LA SITUACIÓN ACTUAL DE LAS DROGAS EN MÉXICO Crónica del Segundo Congreso Nacional “Historia y Práctica de las Drogas: Ciencia, Sociedad y Consumo”. Por Karina Malpica La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), el Colectivo por una Política Integral Hacia las Drogas, Biblioteca Cannábica, Drogas México, la Asociación Mexicana de Estudios Sobre el Cannabis, los Estudiantes por una Política de Drogas Sensata, Espolea y varios científicos sociales agrupados en los Servicios Especializados de Investigación Social y Cultural fueron los principales convocantes. El auditorio universitario Román Piña Chan de la ENAH en la Ciudad de México fue la sede de este encuentro los días 26, 27 y 28 de marzo del “2012 Año del Fin del Mundo Prohibicionista”. El optimista eslogan del congreso resume la posición de los organizadores quienes, desde que unos meses antes, lanzaron una convocatoria abierta para invitar a quien quisiera participar en alguna de las 7 mesas de trabajo centradas en la investigación acerca de las drogas (historia, cultura, medicina, sociología, antropología, etnografía y trabajo de campo). Los 3 días se llenaron al máximo, evidenciando la buena salud de la investigación en México. La inauguración estuvo a cargo del Dr. José Luis Vera, director de la ENAH y de Olmo Canales, uno de los principales responsables de la organización. Después Anthony Henman, doctor en antropología, director del Jardín de Plantas Maestras en Perú y autor de “Mamá Coca”, dio la primera conferencia magistral. Se dirigió básicamente a los estudiantes y profesores de la sede para hacerles comprender la importancia de “El papel de la Antropología en el cambio de paradigmas sobre las drogas”. Desde su óptica, la educación acerca del tema debe estar sustentada por una buena investigación antropológica que divulgue y reivindique los usos ancestrales de las plantas que contienen los alcaloides prohibidos; sobre todo en México, al ser uno de los países (junto con Perú) que concentran la mayor cantidad de psicoactivos y tradición de uso en el mundo. La primera mesa de trabajo se dedicó a la trama histórica de las políticas prohibicionistas en México. Los historiadores Ricardo Pérez Montfort, Axayácatl Gutiérrez y Zinnia Capó rescataron datos interesantes, por ejemplo que el primer “tratamiento contra las adicciones” tuvo lugar en “La Castañeda”, el tristemente célebre primer manicomio mexicano, donde muchos adictos fueron encerrados contra su voluntad y recibieron electroshocks como el resto de los internos; que el presidente más izquierdista que hemos tenido, Lázaro Cárdenas, despenalizó durante su mandato el cultivo y consumo de la marihuana y la derecha volvió a ilegalizarla. Todo lo cual antecede la política neoconservadora de nuestro actual presidente, Felipe Calderón, empeñado “por motivos éticos”, en la guerra contra el narcotráfico. Una guerra imposible de ganar, como lo dejó en claro durante la segunda mesa el etnólogo Carlos Zamudio, quien realizó una investigación de campo acerca de las redes familiares de distribución al menudeo de cocaína y “piedra” en la Ciudad de México. Describió a “la familia Perico”, ubicada en Iztapalapa. Su historia involucra a 3 generaciones. Comenzó con un nieto que convenció a su madre y dos de sus cuatro hermanos, de que podían construir una casa de concreto para dejar de vivir entre láminas de asbesto, vendiendo “papelitos” de cocaína en la tienda de abarrotes de la familia. Luego convencieron a la abuela de actuar como transportista de la droga, recibiéndola de los mayoristas y llevándola a la tienda. La madre, temiendo que sus hijos se volvieran adictos, administraba la cantidad de papelitos que le permitía vender a cada uno. La familia efectivamente construyó su casa y comenzó a patrocinar las fiestas de la Virgen y la Santa Muerte. Mejoró instalaciones de uso colectivo en el barrio y contrató a otros jóvenes vecinos para ampliar su pequeña red. Al principio les llegaban clientes que querían pagar la mercancía con planchas, microondas, celulares y cosas similares, por lo que hicieron alianzas con otros vecinos dedicados a la compra-venta. Eventualmente dos de los hijos cayeron en problemas de abuso y pasaron distintas temporadas rehabilitándose, lo cual forzó una nueva alianza esta vez con la policía, a la que comenzaron a pagar “una renta”. Cuando necesitan algún “chivo expiatorio”, le dan un dinero extra a alguno de los jóvenes para que pase una breve temporada en la cárcel mientras la familia Perico sigue “trabajando” sin contratiempos, como muchas otras familias en las principales ciudades de México… Hubo algunas propuestas de solución a este problema, especialmente durante la segunda conferencia magistral a cargo del Dr. Luis Astorga, catedrático de la Sorbona y autor de un libro clásico sobre las