ESTUDIOS AVE 2023-2024 Completo (1)

ORDEN DEL VERBO ENCARNADO
Y DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
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APÓSTOLES DEL VERBO ENCARNADO
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024 .
PRESENTACIÓN
Queridos hermanos y hermanas “APÓSTOLES DEL VERBO ENCARNADO”:
Es con gran alegría que ponemos en sus manos este manual de estudios de
formación para sus comunidades.
El curso anterior profundizamos en el tema de la TRINIDAD, como fuente y modelo
de nuestra Unidad: “Desde el corazón de la Trinidad, construimos la unidad”.
Efectivamente, Dios Padre, Hijo y Espíritu es el punto de referencia de toda nuestra
vida y de ellos aprendemos a vivir en la unidad que brota del Amor.
En la coyuntura que acabamos de vivir, de que el pasado 2 de julio de 2023 nuestros
Institutos han dado un paso importante hacia una mayor unidad, al convertirse
en una sola ORDEN DEL VERBO ENCARNADO Y DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, el Señor
nos invita a ensanchar el corazón para abrazar a nuestra familia espiritual que,
al unirse, se ha multiplicado “como las estrellas del cielo, como la arena de las
playas marinas” (Gn. 22,17).
Por eso, hemos elegido como tema de este año, la invitación del Verbo Encarnado
a construir la UNIDAD en la DIVERSIDAD; a reconocernos diversos, de diferentes
“lenguas, razas, pueblos y naciones” (cfr. Ap. 7,9), pero hermanos, unidos por la
fuerza de un Carisma hermoso, fecundo y apasionante.
El deseo y oración del Verbo Encarnado al Padre ha dado título a nuestro ciclo de
estudios 2023-2024: “PADRE, QUE SEAMOS UNO” (Cf. Jn. 17, 21-23).
Nuestra
actitud abierta al Espíritu, pronta a la acogida y dispuesta a la aceptación del
otro, nos ayudarán a avanzar en este camino hacia la comunión que sin duda dará
grandes frutos para la Iglesia. ¡Esa comunión nos lanza a la misión e inculturación
de nuestro Carisma!
Que nuestra amada fundadora, Jeanne Chézard de Matel, sea nuestra compañera
de camino. Ella, gozosa de ver a su familia unida, sabrá guiarnos por los caminos
a los que el Señor nos llama, con fe, alegría y esperanza.
Unidos a cada uno de ustedes en la oración y el espíritu de la Encarnación,
queremos decir SÍ como María.
Representación General de los Apóstoles del Verbo Encarnado.
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
TEMA
PÁGINA
Presentación
Índice
1
1. Unificación de la Orden del Verbo Encarnado
2. ¿Qué significa pasar de ser “Congregación” a “Orden”?
3. Individualismo vs solidaridad, dos fuerzas que coexisten en el mundo de hoy
4. Pandemia, momento crítico que sacudió al mundo
5. Integración personal
6. Diversidad humana y diversidad cultural… Amor a la unidad y a la pluralidad
7. La diversidad en la Trinidad
8. Una perspectiva bíblica sobre la diversidad
9. El testamento de Jesús: “Que todos sean uno” (Jn. 17)
10. El Espíritu Santo, generador de unidad en la diversidad
11. Conflictos y esfuerzos por la unidad en la Iglesia Primitiva
12. La unidad en la Iglesia actual
13. La inculturación del Evangelio
14. María, Madre de la Iglesia y modelo de inculturación
15. Dimensión misionera de Jeanne de Matel
16. “Contemplo con delicia las casas de mi Orden, donde seré adorado en
espíritu y en verdad”
17. Inculturación de nuestro Carisma en el mundo de hoy
18. La interculturalidad y la diversidad nos enriquecen
19. Desafíos para lograr la unidad
20. Ser constructores de unidad en la diversidad
21. Actitudes necesarias para ser comunidades que testimonien la unidad
CELEBRACIONES (Anexos):
A. 6 de noviembre: La alegría de Jeanne de ver a sus hijos reunidos
B. Adviento: Unidos, esperamos a Jesús, motivo de nuestra unidad
C. Navidad: Jesús, rey de las naciones, se revela a todos los pueblos
D. Verbo Encarnado: Un corazón nos hermana y nos hace comunidad
E. Pascua: ¡Mirad que hago nuevas todas las cosas…!
F. Pentecostés: María, símbolo de unidad de la Iglesia
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TEMA 1. UNIFICACIÓN DE LA ORDEN DEL VERBO ENCARNADO
ORACIÓN INICIAL
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
TODOS: Jesús Verbo Encarnado, nos disponemos llenos de alegría a iniciar un nuevo
curso como comunidad AVE. Que tu Espíritu de Amor y Sabiduría nos acompañe. Que
Él abra nuestro entendimiento y nuestro corazón para seguir profundizando tu Palabra
y tu voluntad. Y que nuestra amada Madre Fundadora Jeanne Chézard de Matel sea
nuestra compañera de camino y nuestra fiel intercesora para que sigamos creciendo
como testigos, misioneros y apóstoles de tu Encarnación. Amén.
INTRODUCCIÓN
Los miembros de la gran familia del Verbo Encarnado (Religiosas, Religiosos, AVE,
MISVE, alumnos y exalumnos, maestros y miembros de todas nuestras obras
apostólicas) acabamos de vivir un acontecimiento sumamente significativo el 2 de
julio de 2023 y ¡nosotros somos los protagonistas privilegiados de estas páginas de
nuestra historia!
Se trata de la RE-UNIFICACIÓN de toda la ORDEN DEL VERBO ENCARNADO Y DEL
SANTÍSIMO SACRAMENTO. Un sueño largamente acariciado por cada uno de nosotros
desde hace muchas décadas y que hoy es una realidad. Hoy conoceremos en qué
consiste y cómo hemos logrado concretar esta UNIÓN…
DESARROLLO
Antecedentes: Sentido de pertenencia a una misma familia espiritual
Desde los comienzos de la Fundación, para Jeanne de
Matel, todas sus casas formaban una sola Orden e
intercambiaban personal y recursos. Podemos ver,
desde los comienzos, el deseo de unidad y el sentido de
familia entre todas las hijas de Jeanne de Matel, a pesar
de que, según la costumbre de la época, cada casa
constituía un monasterio autónomo.
A la muerte de la Fundadora, todos los Monasterios
vieron a la M. Margarita Gibalin, primera profesa de la
Orden, como su sucesora… Y a pesar de ser Monasterios autónomos, guardaban una
cierta unidad en muchos aspectos. Los cuatro Monasterios fundados por Jeanne y los
que siguieron, mantenían comunicación entre ellos y colaboraban compartiendo
recursos y hermanas para las nuevas fundaciones. Después de la restauración del
Monasterio de Lyon (1833) éste fue el punto de referencia para las otras comunidades
de Francia hasta bien entrado el siglo XX, manteniendo el espíritu de comunión entre
todas las hijas de Jeanne de Matel.
Expansión de la Orden en América
Una vez que la Orden llegó a América (1852) y se expandió por Estados Unidos y México,
se multiplicaron las comunidades en ambos países, afrontando numerosas pruebas
como pestes, incendios, tornados, guerras y persecuciones. En Texas, la M. Stanislaus
Dedieu, superiora de Brownsville, dijo a la Hna. Ma. Concepción Solís: “Hermanita, la
única solución es el Generalato”.
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Formación de Congregaciones
Desde 1923, la M. Ma. Concepción Solís se dirigió a los distintos monasterios de la
Orden invitándolas a unirse en Generalato, según deseo de la Santa Sede. Pero su
invitación no fue aceptada. Las comunicaciones en ese tiempo eran más difíciles y
aún no era el momento de Dios.
Sin embargo, años después, algunos monasterios comenzaron a agruparse:
•
Chilapa con Matehuala y Ciudad de México; (1929)
•
Brownsville con Corpus Christi, TEXAS; (1932)
•
San Antonio y Shiner con Victoria, TEXAS (1939) y
•
Francia y España con Guadalajara y Querétaro, MÉXICO. (1956-1970).
Algunos de esos grupos siguieron creciendo con nuevas fundaciones en el mismo país
o en otros, hasta quedar conformadas nueve Congregaciones:
4 en ESTADOS UNIDOS:
5 en la REPÚBLICA MEXICANA:
✓ Cleveland, Ohio, USA
✓ Gómez Palacio, Durango
✓ Corpus Christi, Texas, USA
✓ Guadalajara, Jalisco
✓ Houston, Texas, USA
✓ Mixcoac, Ciudad de México
✓ Victoria, Texas, USA
✓ Teziutlán, Puebla
✓ Tlalpan, Ciudad de México
Primeros pasos hacia una mayor unidad
Alrededor de 1980 la M. Rosa Marta Gamerdinger visitó todas las Congregaciones del
Verbo Encarnado buscando un acercamiento entre todas para unirse en una sola.
Había mucha resistencia, así que, como primer paso,
invitó a las nueve
Congregaciones del Verbo Encarnado a escribir una “Carta de Comunión” reconociendo
nuestro origen y herencia común (Dic. 1980, Enero 1981). Esa carta fue firmada por los
9 Institutos en julio de 1981.
Por entonces, se acordó tener reuniones internacionales anuales de todos los
Generalatos para profundizar el Carisma. Desde 1987 se organizaron Simposios de
Formación y también se obtuvo la aprobación de los Estatutos de los Apóstoles del
Verbo Encarnado.
En camino hacia la “Reconfiguración”
En el año 2003 la comunidad de Cleveland escribió una carta a todos los Generalatos
de ambos países invitándolos a considerar una forma de RECONFIGURACIÓN común.
¡Los nueve Institutos aceptaron! El gobierno de Cleveland visitó a los otros gobiernos
para conversar sobre el proyecto. En la reunión que hubo en Cuernavaca, Morelos en
julio de ese mismo año, todos los gobiernos de las Congregaciones aceptaron participar
en el proceso de Reconfiguración. Las comunidades comenzaron a estudiar las
diferentes opciones canónicas posibles (Federación, Fusión, Unión, Alianza...) y se
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distribuyó una
Discernimiento.
tarjeta
de
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oraciones
para
pedir
diariamente
la
gracia
del
A partir del año 2006 se integró el Comité Internacional de Reconfiguración con
hermanas representantes de cada Congregación. El Comité se reunía periódicamente
en las sedes de los distintos Generalatos para trabajar, sensibilizar a las comunidades
en el proceso y dialogar con los gobiernos. El Comité realizó un estudio comparativo
de las Constituciones de todas las Congregaciones y consultó a teólogos y canonistas
de Roma, México y Estados Unidos para conocer los pasos a seguir.
Mientras tanto, se emprendieron iniciativas comunes para el crecimiento de la Orden:
En 2007 dio inicio el Diplomado en Espiritualidad Mateliana en español (presencial); el
día 2 de cada mes se promulgó una jornada de oración y ayuno por la Reconfiguración;
se fueron realizando proyectos compartidos e intercambio de
hermanas en las comunidades…
Última etapa: 2017-2023
Parecía que se habían agotado las iniciativas y de pronto el proceso
se había “estancado”. No se tenía mucha idea de cómo seguir
avanzando…. En 2016, la M. Loreley Ifrán contactó en Roma al P.
Aitor Jiménez (claretiano) y él aceptó ayudarnos en el proceso. Y
en enero de 2017, todos los Gobiernos de la Orden acudieron a una
Reunión en Tlalpan con el P. Aitor Jiménez.
Cada congregación presentó su historia. Después de escucharlas todas, el P. Aitor
reconoció en ellas nuestra raíz común: Fundadora, Orígenes, Carisma y Espiritualidad,
por lo que sugirió dejar de llamar al proceso RECONFIGURACIÓN y llamarlo
REUNIFICACIÓN. El P. Aitor pidió tomar en serio el proceso y darle urgencia.
Después de esta reunión, Victoria, Texas (ausente de 2009 a 2018) y el monasterio de
Teziutlán, Puebla decidieron unirse al proceso.
Se comenzó a trabajar en los aspectos legales y financieros de la Unión. Y con ayuda
del P. Aitor se re-elaboraron las Constituciones y el Directorio del nuevo Instituto.
En el verano de 2019 se realizaron Encuentros generacionales en Victoria, Texas y
Gómez Palacio, Durango.
Además, se implementó el Diplomado VIRTUAL de Espíritualidad Mateliana, tanto en
español (2018) como en inglés (Enero 2021), con el fin de que todos los miembros de la
Orden pudieran conocer y profundizar nuestro Carisma común.
Por otra parte, de 2020-2023 la situación global de la Pandemia COVID abrió
oportunidades de permanecer en comunicación entre las comunidades a través del
desarrollo de múltiples medios virtuales (Facebook, Zoom, Whatsapp, Messenger).
Recta final del Proceso
Lamentablemente, la comunidad de Cleveland, Ohio, en un Capítulo especial en febrero
de 2022, decidió NO continuar participando en el proceso de Reunificación. La
comunidad de Houston hacía tiempo que se había mantenido al margen del proceso.
En el verano de 2022 hubo una Reunión Internacional de Generalatos en Corpus Christi,
Texas. Los gobiernos de las 7 Congregaciones participantes se reunieron con el Comité
para finalizar toda la documentación y enviarla a Roma, nombrar un Gobierno General
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interino y establecer la sede general del nuevo Instituto en Madrid, España. A partir
de entonces, se estuvieron realizando varias reuniones virtuales con las hermanas de
esos 7 generalatos para integrarnos y organizar la unidad de nuestras comunidades.
En febrero 2023 hubo una asamblea de gobiernos en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco
y se establecieron las regiones del nuevo Instituto.
Culminación del Proceso de Reunificación
Después de veinte años de trabajos y reuniones, finalmente el 28 de mayo de 2023,
Solemnidad de Pentecostés, ¡se anunció a toda la Orden que la Santa Sede había
aceptado la Unión de la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento como
un solo Instituto religioso! Fue una gran alegría para todos lograr lo que tanto
habíamos deseado y pedido al Señor.
El domingo 2 de julio de este mismo año, desde la ciudad de Lyon, Francia, se proclamó
solemnemente el DECRETO DE UNIÓN, en el país donde Jeanne de Matel fundó nuestra
familia religiosa 398 años antes. Representantes de los siete generalatos unidos,
estuvieron presentes en tan gran ocasión.
¡Y ahora es cuando verdaderamente
comienza la unión e integración de todos los que formamos la gran familia del Verbo
Encarnado, expandida por muchas culturas en doce países de tres continentes!
COMPROMISO
Reflexiona y comenta con la comunidad:
¿Cómo podemos, personal y comunitariamente, contribuir a una UNIDAD
efectiva y gozosa de la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo
Sacramento? ¿Cuál será nuestro aporte vital a la Unidad de esta Orden,
desde nuestro ser de AVE?
ORACIÓN FINAL
Entremos en ambiente de oración y, desde dentro del corazón, hagamos oración al
Padre Dios cantando (o repitiendo) el siguiente refrán:
Padre únenos, Padre únenos, ¡que el mundo crea en tu amor! Padre únenos.
“Padre únenos – Taizé”
en Youtube (https://youtu.be/Ci3CLf07GFE)
Intercalar con el refrán algunas invocaciones como las siguientes:
1. Porque sólo con la acción de tu Espíritu podemos ser testimonio de
unidad.
2. Porque tu deseo es ver unidos a todos tus hijos por el vínculo del amor.
3. Porque somos una sola familia del Verbo Encarnado que queremos vivir
en armonía y hermandad.
4. Porque nuestras familias, nuestra comunidad y nuestra sociedad
necesitan ser más unidas y solidarias.
(Pueden agregar otras invocaciones… Al final, rezar juntos el Padre Nuestro).
¡ALABADO SEA EL VERBO ENCARNADO EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO!
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TEMA 2. ¿QUÉ SIGNIFICA PASAR DE SER “CONGREGACIÓN” A “ORDEN”?
ORACIÓN INICIAL
Verbo Encarnado, por tu infinita bondad, y misericordia, concédenos a todos los
miembros de tu gran Familia, que acojamos la Unión de tu Orden como una bendición,
para vivir con fidelidad el primero de tus Mandamientos; queremos hacer realidad tu
oración: “Padre, que sean UNO como Tú y yo somos UNO”. Ayúdanos a vivir cada día
este anhelo, bajo tu mirada, la ternura del Padre y la guía del Espíritu Santo. Sólo así,
podremos formar comunidades en las que el centro sea la Santísima Trinidad. Amén.
INTRODUCCIÓN
Jeanne Chézard de Matel fue llamada por Dios para fundar
una Orden en la Iglesia. En sus escritos leemos: “El 24 de
agosto de 1620, estando retirada en mi oratorio, alrededor
de las nueve de la noche, te plugo elevar mi entendimiento
en una suspensión muy sublime, durante la que me dijiste:
“Hija, tú piensas que debes gozar del reposo y quietud de
la contemplación en la casa de tu padre, pero mi divina
sabiduría piensa de otro modo, habiéndote destinado para
fundar una Orden bajo mi Nombre, que honrará mi persona
encarnada por amor a la humanidad” (Cf. OG-01, Cap. 35,
p. 106)
DESARROLLO:
“Órdenes” y “Congregaciones” religiosas.
Las Órdenes religiosas son uno de los dos tipos de Institutos religiosos reconocidos por
la Iglesia Católica, cuyos miembros desean lograr el objetivo de dedicar formalmente
su vida a Dios. Dichos miembros viven unidos por una Regla establecida por el fundador
de la Orden y aprobada por la Iglesia. Se obligan libremente a esta forma de vida,
haciendo votos públicos y solemnes de castidad evangélica, pobreza y obediencia, que
son los tres consejos evangélicos. Además, pueden observar otras normas de vida, ya
que cada Orden tiene su Carisma particular.
El otro tipo son las Congregaciones religiosas. Surgieron especialmente después de la
Revolución Francesa, como una forma de vida que no estaba orientada al antiguo
estilo de vida monástica, sino más bien al servicio social, para responder a la pobreza
generalizada de la época, sobre todo, a la evangelización, tanto en Europa como en
otros países. Éstas se rigen por unos Estatutos que reciben el nombre de
Constituciones, las que son establecidas por el fundador o fundadora, y aprobadas por
la Iglesia; con el pasar de los años se pueden reformar.
Diferencia entre Órdenes y Congregaciones religiosas
La diferencia entre las Órdenes y las Congregaciones Religiosas, es que las primeras
son las Familias Religiosas antiguas, especialmente de antes del Concilio de Trento
(Siglo XVI), en las que se emiten votos solemnes, cuyo significado es la adhesión total
al Instituto religioso y a perpetuidad; en tanto que las Congregaciones son posteriores
a dicho Concilio y en ellas se emiten votos simples, los cuales, en casos extremos,
pueden ser dispensados por la máxima autoridad de la Iglesia. Las Órdenes sólo difieren
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de las Congregaciones, en la naturaleza de sus votos, ya que, hoy día, la forma de vida
y apostolado de ambos son muy semejantes.
Para nosotros, en este momento de la historia de nuestro Instituto, el hecho de pasar
de Congregación a Orden, más que un tema de votos simples o solemnes, significa
pertenecer a un Instituto más amplio, que une a varios Institutos más o menos
pequeños, pero que comparten el mismo Origen, Fundadora, Carisma y Apostolado. ¡La
familia se agranda, el corazón ha de ensancharse y abrirse a una nueva realidad, con
humildad, alegría, respeto y acogida mutua!
Veamos ahora algunos momentos de la vida de Jeanne Chézard
de Matel, nuestra fundadora; admiremos el inmenso amor que le
manifestó Jesús Verbo Encarnado en numerosas ocasiones, sobre
todo al comunicarle que la había elegido para fundar una Orden
religiosa. Como Jeanne dudaba todavía, a causa de sentirse
indigna, el Señor le dijo: “Valor, hija, resuélvete a salir de la casa
de tu padre, con todo el recogimiento que tanto aprecias, para
seguir mis intenciones”. Jeanne respondió: Sometiendo mi espíritu
a tus deseos, consiento a todas tus voluntades, oh mi Divino
Amor. ¡Qué bueno es adorarte y poner en Ti, toda mi confianza! Al día siguiente, por la
noche, estando en Oración, su Majestad me acarició de un modo divino, diciéndome
tres veces: “Oh, hija mía, cuanto te amo, ¿qué deseas de mí? Pide con toda libertad; yo
te lo daré; mi amor me lleva a conceder todas las peticiones que me presentes”. Ante
estas palabras, mi espíritu fue sorprendido de asombro y mi corazón lleno de delicias,
tanto que estuvo a punto de estallar de gozo. No pude pedir cosa alguna; solamente
respondí: No deseo nada. TENIÉNDOTE A TI, LO TENGO TODO. (Cf. OG-01, Cap. 35, p.
107).
Para fortificar el valor de Jeanne, Nuestro Señor la llenó de consuelos, haciéndole ver
en la cumbre de una colina al Padre Eterno que llevaba en su seno a todas las hijas del
Verbo Encarnado y le dijo que Él las daría a luz, no por obra de la carne ni de la sangre,
ni por voluntad humana, sino por voluntad divina y añadió: “Hija mía, por este
establecimiento, Yo que soy el Verbo Encarnado, habitaré con vosotras y me verán
lleno de gracia y de verdad, para cumplir en ti y en mi Orden, todas las promesas que
te he hecho, que te hago y que te haré” (OG-01, Cap. 45, p. 171).
Nuevamente el Verbo Encarnado le hizo ver a las religiosas de la Orden; ellas subían
la misma colina acompañadas de muchas otras personas de uno y otro sexo; todos
unían sus voces para cantar el salmo 121: “Que alegría cuando me dijeron, vamos a la
casa del Señor” (Cf. OG-01, Cap. 45, p. 171). Este fue el primer anuncio de la Cofradía
del Verbo Encarnado fundada en 1669 en Lyon, para la cual la M. Fundadora escribió
los Estatutos años antes. Dicha Cofradía o Asociación tenía todo el significado de
pertenencia a la Orden, desde su vocación de bautizados. Los Estatutos presentan la
misma espiritualidad que se encuentra en las Constituciones de las religiosas cuyo
centro es el Verbo Encarnado. La Bula de aprobación fue concedida por el Papa
Clemente X, el 30 de junio de 1670.
Como ya se ha expuesto, el mismo Jesús Verbo Encarnado, comunicó a nuestra
fundadora Jeanne de Matel, la Espiritualidad y forma de vida que Él quería, para su
Orden, la que debía ser COMO UNA EXTENSIÓN DE LA ADMIRABLE ENCARNACIÓN DEL
VERBO DE DIOS. La Madre repite varias veces esta expresión con las mismas palabras
o con algunas variantes, en su autobiografía o en cartas a sus directores, los Jesuitas,
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quienes la fueron guiando hasta la fundación y todavía muchos años después. Fue muy
benéfico para su vida interior este contacto con los Jesuitas, ya que le aportaron la
ayuda de una espiritualidad sólida. Algunas veces la sometieron a diversas pruebas, la
hicieron esperar cinco años antes de iniciar la fundación; sufrió, además, temporadas
de tristeza y desolación, algunos ataques del maligno, enfermedades e
incomprensiones de muchas personas, etc.
“Amor mío, de tiempo en tiempo me hacías ver que se acercaba el día del
establecimiento de tu Orden. Un día de agosto de 1621, me dijiste que de Roanne, que
es un lugar pequeño, nacería nuevamente el Señor que rige el cielo y la tierra. “Hija,
así como mi primer nacimiento causó grandes inquietudes en el espíritu de los grandes,
así sucederá en el segundo; prepárate a sufrir grandes contradicciones, para
producirme en la Iglesia por medio de esta fundación”. (Cf. OG-01, Cap. 39, p. 121).
.“Te prometo proporcionarte lo necesario para fundar; tu suerte
está en mis manos, en mis ojos tus recursos y en mi seno tus
tesoros. Todo está en el presente para mí; el pasado y el avenir
son para que los vean las creaturas; Contemplo con delicia las
casas de mi Orden, donde seré adorado en espíritu y en verdad.
No dudes esto, hija, mi providencia vela sobre ti y mi
misericordia te servirá todos los días de tu vida. Nada te
faltará; deléitate en este Señor todo amor por ti y Él
concederá las peticiones de tu corazón y mucho más de lo que
puedas imaginar” (Cf. OG-01, Cap. 39, p. 122-123).
El 15 de enero de 1625 le fue mostrado el hábito que usarían
.sus religiosas; hay que fijar la atención, sobre todo, en el
elemento simbólico del mismo: El rojo es el amor a Jesús y a los
sufrimientos de su pasión; el blanco es la inocencia del Hijo de Dios que las religiosas
deben imitar; el emblema significa que Jesús Verbo Encarnado debe ser el amor central
de su vida: “Yo soy el Esposo blanco y rojo; es con el blanco de la inocencia y con el
rojo de la caridad, que quiero revestir a las hijas de mi Orden” (Cf. OG-01, Cap. 42, p.
156).
Al acercarse el momento de Dios para la fundación, Él se lo hizo ver a Jeanne con luces
especiales y habiendo obtenido la aprobación del P. Jacquinot, provincial de los
Jesuitas, se fijó el 2 de julio, fiesta de la Visitación de María a su prima Santa Isabel.
La noche anterior Jeanne sufrió grandes luchas e incertidumbres. La fiebre le quemaba
el cuerpo; el miedo le oprimía el alma. Pero la hora de Dios había sonado; por la mañana
del 2 de julio de 1625, Jeanne con dos compañeras: Catherine Fleurin y Marie Figent,
después de la misa se dirigieron a la casa que habían ocupado las Ursulinas y que el
dueño les había prestado. La Orden del Verbo Encarnado iniciaba así su caminar a lo
largo de la historia de la Iglesia.
REFLEXIÓN Y COMPROMISO
Después de un tiempo de reflexión, le ofrezco al Verbo Encarnado buscar los medios
para conocerlo más en la oración, a Él y a nuestra Madre Jeanne.
ORACIÓN FINAL
Dos o tres personas, hacen una breve oración de acción de gracias por haber sido
llamadas a pertenecer a la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento.
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TEMA 3. INDIVIDUALISMO VS SOLIDARIDAD,
DOS FUERZAS QUE COEXISTEN EN EL MUNDO DE HOY
ORACIÓN INICIAL
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en, Espíritu Santo. Ven, Padre de los pobres.
Ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.
Hay tantas sombras de muerte,
tanta injusticia, tanta pobreza, tanto sufrimiento.
Penetra con tu luz nuestros corazones.
Habítanos porque sin Ti no podemos nada.
Ilumina nuestras sombras de egoísmo,
riega nuestra aridez, cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor nuestras frialdades,
haznos instrumentos de solidaridad.
Ábrenos los ojos y los oídos del corazón
para saber discernir tus caminos en nuestras vidas
y ser constructores de Vida Nueva.
INTRODUCCIÓN
A la escucha de la Palabra del Evangelio de San Lucas (10, 25-37)
En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: -Maestro,
¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: -¿Qué está escrito en
la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió: -Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti
mismo. Entonces le dijo: -Has respondido correctamente: obra así y vivirás. Él,
queriendo justificarse, preguntó a Jesús: -¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contestó: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo
desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba por
aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un levita, llegó al lugar,
lo vio y pasó de largo.
Un samaritano que iba de camino llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció. Le
echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su
cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios, se
los dio al posadero y le encargó: Cuida de él y lo que gastes de más te lo pagaré a la
vuelta. ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos
de los asaltantes? Contestó: -El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: -Ve y
haz tú lo mismo. PALABRA DEL SEÑOR.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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DESARROLLO
Es un hecho innegable que en la sociedad actual conviven, por un lado, el
INDIVIDUALISMO de los egoístas y, por otro, la SOLIDARIDAD de los que aman y tienden
la mano a quien lo necesita.
El individualismo es una forma de escape ante la resistencia a una convivencia social
tolerante, una forma de egoísmo. “¡Sólo mi bienestar importa!”.
