cáncer y perdió la batalla.
—Lo siento tanto, Mariel—susurro.
—Aún duele mucho—su mirada decayó un poco, pero luego negó con su cabeza.
Ella se puso seria de nuevo y sacó una libreta y la grabadora, muchos documentos, fotos de Nicolás, Roberto y otros
eran políticos que los había visto alguna vez en la televisión. Ella me contó todo con un lenguaje tan técnico y
profesional que me costaba llevar el ritmo. Pasé unos minutos contándome lo que yo ya sabía del tráfico de personas
que tenía Nicolás con varios políticos.
En ese momento sonó su teléfono y lo contestó y siguió tecleando cosas en su computadora que no podía ver.
—Dime: ¿Qué ocurre? —Se quedó callada y apretó los labios en una fina línea—¿Dónde? Un cuerpo—me tensé en
ese momento un escalofrío que recorrió mi espalda—. Mierda, entonces ocurrió hace semanas—se quedó callada. —
Vamos a tener que ver los archivos de gente desaparecida o con el ADN para saber quién es. No quiero que toquen
nada hasta que llegue yo a la escena del crimen—ella se levantó y se alejó de mí.
No sé por qué, pero comencé a sentirme mal, un sudor frío recorrió mi cuerpo por las palabras que estaba diciendo
Mariel. Ella regresó después de unos minutos donde su cara no muestra expresión alguna. Guardó todas sus cosas y
se acercó a mí.
—¿Qué pasa?
Ella negó con su cabeza y tomó mi mano con cuidado.
—Un caso que necesita de mí. No te preocupes por nada.
—Pero lo que dijiste...
—Anastasia, matan a personas todos los días y las tiran ahí como si fueran basura, la gente es mala y ahora paso
eso... —hice una mueca—. Lo siento, pero estoy acostumbrada a esto, soy la jefa, sé que para ti es duro escuchar,
pero me enfrento a esto todas las semanas.
—¿Cómo puedes dormir? Yo no podría.
—Siendo fuerte y después te acostumbras, pero nunca del todo. Duele, pero no puedo ser débil, no sabes todo lo que
he visto o investigado...La gente cada vez está peor. Este trabajo me ha enseñado lo oscuro y sádico que pueden ser
los humanos para saciar su placer o la venganza.
—Eso es horrible—me abrazo a mí misma. Mariel me dedicó una dulce sonrisa.
—Eres fuerte, Anastasia, no dejes nunca de luchar por tu felicidad. Jamás te dejes caer, la vida es cruel, pero es parte
de ella —su teléfono volvió a sonar—. Voy en camino, cierra toda la área Harry hasta que llegue yo.
Ella colgó la mochila en su hombro.
—Me voy. Me necesitan, esos policías no son nada sin mí—ella me guiñó el ojo y caminó hacia la puerta.
Me quedé pensando qué duro es trabajar en la policía...Yo no podría hacer lo que hace Mariel...No podría dormir en la
noche y me hace admirarla aún más. Me quedé mirando Barcelona y algo me decía que esto se iba a poner peor. Lo
sentía dentro de mí que esto era recién el inicio de algo que no estoy preparada para afrontar.
******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me acariciaba la mejilla. Pestañeé varias veces y abrí los ojos
encontrando con unos ojos cafés que me devolvía la mirada.
—¿Cómo estuvo ese sueño? —Preguntó con una sonrisa.
—Mmm...,me quedé dormida—murmuró con voz ronca.
—A la excusa de que me quede dormida es la mejor, ¿no?
Observó a Diego que tiene una enorme sonrisa de felicidad con algo de picardía. Él observa detenidamente, sus ojos
suben y bajan por mi cuerpo.
—¿Qué tal la visita a tus abuelos?
—Bien, mis abuelos son adorables como todos los abuelos y me dieron mucho amor. Obtuve unas ricas galletas de
parte de mi abuela porque dijo: "que soy el hombre más hermoso del mundo"—dice guiñándome un ojo.
—Ya veo quienes son las personas que te suben a tu ego—digo poniendo una mano en mi barbilla. Lo que hace que
él suelte una carcajada.
—Mi abuela me enseñó todo sobre cómo tener mucha vanidad y siempre sentirme seguro de mí mismo—se encoge
de hombros y añade—. Por cierto, te extrañe.
Suelto una risa porque me resulta adorable.
—Sigues siendo tan cursi, Diego.
Él se llevó una mano a su pecho y sonrió de lado donde se le marcaron sus hoyuelos.
—Es mi lema ¿no? Soy el mejor novio, ¿verdad?
Puse una mano en mi barbilla y me acaricié haciendo un gesto de que estaba pensando y el ambiente cambió
rápidamente.
—No recuerdo en qué momento dije que si quería ser tu novia—Solté un poco brusca y con mal sabor de boca porque
a Barbara se le pidió ser su novia y a mi no. Bah tampoco me molesta, pero...No se tenía un mal sabor de boca al
recordar esa publicación.
Diego frunció el ceño. Me volví a tapar con un cubrecamas, busqué mi celular entremedio de las almohadas hasta que
lo encontré y lo saqué.
—¿Estás enojada? Es porque no te he pedido ser mi novia, ¿verdad?
—No Diego. Sabes que me da lo mismo, pero por ahora no somos novios—en ese momento me entró una llamada de
Simón, no puede evitar sonreír.
—¡Anastasia! —exclamó Simón. Puse los ojos en blanco porque conocía ese tono, estaba un poco borracho. Diego
me mira de reojo. —¿Qué haces ahora? Puedo ir a verte.
—¡Oh, oh, oh! Alguien está borracho qué te parece si te acuestas y mañana me vienes a ver cuándo este sobrio ¿te
parece Simón?
—Me conoces también y yo a ti y aun así no es suficiente para que te enamores de mi ¿verdad?
Negué con la cabeza y sentí un pinchazo en mi corazón porque sabía que le estaba haciendo daño a mi amigo al no
corresponder a sus sentimientos, pero tampoco podía estar con él sin amarlo.
—Simón... —, Diego se levantó y se metió dentro del baño.
—Mañana iré a verte. Te quiero Anastasia...Tengo una pregunta para ti y quiero que seas sincera como siempre lo has
sido conmigo.
—Vale. Pregunta y prometo ser sincera.
—¿Tu en serio no sientes nada por mí? Y no me refiero a amistad, es en serio que no recuerdas toda nuestra historia
y que aún seguimos escribiendo.
Me quedé callada porque sentía algo más que una amistad hacia Simón, tal vez, pero no puedo comparar los
sentimientos que siento hacia Simón comparados con los que siento a Diego. Simón simplemente perdería.
—Voy a cortar la llamada y hablamos cuando no estés bebido.
Corte la llamada y tire mi celular a un lado. En ese momento salió Diego con una pequeña sonrisa que ocultaba su
verdadero estado que era celoso por Simón.
—¿Todo bien con Simón? —Soltó con odio, aunque lo ocultaba con su sonrisa. Estaba claro que se estaba
controlando.
—Si, solo estaba un poco borracho.
—Y ¿Por qué siempre te tiene que estar insistiendo?
—No lo sé... —dije de verdad porque no sabía porque me insistía tanto aun cuando sabía que mis sentimientos eran
para Diego.
—Ya—dice con amargura.
—¿Estás celoso? —Pregunte con diversión.
—Puff...celoso yo, no ah ah...No jamás—dice con voz un poco aguda.
Achique mis ojos y me aguante la risa porque se veía chistoso Diego, no recuerdo haberlo visto celoso antes.
—Mmm..., aja. Si seguro que mis ojos están viendo mal, entonces—bromee con él.
Lo que hizo que él soltara una ruidosa carcajada fingida. Se acercó a mí y tomó mi cara entre sus manos, su dedo
acarició mi mejilla y luego su nariz rozó con la mía.
—No tengo porque estar celoso porque sé que tus ojos son solo para mí—susurró.
Presiona sus labios con los míos donde me beso con cuidado y abrí mi boca esperando que profundice el beso y no
duda en hacerlo metiendo su lengua, ambas juegan la una con la otra. Él se separa un poco.
Miro sus ojos y están dilatados por mí. Pasa un dedo por mi labio inferior y el moja su labio inferior.
—Te deseo Anastasia.
—Yo también Diego y quiero volver hacerlo—susurro.
Pongo una mano en su duro abdomen y comienzo a bajar, llegó su entrepierna y se la acarició por encima del
pantalón. Suelta un gemido y su mano desciende hasta llegar a uno de mis pechos donde le da un pequeño apretón.
—No, no. No tienes que recuperarte primero— se aleja de mí y se sienta al final de la cama. Estoy segura de que si le
diera un pequeño empujón se caería.
Es dramático, ni que lo fuera violara—me digo a mí misma.
—Dios que eres un exagerado. Ni que fuera a violarte—solté un bufido.
Él pone los ojos en blanco y se vuelve a acercar a mí.
—¿Cómo están esos moretones? —Murmuró acariciando mi nariz con la suya. Me quedo hipnotizada mirando sus
ojos. Diego da varios toques con su dedo en mi frente. —¿Hay vida ahí dentro?
—¡Que imbécil! —Hago un mohín y pegándole un manotazo—. Me duele mucho aún y siguen morados e incluso un
poco inflamados.
Me quita el pelo de la cara y presiona sus labios con los míos, aunque fue un toque muy rápido ya que tomó la crema
que tenía que echarme en los moretones.
—Vamos a mejorar eso.
Me acuesto y levanto mi polera. Diego vertió un poco de crema en sus dedos y comenzó a esparcir con cuidado la
crema en mis moretones. No puede evitar hacer una mueca de dolor.
Solté un suspiro de frustración porque me siento débil, pero también sé que me defendí lo más que puede de Nicolás
solo que como siempre él jugaba sucio.
—Me duele lo que ese imbécil te hizo—suelta con odio.
Apretó su mandíbula y soltó un gruñido. No dijo nada más y siguió vertiendo la crema cuando terminó, me bajó con
cuidado la polera. Y se acostó al lado mío.
—¿Sabes? Me cuesta creer que estemos así tú y yo después de casi seis meses desde que nos conocemos y que tú
me sigas sorprendiéndome...—Murmuro mirando el techo. Diego gira su cuerpo y apoya su cabeza en la mano — Lo
que me refiero es que eres una caja de sorpresa Diego, a veces puedes ser tan cursi que me enfermas en buen
sentido — bromeo. Él sonrió— . Y puedes ser increíblemente sexy y caliente...Me sorprendes cada día más y no
puedo creer que volvamos a estar juntos en una cama—subí y bajé mis cejas haciendo que él suelte una carcajada.
⋙ Cuando me fui pensé que te olvidaría y estaba dispuesta a hacerlo ¿Sabes? Confiaba en mí que te podría sacar
de mi corazón, pero fue al revés mi corazón te añoraba más y recordaba cada momento que habíamos vivido juntos e
incluso nuestras peleas cuando nos odiábamos al principio. Te pensaba tanto que me enfermaba recordarte tanto.
Soltó una carcajada y bajó su cara donde su nariz acarició mi mejilla y su mano se puso en mi cintura.
—Yo al principio no quería creer que te habías ido, me costó dos semanas entender que te habías ido y quedé
destrozado—murmuró con voz ronca—. Lo primero que hice fue caer en alcohol tanto que Cameron se mudó conmigo
para controlarme de que comiera algo y que no pasara bebiendo e intenté odiarte con todas mis fuerzas. Me cegué
tanto por el odio que no me di cuenta de lo cruel que estaba siendo contigo hasta que casi te pierdo.
—Diego—, susurro.
Él acaricia su nariz con la mía. Me dio un beso en la nariz para luego darme en la mejilla y en la barbilla.
—Todas las noches me quedé mirando el ventanal preguntándome en dónde estabas y porqué te fuiste de mi lado,
pero solo era cinco segundos porque luego volvía a odiarte Anastasia.
—Se nota que me quería en esos momentos—bromeo.
—En el fondo sí, porque mientras más ganas tenía de odiarte más te pensaba y entonces mi corazón jamás te pudo
sacar. Solo había un muro: yo lo llamo "el muro del imbécil" ¿Qué te parece?
Me tapé la cara con las manos y me puse a reír: Este chico no es normal, no, no lo es, pero así es perfecto—me digo a
mí misma.
—Excelente, perfecto para ti.
—Soy increíblemente genial, ¿verdad? Mi cerebro es jodidamente asombroso que cada día me supero e incluso hace
que las cosas se vean aún más espectaculares—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en su dedo—. Y a ti te veo cada
segundo más preciosa, eres un espectáculo bellísimo de mirar.
Pestañeé varias veces y solté una pequeña risa, porque estaba siendo extremadamente cursi y lo amaba así.
—Mi sonido favorito es tu sonrisa y saber que te la causo yo—se acercó más a mi—. Te amo mi bella—mordisqueo mi
oreja haciendo que mi respiración se cortara por un momento.
⋙ ¿Nunca has sentido curiosidad al saber de porque te digo bella?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No, pero me lo dices.
—¡No! Todavía no, ahora te quedarás con la curiosidad, Anastasia. —Me saco con la lengua.
Negué con la cabeza, tomé el vaso con agua y la pastilla. Me la tomé bajo la atenta mirada de Diego. Me acosté y
apoyé mi cabeza en su pecho. Diego comenzó a peinar mi pelo haciendo que me relajara aún más con el efecto de la
pastilla, odiaba estar así. Diego comenzó a tararear una canción.
Lo miré y él me guiñó un ojo. —¿En qué momento me enamoré tanto de este hombre? Porque yo no lo recuerdo—me
digo a mí misma. Él siguió tarareando la canción y acariciándome el pelo hasta que mis párpados estaban cada vez
más pesados.
— Míranos, Anastasia, llevamos tiempo así, juntos y me siento completo contigo. Ninguno de los dos creíamos en la
felicidad, ¿no lo ves? —acaricio mi mejilla y observe esos ojos café que tanto amaba—. La felicidad también es un
lugar. Somos nosotros. Nosotros juntos.
Una sonrisa enorme apareció en mi cara y me mordí el labio inferior por dentro estaba llorando, pero también quería
reír porque es muy cursi, pero lo amo así, es perfecto.
—¡Cursi! —susurre.
—¡Anastasia que me quitas mis momentos de Romeo! —bromea.
Abrí los ojos y tenía una sonrisa de bobo.
—Oh, Romeo, oh, Romeo, ¡cállate que me estaba quedando dormida!—Respondí abrazándolo con más fuerza y
besando su barbilla.
—Vez que te pones tontita conmigo—lo miré y su dedo acarició la esquina de mi labio—Listo, se te estaba cayendo la
baba.
Puse los ojos en blanco. Antes de besarlo suavemente, pero me separé rápidamente y él hizo un puchero.
—Ahí te quedas con las ganas, chico ardiente—digo volviendo a acomodar mi cabeza en su pecho y solté un bostezo.
Él soltó una risa y de nuevo comenzó a acariciar mi pelo hasta que de nuevo sentía mis párpados más pesados. Odio
estar con medicamentos y más lo que me relaja tanto, pero tengo que recuperarme pronto por todo lo que se va a
venir en unos días.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤ Casi llegamos 400 k aquí en wattpad...no tengo palabras para agradecer.
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 55
Nota: Hola criaturitas antes de que lean el capítulo tengo dos cosas importantes es que la historia ahora sera contado
desde el punto de varias personas, principalmente Anastasia, pero también de otros personajes. Y la segunda es que
se viene fuertes los capítulos y he estado muy nerviosa por su reacción... Solo quiero aclarar que hacer este personaje
le invertido mucho tiempo, ha sido el personaje mas asqueroso y repugnante que he escrito alguna vez, pero también
lo quería hacer bien, quería meterme realmente en como pensaba ellos... Porque sí, este personaje me ha inspirado
en personas reales para hacerlo... Así que los dejo con el capítulo. . Por cierto, puse enclave esta palabra: Orgyilkos
es un idioma, no es alemán, ni inglés.. Buena suerte descubriendo cuál es, nos estamos leyendo los comentarios o
instagram.
Diego me ayuda a comer sushi vegetariano ya que no podía con los palillos y estuve intentado como veinte minutos,
pero nada. No tenía planeado comer sushi hasta que llegó Diego de la universidad con la comida.
—¿A qué hora viene a verte Simón? —Preguntó él dándome otro pedazo de sushi.
Comí lentamente mirándolo porque a pesar de que me estaba sonriendo podía notar que estaba algo molesto.
—Pues... A las tres dijo que más o menos iba a llegar —tomo mi vaso de jugo y le doy un trago bajo la mirada de
Diego.
—Vale, entonces me iré unos minutos antes—me mira de reojo mientras se lleva un trozo de sushi a su boca.
—¿Estás molesto?
Él hace una mueca y negó con la cabeza. Toma un mechón de mi pelo y juega con él.
—No, no. Es solo que sé que ustedes tienen historia y sentimientos. Es algo que me hace sentir algo inquieto y más
cuando él sigue enamorado de ti—él suelta un largo suspiro—, pero confío en ti y tus sentimientos.
Nos quedamos callados y él se lleva otro trozo de sushi a su boca.
—No me pondré celoso—murmura—. Aun cuando sé que me vería muy ardiente estándolo, pero confío mucho en ti—
se encoge de hombros y toma otro trozo de sushi que lo lleva a mi boca.
Masticó con una sonrisa lo que hace que él sonría.
—Porque si empezamos a dudar del uno al otro nuestra relación se va a ir a la mierda—él limpia la esquina de mi labio
con su pulgar—. Y la confianza es lo más importante en una relación y yo sé que tú me quieres mucho...
Yo asiento antes sus palabras mientras estoy embobada mirando su boca.
—Y es que como tú no me ibas a querer con lo guapo que soy y también soy sexy, ardiente, un genial novio que le
trae comida a su sexy novia, un buen cocinero y soy muy, pero muy guapo—murmuró mordiendo mi oreja.
Pongo los ojos en blanco. Ya decía que era mucho tiempo sin que él subiera su ego—hablo conmigo mismo.
—¡Aparta que me está quitando mi oxígeno de mi espacio personal! —Pongo mis manos en su pecho y le doy un
empujón.
Él me miró un segundo antes de reírse y presionar sus labios contra los míos. Me quedé quieta por un segundo porque
me tomó por sorpresa. Comenzó a mover mis labios al compás de los suyos donde su lengua se adentró y comenzó a
jugar con la mía. Solté un pequeño gemido porque en estos días Diego se ha comportado tan cuidadoso conmigo y me
trataba como una muñeca y sus besos eran tan cuidadosos, pero noto como este beso es más salvaje y caliente.
Puso una mano en mi nuca y me besó con más fuerza. Tome su polera con fuerza. Su otra mano bajó y la puso en mi
muslo, comenzó a acariciarme. Sentía como ese pequeño toque me hacía sentir mucho calor.
Él cambió el rumbo de su beso y comenzó a darme pequeños besos en mi cuello haciendo que mi espalda se hiciera
para atrás y tocará con los cojines del sillón. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Él me miró por un
segundo y luego se apartó rápidamente.
Solté un gruñido porque otra vez hacía lo mismo.
—No puedo...Te puedo lastimar—susurro. Bajé mi vista y podía ver que él también estaba excitado.
—Joder..., Diego—murmuró molesta—. Entonces no me beses de esa forma, si me vas a dejar así. ¡Deja de tratarme
como una jodida muñeca de cristal!
Me levanté rápidamente y solté un gemido de dolor. —Me quiero morir—grité para mí misma. Él se puso frente a mí y
me miró con una mirada de "te lo dije, tienes que recuperarte." Le di un empujón y caminé con pasos lentos.
Sentí los brazos de Diego y como me levanté y me subía por la escalera como si nos estuviéramos casando. Me crucé
de brazos y él tenía una pequeña sonrisa. Entró a mi habitación y me acostó con mucho cuidado.
Levanto mi polera con cuidado y tomo la crema. Comenzó a dar pequeños masajes a mis moretones cuando terminó.
Me observó fijamente.
—Quiero hacerlo, Anastasia—achique mis ojos—. Pero no así, te puedo lastimar. Tuviste una hemorragia interna por
Dios y tú quieres que lo hagamos si te duele todo el estómago. Lo siento.
—Vale... Entonces no me toques así porque me calientas y después te haces el santo Diego... —lo recriminé.
Abrió los ojos sorprendido.
—Ya veo que estás frustrada sexualmente—soltó un bufido y yo me comencé a sonrojar—. También yo, pero estoy
tratando de controlarme y tú no me ayudas. Además, fue grave lo que te pasó Anastasia.
Me crucé de brazos.
—Está bien—mire hacia al lado—. Tienes razón.
—Gracias a Dios que volviste en sí—lo miré y añade—: estaba viendo aquí a una depredadora sexual—puse los ojos
en blanco—. No te hagas la loca, me miras como si fuera yo el malo.
—En primer lugar: no soy una depredadora y, en segundo lugar: no te veo como el malo.
Miré el reloj y vi que ya eran las dos de la tarde y que un rato más se tenía que ir Diego.
—No me gusta esto—digo mirando el techo—. No me gusta tener que fingir y estar escondiéndonos, odio no poder
tomar tu mano en público, odio no poder besarte y abrazarte libremente, odio tener que ocultarlo a todo el mundo. Lo
odio, odio, odio, joder, odio esto.
Me observo sorprendido.
—Siento lo mismo Anastasia, pero prefiero esto que no estar juntos ¿o tú sí?
—Quiero estar contigo, pero no de esta forma—me tapé la cara con las manos—. Me da miedo que termines
aburriendo de mi o que huyas porque sientas que te estoy escondiendo cuando no es así.
Él me abrazó con cuidado.
—No pienso eso, Anastasia. Te recuerdo que fue mi idea la de fingir.
Me pasé una mano por mi cara.
—Lo siento, es que me estoy volviendo loca al estar aquí encerrada y viendo las paredes y no sé lo que estoy
diciendo... Siempre he sido una persona que no puedo estar en cama tanto tiempo.
Él me dio un beso en el pelo.
—Puedes aguantar unos días más. Solo queda poco y cuando te recuperes prometo complacerte de muchas
maneras, Anastasia—susurro con voz ronca. Haciendo que mis mejillas se sonrojan.
Me aclaré la garganta. Él se sentó al frente de mi en posición de indio y tomó mi mano.
—¿Recuerdas cuáles fueron nuestros primeros sentimientos?—murmuró jugando con mi dedo meñique—¿lo
recuerdas, Anastasia?
Levanté la mirada y vi que miraba fijamente sus pupilas, estaban más oscuras y tenía una sonrisa burlona en sus
labios.
—Te odio, Anastasia.
—El sentimiento es mutuo—conteste con una sonrisa—. No quiero tener sentimientos, Diego.
—Sin sentimientos, Anastasia.
Me quedé pensando un momento antes de decir las siguientes palabras:
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti.
Soltó un suspiro y me apretó un poco mi dedo meñique,
—Con sentimientos, Anastasia—respondió con una sonrisa. —. Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi,
bella.
—Contigo siempre— respondí extendiendo mi dedo meñique, él también e hicimos la pinky promise. Ambos
estallamos en una carcajada.
Él me sonrió de lado porque ambos habíamos dicho todos los sentimientos de cómo había comenzado nuestra historia
del odio al amor y es de locos ponerse a recordar las palabras que nos dijimos en el pasado.
—Te amo, Anastasia—me contestó.
Solté un suspiro al escuchar esas dos palabras que tanto me gustaba escuchar. Él mantenía su sonrisa esperando
una respuesta, pero las palabras no salían de mi boca y no sé porque no entendía porque no podía decir esas dos
palabras.
Él soltó un suspiro y soltó un poco su dedo. Diego agachó la cabeza y comencé a sentirme mal por no poder decir
esas palabras.
—Yo...espera un poco, por favor—digo con nerviosismo. Levantó la mirada y me observó atentamente.
—Vale... —Él apoyó su cabeza en la mano y me sonrió ampliamente que me hacía sentir más nerviosa. Los minutos
pasaban y sentía que esas malditas palabras no me iban a salir nunca —. Sigo esperando o hablamos de otro tema.
Me tapé la cara con la mano, no era fácil para mi decir de nuevo esas palabras cuando una vez la dije me traicionaron
de la peor forma, pero Diego no era así. Él no era Nicolás de ninguna forma.
—Bueno, ya es hora de irme o no encontrar a Simón juntos... — Se levantó, pero yo tomé su mano.
—Espera un poco, por favor—tire de su mano y él se volvió a sentar. Me quedé callada—. Tengo que irme, Anastasia
y si sigo esperando aquí me haré viejo.
Lo miré un segundo, porque mierda no sé qué calla me está poniendo más nerviosa y porque no salen esas palabras
de mi garganta siento que están atoradas.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, Anastasia—me presiono esta vez.
Lo observé unos segundos más, Diego estaba mirando la hora de su teléfono. No siento nada de presión—me digo a
mí misma. Me miró y volvió a mirar su estúpido teléfono que me dio ganas de arrancárselo.
—Anastasia, me tengo...
Le quité el teléfono de las manos y puse mi mano en su boca para que se callara de una puta vez. Me miró con
asombro.
—¡Dios cállate que no me dejas de pensar con claridad y menos si haces esos gestos! —Él asintió y retiró lentamente
mis manos de su boca.
—¿Sabes que te quiero Diego?—Él asintió con emoción—. Pero también tú sospechas que te amo, ¿verdad? —Una
sonrisa de bobo apareció en sus labios—: Entonces no dudes de esas dos palabras de mí, porque yo daría mi vida por
ti sin pensarlo, pero si necesitas escucharla para que se te suba el ego está bien—sonrió y me siento en su regazo—
Te amo mi chico ardiente y sensual.
Soltó una risa y me uní a él porque ha sido la declaración más patética del mundo. Me dio un beso en la barbilla, luego
en la nariz y al final en los labios.
—Te amo, Anastasia —respondió antes de cerrar sus ojos y presionar sus labios contra lo mío.
Movió sus labios con delicadeza sobre los míos a diferencia de los otros besos. Este beso fue calmado, lento y
también algo juguetón. Se tomó su tiempo besándome. Mis manos rodearon su cuello para atraerlo más hacia mí. Nos
separamos cuando ambos necesitábamos aire. Él pasó su dedo por mi labio inferior.
—¿Me amas?
—Te amo, chico ardiente—susurré mordiendo su labio inferior.
Se sonrojó y me acarició tiernamente la mejilla. Nos quedamos callados hasta que sentí que alguien tocaba la puerta
principal y después mi celular vibró entrando en una llamada de Simón.
—Mierda—digo antes de contestar el celular—: bajo, en un momento espérame por favor, que estoy caminando como
abuelita—le contesté a Simón, quien rió y cortó la llamada.
—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó él con una sonrisa en sus labios.
Tomé su cara entre mis manos antes de darle un suave beso.
—Ayúdame a bajar y te quedas aquí en mi cama. Trataré de que sea una visita corta.
Él me levantó con cuidado y me ayudó a bajar con cuidado las escaleras. Mis pies tocaron el suelo, me giré para
mirarlo y darle el último beso. Subió rápidamente las escaleras y caminó con cuidado hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta estaba Simón con pantalones rajados de mezclilla y también una chaqueta se acercó a mí y me
dio un beso cerca de mis labios, pero di un paso hacia atrás.
—¿Cómo estás bonita? —Me ayudó a caminar hasta que nos sentamos en el sillón.
—Sanado como siempre—me senté en posición de indio y él me imitó. Mire un momento al techo y después a él. —
¿Y tú?
Pasó una mano por su cara y me fijé que tenía unas enormes ojeras, sus hombros estaban tensos. Tomé su mano,
porque algo estaba pasando.
—¿Qué sucede, Simón?
Agachó la mirada un momento antes de mirarme, estiró su mano y puso un mechón en mi pelo.
—Estoy preocupado porque caíste una trampa de Nicolás y fue tan fácil para él hacerte daño, casi te mata a golpes,
escuchar tu grabación ha sido lo más doloroso para mí y escuchar su voz de loco..., fue aterrador para mí.
—Fui una tonta, pero pensé que te había hecho algo—juego con los dedos de mi mano—. Tuve miedo de nuevo y
pensé que me iba a secuestrar para venderme de nuevo.
—No eres tonta Anastasia, él está enfermo...Esta vez fue peor, no pensé que él te fuera a pegar jamás lo había hecho
contigo, me preocupa que cada vez está teniendo menos empatía por las personas — se estiró hacia atrás —.
Encontrarte ahí fue como revivir esa noche, pero peor.
—Simón—, susurre.
Él se volvió a sentar y puso una mano en mi mejilla. Me observó fijamente y esquivó su mirada.
—¿Puedo besarte?
Solté una risa y negué con la cabeza. Él soltó un enorme suspiro, pero levantó sus dos manos.
—Que jodido es el amor, Anastasia—apoyó su codo en su pierna y recargó su barbilla en su mano, me miró
expectante ante una respuesta:
—Muy jodido, porque cuando tenía dieciséis años yo quería que tú me miras así, quería ser tu única chica y ahora que
estoy enamorada de otro chico, tú quieres que sea tu chica...Siempre vamos a querer lo que no podemos tener,
Simón.
—Bueno, ya te he esperado por seis años..., Mmm unos años más, no me mataran, ¿verdad?
Le di un empujón.
—Busca tu felicidad, Simón, no te quedes recordando lo que pudimos ser—me encojo de hombros.
Se acercó más a mi hasta que nuestras narices rozaron y él puso un dedo en mi labio. Me quedé quieta.
—Ambos sabemos que nuestra historia no se ha acabado, aún falta mucho. —Me dio un suave beso y me alejé
rápidamente.
—¡Simón! No hagas de nuevo eso—le reclamé.
—¿Por qué no? Ya nos hemos besado antes—niego con la cabeza y miro hacia el segundo piso. Diego nos está
observando, veo como aprieta la barandilla con fuerza.
—Ya sabe lo que siempre te digo... —Antes de que terminara, él dijo:
—Si estás enamorada de Diego, ¡vale! Lo pillo, pero no me rindo—presiono su mano en mi corazón—. Porque sé que
en el fondo aún te gusto y tienes mucho más sentimientos. Tú misma lo dijiste, aún hago cosas locas con tu
respiración.
Me levanté del sillón con cuidado porque me dolía demasiado poder levantarme. Él se paró frente a mí.
—Tú misma lo dijiste: no te quedes en los recuerdos de Diego—Di un paso hacia atrás, pero él me agarró de la cintura
con cuidado—. Nuestros caminos se volvieron a juntar y no creo en las coincidencias, Anastasia volviste a mí.
—No me confundas más, por favor ¿podemos ver una película? —Él asintió, pero antes que me diera cuenta ya tenía
sus labios sobre los míos y yo me alejé rápidamente, haciendo que resbale y caiga. —¡Mierda! —exclame.
Me levanto rápidamente y me llevo al sillón, odio estar tan débil, me hace lenta y frágil. Me miró preocupado, me tocó
la cara, los brazos buscando alguna herida o moretón, solté una risa.
—¡Simón basta! Estoy bien, caí de culo, pero estoy bien—apoyó su cabeza en mi pierna y comenzó a reírse—. Solo te
pido que no me beses de nuevo, por favor.
—No te puedo prometer eso, bonita.
Puse los ojos en blanco porque ya me veía venir la pelea con Diego, aunque técnicamente no somos nada. Simón
sacó su computador y decidió poner una película de terror, sacó una manta y palomitas.
—La sangre es muy falsa—digo con cara de asco haciendo que se ría—. Vaya película de terror más falsa—solté un
suspiro de frustración.
—Shhh deja de ser tan gruñona—me beso en la mejilla y continuamos viendo la película que era un asco de película,
pero supongo que entretenía algo, pero tampoco tanto.
Me estiro en el sillón y veo como Simón guarda todas sus cosas y se pone la mochila en su hombro derecho. Miro mi
celular y han pasado casi tres horas.
—Me tengo que ir—me da un beso en la mejilla—. Mañana vengo con Harry y Mariel a hablar de los avances. Pronto
acabará todo.
—Vale—digo con una sonrisa—. Adiós, guapo.
Lo vi como caminaba hacia la salida y me decía chao con la mano y cerró la puerta. Apoyé mi cabeza en el sillón y
miré al techo, sentí como se acercaban unos pasos hasta que crujió el sillón.
—Quiero matarlo—fue lo primero que dijo. Levanté la cabeza y nuestras miradas chocaron.
—Tenemos que fingir, Diego.
—Sí, pero no por eso te tienes que andar besando... Me dijiste que no tenías nada con él—me reclamó.
—Y no tengo nada con él, pero es más rápido y me pilla desprevenida, sé que escuchaste lo que le dije y de seguro
viste mi espectacular caída—me crucé de brazos.
—Vale, no quiero pelear por algo tan estúpido como esos topones de labios—puso los ojos en blanco—. Ahora si deja
que yo te bese porque me amas a mí.
Le di un empujón haciendo que se cayera del sillón, no puedo evitarlo, pero me reí, me quedé un momento pensado
que ahora sonrió más, pero era porque por fin estaba comenzando a sanar...No quería seguir siendo tan fría con la
gente que amaba, me dolía tener que hacerlo, pero sé que falta poco para que esta pesadilla acabe.
—¡Muy graciosa Anastasia! —Me muerdo el labio inferior para aguantarme la risa. Él se volvió a sentar y soltó un
suspiro, miró un momento hacia al frente antes de volver a mirarme. —Es normal que sienta algo de miedo.
—Somos humanos, es normal sentir miedo, está en nuestra naturaleza y es una reacción normal.
—Sí, pero tengo miedo de perderte y suena ilógico, pero vi como tú y él se entendían también que...
Estire mi mano para tomar su brazo y acariciarlo.
—Diego...si hubiera querido estar con él, lo estaría, pero tú eres el chico que amo..., Mmm, no te vas a poner ahora
inseguro de Simón, ¿verdad?
—No, es solo que...
—¡Es solo que! ¿Qué? —Lo presioné. Me miró un momento y puso una mano en mi muslo, comenzaron a ser
pequeñas caricias—. Bésame, Diego.
No hizo falta pedírselo dos veces, tomó mi cara entre sus manos y comenzó un suave beso lento y perezoso donde
nuestros labios se movían juntos y nuestras lenguas se juntaron, fue un beso tierno, se tomó su tiempo en este beso,
hasta que sentimos que ya no podíamos respirar.
Recargo su frente contra la mía, su mano seguía acariciando mi muslo. Lo miré y tenía los ojos cerrados, los labios
hinchados por el beso. Extrañaba tanto estar con él aun cuando siento un pinchazo en mi corazón porque sé que estoy
haciendo mal al estar con él, pero no puedo estar más lejos de él.
—Eres un enigma, Anastasia—susurro contra mis labios.
—¿Ah? —Murmuré perdida porque mi mente estaba pensando en otras cosas que no incluía ropa o hablar.
Él se volvió a sentar y tiró de mi mano para que me sentara en su regazo. Apartó el pelo que caía en mi cara.
—Estaba recordando cuando nos conocimos—levanté una ceja y él soltó una risa porque mi mano comenzó a bajar
por su torso hasta llegar al inicio de los botones del pantalón—¡Pervertida! Bueno, recordé que tú siempre salías
primero de algunos lugares, pero siempre te ganábamos ¿A dónde ibas o qué hacías?
—Ah..., bueno, muchas veces necesitaba perderme y eso es lo que hacía, a veces me baja del taxi, caminaba sin
rumbo alguno..., supongo que lo hacía para tratar de encontrarme a mí misma. A veces lo necesitaba, necesitaba
perderme a mí misma para encontrarme y no rendirme. Me gustaba perderme entre las calles y la gente.
—¿Eso suena peligroso?
—Era sanador para mí. Porque, aunque no lo creas, yo misma me daba cuenta como estaba lastimando Alejandra con
mi carácter a pesar de que ella siempre estuvo conmigo e incluso contigo, lo sabía. Me estaba convirtiendo en alguien
tan fría y desagradable que me daba miedo, pero no sabía cómo parar.
—Mmm..., desagradable sí que eras un poquitito—me dio un suave beso en los labios—, pero estabas herida y te
entiendo. Entiendo cada una de tus acciones, aunque muchas veces no hayan sido correctas.
—¿Gracias? —Suelto una risa—. Podemos hacer algo más movido por aquí ¿o no?
Soltó un largo suspiro y tiró mi pelo hacia atrás. Mi cabeza se hizo hacia atrás y comenzó a chupar mi cuello.
—No dejarás de insistir hasta que te lo haga, ¿verdad? —Susurro con voz ronca y sensual.
—Malo—digo con un mohín en los labios.
Él asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con una exigencia feroz. La caricia se vuelve
rápidamente salvaje, absorbente e inimaginable.
