Subido por warner Ortiz Reyes

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LIBRO V I — EL PROCESO
sos u otras unidades que más bien guardan relaciones al valor
o derechos proporcionales que al área del terreno”. De modo
análogo la L. de R. de T. de 1947 expresa: “Cuando en
esta Ley se empleen las palabras “Terrenos Comuneros” o
“Sitios Comuneros”, se entenderá que significan predios indivisos que pertenecen o se dice pertenecer a dos o más personas cuyos derechos están representados en acciones denominadas “pesos” u otras unidades que más bien guarden relación al yalor o derechos proporcionales que al área del terreno perteneciente a dichas personas o reclamado por ellas;
y siempre que se empleen las palabras “pesos de títulos” se
entenderá que significan los títulos sobre “Terrenos Comuneros” o “Sitios Comuneros” ya referidos.”
Necesidad de su abolición. En todo tiempo se ha reconocido que esta forma de propiedad presenta gravísimos inconvenientes y peligros, y la urgencia en hacer cesar tal estado de cosas. Con este fin, la L. del 21 de abril de 1911
declaró “de utilidad pública la mensura, deslinde y partición
de terrenos denominados comuneros” (art. 19), y estableció
un procedimiento para realizar esas operaciones (art. 2 y s.).
El art. 19 de la L. de R. de T. de 1920 declaró, por su parte,
que esas operaciones eran de orden público y en sus arts. 82
a 88 trazó un procedimiento encaminado a sanear, dividir y
registrar esos terrenos. Al mismo tiempo, en su art. 146 declaró derogada la L. del 21 de abril de 1911, y revocó todos
los procedimientos que estuvieran pendientes para la partición de esos terrenos. Pero la L. 590, del 2 de enero de 1921,
mod. por el D. 83 de 1923, rehabilitó los procedimientos de
mensura ya terminados, dejándolos sometidos a la homologación por los correspondientes j. de P. i., siempre que no se
hubiera comenzado una mensura catastral que incluyera el
sitio de que se trata, y trazó nuevas pautas para su partición,
saneamiento y registro.
La L. 833, del 9 de marzo de 1945, reemplazó las disposiciones de la L, de R, de T. y sus modificaciones sobre este
particular, e introdujo importantes reformas en el procedim i e n t o para la-partición de los terrenos comuneros, estable|
ciendo, previamente al saneamiento, un procedimiento para
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conciernen S u a d i p o
la depuración de los títulos que les
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siciones fueron incorporadas a la L. de R. de
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Se regula
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de la L. de R. de T. Tienen la iniciativa en el procedi
B E D para la depuración de títulos las partes interesadas,
Abogado del Estado, y de oficio el:
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El juez encargado del procedimiento hará citar, por me
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del T. de T., dentro de un plazo de dos meses.
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Los títulos no depositados quedarán y a
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previa citación dirigida a los interesados, en igual forma q =
la que los llamó para el depósito, con un plazo de p a g a
i
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decidirá, por una s de de treinta
días. Después el juez
tencia, sobre la validez o la nulidad de cada título sometido
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serán tomadas en consideración para los fines de la partición
del sitio correspondiente.
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E
`“Luego que la sentencia sea revisada por el T. Superior
de Tierras se procederá a iniciativa del Estado o de accionis
tas cuyos títulos sumen por lo menos las dos terceras c i
del total de los computados del sitio, aordenar y practicar a
mensura catastral siguiéndose los trámites expuestos anterior-
Elementos De Derecho
Procesal Civil Dominicano Vol. II Froilan
Tavarez
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=118-
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Elementos de Derecho
Procesal Civil Dominicano Vol. II - Froilan Tavarez
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TITULO IX
PROCESO EN DEFECTO
Consideraciones generales. El procedimiento en defes
= 119-
LIBRO V I — E L PROCESO
en cuyo caso el juez dictará una sentencia contradictoria, sal-
to ha sufrido profundas modificaciones en virtud de las dis
posiciones de la L. 845 de 1978, inspiradas en las reformas
francesas iniciadas en 1935, luego modificadas en 1958 y
1965, que culminaron con el Decreto del 28 de agosto de
1972, cuyas disposiciones se integraron al Nuevo Código de
Procedimiento Civil Francés.
