Subido por FRANCIS ALMADA

M1L1 tecnologia

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Tecnología y educación: nuevos
escenarios para el enseñar
Introducción
En esta primera lectura se brindará un primer esbozo en cuanto a comprender el impacto de la
tecnología en la educación como un cambio cultural. Esta primera apertura nos otorgará las
bases conceptuales necesarias para ir construyendo una nueva concepción en cuanto a lo que
significa el enseñar y el aprender hoy en entornos con alta disposición tecnológica. Analizaremos
algunos aspectos que propician la existencia de fisuras entre una institución educativa moderna
sólida y aprendices que viven inmersos en una modernidad líquida. Comprenderemos el rol que
como profesionales de la educación ocupamos en la formación de ciudadanos que puedan
desarrollar plenamente una identidad analógica y digital.
Partiremos de una realidad concreta propia de muchas instituciones educativas actuales para
luego avanzar en un constructo dialéctico que nos permitirá un ida y vuelta entre el análisis
teórico y la reflexión crítica de la realidad, a fin de lograr una mirada multidimensional sobre los
cambios y demandas que el auge de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación)
provoca en el ámbito educativo.
1. Caso disparador
La directora de la institución secundaria pública “Rosita del Río” presenta, en la jornada docente
de inicio de año, las estadísticas y resultados de una autoevaluación llevada a cabo el año
anterior, en el marco de un requerimiento realizado por el Ministerio de Educación para el
proyecto “Nueva educación; nueva escuela”.
Dentro de los aspectos relevados en la autoevaluación se encuentran:
Tasa de repitencia y abandono.
Característica del alumnado.
Hitos claves en la historia institucional.
Características de los docentes.
Aspectos cualitativos que se consideren neurálgicos y prontos a ser tratados.
Propuesta de superación.
La directora muestra los resultados arrojados hasta el momento:
☰ Tasa de repitencia
Existe una alta tasa de repitencia del 20% en el primer ciclo del CBU; siendo el primer año de un
7%, el segundo año de un 5% y el tercer año de un 8%. Esto genera que la tasa de abandono
sea del 17%.
Los datos relacionados al segundo ciclo o ciclo de especialidad arrojaron una tasa de repitencia
menor (siendo del 15%), pero una tasa de abandono mayor (siendo del 22%).
☰ Característica del alumnado
Las características de los alumnos fue modificándose en los últimos dos años, teniendo no solo
estudiantes de los alrededores, sino que también acceden al establecimiento estudiantes
procedentes de zonas más alejadas. Los alumnos que proceden de lugares más apartados son
en su mayoría estudiantes con problemas de repitencia por diversos factores. La mayoría de los
estudiantes proceden de hogares de clase media-baja. Una gran cantidad de los mismos
cuentan con un equipo de celular de gama media y acceden a consumos culturales como el cine.
En un alto porcentaje los padres cuentan con trabajos informales o independientes y las madres
se dedican al servicio doméstico.
☰ Hitos claves en la historia de la institución
Desde el inicio de la institución la misma se ha caracterizado por ser el centro de reunión y de
eventos especiales en el vecindario; logrando así tener un gran apoyo de la comunidad en
general y de las familias en particular. Desde hace aproximadamente unos 7 años esta situación
fue mutando debido al crecimiento demográfico de la región, la existencia y funcionamiento de
nuevos establecimientos educativos de corte privado o semiprivado y las crisis económicas
sufridas a nivel país. De esta manera al establecimiento acceden estudiantes cuyas familias no
pueden solventar la cuota de los establecimientos privados, o que cuentan con diversos hijos y
algunos van al establecimiento privado o semiprivado —en especial a nivel primario—. La
institución cuenta con una concepción instituida en la zona sobre su calidad académica, la cual
está siendo puesta en jaque debido a la asistencia de alumnos repitentes de otros
establecimientos alejados.
☰ Características de los docentes
El 40% de los docentes del establecimiento son considerados “golondrinas” por contar con pocas
horas académicas en el establecimiento, siendo la mayoría docentes de las áreas de la
especialidad; un 30% de los docentes poseen la mitad de las horas cátedras máximas permitidas
en el establecimiento y corresponden a las áreas artísticas (música, dibujo, teatro, diseño, etc.);
el 30% de los docentes restantes tiene el 80 a 100% de las horas cátedras máximas permitidas
destinadas a la institución, en su mayoría corresponden a docentes de asignaturas básicas como
matemática, lengua, literatura, historia, etc.
☰ Aspectos cualitativos que se consideren neurálgicos y prontos a ser tratados
El abandono y la repitencia se marcan como el eje neurálgico a trabajar. En un relevamiento de
corte cualitativo se obtuvo que, de 50 alumnos entrevistados, el 60% manifiesta que se aburre en
clase o que no encuentra conexión entre lo que se les enseña y lo que pasa en la vida real, o
que muchas veces con cortar y pegar pueden solucionar las tareas; un 20% manifiesta que
asiste porque lo obligan; un 10% muestra que se le complica asistir en función de tener que
cuidar a los hermanos menores o ir a trabajar; y el 10% restante no sabe qué contestar. En
cuanto a la repitencia, los alumnos manifiestan que no comprenden lo que se les explica y eso
los desanima a seguir intentando.
