Subido por Luis Urueña

Maestría sin esfuerzo

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MAESTRIA SIN ESFUERZO
LIBERANDO AL MAESTRO MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO
Por KENNY WERNER
DISEÑO DE TAPA: ROBBIE ALTERIO
Publicado por Kenny Werner
[email protected]
Copyright © 2015 Kenny Werner
Ninguna porción de este libro puede ser reproducida en ninguna forma sin el
expreso permiso del editor.
Traducido al español por Jorge Lares Harbin
ISBN 9780615995984
Reconocimientos
Quisiera agradecer a las siguientes personas e instituciones por ayudarme a hacer
este libro realidad:
Robin Brisker, por ayudarme a elegir la primera versión del diseño de tapa; Scott
Reeves, por una pronta edición del texto; y Tony Moreno, por darme tanto
material de investigación, el que usé extensivamente – todo hecho con amor.
El Sindicato Danes del Músico y Jens Sondergaard, por invitarme a dar una
clínica muy especial durante un “día soleado” en Copenague. El texto original
fue una transcripción no editada de mis dos días de estadía allí.
Winnie y Eigil Mollsgaard, por permitirnos utilizar su hermosa casa para la
clínica.
Todas las sociedades de música y universidades que me invitaron a dar lectura y
perfeccionaron mi ”schtick.”
Jamey Aebersold, por inmediatamente compartir mi entusiasmo por este
proyecto y por su propia dedicación y espíritu.
Dedicación
A mi padre, quien decía que le encantaba dar consejos y que siempre quiso
escribir un libro titulado Si fuese Tú!
A mi madre, quien ejemplificaba la ayuda desinteresada y nunca me ofreció otra
cosa que coraje.
Para mi hija Katherine, quien me enseño tantas cosas pero lo mas importante, me
enseño como amar en tan poco tiempo en la tierra.
A mi esposa, quien me enseño el significado del Dharma, o acción altruista y
honesta, una de las personas más conmovedoras y desinteresadas que he
conocido. Tenemos suerte de tenerla!
Maestria Sin Esfuerzo
VERDAD: INNOVACION VS JAZZ!
Louis Armstrong, Duke Ellington, Bix Biederbecke, Fats Waller, James P.
Johnson, Jelly Roll Morton, Scott Joplin, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Miles
Davis, Bud Powell, Bill Evans, Ornette Coleman, Thelonious Monk, John
Coltrane. ¿Estamos de acuerdo que esto es una una justa representación del jazz?
¿Qué tiene toda esta gente en común?
¡TODOS FUERON INNOVADORES!
INNOVAR ES LA TRADICION
Como utilizar el CD
Nota: La versión original publicada en papel del libro incluye un CD. Con el
fin de obtener su copia descargable gratuito de las pistas de meditación, por
favor visite Kenny's Website at http://kennywerner.com/effortless-mastery
Los ejercicios en el CD son básicamente meditaciones / visualizaciones. Su
propósito es ayudarlo a experimentar el “espacio interior”. Este es un estado que
se discute con gran detalle a través de todo el libro. Las meditaciones son
también presentadas como capítulos en el libro. Cuando alcance esos capítulos,
recibirá la instrucción de escuchar el correspondiente ejercicio en el CD. Parte
del efecto es relajarse y mantenerlo concentrado luego de que haber absorbido
una gran cantidad de información, y de darle un sentido de la concientización
que se está describiendo. Si escucha las meditaciones consecutivamente, pueden
parecer repetitivas ya que contienen mucha información superpuesta. Sin
embargo, si se utiliza cuando se indica pueden mejorar gratamente la experiencia
obtenida de este libro.
Recomiendo que lea cuidadosamente las meditaciones presentadas en los
capítulos, como así también escucharlos en el CD. En algunos casos, hay
algunas ideas en los capítulos que no son mencionadas en el CD.
Luego de que haya experimentado los ejercicios por primera vez en los lugares
previstos, tómese la libertad de usar cualquiera de ellos, o todos, como una
práctica regular para contactar, trabajar y crear desde el “espacio interior”.
Algunos de los materiales en este libro son dirigidos específicamente a músicos
y pueden parecer altamente técnicos, especialmente algunos de los ejemplos del
capítulo “Paso Cuatro”. Por favor tómese la libertad de saltar esos pasajes. La
mayor parte del texto está relacionado a cualquiera cuyo objetivo sea alcanzar
la maestría en cualquier área de su vida.
Tabla de Contenidos
Prefacio
1. Introducción
2. Mi Historia
3. ¿Por qué tocamos?
4. Más allá de los Objetivos con Límites
5. Miedo, la Mente y el Ego
6. Práctica basada en el Miedo
7. Disfunciones de la Enseñanza: Enseñanza basada en el Miedo
8. Disfunciones Auditivas: Escuchar basado en el Miedo
9. Componer basado en el Miedo
10. ”El Espacio”
11. ”No hay notas equivocadas”
12. Meditación N1
13. Maestría sin Esfuerzo
14. Meditación N2
15. Afirmaciones
16. Los pasos hacia el Cambio
17. Paso Uno
18. Paso Dos
19. Paso Tres
20. Paso Cuatro
21. Una idea Adicional
22. Meditación N3: Soy Grandioso, Soy un Maestro
23. Estirando la Forma
24. Lo Espiritual (Reprise)
25. Una Meditación Final
Prefacio
El Reino de los Dotados pareció ser siempre un club exclusivo. La creencia
común es que “Algunos de nosotros lo tiene, otros no”. En esa declaración se
encuentra la suposición de que “muchos de nosotros no”. La forma en que la
música (y sospecho que otras áreas también) es enseñada tradicionalmente,
funciona para aquellos que “lo tienen”. Sólo algunos muy dotados o estudiantes
avanzados absorben el lenguaje musical de la forma en que usualmente es
enseñado. Posiblemente el dos por ciento de todos los estudiantes de música han
alcanzado algo alguna vez. Muchos otros luchan con los variados elementos para
ejecutar o improvisar y como resultado no se convierten en intérpretes.
Muchos quedan al borde del camino. Parece que no hemos pensado demasiado
en esta discrepancia, aceptando simplemente el viejo adagio “algunos de
nosotros lo tiene, otros no”. En culturas menos influenciadas por la
“civilización”, cada uno es un músico. Tiene mucho que ver con cómo la música
es introducida en nuestras vidas. Este libro se referirá a este aspecto y ofrecerá
esperanza como así también práctica a aquellos que creen que “no lo tienen”.
Estas prácticas también mejorarán la efectividad de aquellos que creen que sí lo
tienen.
Mi creencia es que si uno puede hablar, puede tocar. Hay muchas razones de
porqué el tan llamado poco dotado no lo tiene. También hay razones para
“obtenerlo”, las que se discutirán en este libro.
Mucha gente tiene lo que yo llamo musifobia: temor a tocar música. Para una
persona que sufre de musifobia tocar un instrumento es como tocar una estufa
caliente. Esto es irracional, ya que uno no se puede quemar tocando un
instrumento, aunque es un problema común. A pesar de que no hay
absolutamente ninguna consecuencia negativa, muchos de nosotros tenemos
miedo. No es nuestra culpa. Hemos sido programados a tocar con miedo. Muy a
menudo, nuestra relación con la música está condenada a fracasar.
Una persona puede dejar de tocar por razones de talento insuficiente, pero luego
mirar más de cerca se observa claramente que el problema fue el modo o la falta
de estudio.
Mucha gente se siente incapacitada debido a una falta de habilidad para
concentrarse y por una sensación de agobio. Estos problemas a menudo son
confundidos con letargo o holgazanería. Hay una gran paradoja en porqué no
podemos concentrarnos. Este tema será explorado como así también muchas
otras paradojas.
Los ejercicios ayudarán a la gente en diferentes niveles y en diferentes formas.
Por ejemplo, hay buenos instrumentistas quienes por alguna razón tienen poco
impacto cuando tocan. Todo funciona bien. Tocan con “swing” y todo eso, pero
aún así algo no aterriza en los corazones de la audiencia. Están atrapados en sus
mentes. No hay néctar, porque sencillamente están maquinando una
aproximación aceptable, líneas “válidas” del estilo jazz. Ocurre lo mismo con
ejecutantes clásicos. No saben qué es un “canal de creatividad” porque ellos
también están dominados por sus mentes conscientes. Uno debe praticar
entregando el control a una fuerza más grande o superior. Es escalofriante al
principio, pero eventualmente liberador. La palabra en Sánscrito es moksha, que
significa liberación. Moksha es alcanzable a través de la entrega del pequeño
“yo” al gran “Yo”. Introduciré ejercicios para alcanzar ese objetivo con la
música. Luego de probar el moksha utilizando la música como medio, uno nunca
más querrá volver a la vida de “pensar la música”. A medida que uno va más allá
de lo aceptable hasta lo inevitable, la creatividad fluye. La energía personal se
incrementará múltiples veces.
Una verdad a contemplar por cualquier ejecutante es esta: Aprender nuevas
formas de jazz sofisticado no necesariamente es la clave a la libertad. Una vez
que una nueva teoría es dominada, se recita con la misma aburrida
predictibilidad que la vieja. Si estás inhibido por jugar con los juguetes que
tienes ahora, no tocarás diferente con los nuevos. También, muchos jazzistas
sienten que hay una experiencia en la improvisación que no están teniendo, o
que no la están teniendo en forma completa. Músicos clásicos también reportan
una “sequedad” en sus interpretaciones de grandes compositores. Es como el
sacerdote que secretamente no tiene amor por Dios. Se mantienen las costumbres
pero no hay sentimiento verdadero. Si la luz no está encendida, la música puede
ser tan sombría como cualquier otra cosa.
Junto con el deseo de una experiencia más profunda llega un intenso impulso de
ser un mejor ejecutante. Estos aspectos a menudo trabajan el uno contra el otro.
La verdadera profundidad musical no es referida a tocar mejor, sino a una forma
más “orgánica” de tocar. Es muy difícil dejarse llevar en la batalla de la
ejecución musical, pero los ejercicios aquí descriptos te ayudarán a expandir tu
“yo intuitivo”. Con el tiempo esta intuición emergerá naturalmente sin sabotear
la parte técnica de su ejecución. La asimilación en el todo tiene mucho que ver
con “olvidarse” de uno mismo.
La gente que hace meditación o practica tai chi reconocerá muchos de los
principios de este texto. Inclusive para ellos, puede ser una revelación el hecho
de que uno puede estar en estado meditativo mientras se toca un instrumento. La
mente es la principal culpable en la mayoría de los problemas de ejecución, y
por lo tanto cualquier disciplina que apunte a controlar la mente, es
complementaria al proceso descripto aquí. La música puede dispararse a través
del músico así como un relámpago en el cielo, si esa música no fuese obstruida
por pensamientos. Por lo tanto, la eliminación de pensamientos es un aspecto
muy relevante.
A los estudiantes disfuncionales, de los que hay muchos en el sistema
educacional de jazz, estos ejercicios les ahorrarán toneladas de libros y otros
ejercicios. Les ayudará a estar en contacto con el siguiente paso en su desarrollo,
dejando de lado todas las teorías, políticas y modas, y en lugar de eso
concentrase en sus vidas y el significado personal que la música tiene para ellos.
En muchos casos, la decisión de estudiar música les ha robado la habilidad de
tocar música.
Ellos han perdido el respeto por la música que viene de ellos mismo ya que han
sido programados para sentirse indignos si eso pasara. Algunas partes de este
libro ayudara a estas personas a volver a amarse y honrarse, ¡con o sin música!.
Hasta muchos grandes profesionales sufren de baja autoestima y otras ilusiones
negativas.
Para aquellos que practican cosas que nunca aparecen en sus ejecuciones (y
existen muchos de esos músicos), ofrezco razones de porque esto pasa, como así
también una forma de salir de este dilema. Este libro también contempla la
relación de sistemas de creencia de eficacia y en como “practicamos para la
mediocridad”.
Además, este libro indaga en la naturaleza del arte y bastante extensivamente en
la naturaleza del dominio. Discutiré como tocar sin esfuerzo lo que uno
realmente sabe y alcanzar una profundidad de la que no creías fueras capaz.
Ciertamente hay artistas que pueden disfrutar en una forma positiva, artistas que
siempre saben cómo estar inspirados y como ejecutar sin esfuerzo.
Pero el porcentaje de gente que hace esto es pequeño. Mucho de este libro es
para aquellos que no son exitosos en sus esfuerzos de cumplir sus anhelos y
sueños musicales, y para músicos que se sienten tensos y restringidos mientras
tocan. Algunas de las ideas expuestas aquí son radicales. Desafían instituciones a
cambiar y a individuos a moverse de su cómoda zona de limitación y a florecer
en un ser superior. Si has estado tocando durante treinta años y difícilmente lo
hayas disfrutado, si constantemente has mirado a otros músicos y pensado que
ellos tienen algo que tu no, o si has estado practicando por años y nunca has
mejorado realmente, continúa leyendo.
Capítulo 1
Introducción
Hay un océano. Es un océano de consciencia, un océano de dicha. Cada uno de
nosotros es una gota de ese océano. En este sentido, todos somos uno, o como
dice un famoso comercial de los Estados Unidos, “Todos estamos
conectados”. La ilusión nos hace pensar que somos entidades separadas, gotas
separadas. Pero si eso fuera así, nos evaporaríamos bastante rápido.
A medida que expandimos nuestra limitada naturaleza en esta consciencia
infinita, nos conectamos con una red de infinitas posibilidades, infinita
creatividad y una gran, gran energía. Llevados por las olas de este océano,
damos vueltas nuestras limitaciones y maximizamos nuestro potencial dado por
Dios. Todo lo bueno que pueda pasarnos, desde nuestro interior o desde el
exterior, pasará. Nuestra habilidad se expande más allá de todos los límites
razonables, y nos convertimos en una fuerza magnética de abundante luz y todo
lo que eso implica.
Todos somos parte de un juego universal. El objetivo del juego es volver a
nuestra esencia mientras vivimos en el mundo. La tierra es el tablero de juego y
nosotros somos las piezas sobre el tablero. Damos y damos vueltas hasta que
recordamos quienes somos realmente, y entonces podemos despegarnos del
tablero. En este punto no somos más la pieza del tablero, sino el jugador; hemos
ganado el juego.
Como músicos/sanadores, es nuestro destino conducir una búsqueda interna, y
documentarla con nuestra música para que otros se beneficien. Al escuchar la
música a través de nosotros, también se sentirán inspirados a mirar hacia
adentro. La luz comienza a transmitirse y recibirse de alma a alma.
Gradualmente el planeta se mueve de la oscuridad hacia la luz. Nosotros como
músicos debemos entregarnos al océano de nuestro ser interior. Debemos
descender profundamente en ese océano mientras que el residuo de nuestro ego
flota en la superficie. Dejamos ir nuestros egos y permitimos que la música vaya
a través de nosotros y haga su trabajo. Actuamos como instrumentos para ese
trabajo.
Si podemos vivir con esta comprensión, constantemente tendremos una profunda
motivación por lo que es ejecutado, y nuestra ingrata consciencia nunca nos
volverá a atrapar a causa de buenos / malos trabajos, pianos desafinados, bajas
tarifas, audiencias groseras, etc. En cambio, nuestras mentes se abstraerán al
gran privilegio de ser elegido para entregar el mensaje a otros. No seremos
nuevamente atrapados en el mundo terrenal de buen músico/mal músico (¿estoy
tocando bien?). En su lugar, nuestros corazones y mentes se concentrarán en el
objetivo de mantenerse vacíos y alertas para recibir esta información inspirada
de Dios y trasladarla fielmente, sin ninguna colaboración por parte de nosotros.
Capítulo 2
Mi Historia
Adormecido en Long Island
Crecí en un páramo cultural. Estoy seguro que la gente de los suburbios de todos
los Estados Unidos se identificará con esto. Luego de la Segunda Guerra
Mundial, el país fue testigo de innovaciones “milagrosas”, como la televisión,
partos inducidos por drogas, y comidas preparadas. Fue tal la explosión
demográfica que los hospitales pasaron a depender de las drogas para apurar el
proceso de nacimiento; no hay tiempo para que la mamá se ponga demasiado
cómoda. Las máquinas monitoreaban a las madres expectantes. Se
incrementaron los nacimientos por cesárea. Las drogas y los procedimientos
hospitalarios invasivos (como tratar a las futuras madres como si estuvieran
enfermas) cortaron el honorable proceso de la unión madre-hijo. Si María
hubiese dado luz a Jesús en el año 1950, ¡todos esos cuadros de ella la hubieran
mostrado mareada por las drogas y con Jesús prematuro de bajo una lámpara de
calor junto a 25 bebés!
Ese período de tiempo produjo “descubrimientos sorprendentes”. Se crearon
latas y cajas para preservar comida: sólo calentar y servir. Los científicos
encontraron formas de agregar vitaminas y minerales para crear un “producto
superior”. La fortuna le sonrió a nuestra civilización, y nacieron los mejoradores
de sabores. Estuve 15 años comiendo duraznos enlatados en almíbar antes de
comer un durazno fresco. ¡Qué desilusión que fue! ¡Los duraznos frescos
parecían un zapato de gamuza con sabor a limón! Nada parecía igualar el éxtasis
de tomar el almíbar de la lata de durazno o de peras.
Muchos de los niños que conocí cenaban de la misma manera; nuestras madres
nos daban los platos e íbamos a la sala a comer solos mientras mirábamos
televisión. De esa manera, podíamos estar dichosamente apagados. La televisión
hizo corto circuito en nuestras mentes, y la sal y el azúcar de toda la comida
mantuvieron nuestros sentidos ocupados. Al comer solos, no teníamos que
conversar o responder preguntas. Ya había bastante de eso desagradable en la
escuela.
Estoy esperando una nueva y sorprendente evidencia que muestre que los
griegos y los romanos tenían una forma primitiva de televisión antes de su caída.
La televisión y su programación contribuyen más a la deshumanización de la
sociedad que cualquier otro desarrollo en la historia. Parece que una estrategia
de mercado es la de mantenernos enojados, excitados y lo más desconcentrados
posible. La mente fundida con la TV nos roba nuestra conexión interna y hace
que sea intolerable vivir en el presente. La TV es una droga y nos han
enganchado como nación. No es difícil de ver por qué los baby boomers (1)
perseguían sus drogas tan vigorosamente. ¡Enciende la TV para niños un sábado
por la mañana y mira un comercial de cereales! Torrentes de rayos de luz salen
de la caja, y cuando se consume el cereal, ¡el niño es rodeado por una luz dorada
y luego despega hacia Venus! ¡Jimi Hendrix y Janis Joplin murieron tratando de
sentirse así de bien!
La escuela era el lugar en el que se suponía que íbamos a desarrollar nuestras
mentes y aprender a interactuar socialmente. Cualquiera sea el interés personal
que estábamos desarrollando, se disolvió en un océano de información inútil.
Como lo relevante era indistinguible de lo irrelevante, era difícil desarrollar una
genuina afinidad por cosas que nos importaban. Para mí, no había goce, sólo
tarea. Estudiar música en la escuela primera era tan interesante como la lectura
sobre la menopausia temprana. Para los maestros de mis tiempos era como si
quisieran trastornar el asombro de un niño por la naturaleza del sonido y su
transformación en música. La música también se convirtió en algo a lo que había
que prestarle atención, más preguntas para responder, más pruebas que dar, más
reprimendas, más presión. Los maestros generalmente no transmitían la
información con entusiasmo. En la escuela nos pedían que nos ocupáramos sobre
cosas que no nos interesaban y que dejemos de ocuparnos por cosas que sí nos
interesaban, y que nos comportáramos de maneras que contradecían el
comportamiento infantil. Estábamos hartos de instituciones que nos cuidaran
cuando era amor y compasión lo que estábamos necesitando. Tengo entendido
que en estos días es mucho mejor en varias escuelas, pero la educación con la
que crecí, fue la variedad de cinta transportadora. Nuestra sociedad fue y aún es
la progenitora de emociones envasadas, comidas rápidas desinteresadas,
“frescura instantánea” apática, adormecimiento artístico, o como dijo Robert
Hughes, viviendo en el “imperio del Pato Donald”.
No es de extrañar que la civilización occidental produzca tan pocos artistas de
verdad. En la sociedad Americana, un niño tiene suerte si sobrevive con sus
tendencias artísticas intactas (¿o quizás desafortunado?)
Aturdimiento Escolar
En la escuela, tenía la tendencia a soñar. Me sentaba en clase, tarareando en voz
baja, y miraba por la ventana. Sea lo que fuese que el profesor estaba diciendo,
se convertía en un zumbido de fondo. No tenía interés en lo que se enseñaba, no
podía concentrarme. Extremadamente aburrido ¡aprendí a estar donde fuera en
ese momento!
Para la secundaria, era un fuerte aprendiz disfuncional; una de las tantas
víctimas. Por ejemplo, recuerdo tomando una clase de álgebra. Las primeras
semanas estaba interesado en el tema. Pero un día, perdí cinco minutos de lo que
el profesor estaba diciendo, y me perdí por el resto del semestre. Avergonzado
por esto, me mantenía quieto. Desarrollé un sistema personal de ineptitud. Lo
mismo pasó con la mayoría de las otras materias. Luego de algunos minutos de
no entender nada, mi mente se iba por las ramas. Todo se volvía surrealista. De
vez en cuando, trataba de enfocarme, pero parecía que el profesor no estaba más
hablando en mi idioma. Su boca se movía pero el sonido era “wawawawawa…”
A medida que día tras días escondía mi ignorancia, el fuego de baja auto estima
se propagaba, y con esto, la idea de evaporarme crecía en mí. Cuando llegaba a
casa, escapaba de este odio a mí mismo estando absorto en la televisión. Mi
mente estaba aquietada por la luz azul mientras estimulaba mis sentidos con
azúcar. Más tarde en mi vida, encontraría sustancias mucho más dinámicas con
las que llenar mis sentimientos. Así, las pruebas y errores del día se irían a la
deriva a una memoria distante, no para desaparecer, sino para acomodarse como
otra pieza en el mosaico de mi existencia disfuncional. No fue sino hasta mucho
más tarde en mi vida, mientras estaba en terapia, que oí la palabra
“disfuncional”. Luego de que se me dijo que yo era disfuncional, recuerdo haber
dejado el consultorio eufórico. ¡Quería festejar! No importa que nada hubiera
funcionado. No era una “mala” persona, sino que no estaba funcionando
correctamente. ¡Qué alivio!
De niño, hacia el final del día no tenía nada para hacer, no había tarea, no había
práctica, nada. Recuerdo a mi padre bajando por la escalera, levantándose de su
siesta para la merienda de las 5:00 pm (trabajaba de noche) y preguntando
amenazantemente, ¿”Kenny practicó”? Mi madre decía, “No, aún no”. El me
miraba en la sala en la que miraba televisión, me apuntaba con su dedo y
severamente me decía algo. No recuerdo que era, ¡estaba tan ocupado
arrastrándome!
Me iba a dormir habiendo tomado la resolución de comenzar a ser mejor al día
siguiente. Pero al otro día estaba tan agobiado que el todo el proceso
disfuncional empezaba nuevamente. Pensaba, en mi propio odio, que era
haragán y estúpido. ¡El infierno mental de uno se despierta con expectativas
cada mañana y se va a dormir desilusionado cada noche!
El Tipo más Popular
Tuve un viaje gratis durante el colegio. No sólo tenía poco éxito en la escuela,
sino que tenía aún menos habilidad atléticamente. Era totalmente fofo y sufría de
un gran letargo. En el verano, cuando todos iban a un campo o a cualquier lado,
me quedaba en casa al lado del aire acondicionado. La TV y el aire
acondicionado me acompañaban durante todo el verano. Me sentía aislado. ¡Era
el único niño que volvía de sus vacaciones de verano con su piel más pálida que
cuando terminó la escuela!
No tenía atributos físicos sobresalientes ni nada que me distinguiera de otros
alumnos. Hubiese sido un total perdedor en la escuela de no ser por una cosa,
podía tocar el piano. Y lo hacía muy bien. Comencé tocando a los 7 y para los
ocho tocaba en reuniones y a los nueve en actuaciones.
Yo no generaba ninguna impresión en mis amigos estudiantes hasta que me
sentaba a tocar. Entonces el mundo cambiaba completamente. Lo había logrado:
¡era la personificación del Sr. “Malo”!. Los atletas, que no se daban por enterado
de que yo existía, repentinamente ponían sus brazos a mí alrededor
proclamándome su amigo. Los motoqueros, que más que hablar me golpeaban,
si tocaba una canción que les gustaba, se volvían mis protectores. (¡“No te metas
con mi hermano Kenny o te mato”!). Las chicas, que oh, como las deseaba,
¡también se fijaban en mí! Podían ser muy crueles, pero si estaba en el medio de
una fiesta, arrancando con algo en el piano, siempre estaba esa chica especial
que aparecía con una sonrisa angelical diciéndome cuánto le gustaba lo que
tocaba. Eso estaba bien para mí, ¡en la medida que era amado y admirado por
algo!
Era el mejor pianista fuera donde fuera. Esto enmascaraba mi desesperación y el
odio a mí mismo. Mi autoestima dependía mucho de que tocara el piano. Tocar
música era tán fácil para mí que a la gente le era difícil creer que yo era
disfuncional. Estaba bien si fallaba en algo, ya que por mi forma de tocar, la
gente justificaba cualquier otra cosa. Casi me sentía culpable por eso.
¿Miles? ¿Quién?
En esos tiempos, mis influencias musicales básicamente eran canciones de TV y
música de películas que miraba en la TV. Luego eran temas de la radio AM, en
las que la música pop se tocaba en esos días, además de las canciones de los
musicales de Broadway. Como pianista, fui influenciado por los discos de Roger
Williams tocando Rapsodia en Blue y Andre Previn tocando arreglos de jazz de
My Fair Lady. Cuando era joven mi padre me había comprado un álbum de Fats
Waller. De escuchar a Waller y a un amigo de mi padre que venía a tocar el piano
a casa, yo imitaba el estilo stride piano de una forma bastante burda. En la
escuela secundaria un amigo tocó para mí “My Favorite Things” de John
Coltrane, y odié esa canción. Mi período de atención era muy corto, y esa
música no tenía melodía para mí. Inclusive hoy, cuando me pregunta quienes
fueron mis influencias, generalmente contesto Chico Marx, Jimmy Durante y
Victor Borge (los últimos dos tuvieron shows de TV)
Suicide Watch at the Manhattan School of Music
Musicalmente, todo estaba bajo control. Parecía estar recibiendo algo a cambio
de nada, hasta que el día del juicio final llegó. Me postulé y fui aceptado en
Manhattan School of Music para estudiar piano clásico. No me importaba que no
conocía a Beethoven ni Brahms. ¡Iba a ser concertista de piano!
Hasta ese momento, la música había sido un paseo gratis. Sin ninguna práctica,
era el mejor pianista de cualquier lugar. Los mensajes que recibía de los padres,
tíos, tías y profesores eran ¡“Eres excelente” y “Te veremos en el Carnegie
Hall”!. A causa de estos mensajes y por la extrema baja estima que tenía en otras
áreas, creía que no podía ser menos que el mejor. Sentía como si mi vida fuese
un verdadero fracaso si algún día no tocaba en el Carnegie Hall.
Siempre me sentí muy arriba o muy abajo. Cuando escuchaba a un pianista tocar
mejor que yo, ¡quería morir! Me sentía totalmente inútil. Para ser reconocido,
había llegado a depender tan fuertemente de mi talento que no podía enfrentar no
ser el único elegido por Dios para la música.
La Escuela de Música de Manhattan fue un verdadero cachetazo en la cara.
Estaba devastado. En lugar de ser el músico especial, era, por primera vez en mi
vida, un músico más, y no uno particularmente especial. Me sentía como un
impostor: alguien que fingía estar involucrado en lo que estaba haciendo. Sin la
distinción de ser un tipo especial, no era nada. No tenía propósito ni dirección.
Ni siquiera sabía porque estaba porque estaba tocando música.
Un nuevo Comienzo
Aunque sentía que la vida no merecía ser vivida, no tuve el coraje de terminarla,
a pesar de que el pensamiento de hacerlo me hacía sentir algo de paz. Había oído
que la escuela de música Berklee tenía un buen programa de jazz. Yo no sabía
demasiado de jazz, pero sabía que incluía improvisación, y era lo que realmente
amaba de la música. El Señor sabe que si había algunos destellos de mi yo
interior en aquellos días, aparecían cuando me sentaba al piano sin ningún plan
en mente, sin forma, sin estructura, solamente mis crudos sentidos y algunos
amigos oyentes. (Siempre tenía que tener oyentes. Sino, no valía la pena dejar de
mirar TV)
Cuando entré en Berklee, estuve encantado de encontrar otros inadaptados como
yo, gente que realmente no sabía dónde estaba o lo que estaban haciendo. Estos
tipos se convirtieron en mi fraternidad. Respondí a este nuevo y estimulante
entorno obteniendo por primera vez en mi vida una B+. ¡De hecho estaba en el
listado de honor y estaba practicando! ¡Alabado sea el Señor, estaba practicando!
Me sentía genial. Todo tenía que ver con la improvisación, así que estaba en el
lugar correcto.
El jazz realmente comenzó a gustarme junto con todos sus grandes artistas.
Durante los siguientes años traté de hacer lo que muchos estudiantes hacen:
imitar a los maestros, no sólo en su forma de tocar, sino también en su forma de
pensar y discurso. Lamenté ser judío y el hecho de ser de Long Island. Cuando la
gente preguntaba, solamente decía que era de Nueva York.
Muchos de mis amigos estaban preocupados en aprender el lenguaje del jazz sin
perder si individualidad. Desafortunadamente, esto impidió que algunos de ellos
pudieran aprender el lenguaje correctamente (un problema que citaré en otro
capítulo). Pero mientras estuve ahí, conocí algunas personas que ayudarían a
formar mi futuro. Las semillas en lo que se convertiría en mi sendero.
Madame Chaloff
La gente me hablaba respecto a una leyenda con la que se suponía que muchos
grandes pianistas habían estudiado. Madame Chaloff fue una figura mística que
enseñaba “los secretos de la música”. Me pareció un ser verdaderamente
luminoso.
Tenía cerca de ochenta años cuando la conocí, pero su pelo era de una dorado
rojizo que parecía brillar como si una pequeña bombilla la estuviera siguiendo
por la habitación. Ella hablaba de los secretos de tocar el piano. Tenía que ver
con el desafiar la gravedad de los brazos de los pianistas. Trabajamos también en
otras acciones físicas y hasta trabajamos cómo mi caminar podía ser más
elegante.
Me ensenó la forma perfecta de dejar caer un dedo. Esa fue mi primera
introducción al “sin esfuerzo”. Hasta entonces, había refunfuñado y quejado y
hecho toda clase de caras raras. Luego, esto lo reconocí como tensión, y nada
más. Madame Chaloff era una muy insistente con respecto a la perfecta caída del
dedo. Estuve meses aprendiendo tocar una nota. Creo que una o dos veces lo
hice bien ¡para luego pasar al segundo dedo!.
El enfoque de Madame Chaloff apuntaba a un solo lugar. La música era para ser
tocada a Dios. Yo estaba agradecido por ese mensaje, ya que estuve tratando de
meditar bajo el tutelaje de un popular gurú de esa época. Ella me conectó entre el
espíritu y la música. A través de ella yo fui capaz de mezclar las dos. A menudo
iba a las lecciones con mi propia agenda, llevando muchas preguntas. Pero una
vez en su sala, entraba en otra dimensión. Todo lo que parecía importante se
desvanecía. Me sentía en presencia de la verdad. Sé que esta experiencia también
fue el caso de muchos otros, aunque no de todos.
Había pasado un tiempo sin verla, y en algún punto dejé ir a la deriva su sutil
camino. Luego de un angustiante descanso con mi amiga de toda la vida, estaba
tan alterado que decidí ir a ver a Madame Chaloff. Pensé “esta vez verá el dolor
por el que estoy atravesando y querrá de verdad escuchar mi triste historia.
Quizás sea bueno que llore cuando llegue a la puerta. ¡Sí, es una buena idea!
Lloraré y verá que no necesito esa cosa espiritual en este momento y me
confortará, compadecerá y me consolará” Fui a su puerta con cara triste y listo
para compasión. Cuando abrió la puerta, involuntariamente sonreí. Me miró y
preguntó, ¿”Dónde has estado? Ven aquí. ¡Tenemos mucho trabajo que hacer!”.
Y hacia allá fuimos.
Lamentablemente tengo que decir que nunca aprendía a tocar bien esa nota. Fue
demasiado pronto para mí aprender esa lección. Tenía la urgencia y la ambición
de un típico estudiante universitario. Su mensaje fue muy elevado para mí.
Cuando estaba con ella, sabía que escuchaba la verdad, pero la perdería muy
pronto al irme. Aun así, tendría que haber tenido la intención de aprender esta
verdad, ya que mi siguiente movimiento me llevaría hacia otro maestro, quien
estaba esperando para mostrarme exactamente lo mismo.
Joao Assis Brasil
Luego de ir y venir de Berklee durante tres años, tuve la oportunidad de ir a Río
de Janeiro. Joao Assis Brasil fue un concertista de piano que resultó ser el
hermano mellizo de Victor Assis Brasil, con quien viajé a Río a tocar en
conciertos.
Joao estuvo en competencias europeas y practicaba ocho horas diarias. El había
logrado un alto nivel de excelencia mediante una intensa práctica y una fuerte
presión. EL resultado fue una crisis nerviosa. Volvió a su hogar a vivir con sus
padres, yendo a terapia cinco veces a la semana. Comenzó a practicar dos cosas
que le devolvieron la salud.
Su terapeuta le pidió que, cuando su mente lo torturaba, cantara ¡“debo ser
amable conmigo, debo ser amable conmigo”! Practicaba eso junto con otro
simple ejercicio que le mostró un profesor de Viena: debía hacer un ejercicio con
los cinco dedos de la mano que consistía en soltar los dedos sin esfuerzo, uno a
uno, sobre las teclas del piano. Era similar al ejercicio de un dedo de Madame
Chaloff, pero no tan difícil. El ejercicio de los cinco dedos sólo debía hacerse
durante cinco minutos, un corto período, para concentrarse sin presión.
Enfocándose de esta manera, cinco minutos se convertían en diez, diez en veinte
y así, hasta que uno podía practicar sin esfuerzo todo lo que quisiera. Al
momento de conocerlo, Joao se estuvo recuperando por aproximadamente dos
años, y su personalidad era bastante luminosa. La terapia lo había ayudado
mentalmente y haciendo el ejercicio de los cinco minutos había aumentado sus
horas de práctica a ocho o diez horas al día. Pero ahora era libre de presión, y él
sentía un gran amor y placer al hacerlo. Mientras lo veía tocar, yo me sentía
como una clase de especie inferior; ¡él lo hacía ver tan fácil!
Fui afortunado al poder vivir en ese ambiente familiar durante un par de meses.
Me dio la especial oportunidad de practicar únicamente desde ese espacio. Joao
iba en la misma dirección que Madam, pero no estaba tan alejado de los
problemas mentales. Luchó con los mismos problemas que yo tuve y pudo
enseñarme a enfrentarlos.
Por ejemplo, un día estábamos escuchando tocar a Horowitz, no recuerdo que
pieza, pero Joao deleitado escuchándolo, mientras que yo golpeaba la mesa con
mis uñas. Yo pensaba demasiado, meramente podía escuchar la música. Por mi
mente corrían pensamientos como “Oh, esa forma de tocar es tan
buena…!realmente es doloroso escucharlo!... a menos que...si practico ocho
horas por días durante los próximos veinte años…” Mi mente a menudo se
comportaba así. De hecho, yo me comportaba así todo el tiempo. Justo en ese
momento Joao puso su mano sobre mi hombro, y salté. ¡Me sorprendió! Cuando
me di vuelta, estaba sonriendo. El debe de haber leído mi mente, o al menos mi
lenguaje corporal, porque dijo, ¡“SE AMABLE CONTIGO”! Esta declaración
desconcertante en su momento, fue reveladora. Me mostró lo disparatado de mis
pensamientos. En ese momento, era capaz de dejarme ir y de pronto ¡ESCUCHE
LA MUSICA! ¡Horowitz tocaba tan exquisitamente! Me sentía renacer (al
menos temporalmente). Estaba sentado ahí y por primera vez estaba disfrutando
de la música como un oyente y no como un músico compulsivo, uno al que su
autoestima se encontraba en el límite cada vez que escuchaba a alguien que
tocaba mejor. Me di cuenta de lo que estaba mal en mí. Esto fue una lección
clave sobre mí mismo.
El ejercicio de los cinco dedos que me dio Joao parecía bastante simple. Sólo
tenía que practicar durante cinco minutos. Para un aprendiz disfuncional y una
persona indisciplinada, eso era perfecto. Pero al principio, la tarea me parecía
aterradora. ¡El quería que practicara sólo el ejercicio de los cinco dedos durante
dos semanas! No tenía que tocar absolutamente más nada. Pude observar el
pánico en mi mente y las alucinaciones que se estaban creando. Pensé que en dos
semanas me olvidaría de como tocar. Aún más absurda era la noción que
perdería tanto tiempo importante de práctica. ¿Qué tiempo de práctica? Ese era
mi primer problema: ¡Nunca practicaba!
Con gran temor comencé el ejercicio. Día a día, notaba algunas cosas buenas.
Por primera vez en mi vida musical me estaba pasando que ¡estaba haciendo la
tarea asignada por un profesor de piano! Era tan simple que nunca me sentí
agobiado. Cinco minutos parecían ser la cantidad justa de tiempo. Una de las
razones por las que nunca practicaba era la certeza de que tenía que sentarme
durante cinco horas para que sirva para algo. Ya que nunca tenía cinco horas
libre en un día (muy ocupado para ver televisión, creo), nunca me ponía a
practicar. Otra razón por la que ahora sí estaba practicando era que el material
era muy simple: dejar caer cada dedo sobre la tecla, sin esfuerzo. Del pulgar al
meñique y vuelta; luego la otra mano; y…!terminado! ¡Y me podía ir! Tenía un
efecto calmante y purificador junto con la sensación de un nuevo comienzo. Me
sentía realmente bien.
Flotaba serenamente mientras pasaban los días, sentándome solamente por unos
minutos en la mañana, tarde y noche, sintiéndome bien respecto a mí mismo. Me
gustaría decir que pude estar sin tocar nada más durante las dos semanas, pero
luego de seis días hice trampa. Una hermosa mujer brasilera llamó un día para
invitarme a una fiesta junto con Victor. Quería que tocáramos en dúo. Le
comenté que estaba bajo un programa especial y que no podía tocar por ahora.
Pero me preguntó de esa manera tan especial, ¡que accedí!
Cuando llegué a la fiesta, la gente nos pidió que toquemos. Me disculpé por lo
que estaba por pasar, expliqué que el loco hermano de Victor me tenía tocando el
piano de a cinco minutos por día. Que estaba fuera de práctica y que tenía idea
de cómo iba a salir. Pero a continuación pasó algo que nunca olvidaré. Tocamos
Autumn Leaves (Hojas Muertas). ¡Puse las manos en el piano y tocaron! ¡Quiero
decir que realmente tocaban solas mientras yo las miraba! Y lo que tocaban hizo
explotar mi mente y la de todos los demás. No sólo que era bueno, ¡sino que era
mucho mejor que lo que yo solía tocar! El cambio era sorprendente. ¡En
solamente seis días de más o menos meditar en el piano, era totalmente distinto!
Mi toque, generalmente duro y duro y tenso, sonaba balanceado y hermoso,
como Bill Evans. Había descubierto el secreto de su sonido. Además, a esta
altura de mi desarrollo, generalmente necesitaba trece notas para encontrar ocho
buenas. No había buen ritmo o simetría en mis líneas. Pero esta noche, tocaba
perfecto, líneas simétricas en un hermoso tiempo de swing. Y nuevamente debo
insistir en este punto, ¡yo sólo observaba, no hacía nada!
Esta demostración tan poderosa hizo de mí un creyente de por vida. Me di
cuenta que el objetivo era dejar ir mi ego y ser amable conmigo mismo, tocando
únicamente lo que quería salir, sin esfuerzo. Ahora sé que pude observarme tocar
y abrazar las ideas espirituales de servicio y entrega. Perseguir estos ideales hizo
que fuera más allá de lo que mi limitada consciencia podía hacer,
¡convirtiéndome en un mejor pianista!. Esto hizo explotar mi mente.
Desde entonces hallé en muchas tradiciones ancestrales la confirmación de este
proceso. En lo que se refiere a lo espiritual, nuestra sociedad está en tinieblas, al
igual que muchos músicos.
En el transcurso de trabajar con estudiantes de música de todas las edades, desde
amateurs a profesionales, he encontrado muchos músicos sinceros pero también
muy creídos. Al igual que yo, son derrotados por su propio egocentrismo,
perdiendo el visión y el propósito. Y lo más importante, no saben lo que es la
música, quienes son y que están realmente haciendo aquí.
____
(1) N de T: Baby boomer es un término usado para describir a las personas que
nacieron durante el baby boom (explosión de natalidad), que sucedió en algunos
países anglosajones, en el período momentáneo y posterior a la Segunda Guerra
Mundial, entre los años 1940 y fines de la década de los 1960
Capítulo 3
¿Por qué tocamos?
La gente de mi tribu, posee un vasto contexto musical, y para ellos la exposición
a la música comienza en el útero materno, cuando las madres embarazadas se
integran a la comunidad de danzas. Desde el interior del útero, nuestros bebés
sienten como las vibraciones rítmicas penetran en sus cuerpos. Luego, envueltos
en mantas y acomodados en las espaldas de sus madres, los bebés son llevados
al círculo de la danza, junto a los demás.
Yayo Diallo.1
Tu Primera Vez
Recuerdo mi primera vez. Fui a la fiesta de cumpleaños de un amigo y su padre
tocó el piano para nosotros. Estaba encantado. Nunca había visto tocar un piano
antes. Luego de la fiesta, corrí a casa y le dije a mi madre que quería tocar el
piano. “¿Cómprame un piano, si, si, si?”
Para Navidad alquilaron uno con la opción de comprarlo. Si tenía la continuidad
de tocarlo, lo comprarían. Nunca olvidaré el día en que llegó. No podía esperar a
tocarlo. Comencé a tocar las notas de algunas canciones que conocía y recuerdo
de haber ido corriendo orgulloso a la cocina y exclamarle a mi madre: ¡“Buenas
noticias mamá. No necesitaré ninguna lección. Ya sé cómo tocar el piano”!
¿Por qué a veces recorremos la ruta masoquista de convertirnos en músicos?Ser
un artista en una sociedad “civilizada” no parece algo tan seguro como poseer
acciones de IBM (aunque quizás no tan seguro). Entonces. ¿Qué nos obliga a
probar? ¿Cómo nos volvemos “co-dependientes” con la música? La amamos y
no podemos dejarla, sin importar cuán insatisfechos algunos de nosotros estemos
con los resultados de nuestros esfuerzos. ¿Por qué lo hacemos? Toma un
momento para contemplar tu primera vez:
rememora el momento en que tocaste un instrumento por primera vez.
