Autor: Augusto Antonio Pastore email: [email protected] Este artículo surge del Trabajo de Investigación realizado para elaborar la Tesis de Licenciatura del Prof. Augusto A. Pastore (2006) Valiosas Razones “La aventura deportiva se me antoja como un enriquecimiento probablemente irremplazable. Pero los caminos que conducen a las marcas y a los ‘podiums’ deberían trazarse bajo las directrices de un patrimonio cultural-humanista, respetando la adolescencia a fin de jamás olvidar al niño o a la niña, futuro hombre y mujer, escondido tras el joven deportista”. Frederique, T. tomado de Personne, J. (1987)1 Con Batalla Flores (1995) compartimos el pensamiento que el deporte es un instrumento muy valioso para el proceso de formación de la persona y que la prisa por la obtención de resultados genera problemas de difícil solución al olvidar la condición humana, fundamental, del deportista. La especialización temprana, a edades inadecuadas y el entrenamiento deportivo incompatible con la maduración integral del deportista son habitualmente observables en el medio en que nos desenvolvemos.2 Con respecto al deporte educativo Blázquez Sánchez (1995)3 nos relata que entre los dos extremos representados por la competición de alto nivel y el deporte recreativo, que denomina de esparcimiento, se encuentra el deporte educativo que constituye una verdadera actividad cultural que permite una formación básica y una formación continua a través del movimiento. Pero coincidimos con él en que no es el movimiento el que ocupa el lugar central, sino la persona que se mueve, que realiza una actividad física. Es más importante el deportista que el deporte, permitiendo desarrollar aptitudes motrices y psicomotrices relacionadas con lo afectivo, cognitivo y social de su personalidad en un todo de acuerdo con los estadios del desarrollo humano. Personne, J. (1987). Aucune médaille ne vatu la santé ‘un enfant. París: Denoél. Citado en Batalla Flores, A. (1995). El rendimiento en la iniciación deportiva. En Blázquez Sánchez, D. (Ed.). Op. cit. (p. 160). 2Batalla Flores, A. (1995). El rendimiento en la iniciación deportiva. En Blázquez Sánchez, D. (Ed.). Op. cit. (p. 160). 3 Cfr. Batalla Flores, A. (1995). Op. cit. En Blázquez Sánchez, D. (Ed.). Op. cit. (p. 159). 1 Para Le Boulch (1991) “un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de sus aptitudes motrices y psicomotrices, en relación a los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad”.4 Seirul.lo Vargas (1995) nos explica, con mucha claridad, que ni el aprendizaje de las técnicas y tácticas del deporte ni el beneficio físico o psíquico que pueda provocar son lo esencialmente educativo del mismo. En realidad lo eminentemente educativo son las condiciones en las que se realizan esas prácticas de manera tal de comprometer sus capacidades de forma tal de que esa experiencia organice su propio yo, logrando su autoestructuración. Para que ello ocurra la experiencia propuesta debe, necesariamente, dejar abiertas opciones a las libres decisiones que son consecuencia de la reflexión individual.5 En cuanto a los valores intrínsecos de las prácticas deportivas, el mismo autor menciona lo agonístico que le proporciona la intencionalidad competitiva, y que se constituye en la ciencia y el arte del combate. Otro de los valores del deporte es el lúdico y representa el equilibrio necesario para el agón evitando, de esa forma, que las actividades deportivas terminen trágicamente y agrega otro aspecto trascendente como lo es la voluntariedad de la participación. El tercero es denominado por Seirul.lo Vargas eronístico refiriéndose a aquellos actos humanos que realizamos sin otra intención que el placer de su ejecución. Teniendo en cuenta que el cuerpo es su instrumento y éste es fuente de hedonismo en el más amplio sentido que se le pueda dar. En un todo de acuerdo con lo que sostienen Crisorio, R. L. y otros (2002)6 lo que interesa no es lograr información acerca de las regularidades características del aprendizaje motor, que pretenden alcanzar conclusiones objetivas respecto del desarrollo de los individuos, lo cual no se rechaza, sino objetivar conclusiones respecto de los aprendizajes de los mismos. En este sentido, lo importante no es determinar patrones para cada período concreto de edad sino establecer principios que permitan orientar la enseñanza de las 4 Le Boulch, J. (1991). El deporte educativo. Buenos Aires: Ed. Paidós. Citado en Seirul.lo Vargas, F. (1995). Valores Educativos del Deporte. (p. 62). En Blázquez Sánchez, D. (Ed.). Op. Cit (p. 62) 5 Cfr. Seirul.lo Vargas, F. (1995). Op. cit. (p. 63-64). En Blázquez Sánchez, D. (Ed.). Op. cit. (pp. 63-64) 6 Crisorio, R. L., y otros. (2002). Op. cit. (p. 5). habilidades motrices haciendo lugar a la pluralidad y a la diversidad propia de las prácticas y de los sujetos. En relación directa con el deporte educativo surge de nuestras investigaciones que las prohibiciones, obligaciones y limitaciones deberían ser consideradas en profundidad antes de ser puestas en práctica. Sería conveniente que fueran 7 guiadas por consensos sociales con visiones holísticas, de lo contrario poco es lo que pueden aportar a los procesos de aprendizaje motor de los jóvenes que practican básquetbol. Nuestras consideraciones están influenciadas por el resultado de la observación, por más de 40 años, de más de 1.000 encuentros y más de 5.000 sesiones de entrenamiento con y sin la existencia del reloj de tiro en la competencia de básquetbol de jóvenes de 13 años. De acuerdo con las investigaciones realizadas podemos afirmar que los jóvenes inexpertos, y muchos de los que integran la categoría