Subido por Ayelen Lagger

Artiles Los recursos literarios de Berceo -

Anuncio
NUNC COGNOSCO EX PARTE
TRENT UNIVERSITY
LIBRARY
Digitized by the Internet Archive
in 2019 with funding from
Kahle/Austin Foundation
https://archive.org/details/losrecursosliterOOOOarti
LOS RECURSOS LITERARIOS DE BERCEO
BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA
Dirigida POR dAMASO
II.
ALONSO
ESTUDIOS Y ENSAYOS
JOAQUIN ART1LES
LOS RECURSOS LITERARIOS
DE BERCEO
BIBLIOTECA
EDITORIAL
MADRID
ROMANICA HISPANICA
GREDOS, S.
A.
@ Joaquin Artiles. 1964
Editorial Gredos, S. A. Madrid. Espana.
N.u de Registro: 5246-64.—Deposito Legal: M. 15550-1964
Graficas Condor, S. A.—Sanchez Pacheco, 83.—Madrid-2.
two®
2308-64
INTRODUCCIoN
Parecia que el siglo xix habia arrumbado para siemprc
el metodo analitico de la poetica tradicional. Durante mucho tiempo, mas que la obra misma, interesaron las circunstancias externas en que la obra se habia producido, el
clima social en que fue posible su nacimiento. Afortunadamente, la investigacion literaria va desandando este camino,
para enfrentarse de nuevo con la obra de arte y preguntarle,
en expresion de Damaso Alonso, «algo muy distinto de lo que
el siglo xix le habia preguntado: no por que, como se ha
originado, sino que es» h Porque «el punto de partida natural
v sensato de los estudios literarios —observa Rene Wellek—
es la interpretacion y analisis de las obras literarias mismas.
En definitiva, solo las obras mismas justifican todo nuestro
in teres por la vida de un autor, por su ambiente social y
por todo el proceso de la literatura» 2.
En este empeno de analisis frontal y directo, y en la
cuantia limitada de nuestras fuerzas, nos hemos acercado a
la obra de Berceo, al emprender este trabajo. Nuestra gran
1
Alonso, Damaso, Prologo espanol a la Teorta literaria de Wellek
y Warren, Madrid, 1959, pag. 8.
2 Wellek, Rene, y Warren, Austin, Teoria literaria, Madrid, 1959,
pagina 168.
49387
Los recursos literarios de Berceo
8
sorpresa, a medida que nos lbamos adentrando en la obra,
fue que nos parecia hundirnos en una inmensidad oceanica.
Es mucha el agua de este mar para bracearlo en toda su
extension, y son pocas las redes para apresar tanto tesoro
oculto. Que a nadie extrane, pues, que aun queden por explorar rnuchas zonas acaso no percibidas sino de lejos.
Fuera del empeno inicial, este trabajo no ha nacido de
un planeamiento «a priori»; fue surgiendo y estructurandose en cada hallazgo, en cada coyuntura, en cada nueva
sorpresa que nos brindaba el encararnos pacientemente, entranablemente, con las 3325 estrofas de Berceo. As! nacieron
los 44 apartados que lo integran y que hemos agrupado en
Jos tltulos siguientes: I. Berceo y su publico.—II. Un poco
de Gramatica.—III. Los
recursos mas externos.—IV. Los
recursos duales.—V. El mundo de los sentidos.—VI. Otros
recursos de Berceo.—VII. Algunos topicos.
A1 captar cada fenomeno literario, al detectar este o aquel
recurso poetico, estos o aquellos materiales expresivos, esta
o aquella figura de la poetica tradicional; al hacer notar la
tenacidad con que se repite un mismo procedimiento, o sus
variedades y matices, lo hemos hecho, generalmente, no con
vocacion de coleccionista, no como quien atesora fenomenos
disecados, sino senalando, en lo posible, su valor expresivo
y el intimo temblor con que hacen estremecer la contextura
de muchos versos.
«Analizar el arte no es destruirlo, sino iluminarlo cientificamente», ha escrito Carlos Bousono3. « Despues de saber
que el corazon esta situado a la izquierda de nuestro torax,
seguimos persiguiendo su latido; y las orquideas nos parecen
3
Bousono,
pagina 18.
Carlos,
Teoria de
la
expresion poetica,
Madrid
1956,
Introduction
9
tan hermosas como antes de que supiesemos la familia en la
que se incluyen»4.
4 Para las citas de Berceo hemos usado los siguientes textos: Vida
de Santo Domingo de Silos, ed. de Fitz-Gerald, Paris, 1904 (el texto de
Fitz-Gerald tiene notables diferencias con la edicion critico-paleografica del codice del siglo xiii, hecha en Madrid, 1958, por Fray Alfonso
Andres); Milagros de Nuestra Seiiora, ed. de A. G. Solalinde, t. 44 de
Clasicos Castellanos, Madrid, 1922; El sacrificio de la misa, ed. de
A. G. Solalinde, Madrid, 1913; Martirio de San Lorenzo, ed. de C. Carroll
Marden, PMLA, XLV, 1930; las demas obras, ed. de BAE, t. LVII. Las
variantes, contrastadas, de otras ediciones del texto de Berceo no
afectan al contenido del presente trabajo ni modifican las conclusiones finales.
Se emplean las siguientes abreviaturas: S. D. (Vida de Santo Do¬
mingo), S. M. (Vida de San Millan), Sacr. (Del sacrificio de la misa),
Mart. (Martirio de San Lorenzo), Sig. (Los signos que apareceran antes
del Juicio), Loo. (Loores de Nuestra Seiiora), M. (Milagros de Nuestra
Seiiora), Due. (El Duelo que fizo la Virgen...), Or. (Vida de Santa
Oria), Alex. (Libro de Alexandre), Apol. (Libro de Apolcmio). Entre
parentesis se indica el mimero de la estrofa citada.
%
I
BERCEO
SU PUBLICO
/
«PROSA», «DICTADO» Y OTROS NOMBRES
En la Edad Media, «prosa» significa tambien ’poema',
'himno’. Curtius 1 cita un poema del siglo vm o ix, escrito en
versos de quince silabas, que su autor califica de «prosa compositum». Berceo emplea ocho veces la palabra «prosa» con
este significado. Ya al principio de la Vida de Santo Domingo
repite:
De un confesor sancto quiero fer2 una prosa. (S. D., 1).
Quiero fer una prosa en roman paladino. (S. D., 2).
En la Vida de San Millan, los parientes y amigos de una
nina resucitada por el santo muestran su regocijo cantando
una «prosa» para dar gracias a Dios:
Rendieron a Dios gracias, cantaron una prosa. (S. M., 359).
Lo mismo acaece en el Milagro XII, El Prior y el Sacristan,
en que, para rendir gracias a la Madre gloriosa,
fueron a la eglesia cantando rica prosa. (M., 302).
1
Curtius, Ernst Robert, Literatura enropea y Edad Media latina.
Mexico, 1955, t. I, pag. 219.
2 Las formas verbales «fer», «far», «facer», «fager» y «fazer», en
Berceo, son estudiadas por Edith L. Kelly en Hispanic Review, Filadelfia, III, 1935, pags. 127-37.
Berceo y su publico-
14
En el Milagro XXIII, La deuda pagada, todos los arios, eJ
mismo dia en que «fablo la imagen», los pueblos
Fazien muy grand festa, con quirios e con prosa. (M., 697).
Y en el Duelo que jizo la Vlrgen Maria, la misma Gloriosa
visita en su celda a San Bernardo y, en mtimo coloquio, pide
al santo colaboracion para componer juntos una «prosa»:
Quiero que compongamos io e tu una prosa. (Due.,
10)
En el Sacrificio cle la Misa, «prosa» equivale tambien a «sequentia» 3:
La prosa rinde gracias a Dios nuestro Sennor. (Sacr., 44).
Cantado el responso, la laude e la prosa. (Sacr., 45).
Muchas veces Berceo llama «dictados» a sus fuentes literarias latinas4; pero tambien da este nornbre a sus propios poemas. Asi acontece al terminar el segundo libro de la
Vida de Santo Domingo:
El segundo libriello avemos acavado,
queremos comengar otro a nuestro grado,
que sean tres los libros e uno el dictado. (S. D., 533).
3 Para la equivalencia «prosa»-« sequential vid. Curtius, op. cit.,
pagina 219. «Prosa» no tiene aqui el sentido de ’coro’ que le asigna
Lanchetas. Rodrigues Lapa cita un pasaje de la Relacion de los fechos
del Condestable Miguel Lucas, cronica de 1471, en que el verbo «prosar» equivale a «cantar»: «muy buenos cantores prosando muy buenas
canciones®. (Das origens da poesia Hrica em Portugal, Lisboa, 1927).
4 Cirot cita otros nombres que da Berceo a sus fuentes: «I1 ne
veut rien consigner qui ne soit dans la escriptura, ou dans le cartulario,
ou dans le pergamino, ou dans la historia, ou dans la leyenda, ou dans
la leccion; car tous ces mots lui servent tour a tour pour designer son
texte, sa source, comme nous dirions aujourd’hui® (L'expression dans
Gonzalo de Berceo, en RFE, 1922, pag. 158).
15
«Prosa», «dictado» y otros nombres
Y en la Vida de San Milldn, aludiendo al provecho que ha
de obtenerse de su lectura, escribe:
En cabo quando fuere leydo el dictado,
Aprendra tales cosas de que sera pagado. (S.
M.,
2).
Para Viscardi5, «dictado» es igual a 'poema regular’, y «dictare» es ’componer’. Para Curtiust', «dictare» era, sobre todo, ’escribir obras poeticas’. De aqui las palabras alemanas
«dichten» (escribir poesias) y «Dichter» (poeta). Y este esel sentido de Berceo cuando llama «dictados» a sus poemas..
Tambien los llama «rimas»:
Si ella me guiasse por la gragia divina,
Querria del su duelo componer una rima. (Due., 1).
Y « romances»:
El romance es cumplido, puesto en buen logar:
dias ha que lazdramos, queremos ir folgar. (Sacr., 296).
Aun merged te pido por el tu trobador,
Qui este romance fizo, fue tu entendedor. (Loo., 232).
Berceo habla tambien de «coplas»7, «tractado»8, «escriptura»9,
«libro»10,
«libriello»n,
«lecpion»12,
«esta
labor»13
5
Gonzalez Porto-Bompiani, Diccionario literario, t. X, pag. 615.
6
7
Op. cit., pag. 118.
S. M., 482. En el Libro de Apolonio se dice:
Movyo en su viola hun canto natural,
Coplas bien assentadas, rimadas a senyal. (Apol., 495).
•
10
S. M., 489.
Sscr 1
S. D.' 288, 289, 533, 534; S. M„ 317, 488.
11
17
13
S. D., 533; S. M„ 109, 321.
S. M., 482.
Or., 184.
9
Berceo y su publico
16
«este trabajo»14, «nuestra obra»15. Cuando Berceo alude a
su tarea literaria, a su quehacer poetico, nos habla de «fer
una prosa»16, de «meter en escripto» 17, de «cantar»18, de
«acoplar en riraas» 19, de «haqer un romanpe»20, de «componer una rima»21, de «fer unos viessos»22, de «romanzar un
dictado»23, de «versificar»24, de «controbar»25.
14
15
16
S. D., 757.
S. M.( 482.
S. D., 1 y 2. Tambien el autor del Poema de Fernan Gonzalez
dice:
Del conde de Castilla quiero fager una prosa. (Estr.
1).
Y el Libro de Alexandre:
Descubrirvos he el renglon, compezare la prosa. (Estr.
17 S. D, 613. Expresiones parecidas leemos en el
xandre :
1794).
Libro
de
Ale¬
Metioron en canciones las sus cavallarias. (Estr. 1805).
Seran las nuestras novas en antigo metidas. (2127).
18 S. D., 752; Or., 19.
19 S. M„ 475.
20 Loo., 232. El Libro de Apolonio habla de «componer hun roman¬
ce de nueva maestria® (estr. 1) v de «rezar hun romance bien rimado®
•(estr. 428).
21 Due., 1. En la Vida de San lldejonso (estr. 1) el poeta «querria
•componer una fagion rimada». En el Libro de Apolonio se alude a
coplas «rimadas a senyal* (estr. 495)
22 M„ 44.
23 Or., 2.
24 Or., 1 y 203. Hablan igualmente de «viessos», «viersos» y «versificar» el Libro de Alexandre (estrs. 304, 307, 309, 1252) v el Libro de
Apolonio (estr. 427), que tambien emplea los nombres «trobetes» v
«versetes»:
Tomo al rey Tarsiana faziendo sus trobetes,
Tocando su viola, cantando sus versetes. (Apol., 502)
25
Due., 172 y 179.
«Prosa», «dictado» y otros nombres
17
Sabido es que Berceo se llama a si mismo «juglar». Esto
acaece solamente en la Vida de Santo Domingo (en los demas
poemas no aparece la palabra «juglar» aplicada a Berceo):
Cuyos ioglares somos, el nos dene guyar. (S. D., 289).
Pero non vos querria de mucho embargar
ca diriades que era en noioso ioglar. (S. D., 759).
Quiero te por mi misme, Padre, merced clamar
ca ovi grant taliento de seer tu ioglar. (S. D., 775).
Padre, entre los otros ami non desampares,
ca digen que bien sueles pensar de tus ioglares. (S. D , 776).
En los Loores de Nuestra Senora se denomina «trobador»:
Aun merged te pido por el tu trobador. (Loo., 232).
En la Vida de Santa Oria, «versificador»:
Gonzalo li dixeron al versificador
Que en su portaleyo fizo esta labor. (Or., 184).
Y en los Milagros, «dictador» (que hace «dictados», que es¬
cribe poemas):
Que de los tos miraclos fue dictador. (M„ 866).
Curtius hace notar26 que «dictador» y «Dichter» estan’ hechos de la misma sustancia verbal, y nos recuerda que el
Dante llama «dictatores illustres» a los trovadores. En el
mismo sentido lo emplea el poeta de Alexandre:
Que ovo de su gesta dictador tan onrrado. (Alex, 309).
Solalinde considera probable que el tltulo de «maestro» que
se asigna Berceo en la Introduction a los Milagros (estr. 2)
26
Op. cit., pag. 118.
BERCEO. — 2
18
Berceo y su publico
sea tltulo «meramente literario»77. Para Menendez Pelayo
significa «maestro en poesia».
27 Milagros de Nuestra Senora, Clasicos Castellanos, Madrid, 1922,
nota de la pag. 1.
PRESENCIA
DE
BERCEO
EN
SU
OBRA
Berceo no se oculta detras de la narracion, sino que constantemente se asoma al primer piano. Expresiones como
«quiero», «queria», «queremos», acusan su presencia a traves de toda la obra:
Quiero fer una prosa en roman paladino. (S. D., 2).
Quiero fer la passion del sennor Sant Laurent. (Mart., 1).
En su honor querria fer una escriptura. (Sacr., 1).
Del testamento viejo quiero luego fablar. (Sacr., 2).
En tu loor, sennora, querria entender. (Loo., 2).
Quiero en estos arbores un ratiello sobir. (M., 45).
Querria del su duelo componer una rima. (Due., 1).
De una sancta Virgen quiero versificar. (Or., 1).
Quiero en mi vegez, maguer so ya cansado,
De esta sancta Virgen romanzar su dictado. (Or., 2).
La narracion de Berceo no discurre caprichosamente. El
poeta gobierna y encauza el giro de sus historias segun su
saber y entender. Su voz de mando resuena continuamente
en medio del rudo oleaje de los versos, senalando rutas, rectificando rumbos. Lo mismo haran otros poetas de clerecia.
Berceo y su publico
20
Mas sigamos el curso, tengamos nuestra via. (S. D., 8).
Movamos adelante, enesto non tardemos,
la materia es luenga, mucho non demoremos. (S. D., 33).
Demos al Monasterio de Sant Millan tomada. (S. D., 113).
En Sant Millan vos quiero la- materia tornar,
Seguir nuestra istoria, nuestro curso guardar. (S. M., 482).
Cambiemos la materia, en otro son cantemos. (Loo., 103).
Tornemos a la estoria e non la postpongamos. (Loo., 99)
Dexemonos de aquesto, de lo meior digamos. (Loo., 117).
Sigamos la estoria, esto es aguisado. (Or., 10).
Dexemos de la madre, en la fixa tornemos. (Or., 19).
Berceo esta en sus poemas con una presencia casi fisica,
con su nonibre de pila que repite siete veces al menos, con
su pueblo nativo, con su educacion en San Millan, con la
autorla proclamada de sus versos:
Yo maestro Gongalvo de Vergeo nomnado. (M., 2).
Madre, del tu Gonzalvo sey remembrador. (M., 866).
Yo, Gongalo, que fago esto asu honor. (S. D., 109).
Yo, Gongalo por nombre, clamado de Verceo,
en Sant Millan criado a la su merced seo. (S. D., 757).
Esti poco servicio tu lo dena tomar
e dena por Gongalo al Criador rogar. (S. D., 775).
Gonzalvo fue so nomne qui fizo est tractado,
En Sant Millan de suso fue de ninnez criado,
Natural de Bergeo, ond Sant Millan fue nado. (S. M., 489).
Gonzalo li dixeron al versificador,
Que en su portaleyo fizo esta labor. (Or., 184).
Esta presente en el testimonio de sus sentidos:
Presencia de Berceo en su obra
21
Yo la vi, asy vea la faz del Criador. (S. D., 109).
Assi pueda la gloria del Criador aver
e
Commo por mis oreias las oy yo tanner. (S. M., 487).
Con su personal experiencia:
Avia en la coluna escalones e gradas:
Veer solemos tales en las torres obradas:
Yo sobi por algunas, esto muchas vegadas. (Or., 39).
Con la fatiga de su improba labor:
Dias ha que lazdramos, queremos ir folgar. (Sacr., 296).
Con la carga de su vejez:
/
Quiero en mi vegez, maguer so ya cansado,
De esta sancta Virgen romanzar su dictado. (Or., 2).
Y hasta en la confesion humilde de sus pecados:
Por mi que sobre todos
Toma sobre mi, madre,
Travme del peccado do
Preso so en Egipto, los
peque, merged te pido,
non me eches en olvido,
yago embebido,
vicios me an vendido. (Loo., 231).
Es una presencia dinamica, comunicativa. Berceo, cuando
escribe, piensa siempre en sus oyentes, se imagina que tiene
un publico delante. Y, efectivamente, lo tendra mas tarde,
cuando lea sus historias a los peregrinos de San Millan. Es
un publico que escucha ansioso, o se aburre de cansancio.
Berceo va siguiendo, pacientemente, sus distintos estados
psicologicos. Les habla con amor, les suplica con humildad,
les exige lo que cree un deber b Si supone que la historia
1
Vid., mas abajo, Berceo lee ante un publico, pag. 32.
Berceo y su publico
22
que ha contado les impresiona fuertemente, no le faltan razones para mitigar su angustia:
Onge veges gien milia judios y murieron,
Su muerte non vos duela, ca bien la meresgieron. (Loo., 123).
Si adivina distraccion u olvido, les reprocha con suavidad:
Mas dam el corazon que vos son oblidados. (Sacr., 177).
Si supone cansancio y fatiga, les invita al descanso:
Desaqui, si quisieredes, ora es que folguemos. (S. M., 108).
Y a ellos se dirige directamente: «Senores», «senores e ami¬
gos^ «amigos e senores», «amigos e vasallos de Dios», «si
vos me escuchassedes», «si vos me esperassedes», «si escuchar quisieredes», «querria vos contar», «vos querria contar», «vos querria fablar», «vos querria leer».
Pocos poetas estan tan presentes en su obra como el poeta riojano2. «En el poeta medieval», escribe Damaso Alonso
aludiendo a todos los poetas del medievo 3, «se producen con
frecuencia rompimientos en la tela de la creacion estetica,
y por el roto aparece la faz humilde del escritor con su ingenuidad, con su oficio, con sus dolamas o su vejez, en fin,
con sus necesidades». Y Americo Castro, refiriendose expresamente a la obra de Berceo, ha escrito: «Las referencias a su
propia persona son frecuentes»; Berceo «incorpora a su poetizar su mismo estar poetizando», «incluye en su obra su
2 Lo contrario opina SAnchez-Albornoz cuando escribe: «Es Berceo
uno de los escritores hispano-cristianos que menos asoma en sus obras
y que menos descubre su intima personalidad» (Esparia, un enigma
histdrico, Buenos Aires, 1962, t. I, pag. 423).
3 Alonso, Damaso, De los siglos oscuros al de Oro, ed. Gredos, Ma¬
drid, 1958, pag. 78.
Presencia de Berceo en su obra
23
propio obrar»; «por leves que sean estas apariciones de la
persona de Berceo bastan para dar sabor de realidad vivida
al tema impersonal de su narracion, que aparece tambien
haciendose, descubriend.o el «dentro» de su factura; se quiebra la monotonia del relato, y el lector moderno experimenta
un placer que no aguardaba». Este estilo autobiografico de
Berceo es muy distinto del de los franceses de su tiempo:
en Le jeu de la feuillee (hacia 1276) de Adam le Bossu,
Maitre Adam habla «como un personaje teatral, disuelto en
la representacion, no como un «yo» que pretenda destacar
su existencia frente a aquella. Gonzalo de Berceo, muy al
contrario, se muestra por los intersticios de su obra como
una persona solitaria, entrometida en la materia constitutiva
de la narracion poetica»4.
*
Castro, Americo, Gonzalo de Berceo, en La realidad historica de
Espaha, Mexico, 1954, pags. 341, 342, 348, 350. El autor explica esta
presencia por la influencia oriental: «La linea autobiografica que roza
la poesia de Berceo tiene abolengo oriental, y esta de acuerdo con la
estructura de vida hispano-islamico-judaica» (pag. 350).
EL «ROMANCE» DE BERCEO FRENTE AL LATIN
Ya el Libro de Apolonio nos habla de «nueva maestria»:
En el nombre de Dios e de Santa Maria,
Si ellos me guiassen estudiar querria,
Componer hun romance de nueva maestria (Apo., 1).
Pero es el poeta del Libro de Alexandre el primero que llama
«mester de clerecla» a la nueva escuela poetica, contraponiendola al oficio juglaresco:
Mester trago fermoso, non es de ioglaria,
Mester es sen peccado, ca es de clerezia,
Fablar curso rimado por la quaderna via
A sillavas cuntadas, ca es grant maestria. (Alex., 2).
El «mester de clerecia» era tarea o quehacer de los «clerigos» o «letrados» de aquel tiempo, en contraposicion al
«mester de juglarla» o actividad poetica de los juglares. El
Libro de Alexandre emplea muchas veces la palabra «clerecla» con esta significacion. Alejandro Magno aprende «clerecia» de su maestro Aristoteles:
Maestro, diz, tu me crieste, por ti se clerizia. (Alex , 36).
Los emisarios de Dario dicen de el que
Sabe de clerizia cuantas artes hy son. (Alex., 138).
El «romance» de Berceo
25
Un juglar «de grant guisa» lo alaba porque tiene «seso e
clerizia», es decir, «inteligencia y saber»:
En ti son aiuntados seso e clerizia. (Alex., 214).
El mismo Aristoteles le dice:
Fijo eres de rev, as grant clerizia. (Alex., 47).
Y hasta el egipcio Gozeas se ufana ante Dario:
Se bien todas las artes que son de clerizia. (Alex.,
1012).
Pero Gonzalo de Berceo, el mas antiguo de nuestros poetas de clerecia con nombre conocido, que escribio toda su
obra en estrofas de cuaderna via con sentido riguroso del
recuento silabico, nunca nos habla de «silabas contadas», ni
de
«mesteres», ni
de «nueva maestria», y solo una vez
(M., 220) habla de «clerecia» como sinonimo de «saber»,
cuando dice de un clerigo ignorante, que era «pobre de clerecia». Berceo insiste mas bien en distinguir su arte, escrito
en claro romance, en «roman paladino», del arte mas dificil
de la lengua latina, del «encerrado latino». Berceo no se considera tan letrado que pueda escribir en latin:
Quiero fer una prosa en roman paladino,
en qual suele el pueblo fablar con su vezino,
ca non so tan letrado por fer otro latino (S. D., 2).
Y esta preocupacion le acompano hasta sus ultimos anos,
cuando, va viejo y cansado, unos treinta anos mas tarde, se
puso a escribir la Vida de Santa Oria:
Quiero en mi vegez, maguer so ya cansado,
De esta sancta Virgen romanzar su dictado'. (Or., 2).
1
No es la unica vez que Berceo distingue entre «romance» (texto
en castellano) y «dictado» (texto en latin):
Sennores, la fagienda del confesor onrado
Non la podrie contar nin romaz nin dictado. (S
M., 362).
Berceo y su publico
26
«Romanzar» su «dictado», es decir, poner en tengua roman¬
ce, trasladar al castellano, el texto o dictado latino de la
Vida de Santa Oria. Berceo sabe que el pueblo ignora el
latln. j Cuantas veces el mismo tiene que luchar no solo con
la mala letra, sino tambien con el latln revesado de un pergamino!
Non de parte la villa muy bien el pergamino
ca era mala letra, encerrado latino,
entender no lo pudi por Senor Sant Martino. (S. D., 609).
El latln era ya diflcil para el pueblo, mas, claro esta, que
para Berceo. Era casi un imposible. Tan diflcil, tan arduo,
que Berceo no duda en incluirlo entre los carismas del Esplritu Santo:
Tu fages a los barbaros fablar latinidat. (Himno I, 3).
Por eso, su insistencia en que el escribe en la lengua del
pueblo, en la que los vecinos se hablan unos a otros, en la
que entiende toda la gente:
Quiero fer la passion del Sennor Sant Laurent
en romanz que la pueda saber toda la gent. (Mart., 1).
Y, por eso, en la Vida de Santo Domingo, por cuatro veces 2
se llama a si mismo «juglar», es decir, poeta en lengua ro¬
mance, poeta en la lengua del pueblo. Menendez Pidal3 lo advierte muy sagazmente: «Los mas antiguos clerigos poetas,
aun los que mas pretendlan ser ajenos al arte juglaresco, se
llamaban, sin embargo, tambien juglares, por hallar ya este
2
S. D., 289, 759, 775, 776.
Pidal, Poesia juglaresca y juglares, Coleccion Austral,
Buenos Aires, 1942, pag. 265.
3
Menendez
El «romance* de Berceo
27
nombre acreditado de antes para designar al poeta en lengua
vulgar.»
Pero Berceo, tan juglar el, tiene tambien conciencia de
que su arte es distinto del arte juglaresco. Sabe distinguir
entre el decir de los « clerigos » y el decir de los «otros juglares» que no son clerigos. Sabe sobrestimar
Lo que dicien los clerigos, mas que otros ioglares. (S
D., 318).
Sabe distinguir la palabra culta de la palabra juglaresca, el
decir de los clerigos del decir de los seglares, el vocablo de
clerecia del vocablo de juglaria:
Colgava delant ella un buen aventadero,
En el seglar language dizenli moscadero. (M., 321).
Sabe que sus obras son, propiamente, «dictados»4; es decir,
sabe que sus poemas estan compuestos, construidos, segun
las normas literarias. Y sabe que la verdad hay que apoyarla
en la palabra escrita y no en las voces volanderas de los
juglares:
El escripto lo cuenta, non ioglar nin qedrero. (S. D., 701).
4
S. D., 533; S. M„ 2.
BERCEO Y
LA
«LETRA
ESCRITA»
Nadie, como Berceo, se encierra tan estrechamente dentro del embrujo de las fuentes escritas. Su mundo esta limitado por los manuscritos que llegan a sus manos. El mismo
Berceo lo repite machaconamente:
«dizlo la escriptura»i,
«dizlo el cartulario»2, «el escripto lo prueba» 3, «el escripto
lo cuenta»4, «escripto yace esto» 5, «escripto lo tenemos»6,
«escripto lo fallamos»7, «en letra lo avemos»8, «commo diz
el escripto»9, «commo diz la ystoria» 10, «commo diz la leyenda» n, «commo diz el dictado» u, «assi diz la lection» 13,
«esto bien lo trobamos en muchas de lectiones» 14, «yo ende
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
S. D., 5, 73, 95, 573; S. M., 73; M„ 49, 116, 518.
S. D., 123.
S. D„ 603.
S. D„ 701.
Sig., 56.
Or., 4; Sacr., 36.
Or., 203.
Or., 4.
S. D., 191.
S. D., 316.
M„ 705; S M„ 456.
M„ 405; Or., 84.
S. D„ 645.
S. D., 28.
La «letra escrita»
29
lo saque esto de esi misal» I5, «yo lo lei de plan» 16, «en scripto lo leemos»17, «una cosa leemos»18, «segun lo que leemos» 19, «ca leerlo solemos» 20, «assi commo leemos e somos
sabidores» 21.
Pero no es solo el respeto, casi supersticioso, por lo que
dice la letra escrita, s.ino tambien la desconfianza, el recelo,
de todo lo que no ha podido leer por carecer de fuentes.
Berceo no se atreve a afirmar lo que no ha leido antes en
un manuscrito:
Quando non lo leyese, decir non lo querria,
ca en firmar la dubda grant peccado abria. (S. D., 73).
De qual guisa cegara, esto non lo leemos,
lo que non es escripto nolo afirmaremos. (S. D., 336).
Non lo diz la leyenda, non so yo sabidor. (S. D., 338 y 375; Or., 15).
La otra non leemos ond fo natural. (S. D., 676).
El logar no lo leo, decir no lo sabria. (M., 76).
Si facia otros males, esto non lo leemos;
Seria mal condempnarlo por lo que non savemos. (M., 143).
Si lis dio otros fixos non lo dige la leyenda. (Or., 15).
Como non fue escripto non lo devinaria. (S. D., 8).
Ca al non escribimos si non lo que leemos. (Or., 89).
Y, antes que afirmar lo que no ha leido, prefiere confesar
llanamente que no lo sabe:
Tres fueron los logares, assy como leemos,
'
mas do fueron, o quales, esto non lo savemos. (S. D., 171).
Pesa me que non somos certeros del logar. (S. D., 111).
15
16
17
18
19
20
21
Or., 171.
S. D., 334.
Sacr., 95.
Loo., 119.
Loo., 155; Or., 4.
S. D., 95.
S. D., 27, 171, 227.
Berceo y su publico
30
No lo se bien si yva de piet o cavallera. (S. D., 291).
Del rey non sabemos si estorqio o non. (S. M., 454).
Xemena de Tordomar perdio la una mano,
mas de las dos qual era yo non so bien certano. (S. D., 617).
Por eso no duda en calificar de «gran negligencia» la omision de un dato, por pequeno que sea, en el manuscrito que
esta romanceando:
Cuntio grant negligencia alos que lo sopieron,
el logar do estido, que non lo escrivieron. (S. D., 71).
O se lamenta de tener que silenciar un detalle por no haber
entendido la mala letra y el latln enrevesado de un pergamino:
Caetio y un qiego, de qual parte que vino,
non de parte la villa muy bien el pergamino
ca era mala letra, enqerrado latino,
entender no lo pudi por Senor Sant Martino. (S. D., 609)
O de no poder continual- una narracion porque «fallescio el
libro en qui lo aprendia»:
De qual guisa salio decir non lo sabria,
ca fallescio el libro en qui lo aprendia:
perdio se un quademo, mas non por culpa mia,
escrivir aventura serie grant folia. (S. D., 751).
Porque el relato de Berceo no se extiende sino hasta
donde llegan las fuentes escritas de sus poemas:
Sv durasse el libro nos aun durariamos,
de fablar del buen Sancto non nos en noiariamos:
como salio el preso todo lo contariamos,
sy la leccion durasse, Tu autem non diriamos. (S. D., 752).
Por eso, su fe ciega en que lo que esta escrito responde exac~
tamente a la verdad:
La «letra escrita»
31
Savemos que enello toda verdad dixieron,
nin un berbo menguaron, nin otro anadieron. (S. D., 227).
Assin como lo vio, assin lo escribio:
Non menguo dello nada, nada non ennadio. (M., 587).
Y, por eso, su apelacion reiterada, a veces angustiosa, a que
le crean, porque el dice la verdad: «Por amor que creades
que vos digo la verdad» 22, «non vos miento un grano» 23, «esto
es cosa vera» 24, «non vos cuido mentir»25, «escripto ya^e esto, sepades que non vos miento» 26, «debedeslo creer» 27, «non
es esto en dubda, so bien en certero»28.
Porque serla pecado contra Dios no creerle a el, que nocuenta ni versifica sino lo que ha encontrado escrito29:
Qui en esto dubdare que nos versificamos,
Que non es esta cosa tal commo nos contamos,
Pecara dura-mientre en Dios que adoramos:
Ca nos quanto deqimos, escrito lo fallamos. (Or., 203).
22
23
24
25
S. D., 261.
S. D., 262.
S. D., 626.
Sig., 54.
26 Sig., 56. El poeta del Libro de Alexandre dira lo mismo: «En
escrito yaz esto, sepades, non vos miento» (estr. 11).
27 S. D„ 613.
28 S. D., 753.
29 «Pero sabemos», aclara Frida Weber de Kurlat, Notas para la
cronologia y composicidn literaria de las Vidas de Santos de Berceo,
en NRFH, XV, 1961, pag. 125, «que su sujecion a la fuente escrita lo
es en realidad al contenido basico de los hechos: se siente cronista
en romance de verdades de antano conocidas y reverenciadas en la
lengua docta, pero a pesar de esas aclaraciones de que no escribe en
latin porque no tiene ciencia para hacerlo o de que una parte de la
historia no pudo entenderla por la letra y porque era «engerrado
latino®, acomoda sus fuentes sometiendolas a las amplificaciones, variaciones, etc., que su aprendizaje de «clerecia» le senalaba como masadecuadas a sus fines*.
BERCEO
LEE
ANTE
UN
PUBLICO
El camino de San Millan era en aquel entonces una de
nuestras arterias de peregrinaje. La lengua del pueblo estaba
ya muy lejos del latm liturgico, y las gestas de los juglares
no satisfaclan la religiosidad de las gentes devotas. Berceo,
clerigo y poeta, pensando seguramente en ese pueblo religioso e iletrado
se lanzo a la aventura de romancear las
1 A este respecto, G. Cirot (L’Expression dans Gonzalo de Berceo,
en RFE, 1922, pags. 169-70) hace las siguientes observaciones: «Je crois
qu’il ne songeait point a gagner les lauriers poussiereux que valaient
aux trouveres franqais leurs chansons de geste. II n’ecrivait pas pour
la foule anonyme des pelerins qui passaient non loin, sur la chaussee
de Santo Domingo de la Calzada, et qui pour la plupart etrangers au
pays, n’auraient rien compris ni a sa langue, ni surtout aux finesses
de style ou versification deployees par lui. II ecrivait pour ses amis,
pour ses paroissiens, pour les moines, pour les Riojanos, pour les
castillans qui venaient prier dans l’un ou l’autre des couvents des deux
saints regionaux, San Millan et Santo Domingo de Silos, et qu’attirait
la reputation de deux thaumaturges.»
Y es muy probable que Berceo pensara tambien, aunque no primariamente, en un publico mas selecto: «Je ne vois pas la Vida de
Santo Domingo ou celle de San Millan ecrite pour les jongleurs ni
colportee par eux. Ce sont la des oeuvres de propagande sans doute,
et des oeuvres de passetemps, oui, mais pas pour toute espece de gens.
Litterature de refectoire, alors? Peut-etre, et ce n’est pas la deprecier.
Mais je penserais plutot a des veladas tenues dans un athenee de
village, avec le concours des autorites, merinos, alcaldes, andadores,
El poeta lee
33
gesias de la Virgen y de los Santos. Berceo penso, mas que
en una clientela de lectores,, en un publico de oyentes, en
una extrana y gozosa catequesis en verso. Cabe imaginar a
Beiceo
sentado en el portalejo, o a la vera del camino, o
sobre el repecho de la entrada, o acaso dentro de la misma
iglesia, diciendo sus versos a un grupo de devotos peregrinos
o de moradores del alfoz del monasterio. As! se adivina* 2 a
traves de sus poemas
que han sido escritos precisamente
con esta finalidad. Mas bien que de «escribir» para un publi¬
co que «lee», Berceo habla de «leer» ante las gentes que «escuchan» y «atienden»:
les dignitaires de l’abbaye, et la fine fleur du monde campagnard.
Voyez si, deduction faite des familiarites inevitables, l’allure generale
de ces poemes ne cadre pas avec un tel apparat!»
Para Menhndez Pelayo, «el mester de clerecia, socialmente considerado, no fue nunca ni la poesia del pueblo, ni la poesia de la aristocracia militar, ni la poesia de las fiestas palaciegas, sino la poesia
de los monasteries y de las nacientes universidades o estudios gene¬
rates» (Antologia de poetas liricos Castellanos, ed. C. S. I. C., Santan¬
der, 1944, t. I, pags. 153-4).
Bernard Gicovate insiste en este publico selecto, aristocratico, de
Berceo, en contraposicion al publico de las Gestas. (Notas sobre el
estilo y la originalidad de Gonzalo de Berceo, en Bull. Hisp., LXII, 1960).
2 Solalinde (Milagros, Clas. Cast., Madrid, 1922, XIII, en nota) es¬
cribe: «Es indudable que sus poesias debian ser leidas ante un grupo
de oyentes, ya que insiste demasiado en esto para que no lo tomemos
en consideration o lo tengamos por un lugar comun de su poesia, sin
significacion concreta.» Agustin del Campo (La tecnica alegorica en la
Introd. a los «Milagros», en RFE, 1944, pag. 17) insiste en lo mismo:
«Real o fingido, el auditorio existe siempre enfrente de Berceo.» Frida
Weber de Kurlat (op. cit., pag. 114) habla de los «asiduos oyentes,
mas que lectores», de Berceo. Y Menendez Pelayo (op. cit., pag. 187)
habia dicho ya: «La imagination gusta de representarselo, como le ha
fantaseado alguno de sus panegiristas alemanes: sentado al caer de la
tarde en el portaleyo de su monasterio, contando los miraculos de la
Gloriosa o las buenas mafias de San Millan a los burgueses de Najera
o a los pastores del termino de Canas y apurando en su compania un
vaso del bon vino que crian las tierras riberenas del Ebro.»
BERCEO. — 3
Berceo y su publico
34
Qui la vida quisiere de Sant Millan saber,
E de la su ystoria bien gertano seer,
Meta mientes en esto que yo quiero leer. (S. M., 1).
Amigos, si quissiessedes un poco atender,
Un precioso miraclo vos querria leer. (M., 625).
Aun si me quissiessedes un poco esperar,
En un otro miraclo vos querria fablar. (M., 500).
Estas tres petigiones que avemos leidas,
en esti nuestro mundo nunca seran complidas. (Sacr., 258 i
Un otro bel miraglo vos querria dezir,
que fizo este confesor, sabroso de oyr. (S. D., 335).
Sennores, si quisieredes attender un poquiello. (Sig., 1).
Si vos me escuchassedes por vuestro consiment. (M., 1).
Porque el publico de Berceo esta alii, apretujandose ante el,
fisicamente presente:
Sennores e amigos, quantos aqui seedes,
Si escuchar quisieredes, entenderlo podedes. (S. M., 435).
Sennores e amigos, quantos aqui seedes,
mercet pido a todos por la ley que tenedes. (Sacr., 297)
Varones e mugieres quantos aqui estamos. (M., 460).
Un poco inquieto a veces, es cierto, e impaciente, porque el
clerigo riojano se alarga acaso demasiado. Pero Berceo suplica una y otra vez:
Amigos, si quisiessedes un poco esperar. (M., 75 y 500).
Si vos me esperassedes por vuestro bien seer. (Sacr., 107).
Y les ruega por amor de Dios:
Sennores e amigos, por Dios e caridat
Oid otro miraclo fermoso por verdat. (M., 182).
El poeta lee.
35
Porque Berceo, tenaz e incansable, esta dispuesto a seguir
su catequesis sin rendirse a la fatiga, mientras dure el dia.
Sennores, si quisiessedes mientre dura el dia\
Destos tales miraclos aun mas vos dizria:
Si vos non vos quessassedes, yo non me quessaria,
Ca como pozo fondo, tal es Sancta Maria. (M , 583).
Le da pena a Berceo despedirse de sus oyentes asi como asl.
i Son tantas las cosas que tiene que ensenar.les! El pueblo se
cansa, es verdad; pero Berceo pide paciencia y aguante. «j Si
me quisierais sufrir un poquito!», «; si me hicierais la gracia
de sufrirme!».
Senores, sun quisieredes un poquiello soffrir,
non querria con esto de vos me espedir,
de un otro miraglo vos querria dezir,
por amor del buen Padre debedes lo oyr. (S. D., 315)..
Si fuere vuestra gracia quem querades soffrir,
Non quiero tan ayna de vos me despidir. (S. M., 321).
Les pide aguante y casi, casi que lo exige como un deberr
Debedes aoyrlo las oreias abrir,
de firme voluntat lo debedes oyr. (S. D., 644).
Lo deben oir, aunque les cause enojo y fastidio. Despues que
lo oigan, ya se gozaran de haberlo oldo:
Maguer vos enoyedes, devedes vos soffrir,
vos dizredes que era bueno de escrevir. (S. D , 335).
A veces se excusa y expresa su deseo de no ser largo:
Pero non vos querria de mucho embargar
ca diriades que era en noioso ioglar. (S. D., 759).
3
Tambien el poeta de Alexandre dice a su publico:
Mas tornemos al curso mientre dural dia. (Estr. 271).
Berceo y su publico
36
Y, a veces, tambien, le preocupa el enojo y tedio de su auditorio:
Non querrd, si podiero, la razon alongar,
Ca vos avriedes tedio, io podrie peccar. (M., 704).
Grand serie la materia por en ambos fablar,
serie grand reguncerio, podrie vos enoyar. (Mart.,
17).
II
UN POCO DE GRAMATICA
f
I
EL DIMINUTIVO
EN
BERCEO
La lengua espanola es rica en diminutivos. Ya decia Nebrija 1 que «en este genero de nombres nuestra lengua sobra
a la griega i latina». Con un criterio amplio, ni totalmente
morfologico ni rigurosamente funcional, hemos registrado
en la obra de Berceo mas de 150 diminutivos. Esta abundancia de diminutivos tiene su explicacion primordial en la intensidad afectiva de nuestro poeta. Gonzalez Olle, en una obra
fundamental para cualquier estudio sobre la materia, lo ob¬
serve atinadamente: «Los sentimientos de efusividad, modestia, familiaridad, ternura, vetas dominantes del mundo in¬
terior de Berceo, junto con su gusto por lo popular, hallan
muchas veces su cabal expresion precisamente por medio de
los diminutivos» 2.
Porque, como es sabido, el diminutivo no tiene siempre,
ni primordialmente, una funcion empequenecedora. «La funcion disminuidora3 —escribe Amado Alonso—, a pesar de
haber dado lugar a la denominacion de diminutivo, es con
mucho la funcion menos frecuente, tanto en la lengua es1
Nebrija, Gramatica, ed.
de Galindo Romeo y Ortiz Munoz, Ma¬
drid, 1948, III, 3.
2 Gonzalez OLLfi, Fernando, Los sufijos diminutivos en Castellano
medieval, anejo LXXV de RFE, Madrid, 1962, pag. 17.
3 Alonso, Amado, Estudios lingiiisticos, ed. Gredos, Madrid, 1951,
paginas 197-98.
40
Un poco de gramdtica
crita como en la oral; cualquier recuento convencera al lec¬
tor de que el uso mas abundante del diminutivo es el de las
funciones emocional, representacional y activa»4. «Cuando
el sentido central es realmente el de disminucion, se suele
insistir en la idea de pequenez con otros recursos (una cajita pequehita, una cosita de nada, etc.).»
En Berceo predominan, sin duda, los diminutivos con
funcion emocional; pero tampoco faltan los diminutivos que
encierran una nocion de pequenez o que, al menos, conllevan
una doble carga, nocional y afectiva. Como tampoco es raro,
aunque no habitual, el procedimiento de refuerzo e intensificacion, acudiendo a otros recursos para potenciar la nocion
empequenecedora. Asl, para indicar la cortedad o brevedad
de un instante, de un tiempo, Berceo no dice solamente «un
ratiello» (un ratito), sino que, mas de una vez, dira «un poco
de ratiello»5, reforzando el diminutivo ratiello con el adverbio poco. O dira «muy poquiello rato»6, superlativizando el
diminutivo poquiello. Y, por la misma razon, en lugar de
«un ninnuelo» (un ninito), «una espiguiella», «un reconciello», dira tambien «un ninnuelo chico»7, «una chica espiguiella»8, «un chico reconciello»9, anadiendo en los tres ejemplos una nueva nocion empequenecedora. O tratara de hacer
notar la pequenez por medio de comparaciones, como en las
dos campanulas del altar de San Millan, tan pequenas que
4 F. Conrad (Die Deminutiva im Altlatein, en Glotta, XX, 79, XIX,
136) confirma esta funcion del diminutivo. refiriendose a Plauto: «De
309 diminutivos de Plauto, sacados de 824 pasajes, en ninguno de ellos
es obligatorio suponer una significacion empequenecedora. En 8 dimi¬
nutivos es, en verdad, posible, pero no necesaria.®
s S. D., 36; Sig., 1; M., 441.
6 Or., 108.
7 Sacr., 199.
8 Sacr., 261.
9 M., 801.
El diminutivo en Berceo
41
apenas pueden ser adivinadas por hombre que «bien non.
cata»:
Dues campaniellas pienden sobre el so altar
De la soga que suele la corona colgar:
Pueden commo dos uevos, non mayores estar,
Si omne bien non cata, non las podrie asmar. (S. M., 485).
O formara un diminutivo de otro diminutivo, intensificando
o redoblando la poquedad o brevedad de algo, como en «poquelleio» 10, diminutivo del diminutivo «poquiello»:
Por padre lo cataban esse sancto conqeio,
Foras algun maliello, que valie poquelleio. (S. D., 92).
Berceo, como todos los escritores del medievo hasta mitad
del siglo xv, usa casi exclusivamente diminutivos en iello
(pobregiello, cosiella), que son los mas abundantes n, en uelo
(ninnuelo, fijuelo)12 y en ejo (logarejo, portalejo) 13. Solo
10 S. D., 92 y 209; M., 544. Tambien lo usan el- Libro de Alexandre
(191), el Libro de Apolonio (188, 233, 560, 1571) y el Poema de Ferndn
Gonzalez (567). Gonzalez Olle no admite la forma poquillejo como
«surgida en busca de un refuerzo de la expresividad». «No niego, dice,
que poquillejo se haya sentido en la lengua antigua, al igual que en la
actual, como formacion intensiva, de acuerdo con la duplicacion sufljal; pero si que el motivo que la haya suscitado sea de orden expresivo en cuanto a la pequenez» (op. cit., pag. 206). «Se trata de una
formacion motivada unicamente para satisfacer las necesidades de la
rima» (id., pag. 24).
11 En iello: S. D„ 19, 34, 36, 86, 92, 125, 182, 214, 279, 289, 315, 426,
469, 533, 538, 550, 584, 613, 624, 638, 692, 709, 723; S. M„ 42, 107, 109, 134,
139, 141, 146, 153, 188, 229, 321, 340, 343, 355, 372, 442, 447, 485; Sacr, 76,
89, 130, 265, 277, 279; Sig., 1, 35; M„ 6, 43, 45, 188, 199, 210, 212, 228, 291,
360, 434, 437, 438, 441, 508, 525, 533, 588, 599, 600, 675, 687, 750, 801, 817.
824, 874, 909; Due., 20, 34, 181; Or., 16, 27, 51, 79, 107, 108, 137, 144, 152,
163; Loo., 10.
12 En uelo: S. D., 10, 320, 635; S. M., 67, 167, 214, 342; Sacr., 58, 175,
199, 202; M., 117, 214, 363, 365, 371, 420, 449, 534, 565, 568, 604, 674; Due.,
28, 53; Or., 124, 172; Mart., 74; Loo., 72.