Fundamentalmente, el espíritu de las modificaciones
fue el de instaurar un sistema en el cual se simplifica el procedimiento en favor de una mayor celeridad de la justicia y
evitar las maniobras usuales del sistema que regía en el antiguo Código de Procedimiento Civil. En este orden de ideas,
las reformas francesas tienen como base la supresión del
recurso de oposición en determinados casos considerando lä
sentencia contradictoria (o reputada contradictoria). Todas
las veces que el asunto es susceptible de apelación o el demandado ha recibido personalmente la citación o la reiteración
de ésta, puesto que se presume que no ha debido ignorar la
instancia seguida en su contra, el recurso de oposición le está
vedado.
vo la facultad para éste de reenviar la audiencia para otra fecha.
Pero la disposición del art. 149 modificado por la L.
845 de 1978, y otras disposiciones modificadas por la citada
ley, en lo que respecta al defecto, no pueden considerarse una
adopción y traducción fiel de las disposiciones francesas anteriormente comentadas. En efecto, a diferencia de lo
dispuesto por el art. 472 francés, el art. 149 de nuestro Código sí establece la posibilidad de un defecto por falta de coneluír al expresar que “si el demandado no comparece en la
forma indicada por la ley o si el abogado constituído no se
presenta en el día indicado para la vista de la causa se pronunciará el defecto. Al respecto, conviene mencionar dos
fallos de la Suprema Corte de Justicia: uno de fecha 6 de diciembre de 1982 (v. B. J. 865 p. 2412); otro de fëcha.11 de
marzo de 1983 (v. B. J. 868, p. 622).
En la primera de dichas sentencias, la Corte de Casación estima que el art. 149 en su nueva redacción no excluye el defecto por falta de concluír, todo ello en virtud de la
disposición legal citada. En la segunda sentencia (11 de marzo
de 1983) se establece que la disposición del art. 150 en su
actual redacción limita la posibilidad de un recurso de oposición al caso de las sentencias en última instancia en defecto
por falta de comparecer, pero es inadmisible contra una sentencia e n defecto por falta de concluír ya que ésta se reputa
contradictoria; el demandado ha constituído abogado, esto
es, ha comparecido.
Conviene pues desde ahora deslindar dos campos que
por lo menos en el estado actual de nuestro derecho procesal han suscitado controversias: nos referimos al pronunciamiento del defecto, ya sea por falta de comparecer o por falta de concluír, que siempre es posible; y a las consecuencias
de este defecto en lo que respecta a la posibilidad de un recurso de oposición.
y
En efecto, la circunstancia de que una sentencia en defecto sea o no reputada contradictoria, y por ende, sea o no
abierto al incompareciente el recurso de oposición, no im-
Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano Vol. II - Froilan Tavarez
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La actitud del legislador francés frente al defecto por
falta de concluír es más severa, puesto que generalmente
la falta de concluír constituía un medio cómodo para ganar
tiempo y retardar la marcha del procedimiento en contra del
defectante.
Es así que las reformas operadas en Francia en 1935
suprimieron el defecto por falta de concluír como consecuencia de haber suprimido el recurso de oposición. Pasando por
las reformas de 1958 que agravaron el régimen del defecto
por falta de comparecer, se llega finalmente al Decreto del 28
de agosto de 1972, que como se expresó, fue integrado al
nuevo Código.
Resumiendo el sistema instaurado en Francia, podemos decir que reglamenta únicamente el defecto por falta de
comparecer para el cual existe, en determinados casos, la posibilidad de un recurso de oposición.
En lugar del defecto por falta de concluir, los arts. 469
y 470 del Nuevo Código consagran el defecto por falta de
cumplir los actos de procedimiento en los plazos requeridos,
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— 1 1 =
es
1.0000
plica que exista o no exista el defecto: son pues dos cuestiones distintas. De ahí que consideramos inex:cto decir que no
existe el defecto por falta de concluir: lo cue realmente ha
desaparecido en el estado actual de nuestra legislación es la
facultad para el defectante en este caso, de nterponer un recurso de oposición.
