Subido por Macarena Ruiz

Lengua, Lit y su Didáctica Las Prácticas del Lenguaje en la escuela

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Profesorado de Educación Especial
U.C. Lengua, Literatura y su Didáctica
2do año
Lic. Borda, Leonardo
Las Prácticas del Lenguaje en la escuela
Ámbitos de las Prácticas del lenguaje: Contexto de estudio Literatura Ciudadanía
“En 1910 se creó en el pueblo una escuela, y el pequeño Egger,
después de hacer las tareas en el establo,
pasó a sentarse todas las mañanas con los demás niños
a aprender a leer y escribir y contar en un aula que olía a alquitrán fresco.
Aprendía despacio y como si luchara contra una secreta resistencia interior,
pero con el tiempo empezó a extraer cierto sentido
del caos de puntos y rayas que ocupaba la pizarra,
hasta que finalmente llegó a leer libros sin dibujos,
lo que suscitó en él ciertas ideas,
pero despertó también miedos relacionados con los mundos
que se encontraban más allá del valle”.
Toda una vida. Robert Seethaler
Introducción
En esta Clase nos posicionaremos en la idea de las prácticas del lenguaje como prácticas
fundamentalmente sociales que se aprenden, enseñan y se construyen con y para otros.
La lectura y la escritura como prácticas sociales
El pasaje de hablar de “lengua” a “lenguaje” nos sitúa en el desafío de abandonar el foco
puesto en el objeto (la lengua) para ahondar en las prácticas que los sujetos construyen con la
lengua (el lenguaje). Estas prácticas no sólo son instrumentales, sino que conforman prácticas más
allá de las lingüísticas y forman parte constitutiva de las personas y las comunidades; contienen
aspectos lingüísticos, pero también sociales, cognitivos, subjetivos, etc. En este sentido, es necesario
tener en cuenta cuáles son las representaciones e ideas que las personas portan acerca de los
alcances del lenguaje, que claramente trasciende lo utilitario.
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La vida en sociedad nos desafía a construir relaciones y acciones que son variadas,
multifacéticas y complejas y que están mediadas por el lenguaje. De estas formas de relación las
prácticas de lectura y escritura son piezas fundamentales. En este sentido reconocemos que:
- Son plurales y variadas
- Son diferentes según los grupos que las lleven a cabo
- Recuperan las oportunidades y experiencias que los sujetos han tenido en relación con los
textos.
- Reflejan y a su vez conforman modos sociales particulares según los momentos históricos,
las culturas y los contextos geográficos en que acontecen.
Si bien las prácticas de lectura y escritura funcionan como soporte de las relaciones sociales,
la enseñanza de las mismas en la escuela requiere de decisiones intencionales y explícitas que
funcionen como condición del aprendizaje. ¿Cómo conciliar entonces las prácticas sociales con lo
deliberado de una enseñanza escolar? En palabras de Delia Lerner: “Lo posible es hacer el esfuerzo
de conciliar las necesidades inherentes a la institución escolar con el propósito educativo de formar
lectores y escritores, lo posible es generar condiciones didácticas que permitan poner en escena -a
pesar de las dificultades y contando con ellas- una versión escolar de la lectura y la escritura más
próxima a la versión social, (no escolar) de estas prácticas” (Lerner, 2001)
En la escuela esta conciliación nos obliga a focalizar en los propósitos de la escritura y la
lectura en diferentes situaciones:
¿Por qué se escribe? ¿Por qué se lee? ¿Quién/nes escribe/n y para qué/quién? ¿Qué se
quiere comunicar? ¿Cómo se lee? ¿Qué se lee? ¿Quién lee? Estas son algunas de las preguntas
posibles que instalan.
La escuela entonces necesita ofrecer situaciones comunicativas diversas para poder
transitar experiencias en las variaciones de las prácticas: comunicar distintos propósitos, variación
en el número de interlocutores, escenarios de diferente formalidad, etc. El ofrecimiento de
situaciones diversas en la escolarización de la enseñanza de las PL nos previene, además, del riesgo
de simplificar o reducir las PL restándole la riqueza de su complejidad.
Además, no hay que olvidar que los lectores y los escritores se construyen en el mismo acto
de leer y escribir. En realidad, y para decirlo más ajustadamente, podríamos decir que los lectores y
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escritores se van formando en sucesivos y a su vez discontinuos, en múltiples y
a su vez estables, en profundos y a su vez superficiales actos de lectura y escritura: al mismo tiempo
que se aprende a leer convencionalmente un texto se está explorando en sus sentidos y significados;
mientras se atraviesa el proceso de alfabetización los sujetos también están preocupados por lo que
se intenta comunicar y registrar.
Los textos
Estos mismos actos de lectura y escritura que mencionábamos en el párrafo anterior
reclaman que se focalice sobre los textos en tanto objetos culturales que los portan y, en este
camino, la escuela cuenta con variedad de portadores que aseguran un espacio variado y rico de
exploración.
Recordemos algunos:
- Textos literarios (privilegian lo estético del mensaje): cuentos, novelas, obras de teatro,
poemas.
