Tema 1. El desarrollo económico en el largo plazo. 1 | 1. Crecimiento, desarrollo y bienestar humano En primer lugar, destacaremos que los términos de crecimiento y desarrollo no se refieren a lo mismo aunque, bien es cierto, que suele haber relación entre ambos términos. Puede haber crecimiento económico sin desarrollo, pero es difícil que exista un desarrollo económico sin crecimiento ya que el crecimiento económico es uno de los factores del desarrollo. 1.1. Crecimiento económico Se entiende por crecimiento económico el aumento continuado de las capacidades productivas de las que dispone una economía, que le permite producir bienes y servicios en mayor cantidad y satisfacer mayores y más nuevas necesidades humanas (Torres López, 2000, p.274). Por lo tanto, la idea de crecimiento, recoge por un lado la expansión de producción, y por el otro, el incremento regular en las capacidades productivas. Todo ello hace una mayor y más variada oferta de bienes y servicios. Esta idea expresa el crecimiento como un fenómeno cuantitativo, que no plasma el bienestar o malestar real de las personas y las sociedades. Los factores básicos que determinan el crecimiento económico son los recursos naturales, la población, el progreso técnico y el papel del Estado; a estos hay que añadirles aspectos como cambios en la estructura económica, los efectos incluidos por el comercio internacional, el aumento en los precios energéticos, costes institucionales. Lectura independiente: Aportaciones sobre los determinantes del crecimiento económico - Adam Smith: División social del trabajo (la especialización) Schumpeter: la destrucción creativa Otros: David Ricardo, Karl Marx El indicador con el que se relaciona el crecimiento económico por defecto es el Producto interior bruto, el valor monetario total de la producción de bienes y servicios de un país durante un periodo de tiempo. Este contabiliza solo los bienes y servicios producidos durante ese tiempo. El PIB indica la capacidad productiva de un país, y de este se genera el PIB/h, introduciendo el factor de la población. Es un concepto que también es relacionado con el bienestar material de la sociedad. Por lo tanto, hasta hoy en día, un aumento del PIB/h se ha entendido como expansión de crecimiento económico y progreso. Sin embargo, en muchas ocasiones dicho incremento solo beneficia a un sector de la población privilegiada, y abre más la brecha entre sus ciudadanos. En realidad, en el desarrollo o bienestar tienen que ver diferentes factores, siendo los más importantes la educación, sanidad y esperanza de vida, niveles de pobreza y PIB per cápita. 1.2. Crecimiento económico y bienestar/desarrollo Es importante observar el camino que la percepción de dos conceptos ha tenido en el tiempo. Dos ideas que en muchas ocasiones se consideran sinónimas, pero que no reflejan lo mismo; El crecimiento y el desarrollo. Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones” ya abre un primer debate sobre el desarrollo. Muchos años antes filósofos como Aristóteles, San Agustín o Kautylia comentaban en sus ideas acciones a favor de lograr una mayor prosperidad para países y reinos, y sus habitantes. En concreto Aristoteles ya decía que una sociedad no debía juzgarse solamente por patrones como el ingreso y la riqueza, y añadía que estos eran medios para conseguir otros objetivos: “Evidentemente la riqueza no es el bien que estamos buscando, ya que solamente es útil para otros propósitos y por otro motivos” Adentrándonos en el siglo XX, podemos destacar las aportaciones de Pigou entre otros, quien comienza a relacionar las condiciones del progreso con el bienestar. Arthur Pigou deja claro el concepto diferenciando entre bienestar total, que es la suma de la felicidad y el bienestar material de una sociedad, y el bienestar económico, que se refiere a la capacidad de una sociedad para producir y consumir bienes y servicios. Se crea así una tendencia de estudio de condiciones de progreso y bienestar humano, pero continúan a la vez plasmando como su potencial de desarrollo la capacidad de producir bienes y servicios. En definitiva, la percepción de la ortodoxia siguió hasta finales de la década de los 60 con la idea de que el desarrollo y logro de mayor bienestar, venía de la mano del crecimiento económico, y que por lo tanto un aumento de este significaría siempre que el nivel de vida de las personas fuera mejor. Los esfuerzos de las políticas económicas de la época se centraban en su gran mayoría en lograr la fórmula perfecta para un continuo crecimiento económico. Pero a finales de esta década comenzarán a aparecer las primeras críticas a dicha teoría económica convencional, poniendo en evidencia la idea de crecimiento igual a bienestar. 