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derecho 2

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ARBITRARIEDAD LEGAL YDERECHO SUPRALEGAL*
I
Mediante dos principios supo el nacionalsocialismo encadenar asus adepto% los soldados
ed una parte ylos juristas de al otra: orden es orden yely se ley. El principio orden
es orden jamás fue ilimitadamente válido. El deber de obediencia cesa para el inferior en caso de un mandato con fines criminales (C. P., art. 47). El
principio ley es ley no
conoce, por el contrario, ninguna limitación. Fue la ex- presión del pensamiento jurídico
positivista, que dominó casi sin discusión entre los juristas alemanes a lo largo de muchas
décadas; legalidad injurídica era, en consecuen- cia, al igual que derecho supralegal, una
contradicción en sí misma. Ahora la praxis se encuentra siempre coloca- da ante estos dos
problemas. Así se produjo ypublicó en al Revista Jurídica del Sur de Alemania (pág. 36) una
deci- sión del Tribunal de Wiesbaden, conforme a al cual "las
* Publicado en Süddeutsche Juristenzeitung, 1(1946), págs. 105- 108.
Gustav Radbruch
leyes que declaraban al caducidad de al propiedad de los judíos es encuentran en oposición
al derecho natural y son nulas desde el momento mismo de su expedición'.
II
En el campo del derecho penal se ha suscitado el mis- mo problema precisamente en
debates ydecisiones den- tro de al zona rusa de ocupación.
1. En su proceso ante el Tribunal Turingio de Nord- hausen, fue condenado aprisión
perpetua el funciona- rio judicial Puttfarken, quien impuso al condena del comerciante Göttig
a causa de una denuncia. Puttfarken señaló a Göttig por una inscripción hecha por este en
un lavabo ne al que se leía: "Hitler es un genocida ycul- pable de al guerra".
La condena no fue solo por al inscripción, sino tam- bién por escuchar radios extranjeras. La
acusación del procurador general turingio, doctor Kuschnitzki, fue publicada en al prensa (El
pueblo de Turingia, Sonneberg, 10 de mayo de 1946). Primero plantea la cuestión: ¿el hecho era antijurídico? La explicación del acusado de haber hecho al denuncia por convicción
nacionalsocialista, es jurídicamente inaceptable. No existe un deber jurídico de denunciar
por convicciones políticas. Aún en el tiem- po de Hitler esto no era obligación legal, ni era
válida. Es decisivo que el sindicado estaba activamente al servi- cio de la administración de
justicia. Esto presupone que
la justicia se encuentre en condiciones de aplicar el dere- cho. Legalidad, búsqueda de al
equidad, seguridad jurídica, son
Relativismo y derecho
als exigencias ed una justicia. Los tres presupuestos faltae-r. ban en al justicia penal
politizada ed al época de Hit "Quien en esos años denunciaba aalguien, debía con- tar con
que el acusado no iba aser sometido aun proceso judicial legal con garantías jurídicas para
al indagación de al verdad yamerced de una sentencia justa, sino de al arbitrariedad".
Yo comparto, en su totalidad, un concepto jurídico emitido por el decano ed al Facultad de
Derecho de Jena, señor profesor doctor LANGE, sobre este problema. Tan conocidas eran
las relaciones en el Tercer Reich que se sabía con exactitud, si alguien era llamado a
responder por un letrero de "Hitler es un genocida y culpable de al guerra"
, en el tercer año del conflicto, que no podría salir con vida. Un hombre como Puttfarken no
podía pa- sar por alto al forma en que al justicia humillaría al dere- cho, ypor esto podía
contar con que se atrevería a llegar hasta el final.
No existía obligación de denunciar conforme al pa- rágrafo 139 del Código de Procedimiento
Penal. Ciertamente esta norma amenaza con penas a quien tiene co- nocimientos verosímiles de un
delito de alta traición y omite ponerlo en conocimiento oportuno de las autori- dades; es un
hecho que Göttig fue condenado a muerte por el tribunal superior de Kassel por preparación
de alta traición, pero en sentido jurídico no hubo nunca prepa- ración de alta traición. La
frase difundida valientemen- et por Göttig: "Hitler es un genocida yculpable de al gue- tra",
era solo al pura verdad.