13 En ejo: S. D„ 92, 170, 209; S. M., 28; M., 124, 525, 544; Due., 87;
Or., 184
Un poco de gramatica
•42
excepcionalmente14 aparecen en Berceo diminutivos en it a
(ninnita), en ico (zatico), en ino (copino), en ezno (iudezno)
y en ijo (cuchellijo, en lugar, tal vez, de cuchillejo, por error
de transcription). Sin embargo, es de presumir que, en tiempos del poeta riojano, estos diminutivos estarian ya en boca
del pueblo, «no serian tan infrecuentes como el lenguaje de
Berceo podria hacer creer, sino que su escasez estaria causada por un criterio de selection. Existirlan en la lengua contemporanea como posibilidades, sin que el habla del poeta
recurriera a ellos mas que en situaciones condicionadas (por
necesidades metricas), nunca (o casi nunca) espontaneamente», porque su caracter rustico les impedia el acceso a la
lengua literaria 1S. Los diminutivos en iello y uelo no tenian
en aquel tiempo un sentido necesariamente despectivo (tampoco los diminutivos en ejo). Ni siquiera predominantemente despectivo. Pocas veces los emplea Berceo para indicar
desestima o menosprecio16. Tienen casi siempre un valor
meyorativo, con la misma signification de los actuales dimi¬
nutivos en ito. Vease, por ejemplo, la siguiente estrofa de la
Vida de San Milldn, referente a una nina de tres anos mortalmente enferma:
En tres annos andaba, ya era peonziella,
Tenienla los parientes siempre bien vestidiella,
Ovo a enfermar muy fuert la mezquiniella,
Tanto que la estaba por exir la ahniella. (S. M., 343).
14 En ezno: M„ 355, 356, 357. En ita: S. D„ 52. En ijo: M., 193. En
ino: S. D., 307; S. M., 247; M., 278. En ico: M., 105; Sacr., 275. Gonzalez
Olle (op. cit., pag. 26) rechaza el diminutivo en eta (capseta, de
capsa, Sig., 22). Lanchetas senala erroneamente un diminutivo en ido
{bellido, derivado de bello).
15 Gonzalez Olle, op. cit., pags. 26 v 240.
16 S. D., 92; S. M., 167, 214; ML, 199, 674, 801; Loo., 72.
El diminutivo en Berceo
43
Cada verso termina con un diminutivo en iella y, sin em¬
bargo, no hay nada desdenoso en el contenido del tetrastrofo.
Es mas, toda la estrofa esta impregnada de ternura, de compasion, de mimo. Berceo viene a decirnos que la nina, con
sus tres anos, era ya mayorcita; que sus padres, como mirandose en ella, mimandola paternalmente, la tenian siempre
bien vestidita, y que un buen dia la «mezquiniella», la pobrecita nina, enfermo de tal gravedad que se le iba a salir el
alma, la almitci, la «almiella». La estrofa toda esta destilando
ldstima y ternura.
Y lo mismo acaece en el ruego a gritos, «a grandes voces »,
pidiendo la luz de sus ojos, de la mujer ciega que llevan al
sepulcro de Santo Domingo. Berceo la llama «ciega mezquiniella». Ponderese la cantidad de pena, de compasion, que
encierra el diminutivo «mezquiniella» (pobrecita), aplicado
a una ciega que, echada a los pies del sepulcro, pide a gran¬
des voces:
Oyas me, Padre sancto, patron dela Castiella,...
que pueda con mi lumbre tornar ami casiella. (S. D., 624),
Es decir: j Que pueda con mis ojos, sin que nadie me lleve,
volver a mi casita! Y ponderese el tono emocional, el conte¬
nido evocador, del diminutivo «mi casita». j Volver a mi casi¬
ta! «;Que pueda con mi lumbre tornar a mi casiella /»
Tampoco tienen predominantemente un significado peyorativo los diminutivos en uelo. De los 28 ejemplos que hemos
registrado, 16 se refieren a las palabras «ninnuelo» y «fijuelo», con significado de ninito e hijito 17. Nadie se aventurarla
a ver un significado peyorativo en aquel grito angustioso de
17
Este es el sentido del diminutivo latino «filiolus», de quien se
deriva «hijuelo».
Un poco de gramdtica
44
nuestra Senora, alarmando a la ciudad de Toledo por un
simulacra de crucifixion hecho en la juderia:
jOtra vez crucifigan al mi caro Fiiuelo! (M., 420).
O el dolor incontenido de la Madre contando la tragedia.
del Viernes Santo al pie de la cruz:
Io mesquina estaba catando mio Fiiuelo,
Batiendo mies massiellas, rastrando por el suelo. (Due., 28).
Tomese el pulso a las dos escenas y vease toda la ternura
evocadora que encierra el diminutivo «Fiiuelo», «mi caro
Fiiuelo», mi hijito, ante su Hijo crucificado. Y notese como
se entrecruzan, ;y cuan inefablemente!, por arte y magia del
diminutivo, un recuerdo de caricia de nino y la realidad viva
de una cruz, los encantos de Belen y la tragedia del Golgota:
jOtra vez crucifigan al mi caro Fiiuelo!
El calido temblor del diminutivo «fijuelo» hace vibrar muy
sutilmente la contextura de todo el verso. Spitzer ha dicho
que los diminutivos «funcionan como la signatura en clave
en la musica: ellos determinan el tono de la frase» 18. Las citas podrian multiplicarse indefinidamente.
18
Spitzer, Das Suffix «-one» im Romanischen, en Beitr'dge, pag. 201.
COMPARATIVOS
Y
SUPERLATIVOS
Berceo, que emplea indistintamente tanto el comparative
perifrastico como el organico, usa, sin embargo, casi exclusivamente el superlativo perifrastico. Y eso que el superlativo
en isimo es tan frecuente en las fuentes latinas que utiliza.
Pero, a la verdad, Berceo no podia ser una excepcion de su
tiempo. Ya advierte Salvador Fernandez1 que este tipo de
superlativos es «apenas usado.en la Edad Media». Y Lanchetas2 puntualiza que «comenzaron a introducirse en la
segunda mitad del siglo xiv, y su desarrollo pleno es del xv,
y mejor todavia del xvi». Enumeremos sucintamente las for¬
mas comparativas y superlativas usadas por Berceo.
COMPARATIVOS ORGANICOS :
a)
maior 3:
Nunqua varon en duenna metio maior querencia. (M., 50).
Non me da mayor onrra, que si fuesse un can. (S. D., 158).
1
Fernandez, Salvador, Gramatica espanola,
2
Lanchetas, op. cit., pag. 811,
Madrid, 1951, pag. 123.
3 S. D., 81, 158, 253, 257; S. M„ 63, 485; M„ 50, 79, 84, 261, 305, 315,
346, 392, 396, 425, 475, 593, 755, 807; Due., 6, 164; Or., 53.
JJn poco de gramatica
46
meior4:
b)
Cambiaron li el abito, otro meior li dieron. (S. D., 35).
Alimpiava las lampadas por fer meior lumnera. (M., 290)
c)
peor5:
Darlis an malas genas et peores yantares. (Sig., 40).
Peor li era esto que todo lo passado. (M., 474).
COMPARATIVOS PERIFRASTICOS:
a)
mas... que6:
Que fazia continencias mas suzias que un can. (S. D., 334).
Mucho eran mas blancas que las nieves regientes. (S. M., 437),
plus... que 7 8:
b)
Vinien en dos caballos plus blancos que cristal. (S. M., 438).
c)
tan... como&:
Vedia me ensuenos en un fiero logar,
oriella de un flumen tan fuerte como mar. (S. D., 229).
Tan grand es eras como eri, e non es mas vazio. (M., 584).
d)
tan... qual:
Trobaronli la lengua tan fresca e tan Sana
Qual pareze de dentro la fermosa mazana. (M., 113).
4
377,
5
6
600;
7
8
S. D„ 35, 52, 85, 215, 263, 521; M„ 83, 94, 151, 172, 253, 290, 341r
446, 449, 493, 501, 618, 687, 759; Sacr., 154; Or., 53, 113; Mart., 72.
S. D„ 194; M„ 261, 474, 479, 687, 723, 757, 842, 875; Sig., 40.
S. D„ 334; S. M., 437, 449; Mart., 87, 93; Sig., 5, 7; M., 25, 51, 327,
Due., 35, 39; Or., 28, 30, 45, 91, 116, 123.
S. D„ 230; S. M., 438; Himn., II, 2, 5.
S. D„ 96, 229; S. M., 201; M., 53, 584.
Comparativos y superlativos
47
e) mas mayor (No era rara esta superposicion de las for¬
mas organica y perifrastica):
Tan bien non lo faria alguno mas mayor. (S. D., 20).
Que fazes cosas tales e otras mas maiores. (M., 809).
f)
mas peor:
A1 fezo mas peor esa gent rehertera. (Due., 25).
Superlativos organicos:
a)
en isimo. Solo una vez lo usa Berceo 9:
Fagien planto sobeio las hermaniellas mias...
Del mi fiio dulgisimo ambas eran sus tias. (Due., 20).
Superlativos perifrasticos :
a)
muy 10 + adjetivo * 11:
Quemando de candelas muy grandes manoios. (S. D., 587).
9 El superlativo «dulcisimo» lo emplea San Bernardo siete veces
en el sermon De lamentatione Virginis Mariae, en que se inspire Ber¬
ceo (vid. Lanchetas, op. cit.).
10 «Muv» equivale alguna vez a «mucho», con valor adjetivo:
Que sano muy contrecho e mucho demoniado. (S. M., 237).
11 Es la forma mas repetida: S. D., 5, 11, 17, 20, 22, 84, 97, 118,
168, 190, 209, 226, 230, 255, 277, 353, 357, 410, 414, 424, 439, 454, 475, 498,
500, 503, 517, 520, 521, 522, 531, 539, 554, 561, 575, 587, 598, 599, 613, 614,
615, 616, 638, 647, 671, 686, 687, 732, 747, 757; S. M., 20, 73, 76, 78, 113,
126, 134, 142, 159, 162, 182, 194, 241, 244, 289, 310, 320, 322, 323, 343, 347,
350, 354, 360, 361, 371, 373, 374, 395, 399, 400, 413, 431, 436, 443, 450, 451,.
453, 455, 457, 458, 467; Sacr., 14, 62, 67, 199, 200, 209, 227, 228, 271, 272;
Mart., 3, 22, 25, 47, 70, 71, 72, 77, 78, 82, 83; Loo., 67, 75, 86, 134, 155;
Sign., 3, 6, 33, 38, 55, 62, 65, 72; M., 29, 51, 52, 57, 58, 59, 67, 69, 84,.
86, 88, 90, 112, 116, 118, 123, 134, 140, 161, 174, 204, 205, 218, 226, 230,
Un poco de gramdtica
48
b)
mucho + adjetivo 12:
El Rey e la Reyna eran much allongados. (S. D., 506).
c)
bien + adjetivo 13:
Estos eran bien pobres de sayas e de mantos. (S. D., 190).
d)
asaz + adjetivo 14:
De otras Clerigias assaz grandes mesnadas. (S. D., 530).
e)
sobra + adjetivo 15:
Fue luego por las tierras sobra grant el roido. (S. M., 131).
f)
fuert + adjetivo 16:
Conla facienda pobre era fuert embargado. (S. D., 215).
g)
adverbio en «mente» + adjetivo 17:
Era el omne bueno fiera mient enflaquido. (S. M., 260).
Gafo natural era dura-ment afollado. (S. D., 475).
239, 253, 264, 281, 285, 301, 306, 318, 320, 327, 346, 349, 357, 381, 386, 388,
404, 405, 408, 413 , 414, 415, 417, 422, 426, 467, 469, 476, 484, 490, 529, 531, 533,
535, 537, 540, 560, 561, 577, 578, 589, 597, 616, 617, 620, 624, 655, 697, 707,
723, 734, 739, 740, 747, 762, 778, 782, 788, 789, 795, 798, 810, 813, 820,
848, 869, 880, 882, 889, 894; Due., 33, 53, 122, 127, 161, 177, 191; Or., 13,
20, 23, 44, 52, 59, 62, 70, 76, 77, 78, 108, 109, 117, 130, 135, 145, 154, 162,
183, 186, 202, 204, 205.
12 S. D„ 11, 319, 506, 523, 556, 660; S. M., 65, 78, 106, 111, 336; Loo.,
64, 111; Sig., 68; M„ 283, 383, 397, 521, 530, 563, 571, 668, 796, 872; Due.,
3, 87, 120; Or., 8, 31, 49, 69, 104, 114, 154.
13 S. D„ 3, 97, 190, 207, 230, 328; S. M., 323; Sacr., 112; M., 68, 117,
119, 132; Or., 138.
14 S. D„ 109, 144, 170, 455, 530, 598; M., 333, 634, 755, 874; Or., 57,
'67, 202.
14 S. D., 224; S. M„ 131; Sig., 73; M„ 830; Or., 155.
16 S. D„ 215; S. M„ 30, 34, 171, 333, 353; M„ 278, 507; Or., 135.
17 S. D„ 442, 475, 654, 679, 739; S. M., 161, 228, 260, 274, 333, 353, 381,
411; M., 101, 232, 363, 662, 719, 731, 779, 844.
Comparativos y superlativos
h)
49
adverbio + adverbio 18:
Fue de sus companeros mucho bien regebido. (S. D., 277).
De lavor de ganados assaz bien aguisado. (S. D., 110).
De imnos e de canticos sobra bien decorado. (S. M., 22).
i)
adverbio + frase adverbial19:
Recibiolo el rei asaz a grand onor. (M., 735).
Cargados de olivas mucho sobre mesura. (Or., 141).
j)
adverbio -p comparative organico20:
Mas non es pan nin vino, cosa es may meior. (Sacr., 162).
Superlativos relativos :
Las formas anteriores se refieren al superlativo absoluto.
No faltan, sin embargo, algunos ejemplos de superlativo relativo:
Aparto de sus monges los mas familiai'es,
los que tenian en casa los mayores logares. (S. D., 228).
A Dios en sacrifigio dio el meior cordero. (S. D., 26).
Pero en Berceo son escasos los superlativos relativos. Abundan, en cambio, como hemos visto, con una variedad infrecuente de formas perifrasticas, los superlativos absolutos o
elativos. La frecuencia del superlativo en Berceo es consi¬
derable. Casi pudieramos decir que la superlativizacion es
18 Sobra bien: S. D., 128; S. M„ 22, 79, 190. Muy bien, o mat: S. D„
456, 493; S. M„ 340; Sacr., 14, 42; M„ 140. Mucho bien: S. D., 277.
Asaz bien: S. D., 110; M., 160.
19 M„ 735; Due., 64; Or., 141.
20 S. D., 48, 697; S. M., 488; Sacr., 162; M„ 28, 66, 315, 623, 756, 763,
779; Or., 18, 58.
BERCEO. — 4
Un poco de gramatica
50
uno de sus procedimientos habituales. Gonzalo Sobejano21
estima que los superlativos de Berceo cumplen «dos funciones principalmente: una, la de extremar el grado de la cualidad (lo que concuerda muy bien con la tendencia del poeta
a sublimar lo bueno y acentuar lo malo), y otra, la de presentar a la consideration del oyente, a su persuadido asenso,
la cualidad extremada en ese grado (en la recitation el oyente
esta de acuerdo ya, o se convence merced a tales ponderaciones)».
En comparacion con Berceo, el poeta del Libro de Ale¬
xandre usa pocos superlativos. Pero suple esta relativa escasez con el uso frecuente de hiperboles 72, con cifras exageradas de naves, de muertos, de carros, con la inflation como
procedimiento. O con el uso frecuente de comparaciones extremas. En vez de «muy airado», o de «muy rabioso», dira
«ravioso cuemo una tigra brava» (estr. 524), como «una sierpe
fiera» (521), como «un leon ieiuno» (490), como «orso ravioso
que anda defamido» (501), como «un leon yrado» (482, 977,
1884), como «leones que andan defamidos» (965), como «rayo
yrado» (1249), «mas ravioso que una orsa brava» (985), como
«verracos que estavan porfiosos, los colmiellos amolados, los
labros espumosos» (536).
21 Sobejano, Gonzalo, E! epiteto en la Hrica espanola, ed. Gredos,
Madrid, 1956, pag. 191.
22 Vid. en el Libro de Alexandre: 84, 87, 100, 145, 162, 191, 210, 396,
474, 477, 485, 486, 528, 531, 585, 604, 658, 714, 803, 806, 808, 827 957 976
980, 1236, 1262, 1759, 1921.
ASINDETON
Y
POLIS1NDETON
El aslndeton da rapidez a la expresion. El polisindeton tiene mas bien una funcion de refuerzo, de intensification de
conceptos. Las series asindeticas de Berceo pueden ir o no
acompanadas del articulo, y el articulo puede escoltar solo
al primer miembro de la serie, o repetirse en cada uno de
sus miembros. El aslndeton sin artlculos imprime al perlodo una marcha mas acelerada:
Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada
Que de granos de gracia esta toda calcada:
Oliva, cedro, balsamo, palma bien aiumada,
Piertega en que sovo la serpiente alzada. (M., 39).
Un Dios e tres personas, esta es la creencia,
un regno, un imperio, un rey, una essencia1. (Himn., II, 7).
Algo distinto sucede en el aslndeton con articulo. «Con
un solo articulo para toda la enumeration®, observa Amado
Alonso, hablando en general de la estillstica y gramatica del
articulo en espanol, «las sucesivas representaciones resultan
mas eslabonadas que yuxtapuestas: un sentido unitario gula
la serie. El pensamiento precede en estas enumeraciones, no
1 Comparese, a pesar de la distancia, la andadura y el sentido
unitario de este ultimo verso con el justamente celebrado de Hernan¬
do de Acuna: «Un monarca, un imperio v una espada».
Un poco de gramdtica
52
avanzando un paso con cada nuevo miembro, sino insistiendo
o definiendo o glosando la idea ya mentada con el primero
de la enumeracion»2. Esta acertada observation se evidencia en los siguientes ejemplos de Berceo, reforzada ademas
por la insistente repeticion de los posesivos «mi» y «tu»:
Con rabia del mi Fiio, mi padre, mi sennor,
Mi lumne, mi confuerto, mi salut, mi pastor,
Mi vida, mi conseio, mi gloria, mi dulzor. (Due., 46).
Tu eres pora todo, grado al Criador,
Por rogar al tu Fijo, tu Padre, tu Sennor. (M., 798).
La repeticion del articulo en cada miembro de la serie
tiene una mision destacadora. «En terminos generales podemos comprobar que, hasta la epoca clasica inclusive, la re¬
peticion del articulo en las enumeraciones supone la intromision de un elemento de realce expresivo: encarecimiento,
valorization, enfasis»3. Esta mision enfatizadora, de deslinde y realce, es tambien evidente en Berceo:
Cinco sesos del cuerpo que nos facen peccar,
El ver, el oir, el oler, el gostar,
El prender de las manos que dizimos tastar. (M., 121).
Entro en la cibdat la cabeza primida,
la barba muy luenga, la crin mucho creqida. (S. M., 78).
Pero en la obra de Berceo es mas frecuente4 el polislndeton. Ya hemos dicho que el polislndeton tiene una funcion
2
Amado
Alonso,
Estudios
lingiusticos,
ed. Gredos,
Madrid,
1951,
pagina 156.
3 Amado Alonso, op. cit., pag. 158.
4 Ejemplos de polislndeton: Vease S. D., 41, 69, 75, 88, 106, 108,
209, 274, 276, 312, 364, 403, 407, 444, 445, 499, 535, 538, 550, 573, 606, 640,
666, 706, 713, 770; S. M„ 12, 50, 63, 247, 248, 362, 452, 486; Sacr., 21, 24,
57, 58, 74, 121, 122, 167, 185, 186; Loo., 10, 212; Sig., 11, 12, 24, 32, 35.
55; M., 6, 9, 38, 56, 102, 166, 214, 249, 267, 324, 325, 327, 418, 441, 446,
495, 512, 544, 556, 591, 611, 630, 700, 768, 799, 807, 896; Due., 14, 18, 46,
47, 59; Or., 112, 120.
Asindeton y polisindeton
53
de refuerzo. La repeticion pleonastica de la conjuncion da
vigor y energia a los elementos conjuntados. Cada miembro
queda tobustecido, hiperesteniado, por la virtud tonificante
de la conjuncion. Berceo emplea el polisindeton copulativo y
disyuntivo, mas abundantemente el primero:
Con Dios e la Gloriosa e la crengia sana,
viniali buena cosa de offrenda cutiana. (S. D., 106).
Compuso la iglesia, esto bien lo creades,
de libros e de ropas e de muchas bondades
(S. M., 108).
Condesaron los cuerpos otro dia raanana,
Vincengio e Sabina, e Cristeta su hermana. (S. D., 274).
Abbades e Obispos e Calonges Reglares
levaron end reliquias todos asus logares. (S. D., 276).
Parientes, e amigos, e mismo Don Garcia
con el mensage bono ovieron alegria. (S. D., 407).
El polisindeton disyuntivo es menos frecuente, pero pueden
encontrarse bastantes ejemplos:
Sy fo despues o ante o en essa sazon
quando quiere que sea una es la razon. (S. D., 444).
Ca sy non li valiesse a poca de sazon
seria ciego o muerto, o con grant lision. (S. D., 706).
Quando sacrificaban, non offricien dinero,
mas o toro o aves, o cabron o carnero. (Sacr., 57).
El mas usado por Berceo es, sin duda ninguna, el polisinde¬
ton copulativo negativo:
En claustra ni en choro ni en otro logar
que mandava la regia el non queria falsar. (S. D., 88)
Non contradixo omne nin grant nin poquilleio,
nin fo pesante dello nin villa nin conseio. (S. D., 209).
Non avemos dinero nin oro nin argent. (S. D., 364).
54
Un poco de gramdtica
Non ovo grant nin chico nin enfermo nin sano
Que non tenie el vino delante sobeiano. (S. M., 248).
Nin cabron, nin carnero, ni bue que mas val,
nin palombas, ni tortoras, ni es cosa atal,
que valies contra est misterio spirital. (Sacr., 122).
Nin verie sol nin luna, nin buena ruciada. (M., 249).
Nin frio nin calura, nin viento nin elada. (M , 611).
Nin vieio nin mancebo nin muger maridada
Non sufrio tal laqerio nin murio tan lazdrada. (Due., 14).
NEGACIONES
QUE
AFIRMAN
Afirmar negando es uno de los recursos literarios de Berceo. El procedimiento, llamado «litote» por los retoricos, consiste sencillamente en negar lo contrario de lo que se quiere
decir. Si llamamos A lo que queremos afirmar,
y
B a su con¬
trario, la formula, simpliclsima, seria: «No B»:
Sennor Sancto Domingo, dizlo la escriptura,
Natural fue de Cannas, non de baxa natura. (S. D., 5).
La formula, sin embargo, encierra una cierta manera de atenuacion. Decir que una cosa «no es baja», no es exactamente
decir que «es alta».
Pero esta formula, tan simplista, no es la mas usada por
nuestro poeta. Berceo, amigo de contrastes, prefiere contraponer expresamente los dos conceptos (bueno-malo, muchopoco, verdad-mentira) y colocarlos frente a frente, encarandolos. Estos dos conceptos, asi enfrentados, irreductibles en
su esencial incompatibilidad, pueden amansar su irreductibilidad y acercarse el uno al otro por arte y magia de una negacion. Afirmar una cosa y negar su contraria es, al fin y al
cabo, afirmar dos veces lo mismo. La nueva formula seria:
Un poco de gramdtica
56
«A; no B». Negado lo segundo, se afirma de nuevo lo primero b Veamos esto con un ejemplo de Berceo:
Avian los companeros grant rencura, non poca. (S. D., 297).
En este sintagma se contraponen dos conceptos opuestos:
«grant» (mucha) y «poca». Se afirma el primero y se niega
el segundo, que es su contrario. En realidad, el sintagma
puede desdoblarse asi:
1)
Los companeros tenian mucho rencor.
2)
Los companeros tenian no poco rencor.
El contenido conceptual es el mismo en las dos proposiciones. ^Hay aqui tambien una idea de atenuacion, como en
la formula primera? Mas bien podrla hablarse de insisten¬
ce, de reiteracion, de intensificacion. El fenomeno se repite
muchas veces:
Empezola a lidiar muv denonadament...
Darlis mala pitanza, non sabroso present. (S. M., 290).
Sedien sobre la tabla angeles trasietados...
dos eran ca non plus, sedien bien compassados. (Sacr., 13).
Nolo cuide ninguno que lo faz sin razon...
qui assi nolo faze, faze mal ca bien non. (Sacr., 60).
Significa a Cristo fiio dela gloriosa:
ca vistio limpia carne, clara non manpellosa. (Sacr., 90).
1
Las Artes Poeticas del medievo describen el procedimiento. Geof-
froi de Vinsauf (Poetria Nova, vs. 669-673):
Quaelibet induitur duplicem sententia formam:
Altera propositam rem ponit et altera tollit
Oppositam. Duplex modus in rem consonat unam
Sitque fluunt vocum rivi duo: rivus uterque
Confluit; exundant voces ex duplici rivo.
Y Evrard l’Allemand (Laborintus, vs. 333-34):
Rem certam pono, cujus contraria primo
Tollitur: haec dempta cedit, et ilia manet.
Negaciones que afirman
57
Ca es su sancto nombre durable, non mortal. (Sacr., 256).
Verdat es, non mentira, esto que io vos digo. (M., 276).
Valie mas ca non menos por elli la mongia2. (M., 287).
Pero no siempre hay un enfrentamiento de conceptos opuestos. El fenomeno se verifica tambien entre conceptos distintos, que se excluyen, pero que no se oponen. En este caso<
la negacion de uno no implica necesariamente la afirmacion.
del otro:
De juste era todo, non fierro nin azero. (S. D., 659).
De oro puro era, non de otro madero. (Sacr., 8).
Ena olla de oro, non de tierra labrada. (Sacr., 15).
Sobre altar de tierra, non de piedra lavrada,
fazie sus sacrificios la hebrea mesnada3. (Sacr., 3).
Notemos, finalmente, que, a veces, hace Berceo un trastrueque de terminos. La formula, entonces, es la siguiente: «No>
B, sino A».
As me buscada onrra, non simple, ca doblada. (M., 61).
Davanli por pitanza non mazanas nin figos,
Mas jumo e vinagre, jeridas e pelcigos. (M., 246).
Fizo en mi grand gracia non una, ca doblada. (M., 450).
Non una vez, ca muchas. (Due., 4).
2
Vid. Sacr., 167, 175, 185, 284; M., 4, 8, 60, 104, 244, 275, 734, 762:
3
Vid. Sacr., 230; M., 457; S. D., 231.
SINTAXIS
LENTA
Y
SINTAXIS
DINAMICA
Menendez Pelayo 1 destaca en Berceo «la perfection relativa de la lengua, habil ya para decirlo todo con rapidez y
energia». Para Lanchetas 2, en la gramatica de Berceo «estan
ya acabadas las flexiones nominal, pronominal y verbal» y
«no falta una siquiera de las diversas clases de proposiciones
simples, coordinadas y subordinadas». Pero nuestro intento
es ahora otro. Quisieramos ver la sintaxis de Berceo desde
una cota distinta, en nueva perspectiva.
Hay una sintaxis lenta y morosa, retardataria, y hay una
sintaxis dinamica, rapida, acelerada3. En la primera abundan los verbos subordinados, los adjetivos, los- determinativos, las reiteraciones, las palabras que ligan. En la segunda
predominan los verbos principales, las formas sustantivas no
sinonimas, la ordenacion en climax ascendente, el aslndeton.
^En cual de estos grupos puede incluirse, al menos predominantemente, la sintaxis de Berceo? ^0 estamos ante un escritor lento unas veces y dinamico otras? Y una pregunta
1 Menendez Pelayo, Antologia de poetas liricos Castellanos, ed.
C. S. I. C., Santander, 1944, t. I, pag. 172.
2 Lanchetas, Rufino, op. cit., pag. 23. Mas detenidamente vuelve a
insistir en la sintaxis de Berceo en las pags. 975-79.
3 Vid. Bousono, el dinamismo expresivo, en La poesla de Vicente
Aleixandre, ed. Gredos, Madrid, 1956, pags. 270-78
Sintaxis lenta y sintaxis dinamica
59
mas: ^Hay en Berceo una adecuacion entre las formas sintacticas y su contenido conceptual?
Lanchetas cita tres estrofas, de oraciones yuxtapuestas
(Mart., 2; S. D., 323 y 324), con este comentario: «Caracteriza a estas asindetones la vivacidad, la gracia, la rapidez con
que pasan los diversos mienibros del perlodo; los pesados
alejandrinos, con su monorrima, no son lo mas a proposito
para producir aquellos efectos»4. Y Agustin del Campo, a
proposito de la estrofa 4 de la Introduccion a los Milagros,
comenta: «La abundancia de nexos ligativos (repetition de la
cojpulativa e), la presencia de numerosos complementos irra;
diados ^^^0dnJordan~a esta estrofa urTTiTmcL lento y grave,
de monotona insistencia»5. Hay, pues, en Berceo, ejemplos
registrados de^uncTy otro tipo de sintaxis. tHasta qu^grado”
se repite el fenomeno?
Abundan, sin duda alguna, las oraciones yuxtapuestas, sin
nexo ninguno, sin tropiezos copulativos, en numero a veces
impresionante, arracimadas, aglomeradas. En otro lugar hablaremos de esta tecnica del amontonamiento en Berceo Las
yuxtaposiciones se amontonan en grupos dg_s£i&^. nueve y
hasta veinte oraciones simples, sin subordinaciones, sin adjetivos, sin nexos, y con verbos de accion 6. Y todo esto lleva
derechamente a obtener un efecto dinamico, de rapida andadura. Traigamos aqui un ejemplo, del milagro de Teofilo,
con_ nueve oraciones yuxtapuestas. El pecado de Teofilo ha
sido espantoso: ha vendido el alma al diablo con «carta firmey_y sellada, y ha renegado «al so Cristo e a Sancta Marfa».
4
5
Lanchetas, op. cit., pag. 975.
Campo, Agustin del, La tecnica alegorica en la Introduccion a los
«Milagros», en RFE, 1944, pag. 21, nota 2.
6 Vid. S. D., 211, 460; S. M., 167, 173; Sacr, 25; Mart., 30; Loo., 227,
228, 229; M„ 16, 765, 778, 779; Due., 66; Or., 10, 11, 12.
Un poco de gramdtica
60
A1 llegar la hora del arrepentimiento, <m6mo obtener el perdon? Teofilo reconoce su estado lamentable:
Io mesquino fediondo que fiedo mas que can.
Y se echa a los pies de Santa Maria. «Quarenta dias sovo en
esta contencion», rogando, gimiendo, importunando. La Virgen, madre al fin, pero madre dolorida, como queriendo pro¬
bar el arrepentimiento de tan gran pecador, le declara con
«fuertes bierbos» que su llanto sera inutil y que esta harta
de el: «Harta so de tu pleito.» Y es aqui donde Berceo, por
boca de la Virgen y por nueve veces en solo cinco versos
(nueve oraciones yuxtapuestas), parece como si le empujara
a la desesperanza. Es la madre que, al primer encuentro con
el mal hijo, tinge no perdonarlo y le lanza al rostro, apresuradamente, sin complicaciones sintacticas, sin nexos gramaticales, un monton de cosas que solo se unen con nexos afectivos:
Sobre yelo escribes, contiendes en locura,
Harta so de tu pleito, dasme grand amargura,
Eres muy porfidioso, enoias sin mesura.
Fazes peticiones locas e sin color,
A nos as denegados, busquest otro sennor. (M., 778-79)
Veamos ahora otro pasaje, inspirado en la antifona Sancta
Maria, succurre miseris, con veintitantos sustantivos o adjetivos sustantivados, con veintiun verbos de accion y con otras
tantas oraciones yuxtapuestas, todo ello encajado en el breve
espacio de tres estrofas. El ritmo de estas estrofas es apresurado, porque apresurada y urgente es tambien la angustia de
Berceo pidiendo por todos los que necesitan. El poeta, sin
embargo, como buscando un respiro en esta carrera de prisas, interrumpe, y muy sabiamente, ya en la linde de la mo¬
notonia, la larga cadena de oraciones simples asindeticas,
con el enclave de los dos ultimos versos de la estrofa segunda:
Sintaxis lenta y sintaxis dinamica
61
Acorri a los vivos, ruega por los passados,
Conforta los enfermos, converti los errados,
Conseia los mezquinos, visita los cuytados,
Conserva los papificos, reforma los yrados.
Madre, contien las ordenes, salva las clereqias,
AJarga la credenpia, defiende las mongias,
Siempre menester te avernos las noches e los dias,
Ca nuestras voluntades de todo son vapias.
Esfuerza a los flacos, defiendi los valientes,
Alivia los andantes, levanta los iaqientes,
Sostien a los estantes, despierta a los dormientes,
Ordena en cada uno las mannas convenientes. (Loo., 227-29).
Este impetu acelerador del asindeton se frena, a veces, colocando un verbo en los dos extremos de cada verso, reforzando la carga sintactica de los extremos de los versos en un
equilibrio de fiel de balanza:
Tolgamos la corteza, al meollo entremos,
Prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos.
(M., 16).
O tambien, como en el caso siguiente, con la insistente reiteracion del verbo y con la no leve impedimenta de los adverbios:
Embiaron por ella, fue ayna venida,
el Mayordomo fue bueno, diogela bien medida,
levaron la al forno, fd luego y cocida. (S. D., 460).
Pero tambien puede avivarse el ritmo sintactico con una
disposicion ascendente de los elementos que lo componen,
como en estos cinco infinitivos ordenados en climax:
Madre, io sobre todos te devo bendezir,
Laudar, magnificar, adorar e servir. (M., 543).
O con la reduccion casi total de agentes retardatarios, hasta
reducir la expresion casi a verbos y sustantivos:
62
Un poco de gramdtica
All! terre ieiunos, fare aflictiones,
Plorare de los oios, rezare oraciones,
Martiriare las carnes, cevo de vervenzones.
(M.,
765).
Lo que hay de dinamico en estas oraciones yuxtapuestas,
se hace tardo y calmoso cuando Berceo acumula coordinadas y subordinadas. Tomemos, entre muchos, un ejemplo del
Milagro XIV, La imagen respetada:
Maguer que fue el fuego tan fuert e tan quemant,
Nin plego a la duenna, nin plego al ifant,
.Nin plego al flabello que colgava delant,
Nin li fizo de danno un dinero pesant.
Nin ardio la imagen, nin ardio el flabello,
Nin prisieron de danno quanto val un cabello,
Solamiente el fumo non se llego a ello,
Nin nugio mas que nuzo io al obispo don Tello. (M., 324-25).
En estos versos hay ocho coordinadas copulativas. La conjuncion ni se repite ocho veces, con tenaz insistencia, dificultando la rapidez ritmica, levantando tropiezos en cada
frase como en una pista de obstaculos. Contribuyen a esta
lentitud la repeticion de los verbos plego y ardio, la presencia
de varias oraciones subordinadas y de varios adverbios, y, de
una manera especial, el contraste con el ritmo acelerado de
la estrofa anterior, en que se cuenta la destruccion de la
iglesia por el fuego:
Ardieron los armarios e todos los frontales,
Las vigas, las gateras, los cabrios, los cumbrales,
Ardieron las ampollas, calizes e ciriales,
Sufrio Dios essa cosa como faz otras tales. (M., 323).
Parece como si Berceo, despues de dar plasticidad ritmica
a la rapidez del incendio, hubiera buscado, intencionada-
Sintaxis lenta y sintaxis dincimica
63
mente, con sus recursos sintacticos, una lenta y detenida
complacencia en el prodigio7.
Anotemos, fmalmente, como de un solo verbo principal8
dependen con frecuencia varias subordinadas que pueden, a
su vez, estar coordinadas entre si o simplemente yuxtapuestas, como las cinco subordinadas finales de esta estrofa:
Ante de los matines una grand madrugada
Levantosse est monge rezar la matinada,
Tanner a los matines, despertar la mesnada,
Endrezar las lampadas, allumnar la posada. (M., 288).
7
Citemos otros ejemplos muy significativos de coordinadas:
Lo que Daniel dixo, elo que Iheremias,
e lo que Abacuc, e loque Isayas. (Sacr., 24).
O despruebe, o crea, o diga: non se nada. (Loo., 212).
Nin comio, nin bebio, nin exio de lection. (M., 807).
8 Para algunas particularidades de Berceo sob re el uso del articulo.
pronombres, verbos, adverbios, preposiciones y conjunciones, puede
verse Martin Alonso, Evolution sintactica del espanol, Madrid, 1962,
pags. 131-35.
EL
HIPERBATON
\
I
El hiperbaton es frecuente en Berceo; mas frecuente que
la ordenacion logiea. Como es sabido, la colocacion hiperbatica de las palabras puede estar regida por diversos moviles:
la medida de los versos, el requerimiento de la rima, las exigencias eufonicas, la viveza de la frase y el proposito intencionado de destacar un concepto. Todo esto obliga a una or¬
denacion menos logiea, o menos habitual, de las palabras.
Los usos hiperbaticos de Berceo son los de su tiempo. Como
otros escritores del medievo, el poeta riojano adelanta, con
alguna frecuencia, el complemento preposicional adnominal,
colocandolo antes del nombre a quien completa: «de los cielos reyna» (M., 865), «del apostol Sant Paulo la leccion*
(Or.,
8),
«de
olivos
una grant
espesura»
(Or.,
141),
«de
Silos morador» (S. D., 296), «de Josep la esposa» (Due., 10),
«de los pleitos sabio avenidor» (Due., 77). No es rara la interposicion de algunas palabras entre estos dos elementos, alejandolos entre si:
De un confesor sancto quiero fer una prosa. (S. D., 1).
Vinieron de diablos por ella grant gentio. (M., 85).
Mas nunqua de los miembros non fueron bien sennores. (M., 397).
De nuestras liviandades gane nos remission. (M., 499).
De una abbatissa vos quiero fer conseia. (M., 505).
El hiper bat on
65
De la Virgo gloriosa vieron la su figura. (M., 879).
Que de don Ihesu Christo quiso seer su esposa. (Or., 28).
A veces acaso con un proposito deliberado, como en el siguiente verso:
Vivien de malas bestias en ellas grant congeio. (S. M., 28).
En realidad, lo que importaba aqui a Berceo era colocar las
palabras mas importantes, «bestias» y «conQeio», al final de
los hemistiquios, en la cresta misma de los acentos, para
llamar as! la atencion sobre ellas. Berceo queria alertar al
lector, impresionarle con la abundancia de animates malignos que poblaban el valle donde se retira San Millan, herir
su imaginacion con una multitud o concejo de bestias que
aumentara la fiereza del lugar. Y lo logra plenamente, aunque el logro lleve consigo la quiebra de la unidad sintagmatica y del orden logico de las palabras.
Esta tendencia a colocar las palabras de interes culminante en la cuspide de los acentos se advierte tambien en el
verso siguiente:
Millan me puso nomne la mi buena nodriz. (S. M., 19).
Pero ahora los acentos principales estan en la primera y en
la ultima palabra, que son precisamente las que tienen un
interes prominente: «Millan» y «nodriz». Y notemos que el
ritmo yambico, un poco duro, del primer hemistiquio («Mi¬
llan/ me pu/ so nom/ne»), se suaviza en el segundo con un
regodeo lento, con un paladeo afectivo, de querencia, de
ritmo anapesto («la mi bue/na nodriz»).
La separacion de elementos que logicamente debieran ir
unidos, se repite en las formas compuestas de los verbos,
con una dislocacion de palabras no exenta a veces de violencia:
JtERCEO. — 5
Un poco de gramatica
66
Quanto ayas el vaso, que te daran, bebido. (Mart., 73).
Quando el aver ovo el burges recibido. (M., 654).
Havemos en el prologo mucho detardado. (Or., 10).
Y lo mismo sucede en las formas pasivas:
Fue con los azadones la cerraia rancada. (M., 877).
Que Dios por el su ruego sea de mi pagado. (Or., 2).
Fue luego est miraclo escripto e notado. (M., 410).
Que avien de seer de la casa echadas. (M., 563).
Fue de bien grandes lumbres la giella alumbrada,
Fue de virgines muchas en un rato poblada. (Or.
132).
Y se reitera en los elementos unidos por conjuncion copulativa, pero forzados a una distanciacion por la interferencia de otras palabras:
Sanctos fueron sin dubda e iustos los parientes. (Or.. 7).
Luz era e confuerto de la su vegindat. (Or., 22).
Qual gloria regibimos, e quales galardones
(Or., 34).
Mi fixa, benedicta vaias e sanctiguada. (Or., 107).
Sennor, que sin fin eres e sin empezamiento. (M.
459).
Sennor por Dios te sea e por la caridat. (M., 903).
En los superlativos perifrdsticos el adverbio se pospone, a
veces, al adjetivo:
que fue peccador mucho, ca fue muger liviana. (M., 521).
Sera amargo mucho para los condenados. (Sig., 68).
En alguna ocasion, esta inversion de los terminos de la perlfrasis superlativa puede ser una exigencia de la rima:
El hiper baton
67
Dixeronli: contigo mucho nos plaz:
Para en esta companna digna eres assaz. (Or., 67).
En este ejemplo, ademas de la dislocation de los terminos,
se repite tambien el fenomeno de la distanciacion de que
venimos hablando, por interposicion de la forma verbal «eres»
entre el adverbio y el adjetivo. El fenomeno no es raro en
Berceo 1:
Por que quiera quele vino assaz era mal trecho. (S. D , 598).
Teniese dest pro omne mucho por escarnido. (S. M., 111).
Madre, el tu linage mucho es enalzado. (Loo., 111).
Tovose la Gloriosa mucho por afontada. (M., 383).
Duenna, disso, mercet, ca mucho so errado. (M., 571).
Berceo emplea tambien otras formas hiperbaticas, que
hoy nos resultan tan violentas, como la colocacion de los
complementos pronominales «me» y «lo», distanciados del
verbo y antepuestos a todos los elementos de la oracion2:
«Si me lo la tu gracia quisiesse condonar» (S. M., 60), en vez
de «si la tu graqia quisiesse condonar me lo», o «si la tu
graqia me lo quisiesse condonar». O la construccion: «ir vos
las e contando» (Sacr., 179), en lugar de «vos las ir e (ir6)
contando». O el hiperbaton «Veras Dios como honra los que
lo han servido» (Mart., 73), anteponiendo el sujeto «Dios» a
la conjuncion «como», introductiva de la oracion subordinada, en lugar de «veras como Dios honra los que lo han servido».
1
Tambien lo encontramos en el Libro de Apolonio:
Entiendo
que me dipes
buen
conseio asaz.
(Estr. 478).
Dixoles que el omne fuert era desgerrado. (Estr. 480).
2
Tambien lo usa el Libro de Alexandre:
Si lo yo saber puedo non me lo podra lograr. (Estr. 34).
Creet que sera manso quando lo yo ouiere. (Estr. 102).
/
ACUMULACIONES
Y
REITERACIONES
Ya hemos visto con que tenacidad amontona Berceo las
oraciones simples, sin ningun nexo ligativo, yuxtaponiendolas
en grupos de seis, nueve y hasta veinte. Igualmente hemos
anotado las pluralidades de oraciones coordinadas y subordinadas y las series asindeticas y polisindeticas de palabras.
Y hemos visto como influye todo esto en el ritmo lento o
acelerado de la sintaxis v del pensamiento, del significante
y del significado.
Pero el recurso acumulativo es todavia mucho mas extenso. Consignemos primeramente las aglomeraciones de pa¬
labras con igual funcion sintactica. Un mismo verbo puede
llevar consigo un monton de sustantivos en funcion de complementos directos:
Averan jambre e frio, temblor e calentura,
Ardor vuelto con frio, set fiera sin mesura. (Sig , 38).
O un cumulo entreverado de complementos directos e indirectos, como en esta estrofa, en que el verbo «dar» actua sobre catorce complementos:
Darlis an malas genas et peores yantares,
Grant fumo a los oios, grant fedor a las nares,
Vinagre a los labros, fiel a los paladares,
Fuego a las gargantas, torzon a los yjares. (Sig., 40).
Acumulaciones y reiteraciones
69
Estas acumulaciones se dan igualmente con sustantivos sujetos !, con posesivos1 2, con verbos coincidentes en sus accidentes gramaticales 3. Pero el fenomeno es mas intenso aun
en el amontonamiento de negaciones4. Abundan los versos
con tres y cuatro negaciones, casi una negacion por cada palab ra :
Non vos menguara nunqua nin cena nin yantar. (S. D., 499)..
Ni es omne, nin angel, ni otra criatura. (Sacr., 167).
Nin tacha nin maziella non fue en el fallada. (Sacr., 185)'..
Ya non es pan ni vino nin delo que fue nada. (Sacr., 186).
Nin frio nin calura, nin viento nin elada. (M., 611).
Las negaciones se concentran no solo en versos aislados,
sino tambien en versos consecutivos, alcanzando entonces,
por virtud de la reiteracion, una intensificacion sin medida:
Guarir non las pudieron ningunas maestrias,
nin cartas nin encantos nin otras eresias,
nin vigilias nin lagremas nin luengas romerias. (S. D., 640).
Non lis faran embargo nin sierras nin oteros,
Nin nieblas, nin calinas, nin leguas nin migeros. (Sig., 55).
1
2
3
Vid. S. D , 403, 640; S. M„ 50; M., 323; Loo., 55.
Vid. M., 798; Due., 46.
Vid. Loo., 212; M., 324-25, 807.
4 Lanchetas (op. cit., pag. 1008) observa que «en este acumulamiento de voces negativas hacen las veces de tales muchos verbos que
indican privacion, carencia, limitacion; ciertas voces que marcan el
limite de los conceptos, como panto, bocado, cosa, o indican objetos
de poco valor, de naturaleza despectiva, como an pelo, un cabello,
ana paia, una arveia, tres meaias, dos cannaveras». E. L. Llorens
(La negacion en el antiguo espanol, anejo XI de RFE, 1919, pags. 185192) estudia la negacion medieval reforzada con comparaciones de
cosas infimas. Vid. tambien Menendez Pidal, Cantar de Mio Cid, pa-
ginas 376 y 689.
Un poco de gramdtica
70
Non serie organista nin serie violero,
nin giga, nin salterio, nin mano de rotero,
nin estrument, nin lengua, nin tan claro vocero. (M., 9).
Hay estrofas que encierran diez negaciones en el breve cofrecillo de sus cuatro versos:
Oration nin ieiunio non li valia nada,
nin encantos nin menges, nin girio nin oblada,
por ninguna manera nol trobavan entrada,
nunca vidieron omnes cosa tan entecada. (S. D., 403).
Nin nieves, nin eladas, nin ventiscas mortales,
nin cansedat, nin famne, nin malos temporales,
Nin frio, nin calentura, nin estas cosas tales
Sacar non lo podieron dentre los matorrales. (S. M., 50).
Claro que en todos estos casos hay siempre un fenomeno
reiterative: reiteracion de una misma construction sintactica, o de una misma funcion gramatical, o de un mismo
termino verbal. Berceo, «como buen predicador medieval,
procede por repeticiones martillantes de palabras y motivos,
por enumeraciones y recapitulaciones, por bloques sucesivos
de variantes» 5. Y, muchas veces, por reiteracion de un mismo
contenido de concepto; porque si paramos la atencion, por
ejemplo, en los dos ultimos tetrastrofos citados, veremos
que los sustantivos de la primera estrofa («ieiunio», «encantos», «menges», «qirio» y «oblada») coinciden en su nula
Valencia («non li valia nada»), en su ineficacia para la salud
de aquel enfermo; y que los sustantivos de la ultima estrofa
(«nieves», «eladas», «ventiscas», «cansedat», «famne») estan
puestos- en una misma linea de incomodidad y de fatiga, para
realzar la voluntad de penitencia de San Millan. Distintas entre si, en cada una de las dos series, todas las palabras en¬
cierran una sinonimia intencionada de contenido. Como dirla
5
Spitzer, Leo, Sobre la cantica «Eya Velar*, en NRFH, 1950, pag. 51.
Acumulacion.es y reiteraciones
71
Carlos Bousono 6, «lo que se repite no es aqui el significado
logico de los vocablos..., sino la signification que inconscientemente se nos asocia a la mayoria de los signos».
