ARBITRARIEDAD LEGAL YDERECHO SUPRALEGAL* I Mediante dos principios supo el nacionalsocialismo encadenar asus adepto% los soldados ed una parte ylos juristas de al otra: orden es orden yely se ley. El principio orden es orden jamás fue ilimitadamente válido. El deber de obediencia cesa para el inferior en caso de un mandato con fines criminales (C. P., art. 47). El principio ley es ley no conoce, por el contrario, ninguna limitación. Fue la ex- presión del pensamiento jurídico positivista, que dominó casi sin discusión entre los juristas alemanes a lo largo de muchas décadas; legalidad injurídica era, en consecuen- cia, al igual que derecho supralegal, una contradicción en sí misma. Ahora la praxis se encuentra siempre coloca- da ante estos dos problemas. Así se produjo ypublicó en al Revista Jurídica del Sur de Alemania (pág. 36) una deci- sión del Tribunal de Wiesbaden, conforme a al cual "las * Publicado en Süddeutsche Juristenzeitung, 1(1946), págs. 105- 108. Gustav Radbruch leyes que declaraban al caducidad de al propiedad de los judíos es encuentran en oposición al derecho natural y son nulas desde el momento mismo de su expedición'. II En el campo del derecho penal se ha suscitado el mis- mo problema precisamente en debates ydecisiones den- tro de al zona rusa de ocupación. 1. En su proceso ante el Tribunal Turingio de Nord- hausen, fue condenado aprisión perpetua el funciona- rio judicial Puttfarken, quien impuso al condena del comerciante Göttig a causa de una denuncia. Puttfarken señaló a Göttig por una inscripción hecha por este en un lavabo ne al que se leía: "Hitler es un genocida ycul- pable de al guerra". La condena no fue solo por al inscripción, sino tam- bién por escuchar radios extranjeras. La acusación del procurador general turingio, doctor Kuschnitzki, fue publicada en al prensa (El pueblo de Turingia, Sonneberg, 10 de mayo de 1946). Primero plantea la cuestión: ¿el hecho era antijurídico? La explicación del acusado de haber hecho al denuncia por convicción nacionalsocialista, es jurídicamente inaceptable. No existe un deber jurídico de denunciar por convicciones políticas. Aún en el tiem- po de Hitler esto no era obligación legal, ni era válida. Es decisivo que el sindicado estaba activamente al servi- cio de la administración de justicia. Esto presupone que la justicia se encuentre en condiciones de aplicar el dere- cho. Legalidad, búsqueda de al equidad, seguridad jurídica, son Relativismo y derecho als exigencias ed una justicia. Los tres presupuestos faltae-r. ban en al justicia penal politizada ed al época de Hit "Quien en esos años denunciaba aalguien, debía con- tar con que el acusado no iba aser sometido aun proceso judicial legal con garantías jurídicas para al indagación de al verdad yamerced de una sentencia justa, sino de al arbitrariedad". Yo comparto, en su totalidad, un concepto jurídico emitido por el decano ed al Facultad de Derecho de Jena, señor profesor doctor LANGE, sobre este problema. Tan conocidas eran las relaciones en el Tercer Reich que se sabía con exactitud, si alguien era llamado a responder por un letrero de "Hitler es un genocida y culpable de al guerra" , en el tercer año del conflicto, que no podría salir con vida. Un hombre como Puttfarken no podía pa- sar por alto al forma en que al justicia humillaría al dere- cho, ypor esto podía contar con que se atrevería a llegar hasta el final. No existía obligación de denunciar conforme al pa- rágrafo 139 del Código de Procedimiento Penal. Ciertamente esta norma amenaza con penas a quien tiene co- nocimientos verosímiles de un delito de alta traición y omite ponerlo en conocimiento oportuno de las autori- dades; es un hecho que Göttig fue condenado a muerte por el tribunal superior de Kassel por preparación de alta traición, pero en sentido jurídico no hubo nunca prepa- ración de alta traición. La frase difundida valientemen- et por Göttig: "Hitler es un genocida yculpable de al gue- tra", era solo al pura verdad. Quien la difundiera yproclamara no amenazaba n r Reich, ni su seguridad. Solo era un intento de contr i el ibui 8 Gustav Radbruch a la eliminación del destructor del Reich, queriendo así salvar el país, o sea, todo ol contrario de alta traición. Todo intento de enturbiar este hecho claro por medio de consideraciones jurídico-formales, debe rechazarse. Por otra parte, es dudoso que el lamado Führer yCanciller del Reich pudiese ser considerado alguna vez como jefe de Estado