Cuando una persona está acostumbrada a que le den todo, el egoísmo es la conducta
inevitable. No se puede erradicar el egoísmo a través de consejos. El egoísmo se cura
compartiendo, o bien, sufriendo las consecuencias, y la consecuencia es la
autodestrucción, como el mito de Narciso. El individualismo nace de una educación
superficial y carente de valores sociales.
¡Atención! No porque se hable de lo social se niega lo individual; de hecho, el individuo
conforma la sociedad, pero el individualismo niega lo social, siempre.
El egoísta que siempre se antepone a sí mismo y a sus intereses, cultiva el germen del
individualismo. “Si yo estoy bien y tú estás mal, no me importa”.
El individualista nunca es libre, es prisionero de sus comodidades dentro de un mar de
infelicidad. Aunque no sienta que tiene responsabilidad social, lo social puede pasarle
facturas: en una carencia generalizada, el individualista es el primero en sucumbir;
nadie lo ayudará.
Hay sociedades que crean individualistas. Las populistas, por ejemplo. Dan todo a quien
no se esfuerza por nada.
Pensar en ti y tu familia no te hace individualista; pensar en ti y
tu familia sin que te importen los demás, sí.
Las sociedades que han vivido guerras o desastres naturales
generalmente asumen un sentido social. Toman conciencia de que
es imposible sobrevivir sin la ayuda de todos.
La autoestima no es lo mismo que el individualismo (narcisismo).
La diferencia es que el segundo niega la problemática social. El
egoísta no lo es porque piense en sí mismo; lo es porque sólo piensa
en sí mismo.
Mientras el individualismo perdure, la consecuencia en todo
ámbito es la autodestrucción. Porque Dios no nos creó para vivir para nosotros
mismos, sino para vivir con y para los demás.
La convivencia social implica solidaridad activa. Yo puedo estar bien y la sociedad mal.
Si no desarrollo una solidaridad activa, la sociedad terminará afectándome negativa e
intensamente. La solidaridad activa es actuar para ayudar a la sociedad, no solo sentir
emoción y empatía por los que sufren. Cuando una persona se une a otra para realizar
cambios sociales, se produce la solidaridad activa.
No hay sociedades perfectas, pero dentro de las muy malas para vivir, las
individualistas son las peores. Negar lo individual es tan nocivo como negar lo social.
Lo opuesto al individualismo no es el socialismo, sino la solidaridad. Si no eres capaz
de tener una participación activa en los eventos sociales de transformación, aun así,
los cambios pasarán y te arrollarán. Si crees que ante las necesidades sociales son los
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demás los que harán algo, y todos piensan como tú, nadie hará nada. Lo ideal es tener
una sana autoestima junto con una gran solidaridad activa y creativa.
COMPROMISO
Como AVE, reflexiona la siguiente frase:
LA UNION HACE LA FUERZA... ¿Qué
implicaciones tiene en nuestra comunidad de cara a la sociedad en que vivimos?
ORACION FINAL:
BIENAVENTURANZAS DE LOS SOLIDARIOS
Felices los que siguen al Señor por la senda del buen Samaritano.
Los que se atreven a andar tras sus pasos,
a superar las dificultades del camino,
a vencer los cansancios de la marcha.
Los que, al andar, van trazando sendas nuevas
para que otros sigan, entusiasmados, y continúen la obra del Señor.
Felices los que, atentos y presurosos, cambian su ruta
para salir al encuentro del Señor vivo en el que sufre,
tan presente en estos tiempos,
tan cercano para algunos,
para otros tan lejano.
Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros vivan más y mejor.
Felices los que con su diario sacrificio
abren huellas de humanidad nueva
en un mundo enfermo por el egoísmo neoliberal del “dios-mercado”.
Felices TODOS los que trabajan por los pobres,
desde los pobres,
junto a los pobres,
con corazón de pobre.
Felices los que viven solidarios,
dejando el asfalto limpio y cómodo,
para caminar por los senderos
pedregosos y polvorientos,
que abren al mundo de los que no cuentan
en las estadísticas de los ministerios de turno.
Felices los que aman al hermano concreto.
Los que no se van en palabras,
sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida, de compañía y de entrega sincera.
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Felices los que enseñan,
los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.
Felices los que comparten sus bienes,
don-regalo del Buen Padre Dios,
para vivir como hermanos
y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo,
sino que brindan y comparten.
Felices los que caminan juntos,
en búsqueda comunitaria
del Reino de Vida Nueva
y fraternidad realizada.
Felices los que se ayudan
en las buenas y en las malas,
los que aprenden
que más pueden dos juntos que uno solo.
Felices TODOS los que piensan primero en el hermano,
y que encuentran su alegría
y el gozo,
y el sentido de la vida
en trabajar por los demás,
y por el Reino
y por el Señor vivo en medio nuestro,
olvidado, marginado,
solo y abandonado,
en los rostros de jóvenes, de ancianos,
de mujeres solas, de desempleados,
de excluidos, de olvidados…
y de tantos otros…
FELICES,
LOS QUE VIVEN
EL MANDAMIENTO PRIMERO
QUE ES AMOR A DIOS EN EL HERMANO.
Felices los que encuentran que este amor,
hoy, se revela en un camino:
ser solidario, SER SOLIDARIO. Amén
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TEMA 4. PANDEMIA, MOMENTO CRÍTICO QUE SACUDIÓ AL MUNDO
La Iglesia frente a la emergencia del COVID-19
ORACIÓN INICIAL
Oh, María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como
signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a
ti, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz estuviste
asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú,
salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos
necesidad y estamos seguros de que proveerás, para que, como
en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después
de los momentos de prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos
dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y
ha cargado nuestros dolores. Bajo tu protección buscamos
refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas
y líbranos de todo pecado, oh, Virgen gloriosa y bendita. Amén.
INTRODUCCIÓN
Desde el año 2020, la emergencia del COVID-19 ha puesto a prueba la resistencia física,
mental y social de muchas naciones. El contagio se extendió rápidamente y a nivel
mundial, lo que causó una profunda crisis de salud y puso a la economía mundial de
rodillas. Como una lupa, también ha revelado las debilidades de la organización social
y la vulnerabilidad de muchas personas. Pensemos en las familias que viven en la
pobreza, los ancianos, los presos, las personas sin hogar, los migrantes, los solicitantes
de asilo y las víctimas de la trata de personas. Así y todo, el Santo Padre descubrió ahí
"un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército
sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que
reverdece en esos días en los que nadie se salva solo".
A lo largo de los últimos años, el coronavirus ha infectado a varios millones de
personas en todo el mundo. Nos ha enseñado duras lecciones, que se pagan con vidas
humanas. "No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas
al sufrimiento de tantos". La capacidad de dar una respuesta adecuada al dolor y la
pobreza de los marginados y los "invisibles" ha sido una medida del desarrollo genuino,
integral y sostenible de nuestros países. Sólo se ha podido resistir a esta pandemia
con "los anticuerpos de la solidaridad".
DESARROLLO
Al mismo tiempo, hemos podido leer dichos acontecimientos con los ojos de la fe. La
siempre oportuna invitación del Concilio Vaticano II nos llama a sintonizar nuestros
oídos con la voz de Dios que habla a través de los eventos y experiencias humanas
(Gaudium et Spes, 4). Este momento de la historia, entendida como el lugar donde
tiene lugar la salvación, es uno de los temas cruciales en la enseñanza del Papa
Francisco. Desde la encíclica Laudato si' hasta las exhortaciones apostólicas Evangelii
Gaudium, Gaudete et Exsultate y Querida Amazonia, el Sumo Pontífice nos exhorta a
leer los signos de los tiempos y nos muestra cómo hacerlo.
Estas señales nos dicen que estamos en una especie de encrucijada. Dos caminos se
abren, entonces, ante nosotros, dos maneras diferentes de abordar la emergencia.
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Un primer camino consiste en permanecer inmóviles, esperando que la epidemia siga
su curso (pensando que tal vez "tarde o temprano esto pasará") e intentando
mantenernos a flote en el pantano de los problemas diarios. Esta resignación se
alimenta de la necesidad de seguridad; esta regla de "lógica sustitutiva” nos lleva a
pensar sólo en cómo adaptarnos a las incomodidades actuales, quizás solo para seguir
haciendo lo mismo que antes sin contravenir las restricciones de las autoridades.
El otro camino, en cambio, nos lleva a acoger estos tiempos y a cultivar activamente
una relación vital con Cristo, y a salir en la búsqueda de aquellos que necesitan
nuestra ayuda. Abrazar la "lógica salvadora" del Evangelio es llegar a través de la
incertidumbre y captar una identidad y una misión renovadas como cristianos
bautizados y discípulos misioneros. Podemos ayudar a mostrar (¡y a ser!) el bello rostro
de una Iglesia al servicio de nuestros hermanos, solidaria con sus sufrimientos y
abierta a sus necesidades. Una Iglesia consciente de ser "Pueblo de Dios" en camino
(Lumen Gentium, 9), que afronta con valentía los desafíos del presente, poniendo su
esperanza en Cristo, ahora y con miras hacia el futuro.
Las noticias que llegaron de los cinco continentes hablaban de una Iglesia que se
movilizaba en cada vez más frentes. Muchos católicos, entre tantos otros, se
arremangaron y no dudaron en darlo todo. Muchísimas iniciativas de caridad dieron
testimonio del amor de Dios que actúa de manera oculta, como la levadura que
fermenta toda la masa (Mt 13, 33). Pensemos en las muchas personas que hoy siguen
suministrando alimentos, servicios esenciales, seguridad pública. Pensemos en los
muchos médicos y enfermeros, sacerdotes y religiosos que, arriesgando sus vidas,
permanecieron
en
primera
línea
y
se
mantuvieron cerca de los enfermos. Dándose a
sí mismos "hasta el final" (Jn 13,1), ofrecieron
un brillante testimonio de las enseñanzas y el
ejemplo de Jesús, recordando a todos que el
cuidado de los que sufren tiene prioridad. En
aquellos momentos era toda la persona la que
sufría y necesitaba ser curada; y los casos
fueron numerosos. Es por ello que la oración de
todos siempre es indispensable.
En esas condiciones excepcionales que vivimos, en ese tiempo "en suspenso", como
una cámara lenta que se nos impuso a todos, nos vimos obligados a reducir nuestros
ritmos frenéticos, a cambiar nuestros hábitos, a inventar nuevas percepciones,
criterios y respuestas. La cuarentena desgarró la red habitual de relaciones de cada
uno de nosotros. La soledad puede ser una sorpresa incómoda. El creciente número de
muertes fue profundamente perturbador para aquellos que nunca habían enfrentado
el misterio de su propia muerte.
Al aceptarnos a nosotros mismos y nuestra vida interior, o al buscar consuelo y
tranquilidad, o al redescubrir las tradiciones en las que nos criaron, muchos sentimos
la necesidad de buscar a Dios. Este fue un giro novedoso en una época en la que el
progreso tecnocientífico suele alejar a la gente de la religión.
Un paso importante para buscar a Dios es revisar seriamente la propia vida. Las
certezas sobre las que hemos construido nuestra existencia parecieron tambalearse y
esto permitió que surgieran preguntas sobre el sentido: ¿Para qué he vivido? ¿Para qué
viviré? ¿Soy capaz de ir más allá de mí mismo? La fe, que inquieta a la persona
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moderna, puede ayudar a que las preguntas surjan lentamente, mientras que Dios es
rápido para responder.
Los medios de comunicación pudieron allanar el camino a estos nuevos “buscadores”
y facilitar el acercamiento a aquellos que se habían alejado de la Iglesia. Tal vez, los
que no tienen el coraje de entrar en una iglesia, pueden hoy en día aprovechar las
oportunidades online: para escuchar la Palabra de Dios proclamada y enseñada; para
conocer mejor el contenido del Credo; para unirse al Santo Padre en una hora de
adoración; o para "visitar" la iglesia parroquial del barrio. Por supuesto, estos medios
también sirvieron a los muchos fieles que echaban de menos el encuentro (familiar,
social y eclesial) y que podían participar en las celebraciones familiares y en los ritos
de la Iglesia desde casa.
Ahora, a casi cuatro años de distancia, sin que la pandemia haya terminado del todo,
pero con un gran porcentaje de la población vacunada, tenemos que cuestionarnos si
los aprendizajes adquiridos durante el aislamiento, han dado un giro profundo a
nuestra vida, o seguimos viviendo como antes lo hacíamos, con indiferencia hacia los
demás, como si nada hubiera pasado, como si no hubieran muerto y sufrido millones
de seres humanos; cerrando los ojos ante aquellos que perdieron sus empleos, ante las
familias desgarradas que perdieron a sus padres, hijos o hermanos… ¿De qué ha servido
todo esto? ¿Crecimos como humanidad y como Iglesia? Si abrazamos el presente y nos
dejamos guiar por el Espíritu Santo, podemos discernir lo que es esencial. Se trata del
tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo
que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida
hacia ti, Señor, y hacia los demás.
COMPROMISO. Reflexiona y comparte:
1.- Durante esta contingencia, ¿qué aprendí? ¿cómo colaboré con el
más vulnerable?
2.- ¿Cómo sigo atenta/o hoy a las necesidades de las personas de mi
entorno?
3.- ¿Qué podemos hacer como comunidad AVE para tender la mano
a sectores de la población que están sufriendo?
ORACIÓN FINAL
Oh, Dios, refugio benévolo de los que sufren, escucha la plegaria que te dirigen quienes
padecen. Serena y reconforta a los enfermos, a los viejos y a los moribundos. Da ciencia
y paciencia a quienes los cuidan. Inspira en ellos gestos que alivien, palabras que
iluminen y amor que consuele. Te encomendamos a estos hermanos nuestros. Pon
dentro de nosotros, oh, Señor, tu Espíritu de amor, de compasión y sacrificio, para que
ayudemos de manera eficaz a quienes encontremos por el camino. Que sepamos
responder a su invocación, pues es la tuya. Amén.
Canto: Volveremos a juntarnos https://youtu.be/mFzzjKWWogM
Les compartimos este enlace , puede servirnos de reflexión.
https://www.youtube.com/watch?v=BTVQ8D1HRPM&ab_channel=sie7e
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TEMA 5. INTEGRACIÓN PERSONAL
ORACIÓN INICIAL
Querida Madre María, tú que, como mamá, supiste guiar a
Jesús, el hijo de Dios, para que supiera comportarse en el
mundo y en el ambiente en el que le tocó vivir con la gallardía,
el valor, el arrojo, la generosidad y la sensibilidad al otro,
ayúdanos a vivir conscientemente estas mismas actitudes que
nos lleven a hacer realidad la construcción de un mundo mejor.
INTRODUCCIÓN
¿Por qué es importante tratar este tema en nuestro estudio?
Porque al estar llamados e invitados por Jesús, a ser UNO en
este mundo a veces tan conflictivo, extraño, carente de
hábitos y valores, tendremos que aprender a aceptar al que no
es igual, al que no piensa ni valora lo mismo que nosotros, al
que proviene de culturas, ambientes familiares y sociales
diferentes; estamos “urgidos” a practicar la tolerancia, la
paciencia, la comprensión y el respeto al otro; lo cual ciertamente no es tarea fácil y
nos presenta un reto cotidiano.
Pero, ¿cómo podríamos ser “eficientes” en semejante tarea si antes no logramos, por
lo menos, esforzarnos y ser conscientes de la necesidad de “integrarnos a nosotros
mismos como personas”, de respetarnos y aceptar nuestras propias limitaciones para
comprender y admitir la lucha y el esfuerzo del otro?
Es necesario, pues, estar alertas, afianzados en la oración que nos fortalezca y ayude
a ser promotores de paz y armonía en nuestros ambientes.
DESARROLLO
¿En qué consiste la integración personal? Se puede definir como el conjunto de
características propias de la persona que determinan su comportamiento habitual.
¿Cómo se forma? Cada persona, al provenir de ambientes distintos, incorpora
experiencias personales, familiares y sociales que le permiten construir una estructura
interna propia, con la que se pueda relacionar consigo misma y con los demás.
Ahora, al hablar de la estructura interna personal, nos referimos a los elementos que
dan estabilidad y contención al individuo. Por ejemplo, los límites que nos fijamos o la
sociedad nos fija, que nos llevan a saber qué se vale y qué no se vale hacer en
determinadas circunstancias, los valores que tenemos como personas y como sociedad
y nuestras propias creencias, etc.
De la misma forma que el esqueleto, los órganos y la piel ayudan a cualquier persona
a tener una estructura física, a nivel psicológico, necesitará una estructura que le
ayude a ser consistente, a tener criterio, a tomar decisiones, a relacionarse con los
demás y con el entorno.
De ahí la importancia de la formación durante la infancia. Los niños requieren de
adultos que los acompañen en su crecimiento, facilitándoles lo que necesitan para su
desarrollo, y también de cierta estructura externa que les dé un orden interno.
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Requieren límites que los contengan. Necesitan experimentar frustraciones
ocasionales como la no satisfacción de sus caprichos y, con ello, aprender de la vida a
darse cuenta desde dentro, que no todo se puede conseguir, que no todo es inmediato,
etc. Así mismo, necesitan tener la capacidad de adaptación sana a la sociedad a la que
pertenecen para funcionar adecuadamente.
Los ritos que vamos creando día a día con los niños son mucho más que eventos
repetitivos y costumbres sin sentido. En rituales diarios como la hora del baño, la hora
de comer, la hora del juego o la hora de dormir, aunque duren sólo cinco minutos, dan
el mensaje de “estoy aquí”, “eres importante para mí”.
Una mirada externa de los padres y otras personas que sean cercanas y significativas
para el niño, como pueden ser los abuelos, le permiten autoafirmarse y, a la vez, ir
generando conciencia de sí mismo. Cuando un ritual se vive conscientemente, el niño
sabe que hay alguien a su lado, se siente visto, atendido, querido y comprendido.
Un poco más adelante, al ir a la escuela, los horarios, responsabilidades y el apoyo de
sus padres u otras figuras importantes, le irán proporcionando estructura y orden en
su vida.
Por tanto, los límites que los padres ponen
a sus hijos les van a permitir adaptarse
con mayor seguridad, y también a que
incorporen mejor las normas que les irán
imponiendo el colegio, la universidad, la
empresa y la vida en general.
Cuando de niños no se han tenido estas
cosas, sabemos de antemano que, nos
enfrentaremos a personas con una
estructura
interna
deficiente,
que
necesitará de ayuda externa para ser
funcional en el ambiente que viva y se
desenvuelva.
Notaremos, a nivel social que buscará una pareja o amigo que le sostenga, que lo
complemente, lo típico será: si es “débil” busca pareja, jefe o amistades “fuertes”, que
le digan qué hacer, por dónde ir, qué decisiones tomar y que, en general, le aporten la
consistencia que le falta. A nivel profesional, buscarán una ocupación laboral en la
que les den directrices precisas sobre cómo tienen que vestirse, qué horarios cumplir,
cómo deben relacionarse, etc. Carecerá de seguridad y se le notará con muy baja
autoestima.
O bien, tratará de rebelarse ante cualquier norma, ley o condicionamiento social y sus
relaciones serán conflictivas e inestables.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior, y para lograr la integración personal,
es importante que:
Sin importar las carencias del pasado, estemos atentos como personas a cuáles son
nuestras actitudes en este momento y la forma en que actuamos en el presente.
Adquirir nuevos hábitos que fortalezcan nuestra integración como personas.
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Darnos cuenta de que en el entorno influimos y a la vez somos influidos por el
ambiente.
Estar conscientes de nuestra forma de actuar y de cómo podemos mejorar nuestra
conducta.
COMPROMISO. Reflexiona y comparte:
1- ¿Estoy dispuesto(a) a aceptar y reconocer mis
miedos
e
inseguridades,
así
como
mis
sentimientos alegres, de odio y rabia?
2- ¿Soy capaz de aceptar la responsabilidad de
mis actos sin echar la culpa a los demás, al
pasado o a elementos externos a mí?
3- ¿Me siento con el entusiasmo necesario para
trabajarme cada día, cambiar y alcanzar las
metas que me he propuesto con miras a ser
mejor persona?
ORACIÓN FINAL
Vuelvo a ti, querida Madre María, ejemplo de fortaleza y virtud. Sé que la tarea de
integrarme como persona no es fácil, cargo con demasiados “ayeres” que me
condicionan y muchas veces me agobian y retienen en el pasado como justificación
para no cambiar. Ayúdame a vencer mis miedos y cobardías y acompáñame en este
camino difícil pero necesario, si es que quiero algún día ser un miembro vivo, integrado
e integrador, de la Iglesia y de esta Orden. AMÉN.
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TEMA 6. DIVERSIDAD HUMANA Y DIVERSIDAD CULTURAL…
AMOR A LA UNIDAD Y A LA PLURALIDAD
ORACIÓN INICIAL
Oh Dios, que creaste a todos los pueblos a tu imagen.
Te damos gracias por la maravillosa diversidad de razas y
culturas en este mundo.
Enriquece nuestras vidas con crecientes lazos de fraternidad y
muéstranos tu presencia en aquéllos que más difieren de
nosotros, hasta que nuestro conocimiento de tu amor sea
hecho perfecto en nuestro amor hacia todos tus hijos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
INTRODUCCIÓN
La diversidad humana es la variedad de características personales específicas que
hacen a cada ser humano único y diferente de los demás. Estas cualidades distintas
de cada persona conforman también la pluralidad de identidades que enriquecen las
sociedades.
La diversidad cultural podemos definirla como la coexistencia de distintas culturas en
un país o región, de manera que todas puedan vivir en armonía. Actualmente, es un
tema de gran importancia, puesto que vivimos en un mundo globalizado donde cada
vez estamos más influenciados por culturas distintas a las nuestras. Por esta razón,
podemos observar a personas con diferencias de lenguaje, vestimenta, costumbres y
creencias reunidas en un mismo lugar. Incluso, podríamos identificarnos con alguna
de estas características extranjeras y adaptarlas a nosotros.
Amor a la Unidad y a la Pluralidad. La pluralidad en la Iglesia constituye un bien. La
Unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo no es sólo la fuente, sino también el
modelo de la unidad en la Iglesia Católica.
DESARROLLO
La diversidad humana alude a la circunstancia de los
sujetos de ser distintos y diferentes. Queremos
señalar que la diversidad es una manifestación
normal de los seres humanos, de los hechos sociales,
de las culturas. Ser diversos/as es resistirse a las
miradas totalizantes, es recuperar los tonos que
permiten las diferencias, nuestra propia voz,
respetar nuestro propio discurso, mejorar nuestras
herramientas para contar y contamos como paso
indispensable en la construcción de una sociedad respetuosa de la pluralidad, orgullosa
de la pluralidad. Ser con otros es animarse a pensar con otros, a reconocer a otros
como otro. La diferencia es constitutiva del ser humano.
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Es importante tener en cuenta la diversidad en una comunidad, porque de esta manera
es más representativa de la variedad que existe en la sociedad, viéndose representadas
en ellas personas de cualidades y orígenes distintos. Así, el valor de ésta hace que las
personas se sientan integradas y que forman parte activa de la sociedad que habita.
También hace referencia a la identificación de la persona por la que cada cual es como
es y no como nos gustaría que fuera. Su identidad. Este reconocimiento es lo que
configura la dignidad humana. Por eso, hablar de diversidad es hablar de identidad.
La Diversidad Cultural posibilita incluir y asumir
todas las costumbres y valores, y nos lleva a la
convivencia
de
personas
con
distintas
opiniones,
religiones,
ideologías
políticas,
costumbres y géneros;
se insiste en la
importancia del respeto, el diálogo y el
compromiso entre diversas culturas para la
construcción de un mundo más equitativo,
inclusivo y con pluralidad de voces.
La aceptación de ésta aporta a la persona
valores como tolerancia, cooperación, servicio y
aprecio sincero al otro; y nos ayuda a
comprender que el camino hacia la paz es este:
hacer la unidad respetando la diversidad.
La diversidad cultural no amenaza la unidad. La unidad nunca es uniformidad, sino
multiforme armonía. “Sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la pluralidad,
la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la Unidad” (Papa Francisco).
Amor a la Unidad y a la Pluralidad. El Papa Francisco nos ha invitado de muchas
maneras a construir la Unidad dentro de la legítima pluralidad, a procurar la armonía
y la convivencia entre personas, grupos, creencias y culturas distintas. Es decir, que
es sano y enriquecedor que haya diferencias, que haya diversas formas de ser, de
pensar y de vivir la fe, no para enfrentarnos, sino para complementarnos.
Nos ha dicho: “Descubrir a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en sus reclamos.
Vivir juntos, mezclarnos, encontrarnos, tomarnos de los brazos, apoyarnos, participar
de una verdadera experiencia de fraternidad. ¡No a la guerra entre nosotros! ¡Sí a las
relaciones nuevas que genera Jesucristo! ¡No nos dejemos robar la comunidad! Hay
que construir puentes, en vez de levantar muros. No tengan miedo de las diferencias.
Las religiones tienen el derecho y el deber de dejar claro que es posible construir una
sociedad en la que haya un sano pluralismo que respete a los diferentes y los valore
como tales; así serán un aliado valioso en el empeño por la defensa de la dignidad
humana. Dios bendiga a quienes trabajan por el diálogo y la unidad de los cristianos.
Aprendamos a convivir, a escucharnos, a respetarnos, sabiendo que no tenemos toda
la razón, que no somos dueños de toda la verdad, que no son malos todos los demás.
Dialogar es expresión de sabiduría, de que somos personas sensatas y de mente
abierta. Condenar todo y a todos los que piensan en forma diferente, a los que viven
su fe en modo distinto, a quienes son de otros grupos, partidos, organizaciones y
religiones, es tener una mente muy reducida y un corazón chiquito. Ser cristiano no
significa “pertenecer a una cierta cultura o adherir a una cierta doctrina”, sino sobre
todo ligar la propia vida en cada uno de sus aspectos a la persona de Jesús y, a través
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de Él, al Padre. Pero recordemos que la unidad, hacia la que vamos caminando, está en
la diferencia. Y esto es importante tenerlo en cuenta: la unidad no está en ser “todos
iguales”, no, está en la diferencia.
La unidad y el testimonio son coesenciales. No podemos dar verdadero testimonio del
Dios del amor si no estamos unidos entre nosotros como Él quiere; y no podemos estar
unidos permaneciendo cada uno por su lado, sin abrirnos al testimonio, sin ampliar
las fronteras de nuestros intereses y de nuestras comunidades en nombre del Espíritu
que abraza a todas las lenguas y quiere llegar a cada uno. “Tampoco es perder la
identidad”, porque “la unidad en la diversidad es
precisamente lo contrario; es reconocer y aceptar
con alegría los diferentes dones que el Espíritu
Santo da a cada uno y ponerlos al servicio de todos
en la Iglesia. Es saber escuchar, aceptar las
diferencias, tener la libertad de pensar de forma
diversa y manifestarlo”. “Buscar la unidad que es
obra del Espíritu Santo y no temer la diversidad”.
El Papa nos pide que no caigamos en la tentación
de querer defender a capa y espada las propias
ideas, considerándolas válidas para todos, y en llevarnos bien sólo con aquellos que
piensan igual que nosotros. Esta es una fe, manifestó, construida a nuestra imagen y
no es lo que el Espíritu quiere. La humanidad, dentro de las diferencias, alcanza la
unidad por el Espíritu Santo, porque Él nos recuerda que, ante todo, somos hijos
amados de Dios.
COMPROMISO
Queridos AVE, preguntémonos a nosotros mismos:
¿Cómo vamos haciendo este camino de unidad? ¿La vivo como un compromiso
adicional, como un deber de comunidad, o como el anhelo urgente de Jesús de que
lleguemos a ser “uno”?
¿Qué hago por aquellos hermanos y hermanas que creen en Cristo pero que no son de
los “míos”? ¿Los conozco, los busco, me intereso por ellos? ¿Qué hago por aquellos que
piensan diferente a mis ideas?
¿Cómo acojo la diversidad humana en mis relaciones dentro de la familia, el trabajo,
la comunidad AVE y los ambientes donde me desenvuelvo?