Latin
No cabe duda acerca de que nuestro legislador tuvo una
pésima fórmula para mantener el defecto for falta de concluír, pero, efectivamente, lo ha mantenido. Pero entendemos que está más acorde con los principios jurídicos mantener la institución del defecto, tanto por incomparecencia como por falta de concluir, que crear, como er Francia, una especie de ficción de una ausencia de defecto en el último caso,
o un defecto por no cumplir los requisitos legales.
0.9832
Guiados por este criterio, serán expuestos en la obra
las posibilidades en que existe realmente un defecto por falta
de comparecer y un defecto por falta de concluír.
CAPITULO I
0.0.15
JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA
SECCION I
PRINCIPIOS GENERALES
El defecto. Cuando el demandado no tomparece en juicio, o cuando él o el demandante no presentan conclusiones
en audiencia, se dice que esta parte ha incurrido en el defecto (55) . En el primer caso la ley dice que hay defecto por fal(55)
LIBRO V I — E L PROCESO
ta de comparecer; en el segundo caso hay defecto por falta «de
concluir.
Quiénes incurren en uno o en otro. En el defecto por
falta de comparecer puede incurrir únicamente el deman
dado, pero no el demandante, El demandante, en electo,
comparece necesariamente por el hecho de citar al deman
dado para que comparezca ante el tribunal a oir declarar lo
pedido en la demanda, o al ofrecerle directa o indirectamente
el proceso mediante uno de los otros modos de apoderamiento antes mencionados que, según se' ha expuesto, tienen
lugar en virtud de la citación diligenciada a requerimiento del
demandante. La única posibilidad para el demandante de incurrir en el defecto es la de no presentarse ante el tribunal el
día fijado para la audiencia; no obstante esa inasistencia del
demandante, el tribunal sigue apoderado del conocimiento
de su demanda, pero decidirá el asunto por medio de una sen
tencia en defecto por falta de concluir.
En cambio el demandado puede incurrir en el uno y en
el otro defecto. Como se ha expuesto, la comparecencia del
demandado en materia civil ante elj. de primera instancia, en
toda materia ante la c. de apelación tiene lugar por medio de
una constitución de abogado, acto procesal que consiste un
dar a conocer, al abogado constituído por el demandante en
la citación introductiva de instancia, el nombre del abogado
que postulará y defenderá por ese demandado. En los asuntos
comerciales y de referimiento puede admitirse que la compi
-l spa+Latin
El profesor Niceto Alcalá-Zamora y Castillo ha critrado, al igual que otros
muchos, este calificativo empleado por la legisación dominicana, en
elogiosa nota crítica sobre el ler. volumen de a la. edición de esta
modesta obra (Miscelánea de libros procesales, en kevista de Derecho Procesal, 3er. trimestre de 1944, 409 y s.). En este p u t o , sin embargo, la objeción parece más que discutible, Tres expresiones en efecto, pueden ser
usadas para caracterizar esta manifestación concret de inactividad procesal: contumacia, rebeldía, defecto. Para nuestro sistema del proceso civil de
derecho común, que es dirigido e impulsado por l a partes, y en que la ingerencia del órgano jurisdiccional está reducida a 1 minima expresión, el
término rebeldía es francamente inaceptable. Puesto que implica desobe-
0.0.18
diencia a una orden del juez, cuadraría mejor en un proceso predominan
temente o exclusivamente inquisitorio, dirigido e impulsado por el tribu
nal. Contumacia, sinónimo de rebeldía, es un término igualmente
inapropiado, por el mismo motivo. Con razón, pues, nuestro legislador em
plea el término contumacia únicamente en materia criminal, para calificar
la incomparecencia del acusado, l o que se explica dados los poderes del tribu
nal en esta materia. En cambio, usa el calificativo defecto para designa! la
incomparecenca en las materias correccional y de simple policía, en las cua
les los poderes del juez son menos amplios. El término defecto, empleado
por nuestros códigos en relación con los procesos civil y comercial, tions
el sentido natural de faltas, carencia o imperfección, y no resulta por lo
tanto más alejado de l a exactitud que el de contumacia, y es, en cambio,
mucho más apropiado que rebeldía, En estas materias, en efecto, en que l n
facultades de citación y de impulsión procesal residen en las partos, el ll
tigante que no comparece o que no concluye falta a un deber hacia la parle
contraria, está en defecto frente a l a parte contraria, pero no ha c o n t i v e
nido a ninguna orden del tribunal.
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