Subido por nerichuma

Los Dogmas Marianos

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Los Dogmas Marianos
Objetivo: conocer las verdades de fe sobre María para una mejor devoción o veneración.
Dinámica: echando el dado
Llevar un dado grande hecho de cartulina.
Llevar 3 vasos u otro recipiente con los números 2, 3, 5. En ellos se depositarán las
preguntas en papelitos doblados.
Cada uno de los papás echará el dado y si el número que sale es uno de los escritos en los
vasos (2, 3, 5), tendrán que sacar un papelito y responder a la pregunta. Y si sale otro
número (1, 4, 6) se salvarán y pasarán el turno al siguiente papá.
Preguntas:
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
¿Qué le dijo el Ángel Gabriel a María, en Nazareth, y que respondió María?
¿Qué significa que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo?
¿Qué relación hay entre Eva y María?
¿Qué significa que María es llena de gracia?
¿Por qué la Virgen ocupa un lugar central en la vida de los cristianos?
¿Por qué los católicos adoran a María?
¿Qué significa el nombre de María? María, en hebreo es Miriam, significa:
Doncella, Señora, Princesa.
8) ¿Cómo se llamaban los padres de la Virgen María? Joaquín y Ana.
9) ¿Después de la Anunciación qué hizo María? ¿Cómo se llama ese
acontecimiento?
10) ¿Cuál fue la primera intervención de María en la vida pública de Jesús?
11) ¿Estuvo presente María en la Pasión y Muerte de Jesucristo?
12) ¿Qué nos enseña María estando al pie de la Cruz?
13) ¿Cuáles fueron las palabras que Jesús dijo a María y a Juan cuando estaba clavado
en la Cruz?
14) ¿Qué hizo María después de la muerte y sepultura del Señor?
15) ¿Qué advocaciones conoce de la Virgen María?
16) ¿Qué devociones podemos practicar en honor a María?
Reflexión:
A lo largo de la historia, la Iglesia ha ido definiendo las verdades centrales de la fe católica
en base a reflexiones que fueron conformando la doctrina. La Virgen María ha sido tan
importante que se ha dedicado una rama de la teología a su estudio: la mariología.
Gran parte de estos estudios se relacionan con los dogmas marianos. En este tema
explicaremos brevemente de qué se tratan los cuatro dogmas marianos promulgados por
la Iglesia. Pero antes, veremos qué es lo que se entiende por dogma.
¿Qué es un dogma?
Los dogmas son verdades de fe contenidas en la Revelación divina que conforman puntos
centrales de la doctrina católica. Se basan en las Escrituras y en la Tradición de la Iglesia,
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y son promulgados en Concilios o por el Papa. Y obligan “al pueblo cristiano a una
adhesión irrevocable de fe” (CEC 88).
Los dogmas son producto de largas reflexiones de la tradición a lo largo de los siglos y
tienen como objetivo fortalecer la fe y no limitarla. “Son luces que iluminan el camino de
nuestra fe y lo hacen seguro” (CEC 89).
Son verdades que nos invitan a reflexionar y conocer mejor la obra salvífica de Dios.
Deben ser percibidos como oportunidades para enriquecer nuestro conocimiento de la fe
y no como ideas cerradas que apartan a quienes no las comprenden o comparten.
Existen muchas verdades de fe en la Iglesia Católica. Pero estos no deben verse como
verdades aisladas, sino como conceptos que se interrelacionan dentro de una misma
doctrina.
¿Cuáles son los dogmas marianos?
1.
2.
3.
4.
María Madre de Dios
María Siempre Virgen
La Inmaculada Concepción de María
La Asunción de María
La figura de María es de gran importancia para la Iglesia Católica, en tanto ilumina y
contribuye a la figura de Cristo. Los primeros dos dogmas marianos se asocian
directamente con Cristo y se remontan a los primeros tiempos de la Iglesia. Los segundos
son más recientes y se centran mayormente en María, aunque tienen una base cristológica.
María Madre de Dios
En la Visitación de María a Isabel, ésta última pregunta:
“¿Cómo así viene a visitarme la madre de mi Señor?” Lc 1, 43.
La maternidad divina de María indica que ella dio a luz a Jesucristo, Dios verdadero. Si
el origen divino del Hijo se encuentra en los inicios de la creación, su Encarnación en este
mundo se produce a través de María. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre y,
como verdadero hombre, debe haber nacido de una persona humana.
De este dogma no se entiende que María da origen a Dios, sino que permite que se encarne
en ella y da a luz al Hijo. Esto la convierte en Madre del Hijo de Dios. La Encarnación se
produce por obra del Espíritu Santo.
“La naturaleza humana del Hijo de Dios viene de María y de nadie más; la naturaleza
divina de Jesús viene de Dios y de nadie más, pero la persona de Jesús nace en nuestra
historia desde María, y ella es plenamente su madre.”
La oración mariana más antigua hallada en un papiro egipcio se refiere a la Virgen María
como Theotokos, que en griego significa Madre de Dios. Este papiro data del año 250
d.C., dos siglos antes del Concilio de Éfeso (431 d.C.), en el que se estableció este título
para la Virgen. Esto muestra que antes de que fuera considerado un dogma, los fieles
cristianos ya reconocían a María como la Madre de Dios.