Y como «toda reiteracion posee virtudes intensificadoras
del significado» 7 ponderese la carga expresiva de estas reite¬
raciones de Berceo. Es, al fin, un modo de superlativizar las
cosas, nada extrano en un poeta que emplea tan frecuentemente el superlativo.
Pero Berceo emplea, ademas, otros tipos de reiteracion,,
En otro lugar hablaremos de la reiteracion paralelfstica8,
de la reiteracion aliterativa y de la reiteracion anaforica. Hablemos ahora de la reduplication o repetition consecutiva
de una misma palabra. Berceo la emplea, sobre todo, en el
Duelo de la Virgen. En este poema, tan lleno de ternura, la
Virgen va contando, paso a paso, la Pasion de su Hijo, y mas
de una vez se le escapa en la narration (jy con cuanto dolor
de Madre!) o una palabra repetida en que los judfos concentran su burla:
Todos por una boca dicien baia baia. (Due., 23).
O una palabra de dolorida querencia maternal. La reiteracion
«Fijo, Fijo» se repite por tres veces en momentos llenos de
dramatismo:
Vio a mi mezquina triste con grant cochura,
Clamando: Fiio, Fiio, a una grant pressura.
6
(Due., 36).
Bousono, Carlos, Teona de la expresion poetica, ed. Gredos, Ma¬
drid, 1956, pag. 122.
7 Id., id., pag. 121.
8 «Tambien la correlacion y el paralelismo son, en ultima instancia, reiteracion del significado, aunque esa reiteracion sea solo parcial: un genero proximo en que los varios elementos enumerados coin¬
cident (Bousono, op. cit., pag. 212.)
Un poco de gramatica
72
Recudi io mesquina, bien grant ora trocida,
Clamando Fijo, Fijo, mi salut e mi vida.
(Due.,
121).
El viernes en la noche fasta la madrugada
Sofrl grant amargura, noche negra e pesada,
Clamando: Fijo, Fijo, do es vuestra posada? (Due.,
161).
Tambien en una vision de Santa Oria, la Santa, engloriada
en uno de sus extasis,
Dipia entre los dientes con una voz cansada:
Monte Olivete, monte Olivete, ca non dipia al nada. (Or., 147).
Y en el Milagro XII, El prior y el sacristan, un ano despues
de muerto el prior, oye el sacristan, temblando de miedo,
que le llaman por su nombre desde el sepulcro:
Ubert. Ubert, <(por que me non recudes? (M., 293).
Registremos tambien la tendencia a acumular monosllabos en un mismo verso. El hecho es bastante frecuente:
No lo se bien si yva de piet o cavallera. (S. D., 291).
Si me lo la tu grapia quisiesse condonar. (S. M., 60).
Ca non so yo tan digno pora tal dignidat. (M
715).
Non vaia mas a mal que es ida la cosa. (M., 775).
Di, non se por qual guisa, la alma al peccado. (M., 772).
A veces todos son monosllabos, menos las palabras finales
de los hemistiquios, acumulandose nueve y diez monosilabos en la corta singladura de un verso:
Ya non es pan ni vino nin de lo que fue nada. (Sacr., 186).
Los que non se le guardan, tan mal que los enganna. (M., 839).
Si vos non vos quessassedes, yo non me quessaria. (M., 583b
Acumulaciones y reiteraciones
73
'
Reparese en el siguiente verso del Duelo de la Virgen, ulti¬
mas palabras que pone la Madre en boca de su Hijo al expirar en la cruz. Se percibe aqui la voz jadeante, intermitente, del moribundo, en un lento caer de monosilabos, como
de quien hace un ultimo esfuerzo cansado y fatigoso. Las
mismas palabras polisilabas parecen escritas para un silabeo
de angustioso y definitivo acabamiento, con la reiteracion de
los sonidos dentales y el tartamudeo del ultimo hemistiquio:
Todo te lo e dicho lo que e de degir. (Due., 108).
LOS RECURSOS MAS EXTERNOS
LA
ALITERACION
La aliteracion, o repetition insistente de un mismo fonema, ademas de su nudo valor rftmico, puede transportar en
si sorprendentes efectos de expresion. El fenomeno aliterati"vo puede detenerse en la externa musicalidad de las palahras; pero muchas veces penetra hasta los mismos conceptos. En este ultimo caso, como hace notar Damaso Alonso
«hay que tener muy presente (para evitar errores) que el significado es precisamente el punto de partida de todos los
fenomenos en que (como en los aliterativos) el significante
actua como reforzador o matizador del significado. Esto ex¬
plica por que los mismos fonemas unas veces producen el
efecto dicho o no (segun el significado de pie o no para ello),
y por que los mismos fonemas parecen producir la matizacion distinta de dos significados; la action de los dos significantes no ha hecho sino exagerar esa diferencia inicial».
Llama la atencion la frecuencia de la aliteracion en Berceo y su preferencia por el sonido oclusivo sordo «k», que
en muchos casos se repite tres, cuatro, cinco, ocho veces en
1
Alonso, Damaso, Aliteracion, en Gongora y el «Polifemo», ed. Gre-
dos, Madrid, t. I, pag. 168.
Los recursos mas externos
78
el corto espacio de uno o dos versos. Los ejemplos son innumerables 2:
Qui guiera que en cierto lo guiciesse buscar. (S. D., 88).
Mezguindat por rigueza t<juien non la cambiara?
qui buscarla guisiere, rehez la trobara. (S. D., 246).
Mas non se por qu&\ guisa, ca todo es cambiado,
Porgue quiquier que sea, es muy grant peccado. (S. M., 467).
Inclino la cabeza commo qui quier dormir. (Due., 108).
Todo caye en Christo <?ui lo guiere cantar. (Sacr., 39).
Pero estos versos, a pesar de la tenaz reiteracion de la
«k», no son versos hlspidos y broncos, porque, en Berceo,
la aspereza de las oclusivas sordas queda, con frecuencia,
mitigada por la accion amortiguadora de otros sonidos. En
el ejemplo siguiente, no obstante la abundancia de los fonemas duros «k», «t» y «p» diseminados por toda la estrofa,
esta se dulcifica por influencia de las sonoras v fricativas:
Qui en esfo dubdare que nos versificamos,
Que non es esta cosa fal commo nos contamos,
Peccara dura-mientre en Dios que adoramos:
Ca nos guanto degimos, escripto lo fallamos. (Or., 203).
Es indudable el acierto de Berceo en el empleo de la aliteracion, ya obteniendo efectos musicales, ya adecuando el
sonido y el sentido, el significante y el significado. Merece
la pena hacer un recorrido por algunos ejemplos. A veces un
verso se encalma suavemente con fonetica blanda de labiales 3:
2 Vease S. D., 87, 88, 102, 131, 179, 246, 329, 385, 386, 416; S. M„ 217,
265, 366, 394, 464; Sacr., 29, 293; M., 71, 353, 380, 606, 883; Or., 159,
189, 203.
3
Vease S. M., 403, 486; M., 654; Or., 122.
La aliteracidn
79
Torno en ave Eva la madre de Abel. (Himm., II, 2).
Otras, se endurece a golpes de explosivas:
For esti sieglo pobre que poco durara. (S. D., 246).
O se encrespa con ira sob re las «k» de la amenaza:
Essas ypocrisias que combusco traedes,
bien creo <?ue encabo amargas las veredes. (S. D., 179).
(Notese la fonetica bronca de «combusco», con dos oclusivas
guturales y tres vocales oscuras.)
Algunas veces las silbantes se amontonan y hierven como
ideas en ebullicion:
Mas tenie en el seso toda su agudeza,
et sabia que en esso li yazia proveza. (S. D., 39).
Otras, se agolpan las «t» con urgencia de ruego y llamada:
Tu torna los 7us oios sobre esti logar. (S. D., 198).
Tu torna la cabeqa contra esti mi planto. (S. D., 575).
Non cates al mi merifo, cata a tu bondat,
De quanto que tu dizes, todo dizes verdaf. (M., 781).^/'
Hay versos que tiemblan con temblor de labiales:
Temblavan nzuchas barbas de cabezas fardidas. (S. D., 743).
O se duermen mansamente sobre las «n» del sueno:
Ensomro esta duenna un suenuo desseado. (Or., 188).
O se deslizan sobre un sendero de «eses»:
Despues filo Ximena sana asu solano. (S. D., 621).
Los recursos mas externos
80
Hay otros que se adelgazan sobre vocales agiles:
Que Its diessen del vino que 1/ a vie sobrado. (S. M., 246).
O hinchan su volumen con la rotundidad de las «aes»:
E quanto mas puiaba mas iba meiorando. (S. M , 54)
El repertorio aliterativo de Berceo es tan abundante corao
vario. Podrlamos comprobarlo con muchlsimos ejemplos:
Aliteracion con «/»:
Commo /ue el en/ermo mucho desbaratado,
non pudo exir ende /asta fo a/orcado. (S. D.
558).
Aliteracion con «n»:
Non es a pos el nuestro nulla luz n\n nul pregio. (S. M., 208)
Sennor, si nos non sanas, daqui nunqua iztremos. (S. M . 327).
Aliteracion con «m»:
Que matho otros rnuchos con mala maestria. (M., 758).
Matat a mi primero que a Christo n/atedes;
Si la Madre mataredes, maior merget abredes. (Due., 56).
Aliteracion con «p»:
Pusolo en porfazo porque lo non pagava. (M., 685).
.Aliteracion con «/»:
AZimpiava /as Zampadas por fer meior Zumnera. (M., 290).
Pero Za mi fetiZa non Za he obZidada. (Due., 13).
La aliteracion
Aliteracion con «i»:
Io a ti quissi mucho, e fui de ti querida,
Io siempre te crey e fui de ti creyda. (Due., 78).
Aliteracion doble con «Z» y «p»:
Qui rogarZa sopiesse con Zimpios paZadares. (M., 585).
Aliteracion doble con «k» y «s»:
Qui sacar los quisiere busque escrividores. (S. D., 386).
Qui fuesse <?uis guissie^e folgar a su posada. (Or., 189).
Aliteracion con «mi»:
Sera por mi reptado el mi redimidor. (M., 664).
Aliteracion con el grupo «tr»:
Las tres cruzes Zras estas reZraen oZra gesta. (Sacr., 245).
Podrian aducirse muchos ejemplos igualmente variados.
BERCEO. — 6
81
ANAFORAS
Y
PARONOMASIAS
La anafora repite una misma palabra al principio de varios incisos y, como fenomeno de reiteration, lleva consigo
una virtud intensificadora, un poder vigorizante. La parono¬
masia tiene, mas bien, una fuerza destacadora, de relieve,
de llamada de atencion. Berceo emplea la anafora con bastante frecuencia y con algunas variantes. Segun Nebrija,
«anaphora es cuando comengamos muchos versos con una
misma palabra* L Esta anafora de principio de verso, esta
repetition de una palabra al principio de los primeros hemistiquios de varios versos, es la mas abundante en Berceo y
puede afectar a dos, tres y cuatro versos 1 2, extendiendose alguna vez a varias estrofas 3:
Nunqua
tomo la cara el varon acordado,
Nunqua perdio un punto de todo lo ganado. (S. M.
51).
Dia tan embargoso, tan sin derechuria,
Dia en qui yo pierdo mi sol, Virgo Maria r
Dia en que el sol muere non es complido dia. (Due., 141).
1
Nebrija, Gramatica, IV, 7.
2 S. D., 104, 387, 483, 618; S. M , 51, 251, 322, 328, 406; Sacr . 100,'
143, 180; Loo., 22, 78, 97, 170, 189; Sig., 43, 65, 66; M., 53, 54, 61, 160,
167, 177, 195, 259 , 367, 393, 394, 406, 532, 543 , 580 , 586 , 671, 750 , 782 . 835.
851, 868; Due., 71; Or., 142.
» M„ 34-37.
Andforas y paronomasias
83
Alii vememos todos en complida edat,
Alii vema tu fijo con la su magestat,
Alii verna la cruz e la humanidat,
Alii se partira por siempre mentira de verdat. (Loo., 170).
Pero hay anaforas que afectan no a los primeros, sino a los
segundos hemistiquios de los versos 4:
Madre, en tu parto nuevos signos cuntieron,
Pastores que velaban nuevas lumbres vidieron,
La verdat de la cosa nuevos cantos ovieron,
De gozo e de paz nuevos cantos oyeron. (Loo., 28)..
El buen Sennor non quiso que li fuessen perdidos,
Revisclo los sus sesos que iazien amortidos,
Abrio luego los oios que tenie adormidos. (M., 749).
Y hay anaforas que afectan a los dos hemistiquios 5:
El Rey e los pueblos davan lis adiutorio,
unos enla iglesia, otros en reffitorio,
otros en vistuario otros en dormitorio,
otros en offigierio, otros en responsorio. (S. D., 220).
Madre plena de gragia, tu seas bien laudada,
Tu seas gradecida, tu seas exaltada,
Tu seas bien venida, tu seas bien trobada. (Due.,
207).
No es raro encontrarnos con versos de doble anafora: una,
en los primeros hemistiquios, y otra, distinta, en los se¬
gundos 6:
Sy esto por ti viene, eres mal acordado,
sy otri te lo conseia, eres mal conseiado. (S. D , 140).
4
5
S. D„ 160, 465, 608; Loo., 28; M., 147, 174, 749.
S. D., 220, 408; S. M , 89; Mart., 2; Loo., 204; M., 80, 324, 397, 614,.
760, 826; Or., 146, 157.
6 S. D„ 125, 140, 253; S. M., 64; Loo., 141; Sig., 23; M., 119, 400, 418;
Due., 68.
Los recursos mas externos
84
Benedictos son los montes do est sancto andido,
Benedictos los valles, do sovo escondido,
Benedictos los arbores so los quales estido. (S. M.,
64)
A veces la anafora de los segundos hemistiquios se multiplica
en sus varios incisos:
Nunca tan blanca vido nin toca nin camisa,
Nunca tal cosa ovo nin Genua nin Pisa. (Or., 118).
Porque los incisos anaforicos no siempre coinciden con la
division en hemistiquios de los versos:
Bien como ebieti bevo, bien bisto ebien yago. (S. D., 64).
Sennora, so perdudo, e so desemparado,
Fiz mal encartamiento, e so mal engannado. (M., 772).
Si la anafora repite una misma palabra sin cambios morfologicos, la paronomasia emplea palabras que pueden ser
de distinta morfologia, pero que, al menos foneticamente,
guardan entre si un cierto parentesco o semejanza. La antigua retorica, dice Curtius 7, llamaba paronomasia o annominatio «la acumulacion de diversas flexiones de una misma
palabra y de sus derivados, y tambien la de palabras de sonido identico o analogo», incluyendo bajo esta denominacion
la polipote, la derivacion y la estrictamente llamada parono¬
masia. En este sentido amplio usamos aqui la palabra «paro¬
nomasia^ La paronomasia de dos miembros es un recurso
comun de los poetas del medievo, tanto en latin como en
lengua vulgar. Curtius 8 ha senalado doscientos ejemplos en
la Divina Comedia: 56, en el Inferno; 65, en el Purgatorio,
7 Curtius, op. cit.,
* td., pags. 393-94.
pag. 392.
Andforas y paronomasias
85
y 78, en el Paradiso. Berceo 9 emplea habitualmente esta pa¬
ronomasia bimembre:
Contarvos mi facienda serie luenga tardanga,
ca las razones luengas sempre traen oianga. (S. D., 133).
Iba enna Cogolla todavia puiando,
E quanto mas pniaba mas iba meiorando. (S. M., 54).
Luego que ha la pistola dicha el pistolero. (Sacr., 42).
Los homnes descreydos fizieron descreencia. (Mart., 77).
Con las grandes fagiendas que era fagendado. (M., 662).
Do suffrio mas martirio que algun martirizado10. (S. D., 255).
Pero usa tambien la paronomasia de tres y cuatro miembros 11:
Que nasgio en buen punto, lleno de bnenas mafias,
y venia cabdellando essas buenas campafias. (S. D., 273).
Ond nasgio tal milgrana feliz fue el milgrano,
e feliz la milgrana que dio tanto buen grano. (S. D., 675).
9 S. D., 5, 16, 85, 100, 115, 117, 133, 140, 145, 174, 243, 255, 365,
389, 452, 467, 478, 515, 574, 599, 651; S M., 13, 15, 20, 37, 52, 53, 54, 58,
361, 373; Sacr., 29, 42, 48, 58, 192, 197, 212, 233; Mart., 5, 22, 77; Loo., 32,
112, 118, 183, 192; Sig., 3, 47; M„ 13, 153, 202, 220, 233, 287, 318, 325,
327, 331, 340, 344, 351, 389, 430, 482, 483, 579, 580, 583, 662, 721, 734, 741,
747, 753, 755, 762, 781, 788, 801, 802, 803, 808, 836, 870, 898, 903, 908, 911;
Due., 15, 41, 73, 93, 97, 108, 139, 157, 198, 206; Or., 6, 7, 8, 9, 12, 21,
73, 74, 84, 113, 116, 122, 132, 144, 153, 169, 173, 174/ 188, 204.
10 Es la unica vez que aparece en Berceo la palabra «martiri¬
zado®, solo explicable por error de copista. El codice de la Biblioteca
de la Real Academia de la Historia dice «martiriado», unica nranera
de conservar la medida del alejandrino, teniendo en cuenta la ausencia de la sinalefa. Berceo debio escribir «martiriado», al igual que en
toda su obra (S. M, 32, 54, 57, 281; Sacr., 155, 176; Mart., 27, 29;
M„ 765, 850; Or., 17, 112; Himn., I, 7).
“ S. D., 273, 377, 418, 675; Sacr., 11; M., 479; Due., 98.
Los recursos mas externos
86
A veces la paronomasia traspasa el limite de una estrofa
invadiendo la siguiente, como en este ejemplo de seis miembros:
Si me lo la tu gragia quisiesse condonar,
Sennor, aqui querria de mi grado finar.
Si tu esto quisiesses sofrir e otorgar,
Del otero al valle me querria tornar;
Pero si tu al quieres e me mandas fincar,
Quiero, maguer lazrado, tu merget esperar. (S
M., 60-61).
Pero. pueden tambien encontrarse, en un mismo perlodo,
paronomasias dobles y triples, ya ordenadas sucesivamente,
ya entrecruzandose, en un juego de palabras y de conceptos12:
Do ha tal castellero, feliz es el castiello,
con tan buen porteilero feliz es el portiello. (S. D., 125).
Sennor, si tu quisiesses, vo mucho lo querria,
De vevir solitario commo vevir solia. (S. M., 105).
Pero perdio la sombra, siempre fo desombrado,
Perdio la color buena, finco descolorado. (M., 743).
Levanto la ley nueva, la vieia callantada,
La vieia so la nueva iaze encortinada. (Sacr., 28).
Alzaronlo de tierra quanto alzar quisieron,
Quantos cerca estavan por muerto lo tovieron;
Si antes lo sopiessen lo que despues sopieron,
No li ovieran fecho esso que li fizieron. (M., 148).
11 S. D„ 125, 689;
Due., 156; Or., 113.
S.
M„
105;
Sacr.,
28;
Sig.,
2;
M„
148,
743;
LA
TeCNICA
DEL
DIALOGO
«En las obras de Berceo apenas si se encuentra usado el
lenguaje indirecto, porque siempre que se presenta ocasion
de referir lo que otros han dicho, desaparece de la escena y
aparecen los personajes, siendo ellos, y no el poeta, los que
hablan por medio de dialogos y monologos. Esta forma dramatica representativa con que a cada paso se interrumpe la
narracion hace que las obras del poeta riojano adquieran un
colorido especial»... «Examinando la Vida de Santo Domingo,
escrita en latln por el monje Grimaldo, su coetaneo, al re¬
ferir las eonversaciones de sus personajes, lo hace, ya en
lenguaje indirecto, ya mezclandolo con el directo, y algunas
empleando unicamente el directo; Berceo emplea solo y exclusivamente este ultimo. Lo mismo acontece en los Milagros,
en Santa Oria y en San Millan»
Efectivamente, el dialogo es un elemento esencial en el
estilo de Berceo. La forma dialogada, si no exclusiva, es al
menos predominante, y a ella hay que atribuir buena parte de
su viva actualidad. El dialogo irrumpe en la narracion irnponiendole autenticidad, dando plasticidad a los hechos, acortando las distancias que separan al escritor de su publico.
Vid. Lanchetas, op. cit., pags. 1013-14.
Los recursos mas externos
88
Sin embargo, los dialogos de Berceo llevan todavia el peso
calmoso del verbo introductor: «dixo», «dixeronli», «fablo»,
«pregunloli», «respondio», «recudioli»2. Alguna vez la for¬
mula introductiva es claramente inhabil:
Dixol Mimno a Oria: cobdigias alia ir?
Dixol a Munno Oria: yo si, mas que vivir. (Or., 158).
Lo mas frecuente es que la persona con quien se habla este
expresada por un vocativo que acompana al verbo intro¬
ductor :
Fixa, dixo la madre, do vos queredes ir?
Madre, dixo la fixa, a los cielos sobir. (Or., 194).
En este dialogo de Santa Oria con su madre, la formula in¬
troductiva («Fixa, dixo la madre», «madre, dixo la fixa») se
repite, monotona y enfadosa, en cada alternancia de la con¬
versation. Pero a medida que avanza el dialogo hay un mo¬
menta en que Berceo, como cansado de la insistencia, prescinde del verbo introductor y conserva solo el vocativo, aunque vuelva despues a la formula primera. Berceo ha dado
aqui un paso importance en la tecnica del dialogo 3:
—Madre, dixo la fixa, en la noche primera
Non entre en palagio, non se por qual manera..
—Fixa, en esa noche que entrar non podiestes,
Quien vos fizo companna mientre fuera estoviestes?
—Madre, las sanctas virgines que de suso oiestes...
—Otra cosa vos quiero, mi fixa, preguntar,
2
El procedimiento es comun a otros poemas de clereciar
Dixo Apolonio, yo hi fuy criado.
Dixo el marinero, si te veyas logrado.
Dixole Apolonio, si me ovieres grado,
Dezirte puedo sennvales en que sella provado. (Estr. 245).
3
Lo mismo sucede en la estr. 74 del Martirio de San Lorenzo.
La tecnica del didlogo
En qual compannia sodes, fapetmelo entrar?
—Madre, dixo la fixa, esto en buen logar. (Or.,
89'
196-199).
Pero en esto, como en otras cosas, los juglares se adelantan a los poetas de clerecia. Lo que es esporadico en Berceo,
ya era habitual en el Mio Cid. Los dialogos del Mio Cid no
tienen verbo introductor en un cincuenta por ciento de lo%
casos. Su andadura estillstica es, por tanto, mas rapida y
moderna que la de Berceo. Precisamente por la escasez del
verbo introductor, el Mio Cid debio ser mas apto para la recitacion juglaresca, con sus cambios de voces y de mlmica,
Los juglares estaban mas cerca que Berceo de la dramatiza¬
tion. Realizaban algo asi como una semirrepresentacion de
los hechos. En verdad, la epica medieval realizaba sus singladuras navegando entre lo narrativo y lo dramatico4. Y
algo parecido debio suceder en Berceo. Ya observaba Sanohez-Albornoz 5 que «en ese soplo de vida que inyecta en sus
milagros, a las veces hay, a lo que me parece, el germen, inmaduro, pero promisorio, de la novela y el drama espanoles».
Y nosotros podemos imaginarnos al poeta, cuando leia sus
relatos a las puertas de San Millan, ahuecando o afinando la
voz, imitando los gestos y ademanes de sus personajes, como
hacian los juglares de su tiempo.
Berceo, en la Vida de Santa Oria, intercala un crecido numero de dialogos. Parece como si el dialogo lo llenara todo.
Santa Oria habla con Dios, con las santas Agueda, Eulalia y
Cecilia, con las Vfrgenes, con los Martires, con Voxmea, con
la Virgen Maria, con Muno, con Amuna, su madre. Lanchetas cuenta hasta veinte dialogos en sus doscientas cinco estro4
Vid. Damaso Alonso, Estilo y creacion en el Poema del Cid, en
Escoria!, num. 8.
5 Sanchez-Albornoz, Berceo horro del impacto de lo islamico, enEspana, un enigma histdrico, Buenos Aires, 1952, t. I, pag. 437.
90
Los recursos mas externos
fas. Los dialogos de la Vida de Santa Oria son tambien los
mejores de Berceo. Pero el verbo introductor no desaparece
sino en el que hemos citado, al final ya del ultimo de sus
poemas.
LA ESTROFA Y EL VERSO
La estrofa de Berceo es la cuaderna via con versos alejandrinos. Fitz-Gerald 1 la describe asi. Son «coplas de cuatro
versos en monorrima;
cada verso consta de dos hemisti-
quios; cada hemistiquio tiene seis silabas si la termination
es aguda; siete, si es grave, y ocho, si es esdrujula... Solo
hay un acento metrico en cada hemistiquio, y cae invariablemente en la sexta silaba... El hiato entre palabras es absolutamente obligatorio, y, en consecuencia, la sinalefa esta
prohibida con igual rigor. El poeta estaba en libertad para
usar o no de la contraction, de la apocope y de la aferesis;
en casos especiales, tal vez de la sincope... No tenia trabas
(o pocas) en el uso de la dialisis y de la sinicesis (dieresis y
sineresis)». Y Henriquez Urena insiste en algunos aspectos:
«Berceo cbtiene la regularidad mediante el empleo artificial,
forzado, del hiato; nunca emplea la sinalefa: solo la elision;
paradojicamente, su regularidad resulta una manera de irregularidad, pues la pronunciation normal del espanol exige la
sinalefa, y leidos naturalmente, sin los hiatos anormales,
los versos cojean.» «E1 caso de Berceo es exceptional: es el
unico versificador que podemos declarar correcto en todo el
1 Fitz-Gerald, Versification of the Cuaderna Via
Berceo’s «Vida de Santo Domingo», Nueva York, 1905
as
found
in
92
Los recursos mas externos
trecho que va desde el Cantar de Mio Cid y el Misterio de los
Reyes Magos hasta don Pero Lopez de Ayala» 2.
En verdad asombra, aun dentro de esta irregularidad de
los hiatos anormales, que, alia en los inicios de la poesia
castellana, el mas antiguo de nuestros poetas conocidos tenga ya un sentido exacto de la medida de los versos, un esmero
tan minucioso en el recuento silabico. Asombra la firmeza
del alejandrino, la tenacidad implacable de las catorce silabas, de tal manera que los fallos que observamos en los textos actuales habria que atribuirlos al descuido o ignorancia
de copistas inhabiles. Menendez Pelayo admira en Berceo «el
arte de versificar y el sentimiento de la armonia que parece
haber poseido como por instinto»3.
La estrofa de cuaderna via y la rima consonante son las
normales de Berceo. Los versos irregulares y paralelisticos 4
2 Henriquez Urena, La versification irregular en la poesia casteliana, Madrid, 1933, pags. 17-18. Rufino Lanchetas (op. tit., pags. 11
y 808) habla defendido antes, por falta tal vez de una edicion critica
de Berceo, el uso indistinto del hiato y la sinalefa. Ediciones y estudios posteriores, como los de Fitz-Gerald, G. Solalinde y Carroll Marden, han rectificado definitivamente el dualismo de Lanchetas. Vease
tambien Synalepha in Old Spanish Poetry: Berceo, de Harrison Heikes,
Arnold, en Hispanic Review, Filadelfia, IV, 1936.
3 Menendez Pelayo, Antologia, ed. C. S. I. C., 1944, t. I, pag. 17.1.
Diez-Echarrt y Roca Franquesa anotan muy acertadamente: «Cuando
se plensa en el enorme salto que hubo de darse para que aquellos ver¬
sos duros v toscos del Cantar de Mio Cid se convirtiesen en esa masa
maleable y fluida que son las estrofas de Berceo, es cuando se ve
mas clara la signiticacion de este poeta en el proceso general de nuestra literatura» (Historia General de la Literatura Espahola e Hispanoamericana, Madrid, 1960, pag. 45).
4 Vid. Leo Spitzer, Sohre la cdntica «Eya Velar» (en NRFH, 1960.
pags. 50-56); J. B. Trend, Sobre el «Eya Velar» de Berceo (en NRFH,
1951, pags. 226-28); Menendez Pidal (en RFE, I, 1914, pag. 96); C. Mtchallis, Cancionero de Ajuda, Halle, 1904, II, pag. 929; M. Rodrigues
Lapa, Das origens da poesia lirica em Portugal, Lisboa, 1929; F. Brit-
La estrofa y el verso
93
del clelicioso Canto de vela del Duelo de la Virgen son una
excepeion. La critica ha seiialado, no obstante, algunas estrofas de cinco versos * * 5 y frecuencia de asonancias 6. A veces,
pocas, dentro de una estrofa se repite la misma palabra al
final de dos versos7; otras, se repite un verso entero 8.
Todos los versos de Berceo son graves o agudos. Ni una
sola vez emplea el verso esdrujulo. Sin embargo, usa el esdrujulo en los finales del primer hemistiquio, con tratamiento
de fin de verso, es decir, considerando las dos ultimas sitabas
como una sola:
Cerca de la su camara do solia albergar. (M., 514).
Movieronse los
angeles a mui
grand
ligereza.
(M, 535).
Envio de sos clerigos en qui el mas fiaba. (M., 555).
Non cates al mi merito, cata a tu bondat. (M., 781).
Levaronlas
los
angeles
cantando
dulzes
sones.
(M.,
812),
Assin find Teofilo el buen aventurado. (M., 858).
A veces riman entre si los primeros hemistiquios, con rima
trrrerm>"fi~cte esdrujulos:
~
“
‘
Non desdenno los gemitos de los omnes lazrados,
Non cato al su merito nin a los sus peccados. (M., 394).
The Medieval Latin and Romance Lyric to A. D. 1300, Cam¬
bridge, 1937.
5 Vid. M., 99, 866; S. D, 167, 185. En el Libro de Alexandre hay
estrofas de cinco versos (11, 219, 2450), de seis (473, 609, 847) y de tres
(244, 253, 255, 313, 670).
6 Solo en los Milagros hemos anotado las siguientes: 92, 190, 200,
297, 317, 322, 363, 404, 460, 466, 575. Menendez Pelayo advierte que «la
mayor parte de los tetrastrofos de la baja latinidad estan en rima
perfecta, pero hay algunos (sin duda, los mas antiguos) que se contentan con la asonancia» (Antologia, ed. cit., t. I, pag. 159, en nota).
7 M., 452, 526, 722; S. D., 294; Or., 197; Loo., 107, 112.
tain,
8
Loo., 94, 112; M., 145.
Los recursos mas externos
94
Porque no es rara en Berceo la rima interna:
Mas tenie en el sesso toda su agudeza,
ca sabia que en esso li yazia la proveza. (S. D., 39*).
Desamparo la tierra, ca temie mal prender,
passo allent la sierra a agosto coger. (S. D., 421).
Qui en ti entendio, nunca fue engannado,
Quanto en ti metid, bien lo cogio doblado. (Loo., 200)
Ca por ella issiemos de la carcel penosa
En que todos iaziemos, foya mui periglosa. (M., 620).
Avia que vistir, avia que calzar,
Avia pora mi, avia pora dar. (M , 760).
Son los «versus ventrini» de los* preceptistas medievales, o
mejor, los «versus caudati ventrini», porque riman al final v
en medio. Evrard l'Allemand los define y ejemplifica en su
Laborintus (vs. 717-722):
Sunt medio quae conveniunt et fine vicissim
Carmina, quae tali sunt modulanda modo:
«Si tibi nota seges est morum, gratus haberis^
«Si virtutis eges, despiciendus eris.
«Criminibus mersos toto conamine vites;
«A vitiis tersos .cordis amore cites».
Si en los ejemplos citados de Berceo colocamos los segundos
hemistiquios debajo de los primeros, nos veriamos sorprendidos con unas cuartetas heptasilabas:
Mas tenie en el sesso
toda su agudeza,
ca sabia que en esso
li yazia la proveza.
Avia
avia
avia
avia
que vistir,
que calzar,
pora mi,
pora dar.
La estrofa y el verso
95
Alguna vez la rima interna se extiende a tres versos consecutivos:
Si tu nunca morieses vivir yo non' podria,
Si tu mal non sofriesses yo de bien non sabria,
Si tu non degendiesses yo nunqua non subria. (Loo., 97).
Y no solo esta rima interna de los hemistiquios primeros entre si, sino tambien entre varias unidades sintacticas dentro
de un mismo verso:
Velaba, e oraba, rezaba el salterio. (S. D., 413).
Nin comio, nin bebid, nin exio de lection. (M., 807).
Otro fenomeno, muy frecuente en la tecnica del poeta riojano, es el empleo de dos tetrastrofos consecutivos, a veces
tres (S. D., 167-69), con igual rima. Algo as! como si se intentara una octava monorrima. Este fenomeno lo hemos registrado en 29 tetrastrofos dobles, solo en los Milagros 9, y se repite
a traves de todos los poemas. El hecho es demasiado frecuen¬
te para que no pensemos, acaso, en la posibilidad de un
procedimiento intencionado. _Citei)aos un ejemplo del Milagro XVIII:
En Toledo la noble, que es arzobispado,
Un dia de grand festa por agosto mediado,
Festa de la Gloriosa Madre del buen Criado,
Contecio un miraclo grand e mui sennalado.
Sedie el arzobispo, un leal coronado,
En medio de la missa sobrel altar sagrado:
Udiendola grand pueblo, pueblo bien adobado,
La eglesia bien plena, el coro bien poblado. (M., 413-14).
Pero <>se trata, en verdad, de un procedimiento intencionado,
o es, tal vez, la influencia inconsciente de las series monorri9 M., 17-8, 53-4, 76-7, 92-3, 163-64, 180-81, 212-13, 230-31, 349-50, 379-80,
383-84, 392-93, 413-14, 447-48, 500-1, 536-37, 577-78, 589-90, 600-1, 670-71,
703-4, 732-33, 744-45, 793-94, 798-99, 817-18, 841-42, 857-58, 904-5.
Los recursos mas externos
96
mas de los cantares de gesta? Porque el fenomeno se repite
con igual frecuencia en el Libro de Apolonio 10, en el Libro de
Alexandre11 y en el Poema de Fernan Gonzalez12; pero con
una particularidad: en estos tres poemas, mas frecuentemente que en Berceo, la identidad de rima se extiende a tres estrofas consecutivas 13 y, en los dos ultimos 14, hasta a cuatro
estrofas (16 versos monorrimos). Y aun a mas de cuatro, con
rimas asonantes.
Senalemos, por ultimo, que tambien se da en Berceo, aunque no frecuentemente, el encabalgamiento de los versos 15:
Dissolis el obispo: «amigas, non podemos
Condepnar esta duenna menos que la provemos». (M., 553).
Iendo en romeria caegi en un prado
Verde e bien sencido, de flores bien poblado. (M., 2).
Mucho mas frecuente es el encabalgamiento interno de los dos
isostiquios del verso:
10 Libro de Apolonio: 4546, 4849, 51-52, 70-71, 81-82, 100-1, 119-20,
124-25, 153-54, 159-60, 161-62, 172-73, 205-6, 266-67, 298-99, 322-23, 338-39,
378-79, 385-8b, 388-89, 391-92, 393-94, 400-1, 435-36, 451-52, 460-61, 472-73,
474-75, 479-80, 570-71, 617-18.
11 Libro de Alexandre: 34, 34-35, 57-58, 70-71, 74-75, 88-89, 107-8, 126-27,
187-88, 209-10, 325-26, 398-99, etc.
12 Poema de Fernan Gonzalez: 27-28, 51-52, 77-78, 97-98, 112-13, 274-75,
277-78, 290-91, 312-13 , 319-20, 331-32, 34546, 354-55, 364-65, 465-66, 473-74,
476-77, 479-80,' 545-46, 618-19, 702-3, 721-22, 729-30.
13 Libro de Apolonio: 3454647, 527-28-29, 532-33-34. Libro de Alexan¬
dre: 122-23-24, 298-99-300, 307-8-9, etc. Poema de Fernan Gonzalez: 23536-37.
14 Libro de Alexandre: 151-52-53-54.
337-38-3940, 377-78-79-80, 655-56-57-58.
Poema
de
Fernan
Gonzalez:
15 El encabalgamiento «consiste fundamentalmente en el desajuste
-entre pausa rftmica y pausa sintactica». Vid. Rafael de Balbin, Sistema
de ritmica castellana (ed. Gredos, Madrid, 1962, pags. 202-218), y DAmaso Alonso, Poesia espanola (ed. Gredos, 1950, pags. 62-71).
•
La estrofa y el verso
Das cevo alas aves / menudas e granadas. (S. D., 452).
Metie enel las brasas / vivas, bien menuzadas (Sacr., 112).
Entro una lugengia / grand e maravillosa. (S. D., 708).
Dizien cantos e sones j dulges e modullados. (S. M , 305).
A vueltas de un fuego / ravioso e irado. (S. M., 387).
Catando si algunos / muertos podrien veer. (M., 599).
Poseme a la sombra / de un arbol fermoso. (M., 6).
Ella es dicha trono / del rey Salomon. (M., 37).
Que serie luminaria / de toda la provingia. (S. M., 311).
En su honor querria / jer una escriptura. (Sacr., 1).
berceo.
—7
97
ENLACE
DE
ESTROFAS
Los tetr&strofos de Berceo nunca se unen por nexos gramaticales. Cada estrofa, y con frecuencia cada verso, se cierra
sobre si misma en unidades sintacticas completas, con sentido
cabal. Los nexos interestroficos de Berceo no son gramaticales.
Entre estrofa y estrofa se levanta siempre, senalando fronteras, la pausa prolongada de un punto final. Berceo recurre a
otros nexos que no tienen que ver nada con la gramatica.
Ya hemos senalado 1 el procedimiento de prolongar una
misma rima hasta invadir el tetrastrofo siguiente, formando
una especie de octavario monorrimo. La rima, como es sabido,
es un modo frecuente de enlazar estrofas.
Senalemos aqul otro tipo de maridaje interestrofico. Pudiera describirse como un trasiego de contenido, como un trasvasamiento de elementos de una a otra estrofa. Parece como
si la estrofa primera, manteniendo su independencia sintactica, rebosara sobre la siguiente vertiendo parte de su caudal.
El trasvasamiento se detiene siempre en el primer verso del
segundo tetrastrofo; pero la materia trasvasada puede afectar,
preferentemente, al ultimo o al penultimo verso del tetrastro¬
fo primero, pero, a veces, tambien a otros versos o a toda la
1
Vease el capi'tulo anterior.
Enlace cle estrofas
99
estrofa. Este trasiego de una estrofa a otra se verifies repitiendo en la segunda algunos elementos de la primera, unas
veces con repeticion literal y exacta; otras, con algun leve
cambio de palabras o, simplemente, de orden. El procedimiento tiene algunas variantes:
a) Lo mas frecuente es la repeticion del primer hemistiquio 2 del ultimo o del penultimo verso:
Levolo la justicia pora
Do estava la forca por
Prisieronli los oios con
Alzaronlo de tierra con
la crucejada,
conceio alzada,
toca bien atada,
soga bien tirada.
Alzaronlo de tierra quanto alzar quisieron,
Quantos cerca estavan por muerto lo tovieron... (M., 147-8)
Alegrose Teofilo que iazie quebrantado,
Non era maravella, ca iazie muy lazrado:
Torno en su estudio el que avie usado:
Nunqua fue en est sieglo confesor mas penado.
Torno en su estudio en fer su penitencia,
En comer, en bever tener grand abstinencia... (M., 820-21)
b) El primer hemistiquio puede tambien convertirse en
segundo:
Estava la imagen en su trono posada,
So fijo en sus brazos, cosa es costumnada,
Los reis redor ella, sedie bien compannada,
Como rica reina de Dios santificada.
Tenie rica corona como rica reina,
De suso rica impla en logar de cortina...
(M., 319-20).
c) O el segundo convertirse en primero3:
2 S. D., 632-33; S. M„ 451-52; M., 14142, 147-48, 401-2, 521-22, 561-62,
660-61, 820-21; Due., 3940, 61-2, 86-7, 91-2, 111-12, 116-17, 129-30, 130-31,
132-33’, 14243;' Or., 634, 174-75.
3 S. D., 1-2; M., 583-84; Due., 99-100, 133-34.
Los recursos mas externos
100
En el nombre del Padre, que fizo toda cosa,
e de don Ihesu Christo, fijo dela Gloriosa,
et del Spiritu Sancto, que egual dellos posa,
de un confessor sancto quiero fer una prosa.
Quiero jer una prosa en roman paladino,
en qual suele el pueblo fablar con su vezino... (S. D., 1-2).
d)
O se vierte entero el chorro del verso 4:
Catando si algunos muertos podrien veer,
Por darlis cimiterio, so tierra los meter,
Vidieron palombiellas de so la mar nacer,
Quantos fueron los muertos tantas podrien seer.
Vidieron palombiellas essir de so la mar,
Mas blancas que las nieves contral cielo volar... (M., 599-600).
Si la repetition afecta al verso ultimo, se produce un verdadero embisagramiento de las dos estrofas:
Un monge beneito fue en una mongia,
El logar no lo leo, decir no lo sabria:
Querie de corazon bien a Sancta Maria,
Facie a la su statua el enclin cada dia.
Facie a la su statua el enclin cada dia,
Fincava los enoios, dicie: «Ave Maria»...
e)
(M.
76-7).
No es raro el transtrueque, o cruzamiento en quiasmo,
de los dos hemistiquios del verso que se repite 5:
Vedie correr sangre de las sus sanctas manos,
Otrosl de los piedes, ca non eran bien sanos:
El costado abierto, paresgian los livianos,
Fagiendoli bogines iudios e paganos.
4 S. D„ 488-89, 736-37; S. M., 46-7, 65-6, 139-40; Sacr., 230-31; M, 76-7.
599-60; Due., 54-5, 71-2, 109-10, 128-29, 139-40.
5 M„ 607-8; Due., 49-50, 60-1, 105-6, 145-46, 155-56.
Enlace de estrofas
101
Iudios e paganos fagiendoli bogines,
Dando malos respendos commo malos rogines... (Due., 49-50).
f)
Muchas veces el nexo se consigue repitiendo solamen-
te una o varias palabras descollantes 6:
En tu loor, sennora, querria entender,
De las tus largas faldas una fimbria tanner:
Ca non me siento digno ante ti paresger,
Maguer la tu feduza non la puedo perder.
En tu feduza, madre, de ti quiero dezir
Commo vino el mundo Dios por ti redimir...
g)
(Loo., 2-3
Alguna vez, solo alguna, la materia afecta al primer
verso de la estrofa primera7:
Bien se cuido el clerigo del lecho levantar,
E que podrie por campo en sos piedes andar;
Mas a grand diferencia de saver a cuidar:
Ovose otra guisa esto a terminar.
Bien se cuido el clerigo de la preson essir,
Con sus connocientes deportar e reir... (M., 127-8).
h) O esta diseminada por toda la estrofa, o en parte de
ella8:
Ella es dicha fuent de qui todos bevemos,
Ella nos dio el cevo de qui todos comemos,
Ella es dicha puerto a qui todos corremos,
E puerta por la qual entrada atendemos.
Ella es dicha puerta en si bien encerrada,
Pora nos es abierta pora darnos entrada... (M., 35-6).
6
S. D„ 299-300; Loo., 2-3; M., 156-57, 808-9, 889-90;
63-4, 100-1, 108-9, 134-35, 144-45, 170-71; Or., 154-55.
7
8
M., 127-28, 403-4.
M., 35-6; Due., 110-11.
Due., 1-2, 31-2,.
Los recursos mas externos
102
Pero el nexo no afecta siempre a dos unicos tetrastrofos. A
veces se forma un encadenamiento de tres a cinco eslabones,
de tres a cinco estrofas 9, sobre todo en el Duelo de la Virgen,
donde es tan frecuente el fenomeno de que venimos hablando 10. De los 210 tetrastrofos del Duelo, mas de 50 estan enlazados por este procedimiento. Sirvan de ejemplo las siguientes estrofas:
Madre, de ti con tanto me quiero despedir,
Todo te lo e dicho lo que he de degir,
Inclino la cabeza commo qui quier dormir,
Rendio a Dios la alma, e dessose morir.
Quando rendio la alma el Sennor glorioso.
La gloriosa Madre del merito pregioso
Cadid en tierra muerta commo de mal rabioso.
Noli membro del dicho del su sancto Esposo.
Noli membro del dicho del su Esposo sancto,
Tanto priso grant cueyta e tan manno crebanto,
Ca nunqua li viniera un tan fiero espanto,
Nin regibid colpada que li uslase tanto.
Nunqua priso colpada que tanto li uslase,
Nin priso nunqua salto que tanto le quemasse:
Los que li sedien cerca por tal que acordasse,
Vertienli agua fria, mas non que revisclasse.
Por oios e por cara vertienli agua fria,
Nin por voces quel daban non recudie Maria,
Que era mal tannida de fiera malatia,
Que non sabien dar fisicos conseio de mengia. (Due., 108-112).
Este procedimiento es exclusivo de Berceo. No lo encontramos ni en el Libro de Apolonio, ni en el Libro de Alexan¬
dre, ni en los demas poemas de su tiempo.
9 M., 34-5-6; Due., 60-1-2,
34.35, 141-42-43, 14445-46.
99-100-1,
108-9-10-11-12,
128-29-30-31
13?-33-
10 Vid, Fttz-Gerald, Versification of the Cuaderna Via as found in
Berceo’s Adda de Santo Domingo», Nueva York, 1905, pag. 96.
LA METRICA LATINA
Los alejandrinos de Berceo se componen, segun Lanchetas l,
de cuatro periodos ritmicos, que se corresponden con las
cuatro dipodias de los dimetros yambicos acatalecticos y
catalecticos de los latinos. Andres Bello en su Arte Poetica
y Eduardo Benot en su Prosodia castellana y versification,
coinciden en lo esencial con Lanchetas. En cambio Tomas
Antonio Sanchez, Amador de los Rios y Revilla creen que el
alejandrino se deriva del pentametro elegiaco. Pero ni esta
polemica sob re la ascendencia latina del alejandrino, ni los
intentos que se han hecho desde Nebrija, casi siempre con
poca fortuna, para resucitar en nuestra lengua la versificacion cuantitativa de los clasicos, vienen aqui a nuestro proposito. Lo que si interesa es la adaptacion de los pies latinos
a nuestra estructura lingiiistica, sustituyendo las silabas largas y breves por silabas tonicas y atonas. Y en esto si que
se han obtenido logros importantes. En Berceo encontramos
un buen numero de versos que responden, consciente o inconscientemente, a esta adaptacion de los ritmos clasicos.
Merece la pena consignar el hecho.
No se trata, ciertamente, de un ritmo sostenido a traves
de varias estrofas. Ni siquiera, ordinariamente, a traves de
1
Lanchetas, op. cit.
104
Los recursos mas extemos
una estrofa entera. Son logros aislados, pero frecuentes, en
medio de ritmos inestables y movedizos que no alcanzan fijeza sino en los acentos inexcusables de las penultimas sllabas de los dos hemistiquios. El mas frecuente es, sin duda,
el ritmo anapestico 2:
Quando fue / de las sie(rras) /el varon / declinan(do). (S. D., 182).
Que me des / los Teso(ros) / de la tu / Bispalx'(a). (Mart., 36).
Que mata / ssen los ni(nnos) / de dos a / nnos ayu(so). (Loo., 37).
Con cande / las ardien(tes) / e con fuer / tes doga(Ies). (Sig., 36).
De muy grand / fermosu(ra), / de muy fres / ca color. (M., 112).
Abraza / ba la cruz / hasta do / alcanza(ba). (Due., 138).
Mas fermo / sa de mu(cho) / que non es / la auro(ra). (Or., 123).
No faltan tampoco los versos yqmbicos:
Maguer / que fue / el fue(go) / tan fuert / e tan / quemant.
(M„ 324).
Quan grant / pecca / do e(ra) / furtar / age / nas mie(sses).
(S. D., 431).
