E L SUPREM O A R T E D E EC H A R LA S C A R TA S E l destino del hombre, obje­ to de sus más profundas dudas e incertidumbres, cuyo ineluc­ table cumplimiento nos abisma en su profundidad, posee para muchos el carácter terrible de lo ignoto, de lo incognoscible. No obstante, le han sido pro­ porcionados al ser humano, por supremo designio, los medios, vastos y variados, para desen­ trañar el misterio que envuelve su porvenir. E l vuelo de los pájaros, las cenizas de los leños que se con­ sumen, el movimiento preciso de los astros, las hojas de té en el fondo de una taza, tienen para el iniciado el caráctei de señales que le revelan el fu­ turo. La cartomancia, arte supre­ mo de la adivinación mediante las cartas, es uno de los innu­ merables medios a que aludi­ mos; en realidad uno de los más importantes. La sabiduría oriental de las edades pretéri­ tas nos ha transmitido los.se­ cretos de esta ciencia, en espe­ cial en el antiquísimo libro di Thot, resultado de la búsqueda incansable de los sabios egipC o n tin ú a en la so la p a í Pedidos a: EDITORIAL CAYMI 15 de Noviembre 1149. Buenos Aire? El S u p r e m o A r t e de Echar las Cartas por todos los sistemas y especialmente por el egipcio de los 78 taros o sea el libro de Thot Obra profusamente ilustrada Pedido del juego com pleto de 78 taros, a E ditorial “Caym i” i Buenos Aires 15 de Noviem bre 1149 1964 CAPÍTULO PRIMERO Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 © by EDITORIAL CAYMI — Buenos Aires 1964 Impreso en la Argentina — Printed in Argentina Introducción necesaria en el arte de la Cartomancia El arte de la adivinación, y especialmente de la adivinación de lo por­ venir, por medio de las cartas de una baraja no es una superchería, como algunos suponen. Sucede que algunas personas que se dedican al arte de la cartomancia, más por especulación que por convicción, desvirtúan dicho arte; bien por no poner cuidado al practicarlo; bien, porque no lo han es­ tudiado en libros o tratados concienzudamente escritos; bien, por igno­ rancia, o bien, finalmente, por otras causas que no queremos enumerar, y hacen de él lo que un mal médico con la medicina: en lugar de curar al enfermo, lo envía al cementerio. Toda persona que tiene una enfermedad, trata de acudir al médico en busca de alivio, ya que no de curación, a sus dolencias. Todo el que acude a un cartómago, con mayor o menor fe en este arte, es porque espera ave­ riguar algo que le es indispensable para su tranquilidad. Así, pues, si en lugar de averiguar ese algo que le interesa, y que averiguado podría tran­ quilizarle, pierde su tranquilidad porque le han hecho ver quimeras, en donde sólo esperó obtener verdades, y esas quimeras turban su reposo, lógico es que esa persona, una vez que haya visto claro, reniegue y mal­ diga de tales artes, a menos de que su potencia racional, vale decir, su razón, se halle completamente trastornada o ciega; o a menos de que, co­ nocido el flaco del consultante por el cartómago especulador, o poco es­ crupuloso, trate de dar a su cliente, ya seguro, correa y más correa. De aquí el descrédito en que el arte de la cartomancia ha caído; de aquí el que personas serias y eruditas no hayan tratado de profundizar esta Tama de las ciencias ocultas, y de aquí, también, que la policía persiga 6 D r . M o o r n e en España a los cartómagos, no dejándoles practicar su oficio, como en otros países, con entera libertad y a la luz del día. • « • Como se verá en el capítulo respectivo, el origen de la cartomancia se remonta a los tiempos de las primitivas civilizaciones orientales. Egipcios y caldeos, medos y persas, la practicaban, después de haber desentrañado de la naturaleza sus principales secretos: todos los fundamentos en que se basan actualmente las llamadas ciencias fijas. Por estas razones, no es lícito, o posible, decir que así como la alquimia engendró la botánica y la química y el curanderismo la medicina, así también la astrología y la astronomía dieron vida a la física y a las ciencias ocultas, de las cuales —como ya queda dicho— la cartomancia es una rama. ¿Es posible negar que el Autor de la Creación ha colocado al alcance de la criatura signos evidentes para que ésta le conozca y se conozca a sí misma? Todo, pues, en la creación anuncia al hombre su porvenir, al propio tiempo que reve­ la los instintos, las inclinaciones y pasiones del ser humano. Hay quiepes se preguntan diariamente y como en señal de duda, si el porvenir existe, y, sin embargo, el barómetro nos dice —también todos los días— el tiempo que reinará al día siguiente. Y, ¿acaso el mañana no pertenece al porvenir? Las golondrinas al rasar la tierra; la sal que se humedece: las sombras que proyecta el sol, más duras y más negras que de costumbre, anuncian la lluvia, con un tiempo hermoso. Y ¿qué es lo que hacen sino anunciar el porvenir? Los ruidos subterráneos que 3e escapan de las entrañas de la tierra, al propio tiempo que rebosan los pozos, anuncian con ocho, diez y quince días de anticipación las erupciones volcánicas. ¡Quince días! ¿No pertenece ese lapso al porvenir? Y, sin embargo, hay quienes se aferran a la creencia estúpida de que el porvenir no existe. Por ventura, ¿no existe el feto en el seno maternal antes de alcanzar su forma perfecta y que necesita si ha de ser apto para la vitalidad? Esto, no obstante, todos sabemos que el feto puede o no ser apto para la vitalidad, por causa de las modificaciones internas o ex­ ternas que recibe, o por el buen o mal estado de salud de los padres; pero el porvenir, una vez conocido, puede modificarse por los impulsos de la voluntad, del libre albedrío. La Naturaleza, pues, no prohíbe, ni siquiera impide, que se adivinen sus misterios, particularmente los del porvenir, desde el momento en que ella misma se encarga de hacer advertencias y a veces de profetizar. El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 7 El Creador ha dado a los hombres la intuición de las ciencias ocultas para adivinar las desdichas y evitarlas, o para resignarse a ellas con anti­ cipación. Hace más todavía: envía a aquellos a quienes siente débiles, y algunas veces a las almas selectas, presentimientos sobre los principales sucesos de su existencia. Si el hombre lleva en su cuerpo los signos que caracterizan ideas, sentimientos e inclinaciones, ¿qué extraño es que una combinación de jeroglíficos nos abra el libro del porvenir del hombre? ¿No lo hace, acaso, para que se cumpla aquel precepto divino que dice: nosce te ipsum (conócete a ti mismo), con el objeto de imponer a las pa­ siones el correctivo que la razón aconseje? * « • Todo es analogía entre los mundos de la Creación. Cuando una des­ gracia imprevista amenaza a ciertas personas, eminentemente nerviosas, los rayos que éstas proyectan alrededor de sí mismas son menos podero­ sos, menos activos. Todo es oscuro en sus almas, y una voz íntima gruñe y amenaza en el seno de las nubes para anunciar la tempestad. De aquí proceden esos descorazonamientos singulares y sin causa manifiesta; esas melancolías, tristes como la muerte, y es entonces cuando, como Don Pedro I de Castilla, ve en sus aposentos del castillo de Montiel el fantasma de su hermano Don Enrique de Trastamara, quien horas después ha de arrancarle la vida. Si en semejante disposición de espíritu la persona acude a la casa de un cartómago con objeto de que le adivine el porvenir por medio de las cartas, al cortar los naipes derrama en ellos el fluido nervioso que propor­ ciona los amenazadores pronósticos que ese cartómago, con frecuencia ignorante, muchas veces ordinario, habrá de hacer ante las combinaciones de los naipes, que un cartómago, ignorante u ordinario —repetimos— ha­ brá de hacer, porque colocado en relación con el fluido consultante, al magnetizarse a sí mismo por medio de las cartas, obedece, al barajarlas, a una impulsión nerviosa, por cuanto la parte de la luz astral que le enerva es la que contribuye a hacerle vidente —ínterin dura la fuerza magnética y a que pueda leer en esa luz reflejada en los naipes, sin ningún entorpe­ cimiento. “No viendo nada más que el lado posible de la adivinación —ha dicho el gran Balzac en su famosa obra Cousin Pons— creer que los aconteci­ mientos anteriores de la vida de un hombre, que los secretos solo de él conocidos, pueden ser inmediatamente representados por los naipes que él mezcla y corta, y que el cartómago divide en montones, según las leyes 8 D r . M oorne misteriosas de la adivinación, es absurdo; pero también fue absurdo que se condenara la invención de la navegación de vapor y la aérea, la de la pól­ vora, la de la imprenta, la de los telescopios, la del daguerrotipo. Si alguien hubiera ido a decirle a Napoleón I que un edificio y que un hom­ bre están incesantemente y a todas horas representados por una imagen en la atmósfera y que todos los objetos existentes tienen un espectro asible y perceptible, habría alojado a ese hombre en Charenton, como Richelieu alojó a Salomón de Caux en Bicetre, cuando el mártir normando le llevó la inmensa conquista de la navegación por vapor. Y eso es lo que, sin em­ bargo, probó Daguerre con su descubrimiento (el de la fotografía).” Nosotros iremos más lejos, ya que tenemos la pluma en la mano: creemos que la persona que otorga fe a un signo cualquiera —sean o no cartas— cuando interroga a ese signo a su manera, según los caprichos de su superstición, ese signo le responderá, y le responderá exacta y justa­ mente si su fe es completa, es decir, si esa persona prescinde absolutamente de su razón, para entregarse en cuerpo y alma a su superstición. Que sea en los libros abiertos al azar, o en los números que pasarán ante sus ojos, poco importa. Solamente los objetos no vendrán a las personas; son éstas las que tienen que ir magnéticamente a ellos, con tal de que se evoquen sin mezcla extraña de otro deseo, y sin compartir su evocación con otra persona. # * * Esto era, pues, lo que primitivamente hicieron los egipcios y los caldeos, quienes dejaron a la posteridad ese grandioso libro al cual consul­ taban diariamente y que contiene, en 78 cartones jeroglíficos, todas las acciones de la vida humana y todos los sentimientos que puede albergar el corazón del hombre. Esos 78 jeroglíficos, algunos de los cuales tenían una doble y aun una triple significación, fueron adaptados a las 74 cartas de que primiti­ vamente se componía la baraja francesa, por el gran Guillaume Postel, quien al propio tiempo tradujo su significado a fuerza de grandes estudios, los cuales se publicaron en 1540 en una obra titulada Clef des choses cachees (Clave de las cosas ocultas) de la cual sólo existen en el mundo —según los grandes bibliófilos— dos ejemplares, que se conservan, uno en el British Museum (Museo Británico) de Londres, y otro en la gran Biblioteca Nacional de París. Por lo que respecta al libro original llamado de T hot de donde se de­ riva la 5a* serie de la baraja francesa —hoy en desuso— denominada tarot. fue. como decimos en otro lugar, el único libro que escapó de las E l S u p r e m o A r t e E c h a r d e l a s C a r t a s 9 llamas, cuando, por orden de Ornar, se prendió fuego a la Biblioteca de Alejandría. Ese único ejemplar que existe en el mundo, lo conservan los ingleses en el Museo Británico de Londres, y su redacción se atribuye, se­ gún los hebreos, a Henoc; según los egipcios, a Hermes, y según los griegos, a Cadmus. ¡Pues bien; ese libro, o mejor dicho, esos 78 jeroglíficos, sirvieron de base a Etteilla en 1770, previos los estudios de Postel y de Court de Gibelin, para su adaptación a la baraja francesa, primeramente, y después d la española, a la italiana y a la alemana; explicándose por el crecido nú­ mero de jeroglíficos que era preciso adoptar, por lo que los modernos naipes tienen dos significaciones, una al derecho y otra al revés. * • * Una de las maneras que en magia están admitidas para la formación de la llamada cadena mágica, es la de los signos. Estos signos pueden ser números, figuras emblemáticas, letras, etc.; y como en la época en que se hicieron los Toros no se había inventado aún el alfabeto, de aquí que se adoptaran las figuras emblemáticas o jeroglíficas que representaban una idea abstracta, un sentimiento concreto, una inclinación determinada, una fuerza escueta. ¿Quién ignora, esto sentado, que formar la cadena mágica, es hacer nacer una corriente de ideas que produce la fe y que arrastra la voluntad hacia un círculo dado de manifestaciones que se traducen en actos? Hacemos estas consideraciones para demostrar, clara y palpablemen­ te, que cuando una persona acude a un cartómago para que le lea el por­ venir o el presente, que dicha persona no puede ver claro por propia obce­ cación, se forma la cadena mágica entre el cartómago y el consultante. Éste, vivamente impresionado por un algo extraño que le agita, impresiona a su vez al cartómago con la violencia de su querer, basado sobre la con­ vicción que tiene de que aquella persona a quien acude, va a leer en el fondo de su alma y en el de los objetos o seres que lo rodean. La cólera, la pasión, la ambición, la avaricia, como todas las expre­ siones apasionadas, son una corriente de la fuerza humana que obra eléctri­ camente y que se transmite a las personas que rodean al que la abriga, por lo cual su conmoción, cuando se desprende, obra no solamente sobre los presentes, sino también sobre quienes sean fin o causa de ella. Establecido, pues, el contacto del fluido magnético por medio de la baraja, y aun a veces sin ella, pueden entonces compararse al cartómago y al consultante con dos instrumentos de música, que puestos al mismo diapasón, o al mismo tono, vibran ambos al unísono. 10 D r . M o o r n e Para terminar estas breves observaciones sobre el arte de la carto­ mancia, diremos que son muchos los sabios que han demostrado con pruebas fidedignas que, así las cosas como las personas y los sentimientos más ocultos se revelan siempre por semejanzas. Esto sucede, porque la naturaleza posee una inmensa variedad de medios para escribir en letras simbólicas, fáciles de descifrar para el sabio, las cosas, los sentimientos y las personas, cuyo interior estaba destinado a permanecer oculto. CAPÍTULO II A dvertencias a los cartóm agos No todas las personas que hacen de la cartomancia una profesión, son aptas para ella. Una persona, por ejemplo, muy distraída, y por ende falta de memoria y excesivamente linfática, no ejercería nunca concienzu­ damente su profesión o arte, por las siguientes razones que, como se verá, son poderosísimas: la. Su distracción le haría cometer a cada paso torpe­ zas que, lejos de beneficiar al arte, lo perjudicarían notablemente; el no ver una carta próxima a la que se está traduciendo, y cuya significación podría (modificar o aclarar el sentido real de ésta, alteraría de tal modo la predicción, que el consultante saldría de la casa del cartómago, confuso, cuando no torpemente engañado. 2a. La falta de memoria es otro de los obstáculos que impiden que la predicción sea exacta y justa. Olvidar el significado de una carta, y para salir del paso inventar una significación distinta, es un defecto imperdonable en un cartómago. Entiéndase que, además de los noventa y seis significados o traducciones de las cuarenta y ocho cartas de la baraja española, o de los ciento cuatro de la francesa, o de los ciento cincuenta y seis del Taro, existe una innumerable serie de combinaciones que es preciso no olvidar un solo instante. 3a. El descono­ cimiento de la verdadera acepción o representación de cada carta, cuyo desconocimiento se suple en muchas ocasiones por medio de la fantasía, es otro de los inconvenientes que se oponen a la exactitud de las predic­ ciones. Cuando el consultante acude a que se le lea el presente y el porve­ nir a la casa de un cartómago, es porque desea saber algo que le interesa; si no se le dice ese algo, o se le pronostican cosas que no han dicho ¡ni mucho menos! las cartas, ese consultante podrá volver una o más veces; 12 D r . M o o r n e pero llegará un día en que vea en su inteligencia con mayor claridad que en las cartas, y entonces será, no sólo un cliente perdido, sino un enemigo más que se agregará a la falange de los que no ven en los naipes otra cosa que el arte de embaucar. Por último, un cartómago en quien predomine la linfa sobre los nervios no podrá recibir con facilidad la corriente mag­ nética que se desarrolla por intermedio de la baraja, al ser cortada, entre la persona que consulta y la encargada de descifrar los oráculos. Por estas razones, el cartómago 'ha de ser una persona de fácil memo­ ria, debe tener fe en su arte; una fe ciega, como el médico la tiene en su ciencia; debe, y este deber es esencialísimo, estudiar profundamente la significación de cada carta, las aclaraciones o modificaciones que aporta la proximidad de otras cartas y las combinaciones que forman juntas va­ rias cartas de un mismo o de diferente palo; debe tener mucha perspicacia para conocer el carácter, temperamento y gustos o aficiones del consultan­ te, y poseer una verbosidad suficiente para decirle la verdad poco a poco y con frases que no le ofendan, o hieran sus oídos o su amor propio, y por último, una vida muy experimentada para apreciar al primer golpe de vista la significación que forma el conjunto de las cartas que haya exten­ dido sobre la mesa. Aun cuando Etteilla piense lo contrario, nosotros creemos, como Guillaume Postel y como Court de Gibelin, que el verdadero oráculo no lo forma una carta aisladamente, sino que lo produce el conjunto. Tam­ poco creemos, como muchos tratadistas, que es indispensable que en el montón de cartas, cuyo significado va a traducirse, aparezca la que re­ presenta al consultante. Somos de opinión que es mucho mejor que la carta que representa al consultante salga al azar, por cuanto de ese modo se verá mejor qué acontecimiento le ocurrirá más pronto, o que afección o sentimiento están más apegados a él. Siete eran las preguntas que invariablemente dirigía a sus clientes la célebre adivinadora y escritora mademoiselle Lenormand; nosotros cree­ mos que esas preguntas deben reducirse a cuatro: edad, profesión, estado civil y estado de salud, cuyo conocimiento creemos, más que necesario, in­ dispensable, para traducir claramente el significado de algunas cartas que se presenten muy oscuras, o de significación muy vaga o muy abstrusa. En muchos casos hasta podría prescindirse de la edad por aquello de que nadie tiene más edad que la que representa. De lo que no puede prescin­ dirse es de la profesión, pues hay cartas de significación tan vaga que, para traducirlas, aun con el auxilio de las más próximas, necesitan este requisito, sobre todo cuando el consultante pertenece al sexo fuerte. Por lo que respecta al estado civil del consultante, también es necesario, por E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 1 3 cuanto existen ciertas cartas que se prestan a confusión, como por ejemplo: la reina de oros, que representa a una mujer morena, o la de copas, a una rubia. ¿No es, pues, fácil confundir a la mujer con la querida o la novia del consultante, o al marido con el amante de la mujer que acude al cartó­ mago? Conocido, pues, este dato, es más fácil leer en las cartas aclarato­ rias o modificadoras y, por lo tanto, establecer ciertas distinciones que convienen a la buena y exacta predicción. En cuanto al estado de salud del consultante, es necesario conocerlo con exactitud; pues, suponiendo que hubiera salido en un montón alrededor de cartas de confusa traducción el tres de copas al revés, cuyo significado es el de alivio o curación, de no saber que el consultante está enfermo no podría decírsele abierta y clara­ mente que muy pronto hallará alivio a sus dolencias o enfermedad, o que tendrá, más tarde, una recaída en ella, si al lado de dicha carta saliere el as de bastos al derecho. Podríamos hacer otra suerte de consideraciones; pero prescindimos de él bis a fin de explicar el significado de las cartas con una extensión tal, que no deje lugar a dudas; minuciosidad que, por consiguiente, habrá de ocuparnos mucho espacio. El CAPÍTULO III Origen de la cartomancia Ha sido objeto y motivo de encarnizadas controversias y polémicas, la averiguación del origen de las cartas. Mucho se ha desbarrado a este respecto, y particularmente, en algunos manuales destinados a indicar la forma en que se echan las cartas y valor o representación de éstas, publicados no hace muchos años. Según esos ma­ nuales, o por lo menos la mayor parte de ellos, se atribuye a Jacquemin Gringonneur la introducción en Francia de este juego, basándose en el hecho escueto de que, según la historia de este país, el citado Gringonneur recibió cincuenta sueldos de París, de Cario Poupart, platero de Carlos VI, por tres juegos de naipes de muchos colores, hechos con objeto de divertir al referido monarca en la época de su locura. Aun cuando el hecho resul­ tara cierto, también resulta comprobado que el uso de los naipes en Europa es anterior al año 1249, año en que el Sínodo de Worchester prohibió, bajo penas severas, el juego de rege et regina o de naibi, como entonces se le llamaba. No menos encarnizadas polémicas se han suscitado con motivo de si fueron los italianos, los franceses, los alemanes o los españoles quienes introdujeron el uso de los naipes en Europa, y sobre si las primitivas car­ tas eran francesas, alemanas, italianas o españolas. Para que sean francesas no se ha aducido otro hecho que el atribuido a Poupart, encargando al pintor de imágenes Gringonneur, tres juegos de naipes. En cambio, en un antiguo libro titulado Juego de Oro, impreso en 1472 en Leipzig, o sea poco después de la invención de la imprenta, se dice que el juego de naipes fue introducido por primera vez en Alemania, S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 15 allá por el año 1300. Por su parte, el abate Rives, sostiene que el juego de las cartas tuvo principio en E sp a ñ a im p o rta d o directamente desde el Oriente en 1330, y que en ese mismo año maese Nicolás Pepín, pintor de imágenes como Gringonneur, adaptó la baraja egipcia a la española. Por último, el abate Longuerre, pretende que el juego de naipes tuvo, entre todos los pueblos de Occidente, su origen y principio en Italia. Sea lo que fuere, lo cierto es que los naipes modernos son diferentes en los mencionados países. En efecto, los franceses tienen lo que literalmente podríamos tradu­ cir, pica, trébol, cuadrado y corazón '(pique, tréfle, carreau y coeur); los alemanes verde bellota, y los españoles, oros, copas, espadas y bastos, ha­ biéndoseles dado el significado siguiente: los oros, en representación de la clase media y el comercio; las copas, en la de personas dedicadas al estado eclesiástico: las espadas, en la de la nobleza y las armas, y los bastos, como representación genuina de todo lo que se relaciona con las clases agricultora y pechera, siendo éstos los cuatro brazos o estados en que se dividía en la Edad Media la sociedad española. Remontándonos ahora a tiempos más lejanos, buscando el verdadero origen de los naipes y fundándonos en la opinión de distinguidos sabios, quienes a su vez, la fundan en datos penosa y hábilmente rebuscados, di­ remos que fueron los egipcios quienes los inventaron en la época de uno de los Faraones, en un período de penuria y escasez, con el objeto de divertirse y de no sentir tanto los efectos del hambre. Si hemos de dar crédito a Etteilla, quien atribuye, como nosotros, a los primitivos egipcios la invención de los naipes o libro de Thot, éste estaba compuesto de 78 planchas de oro purísimo, sobre las cuales había grabados ciertos jero­ glíficos o palabras misteriosas, cuya explicación se hacía diaríamente por los padres de familia, siendo éste el único libro que escapó del furor de Ornar cuando mandó incendiar la por muchos conceptos célebre biblioteca de Alejandría. Aunque muy autorizado, no seguiríamos ciertamente el parecer de Etteilla, si en la Sancta Kabala, no encontráramos que se hace mención del juego de cartas, del que aun actualmente se sirven las modernas sibilas, 1 Como el hecho es exacto, bien puede afirmarse que España fue la primera nación del Occidente de Europa que empezó a hacer uso de los naipes, estando además probado que de allá se exportaron a Francia, razón por la cual, la antigua baraja francesa consta de oros, copas, espadas y bastos, que es la misma forma de la baraja española. E l 1 6 D r . M o o r n S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 1 7 e y el cual publicamos juntamente con esta obra, como del primer libro conocido que apareció en figuras, antes de la invención del alfabeto \ Este libro, escrito en emblemas o jeroglíficos, es el ya citado libro de Thot, y las hojas sueltas de que se compone, son conocidas con el nom­ bre de Toros. Son muchos los orientalistas que han tratado de penetrar su sentido, siendo Guillaume Postel quien en 1540 publicó su sentido, titulándolo Clave de las cosas ocultas —después de cuya publicación se volvió loco—, con la explicación de los jeroglíficos y significado de las figuras simbóli­ cas o emblemáticas que en él aparecían. También Court de Gibelin, filósofo de una inmensa erudición, ha pretendido explicar esos emblemas en su obra titulada, El mundo primi­ tivo analizado y comparado con el mundo moderno. El Taro ha debido sufrir grandes alteraciones en el siglo xvi, puesto que las figuras llevan los trajes de esa época. Sea lo que fuere, los hebreos atribuyen la invención del mencionado libro a Henoc, los egipcios a Hermes y los griegos a Cadmus, según se dijo antes. Para nosotros existen diferencias esenciales entre el juego de cartas conocido actualmente con el nombre de Thot, cuyo origen es esencialmen­ te asiático y el libro de Hermes denominado Taro, siendo una prueba de ello el que el juego de Taro, propiamente dicho, se compone de 22 tabletas o figuras, en tanto que el juego egipcio está formado por 78, aun cuando se supone que esas 22 tabletas, sumadas a las 56 de que se componía la baraja francesa, son las mismas que constituyen la egipcia. Los que así opinan fundan su opinión en haberse hallado en China un juego completo de 77 tabletas, el cual, según se dice, pudo haber servido de modelo a la baraja francesa, de la cual debieron constituir los taros una quinta serie. Nosotros, siguiendo el parecer de Postel y de Gibelin, nos contenta­ remos con advertir aquí, que Henoc y Cadmus sólo son citados por los eruditos y que, en cambio, la tradición universal mira a Hermes como el inventor y manantial de toda magia. Hermes (Mercurio) quiere decir genio humano, inteligencia suprema. Hermes se llama Trimegisto (tres veces grande), porque se reconoce un Hermes en cada mundo. Hermes es, pues, la inteligencia de muchos siglos reunida en haces bajo un hombre colectivo. El gran sacerdote de la iniciación egipcia era llamado Hermes.1 1 Los editores de esta obra tienen en venta el verdadero juego egipcio de los 78 taros. Además del Taro se atribuyen a Hermes otros libros, tales