legal o que él estuviese protegido por los pa- rágrafos sobre alta traición. De ningún modo el acusado tuvo consideraciones sobre subsunción jurídica de su acto ysobre las que pudo emplear la conformidad con el grado de su inteligencia. Él no explicó nunca que denunció a Göttig porque vio en su acción una empresa de alta traición que lo hacía sentir obligado ala denuncia. El procurador general gira de repente hacia al cuestión de si el hecho era culpable. Puttfarken confiesa, en el fondo, que fue él quien llevó a Göttig al cadalso. Una serie de testigos ol confirman. Es al premeditación del asesino en el sentido del parágrafo 211 del Código de Procedimiento Penal. Que un tribunal del Tercer Reich condenara a Göttig no exonera a Puttfarken de su culpabilidad. Este es autor mediato o indirecto. Es cierto que el concepto desarrollado por al jurisprudencia del Tribunal del Reich acerca de la autoría mediata se refiere regularmente a otras circunstan- cias delictivas, predominantemente a aquellas en que el autor mediato utiliza instrumentos incapaces de impu- tación o carentes de voluntad. Nadie había pensado en el caso de que un Tribunal alemán pudiera ser instrumento de un delito. Hoy nos encontramos frente atal figura delictiva yel caso Puttfar- ken no será el único. Que el Tribunal actuó con legaliRelativismo у derecho dad formal al pronunciar su sentencia injusta, no se opone ala autoría mediata. De otro lado, las dudas existentes hasta aquí fueron despejadas por la ley suplementaria turingia del 8de febrero de 1946, que en el parágrafo 1, numeral 47, apartado 1del Código de Procedimiento Penal para eliminar dudas prescribe: "Como autor será castigado el que culpablemente ejecute por sí o valién- dose de otro, una acción que merezca ser castigada, aun- que el otro actúe legalmente. No se establece con esto un derecho material nuevo con carácter retroactivo; se trata solo de una interpretación auténtica del derecho penal vigente desde 1871"1 Yo mismo soy de al opinión de que luego de minu- ciosa ponderación del pro ycontra, al admisión del ase- sinato por autoría mediata no puede rechazarse. Pero su- pongamos y, esto es una posibilidad, que el Tribunal llegue aotra conclusión, ¿qué ocurriría? Si se rechaza al construcción de la culpabilidad mediata, no se podría considerar a los jueces que condenaron a muerte a Göttig contra derecho yley, como asesinos. Entonces el acusado habría in- currido en participación o auxilio en el asesinato ysería sancionado desde este punto de vista. Si se alegasen mi ' En su edición del Código Penal, en la versión de Turingia (Weimar, 1946), afirmó el profesor RICHARD LANGE (pág. 13), que sobre el concepto de autoría mediata en caso en que el autor hubiera abusado de administración de justicia en prosecución de sus fines criminales (estafa procesal, denuncia política), sur- girían múltiples dudas. El art. nI de la ley de reparaciones del 8 de febrero de 1946 estableció por eso claramente que al autoría mediata es también punible cuando el funcionario ha actuado en cumplimiento de un deber del cargo o legalmente. 29 —Gustav Radbruch está la portantes reparos —y yo no los desconozco— ley número 10 del Consejo de Control Aliado del 20 de julio de 1946, conforme a cuyo artículo 2° el acusado se habría hecho culpable de un delito contra al humanidad, dentro del marco de esta ely no queda comprendido sino que el derecho nacional del país sea lesionado. Son pe- nalmente sancionadas acciones inhumanas ypersecucio- nes por razones políticas, raciales o religiosas. De acuerdo con el parágrafo 2, apartado 3, "el delin- cuente se hace acreedor a una pena reputada como jusat por el Tribunal, inclusive al pena de muerte" Como jurista, estoy acostumbrado alimitarme acon- sideraciones puramente legales. Es siempre bueno en- focar la causa yapreciarla con sano sentido común. La jurisprudencia es siempre solo el instrumento que el jurisat responsable utiliza para llegar a una sentencia sólida'. El jurado no condenó por autoría mediata sino por cooperación o participación en el asesinato. Además los jueces que condenaron a muerte a Göttig contra la ley yel derecho, debieron ser responsables del asesinato. 3La punibilidad conforme a la ley 10 del Consejo de Con- trol Aliado no se trata en adelante, pues para ello los tribunales alemanes no son competentes en primera instancia. 