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IRRUPCIONES DE LO INVISIBLE EN LA PANTALLA CHICA

MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y CULTURA CONTEMPORÁNEA CEA-UNC
Irrupciones
de lo invisible
en la pantalla chica.
El plan nacional de fomento a la TV digital, los documentalistas
periféricos y la construcción de significados acerca de la otredad.
Alumno: Carlos Cáceres
Curso: “Medios de comunicación y significación”
Profesora a cargo: Dra. María Gabriela Simón.
Irrupciones de lo invisible en la pantalla chica.
El plan nacional de fomento a la TV digital, los documentalistas periféricos y la
construcción de significados acerca de la otredad.
Resumen:
El presente trabajo pretende establecer algunas relaciones entre procesos de
significación, mediaciones y disputas en torno a la imagen del otro en la
televisión. Particularmente centrándose en un acontecimiento, la irrupción de
nuevas producciones audiovisuales (y nuevos productores) que acceden a la
pantalla de la TV abierta a partir del Plan Operativo de Promoción y Fomento
de Contenidos Audiovisuales Digitales, en el contexto de la implementación de
la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Y particularmente en
los documentales para productoras sin antecedentes que formaron parte de las
producciones de dicho plan de fomento. Estos documentalistas trabajaron
siempre desde la periferia de la lógica de producción del cine y la TV, sus
trabajos, de reducida difusión, podían apreciarse en circuitos de festivales o
exhibiciones generalmente promovidas por sus realizadores. Las posibilidades
de financiamiento y difusión derivadas del plan de fomento permitieron, a partir
del acceso a la pantalla televisiva, una disputa de significaciones en relación a
la concepción del otro.
Introducción
En una introducción algo extensa, aunque no exhaustiva, pretendo presentar
tres elementos a partir de los cuales se desarrollará el trabajo: Los
documentalistas periféricos, las concepciones acerca del otro en el documental
social en Argentina y el Plan Operativo de Promoción y Fomento de Contenidos
Audiovisuales Digitales.
Documentalista Periférico, una categoría necesaria.
Hacia fines de 2001 la participación en incipientes organizaciones de
documentalistas, me permitió realizar algunas observaciones casuales y no
sistematizadas de algunas convergencias en cuanto a las metodologías y
estilos de la realización de documental social que daban cuenta de la
existencia de fuertes ligazones entre la concepción del otro, la idea de
representatividad y las decisiones técnico-retóricas del documentalista.
Los abordajes más interesantes eran los de los documentalistas pequeños,
independientes, artesanales, en contraposición al documental producido por los
canales de televisión o grandes productoras que eran reticentes a cambiar
recetas de probada eficacia.
En este punto la categoría “independiente” se volvía inútil, el término tiene
tantos usos y acepciones que terminaba incluyendo tanto obras realizadas por
documentalistas noveles o estudiantes como aquellas que productoras de TV
realizaban con fondos propios.
Es, entonces, necesario definir provisionalmente una nueva categoría, la de
Documentalista Periférico, situándolo en la periferia del campo de la producción
industrial. (canales, grandes productoras, directores consagrados).
Cabe aclarar que el documental periférico es periférico por sus condiciones de
producción y distribución no por la temática que aborda.
Un par de consideraciones acerca de ese otro que habita en el
documental.
¿Quién o qué es ese “otro” retratado?
Parece obvio, pero es interesante
pensar que cuando decimos “otro” nos referimos a algo externo y distinto de
uno mismo, pero a su vez equivalente. El otro puede ser reivindicado o
ninguneado, exaltado o demonizado, complejizado o simplificado, pero siempre
es alguien.
La elección de ese otro como objeto del documental social le confiere la calidad
de sujeto. (una afirmación temeraria, pero que defiendo).
El documentalista decide quién es el sujeto de su relato en un acto que, con
resultados más o menos felices, siempre es ético, y es por ello un acto de
creación de sentido, una acción política.
Recurrentemente, entonces, aparece en el documental social un otro que es La
Humanidad, un otro con derechos. Esta recurrencia está intrínsecamente
relacionada con el desarrollo del documental en Argentina.
