Subido por HERNÁN PARRA PERDOMO

ENSAYO 2 Ingrid

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Una propuesta de currículo desde la pedagogía de la vida
Ingrid Yised Suárez Ortiz
Universidad Católica de Manizales
Doctorado en Educación
Tarqui Huila
Abril 13 de 2020
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Una propuesta de currículo desde la pedagogía de la vida
Introducción
Una de tantas contradicciones del proceso educativo nuestro es
que prioriza al profesor, o quien enseña, en menoscabo del estudiante,
o quien aprende; porque aquello que en la praxis debe prevalecer es el
sujeto aprendiz, y no, el actor que dice enseñar. La tesis consiste en
que el modelo ideal que debiera implementarse a nivel país, región y
localidad, sería un nuevo proceso de aprendizaje-enseñanza.
Najmanovich (2009), se cuestiona al exponer que el objetivo de la
educación en la actualidad ha sido someter la subjetividad para
alcanzar este propósito y lograr que no contamine con sus lagunas la
imagen universal admitida del mundo, mal llamada realidad. Porque los
estudiantes son pensados y tratados como sujetos iguales y no como
individuos vivos, afectivos y por lo tanto desiguales, sensitivos y
creativos (pág. 10).
Mientras que, para Devia Cárdenas (2017), la biopedagogía se
inscribe en:
La línea de un paradigma emergente; por lo tanto, se
fundamenta en valores, conceptos de caos, incertidumbre,
complejidad, emergencia y holismo. Es desde esta visión del
cosmos que debemos buscar una praxis pedagógica que garantice
el máximo de felicidad y responsabilidad en la sociedad apoyados
en la biología del amor. (pág. 182).
El objeto de este ensayo es plantear una propuesta de currículo
desde la biopedagogía, que interprete y responda a las vivencias de
aprendizaje de la autora; a la ruptura de paradigmas clásicos para la
transformación educativa; al tipo de evaluación que contiene dicho
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currículo y cómo articular el tiempo y el espacio a las bases biológicas
para crear contextos mejorados.
Desarrollo
1. ¿Qué vivencias de aprendizaje he tenido?
Desde que me levanté me di cuenta de que estoy viva, y la vida
misma es aprendizaje y es enseñanza. Al realizar la oración con los
integrantes de mi familia, me doy cuenta que la unidad familiar, el
apoyo y acompañamiento que ellos ofrecen fortalece todos los aspectos
de mi vida. Dios me permite vivir para ellos y nos permite vivir en
colectividad, nunca en individualidad, unos al servicio de otros; las
lecturas bíblicas nos ayudan a poner en práctica en nuestras vidas,
muchas de las enseñanzas y mensajes que Dios nos deja.
Al estar en cuarentena, se han fortalecido los lazos familiares, se
aprende a trabajar en equipo, el realizar los quehaceres del hogar en
mutua colaboración y organización para vivir en un ambiente
agradable; porque todos han aportado, ponen su grano de arena, se
aprende al cuidado como familia, optando por medidas de precaución
contra una pandemia, es adaptarse a un nuevo estilo de vida para
subsistir. El cuidado del jardín, otra vivencia de aprendizaje me
permite ver cómo la naturaleza es tan agradecida con los cuidados,
cómo su belleza alegra el hogar y a la vez da frescura la morada. Al
abonar las plantas, al verlas florecer e inclusive, al alimentarnos de
ellas, se aprende que dependemos de la naturaleza y ella requiere de
buenos actos y cuidados.
A través de los medios tecnológicos, se pueden experimentar
nuevos escenarios para el aprendizaje, como la preparación de recetas,
aprender a cocinar algo nuevo, aprender a preparar un nuevo plato en
familia, acto que no sólo beneficia a una persona, sino, a todos sus
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integrantes y a la vez beneficia económicamente a quienes nos proveen
de los productos alimenticios cultivados en el campo de la región, nos
damos cuenta que es una red interminable, que no somos
independientes; que dependemos de la colectividad, de otras personas,
de otros organismos.
