Subido por nadiaaca2006

FILOSOFÍA TEORÍAS Y FILÓSOFOS

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FILOSOFÍA:TEORÍAS Y FILÓSOFOS.
NATURALEZA HUMANA......................................................................................................... 1
RACIONALISMO: Decisiones tomadas en base a datos objetivos......................................... 1
LA IDEA: de Platón - Ontología............................................................................................. 2
DESCARTES - Padre de la filosofía moderna......................................................................... 2
Método Cartesiano:................................................................................................................2
¿Evidencia?............................................................................................................................ 3
ARGUMENTOS RACIONALISTAS.......................................................................................... 3
Hobbes/Hume.......................................................................................................................... 3
Nietzsche - perspectivismo...................................................................................................... 3
Darwin - ANIMALES IRRACIONALES..................................................................................... 4
LIBERTAD.............................................................................................................................. 10
Libertarismo........................................................................................................................... 10
Determinismo biológico..........................................................................................................12
Determinismo social...............................................................................................................13
ÉTICA.....................................................................................................................................15
Ética de la virtud.....................................................................................................................15
Deontología............................................................................................................................19
TERCER PUNTO DE LA ÉTICA NORMATIVA: TRAS LA ÉTICA DE LA VIRTUD Y LA
DEONTOLOGÍA VIENE EL CONSECUENCIALISMO...........................................................22
Consecuencialismo................................................................................................................ 22
1.- Consecuencialismo...........................................................................................................22
2.- Hedonismo........................................................................................................................23
3.- Universalista..................................................................................................................... 24
4.-Del acto..............................................................................................................................24
METAÉTICA........................................................................................................................... 25
CREENCIA EN UN SER SUPERIOR.................................................................................... 26
RACIONALIDAD.................................................................................................................... 26
EMOCIÓN.............................................................................................................................. 28
LEY NATURAL....................................................................................................................... 29
GÉNERO................................................................................................................................30
ENTORNO............................................................................................................................. 31
EVOLUCIÓN.......................................................................................................................... 31
ETICA APLICADA..................................................................................................................33
EL OTRO Y EL YO................................................................................................................ 40
LIBERTARISMO Y COMUNITARISMO..................................................................................40
NATURALEZA HUMANA
Los humanos = características esenciales
1. Racionalismo
- Platón
- Descartes
2. Irracionalismo
- Darwin
- Freud
- Nietzsche
3. Pizarra en blanco (tabula rasa) - el hombre se crea a sí mismo
- Marx
- Watson
- Butler
RACIONALISMO: Decisiones tomadas en base a datos objetivos
Objetivo = describe la realidad sin dar nuestra opinión
PLATÓN siglo V a.c
- Objetivo político en su filosofía ya que Atenas es la potencia del momento
- Momento de decadencia, guerra contra los espartanos
- Patón vive como Atenas cae en decadencia y busca encontrar el motivo de
que ha pasado y su objetivo es mejorar la vida de la gente
-
-
lo
Quiere cambiar las cosas mediante la educación
Estudia a el ser humano
Mito del carro alado: el ser humano está dividido en cuerpo y alma (esencia
del ser humano).
El alma dividida en 3: Parte concupiscible, irascible, racional
La parte racional compensa y maneja nuestra irracionalidad
Platón opina que la naturaleza humana está en el alma
Sistema político ideal según Platón: pretende enseñar lo que es el bien
Pretende conocer la verdad absoluta
Nuestros sentidos no captan la verdad pero nuestra razón sí, no basarse en
la experiencia sino en la razón = racionalismo
Opina que en la experiencia no se encuentra en la experiencia sino en la
razón
1
LA IDEA: de Platón - Ontología
-
En la idea se encuentra la verdad de las cosas
Es un concepto racional
Creía que la verdad era un concepto intelectual
Divide el mundo en dos - Metafísica
- Mundo inteligible: Ideas
- Mundo sensible: Copia de las ideas
-
-
Hay 2 tipos de conocimiento - Epistemología
●
Ciencia: mundo inteligible
- Pensamiento discursivo
- Conocer la idea del bien
●
Opinión: mundo sensible
- Creencia
- Conjetura
Ética de Platón, aplica la razón a la ética - moral = actuar bien o mal / de la forma correcta
DESCARTES - Padre de la filosofía moderna
-
Cree que las matemáticas ofrecen la verdad absoluta
Objetivo - Búsqueda de certezas - hay diferencias entre la certeza y la verdad
Descartes duda que pueda encontrar certezas (algo que sea verdad siempre)
- Le surge una duda metódica: duda que exista un método para demostrar la verdad
1. Los sentidos nos engañan
-
Duda sobre como diferenciar con sus sentidos
2. Paralogismos de la razón
3. Dificultad en diferenciar vigilia del sueño
4. Genio maligno
SIEMPRE ESTAMOS PENSANDO
Primera evidencia = “Pienso, luego existo”
- Existo YO
Método Cartesiano:
1. Evidencia
2
2.
3.
4.
-
Análisis - dividir el problema en tantas partes como sea posible para aplicar la evidencia
Síntesis - unir todas las partes de ese problema
Comprobación
Aplico la filosofía
¿Evidencia?
1. Ideas facticias - las que vienen de lo que perciben mis sentidos
2. Ideas adventicias - Producto de mi imaginación (contienen cosas reales ya que basamos las
cosas que imaginamos en cosas que conocemos ej: unicornio = caballo y cuerno)
3. Ideas innatas - Ideas en las que no tiene nada que ver la realidad - Dios (2ª evidencia) si no
podemos basar la existencia de dios en nada que podamos comprobar pero aun así hemos
conjurado su idea eso significa que debe existir
ARGUMENTOS RACIONALISTAS
-
Autocontrol
Objetividad
Matemáticas
Evidencias
Moral
CRÍTICAS AL RACIONALISMO
Hobbes/Hume
-
La razón no es más que un cálculo, es más débil de lo que piensan
Escepticismo ante la capacidad de la razón
Nuestras ideas se explican por la experiencia sensorial
- Dios - tomamos las cualidades que realzamos y lo imaginamos
- Moral - sentimiento de agrado que hacemos universal
- Principios básicos de la razón - no hay causalidad (teoría del pavo/ inductivista)
Nietzsche - perspectivismo
-
Ataque al racionalismo - no existen realidades filosóficas después de xxv siglo
La perspectiva es la condición fundamental del ser humano
Elegimos nuestras creencias en función de nuestros intereses ( deseos) no por la
razón
Las teorías racionalistas falsifican la realidad
Los racionalistas desprecian el cuerpo, dicen que la experiencia es una ilusión
Toda filosofía de deriva de los deseos
Hay que potenciar la individualidad y los deseos
La verdad filosófica es un mito
Perspectiva - nos hace humanos
3
Darwin - ANIMALES IRRACIONALES
-
El ser humano es subjetivo, nuestra verdad está determinada por el alcance de
nuestra fisiología
Somos criaturas de impulsos e instintos ya que como especie buscamos adaptarnos
para sobrevivir
Somos producto de un lento desarrollo (tª evolución)
Somos una especie más con similitudes a otras
El rigor de la razón es fisiológico (evolutivo)
La mayoría de nuestro comportamiento tiene un valor adaptativo (superhumano)
El cerebro se explica por reacciones físico químicas, diseñado por la selección
natural
La conciencia es una pequeña parte la mayoría está oculto
¿Cómo explico el YO?
¿Y el altruismo? (Singer)
EL SER HUMANO
¿Es un ser racional? (Platón/Descartes)
¿Es un ser irracional? (Darwin/Freud/Nietzsche/Hume)
¿Es una pizarra en blanco/tabula rasa? (Locke/John Watson/Marx/Judith Butler)
¿Es el ser humano capaz de controlar su parte irracional?
Dentro del tema de naturaleza humana, la posición racionalista es la más defendida en la historia de
la filosofía occidental. Sin ir más lejos, autores tan importantes como Platón y Descartes defendieron
esta posición.
Según los racionalistas, lo esencial del ser humano es su razón y, más concretamente, su capacidad
para actuar de acuerdo con su razón. Esta es, según ellos, la característica que diferencia a los seres
humanos de los animales.
A continuación, se ofrece una explicación de la posición racionalista desarrollada por uno de los
filósofos más célebres de la historia de la filosofía occidental: Platón. Según Whitehead, "la historia
de la filosofía occidental no es más que una serie de notas de pie de página a Platón" (1929, p. 63).
Platón (427 aC - 347 aC) fue discípulo de Sócrates y, a su vez, fue maestro de Aristóteles. Una de
sus obras más conocidas es , donde explora qué es la justicia, tanto en la ciudad (filosofía política)
como en el hombre (ética).
Platón defiende el dualismo antropológico, es decir que el ser humano está compuesto por dos
partes. Por un lado, el cuerpo (), que es material y mortal. Por otro lado, el alma () que es inmaterial e
inmortal.
A su vez, el alma se encuentra dividida en tres partes o tres almas:
●
●
●
Alma racional : es capaz de realizar juicios correctos sobre el mundo y de tomar decisiones
para actuar a partir de buenas razones
Alma irascible o emotiva : son las emociones nobles y la ira, el deseo de competir y ganar,
etc.
Alma concupiscible o apetitiva : son los deseos más básicos, relacionados con el cuerpo
(comer, beber, sexo) y las ganancias a corto plazo.
4
Según Platón, el alma racional tiene como función saber la verdad y controlar a las otras dos almas.
Platón se da cuenta de que en la mayoría de humanos eso no ocurre, pero defiende que se trata de
un error. Según él, el alma racional puede y debe gobernar al alma irascible y al alma concupiscible.
Solamente de esta forma podremos llegar a ser felices.
Platón ilustra su posición mediante el mito del auriga o mito del cochero, en el que se comparan las
partes del alma con las partes de un carro tirado por dos caballos.
Según Platón, las siguientes partes del alma humana corresponden con las siguientes partes del
auriga:
Conductor: su función es guiar a los caballos
Caballo blanco: caballo que tiende a obedecer al conductor
Caballo negro: caballo más rebelde, que intenta salirse con la suya
En el mito del auriga, los caballos son la fuerza que mueve el carro. Es decir, que las partes
irracionales del alma (alma irascible y concupiscible) son las partes energéticas del alma. Según
esto, Platón no está condenando las partes irracionales del alma tal y como harán otros autores
posteriores. Lo que sí dice Platón es que el alma racional debe estar al mando.
En este mito, el cochero representa el alma racional, que no mueve el carro, pero sí es quien puede y
debe guiar a los caballos. De esta forma se llegará a la felicidad.
Dentro del tema de naturaleza humana, la posición irracionalista es defendida por algunos autores
importantes como David Hume o Sigmund Freud. Según los autores irracionalistas, el ser humano es
por naturaleza un animal irracional, es decir que está dominado por su parte irracional: las pasiones,
las emociones, las pulsiones, los instintos, etc.
Tal y como dice David Hume en su célebre Tratado sobre la naturaleza humana: "La razón es y sólo
debe ser esclava de las pasiones y no puede aspirar a ninguna otra función que la de servir y
obedecerlas." (HUME, 1739, II.3.3).
Sigmund Freud: el inconsciente en la mente humana
El psicólogo austríaco Sigmund Freud (1856-1939) fue el padre del psicoanálisis y uno de los
mayores intelectuales del siglo XX. Partiendo de los conocimientos científicos de su tiempo, estudia
ciertos pensamientos y ciertas conductas de los seres humanos tales como los sueños, tartamudear,
etc. Buscando las causas de estos comportamientos, Freud descubre unas fuerzas escondidas en la
mente humana: el inconsciente.
Según Freud, todos nacemos con ciertas pulsiones fundamentales de placer, sexo y agresividad.
Cuando estas pulsiones fundamentales de la naturaleza humana se ven confrontadas con las normas
sociales, sentimos vergüenza y culpa. En el caso de que estas tensiones no se resuelvan de forma
adecuada, pueden llegar a convertirse en neurosis adultas. Un célebre ejemplo de ello es el complejo
de Edipo: la atracción inconsciente hacia el progenitor del sexo contrario y el odio inconsciente hacia
el progenitor del mismo sexo.
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Freud propuso un método para curar estos comportamientos neuróticos: la 'conversación que cura',
es decir el psicoanálisis.
La teoría tripartitaria de la mente
Tras analizar la mente humana, Freud divide el aparato mental en tres partes o sistemas
diferenciados:
El ello (id): es la parte inconsciente de la mente humana que alberga los impulsos instintivos que
buscan su satisfacción inmediata. Es la parte más animal de la mente, la que contiene nuestro deseo
sexual y nuestra agresividad.
El superyó (superego): es otra parte inconsciente de la mente humana que alberga las normas
morales que hemos interiorizado durante la infancia, es decir que es la parte de la mente que nos es
dada por nuestra cultura o civilización. Hace la función de un padre estricto, imponiéndonos las
normas sociales y morales que debemos cumplir.
El yo (ego): es la parte consciente de la mente humana que trata de lidiar entre los impulsos
contradictorios del id y del superego, y que intenta resolver mediante comportamientos coherentes en
el mundo en el que vivimos.
Según Freud, el ego cree estar al mando del id y del superego, pero en realidad solamente tiene una
capacidad limitada de control sobre ellos. De hecho, el ego es débil e incapaz de llevar a cabo su
función de armonizar los impulsos contradictorios del id y del superego. Por ello, el ego se
autoengaña, se miente a sí mismo, usando diferentes mecanismos de defensa que nos hacen creer
erróneamente que el ego está al mando de quién somos y de por qué hacemos lo que hacemos.
Uno de los mecanismos de defensa más célebres es el de negación: delante de un hecho que es
demasiado incómodo para aceptarlo, el ego se limita a rechazar ese hecho como si no hubiera
ocurrido. Por ejemplo, muchos alcohólicos simplemente niegan su adicción.
Otro mecanismo de defensa célebre es el de la sublimación: el ego cree controlar las pulsiones
sexuales y agresivas, pero no puede nada más que transformarlas en otro tipo de acciones como la
creación artística, el deporte o cualquier otra actividad.
Quizás el mecanismo de defensa que más interese para la discusión entre el racionalismo y el
irracionalismo es, justamente, el mecanismo de racionalización: el ego inventa razones para justificar
una acción que se ha llevado a cabo por motivos inaceptables, como por ejemplo por motivos como
pasiones, pulsiones, impulsos, etc. inconscientes, ubicados en el id. El ego acaba creyendo su propia
mentira: se dice a sí mismo que ha actuado movido por esas razones inventadas, cuando en realidad
ha actuado movido por esos motivos inaceptables, irracionales, inconscientes.
En conclusión, según Freud la mente humana tiene una parte consciente y racional (el ego) que cree
estar al mando de quién somos y de por qué hacemos lo que hacemos. Pero en realidad el ego no es
nada más que un pasajero confundido que cree estar al mando cuando no lo está. De hecho, son las
partes inconscientes e irracionales de la mente (el id y el superego) las que determinan quién somos
y por qué hacemos lo que hacemos.
Nuestra mente consciente está hecha de mentiras que nos ayudan a convivir con nuestras pulsiones
y con las normas sociales, que son las que realmente controlan nuestro comportamiento. Por lo
tanto, el ser humano es un animal irracional.
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Después de considerar las teorías del racionalismo (con Platón) y del irracionalismo (con Freud),
empecemos por señalar algunas similitudes y diferencias entre ambas propuestas filosóficas.
Quizás una de las similitudes que saltan a la vista es que tanto Platón como Freud dividen la mente
humana en tres partes. A pesar de eso, la correspondencia de estas divisiones tripartitas de la mente
no es exacta.
Por un lado, el alma concupiscible de Platón sí parece corresponder al id freudiano, puesto que
ambos albergan los apetitos y deseos más bajos, más animales, más primarios. En ambos casos, se
trata de una parte irracional de la mente humana.
Por otro lado, el alma racional de Platón corresponde sólo parcialmente al ego freudiano: ambos
tienen la función de conocer el mundo y de armonizar las otras partes de la mente, pero Platón da
una función moral al alma racional que Freud situará más bien en el superego.
