Subido por Yanet López González

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ESPECIALIDAD DE JARDINERIA
J ARDINERIA
DESARROLLADA POR GM JOEL LINDSAY
1. Preparar el suelo, sembrar o plantar y abonar un lote de tierra de por lo menos 30 metros
cuadrados. Cultivar al menos seis plantas diferentes, tres de ellas desde su semilla.
ELIMINAR LA MALEZA
Cualquier cosa que aparezca entre nuestras hortalizas es una mala hierba. El paso básico para
prevenir su aparición es despejar el suelo lo mejor posible antes de comenzar a plantar. Cuanto más
limpio esté el suelo menor es el riego de su aparición. La eliminación de malas
malas hierbas es el primer
paso que debemos dar. Podemos hacerlo con la azada, o mejor, regando abundantemente el suelo y
al día siguiente o mejor al otro, con el suelo húmedo, las arrancamos con la mano tiendo de ellas.
Este método es más eficiente puesto que eliminará las raíces y será más difícil que vuelvan a
proliferar. El tiempo que nos va a costar la operación es aproximadamente el mismo hacerlo con la
mano a hacerlo con la herramienta y más descansado hacerlo a mano. Si alguna hierba se resiste
podemos utilizar la azada.
AIREAR Y MULLIR
Existen diversos instrumentos para realizar esta tarea: Laya u horca de cuatro dientes, pala de cavar,
azadas o utilizar un motocultor.
Para hacer esta labor hay que considerar que la tierra tiene que tener tempero. No debe estar seca,
lo que hace muy difícil el labrado del terreno ya que hará polvo y dejará los consabidos terrones de
tierra apelmazada. Por el contrario, si está demasiado húmeda se apelmazará y se pegará a la
herramienta.
Para conseguir tempero hay que regar la tierra abundantemente y de dos a cuatro días después,
dependiendo del calor y la humedad ambiental, la tierra se podrá trabajar para airearla y mullirla.
Para que haya tempero la tierra tiene que estar húmeda sin que se pegue a los dedos al pellizcarla,
es decir, que se haga polvo.
ALLANAR
ALLANAR
Consiste en dejar la tierra llana para la siembra y uno de los aspectos relevantes es eliminar los
terrones o conglomerados de tierra compactada que se forman debido a labrar la tierra fuera del
punto adecuado de tempero y con la tierra seca. Estos terrones se quedan muy duros cuando se
secan. Para deshacerlos hay que mojarlos abundantemente y dejarlos con humedad hasta el día
siguiente, momento en que se desharán con facilidad pasando el reverso del rastrillo. Si hay que
golpear, mejor hacerlo con la parte posterior de la azada. La zona de cultivo debe quedar llana y la
tierra con una textura suave y con el granulado de la tierra fino.
ABONADO
ABONADO DEL TERREN
TERRENO
O
La fertilización de la tierra es esencial y consiste en incorporar materia orgánica suficiente para la
nutrición de las plantas. También se pueden utilizar fertilizantes químicos comerciales.
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Los fertilizantes orgánicos son de origen animal o vegetal, aunque también los hay sintetizados,
entre ellos citaremos el estiércol, el humus de lombriz, compost, mantillo, etc. Los abonos químicos
son sustancias de origen mineral que proceden en su mayoría de yacimiento minerales.
La mejor forma de utilizar el abono mineral es poniéndolo lo más cerca posible de la raíz de la planta,
para ello se hace un agujero con el pincho de plantar o con un palo a una distancia razonable de la
planta y se pone dentro el equivalente a una cucharilla de café (de las tazas, unas diez a quince
bolitas), luego se entierra y el agua hará el resto. Esta operación, realizada cada cuatro u ocho
semanas, es suficiente para tener las plantas perfectamente abonadas. Si te resistes a usar abonos
minerales, puedes hacerlo con humus de lombriz, un puñado pequeño colocado de la misma manera
y enterrado será suficiente para dos o tres meses.