Otra vivencia de aprendizaje, es la lectura de textos que
enriquecen nuestras apreciaciones sobre el mundo, e inclusive, pueden
llegar a transformar las ideas o conceptos que se tenían; también se
aprenden conceptos nuevos como complejidad y transdisciplinariedad
al observar que muchas problemáticas de la vida contemporánea se
estudian y solucionan teniendo en cuenta los enfoques del
pensamiento complejo y el análisis de otras áreas en el universo del
conocimiento.
Por último, otra vivencia de aprendizaje es ver cómo la vida está
íntimamente relacionada con la muerte, que, así como hoy se está viva,
más tarde el alma inevitablemente abandonará el cuerpo; cuando se
pierde a un ser querido ideológicamente creemos que no se muere,
simplemente se nace a una vida nueva, al lado de Dios, eternamente. Se
aprende, que la tristeza es más llevadera si se cuenta con personas que
nos aprecian de verdad; se aprende que las bellas palabras de cariño y
agradecimiento deben decirse en vida, cuando se sienten; se aprende
que cada cosa que se hace hay que disfrutarla, que los trabajos que se
construyen deben apasionarnos y se debe vivir el hoy como si el
mañana no existiera, buscando siempre la felicidad como propósito de
la existencia.
En el vídeo de Eduard Punset, en su charla con la bióloga Lynn
Margulis y su hijo Dorion Saga, anotan que “muchos científicos y gente
del común pensamos que somos el centro, pensamos que somos
superiores, que controlamos el sistema, que somos independientes,
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pero en realidad dependemos por completo de otros organismos como
las plantas” (RTVE-Redes, 2002).
2. Rompiendo paradigmas clásicos para transformar la educación
Los seres humanos no estamos desde el origen del universo, el
planeta tierra, no es el centro del universo, son dos frases mencionadas
por Lynn Margulis, haciendo alusión a las revoluciones copernicanas,
hacen caer en cuenta que no existe una verdad absoluta, que no hay un
conocimiento final al que se llega de alguna manera; primeramente,
porque lo aprendido no está hecho, se construye con las diferentes
experiencias a lo largo de la vida, porque se han deconstruido unas
teorías que se creían como fin último de muchos estudios realizados en
el medio físico en que se vive o porque ideológicamente se crean
concepciones que no podrían ser verificadas científicamente; o algunas
que sí definitivamente, han tenido que quedar olvidadas o cambiadas.
A lo largo de la historia, somos testigos de diferentes cambios
que ha sufrido la humanidad en diversos aspectos, que hacen del
mundo el sistema u organización que actualmente se trata de conocer y
comprender, para habitar en él de la manera más apropiada posible,
interactuando con una sociedad y una serie incontable de organismos
vivientes que cohabitan con nosotros en ese contexto natural que, con
nuestras acciones poco a poco hemos transformado, o por qué no
decirlo, destruido de forma indiscriminada. Se visualiza cómo la
especie humana es la más reciente, la que más cambios negativos ha
producido en el planeta en tan poco tiempo y, aun así, considerados
mejor y más sofisticados que otros organismos.
La tierra sigue evolucionando y en este camino, todos los seres
que la habitan se adaptan a las diferentes condiciones del ambiente,
surgen nuevas teorías, cambios sociales, distintos descubrimientos, el
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avance tecnológico y también en comunicación e información, pero la
gran pregunta es: ¿En educación se han forjado cambios realmente
significativos? En la mayoría de las disciplinas del saber se han tenido
grandes transformaciones, se han desarrollado investigaciones, pero tal
parece que la educación continua en un estancamiento, sigue siendo
guiada por parámetros modernistas, positivistas, por pensamientos
objetivos.