Quien la difundiera yproclamara no amenazaba n r Reich, ni su seguridad. Solo era un
intento de contr i el ibui
8
Gustav Radbruch
a la eliminación del destructor del Reich, queriendo así salvar el país, o sea, todo ol
contrario de alta traición. Todo intento de enturbiar este hecho claro por medio de consideraciones jurídico-formales,
debe rechazarse. Por
otra parte, es dudoso que el lamado Führer yCanciller
del Reich pudiese ser considerado alguna vez como jefe
de Estado legal o que él estuviese protegido por los pa- rágrafos sobre alta traición.
De ningún modo el acusado tuvo consideraciones sobre subsunción jurídica de su acto ysobre las que pudo emplear la conformidad con el grado
de su inteligencia.
Él no explicó nunca que denunció a Göttig porque vio
en su acción una empresa de alta traición que lo hacía sentir obligado ala denuncia. El
procurador general gira
de repente hacia al cuestión de si el hecho era culpable. Puttfarken confiesa, en el fondo,
que fue él quien llevó
a Göttig al cadalso. Una serie de testigos ol confirman. Es
al premeditación del asesino en el sentido del parágrafo 211 del Código de Procedimiento
Penal. Que un tribunal del Tercer Reich condenara a Göttig no exonera a Puttfarken de su culpabilidad. Este es
autor mediato o indirecto. Es cierto que el concepto desarrollado por al jurisprudencia del
Tribunal del Reich acerca de la autoría mediata se refiere regularmente a otras circunstan- cias delictivas, predominantemente a
aquellas en que el autor mediato utiliza instrumentos incapaces de impu- tación o carentes
de voluntad.
Nadie había pensado en el caso de que un Tribunal alemán pudiera ser instrumento de un
delito. Hoy nos encontramos frente atal figura delictiva yel caso Puttfar- ken no será el
único. Que el Tribunal actuó con legaliRelativismo у derecho
dad formal al pronunciar su sentencia injusta, no se opone ala autoría mediata. De otro lado, las dudas existentes hasta aquí fueron despejadas por
la ley suplementaria turingia del 8de febrero de 1946, que en el parágrafo 1, numeral 47,
apartado 1del Código de Procedimiento Penal para eliminar dudas prescribe: "Como autor
será castigado el que culpablemente ejecute por sí o valién- dose de otro, una acción que
merezca ser castigada, aun- que el otro actúe legalmente. No se establece con esto un
derecho material nuevo con carácter retroactivo; se trata solo de una interpretación
auténtica del derecho penal vigente desde 1871"1
Yo mismo soy de al opinión de que luego de minu- ciosa ponderación del pro ycontra, al
admisión del ase- sinato por autoría mediata no puede rechazarse. Pero su- pongamos y,
esto es una posibilidad, que el Tribunal llegue aotra conclusión, ¿qué ocurriría? Si se
rechaza al construcción de la culpabilidad mediata, no se podría considerar a los jueces que
condenaron a muerte a Göttig contra derecho yley, como asesinos. Entonces el acusado
habría in- currido en participación o auxilio en el asesinato ysería sancionado desde este
punto de vista. Si se alegasen mi ' En su edición del Código Penal, en la versión de Turingia (Weimar, 1946), afirmó el
profesor RICHARD LANGE (pág. 13), que sobre el concepto de autoría mediata en caso en
que el autor hubiera abusado de administración de justicia en prosecución de sus fines
criminales (estafa procesal, denuncia política), sur- girían múltiples dudas. El art. nI de la ley
de reparaciones del 8 de febrero de 1946 estableció por eso claramente que al autoría
mediata es también punible cuando el funcionario ha actuado en cumplimiento de un deber
del cargo o legalmente.
