Subido por David S. Rodriguez Cayente

Rodilla

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La parte media de la diáfisis del fémur presenta una
sección triangular. En la parte media de la diáfisis, el
fémur tiene unas superficies medial (posteromedial),
lateral (posterolateral) y anterior, así como unos
bordes medial, lateral y posterior. Los bordes medial y
lateral son redondeados, mientras que el posterior
forma una cresta rugosa ancha, la línea áspera.
En las regiones proximal y distal del fémur, la línea
áspera se ensancha hasta formar una superficie
posterior adicional.
En el extremo distal del fémur, esta superficie
posterior forma el suelo de la fosa poplítea y sus
bordes, que se continúan con la línea áspera por
encima, dan lugar a las líneas Supracondíleas medial y
lateral. La línea supracondílea medial termina en un
tubérculo prominente (el tubérculo aductor) sobre la
cara superior del cóndilo medial del extremo distal.
Justo lateral al extremo inferior de la línea
supracondílea medial existe un área rugosa alargada
de hueso para la inserción proximal de la cabeza
medial del músculo gastrocnemio.
El extremo distal del fémur se caracteriza por dos
grandes cóndilos, que se articulan con la cabeza
proximal de la tibia.
Los cóndilos están separados a nivel posterior por una
fosa intercondílea y se unen a nivel anterior allí donde
se articulan con la rótula.
Las superficies de los cóndilos que se articulan con la
tibia son redondeadas a nivel posterior y se aplanan a
nivel inferior. En cada cóndilo, un surco oblicuo
superficial separa la superficie que se articula con la
tibia de la superficie más anterior que se articula con
la rótula. Las superficies de los cóndilos medial y
lateral que se articulan con la rótula forman juntas un
surco en forma de V que mira en sentido anterior. La
superficie lateral del surco es mayor y está más
inclinada que la superficie medial.
Las paredes de la fosa intercondílea tienen dos
carillas para la inserción superior de los ligamentos
cruzados, que estabilizan la articulación de la rodilla
■ La pared formada por la superficie lateral del
cóndilo medial tiene una gran carilla oval, que cubre la
mayor parte de la mitad inferior de la pared, para la
inserción del extremo proximal del ligamento cruzado
posterior.
■ La pared formada por la superficie medial del
cóndilo lateral tiene una carilla oval posterosuperior
más pequeña para la inserción del extremo proximal
del ligamento cruzado anterior.
Los epicóndilos, para la inserción de los ligamentos
colaterales de la articulación de la rodilla, son
elevaciones óseas en las superficies externas no
articulares de los cóndilos. Hay dos carillas separadas
por un surco justo por detrás del epicóndilo lateral:
■ La carilla superior es para la inserción de la cabeza
lateral del músculo gastrocnemio.
■ La carilla inferior es para la inserción del músculo
poplíteo.
El tendón del músculo poplíteo está dispuesto en el
surco que separa las dos carillas.
El epicóndilo medial es una eminencia redondeada
situada sobre la superficie medial del cóndilo medial.
Justo posterosuperior al epicóndilo medial se
encuentra el tubérculo aductor.
Extremo proximal de la tibia
La tibia constituye el hueso medial y más grande de la
pierna, y es el único que se articula con el fémur en la
articulación de la rodilla.
El extremo proximal de la tibia se expande en el plano
transverso para soportar el peso y consta de un
cóndilo medial y un cóndilo lateral, que están
aplanados en el plano horizontal y sobresalen de la
diáfisis.
Las superficies superiores de los cóndilos medial y
lateral son articulares y están separadas por una
región intercondílea, que contiene zonas para la
inserción de ligamentos fuertes (ligamentos cruzados)
y cartílagos interarticulares (meniscos) de la
articulación de la rodilla.
Las superficies articulares de los cóndilos medial y
lateral, junto con la región intercondílea forman una
«meseta tibial» que se articula con el extremo distal
del fémur, al que se ancla. Por debajo de los cóndilos,
en la parte proximal de la diáfisis, hay una gran
tuberosidad tibial y unas rugosidades para
inserciones musculares y ligamentosas.
Cóndilos tibiales y áreas intercondíleas
Los cóndilos tibiales son unos gruesos discos
horizontales de hueso unidos a la porción más alta de
la diáfisis tibial.
El cóndilo medial es mayor que el cóndilo lateral y está
mejor apoyado sobre la diáfisis de la tibia. Su cara
superior es oval para articularse con el cóndilo medial
del fémur. La superficie articular se extiende en
sentido lateral hasta un lado del tubérculo
intercondíleo medial elevado.
La superficie lateral del cóndilo lateral es circular y se
articula por encima con el cóndilo lateral del fémur. El
borde medial de esa superficie se extiende hacia el
lateral del tubérculo intercondíleo lateral.
Las superficies articulares superiores de los cóndilos
lateral y medial son cóncavas, sobre todo a nivel
central. Los bordes externos de las superficies son
más planos y constituyen las regiones que contactan
con los discos interarticulares (meniscos) de
fibrocartílago de la articulación de la rodilla.
La superficie posterior no articular del cóndilo medial
tiene un surco horizontal marcado y por debajo de la
superficie del cóndilo lateral existe una carilla
articular clara para articularse con la cabeza proximal
del peroné.
La región intercondílea de la meseta tibial se dispone
entre las superficies articulares de los cóndilos medial
y lateral. Es estrecha a nivel central, donde se eleva
para formar la eminencia intercondílea, cuyos lados
están más elevados para formar los tubérculos
intercondíleos medial y lateral.
La región intercondílea tiene seis carillas diferentes
para la inserción de los meniscos y los ligamentos
cruzados. El área intercondílea anterior se ensancha a
nivel anterior y tiene tres carillas:
■ La carilla más anterior es para la inserción del
extremo anterior (asta) del menisco medial.
■ Inmediatamente posterior a la carilla más anterior
hay una carilla para la inserción del ligamento cruzado
anterior.
■ Una pequeña carilla para la inserción del extremo
anterior (asta) del menisco lateral está justo lateral a
la zona de inserción del ligamento cruzado anterior.
El área intercondílea posterior también tiene tres
carillas para inserciones:
■ La más anterior es para la inserción del asta
posterior del menisco lateral.
■ Posteromedial a la carilla más anterior está la zona
de inserción para el asta posterior del menisco medial.