1.3. La crítica al crecimiento económico como expresión del bienestar y/o el desarrollo Una vez pasada la II. Guerra Mundial y la década de los cincuenta comenzaron a salir a la luz un conjunto de posicionamientos críticos cuestionando abiertamente la capacidad del crecimiento económico para superar el subdesarrollo y generar desarrollo, hasta entonces entendido como incremento de capacidad productiva. Las críticas que recibía este desarrollo se basaban en diferentes argumentos: A. Pobreza y desigualdad. La primera de las críticas que se plantean es la que se refiere a la pobreza y la desigualdad. Pueden darse situaciones en las que a pesar del crecimiento económico, aumenten los niveles de pobreza y desigualdad, por lo que es difícil de comprender tal relación. Las diferencias que se observan entre índices de crecimiento de la producción, y pobreza y desigualdad cuestionan a las grandes limitaciones que tiene el PIB/h. B. Deterioro del medio ambiente y de los recursos naturales. El segundo elemento en el que se basan dichas críticas es el problema del deterioro ambiental y de los recursos naturales. La publicación “Los límites del crecimiento” de Meadows (1972) genera un gran impacto sobre esta cuestión. Se plantean las consecuencias a corto y largo plazo del problema; enfermedades y problemas de salud por un lado, y agotamiento de recursos y desequilibrios ecológicos por otro. Se genera partiendo de esta preocupación la idea de “Ecodesarrollo”, buscando una mayor armonización entre las necesidades del bienestar humano y las derivadas de la conservación de recursos humanos (Unceta, 2009, p. 11). C. Ausencia de correspondencia entre crecimiento económico y libertades/derechos humanos. Años atrás los casos de ausencia de libertades y derechos fueron aumentando según crecía el PIB/h. Estos casos se observaban en países donde se suponía que estos derechos y libertades tenían que ser respetados por sus estructuras democráticas y socialistas, pero no era así. En muchas ocasiones la restricción de las libertades se había justificado en nombre del desarrollo. 1.2.1. Amartya Kumar Sen y la nueva noción del bienestar Para entender cuál fue la aportación que Amartya Sen añadió al debate sobre el desarrollo, hay que observar sus concepciones filosóficas y económicas. Amartya Sen fue un impulsor de los análisis modernos sobre las capacidades y libertades de las personas como fundamentos básicos del progreso y desarrollo. Amartya Sen conceptualiza el desarrollo humano como el proceso de incrementar las oportunidades y las capacidades de todas las personas. Considerando que la libertad es una condición indispensable para lograr el desarrollo. Su contribución se basa en tres ideas básicas: libertades, capacidades y agencia. - - - Libertades. Evalúa las libertades en cuanto a las capacidades, es decir, las opciones que las personas tienen. Esta evaluación tiene dos componentes; eficiencia y distribución. Ya que por mucho que la libertad sea eficiente, no vale para nada si la distribución de ella el desigual. Capacidades. Sen define las capacidades como el conjunto de habilidades de una persona o grupo. Desde el concepto de capacidades, Sen analiza problemas sociales que afectan el bienestar humano, como la desigualdad, la pobreza, la calidad de vida, la ausencia de desarrollo humano y la injusticia social; lo que permite realizar una nueva mirada de estos problemas y evaluar los alcances y límites de una sociedad verdaderamente libre. Agencia. Con agencia Sen hace referencia la oportunidades, “lo que una persona es libre de hacer y lograr en la búsqueda de metas o valores que considera importantes”. los desarrollos teóricos de Amartya Sen fueron utilizados por el economista paquistaní Mahbub ul Haq, quien estimó el índice de desarrollo humano (IDH). El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo cuantifica el IDH desde 1990 hasta la fecha. Y lo hace con tres variables: la salud (esperanza de vida), la educación (años de escolaridad) y la riqueza económica (PIB per cápita). 1.3. La primera revolución histórica: de cazadores-recolectores a agricultores-ganaderos. Neolítico. El hombre prehistórico vivió durante millones de años de forma nómada sobreviviendo de la caza y la recolección de plantas, frutos y raíces; por esta razón los hombres vivían en constantes migraciones en busca de alimentos. Aproximadamente entre el año 10.000 a.C. – 4.000 a.C. tuvo lugar la primera gran revolución de la historia que cambio radicalmente la forma de vida de los humanos. Este periodo fue denominado el NEOLÍTICO. El Neolítico no sólo es la época en que aparecen la cerámica y el pulimento de la piedra, el Neolítico es, sobre todo, la época en que el ser humano abandona sus ancestrales formas de vida basadas en la caza y en la recolección para adoptar unas nuevas directrices de conducta fundamentadas en la agricultura y la ganadería. En pocas palabras, es el paso de una economía destructiva y depredadora a una