dinámica de grupos ¡ean-marie aubry yves saint-arnaud colección yves saínt-arnaud dinámica de g r u p o s iniciación a su espíritu y a algunas de sus técnicas 5>° edición Traducción efectuada para la colección "Desarrollo Social" por Luis PÉREZ MARTÍNEZ, S. I. # La versión original de esta obra ha sido publicada en Montreal, por Editions du Centre Pedagogique des Jesuits Canadiens, bajo el título DINAMYQUE DES GROUPES Derechos exclusivos de publicación en lengua castellana para todos los países: EURAMERICA, S. A., MADRID • Distribuidor exclusivo: "La Editorial Católica, S. A." MADRID (España) IMPRESO EN ESPAÑA • PRINTED IN SPAIN Depósito legal: M. 21,581-1972 Pdgs. 1. LA DINÁMICA DE GRUPOS 2. 3. 7 EL GRUPO 11 A. Naturaleza del grupo 1. Características 2. Definición B. Divisiones 1. Según el número de miembros 2. Según los objetivos C. Formación del grupo 1. Las circunstancias 2. Relaciones entre los miembros D. Funcionamiento del grupo 1. Los niveles 2. Las etapas 11 11 13 13 13 14 15 15 17 18 18 20 EL LÍDER Y EL ANIMADOR A. Naturaleza del liderato 1. Descripción del liderato 2. Fuentes de influencia 23 23 23 25 B. La 1. 2. 3. 4. 26 27 27 34 42 animación de la discusión Características de los animadores ... Métodos de animación Eficacia de estos métodos Uno o varios animadores 5 4. LA AUTOEVALUACION A. 45 Autoevcduación del participante 1. Grabación 2. Evaluación de funciones o "rols" ... B. Autoevaluación del grupo 1. Depósito de sugerencias 2. Ficha de apreciación 3. Revisión de trabajo 4. Sesión de autocrítica 52 53 58 58 59 C. Observación 1. Interacción grupo-animador 2. Solidaridad interindividual 63 65 71 5. EL SECRETARIO 1. Informe analítico 2. Informe sintético 3. Método de grabación ... 79 79 80 81 6. EL "MEMBERSHIP" 83 A. Aspecto genético 1. Elementos ... 2. Definición B. Aspecto dinámico 83 83 85 85 7. VERDAD, AUTORIDAD Y DISCUSIÓN Naturaleza Contenido Naturaleza Funciones de la discusión de la discusión de los grupos de la discusión 8. BIBLIOGRAFÍA A. La ciencia de los grupos B. El trabajo, en equipo 6 ... 1 47 47 49 87 87 88 90 91 dlnámlea de grupos El trabajo en equipo está de moda. Progresivamente, la automación ha librado al hombre del aspecto material del trabajo. Este se ha encontrado frente a problemas cada día más amplios, complejos y difíciles: la guerra, la planificación económica, la reestructuración de la enseñanza, son quizá los ejemplos más llamativos. Ante esta situación, el hombre se ha esforzado por dar a su trabajo el máximo de eficacia y de productividad. Por ello se ha visto obligado a recurrir al trabajo en equipo. Aun en este mismo trabajo se ha impuesto también la necesidad de mejorar el rendimiento y la eficacia. Kurt Lewin inició el estudio de estos problemas hacia 1930. Después de él, equipo de investigadores (1) 93 93 97 (1) En la actualidad se hallan en los Estados Unidos dos de los centros más importantes: los National Traíning Laboratories de Washington, donde trabajan R. Lippitt, L. P. Bradford y K. D. Benae, y el Research Center for Group Dynamics, en el que trabajan D. Cartwright y A. Zander. El Instituto de Psicología de la Universidad 7 han elaborado todo un sistema perfectamente documentado para profundizar en el estudio de la psicología de grupos. A esta nueva ciencia la han llamado "dinámica de grupos". Al mismo tiempo y paralela a esta investigación científica, surgen unas nuevas técnicas que acrecientan la eficacia del trabajo en equipo. El término "dinámica de grupos" designa también el conjunto de estas técnicas. Como consecuencia de estas investigaciones de corte científico y de la elaboración de la nueva metodología, aparece un nuevo concepto del grupo, basado, por una parte, en el respeto a la persona, y, por otra, en la participación de responsabilidades entre los diferentes miembros del grupo. A esta nueva concepción del grupo y al espíritu que anima su trabajo la denominan también con el término "dinámica de grupos". y al trabajo personal. Pobre animador el que crea que ha alcanzado el ideal el día en que no ha de comprometer su persona en el trabajo. Este pequeño volumen se dirige, pues, a todas las personas que desean tomar un primer contacto con la "dinámica de grupos". Pretende ser una introducción al espíritu de la "dinámica de grupos" y una iniciación en sus técnicas más características. La expresión "dinámica de grupos" reviste, pues, una triple significación: es una ciencia, una técnica y un espíritu. Al leer las páginas que siguen o al aplicar los métodos aquí descritos deberá tenerse en cuenta esta triple significación. De lo contrario, tropezará el lector con los inconvenientes y peligros que inquietan, con razón, a aquellos que observan la dinámica de grupos desde el exterior. La técnica es útil, siempre que respete a la persona y esté a su servicio. No esperemos recetas mágicas. Sería utópico creer que las técnicas que exponemos son infalibles y resuelven automáticamente todos los problemas. La ciencia de la "dinámica de grupos" y su técnica no sustituye, en modo alguno, a la reflexión de Montreal tiene igualmente su equipo de investigadores en este campo (Centre de Recherches en Relcttions Humaines). 8 9 el grupo No basta reunir cierto número de personas para constituir un grupo. El auditorio de un conferenciante, un congreso de profesores, una clase, un equipo de investigación, son grupos cuyas diferencias saltan a la vista. Estas revelan la ambigüedad del término. A) NATURALEZA 1. DEL GRUPO Características. De los ejemplos citados se desprende una de las primeras características del grupo: la obtención del fin común. Todos los miembros de estos grupos, cada uno a su modo, persiguen -un objetivo común que motiva su participación en la actividad del grupo. Surge una segunda característica. Entre estas personas, reunidas con vista a un objetivo común, se establecen múltiples relaciones. Unos sonríen a su vecino si algún miembro se permite una alusión; en un equipo de investigación, uno de los participantes comunica a los otros sus experiencias y dificultades... 11 Esta interacción psicológica es capital en la noción de grupo; sin ella no hay grupo. Para Krech y Crutchfield (1), esta interacción es incluso el criterio distintivo de los grupos auténticos. grupo, deben aceptar la tarea común y participar en la responsabilidad colectiva, conjugando sus esfuerzos para lograr ese objetivo. La búsqueda de un objetivo común por personas que viven esta interrelación psicológica confiere al grupo una existencia propia. Esta es la tercera característica. Como tal, el grupo tiene un dinamismo propio, tiene sus problemas, sus dificultades, sus fracasos, sus éxitos, sus alegrías. En el interior del grupo, las relaciones entre los miembros evolucionan constantemente; piénsese en una clase en octubre, y el mismo grupo de estudiantes en junio. 2. El grupo tiene un dinamismo propio, y la partida de un solo miembro o la llegada de otro pueden modificarlo profundamente. Uno que actuaba como amortiguador entre dos caracteres vivos puede, con su marcha, provocar tensiones y conflictos; otro, cuyas ideas radicales obligaban al grupo a madurar sus decisiones, dejará, al partir, una ventana abierta al conformismo. Es claro, pues, que el grupo es una entidad moral diferente de la suma de individuos que la componen. Una serie de personas adultas, objetivas y maduras, tomadas aisladamente, no constituyen automáticamente un grupo adulto, objetivo y maduro. Para que este conjunto de individuos llegue a formar un grupo hace falta que sean conscientes de que persiguen una meta común y que exista entre ellos una interrelación psicológica auténtica. Los miembros, para formar un (1) D. Krech y R. S. Crutchfield, Theory and Problems oi Social Psychology, New York, McGraw-Hill, 1948: 19 y sigs. 12 Definición. Con estos elementos a la vista, esbozamos ya la definición del grupo: — una persona moral, — dotada de una finalidad, una existencia y un dinamismo propios, —• diferente de la suma de individuos que la constituyen, — pero estrechamente dependiente de las relaciones que se establecen entre ellos. B) 1. DIVISIONES Según el número de miembros. Según el número de miembros, los grupos se dividen en macrogrupos y microgrupos. Denominamos microgrupo a aquel en el que cada uno de los participantes puede entrar en relación directa con los otros sin intermediarios. Tal grupo difícilmente sobrepasará los veinticinco miembros. Esta afirmación puede sorprender a primera vista. En teoría, efectivamente, cuanto más numerosos son los miembros más rica será la vitalidad del grupo y más variada. La experiencia muestra, sin embargo, que un grupo superior a la veintena, sintoniza con dificultad y desemboca casi necesariamente en la formación de subgrupos. 13 El grupo que sobrepasa los veinticinco miembros recibe la denominación de macrogrupo. Uno o varios responsables actuarán como intermediarios: el conferenciante, el moderador de la asamblea que responde a las preguntas, los secretarios, que vienen a ser los representantes de los subgrupos en la asamblea. 2. Según los objetivos del grupo. Según los objetivos fijados, los grupos se dividen en grupos de trabajo, grupos de formación y grupos mixtos. El grupo de trabajo se preocupa exclusivamente de una acción concreta que ha de realizar y a la que consagra todo su tiempo. Toda su energía se orienta a la obtención del objetivo común. El grupo de formación se preocupa de la marcha del grupo como tal, de su morfología. Los miembros se sitúan en una actitud autocrítica para analizar el proceso mismo del diálogo y las relaciones interpersonales. Si, por ejemplo, durante una discusión, Pedro y Juan se oponen en el plano ideológico, puede que su oposición sea, de hecho, menos racional que emotiva. En un grupo de trabajo ordinario, Pedro y Juan no confesarían, probablemente, esta oposición emotiva; incluso, tal vez, no serían conscientes de ella. El grupo de formación hace que afloren a la conciencia, para analizarlos, estos fenómenos socioemotivos del trabajo en equipo. El grupo mixto, como el mismo nombre indica, es intermedio. A la eficacia del grupo de trabajo añade el realismo psicológico del grupo de formación. Su principal preocupación sigue siendo la solución de 14 los problemas provocados por la tarea a realizar, pero para lograr realmente su objetivo trata de asegurar la comprensión entre sus diferentes miembros en el plano socio-emotivo. C) FORMACIÓN DEL GRUPO El grupo, evidentemente, no es algo estático. De ahí que avance o retroceda, y que podamos hablar de un grupo más o menos conseguido. Dos factores influyen en el dinamismo del grupo: las circunstancias en las que se forma y las relaciones que se establecen entre sus miembros. 1. Las circunstancias. Tres ejemplos ilustrarán las circunstancias que influyen en la formación de un grupo cuando se trata de la interrelación de su miembros. Primer ejemplo.—En una parroquia, algunos padres constatan aisladamente que la organización de las diversiones de su hijos es deficiente. Un día esos padres se reúnen y expresan su preocupación común. Deciden asociarse para estudiar el problema y tomar las medidas oportunas. Segundo ejemplo.—El profesor de una clase advierte que sus alumnos no están unidos, y así se lo comunica. Deciden remediar la situación e intentar formar un grupo auténtico. Algunos trabajos realizados en equipo, los deportes colectivos, ciertas responsabilidades comunes, al margen de las clases, hacen que cada uno tome progresivamente conciencia del carácter colectivo de su experiencia y de su responsabilidad personal en la interrelación del grupo. Tercer ejemplo.—Un dirigente de empresa confía 15 a uno de sus empleados el estudio de un problema que se plantea en su industria. Lo pone al frente de un equipo ya formado, pero es él y no el equipo quien será el responsable del trabajo. En el primer ejemplo, los miembros del grupo se han unido espontáneamente. Más o menos están todos en un plano de igualdad. Nada los obliga a llevar a cabo, en un tiempo determinado, la tarea que ellos mismos se han impuesto. La interrelación es espontánea y natural. Nadie los fuerza en un sentido ni en otro. En el segundo ejemplo, pese a provenir el estímulo de un solo elemento y cualificado, conserva la clase parte de su espontaneidad: su reacción ante las observaciones del profesor. En este grupo, sin embargo, no todos están en un plano de igualdad. El profesor tiene una responsabilidad que no puede evadir. Esta situación determina la aparición de un tipo de relación entre él y los diversos miembros de la clase. En el tercer ejemplo—aquí el grupo no es espontáneo, sino impuesto—; uno de los miembros ocupa en él un puesto privilegiado. La experiencia enseña que la interrelación tiene el peligro de ser en él más débil y menos constructiva. Los miembros tenderán a adoptar una actitud pasiva, a dejar en manos del responsable la organización de las reuniones, la solución de los problemas, la iniciativa, la distribución del trabajo. La interrelación responderá fácilmente al tipo participante-responsable y no al tipo participanteparticipante. Estos tres ejemplos son típicos de las situaciones concretas en las que nacen los grupos. Muestran cómo y en qué medida las circunstancias pueden influir en la interrelación de un grupo. 2. Relaciones entre miembros. La aportación de cada uno de los miembros al grupo y la interrelación entre ellos son un factor decisivo en la formación del grupo. Los dirigentes, en particular, cuya influencia es decisiva es el seno del mismo, juegan un papel singular en su formación. Primer caso.—Un miembro puede asumir la dirección del grupo y la responsabilidad total del mismo. Esta actitud no da apenas margen a la iniciativa de los otros miembros. La relación que los unirá entonces al responsable será una relación de dependencia, de sumisión positiva. Notemos, sin embargo, que un buen número de personas prefiere renunciar a su responsabilidad antes que ejercer sus facultades críticas y creadoras, que, por lo común, exigen un esfuerzo penoso y mantenido. En este caso, el dirigente polariza toda la atención sobre sí, y somete el pensamiento del grupo al ritmo del suyo propio. Segundo caso.