Diego suelta un gruñido y me abraza con más fuerza. Mis pechos se estrujan contra su torso firme y duro. Él levanta
un poco su trasero donde saca la billetera y no pierdo la oportunidad y le doy una palmada en su trasero sexy.
En respuesta él pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que pueda decir algo, aparta de nuevo el pelo hacia un
lado y lame con sensualidad la curva del lado derecho de mi cuello. Suelto un gemido que lo hace reír y comienza a
desabotonar los pantalones y saca muy lentamente mi polera.
—Joder... Eres mi musa de mis fantasías Anastasia—recalca levantándome un poco por las caderas. Desliza mis
pantalones junto con mis bragas por mis muslos con movimientos lentos.
Estoy apunto a decir "Que se apure", pero él me hace callar con un pequeño soplo de aire en mis senos.
—Eres lo más increíble que me ha pasado en muchos años. Eres un espectáculo de mujer—concluye tomando mi
mano y guiándola hacia el lugar exacto por donde tiene muy despierta su erección.
—Mi amigo está ansioso de salir y es todo por ti—me susurra y continua—. Estaba intentado ser un niño bueno, pero
tu fuiste una niña mala—gruñe con la voz agitada y comenzando a mover sus caderas en círculos, lo podía sentir duro.
Noto que está duro como una roca y mis caderas se mueven al compás de la suya. Él toma mi boca y la llena
poderosamente con la suya.
—Estoy al puto límite—me muerde la mandíbula y luego el cuello—. ¿Estás lista? —Pregunta con dificultad.
Diego me aparta un momento, miro como baja la cremallera de sus pantalones y también el bóxer. Saca un condón
dentro su billetera, lo rasga y lo desliza lentamente por su pene. Mi boca se seca y Diego comienza a masturbarse
lentamente y no puedo aparta la mirada de su mano.
Ambos jadeamos cuando está completamente dentro de mí. Cierro los ojos porque en esta posición lo siento aún más
grande y duele un poco. Entreabro la boca y fijo la vista en mi techo, mientras mi respiración está hecha un puto
desastre.
—Chica mala—me susurra.
Él se retira y vuelve a insistir cada vez más hondo, más poderoso.
—Diego—, jadeo.
—Es lo que querías, ¿verdad? —Me pregunta con una sonrisa y asiento.
Él suelta una risa antes de capturar mis labios con los suyos aumentando mi agonía y acaricia mi espalda mientras
acelera el ritmo de cada penetración. Con la mano libre cubre uno de mis senos ya duros, los masaje y luego su boca
cubre mi seno, lo que me hace casi perder la razón.
Estoy a punto de desfallecer en sus brazos, pero él me sostiene con firmeza. Diego me toca y ondas de placer
recorren mi cuerpo, inhalo hondo para tratar de calmarme. Siento su mano sobre mi piel es demasiado porque sus
movimientos son cada vez más rápidos. Siento como entra una, cuatro, doce veces antes de que llegue mi orgasmo y
me deja fuera de sí.
Él suspira con dificultad y entra dos veces en mi antes de correrse en el condón. Me abraza con fuerza y me da besos
por toda mi cara. Pasan varios minutos donde ambos nos estamos recuperando antes que comience a reír y él se une.
—Chica sucia y mala. Me excitaste y me calentaste hasta que no pude más.
—Tampoco te vi quejarte cuando entrabas y salía—lo pinché—lo que lo hizo reír.
—Necesitamos una ducha, aunque igual me gusta que esté sucia—me susurro con voz ronca y sensual.
—¡Imbécil!— replicó con una sonrisa.
—Pero soy un imbécil que amas, lo cual—dice mientras acaricia lentamente mi estómago—. Te convierte en una triple
tonta. Pero una tontita perfecta para mí—concluye con una sonrisa. Lo observé detenidamente y él se rio de mi
expresión.
—¡Muy cursi!—rebato con una sonrisa.
—¡Tontita!—murmura antes de besarme suavemente en los labios.
Orgyilkos:
Doy una calada al cigarro mientras observo a la chica como sale de la universidad para dirigirse al estacionamiento.
Sonrió antes de correr hacia mi auto que se encuentra al lado del suyo. Sacó rápidamente las muletas y varios libros.
Camino hacia la chica que viene mirando el teléfono.
Chocamos y dejó caer los libros torpemente.
—Discúlpame—dice la chica.
La analizo fijamente, su pelo es largo, castaño claro, ojos verdes...piel blanca. Es hermosa y tiene un cierto aire a ella.
Le sonrió de lado y su sonrisa se agranda.
—No te disculpe, fue un accidente—ella me entrega los libros, pero hago que de nuevo se me caiga y también se me
cae una muleta—. Perdón es que aún no me acostumbro a andar con muletas.
La chica niega con su cabeza y se pone un mechón detrás de su oreja que me hace recordar a ella, es hermosa esta
chica y se parece tanto a ella.
—No te preocupes ¿Cómo te llamas? —Ella sonríe.
—Me llamo Paúl y tu—ella me dice su nombre y nos quedamos callados. Me llevo una mano a mi cabeza—. ¡Qué
tonto! Se me quedó algo en auto, me podría acompañar—apuntó hacia dónde está mi auto y ella asiente.
Tomamos rumbo hacia el auto y le fui contando un poco sobre mi para que no se me escapara. Cuando llegamos a mi
auto, saqué las llaves de mi bolsillo las deje caer torpemente.
—Perdón, es que estas muletas me hacen ser torpe—le sonrió de lado.
Ella hace un gesto con la mano quitándole importancia. Se agachó a recoger las llaves, en ese momento levantó mi
muleta y le pegó en la cabeza. La chica quedó inconsciente en el suelo. Observó hacia todas partes y está solitario el
estacionamiento. Meto las muletas dentro del coche y rápidamente esposo a la chica, la meto dentro del maletero.
Unas horas después llego a mi pequeña casa. Me bajo y camino hacia el maletero donde se escuchan los gritos y
golpes que da la chica. Cuando abro el maletero la chica está llorando y me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—acaricio su mejilla—, pero tranquila la pasaremos muy bien tu y yo.
—Déjame ir—me grita llorando.
Sacó una pistola y se la apuntó. Ella abre los ojos asustada y se queda callada.
—Te vas a portar bien o si no te mato ¡me escuchaste puta! —Le gritó. La sacó del maletero y ella mira a su alrededor,
le dio un empujón—. Camina hacia la casa.
Cuando entramos a la casa la guié hacia el sótano, ella bajó llorando porque era su fin, esta chica iba a salir de aquí
muerta. Necesitaba matarla para satisfacer mis placeres.
—Desnúdate, ahora—le susurre. Ella negó con la cabeza y levanté mi mano donde mi mano chocó su mejilla derecha
—. Desnúdate ¡o te mato! —grite.
Ella comenzó a quitarse la ropa y lágrimas gruesas caían por su mejilla. Le observé cómo se iba quitando cada
prenda. Tomé un mechón de pelo castaño, ese color que tanto me recordaba a ella solo que ella era fuerte, pero esta
chica de aquí no podía hacer lo que quisiera con ella.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada—dijo llorando. La observé y tenía un bonito físico en donde me
entretendría esta noche jugando con ella.
—Porque quiero. Además, te pareces mucho a alguien—apreté mis manos—. Porque todas son iguales, se enamora
de la cara bonita. Son tan estúpidas ¿Qué pensabas bonita? Que te iba a pedir el número para después salir juntos —
Ella miró hacia otra parte y me soltó una risa. — Lo ves, eres una estúpida, pero esta es una lección que vas a
aprender que no todos somos buenos.
******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los ojos en blanco, me visto rápidamente y me acerco a ella. La
jalo del pelo y cae al suelo. Ella llora y me suplica que la deje tranquila. Me subo rápidamente encima de ella y mis
manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta rápidamente de lo que iba a pasar, patea instintivamente y comienza a
rasguñar mis brazos haciendo que me excite más.
Veo como en su mirada hay miedo y pánico... Me siento un dios a saber que estoy controlando yo su vida. Ella
comienza a debatirse salvajemente, gimiendo, pero sus pulmones ya que tiene poco oxígeno y casi no pelea. De sus
ojos escapan lágrimas amargas porque ella sabe que fue una tonta por confiar en alguien que no conocía y solo por
parecerle atractivo ahora estaba a punto de morir.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que la vida lo abandona. Espero unos segundos
más y veo el cadáver de la chica, no puedo evitar al sentir un enorme placer en este momento.
Dos horas después tiró el cuerpo de la chica en medio del bosque del parque y sacó un cigarro y le dio una calada.
Miro hacia todas partes para asegurarme que no hay nadie y me acerco al cadáver de la chica, acarició sus mejillas.
Observo el cuerpo desnudo de ella y una sonrisa aparece en mis labios al recordar.
—Esto es solo el comienzo—susurró antes de comprobar que no dejé ninguna pista o algo que pueda culparme.
Camino un poco más y veo el cadáver de otra chica que asesine a hace unos días.
—Todas son estúpidas que caen por una cara bonita—sonreí con maldad.
Apagué el cigarrillo en el cuerpo de la chica y me llevé la colilla. Me saqué mis guantes y comencé a caminar
tranquilamente hacia mi auto.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 56
Nota de la autora: Chicas y chicos un aviso importante la próxima semana comenzare a subir otra historia, espero
que le den una oportunidad aquí les dejo un adelanto que estará al final del capítulo, en serio que estoy muy
emocionada por esta nueva historia.
Cuando abrí la puerta me encontré con Harry que venía vestido con su traje de policía y venía con dos desayunos de
Starbucks. Me dio un beso en la mejilla y me ofreció un café que acepté con gusto.
—¿En dónde están los demás? Pensé que también estaría Simón y Mariel.
Me senté en el sillón y él me pasó un pan vegetariano, me tapé con una manta porque hacía frío. Harry me miró
divertido.
—Me adelanté, quería que habláramos los dos—le di un sorbo al café—. Tranquilo vengo como amigo por ahora, aun
cuando tenga el traje puesto.
—Vale—me mordí el labio inferior porque desde que conocí a Mariel me pregunto si ellos tendrán algo—. Así que
Mariel, que mujer ¡Dios!
Harry se atragantó con su café y comenzó a toser, sus mejillas se pusieron rojas y se me escapó una risa. Cuando
estuvo más calmado, me respondió.
—Sí, muy guapa.
Me quedé mirando mientras le daba una mordida a su pan y yo al mío, hasta que no pude más y dije:
—¿Te gusta Harry? verdad—Se quedó callado mirándome y achiqué mis ojos mirándolo—. Vamos dímelo, prometo no
decirlo.
—La encuentro guapa y cuando trabajamos tenemos buena química...—Antes de que terminara lo interrumpí.
—Y de seguro que en sexo también tendrán esa química—Me fulmino con la mirada y reí.
—¡Anastasia! —Exclamó —. Es mi jefa de la que estamos hablando, no digas esa tontería.
Hizo una mueca que me recordaba un poco a mi hermano. Puse los ojos en blanco y tiré un mechón de su pelo.
—Una jefa ardiente, guapa que, si no estuviera enamorada de Diego, no perdería la oportunidad de conquistarla —
puse una mano debajo de mi barbilla y Harry rio —. No seas cobarde e inténtalo, en donde quedo tu lema de soy
hombre y cuando una chica me interesa lo doy todo—intente imitar su tono de voz.
—Chica astuta, tal vez lo haga—soltó un suspiro y me miró por un momento—y tú como vas con Diego.
—Él siguió por su camino y yo por el mío—doy una mordida a mi pan, por suerte hoy día era jueves y tenía clase
Diego. Él asintió y se sentó más cerca de mí.
—¿Y Simón? ¿Qué pasa con mi amigo?
—Simón es mi amigo y nada más, quiero que sea feliz y sé que yo no soy la chica ideal para él, solo está cegado, así
es el amor.
—Cuando lo conocí solo hablaba de cómo su hermano le había bajado a su chica y ahora solo me habla de cómo
quiere recupérate, enamórate y ¡Dios sabe qué más! —Le di un sorbo a mi café.
—Como dije, solo está cegado por el amor, pero lo quiero mucho y tengo sentimientos por él, pero no creo que vuelva
a caer por él.
—Duras palabras para mi pobre amigo, supongo que nadie puede competir con Diego y menos mal que di marcha
atrás—Él se rió y pasó su brazo por mis hombros—. Mejor te dejo como mi pequeña hermanita que necesita de mi
ayuda.
Sonreí con su comentario.
—Claro, soy una pobre chica que no sabe defenderse—él me abrazó y apoyó su dedo en mi nariz—. No hagas eso
Harry.
—Porque te molesta—esta vez apretó mi nariz con fuerza. —¡Tengo tu nariz! —Comenzó a decir una y otra vez.
—¡Que maduro, Harry! Seguro que eres policía.
Me dio un empujón y me abrazó luego. Me di cuenta de que Harry no es serio aun cuando su trabajo le dice que tiene
que ser serio, pero supongo que es porque es joven aún, estos días me alegró mucho cuando iba a verme al hospital
con Mariel.
En ese momento sentimos que tocan el timbre y dejamos de reír porque de seguro que ahora tenía que volver a ser el
Harry serio. Él abrió la puerta y entró Simón que comenzaron a pelear.
—¿Qué mierda haces aquí Harry? —Escuché lo que le decía.
Me levanté y me acerqué a ellos.
—Le traje el desayuno Simón, cálmate—dijo Harry.
Simón fulminó con la mirada a Harry y me aclaré la garganta. Me dio un suave beso en la frente y vi como Harry ponía
los ojos en blanco.
—¿Cómo estás? —Preguntó Simón.
—Bien, estoy bien, pero dejen de pelear, son amigos por favor—puse los ojos en blanco.
—Si fuera mi amigo, no me traicionaría así—Harry le dio un empujón y yo me puse entremedio—. De seguro que
intentas conquistarla, ¿verdad?
Abrí los ojos y negué con la cabeza.
—Es mi amiga, no voy a intentar nada con ella porque entiende que ella está enamorada de Diego y a mí me gusta...
—Se quedó callado Harry.
—¡Simón! Te estás pasando, yo veo a quien quiera—él tomó un profundo respiro y asintió—. Harry tiene razón y solo
estábamos hablando de cosas sin sentido como amigos.
Nos sentamos todos en el sillón esperando que llegara Mariel, aún faltaban quince minutos, en la sala de estar había
demasiada tensión entre los chicos o solo de Simón.
—Lo siento Harry, pero tú sabes lo que significa Anastasia para mí—dijo en un susurro. Harry se sentó a su lado y
palmeó su espalda.
—Lo sé amigo, por eso te digo que no estoy intentando nada con ella y que ahora la veo como mi hermanita pequeña,
además que... —Antes de que terminara de hablar, lo interrumpí.
—Le gusta su jefa—solté con una risa. Harry soltó un gemido de dolor y Simón se rió.
—No digas eso Anastasia, porque no se lo dice a Mariel—me desafío con la mirada y sonreí inocentemente.
—Harry, no hagas eso con Anastasia porque es capaz de hacerlo.
Los dos me miraron, pero yo seguía sonriendo inocentemente.
—No haré nada, son unos aburridos que le quitan la diversión a todo —le saqué una lengua y ellos comenzaron a reír
y poco a poco vi cómo se iba calmando el ambiente. Pasamos un rato tirando bromas hasta que sentimos que tocaron
la puerta, mire Harry.
—¿Por qué no abres la puerta Harry? —Subí y bajé mis cejas. Puso los ojos en blanco y se paró del sillón, caminó
hacia la puerta. Nosotros nos reímos y después escuchamos la voz de Mariel que venía riendo con Harry.
—Se gustan—le susurre a Simón. Cuando llegó Mariel me abrazó fuertemente y saludó a Simón.
Mariel se sentó al frente mío con Harry, quien no le quitaba la mirada de encima, estaba embobado mirándola.
Nosotros nos miramos y soltamos una carcajada.
Mariel saca todos sus documentos al igual que Harry. Ellos comienzan a hablar entre ellos y yo lo miro porque hacen
una pareja bonita, pero Mariel intimida un poco a Harry con su carácter, normal es una mujer segura e imponente.
—Tenemos los nombres de esas personas Anastasia que intentaron abusar de ti y que son parte del asesinato de tu
hermano y también están involucrados en el tráfico de personas que maneja Nicolás—ella sacó varias fotos y la puso
en la mesa—. Dime si son ellos.
Las ordenó en la mesa y un nudo se instaló en mi garganta porque eran ellos, además son los que siguen
manteniendo contacto hasta el día de hoy con Nicolás.
—Son ellos—dijo Simón. Yo asentí una y otra vez—. Nicolás sigue teniendo contacto con muchos de ellos como
podrán ver en las pruebas que te pasamos.
—Estoy consciente de eso Simón, pero no me gusta cometer errores en mi trabajo ¿lo entiendes? —Miró fijamente a
Simón y él asintió—. Siempre quiero estar 100% segura de lo que estoy haciendo, no puede haber ningún error con
esto.
Simón asintió. Nos quedamos en un silencio incómodo observando cómo Mariel tecleaba sus dedos contra el teclado
del computador. Hasta que Harry rompió el silencio:
—Todos ellos están dentro de distintos partidos políticos. Nosotros ya teníamos la sospecha que estaba haciendo
cosas ilegales por la fiesta que organizaban en una isla y solo había gente importante—Harry negó con la cabeza—.
Pero ahora tenemos pruebas para detenerlos y los tenemos a ustedes y a tres chicas que rescató hace poco Mariel
donde testificará cuando sea el día del juicio.
—Exacto los tenemos en nuestro poder, tenemos fotos, pasajes de vuelos, fotos dentro de esa mansión y tenemos
testigo de las orgias que se realizaban ahí con chicas menores de edad —ella negó con la cabeza—.Son unos
enfermos, mientras más dinero y poder, se creen dioses que piensan que nunca los van a tocar.
Sentí unas ganas enormes de vomitar <<como alguien puede abusar de niñas por el amor de Dios>>—pensé. Están
enfermos y espero que se pudran en la cárcel por todo el daño que les han hecho a esas personas.
—Ya estamos casi listos, Anastasia muy pronto Nicolás y esas personas caerán. —Simón me abrazó. Yo asentí
emocionada —. Fuiste muy inteligente a grabar la conversación y esa una prueba muy importante donde tendrá el
cargo de intento de asesinato y secuestro.
—Estoy mandando la orden de captura a la estación de policía de Madrid, mi hermano es el jefe. Mañana serán los
hombres más buscados de toda España y también la interpol ya está avisada en todos los aeropuertos, no van a poder
escapar.
Siento un nudo en la garganta porque por fin, esto está a punto de acabar. Una lágrima recorre mi mejilla y la limpio
rápidamente.
—Todo va a acabar, Anastasia—me susurró Simón.
Pasaron una hora más haciendo todos los papeles con Harry y Mariel, tomando algunos detalles que podían haber
pasado desapercibidos y revisaron los últimos detalles de cada prueba para asegurarse que todo estaba en orden.
—Bueno, ahora necesitamos hablar un poco sobre Nicolás—me tensé al igual que Simón—. Las pocas veces que lo
he visto en persona y he hablado con él he podido sacar más o menos un detalle psicológico de él.
⋙ Es un hombre que tiene rasgos psicopáticos muy marcos, por ejemplo, no siente empatía con las demás personas,
solo tenemos que ver lo que te hizo a ti Anastasia y dice que te ama. Otro rasgo que he podido sacar y que lo tiene
muy marcado es manipulador con las chicas y te lo digo porque lo he visto con las chicas que hemos podido rescatar.
Otro rasgo que sabe sacar muy bien es su encanto y el carisma que tiene para envolver a todo el mundo con sus
palabras. Nicolás es egocéntrico patológico y le falta carencia de empatía con las demás personas, aunque me faltan
algunas más, pero son las que he podido sacar en las dos veces que me he juntado con él como una de sus chicas de
boxeo.
En ese momento suena el teléfono de Mariel, quien no duda en contestar:
—¿Qué pasa? Como tres cuerpos—me tenso de nuevo ¿Qué está pasando? Porque están encontrando cuerpos—.
Voy para allá, cierra todo ahora.
Mariel ordenó todo rápido. Harry la tomó del brazo.
—Harry, tenemos que ir rápido tres cuerpos más y estaban prácticamente a unos kilómetros—Ella se llevó la mano a
la cabeza—. Tenemos que hacer un perfil psicológico rápido.
—¿Piensas lo mismo que yo?
Simón abrió los ojos ¿Qué mierda está pasando? Porque siento que saben todos menos yo.
—No lo sé, quiero creer que no, pero... tenemos que estar listos para lo peor—Mariel me miró—. Tenemos que irnos.
Yo asentí una y otra vez porque estaba en shock es posible que ande un asesino matando a gente ahora. Sentí un
nudo en la garganta, porque sentía que algo se me estaba escapando. Mire a Simón, quien miraba fijamente a Harry.
—¿Qué pasa? —Dije desesperada.
—No te preocupes Anastasia—me abrazó Harry—. No podemos decírselo porque son casos apartes. Nos vemos.
Simón se levantó y me abrazó fuertemente, fue un abrazo distinto como si me dijera algo. ¿Qué estaba pasando? No
entendía nada, me siento una estúpida, ellos saben algo que yo no.
—¿Qué me ocultan? —Tome la mano de Simón. Él me miró nervioso y desvió la mirada—¿Qué está pasando?
—Nada, Anastasia, es solo que estoy cansado. Por favor no salgas tanto y recupérate—me dio un beso en la mejilla.
Ellos salieron rápidamente de mi apartamento y me senté en el sillón. Sentía que algo me estaba ocultando, pero lo
averiguare con ellos o sola. Encendí la tele si habían encontrado tres cuerpos, era lógico que iba a cubrir las noticias,
aunque la policía no quería.
Estuve mirando las noticias y los periodistas habían llegado antes que Mariel y Harry. Me quedé un rato escuchando la
noticia donde había encontrado el cuarto cuerpo, hace tres días había encontrado un cuerpo por una persona que
estaba realizando trekking en el Parque Natural de la Sierra de Collserola y ahora se encontraron tres cuerpos más por
una pareja que estaba caminando por el parque.
En ese momento vi como paraban a Mariel y Harry haciéndole varias preguntas a lo que ellos evadieron y se
internaron en el bosque del parque. Me pase una mano en la cara ¿Qué mierda está pasando? Ahora hay un asesino
suelto matando a personas. Sentía una presión en el pecho.
Mariel:
Al bajar del coche, observé como los periodistas se nos acercaban y Harry gruñó molesto. Caminé rápidamente por el
bosque siguiendo a mi compañero Richard quien era quien nos estaba guiando. ¿Qué mierda estaba pasando? Hace
unos días se encontró el cuerpo de una chica y ahora eran tres cuerpos más a unos kilómetros de distancia.
Mientras avanzaba por el bosque, Harry iba muy pensativo y ambos teníamos ese presentimiento de que nos
enfrentamos algo grande. Cuando llegamos a la escena vi como mis compañeros estaban sacando fotos. Me acerqué
a Gonzalo, quien estaba examinando el cuerpo.
—¿Y bien, Gonzáles?
—Tenemos tres cuerpos de tres chicas, uno está en avanzado estado de descomposición y diría que entre 3 a 4
semanas. El segundo diría que una semana y el tercero diría que hace dos días.
Asentí y me puse los guantes para examinar el cuerpo, me acerqué al cadáver de la chica y me quedé un momento
quieta porque era una joven que tendría entre 18-19 años. Joder—grité a mí misma ¿Quién mierda está haciendo
esto? Solté un suspiro, tenía que calmarme.
Comencé a revisar el cuerpo donde vi claras señales de abuso sexual. Él asesino la había estrangulado, tenía marcas
de los dedos en su cuello, una mordida en su seno derecho y varios moretones en la parte interna de los muslos. Mire
a mi lado y había una pisada.
—¿Tomaron muestra de este zapato? —Le pregunté a Gonzalo.
—Si, se hizo una réplica. ¿Qué está pasando, Muñoz?
Me agaché y revisé el pelo de la chica, encontré una fibra de color negro, saqué mi bolsa y la metí adentro para
analizarla. Miré a mi compañero que esperaba una respuesta.
—Tengo un mal presentimiento, pero se han encontrado cuatro cuerpos...—antes de terminar Harry me interrumpió.
—Es posible que haya un asesino serial.
Nos quedamos callados porque ambos sabíamos que habría muchas más muertes, por lo general los asesinos en
serie son muy astutos e inteligentes y casi no dejan rastro o evidencia de sus crímenes.
—¿Alguien ha visto algo? —pregunte.
Observando más detenidamente y solté un grito de horror porque el asesino había introducido un pedazo de madera
en la vagina de la víctima. La cara de Gonzalo se puso pálido. Negué con la cabeza.
—Mierda—grité.
En ese momento el médico forense se acercó a nosotros. Comenzó a examinar el cuerpo de la chica que nos dijo que
llevaba 4 días muerta y que la causa fue estrangulada y que antes había sido torturada.
—El asesino ha seguido viniendo a ver sus víctimas—declaró el médico José que tenía experiencia profesional y era
extremadamente bueno en su trabajo donde ya había trabajado con él en varios casos—. Ha practicado necrofilia con
los cadáveres de las chicas.
Estuvimos revisando por media hora el cuerpo de la chica tomando todo lo que pudimos de la escena del crimen hasta
que sacaron el cadáver en una bolsa para llevarlo a hacer una autopsia más a fondo.
Caminamos hacia el siguiente cuerpo. El olor a descomposición nos invadió y ese olor que atrae angustia y moscas.
Me acerqué y definitivamente el cuerpo se estaba comenzando a descomponer. Observé a la chica que también
tendría unos 18-20 años, color de pelo castaño, color de piel blanca, realizamos el mismo análisis. La víctima había
muerto de la misma forma, pero me fijé que tenía una quemadura de cigarro.
Mire al doctor quien seguía examinando el cuerpo de la chica. Harry mira cada detalle que hacía el doctor y Gonzalo
estaba pálido como si en cualquier momento fuera a vomitar.
—¿Su opinión, doctor? —Pregunté cuando se estaba quitando los guantes. Levantaron el cuerpo de la tercera víctima.
—Las muertes tuvieron lugar en otra parte. En el caso de la primera víctima, diría que hace tres o dos días. La víctima
fue abusada sexualmente y luego fue estrangulada. No se observan heridas de arma. En cuanto a la segunda víctima
diría que murió hace una semana donde ya presenta un estado de descomposición y murió de la misma forma que la
primera víctima, solo que aquí puede observar que el asesino había vuelto a practicar necrofilia con la víctima. Y la
tercera víctima murió hace unas semanas. Tengo que realizar una autopsia más detallada. —El médico hizo una
pausa para tragar saliva— En la segunda víctima y en la primera tenemos la mordida del asesino donde haré un
modelo de la mandíbula. Ahora tengo que realizar las autopsias aclara muchas cosas.
Observé cómo el médico se fue y Harry se acercaba a mí.
—¿Se sabe quiénes eran las tres víctimas? —Preguntó Harry.
—No, tendremos que ver la gente que ha reportado desaparecida en estas últimas tres semanas, tendremos que
ponernos en contacto con las demás comisarías para estar al pendiente.
—Tenemos que empezar a tomar declaraciones a la gente que pudieron ver algo—Me pasé una mano por la cara.
—Tenemos que encontrarlo rápido, si no lo detenemos ahora seguirán apareciendo cuerpos de chicas en unos
meses...Podrían ser hasta treinta—él abrió los ojos—. Tú lo sabes bien, los asesinos en serie cada vez van
perfeccionando más como matan a sus víctimas y a ellos les emociona este juego.
Solté un suspiro antes de hablar:
—Hace cuatro meses en Madrid se encontraron cuatro cuerpos de chicas, eran prácticamente huesos y un cuerpo en
un estado bastante avanzado de descomposición, pero la última víctima había muerto igual que ahora. Jamás
encontraron sospechosos o pistas. El caso se archivó.
—Estás diciendo que...
—Sí, creo que el asesino a cambio de ciudad y ahora está aquí. No es una coincidencia. Tengo una teoría, me
imagino que en las primera víctimas solo estaba experimentando con ellas encontrando la forma de excitarse o
matarlas de una forma perfecta que no dejará cabos, pero estoy seguro de que fue muy torpe en sus primeros
asesinatos porque en estos prácticamente no tenemos nada, Harry.
—Tenemos que movernos ya.
Observé a mi alrededor, sentí como un sudor frío recorría mi cuerpo, no era fácil ver estas escenas porque creo que
todos sabíamos lo que significaba. Mire la hora de mi celular en unas horas comenzarán a caer esos malditos hijos de
putas que intentaron abusar de Anastasia y sobre todo caerá Nicolás.
Solté un enorme suspiro porque este día estaba empeorando cada vez más, hoy día no se dormía. Teníamos que
viajar hacia Madrid a primera hora de mañana viernes caerían presos.
—Será una larga tarde y noche—me dijo Harry abrazándome con fuerza y asentí con mi cabeza.
******
Diego:
Abrazo a Anastasia porque no ha parado de llorar desde que prendió la televisión donde ha visto como caen cada uno
de esos infelices que intentaron abusar de ella. Observo como Harry viene con otro sujeto y la chica creo que se llama
Mariel con otro y se suben dentro del auto policía.
—Escapó de todas formas Nicolás, sigue libre—solloza en mi pecho. Tomó su cara y limpió rápidamente las lágrimas
gruesas que caían por sus mejillas.
—Me duele verte así Anastasia, mi corazón está sufriendo por ti en estos momentos—le di un beso en sus labios—,
pero confían en Harry y Mariel que lo van a encontrar; tiene a toda la policía de España detrás de él; su cara está por
todas partes.
Ella asiente y suspira antes de abrazarme con fuerza.
—Por fin, esto está acabando. Mi hermano por fin tiene algo de justicia y paz en su muerte—me susurra.
—En serio que tú eres de las mujeres más fuertes que he conocido Anastasia, yo no sé qué hubiera hecho en tu lugar
—confieso en un susurro.
Porque es verdad, ha sufrido tanto Anastasia y aun así ella ha conseguido salir adelante y sonreír. Cuando la vida no
ha hecho más que darle golpes, ella sigue luchando para salir adelante.
—No siempre he sido tan fuerte, Diego, muchas veces quise intentar acabar con mi vida, pero sabía que a mi hermano
no le gustaría—ella agacha su cabeza— . Además, que en ese momento solo pensaba en vengarme de Nicolás y me
convertí en alguien quien no era.
En ese momento sale la foto de Nicolás y comienza a explicar los cargos que tienen estas personas tan importantes
dentro de la política. El cuerpo de Anastasia tiembla, apago la tele con el control remoto.
—Lo van a atrapar, confió en Harry y en Mariel—le susurró abrazándola—. Ahora te haré un pastel de chocolate para
subirte de ánimo.
Ella suelta una risa y yo limpio sus lágrimas con mis dedos.
—Tengo que hablar con mis padres—ella toma su celular y suelta un enorme suspiro—bajo enseguida.
—No sigas llorando, Anastasia, porque me partes el corazón y no me gusta verte sufrir porque no sé cómo hacer que
se vaya el dolor que está sintiendo—le doy un breve beso en sus labios.
—Te amo Diego. Definidamente tengo al mejor novio ardiente—bromea.
—Esa es mi chica—acarició su mejilla antes de salir de la habitación.
Baje las escaleras y saque todo lo necesario para hacer el pastel de chocolate. Anastasia bajó después de quince
minutos. Tenía los ojos más rojos, pero ya no estaba llorando y se sentó en la encimera mientras veía como hacía la
mezcla para el pastel.
—Te amo Diego—me susurro cuando me acerqué a abrazarla.
—También me amo—bromea. Ella tiró un mechón de mi pelo—. Te amo mucho.
Mis manos comenzaron a subir a bajar por sus muslos y ella levantó una ceja. Me acerqué más a ella y la besé
profundamente. Sus manos comenzaron a bajar por mi abdomen hasta llegar al inicio de mi pantalón. Me separé de
ella y desabrocho los botones de mi pantalón.
—Traviesa—tomé su mano y la guié a mi muy despierta erección. Ella comenzó a tocarla por encima del pantalón. —
Tenemos veinte minutos, nena.
Puse mis manos en su trasero y ella enredó sus piernas en mi cintura. Caminé hacia una silla. Me senté en la silla y
dejé Anastasia en la mesa. Mis manos fueron subiendo y alcanzaron sus pechos y se los apreté, ella soltó un gemido
que me puso aún más caliente.
—Eres una diosa, Anastasia—me acerqué a ella y corrí su largo pelo hacia un lado y chupé su cuello, sentí cómo su
cuerpo tiembla y mi mano acariciaba uno de sus pechos.
—Diego—, jadea.
Amo escuchar sus gemidos, son música para mi erección. Ella estira su mano y toca mi erección por encima de mi
pantalón. Reparto varios besos por su cuello y voy subiendo de a poco hasta llegar a sus labios.
—Quítate la ropa, Anastasia, quiero verte—susurro con voz ronca.
—¿Otra fantasía?
—Tengo mucha fantasía contigo...Mmm demasiadas, pero comenzamos con esta de quitarte la ropa lentamente,
prometo que te haré enloquecer.
Vaya que lo hice, sus gemidos son música para mis oídos. Amo tanto a esta mujer, no sé en qué momento pensé que
la podía odiar, cuando ella siempre estuvo ahí para abrirme los ojos. Muchos dicen que ella me cambió y no es cierto,
cambié para mí mismo, ella jamás me dijo que cambiara. La diferencia es que yo me abrí a ella de cómo era
realmente y dejé de lado a Diego patán. Porque con Anastasia me sale este lado cursi y romántico que no sabía que
tenía.
La abrazó con fuerza porque se veía hermosa desnuda en mis brazos. Apartó el pelo de la cara y besó sus labios.
Suelto una risa, porque creo que la dejó exhausta.
—Anastasia—, la llamé. Ella levantó su cabeza y me sonrió—. Tengo que ir a pagar la cocina.
Ella se soltó de mi abrazo y comenzó a vestirse y tomé mi bóxer, me lo puse. Camine hacia la cocina y observe que el
pastel estaba en su punto exacto para apagarlo.
—Gracias por estar conmigo—me susurró Anastasia abrazándome por detrás.
Me gire para mirar a mi chica.
—Siempre estaré contigo—le susurré antes de besarla.
Chicas y chicos un aviso importante la próxima semana comenzare a subir otra historia, espero que le den una
oportunidad aquí les dejo un adelanto:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 57
Este capítulo esta dedicado a dos personitas que siempre me esta apoyando en todo, gracias por tanto las quiero
mucho: karena0406y victoriamansilla18 gracias por su apoyo y a todos ustedes.
Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por fin ya no me duele tanto los moretones y el doctor dijo que podía
volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado con los últimos moretones y que me vería el próximo miércoles.
Diego me dejó sentada en el escritorio de su enorme biblioteca, le dije que era un pesado y que ya podía caminar,
pero insistió en cargarme. Lo veo buscar y tomar varios libros que tiene que leer para su trabajo. No puedo evitar que
mis ojos se vayan a su trasero.
—Se que me estás viendo el trasero—dice tomando otro libro y caminando hacia donde tiene la escalera—. Pervertida
—declara con una sonrisa.
Apoyo mi barbilla en mi mano y veo como toma otro libro y lo hojea antes de asentir para sí mismo. Suelto una
pequeña risa, es absolutamente tierno y sexy, que lo convierte en una mezcla peligrosa.
—Se te ve bien tu trasero en esos pantalones—respondo con una risa.
Él deja cuatro libros en el escritorio antes de volver a subir por la escalera.
—Repito pervertida—me observa de reojo y se apoya en el barandal del pequeño pasillo donde están los libros que
llegan al techo—. Tu hambre sexual crece con cada segundo y temo por mí, bella.
Suelto un bufido y lo fulmino con la mirada. Es un engreído, pero a lo grande—murmuró en voz baja.
—No eres para nada gracioso—tomo un libro que dejo en el escritorio y lo hojeo y veo que son libros de medicina.
Lo miro y ya me lo imagino como doctor sexy. Me sorprende que esté estudiando esto por sus malos recuerdos, pero
también me dijo que lo quería hacer porque quería salvar muchas vidas.
Es uno de los hombres más fuertes que he conocido en mi vida, además que tiene un alma tan noble que hace que
me enamore más de él, pero él no tiene porqué saberlo.
—¿Sabes? No estaba seguro de estudiar medicina, pero ahora me emociona este semestre, me ha gustado mucho y
me gusta ayudar a las personas. El próximo semestre comienzo con mis prácticas—me sonríe bajando de la escalera
de caracol.