La diferencia más importante entre ambas teorías y la que resulta clave para esta discusión filosófica
es la capacidad (o la incapacidad) de la parte racional de la mente para controlar a las otras partes.
Según Platón, el alma racional puede y debe controlar al alma emotiva y al alma concupiscible.
Platón reconoce que no siempre es el caso, que muchas personas se dejan llevar por las partes
irracionales de su alma, pero insiste en que el alma racional puede y debe estar al mando. Defiende
que solamente así podremos llevar una buena vida.
En cambio, según Freud el ego trata de controlar y armonizar las otras dos partes de la mente, el id y
el superego, pero en realidad siempre fracasa. A pesar de reconocer dicho fracaso, el ego se miente
a sí mismo creyendo estar al mando cuando en realidad no lo está. Quién somos y por qué hacemos
lo que hacemos, queda explicado por nuestro id y por nuestro superego, más que por nuestro ego.
Una de las cuestiones fundamentales de esta discusión filosófica es si en realidad el ser humano
puede controlarse a sí mismo racionalmente. En caso afirmativo, el ser humano es un animal
racional, capaz de autocontrol. En caso negativo, el ser humano es un animal irracional.
Son múltiples los ejemplos que se pueden considerar al respecto. Entre otros, se puede hacer
referencia al material de estímulo relativo al "Test del Malvavisco".
Además, nuestra experiencia común es que muchas veces sí hemos sido capaces de controlar
racionalmente nuestros impulsos, deseos, pasiones o instintos. Pero también es una experiencia
común el haber sido incapaz de controlar ciertas pasiones y haber perdido el control de nosotros
mismos.
Incluso en los claros ejemplos de autocontrol por la parte racional, Freud siempre podría objetar que
nos estamos engañando a nosotros mismos, quizás a través del mecanismo de defensa de la
racionalización. Es decir, que el ego cree estar al mando cuando en realidad no lo está. ¿No es
también una experiencia común el hecho de habernos engañado a nosotros mismos sobre los
motivos reales por los cuales llevamos a cabo una acción? Decimos que lo hacemos movidos por
ciertas razones, pero en el fondo sabemos que lo hacemos movidos por unas pasiones o deseos (o
con el tiempo nos sinceramos con nosotros mismos y nos confesamos que actuábamos movidos por
nuestra parte irracional).
¿Es el ser humano un animal racional o irracional? O ¿En qué medida es el ser humano un animal
racional, capaz de controlar sus deseos irracionales? Porque quizás no se trata de blanco o negro,
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de una opción o la otra, sino de saber en qué circunstancias somos capaces de qué grado
autocontrol.
¿Hasta qué punto el hecho de haber nacido biológicamente hombre o mujer nos determina a ser
como somos?
¿Hasta qué punto el hecho de haber sido socializados como hombre o mujer nos determina a ser
como somos?
¿Hasta qué punto somos libres de ser como somos? (es decir, con independencia de haber nacido
biológicamente hombres o mujeres y con independencia de haber sido socializados como hombres o
mujeres)
¿Hasta qué punto el ser humano está biológicamente determinado?
¿Hasta qué punto el ser humano está socialmente determinado?
¿Hasta qué punto el ser humano es libre?
La mano izquierda de la oscuridad.
En esta novela de Le Guin, aparecen unos extraterrestres que nacen sin sexo y que pasan por fases
de hombre y mujer. De esta forma, cada individuo puede experimentar qué es ser hombre y qué es
ser mujer, puede ser padre y madre, etc.
En este extracto, uno de estos extraterrestres le pregunta a un humano de nombre "Ai" sobre la
cuestión discutida en la actividad inicial de esta sección: ¿Hasta qué punto el hecho de nacer hombre
o mujer determina a los humanos?
"- Dime, ¿en qué difiere de tu sexo el otro sexo de tu raza?
[...]
- Nunca lo pensé - dijo Ai al fin. - Nunca viste a una mujer. - Recurrió a la palabra terrestre, que yo
conocía.
- Vi fotografías. Parecían guedenianos embarazados, pero con pechos más grandes. ¿Difieren
mucho de tu sexo en actitudes mentales? ¿Son como especies diferentes?
- No. Sí. No, por supuesto que no, no realmente. Pero las diferencias son importantes. Supongo que
lo más importante, el factor de mayores consecuencias para la vida de cada uno, es nacer hombre o
mujer. En la mayoría de las sociedades eso determina las expectativas, actividades, actitudes,
normas, costumbres... casi todo. El vocabulario. Variantes semióticas. Ropa. Aun la comida. Las
mujeres tienden a comer menos. Es difícil separar las diferencias innatas de las adquiridas. Aun
donde las mujeres participan de la vida de la sociedad en un nivel de igualdad con los hombres, son
ellas siempre quienes llevan el peso del embarazo, y tienen a su cargo casi todo el trabajo de la
crianza.
- ¿Entonces la igualdad no es la norma común? ¿Son mentalmente inferiores?
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- No sé. No parece haber a menudo entre ellas genios matemáticos, o compositores de música, o
inventores, o filósofos. Pero no porque sean estúpidas. Físicamente tienen menos fuerza que los
hombres, pero viven un poco más. Psicológicamente..."
Libertarismo
El libertarismo es una familia de propuestas filosóficas que comparten una idea fundamental: todas
las teorías libertarias dan un gran valor a la libertad individual absoluta.
Más allá de esta idea compartida por todos los autores libertarios, podemos encontrar grandes
diferencias entre ellos, por ejemplo con respecto a las implicaciones políticas de sus teorías.
Un ejemplo es Ayn Rand (San Petersburgo 1905 - Nueva York 1982), quién fue una filósofa libertaria
estadounidense de origen ruso que defendía un libertarismo capitalista. Su sistema filosófico se
conoce como el "objetivismo".
Otro ejemplo es Jean-Paul Sartre (París 1905 - 1980), que defendió lo que se ha llamado
"libertarismo socialista".
A continuación se desarrollará la defensa de la libertad individual que hizo Sartre en su obra "El
existencialismo es un humanismo" (1946).
Para saber más sobre Ayn Rand, se puede recurrir al artículo de Neera K. Badhwar y de Roderick T.
Long citado al final de esta entrada.
Se puede encontrar un buen desarrollo del libertarismo de izquierdas, de derechas y anarquista, en el
artículo "Libertarianism" de Bas can der Vossen citado al final de esta entrada.
Jean-Paul Sartre: "el hombre está condenado a ser libre"
El filósofo existencialista, activista político y escritor francés Jean-Paul Sartre (París 1905 - 1980) es
uno de los filósofos más famosos del siglo XX. Sartre ganó el Premio Nobel de Literatura en 1964 y,
entre otras muchas cosas, ha pasado a la historia por su defensa de la libertad del individuo.
Su pareja fue Simone de Beauvoir (París 1908 - 1986), quién también fue una filósofa y escritora
existencialista francesa, además de luchar por la igualdad de derechos de las mujeres. Su libro El
segundo sexo (1949) es considerado un hito en la historia del feminismo y consta en la lista de textos
filosóficos prescritos para la asignatura de Filosofía del Programa del Diploma. Es decir, que es una
de las obras que se pueden trabajar durante el curso y sobre las que los estudiantes se pueden
examinar en la Prueba 2.
En 1945, justo al finalizar la segunda guerra mundial, Sartre dio una conferencia en París con el título
de "El existencialismo es un humanismo". Dicha conferencia se publicó en 1946 y es considerada
como una síntesis de la propuesta filosófica de Sartre. Se trata de un texto relativamente corto y
accesible para los estudiantes de Filosofía del Programa del Diploma. Se puede animar a los
estudiantes a leer dicha conferencia.
Después de considerar algunos contraargumentos a su teoría existencialista, Sartre expone los
puntos clave de su defensa de la libertad. Él mismo afirma que el punto de partida de su teoría
existencialista es que Dios no existe y que, por lo tanto, el ser humano se encuentra abandonado en
9
el mundo, arrojado al mundo, desorientado. Si Dios no existe, entonces no existe ningún valor
absoluto, ningún sentido... y, por lo tanto, todo está permitido.
Según Sartre, "la existencia precede a la esencia" (p. 2), es decir que el ser humano no tiene una
naturaleza humana prefijada. Por lo tanto, el ser humano es libre, no hay nada que lo determine a ser
como es. Siendo esto así, el ser humano se encuentra solo en la aventura de construirse a sí mismo
y de construir el sentido de su vida.
Sartre lo expresa con su famosa sentencia "el hombre está condenado a ser libre" (p. 5), que él
mismo explica de la siguiente forma: "Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin
embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace."
(p. 5)El ser humano se encuentra abandonado en el mundo, sin esencia preestablecida, se encuentra
existiendo y condenado a ejercer su libertad.
Todo eso nos genera un gran sentimiento de profunda responsabilidad y de angustia al darnos
cuenta de que no solamente elegimos ser quién somos, sino que en esta elección decidimos a la vez
por la humanidad entera. Nos preguntamos: ¿qué sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo que
yo? Eso nos hace sentir sumamente responsables y nos angustia.
Algunos niegan su propia libertad, su propia responsabilidad y su propia angustia. Y lo niegan
poniendo excusas: yo no soy totalmente libre porque me encuentro determinado; yo no soy
responsable de ser como soy; yo no estoy angustiado por mis responsabilidades; los demás
simplemente no actúan como lo hago yo. Sartre da un nombre a estas excusas que niegan la libertad
absoluta del ser humano: mala fe.
De entre los muchos contraargumentos que Sartre considera en su conferencia "El existencialismo
es un humanismo", destacamos uno: el ser humano no es totalmente libre porque las pasiones
pueden conducirle fatalmente a realizar ciertos actos. Por lo tanto, el ser humano sí tiene una esencia
previa a su existencia: es un ser irracional. (Nótese que este sería un claro vínculo con el subtema de
naturaleza humana, dentro del tema central, más concretamente con la teoría del irracionalismo).
Sartre responde diciendo que no cree en el poder de la pasión. Más bien cree que la persona que
justifica sus actos por una pasión incontrolable, en realidad está poniendo una excusa para no
aceptar su libertad, que conllevará responsabilidad y angustia. Se trata de un caso de mala fe.
LIBERTAD
Libertarismo
El libertarismo es una familia de propuestas filosóficas que comparten una idea fundamental: todas
las teorías libertarias dan un gran valor a la libertad individual absoluta.
Más allá de esta idea compartida por todos los autores libertarios, podemos encontrar grandes
diferencias entre ellos, por ejemplo con respecto a las implicaciones políticas de sus teorías.
Un ejemplo es Ayn Rand, quién fue una filósofa libertaria estadounidense de origen ruso que
defendía un libertarismo capitalista. Su sistema filosófico se conoce como el "objetivismo".
Otro ejemplo es Jean-Paul Sartre (París 1905 - 1980), que defendió lo que se ha llamado
"libertarismo socialista".
A continuación se desarrollará la defensa de la libertad individual que hizo Sartre en su obra "El
existencialismo es un humanismo" (1946).
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Para saber más sobre Ayn Rand, se puede recurrir al artículo de Neera K. Badhwar y de Roderick T.
Long citado al final de esta entrada.
Se puede encontrar un buen desarrollo del libertarismo de izquierdas, de derechas y anarquista, en el
artículo "Libertarianism" de Bas can der Vossen citado al final de esta entrada.
Jean-Paul Sartre: "el hombre está condenado a ser libre" (SARTRE, 1946, p. 5)
El filósofo existencialista, activista político y escritor francés Jean-Paul Sartre (París 1905 - 1980) es
uno de los filósofos más famosos del siglo XX. Sartre ganó el Premio Nobel de Literatura en 1964 y,
entre otras muchas cosas, ha pasado a la historia por su defensa de la libertad del individuo.
Su pareja fue Simone de Beauvoir (París 1908 - 1986), quién también fue una filósofa y escritora
existencialista francesa, además de luchar por la igualdad de derechos de las mujeres. Su libro El
segundo sexo (1949) es considerado un hito en la historia del feminismo y consta en la lista de textos
filosóficos prescritos para la asignatura de Filosofía del Programa del Diploma. Es decir, que es una
de las obras que se pueden trabajar durante el curso y sobre las que los estudiantes se pueden
examinar en la Prueba 2.
En 1945, justo al finalizar la segunda guerra mundial, Sartre dio una conferencia en París con el título
de "El existencialismo es un humanismo". Dicha conferencia se publicó en 1946 y es considerada
como una síntesis de la propuesta filosófica de Sartre. Se trata de un texto relativamente corto y
accesible para los estudiantes de Filosofía del Programa del Diploma. Se puede animar a los
estudiantes a leer dicha conferencia.
Después de considerar algunos contraargumentos a su teoría existencialista, Sartre expone los
puntos clave de su defensa de la libertad. Él mismo afirma que el punto de partida de su teoría
existencialista es que Dios no existe y que, por lo tanto, el ser humano se encuentra abandonado en
el mundo, arrojado al mundo, desorientado. Si Dios no existe, entonces no existe ningún valor
absoluto, ningún sentido... y, por lo tanto, todo está permitido.
Según Sartre, "la existencia precede a la esencia" (p. 2), es decir que el ser humano no tiene una
naturaleza humana prefijada. Por lo tanto, el ser humano es libre, no hay nada que lo determine a ser
como es. Siendo esto así, el ser humano se encuentra solo en la aventura de construirse a sí mismo
y de construir el sentido de su vida.
Sartre lo expresa con su famosa sentencia "el hombre está condenado a ser libre" (p. 5), que él
mismo explica de la siguiente forma: "Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin
embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace."
(p. 5)El ser humano se encuentra abandonado en el mundo, sin esencia preestablecida, se encuentra
existiendo y condenado a ejercer su libertad.
Todo eso nos genera un gran sentimiento de profunda responsabilidad y de angustia al darnos
cuenta de que no solamente elegimos ser quién somos, sino que en esta elección decidimos a la vez
por la humanidad entera. Nos preguntamos: ¿qué sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo que
yo? Eso nos hace sentir sumamente responsables y nos angustia.
Algunos niegan su propia libertad, su propia responsabilidad y su propia angustia. Y lo niegan
poniendo excusas: yo no soy totalmente libre porque me encuentro determinado; yo no soy
responsable de ser como soy; yo no estoy angustiado por mis responsabilidades; los demás
simplemente no actúan como lo hago yo. Sartre da un nombre a estas excusas que niegan la libertad
absoluta del ser humano: mala fe.
De entre los muchos contraargumentos que Sartre considera en su conferencia "El existencialismo
es un humanismo", destacamos uno: el ser humano no es totalmente libre porque las pasiones
pueden conducirle fatalmente a realizar ciertos actos. Por lo tanto, el ser humano sí tiene una esencia
previa a su existencia: es un ser irracional. (Nótese que este sería un claro vínculo con el subtema de
naturaleza humana, dentro del tema central, más concretamente con la teoría del irracionalismo).
Sartre responde diciendo que no cree en el poder de la pasión. Más bien cree que la persona que
justifica sus actos por una pasión incontrolable, en realidad está poniendo una excusa para no
aceptar su libertad, que conllevará responsabilidad y angustia. Se trata de un caso de mala fe.
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Determinismo biológico
El determinismo biológico defiende que las características y el comportamiento de los seres humanos
están determinados por su cuerpo biológico y, en última instancia, por la herencia genética que se
transmite de padres a hijos. Según el determinismo biológico, el comportamiento humano estaría
determinado por los genes, por el tamaño del cerebro, las hormonas, etc.
De esta forma, el determinismo biológico limita la libertad humana o incluso llega a negarla: si los
seres humanos no tenemos el control de lo que somos y de lo que hacemos, entonces no somos
libres. Siendo eso así, incluso se podría negar la responsabilidad con respecto a lo que somos y a lo
que hacemos: ¿si no he sido libre de elegirlo, por qué tendría que ser responsable de ello?
Charles Darwin: El origen de las especies (1859)
El determinismo biológico tomó una gran relevancia a partir de la publicación de El origen de las
especies (1859) de Charles Darwin.