—El responsable puede, por el contrario, actuar de tal modo que el grupo mismo asuma la responsabilidad y se autodirija. Así evita la centralización y crea, indiscutiblemente, un clima de libre expresión e iniciativa. He aquí la hipótesis fundamental que permitirá al responsable adoptar esta actitud: todo grupo posee en sí mismo el potencial necesario para su cohesión, productividad y adaptación a las circunstancias. Se trata tan sólo de descubrir las condiciones que facilitarán la explotación de esos recursos. Los teóricos de la dinámica de grupos insisten especialmente en una de estas condiciones: la primacía absoluta del clima de libertad que debe existir en el grupo. Acentúan también el valor del espíritu 17 16 2 de iniciativa y espontaneidad que debe animar a los participantes. En estas condiciones se establece una interrelación auténtica, y el grupo elabora el pensamiento al ritmo que le es propio. Tenemos, pues, como factores decisivos del nacimiento y formación del grupo, por una parte, las circunstancias que han presidido su creación y, por otra, la interrelación humana que se establece entre los diversos miembros del mismo y entre éstos y el responsable. D) FUNCIONAMIENTO DEL GRUPO A las circunstancias de formación y a las relaciones interpersonales que influyen en la dinámica interna del grupo en formación debemos añadir otros elementos que actúan en el funcionamiento del mismo. En el plano estático, los niveles dentro de los cuales se establecen los intercambios; en el dinámico, las diversas etapas que recorre el grupo para alcanzar lo fines que se propone. 1. Los niveles. En el grupo, estáticamente considerado, podemos distinguir tres campos de actividad interna que llamaremos niveles': el nivel de contenido, el nivel de procedimiento (2), el nivel socio-emotivo. a) Nivel de contenido.—La obtención del fin común es el factor que ha determinado en primer lugar (2) Traducimos "niveau de la procédure" por "nivel de procedimiento". "Procedimiento" quiere decir aquí el modo de actuar de un grupo. 18 la existencia del grupo. La naturaleza de aquel fin determinará también la naturaleza de la actividad de este. En la medida en que unas personas persiguen activamente objetivos comunes y son conscientes de hacerlo, constituyen un grupo. La potencia de su motivación depende directamente de la fuerza de atracción de los objetivos señalados y del grado de conciencia de su interdependencia. Puede decirse que la naturaleza de los objetivos, el interés que éstos suscitan, la cohesión de los esfuerzos y la actividad desplegada para conseguirlos se sitúan precisamente en este primer nivel de contenido. b) Nivel de procedimiento.'—La obtención del bien común constituye el primer nivel, el del contenido ; el modo de conseguirlo constituye el segundo, el de procedimiento. Entendemos por procedimiento, en efecto, la organización interna de los recursos humanos del grupo para llevar a cabo la tarea asignada. Comprende las normas que el grupo se fija, las reglas que se impone, los cometidos que asigna a cada uno, las técnicas que adopta para conducir la discusión y la solución de sus diferentes problemas. El procedimiento no es fin en s í ; está esencialmente al servicio del contenido. c) Nivel socio-emotivo.—*La interrelación psicológica comprende no solamente el intercambio en el terreno ideológico, sino también las intervenciones y reacciones afectivo-emotivas. Cada miembro se encuentra implicado en una red de fuerzas más o menos secretas, cuya resultante es un comportamiento objetivo observable: evasión, agresividad, dependencia, o dinamismo y solidaridad a toda prueba. Por esto en un grupo, Pedro puede oponerse casi 19 sistemáticamente a las ideas y proposiciones de Juan, justificando racionalmente su oposición. Puede que esta oposición tenga en el fondo una explicación muy diferente. Quizá Pedro se oponga a Juan porque cree que éste no le escucha cuando habla, o bien que trata de presionarle psicológicamente, o no reconoce sus valores humanos. La insatisfacción que Pedro, más o menos vagamente, experimenta, encuentra una compensación en esta oposición "por principio" a las ideas de Juan. En este caso el verdadero conflicto entre las dos personas es de orden socio-emotivo, y sería inútil pretender resolverlo en el plano ideológico. El nivel socio-emotivo es, pues, la suma de todas estas reacciones afectivo-emotivas más o menos conscientes o secretas, que influyen de manera positiva o negativa en la interrelación entre los miembros, facilita o pone obstáculos a la marcha del grupo y apresura o demora la obtención del fin común. Un grupo realista debe tener en cuenta estos tres niveles. Deberá precisar sus objetivos lo más explícitamente posible, decidir los métodos a seguir a fin de alcanzar los objetivos con más eficacia y, en fin, esforzarse por permanecer atento a las diversas reacciones socio-emotivas, cuya influencia puede ser decisiva en el logro de aquellos objetivos. 2. Etapas. La experiencia muestra que el grupo atraviesa, generalmente, cuatro etapas para alcanzar su objetivo: determinación de los objetivos y delimitación de términos, exposición de los posibles elementos de solución, crítica de estas proposiciones y decisión. 20 a) Determinación de objetivos.—Para que el objetivo ejerza su influjo y movilice las latentes energías del grupo, debe quedar claramente definido y ser aceptado como tal por todos los participantes. b) Exposición de los elementos de solución.—Propuesto el problema con claridad, los miembros exponen los elementos de solución. En esta etapa no se les discute; se trata de ampliar el abanico de posibilidades y de aprovechar las aportaciones de cada uno de los participantes. Es, pues, indispensable que cada uno pueda expresarse con libertad, sin que se formule ningún juicio de valor sobre estas aportaciones. c) Crítica de las proposiciones--Las sugerencias aportadas son propiedad del grupo, que puede disponer de ellas como le parezca. Si los miembros tienen conciencia de pertenecer a un grupo, aceptarán la idea, la discutirán, y la aprobarán o rechazarán, sin que el que la ha presentado se sienta por ello aceptado, discutido, aprobado o rechazado. La crítica de las soluciones propuestas prepara la etapa final, esto es, la decisión. d) Decisión.—Una vez que han sido suficientemente examinadas y valoradas las aportaciones de los diferentes participantes, el grupo puede optar por la solución que juzgue más oportuna. Existen tres tipos de decisión: la unánime, la mayoritaria y la minoritaria. La decisión unánime se da cuando todos los participantes están de acuerdo en adoptar una de ellas o al menos sobre la momentánea oportunidad de la solución escogida. Esta forma de unanimidad se llama consensus. Cualquiera que sea la forma que revista esta unanimidad, es imprescindible que cada uno de 21 los miembros del grupo se haya pronunciado abiertamente a favor de tal solución. En un grupo, habrá que fiarse en contadas ocasiones del viejo adagio: "qukn calla, otorga". En el caso de la decisión mayoritaria, el grupo se adhiere a la opinión de la mayoría. En la decisión minoritaria, un miembro del grupo o un subgrupo toma sobre sí el dirimir la cuestión y decidir. Los tres tipos de decisión que hemos presentado son legítimos. El más eficaz y el más fecundo es el primero. Cada uno de los miembros se encuentra comprometido; es el grupo quien decide y consecuentemente es el grupo en su totalidad quien garantiza la realización. e l líder y el animador Dos son las funciones que en el grupo gozan de cierto ascendiente. La primera se ejerce en el "nivel de procedimiento": corresponde a los responsables; la segunda, en el nivel de contenido de la discusión y en la decisión, y corresponde a cada uno de los miembros del grupo. La primera función es la de la animación ; la segunda, la del liderato. A) NATURALEZA 1. DEL LIBERATO Descripción del liderato. Sobre el liderato, Pigors (1) ha elaborado una teoría que siguen muchos investigadores actuales. Concibe el liderato no como un elemento propio de un individuo, sino como un tipo de conducta del líder que brota de las relaciones que mantiene con los otros miembros. De ahí se sigue que el líder no es inde(1) P. Pigors, Leadership Houghton Mifflin, 1939. ^ i or Domination?, Boston, 23 pendiente del grupo al que pertenece; lo conduce, pero está también influido por él. El liderato es, por tanto—y es éste su primer elemento constitutivo—, la resultante de la interacción entre la personalidad del líder y la dinámica interna de la situación social, en la que éste se encuentra implicado (2). Esta dependencia del liderato del nivel socioemotivo de la interacción es fundamental; está sobrentendida aun en las definiciones más extremistas y audaces (3). Siendo menos el atributo de una persona que un aspecto de la organización total, no existe sino cuando los individuos, como miembros del grupo, difieren entre sí; es decir, cuando cada uno ejerce sobre el grupo un influjo particular y concreto. La integración de la interacción en la idiosincrasia del grupo constituye el segundo elemento constitutivo del liderato, tan fundamental como el primero y que le complementa. El liderato es, pues, según R. M. Stogdill (4), un modo de influenciar la acción de un grupo organizado, tanto en la elección de sus objetivos como en la obtención de los mismos. Según las circunstancias y la estructura del grupo, el liderato puede estar en manos de varias personas simultánea o sucesivamente. En ciertas circunstancias el liderato se confía a un subalterno. Las observaciones del capítulo precedente sobre la naturaleza del grupo muestran las ventajas e inconvenientes de esta solución. Cuando el grupo se forma espontá(2) Cf. H. Bonner, Social Psychology: an Interdisciplinary Approach, New York, The Ronald Press Company, 1959: 399. (3) Ibíd.: 165-175. (4) Cf. D. Cartwright y A. Zander, Group Dynamics, New York, Row-Peterson and Co., 1953: 585-611. 24 neamente, pueden darse tres tipos, al menos, de liderato : —• el promotor del proyecto conserva el liderato y asigna con plena autoridad responsabilidades concretas a ciertos miembros; — otro miembro del grupo se arroga el liderato y asume la dirección, incluso toda la responsabilidad, de la actividad del grupo; — el promotor del proyecto comparte abiertamente el liderato con el grupo, que adopta la estructura que responde a sus necesidades y aspiraciones, nombrando, según los casos, un secretario ejecutivo o un comité ejecutivo, o bien reservándose las decisiones. De estos tres tipos de liderato, el último es, sin duda, el más fecundo. La teoría expuesta en estas páginas y la experiencia lo demuestran abundantemente (5). 2. Fuentes de influencia. Si son diversos los tipos de liderato, también lo son sus fuentes de origen. Podemos enumerar cinco (6): Poder por recompensa.—Ascendiente que tiene un (5) Cf. H. A. Thelen, Dynamics of Groups at Work, Chicago, The University of Chicago Press, 1954. (6) Cf. I. R. P. French y B. Raven, "The Bases of Social Power", en Studies in Social Power, D. Cartwright (ed.), Universidad de Michigan, 1959, o en D. Cartwright y A. Zander, Group Dynamics, New York, Row-Peterson and Co., 1960: 607. 25 miembro, en quien se descubre una ventaja que puede ser compartida por aquellos que lo desean y en la medida en que lo desean. Poder por castigo.—Ascendiente que tiene un miembro sobre quien recae la facultad de castigar. Poder por derecho.—Ascendiente que tiene un miembro porque, por determinadas razones, se le reconoce el derecho a influir sobre los demás y, consecuentemente, la obligación de aceptarle. Poder por identificación.—El que tiene una personalidad admirada, como modelo o héroe a quien quisiera uno asemejarse. Poder por competencia.—El que tiene, sobre todo en el campo intelectual, el especialista o experto a quien todos reconocen sus conocimientos y particular competencia. B) ANIMACIÓN DE LA DISCUSIÓN Cualquiera que sea el enfoque que reciba el liderato, nunca debemos confundirlo con la animación del grupo. Pueden estas dos funciones estar, por diversas razones, en un momento dado, en manos de una misma persona, pero por esto no debemos confundirlas. En un grupo de adultos, formado democráticamente y que actúa en condiciones que garantizan su eficacia, gran parte de la responsabilidad pasa al grupo; en este caso, no hay confusión posible. La función de animador de la discusión ha de ser considerada siempre como un servicio ofrecido al grupo. Representa la aportación particular de uno de los miembros del grupo y contribuye al desarrollo y progreso del pensamiento del mismo. 26 1. Características de los animadores. Se dan cuatro tipos de animadores de discusión: El cacique. Se llama así al animador que se constituye guardián celoso de la autoridad y disciplina. El declara sus objetivos, distribuye el trabajo, toma las decisiones y exige obediencia. Domina al grupo por su prestigio o autoridad, o por ambas cosas. El eficaz a toda costa. Es el animador que sólo sueña con los resultados. Los americanos le llaman "The We-Must-Get-Results Man". Se fía poco de los recursos de su grupo y lo prevé todo. Tiene preparadas soluciones para todo. Cuando propone su plan lo hace de manera que la asamblea no tenga más que aprobarlo, dispuesto a dar en seguida toda clase de explicaciones. Por su eficacia y por la calidad de su trabajo domina al grupo. El conformista. Es el polo opuesto de los dos primeros. Con el pretexto de que acabará saliendo algo bueno de todo aquello, deja correr sin cauce la discusión. Esta actitud de dejar-hacer oculta frecuentemente falta de confianza en sí y en sus cualidades de animador, y una sumisión más o menos consciente al grupo. El agente de circulación. Es el animador que asegura el orden para facilitar el cambio de opiniones. Aclara los malentendidos, suprime los obstáculos y contribuye al perfecto desarrollo de la discusión. Goza de cierta autoridad, pero no domina al grupo. 