como el Pymandro, el Asclepios y, además, La Tabla de Esmeralda, que contiene en pocas palabras la Cábala entera, y que se llama así porque sus precep­ tos estaban, según dicen, grabados sobre una esmeralda. El Arle de echar las cartas, o sea el medio de adivinar el presente y el porvenir por medio de los naipes, data de la época de los egipcios, en la cual, como ya hemos dicho, los padres explicaban diariamente a sus hijos y deudos el significado de aquellos jeroglíficos, no siendo exacto, como aseguran Mr. Sclugbole y Court de Gibelin, que nadie ha podido descifrar hasta ahora ni una sola hoja del Taro. Nosotros ya lo hemos dicho, y volvemos a repetirlo, que Guillaume postel, en su obra Clave de las cosas ocultas, ha descifrado el tal libro compuesto por Hermes, di padre de la iniciación egipcia, y anotado más tarde por Cadmus, como puede verse por la baraja que acompaña a este libro. Y, volviendo ahora al Arte de echar las cartas, diremos que los egip­ cios, con sus cartones jeroglíficos, ya usaban este medio, desconocido en Europa, hasta que Etteilla, en 1770, después de grandes estudios, de­ rrocó el medio de descifrarlas una por una, supliendo a este arte el de traducir el significado de cada una para aplicar su conjunto. Para pro­ ceder de* este modo, fundóse en el tradicional sistema egipcio de los Taros, y basó la adivinación en 33 oráculos o cartas que pueden ser las de cua­ lesquiera baraja, agregándoles una más en blanco. También está demostrado, que el primer país que se sirvió del juego de cartas fue España, de donde fue importado a Francia por Beltrán Duguesclin, jefe de los aventurero* franceses que vinieron a ayudar a don Enrique de Trastamara en la innoble tarea de destronar a Don Pedro I de Castilla, llamado por unos d Cruel y por otros el Justiciero. En la historia de la cartomancia francesa, que ponemos a continua­ ción, pueden nuestros lectores encontrar algunos otros detalles curiosos. El CAPÍTULO IV Cartomancia francesa. — Su historia Dos son las tradiciones que circulan en Francia respecto a la intro­ ducción de los naipes en este país. Según unos se debe a los bohemios, quienes en el siglo XIII introdujeron su uso en las principales poblaciones del Norte, y según otros, fueron las mesnadas o huestes de Beltrán Duguesclin, quienes después de haber contribuido al destronamiento y muerte de Don Pedro I de Castilla, apodado el Cruel, sirviendo a las órdenes del hermano bastardo de dicho monarca, Don Enrique de Trastamara, a su regreso a Francia, introdujeron el uso de los naipes en su patria, los cuales hacía ya mucho tiempo estaban en boga en España. Sea de esto lo que fuere, lo único positivo y cierto es que los naipes en aquella remota época no eran otra cosa que la representación viva y genuina del juego de ajedrez, como lo indican los colores de negro y rojo, y que su uso era muy restringido, por cuanto, existiendo la necesidad de hacerlos uno por uno a mano, en pergamino recio, e iluminados como los manuscritos, su precio era costosísimo. Fue en 1423, época en que se inventó el grabado sobre madera, cuando los alemanes, fabricando juegos de naipes a precios baratos y repartiéndo­ los por toda Europa, contribuyeron a su popularización y multiplicación, la cual, a su vez, contribuyó también en muy alto grado a que desapare­ cieran las figuras emblemáticas de los Taros, dando lugar a otras que ideó la imaginación y que dibujó el capricho. La primitiva baraja francesa, como la de todos los países, siendo co­ pia más o menos directa de los Taros de los egipcios, se componía de 78 cartas, a saber: un loco; veintiún atouts o triunfos particulares, y de 56 S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 19 cartas análogas a las que hoy existen. Esta baraja fue la que privó y estuvo en uso hasta la época en que Carlos VII ordenó la sustitución de las antiguas figuras emblemáticas o jeroglíficas del libro de Thot, por otras que ideó su fantástica imaginación; quedando desde entonces reducida dicha baraja a las 52 cartas que hoy tiene, es decir: a cuatro reyes, a cuatro damas o reinas, a cuatro sotas, a cuatro ases y a 36 cartas blancas: del dos al diez. He aquí la representación de las doce figuras: El valet de coeur, llamado Lahire, representaba a Étienne de Vignoles, doméstico de Carlos VIL El cuadrado (valet de carreau) a Héctor, que era uno de los oficiales del mismo rey que se convirtió, bajo el mismo nombre, en capitán de la guardia de 'Luis XI. El de pica (valet de pique) era Ogier, el propio Ogier, el danés, uno de los preux de Carlomagno, y por último, el de trébol (valet de tréfle) llamado Lanzarote, no era otra cosa que la representación de aquel famoso Lanzarote del lago. Por lo que respecta a los reyes, se llamaban: David, Alejandro, César y Carlomagno, siendo creencia general que representaban las cuatro mo­ narquías, hebrea, griega, romana y francesa. Algunos autores ven, sin em­ bargo, en esas cuatro figuras personificaciones alegóricas, y piensan espe­ cialmente que David representa a Carlos VII, cuyo hijo, Luis XI, sería un segundo Absalón. En lo que se refiere a las damas o reinas, podemos decir que la de pique, representaba a juana de Arco, a la cual Carlos VI debió su trono, y quien por gratitud y reconocimiento de la gran merced recibida de su valor e intrepidez, la hizo figurar en el juego de las cartas, bajo el nombre de Pallas, diosa de la guerra. La dama de tréfle, recibió el nombre de Argina, nombre que cons­ tituye el anagrama latino de regina, aun cuando a quien verdaderamente representaba era a la propia mujer de Carlos VII, María D’Anjon. La dama de carreau, llamada Raquel, representaba a Agnés Sorel, la querida del precitado monarca. La dama de coeur, llamada Judith, célebre matrona hebrea que cortó la cabeza a Holofernes, pero a quien realmente personificaba o repre­ sentaba, era a la mujer de Luis el Debonnaire o a la madre del propio Carlos VII, Isabel de Baviera. En cuanto se refiere a los cuatro palos de que se compone la baraja, según los eruditos que hemos consultado, las doce figuras eran otros tantos símbolos: el coeur (corazón) el del valor, al propio tiempo que la per­ sonificación de las gentes de armas y de guerra; por lo que respecta a los piques y carreaux, representaban las armas y las municiones de guerra, 20 D r . M o o r n í y el tréfle los forrajes. En cambio el P. Menestríer ve en esas cuatro fi­ guras el emblema de la sociedad, representada por las cuatro órdenes en que se divide. Para él las figuras representaban la nobleza: el coeur, a las gentes de iglesia; el pique, a las gentes de armas: el carrean, a la burgue­ sía, y el tréfle, a las gentes del campo. En la época de la revolución, como no podía menos de suceder, la baraja que nos ocupa sufrió una completa transformación. Los reyes, reinas y valéis (sotas), fueron transformados radicalmente; los reyes en genios, como por ejemplo: el de coeur, en genio de la guerra; el de carrean, del comercio; el de tréfle, de la paz y el de pique, de las artes. Las reinas fueron convertidas en libertades, los valets, en igualdades, y los ases, en leyes. Otros innovadores más sagaces o más imaginativos fueron más lejos, metamorfoseando a los reyes en sabios, y llamándoles, respectivamente, Solón, Catón, Rousseau y Bruto; las reinas, en virtudes: justicia, pruden­ cia, unión y fuerza, y por último, las sotas en héroes. Lo único que no sufrió modificación fueron los tradicionales colores de negro y rojo. Hechas estas tres explicaciones que creemos, si no indispensables, por lo menos necesarias para el conocimiento y hábil manejo de la baraja francesa, penetremos ahora de lleno en el arte de la cartomancia, o sea en el de la adivinación, por medio de las cartas, en el cual tanto se dis­ tinguió la célebre escritora y adivinadora Mlle. I^normand. CAPÍTULO V Diversos métodos de echar las cartas Son muchos y muy variados ios modos de echar las cartas, pudiendo decirse que la mayor o menor originalidad de las personas que se dedican a e3te arte han producido su método especial, que no todos los manuales que hasta la fecha han visto la luz pública han podido o sabido reflejar. En la imposibilidad de describir en este volumen cuantos sabemos y conocemos, en la inteligencia de que pasan de cuarenta, sólo haremos mención de los más principales y primitivos. (Pero, antes de penetrar de lleno en tan delicado estudio, séanos lícito manifestar que, en cualquiera de los métodos que se empleen y que minuciosamente describiremos más adelante, debe propenderse a sacar del conjunto de cartas de la baraja la que represente a la personalidad del consultante, sobre cuya operación es conveniente insistir hasta lograr que salga la carta que la represente. Deben, además, tenerse en cuenta las siguientes observaciones, que detallamos minuciosamente a fin de que no quede al lector la más insigni­ ficante duda: 1^ Antes de comenzar el juego con un nuevo consultante, es con­ veniente que el cartómago, o la persona que echa las cartas, prepare de­ bidamente la baraja, es decir, que ponga las cartas por su orden y todas al derecho. 2^ Una vez realizado esto, entregará la baraja al consultante a fin de que éste mezcle las cartas a su capricho, colocando unas cabeza arriba y otras cabeza abajo, al propio tiempo que dirigirá mentalmente, es decir, para sí mismo, la siguiente 24 D r. M oorne Barajadas otras siete veces, haciendo la misma invocación, esas 32 cartas que quedaban después de eliminadas las 46, y realizado el corte por el consultante, valiéndose para ello de la mano izquierda y pidiendo a su vez 'mentalmente— idéntica protección a los oráculos, comenzaba la operación en la siguiente forma: Eliminábase y colocábase sobre la mesa, por la derecha, la carta que representaba al consultante, colocándola en el lugar que en el grabado ad­ junto ocupa el número 1. Una vez hecho esto, barajábanse nuevamente las 31 cartas restantes, se hacía cortar de nuevo, se desechaban las diez primeras cartas y se colocaba la undécima en el lugar que en el grabado ocupa el número 2, y en forma atravesada debajo de la número 1, que es el emblema del consultante, y arriba de ésta la número 3. Las dos siguien­ tes (4 y 5) a los dos lados de la del centro; la sexta, arriba y a la izquier- 10 — * E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 25 mero 4; la trece, a la derecha de la número 5; la catorce, entre la octava y la décima; la quince, entre la novena y la undécima; la dieciséis, entre la sexta y la décima; la diecisiete, entre la séptima y la undécima; la dieciocho, entre la novena y la doce; la diecinueve, entre la octava y la trece; la veinte, entre la duodécima y la sexta; la veintiuna, entre la séptima y la trece, y por último, la veintidós, atravesada y cubriendo los pies de la carta que representa la persona objeto de la consulta. Para mayor claridad publicamos a continuación el plano que indica la exacta colocación de las cartas. La traducción de estas cartas, así colocadas, se hará en la siguiente forma: Recójanse las cartas de dos en dos, comenzando por las superiores más lejanas, o sean la diez y la once, la doce y la trece, la catorce y la dieci­ séis, y se continúa de la misma manera por el lado izquierdo, interpre­ tando siempre las parejas más distantes del centro de la estrella, como son: dieciocho y veinte, diecinueve y veintiuna, quince y diecisiete. Después se sigue por la9 de radio más corto, como son: seis y ocho, siete y nueve. Las del centro habrán de traducirse en la misma forma, es decir, por parejas opuestas, y la carta que está sobre la que representa al consultante se traducirá de una manera individual y según la clave de significados que comprende este tratado. Esta explicación se ha de dar pareja por pareja, sin dejar por esto de tener presente el conjunto de todas. El tras, tras del Taro 0 Después de barajados siete veces los setenta y ocho naipes de que consta la baraja, se dará ésta a que la corte el consultante con la mano izquierda, suplicándole ponga toda su voluntad y deseo para lograr que los oráculos le digan la verdad en todo cuanto motiva la consulta. Practicada esta operación, del montón de arriba se echarán sobre la mesa nueve cartas, diciendo lo siguiente: Al salir la primera: tras, tras. ídem, id., la segunda: aquí está Fulano de Tal (el nombre del con­ sultante) . Estrella mágica da; 1a séptima, abajo y a la derecha; la octava y novena, como las dos anteriores, pero en opuestos sitios; la décima, arriba, sobre la número 3; la undécima, bajo la número 2; la doce, al costado izquierdo de la nú­ ídem, ídem, ídem, ídem, id., id., id., id., la tercera: que viene a que le digan los oráculos. la cuarta: lo que le va a p a sar... la sexta, cuál es su sino... séptima: cuál es su enemigo... E l 26 D r . M o o r n S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 27 e ídem, id., la octava: qué le sucederá... ídem, id., la novena: y qué le sorprenderá... He aquí el patrón indicador de la forma en que deberán colocarse las cartas, teniendo cuidado al extenderlas de que caigan de izquierda a derecha, en el orden indicado en la siguiente figura: quince cartas, y se formará el tercer montón con la que haga el número dieciséis, después de eliminadas las quince cartas anteriores. Como hemos desechado cuarenta y cinco cartas y tenemos tres montones de una, dicho se está que en el resto de la baraja sólo quedan treinta cartas, cantidad insuficiente para poder sacar otras tres cartas y colocarlas sobre los mon­ tones ya hechos. Por esta razón se recogerán las cuarenta y cinco cartas desechadas, se unirán a las treinta, y barajándolas de nuevo en la forma indicada, sin olvidarse de hacérselas cortar al consultante, se procederá, como queda dicho, hasta obtener tres montones de a tres cartas cada uno, que serán los útiles para formar el oráculo. Estos tres montones, que se formarán y traducirán de derecha a iz­ quierda, representan los tres mundos de la cabala, a saber: el mundo di­ vino, el mundo abstractivo y el mundo material, que representan a su vez la religiosidad y sentimientos del consultante, grados de inteligencia y gustos materiales respectivamente, consideraciones que habrán de tenerse muy en cuenta al hacer la traducción detallada. Septenario cabalístico Tradúzcanse las cartas, comenzando por la primera hasta la novena, con arreglo a las peticiones que se fueron haciendo en la forma que indica nuestra olave de significados; en el bien entendido caso que si entre las nueve cartas sale la que representa al consultante, es de muy buen agüero, ex­ cepto cuando sale en la séptima, en cuyo caso indica el oráculo que el mayor enemigo del consultante es su propia personalidad. Ternario cabalístico Consiste esta forma de echar las cartas en lo siguiente: Después de barajados siete veces los naipes y de cortados en la forma usual por el consultante, se eliminarán por la parte de arriba quince car­ tas, y se dejará aparte la que haga dieciséis, a fin de hacer, en la forma que se indicará, tres montones de a tres cartas cada uno. Apartada la carta que hacía la dieciséis, volverán a contarse otras quince cartas, que se desecharán, apartando la que haga dieciséis para formar con ella el se­ gundo montón, teniendo cuidado de que los montones que habrán de for­ marse vayan de derecha a izquierda. Formados ya los dos primeros mon­ tones de a una carta cada uno, volverán a desecharse de la baraja otras Después de barajado? y cortados los naipes en la forma indicada, se van contando de siete en siete y colocando aparte todos los que hacen siete, o todos los séptimos. Repítase otra vez la misma operación, después de haber barajado y cortado de nuevo hasta obtener el descarte de doce naipes, los cuales se colocarán uno al lado de otro en el orden exacto en que hayan salido. Al terminarse las cartas, se toman de nuevo las des­ echadas para continuar el juego. Realizado esto, vuélvanse las cartas y tradúzcase su significado, con sujeción a la clave, teniendo cuidado de asegurarse si ha salido o no la carta que representa la persona del consultante, y repitiéndose el juego, si ésta no se halla entre las doce cartas, hasta que salga dicha carta. Cuando ya se tenga hecha la explicación del oráculo, barájanse de nuevo las doce cartas, formando con ellas cuatro montones de a tres naipes cada uno, dedicando cada uno de ellos: el primero, para la persona; el segundo, para la casa; el tercero, para los sucesos, y el cuarto, para la sorpresa. Después se levantan sucesivamente estos montones, viniendo a corro­ borar o a modificar el oráculo de la traducción que ya se habrá hecho. 28 D k . M o o r n e Cartas por tres Tómese una 'baraja completa. Después de barajarla y hacerla cortar al consultante, todo en la forma ya indicada, elimínanse las dieciséis cartas primeras. Vuélvese a barajar y a cortar, sacando después los naipes de tres en tres, teniendo cuidado de dejar a un lado los montones, hasta completar cinco de tres cartas cada uno. Extiéndase después correlativa­ mente sobre la mesa, de manera que resulten cinco hileras de a tres cartas cada una. Véase si entre ellas está la que representa al consultante, la cual se tomará y se colocará encima de la primera línea, poniendo en su lugar la carta que sigue a la última que se sacó de la baraja. En el caso de que no estuviera, habría que buscarla para colocarla en el sitio indicado. Una vez preparado así el juego, se vuelven a recoger las cartas em­ pezando por la del consultante y siguiendo por la primera línea, segunda, etc., hasta su terminación. Barájese y córtese de nuevo, extendiendo las cartas sobre la mesa, formando esta vez cuatro hileras de a cuatro cartas cada una, y hágase la traducción, con arreglo a nuestra clave de significados, comenzando dicha traducción por la carta que representa al consultante, mirando lo que le rodea, y de aquí se sigue contando hacia la derecha en la forma siguiente: una, dos, tres, cuatro y cinco, parándose a cada carta que haga este último número. De este modo se da la vuelta a todas las cartas, tantas veces como se puede, hasta acabar en la carta que representa la persona­ lidad del consultante. Barájense luego las cartas, apartando una, para la persona; otra, para la casa; otra, para la sorpresa, y otra, para el ausente, y realizada esta operación, distribuyase el resto de las cartas formando cuatro nuevas hi­ leras de tres cartas, que nos servirán para el complemento del juego, tra­ duciéndolas en la forma usual, o sea por líneas, concluyendo el oráculo con las cuatro cartas que se separaron primeramente. El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 29 A continuación presentamos un cuadro indicador de este sistema, en el que habrá de suponerse que la carta que representa al consultante es la número 16, marcada con una X: t4 2 6 10 11 15 d 7 8 12 16 X 4 5 9 Id í Cartas por siete Barajadas y cortadas las cartas, siempre en la forma indicada, se desecharán las seis primeras, colocando la séptima sobre la mesa; vuélvan­ se a desechar las otres seis cartas, colocando la séptima sobre la que tam­ bién antes hizo el número siete, realizándose esta operación hasta seis veces, lo que dará un montón de seis cartas y otro, que serán las de desecho, de setenta y dos. Barájense de nuevo setenta y dos cartas, dénse a cortar, y deséchense las seis primeras, colocándose, todas las que hacen la número siete, sobre el montón en que ya había seis, hasta que éste tenga doce, que son las únicas que habrán de formar el oráculo. Extendidas, pires, sobre la mesa, dichas doce cartas, en dos hileras de a seis, tradúzcase su significado en la forma indicada en la clave. Cartas por quince Este método ide echar las cartas es el llamado francés, y se realiza en la siguiente forma: Barajadas y cortadas las setenta y ocho cartas, apártense las treinta y dos primeras, desechando las restantes. Practicada esta operación, vuél­ vanse a barajar y a hacer cortar las treinta y dos cartas que habrán de entrar en juego, formándose luego dos montones de a dieciséis cada uno. Háganse elegir al consultante dos cartas, una de cada montón, la pri­ mera para Ja sorpresa, jr Ja segunda para la casa, extendiéndose después el montón de la izquierda^ y haciendo la traducción, con arreglo a la clave. 'ól D r . M o o r n e É l que está pasando fuera, mejor dicho, para las cosas y personas exteriores; el cuarto para una sorpresa; el. quinto para que sirva de consuelo, o lo que es igual, para dulcificar los presagios funestos contenidos en los cua­ tro anteriores;, por último, el sexto está destinado para determinar la sig­ nificación de los oráculos enigmáticos y confusos de los cinco montones anteriores. Para leer estas cartas de complemento, se vuelven del derecho, for­ mando, como es consiguiente, seis líneas desiguales: la primera de siete, la segunda de seis, la tercera de cinco, la cuarta de cuatro, la quinta de dos y la sexta de 11 cartas, que se leerán siempre de derecha a izquierda, con sujeción a la clave a que ya nos hemos 'referido. También pueden utilizarse para este juego los 78 naipes; pero en este caso, después de barajados y cortados, se separan los 35 primeros, y se opera con ellos según se dice arriba. Sistema especial por 48 cartas Baraja española desplegada Barajados los naipes en la forma varias veces indicada, y cortados debidamente por el consultante, se eliminarán treinta cartas, volviendo luego a barajar las cuarenta y ocho restantes, teniendo cuidado de que entre éstas aparezca la que representa ai consultante. Barajadas, pues, esas cua­ renta y ocho cartas, se extenderán sobre la mesa, de derecha a izquierda, formando con ellas seis filas de a ocho cartas cada t^na, según lo indicado en el siguiente grabado. Una vez extendida la baraja* se buscará entre las cartas la que representa al consultante, y, encontradaj que ésta sea, se co­ menzará a hacer la traducción de abajo a arriba y de izquierda a derecha, contando de siete en siete las cartas en honor de los siete planetas, siendo inútil decir que la traducción deberá hacerse con sujeción a la clave que va más adelante, y teniendo presentes las modificaciones que dicha séptima carta puede sufrir por el significado de las que la rodean. Hecha la traducción de la séptima carta, a contar desde la primera que está debajo de la que representa al consultante, volverán a contarse otras siete cartas, y así sucesivamente hasta recorrer todas las cuarenta y ocho cartas, y siempre en la misma forma. Suponiendo, pues, que la carta que representa al consultante ha salido en la que está marcada con una X, cuéntase, a partir de la carta que está debajo, siete cartas, hasta llegar a la núm. 1; hecha la traducción de esta carta, vuelven a contarse otras siete, hasta encontrar la núm. 2; S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 33 otras siete hasta la núm. 3, y así sucesivamente hasta llegar de nuevo a la X, o sea la carta núm. 48, que es la que representa la del consultante. Este juego puede hacerse también apartando de los 78 Taros las 48 cartas que constituyen la baraja española moderna, en cuyo caso, una vez apartadas esas 48 cartas, se barajan siete veces, se dan a cortar al consultante en la forma prescrita, y se procede luego del modo que queda indicado, teniendo presente que en este caso no se desechan cartas. He aquí un ejemplo gráfico de este método: 45 39 33 27 21 15 9 3 4 46 40 34 28 22 16 10 11 5 47 41 35 29 2Z <7 18 12 6 48 X 42 36 30 24 25 <9 13 7 I 43 37 31 32 2 6 . 20 14 8 2 44 38 Juego francés con 52 cartas Témanse los naipes que constituyen la baraja francesa moderna A, y después de haber separado tres, con las cuales se formará la sorpresa que habrá de recibir el consultante, se forman de derecha a izquierda, siete montones de a siete cartas cada uno. Realizada esta operación, se levantan las siete cartas que cubren los siete montones, se barajan, se dan a cortar al consultante y se extienden cara arriba, de derecha a izquierda, formando una línea horizontal de siete cartas. Concluida esta operación se toman las siete cartas que cubren los siete montones, se barajan, se dan a cortar y se forma con ellas, de derecha a izquierda, la segunda línea horizontal, haciendo lo propio con las 35 cartas de los siete mon­ tones primitivos hasta formar un cuadrado de 49 cartas, distribuidas en lineas de siete cartas cada una. Hecho esto, se comenzará la explicación 1 La baraja francesa moderna, como se sabe, no tiene las cuatro reinas que tenía la primitiva. 34 Dr. M o o r n e de los oráculos, con arreglo a nuestra clave de significados; y una vez terminado, se volverán las siete cartas destinadas para la sorpresa y se explicará el significado de ellas 1. Juego francés antiguo con 56 cartas Cuando quiera prescindirse de los 22 Taro? con que se complementaron las antiguas barajas franoesa y española, se separan de nuestra baraja esas 22 cartas, o sea desde el núra. 1 inclusive hasta el 21, también inclu­ sive, y el núm. 78, dejando, por tanto, las barajas francesa y española com­ pletas, es decir, con sus respectivas reinas y constituidas por 56 naipes. Una vez separadas estas 56 cartas se barajan y se hacen cortar, for­ mando con ellas, de derecha a izquierda, una hilera de ocho cartas, sobre las cuales se colocarán una a una, y por orden correlativo, hasta que se distribuyan todas, resultando entonces ocho montones de siete cartas cada uno. Se tomará, acto seguido, el primer montón de la derecha, y se hará con él una primera línea de a siete cartas. Luego el segundo, para una segunda línea, y así sucesivamente, lo que nos dará, una vez terminado, ocho líneas o hileras horizontales de siete cartas cada una. Realizada esta operación se procederá a leer el significado de las cartas, comenzando por la línea de arriba y de derecha a izquierda. CAPÍTULO VI Sistem a bohemio o gitano Las gitanas, descendientes de aquella raza de bohemios de que nos hablan las tradiciones, también tienen su método peculiar de echar las cartas, método que, al decir de ellas, ha ido transmitiéndose de generación en generación. Este método no deja de ser sencillo, aun cuando ellas traten de realizar la operación de una manera misteriosa. He aquí los principales: □0 0 00 0 1 En este juego las cartas se sacan de los montones una a una y siempre la primera de cada montón. 