relaciones del narcotráfico y el poder, “El siglo de las drogas”. Primero explicó cómo se gestó la actual guerra entre los cárteles en México, debido a la ruptura del equilibrio que experimentó nuestro país durante su reciente transición democrática. Aseguró que el Estado mexicano aún no se ha consolidado y no tiene fuerza, y tampoco se ha consolidado como hegemónico ninguno de los nuevos cárteles y por eso continuará la violencia hasta que ocurra alguno de tres posibles desenlaces: que el próximo gobierno negocie con los narcos, que no haga nada y permita que alguno de los cárteles finalmente se imponga, o que la política de seguridad deje de estar determinada por el presidente en turno y en un ejercicio verdaderamente democrático, todos los actores cooperen para desarrollar una política conjunta que podría contemplar el proceso de despenalización de las drogas. Idea que ya se ha manejado por parte de varios intelectuales mexicanos. El año pasado la revista Nexos publicó por tercera vez en 10 años un número especial sobre las drogas. En el primero, “¿Legalizar las drogas?”, importantes personajes debatían el tema en términos éticos, en el segundo en términos socioeconómicos. En la última versión le han quitado los signos de interrogación y han presentado una propuesta concreta de cómo debería ser el proceso de despenalización, droga por droga. En las otras mesas los investigadores presentamos ponencias en relación a nuestros respectivos trabajos con distintos grupos de usuarios y diferentes psicoactivos (peyote, poppers, hongos, ska pastora, cannabis, “activos”, etc.) De especial interés resultaron la del sociólogo Mario Domínguez acerca de la epidemia del consumo de inhalantes entre niños y jóvenes del DF y la del antropólogo visual Eduardo Zafra, quien realizó un estudio acerca del culto a “la Virgen de la Marihuana” comenzado hace pocos años por los cultivadores clandestinos de Morelos. La mesa dedicada a la salud fue la única que presentó cierta polémica debido a que dos médicos intentaron convencer a los asistentes, en su mayoría consumidores de distintas drogas, de que es mejor dejarlas. Sergio López Ramos insistió en que a través de la meditación sa-zen, las técnicas sexuales taoístas, la acupuntura y el ejercicio, el cuerpo humano puede generar sus propios “opiáceos naturales sin morir en el intento”. Miguel Adame dijo que Stanislav Grof dejó de usar LSD y optó por la técnica de la respiración holotrópica para conseguir los mismos resultados. Lo cual más tarde fue refutado por otro médico, Humberto Brocca quien aseguró que todas esas técnicas “le dan a tu cerebro un litro de leche”, mientras que las drogas, “le dan la vaca completa”. Este asesor del Colectivo por una Política Integral Hacia las Drogas, dijo que éstas son “medicinas para la mente”, que sólo el 15% de los usuarios caen en problemas de adicción y que el resto son “ciudadanos funcionales”, por lo cual se manifestó incluso “en contra del término de reducción de daños, porque parte de la falsa premisa de que las drogas ocasionan daño invariablemente”. Apeló a la longevidad de Hoffman como evidencia de lo contrario y concluyó diciendo que no defendía a las drogas, sino al ser humano y su derecho a tomar sus propias decisiones. Durante el congreso se presentaron dos libros muy interesantes: “La disipada historia de la marihuana en México: 1492-2010” de Juan Pablo García Vallejo; y una “Antología de manifiestos cannábicos” compilada por él y Noemí Luna. Mis amigos de Espolea, Brun González, Gabriel Amezcua y yo ofrecimos un taller básico para estudiantes: “Comprendiendo el uso seguro y el uso problemático de las drogas”, en el que comenzamos por la identificación física y farmacológica de los principales psicoactivos, sus riesgos y beneficios; definimos los términos de uso, abuso, uso problemático, dependencia física, dependencia psicológica y adicción; hablamos del respeto a las drogas como diferencia entre el uso y el abuso; y expusimos los resultados de la observación experimental que realizamos en Barcelona el psicólogo catalán Xavier Rosique y yo, con objeto de encontrar una pauta segura en el consumo del Cannabis monitoreando las bioseñales en el campo energético de un grupo de usuarios durante 3 años consecutivos. Por último, cabe mencionar la iniciativa surgida a raíz del congreso de publicar una revista física y electrónica que aglutine los trabajos de todos los investigadores y las organizaciones a favor de la despenalización en México. Ejemplares de las revistas Cáñamo de España, THC de Argentina y High Times de Estados Unidos fueron presentados como excelentes modelos en un panel a la entrada del auditorio junto con la invitación a participar en el proyecto. Las fotografías fueron tomadas por: Eduardo Zafra (Antropólogo Visual) Olmo Canales (Antropólogo)