2. Métodos de animación. El examen atento de cada uno de los tipos de animadores y el análisis de sus respectivas actitudes 27 subraya la distinción ya hecha entre contenido y procedimiento, fondo y forma de la discusión. En aquéllas precisamente es donde aparece con claridad esta distinción radical existente entre los diferentes métodos de animar la discusión. Propiamente hablando, no existe una discusión modelo. La observación revela, sin embargo, dos estilos opuestos de animar la discusión y las diferentes combinaciones logradas mediante la fusión de ambas tendencias. Se los suele llamar estilo o actitud directiva y no-directiva. Puede el animador en una discusión ser directivo o no serlo en ambos niveles—de contenido o de procedimiento—; o directivo en uno y no directivo en el otro, según lo indica el esquema siguiente: Animador autocrático.—'DIRECTIVO en el plano del contenido. DIRECTIVO en el plano de procedimiento. Animador semiautocrático.—DIRECTIVO en el plano del contenido. NO-DIRECTIVO en el plano de procedimiento. Animador bonachón.—NO-DIRECTIVO en el plano del contenido. NO-DIRECTIVO en el plano de procedimiento. Animador democrático—NO-DIRECTIVO en el plano del contenido. DIRECTIVO en el plano de procedimiento. a) Método autocrático.—El animador que sigue este método utiliza sus conocimientos, competencia y cultura, y una vez estudiado a fondo el proyecto que se ha de discutir, propone, de manera definitiva más o menos directa, su solución. La descripción que ofrecemos es algo esquemática; es la propia personalidad del animador la que en definitiva dará el sesgo característico a su actuación. Pero, casi invariablemente, la discusión, dirigida por un animador de este tipo, aparece como un diálogo animador-grupo. El animador impone como tema de discusión planes definidos, puntos particulares. El lleva las riendas de la discusión; acepta o rechaza las diversa intervenciones, según concuerden o no con su propia concepción del problema. El animador conduce el pensamiento del grupo al ritmo del suyo propio. Los resultados de la discusión no le inquietan. Sabe que puede introducir en el momento oportuno la'cuestión clave, para la que ya tiene la respuesta. Nada escapa a este tipo de animador. Es directivo en el plano del contenido y en el del procedimiento. Las cualidades que requiere un animador de este género son, naturalmente, las de un excelente profesor: autoridad, claridad de pensamiento, comprensión, perspicacia, espíritu de síntesis. Las ventajas de este método son, de hecho, las de la enseñanza magistral. El animador puede preparar de antemano la discusión y precisar la conclusión que, a juicio suyo, se impone; la discusión abarca materia más amplia y se desenvolverá con mayor celeridad. El animador se siente seguro ante el auditorio precisamente a causa de esta preparación minuciosa y de la facilidad que tiene para intervenir en cualquier momento, bien sea para puntualizar una cuestión, detectar un error o resolver los problemas en litigio. El método autocrático no se adapta indiferentemente a cualquier grupo. Supone una superioridad real, en competencia o nivel social, de parte del ani- 28 29 mador y una inferioridad también efectiva de parte de los participantes. b) Método semiautocrático.—Este método difiere del precedente por el hecho de que, aunque el animador sigue siendo directivo en el plano del contenido, ya no lo es en el plano de procedimiento. La discusión no es ya el diálogo animador-grupo porque los participantes hablan con más libertad que en el caso anterior. Se desenvuelve, sin embargo, con menos rapidez y tiene el peligro de dar la impresión de pérdida de tiempo. Además de ser menos eficaz que el primero, éste es menos genuino, ya que priva a la discusión de su sentido y finalidad primordial. c) Método bonachón.—Se opone completamente al autocrático. El animador no es directivo ni en el plano del contenido ni en el del procedimiento. En realidad, ese animador no es tal. Pierde el tiempo asistiendo a la discusión y contribuye a que los participantes lo pierdan también. No obstante, el intercambio de ideas que tiene lugar no está desprovisto de interés; estas conversaciones pueden ser interesantes por muchas razones. El grupo, sin embargo, no podrá pretender llegar a verdaderas conclusiones comunes y alcanzar una auténtica eficacia. Este tipo de conversaciones será provechoso como aproximación a una conversación estructurada o preparación lejana o mediata a un ulterior estudio que se hará en común bajo la dirección de un verdadero animador. Da, ciertamente, a cada participante la posibilidad de expresar libremente sus ideas, de tomar conciencia de las múltiples facetas del problema que se discute y de medir la amplitud y alcance del mismo y aun precisar su posición personal. 30 d) Método democrático.—Intenta este método conservar las ventajas de los precedentes, evitando al tiempo sus inconvenientes. El animador democrático no es directivo en el plano del contenido, pero sí lo es en el de procedimiento. No limitemos las ventajas de este método a sus aspectos negativos: conceder la palabra, mantener el orden en la discusión, favorecer al máximum el intercambio de ideas entre los participantes. Fijémonos, más bien, en sus elementos positivos, que, aunque pertenezcan al nivel de procedimiento, no por eso contribuyen menos al desarrollo y progreso del contenido de la discusión. Estas funciones se reducen a dos: sintetizar y aclarar el contenido de las intervenciones. Repitiendo, al precisar el sentido de la intervención, y al aclarar el contenido de las ideas aportadas, el animador permite que el grupo tome conciencia de aquéllas y que el progreso del pensamiento colectivo encuentre un cauce fácil. Periódicamente, el animador debe destacar con brevedad la nota esencial de cada una de las intervenciones. Esta práctica tiene por efecto inmediato conservar los principales elementos de la solución que se elabora y hacer que afloren a la superficie algunas proposiciones que, con razón o sin ella, habían sido olvidadas. El animador debe también—y es, sin duda alguna, el punto más difícil de su trabajo—sintetizar en cuanto sea posible el pensamiento del grupo. Esta función exige que capte exactamente el sentido de cada una de las intervenciones y que concentre toda su actividad mental en las palabras, a fin de hacerlos patentes. Concebido así el trabajo del animador, es de gran fecundidad. Sin duda, no puede suplir la falta de 31 imaginación o poder creador de los participantes, pero puede hacer fructificar los elementos aportados en la discusión de modo sorprendente, permitiendo al grupo y a cada uno de los miembros ver objetivado su propio pensamiento a medida que éste se desarrolla. Resumiendo, podíamos concretar la misión del animador en los puntos siguientes: 1. Ayudar al grupo a elegir y precisar los problemas que es más urgente discutir; 2. facilitar el intercambio de ideas y hacer que las diferentes aportaciones tengan la misma oportunidad de ser ponderadas y examinadas por el grupo; 3. mantener el orden, conceder, con justicia, la palabra y traer de nuevo al tema de la discusión a los que, consciente o inconscientemente, se aparten de él; 4. repetir, aclarar el sentido de las diversas intervenciones, sintetizarlas a medida que avanza la discusión; 5. despojar el contenido intelectual de la discusión de las posibles implicaciones emotivas y pasionales. El ejercicio eficaz de estas funciones supone ciertas cualidades en el animador. Debe prescindir conscientemente de sus conocimientos, bagaje cultural, propias opiniones, para ponerse totalmente al servicio del pensamiento del grupo. En este caso los cambios de impresiones se darán efectivamente entre los participantes, siempre más provechosos y agradables, si tenemos en cuenta la naturaleza particular de este intercambio que es toda discusión. 32 Además, el animador democrático ha de estar siempre presente al grupo, atento a todo lo que se dice y evitando los apartes. Su personalidad, su propio sentimiento de seguridad, su respeto por los demás, su capacidad de identificación con los puntos de vista y sentimientos de los otros son las cualidades que asegurarán la eficacia y el éxito de la discusión y, por tanto, del grupo. Por otra parte, utilizando al máximum todos sus recursos, es como el animador conseguirá crear una atmósfera acogedora y simpática, libre y apta para preservar al grupo de todas sus dificultades y para conducir a cada uno de los participantes a adoptar una postura personal y segura ante los puntos más importantes del problema que se debate. Este método, llamado contagio afectivo, es un factor primordial. Las ventajas de este método son decisivas: la discusión se entabla a partir de problemas suscitados por los participantes o al menos a partir de la concepción que ellos tienen de los mismos. La discusión sigue un proceso connatural a nuestro mecanismo intelectivo; respeta su modo propio de conocer sus diversas reacciones, y puesto que es esencialmente constructiva, la discusión favorece de este modo la maduración de cada uno de los miembros y del conjunto del grupo. No hay, prácticamente, grupo en el que este método no produzca excelentes resultados. Aun en los ambientes en los que los participantes viven más atemorizados y la autoridad es más despótica, este método, que no tiene nada de dejar-hacer, sino que es, por el contrario, muy riguroso, puede producir sorprendentes resultados. Con un grupo de jóvenes, aun 33 el animador menos experimentado, comprobará por sí mismo qué puntos puede dejar a la libre discusión; esto no modifica la esencia del método (7). 3. Eficacia de los métodos. No existe razón alguna para que la discusión sea siempre una carga molesta. Como toda actividad humana, la discusión lleva consigo una satisfacción y un placer que compensan los esfuerzos y la disciplina que exige. La actitud y el método del animador crean una auténtica atmósfera, de la que dependerá el que aumente o disminuya el placer que el grupo siente al reunirse y discutir. Por poca experiencia que tengamos de lo que es una discusión, en seguida caemos en la cuenta de que cuanto más autocrático es el animador, el grupo se siente más insatisfecho: quizá el grupo no se rebele, pero tenderá entonces a mostrarse pasivo, a dejarse dominar; aprobará tácitamente o sin convicción. Por el contrario, cuanto más democrático es el animador más tiende el grupo a participar activamente y a abrirse. La autoridad excesiva impuesta por el animador obstaculiza siempre la libertad de expresión del grupo y su interés en la empresa, la evolución del grupo hacia la madurez y, consecuentemente, la perfección en la ejecución de las decisiones. El sentimiento de frustración que siente un auditorio en presencia del animador que sustituye la discusión por un prolongado monólogo sobre sus propias ideas, es tan penoso como la impresión de fracaso o malestar (7) Cf. D. Cartwright y A. Zander, op. cit., 1953: 585 y siguientes. 34 que sentimos ante una sala silenciosa, que no responde a las reiteradas invitaciones del animador. a) Actitudes directiva y no-directiva.—Los esquemas de la página siguiente—resultado de múltiples experiencias—muestras inequívocamente la eficacia del animador que adopta en la discusión una actitud no-directiva en el plano del contenido, pero directiva en el del procedimiento. Este provoca una actividad por parte de los participantes casi dos veces mayor a la del animador directivo en ambos planos (contenido y procedimiento) y, en todo caso, de cuatro a seis superior a la suya propia (8). b) Actitudes autocrática, bonachona y democrática.—Estos análisis de Bales ponen de relieve que el método democrático es el más eficaz para suscitar la participación de los miembros de un grupo de discusión. Otra experiencia, la de White y Lippitt (9), permite apreciar la influencia que tienen diferentes animadores sobre la atmósfera de un grupo y las reacciones de los participantes. La experiencia comprende dos etapas. Era necesario, en primer lugar, precisar las técnicas válidas para el estudio del problema en cuestión. Recurrió entonces a los métodos autocrático y democrático. Un animador autocrático y otro democrático dirigieron dos grupos de cinco niños de diez (8) Cf. Robert F. Bales, Interaction Process Análysis, Cambridge, Addison-Westley, 1950: 18, 20. Los gráficos son la traducción y adaptación d e esta obra, reproducidos con la autorización del autor. (9) Narrada en D. Cartwright y A. Zander, Group Dynamics, New York, Row-Peterson, 1960: 527-553. Los gráficos 3, 4 y 5 son la traducción y adaptación de esta obra y los reproducimos con la autorización de la editorial Harper and Row, Publishers. 35 años, respectivamente. Los observadores tomaban nota del comportamiento de los animadores y de la de los participantes. Gráficos I y 2 ACTITUDES DIRECTIVA Y NO-DIRECTIVA Animador directivo Animador nc-directivo Totol de intervenciones! 