3Otro proceso por denuncia se realizó en al cámara de Mun- chner contra los hermanos Scholl. La desnacificación se dirigía contra un sentimiento moral ypolíticamente defectuoso, esto es, al necesidad de preguntarse sobre al legalidad o legitimidad o culpabilidad de us actuación. De allí es sigue línea fronteriza ante la justicia criminal, pero también al coincidencia con ella. Comparar con el §2 de al Ley de Liberación. Relativismo yderecho 2. Ciertamente, el procurador general de Sajonia, doctor J. N. Schroeder, dio aconocer en al prensa (Tag/. Rundschau, del 14 de marzo de 1946) el deseo de hacer efectiva al "responsabilidad por sentencias inhumanas", aún cuando tales sentencias se funden en leyes nacional- socialistas. "Las leyes del Estado del partido nacionalsocialista, que sirvieron de base aal pena de muerte, como en el caso comentado, carecen de toda validez jurídica. Ellas es fun- dan en al llamada «ley de facultades extraordinarias» que no fue aprobada con las dos terceras partes exigidas constitucionalmente. Hitler impidió por al fuerza al par- ticipación de los diputados comunistas, que fueron apresados con desconocimiento de su inmunidad. Los diputados presentes del centro consignaron sus votos, ne- cesarios para la aprobación, bajo amenazas de los S.A."+ "Ningún juez puede invocar la ley ydictar sentencia sirviéndose de una norma no solo injurídica sino crimi- nal. Nosotros apelamos a los derechos humanos, que están por encima de todas las disposiciones escritas; al derecho inmemorial irrevocable, al que las órdenes cri- minales de tiranos inhumanos niega validez. "Partiendo de estas consideraciones, pienso yo, que deben ser acusados los jueces que han pronunciado sen- 4Se habría necesitado también ventilar hasta dónde órdenes surgidas revolucionariamente se convirtieron en derecho váli- do a través del "poder normativo de ol fáctico"; también al ni- dicación de que al mayoría de dos tercios para al ley de poderes extraordinarios solo habría sido aprobada por la segregación de los comunistas, es conforme a una amistosa indicación del co- lega JELLINEK, inexacta. Gustav Radbruch tencias incompatibles con los mandamientos humani- tarios yque han dictado condenas a muerte por bagate- las (insignificancias)"S 3. De Halle se informa que los verdugos Kleine y Rose fueron condenados a muerte por su activa párti- cipación en numerosas ejecuciones ilegales. Kleine par- ticipó en 931 ejecuciones desde abril de 1944 hasta marzo de 1945, por ol cual recibió 26.433 marcos como gratificaciones. La condena parece estar fundada en la ley número 10 del Consejo de Control Aliado (delitos * contra al humanidad). "Ambos acusados ejercieron su cruel oficio espontáneamente, pues todo verdugo es libre de retirarse de su actividad por motivos de salud u otras razones". (Diario Liberal Democrático, Halle, 12 de junio de 1946). 4. De la provincia federal de Sajonia se tramita el s-i guiente caso (artículo del fiscal general, doctor J. N. SCH- ROEDER de 9 de mayo de 1946): en 1943 desertó un soldado sajón destinado al frente oriental, encargado de al custodia de prisioneros de guerra, "asqueado con el tratamiento inhumano alos prisioneros, quizás también fatigado de servir en tropas de Hitler". No pudo evitar en su fuga buscar consuelo en al vivienda de su mujer, pero allí fue descubierto yapresado por un sargento. Pero como había logrado ocultar su pistola de servicio, mató al sargento de un tiro en al espalda. En 1945 regresó de Suiza aSajonia yfue detenido. El fiscal elevó contra $Sobre responsabilidad penal por sentencias ilegales, tam- bién BuCHwAlD en su notable ensayo Derecho justo, Weimar, 1946, pags. 5ys. Relativismo yderecho lé acusación por homicidio alevoso en al persona del agente. El fiscal general ordenó al libertad yal suspen- sión del procedimiento, pues consideró aplicable el pa- rágrafo .45aL inculpabilidad en estado de necesidad al fundamentó en que "lo calificado entonces por los uj- ristas como derecho, carecía hoy de validez. La deserción ed lasbanderas del ejército de Hitler yKeitel no confi- guran delito alguno para nuestra concepción legal, que pudiera deshonrar al fugitivo yjustificar su castigo pues ela no constituye para él una culpa". En todas partes, pues, se adelanta al lucha contra el positivismo, desde el punto de vista de al arbitrariedad legal ydel derecho supralegal. 