EDICIÓN Herminio Otero EDICIÓN TÉCNICA Paula Depalma IMÁGENES Steve Erspamer Clipart, Imágenes para el año litúrgico, Ciclo A (PPC 2004) Clipart, Imágenes para el año litúrgico, Ciclo B (PPC 2005) Clipart, Imágenes para el año litúrgico, Ciclo C (PPC 2006) SUPERVISIÓN GENERAL Mons. Alberto Márquez Aquino Vicario General y Episcopal de Pastoral Mons. Salvador Martínez Ávila Vicario General y Episcopal de Agentes Arquidiocesis de México AUTORÍA, DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN Mons. Juan Carlos Guerrero Ugalde Vicario Episcopal para los Laicos ELABORACIÓN: EQUIPO DE EDICIONES PASTORALES Leticia Estrada Silva, Rosa Torres García, Verónica Hoyo Manteca, Vicente Otero Andrade, Martha Reid Rodríguez ASESOR Pbro. Cipriano Sánchez García, L. C. Comisión de Pastoral Familiar REVISIÓN Pbro. Eduardo Mercado Guzmán Pbro. Emilio Acosta Díaz Equipo de Pastoral Familiar DISEÑO Y CUBIERTAS Juan Pablo Canelas MAQUETACIÓN Grafilia COORDINACIÓN DE EDICIONES DIGITALES Oscar Hernández Galicia OPTIMIZACIÓN DE CONTENIDOS DIGITALES Astrid Chávez Torres Gabriela Hoyo Corona. Primera edición digital, 2015 Derechos reservados © 2015 Vicaría Episcopal de Pastoral Arquidiócesis Primada de México © PPC Editorial, S.A. de C.V. 2015 cvc.ppc-editorial.com.mx ISBN Volumen: Pastoral de la familia 978-607-8315-96-3 ISBN Digital Obra Completa: Formación Básica para Agentes de Pastoral 978607-8315-67-3 Edición digital realizada por Simplicissimus Book Farm Manuales para los Agentes de Pastoral Quiero presentar esta serie de manuales a todos los agentes de Pastoral, al tiempo que los exhorto a que los aprovechen en su crecimiento personal y, sobre todo, los promuevan en sus comunidades, para que cada vez haya más agentes de Pastoral que tengan bien cimentada su formación espiritual, humanacomunitaria, doctrinal y pastoral-misionera, según la inspiración del Documento de Aparecida. Se trata de una cuidadosa sistematización de la enseñanza de la Iglesia pensada de tal manera que garantice el conocimiento fundamental del mensaje cristiano y, así mismo, favorezca el crecimiento del agente de Pastoral como discípulo y misionero. Es una presentación básica de la fe en Jesucristo, con un enfoque catequético y pastoral, que busca propiciar un camino de formación integral: conocer y vivir el Evangelio de Jesús para convertirse en sus testigos. La estructura temática de toda la serie está basada en la verdad sobre Cristo, la verdad sobre la Iglesia y la verdad sobre el hombre. Estos núcleos doctrinales se van desarrollando con un estilo catecumenal para profundizar en la experiencia que debe vivir el discípulo en su seguimiento de Jesús: la adhesión a Cristo, que implica una paulatina conversión personal; la vida de Iglesia, con una profunda vivencia de comunidad; y, el interés por el hombre, expresado en el servicio apostólico. En la exposición de cada uno de los temas, se tiene como criterio fundamental el acudir a la Escritura de forma muy cercana, como una luz que va iluminando la reflexión y como el alma que le da vida al pensamiento, para que la experiencia de encuentro con el Señor vaya transformando la propia existencia. Se busca la personalización de la fe. La metodología utilizada en estos manuales normalmente pide la experiencia de grupo; sin embargo también puede ser provechoso que alguien se sirva de ellos de forma personal. Lo importante es que a estos materiales se acuda con el propósito y con el esfuerzo de adentrarse en un proceso de formación para vivir como cristiano, para lo cual será necesario, además del estudio, su asimilación con la vivencia espiritual y su proyección pastoral. Agradezco al equipo que está trabajando en la elaboración de esta serie y la pongo en las manos de María, nuestra Señora de Guadalupe, pidiendo por su intercesión abundantes frutos de crecimiento cristiano y de generoso apostolado de parte de los agentes de Pastoral de nuestras comunidades. Su hermano en Cristo, que los bendice. Norberto Cardenal Rivera Carrera Arzobispo Primado de México PLAN GENERAL DE LA SERIE PRESENTACIÓN Hacia una Pastoral Familiar intensa y vigorosa La familia, como patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos. La familia ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente (DIA 5). Pero hoy, vemos a la familia sometida a situaciones adversas provocadas por el secularismo y el relativismo ético, la migración, la pobreza, la inestabilidad social y por legislaciones civiles contrarias al matrimonio que favorecen la anticoncepción y el aborto. Dado que la familia es el valor más querido por nuestros pueblos, creemos que debe asumirse la preocupación por ella como uno de los ejes transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia. En toda diócesis se requiere una pastoral familiar “intensa y vigorosa” para proclamar el evangelio de la familia, promover la cultura de la vida, y trabajar para que los derechos de las familias sean reconocidos y respetados (DA 435). Los temas de la Pastoral Familiar se desarrollan iluminados por la Sagrada Escritura y los Documentos del Magisterio, particularmente, la Exhortación Apostólica, Familiaris consortio, el Directorio Nacional de Pastoral Familiar y lo que nos aporta el documento conclusivo de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida, el cual ve a la familia como uno de los campos prioritarios para la evangelización de la Iglesia. Por su parte, nuestra Iglesia local en el II Sínodo, considera a la familia uno de los destinatarios principales de su acción pastoral (cf. ECUCIM 1426). Lanza un desafío a la pastoral para que: Promueva la integración dentro de cada familia y de las familias entre sí. Impulse la formación, el desarrollo, la madurez y la unidad de las familias, para que lleguen a ser Iglesia doméstica y cumplan su misión como formadoras de personas, educadoras en la fe y promotoras del desarrollo en la sociedad. Procure un acompañamiento continuo a lo largo de las sucesivas etapas de la vida familiar y del noviazgo, especialmente en la preparación inmediata al matrimonio. Acoja fraternalmente a las parejas que viven en situaciones difíciles e irregulares. La condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, nos mueve a trabajar para que la familia sea transformada, y asuma su ser y misión en la sociedad y en la Iglesia (cf. DA 432) OBJETIVOS GENERALES La familia en los tiempos modernos La actual situación económico, socio-psicológica y civil es origen de fuertes perturbaciones para la familia (GS 47). ENLACE Vamos a reflexionar en los cambios que han tenido las familias, las influencias positivas y la En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. La familia en los tiempos modernos Hace algunas décadas la familia se consideraba como la célula fundamental de la sociedad ¿Quién podía dudar que en el seno de una familia se vivían valores: el amor, la cercanía, la fraternidad…? La educación adquirida en casa, prevalecía por encima de cualquier in-fluencia, lo que dominaba en el ambiente familiar se proyectaba en la sociedad. En ese contexto, la institución familiar se reconocía sagrada por la Iglesia y por el Estado. ¿Quien iba pensar que, décadas después, la sociedad misma cuestionara no solo su existencia sino su propia identidad? 2. Cambios en la familia La familia mexicana ha sufrido transformaciones profundas y rápidas, provenientes de los cambios en la sociedad y la cultura. Esto ha ocurrido por el paso de una realidad tradicional a una moderna y posmoderna, caracterizada por la urbanización. La complejidad de situaciones que vive la familia hoy se debe a gran cantidad de factores, entre los que destacan los sociales, económicos, culturales, educativos, políticos… Los hechos que más han influido en las formas de vida de la familia se relacionan con el fenómeno de la industrialización y el desarrollo del Estado. 3. Factores sociales La familia se ha visto afectada por la trasformación demográfica, los avances tecnológicos, la urbanización, los cambios en la forma de organización de la sociedad. Actividades que anteriormente solo realizaba la familia, hoy se han institucionalizado y el gobierno juega un papel importante. A su vez, la familia ha tenido que tomar nuevos roles (cf. INEGI, p. VII). Hoy, los padres no se reconocen los primeros responsables de la educación de sus hijos, quieren que el Estado y la Iglesia sean sustitutos y no meros colaboradores de ellos (cf. DNPF 428). 4. Factores económicos La situación económica es lo que más golpea a las familias en México. La desigualdad económica provoca angustia y preocupación por razón del desempleo. La incertidumbre económica y la falta de poder adquisitivo han generalizado la pobreza extrema con consecuencias económicas, culturales y morales (cf. DNPF 433). En muchos casos, la débil economía familiar orilla a que la esposa y los hijos contribuyan al sostenimiento del hogar. Cada vez son más las familias en condiciones vulnerables y las fuentes de desintegración familiar se amplían. La responsabilidad de las mujeres se ha incrementado, y no se han dado los ajustes de funciones al interior del hogar. La ruptura de los vínculos familiares ha provocado que muchos niños y jóvenes dejen de asistir a la escuela, vivan en condiciones desfavorables y se expongan a riesgos como la drogadicción, la explotación laboral, los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual (cf. INEGI, p. VII-VIII). El trabajo, que se desempeñaba en un lugar cercano al hogar, hoy se centraliza en torno a grandes núcleos de producción, ocasionando la dispersión del grupo familiar. 5. La influencia de los medios Los medios de comunicación juegan un importante papel en la configuración de la familia. La publicidad explota la imagen de un hogar “feliz”, con gran capacidad de consumo. La televisión se ha instalado en cada cuarto, haciendo que cada integrante asuma un rol distinto, vea un programa diferente, tenga intereses diferentes, viviendo bajo el mismo techo. Los medios de comunicación atacan en forma directa o subliminal* los valores morales, manipulando así a la sociedad y ocasionando el relajamiento de la conducta y una crisis de valores en la familia (cf. DNPF 431). La propaganda comercial influye en la conducta y criterios que adopta la familia en cuestiones como el control de la natalidad, la educación de los hijos, la convivencia familiar, la independencia de la pareja… SUBLIMINAL Mensaje o imagen que busca llegar al subconsciente para promover actitudes o el consumo de algún producto. 6. Factores culturales Existen choques entre las culturas tradicionales con las nuevas ‘culturas’. Esto lleva a la pérdida de valores tradicionales humanos y cristianos y la desubicación social y psicológica de los individuos y de las familias. Por otro lado, se acentúan cada vez más las motivaciones egoístas que llevan a las personas a buscar en forma casi exclusiva -y excluyente- el dinero, el placer, el poder, el prestigio y la fama, en detrimento de los valores fundamentales de la persona. Como consecuencia han aumentado problemas sociales como corrupción, pornografía, alcoholismo, drogas, prostitución, violencia, madres solteras, niños de la calle, uniones de género... (cf. DNPF 430; 435). 7. Factores educativos La educación escolar está cubierta solo superficialmente y en muchos casos es deficiente. Algunos maestros muestran pobre preparación moral e intelectual, lo que impide la transmisión de principios y valores morales a sus educandos. La pobreza obliga a muchos a abandonar los estudios para buscar un trabajo (cf. DNPF 431). 8. Factores políticos Existe atención escasa a los programas políticos que inciden eficazmente en favor de la familia; proliferan iniciativas en contra de la estructura familiar y de la dignidad de las personas. Todo eso sumado a la corrupción generalizada, provoca poca sensibilidad en las familias ante los problemas del país o de su comunidad. Con todo, se ha despertado el interés en las cuestiones sociales y políticas (cf. DNPF 432). 9. Factores religiosos La familia mexicana es, en general, religiosa; no obstante, posee una religiosidad frecuentemente superficial o distorsionada; en muchos sectores predomina la ignorancia, la superstición, el infantilismo, el fanatismo, la manipulación…, que llevan a vivir una serie de antivalores en detrimento de la familia y la paz familiar. Ha aumentado el proselitismo de grupos sectarios religiosos que generan confusión y divisiones entre los miembros de las familias. Aunado a ello está el influjo negativo del secularismo, sobre todo entre los jóvenes y en el contexto de las grandes ciudades (cf. DNPF 434). 10. Luces y sombras La situación de la familia presenta aspectos positivos y negativos, por lo que podemos identificar algunas luces y sombras (cf. DNPF 436-438). Luces La familia mexicana es portadora de valores. Se distingue por su gran capacidad de convivir, por la solidaridad y generosidad entre sus miembros. Posee sentido de lo trascendente, que le hace abrirse a la fe. Ha tomado mayor conciencia sobre el respeto a la libertad personal. Otorga mayor importancia a las relaciones interpersonales. Reconoce más la dignidad de la mujer. Estima la educación de los hijos. Reflexiona más sobre el compromiso de construir una sociedad más justa. En oposición a la violencia intrafamiliar, ha surgido un gran sentido de ternura paterna y familiar Sombras. Equivocada concepción de la independencia de los cónyuges entre sí Inadaptación social, odio, machismo. Inmadurez espiritual, afectiva y humana en los esposos. Influencia de una visión de la familia formada por personas del mismos sexo. Visión del matrimonio como algo transitorio. Graves ambigüedades acerca de la autoridad de los padres. Divorcio y desintegración familiar. Mentalidad anticoncepcionista y abortiva. Irresponsabilidad de padres e hijos. 11. Urgencia de la Pastoral Familiar La familia constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es escuela de fe, fuente de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente. La situación actual en que se encuentra exige una Pastoral Familiar intensa y vigorosa (cf. DIA 5), para proclamar el Evangelio de la Familia, promueva la cultura de la vida, y trabaje para que los derechos de las familias sean reconocidos y respetados (cf. DA 435). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Haz una lista de las luces y sombras de tu familia y del ambiente familiar de tu entorno. EVALUACIÓN ¿Qué factores positivos y negativos afectan a mi familia? PPARA SEGUIR DESCUBRIENDO EECUCIM, 1419-1421. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 428-435; 432-458. INEGI, Las familias mexicanas, México 1999, VII-IX. La organización familiar La familia del momento actual se caracteriza por no tener una única organización. Existen muchas maneras de entender y vivir la realidad familiar (DNPF 421). ENLACE En el tema anterior reflexionamos la situación actual que vive la familia dentro de la socieda En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Las familias mexicanas Actualmente no observamos un solo tipo de familia. Además de la familia tradicional compuesta por papá, mamá e hijos, vemos familias conformadas por otros parientes o bien sólo por papá e hijos o mamá e hijos. El Directorio Nacional de Pastoral Familiar, caracteriza a la familia actual como Familia ‘incierta’. Se constata un cambio de expresiones. Del sustantivo claro y preciso ‘familia’, se pasa a la amplia denominación llamada ‘convivencia familiar’ (cf. DNPF 421). 2. Tipos de familias Podemos hacer varias clasificaciones de las familias, conforme a criterios distintos (cf. DNPF 427); algunos de ellos son con base en: FAMILIA EXTENSA Conviven el papá, la mamá, los hijos y otros miembros, parientes o no. FAMILIA COMPUESTA Se convive con otros miembros, parientes o no. Desarrollo: primitiva, tradicional y moderna. Integración: integrada, semintegrada, desintegrada Estructura: nuclear, extensa*, compuesta*. Forma de constitución: unión libre, unión a prueba, unión formal, matrimonio civil, matrimonio religioso. Situación económica: clase baja, media baja, media, media alta, alta. 3. Estructura de las familias Según datos del INEGI* (1999), en México existen cuatro clases de familias: Completas: papá, mamá e hijos. Monoparentales: un solo padre (papá o mamá) e hijos. Sin hijos. Consanguíneas: familiares diversos. En la última década se han incrementado las familias monoparentales y sin hijos. INEGI Institute Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 4. Familias nucleares o completas Las familias nucleares o completas se integran por mamá, papá e hijos. En México, prevalecen los hogares nucleares (aproximadamente el 65 % de las familias totales). En general son familias jóvenes, con un promedio de 1.7 hijos (INEGI, ENADID 2009). Éste es el modelo de familia que en la Iglesia conocemos como tradicional. 5. Familias monoparentales Estas familias tienen un solo jefe, puede ser el padre o la madre, con sus hijos. Se asocia a una ruptura conyugal o viudez, aunque también comprende jefes o jefas de familia que han tenido hijos siendo solteros. Incluye, también, a los cónyuges que viven temporalmente separados o que han migrado. Este grupo representa el 25 % de los hogares mexicanos (INEGI, ENADID 2009). En su mayoría, estas familias son encabezadas por mujeres con una fuerte presencia de separadas y divorciadas (cf. INEGI, p. 90-104). La situación de las madres solteras es compleja y tiene implicaciones psicológicas y sociales importantes. No todas presentan el mismo origen. Las hay: Por elección. Independientes financiera y moralmente, eligen formar una pareja y reivindican su derecho a criar solas a su hijo. Por abandono. Son mujeres vulnerables, víctimas de las circunstancias. Generalmente vuelven a casarse, lo cual acarrea situaciones complejas: la aceptación o no de los hijos por parte de la nueva pareja, hijos de uno, de otro y de ambos… Mujeres pobres. Tienen limitadas posibilidades económicas, mentales, afectivas y profesionales. Carecen de autonomía y están a la merced de influencias. Con frecuencia tienen más hijos en circunstancias similares. 6. Familias sin hijos Incluye a las parejas que acaban de unirse o casarse y todavía no han tenido descendientes; a las parejas que no tuvieron hijos o a las parejas que tuvieron, pero ya no viven en el hogar. Representan el 12 % del total de hogares familiares. En ellas prevalece la jefatura masculina, presentan una estructura más envejecida (cf. INEGI 2009). La decisión de no tener hijos es influencia de los países europeos, cuya natalidad fluctúa de cero a un hijo, lo que ha ocasionado una población en su mayoría envejecida. En México, aunque la tasa de natalidad ha disminuido, las parejas siguen optando por tener hijos. 7. Familias consanguíneas Formadas por el jefe y otros parientes, como padres, hermanos, sobrinos, tíos y abuelos. Es decir, el jefe no tiene o no vive con los integrantes de su propio núcleo (esposa e hijos). Éstas representan solo el 3 % del total de los hogares familiares (cf. INEGI, p.118-129). 8. Familias extensas Todos los tipos de familias pueden contar con la presencia de otros parientes cercanos. La composición de las familias mexicanas muestra las formas de agrupación que se adoptan ante la ausencia de alguno de los miembros de la familia y constituyen respuestas a las condiciones socioeconómicas prevalecientes, que en forma temporal o definitiva se solucionan reuniéndose con otros parientes. En México, la familia extensa es común y suele incluir tres generaciones (abuelos, padres, hijos). Las escasas posibilidades de independencia económica orillan a las familias a vivir juntas. La convivencia con otros parientes origina intromisiones en la educación de los hijos, donde los padres pierden autoridad y los hijos obedecen según su conveniencia. 9. Cambios en la organización familiar En la actualidad, la configuración tradicional de la familia va desapareciendo, dando lugar a familias menos sólidas con poca tendencia a casarse y tarde o tener pocos hijos y tarde, además de que aumentan las separaciones y los divorcios, de los que emergen ‘nuevas formas’ (cf. DNPF 420). En el año 2000, hubo 7 divorcios por cada 100 matrimonios; la duración de los mismos fue en promedio 11 años. Los divorcios también van en aumento en matrimonios de 20 o más años de casados. Entre las nuevas formas de familia se cuentan las personas que viven solas, uniones libres estables, formas ‘aconyugales’ (uniones homosexuales, o de grupos de parejas)… (cf. DNPF 421). Estas formas de relación son signo del mundo actual que tiende a desinstitucionalizar la organización familiar; muchas de ellas se presentan como contrarias o alernativas a la institución familiar (cf. DNPF 420; 422-423). 10. Formas aconyugales La sociedad actual se muestra más abierta y plural. La unión civil o “matrimonio” entre personas del mismo sexo es legal en: Algunos países de Europa, desde el 2001. Algunas jurisdicciones de Estados Unidos de Norteamérica desde el 2004. Algunos países o regiones de América Latina, incluido el Distrito Federal, a partir del 2010. Bajo la presión de algunas minorías, gobernadores y legisladores han modificado la definición que durante siglos ha tenido la familia como la unión de un hombre y una mujer. A pesar de esta libertad y pluralidad cultural, la mayoría de las personas sigue entendiendo que el matrimonio es la culminación del amor de la pareja y ven en la familia la realización de sus aspiraciones. Para la Iglesia Católica, el matrimonio solo es posible entre un hombre y una mujer. Pero es un hecho social, la aceptación cada vez mayor de otras formas de convivencia. 11. Desafíos Los tipos de familia hoy tienen que ver con la actual crisis de sentido, con un cambio cultural: La familia vive en un contexto de profundas transformaciones de alcance global. Se ha perdido el sentido religioso. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. Se sobrevalora el individualismo, el cual debilita los vínculos comunitarios, se menosprecia la vida familiar (cf. DA 37-59). La familia es el ámbito donde repercute con mayor crudeza el cambio de época. Es el espacio vital más sensible, porque allí nacen y crecen las nuevas generaciones, en ella se inician los procesos más importantes en la vida de las personas y de la sociedad. La renovación profunda de la Iglesia latinoamericana tiene en la familia un punto de apoyo decisivo y una de las claves para asumir la misión continental que se propuso. ACTIVIDADES INDIVIDUALES ¿Cómo es tu familia? Descríbela. EVALUACIÓN ¿Qué desafíos pastorales identifico en la familia actual? ACTIVIDADES GRUPALES Compartan algún tipo de familia q PARA SEGUIR DESCUBRIENDO INEGI, Las familias mexicanas, México 1999, p. 75-131. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, n. 420-427. Documento de Aparecida, n. 37-59. J. A. DÍAZ, La Familia, una buena noticia para la vida de nuestros pueblos. A la luz de Aparecida 7, CELAM, Bogotá 2008, p. 7-8; 27-33. INEGI, Encuesta nacional de la dinámica demográfica (ENADID), 2009, 2025; 67-70 INEGI, Estadísticas a propósito del día de la familia mexicana, 2009. La familia en el plan de Dios En el designio de Dios Creador y Redentor, la familia descubre no sólo su «identidad», lo que «es», sino también su «misión», lo que puede y debe «hacer» (FC 17). ENLACE En el tema anterior conocimos las diferentes formas de organización familiar. Ahora vamos En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. La crisis de las familias Cuando contemplamos en el panorama mundial los grandes y frecuentes atentados contra la vida: homicidios, guerra, genocidios, abortos, eutanasia, torturas, deportaciones, injusticias, drogas, nuevas formas de esclavitud… (cf. EV 3), y vemos los signos preocupantes de la destrucción de la familia y el matrimonio (cf. FC 6) nos preguntamos: ¿Está fracasando el plan de Dios? ¿Creó Dios bien al mundo y a la familia? ¿Se equivocó? La Revelación nos da bases firmes para conocer el plan de Dios sobre la humanidad, el matrimonio y la familia. 2. Dios es Amor Dios se manifestó de manera progresiva al pueblo de Israel. Al sentirse amado, el pueblo judío fue descubriendo el misterio de Dios que se reveló como fuente de amor, como padre amoroso, con un amor más fuerte que el de una madre, o como el amor de un esposo (cf. Is 54,8; 49,14-15). Con la presencia de Jesús, Verbo Encarnado, se alcanza el mayor conocimiento de Dios. Es en la persona, palabras y acciones de Jesús donde descubrimos el misterio de Dios. Luego de vivir la experiencia de escuchar y conocer a Jesús de Nazaret, san Juan afirma que Dios es amor (1 Jn 4, 8). Al enviar a su Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo. Él mismo es una eterna comunicación de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios crea a los hombres y a la familia humana por amor. 3. La Trinidad, modelo originario de la familia El libro del Génesis muestra de modo elocuente cómo la realidad de familia humana estaba presente en el plan de Dios desde el principio. Pareciera como si Dios entrara dentro de sí mismo, y buscara en el misterio de su propio Ser, el modelo y la inspiración para crear al ser humano. Este modelo lo encuentra en el «Nosotros» divino (cf. CF 6) y surge el hombre por medio de la creación: Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó (Gn 1,27). De esta forma, el modelo originario de la familia está en Dios mismo, en el misterio trinitario de su vida. El «Nosotros» divino constituye el modelo eterno del «nosotros» humano; de aquel «nosotros» que está formado por el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza divina (CF 6). 4. Maternidad y paternidad, fundadas en la semejanza con Dios Dios Padre es fuente de todo lo creado: Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien procede toda familia en los cielos y en la tierra (Ef 3,14). Por analogía a la paternidad de Dios, distinguimos, en los relatos de la creación, la generación de la paternidad y la maternidad, y también la realidad de la familia humana. La paternidad y maternidad humanas, aunque biológicamente son parecidas a las de otros seres de la naturaleza, tienen en si mismas, de manera esencial y exclusiva, una «semejanza» con Dios, sobre la que se funda la familia, entendida como comunidad de vida humana, como comunidad de personas unidas en el amor (CF 6). 5. La familia, íntima comunidad de vida y amor Partiendo de que Dios es misterio de amor, descubrimos que Él no es un ser solitario, sino un misterio de comunión. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada (Jn 8,29). Del mismo modo, la familia es una comunidad de personas, cuya forma de existir y vivir juntos es el amor y la comunión. Dios, al crearnos a su imagen, nos da la vocación, la capacidad y responsabilidad del amor y la comunión (cf. FC 11). La familia surge con la realización del matrimonio. Por ella los esposos nos abrimos a una permanente comunión de amor y vida, que se completa plenamente y de manera específica con los hijos: la comunión de los cónyuges da origen a la comunidad familiar (cf. CF 7). El libro del Génesis nos presenta esta verdad cuando dice: Por esta razón, deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos se hacen uno solo (Gn 2,24). Cristo, en su polémica contra los fariseos, confirma esta realidad que existe desde el principio (cf. Mt 19,6). El amor conyugal es fecundo, incluso cuando por diversas circunstancias no pueda alcan-zar la plenitud de la procreación. 6. La familia, reflejo de la Trinidad La Trinidad, fuente y modelo de amor y comunicación, es una familia abierta en la que existe siempre una autodonación. En Ella cada persona divina sale de sí misma y se entrega a las otras dos. La característica esencial de cada Persona consiste en ser para la otra, por la otra, con la otra y en la otra, hay un dinamismo de comunión eterna, de participación de vida. La familia, aunque de modo imperfecto y limitado, ha de reflejar la vida íntima de Dios. Jesucristo sugiere una cierta semejanza entre las Personas divinas y la unión de los hijos de Dios, cuando ruega al Padre «que todos sean uno lo mismo que lo somos tú y yo, Padre (Jn 17,21)». Esta semejanza muestra que los miembros de una familia alcanzamos nuestra propia plenitud en la entrega de nosotros mismos a los demás. La perfección de la familia radica en la semejanza con Dios por la entrega, la unidad y el amor. 7. La familia, abierta al diálogo El que la familia sea reflejo de la Trinidad, tiene otras consecuencias prácticas: refleja la vida íntima de Dios, cuando sus miembros nos abrimos al diálogo. Dialogar es posible cuando nos aceptamos a nosotros mismos y aceptamos al otro, con sus capacidades y limitaciones, cualidades y defectos, en un clima de respeto, sin pretender cambiar lo que piensa, siente o quiere la otra parte. Los miembros de la familia hemos de estar dispuestos a abrir el misterio de nuestra persona al otro: la propia historia, las convicciones y sentimientos. 8. La Sagrada Familia, modelo de la familia humana La familia de Nazaret es el modelo perfecto que nos ayuda a comprender y vivir la misión que nos corresponde a las familias en la sociedad e Iglesia. Su vida familiar se desarrolló en un hogar modesto, donde se ganaba el pan de cada día, se respetaban las leyes administrativas y sociales de su pueblo; se cumplían los ritos de oración así como fiestas religiosas del judaísmo. María, esposa y madre, es ejemplo de dedicación, atención y cuidado de la familia. Es ella quien aconseja a las familias: Hagan lo que él les diga (Jn 2,5). Por su parte, José nos da testimonio de esposo y varón justo, que escucha la voz de Dios e interpreta su llamado en los acontecimientos. La Sagrada Familia vivió en el silencio y discreción propiciando así la serenidad necesaria para el cumplimiento del plan de Dios: que Jesús alcanzara plena madurez y pudiera comenzar su vida pública y predicar el Evangelio. José y María buscaban la voluntad de Dios, quien les mueve a ensanchar sus horizontes y a dar una orientación nueva a sus vidas. Buscar la voluntad de Dios es replantear y redefinir papeles que llevan a consolidar la unión. 9. La familia encuentra su plenitud en Cristo El sabernos amados por Dios nos llena de alegría. El amor humano encuentra su plenitud cuando participa del amor divino, del amor de Jesús que se entrega solidariamente por nosotros en su amor pleno hasta el fin (cf. Jn 13,1; 15, 9). El amor conyugal es la donación recíproca entre un varón y una mujer, los esposos: es fiel y exclusivo hasta la muerte y fecundo, abierto a la vida y a la educación de los hijos, asemejándose al amor fecundo de la Santísima Trinidad. El amor conyugal es asumido en el sacramento del Matrimonio para significar la unión de Cristo con su Iglesia, por eso, en la gracia de Jesucristo, encuentra su purificación, alimento y plenitud (cf. Ef 5,25-33) (DA 117). 10. Familia, ¡sé lo que eres! La familia se sustenta y tiene su origen en una entrega amorosa. No puede ni debe ser fruto de conveniencias económicas o sociales. La familia es una institución que tiene su origen en el proyecto de Dios. Remontarse al gesto creador de Dios es una necesidad para la familia, si quiere conocerse y realizarse según la verdad interior de su ser y actuar. Y dado que, según el designio divino, está constituida como íntima comunidad de vida y de amor, la familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es (cf. FC 17). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Reflexiona si en tu familia el trato cotidiano se asemeja al servicio y entrega de la Trinidad. EVALUACIÓN ¿Qué cualidades desarrollaré para lograr una verdadera comunión en mi vida y en mi hogar PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Familiaris consortio, 11-17. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 32-69. Carta a las Familias, 2-7. P. LARGO DOMÍNGUEZ, Una pareja unida, en http://www.mariedenazareth.com/14917.0.html?&L=3 MOVIMIENTO JUAN PABLO II PARA LA FAMILIA (MJP II), Curso de formación integral II, México 2005, 9-17. La familia en la historia de la salvación Dios crea a la familia humana en profunda relación con él; el pecado rompe las relaciones con Dios y entre los miembros de la familia; Jesús redime a la familia e instaura para ella un nuevo orden. ENLACE En el tema anterior descubrimos el plan de Dios para la familia, la importancia de hacer com En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. La familia tiene su origen en Dios Para responder al reto de la cultura actual llena de relativismo, hedonismo…, urge volver al origen, saber cómo comenzó todo, por qué se hizo de esta manera y cuáles son las razones para que la familia humana sea fuente de felicidad y sea algo que hemos de con-servar, promover, cultivar y fortalecer a toda costa. Se trata de promover algo que Dios contempló como muy bueno: la familia humana. 2. Creados varón y mujer En la cumbre de la creación está la familia humana, imagen de Dios Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó (Gn 1,27). La primera familia fue bendecida con la fecundidad y con la tierra (cf. Gn 1,2731). Al hombre, Dios le dio un jardín perfecto con todo tipo de árboles, ríos, animales… (cf. Gn 2,4b-25). Pero el hombre no era feliz, vivía en soledad, necesitaba compañía. Y Dios le otorga otro don: la mujer. La mujer es creada por Dios del varón, en igualdad, no en situación de dependencia. Cuando el hombre la ve, la considera igual a él, hueso de sus huesos y carne de su carne. La igualdad llega a complementarse en la afirmación: “serán los dos una sola carne”. 3. El don de la sexualidad El Génesis nos dice que: «Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza el uno del otro» (Gn 2,25). Esta frase recoge un doble don: La sexualidad como algo bueno que se presenta en libertad y gozo del otro. El cuerpo como lugar de encuentro de los esposos en igualdad, sin miedo a ser usado por el otro para el propio egoísmo. El no avergonzarse de la propia desnudez habla de la confianza hacia el otro y de la certeza de que el otro no va a usar mal la desnudez que se le ofrece. 4. El plan de Dios El Génesis nos presenta de forma clara el designio divino sobre la familia: Hecha a imagen de un Dios viviente que es amor-comunidad. La familia es comunidad de vida y amor. Construida sobre la unión de un hombre y una mujer para toda la vida en igualdad de dignidad, dentro de la diversidad respetable de las personas. Amor que se vive en una sexualidad gozosa y respetuosa del otro. Constituida en una unidad indisoluble, como la que existe en el interior de Dios. Llamada a usar de los bienes materiales de la creación, pero sin someterse a ellos. Bendecida con la fecundidad en los hijos, fruto del amor de los esposos, a imagen de un Dios fecundo que hace brotar de su amor toda la creación en su esplendor. Hijos que son a su vez imagen de Dios, en los que hay que hacer crecer la semejanza del Creador. Crecida bajo la mirada amorosa y providente de Dios, que se hace cercano, cotidiano, pendiente de que nada falte. Llamada a respetar una ley: no comerás del árbol, es decir, no ponerse por encima de Dios. 5. La fractura del plan de Dios El plan originario de Dios se trastorna por el pecado. El enemigo fractura gravemente las dimensiones que Dios planeó para la familia humana (cf. Gn 3). El pecado desequilibra al ser humano, a la familia, a la creación y la relación de todo lo creado con Dios. El desorden de la familia comienza con el desorden interior de la persona ante el Creador. En el momento en que Eva y Adán quieren alcanzar sabiduría para ser conocedores, dueños del bien y del mal, se fractura la realidad. Aún cuando el hombre rompe la alianza con Dios, Él lo busca, pero el hombre se esconde, tiene miedo. De ahí en adelante, el hombre comienza a esconderse de Dios y acabará alejándose de Él. Oí tus pasos en el huerto, tuve miedo y me escondí, porque estaba desnudo. Así que el Señor Dios lo expulsó del huerto del Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido sacado (Gn 3,10.23). 6. Las consecuencias del pecado Del pecado brotan una serie de consecuencias para la familia que era la imagen del Dios creador (cf. Gn 3,7-19). Rota la relación con Dios, se rompe también la imagen. Adán y Eva se descubren desnudos; se abre la posibilidad de abusar del otro (cf. v.7). La relación entre los dos se hace de acusación, huida de la propia responsabilidad a costa del otro (cf. v.11). La bendición que suponían los hijos se convierte en un dolor que va más allá del parto, se prolonga a lo largo de toda la vida (cf. v.16). La relación de pareja, constituida por la igualdad y el amor, se cambia por deseo y dominio; el otro se convierte en enemigo del que hay que cuidarse y del que uno se puede aprovechar (cf. v.16). La relación con la creación se vuelve hostil. El hombre pone a la creatura (la mujer y el árbol) por encima del Creador y pierde dominio del resto de la creación (cf. v. 17). Se trastorna la relación con la vida misma, el ser humano retornará al polvo, del que ha surgido, al perder la relación con Dios que le había dado su Espíritu (cf. v. 19). 7. Hacia la ruptura de relaciones Aplicando las consecuencias del pecado a la familia, constatamos las siguientes fracturas: Con el otro. La pérdida de la imagen de Dios impide reconocer en el otro a alguien semejante a mí. Genera desconfianza y acusación mutua para liberarse de la propia responsabilidad. Entre esposos, sometidos mutuamente a una ley de egoísmo, dominio, deseo. En la sexualidad, vista como un riesgo que requiere protección del egoísmo propio y ajeno. Con los hijos, vistos como una amenaza dolorosa para la familia. Con Dios. La familia se convierte en un lugar sin espíritu, marcado solo por el materialismo, que desemboca en el sometimiento a los bienes materiales. La ruptura de la familia continuará a lo largo de la historia de la salvación a través de las imágenes distorsionadas de la misma: poligamia, prostitución, adulterio, abandono del hogar, divorcio, desprecio hacia los padres, maltrato a los hijos… Todos son rostros que hablan de cómo el pecado se adueña de la familia al romperse la alianza con Dios. 8. La redención: creación renovada de la familia Para rescatar su plan originario, Dios envía a su Hijo. Jesús, Hijo de Dios, es también hijo del Hombre, hombre verdadero, que nace en el seno de una familia y que establece la familia como punto de partida de la nueva humanidad. Jesús reconstruye la familia humana al devolverle al matrimonio su dignidad original, dando a los niños su valor en la comunidad familiar y a la mujer la dignidad que se merece. Jesús, en una polémica con los fariseos, proclama el nuevo orden del matrimonio según el plan original de Dios (cf. Mt 19,1-12) y, a continuación, ofrece la virginidad por el reino de los cielos como un nuevo don para los seres humanos. Con ello destaca el valor de la sexualidad humana como un don que se ofrece a otra persona o al mismo Dios. Este pasaje del Evangelio es como una restauración completa de la realidad que el pecado original destruyó; se completa con la pasión, muerte y resurrección de Cristo, que certifican sus palabras y hacen eficaz el nuevo orden que él aporta. La redención de Cristo devuelve a la familia su posición original tal y como salió de las manos de Dios; él se entrega como un esposo a su esposa para constituir una familia: la de los hijos de Dios. 9. La familia es hermosa La familia es hermosa porque en ella se vive la alegría de la creación de Dios, la hermosura de la redención que Dios ha realizado en Cristo. La familia recibe de la revelación evangélica a la persona misma de Cristo. Del mismo modo que la familia formada por José y María recibe a Jesús, cada familia está llamada a recibir a Jesús; esa es la manera de encontrar la propia vocación, la propia salvación y la propia felicidad. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Medita los siguientes pasajes y encuentra su relación con la familia: GN 1,1-31 EVALUACIÓN ¿De qué manera mi familia encuentra su felicidad en Cristo? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Catecismo de la Iglesia Católica, 369-373. S. CIPRIANI, Voz “Matrimonio” en P. ROSSANO, en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, San Pablo, Madrid 1990, 1157-1169. ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO, Manual 12, Sacramentos de Curación y al servicio de la comunidad, 91-114. La misión de la familia en la Iglesia La familia cristiana comparte la misión de toda la Iglesia: anunciar el Reino de Dios en la historia. ENLACE En el tema anterior vimos que la familia nace a imagen y semejanza de Dios, pero el pecado En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Familia e Iglesia La falta de formación hace pensar a algunos matrimonios cristianos que su relación con la Iglesia solo consiste en recibir de ella la bendición o el sacramento del Matrimonio. La relación de la familia con la Iglesia va mucho más allá. ¿Cuál es la misión de la familia en la Iglesia? La familia cristiana está llamada a edificar el Reino de Dios en la historia. Para comprenderlo necesitamos examinar los múltiples y profundos lazos que unen a la Iglesia con la familia. La familia es como una iglesia en miniatura o iglesia doméstica*, lo que la hace, a su manera, una imagen viva y una representación histórica del misterio mismo de la Iglesia (FC 49). IGLESIA DOMÉSTICA La familia es una comunidad de fe, esperanza y caridad. Es una comunión de personas que reflejan la comunión que existe en Dios entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por eso se llama Iglesia doméstica. 2. La Iglesia al servicio de la familia La Iglesia es una madre que engendra, educa y edifica a la familia cristiana (cf. FC 49), a través de múltiples formas: Al anunciarle la Palabra de Dios le revela su verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor. Con la celebración de los sacramentos, la enriquece con la gracia de Cristo, en orden a su santificación. Con la proclamación del mandamiento nuevo de la caridad, la anima y guía al servicio del amor, para que imite y reviva el mismo amor de donación y sacrificio de Jesús por la humanidad. La Iglesia, que es familia de Dios, está formada por familias y considera el servicio a las familias como una de sus tareas esenciales; el hombre y la familia, constituyen el camino de la Iglesia.La Iglesia, que es familia de Dios, está formada por familias y considera el servicio a las familias como una de sus tareas esenciales; el hombre y la familia, constituyen el camino de la Iglesia. 3. La familia, al servicio de la Iglesia Las familias cristianas, al formar parte de la Iglesia, compartimos con ella la misión fundamental de anunciar la Buena Nueva. Al recibir el sacramento del Matrimonio, los esposos recibimos una gracia especial de Dios que nos fortalece y consagra para una misión; esta gracia se extiende a todos los miembros de la familia. El don especial que recibimos es el amor de Dios que nos hace comunidad salvada y nos empuja a transmitir a los hermanos el mismo amor de Cristo, convirtiéndonos, en comunidad salvadora. La familia es fruto y signo de la fecundidad sobrenatural de la Iglesia, símbolo, testimonio y participación de su maternidad (cf. FC 49). 4. Un cometido propio y original Al tomar parte activa y responsable en la misión de la Iglesia, las familias cristianas realizamos nuestro servicio de manera propia y original como lo que somos: comunidad íntima de vida y de amor. Ofrecemos un servicio comunitario: en cuanto pareja (los esposos), y en cuanto familia (los padres e hijos) (cf. FC 50). 