¿Recuerdas el asombroso sonido que salía? Piensa en esa experiencia
inmaculada. Cualquier cosa que tocabas sonaba increíble. ¡Había tanta magia en
ese sonido! No podías esperar a hacerlo otra vez. Probablemente pensabas que
no había más nada que aprender. Estabas contento de escuchar el sonido
volviendo hacia ti.
Este era el despliegue de un proceso natural. Estimulada por el sonido, tu
curiosidad por la música pudo haber crecido desde allí. Si te dejaron solo,
pudiste haber desarrollado varias relaciones con los diferentes sonidos de ese
instrumento. Las diferentes octavas, la combinación de notas (si era polifónico),
fuerte y suave, etc, hubiesen significado algo personal para ti, algo que “quería
salir”.
Quizás tendríamos muchos más lenguajes musicales, técnicas creativas, formas
de tocar un instrumento y aún más digitaciones innovadoras si a todo el mundo
lo hubieran dejado a su suerte con su instrumento.
Si no hubiera presión por aprender a edad temprana, los niños podrían tener la
curiosidad de encontrar y tocar en su instrumento lo que escuchan en la radio,
desarrollar un verdadero deseo de saber armonía y cosas así. Una amiga pintora
me contó que cuando era una niña, trató de dibujar un brazalete en la muñeca,
pero no lograba obtener la perspectiva correcta. No se supone que el brazalete
sea visto desde detrás de la muñeca. Luego de un largo rato, se frustró y
comenzó a llorar. Su madre entró y le mostró como dibujando con perspectiva
podía esconder parte del brazalete detrás de la muñeca, haciéndolo ver mucho
más real. Su propia experiencia la llevó a anhelar este conocimiento, y la
enseñanza de su madre llegó justo a tiempo. Esa lección se quedó con ella. De
manera similar, quizás te hubieras entusiasmado si hubieras tenido un profesor
que llegara en el momento justo y te mostrara lo que anhelabas saber respecto a
la música. ¡Hubiera sido un viaje artístico desde el principio! Pero
desafortunadamente muchos de nosotros nunca recorrimos ese camino.
Educación: La Sentencia de Muerte
A una edad temprana, muchas veces viene alguien y nos corta la onda. Por
ejemplo, un padre nos dice cosas como, “debes tener un profesor”, o “no
lograrás nada sino prácticas”. Aunque esto sea verdad, lo sombrío de este
mensaje hace que la magia se desvanezca. Quizás no sea lo primero que un niño
necesite. La música ahora, junto con la tarea de la escuela, ha sido enviada a la
prisión de máxima seguridad.
Mucha gente con la que he hablado dice que de niños han estudiado un
instrumento pero que lo dejaron en la adolescencia, y siempre expresan un
arrepentimiento por no haber continuado.
¿Pero porqué abandonan?
La respuesta es que la dicha de la música los abandonó. Los profesores repartían
sus tareas con apagada monotonía. ¿Cómo los profesores podrían saber que la
dicha estaba allí? Además, muchos de ellos jamás la experimentaron. Así como
los niños abusados se convierten en padres abusadores, los profesores de música
alimentan con información estéril a una generación tras otra. La esterilidad en la
música (así como también en otras áreas) hace que los jóvenes la abandonen. No
es coincidencia que se conviertan en jóvenes rebeldes, rechazando “reglas” en
favor de la “diversión”. A menudo, la música se identifica con “reglas” en lugar
de “libertad” y “diversión”. Cuando un niño se toma le música en serio, no es a
causa de la música que le han enseñado en la escuela. Sin embargo, tengo
entendido que la situación está mejorando en algunas escuelas.
Me encantaba jugar al stick ball (2) con mis amigos. Jugábamos hasta que estaba
tan oscuro que difícilmente veíamos la pelota. Odiaba entrar a casa para practicar
el piano. Era casi lo mismo que hacer la tarea de la escuela. No quiero decir que
culpo a los profesores y padres por tratar de hacer su trabajo. Pero nuestro
sistema educacional no ha servido muy bien para mejorar nuestra creatividad.
No creo tener las respuestas. Sólo cito algunas de las razones por las que una
agobiada cantidad de personas perdió el amor por la música a causa de tener que
estudiarla. Muchos de ellos luego regresan como oyentes, y de ahí la conocida
protesta, ¡“Desearía no haber dejado nunca las clases de piano”!
2. N de T: Stick Ball, Juego de calle similar al baseball.
A pesar de las probabilidades en contra, muchos de nosotros fuimos picados por
el bichito de la música. Esas primeras experiencias nos hicieron adictos a la
música, y desde entonces mantenemos el impulso. Sin embargo, mientras
continuamos con la música, otras motivaciones se interponen con nuestro puro
amor por tocar.
Auto Estima
Como se puede observar en mi historia, la calidad de ejecución de una persona
puede determinar su auto estima. Es muy común que los músicos posean una
sensación de baja autoestima, tanto en jóvenes como en adultos mayores, lo que
los lleva a resultados insatisfactorios. Pareciera ser que uno tiene que ser bueno
para tocar bien. Los músicos que caen en esta trampa en general no disfrutan de
la vida. Todos los días se llenan de ansiedad. Van de la euforia a la depresión.
Cada solo (musical) es una prueba difícil en la que se debe alcanzar cierto valor
autoimpuesto. Su auto respeto es más volátil que la Bolsa de Valores. Raramente
tocan algo en profundidad. Son como las personas que constantemente tratan de
gustarnos; y generalmente no lo hacen
Temor al Fracaso
Muchos jóvenes van a una escuela de música creyendo que es una gran idea
convertirse en músico de jazz. Sin embargo, una vez que la decisión ha sido
tomada, no se atreven a abandonar por temor a fallar. No saben que hacen allí,
pero no saben qué otra cosa hacer. En poco tiempo, muchos de estos chicos
abandonarán.
Si crees que te gustaría abandonar, entonces hazlo. No te preocupes por el
fracaso. ¡Serás un fracaso si no abandonas! Quizás pierdas una oportunidad en
alguna otra área. Yo tenía miedo de dejar la Escuela de Música de Manhattan
(Manhattan School of Music) ya que significaría que había fallado. Era obvio
que iba a ser tan difícil que sea seleccionado para concertista de piano como
también para físico nuclear. El miedo al fracaso me cegó de esto, pero mi vida
comenzó luego de que seguí adelante.
¡Voy a ser una Estrella!
Esta ha sido la razón más loca de todas. De toda la gente que persiguió una
carrera de músico, ya sea en jazz o música clásica (o tocando barmitzvahs en
bodas), ¿cuántos se convirtieron en estrellas? Ser músico es la inversión más
riesgosa del universo. Si es dinero lo que persigues, ¡conviértete en banquero!
Si te estás abriendo camino como artista o músico, solamente hay tres razones
por las que no abandonas: 1- La estás pasando muy bien y amas MUCHISIMO
la música, 2- Tienes una profunda necesidad de expresarte a través de la música,
3- Eres muy haragán, o muy miedoso o muy disfuncional para volver a probar
con otra carrera. Creo que si estás motivado por cualquiera de las dos primeras
razones, o ambas, serás tenido en cuenta.
Muchos de nosotros no somos conscientes de la profundidad con que la música
nos atrae. En un artículo del New York Times, Keith Jarrett aprovechó la ocasión
de la muerte de Miles Davis para comentar sobre la música en escena y la
sociedad en general. El escribió, “Trata de imaginarte al primer músico de la
humanidad. No tocaba para un público, o mercado, ni trabajaba en su próxima
grabación, o viajaba con su show ni trabajaba en su imagen. Tocaba por
necesidad, su necesidad por la música. Cada año, es menor la cantidad de
músicos que recuerdan porqué en primer lugar hacen música, y de este pequeño
grupo de músicos la gran pérdida fue Miles Davis, quién falleció el año pasado”
2
En la película El Piano, Holly Hunter representa un personaje mudo que viaja a
otro país para contraer matrimonio con un hombre que nunca ha conocido. Sin la
habilidad del habla, ella desarrolla su “voz” tocando el piano. Cada vez que toca,
se sumerge profundamente en su interior y se eleva emocional y espiritualmente.
El piano es su ancla, su centro, su amante y su voz. Intoxicada por el sonido, ella
tiene poca paciencia para charlas sin sentido. En esta persona, el músico divino
se manifiesta, y nada se desperdicia. Keith Jarrett escribe, “El músico original no
estaba buscando su imagen; estaba usando su voz para aprender acerca del
mundo. El sabía que el mundo era puro (por ejemplo, hecho sin
organizaciones)”.
Jarrett condena el hecho de que “vemos el mundo como “un conjunto de bits de
información”, y lamenta que “cada vez son menos los músicos que, a través de la
expresión musical, nos hacen saber quiénes son”
El Propósito Original
Recordemos que al principio, la música era nuestra única forma de
comunicación.
Hazrat Inayat Khan, el gran músico Sufi (3) escribe: “Un estudio sobre
tradiciones muy antiguas nos revela que los primeros mensajes divinos fueron
entregados en forma de canción, como los Salmos de David, la Canción de
Solomon, Las Gathas de los Zoroástricos y las Gitas de Krishna”
El propósito original de la música era la adoración, la inteligencia divina y la
comunicación básica. La música intoxicó el alma humana. Según una antigua
leyenda, fue la canción de un ángel que indujo a la renuente alma a entrar al
cuerpo de Adán. En todas las formas, la música es nuestra unión entre lo
material y lo eterno.
“En el comienzo de la creación humana, no existía ningún lenguaje tal como los
conocemos ahora, sino que solamente existía la música. El hombre expresaba
sus pensamientos y sentimientos con sonidos altos y bajos, cortos o prolongados.
Transmitía su sinceridad, enojo, desinterés, placer o molestia a través de la
variedad de su expresión musical”. 4
El lenguaje es la memoria del ritmo, sin tono ni afinación. Así, la poesía nace de
la música. Los textos espirituales ancestrales como La Biblia, Vedas, Ramayana,
Mahabaharata, se expresaban en forma de poesía.
2. Keith Jarrett, artículo del New York Times
3. Hazrat Inayat Khan, El mensaje Sufi p. 51
4. Idem, p. 51
Filtrando la poesía de su ritmo, tenemos la prosa. Así que se puede decir que
todo lenguaje deriva de la música. La música puede hacer dormir a un bebé o
inspirar a un soldado para la guerra.
Nuestra tendencia más natural es hacer música. No requiere más esfuerzo ni
pensamiento que respirar. “Los infantes comienzan su vida agitando sus brazos y
piernas, mostrando así el ritmo de su naturaleza e ilustrando la filosofía que nos
enseña que el ritmo es el signo de la vida” 5
En realidad, la música se deriva del sonido, y el sonido se compone de vibración.
Ahora nos metemos en el corazón del tema: toda la materia está hecha de
vibraciones. Es un hecho científico que a pesar de que vemos sólidos cuando
miramos un objeto, lo que realmente vemos son vibraciones organizadas en
frecuencias lo suficientemente gruesas como para formar una materia sólida.
Hazrat Inayat Khan dice: “La vida absoluta de la que ha surgido todo lo que se
siente, ve y percibe, y en el que se funde todo de nuevo en el tiempo, es una vida
silenciosa, inmóvil y eterna… Cada movimiento que brota de esta vida
silenciosa se activa en algún lugar, y crea en cada momento más y más actividad,
perdiendo así la tranquilidad de la vida silenciosa. Es el grado de actividad de
estas vibraciones lo que representa los diversos planos de la existencia …La
actividad de las vibraciones las hace más grandes, y así la tierra surge de los
cielos” 6
Estamos hechos de vibraciones. Por lo tanto podemos decir que todas las cosas
poseen música. Viajan hacia nosotros desde el infinito en las alas de vibraciones
y se moldean según cada deseo nuestro. El sonido, cuando es visto de esta
forma, no es otra cosa que un regalo de Dios. “La música es el único medio de
comprensión entre las aves y las bestias” 7
La música y las artes son la mejor forma que tenemos de apreciar la creación; de
aquí surge el concepto Indio de que el hombre fue creado para que Dios pueda
observarse a sí mismo. Este concepto representa una magnífica imagen de los
seres humanos como moldes vacíos, para que Dios derrame consciencia en ellos.
Cuando el hombre expresa lo inexpresable, lo hace en las alas de una canción.
La canción de alguna manera se desvanece cuando dejamos de oír la voz interior.
Toda la música se manifiesta desde la música interna: “el sonido mudo”, si
existiera. El estertor de cualquier religión puede ser escuchado en la ausencia de
la canción y el incremento de la verborrea.
Muchas de las tradiciones musicales indígenas fueron más allá del punto de
entregarse al trance. Las religiones se basaban enteramente en la música. Mickey
Hart, del famoso grupo “The Grateful Dead”, escribió un hermoso libro titulado,
Planet Drum, Un Festejo de Percusión y Ritmo. Al describir los chamanes de
Africa Occidental y sus funciones en la sociedad, describe que ellos son
“viajeros profesionales del trance”, conectando los mensajes de la tribu entre
este mundo y el espiritual. Los Chamanes son curadores, psíquicos,
manipuladores del clima; manejan los grandes poderes para asegurar una buena
cacería. Un Chamán típicamente necesita de tres cosas: canciones con poderes
para convocar a sus espíritus aliados, a los espíritus aliados que lo guían hacia el
Arbol del Mundo y un tambor para llevarlo allí. 8
5,6,7,8 Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message p. 44 Idem p. 13 idem p. 50
Es importante notar que en el viaje al “Arbol del Mundo” dos de tres cosas
necesitan hacerse con música: una canción y un tambor.
El estado del Chamán es el trance, estado que escapa a la mayoría de nosotros en
el mundo moderno, pero del que podemos ser testigos en un solo musical de un
inspirado músico de jazz o ejecutante de música clásica.
El trance poseído es un estado en el que “los espíritus viajan al ritmo del tambor
hacia el bailarín en trance” 9 Hart escribe: “Los eruditos conectan las culturas
africanas de trance poseído con la diosa madre de la cultura Neolítica que hace
nueve mil años se trasladó de Europa Oriental a lo que es hoy el desierto del
Sahara. Cuando comenzó la trata de esclavos en el siglo diecisiete, éstas técnicas
de trance poseído fueron llevadas al Nuevo Mundo. En aquellos lugares en los
que se les permitió a los africanos tener sus tambores, su música mutó a
candombes, santería y vudú. En los EE.UU, país en el que los tambores fueron
prohibidos durante muchas generaciones, este legado de la danza rítmica en
trance fue cortado de raíz de su dimensión espiritual convirtiéndose en jazz,
blues, rhythm and blues y rock and roll” 10
Este es un aspecto muy importante, ya que revela que el origen del jazz es “un
legado de la danza rítmica en estado de trance, que fue arrancada de su
dimensión espiritual.”
Me interesó este comentario de Mickey Hart, ya que he oído y leído de grandes
personas que han dicho muchas veces que toda búsqueda de placer de los
sentidos es en realidad la búsqueda de Dios. Incluso el conquistador, el vencedor
en la guerra, ¿qué es lo que busca? Sin importar cuánto del mundo domina
durante su vida, él tendrá que rendirse y entregarse cuando muera. Entonces, ¿en
busca de que se encuentra? Aunque no se dé cuenta, está buscando la identidad
de su ser en todas las cosas. Cuando un músico ansía superficialmente seguridad
en su ejecución, ¿qué es realmente lo que está buscando? Se dice que saborear
una gota de éxtasis del Yo, el Dios interior nuestro, hace que todas las demás
actividades se vuelvan insignificantes. En este punto, el que busca ha encontrado
cualquier cosa que haya buscado. Cada canción es una alabanza a Dios.
A medida que las personas esclavizadas fueron separadas de sus religiones,
cambian las letras de las canciones. El llanto y alarido es para lo placentero: más
sexo, dinero o alcohol. ¿Cuántas canciones de blues y rock and roll hablan de
eso? Deseos para “mi Dios” son sustituidos por deseos para “mi hombre”. Así, la
visión de la humanidad decae, confundida por la búsqueda de un alivio temporal
producida por un sometimiento a falsos dioses.
Pero el grito aún se encuentra ahí, aunque ya no se sepa para qué. Es el deseo de
unidad, la identidad que fue experimentada en el útero de la madre, sintonizados
con los latidos del su corazón. La silenciosa canción todavía se puede escuchar
desde el Dios interior, “buscando verse a sí mismo”, y el anhelo del hombre de
ser uno sólo.
Luego, el blues, vaciado de todo significado, decae en un crucigrama de doce
compases para ser “re armonizado” en clases de teoría musical. Finalmente, los
visionarios del jazz reviven esto como un Tala Indio y lo convierten en una
autopista numérica.
9 Hart, Mickey. Planet Drum, A Celebration of Percussion and Rhythm. New
York: HarperCollins, 1991.
10, Idem, 11 Idem
Capitulo 4
Más Allá de Las Metas Limitadas
Incluso en la música clásica europea y el jazz americano, podemos presenciar
algo parecido al estado de trance. Los artistas que pueden entrar en este estado
son los más enfocados, los más comprometidos con lo que hacen, y son los que
usualmente nos brindan los mejores conciertos. Podemos recordar tales
conciertos como una ''experiencia''. Es tal la experiencia que tal vez nos cambie
la vida; puede que nos lleve a convertirnos en músicos.
¿Cómo hace uno para alcanzar ese nivel de musicalidad? ¿Cómo hace uno para
convertirse en una presencia fascinante tan digna de alabanza? Las metas
limitadas, tales como tratar de impresionar a la gente, encontrar seguridad, tocar
jazz ''válido'', y otras cosas parecidas, nos bloquean. La clave es entregarse, y lo
primero que debes entregar es una de tus más preciadas posesiones: ¡TU
OBSESIVA NECESIDAD DE SONAR BIEN! Esto es una paradoja que la
mayoría de la gente puede probar a través de su propia experiencia.
Músicos Que Se Preocupan Demasiado...
Piensa en un momento en el que de verdad necesitabas sonar bien. Tal vez
estabas en la escuela y tenías que tocar frente a un ''jurado'', o estabas tocando
con músicos que eran mejores que tú y de verdad querías dejarles una buena
impresión, o tal vez estabas tocando en un bar y de repente ¡un gran músico
entra y se sienta justo enfrente a ti! En ese momento ¡querías tocar tan bien!
¿Qué tan bien tocaste bajo esas circunstancias? ¿No quedaste inmóvil por ese
deseo de sonar bien?
Ahora piensa en momentos en los que en realidad no te importaba como
sonabas. Estabas tocando con unos compañeros en los que confiabas y que
sabias que de verdad les gustaba como lo hacías, o quizás eras el músico más
destacado del grupo, y todos trataban de impresionarte a ti; o tal vez eran las tres
de la mañana en un concierto al que nadie había ido, no te importó nada y te
tomaste algunas cervezas. ¿Cómo tocaste esa noche? ¡Estuviste espectacular!
¡Tocabas bien y te divertías! No te importaba demasiado, y la música fluía de
verdad. ¿Y qué paso la siguiente noche? Pensaste en como habías tocado la
noche anterior, ¡y querías hacerlo de nuevo! ¿Cómo fue el concierto? ¡NO TAN
BIEN!
Usualmente, a un buen concierto le sigue un mal concierto por la siguiente
razón: estás pensando en cómo hiciste la otra noche para tocar tan bien, y lo
quieres hacer de nuevo. Esa expectativa hace que el concierto se vuelva áspero,
mediocre. O, si luego de esa gran experiencia de haber tocado bien, no tienes un
concierto, puedes recurrir a tu memoria y tener un sentimiento temporal de alta
autoestima. En tiempos de inseguridad, al día siguiente de un buen concierto, tu
mente puede retroceder a ese solo especial, haciendo que vuelva la calma. "No
hay que preocuparse, ESTOY TOCANDO GENIAL, ¿NO ES ASI?” (Y
veinticuatro horas más tarde tu mente ya exageró sobre como en verdad tocaste)
Pero para cuando llega el próximo concierto y, como estás buscando la misma
experiencia que la última vez, no tiene sentido esperar a que la música se
desarrolle de la manera en que lo hizo aquella noche. ¡Esa sensación es igual a la
de ir en un crucero que se hunde!
Cuando le pregunto a la gente en mis clínicas acerca de esto, el noventa y nueve
por ciento se da cuenta que tocó mejor cuando no importaba tanto. Piensa en eso.
¿Qué quiere decir? Cuando no tratas tanto de ser bueno, tocas mejor. Es un
descubrimiento alarmante. De verdad, tu propia experiencia debería probarte que
cuando no te importa, tocas mejor. Esto es lo opuesto a lo que se ha creído
siempre como una verdad. ¡Al no importarte, tocas mejor!
Un Músculo Involuntario
Durante mis clínicas en este punto generalmente digo, "Bueno, ahora que hemos
probado que el preocuparse menos lleva a tocar mejor, nunca más van a
preocuparse al tocar, ¿verdad?" Siempre recibo unas risas nerviosas. Todos saben
que ni siquiera por un segundo van a ser capaces de dejar de preocuparse. Como
un músculo involuntario, este pensamiento aparece con tan sólo acercarse al
instrumento. Una vez que comiencen a tocar y sin importar cuán intelectual sea
la gente, no serán capaces de controlar su preocupación. Tal vez hayas leído los
libros más interesantes sobre creatividad espiritual y te encuentres seguro de lo
que se trata, pero de nada va a servir cuando te aproximes al instrumento. ¡Aún
te consumirás por tratar de sonar bien! that will not matter one bit. You will still
be consumed with how good you sound!
¿Cuánta gente está dispuesta a subir al escenario, tocar su instrumento, y sonar
horrible? Y luego, después de sonar horrible, cuanta gente podría decir ¿"Yo me
amo"? Eso podrá sonar como "Filosofía de la Nueva Era", pero si existe la
verdadera aceptación de uno mismo, si el amor está presente, ¡el temor al fracaso
se habrá ido! "La mejor manera de hacer arte es repartirse entre el éxito y el
fracaso, todo en uno y aceptarlo", dice Stephen Nachmanovich en su libro
“Juego Libre” 1 . Una persona que no tiene miedo a morir, sabe cómo morir. Una
persona que no tiene miedo a fracasar, triunfa. Y una persona que no tiene miedo
a sonar mal, va sonar bien. No está garantizado, porque hay otros factores
involucrados, pero este elemento esencial tiene que estar allí.
Temor de sonar mal...
Cuando tomas tu instrumento, no importa qué tan nobles sean tus objetivos, va a
predominar el querer sonar bien, haciéndote impotente. Por ejemplo, algunos
trompetistas con los que he trabajado no tenían un buen tono. Al trabajar con
ellos, a menudo he encontrado que no estaban tomando suficiente aire para
llevarlo a través de la trompeta. ¿No parece extraño que los trompetistas no
tomen suficiente aire? ¿Por qué pasa eso? Porque están temerosos de lo que
están a punto de hacer sonar. Una profunda toma de aire le suma tono y peso a la
siguiente frase, pero el trompetista no está seguro acerca de la siguiente. Su falta
de experiencia hace que realice una toma de aire corta, y una toma de aire corta
crea un tono más débil, o menos rítmico, o una frase incompleta. El resultado
confirma los miedos del músico. "El pensamiento sobrecargado pierde su
poder... La razón le da nacimiento a la duda, la cual destruye el poder del
pensamiento antes de que sea capaz de cumplir su destino" 2. Si un trompetista
aguanta la respiración lo más posible, casi hasta desmayarse, y después suelta el
aire en la trompeta sólo moviendo sus dedos por las teclas, sin preocuparse
acerca de la notas, experimentaría un tono, una fuerza, una destreza y una
energía que nunca hubiera sabido que existían. En ese momento, la absoluta
necesidad de exhalar anularía cualquier miedo respecto a la musicalidad de la
frase.
El miedo toma la fuerza de lo que estás haciendo. Sin el miedo a tocar notas
equivocadas, sentirías que el cuerpo te está pidiendo más aire, y
espontáneamente emergería una nueva postura. Los pianistas a menudo
demuestran su miedo elevando los hombros, con cuellos rígidos y mentes tensas.
No dejan mover libremente sus brazos por miedo a tocar de pobremente. El
resultado es debilidad en el tono y en el ritmo y así, sus miedos se manifiestan.
En el libro "El Zen y El Arte de Tiro con Arco" el maestro reprime al alumno,
“Si el tiro correcto no aparece en el momento exacto es porque no te dejas ir. No
esperas la satisfacción, pero sí esperas el fracaso". 3
Estos movimientos restrictivos son la mayor causa de la tendinitis y de
problemas corporales. No es que tocar el piano las causa. Tocar el piano les
sienta bien a los músculos, si tocas con libertad. Yo he tenido dolores en las
manos por acarrear mi equipaje en un tour o ajustar un tornillo en casa, (no
pretendo el dominio de esas actividades) ¡pero tocar el piano las ha curado!
Cierta vez, mientras estaba en una clase con Gunther Schuller sobre dirección
(orquestal), noté una neurosis similar en el movimiento de dirigir. Cuando los
alumnos de la clase comenzaban a dirigir, sus cuerpos tomaban una posición
artificial. Sus rostros reflejaban una austeridad no relevante a la situación. Noté
que mostraban una gran preocupación por lo que estaban haciendo, y esto
causaba rigidez en todo su cuerpo. Algunos alumnos se levantaban sobre los
dedos de los pies enfatizando su dinámica. Algunos se inclinaban hacia adelante
perdiendo su centro de gravedad. Gunther hacía comentarios acerca del esfuerzo
extra que estaban haciendo, y cómo quebraban la fluidez del movimiento.
Un chico, en palabras de Gunther, parecía muy triste, muy hosco. Gunther lo
invitó a disfrutar de la música. El seguía respondiendo que no estaba triste sino
que estaba concentrándose. Incluso a pesar de que yo era el único presenciando
la clase, casi grito "¡Deja de concentrarte!"
Yo he presenciado sólo dos seminarios de dirección orquestal, uno con Gunther
Schuller y otro con Pierre Boulez y los dos destacaron la facilidad y la
simplicidad del movimiento. Ambos directores son famosos por su simplicidad,
y es una prueba del poder de la confianza que estos directores pueden obtener
más respuesta de una orquesta con un sublime movimiento de mano que otros
con movimientos extraños y demasiado énfasis. ¿Qué es lo que hace que esto
pase? Es el poder emergente dentro de uno. Emerge cuando se tiene una
verdadera consciencia de uno mismo y de la fuerza que esto genera.
Desde un punto de vista técnico, dirigir y tocar el piano son similares en el
sentido de que el ritmo debe estar completamente en las manos. El lenguaje del
cuerpo está bien si refleja placer o espíritu, pero si se necesita que las manos
trabajen, es perjudicial. Cuando Gunther hizo que los alumnos relajaran el resto
de sus cuerpos, aunque sea un poco, de alguna manera se perdió la frescura
debido a la dependencia de la tensión. Yo no podía parar de pensar que tan fácil
sería dirigir ¡si uno no hubiera desarrollado tanto deseo a dirigir!
¿Porque le tienes miedo a sonar mal? Por supuesto, es entendible que en un
concierto no quieras tocar mal porque el director quizás no quiera que toques
nuevamente, y no puedas volver a poner el pan en la mesa. ¿Pero cuando estás
solo, odias sonar mal? ¿O en una sesión de jam, cuando no hay consecuencias?
¿No sientes esa presión por tocar, incluso cuando no importa?
¿No es verdad que cuando suenas mal te sientes mal? ¿No te sientes genial
después de haber sonado genial? Caminas diciendo ¡"Wow, soy todo un
acontecimiento! ¡Soy un tipo fantástico! ¡Uno de los buenos!" Pero si tocas mal
podrías andar diciendo, "No soy nadie, soy menos que nadie. Ni siquiera me
hables, no lo merezco." Puede ser una exageración, pero un montón de personas
pueden identificarse con estos cambios de humor. Lo triste es que muchos
músicos juzgan su valor como persona según la calidad de su música. Eso eleva
las expectativas de lo que significa tocar bien o mal. Pone bajo presión la acción
de tocar, y como se demostró con el ejemplo de nuestras propias vidas, cuando la
presión se pone en sonar bien, tocamos peor y así sucesivamente.
Muchas de estas luchas mentales, espirituales, físicas y emocionales son vividas
hasta por los más grandes músicos. Seguramente hay algunos que no tienen estos
problemas; llevan la música a su paso, hacen de la música sólo una parte de
quienes son. Capaz que hacen bromas acerca de eso. Pero para la mayoría de los
músicos, estudiantes de música, maestros de música, la vida musical es una
constante presión, ¡hasta depresión!
¿Te suena familiar lo siguiente? Piensas en tu vida todo el día, tu mente se llena
de problemas. ¿Me debería mudar a Nueva York? ¿Debería quedarme en la
universidad? ¿Me debería convertir en profesor o tratar de serlo? Si me salgo de
la universidad, podría practicar más, tal vez mejor. Si eres un profesor, tal vez
sientas la necesidad de tomar un año sabático así puedes practicar y ¡convertirte
en el músico que tus alumnos creen que eres!
¡La música no se supone que sea una fuente de depresión! La música es un
regalo. La música es éxtasis. Algunas personas van por ahí luciendo un letrero
orgullosamente: " Mi vida entera es música. No soy un ser humano, soy un
músico. No es necesario para mi interactuar con los ´cuadrados´, a mí solo me
interesa tocar".
Pero, ¡tienes que encontrar una razón para vivir que es más importante que tocar
música! Necesitas estabilidad, durabilidad y que no dependa de tu último solo. Y,
paradójicamente, ¡eso hace que toques mejor! Elimina las consecuencias y pon
todo en otra perspectiva. La presión se habrá ido... y tocarás mejor.
Como se estableció previamente, es extremadamente difícil, si no imposible, que
te deje de importar como suenas, incluso si sabes que estás arruinando tu
actuación. Para cambiar, se necesita algo más que meramente lo intelectual. Tal
vez necesitas un sistema de "reprogramación" para poner tu relación con la
música en suelo firme.
Yendo más allá
La música, libre de restricciones perjudiciales, induce a un estado de éxtasis en
la audiencia. La música está allí para nuestro goce y nuestro enriquecimiento. La
música es literalmente el sonido del placer y la devoción. Es un regalo de Dios
para permitirnos a todos expresar el increíble éxtasis de nuestra naturaleza
interna. Siendo breve, la música se halla a nuestros pies para expresar cualquiera
de las incontables emociones asociadas a la condición humana. Todos los otros
objetivos son limitados. Es bueno tocar bien, pero ese no es el punto. Mi hija de
cuatro años puede caminar sobre el piano y divertirse más que el noventa y cinco
por ciento de los pianistas profesionales. Eso es porque ella no se ha definido
como pianista.
¿Has tocado alguna vez un instrumento que no sea el tuyo, como si un
saxofonista tocara el piano, o un pianista la batería? ¿No la pasaste genial? Tocar
la batería y pensar, "Oye, estoy cocinando." Tocar el platillo y sentirse como
Elvin Jones, Philly Joe Jones y Max Roach combinados. ¡Pasas un buen rato, y
suenas genial! Eras capaz de dejarte llevar y sentirte bondadoso por la forma en
que tocas ¡porque no te haces llamar baterista! Eres capaz de divertirte.
Una vez que te haces llamar baterista, se hace más difícil disfrutarlo, a menos
que seas un buen baterista. Te olvidas que es más importante pasarla bien que
sonar bien.
No hay nada de malo en querer tocar bien, pero necesitas tocar bien y ese es el
problema. Mientras más duro tratas, peor tocas. Recuerda que tu experiencia
comprueba esto.
Has sonado bien, ¿cómo soné?
“Solo cuando ya no sabe lo que hace, el pintor hace buenas cosas”.4 Así
escribió Edgar Degas en 1856. La pregunta más corriente en la música es
“¿Cómo sueno?” La preocupación de uno por sonar bien limita severamente la
visión. Si le preguntaras a la mayoría de la gente por qué tocan, no dirían que es
para sonar bien, pero cuando los escuchas u observas, puedes notar que esa es su
mayor preocupación. En una sociedad relativamente cómoda como la nuestra,
los músicos quedan atrapados en asuntos mundanos. Despiertas en tu pequeño
mundo y te preguntas que tan bien suenas. Cada diez minutos: “¿Cómo sueno?
¿Y cómo sueno ahora?” Caminas con esa preocupación durante todo el día, y eso
es lo que proyectas cuando vas a la presentación.
Quizás admites que tu objetivo es sonar bien, y te preguntas, ¿qué tiene de malo
eso? Bueno, apliquemos este problema a una conversación. Imagina que le
preguntas a alguien, “¿Cuál es tu meta cuando hablas?” y responde, “¡Yo
realmente sólo quiero sonar bien! ¡Realmente necesito sonar bien, y no
descansaré hasta que lo haga! ¿Qué pensarías de esa persona? Probablemente
que es bastante superficial. Pero en la música, la gente se esfuerza
verdaderamente, reteniendo amor hacia ellos mismos y otros, solo tratando de
sonar bien. ¡Que tonto desperdicio de vida!
Cuando tienes esas buenas noches y para sentirte seguro recurres a la memoria,
tu sentido de la seguridad está viniendo de afuera de ti. Eso simplemente no
funcionará para llenar y completar verdaderamente tu vida. No tienes que tocar
excelente. Ya eres excelente. ¿Sabías eso? Si tocas desde esa perspectiva, tu
música se volverá más profunda. Veras más allá de la meta limitada de sonar
bien.
Cálmate
¿Sabías que ni siquiera es importante que toques otra nota de música de nuevo?
De hecho, muchos de ustedes tendrán una mayor chance de ser felices si
¡DEJAN DE TOCAR AHORA MISMO! A MENOS QUE… cambies tu
relación con tocar y tu relación con ti mismo.
Tocar puede ser un alegre festejo por quién eres. Cuando yo toco, trato de
ignorar las consideraciones mundanas en mi cabeza y concentrarme en la verdad.
Me gusta llenar mi cabeza con palabras como “GRACIAS”. Gracias por la
experiencia de tocar música. Gracias por esta tarea en la vida. Ciertamente hay
muchas tareas que son menos placenteras. Gracias por el hecho de que estoy en
América, Dinamarca, Francia, o donde sea, ¡y no en un país en zona de guerra!
De hecho, “¡GRACIAS POR ESE ULTIMO ALIENTO QUE ACABO DE
TOMAR!”
¡Solamente es música!
Aquí hay un simple examen para probar que la música no es tan importante:
Ve a la cocina y consigue una bolsa de plástico. Ponla sobre tu cabeza, atándola
a través de tu cuello para que el aire no pueda pasar. Ahora, contemos hasta cien.
A la cuenta de veinte, déjame preguntarte: ¿Qué importancia tiene la música?
¿Hay algunos “asuntos apremiantes”? ¿Es Charlie Parker tan importante? A la
cuenta de 35, ¿estarías debatiendo acerca de si el bebop era la verdadera música?
A la cuenta de 54, no hay duda de que estarías considerando si la música debería
hacer un swing, o si el free jazz está donde debería estar. A la cuenta de 73, la
pregunta “¿Es real Cecil Taylor?” estaría quemándose en tu conciencia.
Creo que entiendes el punto. La única cosa que verdaderamente importa es tu
próximo aliento. Fácilmente perdemos de vista la realidad debido al pequeño
dictador en nuestras cabezas: la mente. Nuestra mente esta siempre mandando
los mensajes: “Debo sonar bien”; “Esta es la música correcta, esa es la música
incorrecta”; “Esto es jazz válido, esto es jazz políticamente correcto” (sí,
tenemos esos días). O nos manda mensajes como: “No se supone que deba tocar
realmente bien, porque soy una mujer”, o “soy blanco”, o “soy europeo”, o “los
únicos tipos que pueden realmente tocar son los que viven en Nueva York”, o
“Estoy demasiado viejo, y no puedo aprender a tocar mejor”. La mente siempre
nos provee esta sensación de limitación. No suele ser verdad, pero te previenen
de ver o escuchar la verdad.
La Música es la frutilla del postre
La verdad es que cada respiración es un regalo, y tocar música es opcional. Para
la gente de Somalia la comida y no el Bebop es lo que les importa. Para la gente
de Bosnia, es la paz. Lo importante es la ausencia de dolor. Comida, refugio, aire
puro, agua potable, ropa que ponerse: estas cosas son más importantes que las
preocupaciones musicales. La música no es la torta. Es la frutilla del postre. Es
uno de los regocijos de este planeta, provisto por nosotros, en esta vida.
En el esquema general de las cosas, tu nivel de ejecución no es importante.
Recuerda que puedes beneficiarte si te das cuenta de esto, ya que si decidieras
que no es tan importante ¡PODRIAS TOCAR MUCHO MEJOR!
En lugares como Bosnia y Somalia la gente puede que utilice la música como
una necesidad para darse ánimo y coraje. Pero la música tocada bajo esas
circunstancias tiende a ser la que realmente importa, no la de la clase mundana
que existe sólo en la mente. La gente que no tiene problemas verdaderos puede
obsesionarse mucho con sus pensamientos. Pueden consumirse en su vanidosa
necesidad de sonar bien. No hay éxtasis, amor o sustento espiritual.
¿A quién le importa?
¿A quién le importa si tocas alguna nota de más? A nadie. ¿Qué propósito
mundial estás cumpliendo? ¿Crees que hay escasez de músicos de jazz? ¡No
teman, mis amigos, no es así!
Hay agujeros en el ozono y la capa de ozono se está desmoronando. Los océanos
tiene cada vez más polución. Cada vez hay menos lugares en los que puedes
abrir el grifo para tomar agua. Hay seria escasez de comida en todo el planeta.
PERO NO TEMAS. ¡HAY UN EXCESO DE BUENOS MUSICOS DE JAZZ!
¡Muchos! Miles salen de escuelas y universidades cada año. Se multiplican
como perchas en tu armario. ¿Notaste como siempre tienes más y más perchas
sin siquiera haberlas comprado? ¿Alguien alguna vez compró una percha? Lo
mismo pasa con músicos de jazz muy competentes, de gran estilo. Pueden tocar
rápido, pueden quemar. Pueden tocar blues y Rhythm Changes. Hay cada vez
más de esta gente cada año. Así que tu participación no es importante. ¡No te
necesitamos! ¡Vuelve a tu casa y comienza otra vida!
Expresión
¿Qué necesitamos? Incluso con estos improvisadores bien entrenados, no
tenemos más artistas de los que siempre hemos tenido. Los artistas toman toda
esa tecnología, todo ese lenguaje y dicen algo. Expresan algo desde lo profundo
de su alma, desde sus pensamientos, declaraciones políticas, amor por su tierra
natal, amor a sí mismos y a los demás, o quizás algo que necesite ser dicho. O
quizás se estén divirtiendo. Estas personas no se inmutan por los asuntos
triviales del día, sino que se mantienen centradas en lo suyo tal como lo conocen.
Nos entregan arte desde el alma, o los genitales, o sea cual fuera la zona que las
guía.
Cuando Ben Webster o Lester Young tocaban una balada, la atmósfera estaba
súper cargada. Sus baladas eran emocionales, declaraciones sexuales o
espirituales. Keith Jarrett dice: “Es la voz individual, presente en sí misma, que
necesita ser escuchada. Necesitamos escuchar el proceso del músico trabajando
en sí mismo. No necesitamos oír quien es el más inteligente con los
sintetizadores. Nuestra inteligencia ha creado el mundo en que vivimos, del cual
nos lamentamos de muchas maneras”. 5
Dejando de lado el desprecio de Jarrett por los sintetizadores, cuando los jóvenes
tocan una balada, se convierte en una oportunidad de tocar más notas.
Generalmente no pueden concentrarse en un mensaje melódico para transmitir
sus emociones, sino que son impulsados por una preocupación miope, como
tocar quemando. Los cantantes jóvenes están tan preocupados con su scat (NdT)
que ni siquiera verifican la letra de la canción. Tienen la oportunidad de
contarnos una historia y hacernos sentir su significado, pero pierden el horizonte.
Jarrett dice: “Escuchamos músicos de jazz incursionando en todo tipo música,
incluso indígena americana. Músicos minimalistas llenando tantas hojas de papel
como puedan antes de que les venga una idea, los representantes vestidos como
músicos y los músicos vestidos como estrellas de cine, los que realmente se
convierten en eso, músicos oscuros sin alma y un sinnúmero de músicos de
sesión leyendo el diario en la sala de control (y siendo muy bien pagados por
eso, uno podría decir pagados por su paciencia). Escuchamos todo esto, pero
¿dónde está esa voz, esa voz original, esa necesidad individual y primaria?
¿Dónde está Miles? ¿Dónde está la música?”6
(NdT) Scat, fraseo improvisado del cantante, convirtiendo la voz en un
instrumento musical más.
Creatividad y Disciplina
Es lindo tener la habilidad de quemar y tocar en un millón de acordes, pero eso
es solamente la tecnología de la música, el lenguaje de la improvisación. Por
ejemplo, el Bebop es un lenguaje. Si despejamos el romanticismo sobre la
heroína, Harlem y la calle 52, entonces comenzará a ser un lenguaje rítmico y
melódico. Si se lo relaciona al lenguaje, y no al estilo, se puede personalizar más
fácil. Si dominas ese lenguaje, entonces puedes usarlo para decir lo que quieras.
En “La música de la santería, ritmos tradicionales del tambor”, el autor dice, “Un
estudio de la tradición de Nueva York (Bata) revela que mientras existan formas
correctas e incorrectas de tocar los ritmos de salutación, cada generación, grupo
y ejecutante individual, interiorizará y recreará hasta cierto punto esa tradición
en su propia voz musical”7
El objetivo de tantos músicos es solamente hablar el lenguaje. De vuelta,
apliquemos el problema al conversar. Si dominas el castellano, ¿eso te hace un
poeta? Ser capaz de crear oraciones completas no es un arte, sino una habilidad.
Ser un poeta, un guionista o escritor de letras, eso es un arte.
Mirarlo de esta manera resuelve una controversia de mucho tiempo acerca de la
técnica contra la creatividad. Un área dice: “No quiero absorber mucha técnica,
porque alteraría mi creatividad. Algunas personas le tienen miedo a aprender
demasiado por miedo a perder su alma musical. Pero eso no es así. ¿Qué podría
escribir el poeta o el guionista sin un dominio del idioma? El compositor Donald
Erb dice que si tu talento no soporta un poco de entrenamiento, debe ser bastante
frágil.
La otra área dice que: “Yo toco muy bien, por lo tanto soy un artista.” Pero eso
tampoco se aplica. ¿Puedes decir “Yo hablo castellano bien, por lo tanto soy un
artista?” Por supuesto que no. Todo depende de lo que digas con ese lenguaje.
Ayuda al Planeta
En tiempos terribles la música nunca muere. Al contrario, florece. En esos
tiempos se demuestra la esencia de lo que la música puede proveer. La música da
fuerza para enfrentar las atrocidades del día, una canción que pueda calmar
nuestro dolor, la danza, el poeta que nos devuelve un momento de tranquilidad o
nos incita a una risa, eso es lo que se vuelve importante.