ORACION FINAL
Canción “De qué color es la piel de Dios”.
https://www.youtube.com/watch?v=zeN2JUIoRYg&ab_channel=JAdleon
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TEMA 7. LA DIVERSIDAD EN LA TRINIDAD
ORACIÓN INICIAL – de Santa Catalina de Siena.
¡Oh, Trinidad eterna! Tú eres un mar sin fondo en el que,
cuanto más me hundo, más te encuentro; y cuanto más
te encuentro, más te busco todavía. De ti jamás se
puede decir
¡basta! El alma que se sacia en tus
profundidades te desea sin cesar, porque siempre está
hambrienta de ti, Trinidad eterna; siempre está deseosa
de ver la luz en tu Luz. Como el siervo suspira por el
agua viva de las fuentes, así mi alma ansía salir de la
prisión tenebrosa del cuerpo, para verte de verdad…
Tú eres el vestido que cubre toda desnudez, el alimento
que alegra con su dulzura a todos los que tienen
hambre. ¡Pues Tú eres dulce, sin nada de amargo!
¡Revísteme, Trinidad eterna, revísteme de Ti misma
para que pase esta vida mortal en la verdadera
obediencia y en la luz de la fe santísima, con la que Tú
has embriagado mi alma! AMÉN.
INTRODUCCIÓN
El Padre es aquel que ama, el Hijo es aquel que es amado y el Espíritu Santo es el amor
por el cual se aman.
La cuestión de la función de las Personas Divinas – Padre, Hijo y Espíritu Santo es
compleja. Las tres Personas de la Trinidad son juntas la fuente de su acción, por motivo
de su común naturaleza divina. Conviene recordar claramente que el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo actúan inseparablemente. Cada acción divina es, pues, la obra de
toda la Trinidad. Así, no se puede atribuir a una Persona divina, con exclusión de las
demás, una cualidad o una operación divina.
Pero conviene añadir inmediatamente que el modo de actuar de las Personas divinas
se distingue en razón de la relación de cada una de las Personas con las demás: el
Padre en su relación con el Hijo y con el Espíritu Santo, y recíprocamente.
Así, el Padre es, en la Trinidad, Aquel que ama, la fuente y el comienzo de todo; el Hijo
es Aquel que es amado; el Espíritu Santo es el Amor por el cual se aman.
Y en relación con lo creado, la Creación es atribuida al Padre, la Redención al Hijo, la
glorificación o la santificación al Espíritu Santo. Es decir, hay diversidad de funciones
y comunión total en la esencia de su ser. UN SOLO DIOS, pero TRES PERSONAS
DISTINTAS. La Trinidad es, pues, UNIDAD en la DIVERSIDAD.
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DESARROLLO
El corazón necesita, entonces, distinguir y adorar a cada una de las personas divinas
sin perder nunca de vista su Unidad esencial. De algún modo, es un descubrimiento de
la vida sobrenatural el que realiza el alma, como los de una criatura que va abriendo
los ojos a la existencia. Y se entretiene amorosamente con el Padre y con el Hijo y con
el Espíritu Santo; y se somete fácilmente a la actividad del Paráclito vivificador, que
nos entrega sin merecerlo ¡los dones y las virtudes sobrenaturales!
Entre las principales obras de Dios, todas gloriosas y portentosas, se encuentran las
siguientes: La Creación, la Encarnación del Verbo, la Redención, la Resurrección y la
Santificación.
El Padre
Al Padre se le atribuye principalmente la Creación, porque Él no es engendrado ni
procede de ninguna de las otras personas. Él es la esencia del Ser, la esencia de la Vida.
Las propiedades y funciones en las que el Padre destaca:
Todas las cosas proceden de Él. Él es el origen y la
causa absoluta de todo cuanto existe (1 Cor 8,6)
Hizo amorosamente la Creación (Is. 42,5; 1 Cor 8,6)
Proyectó la obra de nuestra redención (Is.53,10;
Sal. 2,7-9; 40,6-9; Ef. 1,3-6)
Es todo Santo, todo Amor, todo Misericordia y
Sabiduría.
Quiso hacer de nosotros sus hijos (1 Jn 3-1).
El Padre engendra, pero Él no es engendrado, Él envía al Hijo y al Espíritu Santo, pero
nunca es enviado por ellos. Él llama eficazmente, aunque usa al Espíritu como el
medio. El Padre nunca es el medio de la actividad de las otras personas.
Para nosotros no hay más que un solo DIOS, el PADRE, de quien todo procede y para el
cual vivimos.
El Padre nos escogió para que fuésemos santos y sin mancha (Efesios 1,4).
El Padre nos escogió antes de crearnos (Efesios 1,5).
Sólo el Padre sabe el día y la hora de la venida del Hijo del hombre (Mateo 24,36).
El Padre envió al Hijo y no el Hijo al Padre (Juan 6,44; 8,18; 10,36; 1 Juan 4,14).
El Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo (Juan 14,26; 15,26).
Del Padre procede todo, pero todas las cosas son por medio del Verbo y por medio del
Espíritu. Podemos decir que, así como el Padre lo hace todo, pero nada directamente,
sino a través del Hijo, así también el Hijo no hace nada directamente, sino por medio
del Espíritu. El agente último de la obra creadora de Dios, el que finalmente la
concreta, es el Espíritu.
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Estudios AVE 2023-2024 .
El Hijo, Jesucristo
Es engendrado eternamente del Padre (Jn. 1,14,18; Heb.1,5). Esto
no significa que es un acto que fue terminado en un muy distante
pasado, sino más bien, que es un acto que no pertenece al tiempo,
acto de un eterno presente, un acto siempre continuo y siempre
completo.
Esto no significa que el Hijo es un ser creado.
Esto no significa que Él sea un ser inferior al Padre.
Esto significa simplemente que la relación entre la primera y la
segunda Persona es como la relación entre el pensamiento y la
palabra. Sin el pensamiento, no se emitiría palabra, el
pensamiento no se conocería.
Propiedades y funciones en las que el Hijo destaca:
Por Él son todas las cosas (1Cor. 8,6)
Se hizo hombre, se encarnó (Jn. 1,14; Fil. 2,7)
Es la luz que alumbra a todo hombre (Jn. 1,9)
Obra nuestra redención (Ef.5,2, 25)
Murió en la Cruz por nosotros (Jn.19,17-30; 1Cor.11,26; Fil. 2,8)
El Hijo es el Redentor, y Él se ofrece a sí mismo (Fil. 2,5-11; Heb. 1,2-3)
Para nosotros no hay más que un solo SEÑOR, es decir, Jesucristo, por el cual todo
existe y por medio del cual vivimos. (1 Cor. 8,6)
En estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero
de todo, y por medio de Él hizo el universo. (Hebreos 1,2)
El Espíritu Santo
La palabra “Espíritu” traduce el término
hebreo Ruah, que en su primera acepción
significa soplo, aire, viento. Por otra parte,
Espíritu y Santo son atributos divinos
comunes a las tres Personas divinas. Pero,
uniendo ambos términos, la Escritura, la
liturgia y el lenguaje teológico designan la
persona inefable del Espíritu Santo, tercera
persona de la Trinidad divina, sin equívoco
posible con los demás empleos de los
términos.
Los apelativos del Espíritu Santo
Jesús cuando anuncia y promete la Venida del Espíritu Santo, le llama el “Paráclito”,
que se traduce habitualmente por “Consolador” o “Abogado”. Jesús también llama al
Espíritu Santo “Espíritu de Verdad”. Además de su nombre propio, que es el más
empleado, en el libro de los Hechos y en las cartas de los apóstoles se encuentran
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
otros apelativos. San Pablo se refiere a Él como el Espíritu de la promesa, el Espíritu
de adopción, el Espíritu de Cristo, el Espíritu del Señor, el Espíritu de Dios y, en San
Pedro, el Espíritu de gloria. (CIC 691-693)
COMPROMISO
Te proponemos tratar de cultivar, en tu oración y en tu vida cotidiana, una relación
personal con CADA UNA de las Tres Personas divinas, hablándoles, alabándolas,
adorándolas… y encomendándote a su acción:
Al PADRE, alabarlo por su creación, agradecerle porque te da la vida cada día, ofrecerte
a hacer su voluntad en todas las situaciones que se te presentan.
Al HIJO, Jesús Verbo Encarnado, agradecerle su Encarnación y la entrega de su vida
por ti en la cruz, pedirle que te acompañe y fortalezca en todas tus actividades, tratar
de asemejarte a Él para ser un verdadero Hijo de Dios.
Al ESPÍRITU SANTO pedirle su luz, su fuerza, su alegría, su paz, su valentía para dar
testimonio de Cristo cada día de tu vida.
La diversidad de la Trinidad, no impide su Unidad. En mi comunidad AVE ¿cómo vivo la
diversidad y promuevo la unidad?
ORACIÓN FINAL
¡Oh, Dios mío, Trinidad que yo adoro, ayúdame a olvidarme por entero de mí, para
establecerme en Ti!
¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento
mi impotencia y te pido que me revistas de Ti
mismo, que identifiques mi alma con todos los
movimientos de tu alma; que me sustituyas, para
que mi vida no sea más que una irradiación de tu
propia vida. Ven a mí como adorador, como
reparador y como salvador…
¡Oh fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí,
para que se haga en mi alma como una
Encarnación del Verbo; que yo sea para Él una
humanidad sobreañadida en la que Él renueve todo
su misterio.
Y tú, ¡Oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no
veas en ella más que a tu Amado en el que has
puesto todas tus complacencias.
¡Oh mis Tres, mi Todo, mi dicha, soledad infinita,
inmensidad en que me pierdo! Me entrego a Ti
como una presa; sepúltate en mí para que yo me
sepulte en Ti, en espera de ir a contemplar en tu
luz el abismo de tus grandezas. AMÉN.
Santa Isabel de la Trinidad.
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TEMA 8. UNA PERSPECTIVA BIBLICA SOBRE LA DIVERSIDAD
ORACIÓN INICIAL POR LA UNIDAD
Oh, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador
Tú nos prometiste permanecer con nosotros siempre.
Tú invitas a todos los cristianos
a tomar y compartir tu Cuerpo y tu Sangre.
Pero nuestro pecado nos ha dividido
y no tenemos el poder para compartir
tu Sagrada Eucaristía juntos.
Confesamos que este es nuestro pecado y oramos a Ti,
perdónanos y ayúdanos a servir en los caminos
de reconciliación, de acuerdo con tu Voluntad.
Enciende en nuestros corazones el fuego
del Espíritu Santo,
danos el espíritu de sabiduría y fe,
de osadía y de paciencia,
de humildad y firmeza,
de amor y de arrepentimiento,
por las oraciones de
la Santísima Madre de Dios
y de todos los Santos.
Amén.
INTRODUCCIÓN
En la sociedad existen múltiples creencias religiosas mediante las cuales se forman
tradiciones que, se convierten en una cultura determinada, siendo única y
exclusivamente propia de una porción de la población. Las distintas religiones y
creencias son las que dan cabida a la gran diversidad cultural religiosa de nuestra
sociedad.
La diversidad cultural religiosa se refiere a la distinción notoria que se encuentra entre
las tradiciones, cultura, creencias y prácticas religiosas que existen en una sociedad
específica, las cuales crean un paisaje de interculturalidad en la población. La
diversidad cultural y la diversidad religiosa están estrechamente relacionadas, ya que
el resultado de una afecta a la otra.
DESARROLLO
La diversidad es, básicamente, variedad. En los últimos tiempos, la palabra diversidad
ha adquirido la connotación específica de "variedad de personas dentro de un grupo",
siendo las diferencias entre las personas: raciales, culturales, de género, etc. La
diversidad fue idea de Dios. Incluso un breve estudio de la ciencia revela una
asombrosa variedad de vida vegetal y animal. Las personas, la última creación de Dios,
también somos distintas. Dios no nos creó como clones o robots; no nos hizo en serie
ni con el mismo molde. Creó dos géneros diferentes (Marcos 10,6). La creación del
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
hombre y la mujer es la diversidad en su forma más básica: los dos sexos son
diferentes, pero complementarios.
Otro acto de Dios que creó la diversidad
ocurrió en la Torre de Babel (Génesis 11,9). La
humanidad estaba agrupada, y Dios quería
que "fructificaran y se multiplicaran y
llenaran la tierra" (Génesis 9,1). Para acelerar
su obediencia, confundió sus idiomas,
haciendo imposible que trabajaran juntos. A
partir de ahí, la humanidad se extendió por
toda la tierra, y las personas con el mismo
idioma permanecieron juntas. Con el tiempo,
surgieron culturas, razas y dialectos
regionales que dieron lugar a la diversidad
que ahora conocemos.
La diversidad forma parte del ser humano.
Dios se deleita en la gran cantidad de
diferencias que poseen sus criaturas humanas. El libro del Apocalipsis describe la
reunión final del pueblo de Dios de "todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas"
(Apocalipsis 7,9). Los ángeles y los ancianos alrededor del trono de Dios adoran a Jesús
con las palabras "con tu sangre nos has redimido para Dios, de toda raza, lengua,
pueblo y nación" (Apocalipsis 5,9). Así pues, Dios disfruta de la diversidad dentro de la
raza humana. Cada uno de nosotros ha sido creado a Su imagen para Su deleite y
gloria (Apocalipsis 4,11; Colosenses 1,16). Él nos diseñó tal como somos y se deleita en
la obra de sus manos (Salmo 139,13-16).
Sin embargo, en nuestra cultura moderna, el enfoque en la diversidad puede
convertirse en su propio dios. La diversidad en sí misma es venerada por encima de
Aquel que creó esa diversidad. El énfasis en la diversidad tiende a resaltar nuestras
diferencias. A Dios le interesa más la unidad (Efesios 4,3). Gálatas 3,28 dice: "Ya no hay
judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús". Dios está diciendo que nuestras diferencias no son lo que
debe definir a los hijos de Dios. Los que pertenecen al Señor Jesús deben definirse
primero como hijos de Dios. Debemos estar dispuestos a dejar de lado la diversidad
con el fin de lograr la unidad en el espíritu. La ferviente oración de Jesús en el
Evangelio de san Juan, capítulo 17, muestra que su deseo para sus discípulos es “que
sean uno, así como nosotros somos uno" (Jn. 17,22).
Entonces, ¿qué significa ser "uno"? Cuando nacemos de nuevo por el Bautismo (Juan
3,3), somos creados de nuevo en Cristo Jesús. Nuestras diferencias carnales pasan a
ser secundarias frente a nuestra nueva naturaleza en Cristo. Estamos unidos en torno
a la centralidad de la Palabra de Dios. Tenemos "un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo" (Efesios 4,5). Independientemente de las diferencias raciales, culturales o de
género, los hijos de Dios se aferran a su Palabra como autoridad final en todos los
asuntos, incluidos los culturales y sociales. Algunos intentan utilizar la "diversidad"
como excusa para justificar la inmoralidad o la homosexualidad, el odio y la división
(1 Corintios 6,9). Aunque todos tenemos diferentes tendencias pecaminosas, no
podemos permitir que el pecado sin arrepentimiento continúe bajo el disfraz de la
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diversidad. La diversidad que Dios creó es buena; el pecado sí puede ser diverso, pero
Dios no tiene nada que ver con él.
Hay que celebrar, tolerar e incorporar las diferencias humanas, como la raza, el
temperamento y la cultura, en nuestro objetivo de ser "uno" en Cristo (Juan 17,20-23).
Sin embargo, cuando la diversidad se convierte en un ídolo, nos volvemos egocéntricos
y divisivos. Cuando todas las diferencias se tratan como algo sagrado, reina el egoísmo
y la unidad se sacrifica para favorecer las preferencias individuales. Cuando exaltamos
nuestras preferencias por encima de la unidad, nos volvemos exigentes y orgullosos,
en vez de ser desinteresados y dispuestos a perdonar (Efesios 4,32; Filipenses 2,4). Juan
17,23 resume el deseo de Jesús para todos sus seguidores. En esta última y larga
oración registrada antes de su crucifixión, Jesús oró al Padre: "Yo en ellos, y Tú en Mí,
para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y
que los has amado a ellos como también a Mí me has amado". Aunque podemos y
debemos apreciar el valor de los diversos matices del ser humano, nuestro objetivo
debe ser siempre parecernos más a Jesús (Romanos 8,29).
COMPROMISO
En mi familia, en mi comunidad AVE, en mi ambiente, ¿las
diferencias entre las personas son motivo de división, o de
complementariedad?
Yo, ¿soy capaz de valorar, respetar, acoger y aceptar al que es y
piensa diferente a mí?
¿Qué actitudes pueden ayudarnos a crear unidad aun con nuestras
diferencias?
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Estudios AVE 2023-2024
ORACION FINAL
ORACIÓN SIMPLE DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
¡Oh, Señor, hazme un instrumento de tu Paz!
Donde haya odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto
ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
Amén.
Súplica de Cristo al Padre:
“Ruego por cuantos crean en
Mí, para que todos sean uno,
como Tú, Padre, estás en Mí y
Yo en Ti, para que también ellos
sean uno en nosotros, y el
mundo crea que Tú me has
enviado” (Jn 17,20-21).
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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TEMA 9. EL TESTAMENTO DE JESÚS:
“QUE TODOS SEAN UNO” (Jn 17)
La oración ecuménica
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, Verbo Encarnado, que en los momentos de
oración con tu Padre compartías tus anhelos más íntimos,
Tú le expresaste tu deseo de ver en tus discípulos la unidad
perfecta que brota del amor. Sabías que enfrentarían muchas
dificultades, persecuciones y peligros, y que la unidad en la
fe y en la esperanza los sostendría en todo momento. Por eso
les diste la Palabra y la Eucaristía para alimentar esa unión
y armonía entre ellos, los grandes pilares de la fe que hacían
de tus amigos una verdadera familia unida por vínculos
fuertes y duraderos. Ayúdanos a vivir en esa unidad y en esa
armonía que sólo tu Espíritu puede crear entre nosotros.
Amén.
INTRODUCCIÓN
“Somos miembros de un mismo Cuerpo, tenemos la misma Cabeza, circula en nosotros
la misma gracia, vivimos del mismo pan, andamos por la misma Senda, habitamos la
misma casa. En fin, en todo lo que somos, en la plena esperanza y fe con que vivimos
en el presente y tendemos al futuro, tanto en el Espíritu como en el Cuerpo del Señor,
somos uno. Y nada seríamos si nos separáramos del Uno”. (San Agustín, ep.30,2).
No existe una voz que haya sido escuchada en el cielo o en la tierra más exaltada,
más santa, más fructífera, más sublime que esta oración ofrecida por el Hijo mismo.
Lo más profundo del ser de una persona es revelado en una oración genuina. Esta es
una oportunidad única para ver la naturaleza y el corazón de Jesús. En esta oración,
Jesús menciona varios temas que se desarrollan en este evangelio: gloria, glorificar,
enviar, creer, mundo, amor.
Jesús levantó sus ojos cuando oró. Esta es una postura que generalmente no
asociamos con una oración profunda. Tendemos a inclinar la cabeza y cerrar nuestros
ojos. Esto nos muestra que no debemos confundir las costumbres no esenciales de la
oración con los aspectos esenciales de la misma.
DESARROLLO
Escuchemos la oración de Jesús y dejemos que sus palabras penetren nuestros
corazones...
PARA QUE SEAN UNO (JN 17,14-26)
https://youtu.be/gVWfy6gMuJM
Junto con todos los discípulos de Cristo, la Iglesia Católica basa su compromiso
ecuménico en el designio de Dios de congregar a todos en la unidad. En efecto, “la
Iglesia no es una realidad replegada sobre sí misma, sino permanentemente abierta a
la dinámica misionera y ecuménica, pues ha sido enviada al mundo para anunciar y
testimoniar, actualizar y extender el misterio de la comunión que la constituye: a
reunir a todos y a todo en Cristo; a ser para todos “sacramento inseparable de unidad”.
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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Ya en el Antiguo Testamento, refiriéndose a la situación de entonces del pueblo de
Dios, el profeta Ezequiel, recurriendo al simple símbolo de dos maderos, primero
separados, después acercados el uno al otro, expresaba la voluntad divina de
“congregar de todas las partes” a los miembros del pueblo herido: “Seré su Dios y ellos
serán mi pueblo. Y sabrán las naciones que Yo soy el Señor, que santifico a Israel,
cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre” (cf 37, 16-28).
El evangelio de San Juan, por su parte, y ante la situación del pueblo de Dios en aquel
tiempo, ve en la muerte de Jesús la razón de la unidad de los hijos de Dios: “Iba a morir
por la nación, y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de
Dios que estaban dispersos” (Jn 11, 51-52). En efecto, la Carta a los Efesios enseñará
que “derribado del muro que los separaba por medio de la Cruz, dando en sí mismo
muerte a la enemistad”; de lo que estaba dividido hizo una unidad (cf. Ef. 2, 14-16).
El camino ecuménico: el camino de la Iglesia
Como leímos en el Evangelio, Jesús mismo, antes de su Pasión, rogó para “que todos
sean uno” (Jn 17-21). Esta unidad, que el Señor dio a su Iglesia y en la cual quiere
abrazar a todos, no es accesoria, sino que está en el centro mismo de su obra. No
equivale a un atributo secundario de la comunidad de sus discípulos. Pertenece, en
cambio, al ser mismo de la comunidad. Dios quiere la Iglesia, porque quiere la unidad
y en la unidad se expresa toda la profundidad de su ágape.
En efecto, la unidad dada por el Espíritu Santo no consiste simplemente en encontrarse
juntas personas que se suman unas a otras. Es una unidad constituida por los vínculos
de la profesión de la fe, de los sacramentos y de la comunión jerárquica.
Los fieles son uno porque en el Espíritu están en la comunión del Hijo y, en Él, en su
comunión con el Padre: “Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su hijo
Jesucristo” (1 Jn 1,3). Así pues, para la Iglesia Católica, la comunión de los cristianos
no es más que la manifestación en ellos de la gracia por medio de la cual Dios los hace
partícipes de su propia comunión, que es
su vida eterna. Las palabras de Cristo
“Que todos sean uno” son pues la
oración dirigida al Padre para que su
designio se cumpla plenamente, de modo
que brille a los ojos de todos “como se
ha dispensado el Misterio escondido
desde siglos en Dios, Creador de todas
las cosas” (Ef 3,9). Creer en Cristo
significa querer la unidad; querer la
unidad significa, querer a la Iglesia,
querer a la Iglesia significa querer la
comunión de gracia que corresponde al
designio del Padre desde toda la
eternidad. Este es el significado de la
oración de Cristo.
De este modo la Iglesia Católica afirma que, durante los dos mil años de su historia,
ha permanecido en la unidad con todos los bienes de los que Dios quiere dotar a su
Iglesia, y esto a pesar de las crisis con frecuencia graves que la han sacudido, las faltas
de fidelidad de algunos de sus ministros y los errores que cotidianamente cometen sus
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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miembros. La Iglesia Católica sabe que, en virtud del apoyo que le viene del Espíritu,
las debilidades, las mediocridades, los pecados y a veces las traiciones de algunos de
sus hijos, no pueden destruir lo que Dios ha infundido en ella en virtud de sus designios
de gracia. Incluso “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18). Sin
embargo, la Iglesia Católica no olvida que muchos en su seno ofuscan el designio de
Dios.
Al recordar la división de los cristianos, el “Decreto sobre el Ecumenismo” no ignora
“la culpa de los hombres por ambas partes”, reconociendo que la responsabilidad no se
puede atribuir únicamente a los demás. Gracias a Dios , no se ha destruido lo que
pertenece a la estructura de la Iglesia de Cristo, ni tampoco la comunión existente
con las demás Iglesias y Comunidades eclesiales.
“Esta conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones públicas y
privadas por la unidad de los cristianos, deben considerarse como el alma de todo el
movimiento ecuménico y pueden llamarse con razón ecumenismo espiritual”.
Se avanza en el camino que lleva a la conversión de
los corazones según el amor que se tenga a Dios, y
al tiempo, a los hermanos: a todos los hermanos,
incluso a los que no están en plena comunión con
nosotros. Del amor nace el deseo de la unidad,
también en aquellos que siempre han ignorado esta
exigencia. El amor es artífice de la comunión entre
las personas y entre las comunidades. Si nos
amamos es más profunda nuestra comunión, y se
orienta a la perfección. El amor se dirige a Dios
como fuente perfecta de comunión -la unidad del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo-, para encontrar
la fuerza de suscitar esta misma comunión entre
las personas y entre las comunidades, o de
reestablecerla entre los cristianos aún divididos. El
amor es la corriente profundísima que da vida e infunde vigor al proceso hacia la
unidad.
Este amor halla su expresión más plena en la oración común. La oración común de los
cristianos invita a Cristo a visitar la comunidad de aquellos que lo invocan: “Donde
están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
Cuando los cristianos rezan juntos la meta de la unidad aparece más cercana. La larga
historia de los cristianos marcada por múltiples divisiones parece recomponerse,
tendiendo a la fuente de su unidad que es Jesucristo. ¡Él es el mismo, ayer, hoy y
siempre! (cf Hb 13,8). Cristo está realmente presente en la comunión de oración y ora
“en nosotros”, “con nosotros”, y “por nosotros”. Él dirige nuestra oración en el Espíritu
Consolador que prometió y dio a su Iglesia en el Cenáculo de Jerusalén, cuando la
constituyó en su unidad originaria.
Si se encuentran más frecuente y asiduamente delante de Cristo en la oración,
hallarán fuerza para afrontar la dolorosa y humana realidad de las divisiones, y de
nuevo se encontrarán en aquella comunidad de la Iglesia que Cristo forma
incesantemente en el Espíritu Santo, a pesar de todas las debilidades y limitaciones
humanas.
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Estudios AVE 2023-2024
La oración, la comunidad de oración, nos permite reencontrar siempre la verdad
evangélica de las palabras “uno solo es vuestro Padre” (Mt 23,9), aquel Padre, Abbá, al
cual Cristo mismo se dirige, Él, que es Hijo unigénito de la misma sustancia. Y además:
“Uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos” (Mt 23,8). La oración
“ecuménica” manifiesta esta dimensión fundamental de fraternidad en Cristo, que
murió para unir a los hijos de Dios dispersos, para que nosotros, llegando a ser hijos
en el Hijo (cf. Ef 1,5), reflejásemos más plenamente la inescrutable realidad de la
paternidad de Dios y, al mismo tiempo, la verdad sobre la humanidad propia de cada
uno y de todos.
La oración “ecuménica”, la oración de los
hermanos y hermanas, expresa todo esto.
Ellos, precisamente por estar divididos entre
sí, con mayor esperanza se unen en Cristo,
confiándole el futuro de su unidad y de su
comunión. A esta situación se podría aplicar
una vez más felizmente la enseñanza del
Concilio: “El Señor Jesús, cuando pide al
Padre, que todos sean uno, como también
nosotros somos Uno (Jn 17, 21-22),
ofreciendo perspectivas inaccesibles a la
razón humana, sugiere cierta semejanza
entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y el
amor”.
COMPROMISO
Reflexiona y responde:
¿Tu oración es sólo por los tuyos?
¿Estás dispuesto/a a construir la unidad dentro de un mundo egoísta y dividido? ¿Cómo
lo harías?
ORACIÓN FINAL
“Dios, Padre nuestro, que nos exhortas a la oración y concedes lo que se te pide, pues
rogándote vivimos mejor y somos mejores: escúchame, porque voy tanteando en estas
tinieblas; dame tu diestra, socórreme con tu luz y líbrame de los errores; que con tu
dirección entre dentro de mí para subir a Ti. Así sea.” (San Agustín sol.2,6 9)
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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TEMA 10. EL ESPIRITU SANTO,
GENERADOR DE UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
ORACIÓN INICIAL
Espíritu Santo,
fuego vivificador y aliento suave,
ven y permanece en nosotros.
Renueva en nosotros la pasión por la unidad,
para que podamos vivir conscientes del vínculo que nos
une a Ti.
Que todos los que nos hemos entregado a Cristo en el
bautismo nos unamos y demos testimonio de la
esperanza que nos sostiene.
Amén.
