ETICA PARA LA ORGANIZACION “Finalmente, el 20 de Julio de 1.996, Monseñor Rubiano aprovecho la ocasiono del Te Deum que se celebraba tradicionalmente en la catedral primada, con asistencia del presidente para lanzar una infamante homilía de la cual todavía me acuerdo. Su discurso, de corte político indudable, fue por supuesto recogido por los medios mas conservadores con el mismo entusiasmo con que hace 100 años celebraban sus victorias en contra de la libertad de conciencia a nombre del catolicismo militante. En esencia el sermón resucitaba una reflexión contenida en un criticable documento emitido por la Conferencia Episcopal, presidida por el mismo Rubiano, el 25 de agosto de 1.995. Allí se afirmaba que “no siempre lo puramente legal es moralmente bueno”. Lo cual, en buen romance constitucional, implicaba no solo un desconocimiento del orden legal sino una peligrosísima valoración de las normas para dividirlas entre buenas o malas, éticas o inmorales. Era ni más ni menos que el comienzo de la satanización del Estado de derecho Ernesto Samper Pizano Finalmente llego el día de la graduación de mi hijo, quien desde hacia cerca de un año venia trabajando tiempo parcial en una empresa Es una pena, me dijo, pensar que uno tenga que trabajar en una empresa donde los dueños solo piensan en enriquecerse, mientras que los trabajadores son mal remunerados. Lo mire con comprensión y le dije: No permitas que el ardor de tu juventud te haga perder la lucidez mental que tanto se necesita para sobrevivir con éxito. Es un hecho que vivimos en una época de grandes confusiones, donde muchas personas anteponen sus intereses personales a cualquier otra consideración que pueda vulnerar sus beneficios económicos, pensando ingenuamente que así mejoran su supervivencia, aunque tengan que perjudicar a otros. Muchos han erigido el éxito personal basado casi exclusivamente en la consecución de dinero, como la única meta a la que vale la pena aspirar, olvidándose de ser individuos integrales cuya razón de vida no sea tan solo la maximización en la satisfacción de sus necesidades personales, sino la optimización de todas las áreas o dinámicas en las que se desenvuelve su existencia Como la única persona a la que se puede cambiar sin ejercer violencia es a uno mismo, debemos aprender a hacerlo siempre que intuyamos que caminamos por la senda equivocada. Si actúas así, iras mejorando como persona e iras irradiando plenitud a todos. Si el destino te ofrece cuotas de poder, estarás bien estructurado para aportar soluciones que favorezcan a la mayoría de dinámicas personales, sociales y ambientales. “Hay maravillas en este mundo, pero no hay una mas grande que el Hombre. Palabra, Pensamiento vivo como el viento, aspiraciones del alma donde nacen las leyes y las ciudades, el mismo se enseña a si mismo, al mismo tiempo que aprende” Suficientes las anteriores transcripciones para definir las nociones de ética, ley y moral en el contexto de nuestras organizaciones. OBJETIVOS DE LA ETICA ORGANIZACIONAL El Jesuita Jorge Humberto Pelaez concede, hablando de ética en la Universidad, importancia al proceso que se suscita en la interacción docente-discente y sostiene que a partir de esa relación se van “filtrando” los valores del Profesor. A partir de esa analogía podemos construir también una ética para la organización. En este caso, el proceso que se suscita al interior de las distintas relaciones intra y extra organizacionales va “filtrando” los valores de la organización. La necesidad de prospectar la dignidad del “yo” y del “otro” hace pesar dentro del concierto de las disciplinas administrativas en la necesidad de la ética, como la “experta en humanidad” Nosotros, a partir de una reflexión filosófica del tema, queremos ampliar el camino indicado por el Padre Pelaez, para sentar la ética en dimensiones que tienen que ver con la formación de una conciencia adulta en los que hacen parte de las organizaciones. En efecto, la conciencia es el santuario de la dignidad humana y su formación se desarrolla mediante una concertada actividad que da importancia a las conductas personales y colectivas, so pretexto de los deberes organizacionales, ya no a través de filtros, sino a propósito, es decir intencionadamente. Dentro del anterior orden de ideas, el progreso en la construcción de las organizaciones se confunde con el logro de conciencias humanas dispuestas a “enfrentarse” con la objetividad o realidad, que hemos llamado “el mundo”. No olvidemos que cada propuesta