1288 1339 Intervenciones del animador' 708 (55%) 5 8 0 (45%) 1109(83%) Intervenciones del grupo : 231 (17%) S0% SOLIDARIDAD DISTENSIÓN ACUERDO PASIVO 100% ANIMADOR DIRECTIVO ANIMADOR GRUPO _ _ _ _ _ SUGESTIÓN OPINIÓN ORIENTACIÓN OEMANOA DE ORIENTACIÓN OEMANOA DE IDEAS DEMANDA DE INICIATIVAS DESACUERDO PASIVO TENSIÓN OPOSICIÓN 100% SOLIDARIDAD DISTENSIÓN ACUERDO PASIVO SUGESTIÓN OPINIÓN ORIENTACIÓN DEMANDA DE ORIENTACIÓN DEMANDA OE IDEAS DEM1N0A DE INICIATIVAS DESACUERDO PASIVO TENSIÓN OPOSICIÓN ANIMADOR NO-DIRECTIVO ANIMADOR GRUPO En la segunda etapa, se formaron cuatro grupos de niños de diez años, que se reunían después de las clases para organizar sus ratos libres. Animadores formados en los tres métodos—autocrático, bonachón y democrático—se encargaron de cada grupo durante un período de seis semanas, adoptando cada vez un método diferente. En todas las reuniones se observaba la conducta de los animadores y las reacciones provocadas en los pequeños. Finalizada la prueba, se hizo también una interviú a los miembros de los diferentes grupos y a sus padres. Los resultados de estas experiencias están representados en los tres gráficos adjuntos. El primero —gráfico 3—muestra las relaciones entre los animadores y los participantes. Los otros dos—gráficos 4 y 5—ponen de relieve la influencia de los diferentes métodos sobre la atmósfera del grupo y permiten apreciar las ventajas e inconvenientes propios de cada uno. Podemos reducir a seis las conclusiones que se desprenden de estas experiencias: —* El animador bonachón es menos eficaz que el democrático. El grupo dirigido por un animador bonachón está menos estructurado, es menos eficaz y, por consiguiente, satisface menos que el grupo animado democráticamente, y esto aun para los mismos participantes. La relación del tiempo invertido en el trabajo constructivo oscila entre el 33 y el 50 por 100. La 37 Gráfico 4 Gráfico 3 CONDUCTAS COMPARADAS DE LOS ANIMADORES AUTOCRATICO.DEMOCRATICO Y BONACHÓN CUATRO TIPOS DE RELACIONES ENTRE LOS PARTICIPANTES Y EL ANIMADOR. Reacción frente oí animador democrático Reacción frente ol animador bonocho'n Agresividad frente al animador autocrítico |Autocrdtlco Democrático I I Bonachdn Sumisión ante el animador autocrdtico ORDEN REACCIÓN DEPENDEN TE DEL ANIMADOR RESISTENCIA A SU INTERVENCIÓN CRITICA CRÍTÍCA NOCONSTRUCTIVA AGRESIVIDAD SUGERENCÍAS DEL PROCESO A SEGUIR INFORMACIÓN ESTIMULO A LA AUTO-DIRECCIÓN ALABANZA Y APROBACIÓN JOVIALIDAD Y CONFIANZA REALISMO Y SEN TIDO PRACTICO Bib ^mw/A X DEMANDA DE ATENCIÓN CLIMA DE CONFIANZA P^^ISwmwb SUGESTIÓN DE INICIATIVAS mwmiX DEMANDA DE INFORMACIÓN ?f APARTES WZk u CONVERSACIÓN EN FUN' CIONOEL TRABAJO pü%^ 10 DIRECCIÓN DEL TRABAJO 20 30 40 50 % O 20 40 60 60 100 falta de dirección provoca en este grupo la desorganización y el desaliento, y, aun muchas veces, la exasperación. Gráfico 5 CUATRO TIPOS DE REACCIÓN DE LOS PARTICIPANTES. Agresividad frente al animador autocrático Sumisión a) animador aufocrdtlco —' El grupo animado democráticamente es el más eficaz- Rtou^o,- c i¡c el animidoí democrático -i Reacelér. onte el J animador bonachón CRITICA AGRESIVIDAD DEMANDA DE ATENCIÓN En este grupo la productividad se mantiene más o menos constante, oscilando entre el 46 y el 50 por 100, y el cambio de un animador autocrático al democrático señala un aumento de productividad (16 al 52 por 100) y una disminución de las reacciones bajo la dirección del animador democrático, además de ser constante, es más original. — Se da más agresividad y oposición en el grupo dirigido por un animador autocrático. DEMANDA DE INFORMACIÓN Las relaciones de oposición constituyen el 18 por 100 de las intervenciones registradas en el grupo dirigido por un animador autocrático, frente al 1 por 100 del democrático. CONVERSACIÓN DE EXPANSIÓN — El animador autocrático puede crear una atmósfera de descontento que, con frecuencia, no llega a manifestarse al nivel del grupo. SUGESTIÓN DE INICIATIVAS — El grupo dirigido por un animador autocrático es más dependiente y menos original. CONVERSACIÓN EN FUN CION DEL TRABAJO DIRECCIÓN DEL TRABAJO 100 Las reacciones pasivas frente al animador adulto son dos veces más numerosas en el grupo dirigido por un animador autocrático. 41 — Hay más espíritu de equipo y simpatía en el grupo dirigido democráticamente que en el contrario. El empleo del pronombre personal de primera persona pasa del 64 al 82 por 100. 4. Uno o varios animadores. Por diversas razones (dificultad especial del tema a tratar o número considerable de participantes), ciertos grupos prefieren utilizar dos animadores en una misma discusión. Estos se dividen el trabajo o, si están habituados a trabajar juntos, se complementan mutuamente para conseguir mayor rendimiento. Algunas secciones de estudio de los Great Books actúan de esta manera. Algunos grupos no cuentan entre sus miembros más que con una o dos personas verdaderamente capaces de desempeñar esta función. En otros casos, los participantes cambian en cada reunión, de tal manera que el animador es prácticamente la única persona que asiste invariablemente a ellas. En estos casos, evidentemente, no hay opción al cambio; siempre actuará el mismo. Cuando un grupo es estable y está integrado por personas del mismo nivel social e intelectual, pueden, en rigor, elegir para todas sus reuniones un animador único por sus cualidades especiales para cumplir este cometido. El ideal es, sin embargo, que cada miembro preste por turno este servicio al grupo. De este modo se harían más sensibles a los elementos intelectuales y emotivos de la discusión, y con ello mejoraría su propia actuación en el grupo. En los 42 casos en los que este método se ha llevado a la práctica se ha comprobado que el grupo se compenetra más, se solidariza, se vitaliza. En ciertos ambientes cerrados, la práctica de cambiar de animador se impone de modo más imperioso, dada la extrema dificultad que existe a veces para precisar el nivel social de cada participante y la sorda resistencia que cualquier manifestación de tinte autoritario despierta en estos ambientes, ya de suyo susceptibles. Cuando un grupo comienza a tomar conciencia de su existencia y reponsabilidad como tal, ciertas funciones que ejercía antes el animador (como sería la repetición, síntesis o el puntualizar el problema) pasan a los miembros del grupo. Este fenómeno facilita la integración de los mismos y conduce a una colaboración más eficaz. 43 4 la autoavaluacl6n La autoevaluación es uno de los medios más eficaces de que dispone un grupo cuando desea compulsar la marcha general de su actividad y asegurarse el dominio de los diversos fenómenos que integran la vida del grupo. Lo hemos visto ya; las personas más serías y maduras, aquellas a las que todos consideran adultos, en su vida privada no constituyen automáticamente, ni mucho menos, un grupo maduro, adulto y serio. Al evaluar y enjuiciar la participación de cada uno de sus miembros, un grupo se capacita para mejorar la calidad del intercambio y aumentar el grado de eficacia de su trabajo. Esta función es capital. Una asociación que descuidara este punto, incluso por el motivo bien legítimo de ahorrar tiempo a sus horarios, siempre (!) sobrecargados, o de concentrar sus esfuerzos sobre el contenido, objeto capital de la reunión, comprometería seriamente su eficacia. Con el tiempo tendría que afrontar serios problemas de orden emotivo o de otro tipo, que dificultarían la marcha de las reuniones, si es que no paralizaban totalmente la vida del grupo. En definitiva, cuanto más importante es el tema a tratar en la discusión, más urgente es el llegar a 45 soluciones justas, y cuanto más necesarias son las resoluciones rápidas y eficaces, tanto menos debe abandonarse al azar y a la improvisación la marcha del grupo. Dan elocuente testimonio de ello los dos ejemplos indicados al comienzo del fascículo Two Lessons in Group Dynamics (1), que narran las experiencias de dos grupos: uno de educadores, encargado de revisar algunos puntos del programa de estudio, y otro de expertos, a quienes se confió esbozar una política americana sobre la utilización de la energía atómica. Esta autoapreciación debe, sin embargo, fundarse en algunos principios que garanticen su eficacia (2): Ciertos métodos de autoevaluación ayudan al individuo a justipreciar su propia participación en las actividades del grupo. Otros son útiles para valorar la actuación del grupo como tal. Entre ellos, unos son más técnicos y exigen cierta formación por parte de quien los utiliza; otros, de fácil aplicación, están al alcance de todos. En este capítulo tratamos solamente de esto últimos. 1. Supuesto que la marcha del grupo depende de la actuación de todos los miembros, cada uno debe estar plenamente convencido de que él juega un papel decisivo en esta evaluación del trabajo; 2. el fin de esta evaluación mira, ante todo, más que a reavivar el interés de los participantes (como si fuera una campaña de publicidad), a favorecer el progreso del grupo y mejorar su trabajo; no es una artimaña del comité para obtener colaboración de los miembros, sino una autodisciplina que el grupo se impone para mejorarse. El que participa en una actividad de grupo puede realizar una primera autoevaluación de su conducta, observando las reacciones de sus compañeros cuando él interviene. Puede también servirse del material de autoevaluación para observar de modo más técnico su conducta en los tres niveles ya definidos: nivel del contenido, nivel del procedimiento y nivel socio-emotivo. La autoevaluación, como hemos demostrado, es un elemento imprescindible, pero el modo de llevarla a la práctica es flexible y variado. El material utilizado con este fin.es múltiple y puede ser modificado, según los exijan las diversas circunstancias y necesidades de los grupos particulares. Grabada la discusión en cinta magnetofónica, el interesado la escucha después, reflexionando sobre su propia actuación. Observa el número y la duración de sus intervenciones, el encadenamiento de éstas con las de los que le preceden, la reacción de los presentes ante sus palabras. Puede así reconocer a qué participantes se dirige con mayor frecuencia y quiénes son los que le suelen responder. Y aun puede estudiar sus relaciones con el animador: relaciones de dependencia, de oposición o franca colaboración. (1) Two Lessons in Group Dynamics, New London, A. C. Croft (ed.), 1948: 3. (2) Explicados en el folleto My Group and I, New London, A. C. Croft (ed.), 1949. 46 A) AUTOEVALUACIÓN 1. DEL PARTICIPANTE Grabación. 47 EVALUACIÓN DE ROLES REALIZADOS Observador Fecha Nombre del participante SEÑALE CON UN CIRCULO la cifra que en la escala 1-6 parece describir mejor su conducta. ROLES DE TRABAJO 1. INICIA, propone ideas nuevas, estimula al grupo. 2. PIDE información y opiniones. 3. COMUNICA sus ideas personales, sus convicciones propias. 4. INFORMA como experto o expone el resultado de sus experiencias. 5. ORIENTA, define la posición del grupo ante los objetivos del mismo. 6. FORMULA DE NUEVO O EXPLÍCITA las ideas por medio de ejemplos o comparaciones sugestivas. 7. RESUME, coordina las relaciones entre las ideas, las insinuaciones y la actividad de los miembros. FRECUENCIA 12 3 4 5 6 12 3 4 5 6 12 3 4 5 6 12 3 4 5 6 12 3 4 5 6 ROLES INDIVIDUALES FRECUENCIA 1. Manifiesta abiertamente su FALTA DE INTERÉS por su apatía, cinismo o bromas. 12 3 4 5 6 2. DOMINA AL GRUPO, trata de imponer su autoridad al grupo como tal o algunos de sus miembros. 12 3 4 5 6 3. ATACA sin motivo al grupo o alguno de sus miembros, desprecia a otros. 12 3 4 5 6 4. TRATA DE LLAMAR LA ATENCIÓN. 12 3 4 5 6 5. RESISTE, SE OPONE, BLOQUEA, vuelve sobre problemas ya resueltos, está siempre en la oposición. 12 3 4 5 6 6. PIDE AYUDA, simpatía por inseguridad o subestimación personal. 12 3 4 5 6 7. UTILIZA EL GRUPO COMO AUDITORIO para exponer sus sentimientos, opiniones o ideas personales. 12 3 4 5 6 12 3 4 5 6 2. Evaluación de funciones o roles. 12 3 4 5 6 ROLES DE SOLIDARIDAD FRECUENCIA 1 FACILITA LA PARTICIPACIÓN de los otros, inicia el intercambio. 12 3 4 5 6 2. ANIMA, manifiesta su adhesión, afecto. Comprende y acepta a los otros. Es cordial. 12 3 4 5 6 3. PROPONE el ideal al que el grupo debe tender. 12 3 4 5 6 4. ARMONIZA las diferencias entre los participantes y los subgrupos. 12 3 4 5 6 5. OBSERVA AL GRUPO, COMENTA CON OTROS LA MARCHA DEL MISMO. 12 3 4 5 6 6. BUSCA Y FAVORECE LOS COMPROMISOS, admite sus errores. 12 3 4 5 6 7. SIGUE A LOS OTROS voluntaría o pasivamente, da su parecer en las decisiones. 12 3 4 5 6 Este otro instrumento de autoevaluación (véanse los gráficos 6 y 7) sirve para apreciar la participación de los miembros de los grupos reducidos y puede hacer preciosos servicios cuando se aplica bien. Se compone de cuatro cuestionarios, a los que debe responder cada participante. Toca al que propone el test reunir las respuestas del grupo y comunicar los resultados a cada uno de los participantes. La misma naturaleza de los cuestionarios (3) impone ciertas precauciones: una dis(3) Estos cuestionarios son, con alguna pequeña diferencia, los publicados por el Centre de Recherches en Relations Humaines, inspirados en un artículo de K. Benne y P. Sheats, "Functional Roles and Group Members", Journal of Social Issues, 2 (1948), pp. 47-49. Los reproducimos con la autori- 49 creción absoluta por parte del que aplica el test y el consentimiento de los participantes para responder a las preguntas. En efecto, los resultados no deben, por lo general, discutirse en público, y, cuando lo son, sólo debe hacerse con el consentimiento explícito de todos los miembros. Incluso para utilizarle ya se requiere, de suyo, este consentimiento, o al menos una atmósfera de intimidad y confianza que equivalga de alguna manera a dicho consentimiento. El primer cuestionario (gráfico 6) exige un número de fichas igual al número de participantes menos uno, y requiere un mínimo de dos minutos por ficha, esto es, dieciocho minutos para diez participantes. Cada participante escribirá el nombre de los diversos miembros del equipo, omitiendo el suyo propio, en el lugar donde dice "participante"; el suyo lo anotará donde dice "observador". En el lugar preparado al objeto, calibrará la frecuencia con la que, a su juicio, cada participante cumple los diversos roles enumerados en la ficha. zación de dicho Centro. Hacemos notar que los resultados de esta evaluación no pueden ser objeto de una interpretación psicológica, a no ser que se recurra a los servicios profesionales de un experto. Los diferentes roles presentados no tienen otro fin que el de facilitar la observación objetiva de la conducta de los componentes de un grupo. 50 Fecha EVALUACIÓN DE ROLES Observador Los ROLES DE TRABAIO se refieren a los objetivos del grupo, a la tarea que se ha impuesto. Estos roles tratan de facilitar y coordinar los esfuerzos del grupo en la selección y delimitación del objetivo común y en la consecución del mismo. Teniendo esto en cuenta, clasifique a los miembros de su grupo en orden decreciente comenzando por el que, a su juició, satisface mejor estas exigencias. Por favor, no se incluya en la lista. Los ROLES DE SOLIDARIDAD fomentan la cohesión y el funcionamiento del grupo y el mantenimiento del equilibrio entre los miembros. Estos roles tratan de modificar o mantener el método de trabajo del grupo; de afirmar, dirigir y mantener al grupo en cuanto tal. Atendiendo a este significado, clasifique los miembros de su grupo en orden decreciente, comenzando por el que, a su juicio, sobresale en este particular. Por favor, no se incluya en esta lista. Los ROLES INDIVIDUALES se orientan hacia la afirmación y situación de los individuos en el grupo. Estos roles persiguen un fin individual que es el de permitir que los individuos expresen su emotividad y satisfagan sus rspectivas necesidades individuales. Clasifique los miembros de su grupo en orden decreciente comenzando por el que, a su juicio, sobresale en este particular. Por favor, no se incluya en esta lista. 