Es posible reconocer rastros de tres miradas que hoy se hibridizan pero que en
la década del 70 fueron el origen de fuertes disputas y tensiones que daban
cuenta de concepciones políticas diferentes. Por un lado, el Cine y Liberación
con Fernando (Pino) Solanas como referente con un discurso que se constituye
como el brazo documental de la izquierda peronista1, pero que en su forma y
en la concepción de los sujetos remite a las tradiciones del documental
soviético. El cine y liberación es un cine militante que explica, que ilumina, es,
en algún modo autoritario. Su estética de voz en off y narrador omnisciente
deja para la voz del sujeto solo el estatus de declaración de la víctima, da
cuenta de un modo de entender lo político y la capacidad de acción de los
sujetos (objetos del documental), es un cine de las cosas. Su valor radica en su
capacidad de denuncia, en la posibilidad de estructurar relatos eficaces de
cierta complejidad intelectual con objetivos performativos y metodologías más
cercanas a la didáctica que las actuales concepciones del documental.
En la lógica del cine militante, pero en concepciones acerca del sujeto
totalmente opuestas, se encuentra el grupo Cine de la Base, con Raymundo
Gleyzer como su principal referente. Este colectivo, asociado al PRT, trabaja
desde una concepción que podríamos emparentar fácilmente con el trabajo de
Paulo Freyre, abordan temáticas que son significativas para los sujetos y los
integran a estos al proceso de producción. El sujeto en este caso es casi
siempre colectivo y las temáticas abordadas se vinculan casi excluyentemente
a la identificación, por parte de los protagonistas, de sus condiciones de
opresión. Es una mirada de reconocimiento hacia la subjetividad del sujeto.
Una mirada que reconoce al sujeto más allá de su condición de víctima.
Por último, encontramos un documental de corte antropológico que profundiza
en la subjetividad de los sujetos, en una mirada de la vida cotidiana que nos
1Los
filmes de Solanas hablan de los hornos, del petróleo, de los trenes, es un discurso desde una
perspectiva nacionalista que no habla de la gente, o al menos donde el eje central no está puesto en los
protagonistas como sujetos. La vinculación de Solanas con la izquierda peronista es compleja pero la
denuncia de las cosas perdidas impacta en una matriz desarrollista subjetivada en sus militantes.
permite conocer por medio de ese sujeto individual la comunidad a la que
pertenece.
Verónica Stoehrel nos recuerda a Jorge Prelorán (documentalista argentino)
“Lo importante es lo que sienten, el "alma", como consecuencia de las vidas
que llevan […] Para poder entender sus sentimientos y su filosofía de la vida es
necesario hacerse digno de su confianza y ello necesita tiempo, honestidad e
interés genuino. Hablamos de lo que ellos quieren hablar, de lo que es
importante para ellos...”(Stoehrel, Verónica 2002 p46)
En este lugar encontramos realizadores como Jorge Prelorán o, con algunos
matices, Fernando Birri y la escuela documental de Santa Fe.
Luego del golpe de estado del 76 el documental se vuelve clandestino, los
realizadores que no logran refugiarse en el exilio (interno o externo) son
perseguidos y en algunos casos torturados y asesinados. Pasada la dictadura
el documental (y la ficción) tiene casi un tema único, la reconstrucción de los
años oscuros (allí películas como “Hundan al Belgrano”, “El beso del olvido” o
“La República Perdida” llegan a tener incluso éxito comercial) y tendría que
hacer crisis el neoliberalismo para que la mirada vuelva a posarse en el sujeto.
Allí Solanas se reeditará a sí mismo, las asambleas barriales y las
organizaciones piqueteras levantarán (con resultados muy diversos) el legado
del Cine de la Base y paralelamente los documentalistas comenzarán a
organizarse, Aparece el Movimiento de Documentalistas, Cine Ojo, Doca, La
Matanza Cine, Adoc y muchas otras organizaciones que se diferencian más en
la concepción acerca de cómo debe financiarse el documental (unos
disputando el financiamiento del INCAA y otros negando su legitimidad por
considerarlo una intromisión del estado, algunos con una rigurosa agenda de
las convocatorias internacionales y otros pugnando por la autogestión) que en
la preocupación por cómo dirigir la mirada sobre el otro.
Al interior de estas organizaciones se ponen a jugar las concepciones del Cine
de la Base y las del documental de Solanas, Prelorán, Vallejos y Birri, estas
tensiones, discusiones e hibridizaciones serán la característica principal de los
manifiestos fundacionales de las organizaciones de documentalistas. Las
películas tendrán aproximaciones diversas a los sujetos, estéticas disímiles,
modos de financiamiento diferentes, pero, como legado de las discusiones de
los 70, la aproximación al sujeto no será ingenua o “natural” será el fruto de una
posición ética y política acerca del otro.
Al intentar encontrar algo que unificara el documental periférico nos topamos
con una variedad estilística, temática y de abordaje.