En el modernismo, la educación se rige por unos expresos
parámetros, paradigmas que lamentablemente aún en la actualidad se
conservan. Así, la expone Najmanovich (2012):
La escuela moderna como institución fue creada siguiendo el
modelo mecanicista tanto a nivel epistemológico como
organizacional. El sistema fue estructurado de modo jerárquico y
lineal con una comunicación unidireccional, siguiendo un
esquema disciplinario tanto en relación a los contenidos como a
las actitudes. (pág. 10).
Durante este periodo las aulas de clase son escenarios
organizados como prisiones, los estudiantes muestran altos niveles de
disciplina, uniformidad y pasividad, se dedican a obedecer sin realizar
cuestionamientos y críticas, son seres puramente racionales, sin
afectividad; ni siquiera los maestros pueden refutar las ideas
mecanicistas, ellos son transmisores de un saber destrozado, dividido
en disciplinas y hasta en asignaturas; el centro del sistema educativo
son los contenidos, que se llevan como si de llenar un vaso vacío se
tratase “metáfora del trasvasamiento”; el salón de clase está alojado
entre muros que impiden a los estudiantes el contacto con el medio
circundante, como si fuera ajeno a lo que se aprende, como si no
habitara en él, creando desalianza entre la naturaleza y la humanidad.
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A partir de lo anteriormente descrito se hace relevante, romper
los paradigmas de la modernidad que no permiten el resurgimiento de
novedosas estrategias educativas que de verdad generen impactos
significativos, que no sean paños de agua fría; sino que se pongan en
práctica y la sociedad pueda avanzar en este aspecto; para abordar esta
temática es indispensable ver cómo muchas disciplinas han realizado
estudios que han generado una verdadera revolución en el saber
contemporáneo y a nivel educativo se deben tomar como base, dichos
enfoques, teorías, tesis o pensamientos para propiciar contundentes
cambios.
Algunas de las controvertidas propuestas de la complejidad
expuestas por Fidel Martínez Álvarez en el Capítulo IV “Los estudios de
la complejidad en la nueva revolución del saber” son: Ciencia no lineal
(La URSS); Teoría del caos (Lorenz); Tercera Ola de la epistemología
integradora (Toffler); Filosofía de la inestabilidad. (Prigogine); Galaxia
Auto (Dupuy); Pensamiento complejo (Morín); Sistemas complejos o
complejidad (Gell Mam); Constructivismo Radical (Von Foerster);
Ciencias de la complejidad (Maldonado). (Rodríguez-Zoya, 2018, pág.
115).
Estos estudios que han nacido en la contemporaneidad no han
permitido fraccionar paradigmas modernos y serán éstos los que
admitan hacer verdaderas transformaciones educativas.
Para Medina (2017), “En otros términos, en el proceso generador
de la vida, el aprendizaje configura la actividad vital de los organismos
biológicos; de ahí que la existencia de la cognición, es la existencia
vital” (pág. 50).
El desafío es abrir la educación a la vida, las puertas del aula, que
los estudiantes tengan contacto con su medio comunitario, a partir de
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sus necesidades creen saberes desde lo que sienten, les apasiona; ser
capaces y posibilitar diálogos, que aporten sus puntos de vista,
intercambiar saberes, opiniones, que el aprender sea vinculante,
vivencial; reformas verdaderas, no es decorar el salón de clase con
herramientas novedosas y hacer lo mismo; se pretende transformar
valores, crear grupos en los que se trabaje en equipo; establecer roles
que sean ocupados y rotados en las clases, unos estudiantes tolerantes,
se visualicen en el papel de los otros, el control sea horizontal,
aprecien la diversidad, se potencie la creatividad y la producción. Que
el dualismo sea aprendizaje-enseñanza.
