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Los humanos realmente somos seres complejos. Karla Suárez Bruzón.

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ESPEJO DEL CORAZÓN: UN VIAJE A TRAVES DE LA DANZA DE NUESTRAS EMOCIONES Y LA EXISTENCIA HUMANA
KARLA SUAREZ BRUZON.
Los humanos realmente somos seres complejos, amamos, incluso ansiamos aquello
que alguna vez o que constantemente se nos he negado< realmente es una clase de
obsesión que por estupidez o por una percepción influenciada por la propia sociedad
denominamos “amor” a simplemente un sentimiento de satisfacción por conseguir lo
anhelado, es como llegar a la meta de la carrera que parecía no tener fin. Esto no es
un tratado filosófico para argumentar que el amor no es más que una falacia y que no
es más que el estado de fascinación hacia algo o alguien, más bien es una forma inútil
de hacer ver que el ser humano no es tan complicado como lo pueden ser sus
pensamientos y sentimientos – complejizamos más al ser humano quizás como un
estúpido intento de sobresaltar a estos en sí, siempre hemos tenido ese complejo de
superioridad, como si todo el universo existiera y fuera por y para nosotros- es una
complejidad totalmente diferente a la de un mecanismo; donde son puras piezas que
encajan perfectamente entre si siguiendo un patrón determinado, usando la lógica y
sentidos podemos descifrar.
¨Quién no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no
comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también
ama, observa, ve… Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más
grande es el amor… Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las
frutillas nada sabe acerca de las uvas.¨
PARACELSO
Si bien hay varias premisas que se acercan a lo que en algún punto a lo que
quisiera argumentar, una de las principales podría ser, el amor como el reflejo máximo
del arte en la sociedad, y es que para muchos de los letrados que tuvimos y tenemos,
el arte de amar es la supremacía, es el reflejo máximo de esta expresión y tenemos
que si esto es cierto debe existir una teoría para aprender a amar, pues como todo
arte su aprendizaje es certero y para todos – con la cierta medida de que unos
llegaran a ser ¨conocidos¨ por su talento de amar y otros solo quedaran como unos
más. ¨El amor es la potencia a la fatalidad¨ diría Narciso.
Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la
existencia humana. Si bien encontramos amor, o más bien, el equivalente del amor, en
los animales, sus afectos constituyen fundamentalmente una parte de su equipo
instintivo, del que solo algunos restos operan en el hombre. Lo esencial en la
existencia del hombre es el hecho de que ha emergido del reino animal, de la
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adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza —si bien jamás la abandona
y siempre forma parte de ella— y, sin embargo, una vez que se ha arrancado de la
naturaleza, ya no puede retornar a ella, una vez arrojado del paraíso —un estado de
unidad original con la naturaleza— querubines con espadas flameantes le impiden el
paso si trata de regresar. El hombre solo puede ir hacia adelante desarrollando su
razón, encontrando una nueva armonía humana en reemplazo del pre humana que
está irremediablemente perdida.
¿Y si nuestros antecesores tenían razón y no somos más que la creación de un
ente superior que lleva nuestras vidas como si fuese una función teatral que tanto
degustaban los griegos, tan trágicas y cómicas como estos decidían? Podemos hasta
en los momentos más imaginativos llegar a la conclusión, que la vida no es más que
un castigo divino, por haber tenido la perfección y haberla abandonado – rasgo que
comparte tanto la creencia cristiana como los griegos en sus seres andrógenos, que
vivían al igual que Adán y Eva, en un mundo de infinidad y plenitud- posiblemente no
somos más que el espacio de experimentación, de ilusión de algún dios caprichoso
que busca perturbarnos para satisfacción personal; aunque puede que le estoy dando
a los humanos más importancia de la que debería y solo somos la zona de desperdicio
para morir i vivir eternamente en un mundo perdido entre el caos y la envidia, por ser
tan banales y sin sentido que solo pisotean a los demás por interés personal. A veces
dejar las cosas ir es mejor que aferrarse, esos pensamientos egocéntricos, donde
somos la supremacía universal y los únicos dotados en un universo donde hay más
estrellas que humanos.
Entonces…
¿Qué sentido tiene la vida? Eso era todo: una sencilla pregunta; que con los años
tendía a hacerse más acuciante. Nunca se había producido la gran revelación. La gran
revelación quizá no llegaría nunca. En su lugar estaban los pequeños milagros
cotidianos, las iluminaciones, cerillas que de repente iluminaban la oscuridad; y aquí
había una.
Virginia Wolf
¿Es un sentido espiritual, carnal? Es el sentido de que todos venimos al mubdo
simplemente para seguir patrones determinados que nos llevan vivir en la sociedad
implantada. ¿Sería grandioso o estúpido decir que tendremos en algún punto una
revelación divina que nos elevara y nos enseñara todos los misterios que oculta la
creación y la supervivencia de la especie? El ser humano, al enfrentar su existencia,
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se inmiscuye en un enredado laberinto entre la psique y la realidad que le rodea.
Desde tiempos inmemoriales, la relación entre ambas dimensiones ha dominado las