36 Dr. E l M o o r n S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 37 e Barajados los cuarenta y ocho naipes de la baraja española, y dados a cortar al consultante, en la forma indicada, preparan doce montones de a cuatro cartas cada uno, del modo que se indica en el grabado anterior. Por el segundo método, esos montones vienen a ser colocados, carta por carta, en la forma que puede verse en el siguiente patrón, princi­ piando por la primera hasta la doce, siguiendo de nuevo otro tendido de segundas cartas, luego otro de terceras y finalmente, las cuartas, resul­ tando igualmente doce montones de cuatro cartas. tar del consultante, enfermedades y sus causas y medios de hacerlas des­ aparecer. Séptimo. El matrimonio y todo lo que con él se relaciona y euanto ata­ ñe a las enemistades y efecto de ellas. Octavo. Fin de la vida o muerte del consultante. Noveno. Artes, ciencias y cuanto se relaciona con las profesiones e ma­ neras de vivir del consultante. Décimo. Cuanto se relaciona con la política y administración del Estado. Undécimo. Examen de las afecciones y sentimientos del consultante, amistades que tiene, etc. En ambos métodos, cada montón está destinado a resolver las cues­ tiones siguientes: Primero. Todas ias que tengan relación con la vida del consultante, incluso sus enfermedades o padecimientos, temperamento, hábitos y du­ ración de su existencia. Segundo. Fortuna, riqueza o pobreza del consultante, negocio o empre­ sas que puede tener, tiene o ha tenido. Tercero. Este montón está destinado a la familia del consultante. Cuarto. Bienes, herencias, beneficios, éxitos pecuniarios, etc. Quinto. Todo lo que se relaciona con el amor, incluso la preñez, los niños y su sexo. También incluyen en este montón, cuanto tiene relación con los robos domésticos. Sexto. En este montón, se examina cuanto tiene relación con el males­ Duodécimo. Examen de las cuestiones relativas a los male9, pesares, persecuciones y amarguras que rodean o amargan al consultante. Por lo general, invitan al consultante a que haga por sí mismo las preguntas que desee le conteste el oráculo; luego, buscando el montón a que corresponde la clase de la pregunta, extienden sobre la mesa los cua­ tro naipes y los explican, con arreglo a la clave de significados que publi­ caremos en este mismo capítulo. Cuando emplean el segundo método, o sea cuando han colocado los montones, con arreglo al segundo patrón, ya indicado, hecha la pregunta por el consultante, buscan el montón a que ésta se refiere y dan la respuesta que indiquen los tres montones que completan la fila de izquierda a dere­ cha. Vaya un ejemplo: Supongamos que el consultante ha preguntado si puede esperar éxitos o beneficios pecuniarios; como esta pregunta corresponde al montón núm. 4, hay que buscar la solución extendiendo los tres montones de esa fila de derecha a izquierda; primero, las cuatro cartas del cuarto montón; debajo las cuatro cartas del cuarto montón; debajo las cuatro del octavo montón, y en último término, las cuatro del duodécimo montón. Dispues­ tas las cartas de esta manera, proceden a dar la respuesta que predomine en las tres filas, con arreglo a la siguiente clave: Clave de significados del sistema bohemio o gitano Oros El as. anuncia que el consultante va a recibir un billete o noticias. j£l dos, estorbos al derecho, e invertido, cartas a recibir. 38 D r . M o o k n e El tres, al derecho, personajes nobles o de distinción; invertido, figu­ ra de niños. El cuatro, presentes o regalos de poco valor, al derecho e invertido, obstáculos. El cinco, representa al derecho el amor, la ternura, el cariño, e inver­ tido, el desorden y la mala conducta. El seis, regalos de valor, e invertido, ambición funesta. También re­ presenta ganancia a la lotería. El siete, amores inesperados en el consultante, y si viene al revés, in­ constancia de la persona amada. El ocho, un retardo para cobrar dinero. El nueve, un viaje necesario e imprevisto, o el aspecto de una gran empresa. La sola, traición de una mujer rubia y ruin que calumniará y agra­ viará al consultante si viene al derecho, pero que no logrará hacerlo si viene al revés. El Caballo, mensajero portador de malas nuevas. El rey, representará a un hombre que busca medio de dañar al consul­ tante, pero que no lo logrará, si viniere cabeza abajo. C opas El as, anuncia celos, y si se halla rodeado de figuras anuncia un fes­ tín que ocurrirá en la casa del consultante. El dos, amor y deseos, cuando viene al derecho, contratiempos amo­ rosos, invertido. Cerca del rey de bastos, matrimonio ventajoso. Al lado del tres de espadas, esperanzas amorosas fracasadas. El tres, buen éxito, e invertido pronostica que una expedición o em­ presa tendrá el éxito que marquen las cartas que le rodean. El cuatro, contratiempo, tribulaciones, e invertido, nuevas amistades que podrán ser buenas o malas, según lo indiquen las cartas que le acom­ pañen. Al lado del cinco de espadas, al revés, luto próximo. El cinco, representa herencias, cuando el consultante es hombre, y cuando es mujer, conclusión de las uniones que desean. Invertido, repre­ senta la llegada de un pariente que puede ser de gran utilidad al consul­ tante. El seis, anuncia buen casamiento, lealtad y franqueza de la persona que se ama. El siete, presagio de íntima amistad y muchas satisfacciones y aven­ turas para los solteros, E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 39 El ocho, reconciliación o un medio para estrechar vínculos amorosos o de simple amistad. El nueve, predice una sorpresa agradable, e invertido, lo contrario. La sota, representa una mujer rubia de la que el consultante puede esperar algún favor. Si esta al reves, esos favores sufrirán algún retardo. El caballo, anuncia llegadas deseadas e inesperadas de una persona de buena posición, e invertido, augura que esa persona os hará una picardía. El rey, representa a un hombre de buen corazón que desea haceros algún bien; pero si sale al revés, indica que ese hombre se verá atajado en sus instintos. Bastos El as, augura ganancia o recibo de dinero. Si viniere del revés, indica caída, retroceso. El dos, pronostica pesares, y al revés, sorpresas. El tres, felices empresas y término de padecimientos. El cuatro, fiestas, alegría, bullicio, fortuna inesperada y nuevos amigos. El/cinco, al derecho, anuncia recibo de oro, y al revés, pleitos. El seis, al derecho, infidelidad doméstica, mudanza de amor, y al re­ vés, recibimiento de noticias crueles. El siete, fundadas esperanzas o buen éxito en lo que se espera, pero si sale al revés, anuncia que la indecisión las liará frustrar. El ocho, presagia que el amor que alienta el consultante se reanimará. También anuncia una mujer rubia. Al revés, anuncia discusiones entre amantes o esposos. El nueve, gran éxito, acierto en los negocios; seguido del nueve de oros, retardo en el cobro de dinero y una pérdida segura, si se halla al lado del nueve de espadas. La sota, un joven o una joven que os ama; celoso o celosa si la carta está al revés. El caballo, falsos trabajos, o un matrimonio que se verificará o no, según las cartas que le acompañen. El rey, un hombre de bien que hará al consultante señalados favores, si está cabeza abajo, experimentará dilación en sus buenos deseos. 40 Dr. M o o r n e E spadas El as, indica una gran aflicción de amor, y si está invertido, anuncia a la mujer su próxima preñez y al hombre le predice una situación apura* da de la que solamente podrá salvarle una resolución. El dos, al derecho es símbolo de la amistad, y al revés, indica al con­ sultante que tiene varios falsos amigos. El tres, pronostica la separación de dos amantes, e invertido, anuncia extravíos de la cabeza o del corazón. El cuatro, presagia soledad, abandono, e invertido, aconseja la eco­ nomía. El cinco, tanto al derecho como al revés, indica luto, llanto. El signi­ ficado de las cartas próximas, puede únicamente modificar un tanto el valor representativo de esta carta. El seis, muerte y presagio de tormentos, a no ser que esta carta vaya acompañada de algunas copas. El siete, noticias desagradables, y seguido del de oros, discordias y desavenencias. El ocho, pérdida, retraso en los negocios y obstáculos amorosos. El nueve, encarcelamiento o disgusto, intervención de la autoridad. La sota, señala un extranjero o una viuda que desea engañar al consul­ tante y que le engañará indudablemente si viene cabeza abajo. El caballo, un joven que causará al consultante disgustos y pesares, los cuales serán más graves y más próximos si viniere cabeza abajo. El rey, representa un juez o persona de gran valía, de quien el con­ sultante espera apoyo y con el cual tendrá desavenencias. Si viniere del revés, advierte al consultante la pérdida de un proceso. Juego con los 22 taros que contienen el alfabeto sagrado Extraídos de la baraja nuestra que, como es sabido, consta de 78 Taros, los 22 que contienen el alfabeto sagrado y que son los números del 1 al 21, ambos inclusive, y el núm. 78, si se quiere formar juego sólo con ellos, se procederá, bien en la misma forma que se indicó para formar la estrella mágica, o bien de la manera siguiente: Barajadas y cortadas per el consultante y el cartómago las 22 cartas, se formarán con ellas, de izquierda a derecha, siete montones de tres cartas cada uno, después de haber sacado la que representa al consultante, es decir, la núm. 1 para los caballeros y la núm. 8 para las señoras. E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 41 Formados estos siete montones se extraerá una carta —la de encima— d« cada uno de ellos formando una línea vertical, es decir, de arriba abajo, compuesta de siete cartas. Hecho esto, se extraerá una segunda carta de cada uno de los montones y se formará otra segunda línea vertical también y paralela a la primera, y concluyendo por formar con las cartas que restan de los siete montones otra tercera línea vertical asimismo y paralela a las anteriores, y colocando a la cabeza de estas tres líneas la carta que repre­ senta al consultante. Las líneas verticales se formarán siempre de derecha a izquierda, quiere decir, que la 2^ estará a la izquierda de la 1*, y la 3? a la izquierda de la 2^. Hecho esto, se procederá a leer el significado de cada carta, teniendo en cuenta las modificaciones que aporten las otras cartas próximas. UN SISTEMA PARTICULAR Con el objeto de que nada falte en este libro, hemos visitado a una de nuestras más célebres echadoras de cartas, o sea cartómagas, quien, por su práctica y experiencia de largos años, estaba indicada para manifes­ tarnos cuál era el sistema de que con más frecuencia y con mayor seguridad se servía para hacer sus predicciones. Dicha señora, accediendo a nuestros deseos, se sirvió indicarnos y recomendarnos el siguiente: Primer juego Barajadas y cortadas las cartas en la forma común en que suele ha­ cerse, se echan por abajo y boca abajo tres montones, de izquierda a de­ recha, de tres cartas cada uno, y otro de cinco naipes, que se colocará pre­ cisamente arriba del montón del centro. El primero de los tres montones, o sea el de la derecha, indicará lo que está sucediendo al consultante', el del centro, lo que va a sucederle, y el de la izquierda, lo que está por venir. El montón de cinco cartas indi­ cará en lo que quedarán las predicciones hechas por las cartas de los tres montones anteriores. Tanto en este, juego como en los sucesivos, deberá tenerse en cuenta el significado de la carta que queda en puerta, es decir, la que cubre las demás que no se utilizan. Explicado el significado de los cuatro montones, se pasa al segundo juego y luego al tercero, y así suce­ sivamente hasta el último, que es el que sirve de complemento afirmativo o negativo. 42 Dr. M o o r n e E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 43 Segundo juego C uarta jugada Barájanse de nuevo los naipes, dándolos a cortar al consultante, quien lo hará con la mano izquierda, como es práctica, y luego se extenderán las cartas en la forma siguiente: la primera carta que sale, se coloca a la de­ recha para complemento final del juego, haciéndose luego cuatro montones de a tres cartas cada uno, de derecha a izquierda, con lo que resultarán sobre la mesa 13 cartas que se explicarán en la siguiente forma: primero, el primer montón de la derecha, luego el segundo, el tercero y el cuarto, concluyendo por la carta suelta, que es la que afirma o niega escuetamente la predicción de las anteriores, determinándola o modificándola. Se baraja, se hace cortar y se extienden cinco cartas de derecha a izquierda, después de haber dejado aparte la primera carta que salió; se hará la explicación; se recogerán las cartas, excepto la que quedó aparte, y una vez cortadas y barajadas, se volverán a extender otras cinco, dejando aparte una que se unirá a la que ya había de la primera vez, obteniendo tres cartas, que serán las que indiquen lo que debe sorprender al consultante. i T ercera jugada Barajadas y cortadas de nuevo las cartas, se formarán ocho montones, de a tres cartas cada uno, de derecha a izquierda, y tocando en cada montón con el dedo ínctyce, se dirá: Al tocar el primero: Iras. . . ídem, id., el segundo: tras... ídem, id., eltercero: quién... ídem, id., elcuarto: ¿ e s? ... ídem, id., el quinto:fulano de tal. (Aquí el nombre del consultante.) ídem, id., el sexto: ¿qué desea?... ídem, id., el séptimo: honores. . . ídem, id., el octavo: y riquezas... Realizado esto, se vuelve el quinto montón que es el que representa al consultante, empezando por éste la explicación, después de lo cual se pasará a hacer lo propio sucesivamente con el primero, segundo, tercero, cuarto, sexto, séptimo y octavo, teniendo cuidado de indicar bien clara­ mente cuanto expresen las cartas, sin olvidarse de la que quedó en puerta, que puede muy bien anunciar un suceso que debe pasar próximamente al consultante. Q uinta y últim a jugada Extraída la carta que representa al consultante y después de baraja­ das y cortadas las restantes se formarán cinco montones de a tres cartas del modo siguiente: uno arriba y otro debajo de la carta que representa al consultante, otro a su lado dereoho, otro al izquierdo y el último sobre la misma carta que le representa. El montón de arriba indicará lo que está por sobre la voluntad del consultante; el de abajo, lo que está bajo su dominio; el de la derecha, lo que se relaciona con las personas que le rodean; el de la izquierda, con aquellas a quienes ama, y por últi­ mo, el que le cubre, indicará lo que habrá de ocurrirle fatalmente en muy breve plazo. El CAPÍTULO VII El sistem a de Mlle. Lenorm and Pocos son los antecedentes que acerca de esta célebre adivinadora, que brilló con luz propia en los albores del pasado siglo xix y que pre­ dijo a Napoleón I sus más señalados triunfos y sus gloriosas derrotas, nos ha legado la historia. Sabemos, sí, que escribió varias obras de carácter literario, y ninguna acerca del arte que con tanta fama como lucro profe­ saba; esto es, el de la cartomancia. Por la tradición sabemos que todos sus clientes, antes de que extendiera la baraja, eran sometidos a un escrupuloso interrogatorio. Esta norma de conducta creemos que la observaba la célebre cartómaga, no por descubrir los arcanos que se anidaban en el alma del consultante ni por ese medio facilitar su tarea, o presentarse como una perfecta sibila ante la escruta­ dora mirada de éste. Lo bacía porque de ese modo podía apreciar mejor el significado de algunas cartas o combinaciones de cartas que presentaban predicciones vagas o confusas. De aquí se deduce que la conducta de Mlle. Lenormand debería ser imitada, no por aquellos cartómagos que hacen de su profesión un modus vivendi, o que, por lo menos, no van más que a salir pronto del paso, sino por aquellos que quieran cumplir concienzudamente con los deberes que impone todo arte. El interrogatorio a que la dama que nos ocupa sometía a sus clientes constaba invariablemente de siete preguntas a saber, edad, profesión, esta­ do civil, estado de salud, gustos o aficiones, principales afecciones y motivo que le inducía a consultar a los oráculos. Con estos antecedentes, Mlle. Lenormand desplegaba la baraja, bien S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 4 í> formando la estrella mágica, gráficamente representada por el grabado correspondiente, bien por el sistema francés de 52 cartas indicado en la pág. 33, o bien por un método especial suyo que a continuación ex­ ponemos: Con una baraja de 52 cartas, y después de barajadas y cortadas éstas por el consultante, formaba cuatro montones de trece naipes cada uno, apartando luego, para formar el oráculo, la ultima carta, por arriba, de cada montón. Reunidas nuevamente las cuarenta y ocho cartas restan­ tes, y barajadas y cortadas de nuevo, formaba otros cuatro montones de doce cartas cada uno, apartando la última carta de cada montón y reu­ niéndolas con las otras cuatro cartas que ya estaban apartadas del primer juego. Separado ya de este modo el montón del oráculo, compuesto de ocho cartas, volvía a barajar y a hacer cortar los cuarenta y cuatro naipes restantes, formando con ellos cuatro montones de once cartas cada uno. Separada luego la última carta de cada uno de estos montones y agregadas estas nuevas cuatro cartas al montón del oráculo, en este montón de doce naipes hacía las predicciones, después de haber formado con él cuatro montones de tres cartas cada uno. Para la célebre cartómaga era indis­ pensable que saliera entre esas doce cartas la que representaba al consul­ tante, debiéndose, por consiguiente, hacer de nuevo el juego hasta lograr hacer salir esa carta. iPor tradición, no porque nos lo haya legado la historia, sabemos que la ilustrada profetisa tenía horror por el significado aislado de cada carta, buscando o tratando de descifrar el jeroglífico que forman las combina­ ciones de las cartas en el conjunto de significados, siguiendo en esto los consejos de Guillaume Postel y de Court de Gibelin. De aquí el renombre de sus vaticinios y de aquí el que, a pesar de las persecuciones de que fue objeto, saliera triunfante en todas sus empresas y pudiera, en su vejez, retirarse a disfrutar tranquilamente de los cuan­ tiosos recursos que le proporciono su habilidad y su inteligencia. E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 4? embargo, no sabemos de ningún manual o libro de cartomancia que pres­ cinda de los ochos y los nueves, los cuales también tienen, como las demás cartas, su peculiar significado. La b araja francesa CAPÍTULO VIII La baraja española La primitiva baraja española se componía de cincuenta y seis cartas, como la francesa, de las cuales cuarenta eran de las llamadas blancas, ex­ cepto las biscas, o sean los cuatro sietes, siendo las restantes triunfos. Esas cartas, divididas en cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos, fueron adaptadas de la baraja egipcia a la española, por Nicolás Pepín, en 1330, siendo el origen de dichos cuatro palos las cuatro clases en que estaba dividida la sociedad en aquella época, a saber: oros, en represen­ tación del alto comercio y de la clase media; las copas, en la del estado eclesiástico; las espadas, en la de la nobleza y, por último, los bastos, en la de las clases plebeyas o pecheras. Posteriormente el juego de los naipes quedó reducido a cuarenta y ocho cartas, pues fueron suprimidos, más bien por el uso que por otra causa, los cuatro dieces y las cuatro reinas. Antes de esta supresión fue cuando, en el último tercio del siglo xvm, aparece el célebre Etteilla, quien, después de haber estudiado el arte de echar las cartas egipcio, descifrado por Postól a costa de grandes esfuerzos, empezó por desautorizar el medio de descifrarlas una por una, supliendo a éste el de traducirlas en conjunto, si bien concediendo a cada carta su sig­ nificado especial, tanto al derecho como al revés. Además, fundándose, como ya hemos dicho, en el tradicional sistema egipcio del libro de Thot, basó la adivinación sobre 53 oráculos o cartas, que pueden ser las 52 de la baraja francesa, y una más en blanco. Después de esa época, o mejor dicho, ya entrado el siglo xix, tam­ bién han caído en desuso los ochos,'los nueves, los dieces y las reinas; sin La actual baraja franoesa se compone de cincuenta y dos cartas o naipes, a saber: Doce figuras representadas por cuatro reyes, cuatro damas o reinas, y cuatro valets, que corresponden, respectivamente: los reyes, a los reyes de la baraja española; los valets, a los caballos de la misma, y las damas o reinas, a nuestras sotas. Las demás cartas, es decir, las cua­ renta cartas restantes, son correlativas del as al diez. La baraja* franoesa tiene dos colores: uno negro y otro rojo. Pertene­ cen al primero el tréfle y el pique, o sean los oros y las espadas, y al se­ gundo, es decir, al rojo, el curreau y el coeur, bastos y copas. Es favorable el palo llamado coeur (copas); funesto el carreau (bastos); completa­ mente adverso el pique (espadas), y mixto, o sea ni muy favorable ni muy adverso, el tréfle (oros). E l CAPÍTULO IX Significación del conjunto de cartas Cuando en un mismo montón o en una misma línea aparecen cartas análogas en valor, aunque de distinto palo, vale decir, dos o más reyes, tres o cuatro caballos, etc., la traducción debe hacerse en la forma siguiente: 4 reyes ........ 3 íd e m .......... ld«TTl .......... 4 reinas ........ 3 íd«m .......... 2 íd e m .......... 4 caballos . . . 3 ídem .......... 2 ídem .......... 4 sotas .......... 3 í dem .......... 2 ídem .......... 4 d ie c e s........ 3 íd e m .......... 2 íd e m .......... 4 nueves . . . . 3 íd e m .......... 2 íd e m .......... 4 ochos ........ Honores ................................ .. Consulta ................................ Consejo ................................ .. Gran entrevista .................... . Engaño de m u je r .................. Amigos sinceros .................. Negocios de importancia . . . .. Debates ................................ Intim idad.............................. .. Enfermedad m o rta l.............. .. D isputas................................ .. Inquietud.............................. .. Contradicción ........................ . Nuevo e sta d o ........................ Cambio ................................ .. Buen a m ig o .......................... Acierto ...................................... Recibo ..................................... Contratiempo........................ . .. Celeridad. Comercio. (Proyectos. Mala sociedad. Glotonería. Trabajo. Alianza. Desafío. Delicadeza. Privaciones. Pereza. Sociedad, reunión. Acontecimiento. Contrariedad. Espera justificada. Usura. Imprudencia. Provecho. Error. 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ . 4 sietes , 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ . 4 seises . . . . . 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ . 4 cincos . . . . . 3 ídem ........ . 2 íd e m ........ . 4 cuatros . . . . 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ . 4 treses . . . . 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ 4 doses . . . . 3 íd e m ........ . 2 íd e m ........ . 4 ases ........ . 3 íd e m ........ 2 íd e m ........ S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s Matrimonio ...................... . Nuevo conocimiento........ . Intrigas ............................ .. . . . Enferm edad...................... N o ticia .............................. Abundancia ...................... Suceso .............................. Irascibilidad .................... R egularidad...................... Determinación.................. Vigilias ............................ . . . . Viaje ................................ ___ Reflexión .......................... ___ Desvelo ............................ ___ Progreso .......................... ___ Utilidad ............................ ___ C alm a................................ ___ Pacto ................................ ___ Contienda ........................ ___ Seguridad ........................ ___ S u e rte ................................ ___ A cierto .............................. ___ Engaño .............................. ___ 49 Pendencias. Reveses. Paseo. Inquietud. Disputa. Acierto. Serenidad. Salud. Desconfianza. Reconciliación. Aprensión. Deshonor. Libertinaje. Enemigo. Explicación aclaratoria Antes de terminar esta sección debemos manifestar que siempre que en una línea salgan varias cartas de un mismo palo, el oráculo se hará tenien­ do en cuenta el mayor número de ellas que haya al derecho o al revés, por ser las que predominan sobre las demás; es decir, que si hubiere tres bastos al revés y dos al derecho, los tres serán los que determinen o modifiquen la predicción. Si hubiere igual número al derecho que al revés de un mismo palo, no producirá modificación alguna, y únicamente se considerará el pre­ dominio del palo que sea. Lo mismo se advierte para en el caso de hallarse tres o cuatro cartas de un mismo valor, como reyes, sotas, etc., cuyo influjo será con arreglo al mayor número que salgan al derecho o al revés. E l S u p r e m o A r t e b e E c h a r l a s C a r t a s 51 N9 73, al derecho—El (o la) aman­ de elevada posi­ te. ción. „ 73, al revés —'Persona d e s o r ­ „ 75, al revés -Un niño. denada. „ 78, al derecho -Persona sin jui­ „ 75, al derecho—¡Persona noble, cio. CAPÍTULO X C artas que rep resen tan distintas significaciones m 59 59 99 99 95 59 55 59 99 95 99 55 99 99 99 99 99 99 1, al revés. — El consultante. 95 4, al derecho — Dios. 6, al revés — P ersonas i n t r i ­ 59 gantes. 95 — L a consultante. 8, „ 59 55 — U n sacerdote. 9, „ 99 59 — El soberano. 99 11, „ — El pueblo. 12, „ 99 59 17, al derecho — La m uerte. 99 — U n tra id o r. 18, „ 99 — U n tirano. 21, „ 99 59 — U n hom bre de 22, „ 99 cam po. 59 23, „ 99 — M u jer de cam po. — U na m u je r bue­ 59 23, al revés na. — H om bre m alva­ 59 50, „ 99 do. 95 51, al derecho —M u je r viuda. — M u jer m alvada. 59 51, al revés 52, al derecho — M ilitar, hom bre de arm as. — U n espía. 53, „ 99 55, „ — U n eclesiástico. 99 62, 95 5? — P erso n a i n f l u ­ yente. —H o m b re m oreno. 64, 59 15 — H o m b re vicioso. 64, al revés 65, al derecho — M u jer m orena. 25, al derecho — ¡Persona e x tra n ­ jera. — Sirvientes. 30, 99 99 — U n ho m b re bio. — U n h o m b re 36, al revés posición. 37, al derecho — U n a m u je r bia. 37, al revés — U n a m u je r 36, 99 59 39, a l revés 42, 95 95 50, 59 99 ru ­ de ru ­ ca­ sada. — U n joven rubio. — U n a joven r u ­ b ia. — U n letrad o . 99 67, al derecho — Joven m oreno. 99 67, al revés — p e rs o n a p ró d i­ g a . 59 70, al derecho — Joven m orena. E l CAPÍTULO XI Ejem plos prácticos p a ra la lectu ra de las cartas Con objeto de que no abrigue el lector la menor duda y pueda por sí propio operar con la baraja, después de bien aprendidos los preceptos de-este libro y los significados de las cartas, vamos a establecer algunos ejemplos prácticos que le sirvan de guía. En la imposibilidad de extender esos ejemplos a todos los sistemas de echar las cartas que dejamos descritos, sólo lo haremos del Sistema particu­ lar (págs. 39 a 41) y del Gran juego con 42 cartas y complemento de éste con 35 (páginas 28 a 30). SISTEM A PA RTICU LAR P rim e r ju e g o 1 Tenemos cuatro montones sobre la mesa: tres de tres cartas cada uno y otro de cinco. Supongamos, pues, que en el primero de esos montones, o sea el de la derecha (que es el que indicará lo que está sucediendo al consultante), han salido las cartas siguientes: P , de arriba el núm. 18, al revés, que sig­ nifica felonía; 2*, el núm. 50 (rey de espadas), que representa un curial, y el núm. 12, que indica prudencia. Pues bien; debemos leer en la forma que salieron las cartas y decir que el consultante (hombre o mujer) es víctima de la felonía de un curial y que solamente su prudencia puede sal­ varle de que esa felonía prospere. 