■ Por detrás de la zona de inserción para el asta
posterior del menisco medial se encuentra la carilla
más grande para la inserción del extremo distal del
ligamento cruzado posterior
Esta región se continúa con una superficie similar,
situada delante de la tibia por encima de la
tuberosidad, y se dispone contra el tejido conjuntivo
infrarrotuliano. Tuberosidad tibial
La tuberosidad tibial es un área triangular invertida
palpable, situada sobre la cara anterior de la tibia por
debajo de la zona de unión entre los dos cóndilos.
Constituye la zona de inserción del ligamento
rotuliano, que es una continuación del tendón del
cuádriceps femoral por debajo de la rótula.
Extremo proximal del peroné
El peroné es el hueso lateral de la pierna y no forma
parte de la articulación de la rodilla ni soporta el peso.
Es mucho menor que la tibia y tiene una cabeza
proximal pequeña, un cuello estrecho y una diáfisis
fina, que acaba en el maléolo lateral del tobillo.
La cabeza del peroné es una expansión globular en el
extremo proximal del peroné. Una carilla circular
situada sobre la cara superomedial se articula por
encima con una carilla similar situada sobre la cara
inferior del cóndilo medial de la tibia.
Justo posterolateral a esta carilla, el hueso se
proyecta hacia arriba en forma de apófisis estiloides
roma.
La superficie lateral de la cabeza del peroné tiene una
gran impresión para la inserción del músculo bíceps
femoral. Una depresión cercana al borde superior de
esta impresión impresión es para la inserción del
ligamento colateral peroneo de la articulación de la
rodilla.
El cuello del peroné separa la cabeza expandida de la
diáfisis. El nervio peroneo común se dispone contra la
cara posterolateral del cuello.
Como la tibia, la diáfisis del peroné tiene tres bordes
(anterior, posterior e interóseo) y tres superficies
(lateral, posterior y medial), que se disponen entre los
bordes:
■ El borde anterior es agudo en la mitad de la diáfisis
y comienza a nivel superior en la cara anterior de la
cabeza.
■ El borde posterior es redondeado y desciende
desde la región de la apófisis estiloides de la cabeza.
■ El borde interóseo tiene una posición medial.
Las tres superficies del peroné se asocian con tres
compartimentos musculares (lateral, posterior y
anterior) de la pierna.
Superficies articulares
Las superficies articulares de los huesos que
contribuyen a la articulación de la rodilla están
cubiertas por cartílago hialino. Las principales
superficies implicadas son:
■ Los dos cóndilos femorales.
■ Las superficies adyacentes de la cara superior de
los cóndilos tibiales.
Las superficies de los cóndilos femorales que se
articulan con la tibia en flexión de la rodilla son curvas
o redondeadas, mientras que las superficies que se
articulan en extensión completa son planas
Las superficies articulares existentes entre el fémur
y la rótula son el surco en forma de V situado sobre la
superficie anterior del extremo distal del fémur,
donde se unen los dos cóndilos, y las superficies
adyacentes de la cara posterior de la rótula. Las
superficies articulares están todas dentro de una
única cavidad articular, como los meniscos
intraarticulares que hay entre los cóndilos femoral y
tibial.
MENISCOS
Funciones:
 Congruencia articular
 Propiocepción
 Transmisión de cargas
 Estabilización pasiva de la rodilla
 Lubricación y nutrición articular
La no concordancia de las superficies articulares se
compensa por la interposición de los meniscos o
fibrocartílagos semilunares.
Existen dos meniscos en la articulación de la rodilla:
 Medial/Interno
Forma semicircular (Forma de ”C”)
Se rompe más frecuente
Se inserta alrededor de su
borde a la capsula y al
ligamento colateral tibial.
 Lateral/Externo
Forma circular (Forma de “O”)
Más pequeño
No está unido a la capsula
Es más móvil
Está conectado al tendón del músculo poplíteo
Los cuernos están más próximos entre si
Ambos están insertados por cada extremo a carillas
situadas en la región intercondílea de la meseta
tibial. Los meniscos se interconectan a nivel de los
cuernos anteriores por el ligamento transverso de la
rodilla.
El ligamento colateral tibial fija sus fibras más
posteriores en el borde interno del menisco interno.
El ligamento colateral peroneo está separado de su
menisco por el tendón del poplíteo que envía una
extensión fibrosa al borde posterior del menisco
externo.
El tendón del musculo semimembranoso también envía
una expansión fibrosa al borde posterior del menisco
interno. Fibras del ligamento posterior se fijan en el
cuerno posterior del menisco externo para formar el
ligamento meniscofemoral. También existen fibras del
ligamento cruzado anterior
Los meniscos mejoran la congruencia entre los cóndilos
femorales y tibiales durante los movimientos
articulares, donde la superficie de los cóndilos
femorales que se articula con la meseta tibial varía
desde pequeñas superficies curvadas en flexión a
grandes superficies planas en extensión.
MEMBRANA SINOVIAL
La membrana sinovial de la articulación de la rodilla se
inserta en los bordes de las superficies articulares y
en los bordes superior e inferior de los meniscos.
Los dos ligamentos cruzados, que se insertan en la
región intercondílea de la tibia por debajo y en la fosa
intercondílea del fémur por arriba, están fuera de la
cavidad articular, pero incluidos dentro de la membrana
fibrosa de la articulación de la rodilla.
A nivel posterior, la membrana sinovial se refleja en la
membrana fibrosa de la cápsula articular a cada lado del
ligamento cruzado posterior y da la vuelta hacia delante
alrededor de ambos ligamentos, por lo que los excluye
de la cavidad articular.
A nivel anterior, la membrana sinovial está separada del
ligamento
rotuliano
por
un
cuerpo
adiposo
infrarrotuliano.
A cada lado de la almohadilla, la membrana sinovial
forma un borde ribeteado (un pliegue alar), que se
proyecta hacia la cavidad articular. Además, la
membrana sinovial que cubre la parte inferior de la
almohadilla grasa infrarrotuliana se eleva en un pliegue
agudo de la línea media dirigido en sentido posterior (el
pliegue sinovial infrarrotuliano), que se inserta en el
borde de la fosa intercondílea del fémur.
La membrana sinovial de la articulación de la rodilla
forma bolsas en dos localizaciones para proporcionar
superficies de baja fricción para el movimiento de los
tendones asociados con la articulación.
■ La menor de estas expansiones es el receso
subpoplíteo, que se extiende en sentido posterolateral
desde la cavidad articular y se dispone entre el menisco
lateral y el tendón del músculo poplíteo, que pasa a
través de la cápsula articular.