—Te había dicho que te amo y que te admiro—murmuré con una sonrisa.
Se agachó y puso sus manos en mis muslos y no puede evitar sonrojarme porque estos últimos días hemos estado
haciendo mucha actividad sexual y bueno me ha gustado bastante, no puedo evitar alterarme con su contacto.
—Si. Yo también me amo—respondió con una sonrisa y besando mi mano—. Te amo, Anastasia, eso está más que
claro desde hace tiempo.
Se acercó y me dio un fugaz beso. Volvió a caminar y a subir por la escalera de caracol que hacía que su biblioteca
fuera un sueño hecho realidad.
—Terminaste ya con tus trabajos. —Lo observé que tomas otros cuatro libros más, pero cuánto necesita.
—Sí—declaró con un suspiro—. Extraño ir a clases, estuve casi tres meses online y ahora esto... Igual es lo más
entretenido que he hecho además de mirar las paredes de mi cuarto cuando no estabas—soltó una carcajada al
escuchar mis palabras.
Bajó otra vez y metió todos los libros en la mochila antes de tomar mi mano, caminar a la salida de su departamento.
Cuando llegamos a mi departamento, él caminó directamente a la mesa donde tenía más libros y su computadora. Me
senté a su lado y él comenzó a comentar lo que tenía que hacer en su trabajo.
Cuatro horas después Diego terminó su trabajo porque se acostó conmigo en un sillón. Mi mano se fue a su barbilla
había un rastro leve de barba apareciendo en su perfecto rostro.
—Terminé todos mis trabajos—dice, besando mis mejillas y comenzando a bajar sus besos hasta mi cuello—. Soy
todo tuyo ahora, Anastasia.
—Mmm... —Murmuré mientras mis manos se iban a su suave pelo negro.
—Pero antes veamos cómo sigue esos moretones—se separa de mí y yo hago un puchero. Él me levanta la polera y
examina muy bien mis moretones que ya casi desaparecen solo que hay algunos que son internos y son los que más
duelen. —. Veo que ya están mejor.
Diego sube más mi polera y yo levanto mis brazos para que pueda sacarme la polera.
—Vamos a saciar tu apetito sexual para que me deje de mirar como si fuera un chocolate—murmura antes de
comenzar a chupar mi cuello. Sus manos se van directo a mis pechos que se pone duro por las atenciones de Diego.
Desabrocha mi sujetador y lo tira al piso.
—Vamos a enloquecer esta noche, Anastasia—dice guiñándome un ojo con una sonrisa coqueta. Su boca succiona mi
pecho izquierdo y su mano a mi otro pecho. Cierro los ojos porque está haciendo que me vuelva loca, pero de una
muy buena forma.
—Diego... —, gritó su nombre. Él ríe y succiona con más fuerza mi pecho izquierdo y luego cambia al derecho.
No te vuelvas loca, no te vuelvas loca por favor—me digo a mí misma.
Se separa solo para sacarse la polera donde deja a la vista su abdomen y se pasa una mano por el pelo
despeinándolo más. Se me cae la baba y compruebo que no esté babeando, llevando una mano a mi boca y por
suerte no lo estoy. Él me mira curioso por lo que acabo de hacer.
—¿Delirando ya por mí? —Pregunta con diversión.
Suelto una risa. Mis dedos van a su abdomen y se acerca más a mí y siento sus labios dejar un rastro de beso
húmedo por mi cuello. Sus manos van por el botón de mi pantalón donde los baja con braga y todo, dejándome
completamente desnuda tirando mi ropa al suelo junto con su pantalón y su bóxer. De su billetera extrae un condón.
Lo rasga y se lo pone en su muy animado miembro.
Cuando está listo se ubica sobre mí. Y vuelve a besar mis pechos que le da toda su atención hasta que me tiene
temblorosa por sus caricias pidiendo por más. Mis piernas se enredan alrededor de la cintura, lo siento rozarse contra
mí y me estremezco.
—Vamos a delira juntos, Anastasia ¿te parece bien?
—Contigo siempre.
Se roza otra vez haciendo que suelte un gemido y se impulsa hacia adelante y lo siento deslizarse en mí. Me da
pequeños besos por toda la cara antes de besarme tiernamente.
Sus movimientos son lentos y profundos que me arrancan muchos gemidos. Siento como en cada impulso intentará
adentrarse en lo más profundo de mí, no puedo evitar llamarlo una y otra vez.
Mis manos van a su trasero para atraerlo más a mí. Diego recarga su frente contra la mía y sus manos van a mis
pechos, los masajea. Sus movimientos son ahora más rápidos y sus manos bajan hasta mi cadera y siento cómo sus
dedos se clavan en mi cadera.
—Te amo, Anastasia—susurran entre jadeos.
Cierro mis ojos porque siento como cada vez estoy más cerca a la llegada de mi orgasmo. Él acelera sus movimientos
bajo una de mis piernas mientras que la otra se mantiene rodeando su cadera haciendo más profundo sus
movimientos y más rápido. Siento como mis pies se encojen por las sensaciones y mis gemidos son claras
indicaciones que mi orgasmo está llegando.
—Diego... —, gritó cuando llegó a la cumbre de mi placer.
Él suelta una risa antes de acelerar más sus movimientos entrando una, tres hasta siete veces más que hace que se
alargue mi orgasmo haciéndome delirar aún más. Siento que entra tres veces más antes de gritar mi nombre y estallar
en su orgasmo. Se sale de inmediato haciendo un nudo al condón antes de botarlo al suelo.
Sus brazos me envuelven y me da un beso en la frente. Puedo escuchar como su corazón aún late fuertemente.
—¿Sacio tu apetito sexual? —Preguntó con un tono de diversión.
—Diego... —, susurro su nombre, aún algo ida por el orgasmo—. Eres adictivo, jamás podría cansarme de ti.
—¿Aún quieres más de mí? —Pregunto dramáticamente—. Después me dices a mi pervertido.
—¡Eres malo! —Exclamó riéndome.
—¿Estás seguro de que quieres volver a tu vida normal el lunes? —Pregunta apartando el pelo de mi cara.
—Si, tengo que hacerlo Diego, no me puedo quedar una vida encerrada porque la culpa de Nicolás. Además, confió en
Mariel y Harry que están haciendo todo lo que pueden.
—Pero Anastasia, ahora hay un asesino matando chicas—me mira con terror—. La misma Mariel declaró que estaba
al frente de un asesino serial porque se han encontrado cuatro cuerpos. Cameron está protegiendo a Alejandra —se
queda un momento callado—. En la universidad está recomendado que las mujeres siempre estén acompañadas.
—Lo sé Diego, tengo miedo—declaró en un susurro.
—También lo tengo Anastasia, no te dejaré sola ni un segundo—me dio un suave beso en los labios —.¿Te gustaría
conocer a mis abuelos? —Pregunta cambiando el tema rápidamente.
Me quedo en silencio pasando mi mano por su babilla que me raspa un poco por el leve rastro de barba que comienza
a crecer.
—Claro Diego, sé que ellos son importantes para ti, es un placer conocer a tus abuelos—él me da un suave beso en
los labios—. Nunca pensé que me iba a enamorar tanto de ti—confieso dramáticamente.
—Pues al final resulta que si te enamoraste de mí y que soy tu tipo de hombre—dice burlonamente—. Te tragaste tus
palabras que me dijiste en un comienzo.
—¡Ja, ja, ja que gracioso eres!
—Bueno, yo admito que me tragué mis palabras contigo Anastasia, al principio solo creía que ibas a hacer una más
del montón, que solo tendría que conquistarte un poco para tenerte en mi cama, pero no porque resultaste ser todo un
desafío, un peligroso desafío que me atrapó.
Se queda callado un segundo antes de continuar:
⋙ Me atrapaste antes de que yo me diera cuenta. Ni siquiera me di cuenta cuando te estaba diciendo todas mis
frases cursi para ti—me atrae más su pecho—. No me di cuenta ni siquiera podía yo mismo contener mis
pensamientos para mí mismo. Cuando te vi subir al auto ese día, me enamoré físicamente de ti. Sé que suena vacío
decirlo, pero quiero ser sincero...Me volvías loco verte porque eras como un ángel caminando por los pasillos de la
universidad y lo peor es que mis ojos te seguían a cada segundo.
—¡Eso es acoso! —Bromeo.
—Tal vez, pero entiéndeme que no sabía que me estaba pasando. Quería estar a tu lado aun cuando nos odiábamos.
Amaba tenerte a mi lado—él niega con su cabeza—. Jamás había experimentado las emociones que tú estabas
causando, hasta que me di cuenta de que era un imbécil enamorado.
—Yo tenía miedo y cada vez que te acercaba a mí diciendo esas palabras, me quería morir porque sabía que te
estaba poniendo en riesgo...también tenía miedo de que me traicionaras como él—declaró en un susurro—, pero no lo
eres. Gracias a ti comencé a luchar más por mí misma para poder recuperarme y me has sanado de cierta forma.
—Te amo—me susurro antes de besarme—. Anastasia, superaremos todo junto.
—Contigo siempre.
Estiró su dedo meñique y también lo hice donde hicimos la promesa. Tengo que admitir que estoy aterrada de salir
afuera más cuando hay un asesino serial matando a mujeres jóvenes. Creo que le tomas más el peso cuando la
misma policía está diciendo que el asunto es grave y que piden a las mujeres jóvenes que no salgan de sus casas por
las noches.
Me aterró ver cómo Mariel estaba dando este aviso a toda Barcelona, podía ver cómo estaba más cansada y más
cuando a veces me contesta los mensajes a las cinco de la mañana.
—¿Vamos a bañarnos? —Me susurra Diego mordiendo mi oreja. Asiento con mi cabeza.
******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron junto con los vómitos y con la espectacular y amada regla.
Me acuesto, tapándome hasta arriba, odio la regla, pero por suerte me tocó un día domingo donde puedo descansar.
Él me mira preocupado porque es la tercera vez que vomito desde que desperté. Miro el reloj y son las once de la
mañana. Pone una mano en mi frente.
—¿Esto es normal? —Preguntó alarmado porque él me ha visto dos veces, pero esas dos veces solo fueron
calambres, este mes llegó más fuerte.
—A veces me llega más fuerte que otros meses — respondo cerrando los ojos —. No te preocupes tanto Diego, es
normal en mí.
Pasa su mano por mi mejilla e intento sonreír.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? —Lo miro de reojo y niego con la cabeza porque ya me tomé la
pastilla para el dolor y ahora solo tengo que esperar que haga efecto.
—Diego—, murmuró tapando aún más con cubrecamas —. Solo necesito dormir y me tomé la pastilla para el dolor, en
unas horas estaré bien.
—Vale.
Siento como me toma de la cintura, pero yo tomo su mano y me alejo. No quiero que me abrace en estos momentos
porque puedo tener una emergencia de nuevo.
Diego suelta un bufido y no puedo evitar reír. Abro los ojos y lo veo con el ceño fruncido.
—No me abraces por ahora.
—¿Por qué? —Rebatió como un niño pequeño.
—En primer lugar: porque me siento mal y, en segundo lugar: no quiero vomitar encima de ti, además que así puedo
levantarme más rápido, Diego. Esto es incómodo para mí y no me ayudas en nada.
—Vale...Duerme entonces—la cama crujió cuando se levantó y después sentí como me quitaba el pelo de la cara—.
Te preparé una sopa para que te sientas mejor. No quiero dejarte sola.
—Estaré bien, Diego.
—Llegaré en la noche. Te dejaré lista la comida ¿vale?
Yo asentí una y otra vez, me tapé aún más porque me estaba matando los dolores menstruales. Él me miraba
preocupado y traté de sonreír.
—Ma vas a desgastar si me miras así—brome.
—Me voy. Duerme.
Me dio un suave beso y cerré mis ojos este día quería solo ser yo y maravilloso regla de compañía y muchas películas
para ver. Además, que él tenía un almuerzo con sus abuelos y sé que no lo ha visto en días.
También quería pensar en dónde podía estar escondido Nicolás porque sé que Mariel y Harry tiene suficiente con el
caso del asesino serial, la gente está exigiendo respuesta rápidamente y me temo que Mariel está amarrada a este
caso ya que se ha vuelto uno de los más mediáticos en la última década en España.
******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba con otro conductor que se nos atravesó en el camino.
Rodé los ojos porque ya íbamos atrasados a la universidad.
—Ese imbécil se atravesó—murmuró de nuevo.
—Tú solo acelera—me cruce de brazo—. Seré puntual y más vale que esté lista cuando pase por ti a las ocho en
punto—intente imitar su voz.
Jonathan se rio. Porque ayer me estaba echando la bronca de la vida si no estaba lista y que fue lo que pasó, estuve
puntual afuera de mi edificio esperándolo a las ocho y él todavía no salía de su departamento.
—No te enojes. —Tocó de nuevo la bocina a un auto que se estacionó donde él quería estacionarse —. ¡Maldito
imbécil!
—Pues me hubiera ido caminando, imbécil.
—¡Perdón! Tuve una noche movida. Vale—achiqué mis ojos y lo observé fijamente.
—Claro tú y tu polla no se puede quedar tranquilo una noche, ¿verdad?
Él soltó una carcajada y se estacionó. Me bajé del auto y por fin, podía caminar normal. Sentí como seguía riendo y
tomaba mi brazo.
—Sabes que mi amigo es travieso y era fin de semana.
—Puerco—respondí con asco. Porque con mis mejores amigos hemos tenido largas conversaciones sobre el tema de
las chicas.
Puso sus brazos en mis hombros y seguía riéndose de mí.
—¡Niña estúpida! Necesita sexo, ya veo que está irritable. Dylan tiene razón, necesita sexo y eso ayuda a relajar o te
agita—bromeo.
Solté un gemido ahogado. Puse mi cara más dramática y le pegué una palmada en su cabeza.
—Y tú necesitas guardarte "tú famoso amigo o se te desgastará", puto. —Digo haciendo comilla con mis dedos.
Jonathan me miró un momento antes que ambos estalláramos en una carcajada.
—Ya te había dicho que te amo, niña tonta—dice apretando mis mejillas.
Suelto un grito. ¡Es un imbécil, que es un imbécil! —Me digo a mí misma.
—Jonathan —, digo enojada y caminando hacia mi salón —. ¡Eres un imbécil!
—¡Niña tonta!—Me responde.
Caminó rápidamente donde está sentado Diego. Me mira de reojo, pero sacó rápidamente mi cuaderno y pongo
atención al profesor.
Él pone una mano en mi pierna y se la quito. Lo miro de reojo y veo que está mirando fijamente al profesor. Fingir
tenemos que fingir nuestra relación—me repito a mí misma. Por suerte ya no compartimos tanta clase por hoy
solamente matemática e inglés.
Termino de hacer mis ejercicios y siento la mirada de Bárbara sobre mí. Levantó una ceja hacia ella y después su
mirada cae en Diego, quien está durmiendo porque fue uno de los primeros en terminar. Observó a Bárbara como
sigue mirando a Diego como si fuera su mundo.
En cierta parte la entiendo porque ella se enamoró de él, no la culpo porque Diego es increíble, además de guapo
tiene un alma noble que no a cualquiera deja conocer y estoy segura de que ella sabe cómo es Diego realmente. Se
da cuenta que la estoy observando y me para el dedo del medio. ¡Que madura!—Hablo conmigo misma.
Ruedo los ojos antes de contestar un mensaje de Harry que aún no tiene nada sobre Nicolás. Me rasco el cuello
porque en donde mierda está escondiendo. Aunque ya tengo la sospecha y voy a comprobar ese lugar sola, necesito
estar segura.
Le di un empujón a Diego, quien se sobresaltó. Me miró sorprendido y apunté al profesor que estaba diciendo que la
clase había acabado. Me levanté de mi asiento y Diego igual.
—Hola, Diego—escuche la voz de Barbara. Miré para atrás y vi que había parado a Diego y estaba conversado. Puse
los ojos en blanco y caminé hacia la puerta.
Cuando salgo afuera del salón veo a Dylan y Javier que me abrazaron fuertemente y vi como Diego pasó con Bárbara
por mi lado. No puede evitar fruncir el ceño y seguirlo con la mirada.
—¿A qué viene esa carita? —Preguntó Dylan. Él siguió mi mirada y vio como Barbara y Diego conversaban muy
cerca. —Mmm...Pensé que era mentira, pensé que ustedes estaban juntos.
—Pues ya ves que no—respondo encogiéndome de hombros.
Camino hacia el otro lado y ellos me siguen hasta que llegamos al pasto y nos sentamos. Dylan me abraza y me atrae
a su pecho.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta Javier mirando fijamente.
—Sobre lo de Nicolás—, Javier asiente. Y Dylan me peina el pelo con sus dedos—. Nicolás escapó, está prófugo y
posiblemente es psicópata que no se de lo que es capaz de hacer.
—Eso se veía venir, que iba a escapar, su reinado ha caído y ahora está solo—suelta con odio Dylan—. Por suerte
cayeron todos esos amigos poderosos que tenía.
—Tengo miedo...Cuando vaya a dar mi declaración ellos caerán por mi culpa y...Nicolás está libre y se le hace daño a
Alejandra o a ustedes—susurro con miedo.
—Nosotros sabemos defendernos que no se te olvides que éramos boxeadores al igual que tú, Amorcín, pero
Alejandra no.
Miré a Dylan, quien estaba pensativo. Javier tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Todo estará bien. Lo van a detener Ana, estoy seguro—dice Javier, dándome ánimos con sus palabras que en cierta
forma la necesitaba y quería creer.
Asentí con mi cabeza, porque quería creer que lo van a atrapar y que todo terminara tarde o temprano, esto va a
acabar. El problema es de qué forma va a acabar esto, no quiero que nada malo le pase a la gente que amo o gente
inocente que no merece esto. Pero sé que una de las movidas de Nicolás es que va a intentar hacerme daño a través
de otra persona porque como él mismo lo dijo: estoy segura de que tu conciencia no podría tener otra muerte sobre
mí. Y no podría me mataría aún más en vida y no podría yo...No podría con el dolor, aún no puedo con el de mi
hermano.
Los gemelos me acompañaron a la puerta de mi siguiente clase. Observe a Bárbara sentada con Diego. Pase por su
lado mientras ellos se reían. Me senté al lado de la ventana y miré hacia afuera.
—Diego, déjame—gritaba Barbara.
Miré de reojo y vi que Diego estaba haciendo cosquilla a Barbara. ¡Si que está fingiendo bien, este chico denle el
Oscar, por favor! —Puse los ojos en blanco y comencé a golpear mi lápiz contra la mesa.
¿En dónde estás Nicolás? ¿Cuál es tu siguiente movimiento? —Pensaba una y otra vez y mi mente solo me lleva a
ese lugar que lo seguí muchas veces cuando lo vigilaba. Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por fin ya no
me duele tanto los moretones y el doctor dijo que podía volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado con los
últimos moretones y que me vería el próximo miércoles.
Me concentré en mirar hacia afuera que mirar como Diego tonteaba con su ex novia. Bah, que haga lo que quiera total,
no somos nada. Me concentré en los vehículos que había en el estacionamiento y un auto llamó mi atención que ya la
había visto muchas veces, era un Audi que era de...él, saqué mi celular y tomé una foto. Me levanté rápidamente,
tenía que sacarle una foto de la matrícula, pero cuando llegué al estacionamiento ya se había ido.
Volví a la sala pensativa. ¿Estás segura de que es él? —Me digo a mí misma. Me estaré volviendo loca o me estoy
sugestionando por el estrés que me está causando Nicolás.
Sentí la mirada de Diego sobre mí, pero ignoré que siga tonteando con su exnovia. ¡Imbécil!—Grité en mi mente.
Orgyilkos E.R:
Observo como la chica se acerca donde está estacionado mi vehículo y sonrió, porque muy pronto será otra chica más
muerta. Me observo en el espejo del retrovisor, paso mi mano por el pelo negro. Tamborileo mis dedos contra el
manubrio, mientras veo como la chica de pelo castaño mira ambos lados para cruzar.
Tranquila, que solo te quedan un par de horas con vida —Sonrió con maldad.
En ese momento la puerta se abre y la chica me saluda con una enorme sonrisa. La observo fijamente antes de
inclinarme hacia ella y le doy un suave beso en sus labios. Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello profundizando
el beso, pero me aparto.
—Tranquila, linda—le susurro dándole un beso—. No le dijiste a nadie sobre nosotros todavía, ¿verdad?
—No—pongo un mechón detrás de su oreja y observo sus ojos azules que me recuerdan tanto a ella—. Mis padres
piensan que voy a estar en la casa de mis amigas y mis amigas piensan que tenía hora en el doctor con mis padres.
Sonrió de lado y acarició la esquina de su labio inferior.
—Lo vamos a pasar muy bien. Te lo prometo bonita.
Me pongo en marcha, pero de repente un movimiento me hace girar la cabeza y veo como ella está buscando algo.
Me quedo un segundo observando cómo mira su celular y luego mira todos los vehículos que hay en el
estacionamiento de su universidad. Una sonrisa aparece en mi rostro, porque primero te voy a destruir
psicológicamente y después ella misma me suplicará que la mate porque me llevaré todo de ella.
La haré cargo de cada asesinato, porque ella ha sido mi musa para matar a jóvenes chicas que tenían toda una vida,
pero tuvieron la desgracia de desparecerse a ella—pienso para mí mismo—. Ella no lo podrá aguantar, lo sé, la
conozco demasiado bien.
Me giro hacia mi lado y veo como la chica me va contando cosas sobre su familia y amigos, me uno a la conversación,
aunque no me importa porque como dije en un par de horas estará muerta.
******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y camina rápidamente hacia la entrada. La observé desde el auto
y tomo una palanca que escondo cuando me estoy acercando a ella.
—Me gustas mucho—me dice cuando llego a su lado. Le entregó la llave para que abra la puerta.
Suelto una pequeña sonrisa y mi mano acaricia su cuello.
—¿Yo te gusto? No deberías enamorarte de un monstruo—declaró levantando la palanca que chocó contra su cabeza
donde cayó en el suelo. Miré la palanca y había un claro rastro de sangre.
Mis manos toman las piernas de la chica, comienzo a rástrala por el suelo y la levanto. Bajó al sótano con ella y la dejó
acostada en el colchón que tengo en el sótano. Tomó un mechón de su pelo castaño y lo acercó a la nariz, huele a
jazmín.
Cuando Alíen Morales vuelve en sí, tiene una mirada nublada e intenta llevarse una mano por la cabeza, supongo que
le duele la cabeza. Doy una calada a mi cigarro mientras observo sus movimientos.
Ella trata de mover un brazo, pero no lo logra. Observo cómo aprieta los párpados para intentar recuperar la nitidez.
Ella abre los ojos de nuevo y observa a su alrededor asustada. Intenta mover las piernas, pero descubre que también
están amarradas.
Ella intenta gritar, pero el pedazo de cinta adhesiva no lo deja. Sus ojos rápidamente se empañan y gruesas lágrimas
comienzan a caer. Doy una última calada antes de ponerme de pie y acércame a ella.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Suelto una risa y tomó con fuerza su barbilla.
—Jamás debiste salir con un desconocido que te topaste en la biblioteca—me agache para estar a su altura.
Mis manos comenzaron a subir por sus muslos y ella grita, pero no entiendo qué está diciendo. Ella solo llora y
comienza a intentar soltarse, pero es evidente que no lo logrará.
—Es una lección que tienes que aprender bonita—apartó su pelo hacia atrás—. Nunca confíes en una cara bonita o
ningún extraño porque hay gente realmente mala afuera que se aprovechan de chicas buenas como tú.
Ella abre de par en par los ojos y emite un gemido indistinto.
—No te esfuerces por tratar de suplicar, no logro entenderte—digo burlonamente.
Me coloco detrás de su espalda. Ella trata de girar la cabeza para vigilar mis movimientos.
—Esta será tu última noche y sabes que es lo peor para ti, además de morir—susurre en su oído—. Es que ni tus
padres ni amigos saben que estás conmigo, porque decidiste protegerme a mí que, a tu misma vida, solo porque te
gustaba.
Ella comienza a patalear y a llorar lo que me hace reír aún más. Me pongo frente a ella y pongo mis manos en su
cuello. Ella intenta soltar sus manos, pero es evidente que no lo logrará.
—Mientras más miedo tienes, para mi es mayor el placer.
******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó rápidamente el cadáver de la chica y lo subo al vehículo y lo
dejó en la maletera del auto. Me subo al asiento del copiloto y prendo el vehículo, comienzo a manejar hacia mi
destino.
Una hora después ató cuerdas con rocas en cada extremidad de la chica. Empujó el cadáver de la chica y observó
cómo se iba hundiendo en el agua. Vamos a ver mi querida Mariel si vas a poder sacar alguna pista o rastro sobre
este asesinato.
Prendo otro cigarro y observó que no había nadie en el bosque. Doy la media vuelta y comienzo a caminar
tranquilamente por el bosque que ya me lo sé cómo la palma de mi mano.
Mariel:
Respiré profundo antes de enfrentarme a mis compañeros donde iba a estar Luis como siempre molestando e
intentando desmerecer mi trabajo. Abrí la puerta y todos mis compañeros y compañeras estaban esperando
instrucciones de cómo se iba a avanzar la investigación.
Me apoyó en el escritor y todos se quedaron callados. Harry me sonrió de lado y solté un suspiro, estoy agotada solo
dormí dos horas, he estado revisando más de dos semanas de grabaciones de video para ver si encontraba algún
auto sospechoso y cuando estaba a punto de tirar la toalla encontré un auto sospechoso y sin matrícula.
—Como saben, estamos en frente de un asesino serial y me temo que somos novatos aun en estos casos—varios
comenzaron a murmurar—. El peor asesino que hemos tenido ha sido Manuel Delgado que solo se pudo comprobar
siete asesinatos de los cuarenta y ocho asesinatos.
⋙ En donde ahora tenemos un asesino que es bastante astuto como todos estos asesinos seriales y que hasta el
momento solo ha matado cuatro mujeres de una edad de 18-19 años. Mire, seré honesta en decir esto, tenemos que
ser rápidos o pronto serán más chicas, que pueden ser nuestras sobrinas, ahijadas o hijas—me quedé un momento
callada.
—La investigación no ha dado muchos frutos, pero ya tenemos un modelo de vehículo sospechoso, un Alfa Romeo
rojo, sin matrícula. González necesito que traigas los documentos de este modelo de auto que hay en todo Barcelona
y después iremos haciendo descartes de la gente, cualquiera que tenga antecedentes ya sea de robo, delitos sexuales
o pornografía pasa a hacer sospechoso e iremos cada uno a verificar la coartada y revisaremos los expedientes.
¿Quedó claro? Tenemos que ser rápidos, cada segundo está contando para salvar la vida.
Me pasé una mano en la cara y me mordí el labio inferior antes de decir lo último:
⋙ En unos días llegará el perfil psicológico que hizo el FBI detallado de cómo es nuestro posible asesino, pero me
temo que ahora estamos a oscuras y tendremos que actuar lo más rápido descartando sospechosos con el vehículo,
les pido que seamos los más rápido posible en esto y que sea nuestra prioridad en este momento.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación excepto Luis, quien se me acercó con una sonrisa burlona.
—Conmovedoras palabras, Mariel, disfruta tanto como pueda de tu cargo—mire su reloj y luego me lo apunto—. El
tiempo pasa y los jefes quieren respuesta a cosas que no estás dando.
—Oficial Soto—digo molesta—. Le ordeno que vaya a ayudar a sus compañeros a buscar el vehículo sospechoso y
deje de estar haciendo comentarios así.
Pasé por su lado, pero él me tomó de la muñeca. Abrí los ojos.
—Muy pronto recuperaré mi cargo de jefe, Mariel —declaró burlón —. Las mujeres no son tan buenas en estos casos.
Me solté de su agarre y salí rápidamente de la oficina de reuniones entrando en mi despacho para comenzar a buscar
al sospechoso de ese auto. Puse mis manos en mi cabeza porque estaba cansada ya que Luis siempre estaba
haciendo menos por ser mujer y mi paciencia se estaba agotando en cualquier momento le iba a pegar un combo en
su rostro.
Chicas y chicos un aviso importante ya subida la nueva historia que se llama Insuperable Efímero y mañana se
sube otro capítulo de mi nueva historia:
Gracias a Universo De Wattpad por apoyarme tanto <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 58
Estuve evitando a Diego durante esta semana ya que me sentía algo paranoica al ver ese auto y al no obtener noticias
de Nicolás me estaba alterando, es como si se lo hubiera tragado la tierra y nadie lo ha visto. He hablado tan poco con
Mariel y sé que está derrotada con este caso porque me llamó un día a las cuatro de la mañana llorando. Se me
rompió el corazón escucharla decir que ya no quería ver más cuerpo de chicas.
Sabía que ella la estaba pasando realmente mal con el caso de asesino serial, pero también sé que tiene cuatro
sospechosos y Harry ha estado igual apoyando a Mariel, es por esa razón que no quise seguir insistiendo en el caso
de Nicolás.
Tres días antes:
El señor me mira con curiosidad mientras me entregaba las llaves de la moto que arrendé por unas horas. Firmé el
contrato donde me hacía cargo por algún daño que tenga la moto o algún rayón...etc.
Salí rápidamente y me monté en la moto. Me llevé la mano a la espalda y me acomodé mejor, el cuchillo esta vez no
iba a ir indefensa. Encendí la moto y miré por última vez la dirección del GPS, esa cabaña era el lugar perfecto para
esconderse.
Cuando llegué me bajé con cuidado y observé a mi alrededor que parecía que nadie había venido en meses a este
lugar, lo que me dejaba en claro que no estaba aquí. Pero de todas formas caminé hacia la cabaña. Saqué unos
guantes y un alambre que introduje en la cerradura de la puerta y comencé a maniobrar el alambre para que abra la
puerta hasta que escuche el clic.
—Bingo—murmuré con una sonrisa de orgullo.
Abrí con cuidado la puerta y estaba totalmente oscura, prendí mi linterna y entré en la cabaña que estaba
completamente vacía, caminé por toda la caballa y no había nada, pasé mi dedo por un mueble y había mucho polvo,
diría que nadie ha estado aquí en tres meses o dos.
Me pasé una mano por la cara porque no tenía nada oficialmente, a Nicolás se lo tragó la tierra y es casi imposible que
saliera del país. Golpeé la mesa y solté un grito.
—¿En dónde mierda te estás escondiendo? —Hable conmigo misma. Negué con la cabeza y cerré la puerta de la
cabaña.
Me subí a la moto y tomé de nuevo rumbo hacia Barcelona antes de que llegaran los gemelos a mi departamento que
esta semana se había ido a quedar a dormir conmigo según ellos para protegerme.
Cuando llegué al portal de mi edificio sentí un escalofrío porque sentía que tenía una mirada sobre mí. Observé a mi
alrededor y me di cuenta de que estaba estacionado el auto de Simón, quien me hacía señas con su dedo que me
acercara.
Cuando subí al auto él golpeaba su dedo contra el volante, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y pasé una
mano por su pelo rubio que lo tenía más largo de lo usual.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó con una sonrisa.
Lo miré de reojo y observé como Diego entraba con Cameron y Carlos al edificio, ambos venían con unas cervezas y
atrás venía Alejandra, Barbara y otra chica que no conocía.
Fruncí el ceño. No molestaba son sus amigos y confiaba en Diego, aunque sentía poco celos de ver a Barbara.
—Preocupada por todo lo que está pasando y sobre todo por Mariel, no está llevando nada bien...Y fui hoy día a una
cabaña que tenía Nicolás.
—¡Que! Anastasia dime que no fuiste tú sola—me observó con mucha intensidad e incluso dirá que molesto—. No
hagas esa mierda de ir tú sola, te estás exponiendo y más con todo lo que está pasando ¡Qué te ocurre!
—Era una sospecha, además no estaba y no me grites, Simón.
—Lo siento, pero lo que hiciste fue muy peligro que hubiera pasado si él hubiera estado ahí, no te das cuenta de que
te pusiste en peligro tú misma.
—¡Si lo sé! Pero no quiero involucrar a más gente en esto—digo enojada.
Nos quedamos callados por varios minutos y mi celular comenzó a sonar, se trataba de una llamada de Diego y la
ignoré.
—¿Podemos subir a tu departamento? —pregunto.
—Claro.
Nos bajamos de su auto y comenzamos a caminar hacia dentro del edificio. Entramos en absoluto silencio en
ascensor. Lo miré de reojo y me di cuenta de que estaba más flaco y tenía enormes ojeras debajo de sus ojos.
—¿Todo bien? —Pregunte preocupada y tomando su mano.
Se pasó una mano por la cara y negué con la cabeza.
—He estado teniendo muchas pesadillas con Nicolás—apretó sus labios en una fina línea—. En realidad, son
recuerdos de nuestra infancia...supongo que los olvide, pero ahora se repiten una y otra vez todas las noches.
Entramos en mi departamento, no había señal de los gemelos y por ahora lo prefería así. Nos sentamos en el sillón y
puse toda la atención en mi amigo que me necesitaba.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—Es que no lo recuerdo bien...Tengo vagos recuerdos sobre esos momentos. Tú sabes que entre mi hermano y yo
jamás hubo buena relación—asentí con mi cabeza porque era verdad que ambos se detestaban...bueno era más
Nicolás en cambio Simón lo ignoraba—. Recuerdo que cuando tenía siete años y él solamente cinco años...Mi madre
nos hacía dormir juntos la siesta...recuerdo que una de esas tantas tardes desperté de repente y vi que estaba
rodeado de cuchillos que apuntaban hacia mí y él tenía una enorme sonrisa como si disfrutara de asustarme porque si
me asusté ver todos esos cuchillos apuntando hacia a mí, se paró y saliendo, corriendo de la habitación.
—Eso es horrible, ¿tu madre lo sabe?
—Claro que sí. La llamé y mi madre miró con horror, pero en mi mente pensaba que quería jugar quizás los piratas o
que se yo..., solo éramos unos niños. Hubo otro incidente un día cuando estaba llegando del colegio y él había
prendido fuego a mi cama...Recuerdo que grité porque se comenzó a incendiar el cubrecama...Mi padre pudo
apagarlo. No entendía muchas de estas cosas hasta que a los siete u ocho años lo llevaron con un especialista.
—¡Tu hermano es psicópata!
—Lo sé, pero porque ahora estoy reviendo esto...Supongo que en el fondo mi hermano siempre me ha odiado...Jamás
nos hemos abrazado o hemos conversado, después de estos incidentes él se volvió más solitario y en la escuela era
conocido como el chico guapo, callado y misterioso.
—Y tú, el más popular fiestero, rebelde y mujeriego del colegio. Ambos son guapos, pero son tan diferentes que
realmente no tienen nada en común.
—Eso creo...No lo sé, han sido noches de mierda donde he estado reviviendo estos recuerdos una y otra vez. ¿Crees
que fui un mal hermano?
—No lo sé Simón, ustedes jamás unieron lazos, son unos desconocidos entre ustedes que vivían en el mismo techo—
declaró.
—Tal vez tuve que haber intentado acercarme más a él, pero cuando le pedía algo él simplemente me decía que no y
me cerraba la puerta en la cara. Yo por dentro decía <<Hijo de puta>>
—No es tu culpa, eres buena persona—digo apoyando mi cabeza en su hombro y él me abraza—. No te tortures
Simón, a veces las personas toman malos caminos, pero ellos son los que toman esas decisiones.
—¡Ah, deja de hacer esto!
—¿Qué cosa? —Levante la mirada y nuestras miradas chocaron.
—Deja de enamórame con tus palabras y tus gestos que no te das cuenta—dice con una sonrisa—. Me enamoras
cada día más y ni siquiera sé cómo parar esto porque tus sentimientos son para alguien más. Soy un puto egoísta con
Diego, pero quiero que me ames a mí de una buena vez a mí y no a él.
—Simón—comencé a decir.
—¡Es la verdad, siempre te la digo! Quiero que me ames a mi—tomó mi mano y la llevó a su corazón—. Pero soy
paciente y no tengo apuro, nuestra historia está solamente en pausa.
—Eres mi amigo y no puedes decirme esto—le reclamé.
—Soy tu amigo y por eso te soy sincero...No puedo ocultarte lo que siento porque es algo que se me escapa de las
manos. Lo sé si estas palabras te las hubiera dicho años atrás cuando te tenía, pero no me atrevía por cobarde.
—¡Para Simón! No crucemos las palabras del amor y de años atrás porque eso es pasado para mí y ahí se quedará.
