Subido por Kristina Montes

DESCARTES

Anuncio
DESCARTES
Desarrollar sistemáticamente las principales líneas del pensamiento de Descartes.
El gran proyecto de Descartes pretende construir mediante la razón un sistema de
proposiciones ciertas, fundamentado en principios duraderos e indudables y en las
matemáticas. Este proyecto comienza por los cimientos (la metafísica), si bien antes hay
que formular las reglas del método y unas normas morales provisionales.
El método cartesiano parte del conocimiento de la estructura de la razón. Conocemos
gracias a dos operaciones: intuición (instinto natural que permite conocer un concepto con
total claridad y distinción) y deducción (cadena de conexiones necesarias que se
establece a partir de conceptos que conocemos con certeza). Este método establece
unas reglas que garantizan el empleo correcto de estas dos operaciones: evidencia
(admitir únicamente como verdadero lo que se presente a nuestra razón como claro y
distinto), análisis (descomponer los conocimientos en el mayor número de partes posibles
para llegar a percepciones claras), síntesis (partiendo de ideas simples iniciar un proceso
de deducción hasta reconstruir lo más complejo) y enumeración (revisar y comprobar todo
el proceso de análisis y síntesis para asegurarnos de no haber omitido nada). La duda
metódica es la exigencia inicial del método. Se pone en cuestión todo conocimiento
comúnmente aceptado por tradición, fe o autoridad. Esta duda es universal y radical,
metódica y no escéptica, y teorética. Su empleo viene justificado por el hecho de que los
sentidos nos pueden engañan, nos resulta imposible distinguir entre la vigilia y el sueño y
además cabe la posibilidad de que un genio maligno nos engañe cuando razonamos.
Teniendo en cuenta esto, Descartes encuentra una primera certeza: es imposible dudar
de la propia existencia del sujeto que piensa y duda (cogito ergo sum).
La moral es provisional en tanto se elabora el sistema permanente. Consta de cuatro
máximas: primera (obedecer las leyes y costumbres del país, seguir la religión tradicional
y las opiniones más aceptadas y moderadas), segunda (ser firme y resuelto en seguir una
opinión aceptada), tercera (estar más dispuesto a controlar las propias inclinaciones que a
dominar los acontecimientos) y cuarta (pasar revista a todas las ocupaciones posibles
para elegir la mejor). Descartes nunca llegó a formular su moral definitiva.
Formuladas las reglas del método y la moral provisional, ya se pueden construir los
cimientos del saber (metafísica) partiendo de la primera verdad evidente (cogito, ergo
sum). De este modo queda aceptada la existencia de la sustancia pensante (res
cogitans). Podemos engañarnos al pensar; pero por el hecho mismo de pensar y dudar
hay que admitir que existimos. El cogito garantiza la realidad subjetiva, no la objetiva.
Para saber si la idea que está en mi mente existe fuera de mi pensamiento hay que
investigar el origen de las ideas (adventicias, facticias e innatas). Sólo las ideas innatas
dependen de la realidad interior. Deduciendo a partir de una de ellas (idea de infinito)
descubrimos que no tiene origen en nosotros (seres finitos). Ha tenido que ser puesta en
nuestra mente por una naturaleza más perfecta. La causa de la idea de una sustancia
infinita solo puede ser una sustancia infinita: Dios o sustancia infinita (res infinita). A partir
de la presencia de la idea de Dios en la mente humana, Descartes prueba su existencia
con dos argumentos: argumento de la objetividad de las ideas (la idea de un ser infinito
requiere una causa infinita; la idea de un ser más perfecto que yo solo puede haber sido
puesta en mí por un ser que reúna todas las perfecciones que yo pueda pensar) y
argumento ontológico, tomado de San Anselmo (todos tenemos la idea de Dios como un
ser que reúne todas las perfecciones; una de las perfecciones es la existencia, por lo
tanto Dios ha de existir).
Demostrada la existencia de Dios queda garantizado el principio de evidencia, porque
Dios (sumamente bueno) no permitiría que me equivocara al percibir algo con absoluta
claridad y distinción. Dado que percibimos los cuerpos como dotados de extensión, figura
y movimiento –cualidades primarias puestas por Dios en el mundo- el mundo ha de existir
(res extensa). En el universo cartesiano todo es materia y movimiento. Dios creó la
materia y con ella el movimiento. La cantidad de movimiento que creó se conserva
invariable y se va transmitiendo de un cuerpo a otro, como demuestran las leyes de la
física. En el universo cartesiano no hay causas finales (aristotelismo); todo se explica por
leyes mecánicas. El mundo, una vez creado, marcha solo según estas leyes
(mecanicismo). Todos los seres son autómatas (sus movimientos son reacciones
puramente mecánicas al estímulo).
Descartes admite como una de las primeras ideas innatas que en el ser humano hay dos
sustancias separadas: cuerpo y alma. Sin embargo entre ellas, es evidente, hay una
comunicación. Esta comunicación se localiza en el cerebro, en una estructura llamada
glándula pineal. Desde ella el alma acciona sobre el cuerpo como desde un puesto de
mando.
En la naturaleza mecanicista de Descartes no hay libertad: todo sucede por necesidad. La
única manera de salvar la libertad es separar la sustancia pensante del resto de la
naturaleza. El hombre es libre porque tiene alma (sede del pensamiento y de la voluntad).
La conciencia de la libertad es una idea innata. La libertad no consiste en la indiferencia
ante la elección, sino en elegir lo que la razón propone como bueno y verdadero. Las
pasiones (emociones originadas por “espíritus vitales” que circulan por la sangre y que
transmiten a la glándula pineal los mensajes del cuerpo) pueden perturbar el
sometimiento de la voluntad a la razón. Son involuntarias y con frecuencia están en
desacuerdo con la razón. Descartes propone ordenarlas sometiéndolas a la razón
(estoicismo).
colectivos.
Historia de la Filosofía
2
Descargar