1. 2. , 4. 5. g 7 "• 9. 10. '•• 2. 2. ¿ '• 6. 7_ g "• 10. 1. 2. ,' 4. 5. g_ 7 °9. 10. El segundo cuestionario (gráfico 7) requiere diez minutos. Cada participante debe clasificar a los diversos miembros del grupo (salvo a sí mismo), según criterios indicados en el cuestionario. Hay que atribuir un puesto diferente a cada uno de los participantes. El primer puesto designa la persona que, a su juicio, desempeña mejor la función en cuestión, y así sucesivamente. El tercer cuestionario es semejante al primero, pero esta vez el participante evalúa también su propia conducta. El cuarto cuestionario se asemeja igualmente al primero y requiere cinco minutos. Cada participante anotará su propio nombre donde dice "participante"; donde dice "observador" escribirá el nombre de otra persona del grupo, la que le parezca (a excepción del animador, si es que éste es siempre el mismo). A continuación, trate de ponerse en lugar de la persona elegida y responda al cuestionario. Así, por ejemplo, si yo, Pablo, escojo el nombre de Juan, debo tratar de imaginar cómo evalúa éste mi contribución al grupo y anotar en el lugar indicado la frecuencia con que, según él, cumplo con cada una de las funciones mencionadas. B) AUTOEVALÜACIÓN DEL GRUPO El material de autoevaluación de grupo se divide en dos categorías: el que se utiliza antes de las reuniones para elaborar un programa de discusión o trabajo que responda a los deseos y necesidades de los participantes, y el que se utiliza después de una o varias reuniones, o de un plan conjunto con el fin de comprobar la reacción de los participantes, su estado de ánimo y aumentar el rendimiento del grupo. 52 1. Depósito de sugerencias. Este método (gráficos 8 y 9) ofrece la ocasión, a cada uno de los participantes, de aportar sus sugerencias con el fin de precisar los objetivos generales de las reuniones y determinar las directrices de un posible programa de acción, o preparar el orden del día de una discusión o un ciclo de discusiones. Presenta una doble ventaja: subraya el valor de la aportación personal de los participantes y mejora el contenido del programa al tener en cuenta las preocupaciones de cada uno de los miembros, consiguiendo de este modo que cada uno se sienta más comprometido en la empresa común. Una vez recogidas las sugerencias, hay que ordenarlas según la importancia que les hayan otorgado los propios particulares; así se forma un fichero de iniciativas y sugerencias. A continuación, se puede acudir de nuevo a los participantes, rogándoles den su opinión sobre este primer esbozo del programa. Incluso puede indicárseles que hagan notar su grado de interés por cada una de las sugerencias propuestas. Resultados análogos podrían obtenerse por el equivalente oral de este método. Así, puede dividirse el grupo en pequeñas secciones al comienzo de una reunión. En estos pequeños grupos, de cinco o seis personas, cada uno dará a conocer con espontaneidad sus preocupaciones y deseos, caso que facilitará no poco la discusión general posterior. En ocasiones, incluso se puede realizar sin dividir el grupo. Cualquiera que sea el método empleado, lo importante es tratar de conocer desde un principio las preocupaciones de los participantes y elaborar un programa que las tenga en cuenta. 53 GRÁFICO 9 DEPOSITO DE SUGERENCIAS GRÁFICO 8 DEPOSITO DE SUGERENCIAS 1.» ELECCIÓN PROGRAMA 8 enero 1965 DE NUESTRA PRÓXIMA REUNIÓN DE ESTUDIOS Dos problemas han sido ya incluidos en el orden del día de nuestras próximas discusiones: añada a continuación los temas que, a su juicio, el grupo debe discutir. 1. Programa de educación secundaria. 2. La preparación del profesorado para afrontar las exigencias académicas previsibles para 1980. 3 4 5 6 7 8 Envíe esta ficha al secretario antesdel 18 de enero. No firme, por favor. 2.a ELECCIÓN PROGRAMA 21 enero 1965 DE NUESTRA PRÓXIMA SESIÓN DE ESTUDIOS Marque con una X el grado de interés que tienen para usted los siguientes temas: 1. El programa de educación secundaria. D D D 2. La preparación del profesorado para afrontar las exigencias académicas previsibles para 1980. D D D 3. La reforma de las estructuras escolares. D D D 4. Determinar la finalidad propia de cada asignatura en orden a la formación total del alumno. • • D 5. Precisar los objetivos propios de la enseñanza primaria, secundaria y superior. D D D 6. Puntualizar sobre el puesto que deben ocupar los profesores laicos en los colegios de religiosos. D D D 7. Estudiar en qué medida conviene responsabilizar a los alumnos de los cursos superiores del bachillerato. D D • 8. ¿Qué valor tiene la formación religiosa recibida en nuestros colegios? D D D 9. ¿Qué iniciativas podríamos poner en práctica en orden a la formación social de nuestros colegios? • • • 10. ¿Es conveniente incrementar las relaciones entre la familia y el colegio por medio de reuniones periódicas por cursos? D D G Envíe esta ficha al secretario antes del 31 de enero. No firme, por favor. GRÁFICO 12 GRÁFICO 1 0 • FICHA ' FIN DE SESIÓN FICHA La reunión de esta tarde le ha parecido — muy buena D — buena D — mediana D — mala — muy mala ¿Cuáles han sido, a su juicio, los fall. 'S? Y el acierto, ¿en qué estuvo? ¿Qué mejoras sugiere para hacer más eficaz nuestra próxima reunión? No firme, por favor. a a ¿Qué piensa usted de esta reunión? 1. 2. 3. 4. GRÁFICO 11 FIN DE SESIÓN FICHA ¿Qué le ha parecido el forum? ¿Cómo juzga usted el film? D D D D D Excedente Muy intresante Mediano Sin interés Muy flojo n o •3 [] ¿Qué mejoras sugiere para las próximas sesiones? ¿Qué films sugire para el futuro o para la próxima sesión? No firme, por favor. FIN DE SESIÓN 5. ¿Qué puntos le han parecido agradables o útiles a lo largo de la misma? ¿Qué puntos le han disgustado? ¿Qué mejora sugiere para la próxima reunión? ¿Cuántas veces ha querido intervenir y no lo ha consguido porque: a) no le concedieron la palabra? unas ... veces b) le parece inútil hacerlo? unas ... veces c) temía que el grupo no aceptara su proposición? unas ... veces d) su aportación no hubiera sido eficaz u oportuna en ese momento? unas ... veces e) no podía expresarse con claridad? unas ... veces f) alguno lo había observado ya? unas ... veces g) otras razones? (especifíquelas, por favor). En su conjunto, ¿cómo juzga esta reunión? interesante buena satisfactoria mediocre mala D D D D D 6. Otras observaciones al reverso. No firme, por favor. 57 2. Fecha de apreciación. Otro instrumento de autoevaluación (gráficos 10, 11 y 12) es la ficha de autoapreciación. Ayuda a conocer las reacciones de los participantes y se emplea al fin de la reunión. La mayor parte de las personas que han participado en una reunión desean, generalmente, dar su juicio sobre la discusión que acaba de tener lugar y se sienten de ordinario dispuestas a ofrecer algunas sugerencias para incrementar el rendimiento del grupo. La ficha de apreciación es, pues, una manera fácil y poco comprometida (puesto que no se firma) de canalizar estas sugerencias. La mayor parte de las obras sobre dinámica de grupo la mencionan. Puede utilizarse este procedimiento tanto en pequeños como en grandes grupos. Tres minutos antes de levantar la sesión, se invita a los participantes a rellenarla. Después, se recogen las papeletas y más tarde se dan a conocer los resultados. Los dirigentes, por supuesto, deben procurar llevar a la práctica las sugerencias realizables, con tal que reflejen la opinión de buena parte del grupo. 3. Revisión de trabajo. Estas fichas de autoevaluación pueden distribuirse en una o dos ocasiones por cada plan de trabajo o ciclo de reuniones. En esta ocasión sustituyen la ficha de apreciación. Proporcionan a los participantes una ocasión de manifestar su opinión sobre el conjunto de sus actividades y dar un juicio más ponderado sobre los aciertos y posibles errores del pe58 ríodo transcurrido. Tres fórmulas de autoevaluación de este género proponemos a continuación (gráficos 13, 14 y 15). Pueden rellenarse en unos diez minutos. Las obras sobre dinámica de grupos también la recomiendan. 4. Sesión de autocrítica. Para los miembros de un grupo es muy provechoso (aunque algo más difícil) el autocriticarse de palabra. Para esto pueden reservar algunos minutos al fin de la discusión, o bien dedicarle una sesión entera. Esta técnica afianza y orienta al ya iniciado en los trabajos de grupo, y favorece, por otra parte, una toma de conciencia más clara de la conducta individual y colectiva. Requiere una dosis notable de dominio emotivo y objetividad por parte de los que la practican; los resultados son, sin embargo, casi siempre sorprendentes. El problema principal es el encontrar el medio de garantizar en estos cambios de impresiones la suficiente franqueza y objetividad. La sesión de autocrítica da más variedad a este examen colectivo del grupo y aporta un elemento nuevo más espontáneo con la confrontación de los pareceres de cada uno de los miembros, y con tal que los participantes se presten a ello con gusto, sinceridad y sin partidismos, confiere a menudo al grupo una solidaridad y cohesión insospechada. Durante el período consagrado a la autocrítica verbal, los participantes pueden analizar en común los puntos siguientes: 59 GRÁFICO 1 3 GRÁFICO 14 REVISIÓN DE TRABAJO REVISIÓN DE TRABAIO I, MB. ¿Ha alcanzado el grupo su objetivo? ¿En qué grado? 2. ¿En qué medida han ayudado a alcanzar el objetivo del grupo? — la sesión plenaria: —' las reuniones de grupo; — la sesión de autocrítica; — la animación de la discusión ; — la observación de la misma; — los informes de los secretarios ; — la grabación de las reuniones ; — la actividad del comité. R. M- M.M, 1. ¿Está de acuerdo con la duración de las reuniones? 4. ¿Se sintió el grupo unido en la perscución del objetivo? ¿la atmósfera de nuestras reuniones invitaba a participar a todos los miembros? ¿En qué medida? Otras observaciones y comentarios : Envíe esta not'a antes del 30 D D D D D I. 1. 2. 3. n n n D • D D D D D D D D D D D D D D D D D D D D D D n D D D D D O D D D D D D C O O O D D • D D D D D D D • 3. de marzo de 1964. Comité de Acción conjunta. Jacometrezo, 16. Madrid (13). No firme, por favor. 4. OBSERVACIÓN DEL GRUPO COMO TAL (participantes y responsables) A) Orientación. ¿Qué resultados hemos obtenido? ¿En qué medida nos hemos compenetrado con nuestros objetivos? ¿Hemos profundizado en el método utilizado para lograr nuestro objetivo? ¿Ha sido una traba en el problema la falta de información o de conocimiento del problema? B) Unidad y motivación. ¿Vivimos todos igualmente interesados por el modo peculiar de proceder del grupo? 2. ¿Se ha mantenido el interés? ¿Decayó en algún momento? 3. ¿Cuál ha sido el grado de nuestra compenetración? 4. ¿En qué grado conseguimos subordinar nuestros intereses personales a los del grupo? 1. C) Atmósfera. 1. La atmósfera del grupo, ¿es espontánea o artificial? 2. ¿Acogedora y natural o ceremoniosa y diplomática? 3. ¿Estimula la colaboración o el espíritu de competencia? 4. ¿Amigable.u hostil? 5. Otras observaciones: II. OBSERVACIONES SOBRE LA PARTICIPACIÓN PERSONAL DE LOS MIEMBROS A) Participación ordinaria. 1. La participación, ¿fue general o provenía de un solo sector? 2. ¿Se ceñían al tema las intervenciones o existía cierta tendencia a divagar? 3. Las intervenciones, ¿reflejaban que sus autores habían prestado atención a las intervenciones precedentes? 4. ¿Se centraban las intervenciones en el punto de discusión o más bien han revelado que los participantes eran incapaces de desprenderse de sus ideas preconcebidas y sus "posturas" emotivas (sentimientos personales)? B) Servicios al grupo. ¿Con qué resultado ha contribuido el animador (o los animadores) al servicio del grupo? 2. ¿Ha sido exacto el secretario (o los secretarios) en la redacción de los informes? 3. ¿Fué provechosa la labor de los observadores? 4. Otros servicios: III. OTRAS OBSERVACIONES Y COMENTARIOS No firme, por favor. 1. GRÁFICO 15 REVISIÓN DE TRABAJO 1. ¿En qué medida hemos alcanzado los objetivos propuestos? 2. ¿Estamos todos igualmente interesados en nuestro modo peculiar de actuar? 3. La atmósfera de las reuniones, ¿estimula la colaboración efectiva de cada uno de los participantes? 4. ¿Se podría decir que iodos participamos activamente y por igual en la discusión? 5. ¿Discutimos realmente los puntos de estudios o tenemos tendencia a divagar? 6. ¿Se podría asegurar que el que toma la palabra tiene en cuenta las intervenciones precedentes? 7. ¿Cree usted que ha sido eficaz la labor de los diversos responsables del grupo: —* animador? — secretario? —-* observadores? — especialistas? —* encargados de otros servicios? 8. Otras observaciones: I 62 No firme, por favor. 