organizacional nos lleva a la acción, a la “practica”, a la “experimentación”. Pues bien, es ese acción la que sirve de conector para la formación de la conciencia humana, labor en la que “intiman” los miembros de las organizaciones entre sí, con los demás, con los objetivos que persiguen y ellos mismos en su propia interioridad. En cambio de esta actividad resultar una labor “retórica”, se transforma en una “lucha”, en un “combate”, con toda la vehemencia del termino, con todas las consecuencias de la expresión y aquí es donde reside la intencionalidad del tema. Las organizaciones nos conducen a formar conciencia, vamos a la lucha para encontrar juntos el cauce de nuestras transformaciones. Siempre un aprendizaje es una lucha, cuanto más en la formación de la conciencia, como eje de la ética. LIBERTAD Y ETICA Es frecuente ver una oposición entre ser libre y ser ético. No obstante la libertad no es la ausencia de todo vínculo, ni la ética es una ciencia que “esta allí” y que se impone desde afuera a la libertad del hombre El legalismo o la teoría de que la moralidad no es nada mas que la voluntad de obedecer una ley impuesta desde afuera conduce a la hipocresía con respecto al ideal moral. Si el carácter bueno o malo de una acción humana depende tan solo del acuerdo o del desacuerdo con la ley, entonces la disposición del sujeto actuante es irrelevante, de manera que un acuerdo puramente externo con la ley basta para hablar de una buena acción. Así se fomenta la auto satisfacción y el orgullo, no hay que formularse ningún auto-reproche y se esta en “paz” con los otros. Desde un punto de vista legalista de la vida moral, la educación moral solo puede recurrir al miedo de las consecuencias derivadas de no observar la ley. No se puede hablar de un ideal moral que otorgaría fuerza para superar obstáculos. En efecto, la ley se concibe como impuesta desde fuera y por consiguiente ella misma debe proporcionar el motivo que induzca a observarla. Este motivo se encuentra en el miedo a las sanciones, se supone que el miedo al castigo impulse al sujeto a encuadrarse dentro de la ley. El valor educativo se liga a la propia ley e incluso a las reglamentaciones. La legalidad no es tan solo una mentalidad predominante en una fase histórica particular de la moralidad, sino que es sobre todo una tentación permanente, contra la cual siempre tendrá que luchar el hombre que vive una vida auténticamente ética. Esta lucha entraña la negativa a quedar satisfecho con un supuesto mínimo. La ética tiene un aspecto creador, un carácter progresivo ETICA Y COMUNICACIÓN Habermas analizando la modernidad y la ética, como creación y progresión, critica la asfixiante omnipresencia del “factor administrativo” y de las sanciones legales y reivindica los ideales éticos que permiten la aparición de “contramovimientos” para la liberación de esas deformaciones. Fundamenta su teoría en el concepto de “ley natural”, creando la teoría de la “praxis comunicativa” Para Habermas la clave secreta de la naturaleza humana y la norma de toda sociedad deben partir del hecho de que las personas se hablan unas a otras, se comunican y todo ello mediante el “lenguaje”. Allí donde las personas son libres para conversar y llevar a cabo las decisiones tomadas y allí donde las estructuras sociales tienen en cuenta y fomentan tal conversación, allí florece la ética. Las personas solo pueden conversar libremente cuando se encuentran unas con otras en plano de igualdad, cuando no existe amenaza tácita contra el hecho de hablar con libertad. ( En el principio fue la Palabra) En la gramática y en la lógica del propio discurso moral pueden discernirse unas normas de carácter interno. Al igual que todos los pensadores éticos que critican a la sociedad habermas toma las normas morales de los valores implícitos que se hallan presentes en la comunicación humana y de esta manera introduce los contenidos normativos de una vida social humana de una manera libre de toda sospecha, sin necesidad de recurrir a una filosofía de la historia para introducirlos, por así decirlo, de contrabando LA NORMA La norma es la mayor conquista de la Organización humana, sin duda alguna. Obviamente nos referimos a la norma viva, a esa que camina a la prisa del hombre que avanza en la calle, como un vector… Las otras normas, esas que generalmente se compilan en códigos escritos, han perdido toda vigencia porque no responden a la dinámica de los sujetos de un mundo en cambio, minuto a minuto, sin verdades reveladas, sin