Subido por Fredy Seymour

“El milagro de los Andes, un análisis a la falla de conciencia situacional"

Práctica Profesional en Psicología
Aeronáutica y Factores Humanos (851)
Cat. Machín.
Licenciatura en Psicología.
Facultad de Psicología – Universidad de
Buenos Aires
“El milagro de los Andes, un
análisis a la falla de conciencia
situacional”
Alumno: Fredy
L.U. -
- 1er Cuatrimestre 2023 –
Introducción.
La psicología aeronáutica tiene como objetivo la “participación dentro del
campo multidisciplinario de los factores humanos, orienta su atención en
especial hacia el estudio del error humano en la búsqueda de una performance
segura, en la operación de los sistemas aeronáuticos.” (Alonso, 2013). Los
pilotos deben entrenarse de manera constante para disminuir al mínimo los
errores que se pueden cometer al volar un avión, errores que pueden poner
potencialmente en peligro tanto a los tripulantes como a los pasajeros. Vale
decir que estos errores pueden suceder de las maneras mas imprevistas, y en
situaciones que uno no podría imaginar. La conciencia situacional es una de las
principales metas a entrenar para evitar lo anteriormente dicho, por ello es que
se intenta mantener la percepción lo mas afilada posible, sin embargo, este tipo
de precauciones no eran tomadas tan en cuenta hace algunas décadas,
viéndose evidenciada en la tasa de accidentes que habían comparado a lo que
es hoy en día. Uno de estos accidentes, será el que se verá abordado en este
informe.
El accidente del vuelo 571 de la fuerza aérea uruguaya, o conocido
popularmente como tragedia de los Andes y milagro de los Andes, es uno de
los desastres aéreos más conocidos en la cultura popular latinoamericana,
habiéndose producido desde películas hasta canciones y libros, relatando los
escabrosos acontecimientos por los que vivieron los sobrevivientes del
accidente, desde la supervivencia extrema, hasta la coprofagia como único
método de alimentación. Fueron 72 días en los que estuvieron atrapados en la
cordillera de Los Andes, con tormentas de nieve, la hipotermia, y la
desesperanza de saber que los equipos de búsqueda habían dejado de
rastrearlos.
Los supervivientes lograron mantenerse con vida solo gracias al liderazgo del
capitán del equipo de rugby Marcelo Pérez del Castillo, y al trabajo en equipo
que lograron realizar, juntando comida y piezas del avión para refugio.
Un accidente ocurrido por una serie de malentendidos, con base en el mal
clima, y la presura por llegar a Santiago para un partido de Rugby, desembocó
en un fallo drástico en la conciencia situacional del piloto, lo cual terminó con la
vida de 29 personas, contando a los pasajeros y la tripulación.
A continuación, se abordará no solo lo ocurrido en este accidente letal, sino
que también se articulará con los conceptos de psicología aeronáutica,
particularmente los de conciencia situacional, percepción y la desorientación
espacial.
Presentación del caso:
El jueves 12 de octubre de 1972 partió del Aeropuerto de Carrasco, en Nicolich,
Uruguay, un Fairchild FH-227D con destino al Aeropuerto de Pudahuel, ubicado
en Santiago de Chile. Este llevaba consigo un total de 45 personas, 5
tripulantes y 40 pasajeros. Era un vuelo chárter (privado), perteneciente a la
Fuerza aérea Uruguaya, alquilado para llevar a un grupo de rugbiers, sus
familias, amigos y fanáticos.
El piloto de esta aeronave era el coronel Julio Cesar Ferradas, piloto de la
fuerza aérea con 5117 horas de vuelo, siendo acompañado como copiloto el
teniente coronel Dante Héctor Lagurara.
Una tormenta acontecida en Los Andes forzó al vuelo a pasar la noche en
Mendoza, manteniéndose el mal clima al día siguiente, Habiendo solo una leve
mejoría en los Andes. De todas maneras, el piloto a las 14.18 decidió seguir
adelante, continuando su trayecto al día siguiente.
Lagurara se comunicó por radio con el aeropuerto de Malargüe, en Mendoza,
entregando su posición y la hora de llegada (15.21 horas).