33 IlI En efecto, el positivismo, con us convicción de que elyseley,dejóaols juristas alemanes inermes frentealeyes arbitrarias yde contenido criminal. Por ello el positivis- mo no está en absoluto en condiciones de fundamentar por su propia fuerza al validez de asl leyes. Cree haber demostrado ya al validez ed una ely cuando el legislador tiene el poder de imponerla. Con el poder podrá quizás fundarse una obligación, pero jamás un deber y una validez. Estas se fundan mucho más en un valor inhe- rente aal ley; por supuesto, toda ley positiva lleva un va- lor en sí misma, independientemente de us contenido: se siempre mejor que al falta de ley, pues crea seguridad jurídica. Pero seguridad jurídica no es el único ydecisi- ov valor que deba realizar el derecho. 34 Gustav Radbruch Junto ala seguridad jurídica se colocan más bien otros dos valores: conveniencia y justicia. En el orden jerár- quico de estos valores, hemos colocado en último lugar al conveniencia del derecho para el bienestar de la co- munidad. De ninguna manera es derecho todo lo que es útil al pueblo, sino que en último término solo es útil al pueblo lo que se derecho, lo que crea seguridad jurídica y tiende a al justicia. La seguridad jurídica, que toda ley positiva implica acausa de su positividad, toma una sin- gular posición intermedia entre conveniencia yjusticia: ela es reclamada, de una parte, por el interés público, pero, ed al otra, también por al justicia. Es una exigencia de al justicia, que el derecho sea seguro, es decir, que no sea hoy yen este lugar interpretado yaplicado de una manera, ymañana yen otro lugar, de otra. (En un enfrentamiento entre seguridad jurídica y jus- ticia, surgido entre una ley impugnable por su conteni- do, pero de carácter positivo, yun derecho justo, pero no acuñado en forma de ley, hay un conflicto de la jus- ticia consigo misma, esto es, entre justicia aparente y justicia real. Este conflicto lo refleja soberbiamente el Evangelio cuando, en una parte, ordena: "Obedeced a la autoridad que tiene poder sobre vosotros", y sin em- bargo en otro lugar manda: "Obedeced más a Dios que a los hombres" El conflicto entre la justicia yal seguridad jurídica debió resolverse con al primacía del derecho positivo sancionado por el poder, aun cuando por su contenido sea injusto e inconveniente, a no ser que la contradic- ción de la ley positiva con al justicia alcance una medida tan insoportable, que deba considerarse "como falso Relativismo уderecho tra- derecho" yceder el paso aal justicia. Es imposible zar una línea más nítida entre los casos de arbitrariedad legal yde als leyes válidas apesar de su contenido in- correcto; pero otro límite podrá distinguirse con toda claridad: cuando nunca se procuró al justicia, donde al igualdad, que integra el núcleo ed al justicia, se negó cons- cientemente aal regulación del derecho positivo, alí al ely on se solo "derecho incorrecto", sino que carece por completo de al naturaleza del derecho, pues no se pue- ed definir el derecho, inclusive el derecho positivo, de otra manera que como una orden y estatuto, que de acuerdo con su sentido están determinados a servir a la justicia. Medidos en esa escala tramos enteros del derecho nacional-socialista nunca alcanzan al dignidad de de- recho válido. La característica predominante en al personalidad de Hitler, que partiendo de él también es convirtió en el rasgo de todo el derecho nacional-socialista, fue su comple- at falta de sentido ed veracidad yjuridicidad; puesto que carecía de todo amor aal verdad, pudo él darle al efectismo oratorio el acento de verdad, sin escrúpulo ni ver- güenza; puesto que carecía de todo sentido del derecho, pudo sin consideración erigir al más crasa arbitrariedad en ley. Al comienzo de su dominación produjo aquel telegrama de solidaridad con los asesinos de Potempa; al final, al cruel difamación de los mártires del 20 de julio de 1944. ya con motivo de al sentencia en el caso de Potempa, ALFRED RosEnbERG, en el Völkischen Beobachter había suministrado al teoría: un hombre no es igual a otro, ni un asesinato equivale a otro asesinato; el asesi- nato del pacifista JAUREs habría sido valorado en FranGustav Radbruch cia con justicia en forma distinta de la tentativa de asesi- nato del nacionalista CLEMENCEAU; un sindicado que de- Linquió por motivos patrióticos, sería imposible que re- cibiera al misma pena que otros cuyos fines (conforme a la concepción nacionalsocialista) atentan contra el pueblo. Con esto, desde luego, se patentiza que el dere- cho nacional-socialista quiso sustraerse a al exigencia esencial determinante de al justicia, el tratamiento