■ La segunda expansión es la bolsa suprarrotuliana, una
gran bolsa sinovial que es continuación de la cavidad
articular por arriba entre el extremo distal de
la diáfisis del fémur y el músculo cuádriceps femoral y
su tendón. El vértice de esta bolsa se inserta en el
pequeño músculo articular de la rodilla, que tira de ella
alejándola de la articulación durante la extensión de la
rodilla. Otras bolsas asociadas con la rodilla, pero que
normalmente no se comunican con la cavidad articular,
son la bolsa prerrotuliana subcutánea, las bolsas
infrarrotulianas profunda y subcutánea, y otras
numerosas bolsas asociadas con tendones y ligamentos
que hay alrededor de la articulación.
La bolsa prerrotuliana es subcutánea y anterior a la
rótula.
Las bolsas infrarrotulianas profunda y subcutánea
están en las caras profunda y subcutánea del
ligamento rotuliano, respectivamente.
MEMBRANA FIBROSA
La membrana fibrosa de la cápsula articular de la
articulación de la rodilla es extensa y está formada en
parte y reforzada por extensiones de los tendones de
los músculos vecinos. En general, rodea la cavidad
articular y la región intercondílea:
■ En la cara medial de la articulación de la rodilla, la
membrana fibrosa se funde con el ligamento colateral
tibial y se inserta en su superficie interna al menisco
medial.
■ A nivel lateral, la superficie externa de la membrana
fibrosa está separada por un espacio del ligamento
colateral peroneo y la superficie interna de la
membrana fibrosa no se inserta al menisco lateral.
■ A nivel anterior, la membrana fibrosa se une a los
bordes de la rótula allí donde está reforzada por
expansiones tendinosas procedentes de los músculos
vasto lateral y vasto medial, que también se funden por
encima con el tendón del cuádriceps femoral y por
debajo con el ligamento rotuliano.
La membrana fibrosa está reforzada a nivel
anterolateral por una extensión fibrosa de la cintilla
iliotibial, y a nivel posteromedial por una extensión del
tendón del semimembranoso (el ligamento poplíteo
oblicuo), que se refleja a nivel superior a través de la
porción posterior de la membrana fibrosa de medial a
lateral.
El extremo superior del músculo poplíteo pasa a través
de una abertura situada en la cara posterolateral de la
membrana fibrosa y está encerrado por ella en la zona
de su tendón, que circula alrededor de la articulación
hasta insertarse en la cara lateral del cóndilo femoral
lateral.
La capsula articular es un manguito fibroso que rodea el
extremo inferior del fémur y el extremo superior de la
tibia, manteniéndolos en contacto entre si y
constituyendo las paredes no óseas de la cavidad
articular, En su capa más profunda esta doblada por la
sinovial. La forma general de la cápsula articular de la
rodilla se puede entender con facilidad si se le compara
con un cilindro al que se le deprime la cara posterior
siguiendo una generatriz. En la cara anterior de este
cilindro se abre una ventana en la que se va a engarzar
la rótula. Los bordes del cilindro se insertan en el fémur
en la parte de arriba y en la tibia en la parte de abajo.
La inserción en la meseta tibial es relativamente
sencilla: la línea de inserción pasa por delante y por los
lados externos e interno de las superficies articulares;
la inserción retroglenoidea interna e une con la
inserción tibial del LCP; en canto a la línea
retroglenoidea externa, bordea la glenoide externa a la
altura de la superficie retroespinal y se funde de nuevo
con la inserción tibial del LCP.
La inserción femoral de la cápsula es un poco más
compleja:
 Por delante: Rodea por arriba dela fosa
supratroclear, en esta zona la capsula forma un
fondo de saco profundo, el fondo de saco
subcuadricipital.
 A los lados: La inserción capsular transcurre a lo
largo de las carillas de la tróclea, donde constituye
los fondos de saco laterorrotulianos, para luego
recorrer a determinada distancia el limite
cartilaginoso de los cóndilos; en el cóndilo externo la
inserción capsular pasa por arriba de la fosa donde
se fija el tendón del musculo poplíteo, la inserción
del musculo es intracapsular.
 Por detrás y por arriba: La línea de inserción
capsular rodea el borde posterosuperior del
cartílago condíleo, justo por debajo de la inserción
de los músculos Gastrocnemios; la capsula recubre la
cara profunda de estos músculos a los que separa de
los cóndilos, a ese nivel tiene mayor grosor, y forma
las cascaras condileas.
 En la fosa intercondílea: La capsula se fija en la cara
axial de los cóndilos en contacto con el cartílago, y
en el fondo de la escotadura, de modo que pasa de
un lado a otro de la misma. En la cara axial del cóndilo
interno la inserción capsular pasa por la inserción
femoral del ligamento cruzado posterior. En la cara
axial del cóndilo externo la capsula se fija con la
inserción del ligamento cruzado anterior
ARTICULACIÓN TIBIOPERONEA
La pequeña articulación tibioperonea proximal es de
tipo sinovial y permite un mínimo movimiento. Las
superficies articulares opuestas, bajo superficie
anterior del cóndilo lateral de la tibia y en la
superficie superomedial de la cabeza del peroné, son
planas y circulares. La cápsula está reforzada por los
ligamentos anterior y posterior.
TIPO DE ARTICULACIÓN

Articulación de la rodilla (sinovial biaxial
condílea).
Articulación femororrotulinana (sinovial biaxial
gínglimo). (Ginglimo se refiere a una unión de dos
huesos en forma de bisagra. Es una articulación
que sólo actúa en un eje y sólo proporciona
movimiento en direcciones opuestas)

Anatómicamente: Bicondílea.

Funcional: Troclear.
Músculo
Psoas mayor
(iliopsoas)
Ilíaco
(iliopsoas)
Sartorio
MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO ANTERIOR DEL MUSLO
Inserción proximal
Inserción distal
Inervación
(origen)
(inserción)
Lados de las vértebras
T12-L5 y discos entre
Ramos ventrales de
ellas.
Trocánter menor
nervios lumbares (L1Apófisis transversas de
del fémur.
L3).
todas las vértebras
lumbares.
Cresta ilíaca.
Tendón del psoas
Fosa ilíaca.
mayor.
Nervio femoral (L2Ala del sacro.
Trocánter menor.
L3).
Ligamentos sacroilíacos
Fémur.
anteriores.
Espina ilíaca
anterosuperior.