- Textos periodísticos (predominio de la función informativa del lenguaje): cuyos portadores
pueden ser diarios, periódicos, revistas, páginas web de noticias, etc.: noticias, reportajes,
entrevistas.
- Textos de información científica (comprenden tanto las ciencias duras como sociales):
definiciones, notas de enciclopedia, informes de experimentos, monografías, biografías, relatos
históricos.
- Textos instruccionales (dan orientaciones precisas): recetas, instructivos.
- Textos epistolares (para comunicarse con un destinatario ausente): carta, solicitud, mail.
- Textos humorísticos: historietas.
- Textos publicitarios (se apoyan en la función apelativa del lenguaje): avisos, afiches,
folletos.
- Textos escolares (producidos ad hoc para el sistema escolar): manuales, libros de lectura,
cuadernillos de actividades, materiales de ortografía, etc.
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Si bien no existe una sola forma de clasificar los textos (siempre
escurridizos en ese sentido) la clasificación anteriormente citada refleja un agrupamiento según
algunos rasgos comunes que permita facilitar algunos portadores que circulan en las escuelas.
(Kaufman & Rodríguez, 2014)
Los ámbitos de las Prácticas del Lenguaje
Hemos seguido profundizando sobre la significación de la lectura y escritura como práctica
y comenzado a explorar algunas herramientas que nos permitan pensar en las prácticas docentes y
las condiciones en que ellas ocurren en las escuelas.
Luego abordamos la relación de los sujetos con los textos en general para centrarnos en los
portadores de texto que cotidianamente encontramos en la vida escolar para así identificar los
recursos materiales posibles en su intersección con la diversidad como condición primordial para
enseñar prácticas sociales complejas.
En este apartado focalizaremos sobre los alcances que la enseñanza de las PL tiene en
diferentes ámbitos:
- Literatura
- Construcción ciudadana
- Formación del estudiante
Estos tres ámbitos que abordan las PL son los que tiene que estar presentes a la hora de
planificar la enseñanza en el área para asegurar aprendizajes que permitan la formación de lectores
y escritores críticos, que conozcan obras relevantes de la cultura que habitan y puedan dar cuenta
de las formas de relacionarse con el conocimiento.
Las prácticas del lenguaje y la literatura
La literatura y los textos literarios permiten a los sujetos introducirse en mundos ficcionales,
en espacios distantes que sin embargo otorgan la posibilidad de volver a lo familiar desde otra
perspectiva. Permite conocer otras culturas y otras formas de decir al mismo tiempo que resignifica
las propias formas. Dice Bruner: “Yo creo en una escuela que no sólo enseñe a los niños lo que
sabemos sobre el mundo, sino que les enseñe también a pensar en las posibilidades. La educación
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debe dar sensibilidad acerca de las distintas maneras de proceder, desarrollar el
sentido de pensar, en las posibilidades. Somos seres que no sabemos qué está en la mente de los
otros. Por eso está bien enseñar a los niños las distintas maneras de pensar y los distintos mundos.
Las diferentes formas de contar una historia, incluso” y nos recuerda que la experiencia sensible, la
experiencia estética también es un camino privilegiado para vivir la diferencia” (Bruner, 1984)
¿Cómo se acompaña la formación de un lector de literatura? Esta pregunta que
seguramente nos hacemos alguna vez los docentes nos obliga a una primera respuesta: es muy difícil
enseñar a leer literatura si uno mismo no es lector. Transmitir la experiencia de la emoción que
produce un texto, una frase, una imagen metafórica; recuperar la idea de que aunque la lectura
pueda ser individual es en una comunidad de lectores donde el sentido de lo leído se expande…Se
enseña literatura al leer, mientras se discute y se intercambian opiniones, cuando un autor “lleva a
otro” y se traman redes entre lecturas. Leer4 literatura tiene más que ver con la producción de
sentidos que con los “contenidos”.
La experiencia lectora, el camino lector “no es un camino de acumulaciones ni un camino
recto. Consta de entramados de textos que vamos guardando. Unos van llamando a otros y en ese
diálogo de la persona con el texto se teje una trama propia, un piso para el viaje que no es difícil de
hacer crecer una vez que se descubre y se valoriza” (Devetach, 2012)
Las prácticas del lenguaje y la formación del estudiante
Así como el camino lector y escritor en el ámbito de la literatura está atravesado por las
experiencias extra escolares, las relaciones de los sujetos con el conocimiento también son diversas;
pero es en la escuela donde realmente se puede brindar el acceso equitativo a aquellas prácticas
que están estrechamente vinculadas con el estudio, ya que es en la enseñanza sistemática y
planificada donde pueden ser apropiadas y producidas ya que estas acciones requieren de un medio
didáctico para ser puestas en juego.
El espacio del aula permite abordar aquellos textos “difíciles” de los que es necesario
aprender los contenidos fundamentales, así como referirlos a fuentes de informaciones diversas y
confiables. A su vez, la formación del productor de textos de estudio debe abarcar tanto la
posibilidad de ampliar los conocimientos ya instalados con nuevos datos como el encarar conceptos
novedosos.