Es tambien muy usada la combinacion de un hemistiquio de
yambos y otro de anapestos en un mismo verso. Los yambos,
con su ritmo duro y aspero, en contraste con otros ritmos
mas suaves, suelen tener una especial aptitud destacadora.
Parecen destinados a subra3^ar o potenciar un concepto. En
el primer hemistiquio de un verso tienen algo de llamada de
atencion, de toque de alerta:
Del mal / si non / te guar{das), / caeras / en peor. (M., 261).
Assi / farcin / las bes(tias) / por domar / e doma(das). (Sig., 9).
2 S. D., 19, 141, 180, 197, 456, 472; S. M„ 248, 258, 292; Sacr., 1, 94,
129; Mart., 36; Loo., 37, 58; Sig., 36, 67; M., 42, 112, 420, 602, 633, 653,
765, 769; Due., 105, 138; Or., 69, 81, 123.
La metrica latina
105
A veces, cada yambo parece una campanada angustiosa, lugubre, para despertar la conciencia de los oyentes:
Aquel / sera / el di(a) / que diqe la Scriptura
Que sera mucho luengo e de grant amargura. (Sig., 67).
El mismo efecto. intensificador, en contraste siempre con los
anapestos, se produce con el ritmo yambico en los segundos
hemistiquios. En el Dnelo de la Virgen, cuando Berceo presenta a Cristo azotado y burlado por la soldadesca, con coro¬
na de espinas en la cabeza y cetro de cana en las manos,
pone en boca de la Madre, que esta presente a la sacrilega
parodia, el siguiente verso:
El mi Fi / io precio(so) / sennor /-de grant / impe(rio). (Due., 30).
Los dos anapestos del primer hemistiquio («E1 mi FI / io
precio(so)») tienen un regusto de querencia, de ternura, de
extraneza dolorida de una madre ante la injusticia con que
tratan a su hijo. Pero los tres yambos finales, con sus tres
acentos rotundos y sus tres pausas rltmicas, son una afirmacion de majestad y senorio. Nos imaginamos a Berceo, ante
su publico, engruesando la voz y apoyando los acentos, para
subrayar la verdad de este senorio frente a la burla de la
corona de espinas y el cetro de cana: «Sennor / de grant /
impe( rio)».
En el Sacrificio de la Misa evoca Berceo a Abrahan:
Que levo / su fiiue(lo) / a u. / na grant / montd(ha). (Sacr., 202).
En este verso, que comienza, como el anterior, con suave
ritmo anapestico, los tres yambos del segundo hemistiquio
parecen indicar los pasos jadeantes del anciano patriarca por
la empinada senda del monte, su esfuerzo interim tente y
Los recursos mas externos
106
cansado, el impetu ascensional, renovado una y otra vez a
golpes de yambos: «a u / na grant / monta(na)».
No falta algun verso que comienza con ritmo trocaico y
termina con acento yambico:
Sovo / ano / e medio / alii / do fue / cria(do). (S. D., 49).
Ni falta tampoco, aunque sea excepcionalmente, un mismo
ritmo mantenido mas alia de una estrofa. En el ejemplo siguiente, despues del primer verso, todo el yambico, el anapesto se sostiene, casi impecable, a traves de siete versos:
Maguer /
Nin plego
Nin plego
Ni li fi /
que fue / el fue(go) / tan fuert / e tan / queinant,
/ a la due(nna), / nin plego / al ifant,
/ al flabe(llo) / que colga / va delant,
zo de da(nno) / un dine / ro pesant.
Ni ardio / la ima(gen), / nin ardio / el flabe(llo),
Nin prisie / ron de da(nno) / quanto val / un cabe(llo),
Solamien / te el fu(mo) / non se llego a ello,
Nin nupio / mas que nu(zo) / io al obispo don Tello. (M., 324-25).
IV
LOS
RECURSOS
DU ALES
LA
BIMEMBRACION
Abundan en Berceo los versos de perfecta estructura bimembre L Los ejemplos son innumerables:
Andando por las sierras, su cayado fincando,
Cumpliendo so offigio, sus oveias guiando. (S. M., 10).
Fizieron sus offrendas, sus clamores tovieron,
vertieron muchas lagremas, muchas preces fizieron. (S. D., 544).
Los unos delos piedes, los otros delas manos. (S. D., 275).
La barba muy luenga, la crin mucho cregida. (S. M., 78).
Oras lo fazia sordo, oras lo fazia mudo. (S. D., 627).
Plorando delos oios, los ynoios fincando. (S. D., 610).
O niebla percodida, o pedrisca yrada. (S. D., 69).
Unos cantavan laudes, otros dician cangiones. (S. D., 270).
Muchas veces, los dos miembros encierran un contraste de
conceptos antiteticos:
1
Vid. Damaso Alonso, Seis calas en la expresion literaria espanola,
Madrid, 1951, pags. 30-33, sobre la bimembracion en la prosa renacentista; Gongora y el «Polifemo», Madrid, 1961, pags. 167-69, y Poesla espa
nola (Ensayo de metodos y Umites estilisticos), Madrid, 1950, pags. 412-14,
sobre la bimembracion en Gongora, y en las pags. 476-77, sobre los fi¬
nales bimembres de las octavas de Lope de Vega. Vid. tambien Lopez
Estrada, Estudio critico de «La Galatea», La Laguna de Tenerife, 1948,
paginas 132 y sigs. sobre las parejas de elementos en La Galatea.
Los recursos duales
110
Nin un berbo menguaron ni otro enadieron. (S. D., 227).
Alas vezes bien grueso, a las vezes delgado. (S. D., 328).
Anciano de seso, mancebo de edat. (S. M., 39).
Semeias homne cuerdo e dices gi'and locura. (Mart., 37).
En verano bien frias, en yviemo calientes. (M., 3).
Yssio de mal inviemo, entro en buen verano. (M., 303).
Que sopo de bien mucho e sabia poco mal. (Or., 56).
Ni faltan tampoco los versos bimembres paronomdsicos :
Los unos desmembraclos, los otros desmedridos. (S. M., 443).
Cuidaron traher prenda e foron prendados. (S. D., 702).
Las palabras passaclas, los dichos traspassados. (Sacr., 233)
Otras bimembraciones, menos rigurosas desde el punto de
vista verbal, son igualmente abundantes en los poemas de
Berceo:
Qras tomaba verde, oras tal como cera. (S. D., 297).
Se partien bien alegres, maguer vinien dolientes. (S. M., 345).
Oras se fazia chico, oras grant desguisado. (S. D., 328).
Quantas soffrio de coytas ede adversidades. (S. D., 223).
Curiate que non peques, e non fagas follia. (S. D., 350).
Dabanle yantar mala, e non buena la cena. (S. D., 355).
Estas simetrias bimembres, este equilibrio de contrapesos, dan a los versos del poeta riojano una armoma sopesada y un sosegado caminar. Pero no es solamente esta ordenacion bimembre, de firme y sereno equilibrio, lo que nos
interesa resaltar aqul. Nos interesa igualmente senalar la frecuencia de la expresion binaria, la tendencia a la construe-
La bimembracion
111
cion dual, la asiduidad en el empleo de la bifurcacidn. Prescindiendo de las binas de adjetivos, que estudiaremos aparte,
hemos registrado mas de mil expresiones bimembres, mas
de cuatrocientas solo en los Milagros. Los sustantivos, ios
verbos, los adverbios, ya unidos por copulacidn, ya en forma
disyuntiva, se emparejan, muchas veces, en sinonimias, en
antonimias, o, simplemente, en parejas de distinta significa¬
tion. Bastenos citar algunos ejemplos:
1)
Parejas de sinonimos: «De hymnos e de canticos»
«concordia e amor», «aguiar e mover», «coytas e adversidades», «fraires e companneros», «cabdiello e sennor», «abbades e priores», «laudar e bendecir», «la dolor e la coyta»,
«pena e lacerio», «rogaba e dicia», «los annos e los tiempos»,
«fusso e desterrose», «defender e guardar», «fablando e digiendo», «soberbia e locura», «duelo e grant pesar», «escarnio e grant riso», «merecer e sudar», «plegarias e clamores»,
«salvar e redemir», «planto e duelo», «plager e pagamiento»,
«caridat e amor», «ira e despecho», «bien e gent»...
2)
Parejas de antonimos: «ivierno e verano», «dias e
noches», «seer e tornar», «enfermos e sanos», «en vida e en
muerte», «fin e comenzamiento», «de moros e christianos»,
«el grant e el ninnuelo», «andando e seyendo», «por cuestas
e por pianos», «tornando e fuiendo», «por yermos e poblados», «por poblar e pobladas», «delante e de ?aga», «abrir
e cerrar», «justos e condenados», «suso e yuso», «muchos
e pocos», «iudios e paganos», «de grandes e de chicos», «a
rico nin a pobre», «en val e en poblado», «por iuego nin por
vero», «por domar e domadas», «vasallos e sennores», «nin
poco nin mucho», «de luen e de cerca», «los febles e los.
sanos»...2.
2
No faltan los juegos antiteticos de palabras:
Los recursos duales
112
3)
Parejas de palabras con signification distinta: «pa-
rientes e amigos», «de sayas e de mantos», «en dicho e en
fecho», «obispos e abbades», «gielo e tierra», «amigos e sennores», «velaba e oraba», «monges e capellanos», «leyendo e
cantando», «las manos e los piedes», «los mudos e los ciegos»,
«domingos e cutianos», «vigilias e clamores»; «la famne e los
fierros», «mataron e prendieron», «escuchar e creer», «sennor
e padre», «dolor e piedat», «salut e adiutorio», «letania e
salmos», «en coixos e en mancos», «nin leer nin orar», «cantos e sones», «en ancho e en luengo», «de olio e de cera»,
«de legos e de clerigos», «la mitra e la croza», «la cruz e el
capiello», «pluvia e tempero», «aves e ganados», «sacrifigios
e pecha», «omnes e angeles»...
A estas construcciones bimembres * * 3, acumuladas a veces
en una o varias estrofas consecutivas, y a la estructura dual
Los que eran por fiios de la diestra contados,
trastornose la rueda, tornaron en annados;
los que annados eran, que andavan errados,
passaron ala diestra e foron porfijados.
Esta razon significa los bragos trascambiados;
que cayeron los fijos, subieron los annados,
los que estaban dentro fueron fuera echados,
Los que fuera estavan fueron dentro gradados. (Sacr., 221-22)
Si tu nunca morieses vivir yo non podria,
Si tu mal non sofriesses yo de bien non sabria,
Si tu non degendiesses yo nunqua non subria. (Loo., 97).
3 No todo, sin embargo, es disposicion bimembre en Berceo. Veanse,
por ejemplo, estas construcciones ternarias:
Diesse entre los pueblos pan e paz e verdat,
temporales temprados, amor e. caridat. (S. D., 75).
Los omnes desti mundo por tres guisas pecamos,
por voluntat, por lengua, por fecho de las manos. (Sacr., 281).
En el capitulo Asindeton
ejemplos plurimembres.
y
polisindeton
pueden
verse
abundantes
La bimembracion
113
de tantos versos, hay que atribuir la andadura reposada que
liene, muchas veces, el estilo de Berceo:
Conbido los Obispos e los Provinciates,
Abbades e Priores, otros Monges Claustrales,
Diachonos e Prestes, otras personas tales,
delos del senorio todos los mayorales.
Fueron y Caballeros e grandes Inf ancones,
delos pueblos menudos mugeres e barones,
de diversas maneras eran las processiones,
unos cantaban laudes, otros dizien canciones. (S. D. 269-70).
El cuerpo recabdado, tenidos los clamores,
yxo end el Obispo e sus aguardadores,
fueron asus logares Abbades e Priores,
pueblos e Clerezias, vasallos e senores. (S. D., 532).
Observemos que este ultimo tetrastrofo termina con dos
parejas de sustantivos. Los dos hemistiquios, perfectamente divididos por una coma, se bimembran a su vez, aumentando aun mas la lenta armonla del conjunto. Y no es la
unica vez que Berceo termina la estrofa con dos expresiones
binarias. Los siguientes versos corresponden igualmente a
finales de otras tantas estrofas:
Rezando e diziendo letanias e salmos. (S. M., 193).
De legos e de clerigos, por casar e casados. (S. M., 204).
Dizien cantos e sones dulces e modullados. (S. M., 305).
Comiendo pan e agua, non anguila nin trucha. (S. M., 145).
De cuerpos e de almas salud e medicina. (M., 33).
Mas fumo e vinagre, feridas e pelcigos. (M., 246).
Los dias e las noches, iviemo e verano. (M., 306).
La misma estructura se encuentra en versos que no terminan estrofas:
BERCBO. — 8
114
Los recursos duales
Con bispos e abbades, alcaldes e sayones. (S
M., 461).
Granadas e menudas, por poblar e pobladas. (S. M., 477).
Que siempre figi e dixi vanidat e folia. (Loo., 176).
Averan fambre e frio, temblor e callentura. (Sig., 38).
Milgranos e figueras, peros e mazanedas. (M., 4).
Coronados e legos, reys e emperadores. (M., 24).
Methie vozes e gritos, lagrimas e plangores. (M., 247).
BINAS
DE
ADJETIVOS
Esta tendencia a la construction dual se reafirma por el
empleo de yuntas o binas de adjetivos
recomendadas por
los retoricos del medievo. Sobre todo, la dualidad adjetiva de
«miembros sinonimos o aproximadamente sinonimos», lo que
Damaso Alonso llama «gemination»1 2. Berceo usa con profu¬
sion los adjetivos geminados y pocas veces las parejas de
adjetivos antiteticos. Los siguientes ejemplos pueden confirmarlo:
S. D.: «humilloso, e manso» (224), «pavoroso, e bravo»
(229), «leales e
derecheros» (245), «discrete e temprado*
1 Gonzalo Sobejano (El epiteto en la Urica espanola, Madrid, 1956,
paginas 181-91) senala, como caracteristicas de los epitetos de Berceo,
la «escasez», la «monotonla» y la «inmatizacion». Notas que quedan
justificadas por el «caracter popular® del publico a quien se dirige
Berceo, por su «finalidad didactica religiosa® y por el empleo del
«alegorismo».
2
Damaso Alonso, Seis calas en la expresion literaria espanola, 1951,
pagina 30, en nota. Geoffroi de Vinsauf, en su Poetria Nova (vs. 1770-74),
escrita antes de 1216, presenta como modelo de geminacion los siguiem
tes ejemplos:
. Sic geminemus:
Mensa fuit pauper et parvula, mappa vetusta
Et contrita, cibus incoctus et horridus, ipse
Potus acetosus et turbidus, assecla mensae
Vilis et illepidus.
Los recursos duales
116
(254), «ricos e abondados» (283), «fallida e menguada» (449),
«fartos e bien calientes» (473), «sanos e guaridos» (476), «ale.gres e placenteros» (523), «cansos e doloridos» (528), «infito
e agudo» (733), «firme e afforzado» (744); S. M.: «dulz e temprado» (11), «bravo e perigloso» (42), «sancta e benedicta»
(52), «malo e perigloso» (103), «famientos
e menguados»
(239), «dulges e modullados» (305), «angosta e poquiella»
(107), «raviosos e irados» (201), «malos e malfechores» (366),
«grant e maravillosa» (486); Sacr.: «dulz e sabrosa» (45),
«ciertos e segurados» (263); Mart.: «pobre e menguado» (13),
«ricos e confortados» (56); Loo.: «flaca e delgada» (67), «firme e estable» (192); Sig.: «temprado e sabroso» (27), «ardiente et avivado» (73); M.: «rascados e d.olientes» (151), «ploroso e quesado» (226), «flaquiella e cansada» (291), «crudo e
destemprado»
(295),
«fuert e
quemant»
(324),
«dolient
e
querellosa» (416), «plena e avondada» (624), «loco e sendio»
(646), «sabidor e artero» (840); Due.: «flaco e menguado»
(198); Or.: «flaca e muy lazrada» (117).
Casi todas estas binas de adjetivos son de uso singular
e infrecuente. Pero en Berceo hay tambien parejas de adje¬
tivos tipos, que se repiten una y otra vez. Las mas frecuentes son: «alegres e pagados», doce veces3, «tristes e dessarrados», siete veces4, y «menudas e granadas», seis 5. Se repi¬
ten menos: «raviosos e irados» 6, «sannoso e irado»7, «tem-
3 S. D., 303, 396, 556, 605; S. M., 249, 457; Sig., 50; M., 213, 359, 612,
731; Or., 46.
4 S. M„ 381; Loo., 138; M., 95, 226, 334, 401; Or., 169. El adjetivo
«triste» empareja tambien con «desmarrido» (Mart., 16) y con «desmedrido» (M., 696).
5
6
7
S. D., 452; S. M., 464; Sacr., 254; Sig., 9, 20, 70.
S. M., 201, 387.
Mart., 98; Sig., 31; M., 560.
Binas de adjetivos
117
pr&do e sabroso» 8, «grant e maravilloso»9, «alegre e sano» 10.
El adjetivo «dulce», tan abundante en Berceo, se empareja
acertadamente con distintos adjetivos11: «dulz e temprado»,
«dulces e modullados», «dulz e sabrosa», «dulz e sabrido»,
«dulz e donosa», «dulz e sombroso», «dulz e suave».
Nos sorprende, a veces, el sentido metaforico de los dos
epitetos:
A vueltas de un fuego ravioso e iraclo
(S. M., 387).
Sera el sexto dia negro e carboniento. (Sig., 12).
Los sintagmas «fuego ravioso e irado» y «dia negro e carboniento» no podrian entenderse si no los interpretamos metaforicamente.
Otras veces admiramos la precision y fuerza plastica de
epitetos que se refuerzan o completan uno a otro:
Era la malaptia vieia e porfidiosa. (S. D., 410).
Toda la tierra era fallida e menguada. (S. D., 449).
Los monges dela casa cansos e doloridos. (S. D., 528).
Maguer era la casa angosta e poquiella. (S. M., 107).
Aves torpes nin roncas hi non se acostavan. (M., 8).
El fructo de los arbores era dulz e sabrido (M., 15).
La mala repetencia de la vida passada
Que fue mala e sucia, fedienta e enconada. (Sig., 74).
Pero, a pesar de esta tendencia de Berceo a la disposi¬
tion binaria, nos encontramos tambien con ternas de ad¬
jetivos, como las siguientes:
8
9
10
"
Sig., 27; M., 391.
S. D„ 673; S. M„ 486.
S. D., 291, 314, 548; Mart., 83.
S. M. 11, 305; Sacr , 45; M.,
Himn., II, 2.
7,
15,
25;
Due.,
76;
Or.,
116;
118
Los recursos duales
Manso, e avenido, sabroso compannero. (S. D., 84).
Essos sus companneros que andan tan lazrados,
Que sieden desmarridos, dolientes e cansados. (S. D., 303).
Dissol: vieio e loco e desmemoriado
Que en seso de mozo ninno eres tornado. (S. M., 284).
O gente giega et sorda, dura de corazon! (Loo., 15).
La sombra de los arbores, buena, dulz e sania, (M., 23).
Tomemos ennas flores que componen el prado,
Que lo fagen fermoso, apuesto e temprado. (M., 31).
Crediolo el astroso, locco e desessado. (M., 193).
Don fol, malastrugado, torpe e enloquido. (M., 340).
Enviabalos sanos, alegres e gozosos. (Due., 65).
EL
PARALELISMO
«E1 paralelismo, sobre todo el binario, es un procedimiento frecuente desde el origen de toda literature.» «E1
paralelismo binario esta va en la primitiva poesia china» L
Para Nacar-Colunga, el paralelismo «viene a ser un fluctuar,
un balancearse del alma entre pensamientos paralelos, bien
con un paralelismo de semejanza, paralelismo sinonimo, bien
con un paralelismo de composicion, paralelismo sintactico,
bien por un paralelismo de contraposition, paralelismo antitetico»1 2. Esta clasificacion es la misma de Robert Lowth3,
verdadero descubridor y clasificador del paralelismo, que dis¬
tingue los mismos tres tipos: el sinonimo, o repetition de
una misma idea, el antitetico, que opone entre si varias
palabras o varias ideas, y el sintactico, con ideas que ni se
repiten ni se oponen, sino que se responden por la identica
composicion 4.
1
Alonso, DAmaso, Seis calas en la expresion literaria espanola,
Ma¬
drid, 1951, pag. 66.
1
Nacar-Colunga, Sagrada Biblia, Madrid, 1944, pag. 859.
Robertos Lowth, De sacra poesi hebraeorum, Lipsiae, 1815, pa
gina 221.
4
Alonso,
pagina 281.
Amado,
Materia
y
forma
en
poesia,
ed. Gredos,
1960,
Los recursos duales
120
Berceo usa los tres tipos, pero con predominio del sin¬
tactico, ya en forma binaria (la mas frecuente), ya con estructura ternaria y cuaternaria. Pueden senalarse las siguientes variaciones :
a)
Paralelismo sinonimo (o repetition de un mismo con-
tenido de pensamiento), con distinto esquema sintactico:
Avie la mano seca, la lengua embargada,
nin prendie dela mano, nin podia fablar nada. (S. D., 606).
Por la primera sangre fue Egipto domada,
al enfiemo la otra diol mala pescoqada. (Sacr., 155).
b)
Paralelismo sinonimo, con igual esquema sintactico 5:
Beneita la claustra, que guya tal cabdiello,
beneita la grey, que ha tal pastorciello. (S. D., 125).
Querria oyr las Oras, mas que otros can tares,
lo que dizian los clerigos, mas que otros ioglares. (S. D., 318).
c)
Paralelismo
antitetico
(o
contraste
de
contenidos
opuestos):
Qui servicio li faze, es de buena ventura,
Quil fizo deservicio, nacio en ora dura. (M , 375).
Sy esto por ti viene, eres mal acordado,
sy otri te lo conseia, eres mal conseiado. (S. D., 140).
d)
Paralelismo sintactico (o mera repetition de un mis¬
mo esquema de composition)6:
Non dormi essa noche sola una puntada,
Nin comieron mis dientes sola una bocada. (Due., 160).
5 Vid. S. D., 554 , 702; Sacr., 142, 155, 156; Mart., 16; M., 580 . 614;
Loo., 214.
6 Vid. S. D„ 253 , 326, 544, 639 , 640, 775; Sacr., 131; Mart., 49; Due.,
150, 173; M„ 760.
El paralelismo
121
Sin muchas romerias que lis mando andar,
Sin muchas oraciones que lis mando rezar. (M., 400).
e)
Paralelismo cle versos con simetria bimembre7:
Andando por las sierras, su cayado fincando,
Cumpliendo so officio, sus oveias guiando. (S. M, 10).
Es un caso especial de paralelismo sintactico, que merece la
pena destacar. Hay, en los dos versos, la misma simetria
bimembre, el mismo equilibrio perfecto, a los dos lados del
eje central de la pausa o cesura. A los extremos de cada
verso, empezandolo o terminandolo, un gerundio trisllabo,
grave, pesado, mantiene el fiel de la balanza:
Andando . / . fincando
Cumpliendo . / . guiando.
Y entre los gerundios y el eje, acentuando el equilibrio, hay
un segmento de cuatro silabas con acento en la tercera: «por
las sierras», «su cayado», «so officio», «sus oveias». Esta si¬
metria de gerundios la encontramos varias veces en Berceo 8„
Pero se logra tambien con otras formas verbales:
Fizieron sus offrendas, sus clamores tovieron,
vertieron muchas lagremas, muchas preces fizieron. (S. D , 544).
f)
7
Paralelismo ternario, meramente sintactico:
Artiles, JoaquIn, Paisaje y poesia en la Edad Media,
La Laguna,
1960, pag. 107 y sigs.
* Otros ejemplos:
Beviendo aguas frias, su blaguiello fincando. (S. D., 182)
Plorando delos oios, los ynoios fincando. (S. D., 610).
Pasgiendo erbezuelas, aguas frias bebiendo. (S. M., 67).
Bastiendo los castiellos, las villas engerrando. (S. M., 399).
Faziendo gestos feos, feos dichos fablando. (S. D., 690).
Los recursos duales
122
Nin nieves, nin eladas, nin ventiscas mortales,
Nin cansedat, nin famne, nin malos temporales,
Nin frio, nin calentura, nin estas cosas tales. (S. M., 50).
Estos tres versos son rigurosamente iguales. Los tres son
trimembres y, en los tres, el ultimo miembro equivale en ex¬
tension a la suma de los dos primeros. Y todos los miembros, introducidos por la negation ni, forman un polismdeton perfeoto, de nueve fracciones. Son nueve sustantivos,
colocados en tres filas simetricas, hiperesteniados, tonificados,
con la tozuda repetition de la conjuncion ni.
g)
Paralelismo ternario, con sinonimia de contenido:
Por servicio da gloria, por deservicio pena,
A los bonos da trigo, a los malos avena,
Los unos van en gloria, los otros en cadena. (M., 374).
La sinonimia de estos tres versos es perfecta: en los tres se
dice lo mismo con reiterada insistencia. Pero cada verso se
compone, al mismo tiempo, de dos hemistiquios antiteticos,
repitiendose tres veces el contraste, tan atinadamente, con
sintaxis tan diversa, que no roza siquiera la linde de lo monotono.
h)
Paralelismo cuaternario:
Darles an malas genas et peores yantares,
Grant fumo a los oios, grant fedor a las nares,
Vinagre a los labros, fiel a los paladares,
Fuego a las gargantas, torzon a los yjares. (Sig., 40).
Asi describe Berceo algunos tormentos infernales, dos en
cada verso, emparejados por algun modo de semejanza (cenas y yantares, humo y hedor, vinagre y hiel). Cada verso
se desdobla en dos miembros iguales, y la andadura sintactica es la misma en los cuatro alejandrinos.
El paralelismo
1)
123
Senalemos, por ultimo, otra especie de paralelismo,
ancho y espacioso, de estructura dilatada, de caminar mas
lento, que no se concreta en unos versos, sino que rebasa
la frontera de las estrofas. Aludimos al paralelismo de las
estrofas 73-108 del Duelo de la Virgen. Es un dialogo de la
Madre con el Hijo crucificado. Las estrofas van y vienen,
como un oleaje, sobre el monte Calvario, lentamente, dulcemente, pero encrespadas de patetismo. Hay, primero, echo
estrofas que Berceo pone en boca de la Virgen, como ocho
gritos de dolor. Casi todas comienzan con la palabra «Fiio»,
«Fiio el mi querido», «Fiio dulz e sabroso». Sigue, despues,
otra serie de tetrastrofos, ahora en boca del Hijo, que repiten tambien «Madre», «Madre», «Madre mia», en que Cristo
consuela a su Madre:
Madre, cata mesura, atiempra mas tu planto. (Due., 98).
Y, otra vez, las estrofas con el «Fiio», «Fiio», y mas estrofas
con el «Madre», «Madre». El vaiven se produce dos veces:
«Fiio-Madre», «Fiio-Madre», en un columpio de palabras y
sentires, hasta que el Hijo, blandamente, pausadamente,
Inclino la cabeza commo qui quier dormir,
Rendio a Dios la alma, e dessose morir. (Due., 108).
Queramos o no, hay un buscado artificio en estos ejemplos de Berceo, una distribucion intencionada de palabras y
de conceptos, una busqueda de ritmos y contrastes, un prop6sito estetico. Estamos ante un escritor con voluntad de
belleza.
LAS
COMPARACIONES
La comparacion es un recurso poetico de todos los tiempos. Berceo la usa muy frecuentemente. Inmerso en el mundo de la Rioja, afloran en sus versos, como soporte compa¬
rative, ese monton de cosas 1 que son el campo y el hogar,.
la casa y la intemperie. Berceo, que nunca se olvida de sus
/
oyentes, trata de hacer llegar hasta ellos, por obra y gracia
de lo concreto y cercano, otras realidades mas lejanas y
elevadas. Sus comparaciones (y lo mismo diriamos del mundo de sus imagenes) tienen, por eso, un caracter descendente2, de rebajamiento, de acercamiento a lo inmediato v cotidiano. Berceo quiere, con buen sentido pedagogico, que
sus oyentes se eleven y asciendan a la comprension de reali1 Solalinde anota que Berceo toma sus comparaciones «de las
costumbres de los labriegos» (op. cit, XXV). Y Lanchetas escribe: «La'
aguas, los montes, el aire, el cielo, las estrellas, el cristal, el oro, 1?.
plata; propiedades y cualidades del hombre, de animales conocidos
de plantas, de los productos de la naturaleza, las labores del hom¬
bre, son los objetos que le sirven de punto de comparacion» (op
cit., 991).
2 Massignon senala una gradacion descendente en las metaforas v
comparaciones de la poesia islamica: «el hombre es comparado a los
animales; el animal es, por lo general, comparado a una flor; la flor,
a una piedra: un tulipan es un rubi» (Metodos de realization ariistica. Traduccion de Garcia Gomez, Rev. de Occidente, diciembre 1932
Las comparacion.es
125
Jades superiores por la facil escala de las cosas mas famiJares. Son cosas, a veces, humildes y caseras, elementales,
eomo el pan y el vino, el azucar, la miel, los ajos y el mortero, la sal:
Mas dulge e mas sabrosa era que pan nin vino. (Or., 116)..
El otro mas vermeio que vino de parrales. (S. D., 230).
Ca son mucho mas dulzes que azucar3 sabrosa. (M., 25).
Verbo dulz e suave plus dulge que la miel. (Himn., II, 2).
Molio todos los fierros con essi dulz madero,
non moldria mas avna aios enel mortero
(S. D., 659).
Lidiaran commo omnes que se quieren fer mal,
Todas se faran piezas menudas como sal. (Sig., 13).
Son, otras veces, las cosas del campo (el grano, la paja, el
rastrojo, el barbecho, la vina, la espinaca, la higuera):
Semeia la seca paia e la sana bon grano. (S. D., 617).
Commo paia en agua adessuso andidieron. (Loo., 151).
Nos atal lo trovamos como vina dannada. (S. D., 500).
Essa fue el rastroio, esta fue la givera. (Sacr., 156).
Que valies contra est misterio spirital
quanto contra el trigo valdrie el rostroial. (Sacr., 122).
Segaran tales miesses qual figieron el barbecho. (Loo., 184.)
Dissoli Sant Laurencio: todas tus amenazas
Mas sabrosas me saben que unas espinazas. (Mart., 87).
Non fue caha liviana quela torna el viento. (S. D , 9).
J Campos Turmo, A., cree que la palabra «azucar» de este verso es
la primera vez que se emplea en castellano (Siete siglos ha..., en
Siembra, Madrid, octubre 1946, pags. 16-18).
Los recursos duales
126
Veran a las estrellas caer de su lugar,
Commo caen las fojas quando caen del figar. (Sig., 19).
O los modestos oficios campesinos (obrero, cazador, pastor):
Los monges que madrugan a los gallos primeros
Tras ayunar non pueden como los tergianeros. (S. D., 458).
Tovo el priorado, dizlo el cartulario,
como pastor derecho, non como merqenario. (S. D., 123)
Fue derecho al cavo, como buen venador. (S. D., 440)
O los pequenos conflictos familiares:
Ferlis an lo que fagen madrastras a entenados. (Sig , 46).
Son muy frecuentes las comparaciones despreciativas, de cosas minusculas, sin valor ni estima4:
4 Tambien abundan en otros poemas de clerecia, pero son muy
escasas en el Poema del Cid:
Libro de Apolonio:
Si nonpor toda tu faqienda non daria un figo. (Estr. 230)
Creyo que non me preqia quanto vale un gapato. (314)
Non valien contra ella huna mala erveia. (367).
Si ffiz mal ha alguno quanto val huna figa. (599).
Libro de Alexandre:
Esto, dixo el rey, non vale una arveia. (205).
Non
se me podria 'qelar quanto vale un acento. (40).
Di que por todos ellos non daras un pepion. (56).
Des aqui por morir una nuez non daria. (169).
Dixo que nol preciava quanto un gurrion. (624).
Nol dio por el mas que sil picas un galio. (637).
Non valiron sus armas quanto III cannaveras
(663).
Non preqiavan un figo los lazerios passados. (670).
Por las betas de Dario un figo non daremos. (748).
Mas todo su esforgio non les valid tres figas. (794).
Todo nuestro lazerio non valdrie un dinero. (751).
Toda su alegria non valid un dinero. (910).
Non dare por el malo una mala erveia. (925).
Las comparacion.es
127
Nolo pregiaba todo quanto tres chirivias. (S. D., 70).
Mas non li valid tanto commo tres cannaveras. (S. M., 53).
Mas non li valid todo una nuez foradada. (S. M., 118).
Non li prestaban fisicos quanto val tin dinero. (S. M., 127).
Quequier que me avenga non darie un dinero. (1041).
Non pregiava lo al todo un pipion. (1230).
Mas este donadio non valdra una aulana. (1404).
Non daba por el lazerio quanto val un aio. (1563).
Non dio el rey por ello un mal puerro asado. (1778).
Nol valid su emperio todo una lagosta. (1650).
Non valien a Poro tres erveias podridas. (1896).
Los otros non valien todos sendos dineros. (1898).
Por un mal castiello que non val un figo. (2063).
Non te valdra un figo quanto as ganado. (2109).
Non val el nuestro poder una vil cannavera. (2265).
Dezie que por un pleyto un clavo non daria. (2411).
Poema de Ferndn Gonzalez:
Non dava mas por ellos que por una castanna. (177).
Si yo de aqui non salgo, nunca valdre un figo. (183).
Non quedando en Espanna quien valiese un figo. (218).
Maguer que muchos son, non valen tres arveias. (224).
Non vale tres arveias todo su poderio. (265).
Cantar de Mio Cid:
Si non, quanto dexo no lo pregio un figo. (77).
Menendez Pidal (Cantar de Mio Cid, pags. 376 y 689) advierte la frecuencia de estas comparaciones en el medievo para intensificar ei
valor de la negacion. E. L. Llorens (La negacion en el espaiiol antiguo, anejo XI de la RFE, 1929, pags. 185-192) hace un estudio sobre la
negacion reforzada con sustantivos de valor fnfimo o nulo en la Edad
Media, y observa «mayor uso de ellos en la poesla que en la prosa,
sea que en aquella tenga mayor libertad la fantasia, sea, y eso se ad¬
vierte con frecuencia, para satisfacer exigencias de la rima...» Por
orden alfabetico, con ejemplos desde el Mio Cid hasta La Celestina,
'
Los recursos duales
128
Desend los otros pueblos non valdrien una pera. (S. M., 407).
Tirar non lis podieron valient una agalla. (M., 87).
Nin prisieron de danno quanto val un cabello. (M., 325).
Non valdras mas por esso quanto vale un figo. (M., 341).
Mas nol empedecieron valient una erveia. (M., 505).
Toda su maestria non valie una hava. (M., 591).
Elios por las mis voqes tres agallas non daban. (Due., 19).
Controbando cantares que non valian tres figas. (Due., 176).
Non valien sendos rabos de malos gavilanes,
Menos valien que cuchos los bocudos alanes. (Due., 197).
Non valien contra Dios un tiesto foradado. (Due., 198).
Es importante
el
uso de comparaciones a base de animales:
la paloma, el cordero, la oveja, el aguila, el leon, la trucha,
el gato y, con mas frecuencia, el perro. Estos dos ultimos
animales suelen tener un sentido peyorativo * * * * 5:
Yazia ella ganjendo como gato samoso. (S. D., 586).
Non me da mayor honrra, que si fuesse un can. (S. D , 158).
Que fazia continenqias mas suzias que un can. (S. D., 334).
Io mesquino fediondo que fiedo mas que can. (M., 762).
Que sedien mas rabiosos que camigeros canes. (Due , 39).
Que andaban rabiosos commo famnientos canes. (Due., 197).
Comparaciones de luz (sol, estrellas, aurora):
Mas luzia que el sol, tant era de lumbrosa. (S. D , 234)
Commo rayos de el sol, asi relampagaba. (Or., 90).
Llorens cita una serie de estos sustantivos que sirven de comparacion
para intensificar una negation. La lista, aunque extensa, no es exhaustiva. Puede completarse con haba, pera, rabo, cucho, tiesto foradado,
zapato (ejemplificados en los textos que hemos aducido) y, seguramente, con otros sustantivos.
5 Este sentido peyorativo de las comparaciones de perros ha sido
ya advertido por Cirot (op. cit., pag. 164).
Las comparaciones
Luzie como estrellas semeiant de luzero. (M., 321).
Que sedie el flabello mas claro que estrella. (M., 327).
Lucian commo estrellas, tanto eran de bellidas. (Or., 29).
Mas fermosa de mucho que non es la aurora. (Or., 123).
Comparaciones de oro, plata, piedras preciosas:
Tal era como plata, mogo cuatrogradero. (S. D., 44).
Mas pregiosa que oro, mas que la seda pura. (Or., 91).
Commo era pregiosa mas que piedra preciada. (Or., 9).
Comparaciones de flores:
Ante la tu beldat non an precio las flores. (Loo., 205).
Meior parecen estos que las flores de mayo. (Or., 53).
Que fue mas bella que nin lilio nin rosa (Or., 28).
Tal fre commo arbol que florege e non grana. (Or., 62).
Ca dezir de la lengua, de manos non labrar,
Esso es flor sin frucho, prometer e non dar. (S. M., 181).
Comparaciones de fuentes, mar, nieve, cristal, espejo:
Semeiavan sus oios dos fuentes perennales. (M , 808).
Tal es la tu materia, sennora, como el mar. (Loo., 225).
Mucho eran mas blancas que las nieves regientes. (S. M., 437).
Mas blancas que las nieves que non son cogeadas. (Or., 30).
Vinien en dos caballos plus blancos que cristal. (S. M., 438).
Reveyese en ella commo en un espejo. (S. D., 170).
Otras comparaciones (piedra, madera, verga):
Mas me pesa la lengua que un pesado canto. (Or., 173).
BERCEO. — 9
129
Los recursos duales
130
Enfermo adesoras de tan fiera manera,
Que se fizo tan dura como una madera. (S. D., 291)
Fallaronla tan secca que tabla semeiava. (M., 555).
Tales avia los bragos como tabla delgada. (S. D., 676).
Qualquiera delos bragos tal como berga tuerta
(S. D., 297)
Iazen tras siunados, corvos como orzinos. (S. D., 468).
De intento hemos dejado para el final, segregandolas de este
cumulo de citas, dos comparaciones. Una se refiere a la escena del dia de Pentecostes. Los apostoles, hasta entonces
tlmidos y rudos, despues de recibir el Esplritu Santo se
desatan en audacias, hablando todas las lenguas y predicando a Cristo. Berceo, que quiere decirnos esta intrepidez y
bravura de los apostoles ante las gentes maravilladas, acierta
felizmente con una comparacion modema y atrevida. Los
apostoles, dice, parecian «navajas afiladas», «navajas acabadas de amolar»:
Navaias semeiaban a la hora amoladas. (Loo., 159).
La otra comparacidn estd incluida en el Milagro XL Los
demonios arrastran fieramente al infierno, «de cozes bien
sovado», al labrador que «cambiava los mojones por ganar
eredat». Pero, al oir el nombre de Maria, los demonios abandonan su presa y huyen sigilosamepte, sin ruido, desparramandose calladamente. Berceo expresa as! esta fuga callada
y sigilosa:
Derramaronse todos como una neblina. (M., 278).
LAS
IMAGENES
La mas fina y depurada alegoria de Berceo es, sin duda,
la Introduction a los Milagros. Sin embargo, la envoltura
alegorica de la Introduction no trasluce su contenido concep¬
tual. Es una alegoria diflcil, que exige explicacion. Si Berceo
no lo dijera, serla ardua empresa adivinar el significado trascendente del «prado», las «fuentes», los «arboles» y las «flores». Ya lo advierte el mismo poeta:
Sennores e amigos, lo que dicho avemos,
Palabra es oscura, esponerla queremos:
Tolgamos la corteza, al meollo entremos,
Prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos. (M.,
16).
Agustln del Campo 1 concreta en ocho elementos «el sosten de la alegoria de la Introduccion: romeros: 'hombres';
prado: ’Virgen’; verdor: ’virginidad’; fuentes: 'Evangelios';
sombra arborea: 'oraciones'; arbores: 'milagros'; aves: 'san
tos’; flores: 'nombres marianos’».
Es el mismo procedimiento de la lengua mlstica de San
Juan de la Cruz2: pastores:
1
'deseos, afectos y gemidos';
Agustin del Campo, La tecnica alegorica en la Introduccion a los.
«Milagros», en RFE, 1944, pag. 40.
2 San Juan de la Cruz, El Cantico Espiritual, Clas. Cast., t. 55
Los recursos duales
132
majadas: 'jerarquias angelicas'; otero: 'Dios’; montes: 'virtudes’; riberas: 'mortificaciones'; flores: 'deleites de la vida’; fieras : 'el mundo'.
En uno y otro caso el poeta ha de llevarnos de la mano y
explicarnos morosamente el lenguaje cifrado de las palabras.
En uno y otro caso el poeta ha de estallar la corteza de la
metafora para mostrarnos, dentro, el meollo de su pensamiento; porque el mundo de los sentidos no trasparenta,
aqui, el trasmundo del espiritu.
El procedimiento se repite, en cierto modo, en el Sacrificio de la Misa y en los Loores de Nuestra Senora. Claro que
ahora, el mundo complicado de los simbolos, por su larga
tradicion patristica, por la minuciosa hermeneutica de los
escritores eclesiasticos, es menos oscuro, mas conocido. Pero
Berceo se detiene, con igual perseverancia, en la gustosa
tarea de ir rompiendo las cortezas para llegar a la almendra
del contenido.
En los Loores de Nuestra Senora, Berceo nos expone el
sentido oculto de los simbolos marianos de la Biblia: la
«mata» encendida, el «baston» de Aaron, la «verga» de Jose,
la «cambariella» del salmista, el «vellocino» de Gededn, la
«puerta» cerrada de Ezequiel. En el Sacrificio de la Misa nos
aclara el significado de las ofrendas de la antigua ley: el
«cabron», el «corderuelo», la <<palomba», la «tortola», los
«panes». Berceo siente la necesidad de estas aclaraciones,
porque
/
Todas estas offrendas, las aves e ganados,
Traien significant de oscuros mandados. (Sacr., 18).
Y porque, llegada la nueva ley, «la vieia so la nueva iaze encortinada» (Sacr., 28), nos explica, cosa por cosa, detalle por
detalle, el santo sacrificio de la ley nueva, como si quisiera
Las imageries
133
convencernos de la verdad que encierra cada simbolo, del
nexo l'ntimo que hay entre la apariencia y la realidad. Porque, como advierten Wellek y Warren 3, «los slmbolos religiosos se basan en alguna relacion intrinseca, metonimica o
metaforica, entre el ’signo’ y la cosa 'significada’».
Las metaforas de Berceo unas veces se basan en la analogia de dos cosas u objetos que tienen una realidad fisica
y sensible (vina: apostoles; sol: Cristo); otras veces relacionan el mundo exterior de los sentidos con las mtimas vivencias del esplritu («la luz del corazon»; «las alas de las virtudes»).
De los dos tipos extremos de metaforas senaladas por
Pongs (las que animizan o antropomorfizan la naturaleza,
Beseeltypus, y las que desanimizan o endopatizan, Erfiihltypns)4, las primeras son las menos frecuentes en Berceo,
como puede comprobarse en el acopio de metaforas que haremos despues.
Si paramos la atencion en este verso de la Vida de Santo
Domingo, «E1 braqo que fue seco torno verde e sano» (estr.
621), advertiremos que las expresiones metaforicas «brapo
seco» (muerto, sin savia) y «braqo verde» (vivo, revivido),
originadas seguramente del contacto del poeta con la vida
del campo, pertenecen al tipo de imagen sumida o rebajada
de Henry Wells. Son imagenes que se quedan «por debajo de
la plena visibilidad», que «sugieren lo sensorial concreto, sin
proyectarlo ni aclararlo netamente» 5.
3
Rene Wellek y Austin Warren, Teoria Literaria, ed. Gredos, Ma¬
drid, 1954, pag. 224.
4 Id., id., pags. 244 y 355-56.
5 Id., id., pag. 241.
Los recursos duales
134
En una vision de la Vida de Santa Oria, las tres Virgenes
Agata, Eulalia y Cecilia, en nombre de Cristo, invitan a la
•Santa a subir a los cielos y ver el premio que le espera:
Que subas a los gielos, e que veas que gana
El servigio que fages e la saya de lana. (Or., 33).
El ultimo sintagma, «la saya de lana», indica metaforicamente, de un modo generico, la vida penitente de la Santa,
el conjunto de mortificaciones de la «ninna que iacia en
paredes cerrada», su «grant astinencia», su «vida lazrada»,
la razon de aquel premio que le espera. Pero indica tambien
el vestido burdo de Santa Oria, la saya de lana aspera que
cubria realmente su cuerpo martirizado por tantas asperezas. Carlos Bousono 6 diria que «un solo significante conlleva,
simultaneamente, dos significaciones»: «saya burda» y «vida
mortificada». Estamos ante un ejemplo de simbolo bisemico.
Y lo mismo acaece en la Vida de Santo Domingo. El rey
don Alfonso, airado contra unos malhechores, envia mensajeros con cartas a! «conceio de Fita», amenazando v exigiendo
la entrega de los culpables. Berceo describe asi la reunion
del concejo:
Quando fueron las cartas en Congeio leidas,
temblaban muchas barbas de cabezas fardidas. (S. D , 743).
Tambien aqui el significante «temblaban muchas barbas» encierra un doble significado. Temblaban, si, con temblor fisico, las barbas altaneras de los reunidos; pero temblaban
mucho mas los espiritus, sobrecogidos por el miedo. Bien lo
expresa Berceo en los versos que siguen:
6 Bousono, Carlos, Teoria de la expresion poetica, ed. Credos, Ma¬
drid, 1956, pags. 109-153.
Las imdgenes
135
Algo darian que fuessen las pazes bien tenidas,
darian de sus averes bien las quatro partidas. (S. D., 743).
Ademas del tema religioso hay otras zonas de interns7
que estimulan las imageries de Berceo. La Rioja es tierra de
labranzas y de buena simiente, tierra de vinas y de largos
pastoreos, de quehaceres humildes y aldeanos, de inviernos
duros, de noches estrelladas. Las imageries de Berceo tienen,
seguramente, germenes biblicos y otros antecedentes literarios; pero estan, sin duda, aguijadas tambien por este mundo
primario de la Rioja que son las vinas, la simiente, la harina, el pastor, el verano y el invierno, el sol y las estrellas.
Hagamos acopio de algunas metaforas, agrupandolas segun
el motivo o zona de interes. Pero advirtiendo que, para entender su sentido alegorico, muchas veces hay que acudir
al contexto de los ejemplos aducidos.
Metaforas de vinas:
La pepa era buena, engendro buen sarmiento8. (S. D., 9).
BJ sennor de la vinna diolis buenos dineros9. (Loo., 163).
A sen to buena vinna cerca de buen parral,
La Madre con el Fijo, par que non a egualI0. (M., 55).
Criasse en Toledo un amargo maiuelo,
Mon se crio tan malo nunqua en esti suelo11. (M., 420).
'
Vid. G. Cxrot, L’Expression
dans Gonzalo de Berceo, en RFE,
1922, pags. 165-67.
* La cepa son los padres de Santo Domingo; el sarmiento es el
Santo
’ La vina son los apostoles, y Cristo el seiior de la vina.
10 La fiesta de la Virgen, de la Expectacion, establecida por San
Ildefonso cerca de la Natividad.
n El majuelo es la juderia de Toledo.
Los recursos daales
136
Metaforas de pastores:
El Pastor que no duerme en ninguna sason,
que fizo los avissos que non aven fondon. (S. D., 24).
La grey demostrava qual era el pastor12. (S. D., 266).
Fue el Santo Obispo ante el Emperador,
disputo con el Lobo como leal Pastor. (Mart., 35).
El cordero segundo fue de meyor oveya,
mucho de meyor carne e de meyor pelleya'3. (Sacr., 154).
El pastor sovo firme, non desso la posada,
La grey de las oveias fo toda derramadal4. (Due., 16).
Metaforas del campo:
Fagie buena semienza, buena semient semnaba,
La tierra era buena, buen fructo esperaba'5. (S. M., 37).