En esta obra, Darwin defiende la teoría de la evolución. Esta teoría hoy en día es conocida por todos,
pero en su momento fue revolucionaria por oponerse radicalmente a la concepción creacionista e
inmovilista de las especies defendida, por ejemplo, por algunas religiones.
Además, Darwin en esta obra insinúa que el origen del ser humano también es la evolución, como el
resto de animales, lo cual también resulta altamente polémico en su momento. Hoy en día la teoría
de la evolución continúa siendo controvertida y contestada en algunos sitios.
De la teoría de la evolución de Darwin, será relevante que los estudiantes entiendan y recuerden las
siguientes implicaciones:
Que los seres humanos no son nada más que animales, que comparten antepasados con los otros
animales.
Que los seres humanos están condicionados por su naturaleza animal: nacen con características
biológicas que están fuera de su control y que influyen en su comportamiento.
Que estas características biológicas son producto de la selección natural, es decir que son las que
han permitido que la especie sobreviviera y que son hereditarias.
Contraargumento 1: el determinismo biológico tiene implicaciones éticamente y políticamente
peligrosas.Con argumentos similares a los argüidos por Darwin, pero aplicados a las sociedades
humanas, Carolus Linnaeus dividió la especie humana en cuatro categorías (rojos, amarillos, blancos
y negros), asignando a cada categoría una serie de características propias. Este tipo de aplicaciones
del determinismo biológico han servido y todavía sirven para justificar posiciones racistas y de
supremacía de los blancos.
Respuesta 1: No estamos justificados a sacar implicaciones morales a partir de características
biológicas. El valor intrínseco de las personas no dependen del tamaño de su cerebro, de su fortaleza
física ni del color de su piel. Es decir, que la dignidad de las personas y sus derechos humanos no
dependen de sus características biológicas. No estamos justificados a sacar implicaciones morales a
partir de las características biológicas de los seres humanos. Incluso si fuera verdad que existen
diferencias biológicas entre personas o entre grupos de personas, de esto no se sigue ningún tipo de
'darwinismo social', racismo o de supremacía de los blancos.
Respuesta 2: Este contraargumento se basa en datos científicamente erróneos. Aunque las
supuestas justificaciones científicas de una pretendida jerarquía racial dentro de la especie humana
incluían datos como la medida del cerebro, la estatura o un análisis genético, de hecho ninguna de
estas justificaciones ha resistido el escrutinio científico. Todas esas supuestas justificaciones
científicas partían de un prejuicio racista, de un sesgo racista previo, que condicionó los supuestos
hallazgos supuestamente científicos. De hecho, la historia del determinismo biológico para justificar
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una diferencia racial dentro de la especie humana es un buen ejemplo de cómo la ciencia también
puede estar condicionada por concepciones políticas.
Si bien el determinismo biológico ha demostrado ser científicamente inválido a la hora de dividir la
especie humana en razas con características asociadas, todavía hoy en día se puede encontrar
cierto determinismo biológico en debates contemporáneos como la orientación sexual, la diferencia
entre sexos, etc.
Determinismo social
El determinismo social es la posición filosófica que defiende que las decisiones y las acciones de los
seres humanos están influenciadas o causadas por nuestra sociedad, entendida de forma amplia:
cultura, educación, valores familiares, amigos, medios de comunicación, etc.
Los deterministas sociales defienden que los individuos son el producto del entorno social en el que
viven, aunque las personas no siempre sean conscientes de hasta qué punto les llega a condicionar
la sociedad.
A la vez, muchos deterministas sociales defienden que la sociedad puede y debe ser cambiada. Si la
sociedad determina a los individuos, entonces mejorando la sociedad mejoraremos también a los
individuos.
Por eso, muchos filósofos que defienden cierto determinismo social son, a su vez, reformistas
sociales o incluso revolucionarios que proponen nuevos modelos de sociedad. Este es el caso de
autores como Jean-Jacques Rousseau (Ginebra 1712 - 1778) o Karl Marx (Tréveris 1818 - Londres
1883).
A continuación nos centraremos en la propuesta filosófica de Karl Marx y, más concretamente, en su
obra El manifiesto comunista (1848). La propuesta de Marx ha tenido una gran influencia en el
pensamiento del siglo XIX y XX.
Karl Marx: El manifiesto comunista (1848)
Según Marx, los seres humanos que viven en sociedades capitalistas se encuentran alienados
porque el sistema les esclaviza, les desnaturaliza, les quita la libertad.
Los proletarios, es decir los trabajadores, viven explotados por los burgueses, es decir por los
propietarios capitalistas. Los proletarios, que son la gran mayoría de la sociedad, no ven el fruto de
su trabajo, se vuelven pasivos, se limitan a cumplir órdenes y pierden la capacidad de actuar
libremente.
A pesar de eso, los proletarios pueden no ser conscientes de estar alienados porque acaban
aceptando los valores que les inculcan las clases dominantes, sin darse cuenta de que en realidad
estos valores no son nada más que herramientas de control social.
Marx está hablando de un momento histórico en el que no había control de las condiciones de trabajo
de los proletarios. Por ejemplo, en el Reino Unido la ley dictaba que el máximo de horas que se podía
trabajar al día eran 15. Pero en realidad esta ley no se cumplía porque muchos trabajadores hacían
más horas. Durante el siglo XIX, hubo un movimiento por la reducción de la jornada laboral, que
defendía: 8 horas para trabajar, 8 horas para vivir y 8 horas para descansar.
Lo que convierte la teoría Marx en un determinismo social, es que defienda que la estructura
económica de la sociedad determina a los individuos hasta el punto de alienarlos. Como reformador
social, Marx defendía que los seres humanos serían diferentes si vivieran en otro tipo de sociedad.
Tres años antes de la publicación su Manifiesto comunista, Karl Marx escribía en su obra Tesis sobre
Feuerbach (1845): “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo.”
Por todo eso Marx propone cambiar la sociedad para cambiar a los individuos. Defiende un cambio
radical, una revolución, que reemplace las sociedades capitalistas por sociedades comunistas.
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En la sociedad comunista de Marx, todas las personas son iguales. Según escribe en su obra
Programa de Gotha (1875): “¡De cada uno según sus capacidades a cada uno según sus
necesidades!”
Tanto la propiedad como el trabajo se dividirá a partes equitativas entre todas las personas, de tal
forma que cada persona trabaje menos que en la sociedad capitalista. De esta forma, las personas
tendrán tiempo para llevar a cabo actividades creativas e intelectuales que darán un nuevo propósito
a sus vidas.
Según Marx, la sociedad comunista liberará a las personas de la explotación de los burgueses y les
devolverá su humanidad.
¿Los seres humanos construyen sociedades que alienan a los seres humanos?
Los deterministas sociales dan las culpas a la sociedad por alienar a los individuos, como si la
sociedad fuera una entidad por ella misma que trabajase en contra de los seres humanos. Pero, de
hecho, la sociedad está constituida por seres humanos, por individuos. Entonces, ¿cómo explicamos
que los seres humanos construyan sociedades que alienan a los seres humanos, que les
corrompen?
La sociedad nos ayuda a entender cómo son los seres humanos.
Los seres humanos son animales sociales, animales que viven los unos con los otros, en sociedad.
Es parte de nuestra naturaleza. Por lo tanto, en vez de preguntarnos cómo la sociedad determina o
corrompe o aliena al ser humano, quizás sería más prometedor entender que la sociedad es un
reflejo de cómo es el ser humano. De esta forma, podríamos investigar cómo es la sociedad para
saber cómo somos los seres humanos.
En los diferentes apartados de esta sección ya se han desarrollado algunos contraargumentos al
libertarismo, al determinismo biológico y al determinismo social. Por ello, aquí no se volverán a repetir
dichos contraargumentos y respuestas.
En vez de eso, a continuación:
Se desarrollarán dos tipos de determinismo (fuerte y débil). Esta distinción conceptual puede ser de
ayuda para discutir las diferentes teorías expuestas y para llegar a conclusiones más precisas.
Se cuestionará qué significa 'determinar': ¿limitar la libertad o capacitar para ser libre?
Se replantearán las cuestiones discutidas en la actividad inicial, que relacionaba la libertad y el
determinismo social y biológico con el hecho de ser hombres o mujeres.
1. Determinismo fuerte y determinismo débil
La distinción conceptual entre determinismo fuerte y determinismo débil puede ayudar a discutir las
diferentes teorías desarrolladas en este tema como también puede ser de ayuda a la hora de llegar a
conclusiones más precisas y detalladas.
El determinismo débil defiende cierto grado de determinismo: la biología o la sociedad pueden
predisponernos, influirnos, etc., a ser y actuar de cierta forma. A la vez, el determinismo débil también
defiende cierto grado de libertad humana. Es decir, los defensores del determinismo débil defienden
que cierto grado de determinismo es compatible con cierto grado de libertad humana.
El determinismo fuerte, por el contrario, defiende el determinismo absoluto: la biología o la sociedad
nos determinan del todo a ser de cierta forma o a actuar de cierta forma. Por lo tanto, el determinismo
fuerte implica la falta de libertad humana a causa de ese determinismo. Es decir, los defensores del
determinismo fuerte defienden que el determinismo es incompatible con la libertad humana, y que
siendo cierto el determinismo tenemos que concluir que la libertad humana no existe.
En cierto modo, los defensores del libertarismo podrían estar de acuerdo con la incompatibilidad
entre el determinismo y la libertad humana, pero tomando la posición contraria al determinismo
fuerte: puesto que somos libres, no puede ser verdad el determinismo fuerte (social, biológico, etc.).
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2. Qué significa determinar: ¿limitar la libertad o dar libertad?
Otra cuestión que podemos plantear es qué significa que la biología o que la sociedad nos determine.
¿Significa a caso que nos limita la libertad o que nos da nuevos espacios de libertad?
Al fin y al cabo, si bien la biología (nuestros genes, la selección natural, nuestra naturaleza biológica,
etc.) nos incapacita para ciertas cosas como volar o la telepatía, también es verdad que justamente
nuestra naturaleza biológica es lo que nos capacita para llevar a cabo muchas otras cosas. Si somos
capaces de andar, saltar, pensar, hablar, construir aviones, etc., es gracias a las capacidades
biológicas que tenemos los seres humanos.
De la misma forma, la sociedad nos determina en el sentido de condicionar nuestra forma de pensar,
de actuar, etc., pero también nos ayuda a desarrollarnos, nos abre nuevas posibilidades. Al fin y al
cabo, ¿la educación nos hace menos libres o nos hace más libres? Se puede debatir hasta qué punto
la educación nos limita o nos capacita, y qué tipo de educación hace lo uno y lo otro. Y ¿el estudio de
la Filosofía, nos limita o nos capacita?
3. Replantear las cuestiones discutidas en la actividad inicial
Después de estudiar las tres perspectivas sobre la libertad (libertarismo, determinismo biológico y
determinismo social) y de desarrollar la distinción entre determinismo fuerte y determinismo débil, es
interesante volver a plantear a los estudiantes las cuestiones de la actividad inicial:
¿Hasta qué punto el ser humano está biológicamente determinado?
¿Hasta qué punto el ser humano está socialmente determinado?
¿Hasta qué punto el ser humano es libre?
También se puede volver a plantear el tema concreto acerca del cual se debatió en la actividad inicial:
hasta qué punto nos condiciona biológicamente o socialmente el hecho de ser hombres o mujeres.
Sería de esperar que el debate que se genere ahora será más profundo y argumentado,
especialmente si se plantea esta actividad como un debate que los estudiantes puedan preparar con
antelación, llevando a cabo cierta investigación.
ÉTICA
Ética de la virtud
La ética de la virtud es la teoría de ética normativa que, a la hora de justificar las valoraciones
morales, da preeminencia y prioridad al agente y, más concretamente, a su carácter moral.
En la antigüedad, hubo un gran número de pensadores que defendieron la ética de la virtud, tanto en
oriente como en occidente. Por supuesto, cada filósofo defendía su concepción de la ética de la
virtud. Mientras que compartían ciertas ideas fundamentales, también tomaban posiciones diferentes
con respecto a un gran número de cuestiones. Para mencionar solamente algunos filósofos antiguos
que defendieron la ética de la virtud:
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Pensadores orientales:
Confucio: filósofo chino del siglo V-IV aC, en su obra Las analectas
Mencio: filósofo chino del siglo IV-III aC, el más eminente seguidor de la filosofía de Confucio
Pensadores occidentales:
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Platón: filósofo griego del siglo V-IV aC, discípulo de Sócrates, defiende la ética de la virtud
en muchos de sus diálogos como La república
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Aristóteles: filósofo griego del siglo IV aC, discípulo de Platón, defiende la ética de la virtud
en su obra Ética a Nicómaco, entre otras.
La ética de la virtud fue la teoría de ética normativa dominante hasta el inicio de la modernidad. En
1958, la filósofa irlandesa G.E.M. Anscombe, en su artículo "Filosofía Moral Moderna", muestra su
insatisfacción con las teorías de ética normativa dominantes, es decir con la deontología y con el
utilitarismo, por no dar respuesta a temas tan importantes como la amistad, la felicidad, las
emociones, las virtudes, los vicios, el carácter moral, la educación moral, etc. Es decir, por no
desarrollar cuestiones tan esenciales como qué tipo de personas debemos ser o cómo debemos vivir.
A raíz de este artículo, resurge la ética de la virtud en el mundo contemporáneo.
Para citar solamente dos filósofos que han desarrollado la ética de la virtud en el mundo
contemporáneo, fijémonos en:
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Alasdair MacIntyre: filósofo escocés nacido en 1929, en obras como Tras la virtud (1981) y
Animales racionales dependientes (1999).
Rosalind Hursthouse: filósofa neozelandesa nacida en 1943, en obras como On Virtue
Ethics (1999).
De hecho, la explicación de la ética de la virtud que viene a continuación se basa en el artículo de
Hursthouse y Pettigrove "Virtue Ethics" (2016) publicado en la The Stanford Encyclopedia of
Philosophy (referencia completa al final de la página).
Como hemos visto, la ética de la virtud contemporánea tiene raíces en la filosofía griega,
concretamente en Ética a Nicómaco de Aristóteles. De ella hereda tres conceptos estructurales a
través de los cuales se articula la teoría:
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Areté: virtud
Phrónesis: sabiduría práctica
Eudaimonía: felicidad
1. ¿Qué tipo de persona tengo que ser? Una persona virtuosa
Esta es la pregunta que típicamente se hacen los defensores de la ética de la virtud: ¿Qué tipo de
persona tengo que ser? ¿Cómo tengo que vivir? Su respuesta siempre tiene que ver con la virtud:
tienes que ser una persona virtuosa; tienes que vivir de forma virtuosa.
Las virtudes son rasgos del carácter que son excelentes o admirables. Es decir, son disposiciones a
actuar, sentir, valorar, etc. de forma excelente o admirable. En este sentido, ser una persona virtuosa
significa ser una persona con cierta forma de actuar, de sentir, de pensar, etc.
Por ejemplo, una persona valiente no es solamente una persona que actúa de forma valiente, sino
que también siente y piensa como lo hace una persona valiente. Una persona valiente no actúa de
forma valiente para evitar las críticas de los demás, por ejemplo, sino porque hacerlo de otra forma
sería cobarde o temerario.
Como consecuencia, para afirmar que una persona tiene una virtud es necesario hacer referencia a
su comportamiento estable y coherente. La persona valiente lo es siempre y en cualquier
circunstancia. Es decir que hacer un día un acto de valentía no nos convierte en personas valientes.
Para tener la virtud de la valentía es necesario, como hemos dicho, un comportamiento estable y
coherente a lo largo del tiempo.
Tener una virtud no es una cuestión de todo o nada, de blanco o negro: ser virtuoso admite grados.
De hecho, una persona que es bastante virtuosa puede tener puntos débiles, que son justamente las
áreas en las que todavía no actúa como lo haría una persona virtuosa. Típicamente, una persona de
este tipo está 'en el camino de la virtud', adquiriendo la virtud.
Los vicios son lo contrario de las virtudes. Los vicios son rasgos del carácter que son detestables.
A cada virtud le corresponden dos vicios: los vicios por defecto (hacer 'menos' de lo que sería
virtuoso hacer) y los vicios por exceso (hacer 'más' de lo que sería virtuoso hacer).