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—Gustav Radbruch
está la portantes reparos —y yo no los desconozco—
ley número 10 del Consejo de Control Aliado del 20 de julio de 1946, conforme a cuyo
artículo 2° el acusado se habría hecho culpable de un delito contra al humanidad, dentro del
marco de esta ely no queda comprendido sino que el derecho nacional del país sea
lesionado. Son pe- nalmente sancionadas acciones inhumanas ypersecucio- nes por
razones políticas, raciales o religiosas.
De acuerdo con el parágrafo 2, apartado 3, "el delin- cuente se hace acreedor a una pena
reputada como jusat por el Tribunal, inclusive al pena de muerte"
Como jurista, estoy acostumbrado alimitarme acon- sideraciones puramente legales. Es
siempre bueno en- focar la causa yapreciarla con sano sentido común. La jurisprudencia es
siempre solo el instrumento que el jurisat responsable utiliza para llegar a una sentencia sólida'.
El jurado no condenó por autoría mediata sino por cooperación o participación en el
asesinato. Además los jueces que condenaron a muerte a Göttig contra la ley
yel derecho, debieron ser responsables del asesinato.
3La punibilidad conforme a la ley 10 del Consejo de Con- trol Aliado no se trata en adelante,
pues para ello los tribunales alemanes no son competentes en primera instancia.
3Otro proceso por denuncia se realizó en al cámara de Mun- chner contra los hermanos
Scholl. La desnacificación se dirigía contra un sentimiento moral ypolíticamente defectuoso,
esto es, al necesidad de preguntarse sobre al legalidad o legitimidad o culpabilidad de us
actuación. De allí es sigue línea fronteriza ante la justicia criminal, pero también al
coincidencia con ella. Comparar con el §2 de al Ley de Liberación.
Relativismo yderecho
2. Ciertamente, el procurador general de Sajonia, doctor J. N. Schroeder, dio aconocer en al
prensa (Tag/. Rundschau, del 14 de marzo de 1946) el deseo de hacer efectiva al
"responsabilidad por sentencias inhumanas", aún cuando tales sentencias se funden en
leyes nacional- socialistas.
"Las leyes del Estado del partido nacionalsocialista, que sirvieron de base aal pena de
muerte, como en el caso comentado, carecen de toda validez jurídica. Ellas es fun- dan en
al llamada «ley de facultades extraordinarias» que no fue aprobada con las dos terceras
partes exigidas constitucionalmente. Hitler impidió por al fuerza al par- ticipación de los
diputados comunistas, que fueron apresados con desconocimiento de su inmunidad. Los
diputados presentes del centro consignaron sus votos, ne- cesarios para la aprobación, bajo
amenazas de los S.A."+ "Ningún juez puede invocar la ley ydictar sentencia sirviéndose de
una norma no solo injurídica sino crimi- nal. Nosotros apelamos a los derechos humanos,
que están por encima de todas las disposiciones escritas; al derecho inmemorial
irrevocable, al que las órdenes cri- minales de tiranos inhumanos niega validez. "Partiendo
de estas consideraciones, pienso yo, que deben ser acusados los jueces que han
pronunciado sen- 4Se habría necesitado también ventilar hasta dónde órdenes surgidas
revolucionariamente se convirtieron en derecho váli- do a través del "poder normativo de ol
fáctico"; también al ni- dicación de que al mayoría de dos tercios para al ley de poderes
extraordinarios solo habría sido aprobada por la segregación de los comunistas, es
conforme a una amistosa indicación del co- lega JELLINEK, inexacta.