Xugo del juste seco <iqui lo podria sacar? (S. D., 176).
Non queria el meollo perder por la corteza'6 (S. D., 39).
Ond nasgio la milgrana feliz fue el milgrano,
e feliz la milgrana que dio tanto buen grano'1. (S. D., 675)
Salio un sancto grano dela sancta milgrana. (S. D., 689)
Fue el verano todo en hivierno cambiado18. (Mart., 24).
Metaforas caseras:
Fizieron su cabillo la ira e el odio,
Amasaron su massa de farina de ordio. (M., 552).
12
13
14
15
16
17
'*
La grey son los monjes; el pastor, Santo Domingo.
El cordero segundo es Cristo.
Se refiere a la prisi6n de Cristo.
La simiente son las buenas obras de San Millan.
El meollo es la santidad; la corteza, el leer y cantar.
Santo Domingo es la granada, y los granos, sus milagros
El verano es la paz; el inviemo, la persecucion.
Las imageries
13T
Quando se sintio livre la prennada mesquina,
Fo el saco vagio de la mala farina. (M., 539).
E amassaba Judas la massa mal lebdada. (Sacr., 77).
Metaforas luminosas:
Fue saliendo afuera la
luz
del coragon. (S. D., 40).
Sennor Sancto Domingo, lumbre delas Espanas. (S. D., 248).
Por que del sol tan gerca sedie esta estrella19. (S. D., 250)
Condesaron el cuerpo, dieron li sepultura,
cubrio tierra atierra, como es su natura,
metieron grant thesoro en muv grant angustura,
lucerna de grant lumbre en lenterna obscura. (S. D , 531).
Digien que tal thesoro, candela tan lumbrosa,
devia seer metida en area mas pregiosa. fS. D., 673).
Que serie luminaria de toda la provingia. (S. M., 311).
La Virgen gloriosa, estrella de la mar. (M., 73).
Dia en qqe yo pierdo mi sol, Virgo Maria;
Dia en que el sol muere, non es complido dia. (Due., 141)
Resusgito don Xpto: Dios tan grant alegria!
Dos soles, Deo gragias, nasgieron essi dia. (Due , 196).
Luz era e confuerto de la su vegindat. (Or., 22).
Metaforas del mar:
Node todo el mar, morre enna ribera20. (M., 634).
Ca nos iage en medio mucho vravo sendero2'. (M., 668).
Fuent perenal es ella de qui mana la mar. (M., 867).
19
20
21
El sol es Cristo; la estrella, Santo Domingo.
El mar es la abundancia; la ribera, la pobreza
Bravo sendero: el mar.
Los recursos duales
138
Tu eres benedicta carrera de la mar,
En que los peregrinos non pueden periglar. (Due., 206).
Metdforas cineticas:
(Reunimos aqui un grupo de imageries puramente dinamicas. Pero dinamicas son tambien muchas de las incluidas
en anteriores grupos.)
Las alas de vertudes nos an alevar. (Sacr., 183).
Bien estaba la cosa, corrie viento temprado...
mas bolvio se la rueda, fue el ax trastomado. (Mart., 24).
La fama desti fecho volo sobre los mares,
No la retovo viento, poblo muchos solares. (M., 619).
Climax de imageries:
En una estrofa, singular por su brillo, de la Vida de Santo
Domingo, Berceo logra una ordenacion progresiva o climax
de imagenes que pujan por superarse con impulso ascendente: plata, oro, margarita, lucero :
Tal era como plata, mozo quatrogradero,
la plata torno oro quando fue epistolero,
el oro margarita quando fue evangelistero,
quando subio en preste semeio al lupero. (S. D., 44).
Plasticidad de las metdforas:
Es de notar tambien la fuerza plastica de algunas expresiones metaforicas: Santa Oria «foradaba los gielos» (Or., 23)
con el empuje de su oracion; a Cristo en la cruz «cosieronli
con clavos los piedes e las manos» (Due., 33); el llanto de
Las imageries
139
Teofilo es tan inutil como escribir sobre yelo (M., 778); la
,Virgen dolorosa nos dice asi su pena en la pasion del Hijo:
Ca io fui biscocha, et fui bisassada22. (Due., 14).
72 Para el estudio de los autores medievales que escribieron sobre
tropos y figuras retoricas, vease Les Arts Poetiques du XII‘ et du
XIII‘ siecle, de Edmond Faral, Paris, 1962, cap. VII de la primera par¬
te. A1 final de la obra se reproducen los siguientes textos, de mucho
interes para los estudiosos del medievo: De lege dictamen ornandi,
de Ekkehard IV; Ars versificatoria, de Matthieu de Vendome; Poetria Nova, Documentum de modo et arte dictandi et versificandi y
De coloribus rhetoricis, de Geoffroi de Vinsauf, y Laborintus, de
Evrard l’Allemand.
Weber de Kurlat estudia, en las Vidas de Santos de Berceo, la amplificatio y la perifrasis, procedimientos recomendados tambien por
la retorica medieval: «De acuerdo», dice, «con la tecnica del poeta
medieval formado en la retorica heredada de la antigiiedad clasica,
v codificada, comentada, interpretada por sucesivas generaciones desde
la edad oscura hasta el siglo xii, Berceo aplica a sus fuentes latinas
el procedimiento de la amplification. «Berceo utiliza como procedimiento artlstico regular la designacion casi constante del protagonista por medio de perifrasis® (Notas para la cronologta y composi¬
tion literaria de las vidas de Santos de Berceo, en NRFH, XV, 1961,
nags
115-125).
V
EL MUNDO DE LOS SENTIDOS
LA
MuSICA
Y
EL CANTO
Suenan las campanas a lo largo de los poemas de Berceo,
pero mucho menos de lo que podria esperarse. Bastante
mas exigia el ambiente conventual que los inspira:
Un sabbado ala tarde, las viesperas tocadas. (S. D., 558)
Non avia el Prior el gimbalo tannido. (S. D., 456).
Comengaron los monges las campanas taner. (S. D., 568).
Tansieron las campanas, tovieron grant clamor. (S. M., 337)
Ante que empezasse tanner la monedera'. (M., 290).
Ante de los matines una grand madrugada
Levantosse est monge rezar la matinada,
Tanner a los matines, despertar la mesnada. (M., 2§8).
Si, hay musica de campanas en estos poemas; pero muchas
veces se adivina mas que se oye. Hay musica de campanas y
hay cantos liturgicos en las iglesias y conventos. Se presienten, v se escuchan frecuentemente, las voces de los monjes que cantan maitines, misas y letanias.
Debio ser importante en aquellos tiempos la ensenanza
de la musica. Habia entonces «escuelas de cantar y leer*,
1 Especie de matraca que sustitufa a la campana para llamar
los monjes.
a
El mundo de los sentidos
144
dirigidas por clerigos, donde se formaban los «fijos de bonos
omnes que querien mas valer» 2. Berceo nos presenta a Santo
Domingo asistiendo, de pequeno, a una de estas escuelas,
•con singular aprovechamiento:
Fue en poco de tiempo el infant psalteriado,
de himnos e de canticos bien e gent decorado. (S. D., 38).
Y lo repite, casi con las mismas palabras, cuando nos cuenta
.el aprendizaje de San Millan con su maestro San Felices:
Fue en poco de tiempo el pastor psalteriado,
De hymnos e de canticos sobra bien decorado. (S. M., 22).
El saber cantar y leer era entonces serial inequivoca de
honor y distincion. Berceo celebra a Santo Domingo porque
«bien leya, e cantava syn ninguna pereza» (S. D., 39), y a San
Lorenzo porque «avinie bien sobeio en leer, en cantar» (Mart.,
21). En la Razon de Amor, la enamorada realza asi las virtudes de su amado:
sabe muito de trobar,
de leyer e de cantar. (vs. 112-13).
T Alejandro Magno se ufana de sus conocimientos musieales:
Se arte de musica, por natura cantar,
Se fer fremosos puntos, las vozes acordar. (Alex., 39).
Pero Berceo conoce no solamente los cantos religiosos,
sino tambien los profanos. En la Vida de Santo Domingo, la
niha Oria, casi recien nacida, con temprana precocidad de
santa,
2
Milagros, estr. 354
La musica y el canto
145
Querria oyr las Oi'as, mas que otros cantares,
lo que dizian los clerigos, mas que otros ioglares. (S. D., 318).
Y en el Duelo de la Virgen, la aljama de Jerusalen pide a
Pilatos guardas para el sepulcro del Senor, no sea que roben
su cuerpo, porque entonces sus seguidores
Farian de nos escamio e comporrian cangiones. (Due., 171).
Y alii estan los guardas, junto al sepulcro, cantando tambien
sus cantares:
Controbando cantares que non valian tres figas,
Tocando instrumentos, qedras, rotas e gigas.
Cantaban los trufanes unas controvaduras3
Que eran a su Madre amargas e muv duras. (Due., 176-77).
Y es aqut, en la escena del sepulcro, donde intercala Berceo
la tan conocida Cantica de vela4 que entonan aquellos «trufanes» para ahuyentar el sueno, mientras custodian el cuerpo
del Hijo de Dios. Es una cantica de veladores, pero, para
Leo Spitzer 5, es tambien «una cantica de maldecir, una parodia de la cancion de veladores cristianos»; joya Erica, seguramente de extraccion popular, hecha, como otras muchas, para ser cantada;
ejemplar precioso y excepcional
dentro de la obra de Berceo; tal vez resto valioso de algun
Auto de Pasion desaparecido. Son trece pareados irregula3 Para Leo Spitzer, el verdadero significado de controbar es «inventar juntos, colectivamente», que es tambien el del antiguo tran¬
ces controuver, «encontrar, inventar juntos» (Sobre la cantica «Eya
Velar», en NRFH, 1950, pag. 55).
4 Angel Vegue y Goldoni estima que Berceo se inspiro, para su
Canto de Vela, en un relieve del sepulcro de Santo Domingo de Silos
(vid. Temas de Arte y Literatura, Madrid, 1928).
5 Spitzer, op. cit., pag. 55.
BERCEO. — 10
El mundo de los sentidos
146
res6, y a cada verso sigue el estribillo «jeya velar!», que
seria cantado a coro:
Eya velar, eya velar, ieya velar!
Velat aljama de los judios,
jeya velar!
que non vos furten el Fijo de Dios.
jEya velar!
Ca furtarvoslo querran
jeya velar!
Andres e Peidro e Johan.
iEya velar!
Non sabedes tanto descanto7
jeya velar!
que salgades de so el canto.
iEya velar!
Todos son ladronciellos
jeya velar!
que assechan por los pestiellos.
;Eya velar!
Vuestra lengua tan palabrera
jeya velar!
havos dado mala carrera.
i Eya velar!
Todos son omnes plegadizos,
jeya velar!
rioaduchos mescladizos.
jEva velar!
Vuestra lengua sin recabdo
jeya velar!
6 «Ya se sabe», escribe Menendez Pidal, «que la can cion de veladores y su irregularidad son tradicionales® (RFE, I, 1914, pdg 96>.
7 Daniel Devoto, que estudia la influencia de la musica en la estructura y en el lexico de la poesia de Berceo (Gonzalo de Berceo
et la musique. Etude sur deux mots espagnols anciens, Paris, 1955),
se detiene especialmente en las palabras «descanto» y «organar» (estr.
3 de la Cancion de Vela y estr. 26 de los Milagros).
La musica y el canto
147
por malcabo vos ha echado.
i Eya velar!
Non sabedes tanto de engano
jeya velar!
que salgades ende este ano.
iEya velar!
Non sabedes tanta razon
jeya velar!
que salgades de la prision.
iEya velar!
Tomaseio e Matheo
Jeya velar!
de furtarlo han grant deseo.
jEya velar!
El disclpulo lo vendio,
jeya velar!
el Maestro non lo entendio.
jEya velar!
Don Fhilipo, Simon e Judas
jeya velar!
por furtar buscan ayudas.
;Eya velar!
Si lo quieren acometer,
jeya velar!
oy es dia de parescer.
iEya velar!
Eya velar, eya velar, jeya velar!
Los criticos no estan conformes con esta ordenacion tradicional de las estrofas del Canto de Vela e intentan otra dis¬
position mas logica y racional8.
8 Tomamos de J. B. Trend el siguiente cuadro relativo a los varios intentos que se han hecho para ordenar las estrofas del Canto
de Vela:
Ordenacion
tradicional:
Carolina Michaelis .:
Rodrigues Lapa .:
12
3
3
4
456
894
657
7
6
3
89
57
89
10
10
11
12
12
13
El mundo de los sentidos
148
Mencion aparte merece el canto de las aves en la Intro¬
duction de los Milagros. En su genero es de lo mas fino y
delicado del mester del XIII. Ni el Libro de Apolonio, ni el
Libro de Alexandre aventajan aqui a Berceo:
Odi sonos de aves dulces e modulados:
Nunqua udieron omnes organos mas temprados,
Nin que formar pudiessen sones mas acordados.
Unas tenien
Otras tenien
A1 posar, al
Aves torpes
la quinta, e las otras doblavan,
el punto* * * * * * * * 9, errar no las dexavan,
mover todas se esperavan,
nin roncas hi non se acostavan.
Non serie organista nin serie violero,
Nin giga, nin salterio, nin mano de rotero,
Nin estrument, nin lengua, nin tan claro vocero,
Cuyo canto valiesse con esto un dinero. (M., 7-9).
Las aves que organan entre essos fructales,
Que an las dulzes vozes, dicen cantos leales. (M., 26).
El rosennor que canta por fina maestria,
Siquiere la calandria que faz gran melodia. (M., 28).
El poeta de Alexandre canta con voz parecida, pero menos
habil; con menos destreza llrica:
F. Brittain .:
Leo Spitzer .:
1
1
2
2
4
10
6
12
5
4
7
6
3
13
8
11
9
7
11
5
10
9
12
8
13
3
Comentando la ordenacion de Spitzer, escribe el mismo Trend:
«Spitzer no ha cuidado tanto de devolver a la sucesion de estrofas
el orden que Berceo les diera, sino el que le pudiera haber dado cl
arquetipo de «poeta medieval*, tal como este sugestivo historiador
lo concibe, que ademas hubiera cumplido aqui sin residuo el arque¬
tipo de 'composition medieval', tal como la filologia modema lo entiende» (Sobre el «Eya Velar» de Berceo, en NRFH, 1951, pags. 226-228).
9 Solaltnde, en su edition de los Milagros, anota: «es el canto fun¬
damental*. En Apolonio leemos: «Fazia a la viuela dezir puntos ortados* (estr. 179), y en Alexandre: «Se fer fremosos puntos, las vozes
acordar* (estr. 39). Daniel Devoto (op. cit.) hace un interesante estudio sobre el canto de las aves en este pasaje de Berceo.
La musica y el canto
149
Quantas aves en gielo an vozes acordadas,
Que dizen cantos dolges menudas e granadas,
Todas en aquel arvol paregien figuradas,
Cada una dc su natura en color divisadas. (Alex., 1970).
Luego dezien las aves cada uno sus sones,
Los gayos, las calandras, tordos e los gaviones,
El rossinol que dig las fremosas cangiones. (Alex., 1973).
gQue instrumentos musicales se conocian en tiempo de
Berceo? En la Introduccion de los Milagros se citan el organo, la viola, la giga, el salterio y la rota. Los guardas del sepulcro cantaban, como hemos visto, al son de «instrumen¬
tos, geclras, rotas e gigas». En el Milagro XXIII, para dar
gracias al cieLo,
Los pueblos de la villa, pauperes e potentes,
Fazien grand alegria todos con instrumentes. (M., 698).
El mismo Santo Domingo, todavla nino, para evitar el
sueno mientras pastoreaba las ovejas,
Por uso una gitara traye siempre consigo. (S. M.; 7).
Y en los Signos que aparecerdn antes del juicio:
El angel pregonero sonara la corneta. (Sig., 22).
En Apolonio 10 se nombran la rota, la giga y la vihuela. Ale¬
xandre distingue entre los instrumentos que «usan los toglares» y «otros de maor preqio que usan escolares» n, y de los
primeros hace la enumeracion siguiente:
Avye hy sinfonia, arba, giga, e rota,
Albogues e salterio, gitola que mas trota,
Cedra e viola que las coytas embota. ("Alex., 1383).
10
11
Apolonio: 178-185.
Alexandre: 1971.
El mundo de los sentidos
150
En diversos ]ugares 12 cita tambien trompas, cuernos, tambores y ahafiles.
Pero hay algo en estos poemas que no encontramos en
Berceo. El Libro de Apolonio no solo senala distintos instrumentos, sino tambien diferentes «sones»: doblas, debayladas
13,
semitones
14.
Y el poeta de Alexandre senala, ademas,
la caracteristica de cada uno de los sones (las «doblas» refieren cuitas, las «baylas» son dulces y el «semiton», plorante) :
Las dobles que refieren coytas del corazon,
Las dolpes de las baylas, el plorant semiton. (Alex., 1976).
El Arcipreste de Hita, en el siglo xiv, en el recibimiento de
Don Amor, nombrara 28 instrumentos musicales: quince de
cuerda, nueve de viento y cuatro de percusion 15.
12
Alexandre: 585, 803, 957, 1394, 1396.
«Debaylada» es igual a «musica de baile».
14 Apolonio: 189.
15 Vid. Mentendez Pidal, Poesla juglaresca y juglares, Col. Austral,
Buenos Aires, 1942, pags. 37-48.
13
LOS
COLORES
Berceo no es, ciertamente, un poeta colorista. Ha rebasado, con mucho, la casi acromia del Cantar de Mio Cidl,
pero todavia esta lejos del cromatismo del Libro de Alexan¬
dre 2. La escala de colores de Berceo, de mas a menos, es la
siguiente: bianco, 20 veces; negro, 11; bermejo, 9; verde, 7,
y amarillo, 4. Anadamos, por su calidad colorista, oro, 19
veces; plata, 6, y piedras preciosas, 4.
El bianco, con sus variedades albo y blanqueado, es el
color mas frecuente en Berceo3. Casi siempre hace referen¬
da al vestido, o a personas vestidas de este color4. Es el
color predominante en la Vida de Santo Domingo y en la
Vida de Santa Oria:
Con almaticas blancas de finos giclatones
En cabo dela puente estavan dos barones. (S. D., 232).
1
Artiles, Joaquin, Paisaje y poesia en la Edad Media, La Laguna,
1960, pag. 27.
2 Vid. Libro de Alexandre: 23, 88, 97, 137, 354, 404, 430, 532, 558, 802,
817, 818, 888, 889, 893, 894, 1122-1129, 1153, 1167, 1182, 1191, 1204, 1244, 1307,
1529, 1577, 1611, 1655, 1659, 1711, 1716, 1792, 1874, 1879, 1960, 1961, 1965,
1966, 2370, 2377, 2443, 2449.
3 S. D„ 230, 232, 237, 654, 665, 681, 685; S. M., 437, 438; Loo., 133;
M., 600, 880; Due., 53; Or., 30, 47, 52, 118, 143, 168.
4 Alguna vez se exalta la blancura de un rio (S. D., 230), o de un
animal (S. M., 438; M., 600; Or., 30).
El mundo de los sentidos
152
Semeioli que vido un omne blanqueado,
Como si fuesse clerigo de missa ordenado. (S. D., 654).
Todas venian vestidas de una blanca frisa,
Nunca tan blanca vido nin toca nin camisa,
Nunca tal cosa ovo nin Genua nin Pisa. (Or., 118).
Todos vestidos eran de blancos ciclastones. (Or., 143).
El bianco es un color de larga ascendencia poetica, y,
dentro de lo bianco, la nieve y el cristal. Berceo los usa como
punto de comparacion para exaltar la nitidez de algo:
Blanco era el uno commo piedras christales. (S. D., 230).
Mucho eran mas blancas que las nieves regientes. (S. M., 437).
Vinien en dos caballos plus blancos que cristal. (S. M., 438).
Vidieron palombiellas essir de so la mar,
Mas blancas que las nieves contral cielo volar. (M., 600).
Mas blancas que las nieves que non son cogeadas. (Or
30).
El poeta del Libro de Alexandre usa las mismas comparaciones:
Era de fin azero blanca cuemo un cristal. (Estr.
1191).
Plus bianco de color que la nieve reziente. (1244).
Plus claras son que vidrio, ca son finos cristales. (1368).
Dessuso la loriga blanca cuemo cristal. (430).
Pero emplea tambien, como recurso comparative, la blancura de cosas menos nobles, como el queso y la cuajada:
Avie hy un bon ombre vieio e de grant seso,
Era de grandes dias, tan bianco cuem el queso
(404).
Que abie la cavega tan blanca cuemol queso. (532).
Los dientes por iguales brancos cuemo quaiada. (1715).
Los colores
153
Y lo mismo acaece en el Libro de Apolonio:
Fizo hun monumento rico a muy gran guisa,
De hun marmol tan blanqno commo huna camisa. (445).
En la Vida de Santa Maria Egipciaca se dan los dos tipos de
comparaciones:
Bracos e cuerpo e todo lo al
Blanco es como cristal. (Pag. 309).
Sus crines albas como nieves. (Pag. 314).
Redondas avie las oreias,
Blanquas como leche doveias. (Pag. 308).
El Cantar de Mio Cia prefiere la blancura del sol: «blancos
como el sol» (vs. 2333, 3074, 3087, 3493).
El negro 5 tiene las variantes negrado 5 6, negral7, carboniento 8 9, denegrado 9 y negriello 10. Berceo lo emplea, ya para
calificar algo que es flsicamente negro:
«monges negros»
(con vestiduras negras), «toca negrada», «uvas negrales», «dia
carboniento»; ya en sentido figurado: «negro dia», «companna
negriella»:
Vidi en ora mala aquella vicaria,
Escuche a un diablo, busque mi negro dia. (M., 758).
Io con rabia del Fiio estabali qerquiella...
Andabame delante la companna negriella. (Due., 34).
Pero tambien lo emplea con un doble sentido, con significacion bisemica, real y metaforica al mismo tiempo. Asi la
5
6
7
8
S. D„ 188, 687; Sig., 12; M., 758, 760; Due., 161.
S. D„ 325; M., 872; Or., 21.
Sacr., 187.
Sig., 12. Tanto Berceo como el poeta de Alexandre (2443) hablan
del «dia negro e carvoniento».
9 M., 403.
10 Due., 34.
El mundo de los sentidos
154
noche del Viernes Santo fue para Maria una «noche negra e
pesada», negra de oscuridad y negra de amargura:
El viernes en la noche fasta la madrugada,
Sofri grant amargura, noche negra e pesada,
Clamando: Fijo, Fijo, do es vuestra posada? (Due.,
161).
El color bermejo 11 se desdobla en livorado 12 (acardenalado),
codrado13
(Colorado),
purpura,
escarlata14
y
ver-
meion15: «sangre bermeia», «codrada cortina», «vestidos de
vermeion», «mas vermeio que vino de parrales».
El verde es, sobre todo en la Introduccion de los Milagros, el color de la pradera: «prado verde»16, «verde pradal» !7, «verdura del prado» 18. Pero, en la Vida de Santo Do¬
mingo, se torna color tragico de enfermo. Aquella mujer de
Castro, que llevaron enferma al convento de Silos,
Oras tornaba verde, oras tal como sera,
Ca eran los dolores non de una manera. (S. D , 297).
Tampoco falta el uso metaforico del verde con signification
de lozano y revivido, aplicado tambien a una enferma:
Valio el buen confessor, sanola de la mano,
El brago que fue seco tomo verde e sano. (S. D., 621).
El amarillo de Berceo no es un color de triunfo y de glo¬
ria, sino macilento, triste y aciago: Santo Domingo tenia «la
color amariella, como omne lazrado» (S. D., 86). San Millan se
"
12
13
14
15
56
17
18
S. D., 230; Sacr., 154.
M„ 265, 383.
M., 515.
Sig., 21.
Or., 80.
M., 2, 11.
M., 610.
M., 4, 11.
Los colores
155
compadece de unos obreros que estaban «desarrados», con
«la color amariella» (S. M., 229). Y, como serial de tragedia,
el dia cambia de color y se torna «plus amariello que la pera
■colada» (S. M., 380).
Tambien el oro19, la plata20 y las piedras preciosas21
aportan, por su brillo y por su variedad, una riqueza cromatica indudable. Piensese en las tres coronas de la vision de
Santo Domingo:
Tenia enna su mano dos preciosas coronas
De oro bien obradas, non vio omne tan bonas...
El otro tenia una seys tantos mas fermosa,
Que tenia ensu gerco rnucha piedra preciosa,
Mas luzia que el sol, tant era de lumbrosa. (S. D., 233-34).
Piensese en la silla de oro de Santa Oria:
Tallo muy rica siella de oro bien labrada:
De piedras muy preciosas toda engastonada. (Or., 77).
Piensese en el candelabro de los siete brazos, todo de «oro
puro»; en el area de la alianza «doro bien cubierta»; en la
«olla de oro, non de tierra labrada», para guardar el mana;
en los calices «de oro muy meiores»; en la corona de San
Lorenzo «mejor de oro puro»; en el sentido deslumbrador,
de color y riqueza, de este verso del Milagro XXIII:
19
S. D., 44, 233, 364; Sacr., 7, 8, 12, 15; Mart., 72; Loo., 32, 191;
M„ 677; Or., 9, 58, 74, 91, 97.
20 S. D„ 44, 364; Sacr., 7; Loo., 191; Sig., 21; M., 677.
21 S. D., 44 , 234; Or., 9, 77.—La unica piedra preciosa que nombra
Berceo es la margarita. En contraste con esta pobreza de Berceo, el
Libro de Alexandre (estrs. 1307-1327) especifica cerca de 30: esmaragde, iaspis, garnate, magnera, adiamant, estopagio, galuca, melozio, sagita, coral, yaceto, margarita, peorus, esteru, calatides, galagio, solgoma, solmites, longuiela, adat, absinto, santira, escontalides, asbrion,
empotria, androz■—Para el oro v la plata en el Libro de Alexandre,
vid. estrs. 67, 105, 130, 444, 617, 740, 805, 806, 811-18, 920, 1184, 1223,
1225, 1477, 1553, 1612, 1730, 1959, 1963, 1969, 2380, 2381, 2383, 2478, 2502.
El mundo de los sentidos
156
De oro e de plata fizo un grand rimero. (M., 677).
A veces, aca y alia, como un hallazgo, nos sorprenden breves
pinceladas de policromla:
«el archo de diversas colores»
(Sacr., 85), las «casullas de preciosus colores» (Or., 58), «el
maestro que echo las colores» (Loo., 205). O estos versos, de
colorido estallante, de la descripcion del fin del mundo:
Ardra todo el mundo, el oro e la plata,
Balanquines e purpuras, xamit e escarlata.
(Sig., 21).
LA
SINESTESIA
El fenomeno sinestesico supone siempre una mezcla o entrecruzamiento sensorial; un contagio o contaminacion, producida por la concurrencia simultanea de varias sensaciones.
Wofgang Kayser1 lo define como «fusion de diversas impresiones sensoriales». Cuando Berceo nos habla de la «sabrosa olor» de las flores, o del «dulce humo» del incienso,
esta mezclando o fundiendo, en un mismo crisol poetico,
distintas sensaciones del gusto y del olfato.
Pudieramos tambien considerar la sinestesia como un
desplazamiento o traslacion de sensaciones, como un deslizamiento de ese algo, a veces tan movedizo e inestable, que
es el fenomeno sensorial. Si Berceo nos dice que el pronunciar el nombre de Maria «sabor faqe en oreias», no cabe duda
que la sensacion gustativa (el «sabor»), en inefable vuelo, se
ha posado en las mismas «oreias» del devoto de la Virgen.
El gusto se ha desplazado hasta el oido. Se ha producido un
deslizamiento sensorial que termina en la fusion de. sonidos
y sabores en una misma vivencia.
En la historia de la Literatura, las sensaciones mas traslaticias, mas movedizas, son siempre las gustativas. Los adje1
Wolfgang
Kayser, Interpretation
(ed. Gredos, Madrid, 1958, pag. 202.
y analisis de la obra literaria,
El mundo de los sentidos
158
tivos dulce, mcloso, sabroso, amargo, incluso en el lenguaje
popular, se aplican con frecuencia a cosas y fenomenos que
no son, precisamente, gustativos 2. Es lo que ocurre en Berceo. En todos los textos que registramos aqui interviene
siempre la sensacion del gusto. Por excepcion, anotamos el
ejemplo «de muy fresca color» 3, tactil y visual, sin interferencia gustativa.
Los ejemplos de sinestesia del poeta riojano pudieramos
ordenarlos en cuatro grupos, atendiendo solamente a las sensaciones que se mezclan o funden. Pero advirtamos que la
sinestesia, como la metafora, despues de un largo uso, llega
a desgastarse y perder eficacia. Una vez desgastada y lexicalizada, casi que no es sinestesia. Por eso, ante estos textos,
no podemos perder de vista que, desde Berceo, han pasado
ya siete siglos.
Sinestesia gustativo-auditiva.—Es la mas frecuente en Ber¬
ceo. Posiblemente, en algunos de los ejemplos allegados, los
epltetos «sabroso», «dulce», «meloso» puedan quiza referirse,
mas que al hecho sensorial, fonico, de oir o hablar, al contenido conceptual de lo oi'do o hablado; pero en la mayorla
de los casos la sinestesia es indudable: «los dichos melados»4, «un recado sabroso» 5, «sabroso de oyr» 6, los «dulzes
roidos» de la fama7, el canto del evangelio «dulz e sabro-
2 Para George Campbell (Philosophy of Rhetoric, 1776) «dulce, que
originariamente es cosa del paladar, puede aplicarse ahora a una fragancia, a una melodia, a una perspectiva®. Todos tenemos experiencia
de esto.
3 M., 112.
4 S. D„ 121.
5 S. D., 237.
6 S D., 335; S. M., 321.
7 S. M„ 139.
La sinestesia
159
so»8, el nombre de Maria, cuya sola remembranza «sabor
fage en oreias, dulzor en corazon»9, «un sermon temprado
e sabroso» 10, «odi sonos de aves dulces e modulados» u, «fabloli mui sabroso» 12, «esti tan dulz mandado» 13, «leienda mui
sabrosa» 14, «respuesta muy sabrosa» 15, «nuevas de grant sabor» 16, «vierbo dulz e suave, plus dulge que la miel» 17. En
este ultimo texto es evidente la ascendencia blblica: «Quam
dulcia faucibus meis eloquia tua, super mel ori meo» 18. Entre
los clasicos, Fortuniano habla de «melle saporatum verbum».
Sinestesia gustativo-olfativa.—Entre los latinos, «sapor»
se usa a veces con significacion de «olor», «perfume»19. En
Berceo encontramos los siguientes ejemplos de fusion gusta¬
tivo-olfativa: «olor tan sabroso» 20, la «sabrosa olor»21, el incienso que da «mas dulz fumo que un dulz lectuario»22. En
este ultimo ejemplo («dulz fumo») coinciden, en realidad,
tres sensaciones: la del gusto (mas dulce que un lectuario o
medicina), la del olfato (el olor del humo del incienso) y la de
la vista (el humo en su forma fisica, en su plasticidad visual).
8 Sacr., 45. Esta pareja de adjetivos se repite en la V. de Santa
Oria, 116. Tambien la usa Garctlaso: «Flerida, para ml dulce y sabrosa»
9 Loo., 207.
10 Sig., 27.
11 M„ 7.
12 M„ 134.
13 M., 173.
14 M, 617.
15 Or., 73.
16 Or., 73.
17 Himno I, 2.
18 Salmo 118.
19
Plus., 32. 117; Vtrg., G., 4, 64.
20
21
22
M„ 6.
M„ 112.
Sacr., 35.
El mundo de los sentidos
160
Sinestesia gustativo-visual.— «Dulz verged23, «sabroso logar» 24, «dulce lumne»25.
Sinestesia gustativo-tactil.—«Pluvia e sabroso tempero»26,
«oraie (viento) mui
sombras
de los
sabroso»27, la
arbores
de
sombra «dulz»28,
temprados
sabores»29,
«las
«facia
sombra sabrosa»30. La «sombra» se entiende aqui, no en su
aspecto visual, en contraposicion a «luz», sino en su sentido
tactil de suave «temperatura», en oposicion a los extremados «calor» y «frlo».
I_._
-3 M., 298.
:4 Or., 145. El poema de Alfonso Onceno, estr. 1940, emplea la misma expresion: «Malaga es buena tierra, / Muy saboroso lugar».
25 Himno I, 1.
26 S. M., 484.
27 M„ 589.
28 M., 23, 25.
29 M., 5.
50 Or., 44
LOS
ASTROS
La obra de Berceo, aca y alia, como puntos de luz, esta
iluminada de soles, estrellas, luceros y lunas. En los versos
de Berceo el sol y las estrellas se hacen, a veces, metafora,
el «sol» es Cristo 1 y la Virgen es la «estrella», casi siempre
la «estrella del mar» 2. Otras veces sirven simplemente como
terminos de comparacion: «mas lucie que el sol»3, «commo
rayos de el sol»4, «luz mas que estrella» 5, «lucie commo estrella» 6, «mas claro que estrella» 7, «semeio al lucero» 8, «semeiant de lucero» 9. No son raras las expresiones como estas:
«las estrellas salidas»10 11, «el sol bien enflaquido»n, «el sol
1
2
S. D„ 250; Due., 141, 196; Loo., 107; M., 117.
M., 32, 33, 73, 117, 501, 761; Loo., 197. A veces la «estrella» es
Santo Domingo (estr. 250).
3 S. D., 234.
4 Or., 90.
5 M., 256.
« M., 321; Or., 29.
7 M., 327. •
3 S. D., 44.
9 M., 311.
10 S. D., 707.
11 M., 464.
BF.RCEO. — 11
El mundo de los sentidos
162
bien esc!arido»12, «el sol bien encorvado»13, «fasta el sol
entrado» I4. Y abundan los versos deslumbrantes de luz:
Entro una lugengia grand e maravillosa. (S. D., 708).
De luminarias nuevas el gielo fue poblado. (Loo., 81)
Non podrian siete soles tan fuerte-mente lugir. (Sig., 54)
Commo rayos de el sol, assi relampagaba. (Or., 90).
Mas luzia que el sol, tant era de lumbrosa. (S. D., 234)
Lugian commo estrellas, tanto eran de bellidas. (Or., 29).
Tambien la luna tiene su lugar en la obra de Berceo: «quando la luna fues plena» 15 habia de sacrificarse el cordero de
la antigua ley; Cristo en la cruz alumbra mas «que el sol
nin la luna»16; a Santa Oria, cuando
Puyaba a los gielos sin ayuda ninguna,
Non li tacia embargo, nin el sol, nin la luna. (Or.. 50).
Y en la lucha de moros y cristianos, la luna y el sol son los
sfmbolos de los dos bandos:
Que la luna es nuestra, el sol de los christianos :
Quando ella se turba nos non fincamos sanos.
Quando el sol muere ellos alegran los milanos. (S. M., 4tM).
Pero los astros de Berceo tienen tambien una perfecta
adecuacion a las distintas situaciones de gozo, tristeza, consternacion, pavura. El sol amengua sus luces, vistiendose de
luto, la tarde del Viernes Santo:
12
13
14
15
36
M„ 672.
Due., 132.
Sacr., 139.
Sacr., 148.
Due , 144.
Los astros
163
El sol perdio la lumne, oscurecio el dfa. (Due., 114).
Y la manana de la Resurrection de Cristo, desata su jubilo
en un estallido de gozo:
Resusgito don Xpto: Dios tan grant alegria!
Dos soles, Deo gragias, nasgieron essi dia. (Due., 196).
En Los signos que apareceran antes del juicio, las estrellas
se aunan al cataclismo final, precipitandose desde el cielo:
Ca veran por el cielo grandes flamas volar,
Veran a las estrellas caer de su logar
Commo caen las fojas quando caen del figar. (Sig , 19).
Y, en la Vida de San Millan, el sol hace suyos «la cuita e el
planto» de Espana por el tributo de las cien doncellas y,
como avergonzado, deja de alumbrar:
Perdio el sol la lumne, estido embargado,
De todo so ofigio afita despoiado.
Viernes era el dia que esto contegio,
De prima fasta tergia el sol non paregio.
Plus pavoroso dia nunqua amanegio,
Sinon el viernes sancto quando Christo murio. (S. M., 378-79)
Y las estrellas se suman tambien al «duelo general* de los
espanoles, y, como enloquecidas, extravian sus orbitas protestando de tan «grant suziedumne»:
Fueronse las estrellas por el gielo moviendo,
Volaban por el ayre entre si se feriendo,
Commo omnes que lidian tornando e fuiendo. (S. M., 383).
LAS
TORMENTAS
Entre las cosas elementales y primarias cuyo goce preocupa obstinadamente a Berceo (la paz, la salud, el pan, el vino,
la vida eterna), no faltan nunca los «tiempos bonos», los
«temporales temprados». Es como una obsesion nacida de
duras experiencias: junto a las guerras, las epidemias, el
hambre y el temor de condenarse, se alzaba tambien sobre
aquellos pueblos el riesgo cierto de las tormentas. Berceo,
identificado con su pueblo, lo siente intensamente y lo hace
verso y estrofa, desvelo y oracion. En la plegaria final de la
Vida de Santo Domingo escribe suplicante:
Ruega, Senor e Padre, a Dios que nos de paz,
caridat verdadera, la que ati muy plaz,
salut, e tiempos buenos, pan e vino assaz,
e que nos de en cabo a veer la Su faz. (S. D., 772).
Y lo repite en la ultima estrofa de los Loores:
Ruega por la paz, madre, e por el temporal.
Acabdanos salut, e curianos de mal,
Guyanos en tal guysa por la vida mortal,
Commo en cabo ayamos el reyno gelestial. (Loo., 233).
El mismo Santo Domingo pedia al cielo que
Las tormentas
165
________i-
Diesse entre los pueblos pan e paz e verdat,
Temporales tempraclos, amor e caridat. (S. D., 75).
Y cuando Berceo quiere estimular el cumplimiento de los
votos de San Millan, se encara con el pueblo para decirles:
Si estos votos fuessen leal-mente enviados,
Avriemos pan e vino, temporales temprados. (S. M., 479).
Las tormentas, los vientos, la nieve, las heladas, afloran Insistentes en la obra de Berceo. Pero no como puros ingredientes de belleza, sino mas bien como signos de enfadosa
incomodidad. Feliz, dice Berceo, el que no sufre
Nin frio nin calura, nin viento nin elada. (M., 611).
Esta incomodidad se transfigura muchas veces en instrumento de perfeccion, queda sublimada al convertirse en voluntario elemento de mortificacion y ascesis. Santo Domingo
justifica su proposito de huir «a los yermos» con el ejemplo
de los que le precedieron:
Enlos primeros tiempos nuestros antecessores
suffrieron set e fambre, eladas e calores. (S. D., 54).
Y, ya en su retiro, nada le importan las duras inclemencias
de la Naturaleza:
Por que fazia mal tiempo e cadia fria elada,
o fazia viento malo, horiella destemplada,
o niebla percodida, o pedrisca yrada,
el todo esti lazerio non lo pregiaba nada. (S. D., 69).
Lo mismo acontece a San Millan. Ninguna molestia logra
desviar su voluntad de ascetismo:
El mundo de los sentidos
166
Nin nieves, nin eladas, nin ventiscas mortales,
Nin cansedat, nin famne, nin malos temporales,
Nin frio, nin calentura, nin estas cosas tales
Sacar non lo podieron dentre los matorrales. (S. M., 50).
Alii sufrio grant guerra el sancto caballero
De fuertes temporales, e del mortal guerrero. (S. M., 56).
Y lo mismo sucede a los santos ermitanos. Santa Oria lo
atestigua en una de sus visiones:
Vido mas adelante en un apartamiento
De sanctos hermitannos un prefioso conviento,
Quc sufrieron por Christo mucho amargo viento. (Or., 83).
Y todo, porque es la voluntad de Dios. Si no...,
Si non, non sufririe atan fiera ielada,
Nin tantos dias malos, nin tanta espantada. (S. M., 66).
Para Berceo, testigo de ventiscas y de crudos temporales,
la bravura del viento corre pareja con la fiereza del mar.
Su dominio es serial inequlvoca de la fuerza y el poder de
Dios:
Sehor, dixo, que mandas los vientos y el mar. (S. D., 649).
Senor Dios, aqui temen los vientos e la mar. (S. D., 192).
Sennor, que sin fin eres e sin empezamiento,
En cuia mano iazen los mares e el viento. (M., 459).
Se adivina en Berceo un temor casi instintivo a las furias
del viento. Los mismos epitetos que le predica son, casi
siempre, peyorativos: viento «malo» (S. D., 69), viento «mucho amargo» (Or., 83), ventiscas «mortales» (S. M., 50), vien¬
to «escaldado»:
Levantose el abrego, un viento escaldado,
A vueltas de un fuego ravioso e irado.
Las tor merit as
Movio de ocgident por rueda del peccado,
Fizo grandes nemigas ante que fues quedado. (S
167
M., 387).
Todo, siempre, en la linea de lo incomodo, de lo embarazoso, de lo arduo, de lo preocupante; como el temporal, como
la nieve, como la helada; justificando la tenacidad de las
plegarias de Berceo, que pide al cielo, una y otra vez, «temporales temprados», «tiempos buenos».
ANIMALES Y
DEMONIOS
La nomina de los animales de Berceo (unos, reales; otros,
solo en metafora; a veces, conocidos directamente por el
poeta; otras, solo a traves de fuentes literarias) es abundante
y variada: las ovejas
el lobo 2, los canes «famnientos» 3, el
leon «bravo»4, el toro «escalentado» 5, el «draco traydor»6,
las serpientes «enoiosas»7, la acemila 8, los «malos rogines» 9,
los caballos «plus blancos que cristal» 10, las truchas «cabdales»n, el gato «sarnoso»n, los carneros13, el cabronH, el
«corderuelo simple» 15, el «noviello lozano» 16, el cabrito 17, la
1
2
3
4
5
6
S. D,
S. D.,
S. D.,
S. D„
Sacr.,
S. D.,
19, 20; S. M.,' 5.
24; S. M, 6, 8.
158, 334, 356; M„ 762; Due., 197.
160; Loo., 165; M„ 314, 473; Sig., 61.
4, 7, 57, 73; M., 466.
333.
7 S. D., 197, 328; S. M„ 27, 31, 45; Sig., 39, 66; Or., 87.
8 S. M., 271.
9 Due., 50.
10 S. D., 364; S. M., 438.
11 S. D., 490.
12 S. D., 586.
13
14
15
S. M„ 466, 468, 474; Sacr., 4, 7, 57, 76, 97, 200.
Sacr., 4, 7, 19, 25, 57, 73, 76, 117, 200.
S. M., 7; Sacr., 20, 57, 58, 146, 148; M„ 188, 314.
Animates y demonios
169
tortola18, la palonia 19, el venado20, el aguila21, el oso22, los
escorpiones 23, los gusanos 24, las lombrices 2S, los gorriones 26,
los «malos gavilanes»21, el ruisenor «que canta por fina
maestria»28, la calandria «que faz grand melodla» 29. Sin em¬
bargo, la nomina de animales del Libro de Alexandre es mucho mas extensa y exotica 30.
16
17
18
Sacr., 20, 76, 97.
S. M„ 7.
Sacr., 7, 21.
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
Sacr., 7, 21; M., 36, 599, 600; Or., 30, 37, 40, 46, 49.
S. D., 510.
Loo., 165.
Loo., 91.
Sig., 39.
M., 765.
S. D., 452.
Due., 172.
Due., 197.
M„ 28, 30.
M., 28.
30 Libro de Alexandre: avispa: 747, 2013; acemila: 879, 1580; agirila: 9, 301; dnade: 1335; ave fenix: 2311; azor: 746, 1710; caballo: 97,
100, 102, 104, 106, 111, 112, 113, 125, 275, 278, 510, 619, 656, 658, 692, 696,
697, 708, 853, 906, 955, 967, 1018, 1029, 1189, 1198, 1228, 1231, 1232, 1233,
1570, 1573, 1578, 1580, 1581, 1583, 1605, 1702, 1726, 1892, 1898, 1912, 1913,
1929, 1930, 1931, 1932, 2004, 2037, 2244, 2246, 2310, 2410, 2464; can: 163,
742, 1618, 2280; camello: 879; carnero: 1640; ciervo: 1241, 1334; conejo:
450; cordero: 490, 851, 1618, 2076; cuervo: 251; dromedario: 99; elefante: 99, 1192, 1193, 1813, 1814, 1819, 1887, 1897, 1898, 1900, 1902, 1904, 1906.
1907, 1908, 1924; galgo: 205; garza: 1334; gato: 1942; grifon: 2333, 2336,
2337; gorrion: 624; gallina: 10, 130, 746, 2391; gusano: 2202; leon: 14,
27, 88, 138, 482, 490, 710, 1241; liebre: 205, 450; lobo: 100, 140, 488, 747,
1618, 2076, 2367; milano: 623; mosca: 749, 2008, 2012; mula: 1332; moscardon: 2397; murcielago: 2013, 2015; mur: 2003; oso: 501, 985, 1334;
oveja: 209, 2499; pajaro: 2399; papagayo: 1337; perdiz: 746, 1334; polio:
623; potro: 704, 710; puerco: 380, 1471, 1907, 2005, 2007, 2115, 2401, 2412;
rata: 1657; room: 537; serpiente: 382, 384, 814, 1147, 1148, 1195, 1217,
1222, 1984, 1992, 1994, 1998, 1999, 2023, 2Q28, 2040, 2045, 2111, 2119, 2177,
2275, 2405; _simio: 1798; toro: 46, 496, 662, 1233, 1797; venado: 1333,
1797, 1954; verraco: 536.
El mundo de los sentidos
170
Es frecuente el uso de nombres genericos y colectivos:
el ganado 3I, la grey32, el pescado 33, las aves 34, las bestias 35:
Tu goviernas las vestias por domar e domadas,
Das gevo alas aves menudas e granadas. (S. D., 452).
Vivien de malas bestias en ellas grant congeio. (S. M., 28).
Fueron las bestias fieras con el fuert embargadas. (S. M., 30).
Andaran los pescados todos sobre la mar
Metiendo grandes voges non podiendo quedar. (Sig., 8).
Las aves esso mesmc menudas e granadas
Andaran dando gritos todas mal espantadas:
Assi faran las bestias por domar e domadas. (Sig., 9).
Apenas se nombran los animales domesticos. El gato y el
perro no son animales de placer y de mimo. Ni siquiera son
animales utiles. El unico gato que aparece en Berceo esta
«sarnoso»36 y los perros son «famnientos»37, «fediondos»38,
«carniceros»39, y se alude a ellos en forma despectiva:
Non me da mayor honrra que si fuesse un can. (S. D., 158).
No abundan los detalles referentes a los animales, pero no
faltan tampoco algunos rasgos de observacion: las fieras que
huyen de San Millan con «las cabezas colgadas»40; las sierpes
que «sacan las lenguas e aguzan los dientes»41; el cordero
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
•41
S. D., 20, 24, 32, 254; S. M., 8; Sacr., 18, 25, 33, 73.
S. D., 25, 34.
S. D„ 66; Sig., 8.
S. D., 452; Sacr., 18, 33, 57; Sig., 9.
S. M„ 28, 30, 47; S. D., 452.
S. D„ 586.
Due., 197.
M., 762.
Due., 39.
S. M., 30.
Sig., 66.
Animates y demonios
171
que «non sabe rennir»42; el novillo que «faze golpe mortal»43; el can que hiere a «colmelladas»44.
Para Berceo, el demonio es una bestia mas: la «bestia
percodida»45, la «bestia maleita»46, la «bestia enconada»47,
el «fuert bestion»48. O un animal concreto: el «draco traydor »49, el «can traydor»50, la «vipera mala»51, el «mal lobo» 52, el «rabioso milano» 53, la «syerpe»54.