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La tradición identifica cuatro virtudes cardinales (las más importantes) con sus correspondientes
vicios:
Vicio por defecto/ Virtud/ Vicio por exceso
Cobardía/ Valentía o coraje o valor/ Temeridad
Insensibilidad/ Templanza o moderación/ Inmoderación
Justicia/ Injusticia
Imprudencia/ Sabiduría práctica o prudencia
Atención: algunas virtudes tienen más de un nombre, pero en realidad se refieren a la misma virtud.
Por ejemplo, la valentía, el coraje y el valor son la misma virtud. Además, algunos vicios tienen el
mismo nombre por defecto y por exceso, pero no por eso son el mismo vicio. Por ejemplo, no es lo
mismo ser injusto por defecto (dar a alguien menos de lo que le corresponde) que ser injusto por
exceso (dar a alguien más de lo que le corresponde). Los alumnos entienden rápidamente la
diferencia entre ambos tipos de injusticia cuando consideran situaciones en las que los profesores
han sido injustos (desde su punto de vista) a la hora de calificar sus trabajos o exámenes.
En qué consisten las cuatro virtudes cardinales:
Valentía: rasgo del carácter que consiste en sentir y actuar de forma admirable con respecto a los
miedos y a los peligros.
Templanza: rasgo del carácter que consiste en con sentir y actuar de forma admirable con respecto a
la ira y a los placeres del cuerpo (comer, beber, sexo).
Justicia: rasgo del carácter que consiste en sentir y actuar de forma admirable con respecto a la
repartición de los bienes (darle a cada uno lo que le corresponde).
Sabiduría práctica: rasgo del carácter que consiste en juzgar de forma admirable lo que es bueno y lo
que es malo, es decir lo que se tiene que hacer y lo que no se tiene que hacer, y actuar en
consecuencia.
Atención: La sabiduría práctica (o prudencia) es la única virtud intelectual de entre las virtudes
cardinales. Por ello tiene una importancia capital, como veremos a continuación.
2.¿Puede una persona virtuosa ser una persona moralmente mala? No puede serlo porque la
persona virtuosa tiene sabiduría práctica
Según la ética de la virtud, tenemos que ser personas virtuosas. Puesto que una de las virtudes
cardinales es la valentía, para ser personas virtuosas tenemos que ser personas valientes. Valientes
como... ¿como un ladrón? Un ladrón necesita mucha valentía para robar un banco. Necesita
controlar sus miedos y los peligros, y necesita hacerlo de forma excelente, de forma admirable.
¿Entonces una persona virtuosa puede ser una persona moralmente mala?
La ética de la virtud responde que no: una persona virtuosa no puede ser una persona moralmente
mala porque tiene la virtud de la sabiduría práctica.
Con respecto al contraejemplo del ladrón valiente, los defensores de la ética de la virtud acostumbran
a responder que se están confundiendo dos formas de hablar diferentes. Y eso da lugar a equívocos.
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Por un lado está el lenguaje común, según el cual la capacidad de autocontrol que necesita el ladrón
ya cuenta como valentía. Por otro lado está el lenguaje propiamente filosófico, mucho más preciso y
riguroso que el lenguaje común. Los defensores de la ética de la virtud nos advierten que solamente
podrán contar como virtudes los rasgos del carácter que sean realmente excelentes y, para serlo,
tienen que estar de acuerdo con la virtud de la sabiduría práctica.
La sabiduría práctica es la única virtud cardinal que es una virtud intelectual y tiene que ver con
entender bien las características de la situación en la que uno se encuentra y en las que actúa. La
sabiduría práctica se adquiere con la experiencia y ayuda a la persona a llevar a cabo actos
virtuosos.
El ladrón no cuenta como valiente porque le falta sabiduría práctica. El ladrón no ha entendido bien la
situación: no entiende qué significa robar un banco, lo que significará para él y para los demás, etc.
Para robar un banco, el ladrón necesita tener la habilidad del autocontrol, pero eso no es todavía la
virtud de la valentía porque al ladrón le falta sabiduría práctica.
A veces las situaciones en las que nos encontramos son difíciles de analizar moralmente. Vemos un
ejemplo. Un amigo me ha dejado un cuchillo y yo he prometido devolvérselo mañana. Al día
siguiente, justo antes de que se lo devuelva, mi amigo me confiesa que está tan enfadado con su
pareja que si en ese instante tuviera un cuchillo, le haría daño. ¿En estas circunstancias debo
devolverle el cuchillo a mi amigo? La persona virtuosa, gracias a su sabiduría práctica, entenderá la
compleja situación en la que se encuentra y sabrá actuar de forma virtuosa. Actuará tal y como lo
haría la persona virtuosa.
3. ¿Puede una persona virtuosa ser una persona infeliz? O todavía mejor: ¿puede una persona feliz
no ser virtuosa? Una persona feliz debe ser virtuosa porque la virtud es una parte de la felicidad
Todos queremos ser felices, dicen los defensores de la ética de la virtud, pero no nos ponemos de
acuerdo en qué es la felicidad. Hoy en día tenemos una concepción muy pasiva y subjetiva de la
felicidad. Ser feliz es un estado que me sobreviene: ¡qué feliz estoy! Lo que me hace feliz a mi puede
ser diferente de lo que te haga feliz a ti. Además, si yo creo que soy feliz, entonces soy feliz: en eso
no me puedo equivocar.
Los defensores de la ética de la virtud tienen una concepción distinta de la felicidad, más cercana a la
eudaimonía aristotélica, que se podría traducir por 'florecimiento' o 'buena vida'. En este caso, la
felicidad es algo activo y objetivo: tiene que ver con lo que yo hago (realizando acciones soy feliz) y
tiene que ver con desarrollar y perfeccionar mis capacidades. En este sentido, puedo equivocarme:
puedo creer que soy feliz, pero no serlo porque estoy equivocado en relación con lo que es una
buena vida.
En cualquier caso, los defensores de la ética de la virtud defienden que la virtud es una parte de la
felicidad. Es decir, que es necesario ser una persona virtuosa para llegar a ser feliz. No se puede ser
auténticamente feliz si no se es virtuoso.
Además, algunos autores defienden que la virtud es necesaria y suficiente para ser feliz. Típicamente
se atribuye esta tesis a Platón. De esta forma, todas las personas felices serían virtuosas y todas las
personas virtuosas serían felices. No se puede ser feliz y no virtuoso, como tampoco se puede ser
virtuoso e infeliz.
Otros autores defienden que la virtud es necesaria, aunque no suficiente, para ser feliz. Típicamente
se atribuye esta tesis a Aristóteles. De esta forma, todas las personas felices serían virtuosas, pero
no todas las personas virtuosas serían felices. Según Aristóteles, una persona virtuosa puede ser
infeliz si le ha ocurrido una gran desgracia en la vida.
En lo que están de acuerdo Platón, Aristóteles y la mayoría de defensores de la ética de la virtud es
en que no puede haber una persona feliz y no virtuosa. En todo caso, una persona no virtuosa puede
creer erróneamente que es feliz. Pero solamente las personas virtuosas son auténticamente felices.
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Deontología
La deontología es la teoría de ética normativa que, a la hora de justificar las valoraciones morales, da
preeminencia y prioridad a las acciones que se llevan a cabo, siempre en relación con una ley moral
que dicta nuestros deberes. También recibe el nombre de ética del deber.
De hecho, todos hablamos de ciertas obligaciones que tenemos como seres humanos: cuidar a
nuestros hijos, no mentir, etc. La deontología es una teoría de ética normativa que se fija en estas
obligaciones, en estos deberes morales, en relación con una ley moral.
Según la ley moral, algunos tipos de acciones son:
Obligatorias: correctas, deben hacerse para cumplir con la ley moral
Prohibidas: incorrectas, no deben hacerse para cumplir con la ley moral
Permitidas: indiferentes, es decir que tanto puedo hacerlas como no hacerlas sin incumplir la ley
moral
Supererogatorias: correctas pero no obligatorias, es decir que son admirables pero no exigibles,
como por ejemplo un acto heroico
Una diferencia fundamental entre la deontología y el consecuencialismo es que, según la
deontología, cuando valoramos una acción tenemos que hacerlo en referencia a la ley moral y no a
las consecuencias de dichas acciones. Por ejemplo, sería incorrecto no cuidar de los propios hijos
(un deber que tenemos todos como seres humanos) incluso si se descuidaran los propios hijos
consiguiendo con ello un gran beneficio para una gran cantidad de personas.
Se pueden distinguir dos tipos de deontología según el tipo de ley moral que defienden:
Ley moral heterónoma: es la ley moral que me viene dada por otro (en el sentido más amplio), como
por ejemplo: Una ley moral dada por Dios: algunos pensadores han derivado su deontología del
código moral divino, como por ejemplo los diez mandamientos cristianos.Una ley moral dada por la
naturaleza: otros pensadores han defendido que, de la misma forma que existen leyes físicas que
gobiernan el universo, también existen leyes morales. Incluso algunos extraen leyes morales de la
propia evolución, como por ejemplo la prohibición de reproducirse con un familiar.Una ley moral en
forma de código deontológico: muchas profesiones, como por ejemplo la médica o la periodística,
están sujetas a un código deontológico que incluye normas que deben seguirse para llevar a cabo la
actividad profesional correctamente.Una ley moral como los Derechos humanos: en 1948, la
Organización de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Esta declaración puede entenderse como una ley moral con una serie de obligaciones y de
prohibiciones que tenemos todos en tanto que seres humanos. Bien es verdad que diferentes
filósofos han fundamentado de formas diferentes los Derechos Humanos, como se verá en el tema
opcional de filosofía política, concretamente en el subapartado dedicado a los derechos.
Ley moral autónoma: soy yo quién me doy la ley moral a mi mismo.El filósofo de referencia de este
tipo de deontología es Immanuel Kant.
Veamos a continuación la teoría deontológica de Immanuel Kant, quién defendió la existencia de una
ley moral autónoma.
La deontología según Immanuel Kant (1724-1804, Königsberg, Prusia)
Según Kant, los humanos tenemos que dejar de obedecer a las autoridades externas (el Estado, la
Iglesia, etc.) y tenemos que hacernos mayores de edad. Es decir, tenemos que darnos a nosotros
mismos nuestra propia ley moral. Tal y como dice Kant en ¿Qué es la ilustración? (1784): "Sapere
aude", es decir: "¡Atrévete a pensar por ti mismo!".
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En su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), Kant distingue dos tipos de
obligaciones, es decir dos tipos de imperativos: los imperativos hipotéticos y el imperativo categórico.
Por un lado están los imperativos hipotéticos, que representan la necesidad de una acción como
medio para conseguir algo que se quiere conseguir. Es decir: los imperativos hipotéticos nos hablan
de acciones obligatorias en relación con un objetivo que nos hemos marcado. Este tipo de
imperativos no juzgan si el objetivo es bueno o malo; simplemente se juzga que para conseguir tal
objetivo es necesario realizar tal acción.
Kant nos da un ejemplo de imperativo hipotético: las prescripciones que nos da un médico para
curarnos. Es obligatorio realizar estas acciones para curarnos, pero si no queremos curarnos
entonces no es obligatorio realizar estas acciones.
Por otro lado está el imperativo categórico, que representa la necesidad de una acción por sí misma,
sin referencia a ningún otro fin u objetivo. Esa acción es necesaria objetivamente, es buena en sí
misma. Según Kant, la moralidad reside propiamente en el imperativo categórico, que obliga a todo
ser racional en cualquier circunstancia, independientemente de lo que se desee o de las
consecuencias que tenga la acción.
En su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), Kant da 5 formulaciones del
mismo imperativo categórico, que según él son formulaciones equivalentes:
Fórmula de la ley universal: "obra solamente de acuerdo con la máxima por la que puedas al
mismo tiempo querer que se convierta en ley universal"
Fórmula de la ley de la naturaleza: "obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse por tu
voluntad en ley universal de la naturaleza"
Fórmula del fin en sí mismo: "obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como
en la persona de cualquier otro, siempre a la vez como un fin y nunca simplemente como un medio"
Fórmula de la autonomía: "obra de tal modo que tu voluntad pueda considerarse a sí misma como
construyendo una ley universal por medio de su máxima"
Fórmula del reino de los fines: "obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un
miembro legislador en un reino universal de fines"
Fórmula de la ley universal: "obra solamente de acuerdo con la máxima por la que puedas al
mismo tiempo querer que se convierta en ley universal"
Yo me doy la ley moral a mi mismo, pero no me la doy como una excusa para actuar como yo quiera,
sino que me la doy como ley. Una ley, para ser ley, tiene que ser universal. Es decir, se tiene que
aplicar a todas las personas.
Por ello, no sería coherente que yo me diera una ley moral que fuera hecha a mi medida, que fuera
una excusa para hacer lo que yo quisiera, que fuera un privilegio, que consistiera en aprovecharme
del sistema.
En vez de eso, la ley moral que yo me doy tiene que servir para todas las personas. Es decir, tengo
que actuar tal y como querría que cualquier persona actuara en esa situación. De lo contrario, estaría
incurriendo en una contradicción: actuaría de cierta forma, siguiendo una ley, que no querría que
fuera seguida por cualquier persona, es decir que no querría que fuera una ley.
Veamos algunos ejemplos que no son de Kant pero que sí pueden servir para ilustrar este
razonamiento:
Imaginemos que estamos jugando a las cartas. La actuación de hacer trampas no es universalizable,
es decir no cumple la fórmula de la ley universal, porque justamente quién hace trampas las hace
esperando que los demás sigan las reglas del juego y, de esta manera, aprovecharse de las trampas
que hace. Quién hace trampas no puede querer que todos hagan trampas. De hecho, si todos hacen
trampas ya no están jugando al juego de cartas, sino que están haciendo otra cosa distinta.
Solamente es coherente actuar de acuerdo con las normas del juego de cartas queriendo que todos
sigan también esas normas.
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Copiar en un examen no es universalizable, es decir no cumple la fórmula de la ley universal, porque
justamente quien copia en un examen lo hace esperando que los demás no copien. Imaginemos que
todos dejan de estudiar porque se proponen copiar en el examen: ¿de quién van a copiar? Copiar es
un privilegio de alguien que se aprovecha de la persona a la que está copiando. Solamente es
coherente hacer el examen uno mismo sin copiar queriendo que todos hagan su examen ellos
mismos sin copiar.
Evadir impuestos tampoco es universalizable, es decir no cumple la fórmula de la ley universal,
porque justamente quién evade impuestos lo hace esperando que los demás sí paguen sus
impuestos para que la sociedad pueda continuar funcionando y así tener servicios básicos como
bomberos, médicos, policías, recogida de basura, etc.
Fórmula del fin en sí mismo o también denominada Fórmula de la humanidad: "obra de tal
modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre a la
vez como un fin y nunca simplemente como un medio".
Immanuel Kant dejó escrito que "las cosas tienen precio, las personas dignidad". Con esta frase,
Kant diferencia entre los objetos y los sujetos: los objetos pueden ser usados simplemente como
medios, es decir simplemente como instrumentos, pero los sujetos no deben ser usados nunca
simplemente como medios, es decir simplemente como instrumentos.
Según la fórmula de la humanidad, tenemos que tratar a las personas con dignidad, teniendo en
cuenta el valor inherente de cada persona, nunca usándolas simplemente como medios, como
objetos, como cosas. De esta forma, está prohibido usar una persona como un objeto justamente
porque las personas somos sujetos que tenemos dignidad.
Kant ofrece algunos ejemplos para ilustrar este razonamiento, como el que se ve a continuación:
Donar caridad es moralmente correcto porque reconoce el valor inherente del destinatario de la
caridad.
Pensando en la fórmula de la humanidad de Kant, podemos añadir que sí podemos usar a otras
personas como medios, como instrumentos. De hecho, todos lo hacemos. Los alumnos usan a los
profesores como medios para aprender, para aprobar exámenes, para conseguir una nota. Los
profesores usan a los alumnos como medios para cobrar un sueldo. Cuando vamos a comprar
usamos a la persona que nos atiende como medio para conseguir lo que queremos, para que nos
cobre, etc.