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Los intercambios escritos y orales con los docentes y entre pares
conforman una interacción donde cada uno puede plantear sus ideas y opiniones, describir hechos
y lugares, definir objetos y conceptos y así co-construir el conocimiento. De esta forma los alumnos
desarrollan la curiosidad como una de los cimientos del conocer mientras amplían sus saberes a
través del lenguaje, vía regia para un pensamiento divergente.
Leer y escribir en contextos de estudio transita por diversas propuestas como tomar notas
en diferentes situaciones (clase expositiva, material fílmico, textos informativos, etc.), realizar
resúmenes para sí mismo o para compartir, resumir para extraer conceptos o para estudiar, realizar
informes sobre experiencias o investigaciones (de biografías, de visitas a museos, etc.), escribir
monografías y ensayos, documentar, etc.
Prácticas del lenguaje y ciudadanía
Podríamos comenzar este apartado con una pregunta: ¿Qué significa ser ciudadano hoy?:”
Hoy, en el espacio global de comunicación, ser ciudadano implica el derecho a informar y ser
informado, a hablar y ser escuchado, imprescindibles para poder participar en los procesos de toma
de decisiones colectivas. Hoy, en un escenario donde la ciudadanía toma carácter internacional, ser
ciudadano implica tener derecho de acceso a la información” (Brito & Pineau, 2007) En este sentido
la escuela tiene gran responsabilidad en relación a formar estudiantes críticos e informados.
Introducir estos elementos nos sitúa en un escenario donde las prácticas de la cultura escrita
recorren un proceso de resignificación
Desde las PL la construcción de la ciudadanía apela a que los alumnos puedan tomar
posición frente los textos que leen y también a “hacerse autores” y responder por sus escritos;
preguntar y preguntarse sobre las intenciones que motivan a los escritores y descubrir aquello que
no está dicho en forma explícita en la lectura de los textos.
Acompañar en formar lectores que puedan establecer con los textos relaciones de
suficiente intimidad como para poder tomar posición acerca de lo que se lee y, a su vez, enseñar a
distanciarse para poder corregir y o modificar lo escrito para comunicar mejor las ideas a los posibles
interlocutores. Transitar estas diversas posiciones tanto como escritor como lector posibilita la
emergencia de herramientas para analizar y ser críticos.
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Las PL dan la posibilidad de transitar por caminos diversos: dar la palabra
a diferentes puntos de vista, conocer otras voces, explorar nuevos caminos para defender las ideas,
etc. A su vez, el fortalecimiento de la palabra propia necesita de argumentos sólidos y de prácticas
del lenguaje precisas (justificar, hipotetizar, etc.) que acompañen a niños y jóvenes la forma de
constituirse en ciudadanos plenos que les permita participar en comunidades discursivas cada vez
más amplias y complejas.
Algunas de las condiciones que docentes y escuelas habrán de disponer son aquellos
conocimientos acerca las formas de interacciones lingüísticas que las familias y actores de cada
comunidad cuentan para sus interacciones ya que las realidades lingüísticas son siempre variadas y
heterogéneas y están estrechamente ligadas a los contextos sociales e históricos donde acontecen.
La reflexión en esta línea es insoslayable para el sistema educativo y para cada docente ya
que por un lado, da lugar a las diferencias y, por otro, pone en cuestión y obliga a revisar cada vez
aquellos conocimientos didácticos que se tienen acerca de cómo enseñar a leer y escribir.
“El deseo de pensar, la curiosidad, la exigencia poética o la necesidad de relatos no son
patrimonio de ningún grupo social. Y cada uno de nosotros tiene derechos culturales: el derecho al
saber, pero también el derecho al imaginario, el derecho a apropiarse de bienes culturales que
contribuyen, en cada edad de la vida, a la construcción o al descubrimiento del sí mismo, a la
apertura hacia el otro, al ejercicio de la fantasía- sin la cual no hay pensamiento-, a la elaboración
del espíritu crítico. Cada hombre y cada mujer tienen derecho a pertenecer a una sociedad, a un
mundo, a través de lo que han producido quienes lo componen: textos, imágenes, donde escritores
y artistas han tratado de transcribir lo más profundo de la experiencia humana” (Petit, 2001)
Recapitulando:
En esta clase:
Profundizamos la conceptualización de las Prácticas del lenguaje como prácticas sociales.
Establecimos algunas relaciones entre lo escolar y los textos.
Puntualizamos los ámbitos de la enseñanza de las PL en la escuela.
Bibliografía:
- Brito, A. & Pineau, P. (2007) La lectura y la escritura en la escuela. Buenos Aires: Ministerio
de Educación, Ciencia y Tecnología
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- Bruner, J (1984) Acción, pensamiento y lenguaje. Alianza Psicología.
Madrid
- Devetach, L (2012) La construcción del camino lector. Editorial Comunicarte. Córdoba,
Argentina.
- Kaufman, A, M & Rodríguez, M.E (2014) La escuela y los textos. AIQUE. Buenos Aires
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