1 Véanse la» lamine» colocadas al final del libro. S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 53 Hecha esta traducción, pasamos en seguida al segundo montón; y, su­ poniendo que las cartas de que se compone son: el núm. 56 (ocho de espa­ das), el núm. 64 (rey de oros) y el núm. 28, al revés (ocho de bastos); como ese montón es el destinado para ver lo que habrá de suceder al consul­ tante, diremos que éste será víctima de habladurías motivadas por un hombre moreno, y las cuales habladurías habrán de degenerar en disputas. (Pasando ahora al tercer montón, que es el que indica lo que está por venir, como éste se compone del núm. 27 al revés (nueve de bastos), que significa contrariedades; del número 26, al revés (diez de bastos) y del núm. 15, al revés (el falso adivino), podemos, desde luego, decir que el porvenir no es muy benigno para el consultante, pues además, de tropezar en su camino con contrariedades y obstáculos, sufrirá una indisposición a causa, quizá, de aquéllas y de éstos. En este caso la' indisposición, aunque no de cuidado, será larga, por la mala significación que aportan a la carta que la vaticina la presencia de dos bastos, nada menos que el nueve y el diez. Llegados al último montón de cinco cartas, que es el que indicará en lo que quedarán las predicciones hechas por las cartas anteriores. Supo­ niendo que en él hayan salido por el siguiente orden: el núm. 62 al revés (dos de espadas), el núm. 9, al derecho (la justicia); el núm. 71 (siete de oros); el 76, al revés (dos de oros) y el núm. 77 (as de oros), desde el primer golpe de vista, al ver tres oros y entre ellos el as, podemos tran­ quilizar al consultante diciéndole que será víctima de una falsa amistad; que en sus asuntos habrá de intervenir la justicia de paz, que recibirá di­ nero y unos documentos que causarán su dicha y contribuirán a su en­ cumbramiento. Recapitulando ahora el significado de las 14 cartas que tenemos sobre la mesa, puede decirse al consultante: un curial le ha hecho una felonía, por lo cual le será necesario acudir a los tribunales; pero como es persona prudente y discreta, todo hace creer que saldrá bien del asunto, no obs­ tante tener que tropezar con obstáculos y contrariedades, sufrir una in­ disposición y tener disputas, y después de todo lo cual recibirá dineros que le pertenecen y, por medio de esto y de documentos o escrituras será di­ choso y alcanzará una posición encumbrada. Segundo juego Como es sabido, en este segundo juego intervienen 13 cartas; una carta que se coloca aparte para complemento final del juego, y cuatro montones de a tres cartas cada uno, colocados de derecha a izquierda. 54 D r . M o o r n e , Suponiendo, pues, que en el primer montón han salido: el núm. 58 al revés (seis de espadas), el núm. 73 (cinco de oros) y el núm. 72 (seis de oros), podemos decir: si el consultante es hombre; que ha hecho una de­ claración de amor a una mujer con miras ambiciosas y, si es mujer la que consulta, que ha recibido una declaración de amor de un hombre am­ bicioso. Si los consultantes son casados, su matrimonio no importa nada para que el hombre haya solicitado amores de una mujer que no es su esposa, o que la mujer haya sido requerida de amores por un hombre que no es su esposo. Todo esto será necesario decirlo con ciertas reservas, pues muy bien pudiera suceder que el consultante se viera obligado a declarar ante la justicia o a ser interpelado particularmente acerca de unos amores am­ biciosos. Esto es lo que aclararán las cartas posteriores, sin olvidar por esto nunca las anteriores predicciones. Vamos a suponer ahora que en el segundo montón han salido: el núm. 69 al reves (nueve de oros) el núm. 70 al revés (ocho de oros) y el núm. 53 (sota de espadas). Como el nueve de oros, además de su acepción principal de efectoespojo, significa sorpresa, engaño, fraude, abuso de confianza o escamo­ teo, esta carta, de significación aislada y que por sí sola no podría formar más que un oráculo indeterminado al lado del ocho del mismo palo y próxima a la sota de espadas, manifestará que el consultante, sea hombre o mujer, sería víctima de un exceso de confianza que le acecha, si no fuera por la mediación de una joven morena que le salvará de ese peligro. La presencia favorable de dos cartas de oros pronostican que ese abuso no se llevará a cabo. En la suposición de que el tercer montón está formado por el núm. 39 (sota de copas), el núm. 8 (descanso o reposo) y el núm. 61 al revés (tres de espadas), anuncia al oráculo que un joven rubio conspira contra la vir­ tud <L1 consultante, o lo que es igual, quiere extraviarle del buen camino. figurándonos ahora que el cuarto montón se componga el núm. 57 al revés (s.*ete de espadas) del núm. 65 (reina de oros) y del núm. 41 al reves (nueve de copas), este conjunto de cartas significará que el cónsultante recibe buenos consejos de una mujer morena, consejos que deberá tener muy en cuenta por la sinceridad de la persona que se los ofrece. Finalmente, suponiendo que la carta que hemos apartado para el com­ plemento del juego y que colocaremos boca arriba a la cabeza de los mon­ tones, es el Taro núm. 4 al revés, carta que representa la inteligencia, el oráculo predice al consultante que, de cuando le han vaticinado los orácu­ los anteriores, saldrá airoso (o airosa) si pone en ello toda su inteligencia. E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 55 T ercer juego Nos encontramos, al explicar los oráculos de este juego, con ocho mon­ tones de a tres cartas cada uno; montones que se han formado de derecha a izquierda, es decir, en el mismo orden en que deberá hacerse la traduc­ ción. Creemos inútil decir que esos ocho montones constituyen una línea horizontal. Como debemos comenzar a leer el oráculo por el quinto montón, a contar de la derecha, que es el que resume la representación del consul­ tante, suponiendo que en el hayan salido: el Taro núm. 19 al revés; el núm. 31 (cinco de bastos) y el núm. 20 al revés, resulta, teniendo siempre en cuenta los vaticinios obtenidos por los juegos anteriores que una persona falsa, amiga del consultante, quiere ejercer presión sobre él, cosa que no logrará, pues su porvenir, será de opulencia (núm. 31) y de alta posición (núm. 20), oráculo que viene a confirmar lo predicho en la primera jugada, por el número 76 al revés (dos de oros) y por el número 77 (as de oros). Separemos, pues, este montón con impresiones cada vez más favorables res­ pecto al porvenir del consultante y descifremos el primero y segundo mon­ tón que aparecen por la derecha, montones que representan lo que busca el consultante, al evocar a los oráculos. Supongamos que ese primer montón está constituido por el número 30 (seis de bastos), por el núm. 46 (cuatro de copas) y por el núm. 47 al revés (tres de copas). Pues bien esas cartas nos dicen que el consultante está buscando una nueva persona que sepa poner en marcha sus intereses. La profecía no podrá, sin embargo, quedar terminada hasta el segundo montón, y como éste se compone de los números 2 al revés, 67 al revés (sota de oros) y 32 (cuatro de bastos) al anterior vaticinio debemos agre­ gar que el consultante habrá de tener momentos de grande enojo y de có­ lera, por la prodigalidad de las personas que le rodean. No es esto preci­ samente lo que busca, lo que llama, el consultante, pero es eso lo que irre­ mediablemente le sucederá. ¿Con quién? Esto es lo que habrá de decirnos —si el oráculo es propicio— el tercer montón. Supongamos que éste está compuesto del núm. 7, del núm. 17, y del núm. 3, pues resultará que de una persona que ya ha muerto recibirá un apoyo moral que le será muy beneficioso, oráculo algo indeciso, pero que las cartas posteriores aclararán, por lo cual pasaremos al montón núm. 4. En este montón aparecen: el núm. 25 al revés, que representa malas noticias (sota de bastos), el núm. 27 al revés (nueve de bastos) que vaticina tardanzas o retrasos, y el núm. 16 que pronostica la ganancia de un pleito. De este conjunto se deduce, y así lo traduciremos, que el consultante tiene (fíjese el cartómago que el mon- 56 D r . M o o r n e E l S u p r e m o A r t e d e E c h a .r l a s C a r t a s 57 ton núm. 4 corresponde al as de la jugada) en perspectiva un pleito que habrá de ganarlo, al fin, después de haber tenido malas noticias acerca de él y de tardanzas o retrasos. Como hemos comenzado la traducción por el montón núm. 5, que es el que representa al consultante, pasamos al núm. 6, y suponiendo que este montón está formado por el núm. 28 (ocho de bastos), el núm. 10 al revés y el número 21 al revés, podemos decir que el consultante hará una partida de campo, en la cual se encontrará con un sacerdote con el cual tendrá un altercado, a causa de los deseos de honores y riquezas que preocupan a la persona que consulta. Pasando ahora al séptimo montón y suponiendo que las cartas que lo componen son: el húm. 71 al revés (siete de oros) el núm. 76 (dos de oros) y el núm. 77 al revés (as de oros), podemos traducir, aun sin fijarnos en el sentido restringido de cada carta, que el consultante verá colmados sus de­ seos de honores. Ciñéndonos ahora, al sentido restringido de cada carta, agregaremos que no llegará a ellos (as de oros) sin inquietudes y temores (núm. 71) y sin obstáculos (núm. 76). Como se ve, estos vaticinios están de perfecto acuerdo con los anteriores. Penetrando ahora en el octavo y último montón y en el bien entendido que lo forman: el núm. 70 al revés (ocho de oros), el núm. 62 (dos de espadas) y el núm. 9, concluiremos los vaticinios diciendo: que el consul­ tante debe desprenderse, para llegar a las riquezas (representadas por este octavo montón), de una amistad interesada, con cuyo amigo o amiga ha te­ nido o tendrá disensiones, ventiladas o que habrán de ventilarse en los tri­ bunales de justicia. juego, suponiendo asimismo que esas cartas sean: número 43 (siete de copas), núm. 72, al revés (seis de oros), número 44, al revés (seis de co­ pas), núm. 30, al revés (seis de bastos) y núm. 3, formularemos el oráculo de esta manera: el consultante tiene pensamientos (núm. 43) de ambición (núm. 72) para el porvenir (núm. 44), en el cual debe confiar y esperar (núm. 30, al revés) a causa de un buen Genio (núm. 3) que le protege. Barajadas nuevamente las cartas y dadas a cortar al consultante, en la misma forma que las dos veces anteriores, y después de haber unido la primera carta que salió a las dos que ya teníamos apartadas, para formar con las tres el montón de la sorpresa, en la suposición de que salieran: el núm. 55, al revés (nueve de espadas); el núm. 53 (sota de espadas); el núm. 26 (diez de bastos); el núm. 57, al revés (siete de espadas) y el núm. 41 (nueve de copas); la traducción de los significados sería la si­ guiente: el consultante debe desconfiar (núm. 55) de un espía que le rodea y le acecha (núm. 53), el cual pretende hacerle traición (número 26); pero debido a buenos consejos (núm. 57, al revés), alcanzará la victoria. Por lo que respecta a las tres cartas que se apartaron en las tres ju­ gadas de que se compone este juego para ver lo que sorprenderá al con­ sultante, y suponiendo que hubieran salido: el núm. 7, el núm. 49 (as de copas) y el número 77, al revés (as de oros), lo que sorprenderá al con­ sultante será el apoyo de la justicia (números 7 y 49), lo cual le propor­ cionará fortuna y riquezas (núm. 77). Debe fijarse el cartómago que en esta última reunión de cartas para la sorpresa, se encuentran dos ase3, por lo cual agregará, a lo ya dicho, el significado que le proporciona la con­ junción de ellos, que no es otra que la de enemigos que rodean al consul­ tante. C uarta jugada Q uinta y ú ltim a jugada Tenemos extendidas sobre la mesa cinco cartas de derecha a izquierda, y una para formar un montón de tres cartas en las tres veces que habrá de repetirse este juego. Suponiendo, pues, que esas cartas son: la primera de la derecha, el núm. 50 (rey de espadas); la segunda, la número 27 (nueve de bastos); la tercera, el núm. 56 (ocho de espadas); la cuarta, la núm. 71 (siete de oros), y la quinta, la núm. 47, al revés (tres de co­ pas), debemos traducirlas en la forma siguiente: un curial (núm. 50), (el mismo quizá de la primera jugada), promoverá incidentes y tardanzas (números 56 y 27) en asuntos de dinero (núm. 71) y en negocios que están en trámite (núm. 27). Hemos barajado y hecho cortar nuevamente, y una vez extendidas en la misma forma otras cinco cartas, después de haber separado la primera y colocada junto a la que apartamos en el anterior Ya sabe el lector la forma en que se realiza esta jugada. Pues bien, de los cinco montones que tenemos ante la vista, tomaremos el primero, que es el que indica lo que está sobre la voluntad del consultante. Como para explicar el juego completo que estamos haciendo, hemos barajado las cartas y procurado que éstas salieran al azar, no las que nosotros habíamos elegido, resulta que este primer montón se compone de: el núm. 73, al revés (cinco de oros); del núm. 26, al revés (diez de bastos) y del núm. 61, al revés (tres de espadas). La traducción de estas cartas literal y escueta (y conste que esta jugada final es la más importante y confirmativa en este sistema, con perdón sea dicho de la sibila a la cual no hemos consultado para hacer las traducciones de los oráculos), es la siguiente: el consultante es desordenado y ese desorden obedece a su manera de ser, a su propia idio­ 58 D r . M o o r n e sincrasia (núm. 73, al revés), por cuya causa tropieza y tropezará con obstáculos, con dificultades, con embrollos que se traducen en errores y en pérdidas. Si pasamos al montón núm. 2, que representa lo que está encontramos con que al azar han salido las siguientes cartas: el núm. 35 (as de bastos), el núm. 14 y el núm. 63 (as de espadas). El conjunto de estas tres cartas es de mal agüero en principio. Pasando luego a su significado gráfico dire­ mos que, el consultante está en decadencia, próximo a la ruina (núm. 35), por haber, bajo el dominio del consultante, una persona de atracción irre­ sistible que no hace otra cosa que darle disgustos (núm. 63). ¿Quién es esta persona que rodea al consultante y que está hajo su dominio? —se preguntarán tanto éste como el cartómago. Esto es lo que vamos a averiguar al levantar el tercer montón, que es el que se relaciona con las personas que rodean al consultante. El tercer montón que es el indicador de las personas que rodean al consultante, se nos aparece con las siguientes cartas: núm. 37 (reina de co­ pas), núm. 53 (sota de espadas) y núm. 74 (cuatro de oros). La traduc­ ción de estas cartas nos dice que una mujer rubia espía al consultante para aislarle de toda sociedad, y como el cuarto montón, el que está a la izquierda del que cubre al consultante, que es el que habrá de darnos la clave de lo que ama aquél, nos muestra las siguientes cartas: el núm. 72 (seis de oros), el núm. 32, al revés (cuatro de bastos) y el núm. 31, al revés (cinco de bastos), formaremos el oráculo de la manera siguiente: una mujer rubia, una espía, trata de apartarle de lo presente (núm. 72) y de impedir su pros­ peridad (número 32) para envolverle en pleitos y procesos que le desagra­ dan del todo (al consultante), pero de los cuales saldrá 'bien, según los ante­ riores oráculos y el conjunto de cartas que se han tenido a la vista. El montón quinto, que es el que cubre al consultante y el que indica lo que habrá de ocurrirle en breve plazo, suponiendo que se compusiera de las siguientes cartas: número 58 (seis de espadas), núm. 75 (tres de oros) y núm. 60 (cuatro de espadas), indicaría que el fin del consultante no es otro que el de retirarse al campo, con todos sus honores y riquezas, en busca de soledad y de tranquilidad. El resumen de los cinco juegos es el siguiente: El consultante va a ser víctima, si no lo es ya, de una felonía tramada por falsos amigos y dirigida por un curial, hecho que le obligará a pleitear. Después de sufrir muchas contrariedades y tener que vencer no pocos obstáculos, de lo cual resentirá su salud, triunfará en toda la línea, es decir, ganará el litigio, y recibirá dinero y unos documentos que servirán para su encumbramiento. Mientras se solucionan favorablemente sus asuntos, el consultante, si es hombre, hará E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 59 el amor a una mujer, y si es mujer, será pretendida con miras ambiciosas por un hombre, hecho que se verificará por mediación de otra mujer, casi al propio tiempo que está (el consultante) a punto de ser víctima de un abuso de confianza, que no se llevará a cabo, aun cuando siempre se verá asediado el consultante por varias personas, y entre ellas por un joven rubio, que quieren llevarle por mal camino, cosa que quizá lograrían sin los buenos consejos de una amiga muy sincera que tiene el cabello negro. Finalmente, después de grandes alternativas, los negocios del consul­ tante se arreglan satisfactoriamente y se ve rico, feliz y encumbrado, con­ cluyendo por retirarse al campo para disfrutar de tranquilidad y reposo, el cual se verá alterado una vez, por una disputa' o querella que habrá de sos­ tener con un sacerdote. Ejem plo del gran juego con 42 cartas Ya sabe todo el que haya seguido con atención la lectura de este libro, la forma en que se hace el gran juego con 42 cartas. En este concepto, para poner el ejemplo de la forma en que se deben leer las cartas, sólo diremos que tenemos ante la vista un paralelogramo de 42, compuesto de seis líneas horizontales, a cuyo frente aparece el Taro núm. 8, que es el que representa a la señora que ha venido a consultar al oráculo. Suponiendo, pues, que la primera línea, por la cual debemos comenzar la traducción, se compone de los números 5, 63, al revés (as de espadas) 1, 14, 28 (ocho de bastos) al revés, 45 (siete de copas) y 77 (as de oros), debemos decir que un disgusto (núm. 63) amenaza turbar la felicidad del consultante (núm. 5) por cuestiones de creencias (núm. 1); que ese hecho se realizará (núm. 14) y ocasionará disputas con otras personas (núm. 28), hasta que, moderando sus pensamientos y sus ideas (núm. 43), logre ven­ cerse a sí misma, disfrutando entonces de toda la dicha que le promete el oráculo (núm. 77). Pasando ahora a la segunda línea, y en el supuesto que ésta esté com­ puesta de los números 13, 54 (diez de espadas), 12, 35 (as de bastos), 74 (cuatro de oros), 53 al revés (sota de espadas) y 10, el oráculo predice a la consultante que se le ha frustrado un matrimonio (núm. 13), el cual habría labrado su prosperidad (núm. 54), y, obrando con prudencia (núm. 12), hasta le habría evitado el dar un paso en falso (núm. 35), que sólo le ha proporcionado algunos obsequios. No debe, por tanto, quejarse de su suerte, pues es su falta de previsión (núm. 53) la causa de su actual situa­ ción, llena de penas y remordimientos (núm. 19). En el supuesto de que en la tercera línea aparezcan los números 37 60 D r . Mo o r n e (reina de copas), 57 (siete de espadas), 60, al revés (cuatro de espadas), 58, al revés (seis de espadas), 61 al revés (tres de espadas), 26 al revés (diez de bastos) y 50 (rey de espadas), la presencia de cinco cartas de espadas no indica nada bueno. Veamos ahora si en el detalle que nos dará el significado de las cartas se modifican esos augurios funestos. Desde luego la reina de copas, al lado del siete de espadas, predice que una mujer blan­ ca y rubia ofrece a la consultante buenos consejos, la invita a ser econó­ mica (cuatro de espadas) y le reprocha (núm. 58) sus extravíos (núm. 61) y la traición que con ella ha cometido un hombre de letras o de negocios. ¿Seguirá la consultante esos consejos? Esto es lo que se encargarán de de­ cirnos los demás montones que aún nos quedan por traducir. Formada la cuarta línea por el núm. 21, el núm. 10, el núm. 73, al revés (cinco de oros); el núm. 25 (sota de bastos); núm. 15, al revés; núm. 46, al revés (cuatro de copas) y núm. 38, al revés (caballo de copas), veremos, desde luego, que la consultante es tirana con su propia salud (núms. 21 y 10), a causa de los desórdenes (número 73) que comete. Va a tener buenas noticias de una persona enferma (números 25 y 15) y va a con­ traer nuevas relaciones (núm, 46) con personas nada dignas (núm. 38). Suponiendo que la quinta línea esté formada por las siguientes cartas: núm. 31, al revés (cinco de bastos); núm. 4, núm. 22, al revés (rey de bastos); núm. 39 (sota de copas), núm. 70 (ocho de oros); núm. 30, al revés (seis de bastos) y núm. 8, el oráculo no presenta una combinación clara y ordenada o que por lo menos tenga relación con las cartas que se han explicado, por lo cual sólo diremos que intervienen en la vida de la consultante un hombre virtuoso (rey de bastos, al revés), un joven rubio y una joven morena (ocho de oros). ¿Con qué objeto intervienen en la vida de la consultante? Esto es lo que procuraremos averiguar en la sexta y última línea. Como en ésta vamos a suponer que han salido: el número 44 (seis de copas), el núm. 48 (dos de copas), el número 64 (rey de oros), el núm. 78, el núm. 56 (ocho de espadas), el núm. 40, al revés (diez de copas) y el número 34 (dos de bastos), se infiere, por el significado de las cartas de esta línea que tenemos delante, que la consultante desdeña los consejos que le dan un hombre virtuoso (núm. 22, al revés), un joven rubio que pretende a la consultante (número 39), y una joven morena (ocho de oros), porque tiene fija su mirada (número 44) en el amor apasionado (núm. 48) que siente por un hombre moreno (núm. 64), por todo lo cual a causa de su cabeza ligera (núm. 78), da lugar a habladurías (núm. 56) que le origi­ narán contratiempos (número 40) y pesadumbre (núm. 34). La rectificación o complemento de esta jugada se hallará en él E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 61 E jem plo del com plem ento al ju e g o a n te r io r c o n 35 cartas Es sabido que el primer montón de este juego consta de siete cartas, y está destinado para lo que ocurre en la casa del consultante. Veamos, pues, esas siete cartas y expliquemos lo que nos dice. Estas cartas son: el núm. 22, al revés, que representa a un hombre virtuoso; el núm. 39 (sota de copas), que figura un joven rubio; el núm. 70 (ocho de oros), que representa a una joven morena; el núm. 13, al revés, que significa matrimonio frustrado; el núm. 69, al revés (nueve de oros), que indica grandes engaños; el núm. 35 (as de bastos), que implica caídas, tropiezos, malos pasos, y el núm. 56 (ocho de espadas), que significa crí­ ticas, habladurías. Después de haber hecho un detenido examen de lo que cada carta significa o representa, deduciremos, teniendo en cuenta los oráculos anteriores, que en la casa en que vive la consultante, un hombre virtuoso y severo, aunque indulgente, un joven rubio y una joven morena, hablan en malos términos de la boda que frustró la consultante por con­ secuencia de una caída. El oráculo, en este punto, no puede ser más ex­ plícito, deduzca de ello la consultante lo que le convenga, que al llegar al segundo montón, el cartómago e3tá en el deber de preguntar a la consul­ tante a quién le destina, antes de volver las cartas, y como nos ha contes­ tado que al objeto de sus anhelos, volvemos las cartas y observamos que el tal montón se compone de las siguientes: núm. 43, al revés (siete de co­ pas), núm. 78, núm. 48 (dos de copas), núm. 24 (caballo de bastos) núm. 64 (rey de oros) y número 14. Estudiada primero la significación precisa de cada carta, y luego el conjunto, podemos decir lo siguiente: el pensamiento de la consultante (núm. 43), está completamente extraviado (núm. 78) por una pasión ardiente y avasalladora (núm. 48) que le inspira un hombre moreno (núm. 64), con el cual, obedeciendo a una fuerza irresistible en ella (núm. 14), y a pesar de los consejos de personas que la quieren sinceramente (núms. 22, 39 y 70 del montón anterior), está dispuesta a evadirse, a escaparse (núm. 24). Como se ve, los oráculos no pueden ser más claros ni más precisos, per lo cual pasamos al tercer montón, destinado a lo que ocurre a la consultante en lo exterior. Suponiendo que en este montón figuran: el núm. 55, al revés (nueve de espadas); el núm. 18; el núm. 66 (caballo de oros); el núm. 71 (siete de oros) y el núm. 44, al revés (seis de copas), el oráculo aconseja a la consul­ tante que desconfíe (núm. 55) de un traidor (núm. 18) a quien guían impulsos como el provecho, la utilidad (núm. 66) y el dinero (número 71) para labrar su porvenir (núm. 44) quizás a costa del de la consultante. 