Subido por Sebastian Leonel Martinez

La sociología y el sentido común

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Prof.: Martinez Sebastian
Sociología
4º año Humanidades 739
La sociología y el estudio de la Sociedad
“Sabemos”, a partir de los conocimientos de la astronomía, que la Tierra es la que gira alrededor
del sol, y no al revés, “sabemos” también por estos conocimientos que el sucederse de los días y
las noches se debe al movimiento de rotación que la Tierra hace sobre su propio eje,
“mostrándole” distintas caras de su superficie al sol. Sin embargo, en nuestra experiencia directa,
percibimos que es el sol el que se mueve: lo vemos aparecer a la mañana y esconderse al
atardecer y así lo reflejamos en el lenguaje: decimos que el sol “sale” por el este y se “pone” por el
oeste, como si fuese el sol quien se trasladase. Entonces, aun cuando sepamos que no es así,
nuestra percepción se impone por sobre ese saber. Tenemos aquí un ejemplo de cómo nuestro
sentido común a veces entra en conflicto con el conocimiento científico. Sin dudas, esto sucede
mucho más a menudo con el conocimiento producido por las ciencias sociales que por otras
ciencias como la física o la bioquímica. Todos, de una forma u otra, interpretamos de algún modo
el mundo social en que vivimos (podríamos intentar una definición, aunque fuese provisoria, de
qué entendemos por familia o cómo “funciona” una familia, las leyes o el gobierno), pero
posiblemente no tendríamos mucho que decir acerca de los átomos o del proceso de fotosíntesis.
Esto plantea dos situaciones a las ciencias sociales y a la sociología:
1. Intenta comprender un mundo que ya está interpretado por la sociedad (por ejemplo estudia
los movimientos juveniles y la sociedad dice cosas sobre los jóvenes de manera permanente)
2. El cientista social debe lograr que el conocimiento que produce sea independiente de aquel que
ya posee como miembro de una determinada sociedad.
Respecto de la primera situación, decimos que el campo de investigación de las ciencias sociales
es un mundo al que los seres humanos que viven, piensan y actúan en él ya le han atribuido
sentido. Siempre, cuando interactuamos con otro, suponemos “algo” de él. Veamos un ejemplo: si
entregamos una carta al empleado del correo damos por sentado que esa persona no la leerá y
que la colocará en la bandeja correspondiente para que llegue a destino porque además
suponemos que: a) es un trabajador que cumple su tarea, b) su fin o propósito no es buscar en
nuestra intimidad sino cobrar su salario, c) sabe cómo hacer para que nuestra carta llegue a
destino. Atribuimos a las personas y objetos que nos rodean, así como a los hechos sociales que
observamos - y de los que participamos – un sentido sin el cual sería imposible interactuar; y que
no constituye una suposición personal, sino que es construido y aprendido entre-sujetos. Este
sentido al que hacemos referencia, es producto del aprendizaje y, por ello mismo, es compartido
por los otros miembros de esa determinada sociedad, aun cuando no esté distribuido de la misma
manera entre todos los individuos. Volvamos ahora al ejemplo anterior, en el que afirmábamos
que siempre, cuando interactuamos con otro, suponemos “algo” de él. El empleado de correo, por
su parte, hace suposiciones acerca de cuáles son nuestras expectativas cuando le entregamos una
carta. Sabe que: a) no esperamos que él la corrija, b) no es él el destinatario, porque nos “ve”
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Sociología
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como un cliente que tiene una cierta motivación para acercarse a la oficina del correo: que la carta
llegue a destino. Se trata entonces de un sentido construido y compartido con otros, de allí que
digamos que es común. Llamamos entonces sentido común a las construcciones socialmente
distribuidas de pautas, motivos, fines, actitudes y personalidades mediante las cuales los
miembros de una sociedad comprenden la realidad en la cual actúan. En este sentido, cuando
decimos que las ciencias sociales estudian lo que llamamos el “mundo social” nos estamos
refiriendo a una “realidad social” en la cual juegan un papel predominante las interpretaciones
