Quarto Río Quarto Río Revista de la Junta Municipal de Historia Nº 13 - Febrero 2016 Quarto Río Revista de la Junta Municipal de Historia Vol XIII – Año 2015-2016 – N° 13 ISSN 1850-308X Comité Editor Directora: Mgtr. Susana Gutiérrez Comité Editor: Mgtr. Susana Gutiérrez, Dra. María Rosa Carbonari, Lic. Roberto Lucero, Antonio Rodríguez, Lic. Martín Toselli, Lic. María Ester Bordese, Lic. Beatriz Nores, Lic. Ulises D´Andrea, Lic. María Cristina Valenzuela, Sr. Walter Bonetto y Sr. Alberto M. Cubria. Diseño: Prof. María Virginia Cravero y Noelia Ana Cortés. D.G. Guillermo Rodríguez – Imprenta Municipal. Impresión y Armado: Imprenta municipal Río Cuarto. Contacto: Dirección Postal: Bv. Roca y Bv. Ameghino 5800 – Río Cuarto – Córdoba Correo Electrónico: [email protected] Facebook: Junta Municipal de Historia de Río Cuarto Edición Junta Municipal de Historia de Río Cuarto Municipalidad de Río Cuarto MUNICIPALIDAD DE RIO CUARTO Sr. Juan Jure Intendente Municipalidad Ignacio Fernández Sardina Secretario de Gobierno JUNTA MUNICIPAL DE HISTORIA Mgter. Susana Gutiérrez Presidente Lic. Roberto Lucero Vicepresidente Dra. María Rosa Carbonari Tesorera Sr. Antonio Rodríguez Protesorero Lic. Martín Toselli Secretario General Lic. María Ester Bordese Secretaria de Actas Lic. Beatriz Nores, Lic. Ulises D´Andrea, Lic. María Cristina Valenzuela, Sr. Walter Bonetto y Alberto M. Cubria Vocales Prof. María Virginia Cravero, Noelia Ana Cortés Administración y Biblioteca Miembros Correspondientes Córdoba - Ignacio Tejerina Carreras La Carlota - Alberto Abecasis Achiras - Miguel Ángel Gutiérrez Villa Dolores - Beatriz Tombeau Berrotarán - Ana Buteler de Antelme Quarto Río Artículos Quarto Río - Edición Nº 13 Un espacio en transformación: la modernización periférica de río cuarto y la construcción del campo asociativo∗ Gabriel Fernando Carini ∗∗ El presente artículo intenta constituirse en una caracterización, a nivel regional y especialmente local, del proceso que Moreyra conceptualizó como de ‘modernización periférica’ para la provincia de Córdoba, intentando dar cuenta de las profundas transformaciones que se estaban operando en las condiciones materiales de vida de la población provincial, el rol del Estado y su vinculación con la esfera pública entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Teniendo en cuenta las conclusiones de la autora, específicamente en relación a la dinámica de las asociaciones caritativas, y trasladándolas al ámbito asociativo riocuartense, intentaremos responder a dos interrogantes: por un lado, qué características asumió la estructuración del campo asociativo de dicho espacio en el último cuarto del siglo XIX y, por el otro lado, cómo se fue construyendo el campo benéfico-asistencial en este proceso, tratando de establecer qué características revistió y quiénes ocuparon roles centrales en el mismo. Modernización periférica; Río Cuarto; Espacio público/Espacio privado; Asociaciones caritativas Introducción El presente artículo intenta constituirse en una caracterización, a nivel regional y especialmente local, del proceso que Moreyra conceptualizó como de ‘modernización periférica’ para la provincia de Córdoba, intentando dar cuenta de las profundas transformaciones que se estaban operando en las condiciones materiales de vida de la población provincial, el rol del Estado y su vinculación con la esfera pública entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.1 Teniendo en cuenta las conclusiones de la autora, específicamente en relación a la dinámica de las asociaciones caritativas, y trasladándolas al ámbito asociativo riocuartense, ∗ Este trabajo constituye una síntesis de las consideraciones realizadas en el capítulo II de mi Trabajo Final de Licenciatura, denominado: “De la privatización de lo público a la publicitación de lo privado: la Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto y las transiciones a un protoestado social” dirigido por la Mgter. Susana H. Gutierrez y la Lic. María Ester Bordese. El mismo fue defendido el día 4 de abril de 2011. ** Prof. y Lic. en Historia – CIH-UNRC/CIFFyH-UNC/becario CONICET 1 Cfr.: MOREYRA, Beatriz. Cuestión social y políticas sociales en la Argentina. La modernidad periférica. Córdoba 1900 – 1930. Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2009. 11 Junta Municipal de Historia intentaremos responder a dos interrogantes: por un lado, qué características asumió la estructuración del campo asociativo de dicho espacio en el último cuarto del siglo XIX y, por el otro lado, cómo se fue construyendo el campo benéfico-asistencial en este proceso, tratando de establecer qué características revistió y quiénes ocuparon roles centrales en el mismo. Asimismo, consideramos operativo el empleo del concepto de privatización de lo público, propuesto por el politólogo Norberto Bobbio que refleja la reivindicación de los intereses privados mediante la formación de grupos organizados que utilizan los aparatos públicos para alcanzar sus objetivos.2 Consideramos que dicha noción nos permite hacer referencia al predominio de las entidades caritativas o actores no-estatales en el sistema sanitario riocuartense y que caracteriza el primer período del mismo, abarcando el lapso que va desde su estructuración a fines XIX hasta los primeros indicios de transición hacia una mayor injerencia del Estado al promediar la década de 1930.3 En relación a la metodología de análisis, se recurrió a una de carácter cualitativo basada en la lectura y análisis de diversas fuentes documentales con el objeto de lograr una complementariedad de las mismas, dado el carácter fragmentario que muchas de ellas poseen. De esta forma, se consultaron los documentos del Departamento Ejecutivo y del Honorable Concejo Deliberante todos obrantes en el Archivo Histórico Municipal. Asimismo, fueron revisadas las memorias de la Sociedad de Beneficencia para los períodos 1913, 1925 – 1927 y 1933 – 1935 que se encuentran en el Archivo Convento San Francisco Solano de Río Cuarto. También se apeló a diversas fuentes éditas referidas a la Sociedad de Beneficencia como compilaciones de leyes, decretos y ordenanzas municipales y provinciales. Finalmente, fue examinado el diario local El Pueblo. El trabajo se encuentra estructurado a partir de dos apartados. En el primero de ellos, nos abocaremos a evidenciar las características principales que asume el fenómeno asociativo en la ciudad de Río Cuarto, entre el último cuarto del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. En el segundo, realizaremos algunas aproximaciones a los perfiles que reviste el subcampo benéfico-asistencial, concentrándonos en la construcción institucional en torno al mismo y dando cuenta de algunas características de las instituciones que lo conformaron el mismo, dedicando un lugar especial al análisis de la Sociedad de Beneficencia local. i. construyendo la sociedad civil: el perfil asociativo de río cuarto “[…] Ay del espíritu publico! Hubo una época, muy reciente, en el Río Cuarto, en el cual todo el mundo estaba ansioso a contribuir al progreso del pueblo y en un corto lapso de tiempo [sic] hemos visto nacer instituciones importantes. 2 BOBBIO, Norberto. Estado, gobierno y sociedad: por una teoría general de la política. Fondo de la Cultura Económica, Buenos Aires, 2001. Pág. 32. 3 Sobre este aspecto remitimos a la lectura del capítulo III de nuestro Trabajo Final de Licenciatura. 12 Quarto Río - Edición Nº 13 La instalación de un Club, una imprenta, varios periódicos, cinco sociedades de protección mutua, un banco, escuelas, colegios, etc., se siguieron en menos de un año. Y todas estas instituciones eran debidas a la necesidad que se sentía por ellas y no una manía, o fiebre que se nota a veces en pueblos cuyo progreso es artificial y no natural. Las exigían el incremento de la ciudad y sus industrias agrícolas y ganaderas […]”.4 A pesar de que el contexto donde se encuentra inserto este interesante fragmento del diario local La Voz de Río Cuarto se lamenta por el tan anhelado ‘orden’ todavía algo renuente al sur de Córdoba, es importante rescatar la riqueza que para nuestra temática contiene, debido a que resalta el capital asociativo de la sociedad riocuartense. Éste se enmarca en lo que desde la perspectiva que privilegia el análisis de las prácticas asociativas se conoce como la acentuación del boom asociativo de la década de 1870.5 Entonces, vemos que a la par del ‘progreso’ en el plano económico –relacionado a la inserción de esta región al capitalismo mundial como productoras de materias primas de clima templado y consumidora de bienes manufacturados– se evidencia uno que se relaciona con la creación de nuevos espacios institucionales, estructurantes no sólo de las relaciones humanas, sino que también de los más diversos intereses. Aquí es necesario encuadrar lo antes dicho en la periodización propuesta por Hilda Sábato. La autora distingue dos etapas en la historia argentina para el período que va desde el año 1860 hasta el año 1920: una primera etapa –de 1860 a 1890–, que básicamente se caracteriza por la de afirmación de una Sociedad Civil y de construcción del Estado en una sociedad en rápida transformación en todos los planos; y una segunda etapa –de 1890 a 1920– donde se puede percibir la consolidación y maduración de ambas instancias, en el seno de una sociedad ya marcadamente burguesa.6 Estos límites constituyen a grandes rasgos los marcos temporales de nuestro objeto de estudio. Pero en relación a la constitución de la Río Cuarto ‘moderna’, queremos detenernos en la primera etapa marcada por la autora para dar cuenta de las características que asume el fenómeno, puesto que lo consideramos decisivo para comprender las cuestiones que se plantearan en torno a las particularidades del campo benéfico-asistencial riocuartense. 4 La Voz de Río Cuarto, 10 de diciembre de 1876. 5 Cabe aclarar que la primera explosión asociativa se ubica en la década de 1850. Cfr.: DI STÉFANO, Roberto. “Orígenes del movimiento asociativo: de las cofradías coloniales al auge mutualista”. En: LUNA, Elba – CECCONI, Elida. De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en Argentina, 1776 – 1990. GADIS, Buenos Aires, 2002. Pág. 73; VAGLIENTE, Pablo. “El asociativismo comparado Buenos Aires y Córdoba en la etapa de la explosión asociativa (1850 – 1890)”. En: Segundas Jornadas de Historia Regional comparada. Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, 2005. Pág. 3. 6 SÁBATO, Hilda. “Estado y sociedad civil”. En: LUNA, Elba – CECCONI, Elida (coords.). De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en Argentina, 1776 – 1990. GADIS, Buenos Aires, 2002. Págs. 99 – 169. 13 Junta Municipal de Historia Gráfico 1. Cantidad de entidades creadas en el período 1857 – 1926 Fuente: elaboración propia – Aclaración: el eje vertical consigna la cantidad de entidades creadas y el horizontal el año de fundación. Las fechas de la creación de cada una de las entidades fue construida a partir de diferentes referencias bibliográficas y documentos, sobre este aspecto remitimos a lo expuesto en los anexos de nuestro Trabajo Final de Licenciatura. A partir de la lectura del gráfico anterior, podemos observar que estadísticamente el período comprendido entre las décadas de 1870 a 1890 es también para la ciudad de Río Cuarto uno de ‘auge’ asociativo: encontramos la creación de más de 20 instituciones sobre un total de 48, es decir un 43,48 %. Además, estas instituciones poseen la particularidad de su ‘longevidad’, ya que muchas de ellas lograron perdurar hasta bien entrada la mitad del siglo XX, incluso algunas manteniéndose hasta la actualidad7. Esto resulta significativo para una ciudad que para esa época, más precisamente para la fecha del primer Censo nacional [1895], contaba con 10.395 habitantes8. No obstante, no se puede establecer a cuántas personas agrupaban esas instituciones o cuántos ciudadanos participaban en las mismas9. 7 Excepciones a esta regla están constituidas por la delegación local del PAN, la Sociedad Hijas de la Concepción y la Logia masónica Estrella. Aunque en el caso de esta última se podría establecer una continuidad entre su disolución y la fundación del Jockey Club. 8 Cfr.: MAYOL LAFERRERE, Carlos. Historia de Río Cuarto. Fasiculo1, Diario Puntal, Río Cuarto, 1993. Pág. 4. 9 Por ejemplo, una práctica que puede dificultar sobre manera todo intento de calcular numéricamente ese aspecto lo constituye el fenómeno de la ‘plurimembrecía’ que se puede observar con particular intensidad en las instituciones de tipo benéfico-caritativas. 14 Quarto Río - Edición Nº 13 Esta proliferación de instituciones o expansión de la vida asociativa, está marcando el surgimiento de nuevas formas de sociabilidad10, que no sólo servían a los fines para los cuales fueron creadas, sino que funcionaban además, como ámbito de desarrollo y difusión de las prácticas sociales y políticas consideradas ‘modernas’11. En consecuencia, estamos en presencia de una década ‘decisiva’ para la región del río Cuarto, en donde a la par de esos reveladores sucesos se comienza a afianzar una ‘elite’ que participará activamente en la constitución de los resortes necesarios para incorporar los ‘elementos de la civilización’ y ‘eliminar el atraso’12. Las mujeres de esa ‘elite’ son las que van a conformar, en 1873, la primera comisión directiva de la Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto13. En este punto es necesario retomar [y resignificar] una sugerente idea planteada ya hace varios años por el sociólogo José Luis De Imaz: el corrimiento fronterizo de 1869 produjo la “[…] desaparición del fortín, con el las zozobras, y dio comienzo un periodo definitivo de seguridad que suprimió la Comandancia de Armas, y se consolidó la autoridad civil”. 14 Entonces, a este acontecimiento lo podemos vincular directamente con el ‘auge’ asociativo de la década de 1870 en la ciudad de Río Cuarto. Indudablemente, en el tránsito de una ciudad fronteriza, caracterizada por “su afán de subsistencia [que] pugna siempre por mantener su existencia de entidad social, a trueque de su vida […]”15 a una ya incorpora más decididamente a la ‘civilización’ se producen cambios significativos en su dinámica económica y social que posibilitan su conversión en un importante centro para el sur cordobés y que, principalmente, contribuyeron a la consolación de su sociedad civil. Entre los mismos a modo de ejemplo podemos mencionar: el acceso a la tierra pública, el desarrollo de la explotación ganadera, la creación de colonias agrícolas16, la afluencia de 10 Aquí entendemos por sociabilidad, a las “prácticas sociales que ponen en relación a un grupo de individuos que efectivamente participan de ellas y apunta a analizar el papel que pueden jugar esos vínculos”. Cfr.: GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar. “La ‘sociabilidad’ y la historia política”. En: Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2008. Pág. 9 11 SÁBATO, Hilda. Op cit. Pág. 105. 12 CARBONARI, María Rosa – SOSA, Silvana (2008) “Familias y conformación de la élite en la Villa de la Concepción a fines del siglo XIX”. En Quarto Río. Revista de la Junta Municipal de Historia. Nº10. 13 Para más información en relación a las relaciones parentales de las primeras integrantes de la comisión directiva de la entidad se puede consultar: CARINI, Gabriel. “Elite y asociacionismo: La Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto (fines del siglo XIX)”. En: VI Encuentro Interdisciplinario de Ciencias Sociales y Humanas. Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, 2009. 14 DE IMAZ, José Luis. Estructura social de una ciudad pampeana. Tomo I-II. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, 1965. Pág. 30. Este hecho militar implico el corrimiento de la línea de frontera del río Cuarto al Quinto, incorporando una amplia franja de tierra al dominio del Estado. La consolidación definitiva de esos espacios va estar dada por la expulsión de los indígenas con la campaña militar de 1879. 15 VITULO, Alfredo. Reseña Histórica de Río Cuarto. Instituto Agrario Argentino, 1947. Pág. 153. 16 Cfr.: GUTIERREZ, Susana. “Ocupación y conformación espacial del sur de Córdoba”. Cuadernos de Historia, nº 25, Junta Provincial de Historia de Córdoba, 1993. 15 Junta Municipal de Historia grandes contingentes humanos,17 la extensión de las vías férreas18, la instalación del telégrafo, la apertura del Banco de Río Cuarto y del periódico La Voz de Río Cuarto.19 Asimismo, estrechamente relacionado con lo anterior encontramos el sostenido crecimiento de la población20 y la intensa urbanización que hacia fines del siglo XIX se verifica en la ciudad.21 A partir de la acentuación de los mencionados cambios, se empezaron a percibir aspectos no previstos del proyecto en ejecución impulsado por la elite dirigente ‘nacional’ desde mediados del siglo XIX; uno de los cuales es la ampliación y profundización de las condiciones de pobreza. En lo que se refiere específicamente a la ciudad de Río Cuarto, podemos decir que existía un importante número de su población que se encontraba en esa situación, circunstancia que no difería de la de otros lugares del país. Las carencias que padecían muchos habitantes eran importantes, sobre todo en lo referente a cuestiones relacionadas con ingresos, salud, educación, vivienda y a la inestabilidad de las actividades laborales desde que en el país había comenzado la formación de la condición proletaria con la modernización.22 Estos factores, sumados a las consecuencias generadas por las crisis cíclicas de la economía y la difusión de enfermedades,23 provocó la inquietud de los círculos dirigentes locales y de los médicos higienistas. Como reacción a ese proceso se puede explicar, en gran parte, el crecimiento de las actividades benéficas y asistenciales, inspiradas no sólo por el propósito de aliviar las 17 A modo de ejemplo: en 1874 llega a Río Cuarto el primer contingente de italianos, quienes –como lo veremos más adelante– tendrán una actuación importante en el campo asociativo riocuartense. 18 En 1873 se inaugura oficialmente la línea ferroviaria Río Cuarto – Villa María. Dos años después se extiende un nuevo tramo hacia el Oeste, que queda terminado en octubre de 1875, uniendo Río Cuarto con Villa Mercedes. 19 CARBONARI, María Rosa – SOSA, Silvana. Op Cit. Págs. 106 – 107. 20 El Primer censo nacional de 1869 registra para la Villa de la Concepción [a partir de 1875 ciudad de Rio Cuarto] 3.900 habitantes, cifra que se multiplica varias veces para el ano del segundo censo [1895], pasando los 10.000. El tercer censo nacional de población [1914] arroja un total de 20.632 habitantes, que se incrementa a 30.246 para el año 1927 llegando a cerca de 40.000 habitantes al promediar la década de 1930. 21 Las más importantes de estas obras fueron la apertura de nuevas calles, especialmente de un boulevard que unía la estación del ferrocarril con la plaza principal; el adoquinado de las calles más importantes; la construcción de veredas y calles; el tendido de una línea de tranvías a caballo; nomenclatura y numeración de calles; edificación de un matadero público; y la instalación del alumbrado a gas, de las aguas Corrientes y el servicio telefónico. Algunas de estas obras ven interrumpido su desarrollo debido a la crisis de 1890. Cfr.: GUTIERREZ, Susana. “La crisis de 1890 y el sur de Córdoba”. En: Junta Provincial de Historia de Córdoba, Congreso del Centenario de la Revolución del ’90, Tomo II: Aspectos Económicos y socio-culturales, Córdoba 1994. Págs. 28 – 29. 22 Cfr.: GUTIERREZ, Susana. “La pobreza en Río Cuarto, 1930 – 1948”. En: Quarto Río. Junta Municipal de Historia de Río Cuarto, no 11, 2008. 23 Podemos decir que la población todavía estaba expuesta, para el periodo aquí analizado, a las diferentes epidemias, situación que comienza a revertirse en la década de 1920 donde en las estadísticas se percibe una disminución en la mortandad causada por las mismas, a excepción del caso de la tuberculosis. CARBONETTI, Adrian. “La conformación del sistema sanitario de la Argentina. El caso de la provincia de Córdoba, 1880 – 1926”. En: DYNAMIS Acta hispánica ad medicinae scientiarumque historiam illustrandam,, nº 25, Universidad de Granada, España, 2006. Pág. 112. 16 Quarto Río - Edición Nº 13 tensiones sociales, sino también en la necesidad de las clases más favorecidas de preservarse del contagio físico y moral.24 En definitiva, como lo afirma Vagliente: “La modernización acentuó la tendencia a agruparse, en el seno de la sociedad civil, para enfrentar los desafíos que propiciaban un Estado demasiado ocupado en auto-organizarse, y un mercado paulatinamente acelerado para alcanzar la captación de las oportunidades que le abría el sistema capitalista”.25 Esto nos lleva a dar cuenta de las particularidades que asume la conformación institucional del sistema asistencial riocuartense, especialmente en lo que se refiere a los esfuerzos asociativos de las entidades particulares. Pero, antes de abocarnos a desentrañar sus perfiles, resulta conveniente introducir una aclaración de orden metodológico; consideramos que toda pretensión de presentar esta cuestión desde una óptica cuantitativa fracasaría, puesto que estamos ante uno de dimensiones muy reducidas si se lo compara con otros casos de los que conocemos estudios, como los de la ciudad de Córdoba o Capital Federal. 26 ii. ‘alivando los males del prójimo’: el campo institucional benéfico-caritativo Dicho lo anterior cabe indagarse sobre cómo se distribuye ese fenómeno asociativo, más concretamente cuál es la significación de las entidades benéfico-caritativas en el mismo. Para su instrumentación retomaremos la clasificación propuesta por De Imaz, quien se dedica al abordaje de los grupos de ocupación, la estratificación social, la distancia y movilidad social y ‘la gente’. En este último tópico, lo que nos interesa resaltar son las consideraciones que realiza el autor sobre “Cómo y en torno a qué se agrupa la gente”,27 es decir, la descripción de las asociaciones que agrupan en forma institucionalizada a la población de Río Cuarto. De Imaz, presenta la siguiente clasificación: 1) gremiales y de protección de intereses económicos y sociales; 2) de proyección ideológica y religiosas; 3) de deporte, esparcimiento y vida social; 4) de defensa de valores y tradiciones; 5) artísticas y educacionales y 6) de socorros mutuos de las colectividades extranjeras, filantrópicas y caritativas.28 24 RECALDE, Héctor. Beneficencia, asistencialismo estatal y previsión social. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991. Pág. 9. 25 VAGLIENTE, Pablo. “La asistencia por fuera del Estado”. En: Primeras Jornadas de Historia Regional comparada. Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, 2000. Pág. 3. 26 Por ejemplo, para el periodo que va desde 1850 a 1880 en la ciudad de Río Cuarto no superamos las quince asociaciones; mientras que, según lo muestra Vagliente, para la capital cordobesa en dicho lapso se pueden encontrar unas 125 asociaciones. Cfr.: VAGLIENTE, Pablo. “La ‘explosión’ asociativa en Córdoba entre 1850 y 1880: la conformación de su esfera pública”. En: Cuadernos de Historia. Serie Economía y Sociedad, no 6. Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Ferreyra Editor, Córdoba, 2004. Pág. 260. 27 DE IMAZ, José Luis. Op cit. Pág. 110 – 115. 28 DE IMAZ, José Luis. Op cit. Pág. 110. 17 Junta Municipal de Historia En este punto, es necesario realizar otra aclaración metodológica: nos inclinaremos, sólo a los fines operativos, por colocar cada institución en una sola categoría, haciendo la salvedad de que la realidad es más compleja y que una institución puede reconocer diversos fines o en su práctica abarcar a más de uno y por lo tanto pertenecer a diferentes categorías. Grafico 2. Dimensiones del fenómeno asociativo en Río Cuarto, 1860 – 1920 Fuente: Elaboración propia – Aclaración: las referencias se refieren a los subtipos asociativos propuestos por De Imaz. Donde 1) es Gremiales y de protección de intereses económicos y sociales, 2) De proyección ideológica y religiosa, 3) De deporte, esparcimiento y vida social, 4) De defensa de valores y tradiciones, 5) Artísticas y educacionales, y 6) De socorros mutuos, filantrópicos y caritativos.29 En el gráfico anterior podemos observar que sobre total de 48 asociaciones que se fundan en el período que va desde el año 1860 a 1920, el mayor porcentaje de asociaciones que encontramos pertenecen al subtipo “De socorros mutuos, filantrópicas y caritativas”, constituyendo un total de 15 entidades que representan un 32,61%. Esto nos brinda una primera aproximación de la ‘densidad’ de ese subcampo en el mapa asociativo riocuartense, cuya distribución presentamos a continuación. 29 Para un detalle de la composición de las categorías remitimos al Anexo I, tabla 2: Perfil asociativo de Río Cuarto, 1860 – 1920 de mi trabajo final de licenciatura. 18 Quarto Río - Edición Nº 13 Gráfico 3. Composición del subcampo asistencial Fuente: elaboración propia De la lectura del grafico anterior, dos cuestiones resultan interesantes para remarcar sobre el campo benéfico-asistencial riocuartense: una es la importancia del asociacionismo étnico; pero esta afirmación puede resultar arriesgada, debido a que no contamos con antecedentes historiográficos que nos permitan evaluar la performance de las diferentes colectividades en la estructuración de dicho campo. No obstante, son tomadas como ejemplo de lo que debería constituir una ‘buena práctica asociativa’, sobre todo en lo que se refiere al caudal de asociados y al bajo costo de la cuota social que permite el acceso a importantes beneficios.30 La otra cuestión, se relaciona con el peso específico que asume en dicho proceso el subcampo de las asociaciones caritativas. Si bien su número no es tan significativo como el de las asociaciones étnicas,31 su rol en la conformación del sistema asistencial riocuartense es más dinámico y decisivo, debido a que sus esfuerzos se traducen casi inmediatamente en la cristalización de diversas instituciones asilares. 30 Respecto a estos argumentos sugerimos, a modo de ejemplo, la lectura de las notas periodísticas del diario El Pueblo de los días viernes 5 de enero de 1934, miércoles 10 de enero de 1934 y viernes 12 de enero de 1934. 31 Más arriba habíamos aclarado la opción metodológica de considerar en un sólo subtipo a una institución, aquí sirve remarcar que ese número asciende si incluimos a entidades como la Venerable Orden Tercera de San Francisco, la Archicofradía San Roque y la Cofradía Nuestra Señora del Carmen que las incluimos dentro de la categoría de “Proyección ideológica y religiosa”, puesto que uno de sus principales objetivos era propagar la fe cristiana pero a través de la práctica de la caridad, por lo tanto sus campos de acción o intereses también se desplazan hacia lo asistencial. 19 Junta Municipal de Historia En relación a estas últimas encontramos cuatro asociaciones: Sociedad de Beneficencia, Sociedad Damas de Misericordia, Sociedad San Vicente de Pual – Conferencia Santa Rosa de Viterbo y Sociedad Pía Unión de San Antonio. Aquí realizaremos una breve reseña de cada una de ellas,32 puesto que el objetivo es proponer una visión de conjunto del campo benéfico-asistencial. II.I. El campo benéfico-asistencial riocuartense El 8 de septiembre de 1885 surge la Sociedad Damas de Misericordia, que va a dar lugar a la primera institución encargada de brindar amparo y protección de la niñez desvalida: el Asilo de Huérfanos, cuya piedra fundamental se coloca a mediados de 1887. Dicha institución asilar surge como consecuencia de la epidemia de cólera de 1886 – 1887, y tiene entre sus principales promotores a los franciscanos.33 A mediados de diciembre de 1892, bajo la advocación de Santa Rosa de Vitervo se funda la Sociedad San Vicente de Paul. Entre los motivos de su fundación se encuentran “la inmoralidad que cunde en todas partes, y los esfuerzos que los enemigos de nuestra Religión hacen para hacer desaparecer la fe y las buenas costumbres”.34 Al igual que en las otras instituciones encontramos a los miembros de la orden franciscana en los entretelones de la constitución de la misma. Entre sus diferentes actividades podemos mencionar: el funcionamiento de siete centros catequísticos, donde asistían –en 1917– alrededor de 1000 niñas y niños; el sostenimiento de una escuela de enseñanza elemental y gratuita en un barrio periférico de la ciudad; y las demás actividades típicas de las conferencias visantinas, como lo son la concreción de matrimonios, legitimaciones y bautismos, la búsqueda de trabajo a los desocupados y la ‘corrección’ 32 Omitiremos en este aparto las referencias a la Sociedad de Beneficencia, pues constituye nuestro objeto de estudio, por lo cual lo remitimos al Capítulo III de este trabajo. Tampoco haremos referencia –debido a que no dio lugar a ningún establecimiento de tipo asilar– a la Sociedad Protectora de presos, creada en 1917 por iniciativa franciscana y que tenía como misión “[…] socorrer a los presos de la cárcel, y a los pobres en sus diferentes necesidades […]”. Cfr.: AHMRC. Honorable Concejo Deliberante, Año 1917, Expediente XI, Letra S, Asunto: Sociedad Protectora de Presos. También se pueden consultar algunas referencias en: SUGASTI, José. “La comunidad franciscana y la Conferencia de Señoras San Vicente de Paul ‘Santa Rosa de Vitervo’ de Río Cuarto”. En: Recuerdo de las bodas de plata de la Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul “Santa Rosa de Viterbo”, de Río Cuarto en el 25 aniversario de su fundación. 13 de diciembre de 1917. Pág. 89. 33 Para más detalles sobre esta asociación remitimos al trabajo de: AVENDAÑO, Ana. La beneficencia en Río Cuarto. Un ejemplo de ello: la sociedad de Damas de Misericordia, 1885 – 1930. Trabajo Final de Licenciatura en Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto, 1997 [inédito]. 34 Ver: Acta de fundación de la Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul “Santa Rosa de Viterbo” de Río Cuarto. En: Recuerdo ... Op Cit. 20 Quarto Río - Edición Nº 13 de mujeres, así como el reparto de ropa y calzado confeccionado en su propio Taller a cargo de las señoritas, entre otras.35 Lo que nos interesa rescatar, en relación a la formación institucional del sistema asistencial, de esta dinámica institución, es la construcción de una Casa-Asilo para indigentes y ancianos, llamado San José, cuyas gestiones se comenzarán en 1917 y se plasmaran en su inauguración casi diez años después. Llegando a fines del siglo XIX, más precisamente en el año 1895 tiene lugar el nacimiento de la Sociedad Pía Unión de San Antonio, su inspirador fue el franciscano Ludovico Quaranta. Esta institución se destacara por la administración, durante más de veinte años, del Dispensario Municipal Antituberculoso, creado en 1928 y que a partir de 1957 dará lugar, bajo la órbita del Gobierno provincial, al Hospital San Antonio de Padua para Tuberculosos e Infecciosos.36 Hasta aquí lo relativo a los aportes institucionales de las entidades de carácter privado, que resumimos en la siguiente tabla. Tabla 1. Construcción institucional de las entidades caritativas privadas, 1870 – 1930 Institución Año de Fundación Año de cierre Institución a cargo Año de creación Finalidad Sociedad de Beneficencia 1873 1954 Hospital de Caridad [1877] Intervención del Gobierno Provincial en 1954 Sociedad Damas de Misericordia 1885 Asilo de Huérfanos [1887] Sociedad San Vicente de Paul 1892 Asilo de Ancianos San José [1926] Sociedad Pía Unión y Pan de los Pobres 1895 […] Dispensario Antituberculoso [1928] Pasa a la órbita provincial en 1957 Fuente: elaboración propia – Aclaración: Las flechas ⇒ indican continuidad en el tiempo, más precisamente hasta la actualidad: en tanto que los puntos […] suspensivos dan cuenta de datos incompletos. 35 MARTINEZ, Carmen P. “A la Conferencia de Señoras de la Sociedad San Vicente de Paul en sus bodas de plata”. En: Recuerdo… Pág. 61 – 63. 36 Cfr.: BORDESE, María Ester; SUÁREZ, Norma y RODRÍGUEZ, Verónica. “La salud a luz de los cambios organizativos y la crisis del ’30 en Río Cuarto: las tensiones en el ámbito institucional femenino”. En: I Jornadas Nacionales de Historia de Córdoba. CIFFyH – Universidad Nacional de Córdoba, 7 y 8 de mayo de 2009; y RODRÍGUEZ, Verónica – SUAREZ, Norma. “El sistema sanitario alrededor del enfermo tuberculoso en Río Cuarto: de - l asistencialismo al Estado Social”. En: III Jornadas de Divulgación de la historia local y regional. Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional de Rio Cuarto, 9 y 10 de diciembre de 2010. 21 Junta Municipal de Historia II.II. La Sociedad de Beneficencia y las bases de la privatización de lo público La génesis de la Sociedad de Beneficencia local se encuentra íntimamente ligada a una necesidad concreta: dotar a la población de la entonces Villa de la Concepción –y su región– de un hospital. Esta inquietud surge de la corporación municipal que el 17 de agosto de 187237 aprueba la creación del mismo, facultando a la Comisión de Obras Públicas para que proceda a su construcción. Asimismo realiza disposiciones sobre el presupuesto de la obra, algunas posibles vías de financiación del proyecto y, finalmente, nombra una comisión encargada de buscar cooperación para la concreción del mismo.38 Lo que interesa rescatar aquí es el artículo 5o del dictamen municipal en el que dicha comisión: “[…] queda autorizada […] para nombrar comisiones auxiliares que creyesen necesarias, y mandar levantar planos, contratar la construcción, elegir local y demás necesidades que crease la ejecución de la presente, dando cuenta al consejo [sic] deliberativo con el correspondiente presupuesto […]”.39 Esta comisión quedó conformada por Eliseo Lamas, Wenceslao Tejerina, el padre guardián del convento fray Pío Bentivoglio y fray Quirico Porreca, Felipe Gutiérrez y Eduardo Racedo.40 La misma, ya en funciones, comenzaba a cumplir las tareas para las cuales fue creada, realizando diversas gestiones con objetivos recaudatorios. Ejemplo de esto es la contestación que reciben del Gobierno nacional que “[…] persuadido de la utilidad del establecimiento de esta clase está dispuesto [el Presidente] a contribuir para que se lleve a efecto, y me encarga prevenirle que cuando haya dado principio la obra, le avise a fin de que el gobierno se suscriba con alguna cantidad […]”.41 Un año después, en 1873, de esas inquietudes recaudatorias, va a surgir la Sociedad de Beneficencia para conseguir de manera más eficaz los fondos necesarios. El encargado 37 A pesar de lo antes enunciado, debemos decir que existe una probable alternativa a la que proponemos; es la que sostiene Frigerio, quien afirma que Julio A. Roca fue “el pionero respecto a conseguir un hospital para la todavía Villa de la Concepción, como habitualmente se cree, ya que existe documentación al respecto, como la del ‘Comandante en Jefe de las Fronteras Sud y Sud – Este de Córdoba’, que en 1872 se dirige al ‘Presidente Comunal de Río Cuarto solicitando la posesión de un terreno vacante […] para construir un Hospital Nacional para atender a los enfermos de los diferentes Cuerpos que guarecen esta frontera y principalmente los de las fuerzas estacionales en esta localidad”. FRIGERIO, Américo. Cronología Médica de la Villa de la Concepción y otros sucesos hasta 1937. Editorial Caseros, Río Cuarto, 1991. Pág. 37. No obstante, no estamos en condiciones de corroborar esta postura ya que, hasta donde pudimos revisar, no hemos encontrado la referida documentación. 38 AHMRC. Departamento Ejecutivo, Año 1872, Caja I: Dictamen relativo a la construcción del hospital. Ver especialmente los artículos 1o, 2o, 3o, y 4o del referido dictamen. 39 Ibídem. Los destacados son nuestros. 40 Cfr.: VITULO, Alfredo. Op Cit. Págs. 208 – 209; BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor. Historia de Río Cuarto. Tomo III: “Constitucionalismo y liberalismo nacional”. Tipec, Buenos Aires, 1986. Págs. 209 – 210. 41 ACSFS – Documento 275, Carpeta 7, Caja 18. Nota de la Presidencia de la Nación al Fray Pío Bentivoglio, 16 de diciembre de 1872. 22 Quarto Río - Edición Nº 13 de realizar las gestiones fue el fray Pío Bentivoglio, quien comunica la formación de la nueva institución a Secundino Díaz de Bedoya, Presidente de la Corporación municipal y miembro de la antes mencionada comisión, diciendo; “Tengo el honor de poner en conocimiento de Ud. y por medio de Ud. a la Corporación Municipal que Ud. preside que se ha formado en esta Villa una Sociedad de Beneficencia […]”.42 Seguidamente expone los objetivos que se propone llevar adelante la Sociedad de Beneficencia: “[…] promover la educación religiosa, moral y científica de las niñas, la reforma y rehabilitación de las mujeres extraviadas, asistir a los enfermos y desamparados, procurar el establecimiento, conservación y perfeccionamiento de un hospital en esta Villa del Río 4o”.43 Algunos años después, en 1876, vemos ya la institución conformada abocada firmemente a la instalación del hospital; así lo expresa su presidenta al fray Quirico Porreca: “Uno de los objetivos primordiales de la Sociedad de Beneficencia que me honro en presidir, ha sido desde su instalación el de fundar y sostener en este pueblo un Hospital público para que en él se pueda atender a los desgraciados que muchas veces no cuentan con un pobre lecho donde mitigar sus dolores. En el propósito de ver alguna vez realizado este pensamiento que en sí envuelve un programa de inmensos bienes para la humanidad doliente, he dirigidome al Sr. Presidente de la República pidiendo su valiosa cooperación para llevar a cabo tan importante obra, quien estimándola sin duda en cuanto ella vale, ha tenido a bien contestar que desde el 1o de enero del próximo año entrante tendrá mensualmente este hospital una suma de 50 pesos fuertes. Pienso que es ineludible el deber de ocuparnos ya de la enunciada obra y espero que para armonizar nuestros deseos se dignara Uds. ponerse de acuerdo con esta Sociedad para llevarla a cabo. Por su parte la Sociedad de Beneficencia está dispuesta no admitir sacrificio alguno si fuese necesario para conseguirlo. Qué falta señores?44 Debido a la particular coyuntura de frontera que aún se vivía en la región, la Sociedad de Beneficencia se ‘distraía’ momentáneamente de su objetivo principal para contribuir en la tarea de los franciscanos en el rescate de cautivos, tal como lo reflejan las misivas de su presidenta. A continuación transcribimos algunos fragmentos de las mismas: 42 AHMRC. Departamento Ejecutivo, Año 1873 – Caja I: Nota del fray Pío Bentivoglio comunicando la cons- titución de la Sociedad de Beneficencia. Los destacados son nuestros. 43 Ibidem. Los destacados son nuestros. 44 ACSFS – Documento 2548, Carpeta 2, Caja 22. Nota de la Presidenta de la sociedad de Beneficencia, Cruz Álvarez de González al fray Quirico Porreca. Río Cuarto, 30 de mayo de 1876. 23 Junta Municipal de Historia “La Sociedad de Beneficencia […] se halla empeñada en la ardua tarea de conseguir el rescate de algunos de nuestros hermanos que viven bajo la más ruda y bárbara esclavitud en los toldos de la Pampa. […] esta Sociedad pondrá en manos de V. R. el dinero que crea precisar para llevar a cabo la santa empresa. […] Además ha pedido ya la valiosa ayuda del señor General Julio A. Roca quien nos ha ofrecido con la mayor benevolencia. Con que mas cree V. R. qué podemos contribuir? Qué más necesita? Pida mi buen padre que esta sociedad tiene todo, porque tiene Fe, Esperanza y Caridad […]”45 Esta ayuda –lógicamente modesta en comparación con la que proporcionaba la Sociedad de Beneficencia de Rosario– se limitaba a pequeñas sumas de dinero y ropas para los cautivos,46 y aparentemente se restringe a los años 1876 – 1877, a pesar del deseo de la Cruz Álvarez de González, presidenta de la entidad, de aumentar los recursos para esa causa.47 También conocemos, esta vez por una referencia historiográfica que no pudimos comprobar documentalmente, la existencia de una Escuela de Beneficencia a cargo de la entidad.48 Pero básicamente los objetivos de la entidad se van a ir restringiendo a la administración del Hospital de Caridad. Dicho esto nos abocaremos a comentar las características que asume su organización interna a través del comentario de su reglamento, así como las fuentes de financiamiento recurriendo para ello a las memorias administrativas de la entidad y a misivas enviadas al Concejo Deliberante local. En relación a su estructura interna, la Sociedad no variaba de otras entidades de similares fines y características,49 preveía la figura de una Presidente y una Vice-Presidente, que eran elegidas anualmente; la primera tiene como funciones “[…] hacer cumplir fielmente el reglamento, llevar la voz, ordenar las discusiones, firmar las actas y expedir en su nombre los despachos, ordenes y notas oficiales”.50 Una atribución importante –por los inconvenientes 45 ACSFS – Documento 623a. En: TAMAGNINI, Marcela. Cartas de Frontera. Los documentos del conflicto interétnico. Editorial de la Universidad Nacional de Río Cuarto, 1995. Pág. 209 – 210. 46 Ver: ACSFS – Documentos 626 y 650. En: TAMAGNINI, Marcela. Op cit. Págs. 210 y 212 – 213 respectivamente. 47 ACSFS – Documento 760. En: TAMAGNINI, Marcela. Op cit. Pág. 233. 48 Cfr.: BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor. Op cit. Pág. 251. 49 En este sentido se puede consultar la descripción realizada por OTAMENDI, Alejandra. Op Cit. Pág. 66 – 67. 50 Art. 30 o del Reglamento de la Sociedad de Beneficencia de Río 4o. En: Compilación de leyes, decretos y demás disposiciones de carácter público dictadas en la Provincia de Córdoba el año 1900. Tomo vijésimo [sic] séptimo – Edición oficial. Tipografía y Litografía “La Moderna”, Córdoba, 1900. Cabe aclarar que también contamos con la versión del primer Reglamento de la Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto [AHMRC – Año 1873, Caja I: Reglamento de la Sociedad de Beneficencia y nota de su Presidenta], que sustancialmente es el mismo que aparece en el trámite de solicitud de personería jurídica, pero preferimos trabajar con aquel ya que es el que fue aprobado por los poderes públicos provinciales. 24 Quarto Río - Edición Nº 13 que en breve serán discutidos– es la de ‘poder de policía’ que poseía sobre los establecimientos bajo la administración de la Sociedad.51 Secundaban a la Presidenta, dos secretarias. Una tenía a su cargo las actas de la institución, debía firmarlas y hacer lectura de las mismas; la otra, ejercía las operaciones referentes a los movimientos contables. Ambas se elegían cada dos años y eran reelegibles para sus cargos.52 Este ordenamiento nos muestra algunas prácticas ‘modernas’, más democráticas, como la deliberación no sólo para decidir asuntos de carácter corriente sino ante inconvenientes no reglados, la propuesta de proyectos benéficos y de personal para los establecimiento, la aceptación de nuevas socias, entre otras.53 Esta estructura se reproducía tanto para las asambleas ordinarias y extraordinarias, como para el trabajo en comisiones. Las mismas se elegían anualmente por pluralidad de votos y cada una podía ejercitar resoluciones de su competencia. En el reglamento se encuentran previstas cinco comisiones permanentes [de educación, de corrección de mujeres, de hospital y de peticiones].54 Como lo afirma Basconzuelo, en el seno de Sociedades como la de Beneficencia se ejercitan diferentes libertades, por ejemplo la de asociarse y la de ordenarse mediante reglamentos.55 Estas ‘libertades’, aunque significaron un avance en la posición civil de las mujeres [de la elite] no debe llevarnos a pensar que implicaron una ‘lucha’ por una ampliación de mayores derechos civiles, como por ejemplo del sufragio.56 Por el contrario, encarnaron una extensión ‘natural’ de los roles de madre y esposa y, fundamentalmente, de ‘mujer cristiana’. Así lo entendía una de sus presidentas: “Al hacernos mujeres estimadas consocias, Dios depositó en nosotras la más sagrada de las misiones, la de mujer y madre, palabras que encierran la expresión más pura del amor humano; abnegación, consuelo, afecto, solicitud y desinterés, paliativo necesario en el dolor que lleva en sí la agitada vida de los hombres. Y como mujer y como madre, hoy puedo deciros […] que sólo en esos conceptos se ha inspirado mi labor.”57 51 Art. 32o del Reglamento de la Sociedad de Beneficencia. Op Cit. 52 Ver: Sección “De las secretarias” [Arts. 35º – 40º] del Reglamento de la Sociedad de Beneficencia. Op Cit. 53 Art. 3o del Reglamento de la Sociedad de Beneficencia. Op Cit. 54 Ver: Sección “De las comisiones permanentes” [Arts. 23º – 29º] del Reglamento de la Sociedad de Beneficencia. Op Cit. 55 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Río Cuarto y el sur de Córdoba al comenzar el siglo XX. Fundación ICALA, Río Cuarto, 2009. Pág. 47. 56 PITA, Valeria. “Política, conflictos y consensos en torno al brazo asistencial del Estado argentino. La Sociedad de Beneficencia de la Capital, 1880 – 1910. En:ERASO, Yolanda (comp.) Mujeres y asistencia en Latinoamérica, siglo XIX y XX. Argentina, Colombia, México, Perú y Uruguay. Alianza Editora, Buenos Aires, 2009. Págs. 102 – 103. 57 ACSFS. Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto. Memoria años 1933 – 1935. Río Cuarto, 1935. Pág. 4. 25 Junta Municipal de Historia a modo de conclusión A partir del recorrido propuesto en este artículo podemos afirmar las siguientes cuestiones en torno a la construcción del campo asociativo benéfico-asistencial riocuartense: 1) todas las entidades privadas entran dentro ámbito de acción del asociacionismo femenino, lo que supone la incorporación de las ‘matronas’ riocuartenses como actores institucionalizados a la vida política y social de la ciudad; 2) reconocer la impronta que le imprime la orden franciscana a la constitución de la esfera pública riocuartense, particularmente en lo referido a las dinámicas de las entidades caritativas de la ciudad –que son todas de su iniciativa–, lo que nos lleva a prestar atención, según Vagliente, a cómo la religión en Córdoba registra y mantiene presencia pública pese a la fuerza del discurso y las prácticas secularizantes; y 3) concluir que a pesar de lo que a priori podemos suponer como una superposición de fines y actividades, estamos en presencia de espacios más o menos bien delimitados en relación al aparato asistencial. Esto es importante recalcarlo por la posible ‘competencia’ de recursos entre las mismas, que podrían estar indicando tensiones en el interior de este subcampo.58 A estas consideraciones debemos sumar los esfuerzos institucionales impulsados desde el Estado municipal, sobre todo a partir de la creación de la Asistencia Pública [1911 – 1912] y sus intentos de racionalización que se concretan a partir de 1936. referencias bibliográficas • AVENDAÑO, Ana. La beneficencia en Río Cuarto. Un ejemplo de ello: la sociedad de Damas de Misericordia, 1885 – 1930. Trabajo Final de Licenciatura en Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto, 1997 [inédito]. • BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor. Historia de Río Cuarto. Tomo III: “Constitucionalismo y liberalismo nacional”. Tipec, Buenos Aires, 1986. • BASCONZUELO, Celia. Vecindad y ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Río Cuarto y el sur de Córdoba al comenzar el siglo XX. 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Departamento Ejecutivo, Año 1873 – Caja I: Nota del fray Pío Bentivoglio comunicando la constitución de la Sociedad de Beneficencia Departamento Ejecutivo, Año 1873, Caja I: Reglamento de la Sociedad de Beneficencia y nota de su Presidenta Honorable Concejo Deliberante, Año 1917, Expediente XI, Letra S, Asunto: Sociedad Protectora de Presos. 28 Quarto Río - Edición Nº 13 Archivo Convento San Francisco Solano [ACSFS] Documento 275, Carpeta 7, Caja 18. Nota de la Presidencia de la Nación al Fray Pío Bentivoglio, 16 de diciembre de 1872. Documento 2548, Carpeta 2, Caja 22. Nota de la Presidenta de la sociedad de Beneficencia, Cruz Álvarez de González al fray Quirico Porreca. Río Cuarto, 30 de mayo de 1876. Sociedad de Beneficencia de Río Cuarto. Memoria años 1933 – 1935. Río Cuarto, 1935. 3. Periódicos La Voz de Río Cuarto, 1876. El Pueblo, 1934. 29 Junta Municipal de Historia 30 Quarto Río - Edición Nº 13 Control social: Delito y usos de la justicia. La Villa de la Concepción del Río Cuarto y región entre 1856 y 18691 Martín Toselli-Luciano Nicola Dapelo Luego de los cambios acecidos en la provincia de Córdoba a raíz de la reforma constitucional de 1856, el sistema judicial también experimentó modificaciones. Tales cambios no quedaron ajenos a su aplicación jurídica en el sur provincial, donde la Villa de la Concepción del Río Cuarto constituyó el centro desde donde se impartió la justicia. Por sus características de región de frontera, socio- económicas, políticas, poblacionales y culturales, lo sucedido en el ámbito de lo penal-judicial asumió características, también, particulares. Además de ello, a partir del análisis de las fuentes, se puede percibir la aplicación y el ejercicio discrecional de esa “justicia”, lo que nos permite hablar de un “uso” de la misma con fines u objetivos de diversa índole. delito, control social, practicas, justicia y usos Introducción En el año 1855, la provincia de Córdoba asiste a una reforma constitucional, que entra en vigencia en 1856, adaptándose a la Constitución de la Confederación Argentina, sancionada en 1853. En ese marco se reestructuran los poderes provinciales, aspectos, entre los cuales, la entonces Villa de la Concepción del Río Cuarto no queda ajena. La influencia de estas transformaciones en el poder judicial provincial y, por ende, local son de gran trascendencia. En este sentido, la representación del incumplimiento de la ley se hace más explícita, por lo que las actuaciones de los encargados de impartir, o imponer, la justicia se profundizan. En este proceso de reformas, tomamos como punto de partida para nuestra investigación, el restablecimiento del régimen municipal en la provincia, que se hace efectivo en 1856, pues entendemos que guarda estrecha relación con el reforzamiento del “control social”, por medio de la justicia. 1 Este trabajo constituye una síntesis de la investigación realizada en el marco del Seminario Político- Cultural de la carrera de Licenciatura en Historia, de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto, en el año 2011. Sus autores son Luciano Nicola Dapelo, Martín Toselli y Karina Martina. 31 Junta Municipal de Historia Este control social recibe características particulares en la región, ya que al revestir el carácter de zona de “frontera”, también las consideraciones de lo que es y el tipo de “delito”, poseen peculiaridades específicas. A este respecto, 1869 nos resulta clave para cerrar el período a analizar, dado que en este año se lleva a la práctica el corrimiento fronterizo del Río Cuarto al Río Quinto, concretando lo establecido por una ley 2 aprobada durante el gobierno de Bartolomé Mitre. Este factor constituye un hecho fundamental si se considera que dicho traslado de la frontera implicó la presencia de fuerzas militares regulares y, por ende, levas de hombres, que favorecían e incentivaban a incursionar en delitos como la “deserción”, ampliando, de esta manera, la concepción de lo que implicaba el “delito” y la cantidad de ellos. El presente trabajo no sólo pretende llenar el vacío de conocimiento de la historia regional (Villa de la Concepción del Río Cuarto y sur de la provincia de Córdoba) durante el período al que se circunscribe, sino también ampliar el objeto de estudio, abarcando la multiplicidad de delitos que existieron en la época (1856-1869), los sujetos implicados en ellos, la mirada teórica-conceptual que del delito, en sí, y del control social, en general, se tenía tanto desde los gobiernos local y provincial así como del mismo sistema judicial (que en dicho momento se estaba re-estructurando) y los tipos y cantidad de sentencias y/o penas que a ellos se aplicaron. En síntesis, considerando lo anteriormente expuesto, y en función de la lectura de bibliografía, antecedentes y el relevamiento de fuentes, se propone como tema de investigación: observar y analizar el delito, los infractores de la justicia y el control social, en la Villa de la Concepción del Río Cuarto y la región sur de la provincia de Córdoba, en el marco temporal que comprende desde el año 1856 a 1869. Para ello, se habrá de clasificar y describir los tipos y cantidad de delitos predominantes en el período a estudiar, los actores y sujetos implicados y las penas y/o sentencias que de ellos derivan. En ese sentido, se intentará observar cómo el control social y el tipo de delito fue variando y/o ajustándose a la diversidad de legislaciones (leyes, decretos, circulares, notas, entre otros, enviadas desde el Gobierno Provincial al local) al respecto. El corpus documental principal que se analizará será el relacionado a la justicia, proveniente de las cajas de Departamento Ejecutivo del Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto (AHMRC), único reservorio documental existente para el período. 1). La provincia de Córdoba en el nuevo orden político institucional La región del Río Cuarto se caracterizó por ser una zona inestable, tanto en su definición espacial como en materia de poblamiento. Pues, “…las luchas civiles, los vaivenes de la organización nacional y un espacio fronterizo disputado para su ocupación efectiva por dos culturas (indígena y criolla) diferentes dan cuenta de ello…” (Miskovski, 2006: 58). Los indicadores cualitativos y cuantitativos de la década de 1880 dan cuenta de los alcances de una trama material que evoca la enumeración enfática de Sarmiento: 2 Ley Nacional Nº: 215, de “Ocupación de la Tierra”, sancionada el 13/08/1867. 32 Quarto Río - Edición Nº 13 tensionamiento de las fronteras definiendo la territorialidad en la que iba a asentarse la nueva sociedad; políticas de integración gestadas a partir de la modernización de los transportes y de las comunicaciones; exploración de las potencialidades de los diversos espacios regionales y definición de un diagrama de las formas de ocupación y hábitat; multiplicación de las esferas productivas; mercantilización del conjunto de los factores de la producción; articulación operativa con la demanda mundial y prefiguración de un mercado tendencialmente nacional (Bonaudo, 2007). Algo para rescatar, es que después de Caseros, un primer problema residió en la necesidad de producir un verdadero proceso de recuperación de la política, sentando las bases de una nueva comunidad a partir de la sanción de la carta constitucional de tinte liberal: “La Constitución sancionada en 1853 afirmó el criterio de la soberanía del pueblo y colocó a la figura del ciudadano en la base de toda legitimidad. Sin embargo, a partir de las prácticas de poder concretas que emergieron y se desarrollaron durante estos treinta años, las elites violaron sistemáticamente aspectos fundamentales del ideario que estaba en la base de su legitimidad, lo que no impidió la consolidación de una trama de legalidad que apuntaló la construcción del Estado-nación…” (Bonaudo, 2007: 16). Los sucesos de Caseros incidieron profundamente en la vida política de la provincia de Córdoba. Con la revolución del 27/04/1852, comandada por el Coronel Manuel Esteban Pizarro, el apoyo dado a Rosas fue transferido a Urquiza, quien aspiraba a la organización de la Confederación Argentina, sobre la base de los mismos hombres y caudillos federales. En Córdoba, la Asamblea Legislativa eligió gobernador a Alejo Carmen Guzmán (1852-1855). “Entre las primeras medidas adoptadas por el gobierno provincial, se decidió derogar la herencia constitucional del período rosista. Hasta tanto una constitución provincial fuera dictada, se aprobaron leyes con el fin de reorganizar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial…” (Viel Moreira, 2005: 38). Con el fantasma de la perpetuación del gobernador en el poder, la reforma constitucional de 1852 establecía que el mandato del mismo era de tres años, no pudiendo ser reelegido bajo ninguna circunstancia. “Finalmente, también en 1853, se decretó la tan postergada creación del Superior Tribunal de Apelaciones como parte del empeño de organizar la administración de la justicia, tornándola independiente del ejecutivo…” (Viel Moreira, 2005: 38). En 1853, con la aprobación de la Constitución de la Confederación Argentina, las provincias partieron en dirección a la institucionalización de los diferentes niveles de organización del poder. En 1855, a comienzos del gobierno de Roque Ferreyra, la Córdoba confederada sancionó su carta magna. Los gobiernos de Mariano Fragueiro (1858-1860) y de Félix de la Peña (1860- 1861), estuvieron insertos en un momento coyuntural en el que se acentuaron las hostilidades entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires. 33 Junta Municipal de Historia En marzo de 1862, durante las elecciones para gobernador, la victoria de Justiniano Posse sobre Félix de la Peña representó la expresión de las resistencias locales contra la posibilidad de un dominio más directo de Buenos Aires. Así como en las otras provincias, en Córdoba, este dominio era evidente por la presencia de las fuerzas militares de aquella provincia, ahora transformadas en Ejército Nacional. El ciclo de inestabilidad política se acentuó a lo largo del nuevo gobierno de Roque Ferreyra (1864-1866). El aumento de la presión indígena sobre las fronteras y el costo social de la obligación de contribuir para la Guerra del Paraguay se tradujo en otra revolución. El 14/07/1866, la fuerza militar que protegía la capital, dirigida por el Sargento de la Guardia Nacional Simón Luengo, se rebeló con discursos federalistas y eco popular, y salió triunfante. Mateo Luque, uno de los políticos civiles que apareció encabezando el movimiento, constituyó un gobierno provisorio (1866-1867). “Así, por última vez, los federales retomaron el poder. Todos los elementos desestabilizadores continuaron presentes, agregándose a la agitación de las últimas grandes montoneras. Entre tanto, el gobierno provincial, acusado de ver con simpatía al movimiento rebelde y con antipatía a la Guerra del Paraguay, no resistió a las presiones del Ejército Nacional que forzaron la renuncia de Mateo Luque, obligándolo a delegar el poder en la figura de Félix de la Peña, hasta tanto la Legislatura designara su sucesor…” (Viel Moreira, 2005: 52-53). Los motivos por los cuales los gobiernos de Buenos Aires y la Confederación Argentina no pudieron, hasta 1880, controlar la avanzada indígena, exceden con mucho la unificación “pampa”. Se alude con frecuencia, a las negociaciones que tanto la Confederación como Buenos Aires entablaron con los indios, con el fin de utilizarlos en su favor en las luchas facciosas y el comercio ilegal del cual se alimentaba la frontera, prohijado por las autoridades urbanas y rurales. “La disolución social habría alcanzado en ella su máximo grado, gracias a las arbitrariedades de los representantes del gobierno […] El problema principal de la frontera se encontraba, para muchos, en el estilo político de las ciudades…” (Silvestri, 2007: 228). “La consigna fue entonces conocer para ocupar, aunque esa ocupación significara el desplazamiento o la destrucción del otro, el pueblo indígena que se consideraba parte de un reducto de la “barbarie” que se pretendía erradicar…” (Bonaudo, 2007: 23). Al mismo tiempo, apareció un segundo nivel de cuestiones a resolver y que se vinculaba con la necesidad de ir dirimiendo, esta vez frente a la sociedad civil, el universo de lo público en relación con lo privado, integrando al primer término de la ecuación, ámbitos, prácticas e intereses que tradicionalmente eran del segundo. “Si aparecieron voces y acciones que impulsaban un significativo proceso de secularización, ellas no tuvieron por entonces el peso suficiente para imponerse en los espacios de toma de decisiones…” (Bonaudo, 2007: 24). “Tal Estado, empujado a redefinir sus roles frente a las administraciones provinciales y a la sociedad civil, tuvo que fortalecer sus estructuras burocráticas, complejizar sus aparatos, 34 Quarto Río - Edición Nº 13 haciéndolos idóneos para atender tanto sus propias necesidades como las provenientes de la sociedad…” (Bonaudo, 2007: 25). Córdoba era una provincia con una población básicamente rural, teniendo como único centro urbano de relevancia a la propia capital y, por ello, las esferas del poder más visibles se presentaban en el ambiente capitalino. La Constitución de 1856, surgida de una reforma a la vigente en 1855 durante la gobernación de Roque Ferreyra, en función de su adaptación a la de la Confederación (1853), estableció las Municipalidades en la provincia y organizó el régimen de la Asamblea Legislativa, lo que ocurrió efectivamente al año siguiente de su sanción. Así trataba de recuperar el poder local, suprimido en 1824 con la eliminación de los cabildos de Córdoba, Río Cuarto y La Carlota (Viel Moreira, 2005). Las atribuciones que las municipalidades ejercían a través de sus comisiones, reconocían una amplia articulación del sistema de dominación a nivel menor, responsable de respaldar el normal desarrollo de las relaciones sociales en el ámbito local de la producción. “La capilaridad del poder estatal continuó estando presente a través del trabajo de los jueces de campaña. El (nuevo) Reglamento para la Administración de Justicia en la Campaña de Córdoba, sancionado el 15/09/1856, puso en evidencia las nuevas pautas de la élite provincial en relación al espacio rural, abandonando el desactualizado e inapropiado Reglamento de 1823…” (Viel Moreria, 2005: 41). Barrionuevo Imposti (1989), señala las características de esas nuevas municipalidades, y luego de detallar las funciones a cargo de ella, señala que: Cumpliendo lo dispuesto por la Constitución Nacional, la Constitución de la Provincia de Córdoba había dispuesto: quedaban establecidas las Municipalidades o Cabildos en la forma, extensión, límites y atribuciones judiciales, administrativa y económicas que les designa una ley especial que dictara la Asamblea Provincial […] tendría a su cargo […] también el nombramiento de los jueces de paz y justicia preventiva […] De la Municipalidad dependería la administración de justicia y policía, que estaba a cargo del Juez de Alzada del Departamento y de los Jueces Pedáneos y de primera instancia en sus respectivos distritos… (Barrionuevo Imposti, 1989: 37-38). Con el Reglamento de 1856, el papel de la Justicia civil y criminal a nivel local permaneció a cargo de los Jueces Pedáneos y de Alzada, como así también de la acción de la administración de policía, en la que actuaban los Celadores. Los jueces seguían siendo nombrados por el gobierno, pero en relación a la administración de la policía, quedaron subordinados bajo las órdenes de la Municipalidad. 