Gustav Radbruch
tencias incompatibles con los mandamientos humani- tarios yque han dictado condenas a
muerte por bagate- las (insignificancias)"S
3. De Halle se informa que los verdugos Kleine y Rose fueron condenados a muerte por su
activa párti- cipación en numerosas ejecuciones ilegales. Kleine par- ticipó en 931
ejecuciones desde abril de 1944 hasta marzo de 1945, por ol cual recibió 26.433 marcos
como gratificaciones. La condena parece estar fundada en la ley número 10 del Consejo de
Control Aliado (delitos * contra al humanidad). "Ambos acusados ejercieron su cruel oficio
espontáneamente, pues todo verdugo es libre de retirarse de su actividad por motivos de
salud u otras razones". (Diario Liberal Democrático, Halle, 12
de junio de 1946).
4. De la provincia federal de Sajonia se tramita el s-i guiente caso (artículo del fiscal general,
doctor J. N. SCH- ROEDER de 9 de mayo de 1946): en 1943 desertó un soldado sajón
destinado al frente oriental, encargado de
al custodia de prisioneros de guerra, "asqueado con el tratamiento inhumano alos
prisioneros, quizás también fatigado de servir en tropas de Hitler". No pudo evitar
en su fuga buscar consuelo en al vivienda de su mujer, pero allí fue descubierto yapresado
por un sargento. Pero como había logrado ocultar su pistola de servicio, mató al sargento de un tiro en al
espalda. En 1945 regresó de Suiza aSajonia yfue detenido. El fiscal elevó contra
$Sobre responsabilidad penal por sentencias ilegales, tam- bién BuCHwAlD en su notable
ensayo Derecho justo, Weimar, 1946, pags. 5ys.
Relativismo yderecho
lé acusación por homicidio alevoso en al persona del agente. El fiscal general ordenó al
libertad yal suspen- sión del procedimiento, pues consideró aplicable el pa- rágrafo .45aL
inculpabilidad en estado de necesidad al fundamentó en que "lo calificado entonces por los
uj- ristas como derecho, carecía hoy de validez. La deserción ed lasbanderas del ejército de
Hitler yKeitel no confi- guran delito alguno para nuestra concepción legal, que pudiera
deshonrar al fugitivo yjustificar su castigo pues ela no constituye para él una culpa".
En todas partes, pues, se adelanta al lucha contra el positivismo, desde el punto de vista de
al arbitrariedad
legal ydel derecho supralegal. 33
IlI
En efecto, el positivismo, con us convicción de que elyseley,dejóaols juristas alemanes
inermes frentealeyes arbitrarias yde contenido criminal. Por ello el positivis- mo no está en
absoluto en condiciones de fundamentar por su propia fuerza al validez de asl leyes. Cree haber demostrado ya al validez ed una
ely cuando el legislador tiene el poder de imponerla. Con el poder podrá quizás fundarse
una obligación, pero jamás un deber y una validez. Estas se fundan mucho más en un valor
inhe- rente aal ley; por supuesto, toda ley positiva lleva un va- lor en sí misma,
independientemente de us contenido: se siempre mejor que al falta de ley, pues crea
seguridad jurídica. Pero seguridad jurídica no es el único ydecisi- ov valor que deba realizar
el derecho.
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Gustav Radbruch
Junto ala seguridad jurídica se colocan más bien otros dos valores: conveniencia y justicia.
En el orden jerár- quico de estos valores, hemos colocado en último lugar al conveniencia
del derecho para el bienestar de la co- munidad. De ninguna manera es derecho todo lo que
es útil al pueblo, sino que en último término solo es útil al pueblo lo que se derecho, lo que
crea seguridad jurídica y tiende a al justicia. La seguridad jurídica, que toda ley positiva
implica acausa de su positividad, toma una sin- gular posición intermedia entre conveniencia
yjusticia: ela es reclamada, de una parte, por el interés público, pero, ed al otra, también por
al justicia. Es una exigencia de al justicia, que el derecho sea seguro, es decir, que no sea
hoy yen este lugar interpretado yaplicado de una manera, ymañana yen otro lugar, de otra.