María Siempre Virgen
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“¿Cómo será esto posible, si no conozco varón?” Lc 1,34.
Como ya mencionamos, en tanto verdadero hombre, Jesús nace de una mujer y, en tanto
verdadero Dios, su Encarnación se produce por obra del Espíritu Santo. Por lo tanto, no
puede haber habido intervención de un varón en el embarazo.
En la Anunciación, el Ángel Gabriel le anuncia a María que dará a luz a un hijo por
intervención divina. Frente a la pregunta de María, el ángel le responde: “El Espíritu
Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va
a nacer será santo y le llamarán Hijo de Dios” (Lc 1,35).
En este pasaje, la Iglesia interpreta que el evangelista se refiere a la virginidad de María
que está ligada a la divinidad de Jesús. El Hijo que nacerá lo hará como consecuencia de
la acción del Espíritu y será Hijo de Dios.
Desde los inicios, la tradición de la Iglesia ha tomado la virginidad de María como una
verdad dentro de la doctrina. San Ignacio de Antioquía, uno de los Padres de la Iglesia en
el siglo I, ya hace referencia a la virginidad de María.
En el año 553, el Segundo Concilio de Constantinopla declara a María como ‘siempre
virgen’.
Los dogmas marianos de la maternidad divina y la virginidad responden a la doble
naturaleza de Jesús como hombre y como Dios respectivamente. Ambos se
complementan y nos hablan del Hijo de Dios.
La Inmaculada Concepción de María
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” Lc 1,28.
Este dogma supone que la Virgen, desde el momento de su concepción y durante toda su
vida fue preservada del pecado original. Pero, ¿qué significa esto?
Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios y comieron del fruto prohibido, se introdujo
el pecado en el mundo y con éste la muerte para la humanidad. Desde ese momento, todos
los seres humanos nacemos con la mancha del pecado original por pertenecer a la misma
especie afectada.
El sacramento del Bautismo tiene la función de limpiar el pecado y la Confesión nos
otorga el perdón de Dios. Esto se debe a que a lo largo de la vida continuaremos pecando
a causa de nuestra naturaleza, aunque hayamos aceptado a Dios en nuestras vidas.
De esto queda excluida la Virgen María, la única criatura humana que permanece libre de
pecado durante toda su vida. El ángel Gabriel la llama ‘llena de gracia’ y, para la Iglesia,
María nunca pierde este estado de gracia.
La importancia de María en la historia de la humanidad se inicia desde el momento en
que Dios la elige para ser la Madre de Cristo. Como tal, María ocupa un lugar especial en
la Creación como madre del Salvador que nos libera a todos de nuestros pecados. Por esto
es que se la ha denominado la Nueva Eva, ya que con su aceptación de la voluntad de
Dios ha permitido la liberación del pecado al que nos ató Eva con su rechazo.
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Pero no se trata simplemente de un dogma basado en la veneración de María. Su
Inmaculada Concepción está ligada al hecho de que ella dará a luz al Hijo de Dios. La
morada en la que se encarna el Verbo no puede contener el pecado.
La idea de la santidad de María estuvo presente desde muy temprano en la tradición de la
Iglesia y desde el siglo XII se generan controversias teológicas en torno a la Inmaculada
Concepción. En 1854, el Papa Pío IX lo declaró como dogma en la carta apostólica
Ineffabilis Deus.
La Asunción de María
“La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?” Co
15,54-55.
Este dogma remite a que María fue ascendida al cielo en cuerpo y alma y que goza de
gloria plena junto al Padre y al Hijo. Fue proclamado por el Papa Pío XII en 1950, con la
constitución apostólica Munificentissimus Deus.
No hay mención en el Nuevo Testamento sobre qué ocurre con María luego de la
Ascensión de Jesús. Pero, como no todo está aclarado en la Biblia, no son pocos los
hechos que requieren interpretación.
La tradición de la Iglesia ha sostenido desde temprano la idea de que María, preservada
del pecado original, fue asunta al cielo. Algunos han pensado que fue llevada
directamente al cielo, sin atravesar la muerte.
Sobre esto, Juan Pablo II señala que «dado que Cristo murió, sería difícil sostener lo
contrario por lo que se refiere a su Madre» (1997). Con su Resurrección, Cristo venció a
la muerte y abrió las puertas de la vida eterna para toda la humanidad. La Asunción no es
un hecho excepcional que convierte a María en alguien semejante a Dios. María es
humana y resucitó en cuerpo y alma como está dicho que sucederá con todos los seres
humanos en el final de los tiempos.
María tiene un lugar especial en la Iglesia por ser la Madre del Señor y por haber
entregado completamente su voluntad al plan de salvación de Dios. Todos los títulos y
verdades que se le atribuyen tienen el fin de reforzar el mensaje, el sacrificio y la
redención que llevó a cabo Jesús.
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ORACION: Préstame, madre...
Préstame, Madre, tus ojos,
para con ellos mirar,
porque si por ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre, tus labios,
para con ellos rezar,
porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua,
para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y de santidad.
Préstame, Madre, tus brazos,
para poder trabajar,
que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame, Madre, tu manto,
para cubrir mi maldad,
pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame, Madre a tu Hijo,
para poderlo yo amar,
si Tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear?
Y esa será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.
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