Presente:
Sentí que alguien golpeaba mi puerta. Revolví por última vez las verduras y caminé rápidamente a la puerta. La
persona que estaba en la puerta me miraba con una enorme sonrisa.
—Hola bella—me tomó de la cintura y me dio un suave beso en los labios—. Estamos jugando a algo, ¿o qué? —
Pregunto con diversión.
—No que yo sepa.
Tomó mi pelo y lo tiró hacia atrás. Una sonrisa traviesa estaba apareciendo en su rostro que me hacía querer huir
porque había pasado una semana sin sexo, en parte era porque ambos teníamos planes y los gemelos se fueron ayer
a su departamento.
—¿Segura? Porque te has estado escondiendo de mí y no entiendo la razón—se inclinó su boca roza con mi oreja en
donde me hizo estremecer con ese breve contacto—. O tal vez sí, es por Bárbara porque nos has visto juntos.
Fruncí el ceño de inmediato al escuchar su nombre.
—¡No! Confío en ti, pero si me da algo de celos, pero muy poco.
Soltó una risa muy sensual y tomó con fuerza mi cintura, podía sentir a su amigo muy despierto. Diego comenzó a
caminar hacia la mesa y me tomó de la cintura, me dejó en la mesa y se colocó entre medio de mis piernas.
—No sientas celos, mi Anastasia—me susurro y su nariz acarició mi mejilla—. Te amo a ti. Eres tú la chica que me
enamora cada día más, la que tiene el poder de volverme un gilipollas enamorado porque cuando estoy contigo, el
resto del puto mundo se puede ir a la mierda.
—Poéticamente hermoso—lo abrazó con fuerza—. Es normal sentir celos pero que nunca se vuelvan tóxicos.
—Exacto—él me mira de reojo—. No hueles a quemado.
—¡Mierda! —Me separo rápidamente de él y corro hacia la cocina, veo que se quemaron las cebollas, pero las otras
verduras siguen intactas.
Escuché que se acercaba sus pasos y sus manos rodearon mi cintura y apoyó su barbilla en mi hombro.
—¿Todo bien con tus verduras?
—Rescatable—digo apagando la cocina.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y moví mi cuello hacia un lado para tener más acceso. Su mano se
coló dentro de mi polerón y comenzó a acariciar mi estómago.
—Diego—jadeo.
—Ah, como extrañaba hacerte jadear mi nombre—su otra mano se coló dentro de mi buzo y aprieto mis muslos donde
su mano quedó atrapada—. Traviesa, abre las piernas para mí—dice con una voz ronca que me hace reír.
—¿Qué te pasa hoy? Estás en modo dios del sexo—bromeo.
—Solo quiero satisfacer a mi chica. Abre tus piernas y relájate—dice con un tono burlón.
Abrí un poco las piernas y comenzó a tocarme por encima de las bragas en círculos haciendo que me moje
rápidamente. Mi boca estaba seca y pegó su boca con la mía. Solté un gemido porque metió un dedo dentro de mi
sexo y luego otro, comenzó con un ritmo primero lento y suave, pero luego los sacaba rápidamente haciéndome jadear
y susurrar su nombre.
—Córrete para mí—me susurro mordiendo la oreja.
Cerré los párpados con fuerza y grité su nombre. Apoyé mis manos en la cocina para tratar de recuperar la
respiración. Me giré para mirar y se estaba llevando los dedos a la boca.
—¡Diego! —Exclame entre sorprendida y excitada.
—Eres deliciosa—me dio un largo beso en la mejilla—. Muy pronto serás el postre para mí.
—En estos momentos Anastasia no será bañada en chocolate para tu pervertida mente, estoy fuera del menú.
Él hizo un puchero sacando bien su labio inferior.
—Oh, es una lástima porque pronto lo estarás—dice guiñándome el ojo y sacando dos platos, comenzó a echar las
verduras salteadas en los platos—. Creo que deberías ir al baño, me encargo yo de servir.
Niego con la cabeza y subo rápidamente a darme una ducha porque es incómodo estar así. Cuando bajo Diego ya
tiene todo listo y me da un beso en la frente y corre la silla para mí. Alzó una ceja hacia él porque está siendo muy
detallista y...sexy.
—¿Por qué me has estado evitando Anastasia? —Pregunto curioso.
—No te he estado evitando, sabes que los gemelos se quedaron esta semana aquí y bueno tenemos que
fingir...además que el miércoles me junté con Simón—digo a medias.
—¿Con Simón? —Preguntó frunciendo el ceño—. Ese día te estaba llamando para que subiera a compartir con
nosotros, pero me cortaste.
—Perdón, es que estábamos hablando de algo serio—digo golpeando el tenedor contra el plato.
—Seguro que sí, sobre de cómo tiene que escogerlo a él, ¿verdad? Imbécil no soy Anastasia, él está profundamente
enamorado de ti y no va a parar hasta obtenerte.
—Lo mismo digo de Barbara—tome su mano—. No tienes motivos para desconfiar de mí, te amo Diego.
—Y yo a ti—me responde con una sonrisa y lanzándome un beso en el aire.
Comimos entre bromas sobre las locuras que hicimos en las noches con los gemelos donde ambos me dejaron que
les pintara las uñas y los maquillara. Diego se moría de la risa y mientras lo observaba estaba completamente
enamorada de este hombre.
Nos sentamos en el sillón y nos tapamos con una mata, pusimos It para pasar el rato. Él me abrazaba fuertemente y
mi mano acarició su barbilla.
—Tengo miedo—declaró por fin—. Sé que muchas veces no soy la persona más comunicativa sobre mis miedos. No
es fácil para mí confiar en la gente, no es fácil para mí sentirme segura en lugar o poder llamarlo hogar...cuando sé
que en cualquier momento tendré que escapar.
Bajo el volumen de la televisión y se concentró en mí.
—¿Cuántas veces has escapado de él?
Hice una mueca.
—Me faltan dedos en las manos para decirte. Ese día en la bodega conocí a otro Nicolás más violento y con menos
empatía por las personas...Vi a un verdadero monstruo. Es increíble ver como una persona que antes amaba y
confiaba terminó convertida en eso.
Diego frunció aún más el ceño.
—¿Qué tanto lo amabas?
—Seré sincera y lo amaba, pero porque era mi primera relación que iba en serio y estaba tan ilusionado por
experimentar lo que tanto leía. No puedo decir que fue mi primer amor porque ese sería Simón—suelta un bufido que
me hace reír—. No seas celoso, eso solo fue una tontería, era una chica que no sabía en juego que me estaba
metiendo con Simón, para él fui una de sus tantas chicas desechables en ese momento.
Él abrió los ojos con sorpresa.
—Aja...Si fui una estúpida por entrar en ese juego con Simón...Cuando te conocí eras tan parecido a él y te odié por
eso...no te aguantaba porque recordaba cómo solo fui una más de las chicas de Simón. Diego: Yo estaba derretida por
Simón, pero él era un verdadero cabrón. Cuando estábamos saliendo por así decirlo, yo misma lo vi cómo se llevaba a
otra chica al camarín para tener sexo y yo lo escuché.
Negué con la cabeza porque fui una estúpida.
—Sí, fui una estúpida—él negó con la cabeza—. Quiero mucho a Simón, pero me hizo sentir tan poca cosa cuando
estuve con él que no volvería a caer por él, sé que ha cambiado pero nuestra historia ya pasó.
—Eso me hace sentir mejor—dice Diego con una sonrisa tímida—. Perdón por haber sido un cerdo contigo al principio,
Anastasia.
—Diego, no tengo nada que perdonarte porque me has enseñado un amor puro y me siento segura entre tus brazos,
por fin puedo decir que tus brazos son mi hogar.
—¡Cursi! —exclamó riéndose y abrazándome con fuerza—. Te amo tanto Anastasia que siento que me estoy
muriendo de amor por ti.
—¡Doblemente cursi! —Bromeo, le di un suave beso.
—¿Cómo fue tu relación con Nicolás?
Hice una mueca y entrelacé mi mano con la suya.
—Fue tranquila y no fue tóxica. Nicolás era muy distinto a Simón. Siempre fue callado y casi no tenía amigos, era un
chico silencioso y misterioso...hasta que yo rompí con ese muro. Nuestra relación era como cualquier otra. Él se
escapaba y subía por el árbol que daba a la ventana de mi habitación, hablamos de muchas cosas profundas. Era
linda hasta que él comenzó a alejarse...cada día veía que se cerraba más en él mismo, muchas veces me dijo que
tenía demonios dentro de que me alejara de él y ahora sé que son ciertos esos demonios.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Crees que fui estúpida al no darme cuenta de que él estaba cambiando de esa forma?
—¡Que no! Fue él quien hizo eso...no fuiste tonta en ningún sentido Anastasia, me entiendes...Hay muchas personas
malas en este mundo que no tiene límite para lograr su objetivo.
Lo abracé con fuerza y apoyé mi barbilla en su pecho.
—No quiero sonar muy cliché diciéndote esto, pero ahora que estoy contigo me doy cuenta de que era diferente tipo
de amor—Sus dedos peinan mi pelo—. Contigo el amor se siente puro y seguro, Diego, gracias por enseñarme lo que
es un amor verdadero. Contigo todo se siente real.
⋙ ¿Sabes cómo me doy cuenta? Porque yo por ti daría mi vida sin pensarlo. Me entregué a ti porque te amaba y
cuando supe que Nicolás estaba detrás de ti o de Alejandra no lo dudé en un segundo en dejarlo todo por ustedes,
eres una de las personas que más amo en este mundo, Diego. Tu amor me ha sanado, sacaste a mi corazón de ese
oscuro lugar donde solo había venganza, odio y rencor.
—¡Dios mío, eso fue poéticamente hermoso! —Tomo mi cara entre sus manos—. Nuestro amor es sanador porque tú
también sacaste a mi corazón de un lugar donde no existían sentimientos y era un lugar muy solitario, hasta que
llegaste tú.
—Como siempre estamos siendo cursi y cliché.
—Eres la única con la que podría ser así.
******
Despertar con él siempre será lo mejor aun cuando intentó alejarlo de mí y él vuelve a darme aún más besos. Tomo mi
almohada y le pego con ella para que me deje dormir.
—Anastasia, despierta.
Abrí los ojos y vi que estaba sentado, al lado suyo había una bandeja llena de comida. ¿Acaso tenía al mejor chico del
mundo? Probablemente. Pero aun así volví a cerrar los párpados.
—Mi chica es muy dormilona—solté un gruñido.
Me refregué el ojo y me senté en la cama. Se sentó al frente mío y me pasó un vaso de jugo.
—Me di cuenta de algo: Hemos estado juntos por un tiempo, pero nunca te he preguntado cuando esta se cumple
años—hace una mueca.
Niego con la cabeza, porque sé que él sabe que día estoy de cumple años, Alejandra me contó que un día, Diego le
había preguntado y ella le dijo. Vale que también pregunte por su cumpleaños que es 08 de diciembre.
—Mi cumpleaños es: 15 de octubre, cumplo veinte años, soy vegetariana hace cinco años, amo leer, mi color favorito
es azul y negro. Soy boxeadora desde que tengo 15 años y comenzó por mi hermano que lo hizo para enseñar a
defenderme de los chicos, según por qué muchos chicos iban a andar detrás mío.
⋙ Bueno comencé a en las peleas ilegales ese mismo año con mi hermano que estaba protegiéndome. Mis padres
son los mejores, aun con todo lo que pasó entre nosotros—digo en un susurro—. Fue difícil volver a buscarlo porque
pensé que me odiaban, pero no siempre puedo ser la chica valiente, a veces necesito esconderme con mis padres y
sentir que todo estará bien. Mi madre es una empresaria exitosa en campañas de publicidad y mi padre es excelente
ingeniero, ambos son exitosos y a pesar de eso siempre recibimos mucho amor.
Doy un trago a mi juego y miro a Diego que me escucha atentamente.
— Mi padre siempre nos ha enseñado a luchar por lo que queríamos, él sabía de nuestras peleas ilegales—suelto un
suspiro—. Una noche nos tocaba pelear a los dos y nosotros nos escapábamos por mi ventana, él nos vio salir por ahí
y nos siguió... se enteró de la peor forma—no puedo evitar reír—. Cuando la pelea terminó, mi padre entró enojado y
furioso gritándonos lo peligroso que era esto. Pasó como diez minutos echándonos la bronca, yo estaba muy asustada
jamás, vi a mi padre así y mi hermano estaba pálido, pero después él nos abrazó y dijo que estaba orgulloso de
nosotros...Y dijo que esto iba a quedar entre nosotros tres, que mamá jamás debería enterarse y hasta el día de hoy
es nuestro secreto.
Me quedo callada porque siento que he hablado mucho. Él me pasa un pan con tomate.
—Bueno, es tu turno.
—Mi cumpleaños es: 08 de diciembre y cumplo veinte años al igual que tú, bonita. No soy vegetariano, pero le he
tomado un gusto a dejar la carne y todo gracias a ti—me llevé una mano al pecho y batí mis pestañas para él. Soltó
una risa—Mis familia era increíble, pero eso ya lo sabes.
⋙ Tengo a mis abuelos que viven aquí en Barcelona que son los padres de mi madre, son los mejores y me
consciente mucho ya que soy su único nieto que quedó vivo—su sonrisa se borra lentamente—. Cuando pasó eso
estuve un tiempo con ellos, pero no duré mucho, quería ser independiente, así que me mudé a este departamento aún
cuando no sabía cocinar ni huevo. Volví derrotado unos días con ellos y le pedí a mi abuelita que me enseñara a
cocinar.
Tome su mano y sonrió.
— Siempre me gustó mucho el boxeo y entrenaba con mi padre desde que tenía once años, me metí a las peleas
desde los doce años y amé ese deporte, aunque ahora ya no lo hago con tanta frecuencia. Desde que tengo memoria
quise ser doctor porque mi padre lo era y ahora me siento orgulloso de estar estudiando lo mismo que tanto le hacía
feliz. ¿sabes? Como que eso me hace sentir más cercano a él, puede sonar estúpido—antes de que él siguiera lo
interrumpí.
—No lo es.
—A pesar de que mis abuelos me cuestionaron mucho, me gusta poder ayudar a la gente y es algo que me apasiona.
Solté un suspiro. "Es perfecto"—me digo a mí misma.
—Te amo—susurro.
—Yo también me amo—me guiño el ojo y puse los ojos en blanco. —¡Tontita! Ya sabes cuál es mi respuesta, déjame
alargarme un poco a mí mismo—dice alzando la barbilla.
—¡Imbécil!
Acerque mi boca a la suya, necesita besarlo. Diego se quedó quieto, chupé primero su labio inferior y luego mordí su
labio inferior con fuerza. Él soltó un gemido. Mi lengua entra en su boca y disfruto de él. Me responde con ganas el
beso y pone sus manos en mi cadera y me pone encima de su regazo.
No puedo evitar que mis manos se cuelen por debajo de su polera y toque su duro y bien formado torso. Sube sus
manos y se cuelan debajo de mi polera. Sus manos se detienen por encima de mi sujetador, aprieta un poco mis
pechos. No puedo evitar soltar un gemido.
—Vamos a enloquecer juntos, ¿vale?—susurra sobre mi boca y vuelve a besarme.
Tomó el dobladillo de la polera de Diego y me separó de él para poder quitarle la polera. Él de un gruñido se la quita.
Me acerco de nuevo a él y le doy un beso fugaz. Mis labios impactan en su cuello, empiezo dando pequeños besos
por todo su cuello, antes de succionar e intentar dejarle un chupón.
—Anastasia—, dice Diego excitado. —¡Dios mío! Para.
Me separo de él y muevo mis caderas. Él pone los ojos en blanco y pone sus manos en mi cadera, ambos empezamos
a frotarnos buscando el placer. No puedo evitar jadear.
—Joder, tu ropa es malditamente estorbosa Anastasia, ¿quieres que te la quite? —Dice con una sonrisa.
Yo asiento. Él me saca la polera y sus manos acarician mis pechos, los masajea y aprieta. No puedo evitar decir su
nombre. Me gira y mi espalda toca el colchón.
—Eres bellísima, Anastasia—me besa la mejilla.
Sus manos van hacia mi pantalón de pijama, empieza a bajar lentamente mi pantalón. Dejándome solo en ropa
interior. Él se acuesta al lado mío.
Nuestra mirada se encuentra y ambas se desean. Su mano empieza a descender por mi estómago y se detiene en el
inicio de mi ropa interior. Toma un poco de aire, antes de meter su mano dentro de mi braga. Mete uno de sus dedos
dentro de mi sexo.
—Diego—, suelto con la respiración entre cortada.
Él mueve su dedo dentro de mi interior estimulando mi punto de deseo. Se inclina y me besa con pasión, nuestras
lenguas chocan una con la otra en una batalla sensual. Suelto un gruñido cuando mete otro dedo dentro de mí.
—Eres perfecta — me susurra —. Esta lista para mí.
Él lleva mi mano hacia su paquete y lo noto duro y excitado. Se para de la cama y a una velocidad muy rápida se saca
el pantalón de pijama y el bóxer. Se pone con rapidez el condón. Me quita lentamente la braga. Se pone encima mío
con cuidado, empieza a besar la parte interna de mis muslos y no puedo evitar que todo mi cuerpo vibre por sus
caricias. Él vuelve a introducir dos dedos dentro de mi interior.
—Por favor, Diego—le suplico.
—¿Qué quieres, Anastasia? —Me pregunta con una sonrisa.
Me muerdo el labio inferior. ¡Dios esto es demasiado para mí! Mi espalda se arquea, estoy a punto de llegar al punto
de deseo.
—Te quiero a ti—le respondo con voz ronca.
Se acerca hacia mí y me da un beso frenético que nos vuelve locos a los dos, nos consume en deseo. Diego empuja
su erección y puedo sentir como poco a poco entra en mí. Cierro los ojos con fuerza.
Él empuja un poco más y se detiene nuevamente. Le acarició su mejilla y cerró sus ojos.
—Me encanta estar dentro de ti.
Yo le muerdo su oreja y pongo mis manos en su trasero y lo empujo más dentro. Cierro los ojos y puedo sentir por
completo Diego. Empiezo a mover mis caderas, él sale y entra en mi primero lento y cada embestida entra un poco
más rápido.
Uno..., dos..., cuatro..., diez...veces o más entra en mí. El placer que siento es extremo mientras ambos nos dejamos
llevar por el deseo y por el amor. Él se mueve jadeante sobre mí, sus embestidas cada vez son más rápidas.
—Mírame Anastasia—abro los ojos y me enfoco en él—. Te amo, lo hago con locura y desesperación.
Me muerdo el labio inferior, cuando vuelve a entrar en mí. Se acerca y me besa profundamente, hundo mis uñas en su
espalda con fuerza.
—Anastasia..., voy a correrme—dice entrecortada.
Lo miro en su frente a una leve capa de sudor. Mi espalda se arquea y llegó al clímax, Diego entra una última vez
antes de llegar a su orgasmo. Él cae con cuidado sobre mí y sale de mi interior lentamente. Se saca el condón y lo
bota en el papelero.
Cierro los ojos, aun intentando despertar del trance en que estoy. Siento como Diego me tapa con una manta, me
abraza fuertemente.
—El mejor sexo mañanero hasta ahora—me susurra.
Me giró hacia él y apoyó mi cabeza en su pecho, acarició su barbilla. Siento un leve rastro de barba.
—¡Imbécil!
Él se acerca a mí y me besa fugazmente.
—¡Dios! —exclamó. Lo miré de reojo y él me sonrió de lado—puedes creer que ya te deseo de nuevo.
******
La rubia me volvió a abrazar mientras cantaba las canciones de High School Musical, la observé y cantaba
emocionada la última canción que era breakin free, puso su mano que estaba en un puño fingiendo que era un
micrófono. Tomé su mano y me uní a ella haciendo el dueto y pronto nos encontrábamos cantando breakin free.
No podía parar de sonreír porque estas películas eran una de nuestras favoritas de Disney donde muchas veces
cuando éramos chicas yo molestaba a la rubia diciendo que era Sharpey y yo Gabriela.
Toma mi mano para que me pare y ambas comenzamos a saltar en mi cama y cantar con emoción hasta que la
canción terminó abrazándonos y sonriendo.
—Necesitábamos una tarde de chica ¿Vamos por la segunda?
—¡Dios, estamos viejas! —Digo haciendo un puchero—. Aún puedo recordar cuando pasábamos cantando estas
canciones y pensábamos que eran así la secundaria donde todos cantábamos—no puedo evitar reír, porque éramos
tan ingenuas a la edad de siete años.
Ella me dio un beso en la mejilla y comenzó a hacerme una trenza.
—Toda una vida juntas te das cuenta de que ya llevamos más de quince años siendo mejores amigas, jamás te dejaré
ir, ¿lo sabes?
—Y esos quince años han sido los mejores, eres mi hermana.
—Hermanas de distintos padres, pero somos hermanas. Te amo tontita aun cuando me alejaste por un tiempo—ella
toma una liga y la pone en mi pelo—. Fuiste muy cruel...No sabía que pensar, pensé que estaba haciendo algo mal.
—Te estaba protegiendo de la única manera que se me ocurrió—tomé su mano y sus ojos se cristalizaron—. Te amo,
eres una pieza fundamental en mi vida y sin ti, yo me muero...Son tantos años juntas que de verdad yo no me
perdonaría que algo te pasara—declaró.
—Te amo y yo también me muero si algo te pasa...Cuando te encontré ese día en el suelo, sentí que mi corazón para
de latir por verte así, Anastasia—nos quedamos callada—. ¿Sabes algo? Hace casi cuatro meses puedo jurar que te vi
una vez en el parque, ¿eras tú?
La abrace fuertemente y bese su mejilla.
—Jamás te dejaría sola...Te dejé verme para que supieras que estaba bien y que estaba más cerca de ti de lo que tú
pensabas.
—¿Cuándo crees que esto termine? —Pregunta preocupada. Solté un suspiro y negué con la cabeza—. Me siento
incómoda de tener alguien cuidándome, pero no tanto porque es muy guapo, el policía es muy sexy—Sonrió—, pero
no se lo digas a Cameron porque se pone celoso—ella suspira—. Pero está muy ardiente—ella se abanica con la
mano.
Lo que me hace reír aún más, es una descarada y loca que no le importa decir las cosas a la cara, estoy segura de
que si el policía le hablara estoy segura de que le diría que es muy sexy.
—Sigues siendo una descarada—le di un golpe.
—Si no estuviera tan enamorada de Cameron se lo diría a la cara y también que me puede bailar sexy cuando quiera
—me guiña un ojo.
Cuatro horas después Alejandra dormía profundamente a mi lado. Fui al baño y casi me da algo ver mi cabello lleno de
distintas trenzas que me hizo Alejandra. ¡Paciencia, señor, todo se trata de tener paciencia! —Exclamé a mí misma
mientras comienzo a desarmarme la trenza—Sigues siendo una descarada—le di un golpe.
Dato: Mañana subiré un nuevo capítulo de Insuperable Efímero <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 59
Orgyilkos E.R.R:
Pasó una mano por mi pelo colorín y sonrió con el resultado, me pongo los lentes de sol. Observó cómo la pareja se
estaciona en un mirador donde está prácticamente oscuro. Sonrió con maldad y cargó la pistola.
Ajusto mi gorra de policía y tamborileo los dedos por la emoción de matar de nuevo. Me encanta matar porque tengo la
posesión, control y puedo tener la violencia que quiero. Jamás pensé que se iba a volver adictivo, matar al principio fue
curiosidad y por experimentar, pero ahora me deja hambriento e insatisfecho, pero también me deja con la creencia
irracional de que la próxima vez que mate quedaré satisfecho. O la próxima quedaré satisfecho. O la próxima vez, pero
al final es un placer indescriptible tener el control y el poder de decidir si ella vive o no.
Me bajo del vehículo y camino hacia el auto de la pareja, me acerco y golpeo la ventanilla con la linterna. El chico abre
los ojos cuando sacó mi arma y la apuntó directamente a su frente, apretó el gatillo en donde rompe el cristal e
impacta directamente con la frente del chico, muriendo en el instante.
Escuchó los gritos de la chica y rodeó rápidamente el auto y abro la puerta. Sacó a la chica y le pegó con el mango de
la pistola una y otra vez hasta quedar inconsciente. Tomó rápidamente el cuerpo de la chica y la dejó en el maletero.
Tomo sus manos y la esposó.
Sacó la gasolina y roció el auto cuando estaba empapado, encendió un fósforo y lo dejó en el vehículo y comenzó a
aprenderse rápidamente. Meto mis manos en mi bolsillo y sonrió mientras se quema el auto.
Me sacó los guantes y me subí en el coche dejando atrás el auto. Acelero y pongo algo de música para relajarme.
Cuando estoy llegando a la cabaña la chica comienza a llorar y a pegar el maletero, creo que alguien despertó y justo
a tiempo. Apago el auto y me bajo del auto.
Abro el maletero y la chica me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—sonreí con maldad y acaricio sus mejillas, ella llora sin parar.
—Déjame ir—me gritó.
Mi mano chocó su mejilla y me miro asustada. Una sonrisa apareció al ver cómo sus ojos azules me miraban con
horror.
—Te aseguro que esto solo inicio, porque te soltaré, claro, pero cuando estés muerta—declare, tomándola del brazo y
ella se cayó al piso—. Párate—orden.
Ella negó con su cabeza y comenzó a gatear intentando escapar, lo que me hizo enojar. Me acerqué y tomé un
mechón de su pelo, comencé a rástrala a la casa, la tiré del brazo y ella me miró con horror como si fuera el peor
demonio y tal vez lo era.
—Déjame no te hecho nada, por favor—la lágrimas gruesas caían por su mejilla.
Tome un mechón de su pelo castaño largo y aspire su aroma.
—Vas a morir—dije con la voz ronca excitado por este momento que tanto había deseado que llegara.
La empujé para que caminara al sótano y no paraba de decir que la dejara tranquila. Cuando llegó al inicio de la
escalera se quedó un momento quieta hasta que le di un empujón y tomé una pala que tenía en la esquina. Ella no se
movió y suelto un gruñido, apretó el mango de la pala y la levantó en el aire con furia que chocó con el cráneo de la
chica haciendo que ella cayera por las escaleras abajo.
Bajé tranquilamente por las escalera. Me agaché y tomé el pulso de la chica que seguía viva, pero estaba
inconsciente. La tomé de los pies y la rastreé al colchón donde aún tenía el cadáver de la chica que mate hace unos
días, pero ya estaba en un avanzado estado de descomposición. Empujé el cadáver de la chica y comencé a amarrar
a mi nueva víctima.
—Descansa por ahora—acaricie la mejilla de la chica.
Me puse los guantes y tomé el cadáver de la chica, comencé a subir las escaleras. Miré al cadáver de la chica y una
sonrisa cruzó mi cara porque no debió hacer autostop...Uno nunca sabe quién es realmente la persona que está
conduciendo y la pobre tuvo la mala suerte de toparse conmigo. Caminé hacia el bosque, tarareando una canción ya
que esta iba a ser una noche de diversión. Cuando estuve conforme tiré el cadáver y regresé tranquilamente a mi
cabaña.
******
Sacó un cigarro y observó su cuerpo desnudo. Miro que su pecho está sangrando por mi mordida. Me llevo el cigarro
a la boca y le doy una calada, ella se remueve sin parar sobre el colchón.
—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble personalidad. Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella me miró
con verdadero miedo—. Soy un persona normal y corriente que puede engañar a todo el puto mundo, si quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no se lo diré a nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla de dolor y suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me
subo arriba de ella. La chica se remueve y comienza a patalear, pero es imposible porque se lo impiden las cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de matarte y ver como la luz se va de tus ojos. No llores
hermosa que nadie te salvara ni tu novio o tu familia—solté una carcajada—. Se me olvidaba que tu novio está muerto
ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo mis manos alrededor de su cuello y comienzo de a poco
hacer presión, ella comienza a debatirse con fuerza, gimiendo, apretó más su cuello. Ella me mira con horror e intenta
soltar sus manos, pero es imposible. De sus ojos escapan lágrimas amargas porque sabe que va a morir en unos
segundos. Aprieto con más fuerza su cuello y, ya casi no pelea en sus pulmones, debe quedar poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que la vida abandona su cuerpo porque exhala el
último suspiro y sus ojos se cierran. Me separo lentamente y observo el cadáver de la chica.
******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el supermercado y se pasa una mano por su cabello rubio.
Tamborileo los dedos en el manubrio mientras espero que salga.
Debería matarlo o dejarlo vivir para ver como él sufre cuando mate a nuestra Anastasia—pienso.
Me agacho en ese momento porque veo como mi hermano se reúne con un policía quien le da un abrazo amigable.
Siempre ha sido tan bueno "el hijo ejemplar de la familia y el ángel guardián de Anastasia", pero esta vez no la podrás
salvar porque la mataré, así como ella acabó con mis negocios y a mi hermano dejaré que sufra su muerte en vida que
sea miserable porque nunca la va a obtener de nuevo. Arrancó con fuerza el vehículo y miró cómo él se ríe con su
amigo policía.
Mariel:
Miré de nuevo las fotos de las chicas que habían sido asesinadas y no tenía nada, el asesino era demasiado
inteligente, prácticamente no dejaba pista y hace tres meses atrás se encontraron también otros cuatro cuerpos en
Madrid. Miré de nuevo las fotos de las chicas, tenía ojos azules o verdes, pelo largo con la raya al medio, eran de piel
blanca y estatura entre un 1.65 a 1.70.
El pánico crece aun cuando se ha decretado el toque de queda han desaparecido cuatro chicas y un chico en cual no
se tiene rastro. Al principio se puso en duda la última desaparición porque era una pareja, pero cuando vi la foto de la
chica sabía que no lo era porque tenía las mismas características que tenía las víctimas que hemos encontrado. A
pesar de que teníamos cuatro sospechosos se fueron a la mierda porque el ADN que encontramos no coincidía con
los sospechosos así que de nuevo estamos en la nada.
Me acerqué al mural donde están las fotos de todas las víctimas. Todas habían tenido el mismo destino, fueron
abusadas sexualmente y torturadas antes de que el asesino las estrangularás con sus manos e incluso el asesino
había vuelto varias veces a la escena del crimen borrando cada pista, pero también había vuelto para practicar
necrófilas.
En ese momento Harry entró a mi oficina y me dejó un documento. Lo miré y él sonrió dulcemente:
—Lo ha mandado la oficina del FBI, el perfil psicológico del asesino
Lo tomé con rapidez y comencé a leer con cuidado:
Varón blanco entre 23-29 años; delgado, de aspecto normal. Su casa debe estar muy ordenada y limpia, seguramente
habrá pruebas del crimen en ella en su pieza o sótano. Historia de enfermedad mental, consumo de drogas y alcohol.
Será social tanto como con mujeres y hombres, probablemente pase mucho tiempo afuera de su casa. Desempleado o
estudiante de universidad. Si convive con alguien serán sus padres o abuelos, pero es poco probable. Probablemente
sea un sujeto encantador y apuesto y se podrá acercar con mucha confianza a las víctimas.
Se lo entregó Harry, quien lo leyó rápidamente. Me pare y me acerque a las fotos de las víctimas, todas las chicas
eran muy guapas y apuesta, debe tener entre 23 a 26 años el asesino, posiblemente sea universitario ya que todas las
chicas que desaparecieron iban a la universidad, las víctimas tienen la mayoría entre 18-20 años.
—¿Qué opinas, Mariel?
Me giré para mirar a Harry y de nuevo a las fotos.
—Que tenemos un asesino muy inteligente y que será difícil de encontrarlo podría ser cualquiera, Harry, aunque...
—Me cago en la mierda, justo cuando estamos con el caso de Nicolás pasa esto hace ya un mes que está libre y
Anastasia tiene miedo...
Antes de que terminara de hablar interrumpí, jamás dejaría de lado Anastasia en poco tiempo que la conocí. Me
encariñé con ella. Sé que no es ético de mi parte, pero tiene esa chispa que tenía mi hermanita y es mirada dulce...Es
una locura, pero le he tomado mucho cariño y no quiero que nada malo le pase a ella.
—No la dejaremos sola...También he estado pensando en qué lugar se puede estar escondiendo Nicolás, pero todos
los testigos que hemos ido a interrogar son testimonios que nos llevan a nada.
Él se levantó y se acercó a mí.
—Por ahora ella está bien y la tenemos vigilada las veinticuatro horas, lo encontraremos.
En ese momento entró Rick y su cara lo decía todo: "se ha encontrado otro cuerpo".
—¿Dónde? —Le pregunté tomando mi chaqueta y mi pistola.
—En el mismo parque al parecer se ha vuelto el lugar favorito del sujeto.
—Mierda—dijo Harry.
Tomé todo lo que necesitaba para ir a otra escena del crimen. Salimos rápidamente de la estación de policía. Cuando
me subí al coche de Harry me miró de reojo.
—Este asesino es más inteligente de lo que creíamos, es casi un fantasma que no deja rastro—él me miró un segundo
—. El ADN que se pudo conseguir tuvo que ser completado, lo que no es 100% fiable. Estoy cansada y no quiero más
esto—declare.
—Ya verás que lo resolvemos juntos—dice tiernamente.
Harry me miró y tomó mi mano, le dio una suave caricia, entrelace mi mano con la suya y me miró asombrado. Me
acerqué a él y le di un beso en sus labios.
—Se que te gustó Harry—sus mejillas se tiñeron de rojo y me reí porque se veía tierno—. A mí también, pero pensé
que serias más rápido.
Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en los labios. Su nariz acarició la mía.
—Me gustas mucho, pero a la vez me intimidas...Eres mi jefa y no sabía qué esperar de ti. Eres increíble Mariel.
—No es momento de ser cursi, Harry después hablaremos de nuestros sentimientos, ahora tenemos trabajo—digo con
una sonrisa.
Saqué varios papeles y comencé a revisar a las mujeres que estaban desaparecidas y que tuvieran los rasgos de las
otras víctimas.
******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis compañeros ya estaban en el lugar, antes de que entrara Luis me
cortó la pasada. Lo fulmine con la mirada.
—Alto cariño, será mejor que nos dejes el trabajo a los hombres—sonrió egocéntricamente—. Tal vez te puedas
traumar con lo que verás.
Solté un gruñido, ya estaba cansada de este imbécil.
—Muévete de una vez, cariño—él me dejó pasar y lo miré de nuevo—. Que no se te olvide que soy la jefa y no es mi
culpa que haga el trabajo mejor que tú, por algo te cambiaron. Madura hombre.
Cuando me acerqué más vi el cuerpo de la chica desnudo, me puse los guantes y Harry comenzó a sacar fotos. En
ese momento se acercó Gonzalo.
—¿Cómo lo encontraron? —pregunte.
—Estaba flotando, supongo que el asesino le puso roca para que se hundiera...Un señor lo encontró—me señaló
Gonzalo al hombre que debía tener entre unos 65-70 años.
—La víctima fue estrangulada—me agaché y observé sus uñas, algunas estaban quebradas—. La víctima peleó así
que de seguro que el asesino debe tener algunos rasguños. Muy inteligente el asesino al tirar el cuerpo de la víctima al
agua borró todo posible rastro de evidencia.
Harry asintió y se acercó a examinar el cuerpo de la chica. Tenía el cabello castaño oscuro y largo casi hasta la
cintura, debía medir un 1.68 de altura y color de piel blanca.
—Creo que la mató hace casi 6 o 9 días. No sabría decir con exactitud el día porque el agua aceleró el proceso de
descomposición del cuerpo.
—Mierda—solté un gruñido—. Es muy inteligente.
Me agaché a revisar el cuerpo y presentaba una clara evidencia de que la habían forzado a tener relaciones sexuales
por los moretones que presentaba en el inicio de los muslos. Revise de nuevo sus uñas para tratar de encontrar
sangre o piel del asesino. Bingo: Encontré un poco de piel en sus uñas con un poco de sangre seca, la puse en una
bolsa para después mandar analizar. Revisé su pelo y encontré una pequeña fibra de color negro, la metí en otra
bolsa.
Estuvimos casi tres horas revisando la escena en busca de cualquier otra pista, pero no había mucho como he dicho,
el asesino es realmente bueno y no deja casi ninguna pista, aun así, teníamos que esperar a la autopsia del cuerpo
para ver si encontraba ADN en el cuerpo, pero lo dudo el asesino sabía que el agua borraría cada evidencia además
llevaba seis o nueve días en el agua.
—Adelante—dije cuando alguien tocó mi puerta.
La puerta se abrió y entró Luis con una enorme sonrisa, me cruce de brazo ¿Qué mierda quería este imbécil ahora?
