INTRODUCCIÓN La zona arqueológica Tocuila se encuentra a aproximadamente 2.7 kilómetros al norte de Texcoco de Mora. El museo de Tocuila se encuentra en la calle 16 de Septiembre a 80 metros al sur de la plaza y del edificio Delegacional de Tocuila. Se trata de un complejo faunístico del período del Pleistoceno final y del Holoceno temprano, en donde se descubrió actividad cultural humana asociada a éste y se considera el más grande y promisorio de todo el continente americano. En este yacimiento se encuentran restos de caballos, bisontes, camellos, liebres, aves acuáticas y cráneos completos de mamut (Mammuthus Imperator) que hace 10,000 años a.C se consideraba una especie extinta, fecha en que comenzó el período Holoceno, pero en la cuenca de México esta especie viviría aproximadamente tres milenios mas. Se cree que estos animales llegaron a medir 4 metros de altura. El museo exhibe restos de Mammuthus columbi, además de varios cráneos, mandíbulas y otros huesos de mamutes que se muestran dentro de la fosa excavada, una serie de vitrinas exhiben restos óseos de otras especies que completan la imagen del complejo faunístico de la época, así como una serie de huesos modificados culturalmente que dan testimonio de la presencia humana de aquella época en el área de Texcoco. Su importancia, además de arquelógica, es paleontológica puesto que ahí yacen restos de especies que dan fe de la basta biodiversidad en nuestro territorio, el cual albergó a imponentes especies como el Mamut. El sitio paleontológico de Tocuila se encuentra en el área del poblado de San Miguel Tocuila, municipio de Texcoco, México. En julio de 1996, mientras se realizaba la construcción de una cafetería, se descubrieron algunos restos óseos de mamutes. El oportuno aviso que los propietarios hicieron de ello permitió que se descubriera uno de los yacimientos paleontológicos de fauna del Pleistoceno Tardío y del Holoceno Temprano más ricos del valle de México. CONTEXTO En julio de 1996, mientras se realizaba la construcción de una cafetería, se descubrieron algunos restos óseos de mamutes. El oportuno aviso que los propietarios hicieron de ello permitió que se descubriera uno de los yacimientos paleontológicos de fauna del Pleistoceno Tardío y del Holoceno Temprano más ricos del valle de México. Esta área, cuando se encontraba recién explorada, ocupaba una extensión de 28 metros cuadrados, donde se excavó y se llevó un registro detallado del proceso. Esa superficie se considera muestra del enorme potencial del sitio, debido a que se ha hallado un número considerable de restos óseos, principalmente pertenecientes a mamut, Mammuthus columbi. Los restos, que incluyen tres cráneos casi completos, dos grandes fragmentos de otros tantos cráneos y cuatro mandíbulas, son de al menos cinco individuos entre jóvenes y adultos (no viejos). Además de los mamutes, se encontraron caballos, bisontes, camellos, liebres y, en los estratos superiores, aves acuáticas. Asimismo, se han encontrado fragmentos de hueso de mamut modificados por lasqueo intencional, lo cual indica la presencia del hombre asociada al conjunto de restos. El depósito donde se encuentran los restos de interés paleontológico tiene un espesor promedio de dos metros y, a partir de una serie de cinco fechamientos por C 14, se considera que pertenecen al año 11188 ± 76 antes del presente (9238±76 a. C.). El diseño de investigación interdisciplinaria e interinstitucional ha permitido generar una hipótesis explicativa, según la cual los indicios sugieren que dos eventos regionales de naturaleza catastrófica formaron el depósito. El primero, una intensa y abundante lluvia de cenizas volcánicas, parece haber provocado la desaparición de la cubierta vegetal y la muerte de distintas poblaciones de herbívoros, como mamutes, caballos, camellos y bisontes. El segundo gran evento ocurrió poco después del primero y se caracterizó por la presencia de una secuencia de flujos lodosos o lahares que bajaron de las montañas hasta la planicie lacustre, desplazando y desacomodando los esqueletos que yacían en el páramo, atrapando y matando probablemente algunos otros animales y, finalmente, sepultando todo el conjunto en una capa de lodo de metro y medio de espesor. El carácter intempestivo de ambos eventos naturales produjo una "fotografía" excepcionalmente rica de la fauna y la flora de aquel momento, que ahora es investigada. A diferencia de otros hallazgos paleontológicos anteriores de la misma época, generalmente caracterizados por ser indicios aislados, el descubrimiento del enorme yacimiento de Tocuila ha permitido integrar un amplio equipo de investigadores de distintas disciplinas (sedimentología, palinología, geofísica, vulcanología, geomorfología, radiometría, paleontología y biología molecular) que, además de caracterizar los procesos naturales que formaron y transformaron el depósito, buscan reconstruir coordinadamente las características del paleopaisaje para explicar de manera científica e integral la dinámica natural de aquel momento y el papel que el hombre desempeñaba en ese contexto. Los estudios actuales relacionados con los vestigios de Tocuila, no solo están orientados a la presencia humana en el lugar, sino también a la conducta social de los mamuts. Y es que es interesante el que en un espacio tan pequeño de territorio se encuentren tantos ejemplares de estos animales formidables. Por lo tanto, es muy posible que se trataran de miembros de una misma manada. IMPORTANCIA CIENTÍFICA El hecho de que haya sido encontrada una gran cantidad de fósiles de mamut en Tocuila, nos deja saber que pertenecieron a ejemplares que debieron perecer debido a avalanchas de lodo e incluso que fueron víctimas de ciertas prácticas culturales de cacería y destazamiento, por parte de los habitantes