Últimamente, los músicos del mundo deberían darse cuenta del potencial de su
profesión. Como los shamanes, podemos servir como curanderos, metafísicos,
incitadores, arengadores, guías espirituales y fuentes de inspiración. Si el músico
es iluminado desde su interior, se convierte en una luz que ilumina otras luces.
Así sirve como medio del universo del sonido sanador para curar nuestro planeta
y su gente, sanando nuestros problemas. Así de importante es la música. Se dice
que “sólo el que obedece puede verdaderamente liderar”. Cuando el artista se
sumerge en el servicio, entregándose una y otra vez, ocurre otra paradoja: EL
ESTA SIENDO VISTO POR OTROS COMO UN MAESTRO.
____
1Nachmanovich, Stephen. Free Play, Los Angeles: Jeremy P. Tardier, Inc , 1990
(p.135)
2Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message (p. 21)
3Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery (p. 30)
4Degas, Edgar. ”Notebooks, 1856.” In Artists on Art, edited by Robert
Goldwater and Marco Treves. New York: Pantheon, 1945.
5Jarrett, Keith. New York Times article
6Ibid
7Amira, John & Cornelius, Steven. The Music of Santeria, Traditional Rhythms
of the Bata Drums. Crown Point, IN: White Cliffs Media Company, 1992.
Capítulo 5
Tocar Condicionado por el Miedo
Miedo, La Mente y el Ego
Porque no es la muerte y el dolor, que son dos cosas horribles, sino el miedo al
dolor y a la muerte.
Epictetus
Aunque la música se considera como un regalo de los dioses, muchos sufren un
gran dolor y miedo al intentar tocarla. Pero este miedo es bastante irracional.
Algunos de nosotros tocamos música como si tuviéramos una pistola en la
cabeza, y generalmente es ¡porque nos la ponemos! En cada nota, en cada trazo
en el lienzo, sin importar el arte del que estemos hablando, ponemos a prueba
nuestra autoestima. Esclavizados por el ego, estamos recubiertos por el miedo.
¿Cuáles son las consecuencias de tocar pobremente? Ninguna realmente,
comparando con la consecuencia de lo que sería saltar desde un precipicio. Aun
así, si se le pide a un músico clásico que improvise, ¡se comporta como si lo
estuvieran empujando a un precipicio!
¿Por qué pasa esto? Como lo comenté anteriormente, muchos de nosotros hemos
creado un nexo poco saludable entre lo que somos y como tocamos. Tememos a
estar fuera de lugar y eso nos lleva a tocar, practicar y escuchar en forma
ineficaz. El miedo les cierra todas las puertas al ser verdadero, el centro
luminoso en el que reside el éxtasis.
Además, sin el exceso de equipaje mental, tocar música produce la sensación
más exquisita que pueda ofrecer el mejor néctar del mundo. Es el aroma, gusto y
sonido de la Gracia de Dios. Puede parecer un cuento de hadas, pero esa es la
experiencia. Sin embargo, el mecanismo del miedo hace que el éxtasis sea
inimaginable.
En su libro “Juego Libre”, Stephen Nachmanovich escribe sobre cinco temores
de los que el budismo habla de cómo bloquean nuestra liberación: temor a perder
la vida, temor a perder la subsistencia, temor a perder la reputación, temor a
tener estados mentales poco comunes y temor a hablar en público. El autor
menciona que el temor a hablar en público puede parecer menos importante
comparado con los otros, pero podemos tomarlo como tocar en público. Nuestro
miedo a tocar en público se encuentra “profundamente relacionado al temor a la
estupidez, que a su vez tiene dos partes: temor a que piensen que uno es un tonto
(temor a perder la reputación) y temor a realmente ser un tonto (temor a tener
estados mentales poco comunes)” 1 Luego él dice: “Agreguemos el temor a los
fantasmas” 2. Yo tomaría esto para entender que la imposición del miedo por
parte de figuras autoritarias que ya no están presentes en nuestras vidas, haga
que el eco de sus voces todavía nos controlen (profesores, padres, etc.).
1 Nachmanovich, Stephen. Free Play, Los Angeles: Jeremy P. Tardier, Inc., 1990.
(p. 135)
2 Idem (p. 135)
O podría ser literalmente fantasmal; el legado musical dejado por los grandes
maestros. Así que muchos músicos sienten demasiada reverencia hacia ese
legado, y que jamás serán dignos de eso.
A la gente que tiene cierta dificultad para tocar música y aprender, puede que se
les haya dicho a una temprana edad que tocar música es muy difícil, o que
carecían de talento. Una vez que esto se incorpora y se cree, se hace muy difícil
progresar. Las voces amenazantes de la niñez se convierten en las voces dentro
de uno: ¡“No eres bueno, estúpido!”. El mensaje podría ser más sutil que eso,
pero el temor persistente a ser un tonto se traduce en el temor a no ser digno, a
no ser valorado. Veo eso en muchos estudiantes. El impulso por disipar esos
temores termina por descarrilar la búsqueda de la maestría.
¿Dónde se origina el miedo? ¿En la mente? Sí, pero no en la mente universal o
en el inconsciente colectivo. En su lugar, el miedo se origina en nuestras
“pequeñas mentes”. Podría llamarse “ego” a nuestra pequeña mente. Dejemos de
lado el debate freudiano y post freudiano de qué es o no es el ego. Para nuestros
propósitos nos referimos al “ego” como nuestro limitado “yo” consciente.
Es la lente a través de la cual percibimos nuestra competitividad. Así es como se
originan los problemas: él es más joven que yo, más talentoso y así
sucesivamente. En contraste, el objetivo de la música hindú, es la desintegración
del ego y la unión con lo divino. La unidad con la mente universal es llamada
“sadhana, el acto supremo del ego que integra la identidad individual al objeto
adorado” 3 El bailarín en trance tiene el mismo objetivo.
Maltratados por nuestros egos, vivimos en un estado que los hindúes llaman
maya, o engaño o falsa ilusión. Ensimismados en maya, no podemos ver la
magnificencia de quienes somos realmente. Creemos que necesitamos
demasiado. Los deseos y necesidades se multiplican y no sabemos nada de la
verdadera felicidad interior. “Las nubes de la emoción oscurecen la claridad del
alma” 4 Buscamos confort en trabajos seguros y nos obsesionamos sobre nuestro
nivel de ejecución. El miedo nos sabotea en cada paso.
Es una tarea difícil hacer un inventario de nuestra musicalidad. Algunos se
sienten más confortables condenándose completamente en lugar de evaluar con
precisión sus puntos fuertes y sus debilidades. En general, son derrotados por un
sentimiento de inutilidad antes de tocar la primera nota. Por el contrario, otros
creen que son mejores de lo que son, sin querer enfrentar las fallas en las que
deberían trabajar. En sus actuaciones tienden a acertar o a equivocarse, pero
manifiestan que sus mejores presentaciones los muestran como son realmente y
las peores las atribuyen a un error, a algo que pasó por accidente. Realmente no
son ellos. Así, evitan limpiar y arreglar lo que deberían. En cualquiera de los dos
casos, sus errores lastiman. Al haber tanta emoción puesta en los errores, el
segundo grupo tratará de ignorarlos y el primero los usará tan sólo para mostrar
que es algo que apesta. La mejora se retrasará por años, o quizás para siempre.
3 Holroyde, Peggy. The Music of India. New York: Praeger Publishers, Inc.,
1972. (p. 45)
4 Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message (p. 19)
Tocar Condicionado por el Miedo
Comienzas a tocar un lindo solo y una pequeña voz dentro de tu cabeza te dice,
¡“No es lo suficientemente bueno! Debo tocar más moderno. Esto tiene que
quemar más. Debe ser más complejo…” o algún pensamiento semejante. En tu
mente, lo que llega fácil no es lo suficientemente bueno, ¡porque crees que no
eres lo bastante bueno! Comienzas a buscar el ritmo con los pies, tratando de
coaccionarte con la música, o cantando para darte énfasis. Estás forzado, tenso, y
en ese momento, el solo pierde toda sutileza y groove. (*) El solo suena nervioso
y se perdió el tono. Posiblemente comiences a apurarte o a perderte en la forma o
el tiempo. Entonces, el miedo de hacer el ridículo hace que ¡te quedes ahí tenso
y fingiendo que no estás perdido! ¿Suena familiar?
El temor a estar fuera de lugar nos hace ignorar las ideas que salen en forma
natural, ideas que parecen muy obvias o “poco modernas”. Pero de hecho es lo
que hay que tocar. Uno no puede entrar en ritmo si está atrapado en sus
pensamientos. “Tan pronto como reflexionamos, deliberamos y
conceptualizamos, el inconsciente es interferido por los pensamientos” 5
Recuerda que el temor a sonar mal le quita a la música toda su fuerza. Si
creemos que tocar es un proceso difícil y doloroso, evitaremos cualquier cosa
que sea fácil.
Aquí hay otro ejemplo de como el miedo sabotea la ejecución: Digamos que has
estado practicando algo por un tiempo y tienes un gran deseo de escucharte
tocando en una actuación; de hecho, te sientes presionado por tocar ¿Por qué?
Porqué debes convencerte de que tu práctica no fue una pérdida de tiempo.
Entonces, listo o no, ¡lo tocarás! De alguna manera llegarás a este punto. Pero al
igual que una torta que no fue horneada lo suficiente, saldrá cruda. Has caído en
la trampa del ego y tu música suena terriblemente mal. Tenías la pieza que has
estado practicando totalmente interiorizada, y tu actuación hubiera mejorado si
hubiese salido naturalmente. Pero si dudaste o pensaste sobre eso, no estaba
“lista para ser servida”. En este caso, tu visión fue nublada por el ego. El temor a
perder el tiempo (¿miedo a perder la vida, quizás?) hace que creamos que el
material esté listo para ser incluido en la actuación antes de tiempo,. Es posible
que hayas dejado la práctica de ése tema porque creías que lo tenías o porque ya
estabas harto de esperar a que funcione.
En tu desilusión, crees que debes conocer ochenta y cinco estilos de música.
Pero lo cierto es que nunca escuché a ningún músico que toque un estilo que no
sea el propio. ¿Tú sí? Puede ser que no sea un estilo original, pero es el estilo
que ha escogido. Quizás pienses que nunca debes repetirte, pero el jazz no es
improvisación total. Si escuchas a cualquier gran improvisador, como Art Tatum,
Charlie Parker o John Coltrane, notarás que siempre se repiten. Transcribe sus
solos y notarás que están tocando constantemente las mismas líneas. Incluso a
veces tocan lo mismo y en el mismo lugar. Uno de los aspectos que da lugar a la
improvisación es la yuxtaposición de esas frases, pero las notas entre esas frases
es siempre la misma. Como no tienen temor de repetir, en lugar de sonar
reiterativo, esto se convierte en “su voz”. No temas tocar las frases que conoces.
Son las que generan el groove.
5 Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery (p. viii)
(*) NdeT: Groove, término usado en música para expresar el ritmo o la “onda”
que va ganando una ejecución musical
Todos los grandes improvisadores dicen que cuando tengas la oportunidad, debes
dejar el temor de lado y seguir la corriente. Por así decirlo, siempre caerás sobre
tus pies. El miedo no te brinda oportunidad, y si lo hace, te obliga a vacilar. No
soy un esquiador, pero imagina cuando los esquiadores olímpicos realizan esos
saltos enormes. Mejor que no se acobarden cuando están en el aire, ¡o veremos
dos pies con los esquíes totalmente al revés, saliendo de la nieve! El temor a los
fantasmas es muy común entre los músicos jóvenes. Si por ejemplo eres un
pianista, ¡no deberías pensar en Art Tatum antes de tocar! Sería como pegarte un
tiro en el pie. Si quieres tocar funky y rítmico, pensar en Herbie Hancock
inhibirá eso. Mientras estas tocando, di mentalmente “Keith Jarrett” y verás que
divertido es. Antes de una presentación escuchar un álbum del quinteto de Miles
Davis en los sesenta puede llegar a ser un desastre. Posiblemente suenes terrible
si estás agobiado por la necesidad de sonar “moderno” y “complejo”. En esos
momentos elevas tus hombros, tu cuello está tenso, tu cara se arruga tanto que
parece una pasa de uva mientras tratas de ser otra persona.
Niegas tu derecho natural a crear, ¡condenándote a recrear! Muchos de nosotros
nos pondríamos a recrear a esos músicos, pero ya que la mayoría no estamos en
ese nivel de aptitud, probablemente nunca lo hagamos convincentemente y nos
extralimitaríamos en el intento. Incluso si puedes recrear a alguien con éxito,
perderías potencia y profundidad, ya que tendrías miedo de excederte en los
límites de ese estilo (y eso parece tonto).
Miles Davis llegó a la banda de Charlie Parker siguiendo a Dizzy Gilespie. Si
escuchas las grabaciones de aquellos días, Miles sonaba como si estuviera un
poco forzado. Con la potencia de Gillespie sonando en sus oídos, Miles no podía
encontrar su centro. Fue más tarde que halló su propio camino, en el que su voz,
tempo, estilo, potencia y gracia emergieron.
Sin el “miedo a los fantasmas” puedes llegar a hacer música de gran
profundidad. Sin el temor a sonar mal, eres libre para ser real. El miedo se
encuentra al acecho en la mente. Si quieres ser libre, domina tu mente. “Estarás
libre de las turbulencias del mundo tan pronto como calmes tus pensamientos” 6
Bobby McFerrin dijo en uno de sus talleres que “la improvisación es tener el
coraje de moverse de una nota hacia la otra”. Es así de simple. Una vez que
logras dominar ese miedo básico, una vez que eres capaz de realizar ese salto de
una nota hacia la otra sin pensarlo o prepararlo, entonces estás improvisando. 7
Cuando te mueves de una nota a la otra, la audiencia te escuchará, entienda o no
de jazz, y querrá escucharlo otra vez. Pero, el miedo no te dejará hacerlo. El Ego
te hace perder de vista el todo y en su lugar te ocupas de lo que está de moda, de
lo “moderno”, lo que reduce el interés por la música a ti y a algunos amigos. Y
estos amigos están sentados allí, golpeteando con sus uñas, y esperando que ¡no
suenes tan bien! (Expondré esto más adelante).
6 Millman, Dan. Way Of The Peaceful Warrior, A Book That Changes Lives.
Tibouron California: HJ Kramer, Inc., 1984. (p. 81)
7 ’Milkowski, Bill. ”Swing, Soul, Sincerity A Bobby Mcferrin Workshop”.
DownBeat
No cometas el error de pensar que el oído de la audiencia no tiene importancia.
Todo lo contrario. El público, en lo que oye, es más objetivo que el músico. Un
improvisador audaz, sin temor, al que le gusta entregarse al público, causará
impacto en cualquier audiencia. Bill Evans fue bastante elocuente con este tema
al comentar: “No estoy de acuerdo en que la opinión del lego tiene menos valor
que la de los músicos profesionales. De hecho, solía apoyarme más en el juicio
de una persona sensible que en la de un profesional, ya que éste, debido a su
constante participación con la mecánica musical, debe luchar para preservar su
idiosincrasia naif, que la persona común ya tiene” 8.
“Justo antes de tocar, me gusta sentir que nunca nadie antes ha tocado el piano,
que me encuentro en un terreno completamente virgen, y que cada nota que toco
es la más hermosa que he oído”
Al miedo, lo esperamos; con amor, lo aceptamos.
Bill Evans from his video, The Universal Mind of Bill Evans: The Creative
Process and Self Teaching. Rhapsody Films Inc.
Capítulo 6
La Practica Basada en El Miedo
El hombre sabio en la tormenta le reza a Dios, no para protegerse del peligro,
sino para liberarse del miedo.
Ralph Waldo Emerson
Así como el miedo nos contamina el ambiente para la creatividad, también nos
inhibe para estudiar en forma efectiva. La mente provoca el caos, dándole al ego
un festín. Por ejemplo, quieres ser un gran músico de jazz, y tu mente te dice que
debes tener éxito a cierta edad. Si tienes 18, debes tener éxito a los 21. Cuando
eso no sucede, te das hasta los 25. A los 25, hasta los 30. Y si tienes 35, hasta los
40, y a los 40 sientes que “ya se fue el tren”.
Tu mente puede estar dirigida por el pensamiento de que tienes que ser un
experto en todos los estilos musicales; teniendo así una gran cantidad de material
para estudiar. Sientes como si hubiera una enorme cantidad de trabajo delante de
ti y cuentas con poco tiempo. ¡Sientes miedo a morir antes de que lo puedas
aprender!
Verás, el miedo ha arruinado tu práctica al querer apurarte a estudiar tu material,
haciéndote incapaz de absorber cualquier cosa. Tratas de cubrir demasiado cada
vez que practicas, apenas aprendiendo superficialmente cada ítem. Ignoras el
hecho de que apenas puedes tocar lo que has practicado, porque no tienes tiempo
para darte cuenta de eso. Después de todo, ¡hay tanto que aprender y en tan
poco tiempo! Es frustrante que aunque te encuentres practicando todas estas
cosas, tu música no mejora. No logras dominar nada. Al escucharte tocar el
ejercicio una o dos veces correctamente, crees que ya lo sabes. El único
problema es que si vuelves diez minutos después, ¡te das cuenta de que no! Estás
practicando muchas cosas, pero no interiorizas nada, y nada aflora cuando lo
necesitas. Nunca te detienes a pensar que con toda esta práctica deberías estar
tocando mejor. Tienes una creencia, enraizada por el miedo, ¡que de todas
maneras no deberías tocar tan bien! Los resultados que estás teniendo lo
confirman.
Al avanzar rápido con tu material de estudio, te ilusionas con que estás
progresando. Pero aunque creas que pierdes demasiado tiempo en aprender algo
y lo sientas interminablemente lento, ése es el camino al verdadero crecimiento.
Dure lo que dure. El hecho es que si no te quedas con el material el tiempo
suficiente hasta que lo sientas cómodo, encontrarás que no se queda contigo.
¡Entonces, verdaderamente estarás perdiendo el tiempo! En realidad no sirve
seguir adelante con otro tema hasta que lo que estudias se encuentre dominado.
Una mente temerosa no te permitirá concentrarte y absorber. Incluso
concentrándose en una cosa, la mente está ejerciendo presión, sutilmente o no,
con el pensamiento de que hay otras cosas que requieren atención. Esto crea una
sensación de mucha ansiedad e inseguridad. Cuando rasgas la superficie,
observas que has adquirido muchos malos hábitos en relación al tempo, la
digitación y otros detalles. La repetición de estos malos hábitos los hace
arraigarse aún más profundamente en tu subconsciente, por lo que realmente
estás haciendo lo que yo llamo una práctica negativa. De esta manera, una hora
de práctica es mejor que dos, treinta minutos es mejor que una hora, ¡y ninguna
práctica sería preferible a cualquier tipo de práctica negativa!
Muchos músicos están tan atrapados en conceptos complejos, que no invierten el
tiempo suficiente en lo básico. Como resultado, tienden a tener todo tipo de
fallas técnicas en su música. Por ejemplo, si las progresiones básicas en los
acordes no están completamente aprendidas, vas a tener problemas con las
canciones más comunes. El ochenta por ciento de todos los estándares del jazz
siguen la sucesión de acordes II-V-I. Si realmente dominas esta sucesión en
todas las tonalidades, encontrarás que instantáneamente puedes pilotear a través
de todas las canciones. Pero antes de dominar esta progresión fundamental, tu
mente inquieta puede haberte llevado a estudiar progresiones más exóticas. Al
no haber aprendido adecuadamente el II-V-I, estás probablemente condenado a
fallar en la ejecución de progresiones más modernas, como así también en las
más básicas. Tu miedo en este caso puede deberse a que tengas miedo a morir
antes de que te consideren “moderno”.
¿Por qué la mayoría de nosotros avanza cuando todavía no ha dominado nada?
Estamos aterrados de no nos convertirnos en grandes músicos; y eso se convierte
en una profecía auto-cumplida.
Sigues adelante porque piensas que no hay suficiente tiempo para aprender todas
las cosas que necesitas para convertirte en un gran músico. Continúas, dejando el
material previo en un estado inutilizable. Y nunca te conviertes en un gran
músico. Tu mente te ha jugado una mala pasada.
La práctica disfuncional deriva del miedo y del ego. A veces la mente es tan
inquieta y llena de ansiedad que no puedes practicar en absoluto. Una persona en
este estado piensa de sí misma que no se compromete lo suficiente o que
simplemente es “perezosa”, ya que nunca puede concentrarse para practicar. Si
éste eres tú, se amable contigo mismo. ¡No eres perezoso, solamente te
encuentras completamente abrumado! En tu mente hay tanto que lograr que
nunca puedes empezar. Estas atrapado en un campo de energía de angustia.
¿Lo siguiente te suena familiar? Despiertas, miras tu lista de cosas para practicar
y dices, “necesito una taza de café antes de empezar”. Así que bebes tu café y
decides leer el periódico también. No hay mejor tiempo para leer el periódico
que con esa primera taza de café (y, por supuesto, todos saben lo genuinamente
preocupado que estás acerca de las noticias actuales). El tiempo se desliza, miras
tu lista, después al reloj, y te dices: “Bueno, no tengo tiempo para eso ahora.
Quizás después del almuerzo.” Después del almuerzo, piensas acerca de esa lista
y decides, “Primero haré unas llamadas y luego me pongo a trabajar.” Después
de las llamadas, te diriges a tu instrumento, y en el camino, pasas por la cocina y
piensas: “Solamente una taza más de café. ¡Después de eso estaré energizado por
la cafeína para terminar con esa lista!” Te bebes el café, sales obligado de la
cocina, mirando la lista exclamas, “¡Una llamada más!” La llamada fue
frustrante, y estás demasiado furioso para practicar. Ahora necesitas
tranquilizarte.
Mirando la lista nuevamente, piensas, “Estoy un poco cansado para practicar
ahora. Creo que miraré televisión por media hora, luego estaré listo”. Miras DOS
HORAS de televisión y dices: “Ah, estoy demasiado atontado para hacer algo
ahora. Voy a esperar hasta después de la cena”. Después de la cena bostezas y
dices: “Esa fue una buena cena. Necesito hacer la digestión por un rato”. O te
vas de fiesta para olvidar los fracasos del día. Has estado posponiendo todo el
día. Tal vez alguna droga sea parte de la diversión. Podrías pensar que después
de un buen cigarro de marihuana realmente seas capaz de hacer algo. Cuatro o
cinco minutos se sienten genial, pero pronto estás demasiado atontado (o
hambriento de nuevo) para concentrarte, y es tiempo de desconectarse. La
verdadera práctica nunca toma lugar, y nuevamente te vas a la cama
decepcionado. Esto alimenta el odio hacia uno mismo. Tratas de aliviar el dolor
con la promesa silenciosa de “despertarse más temprano mañana” y empezar
enseguida. Es tu mente exagerada la que no puede concentrarse. ¡Quizás si te
despiertas una hora más temprano, puedas lograr algo antes de que tu mente se
despierte! Pero, ay, al abrir tus ojos, tu mente te mira a la cara, sonriendo y dice:
“Buenos días, dormilón. ¡Empezaba a pensar que nunca despertarías!” Tu mente
está ahí mismo esperándote de nuevo, y ese día se desliza como lo otros. En vez
de avanzar y evolucionar un poquito cada vez, te pasas la mayor parte del día
obsesionándote acerca de tu vida.
Bromeo con los estudiantes en mis clínicas, diciendo que quiero que se presten
cinco minutos de esas horas que gastan cada día obsesionándose acerca de ellos
mismos, ¡y usen ese tiempo para practicar! Si lo que a uno le importa tan
apasionadamente es tocar música ¿Por qué no hace nada? No es haraganería; es
el sentimiento de estar abrumado. Necesitas saber esto. Es como la aceptación
del alcohólico, “No soy una mala persona, soy una persona enferma”. Le
permite a uno mismo sentir un poco más de compasión.
Si no alcanzas tus expectativas, lo que tienes que hacer es bajarlas. Por ejemplo,
no pienses que tienes que practicar de tres a cinco horas cada día. ¿Quién tiene
de tres a cinco horas? No llegas a entender los beneficios que te brinda una
práctica concentrada, paciente, ¡por incluso cinco minutos! Períodos de cinco
minutos centran la mente.
Mucha gente siente la ansiedad (otra palabra que da miedo) con sólo el
pensamiento de practicar. Su ansiedad es causada por dos dilemas: cuanto
tiempo deberían practicar, y con qué deberían empezar. Estas personas están
atrapadas en sus propias cabezas.
Si encajas en uno o más de los perfiles de los que acabo de describir, espero que
encuentres las respuestas más adelante en este libro, respecto a cómo cambiar tu
cuadro mental y comenzar a avanzar. Al estar afligido por la imposibilidad de
actuar, sientes que quedas afuera del mundo de los músicos. Golpeas contra el
vidrio pero nadie te escucha. Todos tus intentos de entrar son inútiles. El miedo a
no poder volverte muy bueno te ha impedido serlo. Para encontrar una salida a
este dilema es necesaria una meticulosa reprogramación de tu mente.
Capítulo 7
Disfunciones en la Enseñanza:
Enseñanza Condicionada por el
Miedo
No es a la muerte a lo que el hombre debería temer, sino a que nunca comenzó a
vivir.
Nachmanovich hace una gran declaración: “Educir significa sacar algo o evocar
lo que está latente: La educación entonces significa extraer de una persona las
capacidades latentes para entender y para vivir, y no llenarla de conocimientos
preconcebidos” 1 En esto reside la razón por la cual tantas personas se
encuentran agobiadas, como se describió en el capítulo anterior. Ellos serían los
que están “llenos de conocimientos preconcebidos” en lugar de haber extraído y
usado sus capacidades latentes. Este es un punto importante. Es una práctica
común dar tareas semanales en lugar de apoyar al alumno para entender el
material.
Creo sinceramente que los educadores deberían repensar este tema. Con tantas
tareas se aburrirá y se hundirá al alumno. Pero como a muchos de nosotros se
nos enseñó así, como resultado, enseñamos de la misma manera. A veces es
necesario discontinuar las lecciones hasta que el estudiante retome su rumbo. El
temor y la ansiedad se pasan de generación en generación. También están los que
ocupan cargos de autoridad, pero son incompetentes en sus trabajos y eso
también causa temor.
El mundo es bendecido con un sin número de talentosos e inspirados maestros,
pero también hay muchos que encajan en la descripción anterior. Demasiados.
El maestro debe poner énfasis en las cosas que están mal. Quizás no pueda
impartir la información correcta que resuelva los problemas de los alumnos, sin
haberlos él resueltos primero. El alumno puede saber que hay algo que está mal,
pero no se da cuenta de que su profesor también se encuentra en la oscuridad.
Quiero reiterar que hay muchos grandes y efectivos maestros. Pero no me estoy
refiriendo a ellos en este momento. La razón por la que estoy hablando de
maestros de poco nivel es porque necesitamos articular todas las barreras para
llegar a dominar y si es posible, restablecer la claridad.
Un profesor frustrado tiene un problema de resentimiento que crece con el
tiempo. Se encuentra notablemente ausente de eventos musicales importantes,
como cuando un gran músico llega a la ciudad.
Un profesor frustrado tiene un problema de resentimiento que crece con el
tiempo. Se encuentra notablemente ausente de eventos musicales importantes,
como cuando un gran músico llega a la ciudad.
A veces aparece un estudiante que toca bien, forzando al profesor a confrontarse
con su propio ego. El profesor debe encontrar formas de guiar al estudiante,
aunque secretamente puede sentirse resentido hacia el don del alumno. Estos
estudiantes dotados están en desventaja sólo temporalmente. Generalmente
encuentran su camino por sus propios medios. Pero para los que no son tan
buenos, la calidad del profesor puede significar la diferencia entre convertirse en
músico o no. Algunos no lo logran y otros ¡se convierten en profesores! Pasan
los años y van deslizándose en la negación. Cada vez más seguido encuentro
profesores que son buenos ejecutantes, pero que están estancados en cuanto a
cómo mejorar. Alcanzaron una meseta que no pueden superar y secretamente
sufren las mismas frustraciones que el alumno al que están ayudando. A menudo
durante mis clínicas, alguno o varios profesores que están asistiendo
discretamente me susurran, “Sabes, acabas de contar mi historia”. Nos quedamos
un rato hablando y escucho su difícil situación, tratando de recomendarle un
curso de acción. A veces son humildes y honestos como para admitir sus
flaquezas a sus alumnos y expresarles la voluntad de encontrar juntos una
solución. Se convierte en un viaje de a dos. Me gusta ver eso.
Los profesores que necesitan cambiar se hallan en la misma situación que sus
alumnos. El alumno se queja de que no puede reprogramarse ya que se encuentra
muy ocupado yendo a la escuela, y el profesor sostiene el mismo lamento porque
está muy ocupado ¡enseñando en la escuela! Para todos hay una forma de
cambiar sus tendencias, nivel de aptitud, y de hecho, sus vidas, con una acción
firme y consciente. Pero sin un plan, estos músicos crecen progresivamente
infelices a medida que pasa el tiempo, ya que viven una mentira. Se vuelve más
doloroso llevar la carga según pasan los años.
Pero puedes cambiar con esfuerzo. Se honesto y toma el control de tu mente.
____
1Nachmanovich, Stephen. Free Play, Los Angeles: Jeremy P. Tarcher, Inc., 1990.
(p. 118)
Capitulo 8
Disfunciones del oído: Escuchar
basado en el miedo
”Gozosos nos lanzamos hacia mares sin rutas, sin miedo a costas
desconocidas”
Walt Whitman
Los estudiantes de jazz con problemas de ego en realidad temen escuchar buena
música. Una vez estaba en un pueblo haciendo una presentación con un
excelente grupo. Al día siguiente hice una consulta a treinta personas
aproximadamente en una escuela local de música. Pregunté cuántos estudiantes
habían estado en el concierto de la noche anterior. Sólo tres levantaron la mano.
Esto no era Nueva York u otro lugar en donde uno pueda escuchar esta calidad
de música muy seguido. Estaba en shock. Les dije que si una actuación u otro
evento importante no los llamaba a ir, sería mejor que reevaluaran sus motivos
para estudiar música ya que si esto era realmente lo que querían hacer en la vida,
¿por qué se perderían una oportunidad de escuchar lo hermosa que puede ser la
música? Escuchar artistas inspirados nos da vigor y refuerza nuestro
compromiso con la música. Sin embargo, si uno esta simplemente
preocupándose, uno debiera evitar ser consciente de que existen grandes
músicos. ¡Músicos como estos prefieren el confort y la seguridad de sus agujeros
de hobbit!
¿Quién quiere admitir que odia escuchar a un gran músico? Algunos lo
encuentran demasiado doloroso. Alimentan el fuego del odio hacia sí mismos:
“Si él toca genial, entonces yo soy un inútil”. Sé que esto se aplica a muchos de
ustedes. He experimentado la transición de escuchar basándose en el miedo y de
escuchar con amor cuando, como mencioné antes, estaba con mi maestro en
Brasil escuchando a Horowitz. De repente me di cuenta lo tenso y retorcido que
estaba mi cuerpo. Poder liberar mi ego en ese momento me permitió
experimentar el placer de escuchar su música.
Deberías escuchar de la misma manera en la que tocas, practicas o enseñas: con
amor y amplitud de mirada. De esta manera, te quedas absorto en el momento y
te pierdes en la música. Puedes encontrar que tu música ha cambiado a través de
la ósmosis. He probado este punto varias veces. Hay una estación de radio en la
ciudad de Nueva York que celebra el cumpleaños de algunos músicos
transmitiendo su música durante todo el día, o a veces toda la semana. Una vez
estuvieron pasando Art Blakey durante bastantes días. Tuve la radio en esa
estación todo el fin de semana. Día y noche, escuchándolo o no, Art Blakey
estaba amontonándose en mis oídos. A veces me sentaba y oía, otras veces
estaba ocupado. Se me ocurrió que nunca antes había escuchado a Blakey con
tanta continuidad. La noche del lunes, en el camino a Village Vanguard para mi
presentación regular con la Orquestra de Mel Lewis, aún seguía escuchándolo en
la radio del auto. Cuando comenzamos a tocar, me di cuenta de que todo se
sentía diferente. Había absorbido automáticamente el ritmo de Blakey, y todavía
estaba tocando las cosas con una marcha diferente. Los otros miembros de la
banda lo sintieron y se dieron cuenta del cambio.
Escuchar sin esforzarse es como respirar. Te nutre sin que lo sepas. En otra
ocasión, mientras estaba enseñando en el Instituto Schweitzer en Sandpoint,
Idaho, tuve la oportunidad de escuchar tanta música orquestal y de cámara como
nunca lo había hecho en un periodo corto de tiempo. Una noche toqué el piano
solo e improvisé como nunca antes. Fue como si una orquestra espontánea
estuviera “canalizándose” a través de mí. Tras semanas de inhalar toda esa
increíble música ahora se estaba manifestando en mi ejecución.
Incluso te tienes que mantener abierto a música que al principio no te llega. Si no
tienes una pasión por cierta clase de música, es bueno ser honesto sobre eso.
Pero como un estudiante de música, también es bueno tratar de expandir tus
límites. Toda la música está relacionada. Diferentes tipos de música te ofrecen
lecciones para enriquecerte. Lo que bloquea el oído es el mismo elemento que te
bloquea cuando tocas: el ruido mental.
Años atrás cuando veía un cielo lleno de estrellas, mi mente decía, “Wow,
realmente debería gustarme este cielo”. En realidad estaba presionándome para
amar al cielo. Después, mi mente al volverse más calma, podía quedarse ahí
afuera y emerger con la belleza. La misma verdad con la música. No trates de
escuchar, sino que permítete escuchar. Al “emerger con la belleza”, te elevas; y
al escuchar más profundamente, oyes cosas.
Una vez, mientras escuchaba música toda la noche, escuché una relación
absoluta entre Joni Mitchell, Bela Bartok y música del sur de la India. Era una
revelación para mí ¿pero no estaba ahí antes? Estos conocimientos fueron
causados por mi inmersión en la música.
El Maestro del Sufi, Hazrat Inayat Khan, dice: “Hay distintas maneras de
escuchar música. Está el estado técnico (musical) de una persona que ha
desarrollado una excelente técnica aprendiendo por lo tanto a apreciar mejor la
música. Se siente perturbada por un nivel más bajo de nivel musical. Pero hay
una manera espiritual, que no tiene nada que ver con la técnica. Es simplemente
conectarse con la música; de ahí que a lo espiritual no le preocupa el grado
técnico de la música. Sin duda, cuánto mejor es la música, más útil es para una
persona espiritual; pero al mismo tiempo uno no debe olvidar que hay lamas en
el Tibet que se concentran y meditan mientras hacen una especie de repiqueteo,
que no es especialmente melódico. Con la ayuda de la vibración cultivan ese
sentido que eleva a las personas hacia planos más altos. No hay nada mejor que
la música como medio de elevación del alma. 1
Es escuchar sin ego lo que te conecta con la música. La misma calidad de
escucha se aplica al tocar con un grupo. Oír basado en el miedo es estar tratando
de tocar con otros mientras te encuentras preocupado contigo mismo. Uno de
mis estudiantes dijo que su consciencia se puso en el camino de escuchar a otros
mientras estaba tocando. Se encontró escuchando y tratando de responder. Eso es
parcialmente correcto. Quieres escuchar y responder, pero no puedes planificar
tu respuesta o perderás el momento: la preciosa conexión con el ser verdadero.
Esta misma persona dijo que, una vez, cuando estaba tocando con un grupo,
seguía repitiéndose como si fuera un mantra, “No pienses, escucha…No pienses,
escucha…” Se dio cuenta de que estaba tan ocupado diciendo “No pienses,
escucha” que no estaba escuchando. Esto se llama tratando de no tratar y es uno
de los disparates de una mente intrusiva. En el libro “La música de Santería,
Ritmos tradicionales de los tambores Bata”, 1 de John Amira y Steven
Cornelius, los autores señalan la naturaleza de escuchar: “En las etapas
tempranas del aprendizaje no es raro perderle la pista a los sonidos que uno crea
con su propia batería, entre los sonidos más amplios del grupo musical. Puede
ser desconcertante al principio pero es un signo positivo, pues sugiere que el
oído de uno está experimentando y asimilando la totalidad del conjunto en vez
de estar atado a una sola línea musical” 2
Necesitamos este conocimiento de estar atados a la música, y con uno mismo.
Hay un néctar que fluye desde la fruta del ego; es la dicha que hemos buscado
toda la vida.
____
1Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message.
2The Music Of Santeria, Traditional Rhythms Of The Bata Drums, by John
Amira & Steven Cornelius.
CAPITULO 9
La composición basada en el miedo
El miedo a componer, como el miedo a tocar, es irracional. La fuente es la
misma: el miedo a escribir malas composiciones. En realidad escribir una buena
composición no tiene mayor importancia que nutrirse de autoestima. Si uno no
tuviera la necesidad de sentirse valorado como compositor, podría garabatear
libremente, llenando alegremente muchos cuadernos de música. Si una persona
ha adquirido las herramientas para componer a través del estudio, se refleja en su
composición. Debe ser dicho una y otra vez: sin la necesidad de sentirse
valorado, el talento y el conocimiento adquiridos fluyen naturalmente.
Composiciones casuales
“Canalizar” composiciones involucra el mismo proceso que improvisar,
aceptando gratamente lo que salga. Llamo a este tipo de composición casual:
“llenar un pedazo de papel con notas aleatorias”
El momento más ansioso de un compositor es mirar una hoja en blanco. Es
mucho más fácil editar material que crearlo de la nada. ¡Poner notas en el papel,
sin apego, es una buena manera de comenzar!
Una vez que has creado “algunas cosas”, puedes empezar a editar. A través del
proceso de la variación, puedes crear más música o mejorar lo que ya tienes. Sin
embargo, cualquier sentimiento de afecto al trabajo te impide ver las
posibilidades. Por ejemplo, cualquier nota que escribes puede desarrollarse al
variar el orden, la octava, la transposición, y así. Si haces esto sin ningún apego
emocional, sin la necesidad de crear algo que valga la pena (la misma vieja
trampa), es más probable que se te ocurran grupos de notas más atractivos. Al
poner algunos de ellos en orden, puedes crear ideas más largas provenientes del
embrión de tus elecciones.
Otros elementos también pueden ser variados. Por ejemplo, puedes armonizar
una melodía, después hartarte de ella, y escribir otra para armonizarla
nuevamente. Luego puedes re-armonizar esa melodía, y ahora has creado dos
melodías y dos grupos de acordes desde el embrión. Ahora puedes modificar
esas progresiones y melodías de muchas otras maneras. Bob Brookmeyer habla
acerca de pulir la música: pules y pules a través de la variación, hasta que brilla
con continuidad. Pero yo añadiría que debes resistir lo más posible la tentación
de “hacer una pieza”. Simplemente continúa garabateando. Cuanto más tiempo
resistas identificando la pieza, más “cosas pasan”. Al separarse, la pieza parece
“escribirse a sí misma”. Y esto es muy importante: ¡debes sentirte libre de
deshacerte las cosas! Sería el tema de otro libro entrar en mayor detalle, pero lo
importante es el principio de componer sin apego.
Recientemente estaba trabajando en varias piezas para orquestas grandes.
Usando una computadora, tuve el beneficio de copiar, borrar, o trabajar de nuevo
las ideas instantáneamente. El resultado fue que pude estirar mis ideas de la
forma en que quería. La gente dice que con esta experiencia he aprendido mucho
acerca de las computadoras, pero aprendí mucho más acerca de las
composiciones. Trabajé la pieza una y otra vez hasta que pude convertirla en
algo que yo no esperaba en lo absoluto. Otro beneficio fue que emergió tanta
música, que fue como tener una línea directa a un océano de ideas que nunca
terminaban. A veces es importante darse cuenta de eso, ya que cuando no podía
escuchar nada en absoluto y no sentía inspiración, escribir notas al azar y jugar
con ellas generó que fluya lo creativo.
Nada te reprime tanto como la necesidad de escribir algo brillante. Una vez, un
buen amigo mío estaba escribiendo una ópera y realmente experimentaba un
bloqueo. Estaba debidamente atormentado, creyendo que “componer es un
proceso doloroso”. Hablo melancólicamente acerca de cierta ópera que es
considerada “la mejor opera desde la Segunda Guerra Mundial”. Le dije, “¡suena
como si estuvieras tratando de escribir la mejor opera desde la Tormenta en el
Desierto! Tuve una idea y le dije: ¿Por qué no escribes una mala ópera? Mi
amigo se rió incómodamente conmigo, pero yo ya podía estar a tono con su
dilema. Siempre quieres hacerlo bien, pero la paradoja recurrente es que tienes
muchas más posibilidades de hacerlo bien si dejas ir la ansiedad y simplemente
te pones a hacerlo.
Trata de escribir tres malas piezas por día. Apuesto a que no puedes hacerlo. ¡Tu
talento te saboteará y causará que salga una gran música! Otro amigo mío
compositor me dijo, “Kenny, sé que eso simplemente no funciona. He escrito
toneladas de malas piezas en los últimos treinta años, y no me sirvió de nada”.
Yo lo dije, “Ah, sí, ¿pero alguna vez trataste de escribir una mala pieza? ¡Esa es
la liberación de la que estoy hablando!”
Puedes pensar que estas cosas suenan genial, y que leer sobre ello tiene el poder
de cambiar tu vida. Pero te garantizo que la próxima vez que toques o
compongas, ¡actuarás como si no hubieras oído o leído nada! Como dije antes,
tratar de sonar bien es un reflejo. El ego es un músculo involuntario. Desearías
no estar tan ensimismado en ti, pero simplemente no puedes evitarlo. Y tu
ensimismamiento no se manifiesta necesariamente de maneras obvias. Por
ejemplo, Puedes pensar que eres humilde porque te rebajas todo el tiempo, ¡pero
todavía estas atrapado en el ego porque tienes que estar centrado en ti mismo al
extremo de sentirte tan mal acerca de ti!
Domesticar la mente, reducir el ego y dejar ir los miedos, sólo pueden
evolucionar a través de una paciente práctica. No hay nada digno de alcanzar en
este u otro planeta que no requiera práctica. Cuando haces esto, te das cuenta que
existe otro “espacio”.
CAPITULO 10
El Espacio
Haciendo la conexión
“No debes ser nada excepto un oído que oye lo que el universo del mundo está
constantemente diciendo dentro tuyo”.