—¿Qué quieres? —Pregunte molesta.
—Solo te vengo a decir esto linda más te vale que avances en casos o si no te pueden bajar de rango, la gente quiere
respuesta y está metiendo presión así que veremos cuanto más te queda como jefa.
—Sal de mi oficina, ahora Luis—apreté los labios.
Él me guiñó el ojo y cerró la puerta. Solté un suspiro, antes ya era difícil ser policía y ahora era casi imposible y más
con Luis que no perdía el tiempo de fastidiar mis casos.
Harry entró a mi oficina con la foto y el nombre de la chica, la víctima número cinco. Se llamaba Marisol, tenía 19 años
y estudiaba danza, era una chica muy guapa. Observé a Harry quien miraba las fotos de las chicas y luego a mí.
—Tengo un sospechoso—dijo de repente. Levante mi cabeza y lo observe. Me hizo una señal de que me acercara a él
y lo hice. En su mano tenía una foto de Anastasia—. No te recuerda alguien estas chicas o no les encuentras un
parecido a Anastasia.
Abrí los ojos y negué con la cabeza, era imposible. Harry puso la foto de Anastasia al lado de las otras víctimas. Solté
un grito de horror porque muchas de ellas tenían pequeñas similitudes o características con Anastasia. Como en el
pelo, en la forma que lo llevan, en tono de piel, en los ojos e incluso en la sonrisa...
—Es solo una intuición, pero Nicolás encaja muy bien con el perfil que mandó el FBI, pero eso sería una locura y todo
el mundo lo está buscando.
Lo observé y Harry era un hombre muy astuto e inteligente, así que sabía que tenía más para sospechar de Nicolás.
—¿Tienes más razones para creer que es él? —pregunte.
—No, solo está por ahora. —Negó con la cabeza—. Y no lo descarto hasta que lo tengamos bajo prisión.
—Esto le hará más daños a Anastasia...hay que evitar decírselo, ella ya tiene demasiado y sé el dolor que esto le va a
causar.
Él asintió y me abrazó con fuerza.
—Le he tomado mucho cariño a Anastasia, es como mi pequeña hermanita—susurró.
—Es imposible no quererla—me respondió con una sonrisa—. Lo lograremos, Mariel, lo detendremos.
Revisé de nuevo el perfil psicológico que había enviado y cada vez sentía que Nicolás encajaba más en ese perfil: era
guapo, encantador, carismático cuando se lo proponía y manipulador...ha tenido enfermedades mentales cuando era
pequeño..., pero no tenemos ninguna prueba o algo sólido de que él fuera el asesino.
—Puede ser él..., pero no tenemos pruebas y sin prueba que lo vincule a los crímenes, saldrá fácilmente y tengo
miedo...Nicolás parece más un modelo que un asesino, probablemente la gente nos va a cuestionar realmente si es él
porque vamos, Nicolás tiene cara de ángel.
Me masajeo la sien. Harry se agachó a mi lado.
—Tenemos que ser más rápido, hay que atraparlo ya. Anastasia se altera más si sabe que él es responsable de
esto...es que miro las fotos de esas chicas y encuentro muchos rasgos que tiene Anastasia y tú y yo sabemos que los
asesinos seriales siempre tienen una rabia hacia una mujer.
Se quedó callado un momento y puso un mechón detrás de mí pelo.
⋙ Si es Nicolás...creo que paga toda la rabia en esas chicas porque Anastasia no le tiene miedo al menos que tenga
alguien que ama Anastasia, además Anastasia sabe defenderse y las otras chicas no para él debe ser juego excitante
tener alguien que le tenga miedo.
—Pero..., Harry—mis ojos se llenaron de lágrimas—. Si el asesino fuera Nicolás, yo creo que está experimentado con
esa chica para cuando tenga realmente Anastasia, cada vez está más violento y si solo está practicando hasta que...
—Niego con la cabeza.
—Tal vez, pero esto le va a hacer un daño irreparable a Anastasia.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Llama a Simón—él frunció el ceño—. Es hora de que nos cuente un poco más de Nicolás sobre su infancia, no lo
crees. Dile que traiga todos los documentos que tengas sobre su hermano ahora.
Harry se levantó y marcó el número de Simón, escuché como ellos hablaban y Simón aceptó de inmediato en
ayudarnos y dijo que estaba en veinte minutos en la estación. Releí el perfil y cada vez me parecía que Nicolás
encajaba en el perfil.
Cuando entró Simón por la puerta nos sonrió y dejó el informe en mis manos, comencé a leer y me di cuenta de que
Nicolás tenía trastorno de la personalidad antisocial desde los ocho años que se lo detectaron. Observe como Simón y
Harry bromeaban, hasta que él observó el mural. Se levantó rápidamente y tomó la foto de Anastasia.
—¿Qué mierda es esto? Porque está la foto de Anastasia y que tiene que ver el enfermo de mi hermano... aquí—gritó
con la voz rota.
—¡Cálmate, Simón! Tu hermano es por ahora el principal sospechoso—él negó con la cabeza y una lágrima cayó por
su mejilla.
—Se que mi hermano es un monstruo, pero... —Cerró los párpados y respiro profundamente.
—Amigo, tu hermano es un psicópata muy peligroso... Observa a las chicas y dime si no se parece a Anastasia,
vamos Simón dímelo.
Él observó atentamente las fotos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Harry lo abrazó con fuerza.
—Esto va a destrozar Anastasia... —dijo con la voz ronca.
—Simón—, lo llamé y se sentó de nuevo en el asiento frente al mío—. Relátame todos los recuerdos que puedas de
Nicolás: comportamientos raros que no sean normales en un niño.
Me observó un segundo antes de relamerse el labio inferior y se limpió las manos en el pantalón.
—Cuando Nicolás tenía cinco años, estábamos durmiendo juntos...de repente me desperté y estaba rodeado de
cuchillos que apuntaban hacia mí...Él estaba mirándome con una enorme sonrisa y después salió. Creo que ese es el
primero. El otro fue un día que estaba llegando del colegio y Nicolás ya tenía seis años...Cuando entré en mi
habitación, él estaba incendiando el cubrecama—anoté todo y me di cuenta de que Nicolás también era
pirómano...uno de los rasgos más comunes entre los psicópatas—. Y cuando tenía siete años él estranguló a nuestro
gato...Mis padres en ese momento lo llevaron psicólogo.
⋙ Es todo los incidentes que recuerdo al menos yo...
—Gracias, Simón es de mucha más ayuda y me temo decirte que tu hermano encaja a la perfección con el perfil.
—Por favor atrápalo...No quiero que lastime a Anastasia, me muero si a ella le pasa algo—tomo mi mano.
—Lo atraparemos—digo intentando sonreír—. Harry..., tenemos que atraparlo ahora antes de que siga matando.
Bueno era muy lógico que el psicópata era Nicolás ya que en cada capítulo iba dejando pista, pero también
aproveche la oportunidad de confundirlos con Simón...porque a muchos no le cae bien, pero Simón es bueno.
No me maten, pero creo que mas de 90% pensaba que el psicópata era Simón, lamento decirlo que estaban
realmente equivocados. La historia entre Nicolás y Simón es realmente turbia entre ellos dos. Ademas Nicolás
es mas listo de lo que creen por eso le ha sido tan fácil burlarse de la policía, ademas que si regresan
capítulos anterior estoy relatándo verdaderos comportamientos de un psicópata. Lo próximo capítulos se
viene mas fuerte ya que solo van quedan 8 o 9 nueve capítulos para que termine.
Recuerden que me he inspirado en verdaderos psicópatas reales e intentado hacer lo mas real posible.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 60
Alejandra me estaba asfixiando con su abrazo de oso, tenía mucha calor. Abrí los ojos y vi que nuestras narices se
rozaban, estábamos muy juntas, de seguro que piensa que soy su amado Cameron, tiré de su pelo y lo primero que
dijo fue:
—Quiero mi beso, Cameron.
Puse los ojos en blanco e intenté separarme, pero ella me abrazó más fuerte tanto que sentía que me quitaba el
aliento, vale no tanto, pero si me estaba abrazando fuerte.
—Cameron, mi beso—ella hizo un puchero en el labio.
—Claro rubia, ¿con lengua o sin lengua? —Le tiré de nuevo el pelo y ahora abrió los ojos asustada y yo me reí.
—Anastasia—, chillo.
—Alejandra—, imito su grito agudo —. Puedo recuperar mi cuerpo — tenía su pierna arriba de mis piernas y su brazo
me agarra de mi cuello.
Ella se soltó y estiré mi cuerpo, me dolía toda la espalda. Ahora recuerdo que siempre dormía mal con Alejandra,
pobre Cameron.
—Tu pelo está fatal—dijo con una sonrisa divertida. No contesté porque solo me había desarmado la mitad de la
trenza y las otras seguían ahí y ahora sumándole los enredos matutinos de mi pelo.
Entré a mi baño y comencé a desenredarme las trenzas y luego tomar una refrescante ducha. Paciencia, dios dame
paciencia, por favor—me digo a mí misma, cuando no puedo desenredarme una maldita trenza.
Miró a Alejandra que estaba cubierta de harina por toda la cara y el pelo. Ella me mira enojada y toma un puñado de
harina y doy paso hacia atrás porque sé cuáles son sus intenciones. Sonríe con maldad hacia mí, levanta su mano y
tira la harina que vuela por mi cocina y me llega en toda la cara.
Niego con la cabeza, me acabo de bañar...me acerco a ella y tomó otro puñado de harina y ella igual comenzamos la
guerra de harina.
—Déjame, Anastasia—se ríe Alejandra cuanto tomó otro puñado de harina y se lo embarró por todo el pelo. Ambas
reímos hasta que escuchamos que tocan el timbre, nos quedamos quietas.
Caminamos hacia la puerta y yo asomo la cabeza afuera y veo a Cameron y Diego, ambos con una enorme sonrisa.
Abro por completo la puerta y ambos chicos nos evalúan.
—Pero... ¿qué les pasó? —Pregunta Cameron.
—Fue ella—decimos a la vez y apuntando con Alejandra, haciendo que los chicos se rían.
—No, tú comenzaste—dice Alejandra con un puchero en sus labios—. Yo quería hacer hot cakes hasta que tu tiraste
harina.
Yo suelto una risa porque fue mi culpa, no puedo evitarlo, estaba tan concertada haciendo la mezcla que no se dio
cuenta de mis intenciones. Cameron se acerca a ella y le da un beso, mientras Diego y yo nos quedamos quietos.
Se acerca disimuladamente y me quita un poco de harina en mi cara y me da un beso en la mejilla.
—Buenos días, Anastasia—me sonrojo y me tomo el tiempo de escanearlo, anda con un pantalón de mezclilla, una
polera de manga larga gris y con un gorro del mismo color de su polera dejando algunos mechones de pelo asomarse.
—Hola, Diego.
Cameron y Alejandra se aclaran la garganta, nos observan con curiosidad y diversión como diciendo: "Van a volver y
muy pronto" Yo niego con la cabeza y camino de vuelta a la cocina. Suelto un grito porque todo está cubierto de
harina.
—No te quejes ahora que fue tu culpa—me da un pequeño golpe para que entre. Me acerco a donde está la harina y
la miro fijamente. En eso entra Cameron y Diego.
Alejandra me mira a mí y luego a la harina y yo sonrió. Tomó un puñado de harina y me acercó lentamente a Diego y
le tiró la harina, veo como también le llega a Cameron. Nosotras comenzamos a retroceder y tomamos otro puñado de
harina.
Diego el primero que se acerca a nosotras con sus manos llenas de harina, me tira las dos a mí y yo tomo su polera y
se la embarro por toda la cara. Alejandra suelta un grito cuando Cameron le tira todo el paquete de harina.
Mi amiga queda completamente blanca. Cameron suelta una risa y ella lo fulmina con la mirada hasta que él la abraza
y la besa tiernamente en los labios.
—Me muero por besarte—me susurra Diego. Lo observo y me rio porque tiene la cara llena de harina.
—Voy a buscar la escoba y la pala para limpiar este desastre. Primero que nada, sacúdanse todo lo posible la harina
—digo saliendo de la habitación. Abro la pequeña habitación donde guardo las cosas de limpieza y siento como
alguien me empuja y cierra la puerta.
—Momento para mi beso—dice Diego, antes de poder reaccionar su boca ya cubre la mía, mis manos se afirman en
su hombro y sus brazos rodean mi cintura, el beso dura poco porque tenemos que fingir frente a todos.
Le pasó la pala y tomó la escoba, ambos salimos del cuarto. Cuando llego veo que Alejandra ya no está tan cubierta
por harina.
Una hora después, por fin estamos desayunando...Observó Alejandra que su pelo está entre blanco y rubio, sonrió
porque hace tiempo que no estábamos así, me arrepiento de haber sido tan mala con ella, tal vez la solución siempre
fue haberle dicho la verdad, pero en ese momento no sabía qué hacer, tenía miedo y aun lo sigo teniendo... ¿sabes lo
que es sentirse culpable por la muerte de tu hermano? Muchos dirán que no, pero yo si todos estos años siempre lo he
sentido así, porque lo soy...él murió por mi culpa y cuál fue el problema que él siempre estuvo para mí y yo para él al
igual que Alejandra.
Tengo terror de despertar un día y no verla conmigo, terror que me la quite como mi hermana, mi mejor amiga y mi
compañera de todas mis locuras. Es mi terror más grande que Nicolás lastime o la mate a golpes como mi hermano,
vivo con ese terror de perderla. Jamás he querido arriesgar las vidas de las personas que amo y eso duele.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta la rubia. Yo asiento.
Ella resopla cuando cae un poco de harina y yo suelto una risa. La rubia me fulmina con la mirada y no puedo evitar
reírme aún más fuerte cuando otro poco de harina cae de su pelo.
******
Miro como Cameron y Alejandra entran en el edificio mientras yo y Diego, estamos estacionados esperando a que
vuelvan. Toma mi mano.
—¿Duermes conmigo?
Yo asentí una y otra vez haciendo que él me sonreía, me encantaba verlo sonreír.
—Tengo pensado para esta noche películas, palomitas, panes vegetarianos, besos y...—Se inclina hacia mí—. Mucho
sexo ardiente, tú y yo juntos en donde nuestro cuerpo se pierda en placer.
Trago duro y me da un suave beso. Miro de reojo y veo que está saliendo de nuevo Alejandra y Cameron. Observó a
Diego, quien está mirando al frente y tamborilea sus dedos contra el manubrio.
—Tienes buenas ideas.
—Disculpa me conoces soy Diego, yo siempre tengo buenas ideas—me guiña el ojo y la puerta se abre.
—Tengo hambre—dice la rubia con un puchero me giro hacia atrás y la imito.
—Yo también ¿vamos a comer? —Me giro hacia Diego con la rubia que asoma su cabeza—tenemos hambre.
—¿Qué dices, Cameron? ¿Vamos a almorzar? —Todos nos giramos hacia Cameron haciendo puchero, él pone los
ojos en blanco.
—Vamos a comer y ahora dejen de mírame así todos, por favor—nos quedamos unos segundos más mirándolo y
Cameron bufó.
—Llorón—bromea Diego.
—Tu conduces, amor de mi vida—le guiño el ojo a Diego.
Ambos se miraron, se rieron, yo miré a Alejandra e hizo un gesto con la mano. Diego se puso en marcha a un
restaurante de sushi ya que todos votaron que querían sushi menos yo.
Entramos al restaurante muy lindo con decoración japonesa y de color verde oscuro, nos dirigimos a la mesa de fondo.
Me fije que no había silla, eran dos bancas y al centro la mesa. Me senté en el lado de la ventana y Diego a mi lado.
Cameron y Alejandra fueron a pedir nuestra orden, los seguí con la mirada a Alejandra se veía tan feliz con Cameron,
creo que mi amiga pudo encontrar a su chico ideal.
Diego enrolla un mechón de mi pelo en su dedo y me observa fijamente.
—Te amo, Anastasia.
—Yo también me amo, es imposible no amarme.
Se rió y puso su mano en mi pierna, mi respiración se alteró.
—Te amo, Diego, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Entonces...Nos amamos, ¿verdad? —Sonrió de lado haciendo que se marcaran los hoyuelos.
—Nos amamos—respondo.
Nos quedamos callados, mirando fijamente hasta que sentimos que Alejandra y Cameron tosen. Lo miro y tiene una
sonrisa burlona. Ellos toman asiento frente a nosotros.
—¿Cuándo van a volver? —Pregunta Cameron después de un rato en silencio.
Yo me aclaro la garganta y desvío la mirada hacia la calle.
—Tengo hambre—dice Diego evadiendo totalmente la pregunta.
Alejandra aclara su garganta y comienza a hablar sobre temas de la universidad y sobre la pelea que tuvimos de
harina y todos nos reímos. Después de comer Diego decidió hacer una pequeña reunión en su departamento, llegaron
todos sus amigos, claro Bárbara se coló en esos amigos y los gemelos. Yo bajé un momento a mi departamento y me
acosté un momento porque estaba agotada últimamente, estaba reviviendo pesadillas y no me gusta porque eso ya lo
superé...Cada vez siento más angustia y porque los juicios ya comenzaron.
Cuando entré en el departamento observé que no estaba Diego ni Alejandra, fruncí el ceño porque era raro. Me senté
al lado de Dylan, quien estaba bromeando con Cameron y con Carlos.
Media hora después aún no aparecía Diego con Alejandra. Qué raro, me pare y fui a tomar un vaso de agua a la
cocina. Me pasé una mano por la cara porque hasta cuando dura esta pesadilla de Nicolás en qué momento seré libre.
La puerta se abrió y entró Diego. Lo observé y notaba que estaba un poco molesto.
—¿Qué pasó, mi bella? —Sentí como me abrazaba fuertemente y apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Estoy cansada—declaró con un suspiro.
—Pensé que en la noche íbamos a tener nuestra fiesta privada—dice dándome un beso en el cuello.
—No a eso bobo—me reí y me giré para mirarlo—. Quiero dejar de fingir.
Me miró un segundo antes de inclinarse y besarme en los labios, mis manos se fueron al cuello, me acerqué aún más
a él. No perdió el tiempo de profundizar el beso.
—¿Estás segura?
—Sí, pero solo con nuestros amigos...ya me cansé de fingir con ellos.
—Sabes que por mi parte no hay problemas, yo ya lo hubiera dicho, pero me aterraba que te enojaras conmigo y que
te fueras—confesó—. No te vayas de mi lado Anastasia, eres mi luz. Siempre te protegeré, confía en mí.
—No me iré Diego, jamás me hubiera ido de tu lado—digo besando su mejilla.
Entrelacé mi mano con la suya y ambos salimos hacia la sala de estar donde estaba los demás. Alejandra me sonrió
con orgullo. Diego me atrajo a su regazo.
—¿Volvieron a estar juntos? —Preguntó Carlos.
Lo miré y recuerdo que lo vi al principio del año, se había ido de intercambio por unos meses y ahora estaba de vuelta.
Observé a Bárbara quien me estaba fulminando con la mirada y le devolví la mirada de seguro que mi mirada decía
<<es mío y solo mío>>.
—¡Oh, vamos, era demasiado obvio, acaso nos ven cara de estúpido! Al menos a mí no me engañaron porque soy
espectacular—dice Dylan dando un trago a su cerveza y lo empujé.
—¡Cállate baboso! —Me reí.
—Bueno, parece que al final todos lo sabían—dice Diego dándome pequeñas caricias en la pierna—. Pero quede claro
que vuelve a ser mi chica, quedó claro, Carlos.
Miré un segundo a Carlos y luego a Diego, quien lo estaba fulminando con la mirada. Cameron soltó una risa y
chasqueó su lengua antes de hablar.
—Te quedo claro porque recalco la palabra de mi chica como todo un tóxico—bromea y no puede evitar reír.
—¡Hey hermano! Era broma lo de invitarla a salir—levantó sus manos en alto—. Solo dije que era hermosa, Anastasia.
—Claro, crees que soy un imbécil, ¿o qué? Se que babeas por Anastasia desde el día que la conociste, no me vengas
a mí con el puto cuento ese...porque antes éramos unidos.
Me aclaré la garganta y Dylan me atrajo a su pecho, me abrazó con fuerza. Diego me sonrió por un momento antes de
tomarse la cerveza de un trago.
—Eso fue un golpe bajo—todos nos quedamos callados—. Si la encuentro hermosa ¡y que! Quise salir con ella sí, me
gustaba tal vez, pero sé que estás enamorada de ella Diego, no me metería en su relación—dice Carlos.
Pero qué mierda está pasando aquí, apenas crucé palabras con él y fue el primer día de clase, después solo lo veía en
grupo de Diego, hasta que ya no lo vi...con suerte me acordaba de su nombre.
—¡Vamos Carlos! No seas cínico conmigo. Yo te vi como estabas apostando plata con Jorge para ver quien tenía sexo
primero con ella, solo para joderme a mí porque sabías que me gustaba—Diego se paró y de dos pasos ya lo tenía
agarrado de la camiseta.
—¡Solo fue una broma para molestarte!
—¡Me crees estúpido! No me trago tus putas palabras imbécil, lo hacía para joderme porque sabía que me traía loco,
un amigo nunca haría eso—intenté acercarme, pero Cameron negó con su cabeza—. Pídele perdón a Anastasia, por
hacer algo tan bajo como apostar por ella, esa mierda no se hace y menos con las mujeres—grita Diego enojado.
Jamás lo había visto así.
Diego lo arrastra prácticamente y lo pone frente a mí, le da un golpe en la cara, antes de abrazarme con fuerza.
—Pídele perdón ahora—bramó molesto.
Abrí los ojos porque vamos apenas podía entender lo que estaba pasando y eso que no había tomado ni una gota de
alcohol. Él se aclaró la garganta y tiró de la manga de su polerón.
—Lo siento Anastasia por haber apostado con otro chico sobre quién era el primero en acostarse contigo.
—Eso jamás hubiera pasado—digo aún perdida.
—Yo... lo siento mucho.
—¡Mientes, Carlos! Porque sé que volviste a retomar la apuesta con el imbécil de Jorge, crees que no lo sé apenas
llegaste y empezaste a preguntar por Anastasia—me soltó y lo tomó de nuevo con la polera—. Crees que soy imbécil,
sé que hablas a mis espaldas y de cómo te alegrabas de que ya no tuviéramos juntos porque, según tú, eres mejor
que yo.
—¡Eso es mentira! —Exclamo molesto.
—¡Mentira! —Grita enfadado—. Pero si tú con Bárbara tenía un plan antes de venir aquí. De cómo quería drogar
Anastasia para llevártela a su departamento—Brama enfado.
Mete la mano en un bolsillo y saca un pequeño paquete.
—Diego, por favor—comienzo a decir.
Pero él se gira molesto y con la mirada me ordena que me calle. En ese momento Alejandra toma de brazo a Barbara
y me sorprende cuando le pega una cachetada y la toma con fuerza del brazo.
—¡Y tú! —Grita Diego molesto—. Pensé que eras mi puta amiga, pero veo que no. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Me
querías drogar para abusar de mí!
—¡Diego! —Ella comienza a llorar.
Los gemelos me abrazan con fuerza y Jonathan literalmente se pone como un escudo frente a mí. Veo como Diego se
pasa una mano por el pelo, un claro gesto de que va a perder el control en cualquier momento, la vena de su cuello se
marca.
—¿Creo que a tu novio le va a explotar esa vena en el cuello? Hasta palpita sola—me susurra Dylan.
En otro momento me hubiera reído, pero la verdad es que estaba perdida y apenas podía entender la situación. Me
solté del agarre de los gemelos y me acerqué a Bárbara y mi mano chocó su mejilla porque nadie iba a drogar a mi
chico y abusar después de él.
—Perra maldita, solo pensé que estabas despechada, pero querías abusar de mi novio para hacerme creer que me fui
infiel y que terminé con él, ¿verdad? —La tomó de pelo—. Te mataré ahora, perra.
Diego me agarró de la cintura y negó con la cabeza. Alejandra comenzó a revisar en dónde sacó otra bolsita de polvo
y se lo pasó a Diego, quien apretó con fuerza las bolsitas.
—Lárguense de mi puta casa ahora antes que yo y mi chica los matemos al golpe a los dos—me abrazó con fuerza y
me dio un beso en el pelo—. No me esperaba esto de ti, Barbara, tantos años de amistad los rompiste por tu
despecho. Cuando siempre estuve para apoyarte en todo.
—¡Diego por favor, escúchame! Yo soy la chica con la que deberías estar, no ella... —antes de que terminara ya tenía
mi mano atravesando su mejilla.
—Váyanse los dos ahora, antes de que pierda el puto control y para la otra vez sé más inteligente y no te encierres en
mi baño cuando mi mejor amiga estaba en mi pieza acompañándote afuera y tu adentro hablando sobre tu plan.
¡Lárguense de una puta vez! —Grito Diego furioso.
Ambos se fueron rápidamente y Alejandra nos abrazó con fuerza, la miré asombrada porque bueno era sus amigos y
me sorprendió que le pegara a Bárbara y la expusiera así. Normalmente Alejandra es sensata, casi siempre.
—Gracias Alejandra por avisarme.
Diego se sentó y me atrajo a su regazo, me miró preocupado. Traté de sonreír porque sabía que él no me quería
preocupar con estos dramas, pero no quiero pensar en que hubiera pasado si hubiera funcionado el plan de Barbara.
—Ustedes son mis mejores amigos y cuando la escuché en el baño de Diego hablar sobre esto me enojé mucho.
Anastasia eres mi hermana y siempre te protegeré al igual que a ti, Diego.
—¡Ohh, abrazo! —exclamó Dylan cortando el momento de tensión—. Que espectáculo, aunque me falto las palomitas.
—¡Dylan! —Exclame con una risa.
—Creo que deberíamos dejarlos solos para que ellos hablen con más calma—dice Cameron tomando de la cintura a
la rubia—. Hasta yo necesito similar que uno de nuestros amigos, te iba a traicionar de esa forma.
—Ya ves—es todo lo que dice Diego.
—Bueno, los dejamos descansar—dice Javier dándome un beso en la frente y una palmada en el hombro de Diego—.
Nunca te lo he dicho, pero eres el chico perfecto para nuestra Anastasia.
—¡Y todo gracias a mí!—Exclama Dylan subiendo y bajando las cejas.
No se me olvida que él fue el chismoso que le fue a contar todo a Diego sobre mis sentimientos. Pongo los ojos en
blanco y le doy un golpe en la frente.
—¡Fuiste chismoso! Me encerró y le contó todo a Diego en la fiesta de Alejandra—todos se ríen—. A mí no me parece
gracioso, mi trasero se estaba congelando mientras Dylan contaba todo como el chismo que es.
—Tú me amas y ahora tienes sexo todos los días, no me agradezca—bromea—. Tienes que darle más duro, Diego,
porque lo de antipática aún no se le pasa.
—¡Dylan!
—¡Solo aclaro un hecho! —Grita cuando está saliendo del departamento.
Cuando nos quedamos solos. Él me abrazó con fuerza y comenzó a darme pequeños besos en el cuello, tomé su
barbilla para que me mirara. Sus ojos brillaban por mí y lo amaba profundamente a este hombre.
—¿Estás bien? Lo siento, no quería preocuparte aún más con esta mierda de adolescente, cuando tú ya tienes otros
problemas.
Fruncí el ceño porque no me parecía ningún problema de adolescente porque prácticamente su plan era drogarnos
ambos para aprovecharse de nosotros y hacernos creer quizá que cosa.
—Diego, Bárbara estuvo a punto de abusar de ti... Sé que era tu amiga, pero lo que hizo es horrible y seré sincera
jamás me agradó, notaba que estaba encaprichada contigo.
—Lo sé, en cierta parte quise hacer la vista gorda porque siempre estuvo para mí y yo para ella. Admito que fui cabrón
con ella porque tonteaba con ella y más cuando tú te fuiste. Admito mi error, pero yo le pedí perdón y mi disculpa fue
sincera..., pero jamás pensé que iba a intentar drogarnos.
Pasé una mano por las hebras de su pelo que era tan suave. Él me apretó más contra su pecho y soltó un enorme
suspiro.
—Quiero matarla a golpes—declaró enojada.
Soltó una risa y enrolló un mechón de mi pelo en su dedo. Me observó con una enorme sonrisa picarona.
—Me pongo cachondo que seas tan ruda y a la vez sexy. —Pongo los ojos en blanco y le doy un suave beso—. Bella,
eres la única mujer que quiero en mi vida. Soy tuyo para siempre.
Solté una risa y me incliné aún más cerca de él. Comencé a darle pequeños besos en su cuello y él soltó un suspiro.
Su mano se coló dentro de mi polera y comenzó a hacer pequeñas caricias en mi estómago.
—Cuidado con lo que dices—le susurró, tirando el pelo. Soltó una risa—. Eso es peligroso.
—Tú eres un peligro para mí y mi corazón, pero también era la única que me haces sentir vivo de nuevo y también
muy cachondo.
—Poético—susurró contra sus labios antes de besarlo.
—Que mierda de fiesta, ¿sabes? A Carlos siempre le gustaste, siempre estaba diciendo que era la chica más linda
que había visto—frunció el ceño y una pequeña arruga apareció en su frente—. Pero nunca juega limpio con las
mujeres. Lo bueno es que tus ojos ya eran solo para mí.
—Diego, con suerte me acuerdo de haber cruzado dos palabras con ese sujeto, él no puede significar menos en mi
vida. Además, que solo tenía los ojos en ti porque estabas en todas partes y no me dejabas en paz.
—Lo aceptas, aceptas que tus ojos solo son para mí e incluso cuando me odiabas—sonrió con orgullo y agarró mi pelo
y lo apartó hacia atrás—. En donde estuviste todo este tiempo Anastasia.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Luchando por mi vida—declaró con sinceridad.
—Te admiro tanto y quisiera poder aliviar de alguna forma tus miedos, Anastasia—negué con la cabeza porque no
podía hacer nada—. ¿Vamos a bañarnos?
—Claro—susurró besando su cuello y cambiando el tema.
Él me toma en brazos y comienza a subir las escaleras mientras mis manos siguen acariciando su pelo. Suelto un
suspiro porque estoy perdida en qué momento me enamoré tanto de Diego, en qué momento caí tanto por él.
Diego cierra la puerta tras él de una patada, me coloca sobre el mármol que hay entre las dos pilas del lavabo.
Todavía tengo el vestido arremangado alrededor de la cintura.
Mientras se acerca a mí, empieza a sacarse la polera. Contempló cómo se aproxima, con la boca relajada y los ojos
entornados. Al pensar en lo que está a punto de suceder, el estómago me arde y mis muslos se tensan.
No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos el centro de su torso duro y perfecto. Él mira hacia abajo
observando mis movimientos. Coloca las manos a ambos lados de mi cadera y se abre paso entre mis muslos.
Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una sonrisa y le brillan los ojos con amor.
—¿Lista para nuestra noche de pasión?
—Mmm..., a veces eres muy romántico, pero en otras apestas Diego.
—Tú tampoco eres muy chistosa. Tiras los peores chistes, Anastasia —contesta atrayendo mi mirada hacia sus
hermosos labios.
Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta descansar sobre su labio inferior. Él abre la boca y me muerde de
manera juguetona. Sonrió y continuó subiéndolo hasta acariciarle el cabello negro que amo tanto.
—Me gusta este vestido. —Recorre la parte delantera de mi cuerpo con la mirada.
—Gracias. No soy mucho de usar vestido.
—Lo sé, pero es un espectáculo verte en uno. Aunque igual me gusta verte en pantalones porque tiene un trasero
espectacular. —Dice mientras tira de mi vestido.
—Pervertido —rebato. La anticipación me está matando.
—¿Te lo quitamos? —Arquea una ceja y sus labios empiezan a curvarse.
Sonrío.
—Si quieres—me encojo de hombros.
—¿O te lo dejamos puesto Anastasia? —Esboza una amplia sonrisa al tiempo que levanta las manos.
Me derrito sobre el mármol del lavabo. Desliza las manos por mi espalda.
—Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo este bonito vestido. —Levanta las manos, agarra la cremallera
y, mientras empieza a bajarla lentamente, me susurra al oído—: Y es mucho mejor que cualquier prenda que lleves
puesta —respiro con dificultad. Muerdo mi labio inferior—. Creo que será mejor que nos deshagamos de él —concluye
al final.
Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el vestido y lo deja caer también. Lo aparta a un lado con el pie
sin quitarme los ojos de encima. Frunzo el ceño porque son uno de los pocos vestidos que hay en mi ropero y es uno
de mis favoritos.
—Me gusta ese vestido.
Se encoge de hombros y vuelve a subirme al lavabo y a colocarse entre mis muslos. Presiona su cuerpo contra el mío
y me agarra del trasero para atraerme hacia él, hasta que estamos bien pegados. Balancea la cadera sin dejar de
mirarme.
Las palpitaciones de mi sexo rozan lo doloroso y creo que voy a perder la cabeza si continúa haciendo sólo eso.
Quiero pedirle que se apure y que deje esta tortura de una buena vez.
Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el sujetador. Deslizar los tirantes por mis brazos y lo lanza por detrás
de él. Me inclino hacia atrás y me apoyo sobre las manos.
Mirándome a los ojos, levanta una mano y coloca la palma justo debajo de mi garganta.
—Siento los fuertes latidos de tu corazón —afirma en voz baja—. Te pongo muy nerviosa aun después de todo el
tiempo que hemos estado juntos.
Desliza la palma entre mis pechos hasta llegar a mi estómago mientras me observa. Me quedo callada. Estoy ansiosa
sobre lo que va a ocurrir.
—Eres demasiado bella para mis ojos —dice con rotundidad—. Voy a quedarme contigo para siempre.
Arqueó la espalda y le acercó más mi pecho. Él sonríe y baja la boca para chuparme un pezón con fuerza. Cuando
sube una mano para masajearme el otro pecho, emito un gemido y echó la cabeza atrás. Por el amor de Dios. Su
erección esta dura como el acero y me aprieta entre las piernas obligándome a trazar círculos con la cadera para
calmar el deseo que siento. Suspiro de placer.
Desliza la mano entre mis muslos hasta dar con el borde de mis bragas. Uno de sus dedos traspasa la barrera y
acaricia ligeramente la punta de mi sexo. ¡Me muero!
—¡Dios! —Gritó al tiempo que me incorporó, lo agarró de los hombros y le clavó las uñas.
—Dios no, me llamo Diego —bromea antes de pegar sus labios contra los míos y hundir dos dedos dentro de mí.
Mis músculos se aferran a él mientras los mete y los saca. Creo que voy a morir, literalmente, de placer, siempre será
así con él. Siento como se acerca mi orgasmo y sé que va a hacerme estallar. Me agarro a sus hombros con fuerza y
gimo en su boca mientras él continúa con su asalto.
—Córrete —me susurra, mientras aplica más presión sobre mi sexo.
Grito su nombre cuando llego a mi clímax. Le liberó la boca y dejó caer la cabeza hacia atrás. Lanzó un grito. Diego
me agarra la cabeza y me la inclina hacia adelante para besarme con fuerza y atrapar mis últimos gritos. Estoy
completamente extasiada, jadeando, temblando y sin fuerzas.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco a poco a la realidad mientras posa tiernos besos por toda
mi cara caliente y mojada. Noto que me aparta un mechón de pelo de la cara y abro los ojos. Al hacerlo me encuentro
con su mirada llena de deseo y pasión. Me planta un beso en los labios.
Yo suspiro.
—Esto recién comienza —dice mientras extrae los dedos de mi cuerpo.
—Hummm... —murmuró. No tengo fuerzas para hablar.
Arrastra los dedos por mi labio inferior y se inclina sobre mí. Me observa de cerca y me pasa la lengua por la boca.
Sus ojos penetran en mi interior mientras nos miramos en silencio. Mis manos le agarran la cara y acaricio la mejilla.
Este hombre es bello, intenso y apasionado. Y podría romperme el corazón, así como sé que yo a él me aterra que
alguien le haga daño por mi culpa...No podría y vivo con ese terror aun cuando finjo con todo el mundo.
Él sonríe levemente y se vuelve para besarme la palma de la mano antes de volver a fijar la vista en mí, vuelve a
apoderarse de mi boca con ansia. Lo atacó con la misma fuerza. Le meto la lengua en la boca y empiezo a jugar con
la suya. Diego me rodea la cintura, libera mis labios, me levanta del mármol y me sostiene sobre él mientras con la
otra mano busca mis bragas y las baja por mis piernas hasta que llegan al suelo. Vuelve a colocarme sobre el mueble,
me quita los zapatillas y los deja caer sobre el suelo.
