Introducción a la filosofía Fe, razón y ciencia Fides et ratio Fides et ratio propone una serie de exigencias irrenunciables para que se dé un auténtico conocimiento, para ello es necesario que la filosofía y la escritura traten de estar en consonancia y para ello, como primera exigencia postula que la filosofía encuentre de nuevo su dimensión sapiencial de búsqueda del sentido último y global de la vida. Es para la filosofía un estímulo utilísimo para adecuarse a su misma naturaleza. Así la filosofía no solo será la instancia crítica decisiva que señala las diversas ramas del saber científico su fundamento y su límite, sino que se pondrá también como última instancia de unificación del saber y del obrar humano, impulsándolos a avanzar hacia un objeto y un sentido definitivos. Una segunda exigencia es verificar la capacidad del hombre de llegar al conocimiento de la verdad; un conocimiento, además, que alcance la verdad objetiva, mediante aquella adaequatio rei et intelectus a los que se refiere la escolástica. Esta exigencia propia de la fe, ha sido reafirmada en el concilio vaticano II. Las dos exigencias mencionadas conllevan una tercera: es necesaria una filosofía de alcance auténticamente metafísico, capaz de trascender los datos empíricos para llegar, en su búsqueda de la verdad, a algo absoluto, último y fundamental. Esta es una exigencia implícita tanto en el conocimiento de tipo sapiencial como en el de tipo analítico, es una exigencia propia del conocimiento del bien moral cuyo fundamento último es el sumo Bien, Dios mismo. En la filosofía contemporánea surgen corrientes como el eclecticismo que se refiere a la tendencia a seleccionar y combinar diferentes ideas y conceptos sin una base sólida, lo cual puede llevar a una falta de coherencia y sentido en el conocimiento. El cientificismo es la creencia de que solo la ciencia puede proporcionar conocimiento válido, minimizando el valor de la fe y la razón en otros aspectos de la vida humana. El pragmatismo se centra únicamente en la utilidad y eficacia práctica, sin considerar aspectos más profundos del ser humano ni buscar un sentido trascendental. Estas corrientes pueden conducir al nihilismo, que rechaza todo fundamento a la vez que niega toda verdad objetiva, niega la humanidad del hombre y su misma identidad. En efecto, la negación del ser comporta inevitablemente la pérdida de contacto con la verdad objetiva y, por consiguiente, con el fundamento de la dignidad humana, que deriva en un vacío existencial. La afirmación de Einstein de que "el científico que no reconoce el misterio no puede realizar una verdadera ciencia" se refiere a la importancia de mantener un sentido de asombro y admiración frente al mundo que nos rodea. El asombro nos lleva a plantear preguntas y buscar respuestas a través de la observación y la investigación. Los signos nos desafían a formular hipótesis y teorías para explicarlos. A medida que avanzamos en nuestra comprensión, realizamos descubrimientos que nos permiten ampliar nuestro conocimiento.