idolatrías. Se trata tal vez ya no de normas en el sentido jurídico de la expresión, sino de mandamientos del corazón y en ese grado de convicción en el que creemos que las organizaciones se vienen materializando. Practicar por ejemplo que el usuario merece nuestro respeto como organización es un mandamiento ya universal, que hace parte de las normas a las que nos venimos refiriendo. LO JUSTO Y LO MORAL Justa es toda acción conforme con el derecho natural. Moral es toda acción conforme con la norma moral. El derecho natural es una parte esencial de la moral y en ese sentido no se distingue de ella. Pero podemos hablar de acciones morales como todas aquellas que al efectuarse no implican la conformidad con una norma de derecho sino con las restantes normas morales : las acciones misericordiosas, de humildad, etc. serian acciones morales en sentido estricto y no justas La distinción objetiva entre las acciones justas y las morales en sentido estricto, estará en que las primeras tienen frente al que las ejecuta un sujeto con derecho a exigir su cumplimiento, lo que no ocurre con las segundas. La acción que se debe en justicia tiene frente al deudor un pretensor con derecho a exigirla; en cambio, la acción que se debe de caridad no tiene, frente a sí, este sujeto pretensor Desde el punto de vista subjetivo, encontramos que respecto de las acciones morales estrictas basta la buena intención, aunque la acción efectuada sea objetivamente mala, a no ser el caso de ignorancia culpable. En sentido contrario, las acciones justas solo lo son verdaderamente cuando están formadas por los dos elementos, el subjetivo y el objetivo, de suerte que si se comete una injusticia con buena intención no por eso la acción se hace justa, aunque sea moral ; en cambio, si con mala intención se lleva a cabo una acción justa, no por eso la justicia ha quedado satisfecha con su integridad. LO JUSTO Y LO JURIDICO Jurídica es toda acción conforme con el derecho positivo. Ni todo lo que contiene el derecho natural ni solo el derecho natural esta contenido en el derecho positivo. Por tal motivo, no podría decirse que toda acción jurídica es justa per se ; puede, en ciertas circunstancias, ser justa solamente per accidens : tal ocurre cuando la norma de derecho positivo es intrínsecamente injusta, pero su cumplimiento se efectúa en nombre de principios superiores de justicia que ordenan evitar mayores males que los que se siguen del cumplimiento de la ley. Inversamente, no puede afirmarse que toda acción justa sea jurídica. La acción de pagar lo que se debe por causa de una obligación de las llamadas por el derecho positivo “simplemente naturales” es una acción justa, más no jurídica, si bien tiene consecuencias jurídicas. Desde el punto de vista subjetivo, la acción justa se distingue de la jurídica en que aquella requiere intención recta, en tanto que la consideración de la segunda prescinde de la intención porque ella no cae a la mirada inquisitiva del Estado. En este sentido una acción puede ser jurídica e injusta. No se objete a esto, como suele hacerse con frecuencia, que el derecho positivo también atiende a la intención, pro ejemplo, cuando toma en consideración la buena fe o cuando exige que ciertos actos se lleven a cabo a sabiendas para que sean punibles. En estos casos, el derecho positivo no quiere afirmar que los actos intencionales se comprueben directamente. El mismo se vale de signos externos que los revelan con alguna probabilidad, como los actos de disposición en la cosa que se posee. La imposibilidad de comprobación directa es la que hace también que la buena fe se presuma y que solo con acciones ad extra se pruebe la mala fe. Es, consiguientemente, inaceptable basarse en que el derecho positivo a veces atiende a la intención para negar que esta sea una de las diferencias entre los justo y lo jurídico, tal como aquí se entienden estas dos palabras. Lo inexacto es sostener que la diferencia entre el derecho en general y lo moral esta en que el primer solo se ocupa de lo externo o de intencional dado a conocer externamente. Ya hemos visto que el derecho natural, es verdadero derecho y parte esencial de la moral que, como tal, exige ser cumplido con intención recta DESENVOLVIMIENTO HISTORICO DE LA ETICA Los musulmanes han hecho coincidir las normas religiosas con las normas de su organización estatal. Si aceptamos la hipótesis de que las normas éticas son asumidas por las religiones en forma “transhistorica” tenemos en estos casos unos ordenamientos