LA SALVACIÓN ¿Qué es la salvación? La salvación es la gracia de Dios. Es el don de la libertad de nuestros pecados que Jesús hizo posible al asumir el castigo por nuestros pecados en la cruz. Mediante este don, 1 Juan 1:9 promete que "Si confesamos nuestros pecados, el que es fiel y justo nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad". Esta es una de las promesas más importantes de la Escritura; nos da libertad y esperanza para el futuro. Dios es fiel y nos invita cada día a encontrar una vida nueva en respuesta a esa fidelidad. Esta es la belleza y el misterio de la gracia: ¡recibir un perdón que no merecemos! La salvación es para algo, no sólo de ello A veces parece que la vida cristiana consiste en salvarse y luego ayudar a otras personas a salvarse. Pero cuando profundizamos un poco más, descubrimos que ser "salvo" significa que somos salvos no sólo de algo -nuestros pecados- pero también para algo. Es importante darse cuenta de que estamos salvados de nuestros pecados, pero también es importante darse cuenta de que estamos salvados para algo. Somos salvados para poder llevar a cabo el propósito para el que Dios nos tiene en la tierra: compartir las buenas noticias de la gracia de Dios y ser las manos y los pies de Cristo en este mundo, mostrando el amor de Dios a través de nuestras acciones. La salvación es un proceso, no un acontecimiento único Recibir la salvación a través de Jesucristo no es el final del proceso de ser salvado. Es el comienzo de un proceso que dura toda la vida y que nos convierte continuamente en las personas que Dios quiere que seamos. Esto significa parecerse cada vez más a Cristo, algo que hacemos en agradecimiento por nuestra salvación. A medida que nos parecemos más a Cristo, Dios actúa a través de nosotros para compartir el amor y la gracia de Cristo con el mundo. La salvación es el don gratuito que Dios nos ofrece. Nuestras vidas, vividas de manera que agraden a Dios, son nuestra ofrenda de agradecimiento a Dios. Casi siempre, la palabra “salvación” se refiere a una eterna liberación espiritual. Cuando Pablo le dijo al carcelero de Filipos lo que debía hacer para ser salvo, él se estaba refiriendo al destino eterno del carcelero (Hechos 16:30-31). Jesús iguala el ser salvo con la entrada al reino de Dios (Mateo 19:24-25). ¿De qué somos salvos? En la doctrina cristiana de la salvación, somos salvos de la “ira”; esto es, del juicio de Dios al pecado (Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 5:9). Nuestro pecado nos ha separado de Dios, y la consecuencia del pecado es la muerte (Romanos 6:23). La salvación bíblica se refiere a nuestra liberación de las consecuencias del pecado y, por lo tanto, implica la remisión del pecado. ¿Quién realiza la salvación? Sólo Dios puede quitar el pecado y liberarnos del castigo del pecado (2 Timoteo 1:9; Tito 3:5). ¿Cómo salva Dios? En la doctrina cristiana de la salvación, Dios nos ha rescatado a través de Cristo (Juan 3:17). Específicamente, fue la muerte de Jesús en la cruz y Su subsiguiente resurrección lo que logró nuestra salvación (Romanos 5:10; Efesios 1:7). La Escritura es clara en que la salvación es el bondadoso e inmerecido regalo de Dios (Efesios 2:5, 8) que sólo está disponible a través de la fe en Jesucristo (Hechos 4:12). ¿Cómo recibimos la salvación? Somos salvos por la fe. Primero, debemos oír el evangelio—las buenas nuevas sobre la muerte y resurrección de Jesucristo (Efesios 1:13). Después, debemos creer—confiando totalmente en el Señor Jesucristo (Romanos 1:16). Esto incluye el arrepentimiento, un cambio de mentalidad acerca del pecado y de Cristo (Hechos 3:19) y el confesar el Nombre del Señor (Romanos 10:9-10). Una definición de la doctrina cristiana de la salvación sería: “La liberación, por la gracia de Dios, del castigo eterno del pecado que Dios concede a aquellos que aceptan por fe Sus condiciones de arrepentimiento y fe en el Señor Jesús”. La salvación únicamente se obtiene a través de Jesucristo (Juan 14:6; Hechos 4:12), y depende sólo de Dios para su provisión, garantía y seguridad. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16 El Señor le dio al hombre el libre albedrio, es decir la capacidad de decidir entre el bien y el mal, entre obedecer y desobedecer, lo hizo plenamente responsable de sus actos. “ Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” Génesis 1:26 “Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.” Salmos 8:4-8 “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” Lucas 12:47-48. “Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.” Josué 24:1 El hombre cayó “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;” Romanos 3:23 Por la desobediencia de Adán y Eva, el enemigo toma posesión y autoridad sobre los reinos de la tierra. El hombre se separa de su creador y cae sobre él la maldición del pecado, angustia, enfermedad, tribulación y muerte sobre toda la humanidad. “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Génesis 3:7-24 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justo”. Romanos 5:12-19 “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.” 1°Corintios 15:21 Por nuestras obras jamás seremos salvos, sólo por medio de Jesucristo. Él es el único camino hacia el Padre. Aunque el sacrificio de amor lo hizo por todos, la palabra nos enseña que para acceder a la vida eterna la persona debe arrepentirse de sus pecados y recibir a Cristo como salvador y Señor de su vida. Porque la salvación es por fe y no por obras. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” Juan 1:12 Hasta aquí todos somos Su creación pero cuando lo recibimos en nuestro corazón y declaramos que creemos en su nombre nos transformamos en Hijos de Dios. Plan de Salvación Lo más importante que hay que entender sobre el plan de salvación es que es el plan de Dios, no el plan de la humanidad. El plan de salvación de la humanidad consistiría en observar rituales religiosos, obedecer ciertos mandamientos o alcanzar ciertos niveles de iluminación espiritual. Pero ninguna de estas cosas son parte del plan de salvación de Dios. El plan de salvación de Dios - El Porqué En el plan de salvación de Dios, primero debemos entender por qué necesitamos ser salvos. En pocas palabras, necesitamos ser salvos porque hemos pecado. La biblia declara que todos han pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23; 1 Juan 1:8). El pecado es rebelión contra Dios. Todos elegimos decididamente hacer cosas que están mal. El pecado daña a otros, nos daña a nosotros y, lo más importante, deshonra a Dios. La biblia también enseña que, debido a que Dios es santo y justo, no puede permitir que el pecado quede impune. El castigo por el pecado es la muerte (Romanos 6:23) y la separación eterna de Dios (Apocalipsis 20:11-15). Sin el plan de salvación de Dios, la muerte eterna es el destino de todo ser humano. El plan de salvación de Dios - El Qué En el plan de salvación de Dios, Dios mismo es el único que puede proveer para nuestra salvación. Somos totalmente incapaces de salvarnos a nosotros mismos debido a nuestro pecado y sus consecuencias. Dios se hizo un ser humano en la persona de Jesucristo (Juan 1:1, 14). Jesús vivió una vida sin pecado (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15; 1 Juan 3:5) y se ofreció a sí mismo como un sacrificio perfecto por nosotros (1 Corintios 15:3; Colosenses 1:22; Hebreos 10:10). Ya que Jesús es Dios, Su muerte fue de valor infinito y eterno. La muerte de Jesucristo en la cruz pagó completamente por los pecados del mundo entero (1 Juan 2:2). Su resurrección de entre los muertos demostró que Su sacrificio era en verdad suficiente y que la salvación está ahora disponible. El plan de salvación de Dios - El Cómo En Hechos 16:31, un hombre le preguntó al apóstol Pablo cómo ser salvo. La respuesta de Pablo fue: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo". La manera de seguir el plan de salvación de Dios es creer. Ese es el único requisito (Juan 3:16; Efesios 2:8-9). Dios ha provisto para nuestra salvación por medio de Jesucristo. Todo lo que debemos hacer es recibirla, por fe, confiando plenamente sólo en Jesús como Salvador (Juan 14:6; Hechos 4:12). Ese es el plan de salvación de Dios. El plan de salvación de Dios - ¿Lo recibirás? Si estás listo para seguir el plan de salvación de Dios, pon tu fe en Jesús como tu Salvador. Cambia tu mentalidad de abrazar el pecado y rechazar a Dios, por la de rechazar el pecado y abrazar a Dios a través de Jesucristo. Confía plenamente en el sacrificio de Jesús como el pago perfecto y completo por tus pecados. Si haces esto, la Palabra de Dios promete que serás salvo, tus pecados serán perdonados, y pasarás la eternidad en el cielo. No hay una decisión más importante. ¡Pon tu fe en Jesucristo como tu Salvador hoy!