35 Junta Municipal de Historia En cuanto a la relación entre el ejercicio de la justicia formal y la frontera indígena, se produjo un cambio, puesto que “en tanto espacio rural comenzó a ser visto y tratado desde una perspectiva productiva. Por ello […] se destacó el control del comportamiento del hombre perteneciente a este espacio en movimiento […] La cuestión de los vagos era central…” (Viel Moreira, 2005: 42). La frontera del sur de Córdoba y San Luis, comprendidas en una sola circunscripción militar, fueron confiadas al mando del Brigadier General Juan Esteban Pedernera. En las instrucciones del gobierno Nacional le mandaba organizar y arreglar de una manera permanente y eficiente la defensa de la frontera sur de las provincias de San Luis y Córdoba recomendándole fijar las líneas de frontera sobre la base de los puntos denominados Las Pulgas y El Lechuzo, junto al Río Quinto. “llegó a Río IV y comenzó a preparar hombres y bagajes para dirigirse al Río Quinto, donde trazaría una nueva línea de frontera, que debía extenderse desde el Cerro de Varela hasta el naciente…” (Barrionuevo Imposti, 1989: 50). El 21/07/1868, fue creado en la provincia de Córdoba el Cuerpo de Policía de la Campaña, integrado por 25 comisarios y 100 gendarmes. Estos serían nombrados directamente por el poder ejecutivo y se desempeñarían en las funciones policiales del interior. De esta manera, los jueces quedaban desvinculados de estas actividades que habían ejercido hasta ese momento (Viel Moreira, 2005). Con la asunción de Domingo F. Sarmiento a la presidencia de la nación, en Octubre de 1868, el Tte. Coronel Lucio V. Mansilla fue designado jefe de la frontera sur de Córdoba en diciembre del mismo año. Éste, que se encontraba en Rosario, marchó con el Batallón 12 de Infantería de Línea a Río Cuarto. El Ministro de Guerra Martín de Gainza, había ordenado avanzar la línea de frontera hasta el Río Quinto el 1/2/1869, como etapa inicial de un plan más ambicioso, establecido por una Ley nacional (Nº: 215) de 1867, para la ocupación de la pampa hasta el Río Negro. Los límites reales de la provincia estaban dados por una frontera inestable, la frontera del Chaco y la frontera sur avanzaron poco, sólo lo hizo de manera breve por el sur sobre la construcción y refuerzo de algunos fuertes. Se establecieron a su alrededor pequeñas poblaciones, compuestas por las familias de los fortineros y de los marginados, condenados a prestar servicio en la frontera por vagos y mal entretenidos (Ferreyra, 1994). Al hablar de frontera, tomando lo expuesto por Garavaglia y Moreno, no se hace referencia a una “separación forzosa” “sino a un área de activa vida social e intercambio entre -utilizando las palabras de Mellafe- ‘varios horizontes culturales’ ”. La frontera debe ser entendida como un sistema complejo que incluye un cúmulo de factores (geográficos, económicos, ideológicos, etc.) y que históricamente, según Rolando Mellafe, ha pasado por tres momentos: “a) Frontera bélica móvil; b) Espacios de reciente ocupación, áreas en vías de colonización; y, c) Un espacio geográfico dado en el cual los procesos de pro36 Quarto Río - Edición Nº 13 ducción, de estructuración institucional y social, no se han integrado aún en un continuo normal, pero están en camino de formación o de transformación sumamente drástica. Este proceso, presupone además, un choque o fusión y entronque cultural de dos o más horizontes culturales distintos…” (Garavaglia y Moreno, 1993: 126-128). La incorporación de las tierras hasta el río Quinto por parte del Estado Nacional se realizó teniendo en cuenta estos dos frentes: el indígena y el de los pobladores criollos de la región, porque esta zona era un “borde” que el Estado Nacional no podía controlar ni ordenar. Los criollos también resultaban un obstáculo para incorporar las tierras a la economía primario-exportadora que se estaba bosquejando (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003). Esto último se comprende teniendo en cuenta que, como sostienen Tamagnini y Pérez Zabala (2003), los patrones de crecimiento de la producción argentina se basaron, desde sus inicios en el período colonial, en la utilización extensiva de la tierra, haciendo de ésta el principal factor productivo. El crecimiento de la actividad agropecuaria dependió siempre de la incorporación de nuevas tierras y por ello la permanente disputa por la pampa con el indio, en procura de ampliar el área de producción. En la década del ‘70 la tierra comenzaba a ser nuevamente insuficiente. Se pasó entonces de una concepción defensiva del territorio a una ofensiva, lo cual permitió disponer de todo el espacio económicamente utilizable hacia 1880. Las leyes de agosto y octubre de 1857, octubre de 1859, noviembre de 1864, enero de 1867 y agosto de 1871 marcan la pauta del criterio de la época, “…sólo la propiedad privada estimulaba el trabajo y la producción y no la enfiteusis o el arrendamiento…”3 (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003: 246). Esta legislación, vinculada con las políticas de venta y ocupación de las tierras estatales, estuvo ligada a la sanción de leyes tendientes a justificar el dominio de las fronteras, la ley Nº 215 de agosto de 1867 resulta central dado que con ella se definió como meta nacional la ocupación de los ríos Negro y Neuquén y con ello la nueva línea de la Frontera Sud contra el indio. 3 La ley del 16/10/1857, sancionada en la provincia de Buenos Aires, puso fin a la “enfiteusis”, a partir de enton- ces se inició la formación de una nueva clase terrateniente. La ley del 4/11/1864 fijaba el precio para la venta de tierras públicas en Bs. As. y autorizaba al gobierno a vender las existentes dentro de la entonces línea de frontera con los indios, aunque por presión de los productores de ovinos, nunca llegó a ejecutarse. La ley del 10/01/1867 sostenía la decisión del poder público de desprenderse de la tierra y darla en propiedad privada. Para ello se argumentó que el arrendamiento rendía poco y que además no otorgaba la estabilidad necesaria para un asentamiento de población. Sin embargo, la posesión de la tierra por los nuevos propietarios quedó asegurada aun cuando no se produjo la instalación de pobladores permanentes. Estas leyes de enajenación de la tierra pública fueron completadas por la ley del 10/08/1871 que lanzaba a la venta tierras al exterior de la línea de fronteras, aunque la mayor parte de estos adquirientes no tenía el propósito inmediato de poblarlas. En general los plazos (de prórroga) de pagos de la tierra al Estado Nacional no favorecían al habitante sin recursos de la campaña sino al hombre de fortuna, que especulaba con la tierra para acrecentar su patrimonio (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003: 245). 37 Junta Municipal de Historia “Los dispositivos de control legal y disciplinamiento social que se pusieron en juego muestran cómo la expansión de la frontera agraria fue co-constitutiva de la expansión del dominio territorial por parte del estado…” (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003: 248). Si bien el Estado Nacional había logrado en 1857 el dominio militar de esta franja a través de los fuertes Tres de Febrero y San Fernando, en 1863 éstos debieron ser abandonados por la ofensiva de los indios ranqueles. En esta zona de frontera residían pobladores que trabajaban cuidando “estancias” y por ello recibían los calificativos de “peones”, “puesteros”, “capataces” o “campesinos”. “Formaban parte de una economía agropecuaria paralela a la de los grandes y medianos productores. Por esta situación fueron concebidos como personajes que vivían sin trabajar, que mataban vacas ajenas para obtener su carne y cuero...” (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003: 250). A raíz de lo expuesto es que se decide en 1869 el corrimiento fronterizo del río Cuarto al río Quinto, el mismo se realizó en dos tiempos o movimientos que respondieron a: • • planes de ocupación: desplegado entre marzo y mayo de 1869, procuró la fortificación del río Quinto a través de la refundación de los fuertes abandonados en 1863, como también la construcción de nuevos fuertes y fortines que se instalaron desde el límite con San Luis hasta los desagües de la laguna Amarga. planes de reconocimiento del territorio: se llevó a cabo en septiembre y octubre del mismo año, tomándose posesión de los campos que mediaban entre la Amarga y la nueva frontera de Santa Fe. En este nuevo sector se construyó un fuerte principal acompañado de dos fortines (Tamagnini y Pérez Zabala, 2003). 2). El control social desde una mirada interdisciplinar Al margen de las supuestas (y a su vez controvertidas) generalizaciones sociales y políticas que plantea la noción de control social –entendido como teoría y política del consenso social o como herramienta para desvelar el fondo de dominación y conflicto en las relaciones sociales-, es necesario resaltar que, en principio, la simple asociación de esos dos términos no otorga al concepto una evidente e inmediata aplicabilidad teórica y metodológica en la investigación histórica. Lógicamente, para que sea inteligible necesita ser individualizado y calificado de una forma crítica, además de complementado con categorías propiamente historiográficas que al fin le otorguen verdadera historicidad. La razón de la indeterminación historiográfica del control social está en la historia decadentista de un concepto sociológico y de raíz positivista que, aunque fue ya utilizado por Herbert Spencer, “…nació como tal a finales del siglo XIX a partir de la sociología integracionista de base durkheimiana, para cobrar fuerza a principios del siglo XX y llegar a ser considerado un concepto central en la teoría social, tan preocupada entonces 38 Quarto Río - Edición Nº 13 por los efectos desintegradores del orden social que provocaban la expansión del capitalismo industrial y el desarrollo del imperialismo…” (Olmo, 2005: 2). Debe considerarse que, más allá de las diferencias de enfoque existe el problema del “…carácter atrapalotodo del concepto integracionista y funcionalista de control social, con sus riesgos de sobre generalización…”(Olmo, 2005: 6), ya que, se amplía y pierde concreción el repertorio de instancias del control social, desde los agentes educativos implicados en los “procesos de socialización” hasta las instituciones sanitarias y las de “prevención asistencial y ambiental”, más las políticas criminales, las leyes penales y la policía, la Administración de Justicia y las prisiones. Según sus enfoques más antiguos y primitivos, el control social se entiende como resultado de “…la acción de la sociedad a través de las normas informales que regulan las relaciones interpersonales, las cuales, al interactuar con un Estado que precisamente se pretende poco intervensionista y escasamente controlador, generan la autorregulación del orden social…” (Olmo, 2005: 7). De la misma manera que lo hacen las tesis de la modernización, las teorías del control social concluían que “…el desorden llevaba necesariamente al delito y a la guerra de clases, por lo que para evitarlo se debían activar las instituciones de control que genera la propia sociedad, entre las cuales Ross consideraba el papel de las agencias formales pero para destacar la importancia de las informales, desde “la ley” hasta “el arte” y “la educación” o “las costumbres” pasando por “las creencias”, “la sugestión social”, “las ceremonias” y el ejemplo de “las personalidades dominantes y únicas” junto a la proyección de “las ilusiones” de la gente…” (Olmo, 2005: 8). Si bien los mayores logros en torno a la temática del control se han dado en el período contemporáneo, cuando se define como tal, pero igualmente se aplica la noción de control social -a veces por oposición y contraste con los modelos contemporáneos-, “…en procesos de larga duración que ilustran bien la relación entre el cambio social y las tipologías de las instituciones de control y castigo, sobre todo los que arrancan de la transición de la Edad Media a la Moderna…” (Olmo, 2005: 10). Sin embargo, puede considerarse un hecho, al menos en la historiografía española, que existe una especie de óptica de carácter radical del control social, pues, generalmente, se lo entiende “…como expresión de mecanismos de coerción en las relaciones de poder y de clase a lo largo de los procesos de formación y desarrollo del capitalismo o en períodos históricos concretos (precisamente, los postulados de la criminología crítica)…” (Olmo, 2005: 16). De este modo, el control social queda asociado al devenir histórico de las formas de disciplinamiento y castigo, reduciendo, en parte, la significación del concepto. Así, se entiende que la protagonista de este tipo de estudios históricos haya sido la prisión como “…instancia de 39 Junta Municipal de Historia control social punitivo que gobierna el universo entero de la penalidad (o sea, la acción penal y penitenciaria) en las sociedades liberal-capitalistas” (Olmo; 2005: 16). Pese a todo, es importante recalcar que, si bien lo significativo del análisis de la función del sistema estatal en los procesos de estructuración del orden social, cuando se habla de la aplicabilidad de la noción de control social y de su relación con el Estado, puede comprobarse que no siempre se entendió (ni se entiende) el control social como resultado de la actuación de las instituciones. “En la historia de este concepto parece tener mucha importancia su enfoque como control social informal, lo cual nos sitúa una vez más ante la problemática de la indefinición…” (Olmo, 2005: 17). Pues bien, luego de estas consideraciones, se coincide con Olmo planteando que es conveniente “…aplicarla a controles punitivos concretos relacionando su nivel micro- sociológico con procesos de cambio social…” (Olmo, 2005: 19). Efectivamente, el resultado suele ser positivo para la historia social cuando no se orienta en un sentido intra-institucionalista sino en el devenir de esos mecanismos de control dentro de campos de interacción social medianamente delimitables. Igualmente se comparte la idea de que el Estado ejerció el control tanto desde el desarrollo de una práctica judicial y de castigo penal, hasta la producción y reproducción de un discurso acerca de la necesidad de defender a la sociedad frente a los criminales, “…mediante la segregación y el tratamiento, y la punición y la corrección, más tarde la resocialización, de los desviados…” (Olmo, 2005: 21). Ciertamente, el estudio de la realidad social e histórica de controles sociales bien identificados como organizados “…nos evitará la nebulosidad teórica de unos supuestos controles sociales indefinidos que funcionan autorregulando a la sociedad, y también nos ayudará a hacer de ellos una herramienta para el análisis de los conflictos sociales y las relaciones de poder…” (Olmo; 2005: 22). Pese a todo, se debe tener en cuenta que los controles sociales organizados seguirán siendo una realidad dinámica sumamente informal. Es una realidad que aquella informalidad dificulta delimitar conceptualmente al control social, “…entre otras cosas porque las agencias que promueven los mecanismos informales de control en la consecución del orden social muchas veces demuestran que la división entre medidas formales e informales constituye un artificio ideológico que requiere una consideración teórica y metodológica más rigurosa…” (Olmo, 2005: 23). A decir de Gómez Bravo, “Es difícil seguir manteniendo la tesis que interiorizaba lo disciplinario con esas magnitudes gigantescas, que obviaban el delito común y el mundo rural con un método que cuestionaba además la propia metodología histórica…” (Gómez Bravo, 2004: 162). Desde la Escuela clásica, que se considera que nace a partir de los estudios de Beccaría, se propone “…que todas las personas actúan de acuerdo con su libre voluntad, racionalmente ejercida, y asegura que la actividad ilegal está motivada por los mismos principios que la legal, buscando la satisfacción y eludiendo el sufrimiento…” (Alloza Aparicio, 2001: 4). Ambas, se diferencian solamente en el hecho de que la primera se efectúa rompiendo las reglas (la ley). 40 Quarto Río - Edición Nº 13 Asimismo, especialistas actuales trataron de desmontar la tesis de la modernización, ya que, según sus análisis parciales no se sujeta a verificación empírica. “Éstos han basado su rechazo en que la criminalidad ni aumentó en las sociedades modernas -capitalistas-, ni se concentró en las ciudades, y en que -además- el delito contra la propiedad no creció en tándem con el declive del violento…” (Alloza Aparicio, 2001: 13-14). De ese modo, la mayoría de ellos sostienen que la delincuencia que puede encontrarse registrada durante la modernidad, sólo otorga claves de la actividad desde los tribunales y “…de cómo era percibido el fenómeno por los poderes públicos, pero no sobre el comportamiento delictivo real en la sociedad…” (Alloza Aparicio, 2001: 14). 2.1). Control social y los usos de la justicia. Breve recorrido historiográfico Tanto los estudios tradicionales como las nuevas orientaciones usan las fuentes judiciales para sus análisis, pero la mirada de los primeros es parcializada, pues las nuevas orientaciones permiten considerar lo no considerado. Esos documentos pueden analizarse de modo de extraer toda la información que en ellos descansa, y que por paradigmas en vigencia o por pura intencionalidad, no siempre son tenidos en cuenta. Es decir, y siguiendo a Alonso y otros (2001), “…la novedad no reside en las fuentes, sino en el tratamiento que se ha hecho de ellas…” (172). A partir de ello, y a lo largo de la historia, la “justicia” se ha desarrollado como medio para asegurar el control social. Éste, siguiendo a Norberto Bobbio es entendido como “…el conjunto de medios de intervención, positivos o negativos, aplicados en toda sociedad con el objetivo de direccionar a todos sus miembros al cumplimento de las normas establecidas, impidiendo acciones que las transgredan…”. Se puede decir que existen dos formas principales de control social: interno y externo, éste “…se relaciona con sanciones, castigos, acciones reactivas, que se ponen en marcha para con los actores que no se adaptan a las normas dominantes. En este marco se encuentra, a lo largo del tiempo, un abanico de sanciones muy variadas y de distinto peso punitivo…” (Dominino Crespo, 2007: 28). También debe considerarse que la diversidad de comportamientos delictivos e inmorales, plantean la posibilidad de que existieran sistemas de valores y normas diferentes a aquellas establecidas por la legislación oficial o los códigos eclesiásticos. Un ejemplo de ello es el concepto del “honor”, que “…históricamente estuvo ligado a los sectores dominantes, pero no era privativo de éstos, sino que existían, probablemente, otras morales propias de cada grupo social…” (Bordese y Bridaroli, 2003: 12). “Si bien se pueden observar cambios en los recursos empleados para ejercer el control social, y evitar comportamientos que se desvíen de la regla, no se observan modificaciones en la mentalidad o el pensamiento de quienes dirigen esas acciones. Así, era común que los grupos dirigentes asociaran la ociosidad a los sectores subalternos…” (Gonzalez Martínez, 1994: 1). 41 Junta Municipal de Historia En síntesis, la noción de delito reconoce tres variables. Por un lado el religioso-moral, pecado; por otro, el social, daño común; y finalmente la ofensa personal (Domino Crespo, 2007). Los sectores dominantes son los encargados de accionar los mecanismos legales e institucionales de la justicia, entendiéndola como práctica de poder, aunque al hacerlo desvirtúan el carácter imparcial de la misma. Cabe considerar que la justicia es “usada” por estos sectores, generalmente, para dirimir asuntos de carácter privado, en persecución de sus propios beneficios y para defender los intereses de una minoría, cuando no para ir en perjuicio de “los de abajo” con el simple objeto de demostrar su superioridad (Dinges en Fortea, 2002). Más allá de la existencia de estos mecanismos considerados y aplicados por la justicia oficial se observan, además, acciones y/o prácticas que se suelen considerar “infrajudiciales o de “infrajusticia” (llamada también justicia “informal o “comunitaria”), las cuales se relacionan con todas aquellas formas de regulación y de justicia que se desarrollaban fuera de los juzgados y cuya legitimidad se asentaba en lo consuetudinario; muchas veces su utilización y aplicación resultaba más eficaz que la aplicada por la justicia ordinaria. No obstante, no se debe dejar de lado que estos controles no intervenían por separado sino que se superponían y combinaban de múltiples maneras (Mantecón Novellán, 2002). Cabe aclarar que, si bien los mecanismos de la infrajusticia suelen asociarse a los sectores bajos, “los de arriba” también hacen uso de ellos. Si bien, como se aclaró con anterioridad, los recursos institucionales son usados para lograr el beneficio particular, la infrajusticia brinda la posibilidad de evitarlos a fin de agilizar el trámite judicial y hacer más efectivo el resultado. Por lo tanto, la infrajudicialidad no es patrimonio exclusivo de “los de abajo”, sino que atraviesan toda la estructura social (Mantecón Novellán, 2002). 3).Los delitos en la Villa de la Concepción del Río Cuarto y la región Sur de Córdoba a través del análisis de las fuentes judiciales Considerando las fuentes relevadas de las cajas de Departamento Ejecutivo del Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Río Cuarto, concernientes al período 1856-1869, se puede observar que el delito que tiene más presencia en dichos documentos es el de robo de ganado, sea cuatropea mayor y menor, y abigeato, (33 casos). En cuanto al delito de deserción, en el año 1860 aparece el primer caso, en el que se da aviso que “Habiendo desertado una partida de treinta a cincuenta de las fuerzas del Brigadier Gral. Don J. E. Pedernera a su salida del Rosario (sic) […] Se previene a esa Alzada y Jueces Pedáneos promover la captura de ellos, caso que recalaren algunos por ese Departamento y los conserven en seguridad hasta dar cuenta el Gobierno…” (AHMRC, D.E. Enero 15, 1860). Se considera que es el primer documento, del periodo analizado, en el que tal situación es calificada de delito, debido a la solicitud de captura a una instancia judicial. 42 Quarto Río - Edición Nº 13 En el mismo orden de cosas, cabe resaltar que los cómplices de deserción, o personas que colaboren en ese acto, son igualmente punibles. Así lo deja reflejado una nota que, dirigida al Juez de Alzada, envía el “Comandante del Batallón Pringles, Tte Cnel. Don José M. Cabot por la cual da cuenta de un hecho criminal cometido en su campo por el individuo Rosario Maldonado proporcionándole recursos para la deserción a un soldado de su cuerpo…” (AHMRC, D.E: Agosto 5, 1865). Además, existen casos referentes a diversos tipos de agresiones contra mujeres; lo que hoy se conoce como “violencia de Género”, era igualmente punible en el período en estudio. No sólo la agresión física constituye un delito, sino que el secuestro de mujeres lo es también. Es significativo resaltar que, tal y como lo señala Bordese, el honor sigue constituyendo un principio importante en el sistema de pensamiento del período analizado (Bordese; 2003), puesto que en 1864, el preso Manuel Pizarro exige se le realice un juicio justo o se lo libere para ir a la Capital a denunciar ante las autoridades competentes y “pedir la reivindicación de su honor torpemente ultrajado…” (AHMRC, D.E; Enero 18; 1864). Asimismo, existen casos referidos a fraudes económicos como causales de delito; sin embargo, salta a la vista que en ellos intervienen exclusivamente “vecinos”, son escasos en número, y se resuelven en términos “amigables”. También es necesario mencionar que la embriaguez constituye un delito pasible de ser penable, puesto que así lo establece la ley del 4 de Octubre de 1858, que plantea que “El delito de Embriaguez queda sujeto por 1º y 2º vez a la pena impuesta por los Reglamentos policiales vigentes, y por 3º vez a la de tres años de servicio en obras públicas o a la de militar…” (AHMRC, D.E; Octubre 4, 1858). Así, un documento del 22 de Febrero de 1867, señala que se apresó a un oficial por cometer desacatos al estar ebrio. Si bien ha sido un solo caso el que se ha encontrado, es significativo reseñar que el estupro ya existe como figura de carácter delictivo, puesto que Apolinario Baigorria, no sólo se lo acusa de forzamiento de armas, sino que también se incluye el “…estupro. Juicio que dista de 1852 y que ha quedado inconcluso por falta de pruebas y/o documentación…” (AHMRC, D.E; Junio 16, 1859). Igualmente, resulta significativo resaltar que estaba en vigencia el Reglamento que establecía un estricto control social sobre la “problemática” de la vagancia. El período presenta un solo caso en el que se condena a un individuo por esa situación. Ello sucede en 1866, cuando Casimiro Pérez es destinado al servicio de las armas por “vago incorregible…” (AHMRC, D.E; Junio 14, 1866). Ello hace presumir que, si bien ingresa en el rango de delito, la mayoría de los casos que lo involucran, no han accedido a la instancia judicial. Cabe mencionar también que la documentación presenta, a lo largo de todo el período, numerosas notas, circulares, leyes y decretos de la Provincia que vienen a reforzar el sistema de control establecido por la Constitución de la Provincia (1855) y el Reglamento de Campaña (1856). En aquellos, se vislumbra la necesidad de ampliar constantemente el control sobre la sociedad y profundizar el envío de hombres a la frontera. También muestra una institución con escasos miembros y recursos para imponer el control deseado. 43 Junta Municipal de Historia En lo que respecta a las sentencias que figuran en los casos, se puede establecer que predomina el de servicio de armas (20 casos relevados). Cabe resaltar aquí que en varios casos, como el del 25 de julio de 1857, por robo de ganado, se establece la sentencia de prestar servicios durante cuatro años en el Regimiento Dragones n°7 de línea, y luego de cumplido el permanecer de poblador en el fuerte tres de febrero. (AHMRC, DE; Julio 25, 1857). En este caso se vislumbra la necesidad imperiosa de establecer una población fija en estas poblaciones de frontera, al tiempo que sirve para alejar de la sociedad a los delincuentes. Resultó llamativo el hallazgo de una fuente en el que se manifiesta lo que hoy se conocería como “libertad condicional” y “bajo fianza”. Es el caso del 12 de Abril de 1863 en el que Don Martín M. y Don José V. de Alva “por cuanto en la causa criminal seguida a su hermano Don Felis Alva que tuvo con Don Ricardo Espinosa, de la que resultó la muerte de éste y herido gravemente el primero, ofrecen fianza y seguridad de él, constituyéndose ellos fiadores con sus personas e intereses…” (AHMRC, D.E; Abril 12, 1863) obligándose a que no saldrá de su casa mientras esté enfermo. Este caso “extraordinario”, sirve también para explicar cómo aquellos de mejor posición en la sociedad recibían privilegios y beneficios, puesto que José V. de Alva ocupa el cargo de Juez de 1º Instancia Sustituto en 1861, Juez de Alzada sustituto en 1864 y Juez de Alzada. Por otro lado, si bien en número es significativo, el carácter de “preso” no siempre implicaba sentencia, sino más bien el estado en el que los individuos permanecían mientras esperaban su proceso, o bien mientras son remitidos de un juzgado a otro, puesto que la prioridad era reforzar los regimientos o la obra pública y, en ese sentido, el preso era poco útil. Las obras públicas constituyen también una particularidad en cuanto a las sanciones impuestas a los delitos. Su escasa cantidad puede explicarse por el hecho de que en la Villa no existían aún obras públicas de gran envergadura. Así lo refleja una fuente de 1869 en un sumario seguido a Gabino Ribasdero, donde se presentó el patrón del mencionado, Don Rosas Sarandon “solicitando se le conmute la pena en una multa de veinte pesos bolivianos a cambio de los cuatro meses que está destinado a obras públicas”. El juez no ve inconveniente en ello, ya que “no hay obras públicas de mayor exigencia…” (AHMRC; Enero 26, 1869). La indemnización es otra forma de pena, considerándose ya sea la devolución de un valor relativo al bien hurtado, o la devolución del bien si es que aún se encontraba en propiedad del que hubiera perpetrado el hecho. Asimismo, se observan las multas pecuniarias como manera de castigo a algunos infractores, aunque cabe destacar que en su mayoría corresponden a individuos a los que se les antepone el artículo “Don” o “Doña”, lo que sugiere que pertenecían al sector jerárquico de la sociedad. Debe resaltarse que la existencia de absoluciones revela el funcionamiento de un sistema judicial que, con sus vicios y faltas de operatividad, pretendía ser justo ante la falta de mérito, aunque es cierto que ello contrasta con penas desmedidas en algunos casos, y la inconsistencia en la relación delito-pena, en otros, por la inexistencia de un marco legal que establezca criterios comunes de sanción por delito 44 Quarto Río - Edición Nº 13 La inconsistencia delito-pena, reside en el hecho de no existir una pena determinada para una tipología de delito específica. Esta situación viene a confirmar la circunstancialidad de las penas otorgadas, respondiendo a las necesidades del momento. Resulta sugerente, y significativo para resaltar, que uno de los casos en análisis presenta la condena de azotes, lo cual entra en contradicción con los establecido en la Constitución de 1853, que en su artículo 18 establece que “quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda clase de tormento, los azotes y las ejecuciones a lanza y cuchillo” (Constitución de la Nación Argentina; 1853). Esta situación viene a confirmar el hecho de que las autoridades judiciales carecían de formación específica. En otro orden de cosas, cabe señalar que la conceptualización del individuo que lleva a cabo los delitos recibe una amplia gama de denominaciones: malentretenido, gaucho, pillo, ladrón, incorregible, ocioso, desertor. En este sentido, si bien el “vago” constituye un concepto, encierra en sí mismo una tipología delictiva, por lo que no se lo incluye en esta clasificación. Consideraciones finales El control social y el desenvolvimiento de las prácticas judiciales en el sur cordobés, si bien intentaban imponer un orden emanado desde jerarquías institucionales superiores, revestían características particulares propias de una región de frontera en permanente movimiento y conflicto como lo fue la región del río Cuarto a mediados del siglo XIX. Para los casos judiciales (y las legislaciones vigentes referidos a ellos) analizados en el período 1856-1869, se pudo observar que para entonces existieron 76 casos de los cuales sólo 66 recibieron sentencia, enmarcados dentro de lo que se pueden considerar juicios y sumarios realizados contra los que se llamaban infractores del orden que se intentaba imponer, entre los cuales, el tipo de delito que se destaca es el robo de ganado con un porcentaje del 45%; cabe mencionar además la deserción como delito, no sólo por el carácter de frontera que revestía la región sino también por la demanda de hombres que requería el servicio de armas en el período de organización nacional y los distintos proyectos de corrimiento fronterizo. Esto se observa con mayor claridad al analizar los tipos y cantidades de sentencias aplicadas a los casos trabajados, predominando con un 30% el destino al servicio de las armas. El estudio de las fuentes permite corroborar que los individuos encargados de impartir la justicia no correspondían a “profesionales” en la materia, sino que, más bien, se trataba de sujetos caracterizados como “vecinos”, que accedían a los cargos gracias a sus vinculaciones políticas, su prestigio social y su posición económica. Aunque tales funciones eran, además, un mecanismo por el cual estas elites capitalizaban su poder político, social y económico. Por lo tanto, se puede afirmar que los cargos judiciales implicaban un escalafón más en el cursus honorum del proceso de construcción y ejercicio del poder político y social. Aquella falta de profesionalidad sumado a la falta de un marco legal que estableciera las penas que correspondieran a cada delito, dan cuenta de la aleatoriedad de los tipos de penas 45 Junta Municipal de Historia que se aplicaban ante una misma infracción. Así, es posible percibir la desmesura en algunas sentencias producto, también, de las necesidades del momento (obras públicas y servicios de las armas). En relación a esto, se observa que en los casos judiciales en los cuales se ven involucradas personas a las que se les alega el calificativo de “don” o “doña” reciben un trato preferencial y diferenciado respecto de aquellos que no los tienen, a la vez que las penas que reciben y/o imputan son menos severas. Es de destacar la gran variedad de denominaciones que se emplean en las fuentes para referirse aquellos individuos que cometen infracciones pero no forman parte de los estratos sociales más altos. Entre ellos se puede mencionar el de vago, malentretenido, gaucho, pillo, ladrón, incorregible, ocioso, desertor. Es significativo, para dimensionar la amplitud que para entonces tenía a su cargo la jurisdicción del departamento de Río Cuarto, el Juez de Alzada máxima autoridad judicial del espacio referido, ejercía su accionar en un aérea que abarcaba (según la correspondencia recibida) la Villa de la Concepción del Río Cuarto, Achiras, Tegua y Peñas, Piedras Blancas, Rodeo Viejo, Cerro Intihuasi, San Bartolomé, El Saucecito, Villa Nueva y Villa de La Carlota. 46 Quarto Río - Edición Nº 13 Fuentes Documentales • Departamento Ejecutivo: años 1856 a 1869. Caja única para cada uno de los años en cuestión. Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto (AHMRC). • Constitución de la Confederación Argentina (1853). En: http://www.bibliojuridica.org/ libros/5/2113/17.pdf Consultada 31 de octubre de 2011. Referencias Bibliográficas • ALONSO, F. y otros (2001) “Los vagos en la campaña bonaerense. La construcción histórica de una figura delictiva (1730-1830)”. 