economía creativa y de producción. Las derivaciones emanadas de un cambio de esta índole, calificado por varios autores como de auténtica revolución, son múltiples y variadas, pero todas ellas están dotadas de una relevancia primordial para el posterior desarrollo de las comunidades primitivas. Por primera vez, los grupos humanos dejan de depender de la naturaleza y pueden llegar a controlarla en su propio provecho; pueden, por consiguiente, erigirse en árbitros de su futuro y prevenir sus próximas necesidades de sustento para obrar en consecuencia. Por primera vez también, aparecen los asentamientos poblacionales más o menos estables y los excedentes de producción, factor económico éste que resultará esencial para un progresivo desenvolvimiento de las relaciones comerciales. Las principales características del Neolítico son las siguientes: El hombre se hace sedentario inicio del urbanismo Domesticación de animales y plantas (control de producción) 1.4. Las grandes fases del desarrollo económico capitalista. El crecimiento económico no ha sido constante desde 1820, ya que ha habido cinco grandes fases distintivas: 1ª Etapa comercial, del Siglo XVI al XVII El capitalismo mercantil surgió del atesoramiento de metales preciosos (traídos de América) y del incremento del comercio. La acumulación de metal en poder del estado dio la medida de su riqueza y prosperidad. La principal preocupación del mercantilismo fue sostener una balanza comercial favorable, para lo cual el estado debía regular el comercio internacional. El desarrollo del capitalismo estuvo íntimamente ligado a la evolución de la burguesía, nueva clase social surgida del comercio. La regulación del comercio internacional se intentó incentivándose las exportaciones de materias primas y manufacturas hacía las colonias y otros mercados y restringiendo las importaciones para vender por mucho comprar por poco y así acumular los metales. Se acumuló metálico y se protegió la industria artesanal cuando fueron los países que desarrollaron el capitalismo mercantil: Inglaterra, Francia, España y Holanda. La riqueza obtenida del comercio se utiliza como capital, es decir, dinero que se invierte (en actividades comerciales o productivas) para obtener más ganancias. Es un proceso que tiende a la acumulación del capital por parte de la alta burguesía comercial y financiera. 2ª Etapa. La primera revolución industrial, 1876/1870 La Revolución Industrial es el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica, y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada. La primera revolución industrial a finales del siglo XVIII; supuso una profunda transformación en la economía y sociedad británicas. Los cambios más inmediatos se produjeron en los procesos de producción: qué, cómo y dónde se producía. El trabajo se trasladó de la fabricación de productos primarios a la de bienes manufacturados y servicios. El número de productos manufacturados creció de forma espectacular gracias al aumento de la eficacia técnica. El crecimiento del PIB per cápita fue más lento en 1820-70 en las siete regiones principales de la economía mundial que en 1870-1913. La mayor parte de la expansión de 1820-70 ocurrió en Europa (Bélgica, Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido) y en los países fuertemente relacionados con el viejo continente. Así, en los nuevos países occidentales el PIB creció con mayor rapidez en este periodo que en cualquier otro. Ellos registraron la más rápida expansión demográfica, así como el más rápido crecimiento per cápita. Características: - La mecanización y el sistema fabril (producción en serie) Fuentes de energía: el carbón y el hierro Los nuevos medios de transporte El surgimiento del capitalismo 3ª Etapa. La segunda revolución industrial y la internacionalización de los mercados, 1870/1914. Tras la Primera fase de la industrialización (Inglaterra) y su extensión (Europa, USA y Japón), se inició un nuevo ciclo que habría de durar hasta el estallido de la I Guerra Mundial en 1914. En este período Gran Bretaña perdió su liderazgo en beneficio de otras potencias, como fue EEUU. El crecimiento per cápita se aceleró en todas las regiones y en casi todos los países. Se elevó asimismo la tasa de crecimiento demográfico en regiones fuera de Europa Occidental, por lo que el PIB mundial creció a un ritmo más de 2 veces mayor que en 1820-70. Para el mundo en su conjunto, el crecimiento del PIB per cápita registrado en este periodo sólo fue superado por el de la edad de oro. La caracterizaron los siguientes rasgos: - El empleo de nuevas fuentes de energía El desarrollo de nuevos sectores de la producción Cambios en la organización de la producción y el trabajo Nuevas formas de capital empresarial La formación de un mercado de extensión mundial Cambios sociales. Nacimiento de la sociedad de clases Nuevo modelo