Porción superior de
Nervio femoral (L2Porción superior de la
la cara medial de la
L3).
escotadura inferior a
tibia.
esta.
Acciones principales
Actúa en conjunto con ilíaco
flexionando el muslo a nivel
de la articulación de la
cadera y estabilizando esta
articulación.
Actúa en conjunto con el
Psoas mayor flexionando el
muslo a nivel de la cadera y
estabilizando esta
articulación.
Flexiona, abduce y rota
lateralmente el muslo a nivel
de la cadera.
Flexiona la articulación de la
rodilla.
CUÁDRICEPS FEMORAL
Recto femoral
(Cuádriceps
femoral)
Espina ilíaca anterior
inferior.
Ilión superior del
acetábulo.
Base de la rótula.
Ligamento rotuliano
en la tuberosidad de
la tibia.
Nervio femoral (L2L4).
Extiende la pierna a nivel de
la articulación de la rodilla.
Estabiliza la articulación de
la cadera.
Ayuda al iliopsoas a flexionar
el muslo a nivel de la cadera.
Vasto lateral
(Cuádriceps
femoral)
Trocánter mayor.
Labio lateral de la línea
áspera del fémur.
Base de la rótula.
Ligamento rotuliano
en la tuberosidad de
la tibia.
Nervio femoral (L2L4).
Extiende la pierna a nivel de
la rodilla.
Vasto medial
(Cuádriceps
femoral)
Línea intertrocantérea.
Labio medial de la línea
áspera del fémur.
Vasto
intermedio
(Cuádriceps
femoral)
Caras anterior y lateral
del cuerpo del fémur.
Articular de la
rodilla
Músculo
Tercio inferior de la
cara anterior del fémur.
Base de la rótula.
Ligamento rotuliano
en la tuberosidad de
la tibia.
Base de la rótula.
Ligamento rotuliano
en la tuberosidad de
la tibia.
Receso o bolsa
suprarrotuliana.
Nervio femoral (L2L4).
Extiende la pierna a nivel de
la rodilla.
Nervio femoral (L2L4).
Extiende la pierna a nivel de
la rodilla.
Nervio femoral.
Elevar la bolsa rotuliana
durante la flexión de la
pierna sobre el muslo (para
evitar que esta bolsa quede
atrapada entre el fémur y la
rótula.
MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO POSTERIOR DE LA PIERNA
Inserción proximal
Inserción distal
Inervación
Acciones principales
(origen)
(inserción)
Gastrocnemio
Cabeza lateral: cara
lateral del cóndilo
lateral del fémur.
Cara medial: cara
poplítea del fémur,
superior al cóndilo
medial.
Cara posterior
del calcáneo vía
tendón calcáneo.
Nervio tibial
(S1-S2).
Flexión plantar del
pie a nivel del tobillo.
Eleva el talón
durante la marcha.
Flexiona la pierna a
nivel de la
articulación de la
rodilla.
Sóleo
Cara posterior de la
cabeza del peroné.
Cuarto superior de
la cara posterior del
peroné.
Línea del sóleo.
Borde medial de la
tibia.
Cara posterior
del calcáneo vía
tendón calcáneo.
Nervio tibial
(S1-S2).
Flexión plantar del
pie a nivel del tobillo.
Estabiliza la pierna
sobre el pie.
Plantar
Extremo inferior de
la línea
supracondílea lateral
del fémur.
Ligamento poplíteo
oblicuo.
Cara posterior
del calcáneo vía
tendón calcáneo.
Poplíteo
Epicóndilo lateral del
fémur.
Menisco lateral.
Cara posterior
de la tibia,
superior a la
línea del sóleo.
Nervio tibial
(L5-S1).
Ayuda débilmente al
gastrocnemio a la
flexión plantar del
pie a nivel del tobillo
y la flexión de la
rodilla.
Nervio tibial
(L4-S1).
Flexiona débilmente
la pierna a nivel de la
rodilla y la abre (rota
el fémur).
Nervio tibial
(L5-S2).
Flexión del dedo
gordo a nivel de
todas las
articulaciones.
Flexión plantar a
nivel del tobillo.
Sostiene el arco
longitudinal medial
del pie.
Flexor largo del
dedo gordo
Dos tercios
inferiores de la cara
posterior del peroné.
Porción inferior de
la membrana
interósea.
Flexor largo de
los dedos
Porción medial de la
cara posterior de la
tibia inferior a la
línea del sóleo.
Fascia que cubre al
tibial posterior.
Bases de las
falanges distales
de los cuatro
dedos laterales.
Nervio tibial
(L5-S1).
Flexión de los cuatro
dedos laterales.
Flexión plantar del
pie a nivel del tobillo.
Sostiene los arcos
longitudinales del pie.
Tibial posterior
Membrana interósea.
Cara posterior de la
tibia inferior a la
línea del sóleo.
Cara posterior del
peroné.
Tuberosidad del
navicular.
Huesos
cuneiformes.
Hueso cuboides.
Bases de los
metatarsianos 2,
3 y 4.
Nervio tibial
(L4-L5).
Flexión plantar del
pie a nivel del tobillo.
Inversión del pie.
Músculo
Base de la
falange distal
del dedo gordo.
MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO ANTERIOR DE LA PIERNA
Inserción proximal
Inserción distal
Inervación
Acciones principales
(origen)
(inserción)
Tibial anterior
Cóndilo lateral.
Mitad superior de la
cara lateral de la
tibia.
Membrana interósea.
Caras medial e
inferior del
cuneiforme
medial.
Base del 1er
metatarsiano.
Nervio peroneo
profundo (L4L5).
Flexión dorsal del pie
a nivel del tobillo.
Inversión del pie.
Extensor largo
del dedo gordo
Porción media de la
cara anterior del
peroné.
Membrana interósea.
Cara dorsal de la
base de la
falange distal
del dedo gordo.
Nervio peroneo
profundo (L5S1).
Extensión del dedo
gordo.
Flexión dorsal del pie
a nivel del tobillo.
Extensor largo
de los dedos
Cóndilo lateral de la
tibia.
¾ superiores de la
cara anterior de la
membrana interósea
y el peroné.
Falanges media y
distal de los
cuatro dedos
laterales.
Nervio peroneo
profundo (L5S1).
Extensión de los
cuatro dedos
laterales.
Flexión dorsal del pie
a nivel del tobillo.
Tercer peroneo
Tercio inferior de la
cara anterior del
peroné.
Membrana interósea.