Paradójicamente esa
diversidad, retórica y estética, derivada de la discusión y experimentación en el
modo de retratar al otro, es lo que le da unidad a la producción documental
nacional. No es la temática, no es la estética, es la preocupación acerca de la
construcción del otro.
Sobre el Plan de Fomento.
Por otro lado, si bien la observación inicial data del 2001, el problema reviste un
mayor interés si se enfoca en el contexto de los concursos del Plan Operativo
de Promoción y Fomento de Contenidos Audiovisuales Digitales (POFCAD)
para productoras sin antecedentes. Un contexto de transferencia de ese
documental periférico/marginal a las nuevas ventanas ofrecidas por la ley de
medios.
El POFCAD fue parte de una serie de políticas públicas vinculadas a la
implementación de la LSCA, la ley preveía la participación en el espectro de
tres sectores por partes iguales, los medios privados, los públicos y las
organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro. Tanto los medios públicos
(canales de diferentes instancias del estado, universidades etc.) como aquellos
sin fines de lucro se encontraban ante el problema de cómo completar una
grilla con presupuesto muy reducido sin resignar calidad. Allí es donde el Plan
de Fomento (con financiamiento del Ministerio de Planificación) interviene
generando concursos para producción de ficción y documentales que serían de
uso libre para estos canales. Dentro de esa convocatoria, teniendo en cuenta
las realidades regionales, se llama a concurso a productoras sin antecedentes
ante el INCAA.2 Esta categoría es la que permite una serie de “Operas Primas”
2Tener
antecedentes ante el INCAA significa haber producido algo antes bajo la órbita del mismo INCAA,
estos antecedentes eran puestos como requisitos para el financiamiento, así esta lógica de huevo y
gallina garantizaba una rentable endogamia para los productores tradicionales del circuito CABAProvincia de Bs As, imposibilitando el desarrollo de cinematografías regionales.
de documentalistas que venían exhibiendo sus trabajos en reducidos circuitos
alternativos.
La fabricación del otro
Los medios constituyen mucho más que dispositivos tecnológicos, son tanto
creadores de lo real como el espacio en el cual lo real ocurre. En términos de
Eliseo Verón:
“Los medios producen la realidad de una sociedad industrial en tanto realidad
en, devenir, presente como experiencia colectiva para los actores sociales.”
(VERON, Eliseo pag. 57)
El poder de significación de los medios no actúa en la lógica de representación
de lo real, da un paso más, fabrica la realidad.
“Los media traducen cualquier cosa a ese (su propio) código estúpido,
presentan y representan cualquier realidad en ese lenguaje estúpido, piensan
cualquier asunto en ese pensamiento estúpido. Un código estúpido convierte
en estúpido todo lo que produce y todo lo que traduce. Por eso, los media no
sólo conforman el «paisaje» en el que transcurre nuestra vida, sino que
producen realidad, hacen mundo.” (LARROSA, Jorge pag.149)
Esta mirada resulta devastadora, pareciera sentenciar la imposibilidad de
acción, en un universo de significaciones mediatizadas, donde todo se traduce
(o se produce) dentro de un código estúpido que de manera incuestionada (no
incuestionable) homogeniza, reduce, clasifica, juzga y estandariza, dentro de
una lógica de producción regida por los mercados de circulación de mensajes.
Afortunadamente esta modelización simplificadora (¿estúpida?) tiene sus
fisuras, a la estrategia del poder se les filtran las tácticas de la resistencia y
cada tanto esta mirada devastadora parpadea y por algún tiempo (aunque
breve) aparecen experiencias que, pese a ser efímeras, dan cuenta de su
propia existencia, se afirman como latencia y modifican definitivamente algunos
rincones del imaginario.
El tiempo de la discusión, elaboración e implementación de la LSCA fue uno de
esos momentos en los que una parte importante de la sociedad puso en
tensión el código estúpido, el mecanismo de creación de realidad mediatizada.
Cabe la aclaración que poner en cuestión el mecanismo no implica la creación
de un real no mediatizado, muy por el contrario, la conciencia de que lo real en
una sociedad mediatizada habita esos paisajes mediáticos se materializa en
una disputa de significaciones al interior del mismo paisaje mediático.
Una de esas tensiones es el objeto de este trabajo, la disputa por las
significaciones en torno a la concepción del otro. O mejor dicho la disputa por el
control de los mecanismos mediáticos de producción de significaciones en
torno al otro.