En la Edad Media solia evitarse, por pecaminoso, nombrar al diablo. Berceo lo llama pocas veces Belcebu55. O le
da nombre de animal, o le llama simplemente el «traydor
provado»56, el «mal huespet»57, el «sucio malo»58, el «huesped alevoso»59, el «sugio alevoso»60, el «falso periurado»61,
el «mortal guerrero»62, el «pecado»63, «don falso alevosow64,
«don falso traidor» 6S, «el malo» 66.
42
43
44
45
44
47
48
44
51
52
53
54
55
44
57
58
57
44
41
“
“
44
Sacr., 73.
Sacr., 20.
M„ 470.
S. D., 680.
S. M., 52, 112.
S. M„ 118.
S. M„ 119.
S. D., 333.
S. D., 768.
S. D., 693.
Sacr., 159.
Sacr., 276.
Loo., 4.
M., 78, 722.
S. D., 327; S. M., 194; M., 466.
S. D„ 629.
S. D., 698.
S. M., 194.
S. M„ 196.
S. M., 56.
S. M., 56.
S. M„ 191.
M., 477.
65 M., 479.
66
M., 722.
El mundo de los sentidos
172
El demonio de Berceo no es el angel negro, con alas de
murcielago, cara de bestia, cuernos, garras, rabo y pezuna
hendida. Algunas veces tiene forma de hombre; casi siempre,
de animal. En la Historia del diablo, de Vicente Risco, vemos
que el diablo cambia de figura segun el quehacqr de cada
instante: «Como Macho Cabrio, preside el aquelarre; como
Leon, ataca a los anacoretas; como Jabali, atemoriza a las
gentes del campo; como Cerdo, dicen que acompana a San
Antonio Abad, que le impuso este castigo cuando se librode sus tentaciones; como Mono, aparece el perpetuo remedador de las obras divinas; como Cuervo, muestra su triste
negrura fatidica, que se alimenta de la muerte; como Basilisco, causa la muerte del alma»67. En Berceo toma forma
de sierpe, de toro, de can y de leon. El poeta los describe
con mucho realismo:
Prendie forma de sierpe el traydor provado,
poniasele delante, el pescuego algado,
oras se fazia chico, oras grand desguisado,
alas vezes bien grueso, alas vezes delgado. (S. D., 327).
En figura de toro que es escalentado,
Cavando con los piedes, el ceio demudado.
Con fiera cornadura sannoso e yrado
Paroseli delante el traidor provado. (M., 466).
Cometiolo de cabo con figuras pesadas:
En manera de can firiendo colmelladas.
Vinie de mala guisa, los dientes regannados,
El ceio mui turbio, los oios remellados,
Por ferlo todo piegas, espaldas e costados. (M., 470-71).
Cometiolo de cabo la tercera vegada
En forma de leon, una bestia dubdada,
Que traie tal fereza que non serie asmada. (M., 473).
67 Rtsco,
pdg. 54.
Vicente,
Satanas.
Historia
del
diablo,
Barcelona
1956.
Animates y demonios
173
Pero el diablo no suele quedar bien parado en ninguna de
sus andanzas. De esta vez
Veno Sancta Maria como solie venir
Con un palo en mano pora leon ferir...
Empezoli a dar de grandes palancadas,
Non podien las menudas escuchar las granadas,
Lazrava el leon a buenas dinaradas,
Non obo en sus dias las cuestas tan sovadas. (M., 476-78).
Los demonios de Berceo unas veces actuan aislados, individualmente; pero otras se reunen en concejo, parlamentan,
discuten, toman acuerdos y se comportan como lugarenos
de entonces, como cuando deciden asesinar a San Millan,
quemandole el lecho en que esta durmiendo68. A veces no
solo son temibles por su figura, sino tambien repugnantes
por sus gestos y dichos:
Por espantar la duenna que obiesse pabura,
jaziali malos gestos, mucha mala figura. (S. D., 327).
De casa de Honorio segudo un satan,
que fazia continengias mas suzias que un can. (S. D., 334).
Tomola el demonio ala missa estando,
dio con ella entierra, trayola mal menando,
la boca li torgiendo, las espumas echando,
faziendo gestos feos, feos dichos fablando. (S. D , 690).
Fizo a la exida una grant villania,
Dezir non vos la quiero, ca berguenza avria. (S. M., 1°7).
68
S. M.; 203 y sigs.
PLANTAS
Y
FLORES
Berceo, que vive intensamente la vida monastica de San
Mdlan, esta tambien sumido en el rustico vivir de los pue¬
blos cercanos al monasterio, en l'ntima solidaridad con su
contorno. Por eso no intenta desasirse del mundo campesino que le circunda, sino que lo aprovecha para mejor comunicarse con sus oyentes. En sus poemas surgen, aca y alia,
las mieses, las espigas, la paja, las gavillas, el rastrojo, el
trigo, la civera, la avena, los puerros y chirivias, las yerbas
del campo, la canavera, las vinas, el majuelo, los arboles frutales.
Este trasfondo agrario, campesino, es exclusivo
de
Berceo. No se da en ningun otro poeta de su tiempo, salvo
en la descripcion de los meses del ano del Libro de Alexan¬
dre. Diriase que Berceo responde al «mediocris stylus» de la
«rota Virgilii», comunmente aceptada en la Edad Media:
agricola, bos, aratrum, ager, pomus l.
1 Los otros estilos son: el «humilis» (pastor otiosus, ovis, bacil¬
lus, pascua, fagus) y el «gravis» (miles doniinans, equus, gladius. urbs,
cast rum, laurus, cedrus). Les sirven de modelo las tres obras maestras de Vircii.to: las Bucolicas, las Georgicas y la Eneida. Los preceptistas de los siglos xix v xiii coinciden en senalar los tres estilos
de la rueda virgiliana. Jean de Garlandf. (Poetria, 920) escribe: «Item
sunt tres styli secundum tres status hominum: pastorali vitae convenit stylus humilis, agricolis mediocris, gravis gravibus personis quae
Plantas y flores
175
Berceo celebra la hermosura de los arboles, su fruto «dulz
e sabrido» y, sobre todo, su sombra «de temprados sabores».
Muchas veces son los arboles, asi, en general, sin especificacion ninguna2; pero aparecen tambien las «hayas»3, el
«brezo»4, el «figar»5, y, con sentido alegorico, el «milgrano»6, los «peros e mazanedas»7, el «cedro», la «palma»s,
los «olivos »9. En la vision del monte Olivete de la Vida de
Santa Oria, los olivos tienen, por su espesura y por su carga
pesada de frutos, una plasticidad sorprendente:
Vido redor el monte una bella anchura,
En ella de olivos una grant espesura,
Cargados de olivas muclio sobre mesura,
Podria vevir so ellos omne a grant folgura. (Or., 141).
No es tampoco extensa la nomina de los frutos en Berceo:
«peras» I0, «milgranas» u, «nueces» 12, «uvas» 13, «almendras» 14,
praesunt pastoribus et agricolis». Y Geoffroi de .Vinsauf (Documentum de modo et arte dictandi et versificandi, 111, 145): «Sunt igitur
tres styli, humilis, mediocris, grandiloqtuis. Et tales recipiunt apellationes styli ratione personarum vel rerum de quibus fit tractatus.
Quando enim de generalibus personis vel rebus tractatur, time est
stylus grandiloqtuis; quando de humilibus, humilis; quando de mediocribus, mediocris. Quolibet stylo utitur Virgilius: in Bucolicis humili
in Georgicis mediocri, in Eneide grandiloquo». Vid. Edmond Faral:
Les Arts Poetiques du XIIe et XIIIe siecle, Paris, 1962, cap. III.
2 S. M., 64; Sacr., 210; Sig., 11; M., 5, 6, 7, 15, 23, 25, 26, 43, 44;
Or., 43
3 S. M., 212, 214, 215.
4 S. M , 214
5 Sig., 19.
6 S. D., 675, 689; M., 39.
7 M , 4.
8 M.. 39.
9 Or., 141.
S. D., 330; S. M, 407
11 S. D„ 675. 689; M., 39.
12 S. M , 118, 273.
13 Sacr., 187; M., 39.
14 M., 39.
El mundo de los sentidos
176
«olivas»15, «manzanas» 16, «higos» 17. De todos ellos, en la estimativa del poeta, son los higos el unico fruto que no mantiene una valoracion uniforme: frente al sentido de distincion
y aprecio del Milagro X, en que, para tormento de un condenado,
Davanli por pitanza non mazanas nin figos,
Mas fumo e vinagre, feridas e pelcigos. (M., 246).
nos encontramos con valoraciones tan despectivas como las
siguientes:
Non valdras mas por esso quanto vale un figo. (M., 341).
Refirian con los quentos al mortal enemigo
Que enganno a Eva con un astroso figo. (Or., 60).
Es curioso anotar que, para Berceo, la fruta prohibida a
nuestros primeros padres no es la manzana, sino el higo. O,
tambien, la pera:
En essa misma forma, cosa es verdadera,
acometio a Eva de Adan companera,
quando mordieron ambos la devedada pera:
sentimos la los nietos aun essa dentera. (S. D., 330)
Cabe contrastar aqui (y el contraste tiene vigencia para
otras muchas cosas) lo exiguo y limitado de la naturaleza de
Berceo frente a la opulencia caudalosa del Libro de Alexan¬
dre. Mientras Berceo, por ejemplo, con su vision directa de
las vinas riojanas, no acierta a precisar sino un solo tipo de
uvas, las «negrales» 18, el poeta de Alexandre paladea golosamente siete clases de uvas:
15
16
17
18
M., 39; Or., 141.
M., 246.
M„ 246, 341; Due., 177; Or., 60.
Sacr., 187.
Plant as y f lores
177
Ally fallaria omne las bonas cardeniellas,
E las otras maores que son mas tempraniellas.
Las blancas alfonsinas que tornan amariellas,
Las alfonsinas negras que son mas cardeniellas.
Las bonas calagrannas que se quieren algar,
Las otras inoleias que fazen las vieias trotar,
La torronts amorosa bona poral lagar,
Quanto vos omne non podrie dezir nen cuntar. (Alex., 1966-67).
No hay flores en la Vida de Santo Domingo ni en la Vida
de San Milldn; pero si en otros poemas de Bereeo. Son flores
easi siempre sin especificar, sin concretar:
Iendo en romeria caegi en un prado
Verde e bien sengido, de flores bien poblado. (M., 2).
Levavan de las flores quantas levar querien. (M., 13).
Todos a la su sombra imos coger las flores. (M., 24).
Vieron un buen arbol, cimas bien compasadas,
Que de diversas flores estaban bien pobladas. (Or., 43).
'
Meior paresgen estos que las flores de mayo. (Or., 53).
Porque Bereeo, como todos los poetas anteriores al siglo xv,
no ve «esta» ni «aquella» flor, sino «las flores» 19. O, al menos, no la ven en el prado, en la naturaleza, como elemento
del paisaje, sino arrancada y abstraida del paisaje. Salvo en
la Razdn de Amor, las rosas y los lirios anteriores al cuatrocientos no estan alii,- en el prado o en el huerto, poniendo
su nota de color. Son mas bien un objeto bello, esencialmente bello, sin conexion ninguna con el huerto o el prado,
que viene muy bien para exaltar la hermosura de la Virgen,
el color de unas mejillas o la nobleza de un consejo moral20.
19 M., 2, 3, 5, 13, 24, 31, 42, 44, 112; Loo., 9, 205; Sacr., 181; Or., 43, 53.
20 Vid. Artiles, Joaquin, Paisaje y poesia en la Edad Media, paginas 81 y sigs.
berceo. —12
El mundo de los sentidos
178
Jose Manuel Blecua 21 escribe que «la flor, ese topico tan
perfecto y tan antiguo, interviene en la poesia de diferentes
maneras: como elemento del paisaje, como elemento bello
para una comparacion —sea el color de las mejillas de una
muchacha o la brevedad de la vida—, como elemento mitologico y hasta como bodegon poetico». Las flores de Berceo
son tan solo, o puros simbolos alegoricos, o bellos puntos de
comparacion. Berceo no diversifica y concreta sino dos especies de flores: la «rosa» y el «lirio». Notemos de nuevo el
contraste de esta parquedad con la abundancia heterogenea
de otros autores, incluso de la antiguedad clasica. Curtius 22
senala un pasaje de la Bucolica II, de Virgilio, con ocho clases de flores; un prado del Cidex, con dieciocho, y un jardm
de Baudri de Bourgueil, poeta latino del medievo, con quince
especies florales.
En toda la produccion de Berceo las rosas no aparecen
sino dos veces, y una el lirio:
Dulge es el tu nombre, dulge toda tu cosa;
Salio quando tu naciste de la spina rosa. (Loo., 2041.
Non quiso otra suegra sinon la Gloriosa
Que fue mas bella que nin lilio nin rosa. (Or., 28).
Esta feliz. conjuncion de lirios y rosas no es exclusiva de
Berceo. La encontramos dos veces en el Libro de Alexandre:
Que era mas pregiada que lilio nen rosa. (Estr.
2 438).
Ornaron los altares de rosas e de lilios. (Estr. 540).
Y, todavfa en el siglo xv, insiste en ella Alvarez de Villasandino 23:
21 Blecua, Jos6
pag. 13.
22
23
M., Las ilores en la poesia espanola. Madrid, 1944,
Curtius, op. cit., 276 y, en nota, 282.
Blecua, Jos£ M., op. cit., pag. 39.
Plantas y flores
179
Vuestra vista deleitosa
Mas que lirio nin que rosa
Me conquista, pues non osa...
En la Introduction de los Milagros, Berceo subraya por tres
veces el perfume de las flores:
Daban olor soveio las flores bien olientes. (M., 3.)
La verdura del prado, la olor de las flores,
Podrie vevir el omne con aquellos olores. (M., 5.)
Nunqua trobe en sieglo logar tan deleitoso,
Nin sombra tan temprada, ni olor tan sabroso. (M., 6).
Solo una vez se adivina, mas que se expresa, que las flores
ponen tambien en el prado, aderezandolo, «componiendolo»,
haciendolo «fermoso», una nota de color:
Tornemos ennas flores que componen el prado,
Que lo fagen fermoso, apuesto e temprado. (M., 31).
Y, siempre sin especificar, en una estrofa de los Loores de la
Virgen se entreve una pluralidad cromatica:
Ante la tu beltat non an pregio las flores,
Ca tal fue el maestro que echo las colores. (Loo., 205).
Y en el Milagro III se yuxtaponen lo visual y lo olfativo,
adjetivados con epltesis sinestesica: lo visual (la color) con
un epiteto tactil (fresca), y la olor con un epiteto del gusto
(sabrosa):
Yssieli por boca una fermosa flor
De muy grand fermosura, de muy fresca color,
Inchie toda la plaza de sabrosa olor. (M., 112).
EL PAISAJE
Tres veces se detiene Berceo ante un locus amoenus: una,
en la Introduccion de los Milagros, y dos en la Vida de Santa
Oria (estrs. 43-44 y 155). Y las tres veces incide en el paisaje
alegorico con sentido trascendente. El locus amoenus tiene,
para Curtiusuna larga ascendencia grecolatina que se remonta hasta el mismo Homero. Segun el ilustre investigador,
«las descripciones de paisajes en la poesla medieval deben
entenderse como producto de una tradicion literaria fija».
Los elementos del locus amoenus, el «delitiis plenus locus»
de Ekkehart IV de St. Gallen2, lugar de eterna primavera,
parecen estar condensados en estos versos de Tiberiano, un
poeta de la baja latinidad:
El viajero alii se embriaga de perfume y musica,
Pues hay aves, rio, brisa, bosque, flores, sombra.
Pero no se crea que estamos ante un esquema rlgido e infle¬
xible. Los poetas suprimen, a su capricho, algunos de estos
elementos o anaden otros nuevos.
1
Curtius, op. cit., I, pags. 263-289.
5
Ekkehart IV, De lege dictamen ornandi (Poetae, V, pag. 533):
«Delitiis plenus locus appellatur amoenus.
Sic etiam prata, silvae, pomoeria, strata,
Hortus et hie rivo propior fonti quoque vino,
Verbaque cognata sociabis et ante locata.»
El paisaje
181
En la Introduction de los Milagros, Berceo desarrolla
plenamente el esquema de Tiberiano. Berceo comienza colocandose, el mismo, en medio del paisaje, metiendose de rondon en el prado que va a describir:
Yo maestro Gongalvo de Vergeo nomnado
Iendo en romeria caegi en un prado. (M., 2).
Ya en medio del prado, el poeta no tiene sino abrir los postigos del alma para que entre la naturaleza entera, poner a
punto la multiple antena de los sentidos para detectar a sus
anchas el olor de las flores, la sombra de los arboles, el dulzor de las frutas, el canto de las aves. Porque alii, en el pra¬
do que envuelve a Berceo, como en el poema de Tiberiano,
hay aves, fuentes, brisa, arboles, flores y sombra.
Agustin del Campo3, aludiendo precisamente a la Intro¬
duction de los Milagros, anota muy acertadamente que «hay
en las estrofas primeras del poema verdaderas obsesiones
fisicas: el olor de las flores, persistente, halagador; el canto
de las aves, la musica natural; la verdura del prado, ese solo
y uniforme color que observa el poeta; la sombra fresquisima de los arboles; la alegria visual de las fuentes cantoras;
la sensacion de la perdida de sudor; el poder confortador
del prado; el fruto arboreo».
En el prado de Berceo
los sentidos hacen su aparicion
por el siguiente orden: la vista, el olfato, el tacto, el gusto
y el otdo. La descripcion se inicia con una nota de color.
Lo primero que impresiona a Berceo es la verdura del prado.
Cuatro veces insistira el poeta en la presencia de este color4.
Inmediatamente aparecen las flores. Pero, en contraste con el
3
Campo, Agustin del, La tecnica alegorica en la Introduction a los
«Milagros», en RFE, 1944, pags. 44-45.
4 ML, 2, 5, 11, 20.
El mundo de los sentidos
182
verde del prado, Berceo no ve el color de las flores. Solo
percibe el olor, el perfume 5:
Daban olor soveio las flores bien olientes. (M., 3).
Y en seguida, invisible detras de un verso, pero hinchandolo
levemente, el soplo suave de la brisa, el empuje tactil y sedoso de los aires que
Refrescavan en omne las caras e las mientes. (M., 3).
Aparecen despues las fuentes:
Manavan cada canto6 fuentes claras corrientes,
En verano bien frias, en yvierno calientes. (M., 3).
Y notese como se intensifica la sensacion del tacto con ese
juego antitetico de «en verano bien frias» y «en yvierno calientes», que aumenta el tono paradisiaco del paisaje.
Siguen los drboles frutales, abundantes y variados, con
fruto «dulz e sabrido»:
Avie hi grand abondo de buenas arboledas,
Milgranos e figueras, peros e mazanedas,
E muchas otras fructas de diversas monedas ;
Mas non avie ningunas podridas nin azedas. (M., 4).
Y, otra vez, «la verdura del prado» y «la olor de las flores».
Y una nueva sensacion, tambien tactil:
Las sombras de los arbores de temprados sabores. (M., 5).
5
M„ 3, 5, 6.
6
El significado de la palabra «canto», en este pasaje de Berceo,
de la Academia Argentina
de Letras, Buenos Aires, III, 1935.
es estudiado por Luis Alfonso en Boletin
El paisaje
183
Berceo siente un regusto especial por la sombra de los arboles '. Unas estrofas despues, en la misma Introduction, le
prodigara sus epitetos mejores:
La sombra de los arbores, buena, dulz e sania. (M., 23).
Los arbores que facen sombra dulz e donosa. (M., 25).
A1 llegar aqui, Berceo empieza a sentir la felicidad del momento. Esta va sumergido en el paisaje, embriagados de gozo
los sentidos. Su pluma tiembla de emocion. Y escribe adrairativamente:
Nunqua trobe en sieglo logar tan deleitoso,
Min sombra tan temprada, ni olor tan sabroso. (M., 6).
Y se adentra entonces, aun mas, en el gozo fisico de la naturaleza. Se aligera de ropas y se tiende dulcemente a la som¬
bra de un arbol:
Descargue mi ropiella por iazer mas viqioso,
Poseme a la sombra de un arbor fermoso. (M., 6).
Ligero va de ropas, tendido sobre el cesped verde, Berceo
aligera tambien su carga de preocupaciones y se abandona
al pleno goce de las cosas:
Yaziendo a la sombra perdi todos cuidados. (M., 7).
Tambien San Juan de la Cruz, cuando llega al gozo pleno
de Dios, dejara su «cuidado», no a la sombra de un arbol,
sino olvidado «entre las azucenas» 7 8.
7
M„ 5, 6, 7, 23, 25, 44.
8
San Juan de la Cruz, Noche serena del alma, Cancion 8.
El mundo de los sentidos
184
Y empieza a oir el mas extrano concierto que jamas ha
oido. El paisaje, ahora, se hace tambien sonoro. Comienzan a
cantar las aves bajo la invisible batuta de Dios:
Odi sonos de aves dulces e modulados:
Nunqua udieron omnes organos mas temprados,
Nin que formar pudiessen sones mas acordados.
Unas tenien la quinta, e las otras doblavan,
Otras tenien el punto, erfar no las dexavan,
A1 posar, al mover todas se esperavan,
Aves torpes nin roncas hi non se acostavan. (M., 7-8).
Ya esta completo el esquema del viejo poeta latino. En la
Introduction de los Milagros estan todos los elementos del
locus amoenus. Pero no todo es, ciertamente, fria tradicion
literaria. Berceo esta aqui, presente en cada verso, alertados
el espiritu y los cinco sentidos, metido el mismo en el pai¬
saje, vitalizandolo con su presencia, recreandolo con su lirica savia, sintiendolo poeticamente.
Menos elementos contienen los dos paisajes de la Vida
de Santa Oria. El primero se compone de prado, arbol, flores y sombra:
Vieron un buen arbol, qimas bien conipasadas,
Que de diversas flores estaban bien pobladas.
Verde era el ramo, de fovas bien cargado,
Fapia sombra sabrosa e logar muy temprado,
Tenia redor el tronco maravilloso prado,
Mas valia esso solo que un rico regnado. (Or , 43-44).
El segundo se reduce a arboles, frutos y flores:
Vidi y logar bueno sobra buen arbolado,
El fruto de los arboles non seria preqiado,
De campos grant anchlira, de flores grant mercado,
Guarria la su olor a omne entecado. (Or., 155).
El paisaje
185
En el pi imero se destaca una nota de color, lo verde de los
arboles; en el segundo, el olor de las flores. Estos dos paisajes, lo mismo que el de la Introduction, son rigurosamente
alegoricos. Pero Berceo solo se detiene, y muy espaciosamente, a explicar la alegorfa de la Introduction9.
Tambien es alegorieo aquel verso de los Milagros:
Cal en dulz vergel, cerca de dulz colmena. (M., 298).
Y aquella vision de la Vida de Santo Domingo, muy distante
va del locus amoenus:
Vedia me ensuenos en un fiero logar,
oriella de un flumen tan fuerte como mar,
qualquier avria miedo pora el se plegar,
ca era pavoroso e bravo de pasar.
Yxien delli dos rios, dos aguas muy cabdales,
rios eran muy fondos, non poco regaiales,
bianco era el uno commo piedras de christales,
el otro mas vermeio que vino de parrales.
Vedia una puente enna madre primera,
avia palmo e medio ca mas ancha non era,
de vidrio era toda, non de otra madera,
era, por non mentirvos, pavorosa carrera. (S. D., 229-231).
El paisaje de Berceo es esencialmente alegorieo. Asl, y solo1
asi, ve Berceo la naturaleza. Su paisaje termina casi, casi
donde acaba la alegoria. Por eso, en la Vida de San Millan,
donde no hay alegoria, el poeta no ve la belleza del paisaje,
sino su fiereza, su incomodidad. Lo que interesa entonces a
Berceo no es la hermosura de la naturaleza, sino la aspereza
de los lugares donde hace penitencia el santo. Por eso, antes
de la conversion de San Millan, cuando todavla pastorea
9
Artiles, Joaquin, op.
cit., pags. 33-38.
EL mundo de los sentidos
186
ovejas por el campo, Berceo solo ve las sierras a secas, y
despues de la conversion las expresiones de lugar son siempre bravias v asperas, recargando las tintas de lo incomodo
y salvaje10:
Cerca es de Berpeo ond el fue natural,
En contra la Cogolla un anciano val:
Era en essi tiempo un fiero matorral,
Serpientes e culuebras avien en el ostal.
Estaban grandes pennas en medio del valleio,
Avie de jus las pennas cuevas fieras sobeio,
Vivien de malas bestias en ellas grant congeio,
Era por end grand siesta un bravo logareio. (S. M., 27-8).
El mont era espeso, el logar pavoroso,
Era por muchas guisas bravo e perigloso.
Non le tenie ninguno que era delectoso,
Si non el pastorgiello que era porfidioso. (S. M., 42).
Andaba por los montes, por los fuertes logares,
Por las cuestas enfiestas e por los espinales. (S. M„ 49).
El buen siervo de Christo tales penas levando,
Por las montannas yermas las carnes martiriando. (S. M., 54).
Otro aspecto interesante del paisaje de Berceo es su vision
del mar. <-Vio Berceo alguna vez el mar? Mas bien que en
una experiencia personal y directa, tal vez haya que pensar,
como en los paisajes alegoricos, en algunos antecedentes literarios. Berceo seguramente nunca vio el mar. Alberto Na¬
varro lo hace notar con acierto: Berceo «no describe un
mar largamente contemplado o calidamente ensonado, sino
convencionalmente imaginado a traves de textos literarios» n.
10
Id., id., pags. 117-18.
11 Vid. Navarro, Alberto, El mar en la Literatura Medieval Casteliana, Santa Cruz de Tenerife, 1962, pags. 421-428.
El paisaje
187
El mar, para Berceo, es «la mar periglosa» 12, «las ondas»
«las fieras ondas» 13, el «mucho vravo sendero»14; o, simplemente, «el mar» 15, «la mar» 16. El mar le sirve, a veces, de
termino de comparacion por su fiereza:
Vedia me ensuenos en un fiero logar,
oriella de un flumen tan fuerte como mar. (S. D., 229).
Otras veces, el mar es lo incommensurable, lo inmenso:
Tal es la tu materia, sennora, commo el mar... (Loo., 225).
Otras, lo irremediable, lo fatal:
Morre como qui iaze en medio de la mar,
Que non vede terreno do pueda escapar. (M., 752).
O el horizonte lejano, el final de lo que alcanzan los ojos:
De que me aduxiste en tan alto puyal,
De qui toda la tierra pareqe fastal mar. (S. M., 60).
Berceo conoce el flujo y reflujo de las mareas:
Fazie la mar por ella essida e tornada,
Dos vezes en el dia, o tres a la vegada. (M., 433).
Y la impaciencia torrencial de las aguas:
Quando querie el mar contra fuera essir
Isie a fiera priessa, non se savie sofrir. (M., 435).
Berceo habla de bonanzas:
El dia de la festa del arcangel precioso
Era el mar mas quedo, iazie mas espacioso. (M., 436).
12
13
14
15
16
M.,
M.,
M.,
M„
M„
457, 617.
434, 438, 439, 447, 455.
668.
435, 436, 605, 619, 634; S. M., 60; Loo., 225.
47, 433, 441, 589, 590, 598, 599, 600, 601, 617, 732, 867.
El mundo de los sentidos
188
Ovieron vientos bonos luego de la entrada,
Oraie mui sabroso, toda la mar pagada17. (M., 589).
Y de tormentas bravias:
Moviose la tempesta, una oriella vrava,
Desarro el maestro que la nave guiava,
Nin assf nin a otri nul conseio non dava,
Toda su maestrfa non valie una hava. (M , 591).
^Es todo aqui puro convencionalismo? <;Es todo en Berceo fria tradicion literaria? Es posible que, en mas de una
ocasion, a Berceo se le haya quedado el alma, enredada y
vibrando de emotion, entre las fuentes que utiliza.
17 El Libro de Alexandre (estr. 2133) dice tambien: «E1 mar era
pagado»; y el Libro de Apolonio: «las ondas bien pagadas» (453), «la
mar jazie pagada» (454).
VI
OTROS RECURSOS DE BERCEO
EL REALISMO
DE
BERCEO
No hay lugar en Berceo para el realismo macabro de los.
campos de batalla. Su obra no tiene, como las gestas, un
clima heroico. El unico episodio guerrero, el de los votos de
San Millan, se desarrolla fugazmente. Para pintar el encuentro de los dos caudillos y la embestida victoriosa de los cristianos, basta y sobra con unas breves pinceladas:
Ya eran en el campo entrambas las partidas,
Avian ambos los revs mezcladas las feridas. (S. M., 434).
Quando estaban en campo los reys, azes paradas,
Mezclaban las feridas, las lanzas abaxadas. (S. M., 436).
Caien a muy grant priessa los moros descreidos,
Los unos desmentbrados, los otros desmedridos. (S. M., 443).
Hay en estos pocos versos, es verdad, una fuerza realista
indudable. Pero j cuanta distancia de la barbara crudeza de
ciertos lances guerreros, tan frecuentes en las gestas y en otros
poemas de clerecla! Recuerdese, por ejemplo, que en el Mio
Cid, mas de una vez, los guerreros terminan la lucha «por el
cobdo ayuso la sangre destellando» h El mismo Cid, en sin¬
gular combate, de un solo tajo parte a un guerrero en dos
mitades, cercenandolo por la cintura:
1
Mio Cid: vs. 501, 762, 781, 1724, 2453.
Utros recursos de Berceo
192
diol tal espadada con el so diestro brago,
cortol por la cintura, el medio echo en campo. (Vs. 750-51).
Y al rey Bucar, en un cuerpo a cuerpo, lo abre de arriba
abajo, de la cabeza al tronco:
arriba algo Colada, un grant colpe dadol ha,
las carbonclas del yelmo tollidas gelas ha,
cortol el yelmo e, librando todo lo al,
fata la cintura el espada llegado ha. (vs. 2420-23).
En el Libro de Alexandre hay espectaculos como estos:
De los muertos la tierra toda iazie cubierta,
Andavan por la sangre fasta la media pierna. (Alex., 522).
De cabezas de muertos enchie los valladares. (Alex., 980).
Craterus a Ardofilo diol una tal porrada
Quel salioron los meollos e la sangre quaiada. (Alex., 976).
Y en el Poema de Fernan Gonzalez se describe con barbara
fiereza:
Metyol toda la langa por medio la tetylla,
Que fuera de la espalda, parescio la cochylla2. (Estr. 695).
De sangre los arroyos mucha tierra cobryan. (Estr. 738).
No, ef realismo de Berceo no hay que buscarlo en los
campos de batalla, sino en la vida sencilla de los conventos;
2
De mayor crudeza es un episodio parecido del Mio Cid:
«Metiol por la carne adentro la langa con el pendon,
de la otra part una braga gela echo,
con el dio una tuerta, de la siella lo encamo,
al tirar de la langa en tierra lo echo;
vermejo salio el astil, e la langa y el pendon» (vs. 3683-87).
El episodio se repite en el Libro de Alexandre:
«Por medio las espaldas echoie el pendon»
(estr. 162).
El realismo
193
en ese mundo abigarrado y diverso que desfila por su obra;
en el lenguaje y en las actitudes de los monjes y abades, de
los santos, de los pecadores, de los penitentes, de los enfermos, de los moribundos, de los desesperados, de los malditos, de los mismos demonios; en «las historias en que caminan, comen, sufren, gritan, gesticulan, se arrepienten, gimen,
rezan, suplican, brincan de gozo..., en una palabra: viven
muchas pobres gentes del retablo humano de los dias de
Berceo —desde el pastor al conde, de la mujeruca al Caba¬
llero, del leproso al mercader, del ciego mendicante al judio
taimado— entreverados con la Virgen, los santos, Belcebu o
los demonios»3; en la misma humanizacion de la Virgen
«muy amiga de los amigos», que «disputa a los diablos las
almas de sus vasallos; baja, sube, entra, sale; se enoja, se enternece, da ordenes tajantes, apostrofa, injuria, dialoga; se
siente celosa, airada o compasiva; acomete al diablo con la
falda del manto o le da fuertes palancadas, o acuesta con ma¬
ternal cuidado a un monje borracho...» 4, y en los mil detalles que animan las biografias de sus santos.
Nada mas grafico que la pintura de una pobre paralitica
que
Los huesos avia solos cubiertos del pelleio. (S. D., 583).
O el estado de inutilidad, de absoluta poquedad, de un ciego
lullido:
Non vedia delos oios mas que con el polgar,
yacia como un cepo quedo en un logar. (S. D., 597).
Para curar a un ciego, Santo Domingo toma en sus manos el
agua bendita y
3 Sanchez-Albornoz, Berceo korro del impacto de lo islarnico, en
Espana, un enigma histdrico, Buenos Aires, 1962, t. I, pag. 436.
4
Id., pag. 434.
berceo. —13
Otros recursos de Berceo
194
En cascun delos oios echo una punada. (S. D., 394).
San Millan servla a Dios con sus veinte unas y con todo su
cuerpo:
Servie al Criador a todas veynt onzeias,
Con piedes e con manos, con boca, con oreias. (S. M., 124).
En el Calvario,
De pies e de manos corria la sangre viva,
Sangrentaba la cruz de palma e de oliva...
Corrie delli la sangre a grandes zampunuelos,
Resgibiala la Madre en muy blancos lenzuelos. (Due., 52-3).
En el Martirio de San Lorenzo,
Las flamas eran vivas, ardientes sin mesura,
Ardie el cuerpo sancto de la grant calentura,
De lo que se tostaba firvie la assadura. (Mart., 103).
El Pontifice de la antigua ley, al entrar en el Sancta Sancto¬
rum con el incensario en la mano,
Metie enel las brasas vivas, bien menuzadas,
Del incienso molido metie grandes punnadas,
Ixie un fiero fumo, tan espessas nuvadas,
Que ni vedien al bispo, ni las ropas sagradas. (Sacr., 112).
Y los demonios, como en una batalla campal, tambien luchan
entre si:
Firiense por los rostros a grandes tizonadas,
Trayen las sobergeias sangrientas e quemadas,
Las fruentes mal batidas, las barbas socarradas,
Nunqua vidiestes bebdas tan mal descapebadas. (S. M., 220).
La description de los tormentos del infierno es como una
coleccion de aguafuertes, de una plasticidad impresionante:
a los angeles infemales, tan etereos, tan ingravidos.
El realisrno
195
Darlis an sendas saias de un aspero sayal,
Que cada una dellas pesara un quintal. (Sig., 37).
A los codiciosos
Que por ganar riqueza non dubdan fer peccado,
Metranlis por las bocas el oro regalado. (Sig., 42).
A los ordenados «que viven seglarmente»,
Non lis avran verguenza las bestias enconadas:
Darlis an por offrenda grandes aguisonadas. (Sig., 44).
Es terrible el tormento de los que pecan por la lengua:
►
Colgaran de las lenguas los escatimadores,
Los que testiguan falso, e los escarnidores. (Sig., 41).
O el de los que roban a los pobres:
Los omnes soberbiosos que roban los mezquinos...
Andaran mendigando corvos coramo enginos. (Sig., 45).
O el de los envidiosos:
Seran en el infierno de todos cogeados,
Ferlis an lo que fagen madrastras a entenados. (Sig., 46).
La desesperacion y el dolor suelen expresarse con gratis
mo violento 5. Un ciego que pide la salud «mordia las pare
5
Expresiones parecidas abundan en el Libro de Alexandre:
«Travaron de ssus cavellos rorapiendo las mexiellas
Con ambos sos punnos batian sus tenlleras» (estr. 606).
«Los barones de Gregia quando esso vioron,
Todos con sus manos en sus cabegas ferioron» (estr. 841).
«Davan en su cabega diziendo su rancura» (estr. 844).
«Los begos se comie, tanto estava vrado» (estr. 1826).
Otros recursos de Berceo
196
des» en su impotencia (S. D., 337). Los moros de Abderraman
«por poco con despecho non se comien las manos» (S. M.,
400). Los familiares de una nina muerta se golpeaban las
cabezas, en senal de dolor, «con los punnos gerrados» (S. M.,
355) y
Los parientes del duelo- andaban enloquidos,
Tirando sos cabellos, rompiendo sos vestidos. (S. M.. 347).
Ante el nino judio, arrojado al horno:
Methio la madre vozes e grandes carpellidas,
Tenie con sus ongeias las massicllas rompidas. (M., 364).
Teofilo, en medio de su dolor,
Feria con su cabeza en los duros cantales,
Sus punnos en sus pechos davan colpes tales. (M., 808).
Y los cristianos, en lucha con los moros, ante la aparicion
de Santiago y San Millan,
Fincaron los vnoios en tierra apeados,
Firien todos los pechos con los punnos gerrados. (S. M , 440).
Dentro de esta tecnica del realismo, habria tambien que
destacar la habilidad de Berceo para el detalle, el trazo energico, el rasgo meticuloso, la circunstancia pormenorizada. Ya
lo advirtio Cirot* * * * 6: «Le poete apparait a maint detail, bre
Y en el Poema de Fenian Gonzalez:
«Ficieron muy gran duelo estonges por Castylla,
Mucho vestydo negruo, rota mucha capylla,
Rascadas rnuchas fruentes, rrota mucha mexilla® (estr. 599).
6
Cirot, op. cit., pag. 160.
El realismo
197
mais precis. Un mouvement bien note suffit a representer
une attitude, un personnage. Quand le petit patre fut envoye
a l’ecole,
Dieron li su cartiella a ley de monaziello,
assentosse entierra, tolliosse el capiello,
conla mano derecha priso su estaquiello,
Priso fasta el titol en poco de ratiello». (S. D., 36).
Hay en el poeta una voluntad de observacion minuciosa,
no exenta de candor infantil, como en esta descripcion del
enfermo que llevaba cuatro meses «lechigado»:
Abie el mesquiniello los bragos encorvados,
tenie los enduridos, alos pechos pegados,
nin los podie tender, nin tener los algados,
nin meter ensu boca uno nin dos bocados. (S. D., 550).
O en la devocion de los parientes que piden su curacion
junto al sepulcro de Santo Domingo:
Parientes del enfermo, e otros servigiales,
compraron mucha gera, ficieron estadales,
gercaron el sepulcro de girios cabdales,
teniendo sus vigilias, clamores generales.
(S.
D., 553).
O en la pintura de la abadesa encinta del Milagro XX:
Fol creciendo el vientre en contra las terniellas,
Fueronseli faciendo peccas ennas masiellas,
Las unas eran grandes, las otras mas poquiellas,
Ca ennas primerizas caen estas cosiellas. (M., 508).
O en el asombro de la misma abadesa despues del parto milagroso:
Palpose con sus manos quando fo recordada,
Por vientre, por costados, e por cada ijada:
Otros recursos de Berceo
198
Trobo so vientre llacio, la cinta mui delgada,
como muger que es de tal cosa librada. (M., 537).
O en la delicadeza, verdaderamente maternal, con que socorre a un clerigo embriagado:
Prisolo por la mano, levolo poral lecho,
Cubriolo con la manta e con el sobrelecho,
Pusol so la cabeza el cabezal derecho.
Demas quando lo ovo en su lecho echado
Sanctiguol con su diestra e fo bien sanctiguado:
«Amigo,—dissol—fuelga, ca eres mui lazrado,
Con un pocco que duermas luego seras folgado. (M., 482-83).
O en mil y mil ocasiones, por toda la obra de Berceo.
EL HUMORISMO
San Benito, en el capitulo IV de su regia, exige a sus
monjes moderacion en el reir, y les manda «verba vana aut
risu apta non loqui; risum multum aut excussum non amare». La gravedad y la mesura eran sello y distintivo del monacato medieval. Y, tal vez por eso, Berceo nos presenta a
Santo Domingo, desde su ninez, insensible a la risa y a los
pasatiempos:
De risos nin de iuegos avia poco cuidado,
a los quelo usavan avielis poco grado. (S. D., 11).
Y, mas tarde, ya en el claustro, sigue atribuyendole este
modo de gravedad:
Por nulla iogleria non lo farian reyr,
nin liviandat ninguna dela voea salir. (S. D., 89).
Sin embargo, la risa 1 aparece, aqui y alia, a lo largo de los
poemas de Berceo, y, con la risa, la burla, la befa, el es•camio 2:
Ca llamavan los canes, ereges e arlotes,
faziendo lis escarnios elaydos estribotes. (S. D., 648).
1
2
S. D., 481, 482; S. M., 222, 391; Due., 169, 195.
S. M., 194, 391; Due., 169, 170, 171; Or., 185; M„ 699
200
Otros recursos de Berceo
Aljama, nos velemos, andemos en corduras,
Si non faran de nos escarnio e gahurras. (Due., 177).
Menendez Pelayo atribuye a Berceo una «cierta socarroneria e inocente malicia que ha sido siempre muy castellana
y que se encuentra hasta en las obras mas devotas y en los
escritores mas asceticos»* 3. Solalinde habla del humorismo «rudo, sano», de Berceo, que «nunca desperdicia la ocasion que
sus fuentes le presentan para producir una sonrisa de inteligencia, aunque nunca brote, como en la lectura del Arcipreste,
la franca risotada»4 5. Cirot subraya la importancia del humo¬
rismo de Berceo como medio para llegar al pueblo. Las cantigas del Rey Sabio tenlan, dice, «un attrait particulier: la
musique. Berceo n’avait que le rythme, ce rythme emporte,
net, tranchant, mais forcement fatigant a la longue. Sans
1’humour, sans le sourire, il n’eut probablement pas retenu
longtemps ses auditeurs»s. Segun Curtius, «los elementos
humoristicos forman parte del estilo de las vidas de los santos en la Edad Media; estaban implicitos en la materia misma, y podemos estar seguros que el publico los esperaba» 6.
Por eso, Berceo, que siempre piensa en su publico y que lleva
tambien, enredado en la pluma y en la intencion, el diablillo
travieso del humor, va sembrando sus historias de optimismo
y de sonrisas. Merece la pena detenerse en algunos de sus
Menendez Pelayo, Antologia de poetas liricos Castellanos, ed. C.
S. I. C., Santander, 1944, t. I, pag. 187.
4 Solalinde, Prologo de Milagros de Nuestra Seiiora. Clas. Caste¬
llanos, Madrid, 1922, pag. XII.
5 Cirot, G., L’humour de Berceo, en Bull. Hisp., 1942, pags. 160-65
El mismo autor escribe en L’Expression dans Gonzalo de Berceo (RFE.
1922, pag. 160): «Mais n'est-il pas vrai que la pointe a la fois humoristique et familiere de notre grand fabuliste (La Fontaine) apparait
dans telle boutade du clerc de la Rioja».
6 Curtius, op. cit., pag. 609.
El humorismo
201
rasgos y escenas humoristicas. Berceo sabe ver el lado riente
de las cosas.
En la segunda parte de la Vida de Santo Domingo, Ber¬
ceo, por ejemplo, esta contando a sus oyentes, uno tras otro,
los milagros del Santo. Ya es la hora del yantar, y el publico,
impaciente, trata de marcharse. Nos imaginamos a Berceo,
que hace esfuerzos por detenerlos, diciendoles con cierto aire
zumbon:
Sy oyr me quisiessedes bien vos la contaria...
non combriades por ello vuestra yantar mas fria. (S. D., 376).
En el Milagro X, Berceo alude ironicamente a un senador
romano, no muy respetuoso con los bienes ajenos, que «avie
en prendo prendis bien usada la mano» (M., 238).
En el Milagro XIV, cuando un ravo incendia la iglesia
de San Miguel de la Tumba, solo se salva el altar de la Gloriosa. Berceo lo-hace notar con una alusion, que todavla nos
hace sonreir, al lejano y bien fuera de su alcance el Obispo
don Tello:
Nin ardio la imagen, nin ardio el flabello,
Nin prisieron de danno quanto val un cabello,
Solamiente el fumo non se Ilego a ello,
Nin nugid mas que nuzo io al Obispo don Tello. (M., 325).
En otro de los Milagros, el XXV, dos ladrones se meten a
robar en una iglesia de monjas y la desvalijan totalmente.
Pero, al quitar a la Virgen su rica toca,
Pegoseli tan firme en el punno cerrado
Que con englut ninguno non serie tan travado,
Nin con clavo que fuesse con martiello calcado. (M., 883).
A lo largo de este milagro Berceo va anotando una serie de
situaciones comicas, faciles de captar con la simple lectura:
Olros recursos de Berceo
.202
Fueron pora la puerta, fallar non la podieron,
Andavan en radio los que por mal nacieron.
De lo que avien priso non se podien quitar,
Ya lo querrien de grado, si podiessen, dexar
Andavan tanteando de rencon en rencon,
Commo fazia Sisinnio el celoso varon...
Andavan como beudos todos descalavrados:
Oras davan de rostro, oras de los costados..
Fueron luego venidos grand turma de peones,
Entraron en la eglesia, trovaron los ladrones
Davanles grandes palos e grandes carrelladas,
Coces muchas soveio, e muchas palancadas...
Pero el buen humor de Berceo, en esta narracion, puede condensarse en estos dos versos:
Levavan por los cuerpos tantas de las granadas
que todas las menudas les eran oblidadas. (M , 884-890).
En el Milagro VIII, un pecador fornicario, llamado Guiraldo,
quiso hacer romerla a Santiago sin hacer penitencia. En mitad del camino, el demonio, disfrazado de Apostol,
Parose li delante en medio un sendero:
«Bien seas tu venido,—dissoli al romero,—
Semeiasme cossiella7 simple como cordero...»
Disso Guirald: «Sennor, pues vos ^que me mandades?
Complirlo quiero todo quequier que me digades,
Ca veo lo que fize, grandes iniquitades...»
Disso el falso Iacob: «Esti es el iudicio:
Que te cortes los miembros que facen el fomicio,
Dessent que te deguelles, faras a Dios servicio...»
7 Para Lanchetas, «cossiella» es un diminutivo «lleno de inocente
ironia», que equivale a «mosquita muerta».
El humorismo
Crediolo el astroso,
Saco un cuchellijo
Corto sus genitales
Dessende degollose,
203
locco e desessado:
que tenie amolado,
el fol mal venturado:
murio descomulgado.
Pero la Gloriosa, por medio de Santiago, lo resucita
y
sana.
De todo sano, al punto, el romero degollado. De todo, menos
de una cosa. Berceo lo senala un tanto maliciosamente:
Era de lo al todo sano e meiorado...
Mas lo de la natura quanto que fo cortado,
Non li credo tin punto, fined en su estado. (M., 188-212)
En la Vida de Santo Domingo, unos ladrones, despues de trabajar toda la noche para arrancar los puerros de la huerta
del convento, se encuentran a la manana con que no han
podido coger ninguno. No han hecho sino barbechar la tierra. Sorprendidos al amanecer, Santo Domingo los invita a
comer y a cobrar su trabajo. Pero, al despedirlos, les dice
muy socarronamente:
Mas tales trasnochadas mucho non las usedes. (S. D., 382).
Un grupo de romeros, despues de esconder sus vestidos, entran en el convento, medio desnudos, pidiendo al Santo la
limosna de «algunas mudaduras». El Santo se percata del
engano, pero sonrie comprensivo:
El omne beneito por poco non ridie,
Ca quanto avian fecho todo lo entendie.
A ocultas, mientras les da de comer, manda traer toda la
ropa escondida y se la entrega como limosna. Los romeros
se marchan agradecidos. Pero, al repartir la ropa, comienzan a darse cuenta:
Diz el uno: «aquella la mi saya semeia».
Diz el otro: «conosco yo la mi capelleia».
Otros recursos de Berceo
204
Cuando unos a otros todos bien se cataron,
Vidieron que de nuebo nulla ren non fallaron,
Los pannos que trasquieron essos mismos levaron (S. D., 481-84).
Los demonios deciden un buen dia matar a San Millanr
mientras duerrae, quemandole el lecho, y se acercan cautelosos, con grandes tizones en las manos. Pero
Ante que aplegasen al lecho los tizones,
Tornaronse las flamas atras commo punzones,
Quemabanlis las barbas, a bueltas los grinones,
Issienlis a mal puerto todas sues tractiones.
Los viegdos
Los unos a
Cuidabanse
E estos ad
de las flamas a los dientes plegaban,
los otros dura-ment se reptaban,
aquellos que estos los quemaban,
aquellos otrosi los danpnaban.