INTRODUCCIÓN
Jaime es un chico norteamericano, que me contó una historia que les voy a compartir:
Cuando él era un estudiante de segundo año de secundaria, vivió un verano en México
y le compró un jarrón a su madre en una tienda de Guadalajara. Al llegar a casa lo
llenó de agua y le puso flores frescas, pero en un par de horas, muy a su pesar, el agua
goteaba del florero hacia el suelo. Resultó ser que el jarrón estaba roto. El vendedor
lo había esmaltado para que se viera perfectamente bien.
Había una unidad que era artificial. Y una vez que la verdad salió a la luz, el jarrón
apenas sirvió como testimonio de la habilidad del artesano, o, mejor dicho, reveló su
incompetencia.
Es esa distinción entre la unidad real y la unidad artificial en la Iglesia la que queremos
examinar el día de hoy.
Pidamos al Espíritu Santo que nos libre de la parálisis del egoísmo y encienda en
nosotros el deseo de servir, de hacer el bien, de vivir unidos. Lo peor de la crisis que
hemos vivido o estamos viviendo después de la pandemia, es desaprovecharla,
encerrándonos en nosotros mismos. Debemos ser constructores de unidad, para llegar
a ser una sola familia y lograr que la diversidad nos permita ser auténticos y solidarios
con el prójimo.
DESARROLLO
“Hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu” (1 Co 12,4). Así
escribe el apóstol Pablo a los Corintios y continúa diciendo: “Hay diversidad de
ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo
Dios” (vv. 5-6). Diversidad y unidad: San Pablo insiste en juntar dos palabras que
parecen contraponerse. Quiere indicarnos que el Espíritu Santo es la unidad que reúne
a la diversidad; y que la Iglesia nació así: nosotros, diversos, unidos por el Espíritu
Santo.
Vayamos, pues, al comienzo de la Iglesia, al día de Pentecostés. Y fijémonos en los
apóstoles: muchos de ellos eran gente sencilla, pescadores, acostumbrados a vivir del
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
trabajo de sus propias manos, pero estaba también Mateo, un instruido recaudador de
impuestos. Había orígenes y contextos sociales diferentes, nombres hebreos y nombres
griegos, caracteres mansos y otros impetuosos, así como puntos de vista y
sensibilidades distintas. Todos eran diferentes. Jesús no los había cambiado, no los
había uniformado y convertido en ejemplares producidos en serie. No. Había dejado
sus diferencias y, ahora, ungiéndolos con el Espíritu Santo, los une. La unión —la unión
de la diversidad− se realiza con la unción. En Pentecostés los apóstoles comprendieron
la fuerza unificadora del Espíritu. La vieron con sus propios ojos cuando todos, aun
hablando lenguas diferentes, formaron un solo pueblo: el pueblo de Dios, plasmado por
el Espíritu, que entreteje la unidad con nuestra diversidad, y da armonía porque en el
Espíritu hay armonía.
Pero volviendo a nosotros, la Iglesia de hoy, podemos preguntarnos: ¿Qué es lo que nos
une, en qué se fundamenta nuestra unidad?
También entre nosotros existen diferencias, por
ejemplo, de opinión, de elección, de sensibilidad. La
tentación está siempre en querer defender a capa
y espada las propias ideas, considerándolas válidas
para todos, y en llevarse bien sólo con aquellos que
piensan igual que nosotros. Y esta es una fea
tentación que divide. Esa sería una fe construida
a nuestra imagen y no es lo que el Espíritu Santo
quiere. En consecuencia, podríamos pensar que lo
que nos une es lo mismo que creemos y la misma forma de comportarnos. Sin embargo,
hay mucho más que eso: nuestro principio de unidad es el Espíritu Santo. Él nos
recuerda que, ante todo, somos hijos amados de Dios; todos iguales en esto, y todos
diferentes. El Espíritu desciende sobre nosotros, a pesar de todas nuestras diferencias
y miserias, para manifestarnos que tenemos un solo Señor, Jesús, y un solo Padre, y
que por esta razón somos hermanos y hermanas. Empecemos de nuevo desde aquí,
miremos a la Iglesia como la mira el Espíritu, no como la mira el mundo:
El mundo nos ve de derechas y de izquierdas, de esta o de aquella ideología; el Espíritu
nos ve del Padre y de Jesús.
El mundo ve conservadores y progresistas; el Espíritu ve hijos de Dios.
La mirada mundana ve estructuras que hay que hacer más eficientes; la mirada
espiritual ve hermanos y hermanas mendigos de misericordia.
El Espíritu nos ama y conoce el lugar que cada uno tiene en el conjunto; para Él no
somos confeti llevado por el viento, sino teselas irremplazables de su mosaico.
Regresemos al día de Pentecostés y descubramos la primera obra de la Iglesia: el
anuncio. Y, aun así, notamos que los apóstoles no preparaban ninguna estrategia;
cuando estaban encerrados allí, en el cenáculo, no elaboraban una estrategia, no, no
preparaban un plan pastoral. Podrían haber repartido a las personas en grupos, según
sus distintos pueblos de origen, o dirigirse primero a los más cercanos y, luego, a los
lejanos; también hubieran podido esperar un poco antes de comenzar el anuncio y,
mientras tanto, profundizar en las enseñanzas de Jesús, para evitar riesgos, pero no.
El Espíritu no quería que la memoria del Maestro se cultivara en grupos cerrados, en
cenáculos donde se toma gusto a “hacer el nido”. Y esta es una fea enfermedad que
puede entrar en la Iglesia: la Iglesia no como comunidad, ni familia, ni madre, sino
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como nido. El Espíritu abre, reaviva, impulsa más allá de lo que ya fue dicho y fue
hecho, Él lleva más allá de los ámbitos de una fe tímida y desconfiada.
En el mundo, todo se viene abajo sin una planificación sólida y una estrategia
calculada. En la Iglesia, por el contrario, es el Espíritu quien garantiza la unidad a los
que anuncian. Por eso, los apóstoles se lanzan, poco preparados, corriendo riesgos;
pero salen. Un solo deseo los anima: dar lo que han recibido. Es hermoso el comienzo
de la Primera Carta de San Juan: “Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también
a ustedes para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el
Padre y con su hijo Jesucristo” (cf. 1 Jn.1,3).
Finalmente llegamos a entender cuál es el secreto de la unidad, el secreto del Espíritu.
El secreto de la unidad en la Iglesia, el secreto del Espíritu es el don. Porque Él es don,
vive donándose a Sí mismo y de esta manera nos mantiene unidos, haciéndonos
partícipes del mismo don. Es importante creer que Dios es don, que no actúa tomando,
sino dando. ¿Por qué es importante? Porque nuestra forma de ser creyentes depende
de cómo entendemos a Dios. Si tenemos en mente a un Dios que arrebata, que se
impone, también nosotros quisiéramos arrebatar
e imponernos, ocupando espacios, reclamando
relevancia, buscando poder. Pero si tenemos en el
corazón a un Dios que es don, todo cambia. Si nos
damos cuenta de que lo que somos es un don suyo,
gratuito e inmerecido, entonces también a
nosotros nos gustaría hacer de la misma vida un
don. Y así, amando humildemente, sirviendo
gratuitamente y con alegría, daremos al mundo la
verdadera
imagen
de
Dios.
El
Espíritu
Santo, memoria viviente de la Iglesia, nos
recuerda que nacimos de un don y que crecemos
dándonos; no preservándonos, sino entregándonos sin reservas.
COMPROMISO
Examinemos nuestro corazón y preguntémonos:
¿Cómo puede beneficiarse una comunidad de la capacidad de construir "la unidad en
la diversidad" con la ayuda del Espíritu Santo?
¿Qué pasos prácticos se pueden dar para construir la "unidad en la diversidad"?
¿Por qué tendría que darme a los demás? ¿Qué es lo que me impide hacerlo?
ORACIÓN FINAL
Ven, Espíritu Santo, Tú que eres armonía, haznos constructores de
unidad; Tú que siempre te das, concédenos la valentía de salir de nosotros
mismos, de amarnos y ayudarnos, para llegar a ser una sola familia.
Amén.
CANTO: Muévete en mí
https://youtu.be/DTtvrIJon7Q
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TEMA 11. CONFLICTOS Y ESFUERZOS POR LA UNIDAD
EN LA IGLESIA PRIMITIVA
INTRODUCCIÓN
Cuando la Iglesia se renueva aparecen siempre conflictos que la hacen sufrir y crecer.
Frente a esos conflictos que se dan hoy en la Iglesia, el libro de los Hechos de los
Apóstoles nos da una luz. En él se narran los conflictos que tuvieron que afrontar los
primeros cristianos; esta experiencia nos sirve para iluminar nuestro caminar hoy.
Hay una realidad que se hace presente en el libro de los Hechos: cuando el Evangelio
es anunciado con fidelidad, aparece el conflicto. En el conflicto, las comunidades y las
personas maduran y crecen. Dentro del conflicto suelen fortalecerse la fe, la esperanza
y el amor. Por eso vale la pena tener, en una breve síntesis, el panorama de los
conflictos que tuvieron que vivir y enfrentar los primeros cristianos.
ORACIÓN INICIAL
Mi Dios,
Tú eres bueno y misericordioso,
para Ti no hay nada imposible.
Aunque vea una muralla,
un camino que se va oscureciendo,
o mis pensamientos se vayan nublando,
Tú siempre estarás ahí para iluminarme
con tu poder.
Señor,
Tú me conoces, conoces mi vida,
por eso te pido que me ilumines
por medio del Espíritu Santo
para tomar las mejores decisiones.
¡Señor Jesús, yo confío en Ti!
Gracias, Dios, porque iluminas mi camino.
A pesar de las dificultades que se presentan,
sé muy bien, Señor,
que tienes un plan maravilloso para mí.
Porque tuyo es el poder, el honor y la gloria,
por los siglos de los siglos. Amén.
DESARROLLO
Hay que decir primero una palabra acerca de la fuente de los conflictos. El Evangelio
y su difusión aparecen como una fuerza de vida nueva que brota de la resurrección de
Jesús, transmitida por el Espíritu Santo y anunciada por los apóstoles. Al resucitar
Jesús, el Padre reveló su voluntad sobre la vida humana y condenó todas las fuerzas
de la muerte que dañaban la vida. Ésta es la fuente de todos los conflictos: el Evangelio
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revela y anuncia la voluntad de Dios y, por tanto, desaprueba y denuncia las decisiones
y opiniones humanas contrarias (Hch 5,28-30).
Por ser fuerza de vida nueva, expresión de la voluntad de Dios, el Evangelio entra en
conflicto con todo aquello que ata, reprime o mata la vida: enfermedades, malos
espíritus, hambre, pobreza, males de toda clase, tristeza, muerte. El Evangelio irrumpe
en la historia y procura liberar la vida de esos males (Hch. 3,6-8; 9,18; 8,7). Dado que
el Evangelio no permite neutralidad ni pactos con la situación del mal, ya que -como
dijimos antes- es fuerza de vida nueva, convoca a un cambio radical de mentalidad,
de actitudes y de conducta. El Evangelio desafía la voluntad humana, y eso trae
conflictos (Hch 26,20).
A pesar de tantos y tan grandes conflictos, los
cristianos no se desalentaban. Continuaban
firmes en el anuncio del Evangelio. Le pedían a
Dios que les diera ánimo para seguir
anunciándolo (Hch. 4,29-30); oraban y veían la
persecución a la luz de la Palabra (Hch.4,2430); se animaban mutuamente (Hch.14,22);
tenían la certeza de que Dios y Jesús los
acompañaban (Hch. 7,55-56).
La historia podría mostrarnos miles de
ejemplos y situaciones parecidas, o incluso
más
graves,
algunas
de
las
cuales
desembocaron, dramáticamente, en actos de violencia entre grupos y naciones.
Por desgracia, los conflictos también se dan al interior de la misma Iglesia. En el
Evangelio podemos leer cómo Cristo tuvo que intervenir varias veces cuando se
producían fricciones o envidias entre los primeros discípulos. Una vez, porque
discutieron sobre quién era el mayor (cf. Lc 9,46-48). Otra vez, porque diez de ellos se
irritaron contra la pretensión de Santiago y Juan de ocupar los primeros lugares en el
Reino (cf. Mt 20,24-28). Incluso en la Última Cena volvió a encenderse entre los
apóstoles el debate sobre quién sería el primero (cf. Lc 22,24-27), como si todavía no
hubieran aprendido el modo de actuar de su Maestro.
Tras la muerte de Cristo no faltaron momentos de tensión y de conflicto. A veces por
motivos que parecían justos, como cuando hubo quejas entre los creyentes helenistas
contra los hebreos, porque veían que sus viudas no eran bien atendidas (cf. Hch 6,1).
Entre Pablo y Bernabé estalló un fuerte debate que los llevó a separarse, porque no
estaban de acuerdo sobre si llevar o no a Juan Marcos a una nueva misión (cf. Hch
15,36-40). San Pablo se lamentaba de las divisiones que se produjeron en algunas
comunidades, en las que unos decían “¡yo soy de Pablo!”, mientras otros afirmaban
“¡yo soy de Apolo!” (cf. 1Co 3,3-6).
Los primeros cristianos estuvieron dispuestos a dar su vida por la unidad de la Iglesia.
Se esforzaron por mantener unido el rebaño de Cristo, que empezaba a verse atacado
y zarandeado por los distintos conflictos.
La Iglesia, como Cuerpo místico de Cristo, fue creciendo y desarrollándose a pesar de
las dificultades externas (de persecución, odio, etc.) y de las internas que iría
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encontrando paulatinamente. Las heridas más dolorosas fueron las producidas por sus
propios hijos. Pero siempre contó y contará con la asistencia del Espíritu Santo. Dios
está presente allí donde reina el amor fraterno (cf. 1Jn 4,7-21). Ese amor crea unidad
y paz entre las comunidades y permite vivir en la Tierra con esa dicha profunda y esa
armonía íntima que esperamos alcanzar para siempre en el cielo.
COMPROMISO
Reflexiona y comparte:
¿Qué puedo aprender para resolver mis conflictos?
¿Me pongo en manos de Dios cuando tengo algún problema?
¿Ayudo a mi comunidad AVE a resolver los conflictos a la luz de la Palabra?
ORACIÓN FINAL
Dios eterno y misericordioso, Tú que eres un Dios de paz, de amor y de unidad, te
rogamos, Padre, que reúnas, por tu Espíritu Santo, todo lo que está dividido.
Permítenos también convertirnos a tu unidad, buscar tu verdad única y eterna, y
abstenernos de todo lo que nos separe de Ti y de nuestros hermanos. Entonces
tendremos un solo corazón, una sola voluntad, una sola ciencia, un solo espíritu, una
sola razón. Y, completamente vueltos a Jesucristo, nuestro Señor, nosotros podremos,
Padre, alabarte a una sola voz y darte gracias por nuestro Señor Jesucristo en el
Espíritu Santo. Amén.
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TEMA 12. LA UNIDAD EN LA IGLESIA ACTUAL
INTRODUCCIÓN
En el «Credo» decimos “Creo en la Iglesia,
una”, profesamos por lo tanto que la
Iglesia es única, y que esta Iglesia es en
sí misma unidad. Pero si miramos a la
Iglesia católica en el mundo descubrimos
que
abarca
muchísimas
diócesis
repartidas en todos los continentes:
¡muchas lenguas, muchas culturas! Hay
obispos de diferentes culturas y de
muchos países. ¡La Iglesia está dispersa
por todo el mundo! Y más aún, los miles
de comunidades católicas constituyen
una unidad. ¿Cómo puede suceder esto?
Una respuesta concisa la encontramos en el Catecismo de la Iglesia Católica, que
afirma: La Iglesia católica extendida en todo el mundo "tiene una sola fe, una sola vida
sacramental, una sucesión apostólica única, una esperanza común, la misma caridad"
(CIC n. 161). Es una clara y hermosa definición que nos orienta bien. Unidad en la fe,
en la esperanza, en la caridad; unidad en los sacramentos, en el Ministerio: son como
pilares que apoyan y mantienen unido el único gran edificio de la Iglesia.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, Tú que, en vísperas de morir por nosotros, oraste para que tus discípulos
fueran perfectamente uno, como Tú en tu Padre y tu Padre en Ti, haznos sentir la
infidelidad de nuestra desunión. Danos la lealtad para reconocer y el coraje para
rechazar lo que hay en nosotros de indiferencia, desconfianza e incluso de muda
hostilidad. Concédenos reencontrarnos a todos en Ti, para que, de nuestras almas y
nuestros labios, ascienda incesantemente tu oración por la unidad de todos, como Tú
lo quieres, por los medios que Tú quieres. En Ti que eres la caridad perfecta, haznos
encontrar el camino que conduce a la unidad, en obediencia a tu amor y a tu verdad.
Amén.
DESARROLLO
Dondequiera que vayamos, incluso en la parroquia más pequeña, en el último rincón
de la tierra, está la única Iglesia; nosotros estamos en casa, estamos en familia,
estamos entre hermanos y hermanas. ¡Y esto es un gran regalo de Dios! La Iglesia es
una sola para todos. No hay una Iglesia para los europeos, una para los africanos, una
para los americanos, una para los asiáticos, una para los que viven en Oceanía… ¡No!,
es la misma en todas partes. Es como en una familia: se puede estar muy lejos,
esparcidos por todo el mundo, pero los profundos lazos que unen a todos los miembros
de la familia permanecen intactos sea la que sea la distancia.
Es triste encontrar una Iglesia dividida por el egoísmo y la falta de fe.
Lamentablemente, vemos que, en el curso de la historia, incluso ahora, no siempre
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vivimos la unidad. A veces surgen malentendidos, conflictos, tensiones, divisiones, que
la hieren, y entonces la Iglesia no tiene el rostro que nos gustaría, no manifiesta el
amor, aquello que Dios quiere. ¡Somos nosotros los que creamos las heridas! Y si nos
fijamos en las divisiones que aún existen entre los cristianos, católicos, ortodoxos,
protestantes, etc. sentimos la necesidad de esforzarnos por mantener plenamente
visible esta unidad. Dios nos da la unidad, pero a menudo tenemos dificultades para
vivirla. Hay que buscar y construir la comunión; educar en la comunión, el respeto, la
tolerancia; aprender a superar malentendidos y divisiones, comenzando por la familia,
en las realidades eclesiales y en nuestro entorno. El mundo necesita unidad, todos
necesitamos unidad, tenemos necesidad de reconciliación, de comunión y la Iglesia es
la Casa de la comunión. San Pablo decía a los cristianos de Éfeso: "Los exhorto, pues,
yo, prisionero por el Señor, a que vivan de una manera digna la vocación a la que han
sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándose unos a
otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de
la paz" (Ef. 4, 1-3).
¡Humildad, dulzura, nobleza, amor
para mantener la unidad! Estos son
los caminos, los verdaderos caminos
de la Iglesia. Escuchémoslo una vez
más. Humildad contra la vanidad,
contra
el
orgullo;
humildad,
mansedumbre, paciencia, amor para
mantener la unidad. Y Pablo
continuaba: Un solo cuerpo, el de
Cristo
que
recibimos
en
la
Eucaristía; un solo Espíritu, el
Espíritu
Santo
que
anima
y
continuamente recrea la Iglesia;
una sola esperanza, la vida eterna;
una sola fe, un solo bautismo, un
solo Dios, Padre de todos (cf. vv. 46). ¡Esa es la riqueza que nos une! Y esa es la verdadera riqueza: la que nos une, no la
que nos divide. ¡Esa es la riqueza de la Iglesia! Basta con recordar que somos
edificación de Dios, construidos sobre la única piedra angular que permite que todo
encaje perfectamente: Cristo (cf. Ef 2,19-22).
Finalmente, un último paso más en profundidad. Y, esta es una buena pregunta: ¿quién
es el motor de esta unidad de la Iglesia? Lo es el Espíritu Santo que todos hemos
recibido en el Bautismo y también en el sacramento de la Confirmación. Es el Espíritu
Santo. Nuestra unidad no es principalmente el resultado de nuestro acuerdo, o de la
democracia dentro de la Iglesia, o de nuestro esfuerzo para estar de acuerdo, sino que
viene de Él que hace la unidad en la diversidad, porque el Espíritu Santo es armonía,
siempre crea la armonía en la Iglesia. Es una unidad armoniosa en medio de tanta
diversidad de culturas, lenguas y pensamiento. Y el Espíritu Santo es el motor. Por
esta razón, es importante la oración, que es el alma de nuestro compromiso de
hombres y mujeres de comunión, de unidad. La oración al Espíritu Santo, para que
venga y realice la unidad en la Iglesia.
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COMPROMISO
Preguntémonos todos:
▪
Yo como católico, ¿siento esta
unidad?,
¿practico
esta
unidad en mi familia y con la
gente que me rodea?
▪
Yo como Apóstol del Verbo
Encarnado, ¿vivo esta unidad
en mi comunidad, en mi
iglesia, en mi vida cotidiana?
¿O no me importa, porque
estoy
encerrado
en
mí
mismo?
ORACIÓN FINAL
Señor, concédenos estar cada vez más unidos
y no ser nunca instrumentos de división;
haz que nos comprometamos,
como dice una bella oración franciscana,
a llevar el amor donde haya odio,
a llevar el perdón donde haya una ofensa,
a llevar la unión donde haya discordia.
Ven Espíritu Santo, guíanos hacia la unidad.
Señor, Tú has pedido para todos nosotros la gracia de la unidad,
Señor, la historia ha dividido a esta Iglesia que es tuya, no nuestra,.
Espíritu Santo, ayúdanos a ir por el camino de la unidad,
por el camino de esta unidad reconciliada,
Señor, Tú siempre has hecho todo lo que has prometido,
danos la unidad de todos los cristianos,
Que así sea.
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TEMA 13. LA INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, que te encarnaste en nuestro mundo, tomaste nuestra condición humana,
tuviste un rostro y una voz de hombre, aprendiste gradualmente nuestro lenguaje,
costumbres y manera de vivir para, desde ahí, mostrarnos otra forma de vivir como
Hijos de Dios, ayúdanos a llevar la alegría del Evangelio a todas las realidades humanas,
a impregnar la sociedad de tus criterios, de tus enseñanzas, de tus valores. Ayúdanos
a bañar de tu Espíritu nuestro mundo y todas las culturas que en él conviven. Que tu
Encarnación continúe a través de nosotros y que toda la humanidad sea iluminada
por tu presencia y tu amor, mediante nuestra palabra y nuestro testimonio. Amén.
INTRODUCCIÓN
El término “inculturación” se impuso en el
lenguaje teológico y en los textos oficiales de la
Iglesia católica en el último cuarto del siglo XX.
Su uso va unido a una nueva comprensión de la
misión del cristianismo y de su relación con las
culturas. Después del Concilio Vaticano II, el
catolicismo ha tenido cada vez más en cuenta el
hecho de haber llegado a ser una religión mundial
y de que ya no se puede reducir a la cultura europea. El desarrollo de la inculturación
se comprende a partir de que la Iglesia va tomando conciencia de que en su acción
misionera ha podido faltar el respeto a otras culturas.
La inculturación hace referencia al misterio de la Encarnación de Cristo y a la inserción
de Jesús en el medio de la cultura judía del primer siglo. Al hablar nuestro lenguaje
humano y, más aún, el lenguaje cultural de un grupo humano particular, Jesús abrazó
a toda la humanidad. La inculturación del Evangelio invita a seguir ese trabajo de
diálogo con diversas culturas y a tomar en serio la universalidad de la Iglesia, que ha
recibido desde su origen la misión de ir hacia todas las naciones (Mt 28, 19). El relato
de Pentecostés sirve de matriz para imaginar una Iglesia diversa y, sin embargo, unida.
Un ejemplo de inculturación se da en el libro de los Hechos capítulo 15, cuando los
apóstoles deciden no imponer la circuncisión a los paganos convertidos, para los que
esta práctica judía era culturalmente incomprensible.
Inculturación es la inserción del Evangelio en una cultura autóctona y la introducción
de esa misma cultura en la vida de la Iglesia; por lo tanto, es motivo de crecimiento
y enriquecimiento mutuo.
DESARROLLO
El sujeto primero de la cultura es la persona humana considerada según todas las
dimensiones de su ser. El hombre se cultiva (en esto consiste la finalidad primera de
la cultura). Así la cultura designa también el medio en el cual y gracias al cual las
personas pueden crecer.
La persona humana es un ser de comunión: se expande dando y recibiendo. Por ello, la
persona progresa en solidaridad con los otros y a través de los lazos sociales vivos. Así
realidades como la nación, el pueblo, la sociedad con su patrimonio cultural,
constituyen para el desarrollo de la persona un medio histórico y determinado del que
el hombre obtiene los valores para promover la civilización.
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La cultura que es siempre una cultura concreta y particular, está abierta a los valores
superiores comunes a todos los hombres. La originalidad de una cultura no significa,
por tanto, que ésta se repliegue sobre sí misma, sino que contribuya con su riqueza al
bien de todos los hombres. Por ello, el pluralismo cultural no podría interpretarse como
la yuxtaposición de grupos cerrados, sino como la participación en el conjunto de
realidades, orientadas todas ellas hacia los valores universales de la humanidad. Al
mezclarse las culturas y los pueblos entre sí, como es frecuente en la historia, se
manifiesta esta apertura fundamental de las culturas particulares a los valores
comunes a todos los hombres.
El hombre es un ser naturalmente religioso. La orientación
hacia el Absoluto está inscrita en su ser profundo. La
religión, en sentido amplio, es parte integrante de la
cultura en que se enraíza y se desarrolla. Por ello, todas las
grandes culturas implican la dimensión religiosa como clave
de bóveda del edificio que constituyen, dimensión que
inspira las grandes realizaciones que han marcado la
historia milenaria de las civilizaciones.
En la raíz de las grandes religiones está el movimiento ascendente del hombre a la
búsqueda de Dios. Purificado de sus desviaciones y defectos, este movimiento debe ser
objeto de un respeto sincero. Sobre él se injerta el don de la fe cristiana. Porque lo que
distingue a la fe cristiana, es ser libre adhesión a la propuesta del amor gratuito de
Dios que se nos revela, que nos ha dado a su Hijo único para liberarnos del pecado y
que ha derramado su Espíritu en nuestros corazones. En este don que Dios hace de sí
mismo a la humanidad reside la radical originalidad cristiana.
La transcendencia de Jesucristo con respecto a toda cultura
Una convicción domina la predicación de Jesús: en Él, en su Palabra y en su Persona,
Dios supera y hace culminar los dones que ya había otorgado a Israel y al conjunto de
naciones (Mc 13, 10; Mt 12, 21; Lc 2, 32). Jesús es la Luz soberana y la verdadera
Sabiduría para todas las naciones y todas las culturas (Mt 11, 19; Lc 7, 35). En su
misma actividad muestra que el Dios de Abrahán, ya reconocido por Israel como
Creador y Señor (Sal 93, 1-4; Is 6, 1), se dispone a reinar sobre todos los que creerán
en el Evangelio; más aún, Dios reina ya por Jesús (Mc 1, 15; Mt 12, 28; Lc 11, 20; 17,
21).
La enseñanza de Jesús, especialmente en las parábolas, no teme corregir y, si el caso
lo pide, rechazar no pocas ideas erradas sobre la naturaleza de Dios, así como ciertas
prácticas religiosas de sus contemporáneos (Mt 20, 1-16; Lc 15, 11-32; 18, 9-14).
La intimidad completamente filial de Jesús con Dios y la obediencia amorosa que le
hace ofrecer su vida y su muerte a su Padre (Mc 14, 36), testifican que en Él, el designio
original de Dios sobre la creación, viciado por el pecado, ha sido restaurado (Mc 1, 1415; 10, 2-9; Mt 5, 21-48). Estamos ante una nueva creación y el nuevo Adán (Rom 5,
12-19; 1 Cor 15, 20-22). También las relaciones con Dios en muchos aspectos están
profundamente cambiadas (Mc 8, 27-33; 1 Cor 1, 18-25). La novedad es tal que la
maldición que golpea al Mesías crucificado se convierte en bendición para todos los
pueblos (Gál 3, 13; Deut 21, 22-23), y que la fe en Jesús Salvador sustituye al régimen
de la Ley (Gál 3, 12-14).