Dorso de la base
del 5°
metatarsiano.
Nervio peroneo
profundo (L5S1).
Flexión dorsal del pie
a nivel del tobillo.
Ayuda a la eversión
del pie.
Músculo
Peroneo largo
MÚSCULOS DEL COMPARTIMENTO LATERAL DE LA PIERNA
Inserción proximal
Inserción distal
Inervación
Acciones principales
(origen)
(inserción)
Cabeza y 2/3
superiores de la
cara lateral del
peroné.
Base del 1er
metatarsiano.
Cuneiforme medial.
Nervio peroneo
superficial (L5S2).
Eversión del pie.
Débil flexión plantar
del pie a nivel del
tobillo.
Peroneo corto
2/3 inferiores de
la cara lateral del
peroné.
Cara dorsal de la
tuberosidad en el
lado lateral de la
base del 5°
metatarsiano.
Nervio peroneo
superficial (L5S2).
REFUERZOS MUSCULOTENDINOSOS DE LA RODILLA
MÚSCULO O
COMENTARIO
TENDÓN
Cara Lateral
Refuerzo posterolateral.
Bíceps femoral
Se inserta en la cabeza del peroné.
Gastrocnemio
Refuerzo un poco más posterior.
(cabeza lateral)
Tracto iliotibial
Refuerzo lateral y estabilización.
Poplíteo
Semimembranoso
Gastrocnemio
(cabeza medial)
Pata de ganso
Localizado posterolateralmente profundo al
ligamento colateral peroneo.
Cara Medial
Refuerzo posteromedial.
Refuerzo un poco más posterior.
Los tendones del semitendinoso, el grácil y
el sartorio (forman una especie de pata de
ganso).
Se insertan en el cóndilo medial de la tibia.
Eversión del pie.
Débil flexión plantar
del pie a nivel del
tobillo.
Prueba de distensión del cuádriceps (prueba de
rigidez)
▶ Procedimiento. El paciente se tumba en decúbito
prono y el explorador trata de llevar de forma pasiva
los talones hacia el glúteo flexionando la rodilla.
▶ Valoración. Normalmente se puede alcanzar el
glúteo con los talones en ambos lados. Un acortamiento
de los músculos cuádriceps aumenta la distancia entre
el talón y el glúteo.
Prueba de distensión del musculo recto
▶ Procedimiento. La valoración de los músculos rectos
del paciente se realiza en decúbito supino. El paciente
debe mantener la pierna no afectada en posición de
flexión máxima. Cuando se deja colgando la pierna, se
flexiona la rodilla del lado afectado.
▶ Valoración. En condiciones normales, la rodilla se
flexiona un poco más de 90° en extensión de la cadera.
Cuando existe un acortamiento de los músculos rectos
femorales, esta flexión es inferior a 90°.
Prueba de distensión de la pantorrilla (musculatura
isquiocrural)
▶ Procedimiento. La valoración de los músculos
isquiocrurales se realiza en decúbito supino. El
explorador eleva la pierna extendida del paciente y
mide la máxima flexión que se puede conseguir en la
cadera manteniendo la lordosis lumbar.
▶ Valoración. Se consideran patológicos ángulos
inferiores a 90°. Cuando los músculos isquiocrurales
están acortados, la flexión sólo se puede obtener si se
flexiona la rodilla.
Tumefacción de la rodilla
Para valorar la tumefacción de la rodilla, el explorador
deberá determinar el tipo de tumefacción y su
perímetro. Es preciso distinguir entre el derrame
articular y la tumefacción sinovial. En la articulación
de la rodilla existen en condiciones normales unos 2 ml
de líquido sinovial. Un derrame articular hemático
(hemartros) suele tener un origen traumático y se
debe a una fractura, una lesión ligamentosa
(sobre todo el ligamento cruzado anterior) o un
desgarro cerca de la base del menisco. El hemartros
suele aparecer con mucha rapidez (en general en 1-2
horas). La palpación muestra una tumefacción dolorosa
y tensa y la piel está caliente. El derrame articular,
que no se produce por un traumatismo sino por
enfermedades articulares crónicas, suele aparecer en
horas o incluso días. El explorador palpa un derrame
articular fluctuante y la piel está algo aumentada de
temperatura.
El derrame articular sinovial se suele deber a una
sobrecarga de la articulación de la rodilla y suele
desaparecer por sí solo. En las infecciones articulares,
el derrame aparece de forma algo más tardía.
La piel a nivel de la articulación estará muy enrojecida
y caliente. La palpación revela un derrame articular a
tensión y muy doloroso. También se encuentra una
limitación de la movilidad por el dolor.
Prueba de Brush
Valoración de un derrame articular pequeño.
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador palpa con una mano la zona medial de distal
a proximal y con la otra la parte lateral de proximal a
distal en el fondo de saco superior.
▶ Valoración. Incluso con un derrame articular
pequeño esta maniobra permite detectar la «oleada de
líquido» en la porción mediodistal de la articulación.
Prueba de la ≪rotula bailarina≫
Valoración de un derrame articular en la rodilla.
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino o
bipedestación. Con una mano se palpa el fondo de saco
suprapatelar desde craneal y con la otra se presiona la
rótula contra el fémur o se desplaza con una suave
presión la rótula hacia medial y lateral.
▶ Valoración. Una resistencia elástica (rótula
bailarina) es patológica e indica un derrame articular.
Prueba de deslizamiento de la rotula
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
supino; el explorador permanece de pie a la altura de
la articulación de la rodilla y coge con los dedos pulgar
e índice de ambas manos la porción craneal y caudal de
la rótula. Cuando se realiza un deslizamiento lateral de
la rótula, los dos pulgares desplazan la rótula sobre el
cóndilo femoral lateral hacia los dedos índices
situados a nivel del mismo. Por el contrario, al realizar
un deslizamiento medial, los dos dedos índices
desplazan la rótula en sentido inverso. Cuando se
sospecha un aumento de la capacidad de deslizamiento
lateral, se deberá repetir la prueba en situación de
tensión del músculo cuádriceps femoral para valorar la
estabilidad. Para ello se pide al paciente que levante
los pies de la camilla de exploración y el explorador
registra el movimiento que se produce en la rótula.
La exploración se realiza siempre comparando los dos
lados.