Como ya se ha indicado para abonar el suelo se necesitarán de 3 a 5 litros de estiércol por m2, es
decir, tres o cuatro carretillas por cada 50 m2. Poner una cantidad mayor es desaconsejable ya que
con el tiempo aumentará el nivel de Ph y volverá la tierra ácida, con lo que bajaremos el nivel de
producción. Con los abonos minerales es necesario tener más cuidado con las proporciones, es
preferible quedarnos cortos y añadir más cuando sea necesario, que poner demasiado y estropear la
cosecha.
2. Mencionar las maneras de controlar los insectos y otras plagas en tu jardín o patio.
Saber cuándo utilizar insecticidas o fungicidas, y conocer las reglas de seguridad que se
deben seguir al emplearlos.
3. ¿Por qué y en qué situaciones se utiliza paja o tierra para cubrir cierto tipo de vegetación?
Acolchado o Mantillo(mulching), es el término utilizado en jardinería y agricultura para referirse a la
cubierta protectora que se extiende sobre el suelo, principalmente para modificar los efectos del
clima local. Se acostumbra usar paja o tierra.
Esta labor normalmente se realiza al comienzo de la estación vegetativa y se puede repetir tanto
como sea necesario. El propósito inicial es ayudar a retener el calor del suelo, lo cual permite la
siembra y el trasplante precoz de ciertas cosechas y estimula un crecimiento más rápido. A medida
que la estación avanza, el acolchado tiene diferentes efectos sobre el suelo: estabiliza la
temperatura, evitando las fluctuaciones de calor durante las variables condiciones del verano; la
humedad, reduciendo la evaporación; sirve para controlar plagas previniendo que germinen las
malas hierbas por falta de luz solar; añade nutrientes al suelo, debido a la descomposición gradual
del material.
Ventajas:
Mantiene la humedad del suelo al disminuir la evaporación, con lo que además de economizar
el consumo de agua, facilita que las raíces de las plantas encuentren la humedad suficiente a
poca profundidad.
Debido a la formación de la humedad superficial, se reduce el lavado de elementos
fertilizantes.
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Mejora las condiciones térmicas del sistema radicular de la planta, incrementando la
temperatura del suelo durante el día, mientras que por la noche, al dificultar la salida de
radiación infrarroja de la superficie terrestre, retiene parte del calor. Esta propiedad se traduce
en una mayor temperatura respecto al suelo desnudo y una amortiguación en sus
fluctuaciones, lo que confiere precocidad al cultivo.
Por el aumento de temperatura y humedad del suelo, se favorece el proceso de nitrificación.
La cubierta actúa como barrera entre el suelo y los frutos, con lo que se reducen los
problemas sanitarios, especialmente la podredumbre.
Si la cubierta utilizada es opaca, la falta de radiación solar evita el desarrollo de malas hierbas
que compitan con el cultivo por los recursos hídricos y nutritivos.
4. ¿Qué es una planta resistente? ¿Qué plantas son consideradas resistentes en tu región?
Es La capacidad de una variedad para restringir el crecimiento y desarrollo de una plaga o
enfermedad específica y el daño que éstas causan cuando se comparan con variedades sensibles,
bajo condiciones medioambientales y presiones similares de plaga o enfermedad. Las variedades
resistentes pueden mostrar algunos síntomas o daños de la enfermedad bajo una fuerte presión de
la plaga o enfermedad.
5. Completar una de las siguientes alternativas:
a) Probar la germinación de 100 semillas del mismo tipo
La germinación es el proceso mediante el cual una semilla se desarrolla
hasta convertirse en una planta. Este proceso se lleva a cabo cuando el
embrión se hincha y la cubierta de la semilla se rompe. Para lograr esto,
toda nueva planta requiere de elementos básicos para su desarrollo:
temperatura, agua, dióxido de carbono y sales minerales. El ejemplo más
común de germinación, es el brote de un semillero a partir de una semilla
de una planta floral o angiosperma. Sin embargo, el crecimiento de una
hifa a partir de unas esporas micóticas se considera también germinación.