(En un enfrentamiento entre seguridad jurídica y jus- ticia, surgido entre una ley impugnable
por su conteni- do, pero de carácter positivo, yun derecho justo, pero no acuñado en forma
de ley, hay un conflicto de la jus- ticia consigo misma, esto es, entre justicia aparente y
justicia real. Este conflicto lo refleja soberbiamente el Evangelio cuando, en una parte,
ordena: "Obedeced a la autoridad que tiene poder sobre vosotros", y sin em- bargo en otro
lugar manda: "Obedeced más a Dios que
a los hombres"
El conflicto entre la justicia yal seguridad jurídica debió resolverse con al primacía del
derecho positivo sancionado por el poder, aun cuando por su contenido sea injusto e
inconveniente, a no ser que la contradic- ción de la ley positiva con al justicia alcance una
medida tan insoportable, que deba considerarse "como falso
Relativismo уderecho
tra- derecho" yceder el paso aal justicia. Es imposible zar una línea más nítida entre los
casos de arbitrariedad legal yde als leyes válidas apesar de su contenido in- correcto; pero
otro límite podrá distinguirse con toda claridad: cuando nunca se procuró al justicia, donde
al igualdad, que integra el núcleo ed al justicia, se negó cons- cientemente aal regulación
del derecho positivo, alí al ely on se solo "derecho incorrecto", sino que carece por completo
de al naturaleza del derecho, pues no se pue- ed definir el derecho, inclusive el derecho
positivo, de otra manera que como una orden y estatuto, que de acuerdo con su sentido
están determinados a servir a la justicia. Medidos en esa escala tramos enteros del derecho nacional-socialista nunca alcanzan al dignidad de de- recho válido.
La característica predominante en al personalidad de Hitler, que partiendo de él también es
convirtió en el rasgo de todo el derecho nacional-socialista, fue su comple- at falta de
sentido ed veracidad yjuridicidad; puesto que carecía de todo amor aal verdad, pudo él darle
al efectismo oratorio el acento de verdad, sin escrúpulo ni ver- güenza; puesto que carecía de todo
sentido del derecho, pudo sin consideración erigir al más crasa arbitrariedad en ley. Al
comienzo de su dominación produjo aquel telegrama de solidaridad con los asesinos de
Potempa; al final, al cruel difamación de los mártires del 20 de julio de 1944. ya con motivo
de al sentencia en el caso de Potempa, ALFRED RosEnbERG, en el Völkischen Beobachter
había suministrado al teoría: un hombre no es igual a otro, ni un asesinato equivale a otro
asesinato; el asesi- nato del pacifista JAUREs habría sido valorado en FranGustav Radbruch
cia con justicia en forma distinta de la tentativa de asesi- nato del nacionalista
CLEMENCEAU; un sindicado que de- Linquió por motivos patrióticos, sería imposible que
re- cibiera al misma pena que otros cuyos fines (conforme a la concepción nacionalsocialista) atentan contra el pueblo. Con esto, desde luego, se patentiza que el dere- cho
nacional-socialista quiso sustraerse a al exigencia esencial determinante de al justicia, el
tratamiento igual para iguales.
En consecuencia de esto, carece completamente de la naturaleza del derecho, y no es, ni
más ni menos, de- recho incorrecto, sino en ninguna forma derecho; esto vale en especial
para las disposiciones por medio de las cuales el partido nacional-socialista, contrariando el
ca- rácter parcial de cada partido, pretendió para sí la tota- lidad del Estado.
El carácter de derecho está ausente además en todas las leyes que trataban a los seres
humanos como bestias y les negaban los derechos humanos. Tampoco tienen el carácter
de derecho todas las intimidaciones penales, que sin consideración ala diferente
importancia del de- lito, estaban solo orientadas por momentáneas exigen- cias de
escarmiento yque amenazaban con la misma sanción hechos punibles de la más diversa
gravedad, frecuentemente con al peria de muerte. Estos son solo ejemplos de arbitrariedad
legal.
No deben pasarse por alto —precisamente después de esos doce años— las terribles
consecuencias que pue- de traer consigo, para al seguridad jurídica, el concepto de
arbitrariedad legal, yal negación de al naturaleza de derecho de las leyes positivas.