Rabbi Dov Baer of Mezritch
Hay un lugar dentro de cada uno de nosotros donde existe la perfección. El
genio, Dios, existe ahí. Todas las posibilidades creativas del universo se pueden
encontrar allí. Es la habilidad innata de cada uno de ser Dios, de comportarse
con extrema dignidad, de dirigir nuestros asuntos de una manera correcta, y de
canalizar un flujo interminable de ideas que realzan la vida con sonidos festivos
que elevan lo espiritual de la humanidad. Este ruido gozoso es el sonido del Ser
Supremo manifestándose a través nuestro; si resignamos nuestros deseos,
podremos escucharlo. Al principio parecerá distante, como el sonido del océano
cuando te pones una concha de caracol en la oreja, pero con la práctica, uno
puede oír el divino “sonido separado” y cubrirse con él. La música de afuera es
entonces imbuida con la luz del universo y su gran poder transformador. Un
objetivo más noble es vivir la vida y representar todos los deberes desde este
espacio interior. “Fuera de la plenitud de la presencia de la mente, sin que sea
perturbada por ningún motivo ulterior, el artista que está liberado de todos los
apegos debe practicar su arte”. 1
Desde este espacio hay gran compasión y gran amor, así como gran desapego.
Una persona se convierte en el supremo observador, disfrutador y emprendedor.
Su grado de involucramiento en la vida es total. Participa completamente en el
mundo, sin embargo no es atrapado por él. No hay miedo, porque no está
vinculado al resultado de las acciones. La práctica no se torna impaciente,
porque no hay una necesidad ardiente de alcanzar una meta. Simplemente está la
celebración de la acción, del aprendizaje, del logro y del disfrute. Para estar
seguro, esta persona experimenta enteramente el rango de emociones, pero no se
encuentra apegado. Por lo tanto, puede vivir su vida y hacer sus movimientos en
armonía consigo mismo y con el universo exterior. Posee frecuentemente una
intuición acerca de qué hacer después, y la sigue sin miedo. Paradójicamente,
estar desapegado provoca que sus acciones tengan un gran propósito y resulten
en un gran éxito. La abundancia del universo tiende a cubrir a esa persona; sin
embargo, si no lo hace, de cualquier manera todo sigue bien.
En términos de la vida musical, esto se traduce en una expresión sin miedo:
solamente moviéndose de una nota a otra, buscando unidad con uno mismo, y
desbloqueando un océano de música para que otros repongan sus espíritus. El
proceso entero de aprender se convierte en un juego alegre, porque el estudiante
no está apegado a los resultados pero se observa a sí mismo con un sólo objetivo.
“Cuando la actividad vibratoria se encuentra adecuadamente controlada, el
hombre puede experimentar toda la alegría de la vida, y al mismo tiempo no ser
esclavizado por ella.” “¡En el control permanece el todo de lo que es llamado
maestría!". 2
El desapego es una cualidad esencial para establecerse en ese espacio. Las
expectativas crean agitación en la mente; entonces no es posible unir las piezas
dentro de uno. El gran maestro del Siddha Yoga, Swami Chidvilasananda dijo,
“Existe la expectativa cuando hay miedo”. 3 En la sociedad occidental
predomina el miedo a no obtener lo deseado, entonces la misión interminable de
satisfacer “necesidades” enmascara nuestro deseo más profundo: ser uno con la
fuerza divina. El ego refracta la luz pura del Uno y crea la ilusión de muchos,
buscamos la unión en la búsqueda de las apariencias. Pensamos que si tenemos
suficiente de lo que queremos, estaremos seguros. Pero desde el espacio interior,
uno se da cuenta de que todo lo que desea y necesita ya existe dentro de uno.
Cristo, o Jesús, dijo: “Primero buscad el Reino de Dios y todo lo demás vendrá”.
También dijo, “El Reino del Cielo yace en el interior”. Tomo esas declaraciones
como significado de que la realización puede ser encontrada en el Reino, y que
el Reino yace dentro de nosotros.
El Espacio Interior es un lugar donde la alegría, el placer y otras satisfacciones
están disponibles y con una provisión ilimitada. Aceptar estos regalos permite al
flujo crecer. Se dice que las representaciones dadas en este estado son
enormemente inspiradoras, dejando a sus audiencias profundamente
conmovidas. Un concierto dado por un intérprete que ha alcanzado este estado es
algo que uno no debería perderse.
A Como músicos, tenemos el potencial de hacer grandes cosas. Todos pueden
acordarse por lo menos de un concierto al que hayan asistido en el que la
presentación fue tan inspiradora que se quedó con la audiencia aún después de
haberse ido a sus hogares. Quizás el aroma todavía seguía ahí el próximo día. La
impresión que creó hizo que los presentes se comportaran distinto por un tiempo,
posiblemente más bendecidos, con más conciencia del alma. Al escalar a niveles
más profundos de la conciencia, el artista nos lleva debajo de las capas de la
ilusión y nos pela como una cebolla. Nos da la nutrición espiritual que tanto
necesitamos. Un verdadero maestro no es solamente un maestro de técnica o
lenguaje, sino también de sí mismo.
Puede sentarse serenamente en el centro del espacio mientras desempeña sus
acciones a la perfección. Este es un estado de conciencia y absoluta
concentración que es llamado samadhi por los Hindúes y los Budistas. La
meditación es la herramienta más común para llegar a este estado. Una vez que
se alcanza el samadhi, uno puede representar todas las acciones en este estado.
En una conversación que tuve con Toots Thielemans sobre el tema, se refirió
como “nivel de base cero”.
Mildred Chase, en su maravilloso libro, Just Being At The Piano, lo expresó
hermosamente: “Y ahora soy capaz de alcanzar un estado de “estar en el piano”
de donde vuelvo renovada y en paz conmigo misma, habiendo establecido una
armonía de mente, corazón y cuerpo”. 4
Una mente calma permite al artista entrar a la fuente de la Música Divina.
Habiendo experimentado este estado, todas las otras metas parecen
insignificantes.
Cuando haces las meditaciones de este libro, nota si sientes un acallamiento de la
mente y/o un sentimiento de expansión. Es desde allí que debemos aprender a
tocar. El objetivo es ir más allá de la mente, esa molesta pequeña corriente de
pensamientos, y sumergirse en el océano de la conciencia. Desde ahí,
experimentas una ausencia de cosas, una ausencia de importancia, de esfuerzo, la
ausencia de deseo o necesidad. Las cosas se vuelven simples.
Si has experimentado este espacio incluso por un momento, querrás volver ahí
de nuevo. Estarás asombrado de que has pasado tanto tiempo de tu vida
tiranizado por tu mente cuando este “espacio” existía. (Wow- ¿En realidad puedo
sentirme de esta manera sin coñac?). En el espacio interior no hay condiciones,
no hay requerimientos; simplemente eres. Estás haciendo contacto consciente,
formando una autopista de información, con el “yo” interior más elevado.
Esta es la conexión espiritual de la que muchos artistas hablan como la fuerza
primaria de su arte. Cuando uno es motivado por un propósito más profundo en
vez de sólo hacer “buena música”, uno alcanza mayores alturas. “En la música y
la danza pronto nos damos cuenta de este mundo vivo con dioses y diosas”. 5
Gunther Schuller me dijo que después de que su esposa Marjorie muriera, no
pudo escribir música por casi un año. Luego un día, una ola de emoción le
explotó. Escribió una gran pieza para ella en cuatro días. No fue motivado por la
exactitud de doce tonos, la escena de la música en general o la “historia”, sino
que escribió lo que necesitaba ser escrito. Toda su experiencia ahora estaba al
servicio de su necesidad de expresarse. El Sr. Schuller ganó un Premio Pulitzer
por esta pieza. Me dijo que había propuesto piezas muchas otras veces y nunca
había ganado. Pero esa pieza, una catarsis para él, fue la que más impresiono al
panel de jueces.
Tocar esta fuente no es necesariamente espiritual en una manera religiosa. Se
piensa que la mente está dividida en tres partes: el consciente, el sub-consciente
y el súper-consciente. Si te inclinas hacia esa perspectiva, te puedes referir al
espacio como la mente súper-consciente. Como artista, uno quisiera trascender la
mente consciente, donde reside todo el ruido, cambiar los mensajes negativos
que han sido almacenados en la mente sub-consciente y estar en armonía con la
mente súper-consciente. Es aquí donde puede existir la perfección interior.
Cambiar los mensajes en el sub-consciente es un asunto de esfuerzo continuo y
reprogramación paciente.
Bill Evans llama a este espacio la mente universal. “Creo que toda la gente está
en posesión de lo que puede ser llamado la mente universal. Cualquier música
verdadera habla con esta mente universal a la mente universal de todas las
personas.” 6 Aaron Copland dijo, “La inspiración puede ser una forma del superconsciente, o quizás del sub-consciente, no podría saber. Pero estoy seguro que
es la antítesis de la inseguridad.”7
El estado más elevado de un músico puede estar en su estado desinteresado. Así
como el lecho de un río recibe las grandes aguas, nosotros recibimos ideas
inspiradoras. Para muchos, convertirse en tal canal es un poco más que un mito o
un pensamiento deseoso. Los artistas a menudo tienen problemas saliéndose de
su propio camino, y por lo tanto deben luchar. Frecuentemente son barridos por
un río de actividad mental y emocional. Están ahogándose en los sentimientos de
inferioridad, ineptitud, y ansiedad; la batalla es confundida por una guerra
sagrada y romántica. Pero la lucha es simplemente con su ego. ¡Lo que debería
ser un acto estático se vuelve igual de divertido que pagar las cuotas mensuales!
Cuando pregunto a la gente qué músico los llevó a la música, a menudo
mencionan uno que ha trascendido estas limitaciones. En las manos de este tipo
de personas, la música tiene el potencial de cambiar vidas. Incluso cuando los
principiantes van a sus conciertos, sienten que algo se abre dentro suyo. La gente
puede alcanzar este estado en cualquier tipo de trabajo, pero usualmente no lo
hacen, porque no consideran su trabajo como creativo o “sagrado”. Después de ir
a un concierto que transfiere este sentimiento especial, pueden sentirse con
deseos de esperar quince minutos extra antes de prender la televisión al llegar a
casa. Si el músico tuvo ese efecto, ¡ciertamente fue importante!
Una de las atracciones del arte es la posibilidad permitirnos abrir el corazón y
exponernos a un nivel de inspiración no experimentado normalmente.
Entusiasma y deleita. Gente de todo el mundo ha buscado esta experiencia en
muchas maneras. Algunos la buscan navegando o escalando montañas, y otros al
inyectarse heroína o comer azúcar.
Si miras videos de artistas como Vladimir Horowitz, Miles Davis, Count Basie,
Itzhak Perlam y otros, verás cómo tocan desde este espacio. Después de
considerar el material de este libro, te sentirás bañado en una nueva luz al ver lo
que están haciendo artistas como éstos. Cuando Miles Davis se acercó al
micrófono, se concentró en ese espacio antes de tocar la primera nota.
Frecuentemente había largos silencios entre frases. En ese tiempo, uno podía ver
y sentir como se re-centraba. Eso es muy raro en los músicos de jazz hoy en día.
Esa práctica tiene el efecto paradójico de levantar la conciencia de una persona e
incrementar la intensidad del momento. ¡Miles Davis tenia a la audiencia
paralizada antes de tocar la primer nota! Igualmente, cuando Vladimir Horowitz
tocaba, podías ver una quietud y concentración absoluta mientras “observaba sus
manos” tocar la obra. En una mente abarrotada no hay lugar para lograr ese nivel
de concentración, no hay lugar para preocupación o duda. Nunca verás a estos
maestros pensando, “¡Vaya, de verdad espero sonar bien para toda la gente ahí
afuera!”
Lo sabes cuándo lo ves. Lo sabes cuándo lo oyes. La habitación se electrifica
rápidamente.
Miles fue uno de los mejores ejemplos de la modernidad respecto al poder
completo del “espacio maestro”. Cuando tocaba, no lo comparabas con otros
trompetistas. Ni siquiera pensabas que Miles era un trompetista. Hablas de Miles
cuando hablas de espíritus, de experiencias místicas. Cuando hablas de
trompetistas, Dizzy Gillespie, Freddie Hubbard, Kenny Dorham, Fats Navarro y
Wynton Marsalis te vienen a la mente. Pero cuando Miles tocaba, no pensabas
qué instrumento era, sino que pensabas en su aura, en el sonido de su banda. Tus
ojos lo seguían cuando caminaba por el escenario. Quizás no tocaba la trompeta
tan bien como esas otras personas, pero cuando tocaba la primer nota, captaba tu
atención. Otros podían tocar mil notas y no tener nuestra atención de esa manera.
Keith Jarrett dice, “Cualesquiera que fueren las ropas que Miles vestía, siempre
era Miles. Cualquier ruido que estuviera a su alrededor, Miles todavía tocaba
desde esa necesidad, su sonido venía de ese silencio, el líquido vasto, el silencio
sin bordes que existía antes de que el primer músico tocara la primer nota.
Necesitamos ese silencio, porque ahí es donde está la música”. 8
Falsos Idolos
El jazz, como otros tipos de música, siempre fue acerca de la búsqueda por la
inspiración y la conexión interior. Esta conexión fue el tesoro elogiado o
codiciado por poetas y artistas a través de la historia de la humanidad. En los '20
y los '30, muchos músicos de jazz la buscaron a través del alcohol. En los '40,
era la heroína, el nuevo entusiasmo. ¿Y cuál es la atracción de la heroína? No
puedes pensar, sólo puedes hacer. No puedes tocar mucho, sólo puedes tocar lo
que quiere salir. Aceptas todo lo que viene sin preocupación o dolor. Así que, en
su propia manera, esos artistas también estaban buscando al “espacio”. Incluso el
gran Charlie Parker sintió esta necesidad. Hay historias de él llegando a la
presentación sin su droga, tocar mal, dejar el lugar, conseguir algo de heroína,
volver y tocar genial.
Esta no es una recomendación para empezar a inyectarse heroína; pero ilustra
que la búsqueda interior de alguna manera siempre prevaleció en el artista. ¡La
primera vez que Charlie Parker usó heroína debe haber sido exquisito! Pero el
gran pecado de todas las drogas es que… ¡el sentimiento no dura! Siempre tienes
que consumir más, consiguiendo menos y menos de ello. Al incrementar la dosis
de lo que sea que seas adicto, sea la violencia o la torta de chocolate, el resultado
es siempre triste o incluso trágico. Temprano en su vida, John Coltrane encontró
la heroína. Un poco más tarde, usó LSD. Las drogas psicodélicas de los '60 y '70
le dieron al usuario un tipo diferente de experiencia. Tenías la agitación, pero
también se abría una ventana que te permitía ir más allá de la realidad física y
explorar otros reinos de la conciencia (similar al “entusiasmo” ilustrado en esos
comerciales de cereales”) En este estado, el músico puede oír y ver en otros
niveles. Con sentidos aguzados, era posible extraer el éxtasis de cada nota. Pero
cuando el efecto se va, la ventana se cierra para siempre, haciendo sentir al
estado natural seco e intolerable. Eventualmente, para John Coltrane, la
búsqueda lo llevó a estar en contra de las drogas. Hacia el final de su vida, su
camino había evolucionado a la meditación, dieta y espiritualidad. Corrió la
gama, pero siempre estaba buscando el mismo estado. Al final encontró lo que
estaba buscando dentro de si mismo. La estupidez de la historia humana es la
búsqueda de este estado en cosas de nuestro exterior. Esto explica todas las
guerras, todas las misiones por dinero, poder, sexo y otras experiencias
sensoriales. La seguridad definitiva que uno busca sólo puede ser encontrada en
el interior.
Toco la música desde este espacio. Cuanto más tiempo toco, más profundo voy
al “espacio” y mi mente se vuelve más calma. Otros asuntos parecen menos
importantes. Me concentro más y más profundamente en el momento. La
inspiración y las ideas empiezas a fluir a través de mí. La ejecución de la música
se hace automática. Me encuentro descansando más y más al progresar la
música. Cuando alcanza el punto de suceder por sí misma, soy capaz de tocar
toda la noche. De hecho, ¡tengo problemas para parar! Encuentro que amo más
tocar ahora que cuando era un niño, ¡y la música saliendo es más de lo que
podría haber deseado!
No malgastes tu tiempo predicando sobre drogas y sexo. No es acerca de ser
dejado afuera del Espacio del Cielo. Creo que cualquiera sea la fuerza que guía
el principio de nuestra existencia, El/Ella quiere que nos sintamos bien todo el
tiempo. Esa potencia nos ha dado un néctar dentro de Nosotros. Pongo
“Nosotros” en mayúsculas porque me enseñaron a poner en mayúscula el
nombre de Dios. Ahí es donde he venido a creer que El/Ella viven, en el espacio
interno dentro mío. Si pudiéramos quedarnos quietos y calmos para sentir ese
poder, llegaríamos a conocer un éxtasis duradero. Debemos decidir que es más
importante entregarse al espacio y amar lo que nos da en lugar de tocar bien.
Una vez que la decisión está hecha, la música se nos abrirá y nos revelará todos
sus secretos. Experimentaremos olas de regocijo. Entonces nos convertiremos en
balizas para señalizar a otros, y nuestra misión realmente será importante.
Práctica
Quizás la música se siente muy bien mientras te encuentres a cinco metros de tu
instrumento, pero a medida que te acercas, aparece una energía diferente y tu
conexión disminuye. Es como una película de terror en la que a la distancia la
novia se ve hermosa pero cuando te acercas, el vestido está harapiento, su cara
está arrugada, su pelo seco y despeinado, las flores se marchitaron y todos los
pétalos de su bouquet cayeron; y para cuando finalmente la alcanzas, ¡se
convirtió en un esqueleto!
¿Cómo podemos retener la bendición de la libertad cuando nos aproximamos a
nuestro instrumento? Debemos dejar de lado todos los deseos y enfocarnos en el
amor. Para tener el néctar fluyendo a través de nosotros, debemos honrar nuestro
ser interior, y practicar recibiendo lo que nos ha sido dado. Debemos practicar y
fortalecer esta conexión diariamente. Hasta debemos salir de la música para
hacerlo. Esto realmente es importante, ya que tocar es tan adictivo, que
fácilmente nos tira hacia afuera del verdadero objetivo y nos lleva hacia reinos
mucho más mundanos.
Pero cuando haces la conexión interna, tocar más bien se convierte en algo así
como tomar dictado. Trabaja con el pensamiento de Soy un maestro, y
eventualmente será así.
“No les temas a los errores. No existen.”
- Miles Davis
____
1Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery p. 38
2Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message, p. 20
3Darshan Magazine, March 1994, p. 42
4Chase, Mildred. Just Being at the Piano. Berkeley: Creative Arts Books.
5Holroyde, Peggy. The Music of India. New York: Praeger Publishers, Inc.,
1972 (p. 49).
6The Universal Mind Of Bill Evans: The Creative Process and Self Teaching.
Rhapsody Films Inc., 1991
7Copeland, Aaron. Music and Imagination. Cambridge: Harvard University
Press, 1952.
8Jarrett, Keith New York Times Article
Capítulo 11
No hay notas incorrectas
Improvisas desde una consciencia expandida, descubres que, en realidad, ¡no
hay notas incorrectas! Lo apropiado y lo adecuado son productos de la mente.
Tratar de vivir con esas guías imaginarias reprime el flujo. Durante las clínicas
he mostrado esto muy claramente al tocar “All the things you are” de A.W. en
dos tonalidades simultáneamente. Voy a tocar los acordes en “La bemol” y la
melodía en “La”. Tocar en dos claves debería crear bastantes notas erróneas.
Debería sonar tremendamente disonante, pero ¡todos quedan impresionados con
lo bien y estimulante que suena! Aquí hay un secreto, si se tocan las notas
disonantes y el músico las acepta como diatónicas (o “consonantes”), ¡la
audiencia también las va a interpretar así! Por el contrario, hasta la melodía más
simple le sonaría extraña a la audiencia si el músico no entendió la melodía. Si
escuchas las notas incorrectas, las meditas y las aceptas con tu corazón,
afirmando su belleza, se convertirán en diamantes sonoros, brillando
afinadamente. Puedes resolver tales intervalos disonantes de la misma manera,
Cuando un demente frecuenta personas a quienes la violencia les es algo
consonante, su locura puede convencerlos de que la violencia es hermosa. Ante
su presencia, ¡sus seguidores estarán enfermos, cayendo presas de su
autodeterminación! Luego quizás se cuestionen cómo pudieron haber caído bajo
su hechizo.
Charles Manson tenía esa convicción que tienen los dementes. Su relación con la
violencia fue como la de Monk con la disonancia. Manson tenía tal amor por la
violencia que la gente que estaba bajo su influencia aceptaba su locura.
Ciertamente fue lo mismo con Hitler. La gente estaba tan “inspirada” por su
mensaje que seguía su liderazgo. Tenemos ansias de inspiración. Cuando alguien
actúa con completa confianza, incluso por razones dementes, llena un vacío en
nosotros. Por la fuerza de su personalidad, los individuos carismáticos hacen que
sus seguidores realicen cosas insanas. Esto prueba el punto de que la fuerza del
deseo por la auto aceptación de una persona pueda ser tan fuerte que cambia el
punto de vista de las masas.
Los músicos de todas las épocas, utilizando ese lugar intuitivo, usaron notas que
la sociedad de esos tiempos creyó que eran insanas. Un renombrado pianista
recuerda el alivio que sintió durante una presentación cuando al equivocarse en
tocar ciertas notas, Charlie Parker exclamó “te escucho”, habiendo interpretado
el saxofonista a las notas erróneas como un interesante chord voicing. 1 (NdT 1)
En la película Robin Hood, Maid Marian le dice a Robin Hood, “¡Hablas de
Traición, mi señor!” A lo que Robin Hood le responde: “!con fluidez!” (NdT 2)
A menudo el visionario es tomado como hereje y como la herramienta del
diablo. A través de la fuerza de su voluntad y su sincera necesidad de mayor
intensidad en la música, el visionario musical nos ha convencido una y otra vez
que estas disonancias eran las nuevas notas correctas. La herejía del siglo 14 se
convirtió en la sabiduría convencional del siglo 15. Así que la pregunta es: si las
notas sonaban mal y poco usuales en el siglo 14, ¿cómo es que se volvieron
deseables en el siglo 15? La respuesta es que ¡nunca estuvieron mal! Solamente
las escuchamos de esa forma. Por lo tanto la verdad: no hay notas equivocadas.
Hay un dicho zen que dice: “La verdad comienza como una herejía, se convierte
en moda y decae en superstición”
Descontrolado por tus prejuicios, tu gusto por la consonancia y disonancia te
lleva hacia adelante y hacia atrás como el deseo de frío y caliente. ¿Qué sienta
mejor que un fuego tibio y un chocolate caliente luego de haber jugado todo el
día en la nieve? Pero luego de haber estado transpirando por un rato, sacándote
más y más prendas, ¿no te gustaría estar con el aire acondicionado? De esta
misma forma estarías fluctuando entre consonante y disonante. Luego de un
tiempo de tocar “dentro” de los cambios o acordes de una canción, mis oídos me
piden de tocar “afuera” de los acordes. Pero tan pronto como siento la
responsabilidad de tocar “afuera”, algo que se vuelve soso y aburrido, me
encuentro tocando la más simple, dulce y deliciosa melodía.
NdT 1: Chord Voicing se refiere a distintas formas de tocar un mismo acorde.
NdT 2: Juego de palabras propio del inglés You speak treason No me considero
moderno ni tradicional, dentro o fuera, nuevo o usado, ya que prefiero no
encasillarme en definiciones rígidas.
El Principo Monk
Thelonious Monk ha sido un perfecto ejemplo del creador con una fuerte
conexión interna. Sus composiciones y ejecuciones eran una extensión de su
personalidad, e inventó chistes musicales que nadie había pensado antes. Sus
composiciones son obviamente grandiosas, pero piensa un momento en su estilo
de ejecución. Tenía un estilo un tanto espasmódico e irregular, tocando ritmos
extraños con un sentimiento raro. Sus voicings (NdT ver “Chord Voicings”)
estaban muy lejos de los hermosos acordes de Bill Evans, ni podía crear un
groove (NdT) fácil como Red Garland o Wynton Kelly. ¡Por el amor de Dios!
¡Art Tatum todavía estaba vivo! Si el punto es solamente la ejecución pianística,
¿por qué escuchar a otro que no sea Art Tatum? Se decía de Monk que podía
hacer que un piano de cola de concierto sonara como un piano vertical
desafinado. Ciertamente en sus días había mejores pianistas. Entonces ¿por qué
Thelonious Monk fue tan reverenciado? La respuesta es que tenía la profundidad
del sonido, la arrogancia de tocar lo que él quería. Fue un desinhibido de mente
y un fortificado de espíritu. Detrás de cada nota tenía la creencia de que “ésta es
la verdad”. El no creía en notas incorrectas. Creía que había notas correctas
porque las tocaba.
¿Crees que cada nota que tocas es la correcta o estás siempre buscándola? El
mundo está hecho de dos clases de personas: los que tocan lo correcto y ¡los que
buscan tocar lo correcto! Miles Davis siempre estaba tocando la nota correcta a
continuación de la nota equivocada. Monk tenía tanta convicción en lo que
tocaba (posiblemente disfrutando de la indignación moral del establishment),
que mientras tocaba, nadie podía concebir nada más. Tenía el mismo efecto en la
audiencia que el hombre demente descripto antes. La autenticidad de Monk
venía del permiso que se daba para ser un genio, de tomar pedazos de chatarra
con la que muchos de nosotros no sabríamos qué hacer y proclamar “esto es
hermoso”. Y aún hoy, cuando uno toca un tema de Monk, instintivamente trata
de tocar como él. Existen muchos pianistas jóvenes que pueden tocar más
eficientemente que Monk, pero al tocar una canción de Monk, tratan de dejar su
propio estilo para sonar como Monk. Eso es lo poderoso de su legado ¡nadie
puede escuchar otra cosa!
Sin embargo, no vas a obtener autoridad tratando de ser Monk; vendrá de ser tú
mismo. Esa es la única forma en la que una persona puede convocar ese tipo de
fortaleza. Jamás podrás tenerla por imitación. Tienes que crear. Para que la
música sea real, tiene que venir de un lugar más profundo que la “pequeña
mente” ¡y podremos escuchar la diferencia!
Mente, ¡Compórtate!
Mientras tocas, no debería haber ninguna interferencia intelectual. El intelecto es
bueno para elegir un instrumento, enseñar o llegar a la presentación a tiempo. Es
bueno para lo académico, para practicar escalas, leer libros y estudiar. Pero no es
bueno para crear. El intelecto debe entregarse al instinto al momento de tocar.
Estando en el escenario, varias veces he observado a mí alrededor con diversión
como otros se encontraron con un problema relacionado a su propia creación.
Fue una sensación muy trascendente.
Muchos de nosotros creemos que la licencia para crear es para otros, no para
nosotros. Pero la gente inspirada nos muestra que es posible para todos.
William Blake dijo, “Jesús era todo virtud, y actuaba desde sus impulsos y no
desde las reglas.” The Marriage of Heaven and Hell. ¡Esa descripción suena
bastante como Monk y Miles! Imagina el aire enrarecido que Louis Armstrong
debe hacer respirado cuando él y sus contemporáneos desarrollaban, sin
precedente, lo que se convertiría en el jazz. Es como si hubiera un banco
cósmico en algún lado del universo donde los grandes tienen sus cuentas. Las
monedas son la creatividad y las ideas ilimitadas. El resto de nosotros siempre
estamos tratando de que nos presten algo de sus cuentas. ¡No quiero pedir
prestado, quiero abrir mi propia cuenta! No quiero tocar como tocaba Monk,
quiero sentirme de la manera que él se sentía cuando tocaba. Me gusta sentir que
nadie ha tocado este instrumento antes de mí; eso es como una piedra sin tallar
en la que Dios puede embellecer con sus mandamientos. ¡Y puede haber nuevos
testamentos todos los días!
“Ese es el sonido más hermoso que he oído”
Es necesario algún tipo de lavado cerebral, no en el sentido de controlar la
mente, sino en el sentido de “Mi mente está realmente sucia, ¡necesita un buen
lavado!” Cuando suelto mis manos en el piano, no importa lo que sale, digo:
“Ese es el sonido más hermoso que he oído”. Inténtalo en tu propio instrumento.
Toca una nota, y antes de que tengas tiempo de evaluarla, proclama, “Ese es el
sonido más hermoso que he oído”. ¿Estarás oprimido por si el sonido es bueno o
malo, o te deleitarás en “Ese es el sonido más hermoso que he oído”?¿Cual es
cierto? Ninguno, en el sentido objetivo. El sonido no es ni bueno o malo,
hermoso o feo. Nosotros imponemos esos valores en ellos. O las dos
declaraciones son verdad, dependiendo de lo que creas. ¿Qué creencia acogerás?
¡Debería ser la que mejor le sirva a tu creatividad! ¡Te encontrarás mucho más
libre y poderoso si asumes que todas las notas que tocas son el sonido más
hermoso que has oído!
Esta actitud quizás te parezca un poco loca, pero infunde una luminosidad que
hace brillar a tu música. Recibirás alegremente ideas sin estrechar el canal por el
que la música puede pasar a través tuyo.
Querer tocar bien y querer hacer una “conexión interna” son seguidamente metas
contrarias. A veces es absolutamente necesario permitirte tocar lo que tu
intelecto llama “mala música” para que la conexión interna pueda establecerse.
Decir, “No hay malas notas” o “Todas las notas que toco son el sonido más
hermoso que he oído” puede sonar un poco como la filosofía New Age, pero
Miles Davis tenía una manera distinta de decirlo:
“Esto es lo peor que he oído, y si no piensas eso, ¡te voy a patear el trasero! Esa
era su manera de decir, “Todas las notas que toco son el sonido más hermoso que
he oído”.
Los beboppers también tendían a ser menos que filosóficos acerca de ello, ¡y el
problema podría resolverse con los puños o incluso con cuchillos y pistolas!
Pero incluso aunque no fueran siempre la gente más amable, la esencia de su
fuerza contenía este mismo principio. Tenían completa confianza en lo que
estaban por tocar. Esto les permitía unirse con una parte más profunda de sí
mismos y golpetear directamente las olas internas de inspiración. También debe
ser dicho que una persona puede tener una gran maestría en su música e incluso
poseer poder espiritual impresionante, ¡y no ser una buena persona!
El punto es: tú también tienes permiso de creer en ti, pero ese permiso debe venir
de ti. No te lo darán hasta que vean que ya lo tienes. Meditemos sobre esto.
____
1Berliner Paul F. ”Thinking in Jazz: Composing in the Moment.” Jazz Educators
Journal, May 1994. (p. 33).
2William Blake, The Marriage of Heaven and Hell. London, 1793.
Capítulo 12
Meditación #1
(Por favor escuchar la Meditación #1 en el CD)
Soy grandioso. Soy un maestro.
Párate cómodamente en el piso… Toma aire profundamente… Hazlo bien. No te
engañes. Realiza una hermosa toma de aire. Toma aire otra vez, y espira
lentamente. Mientras vivimos día a día, la cosa más esencial es respirar, y sin
embargo lo hacemos de manera corta (una pista de que algo anda mal). Ahora
mismo, en este hermoso día de tu vida, toma aire profundamente… Respira
dentro de ti… Respira dentro de tu propia grandeza. En este mismo día,
comprométete a devolverte tu grandeza. Respira y conéctate con tu fuente de
poder y magnificencia. Toma aire otra vez y disfrútalo, como si dijeras “Sírvete
otra rebanada de tarta”. Imagíname cocinando una gran y deliciosa tarta. La
rebanada que te di no fue lo suficientemente grande, y tienes que servirte otra.
Ahora, trata al aire así. Toma aire como si de verdad lo necesitaras. Comienza a
relajarte. Siente la relajación desde la punta de tu cabeza hasta tus pies…
Cualquier ropa incómoda que estés usando suéltala un poco. Suelta tu cinturón si
es necesario. Sácate los zapatos si te molestan. Ponte lo más cómodo posible.
Deja que éste momento sea un descanso del perpetuo malestar.
Inhala profundamente, y exhala lentamente… otra inhalación profunda… y
exhala lentamente. Ahora relaja tu cabeza y tu rostro… deja que tus mejillas se
relajen, ahora tu mandíbula… y deja que tus ojos se relajen, y tu boca…
lengua… garganta… orejas… deja que se relajen e imagina que los canales se
están haciendo más y más anchos, hasta que tu cabeza entera… desaparece.
Relaja tu cuello… y tus hombros. Muchos de ustedes sienten demasiada tensión
en sus cuellos y hombros porque su enemigo, el miedo, los mantiene tensos. El
miedo a la gente… miedo a tocar… miedo a sonar mal… miedo a no
sobrevivir… miedo a no ser bien visto… miedo de no ser un músico exitoso…
todo esto se registra en los hombros y el cuello.
Incluso si no eres capaz de deshacerte de esta tensión, sólo tienes que notarla y
estar dispuesto a dejarla ir.
Cuando respiras, nota cualquier dolor que sientes y déjalo ir. Si persiste,
entonces obsérvalo. Da un paso al costado y obsérvalo como si fuera el cuerpo
de alguien más. Haz eso con cada parte de tu cuerpo.
Ahora relaja tus omóplatos… tu pecho… tu espalda… respira profundamente
cuando te concentras en los músculos y los huesos de la caja torácica, y déjalos
ir… déjalos caer. Imagina que estás agarrando estos músculos fuertemente en tu
mano… luego imagina relajando la fuerza con la que los agarras, abriendo tu
mano, y soltándolos como si soltaras un pájaro para que vuele.
Relaja tu estomago… tu espalda… y ahora tu columna. Ahora trata de sentir tus
órganos internos. Relaja tu hígado… tus riñones… tus pulmones. Fíjate si
puedes sentir el musculo del corazón. Siente donde está en tu pecho. Ahora
mismo, relaja ese músculo. Sigue respirando lentamente y relájate incluso más.
Siente que tus caderas se relajan… déjalas estar sueltas… y tus posaderas… tus
muslos… rodillas. .. tus pantorrillas… tus tobillos… y tus pies. Tus pies son
usualmente abusados por zapatos apretados, caminar, mover los dedos cuando
tocas, también por el miedo. El miedo se aloja también en los pies. Estira tus
dedos y déjalos que se relajen.
Respira profundamente y manda ese aliento a través de tu cuerpo entero.
Escucha ese aliento entrar y salir. Déjate descender al lugar más profundo, más
relajado adentro de tu cuerpo…
Estamos estableciendo una conexión desde tu Yo más interior hacia tu
instrumento. Desde este día en adelante, practicaremos esa conexión directa.
Comienza concentrándote en tu mente…
Naturalmente, hay muchas preguntas que surgen. ¿Cómo podría funcionar desde
este espacio meditativo? ¿Cómo puedo tocar sin perderme? ¿Cómo puedo
practicar? La respuesta a estas preguntas vendrá, pero por ahora, dejemos ir a
todas las dudas. Relajemos la mente y observemos los pensamientos que puedan
pasar a través de ella. Si no hay pensamientos, ¡entonces estás verdaderamente
bendecido! Ese es el cielo en la tierra. Pero si estás teniendo pensamientos, no
trates de detenerlos, sólo observa… al observar tus pensamientos, puedes
encontrar que tu mente se está aquietando. Inhala y deja ir a la necesidad de
tocar bien… respira, y deja sueltas todas las presiones para tocar música… libera
la necesidad de tocar música… sólo por un momento… no te lastimará…
¡puedes tener todas tus obsesiones de vuelta después de este ejercicio!... pero por
ahora… sólo déjalo ir…
Ahora inhala profundamente y sopla cualquier otro pensamiento de limitación o
negatividad. Imagina una increíble luz brillante que baja sobre tu cabeza,
cálidamente llenando cada célula. Esta luz sanadora está llenando tu cabeza, de
la misma forma en que se llena una pecera con agua o un globo con aire. Siente
esta luz brillante entrando a tu cuello y hombros. Imagina que calienta
suavemente cada célula de las partes del cuerpo que comenté. La luz penetra
ahora en tu cuello y espalda. Siente la luz como si fuera un rayo desplazándose y
luego estallando por tu columna. Imagina la luz llenando tu estómago, caderas, y
bajando hacia tus piernas. Siente como se desplaza hacia cada dedo de los pies
como rayos láser. Ahora imagina la luz vertiéndose sobre tu cuello y hombros,
vertiéndose como lava derretida sobre tus brazos, muñecas y manos.
Esa luz ahora penetra en cada dedo como láseres, en tus ojos, oídos, boca, nariz,
dedos, pies, y cada poro de tu cuerpo. La luz se derrama por todo tu cuerpo, y
eres un vehículo vacío para esa luz.
Permítete imaginar todo esto. No te preocupes por si es verdad o si está
funcionando; sólo haz que funcione. Imagina que la luz se vuelve más y más
brillante, más y más caliente…y de repente, ¡desapareces! ¡Todo lo que queda es
luz!
Imagina que no es un lugar al que sólo puedes acceder a través de la meditación,
sino que ésto es lo que realmente eres. Imagina que ésto es tu ser real. Cuando
inhalas piensa: “Soy perfecto, soy un maestro” Y cuando exhalas, libera todo
pensamiento negativo…nuevamente inhala el pensamiento “soy un maestro”.
Exhala cualquier sensación de fastidio, negatividad, o baja estima. Y con cada
inhalación llega el pensamiento “Soy grandioso, soy un maestro”
Esta nueva imagen de ti puede ser incómoda. Estamos bastante cómodos con
nuestras limitaciones. Pero ahora, pon ese mensaje en cada célula de tu mente y
cuerpo: “Soy grandioso, soy un maestro”. Recorre tu cuerpo y mente buscando
cualquier residuo de negatividad, dejándola ir con una exhalación, diciendo:
“soy grandioso, soy un maestro.”
Ve al mismo centro de tu ser, y respira la idea “soy grandioso, soy un maestro.”
Repítelo varias veces en voz baja “soy grandioso, soy un maestro.” Deja que este
pensamiento se vuelva más y más confortable. Déjalo convertirse en un
sensación normal con cada segundo, no una sensación especial ni inusual. “Soy
grandioso, soy un maestro.” “Todo lo que hago es grandioso, cada nota que toco
es grandiosa.” Deja que este sentimiento te cubra completamente.
Entrégate. Renuncia a las imperfecciones ahora. No esperes a mañana. No
esperes hasta las 2:00 del sábado. Hazlo ahora. Conviértete en el maestro que ya
eres…ahora. Es la verdad que ya eres perfecto. Entrégate a esta verdad. Eres lo
que piensas. Llena tu cabeza con esta fragancia, Soy muy grandioso.
Cuando haces cosas con creencias que son limitadas, ellas manifiestan resultados
limitados. Así que ahora mismo, comienza la práctica y mantenla cada día por el
resto de tu vida. Por sólo algunos momentos al día, te recordarás Soy grandioso,
Soy un maestro. No necesito mis acciones para probarme esto, comienzo mi día
con esta creencia. Inhala profundamente otra vez.
Descansa en el conocimiento de tu grandeza. Respira…profundamente… y
exhala… lentamente… dejando ir todos tus pensamientos… y amándote…
conociendo el maestro dentro de ti… No lo pienses como algo externo a ti, pero
sí como una realidad que nunca habías percibido. No tienes que hacer nada para
ser grandioso. Es un hecho. Naciste fantástico, y nunca has perdido tu grandeza
ni por un segundo. Deja que este nuevo pensamiento tenga lugar en tu descanso.
Imagina que te han preparado una hermosa cama. Una tibia, suave cama con
mullidas almohadas y mientras te sumerges en ella, te sumerges en tu propia
grandeza. Finalmente, practica, una vez más, sin ninguna duda, sin invocar
ningún argumento racional que lo niegue, utilizando toda tu imaginación como si
lo hiciera un niño: “Soy perfecto, soy grandiosos, soy un maestro”
|Capítulo 13
Maestría sin esfuerzo
El término “maestría sin esfuerzo” es redundante porque la maestría es la
ejecución sin esfuerzo de la música. No se refiere a cuántas cosas uno puede
hacer, sino a la calidad con la que uno hace algo. Si puedes hacer algo
perfectamente, todo el tiempo, sin pensarlo, entonces eres un maestro en eso.
El maestro de jazz inconscientemente usa una enorme cantidad de información
que utiliza para improvisar en sus solos. El maestro clásico ejecuta todos los
aspectos de la pieza- la digitación, la dinámica, y todas las notas correctas- sin
pensarlo. A la hora de hacer una presentación, la música se toca a sí misma
mientras los músicos observan.
Ser un maestro de la música improvisada no quiere decir que uno sea capaz de
tocar todos los estilos o todos los tipos de canciones. No significa tocar bien
música latina y fusión, y también tocar genial bebop, aunque una persona como
esa puede ser llamada un maestro de los estilos. El término maestría no se refiere
a tocar cambios complejos de acordes como por ejemplo Giant Steps de John
Coltrane, o ser capaz de tocar El Vuelo del Moscardón.
Maestría es tocar lo que sea que seas capaz de tocar… todo el tiempo… SIN
PENSAR.
Esta es la razón de por qué los grandes pueden hacer lo que hacen todas las
noches, sin vacilar. Es así de fácil. ¿Por qué ciertos artistas de jazz “arden” todas
las noches en todos los solos? Porque “arder” les viene fácil. Puede que babeen
cuando hablen, o tengan problemas escribiendo su nombre o atando sus zapatos,
pero en el instrumento, ¡arden!
Hay maestros de diferentes aspectos de la música. Por ejemplo, Wynton Kelly
era un maestro del ritmo. No tenía el desarrollo de los acordes que tenía Bill
Evans, pero la manera que danzaba en el ritmo era de una maestría trascendental.
Miles Davis no podía tocar todas las notas que tocaba Dizzy Gillespie, pero era
un maestro del espacio profundo, del fraseo, y de la expresión. Para ser percibido
como un maestro, uno debe quedarse en los límites de lo que viene fácil y
naturalmente. Después de escuchar a un gran músico, quizás estemos tentados de
alcanzar cosas que todavía no entendemos y ponerlas en un pedestal. Es en ése
preciso momento que perdemos el camino o perdemos la conexión interna. La
tensión y la presión han reemplazado el flujo. Irónicamente, cuando tropezamos
es cuando estamos tratando de sonar brillantes, mientras que cuando nos
mantenemos en nuestros límites, sonamos mejor. Siempre hay una división entre
lo que el ego quiere tocar y lo que sale. Aunque el maestro pueda tener una
excelente habilidad técnica, no notarás sus esfuerzos por mostrarla; la técnica se
manifiesta inconscientemente. Muchos de nuestros artistas favoritos no son
técnicos abrumadores, pero hacen profundas interpretaciones. Otros pueden ser
maravillas técnicas, pero criticamos su falta de expresión. En el jazz, tenemos
ejemplos de músicos que quizás no sean los mejores en cuanto a técnica, pero
indudablemente son maestros de la música pura. Cuando los escuchas, no puedes
concebir otra manera de tocar.
En los deportes, a menudo sucede que el equipo con menos “estrellas” gana
todo. Los jugadores o el entrenador siempre estarán hablando acerca de
“quedarse en su lugar”, o “sólo hacer lo que pueden”. En la improvisación, el
que se queda en su lugar puede percibirse como un maestro.