1. Motivos de su agrado o desagrado al fin de la reunión o del ciclo de reuniones; 2. diversos incidentes que puedan iluminar al grupo en el examen de su conducta: bloques intelectuales o emotivos, apartes, oposiciones, agresividad ; 3. conducta de los participantes, no como personas particulares, sino como miembros de una misma organización: moral, espíritu de equipo, respeto a la opinión ajena, disponibilidad para el intercambio y la colaboración; 4. conducta del animador y de los otros responsables del grupo; ¿favorecen éstos la participación general? ¿Crean una atmósfera propicia al diálogo y a la colaboración? O OBSERVACIÓN Entre los medios de autoevaluación existe uno más desarrollado que los otros, que sirve tanto para la autoevaluación personal como para la del grupo. Se trata de la observación. Esta permite a cada participante calibrar objetivamente algunos aspectos de su conducta en el grupo. Incrementa también notablemente la objetividad de las sesiones de autocrítica del grupo. En este capítulo trataremos tan sólo de dos de estos métodos de observación; métodos sencillos que toda persona prudente puede utilizar sin necesidad de acudir a los expertos: observación de la interacción grupo-animador y observación de la solidaridad interindividual. Pueden utilizarse por separado o conjuntamente; en este caso, convendrá confiar cada una de estas misiones a personas distintas. Estos dos métodos, evidentemente, no son 63 más que una pequeña muestra del enorme arsenal de métodos que ya existen en este campo. El hecho de que no sea necesario acudir a expertos en dinámica de grupos para llevar a cabo esa tarea no significa que la experiencia tendrá éxito la dirija quien la dirija, realizada de cualquier forma, y aún menos que pueda desarrollarse sin vigilancia o control. Conviene tener en cuenta algunas observaciones, que podemos resumir en los puntos siguientes: 1. Las personas que integran el grupo deben ser suficientemente capaces, objetivas y maduras; 2. conocer la naturaleza de esta experiencia y las líneas generales del método; 3. el grupo debe dar su aprobación explícita antes de emprender este trabajo y aceptar, en principio, las indicaciones de los observadores; debe comprender que de él depende el resultado de esta experiencia y aceptar esta responsabilidad; 4. los responsables de la observación deben vigilar especialmente el desarrollo de la experiencia y moderar discreta, pero efectivamente, su evolución. Después de haber adquirido el mínimo de formación necesaria, el observador escogido por el grupo entra en funciones en el momento de la discusión. Debe colocarse en un sitio donde no pierda ninguna intervención de los participantes, manteniéndose al mismo tiempo algo al margen del grupo para no entorpecer la discusión con su silencio y realizar así su cometido con discreción. El observador no debe, bajo ningún pretexto, tomar parte en la discusión: le es necesaria toda su atención para no perder ninguna de las múltiples intervenciones de los participantes o del animador. Debe estar constantemente alerta y no dejar pasar nada sin anotarlo, tratando al mismo tiempo de ser lo más objetivo posible en sus notas e interpretaciones. 1. Interacción grupo-animador. Por interacción entendemos la actividad de cada uno en relación con la de los otros miembros del grupo: animador, participantes, grupo. El observador ni se preocupa del contenido ni de los detalles del procedimiento; debe centrar toda su atención en el número y tipo de las intervenciones del animador y de los participantes. Anotará en las columnas correspondientes las intervenciones del animador, ya exprese sus ideas personales o hable en función del grupo, y las de cada uno de los participantes (no tanto como personas privadas, sino como identificados con el grupo), ya se dirijan al animador, al grupo como tal, o al grupo, encadenándose con la intervención precedente. Si utiliza el formulario del gráfico 16, el observador indicará el tiempo transcurrido en la columna de la izquierda, generalmente cinco minutos por sección. Acabada la reunión y una vez anotados el nombre y la fecha en los encasillados correspondientes, sumará el número de las intervenciones y lo anotará donde dice "total". Con la ayuda del gráfico 17 podrá a continuación establecer el perfil de la discusión. En primer lugar, anotará el total de las intervenciones del animador y del grupo en los rectángulos mayores destinados 65 64 5 al efecto, y la proporción entre estas dos cifras en el rectángulo siguiente. Así, por ejemplo, si el animador ha tenido cuarenta intervenciones y el grupo doscientas, la proporción será de 1/5, proporción excelente, como ya hemos indicado. Reproducirá en seguida el desarrollo de la discusión por períodos de cinco minutos; si el animador, por ejemplo, ha intervenido durante los cinco primeros minutos cinco veces para expresar sus ideas personales y ocho en función del grupo, el observador marcará con un aspa trece encasillados, y así sucesivamente, tanto para el animador como para el grupo. El cuadrado aislado colocado sobre ambos perfiles indica el valor de los cuadros pequeños del encasillado. Cada línea tiene treinta y seis. Si el grupo verifica más de treinta y seis intervenciones en cada uno de los períodos de cinco minutos, en este caso se dará a cada uno de los cuadrados valor doble (o más, según la necesidad) y se escribirá un 2 en el cuadrado aislado. Es necesario que el cuadrado del animador y el de los participantes tenga idéntico valor. El gráfico 18 ayuda a valorar el conjunto de las diferentes intervenciones, sin tener en cuenta el factor tiempo. Los casilleros se rellenan de izquierda a derecha de tal modo que se respete la proporción Concedemos mayor número de casilleros a los participantes que al animador. Verificado el perfil, el observador deducirá sus propias conclusiones. Estas serán, evidentemente, hipótesis que nuevas experiencias permitirán verificar. Es importante, para ser justo, ditinguir netamente las conclusiones que la observación nos ofrece y los datos ofrecidos por la interpretación que a éstos da el observador: los primeros son hechos, la segunda es una mera opinión. Gráfico 16 INTERACCIÓN GRUPO-ANIMADOR Observador.- Hampo" Anima d or en funcidn Intervenciodel grupo nes personales Total Tota! Total Total Total Total €6 Fecha •• INFORME DEL OBSERVADOR 1 Participantes al animador al grupo al grupo encadenando Gráfico 17 Gráfico 18 INTERACCIÓN GRUPO-ANIMADOR Fecho; F e c h a •• 1 Observador Tiem pos. INTERACCIÓN DE LOS PARTICIPANTES INFORME DEL OBSERVADOR al grupo Tiem pos. intervenciones personóle: INTERACCIÓN DEL ANIMADOR - Observador1 PARTICIPANTES ANIMADOR i i i i i i : 1 1 i I I 1.1 ! i i i i i i i i ¡ i i i i i i i i i i i i i INFORME DEL OBSERVADOR INTERACCIÓN GRUPO-ANIMADOR al animador -35- -30- -25- -20- -15- -10- - 5 - -- al grupo en cadena Teniendo en cuenta esta distinción, podemos presentar algunas hipótesis confirmadas en repetidas ocasiones por la experiencia: 1. Entre el número de las intervenciones del animador y las del grupo existe cierta relación. El animador puede hablar en contadas ocasiones o en exceso y provocar, consecuentemente, un número más reducido de intervenciones. La relación ideal, como hemos visto en el capítulo segundo, es de 1 a 5. 2. El número de las intervenciones personales del animador y el de las intervenciones del grupo dirigidas a él guardan cierta proporción. A mayor número de intervenciones personales del animador, la atención del grupo se centra más en él y el intercambio de ideas entre los participantes es menor (el gráfico 18 subraya elocuentemente este punto). 3. El tipo de intervenciones más fecundo y el que ofrece los mejores resultados, tanto en el nivel de contenido como en el de procedimiento, y procura mayor satisfacción a los participantes, es aquel en el que el grupo se dirige al grupo, suscitando intervenciones encadenadas. 4. Las intervenciones del animador en función del grupo favorecen este tipo de intervenciones, así como aquellas en las que el grupo se dirige al grupo. Este tipo de observación en la práctica no es difícil; no requiere de parte del observador más que atención y rapidez. 70 2. Solidaridad interindividual. El segundo método trata de determinar la participación individual de cada uno de los miembros y la reacción que provocan sus intervenciones. Para fomentar esta plena participación del grupo, el observador comienza siempre analizando estas intervenciones individuales. Este análisis permite determinar la parte que cada uno toma en la discusión, las reacciones que sus intervenciones provocan y la relación entre las intervenciones emitidas y recibidas. El uso de este método supone que en el grupo existe ya cierta unidad. Si utiliza el gráfico 19, el observador anotará los datos habituales en los rectángulos correspondientes y empleará una de estas fichas por cada quince minutos. Registrará el nombre de los participantes, comprendido el del animador, pero no el suyo, por orden alfabético o, mejor, según el lugar que ocupen en el círculo de discusión. Escribirá estos nombres en ambas columnas, la horizontal (columna de los destinatarios) y la vertical (columna de los autores). Reservará un puesto en cada una de las columnas para el grupo considerado como persona moral (representado por la sigla O), capaz de emitir y recibir. Cuando Juan, por ejemplo, se dirige a más de dos personas, su intervención será J-O; o cuando más de dos personas reaccionan al tiempo—risa general, asentimiento de cabeza, protesta general...—estas intervenciones deberán registrarlas a cuenta del grupo: O-O u O-J. Con frecuencia, algunas expresiones o formulaciones, subrayadas a propósito, encierran de suyo más de una intervención: así, por ejemplo, cuando Jaime responde a Juan, pero mira 71 a Fernando. En este caso, el observador deberá anotar dos intervenciones (Ja-J y Ja-F) en lugar de una sola. En caso de utilizar el formulario del gráfico 20, el observador rellenará los datos consabidos y empleará también ahora una ficha por cada quince minutos de discusión. Escribirá el nombre de los participantes, según el lugar que ocupan en el círculo, comenzando por el que está colocado a la izquierda del animador. El nombre de éste lo colocará en el centro del círculo. El círculo intermedio representa al grupo. El observador anotará las intervenciones valiéndose de flechas que partan del nombre del emisor al del destinatario. Una vez establecido el primer contacto y dibujada la flecha en esa dirección, bastará marcar sobre ella tantas puntas de flecha como sean las intervenciones subsiguientes dirigidas en el mismo sentido. Si la intervención se dirige al grupo, la flecha apuntará al círculo medio. El cálculo de las medias (gráfico 21) es costoso, pero muy revelador. El observador debe rellenar una ficha de comparación para el grupo considerado como persona moral, y otras tantas por cada uno de los miembros. Es una tarea sencilla. Supongamos un equipo de diez personas (comprendido el animador, pero, sin contar al observador). El conjunto de los participantes ha emitido 400 intervenciones y ha recibido, por tanto, otras 400. Se anotan estas cifras en los encasillados que indican el "total de intervenciones". La media en este caso es de cuarenta intervenciones; se anota este número en el lugar indicado al efecto. A continuación se escribe el nombre de los participantes en orden decreciente de in72 tervenciones. Carlos, por ejemplo, que ha intervenido setenta y cinco veces, ocupará el primer puesto; junto a su nombre se anotará en el primer encasillado 75; y en el segundo + 35. Carmela, que es la que ha tenido menos intervenciones, vendrá en último lugar: Carmela, 21, —19. Del mismo modo hay que calcular las cifras de la columna de recepciones. Puede ser que Carlos, que es quien más ha emitido, no sea el que ha recibido más, y que Pedro, que tiene a su favor un buen número de intervenciones (38), sólo haya recibido 11. En ocasiones, comprobaremos que Santiago, Ignacio y Pilar, que han emitido 70, 64 y 59, respectivamente, han recibido 62, 64 y 54, monopolizando, por tanto, la discusión. El fin de estas estadísticas no es, precisamente, reducir la participación de Carlos (75) a la media común (40), ni aumentar matemáticamente las intervenciones de Carmela (21). La observación tiene por misión contribuir a la autodisciplina del grupo como tal. Si Carlos tiene más iniciativas que Carmela, no se trata de reducirlos a un común denominador. Pero sí es ventajoso para el grupo que Carlos sea consciente de que tiene tendencia a dominar a sus compañeros en la discusión, por lo que no sería raro que éstos un día se resistieran a colaborar con él. Quizá decida entonces intervenir con menos frecuencia (no es preciso que sea él quien promueva todas las iniciativas), o modifique su modo de hablar y escuchar, o procure que pase inadvertida la superioridad intelectual que le coloca a la cabeza del grupo. Y Carmela, cuya inteligencia es de todos co73 Gráfico 20 Gráfico 19 SOLIDARIDAD INTERINDIVIDUAL SOLIDARIDAD INTERINDIVIDUAL Observador Fecha* INFORME DEL OBSERVADOR INFIRME DEL OBSERVADOR Observador' Ternas Feche- Tiempo: Destinatarios Autores Totales I Tiempo^ O o o o o Totales o oo O o o oo o o o o o o nocida, comprenda también que el grupo la necesita y que debe, por tanto, comprometerse y no remitirse a las opiniones de la mayoría. Caerá en la cuenta de que, en ocasiones, su silencio perjudica al grupo, que necesita conocer su punto de vista. Gráfico 21 SOLIDARIDAD INTERINDIVIDUAL INFORME DEL OBSERVADOR EMITE Fecha ; Observador^ RECIBE. Total intervenciones | ] Medio { [ Resultados comporotivos de cada uno délos participantes: Total intervenciones P I Medio T~~í Resultados comparativos de cada uno de los participantes: Del mismo modo, la confrontación de las intervenciones emitidas y recibidas aportan datos muy significativos. Pablo comprobará que se dirige casi siempre a Pedro y a Juan, y rara vez a los demás; caerá en la cuenta también de que todos le hablan, salvo Ramón y Luis. No conviene exagerar el sentido dé estas comprobaciones, que debemos interpretar con un sano humorismo. Cualquiera que esté verdaderamente interesado por el progreso del grupo y el suyo propio sabrá aprovechar estos datos sobre su conducta en el grupo. :::: :::: La autoevaluación del grupo es muy eficaz. Es difícil de realizar y requiere serias precauciones, tacto y discreción. Aunque dirigida directamente al bien y progreso del grupo, puede hacer que disminuya la espontaneidad y las intervenciones sean menos naturales y profundas, a pesar del interés que todos muestran por el progreso del mismo. Por esta razón debemos utilizarla con prudencia y moderación; de lo contrario, existe el peligro de herir a los individuos y distraer del trabajo esencial del grupo a los más capaces y entusiastas. ~~~~ Finalmente, hacemos notar que las técnicas de autoevaluación arriba expuestas no son más que una muestra del arsenal de instrumentos de autoevaluación. Las páginas precedentes tratan, simplemente, de poner en manos de los responsables de la vida 77 de un grupo algunos medios de autoevaluación de fácil manejo. Conviene recordar en este capítulo dedicado a la autoevaluación que la dinámica de grupos es no solamente una ciencia y un conjunto de te'cnicas, sino, ante todo, un espíritu. el secretarlo El informe del secretario no ocupa, sin duda, el primer puesto entre los trabajos que se presentan en una reunión; haríamos mal, sin embargo, al no valorarlo como conviene. El secretario, en efecto, ayuda al grupo a retener las sugerencias aportadas en reuniones anteriores, los incidentes a que dieron lugar, los acuerdos tomados...; cada uno de los miembros se sentirá más desahogado y participará con más gusto en la reunión si tiene la certeza de que sus ideas y decisiones quedan anotadas. Si el secretario, por otra parte, va anotando las diversas intervenciones a medida que se desarrolla la discusión, podrá, en un momento dado, ayudar al grupo a centrar el objeto de la discusión, servicio precioso para el animador. 