Subido por claudiagarcia1966

LA SALVACIÓN

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LA SALVACIÓN
¿Qué es la salvación?
La salvación es la gracia de Dios. Es el don de la libertad de
nuestros pecados que Jesús hizo posible al asumir el castigo por
nuestros pecados en la cruz. Mediante este don, 1 Juan 1:9
promete que "Si confesamos nuestros pecados, el que es fiel y
justo nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad". Esta es
una de las promesas más importantes de la Escritura; nos da
libertad y esperanza para el futuro. Dios es fiel y nos invita cada
día a encontrar una vida nueva en respuesta a esa fidelidad.
Esta es la belleza y el misterio de la gracia: ¡recibir un perdón
que no merecemos!
La salvación es para algo, no sólo de ello
A veces parece que la vida cristiana consiste en salvarse y luego
ayudar a otras personas a salvarse. Pero cuando profundizamos
un poco más, descubrimos que ser "salvo" significa que somos
salvos no sólo de algo -nuestros pecados- pero también para
algo.
Es importante darse cuenta de que estamos salvados de
nuestros pecados, pero también es importante darse cuenta de
que estamos salvados para algo. Somos salvados para poder
llevar a cabo el propósito para el que Dios nos tiene en la tierra:
compartir las buenas noticias de la gracia de Dios y ser las
manos y los pies de Cristo en este mundo, mostrando el amor de
Dios a través de nuestras acciones.
La salvación es un proceso, no un acontecimiento único
Recibir la salvación a través de Jesucristo no es el final del
proceso de ser salvado. Es el comienzo de un proceso que dura
toda la vida y que nos convierte continuamente en las personas
que Dios quiere que seamos. Esto significa parecerse cada vez
más a Cristo, algo que hacemos en agradecimiento por nuestra
salvación. A medida que nos parecemos más a Cristo, Dios actúa
a través de nosotros para compartir el amor y la gracia de Cristo
con el mundo.
La salvación es el don gratuito que Dios nos ofrece. Nuestras
vidas, vividas de manera que agraden a Dios, son nuestra
ofrenda de agradecimiento a Dios.
Casi siempre, la palabra “salvación” se refiere a una eterna
liberación espiritual. Cuando Pablo le dijo al carcelero de Filipos
lo que debía hacer para ser salvo, él se estaba refiriendo al
destino eterno del carcelero (Hechos 16:30-31). Jesús iguala el
ser salvo con la entrada al reino de Dios (Mateo 19:24-25).
¿De qué somos salvos? En la doctrina cristiana de la salvación,
somos salvos de la “ira”; esto es, del juicio de Dios al pecado
(Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 5:9). Nuestro pecado nos ha
separado de Dios, y la consecuencia del pecado es la muerte
(Romanos 6:23). La salvación bíblica se refiere a nuestra
liberación de las consecuencias del pecado y, por lo tanto,
implica la remisión del pecado.
¿Quién realiza la salvación? Sólo Dios puede quitar el pecado
y liberarnos del castigo del pecado (2 Timoteo 1:9; Tito 3:5).
¿Cómo salva Dios? En la doctrina cristiana de la salvación,
Dios nos ha rescatado a través de Cristo (Juan 3:17).
Específicamente, fue la muerte de Jesús en la cruz y Su
subsiguiente resurrección lo que logró nuestra salvación
(Romanos 5:10; Efesios 1:7). La Escritura es clara en que la
salvación es el bondadoso e inmerecido regalo de Dios (Efesios
2:5, 8) que sólo está disponible a través de la fe en Jesucristo
(Hechos 4:12).
¿Cómo recibimos la salvación? Somos salvos por la fe.
Primero, debemos oír el evangelio—las buenas nuevas sobre la
muerte y resurrección de Jesucristo (Efesios 1:13). Después,
debemos creer—confiando totalmente en el Señor Jesucristo
(Romanos 1:16). Esto incluye el arrepentimiento, un cambio de
mentalidad acerca del pecado y de Cristo (Hechos 3:19) y el
confesar el Nombre del Señor (Romanos 10:9-10).
Una definición de la doctrina cristiana de la salvación sería: “La
liberación, por la gracia de Dios, del castigo eterno del pecado
que Dios concede a aquellos que aceptan por fe Sus condiciones
de arrepentimiento y fe en el Señor Jesús”. La salvación
únicamente se obtiene a través de Jesucristo (Juan 14:6; Hechos
4:12), y depende sólo de Dios para su provisión, garantía y
seguridad.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
más tenga vida eterna.” Juan 3:16
El Señor le dio al hombre el libre albedrio, es decir la capacidad
de decidir entre el bien y el mal, entre obedecer y desobedecer,
lo hizo plenamente responsable de sus actos.
“ Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar,
en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra.” Génesis 1:26
“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el
hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor
que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste
señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo
de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias
del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo
cuanto pasa por los senderos del mar.” Salmos 8:4-8
“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se
preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.
Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será
azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho,
mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado,
más se le pedirá” Lucas 12:47-48.
“Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a
los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y
se presentaron delante de Dios.” Josué 24:1
El hombre cayó
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios;” Romanos 3:23
Por la desobediencia de Adán y Eva, el enemigo toma posesión
y autoridad sobre los reinos de la tierra. El hombre se separa de
su creador y cae sobre él la maldición del pecado, angustia,
enfermedad, tribulación y muerte sobre toda la humanidad.
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se
paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del
huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde
estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,
porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te
enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo
te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me
diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces
Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la
mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la
serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho
andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente
suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A
la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus
preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu
marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te
mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto
ella era madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al
hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Y dijo Jehová
Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el
bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome
también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo
sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de
que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente
del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se
revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la
vida. Génesis 3:7-24
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres,
por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado
en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.
No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en
los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el
cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la
transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron
los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y
el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el
don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque
ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para
condenación, pero el don vino a causa de muchas
transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de
uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno
solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del
don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino
la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la
justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno, los muchos serán constituidos justo”. Romanos 5:12-19
“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por
un hombre la resurrección de los muertos.” 1°Corintios 15:21
Por nuestras obras jamás seremos salvos, sólo por medio de
Jesucristo. Él es el único camino hacia el Padre. Aunque el
sacrificio de amor lo hizo por todos, la palabra nos enseña que
para acceder a la vida eterna la persona debe arrepentirse de
sus pecados y recibir a Cristo como salvador y Señor de su vida.
Porque la salvación es por fe y no por obras. “Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios;” Juan 1:12
Hasta aquí todos somos Su creación pero cuando lo recibimos
en nuestro corazón y declaramos que creemos en su nombre
nos transformamos en Hijos de Dios.
Plan de Salvación
Lo más importante que hay que entender sobre el plan de
salvación es que es el plan de Dios, no el plan de la humanidad.
El plan de salvación de la humanidad consistiría en observar
rituales religiosos, obedecer ciertos mandamientos o alcanzar
ciertos niveles de iluminación espiritual. Pero ninguna de estas
cosas son parte del plan de salvación de Dios.
El plan de salvación de Dios - El Porqué
En el plan de salvación de Dios, primero debemos entender por
qué necesitamos ser salvos. En pocas palabras, necesitamos ser
salvos porque hemos pecado. La biblia declara que todos han
pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23; 1 Juan 1:8). El pecado
es rebelión contra Dios. Todos elegimos decididamente hacer
cosas que están mal. El pecado daña a otros, nos daña a
nosotros y, lo más importante, deshonra a Dios. La biblia también
enseña que, debido a que Dios es santo y justo, no puede
permitir que el pecado quede impune. El castigo por el pecado
es la muerte (Romanos 6:23) y la separación eterna de Dios
(Apocalipsis 20:11-15). Sin el plan de salvación de Dios, la
muerte eterna es el destino de todo ser humano.
El plan de salvación de Dios - El Qué
En el plan de salvación de Dios, Dios mismo es el único que
puede proveer para nuestra salvación. Somos totalmente
incapaces de salvarnos a nosotros mismos debido a nuestro
pecado y sus consecuencias. Dios se hizo un ser humano en la
persona de Jesucristo (Juan 1:1, 14). Jesús vivió una vida sin
pecado (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15; 1 Juan 3:5) y se ofreció
a sí mismo como un sacrificio perfecto por nosotros (1 Corintios
15:3; Colosenses 1:22; Hebreos 10:10). Ya que Jesús es Dios,
Su muerte fue de valor infinito y eterno. La muerte de Jesucristo
en la cruz pagó completamente por los pecados del mundo
entero (1 Juan 2:2). Su resurrección de entre los muertos
demostró que Su sacrificio era en verdad suficiente y que la
salvación está ahora disponible.
El plan de salvación de Dios - El Cómo
En Hechos 16:31, un hombre le preguntó al apóstol Pablo cómo
ser salvo. La respuesta de Pablo fue: "Cree en el Señor
Jesucristo y serás salvo". La manera de seguir el plan de
salvación de Dios es creer. Ese es el único requisito (Juan 3:16;
Efesios 2:8-9). Dios ha provisto para nuestra salvación por medio
de Jesucristo. Todo lo que debemos hacer es recibirla, por fe,
confiando plenamente sólo en Jesús como Salvador (Juan 14:6;
Hechos 4:12). Ese es el plan de salvación de Dios.
El plan de salvación de Dios - ¿Lo recibirás?
Si estás listo para seguir el plan de salvación de Dios, pon tu fe
en Jesús como tu Salvador. Cambia tu mentalidad de abrazar el
pecado y rechazar a Dios, por la de rechazar el pecado y abrazar
a Dios a través de Jesucristo. Confía plenamente en el sacrificio
de Jesús como el pago perfecto y completo por tus pecados. Si
haces esto, la Palabra de Dios promete que serás salvo, tus
pecados serán perdonados, y pasarás la eternidad en el cielo.
No hay una decisión más importante. ¡Pon tu fe en Jesucristo
como tu Salvador hoy!
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