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Los censos 1947 y 1960 muestran que el dinamismo del crecimiento registrado entre 1895-1914, pierde fuerza dado que los factores originales dejan de tener efecto en los años 40 del Siglo XX. Entre 1895/1914 la región presentó una tasa media anual de crecimiento del 67 por mil. Entre 1914/1947 ocurrieron fenómenos políticos, económicos y sociales regionales, nacionales e internacionales, con efectos demográficos. La población regional creció al 18 por mil anual. Entre 1947/1960, la tasa de crecimiento fue del 3,36 por mil anual, evidenciado la disminución del ritmo de crecimiento y la crisis de transformación de los paradigmas de crecimiento económico y demográfico vigentes. región – población – estancamiento – migraciones - ferrocarril Introducción El presente trabajo muestra resultados del Proyecto de investigación “Análisis de variables demográficas, históricas, económicas y sociales de la región centro-sur de Córdoba”. Tiene como objetivo fundamental aportar a la investigación y análisis de las características estructurales en materia demográfica, económica y social de la región centro-sur de la provincia de Córdoba, para el conocimiento y jerarquización de los hechos socioeconómicos relevantes dentro de esa unidad espacial. Los resultados que se producen podrán ser tenidos en cuenta por agentes privados y públicos al momento de evaluar las distintas alternativas de inversión o elaboración de políticas públicas y la toma de decisiones de mejor calidad tendientes al logro del progreso de los habitantes de la región. En este sentido, se consideró que la base territorial y la disposición de la población y sus actividades humanas, son variables que resultan indispensables en el análisis de los fenómenos políticos, sociales y económicos, dentro de los cuales está inmerso el conjunto social. Por ello, se busca aportar a una consideración cuidadosa de la problemática del desarrollo regional, a través de su conocimiento histórico, sus limitaciones presentes y de sus posibilidades futuras. 49 Junta Municipal de Historia El fenómeno de la distribución espacial de la población y sus actividades socioeconómicas en el Departamento Río Cuarto no está disociado de lo que ha ocurrido a nivel nacional. En este sentido, no se debió a formulaciones preconcebidas pero tampoco fue la resultante de hechos casuales o arbitrarios. Por el contrario, han sido consecuencia de distintos esquemas que se sucedieron en el tiempo y en el espacio regional, nacional y mundial. Así, han sido determinantes del fenómeno en primer lugar, el proceso de colonización, el reordenamiento político del territorio, luego, la organización nacional, más tarde y, en periodos subsiguientes, las políticas públicas específicas aplicadas teniendo en cuenta, en buena medida, el comportamiento de la economía mundial y los objetivos de desarrollo económico del país. En el sentido expresado en el párrafo anterior, la situación económica y política internacional y nacional vigente en el periodo estudiado, han tenido importantes implicancias sobre la población regional, las distorsiones observadas en cuanto a su localización y su estancamiento. En este sentido, si los países sufren un proceso traumático de adaptación, sus espacios subnacionales lo padecen a veces de manera más dolorosa, otras veces menos, pero indudablemente no dejan de soportarlo. En este orden de ideas, la disponibilidad de recursos naturales, las migraciones humanas, el flujo de bienes y servicios y la tecnología aplicada, han sido determinantes de las localizaciones de población, su estructura y dinámica y las actividades de producción desarrolladas en el espacio regional. En este sentido, en el periodo analizado ya se visualiza un desequilibrio regional que persiste hasta hoy y que se manifiesta, entre otros aspectos, en las oportunidades de ocupación y formación, en los niveles de ingreso y en la capacidad productiva de cada sub-área. Desde ya que la desigual distribución de recursos naturales y las distintas condiciones ecológicas y climáticas, han generado, desde siempre, desigualdades entre las economías localizadas en distintas comarcas. Teniendo en consideración que las circunstancias de contexto nacional e internacional influyen sobre los fenómenos regionales, es importante señalar que la década del cuarenta del Siglo XX encuentra a la Argentina afectada por las consecuencias del conflicto bélico mundial. Este hecho acentuó el aislamiento del país que ya había comenzado en los años treinta, también por causas externas, tales como las derivadas de la crisis económica, las guerras económicas que se sucedieron, las preferencias comerciales que se originaron en la existencia del “Commonwealth”, la interdependencia económica con Gran Bretaña y, por último, el proteccionismo que surgió como consecuencia del auge nacionalista que se generó en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. La expansión demográfica 1895-1914 A partir de la Organización Nacional que se manifiesta con la promulgación de la Constitución de 1853, fue una prioridad para las autoridades nacionales y provinciales ofrecer un marco jurídico-institucional que permitiera la radicación de poblaciones extranjeras en el país 50 Quarto Río - Edición Nº 13 y que encontrará su expresión más acabada en la Ley Nacional de Inmigración y Colonización promulgada durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, en 1876. En este orden de ideas, la intensidad de la integración de nuestro país en la expansiva economía mundial desde mediados del Siglo XIX, originó que en pocas décadas se produjera una verdadera revolución social, política, económica y demográfica en Argentina. Luego de la conquista del desierto se fue afirmando el poblamiento de la provincia. La construcción de las líneas férreas que penetraron en territorio provincial, conjuntamente con la Ley de Colonización de 1886 constituyeron los instrumentos que permitieron poner en producción enormes extensiones de tierra. Las colonias generaron los pueblos y las excelentes condiciones dadas a los extranjeros por la Ley Avellaneda se manifestaron en los importantes contingentes de migrantes que poblaron el sur de Córdoba. Unidos a la población autóctona, dieron por resultado el crecimiento exponencial de la población regional. Teniendo en consideración que la economía se desenvuelve y potencia a través del comercio entre áreas o comarcas distantes, la llegada del ferrocarril a la región, y la consiguiente disminución de los costos de transporte, permitió su conexión directa con los mercados mundiales de entonces. La agricultura, que había carecido de posibilidades reales de exportación extrazona, obtuvo un impulso decisivo, sumándose a las áreas de franca expansión agropecuaria de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Hasta entonces, la producción estaba orientada a los mercados locales e intraregionales. El ferrocarril fue clave en el proceso de ocupación territorial del sur de la provincia de Córdoba. En este sentido, la línea desde Rosario a Córdoba en 1870 fue la primera vía de penetración del nuevo medio de transporte. La extensión de las líneas desde Villa María a Río Cuarto facilitó el proceso de incorporación de las áreas geográficas del sur provincial al fenómeno de la colonización, conjuntamente con la implementación del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico que surcó los espacios del extremo sur de la región riocuartense. Los ferrocarriles junto con los inmigrantes, fueron determinantes en la colonización del sur y el este cordobés, transformando la producción agropecuaria en base fundamental de la economía provincial. Si bien resulta muy difícil establecer con precisión cuando una población es urbana y cuando es rural, no obstante, el interés en el estudio de estas formas de distribución demográfica consiste en que una y otra tienen comportamientos distintos, tanto en lo demográfico propiamente dicho, como en lo económico y lo social. Así, por ejemplo, la población rural acusa siempre más alta natalidad y, por lo general, más elevada mortalidad, así como un índice de masculinidad más elevado. En lo económico, el nivel de vida siempre es más bajo que el del poblador urbano y son distintos los hábitos y costumbres, lo cual se traduce en variaciones en el consumo de bienes y servicios. En el sentido indicado, podemos decir que el espacio geográfico a que se refiere este trabajo constituye una región agraria con población urbana. En este sentido, no toda la población que es calificada como rural o dispersa vive en el campo, sino en pequeños poblados, de modo que la proporción real de población rural o dispersa es menor a la que indican las cifras censales. 51 Junta Municipal de Historia En este orden de idea, en el periodo 1895/1914 la región riocuartense presentó una tasa media anual de crecimiento de la población del 67 por mil, de lo que surge un crecimiento total en el periodo equiva lente al 247,77% en relación a la población absoluta de 1895. Si particularizamos el análisis a nivel de departamentos, se observa un crecimiento notable en los departamentos de reciente ocupación. En el caso de Juárez Celman la tasa media anual de crecimiento poblacional fue del 81,6 por mil y en el Departamento General Roca superó el 101 por mil. El Departamento Río Cuarto, con poblamiento más antiguo, es el de menor tasa media anual de crecimiento con el 52,7 por mil. El periodo intercensal 1914-1947 El periodo intercensal 1914/1947 presenta como dificultad su amplitud entre las fechas censales. En este largo periodo ocurrieron fenómenos políticos, económicos y sociales en el escenario regional, nacional e internacional, con efectos demográficos importantes que no se registraron en las estadísticas al momento de su ocurrencia por falta de relevamientos intermedios. En este lapso la población de la región analizada creció a un ritmo del 18 por mil anual, con un crecimiento total intercensal del 79,57 por ciento. Estos guarismos ponen de manifiesto ya una tendencia declinante de la fuerza de crecimiento observada en el periodo intercensal anterior. A nivel de departamentos, encontramos que las regiones que en el periodo anterior presentaban un vigoroso crecimiento demográfico, en esta etapa manifiestan una situación absolutamente contraria. En este sentido, los Departa mentos General Roca y Juárez Cel man manifestaron tasas medias de crecimiento del 6,23 por mil y 2,91 por mil, respectivamente, mientras que el Departamento Río Cuar to alcanzó una tasa media anual de crecimiento del 20,25 por mil. Cabe señalar que en 1947 se computan como pertenecientes al Departamento Roca Sáenz Peña los guarismos poblacionales correspondientes a un espacio geográfico que en el relevamiento anterior se incluía en el Departamento Juárez Celman. 52 Quarto Río - Edición Nº 13 El estancamiento poblacional regional 1947-1960 El próximo relevamiento, censal realizado en 1960, expresa en sus resultados el estancamiento poblacional del sur de la provincia de Córdoba, objeto de este estudio. Este recuento refleja las consecuencias demográficas de la realidad regional del final de la década de 1940 y la de 1950. En este período se destaca un importante movimiento migratorio desde las áreas rurales hacia las zonas urbanas. Este fenómeno tiene relación con las condiciones económicas del contexto. En este sentido, las relaciones entre los fenómenos económicos y las consecuencias demográficas se ponen claramente de manifiesto, especialmente en las migraciones y en la ocupación de las personas. El Cambio de actividad de la agricultura a la ganadería y las nuevas tecnologías incorporadas en las inversiones de capital, tornar necesaria una provisión de mano de obra directa con cualidades distintas y en menor cuantía, a la vez que muchos servicios que tradicionalmente se demandaban por las actividades rurales cambian en su demanda o desaparecen como generadores de nuevos empleos. Al haber un mercado bajo para los precios de los granos, la tierra se destinó a la ganadería. Esto llevó a los desplazamientos poblacionales en busca de mejores condiciones de vida y más elevados salarios para la mano de obra. Estas disminuciones de población rural se compensaron, desde el punto de vista de la organización de la producción, con un incremento de la mecanización agrícola y constituyó otro motivo para justificar el cambio de la dedicación de las extensiones rurales de la agricultura a la ganadería. En el sentido indicado en los párrafos anteriores, Mascali1 afirma que “en las unidades domésticas no se considera como costo de producción la propia fuerza de trabajo porque no existe el salario como categoría objetiva. Sí existe en el caso de la fuerza de trabajo de terceros porque se les abona el salario, en consecuencia, según la consideración de los agricultores, la prescindencia de obreros se le significaba un ahorro en los costos. El mismo autor, citando un documento de la Federación Agraria Argentina de la época, señala “Este achicamiento de la chacra constituye un hecho que debe llamar la atención. En los actuales momentos eso se impone como una medida forzosa a la cual se someten los agricultores con la ilusión de evitar un mayor desbarajuste. Los costos de producción superan los precios de venta; de ahí que los agricultores busquen, en la reducción de la chacra, la posibilidad de poder realizar los distintos trabajos mediante el concurso único de la propia familia, prescindiendo de asalariados. Este hecho es llamativo. Debido al mismo se producirá una desocupación constante de la peonada a pesar de haberse paralizado, desde hace un decenio, la inmigración y haber emigrado hacia la ciudad la mejor juventud dedicada antes a las tareas rurales”.2 1 Mascali, Humberto. “Desocupación y conflictos laborales en el campo argentino (1940-1965)”. Centro editor de América Latina. Buenos Aires. 1986. 2 Mascali, Humberto. “Desocupación y conflictos laborales en el campo argentino (1940-1965)”. Centro editor de América Latina. Buenos Aires. 1986. 53 Junta Municipal de Historia Por otro lado, a la baja de los precios de los productos rurales, se sumaron las desfavorables condiciones climáticas. Por ejemplo, entre 1949 y 1953 se verificó un periodo de importantes sequías que afectaron profundamente los resultados económicos de los productores rurales. Este fenómeno afectó a toda la región pampeana, pero su intensidad fue particularmente severa en el sur de Córdoba. Ello incidió sobre las concentraciones urbanas de la región. Los pueblos se vieron afectados de importante manera en las oportunidades de ocupación de sus habitantes, generando un proceso de expulsión de población hacia, especialmente, la región del litoral, atraídos por los mayores salarios disponibles para la mano de obra, de baja calificación, ocupada en la industria. Los cambios en los precios relativos de los productos de la agricultura y la ganadería, también influyeron en las decisiones de cambiar la afectación productiva del espacio y, como consecuencia, la ocupación de las personas en las tareas rurales y de servicios asociados a ellas. En este sentido, el deterioro del poder adquisitivo del valor de la producción granaría, considerando la evolución de los precios de estos productos y los de la ganadería, incentivó el cambio de actividad productiva. Así, tomando como base 100 los precios de 1948, en el año 1952 el índice de precio de los granos varió a 184, mientras el costo de vida alcanzó a 285. Esto significa una profunda caída en el poder adquisitivo de los granos, que se redujo a 64.3 En el periodo intercensal 1947/1960, la tasa media anual de crecimiento pobla cional de la región fue del 3,36 por mil con un crecimiento total de la población absoluta durante el periodo del 4,45 por ciento en relación a 1947. A nivel depar tamental se observa que el departamento General Roca presentó un decrecimien ! !! to poblacional a un ritmo del 17,9 por mil anual, mientras en el caso de Juárez Celman la población se mantuvo casi estable con un leve decrecimiento del 0,17 por mil anual. El Departamento Roque Saenz Peña también presentó un comportamiento similar con una tasa de decrecimiento poblacional del 5,7 por mil anual. A nivel regional sólo el departamento Río Cuarto incrementó levemente su población absoluta a un ritmo del 10,9 por mil anual. Análisis por departamentos a-Departamento Juarez Celman: El Cuadro Nro. 4 presenta la información censal correspondientes a los relevamientos de 1947 y 1960. 3 Di Tella, G. y Zymelman, M. Los ciclos económicos argentinos. Pag. 332. Buenos Aires, Editorial PAIDOS,. 1973. 54 Quarto Río - Edición Nº 13 Según el censo de 1947, en el departamento Juárez Celman sólo se verifican como centros urbanos 4 localidades que representan el 36% de su población total. El 64% restante se localiza en aglomeraciones menores no consideradas por el censo o dispersa en el ámbito rural. En 1960, los centros urbanos considerados suman 20, represen2* tando el 84,8% de la población del & &* área, con lo que los habitantes dis 3 persos en espacios rurales descendió * al 15,2% de la población total de la jurisdicción. Esto señala un claro mo vimiento de traslado de población de las áreas rurales a los conglomerados urbanos. No obstante, algunas po blaciones casi mantienen el mismo nivel de población absoluta de 1947, tal es el caso de Alejandro, con una tasa media anual de crecimiento en el ! " " periodo intercensal de sólo el 9,7 por #$ mil anual. Por su parte, los principales %& centros urbanos departamentales, La ' " Carlota y General Cabrera, registran tasas medias anuales de crecimientos ' inferiores al treinta por mil anual. ( " En cuanto a los centros urbanos ) del departamento, en el relevamiento )* " de 1960 aparecen computados los resi+&& ( dentes de otros numerosos centros ur+ ,- banos no considerados como suficien &&. temente relevantes por su tamaño, en /0* el censo de 1947, por lo que su pobla 1&& " ción se encontraba incluida en aquella catalogada como rural o dispersa. Como hemos señalado anteriormente, es muy difícil catalogar los agrupamientos poblacionales de acuerdo a su grado de ruralidad o urbanización. En este sentido, conglomerados de tamaño inferior a los 1.000 habitantes suelen ser computados como población rural, aún cuando son muy importantes desde el punto de vista de la prestación de servicios de abastecimiento para las áreas circundantes claramente rurales. En varias de estas localidades se aprecia la escasa importancia de las colonias agrícolas, siendo en su mayoría establecimientos de mayor extensión a las chacras medias, dedicados en general a la actividad ganadera. 55 Junta Municipal de Historia b. Departamento General Roca: El Cuadro Nro. 5 presenta la información censal correspondientes a los relevamientos de 1947 y 1960. Según el censo de 1947, en el departamento General Roca sólo se verifican como centros urbanos 3 localidades que representan el 33,9% de su población total. El 67,1% restante se localiza en aglomeraciones menores o dispersa en el ámbito rural. En 1960, los centros urbanos considerados suman 17, represen tando el 79,5 % de la población del área, con lo que los habitantes dis persos en espacios rurales descendió al 21,5 % de la población total de ! " ! la jurisdicción. Esto señala un claro movimiento de traslado de pobla ción de las áreas rurales a los con glomerados urbanos y hacia otros ! destinos fuera del departamento, considerando que esa jurisdicción " #! disminuyó su población absoluta $% en relación al relevamiento censal $ anterior. $ &'((& Algunas poblaciones casi man)!! * tienen el mismo nivel de población ) &! +, absoluta de 1947, tal es el caso de % -&, los dos centros urbanos de mayor ./ !0 * tamaño del Departamento, Huinca +1 * Renancó y Villa Huidobro, que pre 2& sentan un escaso crecimiento a tasas 3 4 * medias anuales del 14,6 y 20,2 por 35! mil, respectivamente. Por el con 33 trario, Buchardo presentó un creci miento medio anual superior al 38 por mil. En cuanto a los centros urbanos del departamento, en el relevamiento de 1960 aparecen computados los residentes de Jovita, Del Campillo, Villa Valeria y otros centros pequeños, no considerados como suficientemente relevantes por su tamaño, en el censo de 1947, por lo que su población se encontraba incluida en aquella catalogada como rural o dispersa. 56 Quarto Río - Edición Nº 13 c. Departamento Presidente Roque Sáenz Peña: El Cuadro Nro. 6 presenta la información censal correspondientes a los relevamientos de 1947 y 1960. Según el censo de 1947, en el departamento Presidente Roque Sáenz Peña sólo se verifican como centros urbanos 2 localidades que representan el 40% de su población total. El 60% restante se localiza en aglomeraciones menores o dispersa en el ámbito rural. En 1960, los centros urbanos considerados suman 16, represen tando el 84,8% de la población del área, con lo que los habitantes dis persos en espacios rurales descen dió al 15,2 % de la población total de la jurisdicción. !"# ! $ !"#% $ Al igual en los casos analizados anteriormente, esto señala un claro movimiento de traslado de población de las áreas rurales a los conglome rados urbanos y hacia otros destinos ! fuera del departamento, consideran " # do que esa jurisdicción disminuyó su población absoluta en relación al $%& ' relevamiento censal anterior a una " tasa media anual negativa del 5,71 ( )% ' por mil. ( El segundo centro urbano del ( $* $ $%+ departamento, General Levalle, vio , prácticamente estancada su pobla ,- ./ ción absoluta. La tasa media anual , de crecimiento poblacional de esta ( ' localidad sólo alcanzó al 1,2 por ' mil. Por su parte, la cabecera depar tamental, Laboulaye, presentó una tasa media anual de crecimiento del 17,1 por mil. En cuanto a los centros urbanos del departamento, en el relevamiento de 1960 aparecen computados los residentes de otros centros pequeños, no considerados como suficientemente relevantes por su tamaño, en el censo de 1947, por lo que su población se encontraba incluida en aquella catalogada como rural o dispersa. 57 Junta Municipal de Historia d. Departamento Río Cuarto: El Cuadro Nro. 7 presenta la información censal correspondientes a los relevamientos de 1947 y 1960. Según el censo de 1947, en el departamento Río Cuarto sólo se verifican como centros urbanos 5 localidades que representan el 48,7% de su población total. El 51,3% restante se localiza en aglomeraciones menores o dispersa en el ámbito rural. En este departamento se encuentra la ciudad de Río Cuarto, que constituye el mayor centro urbano de la región objeto de estudio de este trabajo. Este centro urbano representó en 1947 el 21,5% de la población total de la región sur de Córdoba. En 1960, los centros urbanos considerados suman 37, representando el 79,4% de la población del área, con lo que los habitantes dispersos en espacios rurales descendió al 20,6% de la población total de la jurisdicción. Este departamento es el que cuenta con mayor cantidad de población absoluta de todas las jurisdicciones consideradas en este trabajo como conformando la región sur de la provincia de Córdoba. Si bien las tasas medias anuales de crecimiento de la población de los centros urbanos contemplados en el relevamiento de 1947, en el periodo intercensal presentan valores superiores al 20 por mil, con excepción de la Localidad de Vicuña Mackenna, la población absoluta del depar- ! " ! ! " #$ " " % & ' !! # " # ( )$* +!, + + -! + )! % + . % + /0 % %" ! % 1! 123 1! ! 4! %" "" ($ " ($* ($5 ( (! 6 -! .!'7 8 58 % Quarto Río - Edición Nº 13 tamento Río cuarto sólo creció entre 1947 y 1960 a un ritmo medio anual del 10,9 por mil. Este guarismo fue muy inferior a la tasa media anual de crecimiento de la población total del país. Lo que pone de manifiesto el relevamiento de 1960, es el estancamiento poblacional del departamento, junto al fenómeno de la urbanización de la población, especialmente por su radicación en la ciudad de Río Cuarto y centros de segundo nivel, como es el caso de las localidades de Coronel Moldes, Sampacho y Gigena. Considerando la información de los relevamientos de 1947 y 1960, puede observarse que si de las cifras departamentales se extraen los datos correspondientes a la ciudad de Río Cuarto, que clara que la población del resto de la jurisdicción sufre las mismas consecuencias demográficas que los otros departamentos que conforman la región sur de Córdoba, ya analizados. Por las características del centro urbano más importante de la región, la ciudad de Río Cuarto, comprendida en los ejes geoeconómicos Buenos Aires-Mendoza y Rosario-Mendoza, contaba con condiciones propias en el área de provisión y producción de servicios comerciales, financieros, sanitarios y educativos, que la marcaron claramente como un polo de atracción de los migrantes de las áreas rurales y urbanas de menor tamaño existentes en el ámbito regional. Por lo expuesto en el párrafo anterior, las manifestaciones críticas expuestas para los otros departamentos se presentan también en la población del departamento Río Cuarto no asentada en la ciudad. En este sentido, la población de la ciudad de Río Cuarto, creció un 34,6% en el periodo 1947-1960, en tanto que la población asentada en los otros centros urbanos y en las áreas rurales, sólo creció un 2,9%. Este último dato, subraya el estancamiento poblacional del departamento, similar al fenómeno observado en el resto de la región. Conclusión Como puede observarse en las cifras presentadas en el cuadro Nro. 8, la población total de la región sur de la provincia de Córdoba, compuesta por los departamentos Río Cuarto, General Roca, Juárez Celman y Presidente Roque Sáenz Peña, presenta un claro estancamiento en el periodo intercen sal 1947-1960. ! "# En tal sentido, la po $!%#&' blación absoluta de la re gión sólo creció el 4,46% en 13 años. Esto pone de manifiesto la magnitud de ! " la crisis demográfica re# gional, como consecuen59 Junta Municipal de Historia cia de la crisis económica verificada en el ámbito regional y asociada fundamentalmente a las condiciones desfavorables de los mercados en que se transan los productos propios de la producción primaria del espacio regional. La información relativa al total regional, promedia y oculta el comportamiento particular de cada una de las jurisdicciones en las que se agrupa la información demográfica. En este orden de ideas, al particularizar el análisis, surge que más que estancamiento, en dos departamentos se manifestó un nivel de caída manifiesto en el número de sus habitantes. Juárez Celman presentó, prácticamente, el mismo número de habitantes en 1960 que los que había alcanzado en 1947. Esto implica también un fuerte proceso de emigración, como los verificados en General Roca y Sáenz Peña, dado que en esos tiempos, la fecundidad y la natalidad, todavía presentaban valores altos. Analizando la información a nivel de jurisdicciones departamentales, el comportamiento demográfico del departamento General Roca muestra el extremo de las consecuencias señaladas anteriormente. En este sentido, el cuadro Nro. 8 nos muestra que esta jurisdicción sufrió una importante disminución en el número de sus habitantes, con una pérdida de casi el 21%. Por otro lado, el departamento Presidente Roque Sáenz Peña también disminuyó su población absoluta, en un 7,17%. Esto quedó claramente manifiesto al analizar el comportamiento de los centros urbanos del área. Así, sus principales conglomerados urbanos casi no crecieron. Por esta razón el descenso en la cantidad de habitantes debiera explicarse, fundamentalmente por la emigración de sus pobladores, fundamentalmente hacia otras regiones del país, especialmente el litoral donde podrían encontrar oportunidades de ocupación, a la luz de las transformaciones estructurales de la economía que se verificaron en esos años y que trajeron como consecuencia que se acelerara el proceso de concentración de población en las áreas del litoral. En relación al comportamiento demográfico del departamento Río Cuarto, analizado en particular con anterioridad, el crecimiento del 15,18% se debió casi exclusivamente al incremento de la población de la ciudad. 60 Quarto Río - Edición Nº 13 BIBLIOGRAFÍA • D´Ercole. Nicolás José, Yamili Salma Faiad y Roberto Antonio Lucero. “Envejecimiento de la poblacion riocuartense”. XII Jornadas Argentinas de Estudios de Población, Bahía Blanca, 18-20 de septiembre de 2013. • Di Tella, G. y Zymelman, M. Los ciclos económicos argentinos. Pag. 332. Buenos Aires, Editorial PAIDOS. 1973. • Elizaga, Juan C. Dinámica y economía de la población. Santiago de Chile, CELADE. 1979. • Faiad, Yamili Salma y D´Ercole, Nicolás José. Aspectos estáticos y dinámicos de la población. Una visión nacional y regional. Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto. 2000. • Ferrer, Aldo. La economía argentina. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 1979. • Ferraro, Roque M. El desarrollo regional argentino. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra. 1973. • INDEC. Publicaciones de los Censos Nacionales de Población de los años 1895, 1914,1947 y 1960. • Mascali, Humberto. Desocupación y conflictos laborales en el campo argentino (1940-1965). Buenos Aires, Centro editor de América Latina. 1986. 61 Junta Municipal de Historia 62 Quarto Río - Edición Nº 13 La Masonería y el Poder Público a fines del siglo XIX y principios del XX en la Ciudad de Río Cuarto Prof. Federico G. María El presente trabajo trata de vislumbrar la importancia de la masonería en la sociedad riocuartense hacia fines del siglo XIX. Para tal fin se profundizará el estudio de la vida de diferentes personajes, que pertenecieron a esta institución, en la época. De esta manera, a través del análisis biográfico se tratarán de construir las relaciones de poder que los masones riocuartenses construyeron desempeñando roles de relevancia en nuestra ciudad. A modo de hipótesis se expresa que los masones en la Ciudad de Río Cuarto a fines del siglo XIX y principios del XX ocuparon diferentes espacios, como lo son cargos en el Concejo Deliberante, la intendencia municipal, la presidencia de alguna asociación mutual, entre otros, que les permitió controlar los resortes de poder y de esta manera dirigir el destino de nuestra Ciudad. Masonería- Poder- Relaciones sociales- Política- Poder Público Introducción El presente trabajo trata de vislumbrar la importancia de la masonería en la sociedad riocuartense hacia fines del siglo XIX. Para tal fin se profundizará el estudio de la vida de diferentes personajes, que pertenecieron a esta institución, en la época. De esta manera, a través del análisis biográfico se tratarán de construir las relaciones de poder que los masones riocuartenses construyeron desempeñando roles de relevancia en nuestra ciudad. A modo de hipótesis se expresa que los masones en la Ciudad de Río Cuarto a fines del siglo XIX y principios del XX ocuparon diferentes espacios, como lo son cargos en el Concejo Deliberante, la intendencia municipal, la presidencia de alguna asociación mutual, entre otros, que les permitió controlar los resortes de poder y de esta manera dirigir el destino de nuestra Ciudad. Primero se definirá a la masonería para poder establecer sus características y entender la naturaleza de esta institución, para luego profundizar sobre la llegada de la misma al país, y particularmente su inserción en el espacio riocuartense. Una cuestión que resulta importante señalar es el grado de controversia y misterio que reina en torno al tema de la masonería. Tan es así que a lo largo de la investigación se han encontrado posturas totalmente disímiles entre diferentes autores acerca de un mismo tema. Un ejemplo de esto es el caso de José de San Martín acerca de si fue masón o no. Corbière explica en su libro que a partir de la correspondencia sostenida por San Martín con O’Higgins le 63 Junta Municipal de Historia permite vislumbrar la existencia de símbolos propios de la masonería. En cambio Patricio José Maguire en un artículo publicado en la revista Todo es Historia, haciendo una búsqueda en los archivos de la Gran Logia Unida de Inglaterra (la madre de todas las logias y donde están asentados los nombres de las logias y masones afiliados a ella), explica que no existen registros en sus archivos sobre San Martín o de las posibles logias en las que participó. Lo anterior permite demostrar el grado de polémica y debate alrededor del tema de la masonería. Pero, pese a esto, parece necesario abordar una investigación respecto de esta institución, de manera tal de conocerla y de esta manera colaborar a correr el velo de misterio que existe alrededor de ella para comprender cómo los personajes que la frecuentaron conformaron en nuestra Ciudad una elite que desde diferentes instituciones o cargos públicos manejaba los hilos del poder local hacia fines del siglo XIX y principios del XX. ¿Qué es la masonería? La masonería es “una institución filosófica, educativa, benéfica y filantrópica, de carácter económico, al servicio de la libertad y la dignidad del hombre. Propugna sin desmayo la efectiva libertad de cultos y la libertad de la cultura como conquistas irrenunciables, para hacer más perfectos y felices a los hombres, sin distinción de raza ni religión.”1 En esta definición se observa claramente el ideal de progreso que propone esta institución, por lo que se puede inferir el grado de aceptación que tuvo entre diferentes personalidades argentinas en general y riocuartenses en particular, hacia fines del siglo XIX.Esta época se caracterizó por este progresismo que se reflejó en diversas leyes que se promulgaron por aquella época como la Ley 1420 que estableció la educación común, gradual, universal, laica y obligatoria, la Ley de Matrimonio Civil, o la Ley de Cementerios. Con estas leyes se le quitó el monopolio de estos aspectos a la iglesia católica. La masonería surgió, con sus características actuales, en el siglo XVIII y sus fuentes de estudio son del siglo XIX y XX. Antes de este siglo los datos son difusos afirma Corbière, pero se pueden encontrar algunos datos concretos como una asamblea de maestros masones germanos que data del año 1275, y una referencia en la Baja Edad Media en Inglaterra, donde el gremio de los albañiles se reunía en locales (logias) para aprender el arte de construir. Todos ellos eran muy devotos del catolicismo, por lo que construyeron las más afamadas catedrales de Europa. Con el correr del tiempo se fueron sumando individuos ajenos al ámbito de la construcción y fue mutando a una institución más de carácter especulativo, donde comenzaron a tomar preponderancia los aspectos simbólicos. Este paso de la masonería operativa a la masonería especulativa, explica Corbière, que es muy difícil de precisar en la cronología de manera exacta, pero sí señala que: 1 LAPPAS, A. “La masonería Argentina a través de sus hombres”. En LAFERRÉRE, C. “La masonería en Río Cuarto. Augusta Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116. Aportes para su conocimiento”. Río Cuarto. 