Podría quedarme aquí sentada mirándolo embobada eternamente<<es jodidamente perfecto>>.
—Puedes parar de ser tan perfecto, me mareas —digo con una sonrisa.
Él sonríe con picardía, se inclina hacia adelante, se apoya en el mueble y me besa los labios con mucha ternura.
Alcanzó sus pantalones y empiezo a quitarle el cinturón. Lo desabrocho con rapidez.
Él retrocede con una ceja enarcada.
—¿Tienes apuro, bella?
«¿Eh?»
—Puede—respondo vacilante.
Añado el cinturón al montón de ropa del suelo y deslizó la mano entre sus firmes y estrechas caderas y la cintura de
sus pantalones. Tiro de él hacia mí para tenerlo lo más cerca posible.
—Relájate Anastasia, tenemos toda la noche para nosotros—una sonrisa picarona aparece en sus labios—. Soy
adictivo cuando me pruebas ya no quieres soltarme más.
Con los ojos fijos en los suyos, empiezo a desabrocharle el botón del pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección
provocándole una sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le bajó la cremallera lentamente, deslizó la mano por dentro
de su bóxer. Se estremece y levanta la mirada hacia el techo.
Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no puedo evitar inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua por
el centro del pecho.
—Te amo. En serio que eres la chica de mi sueño.
—Eso ya lo sé. Te amo tontito. —Murmuró contra su piel mientras dibujo círculos con la lengua alrededor de su pezón
y sacó la mano de su bóxer. Agarró el elástico y los hago descender por su perfecta cadera. Su erección se libera
como un resorte.
Retrocede, se quita las zapatillas y los calcetines y aparta los pantalones y el bóxer de sus tobillos. Mi atención se
centra en sus muslos fuertes y definidos.
Me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a acariciarle la cabeza con el pulgar mientras observa cómo lo explora
mi mano. Cuando le envuelvo la base con la mano, vacilante, veo que el contacto hace que se estremezca.
—Joder —jadea.
Y entonces me toma los labios y la boca con brusquedad mientras yo empiezo a acariciar su erección a un ritmo lento
y constante, aumentando la velocidad cuando siento que su boca se aprieta cada vez más contra la mía. Su mano se
oculta entre mis piernas y con un leve roce de su pulgar sobre mi sexo.
Dejó escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.
—¿Estás lista? —Me pregunta con urgencia.
Asiento con mi cabeza, porque mi capacidad de hablar me ha abandonado.
Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su palpitante excitación, colocándose un condón con rapidez.
Con un movimiento, me coloca las manos en el trasero, me levanta y me penetra con su ansiosa prolongación.
—Eres increíble Anastasia, mírame—abro los ojos—. Sientes nuestra química, ¿verdad?—jadea.
—Claro que la siento Diego.
Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer. Sé que ni siquiera ha llegado a metérmela entera. Me muevo un
poco y me apoyo contra la pared. Él apoya su frente en la mía. Deslizó las manos por su espalda empapada de sudor
mientras él permanece quieto unos instantes.
Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a entrar a un ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra
más en mí y su inmenso tamaño hace que la cabeza me dé vueltas como siempre cuando tenemos sexo.
Empiezo a besarlo lentamente, arqueó la espalda y alzó los pechos contra su pecho. Entonces empujó hacia adelante,
haciendo más profunda la conexión.
—¿Rápido o lento?—pregunta un susurro sin aliento.
—Rápido.
Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más fuerza. Yo suspiro y muevo las caderas hacia adelante
para aceptarlo mientras él gruñe y repite sus rápidas embestidas una y otra y otra vez.
—Soy tuyo Anastasia —suspira mientras se hunde deliciosamente en mí—. Y tú eres mía.
Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo grito. Lo agarró de los hombros mientras aumentaban las
embestidas, se estrella contra mí. Aúllo de placer cuando reclama mis labios y me mete la lengua en la boca con
avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor, colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil
pedazos. Siento como se acerca mi orgasmo, está a la vuelta de la esquina.
—¿Vas a correrte? —Jadea en mi boca.
—¡Sí! —Exclamó, y le clavó los dientes en el labio inferior.
Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de control.
—Espérame un segundo —me dice embistiéndome con más fuerza.
Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de retrasar el orgasmo, pero no funciona, es imposible. Trato
de pensar en cualquier cosa que me distraiga. No puedo más. Después de tres ataques más, dice:
—¡Ahora, Anastasia!
Y estalló, echó la cabeza hacia atrás y gritó su nombre mientras también estalla en su orgasmo. Él me agarra hasta
que nuestros cuerpos quedan totalmente pegados y hunde el rostro en mi garganta.
—¡Mierdaaaa! —dice contra mi cuello.
El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios expresa a la perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy
totalmente satisfecha.
Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a descender de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo
con fuerza. Mis músculos internos se contraen a su alrededor mientras él traza círculos suaves con la cadera.
—Mírame —me ordena suavemente. Inclinó la cabeza para mirarlo y suspiró de felicidad mientras él analiza mis ojos.
Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta de la nariz—. Preciosa.
—Vamos a bañarnos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 61
En ese momento sonó el celular de Diego. Se agachó y lo buscó entre sus pantalones y supe de inmediato que era
Carlos o Barbara porque comenzó a apretar el teléfono y contestó bruscamente la llamada:
—¿Qué mierda quieres? —Bramo enojado. Se quedó unos segundos escuchando. Su ceño se frunció aún más—.
Carlos: Como pudiste eras mi puto amigo y querías drogar a mi chica—gritó enojado.
Me acerqué a él con cuidado, pero comenzó a caminar hacia la puerta y la cerró de un portazo. Me mordí el labio
inferior con fuerza porque esto no iba a terminar bien y me quedé quieta para que pudieran hablar.
Pasaron varios minutos en los que me quedé en el baño nerviosa. Asomé mi cabeza y vi que no estaba en la
habitación. Salí al pasillo y vi que estaba dando vueltas de un lado llevándose las manos a la cabeza. Y lo entendí a
Diego, realmente le dolió lo que le hizo Carlos.
—Diego—, lo llamó.
Se giró y vi que sus hombros estaban caídos, su mirada estaba triste y lo abracé con fuerza para que supiera que
estaba conmigo.
—¿Quieres hablarlo? —Pregunte separándome de Diego.
Tomó mi cara entre sus manos y negó con la cabeza. Me dolía porque estaba sufriendo mucho porque sus ojos no
tenían ese brillo.
—No—dijo cortante y tomando mi mano.
Comenzamos a caminar de nuevo al baño. Diego abrió el grifo de la ducha y comenzó a regular el agua. Me quedé
mirándole porque no sabía qué hacer. Él se dio la vuelta e intentó sonreír.
—Diego...
—Déjalo Anastasia, por hoy y mañana no quiero hablarlo porque me cuesta hasta mi—tiró de mi mano y puso una
mano en mi cintura—. Me duele jodidamente, me duele como me traicionaron.
Puse mis manos alrededor de su cuello y hundió su cara en mi cuello.
—Este fin de semana solo seremos nosotros dos, bella—me dio un beso en los labios. No estaba segura si era mejor
plan y como si me leyera la mente —responde—: Estoy bien, Anastasia mientras esté contigo todo parece sentirse
bien.
⋙Ahora mueve tu culo directo a la ducha—me da una pequeña palmada y sonríe tiernamente.
Cuando terminamos de ducharnos, él me envolvió en una toalla y me dio un beso antes de ponerse una toalla
alrededor de su cintura. Sacó otra y comenzó a secarme el pelo con cuidado. Lo miré de reojo. Estaba preocupada por
Diego, aun cuando me sonreía sabía que estaba muy dolido por dentro. Acarició mi barbilla.
—Eres perfecta—me susurro, mordiendo la oreja y solté un gemido—. Seguimos con la fiesta.
Me giré y estampé mis labios contra los suyos con fuerza, me apretó con fuerza a su pecho y mi mano se posó en
duro pecho, comencé a bajar lentamente. Se separó de mí, sus ojos tenían un brillo travieso y pasó la lengua por su
labio inferior.
Se separa y me toma rápidamente. Oigo que la puerta golpea la pared cuando la abre de una patada y entramos en su
dormitorio. Me baja del hombro sin ningún esfuerzo y me deja con cuidado en la cama. Lo primero que percibo es que
huele divinamente. Huele a él.
No tengo tiempo de recuperarme del todo cuando ya está entre mis piernas. Su erección presiona mi entrada y me
agarra de las muñecas con las manos a ambos lados de la cabeza. Sus brazos, completamente estirados, sostienen la
parte superior de su cuerpo. Joder, qué rápido anda hoy.
El resbaladizo extremo de su erección estimula la puerta de mi cuerpo y el corazón se me empieza a acelerar en el
pecho mientras me concentro en sus ojos, que, por encima de los míos, me miran con una mezcla de amor y pasión.
—¡Preparada para la segunda ronda! —ruge. Rasgando otro condón y se lo coloca a una velocidad sorprendente y se
acaricia por unos segundos antes de darme pequeños besos en el cuello.
Mueve las caderas y se hunde en mí por completo, presionándome hasta un punto increíble. La penetración nos hace
gritar a los dos. Lo tengo muy dentro, y mis músculos se aferran a cada milímetro de su miembro. Se mantiene quieto
durante unos segundos, mirándome fijamente.
Está claro que nunca me sacio de él. Cuando se recompone, me mira y empieza a retirarse lentamente para cargar de
nuevo con un fuerte gruñido. Yo echo la cabeza atrás con un grito.
—¡Mírame! —Susurra con voz ronca.
Vuelvo a posar la mirada en la suya mientras él se adentra en mí. Jadeo.
—¿Sabes lo importante que eres en mi vida?—pregunta.
¿Qué si lo es? Claro que lo sé...porque como he dicho daría mi vida por él para que Diego siempre esté afuera de mi
pasado. Muevo las caderas e intento que me roce. Estoy excitadísima.
Él me mira, expectante.
—Contéstame, bella—me suplica.
—Si lo sé, Diego —exhalo.
En su rostro se dibuja una sonrisa traviesa. Entonces carga con más fuerza y velocidad.
—¡Lo eres todo para mí! —susurra. Yo cierro los ojos porque el placer me está matando.
Él entra y sale de mi interior a un ritmo y con una fuerza enorme. Es increíble. Nuestros cuerpos sudorosos chocan y
me falta el aliento. Intento controlar la presión que se acumula entre mis muslos. Le rodeó la cintura con las piernas y
levantó las caderas para dejar que me penetre aún más profundamente. Mi orgasmo se aproxima aún más. Las
oleadas de placer que me provocan sus persistentes embestidas me acercan al clímax.
—Mierda, Anastasia, ¿estás bien? —Dice entre jadeos
Me suelta las muñecas.
—¡No pares! —Le suplicó y levantó las manos hacia sus bíceps. Clavo las uñas en ellos para intentar agarrarme.
Él dice mi nombre y entra con más fuerza. Echó la cabeza hacia atrás, desesperada.
—Eres increíble Anastasia—me susurra.
Vuelvo a enderezar la cabeza y nuestras miradas se cruzan de nuevo. Tiene las pupilas dilatadas hasta tal punto que
apenas se ve el café de sus ojos. Frunce el ceño y gotas de sudor le resbalan por las sienes. Deslizó una mano hasta
su nuca, le agarró del pelo y tiró de él hacia mí hasta que nuestros labios chocan y nuestras lenguas danzan; mientras,
él continúa con sus movimientos.
No puedo aguantarlo más.
—Diego, estoy llegando... —Jadeo contra sus labios. Me aferro a él con tanta fuerza que se me duermen las puntas de
los dedos.
—Córrete para mí—gruñe con los dientes apretados. Me entra con fuerza unas cuantas veces más, hasta que casi
pierdo el sentido, antes de gritar—: ¡Anastasia!
Y lo libero todo: la tensión acumulada entre las piernas.
—¡Dios mío! —Exclama mientras empuja con fuerza una última vez antes de dejarse caer sobre mí.
Entra una última vez en mi interior, me derrumbo a su lado y cierro los ojos, exhausta. Él se apoya sobre los
antebrazos, sin aliento y mientras se retira poco a poco, penetrando unas cuantas veces más con embestidas largas.
Mis músculos se contraen cuando sale dentro de mí.
Me toma en peso, retira el cubrecamas y me mete dentro de la cama. Me abraza con fuerza y mi mano acaricia su
barbilla. Una sonrisa aparece en su precioso rostro.
—Te dejé agotada, ¿verdad?
<<Pues si>> Apenas puedo abrir los ojos. Asiento con mi cabeza y él toma mi mano, comienza a darle un beso a mis
dedos antes de besarme en un beso perezoso y tierno.
—Duerme, mi bella.
—Eres el mejor—susurró abrazándolo con fuerza.
—¡Calla! Que me lo creo—bromea acariciando mi mejilla—. Duerme Ángel sexy.
Asentí con mi cabeza. Sentí como me atraía más a su pecho antes de caer profundamente dormida entre sus brazos.
******
Estiré mi mano y sentí como alguien caminaba de un lado a otro. Abrí un ojo y me di cuenta de que estaba recién
aclarado. Observe al final de la cama donde Diego se estaba abrochando las zapatillas. Mire su reloj y son las cinco de
la mañana.
—¿Qué haces, Diego? —Pregunte con la voz ronca.
Se sentó a mi lado y apartó el pelo rebelde de mi cara.
—Voy a entrenar a esta hora, voy siempre.
<<¡¿Cómo?!>> Siempre, recién me doy cuenta ahora de todo el tiempo que llevamos juntos. Me miró con diversión y
acaricio mi mejilla.
—Tienes el sueño algo profundo y nunca te dabas cuenta—miró un segundo a su reloj y luego a mi—. Tengo que
irme, volveré. ¿Oye Cameron quiere que almorcemos juntos?
—Está bien. Nos vemos, cuídate... —Susurré volviendo a cerrar los ojos y caer en sueño. Porque quien en su sano
juicio entrena a las cinco de la mañana, yo no podría.
Una hora después entró Diego directo al baño y sentí como corría el agua. Cerré los ojos tratando de volver a
dormirme y me acurruqué mejor en la cama que estaba calentita, después de diez minutos sentí como la cama se
hundía y Diego me atrajo a su pecho y apoyé mi cabeza en su pecho, me relajé aún más con sus caricias en mi pelo.
—Te amo—me susurro.
******
Me removí una y otra vez por los besos que me estaba dando Diego en el cuello y su erección se apretó contra mi
trasero que me hizo abrir un ojo y miré recelosa a Diego, porque no puede dejar dormir otras veinte horas más.
—Anastasia despierta son las doce—suelto un bufido y me tapo aún más con el cubrecamas—. Los chicos ya están
abajo.
—¿Qué chicos? —Murmuro aun entre dormida y acomodándome mejor en la cama.
Suelta un bufido y escucho que comienza a murmurar cosas que no puedo entender. Me refriego el ojo y asomo la
cabeza. Me topo con unos ojos café que me miran con diversión.
—¡Arriba!
—Ya voy—digo, estirándome. Me duele todo el jodido cuerpo.
—¿Te duele algo? —Pregunta con diversión y mordiendo su labio inferior.
Ignoro esa pregunta y me levanto con cuidado donde siento un tirón en mis piernas. Me vuelvo a sentar. Diego me
mira con diversión, tomó una almohada y se la tiró en la cara.
—¡Hey, tú querías rápido y duro! Te di dos alternativas y escogiste la más... —me observó con aire malvado—.
Salvaje, no me mires a mí. Si me dices que quieres rápido, te lo daré y será muy duro.
—¡Diego! —exclamó.
—Soy sincero. Te llevo en brazos—me toma y me lleva hasta el baño. Comienzo a sacarme la ropa y escucho un
silbido—. Mejor me voy antes que te rompa—dice guiñándome un ojo.
—¡Cerdo!
Cuando salgo del baño observé que Diego está acostado y a su lado tiene ropa mía, de seguro fue a buscar a mi
departamento. Me pongo rápidamente mi ropa interior y después la falda y una polera de Diego, le hago un nudo para
que no me quede tan larga y me pongo las zapatillas blancas.
—Eres preciosa—tira de mi mano y me sienta en su regazo—. Te queda mejor a ti mis poleras que a mí, ¿Te
encuentras mejor? —Dice acariciando mi pierna.
Se me seca la boca y asiento con mi cabeza.
—Salgamos de aquí antes que desnude y te vuelva hacer rápido y duro—me da un beso en la mejilla.
—¡Pervertido!
******
Me siento al lado de la ventana mientras observo como Diego y Cameron van a pedir nuestra comida. Alejandra está
emocionada de cómo se alegra de que volvamos a estar juntos y que fui mala amiga por ocultarlo.
—No seas exagerada, fue una decisión que tomamos los dos—trato de explicárselo—. Tenía miedo, aún lo tengo.
—¡Ese hijo de putas de Nicolás! —Exclama enojada—. En fin, estoy feliz de que vuelvas a estar de nuevo con Diego y
dejen esa farsa.
Me estiré un poco porque los músculos me dolían mucho aún, pero no me arrepiento de lo que pasó ayer. Él mismo
me dio opciones y escogí la más salvaje porque casi siempre Diego es tierno cuando lo hacemos, pero aquí vi otra
fase de él que me gusta.
—¿Una noche movida? —Pregunta la rubia subiendo y bajando las cejas.
—Algo—digo sin interés y jugando con el salero.
—Yo veo que te destrozo amiga, te cuesta hasta caminar—se mofa con una sonrisa.
No puedo evitar que mis mejillas se tiñan con un leve rubor porque me dejó más que destrozada con la primera ronda
y en la segunda acabó conmigo apenas me estaba recuperando.
—Sabe cómo moverse...Me dejó hecha mierda, Alejandra: ¡Ay dios! —Me tapo la cara porque la rubia comienza a
reírse. —¡Calla!
Miro de reojo a los chicos quienes nos miran curioso y Diego me guiña el ojo, vuelve a concentrarse en Cameron quien
lo abraza con fuerza y lo despeina.
—Me lo imaginaba. Te trae loca Anastasia, jamás te había visto así y ni siquiera por Simón que con él sufriste mucho
—ella hace una cara de asco y da pequeños toques con su dedo—. Jamás me gustó Simón, más por lo mujeriego que
es y sigue siéndolo.
—Ya lo sé Ale, pero era una adolescente. Simón ha cambiado mucho, pero yo ya aprendí la lección con él.
—En serio que lo odiaba—suelta un gruñido—. Me dolía verte llorar por un chico que era un puto y literalmente lo era
hasta sé acostó con una profesora—ella pone los ojos en blanco.
—¿Eso era rumor? —pregunto.
—Claro que no, era realmente de verdad. Acaso pones en duda lo guapo y coqueto que era Simón—me susurra.
<<¡¿Qué?!>>Sabía que Simón era mujeriego en la adolescencia y que andaba con demasiadas chicas e incluida yo,
pero con una profesora...este chico sí que tenía las hormonas revueltas.
—Podemos dejar de hablar sobre eso—Ella miró de reojo a los chicos y ya sabía que el tema iba a sacar el de Carlos,
pero negué con la cabeza—. Diego está muy dolido. Tampoco lo dejan tranquilo, ha estado recibiendo llamadas de
Barbara y Carlos.
—Esos malditos traidores—dice molesta—. Diego quería matarlos y me imagino cómo se siente. Carlos y Cameron
eran los mejores amigos...bueno, obviamente se distanciaron cuando Carlos se fue de intercambio por su carrera, pero
estos rumores ya se escuchaban desde antes. Creo que simplemente Diego hizo oído sordo—ella muerde su labio
antes de continuar—. Muchas veces había rumores de lo que andaba diciendo Carlos de Diego, pero él siempre lo
negaba y bueno Diego le creía.
⋙En fin Diego siempre defendió a Carlos en peleas y que le hiciera esto fue muy bajo—Asentí con la cabeza—
¿Cómo has estado realmente? Empezaron los juicios.
Me rasco el cuello y ella observa ese gesto porque sabe que cuando lo hago es porque estoy muy preocupada o
alterada. Ella me tomó la mano y me pasó una mano por la cara. Observo de reojo y puedo ver al oficial que siempre
me sigue.
—Preocupada, pero también con la esperanza de que lo encontraran por ahora, no he visto nada raro a mi alrededor
¿y tú?
Ella me da unas suaves caricias en mi mano tratando de tranquilizarme.
—Nada todo normal, además de policía sexy—suspiró dramáticamente.
—¡Descarada! —Ella se encoge de hombros como si no le importara. La verdad es que el policía de Ale es muy
guapo, debe tener entre unos veinticinco años. Es todo un bombón—. Es guapo—confieso.
—Lo ves, es un bombón—suelta una risa y me uno a ella. Miramos hacia fuera y vemos que nos está observando.
—¿Quién es un bombón? —Pregunta Cameron.
Mi amiga se pone blanca, el color parece abandonar su cara y mira a Cameron quien tiene una ceja alzada esperando
una respuesta. Diego se sienta a mi lado y me pasa mi hamburguesa vegetariana con papas fritas.
—Tú por supuesto amor—responde Alejandra con una voz aguda donde la delata.
—Aja—dice Cameron, poco convencido y mirando afuera. Todos seguimos la mirada y vemos al policía sexy
pasándose una mano por el pelo mientras está hablando. Cameron mira a Alejandra quien mira hacia todas partes y
me pega una patada por debajo.
—Oye, eso me dolió. No me metas a mi—le tiró una papa.
Ella me saca la lengua y se gira para mirar a Cameron quien no muestra ninguna expresión y Diego me observa con
curiosidad, asoma la cabeza y después me mira con una sonrisa.
—¿Estás mirando a otro chico? —Pregunto dándole una mordida a su hamburguesa. Apoyé mi barbilla en mi mano.
—No, mis ojos solo son para ti amor—bromeo.
—¡Mala! Me fuiste infiel en tus pensamientos—dice ofendido, llevándose una mano al corazón y haciendo puchero.
—¡Dramático! Fue Alejandra. —La acusó y veo que Cameron está riendo con la rubia.
El almuerzo transcurrió tranquilo entre bromas con Cameron y Alejandra ya que al parecer Cameron se dio cuenta que
mi amiga encontraba sexy al policía, pero eran celos tiernos. Diego por otra parte está insaciable tocando mi pierna y
subiendo más de la cuenta.
—¿Quieres parar? —Le susurré dándole una palmada a su mano porque estaba peligrosamente cerca del inicio de mi
muslo.
—Chsss—me susurro subiendo aún más su mano y metiéndola dentro de mi falda. Cerré con fuerza las piernas—.
Abre las piernas, Anastasia—me pidió con voz ronca.
Mi boca se seca y aguante la respiración. Mire a la parejita feliz comiendo y charlando. Me giré para mirar a Diego,
quien estaba con una sonrisa picarona y sus ojos brillaban con travesura. Negué con la cabeza varias veces.
—Abre las piernas—susurró de nuevo dándome un beso en el cuello. Negué con la cabeza y le di una palmada y sacó
su mano.
Me giré para mirarlo y lo tenía casi encima de mí, se inclinó un poco, me dio un suave beso. Pagó la cuenta y se paró
de la mesa.
—Nosotros nos vamos—dice apurado.
Levanté una ceja.
—¿En serio no lo sabía? —Preguntó divertida.
Los tres miramos como Diego estiró su mano hacia mí y la dejó suspendida en el aire. Cameron soltó una risa y rodeó
con su brazo a mi amiga. Me quedé unos segundos mirando su mano y con su mirada veía que me estaba insistiendo
de que nos fuéramos de aquí de una buena vez.
—¿Amigo estás caliente y excitado por tu chica? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Diego soltó un bufido y movió su mano y la tomó. Me despedí de Alejandra que no paraba de hacer chistes de que me
iba a destrozar Diego con lo urgido que estaba y Cameron también.
—Que la pasen bien y amigo tranquilízate que Anastasia es flaca y la puedes romper... —Antes de que terminara
Diego le dio una palmada en su cabeza.
Diego prácticamente me sacó arrastras y por poco no me sube el mismo a su todoterreno. Se subió al asiento del
conductor y me abrochó el cinturón. Tomé su cara entre mis manos para que se calmara.
—¿Qué pasa? —Pregunté con diversión porque vamos, no era normal en él.
—Te deseo mucho Anastasia, siempre es así contigo. Jamás me podré cansar de ti, eres mi perdición en todos los
sentidos—me besó con cuidado y puso una mano en mi mejilla, cerré los ojos al sentir su tacto—. Lo siento bella, pero
no quiero compartir por hoy.
—Pff... lo hubieras pensado antes porque estaba muy cómoda entre tus sábanas—le recordé porque no me quería
levantar y prácticamente me obligó a levantarme.
—Mi error, señorita, perdón—bromea, acariciando mi pierna. Levanté una ceja y tomé su cara, puse una mano en su
frente. Me observó con diversión.
—Está caliente Diego. Te encuentras bien—le pegué un codazo.
Él encendió el todoterreno y comenzó a manejar para el departamento, fui mirando las calles hasta que sentí que pegó
un frenazo. Lo observé sorprendida. Él cambió de rumbo y se estacionó en una farmacia.
—Se me acabaron los condones, ahora vuelvo—dice dándome un beso.
Me bajé a tomar un poco de aire, pero me arrepentí porque sentía una mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y vi al
policía que me estaba observando, pero negué con la cabeza porque no era él ya que me había acostumbrado a
tenerlo siempre detrás de mí. Esta mirada hacía que me pusieran los pelos de punta y escalofríos recorrían mi
espalda.
Nicolás R:
Miro como ella está mirando a todas partes y frunce el ceño. Tamborileo los dedos contra el volante y sonrió porque
pronto la mataré lentamente, ella misma me suplicará que la mate. Observo a la distancia como hay un policía
vigilando los pasos de mi chica.
<<Anastasia, Anastasia eres tan hermosa, pero eres una maldita perra. Me arruinaste mis negocios y es algo que
nunca debiste hacer porque despertaste al verdadero monstruo que hay en mi >> Observo cómo ella se sube al auto y
cargó la pistola y veo cómo aparece su príncipe.
Apuntó al chico, pero él se sube rápidamente a su todoterreno y sale del estacionamiento. "Así que me estaba
mintiendo Anastasia". Eres una maldita perra. Salgo tranquilamente del estacionamiento. Los sigo a una distancia
prudente y veo como entra en su edificio.
Aceleró porque observo que el policía está detrás de mí y cambio de rumbo porque por ahora la dejaré tranquila solo
le quedan unas semanas antes de que la mate. La amo, pero necesito matarla y saciarme de su cuerpo hasta
cansarme de ella. Necesito acabar con ella de una vez por todas y debí haberla matado ese día en el galpón, matar a
Simón, Alejandra y a su amado chico de una puta vez.
Debí haber matado a sus abuelos cuando la amenacé hace unos años atrás, pero también sé que Anastasia es fuerte
y tengo que destruir lo poco que queda de ella de una buena vez y que no se pueda volver a parar. Tantas
oportunidades para matarla, pero me divertía verla sufrir una y otra vez. Amaba verla destruida para que fuera
miserable. Pero esta vez se acabaron los juegos, la mataré y disfrutaré matando.
Anastasia:
Cuando entramos al departamento de Diego me tomó en peso y subió las escaleras en dos. Solté una risa y negué
con la cabeza. Me dejó de pie solamente cuando estuve al lado de su cama y tiró la tira de condones a un lado.
—Menos mal que te acordaste porque si condón no hay fiesta—bromeo con una sonrisa y tomando su cara.
—¿Acaso no quieres tener hijos conmigo? —Puso una mano en mi vientre y me tensó—. ¿Acaso no te quieres casar
conmigo?
—Diego... Recién vamos a cumplir veinte años, no quiero tener hijos hasta que tenga treinta años y casarme no me
gusta, no necesito de una hoja de papel. Además, que no, no me veo capaz, que hago yo con un niño cuando apenas
me puedo cuidar yo—él frunció el ceño al escuchar mis palabras.
—Lo sé, es solo una pregunta para el futuro—dio una suave caricia en mi vientre y le di una palmada porque ponía
nerviosa que hiciera eso. No quiero, me niego, jamás me había planteado tener un hijo, no es uno de mis sueños o
proyecto en la vida. Por ahora no ni de chiste—. Me gustaría verte embarazada de nuestros hijos.
Toqué su frente porque estaba delirando. No tengo planeado tener hijos tan jóvenes, no ni de puta broma, apenas
puedo cuidarme yo que haría con un niño.
—¡Estás delirando, eso no va a pasar! Diego: ¿Estás bien? —Preguntó con curiosidad.
—Muy bien...me siento enamorado de ti y solo de ti, quiero un futuro contigo Anastasia ya te lo dije: Eres la única
mujer que quiero en mi vida—murmuró besando lentamente y puso sus manos en mi trasero, se acercó más a mí.
—¿Estás bien? —Le vuelvo a preguntar y él pone los ojos en blanco.
Él toma el dobladillo de su polera y me la saca rápidamente. Sus manos bajan por mi cintura hasta llegar al inicio de mi
falda y baja lentamente la cremallera junto con mis bragas dejándome completamente desnuda a excepción de mi
sujetador.
—Desnúdame Anastasia con tus magnificas manos—me susurró dándome un beso en el cuello. Lo miro y sus ojos
estaban dilatados, en sus pantalones se veía una campaña enorme.
Tomé el dobladillo de su polera azul y fui subiendo lentamente admirando su perfecto y marcado torso. Él levantó sus
brazos y se la quitó por encima. Puse mis manos en su cintura y lo atraje hacia mí. Mi mano rápidamente desabrochó
el botón de sus pantalones blancos y comencé a bajarlos lentamente. Le di un golpecito en su tobillo para que se lo
sacara y me sonrió burlón.
Se acercó rápidamente y me besó tiernamente, sus manos tocaron mis pechos donde los masajeo por encima del
sujetador para luego desabrocharlos. Las copas se aflojaron. Me separe y me quite el sujetador.
Diego me aprieta contra su pecho y siento el fuerte impacto de su dureza contra mi ingle. Empiezo a excitarme de
nuevo. La necesidad de tenerlo dentro me obliga a interrumpir nuestro beso y a tirar de su bóxer hasta que caen por
sus piernas. Aparta una mano de mi culo para ayudarse y pronto su bóxer revela una tremenda erección. Diego toma
un condón y rasga con sus dientes el paquete y lo desliza por su miembro.
Él me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo agitado.
—Rodéame la cintura con los muslos —murmura contra mi cuello mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas cuando me levanta y su excitación roza mi entrada
hinchada obligándome a lanzar un grito de desesperación.
—Diego —, jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras lenguas se funden en una danza de pasión. Le acaricio con la
mano la mejilla mientras me sujeta con un brazo alrededor de la cintura y nos conduce a ambos hacia la cama.
Inmediatamente, me empotra contra el colchón. Pega una mano contra el colchón por encima de mi cabeza mientras
me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Puedes gritar. Enloquécete bella.
¡Jesús ayúdame! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y noto que retrocede, preparado para penetrarme. Relajo los
muslos para darle espacio. Aparta la mano del colchón y se guía hacia mi sexo. Me mira a los ojos cuando la cabeza
de su erección entra en mí y tiemblo.
—Tú y yo —dice, y me busca los labios y me besa con ansia—. Somos perfectos juntos —y con un fuerte movimiento
de caderas, embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo. Con un rugido, apoya la mano de nuevo en el colchón junto
a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
—No, Anastasia, soy yo tu sexy chico—masculla entre potentes arremetidas que me empotran más y más contra el
colchón—. Te gusta, ¿verdad?
Le clavó las uñas en la piel. Estoy muy intenso y estoy perdiendo la batalla.
—Anastasia...
—¿Qué? —Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer, mientras cada embestida me empuja más
hacia un éxtasis absoluto. Siento sus labios sobre mi garganta expuesta, que se deslizan sobre mi piel.
—Me encanta follarte —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su ritmo intenso—. ¿Sabes que eres el amor de mi vida?
—Dice acompañando cada palabra con un empujón.
—¡Lo sé Diego, tú también lo eres! —Murmuró ante sus arremetidas de castigo contra mi cuerpo.
Sentir cómo se mueve dentro de mí, y sentir cómo tiembla con la intensidad del movimiento de nuestros cuerpos
unidos. Jadea e inclina la cabeza para reclamar mis labios. Es un beso con significado, y me derrito en él porque lo
amo mucho. Gime en mi boca mientras le sujeto la cara y absorbo la pasión que emana de cada uno de los poros de
su piel.
Él sigue embistiendo con rapidez e insistencia. Cierro con fuerza los muslos alrededor de sus caderas estrechas y
todos los músculos de mi cuerpo se contraen esperando la descarga que se avecina. Él vibra y farfulla palabras sin
sentido contra mi boca.
—¡Joder!
—¡Diego, por favor! —exclamó.
Esto comienza a rozar lo insoportable. No sé qué hacer. Es demasiado. Entonces levanta la cabeza y me mira con las
pupilas dilatadas.
—¿Más fuerte, Anastasia?
¿Qué es posible? Mierda, va a partirme por la mitad.
—Contéstame.
—¡Sí! —chillo.
Emite un gruñido y acelera sus embestidas con determinación, a un ritmo que no creía posible. Aprieto los muslos
interno. Él gime varias veces.
—¡Diego! —Digo estallo en mi propio placer.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él me acompaña; se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y
su cuerpo tiembla contra el mío. Jadea mi nombre hasta estallar en su propio orgasmo. Apoyó la cabeza sobre su
hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
—Eres increíble, nena. Anastasia me traes loco—sale de mi interior y le hace un nudo al condón, lo bota en el
basurero—. Hoy no quiero compartir con nadie más.
Me da un beso en la frente y pasa un brazo por mi cintura donde me acerca su pecho.
—Me vas a matar Diego—susurro. Beso su pecho que sube y baja por la agitada respiración.
—¿Seguro que no te quieres casar conmigo ahora? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Su mano acariciaba mi espalda desnuda y apoyé mi barbilla en su pecho. Lo observé fijamente y me mordí varias
veces en el labio inferior.
—¿Por qué te quieres casar conmigo? —Rebato con otra pregunta nerviosa.
Diego lleva insistiendo con esta pregunta desde hace más de un mes y la verdad es que siempre pensé que era en
broma, no me gusta el matrimonio, no es algo en mis planes, somos aún jóvenes para pensar en matrimonios e hijos,
es una locura. Ni siquiera sabemos si vamos a estar juntos a final de año.
—Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo—fruncí el ceño y añade—: Sé que somos jóvenes y que el
amor es un grito desesperado en la vida, pero mírame, Anastasia—lo miré fijamente—. Lo que tú y yo tenemos pocas
veces se ve y muchas veces la gente se pasa la vida buscándolo y nosotros lo encontramos.
—Pero Diego, somos jóvenes y aún no sabemos nada. Llévatelo con calma, sé que eres nuevo, pero no me voy a
casar tan joven y menos tener hijos. Lo siento, pero tengo sueños y metas en donde estás tú, pero solo tú como mi
novio.
—Lo sé Anastasia... —me dio un beso en la frente—. Te esperaré todo el tiempo que tu necesites.
—Eres el mejor novio cursi, sexy y ardiente del mundo.
—Lo sé—dice conorgullo y abrazándome con fuerza
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 62
Sentí como sonaba la maldita alarma, me removí de un lado a otro y estiré mi mano intentando alcanzar el ruido
insoportable. Me estiré un poco y caí en un pecho firme y solté un gruñido al escuchar que volvía a sonar.
Me estiré un poco más y ¡oh, oh, oh! Sentí que algo se movió ahí abajo y que poco a poco va creciendo. Escuche su
risa y después como para la odiosa alarma. Su mano comenzó a bajar lentamente por la curva de mi cadera.
—Te amo—fue lo primero que dijo.
Abrí los ojos y tenía una enorme sonrisa en sus labios. Me removí y solté un largo suspiro antes de levantarme de la
cama. Entré en el baño e hice todas mis necesidades. Cuando salí del baño Diego me tomó de la cintura y me dio un
beso en la frente y entró en el baño.
—Diego—, lo llamó—. Te puedo sacar otra polera.
Asomó su cabeza por la puerta y asintió con su cabeza. Me acerqué a él y le di un breve beso.
—Ya te lo dije: a ti te queda mejor que a mí—acaricié su barbilla—. Me baño y preparamos el desayuno.
—Me gusta esa idea.
Camino hacia su clóset donde tomo una polera blanca y le hago un nudo. Pasó una mano por su chaqueta negra y la
sacó. Me pongo mis pantalones de mezclilla y la chaqueta de Diego. En ese momento la puerta se abre y Diego sale
solo con una toalla alrededor de su cintura.