económico: el capitalismo 4ª La economía del periodo de entreguerras, 1914/1950 Esta fue una época profundamente convulsionada por la guerra, la depresión y por las políticas económicas hostiles. Fue una edad en la que las concepciones del capitalismo estuvieron cambiando, en particular, en Europa en donde la participación del gasto del sector público en la economía observó un incremento muy sustancial, así como la intervención de los gobiernos en la economía. Se establecieron regímenes fascistas en Italia, Portugal y España. Rusia se apartó del mundo capitalista para experimentar con una economía de planificación centralizada. Estos años fueron muy complejos por lo que resulta útil dividir estos años en 4 periodos: • de 1913 a 1929. La región de Europa Oriental fue la más perjudicada. Por las guerras, las revoluciones rusas, etc. • de 1929 a 1939. La gran depresión. • de 1939 a 1945. Segunda guerra mundial • de 1945 a 1949. Guerra fría y Plan Marshall 5ª La edad dorada de la economía occidental, 1950/1973. Los años de 1950 a 1973 fueron una edad de oro de prosperidad sin paralelo. El PIB per cápita mundial creció 2,9 por 100 anual -más de 3 veces la rapidez que entre 1913/1950-. El PIB mundial creció 4,9 por 100 anual y las exportaciones 7 por 100. 6ª. Desaceleración del crecimiento: crisis, reestructuración y globalización, 1973/1994 A principios de los setenta, la economía mundial se encontraba en un punto de sobrecalentamiento. Los gobiernos debieron enfrentar fuertes presiones inflacionarias, con el colapso del sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods y la crisis petrolera de la OPEP. En 1974 y 1975 hubo una fuerte reducción en el ritmo del crecimiento económico en todo el mundo y nunca se ha podido recuperar el impulso de la edad de oro, excepto en Asia. https://ocw.unican.es/pluginfile.php/1317/course/section/913/MC-I-5.pdf 1.5. La economía de occidente y la del resto del mundo en el último milenio. La evolución de la renta per cápita en las siete mayores regiones del mundo entre el año 1000 y el 2001, al principio, registró diferencias muy pequeñas entre las distintas regiones. Se movía en un estrecho margen de 400-450 dólares. En el año 2001 todas las regiones habían aumentado su renta, pero la diferencia era ya de 18 a 1 entre los más ricos y los más pobres. Esas diferencias son aún mayores si distinguimos entre países. La renta real por habitante del grupo de países que pertenecen al capitalismo más avanzado, Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Japón, se multiplicó casi por tres entre los años 1000 y 1820, y por veinte desde esa fecha hasta el año 2001. En el resto del mundo, la renta creció mucho más despacio: un tercio entre los años 1000 y 1820, y sólo se ha multiplicado por seis desde entonces. Occidente tenía un 52 por 100 del PIB mundial en 2001, un 14 por 100 de la población mundial y una renta media por persona cercana a los 22.500 dólares, mientras el resto del mundo daba cobijo a un 86 por 100 de la población mundial, pero su renta no superaba los 3.400 dólares por habitante. 1.5.1. Experiencias de los procesos de crecimiento, divergencia y convergencia desde 1950. En los últimos cincuenta años (del último milenio) se registraron grandes cambios en la trayectoria y crecimiento de las distintas partes del mundo. El periodo que va desde 1950 a 1973 fue realmente una edad de oro, durante la cual, hubo una prosperidad sin precedentes. El PIB por habitante mundial creció a una tasa anual cercana al 3 por 100, el PIB al 5 por 100 y las exportaciones casi al 8 por 100. Nunca antes se habían logrado cifras de crecimiento tan altas en todas las regiones. Además, se produjo un grado de convergencia muy significativo, en términos tanto de renta por habitante como de productividad, lo que permitió a muchas regiones crecer incluso más rápidamente que Estados Unidos, la economía líder. A partir de 1973 se produjo una importante desaceleración del ritmo de crecimiento mundial, que ha ido acompañada de un proceso de divergencia entre las distintas regiones, y con resultados económicos inferiores a los que potencialmente podrían haber conseguido. El mejor resultado del periodo 1973-2001, con diferencia, pertenece a quince economías de Extremo Oriente, responsables de una cuarta parte del PIB mundial y de la mitad de su población. El resurgir de Asia fue extraordinario. A partir de 1973 su crecimiento por habitante fue mucho más rápido de lo que lo fue durante toda la «Edad de Oro», y diez veces mayor que durante el viejo orden liberal (1870-1913), alcanzando al grupo capitalista más avanzado. Su experiencia fue una réplica, aunque con distintos grados de intensidad, del gran salto protagonizado por Japón en la «Edad de Oro». El mejor resultado del periodo 1973-2001, con diferencia, pertenece a quince economías de Extremo Oriente, responsables