Capítulo 17 Guardar la ley de castidad “El código moral de los cielos, tanto para el hombre como para la mujer, es castidad completa antes del matrimonio y fidelidad completa después de él”. Ezra Taft Benson declaro: “diga lo que diga el mundo, en la Iglesia y reino de Dios la castidad nunca pasará de moda”2. Además, enseñó: “Hemos de estar en un mundo sin moral e inmoral… pero no formar parte de él. Debemos estar en capacidad de retirarnos a dormir por las noches sin tener que adormecer nuestra conciencia primero”3. Para ilustrar la importancia de conservarse limpio de las influencias inmorales del mundo, el presidente Benson compartió el siguiente relato: “Recuerdo la historia de una joven, que en una salida con un joven, pensaba visitar un lugar de dudosa reputación, en contra del sabio consejo de sus padres. Su duda era: ‘¿Qué hay de malo en ir simplemente para ver lo que hacen allí?’ Sus padres aparentemente accedieron a su petición y le sugirieron que para la ocasión se pusiera su hermoso vestido blanco. Antes de que llegara a buscarla el joven, su padre le dijo: ‘¿Podrías hacerme un favor antes que te vayas, e ir a donde ahúman carne y traerme una rebanada de tocino?’ “La joven se horrorizó ante la petición y dijo: ‘¿Con mi mejor vestido? Nunca más voy a poder sacarme ese olor espantoso’. Su madre le dijo: ‘Tienes razón, no puedes ir a donde ahúman carne sin absorber algo de la esencia que hay allí. Creemos que tienes la inteligencia suficiente como para no ir a un lugar del cual saldrás menos hermosa y limpia de como llegaste’. Con ese sabio consejo, la joven tomó la decisión correcta de conservarse limpia y sin mancha de las malignas influencias del mundo”4. Enseñanzas de Ezra Taft Benson Dios ha establecido la norma de la castidad para Sus hijos. En esta dispensación, el Señor ha repetido el mandamiento que dio en el Sinaí cuando dijo: “no cometerás adulterio… ni harás ninguna cosa semejante” (D. y C. 59:6, cursiva agregada). Desde el comienzo de los tiempos, el Señor estableció una norma clara e inconfundible con respecto a la pureza sexual, la cual fue, es y será siempre la misma. Esta norma es la ley de castidad, y se aplica a todos por igual, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, ricos y pobres5. La Iglesia no tiene una doble norma de moralidad. El código moral de los cielos, tanto para el hombre como para la mujer, es castidad completa antes del matrimonio y fidelidad completa después de él6. En el Libro de Mormón, el profeta Jacob nos dice que el Señor se deleita en la castidad de Sus hijos (véase Jacob 2:28). ¿Sabían esto, mis hermanos y hermanas? El Señor no sólo se siente complacido cuando somos castos sino que se deleita en ello. Mormón le enseñó lo mismo a su hijo Moroni cuando le escribió diciéndole que la castidad era lo “más caro y precioso que todas las cosas” (Moroni 9:9)7. Proviene de Dios el deseo natural de un hombre y una mujer de estar juntos. Pero ese compañerismo está delimitado por Sus leyes. Los aspectos propiamente reservados para el matrimonio, cuando se llevan a cabo dentro de los lazos del matrimonio, son correctos y agradables ante Dios, y cumplen el mandamiento de multiplicarse y henchir la tierra. Pero, cuando se toman estas mismas cosas fuera del matrimonio, son una maldición8. Vayan puros y limpios al altar del matrimonio. Reserven para la relación matrimonial esas asociaciones íntimas y dulces que el Dios del cielo dispuso que formaran parte del matrimonio y que no se permiten fuera del convenio del matrimonio. No me importa lo que el mundo diga; éstas son las normas del reino de Dios9. La plaga de esta generación es el pecado de la inmoralidad sexual. La plaga de esta generación es el pecado de la inmoralidad sexual. El profeta José Smith dijo que esto sería una causa de más tentaciones, más golpes y más dificultades para los élderes de Israel que cualquier otra cosa10. La inmoralidad sexual es una serpiente que no sólo está atacando al mundo, sino también a la Iglesia hoy en día. No admitirlo es ser peligrosamente complaciente, o es como meter la cabeza en la arena. En la categoría de pecados, sólo el asesinato y el