Pero lo que dice la fórmula de la humanidad es que no debemos usar la humanidad en uno mismo o
en los demás simplemente como un medio, es decir solamente como un instrumento.
Los profesores tienen que reconocer el valor intrínseco de cada uno de sus alumnos y las
obligaciones que eso les conlleva más allá de su estricto trabajo para conseguir un sueldo. De la
misma forma, los alumnos tienen que reconocer el valor intrínseco del profesor más allá de ser un
medio para aprender y pasar exámenes. Cuando vamos a comprar, tenemos que reconocer el valor
intrínseco de la persona que nos atiende, más allá de ser una forma de conseguir lo que queremos.
Dicho de forma gráfica: si después de conseguir nuestro objetivo (sueldo, nota, comprar algo) esa
persona necesita urgentemente nuestra ayuda (tiene un ataque de corazón y necesita que llamemos
a una ambulancia), será incorrecto no prestarle la ayuda que necesita (ya he conseguido lo que
necesito y me voy) porque eso sería tratar a esa persona simplemente como un instrumento. En vez
de eso, además de tratarle como un medio para conseguir lo que quiero (sueldo, nota, comprar algo),
tengo que tratarle "siempre a la vez como un fin", es decir de acuerdo con su dignidad, con su valor
intrínseco, y prestarle la ayuda que necesita llegado el caso.
21
Si es verdad que para ser feliz es necesario ser virtuoso, eso nos da una razón poderosa para
cultivar las virtudes, puesto que todos queremos ser felices.
TERCER PUNTO DE LA ÉTICA NORMATIVA: TRAS LA ÉTICA DE LA VIRTUD Y LA
DEONTOLOGÍA VIENE EL CONSECUENCIALISMO
Consecuencialismo
El consecuencialismo es la teoría de ética normativa que, a la hora de justificar las valoraciones
morales, da preeminencia y prioridad a las consecuencias de las acciones realizadas.
El término consecuencialismo fue acuñado por G.E.M. Anscombe en su artículo "Filosofía Moral
Moderna" (1958). También recibe el nombre de ética teleológica.
La versión paradigmática del consecuencialismo es el utilitarismo. Los autores más importantes del
utilitarismo son:
●
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Jeremy Bentham (1748-1832, Reino Unido)
John Stuart Mill (1806 Reino Unido -1873 Francia)
Henry Sidgwick (1838-1900, Reino Unido)
Peter Singer (1946 Australia)
El utilitarismo clásico se basa en el principio de mayor felicidad posible (o principio de utilidad) según
el cual: una acción es buena en la medida en que tenga como consecuencia la mayor felicidad
posible para el mayor número.
Como hemos dicho, el utilitarismo es la versión paradigmática del consecuencialismo. Pero, al fin y al
cabo, el utilitarismo no es nada más que un tipo de consecuencialismo. Viendo el principio de utilidad,
esta teoría puede parecer sencilla, pero en realidad es una teoría compleja que incluye varias
características lógicamente independientes.
A continuación, analizaremos detalladamente algunas de estas características del utilitarismo clásico.
Puesto que son lógicamente independientes, cada una de ellas puede ser discutida y cambiada
creando, de esta forma, otros tipos de teorías consecuencialistas. De hecho, esto es lo que han
hecho a lo largo del tiempo muchos filósofos utilitaristas y consecuencialistas: viendo que el
utilitarismo clásico era vulnerable a ciertas críticas, han tratado de defender algún tipo de utilitarismo
o de consecuencialismo cambiando algunas de las características del utilitarismo clásico.
La explicación del consecuencialismo que viene a continuación se basa en el artículo de
Sinnott-Armstrong "Consequentialism" (2015) publicado en la "The Stanford Encyclopedia of
Philosophy" (referencia completa al final de la página).
Vamos a analizar 4 características del utilitarismo clásico y sus alternativas: consecuencialismo,
hedonismo,universalista y del acto
1.- Consecuencialismo
El utilitarismo clásico es un tipo de consecuencialismo: que un acto sea moralmente correcto
depende solamente de sus consecuencias.
Las dos teorías de ética normativa alternativas al consecuencialismo son la ética de la virtud y la
deontología.
22
En el apartado de "Discusión filosófica", dentro de "Ética normativa", se desarrolla una discusión
entre la ética de la virtud, la deontología y el consecuencialismo.
2.- Hedonismo
El utilitarismo clásico es una teoría hedonista, es decir que identifica el bien con el placer y el mal con
el dolor.
De esta forma, las únicas consecuencias que cuentan como buenas son el placer producido (y el
dolor evitado). Y las únicas consecuencias que cuentan como malas son el dolor producido (y el
placer evitado).
Los utilitaristas han desarrollado dos tipos de hedonismo:
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●
●
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Hedonismo cuantitativo: solamente se tiene en cuenta la cantidad de placer (y de dolor)
producido. Si leer poesía es mejor que jugar al tres en raya es solamente porque lo primero
produce más placer que lo segundo.
Hedonismo cualitativo: (típicamente defendido por John Stuart Mill en El utilitarismo): se
distingue entre dos tipos de placeres:
Los placeres superiores son los placeres mentales porque son más seguros, más
permanentes y menos costosos.
Los placeres inferiores son los placeres corporales, puramente sensuales, porque son menos
seguros, menos permanentes y más costosos.
Además, añade J.S. Mill, todos los que conocen ambos tipos de placeres prefieren los placeres
mentales a los corporales. Por eso los placeres mentales son mejores que los corporales. Como dice
J.S. Mill:
"Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser un Sócrates
insatisfecho que un necio satisfecho. Y si el necio o el cerdo opinan de un modo distinto es a causa
de que ellos sólo conocen una cara de la cuestión. El otro miembro de la comparación conoce ambas
caras."
El hedonismo ha recibido numerosas críticas a lo largo de la historia de la filosofía (por lo menos
desde Epicuro en el siglo IV aC). Ahora centrémonos en el experimento mental creado por el filósofo
estadounidense Robert Nozick (1938–2002) titulado "La máquina de las experiencias":
Imagina que una persona se conecta a una máquina y que esa máquina le hace creer que está
realizando todas las acciones que le producen placer: pasar tiempo con los amigos, ganar la medalla
de oro en los juegos olímpicos, ganar el premio Novel, escribir una novela, etc. Además, mientras
esta persona está conectada a la máquina, no sabe que lo está y piensa que sus experiencias son
reales. Aunque no haya amigos, ni juegos Olímpicos, ni premio Nobel ni novela, la persona
conectada a la máquina siente exactamente el mismo placer que si sus experiencias fueran reales.
Además, no siente dolor alguno.
Si es verdad que el placer y el dolor son lo único que es intrínsecamente valioso, como afirman los
hedonistas, parece irracional no conectarse a la máquina de por vida. ¿Te conectarías a la máquina
de las experiencias?
Según Nozick, nos resistiremos a conectarnos a la máquina de las experiencias porque lo que
valoramos no es tanto el placer de pasar tiempo con los amigos como la experiencia real de pasar
tiempo con los amigos. Valoramos la amistad real, ganar una competición de verdad, el conocimiento
real, etc. Según Nozick, este experimento mental desacredita definitivamente el hedonismo.
Veamos ahora una alternativa al hedonismo: el consecuencialismo de las preferencias. Según esta
teoría, lo que cuenta como bueno es la satisfacción de los deseos y el cumplimiento de las
preferencias de las personas. Lo que cuenta como malo es la frustración de los deseos o
preferencias de las personas.
23
De acuerdo con el consecuencialismo de las preferencias, el agente debe realizar un acto si y sólo si
este acto maximiza la satisfacción de los deseos o el cumplimiento de las preferencias, sin tener en
cuenta si este acto produce sensación de placer.
Puesto que lo que deseamos y preferimos por lo general no es una sensación como "sentir placer",
sino un estado de cosas como "tener amigos" o "conseguir lo que me propongo", el
consecuencialismo de las preferencias no es vulnerable a la crítica de Nozick con su experimento
mental de la máquina de las experiencias.
A pesar de eso, el consecuencialismo de las preferencias también puede tener algunos problemas.
Un contraargumento que se le acostumbra a hacer es que algunas personas tienen preferencias mal
informadas u horrendas.
Por ejemplo, alguien puede tener la preferencia mal informada de preferir beberse el líquido del vaso
porque cree que es un refresco, pero que en realidad sea ácido. Quizás otra persona puede tener la
preferencia horrenda de preferir torturar a un niño. Si eso es así, entonces no parece razonable
identificar lo que se prefiere con lo bueno.
3.- Universalista
El utilitarismo clásico es una teoría universalista, es decir que a la hora de valorar un acto tiene en
cuenta sus consecuencias para todas las personas.
Esta tesis se basa en el igualitarismo: puesto que todas las personas somos iguales, todas las
personas tenemos que valer lo mismo a la hora de valorar un acto moral.
Podemos ver 2 alternativas al universalismo:
El egoísmo: cuando se hace una valoración moral de un acto se tiene en cuenta solamente las
consecuencias que tiene para uno mismo, de tal forma que un acto es bueno solamente si tiene
como consecuencia el mayor bien para uno mismo.
El parroquialismo: cuando se hace una valoración moral de un acto se tiene en cuenta solamente las
consecuencias para el propio grupo, de tal forma que un acto es bueno solamente si tiene como
consecuencia el mayor bien para el propio grupo. En este caso, el grupo puede ser: las personas de
la misma clase social, del mismo género, del mismo país, etc.
Cabe añadir que algunos filósofos utilitaristas interpretan el universalismo de una forma ampliada, de
tal forma que incluye no solamente a todas las personas sino a todos los seres sintientes. Es decir,
que se incluye en la valoración moral todas los seres que son capaces de sentir placer y dolor.
Esta posición, defendida por Peter Singer con su antiespecismo, es coherente con el hedonismo y
se basa en una idea de Bentham: "La cuestión no es: ¿pueden razonar? ni tampoco: ¿Pueden
hablar? sino: ¿Pueden sentir el sufrimiento?"
Además, esta cuestión tiene una clara vinculación con el concepto de Noción de persona dentro del
tema central: ser humano.
4.-Del acto
El utilitarismo clásico valora cada acto en sí mismo, cada acto en particular, en relación con sus
consecuencias.
Eso parece traer algunos problemas, como que el utilitarismo clásico tiene implicaciones terribles
porque deja de lado la justicia y los derechos.
Se puede ver en el dilema moral explicado por el filósofo estadounidense Michael Sandel (1953)
titulado: El trasplante de órganos, recogido en la sección Dilemas morales. Según Sandel, el
utilitarismo clásico, para ser coherente, tendría que responder que en dichas circunstancias la acción
buena es matar al paciente sano para, de esta forma, realizar el trasplante y salvar cinco vidas.
24
Para evitar escenarios como el que describe Sandel, algunos filósofos han desarrollado una
alternativa al consecuencialismo del acto: el consecuencialismo de la norma.
Según el consecuencialismo de la norma, un acto es bueno si y solamente si son buenas las
consecuencias de la norma bajo la que se realiza ese acto. Por lo tanto, para valorar un acto se tiene
que valorar, en primer lugar, la norma de ese acto: ¿Qué consecuencias tendría que todas las
personas obedecieran a esta norma? ¿Qué consecuencias tendría que todas las personas actuaran
en contra de esta norma?
El consecuencialismo de la norma puede responder al escenario explicado por Michael Sandel. Si se
aceptara la norma “un doctor puede matar a una persona para salvar varias vidas con trasplantes”,
las personas tendrían miedo de ser las víctimas de esta norma y tendrían miedo de ir al médico
cuando lo necesitan. La medicina necesita de la confianza de los pacientes y esta norma rompería
dicha confianza. Por eso esta norma es moralmente mala: porque traería malas consecuencias a una
gran escala. Y, puesto que la norma es moralmente mala, el acto realizado bajo esta norma también
es moralmente malo.
METAÉTICA
Para entender qué es la metaética, puede ser útil saber que en griego clásico 'meta' significa 'más
allá de'. Por lo tanto, la metaética es esa rama de la filosofía moral que está 'más allá de' la ética
normativa. Se trata de examinar el proyecto de la ética a vista de pájaro y de poner en duda el mismo
proyecto de la ética y explorar sus límites.
De hecho, las cuestiones sobre metaética surgen de forma natural cuando se reflexiona sobre las
propias convicciones morales.
¿De dónde salen los valores morales con los que estoy comprometido? De Dios, de la razón, de la
emoción, de la evolución...
¿Mis creencias morales dependen de mi cultura o son universales? Quizás ni tan solo existan los
valores morales…
¿Qué quiero decir cuando digo que algo es 'bueno' o 'malo'?
Algunos filósofos que se han dedicado al campo de la ética, han dedicado parte de su reflexión a la
cuestión del origen de los valores morales para fundamentar los juicios morales. En esta sección se
abordan diferentes teorías sobre los fundamentos de los juicios morales.
En la ética normativa hemos visto tres grandes teorías que difieren en cómo justifican las
valoraciones morales: la ética de la virtud tomará como prioritario el agente moral; la deontología
tomará como prioritario el acto; el consecuencialismo tomará como prioritario lo que resulte del acto.
Le podemos preguntar a un filósofo que defienda la ética de la virtud cómo justifica que algunos
rasgos del carácter sean admirables, sean virtudes. Y también cómo lo sabe, cómo sabe qué cuenta
como rasgo del carácter virtuoso. ¿Es a través de la razón o de la emoción? ¿Tiene que ver con el
entorno social o quizás con el género?
Le podemos preguntar a un filósofo que defienda la deontología cómo justifica la existencia de la ley
moral y cómo la conoce. ¿Se trata de una ley divina o es fruto de la evolución? ¿La conoce mediante
la razón o la intuición?
Le podemos preguntar a un filósofo que defienda el consecuencialismo cómo justifica que sean las
consecuencias lo que tiene valor moral y qué tipo de consecuencias son las que tienen valor moral.
Además, le podemos preguntar cómo lo sabe: ¿es a través de la razón o de la emoción? ¿Quizás se
trate de una disposición genética seleccionada a lo largo de la evolución?
Es importante tener en cuenta que no hay una clara correlación entre ética normativa y esta
discusión. Por ejemplo, puede darse el caso que dos autores que defienden la deontología no estén
de acuerdo en el fundamento de la ley moral (Dios, la naturaleza o el entorno). También puede darse
el caso que dos autores que defienden la misma posición metaética, por ejemplo que el fundamento
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de los valores morales es la razón, defiendan a la vez diferentes teorías de ética normativa (ética de
la virtud o deontología).
Hay distintas teorías éticas: creencia en un ser superior, racionalidad, emoción, ley natural, género,
entorno, evolución
CREENCIA EN UN SER SUPERIOR
Muchas religiones afirman que un poder divino creó al ser humano que, en algún sentido, es un ser
especial. Una de las características que nos diferencian del resto de la creación es la capacidad de
distinguir entre el bien y el mal.
Hay que tener en cuenta que mucha gente actualmente y también a lo largo de la historia ha
aceptado una explicación de este tipo sobre el origen de la moral. Son muchas las culturas que han
sido influidas por explicaciones de este tipo. Muchos conflictos a lo largo de la historia y también
actualmente tienen que ver, por lo menos en parte, con explicaciones de este tipo del origen de la
moral.
Muchos filósofos han encontrado el fundamento de los juicios morales en la creencia en un ser
superior: uno entre muchos, en una cosmovisión politeísta o Dios (el único, en una cosmovisión
monoteísta). Incluso filósofos que defienden diferentes teorías de ética normativa han coincidido en
que el fundamento último de la moral se encuentra en ese ser superior.
Por ejemplo, algunos defensores de la ética de la virtud han puesto como estándar de ser virtuoso (y
por lo tanto de persona a la que tenemos que emular para ser virtuosos nosotros) a un profeta
religioso. En el caso del cristianismo, muchos son los filósofos cristianos que han visto en la figura de
Jesús, hijo de Dios, el estándar de la persona virtuosa a la que tenemos que intentar asemejarnos.