La escena termina con una lucha campal, a tizonazo limpio,
tirandose las grenas, «dandose espoladas e fuertes aguiiones».
Mientras tanto, tendido en el lecho,
El confessor preqioso siervo del Criador
Levanto la cabeza, cato en derredor,
Vio esta revuelta, entendio el fervor,
Por poco se non riso, tant ovo grant sabor. (S. M., 216-222).
Mas tarde, en otro encuentro con el demonio, le dira el
Santo con sorna:
Quando quemar me quisisti, non te sopo a trigo. (S
M., 268).
Si examinamos detenidamente esta escena, advertimos dos
zonas bien contrastadas: una, revuelta y confusa, hilarante,
de tenebrosa comicidad; otra, serena y clara, como una viheta de vidas de santos. Frente a lo tragico-comico de la lu¬
cha, se destaca el tranquilo sosiego del Santo que, tendido
sobre el lecho, rie a todo su sabor. Este transito de lo tragico
El humorismo
205
a lo comico, de las veras a las burlas, son las «lagrimas rientes» del humorismo.
En el Martirio de San Lorenzo, Berceo describe la muerte
del Santo, asado lentamente en la parrilla:
Las flamas eran vivas, ardientes sin mesura,
Ardie el cuerpo sancto de la grant calentura,
De lo que se tostaba firvie la assadura.
En medio de los tormentos, cuando esta ya medio asado,
San Lorenzo invita a sus verdugos con regocijado y tragico
humorismo:
Pensat, diz Laurengio, tornar del otro lado,
Buscat buena pevrada, ca assaz so assado,
Pensat de almorzar, ca avredes lazdrado. (Mart., 103-4).
Menendez Pidal, aludiendo a este mismo pasaje de un himno
de Prudencio, lo califica de «humorismo atroz».
Y no menos atroz es el humorismo de Berceo cuando, al
referir las enorrries matanzas de judlos en tiempos de Tito y
Vespasiano, dice a su auditorio, no sin cierto alborozo8:
Onge veces gien milia judios v murieron,
Su muerte non vos duela, ca bien la meregieron. (Loo., 123).
s
El Libro de Alexandre usa parecida expresion despues de la des¬
truction de Tiro:
«Por fe a mi non pesa, ca bien lo meregioron» (estr. 1067).
EL MUNDO AFECTIVO
«Hecha excepcion de las lenguas tecnicas, y, principalmente, del lenguaje cientifico, que por definicion esta al margen de la vida, la expresion de una idea jamas esta exenta de
un matiz de sentimiento.» «No hay frase, por vulgar que sea,
que no lleve mezclados elementos afectivos» L Sin necesidad de llegar, como Vendryes, a esta interpretacion extrema
del lenguaje afectivo, podemos senalar en la obra de Berceo una serie de datos que pertenecen, sin duda alguna, al
mundo de los afectos.
Ya hemos visto, en distintos lugares de este trabajo :r
como Berceo intenta y logra resultados de esta indole, ya
recurriendo a una ordenacion hiperbatica de las palabras,
ya al uso de los diminutivos, ya a los distintos modos de reiteracion, ya al mismo ritmo de los versos. Pero faltan por
senalar algunos otros procedimientos. Y, primeramente, el
uso abundante de la admiration e interrogation 1 2 3. Berceo las
1 Vid. Vendryes, J„ El lenguaje, Barcelona, 1925, pags. 189-212.
2 Vid. los capitulos correspondientes al Hiperbaton, Diminutivos.
Rciteraciones y Metrica latina.
3 S. D„ 51, 64, 112, 142, 158, 174, 176, 214, 246, 301, 330, 340, 343, 360.
384, 474, 485, 510, 518, 520, 653, 658; S. M., 55, 64, 103, 121, 135, 146, 152,
159, 176, 251, 393; Loo., 107, 115, 116, 163, 176, 177, 183, 212; Sig., 34, 61
63, 72, 73; M., 12, 96, 108, 166, 169, 170, 190, 191, 200 , 229, 231, 248 , 264,
El mundo afectivo
207
emplea para expresar los distintos sentimientos y estados
de animo:
Unas veces es la inquietud:
Yo, peccador mezquino, en poblado ique fago? (S. D., 64).
o la amargura resignada:
Sendmos la los nietos aun essa dentera! (S. D., 330).
o la desesperanza:
Dizien: ay mezquinos pueblos desemparados!
Si nos veremos nunqua desti mal terminados! (S. M., 393).
o el temor:
Yo commo parezre peccador en esse dia,
Que siempre fiqi e dixi vanidat e folia?
De bien nin dixi nin fiqi un dinero valia,
Mezquino peccador, qui fare aquel dia? (Loo., 176).
o la compasion:
Ai Fiio querido sennor de los sennores!
Io ando dolorida, tu pades los dolores. (Due., 73).
o la quejci amorosa:
Fiio el mi querido de piedat granada,
Por que es la tu Madre de ti desemparada? (Due., 74).
Otras veces es la admiration:
Benedicto sea vaso ont tal vertut manaba! (S. M., 152).
Benedicho sea Rey que faz tales bondades!
(S.
D., 214).
293, 308, 309, 340, 385, 439, 440, 458, 471, 475, 523, 536, 550, 553, 565, 602,
607, 608, 613, 616, 690, 713, 736, 751, 753, 757, 761, 778, 808; Due., 12, 22,.
51, 67, 73, 74, 125, 139, 152, 161, 196; Or., 53, 59, 71, 80, 94, 122, 151, 158'v
166, 173, 194, 195, 197, 199.
Otros recursos de Berceo
208
o el gozo:
Visito sus amigos, Dios tan grant alegria!
Dos soles, Deo gragias, nasgieron aquel dia,
Mai grado aya toda la mala confradia:
Resugito don Xpo: Dios, que grant alegria!4. (Loo.,
107).
o el entusiasmo:
;Dios, que rico conseio en ora de ardura! (M„ 613).
Calculese tambien el vigor interrogatorio de estos versos:
Qui vio testimonio nunca tan sin color?
Dormiendo quien podria veer el furtador?...
Respondan a aquesto si digen que le furtaron,
La mortaia con elli commo non la levaron? (Loo., 115-16).
O la fuerza polemica de la siguiente estrofa:
\
Diga, si non se tiene desto por entregada,
Commo passo don Abacuc la puerta engerrada?
La flama a los ninnos commo fue tan temprada?
O despruebe, o crea, o diga: non se nada. (Loo., 212).
No menos importancia tiene, en el lenguaje afectivo, el uso
de ciertas palabras. El vocabulario contribuye tambien a
crear un clima emocional, sobre todo si se auna a la emotividad del tema. Es lo que sucede en el Duelo de la Virgen, el
poema mas afectivo de Berceo, en que la Madre cuenta,
paso a paso, escena por escena, la pasion y muerte del Hijo.
En este poema hay palabras como lagrimas, duelo, planto,
4
En el Duelo hay una estrofa muy parecida:
Resusgito don Xpto: Dios tan grant alegria!
Dos soles, Deo gragias, nasgieron essi dia:
Resusgito don Xpto, e la Virgo Maria
Toda la amargura torno en alegria. (196).
El mundo afectivo
209
cuita, temblor, dolor, amargura, gemido, plorar, lazrar, penar,
planii, sufrir, que se repiten una
y
otra vez, contribuyendo
a crear una atmosfera de pasion que lo envuelve todo. Re¬
parese detenidamente en versos como estos:
Fagien planto sobeio las hermaniellas mias. (Due , 20).
Lazdraba en comedio io de tiemblas mortales. (Estr.
24).
Batiendo mies massiellas, rastrando por el suelo. (Estr. 28).
Lazdraba el maestro e ploraba Maria. (Estr.
41).
Las piedras porque duras quebraban de pesar. (115).
Io lazdraba mezquina, de plorar non gesaba. (136).
Tenieme por sin seso del planto que fagia. (137).
Bien ploren los mis oios, non gesen de manar. (140).
Ploran los elementos todos de voluntat. (142).
Miembrete las mis lagremas tantas commo io vierto. (145).
Todos plannien afirmes, cada uno ploraba. (149).
Todas fagiamos planto e duelo sin mesura. (164).
Reparese en esta estampa de la Dolorosa al pie de la cruz,
transida de dolor estatico, quieta y pensativa:
La cabeza colgada, triste, mano en massiella. (34).
O en esta otra Dolorosa, de dolor activo y dinamico:
Abrazaba la cruz hasta do alcanzaba,
Besabali los piedes, en eso me gradaba,
Non podia la boca, ca alta me estaba,
Nin fagia las manos que io mas cobdigiaba. (138).
Reparese en las palabras Madre e Hijo, repetidas hasta la
saciedad sobre el monte Calvario, y en el acento lirico y
3BERCEO. — 14
Otros recursos de Berceo
210
emotivo que estremece tantas expresiones como estas: «el
mi fiio dul£isimo» (estr. 20), «mio Fiiuelo» (estr. 28), «el mi
Fiio preqioso» (estr. 30), «Fiio querido» (estr. 73), «Fiio el mi
querido» (estr. 74), «Fiio dulz e sombroso» (estr. 76), «mi
Fiio caro» (estr. 122), «el mi Fiio» (estr. 131), «la mi dulzor
complida» (estr. 152). Y reparese, por ultimo, en la querencia acumulada que encierra el posesivo «mi», repetido
once veces en una misma estrofa:
Con rabia del mi Fiio, mi padre, mi sennor,
Mi lumne, mi confuerto, mi salut, mi pastor,
Mi vida, mi conseio, mi gloria, mi dulzor,
Nin avia de vida nin cobdigia, nin sabor. (46).
LO
POPULAR
Lo popular constituye la misma entrana de la obra de
Berceo. Las comparaciones, las imageries, las formulas j.uglarescas, el trasfondo campesino, la plasticidad de las descripciones, el arte de los detalles, el humorismo socarron, la
atmosfera que se respira: todo esto lleva consigo una fuerte
carga popular, y de todo se habla en distintos lugares de este
trabajo. Queremos resaltar aqui solo algunos aspectos no
tratados, o apenas aludidos en otros momentos. Y, en pri¬
mer lugar, la presencia de un buen numero de refranes, al¬
gunos todavia en uso:
Contra la aguijada cocear non me trevo. (S. D., 102).
Lino cavo el fuego malo es de guardar. (S. D., 51).
Qui tal faze tal prenda, fuero es e iusticia. (M., 250).
Qui en mal anda en mal a a caer (M., 146).
Mai cogea el bue contra el aguiion.
Qua dannase el pied, prende grant lision. (Due., 202).
Qui arriba escupe, lo que non es razon,
En el rostro li caye abueltas del grinon. (Due., 202).
Senalemos tambien la frecuencia de dichos o modismos aldeanos plenamente populares:
Otros recursos de Berceo
212
Que sabia al demonio echar bien el anzuelo *. (S. D., 635).
Bien me ten por babieca si yo te lo consiento. (S. M., 116).
Si non, dar nos ha Decio amargos ajos queso. (Mart., 76)
Non se prendran a las barbas nunca dessi mercado. (Loo , 64).
Qui las oyr quisiere, tenga que bien merienda. (Sig., 2).
Correran al juiqio quisque con su maleta. (Sig., 22).
Metiose al camino con su mala hortiga. (M., 185).
Fo el saco vapio de la mala farina. (M., 539).
Ca era un mal muesso pesado de tragar. (Due., 35).
Ca tenia por pitanza amarga asadura. (Due., 164).
La frecuencia de modismos que indican ciertos castigos fisicos recuerdan acaso lo que debio ser una costumbre de
entonces: Los demonios, para atormentar al «rastrapaja» que
«cambiaba los mojones por ganar eredat»,
Rastravanlo por tienllas, de cozes bien sovado. (M , 273).
En el Milagro XX, la misma Santa Maria apalea al demonio
tan duramente que
Non obo en sus dias las cuestas tan sovadas. (M., 478).
Y al mismo Cristo, en su Pasion, escamecido y vendados
los ojos,
Dabanli los garzones quisque su pescuzada. (Due., 42).
Expresiones semej antes se repiten en otros lugares:
1 El
Libro de Alexandre usa tambien este modismo:
Non devien contra mi echar tales anzuelos. (1533).
Ca avie ya del alma travado el anzuelo. (2481).
Lo popular
213
Se que los mis costados sovaran la correa2. (S. D., 715).
Qual podrie a la otra sovar el espinazo. (S. M., 419).
Los ombros bien sovados de buenas palancadas. (M., 897)
Seran en el infierno de todos coqeados. (Sig., 46).
Ihu Xpo nos guarde de tales pescozadas. (Sig., 47).
A veces hay reminiscencias de juegos populares:
Rogo por esta alma que traien a pella3. (M., 256).
Otras veces afloran, timidamente acaso y en sentido traslaticio, humildes instrumentos de trabajo, como el molino, el
carro, la remanga:
Que a comer avia pan de otro molino. (S. D., 162).
La que face al carro perder el cabezon. (Sacr., 264).
Mas echo la redmanga por i Sancta Maria,
E fizo en sequero una grand pesqueria. (M., 346).
Registremos el uso de voces populares, como la palabra «fulano», para designar un sujeto o una cosa que no se nombra:
Levad esti ninnuelo a fulan mi amigo. (M., 534).
Don fulan, non te puedo dar otro fiador. (M., 642).
Dissoli luego el rei: «Don fulan <;que buscades? (M., 736).
2
En el Libro de Alexandre:
Ca tenien que avien a sovar la correa. (1083).
3
Vid. Martirio de San Lorenzo, 48. En el Libro de Alexandre apa-
rece tambien el juego de la pelota:
Como ninnos que iogan la pella por los solanos. (2026).
En el Libro de Apolonio (144-150) se describe el juego con muchos,
detalles.
Otros recursos de Berceo
214
Fijo —disso la madre—, a rogarvos venia
Por el alma de un monge de fulana mongia. (M , 170).
O de expresiones sacadas del mismo hondon del pueblo,
como el «fijo de la mala putanna»4 (M., 222), con que un
obispo denuesta al clerigo ignorante del Milagro IX, tan
«pobre de clerecla» que solo sabla decir la misa de la Virgen.
O el hecho insolito, rudamente ingenuo, de llamar «suegra» a la misma Virgen Maria:
Non quiso otra suegrar sinon la Gloriosa. (Or., 28).
O esta estrofa que, como tantas, rezuma popularismo:
Non
Que
Non
Nin
es nomne ninguno que bien derecho venga,
en alguna guisa a ella non avenga:
a tal que raiz en ella no la tenga,
Sancho nin Domingo, nin Sancha nin Domenga5. (M., 38).
O aquel apostrofe a la Gloriosa, que tiene todavla olor a pan
reciente, sobre un horizonte de mieses:
Reina de los cielos, Madre del pan de trigo. (M., 659).
La corriente popular inunda totalmente la obra de Berceo.
En cada pagina hay elementos sobrados para comprobarlo 6.
4 El Libro de Alexandre emplea parecidas expresiones: «fi de nemiga» (485), «fijo de mala nana» (1017), «fijo de mala meretriz» (1692).
5 Agustin del Campo cita el verso ultimo de esta estrofa como
«tipo de recurso expresivo popular» (op. cit., nota 2, pag. 38). DiezEcharri y Roca Franquesa destacan el «imponderable candor* de toda
la estrofa (Historia General de la Literatura Espanola e Hispanoamericana, Madrid, 1960, pag. 47).
6 Para la incorporation del lexico popular a la obra de Berceo,
vease L’Expression dans Gonzalo de Berceo, de Cirot, en RFE, 1922,
paginas 154-170. Solalinde, refiriendose a los Milagros, dice que «Berceo
muestra una evidente intention de dar caracter popular y grafico a
Lo popular
215
todo el libro, tomando... frases y comparaciones de la lengua fami¬
liar y de las costumbres de los labriegos, dando importancia muchas
veces a lo que en el texto latino es puramente incidental y extendien
dose minuciosamente en ciertos detalles». (Prologo a Milagros de
Nuestra Senora, ed. cit., Madrid, 1922, pag. XXV.) G. Guerrieri Crocetti (Gonzalo de Berceo, Brescia, 1947, pag. 161), con evidente exageracion, acusa en Berceo una «rudeza de expresiones plebeyas, toscas y groseras®, «una groseria fuerte y primitiva*.
LA GEOGRAFIA DE BERCEO
Los conocimientos geograficos de Berceo son bien limitados. «Algunos... los adquiriria en sus escasos y cortos viajes; otros, revolviendo los libros de los anaqueles de la biblioteca de San Millan; pero sin duda que la mayor parte
los adquirio en las conversaciones con los monjes que visitaban la abadla, con los numerosos peregrinos que de todas
partes veman a visitar el sepulcro del Patron de las annas
castellanas» L
En vano buscariamos en su obra descripciones del mundo
como las del Libro de Alexandre o las Cronicas del Rev Sabio1 2, tan frecuentes en el medievo. Berceo esta al margen
de todo este saber, en definitiva mas fantastico que real.
Sus conocimientos geograficos de fuera de Espana se reducen
a la cita de unos nombres que tienen relacion con la materia
de sus libros : Egipto 3, Babilonia 4, Israel5, Judea 6, Roma 7,
1 Ovetas. Manuel, Toponimia de las obras de Berceo, en Berceo, Logrono, XI, 1956, pag. 300.
2 Vease, para estas descripciones, Alberto Navarro, El mar en la
Literatura medieval castellana, Santa Cruz de Tenerife, 1962, pags. 134-3S.
3 S. D„ 63; Sacr., 147, 155; Loo., 40, 86, 151.
4 S. M., 219; Loo., 91, 147.
5 Sacr., 146; Loo., 12.
6 Loo., 35, 91, 158.
7 Loo., 38.
La geografia
217
Constantinopla8, Bizancio 9, Acre 10, Monte Olivete u, Emaus n,
Nazaret13, Africa 14, Grecia 1S, Roma 16, Romania 17, Lombar¬
dia 18, Pavla19, Pisa20, Genova21, Colonia22, Flandes23, Francia 24, Borges 25, Alemania 26. Berceo los cita simplemente, sin
anadir ningun rasgo descriptivo, o, a lo mas, con algun eplteto que no dice nada: la «villa bona» de Pavla, la «cibdat
estranna» de Borges, la «noble cibdat» de Roma. Raramente
alguna expresion parece llevar impllcito un sentido admirativo:
Nunca tal cosa ovo nin Genua nin Pisa27. (Or., 118).
Berceo, como es natural, conoce mejor la geografia de
Espana. Incluso tiene sentido claro de nuestra unidad geografica y espiritual. Diez veces habla de «Espanna», de «toda
8 M., 626, 684.
9 M., 682.
10 M., 588.
11 Or., 139, 147, 154.
12 Loo., 21.
13
14
15
16
Loo., 21.
M., 446.
Mart., 6; M., 446.
S. D., 668; S. M., 464; Mart., 6, 8; M., 236, 626.
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
Mart., 18.
M., 281.
M., 281.
M., 330; Or., 118.
M., 118.
M„ 160.
M., 661.
M., 352, 661; Due., 6.
M., 352, 353.
M., 353.
Tambien el Libro de Alexandre emplea una ponderacion parecida
de estas dos ciudades:
El brial non seria comprado por Ienua nin por Pisa. (Estr. 79).
Otros recursos de Berceo
218
Espanna», de los «espanoles», y, una de ellas, de «las Espanas», en plural:
Sennor Sancto Domingo, lunbre delas Espahas. (S. D., 248).
Confessor tan pregioso non nagio en Espanna
(S. M., 63)
Mientre el sieglo sea e durare Espanna,
Siempre sera contada esta buena fazanna. (S. M., 122).
Dizien que nunqua nasco tal omne en Espanna. (S. M., 252).
Yagie toda Espanna en esta servidumne;
Daba esti tributo28 cadanno por costumne. (S. M., 371).
Rendriedes a Dios gragias a la sue grant mesura,
Que quiere dar Espanna a la vuestra natura. (S. M., 402).
Prometer al apostolo un voto mesurado,
A1 que iaz en Galligia de Espanna primado. (S. M., 422).
Vinol al corazon do se sedie un dia
Al apostolo de Espanna de ir en romeria. (M., 184).
Vinieron al sepulcro del confessor onrrado,
que pora espanoles fo en bon punto nado. (S. D., 552).
Creo que non udiestes nunqua meior hazanna:
Sera bien retraida por la tierra estranna,
En Grecia e en Africa, e en toda Espanna. (M., 446).
Este sentido unitario de la Espana de Berceo es el mismo
■que senala Menendez Pidal en el Cantar de Mio Cid:
Non combre un bocado por quanto ha en toda Espana. (v. 1021).
Merged, ya rey, el mejor de toda Espana. (v. 3271).
El mismo que tendra despues el Arcipreste de Hita:
Mas orgullo e mas bryo tyenes que toda Espana. (Estr. 304).
Con buen servigio vengen cavalleros d’Espana. (Estr. 621).
2*
El tributo de las 100 doncellas.
La geografia
219
Y el que tienen las Cronicas del medievo: el Chronicon Mundi,
de Lucas de Tuy; la Estoria de Espanna, del Rey Sabio; la
Grant cronica de Espanya, de Fernandez de Heredia;
la
Ch? onica de los fechos subcedidos en Espana, de Fray Garcia
Engux; la Cronica de Espanya, de Ribera de Perpeja29.
De las regiones espanolas cita Berceo: Castiella30, Leon31,
Galicia 32, Aragon j3, Estremadura o las Estremaduras 34, Na¬
varra 35, Cantabria 36 y Alaba 37. De los rlos, el Arlanza, Duero,
Esgueva, Henar, Arga, Urbel, Tiron y Tajo38. De los montes,
Monte Doca39, Cogolla, San Lorent, sierras de Segovia y sie¬
rra de Araboya40. Es larga la nomina de ciudades, villas y
lugares41. Cuando se trata de lugares frecuentados por el
poeta, su pluma se mueve con precision de detalles:
29
Vid.
SAnchhz-Albornoz,
Espaha,
un
enigma
historico,
Buenos
Aires, 1962, t. Ill, pags. 349-475; y Maravall, Jose Antonio, El concepto
de Espana en la Edad Media, Madrid, 1954.
30 S. D., 130, 624, 730; S. M., 71, 141, 372, 395, 396, 416; M., 870; Or., 79.
31 S. D„ 130; S. M., 372, 396, 411, 429; M., 870.
32 S. D., 388; S. M., 422.
33 S. D., 638; S. M„ 71.
34 S. D., 180, 573, 730; S. M., 388, 463; M„ 869.
35 S. M., 71.
36 S. M., 281, 288, 289.
37 S. M., 466.
38 S. D„ 265, 272, 645, 734; S. M., 462, 470; M., 48.
35 «Era de los sus reinos Monte Doca moion». (S. D., 130). Este
verso recuerda otro del Poema de Fernan Gonzalez: «Era Montes Doca
de Castylla moion». (Estr. 172).
40 S. D , 130; S. M., 3, 27, 54, 56, 206, 463.
41 Hemos comprobado personalmente la nomina que publica el
P. Manuel Ovejas (op. cit.), anadiendo nuevas referencias: Agosin:
S. D„ 578, 622, 625; S. M„ 474. Alarcos: S. D„ 701. Alica: S. M„ 468.
Allantada: S. D., 700, 704. Amaya: S. M., 137, 469. Araboya: S. M., 463.
Astudillo: S. M., 472. Avila: S. D., 268; M., 905. Baltanas: S. M., 473.
Berceo: S. D., 526, 757; S. M., 3, 19, 27, 92, 93, 94, 99, 115. Bilibo: S. D., 13
Burgos: S. D., 130, 573; S. M., 390. Burueva: S. D., 603. Calaforra:
S. D., 129. Camberos: S. M., 466. Castro: S. D., 130, 290; S. M., 389, 470.
Otros recursos de Berceo
220
Cerca es de Cogolla de parte de orient,
Dos leguas sobre Nagera al pie de Sant Lorent
El barrio de Berceo, Madriz la iaz present:
Y nagio Sant Millan, esto sin falliment. (S. M., 3).
Nos sorprenden, a veces, los aciertos calificativos: Burgos
«que iazie derramada» (S. M., 390); Guadalfajara, «villa muy
destemprada» (S. D., 734);
Tarazona, ciudad «derechera»
(S. M., 71); Munon, «rica de vinas e de eros» (S. M., 474);
Oterdaios, «que iaze en una renconada» (S. M., 390).
Pero Berceo no era un clerigo viajero y trajinante. «E1
area de su experiencia ocular no iba mas alia de Amaya
Carrion: S. D., 130; S. M., 389, 462. Carazo: S. D., 187. Catanna: Or , 27.
Celleruelo: S. D., 626, 635. Cannas: S. D., 5, 34, 45, 65, 97, 273, 296. Civico
de la Torre: S. M., 474. Civico Naperos: S. M., 474. Coriel: S. D., 603.
Corneiana: S. D., 572, 577. Cozcorrita: S. D., 645. Cohinos: M., 871.
Compostela: M., 215. Crunna: S. D., 437. Enebreda: S. D., 606, 608.
Escuderos: S. M., 474. Espeia: S. D., 571. Fenoiosa: S. M., 471. Fita:
S. D., 733, 736, 739, 741, 744. Fitero: S. M„ 468, 471. Fomiellos: S. M..
390. Fromesta: S. M., 389, 468. Fuent Oria: S. D., 581. Gomiel: S. D., 39S.
Grunniego: M., 182, 217, 218. Guadalfaiara: S. D., 734, 736, 737. HerreraS. M., 468. Ibia: S. M., 469. Lara: S. D., 265; Or., 78. Leon: M„ 899
Madriz: S. D., 619; S. M., 3, 19. Massiella: Or., 55. Maya: S. M„ 137.
Medina Celina: S. D., 646. Melerida: Or., 27. Melgar: S. M., 472. Monzon:
S. M., 473. Munon: S. M., 474. Monte Ruyo: S. D., 463. Najera: S. D.
127, 181; M., 3. Olmiellos: S. D., 637. Oterdaios: S. M., 390. Ovinirna:
S. M„ 470. Palencia: S. D., 357, 567; S. M., 482. Palenzuela: S. M„ 474.
Parpalinas: S. M., 181, 189. Parcoso: S. M., 391. Penna Alba: S. D., 679,
699. Prado: S. M., 342. Quintana: S. M., 473. San Millan: S. D., 83, 113,
127, 131, 206, 757. San Pedro de Arlanza: S. D., 264, 265. San Pelayo:
S. M„ 207. Sant Fagunt: S. M„ 389. Silos: S. D„ 3, 26, 202, 296, 298,
336, 424, 543, 684, 716, 731. Soto: S. D., 354. Tabladiello: S. D., 549, 556.
Tarazona: S. M., 11, 71, 93. Tariego: S. M., 473. Tordomar: S. D., 617.
Toledo: S. D., 728, 733; M., 48, 57, 413. Toro: S. M., 456. Torquemada:
S. M., 473. Valvanera: Or., 84. Valbuena: S. M., 474. Valpirri: S. D., 14.
Valdolmiellos: S. M., 473. Villanueva: S. D., 603. Villa Velayo: Or., 4,
11, 53, 56. Villadiago: S. M., 470, 471. Villa Envistia: S. M., 473. Villagodrero: S. M., 471. Villuvio: S. D., 14. Valdesalz: S. M., 473. Valdevielso:
S. M., 469. Vitoria: S. M., 463. Yecola: S. D., 419, 637, 676. Zohinos: M.,871.
La geografta
221
—«esa pena real»—, Carazo —«una cabeza alta, famado castellar»— y el Duero —«esa agua cabdal»—42». Alguna vez calla
por pudor el nombre del poblado:
Non quisiemos la villa en escripto meter,
Ca non es nomneciello de muv buen paresger. (S. D.; 613).
En los Votos de San Millan se esfuerza esterilmente por
meter en rimas los innumerables nombres que figuran en el
Libro Becerro del monasterio, con las ofrendas comprometidas por cada una de las villas «menudas e granadas»: vino,
cera, lienzo, saval, hierro, acero, carneros, cevera, queso:
Unas tierr'as dan vino, en otras dan dineros,
En algunas gevera, en alguantas carneros,
Fierro traen de Alaba e cunnos de azeros,
Quesos dan en ofrendas por todos los camberos. (S. M., 466).
Berceo enumera hasta 36 villas que deben pagar tributos a
San Millan 43. Pero si ha de seguir fielmente, como es su costumbre, la enumeracion detallada del manuscrito que le sirve de base, le faltan todavia mas de 200 ciudades y villas,
con sus aldeas v alfoces, que se consignan en el Libro Bece¬
rro. Berceo se asusta ante este quehacer ingrato y dificil, y
desiste de seguir versificando nombres y tributos. El poeta
lo confiesa ingenuamente y busca una excusa cualquiera,
aunque no sea cierta:
Los nomnes son revueltos graves de acordar,
Non los podemos todos en rimas acoplar. (S. M., 475).
SAnchez-Albornoz, op. cit., t. I, pag. 430.
43
S. M„ 468-474.
LA MEDIDA DEL TIEMPO
Berceo sabe de anos
meses 1 2, semanas y dias3:
El mes era de marzo la segunda semana
Fiesta de Sant Gregorio, de Leandre cormana. (Or., 161)
Berceo sabe de dias cortos y breves, que casi no dan para
nada:
Los dias son non grandes, anochezra privado. (Or., 10)
Y de dias largos, cargados de ansiedad:
Faqieseli el dia mas luengo que un anno. (S. M., 12).
Berceo sabe de mananas y de tardes, de dias y de noches: «a
la manana»4, «enna mannana»5, «otro dia mannana*
«de
1 S. M , 363, 364.
2 Julio: S. M., 378; agosto: S. M., 378; S. D., 421; M., 413; septien;bre: S. M., 380; mayo: Or., 53; marzo: S. D., 161.
3 Domingo: S. D., 583; Sacr., 287, 289; viernes: Loo., 66; S. M., 379;
sdbado: S. D„ 558, 677; Due , 169; miercoles: S. D., 707; S. M.. 380.
4 S. D., 22, 106, 437.
5 S. D„ 349.
* S. D , 514; S. M„ 458; M., 491, 831; Or., 196.
La medida del tiempo
223
mannana» 7, «cras mannana»8, «cras de buena mannana»9, «a
la tarde» 10, «de noche» u, «en toda la noche» 12, «fasta que
vino el dia» 13f «de noche e de dia» 14.
Berceo conoce el curso de las horas y su artificio convencional. Y unas veces usa la vieja nomenclatura de los
romanos:
Mas era de meidia, ttona queria estar. (S. D., 454).
De prima fasta tergia el sol non paregio. (S. M., 379).
Las tres horas que fueron de tercia hasta sexta. (Sacr., 245).
Segun que leemos tergia podria seer. (Loo., 155).
En essa matinada, cerca de prima era. (M., 674).
Qerca era de nona, el sol bien encorvado. (Due., 132).
Otras veces emplea la pauta liturgica de las horas cano-nicas:
Un sabbado ala tarde, las viesperas iocadas. (S. D., 558).
Los matines cantados, la prima celebrada. (S. D., 566).
Quando vino la ora de matines cantar. (M., 82).
Bien a ora de visperas, el sol bien enflaquido. (M., 464).
Despues de las matinas, leida la lecgion. (Or., 26).
Cantadas las matinas, la ligenqia soltada. (Or., 189).
7 Loo., 103.
8 M„ 484.
5 M.f 767.
w S. D., 23, 558.
11 S D„ 106, 434; M„ 79.
12
13
“
S. D., 378.
S D., 378.
S. D„ 264; M.. 23.
Otros recursos de Berceo
224
Pero, ademas de estas medidas convencionales, a traves
de la obra de Berceo surgen constantemente las divisiones
naturales de los dlas. La luz, el sol, el alba, la noche y las
estrellas sirven frecuentemente de referenda para fijar la
hora de un acaecer cualquiera: «Quando la noche vino»1S,
«de media noche a liuso» 16, «la noche bien mediada» 17, «a
boca de noche era» 18, «media noche trocida» 19, «quando vino
el dia»20...
La noche escorrida, luego alos alvores. (S. D., 367 y 588)
Andidieron de noche bien fasta los albores. (S. D., 434).
Rezar las matinadas antes delos alvores. (Sacr., 30).
Ante de los albores fueron bien recabdados. (M., 892).
Miercoles era tardi, las estrellas salidas. (S. D., 707).
Non tornarie acasa fasta la vesperada. (Sacr., 138).
Bien a ora de visperas, el sol bien enflaquido. (M., 464).
Otro dia mannana, venida la luz ctara. (M., 491).
Quando el sol isio, fallolos bien domados21. (M., 892).
15
16
17
18
19
30
S. M., 335.
S. M„ 384.
M., 733.
Or., 176.
S. D., 652.
S. D„ 666.
31
Expresiones parecidas las hay en el Libro de Alexandre:
Otro dia mannana, la tierra alumbrada. (1522).
Ya passava medio dia, el sol torgie el peso. (1240).
Cerca era de viespras, todol sol tornado. (1253).
Otro dia mannana, el mundo alumbrado. (1891).
Otro dia mannana a pres de los alvores. (409).
El sol era entrado, querie lobreger. (1151).
Ya querie en todesto apuntar el alvor,
Querie tornar el gielo en vermeia color. (802).
La medida del tiempo
225
Tambien recurre Berceo a las horas invariables de los
quehaceres cotidianos: la «ora de iantar» 22, la «ora de folgar» 23, la hora de «la missa mayor»24, la hora del primer
sueno 25, la hora del descanso (la gente aquedada)26, la «hora
quando los omnes facen meridiana»27, la hora del asueto
conventual (el silencio soltado)28, la hora del tiempo libre
(la licencia soltada)29.
Por ultimo, igual que en el Poema del Cidi0,' el canto
de ios gallos marca tambien las horas en las noches de
Berceo:
Los monges que madrugan alos gallos primeros31. (S. D., 458).
Desque canto el gallo, con ellos he fablado. (S. D., 512).
Cerca era de gallos32, media noche trocida. (S. D., 652).
Cerca era de gallos, quando fizo tornada. (M., 742).
Y en el Poema de Fernan Gonzalez:
El sol era ya baxo, que se queria tomar. (590).
El dia fue salido, la noche omillada. (651).
22
23
24
24
26
27
28
29
30
S. M„ 231.
S. M., 335.
S. D„ 594.
M., 730.
M„ 732.
Or., 161.
S. D., 457.
Or., 189.
Vid. Artiles, Joaquin, Paisaje y Poesla en la Edad Media, La
Laguna, 1960, pags. 21-22.
31 A las dos de la manana.
32 May de madrugada. El canto de los gallos lo encontramos alguna
vez en el Libro de Alexandre: «Aun ora de gallos era por venir» (2290).
En el Poema de Fernan Gonzalez »o es el canto, sino el aleteo de los
gallos:
Comenqaron las alas los gallos a feryr,
Levantaron-se todos, misa fueron a oyr. (483).
BERCEO.
—
15
226
Otros recursos de Bercea
El canto de los gallos era, en aquellos tiempos, el unico reloj que cantaba las horas rasgando el silencio de la noche. A
su hora en punto, con exacta puntualidad, los gallos lanzaban, una y otra vez, sobre la Rioja de Berceo, los gritos
desafinados de su rojo carillon sin campanas.
ALGUNOS TOPICOS
VERANO-INVIERNO
El sintagma «yvierno e verano» equivale en Berceo a «en
todo tiempo», «siempre»:
Contendia en bondades yvierno e verano. (S. D., 47).
Avia pesar e cuita deste mal tan sobrangano
que siempre peoraba, yvierno e verano. (S. D., 191).
Anda mal en yvierno, non meior en verano. (S. D., 356).
Fazie a la Gloriosa servicio muy cutiano,
Los dias e las noches, ivierno e verano. (M., 306).
Vivien en grant lagerio yvierno e verano. (S. M , 172).
Lanchetas 1 lo explica como una tendencia de Berceo «a individualizar lo abstracto y general».
En el Milagro XXII, «caliente» y «frio» es lo mismo que
«verano» e «invierno»:
Tal es Sancta Maria, como el cabdal rio,
Que todos beven delli, bestias e el gentio:
Tan grand es eras como eri, e non es mas vazio,
En todo tiempo corre, en caliente e en frio. (M., 584).
1
Lanchetas,
Rufino,
Gramatica
Gonzalo de Berceo, Madrid, 1900.
y
vocabulario
de
las
obras
de
Algunos topicos
230
En sentido metaforico, el «invierno» es lo malo, lo nocivo,
lo aciago, lo infausto, y el «verano», lo bueno, lo fausto, lo
venturoso:
End a poco de tiempo murio el sacristano...,
Issio de mal ivierno, entro en buen verano,
Fo pora paraiso do sera siempre sano. (M., 303).
Embiaron sos cartas al metropolitano,
]Por Dios! que de Teofilo non mudasse la mano...,
Lo al serie yvierno, esto serie verano. (M., 713).
Bien estaba la cosa, corrie viento temprado...,
mas bolvio se la rueda, fue el ax trastornado,
fue el verano todo en hivierno cambiado. (Mart., 24).
En la descripcion del prado de la Introduction de los Milagros, la antitesis «verano - invierno» se desdobla en nuevos
contrastes («verano - frio» e «invierno - caliente»), formando
un quiasmo o entrecruzamiento perfecto:
Manavan cada canto fuentes claras corrientes,
En verano bien frias, en yvierno calientes. (M., 3).
Curtius anota2 que la innovacion proviene de San Isidoro
(Etimologias, XIII, xiri, 10) y de San Agustln (PL, XLI, col.
718).
Este entrecruzamiento antitetico lo repite Berceo en el
Milagro VII, pero no aludiendo al agua de las fuentes, sino
a los «lectuarios» que usaba un monje «asaz mal ordenado»:
Por salud de su cuerpo e por vevir mas sano
Usava lectuarios apriesa e cutiano,
En yvierno calientes, e frios en verano. (M., 162).
El Libro de Alexandre sustituye la antitesis «verano - invierno»
por «dia-noche»,
o
«dla - manana», pero conservando el en¬
trecruzamiento aspado de Berceo:
2 Curtius, Ernst Robert, Literatura europea v Edad Media latina,
Mexico, 1955, t. I, pag. 289, en nota.
V erano-invierno
231
Que de dia era fria quando faze calura,
Tebia era de noche a la mayor friura. (1125).
Son por la villa dentro muchas dolges fontanas
Que son de dia frias, tebias a las mannanas. (1331).
Y tanto Berceo como el poeta de Alexandre, sin referirse a
unidades de tiempo («verano - invierno», «di'a - noche»), inciden una vez mas en este juego de antltesis («llamas - friura»,
«nieves - calentura», o «ardor - fridura», «fridoliento - calentura»); pero no referidas al agua de las fuentes, sino a los tormentos del infierno o al cobijo prodigioso del manto de la
Virgen:
Ardiendo en las llamas tremen de grant friura,
Aziendo ennas nieves mueren de calentura. (Alex., 2251).
La sombra daquel panno trae tal tempradura,
Omne con el ardor trova so el fridura:
Trova el fridoliento temprada calentura. (M., 613).
LOS
NUMEROS
«Richard M. Meyer creo el termino de numeros «tipicos»;
estos varian en las diversas culturas; asi, entre los hindues,
los numeros tipicos son el 3, el 5, el 10 y sus multiplos; en
el Antiguo Testamento son 7, 12, 40; para los irlandeses,
el 17 y el 50.» «Pitagoras y su escuela transmitieron a la Antigiiedad una mlstica y un simbolismo numericos» que «confluyo despues con el cristiano». «En todos los numeros mencionados en la Biblia se suponia un sentido oculto.» «En un
poema, tanto el numero de versos como el de estrofas pueden estar determinados por el simbolismo numerico», y «suelen estarlo igualmente el numero de capltulos que integran
un libro y el de libros que componen una obra». Un autor
«divide su obra en dos libros, en recuerdo de los dos obolos
de la viuda». Milon de St. Amand «divide su Vida de San
Amando en cuatro libros, por ser cuatro los evangelistas».
«Ermenrico de Ellwangen escribe la vida de un santo en diez
capitulos, porque el santo cumplio con los diez mandamientos.» Curtius ha tratado minuciosamente este tema en dos
capitulos *, y de el son las citas que anteceden.
Esta simbologia de los numeros llega tambien a Berceo.
Berceo tiene preferencias por los numeros, 3, 5 y 7. Sobre
1
Curtius, op. cit., pags. 700-718.
Los numeros
233
todo, por el 3. Escribe 3 Vidas de Santos, 3 poemas sobre
la Virgen, 3 poemas religiosos de tema vario y 3 glosas de
himnos liturgicos. La Vida de Santo Domingo se divide en
3 libros: el primero cuenta la vida del Santo; el segundo,
los milagros que hizo en vida, y el tercero, sus milagros
despues de muerto. Tambien tiene 3 libros, con identica distribucion, la Vida de San Millan. Berceo explica el simbolismo de esta division al final del libro segundo de la Vida de•
Santo Domingo:
El segundo libriello avemos acabado,
queremos comengar otxo anuestro grado,
que sean tres los libros e uno el dictado.
Como son tres personas e una Deidat,
que sean tres los libros, una certanidat,
los libros que signifiquen la Sancta Trinidat,
la materia ungada la simple Deidat.
El Padre e el Fijo e el Espiramiento,
un Dios e tres personas, tres sones un cimiento,
singular en natura, plural en complimiento. (S. D., 534-35).
El ntimero 3 se repite frecuentemente a traves de toda
su obra. Recordemos, en la Vida de Santo Domingo 2, la vision
de las tres coronas y los «tres dias con sus noches» que un
«mancebiello» enfermo imploro la salud ante el sepulcro del
Santo. En la Vida de San Millan 3, las tres «meaias» que ban
de darse al Santo, los tres dias de ayuno para arrojar al
demonio de la casa de un senador, los «tres torreiones» que
quedan en pie de un pueblo arrasado y la nina gravemente
enferma que tenia precisamente tres anos. En el Sacrificio
de la Misa4, las tres cruces que repite el celebrante nueve
2
3
4
S. D„ 233-343 y 544.
S. M„ 2, 191, 292.
Sacr., 46, 73, 97, 179, 180, 184, 187, 197, 211, 239, 240, 242, 243, 244
245, 271, 275.
234
Algunos topicos
veces; las tres razones que «emienta» el preste «los brazos
bien tendidos, contra la cruz catando»; los tres patriarcas
de los sacrificios antiguos, las tres veces que gritan los judlos pidiendo la crucifixion de Cristo, las tres Marias camino del sepulcro y los tres «zaticos» en que el sacerdote parte
la hostia. En los Loores 5, los tres Apostoles que asisten a la
transfiguracion y los tres resucitados del Evangelio. En los
Milagros de Nuestra Sehora 6, los «tres dias e tres noches» que
estuvo Teofilo en oracion y los tres dias que vivio «desque
fue comulgado». En la Vida de Santa Oria7, las tres santas
virgenes que «lucian commo estrellas», las tres personas que
salieron a recibirla en su visita a los cielos, las tres virgenes
«vestidas de una blanca frisa» y las tres personas, «todas de
<edad una e de un parescer», de otra vision de Santa Oria.
El 7 es otro de los numeros preferidos de Berceo. Hace
su elogio en los Loores de Nuestra Senora 8: «E1 cuento septenario es de grant santidat»: Dios descanso el dia septimo;
quiere que le alabemos siete veces al dia; «mando por siete
dias todo el mundo andar», y establecio los privilegios del ano
septimo; la oracion mayor tiene siete peticiones; son siete
los dones del Espiritu Santo, y los israelitas recibieron la
ley siete semanas despues de salir de Egipto. Cada uno de
los tres himnos de Berceo se componen de 7 estrofas; 77 estrofas tienen los Signos, y la Vida de Santo Domingo, 777.
El numero 5 resalta en el Milagro IV: los 5 «motes» que
compuso un clerigo devoto de Maria, las 5 «plagas que el
5
6
Loo., 51, 53.
M„ 807, 857.
7
*
Or., 27-30, 47, 118, 168.
Loo., 143-151.
Los numeros
235
Fijo sufrio», los 5 gozos de la Madre, los 5 «sesos del cuerpo
que nos facen peccar» 9.
Berceo no hizo sino seguir una larga e ininterrumpida
tradicion del medievo.
9
M„ 118-122.
<<PL<DRANDO DE
SUS 0I0S»
El topico «llorar de los ojos» es de origen frances. No el
manifestar el dolor con lagrimas, sino la formula consagrada
con que se expresa el llanto. Segun Menendez Pidal, «en el
Roland y chansons mas antiguas, plorer des oilz es la formula
corriente del dolor, que va haciendose escasa en las «chansons» posteriores; llorar de los ojos es dominante en el Cantar, y como forma rara reaparece en algunos romances de
gusto frances», como el del Marques de Mantua L
Pero en el Mio Cid, «llorar de los ojos» no es siempre expresion de dolor, sino tambien de gozo. De jubilo llora el
Cid cuando sale de Valencia al encuentro de dona Jimena y
de sus hijas:
A la madre e a las fijas bien las abragava,
del gozo que avien de los sos ojos lloravan. (vs. 1599-60).
Y cuando se encuentra con el rey don Alfonso a orillas del
Tajo, manifiesta su contento
Llorando de los ojos, tanto avie el gozo mayor, (v. 2023).
1 Vease Menendez Pidal, Poema de Mio Cid, Clas. Cast., Madrid,
1923, pags. 42-43 Y, mas ampliamente, en Cantar de Mio Cid, texto,
gramatica y vocabulario, pags. 92 y sigs.
«Plorando de sus ojos»
237
El topico pasa de los juglares a los clerigos. Ya Menendez
Pidal nos advierte de su frecuencia en los poemas de clerecia. En Berceo se da, por lo menos, lantas veces corao en el
Mio Cid2. Bastante menos en el Libro de Alexandre3, en el
Libro de Apolonio4 5, en el Poema de Ferndn Gonzalez 5 y en
Santa Marla Egipciaca 6. En Berceo, como en el Mio Cid, unas
veces es formula de dolor y otras de gozo. Lloran de dolor
y arrepentimiento los profanadores del Milagro XVII:
Fizieron confession como la devien far,
Plorando de los oios, mostrando grand pesar. (M., 398).
Y llora Teofilo despues de su pecado:
Fue pora la eglesia del logar do seya,
Plorando de los oios quanto mas se podia. (M., 770).
Pero lloraba de gozo la abadesa encinta cuando se sintio «de
tal cosa librada»:
Plorava de los oios de mui grand alegria,
Dicie laudes preciosas a la Virgo Maria. (M., 540).
Y lloraba el pueblo, dando gracias a Dios por el perdon de
Teofilo:
Rendieron todos gracias, mugieres e varones,
Fizieron grandes laudes e grandes processiones,
Plorando de los oios, diziendo oraciones. (M., 846).
2 En el Mio Cid: vs. 1, 18, 265, 276, 370, 374, 1600, 2023, 2683. En
Berceo: S. D., 579, 610; S. M., 381; M, 301, 389, 540, 765, 770, 846;
Sacr., 179.
3 Libro de Alexandre: 377, 1520, 1615.
4 Libro de Apolonio: 334.
5 Poema de Ferndn Gonzalez: 390, 612.
6 Vida de Santa Maria Egipciaca: pags. 308 y 314.
LA PETICION JUGLARESCA
La peticion de limosna es otro de los topicos, de origen
juglaresco, que entraron en el Mester de Clerecla. Era freeuente entre los juglares, en pago de sus servicios, pedir
vino, o dinero, o alguna prenda que se pudiera vender o cambiar por vino. No es original la peticion del final del Mio Cid,
pero es un dato muy de tener en cuenta en esta tradicion
juglaresca:
•
El romanz es leido,
dadnos del vino;
si non tenedes dineros,
echad alia unos' penos,
que bien vos lo daran sobr’ellos.
Berceo comienza su Vida de Santo Domingo pidiendo tambien, como los juglares, un vaso de vino 1;
Quiero fer una prosa en roman paladino,
bien valdra, como creo, an vaso de bon vino. (S. D.. 2)
Pero esta es la unica peticion netamente juglaresca, de cosas
materiales, que hace Berceo. Nuestro poeta, metido va de
1 Vid. Zapata-Gollan, A., El «bon vino» de Gonzalo de Berceo, en
La Nacion, Buenos Aires, 31 julio 1927.