negar al Espíritu Santo sobrepasan al de las relaciones sexuales ilícitas, que llamamos fornicación cuando involucra a una persona que no está casada, o el pecado más grave de adulterio, cuando está implicada una persona casada. Sé que las leyes del país no consideran la falta de castidad con la misma gravedad que Dios la ve, ni la castiga con la severidad que lo hace Dios, pero eso no la hace menos abominable. A la vista de Dios, sólo existe una norma de moralidad para hombres y mujeres. A los ojos de Dios, la castidad nunca pasará de moda… En la actualidad, ningún pecado ocasiona más la pérdida del Espíritu entre nuestro pueblo que la promiscuidad sexual. Está ocasionando que nuestro pueblo tropiece, obstruye su crecimiento, ensombrece sus poderes espirituales y los hace cautivos de otros pecados11. El edificar las asociaciones premaritales sobre la base física supone un grave peligro… Los efectos dañinos de tales asociaciones ilícitas se trasladan a la vida matrimonial, ocasionando desilusión, quebranto y debilitamiento de la estructura en el hogar12. La pureza moral es un principio eterno. El Espíritu de Dios “no habita en templos inmundos” [véase Helamán 4:24]. La pureza vivifica; la impureza es mortífera. No se pueden quebrantar las santas leyes de Dios con impunidad. Las grandes naciones han sucumbido al corromperse moralmente, ya que los pecados de la inmoralidad dejan en sus gentes cicatrices y deformidades que los incapacitan para enfrentar los desafíos de su época13. La falta de castidad es el más condenatorio de todos los males, mientras que la pureza moral es uno de los grandes baluartes del éxito en el hogar. No se pueden edificar hogares exitosos y felices sobre la inmoralidad14. Algunos justificarán su inmoralidad con el argumento de que las restricciones en su contra son meras reglas religiosas, reglas sin sentido, porque en realidad Dios no existe. Ustedes se darán cuenta de que esto sólo es una justificación falsa esgrimida para justificar los apetitos carnales, la lujuria y la pasión. La ley de Dios es irrevocable. Se aplica a todos, crean en Dios o no. Todos estamos sujetos a sus castigos, sin que importe cómo intentemos justificarnos o pretendamos no hacerle caso. La inmoralidad… siempre viene acompañada de remordimiento. Una persona no puede consentir a estar en relaciones promiscuas, sin sufrir efectos perniciosos por ello. No puede hacer lo malo y sentirse bien: es imposible. Cada vez que alguien quebranta una ley de Dios, paga una penalidad que supone experimentar quebranto, tristeza, remordimiento, pérdida de respeto por sí mismo, y además se aparta del contacto con el Espíritu de Dios15. Para conservarnos moralmente limpios, debemos prepararnos para resistir la tentación La mayoría de las personas caen en el pecado sexual por el equívoco intento de satisfacer las necesidades básicas del ser humano. Todos tenemos la necesidad de sentirnos queridos e importantes; todos buscamos la felicidad y el gozo en la vida. Sabiendo esto, Satanás a menudo induce a las personas a la inmoralidad motivándolas a satisfacer las necesidades básicas, prometiendo placeres, felicidad y realización. Pero, claro está, esto es un engaño. Tal como dice el autor de Proverbios: “Mas el que comete adulterio con una mujer carece de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace” (Proverbios 6:32). Samuel el Lamanita enseñó eso mismo cuando dijo: “…habéis buscado la felicidad cometiendo iniquidades, lo cual es contrario a la naturaleza de esa justicia…” (Helamán 13:38). Por otro lado, Alma lo dijo con más sencillez: “…la maldad nunca fue felicidad” (Alma 41:10)16. Un viejo dicho dice: Más vale prepararse y prevenir que reparar y arrepentirse. Eso es muy cierto en cuanto a la ley de castidad. Lo primero que debemos hacer para conservarnos moralmente limpios es prepararnos para resistir la tentación y evitar ceder al pecado17. Los pensamientos puros Controlen sus pensamientos. Nadie pasa a ser inmoral de un momento para el otro. La semilla de la inmoralidad se siembra siempre primero en la mente. Cuando permitimos que nuestros pensamientos aborden lo inmoral o lascivo, estamos