5. El amor conyugal y familiar como servicio Si las familias cristianas vivimos profundamente nuestro ser en la vida diaria, eso ya por sí mismo es edificación del Reino de Dios. San Pablo establece una relación entre Cristo y su Iglesia, como la que debe haber entre el esposo y la esposa. El amor de Cristo a su Iglesia, que es una realidad trascendente, se refleja en el amor conyugal (cf. Ef 5,25-28). El amor conyugal y familiar, cuando se vive en su extraordinaria riqueza de valores y exigencias de totalidad, unicidad, fidelidad y fecundidad, expresa y realiza la participación de la familia en la misión profética, sacerdotal y real de Jesucristo (cf. FC 50). El amor y la vida constituyen el núcleo de la misión salvífica de la familia cristiana en la Iglesia y para la Iglesia. La familia hará partícipes a otras familias, generosamente, de sus riquezas espirituales. Así es como la familia cristiana… manifestará a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia, ya por el amor, la generosa fecundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, ya por la cooperación amorosa de todos sus miembros (GS 48). 6. Familia de profetas, sacerdotes y reyes En el seno de la familia, los cristianos nacemos a la vida de gracia. En ella recibimos los sacramentos de iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía, que nos incorporan al Cuerpo Místico de Cristo y nos hacen participar en la misión de Cristo. El servicio que estamos llamados a realizar como familia brota de nuestra condición bautismal de profetas, sacerdotes y reyes. El Bautismo nos convierte en comunidad: Creyente y evangelizadora (profetas). En diálogo con Dios (sacerdotes). Al servicio del hombre (reyes). Más adelante se reflexionan estas formas de servicio. 7. La familia, primera escuela de fe Un servicio importante que la familia ofrece a la Iglesia es la educación en la fe. En la familia, aprendemos y vivimos la experiencia de amor a Dios y al prójimo. Los padres somos los principales predicadores y educadores. Por eso, la Iglesia nos ha llamado cooperadores de la gracia y testigos de la fe (DM 6). A nosotros nos corresponde inculcar la doctrina y las virtudes cristianas a los hijos mediante la palabra y el ejemplo (cf. DNPF 216). Rezando con los hijos, dedicándonos con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegamos a ser más plenamente padres (cf. DNPF 311). 8. La familia, cuna de vocaciones cristianas La vida familiar nos permite descubrir la vocación a la que estamos llamados por el Matrimonio o por la vida consagrada, ambos caminos de santidad. Vocación laical. En familia el cristiano aprende los alcances de su vocación y misión laical, para que pueda convertirse en un esposo o esposa que viva profundamente su matrimonio y su compromiso con la Iglesia y el mundo, para ser fermento de las realidades temporales. Vocación sacerdotal o a la vida consagrada. Aunque sabemos que se trata de un don y una elección especial de Dios, estas vocaciones nacen en la familia. La calidad de la vida familiar y la formación que los hijos reciban en ella contribuirá a escuchar la llamada de Dios y a dar una respuesta generosa por parte de quien se sabe elegido. 9. Pertenecer a una familia cristiana, experiencia eclesial Vivir en una familia cristiana es una auténtica experiencia eclesial porque sus miembros somos bautizados, y porque en ella conocemos el amor de Dios, la fe, la oración, la esperanza, el perdón, la reconciliación, la paternidad, la filiación, la fraternidad, la sensibilidad social, la capacidad de compartir con los más necesitados… La familia dispone de gran potencialidad de crecimiento humano y cristiano. Una de las actitudes fundamentales que la familia cristiana ha de cultivar es la de ser discípula y misionera; ella misma debe ser lo que proclama. Para ello ha de estar dispuesta a escuchar y aprender del Evangelio y de los signos de los tiempos, como respuesta a lo que el Señor le está pidiendo en los tiempos actuales. 10. La familia, escuela de santidad Las exigencias de vida de una familia cristiana son las mismas de quienes han optado por el Reino de Dios. Este camino, aunque difícil, es posible. La Iglesia destaca el testimonio elocuente de matrimonios que han alcanzado la santidad. En el Manual 13 (Vocación y espiritualidad laical), nos acercamos a la experiencia de Luigi y María Beltrame Quattrocci, primer matrimonio beatificado (cf. tema 14). El segundo matrimonio beatificado es el de Louis Martin (1823-1894) y su esposa Zélie Guérin (1831-1877), padres de Santa Teresita del niño Jesús. En ambos casos, la pareja se santificó, y en su seno se gestaron grandes vocaciones comprometidas para el mundo y vocaciones a la vida consagrada o sacerdotal. Más allá de ellos, existen numerosos testimonios de familias que, aunque no han sido beatificadas, viven profundamente estos valores cristianos, ofreciendo a la Iglesia seres humanos plenos y cristianos maduros y comprometidos. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Investiga sobre los padres de santa teresita. ¿Qué valores cristianos encuentras en tu familia EVALUACIÓN ¿Cómo predico y coopero en mi familia para la construcción del Reino? ¿Procuro vivir la fr PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Familaris consortio, 49-50. MJP II, Curso de formación integral III, México 2005, 21-39 La familia en la comunidad humana La familia es la célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el hombre «nace» y «crece» (ChL 40). ENLACE En el tema anterior valoramos el servicio que se dan la Iglesia y la familia en cuanto a la form En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. La familia, célula primera y vital de la sociedad La sociedad es como un cuerpo cuyas células son las familias. La familia es una comunidad de personas, la célula social más pequeña y, como tal, es una institución fundamental para la vida de toda sociedad (CF 17). ¿Qué pasaría si en un organismo las células no funcionaran? ¿Cómo podría progresar una sociedad si sus ciudadanos no tienen un espacio vital para nacer, crecer, desarrollarse y morir? La salud del tejido social se mide por el vigor y vitalidad de sus células familiares. La familia posee vínculos vitales y orgánicos con la sociedad, constituye su fundamento y alimento continuo (cf. FC 42). Por eso allí donde se desintegra la familia, se desintegra en consecuencia, la sociedad (DNPF 221). 2. La familia cristiana, abierta y solidaria La misión de la familia no se reduce a la función procreadora y educadora, aunque éstas sean sus primeras e insustituibles formas de expresión (cf. FC 44), además es abierta y solidaria, tiene una función social que cumplir. En virtud de su naturaleza y vocación, lejos de encerrarse en si misma, se abre a las demás familias y a la sociedad, asumiendo su función social (FC 42). Fundada en el sacramento del Matrimonio y llamada a seguir los pasos de Jesús, también debe servir a la sociedad. Nuestra fe es inspiración, gracia y responsabilidad para orientar la historia de parte de Dios. 3. Base del entramado social y cultural Las relaciones que experimentamos desde la infancia con nuestra mamá, papá, hermanos y demás miembros de la familia, nos capacitan para establecer relaciones sociales. La familia desarrolla el sentido de pertenencia, que es esencial para mantener nuestra identidad individual y permite relacionarnos con los demás. Por eso, la experiencia de comunión y participación, que caracteriza la vida de la familia, representa la primera y fundamental aportación a la sociedad (cf. FC 43). La familia también es transmisora del patrimonio cultural; en ella comienza la integración de cada uno a su país, lengua, costumbres, tradiciones… En la familia conocemos la historia a través del diálogo con nuestros padres y abuelos. 4. Función sociocaritativa Además de la función social, la familia cristiana está llamada a dar testimonio de entrega generosa y desinteresada ante los problemas sociales, mediante la «opción preferencial» por los pobres y los marginados. Especialmente de aquellas personas que no reciben asistencia pública. La familia sigue al Señor al mostrar amor especial hacia los pobres, ha de preocuparse especialmente de los que padecen hambre, de los indigentes, ancianos, enfermos, drogadictos o los que están sin familia (cf. FC 44; 47). 5. Función política La familia ha de estar convencida de ser protagonista activa y responsable de su crecimiento y de la participación en la vida social. Así, podrá y deberá exigir a todos, comenzando por las autoridades civiles, el respeto a los derechos que, salvando la familia, salvan a la misma sociedad (cf. FC 44; ChL 40). La familia ha de buscar mejores formas de vida, cambiando o transformando las estructuras para que éstas sean más humanas y se logre la justicia en el mundo (cf. DNPF 284). 6. Educadora de virtudes sociales La familia es la primera escuela en la que se aprenden y practican las virtudes sociales. De ella nacen los ciudadanos que son el alma de la vida y desarrollo de la sociedad (cf. FC 42). La familia constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad: colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo posible una vida propiamente humana, en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los “valores” (FC 43). En la familia han de cultivarse valores como la laboriosidad, el compartir, la honestidad, la austeridad, la solidaridad, el sentido ético y religioso de la vida, la justicia… (cf. DSD 200), el cuidado de la naturaleza, el respeto a la vida, a la dignidad humana, a los derechos humanos… 7. La familia, formadora de seres humanos plenos Por sus condiciones de afecto mutuo, confianza, intimidad, respeto y libertad, la familia es “capaz de plasmar personalidades fuertes y equilibradas para la sociedad» (cf. DNPF 222). Así la familia se convierte en formadora de: PERSONALIDAD Lo que es propio y exclusivo de cada individuo: las características que lo distinguen de los demás. Personalidad. Establece los esquemas básicos de la personalidad*, que ha de ser fuerte y equilibrada. Conciencia. Desarrolla y madura la conciencia moral, donde la libertad es crecimiento en la verdad y en la bondad y alcanzan su plenitud cuando todos los actos se ordenan hacia Dios. Sexualidad. Constituye una parte importante para el descubrimiento y el ejercicio responsable del amor. La educación sexual debe ser oportuna e integral y hará descubrir la belleza del amor y el valor humano del sexo; debe basarse en una mentalidad del amor como don de sí mismo y la relación interpersonal llena de respeto, delicadeza y fidelidad (cf. DNPF 306; 352). Afectividad. La familia ha de formar personas capaces de vivir la amistad sincera, entablar relaciones positivas con todos, desarrollar la comprensión, autocomprensión, autoafirmación, autoestima, adaptación y manejo de las propias emociones. Trabajo y laboriosidad. La familia es una comunidad hecha gracias al trabajo y, a su vez, la primera escuela de trabajo, porque con él se cultiva la solidaridad, la diligencia, la creatividad, la entrega amorosa. La laboriosidad significa hacer con cuidado y esmero las tareas y deberes propios de nuestras circunstancias. 8. La familia, escuela de virtudes humanas La familia ha de procurar un ambiente en donde se vivan y promuevan los valores humanos, como la disciplina, el orden, la responsabilidad, honestidad, veracidad, coherencia… El cariño mal entendido y la excesiva tolerancia hacia los hijos, dan paso a la permisividad* que daña su desarrollo; en este ambiente se pierden los parámetros de lo bueno, lo verdadero y lo correcto; la conducta de los niños gira en torno a la satisfacción de las apetencias del momento (cf. FC 6). Es determinante que cada matrimonio dialogue para llegar a acuerdos sobre los valores que desea inculcar. PERMISIVIDAD Es una tolerancia excesiva. Se refiere a los padres que conceden con facilidad lo que demandan sus hijos. 9. La sociedad y la familia Así como la sociedad exige la participación de la familia, ésta espera que la sociedad cumpla su deber de respetar y promover la familia. Familia y sociedad se complementan en la defensa y promoción del bien de las personas. El Estado debe reconocer que la familia es una “sociedad que goza de un derecho propio y primordial” y ha de respetarla. Las autoridades públicas deben hacer cuanto puedan para asegurar a las familias las ayudas económicas, sociales, educativas, políticas, culturales, que necesitan para afrontar todas sus responsabilidades (cf. FC 45).M La actual crisis de valores desafía a las familias cristianas a tomar conciencia de nuestro papel como formadoras de valores humanos y cristianos. Para formar en los valores necesitamos ser familias unidas y estables; tener plena confianza en Dios, que nos da la gracia para ser padres. ACTIVIDADES INDIVIDUALES ¿Cómo es tu familia: “abierta” o encerrada en sí misma? ¿Qué valores recibiste de tu famili EVALUATION ¿De qué manera participo en la construcción de una sociedad mejor? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Familaris consortio, 36-48. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 271-284,349. MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO (MFC), Creo en la Familia. Primer nivel. Ciclo básico de formación. México 2003, 165-174. MFC, La familia esperanza de la humanidad. Ciclo básico de formación. México 2003, 139-149. MJP II, Curso de formación integral II, México 2005, 21-47; 82. MJP II, Curso de formación integral III, México 2005, 83-90. La espiritualidad de la familia El matrimonio y la familia requieren de una auténtica y profunda espiritualidad conyugal y familiar. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en las diversas funciones que la familia desempeña como En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Seguir a Cristo en familia La naturaleza de la familia cristiana, su vocación al amor, al servicio de la Iglesia y de la sociedad piden la vivencia de una auténtica y profunda espiritualidad familiar. ¿Cómo llevar a cabo los cometidos de la familia si nuestra vida no se apoya en Cristo? La vida cristiana consiste en seguir a Cristo y su proyecto del Reino (cf. Manual 13, tema 17). La espiritualidad familiar es una especificidad de la espiritualidad cristiana, es el modo de vivir nuestro ser cristiano en la familia y el matrimonio. Es nuestra respuesta en familia al llamado de Dios, en las circunstancias cotidianas de nuestra vida. La espiritualidad familiar es un camino de búsqueda común de la voluntad de Dios y de discernimiento de las señales del Espíritu. Algunas características definen y evidencian su originalidad y novedad: la vida en pareja, la dimensión laical, encarnada, y la dimensión eclesial. 2. Testimoniar el amor de Cristo en pareja La espiritualidad conyugal es el camino por el que el hombre y la mujer unidos en el Matrimonio-sacramento crecen juntos en la fe, en la esperanza y en la caridad; testimoniamos a otros, a los hijos y al mundo, el amor de Cristo que salva. Pide que los cónyuges caminemos hacia una unidad cada vez más profunda y original, guiados por la luz y la fuerza del Espíritu Santo. Para lograrlo es evidente la necesidad de diálogo, comprensión, servicio, interés mutuo, entrega y el continuo caminar, crecer y realizarnos juntos. 3. Hacer presente a Dios en la vida diaria La espiritualidad familiar es típicamente laical, en el sentido de que se expresa en las realidades mundanas y seculares (cf. LG 31): la casa, el trabajo, la vida de todos los días… A través de dichas realidades, el Espíritu Santo nos llama a los esposos a caminar juntos hacia el amor; son la “materia prima” de nuestra ofrenda cotidiana, una especie de liturgia de vida, que asume en Cristo, los eventos de la vida de todos los días y los sentimientos humanos. Todo lo que vivimos en familia es motivo o ambiente para hacer presente a Dios: el amor, la sexualidad, la fecundidad… También la casa, el trabajo, como servicio a los familiares, la política, como la colaboración de la familia en la sociedad. La alegría que vivimos en familia es participación en el gozo pascual de Cristo, ocasión de agradecimiento y alabanza. El dolor es adhesión de la familia al misterio de la cruz; no solo los grandes dolores, sino también los pequeños de la vida diaria, las molestias, la fatiga… 4. Espiritualidad encarnada y eclesial En la espiritualidad familiar y conyugal ocupan un puesto especial el amor y la sexualidad. El don sexual en los esposos es factor de alegría, momento determinante y constructivo de la realidad de la pareja, elemento fundamental. En la perspectiva de la espiritualidad conyugal, la fecundidad es llamada del Padre a salir del mundo pequeño de los dos para hacerse don común para los otros. La espiritualidad familiar no solo afecta a la pareja y a la familia, es una realidad que nos inserta cada vez más en el contexto de las relaciones eclesiales. 5. La Palabra y oración La espiritualidad familiar nace de la fe, vive en la esperanza y se expresa en la caridad. Además de vivirse en el día a día se alimenta de cosas muy concretas: Conviene precisar lo que no es la inculturación: La Palabra. En ella confrontamos nuestra vida familiar y reemprendemos el camino cotidiano. En las familias ha de existir un “momento de la Palabra”, que construye la “pequeña iglesia doméstica”. Este momento puede ser la misa dominical, la lectura familiar de la Biblia en tiempos litúrgicos especiales o aniversarios. La escucha de la Palabra nos llevará a una actitud de agradecimiento, oración y humildad en familia. La oración. Encuentra en la familia su primera y fundamental confirmación y se consolida cuando sus miembros invocamos juntos: «Padre nuestro». Al orar en familia invitamos a Cristo a permanecer en la familia y, a la vez, oramos por otras familias. Las comidas, el domingo, las grandes fiestas litúrgicas, los dolores, las alegrías, los acontecimientos del mundo son momentos para hacer presente en la comunidad familiar a Cristo que escucha, ama y perdona. Pueden existir otros momentos específicos y más reposados (retiros, ejercicios espirituales, encuentros de reflexión y revisión de vida), donde la espiritualidad conyugal y familiar adquiere vigor y frescura. 6. Penitencia y Eucaristía Los sacramentos son fuente y alimento de la espiritualidad familiar: La Penitencia. Buscar el sacramento de la Reconciliación nos lleva a estar atentos frente a las situaciones que ensombrecen la vida de pareja y la comunidad familiar. Recurrir a la Penitencia nos dispone para saborear juntos la alegría del perdón y el retorno a la casa del Padre. La Eucaristía. Edifica la comunión familiar. Al recibir el Cuerpo de Cristo, los esposos nos donamos mutuamente y nos abrimos a los hermanos; nos fortalecemos para ser signo cada vez más transparente del amor Cristo-Iglesia. Los momentos de la vida doméstica pueden convertirse en una prolongación y un anuncio de la fiesta, de la cena, de lo que vivimos en la Eucaristía. 7. Vivir las bienaventuranzas en familia Las bienaventuranzas evangélicas (cf. Mt 5,3-12; Lc 6,20-23) tienen que ser vividas por los esposos en clave conyugal y familiar. La paz, como aspiración constante de la vida conyugal y familiar, se entiende como conciliación de los diversos rasgos personales en la comunión profunda. Se traduce en capacidad de perdón y de comprensión, y en humildad. La justicia como actitud de respeto profundo y convencido a la diversidad de las personas, la equitativa división de tareas y deberes, sin que haya opresión de un cónyuge sobre otro; ha de ser también la balanza en la educación de los hijos. Las persecuciones y el sufrimiento, vividos en un clima de incomprensión familiar, desprecio o calumnia. 8. La espiritualidad familiar misionera, al servicio del mundo A través de la comprensión de nuestro rol en la comunidad cristiana, las familias redescubrimos nuestra vocación misionera. En pareja nos hacemos conscientes de estar en el mundo con la finalidad de reorientarlo a Dios. La espiritualidad conyugal y familiar resume el sentido de la misión de Cristo: Ser para los otros. La pareja cristiana no es solo para sí, es también para los otros; no solo los más directos y cercanos (el cónyuge y los hijos), sino para todos los seres humanos. Por ser conscientes de que Dios nos ama y enriquece con el don precioso del Matrimoniosacramento, las parejas cristianas somos llamadas a ser testigos y anunciadores en el mundo del amor de Dios, desde lo que vivimos y experimentamos: el amor nupcial y parental. Una espiritualidad familiar adulta y madura ha de redescubrir su orientación misionera más allá de los muros domésticos. 9. La familia, camino de santidad La espiritualidad conyugal y familiar es el camino, por el que la vocación a la santidad, común a todos los fieles, se realiza en la condición específica del matrimonio y la familia. La vida familiar con los esposos, los hijos, la profesión, la casa, el barrio son el ambiente en el que Dios expresa su llamada a la santidad. La vida espiritual, más que voluntad, requiere de vigilancia, receptividad, y docilidad para abandonarnos en las manos del Padre, y dejarnos llevar por el Espíritu. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Identifica la forma en que vives en tu familia la espiritualidad familiar. Reflexiona si las sig EVALUACIÓN ¿Qué haré para intensificar mi vida espiritual en familia? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO G. CAMPANINI, VOZ “Familia” en Diccionario de Espiritualidad. “Matrimonio, familia e Iglesia” en: http://www.vicariadepastoral.org.mx/liturgica/6_jornada/hojas/arzobispo.htm Los principios de la Pastoral Familiar Por medio de la Pastoral Familiar, la Iglesia acompaña a las familias en sus diversas etapas de formación y desarrollo. ENLACE En el tema anterior descubrimos el carácter laical de la espiritualidad familiar, sus rasgos y e En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. ¿Qué es la Pastoral Familiar? La Pastoral* Familiar es la labor que la Iglesia realiza orientada a la evangelización y promoción de la familia. Implica una evangelización que promueva la familia y sus ambientes cotidianos tomando como centro el hogar, así como el acompañamiento permanente en distintas etapas. PASTORAL Es la acción que realiza toda la Iglesia para llevar a cabo su misión evangelizadora. Jesús es el Buen Pastor que conduce a sus ovejas hacia la vida en plenitud. La Iglesia continúa esta acción de Cristo. 2. Pastoral básica y operante La Pastoral Familiar es prioritaria, porque la familia está en la base de todas las actividades pastorales; es también operante porque su labor está dirigida a insertarse en la pastoral orgánica. La pastoral orgánica está llamada a ser familia de familias en la que prevalezca un ambiente cálido y acogedor con sus valores propios: autoridad, respeto, fraternidad… Por ello, la Pastoral Familiar ocupa un lugar importante. 3. Objetivos de la Pastoral Familiar El objetivo general de la Pastoral Familiar es formar, asistir y acompañar a las familias para ayudarlas a vivir su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad (cf. DPFA 2). De este objetivo se derivan algunos específicos: Cuidar la formación humana y cristiana de los futuros esposos y acompañar a los cónyuges, sobre todo en los primeros años de su vida matrimonial y en los tiempos de crisis. Formar la conciencia de los esposos en el servicio y respeto de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Ayudar a los padres de familia a educar a sus hijos en las virtudes y los valores cristianos, prestando una especial atención al crecimiento en la fe. Enriquecer la familia con el conocimiento de la Palabra de Dios, la catequesis familiar, la oración en el hogar, la participación en los sacramentos. Hacer que la familia tome conciencia de que está llamada a la santidad. Buscar caminos y formas para ayudar a las parejas en situaciones difíciles e irregulares. 4. Características de la Pastoral Familiar La Pastoral Familiar se ha de caracterizar por ser: Adaptada a las diversas situaciones y etapas de la vida matrimonial y familiar. Permanente y progresiva o de acompañamiento a la pareja y al grupo familiar en todos los procesos y circunstancias de su vida. Particular y universal, porque atiende a las familias cristianas sin olvidar a las que no lo son. Coordinada y responsable, en cuanto obedece a un proyecto pastoral que armoniza y da progresividad a todas las acciones. Comunitaria y familiar, al tiempo que destaca la responsabilidad de la comunidad entera, concede a la misma familia el protagonismo principal. Promotora y caritativa, porque tiene como finalidad promover en positivo los valores y realización de la familia, y atiende de forma especial a las familias necesitadas, en dificultad. 5. Tiempos y modos Los tiempos y modos de la Pastoral Familiar se organizan de la siguiente forma: Diferenciada. Tiene que contar con métodos propios constantemente actualizados y que respondan a las circunstancias y tiempos que vive la familia. Preventiva. Además de las consecuencias y efectos, también habrá de atender las causas. Se trata de prevenir, no solo de corregir situaciones. Emergente. Se va haciendo ella misma conforme las circunstancias que acarrea el tiempo actual para un mejor acompañamiento de la familia de hoy. Progresiva. Debe acompañar a la familia en sus diversas etapas de formación y desarrollo (cf. FC 68). Permanente. Ha de ser una tarea continua y organizada dentro de la pastoral orgánica. (cf. FC 69). 6. Estructuras de la Pastoral Familiar, niveles y funciones Para que la Pastoral Familiar responda de manera más efectiva requiere de una organización en diferentes niveles; todos ellos importantes y complementarios entre sí. Nacional. La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) ha constituido la Comisión Episcopal para la Familia, Juventud y Laicos. La Dimensión Familia se encarga de animar, acompañar, promover y consolidar la Pastoral Familiar en la Iglesia de México. Regional. La Comisión Episcopal de Pastoral Familiar busca promover y acompañar en las diferentes Provincias pastorales de nuestro país, la creación y desarrollo de equipos provinciales que impulsen y promuevan esta delicada tarea en las diferentes Diócesis (cf. DNPF 526). Diocesano. Ha de revisar, actualizar y promover la pastoral del matrimonio y la familia y hacer una planeación a corto, mediano y largo plazo, basada en la realidad de cada zona, decanato y parroquia. Parroquial. Es el ambiente más inmediato y eficaz para la Pastoral Familiar. Cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la Pastoral Familiar (FC 70). Familiar. Dar testimonio a los hijos conforme a la ley divina en todos sus aspectos, educarlos en los principios cristianos y enseñarlos a realizar obras de caridad (cf. FC 71). 7. Nivel episcopal y nacional La Comisión Episcopal para la Familia, Juventud y Laicos, es el organismo que se encarga de estudiar y atender las acciones pastorales referentes al matrimonio y la familia a nivel nacional. La Comisión está constituida por un Obispo presidente y los Obispos responsables de cada Dimensión. En la Dimensión de Familia se concentran las propuestas, iniciativas y desafíos que presentan el matrimonio y la familia, además de proponer líneas de acción a nivel nacional. 8. Nivel diocesano y parroquial Corresponde exclusivamente al Obispo integrar un equipo diocesano como Organismo Central de la Pastoral Familiar, el cual puede adoptar distintos nombres. A este organismo compete promover los valores del matrimonio y de la familia, tanto naturales como cristianos. La comunidad parroquial es la responsable inmediata de la Pastoral Familiar, en esta jurisdicción vive y se desenvuelve la familia. A ella corresponde anunciar la Buena Noticia dentro de su jurisdicción. El equipo parroquial es el ejecutor de la Pastoral Familiar. 9. Otras estructuras menores Existen otras estructuras menores que posibilitan y promueven los valores familiares. Es necesario que en nuestras Iglesias locales se programen y se respalden algunos centros operativos de apoyo al matrimonio, la familia y la vida. Estos centros de ayuda -gubernamentales, no gubernamentales, eclesiales y de iniciativa privada- han de ofrecer no solo razones y convicciones, sino también la asistencia y el sostenimiento concretos para afrontar y superar las dificultades de las parejas y las familias que lo necesiten (DNPF 535). 10. Una pastoral transversal La acción evangelizadora de la familia se lleva a acabo de manera conjunta con otras pastorales, como respuesta al sentido de comunión en la Iglesia, cuerpo de Cristo (cf. FC 53). La Pastoral Familiar es transversal en cuanto que atraviesa o está presente en toda la actividad pastoral de la Iglesia. Es en la familia como pequeña Iglesia de donde surgen las otras pastorales. Si toda acción pastoral de la Iglesia tiende a la salvación integral del hombre, ésta no lo encuentra solo y aislado, sino que lo encuentra siempre en el seno de su propia familia, por eso toda acción pastoral de la Iglesia tiende a la familia, y surge también de la familia (DNPF 521). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Investiga si en tu decanato o vicaría hay Pastoral Familiar y pregunta cómo está organizada y EVALUACIÓN ¿Me llama la atención colaborar en la Pastoral Familiar? ¿Por qué? Si ya colaboro, ¿qué et PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio Nacional de la Pastoral Familiar, 517-535. 603-608. Directorio de Pastoral Familiar. Conferencia Episcopal Argentina http://www.angelfire.com/mo2/moat/directorio/indexd.htm, 1-3. D. BOROBIO, Misión y ministerios laicales, Sígueme, Salamanca 2001, 261289. Los agentes de la Pastoral Familiar Todos en la Iglesia, cada uno según su vocación y misión, somos responsables de la Pastoral Familiar. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en los objetivos, características, estructuras, tiempos y mo En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. Una responsabilidad de toda la Iglesia El primer evangelizador es Jesucristo, que actúa en la Iglesia a través de su Espíritu Santo. Tiene como protagonista responsable a la misma Iglesia, a través de sus estructuras y agentes. Dios llama a todos los bautizados, miembros de una Iglesia particular o parroquia: «Vayan también ustedes a mi viña» (Mt 20,4ss). De acuerdo a su vocación, condición y estado y sus dones o carismas, se convierten en agentes de pastoral con la debida motivación, preparación y organización, en espíritu de comunión y solidaridad (DNPF 542). La responsabilidad de la Pastoral Familiar recae en toda la comunidad eclesial. Llamamos agentes de Pastoral Familiar a los responsables de la realización de esta pastoral. Ellos tienen la tarea de promover una atenta y constante acción misionera y evangelizadora a favor de la familia y, mediante la familia, a favor de toda la comunidad (cf. DNPF 577). 2. El obispo, pastor y guía El obispo es primer responsable de la Pastoral Familiar en la diócesis. Como padre y pastor ha de prestar una atención especial a este sector, dedicando interés, atención, tiempo, personas y recursos; ha de iluminar con la luz de la verdad. Se ocupará de que la diócesis sea cada vez más una verdadera “familia diocesana”, modelo y fuente de esperanza para las familias que a ella pertenecen (cf. FC 73). Como pastor, es el primer responsable de anunciar fielmente el Evangelio del matrimonio y la familia, y ha de cuidar que toda esta pastoral sea una manifestación específica de la comunión de la Iglesia (cf. DPFIE 289). 3. Los presbíteros y diáconos La tarea que los presbíteros realizan en la Pastoral Familiar constituye una parte esencial del ministerio de la Iglesia hacia el matrimonio y la familia. Ellos tienen la responsabilidad de anunciar el “evangelio de la familia” y el “evangelio de la vida”, a las familias y a la comunidad entera. A los presbíteros y diáconos encargados de la pastoral parroquial corresponde velar y cuidar para que las estructuras y agentes de pastoral realicen con eficacia y fidelidad su labor. Han de alentar las iniciativas en favor de la familia (grupos de matrimonios, encuentros y jornadas de reflexión y oración...), procurarán organizar el grupo parroquial de matrimonios y promover la formación de personas especializadas en la Pastoral Familiar. Les corresponde hablar de la familia en la homilía. Su actividad pastoral ha de ser cercana a ellas y aprovechar los acontecimientos familiares y la celebración de los sacramentos para esta finalidad, ser maestros de oración para las familias (cf. DPFIE 290; CIC 1063). 4. Los religiosos y religiosas Los religiosos, las religiosas y miembros de los institutos de vida consagrada han de considerar como prioritario el apostolado a las familias (cf. FC 74). Para ello y, de acuerdo con los propios carismas, pueden prestar un servicio muy valioso a esta pastoral, individualmente o asociados (cf. DPFIE 296). Los religiosos y religiosas han de prestar un servicio a las familias con especial dedicación a los niños abandonados, no deseados, huérfanos, pobres, minusválidos; visitando a las familias y preocupándose de los enfermos; cultivando relaciones de respeto y caridad con familias incompletas, en dificultad o separadas, ofreciendo su propia colaboración en la enseñanza y asesoramiento, para la preparación de los jóvenes al matrimonio y en la ayuda que hay que dar a los esposos para una procreación verdaderamente responsable… (FC 74). 5. Matrimonios y familias, protagonistas principales La familia es el sujeto primero y principal de la acción Pastoral Familiar; es responsable insustituible de esa pastoral (cf. FC 71). Los esposos y las familias cristianas desempeñamos esa función en virtud de la gracia recibida en el sacramento. Esa es la razón de que la Pastoral Familiar consista en acompañar a las familias en el cumplimiento de su responsabilidad (cf. DPFIE 293). La Pastoral Familiar será eficaz en la medida que los laicos nos responsabilicemos de ella. Conviene la realicen matrimonios preparados para ello, por tratarse de un ministerio compartido. 6. Laicos especializados Los laicos podemos ayudar a la familia desde el ámbito de nuestra profesión y experiencia. Las aportaciones pueden ser de gran utilidad en la superación de las dificultades y problemas familiares. En particular, es muy valiosa la ayuda de los laicos especializados, que son: Laicos que trabajan aportando su experiencia profesional para la formación y defensa de la familia, iluminándola, orientándola, dando consejo y apoyo en sus campos específicos. Son educadores, médicos, juristas, políticos, trabajadores sociales, psicólogos, jueces, personal paramédico… (DNPF 558). 7. Movimientos laicales Con su identidad y su carisma, las asociaciones y movimientos apostólicos para la familia contribuyen, en comunión con los Pastores, al crecimiento de los esposos y del ser y quehacer de las familias en la Iglesia particular (cf. DNPF 566). Más adelante hablaremos de ellos. 8. Otros agentes Agentes de Pastoral Familiar son todos aquellos que de una u otra forma llevan el mensaje de Jesucristo a las familias; por tanto cabe mencionar otros agentes (DNPF 570-574): Los medios de comunicación social. Éstos pueden ejercer un influjo benéfico en la vida y las costumbres de la familia y en la educación de los hijos. Los Tribunales Eclesiásticos. Les compete atender el aspecto jurídico del matrimonio; es conveniente que colaboren estrechamente con la Pastoral Familiar. Su trabajo les da una visión, experiencia y conocimiento de los problemas que más frecuentemente ocasionan el divorcio. Ellos pueden asesorar y orientar sobre los aspectos a cuidar y atender en línea preventiva, a fin de que cada vez sean menos los matrimonios que fracasen. 9. Características de los agentes de pastoral Independientemente de su vocación, los agentes de Pastoral Familiar se han de caracterizar, entre otros (cf. DNPF 580), por: Vivir intensamente su propio sacramento, ya sea bautismal, matrimonial o sacerdotal. Tener un amor apasionado por la familia y deseos de que otros lo tengan. Ser testigos creíbles del Evangelio y del pueblo de Dios. Buscar el equilibrio entre el ser, saber y el saber hacer. Ser representativos de las familias o del presbiterio de su comunidad eclesial. Tener liderazgo. Conocer la realidad de las familias de la localidad. Reflexionar las situaciones a la luz del Evangelio y el Magisterio. 10. Formación de agentes de Pastoral Familiar La Pastoral Familiar requiere de agentes bien formados. Ordinariamente la preparación de dichos agentes se realiza en centros diocesanos especializados en matrimonio y familia, con personal capacitado para la formación (matrimonios, familias, pastores y expertos). La preparación de los agentes de Pastoral Familiar debe ser completa, con suficientes recursos didácticos y pastorales que ayuden a la comunidad. La formación de estos agentes abarca diferentes áreas y contenidos: Situación sociorreligiosa de la familia. Fundamentos doctrinales acerca del matrimonio y la familia. Ésta ha de tocar los aspectos teológicos, morales, pastorales y canónicos. La Pastoral Familiar, sus fundamentos, agentes, tiempos y estructuras. De acuerdo a las inspiraciones de Aparecida, ésta deberá cumplir con todo lo que requiere un buen proceso de formación: ser gradual, integral, permanente y diferenciada (cf. DA 280-285). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Lee los números 72-76 de la familiaris consortio. EVALUACIÓN ¿Me descubrí agente responsable de la Pastoral Familiar? ¿Cuál puede ser mi aporte? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO D. BOROBIO, Misión y ministerios laicales, mirando al mundo, Sígueme, Salamanca 2001. 278-290. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 542-566. Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia de España, 288-304. La preparación al matrimonio La preparación al matrimonio abarca cada una de las etapas de desarrollo del ser humano. Es una formación para el amor y la responsabilidad. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en los agentes de la Pastoral Familiar, reconocimos sus ca En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. La preparación al matrimonio La preparación para el matrimonio y la vida familiar es de gran importancia. En general, los novios se unen después de conocerse y tratarse, atraídos por el amor, aunque no siempre con una idea clara de lo que significa el matrimonio. Así, surgen conflictos y fracasos. Familia, sociedad e Iglesia hemos de realizar un esfuerzo conjunto para preparar a los jóvenes al matrimonio y para que vivan desde el inicio una justa y común jerarquía de valores. Ello les permitirá responder, afrontar y resolver situaciones adversas y ayudará a eliminar las dificultades en que se debaten tantos matrimonios y, con ello, favorecerá el nacimiento y maduración de matrimonios logrados (cf. FC 66). La preparación al matrimonio ha de ser gradual y continua y conlleva tres momentos: la preparación remota, la próxima y la inmediata (cf. DNPF 609610). 2. Preparación remota La preparación al matrimonio se inicia desde la infancia con la pedagogía y vivencia familiar. Ser amado fortalece la autoestima desde niños, permite salir de nosotros para amar a los demás. La formación del carácter permite desde pequeños aprender a dominar y hacer uso correcto de las inclinaciones. Una buena formación espiritual permite descubrir la vocación al amor. Los padres hemos de educar a los hijos “para el amor como don de sí y ofrecerles en este contexto una educación sexual clara y delicada…, basada en una cultura sexual que sea verdadera y plenamente personal” (DNPF 627). La preparación al matrimonio requiere de una sólida formación espiritual y catequística, que muestre en el matrimonio una verdadera vocación y misión (cf. FC 66). La preparación al matrimonio… se ve afectada por el proceso personal que dicho sujeto ha tenido en su formación como ser humano. Por lo tanto debe cuidarse que en cada etapa de la vida se vaya desarrollando como ser humano y como hijo de Dios, de manera que no sólo se forme y enriquezca en conocimientos, en el desarrollo de la voluntad y en su afectividad, sino también en su fe cristiana (DNPF 611). 3. Preparación próxima Inicia en la educación media hasta la superior, con los adolescentes y jóvenes que comienzan a vivir la etapa del noviazgo. Dicha preparación ha de darse mediante encuentros y cursos que promuevan la maduración de los jóvenes en los valores humanos y el diálogo. Esta etapa requiere de un proceso catecumenal que lleve a redescubrir los sacramentos. La formación religiosa de los jóvenes será en el momento oportuno y según las exigencias para la preparación de la vida en pareja. También habrá de disponerlos al apostolado familiar, a la fraternidad y colaboración con las demás familias, a la inserción activa en grupos, asociaciones, movimientos e iniciativas que tienen como finalidad el bien humano y cristiano de la familia (cf. FC 66). 4. Preparación inmediata Llamamos inmediata a la preparación que se realiza meses o semanas antes de la boda, para dar un nuevo significado, contenido y forma al examen prematrimonial* (cf. FC 66). Está dirigida a las parejas que solicitan el sacramento. Esta formación intentará llenar los vacíos existentes en el proceso educativo de la pareja y profundizará en la fe para que reconozcan que el matrimonio es un sacramento. Es necesario un conocimiento serio del misterio de Cristo y de la Iglesia, del significado de gracia y responsabilidad del matrimonio cristiano, así como la preparación para tomar parte activa y consciente en los ritos de la liturgia nupcial (cf. FC 66). EXAMEN PREMATRIMONIAL Es la entrevista que sostiene el presbítero con cada uno de los novios para constatar la ausencia de impedimentos y su disposición respecto del compromiso que asumirán, así como conocer su estado de fe para recibir el sacramento. 5. El noviazgo Una buena preparación para el matrimonio aporta elementos para hacer una adecuada elección de pareja. Cuando encontramos a una persona que despierta en nosotros un interés especial, llena nuestros anhelos, ilusiones, soñamos compartir la vida con ella, pensamos que hemos encontrado nuestra media naranja; pero habrá que estar atentos para no confundir el amor verdadero con la simple atracción. El amor verdadero es generoso, benevolente, oblativo, quiere el bien del otro. Un amor egoísta o posesivo busca sólo el bien propio, utiliza a la persona, es convenenciero. El noviazgo es la etapa para conocerse y meditar sobre el amor que se tiene, es la oportunidad para descubrir si la persona que se cree amar es la adecuada para formar una familia. Por ello el noviazgo requiere tiempo para el conocimiento mutuo, para aprender a amar y a prepararse para un compromiso definitivo. 6. Etapa de descubrimiento El noviazgo habrá de ayudar a los jóvenes a conocerse y descubrir en sí mismos y en la pareja algunos de los siguientes aspectos: Gustos, habilidades, cualidades y defectos. Capacidad intelectual. La propia forma de amar y cómo anhela ser amado. Las aspiraciones humanas y los anhelos más profundos. La relación con Dios, su capacidad de entrega y de servicio. Conocer el modo de pensar acerca de los hijos, el cómo educarlos, cuántos y cuándo. La capacidad de compartir pensamientos, sentimientos, problemas y aprender a pensar en común. El deseo de colaborar en el crecimiento de la otra persona, viviendo con alegría los triunfos del otro animándolo a superarse. Los ideales e intereses comunes que los unen. Puntos de vista sobre la vida matrimonial, el manejo de la casa, economía... 