estatales que asumen las reglas de comportamiento ético como sus propias leyes civiles o estatales. Los judíos habían hecho de la ley la expresión perfecta de la voluntad divina, tan inmutable que ni el mismo Dios podía modificarla ( Yaveh observa el sábado ). La voluntad de Dios quedo petrificada. Por eso la ley anula la historia. La vida es creación continua y la ley en el ambiente judío era fijación definitiva. Cristo vino a liberar al pueblo judío de la ley, pero no como una anarquía moral. Ahora la ley queda relativizada y radicalizada por el amor. La liberación significa la conversión de la esclavitud a una nueva ley que se conduce por el amor. Transformación que supone para la libertad del hombre mucho más que cualquier mitigación de la ley. Los justos no están bajo la ley, porque el instinto del Espíritu se ha hecho su propio instinto. Es el amor el que inclina a hacer lo mismo que la ley prescribe. Esa espontaneidad permite hablar de una verdadera autonomía, opuesta a toda ley externa. La ley gravada en piedra pasa a ser la ley gravada en el corazón. La función de la conciencia en ese sentido es legislativa y judicial. Los dictados de la conciencia resultan vinculantes. Por tanto las acciones humanas serán buenas o malas según respondan o no a dichos dictados. El deber permanente, el deber absoluto es seguir la propia conciencia. En ese sentido si tengo el deber de obrar según mi conciencia primero tengo el derecho de hacerlo y segundo los demás tienen el deber de no impedírmelo Así las cosas, la liberación de la ley consiste en sustituir la ley por el amor, lo cual no relaja la ética, sino todo lo contrario. Una moral rígida, atenida a la letra es siempre minimalista, es menos exigente que una moral a la que el amor le da flexibilidad al mismo tiempo que la obliga a profundizar hasta el plano de las intenciones mas ocultas. La moral universal es así superada, no rebajada, por esa moral personal que solo el amor es capaz de suscitar, la preocupación por doblar el numero de talentos que cada uno recibió en préstamo. Por fuerza la moral general versa sobre un mínimo, mientras que la moral personal exhorta al máximo, aquella acota el campo de la justicia, esta revela el campo inmenso del amor. Quien así ama, no ama por obediencia, sino que obedece por amor. Lo cual agrava las cosas, porque en ese contexto cualquier infracción de la ley reviste una importancia mucho mayor : resulta ser una ofensa dirigida contra aquel a quien se ama. El legislador así amado exige indeciblemente mas que sus propias leyes Es verdad que el amor viene a expresarse en una norma de conducta, lo mismo que una intuición global se concreta luego en conceptos claros y distintos. Incluso es lógico que esa norma cristalice en una cierta reglamentación o articulado, igual que los conceptos vienen a encarnarse y fijarse en palabras. Pero esto no puede hacernos olvidar que el núcleo fundamental de todo es el amor, esa sustancia preciosa que constituye la vida, sustancia que, para subsistir necesita objetivarse y diferenciarse. La ley es pues una mediación del orden moral y este una mediación del amor. Ahora bien, ni la ley ni la moral deben sofocar lo único que importa, su superfluidad, su insuficiencia. La ley es como un pedagogo, útil mientras la persona no llega a su mayoría de edad. San Agustín decía: NO cumplir la ley es como no tener salterio, obrar por temor es llevar el salterio, pero seguir mudos, obrar por amor es cantar. Cantar es gozar, cantar es alcanzar la libertad. La libertad es un gozo. Mientras haces el bien por temor, no gozas de Dios,. Mientras obras como esclavo, no gozas de el . Que Dios te seduzca y ya eres libre Entre Ley, Moral y Ética, es esta ultima la noción más elemental, es decir la más natural y sencilla. En efecto, la ética se funda sobre la dignidad humana, en tanto el hombre, como ser libre, escoge su responsabilidad al interior de su conciencia La ética es en consecuencia una “ciencia practica” que establece reglas de conducta y un ideal que debemos cumplir. Después que el hombre piensa, piensa en su dignidad Código ético una norma según la cual cada uno de nuestros empleados es responsable tanto de la honradez como de las consecuencias de su conducta. Todos y cada uno de los empleados deben atenerse ala pauta mas elevada de honradez, integridad y justicia en cualquier actividad relacionada con la empresa y muy especial con su trato con los clientes, la competencia , los proveedores, el publico y otros empleados