El agregado del arte impresionista es la habilidad de ejecutar música
técnicamente avanzada con la misma facilidad e inspiración que si tocara una
simple canción folk. Si uno combina maestría técnica con la “canalización” de
inspirarse directamente desde adentro, el resultado puede ser genial (yo
considero la ejecución de las escalas, acordes, dinámicas y expresiones como
“técnicas”). Después de que todo es dominado, el interior se puede manifestar
sin impedimento por la falta de conocimiento del vehículo (a saber, el músico).
En esta luz, entrenarse a uno mismo al máximo nivel posible puede ser
considerado como un acto de adoración al ser interior.
Ejecución sin esfuerzo
Para que seas un maestro en al menos una parte de tu instrumento, lo deberías
sentir tan simple como tocar una sola nota. No importa si eres pianista o no, ve al
piano y deja caer tu dedo sobre una tecla. Observa que fácil fue y cómo lo hiciste
sin pensar. Incluso los pasajes más difíciles en la música clásica se deberían
sentir así de seguros. En realidad, tenemos varios ejemplos de maestría sin
esfuerzo en nuestra vida, sólo que no los consideramos muy sorprendentes. Por
ejemplo, todos somos maestros usando un tenedor. Podrías estar hablando,
haciendo el amor o tus impuestos y nunca usarías mal un tenedor. En las cientos
de miles de veces que has usado un tenedor, ¿alguna vez le fallaste a tu boca?
¿Alguna vez te lo clavaste en el ojo o la oreja? No, ¡lo metes todas las veces! Esa
es la manera que se siente haber llegado a la maestría musical. Los
improvisadores profesionales, sin importar si tocan la tabla india, o sean
saxofonistas de be-bop, pueden acceder siempre a su lenguaje de esta manera.
Practica hasta la Perfección
¿Cuán bien debes aprender un material? Comparo esto con una persona que
camina la cuerda floja en el circo. Debe aprender a caminar en la cuerda tan bien
que nunca debe cometer un error. Tiene que ser fácil para él, sin importar que tan
difícil le parezca a la audiencia. Si es fácil, lo hará perfectamente todas las veces
sin mucho esfuerzo. Por otro lado, si ha aprendido a caminar en la cuerda floja
de la manera que algunos de nosotros hemos aprendido a tocar, ¡ya debería estar
muerto!
Todos los instrumentistas hacen un caso de por qué su instrumento en particular
requiere esfuerzo. Otra vez recuerdo al circo. En cierta ocasión vi al Cirque du
Soleil, un maravilloso circo que presenta música y coreografía. Sus actos son
muy excitantes e inusuales. Mientras los artistas estaban haciendo increíbles
hazañas, yo miraba sus caras y notaba que a pesar de todo, estaban muy calmos,
¡sonriéndole a la audiencia o a sus compañeros mientras sus cuerpos estaban
haciendo movimientos tan increíbles que creaban ilusiones ópticas! Puedo
garantizar que lo que vi fue al menos tan difícil como tocar la trompeta, sin
embargo lo ejecutaban perfectamente durante diez o nueve shows a la semana
haciéndolo parecer fácil.
Si la vida de uno depende de hacer algo bien, como en el caso de los que
caminan la cuerda floja, uno debe practicar a un nivel mucho más profundo.
Pero de hecho, muchos estudiantes y profesionales no han ensayado
adecuadamente lo básico, y por lo tanto la música les parece mucho más difícil
de tocar. Hay varias razones que causan esta preparación inapropiada. El sistema
educacional es parcialmente responsable. Como dije antes, nos apuran por
aprender un concepto tras otro (sin mencionar todas las cosas sin relación que
tenemos que aprender y que nos toman tiempo y concentración, que se podrían
invertir en la música). Sólo un porcentaje relativamente pequeño de estudiantes
lo logra a través de esos obstáculos. Muchos, que de otra manera podrían haber
sido exitosos, caen por el precipicio. Pero el principal culpable es la práctica
disfuncional, basada en el miedo, a la que me referí antes. Esa “pequeña voz en
tu cabeza” no te dejará quedarte con un tema lo suficiente para dominarlo.
Desconocido, no difícil
Es bueno ver cosas como familiares o no familiares, en lugar de fáciles o
difíciles. Si te envías el mensaje, “esto es difícil”, la pieza puede acobardarte, y
podrá ser difícil de tocar aún después de que la hayas aprendido. Sin embargo, si
crees que toda la música es fácil, entonces asumirás que la pieza no te es
familiar ya que “aún no se ha vuelto fácil”.
A veces te escuchas tocando mal cosas que has practicado, y ni siquiera te lo
cuestionas. Eso es porque los errores concuerdan con la creencia de que “no soy
un maestro”, o “la música es difícil”. De hecho, el material no ha sido practicado
al nivel correcto de dificultad. ¡La música debe volverse fácil! Ese es el
secreto.
Un ejemplo perfecto se puede encontrar en el standard de jazz All the Things
you are. ¿Cuál es la parte más difícil de esa canción? Muchos músicos
responderían que es la segunda mitad del puente (la parte de la mitad de la
canción). ¿Por qué debería ser eso? Solo es un II-V-I (una progresión de acordes
básica), pero está en la tonalidad Mi mayor. ¿Así que cuál es el problema? ¿Uno
tiene menos talento en Mi mayor? ¿Es menos creativo? ¿Mi mayor es una
tonalidad más difícil? ¿O es menos familiar? Esa es la respuesta. Los músicos de
jazz no tocan muy seguido en esa tonalidad (a menos que toquen guitarra). Una
falta de familiaridad lo hace parecer más difícil porque simplemente no hemos
practicado esa nota. Por lo tanto, titubeamos al buscar las notas correctas,
perdemos el ritmo, y nuestra libertad se destroza. Para los no músicos que no
están familiarizados con lo que estoy hablando, el punto principal es que las
cosas que no han sido dominadas parecen más difíciles de lo que son. Quizás
retrasaste comprar una computadora por muchos años porque parecía muy difícil
de usar. Es la misma idea.
Domina Una Cosa Primero
Deberías quedarte con un ejercicio hasta que logres la maestría. Por ejemplo,
cuando practicas una línea sobre acordes en una tonalidad difícil, hay muchas
lecciones que se deben incorporar: la tonalidad difícil, los acordes, una línea que
tiene más sentido que las líneas que puedes tocar en tiempo, la intensidad rítmica
requerida, la técnica y la digitación necesarias para tocar la línea muy rápido, y
la exposición a los pequeños errores que inhiben la entonación en general.
Es posible concentrarte en el “espacio” mientras practicas una línea y
“esperarlo” para que se ejecute perfectamente (discutiré como hacer esto más
adelante).
Si hiciste esto, muchas cosas deberían mejorar durante la práctica paciente de
esta línea. Al alcanzar tu meta, te escucharás tocar esta frase al nivel de los
grandes músicos. Esto debería inspirarte y darte la confianza para convertirte en
uno de ellos algún día. Empezarías a esperar ese nivel en otros ejercicios, y
notarías cuánto ha mejorado tu música en general. Alcanzar esta maestría es
como escalar la cima de una montaña y observar la vista panorámica. Ahora
sabes que está ahí y que eres capaz de alcanzarla. Logras una facilidad para tocar
que refuerza el mensaje, “Yo soy el maestro. ¡La música es fácil!
Dominar el Ego
Debemos descubrir las tretas del ego para ver cómo arruina nuestro progreso.
Opino que todos estaríamos de acuerdo con este concepto de practicar y tocar,
así que, ¿por qué no lo hacemos? Como dije antes, es porque estamos en un
apuro; necesitamos tocar bien hoy, en nuestra búsqueda de una buena
autoimagen. No estamos en contacto con nuestra belleza interior así que la
buscamos en el nivel de nuestra música. El egocentrismo, del que algunos
músicos sufren en extremo, es la barrera entre nosotros y la maestría.
Esta es la razón de por qué la práctica inicial en este libro no incluye música
tanto como incluye centrarse en uno mismo en el vasto espacio interior, construir
una estructura interior que sostendrá, sin descarrilar, la concentración requerida
para alcanzar la meta. Este modo de práctica le permite al músico llegar a alturas
con las que su ego sólo podría fantasear.
La Técnica de la Maestría genera Libertad
Como se discutió previamente, pueden existir barreras emocionales y
espirituales para tocar sin esfuerzo. Pero la falta de maestría en la técnica en los
varios elementos de la música puede ser otra razón por la que no nos dejamos ir.
Puede que estés volando a través de un muy inspirado solo ¡cuando de pronto un
vacío en tu práctica te devuelve de repente a la tierra! Una corriente de
pensamiento consciente se detiene porque tienes que preguntar ¿dónde está la
siguiente nota? Nada te detiene más que una pérdida momentánea del
conocimiento. Muchos de nosotros nunca llegamos a pasar el estado de luchar
contra la técnica. Pero nunca podremos experimentar nuestros sentimientos
musicales más profundos si tenemos que pensar en el ritmo, el fraseo o los
cambios de acordes. El problema a menudo se atribuye a una falta de talento,
pero generalmente se debe a una falla de algo que no se aprendió correctamente.
Debería ser un objetivo a largo plazo investigar sobre nuevos niveles de maestría
en la técnica, no sólo porque quieres impresionar, sino para facilitar cualquier
dirección que desea tomar el gran espíritu que llevas dentro.
Un profesor cierta vez le comentó a su alumna que domine la técnica para poder
“remontarse con la divinidad de la música” ¿Eso no es hermoso? Luego de haber
dado un concierto, cierto entrevistador me preguntó “si pudiera agregar algo a su
forma de tocar, ¿que sería?” Y sin dudarlo respondí, “más técnica”. Me miró
extrañamente ya que y yo había demostrado distintas habilidades en esta
actuación y ésa no parecía ser la necesidad más apremiante. Además,
políticamente, no fue la mejor respuesta. Me preguntó por qué, y respondí
“porque me encanta dejar que el gran espíritu se manifieste a través de mí. El
sólo se atasca cuando voy por algo que no está ahí con la técnica apropiada. Eso
me distrae de la dicha que estoy reviviendo”.
Ritmo
En los Estados Unidos y partes de Europa, la falla principal es la falta de ritmo.
Vivimos en una cultura que externaliza el ritmo enseñándolo demasiado tarde en
la vida. Los niños que crecen en hogares que escuchan música con ritmo,
obviamente tienden a crecer con ésa música rítmica. La maestría sin esfuerzo en
el ritmo ocurre en determinadas culturas en las que el ritmo es parte integral de
sus vidas. En Brasil, la primera experiencia musical de los niños es rítmica. En
los EE.UU tiende a ser más melódica. ¿Es un accidente que la gente de Brasil
posean más ritmo natural que nosotros? Viví con una familia brasilera durante un
tiempo y, durante la cena, los miembros de la familia levantaban sus cubiertos
para tocar ritmos de samba en sus platos y vasos. Siempre sonaban bien. Creo
que no encontré a nadie en Brasil que se sintiera intimidado por el ritmo.
Conocían sus variedades de ritmos de la misma forma en que nosotros
conocemos a las canciones de cuna. La maestría en el ritmo puede ser más
importante que la maestría armónica ya que en el jazz las melodías y armonías
débiles sonarán más fuertes cuando son ejecutadas con un ritmo fuerte. Pero
incluso las mejores melodías y armonías sonarán anémicas con un ritmo débil.
Por ejemplo, algunos tipos de música latina y afro-cubana tienen la armonía más
simple, y sin embargo ¡esta armonía funciona como vehículo para un desarrollo
rítmico que es algo emocionante de ver y escuchar! La música con la que
crecemos será la más familiar, y por lo tanto la más fácil de dominar. Es una
lástima que la música que absorbemos de niños, particularmente en EE.UU, se
encuentra tan vacía de ritmo (por ejemplo los villancicos de Navidad). También
debe decirse que muchos músicos clásicos pierden el sentido básico del ritmo.
Pueden tener un método para negociar los ritmos más complejos de música
moderna, pero he sido sorprendido varias veces por la incapacidad del músico
promedio para tocar una anticipación de corchea (un ritmo que anticipa el
siguiente compás con una corchea). Habría beneficios increíbles para los
músicos clásicos si las clases de todo tipo de rítmica fuesen obligatorias en los
conservatorios. Si tuvieran un pulso interno mientras tocan Bartok y Stravinsky,
¡escucharíamos orquestas que realmente arden! Para ellos y para muchos de
nosotros, años de adoctrinamiento rítmico deberían estar a la orden del día.
La Forma
La maestría de la forma nos posibilita mejorar de una manera sutil. Cuanto más
natural se convierte la forma, más se transforma en un vehículo para la libre
improvisación. Esto es lo que llamamos “estirar la forma”. Pero el deseo de ser
“complejo” a menudo lleva al músico a una actitud forzada de estirar la forma.
El resultado es una típica falta de groove (ver NdT pág…), y música auto
condescendiente, ¡si es que uno no se pierde completamente! Cuando aprendo
una nueva melodía, especialmente si tiene lugares difíciles para mí, la toco
durante mucho tiempo antes de aprender otra. Me quedo con la canción y
generalmente no la toco con mi trío hasta que haya “trascendido” su forma y sus
cambios (a menos que sea una presentación y que sienta que la pueda practicar)
Sólo entonces la saco del horno, por así decirlo. A pesar que probablemente la
toque bien la primera vez, quiero alcanzar el nivel de ejecución al que estoy
acostumbrado, antes de seguir adelante. Sólo entonces me siento como si
estuviera diciendo algo, usando la forma de la canción para expresarme. Bill
Evans describía a sus canciones como vehículos; son vehículos de autoexpresión o expresión del “yo”.
Puedes aprender más, penetrando la forma de la canción que meramente
“memorizando” muchas melodías. En el último caso, todo lo que haces es
tropezar a través de los cambios, sin hacer que crezca tu nivel de ejecución. Pero
a través de una inmersión profunda en esa canción, ¡evolucionarás a otro nivel
de ejecución! Así, esperarás ese nivel en otras situaciones.
Lo Clásico
En la música clásica, las notas están predeterminadas. ¿Cómo se aplica este
concepto?
Al igual que los instrumentistas de jazz titubean al improvisar sobre acordes en
una tonalidad extraña, también les pasa a los músicos clásicos que titubean al
interpretar pasajes que no han sido incorporados adecuadamente. Esto les pasa a
los dos tipos de músicos por la misma razón: con la mente sobrecargada ¡se
apresuran sobre el material!
La familiaridad con la pieza generalmente ocurre tarde, casi nunca en los
primeros ocho compases. Esto es porque el ejecutante exhibe su mayor paciencia
en el principio de la pieza. Típicamente, comienza desde el principio para que la
parte se vuelva más familiar. Pero mientras avanza, pierde paciencia, y una
pequeña voz en su cabeza lo apura junto con el pensamiento de que ¡hay tanto
más para practicar! Pierde percepción y exagera las pequeñas fallas que
comienzan a aparecer como cucarachas en la cocina. Si lo hace bien una o dos
veces, cree que ya lo sabe. No tiene el cómodo sentimiento de los ocho primeros
compases, pero no tiene tiempo de darse cuento de eso. Al ejecutar la pieza,
siempre tendrá problemas exactamente en los mismos lugares, ya que los ha
aprendido sólo parcialmente. No se ha dado cuenta del objetivo de la maestría
sin esfuerzo. El nunca invierte el tiempo suficiente moviendo sus dedos lenta y
confortablemente a través de los pasajes. Se apura una y otra vez dándole a su
mente y cuerpo un mensaje de ansiedad y disconformidad. El mensaje de alivio
y comodidad jamás fue correctamente enviado.
Cada vez que practico música escrita, me muevo lo suficientemente despacio
como para tocarla correctamente, mientras casi estoy en estado de meditación.
De esa forma, ¡le enseño a mis dedos a tocar por si mismos mientras me
remonto! Al músico clásico se le requiere aprender tanto en un período tan corto
de tiempo que practica para evitar el desastre. Incluso si el músico logra superar
esas aguas turbulentas, tocará con una tensión y esfuerzo que le impedirán
alcanzar la grandeza. La grandeza, de la que está programado para no esperarla,
podría ser de él si hubiera esperado a que arribe “sin esfuerzo”. Puede que no
esté listo muy rápido para un recital, pero su nivel de ejecución mejorará con
cada pieza que absorba, de hecho, con cada compás. Al igual que el
improvisador, encontrará que una composición aprendida a nivel maestro tendrá
más significado que aprender un programa completo de forma tradicional.
Maestría en el Sonido/em>
Otra calidad de la maestría es la absoluta sabiduría con la que el artista expresa
sus notas. Pueden ser simples, pero resuenan de una forma profunda. Esta
profundidad de tono o de frase tiene que ver con la “maestría interna” del artista
y el sonido que esté tocando. Refleja el carácter del ejecutante como un ser
evolucionado, y la profundidad con la que se une con sus notas. Contempla los
diferentes sonidos, y forma relaciones personales con intervalos, acordes, ritmos
y otras cosas.
Por ejemplo, uno pensaría que si dos personas tocan el mismo piano, debería
sonar igual, ya que el sonido se realiza a través del sistema de martillos
golpeando la cuerda. Sin embargo de un músico a otro esas mismas notas
tendrán un sonido muy diferente. Nunca olvidaré cuando asistí a la fiesta del
cumpleaños cincuenta de Bill Evans. No mencionaré ningún nombre, pero había
más pianistas en esa habitación de los que había visto jamás. ¡Sentía que estaba
asistiendo a una convención de un dictador! El pianista que organizó esa fiesta
tenía un piano de cola (tampoco mencionaré el nombre del piano). Era un piano
decente, pero sonaba brillante y metálico, como a veces lo hacen los de esa
marca en particular. Varias celebridades jóvenes se sentaron a tocar para Bill
durante la fiesta. Sonaban genial, y el piano sonaba brillante y metálico como era
de esperar. Entonces se sentó a tocar Bill, y se sintió un cambio milagroso en el
sonido. ¡De repente estábamos escuchando un Steinway B de 1958! El piano
parecía tener esa riqueza oscura que se había vuelto cada vez más rara en los
pianos e incluso más raro en el toque de los pianistas jóvenes. En un momento,
tocó un dueto con otro pianista, ¡y las dos mitades del piano sonaron diferente!
Si tocaba las notas altas, el piano sonaba oscuro y hermoso ahí, y brillante y
robusto en las notas bajas. Cuando tocaba las notas bajas, había un efecto
opuesto. Para mí, esto fue un ejemplo dramático de la relación interna con el
sonido.
Creo que básicamente hay dos razones para el sonido perfecto de Bill bajo
cualquier circunstancia. Tenía los brazos perfectamente equilibrados con
muñecas como amortiguadores, así que siempre podía alcanzar la fuerza
necesaria sin golpear; y debido al profundo y meticuloso proceso por el cual él
incorporaba su material, sus manos siempre sabían perfectamente adonde iban.
Con una certera calma, ellas hacían lo que estaban programadas para hacer. En
esta manera, sus manos no tenían que arremeter por las notas; siempre estaban
ahí. Su tranquila concentración lo llevo a tocar lo que entendía, en vez de buscar
cosas fuera de su experiencia. Por esta razón, su música siempre sonó perfecta.
Su sonido fue la envidia de los músicos de jazz y de música clásica por igual.
Tomamos por sentado que todas las notas serían perfectas.
En la fiesta, uno de los pianistas le pregunto qué practicaba, y él nos dio una
ojeada de su proceso. Como una de sus frases musicales, su respuesta fue muy
sucinta. “Practico lo mínimo”. Se refería a la cantidad mínima de material, no de
tiempo. Para mí, esto fue una confirmación completa de que concentrarse en una
cantidad pequeña de material, adentrarse en él, investigar todas sus variaciones,
tocarlo en diferentes tonalidades; para acortar, dominarlo, era lo que separaba a
Bill Evans de tantos otros. Era su camino a la maestría.
Dominando el cuerpo
Surgen preguntas como: “El acto de tocar instrumentos requiere esfuerzo.
¿Cómo puede uno hacerlo sin esfuerzo?”, o “¿Cómo puede uno tocar tempos
rápidos desde este espacio relajado?”
La respuesta se puede encontrar mirando a las artes marciales. Esas disciplinas
requieren una gran concentración en vez de fuerza. Para concentrar la energía del
cuerpo en una acción, no hay una tensión extraña. Esa es la clave. La mayoría de
los músicos tocan mientras mantienen tensión en partes de su cuerpo que no
necesitan estar tensas. Esa tensión es el resultado de su relación básica con la
música: un patrón de lucha. En el karate, para romper una tabla, debes estar muy
concentrado y relajado. ¿No parece una contradicción? ¿Cómo puede ser que
estés muy relajado y romper una tabla? Tienes que estar tan concentrado que tu
movimiento pase por sí mismo. Hay una gran tensión, pero es una tensión con
sentido, concentrada exactamente donde se la necesita. Tienes que tener la fe de
que una vez que empieces a moverte, va a suceder. Si hay alguna duda, lo que se
rompa no será la tabla. Si hay miedo antes de la acción, el sonido de rotura
podrían ser tus huesos. La concentración en ese nivel es alcanzada a través de
una relajación absoluta. Herrigel describe esto en Zen In The Art Of Archery,
cuando observa como su maestro dispara una flecha. “Por lo menos en el caso
del Maestro soltar la flecha parecía tan simple y sin demandas que podría haber
sido un juego de niños”. 1
No estamos hablando de qué tipo de relajación experimentas estando
desparramado en un sillón mientras miras un partido de fútbol. Estamos
hablando de relajación consciente, teniendo la disciplina para ejecutar objetivos
difíciles mientras uno se mantiene tranquilo y flexible en el interior, mientras
que los músculos que no son necesarios permanecen en descanso, y la mente se
encuentra tranquila. Esta es la intención y espíritu del yoga.
Si permites que tu cuerpo aprenda sin la interferencia de la mente, aprenderá lo
que necesita para alcanzar su meta. El conocimiento que el cuerpo tiene surge
espontáneamente en el momento justo. Sabe instintivamente como moverse.
Cuando se fuerza la ejecución o la práctica, tiendes a usar más músculos de los
necesarios. Los músculos que son necesarios son además usados en forma
ineficiente. Por ejemplo, muchos saxofonistas utilizan mucho más esfuerzo de lo
necesario. Tensan músculos faciales que no son necesarios para la producción
del tono. Sus contorciones faciales generalmente son un intento por forzar la
música. Todo lo que necesita son los músculos de la embocadura, pulmones,
manos y brazos. Todo lo demás puede descansar completamente o permanecer
en alerta. La espalda debe permanecer balanceada para permitir que todas las
partes del cuerpo cuelguen de ella. Si la correa está ajustada correctamente, el
saxofonista apenas tendrá que sostener su instrumento. El saxo puede realmente
volverse “incómodamente fácil” de tocar si no estás acostumbrado a semejante
rendimiento. Uno puede hacer más con menos esfuerzo. ¿Y cuántos pianistas
tienen sus hombros levantados hasta sus orejas aun cuando tocan una balada?
¿Para qué sirven los hombros en esa posición más que para un depósito de
miedo?
Si permites que tu cuerpo aprenda sin la interferencia de la mente, aprenderá lo
que necesita para alcanzar su meta. El conocimiento que el cuerpo tiene surge
espontáneamente en el momento justo. Sabe instintivamente como moverse.
Cuando se fuerza la ejecución o la práctica, tiendes a usar más músculos de los
necesarios. Los músculos que son necesarios son además usados en forma
ineficiente. Por ejemplo, muchos saxofonistas utilizan mucho más esfuerzo de lo
necesario. Tensan músculos faciales que no son necesarios para la producción
del tono. Sus contorciones faciales generalmente son un intento por forzar la
música. Todo lo que necesita son los músculos de la embocadura, pulmones,
manos y brazos. Todo lo demás puede descansar completamente o permanecer
en alerta. La espalda debe permanecer balanceada para permitir que todas las
partes del cuerpo cuelguen de ella. Si la correa está ajustada correctamente, el
saxofonista apenas tendrá que sostener su instrumento. El saxo puede realmente
volverse “incómodamente fácil” de tocar si no estás acostumbrado a semejante
rendimiento. Uno puede hacer más con menos esfuerzo. ¿Y cuántos pianistas
tienen sus hombros levantados hasta sus orejas aun cuando tocan una balada?
¿Para qué sirven los hombros en esa posición más que para un depósito de
miedo?
Las personas preguntan si esto significa si tienen que mantenerse quietas mientas
tocan. Por supuesto que no. Eso sería otra restricción más. Mientras tocas, si
quieres bailar, baila. Si quieres gritar, grita, ¡nunca nos editamos a nosotros
mismos mientras tocamos! Sin embargo, hay un punto en el que el movimiento
se convierte en una muleta y uno no puede funcionar correctamente sin ella. Por
ejemplo, algunos pianistas tienen que cantar sus líneas y seguir el ritmo con sus
pies o no pueden tocar claramente. En estos casos, los dedos pierden el ritmo y
necesitan coerción de fuentes externas. Incluso si te encanta moverte en
concierto, sería bueno practicar en casa este rendimiento de movimiento y falta
de quietud del cuerpo. Entonces, cuando toques, el conocimiento corporal hará
lo que desees.
Si te centras antes de aproximarte al instrumento, tu cuerpo instintivamente lo
descubrirá. Cierta vez le enseñaba a un bajista que no podía tocar sin pisotear e
inclinarse. Ya que al pisotear obtenía el ritmo, a medida que se cansaba se iba
haciendo más lento. Como dije antes, está bien bailar y moverse con alegría,
pero no está bien tener que estampar el pie para mantener el ritmo. Le pedí que
se pare, que apoye sus pies en el piso y permita que sus brazos cuelguen y se
relajen. Luego, puse el bajo en sus brazos. Instantáneamente se vio con más
control. Le pedí que tocara utilizando solamente sus manos, las que ahora
estaban sostenidas por sus brazos, los que se encontraban sostenidos por su
espalda. Inmediatamente tocó mejor sin disminuir la velocidad, y utilizando un
tercio de su energía. Estaba relajado y alerta, pudiendo comprometerse con la
música y ver alrededor a los otros músicos. Si ser el centro había sido su
prioridad, ¡se hubiera deslizado en esta posición automáticamente!
Mientras estaba trabajando con otro bajista en una clase, noté que su forma de
tocar se escuchaba poco inspirada y trabajosa. Vi que se levantaba en puntas de
pie y comenzaba a moverse de lado a lado. Sus ojos permanecían cerrados, pero
para mí esto no significaba una concentración profunda con la música. Indicaba
tensión y parecía abrumado con el contrabajo. Le dije: “¿Antes tocabas el bajo
eléctrico, no es así?” Lo sorprendió este comentario. Era verdad, y estoy seguro
de que se preguntaba como sabía eso. La respuesta fue que el contrabajo parecía
enorme en sus manos, pero de cualquier manera peleaba con él. Le pedí que se
plantara sobre sus talones como en la postura de la montaña, en yoga, parándose
en el suelo. Luego le pedí que ponga su mente en otra cosa que no sea tocar y
que me mirara fijo, un ejercicio que hago con muchos estudiantes. Esto hace que
no estén conscientes de sí mismos (el mismo efecto puede lograrse mediante un
espejo). Le pedí que se sumerja completamente en mis ojos mientras sus manos
tocaban el contrabajo por sí mismas. Inmediatamente tuvo destellos de un nuevo
groove (ver NdT pág…) mejorado y sin esfuerzo. La diferencia fue muy notoria
y ¡ambos nos reímos!
En el yoga, mientras uno se entrega con gran devoción al yo interior, o a Dios,
aflora espontáneamente el conocimiento de la posición natural del cuerpo. Con
algunas excepciones, los grandes músicos logran asumir la postura más
beneficiosa para canalizar la música. Recientemente, un trompetista que estudió
conmigo dijo que había tomado una verdadera clase con un famoso profesor de
trompeta. Le pregunté qué era lo que había aprendido y respondió que el punto
principal tenía que ver con su postura: al tocar, extendía su cabeza hacia
adelante. El profesor le dijo de mantener su cabeza atrás, lo que hacía que se
sienta mucho más cómodo. Le recordé que cuando iba hacia “el espacio”,
aliviando su cuerpo de toda tensión y dejando ir a su mente, su cabeza volvía a
su posición de forma natural. Entonces, verás que puedes hacer coreografía de
cada parte de tu cuerpo y realmente no saber por qué lo estás haciendo, o puedes
viajar a la fuente de todos los movimientos: yoga espontáneo o equilibrio
espontáneo del lugar que alinea tu cuerpo con el fin de lograr la maestría.
Simplemente ve al espacio y agrega la trompeta. Obtendrás mucho más
enfrentando la causa que al efecto; y a causa de todo lo demás que recibes desde
este centro, tu alma puede revelarse a través de la música
La Maestría está disponible para Todos
Esto deberían ser buenas noticias para muchos de Uds., ya que podrían haber
pensado que sólo la gente como Miles Davis y Thelonious Monk podían ser
maestros. Cuando hablas, improvisas todo el tiempo, liberando tus ideas en
perfectas oraciones. La misma libertad está disponible en el lenguaje musical. Es
cierto que a ciertas personas les resulta más fácil, pero la maestría les llega a
todos los que la esperan. Tu ego puede mofarse con pensamientos como “ya
tendrías que tenerlo aprendido” o “ya tendrías que estar tocando mejor”, pero
enfocarse en hábitos de trabajo, de determinación y en un panorama positivo,
compensará el talento en un grado sorprendente. Los especialmente talentosos
son bendecidos (¿o maldecidos?) por la facilidad con la que pueden empaparse
de música, pero la grandeza no es de su exclusiva propiedad. De hecho, mucha
gente con extraordinario talento ha fallado en alcanzar la grandeza, precisamente
porque nunca se han podido concentrar, perdiendo disciplina. Me acuerdo del
comentario de Donald Erb, “los bares están llenos de gente talentosa”.
El jugador de baseball Peter Rose es un ejemplo de cómo el trabajo duro y la
actitud pueden convertirse en talento. El será el primero en decir que no era
especialmente dotado; pero llegó a serlo gracias a un feroz deseo de ganar y a
hábitos de trabajo muy minuciosos. Como resultado, acumuló más golpes que
nadie en la historia del baseball.
El Resultado: Conexión a toda la Sabiduría
La gente siempre me pregunta si estudié yoga, zen o tai chi, lo que no he hecho
por años, aunque en los últimos (desde que escribo esto) me he convertido en un
estudiante de la meditación de yoga Siddha. Simplemente decidí que lo “sin
esfuerzo” sería mi consideración primaria, y que todo lo que no sea tocado “sin
esfuerzo” no valdría la pena hacerlo. No obtuve mi técnica de haberla estudiado.
Obtuve mi técnica dejando que mis manos y brazos encuentren su camino sin mi
interferencia. Haciéndolo así, me he conectado involuntariamente con los
ancestros. Ya que ahora leo los escritos de los grandes, me doy cuenta que estoy
en el mismo sendero, teniendo la experiencia que ellos describen. Lo “sin
esfuerzo” nos convierte en nuestros propios maestros, pavimentando el camino
hacia la maestría. Si no obtienes nada más de este libro, ojalá entiendas que el
esfuerzo se interpone con el camino de tocar excelentemente. El esfuerzo y la
falta de preparación bloquean la verdadera maestría.
Hubo un gran ejemplo de un movimiento perfecto y sin esfuerzo en televisión.
Cierta mañana había una transmisión en vivo de Vladimir Horowitz tocando en
Moscú. Precediendo su actuación hubo un documental sobre su histórico regreso
a su tierra natal. ¡No había ido en sesenta años! Sin necesidad de aclararlo, hubo
muchos cambios profundos en la Unión Soviética en esos años. Su regreso no
fue popular para el régimen comunista de Leonid Brezhnev.
Para recibirlo en el aeropuerto, había miembros de su familia a los que jamás
había visto. Un primo que tenía cuatro años de edad cuando Horowitz dejó la
Unión Soviética, ¡tenía ahora sesenta y cuatro años! Esto fue, para decirlo de
alguna manera, un regreso emocionante. El gobierno no estaba dispuesto a
promocionar la actuación de una “traidor capitalista” y no promovió su
concierto. En el día de la actuación, había un afiche sencillo en la pared del
Conservatorio de Música de Moscú que decía “Vladimir Horowitz (EE.UU)”.
¡Solamente un afiche! Para el público en general, había 400 asientos disponibles,
los que fueron barridos rápidamente. Los 1800 asientos restantes fueron
reservados para los oficiales del gobierno y diplomáticos. Había cientos de
personas más, esperando afuera en la lluvia, con sus paraguas. Se quedaron ahí
durante la actuación, sólo para estar cerca de la energía de Horowitz. El
concierto fue transmitido en vivo a todo el mundo. Creo que es justo mencionar
que, dados todos estos factores, ¡había presión!
Horowitz apareció en el escenario junto a una impresionante ovación. Luego, se
sentó mirando fijo a la audiencia. A medida que todos se iban sentando y
calmando, uno podía decir que él también lo iba haciendo: dejando todas las
emociones, todos los nervios, todas las implicaciones políticas de lado para que
la maestría pueda emerger, y sus manos puedan tocar para lo que habían sido
entrenadas de forma tan excelente. Verlo desahogarse de esta manera fue
electrificante para mí, ya que yo entendía lo que él estaba haciendo.
Entonces, sin advertencia, sus manos comenzaron a a tocar la Sonata Scarlatti en
Mi Mayor. El trabajo de la cámara de T.V. fue maravilloso. Primero, lo mostró
durante largo rato, luego se acercó a su cara. Era la imagen de la concentración.
Sin ver sus manos, uno podía oír la música, pero no pensarías que estaba
tocando. Parecía un anciano gentil esperando el bus. Luego mostraron sus
manos, y fue de lo más extraño. Sin importar lo difícil que era la música, sin
importar lo rápido o lenta, sin importar lo desafiante que era, ¡las manos
parecían que apenas se movían! Parecían pequeños animalitos danzando
graciosamente entre las teclas. La imagen lo desorientaba a uno ya que no se
observaba el menor esfuerzo. El observaba cómo sus manos tocaban la música.
¡Qué sonido sublime producían, cuántos colores! Había absorbido la música
escrita al punto de hacerlo sin pensar, ¡con la suficiente expresión para intoxicar
a los dioses! Frecuentemente utilizo en mis clínicas un video de su concierto
para que todos puedan escuchar y ver una clara manifestación de la maestría sin
esfuerzo.
Muchas de las mismas características son vistas en el video llamado Bill Evans
en el Proceso Creativo. Fue presentado por el hermano de Bill, Harry, quien
también era pianista. Para ilustrar una forma AABA (), Harry le pidió a Bill que
tocara Star Eyes, lo más simple posible. Fue bastante gracioso, ya que la forma
más simple de tocar de Bill era muy sofisticada. Era claro que Bill Evans había
incorporado su lenguaje armónico de forma tal que tocaba con la misma
facilidad con la que otros tocaban una simple melodía. La canción salió de sus
manos de la misma forma en la que Scarlatti salió de las manos de Horowitz.
Otra similitud con Horowitz ocurrió más adelante en el video, cuando Harry le
pidió a Bill que improvise. Esta escena fue realmente graciosa ya que en esos
días Bill se veía como un nerd. Casi esperabas ver una bandaid en sus anteojos,
para mantenerlos juntos luego de que se rompieran. Cuando la cámara mostró
sus cara, al igual que con Horowitz, se veía como si simplemente estuviera ahí
sentado, sin tocar. Al mostrarse sus manos, que se estaban entusiasmando,
hablaban el lenguaje que tan bien sabían. Ambos artistas ejemplifican las
características de la Maestría sin Esfuerzo
Ten Paciencia
Cierta vez estando de gira por España, estuve en un hermoso complejo a la orilla
del mar. Mi habitación miraba el este y contaba con una magnífica vista del
océano. Decidí levantarme al amanecer para meditar y ser testigo de todas las
etapas de la salida del sol. Al principio, había una luz tenue que permitía una
vista débil de las formaciones de nubes en el horizonte. Podía ver la línea en la
que el océano se unía con el cielo. Se mantuvo así por un largo rato: sólo una luz
distante señalando que el sol estaba creciendo. Esta luz crecía tan lentamente que
no podía discernir cuando una vista cambiaba a la siguiente; era una evolución
líquida. El cambio de colores e intensidades anunciaban el lento pero
incuestionable retorno del sol para otro día. Aún en los largos períodos de
iluminación, el cielo se burlaba por largo rato, recordando a una fiera vehemente,
esperando a su amo. Podía sentir la ausencia de ego en todos los elementos.
La etapa final fue un matiz amarillo cálido, el aura del padre sol en sí mismo,
con sus asistentes más cercanos, las nubes, las que brillaban por la exposición
constante de su magnificencia. Finalmente, el amo de la luz surgió entre las
grietas. Sólo se le veía una astilla, la que se incrementaba en tamaño a la misma
velocidad. Me preguntaba si los seres humanos podrían permitirse una
composición que se desarrolle de esa manera.
Para el que busca, este amanecer es una metáfora, tener paciencia en cada etapa
hasta que evolucione a la siguiente. El sol salió a su propio tiempo, puede que
sea lento, pero siempre es así.
Una gran paciencia y objetividad emanan desde el espacio interior. Puedes ver
claramente lo que funciona bien y lo que no. Además, desde ese espacio, no te
regañas a ti mismo por faltas en tu forma de tocar. Los problemas de hace tiempo
comienzan a aclararse, y quizás por primera vez, te sientes encaminado. El tema
es que está bien, sin importar el tiempo que lleve. Si al tratar de hacerlo más
rápido aprendes en niveles mediocres ¿Qué puedes esperar? mediocridad, por
supuesto.
Recuerda: Hacer las cosas a las disparadas funciona sólo para unos pocos. El
resto están abrumados por el tiempo y fallan en desarrollar una relación con la
música, apoyando la creencia que no están hechos para tocar bien, que no son
muy talentosos. Pero practicando pequeñas cantidades, masticadas
completamente y digeridas desde la lección, extrayendo todas las vitaminas
posibles, ¡uno se vuelve fuerte!
Sumario
Mastery is comprised of two things:
1 - Mantenerse fuera del camino y dejar que la música se toque sola Acepto lo
que sea que quiera salir. Lo acepto con amor. Acepto lo bueno y lo malo con el
mismo amor. Sin el drama de necesitar sonar bien, toco desde el espacio sin
esfuerzo. Esto lleva a desprogramar y a reprogramar
2- Ser capaz de tocar perfectamente el material cada vez y sin pensarlo
Practico completamente y con paciencia hasta que el material se toque solo. Ya
no me aterroriza el ego. Cuando el material se encuentra bien digerido, sale en
una forma orgánica y se convierte en mi voz.
La técnica sin esfuerzo, el lenguaje sin esfuerzo, aceptación total de lo que
quiere salir: éstos son los componentes del “espacio maestro”.
____
1Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery p. 20.
*AABA = the form of most standard popular songs before Rock and Roll.
Capítulo 14
Meditación N°2
(Por favor escuchar la Meditación N°2 en el CD)
Ponte cómodo. Relájate, respira profundamente varias veces. Respira profundo
nuevamente. Una respiración profunda es la cura para lo que nos aflige.
Comienza por aquietar tu mente. Cada respiración profunda es como una ola con
la que puedes volver al océano del yo interior. Inhala…agradable y
profundamente…exhala…largo y lento…y otra vez…permítete estar más y más
relajado. Permítete volver al lugar al que llegaste en la primera meditación. Una
vez que estableces ese lugar en tu interior, se hace más fácil volver.
Como siempre, tu mente se llena de preguntas. Recuerda que puedes tener todo
tu equipaje de vuelta en unos minutos, pero por ahora, dejemos ir a todas las
preguntas, a todos los deseos. Quieres experimentar momentos en los que no te
encuentras guiado por estos deseos. Comienza a imaginar cómo se siente tocar
sin estos deseos. Antes de que puedas hacerlo al tocar, tendrás que poder
imaginarlo mientras estés sentado. .
Descansa en ese confortable y tranquilo espacio…e imagina que desde ahí
puedes hacer cualquier cosa. Imagina que no necesitas abandonar ése espacio
para funcionar. Mírate tocando tu instrumento desde ese lugar libre de esfuerzo.
Imagínate en el escenario del Carnegie Hall. Una fuerte luz se encuentra sobre ti.
Hay cien mil personas en la audiencia. Todos te están mirando, ¡y no estás
haciendo otra cosa que respirar! Estás sentado ahí, y tus manos, o labios, o lo
que sea que usas para hacer música, se encuentran trabajando por sí mismas. Te
encuentras sentado solamente respirando, y tu cuerpo toca el instrumento sin tu
participación. No estás involucrado.
Ahora imagina que lo que está saliendo es ¡la mejor música que jamás hayas
escuchado! (Esto puede ser una agradable visualización). Respira profundo
nuevamente y ve más profundo en el mundo de tu imaginación. Estás tratando de
imaginar cómo se ve y siente la maestría.
Ahora imagina que lo que está saliendo es ¡la mejor música que jamás hayas
escuchado! (Esto puede ser una agradable visualización). Respira profundo
nuevamente y ve más profundo en el mundo de tu imaginación. Estás tratando de
imaginar cómo se ve y siente la maestría.
Irradias a la audiencia, y junto a ella, escuchas los sonidos mientras emergen a
través de ti. Junto con el público piensas ¡“wow, esto es fantástico!” ¿Quien toca
esto? La mejor música que jamás hayas escuchado está saliendo de ti, y no estás
haciendo nada. Imagínate. Es una fantasía extraña, pero también es la pura
realidad.
Durante un largo tiempo, has estado recibiendo música a través de una pequeña
abertura. Pero ahora imagina que se te abre un océano de música. Solamente
obsérvalo. Saboréalo. Míralo dentro de ti. Siente en tu lengua el aire salado de
inspiración. Imagina que el océano es el sonido infinito. Cada ola es una idea
brillante que se derrama a través de ti, rompiendo los muros oceánicos de tu
mente. Imagina como estalla esa represa y te ahogas en el éxtasis del sonido.
Ahora imagina que mueres y te conviertes en el océano. No tienes identidad,
comienzo ni fin. Ya no tocas música. ERES la música. Respira profundamente…
Ahora imagínate abriéndote al universo infinito del sonido, en el que la música
se organiza sola de una forma única. Tu música…es sólo la música que llega a
través de ti. No el jazz…tu música... no el bebop…tu música. Música…no
música Americana…TU MUSICA. Viene de éste océano en el que te ahogas.
Realiza otra respiración profunda respirando en el agua igual que un pez lo hace
a través de sus branquias. Respira con el pensamiento, “No tengo mente, no
tengo deseos, no tengo el control, soy el recipiente y la música se derrama a
través mío”.
Respira profundo nuevamente…
Dirígete a tu profundo interior…y observa el océano dentro de tu corazón.
