Subido por Daniela Carolina Arias

La lucha contra la grasa animal

Anuncio
La lucha contra la grasa animal, ¿el error más gordo de
la historia de la nutrición?
La lucha contra la grasa saturada puede haber sido el mayor error en la
historia de la nutrición. La reducción del consumo de grasa animal y
colesterol ha disparado la cantidad de muchas enfermedades graves,
según el portal 'Authority Nutrition'.
Estudios realizados en las últimas décadas aportan pruebas concluyentes de
que ni las grasas saturadas ni el colesterol dietético causan daños en los seres
humanos. El portal 'Authority Nutrition' presenta 6 gráficos con los que pretende
demostrar lo perjudicial que ha sido aconsejar a las personas que reduzcan el
consumo de grasa animal.
1. Más grasa, menos enfermedades
¿Alguna vez han oído hablar de 'la paradoja francesa'? Es una frase que se
utiliza para describir el hecho aparentemente 'paradójico' de que los franceses
tienen un bajo riesgo de contraer enfermedades del corazón, pese a que entre
ellos predomina una dieta alta en grasas saturadas.
En este gráfico desarrollado por el doctor sueco Andreas Eenfeldt se aborda la
paradoja europea, donde no se percibe que exista una correlación entre el
consumo de grasas saturadas y las muertes por enfermedades del corazón en
diferentes países de Europa.
Resulta que los países que comen más grasas saturadas tienen un menor riesgo
de morir por enfermedades del corazón. La razón de esto sería sencilla: las
grasas saturadas no tienen nada que ver con las enfermedades
cardiovasculares. No sería una paradoja, sino simplemente un mito, afirma el
portal.
2. Dieta baja en grasa y la epidemia de obesidad
En 1977 se recomendó a todos los estadounidenses la dieta baja en grasas.
Paradójicamente, fue entonces cuando empezó la epidemia de obesidad.
Aunque este gráfico, desarrollado por el Centro Nacional para Estadísticas de
Salud de EE.UU. no prueba nada (correlación no corresponde a causalidad), sí
que tiene sentido, porque la gente empezó a abandonar los alimentos
tradicionales como la mantequilla para reemplazarlos por alimentos procesados
bajos en grasa, pero con alto contenido de azúcar.
Desde entonces, se han llevado a cabo muchos estudios a gran escala sobre la
dieta baja en grasa que muestran claramente que este tipo de dieta no ayuda a
perder el peso y que tienen un efecto nulo en el tratamiento de enfermedades
cardiovasculares a largo plazo. A pesar de los malos resultados de los estudios,
esta dieta sigue siendo recomendada por las organizaciones de nutrición en todo
el mundo.
3. Dietas altas en grasas, más pérdida de peso
Si la grasa animal es tan dañina como dicen, entonces las dietas que contienen
una gran cantidad de ella deben engordar y afectar la salud. Sin embargo, el
estudio publicado en la revista ‘The Journal of Clinical Endocrinology &
Metabolism’ en 2003 no apoya esta hipótesis.
El gráfico mostró que las mujeres que consumen una dieta baja en hidratos de
carbono, pero alta en grasas perdieron más del doble de peso que las mujeres
que seguían una dieta restringida en calorías baja en grasa. La verdad es que
las dietas con alto contenido graso (pero bajas en hidratos de carbono) conducen
sistemáticamente a resultados mucho mejores que las dietas altas en hidratos
de carbono y bajas en grasas, según 'Authority Nutrition'.
Además, no solo ayudan a perder peso, sino que también dan lugar a grandes
mejoras para reducir los principales factores de riesgo de padecer enfermedades
como las de tipo cardiovascular y la diabetes.
4. Grasas añadidas
En el siglo XX varias enfermedades graves se volvieron comunes. La epidemia
de las enfermedades cardiovasculares comenzó alrededor de 1930, la de
obesidad en 1980 y la de la diabetes alrededor de 1990. A pesar de que estas
enfermedades eran casi desconocidas antes, ahora se han convertido en los
principales problemas de salud en el mundo, costando la vida a millones de
personas anualmente.
Es evidente, a juzgar por el gráfico elaborado por el nutricionista Stephan
Guyenet, que estas enfermedades se han disparado una vez que las grasas
animales han sido sustituidas por manteca, margarina y aceites vegetales
procesados.
5. Inicio de la pandemia de obesidad
Algunas personas todavía culpan a los alimentos tradicionales como la carne y
la mantequilla de las enfermedades de la civilización, pese a que estos alimentos
han proporcionado a los seres humanos buena salud desde hace mucho tiempo
y culparlos de enfermedades nuevas no tiene sentido, conjetura el portal.
Este gráfico, del Estudio de Salud de las Enfermeras, muestra que mientras los
estadounidenses reducían su ingesta de carne roja y de productos lácteos altos
en grasa, iba creciendo la epidemia de obesidad.
6. Mantequilla vs. Margarina
Antes, cuando todo el mundo empezó a señalar con el dedo a las grasas
saturadas como causa de enfermedades del corazón, empezó a ser demonizada
la mantequilla y otros productos lácteos altos en grasa. Nutricionistas de todo el
mundo aconsejaban a la gente reemplazar la mantequilla con la margarina, que
era baja en grasas saturadas, pero alta en grasas artificiales.
Esto, no obstante, llevó a un resultado opuesto. Mientras que la grasa saturada
es inofensiva, frente a las grasas artificiales.
En el gráfico, basado en el Estudio del Corazón de Framingham, se puede ver
cómo el riesgo de enfermedades del corazón aumenta a medida que la gente
come menos mantequilla y más margarina.
Descargar