reflexiones filosóficas y psicológicas, planteando un enigma que penetra en la esencia
misma del ser humano.
Éste es el poder del sentido. No es una gran revelación. Es pararse un
momento a saludar al quiosquero y acercarte a alguien en el trabajo que te parece que
está deprimido. Es ayudar a la gente a estar en mejor forma física, a ser un buen
padre o mentor para un niño. Es sentarse a contemplar anonadado un cielo estrellado
e ir un servicio eclesiástico de oraciones medievales con unos amigos. Es abrir una
cafetería para los veteranos que luchan contra sus adicciones. Es escuchar con
atención la historia de un ser querido. Es cuidar de una planta. Esto pueden parecer
cosas muy sencillas por sí solas. Pero, en conjunto, son las que iluminan el mundo.
La esencia misma del ser humano está anclada en una dualidad intrínseca que
teje la trama de la vida: la existencia externa y la profunda vida psicológica. Esta
dualidad constituye un eje central que influye en las percepciones, los anhelos, las
reflexiones y los conflictos internos que conforman la rica tapestry de la experiencia
individual. La psique humana actúa como un espejo fiel que refracta y procesa las
impresiones del mundo que la rodea teniendo como escancias los sentidos que por
mucho tiempo fueron puestos como la principal y única fuente de conocimiento –
teniendo en cuenta que como siempre hubieron personas que fueron en contra de
estas creencias con amplios postulados filosóficos? A través de este complejo
mecanismo psicológico, el ser humano interpreta y da sentido a su existencia,
construyendo una narrativa interna influenciada por las emociones, los recuerdos, las
vivencias y los arquetipos intrínsecos. En el escenario de la existencia, la psique
despliega sus facetas más íntimas y complejas. Las experiencias, los desafíos, los
lazos afectivos y las visiones del mundo enriquecen el entramado de la psique,
proyectando la elaborada trama de la vida interior sobre el lienzo de la realidad externa
La relación entre ambas dimensiones, lejos de ser lineal o monolítica, se pinta con
tonos de tensión y armonía. Conflictos internos, luchas psicológicas, anhelos
profundos y epifanías existenciales se entrelazan en un diálogo constante que da
forma a la vivencia humana en su totalidad. La exploración de la existencia humana y
su psique despierta el enigma de la trascendencia. Las reflexiones, profundizadas por
la introspección psíquica, invitan al ser humano a trascender los límites de la
individualidad y adentrarse en la apertura hacia la conexión con lo trascendente y lo
universal.
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KARLA SUAREZ BRUZON.
La dualidad psíquico-existencial propone un desafío fundamental: la búsqueda de
la unidad. En la travesía de la existencia, la psique anhela hallar la armonía entre su
vida interna y la complejidad del mundo externo, buscando integrar su esencia
intrínseca con el mosaico cambiante de la realidad.
El destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si —y hasta
qué punto— el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida
colectiva emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. En este sentido, la
época actual quizá merezca nuestro particular interés. Nuestros contemporáneos han
llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales que con su ayuda les
sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. Bien lo saben, y de ahí
buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. Sólo nos queda
esperar que la otra de ambas «potencias celestes», el eterno Eros, despliegue sus
fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas ¿quién
podría augurar el desenlace final? ¿Ganaría la vida o la muerta? Inimaginable un
mundo donde esta triunfara pero sería excepcional el caos en la felicidad.
En el enredado laberinto de la existencia humana, la relación entre la psique y
la realidad se erige como una fuente inagotable de interrogantes, reflexiones y
descubrimientos, en la exploración de esta relación intrincada, nos sumergimos en un
viaje de autodescubrimiento y comprensión de la complejidad de la existencia humana.
A través de la psique, nos adentramos en el misterio de la vida, y a través de la vida,
indagamos en las profundidades de la psique es un descubrimiento mutuo donde uno
depende del otro o más bien se complementan. Es en este diálogo íntimo donde se
entreteje la riqueza y la variedad de la condición humana, abriendo horizontes a la
comprensión y la apreciación de la existencia en toda su plenitud. A través de esta
exploración, se nos invita a una consideración más profunda de la intrincada danza
entre la existencia y la psique, y a una apreciación más amplia de la riqueza y
complejidad de la condición humana en toda su magnitud. La relación entre la
existencia humana y su psique abre un corredor de reflexión y autoexploración,
desvelando el enigma fascinante de la condición humana. Este viaje, aunque
intrincado y a menudo enigmático, ofrece una ventana para explorar la riqueza y la
complejidad de la vida humana en toda su plenitud.
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KARLA SUAREZ BRUZON.
BIBLIOGRAFIA.

Emily Esfahari, El arte de cultivar una vida con sentido.

Erich Fromm, El arte de amar.

Frank, Viktor, El hombre en busca del sentido.

Freud Sigmiun, El malestar en la ciudad.

Habermas Jurgen, El futuro de la naturaleza humana, ¿Hacia una eugenesia
liberal?
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