—Que espectáculo eres Anastasia—dice con una enorme sonrisa.
—Te has mirado a ti—se me seca la boca y me giro para no mirarlo porque es una tentación muy grande—. Voy abajo
antes de que te quite esa toalla.
Tomo mi mochila y mi celular, salgo rápidamente de la habitación y bajo de en dos los escalones. Paro de caminar
solo cuando estoy en la cocina. Suelto un suspiro y apoyo mis manos en la encimera.
—Cobarde—doy un salto al sentir sus manos en mi cadera—. Lo dejamos para después, ahora te alimentaré—dice
dándome un beso en la mejilla.
Me giró y lo evaluó como va vestido que es una camiseta negra que se le paga a todos sus músculos con una
chaqueta blanca y pantalones negros. Se ve increíblemente sexy y pongo una mano en mi boca para no babear.
Él se acerca a mí y pone su pulgar en la esquina de mi labio, hace un pequeño movimiento. Suelto un suspiro y él
sonríe con orgullo, sabe que me tiene derretida por él.
—Listo, tenías algo de baba por mí. Sé que me veo sexy, pero contrólate mujer, yo creo que me veo mucho mejor sin
ropa ¿no lo crees? —Dice con aire malvado. Sus ojos brillan divertidos.
Doy un paso atrás, pero él da dos pasos hacia mí, vuelvo a retroceder cuatro pasos y él da seis pasos hacia mí donde
me acorrala contra la encimera. Pega su cuerpo con el mío. Diego se muerde el labio inferior. Sus manos comienzan a
bajar hasta llegar a mi trasero y me levanta con facilidad y me deja en la encimera.
Da unos pequeños toques en mi muslo para que abra las piernas y no lo dudo. Él se coloca entremedio. Me mira con
travesura y se relame el labio.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? —Pregunta con una sonrisa malvada.
—Tengo un examen importante—le recuerdo.
Suelta el suspiro más fingido que he escuchado y hace un puchero. Un mechón cayó en su frente y lo apartó con mi
mano.
—Diego, no ínsitas.
Él levanta sus manos en forma de derrota.
—Estoy bromeando bella, quiero que te vaya bien y des lo mejor de ti en ese examen. Quiero verte patear traseros—
bromea—. En la tarde festejamos, ahora te alimentaré.
—¡Tú me encantas! —Exclamó con una sonrisa y dándole un beso.
—Yo soy una persona encantadora Anastasia—dice muy lentamente marcando cada una de las palabras con su voz
ronca.
******
Diego estacionó su todoterreno en el estacionamiento de la universidad. Él soltó un enorme suspiro. Lo miré y vi que
estaba observando a Carlos y a Barbara, sus hombros estaban caídos y caí en cuenta que esos supuestos amigos de
Diego habían sido importantes para él.
—¿Quieres hablarlo Diego? Desahógate conmigo—tomé su mano y me miró de reojo.
—Me duele porque eran mis amigos...Siento que me apuñalaron por la espalda—se muerde varias veces el labio
inferior—. Jamás pensé que Carlos pensara eso de mi o que me odiara. Bueno Barbara sabía lo que sentía por mí,
pero pensé que había quedado claro que solo eran amigos.
—Diego...yo
—No sé te ocurra decir que es tu culpa porque no lo es. Anastasia, escúchame tú no tienes la culpa ¿vale? —Acarició
mi mejilla—. Me duele y en estos momentos no quiero estar aquí. Sé que a Carlos le gustaba de esa vez que
hablaron, el problema fue que a mí también...yo lo amenace para que se alejara de ti.
—¿Cómo?
—Si lo amenace al igual que a Jorge ¿Te acuerdas de esa vez que se sentó un chico a tu lado? —Me quedo
pensando unos minutos. Y recuerdo que era el chico que con la mirada quería desnudarme. Diego me acaricia la
mejilla. Yo asiento con la cabeza—. También los amenace para que no se acerquen a ti o te dijeran unas palabras.
Trato de asimilar las palabras que acaba de decir Diego, por esa razón ningún otro chico se acercaba a mi ¿acaso
amenazo a todo el puto mundo? La respuesta la tengo clara cuando se muerde de nuevo el labio inferior y agacha la
mirada.
—Diego... —digo enojada—. ¿Por qué?
—Porque te quería para mí—dice con sinceridad—. Por favor no te enojes, sé que me veo como un tóxico, pero jamás
había sentido lo que tú me haces sentir, así que tenía miedo de que no te fijaras en mí. Escúchame, Carlos, es
simpático y amigable, te causó una buena apariencia al contrario de mí.
—Eso...Diego—tartamudeo porque no sé qué decir.
—Por favor, Anastasia, escúchame: Ya te lo he dicho antes; mis sentimientos contigo crecieron demasiado rápido que
apenas podía entenderlo...tuve miedo, simplemente miedo, pero solo lo hice una vez. Después ya no lo hice más
hasta que Alejandra escuchó toda la conversación del plan que tenía Carlos y Barbara para separarnos.
—Dime más... —digo enojada.
—Si no funcionaba lo de las drogas...Carlos iba a comenzar a acercar a tus amigos y luego a ti. Y Barbara se iba a
pegar más a mi porque ella sabe que tú no la aguantas—miro de reojo—. Me costó entender todo lo que me dijo
Alejandra, si no hubiera sido por Ale creme que a Carlos le hubiera hecho una nueva cara. Me mantuvo encerrado casi
veinte minutos en la pieza, calmándome para que no cometiera una locura. Soy una persona muy impulsiva,
Anastasia, pero eso lo estoy cambiando.
—¿Por qué me lo ocultaste Diego?
—Tenía miedo, Anastasia, tengo miedo de cargarla contigo—tomo mi mano con cuidado—. Eres lo único real que he
tenido en estos últimos años. Eres la única con la que me siento completo de nuevo—me da un fugaz beso en los
labios—. Aun sigo teniendo miedo, Anastasia, no quiero perderte. Me aterra volver a despertar solo como hace unos
meses atrás.
Lo observo fijamente porque no sé si abrazarlo o enojarme con él. Él mira de reojo a sus supuestos amigos y me doy
cuenta de que realmente lo está pasando mal, no sé qué sentiría si Alejandra dijera esas cosas sobre mí.
—Te amo Diego—susurre—. Admito que estoy algo enojada, pero tampoco le voy a dar mucha importancia porque en
ese momento está enfocada en otras cosas que tal vez, ni yo misma me di cuenta de lo que estaba pasando a mi
alrededor, porque estaba pensando en otras cosas. Además, que tú acaparaste casi todo mi tiempo—me quedo
callada unos segundos y añadido—: la verdad es que me cuesta asimilar todo de lo que está pasando hasta mí y sé
que te duele Diego.
—Me duele en estos momentos, no quiero estar aquí y verlos, porque solo veo nuestros recuerdos de fiestas y
momentos—apoya su frente contra la mía—. A veces me pregunto desde cuando Carlos sentía este odio por
mí...jamás me he metido con alguna de sus chicas, nunca lo traicioné y lo extrañé mucho cuando se fue de
intercambio, pero solo volvió para intentar lograr lo que no puedo al principio—susurra las últimas palabras y lo abrazó
con fuerza.
Sé lo importante que son sus amigos, a Cameron lo ve como su hermano y de seguro que a Carlos también. Nunca
compartí tanto con él porque en ese momento no quería estar cerca de Diego y su grupo, pero siempre que los veía
juntos se estaba riendo o abrazando. Él soltó un enorme suspiro y abrió la puerta donde vi como Barbara y Carlos se
acercaban rápidamente a él.
—Aléjense de mí—escucho que grita.
<<Mierda>> Me bajo rápidamente del coche y rodeo el todoterreno. Me acercó a Diego y tomó su mano.
—Diego, solo era una broma—dice Carlos con una mueca.
—Una broma—dice Diego enojado y apretando su puño. Tomó su otra mano y lo tiró hacia mí para que no peleen—.
Aléjate de mí ahora. Te quería, eras uno de mis hermanos, pero veo que tú siempre me estaba apuñalando por la
espalda. Y a ti no se te ocurra hablarme—apunta a Bárbara, quien comienza a llorar.
Pongo los ojos en blanco. <<Esta chica es más dramática y falsa>>
—Diego, ella te hará daño—dice Barbara llorando.
Me pongo delante de Diego para protegerlo de estos imbéciles porque me duele que le hagan daño. Él no se merece
que estos imbéciles lo traicionaran así y se lo tome como una simple broma.
—¡Cállate tú! —Apartó la mano de Bárbara del brazo de Diego—. ¡ Váyanse los dos de aquí ahora! Porque soy yo la
que no me haré responsable de mis actos.
—¡Tú no te metas! —Brama Carlos acercándose a mí amenazante.
—Es mi novio al que estás molestando y si lo molesta o le hace daño me pongo violenta así que vete de aquí , antes
que yo misma te parta la puta cara por intentar drogarme y para dañar a mi novio.
—¡Lárgate de una puta vez que no ves que me estoy conteniendo imbécil! —exclama Diego—. Si no te pego es
porque fuiste alguien importante para mí, pero ya no. —Carlos da otro paso hacia nosotros.
Empujo a Carlos quien me mira furioso. Carlos toma la mano de Barbara y se alejan. Son tan para cual. Me giro para
mirar a Diego, él sigue la mirada a dos de sus ex amigos y me abraza con fuerza.
—¡Mi chica ruda y sexy! No hacía falta que me defendieras Anastasia, pero no te voy a negar que me pones caliente,
verte ser tan ruda—me da un beso en la frente.
—¡A ti todo te pone caliente! —Le susurro mordiendo su oreja.
—Todo a lo que se refiere a ti y solamente a ti. Vamos antes que te meta dentro de mi todoterreno y te lo haga rápido
y duro—bromea.
—¡Diego! —Exclamó entre risas. Me alegro de que esté de mejor ánimo y que no le dé la importancia para que lo siga
afectando. Porque eso no se les hace a los amigos. Siempre digo que uno nunca termina de conocer a las personas o
su verdadera cara.
Nos separamos en los pasillos porque él tenía otro ramo. Entre mi salón. Me senté en primer puesto y el profesor
comenzó a dar las instrucciones de la prueba, mientras la iba entregando. La miré y estaba sencilla.
******
Mariel:
Harry salió de mi despacho. Me pasé la mano por el pelo. Cuando llegó la llamada supe que habíamos fracasado de
nuevo. Podía ser cualquiera de las cinco personas que teníamos desaparecidas.
Me llevé el teléfono a la oreja y me pareció que aquel pedazo de plástico pesaba cien kilos.
—Muñoz—digo esperando las malas noticias. Escuché lo que le decía y me quedo quieta.
—¿Dónde? —pregunto. Hacen otra pausa. —Está bien, llegamos enseguida.
Harry reapareció y escondió el rostro entre las manos. Porque esto se está haciendo imposible, es como si fuera un
puto fantasma que sabe evadir a cada puto policía de Barcelona.
El cansancio parecía haber desaparecido en un instante; teníamos que atraparlo rápido aun cuando estábamos la
mayoría haciendo turnos de catorce horas. Mire a Harry con la mandíbula apretada; los ojos, un poco enrojecidos.
Porque esto me estaba acabando por dentro.
—Tenemos un cadáver, Harry, en un mirador. Está quemado el auto, es el chico que desapareció con su novia. Lo
cual me hace pensar que ahora Nicolás está comenzando a seguir a sus víctimas y le dará lo mismo si están
acompañadas o no, matara a la persona que se interponga. Está cometiendo crímenes desordenados y organizados.
Es un maldito peligro.
—¿Estás segura de que es Nicolás?
Chasqué mi lengua y asentí. Mire la foto de la chica y la del chico. La chica encajaba perfectamente en el perfil de las
víctimas.
—Sí, vamos de una vez a la escena.
—Jefa, aquí está el caf... —Entra Morelli, deja el café.
—Lo siento, han encontrado otro cadáver. ¡Deprisa! Avisa a los demás para que controlen a los malditos parásitos de
la televisión.
Él asiente y salimos rápidamente de mi despacho con Harry. Bajamos en un ascensor. Salimos al subterráneo y nos
subimos al coche, todavía no había cerrado la puerta cuando el vehículo ya arrancaba.
Cuando llegamos al mirador ya estaban los malditos parásitos de los periodistas y apenas podía controlarlos mis
compañeros. Nos bajamos rápidamente y comenzamos a esquivar los periodistas.
Me acerqué rápidamente a la escena y el auto estaba quemado. Me acerqué más aún y vi que el cadáver del chico
estaba sentado. Me puse los guantes de látex. Observé atentamente la escena y vi que había sangre en el asiento y
también en el manubrio.
Apreté los puños hasta que los nudillos me quedaron blancos.
—¡Hostia! ¡Hostia! ¡Hostia! — exclamó Gonzales, como si ese acceso de ira pudiera de algún modo cambiar el horror
que contemplaba.
—Es él, maldita sea—masculló enojada.
Harry asintió y vi que la mayoría estábamos cansados y cada vez perdíamos la esperanza en atraparlo. Es que no
entiendo cómo puede evadir a toda la puta policía.
—¿Quién lo ha encontrado? —pregunte.
—He sido yo, comisaría. O, mejor dicho, he sido el primero en llegar—dice un hombre de unos treinta años—. Paré un
momento para estirar las piernas y me encontré... —asentí con mi cabeza.
—¿Nadie ha tocado nada? —Pregunté a mis compañeros y todos negaron con sus cabezas.
—No, no he dejado que se acercara nadie. Esperábamos que llegaran ustedes—dice Luisana. Le sonrió y rodeó la
escena. Me agacho porque hay un rastro de líquido.
Lo toco y es gasolina. Me levanto y observo de nuevo el cadáver del chico.
—¿No hay rastro de la chica? —pregunto.
—Nada. Solo el cadáver del chico. La muerte fue un disparo. —Me agaché, tomé un casquillo de calibre 22 y lo metí
dentro de una bolsa.
—El asesino tiene una pistola de calibre 22—dije a mis compañeros quienes miraron el casquillo.
Sacaron fotos de las escenas y revisamos bien las escenas por fuera antes de abrir el auto. Tomamos cada cosa que
pudiera servir de evidencia e intentamos encontrar alguna huella, pero nada. Usaba guantes, usaba malditos guantes.
Me acerqué a la puerta e intenté abrirla, pero estaba trancada. Harry hizo más fuerza y la cerradura saltó.
Entró en el vehículo y observó el cadáver. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al quedar al frente del cuerpo. Tomé su
barbilla y una bala había perforado su frente causando una muerte al instante. Comencé a buscar pista, algo tenía que
ver en esta maldita escena.
El doctor forense llegó y sacaron el cuerpo. Lo pusieron en la camilla y el doctor José comenzó a examinarlo con
cuidado aun cuando ya todos sabíamos la causa. El novio solo fue una víctima sin importancia para el asesino y su
presa era la chica.
—Al joven lo mataron a sangre fría con un solo disparo en la frente que causó la muerte en un segundo y luego
intentaron quemar el carro para borrar evidencia del crimen—lo pusieron dentro de una bolsa y vi cómo lo sacaban
para hacer una autopsia más a fondo.
⋙ A simple vista no veo que podamos sacar mucha más evidencia oficial Muños —dice el doctor José—, sacándose
los guantes de látex.
—Me imaginaba—murmuró ya cansada.
—No te desanimes muchacha lo vas a atrapar, ten fe por algo eres la jefa—me anima.
Mire a mi alrededor buscando alguna cámara de tránsito o algo que pudiera ayudarnos. Me acerqué a Harry quien
estaba hablando con Gonzalo.
—¿Hay alguna cámara de tránsito por esta carretera?
—Tendría que averiguar, jefa—dice Gonzalo.
Le sonrió.
—Por favor, averigua—él se alejó de nosotros y Harry puso una mano en mi hombro.
—Lo vamos a atrapar tarde o temprano—me anima.
—Prefiero que sea lo antes posible antes de que mate a más gente, Harry.
Volvimos a la comisaría derrotados y caminé hacia la oficina de González, quien estaba en su computador. Me
acerqué a él.
—¿Me puedes ayudar en algo? —Pregunté amablemente y él asintió. Me acerque a su computador y le ordene que
descargara una foto de Nicolás. —Puedes cambiarle el corte de pelo, el color y hacer distintos bocetos. Con cabello
largo, de colores y con distintos tipos de barba.
—¿Es el sospechoso principal?
Asentí con mi cabeza.
—Es principal sospechoso, aún no tenemos nada que lo incrimine o lo relacione con las muertes. ¿Podrías hacer lo
que te pedí, por favor?
—A la orden jefa—me sonrió amablemente.
—Gracias.
Salí de la habitación y me encerré en mi despacho a pensar. Me mordí el labio inferior. Comencé a releer el informe
que tenía de Nicolás y todos los otros posibles sospechosos. Aún no tenemos la certeza de que sea él. Y más con el
último crimen donde mató con una pistola, normalmente los asesinos en serie siempre usan el mismo método.
Miré de nuevo la foto de Nicolás y me parecía un chico tan guapo, no entiendo como pude estar haciendo esto. Como
paso del amor al obsesión y de ahí a matar. Lo peor de esto es que si es Nicolás el juicio va a ser un circo mediático,
Nicolás llamará la atención de inmediato por su belleza y lo guapo.
Anastasia:
Diego estacionó su todoterreno frente a la pizzería. Me acerqué a él y le suave beso en sus labios. Me bajé del
vehículo, pero me arrepentí. La piel se me erizó y sentí una mirada sobre mí. Tragué duro, miré a todas partes, pero
no vi a nadie sospechoso.
<<Me estoy volviendo loca y paranoica>> Observo al policía quien me hace un gesto con su cabeza. Entró
rápidamente al local y me acercó a la caja donde pagó mi pizza que ya habíamos reservado.
Cuando subo de nuevo al todoterreno sigo en alerta. Miro hacia todas partes y doy un salto cuando siento la mano de
Diego en mi rodilla. Me mira preocupado.
—¿Qué ocurre? —Pone su mano en mi mejilla y me acaricia suavemente.
—Eh, nada...yo solo estaba pensando—miro de nuevo hacia todas partes y él levanta una ceja. Sabe que estoy
mintiendo, pero es que ni yo sé si alguien me está siguiendo o me estoy poniendo paranoica. —Por favor, vámonos.
Él asiente y arranca el vehículo. Miro por el espejo esperando ver algo extraño, pero no solo veo el auto de policía que
nos viene siguiendo y los otros autos siguen su curso.
Cuando entramos en su departamento puedo soltar el aire que me estoy conteniendo. Caminamos juntos hacia su
cocina. Diego va tarareando una canción de Taylor Swift y no sé si grabarlo o reírme de él.
Él corta la pizza y deja un trozo en mi plato y luego en el suyo. Suelto una risa cuando cambia la canción a una de
Bruno Mars. Él me mira con diversión y me tomó de la cintura haciendo que nuestros pechos se junten.
—¿Te he alegrado? —Pregunta mordiendo mi oreja—. Estabas algo preocupada en el coche.
—Solo estoy siendo paranoica de seguro que no es nada—trato de sonreír. —¿Comemos? Creo que el examen mató
mis neuronas por hoy—bromeo.
—Mi tontita. Vamos—salimos de la cocina y nos sentamos en su enorme mesón. Deja los vasos y el jugo de naranja
—. ¿Estaba muy complicado el examen? —Pregunta con diversión.
Le doy una mordida al trozo de pizza bajo la atenta mirada de Diego. Masticó rápidamente antes de responder su
pregunta.
—Algo. Alguna que otra pregunta estaba complicada.
—Te va a ir bien. Eres una nerd—se burla.
Suelto un bufido porque él sí que es un nerd tiene casi todos los ramos promedio perfecto.
—Mira quien lo dice—le doy un empujón, pero él toma mi mano y se la lleva a su boca y chupa uno de mis dedos
antes de morderlo. Suelto un gemido. —¡Dios dame fuerza! —Exclamó dramáticamente.
—Fuerza necesitarás después—Se inclina y me da un suave beso—. Anastasia—me llama. Levantó la mirada y
masticó la pizza. —Quiero presentarte a mis abuelos ¿puedes mañana?
Asiento con mi cabeza.
—¿A qué hora sales de clase? Salgo a la una de la tarde.
Hago una mueca.
—Salgo a las dos y media, pero vete tu primero. Me pasas la dirección y listo.
Me mira fijamente. Estoy segura de que su cerebro está trabajando a mil por segundo encajando las piezas. Él niega
con la cabeza y acerca más su silla a la mía.
—Te espero, Anastasia, no tengo problema, me quedaré con Cameron ¿vale? —suelto un suspiro y asiento—. Mi
abuelita se muere por conocerte y compartir con la chica que se ha robado mi corazón, ya que ella se siente
reemplazada.
Me muerdo el labio inferior, espero que no me tenga mala antes de conocerme. Levantó la mirada y veo que me está
tomando el pelo con las últimas palabras.
—Te amará Anastasia al igual que yo. Tú puedes robar el corazón de cualquier persona, claro cuando no eres
antipática.
Pongo los ojos en blanco.
—¡Ja, ja, ja! —Es todo lo que digo.
—El sarcasmo no es lo tuyo, Anastasia—me guiña un ojo y toma su trozo de pizza y le da una mordida—. Deja de
fruncir el ceño—él me imita y no puedo evitar mi sonrisa—. Te ves más bonita si me sonríes.
—¿Está seguro de que me quieres presentar a tus abuelos? —Preguntó nerviosa. Me remuevo en la silla.
—Si no tengo duda Anastasia y mis abuelos se mueren por conocerte, ¿me vas a presentar a tus padres?
Me quedo callada, sé que mis padres lo van a amar. Mi madre va a caer por Diego, siempre ha sido una mujer muy
dulce y simpatía, pero en cambio mi papá sé que le va a caer bien, pero también sé que va a molestar e intimidar a
Diego.
—Sí, pero tengo miedo de la reacción de mi padre.
Diego abre los ojos y yo sonrió por dentro. Ahora es quien está incómodo y se remueve en su silla, toma su vaso de
jugo.
—Mi padre es algo protector porque soy su princesa guerra, y nunca le ha gustado verme con chicos. Y es raro porque
cada chico que le presentaba a mi padre después ellos nunca me hablaron—me encojo de hombros. Miro de reojo a
Diego, quien me está mirando atentamente—. Supongo que temen por su integridad.
Él está callado y aprieta sus labios en una fina línea.
—No dejare que nadie nos separe, Anastasia, ni tu padre, aun cuando mi integridad corra peligro—dice muy seguro.
Mis manos rodean su cuello y me siento en su regazo.
—Es broma, tontito—su cuerpo se relaja y no puedo evitar reírme—, pero mi padre sí hace amenazas, pero son
bromas, Diego, relájate. Mi madre te va a amar.
—De eso estoy seguro—dice con orgullo—. Y...a tu padre puedo intentar decirle que es bello a ver si también cae bajo
mis encantos.
No puedo evitarlo y comencé a reírme porque ya me imagino a Diego diciendo eso a mi padre y de seguro lo echa de
la casa. Él se une a mí y me abraza con fuerza.
—¡Dios! No te dejaré ir nunca—le susurro aun tratando de recuperarme.
—¿Me lo prometes? —Dice apartando el pelo de mi cara y acariciando mi mejilla.
—Te lo prometo. —Lo beso cerrando la promesa, no quiero soltarlo jamás porque cómo podría soltarlo a este chico en
mi vida me podría volver a encontrar alguien como él.
Terminamos de almorzar y jugamos un poco a las cartas revelando secretos, Diego no perdió la oportunidad de
preguntar sobre la historia de Simón y mía. Yo también le pregunté la suya con Barbara y no puedo creer que ellos se
conocían hace cuatro años. Después vimos un poco los Simpson. He intentado olvidar esa alerta que he sentido
desde ayer.
******
Me quito las zapatillas por el camino para que, al llegar arriba, tardemos menos en librarnos de la ropa. Abre la puerta
del dormitorio principal y camino a donde está la cama.
—Levanta los brazos —dice con ternura. Hago lo que me dice y él me sacó su polera. —Eres bellísima.
Me desabrocha el botón de mi pantalón y lo deja caer al suelo. Me vuelvo para verle la cara. Tiene la boca relajada y
los ojos entrecerrados. Acerca la mano y, despacio, me baja una copa del sujetador rozando el pezón con los nudillos.
El corazón se me dispara en el pecho.
Está cariñoso. Se lleva las manos a la espalda, agarra su camiseta y se la quita por la cabeza. Está en tan buena
forma que cada vez que veo su cuerpo jadeo. Cada vez está mejor.
—Vamos a celebrar porque vas a tener una buena nota.
No me toca, se limita a quedarse ahí, delante de mí, quitándose las zapatillas. Mentalmente le suplicó que se diera
prisa. Muerdo el labio inferior y paso el pie de una lado a otro inquieta.
—Eso espero... —le digo.
—Estás ansiosa por lo que te espera. —Está serio y pensativo. No sé cómo tomármelo—. ¿Quieres que comience ya
nuestra fiesta privada?
<<Ay, Dios.>>
—Sí —jadeo.
—Ven aquí.
Doy un paso adelante, le pongo las manos en el pecho duro y levanto la cabeza para buscar su mirada. Pasamos
unos instantes en silencio, contemplándolos, antes de que sus labios tomen los míos y me catapulten al instante. Gimo
y traslado las manos hacia su pelo. Me agarro a él cuando me levanta y me apoya contra su cuerpo. Nuestras lenguas
enredadas se acarician despacio.
Me lleva a la cama, se tumba encima de mí. Abandona mi boca y se sienta. Saca un condón de su pantalón. Me deja
acalorada y jadeante. Me mira y veo los engranajes de su maravillosa mente trabajando a toda máquina. Quiero saber
qué está pensando.
—Podría quedarme aquí sentado todo el día viendo y escuchando tus jadeos y como te revuelves con mis caricias.
Eres un espectáculo maravilloso de ver bella, jamás me cansare. —Murmura mientras juega con mi pecho.
Después baja la otra copa y le dedica a éste las mismas atenciones que al primero. Se me endurecen los pezones.
Los pellizca y estira con los dedos, atento a sus movimientos. Me está volviendo loca. Tiene los labios húmedos, la
boca entreabierta.
—No te muevas. —Se levanta de la cama y, ya de paso, me quita las bragas.
Gimoteo un poco al dejar de sentir su peso sobre mí. Lo veo desabrocharse la bragueta de los vaqueros, bajárselos y
quitárselos de un puntapié, sin prisa. Luego se saca el bóxer, rasga el condón y lo desliza por su miembro. Aprieto las
piernas con fuerza para controlar mis deseos por él.
Vuelve a la cama, me abre las piernas y me pasa la lengua directamente por el centro del sexo.
—¡Dios, Dios, Dios! —Me cubro la cara con las palmas de las manos y me clavo los dientes en ellas cuando me mete
la lengua, la saca y traza lentamente mi circunferencia con ella antes de volver a meterla. Creo que voy a
desmayarme.
—Eres mi dulce postre Anastasia—dice con una sonrisa malvada.
Empiezo a rotar las caderas siguiendo su ritmo, en busca de más fricción. Me presiona el vientre con la palma de la
mano para evitar que me arquee debajo de él.
Levanta la boca y envía una corriente de aire fresco por mi piel antes de volver a su inexorable patrón de tortuoso
placer. Cuando comenzó a mover la cabeza de un lado a otro e intentó cogerlo del pelo, aumenta la presión y explotó
a su alrededor, levantando las caderas en un acto reflejo y exhalando un jadeo. Cierra la boca sobre mi sexo y
succiona literalmente cada pulsación que sale de mí. Arqueó la espalda todo lo que da de sí, muerta por el placer.
Diego gime de pura satisfacción.
—Hummm, eres sabrosa Anastasia, te pondré más seguido en mi menú personal.
No puedo ni hablar. Me quedé muda porque Diego se transforma en la cama, es obvio que ha tenido mucha
experiencia con diferentes mujeres y yo solo he tenido muy pocas.
Mi pobre corazón empieza a calmarse y yo le paso los dedos por el pelo mientras disfruto de las atenciones de su
boca, que me besa con ternura, me muerde y me chupa la cara interior de los muslos.
Oigo su risa y traza un camino ascendente de besos por mi cuerpo hasta que encuentra mis labios. Aprieta sus labios
suaves contra los míos sin dejar de mirarme. Le pongo los brazos sobre los hombros y acepto su peso cuando entierra
la cara en mi cuello. Su excitación es tremenda y palpita contra mi muslo.
—Me enamoras hasta más no poder, bella —susurra en mi cuello. Levanta las caderas introduciéndose despacio en
mí, con un gemido. Yo también gimo y aprieto todos y cada uno de mis músculos a su alrededor.
Me busca la pierna y desliza el brazo bajo mi rodilla. Tira de ella para colocársela encima del hombro y luego apoya la
parte superior del torso en los antebrazos. Lentamente, se retira y vuelve a entrar mientras me mira fijamente.
—Diego —, susurro con los dedos enredados en su pelo.
Vuelve a salir y a continuación empuja con un gemido.
—¿Te gusta?
Gimo al recibir otra embestida deliciosa y profunda.
—Si —susurro.
Me mira.
—Te necesito. —Parece abatido, y eso me deja fuera de juego—. Te necesito de verdad, Anastasia por el resto de mi
vida.
Vuelve a sumergirse en mí, lo que provoca un gemido mutuo. Aprieto sus hombros con fuerza, aunque me aseguro de
sostenerle la mirada.
—Bésame, joder. —Lo miro, dividida. Entra y sale de mí sin prisa, a un ritmo de ensueño que hace que la exquisita
presión vuelva a acumularse gradualmente. No puedo controlarlo—. Bésame, por favor.
Acercó su cara a la mía y lo beso, mientras él se hunde en mí y vuelve a salir rotando las caderas. La tensión
comienza a crecer en mi cuerpo y empiezo a temblar al borde de la liberación, estoy a punto de llegar a mi clímax. Se
me escapa el aire en jadeos cortos y punzantes, pero intento controlar mi orgasmo.
—Aún no —me advierte con dulzura, y aprieta con fuerza en su embestida.
¿Cómo lo sabe? Me concentro todo lo que puedo, pero estoy fallando como siempre. Le clavó los dedos en la espalda,
una señal sin palabras de que estoy al borde de mi clímax. Gruñe, me muerde el labio y empuja hacia adelante.
—Juntos —masculla contra mi boca.
Asiento y aumenta la intensidad de sus arremetidas para acercarnos a ambos al nuestro orgasmo. Mantiene el control
de sus embestidas. Donde entra y sale de mí con un ritmo que nos vuelve loco a los dos deseo.
—Ya casi estoy, bella —gime.
—¡Diego! —Lo llamó por su nombre.
—Aguanta, aguanta un poco —dice con suavidad, y me la clava una vez más ejecutando una rotación tan profunda
con las caderas que me resulta deliciosamente dolorosa. Se adentra en mí cuanto puede.
Los dos gritamos.
—Córrete para mí.
Sale y vuelve a entrar más fuerte. Me libero. Noto que palpita y tiembla dentro de mí mientras ambos llegamos a
nuestro clímax. Jadeamos juntos. Mis músculos se estremecen en torno a su pene palpitante y el corazón me late con
fuerza en el pecho.
Lo beso con adoración mientras se relaja, aún con mi pierna por encima del hombro y apretándose contra mí, soltando
todo lo que tiene, gimiendo de placer puro.
Diego sale dentro de mí y le hace un nudo al condón. Lo bota a la basura. Tomo mis bragas y me pongo su polera. Me
tiro de nuevo en la cama y él se pone su bóxer. Me abraza fuertemente.
—¿A qué edad perdiste la virginidad? —Preguntó curiosa.
Él alza una ceja y aparta el pelo rebelde de mi cara. Se queda unos segundos callados.
—A los trece años—me miró fijamente—. Y de ahí no pare de acostarme con diferentes chicas.
—Ahh y...¿Te gustaba?
Él suelta una risa y niega con su cabeza.
—Claro, Anastasia. Me gustaba, pero no es lo mismo que contigo. Lo de nosotros es otro nivel, porque contigo tengo
muchos sentimientos y lo otro era diversión y nada más que diversión para olvidar el momento—dice mordiéndose el
labio inferior.
—¿Algo más? —Pregunta con una sonrisa.
—¿Has tenido trío o has participado en orgías? —Preguntó con diversión.
Diego se atraganta con su saliva y sus ojos se abren como platos. Me muerdo el labio para no reírme. Tampoco es
para tanto, tengo curiosidad.
—Solo tengo curiosidad.
—Si he hecho un trío y no he participado en orgías, muchas personas—suelto una risa—. Ahh, no. No, no sé qué
pensamiento estás teniendo en tu mente, pero nunca te voy a compartir Anastasia.
—Diego..., yo no quiero eso, solo tenía curiosidad.
—Mi chica es curiosa, ¿no te pones celosa de que tenga un pasado así?
Pienso un momento, un poco de celos sí, pero es su pasado y ahí es donde debe quedar, al igual que mío tampoco fui
una santa con Simón y Nicolás con ambos hice cosas como tocarnos.
—Algo, pero es tu pasado Diego. Yo también lo tengo, lo que me importa es el presente y nada más.
—Concuerdo, mi bella—dice dándome un beso en la mejilla—. Mis abuelitos se van a enamorar de ti—me asegura
con una sonrisa.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el sexto mes de cuarentena y el lunes vuelvo a clases online viva :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 63
—Anastasia... —Su susurro me despierta. Intento volverme, pero no consigo moverme—. Bella.
Abro los ojos y me encuentro con sus brillantes ojos cafés.
—¿Qué? —Digo tapándome la cara con las manos, porque no me deja dormir tranquila. Suelto un suspiro. Él apoya su
cabeza en mi hombro.
—Estás despierta. —Se apoya sobre los antebrazos y restriega su entrepierna contra la mía para mostrarme su estado
actual—. ¿Lo hacemos? —Pregunta con una sonrisa tierna y pasando su mano por el pelo.
Muerdo mi labio inferior para no reírme de él. Es jodidamente tierno y ardiente.
—Con condón —exhalo. Miro hacia abajo y veo que su amigo ya está cubierto por un condón. Alzó la ceja hacia él y
se limita a encogerse de hombros.
—Hecho, mi Anastasia —Su mano desciende por mi cadera hasta mi abertura y extiende mi caliente humedad
sofocando un grito de satisfacción—. ¿Estabas soñando conmigo? Sé que soy el chico de tu sueños —Pregunta
seguro, volviendo a apoyar la mano sobre el colchón y retrocediendo.
—Puede ser. —Me hago la dura, pero entonces se hunde en mí y mis intentos de hacerme la indiferente desaparecen
al instante—. Ahhh —gimo.
Levantó los brazos y enroscó los dedos alrededor de su cuello. Su deliciosa plenitud en mi interior me lleva a lugares
más allá del placer, tal y como Diego había prometido. Sí que estaba soñando con él.
Siempre me fascinará este chico, pero lo más importante es que estoy absoluta, dolorosa y perdidamente enamorada
de él. Nuestros cuerpos deslizándose rítmicamente superan los límites del placer.
Me mira con total devoción, alimentando mis sentimientos cada vez más con cada golpe de sus caderas. Estoy
ardiendo, exhalando jadeos en su rostro mientras mis palmas se humedecen por el sudor que empapa su nuca.
—Me muero por besarte —murmura hundiéndose profundamente mientras intenta controlar su agitada respiración.
—¡Bésame! —lo reto.
Frunce el ceño.
—Me muero de ganas, pero no quiero apartar los ojos de tu rostro. Necesito verte la cara. — Aprieto mis músculos
internos por acto reflejo y lo siento latir lenta y constantemente. —Joder, Anastasia, la perfección no es nada
comparada contigo.
Quiero contradecirlo, pero tengo toda mi concentración puesta en igualar el meticuloso ritmo de sus caderas. Sus
embestidas son firmes y precisas, y sus retiradas lentas y controladas. Las cosquillas que siento en el estómago se
preparan para descender algo más, para erupcionar y volverme loca con sensaciones incontenibles. Mi corazón
también estalla.
De repente, me estoy moviendo, me incorpora y me coloca sobre su regazo mientras él se pone de rodillas y me guía
arriba y abajo.
—Tienes la medida justa para mí —gruñe, y cierra los ojos lentamente—. Lo único en mi vida que ha sido perfecto de
verdad eres tú.
A través de mi estado de dicha, intento comprender qué significa eso. Sé que Diego ha estado solo mucho tiempo,
escondiéndose del mundo por miedo a ser dañado de nuevo.
