Bernstein Social democracia y desigualdad A finales del siglo XIX era evidente que el socialismo europeo estaba profundamente dividido entre la ortodoxia y el revisionismo, entre la revolución y el reformismo. Los elementos revolucionarios (cambio social) prosperaban más empleando los medios legales, es decir, cuando entraban en el juego político, en el parlamentarismo, que cuando usaban los medios ilegales o subversivos. Bernstein pensaba que el desarrollo social podría producirse sin cataclismos. Si la catástrofe social no era inmanente a las cosas, no era, por lo tanto, necesaria históricamente. En la época de crecimiento económico en la Europa de su tiempo no se había producido lo que había vaticinado Marx, porque la situación del sistema económico había cambiado. El principio de inevitabilidad no valía ni existía la voluntad política de llevar a cabo la revolución social. las tesis de Bernstein fueron derrotadas oficialmente, pero se aplicaban a rajatabla en la vida diaria del Partido. En realidad, Bernstein estaba plasmando la tendencia de la integración progresiva de la socialdemocracia, en las sociedades y sistemas políticos cada vez más democráticos de Europa. La solidaridad es el valor compartido que define a las organizaciones socialistas, laboristas y socialdemócratas miembros de la Internacional Socialista y en el que se sustenta su trabajo. La solidaridad también conlleva la distribución de la riqueza y de los recursos, no solo entre regiones o estados, sino también dentro de una misma sociedad. Caracterizándola como un sistema ideado para reclutar a grandes masas de escolares y excluirlas al mismo tiempo. Como dice Puelles Benítez (2004) en esta época perdura aún la vieja concepción estamental por la que cada sujeto nace en un lugar asignado en la sociedad, fijo e inmutable, con unas determinadas funciones que cumplir, correspondiéndole al pueblo llano exclusivamente las del trabajo. En estos planteamientos está implícito el debate de la educación de los pobres que sostiene la idea de la escolarización como medio de inculcar en las clases populares la obediencia y la disciplina han puesto de manifiesto que la eliminación de candidatos por este procedimiento obedecía fundamentalmente a exigencias y condicionamientos de carácter cultural y biográficos de los candidatos y en nada a la falta de aptitudes o habilidades, como se empeñaba en justificar dicho planteamiento. Se trata de una operación que individualiza el fracaso escolar, lo psicologiza4, apoyándose en la supuesta falta de recursos, intelectuales, fundamentalmente,