1. Informe analítico. El secretario anota las intervenciones a medida que se van formulando. He aquí su tarea: 1. Escoger los elementos que conviene anotar; 2. centrarse en el tema de la discusión; estar dis78 79 PRIMERA IDEA. 3. 4. 5. 6. 2. puesto en cualquier momento, si se lo piden, a presentar la síntesis de toda la discusión; en las reuniones convocadas para resolver un problema concreto, anotar el estado de la cuestión, las afinidades y puntos de divergencia entre los participantes, las conclusiones obtenidas; reseñar tanto las ideas convergentes como las divergentes; consultar al grupo si duda del sentido de una intervención, y no pretender adivinarla; cuando el grupo decidiese pasar a la acción, anotar el campo de actividad de las diversas tareas, el nombre de los responsables y la fecha fijada para cada una de ellas; en ocasiones, pedir al grupo su opinión sobre la factura y redacción de los informes, sobre todo en el caso de que un solo secretario redacte todas las actas. Informe sintético. Muchos grupos prefieren el informe sintético al informe detallado en exceso .Aquél agrupa los elementos dispersos en el curso de la discusión en torno a los temas centrales que han sido objeto de la misma. Este tipo de informe es particularmente útil cuando un problema se estudia en sesiones sucesivas; ofrece entonces la ventaja de permitir a los participantes iniciar la discusión en el mismo punto en que la habían abandonado en la sesión anterior. Más breve y funcional, tiene más probabilidades de ser leído y utilizado. Muy a menudo, se construye según el esquema siguiente: Argumentos favorables: 1. Más factible, 2. etc. Argumentos en contra: 1. Compromete el futuro, 2. etc. Acuerdo: Unánime; división de opiniones: 8-3; desacuerdo. Argumentos de estuüio: 1. Oportunidad del proyecto, 2. etc. SEGUNDA IDEA 3. Método de grabación. La experiencia muestra que la redacción de un informe-síntesis de una sesión de noventa minutos requiere tres horas de trabajo. Conscientes de esta realidad, muchos grupos prefieren grabar la discusión en cinta magnetofónica y permitir de esta manera a su secretario que participe en la discusión. Esta práctica presenta varias ventajas: no requiere mucho más tiempo, permite que una participante más 81 80 6 tome parte en la discusión y la enriquezca con sus ideas y ofrece más garantías de objetividad en la redacción del acta, ya que el secretario puede parar a voluntad el magnetofón y tomar los datos necesarios a su gusto. el "membershlp" (el espíritu de equipo) El "membership" aparece, a primera vista, como la resultante de las diversas influencias que operan en el interior del grupo. En realidad es la virtualidad por la que cada uno de los participantes toma conciencia de sus propias responsabilidades ante los demás, las asume y se esfuerza por actuar en consecuencia. Según le consideremos, en el momento de su formación o en una fase ulterior de su desarrollo, el "membership" revestirá un aspecto genético o dinámico. A) ASPECTO GENÉTICO 1. Elementos. La conciencia que cada uno de los miembros posee de pertenecer al grupo es, sin duda, el primer elemento, esto es, el sentimiento de ser en él conocido y aceptado cualquiera que sea su categoría social. La necesidad de garantizar la presencia de este 82 83. elemento motiva de manera decisiva los diversos modos de autoevaluación, de los que hablamos más arriba. Llamaremos a este primer elemento solidaridad. El segundo elemento apunta a la actividad personal de los participantes en las diversas tareas que pertenecen al grupo y las metas que debe alcanzar. Para cada uno de ellos se concreta en el hecho de tener que desempeñar un determinado número de funciones^incluida la discusión—y el modo de realizarlas. Este elemento, a su vez, nos obliga a recurrir, con un margen de libertad, pero inevitablemente, a alguno de los múltiples métodos de autoevaluación analizados en el capítulo cuarto. Podríamos denominar a este elemento participación. El último elemento se refiere a la dirección del grupo; esto es, al papel que juega cada uno de los participantes en la elaboración de los objetivos del grupo, en su dirección y en su conducta, en las grandes directrices de su línea de acción; en una palabra, en el liderato tal como queda explicado en nuestro segundo capítulo. Se impone de nuevo aquí el dejar claramente definida la distinción que existe en el grado de responsabilidad de los grupos. Pero tanto, si éste es un grupo de consulta que debe únicamente formular sus proposiciones, como si es un grupo deliberativo con autoridad para decidir, es esencial que su responsabilidad quede desde un principio netamente delimitada y estos límites sean claramente expuestos y conocidos por todos los miembros. A este elemento le llamaremos responsabilidad. 2. Definición. Podríamos, en consecuencia, definir así el "membership": Un modo de ser, de pensar y actuar caracterizado por: 1. La conciencia claramente sentida de pertenecer a un grupo; 2. la conciencia de participar en la vida del grupo en un grado satisfactorio para sí y para el grupo; 3. la conciencia de tomar una parte limitada, pero real y grata, tanto para sí como para los otros miembros, en la dirección general del grupo. Esta definición, ya se ve, vale para todos los grupos ; tanto si se trata de un grupo de trabajo, como de un grupo de formación o un grupo mixto, si el grupo tiene una función deliberativa o puramente consultiva, si su formación ha sido espontánea o impuesta, es necesario que estas condiciones se verifiquen. B) ASPECTO DINÁMICO Las condiciones necesarias en la génesis del "membership" lo son también en su ulterior desarrollo. Si no se atiende a esta doble necesidad, será difícil que el grupo logre sobrevivir, y aunque aparentemente siga actuando, su eficacia será tan sólo aparente. Servirá, eso sí, de auditorio al presidente y quizá hasta éste se haga la ilusión de que cuenta con su aprobación, pero ellos nunca se comprometerán a seguirle. Esto sucede porque el "membership" condiciona la vida del grupo ; se desarrolla progresivamente por etapas. Siendo la interrelación psico- 84 85 lógica su característica fundamental, el porvenir del grupo está ligado al modo en que integre las oposiciones y afinidades existentes entre sus miembros, y resuelva los problemas, tensiones y conflictos, que surgen normalmente en su seno. El grupo, como la persona, exige una motivación verdadera y auténtica. El organizador, el jefe o el presidente que no comprende esta ley o no quiere tenerla en cuenta se condena a trabajar aislado. verdad, autoridad y discusión Pretendemos con este capítulo situar la discusión en la vida. Al fin ya de nuestra exposición sobre la dinámica de grupos, no tratamos de contraponer el concepto de discusión o libertad al de autoridad, o incluso al de verdad. Intentamos tan sólo examinar los límites y fronteras de la discusión con el fin de precisar su papel y delimitar su alcance. En el plano intelectual se imponen dos consideraciones : Naturaleza de la discusión. Del conjunto de la obra se deduce que la discusión es esencialmente una función del espíritu y un método de trabajo. La naturaleza misma del hombre la exige, ya que éste no recibe la verdad en una iluminación avasalladora, sino que sólo logra adquirirla progresivamente gracias a un lento proceso de análisis y síntesis. La exposición del maestro tendrá siempre vigencia—¡incluso en dinámica de grupos se recurre a las conferencias de los especia86 87 listas! —-, pero tiene un papel auxiliar: no puede, de suyo, sustituir a la lenta y activa trituración de enunciados y proposiciones. Esto supone un clima de mutuo intercambio, que favorezca la interfecundación de los espíritus, y sustituya a la proclamación de unas fórmulas definitivas, si se quiere, e indiscutibles, pero que no han sido asimiladas. En la historia del pensamiento, aparece ya la discusión al alborear el mundo occidental, en tiempo de los filósofos griegos. La discusión está presente en la Edad Media, ha sido el gran útil de trabajo de los tiempos modernos, y hoy se proclama más necesaria que nunca, en un mundo que se renueva y en el que los problemas, necesariamente, se multiplican y complican. Contenido de la discusión. Que la discusión sea algo connatural al espíritu humano no implica necesariamente el que todo el campo del saber haya de ser puesto en cuestión y discutido. La verdad no es el resultado de un acuerdo en una discusión; pertenece a otro orden. Estrictamente hablando, este orden es el de las ciencias superiores. La Filosofía y la Teología deducen, en efecto, sus conclusiones a la luz de los primeros principios de la razón natural y Revelación, respectivamente. Para los que conocen la realidad de estos principios-base, la verdad tiene un carácter absoluto. Para ellos, las conclusiones esenciales de la Filosofía y de de la Teología—y no todas sus proposiciones—, no podrían formalmente ser puestas en discusión. 88 En los otros dominios del saber, las conclusiones se infieren de la observación metódica de la naturaleza y de la vida. Domina en ellos, como lo describe bien una obra reciente, un espíritu científico y experimental, de signo contrario al primero: "El espíritu experimental se desarrolla apoyándose a cada paso en la observación de los hechos y situaciones. Somete el pensamiento a la experiencia y busca la realidad objetiva. Posee el arte de interrogar a la naturaleza, de hacerle las preguntas precisas, preocupado tan sólo por verificar cuidadosamente, con riguroso control, sus respuestas. Esta preocupación predominante por una objetividad luminosa y modesta lleva al hombre a subordinar sus ideas, juicios y normas de conducta, no ya a criterios prefabricados arraigados en un medio dado, o a sentimientos por elevados que sean, o a los principios tradicionales, sino a la experiencia de los hechos" (1). A su método de investigación corresponde, hablando con propiedad, un grado de certeza inferior al precedente: la probabilidad. Que en este campo la discusión sea posible, es algo evidente: el grado de certeza al que se aspira y la marcha misma del pensamiento, lo exigen naturalmente. Más aún, teniendo en cuenta las condiciones enunciadas más arriba sobre el carácter absoluto de la verdad, la discusión es posible y deseable en aquellos dos sectores de la ciencia—Filosofía y Teología^y no, como ya hemos dicho, porque debamos poner en duda sus conclusiones esenciales, (1) P. Angers, Problémes de culture au Canadá francais, Montreal, Beauchemin, 1961: 76-77. 89 '•—YCIUAVJ, ¡tiHunaaa y discusión sino porque que necesita verdad. Desde el también dos ésta es la factura del espíritu humano, correr un largo camino para alcanzar la punto de vista sociológico se imponen consideraciones. Naturaleza de los grupos. En las páginas precedentes hemos visto que la creación de un grupo supone ciertos requisitos. Unos dependen de la estructura misma del grupo; otros, no. En efecto, en ciertos grupos de formación espontánea, los miembros participan de una formación y un nivel social igual o equivalente. Como ya hemos subrayado, estas características ofrecen sus ventajas, pero tienen también sus inconvenientes. Sin embargo, no todos los grupos se han formado así. Existen otros estructurados de manera diferente, en los que algunos componentes del grupo están constituidos en autoridad, mientras que los otros se encuentran en estado de sumisión y obediencia. Estos grupos ofrecen ciertas ventajas sobre los anteriores, pero tienen también sus inconvenientes. Debemos respetar su estructura, y sena un error no querer tener en cuenta los datos que la realidad nos ofrece. Así, sería ilógico que un profesor pretendiera rebajar su prestigio intelectual y social al nivel del de sus alumnos; él posee, naturalmente, más ciencia, más formación, más experiencia y madurez que ellos. Precisamente por esto tiene autoridad sobre ellos y está encargado de enseñarles. Estas diferencias no impiden, sin embargo, todo género de discusión; pero ésta, como es claro, deberá situarse en un terreno legítimo. Es, por tanto, cuestión de 90 honradez intelectual, de fidelidad a la inspiración inicial, que ha estructurado el grupo, y de lealtad hacia los diversos miembros del mismo. Funciones de la discusión. Por su naturaleza, la discusión es un método de trabajo intelectual. Aplicada a un tema especulativo, abre nuevos horizontes a la investigación científica y favorece la adquisición de la ciencia; aplicada a un tema práctico, tiene por función examinar los diversos aspectos del problema para llevar a la solución. Sean especulativas o prácticas, estas soluciones quedan de suyo en un plano intelectual. Su aplicación es extrínseca a la naturaleza misma de la discusión. De aquí se deduce que una discusión puede ser consultiva, y en este caso se contentará con presentar la solución estudiada a quien ha hecho la consulta y sobre quien recae, en último término, la decisión; otras veces será deliberada si las soluciones descubiertas por el grupo tienen fuerza de ley o son automáticamente ratificadas por la autoridad superior de la que depende