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La muerte y la resurrección de Jesús, gracias a las cuales el Espíritu ha sido derramado
en los corazones, han mostrado las insuficiencias de las “sabidurías” y de las morales
meramente humanas, e incluso de la Ley, aunque dada a Moisés por Dios; todas ellas
son instituciones capaces de dar el conocimiento del bien, pero no la fuerza para
cumplirlo; el conocimiento del pecado, pero no el poder de substraerse a él (Rom 7,
16ss; 3, 20; 7, 7; 1 Tim 1, 8).
La presencia de Cristo, Señor y Salvador universal, en la cultura y las culturas
La Encarnación del Hijo de Dios, por haber sido integral y concreta, fue una
encarnación cultural. El mismo Cristo por su Encarnación se unió a determinadas
condiciones sociales y culturales de los hombres con los que convivió. El Hijo de Dios
ha querido ser un judío de Nazaret en Galilea, que hablaba arameo, estaba sometido a
padres piadosos de Israel, los acompañaba al Templo de Jerusalén, donde lo
encontraron sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles (Lc 2, 46).
Jesús crece en medio de las costumbres y de las instituciones de la Palestina del siglo
primero, aprendiendo los oficios de su época, observando el comportamiento de los
pescadores, de los campesinos y de los comerciantes de su ambiente. Las escenas y
los paisajes de los que se nutre la imaginación del futuro rabino, son de un país y de
una época bien determinados.
Nutrido con la piedad de Israel, formado por la enseñanza de
la Ley y de los profetas, a la que una experiencia
completamente singular de Dios como Padre permite dar una
profundidad inaudita, Jesús se sitúa en una tradición
espiritual bien determinada, la del profetismo judío. Como los
profetas de otro tiempo, él es la boca de Dios y llama a la
conversión. La manera es igualmente muy típica: el
vocabulario, los géneros literarios, los procedimientos de
estilo, el paralelismo bíblico, los proverbios, las paradojas, las
parábolas, las amonestaciones, las bienaventuranzas y hasta
las acciones simbólicas.
Jesús está de tal manera ligado a la vida de Israel que el pueblo y la tradición religiosa
en que se sitúa, tienen, por este mismo hecho, algo de singular en la historia de la
salvación de los hombres: este pueblo elegido y la tradición religiosa que ha dejado,
tienen una significación permanente para la humanidad.
La Encarnación no tiene nada de improvisación. El Verbo de Dios entra en una historia
que lo prepara, lo anuncia, lo prefigura y lo espera. Cristo, en primer lugar, se puede
decir que forma cuerpo con el pueblo que Dios se ha preparado en orden del don que
hará de su Hijo. Todas las palabras que han proferido los profetas preludian la Palabra
subsistente que es el Hijo de Dios.
Así la historia de la alianza concluida con Abrahán y, por Moisés, con el pueblo de
Israel, como también los libros que narran y explican esta historia, conservan para los
fieles de Jesús el papel de una pedagogía indispensable e insustituible. Por lo demás,
la elección de este pueblo del que ha salido Jesús jamás ha sido revocada. Mis parientes
según la carne —escribe Pablo— “son los Israelitas, de los que es la adopción filial y la
gloria y la alianza y la legislación y el culto y las promesas, de los que son los padres,
y de los que procede Cristo según la carne: que es sobre todas las cosas Dios bendito
por los siglos. Amén” (Rom 9, 3-5).
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Por muy particular que sea la condición del Verbo hecho carne —y, por tanto, de la
cultura que lo acoge y lo forma—, el Hijo de Dios no se ha unido tan solo a esa
particularidad. Porque Dios se ha hecho hombre, ha asumido también, en cierta
manera, una raza, un país y una época. “Porque en Él la naturaleza humana ha sido
asumida, no suprimida, también en nosotros ha sido elevada a una dignidad sublime.
Pues el mismo Hijo de Dios, por su Encarnación, de alguna manera, se unió con todo
hombre.
La transcendencia de Cristo no lo aísla por encima de la familia humana, sino que lo
hace presente a todo hombre, más allá de todo particularismo. No se le puede
considerar extranjero con respecto a nadie ni en ninguna parte. “Ya no hay judío ni
griego, ya no hay esclavo ni libre, ya no hay varón ni mujer, porque todos sois uno en
Cristo Jesús” (Gál 3, 28). Cristo nos alcanza tanto en la unidad que formamos como en
la multiplicidad y en la diversidad humana.
Sin embargo, Cristo no nos alcanzaría en la verdad de nuestra humanidad concreta, si
no entrara en contacto con nosotros en la diversidad y la complementariedad de
nuestras culturas. En efecto, las culturas —lengua, historia, actitud general ante la
vida, instituciones diversas— nos acogen en la vida, para bien o para mal, nos
acompañan y nos prolongan.
En el Cuerpo de Cristo, las culturas son, por lo demás, complementarias. Ellas permiten
ver la fecundidad multiforme de que son capaces las enseñanzas y las energías del
mismo Evangelio.
Finalmente hay que recordar que la Iglesia, esposa del Verbo Encarnado, quiere animar
desde el interior los recursos de verdad y de amor de cada cultura que Dios ha
dispuesto en su creación como semillas del Verbo, protegerlos y liberarlos del error y
del pecado con que los hemos corrompido. El Verbo de Dios no viene a una creación
que le sea extraña. “Todas las cosas han sido creadas por Él y para Él, y Él es antes
que todas las cosas y todas las cosas se mantienen en Él” (Col 1, 16-17).
COMPROMISO. Reflexiona y comparte :
Analiza el siguiente video y después comparte las ideas que rescates.
https://www.youtube.com/watch?v=3rdxEi5wCLY&ab_channel=PaterGaboCCR
La Santísima Virgen de Guadalupe es un ejemplo extraordinario y maravilloso de
inculturación así como lo es san Pablo. Busca alguna característica de cada uno que
llame tu atención y haz un comentario con la comunidad.
¿Por qué es importante la inculturación del Evangelio para la construcción de una
comunidad de fe guiada por las enseñanzas de Jesucristo y de la Iglesia?
¿Qué acciones propones a tus familiares y comunidad para fomentar el encuentro con
los demás, tendiendo puentes para evangelizar la cultura?
ORACIÓN FINAL
Dios de Amor, que con la Encarnación de tu Hijo santificaste todas las realidades
humanas, te damos gracias por tu infinito cuidado y amor hacia nosotros. Ayúdanos
a cantar cantos de redención. Abre nuestros corazones para recibir tu amor y extiende
tu compasión sobre toda la familia humana. Te lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amén.
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TEMA 14. MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA Y MODELO DE INCULTURACIÓN
ORACIÓN INICIAL
¡Oh, María! ¡Haz que por tu mediación podamos acercarnos a tu Divino Hijo! ¡Haz que,
el que por ti se ha dado al mundo, nos reciba también por tu protección! Tú que eres
nuestra Reina y nuestra Mediadora; dígnate recomendarnos y presentarnos a tu Hijo
adorable. Te lo pedimos por la gracia con que has sido honrada, y por la misericordia
con que te has manifestado al mundo. Haz que, el que por tu medio se ha revestido
de nuestras miserias, nos haga por tus méritos partícipes de su felicidad y de su gloria.
Amén.
INTRODUCCIÓN
Hablar de antropología cristiana cuando se toca el tema de la devoción mariana,
significa hablar del proceso de la inculturación de la fe. Juan Pablo II la define de la
siguiente manera: “La inculturación es la encarnación del Evangelio en las culturas
autóctonas y, a la vez, la introducción de éstas en la vida de la Iglesia.” La presencia
de la figura femenina de María se relaciona con los contenidos evangélicos y se expresa
con los términos culturales. Por eso se la puede entender como el encuentro entre
palabra, cultura y situación humana. San Pablo intentó realizar una inculturación en
el areópago de Atenas, (cfr. Hechos 17,19-34), y adaptó la predicación de la revelación
a la realidad de la búsqueda de la verdad de los griegos. Toda inculturación es parte
de un proceso evangelizador que implica una purificación y un proceso permanente.
Podemos entender mejor ahora lo que es la inculturación de la figura de la
Bienaventurada Virgen María en los diversos pueblos de la tierra. María se adapta a
cada lugar en su lenguaje, su raza, su vestidura; en todo, menos en el pecado. Ella
hace entender lo que quiere transmitir, en el lenguaje y mentalidad de cada pueblo
donde interviene.
Inculturación significa entrar en la cultura, ponerse dentro de la cultura de un
pueblo. La cultura no es cualquier cosa; es el ambiente propio donde se vive, se
comunica, se expresa todo un pueblo; abarca todos los aspectos de la vida humana,
hasta la forma de comer, de relacionarse entre personas, como familia, etc. Se puede
definir como el itinerario de un pueblo hacia los planes salvíficos de Dios Amor,
manifestados en Cristo.
DESARROLLO
Veamos ahora sólo algunos ejemplos de cómo la Santísima Virgen María ha sido
misionera y evangelizadora, inculturando la fe cristiana en todos los lugares de la
tierra.
Lyon, Francia – Se venera a “Nuestra Señora de Fourvière”
De acuerdo con las tradiciones de Lyon, con el apoyo de una bula de
Inocencio IV, San Potino erigió el primer oratorio en el que María fue
invocada en la Galia. Se afirma que él trajo desde el interior de Asia una
pequeña estatua de la Santísima Virgen, que depositó en una cripta de
aislamiento en las orillas del río Saona, frente a la colina de Fourvière.
Posteriormente la imagen fue trasladada a una pequeña capilla
construida en la colina, de donde tomó el nombre de “Nuestra Señora de
Fourvière”.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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España – “La Virgen del Pilar”
Se dice que Santiago el Mayor había desembarcado en la Península
Ibérica por el puerto de Cartagena, predicando desde entonces por
diversos territorios del país. En la noche del 2 de enero del año 40,
Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando
“oyó voces de ángeles que cantaban Ave María, Gratia Plena y vio
aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol”.
La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al apóstol
que se le construyera allí una Iglesia, con el altar en torno al pilar
donde estaba de pie y prometió que “permanecerá este sitio hasta el
fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y
maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades
imploren mi patrocinio”.
África – “Nuestra Señora de África”.
El infante Enrique el Navegante en 1421 envió a Ceuta una imagen de la
Virgen con este mensaje: "Os envío una imagen de la Virgen, muy devota
mía". Añadía el mensaje que a esa imagen se le había rendido culto
anteriormente y que en adelante la venerasen con la advocación de
“Santa María de África”.
Estados Unidos: La Inmaculada Concepción.
La Virgen Patrona de los Estados Unidos de América es La
Inmaculada. Desde mediados del siglo XIX, algunos años antes de que
el Papa Pío IX, proclamara como dogma de fe la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, la asignó como patrona al pueblo
norteamericano. “La Santísima Virgen María, en el primer instante
de su concepción, por una gracia y privilegio singulares otorgados
por Dios todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, el
Salvador de la raza humana, fue preservada libre de toda mancha del
pecado original”. Desde entonces esta festividad de la Virgen ha
pasado a ser la más popular y solemne.
Argentina. “Nuestra Señora de Luján”.
Esta es una de las advocaciones con la que se venera la figura de
la Virgen María en el catolicismo. Se la considera patrona de
Argentina. La imagen original es pequeña y sencilla, de unos 38 cm
de altura, realizada en arcilla cocida y representativa de la
Inmaculada Concepción. Los hechos que se sucedieron en torno a
ella y que determinaron su permanencia en las cercanías del río
Luján en el siglo xvii fueron interpretados como providenciales por
los fieles católicos. Desde las primeras marchas obreras hacia
la basílica de Nuestra Señora de Luján a fines del siglo xix, hasta
las multitudinarias peregrinaciones anuales en el presente, que han
superado largamente el millón de personas, Nuestra Señora de
Luján se ha convertido en una imagen emblemática, que convoca las mayores
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
manifestaciones de fe de la Argentina. Hoy se la considera uno de los símbolos de la
cultura de ese país.
Uruguay – “Nuestra Señora de los Treinta y Tres”.
Es una advocación mariana de la Iglesia católica de origen uruguayo,
cuyo centro de culto es la Catedral Basílica de Florida. También se la
considera la santa patrona de Uruguay. Fue así declarada por el Papa
Juan XXIII y coronada solemnemente en la Piedra Alta en 1961. La
imagen es pequeña, tallada en madera, de origen guaraní del siglo XVIII
confiada a Antonio Díaz, indio de Santo Domingo de Soriano. Luego de
la declaratoria de Independencia de Uruguay en 1825, los 33
congresistas concurrieron a un rancho contiguo al lugar donde se
celebraba el Congreso, donde se encontraba la imagen de la Virgen; de
ahí se le dio ese nombre.
Honduras. “Nuestra Señora de Suyapa”
Es una devoción mariana a la imagen encontrada en la Basílica de
Suyapa, en Tegucigalpa, Honduras, a finales de enero de 1747. Es una
estatua oscura de cedro de 6.5 cm posiblemente tallada por un artista
principiante, con cabeza ovalada y cabello liso a la altura de los
hombros, y sus manos colocadas en posición de plegaria. Esta se
mantiene pegada a un marco de oro adornado con rayo de luz y
estrellas en la parte de arriba y vestida con ropa fina de seda y plata.
La celebración de La Morenita, como es comúnmente llamada, es
motivo de peregrinaje todos los años desde
distintas partes del país y de Centroamérica.
El Salvador. “Nuestra Señora Reina de la Paz”.
Es una advocación mariana representada en una imagen que es
venerada en la Catedral Basílica de San Miguel, en el Salvador. La
misma es la patrona de la Diócesis de San Miguel, y desde 1966
Patrona principal de la Provincia Eclesial de El Salvador. Su
festividad se celebra el 21 de noviembre.
Guatemala – “Nuestra Señora del Rosario”
En 1651 Nuestra Señora del Rosario fue nombrada Patrona de la
República de Guatemala. El arzobispo de la ciudad de Guatemala,
monseñor Próspero Penados del Barrio, consagró la imagen el 1° de
octubre de 1995.
Según la historia, apareció en julio de 1200, a Domingo de Guzmán, en
una capilla con un rosario en las manos, el cual le enseñó a rezar y le
dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes
promesas referidas al rosario.
México – Santa María de Guadalupe.
De acuerdo a la tradición oral mexicana y lo descrito por documentos históricos de la
ciudad del Vaticano y otros encontrados alrededor del mundo en distintos archivos,
María, la Madre de Jesús se apareció en cuatro ocasiones al indígena chichimeca Juan
Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y en una ocasión a Juan Bernardino,
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tío de Juan Diego. El relato guadalupano conocido como “Nican
Mopohua” narra que tras la primera aparición, la Virgen, hablando
en lengua náhuatl, ordenó a Juan Diego que se presentara ante el
primer obispo de México, Juan de Zumárraga, para decirle que le
erigieran un templo. El escepticismo de Juan de Zumárraga pidió
una prueba a Juan Diego. En la última aparición de la Virgen y por
orden suya, Juan Diego llevó en su ayate unas flores que cortó en
el Tepeyac, se dirigió al palacio del obispado y desplegó su ayate
ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la
imagen de la Virgen María, cuyos rasgos han sido interpretados
como “mestizos”. El parecido entre esa figura y la bordada en el
entonces por todos conocido “Pendón de Hernán Cortés”, sería la
causa de que se le denominara Virgen de Guadalupe. Según el Nicán Mopohua, texto
hagiográfico publicado en el siglo XVII, las apariciones tuvieron lugar en 1531,
ocurriendo la última el 12 de diciembre del mismo año.
COMPROMISO
Reflexiona y comparte:
¿Cómo describirías tu amor a la Virgen María?
¿Cuál es la Imagen de la Santísima Virgen que más te llega al corazón?
¿Qué podemos aprender de ella en nuestra misión de inculturar el Evangelio de Jesús?
ORACIÓN FINAL: Cualquier canto mariano de su devoción.
CANTO:
MORADA DE LA LUZ
CELEBREMOS UNIDOS A LA VIRGEN MARÍA
PORQUE ESTÁBAMOS CIEGOS Y NOS DIO A LUZ EL DÍA,
PORQUE ESTÁBAMOS TRISTES Y NOS DIO LA ALEGRÍA.
Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol,
tú nutres con la leche de tu pecho al que es tu Creador.
Lo que Eva en una tarde misteriosa, buscando, nos perdió,
Tú, Madre, lo devuelves florecido en fruto salvador.
Tú que eres blanca puerta del Rey Sumo, Morada de la luz,
la puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús.
https://youtu.be/fxPw1k2pFSE
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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TEMA 15. DIMENSIÓN MISIONERA DE JEANNE DE MATEL
ORACIÓN INICIAL
HIMNO MISIONERO (Blanca Sánchez Gil)
https://youtu.be/Edg8ZmkeUF4
Hoy de muchos pueblos y ciudades nos reunimos
pues queremos nuestro compromiso renovar.
Somos caminantes, somos paz y somos fuego,
somos voz que canta este himno de amistad.
SOY MISIONERO Y EL EVANGELIO
VOY POR EL MUNDO ANUNCIANDO LA MISIÓN,
NUEVA ESPERANZA, NUEVO MILENIO
PRIMAVERA PARA EL MUNDO ES MI CANCIÓN. (2)
No hacemos la guerra, amigos somos en la tierra.
por donde andamos hermanos vamos a encontrar.
Somos caminantes, somos paz y somos fuego,
somos voz que canta este himno de amistad.
Únete al Iglesia en misión, únete a mi canción (2).
SOY MISIONERO …
INTRODUCCIÓN
Para la mayoría de nosotros, los que conocemos un poco a la Venerable Madre Jeanne
de Matel, es fácil imaginarla como una gran mística y contemplativa, un alma de
oración. Sus escritos nos muestran las gracias abundantes que recibía en la
comunicación con Dios y las largas horas que pasaba en su presencia. Sin embargo,
poco sabemos de su fecunda vida apostólica y de su intensa actividad por hacer
conocer y amar al Verbo Encarnado a sus religiosas y a numerosas personas de su
época. Jeanne nos enseña que la experiencia espiritual es fuente de fecundidad
apostólica.
DESARROLLO
Jeanne Chézard de Matel se sintió llamada a ser APÓSTOL y ORÁCULO (voz) del Verbo
Encarnado y a fundar una Orden contemplativa, fraterna y apostólica. En esta Orden,
Jesús Verbo Encarnado es el punto de referencia, el origen y la meta, el modelo a
seguir, el Maestro que nos enseña y nos indica el camino. Por algo Jeanne de Matel lo
llamaba “Mi Dios y mi Todo”… Mirándolo a Él y cultivando esa relación personal,
aprendemos a ser testigos, apóstoles y misioneros.
La Orden del Verbo Encarnado, fundada en el siglo XVII en Francia, cuando todas las
Órdenes observaban la clausura, no fue una Orden exclusivamente contemplativa, sino
que tuvo desde sus inicios un ministerio apostólico, concretamente la educación
cristiana de la niñez y la juventud. Jeanne de Matel no fundó una Orden de monjas de
clausura dedicadas sólo a la oración, sino que desde el principio pensó en una
proyección apostólica para sus religiosas y religiosos… En donde se habla más
claramente de la misión apostólica que Jeanne pensó para su Orden es en la
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024 .
Bienaventuranza de la Misericordia, quinta columna del Templo Espiritual (OG-04, Cap.
8).
Ella misma nos deja ver en sus escritos, cómo fue instituida por el Verbo Encarnado,
como apóstol y misionera del misterio de la Encarnación.
“Me dijiste: Ve, de parte de la Trinidad, a anunciar a la humanidad
el exceso de nuestra bondad”. (OG-04 Capítulo 128).
"Hija, por tu medio deseo comunicarme a los demás; eres para mí
un vaso que he elegido para llevar mi luz al mundo; no te disculpes
a causa de tu sexo, aduciendo que no eres predicador para
anunciar mi Palabra en la Iglesia. La proclamarás de la manera en
que te lo pedí, hablando de mis testimonios delante de los reyes,
que son los sacerdotes y doctores, en cuya presencia no quedarás
confundida.” (OG-01 Capítulo 76)
“Concederé que por tu medio lleguen mis gracias hasta los confines
más lejanos.” (OG-03 Carta 5)
“Me contentaré con ser llevada a todos los confines del universo por tu Evangelio.
Quiero ser, por orden tuya, la evangelista de los apóstoles”. (OG-05 Capítulo 66)
“…con los apóstoles, enviada por tu Padre, por ti y el Espíritu Santo para llevar tu
nombre y tu gloria al mundo, oh mi divino Redentor”. (OG-02 Capítulo 108)
La visión de servicio de Jeanne sobrepasaba la simple actividad ministerial. Jeanne no
pensaba sobre todo en una necesidad de la Iglesia para la que debería aplicar un
remedio por medio de alguna actividad apostólica. Más bien, se sintió llamada a crear
comunidades de mujeres consagradas para adorar al Verbo Encarnado, con su vida
toda y en la oración, y también para llevar a cabo el apostolado de la educación
cristiana.
Jeanne vio que la vida de la Orden del Verbo Encarnado, fundada en un momento de
la Iglesia en que las religiosas recién comenzaban a trabajar en apostolados activos,
tenía que ser contemplativa y activa. Esta forma de vida contemplativa-activa fue
algo fundamental para Jeanne y para la Orden. Ella oyó que Dios le decía: “Tú tienes
lo que necesitas para alimentar a un gran número de almas. Soy Yo quien está oculto
en ti, derramándome abundantemente para producir fruto”. La vida de Jeanne no fue
cuestión de oración vs acción, trabajo vs recogimiento, o dar vs recibir. Fue, más bien,
ambas cosas al mismo tiempo… vivir con un corazón sin divisiones. Su vida era un
ritmo de escucha y acción. Cuando estaba contemplando, estaba también sirviendo y
amando. Cuando servía, su mirada estaba fija en Dios.
La intensidad de su oración hacía más profunda su pasión por el trabajo apostólico.
Sabía que alimentar el aspecto contemplativo de la vida de las hermanas era también
algo esencial para sus apostolados.
Jeanne comprendió que nuestro Instituto tiene como fundamento el primer sermón
de nuestro Amado Maestro pronunciado en la montaña cuando proclamó las ocho
Bienaventuranzas. Por tanto, ella y sus hermanas ejercerían el apostolado siendo la
compasión, la sencillez, la afabilidad, el amor puro, el sufrimiento paciente, la justicia,
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
la misericordia y la paz del mismo Jesús. Jeanne sabía que los corazones se cambiarían
más por lo que somos que por lo que hacemos.
Al escoger la educación cristiana como el apostolado activo de la
Orden, Jeanne proporcionó un camino para que las hermanas fueran
canal por el que el Espíritu Santo sembraría las palabras de Jesús,
imprimiría la Ley Divina en los corazones, convertiría las almas a Dios
y hundiría las raíces de la fe y de las otras virtudes en las jóvenes.
Para Jeanne, la educación incluía catequesis, evangelización,
formación del corazón y enseñar a las estudiantes la ayuda a los
pobres. También era su intención que, mediante la educación, esta
Orden preparara esposas para el Esposo Real, y fuera una especie de
seminario para otras Ordenes.
Jeanne experimentó los mismos temores y dudas que todos
encontramos en nuestros apostolados. No obstante, como María, Jeanne hizo de su
vida entera un Fiat. Aunque tuvo sus momentos de dudas y vacilaciones, nunca se
negó a lo que creía que Dios le pedía. Ante algo que la Virgen María le ordenaba, dijo:
“¿Cómo puedo hacer esto, Señora, sin medios ni capacidades?” Jeanne oyó la respuesta:
“Ofrécete a ti misma, hija mía. Aquel que hace cosas grandes por Sí mismo lo
realizará”. Jeanne se ofreció fiel y confiadamente a lo largo de toda su vida.
Conocemos bien las palabras que entendió Jeanne expresando la misión particular de
Dios para ella: “Te he destinado para que instituyas una Orden en mi Nombre que
honrará mi Persona encarnada por amor a la humanidad. ¡Ánimo, hija mía! Resuélvete
a dejar la casa de tu padre y todo el recogimiento que tanto amas, a fin de cumplir
mis intenciones”. Desde entonces, muchas veces en razón de su misión Jeanne dejó lo
que le era más querido. Abandonó su sueño de una vida recogida de intimidad con Dios
en una comunidad de clausura; aguantó años de criticismo porque veía necesario
posponer su definitiva incorporación a la Orden; anheló vivir en su querido monasterio
de Lyon, pero las necesidades de las distintas casas de la Orden requerían que hiciera
muchos viajes difíciles. A petición de sus directores espirituales empleó mucho tiempo
y energía para escribir acerca de su vida con Dios, para que otros pudieran aprender
de su experiencia.
El trabajo apostólico de Jeanne fue una respuesta a las necesidades de su momento y
lugar donde Dios la condujo. No rechazó ningún trabajo. Era mística, fundadora,
directora espiritual, consejera y escritora. Preparaba comidas, recibía visitas, limpiaba
la casa y cuidaba de las enfermas y de las internas. Tuvo que viajar, conseguir ayudas
económicas y resolver innumerables exigencias civiles y eclesiásticas. Jeanne recibía
a quienes buscaban su consejo y su oración intercesora. Lo que hacía era en general
ordinario; cómo lo hacía -con un amor que nunca dice ¡Basta!- era extraordinario.
Jeanne estuvo abierta a responder a las nuevas necesidades que iban surgiendo.
Mantener una relación cercana con las hermanas en sus varios monasterios era algo
tan importante para ella que escribió numerosas cartas a sus hijas y con frecuencia
emprendió fatigosos viajes para visitarlas, a pesar de su precaria salud y de su anhelo
por seguir una vida de recogimiento y calma con Dios.
Jeanne fue una voz profética para su tiempo. Soñó con nuevas posibilidades y confiaba
en que, cuando Dios le daba un deseo de servir, también le daría la fuerza para
realizarlo. Se entregaba de todo corazón a lo que creía que Dios le pedía. Habló la
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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verdad sin miedo a las autoridades civiles y eclesiásticas, como también a todos los
que venían a verla, ya fuera en plan de amistad o de oposición. Como todo profeta,
gastó su vida totalmente para Dios, sin medir el costo y nos exhorta a un amor que
nunca dice ‘Basta’.
Jeanne estaba muy consciente de que ser mujer ponía límites a su capacidad de
predicar el Evangelio del Amor. No obstante, ella afirmaba que las hermanas debían
ser evangelistas, enviadas a proclamar el amor de Dios, como María Magdalena y las
otras mujeres seguidoras de Jesús. La condición de Jeanne como mujer en la Iglesia
trajo una sensibilidad a la necesidad de inclusión, a afirmar la igualdad de todas las
personas ante los ojos de Dios. Su servicio se extendió a todos los que sufrían
necesidad: a amistades que la apoyaban y a personas que la contradecían; a los de
clase alta como a quienes parecían insignificantes, a niños/as, e incluso a criminales.
Con el fin de que personas sin votos dentro de la Orden pudieran participar en su
espiritualidad y misión, Jeanne planeó establecer la Cofradía del Verbo Encarnado y
escribió los Estatutos para ellos. La Cofradía fue luego aprobada en 1669 por Monseñor
Camille de Neuville y aprobada por Clemente X el 3 de enero del año siguiente.
El fin específico de esta Cofradía es satisfacer el celo que impulsa a muchas personas
de ambos sexos a dar especial reconocimiento a la Muy Augusta Persona del Verbo
Encarnado, nuestro Redentor y nuestro Todo, que aspiran a consagrarse a El de una
manera especial…
Hoy en día, muchos Apóstoles del Verbo Encarnado, de manera activa, honran, adoran
y dan testimonio de Jesús en sus casas, sus lugares de trabajo y sus vecindades. Con
sus vidas proclaman el Evangelio del Amor con frecuencia en zonas a las que no llegan
las hermanas.