En Hugo Assmann, se encuentra esta confirmación:
Las Ciencias de la Vida han descubierto que la vida es
básicamente una persistencia de procesos de aprendizaje. Los
seres vivos son seres que consiguen mantener, de forma flexible
y adaptativa, la dinámica de seguir aprendiendo. Se afirma
incluso que los procesos vitales y los procesos de conocimiento
son, en el fondo, la misma cosa. (Assmann, 2002, pág. 23).
Además, Gutiérrez (2010), en “Las nuevas ciencias de la vida” al
respecto expresa que “El aprendizaje que responde a la
autoorganización de la información es necesariamente dinámico,
flexible, vivo y consecuentemente holista y complejo” (pág. 225).
3. El tipo de evaluación
Cuando de verdad se comprende que, lo que se aprende es
porque se siente, es significativo para la vida y emerge de ella misma,
será el momento en se podrá decir que se inicia una verdadera
transformación educativa; puesto que ese sentido no lo dan los planes
de estudio o los contenidos, solo lo encuentra cada quien por sí mismo,
encontrarle el sentido propio a aquello que se hace, no el que la
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sociedad le da, ese sentido que solo lo dan las interacciones, las
correlaciones con los contextos, nichos vitales en el desarrollo del
saber de los estudiantes; los vínculos entre el organismo y su entorno.
La afirmación del maestro Simón Rodríguez, en el trabajo de
Gutiérrez, da luces a lo dicho: “Lo que no se hace sentir no se entiende
y lo que no se entiende no interesa”. (Gutiérrez, s.f., pág. 7).
Crear una propuesta de currículo desde la biopedagogía,
involucra forjar estrategias educativas de la vida y no para la vida,
implica que ese aprender se de en un ambiente natural, en el medio en
que está inmerso la persona, porque “aprender es una propiedad
emergente de la autoorganización de la vida” (Assmann, 2002, pág. 38).
Se plantea, entonces, un currículo basado en los principios de
autoorganización, autoconstrucción, autopoiesis, pilares que llevan a
que la persona se cree por sí misma, se construya y se transforme; de
allí la importancia de retomar la autonomía escolar, para que las
estrategias que se plantean en los proyectos educativos de cada
institución estén encaminadas desde mencionados principios y se
tengan como base para la mediación educativa.
Así como las ciencias exactas avanzan, es hora que en los ámbitos
político, económico, cultural y educativo, se den respuestas al nuevo
espacio en el que se está y, lamentablemente, al que no nos atrevemos
a saltar, ya sea por miedo a los cambios o a los intereses de unos pocos
que priman sobre los intereses de toda la sociedad; importante es que
el currículo que se plantea desde los principios anteriormente
mencionados, sean acogidos por toda una colectividad y, si no es
posible por la inconveniencia de los personajes de la nación, entonces
emprender las transformaciones desde las aulas, donde los docentes
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sean acompañantes y facilitadores, permitiendo que los aprendientes
construyan por sí mismos sus saberes.
La nueva escuela tendrá en cuenta las nuevas tendencias de la
educación emergente, propuestas y descritas por Francisco Gutiérrez:
Una escuela Intuitiva, que promueva la educación fundamentada en el
sentir; Matrística, basada en la autoorganización; Holística, integral,
dialógica y colaborativa; de Incertidumbre, basada en la apertura,
dinamicidad y búsqueda; con Flexibilidad, apoyada en una
planificación blanda, de procesos y módulos y una Educación centrada
en el aprendizaje, orientada en el autoconstrucción de la persona, en
experiencias de aprendizaje que dan lugar a procesos dinámicos
integrados, participativos, interactivos, interdependientes. (Gutiérrez,
s.f., págs. 6-7).