de una cuarta parte del PIB mundial y de la mitad de su población. El resurgir de Asia fue extraordinario. A partir de 1973 su crecimiento por habitante fue mucho más rápido de lo que lo fue durante toda la «Edad de Oro», y diez veces mayor que durante el viejo orden liberal (1870-1913). El rápido crecimiento de países en esta región después de la Segunda Guerra Mundial se ha atribuido en buena medida a la política industrial que aplicaron países como Japón, Corea del Sur o Taiwán, además, la reforma económica china iniciada en 1978 ha sido un factor importante en el crecimiento económico de Asia. Si el mundo estuviese formado sólo por los países capitalistas más avanzados y por los que recientemente han resurgido en Asia, el ritmo de crecimiento experimentado desde 1973 sería una clara muestra de las posibilidades de convergencia condicional que sugiere la teoría del crecimiento neoclásica. Esta teoría sostiene que los países con menores ingresos tienen una serie de «oportunidades de atraso» que les permiten crecer mucho más rápidamente que las economías más prósperas y cercanas a la frontera tecnológica. Ahora bien, esas oportunidades sólo pueden ser aprovechadas si los países utilizan sus recursos de forma eficiente, mejorando su capital físico y humano para incorporar y adaptar la tecnología apropiada. El éxito de los países asiáticos emergentes responde a su capacidad para aprovechar esas oportunidades. El comportamiento económico del resto de las regiones del mundo entre 1973 y 2001 fue desastroso. La desaceleración del ritmo de crecimiento fue especialmente intensa en África, América Latina y Oriente Medio. Sus economías se vieron afectadas por los problemas que sufrieron los países capitalistas más avanzados, interrumpiéndose bruscamente los procesos de crecimiento que habían iniciado y cuestionándose sus políticas económicas. Los buenos resultados que esos países habían obtenido durante la «Edad de oro» no habían sido responsabilidad suya, sino consecuencia de la difusión del ritmo de crecimiento de que disfrutaban los países más desarrollados. Cuando ese núcleo de países capitalistas entró en recesión, la crisis agravó sus propios problemas económicos, especialmente los relacionados con la deuda, la inflación y los sistemas fiscales y monetarios de América Latina y África. A Oriente Medio también le afectaron las fluctuaciones que sufrieron los precios del petróleo y las guerras de Irán, Irak y el Líbano. El mayor de todos estos golpes fue el derrumbe político y económico que siguió a la desintegración de la URSS, dando paso a la formación de quince estados independientes. Este hecho trajo consigo un cambio político en los países del este de Europa, y afectó profundamente a sus economías intervenidas. En ninguno de ellos fue sencillo reformar sus políticas económicas y sus instituciones para adaptarlas a la forma de funcionar de una economía capitalista. Dicha economía ofrecía nuevas oportunidades para comerciar y acceder al capital extranjero, pero también trajo consigo inestabilidad y, sobre todo, nuevas reglas de comportamiento. 1.5.2. Razones que explican la aceleración del crecimiento de Occidente desde 1820 El Reino Unido fue el país líder en términos de productividad del trabajo durante el siglo XIX, y desempeñó un papel muy importante en la difusión de esa productividad al resto del mundo desarrollado. Su influencia se llevó a cabo a través de la exportación de capital y la generalización de su política de libre comercio. Estados Unidos reemplazó al Reino Unido al frente de la productividad del trabajo a partir de la década de 1890. Después de esa fecha, su productividad creció a un ritmo incluso mayor del que habían experimentado los británicos en el momento de liderazgo. La característica relevante de estos tres países fue el fuerte incremento que experimentó su stock de equipos y maquinaria en términos por habitante. Este indicador se multiplicó por 130 en el Reino Unido, por 289 en Estados Unidos entre 1820 y 1998, y por 319 en Japón después de 1890. Se destaca también la gran presencia de estructuras no residenciales y, por último, pero no menos importante, los avances técnicos conseguidos en la localización y extracción de minerales energéticos y avances en la producción eléctrica, lo que impulsó todavía la producción y el transporte y dio lugar a un escenario propicio para el avance científico. Cabe señalar, que la revolución industrial fue precedida por una etapa de expansión de Europa a todos los continentes. Esta expansión fue liderada por España, Portugal y Francia, quienes encontraban fuera de sus fronteras, grandes extensiones de tierra ricas en metales. En esta época se propagaron las colonizaciones e importación a los países de origen ingentes cantidades de metales preciosos, logrando así una acumulación de riqueza en Europa.