En un sentido más general, la germinación puede implicar todo lo que se
expande en un ser más grande a partir de una existencia pequeña o germen. La germinación es un
mecanismo de la reproducción sexual de las plantas.
b) Hacer y usar una almaciguera;
Paso 1: El soporte. Se puede conseguir un semillero en cualquier
almacén o tienda de jardinería, o bien podemos decidir realizar un
semillero casero. Este último puede ser una buena opción, ya que se
puede hacer improvisando muchos tipos de recipientes, como envases
de plástico, yogurts, etc.
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Paso 2. El sustrato. Es importante escoger un buen sustrato para no tener
problemas por carencias de nutrientes. Por ello es recomendable una
mezcla bien dotada de arena con compost. Lo ideal es comprar ya la mezcla
preparada en una tienda o centro de jardinería, ya que vendrá provista de lo
necesario, pero si decidimos hacerla un buen ejemplo es una mezcla de
arena con turba o compost en una proporción de 1/3. Este tipo de sustrato
aporta unas buenas condiciones para que la semilla germine y pueda
desarrollar las raíces con total fiabilidad.
Paso 3. Cubrir de sustrato y sembrar. Es el momento de cubrir los
alveolos del semillero con el sustrato, y una vez cubiertos se coloca
1 o 2 semillas, dependiendo de la especie de cultivo, en cada
alveolo y respetando la profundidad de siembra. Véase los
diferentes cultivos y sus características.
Paso 4. Realizar el primer riego post-siembra. Después de sembrar, se realiza el
primer riego que hará que las semillas se asienten bien en el sustrato. El sustrato
quedará húmedo pero no encharcado, y siempre habrá que mantenerlo en ese
estado.
Paso 5: Colocar etiquetas con nombres. Este paso es opcional, pero
viene muy bien para saber que has sembrado en cada alveolo si se han
sembrado diferentes cultivos. Piensa que al principio, cuando las plantitas
son pequeñas, es muy difícil diferenciarlas, y no sabremos que es cada
cual. Por tanto, Clava en los alveolos unos cartelitos de cartulina donde
conste el nombre de la especie.
Paso 6: Una ubicación protegida. Habrá que buscarle una buena
ubicación al semillero, donde haya bastante luz y una temperatura adecuada
(entre los 15 y 20 grados centígrados). Evita que les de los rayos de sol
directamente.
Paso 7: Seguimiento y espera. Ya solo queda seguir
regando el semillero, simplemente evitar que se seque, y
que siempre esté humedecido el sustrato. Y esperar a
que germinen las semillas y dejar a que crezcan las
plantitas. Si pasado un tiempo, se observa que no crecen
algunas semillas, eso es que no ha germinado, por lo
que podemos replantar de nuevo si lo deseamos.
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Paso 8: Trasplantar en el lugar de cultivo. Una vez que las plántulas
cogen un tamaño considerable, normalmente cuando tienen entre 4-6
hojas (dependerá de cada especie), entonces habrá que trasplantarlas
en el terreno o lugar donde se vayan a cultivar definitivamente. Cava un
hoyo, introduce la plántula con su cepellón, aprieta la tierra de alrededor
y riega.
c) Cultivar tres hortalizas o leguminosas, de su elección, para vender
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d) Hacer y usar una cesta para llevar hortalizas.
Durante miles de años, las personas han tejido cestas usando los materiales naturales a su
disposición, como brotes de sauce y pastos cubiertos de juncos. Hoy en día, el tejido de cestas es
tanto una habilidad práctica como una forma artística importante. Si sigues los pasos aquí descritos
para hacer una cesta de mimbre, el resultado será una cesta lo suficientemente práctica como para
usarla en casa y lo suficientemente hermosa como para exhibirla.
Parte 1 de 4: Preparar los brotes
1. cualquier tipo de caña, pasto, enredadera o rama plegable, pero el sauce
es una elección popular porque crea una cesta muy resistente cuando se
seca. Puedes cortar tu propio sauce o comprar brotes de sauce
deshidratado de una tienda de manualidades. Necesitarás un gran lote de
brotes gruesos, medianos y delgados para las diferentes partes de la cesta.