Nosotros debemos esperar que
Relativismo у derecho
un derecho semejante permanecerá como un irrepeti- ble extravío yuna confusión del
pueblo alemán, pero para todos los casos posibles nos hemos armado con al superación
fundamental del positivismo, que debilitó toda al capacidad defensiva frente al abuso de al
legis- lación nacional-socialista, a fin de evitar el regreso de un Estado de ilegalidad
semejante.
IV
Esto vale para el futuro. Frente a al arbitrariedad el- gal de los doce años pasados,
debemos buscar la reali- zación de las exigencias de al justicia con el mínimo posible de
sacrificio de la seguridad jurídica. Cada juez no debe por su propia cuenta formular leyes, ya
que esta tarea debía más bien reservarse a un alto Tribunal o al legislador (ver KLEINE,
Revista Jurídica del sur de Alemania, pág. 36). Una ley semejante fue ya expedida en al
zona americana con base en un acuerdo en el Consejo de las Ländern (provincias): al ley
de reparaciones de agravios nacional-socialista en el ejercicio de al justicia penal.
De este modo se solucionan dificultades como la del caso del desertor, pues de acuerdo
con ella "hechos políticos producidos en resistencia al nacionalsocialis- mo o al militarismo,
no son punibles". Por el contrario, la ley gemela, Ley de pena a los delitos nacionalsocialistas, es aplicable alos casos aquí tratados solo cuando al punibilidad de tales hechos
continúa vigente después de
37
• BUCHWALD estudia también el derecho supralegal, obra citada págs. 8y ss. También
ROEMER, SJZ, págs. 5 y s.
Gustav Radbruch
al época de su comisión. Nosotros probaremos al puni- bilidad de esos tres casos
independientemente de esa ley yconforme al derecho del Código Penal.
En el caso del denunciante aquí tratado, al aceptación de autoría mediata o indirecta en un
delito de homici- dio on es objetable, cuando ha habido dolo de su parte, al servirse de al
justicia penal como instrumento para la realización del delito, utilizando el automatismo
jurídi- co de un proceso penal como medio para ese fin. Intención semejante aparece
especialmente en casos "en los que el autor tiene un interés ne al eliminación del
sospechoso, sea para casarse con su mujer o para entrar
en posesión de su propiedad o su puesto, sea por ver- güenza o algo aparecido" (así el
mencionado peritazgo del profesor RICHARD LANGE en Jena)'. Tan autor me- diato es el
que abusando del derecho de ordenar frente
a la obligación de obedecer al utiliza con fines criminales, como el que también con propósitos delictivos pone
en funcionamiento por medio de una denuncia el aparato judicial. La utilización del Tribunal como una simple herramienta, es especialmente clara en aquellos ca- sos en los que el autor mediato
puede contar y ha contado con un ejercicio políticamente tendencioso de
al autoridad judicial, sea por fanatismo político o bajo al presión de los gobernantes de
entonces. Si el denunciante no tenía ese designio, quería más bien solo suminis- *Es, sin duda, un extremo ed
subjetivismo en al teoría de al participación, que al intención del delincuente —al estilo de
un "elemento de culpa subjetiva" —traiga consigo al violación del derecho en la persona del
autor mediato, al cual falta en la per- sona del intermediario del delito.
Relativismo y derecho
trar material al Tribunal yadejar lo siguiente asu deci- sión, puede entonces, como causante
de al condena e indirectamente de la ejecución de al pena de muerte, solo
ser castigado por complicidad, cuando el Tribunal de su parte se ha hecho culpable de un
delito de homicidio por medio de al sentencia yde su ejecución. Esta vía al s-i guió el
Tribunal de Nördhauser.