Rememora el océano de la forma más profunda y míralo en tu corazón. Imagina
que el océano está hecho de ideas brillantes, grandiosas e ilimitadas. Obsérvalas
dentro de ti. Ahora imagina que te abres a lo ancho. Tan ancho que el océano se
derrama a través tuyo. Imagina que se derrama hacia tu instrumento, y si eres
cantante, ¡imagina que cantas ideas salvajes y sorprendentes! Eres como la
desembocadura de un río: fuerte, silencioso y calmo, pero canalizando un sinfín
de ideas. ... Nuevamente, permítete este pensamiento: ¡Soy un maestro, soy
grandioso! No te canses de ese pensamiento. Otra vez… Soy un maestro, soy
grandioso!
Puede que te digas: “¡No está funcionando! No me siento como un maestro, no
me siento grandioso.” No le prestes atención a ese pensamiento. Sólo es tu
mente nuevamente estropeándolo. Sigue diciendo: Soy un maestro, soy
grandioso.
Si te mantienes diciendo esto durante los siguientes diez años, tu vida se verá
muy diferente de lo que se ve ahora. Te llegaran grandes cosas. Te volverás tus
pensamientos, por lo que la maestría se manifestará en todos los aspectos de tu
vida. Cada día dirigirás tus pensamientos un poco más profundo cada vez y a
través de todo tu ser…SOY un maestro.
Más y más tendrás el dominio de lo que haces. Más y más, tendrás la maestría de
lo que tocas, pero debes incorporar este pensamiento en tu consciencia y quemar
todas las falsedades.
Debes reprogramar tu mente.
Lo que piensas a menudo es lo que se vuelve verdad sobre ti. Si piensas “soy
limitado”, eso se torna verdadero. Si piensas “no soy tan bueno”, también se
vuelve verdad. Pero si piensas “Soy Dios” eso también se convierte en realidad.
Lo que sea que piensas sobre ti se convierte en una profecía auto-cumplida. Si
piensas “cada nota que toco es el sonido más hermoso que he escuchado”, se
convertirá en realidad. Respira profundamente ahora e inhala este concepto.
Contémplalo
Ahora, en este estado relajado en el que te encuentras, voy a darte nuevos
pensamientos de fortalecimiento. Respira profundamente mientras lo vas
leyendo. Imagina que cada pensamiento se encuentra en un bote, navegando
desde la desembocadura de un río hacia el océano de tu corazón. Pon cada
pensamiento en el bote…navegando por el río…hacia su desembocadura y hacia
el océano.
Pensamiento N°1: Soy un maestro. Envíalo río abajo. Soy un maestro. Obsérvalo
en el bote, alejándose hacia la puesta del sol. Imagina que el sol es el centro de
tu corazón y el bote navega hacia él. En el bote se encuentra tu preciosa carga:
Soy un maestro.
Pensamiento N°2: La Música es fácil. Envía ese pensamiento navegando
tranquilamente río abajo…hacia el atardecer, hacia el océano. La música es fácil
Pensamiento N°3: Toco música sin esfuerzo. Mándalo hacia abajo
Pensamiento N°4: Toco música con maestría
Pensamiento N°5: Cada nota que toco es el sonido más hermoso que he
escuchado.
Si puedes programarte para creer en estas cosas… ¡enloquecerás un poco! loco
de placer…loco de éxtasis, disfrutando cada nota que tocas…riéndote de las
notas equivocadas…amándolas…y haciendo que cada uno crea que… ¡SON
LAS NUEVAS NOTAS CORRECTAS!
No te preocupes si no lo sientes ahora… ¡practícalo durante cinco años!... ¡diez
años! … ¿Qué tienes que perder?
Respira profundo nuevamente…y vuelve a la habitación.
Reprogramando
Piénsalo. ¿Por qué te asusta practicar esto durante diez minutos al día? Pierdes
más tiempo que ése durante el día. Y lo harás alegremente por el resto de tu vida.
¿Por qué no prestar algo de tiempo de esas horas que desperdicias durante el día
y tratar de decir estas cosas profundamente a tu interior? ¿Tienes miedo de que
no funcionen? ¿Y qué? El tiempo que desperdicias cada día, es inútil, se pierde.
¿Por qué no robarle diez minutos para ver si puede cambiar el rumbo de tu vida?
Capítulo 15
Afirmaciones
Afirmaciones: Programando nuevos sistemas de creencias
La experiencia de tocar está teñida por lo que creas de la música y lo que creas
de ti. Hay sistemas de creencia positivos y negativos. Los sistemas positivos de
creencias pueden ser la base del éxito y determinar la facilidad de tus esfuerzos.
Los sistemas negativos de creencias pueden inhibir el éxito y el crecimiento. Un
sistema de creencia no es como una creencia intelectual, que puede ser cambiada
según las pruebas. En su lugar, es una creencia fuertemente sostenida y a veces
inconsciente de cómo son las cosas. Como se demostró anteriormente, las
creencias negativas pueden ser perjudiciales para tu éxito. Para cambiar a través
del tiempo, esas creencias necesitan una constante reprogramación. Las
afirmaciones son declaraciones usadas para crear resultados nuevos y positivos.
Pueden ser herramientas valiosas para la reprogramación.
Pueden ser herramientas valiosas para la reprogramación. He conocido algunos
grandes músicos que, sin importar cuánta adulación reciban a través del mundo,
se han engañado creyendo que tocan mal, o que de alguna manera no son dignos
del éxito.Esto muestra que un sistema de creencias, positivo o negativo, muchas
veces no está enraizado en una realidad objetiva (algo obvio para el resto de
nosotros). Es simplemente un programa que se siente cómodo. Incluso estas
personas dotadas pueden estar limitándose, impidiéndose realizar una mejor
carrera, una mayor maestría, y una vida más rica.
Las afirmaciones son mensajes que se dan a través del tiempo. Pueden ser
verdad, pero no necesitan serlo. Me gusta pensar que son declaraciones de
verdades no realizadas. De esta manera, puedo crecer para aceptar la verdad que
contienen. Las afirmaciones también se pueden expresar en forma de
visualización. Tu afirmas una situación o un cambio de programa al “verte a ti
mismo como eso”. Literalmente puedes verte en la situación que te gustaría
crear. Por ejemplo, se les dijo a los miembros de un equipo de salto en largo que
sus brazos y piernas median 3 metros de largo. Por supuesto que ellos sabían que
esto no era cierto, pero al visualizar esta imagen de la manera más clara y
realista posible, fueron capaces de ganar más extensión y mejorar su desempeño.
El cielo es el límite de lo que quieras afirmar o crear. No tienes que templar tu
afirmación con lo que creas “realista”. Esa es otra trampa, porque lo que crees
que es realista puede estar manchado por un sistema de creencias negativas. Las
afirmaciones dadas a través del tiempo pueden cambiar el programa, crear algo
que quieres, o cambiar los patrones de tu vida para que puedas tener mejores
resultados. Debes ser paciente, darle tiempo a la afirmación para que geste, y, al
igual que con la práctica, desapegarte a los resultados. Debes abstenerte de
involucrarte demasiado emocionalmente.
Varias veces en el libro he usado algunas frases para ayudar con la
reprogramación. Puede que ya hayas decidido que eran fantasía. Contemplemos
su significado y veamos si podemos encontrar intelectualmente una manera de
aceptarlas lo mejor posible:
LA MUSICA ES FACIL
Los niños empiezan su vida con esta creencia. Si nadie se las destruye, pueden
mantener una mirada positiva. Yo mismo creí siempre, quizás arrogantemente,
que la música era fácil de hacer y nada de qué preocuparse. Si algo es difícil de
tocar, mis entrañas me dicen que todavía no le he encontrado la simplicidad. Eso
refleja mi creencia instintiva de que toda la música es fácil.
NO HAY NOTAS MALAS
Como se ha dicho antes, esta afirmación puede darte más libertad como
improvisador, y si la usas como intérprete de música clásica, desarrollarás una
mano segura. Las notas que no se podían usar en un periodo de tiempo se usaban
libremente en el próximo, probando así que solo estaban erradas en la mente.
¡Los seres humanos inventan estas cosas! No existen, ni han existido, notas
malas. Si vives cerca del océano, puedes escuchar a una gaviota graznar en un
tono, un perro ladrar en otro, el rugido del océano fuera de armonía con los otros
dos sonidos, y los pájaros cantando en ritmos que desentonan con todo esto, y tú
dirás: “¡Hermoso!” Pero si los seres humanos agarran instrumentos y hacen lo
mismo, ¡el oyente promedio no podrá soportarlo! ¿Por qué? Porque su mente
dice: “Se supone que esto es música”. El concepto mismo de la música esta
impuesto por los humanos. Debajo de este concepto yace la mayor realidad del
sonido, y debajo de eso, la fábrica del universo entero, la vibración. Es la
vibración la que hace la música; es la vibración la que hace la materia,
incluyendo nuestros cuerpos. Somos vibración, por lo tanto, se puede decir que
somos música. Así que la vibración es el barro crudo. Con nuestras mentes, la
moldeamos en la forma que queremos. Puede ser que hayamos creado una
estructura social y moral a través de una cosa llamada música, pero la verdad es
que cualquier sonido va con cualquier sonido. Eso puede ser tan problemático
para la mente humana, con su deseo de orden, como aceptar el caos como el
estado natural.
Estamos programados para creer en un determinado orden de las cosas,
musicalmente hablando. ¿Por qué estamos destruyendo esa programación?
Porque ese orden está confinando nuestros espíritus. Demasiada sensibilidad a lo
ajustado y erróneo de lo que estamos haciendo nos hace tentativos y torpes,
soltando una incertidumbre en el aire que roba el poder a las notas correctas.
Como dije antes, una nota es tan poderosa como el músico lo crea. Si el músico
ha evolucionado para aceptar la creencia de que no hay notas erróneas, puede
tocar todas las notas malas, y seguir sonando bien.
Una manera de practicar esto es sentarte en el piano y tocar diferentes intervalos.
Medita sobre ellos mientras los tocas lentamente una y otra vez. Contempla su
sonido sin formar ninguna opinión. Trata de resistirte a todas las actitudes
previas al sonido y solamente… escucha. El sonido se volverá más y más
consonante, más amigable, más personal. Tu relación con él pasará por muchos
niveles hasta que sea tuyo. Estará adentro de ti. El único sonido en el sistema de
doce tonos que todavía tiene la ilusión de disonancia es el intervalo de novena
disminuida, generalmente considerado como un sonido “discrepante”. Así que
creo que ése sería un buen lugar para empezar. Haz de esa discrepancia el sonido
más dulce en tu mente.
Forma una relación personal con cada intervalo, cada acorde, con cada sonido en
el universo. La consonancia es simplemente una relación armoniosa con un
sonido. Una buena analogía es el miedo que sentimos hacia cierta etnia o grupo
socioeconómico. Vemos con incomodidad y desconfianza a las personas que son
diferentes. Usualmente, una experiencia personal a través del tiempo con gente
de diferentes antecedentes borra todos los preconceptos y nos ayuda a verlos
como individuos dignos de amor y respeto. Cuando transcendemos esas barreras,
nos sentimos liberados. Lo mismo sucede cuando trasciendes las barreras
musicales. Sientes como si estuvieras respirando aire enrarecido, y es
estimulante.
Puedes limpiar tu mente de la negatividad usando esta afirmación:
CUALQUIER NOTA QUE TOCO ES EL SONIDO MAS HERMOSO QUE
HE OIDO.
Examinemos esta declaración. Al principio, parece absurda, pero tiene el poder
de crear incursiones en la libertad. ¿Quién dice qué es hermoso? ¿No es eso la
programación, como todo lo demás? ¿Las industrias de la moda y publicidad, no
nos han lavado el cerebro para creer que “ser flaco es ser hermoso”? Ahora
mismo, estás programado para ver y escuchar la hermosura en una frecuencia
muy estrecha. La música que oyes más allá de un rango limitado parece caótica.
Sin los preconceptos, podrías aceptar y disfrutar mucho más caos en la música.
En una película, puede que hayas oído la música más disonante que haya sido
tocada, pero si le estaban cortando la garganta a alguien en la pantalla, tus oídos
lo aceptarían. ¡Quizás el psicópata muerto en el suelo no estaba realmente
muerto!
Cuando se lanzaba una vez más a los tobillos de la chica, puede que hayas oído
el sonido más horrible que una orquesta puede hacer. Con tus ojos estimulados
por esa escena, el canal auditivo se relaja y dilata, y puedes aceptar ese sonido.
Si sueltas tus manos pesadamente sobre el piano y lo dejas sonar, puede que no
estés programado para considerar eso como el sonido más hermoso que hayas
escuchado, ¿pero qué pasaría si golpearas a tu refrigerador o tu horno e hicieran
el mismo sonido? ¡Te quedarías todo el día como un tonto pateando a tu
refrigerador, o invitarías a tus amigos a escuchar el horno!
No te olvides, la música es algo que hicimos nosotros. En realidad no es nada
más que un juego para nosotros. Pero ¿cómo quedamos atrapados en nuestro
propio juego? Al imponerle valores.
Hablando espiritualmente, ¿no se considera a esto un punto de vista iluminado?
Las escrituras judías nos enseñan a considerar a todos los hombres como
hermanos: a “amar a tu vecino como te amas a ti mismo”. En el hinduismo y
otros senderos del Este, nos dicen que veamos a Dios en nosotros y en cada uno.
A ciertas sectas budistas no se les permite dañar ni siquiera a un insecto,
creyendo que todas las cosas son igualmente sagradas. Cuando, a través de la
práctica, uno adopta esa conciencia, uno está en el cielo sobre la tierra,
intoxicado por la belleza de alrededor y lleno de compasión hacia todas las
cosas, grandes y chicas.
Hay que darse cuenta de que todo lo que pensemos ahora, cualquier opinión que
tengamos acerca de cualquier cosa, es el resultado de una especie de
programación. No poseemos una objetividad absoluta. Los científicos tienen la
misma humildad. En el mundo de la física, han llegado a la conclusión de que no
pueden observar nada con completa objetividad porque, cuando desarman la luz
para observarla, su composición cambia. Esto es conocido como “el principio de
incertidumbre”. Todo esto nos muestra que todo lo que vemos, oímos y
pensamos es subjetivo. Por lo tanto, tal vez sea necesario adoptar la creencia a
través de la cual obtenemos el mayor millaje. Creer que cada sonido es hermoso
te mostrará el camino para tocar más inspirado. Conviértete en el Will Rogers de
la música al decir: “Nunca conocí una nota que no me gustara”.
Capítulo 16
Los Pasos hacia el Cambio
El sendero del significado es el sendero de la acción. El objetivo se logra a través
de la práctica. Sin práctica, el sendero es mera filosofía. Cuidado con eso. Se
piensa y se habla de filosofía, pero un sendero es para caminar. Un buen sendero
se reduce a mera filosofía si uno no ha hecho el trabajo para alcanzar sus frutos,
como el alcohólico que habla elocuentemente de cómo podría abandonar la
bebida, pero realmente no puede hacerlo. Mucha gente habla por hablar pero no
camina el sendero. Sin práctica, no hay cambios significativos. Hablar es fácil, y
de hecho puede ser lastimoso crecer, ya que mientras se habla del sendero, se
puede disipar su poder para cambiarte. También corres el riesgo de congelar la
experiencia y así no ser capaz de reconocer la forma espontánea con la que la
sabiduría quiere manifestarse hoy. Así como cuando se practica un instrumento,
también debe practicarse la incorporación de sabiduría.
Hay muchos libros y ejercicios que ayudan a llegar al “espacio”. Una vez
escuché a un sabio decir “hay muchos botes”. Sin embargo, los ejercicios que
voy a describir, a los que llamo “los pasos” son relevantes a la ejecución de la
música. Te ayudarán a desarrollar concentración, eficiencia, audacia, y a
conectarte con tu interior. Recuerda: puedes estar al tanto de toda la filosofía y
aun así no ser capaz de alcanzar sus frutos mientras tocas. Los siguientes pasos
te ayudarán a comenzar y a mejorar. Puedes experimentar funcionalidad y seguir
un plan consistente. Hasta puedes eliminar esas obsesivas e interminables horas
de tu vida.
Hemos hablado mucho sobre las impurezas de tu propósito, tu forma de tocar y
tu práctica. Ahora vamos a ver un método de desprogramación y de
reprogramación. Hay cuatro pasos para hacer estos cambios en tu vida
El Paso Uno te introduce a tu yo interior. Es un tipo de meditación, un fuerte
contraste con el espacio que la gente utiliza. Como se mencionó anteriormente,
muchos han experimentado este estado en actividades como andar en bicicleta,
corriendo o nadando, meditando y cantando, en artes marciales o ceremonias
ancestrales. El Zen y el yoga están muy al tanto de este espacio. He encontrado
músicos que han estudiado otras disciplinas y que han logrado alcanzar sus
frutos, pero que no podían mantener el mismo estado mientras tocaban. Sería
una cuestión de solamente tocar el instrumento en ese estado, pero no podían
lograrlo ya que obviaban un pequeño punto: ¡debes rendirte a la necesidad de
sonar bien. De otra forma, nunca podrás comenzar!Simple, pero nada fácil.
Debes aprender cómo lograr el balance interior y acercarte a tu instrumento
mientras te encuentras en ese estado. Los primeros dos pasos te ayudarán a
observar todos los pensamientos y presiones que se conectan a tu instrumento.
Comenzarás aprendiendo a tocar amando lo que sea que escuches saliendo de tu
instrumento. Esto es totalmente necesario para dejar tu dilema. ¡No puedes
fingirlo! El Paso Uno te ayudará a estar en contacto con tu ser intuitivo evitando
la mente consciente, el epítome de toda ejecución limitada.
Físicamente, avanzarás de una forma intuitiva y sin esfuerzo hacia la manera
más eficiente de tocar un instrumento. La práctica diaria te permitirá
familiarizarte con la postura más relajada, o con la perfecta embocadura,
posición de la cabeza o lo que sea. Vas a gravitacionar a la posición que te
permite tocar sin abandonar el espacio.
El Paso Dos es la retención de esa consciencia mientras las manos exploran el
instrumento en una improvisación libre. No me refiero a un estilo de free jazz,
sino el intento. Tus manos están libres para deambular sin tu participación
consciente. Una vez más, esto es posible solamente si liberas durante unos
instantes la necesidad de sonar bien.
Si los pasos Uno y Dos son análogos a gatear, en el Paso Tres se comienza a
caminar. Con el Paso Tres aprenderás como hacer cosas simples desde este
estado consciente. El espacio natural que desarrollaste forma una base desde la
que reaprendes a tocar. Comienzas a experimentar qué quieres tocar y qué
puedes tocar cómodamente. Aprendes a estar dentro de ti mismo y no a ser
seducido por tu ego. Al igual que el espacio estableció tu conexión natural con tu
instrumento y sonido, ahora determina qué puede ser tocado sin esfuerzo: forma,
tiempo, cambios, música escrita o lo que sea. Sería humillante descubrir tu
verdadero nivel de interpretación. Pero también sería el comienzo para volverte
real, y tu forma de tocar se construirá sobre bases más sólidas. Dejando al ego
fuera de la forma de tocar, eliminarás el drama de tratar de tocar lo que desearías
que pudieras tocar. Practicarás la sabiduría de aceptar con amor, lo que puedes
tocar desde este espacio.
El espacio en sí mismo es el maestro, y la vida comienza a centrarse alrededor de
conectarse con ese espacio. La música se vuelve secundaria. Recordarás
presentaciones no por lo bien que tocaste sino por cuánto te dejaste ir.
Generalmente esas son las mejores presentaciones, pero ahora la prioridad ha
cambiado. Ya no te molestará lo que está ahí afuera, sino que estarás absorto por
lo que está aquí dentro.
Tampoco estarás condenado por tu actual nivel de tocar para toda la vida, ya que
en el Paso Cuatro comenzarás un proceso de cambio y crecimiento. Construido
en la sólida base de los tres primeros pasos, con desapego, calma y amor hacia
uno mismo, comenzarás a practicar cosas que sólo pueden ser tocadas sin
esfuerzo. No sólo tocas desde el espacio, sino que no asumes que dominas algo
hasta que lo tocas desde ese espacio.
El Paso Cuatro te ayudará a adquirir el gusto por zambullirte en un tema en
lugar de abarcar superficialmente y sin sentido varios temas. La disciplina de la
paciencia te tomará por sorpresa mientras esperas de una forma distante que
ocurra la maestría sobre lo que estás practicando. Cada sesión de práctica se
convierte en el eslabón de una cadena, un proceso paciente que te lleva hacia tu
objetivo.
Estos pasos pueden ser una transformación de vida. Al tocar, te sentirás libre
como un pájaro, y sin embargo con gran disciplina en tus estudios. Si estos
cuatro pasos se siguen pacientemente, transformarán tu práctica y ejecución.
Capítulo 17
Paso Uno
Describiremos muchas maneras de realizar el paso uno, dependiendo de qué
instrumento toques. Cada método exige una completa relajación del cuerpo. Para
comenzar este paso, puedes utilizar la meditación 1, la que se refiere a “Soy un
Maestro”. Si comienzas el día con esa meditación, aprenderás a deslizarte en el
espacio. Realiza una respiración profunda y exhala muy lentamente. Relaja cada
músculo, desde tu cabeza… frente…nuca… orejas… ojos… nariz… mejillas…
boca… lengua… cuello… hombros… pulmones… riñones… cintura…
estómago… codos…antebrazos…muñecas…manos y dedos.
Toma otra respiración profunda y relaja tus caderas…sentaderas… muslos…
pantorrillas…tobillos y pies
Es muy importante que permitas dejar ir a tu mente tanto como lo desees.
Permite ir todos tus pensamientos mientras respiras profundamente…deja ir la
música…sólo por unos instantes…y ahora…deja ir tu necesidad de ser un gran
instrumentista…Si encuentras que no puedes hacerlo, al menos por ahora intenta
fingirlo…Observa las posibilidades de libertad… ¡como si no te importara nada!
Ahora puedes sentir que dejas ir tu mente y cuerpo. Interiormente puede haber
una sensación de quietud, concentración y conexión interna. Si no puedes
aquietar tu mente, trata entonces de observar tus pensamientos. Observa como
vienen y se van como si no fueran tuyos. Encontrarás que con práctica, te
deslizarás hacia un espacio quieto y tranquilo, en el que te sientes algo vacío. A
medida que disfrutas de este espacio, comienza a sentir como si no tuvieras el
control de tu cuerpo. Imagina que eres una marioneta y que alguien mueve tus
músculos
Si estás relajado, tu cuerpo se ajustará a la posición más cómoda. Puede que
caiga tu abdomen mientras relajas tus músculos. La respiración profunda no
tiene precio, y puedes aprender a caer en este espacio simplemente con una
profunda exhalación, como un suspiro.
Suponiendo que ya estás relajado a través de la meditación o a través de las
instrucciones de este capítulo, iremos por el paso uno con distintos instrumentos:
Piano
Siéntate en una posición cómoda y relaja todas las partes de tu cuerpo. Deja que
tu columna se sienta elongada, como si estuviera colgando de una polea que se
encuentra conectada directamente al techo. Así, tu columna se encuentra
derecha. Imagina que la polea te tira hacia arriba; no tienes que forzarte para
sentarte erguido. Deja que tus brazos descansen en tu falda o cuelguen a los
costados.
Ahora imagina que alguien o algo levanta tu brazo derecho o izquierdo y que
flota sobre el teclado. Trata de imaginar que alguien hace esto por ti. Permite que
tu mano flote sobre el teclado y que lentamente descienda hasta que las yemas de
los dedos tocan las teclas. Imagina que tu brazo está lleno de helio o que es tan
liviano como una pluma, y que los dedos tocando las teclas son suficientes para
mantener el brazo planeando en el aire. El brazo debería estar más o menos al
nivel del teclado. Aunque estés relajado, no deberías dejar que baje por debajo
de los dedos. Deberías sentirlo como si flotara en el aire, a nivel del teclado,
mientras las yemas de los dedos “besan suavemente” las teclas blancas.
Nuevamente, el mejor resultado llega si imaginas que alguien está haciendo esto
por ti mientras te encuentras descansando.
Ahora centra tu mente en el pulgar, el primer dedo…Imagina que estás enviando
tu consciencia hacia ese dedo. ..Imagina que alguien levanta el pulgar apenas un
poco…El pulgar debería levantarse tan alto como él quisiera. No debería haber
ningún sentimiento de fuerza o estiramiento. Al principio puede que encuentres
difícil mover los dedos. Siempre fuerzas a moverlos. Ahora, cualquiera que sea
la extensión que el pulgar desea mover, déjalo que lo haga. Será de ayuda
respirar lentamente a medida que elevas el pulgar y lo mantienes por un
momento, mientras estás tan consciente como puedas (manteniéndote en el
espacio). Luego deja caer al dedo sobre la tecla…difícilmente la mueva, pero eso
no importa. Sólo déjalo caer y exhala mientras lo haces. Quizás quieras imaginar
a tu dedo hundiéndose en la tecla como si estuviera presionando, pero trata de no
usar ningún tipo de fuerza. Estás aprendiendo a utilizar el movimiento sin
esfuerzo, una especie de técnica Zen, que permite que baje el dedo por sí mismo
mientras observas.
Luego, aplica este conocimiento al segundo dedo, imaginando que tu
consciencia es contenida por ese pequeño dedo…entonces, con toda la
concentración y atención posible, mira como el segundo dedo es levantado por
ti, tan alto como él quiere ir…Inhala mientras lo haces, luego mantenlo ahí por
unos momentos, asegurándote que no has abandonado tu centro; luego deja caer
el dedo sobre la tecla mientras exhalas…Repite la misma acción con el tercer
dedo y con todos.
Antes de levantar, asegúrate de centrar la atención en cada dedo. Estarás
practicando realmente grandes niveles de consciencia y concentración. Tan sólo
esto esto, afectará tu forma de tocar en niveles que no puedes imaginar. El truco
es darle tiempo.
Repite el proceso con cada dedo. Desde el pulgar al meñique, luego del meñique
al pulgar. Luego de que termines con una mano y si aún tienes paciencia y
concentración, puedes comenzar con la otra. Comienza nuevamente el proceso
completo, pero si estás corto de paciencia, de estado de conciencia o de la
quietud necesaria para este ejercicio, entonces ¡DETENTE! Será mejor que
hagas solamente dos dedos en forma completa desde el espacio, a que ejercites
todos los dedos desde un espacio comprometido. Siempre puedes hacer el
ejercicio en prácticas de dos a cinco minutos. De esta forma puedes evitar la
frustración o estresarte por demasiada concentración.
Puede parecer un poco pesado o difícil lo que estás haciendo, pero no lo es.
Mantenlo sencillo. Trátalo como un momento de relajación y llévalo suavemente
a tu ser interior mientras tocas el piano. Puede que te sientas vigorizado en estos
pequeños momentos.
Trompetas, Saxos y otros
Toma asiento en una silla confortable y comienza a relajarte…Realiza alguna de
las meditaciones o cualquier cosa que sepas que te traslade al espacio…Mantén
tu instrumento cerca…Ahora entrega completamente el control de tu cuerpo…
Imagina que alguien está usando tu cuerpo como si fuera una marioneta…Esa
persona mueve tu brazo para tomar tu instrumento. Recuerda imaginar que no
eres tú. Esto resultará en una sensación de falta de esfuerzo y distanciamiento.
Ahora vuelve a la posición previa con tu instrumento en las manos y déjalo
descansar sobre tus piernas…Notarás que sin importar cuánta calma hayas sido
capaz de lograr, se disipó al tomar tu instrumento. Habrá un evidente incremento
en tu actividad mental y agitación en general. Esto es debido a que tienes viejos
mensajes referidos a cómo tocar tu instrumento. Puede ser una experiencia
totalmente nueva el hecho de sólo sostener tu instrumento sin deseo alguno. Has
aprendido a pensar, a tratar y hasta a obsesionarte desde el momento en que lo
tocas. Los pensamientos programados emergen todo el tiempo para agitar tu
mente. Pero ahora…deja que todo se aquiete… Respira profundamente mientras
sostienes tu instrumento en tu regazo…Comenzarás a sentirlo distinto como
nunca antes…Imagina que es sólo una pieza de metal. Deja que tus dedos
experimenten cosas sobre él. ¿Es suave o rugoso? ¿Es frío o caliente? Al notar
estas cosas generales, irás más lejos de la idea de que es tu instrumento, y por lo
tanto, más allá de la obsesión. Cuando hayas retornado a ese espacio tranquilo,
estarás listo para seguir adelante. Haz esto lentamente, ya que perderás este
espacio a medida que vayas tocando, por lo que debes tener cuidado de volver al
espacio entre cada movimiento. Esta consciencia absoluta tendrá sus
retribuciones más adelante. Tratarás de retener este estado en cada fase de
práctica y ejecución. Por esto es extremadamente importante experimentarlo
completamente desde el principio.
Ahora estás listo para llevar tu instrumento a tu boca. No importa cuánto te guste
tocar, en este ejercicio, deja que el instrumento llegue a tu boca; no muevas la
cabeza hacia la embocadura.
Nota a los saxofonistas:
He trabajado con muchos saxofonistas, y casi siempre encontramos que la correa
no estaba puesta en la forma más natural para acomodar el saxo. Generalmente
está muy baja, forzando al saxofonista a bajar su cuello, pareciendo un avestruz.
Esto hace que se pierda el “espacio” antes de que el saxo llegue a los labios. En
su posición más natural, el cuello generalmente se encuentra elongado. Además,
la columna tiende a estar derecha y el torso balanceado con las caderas. Debes
encontrar esa posición y simplemente llevar tu instrumento a esa postura, a
donde quiera que esté tu cabeza. Cuando haces esto, el instrumento se vuelve
más fácil de soplar, y tu cuello y cara se relajan. Aún si no elijes tocar de esta
manera, prueba esta postura al practicar el paso uno. El aire se mueve a través
del instrumento con más facilidad si no cortas su paso en el cuello. Te ayudará a
establecer una conexión sin esfuerzo y la sensación de que alguien está tocando
por ti.
Nuevamente lleva el instrumento a tu boca, y haz una pausa…Mientras llevas el
instrumento hacia tus labios, tu mente estará activa otra vez, perdiéndo el
espacio. Simplemente tienes que mantener el instrumento en tu boca (o contra tu
boca para trompetas, trombones, etc). Respira profundamente y deja ir todos tus
pensamientos. Sentirás algo nuevo. Podrás sentir la embocadura en un nivel más
sensible. ¿Es lisa o rugosa? ¿Está fría o caliente? Eventualmente sentirás que te
unes a la embocadura, sin saber dónde termina tu boca y donde comienza la
pieza. Te sentirás más conectado que nunca al instrumento. Entonces será el
momento de agitar la mente nuevamente con el pensamiento ¡de tocar!
Respira lo más profundamente y mantén el aire tanto como puedas. Imagina que
alguien usa tus pulmones para tomar la respiración. Cada vez que haces esto,
tendrá el efecto de relajar otra parte tuya, para que se utilicen solamente los
músculos que se necesitan. También reforzará la noción de que alguien está
haciendo esto por ti. Esa noción puede tener profundas implicaciones
espirituales. Así que haz la respiración y mantenla, y cuando ya no puedas
mantenerla, suéltala a través de la embocadura. ¡No trates de controlar el sonido!
¡Déjalo que salga tan feo como quiera!
Luego de esa primera nota, descansa tu instrumento sobre tu regazo nuevamente
y vuelve al espacio. Encontrarás que el hecho de tocar ha agitado la mente una
vez más. Lo que estamos tratando de aprender es cómo practicar y tocar sin dejar
el espacio. ¿Cómo podrías hacer eso si ni siquiera puedes mantenerlo durante
una nota? El Paso Uno trata de cómo aprender a moverse dentro del espacio.
Luego de esa primera nota, descansa tu instrumento sobre tu regazo nuevamente
y vuelve al espacio. Encontrarás que el hecho de tocar ha agitado la mente una
vez más. Lo que estamos tratando de aprender es cómo practicar y tocar sin dejar
el espacio. ¿Cómo podrías hacer eso si ni siquiera puedes mantenerlo durante
una nota? El Paso Uno trata de cómo aprender a moverse dentro del espacio.
Cuando te hayas aquietado nuevamente, imagina otra vez que alguien está
llevando el instrumento a tu boca. Mantenlo ahí y respira para dejar ir cualquier
pensamiento o agitación. Desde ese estado tranquilo, respira nuevamente, no tan
profundo esta vez, y sopla aceptando cualquier sonido que salga, sin control
consciente o evaluación. Estás creando consciencia. Estás practicando meterte y
mantenerte en un estado ancestral de sabiduría interna que no se encuentra
comprometida con el deseo de tocar bien.
Al principio, es mejor tocar una nota y luego bajar el instrumento. No estás
tratando de tocar. Solamente estás tratando de mantenerte separado, de
mantenerte en el espacio mientras tocas cualquier cosa. Repite esto algunas
veces y luego baja el instrumento. Este es el fin del Paso Uno
Vocalistas
Párate derecho y balanceado casi en punta de pies. Luego deja que bajen y se
apoyen al piso (la posición de la montaña, postura de yoga, puede ayudar).
Realiza la técnica de relajación de tu preferencia, y cierra los ojos…Comienza a
respirar lenta y profundamente e imagina que alguien lo hace por ti…Siente
como se hincha tu pecho y tus pulmones lentamente comienzan a inflarse.
Cuando ya no puedas inhalar más, mantén tu respiración. Mientras sostienes el
aire, imagina que no tienes control de tu voz al exhalar. Imagina que la
exhalación va a ser cantada. Finalmente, deja salir el aire y permite que la fuerza
de la exhalación libere una nota. Mantente enfocado en tu centro mientras que la
nota canta por sí misma. Imagina que no es tu voz. Mientras escuchas el sonido
(puede ser fuerte o suave), no temas por su crudeza o fuerza. Ese sonido contiene
las semillas de tu verdadera voz, no la voz que has estado “estilizando” por
“corrección”.
Relájate luego de cada nota…Puede llegar a ser una experiencia importante para
algunos…Deja que tu respiración sea regular y sencilla por unos momentos. Si
dejas el espacio (quizás ya lo has hecho), tómate un momento para llevarte de
regreso a él. La idea referida a tu instrumento, como lo es con otros, es permitir
que la nota llegue desde ése espacio. Permite que pasen todos los miedos y
sentimientos de disconformidad que son tan típicos en los cantantes,
especialmente de jazz. Los cantantes de jazz a menudo no se sienten apreciados
por otros músicos de jazz. En lugar de honrarse por lo especial que pueden hacer
y que otros no, es común que pierdan su autoestima en clase mientras tratan de
aprender teoría, armonía o canto en scat. Se sienten inválidos a menos que
puedan hacer lo que hacen los instrumentistas, cuando la verdad es que los
cantantes poseen un instrumento con el que los otros músicos ni siquiera se
acercan: la voz. Y además poseen el agregado de las palabras con las que pueden
comunicarse. Antiguamente, los instrumentistas tenían más respecto por el poder
de los cantantes; pero hoy, están tan preocupados por su siguiente solo que ya no
tienen interés en los vocalistas. Suponen que son inferiores por no ser capaces de
hacer un solo y los vocalistas internalizan esta negatividad, además de las que
hayan recibido cuando niños, y el resultado es un montón de cantantes sin
confianza alguna.
Vamos entonces por la próxima respiración, y ahora, dejemos ir un poco de ese
enojo y temor y ¡busquemos la siguiente nota! Continúa haciendo el ejercicio
hasta que la nota se escape a tu control. Reacciona a esto con alegría y
aceptación, y resiste cualquier deseo de juzgarla.
Para cualquier instrumento, practica el dejarse ir y relajarse mientras lo tocas.
Con el tiempo, estos ejercicios tendrán el efecto residual de revertir tu fijación
con la ejecución, ¡y te volverás liviano y relajado! Todos los problemas se
disiparán cuando te juntes con tu instrumento. Para muchos de uds. es
justamente lo contrario. Puede que se encuentren calmos, pero la ansiedad
aparece ¡porque es hora de tocar!
Resumen
Estas prácticas y contemplaciones me han llevado a un bonito lugar. No importa
en qué lugar me encuentre (y créanme, he estado en algunos extraños), cuando
pongo mis manos en el piano, voy al espacio en donde todo es hermoso. No hay
pecados ni malas notas, todo ahí es amor y goce (y generalmente muchas risas).
Me gustaría tener un piano colgado a mi cuello todo el tiempo. ¡Hasta me
volvería cuerdo! Mildred Chase 1 habla sobre este estado mental en su libro
“Just Being at the Piano” (Sólo estando en el piano): “Es imposible ser
consciente de uno mismo y simultáneamente estar totalmente involucrado con la
música. Ser consciente de uno es una barrera entre el instrumento y su
ejecutante. Mientras olvido mi propia presencia, logro un estado de unidad con
la actividad y me compenetro de una forma que desafía el paso del tiempo”1 Si
programas que la conexión con tu instrumento sea sin esfuerzo, el resultado será
que al tocar, caigas en ese espacio. Te deslizarás hacia el más abierto, efectivo y
concentrado espacio para tocar. En lugar de ser un instrumento de tortura, como
lo es para muchos, ¡será un instrumento para el éxtasis! Playing will become as
natural as breathing. Tocar se volverá tan natural como respirar. Mucha de la
gente con la que he trabajado ha sentido en forma inmediata que dejarse llevar
¡hacía que su instrumento se vuelva más fácil de tocar! ¿Cuán importante es eso?
Tanto en un concierto como en un deporte, la gente que realmente sobresale es
aquella a la que la actividad le resulta más fácil que a otros. Para algunos ¡es tan
fácil! Cuando comencé este proceso para mí, todo lo que tenía era el Primer
Paso. Fue suficiente para cambiar mi forma de tocar y eventualmente, mi vida.
Quisiera decir que el lugar física, psíquica y mentalmente más confortable en mi
casa, es el asiento del piano. Luego de algunos años de permitir que tu ser
interior tome lugar, sentirás la misma relación con tu instrumento. El Paso Uno
se refiere a la concentración de la mente y a la liberación del espíritu de su
prisión. Comienza a liberar ese espíritu ahora.
____
1Chase, Mildred Just Being at the Piano. Berkeley Creative Arts Books.
Capítulo 18
Paso Dos
“La manera no es difícil, solamente evita escoger y elegir”,
Seng-Tsan 1
Luego de practicar el Paso Uno durante un tiempo, te resultará más confortable
ir al espacio y tocar tu instrumento. Ahora llega el momento de ajustar un poco
más. A pesar de que ya has aprendido como liberarte de las cargas que uno trae
al tocar una sola nota, ¿puedes dejar atrás esas cargas mientras tocas todo el
instrumento? ¿Cuánto durarás hasta que tu mente muerda el anzuelo y comience
a tratar de darle un sentido musical? ¿Cuánto tiempo tardarás hasta que
comience a elegir? Necesitas ser capaz de tocar libremente el instrumento, sin
consecuencias. Stephen Nachmanovich habla elocuentemente sobre este punto:
“Hay un momento de no hacer nada, de experimentar sin sacar nuestro material
inconsciente y sin censura” 2 En el Paso Dos podemos practicar volar sin
preocuparnos sobre los patrones de vuelo.
Simplemente permite que tus manos elijan libremente. Ya sea improvisación
libre, la repetición de un acorde, o la más simple melodía diatónica, esas
elecciones se harán desde tus manos, labios o acordes vocales, pero no desde tu
cabeza. No habrá intencionalidad para ellos. En su lugar, será como si estuvieras
durmiendo, con tus manos moviéndose alrededor de tu instrumento. O puedes
imaginar a tus manos que tienen su propia consciencia y hacen el show mientras
observas. Si cantas, puedes dejar que tu voz divague sin preocuparte sobre la
afinación o el tono. Para saxos y trompetas, sería una cuestión de dejar que tus
manos y embocadura hagan lo que quieran hacer. Los bateristas pueden imaginar
sus brazos agitándose y saltando entre los tambores y timbales. En el piano, a
veces imagino que mis manos son pequeños animales pastando en el teclado, o
un pequeño ratón corriendo de arriba a abajo. Mientras hacen sus cosas, yo
solamente observo.
Este paso desarrolla la habilidad de separar el tocar controlado, para que la
creación se manifieste por sí misma, utilizándote como un vehículo, que aún se
encuentra imposibilitado debido a ti. El Paso Dos te permite observar lo que está
saliendo como si fueras el que escucha y no el que toca. Como mencioné varias
veces, el objetivo es ese nivel de consciencia. Es la verdadera meta del arte y
disciplinas musicales. En el libro El Zen y el Triro con Arco, el maestro le
explica a su estudiante el valor del distanciamiento: “¡El arte correcto es sin
propósito, sin objetivo! Cuanto más obstinado te encuentras tratando de aprender
cómo lanzar la flecha con el objetivo de pegarle al blanco, con uno tendrás éxito
y con el otro harás que se aleje. Lo que queda en tu camino es que tienes un
deseo muy pronunciado. Crees que lo que no haces por ti mismo no ocurrirá”
¿No es ésta nuestra experiencia en música?” Cuánto más tratamos de tocar, más
nos elude la ejecución. Este tocar “sin propósito” y “sin objetivo” puede ser
practicado justo aquí, en el Paso Dos. Significa establecernos a nosotros como el
canal. Sólo permite a tus manos moverse, lenta o rápidamente.
Puedes observar que algunos de los frutos del Paso Uno se necesitan aquí:
1. La habilidad para separar y observar
2 Imaginar que tu cuerpo trabaja por sí mismo mientras descansas en el espacio
3. El espacio en sí
No hay absolutamente ningún requerimiento en relación al tempo, tonalidad o
cualquier otra cosa. Todo lo que haces es permitir que pase lo que tiene que
pasar. No es tan fácil como suena, de cualquier manera, tan pronto como tus
manos comienzan a moverse, sentirás que tu mente se mueve de nuevo. A causa
de toda su programación pasada, la mente tratará de tentarte con “elegir”,
rastreando la programación de “música aceptable”. Cuando la mente hace esto,
¡levanta tus manos del instrumento! En el caso de instrumentos portátiles,
bájalos. Deja tu instrumento y vuelve al espacio…Respira profundamente y
vuelve a la tranquilidad de no hacer nada…Aléjate del ojo del huracán y vuelve
al centro donde todo es tranquilidad…Separa…
En otras palabras vuelve a aplicar los frutos del Paso Uno.
Cada vez que te separas de tu instrumento y retornas al espacio, traerás más
espacio al instrumento.
En todos los pasos, y en todas las formas de prácticas, uno debería quitar las
manos del instrumento más a menudo. No puedo enfatizar esto lo suficiente.
Esta es la única manera de volver al espacio, o de verificar si lo has abandonado.
Necesitas volver y retomar la perspectiva. El acto periódico de soltar al
instrumento de tus garras también envía un mensaje de separación. Recuerda:
¡no necesitas a este instrumento! Paradójicamente, cuanto más sientes que en
cualquier momento puedes alejarte, ¡más poderosa se vuelve tu ejecución! Esta
es la esencia del Paso Dos. Moverte a través del instrumento, sin tratar, sin que te
importe. Tus sentimientos por el sonido y el toque serán relativos.