que las personas hacen de la misma. Dicho de otro modo, a las ciencias sociales no solo les
interesa explicar qué es un determinado fenómeno social, sino también (y en algunos casos,
fundamentalmente) comprender qué interpretaciones del mismo existen en una sociedad
determinada, en un momento en particular. Para ejemplificar lo expresado veamos el fenómeno
de la desocupación. No podemos, desde las ciencias sociales, comprender acabadamente el
fenómeno de la desocupación si no es teniendo en cuenta qué papel juega en esa sociedad y qué
significados se le atribuyen, qué motivos son los que socialmente circulan acerca de por qué
ocurre, etcétera. Es decir, solo teniendo en cuenta que la “desocupación” es definida también (y
antes que por las ciencias sociales) por la propia sociedad, es que podemos conocer sus alcances:
tal vez, por una determinada sociedad la desocupación es explicada, desde el sentido común, en
términos de “vagancia”, mientras que para otra esté asociada al tipo de economía de ese
determinado país o región. Las consecuencias sociales y políticas serán radicalmente distintas de
acuerdo con la interpretación que el sentido común de dicha sociedad realice. Vemos así que en lo
que llamamos el “mundo social” o la “realidad social” no existen situaciones independientes de las
interpretaciones que se les atribuya. Las ciencias sociales, por lo tanto, trabajan también con estas
interpretaciones del sentido común y de allí que afirmemos que se trata de un mundo ya dotado
de sentido. Si todos, incluso quienes pretenden hacer ciencia social, compartimos ese sentido
común desde el cual comprendemos nuestro mundo, nos enfrentamos a la segunda situación que
adelantamos previamente: el desafío del cientista social de lograr un conocimiento que se
independice de aquel que ya posee como miembro de una determinada sociedad. A lo largo de la
historia, distintos cientistas sociales y han brindado diferentes respuestas a este dilema, de modo
tal que algunos han pretendido “desligarse” del sentido común como quien se saca un par de
anteojos. Tal vez sin preguntarse si es esto posible ya que ¿cuándo sabemos en qué momento no
estamos “mirando” la realidad con nuestros “anteojos” culturales?.
Sentido Común
La práctica de la sociología incluye el obtener conocimiento sobre nosotros mismos, las sociedades
en las que vivimos y otras sociedades distintas de las nuestras en el espacio y en el tiempo. Los
hallazgos de la sociología alteran y a la vez contribuyen a nuestras creencias de sentido
común acerca de nosotros mismos y de otros. Consideremos la siguiente lista de afirmaciones:
1. El amor romántico es parte natural de la experiencia humana, y por tanto se encuentra en todas
las sociedades, en estrecha conexión con el matrimonio.
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2. La duración de la vida de las personas depende de su constitución biológica y no puede estar
demasiado influida por las diferencias sociales.
3. En épocas anteriores la familia era una unidad estable, pero hoy hay un gran aumento en la
proporción de «hogares rotos».
4. En todas las sociedades habrá personas desgraciadas o deprimidas; por consiguiente, los
porcentajes de suicidio tenderán a ser los mismos en todo el mundo.
5. La mayoría de las personas en todas partes concede valor a la riqueza material y
tratarán de prosperar si hay oportunidades para hacerlo.
6. Durante toda la historia humana se han librado guerras. Si hoy nos enfrentamos a la amenaza
de la guerra nuclear, esto se debe a que los seres humanos tienen instintos agresivos que siempre
encontrarán una salida.
7. La difusión de los ordenadores y la automatización en la producción industrial reducirá en gran
medida la jornada laboral media de la mayoría de la población.
Todas estas afirmaciones son erróneas o cuestionables, y el ver por qué nos ayudará a entender
las preguntas que plantean —y tratan de responder— los sociólogos en su trabajo. (En capítulos
posteriores analizaremos con mayor detalle estos puntos.)
1. Como hemos visto, la idea de que los vínculos matrimoniales deben basarse en el amor
romántico es reciente, y no se encuentra ni en la historia anterior de las sociedades occidentales ni
en otras culturas. En realidad, el amor romántico es casi desconocido en la mayoría de las
sociedades.