Los nuevos aprendizajes deben mirar el entorno de los niños,
crear estrategias que partan de sus realidades; trabajar la afectividad,
arrancar de sus intereses, teniendo en cuenta sus fortalezas, lo que les
gusta, les apasiona, sus necesidades, pero por sobre todo, crear aulas
con niños felices; en muchos de los casos, la escuela se convierte en el
único refugio para escapar de problemáticas en que los niños se
sumergen; debe haber empatía entre el docente y el estudiante, el
maestro debe dotar de sentido las actividades pedagógicas, actualizar
los conocimientos constantemente y vincularlos al contexto para que,
los niños igual le encuentren sentido, participen y aportar ideas y
opiniones partiendo de sus presaberes del mundo en que habitan,
hallándole utilidad y dándole valor a eso que en la escuela se trabaja.
¿Cómo evaluar los procesos de formación, en los aprendientes,
para determinar si han aprendido o no? El aprendizaje no debería ser
medido, como algo que se puede cuantificar, calificar, como
actualmente las Instituciones lo hacen mediante el uso de escalas
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valorativas; las evaluaciones entendidas en el marco de la
biopedagogía; ni siquiera deberían existir; Sin embargo los sistemas
políticos, económicos, capitalistas, que actualmente rigen nuestra
existencia, tienen y defienden los sistemas educativos que requieren
para sostenerse; en un mundo competitivo, donde lo único importante
es tener el control y adueñarse de las riquezas materiales, acabar con
los recursos naturales, sin darle valor a la vida de otras personas u
organismos y también a costa de sacrificar el mismo planeta.
Denise Najmanovich, en su texto “Configurazoom. Los enfoques
de la complejidad”, da claves para desarrollar un pensamiento
complejo, trayendo las palabras de Spinoza, cuando propone entonces,
pensar en un universo interactivo donde el hombre no se enfrente a la
naturaleza y trascienda a esta, donde no sea superior a ella, sino que
esté dentro de ella (Rodríguez-Zoya, 2018, pág. 55).
Por tanto, atendiendo a que actualmente se forma para la
competencia, surge la reivindicación personal y con la naturaleza,
partiendo de que la evaluación debe ser propia, de cada persona que se
involucra en ese aprender, es decir, debe realizarse una
autoevaluación, “con actitud ética, basada en la aceptación de nuestra
responsabilidad como productores de conocimiento” (Najmanovich,
2009, pág. 15). El conocimiento no preexiste, se construye, en la
medida en que se aprende se transforma nuestro nicho; mirar la
evaluación desde lo transdisciplinar, para que el chico aplique lo que
aprende a su contexto y los conocimientos no sólo se conviertan en un
fundamento teórico, sino que sean llevados a la práctica, no desde una
sola disciplina o asignatura, sino mediante la interrelación entre ellas.
La autoevaluación debe llevar a que el estudiante no sólo trabaje
por una nota, sino por el contrario, que lo lleve a autoreconocerce en
sus fortalezas y en sus debilidades; que sea capaz de identificar sus
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capacidades y potencializarlas, ya sea mediante el arte, la escritura, el
canto, el baile, la expresión oral, en fin, de la manera que a él se le
facilite; haciendo pares en el proceso para determinar los aspectos que
se deben mejorar, las falencias que se han tenido y por supuesto el
hallar las estrategias necesarias para el mejoramiento de las
dificultades y de esta manera hacer un valioso aporte a su hábitat con
todo lo que ha logrado aprender.
En este sentido, Blanco Villalobos, expone que:
Para lograrlo se debe desarrollar una educación con una relación
más horizontal, que la participación no surja de los controles ni
de las evaluaciones, sino del compromiso de cada quien consigo
mismo, con su propio proceso y con la comunidad a la cual
pertenece. (Blanco Villalobos, 2014, pág. 32).
Lo que en verdad debe valorarse con este nuevo currículo es la
creatividad de los estudiantes, con la cual se privilegia la producción,
la colectividad, las relaciones, el encuentro, las acciones sociales
inmersas en la cultura y no la memorización mecanicista de una serie
de contenidos que no tienen ningún sentido, una evaluación que en
verdad sea enriquecedora y consciente del papel que se desempeña y
de las grandes transformaciones que se causan con los pequeños actos
en el mundo. Una evaluación que no busque reconocimientos,
condecoraciones y aprobaciones de otros, si no que permita actuar en
la realidad siendo protectores del medio en que se vive y de esta forma,
asegurar el futuro y la supervivencia.