Debemos reprogramar la necesidad de control. Estamos tan acostumbrados a
analizar todo que pretendemos tocar de forma implacable. Algunas personas
creen que esto es dedicación y humildad, pero no es más que inhibición. Hay una
forma muy positiva de analizar lo que tocas, la que será discutida en el Paso
Tres.Pero por ahora, déjame solamente decir que el análisis no debería aparecer
durante la ejecución, sino que luego de que toda la experiencia completa haya
terminado. La música debería ocurrir en forma totalmente vacía de
pensamientos.Nachmanovich dice, “El Temor a fallar y a la frustración; estas son
las defensas de la sociedad en contra de la creatividad. Es mejor hacer mala
música desde un estado consciente, que hacer buena música desde en estado de
cautiverio”
Paso 2 A, El Principio Monk
Debemos eliminar la voz de auto juzgamiento que se encuentra en tu cabeza.
Llamo a esto el Paso 2A, ya que aún involucra dejar tocar a las manos en forma
irrestricta. Pero, todo es pare del Paso Dos. Deja caer tus manos en cualquier
lugar del piano, o cualquier lugar en la batería o toca cualquier nota en tu
instrumento; y antes de que la mente tenga la oportunidad de evaluarlo, te dices
a ti mismo: “Este es el sonido más hermoso que he escuchado”. Este es el lavado
mental positivo del que he estado hablando. Si puedes escuchar tus notas como
hermosas, entonces lo serán. ¡Hasta las feas! Llamo a este el Principio Monk, ya
que creo que esto era uno de los mayores secretos de Thelonious Monk. El
disfrutaba explorando en el reino de lo incorrecto, y su propia aceptación nos
convencía a todos. Creo que la razón por la que dejó de tocar pudo haber sido
que ¡no pudo encontrar ninguna otra nota equivocada que tocar!
Cuando te dices: “Este es el más hermoso sonido que he escuchado” asegúrate
de que la palabra “este” no se de vuelta y se convierta en “¿No es este el sonido
más hermoso…?”, ya que esto te daría la posibilidad de evaluación. Ahora
¡hazlo durante ocho horas!
Paso 2B
Imagina que puedes salir de tu cuerpo y verte la nuca. Luego hazlo nuevamente
y observa la cabeza que observa tu cabeza. Y luego otra vez y otra vez…hasta
que tengas una fila de cabezas delante de ti…Se sentirá como si estuvieras
enviando a tu consciente al fondo de la habitación. Esto es una antigua técnica
para deslizarse dentro de la meditación. Tu mente se aquietará y podrás sentirte
una poco elevado. Además, encontrarás que en ese estado no podrás controlar la
ejecución. Con tu mente bien lejos de tu cuerpo, pon tus manos en tu
instrumento. No tendrán otra opción más que moverse libres e independiente.
Entonces escucharás y recibirás el sonido con el pensamiento: “Este es el sonido
más hermoso”.
Paso 2C: Tocando Rápido
Alguna gente siente que nunca podrá tocar rápido porque sus dedos no están lo
suficientemente ejercitados. Cierta vez estuve leyendo un método para la técnica
de los dedos, y a pesar de que no estaba de acuerdo con la mayoría de las cosas,
leí algo que era muy interesante. Se realizó un estudio en el que se medía la
velocidad de los dedos de un pianista bien entrenado, comparado con alguien
que no era pianista. Se encontró que casi no había diferencia entre las dos
personas. Lo que hace que los dedos sean lentos es la inseguridad sobre donde
apoyarlos. Luego de años de estudio y ejecución, un pianista puede sentirse tan
restringido que ¡no se deja ir al tocar, teniendo la misma velocidad que alguien
que no es pianista!
Por esta razón, este ejercicio puede ser muy terapéutico, tanto física como
psicológicamente. Ve al espacio (ya sabes lo que significa), deja que tus brazos
se acerquen al instrumento, y luego, sin el pensamiento de buenas o malas notas,
mueve tus dedos lo más rápido posible. ¡Serpentéalos entre las teclas! Si tocas
un instrumento de viento, respira lo más profundamente posible, mantén el aire
todo lo que puedas, y suéltalos en el instrumento mientras mueves tus dedos lo
más rápido que puedas. Te sorprenderás lo verdaderamente rápido que eres.
Sentirás fluidez, ¡y sabrás cómo se siente tocar rápido!
Paso 2D, Tocar con Mímica
Algunos encontrarán que es difícil no reaccionar a lo que están escuchando. Por
esta razón, es muy liberador tocar en el aire. Un músico de instrumento de viento
debería imaginar que tiene el instrumento en sus manos y listo para tocar. No te
preocupes con lo que estés tocando, o de su exactitud. Solamente haz la mímica
de tocar en el aire, junto con la sensación general de mover tus dedos y soplar.
De esta forma, al no estar enganchado con lo que estás escuchando, ¡sentirás la
libertad de movimiento que estás buscando! Si tocas el piano, deja que tus
manos floten en el aire mientras que tus brazos se mueven de lado a lado y tus
dedos serpentean por el teclado, ya sea lenta o rápidamente. Lo bueno de esto es
que puede ser practicado en cualquier lado, ¡incluso en el autobus! Comenzarás
a sentirte increíblemente libre. Digo increíblemente ya que dado a los sistemas
de creencia anteriores, ¡probablemente tengas problemas en creerlo! Así es como
se siente tocar rápido y con espíritu libre.
Ahora le daremos forma a esa libertad.
____
1Seng-Tsan. Hsin Hsm Meng. [eighth century]. Translated by D.T. Suzuki in
Essays in Zen Buddhism. London: Rider, 1951.
2Nachmanovich, Stephen. Free Play, Los Angeles: Jeremy P. Tarcher, Inc., 1990.
(p. 69).
3Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery p. 31
4Nachmanovich, Stephen Free Play, Los Angeles- Jeremy P. Tarcher, Inc., 1990
(p. 138)
Capítulo 19
Paso Tres
Ahora podemos tocar nuestro instrumento con total tranquilidad. Podemos dejar
que nuestras manos divaguen sobre él, dichosamente inconscientes de su destino,
y podemos proclamar a cualquier sonido que escuchemos salir como el más
hermoso. ¿Y ahora qué? ¡Es hora de tocar!
Ah no! Eso no. ¿Cómo puedo mantenerme en el espacio si tengo que obviar el
tempo, la tonalidad, o aún peor, los cambios de acordes? ¡Es un verdadero
dilema!
¿Recuerdas el temor a entregar el control con el que enfatizamos en los Pasos
Uno y Dos? Este temor se afirma de nuevo cuando se prueba el Paso Tres. ¿No
necesitamos controlarnos para tocar a tempo y en la forma? No, si es que el
tiempo y la forma son tan confortables como tocar sin tiempo y sin forma.
Cuando los instrumentistas clásicos tocan, ¿no necesitan ellos mantener cierta
rigidez para ejecutar todos los parámetros de la pieza? No en una pieza bien
aprendida. Como se mencionó antes, en la música nada es difícil. Aquí es donde
el Paso Tres puede ser humillante. Recuerda que la maestría fue definida como la
ejecución perfecta y sin esfuerzo, de lo que sea que estés tocando. Cualquier
cosa que sepas en ese nivel se manifestará cuando tocas desde el espacio. La
parte humillante es darse cuenta de lo poco que realmente sabes.
Créase o no, éstas son buenas noticias. Finalmente explica la diferencia entre tú
y los maestros. Nos es la raza, religión, tamaño o incluso talento. Es cuán
profundo es sabido el material. El Paso Tres expone todos los trucos en tu
conocimiento que han estado saboteando tu forma de tocar. Se exponen ante ti
las razones técnicas por las que no tienes ritmo, pierdes fluidez o por las que no
puedes crear en el nivel que deseas. Considera esta ecuación: El esfuerzo que te
requiere tocar música equivale a la distancia entre ti y la maestría.
Por ejemplo, si tocas una melodía desde el espacio, notarás que tocas
perfectamente algunas partes. Quizás ocasionalmente toques los cambios
correctos, o de vez en cuando la melodía sale correctamente. Verifica si esos
lugares de la melodía no son también en los que mejor improvisas. Nuestra
habilidad de brillar depende de la familiaridad con el material.
Esto también es cierto al aprender una pieza clásica. Pero a causa de la forma
desprolija con la que hemos practicado, nuestra forma de tocar está llena de
agujeros, llena de cosas que no sabemos y que creíamos que sí.
El Paso Tres es lograr el tiempo real. Es una investigación del inventario del
alma sobre lo que hemos aprendido y lo que no: de lo que tenemos y de lo que
creemos que poseemos. Este inventario debería hacerse tan desapasionadamente
como si estuviéramos haciendo el inventario de la cosas de almacén o del papel
higiénico. Queremos encontrar qué funciona y que no, y armar nuestra práctica
acorde a ello. Esta es la razón por la que hemos estado cultivando la separación
de nosotros mismos en los pasos anteriores. Necesitamos separarnos para ser
honestos y no deprimirnos.
Para los improvisadores, este paso también se refiere a la honestidad de
expresión, a nuestra forma de tocar al desnudo, la única que quiere ser
expresada, y no la que nuestro ego se esfuerza por hacer. El ego generalmente
nos lleva más allá de nuestras capacidades del momento, creando una exagerada
y descuidada música. Cuando uno se encuentra en ese “apacible y pequeño lugar
interior”, observando desde un lugar separado, la música que emana es esencial,
creando una profunda expresión. Esta es la ilusoria calidad de los verdaderos
maestros de los que me refería antes. Entregarse a las “notas internas” podría
llamarse el Principio Miles. Ese fue su regalo y su magia.
En el Paso Dos tuviste que aprender a observar sin interferir. Aquí el proceso es
el mismo: sumergirse en el espacio empleando cualquier método de meditación
que hayas encontrado, como los que hay en este libro, y realiza el Paso Uno.
(Esto debería ser una práctica diaria). Por anticipado decide que pieza específica
o improvisación quieres tocar. Entonces imagina que alguien levanta tus manos
del instrumento. Luego, simplemente, comienza a tocar. No trates de tocar la
pieza en tiempo o fuera de tiempo. No trates de tocar las notas o los cambios
correctos, sino que en su lugar fíjate que notas salen correctamente. Si lo único
que quiere salir es la melodía, hazlo. Si aparecen acordes simples o la forma
menos inteligente de tocar, déjalo salir. No embellezcas lo que está pasando;
solamente observa desde otro lugar. Tan pronto como te veas seducido por tocar,
DETENTE. Para y vuelve al espacio. Esta es la parte más importante. Debes
detenerte, sin importar cuánto esté gritándote tu ego; ¡sólo detente! Una vez que
hayas vuelto al espacio, puedes volver a tu instrumento y comenzar nuevamente.
Puedes retomar desde el lugar en el que te detuviste, o desde el principio. Lleva
tu ejecución de vuelta a ese espacio como si estuvieras remolcando un barco
hacia el muelle. Si tocas una pieza clásica, pon tus manos en el instrumento
desde tu espacio, y comienza a tocar sin ningún cuidado. Estarán bien los errores
que salgan, y al igual que con el improvisador, tan pronto como tu separación se
esfuma y te sientes tenso para tocar, detente, vuelve al espacio y con confianza
embárcate nuevamente en la pieza. Cuando toques desde el espacio, sacrifica el
tempo en lugar de las notas correctas. En este caso, deja flotar tus manos sin
esfuerzo sobre las notas mientras te mantienes en un estado semi meditativo.
Esta es una forma muy poderosa de programar tus manos para que conozcan la
pieza sin tu control consciente. Más tarde, puedes dejar que vuelen y quizás te
sorprendas ¡de lo que tus manos pueden recordar por ellas mismas!
Ahora, posiblemente toques un par de compases, escritos o improvisados, antes
de que tu mente se te venga encima. De hecho, puede que no toques más de unas
cuantas notas. No importa. Debes detenerte justo ahí, respirar profundamente
para luego retomar. Es muy difícil encontrar el momento en el que tu mente te
salta encima. Habiendo tratado de hacer música por tantos años, ni siquiera estás
seguro de lo que se siente “no tratar”. Es por esto que es tan importante aprender
los dos primeros pasos exhaustivamente, para que puedas afirmar la conexión
con tu espacio. Entonces, si puedes abstenerte de preocuparte tanto por los
sonidos que haces, tendrás oportunidad de éxito. Tienes que estar enfocado en el
espacio y no en la ejecución. Esto se logra mejor con una ayuda externa, pero
por ahora, tratemos de describir los atributos necesarios para que puedas
comenzar a practicar solo.
Como lo mencioné anteriormente, será absolutamente necesario que hayas
creado, desarrollado y reforzado tu sentido de entrega, tu conexión al espacio y
tu habilidad de dejar que tus manos se muevan sin interferencia, a través del
Paso UnoPuedes grabar tu ejecución y tomar nota de todo lo que no funcionó.
Estas son las cosas con las que comenzarás a trabajar en el Paso Cuatro. No te
preocupes si alguno de tus problemas son muy básicos. Realmente es una
bendición que puedas encontrar las fallas básicas que te mantienen atrasado. No
estás acostumbrado a tocar sin control, así que se parecerá a cuando un bebé
aprende a gatear.
Como dije anteriormente, la primera vez que te acercaste al Paso Tres, puede que
hayas hecho muy poco; quizás luego del primer compás de un tema comiences a
intentar. Tan doloroso como pueda parecer, debes parar y practicar dejando que
el primer compás se toque por sí solo. Por ejemplo, si tocas el standard de jazz
Stella By Starlight, luego de que tocas E-7b5 (el primer acorde) puede que
tengas que pensar en donde está A7b13 (el segundo acorde de Stella). Si esto
pasa, practica mover tus manos de una acorde al otro sin pensar. Notarás una
sensación de seguridad que nunca habías sentido, una sensación de que tus
manos tocan ellas solas esos dos acordes. Querrás expandir las cosas que puedas
tocar de esa forma.
Será un gran comienzo si puedes avanzar hasta el punto en el que puedes tocar
desde tu espacio una simple melodía con todos sus cambios de acordes. Luego
observa si puedes mantener el tempo, o si quiere aparecer alguna improvisación.
Si aún encuentras que no puedes mantener el ritmo, o que las notas correctas no
aparecen, éstas son las “situaciones no familiares” a las que tendrás que
enfrentarte en el Paso Cuatro. En este nivel el músico clásico encontrará muy
seductora y liberadora la ejecución de pasajes simples. Ya que la técnica se
afirma sola, ¡el músico es libre de sentir algo mientras toca! Estarás más
motivado de encontrar este nivel de sencillez en otros pasajes más demandantes.
Otra forma de hacer el Paso Tres
A pesar de que muchos músicos están acostumbrados a tocar de una forma
desprolija y fuera de foco, conocen la esencia de la melodía. En este caso,
puedes ir al espacio y con total confianza tocar cuatro compases de la melodía.
Sin importar como suene, deberías retirar tus manos del instrumento, volver al
espacio, poner las manos en tu instrumento y dejarlas tocar esos cuatro
compases…para nuevamente retirar tus manos y volver al espacio y así varias
veces. Cada vez, sin tratar, experimentarás más claridad ya que estarás tocando
el mismo pasaje una y otra vez. La clave para esto es retirar las manos y dejarse
ir mentalmente. Eso significa tener el deseo de tocar en forma descuidada o hasta
incorrectamente. La sensación de seguridad en las manos se debe lograr a
cualquier costo. Luego de volver al pasaje una y otra vez, experimentarás la
sensación de que tus manos son llevadas magnéticamente a tocar mejores ritmos
y notas, o a las notas correctas y su correcta interpretación en las piezas escritas.
Cada momento se volverá más y más claro. Aún no te encuentras trabajando en
un material nuevo, pero el anterior que ya conoces te llega ahora de una forma
más enfocada.
El Paso Tres se refiere a lo que puedes hacer y no a más. A medida que te
involucras en este paso, puede que encuentres modificado tu conocimiento
musical de formas muy interesantes. En lugar de tocar melodías de la forma en
que crees que deben ser tocadas, puede que en naturalmente optes por la forma
en que te encuentras listo para tocarlas. Por ejemplo, todos creen que Cherokee
(otro standard de jazz) debe ser tocada en un tempo muy rápido. ¿Te has
detenido a pensar si te encuentras listo para tocar a esa velocidad? ¿Alguna vez
estuviste preparado para tocar a ese tempo? Así como el agua busca su propia
forma, la relajación busca su propio tempo. Tu conexión con esa melodía puede
parecer tan natural que si la tocas más lento puedes persuadir a otros músicos a
que ésta es una nueva forma de tocar Cherokee.* ¿No es irónico que la
naturaleza de esa sensación pueda hacer que el oyente piense “wow, que idea tan
moderna tuvo”, cuando la fuerza llegó como resultado de hacer lo que era
natural para ti en ese momento? Además, no siempre quieres tener las mismas
habilidades todo el tiempo. Una canción puede sonar de una manera a las siete
de la mañana y de otra a las 10 de la noche. En lugar de percibir tus limitaciones,
la gente estará maravillada por las distintas maneras en que puedes tocar la
misma canción. Si obvias a tu ego lo suficiente ¡hasta pueda que alguien te llame
genio! Lo mismo se aplica cuando tocas en algún lugar por unos días seguidos.
Las distintas versiones de la misma canción se volverán naturales a medida que
avancen los días, pero puedes ver frustrado su desarrollo natural si tratas de
hacer todo la primera noche. En estos días, tantos músicos tienen inconvenientes
en conseguir trabajo, que cuando tienen uno, fuerzan a que suene la música
como si hubieran estado de gira durante meses. El resultado es mucha sobre
exigencia. La forma más honesta de tocar es mantenerse al margen. Esta es una
de las enseñanzas primordiales del Paso Tres. Puede que hayas oído decir esto
mismo por grandes músicos, de una u otra manera, pero ¿alguna vez fuiste capaz
de hacer esto con tu instrumento?
Justamente el Paso Tres es la práctica de mantenerse al margen mientras se toca,
aceptando lo que pasa. Al hacerlo, permites que sentimientos profundos
encuentren una voz; o ya que no haya barreras entre tú y tu yo interno. Serás
capaz de expresar consciencia pura. Kurt Vonnegut dijo sobre su amigo y pintor
abstracto, Syd Solomon:
: “El medita. Conecta sus manos y su pincel con la parte más profunda, quieta y
misteriosa de su mente y pinta cuadros de lo que ve y siente en ése lugar. Esto es
importante para el shock que recibimos al ver lo que él hace” Construye un
puente desde lo finito a lo infinito. ¡Enfrenta tus demonios! ¡Permítete sonar
mal!¡Celébralo! 1
Como buceando en el agua, puede que al principio te ahogues, pero siempre
sales a la superficie y flotas sin esfuerzo. Desde una seca, intelectual e
insatisfecha experiencia ve hacia una nueva y excitante cada vez que tocas. La
profundidad de tu ejecución puede cambiar el curso de tu futuro, a medida que
desarrolles una luz atractiva para que los demás te sigan. Sólo recuerda de ser
muy amable contigo mismo durante este proceso. No pienses que es una especie
de prueba de tus logros pasados, o que invalidará tu propia mente. En su lugar,
piensa en eso como el principio de llegar a un acuerdo con lo que ha estado
reteniéndote, sacándote energía para corregirlo y seguir avanzando. Se valiente,
paciente, y lo más importante de todo, se amable contigo durante el proceso.
“Cuando dejan las imperfecciones detrás del ego, danzan.
Sus juglares tocan música desde su interior; y océanos completos de pasión
hacen espuma en la cresta de la ola”
- Rumi Jallaludin 2
“Si te olvidas de ti mismo, te conviertes en el universo”
- Hakuin Ortegama 3
____
*Cherokee is another old standard song.
1Vonnegut, Kurt. Palm Sunday, An Autobiographical Collage New York Dell
Publishing Co, 1981.
2Rumi Jallaludin. The Mathnam. [1260]. Translated by R. A. Nicholson. 6 vols.
Cambridge: Cambridge University Press, 1934. Fragments translated by Daniel
Liebert. Santa Fe: Source Books, 1981.
3Zen Master Hakuin: Selected Writings. [1748]. Translated by Philip
Yampolsky. New York: Columbia University Press, 1971.
Capítulo 20
Paso Cuatro
Por ahora, puedes construir una base de trabajo sin esfuerzo y de separación de
uno mismo. En el Paso Uno aprendiste a tocar tu instrumento desde ese espacio
sin esfuerzo, tocando una o varias notas mientras permitías que se estableciera la
conexión. En el Paso Dos practicaste como mantenerte en ese espacio mientras
que tus manos vagaban alrededor de tu instrumento, tomando sus propias
decisiones. Resististe la tentación de “organizar” el material en ideas musicales.
El Paso Tres te mostró la economía absoluta para tocar dentro de la forma,
mantenerte afinado o lo que sea. Fuiste capaz de dejar que tu cuerpo tome el
control y que solamente haga lo que sabe hacer. También encontraste que podías
hacer mucho menos de lo que pensabas y pudiendo haber encontrado que las
frases sin sentido y mal ubicadas podían ser reemplazadas por otras mejores. El
Paso Tres te mostró lo que realmente sabes y lo que aún necesita ser mejorado.
Luego de todo esto, la pregunta obvia que surge es: “¿Si tengo que aceptar
cualquier cosa que quiera salir, entonces como voy a mejorar lo que estoy
tocando?” ¿Puede alguien realmente mantenerse en el espacio mientras se
involucra con los rigores de la práctica? Obviamente, creo que sí, o no habría
escrito este libro.
Como mencioné antes, la maestría no se refiere a tocar algo correctamente la
mayoría del tiempo, incluso todo el tiempo. La maestría es ser capaz de tocar
una pieza de música perfectamente y sin pensar. Ahora que mientras tocas eres
capaz de retener el conocimiento del “espacio interior”, es posible lograr la
maestría de nuevas técnicas. “Uno se da cuenta de este estado de no consciencia
sólo cuando, completamente vacío y despojado del yo, se vuelve uno, junto con
la perfección de sus habilidades técnicas” 1
El Paso Cuatro te requiere tomar pequeños ejemplos de cosas que no puedes
ejecutar correctamente, e incorporarlas en un nivel de maestría. Combina el sin
esfuerzo del Paso Uno y la libertad de movimientos del Paso Dos, y aplica éstos
ejemplos específicos a cosas que no puedes hacer, como familiarizarte con algo
rítmico, armónico o melódico en tal nivel de profundidad que se siente como si
estuvieras agitando los dedos.
Esta práctica debe hacerse muy enfocada, muy intencional. El tiempo de práctica
debe estar limitado por el tiempo en que puedes mantenerte en el espacio. ¡Sino
debes DETENERTE! O arriesgarás perder la forma deliberada de la práctica. De
esta forma, cinco o diez minutos de práctica son preferibles a dos horas de
divague.
Nuevamente aquí el hecho de dejar el instrumento y comenzar otra vez nos dice
que el músico no se encuentra unido al objetivo, aunque día a día se esfuerza
pacientemente por llegar a él. Encontrará que si toca una o dos veces y deja el
instrumento, respira profundamente y comienza de nuevo, la siguiente vez será
más familiar y más fácil, ya que la información se va incorporando. Aunque se
esfuerza al detenerse, se retrae a la quietud y lleva su técnica a tocar sin esfuerzo.
Su ego lo seducirá para que toque más difícil, pero realmente debería tratar
menos la próxima vez. La perfección es algo a lo que te rindes. Cuando te
encuentras listo para retomar la práctica, mentalmente uno debería ir en la
dirección opuesta. En lugar de querer hacerlo mejor, el músico hasta podría
pensar “¡Espero tocarlo mal!” Tan raro como suena, como si fuera un
pensamiento que engaña a la mente dejándola ir, el resultado es una sorpresiva
facilidad de ejecución.
El objetivo es nada menos que la perfección completa. Cuando el pasaje se
ejecuta perfectamente desde el espacio, llega la maestría. Sin importar lo difícil
que al principio parece el pasaje, se ejecutará con la misma facilidad con la que
se usa un tenedor. No puedo enfatizar esto lo suficiente y aunque tu práctica
parezca insoportablemente lenta, ¡tu ejecución realmente está despegando! Esa
clase de concentración y paciencia infinita hace que el acto de tocar se sienta
como una liberación. Sientes como si estuvieras montando una bicicleta con el
viento a tus espaldas. ¡Puede parecer como si alguien estuviera tocando por ti
mientras miras! No juzgues tu progreso diariamente, pero sí observa la mejora
en tu música a través del tiempo. Verás más maniobrabilidad, más libertad y más
creatividad.
Para practicar en este espacio absoluto, el material debe ser incorporado de una
manera exacta. Debes limitar la cantidad de tiempo, el tamaño del ejemplo, y
todos los parámetros de la práctica a lo que puedas hacer desde el espacio. Para
este propósito, he construido un modelo de práctica al que llamo El Diamante
de Aprendizaje. Desarma tu práctica en cuatro consideraciones básicas:
Tocar sin esfuerzo- Esta consideración es más importante que las otras. Si no se
practica el ejemplo desde el espacio y sin esfuerzo, no puedes estar seguro de
que lo has dominado. Así que, sin importar lo que estés practicando, estaremos
de acuerdo en esta consideración. Sin embargo, las otras tres esquinas del
cuadrado son intercambiables. Esto es decir que, si quieres hacer dos de ellas,
debes sacrificar una. Por ejemplo, si vas a tocar el ejemplo entero, perfectamente
y sin esfuerzo, entonces debes sacrificar el tempo: no lo toques rápido. No lo
tienes que tocar lento, tampoco. Tócalo tan lento como sea necesario para tocarlo
sin esfuerzo y perfectamente, mientras tocas el ejemplo entero. Si quieres tocar
el ejercicio perfectamente y muy rápido, y, por supuesto, sin esfuerzo, entonces
debes sacrificar la cantidad que tocas. En otras palabras, no puedes tocar el
ejemplo entero. ¿Hasta dónde deberías tocar? Hasta donde puedas tocar sin
esfuerzo, perfectamente y muy rápido. Si quieres tocar muy rápido el ejercicio
de principio a fin y, como siempre, sin esfuerzo, entonces debes sacrificar el
tocarlo perfectamente. Puede sonar extraño, pero hay un valor terapéutico en
dejar que tus dedos vayan deprisa a través de un pasaje difícil mientras tocas
varias notas erróneas. Te da una idea de lo que se siente la ejecución sin
esfuerzo. Lo cierto es que esto no se debería hacer muy seguido, pero tiene un
propósito. Si la velocidad no es un problema, puede que haya un tempo en el que
el pasaje necesita ser tocado. En este caso “tocar a tiempo” reemplazaría la
esquina del diamante de “tocar rápido”.
El escenario más difícil es practicar algo rápido y perfectamente, pero no tocar
el ejemplo entero. Si realmente te encuentras en este espacio, la cantidad de
pasaje que se puede tocar puede ser tan pequeño como una nota. Incluso puede
que encuentres que tocar las primeras dos notas rápido requiera esfuerzo.
Logra la maestría en la primera nota, y luego añade la segunda. Quédate en el
espacio y espera a que fluyan las dos notas. Esas dos notas se deberían sentir
como si las estuvieras tocando automáticamente antes de añadir una tercera. Es
un sentimiento de movimiento perfecto y natural, como algo que has hecho toda
tu vida. Te darás cuenta cuando estés verdaderamente “ahí”. Debes estar muy
alerta. Las personas tienden a no darse cuenta cuando las dos primeras notas
todavía no están “ahí”.
Son consumidas por querer tenerlo hecho, ¡probablemente debido al miedo de
morir antes de dominar el pasaje! Es sorprendente cuantas pequeñas cosas
técnicas para dominar salen a la superficie cuando se están tocando solo dos
notas. Recuerda que estas dos notas deben ser tan fáciles y tan confiables como
tocar sólo una (o usar un tenedor). Cuando estés sobre terreno firme, podrás
añadir la tercera, y así sucesivamente. Puede que quieras parar después de cuatro
o cinco notas y empezar con una concentración fresca en la sexta, conectándola
con notas anterioresDe todas formas, hazlo. Así, a menudo retiras tus manos del
instrumento y respiras profundamente. Notarás que habrá un progreso
inmediatamente después de este “mini recreo”. Si pierdes la paciencia con este
tipo de concepto consciente, debes detenerte. Esto es verdad, te guste o no, aún
si planeaste practicar por cuatro horas y todavía te quedan tres horas y cuarenta y
cinco minutos por delante. ¡Alcanzarás rápidamente la maestría si tu práctica se
limita únicamente a lo que puedes hacer en el espacio!
Tu próxima práctica debería ser una continuación de la última. Si estuviste
trabajando en un pasaje y fuiste hasta la tercer nota, entonces deberías revisar
esas tres notas y asegurarte que la incorporación tuvo lugar. Caso contrario,
comienza de nuevo ¡como si no lo hubieras hecho nunca! Si encuentras que sí
las has incorporado, entonces avanza hacia la siguiente. Esto hace que todas tus
sesiones de mini prácticas se conviertan en una larga, y remueve la ansiedad
sobre qué practicar. Siempre comienza en donde dejaste. Así de simple.
Pregúntate “¿Qué estaba practicando? ¿Qué logré incorporar con maestría?
Ubica tus manos en el instrumento y descúbrelo. Si no es así, entonces debes
comenzar de nuevo con el mismo material. Debes enfocarte solamente en una
cosa para practicar, como si nada más existiera en el mundo de la música. Puedes
tener dos o tres ejercicios: quizás uno rítmico, otro melódico y otro armónico, o
de uno a tres pequeños pasajes escritos. ¡Debes ignorar la sensación de que
deberías estar practicando más! Debes saber que el nivel de concentración que
estás empleando ¡está cambiando tu forma de tocar en la forma más rápida
posible! Por esto, aprender a trabajar desde el espacio es tan importante: tienes
que alcanzar la zona en el que el tiempo es eterno y el esfuerzo no existe, ¡y no
es importante ser grandioso!
Para resumir, la forma para practicar con este sistema es:
1) Prueba una vez, encuentra la falla
2) Retira tus manos del instrumento
3) Respira profundamente y ve al espacio
4) Vuelva a tu instrumento “separándote” otra vez y
5) Prueba con menos intensidad
De todos los puntos, la última idea es la más difícil de entender. ¿Cómo vas a
perfeccionar el ejemplo tratando menos? Cuanto menos tratas, más te sumerges
en el espacio, más entras en una consciencia que siente que tus manos,
embocadura o lo que sea están incorporando las lecciones sin pensar. Estás
asentando una consciencia de no hacer, y observar que ocurre. Por otro lado, al
tratar: 1) Estás obscureciendo las razones del porqué tienes que tratar. 2) Estás
encubriendo fallas que probablemente contaminen otras situaciones. 3) Lo que
logres será defectuoso y por lo tanto lo dejarás de hacer. Si puedes aprender a
mantenerte en estado de observación mientras que tus manos aprenden su
coreografía, ellas te mostrarán la forma más eficiente y con menos esfuerzo de
tocar la pieza. Al estar en este estado, el conocimiento emerge espontáneamente.
Por la tanto, no hay necesidad de mantener el cuerpo en ninguna posición, o
siquiera pensar en mantenerlo en alguna. El cuerpo se acomodará a la posición
perfecta..
La gente que hace distintos tipos de terapias o disciplinas quizás esté en
desacuerdo, pero he encontrado que esto es muy cierto. Dejando de lado todos
los deseos que producen ansiedad, todo lo que queda es perfección..
Ejemplos de cosas para Practicar
Para aprender una línea grandiosa, comienza con una línea grandiosa.
Transcríbela, sácala de un libro (hay tantos ahora) o hazlo por ti mismo. Luego
practícalo usando el Diamante de Aprendizaje hasta el punto de la maestría.
Luego de que hayas aprendido esa línea en una tonalidad, cambia la clave o la
línea, y sigue el mismo proceso. Trabaja en diferentes líneas y tonalidades, una
cada vez, manteniendo el standard de excelencia. Toda clase de fallas serán
expuestas y remediadas. Con cada problema resuelto mejorará tu forma de tocar.
No hay nada estremecedor aquí. La pregunta no es qué practicar, lo que puede
encontrarse en cualquier lado, sino cómo hacerlo. La idea radical es mantenerse
con el ejemplo hasta que sea dominado y sin esfuerzo. Luego trabaja en la línea
siguiente hasta que esa línea suene tan bien como la anterior. Quizás trabajes tus
líneas durante dos años, pero la buena noticia es que en solamente dos años tus
líneas serán geniales, o al menos con una mejora enorme.
Practicar de la antigua forma puede llevarte diez años o quizás nunca lo logres.
Luego de que obtengas el dominio en cada línea, pregúntate “¿Mi forma de tocar
ya está en ese nivel?” Si la respuesta es no, entonces aprende otra línea. Si te
mantienes con este método tanto como dure, ¡lograrás tu habilidad para tocar
líneas fantásticas! No es una cuestión de talento. Tendrías que tener alguna clase
de mal funcionamiento cerebral, algo que realmente inhiba el aprendizaje, ¡para
que no mejores!
Si eres una persona a la que le gusta trabajar con libros de música, puedes
hacerlo. De cualquier manera, no pienses en todo el libro cuando trabajes con él.
En su lugar, céntrate en una página específica o en un tema específico que te
interese mientras adoptas la actitud que no importa nada más en este libro hasta
que logres dominar ése punto. ¡De esta forma puedes estar estudiando un libro
durante veinticinco años! El tiempo no es importante, ya que notarás muchas
más mejoras que antes. Quizás la practica pueda perder la gratificación
instantánea, pero tu progreso general será innegable. ¿No hemos estado todos
atrapados con libros que queríamos aprender pero que en lugar de eso
terminaron juntando polvo en la estantería? Eso es debido a que no podemos
profundizar en la enormidad del objetivo. ¡Todos esos libros! Con este concepto
concentrado puedes centrarte en una cosa por vez para comenzar. ¡Puedes
sentirte alentado ya que finalmente comenzaste! Recuerda que los grandes
músicos de jazz no han llegado al dominio a través de esos libros. Han logrado
ser maestros en algunas cosas ¡y hacer una carrera tocándolas!
Algunas personas han tocado las mismas canciones durante años, y aun así no
las han memorizado. Esto es un perfecto ejemplo de sobredimensionamiento.
¡Tu mente te dice que hay tantas canciones! Si las hubieras estudiado de a una
por vez y con el método aquí descripto, simplemente no hubieras dejado una
composición hasta que el objetivo se hubiera cumplido. Este experiencia te
hubiera dado más confianza en tu habilidad para memorizar, y lo harías más fácil
en el futuro.
Antes de seguir adelante, la canción debe ser digerida en todos los niveles. Los
cambios, escalas y la melodía deben salir fácilmente. ¿Cuántos de uds. han
tocado ciertas canciones durante años y aún tocan mal los cambios de acordes o
tienen problemas en ciertos lugares? ¿No crees que eres lo suficientemente
inteligente para hacerlo bien luego de tantos años? ¡El punto es que no lo eres!
Al igual que con otros temas, puedes pensar que es el resultado de la falta de
talento, pero sencillamente es el resultado de tratar de aprender las canciones
todas juntas. Si las tomas de una en una, ¡finalmente las memorizarás! Si
algunos de Uds. son músicos con algunos años, sabrán de lo que estoy hablando.
¿No es mejor arreglar algunas cosas una vez en lugar de que estén
permanentemente sin funcionar? Por supuesto que sí, pero estamos cómodos con
los viejos hábitos.
Por ejemplo en el standard de jazz All the Things you Are, puedes aislar el II-V-I
(progresión básica de acordes) en Mi mayor y practicarla hasta que sea tu
tonalidad más cómoda. Luego, cuando toques la melodía, ¡serás uno de los
pocos músicos a los que le resulte fácil esa parte de la canción! Es la misma
inhabilidad para concentrarse la que causa la misma disfunción año tras año.
Los pasos para lograr la maestría son simples, pero no son fáciles de seguir ya
que la mente hace trucos. Por ejemplo, practicar una simple idea durante un año
se siente como toda una vida, y sucumbes ante la ilusión de que no se hace
ningún progreso. En realidad, estarás progresando por primera vez en mucho
tiempo, pero no lo sientes así, ya que no estás cambiando la dirección de la
práctica cada semana. Aunque puede tomar cierto tiempo perfeccionar algo en
especial, notarás que la concentración y paciencia que has exhibido han
claramente mejorado tu forma de tocar, incluso antes de que logres la maestría
con el primer ejemplo. Muchos de mis estudiantes me dicen que aunque sentían
que estaban practicando menos que nunca antes, su ejecución había mejorado en
áreas que prácticamente habían abandonado. Déjame ser claro sobre esto: no
estoy diciendo que alguien debe practicar sólo un poco; estoy diciendo que
esforzar tu paciencia, concentración y rigurosidad es contraproducente. Si
puedes desarrollar tu espacio interior y estudiar desde allí, harás tu mejor trabajo,
y el tiempo invertido en ese estado dará resultados. Busca esa profundidad y no
califiques la práctica en conteos de tiempo. Inclusive ni siquiera trates de estar
consciente de él. La clave para una buena práctica es tener una concentración
tipo láser en ese material, y no abandonarlo hasta que tu ejecución haya obtenido
los mejores beneficios. Estos son los frutos del Paso Cuatro.
La mente, ¡esa bendita mente! Te hablará durante el proceso. Te dirá “¡Vamos!
¡Hay que moverse. Estamos perdiendo demasiado tiempo!” Pero míralo
racionalmente. Has practicado cosas en el pasado y has visto poca o ninguna
mejora. Esto es debido a que no has estado lo suficiente con la información
como para incorporarla. Si practicaste algo durante dos semanas y no viste
demasiada mejora pero seguiste adelante ¿realmente no estuviste perdiendo el
tiempo? La única forma con la que no pierdes tiempo es moviéndote hacia tu
objetivo hasta que se cumpla. ¡No estás perdiendo el tiempo mientras estés en el
objetivo!
Si no estabas tan al tanto de tu nivel de ejecución, te quedarías enganchado en
eso por mucho tiempo. Sería como un hobby. Esta es la razón por la que este
libro refuerza una y otra vez el desarrollo de una separación de lo que estás
haciendo mientras lo estás haciendo. Sin embargo es muy fácil desalentarse.
Todo lo que necesitas es que en una noche en la que no tocaste en la forma en
que querías, tu ego te diga “¡Al diablo! ¡No funciona!”. Una y otra vez, se
necesita decir esto: probablemente no puedas desarrollar el nivel necesario de
paciencia ¡si eres vanidoso respecto a tu ejecución!
Si practicas cierta línea con un cierto cambio de acordes, esta forma pasiva de
práctica permitirá que el sonido del acorde y su escala se filtren, y te
familiarizarás con ese sonido a cualquier nivel. Esto es equivalente a un
profundo entrenamiento auditivo, meditar sobre un sonido tan profundamente
hace que lo reconozcas en cualquier momento que lo escuches. Muchos
estudiantes me han dicho que en el proceso de trabajar sobre un ejemplo para
lograr facilidad técnica, han notado por primera vez que realmente podían
escuchar lo que otros estaban tocando; podían reconocer lo que habían
practicado cuando aparecía en el solo de otro músico. Por eso trato de centrar los
ejercicios importantes alrededor del II-V-I para la gente nueva. Un novato
pensará que hay tanto para aprender a escuchar que se bloqueará y se volverá
temeroso. Pero si realmente incorpora el concepto de II-V-I escuchará mucho
más de lo que se está tocando. Le dará una nueva confianza, como convertirse en
miembro de un club al que anteriormente no hubiera podido entrar. Como
resultado de esa programación positiva, las cosas subsiguientes mejoran. Si
encuentras que te sientes bien con esta progresión, quizás sea verdaderamente el
momento de mirar hacia otras progresiones, quizá Giant Steps, o alguna
progresión post be-bop. El siguiente paso pueden ser melodías que son
sofisticadas en una forma u otra, o quizás hasta la música de otras culturas.
Encontrarás que podrás aplicar las lecciones melódicas que aprendiste
estudiando la progresión II-V-I y que no te verás obstaculizado en el estudio de
nuevos acordes. La capacidad para volar con buen gusto con esta progresión te
dará la habilidad necesaria inclusive para conseguir trabajo, ya que éste es el
lenguaje que aún hablan muchos músicos. Atraerá otros músicos hacia ti.
Formarás grupos con ellos y eventualmente encontrarán su propio sonido.
Hablando inteligentemente con el II-V-I, te permitirá hacer tu viaje musical hacia
el próximo nivel en las sesiones, fechas y colaboraciones. Los componentes
básicos en los que se deben tener maestría son, como lo expliqué anteriormente,
los tempo de 4/4 y 3/4, la progresión II-V-I, el ritmo, y frases de cuatro y ocho
compases. Si logras la maestría en estos puntos, ¡realmente llegarás muy lejos!
Los grandes de nuestra música no improvisan completamente momento a
momento. En realidad tocan líneas ensayadas e improvisan su yuxtaposición.
Como cualquier ser humano, un maestro adquiere el hábito usando las mismas
frases. No suenan redundante en sus manos, sino que identifican sus voces.
Lograr la maestría en los mecanismos básicos dentro del jazz es sólo una
sugerencia. Maximiza tu compatibilidad con los grandes maestros al comienzo
de tu carrera. Sin embargo, posiblemente quieras ir por tus propios medios desde
el comienzo, identificándote quizás con elementos más exóticos de la música. Tu
camino puede ser étnico, esotérico, espiritual, hedonista, y cualquiera está bien,
ya que la música es el refugio de todos ellos. Hasta el odio tiene belleza y color
cuando es expresado en tono musical. Sin embargo, prepárate para la posibilidad
de tener un camino difícil en tu viaje. Tendrás que demostrar en donde se
encuentran tus avenidas de expresión y se unen con espíritus mediante fuerzas
invisibles. En ese caso, es aún más importante tener una conexión con el ser
intuitivo o divino. Puede que necesites un guía para tus momentos difíciles, que
te ayude a tomar decisiones, que contemple en el nivel más profundo porqué
estás tocando música y que es lo que más amas de ella.
El Paso Cuatro es el mejor método que puedes adoptar, el más paciente y
orientado a la perfección. Su intención es nada menos que la maestría. La
maestría es el estándar para aprender más y más material. Podría ser difícil
imaginar estudiantes que en muchos casos son capaces de practicar en este nivel,
sin la base de los tres primeros pasos. Estoy seguro que hay algunas personas
que logran una concentración profunda en forma natural, pero muchos de
nosotros tenemos que ser removidos de la mediocridad con la que nos enseñaron
a identificarnos. Los primeros tres pasos hacen eso.
. En realidad, este nivel de maestría reconstruye procesos que son utilizados en
otras culturas. Estudiando con los maestros de esas tradiciones, es mejor que uno
no esté apurado, ya que el maestro no te permite avanzar hasta que el objetivo se
haya alcanzado. Además, en esas tradiciones, ¡el maestro es un Maestro! Esto no
es lo mismo en occidente.