Mientras cruzaban Los Andes, la dirección y la intensidad de los vientos
cambiaron, lo que resultó en una reducción de la velocidad de crucero del avión
Fairchild de 210 a 180 nudos.
Dado que el paso estaba cubierto de nubes, estaban volando en condiciones
meteorológicas instrumentales, por ende, los pilotos calcularon el tiempo
estimado necesario para atravesarlo basándose en la duración habitual. Sin
embargo, no tuvieron en cuenta los vientos en contra intensos que
disminuyeron la velocidad del avión y, como resultado, aumentó el tiempo
necesario para completar el trayecto.
La tripulación de vuelo creyó equivocadamente que estaban llegando a Curicó,
punto donde iban a doblar con destino a Santiago, estando realmente aun a
más de 70 kms del destino. Al comunicarse con el controlador aéreo en
Santiago, este desconocía la distancia real en la que se ubicaban, autorizando
a descender 3500 metros, disminuyendo su altura antes de tiempo, provocando
severas turbulencias, y golpeando una corriente de aire, provocando que el
avión cayera varios cientos de pies y saliera de las nubes. Roberto Canessa,
uno de los sobrevivientes del accidente, comenta “comenzó a subir, hasta que
el avión estuvo casi vertical y comenzó a detenerse y temblar”.
La alarma de colisión dentro de la cabina se activó, lo que alarmó a pasajeros y
tripulación. el piloto entonces aumentó al máximo la potencia en un intento de
ganar altura, pudiendo llevar la nariz del avión sobre la cresta, sin embargo, el
avión terminó chocando contra la montaña 3 veces, golpeándose el cono de
cola en el primer choque, y cortándose el ala derecha en el segundo impacto,
siendo arrojada hacia atrás con tal fuerza que arrancó el estabilizador vertical y
el cono de cola, llevándose consigo la parte trasera del fuselaje.
Un tercer impacto arrancó el ala izquierda, volando la parte delantera del
fuselaje hasta deslizarse por una pendiente a 350 km por hora por 725 metros
hasta chocar con un banco de nieve.
El impacto aplastó la cabina, terminando con las vidas de los pilotos. Trece
pasajeros más murieron en el choque, cinco fallecieron en los impactos en el
aire, y posterior al accidente y hasta que fueron rescatados, trece más
perecieron.
Articulación:
La conciencia situacional, según Endsley (1988, citado en Alonso, 2020, “es
la percepción de los elementos en un ambiente, dentro de un volumen de
espacio y tiempo, la comprensión de su significado y la proyección de su
situación en el futuro inmediato”.
Es importante destacar nuevamente el contexto climático en el que el piloto y
copiloto estaban volando. Las nubes cubrían la cordillera, habiendo una
pérdida de visión, y haciéndolos depender de los instrumentos de la nave. El
copiloto teniente coronel Dante Lagurara, quien estaba volando en ese
momento, tuvo una falla en la conciencia situacional, sufriendo de una
desorientación a nivel geográfico, creyendo que había llegado a Curicó, donde
viraría con dirección a Santiago, sin percatarse que los instrumentos le
indicaban que aún estaba a entre 60 y 70 kilómetros de Curicó.
La conciencia situacional puede ser abordada en 3 niveles, estando
comprometida la percepción en el nivel 1, la comprensión en el nivel 2 y la
proyección en el nivel 3. El error cometido se puede catalogar en el nivel 1 de
la conciencia situacional, habiendo tenido una percepción errónea de la
información recibida. El viento causó una confusión en el piloto, calculando mal
la distancia hasta el destino. Los instrumentos no tenían problemas y les
avisaron a los pilotos de la distancia faltante, sin embargo, no los consideraron
a la hora de tomar la decisión de descender.
Alonso menciona “Nuestra percepción es selectiva tanto sobre nosotros
mismos como sobre nuestro entorno. Los prejuicios están presentes a la hora
de percibir una realidad compleja y todos nuestros sesgos cognitivos también.
Estamos más atentos a unos estímulos que a otros.”