dando el primer paso hacia la inmoralidad. Les advierto especialmente acerca de los males de la pornografía. Una y otra vez oímos de parte de los que han pecado seriamente que, a menudo, el primer paso hacia la transgresión comenzó con material pornográfico. El Salvador nos enseñó que en el momento que un hombre mira a una mujer para codiciarla o, en otras palabras, cuando permite que sus pensamientos comiencen a salirse de control, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón (véase Mateo 5:28; D. y C. 63:16)18. Los que tienen pensamientos limpios no cometen actos inmundos. Ustedes no sólo son responsables ante Dios por sus actos sino también por controlar sus pensamientos. Vivan de tal forma que no se sentirían avergonzados si se desplegaran sus pensamientos y sus hechos en una pantalla en la capilla. El viejo proverbio sigue siendo verdad: sembramos pensamientos y cosechamos hechos, sembramos hechos y cosechamos hábitos, sembramos hábitos y cosechamos el carácter, y el carácter determina nuestro destino eterno. “…cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (véase Proverbios 23:7)19. Consideren cuidadosamente las palabras del profeta Alma a Coriantón, su hijo descarriado: “…quisiera que… abandonases tus pecados, y no te dejases llevar más por las concupiscencias de tus ojos…” (Alma 39:9). “Las concupiscencias de tus ojos”. ¿Qué significa esta frase en nuestros días? Películas, programas de televisión y videos que son provocativos y depravados. Revistas y libros obscenos y pornográficos. Les aconsejamos… que no ensucien su mente con materiales tan degradantes, porque la mente por la cual pasan estas inmundicias nunca es igual después20. Sean puros. Sean virtuosos en sus pensamientos y obras. Lean buenos libros. Nunca permitan que sus mentes estén cautivas por la pornografía… En las palabras del Señor: “…deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios… El Espíritu Santo será tu compañero constante…” (D. y C. 121:45–46)21. La oración para pedir fortaleza Oren siempre, pidiendo poder para resistir la tentación. A todos se nos presentan tentaciones; éstas se pueden manifestar de muchas maneras y presentarse disfrazadas de varias formas, pero el Señor nos ha dado la clave para resistirlas cuando instruyó al profeta José Smith diciendo: “Ora siempre para que salgas triunfante; sí, para que venzas a Satanás y te libres de las manos de los siervos de Satanás que apoyan su obra” (D. y C. 10:5). En nuestras oraciones diarias, debemos pedir al Señor la fortaleza constante para resistir la tentación, en particular, las tentaciones relacionadas con la ley de castidad22. No hay tentación que se les presente, que no puedan rehuir. No se coloquen en situaciones en las que sea fácil caer. Presten atención a los susurros del Espíritu. Si se están dedicando a asuntos en los que no crean que pueden orar y pedir las bendiciones del Señor para lo que están haciendo, entonces, se están dedicando a las actividades incorrectas23. Evitar situaciones indebidas En ocasiones, hombres y mujeres casados coquetean y hacen bromas sugestivas con personas del sexo opuesto, tienen reuniones a las que llaman inofensivas o pasan demasiado tiempo juntos. En todos estos casos, la gente se justifica diciendo que son expresiones naturales de la amistad. Pero lo que puede aparentar ser una broma inofensiva o el pasar un buen rato con alguien del sexo opuesto puede fácilmente conducir a una relación más íntima y, con el tiempo, a la infidelidad. Una buena pregunta que nos podemos hacer es: ¿Le gustaría esto a mi cónyuge si supiera lo que estoy haciendo?24. Si están casados, eviten estar a solas con miembros del sexo opuesto siempre que sea posible. Muchas de las transgresiones sexuales comienzan cuando un hombre y una mujer están solos en una oficina, o en la capilla o conduciendo un auto. Es posible que al principio no haya intención o siquiera el pensamiento de pecar; pero las circunstancias proporcionan un campo fértil para que germine la semilla de la tentación. Una cosa conduce a otra, y en poco tiempo puede suceder algo trágico. Es mucho más fácil evitar este tipo de circunstancias desde