Como mencioné anteriormente, cualquiera puede decirte que practicar, pero casi
no hay guía de cómo hacerlo. Algunos permiten que avances sin importar lo
poco que hayas aprendido esa lección, y ese estándar se encuentra arraigado en
tu inconsciente. Es tiempo de cambiarlo ahora. Estos cuatro pasos han sido
designados para permitirte crecer hacia la maestría en tu propio tiempo. La
maestría puede alcanzarse si la esperas.
En este punto de mis clínicas, muchos estudiantes han mencionado que saben
que lo que digo es totalmente cierto, que practican demasiado material, que no se
quedan el tiempo suficiente o que directamente no practican debido a las razones
que he identificado. El problema, dicen, es que no pueden detener todo lo que
están haciendo en el mundo real y dedicarse a practicar sólo una cosa. Hay
jurados (¡esa palabra nuevamente!) o ensambles para los que hay que prepararse.
Aquellos que están fuera de una escuela se quejan de que tienen presentaciones
que preparar o trabajos que les toman tiempo. Trabajo con estudiantes que son
profesores y hasta directores de departamentos de música o administración. Es
un problema del que estoy al tanto, y hay una solución.
Debes tener una “sección secreta” en tu día, que dure cinco, diez o veinte
minutos. Pueden ser varias de cinco minutos. Estas secciones se dedican
exclusivamente a la práctica del espacio sin esfuerzo. Si te encuentras trabajando
en el Paso Uno, Dos o Tres, las secciones se reservan para eso. Si has decidido
trabajar en un ejercicio del Paso Cuatro, entonces dirígete a tu espacio y
conscientemente trabaja en eso durante un período corto de tiempo. Luego de
esos pocos minutos, puedes cerrar tu sección secreta y moverte con las otras
realidades del día. De esta forma, estarás realizando cambios fundamentales en
tu ejecución que afectarán otras cosas para mejorar tu vida musical.
No olvides que la parte débil de tu juego, hablando en cierta forma, estorbará tus
actividades musicales. Por ejemplo, si no lees música muy bien, eso afectará el
tipo de trabajos que puedas obtener. Si tu ritmo o tempo es malo, cada ensayo o
presentación serán una aventura. ¿No sería fantástico si, en tu sección secreta,
estuvieras trabajando en ejercicios rítmicos uno tras otro, sintiendo que todo tu
ritmo mejora?
No puedes practicar todo en este nivel ya que no hay suficiente tiempo. En tu
carrera aparecen muchas cosas que necesitan que las practiques lo más rápido
posible y esperar lo mejor. No puedes repetir “NO SE PUEDE” conscientemente
forzando tu forma de tocar. La mente crea un giro extraño en la situación y
comenzarás tratando de no tratar, o quedarás atrapado en el medio. ¡Es el
infierno! Los resultados son usualmente desastrosos, te asustará y desvanecerá
los métodos.
Entra a tu sección secreta y en ese tiempo permite que cesen todas las fechas de
entregas y presiones. Lo único que importa es la calidad de tu enfoque y
concentración. La concentración superior que construyas redundará en tus
trabajos, prácticas y responsabilidades. Notarás luego de algún tiempo, que hasta
cuando no estás practicando en el espacio, te encuentras casi en él. Aun cuando
tienes que aprender algo con fecha límite, te encuentras mucho más enfocado
mientras lo haces, incorporando lo que prácticas con mejores resultados.
Eventualmente no habrá diferencias en estados mentales. Aproximarse a tu
instrumento inspirará calma, enfoque, conexión interna y gran concentración.
____
1Eugen Herrigel, Zen In The Art Of Archery p. 35.
*All the Things You Are is another standard.
**”!!-V-I” is a basic chord progression or succession of chords used in jazz.
***Giant Steps is one of John Coltrane’s most famous compositions.
Capítulo 21
Ultimos Pensamientos
Así como la impaciencia afecta a la concentración, el éxito puede llevar a no
hacer nada. La mejora que vas logrando en tu forma de tocar puede hacer que
dejes de controlar a tu estado interior. Puede que pienses “¡Si, ahora sí lo tengo.
Olvidemos toda esta cosa Zen!”
El ego te ha engañado una vez más, y tu práctica recaerá en lo ordinario. Es
normal que esto pase que esto pase. En cierta forma, tiene que pasar. Madurarás
en este proceso según tu propia experiencia: perdiendo paciencia, cambiando al
espacio por frustración, o siendo incapaz de concentrarte a causa de tu logro
repentino. Luego de que te das cuenta que todo se ha secado nuevamente,
querrás revisar los pasos y volver a entrar en el espacio nuevamente. Quizás
pienses que lo arruinaste o que perdiste tiempo, pero has estado siguiendo el
mismo patrón de todos al tratar de aprender. Tu propia experiencia confirmará la
sabiduría del proceso cada vez que vuelvas a él. Retomarás tu centro y te sentirás
conectado nuevamente. Así, justo cuando creas que lo has entendido todo,
cambiará nuevamente, y te sentirás más perplejo que nunca. Atravesarás este
ciclo varias veces: manteniendo el espacio, perdiendo el espacio, saboreando el
espacio, odiando el espacio. Cuanto más vueltas des, más al día estarás con el
juego. Si entiendes que es un juego o una especie de actuación, podrás ser testigo
de todas las fases por las que atraviesas, y con más compasión.
Entiende que el proceso no es lineal. Zigzaguea continuamente: “dos pasos hacia
adelante, uno para atrás”. Esto pasa con cualquier cosa que practiques. Sin
embargo, puedes ver los pasos hacia atrás como una oportunidad para comenzar
de nuevo. Esto es siempre una bendición enmascarada. Andar pesadamente por
el mismo sendero te lleva más profundamente al subconsciente, como respirar.
Imagina dibujar líneas con el pie, en la arena. ¿Estás dibujando nuevas líneas o
arrastrando tu pie sobre la misma línea? El primero significa más líneas, las que
parecieran un avance, ¿pero esas líneas perduran o se borran con la primera
brisa? Con el segundo ejemplo, la línea se hace más profunda. El progreso
logrado durará más tiempo.
Como mencioné anteriormente, puedes liberar tu mente de pensamientos
superficiales, dejando de lado la necesidad de obtener algo cuando se practica.
Debes tocar con el pensamiento de que no es necesario ser un gran
instrumentista. Si realmente no sientes que esto es verdad, al menos simula que
sea así. Claro que sé que te importa. A mí me importa, pero cuando estoy por
tocar o practicar, me doy el mensaje de que nada importa. Imponer condiciones
mínimas en tu práctica desarma al ego y te lleva al momento.
El imponer pocas condiciones al tocar también te libera para ponerte al nivel de
la ocasión. El CD que grabé con Joe Lovano, llamado Universal Languaje es un
buen ejemplo de ese caso. Fue mi primera ocasión de tocar con dos grandes
íconos del jazz, el bajista Charlie Haden y el baterista Jack DeJohnette. El
primer temor que tenía de que Jack, Charlie y Joe eran guerreros de la música, se
disipó al tocar constantemente. Para esa época había tenido un largo descanso
entre tours, que incluía mucha charla, enseñanza y arreglos, pero no tocaba
demasiado. Podría haberme puesto a tocar con bastante temor todo el fin de
semana practicando las partes de Joe, tratando de “arder” ahí mismo en mi casa.
En otras palabras, podría haber tratado de simular el momento de tocar con estos
tipos. ¡Lo peor que podría haber pasado es que hubiera estado ardiente! Eso
hubiera puesto mis expectativas muy altas en lo que se refiere a lograr el mismo
nivel en la grabación. En cambio, me senté al piano durante varios períodos
cortos, yendo al espacio y permitiendo a mis manos que deambularan alrededor
de las notas y tonalidades que querían tocar, sin preocuparse jamás por terminar
un pensamiento o tocar bien. Tranquilamente revisé las canciones de Joe,
permitiendo que mis dedos se movieran sobre las notas, pero nunca simulando el
verdadero momento. Sabía que mi fuerza no saldría de algo tangible, sino que
enteramente desde adentro. El punto es que mi practica consistió en conectarme
con mi ser interior. ¡Sabía que la conexión era más importante que la música!
Cuando fui al estudio, estaba consciente que quería gustarles a Haden y
DeJohnette. Hasta estaba consciente de querer decir algo profundo para que
todos me tomen como un pensador. Sin embargo al haber practicado una
consciencia testigo por bastante tiempo, me di cuenta de esa necesidad y la
mantuve relativamente tranquila.
Cuando fuimos al estudio a tocar, DeJohnette y yo fuimos ubicados a distintos
lado de una pared con una ventana. Estaba de frente a él separado por un metro y
medio. Con músicos como Charlie y Jack, la tentación de pensar en el gran Keith
Jarrett es muy fuerte, ya que ambos, en distintos momentos, han sido miembros
de los históricos grupos de Jarrett. Me di cuenta que pensar en eso era un caso
perdido. En lugar de sucumbir a las exhortaciones de mi mente, fui al espacio
honrándome durante todo el fin de semana, espacio al que he dedicado mi vida
entera, y desde donde miraba a Jack con una consciencia iluminada, mientras
mis manos tocaban la música. .
Más tarde, mientras escuchábamos las pistas, me di cuenta de que todo había
ocurrido como yo quería. Toqué al nivel de ellos, tan afilado como ellos. Tuve
mi propia voz y pude sentir mi corazón en la música. Los músicos reaccionaron
a mi forma de tocar de la forma en que mi ego anteriormente exigía. Para mí,
estaba sonando la aprobación de la vida que había elegido y el método que había
elegido.
Estos ejercicios nunca dejaron de funcionar. Somos nosotros los que
abandonamos la práctica. Como dije anteriormente, un pequeño éxito nos sacia y
abandonamos el sistema. Si haces el Paso Uno con todo tu corazón, alcanzarás
grandes niveles de concentración. Una vez que lo alcanzas, no recordarás para
que era, sino que redundará en los resultados. La próxima vez que hagas el Paso
Uno, podrías decir “Vamos, llévame ahí nuevamente”, y te olvidarás de dejar
todo lo que tienes por la experiencia. Tendrás expectativas y por lo tanto, no
estarás abierto a como el ejercicio podría manifestarse en ese momento en
particular. Entonces te quejarás de que “no está funcionando”. No es que no
funcione, ¡sino que dejaste de entregarte! Puedes volverte haragán y descuidado
a medida que obtienes los frutos de esta práctica y el deseo se aleja. No te
identifiques con el éxito o el fracaso
Cuando te entregas al espacio, recibes mucho a cambio, ¡así que no te olvides de
dar todo lo que puedas! Otra paradoja: la forma de elevarte es dando. Toma un
tiempo darse cuenta de esto. Cuando la experiencia te abandona, encuentra la
predisposición de entregarte nuevamente, y volverá. Si vuelves con un corazón
deseoso y abierto, irás directo a una olla de oro. Con humildad, te volverás
educable de nuevo. Cuando pierdes el camino, vuelve a las prácticas; no sólo
éstas prácticas, sino lo que sea que descubras, y vuelve a dedicarte a rendirte, a
entregarte. Retorna la maravillosa energía, convenciéndote de que te encuentras
en el camino correcto.
Cuando pierdes el espacio, lo que hay que hacer es volver al Paso Uno. No
tengas miedo de empezar todo de nuevo. Hazlo con gran placer. No es comenzar
desde el principio en realidad, sino que es como dar vuelta la página. Sería
bueno también revisar los Pasos Dos y Tres, pero el Paso Uno es a la música lo
que la meditación es al camino espiritual: una renovación, una reafirmación y
una profundización del entendimiento y el compromiso. Te ubica en un mejor
balance para hacer el Paso Cuatro. Cuando pierdes tu camino, tómate una
semana y practica el Paso Uno, y quizás el Dos, con todo el corazón y
concentración que puedas convocar. Volverá la sensación y esa sensación es casi
más deseable que el tocar en sí. De hecho, para mí, es más deseable. Le devuelve
el brillo a mi ejecución y práctica, y estoy agradecido por ello. Realmente no
quieres volver al Paso Uno, pero cuando pierdes la paciencia por todo el
proceso, significa que el proceso necesita un riego desde la raíz. Si no vuelves a
la raíz, probablemente perderás este proceso. Cuando no te encuentras centrado,
el ejercicio se vuelve aburrido, y lo abandonas. He enseñado a muchos
estudiantes en los últimos años y he visto cómo funciona. Créeme, tienes que
volver al Paso Uno.
Técnica de Cinco Minutos
Como lo mencioné antes, algunas personas no practican a menos que puedan
invertir dos o tres horas en eso. Ya que en general no tienen esa cantidad de
tiempo, no practican. Algunos tienen el tiempo pero están sobrecargados por el
hecho en sí. Aquí va un pequeño truco mental para mantenerte en ritmo. Di (a ti
mismo) que vas a practicar solamente por cinco minutos. Cada vez que
comiences, asegúrate de detenerte luego de cinco minutos, sin importar lo que
hayas logrado. Encontrarás que si piensas “son sólo cinco minutos”, será más
fácil de comenzar. El problema a menudo no es practicar, sino comenzar. Una
vez que comienzas, quizás quieras continuar, pero que tu atención sea sólo por
cinco minutos. Siempre podrás enfrentar eso. Sin que lo notes, cinco minutos se
volverán diez, diez serán veinte, y así. Sin embargo cuando comiences a esperar
largos períodos, ¡debes parar nuevamente la práctica! Volverá esa sensación de
estar sobrecargado. Siempre hazlo de a cinco y considera cualquier tiempo
adicional como un bonus. Como expresé anteriormente, cinco minutos realmente
pueden ser de mucho uso. Puedes alcanzar tu meta con una sorprendente eficacia
a través de series de cinco minutos de práctica. Sólo debes tener una idea clara
de qué va a ser en lo que te enfoques.
Mildred Chase en su libro “Just Being at the Piano” (Sólo estando al piano)
escribe sobre el poder de una práctica corta: “Ya no me siento atormentada como
antes al no poder establecer mis horas de práctica. Ahora, en un día
extremadamente ocupado, aunque sólo tenga quince minutos en el piano, si
puedo lograr ese estado de armonía en mi ejecución, aunque sea brevemente,
dejo el instrumento sabiendo que he experimentado el más elevado momento, y
haber tocado me nutre por el resto del día”. 1
Through these precious moments of perfect action, you delineate this clear
concentration from all other states you experience in your day. That state will
expand and the feeling of perfection will become increasingly familiar. As you
continue practicing, it will feel le’ss like an attitude adjustment, and more like
the ”real you.” The less you react to the change, the more natural it becomes ...
and it all grows together.
A través de estos momentos preciosos de acción perfecta, delineas esta clara
concentración de otros estados que experimentas en tu día. Ese estado se
expandirá, y se incrementará la sensación de perfección volviéndose familiar. A
medida que sigas practicando, dejará de sentirse como una sensación de ajuste y
se sentirá más como “el verdadero tu”. Cuánto menos reacciones al cambio, más
natural se volverá, y crecerá todo junto
“Aquel que se une a una alegría
Acaso destruye la vida alada
Pero el que besa la alegría mientras vuela
Vive en el amanecer de la eternidad”
Nunca lo pierdes realmente. Es quien realmente eres. Es tu “yo real”. Todos tus
días se llenarán de acciones sin esfuerzo y trabajos de maestría. Habrás logrado
alcanzar tu meta mientras que estarás menos atado a ella de lo que nunca
hubieras imaginado.
"El que ama no piensa en su propia vida ... El amor es la médula misma de los
seres ... El amor te abrirá la puerta ... Ir hacia adelante y luego sin miedo.
Abandonar las cosas de niños y, sobre todo, tener coraje” 3
____
1Chase, Mildred, Just Being at the Piano. Berkeley: Creative Arts Books.
2William Blake. ”The Pickering Manuscript” in Blake, Complete Writings.
Edited by Geoffrey Keynes, Oxford: Oxford University Press, 1989.
3”Conference of the Birds” by Sufi poet and mystic, Attar.
Capítulo 22
Meditación N°3: Soy Grandioso, Soy
un Maestro
(Por favor escuchar la Meditación N°3 en el CD)
Hazlo y relájate. Cuando haces estas meditaciones sin el libro, también deberías
cerrar los ojos. Respira y haz como si fuera tu primera meditación. Imagina que
observas tu vida con alegría, anticipación y emoción, ya que no sabes que es lo
que vendrá. Mientras aceptas cualquier cosa que viene, tu vida se vuelve
verdaderamente excitante. La música se vuelve verdaderamente excitante.
Respira esa idea…respírala…lo más profundo que puedas…Ahora respira y
atraviesa todas tus resistencias…Respira y atraviesa la caparazón de tu ego. A
pesar de lo poderoso que pareciera ser el ego, no puede resistir el poder de una
buena respiración profunda, así que…respira profundamente…Es tan simple…
¡por eso siempre lo olvidamos!
Ahora mismo, vamos a regocijarnos con la simplicidad de todo esto…Con lo
simple que es tocar…con lo simple que es crear…con lo simple que es vivir…
respira. Permítete darte cuenta de lo poco que realmente necesitamos.
Ahora respira e ingresa este pensamiento como si fuera la primera vez…Soy
grandioso…Deja que ese pensamiento nade en tu cabeza. Soy un maestro…Soy
grandioso. Déjalo nadar en tu cabeza como si fuera un pez en una pecera…y
nada hacia tu cuello y hombros…y bajando por tu columna y por tu pecho y
estómago…y tus brazos y manos…estos dos pensamientos…Soy grandioso…
Soy un maestro.
No tienes nada que perder al entregarte completamente a esos pensamientos.
¿Posiblemente podría ser que te sirva más pensar…No soy un maestro…No soy
grandioso…?
¿En qué forma esto te sirve? Y aun así, para muchos, puede ser más confortable
pensarlo, en lugar de ir por este pensamiento:…Soy grandioso…Soy un
maestro… Soy grandioso…Soy un maestro…
Soy grandioso…Soy un maestro…La Fuerza Infinita del universo está esperando
a que nos demos cuenta…no tenemos que matar…no tenemos que conquistar…
no tenemos que hacer nada… ¡somos grandiosos!...somos maestros…Observa el
día en el que todos caminen por el planeta…con la firme convicción de que…
¡son maestros!...Pero ahora…para ti…practiquemos viéndonos como
maestros…hoy.
Soy grandioso…soy un maestro…
Respira eso mientras relajas tu cara…tu boca…tu lengua…cuello…relaja tus
orejas…ensanchando tus canales auditivos… ¡tan anchos que tu cabeza
desaparece!
Soy grandioso…Soy un maestro…
Siente tus ojos…orejas…nariz…y cuello más anchos.
Soy grandioso…Soy un maestro…
Siente tu cuello y hombros derretirse en un relajación sin esfuerzo…una cálida
sensación de derretimiento que se desplaza hacia la parte superior de tu
espalda…tu pecho…tu corazón…hígado y riñones…hacia todos tus órganos
internos…imagina a tus intestinos relajándose y expandiéndose, ensanchándose
hasta que desaparezca tu estómago…y en la boca de él, ubica este
pensamiento…
Soy grandioso…Soy un maestro.
Concéntrate en tu columna…siente cada vertebra… ¡imagina a tu columna
estirándose y alcanzando el cielo! Tu no la estás estirando, tu espalda te estira a
ti, yendo más y más alto…siente como el espacio entre cada vértebra se hace
cada vez más amplio…siente un rayo de luz disparado hacia tu cabeza y bajando
por tu columna…tu columna se ve como ¡un pararrayos encendido de luz! …
Ahora imagina que la luz en tu columna ha explotado y que todo tu torso ha
desaparecido…todo lo que hay en el lugar en el que estaba tu torso es una luz
enceguecedora… ¡observa esa increíble explosión de luz! …La luz explota y a
través del cielo, escrito con luz dice
Soy grandioso…Soy un maestro…
Ahora la luz se dispara a través de tus piernas…rodillas…tobillos y pies…
entibiando cada célula…quemando cada célula… ¡explotando cada
célula!...Todos los dolores…todas las enfermedades…se queman y desaparecen
con el brillo de esta luz…La luz ahora se dispara a través de tus brazos, codos y
manos…explotando cada célula…a medida que más y más de tu cuerpo
desaparece…y todo lo que queda es un luz brillante e incandescente… ¡tú eres la
luz incandescente!...respira en esa luz…profundamente…y las palabras que
puedes ver escritas con esa luz son
Soy grandioso…Soy un maestro…
Dile esto a tu mente:
Ahora dedico mi vida a darme cuentaSoy grandioso…Soy un maestro…
Cada nota que toco cantaráSoy grandioso…Soy un maestro…
Cada Pieza que compongo será un festejo de la verdadTodos somos grandiosos…
todos somos maestros
Y cada vez que escuchamos tu música, nos sentiremos grandiosos…nos
sentiremos como maestros…Tu música se extiende a la consciencia de que
somos todos maestros.
No tienes que preocuparte de cómo lograr esto, o de cómo manipularás a cada
uno para que crea esto…simplemente estás programándote en el pensamiento
deSoy grandioso…Soy un maestro…
Los otros pensamientos tienen un valor limitado…puedes agradecer por esos
pensamientos…no tienes que temer por esos pensamientos…gracias por
compartir…pero la verdad es queSoy grandioso…Soy un maestro…
Si aún sientes resistencia hacia esos pensamientos, pregúntate “¿Por qué me
resisto a ese pensamiento? ¿Qué ganaría negando ese pensamiento?” Vale Soy
grandioso…Soy un maestro…
Vale la pena contemplar… ¡lo que ganarías al probar ese pensamiento está mal!
Incluso si puedes hacerlo, ¿qué ganarías?
Así que ve por ello…una vez más.
Soy grandioso…Soy un maestro…
Cuando observas el sol, observa tu propia grandeza… Cuando observas tu
reflejo en el agua, siente tu propia maestría… Observa otra gente y observa que
sólo hay maestros a tu alrededor… será sólo para algo bueno…aprende no a
verlos competitivamente, sino para festejar su grandeza…honra a los maestros
que te rodean…festeja la grandeza de tu alrededor y ella se irá hacia ti…Tendrás
pensamientos negativos, sabemos que en tu viaje caerás varias veces…pero
mantente reafirmando…en cada oportunidad…en cada brillo o esperanza…Soy
grandioso…Soy un maestro…
Soy grandioso…Soy un maestro…
Quizás experimentes más cantidad de momentos nublados que soleados, pero
cuando aparezca el menor agujero en las nubes y el sol apenas se muestre,
reafirma…
Soy grandioso…Soy un maestro…
Mantente abierto a cada momento en el que estés deseoso de aceptar la verdad…
Respira profundamente…luego toma cinco respiraciones más y mientras inhalas,
inhala el pensamiento… Soy grandioso…Soy un maestro…y exhala cualquier
imperfección o pensamiento negativo que tienes sobre ti
Soy grandioso…Soy un maestro…
Soy grandioso…Soy un maestro…
Soy grandioso…Soy un maestro…
Soy grandioso…Soy un maestro…
Capítulo 23
Estirando la Forma
El pináculo del desarrollo en el ser humano es la completa expresión de su
naturaleza animal, intelectual y espiritual. John Coltrane ejemplificó este ideal
como músico. Creo que a través de la música alcanzó la cima de los tres. Su
naturaleza animal se expresó en el escenario, mojado en sudor mientras tocaba
solos increíblemente largos y ardientes. Seguramente en esos momentos drenaba
su energía al tener su intelecto activo. Coltrane, con una mentalidad totalmente
simple, atacaba la melodía al igual que un gato acecha a sus presas.
Sin embargo, es innegable su contribución intelectual a la música. Se encuentra
bien documentado que él revolucionó la forma de tocar el saxo tenor. Sus líneas
constituyeron una nueva manera de tocar y estirar las progresiones de acordes.
Otros saxofonistas sentían que debían volver a aprender a tocar sus instrumentos.
Con la creación de melodías como Giant Steps y Countdown, realmente él nos
brindó una nueva progresión de acordes con la cual lidiar. Todos los
instrumentistas se encontraron practicando un nuevo baile. ¿Cuántos músicos
han tenido ese efecto en la comunidad?
En cuanto a lo espiritual, él fue el músico más notable de su época al traer
conocimientos africanos al jazz. Junto con Elvin Jones y otros, restituyó el ritmo
inherente a la música africana, el de 12/8. Más tarde en su vida, cambió las
drogas por la austeridad del camino espiritual. Su última búsqueda fue el
reconocimiento de su ser interior. He hablado con algunos músicos que tocaron
con Coltrane y todos coinciden en lo mismo; que estar con él era como estar con
una figura mesiánica. Evidentemente irradiaba ese nivel de espiritualidad. Todos
los que tuvieron contacto con él, tuvieron la tendencia de vivir más en ésa
consciencia. El era como una lámpara que encandilaba a otras. Un músico puede
tener ese efecto sobre otra gente. Hazrat Inayat Khan dijo: “Aquel que
gradualmente progrese en el sendero de la música, al final obtendrá la más alta
perfección” 1
No puedo prometer que si practicas el Paso Uno inspirarás a la gente a esos
niveles, pero te volverás una persona y músico más profundo a medida que te
muevas más allá de objetivos superficiales y más cerca de tu divinidad interna.
John Coltrane también estiró la forma de su vida. Es un brillante ejemplo del
trabajo en uno mismo, del cambio y del crecimiento. Pasó de la heroína a las
drogas psicodélicas y finalmente encontró a Dios antes de su muerte. El camino
de Coltrane mostró la clásica pelea para descubrir el Ser, a ser el maestro del Yo.
Cuando tomé la decisión de ir a estudiar, evolucionó un proceso maravilloso
luego de un período de diez años. De la práctica del enfoque sin esfuerzo para
piano, me di cuenta que me llevaría diez años para realmente incorporar una
buena lección. Esto fue una ventaja ya que no esperaba que las cosas cambien de
la noche a la mañana. Como constantemente estaba impaciente, saber el tiempo
que me llevaría ayudó a no abandonar.
Como cambié la concepción de mí mismo, los aspectos externos de mi vida
también lo hicieron. Desde entonces, muchas cosas buenas continuaron pasando,
me vuelvo más y más exitoso en lo que hago. Si me preguntas que cambió, que
fue lo que hice, a quien llamé para atraer este éxito, sólo puedo responder:
“nada”. Nada externamente pero los nuevos caminos internos que hice en mi
estructura de creencias precedieron los cambios externos y, en mi mente, son
absolutamente responsables de todo. Comienza tu nueva programación ahora,
ten paciencia, y las semillas crecerán en nuevos regalos, externos e internos.
En su libro The Path of Least Resistance (El Sendero de la menor Resistencia),
Robert Fritz escribe: "una vez que la estructura existe, la energía se mueve a
través de esa estructura por el sendero de la menor resistencia. En otras palabras,
la energía va hacia donde es más fácil”. Esto explica los errores recurrentes que
he experimentado en mi vida. ¡El fracaso y la desesperación eran los caminos
con menor resistencia!
Recientemente leí una cita de Samuel Smiles que me inspiró gratamente. Decía:
Siembra un acto
cosecharás un hábito, siembra un hábito, cosecharás un carácter, siembra un
carácter
cosecharas un destino
Si estás construyendo nuevos patrones de éxito en tu vida, TEN PACIENCIA.
Hay un tiempo de espera entre plantar nuevos mensajes y que éstos den sus
frutos. Un granjero no se mete en sus plantaciones a darle un tirón a los brotes de
sus cultivos. El sabe que el crecimiento posee su propio tiempo.
Durante los mediados y fines de los ochenta, comencé a practicar nuevos
patrones de pensamiento que eventualmente llevarían a los resultados exitosos
que había anhelado toda mi vida. Cuando en mi camino aparecieron nuevas
oportunidades, mantuve mi interés en la automejora, la alta consciencia y
crecimiento en general, y aquellas oportunidades dieron sus frutos.
¡Entonces supe que el curso finalmente había concluido! ¡Pude atraer
abundancia y éxito hacia mi vida! Así que hete aquí, ¡Funciona! ¡Soy funcional!
¡Puedo aprender!
Tardé un año y medio en terminar mi primer arreglo de big band, ya que sólo
podía trabajar durante por pequeños períodos de tiempo, cuando la droga
correcta estaba disponible. Luego, no escribía durante semanas. En 1993 me
probé a mí mismo que un “nuevo yo” se había creado al escribir once arreglos de
big band, haciéndolos en la computadora mientras aprendía a usar el programa.
Trabajaba durante diez o doce horas al día durante varios días. Algunos años
antes, esa clase de concentración me hubiera sido imposible. Esa recompensa es
el fruto de la labor en mí. El crecimiento espiritual ha traído el desarrollo mental
en forma de concentración. Ahora creo que no hay límite en lo referido a lo lejos
que puedo llegar. Lo mejor es que más y más me separo de los resultados. Me he
vuelto particularmente consciente de lo profundo que se ha vuelto el
compromiso con mi espíritu.
En una ocasión, mientras meditaba, recibí el llamado de un gran músico para un
gran trabajo. Lo acepté, terminé la llamada, y volví a la meditación como si nada
hubiese pasado. En épocas pasadas, mi meditación se hubiera arruinado ya que
mi mente, estimulada por el ofrecimiento, se hubiera acelerado. Pero en cambio,
me molestó un poco que se suspendiera mi meditación. ¡Eso es estirar la forma!
____
1Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message, p. 53.
Chapter 24
Lo Espiritual (Repetición)
Cierta vez fui a un lugar de culto y meditación. Ahí era muy común la
reverencia. Era parte de la práctica. Yo pensé que era muy raro y tuve problemas
en reverenciar a alguien o a algo. Luego de un tiempo, pensé “sabes, pagué
mucho dinero por estar aquí, y si no logras algo con esto, ¡no quisiera que sea
por algo que no hice! Pude ver que alguien me preguntó más tarde, “¿qué te
pareció?”, a lo que contesté “no fue gran cosa para mí”. “Bueno, ¿has hecho
reverencias?” “uh, no” y luego comentaron “¡Ah, muy mal! Por eso es que no te
sirvió” No quería que tuvieran ninguna excusa, así que procedí a que mi dinero
cumpla sus propósitos. Si ellos hacen reverencias, haré reverencias. Si cantan,
cantaré. Si rezan, rezaré. Entonces algo extraño pasó: ¡comencé a comprender la
reverencia! Con sólo el humilde acto de reverenciar comencé a sentir más y más
libertad. ¡Me sentía bien al estar ahí!
¡Me había vuelto un tonto que reverencia! Iba a habitaciones y reverenciaba
cualquier cosa que veía. Se sentía como si estuviera liberándome de algo, de mi
ego. No sabía hacia donde iba, pero se sentía muy bien.
Cuando me fui, estaba feliz de haber participado, y pensé que quizás volvería en
algún momento. Pero sentí sus frutos cuando volví a casa. Resulta que esa noche
tenía una presentación en la ciudad de Nueva York. No había tocado por un
tiempo y fui directo a tocar. Nunca olvidaré esa experiencia. Fue en el restaurant
jazz club Zinno tocando con Rufus Reid, un excelente bajista de jazz. Teníamos
que tocar por una semana y yo no había tocado durante dos. No sabía que
esperar, pero me sentía tan bien que no podía imaginar ningún problema. Me
senté en la banqueta, puse mis manos en el piano e instintivamente hice una
reverencia. Al hacer esto, cariñosamente descendí a la más dulce concentración
que jamás he tenido. Estaba recibiendo todo con gratitud, y el sonido me llenaba
con éxtasis. Tocamos el estándar My Romance (Mi romance), simple y
profundamente. Creo que ambos nos balanceábamos continuamente mientras
tocábamos. Fue una experiencia muy profunda para mí, y de repente supe lo que
significaba esa experiencia. Así como los músicos en los cuarenta y cincuenta
descendían al estado de la heroína, yo descendía a ese estado de gracia. Cuando
reverencié, reviví todo, y me mantuve en esa reverencia durante toda la canción.
Cuando terminó, me mantuve en ese estado durante bastante tiempo y al abrir los
ojos miré a Rufus. Vi que estaba colgado de su contrabajo, balanceándose hacia
adelante y hacia atrás, y se veía igual que muchas personas con las que he
estado. Con grandes ojos y con cierta voz intoxicada dijo “esto va a estar bueno,
¿no?”. Con igual intoxicación, asentí con la cabeza. Esta fue otra de las muchas
experiencias que he tenido y que más allá de la sombra de la duda, demuestran
que el entregarse es la mejor práctica. ¡A través de la entrega recibirás más de lo
que alguna vez has soñado!
Lo único que hay para agregar es que más tarde en la semana, la sensación
desapareció. La presentación se transformó más en tocar bien el piano que en
reverenciar. Algo había desaparecido, pero el deseo de tener nuevamente esa
experiencia crecía en mí más fuerte que nunca. Tener experiencias como ésa te
vuelven más sediento del néctar interior.
Mucha gente asume que si eres músico tu vida tiene sentido; pero muchos de los
que tocamos sabemos que no necesariamente es así. Cierta vez estaba hablando
con un músico de jazz, quien permanecerá anónimo ya que es famoso. Recién
llegaba de una cena ofrecida por otro gran músico de jazz. Era una cena
masculina en la que se hablaba de los padres, carreras y sentimientos. El me
contó algo que resultó muy revelador. Aunque todos eran grandes
instrumentistas y muy exitosos, ¿Qué significaba eso? Me identifiqué con la
pregunta y sentí compasión hacia él. No dije nada a pesar de que tenía la
respuesta en mi mente. La respuesta podría ser que nada tiene significado, no
importa cuánto éxito hayas logrado, no importa que gran maestro seas en lo que
haces, si no lo ofreces al poder divino de Dios. Si no tuviera el deseo de conocer
estas partes de mí mismo o de mi verdadero Ser, estaría tanteando el significado
a cada segundo. Sería muy difícil de sentirme complacido, sin importar lo bien
que estén yendo las cosas. Estoy agradecido al dolor que me llevó a la búsqueda
del Ser superior.
Cada enseñanza espiritual confirma que es mejor dar que recibir. Esta es una
enseñanza muy conocida pero poco puesta en práctica. Al dar en algo todo lo
que uno pueda, te conviertes en un canal receptor. La biblia Cristiana, dice; “no
hablo por mi autoridad, sino con la del Padre que mora en mí y hace su trabajo”.
1 Siento lo mismo respecto a mis solos. Ya sea que creas o no en el Padre, este es
el principio de la acción sin esfuerzo: ¡Permite que el poder supremo toque la
música!
No permitas que la luz de tu búsqueda se esfume. Asiste a un curso, a un taller o
rodéate de gente que esté luchando la misma pelea que ti. Da grandes saltos
cuando sea necesario para restablecer tu deseo de continuar en el camino.
Cuando tu mente no te permita avanzar, puede que necesites la fuerza de un
grupo. Cuando la gente se congrega, puede lograr más que cuando se encuentra
sola. Cierta vez escuché: “un adicto solo está en malas compañías” ¡Cuán cierto
es esto! Y recuerda, todos somos adictos en el sentido de que somos adictos a la
limitada visión de nosotros mismos.
Mantente abierto a la posibilidad que los rituales pueden restablecer tu poder. El
ritual es la herramienta indispensable para nutrir nuestro ser superior. La
sociedad se ha vuelto más débil a causa de su pérdida. Mucha gente ahora se
encuentra en la búsqueda de rituales para recuperar su identidad. Los músicos no
deberían ignorar las búsquedas de la sociedad, sino llevar la delantera, como en
otros tiempos. Por ejemplo, puedes hacer un ritual del Paso Uno. Vestir ropa de
ceremonia, seda quizás, o velas, y buscar formas de incrementar la gracia a la
que te entregas. Así, puedes prevenir el desmoronamiento de su significado.
Una vez me preguntaron “en la música ¿cuál es el siguiente grado de evolución
para el próximo siglo? Mi respuesta fue que la evolución de la música no es el
problema. Es la evolución del músico lo que es más importante. El artista debe
tomar en la sociedad su verdadero lugar como maestro, metafísico o visionario.
Gracias a procesos de alquimia, el metal se convierte en oro. En forma similar,
nosotros los seres humanos podríamos transformarnos en dioses y diosas. Busca
que este cambio ocurra en tu vida.
“El arpa convierte la música en forma susurrante; y la danza avanza sin manos
ni pies. Se toca sin dedos, se escucha sin oídos, ya que EL es el oído y EL es el
que escucha”,
- Kabir 2
“Toqué la vina hasta que mi corazón se convirtió en el instrumento; entonces
ofrecí este intrumento al músico divino, el único existente. Desde entonces me he
vuelto su flauta; y cuando elige, El toca su música. La gente me da el crédito por
su música, la que en realidad no se debe a mi sino al músico que toca su propio
instrumento”.
- Hazrat Inayat Khan 3
Chiste
Había dos monjes en un monasterio haciendo sus rituales diarios. Se encontraban
próximos a reverenciar a su deidad. Uno se puso de rodillas y dijo “Oh maestro,
no soy nada, no existo, todo lo que hay eres Tú”. El otro monje hizo fue más allá
y dijo “Oh Grandioso, ¡soy menos que nada! No existo ni he existido. ¡Tú eres
todo lo que hay!” En la esquina, un conserje barría el templo y observaba a los
monjes. Pensó, “hmmm, ¡eso se ve bastante bien! Creo que voy a probar eso”.
Caminó hacia su deidad e hizo reverencias mientras los monjes lo observaban.
Dijo “Oh, todo poderoso, tampoco soy nada, tú lo eres todo”. Mientras los
monjes lo miraban con desdén, uno le dijo al otro “!que atrevido! Mira quien
cree que es nada”!
¡No olvides renovar tu humildad!
____
*My Romance is a jazz standard.
1Revised Standard Bible, John 14:10.
2Kabir, a fifteenth century poet-saint in India who worked as a weaver in
Benares.
3Hazrat Inayat Khan, The Sufi Message-Preface.
Meditación N°4: Una Meditación
Final
(Por favor escuchar la Meditación N°4 del CD)
Respira profundamente. Di gracias por esa respiración. Respira profundo
nuevamente y aprende la danza de tu mente. Siente como la relajación llega
hacia ti desde tu coronilla. Siente al amor y a la relajación entrar suave y
gentilmente por tu cabeza…y se derrite en tu cara y gotea en tus oídos…llena tus
ojos…llena tus narices…llena tu cuello…sólo simple amor…llena tu cuello…tu
pecho…espalda…tu cintura…llena tu estómago. Siente este amor y relajación
gotear en tu corazón y riñones…siéntelo rugiendo en tus pulmones…
inhalaciones profundas…de amor y relajación…exhalaciones profundas…de
amor y relajación…siente como se funden con tus brazos y manos…con tus
muñecas…con tus caderas…rodillas…tobillos…pies…Imagina ahora que no
eres más que amor y relajación…es todo lo que ha quedado…este trabajo de
quemar al ego parece complicado…pero imagina que es lo más fácil de hacer…
no te concentres en su dificultad…reafirma…fácilmente me convierto en amor y
luz…me convierto en mi Ser superior fácilmente…soy perfección y maestría…
naturalmente…soy un maestro…no puedo perder eso…soy un maestro…sólo
puedo fingir que no lo soy…la realidad es…que soy un maestro…el pretexto es
que no lo soy…respira…soy un maestro…tu ego dice no, basta, ¡ni siquiera una
vez más! ¡No puedo soportarlo más!...y tu dices “Bueno, solo una vez más”…
¡Soy un Maestro! …otra vez…Soy un maestro
Te deseo todo el éxito interno y externo que puedas manejar. Los saludo como
dioses y diosas, y te deseo para tu vida y tu música, la Maestría sin Esfuerzo.
Kenny Werner
discografía seleccionada
Como líder:
Ken Werner Plays the Music of Bix Beiderbecke, Duke Ellington, James P.
Johnson and George Gershwin: (Finnadar Records)
Beyond the Forest of Mirkwood: Ken Werner (Enja Records)
298 Bridge St.: Ken Werner Sextet - Joe Lovano, Bill Drewes, Bill DeArango,
Ratzo Harris, Tom Rainey (AMF Records)
Kenny Werner: Introducing the Trio: Ken Werner Trio -Ratzo Harris, Tom
Rainey (Sunnyside Records)
Uncovered Heart: Ken Werner Sextet - Joe Lovano, Randy Brecker, Eddie
Gomez, John Riley, Edson Cafe Adasilva (Sunnyside Records)
Press Enter: Ken Werner Trio -Ratzo Harris, Tom Rainey (Sunnyside Records)
Meditations: Ken Werner (Steeplechase Records)*
Copenhagen Calypso: solo (SteepleChase Records) Gu-Ru: Ken Werner Trio Ratzo Harris, Tom Rainey (TCB Records)
Paintings: Ken Werner, Tom Rainey, Ratzo Harris, Billy Drewes, Tim Hagans,
Mark Feldman, Eric Friedlander, Cafe Edson Adasilva, Jamie Haddad, Judith
Silvano, Richard Martinez (Pioneer LDC, Inc., Japan)
Kenny Werner Live at Maybeck Hall: Chris Potter and Ken Werner (Concorde
Records)
Kenny Werner Trio Live At Visiones: Tom Rainey, Ratzo Harris (Concorde
Records)
A Delicate Balance: Ken Werner Trio featuring Dave Holland and Jack
DeJohnette (RCA/BMG)
Como acompañante:
Something Like A Bird: Charles Mingus (Atlantic Records)
I Know About the Life: Archie Shepp (SteepleChase Records)
Comin’ and Goin’: Jim Pepper (Europa Records)
Soul Song: Archie Shepp (Enja Records)
Tangents: Chico Freeman (Elektra-Asylum Records)
Twenty Years at the Village Vanguard: Mel Lewis Jazz Orchestra (Atlantic
Records)
Tones, Shapes, and Colors: Joe Lovano (Soul Note Records)
Transition: Peter Erskine (Denon Records)
The Good Life: Archie Shepp (Varrick Records)
Soft Lights and Hot Music: Mel Lewis Jazz Orchestra (Music Masters Records)
To You: Mel Lewis Jazz Orchestra (Music Masters Records)
Definitive Thad Jones: Mel Lewis Jazz Orchestra (Music Masters Records)
Definitive Thad Jones. Volume 2: Mel Lewis Jazz Orchestra (Music Masters
Records)
Lost Art: Mel Lewis Sextet (Music Masters Records)
Confidential: Special EFX (GRP Records)
Street Talk: Eddie Gomez (Columbia Records)
Music Inside: Joyce (Verve Forecast Records)
Landmarks: Joe Lovano (Blue Note Records)
Sweet Soul: Peter Erskine (BMG)
Language & Love: Joyce (Verve Forecast Records)
Reaching For the Moon: Roseanne Vitro (CMG)
Global Village: Special EFX (GRP Records)
Sail Away: Tom Harrell (Musidisc Records)
Zounds: Lee Konitz (Soul Note Records)
Universal Language: Joe Lovano (Blue Note Records)
Labyrinth: Tom Harrell (RCA/BMG)
Celebrating Sinatra: Joe Lovano (Blue Note Records)
Between Heaven and Earth: Andy Stattman (Shanachie Records)
Children Will Listen (Sterling Records)
With One Look (Sterling Records)
The London Concert (Sterling Records)
Live At Carnegie Hall (Sterling Records)
Much More (Sterling Records)
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