Asegúrate de tener bastantes brotes largos y delgados (mientras más
largos, mejor) para que no tengas que agregar brotes nuevos tan seguido. Si
cortas tus propios brotes de sauce, tienes que deshidratarlos antes de
usarlos. Los brotes de sauce se encogen cuando se secan por primera vez.
Extiéndelos para secarlos durante varias semanas antes de usarlos.
2. Rehidrata los brotes de sauce. A fin de usar los brotes de sauce para tejer, tienes
que rehidratarlos para volverlos plegables. Remoja los brotes en agua por unos
días, hasta que se doblen con facilidad sin romperse.
3. Corta los brotes que utilizarás para la base. Elige varios brotes gruesos que servirán como la base
de la cesta. Usa unas tijeras de podar para cortar 8 pedazos de sauce de
igual longitud. El tamaño de los pedazos de sauce para la base determinará
la circunferencia de la parte inferior de tu cesta.
Para una cesta pequeña, corta cada pedazo a 30 cm de largo (12
pulgadas).[2]
Para una cesta mediana, corta cada pedazo a 60 cm (24 pulgadas).
Para una cesta grande, corta cada pedazo a 90 cm (35 pulgadas).
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4. Corta los centros de 4 de los pedazos. Comienza extendiendo un pedazo frente
a ti en tu superficie de trabajo. Usa un cuchillo muy afilado para hacer una
hendidura vertical de 5 cm (2 pulgadas) en el centro del pedazo de sauce. Haz lo
mismo con otros tres de los pedazos para la base, de forma que tengas 4
pedazos con hendiduras en el medio.
5. Construye el eje. Este es el cimiento de la base de la cesta. Alinea los 4
pedazos con hendiduras de forma que estas se encuentren adyacentes.
Entreteje los 4 pedazos restantes a través de las hendiduras de forma que
estén planos y perpendiculares a los pedazos con hendiduras. Ahora tienes
una forma de cruz compuesta de los 4 pedazos con hendiduras enhebrados
a través de los otros 4 pedazos de la base. Esto se llama el eje. Cada
extremidad del eje se llama radio.
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Parte 2 de 4: Tejer la base
1. Introduce dos tejedores. ¡Este es el momento de comenzar a tejer tu
cesta! Encuentra dos brotes largos y delgados de longitud similar.
Introduce los extremos de los brotes en el borde izquierdo de la
hendidura horizontal del eje, de forma que los brotes pequeños se
extiendan hacia afuera junto a uno de los radios. Estos dos brotes más
delgados se llaman "tejedores". Los tejedores se tejen alrededor de los
radios para crear la forma de la cesta.
2. Haz un tejido de emparejamiento para asegurar el eje. El
"emparejamiento" es un tipo de tejido que utiliza dos tejedores, creando
una base segura para tu cesta. Separa los tejedores y dóblalos a la
derecha por encima del radio adyacente. Coloca un tejedor sobre el
radio y un tejedor por debajo de él y júntalos en el lado derecho del
radio. Ahora pasa el tejedor que está debajo por encima del siguiente
radio en el eje y pasa el tejedor que está encima por debajo de ese
radio. Gira el eje y continúa tejiendo, pasando el tejedor que está ahora por debajo por encima del
siguiente radio y el tejedor que está encima por debajo de ese radio. Continúa emparejando
alrededor de los 4 radios hasta que hayas creado 2 filas.
Asegúrate de que cada vuelta en el tejido vaya en la misma dirección.
Teje firmemente de forma que las filas se encuentren ceñidas una junto a la otra.
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3. Separa los radios. La tercera vez, es momento de separar los radios individuales para formar la
redondela de la parte inferior de la cesta. Ahora, en lugar de emparejar
alrededor de los radios agrupados, sepáralos y empareja alrededor de
cada uno individualmente usando el mismo método de tejido.
