Manejo y Resolución de Conflictos Por: Ana Ruth Quesada B. “No debemos temer al conflicto, hay una manera destructiva de tratarlo, pero también hay una manera constructiva. El conflicto, es el momento en que aparecen las diferencias; sin embargo, ellas pueden ser una señal de salud, una profecía de progreso...”. Lo importante no es saber cómo evitar o suprimir el conflicto, porque esto suele tener consecuencias muy dañinas y paralizadoras en las personas y en las organizaciones. Más bien, el propósito debe ser encontrar la forma de crear las condiciones que alienten una confrontación constructiva y vivificante del conflicto, para poder avanzar en el mejoramiento de la calidad de nuestras vidas, las cuales requieren del conflicto y sus diferentes soluciones, para dotarnos de las habilidades necesarias para mantener una vida equilibrada. ¿Pero qué es un conflicto? Los conflictos son situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo, porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son incompatibles, o son percibidos como incompatibles, donde juegan un papel muy importante las emociones y sentimientos, y donde la relación entre las partes en conflicto puede salir fortalecida o deteriorada, en función de cómo sea el proceso de resolución de éste. ¿Y por qué vemos el conflicto como negativo? Porque lo relacionamos con la forma en la que habitualmente hemos visto que se suelen enfrentar o “resolver” los conflictos, entre las personas que conocemos. Enfrentar un conflicto significa “quemar” mucha energía y tiempo, y la mayoría sentimos que no hemos sido educados/as para enfrentar los conflictos de una manera positiva y que, por lo tanto, nos faltan herramientas y recursos para enfrentarlos y resolverlos satisfactoriamente, por lo que muchas veces preferimos evadirlos, también porque se relaciona el concepto de conflicto con el de violencia y en situaciones de cambios necesarios que para realizarse van a provocar conflictos, tenemos dos barreras, una gran resistencia al cambio y un rechazo emocional al enfrentamiento y la confrontación. Uno de los problemas con la falta del abordaje correcto de las situaciones generadoras de conflictos, es que esto provoca más problemas con la consecuencia de que la presencia excesiva de conflictos, produce una dispersión de esfuerzos, sobreponiéndose la confrontación sobre la colaboración y la cooperación que, en algunas actividades, resulta fundamental para la obtención de resultados. Es por esto que debemos modificar nuestras creencias y concepciones del conflicto: El conflicto es inherente y necesario en las relaciones humanas y es algo inevitable. ¿Cómo transformar esta visión del conflicto en positivo? Entiendo que el conflicto es una de las formas más valiosas que tenemos para expresar nuestras necesidades, que el conflicto es una oportunidad de desarrollo personal y de mejora de la convivencia y que nos ayuda a considerar la diversidad y las diferencias como un valor y no como un defecto. El conflicto es y será la principal palanca de transformación social y personal y en definitiva, el problema no es la presencia de conflictos, sino lo que hacemos cuando aparecen y la respuesta que les damos.