A pesar de su pobre salud, oposiciones, las complejidades de las leyes civiles y
eclesiásticas, las dificultades para la comunicación y los viajes, las innumerables
demandas de su tiempo y energía, Jeanne confiaba en que Dios llevaría a cabo lo que
le había pedido a ella. Entendió bien lo que le dijo Jesús: Mi Providencia vela sobre ti y
mi misericordia te servirá todos los días de tu vida…. Nada te faltará. Jeanne tuvo
una pasión: ser una amante y vivir únicamente para ese Amor. Todo lo demás no
importaba.
(NOTA: El contenido de este tema está en buena parte tomado del artículo “Encender los corazones”,
de la Hna. Rose Miriam Gansle+, religiosa del Verbo Encarnado de Corpus Christi, TX. 2002)
COMPROMISO
La fecundidad apostólica de Jeanne de Matel transmitida a
sus hijas e hijos, ha hecho que nuestra familia religiosa se
extienda hacia una diversidad de naciones y culturas…
En este momento que nos toca vivir, ¿cómo podemos
contribuir a que el misterio de la Encarnación sea más
conocido y vivido? Haz un propósito concreto.
ORACIÓN DE ENVÍO: Leer Is. 6,8 y con alguno de los siguientes cantos, da tu respuesta
a Dios…
Envíame a mí con letra - Jesús Adrián Romero
https://youtu.be/P2Q66jfyfds
Envíame - La IBI & Sovereign Grace Music https://youtu.be/E0b6FAq2CMM
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TEMA 16. “CONTEMPLO CON DELICIA LAS CASAS DE MI ORDEN,
DONDE SERÉ ADORADO EN ESPÍRITU Y EN VERDAD”
❖ Se inicia la sesión invitando a algunos hermanos AVE a compartir la experiencia
de PERTENECER a la familia del Verbo Encarnado extendida por el mundo.
ORACIÓN
Señor Jesús, Verbo Encarnado gracias por tus palabras hermosas cuando te refieres a
la contemplación que haces de las casas de tu Orden. Es nuestro deseo extender tu
Encarnación hasta los confines de la tierra para que Tú seas conocido, amado y
adorado en espíritu y en verdad. Concédenos el amor y la bondad que necesitamos
para que sigas contemplando con delicia nuestras comunidades. Te lo pedimos por
intercesión de NVM Jeanne quien vivió en una constante adoración. Amén.
INTRODUCCIÓN
Centraremos nuestra reflexión en el encuentro de Jesús con la Samaritana.
Durante su conversación con la samaritana, el Señor abordó el tema de la adoración
con una amplitud y profundidad completamente nuevas. De esta manera contestó a
las inquietudes de la mujer, dejándonos también a nosotros una información muy
valiosa que necesitamos para poder ofrecer a Dios una adoración que sea de su agrado.
Porque no debemos olvidar que adorar a Dios es un asunto muy serio que no podemos
tomar a la ligera. Y el pasaje que vamos a estudiar nos advierte de la posibilidad de
creer que estamos adorando a Dios, cuando en realidad lo que hacemos puede ser otra
cosa muy distinta. El Señor descalificó la adoración de los samaritanos cuando le dijo
a la mujer: "vosotros adoráis lo que no sabéis". (Jn. 4, 20-24)
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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DESARROLLO
¿Qué significa adorar a Dios en espíritu y en verdad?
La conversación de Jesús con la Samaritana giró en
torno a 3 temas. El agua viva, la vida secreta de la
mujer y el tema de la adoración. De acuerdo al registro
bíblico, podríamos decir que la samaritana era
sincera en su adoración. Sin embargo, esa práctica
estaba mal enfocada. Ella estaba más preocupada por
el lugar donde se adoraba a Dios que por su relación
personal con Él. Sus prácticas de adoración no habían
tenido ningún efecto en su vida espiritual. Ella seguía
practicando una vida inmoral, aunque tenía la
inquietud de saber si el lugar donde adoraba era el
correcto.
La descripción que Jesús presentó a la samaritana de los verdaderos adoradores, los
que el Padre busca que le adoren, fue muy precisa. Él dijo: "los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad". Sin duda alguna, esas palabras tuvieron un
efecto en la mente de esa mujer. Seguramente debió estremecerse al pensar que todas
sus prácticas de adoración no habían contribuido a cambiar sus prácticas inmorales.
Esto nos dice una gran verdad. El lugar donde adoramos no tiene ningún poder para
transformar la vida de los adoradores. El único que tiene poder para llevar a un pecador
a una vida de santidad, es Dios.
Sin embargo, para que el proceso de la santificación se inicie en la vida de un pecador
es necesario que practique una adoración en "espíritu y en verdad". En otras palabras,
Dios no puede obrar el milagro de la transformación si el ser humano no se acerca a
Él con la debida actitud. Esa clase de adoración implica sinceridad de corazón al
acercarse a Dios y una disposición de hacer su voluntad.
Cuando Jesús dijo que se debe adorar al Padre en "espíritu", sin duda alguna se estaba
refiriendo a una actitud mental plenamente consciente del maravilloso Dios que
tenemos. Tener claro en la mente la verdad del Dios de amor que adoramos se
convertirá en una respuesta de alabanza, gratitud y reverencia cuando invocamos su
nombre y nos acercamos a Él. Adorar a Dios con esta actitud significa que al buscarle
me acercaré a Él con un corazón vibrando de felicidad por ser llamado hijo de Dios (1
Jn. 3,1). En otras palabras, mi encuentro con Dios para adorarle será como el encuentro
de dos personas que se aman.
Por otra parte, Jesús también dijo que se debe adorar a Dios en "verdad". Sin duda
alguna, Jesús estaba advirtiendo contra una adoración externa, aquella que no nace
de lo profundo del corazón, esa clase de adoración que se ofrece de labios solamente.
Es muy probable que Jesús, cuando mencionó estas palabras a la samaritana, tenía en
mente las palabras del profeta Isaías que dijo: "Dice, pues, el Señor: porque este pueblo
se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de
mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado" (Is. 29,13).
Jesús, al indicar que se debe adorar a Dios en "verdad", estaba diciendo que la verdadera
adoración incluye una actitud de receptividad a sus mandatos y determinación firme
de vivir en armonía con ellos. Al verdadero adorador jamás le será una carga el vivir
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de acuerdo a las indicaciones de Dios para sus hijos. Al contrario, siempre se acercará
a Él para adorarle con la misma actitud que lo hacía el Rey David. Él dijo: "El hacer tu
voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón" (Sal. 40,8).
La adoración que agrada a Dios (Juan 4, 20-24) "Le dijo la mujer: Nuestros padres
adoraron en este monte, y vosotros decís
que en Jerusalén es el lugar donde se
debe adorar. Jesús le dijo: Mujer,
créeme, que la hora viene cuando ni
en este monte ni en Jerusalén
adoraréis al Padre. Vosotros adoráis
lo que no sabéis; nosotros adoramos
lo que sabemos; porque la salvación
viene de los judíos. Mas la hora viene,
y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también
el Padre busca que le adoren tales
adoradores”.
No se puede adorar a quien se rechaza
Ese es el mensaje fundamental de Lucas 10,16: "el que a Mí me rechaza, rechaza al que
me envió.” No tiene sentido decir que ellos adoran cuando rechazan. Y Mateo 10,40: "el
que me recibe a Mí, recibe al que me envió.” No tiene sentido decir que ellos adoran a
quien no reciben. Y Juan 5,46, que es especialmente importante para el pueblo
samaritano y judío: "Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a Mí, porque de Mí
escribió él”. En otras palabras, si rehúsan pertenecerme, entonces, realmente no creen
en Moisés, y la adoración que hacen en respuesta a Moisés, no es verdadera.
En un mundo contraído, plural, multicultural, relativista, como el nuestro, esto es
cada vez más difícil de comprender. Aún algunas personas muy “religiosas”, no aceptan
a Jesús como Señor y Salvador; más difícil les será creer que la adoración que hacen
no es verdadera adoración. Pero si cede la valentía en su fe, olvidarán al Jesús del
Nuevo Testamento y se unirán al mundo que produce su propio “Jesús”...
La verdadera adoración requiere el nuevo nacimiento.
Cuando el Evangelio dice que esta verdadera adoración ocurre en espíritu y en verdad,
implica, al menos, que debemos nacer de nuevo en el Espíritu, para adorar a Dios, y
que debemos venir a Él mediante la verdad, es decir, mediante Jesús, quien dijo: "Yo
soy el Camino, la Verdad, y la Vida" (Juan 14,6).
Jesús dijo a Nicodemo en Juan 3,6: "Lo que es nacido de la
carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es." Adorar a Dios en espíritu significa haber nacido del
Espíritu, y por tanto, ser un espíritu viviente.
Jesús dice claramente que Dios busca verdaderos
adoradores, es decir, aquellos que le adoran en espíritu y en
verdad (Juan 4, 23).
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024 .
Esto quiere decir que no podemos adorar a Dios de cualquier manera, por el contrario,
los verdaderos adoradores adoran a Dios de acuerdo con las normas que Él mismo ha
establecido en Su Palabra.
En este momento concreto de la historia, todos los que formamos parte de la Orden
del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento estamos invitados a nacer de nuevo,
a adorar al Padre en espíritu y verdad.
¡Pensemos cuánto gozo sentirán el Verbo Encarnado y nuestra Madre Jeanne, de ver que
las casas de su Orden se han expandido por el mundo y, unidas, lo adoran!
COMPROMISO
Reflexiona y comparte:
▪
En el diario vivir ¿permito que Jesús me encuentre, me mire y
me cuestione?
▪
¿Considero que Jesús Verbo Encarnado contempla con delicia
mi comunidad AVE? ¿Por qué?
▪
¿Qué acciones concretas realizo para adorar al Padre en
espíritu y en verdad?
ORACIÓN
¡Señor, hoy quiero ponerme en lugar de la mujer samaritana porque sé que Tú me
esperas para hablarme directamente al corazón! ¡Señor Tú sabes que tantas veces ese
cántaro con el que lleno mis obras y mis trajines diarios es incapaz de saciar mi sed
de vida llena! ¡Señor, sólo el encuentro contigo desde mi verdad, me hace capaz de
dejar mi cántaro, de despreocuparme de mi mismo, de dejar de ser el centro para dejar
que los demás ocupen un lugar importante en mi vida! ¡Que mi vida, rendida a tu
Espíritu, consienta en mí la misma transformación que obró en la samaritana; y que,
dejando mi cántaro, ¡me convierta en un verdadero discípulo tuyo y que con mi
comunidad pueda disfrutar la alegría de saber que nos contemplas con delicia. Amén.
Canto: “DAME DE BEBER” de Salomé Arricibita
https://youtu.be/M9Mo6U4ggUs
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
TEMA 17. INCULTURACIÓN DE NUESTRO CARISMA
EN EL MUNDO DE HOY
ORACIÓN INICIAL
Para comenzar esta sesión pongamos en manos de nuestro Padre Creador este
encuentro de fraternidad. Vamos a orar el Salmo 148 “Alabanzas del Dios Creador”.
1
¡Aleluya! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo en las alturas,
2
alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos.
3
Alábenlo el sol y la luna, alábenlo todos los astros de luz;'
4
alábenlo cielos de los cielos y las aguas por encima de los cielos.
5
Alaben el nombre del Señor, pues lo ordenó y fueron creados;
6
los puso por los siglos de los siglos bajo una ley que nunca cambiará.
7
Alaben al Señor desde la tierra, monstruos del mar y todos sus abismos,
8
fuego y granizo, nieve y neblina, huracán que ejecuta su Palabra,
las montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los cedros, animales
salvajes y domésticos, reptiles y aves que vuelan,
9
11
reyes de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra,
12
jóvenes y muchachas, ancianos con los niños.
Alaben el nombre del Señor pues su Nombre es el único sublime, su majestad
excede tierra y cielo.
13
Levantó la cornamenta de su pueblo, causa de orgullo para todos sus amigos,
para Israel, el pueblo que a Él se acerca.
14
INTRODUCCIÓN
La inculturación de un carisma en el mundo es
un proceso en el que un grupo religioso o
espiritual busca adaptar su enseñanza y
prácticas a diferentes culturas y contextos
socioculturales. Esto implica una apertura y
comprensión profunda de las creencias,
tradiciones y valores de las comunidades a las
que desean transmitir su mensaje.
A través de la inculturación, se busca acercar
la vivencia del carisma a las personas de
diferentes culturas, respetando su diversidad y promoviendo una relación auténtica y
enriquecedora. Para lograr esto, es necesario conocer y comprender las
particularidades de cada sociedad, estableciendo un diálogo intercultural y
fomentando el respeto mutuo.
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DESARROLLO
La inculturación del carisma de Jeanne Chézard de Matel, religiosa del Verbo
Encarnado, implica adaptarlo y vivirlo de acuerdo con la cultura y el contexto en el
que se encuentra la Orden.
Un auténtico trabajo inculturador del Evangelio tiene como tarea primordial hacer
que las personas y los grupos humanos se abran cada vez más a la acción de Dios, de
tal manera que Él pueda obrar con absoluta libertad en ellos la imagen de hombre que
nos fue revelada en Jesucristo.
Jeanne Chézard de Matel fundó la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo
Sacramento en Francia en el siglo XVII. Su carisma se basa en la contemplación de la
Encarnación de Jesús y en la misión de anunciar el Evangelio a todas las naciones.
Éste ha ido tomando rostros y formas distintas de expresión de acuerdo a los tiempos,
los lugares y las culturas donde se ha anunciado y vivido. Las religiosas y los Apóstoles
del Verbo Encarnado buscan vivir este carisma a través de la contemplación, la vida
comunitaria y el apostolado.
La inculturación del carisma de Jeanne Chézard de Matel implica:
✓ Reconocer y valorar las diversas culturas en las que se encuentra la Orden.
✓ Adaptar las formas de vida religiosa y el apostolado a estas realidades culturales.
✓ Aprender las lenguas locales.
✓ Entender y respetar las tradiciones y costumbres de la comunidad en la que se
encuentran.
✓ Buscar formas creativas de anunciar el Evangelio en ese contexto.
✓ Trabajar en conjunto con las comunidades locales para comprender y responder a
las necesidades específicas de cada lugar; esto puede incluir: la educación, la
atención a los pobres y marginados, la promoción de la justicia y la paz, entre
otros.
La Orden debe ser testigo del mensaje del Evangelio encarnado en la realidad de cada
cultura.
Los Apóstoles del Verbo Encarnado en el mundo de hoy buscan adaptar los principios
y valores del Evangelio a las diferentes culturas y realidades en las que se encuentran.
Es un llamado a ser testigos del amor de Dios y llevar el mensaje de salvación a todas
las personas, sin importar su origen cultural o social.
Para lograr esto, los Apóstoles del Verbo Encarnado deben estudiar y comprender la
cultura en la que están inmersos, buscando los elementos positivos y respetando los
valores y tradiciones de cada lugar. A través de un diálogo respetuoso y un
conocimiento profundo de la cultura local, pueden transmitir el mensaje del Amor y
la Bondad del Verbo Encarnado, de una manera contextualizada y relevante.
Además, la inculturación requiere no sólo predicar con palabras, sino también actuar
de acuerdo con los principios del Evangelio en todos los aspectos de la vida: el trabajo,
la familia, la política o la sociedad.
La inculturación de los Apóstoles del Verbo Encarnado en el mundo de hoy supone
también estar abiertos al diálogo interreligioso y constructivo, reconociendo los
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
elementos de verdad presentes en otras religiones y buscando puntos comunes de
encuentro. Esto no significa renunciar a la verdad del Evangelio, sino encontrar formas
de comunicación y colaboración con otros creyentes y personas de buena voluntad.
Este es el sentido de llamarnos católicos: que la Iglesia, y nosotros, por consiguiente,
hemos de tener apertura a todos los pueblos y las culturas de todo tiempo, porque el
Verbo Encarnado ha nacido, muerto y resucitado por todos.
Por otro lado, el mundo está en continúa transformación. Se puede pensar en cómo
los AVE somos llamados a anunciar el misterio de la Encarnación en este momento
histórico de gran cambio cultural, donde la tecnología cada vez más avanzada parece
tener el predominio. Si pretendiéramos hablar de la fe como se hacía en los siglos
pasados correríamos el riesgo de no ser comprendidos
por las nuevas generaciones. Por eso, el Señor nos
invita hoy a evangelizar también a través de los
medios actuales de comunicación.
Por último, la inculturación de nuestro carisma nos
apremia a ser conscientes de los desafíos y las
realidades sociales presentes en el mundo de hoy, como
la pobreza, la injusticia, la exclusión y la falta de
valores éticos. Los Apóstoles del Verbo Encarnado
debemos
comprometernos
activamente
en
la
construcción de un mundo más justo y solidario,
trabajando por el bien común y promoviendo la
dignidad humana en todas sus dimensiones.
COMPROMISO
Reflexionemos:
❖ ¿Cómo podemos promover el diálogo y la interacción entre diferentes culturas,
fomentando el respeto y la valoración de las diversas expresiones culturales
dentro de la Iglesia?
❖ ¿Participamos activamente en la vida de la comunidad apostólica, colaborando
en proyectos que promuevan la inculturación del carisma y acogiendo a aquellos
que deseen integrarse en la comunidad? ¿Cuáles?
❖ ¿Vivimos el carisma del Verbo Encarnado a través del servicio y la caridad,
especialmente hacia aquellos que se encuentran en los márgenes de la sociedad
o que son excluidos por su cultura? ¿Cómo podríamos llevarlo a cabo?
ORACIÓN FINAL
Dios nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
de la verdad, ilumina a los miembros de esta Orden con la luz de tu Espíritu, para que
podamos inculturar nuestro Carisma y celebrar dignamente la obra redentora de tu
Hijo, dialogando con la cultura actual, y que tu pueblo, congregado por la Palabra que
da vida y sostenido con la fuerza de los sacramentos, avance por el camino de la
salvación y del amor. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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18. LA INTERCULTURALIDAD Y LA DIVERSIDAD NOS ENRIQUECEN
INTRODUCCIÓN
Nuestro mundo, la sociedad y la Iglesia, así como los Institutos
religiosos, son cada vez más plurales y diversos. Todos sabemos
que nos encontramos en una urbe global, donde ya no hay una
sola cultura predominante y superior, sino que convivimos
diariamente con diversidad de personas, pensamientos y
modos de ver la vida y el mundo. Formamos parte de un
contexto caracterizado por la globalización y la tecnología,
que convierten cada vez más a la tierra en una “aldea
planetaria”. Estamos pasando del individualismo cultural al encuentro —no exento de
resistencias— de los diversos modelos culturales.
Con todo, no podemos evitar ser más sensibles a las diferencias étnicas, culturales,
religiosas, generacionales y de sexo. La aceptación de la pluralidad, algunas veces, se
nos hace más difícil y complica nuestra forma de pensar, vivir y actuar; porque
indudablemente estamos siendo más perceptivos que antes. El respeto a las
diferencias y al pluralismo, entran en conflicto con las redes de intereses particulares.
Muchas veces prevalecen las mayorías sobre las minorías, la fuerza sobre la razón, la
economía sobre la solidaridad, la ley sobre la libertad, la exclusión de género sobre la
inclusión, la dictadura sobre la democracia. La tendencia al pensamiento único y a la
nivelación de todo es causa de mucho malestar y tensiones. Sin embargo, con una
mirada amplia que abarca tanto las sombras como los recursos escondidos,
descubrimos que cada persona es un ser único. Aceptar la diferencia es clave.
ORACIÓN INICIAL
Jesús, Verbo Encarnado, danos la valentía para dejar atrás todo lo que impide que
aceptemos al otro tal como es, que no lo rechacemos por ser diferente, porque no
piensa como nosotros, porque no lo comprendemos. Ayúdanos a transformar nuestras
vidas y nuestro ambiente. Haznos testigos de tu amor, de tu misericordia a través de
nuestras actitudes respetuosas y abiertas al diálogo. Concédenos ser personas
carismáticas para el bien de nuestras comunidades, de nuestras familias y de la
Iglesia. Que seamos testigos que lleven tu gracia y la transmitan con amor a todos
los que nos rodean. Amén.
DESARROLLO
El objetivo central es CONSTRUIR UNIDAD EN LA DIVERSIDAD. Para lograrlo hemos de
atrevernos a discernir juntos lo que el Espíritu de Dios está haciendo surgir entre
nosotros, hacia dónde nos lleva y cómo responder, sin miedo y con conciencia global.
Tenemos que enfrentar los retos de nuestro tiempo y a partir de ahí construir el Reino
de Dios “para el bien común” (1 Cor 12,7). Esta dramática situación nos abre a nuevas
oportunidades. No podemos vivir sin sentirnos profundamente afectados por todo esto
que nos inquieta como humanidad.
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
El gran reto actual para nosotros es pasar de la multiculturalidad a la
interculturalidad. ¿Qué significa eso? Es importante aclarar qué debemos entender
por multiculturalidad e Interculturalidad:
Cuando hablamos de multiculturalidad nos referimos
hecho de que varias culturas coexisten, se toleran
respetan. Mientras que la interculturalidad se da en
momento en el que distintas culturas interactúan
generan expresiones culturales compartidas.
al
y
el
y
La multiculturalidad se caracteriza por: promover el
respeto y la tolerancia ante las diferencias, desterrar
prejuicios, generar una convivencia armoniosa y crear intercambios entre los
diferentes grupos.
En tanto que la finalidad de la interculturalidad no es corregir, sino entendernos como
sociedad, vincularnos con la gente, con las instituciones. Supone el respeto y
aceptación de las diferencias, poner en práctica los principios de dignidad, igualdad y
no-discriminación.
Por tanto, ¿qué se puede aprender con la interculturalidad? La posibilidad de cambiar
de mentalidad, el reconocimiento respetuoso y abierto a otras culturas y una
capacidad para integrar valores ajenos. La afirmación del “otro” debe ser uno de los
valores de la sociedad actual. Es preciso dar ese paso a la interculturalidad.
En realidad, vivir en una sociedad en donde hay tanta diversidad de culturas y
nacionalidades, no es un problema, sino que es una oportunidad que nos ayuda a
capacitarnos más, a sensibilizarnos más, a valorar más a las otras culturas en su
lenguaje, arte, costumbres y todo lo propio de ellas. No existen culturas superiores o
inferiores a otras, sino que cada una tiene su peculiaridad y eso es lo que nos
enriquece. La cultura del otro también me pertenece, y estamos llamados a ser
sociedades con nuevos rostros y fraternidades interculturales.
En efecto, si llegamos a dar el paso a la interculturalidad, seremos una voz profética
frente a esta sociedad individualista, ya que la interculturalidad admite reconocer y
apreciar la diferencia, promueve el respeto mutuo y la solidaridad, que ayudan a la
construcción y relación significativa de los miembros que conforman el nuevo rostro
de la sociedad.
La interculturalidad tiene que ver con todo eso. Nos interpela y nos confronta con
todo ese bagaje aprehendido e interiorizado por años; ideas y mensajes que no nos
acercan, ni integran, más bien excluyen o discriminan. La apuesta por la
interculturalidad nos debe de permitir develar y transformar esas formas excluyentes
y jerárquicas de relacionarnos que se reproducen en el ámbito cotidiano.
¿Cómo lograrlo?:
- intentando descubrir y entender la validez de lo nuevo que está naciendo entre
nosotros;
- acogiendo y promoviendo esa novedad como don de Dios y como un compromiso
que nos concierne;
- fortaleciendo nuestra espiritualidad y misión compartidas con el pueblo de Dios;
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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- comprometiéndonos a cultivar y privilegiar “el apasionamiento” por Dios y por
el ser humano a partir de la realidad que nos ha tocado vivir.
- entendiendo que todos somos diferentes;
- sabiendo que el miedo está detrás de la intolerancia a lo diferente;
- descubriendo que la diversidad nos hace más sabios;
- convenciéndonos de que la unidad en la diversidad es útil;
- comprendiendo que el respeto por lo diferente es un valor.
Un criterio importante, sin lugar a duda será la fidelidad al hombre, a nuestro tiempo,
sin olvidar, la fidelidad a Cristo, al Evangelio, a la Iglesia y a su misión en el mundo.
COMPROMISO
Como cristianos comprometidos ¿de qué manera enfrentamos los siguientes retos que
nos brinda esta nueva realidad?
- La globalización con sus ambigüedades.
- La movilidad humana con sus fenómenos migratorios.
- El sistema económico injusto y desestabilizante.
- La cultura de muerte y la lucha por la vida (aprobación del aborto y la eutanasia).
- El pluralismo y la diferenciación creciente.
- El desorden “amoroso” y afectivo.
- El materialismo secularista.
ORACIÓN FINAL (participada)
TODOS: Señor, que te encarnas y nos invitas a encarnarte en la realidad que nos ha
tocado vivir, ayúdanos, iluminados por tu Santo Espíritu:
❖ a no menospreciar las oportunidades que se nos ofrecen para crecer e innovar,
❖ a aceptar los retos que se nos presentan cada día,
❖ a que no tengamos miedo a vivir y a acoger con respeto a nuestros hermanos,
vecinos y familiares por diferentes que sean a nosotros.
❖ a comprender al otro sin juzgarlo, ni condenarlo, tratando más bien de
confirmarlo en sus dones,
❖ a tener la apertura y la capacidad para corregir nuestros prejuicios,
estereotipos, malinterpretaciones y cerrazones. AMÉN.
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TEMA 19. DESAFIOS PARA LOGRAR LA UNIDAD
ORACION INICIAL
Señor Jesús,
cuando estabas a punto de dar tu vida por nosotros,
rezaste al Padre: “No ruego sólo por éstos,
sino también por todos aquellos que creerán en mí por su Palabra.
Que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti.
Que ellos también sean uno en nosotros…”
Hoy, cuando nos enfrentamos una vez más con la división y
el conflicto, unimos nuestras voces a tu voz y rezamos:
Que todos seamos uno.
Que todos podamos sentirnos como uno,
amados, no temidos;
a salvo, no inseguros;
valorados, no despreciados.
Que todos trabajemos como uno, no para derribar sino para construir.
No solo para detener la violencia, sino también para promover la paz.
Que todos seamos uno.
Que todos nos reconozcamos como una familia, como hijos e hijas de Dios.
Que estemos unidos aquí en la tierra
y que nuestros lazos de caridad y amor nos lleven a la vida eterna.
Amén
INTRODUCCIÓN
Estar juntos no es sinónimo de unidad, o dicho de otra manera, no quiere decir que
por estar juntos necesariamente estaremos unánimes.
¿Es posible la unidad? Por supuesto que es posible. Depende de ti y de mí para empezar.
Me enternecen mucho las palabras de Jesús que nos invitan a amarnos, a perdonarnos
y ser uno. Él nos dice con claridad esta maravillosa promesa que para mí marca el
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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momento culmen de toda unidad: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.
DESARROLLO
Los desafíos que enfrentamos, las batallas espirituales
que luchamos exigen que aceptemos la verdad de que
los auténticos católicos “somos todos uno en Cristo
Jesús” (Gálatas 3,28).
El deseo más íntimo de nuestro Señor Jesucristo es que
todos los suyos nos amemos, vivamos en unidad y no
permitamos que nada nos divida ni nos separe. Dios hizo
todo lo que tenía que hacer y el resultado es que somos
un solo Cuerpo en Cristo pues estamos unidos por la fe.
Somos más que hermanos; carne de su carne y hueso de
sus huesos. Es hora de practicar esta verdad frente a un mundo muy dividido. Eso no
significa que debemos actuar como si las diferencias no existieran. Las personas
tenemos diferentes opiniones, no estamos de acuerdo absolutamente en todo, de
manera que podemos orar juntos, profesar juntos y, sobre todo, proclamar juntos su
nombre frente al mundo; debe haber unidad, no uniformidad. Jesús anhela que su
pueblo no sólo hable de ésta, sino que la demuestre. Pero el deseo de nuestro Salvador
es que lo demostremos en la práctica.
El camino de la unidad nos ha de llevar a compartir no sólo ideas o intentar llegar a
acuerdos teológicos, sino a abrir espacios de encuentro donde podamos compartir
también los dones que Dios ha entregado a cada uno de nosotros y debemos cultivar
las mismas cualidades que se encuentran en Él.