También algunos filósofos que defienden la ética deontológica han fundamentado la ley moral en un
ser superior. En este sentido, la ley moral es una ley heterónoma dada por Dios, es decir es una ley
divina, como los diez mandamientos del cristianismo. Esta es, por ejemplo, la posición defendida por
John Locke.
Contraargumento de Platón a la fundamentación de los juicios morales en la creencia en un
ser superior: En su obra titulada Eutifrón, Platón plantea el llamado "Dilema de Eutifrón": «¿Dios nos
manda llevar a cabo cierto acto porque ese acto es bueno, o ese acto es bueno justamente porque
Dios nos manda llevarlo a cabo?»
Con esto, Platón nos ayuda a plantearnos si el único criterio de qué es bueno y qué es malo es el
mandato divino. Dicho de otro modo: ¿nos mandara lo que nos mandara Dios, ese algo mandado por
Dios sería bueno? ¿Nos prohibiera lo que nos prohibiera Dios, ese algo prohibido por Dios sería
malo?
Por ejemplo, en la Biblia Dios manda a Abraham asesinar a su hijo Isaac. ¿Es este un acto bueno
porque lo ha mandado Dios? ¿O sería un acto malo aunque lo haya mandado Dios? Cabe recordar
que en el pasaje bíblico Dios acaba impidiendo que Abraham asesine a su hijo.
En el caso de resistirnos a aceptar que lo que nos mande Dios, sea lo que fuere, será bueno
justamente porque nos lo manda Dios, entonces tenemos que aceptar que el criterio de qué es bueno
y de qué es malo es independiente de lo que Dios manda y prohíbe. Pero en tal caso tendríamos que
admitir que Dios se podría equivocar y mandarnos hacer algo malo o prohibirnos hacer algo bueno.
RACIONALIDAD
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A lo largo de la historia de la filosofía, muchos han sido los filósofos que han defendido que el
fundamento de los juicios morales es la razón. Según estos filósofos, es gracias a la razón que
podemos conocer qué es bueno y malo, es gracias a la razón que podemos valorar qué debemos
hacer, es gracias a la razón que podemos fundamentar nuestros juicios morales.
Filósofos que defienden diferentes teorías de ética normativa han coincidido en que el fundamento
último de la moral es la razón. Por ejemplo, Platón defendió que el fundamento de la moral es la
razón y también defendió la ética de la virtud. Otro ejemplo es el de Immanuel Kant, quién defendió
que el fundamento de la moral es la razón y también defendió la deontología.
Immanuel Kant (1724-1804, Königsberg, Prusia actual Rusia) defendió la ética deontológica basada
en una ley moral autónoma: cada ser racional debe darse a sí mismo la ley moral. Esta ley moral
tiene que ser una ley, es decir tiene que ser universal: aplicable a todos los seres racionales. Por lo
tanto, es la propia razón la que se da a sí misma la ley moral autónoma y universal: el imperativo
categórico.
En su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), Kant distingue dos formas de
llevar a cabo acciones obligatorias: conforme el deber y por deber.
Por un lado, las acciones realizadas conforme al deber coinciden con lo que se debe hacer, pero no
se llevan a cabo porque sean correctas, sino por otros motivos o inclinaciones. Estas acciones, pese
a coincidir con el deber, no tienen valor moral.
Por otro lado, las acciones realizadas por deber son obligatorias y se llevan a cabo justamente
porque son obligatorias. Estas acciones realizadas por deber sí tienen valor moral.
Con esto, Kant defiende que lo que da contenido moral a una acción es que se lleve a cabo por
deber y no meramente por una inclinación o por algún otro motivo.
El propio Kant ofrece 5 ejemplos de esto, de los cuales veremos 2:
Ejemplo 1: el tendero que marca el precio adecuado de sus productos, puede hacerlo porque ha
calculado que es en su máximo interés pedir un precio adecuado y no excesivo para que sus clientes
no dejen de comprar en su tienda y pasen a comprar en la competencia, o puede hacerlo porque es
lo que debe hacer
En el primer supuesto, el tendero marca el precio adecuado de sus productos conforme al deber.
Este acto no tiene valor moral. Si no hubiera competencia, si pudiera perder la clientela y las ventas,
este tendero posiblemente marcaría un precio excesivo a sus productos, porque esto le permitiría
aumentar las ganancias.
En el segundo supuesto, el tendero marca el precio adecuado de sus productos por deber, porque es
lo que toca hacer, lo que debe hacer. Este acto tiene valor moral. Incluso si no hubiera competencia,
si no pudiera perder la clientela ni las ventas, este tendero continuaría marcando el precio adecuado
de sus productos.
Ejemplo 2: el filántropo que lleva a cabo obras que benefician a la comunidad o que benefician a
otras personas, puede hacerlo movidas por la compasión que sienten por los demás o puede hacerlo
porque es lo que debe hacer.
En el primer supuesto (realiza la acción filantrópica movido por la pasión), el filántropo lleva a cabo
obras que benefician a otras personas conforme al deber y, por lo tanto, su acto no tiene valor moral.
Si no sintiera esta compasión, si llevar a cabo obras que benefician a otras personas no le hiciese
sentirse bien consigo mismo, posiblemente no haría actos filantrópicos.
En el segundo supuesto (realiza la acción filantrópica porque es lo que debe hacer), el filántropo lleva
a cabo actos que benefician a otras personas por deber y, por lo tanto, su acto sí tiene valor moral.
Kant nos pide que imaginemos a una persona que no tiene ninguna inclinación para llevar a cabo
obras buscando el bien de la comunidad o de otras personas, quizás porque siente un rencor
personal extremo, y pese a eso continúa llevando a cabo actos filantrópicos por el mero hecho que
este es su deber. Esta persona lo haría por deber y su acto sí tendría valor moral.
EMOCIÓN
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A lo largo de la historia de la filosofía muchos filósofos han fundamentado los juicios morales en la
creencia en un ser superior o en la racionalidad. Otros filósofos han sido los que han acudido a la
emoción como origen del valor moral y como fundamento de los juicios morales.
De entre los filósofos que han defendido esta posición, destaca el filósofo escocés David Hume
(1711-1776), que argumenta en contra de los egoístas morales y en contra de los racionalistas.
Según Hume, los juicios morales no tienen que ver con la razón, sino que tienen que ver con
nuestras emociones. Según él, para realizar un juicio moral o una valoración moral, no basta con la
acumulación de razones, sino que es necesario un elemento claramente emotivo que nos lleve a ese
pronunciamiento moral. La razón puede ser útil porque no puede ofrecer datos pertinentes, pero, en
palabras de Hume:
“la razón es, y debe ser, solamente esclava de las pasiones
y no puede aspirar a otro oficio que el de servirlas y obedecerlas.”
Por ejemplo, con la razón se puede calcular cuánto dinero tengo y cuanto dinero debo a alguien, pero
la razón sola no me empujará a actuar devolviendo el dinero que debo. Es la emoción, la que me
empujará a actuar devolviendo el dinero o quedándomelo.
La teoría ética que defiende David Hume es el sentimentalismo moral y es una ética 3ª persona, es
decir una ética que se lleva a cabo desde la posición del espectador.
Hume parte de la constatación de que el espectador de una situación moral observa personas y
acciones, pero no observa que algo sea bueno o malo. Cuando veo una acción, no veo ni el bien ni el
mal en esa escena. Por ejemplo, si yo fuera testigo de un asesinato, vería al asesino y al asesinado,
vería una serie de acciones con sus consecuencias, pero ¿dónde vería el mal cometido? ¿En el
asesino? ¿En el arma usada? ¿En las heridas del asesinado? Según Hume, no observaríamos el mal
en ningún sitio porque el mal no es algo que se pueda observar.
En vez de eso, el espectador sabe que algo es bueno o malo si cuando lo observa se le despierta un
sentimiento de aprobación o de desaprobación. Por lo tanto, son los sentimientos de aprobación y de
desaprobación del espectador lo que determina si algo es bueno o malo.
Según Hume, la ética se basa en la empatía (sympathy en el original inglés, algunas veces traducido
también por simpatía). La empatía no se tiene que confundir con la compasión o con la lástima,
porque la empatía no es un sentimiento. En vez de eso, la empatía es el mecanismo psicológico que
explica cómo llegamos a sentir lo que otros están sintiendo.
Es justamente la empatía la que permite explicar por qué nos preocupamos por lo que ocurre a
nuestro alrededor, por qué somos sociables, por qué nos interesan las películas, la literatura o la
historia. La empatía también permite explicar nuestro sentido moral.
El funcionamiento de la empatía se explica en 4 pasos, según Hume:Me doy cuenta de que alguien
está sintiendo algo. Me doy cuenta de que esta persona y yo nos parecemos. De hecho, todos los
seres humanos nos parecemos, justamente porque todos somos humanos. Pero nos parecemos más
con unos que con otros y por eso tenemos más empatía con los de nuestro propio grupo, nuestra
edad, nuestra clase, etc.Me doy cuenta de mí mismo.Por empatía, yo siento lo que está sintiendo la
otra persona, con la que me parezco.
Contraargumento al sentimentalismo moral de Hume: los sentimientos de aprobación y de
desaprobación que sentimos están fuertemente condicionados por nuestra cultura, nuestra
educación, nuestras creencias, etc. Por lo tanto, el sentimentalismo moral de Hume resulta ser una
ética relativista.
Respuesta: Hume defiende que los sentimientos morales de aprobación y de desaprobación están
basados en la naturaleza humana y, por lo tanto, son universales. Todos los humanos compartimos
estos sentimientos de aprobación y de desaprobación en los que se fundamenta la ética. Por
ejemplo, cuando vemos que una persona pisa con fuerza el pie herido de otra, todos tenemos un
sentimiento de dolor.
28
LEY NATURAL
Muchos filósofos defienden que el origen de los valores morales es la ley natural, y que esta ley, a su
vez, fue creada por un ser superior. Otros autores defienden que el fundamento de los juicios morales
es la ley natural sin especificar si esta ley, a su vez, fue creada por un ser superior o si tiene otro tipo
de origen.
Un ejemplo de filósofo que fundamenta los valores morales en la ley natural es John Locke
(1632-1704, Reino Unido). Locke fue uno de los pensadores ingleses más influyentes tanto por su
teoría del conocimiento de corte empirista como por su filosofía política de corte liberal. De hecho, se
le conoce como "el padre del liberalismo".
Según Locke la ley natural tiene 4 características:
Se fundamenta en la voluntad de un ser superior: fue creada por Dios.Tiene la función de establecer
normas de comportamiento con el objetivo de asegurar la paz.Es obligatoria para todos los
humanos.Se conoce a través de la razón.
Como se ve, según Locke los valores morales en algún sentido también se fundamentan en un ser
superior (punto 1) y en la razón (punto 4).
Según Locke, la ley natural dice lo siguiente: todos somos iguales e independientes y, por ello, todos
tenemos derecho a la vida, a la salud, a la libertad y a la propiedad. Es decir, que la ley natural da a
cada individuo 4 derechos naturales: el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la
libertad y el derecho a la propiedad.
Esta ley natural rige y debe regir la vida humana tanto en estado de naturaleza como en estado de
guerra y estado civil.
El estado de naturaleza es la situación previa al gobierno civil, donde todos somos perfectamente
libres e iguales, todos tenemos el mismo poder, nadie tiene más poder que otro. El único límite que
tenemos en estado de naturaleza es la ley natural: seremos libres e iguales, viviremos en paz,
siempre que todos cumplamos la ley natural. Si alguien viola la ley natural, nos pone a todos en
estado de guerra.
El estado de guerra es una situación de enemistad y destrucción. Si alguien viola alguno de mis 4
derechos naturales, se pone en estado de guerra contra mí y yo tengo el derecho a defenderme,
usando la fuerza si es necesario, e incluso destruyendo aquello que me amenaza con destruirme
llegado el caso. Además, todos tenemos el deber de castigar a la persona que viola los derechos
naturales de otra persona.
Para evitar el estado de guerra, hacemos un pacto: en busca de seguridad y bienestar, sacrificamos
parte de nuestra libertad porque prometemos regirnos por la regla de la mayoría siempre que eso no
vaya en contra de la ley natural. De esta forma, instauramos el estado civil con su gobierno civil.
También queda instaurado un árbitro imparcial: un sistema judicial imparcial que pueda resolver los
posibles litigios.
Incluso en estado civil, la acción del gobierno debe basarse en la ley natural, respetando los
derechos naturales de las personas. Porque si un gobierno actúa contrariamente a la ley natural,
violando los derechos naturales de las personas, entonces el gobierno queda deslegitimado y el
pueblo puede hacer la revolución.
La teoría política de Locke se explica más detalladamente en el tema opcional de Filosofía Política
29
GÉNERO
La relación entre moralidad y el género no es solamente una cuestión propia del mundo
contemporáneo. En vez de eso, podemos encontrar filósofas y filósofos que ya se preguntaron por
esta cuestión en los siglos XVIII y XIX, como Mary Wollstonecraft o John Stuart Mill.
De hecho, las tres grandes teorías de ética normativa (ética de la virtud, deontología y
consecuencialismo) han sido repensadas desde esta perspectiva de género. En el artículo de
Kathryn Norlock "Feminist Ethics" (ver bibliografía al final de esta sección) se pueden encontrar cómo
diferentes filósofos han repensado la ética de la virtud, la deontología y el consecuencialismo desde
la perspectiva de género.
Dedicaremos esta sección a una teoría ética pensada desde el principio teniendo en cuenta la
cuestión del género: la ética del cuidado (ethics of care) de Carol Gilligan (1936, Estados Unidos de
América).
Gilligan es conocida por su libro In a Different Voice: Psychological Theory and Women 's
Development publicado el año 1982. En este libro, Gilligan defiende que cuando los psicólogos han
estudiado el desarrollo moral de los humanos, han centrado sus estudios en el desarrollo moral de
los niños omitiendo el de las niñas. Según la autora, esa omisión es muy significativa porque existen
diferencias sustanciales entre la forma de pensar moralmente de las mujeres y de los hombres,
aunque esta diferencia no es binaria sino gradual.
Por ejemplo, el psicólogo Lawrence Kohlberg prioriza la perspectiva masculina sobre lo moral por
encima de la femenina. Kohlberg da preeminencia erróneamente a la "perspectiva de la justicia", que
es la que se vincula a la perspectiva masculina.
Según Gilligan, la perspectiva de la justicia tiene que ver con:
La moral de los deberes.
La tesis de que las personas llegamos a ser independientes de los demás.
El pensamiento universal y abstracto, desligado de situaciones concretas.
La convicción de que las relaciones íntimas con otras personas son un obstáculo para actuar de
forma moral.
En contraposición a la perspectiva de la justicia, Carol Gilligan desarrolla la "moralidad de la
responsabilidad", vinculada a la perspectiva de las mujeres
Según Gilligan, la moralidad de la responsabilidad tiene que ver con:
La tesis de que la independencia total de los demás es una ilusión peligrosa.
El pensamiento moral está arraigado en las situaciones concretas, en contextos concretos.
El cuidado de los demás
La convicción de que el cuidado de los demás y nuestras relaciones íntimas son esenciales para el
ser humano.
Aunque, como afirma Rogin Dillon, la ética del cuidado fue durante un tiempo el enfoque dominante
en la ética feminista, también ha recibido muchas críticas por parte del propio movimiento feminista.
Contraargumento 1: La ética del cuidado revaloriza la tarea de cuidados que históricamente ha
oprimido a las mujeres, impidiéndoles desarrollarse plenamente por tener que cargar con esta tarea
en contextos de opresión. Por ello, la ética del cuidado acepta y promociona la opresión de las
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mujeres porque justifica la explotación de las cuidadoras, de las que se espera unos cuidados
unidireccionales.
Contraargumento 2: La ética del cuidado priva a las mujeres de una visión más general, más global,
sobre las instituciones sociales injustas que las oprimen. Por eso, la ética del cuidado dificulta que las
mujeres se liberen de la opresión a la que están sometidas.