62 D r . M o o r n e El cuarto montón, destinado a averiguar lo que habrá de sorprender a la consultante, si se compusiera del número 61 (tres de espadas), del núme­ ro 34 (dos de bastos), del núm. 40, al revés (diez de copas) y del Taro nú­ mero 19, que significa catástrofe, ofrecería la siguiente sorpresa a la consul­ tante: alejamiento de ésta de la sociedad en que vivía (núm. 61), cosa que tendrá que hacer con gran pesadumbre (núm. 34), y por lo cual sufrirá contratiempos (número 40, al revés), miseria y penurias (núm. 19). El consuelo que puede esperar la consultante, se lo ofrecen las dos cartas de que se compone el quinto montón, y como éstas son: el núm. 62 (dos de espadas) y el núm. 45 (cinco de copas), que significan, respectivamente, amigos y parientes, podemos decirle que sólo hallará consuelo, después de su caída, en sus amig03 verdaderos y en sus parientes. En el sexto y último montón, que se compone de once cartas, y está des­ tinado para determinar la significación de los oráculos enigmáticos, supo­ niendo que se compusiera de los números 53 al revés (sota de espadas); 68, el revés (diez de oros); 73 (cinco de oros); 10, la templanza; 29 (siete de bastos), 27 (nueve de bastos) ; 32, (cuatro de bastos), 75, al revés (tres de oros); 57, revés (siete de espadas), 58 (seis de espadas) y 72, al revés (seis de oros), no podríamos formar un oráculo capaz de confirmar o negar los anteriores, por la oscuridad del significado de algunas cartas, pero sí deducir que la imprevisión de la consultante (número 53) y su fatalidad (núm. 68) la han hecho perder un buen amante (núm. 73), se ha quebrantado su salud (número 10) y boy se halla conturbada e indecisa (núm. 29) por el retardo que sufre (núm. 27) en alcanzar la dicha que apetece (núm. 32). No obstan­ te su frivolidad y su ligereza (núm. 75), despreciando siempre buenos con­ sejos (número 57), la impulsarán a hacer un viaje (núm. 58) a fin de satis­ facer sus deseos ambiciosos (núm. 72), viaje que se comprueba, además, por figurar varios bastos en este mismo montón. En la imposibilidad de ofrecer más ejemplos —cosa que no hacemos, primero, por creer que los que dejamos establecidos son suficientes para que sirvan de norma y guía para todo lector que estudie profundamente nuestra obra, y después, por no alargar demasiado el texto— terminaremos diciendo, que cuando no se pueda en un montón encontrar significaciones claras y pre­ cisas, se pasará a otro, o cuando esto suceda en una línea se pasará a la si­ guiente, llegando hasta el caso, si fuere menester, de retirar las cartas y vol­ verlas a echar de nuevo. Es necesario que el consultante se retire de la casa del cartómago satisfecho y enterado de cuanto motivó su consulta. CAPÍTULO XII Consultas sobre los resultados de un asunto determ inado Existen muchas personas a quienes sólo les interesa conocer de un asunto u objeto determinado, como por ejemplo de un robo, de una herenoia, de un proceso, de una persona que está presa, o de un viaje que van a emprender, o que ha emprendido una persona que les es muy allegada o querida, y no quieren que se les hable de otro asunto que sea ajeno al que motiva su consulta. Como para estos casos concretos existen métodos especiales, vamos a dar­ los a conocer a nuestros lectores, traduciéndolos de un libro, tan raro como curioso, que publicó en 1809 un egiptólogo llamado Bonsergent, y cuyo libro lleva la indicación de Menfis, Egipto. Estas consultas al oráculo, puede hacerlas por sí mismo el lector, siendo también conveniente que el buen cartómago conozca estos métodos sencillos para que los aplique cuando tropiece con alguna persona que sólo desee cono­ cer el resultado de un asunto determinado, no importándole saber nada de cuanto no se relacione con aquél. En este concepto, comenzaremos diciendo que los resultados pueden ser de dos clases, a saber: Determinados, es decir, que tengan por objeto un deseo, un voto, una empresa fija y definitiva. Indeterminados, o concernientes a la marcha general de negocios, o sea, lo que constituye el éxito, la fortuna, la dicha en la vida. 64 El D r . M o o r n S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 65 e R esultados determ inados Cuando se trate de conocer, por medio de las cartas, los resultados que se obtendrán en una empresa comercial, en una operación financiera o in­ dustrial, en una acción, en un viaje, en una asociación, en un matrimonio, en unas relaciones amorosas, etc., se plantea la cuestión, clara y neta­ mente, sea en el seno íntimo de la propia persona que va a operar por cuen­ ta propia también, sea ante la persona que ha de operar por la del consultante. Hecho esto se prepara una baraja cualquiera. Pero como necesitamos poner los ejemplos que son del caso, nosotros vamos a elegir la española moderna, o sea la de cuarenta cartas, de la cual apartaremos los treses y los doses, dejándola, por consiguiente, reducida a treinta y dos cartas. Barajadas estas treinta y dos oartas, se cortan cuando se opera por cuenta propia, o se hacen cortar por la persona para quien se opera, en el bien entendido caso que el corte deberá hacerse con la mano izquierda. Realizado esto, se invoca sucesivamente, teniendo la baraja boca aba­ jo, las ocho cartas de que se compone cada palo, y por el orden establecido para los palos, es decir, oros, copas, espadas y bastos, o sea as, cuatro, cinco, seis, siete, sota, caballo, rey, volviendo las cartas a la vez que se hace la llamada. Cada vez que al volver una carta os encontréis con que es la misma que habéis invocado, la sacáis del juego y la colocáis aparte, teniendo cui­ dado de no volver a invocarla, o llamarla. Cuando se 'han concluido las treinta y dos cartas, o mejor dicho, cuan­ do las habéis sacado todas, se comienza de nuevo la operación con las cartas que queden, colocando aparte la que coincida en valor con vuestra invocación o llamada, hasta que se agoten las cartas. Si llegáis a agotar completamente vuestro juego, es decir, a hacer salir sucesivamente las treinta y dos cartas —cosa que en ocasiones no sucede, sino después de haber pasado todas las cartas doce y quince veces, podéis felicitaros o felicitar al consultante, porque las cartas os son, o le son fa­ vorables, y hay motivo para esperar que el éxito coronará el resultado que se buscaba. Cuando después de haber pasado muchas veces la baraja, sin haber logrado que coincidan la carta que habéis invocado, con la que habéis sa­ cado de la baraja, y os apercibís de que volvéis al mismo punto, por cuanto comenzáis a operar de nuevo, llamando a la misma carta, podéis concluir que ninguna carta saldrá conforme a vuestra llamada, por lo cual debéis renunciar al éxito o buen resultado del asunto que motivó vuestra consulta. También para averiguar resultados determinados, se emplea el méto­ do siguiente: Después de haber barajado las 32 cartas ya indicadas, se distribuyen en ocho montones que se colocan en dos líneas horizontales, con la cara hacia abajo. Vuélvase la carta colocada sobre cada uno de los montones y se co­ loca encima del mismo, resultando así, que sobre cada montón tendremos una carta vuelta. Se buscan de dos en dos las que tienen el mismo valor, como por ejemplo, dos ases, dos doses, dos treses, etc., separándolas a un lado mientras se puedan formar parejas. A medida que de un montón se quita una carta para formar pareja, se vuelve la siguiente, siempre apartando de dos en dos las que formen pareja. Si se consigue en esta forma agotar los ocho montones, el éxito es bueno; si, por el contrario, llega un momento en que no se encuentren dos cartas semejantes vueltas, el resultado que se espera no será satisfactorio. Resultado progresivo Barajadas las 32 cartas, cortáis o hacéis cortar con la mano izquier­ da, y después volvéis las trece primeras cartas, sacando de ellas el as o los ases que hubiere entre ellas y que colocaréis aparte. Hecho esto, volvéis a comenzar el juego, pero sin incluir el as o los ases que hayáis descartado; volvéis a barajar todas las cartas que queda­ ron después de separados los ases que salieron, las hacéis cortar de nue­ vo, y separáis otras trece cartas, de las cuales sacaréis el as o los ases que entre ellas hubiere. Por último, volvéis a hacer la misma operación una tercera vez, si no hubieran salido los cuatro ases en la segunda. Si en esas tres tiradas de cartas habéis conseguido sacar los cuatro ases, el éxito a que propendéis o a que propende el consultante, será bueno. Si salieran los cuatro ases en sólo dos tiradas, el éxito sería entonces más seguro y más rápido y, por ultimo, si salieran de la primera tirada el resultado de vuestro asunto sería entonces rápido y brillantísimo. He aquí por qué se llama este método de resultados progresivos. R esultados diversos Tomad una baraja completa de setenta y ocho cartas y barajadla, cortándola o haciéndola cortar por el consultante. 66 D r . M o o r n e P a ra una herencia Sepárense luego trece oartas, las cuales se colocarán en línea, de de­ recha a izquierda, y si entre ellas aparece el as de espadas al derecho, esta carta indicará al consultante que obtendrá provechosos resultados por con­ secuencia de una muerte, es decir, que recibirá una herencia, o por lo menos un legado. Si entre esas trece cartas aparecen cuatro oros, de cartas blancas, como por ejemplo, cuatro, cinco, seis y siete, acompañando aJ indicado as de espadas, la herencia o legado será cuantioso. P a ra u n proceso Barájense las cartas y háganse cortar, extendiendo luego trece cartas en la misma forma que se indicó para el juego anterior. 'Pero no podrán juzgarse los resultados de un proceso, si entre estas trece cartas no apare­ ce el rey de espadas. Si está a su lado el cinco de espadas, es de temer que el proceso se pierda; pero si el rey de espadas sale acompañado de cuatro sietes, o de cartas todas blancas (es decir, que las doce restantes sean blancas), los resultados habrán de ser excelentes. P a ra u n robo. [Para esta consulta se opera en todo como se indicó para los juegos anteriores, siendo de absoluta necesidad para que se descubra al autor del robo, la presencia, entre esas trece cartas, de las cuatro sotas; si salen entre las mismas el siete y el rey de espadas, el oráculo indicará que el ladrón está en la cárcel. Si entre esas cartas aparece el as de espadas, el ladrón está en peligro de muerte. Si aparecen en el juego el rey de oros, el caballo de copas y el as de oros, puede esperarse la restitución de los objetos robados. Por último, si dominan en las trece cartas los bastos, hay lugar de pensar que el ladrón ha sido detenido por otro asunto que no es el robo que ocu­ pa al consultante. P a ra u n a persona que está presa ¿Queréis preguntar a las cartas si una persona que está presa será pronto puesta en libertad? Después de haber operado en la forma indicada, observad las cartas que han salido. Si entre ellas se encuentra el caballo E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 67 de copas, la sota de oros, el siete de oros y los cuatro ases, esperad un re­ sultado fácil y favorable. Si no han salido estas cartas, la libertad del pre­ so se aplazará, y si en el juego aparecen el rey de espadas, la sota de bastos y el seis y el siete de espadas, la libertad no será otorgada al preso sino después de muchos obstáculos y dificultades. P a ra los viajeros Cuando se trate de interrogar a las cartas con motivo de personas que se hallan viajando, se opera en la forma ya indicada, y se observa si entre las trece cartas que hay alineadas sobre la mesa, aparecen el as de bastos, el as de copas y el diez de oros. En el caso de que aparezcan estas cartas, anuncian noticias probables; si aparece el siete de oros, vaticinará buenas noticias; si el diez de espadas se halla mirando a la carta que representa al ausente, es de temer que se halle enfermo, y si el as de espadas aparece al revés, es una prueba de que el viajero se halla en peligro. Si debe al­ canzar buen éxito en su empresa, la carta que representa al ausente, debe aparecer al lado o próxima al nueve de copas y al as y diez de oros. Por último, si el ocho de bastos se encuentra al lado de la del ausente, pronos­ tica que éste se halla a punto de regresar. Observaciones El egiptólogo Bonsergent asegura que la salida de un gran número de cartas blancas anuncia grandes éxitos para la persona que consulta; las cinco cartas blancas de copas y de bastos, as, siete, ocho, nueve y diez, anuncian una noticia de que deberá regocijarse el consultante; las cinco cartas blancas ya citadas de oros, prometen la ganancia de un proceso o un buen número a la lotería, y, por último, las cinco cartas, también blancas, de espadas, pronostican la noticia de la muerte de un pariente o amigo del consultante. El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 69 es, el de copas, auguraría calma, tranquilidad y reposo, en tanto que el de bastos vaticinaría prosperidad por medio de un trabajo rudo y penoso. CAPÍTULO XIII La b a ra ja egipcia de 78 naipes y significado de cada carta aisladam ente, con las m odificaciones que puede sufrir No sin grandes sacrificios, tanto pecuniarios como intelectuales, hemos podido presentar a nuestros lectores cuatro barajas en una sola, a saber: los Taros egipcios o sean los setenta y ocho cartones jeroglíficos de que se servían las razas protohistóricas que habitaban el Oriente; la baraja que Etteilla compuso en el último tercio del siglo xvm, valiéndose, como } d hemos dicho, de la traducción del Taro que Guillaume Postel hizo en el siglo xvi, y que consta asimismo de 78 naipes, y las barajas francesa y española. De este modo, cada cual puede servirse de la que más le plaz­ ca y hacer el juego que tenga por conveniente, sin que para ello le sirvan de estorbo las demás. Significado de los palos Aun cuando se ha dicho en manuales muy corrientes y muy en boga entre los aficionados a la cartomancia, que cada palo, en conjunto, tiene su significado peculiar, es necesario que hagamos los consabidos distingos. Las copas y los bastos —se dice— son de buen agüero. Así es, en efec­ to; pero entre ellas las hay que no auguran nada bueno. Las cartas, echadas por tres o con sujeción al método cabalístico, que, como ya hemos indi­ cado, forman un oráculo de nueve cartas, si diera la casualidad de que todas ellas fueran copas o bastos, variarían en mucho la significación ais­ lada de las cartas, por muy malas que fueren pues el primer conjunto, esto En la generalidad de los juegos, cuando en una línea se hallan mu­ chas cartas de copas, pronostican al consultante que asistirá a funciones y recreos; si de bastos, que emprenderá un viaje, y si de oros, que hará beneficios. Dícese que los oros son de mal agüero, y, sin embargo, hay cartas de ese palo que indican todo lo contrario. El único palo que, por lo general, es malo en nuestro concepto, es el de espadas; su conjunto indica contra­ riedades, adversidades y malas noticias. Finalmente, los 22 Taros, que se componen de los números 1 a 21 y el 78, son los que llevan el alfabeto sagrado, expresan en términos gene­ rales cuanto se relaciona con nuestras pasiones, enfermedades, estado de alma, fortuna, tristeza, etc., y aunque abarcan todo lo que puede suceder, no son, sin embargo, tan personales como las demás cartas. Más adelante explicaremos lo que cada carta significa de por sí, y qué modificaciones puede aportarles la proximidad de otros naipes. Jugada de precisión que sirve p ara saber el resultado definitivo de u n suceso Este juego, llamado de ultimátum o de precisión, puede utilizarse como complemento afirmativo o negativo de cualquiera de los diferentes sistemas mencionados en este tratado, siendo importantísimo y de positivo resultado para poner en claro aquellas predicciones que aparezcan confusas o dudosas.4 Sirve asimismo para saber si ocurrirá o no un suceso cualquiera que espere o desee conocer el consultante, ya sea sobre dinero, trabajo, em­ presa, herencia, muerte, pérdida o ganancia probable en un negocio, no­ ticias, reconciliación, etc., debiendo en todos los casos hacer la pregunta concreta de lo que se quiere conocer. Pongamos un ejemplo: Si el consultante desea saber si recibirá dine­ ro, dirá: “Pido humildemente al oráculo me manifieste si recibiré el di­ nero que espero recibir”. Si de una herencia: “Pido humildemente al oráculo me manifieste si lograré poseer la herencia que espero”. Si de una reconciliación: “¡Pido humildemente al oráculo me manifieste si se efectuará la reconciliación que yo deseo”. 70 D r . M o o r n e Si el consultante no quiere expresar en voz alta lo que pretende, bas­ tará que lo mencione para sí y que ponga toda su voluntad y fe en la ope­ ración que se está realizando. Para este juego se tomarán las 40 cartas de la baraja moderna espa­ ñola, sin los ochos y nueves. Se baraja siete veces, se manda cortar al consultante, y después se distribuyen a capricho en cuatro montones de izquierda a derecha, en igual forma que si se hicieran cuatro cortes, po­ niendo las cartas boca abajo sobre la mesa. Hecho esto, se vuelve el primer montón; con las cartas a la vista se van desechando éstas hasta encontrar un as, en cuyo caso se deja el montón a un lado. Se toma el segundo y se hace la misma operación hasta que se halle un as, uniéndolo entonces con el otro del as anterior, y siguiendo en idéntica forma con los montones tercero y cuarto. Si en alguno de los montones no hubiera ningún as, se desechan todas las cartas del mismo. Se vuelven a tomar las cartas del montón que tiene los ases, se bara­ jan y cortan, repitiendo el consultante la petición al oráculo; se hacen los cuatro montones como la vez anterior y se sacan las cartas en igual forma, apartando cada montón en cuanto aparece un as o desechándolo si no lo hubiera. La misma operación se repite de nuevo y por tercera vez, pasando en seguida a la cuarta, que es la del ultimátum, llamada de este modo por ser la que afirma o niega el resultado de lo que se desea saber. En esta cuarta operación se baraja y corta en igual forma que en las anteriores; pero el tendido de cartas se hace por una hasta cuatro, colo­ cando sobre aquéllas otro nuevo tendido y siguiendo lo mismo hasta que se terminan las cartas. Hecho esto se vuelve la primera carta de cada mon­ tón, y si se logra que las cuatro vueltas sean los cuatro ases, el resultado es afirmativo; pero si alguna de ellas no fuera as, indicará contratiempos y dificultades que impedirán la realización de lo que se espera. CAPÍTULO XIV R epresentación em blem ática de los Taros Con objeto de que el lector posea un claro conocimiento de cuanto a los misterios de los Taros se refiere, consideramos de gran utilidad expli­ car en este tratado lo que cada uno de ellos simboliza, según la ciencia sa­ grada de los antiguos egipcios, advirtiendo de paso que este simbolismo nada tiene que ver con el significado y acepciones de las cartas, en lo que a los oráculos se refiere. En todos los manuales de cartomancia que conocemos, antiguos y modernos, se indica con más o menos extensión el significado y acepciones de cada carta, pero nada se dice del símbolo o emblema representado por la misma. •Esta omisión es la que tratamos de subsanar ahora; para lo cual da­ mos seguidamente una explicación clara y sucinta de lo que cada carta simboliza, la cual explicación se ha tomado de un antiguo manuscrito latino que nos ha servido de base para este trabajo. Mucho provecho hallarán seguramente aquellas personas aficionadas a la meditación y al estudio, si leen con algún cuidado estos problemas o símbolos, por cuanto en ellos se halla representado cuanto bueno o malo puede acontecer a los seres humanos, tanto en el curso de su vida material en este planeta mísero y desmedrado, cuanto en las transformaciones que en ellos realice la naturaleza en nuevas y sucesivas existencias, hasta llegar a la suprema perfección. Núm. 1. Al derecho. — E l R ey T hot . — Es el principio y fin de todas las cosas, de todas las ciencias y de todas las artes. Es asimismo el Genio incomprensible y poderoso de la Creación; el Principio Supremo del Bien, 72 D r . M O O R N E y, en una palabra, el Todo que produjo en el espacio 'los mundos y los seres, cuando sólo existían la Nada y el Caos. La inteligencia humana es harto limitada para comprender lo inmensamente grande de este Princi­ pio poderoso. Todo en la Creación está lleno de su Espíritu Soberano, siendo a la vez Causa y Efecto de todas las cosas. Para Él no existe tiem­ po, espacio ni medida, y es, en fin, el Principio eterno e infinito que todo lo anima y ordena con su poderoso influjo1. Al revés. E l C onsultante o el Genio, vale decir la luz celestial del pensamiento y de la razón, que guía al consultante durante toda su vida. Núm. 2. Al derecho. — O siris o la Gloria. — Origen y Causa de toda luz, y por consiguiente, Creador de todos los luminares celestiales lla­ mados soles, estrellas y planetas. Al revés. F uego, Cólera. — El Fuego Sagrado o la Cólera Celeste, representa el Principio destructor que llevan en su seno todos los elementos de que se compone la Materia creada. Con este símbolo se quiere represen­ tar la eterna lucha de las fuerzas elementales de la Naturaleza, que bien claramente se expresan en el libro de S an Cipriano, o lo que es igual, lo que crea al lado de lo que destruye; la vida junto a la muerte; la alegría frente al dolor; en una palabra, el post nubila febus de los antiguos. Núm. 3. Al derecho.— L a F idelidad, G enio benéfico. — Es el auxi­ liar fiel y benévolo del hombre en todos sus apuros y tribulaciones, y el Principio Germinador de todas las cosas, plantas, árboles, frutos, flores, animales, insectos y cuanto la Naturaleza produce y reproduce incesante­ mente. E l S u p r e m o A r t e l a s ir e o n t e l i g e n c i a a ie r r a e l ic id a d l a i s e r i a o c h e l ía p o y o r o t e c c ió n El Mal Genio es la antítesis de lo que la divinidad Isis representa, siendo la causa de que no exista en este mundo una dicha completa y du­ radera. ■Núm. 4. Al derecho. — Despojo . — Es el emblema de lo que es monstruoso, de todo lo que está despojado de luces intelectuales y de toda suerte de facultades morales, dones que son los que producen la razón en el hombre y el instinto en los animales. Es, para concretar, el Principio Generador de la demencia o del idiotismo. Para la mejor comprensión de lo que aquí se dice, -puede verse en el libro de San Cipriano el capítulo que trata del Espíritu Supremo. C a r t a s 73 Al revés. — A I . — El Genio de la Inteligencia rige y gobierna cuanto existe en la Creación, y su soplo o aire vivificador pro­ duce las leyes del movimiento y de la actividad, nutriendo constantemente el organismo de todo ser viviente. Núm. 5. Al derecho. — L F . — Genio voluble e inconstante que, después de enseñarnos el pináculo en que se halla esa felicidad, sólo nos la hace gustar en pequeñas dosis. La felicidad es, pues, como el hori­ zonte, que cuanto más cerca creemos estar de él, más y más se aleja de nosotros. Al revés. — La T o M . — Es el emblema de la peque­ nez de nuestra vida terrestre, al propio tiempo que del cuerpo que encierra nuestra alma. De aquí la paciencia con que el hombre debe soportar las miserias y contrariedades inherentes a la naturaleza humana. Núm. 6 . Al derecho.— La N . — Es el antagonismo del Día, con el cual lucha constantemente y del cual es, sin embargo, solución de conti­ nuidad. Es el círculo infinito que carece de término y medida. Desde que el mundo es mundo, la Noche nace destruyendo la luz del Día, así como éste llega destruyendo las sombras de la noche. Es, simbólicamente hablan­ do, una de las eternas luchas que la Naturaleza sostiene con los propios elementos a que ella da vida. A revés. — E D . — Es la antítesis o el antagonismo de la Noche, no siendo posible la existencia de una cosa sin la otra. Si no hubiera Noche, no podría existir el Día, así como no podría apreciarse la hermosura si no existiera la fealdad. Núm. 7. Al derecho. — E A . — Simboliza este Taro el apoyo que reciben los seres de ciertos espíritus o genios, por medio del cual hallan el equilibrio que es preciso para soportar las contrariedades y rea­ lizar la misión que a cada cual corresponde cumplir en esta vida. Al revés.— L a P . — Genio protector y auxiliar del hombre, que eleva y encumbra a sus elegidos colmándolos de favores y de bienes materiales. En ocasiones otros genios maléficos impiden a aquél manifes­ tarse; pero siempre deja sentir su influjo, el cual se traduce en una rela­ tiva tranquilidad de espíritu. Núm. 8. Al derecho. — L a V . — Además de ser un don que reci­ bimos del Supremo Creador para que lo opongamos a los vicios de que está impregnado nuestro ser material, es un genio benéfico que impulsa al hombre a obrar correctamente en todos los actos de su vida, produciendo en él una gran elevación de alma. Al revés.— L C D . — Este Taro revela la existencia de un genio benéfico que proporciona a aquellos que saben l Al revés. — Isis o la Luna, Mal Genio . — Isis es el emblema del amor puro y casto, y de la dicha que de él emana, cuya luz pálida, pero esplendente, arroba nuestro espíritu, invitándolo al ensueño y a la medi­ tación. E c h a r d e ir t u d a o n s u l t a n t e o l a u l z u r a 74 D r . M o o r n e atraérsele un don tan grande y tan estimable, que hace que subyugue a las personas que Je rodeen. De estos seres se acostumbra a decir que tienen ángel o que poseen un don especial de atracción y simpatía. Núm. 9. Al derecho. — L a J usticia o la P az. — Genio recto y justo que inculca a sus favoritos leyes y principios de sana moral y de recta con­ ciencia. Es el germen fecundante de todo progreso, y el origen y conservación de toda sociedad. Las leyes que ese Genio establece, son inmutables como las de la ¡Naturaleza, y cuando los hombres se olvidan de ellas o las invo­ lucran o conculcan, la fatalidad o el destino las reivindican forzosamente. Al revés. — E l Legista o D isensiones. — Representa este Taro la idea de que allí donde no hay orden, las disensiones son frecuentes. Es el an­ tagonismo de la Justicia o la |Paz. Núm. 10. Al derecho. — La S alud, la T emplanza. — Principio con­ servador de la existencia, sin el cual ésta sería imposible. Es también el Genio que inspira a los seres una vida metódica y ordenada. Al revés. — E l Sacerdote, el P adre. — Genio benéfico encargado de iluminar la inteligencia de los seres al propio tiempo que de formar su corazón y sus sentimientos, a fin de poder aceptar lo bueno y rechazar ¡o malo. Núm. 11. Al derecho. — La F uerza, la Bondad. — Genio dulce y fuerte a la vez, cuyos dones son verdaderamente preciosos, pues el hom­ bre que los posee es relativamente feliz. Al revés. — E l S oberano o la D esgracia. — Representación del Ge­ nio de la tiranía y del ¡Principio destructor para unos y colmador de bienes para los otros. Es lo contrario de la razón y, sin embargo, la razón y la ti­ ranía son necesarias para que la marcha del Progreso no se estacione. Es algo así como el flujo y reflujo de los mares, sin el cual sería imposible el equilibrio. Contra el exceso de la tiranía se impone la razón, con lo cual se adelanta un paso hacia el Progreso, y cuando la razón sucumbe por de­ bilidad, viene la tiranía a ocupar su puesto. Pero el paso dado en la senda del progreso no se pierde jamás. Las ideas son como la semilla: producen más o menos tarde, pero producen siempre. Núm. 12. Al derecho. — L a P rudencia o M oderación. — El Genio de Ja Prudencia es el complemento de la razón y de la justicia, sin lo cual no es posible la vida en sociedad. Al revés. — L a T ribuna, el P ueblo. — 'Es el símbolo del derecho que tiene el pueblo a la reivindicación de sus derechos, hollados, a veces, por la tiranía, o conculcados por el egoísmo. Núm. 13. Al derecho. — El Gran ¡Patriarca, Boda, Unión. — El Gran Patriarca representa el Genio benéfico que inspira la unión sexual de los E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 75 seres, para la perpetuación de los mismos y para la conservación de la fa­ milia, base y sostén de las sociedades civilizadas. Al revés. — D , B . — Genio maléfico y antagónico al anterior, siendo el que produce la inarmonía entre los seres, y des­ equilibrio en las fuerzas de la Naturaleza, de donde proceden la esterilidad, la aridez y la falta de concordancia y de armonía que deben existir en la creación. Núm. 14. Al derecho. — E D , F . — Este Taro simboliza al Genio del Mal, al Principio Destructor, que vive en lucha cons­ tante con el Principio Creador, representado por el Taro núm. 1. Su in­ fluencia maléfica produce toda suerte de desavenencias, crímenes, guerras, pestes, suicidios, etc. Es el elemento antagónico del Bien, y concurre con éste a la obra maravillosa de 'la naturaleza, en la que le sirve de comple­ mento y ayuda. Estos dos Principios se hallan tan íntimamente ligados entre sí, que no podrían subsistir el uno sin el otro. Para la existencia del Bien es absolutamente preciso que el mal exista, tanto para que le sirva de comparación, cuanto para facilitarle los materiales de su obra bienhe­ chora. Por eso decimos que el Genio del Mal concurre con el del Bien a completar la obra de la Creación, en la cual son, por decirlo así, el Todo, siendo además el origen de la Sagrada Cabala o Ciencia Suprema de la naturaleza. En efecto, el Bien Creando y el Mal Destruyendo, producen la renovación constante de la materia y desarrollan la vida, la animación y el Progreso. La existencia de estas dos Fuerzas o Principios se hallan con­ tenidas en el siguiente lema: Para Crear es necesario Destruir, y para Des­ truir es preciso Crear. Y es tan exacta esta definición, que no existe la más insignificante molécula que no esté sujeta a estas leyes. Para hacer la obra de la Creación hubo que Destruir el Caos, la Nada, y para crear la Nada sería preciso volver a destruir la Creación. Es un axioma en magia el reconocer que la vida debe su origen y existencia a la muerte, y que ésta es la consecuencia natural y lógica de la vida, y que de no existir ésta, tampoco podría subsistir la muerte. He aquí el por qué no puede la inteligencia humana explicar el arcano de si el hue­ vo existió antes que la gallina, o si fue ésta la que existió antes de poner el huevo. Es el círculo infinito que limita todas nuestras investigaciones y nos impide llegar a un punto determinado y concreto, siendo esta limitación de nuestras facultades la que engendra la duda. Por eso se dice en la Magia Suprema'1: “La ciencia del movimiento perpetuo es la de la vida, y ésta e s u n ió n o d a f r u s t r a d a l ia b l o u e r z a m a y o r i Véase Magia Suprema, en la contestación a la pregunta parado jal: "¿ S e puede escapar a la muerte?” 