prehistóricos de esta región del Estado de México. Debido a la importancia de los hallazgos y al interés de los pobladores de Tocuila en conservar el sitio, se han realizado algunas obras temporales que facilitan su visita. además de dos trípticos que sirven como guía y un cuadro mural que describe las etapas de la investigación paleontológica. La relevancia de este yacimiento arqueológico en el territorio mexiquense, se debe en parte, a su gran extensión y además, a la gran cantidad de fósiles que han sido recuperados allí. Es Tocuila, un espacio silvestre en donde han sido hallados más de un millar de restos óseos de distintas especies. Otra parte de su valía radica en que su conjunto nos permite conocer la manera en la que se preservan los fósiles y las condiciones naturales que favorecen su gestación. No hay que dejar de lado que, sitios arqueológicos como el del Tocuila, nos permiten saber más acerca de la actividad humana que en ciertos periodos de la antigüedad, y en este caso específico, en nuestro país, tuvieron lugar. Los estudios desarrollados por investigadores del INAH, sobre un hueso de mamut hallado en el sitio arqueológico de Tocuila, arrojaron una fecha cercana a los 9250 años antes de Cristo. Para los grupos humanos que se desenvolvieron al final del último periodo glacial, hace aproximadamente unos 10 mil años, indudablemente que uno de los fenómenos naturales más impactantes, la súbita desaparición de muchas especies animales. Estos hombres del pasado tuvieron que afrontar tal dramática transformación de su entorno y hallar nuevas estrategias para sobrevivir y hacer crecer sus comunidades. Varias de estas especies eran de gran relevancia para su subsistencia. Es en este marco en el que áreas arqueológicas como la de Tocuila, cobran su cabal relevancia para la comprensión de los tiempos prehistóricos. REELEVANCIA CULTURAL El sitio arqueológico de Tocuila se encuentra unos 2.7 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Texcoco, en unos terrenos de propiedad privada y pertenecientes al ejido de San Miguel Tocuila, y los barrios de Santa Cruz de Abajo y de San Felipe. El museo de sitio por su parte, se encuentra en la calle 16 de septiembre, muy cerca de la plaza central de Tocuila. Los huesos modificados a manera de herramientas, se perfilan como una de las evidencias más claras de tecnología rudimentaria en la prehistoria mexicana. De entre los más de mil fragmentos de hueso hallados en Tocuila- gran parte de ellos pertenecientes a mamuts-, se distinguen diez de ellos, por el hecho de que las características de sus fracturas, evidencian que fueron tallados con el propósito de obtener sencillas herramientas. Los hombres prehistóricos que habitaban esta zona del territorio mexiquense buscaron fabricar, de esta manera, instrumentos que les ayudaran al deslazamiento. Vestigios similares a los de Tecuila han sido encontrados en lugares de Estados Unidos, por lo cual se vinculan con una tradición registrada en las vastas planicies de América del Norte. Con relación al área de la zona arqueológica de Tocuila, hay que destacar su tamaño: la primera unidad de excavación tiene unos 30 metros cuadrados y 3 metros de profundidad. Sin embargo, hallazgos posteriores, muestran que esta área de fósiles prehistóricos alcanza las 45 hectáreas, localizadas en el delta de cauces antiguos. En las excavaciones desarrolladas en Tocuila, se detectó una capa superior de territorio arado, de unos 40 centímetros. Luego, una serie de tepetates en una profundidad de metro y medio. Posteriormente lo que se encontró fue una gran cantidad de flujos lodosos y finalmente una gran capa de arcillas y limos de tipo lacustre. El Museo Paleontológico de Tocuila presenta parte de uno de los más ricos yacimientos de fauna en América, en su mayoría restos de mamut, pertenecientes al Pleistoceno tardío. CONCLUSIÓN El concepto historia ha evolucionado de acuerdo al contexto, corriente de pensamiento que la interpreta o a la visión del historiador, sin embargo, aun enmarcada por factores caracteriś ticos de la sociedad contemporánea, su estudio contiene un sin número de posibilidades en la formación del individuo, pues no ha sido ni es una ciencia estática; su dinamismo permite que el conocimiento y análisis de acontecimientos pasados se haya realizado bajo diferentes enfoques, dando como resultado su carácter polisémico. Es importante considerar a las dos dimensiones de ubicación histórica, el espacio y el tiempo, ya que éstas, han dado como resultado diferentes acepciones a la historia. En Grecia, por ejemplo, la historia además de ser la narración de los hechos pasados, era investigación y conocimiento al mismo tiempo. Investigación porque descubria ́ el sentido de la primera observación visual, y conocimiento, porque, como resultado de la investigación, la realidad investigada se nos aproxima, manifiesta y toma su contexto. Las zonas arqueológicas de nuestro paiś , (como la zona arqueológica de Tocuila, en el Estado de México) nos permiten conocer la riqueza cultural e histórica que estas guardan, sin embargo también son espacios que pueden servir como apoyos pedagógicos, ya que dentro de sus instalaciones se pueden llevar a cabo actividades pedagógicas relacionadas con el tratado de la historia de México, sobre todo en niños que cursan su educación básica. A pesar de ser un tema tratado por los investigadores de las ciencias sociales como, antropólogos, arqueólogos e historiadores, no se puede decir que es un tema ya consumado, es un punto que también puede ser estudiado en el campo de la pedagogia ́ . El interés de este trabajo surge por la necesidad de conocer la historia de la zona arqueológica de Tocuila como parte del aprendizaje del contexto histórico de nuestro paíes y de nuestra entidad federativa.