Contraargumento 3: La ética del cuidado simplifica la realidad de las mujeres dejando de lado la
complejidad y el pluralismo de las voces femeninas. La tarea de los cuidados se ha llevado a cabo
por algunas mujeres, pero no por todas. Y son solamente algunas mujeres, y no todas, las que
reivindican como propia la tarea de los cuidados.
ENTORNO
Desde la Antigua Grecia ha habido pensadores que han reflexionado sobre la gran variabilidad de
códigos morales que existen entre tradiciones, culturas, comunidades o incluso entre individuos.
Por ejemplo, Atenas y Esparta eran polis (ciudades-estado) que compartían una lengua y cultura
comunes (la griega) y que a su vez tenían leyes y códigos morales diferentes.
También muchos pensadores han reflexionado sobre los grandes cambios que los códigos morales
han sufrido a lo largo de la historia:
lo que era considerado malo por los abuelos, era visto como bueno por los nietos;
algunas de las prácticas habituales de las antiguas culturas son vistas hoy en día como condenables
moralmente (como el esclavismo);
etc.
Es decir, por los motivos argüidos, algunos filósofos han defendido que el origen y el fundamento de
la moral no es otro que el entorno (la comunidad, la sociedad, la cultura, la tradición) llegando a
posiciones propias del relativismo moral.
En la sección dedicada al relativismo moral dentro de La naturaleza de los valores morales, se
desarrollará esta teoría filosófica de la mano de uno de los primeros pensadores relativistas de
occidente: el sofista Protágoras de Abdera (481 aC - 411 aC).
Al final del artículo se ofrecen fuentes de información para explorar esta posición filosófica.
EVOLUCIÓN
Desde la formulación de la teoría de la evolución por Charles Darwin (1809-1882, Reino Unido) con
la publicación de su obra El origen de las especies (1859), se ha pensado en la posibilidad que la
moral tenga su origen y fundamento en la evolución natural.
Algunos pensadores como Francis Galton (1822-1911, Reino Unido), se basó en la teoría de Darwin
para justificar la eugenesia entendida como una disciplina que tenía como objetivo la mejora biológica
de la especie humana. Algunos países llegaron a aprobar leyes de esterilización obligatoria. Esta
idea tuvo también mucha influencia en la ideología nazi, llevando a las terribles consecuencias por
todos conocidas.
Otros han usado la teoría de Darwin de la selección natural para justificar sus ideologías
contradictorias entre ellas: el racismo, el imperialismo, el capitalismo, el pacifismo, el socialismo, el
progresismo o el anarquismo.
También muchos autores han defendido que la evolución no tiene sentido moral y que, incluso en el
caso de que la evolución hubiera seleccionado algunas intuiciones morales en los seres humanos,
31
eso quizás explicaría el comportamiento humano, pero en ningún caso serviría como justificación de
lo que es correcto o incorrecto, moralmente bueno o moralmente malo.
Veamos a continuación la propuesta filosófica de un científico holandés contemporáneo
especializado en primatología (estudio de los primates) y en etología (estudio del comportamiento de
los animales): Frans de Waal (1948, Países Bajos). Centrémonos en su libro Primates y Filósofos. La
evolución de la moral (2006).
De Waal ha estudiado el comportamiento de los primates y ha llegado a las siguientes conclusiones
por lo que respecta al origen y fundamento de la moral:
Que la moral no viene de Dios ni de ninguna otra fuente externa;
Que la moral tiene su origen en nuestras emociones y en nuestras interacciones sociales cotidianas,
que ellas mismas son producto de la evolución de los animales sociales.
De Waal observa que la bondad en la conducta humana está más desarrollada que la bondad en la
conducta de otros animales como los primates que él ha estudiado. Por eso propone que la
moralidad no humana es el fundamento de la moralidad más compleja que hallamos en los humanos.
De Waal concluye que la capacidad humana para actuar correctamente en vez de actuar con maldad
todo el tiempo tiene sus orígenes evolutivos, al menos en algunas ocasiones, en emociones que
compartimos con otros animales:
La empatía es una respuesta emocional importante y fundamental: la empatía es, en primera
instancia, una cuestión de “contagio emocional”. La empatía nos lleva a la compasión.
Lo mismo ocurre con la reciprocidad, que es una respuesta emocional fundamental que nos lleva a la
justicia.
En el siguiente TED Talk titulado "El comportamiento moral de los animales", el propio Frans de Waal
explica las ideas fundamentales de su teoría:
La teoría de Frans de Waal también cuenta con contraargumentos importantes, más allá de los
apuntados al principio de la sección. Veamos uno de los que recoge en su propio libro.
Contraargumento: la selección natural es un proceso cruel y despiadado de eliminación de los
individuos menos aptos. Por eso, la evolución solamente produce criaturas igualmente crueles y
despiadadas.
De Waal responde que de hecho la selección natural, la evolución, la naturaleza, no funcionan de
esta forma. En vez de eso, la naturaleza favorece a aquellos organismos que sobreviven y que se
reproducen. La forma en que lo hagan es una cuestión abierta. Cualquier organismo que siendo más
o menos agresivo, cooperativo o bondadoso que el resto, realice la mejor tarea, propagará sus
genes.
En el proceso no está especificado cuál es la mejor receta para conseguir el éxito. La selección
natural puede dar lugar a una gran diversidad de organismos, desde los menos sociales y más
competitivos a los más amables y benévolos.
Quizás la evolución no haya especificado nuestras normas y valores morales, pero sí nos ha dado
unas ciertas estructuras psicológicas, unas ciertas tendencias y habilidades que son necesarias para
desarrollar ese sentido moral de tener en cuenta los intereses de la comunidad a la hora de tomar
decisiones. Es aquí donde reside la esencia de la moral humana.
ETICA APLICADA
Garrett Hardin (1913 – 2003, Estados Unidos de América) fue un ecologista que se hizo famoso por
advertir de los peligros de la sobrepoblación en su artículo de 1968 "The Tragedy of the Commons".
32
Desarrolló sus ideas sobre el tema en sus artículos "Life Boat Ethics: The Case against Helping the
Poor" y en "Living on a Lifeboat", publicados ambos en 1974.
Su pensamiento tiene implicaciones directas para ambas áreas de la ética aplicada que aquí se
desarrollan: la distribución de la riqueza y la ética medioambiental. Por este motivo se divide la
explicación de su teoría en dos entradas complementarias dentro de cada área de la ética aplicada.
Aquí se desarrolla la parte de su pensamiento relacionada con la ética medioambiental. Cabe
complementar esta sección con la que aparece en el apartado sobre la distribución de la riqueza,
puesto que esta división de su pensamiento resulta artificial.
Hardin parte de la posición según la cual tenemos la obligación moral de que la especie humana
sobreviva. Para conseguirlo, tenemos el deber explícito de proteger el planeta, lo que ahora se
traduce en la obligación de resolver la crisis medioambiental que vivimos.
Hardin constata que si algo pertenece a todo el mundo, entonces no pertenece a nadie, es decir que
no pertenece a ningún individuo en concreto, y por lo tanto nadie asume la responsabilidad de
preservarlo. ¿Un ejemplo? La contaminación del mundo, del aire, de los océanos, etc., es de todos y
nadie en concreto parece asumir la responsabilidad de acabar con esta contaminación.
Según Hardin, la crisis medioambiental acostumbra a pensarse como un problema global que
requiere una solución global. Se dice 'estamos todos juntos en esto', 'todos estamos en la misma
nave', 'todos vivimos en el mismo planeta y por lo tanto tenemos que compartir los recursos'.
Pero según Hardin, esta forma de pensar es típica de idealistas mal guiados que justifican leyes
suicidas que nos llevarán a compartir nuestros recursos y a provocar una inmigración incontrolada.
Pensar de esta forma no resolverá la crisis medioambiental y, por lo tanto, nos llevará a la extinción
de la especie humana.
En lugar de eso, Hardin defiende que para proteger la especie humana y para respetar los derechos
de las generaciones futuras a existir, es necesario proteger los recursos naturales.
La única forma de hacerlo, según el autor, es que esos recursos naturales pertenezcan a alguien. De
esta forma, el dueño de ciertos recursos naturales será responsable de cuidar de ellos. De esta
forma, alguien sí se hará responsable del cuidado de los recursos naturales. Y, puesto que los
recursos naturales pertenecerán a alguien, el acceso a estos recursos naturales estará limitado.
Lo que propone Hardin es un cambio de modelo. En lugar de “todos estamos en la misma nave”,
tenemos que pensar de forma más realista: el mundo es como un océano con botes salvavidas
dispersos. Estos botes salvavidas son los países ricos (aproximadamente un tercio de la población
mundial). Los pobres simplemente están nadando en el océano, tratando de sobrevivir y tratando de
subirse desesperadamente a un bote salvavidas.
Siento realistas, nos damos cuenta de que los botes salvavidas están casi llenos y, como mucho,
tienen espacio para algunas personas más. Pero subir más personas a los botes salvavidas reduciría
la seguridad del bote, es decir la capacidad de responder a las crisis en caso de que el bote se
empiece a inundar. Esto es especialmente importante en nuestra situación actual, cuando cada vez
es más probable que suframos de crisis climáticas.
Según Hardin, “la justicia completa nos lleva a la catástrofe completa”. Es decir, si aceptamos a todo
el mundo en los botes salvavidas, nos moriremos todos. Por eso dice que tendríamos que rechazar
que nadie más suba a los botes salvavidas y tendríamos que proteger sus perímetros. También dice
33
que si alguien se siente culpable por hacer esto, tiene una solución muy fácil: que se tire al agua y
deje que suba otra persona en su lugar.
Según Hardin, cualquier otra teoría es poco realista y, por lo tanto, inmoral, porque las consecuencias
de cualquier otra teoría es la mayor degradación del medio ambiente y, como consecuencia, la
destrucción de toda vida humana.
Muchos filósofos han criticado el modelo de Hardin basado en los botes salvavidas porque va en
contra de principios éticos fundamentales como: el universalismo, la imparcialidad y los derechos
iguales para todos. Esto podría dar lugar a una discusión filosófica relevante entre diferentes tipos de
teorías consecuencialistas (ver sección sobre el Consecuencialismo) y también entre teorías
consecuencialistas y teorías deontológicas (ver sección sobre Discusión filosófica en Ética
normativa).
Otros han criticado el modelo de Hardin porque cuestionan que sus datos con respecto a la
sobrepoblación sean correctos. Por ejemplo, mientras que es cierto que todos los humanos usamos
recursos naturales, la verdad es que usamos recursos de tipos muy diferentes. Además, con más
población también se pueden generar más recursos naturales y más desarrollo científico y
tecnológico que nos puede ayudar a solucionar la crisis climática. Parece claro que solamente con
reducir la población no se soluciona la crisis climática.
Simon Caney (1966) es profesor de Teoría Política en la Universidad de Warwick (Inglaterra) y autor
del libro Justice Beyond Borders (2005). Caney expuso sus propuestas filosóficas relacionadas con la
ética medioambiental en varios escritos, de entre los cuales destacan dos artículos: “Human Rights,
Climate Change and Discounting” (2008) y “Climate Change, Human Rights and Moral Thresholds”
(2009).
Simon Caney parte de la afirmación de que todas las personas poseen derechos humanos,
independientemente de sus circunstancias sociales o culturales. Los derechos humanos son
“umbrales morales”, es decir que trazan un estándar aceptable por debajo del cual nadie tendría que
vivir. Además, defiende que estos derechos humanos son más importantes que los valores culturales
que uno u otro pueda defender.
Caney sigue una distinción clásica entre derechos positivos y derechos negativos.
Los derechos positivos son los que reclaman la acción de otra persona para cumplirse. Por ejemplo,
el derecho a recibir una buena educación de una persona implica el deber de otra persona a
proporcionarle dicha buena educación. En este sentido, el derecho a recibir una buena educación es
un derecho positivo porque reclama la acción de otra persona a proporcionársela.
Los derechos negativos son los que protegen a un individuo de la intervención de otras personas. Por
ejemplo, el derecho a la vida de una persona implica que el resto de personas tienen prohibido
quitarle la vida a esa persona. En este sentido, el derecho a la vida es un derecho negativo porque
protege a esa persona de las acciones homicidas de otras personas.
Según Caney, para defender su teoría solamente es necesario tener en cuenta los derechos
negativos. Atención: Caney no dice que no existan los derechos positivos ni que sean poco
relevantes; en vez de eso parece que busca justificar su teoría de tal forma que pueda conseguir el
máximo acuerdo entre todos.
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Según el autor, el cambio climático amenaza los derechos humanos entendidos como derechos
negativos. En concreto, el cambio climático amenaza tres derechos humanos:
El derecho a la vida: nadie puede llevar a cabo acciones que priven a las personas arbitrariamente de
sus vidas.
Pero el cambio climático antropogénico, es decir que ha sido generado por el ser humano. Hay
acciones humanas que generan el cambio climático. El cambio climático provoca huracanes,
inundaciones o golpes de calor, que acaba con la vida de muchas personas. Por lo tanto, algunas
acciones humanas, generando el cambio climático, violan el derecho a la vida de muchas personas.
El derecho a la salud: nadie puede llevar a cabo acciones que creen problemas de salud severos a
las personas arbitrariamente.
Puede seguirse la misma argumentación que con el derecho a la vida, constatando que el cambio
climático es antropogénico y que el cambio climático provoca eventos climáticos severos que llevan
consigo epidemias, enfermedades, etc., que crean problemas de salud severos a personas
arbitrariamente.
El derecho a la subsistencia: nadie puede llevar a cabo acciones que priven a personas
arbitrariamente de sus medios de subsistencia (comida, bebida, cobijo, etc.).
Puede seguirse la misma argumentación que con el derecho a la vida, constatando que el cambio
climático es antropogénico y que el cambio climático provoca eventos climáticos severos que llevan
consigo la destrucción de cosechas, la pérdida de tierra fértil, etc., es decir que privan a otras
personas arbitrariamente de sus medios de subsistencia.
A modo de ilustración, Caney afirma que: “un aumento de temperatura de 2,5ºC se estima que
resultará en 45-55 millones de personas adicionales que padecerán hambre durante la década de
2080”.
La conclusión de Caney es clara: solamente tomando en cuenta estos tres derechos humanos
negativos, llegamos a la conclusión de que el cambio climático requiere acción inmediata.
Arne Naess (1912-2009) fue el más reputado filósofo noruego, fundador de la ecología profunda y
catedrático en la Universidad de Oslo. Además de esto, Naess fue un avanzado alpinista que quedó
impresionado con la cultura sherpa cuando visitó el Himalaya. Por ejemplo, los sherpas no se
aventuran en ciertas montañas porque consideran que son sagradas.
Naess se posiciona en contra del movimiento de ecología superficial, que resulta una posición
antropocéntrica: se lucha contra del agotamiento de los recursos y en contra de la contaminación con
el único objetivo de preservar la salud y el bienestar de los seres humanos que viven en los países
desarrollados.
Como alternativa al movimiento de ecología superficial, Naess defiende la ecología profunda, basada
en el igualitarismo biosférico: defiende que todos los seres vivos tienen valor en sí mismos,
independientemente de su utilidad para la vida y el bienestar humano. Por ejemplo, el ecólogo
profundo respeta el valor intrínseco de la ladera de la montaña para no causar daños innecesarios a
las plantas.
Naess también se posiciona en contra del individualismo atomista, es decir en contra de la idea que
el ser humano es un individuo esencialmente separado de todo lo demás. Eso conduce al egoísmo
en relación con las otras personas y al egoísmo humano en relación con el resto de la naturaleza.
Como alternativa al individualismo atomista, Naess defiende el relacionismo, es decir la idea de que
todos los organismos (humanos y no humanos) se entienden mejor como 'nudos' en la red biosférica.
Las relaciones de cada ser vivo con el resto del mundo, especialmente con otros seres vivos, es lo
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que constituye esencialmente su identidad. Según el autor, si nos entendemos a nosotros mismos
como constituidos por nuestras relaciones, cuidaremos mejor de la naturaleza y del mundo en
general. Eso explica por qué, cuando nos identificamos con la naturaleza y con nuestra estrecha
relación con otras formas de vida, sentimos una profunda satisfacción y aumenta significativamente
nuestra calidad de vida.