▶ Valoración. En condiciones fisiológicas, la rótula se
desplaza de forma similar en ambos lados sin dolor,
crepitación o tendencia a la luxación. El aumento de la
capacidad de desplazamiento lateral o medial sugiere
un aumento de la laxitud del aparato ligamentoso y
explica la tendencia a la subluxación o luxación de la
rótula. Si se divide la rótula en cuatro cuadrantes, se
podría definir una rótula hipomóvil como aquella que no
se puede desplazar hacia medial o lateral en los
primeros cuadrantes. La rótula se interpreta como
hipermóvil cuando se puede desplazar en dos
cuadrantes o la mitad hacia lateral o medial.
La crepitación (roce retropatelar) cuando se desplaza
la rótula indica una condropatía o artrosis
retropatelar.
Prueba de Dreyer
Valoración de un desgarro del tendón del cuádriceps
en el polo superior de la rótula.
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se le
pide que levante la pierna extendida. Cuando le resulta
imposible, el explorador estabiliza con las dos manos
el tendón del cuádriceps proximal a la rótula y permite
al paciente de nuevo que levante la pierna.
▶ Valoración. Cuando el paciente consigue levantar la
pierna la segunda vez, se deberá sospechar un
desgarro en el tendón del cuádriceps a nivel rotuliano
(en su caso también una fractura antigua de la rótula).
Menisco
Los meniscos son importantes para la estabilidad y
orientación de la articulación; además posibilitan una
adecuada transmisión de las presiones y reparto de las
mismas entre el fémur y la tibia. Las lesiones del
menisco corresponden a desgarros o luxaciones de los
cartílagos. Por razones anatómicas, el menisco interno
se lesiona con una frecuencia muy superior al menisco
externo.
Las lesiones del menisco pueden ser de origen
degenerativo o traumático. Las lesiones de origen
degenerativo del menisco suelen cursar como un dolor
progresivo dependiente de la carga. Un traumatismo
banal suele ser el desencadenante de un desgarro en
un menisco dañado. Cuando se produce una lesión
traumática de la rodilla, se debe sospechar siempre la
existencia de lesiones combinadas, con aparición de
daños en los ligamentos laterales y cruzados. Todas las
lesiones ligamentosas mal tratadas con inestabilidad
secundaria de la rodilla pueden ser origen de lesiones
tardías del menisco. Los principales síntomas de estos
daños tardíos son dolores por sobrecarga y
ocasionales manifestaciones secundarias al bloqueo o
derrame articular.
Las pruebas funcionales se basan en la provocación de
dolor mediante presión, tracción o cizallamiento sobre
el menisco.
Prueba de distracción y compresión de Apley
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
prono con 90° de flexión de la rodilla afectada. El
explorador fija el muslo con su propia rodilla al tiempo
que rota la rodilla del paciente ejerciendo unas veces
presión y otras tracción.
▶ Valoración. La aparición de dolor en la rodilla
flexionada cuando se rota la pierna ejerciendo
tracción sugiere una lesión de los ligamentos o la
cápsula (prueba de distracción positiva), mientras que
la aparición de dolor cuando se ejerce presión
indica más una lesión del menisco (prueba de
compresión positiva). Cuando existen roturas o quistes
en los meniscos, podrán encontrarse fenómenos
de chasquido. La aparición de dolor con la rotación
interna sugiere una lesión del menisco externo o del
aparato cápsulo-ligamentoso lateral, mientras que el
dolor asociado a la rotación externa indica una lesión
del menisco interno o del aparato cápsulo-ligamentoso
medial.
Wirth describió una modificación de la prueba de
compresión. En ella se extiende la rodilla en una
posición de rotación fija de la pierna. Este autor
consiguió demostrar una lesión del menisco en más del
85% de los casos con esta modificación de la prueba
de Apley.
≪Prueba de Thessaly≫
▶ Procedimiento. El paciente se pone de pie primero
apoyado descalzo sobre la pierna sana. El explorador lo
sujeta cogiendo sus brazos extendidos. Se pide al
paciente que realice una flexión activa de 5° de la
rodilla y que rote el cuerpo tres veces hacia dentro y
hacia fuera. Posteriormente se repite la exploración
con 20° de flexión.
Luego se vuelve a realizar la prueba con la pierna
enferma.
▶ Valoración. La aparición de dolor en la hendidura
articular sugiere una lesión del menisco ipsilateral.
También se puede encontrar un chasquido o bloqueo
del menisco, que también se interpretan como signos
de lesión. La realización de esta prueba con 20° de
flexión consigue una elevada precisión diagnóstica.
Signo de Payr
▶ Procedimiento. El paciente se sienta con las piernas
cruzadas y el explorador ejerce una presión
intermitente sobre la rodilla afectada, que se coloca
en flexión y rotación externa.
▶ Valoración. La aparición de dolor en la hendidura
articular medial indica una lesión del menisco
(especialmente del asta posterior). En ocasiones, el
propio paciente puede provocar un chasquido. Con un
movimiento basculante de la rodilla desplaza el
fragmento defectuoso del menisco dentro de la
articulación y con un chasquido recupera la posición
dentro de la hendidura articular.
Prueba de McMurray (signo de Fouche)
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
supino, flexionando de forma considerable la rodilla y
la cadera de la pierna afectada. El explorador coge
con una mano la rodilla del paciente y con la otra el pie.
El explorador realiza una rotación externa o interna
importante de la pierna y luego un movimiento de
extensión y flexión hasta 90°.
▶ Valoración. La aparición de dolor durante la
extensión de la rodilla en rotación externa y abducción
de la pierna sugiere una lesión del menisco interno; si
dicho dolor se produce durante la rotación interna se
deberá sospechar una lesión del menisco externo. La
aparición de un chasquido durante la flexión
importante indica la existencia de una «lengüeta de
menisco» en el asta posterior. Si el chasquido se
produce en la posición de ángulo recto, se deberá
considerar una lesión de la parte central del menisco.
Los chasquidos se acentúan mediante los movimientos
de giro de toda la pierna (prueba de McMurray
modificada).
Prueba de Payr
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador fija con la mano izquierda la rodilla, para lo
cual pone los dedos índice y pulgar en la parte externa
e interna de la hendidura articular. Con la otra mano,
coge la articulación del tobillo.
Se realiza la máxima rotación externa posible de la
pierna con la rodilla en flexión máxima y luego, bajo
una aducción ligera (estrés en varo), se procede a
flexionar la rodilla hacia la cadera ipsilateral.