el principio a fin de que la tentación no tenga posibilidad de robustecerse 25. La modestia Tengan recato. El recato en el vestir, en la forma de hablar y en el comportamiento es una verdadera marca de refinamiento y un sello distintivo de un… virtuoso Santo de los Últimos Días… Eviten lo bajo, lo vulgar y lo insinuante26 “Si son solteros y están cortejando, planeen cuidadosamente actividades positivas y constructivas”. Las actividades sanas y positivas Venzan al mal con el bien. Ustedes pueden superar muchas inclinaciones malignas a través de un adecuado ejercicio físico y de las actividades saludables. Una persona saludable, libre de las influencias que entorpecen al cuerpo y al espíritu como el alcohol y el tabaco, está en mejor condición para vencer al diablo27. Si son solteros y están cortejando, planeen cuidadosamente actividades positivas y constructivas, a fin de evitar el no tener otra cosa que hacer más que saciar la atracción física… Este paso se basa en el principio de llenar la vida con cosas positivas a fin de que lo malo no tenga cabida en ella ni oportunidad de crecer28. Llenen sus vidas con fuentes positivas de poder. No basta con limitarnos a resistir el mal o eliminar el pecado de nuestra vida. También debemos llenar nuestra vida de rectitud y participar en actividades que nos brinden poder espiritual. Me refiero a cosas como enfrascarnos en el estudio de las Escrituras. Cuando las leemos y estudiamos diariamente, recibimos el poder que emana de ellas, poder que no podemos adquirir de otra forma. Otra fuente de gran poder es la oración diaria. El ayunar para pedir fortaleza en algo en particular o para recibir bendiciones especiales puede vigorizarnos más allá de nuestra capacidad normal. El prestar servicio cristiano, asistir a la Iglesia y servir en el reino de Dios pueden robustecer nuestras reservas de poder y fortaleza. No debemos limitarnos a eliminar las fuerzas negativas de nuestra vida. Es preciso reemplazarlas con actividades rectas que nos den las fuerzas y la determinación que necesitamos para vivir como debemos29. Mediante el debido arrepentimiento, quienes se hayan visto envueltos en pecados sexuales pueden llegar a estar nuevamente limpios. Es posible que para algunos de ustedes el consejo de prepararse y evitar este tipo de cosas llegue demasiado tarde; puede que ya ustedes se encuentren profundamente envueltos en pecados graves. Si éste es el caso, no les queda otra alternativa que enmendar su vida y arrepentirse de sus pecados. A ustedes les sugiero cinco pasos importantes que pueden seguir para volver a ser moralmente puros. Apártense inmediatamente de cualquier situación en que se encuentren que les haga pecar o que les pueda llevar al pecado. Soliciten al Señor que les dé el poder para vencer la tentación. Permitan que sus líderes del sacerdocio les ayuden a resolver la transgresión y a volver a tener una comunión plena con el Señor. Beban de la fuente divina y llenen su vida con fuentes positivas de poder. Recuerden que por medio del arrepentimiento apropiado, pueden volver a estar limpios. Los que estén pagando el precio que requiere el verdadero arrepentimiento tienen la promesa segura de que volverán a ser limpios, de que se liberarán del peso de la desesperación y de que la dulce paz del perdón invadirá sus vidas. En esta dispensación el Señor ha sido claro cuando dijo: “He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y yo, el Señor, no los recuerdo más” (D. y C. 58:42)30. Los padres deben enseñar a sus hijos a vivir la ley de castidad. Los padres deben dar instrucciones específicas a sus hijos desde temprana edad en cuanto a la castidad para protegerlos tanto física como moralmente31. Si los padres se aman y respetan el uno al otro, y si en su asociación sagrada existen un apoyo total y una fidelidad intachable, estos aspectos imprescindibles se transferirán a los hogares del mañana. Por el contrario, si hay contención, discusiones y falta de armonía en el hogar, y se participa en la peligrosa práctica de coquetear con otras personas cuando se está lejos, entonces, los hogares del mañana se verán debilitados por todo esto… Nuestros