ENCUENTRO EN GOOSE BAY Libro: Viajando en el Tiempo (Jenny Randles)1 El 30 de junio de 1954, a unos 300 km de la escala de Goose Bay, en Terranova, Labrador (Estados Unidos), un Stratocruiser de la Compañía aérea inglesa BOAC, empleado en las líneas transatlánticas, volaba a 5700 metros con 52 pasajeros y 11 tripulantes. El avión había despegado algunos minutos antes del aeropuerto de Idlewild (N. Y.) y se dirigía hacia el de Shannon, en Irlanda. De repente, al salir de un banco de nubes, el piloto vio a su derecha un extraño desfile: una máquina enorme, de unos 100 m por lo menos, de longitud, que a veces parecía un disco, otras un cigarro y otras un cuerpo ovalado, se desplazaba a unos 8 km del avión y a su misma velocidad. A su lado volaban 6 discos más pequeños, brillantes como si estuvieran iluminados continuamente por magnesio. Los pasajeros no tardaron en darse cuenta de la extraña escolta. La primera en verlos fue la azafata Daphne Webster, que distinguió los discos mientras servía el té a los pasajeros. «Ha sido el espectáculo más excitante que haya visto jamás -dijo a su llegada a Shannon-; me causó unos escalofríos inolvidables. » Mientras tanto los discos seguían acompañando al avión y parecía que no tuvieran intención de abandonarlo fácilmente. Nervioso por la situación algo difícil de considerar, el comandante Howard se puso en contacto con la base militar americana de Terranova y pidió ayuda: «TENGO TODA UNA FAMILIA DE DISCOS A MI LADO. ESTÁ LA CLUECA y ESTÁN TAMBIÉN LOS POLLITOS -comunicó, excitado, a la torre de control-: ENVIAD ALGÚN CAZA PARA VER SI SE DECIDEN A DEJARME.» Un Sabre F-86 fue enviado inmediatamente hacia el Stratocruiser inglés. El segundo piloto, teniente Lee Bood, lo orientó por radio hacia los molestos acompañantes, pero antes que el caza llegara, los discos aumentaron su velocidad y se alejaron hacia el sudeste. Sólo uno de ellos quedó todavía visible por algunos momentos, como si quisiera quedarse a retaguardia, y luego alcanzó a los demás, desapareciendo. Cuando el Sabre llegó hasta el Stratocruiser, los discos ya habían desaparecido. En 1840 un barco mercante francés, Rosalie, navegó por las aguas de los Sargazos y al día siguiente desapareció sin dejar rastro. Más tarde fue encontrado completamente vacío con los botes salvavidas en su lugar. El buque había partido de Hamburgo y se dirigía a La Habana. Durante su viaje, sin embargo, algo desconocido interrumpió su avance y el naufragio fue encontrado a la deriva el 6 de noviembre de 1840, con las velas aún desplegadas pero sin toda la tripulación. A bordo sólo iba un simpático canario en su jaula. No había señales de colisión, la carga estaba intacta y los botes salvavidas en su lugar: ¿dónde estaba toda la tripulación? ¿Qué le ocurrió al «Atalanta», un buque inglés desaparecido en enero de 1880 con 290 tripulantes a bordo, mientras viajaba desde las islas Bermudas hacia Portsmouth? ¿Y al «Rosalie», un gran barco francés que fue hallado abandonado y en perfecto orden en noviembre de 1840, con la carga intacta y los botes salvavidas en su lugar? ¿Dónde estaba toda la tripulación? En relación a estas preguntas, Gordon Cosgrave, un radioaficionado inglés, relató que se hallaba junto a su radio a primeros de junio de 1936 intentando recibir la señal de otro radioaficionado de Nueva Escocia, cuando captó un extraño mensaje. Se trataba de un buque que pedía auxilio. ¡Se trataba del mensaje de socorro del «Titanic», hundido 24 años antes! ¿El «Titanic» y sus pasajeros seguían existiendo en algún lugar, tal vez en otro universo paralelo u otra dimensión, emitiendo sin cesar sus mensajes de socorro? ¿Qué anomalía puede explicar que unas ondas de radio enviadas en 1912 fuesen recibidas en 1936? Durante años el folclorista británico David Clarke ha reunido relatos que se refieren al repetido avistamiento de un avión fantasma descrito con tanta coherencia y aparentemente tan real que muchos testigos se niegan a creer que se trata de algo distinto de un aparato que cruza el cielo. ¡Sin embargo, la torre de control del tráfico aéreo y la falta de pruebas del radar suelen confirmar que el avión que vieron voló por última vez hace medio siglo! Los incidentes tienen lugar en la zona de Longdendale, en Derbyshire. En 1943 los bombarderos Lancaster utilizaron los embalses de agua para practicar avances a poca altura. Cerca de Ladybower y de Derwent Dam se han producido numerosos avistamientos de lo que parecen ser Lancaster que sobrevuelan el agua en el más absoluto de los silencios. Los han visto tanto de noche como de día y las comprobaciones siempre revelan que, el día en cuestión, ninguno de los pocos aparatos que quedan se encontraba en las proximidades de Derbyshire.