Me siento hipnotizada cuando me aparto y lo miro a los ojos, aferrándome a su pelo y moviéndome exactamente como
él me indica. El poder que emana siendo tan tierno es increíble, y su velocidad y contención me hacen perder la razón.
Jadea y une nuestras frentes.
—Te ves jodidamente sexy en esa posición —repone. Baja los labios hasta los míos y nos besamos con fervor.
Nuestras lenguas chocan y se enroscan mientras yo asciendo y desciendo continuamente. Esta posición es muy
íntima y me deja expuesta al estar arriba de él.—. Eres demasiado especial, Anastasia.
—Tú también.
—¡Calla que me lo creo! —Encorva las caderas un poco, provocando un grito de ambos—. ¡Joder Anastasia,! —
Exclama, levantando el trasero de los talones y arrodillándose mientras me sostiene contra él sin ningún esfuerzo.
Dejó caer la cabeza hacia atrás mientras me agarró a su espalda y me aferro con los tobillos para conseguir un poco
más de estabilidad. Suelto un jadeo, esto es muy intenso.
—No me prives de tu rostro, Anastasia.
La cabeza me pesa y gira a su libre albedrío conforme la presión se acumula y bulle. Voy a estallar.
—Me voy a correr.
—Por favor, Anastasia, deja que te vea —dice con una suave embestida—. Por favor. —Me suplica.
Me obligo a cumplir su ruego, reuniendo la poca energía que me queda para agarrarme de su cuello para ayudarme.
Grito.
—Túmbate hacia atrás, por favor.
—¿Qué? —Grito, cerrando los ojos y sintiendo cómo mis músculos se contraen persistentemente. Ya no puedo
controlarlo más.
—Túmbate hacia atrás, por favor—repite.
Apoya la mano en mis lumbares y deja que me recueste contra ella para bajarme hasta que la parte superior de mi
espalda toca el colchón y la parte inferior de mi cuerpo se mantiene aferrada a su cuerpo arrodillado
— ¿Estás cómoda, ahora?
—Sí —jadeo arqueando la espalda.
—Bien, mi bella —gruñe. La expresión de su rostro me indica que él también está cerca del orgasmo. Su estómago se
endurece como señal del aumento de tensión.
—¿Estás lista, Anastasia?
—¡Sí!
—Joder, yo también. Siempre lo estaré para ti.
Sus caderas parecen cobrar voluntad propia. De repente, me percute con violencia y la delicadeza anterior
desaparece. Está temblando, intentando controlarse. Me estoy corriendo.
—¡Diego! —Gritó su nombre.
Da un nuevo golpe de caderas y nos lleva a los dos al límite. A continuación, deja escapar un bramido contenido y yo
un grito sofocado. Clava los dedos en mi piel mientras se hunde un poco más en mí, temblando, sacudiéndose y
jadeando. Estoy agotada, completamente inservible, me cuesta incluso mantener los ojos clavados en el rostro
húmedo posterior al clímax de Diego.
Recibo con ganas su peso cuando se deja caer sobre mí, manteniendo los ojos cerrados, pero compensando el hecho
de no verlo al sentirlo por todas partes. Está empapado en sudor, jadeando contra mi pelo, y es la sensación más
increíble y profunda del mundo.
—¿Qué te pareció nuestro sexo soñoliento? —Susurra besando mi hombro.
—Caliente y ardiente—bromeo—¿Qué hora es?
—Son las siete de la mañana. Perdona por despertarte, pero te tenía muchas ganas.
Levanta su cabeza y me regala una hermosa sonrisa de niño bueno. Le pego con la almohada. Él suelta una risa.
—No te vi quejarte, Anastasia.
—Me tengo que bañar, estoy toda sudorosa—intento moverme, pero él me abraza con más fuerza y pasa su lengua
por mi mejilla—. ¡Diego! —Exclamó sorprendida.
—Me gusta que estés sucia y sudorosa—bromea.
—Muy gracioso. Me das permiso.
Se mueve hacia el lado y yo tomó rápidamente una toalla, ropa y todo lo que necesito para meterme a la ducha. Abro
el grifo y comienzo a regular el agua. Muerdo mi labio inferior porque hoy es día que conoceré a los abuelos de Diego.
Estoy aterrada por dentro.
******
Diego me mira mientras me tomó la pastilla y me toca la frente. Suelto un suspiro. No me siento bien y los dolores
menstruales comenzaron hace media hora que me bajó la regla, por suerte esta vez solo vino solo con dolores.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? Estás un poco pálida.
—Diego, no te preocupes más, ya me tomé la patilla y, además las llevo en mi mochila. —Le doy un beso en sus
labios—. Vamos.
Tomó su mano y caminamos a la puerta. Lo miro de reojo y me está mirando preocupado. <¡Exagerado!>> —exclamó
para mí misma. Diego aprieta el botón del ascensor y nos metemos dentro.
—¿Seguro que quieres ir? —Vuelve a preguntar.
Suelto una risa y me acerco a él.
—Estoy bien ¡Por el amor de Dios, Diego, que no es la primera vez que me baja la menstruación! —Exclamó entre
risas—. Estaré bien, además que tenemos una cita importante con tus abuelitos.
—Pero Anastasia, tu salud esta primero—ruedo los ojos.
—¡Exagerado! Relájate, Diego—lo empujo de broma—. Mírame ya estoy bien y tengo color, las pastillas funcionan.
—Valee—dice no muy convencido.
Entramos en su todoterreno y busco una canción mientras Diego sale del subterráneo. Suelta una risa y me uno a él al
escuchar la canción que está sonando en la radio, es la misma canción que estaba cantando de Taylor Swift. Miro por
la ventanilla mientras la gente pasa de un lado a otro por la enorme ciudad de Barcelona.
Cuando llegamos a la universidad me bajo de un salto de su todoterreno y caminamos juntos por los pasillos. Me paro
en la puerta de mi salón.
—Te espero—toma un mechón de mi pelo—. Estaré en el estacionamiento pensando en lo que sucedió esta mañana.
Niego con la cabeza.
—Nos vemos. —Me acerco y le doy un suave beso.
******
El día pasa con tranquilidad entrando en clase y en clase. Suelto un suspiro. Miro la biblioteca buscando el libro de
marketing que necesito para el trabajo y me acerco a la estantería, pero un escalofrío hace que me quede quieta, mi
piel se eriza y miro detrás de mí, pero no veo a nadie sospechoso. Solo alumnos haciendo trabajos o en salas de
estudio con sus amigos.
Tomo el libro que necesito y me acerco al caballero que está en la recepción. Le entrego mi pase de la universidad al
hombre y me da la fecha en la cual tengo que devolver el libro. Apenas escucho sus palabras porque me siento
observada. Salgo rápidamente de la biblioteca y entro en el baño de mujeres para intentar tranquilizarme.
<<¡Solo es mi imaginación!>> —exclamó para mí misma. Mojo mi cara, pero la sensación no se va. Siento que la
puerta se abre y escucho como alguien se aclara la garganta.
Abro los ojos y lo veo a través del espejo. Cierro los ojos con fuerza...pensando que son imaginaciones mías. Cuando
los abro veo que se acerca más a mí y tiene una enorme sonrisa malvada. Aprieto con fuerza el lavamanos.
Me quedo quieta porque ya no me sorprende. Han sido tan veces la que me ha hecho esto que ya no me sorprende,
pero esta vez noto que tiene otra aurora más malvada y casi no lo reconocí, tiene su pelo negro e incluso tiene la
barba del mismo color.
—Tan rebelde, mi chica. —Es lo primero que dice.
Muerdo mi labio inferior con fuerza. Me giro para mirarlo.
—¿Qué haces aquí, Nicolás? Déjame en paz. Estás acabado y más te vale no hacer nada porque hay gente afuera y
no dudare en patearte la cara si te acercas a mí—digo amenazante.
Camina hacia mí y se quita los lentes. Toma mi barbilla con fuerza y me observa fijamente. Trago duro al tenerlo de
nuevo frente a mí.
—Te has recuperado bien. Tu cara sigue siendo tan hermosa—me acaricia la mejilla y me remuevo con asco.
—No gracias a ti—escupo con odio—. Porque me torturas así, Nicolás. Ya basta con este juego...deja destrozarme de
una buena vez, déjame tranquila. ¿Por qué me haces esto?
Se quedó callado mirándome por unos largos segundos. Nicolás se acercó más a mi acorralándome. Miro de reojo la
puerta. Se aclara la garganta.
—Porque te amo, Anastasia. Eres igual que yo, una asesina que no te das cuenta de que tu lugar es conmigo. —Tomó
mi muñeca con fuerza.
—Te amaba, Nicolás hasta que me destrozaste ¿Qué ganaste con este juego enfermo? ¿Qué ganaste con venderme
y matar a mi hermano? Dímelo imbécil de mierda.
—¿Quieres saberlo, preciosa? Ahora vas a entender de lo peligroso que soy y que conmigo no se juega, Anastasia:
Quería poder y respecto... y tú no querías darme sexo, quería dinero, drogas. Quería matar a gente y torturarlas
porque tengo estos pensamientos desde que tenía siete años... —sus manos se fueron a su pelo y en su mirada no
había nada. Era una mirada vacía de una persona que no podía sentir empatía por nadie, que solo éramos objetos
para él.
Me solté de su agarre y un escalofrío recorrió mi cuerpo porque sabía que tenía que huir. Había algo muy distinto en
Nicolás, algo que realmente daba miedo.
—No sabes lo que es tener estos pensamientos desde chico, no sabes lo que es excitarse pensando en matar a otra
persona. No sabes cómo se siente matar a otra persona por asfixiarla y sentir que tiene el control sobre otra
persona...no sabes el golpe de adrenalina que es eso. —Se quedó callado. Abrí los ojos como plato al escuchar su
confesión. <<¡Es un puto enfermo!>>—. No sabes lo que es tener demonios en tu interior que te dicen que maten. Tú
no sabes nada.
Di un paso hacia atrás, porque tenía miedo, estaba loco.
⋙ Tú no sabes lo que es sentir rechazo continuo de tu familia o amigo...o del puto rechazo de la sociedad. Desde
chico que he sido un niño retraído, nunca tuve un amigo desde pequeño, me hacían a un lado como una peste y en la
adolescencia prometí que cambiaría todo. Entrené y me metí en las peleas ilegales, pero de qué sirvió si mi hermano
siempre ha sido el mejor. Yo siempre viví en la puta oscuridad. En mi adolescencia me volví adicto a la pornografía
con tintes sádicos, me gustaba mirar asesinatos de mujeres...tienes ideas de lo peligroso que soy ahora ¿verdad?
Él se acercó a mí y me quedé quieta porque estaba paralizada, es horrible lo que me acaba de contar cómo es que su
familia jamás vio esto o alguna señal e incluso yo. Como puede fingir también y engañar a todo el mundo.
—Sabes porque te escogí a ti—me quedé callada—. Porque eres la única mujer que no me tiene miedo y es un reto
para mí. Un reto muy excitante, no eres como todas las otras.
—¿Has matado a mujeres? —Porque de repente en mi mente aparecieron las últimas noticias que han estado
saliendo de chicas desaparecidas y después encuentran su cuerpo sin vida.
Me observa fijamente y su mano acaricia mi mejilla. Doy un salto, pero me mantengo quieta, no quiero provocarlo
porque ahora está tranquilo y creo que también estoy paralizada de terror. Siento que mis pies se clavaron en el piso.
—Veo que estás enterada de las noticias. Solo a diez mujeres las he violado y torturado porque me gusta y, me da un
placer increíble matar—lo dijo tan calmado. Solté un grito de terror—. Escucha esto, Anastasia, eres mía y aunque tú
creas que me venciste eso no es cierto, cariño. No tienes ni idea aún de lo que soy capaz de hacer aún. Ves este reloj
—tomó mi cara con fuerza y puso al frente su reloj—. El reloj tiene manecillas donde el tiempo corre y tú volverás a mí.
—No volveré a ti, antes muerta: ¿me escuchas?
—Solo dos palabras, Anastasia: Alejandra Navarro.
—<<No. No, no, no puede ser>>—me digo a mí misma—. Su objetivo estaba claro y era Alejandra.
Se alejó de mí y vi cómo se ponía de nuevo sus lentes, me quedé quieta en mi lugar, sentía que no me podía mover.
Nicolás apuntó su reloj y dijo:
—Tic toc, tic toc, Anastasia: el tiempo corre, tiene tus días contados—él se rio sádicamente y su risa retumbó en mis
oídos que me hizo abrazarme a mí misma—. Tic toc, tic toc. Cuando nos volvamos a ver, uno de los dos va a morir,
Anastasia y no seré yo querida. Ya me quitaste demasiado y por mucho que te amo no dejo que nadie me quite lo que
es mío. Jamás debiste hacer eso porque despertaste al verdadero demonio que tengo dentro de mí.
Se acercó rápidamente a mí y tomó con fuerza mi cuello, me azotó contra la pared. Sentí miedo e intenté soltarme,
pero él pegó su cuerpo más al mío y comenzó a restregar su erección contra mí. Me dio ganas de vomitar y él apretó
más mi cuello haciendo que me costara respirar.
⋙ Estoy deseando que llegue ese día, ¿Sabes? Alejandra es muy guapa e igual me puedo divertir un poco con ella,
mientras espero que te unas a mi fiesta privada y ¿sabes algo? Me pone cachondo pensando en cómo puedo
torturarte y luego matarte ¿es lo que quieres? Pronto se hará realidad. Es el ultimo aviso cuando nos volvamos a ver tu
morirás Anastasia.
Me soltó y vi como salió del baño. Me pasé una mano por el cuello y mis ojos se humedecieron. Me deslicé por la
pared y tomé con fuerza mi pelo, quería arrancármelo de la cabeza. Nicolás era el asesino serial y todo por nuestra
culpa... No, no, no. No es mi culpa...solo intenté detenerlo y fue para peor. Ahora sé que la vida de Alejandra y la mía
corren peligro por un puto psicópata.
¿Por qué? Joder, lo único que hice fue amarlo y darle mi amor. Solo quería una historia de amor, solo quería sentir lo
que era enamorarse, pero fue lo peor que puede hacer. Mi teléfono comienza a sonar y veo que es Diego.
Me limpio las lágrimas y mis manos tiemblan cuando contestó la llama. Trago duro antes de hablar:
—Hola—susurro con la voz ronca.
—Mi Anastasia ¿en dónde estás?
Me limpio las lágrimas y me rasco el cuello.
—Estoy en el baño. En cinco minutos estoy contigo.
Me paro rápidamente y me lavo de nuevo la cara. Sonríe, sonríe Anastasia que hoy día conoces a los abuelitos de
Diego, y después te enfocas en Nicolás. Salgo del baño y marco el número de la rubia, necesito protegerla. Necesito
que venga a vivir conmigo durante este tiempo.
—Hola rubia bonita—me aclaró la garganta—¿Te quiero pedir un enorme favor? —Dije antes de que ella me dijera
hola.
—Hola mi chica sexy, ¿Qué favor? ¿Estás bien? Noto tu voz algo ronca.
—Puedes ir a quedarte un mes a mi departamento, por favor Ale.
Apreté los labios en una fina línea. Alejandra se queda callada unos segundos y yo muerdo el labio inferior nerviosa.
—Claro, ¿sucede algo, Anastasia?
—Te lo cuento después. ¿Estás con Cameron? —Le pregunto. Salgo de la universidad y camino hacia el
estacionamiento.
—¡Si! —Exclama con emoción—. Mañana llevaré mi ropa y me cuentas. Nos vemos mi chica sexy que ahora Cameron
quiere un poco de acción—bromea.
—¡Qué asco rubia! —exclamó.
—Ahora te hace la santa—se burla—. Nos vemos, te amo y dale saludos a tu sexy novio.
Camino inquieta al todoterreno de Diego y no puedo parar de mirar a todas partes porque se me están vigilando.
Como puedo entrar a la universidad. Cuando me acerco veo que Diego está recostado contra el capot de su
todoterreno. Levanta la cabeza y su ceño se frunce.
Da dos pasos a mí y levanta mi barbilla con cuidado.
—¿Qué pasa, Anastasia? ¿Te sientes mal? —Toca mi frente y me mira intensamente. No puedo evitar comenzar a
sollozar de nuevo. Me abraza con fuerza. —Anastasia, por favor dime qué pasa ¿Qué te ocurre? No llores, por favor.
—Diego, estoy bien algo sensible—achicó sus ojos y me observó largo segundo. Salta la vista que no me ha creído,
por ahora no le diré nada —ya cuando volvamos de la visita le contaré—. Te lo contaré Diego, pero después que
vayamos a ver a tus abuelitos sé que es algo importante para ti.
—¿Prométemelo? Me prometes que me contarás lo que te ocurre después.
Yo asiento con mi cabeza y me limpia las lágrimas.
—Me puedes llevar después con Harry y Mariel—susurro.
Diego abre los ojos. Puedo sentir como su hermosa cabecita comienza a trabajar deprisa para unir las partes. Me mira
unos largos minutos antes de tomar mi mano y llevarme la puerta del copiloto.
Me pone el cinturón con cuidado y toma mi barbilla.
—Anastasia—, dice con voz gruesa y seria—. Sé que algo te pasó. Estoy seguro de que te llegó un mensaje de
Nicolás o lo viste.
Desvió la mirada y él suelta un gruñido.
—¿Qué te dijo? —Brama enojada. No lo miro, porque no quiero preocuparlo, lo menos que quiero hacer es preocupar
a la gente que amo con mi demonio del pasado. Toma mi barbilla con fuerza y me obliga a míralo—. Contéstame de
una puta vez.
Lo miré con los ojos abiertos porque Diego jamás me había hablado así tan enojado y furioso ni siquiera cuando nos
conocimos. Me quedo callada y él se da cuenta que cometió un error porque niega con su cabeza y apoya su cabeza
en mis piernas.
—Perdóname Anastasia, joder, perdóname—acaricio su pelo y me mira de reojo—. Tengo miedo de que algo te pase.
—Nada malo va a sucederme Diego, sé defenderme muy bien—le sonrió. Él toma mis manos—. No dejes que esto
arruine la visita que tenemos con tus abuelos, por favor te lo contaré después, te lo prometo.
Él asiente con su cabeza y me da un largo beso en la frente.
—Siempre estaré contigo Anastasia.
—¡Cusí! —Exclamó con una sonrisa.
Pone los ojos en blanco y cierra la puerta con cuidado. Veo como el rodea su todoterreno y se sube al asiento del
conductor. Me muerdo las uñas porque las palabras de Nicolás siguen resonando en mi cabeza: <<Cuando nos
volvamos a ver de nuevo uno de los dos va a morir, Anastasia y no seré yo querida>> Tiene razón uno de los dos va a
morir y sé que tengo todas las de perder, lo acepto si es así como va a acabar mi vida, pero no me iré antes de dar la
batalla y llevarme a ese demonio conmigo. Pensaba antes de conocer a Diego y de volver a sentir y amar locamente
alguien.
Tarde o temprano mi pesadilla iba a acabar eso lo sabía bien, pero nadie dijo que iba a acabar con un final feliz.
Nicolás me ha matado tantas veces que ya es una costumbre entre nosotros. Él me destrozaba y yo huía, estaba
tranquila y cuando volvía a sonreír, él volvía a aparecer para destrozarme de nuevo y así fue durante estos dos años.
Diego puso su mano en mi rodilla y sonrió. El problema es que ahora tengo un motivo aún más grande para pelear con
más fuerza, quiero ser libre y poder darle lo que tanto Diego quiere: un final junto a él. No me dejaré vencer tan fácil,
ahora soy más fuerte que nunca. Tengo sueños y metas con una persona que deseo que se cumplan. Será el fin para
Nicolás, no para mí o eso espero.
Diego para el coche y veo que se ha estacionado en una pequeña casa blanca. Se acerca y me da un suave beso en
los labios.
—¿Estás lista? —Pregunta con una sonrisa.
Entrelazo nuestras manos y me da un suave apretón.
—Si.
Él se baja del todoterreno y yo abro la puerta. Me reúno con él en la entrada de la casa de sus abuelos. La puerta se
abre antes de que Diego toque el timbre. Miro a la mujer de adulta quien me sonríe cariñosamente.
—Dieguito: esta es tu hermosa novia—la abuela de Diego toma mi mano y me abraza fuertemente y le devuelvo el
abrazo—. Eres muy hermosa con razón mi chico anda tan enamorado, me llamo Rosa, pero puedes decirme abuela.
—¡Abuela! —exclama Diego y dándole un beso en la mejilla—. Te extrañe.
La abuela le da una suave palmadita en la mejilla antes de despeinarlo. Suelto un suspiro porque es una imagen tan
tierna. Le da un beso en su mejilla.
—Te dije abuelita que mi chica era la más guapa—me sonrojo y niego con la cabeza.
—Toda la razón. Pero pasa querida—Diego tira de mi mano para que entre en la casa y seguimos a la abuela que
debe tener unos 60 a 65 años, es muy joven y tiene mucho rasgo que también tiene Diego.
Cuando entramos al comedor está sentado el abuelo de Diego, quien lo abraza con cariño. Se hace un lado y el señor
me sonríe antes de darme un beso en la mejilla.
—Muy guapa tu chica, Dieguito—me muerdo el labio inferior para no reírme de su apodo tan tierno—. Un gusto
Anastasia, yo soy Carlos el mejor abuelo que pudo tener Dieguito.
—Eso no lo pongas en duda—bromea Diego.
La abuela de Diego entra con el almuerzo que resulta que es verduras salteadas con salsa de soya y puré. Miro de
reojo a Diego, quien se encoge de hombros. Comenzamos el almuerzo con varias bromas entre los abuelos. Ellos me
preguntan varias cosas sobre mí y de nuestra relación y respondía tranquila a pesar de mi encuentro con Nicolás.
Los abuelos de Diego son un amor de personas y se nota que le han dado todo el amor que han podido a su único
nieto. Diego se veía feliz y se dejaba regalonear por ellos, a pesar de que han perdido mucho, han sabido mantenerse
unidos y fuerte una de las cosas que más admiro de Diego.
Ayudo a lavar la loza con Diego, quien no pierde la oportunidad de molestarme tocándome cuando sabe que no
podemos tener relaciones sexuales durante cinco días. Aun cuando él dijo que no le importaba, pero me niego a tener
relaciones sexuales estando en mi periodo.
—Ven, mi dulce niña—me susurró Diego, besándome el cuello.
Puse los ojos en blanco y lo aparté. Lo estaba haciendo a propósito el imbécil. Tomó mi mano y me guió hacia un
pasillo donde abrió la puerta y me dio un empujón juguetón para que entrara.
Nos quedamos totalmente a oscuras, caminé un poco y él cerró la puerta. Sus brazos me abrazaron la cintura y apoyó
su cabeza en mi hombro. Lo miré de reojo, aún en la oscuridad sabía que me estaba sonriendo .
—Bienvenida a mi cuarto—estira la mano y aprieta el botón de la luz. Parpadeo varias veces para acostumbrarme.
Observo el cuarto tiene una cama de una plaza y varios posters pegado de diferentes películas, la pieza es de color
blanco. Diego me empuja con cuidado a la cama y me hace tumbarme en ella.
Se sube encima de mí y se coloca entremedio de mis piernas. Lo observo atentamente en sus movimientos.
—Te amo—me susurro, apenas puedo escucharlo.
—Te amo Diego Rivero.
Levantó su cabeza de mi estómago y me sonrió dulcemente. Se acercó a mí y me dio un largo beso donde se tomó su
tiempo con el beso. Fue un beso tierno y perezoso.
Apoyó su frente contra la mía.
—Me encanta estar así contigo, mi bella—me dio un beso en la nariz, para luego besarme en la mejilla. Su nariz rozó
con la mía y me derretí con esa caricia tan tierna—. Eres tan dulce y pura.
—¡Aja!
Él soltó una risa por mi respuesta.
—Me gusta saborearte—dice con voz ronca y besándome en el cuello. Cierro los ojos con fuerza—. Y tu cuerpo ama
mis caricias, pero por ahora la fiesta tiene que esperar cinco largos y odiosos días.
—Mala suerte.
—Entonces... —se mordió el labio inferior varias veces—. No vamos a tener sexo durante cinco días—asentí con mi
cabeza y soltó un grito ahogado—. Nada de nada ¿estás segura, Anastasia?
—Muy segura...no me siento cómoda—confieso.
—Y yo respeto tu decisión sobre tu cuerpo y jamás te obligaría a hacer algo que te haga sentir incómoda.
—¡Que caballero!! —Bromeo con una sonrisa y dándole un beso en sus labios—. Mi príncipe mitad ángel y mitad
diablo.
—¿Tienes lo mejor de dos mundos o no?
Se echa a reír y me aparta el mechón rebelde que se viene a mi cara. Coge mis mejillas entre sus manos y me colma
de besos con sus labios de malvavisco. Acepto su beso, sigo su ritmo perezoso, me empapo en la emoción que mana
de todo su ser. Siento sus manos tibias por todas partes, acariciándome y sintiéndome. Sonrió contra sus labios y
apartó sus manos traviesas.
Él hace un puchero.
—No me dejarás tocar tu cuerpo aun con ropa—niego con la cabeza y suelta otro grito sofocado haciéndome reír—,
pero Anastasia como me vas a privar de tocar tu cuerpo.
—No seas llorón—paso mi mano por su pelo.
—Eres mala—dice triste y sacando aún más su labio inferior—, pero te amo. Tiene mi corazón en tus manos
Anastasia, no lo olvides.
Pongo los ojos en blanco y tomo su cara entre mis manos antes de que me dé cuenta su boca está en la mía,
abriéndose paso con delicadeza con la lengua mientras gime cuando el beso se vuelve más voraz y derrota por
completo mis palabras anteriores porque su mano toca mi pecho y le da un suave apretón que me hace soltar otro
gemido.
—No creo que podamos resistirnos a estar cinco días sin sexo. Somos jodidamente perfectos estando juntos, nuestra
química es única, Anastasia.
—Me resistiré tanto como pueda—alzó mi barbilla con orgullo.
—Eso lo veremos—me guiña el ojo.
En ese momento sentimos que alguien toca la puerta de Diego. Nos separamos rápidamente.
—Permiso—dice la abuela entrando en la habitación. Ella viene con postre en su mano.
Me levanto y la ayudo con los platos. Ella me sonríe con cariño y le devuelvo la sonrisa a esta hermosa mujer.
—Cómanselo y después siguen con sus hormonas revueltas. No crean que no los he visto en mi cocina—bromea.
Mis mejillas se sonrojan y ella me guiña un ojo.
—¡Abuela! —Exclama Diego indignado.
—¡Ahh Dieguito, no te hagas el inocente conmigo! —Ella tira un mechón de su pelo y él la abraza con fuerza—. Está
muy guapo, mi niño.
—Soy el más guapo—dice con orgullo—. Y tú eres la abuela más guapa.
—Exacto—le responde ella.
Es en serio que ella le enseñó todo sobre la vanidad a Diego. Suelto una risa porque son tiernos, ahora sé que Diego
tiene a mucha gente que lo ama y es porque Diego se muestra tal y como es, no como al principio, jamás pensé que él
fuera así...de hecho sigue sorprendiéndome.
—Cómaselo—repite ella antes de cerrar la puerta.
Diego tira de mi mano y me sienta en su regazo.
—Te amo mi abuelita—dice Digo. Me muerdo el labio inferior porque no sé si podré resistirme a cinco días—. La
enamoraste tanto como a mí.
—Es imposible no amarme—bromeo. Me da un beso en la nariz—. Diego, no quiero irme de aquí.
Me abraza con más fuerza tanto que me remuevo un poco para que me suelte un poco.
—No podemos ser cobardes, Anastasia, tenemos que enfrentar lo que hay afuera—toma mi barbilla. Lo miro con
intensidad porque sé que tiene razón. Tengo que ser muy fuerte para lo que se viene—. Te apoyaré, mi bella, no te
dejaré sola en esta pelea porque ya no hay un solo tú o yo, ahora hay un nosotros.
Me quedé callada asimilando sus palabras que me infundía seguridad y confianza, pero sabía que la guerra entre él y
yo donde uno de los dos iba a morir y sé que tengo muchas de perder, se ha burlado de cada uno de los policías y
puedo llegar a mi sin ningún problema.
—Lo sé, Diego—es todo lo que digo.
Tengo miedo, pero no seré una cobarde y lucharé hasta el final para proteger a Alejandra, a mis amigos y mi familia.
No dejaré que la historia se repita de nuevo con mi hermano. Esta vez solo seremos Nicolás y yo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el sexto mes de cuarentena. Como he dicho el vuelto ha clase y los viernes salgo a la siete de la
tarde por lo que tendré que cambiar el día ¿que día le gustaría que subiera los nuevos capítulo?
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ​♀️ ​♀️
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 64
Cuando íbamos camino a la comisaría, marque el número de Harry. Me removí incómodo, escuchando el sonido de la
llamada entrante. Cuando contestó supe que me iban a echar la bronca de la vida:
—Hola—contestó enojado, escuchaba como tecleaba sin parar en su computador.
Me muerdo el labio inferior. Porque he sido una irresponsable, no debí esperar hasta ahora para decirle a Harry que
Nicolás prácticamente me había amenazado de muerte en el baño y no tengo ni idea tampoco como entró a la
universidad tan fácil.
—Harry, yo...No te enojes conmigo, pero vi a Nicolás—escuché como se cae algo. Miré mi celular porque estaba
callado.
—¿A qué hora? ¿En qué parte? ¿Te hizo daño Anastasia? —Me bombardeó de preguntas y su tono lo delataba —
estaba furioso—. ¡Mierda! Contesta, Anastasia.
Me hundí en el asiento. Diego puso una mano en mi pierna y me dio una suave caricia.
—Hace casi cuatro horas en el baño de la universidad—declaré, mordiendo mi labio inferior con fuerza—. No sé cómo
puedo entrar a la universidad, nadie entra sin el pase del estudiante Harry, además, como esquivo al policía.
—¡Dios Anastasia! ¿Por qué no viniste antes? Te necesito ahora—sentí como azotaba la puerta—. ¿En dónde estás?
Te voy a buscar.
—Voy para allá con Diego.
Hablamos otro poco más y me retó por no haber venido antes y sobre las consecuencias de mis actos y de lo
peligroso que es Nicolás. Cada palabra que soltaba Harry me daba cuenta de que fui una tonta porque Nicolás pudo
secuestrarme o matar, y nadie se hubiera dado cuenta.
Cuando llegamos a la comisaría Diego me abrazó fuerte para transmitir confianza. Miré a la puerta y estaba Harry
cruzado con el ceño fruncido. Hizo un gesto con su mano para que nos acercáramos. Cuando llegamos a él, entró en
la comisaría y lo seguimos por un pasillo, los agentes caminaban de un lado a otro.
Harry abrió la puerta para que entráramos en su despacho. Caminó rápidamente a su escritorio y Diego se sentó al
lado mío.
—¿Vas a seguirme retando? —pregunte.
Lo miré y vi que estaba apretando demasiado el lápiz. Apoyó sus codos en la mesa y me miró fijamente.
—Te das cuenta de que debiste avisarme cuando ocurrió, ¿verdad? No te das cuenta de lo irresponsable que fuiste
Anastasia, que no recuerdas que casi te mata al golpe y ahora... —se quedó callado y lo supe, ellos ya sabían que
Nicolás era el asesino.
Harry miró a Diego y luego a mí. Le supliqué con la mirada que no le dijera nada. Él suelta un gruñido y se pasa la
mano por el pelo.
—¡Estoy muy enojado contigo! —Me apunto con su dedo y me hundí un poco más en el sillón—. Diego te importaría
salir un momento, necesito tomar su declaración a solas.
Diego lo fulminó con la mirada y yo apreté su mano.
—Estaré bien, Diego, por favor—le di un beso en la mejilla.
—Vale, te espero afuera—me dio un beso en los labios y escuché como Harry tosía—. Y tú no le grites a mi novia o te
partiré la cara—amenazó Harry.
Lo seguí con la mirada hasta que salió de la puerta. Harry se aclaró la garganta y tomó una grabadora y su libreta.
—Tomaré tu declaración—me dice con una breve sonrisa.
Comencé a contarle todo de cómo fue nuestro encuentro las palabras que me dijo y también aún no podían entender
cómo podía mezclarse con tanta facilidad entre la gente o más bien en la sociedad. Harry abrió los ojos cuando llegó a
la parte que Nicolás me confesaba sus crímenes.
—¿Qué me ocultas, Harry? Porque no te veo muy sorprendido con lo que te acabo de contar.
Me miró fijamente antes de sacar unos documentos que los dejó frente a mí. Observe a los papeles y luego a él.
Comencé a hojearlos y Harry prosiguió:
—Nosotros al principio no sabíamos mucho sobre los negocios que tenía Nicolás. Nosotros lo teníamos como
sospechoso de haber matado a dos mujeres en Madrid—Apreté los labios—. Hace seis meses aparecieron dos
cuerpos de unas mujeres que habían sido vistas por última vez con Nicolás. Es nuestro principal sospechoso, pero
nunca se pudo demostrar que él fue el culpable, así que cerró el caso, pero ahora... —antes de terminar de hablar, lo
interrumpí.
—Todo está muy claro, ¿verdad? Ustedes ya sabían que era un peligro...ya sabían que era un psicópata asesino.
Se rascó la cabeza, antes de pararse y sentarse a mi lado.
—No, en realidad solo sabíamos que tenía rasgos de un psicópata. 1 de cada 100 personas son psicópatas en este
mundo, muchas personas viven en la ignorancia de que poseen un cerebro de un psicópata, pero no por eso tiene el
impulso de matar, violar y torturar a personas. Muchos tienen familia, trabajos y llevan una vida completamente
normal, claro tiene menos empatías que las demás personas y tal vez su entorno se da cuenta que hay algo raro en su
personalidad, pero no por eso lo convierte en una mala persona. No todos los psicópatas son asesinos como nos ha
hecho creer la televisión o las películas. Todo depende del entorno y de la infancia que tienen de niños o niñas
Se muerde el labio antes de continuar:
⋙ Muchos de los estudios que se han hecho a los psicópatas asesinos tiene algo en común que son: enfermedades
mentales o daño cerebral que les impiden reaccionar con claridad y también los abusos sexuales que sufren en su
infancia, ellos se alimentan de esa ira es como una bomba para ellos que unos años explota. Muchos de ellos
presentan un vínculo entre una horrible infancia llena de abusos sexuales, violencia intrafamiliar y crímenes horribles
que los marcaron. Muchos de ellos nunca se los contaron a su familia de los abusos sexuales porque probablemente
su padre es borracho alcohólico o drogadicto que le pega a su mamá o tal vez porque puede ser alguien de la familia
quien esté cometiendo el abuso.
Me quedé callada pensando en sus palabras, pero la infancia de Nicolás no había sido tormentosa al menos que
nunca se lo dijera a sus padres.
—¿Acaso tú crees que Nicolás fue abusado por alguien? No lo creo: los padres de Simón se desviven por darle amor
a sus hijos.
Harry guardó los papeles y se encogió de hombros.
—No lo sé Anastasia, pero también hay la excepción como Ted Bundy, Gary Ridgway, no había historial de
enfermedad mental, ningún diagnóstico clínico de daños cerebrales. Tuvo una infancia poco corriente, pero no se sabe
que sufriera abusos. Su madre lo amaba. Hay ciertas características muy marcadas de los psicópatas que puedo ver
entre Nicolas y Ted Bundy que ambos son carismáticos, son encantadores que pueden atraer a las mujeres,
manipuladores, se les da muy bien las palabras para embaucar a la gente. Son egocéntricos, son presuntuosos y son
insensibles. Ellos son la excepción, Anastasia, decidieron cumplir sus fantasías más horribles matando a mujeres
guapas y jóvenes.
¡Dios mío! Creo que estoy en shock, tengo ganas de vomitar. Nos quedamos callados analizando toda la información
que me había dicho Harry que era mucha para procesar.
—Simón, lo sabe sobre los asesinatos, ¿verdad?
—Si, está destrozado por dentro, Anastasia. Quisimos ocultarlo para que no sufriera más, fue una decisión que nos
pidió Simón y Mariel.
—¿Por qué?
—En ese momento consideramos que era lo mejor, Simón estaba destrozado y no quería preocuparte más. Él lo hizo
para protegerte y lo sabes, haría cualquier cosa para mantenerte lo más alejada de esto.
—Lo sé, no hace falta que me lo diga.
—Pondré a más agentes a vigilarte, muy pronto acabará. Voy a ser sincero porque ni Simón y Mariel querían que lo
supiera, pero es peligroso, muy peligroso, es demasiado intelige
Descargar