76 D R . M O O R N E la de la naturaleza. Toda renovación se opera por la destrucción; así toda Generación es una muerte, y toda muerte una Generación”. Al revés. — F uerza Menor. — Así como el símbolo de este Taro, al derecho, representa el Espíritu del Mal, espíritu irresistible y destructor, al revés, sin dejar de representar ese mismo espíritu, simboliza un algo que el hombre puede resistir por medio de su voluntad firme y de su inte­ ligencia clara. Es un peligro que amenaza destruirnos pero que nosotros podemos evitar desprendiéndonos de las pasiones 'bastardas que tratan de avasallarnos. Núm. 15. Al derecho. — E nfermedad o M elancolía. — Este Taro, representado por el Falso Adivino, tiene el mismo significado que el núme­ ro 14 al revés. Como éste representa un Genio malévolo que ejerce su in­ fluencia sobre las enfermedades que aquejan al hombre. Al revés. — I ndisposición, I mprevisión. — Son los efectos que palpa el ser humano, como consecuencia natural de la influencia que sobre él ha ejercido el espíritu del mal que representa este Taro al derecho, es decir, por medio de personas perversas que han excitado apetitos y despertado pasiones. Núm. 16. Al derecho. — J uicio F inal, P leito Ganado. — Este Taro simboliza al Genio que influye en el espíritu de los seres para excitarles a que se desprendan de las impurezas terrestres y a elevarse por sus virtudes, en cuyo caso saldrán triunfantes en la lucha por la vida. Al revés. — P leito P erdido. — Representa este Taro la mala influen­ cia que sobre los seres ejercen los espíritus maléficos, y, por consecuencia, que no les es posible desprenderse de los vicios y pasiones que los avasallan. Núm. 17. Al derecho. — Mortalidad. P érdida. — Es el símbolo de la muerte, que es un Genio malvado, que espía todos los momentos de la vida. Es lo peor que puede ocurrir a los seres, o sea la muerte con todos sus horrores, destrucción, peste, guerra, etc. Al revés. — R uina, D estrucción. — La significación de este Taro al revés es casi idéntica a la del derecho, y es el de peor agüero de todos ellos. Núm. 18. Al derecho. — E l E rmitaño o Traidor. — Genio engañoso, depravado e hipócrita que influye más o menos directamente sobre los hombres, inculcándoles la maldad con apariencias de bondad. Al revés. — F elonía, F also devoto. — Tiene la misma significación que al derecho. Núm. 19. Al derecho. — Catástrofe. — Simboliza este Taro el triunfo del espíritu destructor. Es la propia naturaleza destruyendo en parte su obra para volver a crearla, quizá más perfecta, porque también la natura­ leza aspira a la perfección. El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 77 Al revés. — P . — Es el espíritu humano encadenado a sus vi­ cios y pasiones y prisionero de los malos espíritus por quienes se ha de­ jado avasallar. Núm. 20. Al derecho. — L F , D . — Es el triunfo que los espíritus y genios del bien otorgan a los seres que han sabido, o luchar con ventajas en la vida o trabajar con ardor. La lucha y el trabajo son necesarios para la vida y el progreso de 1a humanidad. Al revés. — E . — Tiene este Taro, al revés, la misma significación que al derecho. Núm. 21. Al derecho. — O A . — Es el espíritu del mal cerniéndose sobre los seres humanos, conquistándolos para que marchen contra las insinuaciones que otros genios benéficos pudieran inspirarles. Al revés. — T . — El ser humano es temerario en ocasiones; pero es preciso que esa temeridad subsista, pues de otro modo no existi­ ría el progreso. Núm. 22. Al derecho. — M . — Célebre estatua egipcia que to­ das las mañanas, a la salida del sol, producía gemidos lastimeros semejan­ tes a las notas de un órgano. Es el símbolo de la armonía. Al revés. — M . — Hijo de Cam, quien le enseñó los terribles secretos de la Cábala. Es el símbolo de da iniciación mágica, sin la cual no podrán ejercerse nunca con frutos sus prodigios. Núm. 23. Al derecho. — L E . — Genio protector y benéfico, cuya misión consistía en guiar a los seres humanos por el buen camino. Al revés. — P . — Don que sólo otorgan los genios bené­ ficos, cuando el Ser Supremo se lo permite, a aquellas personas que han llegado a cierto grado de perfección relativa. Núm. 24. Al derecho. — L a P E . — Es el emblema de la célebre Pitonisa, a la que consultó Saúl la víspera de la batalla del Gelboé, y la evocadora de la sombra de Samuel, hecho que demuestra que para la Alta Magia, no existen obstáculos. Al revés. — L . — Es el monstruo al cual dio muerte Belerofonte, montado en el célebre caballo pegaso, después de cuyo combate se casó con la hija del rey de Lycia. Simboliza también un Genio perverso, cuyas influencias, obrando sobre nuestra imaginación, nos infunden recelos y desconfianzas, haciéndonos creer cosas que no existen. Núm. 25. Al derecho. — O . — Este Taro es el em­ blema del gran Odín, Dios de los Escandinavos, quien convertía en Walkirias a las piedras y metamorfoseaba a las gentes a su antojo. Al revés. — E l . — Genio de carácter neutro que asombraba r i s i ó n a n c u m b r a m o r t u n a i e n t o d io e m ig n id a d f r ic a n o e r i d a d e m n ó n is r a í n a n i n f a g e r ia r e s c i e n c i a it o n is a a q u i m d e n d o r e r a d ín p r o d ig i o e l e n c a n t a d o r n D r . M o o r n e a los seres humanos por los maravillosos prodigios que realizaba. Los egip­ cios le rendían un gran culto, a fin de tenerle propicio para que les ayu­ dara en los trances de la vida. Num. 26. Al derecho. — M orfeo. — Dios del sueño, a quien los an­ tiguos le consagraban un culto especial, a fin de que velara su sueño, apar­ tando de él los fantasmas y las apariciones maléficas que con frecuencia turban al ser humano. Al revés. — Los ensueños. — Representa los avisos que por medio de los ensueños dan los dioses a los seres humanos. Los ensueños han sido objeto en todos los tiempos de interpretaciones más o menos acertadas, se­ gún la inteligencia y el poder del mago llamado a hacer esa interpretación. Núm. 27. Al derecho. — E l dios Momo. — Este Taro está consagra­ do al dios Momo, dios de la burla, de la risa y del' buen humor. Es el genio benéfico de la alegría y el que cuando es propicio a un ser, le dota de una alegría contagiosa y del inefable don de la simpatía. Al revés. — La A flicción . — Este Taro, al revés, es la escueta an­ títesis del anterior significado al derecho. La aflicción es un genio malé­ fico que contribuye a hacer más negra la noche y más cruel el dolor. Núm. 28. Al derecho. — E l jardín de las H espérides. — En este jardín se rendía culto a la Mandragora, planta de virtudes mágicas que crecía abonada por los despojos de los ajusticiados y que curaba la esteri­ lidad y engendraba el amor. Al revés. — Las P arcas. — Este Taro está consagrado a las tres di­ vinidades del infierno llamadas Parcas, a quienes se consideraba dueñas de la vida de los hombres. Eran tres, a saber: Cloto, que presidía el na­ cimiento; Láquesis, que sujetaba a la víctima, y Átropos, que cortaba el hilo de la existencia. Núm. 29. Al derecho. — Día de Sabat o de A quelarre. — Es la ex­ pansión que tenían en tiempos remotos los espíritus malos que rodean al hombre para ponerse de acuerdo con el fin de descarriarle. Esta costumbre la siguen en tiempos menos remotos las brujas, los duendes y los trasgos. Al revés. — La D uda. — Simboliza el principio que engendra el es­ tudio de las causas ante la incognoscibilidad de los efectos que las pro­ ducen. Núm. 30. Al derecho. — L as Cavernas. — Eran las guaridas en que se refugió el hombre primitivo en la edad prehistórica, y los antros en que las pitonisas y los oráculos hacían sus predicciones. Al revés. — Los M ontes. — Este Taro representa los montes en que se parapetaron los Titanes al ser vencidos por el padre de Júpiter, y la eterna lucha que existe entre los Principios del Bien y del Mal. El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 7 9 Núm. 31. Al derecho. — U C . — El símbolo de este Taro es el combate indefinido y constante de las diversas fuerzas de la Naturaleza, del cual procede el equilibrio que advertimos en la Creación, y la renovación incesante de esas mismas fuerzas. Al revés. — E A F . — Símbolo del fabuloso pájaro, del que los egipcios habían hecho una divinidad. Vivía alrededor de quinientos a seiscientos años, y cuando sentía próximo su fin, construía por sí misma una hoguera con hierbas aromáticas que exponía al sol y cuando éstas en­ traban en combustión se quemaba. De la médula de sus huesos salía un gusano que se convertía en un nuevo Ave Fénix. Esta fábula no es otra cosa que el símbolo de la inmortalidad del alma. Núm. 32. Al derecho. — E O . — Es el Principio y origen de todas las especies que nacen o germinan en el planeta Tierra. Sus aguas produjeron el protoplasma del cual descienden todos los seres marítimos y terrestres. Al revés. — E l F . — No es de extrañar que los egip­ cios consagraran un Taro al fuego, desde el momento en que por su pureza y su actividad era considerado por ellos como el más noble de los elemen­ tos, el que más se acercaba a la divinidad, siendo además la viva imagen del astro del día. Fue a Prometeo a quien, habiendo enseñado a los hombres a extraer fuego del roce de dos pedernales, se le acusó de haberlo robado del cielo. Núm. 33. Al derecho. — L S . — Simboliza la inmortali­ dad del Espíritu, que ni el fuego puede destruir. Al revés. — L L A . — Es el símbolo de una luz que procede de los astros y que, atraída y absorbida magnéticamente por el cuerpo hu­ manó en el momento de su concepción, forma la envoltura del alma, y, en combinación con otros fluidos más sutiles, el cuerpo etéreo o fantasma si­ deral. Núm. 34. Al derecho. — L F . — Influencia misteriosa que, por el don especial de algunos espíritus familiares, ejercen algunas personas sobre otras, haciéndolas caer en una especie de sopor que las priva de repente del uso de su voluntad. Al revés. — E l L . — Es el bálsamo consolador de los que su­ fren; es la evaporación del sentimiento en ese licor viscoso que se llama lágrimas y que sale por nuestros ojos; es, en fin, uno de los dones o regalos de la existencia, a la cual venimos llorando, y llorando también la aban­ donamos. ". t •" [ Núm. 35. Al derecho. — M . — Es el Taro destinado al célebre sacerdote de Osiris, vencedor, primero, de los Magos de Faraón y legis­ r a n o l v e u e g o c é a n o s a g r a d o a u z e l é n i x l a o a l a m a n d r a s t r a l a a s c i n a c ió n l a n t o o i s é s i e l o 80 D r . M o o r n e lador, más tarde, del pueblo judío. Es el mago por excelencia, que produce las siete plagas de Egipto; que deja en descubierto las aguas del Mar Rojo; que en la Arabia Pétrea mantiene a todo un pueblo con el maná y hace brotar agua de las peñas. Es, por tanto, el símbolo de la Alta Magia y de la ciencia de los prestigios. Al revés. — La I gualdad. — Es el espíritu que vela y trabaja más o menos en secreto para acabar de una vez con la absoluta distinción que existe entre los hombres, tanto en los derechos como en los bienes. Núm. 36. Al derecho. — E l A mor. — Principio de la vida y germen del sentimiento y, por ende, el elemento que nos hace, o salir airosos de los embates del mal, o encenagamos en éste. Al revés. — E l H echizo . — Es el encanto que sobre el hombre ejer­ ce la mujer hermosa, o el que puede desarrollar sobre los seres cualquier persona que esté dotada de semejante don por los espíritus familiares. El resultado del hechizo no es otro que el abandono inconsciente de nuestra voluntad. Núm. 37. Al derecho. — D iana Cazadora. — Es el símbolo de la abnegación y de la maternidad y el prototipo de la mujer celosa de su honra. Al revés. — E l I deal. — Es el principio que germina en la imagina­ ción de los seres humanos y que excede a los modelos ofrecidos por la Na­ turaleza. Es la aspiración de los seres hacia ese principio que les atrae, cual la serpiente atrae con su hálito inmundo a los débiles paj arillos que se le presentan. Núm. 38. Al derecho. — E l Camino. — No simboliza este Taro la vía de comunicación que se traza para ir de un punto a otro, sino la vía que nos trazan los Genios, buenos o malos, para que atravesemos este bien llamado valle de lágrimas. Es el camino, en fin, que el hombre debe tra­ zarse en cuanto su razón se desarrolla, para llegar al pináculo de sus as­ piraciones. Al revés. — Ormuz. — Dios de los magos persas, creador y conser­ vador del mundo, a despecho del Genio del Mal, A rimán, encargado de su desequilibrio y destrucción. Núm. 39. Al derecho. — E l Oráculo de Arcadia o el dios P an. — Este Taro fue inventado en honor del dios Pan, a quien iban a consultar en la Arcadia, en donde hacía correrías nocturnas, pronunciando sus orácu­ los detrás de los árboles o en los troncos de los mismos. Al revés. — E l P resentimiento. — Secreta sensación que se produce en los seres por influencia de los espíritus que los rodean. Movimiento in­ terno de aprensión o de esperanza acerca de un suceso que debe acaece ríes E l S u p r e m o A r t e E c h a r d e l a s 81 C a r t a s Núm. 40. Al derecho. — El E . — Es el principio, la fuente y el origen de la lobreguez y de las tinieblas. Hijo del Caos y de la Noche, y desposado con el Éter, engendra siete hijos que son: el Destino, la Muer ce, el Sueño, las Tinieblas, la Esligia, las Parcas y las Furias. Al revés. — El Edén. — Es el símbolo de la edad de ero de la hu­ manidad naciente en aquella parte de la tierra en que la Naturaleza se re­ producía de una manera exuberante, sin trabajo y sin cultivo. Es el oasis en que sueña el hombre, después de haber vagado por el desierto de la existencia. Núm. 41. Al derecho. — E l É . — Es el aire puro y sutil que llena los espacios situados más allá de la atmósfera terrestre y que sólo respiran los q u e saben desprenderse de las impurezas de la Tierra. Al revés. — L S . — Nombre dado al demonio, por haber tomado esta forma para seducir a Eva. Sin embargo, entre los magos egip­ cios era el emblema de la prudencia. Moisés en el desierto levanta la ser­ piente de bronce, a cuya sola vista curan los que habían sido picados por reptiles venenosos. La serpiente, por último, mordiéndose la cola simbolizo la eternidad. Núm. 42. Al derecho. — E l A . — Es una causa ficticia que los se­ res humanos consideran como independiente de la voluntad y de la previ­ sión, o, para mejor comprensión, un efecto aparente, sin causa real que lo justifique. Al revés. — E l D . — Es el Genio que, siguiendo la voluntad divina, regula de una manera fatal los acontecimientos futuros. Este Genio, por benevolencia hacia la humanidad, marca a los seres humanos, con in­ delebles signos, para que puedan conocerse a sí mismos y evitar la fatali­ dad que pesa sobre ellos 1. Núm. 43. Al derecho. — Q , G , que aumentó el poder de los Éforos con detrimento de la autoridad cons­ tituida. Es el símbolo de la moral teórica. Al revés. — El S . — Es uno de los más importantes principios de la existencia, que consiste en la percepción en el alma de los objetos o cosas que rodean a los seres. Esa percepción se verifica por me­ dio de los sentidos, está reconcentrada en Titania, reina de las Hadas, la cual simboliza este Taro. Núm. 44. Al derecho. — P , G . r e b o t e r a e r p i e n t e z a r e s t i n o u i l ó n e n t i m u n o d e l o s s i e t e s a b i o s d e r e c ia u n o d e l o s s i e t e s a b i o s d e r e c ia i e n t o ít a c o 1 Las investigaciones hechas sobre esta materia han dado por resultado el descubrimiento de la quiromancia, quirognomonia, metoposcopia, fisiognomonia, etc. 82 D r . M o o r n e — El enemigo de la opresión brutal y el gran moralista. Es el símbolo de la libertad y de la educación, a las cuales debió Grecia sus conquistas. Al revés. — E l R ecuerdo. — Impresión que los espíritus benéficos se encargan de grabar en nuestra memoria para que nos sirva de experien­ cia en las diversas etapas que el 'hombre habrá de recorrer en la vida. Núm. 45. Al derecho. — T ales de Mileto, uno de los siete sa­ bios DE Grecia. — Célebre filósofo y mago a quien se atribuye la inven­ ción de unos instrumentos de cobre destinados a marcar la diferencia de los tiempos y de las horas, llamados Therofines, de donde proceden los autómatas que luego fabricaron Alberto el Grande y otros magos. Al revés. —■La P rovidencia. — Es un Genio alado y benéfico que se complace en defender a los seres de los peligros, asechanzas y embos­ cadas que a cada momento se les presentan en los senderos de la vida. Núm. 46. Al derecho. — Cleóbulo, uno de los siete sabios de Gre­ cia. — Taro que simboliza al autor de los Enigmas de la vida, al hijo del rey de Exágoras y al descendiente de Hércules, quien cumplió las mis­ mas hazañas con la pluma que su antepasado con la maza: es, en una pa­ labra, el símbolo de la fuerza de la reflexión escrita. Al revés. — L a Maldad. — Es un Genio alado, del que se cuentan diversos hechos, que se complace en impulsar a los seres por mal camino y haciendo al propio tiempo que éstos causen el mal sólo por el placer de causarlo. Núm. 47. Al derecho. — P eriandro, uno de los siete sabios de Gre­ cia. — Es el símbolo de la tiranía habilidosa y de la gallardía. Cansado de la vida y de haber tiranizado, pero gobernado bien a su pueblo, ordenó a dos de sus súbditos que se emboscaran en un camino y asesinaran a los dos primeros que por allí pasaran. Pero como había encargado a otros cuatro que mataran a los dos primeros, a otros ocho que dieran muerte a los segundos, y así sucesivamente, resultó de todo ello una carnicería espantosa. Al revés. — La P erfección. — Es un don que no conceden los espí­ ritus a los seres mortales, sino después de haber pasado por una intermi­ nable serie de pruebas. Núm. 48. Al derecho. — Bías, uno de los siete sabios de Grecia. — Es el símbolo del desinterés, pues según frase propia, todos los bienes de esta tierra los llevaba consigo. Asaltado una vez por piratas, como sus com­ pañeros invocaran a los dioses, Bías exclamó: —Callaos, no se enteren de que estáis aquí. Al revés. — El Cariño. — Es la afección o sentimiento a que inclina J E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 83 nuestra alma el Genio o uno de los Genios que inspira los actos de los seres y el símbolo de las impresiones que aquélla recibe. Núm. 49. A l derecho. — Solón, arconte de A tenas, gran legisla­ dor y uno de los siete sabios de Grecia. — Es el símbolo de la astucia y de la previsión, por haber llegado a encadenar a los malos espíritus que pululaban a su alrededor para obligarle a obrar mal. A l revés. — L a M etempsícosis. — Este Taro simboliza las antiguas doctrinas hindúes, que luego pasaron a Egipto, según las cuales las almas se transmigran de un cuerpo a otro. Núm. 50. A l derecho. — L a H idra de Lerna. — Este monstruoso animal de siete cabezas, las cuales retoñaban a medida que se las cortaba —por lo cual había que abatirlas todas a un tiempo, de cuyo trabajo se encargó Hércules— es el símbolo del desorden, al cual es necesario com­ batir de raíz. A l revés. — David, padre de Salomón. — Este Taro nos enseña que contra la fuerza no existe medio alguno mejor ni más hábil que la astucia y la firmeza de carácter, sin cuyos dones, que recibió David de su Genio protector, no habría llegado el futuro rey de Israel a vencer al gigante Goliat. Núm. 51. A l derecho. — Las Gorgonas. — Son el emblema del silen­ cio y de la tristeza. Sentadas a la orilla del Océano, del cual eran habitan­ tes, estas hijas de Phorays y de Cetoqui, llamadas Medusa, Euríale y Este­ no, de cabellera erizada de serpientes y de alas de oro, lloraban el destino a que el terrible F a tu m las había condenado. A l revés. — E l Grifo . — Es el emblema de la vigilancia, figurando en los tiempos remotos sobre las tumbas y sobre las urnas sepulcrales. Era un animal monstruoso, que tenía el cuerpo y las patas del león y la cabeza y alas del águila. Núm. 52. A l derecho. — E l Basilisco. — Monstruo infernal, que po­ seído de un espíritu malvado, cometió, por instigación de éste, toda suerte de crueldades, asesinatos y horrores, hasta el extremo de haber merecido el sobrenombre de azote de Dios. A l revés. — L as F urias. — Este Taro es el símbolo de la maldad y de la cólera. Estas divinidades infernales, A lecto , T isífo n e y M egera : a quienes se las presenta con los cabellos entrelazados de serpientes y con una antorcha encendida en una mano y un puñal en la otra, eran las en­ cargadas de castigar los crímenes humanos, en los infiernos. Núm. 53. A l derecho. — Los G nomos. — Son el símbolo de los lazos que unen a los hombres con algunos genios benéficos. Los gnom os son unos genios subterráneos que habitan en el fondo de las minas, estando 84 D r . M oorne encargados de la custodia de los tesoros ocultos y do las piedras preciosas. Ingeniosos y amigos de los hombres, se complacen en recibir sus órdenes y en atenderlas cuando son convenientes y útiles. Al revés. — L amias infernales. — Este Taro simboliza la falsedad de algunas mujeres, pues la Lamia, demonio-vampiro, eon rostro y forma de mujer, finge brindar halagos a los hombres para atraerlos y devorarlos. Núm. 54. Al derecho. — Las penas divinas. — Genios o espíritus que flotan alrededor de los sere3 humanos para torturarlos y hacerles sufrir, ora inculcándoles deseos que no podrán satisfacer, ora inspirándoles satis­ facciones que jamás verán logradas. Al revés. — L as L arvas. — Símbolo de los fantasmas que se aparecen a los seres, ya en los sueños, ya en estado de vigilia. Para los antiguos eran los hombres mismos que, habiendo sido malvados, se convertían en larvas, que se alimentaban de las secreciones de los seres vivos. Núm. 55. Al derecho. — E l Ser Supremo . — Es el símbolo del Princi­ pio y Fin de todas las cosas, único autor de todo lo creado, de lo que está creándose, y de lo que está por crearse. Al revés. — La A mistad. — Es el principio que liga a los seres por medio de la cadena mágica de las analogías, produciendo esa mezcla de es­ timación, de sentimiento y de desinterés, que puede observarse en la verda­ dera amistad. Núm. 56. Al derecho. — L a F atiga. — Este Taro representa a las larvas fluídicas o espíritus elementales que debilitan a los hombres, ago­ tando en ellos todas sus energías y produciéndoles el enervamiento, la fatiga y el cansancio. Al revés. — L a Gula. — Espíritu malvado que imita a la tierra, que se traga hasta sus propios despojos. Es también el símbolo de la insaciabilidad del tiempo, el cual está, a su vez, simbolizado por Saturno. Núm. 57. Al derecho. — Orciius, el azote de E gipto . — Es el sím­ bolo de Plutón, dios de los infiernos, de la oscuridad y de la tiranía, pues Orchus sumió a Egipto en el oscurantismo y en la ignorancia, a fin de dominarlo a su antojo y cometer los crímenes que lo han inmortalizado. Al revés. — E l suspiro. — Es el símbolo de las transiciones de la vida y de la influencia que en su marcha ejercen los astros que constituyen nuestro sistema planetario. Cuando las emanaciones que salen del alma son satisfactorias, los suspiros son de alegría; cuando, por el contrario, son de tristeza, éstos necesariamente son ahogados. Es la válvula que en el alma abren los genios que rodean a los seres, a fin de que por ella se escapen las emanaciones de los afectos internos. Núm. 58. Al derecho. — N abopolasar, fundador del segundo im ­ E l S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 85 perio asirio. — Simboliza este Taro el poder de la magia suprema, pues por su virtud, este famoso rey, padre de Nabucodonosor conquistó el po­ deroso imperio de Nínive. Al revés. — La . — Es el símbolo de Caín, alma dominada por los malos espíritus, y principio y origen de los celos que los seres sienten pbr el bien y la fama ajenas. Los que demuestran este sentimiento pueden tener la seguridad de que obran influidos por un espíritu malé­ volo. Núm. 59. Al derecho. — Sparton, fundador de E sparta. — Sím­ bolo del espíritu paternal con que los gobernantes y hombres de inicia­ tiva deben considerar a sus conciudadanos. Al revés. — La avaricia. — Espíritu malvado que suele enroscarse en el alma de algunos seres, haciéndoles desear cuantos bienes terrenales existen, desatendiendo, en cambio, los que no son de este mundo. Núm. 60. Al derecho. — F erón, h ijo de Sesostris. — Símbolo de la humillación. Ferón fue castigado y humillado por los espíritus por haber insultado al dios del Nilo, a causa de haberse desbordado y des­ truido los sembrados de los contornos. Al revés. — L a pereza. — E3 el símbolo de un pez que se conoce con el nombre de rémora, del género de los pilotos, y al cual atribuían los antiguos el poder de detener los navios. En efecto, la pereza no puede servir sino de rémora en el avance de los seres al pináculo de la civili­ zación. Núm. 61. Al derecho. — P igmalión, asesino de S icheo , marido de su hermana D . — Es el símbolo de la venganza y de 'la irascibilidad de los hombres, que no pueden contener los impulsos que les sugiere el espíritu del mal. Al revés. — La ira. — Símbolo de ciertas sensaciones del alma de los seres, que los impulsan a enfurecerse contra todo aquello que les des­ agrada, inspirados por las furias, divinidades anhelosas de víctimas. Núm. 62. Al derecho. — Cambises, h ijo de Ciro, rey de P ersia. — Símbolo de la destrucción y sectario del espíritu del mal. No contento con ordenar la muerte del buey Apis, violó las sepulturas y derribó las estatuas de las deidades. Al revés. — E l ORGULLO. — Símbolo del diablo, del ángel caído, que no pudiendo arrojar a Dios de su trono celestial, tuvo que contentarse, para ejercer algún poder, con ser rey de los infiernos. Núm. 63. Al derecho. — Sardanápalo, rey de