2000. Pág. 1. 64 Quarto Río - Edición Nº 13 “entre los masones operativos surgió la costumbre de conferir la iniciación a hombres (nobles, burgueses, artesanos, sacerdotes) a los que se quería honrar por defender ideales comunes, por considerarlos merecedores de la iniciación u otras razones -también las del poder político-, y que no pertenecían al gremio de los constructores. Eran considerados “aceptados”.”2 Un momento que resulta clave en relación a este cambio en la masonería fue hacia el año 1666, luego de que se produjera un gran incendio en Londres, donde fueron convocados masones de diferentes lugares para reconstruir la ciudad. Allí se organizaron diferentes logias alrededor de los edificios en construcción y en 1703 la llamada “Logia San Pablo” tomó una resolución que cambió la masonería para siempre: aceptar a cofrades ajenos al ámbito de la construcción, abriendo la masonería a todas las profesiones y personas. Esta resolución fue aceptada luego, en 1717, cuando se conformó la “Gran Logia de Inglaterra”3. La masonería como institución contiene una serie de reglas que sirven de marco de referencia a sus miembros, es decir una serie de límites dentro de los cuales deben manejarse los diferentes integrantes de las logias. Estas reglas son las siguientes: La masonería es la institución orgánica de la moralidad. Sus principios son la Moral Universal y la Ley Natural, dictadas por la Razón y definidas por la Ciencia; reconoce al Ser Supremo; no admite más diferencia entre los hombres que el mérito y el demérito; a nadie rechaza por sus creencias u opiniones, y no da cabida a debates acerca de religión ni política. La institución es una e indivisible, y sus enseñanzas se comunican en tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Su espíritu, sus medios de reconocimiento y la fábula, o leyenda del tercer grado, son inalterables. La masonería respeta la organización civil y política del país en que vive. Aprecia en los hombres el mérito personal, no el rango o la antigüedad; en su seno todos los hermanos son iguales, sin que la Institución despoje de sus méritos civiles al que los posea. Sólo pueden recibirse masones hombres libres, de buenas costumbres y de edad adulta. 2 CORBIÈRE, E. “La Masonería. Política y sociedades secretas”. Ediciones De Bolsillo. Buenos Aires. 2006. Pág. 37. 3 En relación a lo anterior cabe aclarar que la masonería de carácter operativo no se agotó, ni desapareció sino que se resignificó, cambiando sus objetivos. Avanzando el tiempo se fueron formando logias operativas pero ya no con el fin de construir edificios o catedrales, sino con propósitos más de carácter político como es el caso de la Logia Lautaro, cuyos integrantes (todos iniciados en la masonería), se propusieron liberar a América del yugo español, a principios del siglo XIX. 65 Junta Municipal de Historia Los masones tienen el deber de conducirse moral y decorosamente dentro y fuera de la Logia. Se dan el título de “hermanos”; deben amarse y protegerse, y vivir en armonía. El gobierno de la Institución está basado en el sufragio universal. Un gran maestro es el Jefe Supremo de la Fraternidad. Ésta emplea señales, toques y palabras secretas para que puedan reconocerse los hermanos, y juramentos que dan la cualidad de Masón. Todo Masón debe pertenecer a una Logia, asistir al trabajo y compartir las cargas generales. Nadie puede ser hecho masón por la autoridad de un hermano aislado, sino por una Logia. La logia tiene todos los derechos generales de la sociedad: admitir o rechazar candidatos; legislar sobre asuntos de su competencia; administrar sus negocios y fondos; enjuiciar y castigar a sus miembros. La Logia congregada debe estar a cubierto de la curiosidad de los extraños. Un Venerable Maestro y dos Vigilantes, que lo sustituyen en su ausencia, gobiernan la Logia. El masón tiene derecho a asistir a todas las logias (particulares y generales, o Grandes Logias); de afiliarse; de ser socorrido en desgracia; de acusar, quejarse, apelar, defender y representar. El desconocido debe ser examinado antes de tratársele como hermano. La gran Logia gobierna soberana y exclusivamente la Asociación de la masonería en su jurisdicción, y está formada por la confederación de las Logias. El Gran Maestro es el Presidente nato de la Gran Logia y Logias particulares; ejerce el Poder Ejecutivo y es responsable de sus actos ante la Gran Logia. Las Logias son iguales y soberanas; no pueden intervenir unas en los asuntos de otras, ni dar ascensos a sus miembros sin su beneplácito. Tienen derecho a fijar el tiempo de sus sesiones y el lugar de su domicilio; elegir e instalar sus funcionarios; imponer contribuciones a sus miembros; apelar el Maestro a la Gran Logia; ser representada en ésta y, dar instrucciones a sus representantes. Deben congregarse periódicamente, y conservar incólumes el espíritu y la forma de la Fraternidad en sus trabajos. La Logia no puede desobedecer ni enjuiciar a su maestro. Las elecciones de los funcionarios son anuales. Todo hermano está sometido a las leyes de la jurisdicción masónica en que reside, aun cuando no sea miembro de ninguna Logia, o lo sea de otra lejana. La iniciación reviste del carácter de masón, pero para poseer la plenitud de los derechos de tal, es menester recibir los tres grados de la Masonería. Sólo se aceptan nuevos miembros en las Logias con el consentimiento general; no es indispensable la unanimidad de los hermanos que la forman. 66 Quarto Río - Edición Nº 13 El candidato debe tener capacidad para comprender y practicar las enseñanzas de la Institución; ha de hacer su petición libre y espontáneamente bajo su firma; y no puede ser admitido sino después de la suficiente averiguación sobre su conducta y antecedentes4. Estos límites y reglas resultan de carácter fundamental para comprender las diferentes características que posee la masonería como institución y de esta manera concretar una mejor definición acerca de ella. La Masonería en Río Cuarto Respecto a la introducción de esta institución en el espacio argentino, los diferentes autores parecen no ponerse de acuerdo respecto a la fuente de la cual llega la masonería al país. Por un lado la postura sostenida por la Dra. Marta Bonaudo que en su obra “Liberales, Masones ¿Subversivos?”5 explica que el influjo masónico provino del Brasil hacia el año 1822, para luego instalarse primero en Uruguay en 1854 y llegar luego a la Argentina en los años siguientes. Por otro lado existe la postura sostenida, por ejemplo, por Carlos Mayol Laferrère quien explica que “al territorio de la actual República Argentina, la influencia ejercida por las logias masónicas inglesas y francesas llegaron a comienzos del siglo XIX, coincidiendo con el movimiento emancipador, instigando y apoyando a las colonias para romper sus vínculos con España. Razones comerciales lo determinaron en beneficio, por supuesto, de los mercaderes británicos. Con las invasiones inglesas al Río de la Plata (1806- 1807) las logias hicieron pie en Montevideo y Buenos Aires, pero al fracasar en su intento, los intrusos debieron volver a su patria, dejando sin embargo la simiente masónica proclive a echar raíces, como efectivamente sucedió.”6 4 Diccionario Enciclopédico de la masonería, Kier, tomo III, ob. cit. Págs. 841 y ss.; La regularidad masónica en una nueva luz (Los Landmarks), por W. Cox Learche, cuarta edición, Unidad, Buenos Aires, 1978 y Presencia y esencia de los Landmarks, por Alfonso Sierra Partida, segunda edición, Menfis, México, 1958. En CORBIÈRE, E. Op. Cit. 5 BONAUDO, M. “Liberales, Masones ¿Subversivos? Publicado en Revista de Indias, Madrid, CSIC, Volumen LXVII, Nº 240. Disponible en web: www.historiapolitica.com/datos/biblioteca/bonaudo1.pdf Consultado el 19 de mayo de 2009. 6 LAFERRÈRE, C. M. “La Masonería en Río Cuarto- Augusta Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116- Aportes para su conocimiento”. Trabajo presentado en el XVI Encuentro de Historia de los Pueblos del Sur de Córdoba. Las Higueras, 29 y 30 de abril del 2000. Pág. 2. 67 Junta Municipal de Historia Esta perspectiva es sostenida también por Emilio Corbière que hace retroceder un poco más en el tiempo la llegada de la masonería Argentina al situarla sobre fines del siglo XVIII7. Esto marca una diferencia en cuanto a la procedencia del influjo masónico en el país, ya que por un lado estas posiciones difieren en cuanto al aspecto cronológico (ya que la primera perspectiva marca la llegada de la masonería a nuestro país sobre mediados del siglo XIX y tanto la segunda como la tercera señalan este acontecimiento a principios de dicho siglo. Otro punto de diferencia refiere al origen geográfico del influjo masónico ya que la posición de Bonaudo explica el origen brasileño de dicha influencia, mientras que Laferrère y Corbière señalan un origen netamente europeo. En este trabajo no se pretende tomar partido por una u otra posición, pero sí resulta necesario señalar las diferentes posturas acerca del arribo de la masonería a la Argentina para profundizar el análisis de la temática. Más allá de esta controversia resulta importante señalar que en 1857 se conforma en Buenos Aires la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones y al año siguiente diez masones poseedores del grado 33º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado fundan el Supremo Consejo para la República Argentina. La llegada a las provincias interiores tardó un poco más debido a la religiosidad reinante en alguna de ellas, pero con la llegada del flujo inmigratorio la instauración de la masonería se concretó rápidamente. Tan es así que en 1867 se fundó la primera logia en Córdoba, llamada “Piedad y Unión Nº 34”. Finalmente esta institución arriba a la Ciudad de Río Cuarto, según Lappas, en el año 1868, cuando se conforma la primera logia de la Ciudad, pero esto es refutado por Mayol Laferrère, porque afirma que en su investigación no encontró ningún indicio que demuestre la existencia de esta logia.8 De la que sí se han encontrado documentos y se tiene certeza de su existencia es de la Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116, fundada el 18 de abril de 1892 y que al cabo de algunos meses fue reconocida por la Gran Logia de la Argentina, gracias a una carta que envío el Gran Maestre Dr. Pedro Mallo, donde invitaba a los masones de la Ciudad de Córdoba a trasladarse a Río Cuarto para la consagración de esta nueva logia. Esta ceremonia se llevó a cabo el 12 de noviembre de 1892. Y la carta constitutiva de la Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116 fue extendida con fecha 16 de noviembre de 1892. Las tenidas (reuniones) pronto se concretaron en la casona ubicada en la actual calle Alberdi Nº 575, donde hoy funciona la sede regional del Partido Socialista. En este edificio se observan hoy las marcas dejadas por la masonería, 7 Esta perspectiva es tomada por la Gran Logia de la Argentina de Libres y aceptados Masones, vigente en la actualidad. Esta versión es presentada en su página web: http://www.masoneria-argentina.org.ar 8 Respecto a esta controversia sobre la instalación de la masonería en nuestra Ciudad, resulta importante señalar que Río Cuarto al haber sido ciudad de frontera, fue visitada por militares o miembros de la clase política que en algunos casos deben haber sido iniciados en la masonería. En el texto se relata la creación de la Logia Estrella de Río Cuarto, lo que no significa que en tiempos anteriores a su creación diferentes masones no hayan pasado por nuestra Ciudad. 68 Quarto Río - Edición Nº 13 por ejemplo en el escalón de entrada al edificio donde se puede leer todavía la inscripción: AUG LOG ESTRELL… que por el paso del tiempo se ha borrado parcialmente. En ella fueron iniciados distintos personajes que cumplieron y desarrollaron las más variadas actividades (desde hoteleros o comerciantes a intendente) hasta el año 1924, que es el último año en el que se tienen indicios de la existencia de esta logia. Según Carlos Mayol Laferrère, esto vinculado al surgimiento del Rotary Club Río Cuarto. Fotografías tomada en la Sede regional del partido Socialista (ubicada en la actual calle Alberdi Nº 575), edificio en el cual funcionó la logia Estrella de Río cuarto Nº 116. En el escalón de entrada se reflejan los rastros de dicha logia. Masones Riocuatenses En este acápite se presentan algunas biografías de masones que se iniciaron o se afiliaron a la Logia “Estrella de Río Cuarto” con el fin de mostrar su procedencia, sus profesiones, como así también algunos cargos de importancia que desempeñaron en la ciudad. Con esto se intenta dar respuesta a la pregunta inicial acerca de las relaciones de poder que estos personajes fueron tejiendo y dar sustento a la hipótesis inicial, tratando de demostrar que en su mayoría fueron actores trascendentes, que con sus aportes enriquecieron a nuestra Ciudad. Esta perspectiva se ancla en las afirmaciones de Emilio Corbière cuando explica que “el perfil sociológico de la masonería finisecular estaba emparentado con las clases altas y con la dirigencia proveniente del patriciado con instrucción y cultura más o menos clásica.”9 Tan es así que han sido masones los más altos dignatarios argentinos (como el caso de Sarmiento, Alvear, Urquiza, Mitre, entre otros) que sin duda desde su posición de funcionarios dirigieron los destinos del país. Las biografías fueron extraídas del trabajo de Carlos Mayol Laferrère ante citado y complementadas con los aportes10 realizados por Otero Pizarro, en su obra “Hombres 9 Ídem. 2. Pág. 241. 10 Los aportes de Otero Pizarro se encuentran en las biografías de Alejandro Roca, José Toribio Semería, Rafael J. Bruno y Sebastián Antonio Vera, ya que del resto de los masones citados no se encontraron más datos. 69 Junta Municipal de Historia y Mujeres de Río Cuarto (1965- 1995)”. Las mismas están organizadas de acuerdo a las profesiones que desempeñaron cada una de estas personas para darles un orden y de esta manera facilitar su lectura. Militares AGUIRRE, Rafael M. Nació en el año 1861 y murió en 1931. Argentino, militar. Nació en Mendoza, hijo de Federico y Zoila Narvaja. Egresó del Colegio Militar en 1881. Con el 2° de Artillería, arribó a la ciudad de Río Cuarto en 1884. Poseía el rango de Mayor y 2° jefe de la unidad, cuando fue iniciado en la Logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. Fue Ministro de Guerra en 1907; Diputado Nacional en 1914; alcanzó en el ejército el grado de Teniente General. Había contraído matrimonio en Río Cuarto, 27 de marzo de 1890, con la riocuartense Julia Castro, hija de Olegario y Octaviana Cáceres. ALVAREZ, Américo. Nació en 1857. Argentino, militar. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto en 1897. AVALOS, José. Nació en 1855. Argentino, militar. Coronel, Jefe del 2° de Artillería. Incorporado a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1893. DELGADO, Eduardo. Nació en 1862. Argentino. Militar. Capitán del 2° de Artillería En el año 1892. Se inició en 1893 en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116”. SABORIDO, Diego. Nació en 1848 y falleció en 1913. Argentino. Militar. Inició la carrera de las armas como subteniente en la guerra del Paraguay. Participó de la campaña contra López Jordán. Jefe militar de Gualeguay, La Plata, Rosario, etc. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1894. En nuestra Ciudad estuvo de guarnición en el 2º de Artillería. Tras ser trasladado de Río Cuarto a un nuevo destino, continuó en la Orden en otras logias del país. Empleados ALIAGA, Justo (h) Nació en 1871. Argentino, empleado. Militante de la Unión Cívica Nacional (1892). Fue Sub-receptor de Rentas en 1892. Vocal del Club Social (1897). Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. BRUSCHI, José C. Nació en el año 1866, argentino, empleado. Fue militante del Partido Cívico Nacional en 1897. Fue Socio del Club Social. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1895. CASABLANCA, Juan Tomás. Nació en 1876. Argentino. Empleado. Nacido en Ramallo, provincia de Buenos Aires. Socio del Club Social. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1907. Casado el 8 de abril de 1897 con Dolores Sofía Bouquet. ELORDI, Manuel. Nació en 1865. Argentino. Empleado. Nació en Buenos Aires, empezando su carrera laboral en el Ferrocarril Oeste, donde se desempeñó desde 1877 a 1886. 70 Quarto Río - Edición Nº 13 Desde esta fecha hasta 1890 estuvo empleado en el Ferrocarril Central del Norte. En este año pasó a los talleres de tracción del Ferrocarril Andino en Río Cuarto, donde permaneció hasta 1894. Durante su permanencia en nuestra ciudad fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116”, más precisamente en el año 1893. Después trabajó en otras líneas y volvió al Central del Norte donde fue nombrado superintendente de explotación con residencia en Cruz del Eje en el año 1910. GARUTI, Pascual. Nació en 1861. Italiano. Empleado. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. GORLIER, Pablo. Nació en 1851. Francés. Empleado. Jefe de Bodega del Ferrocarril Andino. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en 1893. LARROSA, Alfredo nació en el año 1870. Argentino. Empleado. Fue Contador del Banco de la Nación Argentina en 1892. También fue Contador del Ferrocarril Andino. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1895. LUCHESSI, José A. Nació en 1849. Italiano. Empleado. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1892. Socio del Club Social. Fue Vicepresidente Primero del Centro Comercial en 1885. MANGOSIO, Carlos Nació en 1866 y murió en 1933. Italiano. Empleado. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1893. Posiblemente fue empleado del Ferrocarril Andino. Luego fue funcionario de los ferrocarriles del Estado. Al dejar esta ciudad, se incorporó a la logia “Estrella de Tucumán N° 71”, la que presidió en 1913. El Supremo Consejo le otorgó ese año el grado 33°. PAGANO, Gastón (1858- ). Francés. Empleado. Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1893. PEREYRA MOLINA, José. Nació en 1871 y murió en 1902. Argentino. Empleado. Hermano de Adolfo Pereyra Molina. Se inició masón en la logia “Estrella de Río Cuarto” durante el año 1896. Falleció soltero en Río Cuarto el 9 de noviembre de 1902. PÓRTELA, Pedro. Nació en 1884. Argentino. Empleado. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1907. RIBAS MAS, José A. Nació en 1856. Español. Empleado. Incorporado a la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año de su fundación (1892). Fue Contador del Ferrocarril Andino. En 1892, le promovió al periódico El Sud de Córdoba un resonado pleito por calumnias. RISSO PEACOCK, Juan. Nació en el año 1870. Inglés. Empleado. Incorporado a la Logia “Estrella de Río Cuarto” antes de 1923. Fue contador del Ferrocarril Andino. Comerciantes BOZZANI, Domingo. Italiano, comerciante. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1897. Donante junto a su hermano Santiago en 1904, de las cuatro estatuitas de mármol de Carrara, colocadas en la plaza General Roca. 71 Junta Municipal de Historia BOZZANI, José. Nació en 1847. Italiano. Comerciante. CAMINAL, Ignacio. Nació en 1840 y murió en 1929. Español, comerciante. Nació en la Seo de Urgel, Provincia de Lérida, España en el año 1840. Llegó a nuestra villa en 1872 y aquí casó con Estela Alfonsina Gorlier de nacionalidad francesa. En el año de su llegada abre casa de comercio en la esquina de Colón y Sobre Monte. Dos años después construye el edificio de Colón y Cabrera donde traslada su negocio “La Universal”- Cajonería Fúnebre y Corralón de Maderas. Ingresa a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año de su fundación, 1892. En 1894 se muda al nuevo local de Belgrano 40/42. Fue elegido Concejal por tres períodos consecutivos 1900/1901 y 1902. Presidente de la Sociedad Española. En 1909, dota a su taller de carpintería de máquinas modernas, ampliando la sección cajonería fúnebre y agregando a la empresa el servicio de cochería. Falleció en nuestra ciudad el 6 de abril de 1929. FORMICHELLI, Emilio. Nació en 1857. Italiano. Comerciante. Propietario de la zapatería Catalana en 1895. Propietario de la botería y zapatería del Globo, situada en San Martín 38. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. FERRARIS, Rafael. Nació en 1850 en Italia. Comerciante. Socio de la firma Rossi y Ferraris, convertida en Ferraris y O’Dwyer (1885), con Ferretería y venta de Máquinas Agrícolas en la esquina noreste de General Paz y Vélez Sarsfield. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1894. LUQUE, Francisco I. Nació en 1869 y murió en 1953. Español. Comerciante. Nació en Córdoba, España. Llegó al país con sus padres en 1878. Fundó la Casa Luque y Cía., con ramo de Ferretería y Almacén, en la esquina noreste de Gral.Paz y Vélez Sársfield. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el transcurso del año 1907. Se casó con Antonina Zarandón con quien tuvo ocho hijos. Falleció en Buenos Aires el 4 de diciembre de 1953. LUQUE, José María nació en 1866 y murió en 1924. Español. Comerciante. Nació en Palencia, España. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1907. Radicado en Río Cuarto desde 1875, se ocupó del comercio de cereales, asociándose en 1905 con Miguel Eizmendi para explotar el mismo ramo. Se casó con Ana Montes. LUQUE, Tiburcio O. nació en 1876 y falleció en 1930. Español. Comerciante. Nació en Palencia, España. Establecido en Río Cuarto en 1878, empezó a trabajar en la casa de negocio de Pelayo Llamosas, hasta 1889 en que funda con sus hermanos Francisco, Leandro y Juan la firma Luque Blanchs y Llamosas, convertida en 1904 en Luque y Cía. Propietario de terrenos. Fue concejal y presidente de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Fue asimismo, Socio del Club Social. Se casó en Río Cuarto, 15 de febrero de 1905, con Carmen Concepción Fraga. Falleció en Buenos Aires el 10 de agosto de 1930. MONTÉS, José E. Nació en 1860 en Palencia, España. Fue comerciante. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1894. Fue socio del Club Social. Formó la Sociedad “Eizmendi y Montés” en 1901, que era una casa de comisiones y consignaciones en general, compra y venta de hacienda, cereales y depósito permanente de 72 Quarto Río - Edición Nº 13 pasto enfardado. Posteriormente conformó la Sociedad “Llamosas, Eizmendi y Montés, “Barraca del Sur”. Contrajo matrimonio con Josefa Luque, española. PESSOT, Pedro (1845-1896). Francés. Comerciante. Nació en los Bajos Pirineos, Francia. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1893. Fue propietario de la Zapatería Francesa, ubicada en la esquina de General Paz y Trasandino (hoy Belgrano). Casado con Gregoria Nóriega. PETRECCA, Emilio nació en 1847 y murió en 1933. Italiano. Comerciante. Nacido en Pesce, Italia. Iniciado en la masonería en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1895. Militó de la Unión Cívica Nacional. En sociedad con Bozzani instaló la Peluquería del siglo XX en el año 1897. Contrajo matrimonio con Adela Jacobucce. PORTELA, José. Nació en 1849 en España. Comerciante. Fue el propietario de la Vinería Introductora y Almacén “La Buena Medida” ubicada en la intersección de las calles Constitución y Colón en 1886. Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el curso del año 1894. Fue miembro el Centro Comercial en 1899. Contrajo matrimonio con Segunda Fraga. REMEDI, Fortunato Eduardo. Nació en el año 1873 en Lucca, Italia y falleció en 1938. Fue comerciante. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” antes de 1909. Primer presidente del Centro Comercial e Industrial en 1922. Miembro del Tribunal de Cuentas Municipal en 1930. Se casó con Angelina Elodia Ribolzi en 1906. RIBAS, Mateo (1846- ). Español. Comerciante. Incorporado a la L.Estrella de Río Cuarto en el año 1893. Fue el propietario de una zapatería en la calle Trasandino (hoy San Martín). SALES, Matías. Nació en el año 1846. Español. Comerciante. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1893. VIERCI, Juan (1855-1901). Brasileño. Comerciante. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1893. Tenía su negocio de Almacén en la calle Buenos Aires N° 52, esquina General Alvear. Fue Socio del Club Social. Casado con Irene Boasi. VIGNALOU, Bernardo. Nació en 1854. Francés. Comerciante. Incorporado a la logia “Estrella de Río Cuarto” durante el año 1892. Farmacéuticos BRUNO, Rafael José. Nació en 1871 y murió en 1949. Italiano. Farmacéutico. Nacido en Tricárico, Provincia de Matera, Italia, el 22 de enero de enero de 1871. Radicado en Córdoba con sus padres y en la Universidad de dicha Ciudad se graduó como Farmacéutico. Vino a Río Cuarto en 1903 y al año siguiente abrió la Farmacia Química11. En 1927 instaló una nueva farmacia llamada “Píscopo”. Fue Profesor del Colegio Nacional desde 1912 y en 11 Respecto al año de creación de esta farmacia Mayol Laferrère afirma que se produjo en el año 1904, mientras que Otero Pizarro explica que se instaló en 1908. 73 Junta Municipal de Historia 1933 fue director de esta institución. Fue Vicecónsul de Italia en Río Cuarto desde 1906 a 1921. Hombre de vasta cultura, donó su biblioteca (de 15.000 volúmenes) a la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Se desempeñó como concejal en el año 1905. Fue también Socio Fundador del Rotary Club en 1929. También desarrolló actividades como ensayista, conferencista. Fue redactor del diario “La Patria de los Italianos”, corresponsal del “Adriático” de Venecia. Poseía la Oreden de Caballero de la Corona de Italia y la Orden Constantina de San Jorge. Publicó diversas obras. Entre ellas “La mujer romana en la antigüedad” y “Ensayo etimológico de los nombres propios”. Fue Iniciado en 1900 en la logia “Jacobo de Molay” de Córdoba, el 31 de octubre de 1924 se afilió a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116”, la que presidió en 1924. En el escocismo fue distinguido con el grado 18°. Fue Socio del club Social en el año 1903. Falleció el 20 de septiembre de 1949 en la Docta. PISCOPO, Francisco (1866- ). Italiano. Farmacéutico. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116 en el año 1896. Ingenieros CAMICI RONCIONI, Francisco. Nació en 1853. Italiano, ingeniero. Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. DURANTI, Valerio. Nació en 1851. Italiano. Ingeniero. Fue incorporado a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. FRANCESCHI, José. Nació en el año 1840. Italiano. Ingeniero y Arquitecto. Ingresó a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1892. En 1895 la Municipalidad le solicitó la construcción de un proyecto para construir un teatro en Río Cuarto. REINHOLD, Carlos. Nació en el año 1856 en Italia. Ingeniero. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116ª en el año 1893. TONFONI, Enrique. Nació en 1846. Italiano. Ingeniero. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1893. Fue Ingeniero Principal del Ferrocarril Andino desde 1886. Estancieros COLLINS, Cornelio. Nació en 1860. Argentino. Estanciero. Socio del Club Social. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1896. PEREYRA MOLINA, Adolfo nació en 1868. Argentino Estanciero. Nacido en Tegua, hijo de José Remigio Pereyra y Rosario Molina. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1896. Fue propietario de tierras en Tegua. Socio del Club Social. ROCA, Alejandro (1836-1904). Argentino. Estanciero. Nació en San Miguel de Tucumán, fueron sus padres José Segundo Roca y Agustina Paz. Con su hermano Julio 74 Quarto Río - Edición Nº 13 Argentino fijó su residencia en Río Cuarto en 1872. Fue proveedor del Ejército Argentino durante la guerra del Paraguay. Fue comandante de la guardia Nacional entre 1877 y 1879. Fue miembro de la Municipalidad de Río Cuarto entre 1875 y 1880. Jefe Político de 1881 a 1892. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Socio del Club Social, desde el año 1875. Desempeñó el cargo de Presidente de la comisión pro- edificio asilo de huérfanos en 1887. Elector de gobernador en 1897 y 1900. Fue Presidente del Jockey Club y Academia de Tiro en el año 1900. Fue el Fundador de la Sociedad Rural de río Cuarto en el año 1900. Fue propietario de la estancia “La Igualdad” donde introdujo toros Durham y carneros Lincoln importados. Administró las explotaciones agropecuarias de su hermano Julio Argentino. Fue iniciado masón en la logia “Unión Paraguaya N° 30” de Asunción del Paraguay en el año 1870. Se incorporó luego a la logia “Estrella de Rio Cuarto Nº 116” en 1892, alcanzando el grado 30. Fue uno de los fundadores de la logia de nuestra Ciudad. Falleció soltero en Buenos Aires el 2 de abril de 1904, dejando como único heredero a su susodicho hermano. SEMERIA, José Toribio Nació en el año 1860 y murió en 1915. Argentino. Estanciero e industrial. Hijo de Antonio Semería, italiano, y Socorro Oporto, argentina. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Desempeñó el cargo de Concejal en 1885- 86 y 1891-92. Fue electo Intendente Municipal (1886-1889). Presidió de la Comisión Municipal en el año 1890. Fue Intendente interino en 1891. También presidió la Sociedad de Socorros Mutuos Cosmopolita entre el año 1900 y 1906. Fue presidente del Honorable Concejo Deliberante en 1905. Asimismo fue Presidente de la Sociedad Rural en el año 1906. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto” el año 1895. Presidió el Club Social en 1906. Dueño de los establecimientos rurales “El Socorro”, en los aledaños de la ciudad, y de “San José”. Fue socio de la inmobiliaria “Semería y Funes”. Contrajo matrimonio con Josefa Molina Gutierrez. De ellos descienden las familias Semería- Gordillo, Ripamonti- Semería, Ferreyra- Semería y Constagnino- Semería.. Falleció en su estancia el 11 de febrero de 1915. TEJERINA, Wenceslao. Nació en Córdoba el 16 de marzo de 1841. Hijo de Pedro José Tejerina y Florentina de Uraga. Fijó su residencia en Río Cuarto en 1861. Fundó los establecimientos ganaderos “Santa Flora” y “Ermita” en 1865. Integró la corporación municipal en 1861, 1862, 1863, 1869, 1873, 1874 y 1875, presidiéndola en varios períodos. Fue comisionado municipal ante el gobierno provincial en 1866. Fue juez de alzada en 1866 y 1868. Socio fundador del Club Social en 1873. Se desempeñó también como vice- presidente del Banco de Río Cuarto en 1876. Fue Jefe Político en 1876. Proveedor del Ejército en 1876. Fue director del Banco de la Provincia y presidente del mismo. Senador provincial. Vice- gobernador en 1883. Ministro de hacienda del gobernador Ambrosio olmos en 1886. Fue ministro de gobierno en 1888. Fue diputado nacional por el Partido Autonomista Nacional. Se casó en Río Cuarto con Deidamia Tissera Ferreyra en 1872. Fueron padres de nueve hijos. Iniciado en la masonería en 1870 75 Junta Municipal de Historia en la logia “Piedad y Unión Nº34”. Al ocurrir su defunción estaba organizando la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116”. Falleció en Córdoba el 25 de junio de 189212. Preceptores CHELLI, Joaquín. Nació en 1847 y murió en 1902. Italiano. Preceptor. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1892. Constructores DAMOND, Luis. Nació en 1856 y murió en 1940. Francés. Gran constructor. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1892. Asociado a Luis Ravenet explotó un negocio de almacén y taller de talabartería. Padre de Antonia y Amelia Damond, casadas con Pedro Pury y Augusto Pury, respectivamente. Falleció en Córdoba el 3 de enero de 1940. GAUDINO, Juan. Nació en 1861. Italiano. Constructor. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1895. Profesores Normales DUCLÓS, Luis Jorge. Nació en 1864. Argentino. Profesor Normal. Nació en Paraná, Entre Ríos, hijo de Domingo e Isabel La Rey, franceses. Profesor de la Escuela Normal. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Concejal, presidió el cuerpo de 1892 a 1894. Contrajo matrimonio en Río Cuarto, 11 de septiembre de 1891, con Regina Godoy, sanjuanina, maestra de la Escuela de Aplicación de la Escuela Normal. Se inició en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1893. Fue Socio del Club Social. LÓPEZ, Eloy J. nació en el año 1861 y falleció en 1933. Argentino. Profesor Normal. Nació en Río Cuarto, siendo sus padres Antonio y Pabla Martínez. Egresado de la Escuela Normal de Paraná. Inició su carrera docente en Cruz del Eje, donde fundó la primera escuela elemental. El 4 de marzo de 1888, al inaugurarse la Escuela Normal Mixta en Río Cuarto, ejerce la cátedra de Matemáticas y Dibujo Lineal, ocupando además el cargo de Secretario-Tesorero. Se inició en la logia Estrella de Río Cuarto en el año 1893. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Fue Socio del Club Social. En 1908 contrajo matrimonio con Delia Juana Vera, maestra normal. Socio fundador de la Biblioteca Mariano Moreno y Presidente del Tiro Federal de Río Cuarto. Se jubiló en 1919. Falleció en Río Cuarto el 15 de septiembre de 1933. VERA, Sebastián A. (1863-1934). Argentino. Profesor Normal. Nació en Paraná, Entre Ríos, el 25 de febrero de 1863, hijo de Paula Vera. Ingresó a la Escuela Modelo de su 12 La biografía de Wenceslao Tejerina fue extraída completamente del trabajo de Otero Pizarro “Hombres y Mujeres de Río Cuarto 1965- 1995”. Págs. 86- 87. 76 Quarto Río - Edición Nº 13 Ciudad natal donde completo sus estudios primarios. Pasó al Curso Normal, recibiéndose de Maestro en el año 1883 y de profesor en 1884. El gobierno de Entre Ríos lo destinó para dirigir la Escuela Graduada de Rosario Tala. Por especial pedido del Dr. Eduardo Wilde (reconocido masón), entonces ministro de Instrucción Pública, pasó a Río Cuarto a organizar la Escuela Graduada Municipal (1885), devenida en la Escuela Normal Mixta (1888), de la que fue nombrado director. Hasta su jubilación, en el año 1918, fue profesor de Pedagogía, Instrucción Moral y Cívica, Matemáticas, Historia y Geografía. Militó en el Partido Autonomista Nacional. Socio del Club Social. Fue concejal en el año 1894. Presidió el Honorable Concejo Deliberante en 1897- 1898. Iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto” el 17 de octubre de 1893. Y fue su Venerable Maestro entre 1906 y 1907. El Supremo Consejo le otorgó el grado 18° por los señalados servicios prestados a la Orden. Contrajo matrimonio en Río Cuarto con Concepción Aranguren (natural de concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos) el 23 de enero de 1892. Se lo considera como uno de los precursores de Alpa Corral como lugar de veraneo. Fue autor del “Reglamento y Plan de Estudios para las Escuelas Municipales”, de modo ad- honorem, en el año 1911. Fue presidente de los Boys Scouts Riocuartenses en 1915. Miembro de la comisión del Centenario de la Independencia en 1916. Falleció en su casa de la calle San Luis (hoy calle Sebastián Vera) esquina Constitución, de nuestra ciudad, el 21 d enero de 1934. Hoteleros FORTÓN, Blas (1849-1906). Francés. Hotelero. Nacido en Pau, Bajos Pirineos, Francia. Instaló en Río Cuarto el “Hotel de París” inaugurado en 1876, junto a la Iglesia Parroquial. Reabierto en la calle Sobre Monte en el año 1893 hasta su fallecimiento en 1906. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en 1894. Estaba casado desde 1869 con Rosalía del Gaje. Fue el fundador de la Biblioteca Popular (1873) y fundador de la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos en 1875. Músico eximio. HUSS, Godofredo. Nacido en 1849. Sueco. Hotelero. Incorporado desde su fundación en 1892 a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116”. Funcionarios Públicos13 IRUSTA, José Reyes. Nació en 1853 y falleció en 1933. Argentino. Funcionario Público. Nacido en Rio Cuarto donde fue bautizado el 12 de abril de 1853. Hijo de José Manuel 13 En estas biografías se pueden observar casos de masones que han desarrollado diferentes actividades a lo largo de su vida, por lo que se los ha incluido en el grupo de su actividad principal. Si bien se ha constatado que muchos masones desempeñaron cargos públicos, el caso de Irusta aparece como el único representante de dicha profesión. 77 Junta Municipal de Historia y Casimira Clara Obregón. Fue Jefe de Policía en 1891. En este año también se desempeñó como Comandante Militar del Departamento de Río Cuarto. Fue Juez de Paz en el año 1897. Socio del Club Social. Fue iniciado en la logia “Estrella de Rio Cuarto” el año 1894. Falleció soltero en Río Cuarto el 30 de junio de 1933. Molineros ITIER, Pedro (1838-1897). Nacido en Francia. Fue Molinero. Antes de radicarse en Río Cuarto había desarrollado su actividad en el Uruguay. Aquí, en sociedad con su compatriota Bernardo Barbié, fundó el Molino Modelo. Se incorporó a la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” durante el año 1892. Estaba casado con Felisa Beaujean. Su hija única Juana María Dolores Itier se casó con Francisco Monlezún (también masón). MONLEZUN, Francisco. Nació en 1860 y falleció en 1933. Argentino. Molinero. Nació en Zarate, provincia de Buenos Aires. Hijo de Víctor y Carolina Marquant, franceses, propietarios allí de un establecimiento de molienda, donde aprende el oficio. En 1887 se traslada en Río Cuarto y asociado a Francisco Dubor, explota el llamado Molino Progreso. En 1890 contrae matrimonio con Juana María Dolores Itier, que hereda de su padre el Molino Modelo. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el año 1892. Fue Concejal en 1898. Después de 1905 residió en Burdeos, Francia, donde también tenía propiedades. Falleció en Río Cuarto el 15 de julio de 1933. Industriales MANAVELLA, Chiaffredo nació en 1850 y murió en 1906. Italiano. Industrial. Nació en Biviana, provincia de Torino, Italia. Allí hizo sus primeros estudios. Vino a América en 1881, estableciéndose primero en Brasil y a fines de ese mismo año en Río Cuarto. Aquí instaló una fábrica de fideos en las calles Litoral y Pringles y posteriormente una fábrica de licores en la esquina suroeste de Belgrano y Lamadrid. Elegido concejal por el Partido Autonomista Nacional en 1892, permaneció en su banca hasta 1901 por sucesivas reelecciones. Fue iniciado masón inició en la logia “Estrella de Río Cuarto” en 1894. Fue Agente Consular de Italia entre 1900 y 1906. Fue Socio del Club Social. Casado con Lucía Di Cosmo, sin descendencia. Falleció en Rio Cuarto, 19 de julio de 1906, en la casa que había hecho edificar en calle Lamadrid entre Vélez Sársfield y Belgrano, que todavía se destaca por su estilo arquitectónico y hoy ocupada por la Galería de arte Vieyra. Zapateros MANZITTI, Pompilio (1832- ). Italiano. Zapatero. Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en el año 1893. 78 Quarto Río - Edición Nº 13 Abogados PIZARRO, Ramón. Nació en 1857. Argentino. Abogado. Agricultores ROLANDI, Pedro. Nació en 1854. Italiano. Agricultor. Iniciado en la Logia Estrella de Río Cuarto en el año 1895. En un registro electoral municipal declara ser “abastecedor”, que en la época designaba a quien vendía carne al menudeo. Casado con Adela Biasi, austríaca. Albañiles SILLI, Bautista. Nació en el año 1857en Italia. Albañil. Iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto” en el curso del año 1895. Relojeros VALSANO, José (1842-1918). Italiano. Relojero. Nacido en Piamonte, Italia. Casado con Lina Echleer, suiza, emigraron primero a Argelia y después a la Argentina, radicándose en Río Cuarto. Abrió su taller de relojería en 1876. Inspector del Teléfono del Ferrocarril Andino en 1886. En 1889 le adquiere a Juan Laforgue las instalaciones y la concesión de la “Empresa Telefónica de Río Cuarto”, llegando a tener 250 abonados. En 1914 vende la citada empresa a José A. Porta. Fue iniciado masón en la logia “Estrella de Río Cuarto en el año 1893. Falleció en Río Cuarto el 3 de febrero de 1918. Sin datos De los siguientes masones sólo se tiene registro de su nombre ya que en el trabajo de Mayol Laferrère como en el de Otero Pizarro no se han encontrado más datos, por lo que aquí sólo se los nombra. CAROSELLA, Miguel. Iniciado en la Logia Estrella de Río Cuarto el año 1893. CÁSALE, Alberto. Fue iniciado en la logia “Estrella de Río Cuarto Nº 116” en 1909. A continuación se presentan dos gráficos que ayudan a sistematizar los datos aportados por Mayol Laferrère y por Otero Pizarro en sus respectivos trabajos14. 14 Ambos Gráficos son de elaboración propia en base a los datos aportados por Otero Pizarro y Mayol Laferrére. 79 Junta Municipal de Historia 50 40 30 20 10 0 Argentinos Extranjeros El primer gráfico refiere a la procedencia de los masones. Sobre una base de 65 personas, 42 son de procedencia extranjera y 23 argentinas. El segundo gráfico representa a las profesiones de los masones antes mencionados. También sobre una base de 65 casos los resultados son los siguientes: Se observa: la profesión que predomina entre los casos analizados es la de comerciante, siguiendo en segundo lugar la de empleado. Un punto que resulta crucial señalar es que estas personas no realizaban solamente la profesión señalada sino que en muchos casos desempeñaron múltiples actividades como pudimos observar anteriormente en sus biografías. 17 Militares Comerciantes 15 Empleados Farmaceúticos 13 Ingenieros Estancieros 11 Preceptores Constructores 9 Profesores Normales Hoteleros 7 Funcionarios públicos (de manera exclusiva) Molineros 5 Industriales Zapateros 3 Abogados Agricultores 1 -1 Albañiles Relojeros AĐƟǀŝĚĂĚ Con esta suma de información aportada por un lado por las biografías y por otro por los gráficos confeccionados, se puede afirmar que estos personajes formaron parte de un grupo más bien heterogéneo, ya que en él se encontraban tanto argentinos como extranjeros, de 80 Quarto Río - Edición Nº 13 las más variadas profesiones, como lo son: militares, estancieros, comerciantes, industriales, entre otros. Un punto a destacar es que se pueden vislumbrar vínculos tanto con el poder municipal (ocupando cargos de concejales, por ejemplo), como así también creando o participando en algunas instituciones como es el caso de bibliotecas, asociaciones mutuales, la Sociedad Rural, el Club Social, incluso presidiendo alguna de estas entidades. Otro aspecto que resulta relevante en el grupo es el vínculo con el campo educativo que tuvieron algunos de sus representantes, como el caso de Sebastián Vera, quien fundó la Escuela Municipal Mixta de nuestra Ciudad. Todo esto nos permite afirmar que estos masones ocuparon un espacio importante en la sociedad riocuartense de fines del siglo XIX en diferentes ámbitos, por lo que se puede inferir que estas personas no eran actores secundarios, sino que de alguna manera gobernaban los destinos de la ciudad. Si bien existe una documentación que marque directamente esta correspondencia entre ser masón y poseer poder, a través de las biografías arriba analizadas se puede observar algún tipo de relación. Conclusión Este trabajo permitió conocer diferentes aspectos de la masonería como institución, prestando atención a las características de la misma. Luego se analizó el origen de este tipo de asociación, como así también los límites de la misma, o dicho en otras palabras, los requisitos y reglas que debe cumplir todo masón. Todo esto permitió sumergirse en este universo que a primera vista parece tan lejano y misterioso. Desde allí se siguió el camino de la masonería hasta su desembarco primero en la Argentina y sobre fines del siglo XIX su instauración en la Ciudad de Río Cuarto. Toda esta información sirvió de marco para la investigación, que a partir de allí se centró exclusivamente en el espacio riocuartense. Para vislumbrar las acciones de los masones en nuestra Ciudad se trabajó a partir de las biografías de algunos de ellos, lo que dio acceso a sus actividades, su procedencia, y a profesiones, que en su mayoría estuvieron ligadas con cargos de importancia en la Ciudad, presidiendo alguna Sociedad de Socorros Mutuos, ocupando alguna banca en el Concejo Deliberante o hasta la intendencia misma, lo que permitó afirmar que su actividad tuvo una significancia y una trascendencia importante para la Ciudad. Con todo no se da por cerrada la investigación, ni el tema, sino que este trabajo intenta realizar un aporte al conocimiento de esta institución que despierta el interés y la curiosidad de diferentes personas. 81 Junta Municipal de Historia Bibliografía • BONAUDO, M. “Liberales, Masones ¿Subversivos? Publicado en Revista de Indias, Madrid, CSIC, Volumen LXVII, Nº 240. Disponible en web: www.historiapolitica. com/datos/biblioteca/bonaudo1.pdf Consulta a la página web de la Gran logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones: http://www.masoneria-argentina.org.ar/ Consultado el 19 de mayo de 2009. • CORBIÈRE, E. La Masonería II. Tradición y Revolución. Buenos Aires Ediciones De Bolsillo. 2007. • CORBIÈRE, E. “La Masonería. Política y Sociedades secretas”. Ediciones De Bolsillo. Buenos Aires. 2006. • LAFERRÈRE, C. M. “La Masonería en Río Cuarto- Augusta Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116- Aportes para su conocimiento”. Trabajo presentado en el XVI Encuentro de Historia de los Pueblos del Sur de Córdoba. Las Higueras, 29 y 30 de abril del 2000. • BRA, G. “San Martín ¿fue masón?”. En Revista Todo es Historia Nº 186. • OTERO PIZARRO, G. Hombres y Mujeres de Río Cuarto (1965-1995) Argentina. 1995. 82 Quarto Río - Edición Nº 13 Reseña del libro: “Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX.” Celia Basconzuelo. María Celeste Armas “Seguramente para estos vecinos de los barrios, la concurrencia de voluntades en torno a esta práctica Participativa era tanto o más importante que la participación electoral, teniendo en cuenta el protagonismo que les concedía al quedar individualizados mediante su firma personal en el escrito y la posibilidad de expresar sus intereses por canales alternativos a los partidos políticos”. BASCONZUELO, Celia. 2009 La obra de Celia Basconzuelo: Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX fue editada en el año 2009 por Ediciones del ICALA en la ciudad de Rio Cuarto. El trabajo consta de cuatro capítulos, un apartado de conclusiones y finaliza con una sección donde se presenta el anexo documental, la bibliografía y las fuentes utilizadas, y una serie de ilustraciones a las cuales se van haciendo referencia a lo largo del texto. El objetivo de la autora es analizar los modos alternativos de participación de los vecinos (los que no devenían de instancias electorales) a los cuales se apelaban con sistemática frecuencia, para advertir al lector acerca de un conjunto de prácticas entre las cuales se destaca el ejercicio de derechos constitucionales como el de petición, asociación y opinión pública. Estas prácticas ponen en evidencia múltiples vínculos, entre los propios vecinos, entre estos y actores institucionales o con la misma prensa, además de que son prácticas que van precedidas de discursos portadores de valores e identidades. El primer apartado del libro se centra en analizar las categorías de Vecino y Ciudadanos. Este análisis es sumamente interesante, ya que articula las diferentes concepciones en la historicidad de estos conceptos y en diferentes espacios como América Latina, Argentina y Córdoba. Para América Latina se considera que la independencia introdujo un concepto amplio de ciudadano (varones adultos, libres, no dependientes), por lo que no existe un modelo lineal de cómo explicar la ciudadanía. Además dependería de los cambios en los modelos económicos y un proceso de construcción de identidad. 83 Junta Municipal de Historia Del imaginario tradicional era parte el concepto de “vecino”, categoría que se explicaba a partir de la concepción jerárquica de la sociedad, por lo que la condición de vecino implicaría la adscripción de la ciudadanía al ámbito local y no a la nación.1 En los comienzos de esas incipientes comunidades políticas latinoamericanas estaría planteada una correspondencia en términos jurídicos entre “vecino” y “ciudadano”, y sería así, porque esta nueva figura quedó asociada a la ciudad, a la comunidad local que era fuente de derechos políticos en la visión tradicional, la que confería un estatuto privilegiado, y además porque los atributos del ciudadanos venían a generalizar y abstraer los del vecino, su pertenencia comunitaria, territorial. 2 Basconzuelo ha demostrado en trabajos anteriores que en lo que refiere Córdoba, durante el siglo XIX, continuó vigente la noción de ciudadanía vinculante a la vecindad en el ámbito municipal y sólo para la segunda década del siglo XX comenzó a soslayarse el término “vecino” y prescribirse sobre concepciones renovadas de las condiciones del elector. Finalizando el primer apartado, la autora hace referencia a las percepciones contemporáneas sobre el “vecino” y analiza cómo se autopercibían y por ende como se presentaban ante los poderes públicos. El encabezamiento de los petitorios es precedido siempre por expresiones como las siguientes: “Vecinos y propietarios”, “Vecinos contribuyentes al Tesoro Municipal”, “Vecinos y moradores”. Están aquí presentes las marcas tradicionales de la vecindad: territorialidad y la condición de propietario y contribuyente.3 La obra muestra diferentes documentos en los cuales los vecinos de Rio Cuarto de dirigen al poder público reclamando por diferentes motivos. Sin embargo es interesante ver como la condición de vecino no es la única que aparece, también aparece la condición de “ciudadano”. Para Basconzuelo esta noción se trabaja desde el reclamo de los derechos. En este primer capítulo se observa un gran trabajo de análisis teórico por parte de la autora frente a la preocupación por explicitar las diferentes connotaciones y usos que le correspondes a las categorías de vecino y ciudadanos. También se observa un gran trabajo, exhaustivo por cierto, en cuanto al trabajo de archivo y búsqueda de documentos. En el segundo capítulo el interés está centrado en la participación de base asociativa y de carácter territorial que llevan a cabo los ciudadanos, ya que las realidades locales son más cercanas a este. 1 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 13. 2 GUERRA, 1999: 40-48. En: BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 13. 3 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 20-21. 84 Quarto Río - Edición Nº 13 Centrado ya en los barrios riocuartenses el trabajo especifica que considera lo barrial como especificidad espacial y a la ves como una construcción social. En este apartado la autora se propone destacar dos cuestiones: en primer lugar cuales espacios del radio suburbano fueron incorporándose al proceso que la cartografía de la época comenzó a denominar “barrios”. En segundo lugar de qué modo esos vecinos fueron ejercitando tales prácticas como las asociativas, el derecho a la petición y la participación en la opinión pública. Respecto del primer objetivo la cartografía de la época permite advertir una modificación importante entre fines del siglo XIX y principios de siglo XX que implica un proceso de urbanización. Se advierte mayor consolidación del casco céntrico, la zona más antiguamente poblada. Los cambios más significativos refieren, por una parte, al avance de la urbanización hacia el este dividido claramente del centro urbano por la línea del ferrocarril y la estación ubicada al frente del Boulevard Roca.4 En cuanto a al segundo objetivo se enumeran diferentes prácticas llevadas a cabo por los vecinos de los barrios. La primera de ella es la práctica peticionaria. Este derecho de petición se ubica en la posibilidad que tienen los ciudadanos de dirigirse a las instancias públicas expresando una súplica, poniendo de relieve una situación individual o colectiva o instando a la adopción de ciertas medidas que satisfagan la petición del solicitante.5 La petición de este derecho estaba inserta en un marco normativo que habilitaba su ejercicio, por un lado la Constitución Nacional con el art. 14 y por el otro la normativa constitucional cordobesa con su art. 5. Dentro de los temas que se mencionan y se ejemplifican con documentos sobre peticiones se encuentran: la extensión de servicio público a los barrios, la dotación de infraestructura, petitorios relacionados con seguridad e higiene pública, la preservación de la moral pública. Es decir, una amplia gama de preocupaciones locales, de alcance edilicio, social y Cultural.6 Otra de las prácticas enumeradas es la prensa. Los diarios “El Pueblo” y “Justicia” construyen las demandas, median por reivindicaciones que llegan desde los barrios, conceden a sus vecinos representantes el derecho de la palabra, revelan la ineficacia de los controles que las autoridades municipales deben ejecutar en los barrios, apelan a la intervención de las máximas autoridades del municipio para ejecutar obras.7 La prensa 4 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 25. 5 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 27. 6 BASCONZUELO, Celia. La experiencia del vecinalismo en Rio Cuarto. Actores, discursos y prácticas en sus orígenes. I Jornadas Nacionales de Historia Social, La Falda, mayo 2007. 7 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 33. 85 Junta Municipal de Historia se ve como un elemento que termina contribuyendo al diseño de las políticas públicas. Se podría concluir que una de las tareas más importantes de la presan fue instalar las demandas vecinales en el espacio público. Una última práctica mencionada es la asociativa. La aparición de las sociedades de fomento marca un momento importante en la dinámica de la movilización del vecindario donde la práctica asociativa se consolida institucionalmente. Las sociedades de fomento asumen la representación barrial y lo vuelven el objetivo de sus prácticas. De esta manera trasponen los límites barriales y proyectan esa representación ante el poder local, provincial y ante la sociedad civil. En el libro la autora menciona varios ejemplos de estas sociedades de fomento y amplia sobre todo la acción asociativa denominada “Unión Vecinal de Almada”. Finalizando el capítulo Basconzuelo aborda la dimensión política de las prácticas vecinales, y considera que para las primeras décadas del siglo XX en los barrios riocuartenses se ve una experiencia de movilización de vecinos. Por una parte desde la práctica del derecho constitucional de petición que un número importantes de vecinos de los sectores más apartados del centro hacían legítimo uso. Por otra parte su legitimación se ampliaba a través de instancias asociativas formales. (…) Practica social que nos sitúa frente a una forma de representación no política, de carácter más directo y atenta a la resolución de problemáticas cotidianas que muchas veces las organizaciones partidarias y las instancias electorales no contemplaban.8 En este capítulo también se destaca al gran trabajo de fuentes, no solo en cantidad, sino también en tanto que los artículos expuestos clarifican ampliamente lo que se busca ejemplificar. El tercer capítulo es sumamente atrayente ya que refiere al rol de la mujer en tanto vecina, y al análisis respecto de si adjudicarle, o no, a la mujer el rol de ciudadana. Pese a que las mujeres no tenían derecho al voto, la investigadora afirma que las mujeres desplegaron su acción en distintos campos y adquirieron visibilidad en el espacio público. Y más específicamente en el área riocuartense, su participación se verá en el derecho de petición y en la práctica asociativa. Respecto de esto la obra interpreta la petición como práctica ciudadana, ya que la misma iguala a hombres y mujeres, nativos y extranjeros, e implica conexión a través del ejercicio de un derecho constitucional, con el espacio del poder político local. Las entidades donde vemos actuar a las mujeres son asociaciones por cuanto se trata de organizaciones formales, con entrada y salida libre, producto de una decisión de un grupo inicial de individuos de asociarse de manera duradera para compartir determinadas actividades, de acuerdo con reglas que ellos mismos se dan. Estas asociaciones en Rio Cuarto congregan a las mujeres de la elite local.9 Sin embargo, es importante aclarar que estas asociaciones están 8 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 40. 9 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 45. 86 Quarto Río - Edición Nº 13 instituidas desde un poder político o con la participación de autoridades eclesiásticas. Entre estas entidades encontramos: asociaciones confesionales, asociaciones filantrópicas, acciones como rescato de cautivas, la sociedad de beneficencia, entre otras. En el libro se mencionan varias instituciones creadas por estas damas y se explican brevemente cada una de ellas. El último capítulo menciona brevemente y con abundantes fuentes las prácticas ciudadanas de los pueblos del sur de Córdoba en general. Entre estas se menciona la petición, el discurso interpelador de la prensa y la protesta. Así, en una primera parte se busca mostrar la acción del PD mediante una serie de estrategias en función de las cuales los caudillos locales movilizan clientelas y ponderan jefes políticos. Y en una segunda parte se refleja el accionar de los vecinos. Peticionantes o ejerciendo la protesta, requieren la mediación gubernamental en temas de infraestructura, seguridad, desarrollo de la cultura para sus pueblos, etc.10 Consideraciones finales La obra responde a cuestiones muy interesantes, y demuestra un gran trabajo archivístico y documental. Por otra parte, al comienzo, se denota un gran esfuerzo por clarificar y esclarecer teóricamente el significado de las categorías de “vecino” y “ciudadano”, cuestión que es clave para continuar con la lectura del libro. Es un trabajo de fácil lectura, esclarecedor. A mi parecer, constituye un aporte sumamente valioso a la historia local del siglo XX. Ya que la historiografía correspondiente a Rio Cuarto en dicho siglo esta recién empezando a surgir y no se encuentran gran cantidad de trabajos sobre ello, sólo en determinados periodos y abordando determinadas temáticas. 10 BASCONZUELO, Celia. Vecindad y Ciudadanía. La construcción de canales alternativos de participación en Rio Cuarto y el sur de la provincia de Córdoba al comenzar el siglo XX. Ediciones ICALA. Rio Cuarto 2009. Pág. 58. 87 Junta Municipal de Historia 88 Quarto Río - Edición Nº 13 Conformación de la estructura urbana de la ciudad de Río Cuarto Aportes para su estudio desde la historia María Rosa Carbonari Teresa Mabel Carbonari Introducción El trazado urbano de Río Cuarto es resultante de diferentes formas de intervención en el territorio desde la época de su fundación. Una la mirada retrospectiva, atenta a las marcas que el pasado ha dejado en esa trama, permite reconocer vestigios de cada período histórico. Ello también visibiliza distintas problemáticas que se han planteado y se plantean para un ensanche urbano según fórmulas urbanísticas de crecimiento ordenado, expresando así, la morfología actual de la ciudad. Se considera que conocer el plano de la cuadrícula fundacional y las distintas planificaciones urbanas como las transformaciones que se dieron en el tiempo posibilita no solo comprender la ciudad del presente en lo que respecta al entramado urbano y su funcionamiento, sino también proyectar políticas urbanísticas en base al conocimiento del territorio. La fundación del centro urbano con la categoría de Villa colonial tuvo su plantación inicial entre dos cursos de agua, río y arroyo; siendo que uno de ellos (el arroyo), funcionó como limitante y condicionante para la ampliación de la trama. Sin embargo, con el andar del tiempo con la ampliación de la cuadrícula se lo fue cubriendo hasta invisibilizarlo en el tejido actual de la ciudad, dejando apenas indicios fragmentarios e inconexos. Recuperarlos hoy permite conocer mejor el territorio sobre el cual se interviene. Asimismo, la ampliación de la trama también se correspondió a distintos momentos de expansión urbana articulada a coyunturas económico sociales macros y que resonaron en la localidad. En tal sentido se plantea comprender el presente por el pasado, por ello se parte de la trama actual (fig. 01); pues en la misma se asentaron diferentes planificaciones y proyecciones que dejaron su impronta, lo que permite explicitar la temporalidad condensada en el territorio. Es entonces, partir del espacio concreto ya conformado, presentado como un texto para ser leído; en el que a decir de Manuel de Solá-Morales “Hay que observar las ciudades al detalle de sus arrugas, y en su aparente inconexión, con la atención de un detective que escudriña los menores indicios”1 1 Arquitecto y Urbanista Manuel de Solá-Morales “De Cosas Urbanas” (2008). - 89 Junta Municipal de Historia CIUDAD DE RIO CUARTO Figura Nº 01: Plano General de la ciudad de Río Cuarto 2012. Fuente: Catastro Municipalidad de Río Cuarto En este trazado, se busca visibilizar marcas y vestigios que la ciudad transporta en el tiempo desde su fundación y de otras coyunturas históricas que es posibles reconocerlas en la actualidad como ser: 1. La orientación del damero -emplazado a fines del siglo XVIII-, 2. El surgimiento de una diagonal a fines del siglo XIX, 3. La expansión urbana del siglo XX y por último 4. La nueva trama irregular que incluye las márgenes del río y acompaña la urbanización de fines del siglo XX e inicios del XXI. 90 Quarto Río - Edición Nº 13 En este recorrido se toma como punto de partida el plano proyectado para la urbanización de la Villa del año 1794. En el mismo el núcleo urbano se representa en un plan de en un damero de 49 manzanas uniformes estructuradas en torno a una plaza. Luego se interpreta el Plano de la Villa de la Concepción trazado en 1852 y el plano de la ciudad de Río Cuarto de 1884, en que permite reconocer los límites de su expansión y la planificación de una diagonal. Asimismo, el Plano General de la Ciudad y Municipio de Río Cuarto confeccionado en 1910 junto el plano actual de la ciudad contribuyen a leer las distintas problemáticas que formaron la trama actual. 