Pablo pide que tengan los mismos pensamientos, el mismo amor, sean uno en espíritu
y propósito (Filipenses 2,2). Esencialmente los llamó a ser unificados, a ser uno. Es por
eso que escribió a los Corintios: “Les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que todos se pongan de acuerdo (que hablen lo mismo), y que no haya
divisiones entre ustedes, sino que estén enteramente unidos en un mismo sentir (de
una misma mente) y en un mismo parecer” (1 Corintios 1,10).
Necesitamos profetas de la unidad que apuesten por la cultura del encuentro. Esto
nos obliga a conocernos y salir de los estereotipos, no siempre reales y verdaderos,
que tenemos de los demás. No tengamos miedo a crear relación con aquellos que han
sido redimidos con la misma sangre de Cristo. Previo a
ese encuentro los invitamos a orar por nuestros
hermanos de otras creencias. Sean humildes, amables,
comprensivos, y sopórtense unos a otros con amor.
Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan
unidos en el mismo Espíritu. Seamos un solo cuerpo y un
solo espíritu, pues como Apóstoles del Verbo Encarnado
hemos sido llamados a una misma vocación y una misma
esperanza.
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
El Papa Francisco ha dicho: “La perfecta unión entre los hermanos sólo es posible
cuando se remiten al pensar y al sentir de Cristo Jesús” (Papa Francisco). ¡Ánimo! Si
vivimos con Jesús en medio, la unidad siempre existirá.
COMPROMISO
¿Quieres saber en qué consiste esta unidad que tanto nos
La respuesta se encuentra en Efesios 4, 2-5 en las Sagradas Escrituras.
pide
Jesús?
❖ Reflexiona y comparte: ¿Qué desafíos o dificultades encuentras en tu entorno
familiar y en tu comunidad AVE para hacer más plena la unidad? ¿Qué acciones
concretas te propones para superarlos?
ORACIÓN FINAL
ORACIÓN POR LA UNIDAD EN CRISTO
Señor Jesucristo,
Tú que nos buscas y nos ofreces tu amistad
para llevarnos a una vida cada vez más plena,
ven a nuestros corazones y aliméntalos con tu Palabra.
Permite que tu Santo Espíritu actúe en nosotros
para que los frutos de sus dones
crezcan pacientemente en nuestro interior.
Dios y Padre Nuestro,
que también nos revelas el amor en tu Hijo,
a través de nuestros hermanos y hermanas,
concédenos vivir unidos en un solo Cuerpo,
para que los fieles del mundo entero
se unan a nosotros espiritualmente
en intercesión y alabanza
y así podamos experimentar
la felicidad que nos compartes con tu Reino de amor.
Concédenos, Padre Nuestro,
que todos los que nos hemos entregado
a Cristo en el bautismo,
demos testimonio de la esperanza que nos sostiene,
y trabajemos unidos por un mundo
donde florezca la justicia y la paz.
Todo esto te lo pedimos por la gloria de tu Santo Nombre. Amén.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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20. SER CONSTRUCTORES DE UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
ORACIÓN INICIAL
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo:
Enséñanos a ser constructores de unidad
en un mundo diverso y multicultural.
Enséñanos a valorar las diferencias que son la riqueza del otro, y
que me enriquecen y fortalecen.
Enséñanos a promover la inclusión como actitud humana
de apertura y reconocimiento del otro.
Enséñanos a conformar una Iglesia en donde nos reconozcamos
Cuerpo místico de Jesús, cada uno como una parte de éste.
Enséñanos a vivir en el amor a ejemplo de la Santísima Trinidad, Dios Uno y Trino.
Amén.
INTRODUCCIÓN
En el mundo en que vivimos, el ser humano en sociedad se encuentra con el otro, de
quien se distingue y se reconoce diverso. Este dato de realidad no es novedoso, pero
la diversidad hoy es más evidente, entre otros motivos, por la estrepitosa velocidad
de los medios de comunicación, en donde nos encontramos interconectados
instantáneamente.
Hoy nos reconocemos en un mundo globalizado e interrelacionado, con una gran
diversidad cultural. Dicha diversidad todos los días nos interpela, pues por un lado nos
enriquece, pero por otro nos divide, nos pone en pugna. Ambas realidades se presentan,
tanto en expresiones sociales de inclusión, solidaridad y apoyo; como en otras de
exclusión y desprecio por los diferentes.
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
Sociedades excluyentes, que no permiten el encuentro con las personas que piensan,
creen, aman, sueñan de manera diferente, pues las señalan como personas peligrosas,
amenazantes, que no merecen ser consideradas en el grupo de convivencia social, y
de aquí surgen expresiones como la homofobia, la xenofobia y otras.
Pero desde la visión de fe, desde nuestro ser cristianos, la figura de Jesús Resucitado
nos invita a vivir desde otros criterios, a promover “la unidad en la diversidad”, pues
todos somo hijos de Dios y hermanos en Cristo Jesús. Esta misma postura nos convoca
a ser críticos ante las prácticas sociales y promover los valores del Reino presentes en
la Palabra de Dios y en el testimonio de mujeres y hombres que viven coherentemente
su fe.
DESARROLLO
Reconocernos uno a pesar de ser diversos,
es una invitación que Dios nos hace todos
los días y que nos lo ha revelado mediante
su Palabra, así como a través del
magisterio de la Iglesia.
Es evidente que las personas tenemos
diversidad de carismas, cualidades, dones,
con diversas funciones y roles en la
sociedad pero, desde la fe, Dios es el mismo,
Dios nos une y reúne para la vida en
comunidad: “Hay diversidad de carismas,
diversidad de ministerios, diversidad de
operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos” 1 Cor. 12, 4-6
Una imagen privilegiada para hablar de la diversidad y unidad es la del cuerpo, en
donde cada miembro tiene su función, pero todos forman una sola realidad; así se
expresa en 1, Cor. 12,12 : “no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo,
así también Cristo”.
Dios bien sabe que la convivencia humana es una necesidad, pero también es un
desafío que se tiene que construir todos los días, y así lo expresa en Ef. 4, 1-6: “os
exhorto a que vivan soportándose unos a otros por amor, conservando la unidad con
el vínculo de la paz, reconociéndonos un solo cuerpo y un solo espíritu, un solo Dios y
Padre de todos”. La unidad se construye, se hilvana en el encuentro cotidiano e
imperfecto con el otro.
En el ámbito social existe una fuerte conciencia sobre la diversidad, y en este sentido
la UNESCO, en el año 2001, ha postulado la “Declaración Universal sobre la Diversidad
Cultural”. En este mismo sentido el Papa Francisco en Evangelii Gaudium hace una
hermosa invitación a valorar la diversidad: “Bien entendida, la diversidad cultural no
amenaza la unidad de la Iglesia”.
La diversidad es expresión de “riqueza de dones”, la cual contribuye a la unidad “que
nunca es uniformidad sino multiforme armonía que atrae” (EG,11) y eso nos desafía
como Pueblo de Dios.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024 .
Como creyentes de Jesús Encarnado, la Iglesia nos invita a reflexionar que “no haría
justicia a la lógica de la E”ncarnación pensar en un cristianismo monocultural y
monocorde; el mensaje revelado tiene un contenido transcultural” (EG, 117); una Buena
Nueva que no tiene una sola expresión, sino que se incultura para acercarse a las
personas de carne y hueso.
El Concilio Vaticano II, exhorta a los fieles a vivir en plenitud cristiana, desde la
perfección de la caridad (LG, 40) “…en las condiciones, ocupaciones o circunstancias
de su vida, y a través de todo eso, se santificarán más cada día si lo aceptan todo con
fe de la mano del Padre celestial…” (LG, 41); ser santos y estar abiertos a la voluntad
de Dios, desde la propia condición de vida, desde los propios gozos y esperanzas.
La apertura del cristiano a la diversidad buscando la unidad, es un símbolo de
esperanza, es una postura contracultural, en un mundo donde prevalece la exclusión,
la homogenización, el control de lo ya establecido; pero el creyente se abre al mundo,
dialoga, y también cuestiona las prácticas sociales y culturales, proponiendo caminos
de esperanza y de resurrección.
Construir la unidad en la diversidad es un signo
clarísimo de la presencia del Reino de Dios en la
tierra, un reino que promueve la tolerancia, la
solidaridad y el respeto a los diferentes, en
particular a los marginados,
reconociéndonos
hijos del mismo Padre y construyendo, a ejemplo
de las primeras comunidades cristianas que
“tenían un solo corazón y una sola alma” (Hch.
4,32), comunidades abiertas a todos.
COMPROMISO
Promover y ser constructores de la unidad en la diversidad, nos debe llevar a
cuestionarnos y a disponernos al cambio, partiendo de nuestro contexto más cercano.
VER, en mi contexto:
•
¿Qué personas son excluidas y rechazadas, por ser y actuar diferente?
•
¿Qué pensamientos y actitudes descubro en mí, cuando convivo con personas
que piensan y actúan desde otra visión de la vida, de la fe, del sentido de la
existencia?
•
¿Qué mensajes en la sociedad, en los medios de comunicación, en la convivencia
familiar, promueven la discriminación, el rechazo y el odio?
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¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024
JUZGAR, desde el testimonio de Jesús:
•
¿Qué actitudes tuvo Jesús con los pobres, la prostituta, el extranjero, la viuda,
el huérfano, con los excluidos de la sociedad de su época?
•
¿A qué nos invita la Iglesia, cuerpo de Cristo, para construir la “unidad en la
diversidad”?
ACTUAR, como expresión de compromiso:
•
¿Cuáles son esas pequeñas o grandes acciones que estoy dispuesto a hacer para
construir la unidad, para incluir y aprender de los diferentes?
•
En comunidad generen un pequeño Manifiesto en donde declaren, en diez frases,
su apuesta por construir la unidad desde la valoración de la diversidad.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Papá Dios, por los otros, que nos enriquecen con sus dones.
Gracias por la diversidad de las comunidades y las culturas, que nos invitan al
encuentro.
Gracias por darnos ejemplo de unidad, de armonía, que se construye desde el
reconocimiento y respeto a todos y todas los que formamos la comunidad.
Gracias por tu Iglesia en sus diversas expresiones en el mundo, que da testimonio de
multiforme armonía.
Gracias por darnos al Espíritu Santo, para seguir construyendo puentes que nos
acerquen a la unión amorosa entre los hombres y mujeres de buena voluntad. Amén.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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21. ACTITUDES NECESARIAS PARA SER COMUNIDADES
QUE TESTIMONIEN LA UNIDAD
ORACIÓN INICIAL
CANTO: Un solo Señor, una sola fe…
https://www.youtube.com/watch?v=zELOSjl9wAU
INTRODUCCIÓN
Las dos primeras palabras de la oración que Jesús
nos enseñó nos descubren el nuevo rostro de Dios,
como nuestro Padre común. El adjetivo “nuestro”
nos habla de compartir, de ser hermanos y
hermanas sintiéndonos unidos.
Podríamos preguntarnos hoy, si existe en nosotros esa voluntad de unidad en nuestros
hogares, en nuestros trabajos, en los equipos o grupos en los que participamos, en
nuestra comunidad AVE; ese sentido de lo “nuestro” que implica que nada nos
pertenece solamente a nosotros en forma individual. ¿Sentimos también esa voluntad
de amarnos que supone tanto amar a los demás, como dejarnos amar por ellos?
Podemos pensar, hoy especialmente, qué implica esa “unidad” como don y como tarea,
para cada uno y para nuestro grupo o colectivo humano.
DESARROLLO
Si queremos ser comunidades que den testimonio de unidad debemos tener las
siguientes actitudes:
Humildad: La humildad tiene que ver con
no creerte superior a los demás. Es lo
opuesto al orgullo que asume que cada
cosa creada y cada persona existe para
tu gozo y satisfacción. Claro, existe la
llamada falsa humildad que busca llamar
la atención sobre sí misma. La verdadera
humildad está arraigada en un concepto
correcto de Dios y de uno mismo. Si todo
tu mundo gira alrededor de ti, eres
orgulloso, y el orgullo destruye la unidad
como ninguna otra cosa. En vez de eso,
debemos tener el mismo sentir que tuvo
Cristo Jesús, quien, siendo Hijo de Dios,
se humilló a sí mismo tomando nuestra humanidad y se convirtió en un siervo para
morir en una cruz por pecadores que no lo merecían (Fil. 2,5-11). Dios se opone al
orgulloso, pero exalta al humilde.
Mansedumbre: La mansedumbre tiene que ver con considerar a los demás, cediendo
tus derechos. Hoy en día, muchas personas piensan solo en sí mismas.
Lamentablemente, estas actitudes se han infiltrado en las comunidades, pues quienes
profesan ser cristianos son duros o groseros con quienes tienen diferencias. Algunos
ridiculizan a aquellos con quienes no están de acuerdo. Pero recordemos cómo era el
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corazón de Jesús hacia los pecadores. Era manso y humilde de corazón (Mt.11,29).
Nosotros debemos reflejar la mansedumbre de nuestro Señor, ya sea que estemos
restaurando a los pecadores arrepentidos (Gá. 6,1) o corrigiendo a nuestros oponentes
(2 Ti. 2,25). ¿Te imaginas cuántos conflictos podríamos evitar si respondiéramos con
mansedumbre? Viviendo esa actitud podemos saber que estamos llenos del Espíritu de
Cristo (Gá. 5,23).
Paciencia: La paciencia tiene que ver con soportar
las deficiencias y fallas de los demás, sus
debilidades y fracasos. ¿Cuán pacientes somos
con los que no están de acuerdo con nuestras
opiniones? ¿Cuánto tiempo soportamos a los que
piensan diferente? El Señor ha sido paciente con
nosotros (1 Ti. 1,16), así que seamos pacientes
unos con otros. Si el Espíritu de Cristo habita en
nuestros corazones y estamos llenos de Él,
también seremos pacientes (Gá. 5,22).
Amor: Dios mostró y definió su amor por nosotros en la
cruz de Cristo (Jn. 15,13; Rom. 5,8; 1 Jn. 4,9). El amor es
la tierra en la que somos sembrados y crecemos en Él
(Ef. 3,17; 5,2). Si el Espíritu de Cristo habita en nosotros,
amaremos (Gá. 5,22). A través de nuestro amor por
nuestros
hermanos
y
hermanas
en
Cristo,
demostraremos que pertenecemos a Dios y que hemos
nacido de nuevo (1 Jn. 4, 7-12).
Podemos pensar en algunas otras actitudes que nos ayuden a crear unidad…
Dialoguemos en comunidad y propongámoslas.
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Si cultivamos estas actitudes que encontramos en Jesús, Verbo Encarnado y que el
Espíritu produce en nosotros, seremos capaces de caminar de una manera digna de
nuestro llamado y a buscar la unidad en nuestras comunidades. El resultado será una
paz visible que nos une y muestra la sabiduría y la gloria de Dios a un mundo incrédulo.
Lee la siguiente historia:
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
Estudios AVE 2023-2024 .
No se nos olvide que el amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo soporta. Juan es un
joven jocoso, simpático y generoso. Y, sin embargo, ¡no quieran saber en qué medio
familiar se desenvuelve…! ¡dos habitaciones para siete personas! El padre, alcohólico.
Dos hermanas más o menos prostitutas. Juan es un rayo de luz en medio de un cielo
muy oscuro.
Cierto día le pregunté en el trascurso de una conversación:
- ¿Cómo es posible que hayas podido ser lo que eres con una familia como la tuya?
- Bien sencillo- me respondió. Una noche (tenía yo entonces ocho años) entró mi
padre bebido como de costumbre. Le tenía yo, a la vez, miedo y odio. Estaba
durmiendo cuando alguien me despertó, era él. Lloraba a lágrima viva, apoyada
su cabeza sobre la almohada, muy cerca de mí. “Juan- me dijo- no hagas como
yo, que soy un desgraciado”. Desde aquella noche quiero a mi padre tal y como
es, precisamente porque fue franco conmigo por una vez. Sin duda que aquella
noche quien me habló fue Jesús.
(silencio-reflexión)
Deja que Jesús sea quien esté presente en tu comunidad… no se trata de concientizar
en torno a la unidad, sino de vivirla al extremo… concientizar es una bonita palabra
que quiere devolver al hombre su propia dignidad y hacerle surgir la conciencia de que
debe ser protagonista de su propia vida. Pero ¡atención!, ¡no seamos “intelectuales
concientizadores”! Sólo por concientizar no vamos a cambiar a la persona o a nuestras
comunidades. Vivamos intensamente las cualidades que dan testimonio de unidad. A
las personas y a nuestras comunidades hay que regarlas y abonarlas, pero no tocarlas,
no podemos transformar una rosa en un clavel, su ser más profundo se estropearía.
Plegaria
Puede que alguna vez, tal vez, cuando te sientas perdido y quieras buscarnos aquí y
así, unirte a nuestro camino, entonces todo cambiará, la vida se abrirá ante ti.
Ven, hermano, ven, hermana, vamos a alzar el vuelo hacia lo desconocido, hacia el
mundo que nos dieron para vivir que entre todos tenemos que hacer.
Ven, hermano, ven, hermana, no nos separemos, recorramos siempre juntos el mundo
que nos dieron para vivir. No te sientas pequeño, tu aporte es tan necesario como el
de todos.
Ven, hermano, ven, hermana, vamos a alzar el vuelo y ponernos al ritmo del Espíritu
que nos inspira para construir la unidad.
COMPROMISO
Dialogamos en comunidad:
➢ ¿Cuál de los frutos del Espíritu Santo vivo conscientemente?
➢ Humildad, mansedumbre, paciencia y amor… ¿Con cuál de estas actitudes me
identifico más?
➢ ¿Cuál de ellas se me dificulta?
➢ Como comunidad AVE, ¿en qué gestos concretos podemos mostrar estas
actitudes hacia los demás?
ORACIÓN FINAL
Canto: Juntos cantando la alegría https://www.youtube.com/watch?v=EOSoR1K3hlU
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ANEXO A. CELEBRACIÓN DEL NACIMIENTO DE
N.V. M. JEANNE CHÉZARD DE MATEL
Preparación: Colocar en el lugar de la Celebración los cuadros del Verbo Encarnado
y de Jeanne de Matel
MONICIÓN INICIAL
GUÍA: Hermanos, hoy que celebramos el nacimiento de nuestra fundadora, unamos
nuestros corazones y voces, para alabar al Verbo Encarnado y agradecerle por el
don de Jeanne de Matel a la Iglesia y al mundo; somos sus continuadores por estar
consagrados al Verbo Encarnado para servicio de la Iglesia. Hoy necesitamos ser
como Jesús, un Jesús contemporáneo; que “Verbo Encarnado”, no suene a cosa
antigua, sino a algo de aquí y ahora. Nuestro Dios es una divinidad inquieta y nos
envía a la extensión de su Reino. ¡No podemos vivir tranquilos, Él cuenta con
nosotros!
CANTO:
FIESTA ALLÁ EN EL CIELO
(Blanca Sánchez)
https://youtu.be/7PQiCLsT71w
En una provincia pequeña,
de ese país que es Francia.
Nació una niña muy bella,
humilde y llena de gracia.
Su nombre llevaba esperanza,
amor a Dios y confianza,
tenía que venir a este mundo
a ser una luz que brillara.
Tenía los ojos muy lindos
y linda también era su alma,
por eso a Cristo he querido
cantarle en esta mañana.
Y se encargó de que el Verbo
primero en ella habitara
para que luego nosotros
tomáramos su enseñanza.
FIESTA, FIESTA HAY EN EL CIELO,
FIESTA HAY EN MI PUEBLO
PORQUE LA NIÑA NACIÓ.
FIESTA, FIESTA HAY EN EL CIELO,
FIESTA HAY EN MI PUEBLO
PORQUE JEANNE NACIÓ.
FIESTA, FIESTA HAY EN EL CIELO,
FIESTA HAY EN MI PUEBLO
PORQUE LA NIÑA NACIÓ.
FIESTA, FIESTA HAY EN EL CIELO,
FIESTA HAY EN MI PUEBLO
PORQUE JEANNE NACIÓ.
NARRACION DEL NACIMIENTO DE JEANNE DE MATEL
LECTOR 1: El 6 de noviembre de 1596, en Roanne, Francia,
veía la luz de este mundo una pequeña niña, hija de los
señores Chézard de Matel. La niña recibió el nombre de
JEANNE que significa "GRACIA". La pequeña que nacía este
día era un regalo de Dios, fruto de las súplicas y promesas de
su madre, que había perdido ya cuatro hijos; mujer virtuosa
que practicaba la caridad con los pobres y necesitados. Su
padre era un hombre honrado de la corte del rey. Con
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inmensa alegría ellos vieron nacer a esta niña, elegida
por Dios para dar a conocer el nombre del Verbo
Encarnado hasta los últimos confines de la tierra.
Después de sufrir muchas pruebas y peligros mientras su
madre la llevaba en su seno, Dios, que velaba sobre este
fruto de bendición, hizo nacer felizmente a Jeanne, la
cual, ese mismo día, fue llevada a bautizar por dos niños
pobres en la Iglesia de San Esteban. A partir de entonces,
la niña fue creciendo y desarrollando su inteligencia y sus
virtudes, que supo cultivar con la gracia del Señor.
A ella, a su vida fecunda y entregada, a sus muchos
sufrimientos y a su testimonio de amor, debemos la fundación de esta obra y de esta
familia del VERBO ENCARNADO. Ella es para nosotros un ejemplo a seguir...
LECTURA DE REFLEXIÓN
LECTOR 2: Como Jeanne, elegida desde su nacimiento, también nosotros debemos
llevar a cabo la misión de encarnar a Jesús en la juventud de hoy, con un nuevo
lenguaje que conmueva a los jóvenes de esta época. ¡Gran tarea del Espíritu en la
Iglesia, que siempre está actuando para hacer la Encarnación del Verbo!
¡Bendito seas, Padre, porque nos das tu Espíritu, el único que puede convertirnos, el
único que hace posible nuestra vuelta a Ti, cuando nos alejamos!
Con el Carisma que hemos recibido, el Señor nos siga ayudando a ser un Instituto en
salida, para explorar nuevas formas de ser “Verbo Encarnado” pasando por el desierto.
Que logremos subir a la Montaña y encontrarnos con el Señor, lo mismo que Jeanne
de Matel, para que nuestra Orden comience de nuevo con espíritu renovado.
(Momentos de reflexión)
GUÍA: Después de meditar estas breves ideas, nos preguntamos: ¿qué significa para
nosotros que, en el DECRETO DE UNIÓN, que recibimos últimamente, la Iglesia nos
otorgó el nombre de: ORDEN DEL VERBO ENCARNADO Y DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO,
tal como está en la Bula original de aprobación pontificia, dada por el Papa URBANO
VIII el 21 de mayo de 1633?
La felicitamos afectuosamente, como un buen hijo lo hace con su madre, y le pedimos
que ella agradezca al Verbo Encarnado por nosotros. Contamos con su ayuda, para
que todas las Religiosas y AVE de los siete Institutos que formamos la Orden actual,
seamos humildes y estemos abiertos a acogernos con verdadera caridad entre
nosotros.
CANTO: SOMOS LOS HIJOS DE JEANNE
https://youtu.be/B161EoREEwo
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ORACIÓN PARTICIPADA
GUÍA: Dios tiene un Plan de Amor para cada ser humano que nace. A
cada uno de nosotros nos ha elegido para realizar una misión
insustituible en el mundo.
LECTOR 3: La vida de Jeanne de Matel es la manifestación de una
serie ininterrumpida de experiencias del amor misericordioso,
incondicional y gratuito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo con
esta mujer sencilla y heroica, débil y fuerte, humilde y tenaz.
Por eso hoy, como seguidores del Verbo Encarnado, nos alegramos al
recordar su nacimiento y la elección que Dios hizo de ella, para ser
la fundadora de esta obra.
TODOS:
¡Gracias, Padre, porque elegiste a la Madre de Matel!
¡Gracias, Jesús, porque le hablaste a través de la Escritura y de la oración!
¡Gracias, Espíritu Santo, porque iluminaste su mente y condujiste sus pasos!
LECTOR 4: Como hemos escuchado, Jeanne fue un regalo de Dios y fruto de la oración
y sacrificio de sus padres. Fue elegida por Dios para dar a conocer el nombre del Verbo
Encarnado hasta los últimos confines de la tierra.
LECTOR 5: Aunque las circunstancias de nuestro nacimiento sean distintas a las de
Jeanne de Matel, también Dios pensó en cada uno de nosotros y quiere que seamos
un regalo para nuestro mundo, enriqueciéndolo con nuestras cualidades y nuestras
capacidades.
TODOS: Gracias Padre por pensar en nosotros con amor y por invitarnos a construir este
mundo donde tú sigues encarnándote y haciéndote presente cada día.
LECTOR 6: Jeanne fue creciendo, desarrollando sus dones naturales, y también
venciendo las dificultades de adolescente hasta que descubrió su vocación y se
entregó por completo a ella.
TODOS: Jeanne, ayuda a nuestros jóvenes a descubrir su vocación, a encontrar su misión
en la vida y así poder realizarse como personas.
LECTOR 7: En la oración, escuchó que Jesús le decía: “Hija mía, te he destinado a
fundar una Orden que lleve mi nombre, que honrará mi Persona encarnada por amor
a los hombres”.
LECTOR 8: Por eso hoy nos reunimos para agradecer a Dios la elección de Jeanne y
también agradecerle a ella su SÍ generoso y pedirle que nos enseñe a decirle Sí a Dios
con la misma valentía que ella lo hizo.
TODOS: Jeanne, enséñanos como tú a amar, a orar y a buscar la voluntad de Dios en
nuestra vida y llevarla a cabo con la misma determinación y generosidad que tú lo hiciste.
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OFRECIMIENTO
GUÍA: Ahora, podemos felicitar a nuestra Fundadora por su cumpleaños ofreciéndole
algún presente a manera de ramillete espiritual:
 algún hermano podrá ofrecerle la sonrisa que dio a las personas de casa o de fuera;
 otro, el servicio hecho a una persona que le cuesta aceptar;
 el perdón otorgado a alguien que no nos es agradable
 y, finalmente, mi flor puede ser un tiempo de oración en el que de verdad me
encontré con el Señor o con la Virgen María.
 Etc.
Cada uno pensamos qué le ofreceremos esta semana a nuestra amada Madre
Jeanne…
GUÍA: Todos juntos terminemos nuestra celebración diciendo la oración que nos
recuerda el momento de la Encarnación, el “Angelus”, pidiendo a la Virgen que nos
ayude a abrir nuestro corazón a Dios y participar en la Iglesia de la misma misión
para la que fue llamada la Madre de Matel: VIVIR Y ANUNCIAR LA ENCARNACIÓN DEL
VERBO.
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ANEXO B. CELEBRACIÓN DE ADVIENTO:
“Unidos esperamos a Jesús, motivo de nuestra unidad”
CANTO INICIAL
Ven, Señor, no tardes
GUÍA: Esta semana iniciamos el Adviento y con él, un año litúrgico nuevo. Adviento
significa “venida” y la Iglesia nos invita a iniciar el año estando a la expectativa,
esperando la venida de Cristo, pues Él nos prometió que volvería. Vemos que el color
morado empieza a engalanar los templos, la música en la Misa es más sobria e incluso
dejamos de entonar el canto del Gloria. Pero ¿qué actitudes nuestras demuestran a
los demás que estamos a la espera de Jesús?
Cuando esperamos la visita de un familiar o de un amigo, nos ponemos en acción y
barremos la casa, la limpiamos y ponemos todo en orden. Aún más, si nuestro invitado
va a pasar la noche, le preparamos una habitación y nos aseguramos de que tenga
todo lo que necesita. Pues bien, quien viene es Cristo y nuestra casa es nuestro
corazón, ¡preparémonos para recibirlo!
Asimismo, la oración con la Corona de Adviento es una guía semanal para acompañar
el momento de encender las velas de la corona, convirtiéndolo en un momento de
meditación.