4. El tiempo y el espacio
Parafraseando a Najmanovich (2009), en este hacerse, construirse
y autocrearse de los seres vivos, entendida así la autopoiesis, cimiento
para una verdadera transformación educativa, es indispensable
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visualizar que las configuraciones espacio-temporales han cambiado
rotundamente las aulas en las regiones y en el sistema educativo; en
definitiva deben cambiar, deben ampliarse al mundo en su totalidad y
el mundo incluirse dentro de ellas; el aprendizaje no solo está en las
aulas de clase, también en la informalidad; los muros que separan a
estudiantes y contextos deben derribarse, para dar paso a los vínculos
comunales, a las nuevas tecnologías que han tenido un auge en la
actualidad y aportan nuevas experiencias de aprendizaje y generan
nuevos escenarios, enriquecidos y muy variados. (pág. 13).
Para Blanco Villalobos (2014), la virtualidad es entendida como la
capacidad de interactuar con lo intangible, nuevas percepciones, nuevas
interacciones, con múltiples realidades que no percibimos (pág. 29). Nos
posibilita la creación de redes que generan conexiones con espacios
hasta ahora separados, convirtiendo el aula en un escenario gigante en
el que se establecen relaciones con variadas culturas, diversos actores,
diferentes contextos, de tal manera que se crean espacios convivenciales
en los que cada persona que se hace, participe en la red, da su aportes,
sus puntos de vista, y a la vez se enriquece con los de otros; sobre todo,
situándose en su propio entorno; en el que habita, partiendo a dar sus
apreciaciones desde lo que ya conoce de su medio.
Estos nuevos espacios virtuales que se crean son una nueva
oportunidad para trascender en el tiempo y en el espacio, Las
instituciones encargadas de promover la educación en la sociedad se han
visto en la tarea de incursionar en ellas debido a la demanda que ha
generado la actual situación mundial. La pandemia generada por el
COVID19, por ejemplo, ha impedido que tanto estudiantes como
maestros asistan a los recintos escolares, pero no por esto se dejará a un
lado la educación; se han tenido que crear o usar realmente las
plataformas, haciéndolas vinculares; donde todos participen y el docente
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o tutor sea ese acompañante que permite que el discente construya su
propio conocimiento.
Sin embargo, se visualiza la eterna deuda del gobierno al sistema
educativo, con los sectores rurales; lugares alejados geográficamente,
donde ni siquiera hay conexión a internet, los entes oficiales ordenan a
las instituciones impartir trabajos virtuales, que en muchos casos no
tienen el debido acompañamiento, simplemente se traslada la escuela
moderna a los ordenadores, además queda la incógnita, ¿De qué manera
los niños del campo van a poder suplir sus necesidades educativas?
Recibirán guías de trabajo impresas que solucionan con sus padres;
muchos de ellos no tienen una formación académica para apoyar el
trabajo de sus hijos; además, la preparación de materiales, tienen costos
económicos, el empleo de recursos como el papel, requiere de la tala de
árboles afectando los ecosistemas.
De allí que, los sistemas de gobierno de cada país toman conciencia
de la necesidad imperante de reestructurar el sistema educativo, de crear
un currículo que permita la formación de personas críticas y partícipes
en sus contextos, además que inyecten recursos económicos para dotar
las escuelas de medios tecnológicos y se capacite a los docentes en el
uso de los mismos; para que no simplemente se decore el aula, si no que
se transforme en escenarios donde de verdad el estudiante aprenda, en
la vida y para la vida.
