Globalización, Posmodernidad y Neoliberalismo INTRODUCCIÓN El desarrollo del capitalismo en los últimos años ha generado una serie de contradicciones que nos enfrentan a diversos retos y oportunidades manifestándose en diferentes aspectos de la sociedad, la economía y la política. La globalización ha sido un proceso que ha logrado interconectar el sistema productivo a nivel mundial, superando barreras geográficas creando así una mayor interdependencia entre diversas regiones. Esto ha permitido la expansión del comercio internacional, la circulación de capitales y la transferencia de tecnología entre países; por otro lado, la posmodernidad ha surgido como una respuesta a la homogeneización y uniformidad impuestas por la globalización, pues la posmodernidad predica el menester y el encanto de un mundo disgregado, donde impera la individualidad, prevalece la diferencia y se manifiesta la indiferencia. Mientras que el neoliberalismo surge en la configuración de la globalización y la era posmoderna, siendo una corriente económica y política que busca la liberación de los mercados, la reducción de la intervención estatal y la promoción de la competencia y el libre comercio. En la actualidad, estas tres dimensiones se entrelazan y configuran el panorama en el que vivimos, pero también han creado un escenario complejo y contradictorio. Por un lado, la globalización ha brindado oportunidades de crecimiento y desarrollo, pero también ha aumentado las desigualdades y generado resistencias sociales. La posmodernidad ha promovido la diversidad y la fragmentación cultural, pero también ha planteado desafíos en términos de identidad y cohesión social. El neoliberalismo ha impulsado el proceso de globalización y con ello, agudizado las desigualdades económicas y sociales. A medida que nos adentramos en el siglo global, varios aspectos de la vida social y económica están cambiando, y los cambios postindustriales son incomparables debido a la interconexión que une los rincones del mundo. Las nuevas tecnologías, las nuevas relaciones económicas, los nuevos procesos sociales y los nuevos desarrollos políticos son todas características de la globalización (Hudson y Lowe, 2004: 22) en una era postindustrial marcada por la información, la innovación, las finanzas y los servicios. A medida que el mundo se ha vuelto más estrecho, la calidad de vida de las personas ha cambiado sin importar dónde vivan. De hecho, la propagación de la mentalidad de libre mercado en las economías emergentes ha creado conexiones de redes colectivas con considerables beneficios pero también desigualdades generalizadas. Uno de los objetivos fundamentales de este libro es argumentar que estos cambios son parte de una transición económica hacia el postindustrialismo, asociada a riesgos e desigualdades que moldean la experiencia humana en medio de un formidable clima financiero global. Existe una tensión evidente en esto. Por un lado, la esperanza de vida, el estado de salud y los ingresos per cápita están en su punto más alto y muchas prácticas feudales han quedado relegadas al pasado (Phillipson, 2006). Por otro lado, un gran número de personas luchan contra la pobreza y las importantes bolsas de pobreza presagian más que la falta de ingresos. Aquellos que se encuentran en la parte inferior de la escala socioeconómica sufren enfermedades evitables, hambre y enfermedades relacionadas, por no mencionar los numerosos riesgos sociales (Turner, 2008). Los que se encuentran en los escalones superiores de la misma escala obtienen una parte desproporcionada de los recursos y pueden disfrutar de estilos de vida cómodos.