Así ante la existencia de una televisión estúpida, donde el otro mediatizado era
en general concebido como mercancía (cuerpos, freaks, modelos de éxito,
farándula etc) y el destinatario era reducido a la categoría de consumidor, una
serie de políticas públicas intentaron acercar otra mirada, disputar significación.
Aquí es donde entra al juego el Plan de Fomento (POFCAD) con su
convocatoria para productoras sin antecedentes (ante el INCAA), facilitando
financiación y pantalla para una mirada sobre el otro que ya estaba madura en
los documentalistas periféricos.
En desigual batalla, hacia fines de 2011, aparecen las primeras producciones
que, aún con una circulación limitada a los canales públicos, universitarios o de
organizaciones sin fines de lucro, comienzan a mostrar un otro muy diferente al
de los grandes canales. Inicialmente fueron 30 series y 54 unitarios.
Veamos por ejemplo el caso de las series, sobre un total de 30, 23 abordan
problemáticas sociales narradas desde la vida cotidiana de los protagonistas,
dos son sobre artes plásticas (con los artistas como protagonistas), dos sobre
música y tres crónicas sobre hechos históricos.
En las 23 series que específicamente hablan de gente los personajes no son
famosos, sus vidas son normales, no reúnen las características del estándar
mediático. Pese a que las estrategias narrativas son diferentes y la
participación de los retratados en la enunciación varía, en algunos casos es un
relato compartido, en otras prima la enunciación del director, siempre la mirada
sobre el otro está construida desde la empatía interpelando la subjetividad del
espectador. Es siempre una mirada respetuosa y los personajes se vuelven
amables (dignos de ser amados).
A modo de ejemplo algunos trabajos que integraron esa primera etapa
Hombre Sur: Según el propio director, “Serie documental que, a primera vista
sigue la rutina de diferentes trabajadores en Santa Cruz, pero detrás de cada
historia se develan hombres que día a día se debaten con un clima hostil,
trabajos de riesgo, la soledad, el compañerismo y siempre, como rasgo común,
una silenciosa atracción por la Patagonia.” (CATALOGO 2011, Contenidos para
televisión pag. 78)
Hombre Sur es un trabajo delicado, que hace un uso particular del tiempo,
respeta el tiempo del protagonista, el montaje ajusta su ritmo a los tiempos de
contemplación de cada plano a diferencia del ritmo externo que habitualmente
impone la TV comercial con su muletilla de tiempo tirano, lejos de ser aburrido,
Hombre Sur nos permite acceder al modo en que los personajes habitan la sutil
imponencia de la Patagonia.
Militantes “Serie documental sobre hombres y mujeres que fueron parte de la
historia social y política de Santa Fe. Ellos narran cuatro hechos clave
ocurridos en la provincia: el intento de toma del Regimiento XI en Rosario
(1956), la huelga de ferroviarios en Laguna Paiva (1961) y el primer y segundo
Rosariazo (1969). Militantes es un relato colectivo donde la historia se
construye con la memoria de quienes la vivieron” (CATALOGO 2011,
Contenidos para televisión pag. 85)
Militantes es una serie muy particular, está compuesta por entrevistas que se
complementan para reconstruir un acontecimiento, hasta aquí nada nuevo,
pero esas entrevistas hechas a personas que recorren el lugar de los sucesos y
van narrando la historia no ocultan (con el montaje) las contradicciones, las
idas y vueltas, el proceso de recordar. Así vemos a una mujer que narra en
Laguna Paiva el modo en que detuvieron a un tren, indica por donde venía ella,
donde estaban los hombres… en un momento se detiene, mira al director,
sonríe y dice – no, acá no era. Se produce un corte y la escena continúa en
otra esquina como si nada hubiera sucedido.
Es interesante ver cómo al develar el complejo proceso de reconstruir el
pasado a partir de los propios fragmentos (perder la transparencia diría Eco)
nos permite acercarnos más al protagonista, este se nos vuelve más creíble. La
franqueza de reconocer el error, reírse de él y continuar luego con la puesta en
escena que implica una entrevista le confiere a ese contenido, el de la puesta
en escena evidente, un valor de verdad (o verosimilitud) que no se alcanza con
la entrevista “perfecta”, trasparente, invisible.