7. Metas de la formación al matrimonio La mayor ilusión de los novios es unirse y compartir momentos y cosas, pero la realidad demuestra que no es tan sencillo. Por ello habrá de tomarse en cuenta: La diferencia de psicologías y personalidades. La educación distinta podría llevar a la divergencia en puntos de vista. La relación interpersonal del hombre y de la mujer y las situaciones de incomunicación. La sexualidad conyugal, que engloba todo el ser, no sólo la genitalidad. La paternidad responsable. La educación de los hijos. La forma de conducir a una familia. 8. Los agentes específicos de preparación prematrimonial Quienes colaboran con esmero y responsabilidad en esta tarea, saben de la importancia que tienen los cursos prematrimoniales. Para la mayoría de las parejas es la única formación consciente que recibirán para su futura vida matrimonial. De ahí la importancia de ofrecer algo integral y de calidad. Los agentes de la preparación prematrimonial han de poseer una experiencia y testimonio personal y de pareja, estar en estrecha relación con el párroco y las comisiones de liturgia y Pastoral Familiar. 9. Desafíos pastorales En muchos casos, la Pastoral Familiar se reduce a la preparación inmediata para el matrimonio, y ello en forma precaria. En otros casos se brinda la preparación inmediata a novios que han estado alejados de los sacramentos por muchos años, por lo que, a menudo no provoca un reencuentro más adulto con el misterio de Cristo y la realidad de la Iglesia a la que pertenecen. Sólo el encuentro personal con Cristo suscita la conversión y motiva a recibir verdadera y fructuosamente el sacramento. Ante la falta de una preparación remota y próxima suele darse un curso intensivo de preparación al matrimonio, sin el necesario respeto a los tiempos, lenguaje, símbolos y valores de la cultura y piedad populares. Por ello es necesario implementar un programa pastoral de preparación próxima al matrimonio que libere a la preparación inmediata de muchas responsabilidades que exceden sus reales posibilidades en el actual marco pastoral (cf. DPFA 93, 99). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Busca a un matrimonio joven. pídeles, por separado, que te platiquen las experiencias como EVALUACIÓN ¿Descubrí el valor que tiene el encuentro con Jesús como ideal para la conversión y para rec PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 609-643. Directorio de Pastoral Familiar, Conferencia episcopal Argentina, 93-106. Familiaris consortio, 66. H. BOJORGE, Curso de preparación para el matrimonio, en http://es.catholic.net/celebraciones/119/64/articulo.php?id=17693 La formación permanente de la familia La Pastoral Familiar acompaña a la familia en cada una de las etapas de su desarrollo, atendiendo de manera especial a las situaciones de crisis. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en la importancia de implementar un programa pastoral pa En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. La formación permanente de la familia La Pastoral Familiar tiene el cometido de acompañar a la familia en todas las fases de su formación y desarrollo. De manera general podemos visualizar las siguientes etapas: Los primeros años. La consolidación. La edad avanzada. La viudez. Cada etapa presenta necesidades y desafíos particulares. En todos estos acontecimientos la familia ha de sentirse acompañada. 2. Los primeros años En esta etapa se asiste a los matrimonios entre cinco y siete años de casados, período en que se encuentran más vulnerables ya que la vida de pareja implica un camino desconocido, una nueva experiencia y estilo de vida. Estos años son el período de prueba más importante. Según estimaciones, el 50% de divorcios se producen antes de los siete años de casados; de ellos, una gran proporción antes de los cinco años. A esto se añade que los cónyuges suelen replantear sus expectativas al advertir que el matrimonio es diferente a lo que imaginaban. Sus símbolos son variados, dependiendo del grupo de que se trate. En sus rituales destaca el símbolo lingüístico sobre el sensible. Esto es, la razón, la argumentación, el discurso, la escritura… Ante las primeras crisis, los criterios de la sociedad moderna actúan como un cáncer que corroe hasta las uniones más firmes (cf. DPFA 108-111). 3. La consolidación de la familia Durante la consolidación del matrimonio se dan nuevas situaciones, como el nacimiento de los hijos. En esta etapa hay que abordar temas del amor conyugal, del servicio a la vida y la educación. Se consolida el acercamiento a la Iglesia con momentos como el Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación o la elección de estado de los hijos. En esta etapa se atiende: el nacimiento y la educación de los hijos, el trabajo, la enfermedad, la muerte... En ocasiones es la relación conyugal la que necesita ser apoyada (cf. DPFIE 157). También surgen crisis por dificultades de la vida moderna: la falta de tiempo común, el cansancio, la búsqueda individualista de la realización personal, que suscita una competencia entre esposos; los padres se dedican a los hijos descuidando su relación de esposos, el cultivo del diálogo y el proyecto en común (cf. DPFA 126,129). 4. La edad avanzada La edad avanzada es para los esposos una invitación a crecer en su matrimonio. Las limitaciones han de fortalecer la comprensión y la entrega desinteresada. Por su experiencia, pueden ofrecer a los matrimonios jóvenes un gran ejemplo de fidelidad matrimonial y múltiples consejos. Tienen la misión especial de la educación humana y cristiana de sus nietos que, a veces, suple la de los padres (cf. DPFIE 196-197). En la actualidad, hay matrimonios que descuidaron su proyecto en común y recurren a la separación o al divorcio una vez que los hijos dejan el hogar paterno para consolidar el propio. La Pastoral Familiar ha de acompañar a las familias que tienen ancianos en casa, ya que el mundo moderno y la sociedad egoísta los relegan a situaciones de desatención y marginación. Para la Iglesia, las personas mayores son miembros importantes de la comunidad por la riqueza espiritual y la experiencia de vida que poseen. Es necesario despertar en ellos la conciencia de que tienen una misión. La familia cristiana debe integrar a los ancianos en su comunidad de amor, favorecer actividades que sean capaces de desarrollar, para que no se hundan en un ocio excesivo; quererlos, cuidarlos y respetarlos (cf. DPFA 219-230). 5. La viudez La pérdida del esposo(a) es una situación dolorosa, en la que el viudo(a) inicia un nuevo modo de vida desde la soledad. Muchas veces tienen que asumir la responsabilidad de los hijos y del hogar o solucionar compromisos económicos. La Pastoral Familiar ha de acompañarlos para que descubran el significado y los valores de su estado de vida y misión en la Iglesia. Se les ha de apoyar en las necesidades materiales, dar asistencia jurídica, aconsejar y asesorar para llevar adelante la educación de los hijos. Los viudos y viudas jóvenes requieren de una atención especial. Necesitan una ayuda mayor en lo que se refiere a la educación de los hijos y en la soledad que les puede afectar de modo especial. Si deciden casarse de nuevo, habrá que acompañarles en la decisión de fundar un nuevo hogar con todas las circunstancias que les rodean (cf. DPFIE 198-199). 6. Acompañamiento parroquial La comunidad cristiana, especialmente la parroquia, necesita poner en juego su imaginación, creatividad y esfuerzo para promover estructuras de acogida y de acompañamiento e inserción apostólica de los matrimonios jóvenes. Es necesario motivar al acercamiento de los nuevos matrimonios a la parroquia, que puede ser a través de algunas de las siguientes acciones (DPFA 113-116): Brindar espacios mediante retiros, charlas, reuniones de grupos, jornadas y encuentros. Conformar equipos de apoyo que, colaborando con la catequesis prematrimonial, mantengan los vínculos de la parroquia con los nuevos matrimonios. Mantener contacto permanente con los establecimientos educativos de la zona, especialmente guarderías y jardines de niños. Aprovechar el acercamiento de los esposos a la parroquia con motivo del Bautismo de sus hijos. La catequesis prebautismal podría constituir una continuación de la catequesis prematrimonial y actuar en coordinación recíproca. Con verdadero espíritu misionero, se puede llegar a muchos matrimonios jóvenes que no se acercan a la parroquia. 7. Las familias acompañantes de otras familias Es fundamental el testimonio de las familias con experiencia positiva del matrimonio y la familia; ellas pueden ofrecer su valioso testimonio al servicio de las demás parejas, los dones de fe y de gracia recibidos. Ésta es una de las maneras más sencillas y eficaces de impregnar la vida matrimonial y familiar de aquellos valores cristianos que han de ser siempre el punto de partida y llegada de cualquier actividad pastoral. Es propio de la vocación familiar llevar a cabo este apostolado con las familias, ya sea de un modo espontáneo (lazos de sangre, vecindad...), u organizado. Dado el aislamiento actual de tantas familias, esta muestra de solidaridad cristiana es un primer testimonio cristiano de gran importancia (cf. DPFIE 159-160). 8. Otras estructuras de apoyo Para facilitar las ayudas necesarias puede fomentarse, a nivel parroquial o incluso interparroquial, iniciativas dirigidas a acoger y posibilitar la incorporación de las nuevas familias en las actividades y movimientos. Puede ser útil la programación de actividades como el “Día de la familia”, la “Semana de la familia”, “Encuentros de espiritualidad matrimonial y familiar”, “Catequesis de adultos”, “Retiros” o “Convivencias familiares”… En estos actos, además de favorecer el conocimiento e intercambio de experiencias, se ofrecerán medios para afrontar las nuevas situaciones. Es necesario tomar en cuenta la aportación específica que ofrecen los Centros de orientación familiar, Escuelas de padres, Movimientos de espiritualidad familiar, Asociaciones familiares… (DPFIE 161-162). 9. Acompañamiento permanente La Pastoral Familiar ha de vislumbrar que la familia necesita un acompañamiento continuo, permanente. Si las familias se sintieran acogidas y acompañadas por la comunidad considerarían natural el acercarse a la comunidad parroquial, no sólo para las acciones sagradas, sino para los acontecimientos humanos y los problemas que les rebasan. ACTIVIDADES INDIVIDUALES ¿En qué etapa de tu vida familiar necesitaste de mayor acompañamiento? ¿Qué consejos le EVALUACIÓN ¿Cómo apoyaré a mi familia a vivir plenamente la etapa en que se encuentra? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio de Pastoral Familiar, Conferencia Episcopal Argentina, 107-117; 126-133; 219-230. Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, 156-162; 196-199. El servicio a la vida y la paternidad responsable La Pastoral Familiar busca ayudar a los esposos a ejercer responsablemente su paternidad: valorando, acogiendo, cuidando y promoviendo la vida humana. ENLACE En el tema anterior identificamos las etapas que vive el matrimonio y la necesidad que tiene En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. La experiencia de la paternidad Quienes tenemos la experiencia de ser padres recordamos emocionados el día en que nació cada uno de nuestros hijos. Las molestias del embarazo y el dolor del parto, ceden ante la alegría de ver a nuestro hijo recién nacido. Nos maravillamos al ver realizada la gestación de un pequeño ser en nuestras entrañas. La felicidad que sentimos no tiene comparación cuando nuestro hijo o hija nos miró a los ojos por vez primera, cuando tocamos sus manitas o cuando comenzó a decirnos papá o mamá. Esto es lo que la Biblia canta a través de los salmos y libros sapienciales con expresiones como: El fruto de las entrañas es su recompensa (Sal 127,3). El nacimiento de un hijo da un nuevo sentido y significado a la vida de toda la familia. Los hijos son un don precioso para la familia y la humanidad, esperanza del porvenir de la sociedad y de la Iglesia. 2. Cooperadores del amor de Dios Creador Al crearnos, Dios nos otorgó la altísima dignidad y responsabilidad de participar de su poder creador mediante la transmisión de la vida humana: “Sean fecundos y multiplíquense” (Gn 1,28). Dios nos ha hecho cocreadores, lo que significa tener hijos, educarlos y trabajar por la vida en todas sus formas. El don de la vida que Dios nos confió exige que seamos concientes de su valor inestimable y que lo acojamos responsablemente. La procreación humana tiene en sí misma, de manera esencial y exclusiva, una semejanza con Dios, sobre la que se funda la familia. Cada hijo es un valor absoluto, una persona única e irrepetible, con una huella digital y un código genético único. 3. La vida es sagrada La vida humana es sagrada, desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con Él, su único fin (cf. EV 53). Solo Dios es Señor de la vida desde el comienzo hasta su término: Sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre fue un ser viviente (cf. Gn 2,7). Los esposos, en cuanto padres, somos colaboradores del Dios creador en la concepción y generación de un nuevo ser humano. 4. La fecundidad, signo y fruto del amor conyugal Dios quiso poner el misterio de la vida bajo el cuidado de otro misterio, el de la comunión conyugal. El cometido fundamental de la familia es el servicio a la vida, el realizar a lo largo de la historia la bendición original del Creador, transmitiendo en la generación la imagen divina de hombre a hombre. La fecundidad es el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos (FC 28). El amor, siempre que sea verdadero, tiende a ser fecundo. La fecundidad radica principalmente en dar y compartir vida. Por su misma naturaleza la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole (GS 48). Con todo, la fecundidad no se reduce a la procreación de los hijos, se amplía y enriquece con todos los frutos de vida moral, espiritual y sobrenatural que los padres damos a los hijos y, por medio de ellos, a la Iglesia y al mundo (cf. FC 28). 5. Paternidad responsable La procreación constituye una gran responsabilidad. Ser padres exige preparación mucho antes de serlo. Algunos piensan que paternidad responsable significa tener pocos o ningún hijo y estar de acuerdo en usar determinado método de control natal, pero se trata de algo mucho más profundo. Es la vivencia de la sexualidad con responsabilidad, como expresión del amor a sí mismos y a los futuros hijos. Es ser conscientes de todas las dimensiones que involucra el acto conyugal, como expresión de amor y entrega. La responsabilidad tiene en cuenta lo siguiente (cf. DNPF 322-327): Decidir cuándo y cuántos hijos procrear; es un derecho de los cónyuges que no puede ser limitado ni inducido por el Estado. Para decidir hay que tomar en cuenta los valores que entran en juego y las posibilidades para que estos valores se realicen, incluido el bien de los hijos ya nacidos o que nacerán. Conocer los fines y compromisos de la sexualidad ejercida cristianamente. Reconocer que el cónyuge en cuanto persona jamás es objeto de disfrute. 6. ¿Cuántos hijos y cuándo tenerlos? México es un país que aprecia a los hijos y la mayor parte de las familias jóvenes los tienen. Pero el crecimiento poblacional acelerado, la situación social y económica desfavorable, la dificultad y competitividad de la vida moderna, la escasez de recursos naturales, entre muchos otros factores, afectan la visión que hoy se tiene sobre los mismos. A diferencia de las familias de antaño, que tenían entre cinco y siete hijos, hoy el promedio fluctúa entre dos y tres hijos. Actualmente los esposos reflexionan más cuántos hijos podrán atender de forma satisfactoria. La decisión se ve influenciada por las políticas gubernamentales de control poblacional con ideas erróneas y negativas que desorientan a las generaciones actuales, como la mentalidad egoísta, hedonista y consumista que ve a los hijos como un estorbo para la realización personal de los padres. 7. La Iglesia y la fecundidad La Iglesia no quiere que los esposos tengan más hijos de los que su capacidad y las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales les permitan atender y educar responsablemente. Sin negar que puedan tener una familia numerosa, los exhorta a ejercer el don divino de la fecundidad con juicio recto, teniendo en cuenta los bienes de la comunidad familiar, de la sociedad y de la Iglesia. Reconoce que la conciencia de los esposos tiene la última palabra sobre la paternidad responsable (cf. GS 50). La Iglesia ha dado orientaciones para el cristiano que representan el criterio, la norma general y el ideal a seguir: Toda relación sexual debe quedar abierta a la vida, por respeto a la orientación natural del acto conyugal (cf. HV 11). Para controlar la fecundidad no se han de usar métodos artificiales basados en medicamentos e instrumentos anticonceptivos o contraceptivos, operaciones, mucho menos la interrupción directa del embarazo por medio del aborto (cf. HV 14). Es lícito usar métodos naturales, como el uso de los tiempos infecundos y la abstención en los fecundos (cf. HV 16). Es lícito usar medios artificiales cuando son necesarios por razones terapéuticas (cf. HV 15). 8. La Pastoral Familiar y la paternidad responsable La Pastoral Familiar ha de ayudar a los esposos a reconocer el valor y dignidad de la vida humana. Esto puede realizarse durante la preparación para la celebración del matrimonio o incluso antes. Hay que apoyar a las parejas a descubrir el valor y el significado de la paternidad responsable, la dimensión integral de la sexualidad, el modo humano y cristiano de afrontar los posibles problemas derivados de la infertilidad... Se ha de incluir una información sobre los efectos secundarios de los métodos anticonceptivos y los efectos abortivos de algunos de ellos y contar con el apoyo de especialistas de la salud. La vivencia de la paternidad responsable ha de estar imbuida de confianza en Dios providente (cf. DPFIE 164,170). 9. Reto: hacer que la familia sea un santuario de vida La Pastoral Familiar ha de llevar a la familia a asumir plenamente lo que está llamada a ser: santuario de vida; a descubrir su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, a lo largo de la vida de sus miembros, desde la concepción hasta la muerte natural: La familia es verdaderamente el santuario de la vida, el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta y puede desarrollarse según las exigencias de un autentico crecimiento humano (DNPF 12). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Lee la Familiaris consortio, n. 34 y 35. Escribe cuatro ideas importantes para dialogar si ere EVALUACIÓN ¿Descubrí el significado profundo de la paternidad y maternidad responsable PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Familiaris consortio, 28-35,41. Humanae Vitae, 10-18. Gaudium et spes, 50-51. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 314-363. J. L. MARTIN DEL CAMPO, Moral de la sexualidad, del amor y la familia, 3° Unidad, Curso Básico CEFAL, Arquidiócesis Primada de México, México 1998, p. 163-182. La vocación educadora de la familia La familia posee una misión educadora original, primaria e insustituible. ENLACE En el tema anterior reflexionamos la riqueza de ser padres y la urgencia de una paternidad re En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. La educación hoy Hoy encontramos familias en las que los hijos mandan a sus padres. Los maestros lidian con jóvenes que no saben de límites, ni respetan autoridad alguna. Enfrentamos un círculo vicioso: los padres no educan ni ponen límites, la escuela secundaria y preparatoria exige poco y envía a las universidades jóvenes a medio desarrollar, muchas reducen la exigencia para admitir y graduar estudiantes, egresan personas de baja cualificación humana y profesional. Por su parte, la sociedad no exige calidad, es permisiva y conformista; los medios de comunicación promueven jóvenes maleducados, arrogantes, orientados al sexo, hedonismo, el todo vale y el da igual. El Estado se inmiscuye en las vidas de las personas, dirigiéndolas según sus criterios. Los ciudadanos, lejos de actuar, desconfían cada vez más de los políticos. Esta problemática constituye un gran reto para la Pastoral Familiar: recuperar la conciencia de la responsabilidad educativa de la familia y apoyarla para llevar a cabo su misión. 2. Educar, responsabilidad primera de los padres Engendrar un hijo no solo significa traerlo al mundo y alimentarlo; al dar la vida, los padres asumimos la obligación de formar para vivir una vida plenamente humana. Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse (GE 3). Educar a los hijos es un derecho y un deber, con las siguientes características: Esencial, porque está relacionado con la transmisión de la vida humana. Original y primario, respecto al deber educativo de los demás, por la relación estrechísima que hay entre padres e hijos. Insustituible e inalienable, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros. Es una tarea común y solidaria: corresponde por igual al padre y a la madre, con la aportación de cada uno. El amor paterno y materno encuentra en la acción educativa su realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida (cf. FC 36). 3. Educar, ministerio propio de los padres Para los esposos cristianos educar, es un ministerio. El sacramento del Matrimonio nos consagra a la educación cristiana de los hijos y nos capacita con los dones del Espíritu Santo para ayudarlos en su crecimiento humano y cristiano. Nos confiere la dignidad y la llamada a ser un verdadero y propio «ministerio» de la Iglesia al servicio de la edificación de sus miembros. La conciencia de la misión recibida con el sacramento del Matrimonio nos ayudará a ponernos al servicio educativo de nuestros hijos y a sentirnos responsables ante Dios que nos envía a edificar la Iglesia en los hijos (cf. FC 38). 