Babilonia. — El úl­ timo jefe dél primer imperio de Asiria, es el símbolo o el prototipo de los jefes de estado desordenados, lujuriosos, malvados y afeminados. e n v id i a id o 86 D r . M o o r n e Al revés. — L a lujuria . — ^Principio y origen de la incontinencia, atributos que simbolizan a Júpiter, quien, para dar rienda suelta a sus desenfrenadas ansias de placer, se metamorfoseaba en toro, en cisne, etc. Este Taro es la representación de la vida licenciosa y disoluta. Núm. 64. Al derecho. — N emrod, fundador de Babilonia. — Sím­ bolo de la opresión y de la división de casas que se operó en los primeros tiempos de la humanidad. Es la absorción del derecho de todos en bene­ ficio de uno solo. Al revés. — A lejandro M agno, conquistador de P ersia y de la I ndia. — Es el símbolo de la fuerza avasalladora, tomado del hecho de que habiendo ido este emperador a Delfos, en ocasión en que estaba ce­ rrado el Santuario, y habiendo rogado a la sacerdotisa que subiera al trí­ pode, como ésta se negara a ello, el gran Alejandro sacó por fuerza a la sacerdotisa, la cual, al verse conducida de este modo, exclamó: '“ Hijo mío, tú eres invencible”. Núm. 65. Al derecho. — S emíramis, reina de N ínive. — Es el sím­ bolo del poderío y de la gloria, al propio tiempo que del descoco y de la impudicia. Al revés. — La E sfinge. — Símbolo de los arcanos de la Alta Magia y de la Ciencia Suprema. Enigma viviente que simboliza la pequenez de los hombres para descifrar los misterios de la naturaleza. Núm. 66. Al derecho. — J oseph , h ijo de J acob. — Símbolo del es­ píritu benéfico que ayuda a los hombres a descifrar la significación de los sueños. Según los antiguos, Joseph aprendió el arte de interpretar los sueños del libro de Abraham. Al revés. — La paciencia. — Don que otorgan los espíritus a cier­ tos hombres para soportar con resignación, no sólo las contrariedades de la vida, sino las impertinencias de nuestros semejantes. Núm. 67. Al derecho. — C ecrops, fundador de A tenas. — Este rey de Ática, que fundó, más tarde, la perla de Grecia, es el símbolo de la am­ bición moderada, y que los buenos espíritus inspiran y permiten en los hombres cuando es con buen fin. Al revés. — E l trabajo. — Principio y fuente de la vida, la cual no existiría sin él. Virtud consoladora que compensa las amarguras que el hombre sufre en su paso por el mundo, siendo los frutos del trabajo la mayor recompensa a que aquél puede aspirar en el planeta en que habita. Núm. 68. Al derecho. — E l hambre. — Símbolo de la desidia y de la pereza. Egipto sufrió muchas penurias y hambres, hasta que Sesostris emprendió los primeros trabajos para encauzar el Nilo y para que éste El S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 87 fertilizara con sus aguas aquellas comarcas yermas en la época de la dinastía de los Faraones. Al revés. — La actividad. — Este Taro simboliza a Sesostris, quien con su genio y actividad estableció los cimientos de la cultura y civiliza­ ción de Egipto. Núm. 69. Al derecho. — E l E fecto y la Causa. — Este Taro re­ presenta lo que es Principio y Origen de todas las cosas, siendo el efecto el resultado de la labor creadora de este Principio. Al revés. — La rebeldía. — Este Taro demuestra que todos los seres humanos tienen la propensión a rebelarse contra aquel poder que quiera avasallarlos o subyugarlos, y como la rebeldía es de origen divino, de aquí que el hombre es rebelde contra todo aquello que no sea justo. Núm. 7 0 . Al derecho. — Las Batallas. — Este Taro es la repre­ sentación del resultante o efecto del Principio destructor que produce la guerra. Al revés. — E l C amaleón. — Símbolo de la hipocresía humana. La hipocresía de ciertos seres, inspirados por espíritus dañinos, puede com­ pararse al camaleón, que por su timidez cambia instantáneamente de color, en la misma forma que el hombre, por su maldad, cambia de opinión y de conducta según su interés. Núm. 71. Al derecho. — Cus, h ijo de Cam y nieto de N oé. — Es el principio y origen de la raza de los árabes occidentales y de los etíopes. Al revés. — La P ureza. — Símbolo de la castidad, a la cual no pue­ den llegar los seres mientras no alejen de sí las larvas fluídicas de que están rodeados, y las cuales, como ya se ha dicho en otro lugar, sólo viven de las secreciones de aquéllos. Núm. 7 2 . — Al derecho. — E lam, hijo de Sem y nieto de N oé. — principio y origen de la raza elamita o persa. Al revés. — E l Gran Arquitecto. — Es el Principio y Fin de todas las cosas; el Creador del Universo y el reformador y transformador del mismo. Este Taro tiene idéntica significación que el núm. 1, al derecho. Núm. 7 3 . Al derecho. — Heber, nieto de Sem y biznieto de N oé. — Principio y origen de la llamada raza semítica o hebrea. Al revés. — La Discordia. — Este Taro simboliza los efectos de la envidia, pues esta divinidad malévola, hija de la Noche, fue arrojada por Júpiter del Olimpo, por haber querido introducir la discordia en los cie­ los; pero ya que no lo hizo allí, consiguió realizarlo en la Tierra, arro­ jando la manzana célebre en la mesa en donde se celebraban con un ban­ quete las bodas de Tetis y (Peleo, por no haber sido invitada a él. 88 D r . M o o r n El e Núm. 74. Al derecho. — J , J y N oé. — Principio y origen de. las llamadas razas jónica y griega. Al revés. — L H . — Principio y origen del sentimiento que los Genios bienhechores producen en los seres en contraposición con el orgullo. Núra. 7 5 . Al derecho. — G , de J . — Principio y origen de los gálatas, galos y celtas. Al revés. — E G . — Ave misteriosa y cabalística que con su canto pone en fuga a los espíritus infernales. Simboliza el secreto, por cuanto es el único animal macho que, en secreto, pene un huevo del cual sale una serpiente que tiene la propiedad de matar a todo el que la con­ templa. Núm. 7 6 . Al derecho. — Z . — Gran Sacerdote de la Cien­ cia Suprema y de la magia, y Soberano Pontífice y fundador de la religión del fuego sagrado. Al revés. — E B (P . — Genio protector que guía a los seres por el buen camino y que les induce a principiar sus obras de un modo laudable. Núm. 7 7 . Al derecho. — H , D P , que dio el nombre de helenos a los tesalianos. Al revés. — L D . — Símbolo de Eva, cuya desespera­ ción no tuvo límites después de haber cometido la falta que produjo su expulsión del Paraíso, y esta desesperación fue mucho mayor al ser repu­ diada por Adán para tomar por mujer a su hija Lilith. Núm. 7 8 . Al derecho. — L L . — Simboliza al Espíritu del Mal, cuando éste se ha albergado, no en el corazón, sino en el cerebro de los hombres. Al revés. — E l Éxtasis. — Es el producto de la influencia que ejer­ cen algunos Genios sobre las personas y sobre ciertos animales. La per­ sona que se halla en ese estado no se da cuenta de nada de cuanto sucede a su alrededor. Es, por tanto, el símbolo de una dejación de la facultad volitiva y el comienzo de la catalepsia. a v á n a u m i j o d e a f e t n i e t o d e il d a d o m l h e r h i j o a f e t a l l o o r o a s t r o l u e n r i n c i p i o e l l e n a h i j o d e e u c a l i ó n y d e ir r a e s e s p e r a c i ó n a o c u r a Condiciones indispensables que debe reunir el cartómago Aun cuando en el curso de este tratado ya hayamos indicado más o menos directamente las condiciones que debe poseer la persona que aspire a ser buen cartómago y a tomar su profesión más que como un lucro como un apostolado, no estará de más que antes de penetrar de S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 89 lleno en el estudio de la significación y acepciones de cada Taro, las con­ densemos o resumamos en la forma siguiente: 1* Estudiar, en primer término, y de una manera aislada, el signi­ ficado preciso de los Taros, uno por uno, y las sinonimias de esa signi­ ficación. 2^ Realizado este estudio aisladamente, deberán estudiarse después las modificaciones que la proximidad de otras cartas aporta a la que se traduce. 3* Cuando se hace el juego, el cartómago deberá abstraerse en sí mismo y reconcentrar toda su voluntad y todo su esfuerzo en el acto que realiza, desdeñando cuantas ideas traten de interrumpir su tarea. 4$ No reúne condiciones para cartómago la persona distraída u olvidadiza, frívola, escéptica o despreocupada. 5^ Los temperamentos nerviosos son los más a propósito para este arte, si saben abarcar al primer golpe de vista, por medio de sus nervios, el significado de una carta y modificaciones que aportan las vecinas, para producir inmediatamente el oráculo. Quien no posea estas cualidades no será nunca buen cartómago. 6^ Cuando haya adquirido el dominio de su persona y el del signi­ ficado de los Taros, así aislada, como conjuntamente, deberá practicar los diversos métodos que se describen en este tratado, no sólo con el fin de adquirir la soltura necesaria en todo arte, sino también para aprender a vencer las dificultades que se presenten al desempeñar su tarea. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — E l R ey T hot , E tteilla. — V irtu d , bondad, pruden­ cia, modestia, la idea, el ideal, lo inmaterial, el espíritu. Al revés. — E l consultante, E l genio. — La sabiduría, el saber obrar, superioridad, genio y talento, imaginación, cualidad de inventar, cualidad de observación e investigación, etc. Esta carta representa a la vez el caos, el gran Etteilla, el rey Thot, el genio y ed consultante, y es una carta de muy buen agüero, selecta. Si el consultante tiene la suerte de que esta carta salga la primera, sea al derecho o al revés, recibirá la protección del Creador del mundo y podrá contar con grandes prosperidades. Cuando a esta carta se une el número 77 (as de oros), anuncia al consultante sabiduría y genio. El jeroglífico que 'ocupa el espacio intermedio entre la primera letra del alfabeto sagrado, Aleph (derecho y revés), representa los primeros albores de la inteligencia del hombre; es decir, el momento en que el hom­ bre comienza a darse cuenta de la creación del mundo y de que éste salió del caos, de la nada, por el poder omnipotente de un ser superior al hombre. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Genio benéfico* F idelidad. — Malos propósitos, mal­ dades, malevolencias, malas intenciones, diatribas, falsas insinuaciones, in­ discreciones, calumnias. Al revés. — Isis o la luna, Mal Genio . — Agua, humedad, lluvias torrenciales, mar, inundaciones, lavado, ríos, lagos, torrentes, pantanos, lagunas, balsas, estanques. Esta carta tiene diversas significaciones y es por consiguiente, de muy difícil y delicada interpretación. En efecto, hay ocasiones en que predice dicha y éxito en los negocios cuando se presenta derecha, como las hay en que hace temer traiciones y engaños, maledicencias, calumnias y ma­ los éxitos, cuando se presenta del revés. La significación verdadera, acertada, depende, pues, de la proximi­ dad de otras cartas que serán las llamadas a aclarar el oráculo. Así, pues, cerca del núm. 28 anuncia discordias, próxima al núm. 40, revés (diez de oopas), es preciso temer penas, sobre todo si el consultante es una joven; seguido del núm. 39 (sota de copas), permite esperar una heren- ^ D r . M o o r n E l e í PatrilODESPOJO Droit D£POMEMENT " „— ------ ... ---- «ti « Daleth S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 9 7 claridad, de inteligencia y aptitudes para marchar directamente hacia la fortuna. Aun cuando esta carta se presente al revés, les parece siempre de ^ buen augurio, por cuanto indica en el consultante sabiduría, inteligencia I t i CIELO** y perspicacia, cualidades que —como se verá— confirma la cuarta letra A 4 del alfabeto sagrado. ____ Esta letra, llamada Daleth, anuncia por sí sola estas tres cualidades: ________ sabiduría, poder y orgullo. -A . jeroglífico representa la fuerza humana combatida por los elemenu J ff VpiW t0S C^ ° ^ t*erra’ aconsej an(I0 que el hombre debe vivir siempre en í í ( f O ) ) ) 1) acechode la9 contingencias que pueden aportarle el presente y el por«¡L u venir. —' ^ ' 7 En cuanto a la palabra despojo que constituye la leyenda de esta car­ l e a I n t p l t V p n r i V í . --------------------------------------------------------------------------------------------- ta, al derecho, no Se refiere solamente a un despojo material de intereses, sino también de ideas, contra el cual deberá el consultante vivir prevenido. Representa esta carta el tercer día de la Creación. Durante él reunió - _ ., Dios Ia3 aguaa que cubrían la superficie de la tierra e hizo aparecer la QC 13. A>re3ClOH. sequía, llamando a lo seco tierra y al conjunto de aguas mar, haciendo msieo »j ....... ......... ............ brotar luego de la primera la hierba y los árboles frutales. m i m w hi \ Taro Humero 4 El Despojo. Í La Excelsitud, [ 8^ Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — E l Cielo, D espojo . — Apropiación de algo material o inmaterial del consultante, elección, discernimiento; desembrollo, ex­ poliación, robo de toda suerte. Al revés. — A ire, Inteligencia. — Fenómenos atmosféricos, volá­ tiles, gases, apariencias, tono, manera de ser, falsos semblantes, hipocresía, aire de música, sonido, propósito sin consistencia, aturdimiento, pasiones fugaces. Es no menos dificultoso y sujeto a contingencias el significado de esta carta. Parece que los egipcios la consideraban como nefasta. Veían, sobre todo, en el cielo, la mala estrella, particularmente en lo que concierne a la fortuna. Según los adeptos de su doctrina, esta carta, cuando está si­ tuada en las proximidades del núm. 20 o del núm. 70, advierte que el consultante debe vivir en guardia, es decir, prevenido, por lo que pudiera Los comentadores modernos sólo ven en esta carta un emblema de ocurrirle. 9 3 D r . M o o r n E l é r - “ — prr’iñ ñ/n n •* 5 Derecho FELÍCDAD |__Mt f 5 He * I j I I T a rO IlÚ -IU C rO 5 V f jT" \ g EL ____ /(-... A ^ t C tT R wÍ Í Í jj I j| ^ /I L a F e lic id a d . y T A/f* r ' a J-«a IV L lS eri • Cuarto día de la Creación. Los Astros. I I I ) U— “O. /P K n i \\ aaasiw (Nl_ 1vim m 8?Aaa V Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Viajes , F elicidad. — Cambio de residencia, despla­ zamiento o abandono de lugar, correteos, desempeño de encargos o comi­ siones, emigraciones, huida aparente. Al revés. — T ierra, Miseria. — Todo cuanto se relaciona con la Tierra, sustancia material, propiedad rural, cultivos de todo género, pla­ cidez, constancia, inmovilidad, valles, riberas y costas. Es sumamente favorable el sentido de esta caria aun cuando se halle en las proximidades de otros naipes de significado nefasto, y muy parti­ cularmente cuando sale al derecho. Si está seguida del núm. 77 (as de oros) le anuncia una dicha ine­ fable, grandiosa, que no se verá enturbiada por disgustos o penas, aun cuando sean de carácter pasajero. Al lado o muy próxima de los números 9 (la justicia), 36 (Rey de copas) y 58 (seis de espadas) vaticina la ganancia de un pleito muy embrollado y de muy larga duración, o bien un proceso de importancia en el que el consultante desempeña uno de los papeles principales, o que espera a éste en plazo más o menos breve (según las cartas vecinas) buena cantidad de dinero. S u p r e m o A r t e d e E c h a r l a s C a r t a s 9 9 Eero si la desgracia hace <Iue esta carta salga al revés, el consultante debe prepararse para sufrir serias complicaciones en dicho proceso o litigio, juntamente con penas que le parecerán tanto más sensibles, cuanto que más tarde habrá de reconocer que es por haber descuidado sus a s u n t o s 5 0 Por haber desoído prudentes consejos, por lo que experimenta semejantes adversidades. Ea letra He, 5a del alfabeto sagrado, anuncia en el consultante un temperamento un tanto ilusorio, un si es no es místico, un carácter retraído y una gran dosis de apatía y de pereza. Aun cuando saliera esta carta al revés, no debe temerse a la miseria 8* las cartas que están próximas son favorables, como, por ejemplo, el número 77 (as de oros), el 16 (pleito ganado), etc.; pero si sale al lado de la 13, al revés, le anuncia el oráculo que una boda frustrada será causa SU ru*na' El jeroglífico no hace más que confirmar cuanto queda dicho y pronosticar un viaje. Representa esta carta el cuarto día de la Creación. Durante él Dios creó lumbreras en el firmamento para separar el día de la noche y para que sirvieran.de signos para las estaciones, los días y los años. Taro número 6 La Noche. El Firmamento. Quinto día de la Creación. El Hombre. 102 D r . M oorne , Taro numero 7 “““ “ El Apoyo» E l S upremo A rte de E char las Cartas ■yr— “— i—r —” — tica igual éxito en los negocios que en las esperanzas que haya concebido . ^ ^ . ---- 1---- el consultante de antemano. Ese éxito puede también ser proporcionado 7 za¡n n.jrc por personas afectas al consultante, cuya clase o categoría podrá deducir^ se Por proximidad de otras cartas. Así, pues, próximo al núm. 22, el I i a c 'P cT^cc— apoyo vendrá de una persona que reside habitualmente en el campo; al V * CLEo del 36, ese apoyo vendrá de un hombre rubio; al del 50. de un hombre 9 malo para todos, pero bueno para el consultante. [1 — P°r lo que respecta al jeroglífico, no hace más que confirmar el significado del Taro, y en cuanto a la letra Zain, séptima del alfabeto sagra• l do, vaticina al consultante un triunfo, un deseo irresistible de vencer, sentimientos de realeza y un temperamento colérico. H ^ ¡Esta carta representa el sexto día de la Creación, durante el cual fue_________ ron crea(^as todas las especies de animales y, como corolario de ella, la del hombre. fflr L d . P r O tC C C iÓ n » Sexto día de la Creación. y los Peces. Las Aves 103 | / U!gz ¿jl NoiümoMd | mmoiü $ m ¿ Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — A poyo, La Aurora. — Base, pedestal, fundación, tri­ bunal, certidumbre, confianza, concurso, unión, sociedad, ayuda. Al revés. — P rotección, Buen éxito. — Socorro y todas las varie­ dades de éste, asistencia moral, asistencia material, alivio oportuno, protec­ ción eficaz, protección desinteresada, caridad efectiva. El Taro núm. 7 es una carta completamente favorable para el consul­ tante, a menos de que se vea rodeado en sus cuatro extremos por otras tantas cartas de las más desfavorables y nefastas de la baraja, como, por ejemplo, la núm. 16, la 18, la 19 y la 26. Al lado de la 20 pronostica una gran fortuna adquirida, bien por la lotería, bien por medio de negocios lícitos, sobre todo si el consultante pertenece al comercio y aparece muy próximo el núm. 33, o sea el tres de bastos. Si el consultante es una persona casada, le anuncia el oráculo que su cónyuge le es absolutamente fiel, y si la persona que consulta es una joven soltera, el número 7 le pronostica un matrimonio muy ventajoso para ella. No es menos favorable esta carta cuando sale al revés, por cuanto pronos- Taro número 8 La Virtud. La Dulzura. Séptimo día de la Creación. El Reposo. La Justicia. La Disención. Lo Incomparable. El Temor. La Sagacidad. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — La J usticia , L a R azón. — La equidad, alta razón, el L ibro de T h o t , lo justo, lo bueno, la sana moral, lo razonable. Al revés. — D isensiones, La Ley . — Legista, legislación, edictos, de­ cretos, ordenanzas, sentencias, jurisprudencia. Leyes físicas, morales, ma­ teriales y naturales. Esta carta, marcada con el núm. 9, representa, tanto al derecho como al revés, la justicia o la paz. Sin embargo, existen ciertas particularidades que es necesario tener presentes para poder hacer un buen oráculo, lo mismo cuando sale al derecho que cuando aparece al revés. En el primer caso, anuncia acontecimientos (cuyo género y trascendencia definirán las cartas más próximas) conformes con la equidad y con la justicia y hasta con la ley. En el segundo caso, esto es, cuando sale al revés, predice cau­ sas, procesos o litigios que muy bien podrían resolverse en contra del con­ sultante. Todas estas aclaraciones —ya lo hemos dicho y fuerza es repe­ tirlo— deben buscarse en las cartas que acompañen a la que nos ocupa en este momento. Taro número 10 La Templanza. El Sacerdote. La Atmósfera. Las Tres Pirámides. Misterios Divinos. Taro número 11 La Fuerza. El Soberano. Hércules. La Inmensidad. El Átomo. Taro número 12 La Prudencia. El Pueblo. Penélope. Sísifo. La Sabiduría. Taro número 13 El Gran Patriarca. La Desunión. La Esclavitud. La Esperanza. Renovación. Taro número 14 El Genio del Mal» Fuerza Menor El Espíritu. La Revelación La Magia Suprema. Taro número 15 La Melancolía. La Imprevisión. La Tristeza. de Tebas. El Oráculo La Fatalidad. Taro número 16 El Juicio Final, Pleito perdido. La Eternidad, El Temor de Dios. El Genio Divino. Taro número 17 La Mortalidad. Ruina y Destrucción. La Naturaleza. La Obediencia. La Memoria. Taro número 18 El Ermitaño. El Falso Devoto. Lo Cognoscible. T r ansí ormación. El Fanatismo. Taro número 19 La Catástrofe. La Prisión. Júpiter Tonante. El Castigo. La Humanidad. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — F ortuna, D ignidad. — Prosperidad, opulencia, pro­ vecho, aventuras agradables, buena fortuna, éxito, ganancia, persona de suerte. Al revés. — E ncumbramientos, A umento de placeres. — Aumento y desarrollo de bienestar, abundancia, vegetación, producción, lo superfluo, elevación, mejoría de situación. Como contraste al anterior Taro, el núm. 20, de que vamos a ocupar­ nos, es el más benéfico de todos los 78 que forman el juego. Preséntese al derecho o al revés, es siempre un signo, para el consultante, de éxito en todo cuanto emprenda; de riquezas, de dignidades, de ascensos si es mili­ tar o funcionario público, de mejoría de situación y de aumento de jor­ nal o de sueldo si fuere doméstico, dependiente o artesano, y, en general, lo es también de aumento de bienestar material y de consideración social. Todos estos bienes se verán sublimados si a su lado sale el núm. 77 (as de oros), y sufrirán un retardo en realizarse si saliere junto al núme­ ro 20, el núm. 27. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — T iranía, Disensión. — Complot, conspiración, albo­ roto, tumulto, insurrección, guerra civil, batalla, duelo, audacia, orgullo, cólera, venganza. Al revés. — T emeridad, Arrogancia. — Discusión, altercado, dispu­ ta, querella, riña ruidosa, soberbia, carácter dominante. El Taro núm. 21 es una carta poco agradable, o mejor dicho, imper­ tinente, molesta, por cuanto anuncia, si no en todos los casos, graves que­ rellas, por lo menos algunos de esos disentimientos que no pueden menos de causar malestar en el espíritu y perturbar el reposo y la tranquilidad de la existencia. Si el consultante es una dama, debe temer la ruptura de los lazos con que está encadenada a una persona a quien ama con verdadero amor. Si es hombre, éste debe asimismo temer lo propio con una mujer a quien está ligado por los vínculos del corazón. Si esa ruptura habrá o no de ve­ rificarse, si se verificará más pronto o más tarde, son datos que deben buscarse en el significado de las cartas más próximas. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — H ombre de Campo , P robidad. — Honrado burgués, trabajador, virtuoso, agrónomo, cultivador, campesino, probidad concien­ zuda, recta conciencia, reservado, poco presuntuoso. Al revés. — H ombre V irtuoso, Severidad. — Hombre bueno y seve­ ro, justicia indulgente, austeridad tolerante, rectitud, sensatez, cordura, equilibrio intelectual. Es un Taro, por lo general, favorable para el consultante, pues no so­ lamente le anuncia buenas noticias, sino también una espléndida sucesión (herencia), un buen matrimonio y consejos muy útiles. Al mismo tiempo representa un hombre que, por lo general, reside en el campo, sin que esto sea decir que es esencialmente agricultor o labrador. Aun cuando su significado sea un tanto abstruso, son las cartas que están próximas a la que nos ocupa las que de por sí habrán de contribuid: a que el cartómago pueda formar un buen oráculo. Como ejemplo debemos decir que, cerca del número 66, significa em­ pleo bien retribuido y honroso. La Ninfa Egeria. La Presciencia. El Pesar. La Pitonisa de Endor. La Quimera, La Ausencia. El Honor, Odín el Encantador. El Prodigio. El Universo. La Humildad. Los ensueños. El Pensamiento. Agosto. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — T ardanza o retraso, Conflicto. — Retardo, apla­ zamiento, devolución, suspensión, expectativa, espera, retraso de un asun­ to cualquiera. Al revés. — C ontrariedades, I rregularidad. — Obstáculos, dificul­ tades, trabas, adversidades, desdicha, calamidad, contratiempo, situación penosa o difícil. Esta carta —dicen los maestros de la cartomancia— es generalmente considerada como bastante mala, por cuanto suscita obstáculos o dificul­ tades de todo género. En todo estado de causa anuncia retrasos o retardos, salvo cuando se halla al lado del núm. 77 o del 20. En este caso hace esperar que el consultante hará fortuna en el ex­ tranjero. También anuncia lentitud en los asuntos del consultante, particular­ mente en lo que se refiere a negocios, y si es comerciante le augura que Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — P artida de campo, R egocijo . — Placeres campestres, pasatiempo, recreo, jardín, parque, villa, pasaje, vida de campo, fiesta familiar. A l revés. — Disputas intestinas, R ompimiento . — Cuestiones, dispu­ tas, desunión, enemistad, sentimiento, agitación, indecisión, lucha, tena­ cidad, desacuerdo, falta de resolución. 'Este Taro pronostica una partida o jira campestre. Si di consultante es soltero esa jira le será muy agradable si este núm. 28 se halla cerca de una carta perteneciente al palo de copas; también tendrá para él cierto encanto si una de las cartas vecinas pertenece al palo de espadas. Pero si la carta que nos ocupa se hallare próxima a otras correspondientes al palo de oros, es seguro que le originará un gran aburrimiento, tal vez un fastidio insoportable. Si el consultante es casado, y esta carta se ve acompañada por otra de espadas, entonces la jira campestre dará lugar a una conferencia agra­ dable o desagradable, si la carta compañera del 28 es el palo de bastos. Día de Sabbat. La Duda. La Reformación. El Sábado. Taro número 30 (Seis de Bastos) Las Cavernas. Los Montes. La Asamblea. El Viernes. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Oro, O pulencia. — Lujo, esplendor, abundancia, bie­ nestar, fausto, poderío, riquezas, ostentación, suntuosidad. Al revés. — P leito, P roceso. — Incomodidades, inquietud, embro­ llos, asuntos contenciosos, molestias, perjuicios, litigios, contrariedades. Carta importantísima y que desempeña el papel principal en asuntos de •dinero efectivo, es decir, contante y sonante. Además, constituía el oráculo de todas las personas que jugaban en otros tiempos a la lotería, y lo es hoy para los que hacen jugadas de Bolsa o tienen obligaciones que se amortizan por sorteo. A todos éstos les anuncia un gran éxito si el núm. 31 se halla al lado o muy próximo al núm. 32 al revés, pero si en lugaT de esta última carta saliera la núm. 38, el oráculo predice al con­ sultante, desde luego, que no debe esperar ningún beneficio y sí engaños. Si el consultante ha podido escapar de los lazos que le tendían pro­ bablemente enemigos ocultos bajo la máscara de amigos, acompañada la carta que nos ocupa del nüm. 59 (cinco de espadas) al revés, le previene que le preparan nuevas emboscadas, y que probablemente será robado Significación y acepciones de esta carta Al derecho. •— B uena sociedad, amistad. — Sociedad, asociación comercial, financiera o industrial, comandita, confederación, grupo, socie­ dad secreta, iglesia, armada, ejército, colectividad de intereses. Al revés. — P rosperidad, P erseverancia. — Desarrollo de fortuna, promociones, éxitos, embellecimiento, encumbramiento, elevación, aumento de bienes. He aquí ciertamente una de las cartas más amables y más galantes de toda la baraja. En cualesquiera forma se presente, sea al derecho, sea al reves, pronostica al consultante ya la fortuna bajo diversas formas, ya diversiones recreativas (soirées, reuniones de buena sociedad, etc.), ya en sociedad con amigos, cuyo número aumentara. Esta carta es siempre favorable, excepto cuando se presenta al lado de la núm. 4, en cuyo caso pronostica un despojo, y previene al consul­ tante que debe desconfiar de las sociedades en donde se juega; pero en las demás ocasiones predice al consultante alabanzas, obsequios, admira­ ciones. Esto no obstante, bueno será que dicho consultante tenga presente La Salamandra. La Luz Astral El Verbo Divino. El Martes Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — (Pesadumbre, P ena. — Cansancio, fatiga, dolor, aflic­ ción, aburrimiento, malestar, disgusto, tristeza. Al revés. — S orpresa, E moción. — Engaño, abuso de confianza, emoción imprevista, terror, suceso inesperado, admiración, fenómeno, milagro, maravilla, miedo. Esta carta, entre sus varios significados, anuncia al consultante que una persona a quien ya no aprecia, sino a quien quiere verdaderamente, estará expuesta a grandes peligros en un viaje que emprenderá o ha em­ prendido ya. Escapará esa persona de ios peligros que la amenazan si el Taro núm. 34 ha salido al lado de otro de significación favorable en absoluto. También pronostica esta carta, cuando sale al derecho, que el con­ sultante es presa de remordimientos por no haber procedido correcta­ mente en asuntos a que estaba íntimamente ligado. A una señorita le predice pesadumbres, originadas por la conducta Moisés. La Igualdad. Familia. El Domingo. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — D ec a d en cia , C aída . — Cascada, aminoración de bie­ nes, quiebra, ruina, aniquilamiento, postración, falta de salud, tropiezos, malos pasos. Al revés. — N a c im ie n t o , F ec u n d a c ió n . — Origen, principio, ma­ nantial, raza, familia, causa primera, germen, embrión, primogénito. Entre los egipcios el Taro de que vamos a ocuparnos era considerado como la varita milagrosa de Moisés, y pasaba por ser de un feliz augurio. ¿Por qué en 'la actualidad se ha convertido en una carta que predice des­ dichas, nada más que desdichas? Éste es el misterio, -a menos que se considere que esa varita mágica fue otorgada a Moisés con el principal objeto de que llovieran plaga sobre plaga, no contra el pueblo egipcio solamente, sino contra todos los seres que no fueran israelitas. Su principal significado es el de que el consultante está en vísperas de dar una caída, no material en el sentido estricto de la palabra, sino en su acepción moral. En este sentido, el cartómago debe ceñirse a las in­ dicaciones que brevemente pasamos a anotar. Si el consultante es hombre, Taro número 36 (Rey de Copas) El Amor. El Hechizo. Venus. El Dragón Rojo. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — M U J E R , E I . — Mujer honrada, prudente, virtuosa, ingeniosa, sagaz, hacendosa, buena, amante de su casa, carita­ tiva. Al revés. — C , H . — Mujer de un rango elevado, perversidad, engaño, vicio, corrupción, costumbres es­ candalosas, mujer perversa. Esta carta generalmente favorable, sobre todo para las señoras, re­ presenta algunas veces a una mujer que ejerce una profesión equívoca, o, para que se nos entienda bien, una alcahueta, y muy particularmente cuando está cerca de los números 17, 26, 38, 43 o 50. En los demás casos representa una mujer rubia que dispensará favores al consultante cuando esté muy próxima la carta que la representa y sean favorables los demás naipes. Al lado del núm. 47 (tres de oopas) predice a la consultante mujer uno de los mayores éxitos con que ella pudiera soñar (quizás un matri­ monio con un noble si las cartas más próximas se refieren a matrimonio), r u b i a a s a m ie n t o l f e l i z d e a l o m b r e e n p u e r t a El Camino, Ormuz La Lucha Eterna. La Libertad Taro número 39 (Sota de Copas) El Oráculo de Arcadia. El Eco Divino! El Presentimiento. La Idea. Taro número 40 (Diez de Copas) El Erebo» El Edén. Adda-Narí. Noviembre. Taro número 41 (Nueve de Copas) El Éter. La Serpiente. Elementos. Taro número 42 (Ocho de Copas) Quílón (Sabio de Grecia) La Riqueza. El Sentimiento, Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Lo pasado, R ecuerdos. — Tiempo pasado, debilidad, marchito, descolorido, vejez, decrepitud, antigüedad. Al revés. — Lo porvenir, La Vida. — Lo que habrá de suceder, luego, más tarde, previsión, ulterioridad, después, más adelante, tiempo venidero. El Taro núm. 44 es una carta que se presta mucho para dar pábulo a la imaginación, a la fantasía y al ensueño. ¿Qué es lo que representa? Al derecho, el pasado y los recuerdos que éste trae consigo; al revés, el porvenir o la posteridad. ¡Ahí es n a d a !.,. ¡Por una parte, el pasado! ¡,Por la otra, el porvenir!... Henos, pues, en presencia de una carta de significación tan vaga y tan abstrusa como la anterior. Son, pues, las cartas más próximas las que habrán de aclarar el sentido de la que nos ocupa. ¿En qué forma? Veámosüo por medio de algún ejemplo. Supongamos que al lado del núm. 44, de que estamos tratando, sale el núm. 35; pues bien, está carta recuerda al con­ sultante una falta pasada, de la que debe avergonzarse, y si a estas dos cartas se agrega la núm. 19, el pronóstico se agrava, pues las consecuen- Taro número 45 (Cinco de Copas) Tales de Mileto. (Sabio de Grecia) El Peligro. La Providencia. Cleóbulo (Sabio de Grecia) Lo inconcebible. La Maldad 182 Dr. E l S upremo A rte M oorne |i7DmrlioÉXITOmffiCOflOSl SnitR ÉISSITl | —s,r | [i T íirO n ú m e r o s i r ___ t l) 1 mí© R 47 __ Wj}j Jv jfj (Tres de Copas) ——— rt . , I. enanaro. (Sabio de Grecia) L íl Saturno Perfección ¿a ^ M H ís----------- "xf * Q í 6§¡|l 'w A i t P U I | 1 (^) /\ l i d [831^ Significación y acepciones de esta carta A l derecho. — Éxito en negocios, El Hado. — É$i$í>-seguro, mar­ cha favorable, dicha descubierta, curación, alivio, perfeccionamiento, me­ joría de situación. A l revés. — N egocios en marcha, La S uerte. — Expedición de ne­ gocios, despachos, trato concluido, término feliz de un asunto, acierto, suerte en negocios y en amores, alivio, curación. E! Taro núm. 47 interesa particularmente a los autores y a 'los artistas dramáticos, sin que esto sea óbice para que las demás personas que no lo sean, se vean lisonjeadas por éxitos de otra clase que deberán obtener y que obtendrán, salvo la proximidad de cartas desfavorables, en plazo más o menos breve. En efecto, al lado del núm. 2„(Osiris), anuncia para el consultante —si es autor o actor dramático— un éxito en un teatro (y si no lo es, que lo obtendrá una persona a quien aprecia mucho); a un ingeniero, en un proyecto de que es autor; a un novelista, por una obra que ha escrito; E char las Cartas 183 a u n b .a n q u ero>. “ u n a ' V ? * * 6* a ” “ d n e r 0 ' P ° r “ P la ‘ ° (,e s “ invención, y asi sucesivamente. A una señora le predice un éxito con motivo de acciones laudables y si el juego se hace para un militar, le augura el aprecio y la distinción de sus jefes. A una señorita le anuncia un éxito amoroso, pudiendo decirse, en tesis general, que esta carta concurre a modificar el sentido desfavorable de las carias vecinas. Cerca del núm. 7 al revés, pronostica el completo éxito de los pen* samientos y de las ideas que embargan al consultante desde hace tiempo, ipiiÍmí'ÍII *—^ f de l debido a la protección de una segunda persona. Al revés, esta carta anuncia la conclusión de negocios que estaban muy embrollados; al enfermo, un alivio en su enfermedad, y al que pa­ decía moralmente, el término de sus penas y pesares. El jeroglífico que aparece recto estando la carta también recta, repJesenta la acción de dar gracias a los elementos, firmados por los signos, que componen la materialidad de la vida. El que está al revés cuando la carta aparece al derecho, de la escritura ideológica de que está formado se deduce que el ser, con vista perspicaz, puede marchar de modo expedito por el caprino de la vida. 184 D r . M oorne E l S upremo A rte de E char las Cartas — -vp , ' -T-!—jjj---— | - ■! P^/i3 * cjjfo * Y 81 1 ^ ' \\ 'J '/ j j .q 1TT[(?S*0 4 8 (Dos de Copas) rT-J| tJÍw mi f ' ^ * ^3 j fl M kl i 11^- Minerva. El Cariño. £) * msgq le predice que sus proyectos > los negocios que tiene entre manos se realizaran; pero al lado ríe la núm. 54 eg,.de temer que una solicitación de matrimonio, sea mal acogida porcia familia de la novia o del novio. A_ una señora le predice, si está cerca del núm. 4.1*.que.llamará mucho Ia atención; y si está al lado,.dd.-iiúaL--6JL una decepción -compleja. ^A1 lado del núm. 53 (sota de espadas!, pronostica al consultante hombre,. que 1® espía una mujer con quien tiene o con quien ha tenido relaciones. Esta carta al reves y cerca del num. .65*. sinmcia deseos de robar, de despojar a alguien de lo que es suyo; próxima al núm. 65. igualmente del revés, pronostica al consultante un próximo duelo ..por una mujer ^ (Sabio de Grecia) | msaT^a ¡y Significación y acepciones dej esta carta Al derecho. — A mor apasionado, A tracción Universal. — Amor, simpatía, afinidad, inclinación, ternura, pasión, amistad, igualdad de gus­ tos, galantería, dulce unión. Al revés. — D eseos, La Codicia. — Afán, ardor, envidia, celos, ape­ tito carnal, pasión insaciable, carácter dominante, egoísmo, altanería. Esta carta es en extremo favorable para los asuntos en que sólo intervienen el corazón y el amor a la gloria y a las dignidades, de donde se deduce que predice correspondencia en amores al que lo desea, fortuna al que aspira a ella y honores y dignidades al que los desea ardiente­ mente. ¿Se realizarán más pronto o más tarde esos deseos y esas aspira­ ciones? Aun lográndose, ¿sufrirá un retardo el consultante? ¿Por qué medios llegará a ello? Todo, todo esto es lo que debe examinarse con cuidado en las modificaciones que determinan las cartas más próximas y en las rectificaciones que deben hacerse posteriormente, a fin de que quede bien aclarado el sentido de esta carta. Como ejemplos podemos establecer los siguientes: Al consultante hombre la proximidad de la carta que nos 135 jeroglífico representa ardores de todo género y aspiraciones sin 186 D r . M oorne E l S upremo A rte de E char las Cartas 49 Der?cWdVHClALAMESA) Droií SOLOMW&laLOl] r.. . . ^ \ ■ >■ „*[ f ^ (As de Copas) _____ n </ ' i ¿ E P (l\ r P 'F \Á A Q j Jjy J ■" s ■ ° 1 buena interpretación del significado de esta carta. Desde luego, podemos indicar que al lado de la número 16 indica pleito ganado, y perdido si €n de f3 núm. 16 saliera la núm. 19. Próxima al púm. ,18 el con* sultante perderá un pleito o un proceso por infidencias y mal¿§. artes .de I vyjS' k W I yy^V v íEfcnciBP (Sabio de Grecia) La Metempsícosis. So" ’ reIaüvam eníe al significado de ju stic ia y m esa, sum am ente abstrusos los agüeros, p o r lo cual lo s buenos cartom agos deben buscar con empeño en las cartas vecinas las aclaraciones que son necesarias para la j Taro número 49 t 187 o La Voluntad. | oigKVi^n^ Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — La J usticia o L a Ley, La Mesa. — Convite, festín, invitación" anfitrión,liotéíTrestaurante, tabla de la ley, sagradas escrituras, índice o tabla de materias, escritura o documento legal. Al revés. — Cambio, O l v id o . — Metamorfosis, mutación, vicisitud, permuta, movilidad,"transacción, revolución, traducción, interpretación. El sentido principal y lógico de esta carta es la 'ley o la voluntad inflexible. No tiene, bien mirado, otra significación más o menos determi­ nada; pero, en cambio, confirma de una manera absoluta los_presagios que anuncien las cartas que Jiayan salido a su alrededor. Asimismo, según algunos maestros en cartomancia, es la carta desti­ nada a los placeres gastronómicos, a los festines, a los banquetes; en una palabra, a todo cuañfcTse refiere a comer y a comer bien. Al lado deL-núm. 31 -el núm. 49 predice, al consultante.Loeibre* que recibirá en el mqmentn_dc_JULna_.coniida noticias agradables de una myjer rubia. A^ una señorita le pronostica, cuando la carta que nos ocupa está seguida del núin. 24, la partida de su futuro. ^ revés y al Iado^de Ja_núm. 31 al, revea, .anuncia al consultante 01116 en^ eve len^rá.un sueño que le pondrá al corriente de su porvenir. También esta carta, cuando sale aljevés, p re s tía cambios inesperados de negocios, de situación extraordinaria. Si estos cambios o mudanzas son o no favorables al consultante, lo dirán las cartas más próximas, El jeroglífico indica la veneración a la ley, cuyos atributos se ven en la payte inferior del mismo.i Taro número 50 (Rey de Espadas) David (Padre de Salomón) La Hidra de Lerna. El Alma. Taro número 51 (Reina de Espadas) Las Gorgonas. El Grifo. Tetis. La Ausencia. Taro número 52 (Caballo de Espadas) El Basilisco. Las Furias La Guerra. Desolación Taro número 53 (Sota de Espadas) Los Gnomos. Lamias infernales. Taro número 54 (Diez de Espadas) Las penas divinas. Las Larvas. Némesis. Febrero. Taro número 55 (Nueve de Espadas) El Ser Supremo. La Amistad. El Sino. Marzo. Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — H abladurías, C rítica. — Situación delicada, época crí­ tica, momento decisivo, crisis, instante psicológico, examen, análisis, cen­ sura, comprobación, condenación. Al revés. — I ncidentes, L o R elativo. — Objeción imprevista, aven­ tura, fatalidad, desgracia, síntoma, momento difícil, apuro, supremo instan­ te, situación violenta. Este Taro es de mal augurio para el consultante desde el momento en que le anuncia: al derecho, crítica que se hace por su cuenta, y al revés, in­ cidentes que pueden ocurrirle en el trato social. Para desembrollar el significado vago, indeciso, incierto e indetermi­ nado de este Taro, se hace necesario que el cartómago estudie el significado preciso de las cartas que rodean a la que nos ocupa. ¿Quién critica al con­ sultante? ¿Cuáles son los motivos de la crítica? ¿Qué incidentes van a ocu­ rrirle o le ocurren en aquel momento preciso en que se le hace el juego? ¿Esos incidentes le han ocurrido, le ocurren o le ocurrirán? Todo esto es preciso desentrañarlo y puede desentrañarse por medio de la baraja. Taro número 57 (Siete de Espadas) Orchus. (El azote de Egipto) El Suspiro. La Palabra Divina. Nabopolasar. (Rey de Nínive) La Envidia* La Admiración* Taro número 59 (Cinco de Espadas) Taro número 60 (Cuatro de Espadas) Taro número 61 (Tres de Espadas) Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Amistad, Afecto . — Benevolencia, simpatía, afinidad, afección, intimidad, correspondencia, conformidad. Al revés. — F alsedad, Mentira. — Deslealtad, superchería, falso amigo, engañador, embustero, farsante, canalla, truhanería, rufián. No son tampoco muchos los significados gráficos que promete o que revela esta carta por sí misma; pero, al fin y ai cabo, es un número acep­ table, por cuanto, sin ser mala su significación, al derecho es símbolo de la amistad, en tanto que cuando sale al revés, pronostica o indica lo contra­ rio. Es, por consiguiente, una carta en la cual puede el cartómago que ten­ ga perspicacia suficiente para abarcar al primer golpe de vista el conjunto de cartas que la rodean y sus genuinas y principales acepciones, lucir gala­ namente su habilidad y su maestría. Esto sentado, penetremos en detalles. En su sentido más amplio, promete a los pretendientes la protección de personas in flu y e n te s y amistades. ¿Serán o no ventajosas esas amistades? Las cartas próximas ofrecerán el significado preciso. Por lo pronto a una señora le anuncia muy agradables obsequios de Taro número 63 (As de Espadas) Sardanápalo. (Rey de Babilonia) La Lujuria. La Extensión. Taro número (Rey de Oros) 64 Taro número 65 (Reina de Oros) Significación y acepciones de esta carta. Al derecho. — P rovecho, U tilidad. — Beneficio, ventaja, interés, obligación, favor, protección, lucro, obsequio, descubrimiento ventajoso. Al revés. — I nacción, F uego. — Inquietud, inercia, tranquilidad, pla­ cidez, descorazonamiento, desanimación, desmayo. Ved aquí también otra carta que tampoco tiene significación precisa, absoluta, concreta, por lo cual el cartómago se verá una vez más en la preci­ sión de buscar las aclaraciones necesarias entre las cartas más próximas. Esto no obstante, ha sido creencia general entre los doctores en cartomancia, que el consultante a quien le sale esta carta al principio de su juego, está llamado a realizar importantes descubrimientos de verdadera utilidad, tan­ to para él como para la humanidad en general. No en balde esta carta es el símbolo de Joseph, el interpretador del sueño de uno de los Faraones. A una señora esta carta le predice que recibirá de su marido obsequios que le serán muy útiles; pero para esto es necesario que vaya seguida del número 71, y ésta vaya a su vez seguida del núm. 74. A una señorita le predice que muy en breve logrará llamar la atención Significación y acepciones de esta carta Al derecho. J oven, M ozo moreno, P ropósito. — Saber, aplicación, trabajo, estudio escolar, discípulo, aprendiz, joven estudioso, joven aplicado. Al revés. P rodigalidad, La. multitud. — Disipación, lujo aparatoso, suntuosidad, superfluidad, liberalidad, multitud, pillaje, despilfarro. A un hombre casado esta carta le advierte que un joven moreno, guapo y elegante se entretiene en hacer la corte a su mujer, quien sin hacerle caso, por el momento vive muy prevenida, aunque orgullosa; pero si al lado del número 67 saliere el núm. 64, la señora tendrá que defenderse contra la violenta pasión que le inspira a ese joven moreno, quien a todo trance quie­ re poseerla. Sin embargo, saldrá victoriosa de esa lucha si junto a esa com­ binación de cartas aparecen otras favorables para la virtud de la esposa del consultante. Al lado del num. 73 (cinco de oros) al revés, predice al consultante que debe temer alguna infidelidad de su amada. Cuando se hace el juego para una señora, y con la carta que nos ocupa sale el num. 74 (cuatro de oros) al reves, le pronostica que la hará sufrir Taro número 68 (Diez de Oros) El Hambre. La Actividad. La Arquitectura. Mayo. Taro número 69 (Nueve de Oros) El Efecto y la Causa, La Rebeldía. La Fe Junio. Las Batallas. El Camaleón. El Enigma. Julio. Significación y acepciones de esta cartee Al derecho. — D inero, A precio. — Capital, especies, moneda, objetos de plata u oro, candor, ingenuidad, luna, espejo, purificación, pureza. Al revés. — I nquietud, T emor. — Ansiedad, angustia, pena, aflicción, cuidado, falta de tranquilidad, agitación, sufrimiento. Cuando esta carta llega la primera en el juego que se hace para el con­ sultante, el núm. 71, si está cerca o al lado del núm. 18 o del núm. 76, le predice que se halla a punto de sufrir una pérdida de dinero de bastante importancia. A una joven soltera, el mismo número, colocado en la misma forma, le anuncia que la persona con quien piensa contraer matrimonio no posee una fortuna, ni cuantiosa ni saneada. Cerca de los números 20, 31 o 45, predice ingresos extraordinarios, procedentes, bien de una ganancia por un negocio, bien por premio de lo­ tería o bien por una herencia. A una señorita que está en vísperas de casarse le predice, si las cartas que rodean son favorables, y especialmente si se halla próxima la núm. 20, Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Lo P resente, La hora. — Actualidad, contemporáneo, sesión permanente, de repente, hoy, ahora, en este instante, el suceso del día. Al revés. — A mbición, C elos. — Deseo, aspiración, afán de subir, de medrar, deseos de riqueza, sueños de gloria. Esta carta no ha sido ciertamente hecha para alimentar las ilusiones del consultante, por cuanto, en su sentido más estricto y absoluto, significa que no debe ni puede contar más que con el presente. Difícil revelación, tanto para el cartómago, como para el consultante, pues si ella, dicha a boca de jarro, sentaría cual una ducha a este último, al primero no le sienta mejor desde el momento en que tiene que valerse de circunloquios y rodeos para dorar la píldora a su oyente, a fin de que la vaya tragando poco a poco. Pero entremos en materia. Al lado del núm. 76 predice, sin embargo, dificultades que podrá ven­ cer el consultante con mayor o menor trabajo y más o menos pronto, acla- Heber. (Nieto de Sem) La Discordia. Taro número 74 (Cuatro de Oros) Javán. (Hijo de Jafet) La Humildad. El Dogma. Taro número 75 (Tres de Oros) Gomer. (Hijo de Jafet) El Gallo. La Consideración. La Atención. Significación y acepciones de esta caria Al derecho. — Obstáculos, E mbarazo. — Dificultad, obstáculo, tur­ bación, emoción, impedimento, inquietud, agitación, perplejidad. Al revés. — Carta, Documentos. — Escritura, escrito, documento, sentencia, libro, composición, alfabeto, billete, pagaré, letra de cambio. El principal significado de esta carta es el de turbación, agitación, emoción, y a él deben atenerse los cartómagos para descifrar el oráculo. Al sa'lir esta carta indica desde luego que el consultante está turbado, emo­ cionado, por lo cual hay que buscar los motivos que causan esa emoción, esa turbación; esas causas pueden ser reales o imaginarias. Deben, por tanto, buscarse las explicaciones para que el consultante sepa a qué ate­ nerse y le consuelen, o por lo menos le dejen entrever la esperanza de que pronto saldrá de esa situación. Al lado defl núm. 16, predice el fallo favorable en un proceso o pleito que se sigue al consultante o a su instancia. Al lado del núm. 64, advierte a una señora que el motivo de sus tur­ baciones lo constituye un hombre moreno; ese hombre la engañará si está Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — D icha , P oder. — Felicidad, alegría completa, gran contento, color dorado, éxtasis, medicina perfecta, regocijo grande, gozo extremado. Al revés. — F ortuna, R iqueza. — Bolsa de dinero, capital, suma, te­ soro, opulencia, precioso, querido, renta grande, rara fortuna, riqueza ex­ tremada, fabulosa, inconmensurable. Ésta es la carta más favorable de todas cuantas constituyen la baraja, y es un signo brillante de dicha, de felicidad, de bienestar y de (honor. Cuando los egipcios veían aparecer esta carta en su juego, se detenían en ese mismo instante y no pedían más explicaciones al oráculo. ¿A qué seguir manejando <efl libro de los oráculos, cuando ya el núm. 77 les anunciaba la felicidad y todo cuanto ésta trae consigo? ¿A qué más podían aspirar aquellas gentes sencillas? Nosotros tenemos mayores aspiraciones y quere­ mos que esta carta, por favorable que sea, nos dé mayores detalles, y, en «ss concepto, antes de penetrar en otros detalles, diremos que el as de oros Significación y acepciones de esta carta Al derecho. — Cabeza ligera, Entusiasmo. — Locura, enajenación mental, desequilibrio, transporte, delirio, ceguedad, frenesí, genio, imagi­ nación. Al revés. — I neptitud, La N ada. — Imbecilidad, incapacidad, idio­ tismo, nulidad, inutilidad, falta de sentido, sin iniciativa, estulticia, maja­ dería, torpeza, bobería. De cualquier modo, en cualquier forma que se presente en el juego, hágase éste para una señora o para un caballero, el Taro núm. 78 indica, no precisamente la locura, en su sentido más preciso, o sea la enajenación mental, sino el desequilibrio, el desconcierto, el desorden; en una palabra, alguna acción contraria al buen sentido y a la razón. Sin embargo, es necesario que fijemos bien los significados y acepcio­ nes que pueden establecerse cuando aparece al derecho y cuando sale del revé*. Al derecho paroce anunciar una locura, un desequilibrio, más nobles, y Primer Juego (Véase página 52) Tercer Juego (Véase página 55) Cuarto Juego Pag. Capítulo I —. Introducción necesaria en el arte de la cartomancia 5 Capítulo II —>Advertencias a los cartómagos ................................ 11 Capítulo III — Origen de la cartomancia ........................................... 14 Capítulo IV — Cartomancia francesa. Su h isto ria ............................ 18 Capítulo V — Diversos métodos de echar las c a rta s ..... 21 Capítulo VI —•Sistema bohemio o g ita n o ......................... 35 Capítulo VII — El sistema de Mlle. Lenormand ............................ Capítulo VIII — La baraja española.................................... Capítulo 44 46 — Significación del conjunto de cartas . . , .................. 43 Capítulo X —*Cartas que representan distintas significaciones . . . 50 Capítulo XI —. Ejemplos prácticos para la lectura delas cartas .. Capítulo XII —-Consultas sobre los resultados de un.asunto deter­ minado .................. .. 63 52 Capítulo XIII —>La baraja egipcia de 78 naipes y significado de cada carta aisladamente, con las modificaciones que puede s u frir.......................................................... 68 Capítulo XIV —' Representación emblemática de los taros .............. 71 SE TERMINÓ DE IM PR IM IR EN LOS T a l l e r e s G r á f i c o s LUMEN n o se d a y c ía . CALLE TUCUMÁN 2926 t . e. 87 - 6646/0647 BUENOS AIRES REPÚBLICA ARGENTINA EN EL MES DE AGOSTO DE M IL NOVECIENTOS SESENTA Y CUATRO Viene de la solapa l cios y caldeos. En este libro que consta de 78 jeroglíficos, se hallan los fundamentos de estu­ dios posteriores relativos al tema, y se basan mu,chos de los actuales conocimientos de car­ tomancia . Son infinitas las posibilida­ des de esta ciencia, pero aún mayores son sus realizaciones. E l futuro se devela, todo en la apariencia insondable, profun­ didad de lo porvenir entrega sus secretos a la habilidad de un cartómago. Esta obra con­ tiene todo lo que de más tras­ cendencia se conoce con respecto al arte de echar las cartas. En ella se habla de sus orígenes y de su desenvolvimiento a través de las diferentes civilizaciones, que enriquecieron su acervo con los aportes más valiosos. Se describen los distintos tipos de cartas y también se ofrecen las técnicas más depuradas para servirse de ellas con eficacia. Además, este volumen se halla ilustrado con profusión de mag­ níficos grabados que facilitan la total comprensión de los lec­ tores. La cartomancia, ciencia pro­ funda y magnífica, halla en este trabajo su expresión más lo­ grada. Pedidos a: ED ITO RIAL CAYMI 15 de Noviembre 1149. Buenos Aires