De acuerdo con Gutiérrez, F. (s.f.), la educación, ya no debe verse
desde lo mecanicista, desde los paradigmas modernos; debe abrirse a lo
humano, a lo holístico, a lo ecológico; pues en realidad la educación
debería tener como propósito el aportarle el cuidado a nuestro planeta,
el devolverle algo de lo que siempre él nos ha aportado y no hemos
sabido aprovechar, más aún en el campo, donde se pueden aprender
tantas cosas a partir del medio ambiente y a la vez aprovechar para
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restaurarlo un poco; que el aprender entonces sea a partir de nuevos
enfoques de nuevos pensamientos, como el complejo de Morín que, nos
permite auto observar, reflexionar, ser autocríticos, a partir del
encuentro, de la relación y el intercambio de la persona con su mundo.
(pág. 3).
Conclusión
Una propuesta de currículo desde la pedagogía de la vida, para el
ámbito nacional, regional y local, debe propender por el aprendizaje ante
todo, teniendo como centro del proceso educativo al estudiante y no la
enseñanza que pone como ente principal al maestro; desde mucho
tiempo atrás se ve la enseñanza-aprendizaje como el propósito
educativo, como si solo se tratase de impartir contenidos estructurados
en grandes planes de estudio, para que los chicos los reciten sin darle
un sentido significante en sus vidas y para sus vidas; con la nueva
propuesta de currículo planteada desde la biopedagogía, se pretende
romper paradigmas que nos tienen estancados en muchos modelos de la
modernidad, que es mecanicista, objetiva y representacionalista.
Es hora de abrir las puertas a la contemporaneidad a verdaderas
transformaciones educativas, con pensamientos nuevos, como el de la
complejidad que le permitan al discente basarse en principios de
autoorganización, autoconstrucción y autopoiesis; que sea él quien se
cree así mismo, construya su propio conocimiento; a partir de vínculos
y relaciones integradoras donde interactúe con otros organismos,
personas, culturas, en escenarios variados y enriquecidos por diferentes
estilos de vida, haciendo uso de herramientas diversas como lo son los
nuevos avances tecnológicos, para crear redes que le permitan dar sus
apreciaciones acerca del mundo, ser reflexivos, críticos y a la vez
protectores del medio ambiente, ecológicamente educados; porque todo
lo que aprenden surge de la vida misma y es en beneficio de ella.
16
Bibliografía
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sociedad aprendiente. NARCEA S. A. DE EDICIONES, Madrid, p.
237.
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sólo gestión educativa. Revista Senderos Pedagógicos, No. 5, pp. 2735.
https://ojs.tdea.edu.co/index.php/senderos/article/view/272/26
4
Devia Cárdenas, J.A. (septiembre-diciembre 2018). La biopedagogía: una
mirada reflexiva en los procesos de aprendizaje. Praxis & Saber, 9
(21): 179 – 196. http://www.scielo.org.co/pdf/prasa/v9n21/22160159-prasa-9-21-179.pdf
Gutiérrez, F. (2010). Las nuevas ciencias de la vida. Polis, Revista de la
Universidad Bolivariana, 9 (25): 223-233.
https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v9n25/art12.pdf
Gutiérrez, F. (s.f.). ¿La educación actual pone en peligro el destino de la
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Medina Bejarano, R. (2017) Bioaprendizaje y educación intercultural.
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http://www.scielo.org.co/pdf/sph/v13n1/v13n1a06.pdf
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http://propuestaeducativa.flacso.org.ar/wpcontent/uploads/201
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Rodríguez-Zoya, L.G. (2018). La emergencia de los enfoques de la
complejidad en América Latina: desafíos, contribuciones y
compromisos para abordar los problemas complejos del siglo XXI.
Tomo II, Comunidad Editora Latinoamericana, Buenos Aires
Argentina, p. 304.
17
RTVE-Redes. (2002, junio 10). Redes-Los saltos de la evolución.
https://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-saltosevolucion/2359188/
Anexos
Anexo A. Ideografía de la estructura del ensayo.
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