igual para iguales. En consecuencia de esto, carece completamente de la naturaleza del derecho, y no es, ni más ni menos, de- recho incorrecto, sino en ninguna forma derecho; esto vale en especial para las disposiciones por medio de las cuales el partido nacional-socialista, contrariando el ca- rácter parcial de cada partido, pretendió para sí la tota- lidad del Estado. El carácter de derecho está ausente además en todas las leyes que trataban a los seres humanos como bestias y les negaban los derechos humanos. Tampoco tienen el carácter de derecho todas las intimidaciones penales, que sin consideración ala diferente importancia del de- lito, estaban solo orientadas por momentáneas exigen- cias de escarmiento yque amenazaban con la misma sanción hechos punibles de la más diversa gravedad, frecuentemente con al peria de muerte. Estos son solo ejemplos de arbitrariedad legal. No deben pasarse por alto —precisamente después de esos doce años— las terribles consecuencias que pue- de traer consigo, para al seguridad jurídica, el concepto de arbitrariedad legal, yal negación de al naturaleza de derecho de las leyes positivas. Nosotros debemos esperar que Relativismo у derecho un derecho semejante permanecerá como un irrepeti- ble extravío yuna confusión del pueblo alemán, pero para todos los casos posibles nos hemos armado con al superación fundamental del positivismo, que debilitó toda al capacidad defensiva frente al abuso de al legis- lación nacional-socialista, a fin de evitar el regreso de un Estado de ilegalidad semejante. IV Esto vale para el futuro. Frente a al arbitrariedad el- gal de los doce años pasados, debemos buscar la reali- zación de las exigencias de al justicia con el mínimo posible de sacrificio de la seguridad jurídica. Cada juez no debe por su propia cuenta formular leyes, ya que esta tarea debía más bien reservarse a un alto Tribunal o al legislador (ver KLEINE, Revista Jurídica del sur de Alemania, pág. 36). Una ley semejante fue ya expedida en al zona americana con base en un acuerdo en el Consejo de las Ländern (provincias): al ley de reparaciones de agravios nacional-socialista en el ejercicio de al justicia penal. De este modo se solucionan dificultades como la del caso del desertor, pues de acuerdo con ella "hechos políticos producidos en resistencia al nacionalsocialis- mo o al militarismo, no son punibles". Por el contrario, la ley gemela, Ley de pena a los delitos nacionalsocialistas, es aplicable alos casos aquí tratados solo cuando al punibilidad de tales hechos continúa vigente después de 37 • BUCHWALD estudia también el derecho supralegal, obra citada págs. 8y ss. También ROEMER, SJZ, págs. 5 y s. Gustav Radbruch al época de su comisión. Nosotros probaremos al puni- bilidad de esos tres casos independientemente de esa ley yconforme al derecho del Código Penal. En el caso del denunciante aquí tratado, al aceptación de autoría mediata o indirecta en un delito de homici- dio on es objetable, cuando ha habido dolo de su parte, al servirse de al justicia penal como instrumento para la realización del delito, utilizando el automatismo jurídi- co de un proceso penal como medio para ese fin. Intención semejante aparece especialmente en casos "en los que el autor tiene un interés ne al eliminación del sospechoso, sea para casarse con su mujer o para entrar en posesión de su propiedad o su puesto, sea por ver- güenza o algo aparecido" (así el mencionado peritazgo del profesor RICHARD LANGE en Jena)'. Tan autor me- diato es el que abusando del derecho de ordenar frente a la obligación de obedecer al utiliza con fines criminales, como el que también con propósitos delictivos pone en funcionamiento por medio de una denuncia el aparato judicial. La utilización del Tribunal como una simple herramienta, es especialmente clara en aquellos ca- sos en los que el autor mediato puede contar y ha contado con un ejercicio políticamente tendencioso de al autoridad judicial, sea por fanatismo político o bajo al presión de los gobernantes de entonces. Si el denunciante no tenía ese designio, quería más bien solo suminis- *Es, sin duda, un extremo ed subjetivismo en al teoría de al participación, que al intención del delincuente —al estilo de un "elemento de culpa subjetiva" —traiga consigo al violación del derecho en la persona del autor mediato, al cual falta en la per- sona del intermediario del delito. Relativismo y derecho trar material al Tribunal yadejar lo siguiente