4. Finalidad de la educación: lograr seres humanos plenos La finalidad de la educación es lograr que los hijos alcancen lo que están llamados a ser por vocación. Es llevarlos a madurar como personas, mediante una educación integral que atienda todas las dimensiones de su personalidad: física, intelectual, moral, de la dignidad personal y la sociabilidad. A la par, crecerán en su vida de hijos de Dios, formándose para que se realice en ellos “la novedad de vida” que comenzó con el Bautismo (cf. Rom 6,4) (cf. DPIE 176). 5. La educación cristiana, itinerario de fe Asumir la función educativa es colaborar en la edificación del Reino de Dios. Los padres somos los primeros transmisores de la fe, asumimos esta responsabilidad al bautizar a nuestros hijos, respondiendo por ellos ante la Iglesia de su formación religiosa (cf. DPIE 177). El Señor nos confía el crecimiento de un hijo de Dios, de un hermano de Cristo, de un templo del Espíritu Santo, de un miembro de la Iglesia (cf. FC 39). La misión educativa de la familia cristiana es un verdadero ministerio, por el que se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto de que la vida de familia se hace itinerario de fe, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo. En una familia consciente de tal don, «todos los miembros evangelizan y son evangelizados» (EN 71). 6. Educar para una fe madura La tarea educativa tiene como fin lograr en nuestros hijos una fe madura que tiene las siguientes características (cf. DPFA 50): Convencimiento personal, que nazca de motivaciones auténticas y opciones personales y libres. Comunitaria. Que desarrolle en ellos la conciencia de pertenencia al Pueblo de Dios, que se concreta en la participación activa en la vida eclesial. Comprometida, encarnada y viva. La educación en la fe comienza desde el nacimiento y aún antes, por la religiosidad de los padres. Es necesario dar importancia a la formación desde la primera infancia. 7. Acompañar a los hijos Los padres hemos de emplear el tiempo necesario para acompañar a nuestros hijos en el desarrollo de su personalidad y en el itinerario de su crecimiento en la fe, con ejemplos de vida, consejos y demás formas de instrucción. Este “acompañamiento” implica el uso racional de medios como la televisión, internet, las lecturas, lugares y modos de diversión, amistades… La educación es tarea de toda la familia; hemos de lograr que los hijos se incorporen activamente al proceso de su misma educación. A ello contribuirá el diálogo y el que los hijos se hagan partícipes de las tareas y responsabilidades de la familia (cf. DPFIE 179). 8. Apoyarnos de otras instancias La familia es la primera, pero no la única y exclusiva, comunidad educadora. La dimensión comunitaria, civil y eclesial exige una acción más amplia y articulada. En la tarea educativa tienen un puesto importante el Estado y la Iglesia; ambos son responsables de dar a las familias todas las ayudas posibles, crear y promover las instituciones y actividades necesarias. Con todo, la ayuda nunca sustituirá la misión y responsabilidad de la familia misma (cf. FC 40). 9. La familia y las instituciones educativas La participación activa de los padres en el proyecto educativo de los hijos es vital, sin ella se limita y dificulta la tarea educativa de las instituciones. Es necesario que los organismos educativos impulsen las escuelas para padres y conformen verdaderas “comunidades educativas” de padres y maestros. Conviene que, en toda institución educativa, haya especialistas de la familia, que ofrezcan ayuda a los padres. A su vez, los padres hemos de participar activamente en las asociaciones de padres, y en las iniciativas que tengan que ver con la educación de los hijos. 10. Cooperación en la catequesis de los hijos En la catequesis y proceso de educación en la fe es esencial nuestra cooperación como padres. Hay que potenciar ayudas para que todos los padres estén al tanto de la catequesis que reciben sus hijos y reciban una explicación adecuada de los temas; con algunos padres más formados se puede realizar una catequesis familiar. En la celebración de los sacramentos se ha de resaltar el papel de los padres en la formación de la fe y ofrecerles medios concretos para ello. Se ha de fomentar la asistencia familiar a la misa dominical como una forma excelente de testimonio de fe (cf. DPFIE 183). 11. Educar, tarea urgente En las circunstancias actuales urge educar. Un cristiano formado será consciente de su dignidad y deber y participará activamente en la vida social, económica, política, eclesial… La educación es un derecho inalienable de todo ser humano, del cual los padres hemos de ser los primeros y más interesados promotores. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Si tienes hijos, ¿cómo los formas para que se desarrollen plenamente? ¿Compartes con tu es EVALUACIÓN ¿Ejerzo mi derecho y obligación como educador, papá y mamá? Cómo hijo, ¿valoro la edu PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Familiaris consortio, 36-40. Gravissimum educationis, 1-12. Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, 175-184. La familia, escuela de evangelización La Pastoral Familiar ha de buscar que las familias sean evangelizadas y evangelizadoras, que vivan, proclamen y anuncien con su testimonio de vida los valores del Reino. ENLACE En el tema anterior descubrimos la vocación educadora de la familia y el compromiso de for En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Una familia misionera en Siberia Juan y Cecilia son un matrimonio joven perteneciente al Camino Neocatecumenal (España). Se marcharon junto con sus cuatro hijos, y un quinto en camino a Rusia para servir como familia misionera. Sus padres se conocieron durante una misión en Ecuador. Afirman: AD GENTES Significa “a todas las gentes”. Con este concepto, hoy se hace referencia a las misiones que realiza la Iglesia en países o regiones culturalmente no cristianas y que, por lo mismo, no conocen a Cristo y a su Iglesia. “Nos da miedo muchas veces el frío en Siberia, pero Dios es nuestro Padre y sabe cuáles son nuestras necesidades… Lo único que queremos es que nuestros hijos reciban la fe como la hemos recibido nosotros, que no es fácil en medio de la sociedad actual” (J. F. Lamata, Una familia en Siberia). Este matrimonio se sintió llamado a colaborar en la misión ad gentes*; tiene una honda conciencia de la misión evangelizadora de la familia. Todas las familias estamos llamadas a asumir la misión evangelizadora en el seno de nuestra propia familia, participando en la pastoral de nuestra parroquia o iglesia local o bien, como Juan y Cecilia, en una misión fuera de nuestro ambiente. 2. La familia es misionera desde los primeros tiempos La labor misionera de la familia ha estado presente desde los primeros siglos. A partir de ciertas familias, se formaron comunidades para anunciar y vivir el Evangelio. Es el caso de Cornelio (cf. Hch 10) y de familias enteras que se convertían empezando por el jefe o jefa de familia: Lidia adoraba al verdadero Dios, y el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. Después de haberse bautizado con toda su familia, nos suplicó: Si consideran que mi fe en el Señor es sincera, entren y quédense en mi casa (Hch 16,14b-15). La familia fue el principal agente de evangelización en los primeros siglos. 3. La familia, pequeña iglesia evangelizadora Jesús envío a sus discípulos a enseñar y bautizar a todos los pueblos (cf. Mt 28,19); ésto hace que toda la Iglesia sea misionera y el primer destinatario de la Buena Nueva es la familia.La familia, además de ser sujeto de evangelización es agente. Comparte con la Iglesia la tarea de evangelizar que le confió Jesucristo: La familia al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia (DNPF 122). 4. Misión profética de la familia La familia cristiana, por ser comunidad de bautizados, participa de la misión profética, sacerdotal y real de Jesucristo (cf. DNPF 125). La misión profética nace del Bautismo y recibe en el sacramento del Matrimonio una fuerza especial para evangelizar (cf. DNPF 126). Las familias realizamos nuestra misión profética cuando: Vivimos y transmitimos el Evangelio. Es un verdadero ministerio familiar que hace de nuestra vida un itinerario de fe, escuela de iniciación cristiana y seguidores de Jesús. Anunciamos el Evangelio de la vida. La razón de ser de la familia es por y para la vida, en la que puede alcanzar su plenitud humana. Dar la vida es engendrar, proteger, educar, guiar y trascender. 5. Testimoniar el Evangelio de la Familia Nuestra misión profética consiste en testimoniar el Evangelio de la Familia. Se trata del testimonio de unidad y amor vivido en la familia-matrimonio como reflejo del Dios Trinidad. La familia cumple con su misión evangelizadora especialmente por el testimonio vivido de los valores evangélicos que configuran su propio ser, como son el amor, la unidad, el respeto, la comunicación y la fidelidad (DNPF 199). El matrimonio cristiano ha de proclamarse y vivirse como un Evangelio ya que, por su naturaleza, está llamado a mostrar la unidad y el amor divino, cooperar a la obra de la creación mediante la paternidad. Los esposos proclamamos el Evangelio de Cristo al vivir cristianamente nuestra unión; al manifestar al mundo que estamos hechos para amar y que el sacramento nos hace vivir de modo pleno nuestra relación, a la manera del amor que existe entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5,25-26). 6. Misión sacerdotal El carácter sacerdotal de la familia deriva del Bautismo y lo realizamos al ofrecernos como hostias vivas, santas y gratas a Dios (cf. DNPF 140). Consiste en vivir un camino de amor-comunión, santificación y vivencia de la fe. La condición sacerdotal la vivimos: Al participar en los sacramentos, ellos son la celebración, actualización y proyección del sacerdocio de Cristo. La familia, como pequeña Iglesia, tiene su manera peculiar de preparar, celebrar y vivir la vida sacramental. Al ser comunidad de oración, ya que en familia (reunidos los esposos, padres e hijos) compartimos la fe y ponemos a Dios en el centro de nuestra vida, trabajos, inquietudes y aspiraciones. Al buscar la santidad. La familia cristiana está llamada a la santidad, la cual vivimos haciendo de las actividades ordinarias ocasión de unión con Dios y cumpliendo su voluntad en la convivencia diaria, el trabajo, el hogar, la profesión, el descanso, el cuidado y atención de los hijos, los compromisos cívicos y políticos, el amor conyugal y familiar… 7. Misión real de la familia La familia ejerce la condición real a través de la misión de servicio, especialmente al amor, a la vida y a la solidaridad, valores que se aprenden y ejercitan en el seno mismo de la familia. El compromiso del amor al hermano y del amor preferencial a los necesitados, tiene su medio natural de nacimiento y cultivo en la conveniencia del hogar (DNPF 176). La familia ha de ser el primer medio por el que se aprende a servir al hermano gracias al amor: Las familias cristianas han de garantizar que, en la formación misma de las personas y de su identidad cristiana, sus miembros asuman, como identidad de vida, el compromiso de la fraternidad y la solidaridad, fundadas en el amor en Cristo (DNPF 184). La familia ha de ser una escuela de amor orientada al servicio; de esta forma podrá formar personas solidarias. 8. Labor evangelizadora de la familia, sostenida por la fe Para que las familias realicemos una evangelización integral se requiere una actitud de fe que sea acogida y proclamada, celebrada y testimoniada: Una fe que, al ser celebrada en las distintas circunstancias, acontecimientos y experiencias, la lleve a conmemorar lo encomendado por Cristo: “Bauticen” (cf. Mt 28,19); «Cada vez que coman este pan y beban esta copa, anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva» (1 Cor 11,26); una fe que ha de ser educada en la familia, para el testimonio de toda la vida, en todas las circunstancias: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a los otros como yo los he amado» (Jn 15,12). Es el compromiso que estamos llamados a vivir como personas y como familia en todas nuestras relaciones (DNPF 123). Estas tres dimensiones: el Bautismo, la Eucaristía y el amor pueden resumirse en el servicio profético, litúrgico y de caridad (cf. DNPF 124). 9. Retos pastorales La misión de la Pastoral Familiar ha de lograr familias verdaderamente evangelizadas y evangelizadoras. Para ello urgen las siguientes acciones: Ofrecer el kerigma a todas las familias, según sus circunstancias, para ayudarles a vivir su relación con Cristo vivo. Ayudar a las familias a descubrir y asumir la salvación que viene del Señor y su propia misión de anunciar, celebrar y servir al Evangelio del matrimonio, la familia y la vida. Así, la familia vivirá más plenamente su identidad de “Iglesia doméstica” y será signo luminoso de la presencia de Cristo y de su amor, a través de sus acciones, relaciones y actitudes vividas en la fe. Como familia evangelizada y evangelizadora, ha de transformar las realidades familiares, sociales, políticas y económicas, implantando y promoviendo los valores del Reino (cf. DNPF 197). ACTIVIDADES INDIVIDUALES Qué experiencias testimonian el Evangelio en tu familia? ¿Cómo vive tu familia su servicio EVALUACIÓN ¿Qué hacer para que mi familia sea evangelizada y evangelizadora? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 111-207. J. F. LAMATA MOLINA,Una familia en Siberia, en www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=5017 (05.10.2010). La familia ante los medios de comunicación social Los medios pueden ejercer un influjo benéfico en la vida y costumbres de la familia, pero al mismo tiempo esconden fuertes peligros. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en la misión evangelizadora de la familia. Ahora vamos a En síntesis Desarrollo del tema EL TEXTO INFORMACIóN PREVIA 1. Los medios de comunicación Llamamos medios masivos de comunicación a los que llegan a un gran número de gente: la prensa, el cine, la radio, la televisión, el internet… La Iglesia los ve como «dones de Dios» porque unen fraternalmente a los hombres y constituyen el reflejo de la participación del ser humano, en el poder creador de Dios (cf. CP 2,7). La comunicación social afecta y mueve a toda la sociedad, lleva rápidamente la información a muchas personas, hace posible que los hombres, a lo ancho de la tierra, participen de los asuntos y dificultades que afectan a cada uno y a la humanidad. Apoya la lucha contra el analfabetismo, en la instrucción básica o su perfeccionamiento, en la promoción y auténtica liberación de los hombres, enriquecen el espíritu… Los medios son elementos poderosísimos del progreso humano (cf. CP 6; 19; 20; 21). A pesar de todo el influjo benéfico que los medios de comunicación social pueden ejercer, no dejan de esconder grandes peligros. Con frecuencia, son vehículo, hábil y sistemáticamente manipulado, de ideologías disgregadoras y de visiones deformadas de la vida, de la familia, de la religión, de la moralidad, que no respetan la verdadera dignidad y el destino del hombre (cf. FC 76). 2. Los padres ante los medios Los padres tenemos el serio deber de ayudar a nuestros hijos a aprender a valorar y usar los medios de comunicación, formando correctamente su conciencia y desarrollando sus facultades críticas (cf. FC 76). Para ello es necesario estar informados y poner en práctica nuestra capacidad de discernimiento como telespectadores, oyentes, lectores… y dar ejemplo con el uso prudente de los mismos. Como padres, no estaremos cumpliendo nuestra misión si no estimamos los medios. La mayoría de nosotros fuimos formados sin estos instrumentos y por ello nos cuesta trabajo entender su lenguaje. Muchos sentimos angustia ante el modo cómo los medios de comunicación abordan las cuestiones y dificultades en todos los campos. Necesitamos que nuestros hijos, nacidos, crecidos y formados en una sociedad distinta a la nuestra, sepan reaccionar y usarlos de modo crítico (cf. CP 70). 3. Cómo acompañar a nuestros hijos Los padres tenemos la posibilidad de emprender múltiples acciones, desde las más sencillas en casa, hasta aquellas más organizadas para educar a nuestros hijos en el uso crítico de los medios (cf. CP 67-68,70). Algunas de ellas: Seguir las emisiones, películas, publicaciones que más atraen a nuestros jóvenes y niños, para poder discutir con ellos acerca de los contenidos y educar su sentido crítico. Formar en los jóvenes criterios, sentido artístico y la conciencia de la propia responsabilidad moral en la selección de las publicaciones, películas y emisiones de televisión. Guiar a los niños para que ellos mismos elijan las formas de comunicación que se les ofrecen, reservándonos la última palabra. Educar para que los jóvenes lleguen a ser maestros y guías de sus compañeros. Buscar para los hijos diversiones sanas. Reunirnos con otras familias para estudiar y discutir problemas y ventajas que plantea la comunicación social. Hacerles comprender las ventajas y riesgos de usar las redes sociales (Messenger, Twitter, Facebook…), y orientarlos para que no se hagan dependientes de dichas redes. 4. Persuadir con argumentos Si los padres nos oponemos a la elección de nuestros hijos hemos de cuidar explicarles con claridad las razones de tal oposición; siempre se logra más persuadiendo que prohibiendo. Hay que tomar en cuenta que el entendimiento y la psicología del niño o del joven no son los de un adulto, y una forma de comunicación que para nosotros los mayores carece de interés, puede interesar a los niños y jóvenes. El servicio más grande que podemos hacer es formarlos con criterios de juicio, para que ellos puedan aceptar o rechazar por sí mismos lo que no es conveniente. LECTURA ACTIVA 5. La Pastoral Familiar y los medios La Pastoral Familiar tiene tareas importantísimas que realizar respecto a los medios de comunicación. Los Documentos del Magisterio, en particular, Inter mirifica y Communio et progressio han hecho énfasis en que la incursión de la Iglesia en los medios se realice de forma planificada y que en ella intervengan las diversas instancias nacionales, diocesanas, parroquiales, familiares, cada una según su nivel y responsabilidad. Es necesario generar en los medios de comunicación un adecuado tratamiento informativo de las cuestiones referidas a la concepción cristiana del matrimonio y de la familia, así como la creación de una opinión pública favorable. 6. Acciones organizadas Algunas de las acciones organizadas a nivel diocesano o nacional podrían ser las siguientes (cf. DPFIE 248,250): Realizar planes de comunicación que partan de una base de datos con informaciones que afecten a la familia aparecidas en los medios. Establecer contactos con periodistas y líderes de opinión. Preparar informes y artículos que ofrezcan noticias positivas. Dar respuesta adecuada a las demandas de los distintos tipos de medios informativos (prensa, radio, televisión, internet…). Ofrecer ayuda a los padres para que eduquen a los hijos en el uso responsable de los medios de comunicación social, con especial atención a la televisión y a los nuevos medios como internet. Contar con expertos en comunicación social, capaces de presentar en los medios de forma clara, atractiva e interesante, la postura de la Iglesia en las cuestiones debatidas sobre la familia. Especial ayuda pueden prestar los organismos eclesiales de comunicación, los profesionales de los medios y los centros universitarios católicos de Ciencias de la Información. CAMINO DE ACCESO AL TEXTO (CINE) 7. Cine foro La televisión y el cine son medios que atraen a un gran número de niños y jóvenes, quienes pasan muchas horas frente a la pantalla. A veces solemos ver las películas de manera superficial. La siguiente metodología es una sugerencia para reunirse, ver una película en grupo o en familia y desarrollar la observación y reflexión. Como actividad propia del taller será necesario ver una película en grupo y comentarla con ayuda de la siguiente guía: 1. Buscar el género Drama, Comedia, Terror, Cómica, Aventura, Animación, Acción, Ficción, Ciencia, Histórico, Documental… Identificar el género ayuda a entenderla y a ubicar la crítica que realizarán. 2. Registrar información general País de origen, idioma, año en que se produjo, duración, título original. 3. Conocer quién la dirigió ¿Quién es el director? ¿Qué podemos saber acerca de él? ¿Qué otras películas ha dirigido? Guionista, ¿en qué libro se basó? Esta información puede revelarnos: propósito y enfoque. 4. Descubrir el propósito de la película ¿Divertir, entretener, denunciar, ridiculizar, futurizar, ganar dinero, mostrar una evidencia científica o histórica…? 5. Identificar los destinatarios ¿A quién va dirigida: niños, jóvenes, adultos, adultos mayores? 6. Otorgar una clasificación ¿Qué clasificación le darías, de acuerdo al tipo de público al que va dirigida? A = Niños B = Jóvenes C = Solo adultos ¿Es adecuada la clasificación que le fue otorgada? ¿Coincide esta clasificación con el público real que la ve? 7. Identificar las características que tienen los destinatarios a los que la película pretende llegar: comportamiento, clase social… Identifica la posible mercadotecnia que está detrás. 8. Descubrir el mensaje (imagen, argumento principal) de la película. 9. Advertir el mensaje que guardan la música, los efectos de luz y oscuridad, otros. 10. Identificar los protagonistas principales Analiza los personajes desde sus relaciones. 11. Analizar los argumentos o escenas Identifica los aspectos positivos de la película (valores, enseñanzas, actitudes de vida, aprendizajes sociales, históricos, ecológicos…). Identifica los aspectos negativos (cosas que van contra los valores, las costumbres, la fe…). 