1- La orientación del damero inicial, su diferencia con la banda norte del río En el primer croquis fundacional, proyecto de una futura urbanización de la Villa están representadas cuarenta nueve manzanas, entre dos cursos de agua, río y arroyo, según la documentación gráfica del año 1794. Este Plano está incluido en el trámite que se inicia para elevar a rango de Villa al Pueblo de la Concepción de Río Cuarto. Su localización también refiere a la proximidad de agua y de tierras fértiles para su abastecimiento. Su ubicación en la campaña fronteriza formaba parte del plan urbanístico hispanoamericana según modelo cuadricular y de la geopolítica del Reformismo Borbónico de poblar la frontera (Carbonari, 1998, Mayol Laferrère, 1986). PLANO FUNDACIONAL Figura Nº 02: Fuente: Archivo General de Indias MP. Buenos Aires, 186. 91 Junta Municipal de Historia Se observa en este plan de ordenamiento urbano (fig. 02) no están señalizados los puntos cardinales según las convenciones que rigen actualmente. El norte estaría a la izquierda, donde indica el curso del río, y a la derecha, el sur, en que se representa el curso del arroyo. Es llamativa la indicación en la gráfica los dos cursos de agua sin representación de diferencia de caudal. El fuerte se ubica al este. Sobre la base del plano actual, se ha identificado la cuadrícula fundacional y se reconstruyó los dos cursos de aguas según plano de 1794 (fig. 03), para “leer” los vestigios en la trama contemporánea y encontrar las huellas del pasado. El sector corresponde al actual casco céntrico, que mantiene la regularidad del damero inicial, y está emplazada entre las actuales calles Alberdi al este, Sebastián Vera al norte, Mitre al oeste y La Rioja al sur. Figura Nº 03: Gráfico de elaboración propia en base a recorte de Plano general de la ciudad de Río Cuarto (2012) Fuente: C.M.R.C.- 92 Quarto Río - Edición Nº 13 En el Expediente de fundación para la aprobación de erigirse en Villa Real, el representante de la autoridad colonial hace referencia a estos dos cursos en que se advierte que la fundación de poblados entre ríos y arroyos, impide su expansión y no serían convenientes. “…….. e igualmente os prebengo, que en las demás nuebas Poblaciones en que parece estaba entendiendo dicho vuestro Antecesor procureis no se cituen entre Rios y Arroyos de forma que se impida su extención o sean mal sanas, dando cuenta por medio de mi Virrey de Buenos Ayres del aumento, y demás progresos que haya tenido en este intermedio la referida de la Concepción, al mismo tiempo que se execute de la excepción de su Ayuntamiento….” Es de observar que el trazado de la cuadricula mantiene una inclinación de 14º en relación al norte. Esa orientación de la traza fundacional, acompaña el curso de agua y sigue la pendiente natural del terreno, lo que permitía una rápida evacuación de las aguas pluviales, proveniente de la zona serrana. Es de suponer que el damero se localizó entre la línea de barrancas del río, por el norte y otro cauce que habría existido hacia el sur (probablemente entre las actuales calles Rioja y su continuación Alsina, lado oeste y Paunero y continuación Pedernera, lado este). En el año 1852 el entonces gobernador de Córdoba, Alejo Carmen Guzmán, ordenó un plano de la Villa (fig. 04). En el mismo se observa que la actual calle Rioja mantenía el límite sur, mientras que el límite este se había trasladado a la actual calle San Lorenzo y el oeste hacia la calle Maipú, por lo que posibilita inferir que la expansión de la cuadrícula se constituía en el este y oeste, siendo el propio territorio limitante tanto al norte como al sur para su ensanche, es decir la existencia de un curso de agua el que posteriormente sería desviado. PLANO DE LA VILLA DE LA CONCEPCIÓN DE 1852 Figura Nº 04: Plano de la Villa de la Concepción. En Barrionuevo Imposti (1988: 228) 93 Junta Municipal de Historia 2 - Una diagonal que quiebra la monotonía del damero cuadricular “El boulevard Roca –Avenida Julio A Roca en la nomenclatura oficial- insurgió por obra de todos y de ninguno, alterando la geometría del damero inicial, fiel a la ley del menor esfuerzo que aconsejó cortar campo para abreviar distancia entre la flamante estación del ferrocarril Andino y el centro urbano…” (Bustamante, 1974: 32). El diseño del boulevard Roca sería funcional el arribo del ferrocarril en 1873 y la transformación de Villa en Ciudad en 1875. Al compás de las representaciones sobre los espacios urbanos del siglo XIX, los boulevares surgían en distintas ciudades americanas que buscaban mostrar su modernidad. Avenidas anchas y arboladas que rompían con la monotonía cuadricular de la época colonial con su corte diagonal. En Río Cuarto una diagonal era el nexo entre la estación de tren “El Andino” (lo nuevo) y el antiguo casco céntrico (lo viejo) (fig. 05). La ciudad dejaba atrás su vida de villa fronteriza y se modernizaba aceleradamente. PLANO DE LA CIUDAD DE 1884 Figura Nº 05: Plano de las calles y edificios principales de la ciudad de Río IV. confeccionado por Eduardo de Saint Remy Urban. (A.H.M.R.C.) 94 Quarto Río - Edición Nº 13 Comprender el trazado de una diagonal en la localidad, va más allá de las fronteras locales. Su construcción se relaciona también con el arribo de los inmigrantes, la expansión fronteriza (corrimiento de la frontera del río Cuarto a río Quinto) y la consecuente valorización de las tierras tanto urbanas como rurales. Eran tiempos de inserción de la economía local en el mercado capitalista mundial. De Río Cuarto a Rosario y a Buenos Aires, los trenes transportaban producciones de la región (carne y cereal) para Europa. Y los muchos inmigrantes se incorporaban al mercado local como comerciantes, constructores jornaleros, entre otros oficios. Ello trajo aparejado grandes cambios que acompañan al aumento de la población, a la especulación inmobiliaria, al surgimiento de nuevos equipamientos urbanos, a la localización de comercios e incipiente industrialización con la instalación de molinos harineros. En fin, junto al boulevard se daba la ampliación de la ciudad y al progreso económico. La ciudad pasaba de 3.900 habitantes en 1869 a 10.400 en 1895 según los datos del Primer y Segundo Censo Nacional. Por entonces, las manzanas pobladas eran aproximadamente tres alrededor de la plaza. El boulevard se lo había proyectado en el plano hasta la calle Vélez Sarsfield, pero posteriormente sería cancelado. 3-La expansión urbana a inicios del siglo XX y el surgimiento de dos barrios significativos: Banda Norte y Barrio Alberdi “Alguien acudió al arbitrio de subastar la tierra pública, parcelándola en suerte de quintas para facilitar las operaciones. Así nacieron “Pueblo Norte” a la otra banda del río y “Pueblo Nuevo” el los ejidos del naciente.” (Bustamante, 1978: 164) Paralelamente al trazado del boulevard con el arribo de nuevos pobladores se van consolidando asentamientos diferenciados, dando origen a dos barrios significativos para la ciudad: La Banda Norte al lado norte del río Cuarto y el pueblo Barrio Alberdi hacia el este. En el año 1883 la Municipalidad encargaría al agrimensor Saint Remý Urban la mensura de una villa con quintas y chacras, al norte del curso del río. Comenzó a subdividirse el terreno y se fueron poniendo en venta los lotes. A diferencia del casco histórico, el trazado urbano acompañó el recorrido de la banda norte del río con una inclinación de 41º al Norte, siendo las primeras mensuras de 14 manzanas, junto a una plaza pública y con un trazado de calles más amplias que lo diferencia de la cuadrícula fundacional. Por el mismo año del arribo del ferrocarril, las tierras aledañas a la Estación, que hasta entonces estaban destinadas a “pastos comunes”, es decir para el pastoreo de animales de los vecinos, comenzaron a ser enajenadas. El Jefe de la Estación, Juan José Almada compró a la Municipalidad terrenos convirtiéndose en propietario de varias hectárea. A partir de 1907 lotearía las mismas originando la radicación de diversas familias trabajadoras vinculadas al Ferrocarril, es decir obreros y empleados ferroviarios. El sector creció también con la inauguración del ramal en 1913 que unía Río Cuarto con Córdoba a través del Ferrocarril Central Argentino. Para 1916 el Consejo Deliberante por medio de 95 Junta Municipal de Historia Ordenanza, determinó que se designara “con el nombre de Pueblo Alberdi a la población situada al este de la estación del F. C. C. A.”. Fue así que en Banda Norte, se radicaron los que poseían conocimientos sobre el cultivo de la tierra, dando origen a los quinteros y en Pueblo Almada, (Alberdi), se asentaron quienes poseían oficios – de pan llevar- . Hoy los dos barrios poseen características bien diferenciadas tanto en su arquitectura como en su trama urbana. Figura Nº 06: Gráfico de elaboración propia en base a recorte del Plano General de la ciudad y Municipio de Río Cuarto confeccionado por el Ing. Andrés San Millán (1910). Intendencia Municipal Rubén Agüero. A.H.M.R.C. Dos puentes unirían ambas bandas del río. Primero fue el denominado Puente Negro o puente ferroviario que acompañó la llegada del ferrocarril (1873). Pero fue el Puente Carretero (1912) que contribuiría a la conformación de nuevas vías de comunicación entre el casco céntrico y la Banda Norte (ver fig.6). Banda Norte rápidamente se vinculó al casco céntrico, través de la construcción del Puente Carretero al iniciar el siglo XX, siendo el primer vínculo para el transporte vehicular entre ambas márgenes del río. Ese puente no solo vinculó el barrio con la ciudad, 96 Quarto Río - Edición Nº 13 sino que también fue la vía de comunicación entre Buenos Aires y Córdoba con la región de Cuyo y el sur. El Alberdi, en cambio quedó a espalda de la ciudad. Sobre las vías del tren se levantó un paredón que acompañó las vías del tren hasta fines del siglo XX y delimitó el barrio que surgía al otro lado, diferenciándolo del centro. Mientras que la avenida del boulevard y en sus proximidades que conectaba la Estación de Trenes con el casco céntrico se desarrollaron algunos exponentes arquitectónicos que le dieron un aspecto señorial incorporándose a la modernización de la ciudad. 4-La expansión urbana en el siglo XX: Sector Oeste y Sur Al continuar con la lectura del plano actual de la ciudad se detecta, una notable cantidad de “quiebres “en de la trama urbana localizados estos en la línea de las actuales calles Maipú al oeste (fig. 07) y al sur Presidente Perón Este y Presidente Perón Oeste, (fig. 8). Figura Nº 07: gráfico de elaboración propia en base a recorte del Plano General de la ciudad y el Municipio de Río Cuarto confeccionado por el Ing. Andrés San Millán 1910. Intendencia Municipal Rubén Aguero. Fuente: A.H.M.R.C. 97 Junta Municipal de Historia Figura Nº 08: Gráfico de elaboración propia en base a recorte del Plano General de la ciudad y el Municipio de Río Cuarto confeccionado por el Ing. Andrés San Millán 1910. Intendencia Municipal Rubén Agüero. Fuente: A.H.M.R.C. Si bien este tipo de articulaciones, o quiebres no son únicos en la ciudad, se constituyen en predominantes sobre estas dos calles y dibujan una clara diferenciación entre los tres sectores: sur, oeste y céntrico. El origen de la discontinuidad se relaciona con la expansión del trazado en que probablemente los nuevos amanzanamientos se realizaron sobre tierras de diferentes dueños, cuyos límites de propiedades no coincidían con las vías de conexión a la trama urbana preexistente. A diferencia del oeste, con propiedades irregulares, el trazado del sur evidencia una planificación por su ortogonalidad, la que solo se interrumpe por el trazado del ferrocarril. Asimismo calles como Presidente Perón Este y Maipú funcionaron como límites de la ciudad en un determinado momento aunque factores de índole político, social económico, incidieron en la superación de estos límites, generando la expansión urbana, en estos terrenos. Acompañaron este crecimiento, políticas estatales tendientes al mejoramiento de las condiciones de vida con un equipamiento urbano que caracterizó el inicio del siglo en lo que respecta a educación, salud y vivienda. 98 Quarto Río - Edición Nº 13 A mediados del siglo XX la política crediticia, para viviendas de interés social fue sin duda la más significativa en lo que respecta a la generación de nuevos barrios que se localizaron en el sector oeste, consolidando esta zona a la vez que genero los primeros vacíos urbanos, muchos de los cuales persisten hoy. Un factor relevante para la extensión de la trama hacia el sur fue el desmantelamiento en el año 1960 del Regimiento 14, el que después de varios traslados anteriores funcionaba donde hoy se encuentra la plaza Mariano Moreno llamada también “ Placita Hundida”. 5- El río y la trama irregular que acompaña sus márgenes Entre el antiguo cauce del río y las distintas preocupaciones por “enderezarlo” se fue conformando un espacio determinado que no fuera ocupado inicialmente. El terreno conocido como El Mogote que “pudo quizas ser una isla” (Mayol Laferrère, 2012: 214), localizado a 8 cuadras de la plaza principal, posteriormente serían rellenados por la parte sur dando una particularidad al trazado urbano, constituyendo una trama que difiere de la regularidad del damero ubicado en las cercanías. La vista panorámica de Río Cuarto enfocada de sudeste a noroeste en el año 1922 (fig. 09) grafica esta particular situación que permite compararla con la planta urbana actual. Figura Nº 09: Gráfica de elaboración propia en base a recorte de Plano general de la ciudad de Río Cuarto (2012) Fuente: plano C.M.R.C. - Foto de Vicente Beccarini (1922), publicado por Mayol Laferrere en Historia de Río Cuarto. 1997. 99 Junta Municipal de Historia Algunas reflexiones Así, en la trama urbana hoy podemos “leer” los vestigios de las distintas etapas de crecimiento que la fueron conformando. En palabras de José Luis de Imaz, la ciudad de Río Cuarto de 19652 poco o nada tenía que ver con la de 100 años atrás pero era, sin lugar a dudas “su antecedente”. Asimismo Río Cuarto no es ajena a las dinámicas de dualización, fragmentación y disolución que se ciernen sobre las ciudades desde fines del siglo XX y dista de la descripta por José Luís de Imaz, pero se suma también como antecedente. La localización inicial de la villa de la Concepción del Río Cuarto, en la jurisdicción de Córdoba, formó parte de la política del Imperio Español en América en el siglo XVIII. Política que implicaba la urbanidad sobre la campaña y en este caso en la propia frontera, para asegurar el control sobre el territorio bajo dominio. Una cuadrícula de 49 manzanas entre dos cursos de agua daría origen a la planta fundacional. A mediados del siglo XIX la ampliación de la trama apenas se esboza hacia el este y el oeste funcionando los propios cursos de agua como limitantes. Fue desde fines del siglo XIX, que se daba la expansión urbana articulada fundamentalmente a la coyuntura económico- social de la inserción de este espacio a la economía capitalista y también se contagia con nuevos diseños urbanísticos de otras ciudades argentinas y europeas cuando se busca romper la cuadrícula con una trazado diagonal como vía rápida que busca destruir circuitos anteriores, que junto a el ferrocarril y el puentes comienzan a dar otra fisonomía a la ciudad. Así, la planta urbana fundacional con su singularidad topográfica (entre río y arroyo), se va ampliando junto al crecimiento poblacional constituyendo un entramado sobre la base de su particularidad pero junto a formulas de modernización y urbanización externas. 2 cuando escribió “Estructura de una ciudad pampeana” 100 Quarto Río - Edición Nº 13 Bibliografía • BARRIONUEVO IMPOSTI. Víctor. 1986. Historia de Río Cuarto. Tomo I. En la época Hispánica y en la Independencia. Bueno Aires. Impresión TIPENC S.R.L. BARRIONUEVO IMPOSTI, Víctor.1988. Historia de Río Cuarto. El autoritarismo Cordobés y el Rosismo. Tomo II. Gráfica Hornos S.A. • BUSTAMANTE, Joaquín. 1974. El Álbum de la Abuela. Río Cuarto. Ediciones Fundación Biset. • CARBONARI, María Rosa. 1998. “De quien es ese espacio: la construcción de la frontera sur. En Memoria Latinoamericana. Revista del Centro de Investigaciones Históricas. UNRC. UNRC. N º 2. 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Archivo Histórico de la Municipalidad de Río Cuarto • Plano de las calles y edificios principales de la ciudad de Río IV. 1884 confeccionado por Eduardo de Saint Remy Urban. • Plano Catastral de Ciudad de Río Cuarto y Ejidos ejecutado por el Agrimensor Rafael Figueroa (1893). A.H.M.R.C. • Plano General de la Ciudad y Municipio de Río Cuarto confeccionado por el Ing. Andrés San Millan en 1910. A.H.M.R.C. 101 Junta Municipal de Historia 102 Quarto Río - Edición Nº 13 Wenceslao Tejerina y sus relaciones con la elite riocuartense de fines del siglo XIX Cristina Will El presente trabajo tiene como objetivo intentar determinar cómo logró Wenceslao Tejerina insertarse en la elite riocuartense a fines del siglo XIX, además de conocer la relación que entabló el mencionado personaje con dicho grupo social. Si bien era originario de Córdoba capital, tuvo una gran influencia en el desarrollo de la Villa de la Concepción del Río Cuarto, desempeñando diversos roles de importancia, que lo convierten en un actor significativo en el desarrollo histórico de nuestra región. Elite – Poder – Tejerina – Política – Relaciones sociales Introducción El presente trabajo tiene como objetivo determinar los medios por los cuales Wenceslao Tejerina logró afianzarse en la elite riocuartense en la segunda mitad del siglo XIX. Si bien era originario de Córdoba capital, tuvo una gran influencia en el desarrollo de la Villa de la Concepción del Río Cuarto, desempeñando diversos roles de importancia que lo constituyeron en un actor significativo en el desarrollo histórico de nuestra región. En un primer momento se mostrará un panorama general a nivel nacional y provincial que permite colocar a la Villa en una “promisoria” frontera que ofrecía oportunidades a quienes arribaron desde diversos puntos de la Argentina y del mundo. Luego, se hará referencia a las diferentes actividades desarrolladas por Tejerina tanto en la política como en el ámbito social. Acciones que, al igual que el establecimiento de vínculos con familias de abolengo de la región, le permitieron profundizar sus relaciones y ser reconocido como parte de la elite de la Villa de fines del siglo XIX. Wenceslao Tejerina y sus relaciones con la elite riocuartense a fines del siglo XIX La evolución socio-económica-política de la región del Río Cuarto marca un cambio sobre mediados del siglo XIX pues desde este momento se la comenzó a observar, por parte del sector dirigencial, como un espacio susceptible de colonizar, promisorio, con posibilidades de progreso económico a través de la incorporación de este lugar al mercado litoral y desde allí al capitalismo decimonónico en desarrollo, vislumbrándose así el paso de una sociedad de tipo tradicional a otra de tipo moderno. 103 Junta Municipal de Historia A partir de aquí, como afirman Carbonari y Sosa (2008), se conformó una elite con una identidad definida que asentaba su poder en el dominio económico, político y militar. Resulta importante remarcar también el carácter heterogéneo del grupo dado que lo conformaron familias herederas del pasado colonial a las que se sumaron personajes provenientes de Europa o de otros espacios. Por esto, sobre la década del ´70 del siglo XIX se fue constituyendo una elite renovada, modernizadora, aspecto que se observa por ejemplo con la llegada del telégrafo, el ferrocarril, la fundación del periódico “La Voz del Río Cuarto”, y la apertura de numerosos comercios. Cabe resaltar también los espacios de sociabilidad en los que se desempeñó esta elite como por ejemplo el Club Social, la Sociedad Patriótica, etc. Por lo tanto, la base de poder de esta elite era el prestigio, el poder productivo y comercial. En este marco de avance de la frontera y conformación de la elite se logró, siguiendo las ideas de Carbonari (2009), la incorporación de sujetos del interior interesados en el comercio o en ocupar puestos militares. Ellos provenían de familias tradicionales del interior con abolengo pero en decadencia económica, por lo que este espacio de frontera fue como una promesa a futuro para obtener tierras y mantener el estatus social y poder político. A la zona arribaron también inmigrantes extranjeros. Algunos eran profesionales (médicos, abogados y maestros) o comerciantes con nueva mentalidad empresaria. Ellos lograron construir un éxito económico importante y desde allí establecieron lazos parentales con las familias de dominio tradicional. Esto se vislumbra claramente en el caso de Tejerina quien contrajo matrimonio con Deidamia Tissera Ferreira, nacida en Río Cuarto en 1852 y fallecida en Córdoba en 1941. Para promover este desarrollo regional fueron importantes las decisiones de tipo político que se adoptaron luego de la sanción de la Constitución Provincial de 1855 que como señalan Caldarone y Ferrari “[…] vio la privatización del territorio cordobés y autorizó al ejecutivo para que vendiese suertes de terrenos fiscales con autorización previa de la legislatura.”1 En este mismo sentido merece la pena señalar la Ley Orgánica de Tierras de la provincia de 1862 que permitió que el fisco cordobés ordenara las propiedades de su jurisdicción y al mismo tiempo, como afirma Arcondo, “[…] reivindicar para el Estado provincial la propiedad de las tierras que no reconocieran una historia en su posesión y propiedad.”2 Con todo esto se observa un crecimiento de la propiedad privada, fundamento de la burguesía liberal del siglo XIX que se fue incorporando al sistema productivo mundial, cuestión que se concretó totalmente para 1880 con la consolidación del modelo agro-exportador. 1 Caldarone, Alicia y Ferrari, Marcela, Transacción sobre tierras. Públicas 1855-1880: Mesa de Hacienda. Universidad Nacional de Córdoba, Inédita, Tesis de Licenciatura, 1988. En Carbonari, María Rosa, “La elite riocuartense en tiempos del corrimiento fronterizo”, En Segundas Jornadas Nacionales de Historia Social, La Falda, Córdoba, Argentina, 2009, 24 pp. 2 Arcondo, Aníbal, En el reino de Ceres. La expansión agraria en Córdoba. 1870-1914, Córdoba, Facultad de Ciencias Económicas e Instituto de Economía y Finanzas de la Universidad Nacional de Córdoba, 1996, 23 pp. 104 Quarto Río - Edición Nº 13 Esta lógica tiene su continuidad con la ley de 1871 con la que se trató de acelerar la expansión de la agricultura y radicar migrantes extranjeros tanto en las zonas de frontera como en las regiones interiores accesibles mediante el transporte ferroviario. Las pretensiones de la provincia no se agotaban en dirigir el proceso de colonización, sino también en inducir la inmigración. Además de las leyes, siguiendo a Cimminelli, otro elemento clave para el desarrollo de la agricultura y el consecuente poblamiento fue la instalación del sistema ferroviario, que también en la década de 1870 va a posibilitar la fundación de diversos pueblos que surgieron a la vera de las vías. En este marco, la Villa de la Concepción del Río Cuarto cobró una importancia clave como centro de una red comercial vinculada al litoral, siendo esta región el destino promisorio arriba mencionado. Por ello es trascendente analizar el accionar de aquellos actores sociales que de una u otra manera manejaron los hilos del poder en la Villa. Para concretar lo anterior se utilizará como fuente el censo de 1852 y los planos catastrales del mismo año ya que permiten la construcción de la elite del momento. Según Barrionuevo Imposti (1988), para 1852 la Villa contaba con 2650 pobladores, de los cuales el 55,3% eran de sexo femenino. Entre las profesiones destacadas se encuentran: hacendados, labradores y comerciantes. Además de artesanos, carpinteros, zapateros, sastres, albañiles, carniceros, trenzadores, una jabonera, una ollera, un peinero, un herrero y un médico. Así, es importante puntualizar algunos personajes que formaron parte de la Villa, siendo al mismo tiempo los depositarios del poder. En este sentido podemos presentar a Pedro Bargas, viudo de Teresa Tissera, de origen mendocino y federal, fue comisionado de Córdoba, Alcalde Ordinario de Río Cuarto en distintos periodos, Coronel y Receptor de los derechos del Estado. Este individuo fue además dueño de ocho inmuebles en la Villa, lo que muestra su poderío económico. También se destacan Manuel Sánchez, quien fue Juez de Primera Instancia y dueño de una tienda; Antonio del Valle, un rico comerciante español que poseía dos quintas, una almacén y una tienda; José Hilario Arias, Receptor de los Derechos del Estado, Juez de Alzada en algunas ocasiones, estaba casado con Gala Esley y Tissera; Manuel y Salvador Tissera, hermanos, hijos del Dr. Marcelino Tissera y sobrinos del presbítero Valentín Tissera (párroco en Río Cuarto 1814-1841) Dichos hermanos poseían cinco inmuebles en la Villa. El primero fue administrador de correos y el segundo maestro de escuela; entre otros personajes. Con lo anterior, se observa la importancia de la familia Tissera en el desarrollo de la Villa. Cuestión central porque, como se mencionó, Tejerina va a contraer matrimonio en 1872 con Deidamia Tissera Ferreira, lo cual fue uno de los medios por los cuales dicho personaje logró afianzarse en la elite riocuartense del siglo XIX. Según Molina y Moyano Aliaga (2010), de esta unión nacieron diez hijos, cinco de los cuales fueron solteros. Del resto, sólo tres permanecieron en la Provincia de Córdoba. Wenceslao Tejerina Tissera, nacido en 1876, casado con Adela Fotheringham, hija del general Ignacio Fotheringham y Adela Ordóñez. Julio Tejerina Tissera, nacido en Río Cuarto en 1878, de profesión abogado, contrajo matrimonio con la riocuartense Aurelia Soto. Por 105 Junta Municipal de Historia último, Deidamia Tejerina Tissera, nacida en 1888, quien se casó con Carlos Miguel Molina. Con lo anterior se pueden observar los vínculos establecidos por la familia Tejerina a lo largo de su permanencia en la Villa. Actividad política de Tejerina Como afirma Basconzuelo (2009), en la segunda mitad del siglo XIX se produjo en el espacio argentino la conformación del Estado Nación, proceso extenso que tuvo su punto culminante en la década de 1880 con la presidencia de Julio A. Roca. En este marco la elite cordobesa en general y la de Río Cuarto en particular, trataron de legitimar y mantener su poder ocupando espacios políticos en diferentes momentos y estableciendo vínculos a nivel intraelite a través por ejemplo de lazos matrimoniales y de amistad. El caso de Wenceslao Tejerina representa un ejemplo claro de dicha situación. La actividad política de Wenceslao Tejerina en la Villa se inserta en el marco de los comienzos de la década del 60´ del siglo XIX donde, en un primer momento, según Barrionuevo Imposti (1988) los municipios del Departamento de Río Cuarto se encontraban cerrados por decisión del presidente Santiago Derqui (1860-1861). Esta medida se extendió por el lapso de siete meses entre abril y noviembre de 1861 y fue derogada mediante el decreto del 13 de noviembre de 1861 con el gobierno provisional de la Provincia de Córdoba a cargo de José Alejo Román. De esta manera, el 21 de enero de 1862 la Municipalidad de Río Cuarto reinició sus sesiones bajo la presidencia3 de Wenceslao Tejerina. Al año siguiente se realizaron elecciones para renovar los cargos de concejales municipales, Hilario Arias, Eduardo Ferreyra y Jesús Maldonado fueron reemplazados por Nicanor Quenón, Francisco Martínez y Eusebio Piñero. Conformaron su mesa directiva: presidente Martínez, vice primero Quenón y vice segundo Tejerina (cargo que expiró en 1864). En este mismo año la municipalidad se encontró con problemas económicos por lo cual se negoció el primer empréstito entre los vecinos. Aquí Tejerina aportó cincuenta pesos y en total se reunieron doscientos setenta y cinco pesos que sirvieron para subsanar las cuestiones más urgentes. Para 1863, como afirma Barrionuevo Imposti (1988), se produjo también una avanzada de las poblaciones indias junto a grupos cristianos al mando de Mariano Rosas y Fernando Sosa sobre las Achiras. Este movimiento terminó diezmando a dicho espacio por lo que el municipio riocuartense decidió enviar a Piñero y a Tejerina para que colaboraran con las necesidades más urgentes de los vecinos de dicha localidad. Para lo cual se realizó una colecta en la Villa para proveer de ropa a las familias. También se decidió alimentar a estas personas con ganado vacuno montresco. Al mismo tiempo se aseguró el fuerte con pared y zanja, ello bajo la dirección de Kowalk. 3 Este dato es tomado de Barrionuevo Imposti, Víctor, 1988. En contraposición, Vitulo, Alfredo, 1947, sostiene que Tejerina va a acceder a este cargo recién en 1874, ya que en 1862 Tejerina junto a de Alva y Maldonado fueron incorporados como municipales en reemplazo de Irusta, Claro y Argüello. 106 Quarto Río - Edición Nº 13 En 1866, según Vitulo (1947), la Municipalidad de Río Cuarto, con el objetivo de lograr el bienestar de la población, nombró como delegado ante el gobierno provincial a Wenceslao Tejerina, con las siguientes instrucciones: • • • • • • • • Que el gobierno provincial reclame al nacional el pago de ciento treinta y seis caballos expropiados en las campañas al desierto. Licenciar la guardia nacional de caballería de esta Villa que estuvo prestando servicio en Reducción. Ordenar a los jueces mayor severidad para con los ladrones y vagos, estableciendo multas a quienes rechacen el llamado de los jueces. Pedir a la legislatura provincial una ley que autorice a las municipalidades la obligación de archivar las marcas en los departamentos. Establecer un censo de los terrenos entregados en enfiteusis. Establecer un impuesto por cada papeleta de conchabo entregada por la policía. Se autorice a la municipalidad a la captura de montrescos para que luego sean vendidos en subasta pública y cuyos ingresos vayan a las arcas del departamento. Poner en aviso al gobierno provincial la intención del municipio de desarrollar obras de infraestructura y organizar de una mejor manera la justicia y la policía. Tejerina cumplió con el mandato y consiguió la promesa, por parte de la provincia, de una ayuda económica destinada a la construcción de la casa consistorial. Cabe destacar también que Tejerina se desempeñó como Juez de Alzada por el Departamento de Río Cuarto en 18664 (cargo que expiró a los pocos días)5 y 18686. Este último año, según Barrionuevo Imposti (1988), Tejerina fue designado Sargento Mayor del “Batallón Pasión de Río Cuarto”, formado por comerciantes y artesanos que colaboraron en la contención de la insurrección ocurrida en Fraile Muerto y Villa Nueva, movimientos que surgieron como una reacción a la represión de un levantamiento urquicista desarrollado en Rosario. Para 1869 se realizó un acto eleccionario en la Municipalidad de Río Cuarto, aquí expiraron de sus cargos López, Olmos y Zapata7. Olmos fue reelecto junto a Tejerina y 4 AHMRC. 1866. Juzgado de Alzada. Correspondencia recibida. Nota de 08/08/1866 del Departamento de Gobierno donde se designó a Tejerina como Juez de Alzada del Departamento de Río Cuarto. Firma la nota Luis Cáseres. 5 AHMRC. 1866. Presidente de la Municipalidad. Correspondencia recibida. Nota de 21/08/1866 del Departamento de Gobierno de la Provincia donde se aprobó la decisión de destituir del cargo de Juez de Alzada a Tejerina y en su lugar nombrar a Don José de Alba. Firma la nota Luis Cáseres. 6 AHMRC. 1868. Juzgado de Alzada. Correspondencia recibida. Según notas enviadas y firmadas por el Juez de Alzada del Departamento de Río Cuarto Don Wenceslao Tejerina. 7 AHMRC. 1869. Correspondencia recibida. Nota del Poder Ejecutivo de la Provincia donde se comunicó al Departamento de Río Cuarto la elección de tres municipales en reemplazo de López, Olmos y Zapata, Firma la nota Clemente Villada. 