Enseña a tus hijos a enojarse con inteligencia. Lo primero, ¡No tengas miedo a los berrinches! La ira es una emoción humana básica. Recordar que el enojo es un aspecto intrínseco del ser humano puede ayudarte a responder ante la conducta de un niño desenfrenado con una actitud compasiva en vez de crítica. Gritarle a un niño (que a su vez te grita a ti y al mundo) solo agravará la situación. Todos los padres se enfadan de vez en cuando, es algo normal como natural. Disciplinar a los hijos no es tarea fácil y, en ocasiones, sientes cómo pueden desbordarte las emociones. Por ello, antes que nada es importante, aprender a evitar las rabietas de adulto: En medio del estrés, es posible que sin darte cuenta le grites a tu hijo o le hables de malos modos. Eres humano, pero no se justifica que lo hagas de forma continua. Lejos de sentirte mal, es el momento de despertar y pararlo a tiempo. No importa lo mal que te parezca el comportamiento de los hijos, debes controlar los pensamientos para poder evitar el descontrol de las emociones. Un grito lleno de ira y la violencia física o verbal puede llevarse a cabo en tan solo dos minutos, pero nunca estará justificado. Por todo esto es necesario pensar con claridad y actuar sin tener que mostrar las propias rabietas de adulto. Nunca les grites, y si de verdad quieres hacerlo, métete en un auto u otro lugar alejado y grita todo lo que quieras, donde nadie te pueda escuchar. No utilices palabras, solo grita. Si empiezas a controlar la ira, además de hacerte un favor por tu salud mental, serás un buen modelo para tus hijos. Controlar la ira de forma adecuada, es madurar: a la edad que sea. Algunas preguntas para reflexionar para los padres son: ¿Sabes darte un tiempo?: los adultos también necesitan espacio para calmarse, no solo es cosa de niños. ¿Es tan malo que los hijos se equivoquen?: quizás sientes el deseo de mostrarles que hacen las cosas mal, pero ¿no es más que el ego que habla? Lo mejor es que experimenten y vean las consecuencias. ¿Prefieres ser feliz o tener razón?: si eliges ser feliz antes de ganar la discusión, quizás estés más relajado. ¿Sabes percatarte de que te enfadas antes de reflexionar?: se te invita a tomarte un minuto para notarte en ese estado. ¿Sabes reflexionar y buscar soluciones?: puede que nunca hayas trabajado con los hijos para llegar a una solución pacífica. ¿Has aprendido técnicas de relajación?: de las mejores opciones para calmarte a ti mismo, como comprobarás a continuación. Sugiere dejar a los niños golpear plastilina, construir una torre -y derribarla, gritar o golpear una almohada o correr afuera. Herramientas de uso para los niños en momentos de furia o enojo: -Diles a los niños cuando estás molesto Externar los sentimientos en momentos de ira o frustración. Describe a tu hijo qué sientes ¿Tu corazón late a toda velocidad? “Tomate el tiempo para realmente bajar el ritmo e identificar lo que le sucede a tu cuerpo”, un paso clave: mostrar cómo lo manejas. Es posible que digas algo como: “‘Voy a respirar lento’. ‘voy a sentarme un momento’. O ‘voy por agua’”, “Lo que sea que necesites en ese momento, dilo en voz alta y ayúdales a comprender lo que sucede”. -Liberación física: Lo ideal es que aprendas a identificar las señales de frustración en tu hijo o hija y guiarlo hacia las herramientas que conoce para ayudar a calmarse. -Establece límites a los comportamientos poco seguros Los niños deben aprender a discernir que todas las emociones son válidas (incluida la ira), pero no todos los comportamientos lo son. En torno a los comportamientos agresivos o inseguros. Algunos libros para los niños y padres en relación al manejo de la ira/enojo son: -Soy más fuerte que la ira - Inteligencia emocional para padres: guía práctica para enseñar a tus hijos a ser felices.