12. Actualizar La película, ¿tiene alguna relación con la experiencia personal, o con la realidad social, política, histórica o religiosa que viven? 13. Dialogar con los jóvenes o niños Si estuviéramos con jóvenes o niños, ¿cómo dialogarían con ellos acerca de la película? Nota: Hay que evitar hacer condenas o prohibiciones de películas que no han visto. Para hacer una crítica hay que argumentar adecuadamente. PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Communio et progressio, 64-70; 135-161. Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, 248-250. E. MARTÍNEZ-SALANOVA, Guía didáctica para analizar una película, en http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/analizarsugerencias. htm#Analizar%20la%20estructura%20de%20la%20película La familia, promotora de los derechos familiares Cuidar y respetar a la familia garantiza el adecuado funcionamiento de la sociedad. ENLACE En el tema anterior reflexionamos en el impacto de los medios de comunicación y los retos a En síntesis Desarrollo del tema EL TEXTO INFORMACIÓN PREVIA 1. El servicio de la familia a la sociedad En el tema 5 (“La familia en la comunidad humana”), afirmamos que la familia es la célula básica de la sociedad; en ella nacen y se forman personas que se integran en el tejido social. Por eso, formar buenos hijos es formar buenos ciudadanos: Es en la familia donde encuentran respuesta algunos de las deformaciones culturales de nuestra sociedad, como el individualismo, el utilitarismo, el hedonismo… Tan importante es esta tarea que se puede concluir que la sociedad será lo que sea la familia (DPFIE 237). En la medida que la familia forme buenas personas, dará un mejor servicio a la sociedad a través de ellos. 2. Una doble función de la familia La familia desempeña una doble función: Hacia dentro. Crea un ambiente adecuado para que cada miembro de la familia pueda desarrollarse integralmente. Hacia fuera, en la sociedad. Forma personas capaces de comprometerse en el servicio a la comunidad. Urge que la familia sea consciente de esta misión (cf. DPFIE 238.240). 3. Las políticas familiares Para el desarrollo pleno de la familia son necesarias políticas familiares* que respondan a los problemas que la afectan. Las políticas han de reconocer la identidad propia de la familia y aceptar efectivamente su papel de sujeto social (cf. DPFIE 241). Es preciso diseñar programas con objetivos prioritarios por un tiempo definido y con evaluaciones periódicas. La intención es ofrecer soluciones prontas y acertadas a los problemas más urgentes de modo que se evite la situación de ir por detrás de los acontecimientos y salir siempre al paso con mensajes de condena o negativos, y que, en esta tarea, se hagan presentes fundamentalmente los laicos como expertos en estos temas (DPFIE 244). Para elaborar políticas y programas es necesaria la colaboración de asociaciones, foros y especialistas que trabajen en estos campos y la acción coherente de los políticos cristianos (cf. DPFIE 245). POLÍTICA FAMILIAR Es el reconocimiento y promoción de la familia en la sociedad. 4. Promotores de políticas familiares La efectividad de las políticas familiares urge a que la Iglesia cuente con personas competentes y formadas cristianamente en los distintos aspectos que afectan a la familia: jurídico, laboral, sanitario, de vivienda, tiempo libre, medios de comunicación… (cf. DPFIE 242). A través de distintos medios e instancias, estas personas han de impulsar, favorecer y asesorar las distintas instituciones o foros que les soliciten su colaboración, convirtiéndose así en promotores de políticas familiares. En distintos grupos de pastoral pueden motivarse promotores de políticas familiares, laicos que aspiren sin miedo a la santidad, reivindiquen y defiendan con valentía y sin complejos la institución natural de la familia (cf. DPFIE 247). Una de las principales tareas es evitar la confusión de la familia con “modelos de familia” alternativos; la aceptación social de este hecho distorsiona la imagen de la familia. LECTURA ACTIVA 5. Los derechos de la familia Los agentes promotores de políticas familiares han de buscar, ante todo, que se reconozcan y respeten íntegramente los derechos de la familia. Éstos han sido enunciados por varias organizaciones nacionales e internaciones. La Familiaris consortio los manifiesta así: LOS DERECHOS DE LA FAMILIA El ideal de una recíproca acción de apoyo y desarrollo entre la familia y la sociedad choca a menudo, y en medida bastante grave, con la realidad de su separación e incluso de su contraposición. La situación que muchas familias encuentran en diversos países es muy problemática, si no incluso claramente negativa: instituciones y leyes desconocen injustamente los derechos inviolables de la familia y de la misma persona humana, y la sociedad, en vez de ponerse al servicio de la familia, la ataca con violencia en sus valores y en sus exigencias fundamentales. De este modo la familia que, según los planes de Dios, es célula básica de la sociedad, sujeto de derechos y deberes antes que el Estado y cualquier otra comunidad, es víctima de la sociedad, de los retrasos y lentitudes de sus intervenciones y más aún de sus injusticias notorias. Por esto la Iglesia defiende abierta y vigorosamente los derechos de la familia contra las usurpaciones intolerables de la sociedad y del Estado. En concreto, los padres sinodales han recordado, entre otros, los siguientes derechos de la familia: A existir y progresar como familia, es decir, el derecho de todo hombre, especialmente aun siendo pobre, a fundar una familia, y a tener los recursos apropiados para mantenerla. A ejercer su responsabilidad en el campo de la transmisión de la vida y a educar a los hijos. A la intimidad de la vida conyugal y familiar. A la estabilidad del vínculo y de la institución matrimonial. A creer y profesar su propia fe, y a difundirla. A educar a sus hijos de acuerdo con las propias tradiciones y valores religiosos y culturales, con los instrumentos, medios e instituciones necesarias. A obtener la seguridad física, social, política y económica, especialmente de los pobres y enfermos. El derecho a una vivienda adecuada, para una vida familiar digna. El derecho de expresión y de representación ante las autoridades públicas, económicas, sociales, culturales y ante las inferiores, tanto por sí misma como por medio de asociaciones. A crear asociaciones con otras familias e instituciones, para cumplir adecuada y esmeradamente su misión. A proteger a los menores, mediante instituciones y leyes apropiadas, contra los medicamentos perjudiciales, la pornografía, el alcoholismo… El derecho a un justo tiempo libre que favorezca, a la vez, los valores de la familia. El derecho de los ancianos a una vida y a una muerte dignas. El derecho a emigrar como familia, para buscar mejores condiciones de vida. Familiaris consortio 46 CAMINO DE ACCESO AL TEXTO 6. Actividades Organizar, con las personas del grupo, un panel en el que se representen los siguientes personajes: – Promotores de políticas familiares. – Legisladores civiles. – Representantes de la Unión Nacional de Padres de Familia*. Cada personaje hablará sobre las acciones que se están emprendiendo a favor de la familia y mencionará las dificultades con las que se enfrenta. En grupo dialoguen y elaboren conclusiones en las que señalen acciones prioritarias. Asuman algún compromiso concreto. UNIÓN NACIONAL DE PADRES DE FAMILIA Institución organizada de forma independiente del poder público, con estructura nacional, de afiliación voluntaria, promueve que los padres de familia cumplan con sus deberes y exijan respeto a sus derechos. 7. Testimonio y enseñanza La familia es la principal responsable e interesada en vigilar que se respeten sus derechos y se implementen las políticas adecuadas para su desarrollo. La familia no debería delegar al Estado sus derechos… Por el contrario, mediante procesos democráticos de participación. La familia debería hacer que el Estado reconozca su autonomía, sus derechos y su valor en cuanto comunidad adaptable al futuro (DNPF 409). PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España, 235-247. Directorio Nacional de Pastoral Familiar, 368-395. La asistencia en situaciones de crisis La Pastoral Familiar busca acompañar, apoyar y cuidar a las familias en situaciones difíciles. ENLACE En el tema anterior descubrimos la importancia de promover los derechos de la familia. En síntesis Desarrollo del tema LA PALABRA 1. Crisis familiares El ser humano posee muchas virtudes pero también debilidades. Algunas veces, motivado por sentimientos egoístas u otros factores de su historia personal, deja de buscar el bien de su pareja, descuida la relación y se presentan las crisis. Éstas son parte inevitable del proceso conyugal y familiar, pero pueden superarse si se busca la ayuda adecuada y, sobre todo, si las partes afectadas están dispuestas a colaborar. Las crisis pueden tener diversas manifestaciones, unas más graves que otras: desatención, rutina, competencia… hasta casos de infidelidad, violencia… En muchas situaciones de crisis, la separación no es la mejor ni única solución, ya que los afectados pierden la oportunidad de mejorar como personas y, de todos modos, siguen arrastrando las limitaciones propias que llevaron a la ruptura. En otros casos, sobre todo los más graves, habrá que discernir con el apoyo de especialistas. La Pastoral Familiar tiene al respecto cometidos importantes; en primer lugar, a manera de prevención y, en segundo lugar, proporcionar orientación, apoyo y acompañamiento especializado a las parejas que se encuentran en crisis. Si las parejas no encuentran ayuda oportuna, se inclinarán por la separación. 2. Desatención Durante el noviazgo, las atenciones tanto de ella como de él se multiplican con la intención de agradar y mantener la relación. En la vida matrimonial se presentan nuevas exigencias que pueden provocar la desatención mutua, como el trabajo, pues hay que cubrir los gastos del hogar, las relaciones sociales, la llegada de los hijos… Las faltas de atención pueden provocar conflictos, incomprensiones y crisis dentro del matrimonio. Por ello, aunque sean muchas las ocupaciones es necesario darnos tiempo como esposos para mantener, cultivar y fortalecer la relación conyugal. La felicidad en la vida familiar nace de la armonía conyugal. 3. Rutina Quizá el enemigo mayor del amor conyugal y familiar es la rutina. Si se vive el amor conyugal como algo alcanzado y permanente, empieza a desgastarse la relación. Por eso, ante el cansancio de la vida y la rutina, hemos de procurar no acostumbrarnos. Constantemente podemos descubrir aspectos nuevos de nuestra pareja, dignos de admirar y que fortalecen la relación, además de la creatividad e iniciativa en los detalles. El amor conyugal es una realidad nunca acabada, no tiene límites, siempre tiene posibilidad de crecer, madurar y fortalecerse. 4. Competencia La sociedad y la cultura actual favorecen la sobrevaloración de la autorrealización, de manera que, si el amor conyugal no es maduro, puede surgir competencia entre los esposos: quien trabaja más o quien gane más, quien visita más a sus padres o quien gasta más…Todo se ve y se analiza desde las comparaciones que, sin lugar a duda, son signo de inmadurez. El amor conyugal y familiar no es una competencia, conlleva la renuncia al egoísmo para buscar que la persona amada se sienta querida, aceptada, respetada, valorada y sea feliz. La convivencia pide renunciar al yo para alcanzar la riqueza del nosotros. Esto no implica dejar de ser lo que uno es, sino más bien, lograr unidad en el pensar y sentir para compartir. 5. Infidelidad EROTISMO Carácter de lo que excita el amor sensual. Al erotismo* en las culturas actuales se le ha dado mayor importancia y ha llevado a consecuencias negativas. Hoy, una aventura extra conyugal suele considerarse una moda. Telenovelas, películas, canciones… presentan y, en cierta medida, promueven la infidelidad. A esto hay que agregar que vivimos en una cultura machista en la que el rol masculino tiene una enorme carga sexual por lo que, rechazar propuestas o insinuaciones femeninas, pareciera que pone en duda su identidad. La infidelidad también crece cada vez más de parte de las mujeres. El relajamiento de principios y valores ocurren por diversos factores individuales, sociales, culturales… En algunos casos, cuando una esposa o esposo se percata de que su pareja le ha sido infiel, suele culparse ella misma o él mismo, lo cual es un error, ya que en una infidelidad los únicos responsables son quienes la realizan. Habrá que tener calma y prudencia para analizar y valorar objetivamente la situación y no tomar decisiones precipitadas; buscar la mejor solución considerando que la familia es un valor por el que vale la pena afrontar positivamente la crisis. Con todo, hay situaciones muy graves, que necesitan de un discernimiento especial. 6. Violencia intrafamiliar La familia es víctima de la creciente violencia que constatamos en nuestro entorno (robos, asaltos, secuestros, asesinatos…), pero también tiene responsabilidad de la situación; en muchos casos es en la familia donde crecen personas violentas, deshonestas… En las estadísticas, los jóvenes y niños en situaciones de criminalidad, drogas, suicidios, provienen de familias desintegradas, donde se experimenta abandono o violencia intrafamiliar. Ésta puede tener diferentes manifestaciones: golpes, agresiones verbales entre cónyuges, entre hijos o entre padres e hijos, que se agravan por alcoholismo o drogadicción. Especialmente llama la atención la violencia contra: Las mujeres, conducta que se aprende y tolera socialmente. Algunas mujeres piensan que ellas son responsables de las agresiones que sufren, experimentan vergüenza y miedo que les impide huir o pedir ayuda (cf. CNP 69-70). Los niños. Ha crecido la violencia infantil. Muchas de las situaciones de pedofilia o violaciones se dan en el hogar y provienen de algún familiar cercano: padre, tío, hermano mayor, primo… 7. Consecuencias de la violencia intrafamiliar Quien ha sufrido malos tratos durante la infancia o ha sido testigo de la violencia en su familia o escuela, incrementa el riesgo de violencia en la edad adulta. Es frecuente que las personas que son violentas, hayan sido en su momento, víctimas de maltrato infantil (cf. CNP 71). La influencia del maltrato y la disfunción familiar va más allá de la imitación de conductas violentas. El niño maltratado sufre pérdida de autoestima y se refugia en sus fantasías, muchas de ellas violentas, con probabilidad de que las materialice en la adolescencia o en la vida adulta. Desgraciadamente, en las familias violentas, la violencia se vive como algo normal (cf. CNP 72). La violencia intrafamiliar es escuela de resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas (CNP 67). 8. La Pastoral Familiar ante las crisis familiares La Iglesia no desconoce las situaciones de crisis que enfrenta la familia dentro y fuera de ella, ni permanece indiferente; su preocupación por el acompañamiento a las familias en situaciones difíciles es clara: Prestando particular atención a los casos difíciles e irregulares, es necesario que los Obispos, sacerdotes y laicos se avoquen a la atención de este sector de la Pastoral Familiar y elaboren programas que les permitan un acercamiento, acompañamiento y cuidado de estas familias (DNPF 665). Para atender estas situaciones, la Pastoral Familiar ha de apoyarse en organismos eclesiales y civiles que ofrecen ayuda a las familias en situaciones de crisis. Este tipo de realidades no son fáciles de tratar y sería irresponsable ofrecer soluciones ingenuas o simplistas. Algunas situaciones requieren de especialistas: psicó, terapeutas familiares, sacerdotes, abogados… Lo importante es hacerle saber a las familias en situación de crisis que existen alternativas de acompañamiento. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Si eres casado, ¿qué haces en tu matrimonio para superar la rutina, la desatención, la compet EVALUACIÓN ¿Qué haré cuando encuentre familias en crisis? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO MJP II, Curso de formación integral II, México 2005, 145-152. Que en Cristo Nuestra Paz, México tenga vida digna, Conferencia del Episcopado mexicano, 67-75. Las situaciones especiales e irregulares de la familia Requieren atención especial los migrantes, madres solteras, uniones libres, divorciados civilmente y no casados de nuevo, los divorciados vueltos a casar. ENLACE En el tema anterior reflexionamos las acciones necesarias que apoyan a los esposos y a las fa En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Atención a las familias en situaciones especiales e irregulares Algunas familias viven situaciones que denominamos: Especiales. Porque sufren desintegración, como las familias migrantes, madres solteras, las de hijos con enfermedades crónicas… Regulares. Matrimonios constituidos en el aspecto legal (civil), y eclesial (religioso). Irregulares. Parejas sin ninguno de los vínculos anteriores: divorciados, uniones libres… Estas situaciones requieren de una Pastoral Familiar específica: La Iglesia no puede permanecer ajena a estas situaciones, por lo que es necesario un empeño pastoral, en la caridad y generosidad, a ejemplo del buen pastor (cf. Jn 10,7), para ayudar a estas familias en situación difícil y hasta irregular (DNPF 664). 2. Familias de migrantes Muchas familias mexicanas tienen, por lo menos, un familiar que ha emigrado. Para este grupo de familias la acción de la Iglesia debe ser especialmente de prevención, asistencia y acompañamiento, con el fin de que la familia no se desintegre, no pierda valores, no sea confundida por sectas oportunistas y sea respetada en todos sus derechos (DNPF 670). La pastoral de migrantes ha de evitar el desarraigo y conseguir la reagrupación familiar. La Pastoral Familiar se orientará a integrarlas en la sociedad que las acoge (leyes, cultura, trabajo...) respetando su propia cultura (cf. DPFIE 200). 3. Madres solteras Las madres solteras integran un grupo en aumento. La Iglesia se alegra y admira el coraje de las madres que, aun en condiciones poco favorables, muchas veces bajo la presión de abortar, aceptan con valor y amor la vida que han concebido y tratan de ofrecer lo mejor a sus hijos. La comunidad ha de ser sensible y apoyar la difícil tarea de estas madres. Así como Jesús tuvo especial predilección por las personas más vulnerables, también hoy hemos de colocar a las madres y padres solteros entre nuestras prioridades. 4. Uniones libres Algunas parejas optan por vivir en “unión libre”, es decir, sin vínculos civiles ni religiosos. A nivel social éstas tienen derechos iguales a los del matrimonio. Los motivos son diversos: falta de formación, de fe, de testimonio de los casados, ruptura con la familia, desconfianza en el futuro, estrecheces económicas, rechazo de todo vinculo juridico… Los acontecimientos de la vida pueden llevar a la pareja a reconsiderar su postura, especialmente cuando hay hijos. Si existe una semilla de fe hay que guiarlos hacia la celebración de su matrimonio (cf. DPFIE 233). La Iglesia ha de acercarse a ellos con discreción y respeto, para iluminarlos y guiarlos a través de un proceso de evangelización; ha de allanarles el camino hacia la regularización de su situación; ha de quitar los obstáculos que se presenten para ello (DNPF 696). 5. Católicos unidos sólo con el matrimonio civil Las crisis de fe, la posibilidad del divorcio, la cultura, la economía…, hacen que muchas parejas de novios elijan únicamente el matrimonio civil. La acción pastoral identificará los motivos que las llevan a casarse sólo por lo civil. El primer acercamiento de la pareja es ya un signo de fe que hay que conducir hacia un mayor conocimiento y profundización en la vida cristiana, para que descubran la necesidad del sacramento del Matrimonio. Para ello resulta eficaz la integración en la vida de las respectivas comunidades (cf. DPFIE 230). Es importante que los pastores y la comunidad cristiana hagan entender la necesidad de coherencia entre la elección de vida y la fe que se profesa e intenten convencer a estas personas de regularizar su situación a la luz de los principios cristianos (DNPF 699). 6. El divorcio El divorcio causa problemas y graves consecuencias psíquicas, morales, religiosas, económicas, sociales… Esto no es nuevo, pero preocupa su incremento. Es, además, un derecho que el Estado reconoce, al tiempo que protege los derechos y bienes de las personas involucradas. Los motivos son distintos: la incorporación de la mujer al trabajo, nuevas formas de vida familiar, el concepto erróneo de libertad, felicidad e independencia, las aspiraciones de la pareja en orden al éxito y realización social. Hoy es difícil asumir la vida matrimonial y familiar como tarea compartida, que exige comprensión, atención, adaptación, generosidad, capacidad de entrega y sacrificio. El concepto de matrimonio como unión para siempre se ha debilitado. 7. El divorcio y la Pastoral Familiar La naturaleza del matrimonio cristiano exige que la unión sea para siempre, fiel e indisoluble. La Iglesia no admite el divorcio, pero sabe que se trata de una experiencia dolorosa, de un paso difícil que muchas personas tienen que dar, aun en contra de sus principios. La separación y el divorcio presentan situaciones como: Separados no casados de nuevo. Divorciados civilmente y no casados de nuevo. Divorciados vueltos a casar. Cada situación genera consecuencias especiales. La Pastoral Familiar ha de valorar caso por caso, diferenciando entre el cónyuge que provoca y el que sufre la situación sin culpa. Ha de actuar con gran prudencia y respeto. 