107 Junta Municipal de Historia Slater8, quien más tarde presentó su renuncia y fue reemplazado por Borda. En este periodo se suscitó un conflicto entre el municipio y el gobierno de la provincia en torno a la libre disposición de los bienes y propiedades comunales. Esta cuestión se saldó de manera favorable para Río Cuarto ya que el 5 de mayo de 1871 la Comisión de Obras Públicas formada por Wenceslao Tejerina, Manuel Sánchez, Olegario Castro y Manuel Tissera tasaron un terreno fiscal para su posterior venta9. En este mismo año Tejerina fue designado conjuez suplente para las elecciones provinciales en Río Cuarto. Cargo que ocupó nuevamente en 187410, pero esta vez de titular. En los años 187311/12 y 1874 Tejerina continuó su actividad política ejerciendo cargos en la municipalidad. Al año siguiente se produjo una situación especial a nivel municipal. Se realizaron elecciones, pero fueron desconocidas por un grupo de vecinos, entre los que se encontraba Wenceslao Tejerina. Dicho rechazo se debió a las excedidas atribuciones tanto del Juez de Alzada como del Jefe Político en lo que refiere al sorteo de conjueces para la elección. Este problema se resolvió el 3 de octubre del mismo año13 con la realización de un nuevo acto eleccionario, donde cabe destacar la elección de Tejerina. Desde la década de 1870 se observa, en el caso de Tejerina, un accionar tanto en el ámbito municipal como en el provincial, debido a que fue designado diputado junto a Fidel Argüello. Esta actividad le servirá de plataforma política para llegar a actuar a nivel nacional como diputado por el Partido Autonomista Nacional, incluso llegó a presidir dicho partido. Para 1880 fue uno de los impulsores de la candidatura presidencial de Julio Argentino Roca. En 1883 Tejerina fue vicegobernador14 de Córdoba, bajo la gobernación de Gregorio Gavier (1883-1886) y en este mismo año fue senador provincial. Tres años después fue Ministro de Hacienda durante el gobierno de Ambrosio Olmos (1886-1888). Para 1888 ocupó el cargo de Ministro de Gobierno con el Doctor José Echenique (1888- 1889). En esta época, según Basconzuelo (2009), también fue Ministro de Educación Pública. 8 AHMRC. 1869. Actas electorales. Actas. Reclamaciones. Actas de elecciones donde fue elegido Tejerina junto a Olmos y Slater. 9 AHMRC. 1871. Municipalidad. Correspondencia recibida. Nota donde se designó a Tejerina, Tissera, Sánchez y Castro como comisionados para la tasación de un terreno en La Carlota. Con el importe obtenido se construiría una iglesia en este lugar. Firma la nota Tissera. 10 AHMRC. 1874. Designación de Conjueces para una elección provincial a realizarse el 12 de abril de 1874. 11 AHMRC. 1873. Correspondencia recibida. Actas para las elecciones municipales para el Departamento de Río Cuarto donde fue electo Wenceslao Tejerina junto a Irusta, Quenón, Blanco, Castro, Ortiz, Casmal, Rodríguez, Iglesias y Gutiérrez. 12 AHMRC. 1873. Municipalidad. Correspondencia recibida. Notas dirigidas al Sr. Presidente de la Municipalidad de Río 4º Don Wenceslao Tejerina. 13 AHMRC. 1875. Actas electorales. Tejerina fue elegido para ocupar un cargo en la Municipalidad de Río Cuarto. 14 AHMRC. 1875. Municipalidad. Correspondencia recibida. En Carbonari, María Rosa y Sosa, Silvana, 2008, 127 pp. 108 Quarto Río - Edición Nº 13 Otro cargo importante que ocupó nuestro personaje fue Proveedor del Ejército en 1875. Esta ocupación ha quedado registrada en el siguiente contrato: “Contrato celebrado entre los Señores Don Wenceslao Tejerina de una parte y el Señor Gefe de las Fronteras Sud de Córdoba, Coronel Don Antonino Baigorria, previa autorización superior. Artículo 1º. Don Wenceslao Tejerina se obliga a proveer (a) las fuerzas que guarnecen la Frontera (de) Córdoba, debiendo entregar los artículos de provisión en el lugar donde las fuerzas se hayan situadas, con arreglo a los pedidos que le hagan los Gefes respectivos, no entregando raciones que exedan de las necesarias para el Consumo de quince días. 2º. El Proveedor, Sr. Tejerina, debe entrega a los Gefes de la fuerza, el sebo y gordura de las reces carneadas para el Racionamiento. 3º. Los Cueros se entregarán al proveedor en el lugar de la carneada, con ecepción de los necesarios para el cervicio, cuyo precio se fijará más adelante. 4º. En caso que el proveedor no entregue los artículos para el abasto, ó estos no sean de la Calidad estipulada, los Gefes, están autorisados para comprarlos a particulares, siendo de cuenta del proveedor la diferencia en el mayor precio que por tal causa tuviese que pagar el Gobierno. 5º. Este Contrato durará por tres meses, á contar desde el primero de Mayo al 31 de Julio del corriente año inclusive, debiendo continuar el Contratista hasta el 31 de Diciembre del mismo, en caso el Gobierno lo exija; bien entendido que no tendrá derecho para cobrar mayor precio que el que se estipula en este Contrato. 6º. Los Recibos que espidan los Gefes de Frontera por las raciones que se les entregue, serán presentados mensualmente al Gobierno, acompañados de los pedidos de dichos Gefes. 7º. El pago de este racionamiento se efectuará en Letras de Tesorería á noventa días de plaso, sin interés, contados desde la presentación de los Recibos. 8º. Las raciones se compondrán de los artículos, todo de buena calidad: Ración diaria. Tres libras de carne fresca = ocho onzas galleta = tres onzas arroz y media onza de sal = Mensual = dos libras tabaco colorado = cinco pliegos papel de hilo = Catorce onzas jabón amarillo = tres libras yerba paranagua = Extraordº = Una onza Café molido = dos onsas azucar terciado blanco = Diaria para familias = Tres libras Carne fresca = ocho onzas galleta = tres onzas arroz = y media onsa de Sal =. 9º. Los precios propuestos y aceptados para la provisión de la Frontera (de) Córdoba, son los siguientes = Por cada ración diaria de Rancho y familias = veintiocho centavos fuertes = Por cada ración mensual = un peso cincuenta centavos fuertes = Por cada treinta raciones estraordins. = un peso treinta y cinco centavos fuertes = Por cada cuero = cuatro pesos fuertes. 109 Junta Municipal de Historia Y estando Conformes con los nueve artículos que anteceden firmamos para Constancia dos de un tenor en Río Cuarto á treinta días del mes de Abril del año mil ochocientos setenta y cinco.”15 Antonino Baigorria Wenceslao Tejerina Actividad social de Tejerina En el plano social, Wenceslao Tejerina, se destaca en diferentes ámbitos que de alguna manera permiten vislumbrar otro de los caminos que recorrió para afianzarse en la elite riocuartense decimonónica. En este sentido vale la pena destacar, como menciona Vitulo (1947), el accionar de dicho personaje organizando una colecta de dinero entre los vecinos con el objetivo de colaborar con los damnificados por la epidemia de cólera desatada en la provincia en el año 1867. Desde su función de Comandante Interino, Tejerina solicitó una ayuda económica para la enseñanza y formación de una banda de música16. Además para 1869 ante la inminencia de la llegada de Mansilla, aquel escribió un periódico llamado “Ferro-Carril”17. Para 1870, según Federico María, Tejerina se inició en la masonería en la Logia “Piedad y Unión Nº 34” y para la década de 1890 fue uno de los impulsores de la “Augusta Logia Estrella de Río Cuarto Nº 116”. Proyecto que no vio concretado debido a su fallecimiento en el año 1892. En 1872, Tejerina se encontraba junto a Eliseo Lamas, fray Pío Bentivoglio, fray Quírico Porreca, Felipe Gutiérrez y Eduardo Racedo, formando parte de la comisión que bregó por la fundación del Hospital Caridad18. La misma tenía como objetivo constituir una sociedad de beneficencia con el propósito de conseguir los fondos necesarios para tal fin. Al año siguiente, como señalan Carbonari y Sosa (2008), Tejerina participó como socio en la fundación del Club Social y de la Biblioteca Popular. Ambos reductos importantes de la elite de Río Cuarto. En 1878, Tejerina junto a Ambrosio Olmos, Julio Roca y Alejandro Roca conformaron una sociedad para instalar una imprenta, la cual será dirigida por ellos mismos. 15 Contrato del Jefe de la Frontera Sud de Córdoba, Coronel Antonino Baigorria, con el proveedor D. Wenceslao Tejerina sobre las raciones para el consumo de la guarnición. Río Cuarto, 30/04/1875. En Barrionuevo Imposti, Víctor, 1988, 223 pp. 16 AHMRC. 1868. Municipalidad. Correspondencia recibida. Nota donde Tejerina solicita a la Municipalidad un subsidio para la formación de una banda de música. Firma la nota Wenceslao Tejerina. 17 Carta de Río Cuarto, 21/01/1869, publicada en “La Tribuna” Nº 4497, Buenos Aires, 02/02/1869. “El Eco de Córdoba” Nº 2161, Córdoba, 18/05/1870. En Barrionuevo Imposti, Víctor, 1988, 147 pp. 18 AHMRC. 1872. Municipalidad. Nota dirigida a los “Señores de la Comisión para la Construcción del Hospital en Río 4º. Don Eliseo Lamas, Don Wenceslao Tejerina y Don S. Díaz de Bedoya”. Firma la nota Pimes. 110 Quarto Río - Edición Nº 13 Según Barrionuevo Imposti (1988), otra actividad trascendente que realizó Tejerina fue la de impulsar la creación del Banco de Río Cuarto, junto a Secundino Bedoya, Belisario Bedoya, y Ambrosio Olmos. Dicha entidad bancaria abrió sus puertas el 22 de marzo de 1876 con un capital formado por 500 acciones de cien pesos fuertes cada una19. Por votación, el directorio quedó conformado por: Pedro Funes presidente, Wenceslao Tejerina vicepresidente, segundo vicepresidente Ambrosio Olmos, vocales titulares Bernardo Lacase y Silvano Funes, vocales suplentes José Garmendia y Alejandro Roca. Más tarde, para 1881, Tejerina fue designado como presidente de una nueva entidad bancaria en la ciudad: una sucursal del Banco de la Provincia de Córdoba. Resulta importante señalar también su papel como acreedor de tierras en la región del Río Cuarto donde, para 1862, solicitó un terreno perteneciente a Doña María Guzmán20. Más tarde, en 1865 fundó los establecimientos ganaderos “Santa Flora” y “La Ermila”. También, como señala Cravero: “La única compra de tierras fiscales hecha por Tejerina en el departamento de Río Cuarto, es efectuada el 30 de diciembre de 1879, escriturada 3 meses y 7 días después de efectuada, el 7 de abril de 1880. Mediante esta transacción adquiere 3 leguas y 1.560 cuadras, las cuales fueron pagadas un cuarto en dinero en efectivo y los tres cuartos restantes con documentos (pagares) a cuatro, ocho y doce meses. Su importe fue 2.186,25 pesos fuertes. La propiedad comprada fue la suerte 39 de la Serie A, limita al Norte con tierras compradas por Ambrosio Olmos y en los extremos Sur- este y Sur-oeste con tierras compradas por Ernesto Cobo.”21 Consideraciones finales Para concluir podemos advertir que para la segunda mitad del siglo XIX en la Villa de la Concepción se encontraba una elite que dirigió los destinos de dicho espacio. Es en esta misma elite donde Wenceslao Tejerina logró afianzarse no sólo a través de su matrimonio con Deidamia Tissera Ferreira, sino también, dicha inserción se hace evidente mediante la presencia de este personaje en diversos espacios públicos como el Club Social, la Corporación Municipal, el Hospital de Caridad, la Biblioteca Popular, entre otros, donde se vinculó con los hombres más encumbrados, como Ambrosio Olmos, Alejandro y Julio A. Roca, desde su residencia en Río Cuarto en 1861 desempeñando diversas actividades que influyeron en los destinos de esta ciudad. Es a partir de ello que dicho personaje resulta trascendente para el devenir histórico de la ciudad. 19 “El Eco de Córdoba”. Nº 2718. Córdoba. 21/04/1872. En Barrionuevo Imposti, Víctor, 1988, 230 pp. 20 AHMRC. 1862. Solicitud de terrenos. En Carbonari, María Rosa y Sosa, Silvana, 2008, 147 pp. 21 Cravero, María Virginia, “Corrimiento fronterizo y primeros compradores de tierras en la región de Río Cuar- to (1873 – 1880)”. En XXII Jornadas de Historia Económica Asociación Argentina de Historia Económica, Universidad Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto, 2010. 111 Junta Municipal de Historia Bibliografía • Arcondo, Aníbal, En el reino de Ceres. La expansión agraria en Córdoba. 1870-1914, Córdoba, Facultad de Ciencias Económicas e Instituto de Economía y Finanzas de la Universidad Nacional de Córdoba, 1996. • Barrionuevo Imposti, Víctor, Historia de Río Cuarto. El autoritarismo Cordobés y el Rosismo, Tomo II, Gráfica Hornos SA, 1988. • Barrionuevo Imposti, Víctor. Historia de Río Cuarto. Constitucionalismo y liberalismo nacional. Tomo III, Gráfica Hornos SA, 1988. • Basconzuelo, Celia. “Los jefes políticos, sus vínculos sociales y las disputas de poder en el departamento Río Cuarto, 1870-1890”. 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Si bien lo apuntado puede ser válido para la institución capitular en general, el caso carlotano produjo una larga secuela de rebeldía política que apenas señalamos pero que merece un estudio detallado. cabildo, La Carlota, autonomía, independencia e identidad. 113 Junta Municipal de Historia 1er. Acta del trámite de constitución del Cabildo 26 - 2 – 1798 114 Quarto Río - Edición Nº 13 Entre las acciones más importantes del largo y buen gobierno de Sobremonte en Córdoba se inscriben las medidas que tomó para consolidar y poblar la Frontera del Sur, llevando adelante la política que Carlos III ordenó en España para ocupar el despoblado y peligroso sur de la península. Aquellas fundaciones se recuerdan hasta hoy como los Pueblos Carolinos y un Congreso de Historia bianual que se cumple hace más de 20 años viene analizando y redescubriendo ese rico momento de reformas y avances, que se retrotrajeron en el gobierno de su sucesor. En nuestro caso se replicó el modelo. Y si en el desierto andaluz los pueblos fundados fueron La Carlota, La Luisiana y San Sebastián de los Ballesteros, en las riberas del río Cuarto serían La Carlota, La Luisiana y la Concepción. La primera de las Villas se programó a partir del pueblo de la Punta del Sauce, caserío informal nacido alrededor del Fuerte del mismo nombre y Comandancia General de la Frontera del Sur. Pero como van despacio los asuntos de Palacio, el trámite tardó 8 años, 3 meses y 25 días, hasta el 12 de Abril de 1797, en que Carlos IV, que sucedió a su padre en ese lapso, puso su firma a la Real Cédula y aprobó la fundación de la Villa Real a la que, sin modestia alguna, confirmó como La Carlota “en memoria de mi augusto nombre”. El 27 de Septiembre de 1797 Sobremonte pone el “Cúmplase lo que su Majestad se ha dignado aprobar”, remite copia al Comandante del Sauce Simón de Gorordo y lo designa, junto al vecino José Benito Lago, para que conduzcan la constitución del Cabildo, la elección de Alcalde, amojonamiento de los términos y demás formalidades. El 26 de Febrero de 1798 los delegados publican el Bando que anuncia la misión. El 27 citan “a las cabezas de familias españolas…para comunicarles que la Junta General para elección de autoridades será en dos días”. El 1º y 2 de Marzo tiene lugar la Junta, los cabildantes electos son notificados y, ocurrida su aceptación, se les toma juramento. El 3 de Marzo de 1798 celebran su primera sesión formal “en una Sala del Fuerte de esta Villa investida como Sala Diputada” y proceden a elegir el primer Alcalde Ordinario de La Carlota, que lo fue el propio José Benito Lago. A partir de ese momento y hasta el 31 de Diciembre de 1824, en que fueron disueltos los tres cabildos existentes en la actual Provincia de Córdoba, la corporación cumplió su función. El objeto de este trabajo es subrayar el nítido rol de defensor de lo que consideraron “la salud y el bien del mancomún”, como lo expresó el Procurador en una nota. Es decir que se constituyó en un ámbito de fuerte autonomía en la toma de decisiones locales. Perfil que considero un componente del proceso independentista surgido en la década 1806 – 1816. No quiera verse en los Cabildos una institución democrática ni de elección popular conforme a los criterios actuales. Sus miembros: el Alcalde, los cuatro Regidores, el Alguacil y el Procurador, eran electos al inicio por la parte sana y principal de la Villa, que 115 Junta Municipal de Historia excluía a mujeres, mozos solteros, mestizos, indios, negros y criollos pobres. Luego, cada año elegían ellos mismos a sus sucesores. Sin embargo eran la autoridad del pueblo y su jurisdicción. Afirmaban la conciencia local y, repetidas veces, se enfrentaron a la Provincia, a otros Cabildos y a personeros de los Gobiernos de Buenos Aires, en defensa de decisiones o derechos propios, con una verdadera idea de autonomía. Ya las leyes de Indias utilizaban ese término para referirse a la facultad de los Cabildos para recaudar dineros. Tales recursos se llamaban propios. También el término designaba un espacio territorial asignado para crecimiento de la planta urbana inicial. Las facultades administrativas, de Justicia y los derechos territoriales de los pobladores, implicaban un embrionario reconocimiento de que el común era soberano. * Es en ejercicio de ese localismo que vemos al Cabildo carlotano en 1805 otorgando dispensas impositivas para aliviar a los pobladores. El punto alarmó al Cabildo y al Gobernador de Córdoba, que reaccionan: “Vistas...las innovaciones que pretende hacer el Cabildo de la Villa de La Carlota, con perjuicio de los Ramos de Propios y Arbitrios de esta ciudad…el Gobernador, el Procurador…y este Cabildo deciden…exigirle que no innove …y estar atentos…” * En 1808 debate y gana un largo pleito con su par de Río Cuarto por el deslinde de sus jurisdicciones. Es notable el tono de la airada respuesta. Al desechar la referencia de los riocuartenses a una carta de un ex Comandante en la que se le reconocía jurisdicción sobre Reducción, dice: “…debían consultar las Cédulas Reales y no estribar en papeles que carecen de autoridad… y de este modo se ahorraría de solicitudes imaginarias y no se molestaría al Cabildo de La Carlota y sus vocales en tratar puntos ociosos.” * El mismo pleito lo moviliza nuevamente en 1814, cuando el Cabildo de Río Cuarto pretende dar órdenes en el Paso de las Terneras o La Luisiana. * En varias oportunidades defiende las tierras de la Villa frente a particulares o frente a la Provincia. O reacciona impidiendo el traslado de la Comandancia. O avala el derecho de los vecinos para sacar leña de tierras del Rey. O amparando a un desertor e incorporándolo a la tropa del Fuerte. * La firmeza de esa defensa de lo local se patentiza en un conflicto en el que vale detenernos. Habiendo dispuesto el Gobernador la leva obligatoria de reclutas en Febrero 116 Quarto Río - Edición Nº 13 de 1814, el Cabildo de La Carlota, por dictamen de su Síndico Procurador, Dn. Francisco Bengolea (personaje que vemos en distintas funciones oponiéndose al centralismo) reclama que liberen a uno de los enrolados por ser un vecino muy necesario en el pueblo. Veamos los términos del reclamo, que para nada se encuadra en sumisa verticalidad, y en los de la respuesta, para advertir hasta qué punto se enfrentaban. Dice Bengolea en su informe: “…siendo mi principal objeto…la salud y bien del mancomún, debo dirigir mis miras al general…No puedo dejar en silencio cualquier circunstancia, por leve que sea, que ocurra en perjuicio de este pueblo; lo es la extracción de un individuo que con sus brazos ayuda a sustentar la agricultura, contribuye al bien de la masa general y se conduce con ejemplar conducta…sería perniciosísimo que a un domiciliado honrado lo arrancaran de su hogar violentamente; un hecho de esta naturaleza acaecido este mismo día en la persona de Pilar Heredia, quien además tiene el mérito de hacer el servicio militar ya en las guardias…ya en las salidas al campo…con excelente voluntad…(por lo que pide) se sirva evitar continúen los ejemplos…este pueblo carece de hombres para el trabajo en las sementeras,…en las haciendas…y es alto el perjuicio…( y abunda en argumentos sobre daños) es propio de mi obligación…requerir se sirvan disponer que al dicho reclutado forzosamente por el Tte. de Tropas del Estado…se le dé libertad para que siga trabajando…y si por comodidad el expresado Oficial quisiera arrancar de este pueblo algún otro individuo…se le haga presente no puede ser la mente del Superior Gobierno llevar forzados a los reclutas, a no ser que sean vagos tan perniciosos a la pública salud, pero no a los trabajadores…y si el nominado oficial reproduce su intento de llevarse al susodicho Pilar, se le ruegue detenga su prosecución hasta que el Superior Gobierno se digne determinar…” (AHC.Gob.T.40.L.3) El Cabildo en pleno refrendó el informe del Síndico y lo elevó al Gobernador. La respuesta no tardó en llegar, leamos algunas de las líneas: “Cuando el Gobierno decretó la distribución moderada de cinco hombres por cada uno de los partidos…tuvo bien presente que, satisfechas las miras de la Superioridad, en ningún modo se perjudicaban las labranzas y mucho menos se irrogaban los males que artificiosamente pinta el Síndico Procurador de esa Villa…siendo de mi mayor desagrado el modo con que se ha entorpecido la comisión del Teniente Juan Bautista Gorordo. Prevengo a V.M.SS. que en adelante sobre ningún pretexto y bajo la más grave responsabilidad se embarace el cumplimiento de alguna orden suya…ordenando a V.M.SS. se haga entender al referido Síndico que el primero y más sagrado objeto es la Patria…” (AHC.T.40.c.L.3) 117 Junta Municipal de Historia Los duros términos del Gobernador Francisco Javier de Ocampo se corresponden con las políticas del Directorio, que dos meses antes lo había instalado al frente de la Provincia para intentar un renovado esfuerzo militar en el frente del Alto Perú y disciplinar a los autonomistas cordobeses poco dispuestos. Las contribuciones y las levas eran prioridad. Sin embargo, esa tajante nota que hacía presumir que el asunto estaba terminado, no hizo bajar los brazos al empeñoso Bengolea, ni al Alcalde Juan Antonio Arias de Cabrera, ni a los Regidores Cosme Damián Arias de Cabrera, Maximiano Abaca y Faustino Ladrón de Guevara, flor y nata de la elite local y todos opositores al Directorio. Inmediatamente volvieron a insistir en sus argumentos, descalificaron al Jefe de Armas de la Provincia, Juan B. Gorordo, y apelaron a una de las instrucciones de la leva, que indicaba reclutar primero a los “vagos y perjudiciales”…y no sólo extraer cinco hombres, alegaban, sin dejar de manifestar que ellos también tenían un firme patriotismo. Quizá pesó en la decisión del Gobernador no abrir otro conflicto más, que se sumara a los que ya tenía en la Capital. Pero no deja de asombrar la respuesta. Accedió a liberar al recluta y además agregó una nota pacificadora de las relaciones, en la que acepta que el incidente fue un error de Gorordo: “Enterado este Gobierno de los sentimientos patrióticos que V.S. y su Procurador demuestran a nuestra sagrada causa, y que acaso bien pudo ser una debilidad del oficial…en consecuencia no prescindirá este Gobierno de tomar cualquier medida…a fin de evitar los disgustos que tanto daño causan…esperando de V.S. y su Procurador que su anhelo sea fomentar la unidad que exige nuestro sagrado sistema olvidando todo motivo de resentimiento”. (AHC. T y L. citados) * Una de las consecuencias de las invasiones inglesas, acentuada desde Mayo de 1810, fue la militarización. A partir de esos sucesos las necesidades de la guerra, los cuerpos militares y su oficialidad ocuparon el centro de la escena pública. “Hay que ver en cada habitante un soldado”, había expresado la Junta. El mando militar articuló el poder en las Provincias y ciudades principales. Los Comandantes de Armas se transformaron en Gobernadores y Caudillos. Pero en La Carlota no fue así. El Cabildo, surgido de la sociedad civil, impuso también su autoridad en los conflictos con los Comandantes de Frontera, que no fueron pocos. En 1813, por ejemplo, un duro cruce de acusaciones entre el Alcalde Ordinario José Luis Vázquez y el Comandante Andrés de Paz., llevado ante el Gobernador, se lauda con la remoción del Comandante. (AHC. Gob.T.37.C.L.17) * Tal localismo encarnó en los vecinos. Son frecuentes los petitorios o los reclamos elevados por el Cabildo a los que se suma la firma de un buen número de pobladores. El Cabildo les correspondía defendiéndolos puntualmente, como en el caso visto. Y ese sentido de autonomía, se prolongó por décadas. 118 Quarto Río - Edición Nº 13 La rebeldía política de La Carlota merece una crónica aparte. Reconoce antecedentes muy anteriores a la constitución de su Cabildo, pero se acentuó con el ejercicio del gobierno local. Fue autonomista frente al Directorio, unitaria en tiempo federal, federal alzada contra federales más tarde, mitrista en el urquicismo, radical antes de la Ley Sáenz Peña y conservadora en la eclosión radical. Después fue libertaria en los años nacionalistas, y adversa a los resultados electorales dominantes en la segunda mitad del siglo XX … Y un capítulo destacado de tal crónica debiera ser la combatividad de las mujeres carlotanas, desobedeciendo a “Quebracho” López o –un siglo más tarde- alzándose contra un engolado Coronel interventor municipal y logrando su remoción. La Elección de Regidores “1º de Marzo de 1813…los señores de Cabildo, Justicia y Regimiento…hallándose juntos en la sala diputada…a que se nombre un Regidor Fiel Ejecutor que ocupe el lugar del finado Dn. Solano Cárdenas…y procediendo a la elección el Sr. Alcalde Ordinario nombró y eligió Regidor sustituyente a Dn. Cosme Damián Arias de Cabrera, y el Sr. Regidor Decano se conformó con la elección y nombramiento del Alcalde…el Sr. Regidor Defensor de Menores también se conformó, el Sr. Regidor Defensor de pobres asimismo se conformó… y habiéndose practicado en la forma expuesta la decisión y nombramiento…” (AHC. Gob.T.37 C. L.15) El párrafo del acta es elocuente sobre el modo de elección, pero la restringida participación en la elección de los cabildantes, a poco que repasemos los lazos parentales, especialmente en una comunidad pequeña, terminaba siendo representativa. En La Carlota, con 80 ó 90 familias en 1800, descartadas las exclusiones, vemos en el Cabildo a un Vocal Guevara o Abaca o Arias, que es sobrino de los Arroyo, primo de los Carballo, suegro de los Castillo, cuñado de los Orduña, yerno de los Ferreyra y nieto de los Gorordo. Repetido el análisis con la veintena de nombres que ocuparon los sitiales de Regidores en los veintisiete años que duró el sistema, concluimos en que estaban todos. * Otro perfil de los Cabildos es el que se abrió a partir de 1810. Cuando el Gobierno de Buenos Aires ( Juntas, Triunviratos, Asambleas, Directorio, Congresos) cursaba notas o convocaba a los pueblos del interior, esos corresponsales eran los Cabildos. Ellos adherían o rechazaban, ellos designaron, en instancia directa o indirecta, a los Diputados a la Junta Grande, a la Asamblea del año XIII o al Congreso de Tucumán. 119 Junta Municipal de Historia El Cabildo de La Carlota no designó Diputado a la Junta Grande en 1810, aunque fue convocado por Circular del 27 de Mayo. Tampoco a la Asamblea del año XIII. Para ella Córdoba delegó en el gobierno porteño la decisión, y la representaron Juan Larrea y Gervasio Posadas, que no eran cordobeses. Desde los días de Mayo hasta entrado el siglo XX, fue práctica corriente que ciudades y provincias fueran representadas por un alquilón, como se llamaban a esos personajes que, por disponer de medios o de vínculos en los círculos dirigentes, asumían la representación de lugares y poblaciones que ni siquiera conocían. Las distancias, los costos de viajes y manutención – que muchas veces se ponían a cargo del delegado – pero especialmente un sentido de círculo cerrado en el que se digitaban los miembros, sustentaban esta modalidad. En Córdoba hay numerosos casos en la representación departamental del Senado. Sólo a modo de ejemplo cito: Julio Deheza, Senador por el Departamento Unión, después por Totoral y luego por Punilla, en cuatro mandatos consecutivos. 1900-1914 Julio Fragueiro, Senador por Pocho, Marcos Juárez y Gral. Roca. 1877-1901. (Representó toda la geografía de la provincia: un Depto. del noroeste, otro del este y el tercero del sur.) Pero quizá el caso más acabado es el de Juan José Pitt quien, luego de cumplir un mandato de Diputado, fue Senador, sucesivamente, por Tulumba, Punilla, Calamuchita, Colón, Minas y Juárez Celman, de 1871 a 1913. Cuando llegó la convocatoria al Congreso de Tucumán La Carlota sí designó un elector que la representara. En formal sesión del 22 de Agosto de 1815 los cabildantes designaron “Elector del Curato” al Canónigo Lic. Pedro Ignacio Guzmán quien, junto a los designados en otras poblaciones provinciales, concluyó en nombrar a los Diputados por Córdoba que participaron en el Congreso de Tucumán: Eduardo Pérez Bulnes, Jerónimo Salguero, Miguel C. del Corro y José Antonio Cabrera. El delegado no era carlotano, pero había sido cura en Río Cuarto y residía en Reducción, por lo que conocía el territorio y su población. No ocurrió lo mismo en la Villa de Río Cuarto, donde se nombró al Pbro. José Fermín Sarmiento, sin vinculación alguna con su representada. Y hasta se le dio facultad para que “Si lo consideraba conveniente, pudiera sustituir en otra persona de su satisfacción y confianza este nombramiento..” También propusieron que el citado Presbítero Sarmiento fuera a Tucumán, “Siempre que pudiera concurrir a sus expensas.” 120 Quarto Río - Edición Nº 13 Vemos como aparece, además de la figura del alquilón, el tema de los costos de la representación. Y agreguemos que el mismo Sarmiento fue representante de Catamarca a la Asamblea del año XIII. En 1817 el Cabildo de La Carlota envía su representante a Córdoba para postular Gobernador. A instancia conjunta con el Cabildo de Río Cuarto se confirmó a Manuel Antonio de Castro. Aun con estas representaciones indirectas, implicaba abrir el debate y ejercer una facultad novedosa: participar en la formación de los órganos del Gobierno. Tanta significación tuvo esa instancia de participación en todo el proceso emancipador, que ya lo advirtió Liniers en 1809, cuando se intentó calmar inquietudes locales invitando a los Cabildos mayores a enviar representantes al Concejo de Regencia de España. Liniers se opuso. En sus Observaciones sobre el Estado actual de La América, sostiene que las órdenes del Rey deben ejecutarse por Jefes íntegros y firmes y no embarazarse con discusiones y pérdidas de tiempo, y advierte: “… dar a los Cabildos nuevos distintivos como cuerpo, aumentar su influencia sobre el Pueblo, nombrar Diputados a la Corte, es un proyecto que trastorna todo el sistema del Código Indiano, es el primer paso a la independencia, y fue la pretensión de los Estados Unidos antes de su rebelión contra su Metrópoli.” Es sabido que, cuando Liniers aceptó el cargo de Virrey por imposición de tropas y pueblo, quebrando la línea de mando española, lo hizo para preservar los intereses reales frente al vacío generado por un Virrey desprestigiado y ausente. Por lo mismo, y contrariando esas voluntades de tropa y pueblo, entregó de buen grado el mando al nuevo Virrey Cisneros. Y se movilizó en su defensa en 1810, pagando con su vida. Finalmente apunto lo que creo una síntesis del rol autonómico. La puja entre centralistas y autonomistas se tradujo muchas veces en relevo de los Comandantes de frontera, para ubicar a leales a una u otra causa. Cuando Buenos Aires imponía un Gobernador, nombraba a sus seguidores, y cuando se imponía el bando cordobés, había un nuevo cambio. En esta alternancia el Cabildo de La Carlota actuaba de contrapoder. El propio Bengolea, destituido de la Comandancia, es elegido inmediatamente Alcalde, o a la inversa, Manuel Castillo, acusado de conspirador y exigida su renuncia como Regidor, por defender al Directorio, es protegido y, pasadas las turbulencias, repuesto nuevamente como Teniente en el Fuerte, que tenía Comandante carlotano. Castillo era un destacado vecino y, ante todo, se defendía su localía. Se ha dicho, con razón, que en 1810 no existía Nación, pero sí comunidades políticas con algún sentido de su identidad y soberanía. Al puñado de Cabildos Mayores del ex Virreynato, que originaron las Provincias, le debemos que, aun con pérdidas territoriales, hayan compar121 Junta Municipal de Historia tido un sentido de pertenencia. Y que ese lazo común se sostuviera por más de medio siglo, entre guerras externas e internas, pactos, fracasos organizativos y otros avatares, hasta concluir en la Argentina constitucional y unificada. También hay que señalar que los Cabildos se integraron mayoritariamente con la elite española y por tanto, frente a los sucesos de cambio, fueron conservadores y hasta reaccionarios. Pero más allá de los personajes puntuales, cuya remoción instó la Primera Junta, la institución capitular valió por ser, en el marco de un régimen vertical, la instancia en la que campeaba un nosotros decidimos. FUENTES: • • • • • • • Archivo Histórico de Córdoba. Gobierno. Tomos 28 a 50. Citados en cada ítem Archivo Histórico de La Carlota (En Formación). Notas del Cabildo. ABECASIS, Alberto. 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