Debemos reconocer que el Adviento es un tiempo propicio para abrir nuestro corazón
a Jesús brindando una ayuda real a los más necesitados. Así lo hizo la Virgen María, a
quien celebramos durante el Adviento con la Solemnidad de la Inmaculada
Concepción.
De María, Nuestra Madre, aprendemos a decir Sí a la voluntad de Dios y a ponernos al
servicio de los demás. Al igual que ella, Juan el Bautista nos acompaña en nuestra
jornada de Adviento exhortándonos no sólo a esperar a Cristo, sino a hacerle un
espacio en nuestro interior pues conviene que Él crezca y nosotros disminuyamos.
Para realmente recibir a Cristo debemos empezar por acoger, asistir y acompañar a
nuestros hermanos y soñar ”como una única humanidad, como caminantes de la
misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos” (Papa
Francisco, Fratelli Tutti, 8).
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Aún más, nuestro Adviento no debe ser una espera pasiva sino una espera atenta que
nos disponga a salir al encuentro de Cristo que viene a nosotros. Isaías, un tercer
personaje del Adviento nos lo demanda: “Preparen el camino del Señor. Las quebradas
serán rellenadas y los montes y cerros allanados. Lo torcido será enderezado, y serán
suavizadas las asperezas de los caminos” (Isaías 40,3-4). Un pasaje que deberán
reemplazar por: “Preparen el camino del Señor. Las personas con hambre serán
saciadas, y la dignidad de todos quienes son descartados será respetada. Los sistemas
sociales serán justos y las heridas serán sanadas por la paz de Nuestro Señor”. ¡Y para
que esto suceda debemos ponernos en camino!
Debemos despertar, esperar y estar alertas, pues si estamos distraídos con las cosas
materiales o pasajeras (regalos), podemos dejar pasar de largo a Jesús sin reconocerlo,
sin verlo más allá del pesebre; en nuestras posadas o fiestas navideñas, no podríamos
escuchar el llamado a nuestra puerta de
tantos peregrinos que, al igual que la
Sagrada Familia, vienen rendidos buscando
descanso.
Es hora de salir al encuentro de Cristo con
la práctica de las buenas obras, prestando
atención especial a los pobres, a los
marginados, a los migrantes y a los
refugiados. Preocupémonos por los que
tienen hambre o sufren injusticias y
hagamos algo concreto para aliviar tanto
dolor. ¡Valoremos las cosas de la tierra
poniendo nuestro corazón en las del cielo!
Haz, Señor, que podamos reconocerte en
nuestros hermanos y poder amarlos para
recibir con ánimos renovados e inmensa alegría tu salvación y sanación a los corazones
quebrantados de nuestros días. Amén.
Después de analizar lo que JESÚS nos pide para que vivamos unidos, hagamos en
familia y en comunidad la celebración de Adviento.
ORACIÓN INICIAL
GUÍA : Venimos ante Ti, Dios de Amor, a prepararnos para un nuevo advenimiento del
Amor entre nosotros.
TODOS: Escuchamos de nuevo tu promesa de paz, que llegó por tu Hijo Jesús.
GUÍA: Vemos de nuevo tu luz que siempre es prometida, incluso en medio de las
tinieblas.
TODOS: Volvemos a sentir la alegría que nos das al invitarnos continuamente a la
comunidad y corresponsabilidad de tu Iglesia, tu mundo.
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ORACIÓN MIENTRAS SE ENCIENDEN LAS VELAS DE LA CORONA DE ADVIENTO
Cuarta semana: Dios de amor, tu misericordia y compasión permanecen para
siempre. Abre nuestro corazón para que podamos recibir tu amor; y siguiendo el
ejemplo de tu Hijo, difunde ese amor a un mundo necesitado. Te lo pedimos por
Jesucristo, quien nos amó hasta el final. Amén.
Lectura del Evangelio del domingo correspondiente a la cuarta semana.
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GUÍA: Que nuestro tiempo juntos nos ayude a profundizar en lo más central de nuestro
ser: Tú que nos das sentido y un propósito: unión contigo, entre nosotros y con todos.
TODOS: Venimos ante Ti, Dios de Amor, a celebrar y vivir un nuevo Adviento: la vida
cotidiana llena de tu presencia que nos llama, individualmente, como familia y como
comunidad, a la gratitud, el amor y la misericordia.
ORACIÓN FINAL
GUÍA: Salimos hoy como pueblo más comprometido, siempre buscando y viviendo la
Luz de Cristo.
TODOS: Vemos a Dios obrando en nosotros mismos, nuestras familias, nuestra
comunidad, nuestra Iglesia y nuestro mundo y eso hace toda la diferencia.
El GUÍA invita a cada miembro de la comunidad a pensar, en un momento de silencio,
en la palabra/frase que está ahora en su corazón, y que tendrá presente durante la
semana.
El lector invita a aquellos que deseen mencionar su palabra/frase (no se necesita
explicación); simplemente escuchen en oración y reciban las numerosas palabras/frases.
GUÍA: Salimos como un pueblo que espera, un pueblo de esperanza, acogiendo el nuevo
orden de la misericordia y el amor de Dios, de convertirnos en comunidades de fe donde
encontramos juntos al Señor en estos tiempos desafiantes.
TODOS: Damos la bienvenida al nuevo día de Dios, sabiendo que el amor de Dios nos
rodea, llamándonos a una unión cada vez más plena con Él y entre nosotros.
GUÍA: Avanzamos como pueblo de servicio; todos juntos en corresponsabilidad para
marcar la diferencia en nuestros hogares, nuestras comunidades y el mundo.
TODOS: Enséñanos, Dios de Compasión, a amar de verdad. Enséñanos en este Adviento
cómo amarte siempre a Ti y a los que nos rodean, con agradecimiento y cariño. Que
el amor, la unidad y el deseo de trabajar juntos vivan intensamente en nuestros
corazones, en nuestras comunidades AVE, en nuestra Iglesia y en el mundo. Te lo
pedimos por Jesucristo y el Espíritu Santo que viven y reinan contigo por los siglos de
los siglos. Amén.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN/CONVERSACIÓN
Pregúntate y comparte:
•
¿Cómo está mi relación con Dios?
•
¿Qué le diría de mi vida?
•
¿Cuáles creo que son algunos de los planes y visiones de Dios para mí como hija
o hijo de Dios?
•
¿Qué haré durante este tiempo de Adviento?
CANTO: “Caminamos hacia el sol “, “La Virgen sueña caminos”, “Abre tu tienda al
Señor”, o algún otro canto de Adviento.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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ANEXO C. CELEBRACIÓN DE NAVIDAD:
“Jesús, rey de las naciones, se revela a todos los pueblos”
GUÍA: Hoy, nos hemos reunido aquí hermanos para manifestar alegremente que Jesús,
Rey de las Naciones, se revela a los pueblos. Un misterio tan grande que no cabe en
las fronteras de un día natural y requiere que lo conmemoremos en un día especial
como Comunidad AVE, porque somos una parte del pueblo que alaba y se alegra a
todas horas.
También celebramos que Dios cumplió su promesa, porque su Palabra se hizo carne.
Jesús rey nació y el Señor se hizo presente en el tiempo y en el espacio. Se trata de
un misterio que toca nuestra existencia, invitándonos a preguntarnos si realmente
permitimos la entrada del Señor en nuestro tiempo y en nuestro espacio.
ORACIÓN
TODOS: Dios todopoderoso, concédenos que, al vernos envueltos en la luz nueva de tu
Palabra hecha carne, hagamos resplandecer en nuestras obras la fe que haces brillar
en nuestra mente y en nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
(Se propone: Música Navideña Instrumental Alegre 2022)
https://youtu.be/bpk03hg2n3s
GUÍA: Dejar entrar a Dios en todas las situaciones de nuestra vida en donde está
ausente nos invita a dejarnos tocar por la ternura y el amor de Dios que se inclina
sobre nuestras debilidades y pecados, y se abaja hasta nosotros. Hoy nos conmovemos
por el Niño, y le pedimos que su llanto despierte nuestra indiferencia hacia el que
sufre. Tomemos a ese Niño en brazos, dejemos que nos abrace. No lo soltemos nunca.
Los pastores pasaban la noche en el campo, “vigilando”. Al igual que los pastores,
nosotros hemos estado vigilando; hemos estado velando en oración durante todo el
Adviento, esperando ver una gran luz. Hoy, como dice Isaías, recordamos a la luz que
resplandeció.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS ( 2, 6-16)
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
tenían sitio en el alojamiento. Había en la
misma comarca unos pastores, que dormían al
raso y vigilaban por turno durante la noche su
rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la
gloria del Señor los envolvió en su luz; y se
llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman,
pues les anuncio una gran alegría, que lo será
para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo
Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán
un Niño envuelto en pañales y acostado en un
pesebre”.
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MEDITEMOS
LECTOR 1: Dice también san Lucas que María dio a luz en Belén, en un pesebre porque
no había lugar en la posada. Con ese dato se nos indica el lugar en donde nació
el “Dios poderoso”. El Hijo de Dios, siendo eterno, superior al tiempo y al
espacio, ha querido entrar en nuestras coordenadas, para que lo veamos con
nuestros ojos, lo toquemos con nuestras manos y lo escuchemos.
LECTOR 2: Dios se ha hecho semejante a nosotros por nosotros. La grandeza de Dios
la podemos ahora contemplar en la sencillez de un recién nacido. Ese bebé, a
quien su madre envolvió en pañales, que llora, que duerme, que mueve su carita
lentamente, es Dios. Este misterio nos causa gran alegría. Un gozo como el que
siente quien cosecha o quien se reparte un botín, dice el libro de Isaías. Una
ALEGRÍA. Es por ello que, con el ejército celestial, alabamos a Dios, cantando:
“¡Gloria a Dios en el cielo!”.
LECTOR 3: A los pastores que estaban velando se les
apareció un ángel. El ángel les anunció el
nacimiento y les dio una señal para encontrarlo:
estaba envuelto en pañales y recostado en un
pesebre. Si nos fijamos bien, es Dios quien los busca,
quien por medio de su ángel los llama y sale a su
encuentro. Dios se hizo hombre para buscarnos.
GUÍA: Esto lleva a preguntarnos ¿Me dejo encontrar por Él,
me dejo abrazar por Él, me dejo acariciar por Él, me
dejo querer por Él, o impido que se acerque? El libro
de Isaías le da a Jesús el título de “Príncipe de la
paz”. ¿Dejo que Él me llene con su paz?
En este momento, cada uno tendrá una vela encendida y pasarán a adorar al Niño Dios.
CANTO: GLORIA IN EXCELSIS DEO. Grupo musical. “En Alas del Canto”
https://www.google.com/search?q=video+canto+gloria+in+excelsis
PRECES PARTICIPADAS:
Respondemos: Te alabamos, Rey de las naciones.
1. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor nuestro Rey y Salvador,
hoy se ha manifestado al mundo. R/
2. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses. R/
3. Vendrán todas las naciones y postrarán en tu acatamiento, Señor. R/
Oremos
Te pedimos Señor, que ilumines nuestros corazones con el esplendor de tu divinidad,
para que podamos pasar a través de las tinieblas de este mundo y llegar a la patria de
la eterna claridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Al terminar se comparten los saludos de paz y se hace el convivio Navideño. Canto:
Noche de paz. Niños cantores de Viena. https://youtu.be/bqYeRSVENsQ
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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ANEXO D. CELEBRACIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE LA
ANUNCIACIÓN A MARÍA Y LA ENCARNACIÓN DEL VERBO
“Un corazón nos hermana y nos hace comunidad”
GUÍA: Con mucha alegría, iniciamos la celebración de nuestra Fiesta Titular, cantando:
Somos los hijos de Jeanne.
https://www.youtube.com/watch?v=mNWpNSF6G3Y
2.- Se invita a los hermanos AVE a observar y compartir lo que conoce de cada uno de
los emblemas o escudos y por qué están al lado de un corazón que dice: “Somos
comunidad”.
REFLEXIONEMOS…
Cada uno de nosotros estamos aquí, no es casualidad, hemos sido llamados, elegidos
para ser parte de esta comunidad.
Reconozcamos el valioso Sí de María ante la
elección de Dios.
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MARIA “ELEGIDA DEL SEÑOR”
Lector 1 - “Alégrate María, llena de gracia, el Señor está contigo”, sin duda la
anunciación es el lugar del llamado discipular de María, este que se fue preparando a
lo largo de toda su vida y que en ese momento encontró el punto justo en donde Dios
en la plenitud del tiempo vino a llamarla para que siendo Madre del Maestro fuera
igualmente discípula de Jesús, su Hijo.
Lector 2 - A lo largo de los evangelios Jesús le muestra esto a los discípulos, a los que
se van a ir sumando a la familia que Él va formando “Ustedes no me eligieron a Mí, sino
Yo los elegí y los escogí a ustedes”. El discípulo no depende del gusto personal sino de
un llamado que le hace Jesús “Ven, sígueme”. La primera palabra que resuena en el
corazón de la persona llamada es la voz irresistible del Maestro que elige para ser uno
de los suyos; así ocurre en cada camino discipular; también en el de María, que al
principio queda sacudida, desconcertada, se pregunta “¿cómo será esto?, yo no convivo
con ningún varón”. A la voz del ángel que responde a su pregunta, que reubica su
desconcierto, María responde: “Hágase en mí lo que has dicho”, y se dispone a seguir
aquella voz misteriosa que en la oscuridad de la fe le ha revelado el misterio de la
redención, del cual ella queda embarazada: Jesús, el que va a ser su Hijo. María no
puede resistir, va detrás de aquello que se le propone desde el cielo.
Lector 3 - Cuando la llamada es clara, resuena con claridad y nuestros oídos se
disponen a recibir interiormente aquella voz de Dios que nos invita a ir detrás de Él,
la llamada se hace irresistible y en la oscuridad de la fe podemos responderle a un Dios
que nos desconcierta con sus caminos, que SÍ, aunque no entendamos; que SÍ, incluso
cuando en la oscuridad temamos; que SÍ, aun cuando en medio de nuestras luchas
internas no terminemos de aceptar los proyectos con los que Dios nos sorprende. Él
nos invita a construir y a hacer del mundo en el que vivimos un mundo nuevo, un
mundo en Él, distinto.
Lector 4 - Hay situaciones de la vida matrimonial, de la vida familiar que nos ponen
de cara a lo nuevo que Dios nos propone, que seguramente generan sacudidas
interiores, temores, preguntas, la misma que estaba instalada en el corazón de María,
la discípula. ¿Cómo será esto? Son las situaciones simples, como alguien que se va de
la casa, la propuesta nueva de trabajo o el proyecto de vida de alguno de los miembros
de la familia, como que uno se va a recibir, que termina una etapa determinada de la
vida; todo esto que es familiar, sencillo, cotidiano, nuestro, nos pone siempre de cara
a cómo será lo nuevo. En ese lugar María nos invita a la confianza, desde ese lugar
María nos invita a no temer siguiendo la voz del ángel que ha tomado su corazón. “No
temas María”, también el Señor hoy quiere decírtelo en lo más hondo de tu corazón
“No tengas miedo, el Señor está contigo”; que ese “el Señor está contigo” sea
justamente el corazón desde donde podamos entender la llamada que Dios nos hace a
ir detrás de Él sin temores, sin reticencias, sin frenos, sin preocupaciones; alegres y
confiados, desprendidos de nosotros, sabiendo que Dios abre los caminos.
María es grande y modelo para nosotros porque su vida empieza en el momento en
que, como Jesús, se pone en manos del Padre y acepta su voluntad.
¡PADRE, QUE SEAMOS UNO!
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“Hágase en mí según tu Palabra”. María adoptó la misma actitud de Cristo obedeciendo
a los designios de Dios. En este día de fiesta, el Señor te hace hoy una invitación a no
tener miedo y a ponerte en sus manos.
ORACIÓN PERSONAL
Contempla el corazón que nos hermana y nos hace comunidad.
El corazón que nos hermana es Jesús, Verbo Encarnado
y Jeanne de Matel, Nuestros fundadores
Se entrega un sobre con una hoja para escribir una carta a Jesús donde se plasme la
experiencia de “El gozo de pertenecer”
ORACIÓN COMUNITARIA
A cada oración respondemos… Padre bueno, escúchanos.
✓ Oremos por nuestra comunidad AVE para que aprendamos a honrar a Jesús y a
María.
✓ Oremos para que tengamos valor para decir sí a la voluntad del Padre.
✓ Oremos para que los padres de familia vivan en fidelidad su matrimonio y
eduquen en la fe cristiana a sus hijos.
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✓ Oremos para que el anuncio que todos hemos recibido de cooperar con Dios lo
acojamos agradecidos y lo anunciemos a los hermanos.
✓ Oremos por los niños y los jóvenes de nuestra Patria para que se mantengan
firmes en la fe y no se avergüencen del Evangelio.
✓ Oremos por la familia del Verbo Encarnado, extendida por todo el mundo para
que sepamos vivir el deseo de Jesús “Que todos sean UNO”
Ahora todos juntos digamos con gran gozo…
Cantamos: El Himno al Verbo Encarnado (video con letra)
https://youtu.be/pH3E1aQOr68
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ANEXO E: CELEBRACIÓN DE PASCUA
¡MIRAD… YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS!
Ambientar el lugar con un cirio encendido y flores…
GUÍA: En Pascua pasamos de la noche al día, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la
vida, del cansancio y la fatiga a la fuerza renovada, del silencio a la palabra vivificante,
de la soledad a la comunión, del desaliento a la esperanza, del egoísmo al amor
compartido y comprometido, del frío a la llama viva.
En la noche de Pascua evocamos con actitud adoradora y agradecida el primer día de
la creación y se produce la prefiguración, en esperanza activa, del día definitivo en
que Cristo vendrá para morar entre los hombres y “enjugará toda lágrima de sus ojos,
y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor” (Ap 21,4). Y nos dirá: “Mira, hago
nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).
Pascua significa novedad radical, puesto que concierne a la raíz de nuestra
personalidad, a la raíz de nuestra convivencia, a la raíz de nuestro testimonio, a la
raíz de nuestro compromiso. Allí, en la raíz, brota algo nuevo. Y su efecto es
inmediatamente perceptible. ¿No lo notamos?
ORACIÓN CON EL CANTO:
HEY, QUE HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS https://youtu.be/hwzSGQe_uIo
GUÍA: Vamos comprendiendo cada vez más que de cara al futuro de nuestras vidas
personales, familiares, de la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento y
como comunidad A.V.E es necesario que pongamos todos manos a la obra, para
construir un hombre, una mujer nueva, una familia nueva, un nuevo Pueblo de Dios y
que, las personas, comunidades, los objetivos, las actividades concretas, la capacidad
de servicio y de entrega, sean también renovadas.
Esto nos lo dijo y nos lo demostró Jesús en su vida.
Hoy vamos a renovar nuestro compromiso por la construcción del Reino de Dios entre
nosotros, en nuestras vidas, en nuestras familias y en la Orden.
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Lector (en forma reflexiva y meditativa lee lo siguiente):
❖ Son dichosos los que sueñan grandes ideales, pero más dichosos son si pagan el
precio por hacerlos realidad
❖ Para quien aspira profundamente a algo, los sufrimientos son menores, las
dificultades se superan más fácilmente.
❖ Aspirar a un ideal y llevarlo a cabo supone asumir un riesgo, a veces un enorme
riesgo, pero asegura altas cotas de felicidad.
❖ Cuando alguien sabe a dónde va y marcha decidido, aunque sea hacia el mal,
impresiona y arrastra, la gente le abre paso.
❖
En la vida, no es tan importante cuánto se vivió, sino cómo y para qué se vivió.
❖ Nosotros, hermanos AVE, somos personas de ideales, somos abiertos,
necesitamos de los demás, nos sentimos solidarios, somos constantes, no somos
de ideas fijas, sino que somos flexibles.
(Silencio y reflexión)
 ¿Cuáles de estas afirmaciones nos llama más la atención?
 ¿Qué nos sugieren para nuestras vidas y apostolados?
SÍMBOLOS: Se presentan artículos tales como varillas, cemento, arena, palas u otras
cosas para simbolizar la construcción. Cada participante toma un artículo y explica,
a manera de compromiso, qué significa este artículo como símbolo de su parte en la
construcción del Reino y de la Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento.
(Los símbolos pueden ser reales o impresos en papel)
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PLEGARIA:
Padre, una vez más te pedimos que venga tu Reino,
que se haga realidad, entre nosotros y en nuestro mundo,
tu proyecto de amor y de paz.
Una vez más te pedimos que se haga tu voluntad en nuestra tierra,
deseo de fraternidad-sororidad entre los hombres y las mujeres.
Una vez más te pedimos tu ayuda
para que seamos buenos arquitectos y constructores de este nuevo pueblo…
de esta nueva Orden del Verbo Encarnado y del Santísimo Sacramento.
Una vez más te pedimos perdón por nuestra pereza,
nuestro desánimo, nuestro cansancio.
Una vez más te pedimos que no nos dejes caer en la tentación
de creer que este nuevo pueblo no es posible.
Una vez más te pedimos que nos libres del mal,
el mal de seguir viviendo en el pueblo viejo,
de la instalación, de la insolidaridad.
Una vez más te pedimos que estés con nosotros,
que Tú seas el arquitecto y nosotros el hierro, la piedra,
el cemento y el ladrillo de tu Reino y de tu Orden. Amén.
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ANEXO F. CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS:
“María, símbolo de unidad en la Iglesia”
ORACIÓN INICIAL
María, templo por excelencia del Espíritu Santo y símbolo de la unidad de la Iglesia,
ayúdanos a perseverar contigo en oración para acoger en nuestras vidas al que
encarnó en ti al Verbo de Dios. Por Jesús, tu Hijo, Nuestro Señor.
INTRODUCCIÓN
María es el regazo de la unidad. A María la
encontramos en el Evangelio en pocas ocasiones,
pero sí está en los momentos claves: Anunciación,
Belén, Caná, el Calvario… y el Cenáculo a la espera
del Espíritu Santo. La obra de Jesús ya había
concluido, pero aún faltaba enviar desde el Padre, la
tercera persona de la Trinidad que llevaría a plenitud
su Misión.
* Rezamos: DIOS TE SALVE MARÍA (3)
+ A la Iglesia le faltaba el Espíritu Santo y una Iglesia
sin Espíritu, es incompleta, no es Iglesia. Porque la
Iglesia no es un Babel, sino el Pentecostés de la
historia siempre viva, siempre actual. El Espíritu que
vino sobre María viene ahora sobre la Iglesia. María lo pide para nosotros: Jesús nos lo
regala y con el Espíritu viene a nosotros la alegría de una fiesta que nunca acaba y la
potencia incontenible de la entrega y el servicio a los pobres.
* Rezamos: DIOS TE SALVE MARÍA (3)
+ Sin María no podrá una comunidad que se sienta enviada al mundo, soportar la
espera del Espíritu sin perder la esperanza. Los misioneros, alentados por María, son
como las nubes, que cruzan sin papeles toda frontera, son como los pájaros, que en
todos los sitios cantan y ponen sus nidos.
* Rezamos: DIOS TE SALVE MARÍA (3)
PALABRA DE DIOS: Hch. 2
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente
vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la
casa en la que se encontraban. Aparecieron, entonces, unas lenguas como de fuego que
se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu
Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía
expresarse”. Palabra de Dios
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PARA REFLEXIONAR Y COMPARTIR:
✓ Donde nace la comunidad, espiritual y misionera, allí está María. En los albores
del anuncio del Evangelio a todos los pueblos, está María, colocada en el centro
de la Historia de la Salvación.
✓ Cuando el revuelo del Espíritu pone a todos en camino misionero, allí está María,
alentando todo envío, ofreciendo a todos la ternura para el camino.
✓ Urgida por la misma fe que la hizo bienaventurada, María forma parte de la
misión de la Iglesia, que introduce a los hombres y mujeres en el Reino de Jesús.
✓ En la mañana de Pentecostés, María presidió
con su oración el comienzo de
la
evangelización bajo el influjo del Espíritu
Santo.
Sea
ella
la
estrella
de
la
evangelización siempre renovada que la
Iglesia, dócil al mandato del Señor, debe
promover y realizar, sobre todo en estos
tiempos difíciles y llenos de esperanza.
✓ La Iglesia, que con nueva lucidez y decisión
quiere evangelizar en lo hondo, en la raíz, en
la cultura del pueblo, se vuelve a María para
que el Evangelio se haga más carne, más
corazón del pueblo.
Compartimos en forma dialogada y a modo de oración aquello que nos llegó al corazón
+ LECTOR: Madre: hoy buscamos la experiencia viva y auténtica de la fe.
TODOS: Acudimos a ti, que eres el Evangelio vivo.
Dios te salve, María…
+ LECTOR: María, en los momentos en que nos sintamos huérfanos,
TODOS: queremos recibirte en nuestra casa como nuestra Madre
Dios te salve, María……
+LECTOR: Hoy, que con frecuencia sufrimos de soledad, de desunión, de
cansancio,
TODOS: venimos a pedirte que ores con nosotros para que el Espíritu venga a
fortalecer nuestras vidas.
Dios te salve, María….
+ LECTOR: Santa María de la luz,
TODOS: que a través del camino de la vida, dejemos rutas encendidas en nuestro
paso.
Dios te salve, María…
+ LECTOR: Santa María del Evangelio,
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TODOS: que vivamos comprometidamente la Buena Nueva de Jesús.
Dios te salve, María…
+ LECTOR: Santa María de Pentecostés,
TODOS: que seamos portadores del Evangelio del Amor y la Bondad.
Dios te salve, María…
+ LECTOR: Santa María, Madre de la Iglesia,
TODOS: que nuestra presencia entre los hombres delate la presencia de Cristo,
Luz del mundo.
Dios te salve, María…
A partir de la siguiente reflexión final elabora un
compromiso personal para ser cada vez “más
Iglesia, como María”
+ María es la primera creyente de la Comunidad
de la Iglesia y es figura, adelanto, anticipación,
signo de la Iglesia y, como ella, es MADRE,
HERMANA, ESPOSA Y VIRGEN. María es el rostro
de la Iglesia dibujado de antemano. Es la Iglesia
hecha SIGNO en su persona. Por eso, amar a
María es amar a la Iglesia, es ser Iglesia.
Completa y elabora tu compromiso
+ Soy signo de ser Iglesia cuando ……………………………………… …
+ Soy “rostro” de la Iglesia si……………………………………………….
+ Amo a mi Iglesia porque………………………… …………………………
+ Hoy colaboro y construyo la Iglesia cuando ………………………… ……
ORACIÓN FINAL
María, vacía mi corazón, hazlo humilde y pobre para que reciba con plenitud al
Espíritu de Dios, para establecer y contribuir a la unidad del pueblo de Dios que
es la Iglesia. Te lo pedimos por tu Hijo amado, Jesús. Amén.
“Querido Amor, me regocijo en todo momento de ser hija de tu Iglesia. Te pido
que todas las hijas de tu Orden se regocijen ante esta dichosa filiación, a la que
tu misericordia nos ha destinado antes de nuestro nacimiento”. (OG-01, C. 39,
p. 124)
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EVALUACIÓN DE LOS ESTUDIOS DEL CURSO
Queridos hermanos y hermanas:
Con el fin de evaluar el trabajo de este año e ir mejorando la Formación de las
comunidades AVE, les pedimos nos ayuden contestando estas preguntas. La asesora y
el coordinador(a) remitan un concentrado de todas las Evaluaciones de la comunidad,
al correo electrónico ([email protected]) en el mes de junio 2024. Muchas gracias.
1. ¿Qué fue lo que más te ayudó de los temas de estudio de este año?
2. ¿A qué te motiva en tu vivencia del Carisma como AVE?
3. ¿Con quiénes compartes lo que aprendes y reflexionas?
4. ¿Qué encuentras positivo de la forma como se llevan los estudios?
En tu comunidad…
En general…
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5. ¿Qué crees que puede mejorar?
En lo personal…
En tu comunidad…
En general…
6. ¿Qué otros temas sugieres para los cursos siguientes?
Comunidad AVE ___________________________________________________________
Lugar __________________________________ Fecha____________________________