▶ Valoración. La aparición de dolor en la parte dorsal e
interna de la hendidura articular indica una lesión del
menisco interno (sobre todo del asta posterior, que
se comprime en esta maniobra). El movimiento de
rotación interna y abducción (estrés en valgo) de la
pierna permite explorar el asta posterior del menisco
externo.
Signo de Childress
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en cuclillas
tratando de juntar lo máximo posible los glúteos con
los tobillos. En esta posición se pide al paciente que
trate de realizar la denominada marcha de pato.
▶ Valoración. En los pacientes con una lesión del asta
posterior, poco después de
alcanzar la flexión máxima o en
la fase precoz del movimiento
de extensión se produce un
chasquido o roce doloroso que
se debe al atrapamiento del
menisco
lesionado.
Si
el
paciente tiene un dolor intenso,
generalmente
no
consigue
adoptar siquiera la postura de
cuclillas necesaria.
PRUEBAS DE FUNCIÓN DEL LIGAMENTO
CRUZADO ANTERIOR
Prueba de Lachman (prueba del cajón en
extensión)/prueba de Noulis
▶ Procedimiento. El explorador mantiene la pierna del
paciente con una flexión entre 15° y 30°, ya que
incluso en esta posición la función estabilizadora del
LCA sigue siendo clave para los cambios de orientación
y los movimientos de frenado. En esta posición de la
articulación próxima a la extensión se puede también
poner de manifiesto una insuficiencia del LCA en
forma de una subluxación lateral de la tibia proximal
(pivotaje).
Se debe realizar una ligera rotación externa de la
pierna. Se procede a la realización de un movimiento
de cajón anterior en la parte posteromedial de la
articulación de la rodilla.
▶ Valoración. Se deberá sospechar una lesión del LCA
cuando la tibia se desplace de forma evidente en
relación al fémur. El final del movimiento debe
ser suave y sin oposición, es decir, sin resistencias.
Cualquier resistencia indica cierta estabilidad del LCA.
Las lesiones del ligamento cruzado se deben sospechar
cuando la resistencia es escasa o nula. Cuando el
movimiento del cajón supera los 5 mm, resulta clave
comparar los dos lados, porque en ocasiones es preciso
descartar una hiperlaxitud de los ligamentos
articulares.
La prueba de Lachman positiva indica con seguridad
una insuficiencia del LCA. Cabe esperar un resultado
falso negativo de esta prueba cuando el fémur no está
lo bastante estabilizado, como se observa, por
ejemplo, en las lesiones de menisco o en pacientes con
artrosis y alteraciones por osteofitos en la eminencia
tibial. En estos casos se produce un bloqueo del
desplazamiento.
Un motivo de resultado falso negativo en esta prueba
es la falta de rotación externa de la pierna.
Prueba de Lachman estable
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador coloca el muslo del paciente sobre su
propio muslo. Se mantiene así una flexión constante
para cada exploración que el paciente no puede
modificar. El explorador mantiene con una mano el
muslo del paciente fijo sobre el suyo al tiempo que con
la mano más alejada tira de la tibia hacia ventral.
▶ Valoración. Igual que la prueba de Lachman clásica.
▶ Observación. La prueba de Lachman clásica plantea
problemas no sólo a los exploradores con una mano
pequeña. En los pacientes obesos o que tienen mucho
desarrollo muscular, la fijación simultánea del muslo y
la pierna plantea dificultades. En estos casos, el propio
muslo, que sirve como banco para que se apoye la
rodilla que se desea explorar, sirve como una
herramienta sencilla de gran utilidad. De este modo se
puede explorar con facilidad a los pacientes obesos o
musculosos. Resulta, además, más sencillo valorar el
carácter del tope final (golpe seco o suave).
Prueba del cajón anterior con 90° de flexión de la
rodilla
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
supino, con una flexión de 45° de la cadera y de 90° de
la rodilla. El explorador se sienta sobre el pie del
paciente para fijarlo en la posición de rotación
deseada. El explorador coge la pierna del paciente a
nivel del hueco poplíteo con las dos manos y tira de la
rodilla hacia ventral con la musculatura flexora del
paciente relajada. Esta prueba se realiza en posición
neutra y luego con 15° de rotación externa del pie para
valorar una inestabilidad anteromedial y con 30° de
rotación interna del pie para valorar una inestabilidad
anterolateral.
▶ Valoración. En la insuficiencia crónica del ligamento
cruzado anterior se encuentra un cajón anterior, que
corresponde a un desplazamiento anterior de la tibia
con aparición de un golpe suave que se puede palpar.
En las lesiones recientes es frecuente que el cajón
anterior con 90° de flexión tenga un resultado
negativo, porque con este grado de flexión el paciente
no consigue evitar el dolor y se contrae de forma
refleja para evitarlo. Cuando existe una combinación
de rotura completa y parcial de los ligamentos, la
prueba del cajón provoca la distensión de las
estructuras mediales y laterales que están
parcialmente rotas y esto produce un dolor que hace
que la prueba del cajón anterior parezca negativa con
aparente estabilidad.
En las lesiones recientes tiene especial importancia
realizar esta prueba con una ligera flexión (prueba de
Lachman). Cuando existe una lesión crónica de los
ligamentos, la sensación de inestabilidad es la principal
molestia, de forma que se podrá realizar el cajón
anterior en 90° sin sensación de dolor y obtener un
resultado concluyente.
▶ Observacion. En general, el cajón anterior se
debería explorar con una rotación neutra. De este
modo se podrá valorar la máxima intensidad del
desplazamiento.
No se debe interpretar que la prueba del cajón
anterior indica de forma directa una rotura del
ligamento cruzado anterior. Tampoco se debe asumir
que un resultado negativo de esta prueba permite
diagnosticar que el ligamento cruzado anterior se
encuentra intacto. En la prueba del cajón se empuja la
parte proximal de la tibia hacia ventral o se presiona
sobre ella hacia dorsal. Es difícil conseguir una
posición de partida precisa (posición neutra) a partir
de la cual demostrar un cajón anterior al ejercer una
fuerza en sentido anterior. Cuando existe una lesión
del ligamento cruzado posterior con un desplazamiento
hacia atrás de la cabeza de la tibia (cajón posterior
espontáneo) y el explorador realiza la maniobra para
generar el estrés del cajón, podría parecer que existe
un verdadero cajón anterior, pero lo que sucede
realmente es que la tibia regresa a la posición neutra
ventral por la tracción porque estaba desplazada hacia
atrás en el contexto de un desgarro del ligamento
cruzado posterior. El ligamento cruzado anterior se
tensará y limitará el desplazamiento anterior adicional
de la tibia.