asu deci- sión, puede entonces, como causante de al condena e indirectamente de la ejecución de al pena de muerte, solo ser castigado por complicidad, cuando el Tribunal de su parte se ha hecho culpable de un delito de homicidio por medio de al sentencia yde su ejecución. Esta vía al s-i guió el Tribunal de Nördhauser. La punibilidad del juez por homicidio presupone al simultánea comprobación de una de las violaciones perpetradas por él (S 336 y344 del Código Penal), puesto que la sentencia del juez independiente solo debe ser objeto de un castigo cuando él haya violado precisamente el principio básico a cuyo servicio está destinada toda independencia, al sujeción a la ley, es decir, al derecho. Cuando en virtud del principio desarrollado por noso- tros puede comprobarse que la ley aplicada no era de- recho, la pena aplicada, por ejemplo la pena de muerte, conforme a una reconocida apreciación libre, expresa desprecio a toda voluntad de justicia: objetivamente estamos ante una violación del derecho. ¿Pero pueden jueces educados en el positivismo hasta aquí dominan- te, que no conocen algo distinto del derecho legislado, en al aplicación de las leyes positivas, tener al intención de violar el derecho? Aun cuando al tuvieren, les que- daría, como una última disculpa legal, ciertamente muy penosa, la de invocar el peligro de muerte, que ellos mismos en virtud de la concepción del derecho nacio- nal-socialista como arbitrariedad legal habrían jurado, esto es, la invocación al estado de necesidad del § 54 del Código Penal, puesto que el ethos del juez debe orientar- se hacia al justicia, a cualquier precio, aún el de la vida. 40 Gustav Radbruch Más fácilmente se despacha el problema ed al punibiLidad de los dos ayudantes del verdugo por al ejecución de penas de muerte. Uno no se debe dejar determinar por al impresión de hombres que hacen una empresa de al muerte de otros hombres, ni por la alta coyuntura y el rendimiento de ese negocio en aquella época. Desde que el oficio de verdugo era todavía una especie de pro- fesión hereditaria, se acostumbraron siempre los propietarios de esa industria a la excusa de ser solo ejecutantes; juzgar era la tarea del señor juez. "Los señores. imponen al desgracia, yo ejecuto su sentencia final",este proverbio de 1689 se repetía así o en forma semejante, siempre de nuevo ante los chasquidos de la espada del verdugo. Así como la sentencia de muerte de un juez, solo puede configurar homicidio punible cuando se apoya en violación del derecho, así también el ejecutor solo puede ser castigado por un ajusticiamiento cuando existe el tipo de delito configurado por el § 345: eje- cución intencionada de una pena que no es ejecutable. KARI BINDING (Lehrbuch, parte especial, vol. 1, 1905, pág. 569) dice sobre este tipo delictivo: en relación aná- loga a la del juez con al ley está el funcionario ejecutor con al sentencia que se va aejecutar; su único ycompleto deber consiste en su realización exacta. La sentencia determina toda su actividad. "Ella es legal en cuanto es obedecida, será ilegal si se aparta de ella. Puesto que en esta negativa de la única autoridad decisiva como tal para la ejecución, se encuentra el punto esencial de al culpa, se puede clasificar el delito ((345) como violación del derecho". Al verdugo no el compete verificar al legalidad de al sentencia. La aceptación de su ilicitud no puede Relativismo yderechoafectarlo, pues el no cumplimiento de su oficio no esel imputará como omisión ilegal. V Nosotros no compartimos al opinión expresada en Nordhausen, de que "consideraciones jurídico-forma- les" servirían para "opacar esa clara figura delictiva". Somos más bien de al opinión de que luego de doce años de negación de al seguridad jurídica, es más necesario que nunca esgrimir consideraciones "jurídico-formales" contra las tentaciones que, como se comprende, pueden fácilmente darse en todo aquel que haya presenciado los 12 años ed peligro yopresión. Nosotros tenemos que buscar al justicia, al mismo tiempo que respetar la segu- ridad jurídica, pues ella misma es una parte de la justi- cia, yconstruir de nuevo un Estado de derecho, que realice esos dos pensamientos en lo posible hasta la saciedad. Democracia es con certeza un bien loable, pero Estado de derecho es como el pan diario, como el agua para beber yel aire para respirar, yol mejor ed al demo- cracia es precisamente esto, que ella solo es apropiada para garantizar el Estado de derecho.