La petition juglaresca
239’
lleno en los temas religiosos, inmerso en un mundo de santidad y milagros, no olvida, es verdad, la peticion juglaresca,
pero trasladandola a lo divino. Sigue pensando en la paga
de sus servicios, pero no en La soldada del vaso de vino. El
cambio de ruta nos lo dara el final de la Vida de Santo Do¬
mingo. Berceo lleva ya escritas mas de 700 estrofas. La obra
va a acabar. El trabajo ha sido duro. Y el poeta se acuerda
entonces de los juglares. <^Que pedira Berceo a sus oyentes?’
Seiiores, non me puedo assy de vos quitar,
quiero por mi sennqio algo devos levar,
pero non vos querria de mucho embargar,
ca diriades que era en noioso ioglar. (S. D., 759).
Berceo no pedira nada enfadoso para ellos: ni dinero, ni vino,
ni prendas. Se sentira bien pagado con la limosna de unospadrenuestros:
En gracia vos lo pido que por Dios lo fagades,
de sendos Pater Nostres que vos me acorrades,
terne me por pagado, que bien me solladades,
en caridat vos ruego que luego los digades. (S. D., 760).
La misma peticion se repite en la ultima estrofa del Sacrificio de la Misa:
Sennores e amigos quantos aqui seedes,
mercet pido a todos por la ley que tenedes
de sendos «pater nostres» que me vos ayudedes,
a mi faredes algo, vos nada non perdredes. (Sacr., 297).
Y esto es tambien lo que pide, y nada mas que esto, casi
con las mismas palabras de Berceo, el poeta del Libro de
Alexandre, despues de componer mas de 2.500 estrofas:
Pero pedir vos quiero cerca de la finada,
Quiero por mio servipio prender de vos soldada,
Dezir el pater noster por mi una vegada,
A mi faredes proe, vos non perderedes nada. (Alex., 2509)..
Algunos topicos
240
En los Loores de Nuestra Senora, Berceo no pide a sus oyentes, sino a la Gloriosa, porque a ella ha sido hecho el servicio:
Aun merged te pido por el tu trobador,
Qui este romange fizo, fue tu entendedor,
Seas contra tu fijo por elli rogador,
Recabdali limosna en casa del Criador. (Loo . 232).
Es decir, «recabdali limosna» a el, a Berceo, porque ha sido
«tu trobador», porque ha sido «tu entendedor», porque «este
romance fizo». Es el mismo razonamiento y la misma actitud
suplicante del final de los Milagros:
Madre, del tu Gonzalvo sey remembrador,
Que de los tos miraclos fue dictador. (M., 866).
EPITETOS JUGLARESCOS
A lo largo de este trabajo, y en numerosas ocasiones, hemos visto como hay una corriente juglaresca que atraviesa
y fecunda la obra de Berceo. Restanos senalar ahora la presencia de ciertos epitetos epicos, procedentes de las gestas.
Claro esta que lo que en las gestas era un procedimiento copioso y persistente, es aqui solo un recurso esporadico. En el
Mio Cid un mismo epiteto se repite hasta la saciedad: cin•cuenta y cuatro veces 1 se llama al Cid «el que en buen ora
nasco»; diecisiete2, «el que en buen ora pinxo espada», y
varias veces3, «la barba vellida». El obispo Don Jerome4 es
el «coronado de prestar», el «coronado leal», el «caboso coronado», el «coronado mejor». Albar Fanez 5, «el mio diestro brapo», «el mio braco mejor». Y Martin Antolinez6, «el
1
1004,
2056,
2885,
Mio Cid, 71, 202,
1008, 1053, 1114,
2092, 2218, 2244,
2898, 2968, 3012,
245,
1237,
2253,
3021,
248, 266, 294, 613, 663,
1386, 1730, 1797, 1834,
2263, 2282, 2350, 2392,
3084, 3107, 3111, 3132,
719, 759, 787, 808, 935,
1910, 2008, 2016, 2020,
2431, 2456, 2484, 2643,
3234, 3247, 3530, 3710,
3722, 3725.
2 Id., vs. 41, 58, 78, 175, 439, 507, 559, 875, 899, 1560, 1574, 1595, 1603,
1706,
3
4
5
3
1961, 2185, 2615.
Id., vs. 274, 930, 2192.
Id., vs. 1460, 1501, 1793, 1993.
Id., vs. 753, 3063.
Id., vs. 1992, 3062, 3193.
BERCEO.
—
16
Algunos topicos
242
burgales de pro». Un mismo eplteto se atribuye, a veces, a
distintos personajes: Martin Antollnez es «una fardida langa» 7, pero lo son tambien Albar Fanez y Galln Garclaz.
Este caudal de epltetos juglarescos que inunda el Mio Cicl
y otras gestas, apenas tiene una escasa presencia en el Mester
de Clerecla; pero ahl esta, engruesando tambien, aunque
modestamente, ese monton de cosas que los «clerigos» toman
de los «juglares».
For la obra de Berceo cruzan, mas o menos fugazmente,
el rey don Fernando, «essa fardida lanza»8; el rey don Gar¬
cia, «noble campeador»9; el rey don Ramiro «de la buena
ventura» 10, «un noble Caballero, que nol venzrlan de esfuerzo
Roldan nin 01ivero»n, y un arzobispo de Toledo, «leal Co¬
ronado» 12. Tambien el rey David es, para Berceo, «una far¬
dida lanza» 13, y hasta el mismo San Millan, ganador de tantas batallas con el demonio, sera llamado «el bon campeador» u.
En el Libro de Alexandre, Parmenio 15 es «una langa ligera», «un precioso cabdillo»; Nycanor 16, «una lanca fardida»; Martiol17, «una bestia ligera»; Dagilon 18, «una cabeza
7 td., vs. 79, 443, 489.
8 S. D., 264.
* S. D„ 127.
10 S. M., 420.
S. M., 412. Sobre esta alusion a Roldan hay un estudio de Jules
1951, pags. 450-51. Bernard Gicovate (op. cit.) cree que las formulas juglarescas de Berceo tienen un
sentido ironico.
Horrent, en La Chanson de Roland,
12
13
14
M., 4.8, 52, 57, 58, 414.
S. D., 29.
S. M., 68.
15
16
17
18
Lihro de Alexandre, 938, 1036.
Id., 1234.
Id., 1071.
td., 973.
Epitetos juglarescos
243
sabia»; San Pablo19, «el Apostol de la lengua fardida», y
Alejandro20, «una barba fagera», el «de la buena ventura».
En el Poerna de Fernan Gonzalez, el rey don Rodrigo21
es «rrey de grran natura»; don Alfonso22, «una langa dudada»: Gonzalo Diez23, «seso de buen varon», y el conde
Fernan Gonzalez24, «corazon syn flaqueg;a», «mas brravo que
serpyente».
El trasiego de epitetos del uno al otro Mester no deja lugar a duda. Los poetas de clerecia se acercan, una vez mas;j
al rico hontanar de los juglares.
15
20
21
22
23
24
Id., 832.
I'd., 1294, 1558.
Poema de Fernan Gonzalez, 92.
Id., 124.
Id, 202.
Id, 516, 517.
FORMULAS INTRODUCTIVAS Y FINALES
As! tenia que comenzar la obra de Berceo: «En el nombre
del Padre...». Lo exiglan el esplritu religioso, Intimamente
devoto, del poeta, el ambiente monacal en que escribla y la
fuerza de una tradicion que imponla unas formulas hechas.
Las vidas de Santo Domingo
y
Santa Oria, en su primer
arranque, coinciden ya en una misma invocacion a la Tri¬
nidad: «En el nombre del Padre», «e de don Ihesu Christo»,
«et del Spiritu Sancto». La formula es la misma, aunque con
distinto sentido teologico. En Santo Domingo apenas se in¬
dican las relaciones trinitarias con el hombre:
En el nombre del Padre, que fizo toda cosa,
e de don Ihesu Christo, Fijo de la Gloriosa,
et del Spiritu Sancto, que egual dellos posa... (S
D.,
1).
En Santa Oria se especifican claramente estas relaciones,
atribuvendo a cada Persona un quehacer distinto y concreto
con nosotros: el Padre que nos crea, Jesucristo que nos salva
y el Esplritu Santo que nos conforta:
En el nombre de el Padre que nos quiso criar,
E de don Ihesu Christo que nos vino salvar,
Et del Espiritu Sancto lumbre de confortar... (Or.,
1).
La introduccion de las otras obras de Berceo obedece
lambien a formulas casi invariables: «En el nomne del rey»...
Formulas introductivas y finales
245
(Sacrif.). «En el nomne glorioso del Rey»... (Mart.). «En el
nomne pregioso de la Sancta Reyna»... (Due.). A1 comienzo
del libro tercero de la Vida de Santo Domingo se invoca conjuntamente a Dios y al Santo biografiado:
Enel Su Sancto Nombre, ca es Dios verdadero,
e de Sancto Domingo, confessor derechero... (S. D., 536).
Tambien el poeta de Apolonio invoca a Dios y a la Virgen:
En el nombre de Dios e de Santa Maria... (Apol., 1).
Se repiten igualmente expresiones que indican el proposito
del poeta al iniciar la obra, lo que intenta hacer:
De un confessor sancto quiero fer una prosa. (S. D,
1).
En su honor querria fer una escriptura. (Sacr., 1).
Quiero fer la pasion del sennor Sant Laurent. (Mart , 1).
En tu loor, sennora, querria cntender. (Loo., 2).
Querria vos contar un buen aveniment. (M., 1).
Querria del su duelo componer una rima. (Due , 1).
De una Sancta Virgen quiero versificar. (Or., 1).
Estas expresiones son comunes a otros poetas de clerecia:
Querria componer una facion rimada. (S
Ildef , 1).
Si ellos me guiassen, estudiar querria,
Componer un romance de nueva maestria. (Apol., 1).
Querriavos de grado servir de mio mester. (Alex., 1).
Y tanto Berceo como los escritores de su tiempo, inciden,
tambien al comienzo de sus obras, en ciertas formulas condicionales que encierran siempre un ruego, un anhelo: «si
guiarme quisiere» (Sacr.), «si vos me escuchasedes» (M.),
Algunos topicos
246
«si ella me guiase» (Due.), «si quisieredes atender» (Sig.), «si
ellos me guiasen» (Apol.), «si me ayudase Christo e la Virgen
sagrada» (S. Ildef.), «se quisierdes mio servicio prender»
(Alex.).
Berceo suele indicar con formulas hechas no solo los
principios de sus poemas, sino tambien los finales, y hasta
la simple separation de los distintos libros de una misma
obra. Estas indicaciones eran una necesidad
de aquellos
tiempos. Curtius 1 advierte que «las formulas finales, y precisamente las formulas «abruptas», tienen en la Edad Media
un sentido muy determinado: hacen saber al lector que la
obra esta concluida; que, por lo tanto, la tiene ante si completa. Era grata esta seguridad en una epoca en que la copia era
el unico metodo —muy inseguro, por cierto— de reproduc¬
tion. El copista podia verse obligado a abandonar la tarea,
podia hacer un viaje, enfermarse, morir». Berceo, siempre
tan cuidadoso, no descuida ir marcando su production con
estos hitos o senales:
Este libro finamos, en otro contendremos. (S.
D., 288).
Queremos vos un otro libro comenpar. (S. D., 289).
El segundo libriello avemos acabado,
queremos comenpar otro anuestro grado. (S. D., 533).
El segundo libriello todo es de rezar. (S. M., 109).
Lo que vos prometimos complido lo avemos,
Ca el segundo libro a cabo lo tenemos. (S. M., 317).
El terpero libriello avemos
de depir. (S. M., 321).
El libro es complido, grapias al Criador. (S. M., 488).
Estas indicaciones, utiles sin duda, pero monotonas, se juntan a veces con el topico del cansancio, con el deseo de
«folgar»:
1
Vid. Curtius, op. cit., pags. 136-37.
Formulas introductivas y finales
247
El romance es cumplido, puesto en buen logar:
Dias ha que lazdramos, queremos ir folgar. (Sacr., 296)
Sennores, Deo gragias, contadovos avemos
Del sancto solaterio quanto saber podemos,
E de las sues andadas secund lo que leemos:
Desaqui, si quisieredes, ora es que folguemos. (S. M., 108).
Este topico del cansancio y del «folgar» pasa tambien al
Libro de Alexandre:
Ca soe yo cansado, querriame ya folgar. (Estr.
2421).
Pero no todo es puro topico, al menos en estos ultimos
ejemplos. Muchas veces habria que aranar la piel del topico
y sorprender, debajo, el l'ntimo temblor de cada momento.
Como observa Damaso Alonso 2 «el uso de los topicos tradicionales convive perfectamente con la expresion individual
del escritor. La obra literaria es un compromiso entre tradicion y expresion individual».
2 Vid. Damaso Alonso, Berceo y los «topoi», en De los siglos oscuros al de Oro, ed. Gredos, Madrid, 1958, pags. 74-85. Se hace aqui con
agudeza y finura un estudio del topico medieval, en replica a Curtius,
con ocasion de estos versos de la Vida de Santa Oria:
«Los dias son non grandes, anochezra privado:
Escribir en tiniebra es un mester pesado». (Or., 10).
LA MUERTE
DE
LOS
SANTOS
Los santos de Berceo mueren todos de la misma manerar
casi con los mismos gestos, moviendo las manos con igual
ritmo, como si se hubieran ensayado para morir. Los movimientos son casi uniformes, con uniformidad liturgica. Todos cierran los ojos del mismo modo: Santo Domingo, San
Millan, Santa Oria.
Fue cerrando los oios el sancto confessor. (S. D., 521).
Cerro ambos sos oios sin nul conturbamiento. (S. M., 301).
Cerro oios e boca la reclusa leal. (Or., 177).
Todos alzan las manos con la misma lenta serenidad:
Algo ambas las manos a Dios nuestro Senor. (S. D.. 521).
Tendio ambas sues palmas, iuntolas muy a tiento. (S. M., 301)*.
Alzo ambas las manos, juntolas en igual. (Or., 177).
Y todos rinden el alma con identico gozo tranquilo:
Rendio a El la alma amuv grant su sabor. (S. D., 521).
Renclio a Dios la alma, fizo so passamiento
(S. M., 301).
Rindio a Dios la alma, nunca mas sintio mal. (Or., 177).
La muerte de los Santos
249'
Hasta el pecador arrepentido del Milagro X:
Rendio a Dios la alma, fino con bendicion. (M., 269).
Y hasta el mismo Cristo en la cruz:
Rendio a Dios la alma, e dessose morir. (Due., 108).
Pero, volvemos a insistir: ^Es todo topico en los «topicos»
de Berceo? ^Es todo topico en estas descripciones? Creemos
que no. Estas escenas se desarrollan con calmosa morosidad.
Los hechos no «suceden» en un instante, sino que «van sucediendo»; la muerte no «llega» instantaneamente, sino que
«va viniendo» con ritmo pausado: «fue cerrando los ojos»,
«fuele viniendo la hora postremera», «fuese mas aquejando»,
«dessose morir». Los santos de Berceo mueren en una atmosfera buscada de lenta quietud, de placido sosiego, «sin
nul conturbamiento», sin prisa, sin urgencia, pausadamente.
Y todo esto es incompatible con el mero topico.
Traigamos aqui, para nuestro gozo, y como confirmacion
de estas cosas, la descripcion de la muerte de Santa Oria.
Cirot 1 la compara, por su fuerza expresiva, con una pintura
gotica:
Fuel viniendo a Oria la
Fuese mas aquejando, a
Alzo la mano diestra de
Fizo cruz en su fruente,
hora postremera:
boca de noche era;
fermosa manera:
sanctiguo su mollera.
Alzo ambas las manos, juntolas en igual,
Commo qui riende graqias al buen Rev espiritual:
Cerro oios e boca la reclusa leal:
Rindio a Dios la alma, nunca mas sintio mal. (Or., 176-77).
1
Cirot, L’Expression
gina 168.
dans Gonzalo de Berceo, en RFE,
1922,
pa-
Algunos topicos
250
Pero la estampa de mas tranquilo sosiego, a pesar de lo que
pueda tener de topico y repetido, es la muerte de Cristo en
el Dueto de la Virgen:
Inclino la cabeza commo qui quier dormir,
Rendio a Dios la alma e dessose morir. (Due., 108).
Solo dos versos; pero j que inefable serenidad!, j que imper¬
turbable quietud! ; Y como contribuye a lograrla la blanda
laxitud de los dos anapestos finales: «e desso / se morir»!
CONCLUSIONES
1)
Berceo da a sus poemas distintos nombres: «prosas»,
«dictados», «romances». Y se llama a si mismo «juglar», «trovador», «versificador» y «dictador» (que hace «dictados»).
2)
Berceo esta presente en su obra con una presencia
dinamica y comunicativa, casi fisica.
3)
A pesar de su esmero en el recuento silabico, a pesar
de su fortuna en la «nueva maestrfa», Berceo insiste, mas
que en separar su arte del de los juglares, en distinguir su
«roman paladino» del arte mas diflcil de la lengua latina,
del «encerrado latino».
4)
Berceo se encierra estrechamente dentro del embrujo
de las fuentes escritas, en las que cree ciegamente. Su mundo
esta limitado por los manuscritos que llegan a sus manos.
Por eso su apelacion reiterada a que le crean, porque el no
cuenta sino lo que ha visto escrito.
5)
Berceo penso, mas que en una clientela de «lectores»,
en un publico de «oyentes», en una extrana y gozosa catequesis en verso.
6)
El diminutivo de Berceo entrana una funcion emocio-
nal, mas bien que una nocion de empequenecimiento. Repetidamente, para expresar la idea de pequenez, como si no le
bastara el diminutivo, acude a procedimientos de refuerzo,
potenciando con otras palabras la nocion disminuidora.
Los recursos literarios de Berceo
252
7)
Hay en Berceo una gran variedad de formas perifras-
ticas superlativas. La superlativizacion es uno de sus procedimientos habituales. En cambio, en vez del superlativo,
el Libro de Alexandre preferira la hiperbole, la comparacion
extrema, la inflacion.
8)
Las series asindeticas de Berceo pueden ir o no acom-
panadas del articulo, y el arti'culo puede escoltar solamente
al primer miembro de la serie, o repetirse en cada uno de
los miembros, con una funcion enfatizadora, de deslinde y
realce. Las series polisindeticas son mucho mas frecuentes.
La repeticion pleonastica de la conjuncion tiene una virtud
tonificante, potenciadora.
9)
Hay en Berceo una sintaxis de rapida andadura, a
base de oraciones yuxtapuestas, arracimadas en grupos de
seis, nueve y hasta veinte oraciones sin nexos copulativos.
Pero hay igualmente muchos ejemplos de sintaxis lenta v
calmosa, con tropiezos de conjunciones, con retardos de subordinadas, con reiteraciones insistentes, con la no leve im¬
pedimenta de toda clase de elementos retardatarios. Y hav,
a veces, una adecuacion entre el ritmo sintactico y el contenido conceptual.
10)
La ordenacion hiperbatica de las palabras es habitual
en la sintaxis de Berceo. Es frecuente la dislocacion de terminos, que logicamente debieran ir unidos, y su distanciamiento por interposicion de otros elementos.
11)
Berceo usa con frecuencia el recurso acumulativo:
acumulacion de palabras con una misma funcion gramatical,
o con un mismo contenido de concepto; reiteracion insistente de una misma construccion sintactica, o de un mismo
termino verbal;
amontonamiento de negaciones;
cion de monosilabos.
acumula¬
Conclusiones
12)
253
Es un acierto de Berceo el empleo de la aliteracion,
ya deteniendose solamente en la externa musicalidad de las
palabras, ya adecuando el sonido y el sentido, el significante
y el significado.
13)
Berceo usa profusamente anaforas, pollpotes y pa¬
ronomasias. La paronomasia de dos miembros, muy usada
en la poesia tanto latina como romance del medievo, es la
mas frecuente.
14)
Berceo tiene un sentido exacto de la rnedida de los
versos. Asombra la firmeza del alejandrino, la tenacidad im¬
placable de las catorce silabas. Sus versos son graves o agudos. Usa la rima interna en los primeros hemistiquios de
muchos versos, y aqui si que encontramos rimas de esdrujulos. Es frecuente el tetrastrofo doble con rima igual, como
si se intentara una octava monorrima. El Libro de Alexandre
y el Poema de Fernan Gonzalez extienden la igualdad de
rima a tres y cuatro estrofas consecutivas. <Unfluencia inconsciente de las series monorrimas de los juglares?
15)
Berceo enlaza muchas estrofas trasvasando de una
en otra ciertos elementos verbales, con repeticion literal y
exacta o con algun leve cambio. El procedimiento es muy
vario y no se da en los otros poetas de clerecia. Hay a veces
un encadenamiento de cuatro y cinco estrofas.
16)
En medio de ritmos inestables y movedizos, abundan
los versos anapestos que, a veces, se combinan con el ritmo
duro y aspero de los yambos, obteniendo efectos sorprendentes.
17)
Los diversos tipos de paralelismo (sinonimo, sintac-
tico y antitetico) usados por Berceo denotan un buscado
artificio, un proposito estetico.
18)
Hay en Berceo abundantes versos de estructura bi-
membre. A esto y a la frecuencia de expresiones binarias, a
Los recursos literarios de Berceo
254
la asiduidad en el empleo de la bifurcation, ha de atribuirsela andadura reposada que tiene, muchas veces, su estilo.
19) La comparacion, la metafora, la alegoria y, en gene¬
ral, el mundo de las imagenes, son recursos habituales en
Berceo. Son imagenes descendentes y desanimizantes. Sus
zonas de interes hay que buscarlas, casi siempre, en ese
mundo de la Rioja en que el poeta vivia inmerso. En la Intro¬
duction de los Milagros usa un lenguaje cifrado que tiene
mucho que ver con el procedimiento de la lengua mlstica de
San Juan de la Cruz.
20)
Berceo, que conoce las canciones religiosas de su
tiempo y no ignora los cantares profanos, conoce tambien
por su nombre algunos instrumentos musicales (organo, viola,
giga, salterio, rota y titara), nomina poco extensa si se compara con los 28 instrumentos que cita el Arcipreste en el
recibimiento de don Amor. El Libro de Apolonio no solo co¬
noce los instrumentos musicales, sino que sabe distinguir
los distintos «sones» o clases de ritmos («doblas», «debavladas», «semitones»). El Libro de Alexandre senala, ademas,
algun matiz caracterlstico de cada uno de estos sones (las
dulces «baylas», el «semiton» plorante, las «doblas» que refieren coytas del corazon).
21)
Berceo no es un poeta colorista; esta muy lejos del
cromatismo del Libro de Alexandre, pero rebasa con mucho
la casi acromia del Cantar de Mio Cid.
22)
No son raros los ejemplos de sinestesia, sobre todo
por entrecruzamiento o fusion de sensaciones gustativo-auditivas.
23) Los astros de Berceo (el sol, la luna, las estrellas) se
aunan con perfecta adecuacion a las distintas situaciones de
gozo, tristeza, consternation y pavura de la narration del
texto.
Conclusiones
24)
255
Las tormentas, los vientos, la nieve y las heladas
afloran insistentes, preocupantes, en la obra de Berceo. De
ahl sus plegarias por los «tiempos bonos», por los «temporales temprados».
25)
La nomina de los animales de Berceo es abundante
y variada, pero menos extensa y exotica que la del Libro de
Alexandre. El demonio es, casi siempre, una bestia mas, temible por su figura y repugnante por sus gestos.
26)
Hay en Berceo un trasfondo agrario y campesino que
no se da en los otros poetas de su tiempo. El lirio y la rosa,
unicas flores de Berceo, no estan alii, en el campo o en el
huerto, poniendo su nota de color. Son mas bien un objeto
bello que viene muy bien como elemento comparative para
exaltar la hermosura de algo.
27)
Tres veces se detiene Berceo ante un «locus amoe-
nus», t las tres incide en el paisaje alegorico, con sentido
trascendente: el paisaje de Berceo termina casi, casi, donde
termina la alegoria. En la Introdnccion de los Milagros se
cumple enteramente el esquema de Tiberiano:
«Pues hay
aves, no, brisa, bosque, flores, sombra».
28)
El realismo de Berceo no hay que buscarlo en epi-
sodios macabros de guerra, tan frecuentes en las gestas y en
otros poemas de clerecia, sino en la vida sencilla de los conventos y en ese mundo abigarrado que desfila por su obra:
monjes y abades, santos y pecadores, enfermos, moribundos,
desesperados, penitentes, condenados y demonios.
29)
Berceo va sembrando sus historias de optimismo y
de sonrisas. Con frecuencia lleva enredado, en la pluma y en
la intencion, el diablillo travieso del humorismo.
30)
El Duelo de la Virgen es el poema mas emotivo de
Berceo. Abundan las expresiones y momentos estremecidos
de lirica pasion.
Los recursos literarios de Berceo
'256
31)
Lo popular constituye la misma entrana de la obra
de Berceo. Abundan los refranes, modismos, expresiones y
palabras sacadas del mismo hondon del pueblo.
32)
A pesar de sus escasos conocimientos geograficos,
Berceo tiene sentido claro de la unidad fisica y espiritual de
Espana.
33)
Los topicos medievales, juglarescos o no, invaden
tambien la obra de Berceo. Pero muchas veces habria que
aranar la piel del topico y sorprender, debajo, el mtirno tem' blor de cada momento.
Conclusion final: Berceo es un poeta de doble vertiente.
Por su obra discurre, junto a la vena de lo popular, un cau¬
dal inapreciable de artificios literarios. Aldeano y juglaresco,
es al mismo tiempo un preocupado de las formas, por instinto o por educacion, pero con un desvelo evidente, con una
inquietud estetica indudable.
BIBLIOGRAFIA
Luis, Acerca de un pasaje de Berceo, en Boletin
de la Academia Argentina de Letras, Buenos Aires, III
1935.
Alonso, Amado, Materia y forma en poesia, ed. Gredos Ma¬
drid, 1960.
— Estndios lingiiisticos. Temas espanoles, ed. Gredos, Ma¬
drid, 1951.
— Para la linguistica de nuestro diminutivo, en Humanidades, La Plata, XXI, 1930.
— y Henriquez Urena, P., Gramdtica Castellana, Buenos Ai¬
res, 1949.
Alonso, Damaso, Berceo y los «topoi», en De los siglos oscuros al de Oro, ed. Gredos, Madrid, 1958, pags. 74-85.
— Poesia espanola (Ensayo de metodos y limites estilisticos), ed. Gredos, Madrid, 1950.
— Estilo y creacion en el «Poema del Cid», en Escorial, n.° 8.
— Sobre dos estilos literarios de la Edad Media, en Cuadernos Hispanoamericanos, 91, 1958.
— Seis calas en la expresion literaria espanola, ed. Gredos,
Madrid, 1951.
— Plurimembraciones y correlaciones, en Gongora y el «Polifemo», Madrid, 1961, t. I, pags. 165-173 (sobre la aliteracion, ibid., pag. 168).
— Prologo espanol a la Teoria Literaria de Wellek y Warren,
ed. Gredos, Madrid, 1959.
Alonso, Martin, Evolucion sintactica del espanol, Madrid,
Alfonso,
1962.
BERCEO. —
17
258
Los recursos literarios de Berceo
Vida de Santo Domingo de Silos. Edicion critico-paleografica del codice del siglo XIII, Madrid,
1958.
Arnold, FIarrison Heikes, Irregular Hemistichs in the Milagros of Gonzalo de Berceo, en Publications of the Mo¬
dern Language Association of America, Nueva York, L,
1935.
— Synalepha in Old Spanish Poetry: Berceo, en Hispanic
Review, Filadelfia, IV, 1936.
— Notes on versification of «El Libro de Alexandre», en Hispania, Stanford, XIX, 1936.
— A reconsideration of the metrical form of «El Libro de
Apolonio», en Hispanic Review, Filadelfia, VI, 1938.
Artiles, Joaquin, Paisaje y poesia en la Edad Media, La La¬
guna, 1960.
Azorin, Gonzalo de Berceo, en Al margen de los cldsicos, Ma¬
drid, 1915.
Balbi'n Lucas, Rafael de, Sistema de r it mica castellana, ed.
Gredos, Madrid, 1962.
Bally, Ch., Le langage et la vie, Paris, 1926.
Barrera, Carlos, El verso alejandrino, en Bull. Hisp., XXI,
1918, 1-26.
Bayo, Marcial J., De Prudencio a Berceo. El tema del martirio de San Lorenzo, en Berceo, Logrono, VI, 1951.
Bello, Andres, Arte metrica, en Obras completas, I, 1890.
— y Cuervo, R. J., Gramatica de la lengua castellana, Buenos
Aires, 1954.
Bernardez, Francisco Luis, Gonzalo de Berceo como traductor de himnos liturgicos, en Criterio, Buenos Aires, XXVI,
1953, 170-171.
Blecua, Jose M., Las flores en la poesia espahola, Madrid,
1944.
Boubee, Joseph, La poesie mariale. Gonzalo de Berceo, en
Etudes des PP. de la Compagnie de Jesus, XC, 1904.
Bousono, Carlos, Teoria de la expresion poetica, ed. Gredos,
Madrid, 1956.
— El dinamismo expresivo, en La poesia de Vicente Aleixandre, ed. Gredos, Madrid, 1956.
Andres, Fray Alfonso,
Bibliografia
259
The Medieval Latin and Romance Lyric to A.
D. 1300, Cambridge, 1937.
Buceta, Erasmo, Un dato para los «Milagros» de Berceo en
RFE, LX, 1922.
Campbell, George, Philosophy of Rhetoric, 1776.
Campo, Agustin del, La tecnica alegorica en la Introduccion
a los «Milagros», en RFE, 1944.
Campos Turmo, A., Siete siglos ha..., en Siembra, Madrid, octubre, 1946.
Castro, Amerigo, Gonzalo de Berceo, en La realidad histdrica de Espaha, Mexico, 1954, pags. 341-350.
Cillero, R., Sobre el «Libro de Alexandre», en BRAE, Ma¬
drid, III, 1916.
Cirot, G., Sur le «mester de clerecia», en Bull. Hisp., 1942.
— L’humour de Berceo, en Bull. Hisp., 1942.
— L’Expression dans Gonzalo d.e Berceo, en RFE, 1922.
— Citola, en Bull. Hisp., XLV, 1943, 77-80.
Conrad, F., Die Deminutiva im Altlatein, en Glotta, XIX, 136,
y XX, 79.
Cornu, Jules, Recherches sur la conjugaison espagnole an
XIIIe et XIVe siecles, Florencia, 1886.
— Etudes de Phonologie espagnole et portugaise. «Grey»,
«Leyy> et «Rey» dissyllabes dans BerCeo, VApolonio et
1’Alexandre, en Romania, Paris, IX, 1880.
Corominas, J., Diccionario critico etimologico de la lengua
castellana, Madrid, 1954-1957.
Correas, Gonzalo, Arte grande de la lengua castellana, Ma¬
drid, 1930.
Corro del Rosario, Pedro, Gonzalo de Berceo (Estudio critico-literario), en La Ciudad de Dios, El Escorial, CXLI,
CXLII, CXLIII, CXLIV, CXLVI, CL, 1925-1927.
— Gonzalo de Berceo. Estudio critico-literario, S. Paulo, 1933.
Crane, T. F., Miracles of the Virgin, en The Romanic Review,
Nueva York, II, 1911.
Curtius, Ernst Robert, Literature europea y Edad Media
latina, Mexico, 1955.
Chandler, R. Post, Medieval Spanish Allegory, Harvard, 1905.
Devoto, Daniel, Gonzalo de Berceo et la musique. Etude sur
deux mots espagnols anciens, Paris, 1955.
Brittain, F.,
260
Los recursos literarios de Berceo
— Notas al texto de los «Milagros de Nuestra Sehora» de
Berceo, en Bull. Hisp., LIX, 1957.
— Los ojos de Berceo, en Realidad, Buenos Aires, n.° 14, 1949,
68-78.
Biaz-Plaja, G., La poesia llrica espahola, Barcelona, 1937.
Bj'ez-Echarri y Roca Franquesa, Historia General de la Li¬
ter atura Espahola e Hispanoamericana, Madrid, 1960.
Dolfus, Lucien, Etudes sur le moyen age espagnol, Paris,
1898.
Dutton, Brian, Gonzcdo de Berceo and the «Cantares de Gesta», en Bulletin of Hispanic Studies, Liverpool, XXXVIII,
1961.
Ekkf.hart IV, De lege dictamen ornandi, en Les Arts Poetiques..., de E. Faral, Paris, 1962, pag. 104.
Evrard l'Allemand, Laborintus, en Les Arts Poetiques..., de
E. Faral, Paris, 1962, pags. 336-377.
Faral, Edmond, Les Arts Poetiques du X1P et du XIIIe siecle,
Paris, 1962.
Fernandez, Salvador, Gramatica Espahola, Madrid, 1951.
Fernandez y Gonzalez, Francisco, Berceo, o el poeta sagrado de la Espaha cristiana del siglo XIII, en La Razon,
Madrid, I, 1960.
Ferrer, J., Berceo: Milagros de Nuestra Sehora. Aspectos
de su estilo, en Hispania, XXXIII, 1950.
Fitz-Gerald, J., Versification of the Cuaderna Via as found
in Berceo’s «Vida de Santo Domingo», Nueva York, 1905.
— Berceo: Vida de Santo Domingo de Silos, ed. y notas de,
Paris, 1904.
Foresti Serrano, Carlos, Sobre la Introduccion de los «Milagros de Nuestra Sehora», en Anales de la Universidad
de Chile, Santiago de Chile, nums. 107-8, 1957.
Garcia de Diego, V., Diccionario etimologico espahol, Ma¬
drid, 1954.
— Gramatica historica espahola, Madrid, 1951.
Gargoline, Patrik J., The «Milagros de Nuestra Sehora» of
Gonzalo de Berceo. Versification, language, and Berceo’s
treatment of his Latin source, Columbia, 1959.
Garlande, Jean de, Poetria, en Les Arts Poetiques..., de E.
Faral, Paris, 1962, pags. 378-380.
Bibliografia
261
Poetria Nova, en Les Arts Poetiques...,
de E. Faral, Paris, 1962, pags. 194-262.
— De modo et arte dictandi et versificandi, en Les Arts Poe¬
tiques..., de E. Faral, Paris, 1962, pags. 263-320.
— De coloribus rethoricis, en Les Arts Poetiques..., de E.
Gicovate, Bernard, Notas sobre el estilo y la originalidad de
Gonzalo de Berceo, en Bull. Hisp., Burdeos, LXII, 1960.
Faral, 1962, pags. 321-327.
Gili Gaya, Samuel, Curso superior de sintaxis espahola,
Mexico, 1943.
Gonzalez Glle, Fernando, Los sufijos diminutivos en castellano medieval, Madrid, 1962, Anejo LXXV de RFE.
Goode, Teresa Clara, Gonzalo de Berceo. «El Sacrificio de
la Misa». A Study of its Symbolism and of its Sources,
Washington, 1933.
Guerrieri Crocetti, C., Studi suit a poesia di Gonzalo de
Berceo, Turin, 1942.
— La lingua di Gonzalo de Berceo, en Stud. Med., Turin,
XV, 1943.
Guillen, Jorge, El lenguafe prosaico de Berceo, en Para go¬
ne, Florencia, IX, 1954.
Hanssen, F., Gramatica histdrica de la lengua castellana,
Buenos Aires, 1945.
— Notas de la «Vida de Santo Domingo de Silos» escrita par
Berceo, Santiago de Chile, 1907.
— Metrische Studien zu Alfonso und Berceo, Valparaiso,
1903.
— Sobre la pronunciacion del diptongo «ze» en la epoca de
Gonzalo de Berceo, Santiago de Chile, 1895.
— Sobre la prosodia de Gonzalo de Berceo, en Miscelanea
de Versificacion Castellana, Santiago de Chile, 1895.
— Sobre la conjugacion de Gonzalo de Berceo, en Anales de
la Universidad de Chile, XC, 1895.
— La elision y la sinalefa en el «Libro de Alexandre», en
RFE, III, 1916.
_ Sobre el hiato en la antigua versificacion castellana, en
Anales de la Universidad de Chile, Santiago, 1898.
Henri'ouez Urena, P., Sobre la historia del alejandrino, en
RFH, VIII, 1946.
Geoffroi de Vinsauf,
262
Los recursos literarios de Berceo
— La versification irregular en la poesia castellana, Madrid,
1953.
-— La cuaderna via, en RFH, VII, Buenos Aires, 1945.
Horrent, Jules, «Vida de San Millan», de Gonzalo de Ber¬
ceo, en La Chanson de Roland, 1951.
Juan Martin, Marcelino de, Naturalismo y medicina en la
obra de Berceo, en Berceo, Logrono, X, 1955.
Kelly, Edith L., «Fer», «far», «facer», «fager», «fazer», in
three works of Berceo, en Hispanic Review, Filadelfia, III,
1935, pags. 127-137.
Kling, A propos de Berceo, en Rev. Hispanique, XXX, 1915.
Konrad, Hedwig, Etude sur la metaphore, Paris, 1939.
Lanchetas, Rufino, Gramatica v vocabulario de las obras de
Berceo, Madrid, 1900.
Lang, H. R., A passage in G. de Berceo’s «Vida de San Milldn», en Modern Language Notes, Baltimore, II, 1887.
Lapesa, R., Historia de la lengua espahola, Madrid, 1951.
— Notas para el lexico del siglo XIII, en RFE, XVIII, 1931.
Lazaro Carreter, F., Diccionario de terminos filologicos, Ma¬
drid, 1953.
Lewis, Cecil Day, The Poetic Image, Londres, 1947.
Lida de Malkiel, M. R., Notas para el texto de la «Vicla de
Santa Oria», en RPh, X, 1956.
— Tuval, en RFH, I, 1940.
Lope Blanch, Juan M., La expresion temporal en Berceo, en
NRFH, Mejico, X, 1956.
Lopez Estrada, Francisco, Disposition de elementos en la
oration..., en Estudio critico de «La Galatea», La Laguna
de Tenerife, 1948, pags. 132 y s. sobre las «parejas de ele¬
mentos».
Loveluk, Juan, En torno a los «Milagros» de Berceo, en
Atenea, Concepcion, Chile, CVIII, 1952.
Lowth, Robertus, De sacra poesi hebraeorum, Lipsiae, 1815.
Lunardi, E., II miracolo di Teofilo in Gonzalo de Berceo.
Spiriti e forme del medioevo. Studio critico, testo, traduz.,
glossario e note, Lugano, 1956.
Llorens, E. L., La negation en el espahol antiguo, Madrid,
1929. Anejo XI de RFE.
Bibliografia
263
Y., Old Spanish «judezno, morezno, pecadezno», en
PhQ, XXXVII, 1958.
Maravall, Jose Antonio, El concepto dc Espaha en la Edad
Media, Madrid, 1954.
Marden, C. Carroll, Berceo’s «Martirio de San Lorenzo»
from ein Unpublished Manuscript, en PMLA, Baltimore,
XLV, 1930.
— Berceo: Veintitres milagros, Madrid, 1929. Anejo X de
RFE.
— Cuatro poemas de Berceo, Madrid, 1928. Anejo IX de RFE.
— «Fz/o» or «fixo» in Berceo’s «Vida de Santa Oria», en
Modern Philology, Chicago, XXVII, 1930.
Marechal, Leopoldo, Recuerdo y meditacion de Berceo, en
Ortodoxia, II, 522, 35, Buenos Aires, 1943.
Massignon, Metodos de la realizacion artistica, trad, de Gar¬
cia Gomez, Rev. de Occidente, diciembre, 1932.
Menendez Pelayo, M., Antologia de poetas liricos Castella¬
nos, ed. del C. S. I. C., Santander, 1944, t. I.
Menendez Pidal, R., Origenes del espanol, Madrid, 1956.
— Introduccion del Poema del Cid, Clas. Cast., Madrid, 1923.
— Manual de Gramdtica historica espahola, Madrid, 1944.
— Cantar de Mio Cid. Texto, gramdtica y vocabulario, Ma¬
drid, 1944-1946.
— Poesia juglaresca y juglares, Col. Austral, Buenos Aires,
1942.
Mengod, Vicente, Sobre los milagros mariales de Berceo, en
Atenea, Concepcion, XCIII, 1949.
Michaelis de Vasconcelos, C., Cancionero de Ajuda, Halle,
1904.
Nacar-Colunga, Introduccion al Libro de los Salmos, en
Sagrada Biblia, Madrid, 1944.
Nadal, Eugenio, Berceo. Seleccion, transcripcion y prologo
de, Barcelona, 1940.
Navarro Gonzalez, Alberto, El mar en la literature medie¬
val castellana, Santa Cruz de Tenerife, 1962.
Nebrija, Gramdtica Castellana, Madrid, 1948. Ed. de Galin¬
Malkiel,
do Romeo y Ortiz Munoz.
264
Los recursos literarios de Berceo
La estructura del «Duelo de la Virgen» y
la Cdntica «Eya Velar», en Humanitas, n.° 10, Tucuman,
1958.
Orellana, F., Observaciones sobre la formacion de los diminutivos Castellanos, en Rev. Europea, VI, 1875-1876.
Oroz Reta, Jose, Paralelismo literario entre el «Duelo» de
Berceo, y el «De lamentatione» y «Los Evangelios», en
Helmdntica, Salamanca, II, 1951.
Ovejas, Manuel, Toponimia de las obras de Berceo, en Ber¬
ceo, Logrono, XI, 1956.
Piel, J. M., Sobre el sufijo «-ellus, -ella» no onomastico tardio hispano-latino, en Humanitas, II, 1948-1949.
Risco, Vicente, Satands. Historia del diablo, Barcelona, 1956.
Rodrigues Lapa, M., Das origens da poesia lirica em Portu¬
gal, Lisboa, 1929.
Ruiz y Ruiz, Lina A., Gonzalo de Berceo y Alfonso el Sabio.
«Los Milagros de Nuestra Senora» y «Las Cantigas», en
Universidad de San Carlos, Guatemala, n.° 24, 1951.
Saavedra Molina, J., El verso de clerecia. Sus irregularidades y las doctrinas de D. Federico Hanssen, en Bol. de
Fil., Santiago de Chile, VI, 1950-1951.
Salcedo, Emilio, Berceo en el Paraiso, en Insula, Madrid,
XVI, 1961.
Sanchez-Albornoz, Claudio, Berceo horro del impacto de lo
islamico, en Espana, un enigma historico, Buenos Aires,
1962, t. I, pags. 423-438.
Sanchez Ruiperez, M., Un pasaje de Berceo, en RFE, Ma¬
drid, XXX, 1946.
San Juan de la Cruz, El Cantico Espiritual, Clas. Cast., t.
55, Madrid, 1924.
Santamaria Conde, Alfonso, Berceo y el arte, en Santa Cruz,
Valladolid, X, 1954-55.
Sarmiento, Martin, El Poeta Castellano D. Gonzalo de Ber¬
ceo, Benedictino, en Memories para la Historia de la Poe¬
sia..., Madrid, 1775.
Sobejano, Gonzalo, El epiteto en la lirica espanola, Madrid
1956.
Orduna, German,
A. G., Milagros de Nuestra Seriora. Prologo, edicion y notas de, Clas. Cast., t. 44, Madrid, 1922.
Solalinde,
Bibliografia
265
— El sacrificio de la misa. Edicion y estudio de, Madrid, 1913.
— Gonzalo de Berceo y el obispo don Tello, en RFE, Ma¬
drid, 1922.
Spitzer, L., Sobre la cdntica «Eya Velar», en NRFH, MejicoCambridge, IV, 1950.
— Das Suffix «-one» im Romanischen, en Beitrdge, 201.
Tilander, G., La terminacion «-i» por «-e» en los poernas de
Gonzalo de Berceo, en RFE, Madrid, XXIV, 1937.
Trend, J. B., Sobre el «Eva Velar» de Berceo, en NRFH, V,
1951.
— Berceo, Oxford, 1952.
Valbuena Prat, Angel, Historia de la literatura espanola, Bar¬
celona, 1964.
Vallejo, J., Esp. ant. «rades-» y un pasaje de Berceo, en
RFE, XXVIII, 1944.
Vila, Claudio, Estudio mariologico de los «Milagros de Nuestra Senora», de Berceo, en Berceo, Logrono, VIII, 1953.
Vegue y Goldoni, angel, Cristo en el sepulcro y las Santas
Mujeres. Ilustracion a varios pasajes de Berceo, en Temas
de Arte y Literatura, Madrid, 1928.
Vendryes, J., El lenguaje, Barcelona, 1925.
Wardropper, Bruce W., Berceo’s «Eya Velar», en Romance
Notes, II, 1960.
Weber de Kurlat, Frida, Notas para la cronologia y composicion literaria de las vidas de Santos de Berceo, en NRFH,
XV, 1961.
Wellek, Rene, y Warren, Austin, Teoria Literaria, Madrid,.
1959.
Ynduratn, F., Sobre el sufijo «-ezno», en AFA, IV, 1952.
Zapata-Gollan, A., El «bon vino» de Gonzalo de Berceo, en
La Nacion, Buenos Aires, 31 julio 1927.
Zardoya, Concha, Lo religioso y lo hurnano en el arte de Ber¬
ceo, en Atenea, Concepcion, XXXVII, 1937.
INDICE
GENERAL
Pags.
Introduction.
7
I. BERCEO Y SU PUBLICO
«Prosa», «dictado» y otros nombres .
Presencia de Berceo en su obra .
El «romance» de Berceo frente al latln .
Berceo y la «letra escrita» .
'-Berceo lee ante un publico .
13
19
24
28
32
II. UN POCO DE GRAM ATI C A
El diminutivo en Berceo .
Comparativos y superlativos .
Asindeton y polisindeton.
Negaciones que afirman .
Sintaxis lenta y sintaxis dinamica.
El hiperbaton.
Acumulaciones y reiteraciones .
39
45
51
55
58
64
68
III. LOS RECURSOS MAS EXTERNOS
La aliteracion .
Anaforas y paronomasias .
77
82
Indice general
268
Pags.
La tecnica del dialogo.
La estrofa y el verso .
Enlace de estrofas .
La metrica latina.
87
91
98
103
IV. LOS RECURSOS DUALES
La bimembracion .
Binas de adjetivos .
El paralelismo ... *..
Las comparaciones .
Las imagenes .
V.
EL MUNDO DE LOS SENTIDOS
La musica y el canto .
Los colores .
La sinestesia.
Los astros.
Las tormentas.
Animales y demonios .
Plantas y flores.
El paisaje.
VI.
El
El
El
Lo
La
La
109
115
119
124
131
143
151
157
161
164
168
174
180
OTROS RECURSOS DE BERCEO
realismo de Berceo .
humorismo .
mundo afectivo.
popular.
geografia de Berceo .
medida del tiempo.
191
199
206
211
216
222
Indice general
269
Pags.
VII.
ALGUNOS TOPICOS
Verano-invierno .
Los numeros .
«Plorando de sus ojos» .
La petition juglaresca.
Epitetos juglarescos .
Formulas introductivas y finales .
La muerte de los Santos .
229
232
236
238
241
244
248
CONCLUSIONES .
251
BibliografIa .
257
INDICE GENERAL.
267
Date Due
FA}1
aprY^i 370
LIBRAR
nrf*
—tree
rr n
1 - w/r 1
A it
M £y r ffDC
VI n
6 1H/6
t,1 * r.!
*
—F33
4QQQ
k 107%
c CD
J t} }$
4 Q
rfcB i y lyyy
1 p 1C cn
PQ 6397 Z5 A68
Artiles, Joaquin
L°s recursos literarios de Ber
010101 000
0 1163 0242563 6
TRENT UNIVERSITY
PQ6397
.Z5A68
Artiles, Joaquin
Los recursos literarios de
Berceo.
ISSUED
DATE
TO
49387 ^
•
**
49387
PQ
Artiles,
6397
Los recursos literarios de
Beroeo
Z5A68
1 rent
University
Joaquin
Descargar