Puede ayudar si doblas primero cada radio hacia afuera de forma
que se abran en abanico como los radios de una bicicleta.
Asegúrate de que cada radio esté separado por la misma
cantidad de espacio antes de que comiences a tejer.
Continúa emparejando alrededor de los radios hasta que la base de la cesta haya alcanzado
el diámetro que deseas.
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4. Agrega nuevos tejedores según sea necesario. Cuando se te acabe la longitud y necesites
agregar un nuevo tejedor, elige uno lo más cerca posible al lado del tejedor anterior. Usa un cuchillo
para crear un extremo puntiagudo en el nuevo tejedor. Introdúcelo entre el
tejido de las últimas dos filas y dóblalo para seguir el camino del tejedor
anterior. Asegúrate de que esté seguro en su lugar y luego usa las tijeras
de podar para cortar el extremo del tejedor anterior. Continúa tejiendo
usando el nuevo tejedor.
No reemplaces más de un tejedor a la vez. Reemplazar dos o más
tejedores en el mismo lugar puede crear un punto débil en la cesta.
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Parte 3 de 4: Tejer los lados
1. Estaca la cesta. Elige 8 brotes de sauce largos y de tamaño mediano para servir como las
"estacas" de la cesta. Estas son las piezas verticales que forman la estructura de los lados de la
cesta. Usa tu cuchillo para afilar los extremos de las estacas hasta formar
puntas. Introduce una estaca junto a cada uno de los radios, empujando
cada uno hacia abajo y hacia adentro del tejido tan cerca del centro como
sea posible. Dobla las estacas hacia arriba de forma que estén
apuntando hacia el cielo. Usa las tijeras de podar para cortar los radios
de forma que estén nivelados con el borde del tejido, y luego ata las
estacas por las puntas para mantenerlas en su lugar.
2. Teje dos filas de entrelazado triple. Este tipo de tejido requiere tres tejedores, que se tejen entre
las estacas para fijarlas en su posición. Encuentra tres brotes largos y delgados. Afila los extremos
hasta formar puntas. Introduce los brotes en la base de la cesta al lado izquierdo de tres estacas
consecutivas. Ahora haz dos filas de tejido como sigue:
Dobla el tejedor en el extremo izquierdo hacia la derecha por delante de dos estacas. Pásalo
por detrás de la tercera estaca y hacia afuera por delante.
Toma el siguiente tejedor del extremo izquierdo y dóblalo hacia la
derecha por delante de dos estacas. Pásalo por detrás de la
tercera estaca y hacia afuera por delante.
Continúa tejiendo de esta forma, comenzando siempre por el
tejedor en el extremo izquierdo, hasta que tengas dos filas de
entrelazado triple.
Desata las estacas por la parte superior.
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3. Agrega tejedores a los lados de la cesta. Consigue 8 brotes largos y delgados. Utiliza tu cuchillo
para afilar los extremos hasta formar puntas. Introduce un tejedor en la cesta detrás de una estaca.
Dóblalo por encima de la siguiente estaca a la izquierda, pásalo por detrás de la estaca a la izquierda
de esta última y pásalo de regreso hacia el frente. Ahora, introduce un segundo tejedor detrás de la
estaca a la derecha del punto de partida de tu primer tejedor y haz lo mismo: pásalo por encima de la
estaca a la izquierda, por debajo de la estaca a la izquierda de esta
última y de regreso hacia el frente. Continúa añadiendo tejedores de
esta forma hasta que haya un tejedor junto a cada estaca.
Cuando introduzcas los dos últimos tejedores, tendrás que
levantar un poco los primeros tejedores para hacer espacio para
añadir los últimos tejedores por debajo. Utiliza un punzón o un
clavo largo. Este tipo de tejido se llama French randing.
Es un tejido popular que resulta en lados uniformes y erguidos.