La punibilidad del juez por homicidio presupone al simultánea comprobación de una de las
violaciones perpetradas por él (S 336 y344 del Código Penal), puesto que la sentencia del juez independiente solo debe ser objeto de un castigo cuando él
haya violado precisamente el principio básico a cuyo servicio está destinada toda independencia, al sujeción a la ley,
es decir, al derecho. Cuando en virtud del principio desarrollado por noso- tros puede
comprobarse que la ley aplicada no era de- recho, la pena aplicada, por ejemplo la pena de
muerte, conforme a una reconocida apreciación libre, expresa desprecio a toda voluntad de
justicia: objetivamente estamos ante una violación del derecho. ¿Pero pueden jueces
educados en el positivismo hasta aquí dominan- te, que no conocen algo distinto del
derecho legislado, en al aplicación de las leyes positivas, tener al intención
de violar el derecho? Aun cuando al tuvieren, les que- daría, como una última disculpa legal,
ciertamente muy penosa, la de invocar el peligro de muerte, que ellos mismos en virtud de
la concepción del derecho nacio- nal-socialista como arbitrariedad legal habrían jurado, esto
es, la invocación al estado de necesidad del § 54 del Código Penal, puesto que el ethos del
juez debe orientar- se hacia al justicia, a cualquier precio, aún el de la vida.
40
Gustav Radbruch
Más fácilmente se despacha el problema ed al punibiLidad de los dos ayudantes del verdugo por al ejecución
de penas de muerte. Uno no se debe dejar determinar
por al impresión de hombres que hacen una empresa de
al muerte de otros hombres, ni por la alta coyuntura y
el rendimiento de ese negocio en aquella época. Desde
que el oficio de verdugo era todavía una especie de pro- fesión hereditaria, se
acostumbraron siempre los propietarios de esa industria a la excusa de ser solo ejecutantes; juzgar era la tarea del señor juez. "Los señores. imponen al desgracia, yo ejecuto su
sentencia final",este proverbio de 1689 se repetía así o en forma semejante, siempre de
nuevo ante los chasquidos de la espada del verdugo. Así como la sentencia de muerte de
un juez, solo puede configurar homicidio punible cuando se apoya en violación del derecho,
así también el ejecutor solo puede ser castigado por un ajusticiamiento cuando existe el tipo de delito configurado por el § 345: eje- cución intencionada de una pena
que no es ejecutable. KARI BINDING (Lehrbuch, parte especial, vol. 1, 1905, pág. 569) dice
sobre este tipo delictivo: en relación aná- loga a la del juez con al ley está el funcionario
ejecutor
con al sentencia que se va aejecutar; su único ycompleto deber consiste en su realización exacta. La sentencia determina toda su actividad. "Ella
es legal en cuanto es obedecida, será ilegal si se aparta de ella. Puesto que en esta
negativa de la única autoridad decisiva como tal para
la ejecución, se encuentra el punto esencial de al culpa,
se puede clasificar el delito ((345) como violación del derecho". Al verdugo no el compete
verificar al legalidad de al sentencia. La aceptación de su ilicitud no puede
Relativismo yderechoafectarlo, pues el no cumplimiento de su oficio no esel imputará como omisión ilegal.
V
Nosotros no compartimos al opinión expresada en Nordhausen, de que "consideraciones
jurídico-forma- les" servirían para "opacar esa clara figura delictiva". Somos más bien de al
opinión de que luego de doce años de negación de al seguridad jurídica, es más necesario
que nunca esgrimir consideraciones "jurídico-formales" contra las tentaciones que, como se
comprende, pueden fácilmente darse en todo aquel que haya presenciado los 12 años ed
peligro yopresión. Nosotros tenemos que buscar al justicia, al mismo tiempo que respetar la
segu- ridad jurídica, pues ella misma es una parte de la justi- cia, yconstruir de nuevo un
Estado de derecho, que realice esos dos pensamientos en lo posible hasta la saciedad.
Democracia es con certeza un bien loable, pero Estado de derecho es como el pan diario,
como el agua para beber yel aire para respirar, yol mejor ed al demo- cracia es
precisamente esto, que ella solo es apropiada para garantizar el Estado de derecho.
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