Advertencia. El cajón anterior sólo se debe
considerar como tal cuando se ha demostrado la
ausencia de un cajón posterior.
Prueba del cajón máximo de Jakob
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
supino, con 50-60° de flexión de la rodilla. El
explorador subluxa de forma máxima la cabeza de la
tibia hacia anterior con su antebrazo (con la mano
coge la rodilla contralateral). Con la mano libre, el
explorador sujeta de forma simultánea la cabeza de la
tibia y palpa el grado de desplazamiento de la
hendidura articular medial y lateral hacia anterior.
Durante esta prueba no se fija la pierna, de forma que
la rotación se mantiene libre y se puede desencadenar
el mayor grado de desplazamiento anterior posible.
▶ Valoración. Véase prueba del cajón anterior con 90°
de flexión.
Prueba de Martens
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. El
explorador se pone de pie lateralmente a la pierna
lesionada. Con una mano fija la pierna por el lado
flexor en la zona distal a la articulación de la rodilla,
para lo cual pone el índice sobre el peroné. Después
fija la pierna del paciente entre su antebrazo y su
cintura y aplica un estrés en valgo. Al tiempo que tira
de la pierna con una mano hacia ventral, con la otra
empuja la parte distal del muslo hacia dorsal.
▶ Valoración. Cuando existe una lesión del ligamento
cruzado anterior, al aumentar la flexión partiendo de
una posición próxima a la extensión se consigue la
recolocación de la parte lateral de la tibia subluxada
hacia dorsal cuando se llega a unos 30° de flexión.
PRUEBAS FUNCIONALES PARA VALORAR EL
LIGAMENTO
CRUZADO POSTERIOR
Prueba del cajón posterior con 90° de flexión de la
rodilla; prueba de Lachman posterior
▶ Procedimiento. La prueba del cajón posterior se
realiza en flexión y en posición próxima a la extensión,
igual que el cajón anterior, pero con una dirección de
traslación posterior en rotación neutra, interna y
externa de la pierna.
▶ Valoración. La inestabilidad posterolateral aislada
muestra cerca de la extensión (posición de Lachman)
la traslación posterior máxima y con 90° de flexión la
rotación posterolateral máxima y el mínimo cajón
posterior. Cuando existe una lesión aislada del
ligamento cruzado posterior, la traslación posterior
máxima se produce en flexión y no se demuestra
traslación posterolateral ni en flexión ni cerca de la
extensión.
Cuando existe una insuficiencia conjunta de las
estructuras posterolaterales y del ligamento cruzado
posterior, se encuentra en todos los ángulos de flexión
un aumento del cajón posterior, de la rotación externa
y del desplazamiento lateral.
Prueba de contracción del cuadriceps
Valoración de una lesión del ligamento cruzado
posterior.
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se
flexiona la pierna lesionada a 90° y se coloca en
rotación externa. Se pide al paciente que contraiga el
cuádriceps y que separe la pierna del explorador.
▶ Valoración. Cuando existe una inestabilidad
posterolateral, la rotación externa del pie hace que la
parte lateral de la tibia se subluxe en sentido
posterior en relación con el cóndilo femoral lateral.
Este desplazamiento se visualiza como un movimiento
hacia atrás de la meseta tibial lateral. Durante la
contracción voluntaria del cuádriceps y la extensión
progresiva de la articulación de la rodilla, la meseta
tibial lateral abandona la posición de subluxación
posterior con un desplazamiento parecido al
desplazamiento pivotante inverso y se recoloca. Esta
recolocación se suele producir cuando la flexión de la
rodilla es de 30-20°. Esta prueba se denomina también
prueba de recolocación activa y se suele demostrar
exclusivamente en las lesiones ligamentosas antiguas.
Prueba del cajón posterolateral blando
▶ Procedimiento. El paciente se sienta al borde de la
camilla y deja las piernas colgando sin tensión. El pie
de la pierna afectada se apoya ligeramente sobre el
muslo del explorador. Éste coge con ambas manos la
cabeza de la tibia y la empuja sobre las palmas hacia
dorsal.
▶ Valoración. La traslación posterior (movimiento del
cajón) de la meseta tibial lateral indica una
inestabilidad posterolateral.
Prueba de la rotación externa en recurvatum de
Hughston
▶ Procedimiento. Paciente en decúbito supino. Se
levantan las dos piernas en situación de relajación
completa de los músculos cuádriceps sujetándolas
desde el antepié.
▶ Valoración. Cuando existe una inestabilidad
posterolateral, se produce una posición en
hiperextensión y varo de la rodilla, al tiempo que la
tibia experimenta una rotación externa simultánea.
▶ Observación. Para valorar la rotación externa y la
hiperextensión, esta prueba se puede realizar de
forma unilateral; para ello se lleva la articulación de la
rodilla desde una flexión ligera a una extensión.
Colocando la mano en la parte dorsolateral de la pierna
se puede palpar la caída hacia atrás y la ligera rotación
externa de la tibia proximal.
Prueba del signo de la gravedad en recurvatum
▶ Procedimiento. El paciente se coloca en decúbito
supino, con 90° de flexión de las articulaciones de la
cadera y la rodilla. El explorador coge con una mano la
pierna y con la otra estabiliza la rodilla por encima de
la rótula; posteriormente, suelta de forma abrupta la
mano que fija la articulación de la rodilla.
▶ Valoración. Cuando existe una rotura del ligamento
cruzado posterior, la tibia se desliza hacia dorsal
(desplazamiento dorsal).
▶ Observación. En la prueba de recurvatum se eleva la
pierna extendida. El desgarro del ligamento cruzado
posterior provoca un desplazamiento dorsal de la tibia.
TRIADA DESAFORTUNADA DE O’DONOGHUE O
TRIADA MALDITA
Esta patología fue descrita por O’donogue en 1950.
Como su nombre lo indica consiste en la presentación
de tres tipos de lesiones:
1.
Rotura del ligamento cruzado anterior.
2. Rotura del ligamento colateral medial.
3. El menisco lateral también se rompe.
Su mecanismo de lesión es relacionado a una fuerza
aplicada sobre la rodilla flexionada y en valgo.
El paciente tras recibir un traumatismo directo sobre
el cóndilo femoral lateral genera la afectación sobre el
menisco lateral. A nivel medial se observa mayor
edema secundario al compromiso del ligamento
colateral medial.
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