2. El tiempo de vida de las personas se ve afectado de forma muy definida por las influencias
sociales. La razón es que los modos de vida social actúan como «filtros» de los factores biológicos
que causan enfermedades, debilidad o muerte. Por ejemplo, los pobres suelen tener menos salud
que los ricos, porque por lo general tienen peores dietas, llevan una existencia de mayor desgaste
físico y tienen acceso a servicios médicos inferiores.
3. Si retrocedemos hasta los primeros años del siglo pasado, la proporción de niños que vivían en
hogares con un solo padre natural era probablemente tan elevada como lo es hoy, pues muchas
personas morían jóvenes, sobre todo las mujeres en el parto. La separación y el divorcio son hoy la
causa principal de los «hogares rotos», pero el nivel global no es muy diferente.
4. Las tasas de suicidio no son ciertamente las mismas en todas las sociedades. Incluso si
consideramos únicamente los países occidentales, encontramos que las tasas de suicidio varían de
forma considerable. La tasa de suicidio del Reino Unido, por ejemplo, es cuatro veces superior a la
de España, pero sólo un tercio de la de Hungría. Las tasas de suicidio aumentaron de modo
bastante drástico durante el principal período de industrialización de las sociedades occidentales,
durante los siglos XIX y comienzos del XX.
5. El valor que numerosas personas en las sociedades modernas atribuyen a la riqueza y al
«prosperar» es en su mayor parte un desarrollo reciente. Está asociado a la emergencia del
«individualismo» en Occidente, el énfasis que tendemos a situar en el logro individual. En muchas
otras culturas se espera que los individuos pongan el bien de la comunidad por encima de sus
propios deseos e inclinaciones. La riqueza material con frecuencia no tiene una consideración muy
alta en comparación con otros valores, como los religiosos.
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6. Lejos de tener un instinto de agresión, los seres humanos no tienen instintos en absoluto, si
«instinto» significa un modelo de comportamiento fijo y heredado. Además, a lo largo de la mayor
parte de la historia humana, cuando se vivía en pequeños grupos tribales, la guerra no existía en la
forma que vino a tener posteriormente. Aunque algunos de estos grupos eran agresivos, muchos
no lo eran. No había ejércitos, y cuando se producían escaramuzas era frecuente que las bajas
fueran deliberadamente evitadas o limitadas. La amenaza de la guerra nuclear en la actualidad
está vinculada a un proceso de «industrialización de la guerra» que es uno de los aspectos
principales de la industrialización en general.
7. Este supuesto es bastante diferente de los otros, pues se refiere al futuro. Existen buenas
razones para que la idea haya de acogerse como mínimo con cautela. Las industrias plenamente
automatizadas son todavía bastante poco numerosas y aisladas, y los trabajos eliminados por la
automatización pueden ser reemplazados por otros creados en otras partes. Aún no podemos
estar seguros. Una de las tareas de la sociología es examinar con rigor la evidencia real disponible
sobre tales cuestiones.
Obviamente, los hallazgos sociológicos no siempre contradicen las concepciones de sentido
común. Las ideas de sentido común muchas veces suministran intuiciones sobre el
comportamiento social. Sin embargo, es necesario insistir en que el sociólogo ha de estar
dispuesto a preguntarse con respecto a cualquiera de las creencias sobre nosotros mismos, por
muy preciadas que nos sean: ¿son las cosas de verdad así? Al hacerlo, la sociología
también contribuye al «sentido común» de cualquier momento y lugar. Mucho de lo que
consideramos sentido común, por ejemplo, que el porcentaje de divorcio ha aumentado mucho
durante el período transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial—, se basa en la obra de
sociólogos y otros científicos sociales. Es necesaria mucha investigación de tipo regular para
producir material de año en año sobre las pautas de matrimonio y divorcio. Lo mismo puede
decirse de numerosísimas áreas de nuestro conocimiento de «sentido común».
Actividades:
1) ¿Según el texto a que se llama sentido común? Propone 3 ejemplos (que no estén en
la copia).
2) ¿Le serviría a la sociología saber sobre el sentido común que se tiene sobre un hecho
social pronto a investigar? ¿Por qué? ¿Para qué?.
3) ¿Cuál sería el desafío del científico (investigador) social a la hora de producir
conocimientos sobre un hecho social, siendo que el mismo posee sentido común ya que
forma parte de la misma sociedad?
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