8. Separados no casados de nuevo Son las personas que han sufrido la separación, se mantienen fieles a su matrimonio, rechazan una nueva unión y cumplen sus deberes familiares; ellas merecen gratitud y apoyo. Es importante que no se sientan solas en su decisión. Pueden participar en la vida de la Iglesia y en la admisión a los sacramentos (cf. DPIE 219). A quien vive esta situación: La comunidad eclesial debe particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda concreta, de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la difícil situación en que se encuentra; ayudarle a cultivar la exigencia del perdón, propio del amor cristiano y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida conyugal anterior (FC 83). 9. Divorciados civilmente y no casados de nuevo La Iglesia no admite el divorcio, pero es consciente que, en algunos casos es la única solución para asegurar ciertos derechos legítimos como el cuidado de los hijos o la defensa del matrimonio. Por ello recomienda se acceda al divorcio civil solo por motivos muy graves, evitando el escándalo y con la firme convicción de que equivale a una separación; no es la ruptura del vínculo sacramental (cf. DPFIE 220). La Iglesia acompaña al cónyuge inocente, así como al causante. Para este último pide comprensión y misericordia. Para recibir los sacramentos solicita el arrepentimiento; esto implica reparar la situación que ha provocado. Debe hacerlo consciente de que, a pesar del divorcio civil, su matrimonio continúa siendo válido y que la separación en que se encuentra sólo es moralmente lícita si existen motivos que hacen imposible la reanudación de la convivencia conyugal (cf. DPFIE 223). 10. Divorciados vueltos a casar Son las personas divorciadas que contraen matrimonio civil por segunda vez. Muchas de estas parejas se consideran excluidas de la Iglesia porque ésta establece que no pueden recibir los sacramentos. La Iglesia no los abandona, busca acompañarlos pastoral y evangélicamente para que tomen conciencia de su situación y vivan cristianamente su Bautismo. Establece algunas acciones (cf. DNPF 708-709): Conducirlos a la búsqueda de su salvación. Poner a su disposición los medios de salvación. Ayudarlos a discernir su situación. Ayudarlos a que no se consideren fuera de la Iglesia. La caridad pastoral exige a la comunidad cristiana que no abandone a estos fieles, pues el alejamiento total de la vida cristiana les perjudicaría aún más. Hay que diferenciar a: Los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados injustamente; los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido; los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de sus hijos; y los que están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido (FC 84). El impedimento que tienen estas parejas para recibir los sacramentos, requiere el diálogo personal con un ministro ordenado, que los acompañe en su camino espiritual. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Pregunta a una madre soltera y a una familia de migrantes, ¿cuáles son los problemas más di EVALUACIÓN ¿Cómo puedo apoyar a las familias en situación especial e irregular? PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio Nacional de la Pastoral Familiar, 663-711. Directorio de la Pastoral Familiar en España, 202-234. Los movimientos y comunidades al servicio de la familia Nuestra iglesia local cuenta con varias asociaciones y movimientos apostólicos que ofrecen un servicio al desarrollo integral de las familias. Su reto: integrarse en la pastoral de conjunto. ENLACE En el tema anterior estudiamos situaciones especiales o irregulares que necesitan apoyo espe En síntesis Desarrollo del tema TEXTOS 1. Los movimientos y asociaciones laicales para la familia En el Manual 13 (cf. tema 13) identificamos los movimientos laicales, como asociaciones de fieles laicos unidos por un carisma, que participan responsablemente en la misión de la Iglesia. Las que orientan sus servicios hacia la familia contribuyen, según su carisma, al crecimiento de los esposos y del ser y quehacer de las familias. Aquí describimos algunos movimientos presentes en nuestra Iglesia local. 2. Asociación Mexicana para la Superación Integral de la Familia Trabaja por la formación de las mujeres y sus familias mediante la integración de “Centros de Superación Familiar”; en ellos se brinda a la mujer educación y formación. Con la convicción de que la mujer educada, capacitada y autosuficiente es capaz de mejorar su entorno, consciente de la responsabilidad frente a la sociedad, como pilar de su familia (Ver www.amsif.org.mx). 3. Movimiento Familiar Cristiano Promueve los valores humanos y cristianos de la familia en la comunidad, para que la familia sea formadora de personas y educadora en la fe; comprometida activamente en el desarrollo integral de la comunidad, a través de sus miembros. Realiza sesiones donde se estudian, reflexionan, aportan experiencias y vivencias sobre temas relacionados con la persona, la pareja, la relación con la familia y con la comunidad. Ofrece pláticas prematrimoniales, círculos de novios y encuentros conyugales. 4. Encuentros Cristianos de Integración Matrimonial Se integra por matrimonios y sacerdotes que habiendo vivido la experiencia de un encuentro, ayudan a parejas unidas en el sacramento del Matrimonio a reencontrase en Cristo para que viviendo cada vez más plenamente su vida cristiana, hagan de su hogar una verdadera iglesia doméstica y den testimonio del mensaje del Evangelio. Organizan encuentros durante un fin de semana, que dan a las parejas la oportunidad de autoconocerse y mayor acercamiento a través del diálogo íntimo, profundo y amoroso, apoyados en el amor de Cristo. 5. Centro de Planificación Natural de la Familia Billings WOOMB DE MÉXICO, AC es la organización oficial encargada de la regulación, promoción y difusión del Método Billings de Planificación Natural de la Familia. Pone al alcance de las familias un estilo de vida basado en el amor y respeto a la ley natural para que vivan felizmente su vida matrimonial y ejerzan responsablemente su paternidad y maternidad. Enseñan y promueven el método Billings y los principios y valores de la sexualidad mediante cursos impartidos por instructores actualizados (Ver www.billingsmexico.org.mx). 6. Familia Educadora en la Fe Se integra por comunidades de familias. Su campo de acción es la catequesis en la familia, por la familia y para la familia. Se fundamenta en la convicción profunda de que la comunidad familiar, integrada en comunidad de familias, es un ambiente privilegiado, donde el espíritu de Jesucristo Resucitado hace crecer y madurar la fe personal y comunitaria (Ver www.fef.org.mx). 7. Encuentro de Novios Es un programa de preparación católica para el matrimonio, impartido durante un fin de semana. En ella, los novios próximos a casarse descubren sus necesidades de comunicación, espirituales y personales. Brinda una técnica de comunicación para desarrollar un conocimiento profundo de la pareja. Se descubre que el matrimonio es un sacramento y una vocación, que Dios y la oración son los medios para un matrimonio exitoso; cada pareja es retada a analizar sus motivos para casarse. 8. Movimiento Familias Nuevas de los Focolares Trabaja para establecer un nuevo modo de ser familia, construido a través de cuatro líneas: educación, formación, socialización y solidaridad. Busca que sus miembros vivan con radicalidad la espiritualidad de la unidad. Realiza cursos internacionales de parejas y mediadores familiares, congresos internacionales en donde las familias intercambian puntos de vista con expertos de nivel mundial; apadrina proyectos de solidaridad familiar a distancia, en pro de los países pobres (Ver www.focolaremex.org). 9. Centro Trinitario Familiar Es una fundación que surge a partir del carisma de la orden religiosa trinitaria; busca apoyar a los hermanos presos de las nuevas esclavitudes. Promueve la integración familiar para disminuir problemas sociales, tales como violencia, delincuencia, drogadicción, sectarismo y divorcios. Ofrece encuentros conyugales, educación sexual, método Billings, asesoría psicológica y espiritual, atención a la tercera edad, atención a la mujer sola... (Ver www.centrifam.org). 10. Familias Unidas Evangelizadoras en Gracia, Oración y Servicio Se propone la unificación de la familia a través de encuentros conyugales, con acompañamiento posterior al encuentro. Orienta a mujeres respecto a su situación moral, física y legal canalizándolas a la institución adecuada. 11. Movimiento Juan Pablo II para la Familia Impulsa el desarrollo integral de la persona, matrimonio y familia. 12. Encuentro Matrimonial Mundial Ofrece la experiencia del fin de semana en la que se busca crear un sentido de Iglesia, aplicando el Evangelio a la vida del matrimonio y de la familia. Su misión es ayudar a la renovación de los sacramentos del matrimonio y del sacerdocio, a vivir plenamente una relación responsable e íntima, ofreciéndoles una experiencia católica y una comunidad de apoyo permanente (Ver www.encuentro matrimonialmx.org). 13. Movimiento de Renovación Matrimonial Se constituye por matrimonios que comparten la fe con otros matrimonios que han tenido una experiencia de encuentro (retiro matrimonial); para que se integren a la vida activa de la Iglesia y vivan su fe en plenitud. Su misión es evangelizar a la familia. 14. Cenyeliztli AC Institución orientada a las familias para formarlas, fortalecerlas y defenderlas, a fin de lograr el desarrollo de cada uno de sus miembros en el ámbito de los valores. Integra varios programas: Somos tu Familia. Forma asesores familiares que generan acciones y programas de orientación familiar, superación humana, detección y prevención de adicciones, violencia intrafamiliar, psicopatologías y demás desórdenes de la conducta que ameriten una atención terapéutica profesional, canalizándolos a las instituciones adecuadas. Ofrece servicio a parroquias y empresas. Sembrando Valor. Busca promover los valores familiares y humanos que le permitan a cada miembro de la familia una plena realización. Ofrece apoyo a través de conferencias y cursos que “siembran valor” en diferentes áreas: personal, matrimonio y familia, educación familiar, logoterapia, tanatología, bioética, espiritualidad… Crecer en Familia. Es un proyecto de desarrollo personal y familiar que busca la formación integral del individuo y el crecimiento de las familias a través de grupos de parejas con intereses y deseos de formación comunes. Busca dotar a las parejas de los elementos que les permitan crecer intelectual, moral y espiritualmente; conocer las etapas en el desarrollo de los hijos y ayudarlos en su formación integral; dar las bases para inculcar valores en la familia... (Ver www.somostufamilia.com). 15. La Pastoral de Conjunto Cada asociación y movimiento apostólico tiene su propio carisma y estructura. Por ello es importante que se integren plenamente dentro de la Iglesia particular para realizar un trabajo de conjunto. Esto ayudará a que las estructuras de los diferentes movimientos no choquen entre sí, ni con los de la Iglesia particular (parroquias, diócesis) y se complementen para un servicio más eficaz a favor de la familia. Todos los movimientos y asociaciones eclesiales están llamados a insertarse orgánica y dinámicamente en la vida de las iglesias particulares; articulándose en la pastoral de conjunto desde su propia identidad. ACTIVIDADES INDIVIDUALES Entra a la página de internet de alguno de estos movimientos y amplía la información. EVALUACIÓN ¿En qué situaciones puedo apoyarme en alguno de los movimientos? si pertenezco a algún PARA SEGUIR DESCUBRIENDO Directorio Nacional de Pastoral Familiar, n. 559-569. La Pastoral Familiar en la iglesia local En toda diócesis se requiere de una Pastoral Familiar intensa y vigorosa (DA 435). ENLACE En el tema anterior identificamos acciones y servicios que realizan los movimientos laicales En síntesis Desarrollo del tema EL TEXTO 1. Hacia la consolidación de una Pastoral Familiar Consolidar la Pastoral Familiar requiere de conceptos claros y criterios comunes, así como una perspectiva precisa del significado de esta pastoral, sus contenidos y los diferentes campos a los que se orienta. En los temas 8 y 11, vimos que la Pastoral Familiar tiene que acompañar a las familias en todas sus etapas: preparación al matrimonio (remota, próxima e inmediata); vida familiar; situaciones de crisis, especiales e irregulares. 2. ¿Qué hacer para poner en marcha un proyecto de Pastoral Familiar? Para poner en marcha un proyecto de Pastoral Familiar, ya sea parroquial, decanal o vicarial, hemos de tomar en cuenta aspectos concretos: ¿A quiénes va dirigido? Es necesario conocer la realidad c ¿Con quiénes se realizará? Hay que impulsar la formación, c ¿Qué se hará? Diseñar el acompañamiento por e ¿Con qué recursos didácticos? Seleccionar libros de trabajo y est ¿Qué movimientos, comisiones o instituciones apoyarán? Elegir entre todas las organizacio ¿En cuánto tiempo? Planear acciones a corto, mediano ¿En dónde se realizará? Identificar lugares. ¿Cómo se evaluará? Diseñar una evaluación que tome 3. Los equipos de Pastoral Familiar La realización de las acciones de Pastoral Familiar requiere de la organización de equipos. Éstos juegan un papel importante para la consolidación de programas. El equipo de Pastoral Familiar (cf. DPFA 255-256): Es un equipo de reflexión, animación, planificación y coordinación de la acción pastoral al servicio de las familias en los distintos niveles de la Iglesia. No es un movimiento más, ni le hace competencia a ningún movimiento familiar. Busca la manera de trabajar coordinadamente con todos ellos. Agrupa a las personas, matrimonios, movimientos, servicios y organizaciones que trabajan en pro de las familias. Anima, estimula y apoya sus trabajos; promueve orientaciones y líneas comunes para la acción pastoral. Sirve de enlace entre los distintos niveles (familiacomunidad eclesial intermedia; comunidadparroquia; parroquiadecanato; decanatozona; zonadiócesis) y entre asociaciones y movimientos. 4. La Pastoral Familiar en nuestra Iglesia local El II sínodo arquidiocesano (1992) destacó a las familias como uno de sus destinatarios prioritarios, y lanzó el siguiente ordenamiento: Promover acciones pastorales diferenciadas que consideren los diversos tipos de familia y sus diferentes momentos de crecimiento y evolución (ECUCIM 1448). Para ello se creó la comisión arquidiocesana de Pastoral Familiar que busca acompañar a las familias, en su desarrollo y crecimiento, para alcanzar su plenitud humana y cristiana como comunidad de vida y amor. Esta comisión: Promueve, programa, integra y coordina acciones pastorales que competen a la familia, sus s 5. Estrategias de la Comisión de Pastoral Familiar Para responder a los requerimientos de la Pastoral Familiar en la ciudad de México, la Comisión de Pastoral Familiar ha implementado algunas estrategias: Conocimiento y análisis de la realidad. Formación básica en la visión católica de familia. 6. Estructuras de la Pastoral Familiar arquidiocesana La Comisión de Pastoral Familiar se organiza de la siguiente manera: Director de la Comisión (presbítero). Matrimonio asistente del Director de la comisión. Matrimonio coordinador del programa de las vicarías. Matrimonio enlace, responsable por vicaría en el seguimiento de la Pastoral Familiar. Equipo encargado de elaborar materiales de formación. Laicos que dan seguimiento a las líneas de acción, eventos y actividades programadas. 7. Criterios de acción La Comisión de Pastoral Familiar actúa de acuerdo a criterios de acción. Algunos de ellos son: Trabajo en conjunto, apoyo y unidad de criterios en los agentes de Pastoral Familiar. Participación de los laicos, movimientos e instituciones educativas en el trabajo de Pastoral Familiar. Difusión y comunicación de materiales y planes de la Pastoral Familiar. Continuidad y supervisión en los planes y acciones de trabajo. Unión en movimientos y grupos laicales. 8. Desafíos Aun con los esfuerzos realizados por los Movimientos de Familia y la Comisión de Pastoral Familiar, siguen presentes, en algunos lugares, varios desafíos enunciados por el II sínodo desde 1992(cf. ECUCIM 1432-1437). Algunos de ellos son: No existen modelos de seguimiento cristiano para las nuevas familias. No hay una pastoral de noviazgo organizada y difundida. El primer contacto de los novios con las parroquias suele ser desilusionante (información inadecuada, aspecto burocrático, preocupaciones económicas…). Los pastores encuentran difícil establecer una relación personal con las parejas que se preparan al matrimonio. Los cursos de preparación al matrimonio presentan, a veces, serias deficiencias. 9. Hacia el impulso y renovación de la Pastoral Familiar El Espíritu Santo ha animado a nuestra iglesia local a dar impulso a todas las pastorales. En vistas a ello, nuestra iglesia pidió realizar una evaluación de las acciones de la Pastoral Familiar en el 2009 (cf. OPFM 107-110), especialmente en lo que se refiere a vinculación entre vicarías, decanatos, parroquias, comunidades de vida consagrada y movimientos eclesiales, todo ello para orientar los objetivos y estrategias diocesanas futuras. De manera especial se solicitó la promoción de equipos eclesiales, integrados por las diferentes vocaciones de la iglesia y trabajar de forma coordinada, con otras pastorales para favorecer la pastoral de conjunto. Para el 2010 (cf. OPCB 78) se puso énfasis en la meta de la formación de agentes. 10.Algunas acciones que pide la Iglesia en Aparecida Nuestra iglesia local busca caminar en sintonía con la Iglesia latinoamericana, quien en Aparecida pide impulsar las siguientes acciones para la Pastoral Familiar (cf. DA 437): Comprometer a las otras pastorales para que trabajen a favor de las familias. Impulsar proyectos que promuevan familias evangelizadas y evangelizadoras. Renovar la preparación remota y próxima al Matrimonio. Promover, con los gobiernos y la sociedad, políticas y leyes a favor de la vida, el matrimonio y la familia. Impulsar y promover la educación integral de los miembros de la familia. Impulsar centros parroquiales y diocesanos con una pastoral de atención integral a la familia, especialmente de aquellas en situaciones difíciles. Establecer programas de formación, atención y acompañamiento para la paternidad y maternidad responsables. Estudiar las causas de las crisis familiares para afrontarlas. Seguir ofreciendo formación permanente a los agentes de Pastoral Familiar. Acompañar con amor, prudencia y según el Magisterio, a las parejas que viven en situación irregular. Para ello se requiere un trabajo interdisciplinario de teología y ciencias humanas. Procurar que los Tribunales eclesiásticos sean accesibles y tengan una correcta y pronta actuación. ACTIVIDADES INDIVIDUALES De los desafíos enumerados, ¿cuáles consideras más importantes para que la pastoral familia EVALUACIÓN ¿Cómo puedo contribuir, desde mi experiencia, a los desafíos actuales de la Pastoral Famili PARA SEGUIR DESCUBRIENDO ECUCIM 1426; 1432-1437; 1448-1467. http://vicaria-laicos.vicariadepastoral.org.mx link Pastoral Familiar o directamente en http://www.somostufamilia.com BIBLIOGRAFÍA ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO, Manual 12, Sacramentos de Curación y al servicio de la comunidad, México 2010. BOROBIO, D., Misión y ministerios laicales, Sígueme, Salamanca 2001. CARRERAS, J., Emergencia de la familia, Documentos del Instituto de Ciencias de la Familia, Madrid 2006. CENCINI, A., Familia, jóvenes y parroquia. La apuesta de la pastoral unitaria, Ediciones Paulinas, Lima 2006. INSTITUTO NACIONAL DE GEOGRAFÍA, ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA (INEGI), Las familias mexicanas, México 1999. MARTÍN DEL CAMPO, J. L. Moral de la Sexualidad, del Amor y la Familia, 3° Unidad, Curso Básico CEFAL, Arquidiócesis Primada de México, México 1998. MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO, Creo en la Familia. Primer nivel. Ciclo básico de formación. México 2003. MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO, La familia, esperanza de la humanidad. Segundo nivel. Ciclo básico de formación. México 2003. MOVIMIENTO JUAN PABLO II PARA LA FAMILIA, Curso de formación integral II, México 2005. MOVIMIENTO JUAN PABLO II PARA LA FAMILIA, Curso de formación integral III, México 2005. ROSSANO, P., Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, San Pablo, Madrid 1990. VIVES SOTO, L., Organizar la Pastoral Familiar: Ponencias del curso de Formación de Agentes de Pastoral Familiar, Conferencia Episcopal Española, Madrid 2007. PÁGINAS WEB “Una pareja unida”, en http://www.mariedenazareth.com/14917.0.html?&L=3 “Matrimonio ÍNDICE TEMÁTICO Presentación: Hacia una pastoral familiar intensa y vigorosa Tema 1. La familia en los tiempos modernos Tema 2. La organización familiar TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA FAMILIA Tema 3. La familia en el plan de Dios Tema 4. La familia en la historia de la salvación Tema 5. La misión de la familia en la Iglesia Tema 6. La familia en la comunidad humana Tema 7. La espiritualidad de la familia LA PASTORAL DE LA FAMILIA Tema 8. Los principios de la Pastoral Familiar Tema 9. Los agentes de la Pastoral Familiar ACCIONES DE LA PASTORAL FAMILIAR Tema 10. La preparación al matrimonio Tema 11. La formación permanente de la familia Tema 12. El servicio a la vida y la paternidad responsable. Tema 13. La vocación educadora de la familia. Tema 14. La familia, escuela de evangelización Tema 15. Taller: La familia ante los medios de comunicación social Tema 16. Taller: La familia, promotora de los derechos familiares Tema 17. La asistencia en situaciones de crisis Tema 18. Las situaciones especiales e irregulares de la familia. Tema 19. Los movimientos y comunidades al servicio de la familia Tema 20. La Pastoral Familiar en la iglesia local Bibliografía