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4. Teje los lados. Toma un tejedor y pásalo por delante de la estaca a la izquierda, luego detrás de la
estaca a la izquierda de esta última y saca el extremo por delante. Toma el siguiente tejedor a la
derecha del tejedor con el que comenzaste y pásalo por delante de la estaca a la izquierda, luego
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detrás de la estaca a la izquierda de esta última y saca el extremo por
delante. Continúa tejiendo de esta forma alrededor de toda la cesta,
comenzando siempre por el siguiente tejedor a la derecha.
Cuando regreses al comienzo, verás que hay dos tejedores detrás de las
dos últimas estacas. Ambos tejedores tienen que tejerse alrededor de las
estacas. Hazlo primero con el tejedor inferior, luego con el tejedor
superior. Para la última estaca, hazlo primero con el tejedor inferior, luego
con el superior.
Continúa tejiendo hasta que hayas construido los lados tan altos como quieras que estén y luego
corta las puntas de los tejedores.
5. Asegura el tejido con una fila de entrelazado triple. Consigue tres brotes largos y delgados. Afila
los extremos hasta formar puntas. Introduce los brotes por el lado izquierdo de tres estacas
consecutivas. Ahora, haz una fila de entrelazado como sigue:
Dobla el tejedor en el extremo izquierdo hacia la derecha por delante
de dos estacas. Pásalo por detrás de la tercera estaca y hacia afuera
por delante.
Toma el siguiente tejedor del extremo izquierdo y dóblalo a la
derecha justo por delante de dos estacas. Pásalo por detrás de la
tercera estaca y hacia afuera por delante.
Continúa tejiendo de esta forma, comenzando siempre por el tejedor
en el extremo izquierdo, hasta que tengas una fila de entrelazado
triple.
6. Termina el borde. Dobla una de las estacas a la derecha y pásala por detrás de las dos primeras
estacas. Pásala por delante de la tercera y cuarta estaca. Pásala por detrás de la quinta estaca,
luego de regreso hacia adelante. Repite esto con la siguiente estaca a
la derecha de la estaca con la que comenzaste.
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Las dos últimas estacas no tendrán otras estacas alrededor de las
cuales podrás tejerlas, ya que habrás tejido todas en el borde. En lugar
de tejer alrededor de las estacas, sigue el mismo patrón pero enhebra la
punta hacia adentro y hacia afuera del borde.
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Corta las puntas de las estacas tejidas emparejándolas con el lado de la cesta.
Parte 4 de 4: Hacer un asa
1. Haz la base. Consigue un brote grueso para usarlo como la base.
Dóblalo por encima de la cesta, sujetando los extremos en su lugar, para
saber qué tan alta quieres que esté el asa. Córtala a ese tamaño,
dejando varios centímetros de longitud adicional a cada lado. Afila los
extremos hasta formar puntas e introdúcelos en la cesta junto a dos
estacas que estén en posiciones opuestas.
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2. Introduce cinco brotes delgados en el tejido junto al asa. Afila los
extremos e introdúcelos profundamente en el tejido de forma que se
encuentren uno al lado del otro.
3. Envuelve el asa con los brotes. Reúne los brotes y envuélvelos
alrededor del asa como una cinta hasta que llegues al otro lado del asa.
Asegúrate de que los brotes se encuentren extendidos uno junto al otro.
Inserta las puntas debajo de la parte superior del borde tejido.
4. Introduce cinco brotes delgados por el otro lado del asa. Trabajando en
la otra dirección, envuelve los brotes alrededor del asa para llenar los
huecos que aún no estén cubiertos por el primer conjunto de brotes.
Continúa envolviendo el asa hasta que llegues al otro lado, luego inserta
las puntas en la parte superior del borde tejido.
5. Asegura los lados del asa. Introduce un brote delgado en el tejido junto
a un lado del asa. Dóblalo hacia el asa y envuelve la base del asa varias
veces para asegurar los brotes envueltos en su lugar. Continúa
envolviendo firmemente hasta que la base del asa esté segura, luego
pasa el extremo del brote por debajo de la última envoltura y jálalo con
fuerza; luego corta la punta. Asegura el otro lado del asa de la misma
forma.
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