En este caso, se cree que el piloto usó la navegación por estima para manejar
el Fairchild debido a la falta de visión. Esto más el viento en contra y el no
prestar atención a los instrumentos, terminaría desencadenando el accidente.
Otro factor importante en este desastre fue la desorientación espacial, la cual
se define como “consecuencia de una apreciación incorrecta de la posición, el
movimiento y/o la orientación con respecto a los tres planos espaciales” (Poli &
Romero, 2012). La falta de visión en una zona tan peligrosa como Los Andes, y
la confusión en lo que respecta a la distancia hasta el aeropuerto de Pudahuel
debido a los vientos, desencadenó en un tipo de desorientación Espacial de
Tipo I, en el cual el piloto no era consciente de su error, y por ende no podía
corregir el descuido.
“Entre lo que se siente y lo que sabe debe priorizar lo que sabe” (Alonso,
2020), el piloto, teniendo baja visibilidad, y sin prestar atención a los
instrumentos, creyó que ya estaba por llegar a destino, lo cual generó la
tragedia.
Previamente se habló de los niveles en la conciencia situacional; podría
ubicarse a la desorientación espacial como falla en la percepción; esta es,
según Alonso (2020), “Una apreciación incorrecta de la posición, el movimiento,
y/o la orientación con respecto a los tres planos espaciales” (p. 85). Esta
situación es sumamente peligrosa y común, por ello es por lo que es importante
el constante entrenamiento para conocer sus sensaciones y saber como
reaccionar ante una situación de este calibre.
Por último, se abordará este caso desde el punto de vista del error humano. El
error puede definirse como “un término genérico utilizado para englobar todas
aquellas situaciones en las que una secuencia planificada de actividades
físicas o mentales no logra alcanzar el objetivo deseado, de manera no
intencional” (Reason, 1990). El error en los humanos se considera como algo
que no puede ser eliminado, ya que este viene de manera innata, siendo parte
de la naturaleza humana. Hay que destacar, que los errores deben
considerarse como sistémicos, no hay un solo culpable en los accidentes e
incidentes, y en este caso no es la excepción.
A pesar de ser un accidente letal, este se le considera como una acción no
intencionada, un error humano acontecido por un lapsus, debido a la no
consideración del viento en el viaje. También hubo un error de parte de la
estación de control al no percatarse de la localización del avión. Esta situación
terminó en un vuelo controlado contra el terreno. El fallo fue debido a la falta de
percepción no solo por el vendaval que había en la cordillera, sino también de
la falta de visión por las nubes que rodeaban al avión, concluyendo en el ya
conocido accidente que se cobró todas esas vidas humanas, junto a la
destrucción total del avión.
Conclusiones:
La conciencia situacional tiene un rol fundamental en la seguridad operacional
debido a la constante búsqueda de una buena reacción de respuesta, la cual
puede mejorar mediante el continuo entrenamiento. Esto es un compromiso
que se debe asumir al momento de decidir ser piloto, por ello es que es tan
importante la pasión y el compromiso que se debe entregar a esta rama tan
importante como lo es la aeronáutica.
En esta área nunca son suficiente las medidas de seguridad, y se debe velar
por la constante búsqueda de fallas que puedan suceder, para que así no se
repitan accidentes como el sucedido el 13 de octubre de 1972.
Debido a que el avión y su tripulación pertenecían a las Fuerzas Aéreas
Uruguayas, se desconocen las repercusiones que trajo este accidente en el
ámbito de seguridad
Bibliografía:
-http://aviation-safety.net/database/record.php?id=19721013-0&lang=es
-https://www.bbc.com/mundo/noticias-41615062
-https://www.flightsafetyaustralia.com/2017/10/when-dead-reckoning-became-d
eadly-remembering-the-andes-air-disaster/
-https://web.archive.org/web/20171126141829/http://www.alpineexpeditions.net/
as-the-accident.html
-Modesto M. Alonso (2020) Psicología Aeronáutica, Factores Humanos y CRM.
Editorial Dunken
-Organización de Aviación Civil Internacional, manuales de Investigación de
accidentes e incidentes de aeronaves (capitulo 16)
-https://web.archive.org/web/20180825121836/http://enlacesuruguayos.com/Tra
gedia.htm