hogares deben llegar a ser baluartes de fortaleza al colocar a la rectitud en el sitial de honor y al hacer que la pureza personal, la fidelidad intachable y la sencilla devoción familiar los colmen de paz, unidad y generosidad. Los padres han de considerar al matrimonio como una institución divina, y honrar su condición de padres. Se debe inspirar a los hijos por el precepto y el ejemplo a prepararse para el matrimonio, a resguardarse de la inmoralidad como de una plaga repugnante y a practicar las demás virtudes cristianas fundamentales32. El presidente Benson aconsejó a los padres a que enseñen a sus hijos acerca de la ley de castidad. Dios nos ha dado la ley de castidad para traernos gozo. Nuestro Padre Celestial no desea otra cosa para nosotros que la felicidad. Él sólo nos comunica las cosas que nos traen ese gozo, y uno de los principios más fiables que Dios nos ha dado para que hallemos ese gozo es la ley de castidad. Oro de todo corazón para que consideren con la mayor solemnidad los felices resultados de cumplir con esta ley, así como las consecuencias trágicas de quebrantarla33. Una razón por la que debemos ser virtuosos —lo cual abarca la castidad, los pensamientos y actos puros y la integridad personales— es que hemos de tener el Espíritu y el poder de Dios en nuestra vida para poder hacer Su obra. Sin ese poder e influencia, estamos igual que otras personas de cualquier organización. Esa virtud se irradia, y ejercerá una influencia que impulsará a los demás hacia una vida mejor, y hará que las personas que no son miembros nos pregunten acerca de nuestra religión34. Sean fieles a las santas leyes de Dios. Recuerden, no se pueden violar con impunidad. Si desean ser felices y tener éxito en sus vínculos terrenales, en el cortejo y al edificar un hogar, vivan conforme a las leyes eternas del cielo. No hay otra manera35. No hay felicidad duradera en la inmoralidad; no se halla el gozo al quebrantar la ley de castidad, sino todo lo contrario. Puede haber un placer momentáneo. Por un tiempo puede parecer que todo es maravilloso, pero pronto la relación se torna amarga y aparecen la vergüenza y los sentimientos de culpa. Sentimos miedo de que se descubran nuestros pecados; nos vemos obligados a escurrirnos y ocultar, a mentir y engañar. El amor comienza a morir y brotan la amargura, los celos, el enojo y hasta el odio. Todo esto es el resultado natural del pecado y la transgresión. Por otro lado, cuando obedecemos la ley de castidad y nos conservamos moralmente limpios, recibimos las bendiciones de sentir cada vez más amor y paz, de tener más confianza y respeto por nuestro cónyuge, una mayor entrega del uno para el otro y, por lo tanto, una profunda y significativa sensación de gozo y felicidad36. Sugerencias para el estudio y la enseñanza Preguntas El presidente Benson dijo que la norma del Señor con respecto a la pureza sexual es “clara e inconfundible” (sección 1). ¿En qué se diferencia esta norma de los mensajes del mundo? ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de quebrantar la ley de castidad? (para algunos ejemplos, véase la sección 2). ¿Cuáles son algunas cosas específicas que podemos hacer para protegernos a nosotros y a nuestras familias de las tentaciones sexuales? (Para consultar algunos ejemplos, véase la sección 3). Repase el consejo del presidente Benson para los que están “en pecados graves” (sección 4). ¿Qué piensa y qué siente al meditar en la promesa del Señor que Él dará la bienvenida al que se arrepienta para que vuelva “a tener una comunión plena” con Él? ¿Por qué cree que es importante que los padres den “instrucciones específicas a sus hijos desde temprana edad en cuanto a la castidad”? ¿De qué manera la fidelidad entre los padres ejerce una influencia en el sentir de los hijos acerca del matrimonio y la ley de castidad? (Véase la sección 5.) ¿Cuáles son algunas de los “felices resultados” de guardar la ley de castidad? (Para consultar algunos ejemplos, véase la sección 6.) Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema Génesis 39:7–21; 1 Corintios 6:18–20; Gálatas 5:16; Alma 38:12; 39:3–5; 3 Nefi 12:27–30; D. y C. 42:22–25.