James Lovelock (1919) es un famoso químico e ingeniero inglés que se ha hecho famoso por su
Hipótesis Gaia: propone que la Tierra es un sistema autorregulado y, por lo tanto, un sistema vivo.
En una entrevista por la BBC World Discovery, el propio James Lovelock cuenta que un día recibió
una carta de la NASA: le invitaban para que les ayudara a diseñar un robot que enviarían a Marte con
la misión de descubrir si hay vida en el planeta rojo.
Pero Lovelock no sabía cómo detectar si hay algún tipo de vida en Marte. Entonces se dio cuenta de
que el universo tiende al desorden, mientras que la vida es un sistema complejo que tiende al orden,
al equilibrio entre elementos.
Llegó a la conclusión de que, para saber si hay vida en Marte, lo que se tenía que hacer era analizar
si se encontraban elementos químicos en orden, en equilibrio, lo que indicaría que si había algún tipo
de vida en el planeta roja. Por el contrario, si lo que se encontraban eran elementos químicos en
completo desorden, eso indicaría que no había vida en Marte. Gracias a Lovelock se demostró que
no hay vida en Marte.
Después de eso, Lovelock aplicó su teoría a la Terra y se dio cuenta de que la Tierra sí es un sistema
con una extraordinaria capacidad de autorregularse, de permanecer ordenada, de estar en equilibrio.
Por ejemplo, la Tierra es capaz de autorregular su temperatura.
De esta forma Lovelock llegó a la conclusión de que la Tierra es un sistema autorregulado, es un
sistema vivo formado por las rocas, la atmósfera, los océanos, las bacterias, los árboles, las ballenas,
los humanos... Y decidió dar el nombre de Hipótesis Gaia a su teoría (Gaia es la diosa griega de la
Tierra).
La Hipótesis Gaia ha tenido mucha influencia en la ciencia contemporánea como nueva forma de
tender la Tierra y el medio ambiente. Partiendo de la Hipótesis Gaia, se han hecho muchos estudios
científicos, por ejemplo estudiando cómo Gaia autorregula el oxígeno.
En este sentido, los seres humanos somos parte de Gaia y, a la vez, estamos destruyendo a Gaia
con nuestras invenciones y tecnologías. Somos un virus de Gaia. Somos el cáncer de Gaia. Pero no
somos el primer organismo que ha intentado destruir a Gaia. Por ejemplo, algunos organismos
causaron las eras glaciares.
A la vez, según Lovelock, el ser humano tiene el conocimiento, la ciencia y la tecnología para revertir
el mal que hemos causado a Gaia.
Peter Singer (1946) es un filósofo autraliano especializado en ética aplicada desde una perspectiva
secular y utilitarista. Trabaja en la Universidad de Princeton (EUA) y en el Centro de Ética Aplicada y
de Ética Pública de la Universidad de Melbourne (Australia). En 2013 fue considerado el tercer
pensador más influyente del mundo por “Global Thought Leader”.
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Ha dedicado parte de su obra a pensar nuestras obligaciones morales con respecto a la pobreza
global:"Hambre, riqueza y moralidad" (1972), "La solución de Singer a la pobreza mundial (1999) y
Salvar una vida (2009/2019)
Su libro Salvar una vida fue publicado originalmente en 2009 (la traducción en lengua castellana se
publicó en 2012). En 2019 ha salido una nueva edición actualizada. Este es una de las lecturas
prescritas que los estudiantes de Filosofía del Programa del Diploma pueden escoger. En esta web
se ofrecen más recursos para trabajar algunas lecturas prescritas, como por ejemplo la de Singer.
Centrémonos ahora en 3 elementos clave de este libro que conforman la propuesta filosófica de
Singer con relación a la ética aplicada a la distribución de la riqueza y a la pobreza mundial:
1. Experimentos mentales
Singer usa varios experimentos mentales en sus escritos sobre este tema. Destacamos dos que
aparecen en el libro Salvar una vida y que también han aparecido en algunos de sus artículos
anteriores sobre esta cuestión.
El niño en el estanque
Con este experimento mental empieza el libro de Peter Singer, justo antes de exponer algunos datos
sobre la pobreza y la riqueza hoy en día (algunos de ellos recogidos en la 'Actividad inicial' de este
apartado).
Veamos este experimento mental explicado en los siguientes dos vídeos (ambos incluyen subtítulos
en español). Cabe destacar que, a continuación, Singer documenta varios ejemplos reales muy
parecidos a este experimento mental.
Bob y el Bugatti
Este experimento mental no es de Peter Singer, sino de otro filósofo conocido por haber dedicado
parte de su carrera a pensar la cuestión de la distribución de la riqueza desde el punto de vista ético:
Peter Unger. Su obra más conocida es Living High & Letting Die (1996). En este libro, Unger expone
esta variante del experimento mental de "El niño en elestanque" para cuestionar cuánto estamos
dispuestos a sacrificar para salvar la vida de un niño.
Singer recoge el experimento mental de Bob y el Bugatti al inicio del segundo capítulo del libro Salvar
una vida de Peter Singer, justo antes de explicar la esencia del argumento del libro.
"Bob está a punto de jubilarse. Ha invertido la mayor parte de sus ahorros en un valioso y raro coche
antiguo, un Bugatti, que no ha podido asegurar a todo riesgo. El Bugatti es su orgullo y su alegría.
Bob no sólo disfruta conduciéndolo y ocupándose del mantenimiento, sino que además es consciente
de que el hecho de que su valor en el mercado aumente significa que podrá venderlo y vivir
cómodamente cuando se jubile. Un día que sale a dar una vuelta con el coche, lo estaciona junto a la
topera de una vía muerta del ferrocarril y va a dar un paseo por las vías. Cuando está paseando, ve
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que un tren sin pasajeros se desliza sin control por los raíles. Al mirar a lo lejos, en el sentido en que
avanza el tren, ve la pequeña figura de un niño que parece absorto jugando en las vías. Ajeno por
completo a la proximidad del tren, el niño corre grave peligro. Bob no puede detener el tren y el niño
está demasiado lejos para oír sus gritos de alerta, pero puede accionar la manivela del cambio que
desvíe al tren hacia la vía muerta junto a la que está aparcado su Bugatti. Si lo hace, nadie morirá,
pero el tren arrollará la topera cochambrosa que clausura la vía muerta y destrozará el Bugatti.
Cuando piensa en lo que disfruta siendo propietario de ese coche y en la garantía económica que
representa para él, decide no accionar la manivela."
Estos experimentos mentales son parecidos al "Dilema del tranvía" recogido en el apartado "Dilemas
morales" dentro de Ética normativa. Las mismas reflexiones filosóficas que se han hecho en aquel
apartado, de la mano del utilitarismo y de la deontología, servirán para analizar, reflexionar y discutir
estos dos experimentos mentales recogidos aquí.
2. La esencia del argumento
El libro entero de Salvar una vida gira en torno al argumento esencial que Singer explicita en el
capítulo 2, después de reflexionar sobre las implicaciones éticas del experimento mental de Bob y el
Bugatti.
Este argumento consta de tres premisas y una conclusión. El libro entero puede ser leído en relación
con este argumento:
"Primera premisa: El sufrimiento y la muerte por falta de alimento, cobijo y atención médica son
malos.
Segunda premisa: Si podemos impedir que suceda algo malo sin sacrificar nada tan importante como
el mal que pretendemos evitar, es incorrecto no hacerlo.
Tercera premisa: Aportar dinero a organismos de ayuda internacional puede impedir el sufrimiento y
la muerte por falta de alimento, cobijo o atención médica, sin sacrificar nada tan importante como los
males que vamos a evitar.
Conclusión: Por consiguiente, si no aportamos dinero a organismos de ayuda internacional, estamos
haciendo algo incorrecto."
De las tres premisas del argumento esencial, la que es propiamente ética es la segunda. Por un lado,
la primera premisa se da por aceptada a lo largo del libro. Por otro lado, la tercera premisa sí se
explora en esa obra, concretamente en los capítulos 6 ("Cuánto cuesta salvar una vida y cómo
averiguar qué organizaciones lo hacen mejor") y 7 ("Mejorar la ayuda").
La segunda premisa pertenece a la ética normativa del consecuencialismo: un acto es incorrecto si
existe un acto alternativo que tenga consecuencias menos malas. Parece ser una versión del
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principio de utilidad ("una acción es buena en la medida en que tenga como consecuencia la mayor
felicidad posible para el mayor número").
Se puede realizar una discusión filosófica interesante en relación con la segunda premisa partiendo
de los argumentos de la deontología y de la ética de la virtud. Se explican de forma detallada en esta
web, en el apartado de ética normativa.
3. Propuesta del final del libro
A lo largo del libro, Singer tiene en cuenta decenas de contraargumentos que se le pueden hacer y
trata de responder a todos ellos. Algunos de estos contraargumentos y las respuestas de Singer
están recogidas en los otros apartados de esta sección.
En el décimo y último capítulo del libro, Singer rebaja su propuesta. En el capítulo segundo nos pedía
que donásemos todo lo que no significara sacrificar algo tan importante como el mal que
pretendemos evitar, es decir tan importante como una vida humana.
Por el contrario, en el capítulo décimo propone que donemos una parte de nuestros ingresos según
una escala que él ha confeccionado, de tal forma que quién más ingrese, más done.
Para simplificar la propuesta de Singer, podemos fijarnos en la propuesta que hace al principio del
capítulo: que donemos el 5% de nuestros ingresos a ONGs que trabajen de forma eficiente para
terminar con la pobreza mundial.
¿Cómo justifica Singer este cambio de posición?
Singer reconoce que no tiene sentido defender una norma tan exigente que prácticamente nadie va a
seguir. Puesto que su objetivo es que los que viven en la pobreza reciban la mayor cantidad de
ayuda posible, entonces debe defender una norma que sea asumible por un gran número de
personas y, de esta forma, maximizar las donaciones para terminar con la pobreza.
Alan Ryan (1940) es profesor emérito de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Ryan defiende la
prioridad ética de su propia gente, es decir que defiende una posición anti-igualitaria.
Veamos una cita que Singer atribuye a Alan Ryan, con la que sintetiza su posición filosófica al
respecto del tema a discutir:
“Las personas tienen una relación especial con su familia, su comunidad y su país. Éste es el bagaje
básico de la humanidad, y a lo largo de toda la historia de la humanidad la mayor parte de la gente no
ha visto nada malo en ello.”
SINGER, P. (2012) Salvar una vida, p. 57.
Peter Singer reconoce que la posición de Ryan parece describir bien nuestra naturaleza humana, que
investigará más detalladamente en los capítulos 4 y 5 de Salvar una vida.
Como respuesta al contraargumento de Ryan, Singer constata que muchos de nosotros podemos
atender a familiares y amigos con mucho menos de lo que tenemos. Es decir, que después de
atender adecuadamente a familiares y amigos, todavía nos sobra dinero que podríamos destinar a
ayudar a los que viven en extrema pobreza.
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Además, Singer se formula la pregunta de hasta dónde debería llegar nuestra preferencia por la
familia y los amigos. El autor de Salvar una vida reconoce que es difícil establecer con exactitud el
equilibrio entre ayudar a los más necesitados y a la propia familia.
De hecho, Singer dedica a esta cuestión el capítulo 8 de Salvar una vida: "Los hijos propios y los
hijos ajenos". En este capítulo, que está repleto de ejemplos, Singer concluye que el conflicto entre el
igualitarismo ("actuar de acuerdo con la idea de que todas las vidas humanas tienen idéntico valor") y
ser un buen padre es un conflicto "auténtico e irresoluble" (p. 150).
A pesar de reconocer que este conflicto es irresoluble y auténtico, Singer termina el capítulo
alertando que "eso no significa que se pueda justificar a los padres que anteponen rodear de lujo a
sus hijos a satisfacer las necesidades básicas de los demás." (p. 151).
EL OTRO Y EL YO
Antiguos filósofos: Platón soy yo a la imágen y semejanza de Dios, cuerpo mortal, alma divina y lo
invisible, lo inmortal, lo puro, lo que permite la contemplación de la verdad, la belleza y el bien, lo que
por naturaleza debe en él imperar.
Sócrates el yo es la consciencia de uno mismo, el pensamiento de la existencia de un ser humano es
lo que permite la existencia del mismo.
Filósofos cristianos: Kierkegaard es la persona concreta, en relación con un fundamento existencial
y una esencial libertad, que se constituyen como base de una antropología personalista. Tomás de
Aquino dicotomía entre el cuerpo y el alma, la parte espiritual y la parte humana, aunque están
íntimamente relacionados
Filósofos edad media: Maquiavelo que el ser humano es maleable, de modo que una pasión puede
ser combatida y contrarrestada por otra pasión.
Locke considera el yo en las relaciones. La identidad consiste en la consideración de la mismidad de
contenido entre dos ideas que se comparan en tiempo y lugar.
Filósofos edad moderna: Descartes se centra en la certeza de la existencia del pensamiento y la
mente como entidad fundamental e indudable. Cogito ergo sum.
Jean-Jacques Rousseau sostenía que la verdadera esencia del individuo se encontraba en el estado
de naturaleza, antes de que las influencias sociales y culturales corrompieron su verdadera
naturaleza. Creía en la importancia de la autenticidad y la autenticidad del individuo, y argumentaba
que la sociedad había alienado al hombre de su verdadero ser.
Filósofos edad contemporánea: Karl Marx abordó la idea de la alienación del individuo en la
sociedad capitalista. Argumentaba que el trabajador, en particular, experimenta alienación en varios
niveles: alienación del producto de su trabajo, alienación del proceso de trabajo, alienación de su ser
genérico y alienación de otros individuos. En este contexto, la identidad individual se ve afectada
negativamente por las condiciones sociales y económicas.
Nietzsche pensaba que el ser humano estaba compuesto mayoritariamente de dos facetas. La
apolínea, iluminación a nivel espiritual, sobriedad de pensamiento, pureza, conciencia, racionalidad, y
la dionisiaca, despreocupada, extravagante, más emocional
Camus; absurdismo, abrazar que la vida no tiene sentido. Sus obras exploran que el humano se
desenvuelve en un mundo sin sentido y que estamos destinados a dárselo. Somos eso que creamos,
aunque no es muy concreto con el tema del “yo”
LIBERTARISMO Y COMUNITARISMO
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El libertarismo y el comunitarismo son dos corrientes filosóficas que ofrecen distintas perspectivas
sobre la organización social y el papel del individuo en la sociedad.
El libertarismo se centra en la libertad individual y la mínima intervención del Estado en la vida de las
personas. Defiende la autonomía individual, los derechos de propiedad privada y la libertad de
elección. Los libertarios creen en la autorregulación de la sociedad a través de la libre interacción
entre individuos y mercados sin la interferencia gubernamental. Argumentan que esta ausencia de
restricciones permitiría el desarrollo máximo de la libertad y el potencial de cada persona.
Por otro lado, el comunitarismo pone énfasis en la importancia de la comunidad y las relaciones
sociales para el desarrollo humano. Destaca que los individuos están intrínsecamente ligados a la
sociedad y que nuestras identidades y valores se forman en relación con otros miembros de la
comunidad. Los comunitaristas sugieren que los lazos sociales, las tradiciones y los valores
compartidos son fundamentales para la cohesión y el bienestar social. Además, critican la excesiva
priorización de la libertad individual en el libertarismo, argumentando que puede llevar a la
fragmentación social y a la pérdida de cohesión comunitaria.
En comparación, el libertarismo se enfoca en la autonomía y la libertad individual como valores
supremos, abogando por una mínima intervención estatal, mientras que el comunitarismo resalta la
importancia de la comunidad, las relaciones sociales y los valores compartidos en la formación de
identidades y en el bienestar colectivo. Mientras que el libertarismo tiende a abogar por una sociedad
más descentralizada y basada en la libertad individual, el comunitarismo enfatiza la interdependencia
y la importancia de una comunidad cohesionada.
Ambas corrientes filosóficas tienen aspectos valiosos y puntos de crítica. El debate entre libertad
individual y responsabilidad comunitaria es fundamental en la reflexión sobre la organización social y
política.
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