el grupo; ejecutiva, finalmente, en el caso en que el grupo tenga autoridad para actuar y aplicar, por tanto, las soluciones descubiertas. La apertura de espíritu, el mutuo intercambio de ideas y la atmósfera de confianza, favorece, por supuesto, la práctica de la discusión. Toda discusión, para que sea fructífera, exige ese clima de seguridad personal y mutua confianza. Ningún método de discusión, por perfecto que sea, tiene en sí virtud mágica, y no podrá hacer caer en la cuenta del 91 valor del intercambio de ideas a personas que no se fían en principio más que de sí mismas y rehusan habitualmente toda forma de diálogo. Debemos convencernos de que en los ambientes de rápida evolución, como el nuestro, el trabajo en equipo es una necesidad. Es, prácticamente, el único medio, en la elaboración de una política prospectiva, de asegurar el respeto al conjunto de valores que constituyen el patrimonio de una comunidad, así como uno de los pocos medios, si no es el único, de garantizar la estabilidad y eficacia de las soluciones del porvenir. bibliografía Las notas bibliográficas que siguen permitirán completar, por medio de lecturas más profundas, las nociones presentadas en las páginas que preceden. Agrupamos las obras bajo dos epígrafes. El primero comprende algunos volúmenes básicos en lo que concierne a la dinámica de grupos como- ciencia. El segundo sugiere algunas lecturas que ayudarán, sobre todo, a aquellos que se interesan en la dinámica de grupos como técnica de trabajo. A Ciencia de los grupos. BALES, R. F . : Interaction Process Analysis, Cambridge, Addison-Wesley Press, 1951, 202 pp. Este volumen, fundamental en la materia, analiza de forma científica y rigurosa los procesos de interacción dentro de los pequeños grupos. Basado en una larga experiencia, elabora una luminosa teoría sobre la profunda relación que existe entre los niveles intencional y emotivo de la discusión. BARNLUND, D. C , y HAIRMAN, F. S.: The Dynamics of Dis- cussion. Boston, Houghton Mifflin Company, 1960, 461 pp. Obra realizada en colaboración que analiza el funcionamiento del grupo de discusión. Fruto de una paciente investigación científica, está, sin embargo, redactada con el 93 92 mínimo de términos técnicos, con el fin de ser asequible al gran público. Los dieciséis capítulos del volumen, agrupados en cinco partes y seguidos de un triple apéndice, abarcan los puntos capitales de la materia en cuestión. BERLO, D. K.: The Process of Communication, New York, Holt, Tinehart and Winston, Inc., 1960, 318 pp. Estudio sobre la comunicación humana a partir datos que nos ofrecen diversas ciencias: psicología sociología, lingüística, antropología y filosofía. Obra za fundamentalmente científica, redactada también mínimo de términos técnicos. de los social, de tracon el BONNER, H.: Group Dynamics: Principies and Application, New York, The Ronald Press Company, 1959, 531 pp. Se divide este volumen capital en dinámica de grupos en cinco partes. Estudia, en primer lugar, los orígenes y desarrollo de la ciencia de la dinámica de grupos; sigue un análisis muy conseguido sobre los factores dinámicos que favorecen el desarrollo de la vida del grupo, la solución de los choques intelectuales y emotivos que dificultan su desarrollo y los procesos de ajuste y adaptación en el interior del grupo. Afiade a esto unas consideraciones y análisis sobre la conducta individual de los diversos miembros en el interior del grupo y sobre la interacción de unos con otros. Una crítica de la dinámica de grupos, donde recoge las últimas investigaciones realizadas hasta el presente y marca la pauta para ulteriores trabajos, cierra el volumen. CARTWRIGHT, D., y ZANDER, A.: Group Dynamics: Research and Theory, New York, Row, Peterson and Company, 1958, 642 pp. Es una auténtica suma de todos los conocimientos sobre la moderna ciencia de la dinámica de grupos y sobre los problemas que ésta plantea. Presentada por los dos aurores citados en el título, es obra de unos cuarenta especia!^tas de todas las nacionalidades. Se divide en seis secciones que tratan los puntos siguientes: métodos diversos de estudio 94 y análisis de los grupos y su eficacia; solidaridad del grupo, "standards" de grupo y presiones colectivas, objetivos y proceso de evolución, características estructurales de los grupos, "leadership". GURTVITCH, G.: Traite de sociologie, París, P. U. F., vol. I, 1958, 514 pp. Vol. II, 1960, 466 pp. Este tratado de sociología es también una obra en colaboración. Dieciséis especialistas han tomado parte en el primer volumen y dieciocho en el segundo. Jorge Gurtvitch escribe en el prólogo: "Este tratado pretende ser un libro de consulta para estudiantes, investigadores, representantes de ciencias afines, y para un público cultivado." La sección nona del volumen II se titula "Problemas de psicología colectiva y psicología social". En esta sección, que abarca desde la página 333 a la 402, se estudian diversos problemas especiales de la dinámica de grupos, analizados todos ellos por especialistas. Destacan los artículos de Stoetzel J., "La psicología de las relaciones interpersonales"; de Barricaud F., "Psicología de grupos", y de Lefebvre H., "Psicología de las clases sociales". HARÉ, P.: Handbook of Small Group Research, New York, The Free Press of Glencoe, 1962, 512 pp. Obra de consulta, que tiene por misión suministrar el material necesario para la elaboración de una teoría del microgrupo. La primera parte trata de la estructura y funcionamiento del grupo. La segunda analiza seis factores que influyen en la interacción. Por último, la tercera estudia la productividad de los grupos y los individuos. Una imponente bibliografía, que contiene más de 1.385 citas, completa este trabajo de investigación. HARÉ, P.; BORGATTA, E. F.; BALES, R. F. (ed.): Small Groups, Studies in Social Interaction, New York, Altred A. Knopf, Publisher, 1955, 666 pp. Obra de consulta que reúne los trabajos de unos sesenta especialistas en dinámica de grupos. Estos estudios, publicados ya la mayor parte en forma de monografías o artículos 95 de revista, están agrupados en tres secciones. La primera trata la vertiente histórica y teórica de los estudios sobre el microgrupo, la segunda estudia al individuo en situaciones sociales concretas, y la tercera analiza al grupo como sistema de interacción social. Una bibliografía comentada de más 584 obras completa este trabajo de investigación. KRECH, D., y CRUTCHFIELD, R. S.: Théorie et Problémes de psychologie sacíale, traducido del inglés por H. Lesage. París, P. U. F., 1951, 639 pp. Se divide esta obra en tres grandes secciones. La primera presenta los principios básicos de la psicología social. La segunda analiza los procesos sociales a la luz de los principios ya enunciados. La tercera, por último, presenta algunos casos concretos donde intervienen estos procesos sociales: prejuicios, tensiones, conflictos. LEWIN, K.: Field Theary in Social Science (D. Cartwright, ed.), New York, Harper and Brothers Publishers, 1951, 346 pp. Obra científica y compleja que reúne una serie de artículos decisivos sobre la teoría del "campo". A partir de esta teoría general del aprendizaje, el autor, considerado como el fundador de la dinámica de grupos, realizó el estudio experimental de los fenómenos del grupo. Es una obra clásica. Es, sin embargo, más eficaz ponerse en contacto con su teoría a través de artículos más sencillos que presentan los puntos esenciales de la misma (cf. Lindzey G., Handbook of Social Psychology, cap. 5). LEWIN, K.: Resolving Social Conflicts: Selected Papers on Group Dynamics, New York, Harper Brothers, 1948, 216 pp. Analiza y discute este volumen ciertos casos prácticos: dificultades en el cruce de las diferentes culturas, conflictos en los pequeños grupos como la familia o la fábrica, problemas de las minorías... Destaca algunas causas de los conflictos sociales y busca las técnicas capaces de prevenirlas o resolverlas. 96 LINDZEY, C. (ed.): Handbook of Social Psychology, Reading, Addison-Wesley Publishing Company, Inc., 1954, 1226 pp. Como todo manual, esta obra en dos volúmenes es una enciclopedia de psicología social. Una bibliografía especializada completa cada artículo, escrito por uno o varios de los cuarenta y cinco especialistas que han colaborado en su redacción. Entre los artículos más destacados, señalamos los siguientes: cap. I, "The Historical Background of Modern Psychology", de Gordon Allport; cap. V, "Field Theory in Social Psychology",'de Morton Deutsch; cap. VI, "Role Theory", de Theodore R. Sarbin; cap. X, "Systematic Observational Techniques", de R. W. Heyns y R. Lippitt; capítulo XXI. "Leadership", de C. A. Gibb. ROGERS, C. R.: On Becoming a Person, Boston, Houghton Mifflin Company, 1961, 420 pp. Es obra de un psicólogo americano bien conocido por sus trabajos sobre la personalidad y su método terapéutico "centrado sobre el paciente" (client-centered). Precioso instrumento para aquel que desee comprender el problema de las relaciones interpersonales en el marco de una teoría sobre la personalidad. El autor presenta en esta obra una serie de artículos escritos en el período 1951-1961 y los agrupa en esta obra con el fin de contribuir mediante sus investigaciones a remediar las serias tensiones que existen en las relaciones humanas. THELEN, H. A.: Dynamics of Group at Work, Chicago, The University of Chicago Press, 1954, 379 pp. Esta obra, de verdadero interés en la dinámica de grupos, está dividida en dos partes. En la primera estudia seis técnicas: la reconstrucción de la comunidad por la acción de los ciudadanos, la educación de los niños partiendo de sus necesidades individuales, evolución de colegios y universidades en la formación del cuerpo profesoral, administración, adiestramiento para la acción colectiva, eficacia de las reuniones. La segunda parte aporta algunas ideas que iluminan problemas como el "membership", la integración, 97 el realismo, los métodos de control, el "leadership" y el contexto comunitario. presenta, finalmente, algunos tipos de discusión: conversación, discusión de comité, simposion, panel, forum, discusión escolar al margen de las clases y discusión por radio. B) COQUERET, A.: Comment diriger une discussion, París, Centre de Recherches de la Bonne Press, 1959, 65 pp. E l trabajo en equipo. ADULT EDUCATION ASSOCIATION OF THE U. S. A., Chica- go, 1956-1957. La Asociación para la educación de los adultos de Estados Unidos ha preperado una serie de monografías que estudian diversos aspectos del trabajo en equipo. Estos folletos de cuarenta y ocho páginas han sido escritos en colaboración por expertos en dinámica de grupos y están dirigidos a personas comprometidas en este tipo de trabajo. Están en venta en la Adult Education Association of the U. S. A. 743 North Wabasch Avenue, Chicago 11, Illinois, al precio de 60 centavos ejemplar. He aquí los títulos de estas pequeñas monografías: 1.—How to Lead Discussion. 2.—Planning Better Programs. 3.—Taking Action in the Community. 4.—Understanding How Groups Work. 5.—How to Teach Adults. 6.—How to Use Role Playing and Other Tolls for Learning. 7.—Supervisión and Consultation. 8.—-Training Group Leaders. 9.—Conducting Workshops and Institutes. 10.— Working withn Volunteers. 11.—Conferences that Work. 12.—Getting and Keeping Members. 13.— Effective Public Relations. 14.—Better Boards and Committees. 15.— Streamlining Parliamentary Procedure. BAIRD, A. C.: Discussion: Principies and Types, New York and London, McGraw-Hill Book Company, 1943, 348 pp. Analiza de manera sistemática la naturaleza, fines y condicionamientos de la discusión, así como ciertos problemas que se plantean en la discusión de grupos, tales como la participación y el "leadership". Estudia a continuación las etapas lógicas en el desarrollo de la discusión y 98 Este folleto pretende servir de instrumento de trabajo para animar las reuniones de cualquier tipo de grupo. Muy atractivo, se compone de una exposición del método de animación, de un análisis breve sobre el problema de la comunicación en el interior del grupo y de algunos consejos prácticos para la aplicación del método. EDUCATOR'S WASHINGTON DISPATCH : Mu group and I, New London, Croft, A. C , Educator's Washington Dispatch, 1949, 24 pp. Añade algunas explicaciones naturaleza de los fenómenos de de organización y autocrítica, a Two Lessons in Group Dynamics, parte de su contenido. suplementarias sobre la grupo y nuevas técnicas los temas estudiados en tomando también de éste EDUCATOR'S WASHINGTON DISPATCH: TWÓ lessons in Group Dynamics, New London, Croft, A. C , Educator's Washington Dispatch, 1949, 12 pp. Se compone de dos conferencias, cuyos títulos son significativos: "So You Appointed a Committee" y "When You Run a Conference". Presenta una serie de sugerencias que permiten al animador o responsable de un grupo examinar su propia conducta con respecto al grupo, mejorarla y acrecentar la eficacia de su grupo. OFFICE NATIONAL DU FILM DU CANADÁ: Talking about Films, Montreal, Office National du Film, Editorial Services, 12 pp. Este pequeño folleto suministra algunos consejos oportunos sobre el modo de preparar una discusión fructuosa y proponer al auditorio preguntas sugestivas. 99 RYAN, Claude: Les Comités: esprit et méthodes, Montreal, Instituí Canadien d'Education des Adultes, 1962, 252 pp. El autor ha reunido en esta obra una serie de artículos que había publicado en La Terre de chez nous de diciembre de 1961 a julio de 1962. Es un instrumento de trabajo práctico, que se dirige a personas que tienen entre manos estos trabajos de comités. En un estilo simple, que descarta los términos demasiado técnicos, el autor aborda los principales problemas de este género de trabajo, apoyándose tanto en la experiencia como en los datos de la ciencia. Sin excluir los problemas de los grupos espontáneos, se interesa, sobre todo, en los comités formados en el interior de organizaciones ya estructuradas: comité de dirección, de estudio, de acción directa... Al margen del objeto inmediato de su estudio, trata en ocasiones el autor algunos puntos de la vida de las asociaciones en general. 100