Nosotros campesinos “Da cuenta de la resistencia que llevan adelante
familias campesinas de la provincia de Córdoba, pero fundamentalmente
comunicar cómo, mediante la organización y el trabajo colectivo, las
comunidades han logrado mejorar las condiciones de vida de todos los
habitantes de esos parajes. Un segmento de cada uno de los capítulos es
realizado y protagonizado por los propios campesinos.” (CATALOGO 2011,
Contenidos para televisión pag. 86)
Para la realización de esta serie los realizadores trabajaron con el Movimiento
Campesino de Córdoba desde el guión, y como ellos mismos cuentan cedieron,
en algún punto, la autoría en los segmentos que elaboraban los mismos
protagonistas. El rodaje fue también un modo de intervención social donde se
capacitó a los sujetos del documental en el uso de tecnologías audiovisuales
para que pudieran grabar su relato. Así Nosotros Campesinos no es solo un
documental sobre campesinos, es un trabajo que cuenta sobre un encuentro
entre realizadores y protagonistas donde se puso sobre la mesa el tema de la
mediatización de los sujetos.
Así podríamos hacernos eco de las palabras de Eva Da Porta: “Cuando
hablamos de mediatización muchas veces lo hacemos para referirnos a los
modos en que los medios abordan determinado tema o tratan alguna cuestión
que si no accediera a la esfera mediática no tendría existencia social. Es decir
que nos centramos en el trabajo de significación de los medios. Y si bien esa
es una de las formas en que opera la mediatización social, no es la única. Pues
mediatización también puede hacer referencia al conjunto de cambios y
transformaciones sociales que ocurren cuando los medios y las tecnologías son
parte de las experiencias cotidianas” (DA PORTA, Eva pag. 4)
Conclusión (o notas de una derrota)
Hoy (2017) el fomento a la producción está virtualmente parado, las pocas
convocatorias que se realizaron prescriben el tema y sus abordajes. Hay una
que se llama “Conectados” que propone la realización de una (sólo una) serie
donde se muestre la vida de jóvenes que viven más intensamente en las redes
que en la vida real y otra, aún más vacía que se llama “Argentina desde el aire”
que propone mostrar el país desde una perspectiva nuca vista: con drones.
Lamentablemente no las escribió Diego Capussoto, ni son una humorada para
hacer sonreír a los que discutimos desde distintas miradas los contenidos para
TV. No, estas son políticas públicas que constituyen e instituyen una mirada
sobre el otro. Eva Da Porta lo conceptualiza diciendo:
“Pensar a los sujetos como receptores es decir como funciones subordinadas a
un medio o quizás como consumidores, es decir construcciones plenas del
mercado, es empobrecer su capacidad de agencia y reducir la posibilidad de
hacer algo con lo dado.” (DA PORTA, Eva pag. 8)
Es necesario saber que los esfuerzos de invisibilización que lleva adelante el
poder (por ejemplo: canal 7 dejó de emitir producciones de Bacua y hoy es
imposible acceder a los contenidos gratuitos de CDA) dan cuenta de que estas
producciones
pequeñas,
marginales
y
periféricas
son
potencialmente
peligrosas para la estúpida cultura mediática.
Hoy es pertinente, pero sobre todo necesario poner sobre la mesa aquellas
políticas públicas asociadas a la LSCA, y es alentador darnos cuenta que esas
políticas también corrían por detrás de la historia, que la Ley de Medios es
posterior a la Coalición por una Comunicación Democrática, que las
preocupaciones por el modo de construir al otro que aparecen en los concursos
del Plan de Fomento venían desde los setenta, y que la acción de las políticas
públicas que hoy se abandonan, fue la de visibilizar lo que ya existía.
Carlos Cáceres
Bibliografía
LARROSA, Jorge (2003) “El código estúpido” en Entre lenguas. Barcelona,
Laertes.
CATALOGO 2011, Contenidos para televisión, (2011) Editado por el Plan
Operativo de Promoción y Fomento de Contenidos Audiovisuales (POFCAD).
Bs As. Argentina.
DA PORTA, Eva (2014) “Aportes pensar la semiosis de la mediatización”.
Conferencia pronunciada en el Congreso Internacional de la Asociación
Colombiana de Estudios Semióticos, Facultad de Comunicación Social.
Departamento de Lenguaje, Universidad Autónoma de Occidente, Santiago de
Cali, Colombia, 7 de noviembre del 2014
STOEHREL, Verónica (2002) “Cine sobre gente, gente sobre cine, entre el
documental televisivo y el académico.”
formato
pdf
al
3
de
Edición, electrónica disponible en
julio
de
2016
:http://150.185.9.18/moodle_doctorado/mod/resource/view.php?id=4547
VERON Eliseo (1987) Construir el acontecimiento, Bs. As., Gedisa.
en