preinfantiles en básquetbol lo son, requieren mayor tiempo para el procesamiento de la información que les permita emitir respuestas adecuadas en la autoconstrucción de su aprendizaje motor. La última modificación a la regla del reloj de tiro disminuye de 30” a 24” el tiempo permitido de posesión del balón a partir de la categoría preinfantiles. De esta forma los practicantes de 13 años disponen de menos tiempo para producir sus respuestas fruto del procesamiento de la información de los mismos. En nuestra tarea diaria hemos encontrado numerosos jóvenes de 13 años que presentan dificultades en el desarrollo del procesamiento de la información en su proceso de aprendizaje motor relacionado con la disminución del factor tiempo de posesión del balón correspondiente a la regla del reloj de tiro en el deporte básquetbol. Por lo tanto nos animamos a sostener que la reducción del tiempo de posesión del balón en la regla del reloj de tiro en el deporte básquetbol incide negativamente en el proceso de aprendizaje motor de los jóvenes inexpertos, de l3 años, pertenecientes a la categoría preinfantiles. 7 Pastore, A. A. (2006) La reducción del tiempo de posesión en el deporte básquetbol y su incidencia en el proceso de aprendizaje motor de los jóvenes de 13 años. Tesis de Licenciatura. La Plata: presentada como ponencia en el II Congreso Latinoamericano de Educación Física y Ciencias del Deporte. Mayo de 2007. En relación a los expertos, que son los menos a esa edad, la disminución del tiempo de posesión ha incidido en el tipo de juego a desarrollar con un importante deterioro del juego de equipo. A la edad de estos chicos (hasta 13 años cumplidos en el año de la competencia) su concepto básico de participación en el juego pasa por el contacto con la pelota. Si no lo logran a esta altura lo más probable es que abandonen la práctica del básquetbol por considerarse incapaces de desenvolverse satisfactoriamente, para sus aspiraciones. Los estudios que se están realizando en distintos ámbitos relacionados con este tema y que apuntan a proponer modificaciones en el reglamento de minibásquetbol con respecto al terreno de juego, distancia de los lanzamientos de tiros libres y de tres puntos, cantidad de jugadores por equipo, duración de los encuentros, tiempo de juego y otros apuntan directamente a mejorar las condiciones de la participación de los niños y jóvenes en el deporte básquetbol.8 Todas y cada una de las modificaciones sugeridas están dirigidas a incrementar la participación de los jugadores y de esa forma posibilitar un mejoramiento del proceso de aprendizaje motor que brinde respuestas a la mayoría de los jóvenes practicantes y no exclusivamente a los que evidencien desde un comienzo condiciones especiales que tampoco son garantías de continuidad , en muchos casos. El deporte educativo y formativo constituye el cimiento del deporte pero más importante aún que eso participa, con aportes de trascendencia, en la formación integral de los niños y jóvenes en lo referente a socialización, resolución de problemas, desarrollo cognitivo y salud. Las formas de juego como tan bien lo explicitan Da Graça y Oliveira en “La enseñanza de los JDC” son absolutamente participativas y no especializadas en cuanto a las funciones de los jugadores durante el desarrollo del juego. Uno de los aspectos más importantes de la enseñanza en este nivel es la participación colectiva en el juego y los entrenadores tratamos por todos los medios de que, en cada posesión del balón, si es posible, tomen contacto con 8 Piñar López, M y Cárdenas Vélez, D. (2005). Op. cit. [On line]. Disponible en la red: http://baloncestoformativo.com.ar .Agosto de 2006. el balón todos los integrantes del equipo que está en cancha. Cuando no lo logramos estamos tendiendo a desarrollar individualidades en lugar de jugadores de equipo. Nuestros objetivos, como se observa, son totalmente opuestos a los del básquetbol profesional que requiere de estrellas para llenar los estadios, nosotros queremos contribuir al proceso de aprendizaje motor de jóvenes estudiantes de 9° grado y 1er. año del polimodal y favorecer su sentido de solidaridad, participación y fundamentalmente su socialización. Si no logran tener contacto con el balón pierden el interés en el juego, buscan otros rumbos que cuando son deportivos no son graves pero que cuando se alejan de la práctica deportiva son inconvenientes. Las reglas de juego en las etapas formativas deben responder, fundamentalmente, a los intereses directamente relacionados con todos los aspectos relacionados con el aprendizaje de los nóveles practicantes, en todos sus aspectos. Las etapas formativas deben ser transitadas por los jóvenes como un camino socializante, que al mismo tiempo les permita descubrir los valores del juego de equipo. ¿Cuál es el motivo de la premura para que jueguen con las reglas de los más grandes? Ya tendrán tiempo para hacerlo cuando crezcan y se desarrollen. Bibliografía Blázquez Sánchez, D., y otros. (1995). La Iniciación Deportiva y el Deporte Escolar. Barcelona: INDE Publicaciones. Crisorio, R. L., Giles, M. G., Lescano, A. A., y Rocha Bidegain, A. L. (2002). Investigación del Aprendizaje Motor. La Plata: Revista Digital [on line]. Disponible en http://efdeportes.com De la Vega, E. (2003). Deporte y Pedagogía: Notas sobre el Aprendizaje y la Conducción Técnica en Básquetbol [on line]. Disponible en: Baloncesto Formativo en la Red http://baloncestoformativo.com.ar Giraldes, M. (1994). Didáctica de una Cultura de lo Corporal. Buenos Aires: Mariano Giraldes. Graça, A., Oliveira, J. y otros. (1999). 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