Por su parte los docentes comentan que los estudiantes tienen una actitud desinteresada y
apática; así como no contar con normas sociales básicas en cuanto a la relación con la autoridad
o el lugar donde se producen determinadas acciones (maquillarse, enviar mensajes, ver partidos
de fútbol, ver series, dormir en clase, etc.). Esto hace muy difícil el seguimiento de aquellos que
van más “flojo” en las aulas, las cuales tienen en promedio entre 25 y 40 estudiantes. A su vez,
plantean que los alumnos se vuelven cada vez más descuidados en la entrega de las tareas,
siendo muy evidente un corte y pegue de Internet sin ninguna lectura selectiva. Además, se hace
complejo llevarlos a la sala de computación ya que la misma tiene pocas máquinas en
funcionamiento, o se vuelve muy alborotado el grupo en la clase.
Luego de presentar estos resultados, la directora manifiesta que la reunión tiene como propósito
repensar una acción institucional que ayude a trabajar sobre el tema neurálgico expuesto.
Esta suele ser la realidad de muchas instituciones secundarias a nivel nacional o de la región.
¿Cuál es el problema central que se presenta?, ¿qué produce el desencuentro entre docentes y
alumnos?, ¿qué realidad les toca vivir hoy a las instituciones educativas?, ¿cómo mejorar la
calidad de la educación?, ¿qué pasa con los modelos y métodos de enseñanza?, ¿qué pasa con
los estudiantes?, ¿cuál es la realidad de los estudiantes en relación a su aprendizaje?, ¿qué debe
cambiar? Estos son algunos de los interrogantes que como profesionales de la educación nos
hicimos y nos seguimos haciendo.
Para comenzar a esbozar un principio de respuesta es fundamental que comencemos a mirar
desde una perspectiva crítica y reflexiva uno de los fenómenos que más ha puesto en jaque a las
instituciones educativas y a los sistemas educativos en general; estamos hablando del
surgimiento de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y su acelerado
crecimiento.
2. El lugar de las tecnologías en la educación actual
Reflexionar y analizar el impacto que las TIC tienen y seguirán teniendo en el ámbito educativo,
nos obliga a “mirar el bosque detrás del árbol”; es decir, nos obliga a ampliar la mirada a fin de
partir desde una perspectiva más vasta del análisis.
Claramente la educación no es el único estamento en el que las TIC tuvieron incidencia, y si se
quiere está siendo uno de los más lentos en aceptar su impronta. Debemos ver esta realidad
como un cambio cultural (S. Bacher, 2016) que nos permita salir del foco de pensarlo como un
momento coyuntural, para pasar a comprender la complejidad del hecho desde una perspectiva
multidimensional.
Comencemos a abordar el tema desde lo macro. Para ello tomaremos la metáfora propuesta por
Zygmunt Bauman (2020) de que actualmente vivimos en lo que el autor llama “modernidad
líquida”.
Retomando estos postulados, Area Moreira (2011) plantea un análisis de la cultura líquida y sólida
desde la perspectiva educativa.
El autor plantea una clara diferencia entre las características de la llamada “cultura sólida”, propia
del s. XX y la nueva “cultura líquida”, que está emergiendo durante el s. XXI.
La cultura sólida hace referencia a lo que se vino desarrollando durante dos siglos en cuanto a
certezas y conocimientos estables que se transmitían de una generación a otra. En esta
trasmisión del conocimiento no existían replanteamientos relevantes y las transformaciones
conllevaban muchos años. Esta transmisión estaba dotada de generalidad y hegemonía, por lo
que se estaba ante la presencia de solidez de las verdades.
El conocimiento estaba asociado a la certeza, a la seguridad de tener argumentos sólidos, a la
certidumbre. Este conocimiento era almacenado y guardado en objetos físicos casi
exclusivamente, sean estos libros, cuadernos, discos compactos, cintas de películas, etc. De esta
manera cuando se hacía referencia al volumen de información se estaba pensando y asociando a
espacios físicos que la misma ocupaba, es decir a cuestiones netamente materiales.
Esto provocaba que la creación, producción y difusión de obras culturales conllevara lentos
procesos que requerían largos tiempos de revisión y diseño hasta producir una obra totalmente
cerrada y casi inalterable. Claro está que durante estos años surgieron las industrias culturales
que son (o eran) las encargadas de llevar adelante estos procesos.
La cultura sólida se valió de dos grandes instituciones para su afianzamiento y perpetuidad: las
bibliotecas y el sistema educativo. Ambas canonizaron el libro como aquel objeto cultural
reverencial. Por un lado, las bibliotecas contenían dichos objetos en gran cantidad, y así
brindaban la democratización (a través de las bibliotecas populares) y el acceso a “la cultura”.
Por otro lado, las escuelas garantizaban y democratizaron la alfabetización, brindando a los
sujetos las herramientas que necesitaban para acceder a los libros.
En el s. XXI se vivencia un proceso a través del cual aquellos objetos culturales propios de la
cultura sólida tienden a desaparecer o modificarse. Las TIC son señaladas como las
provocadoras de este cambio, al que algunos autores tienden a llamar revolución.
Este cambio al que hacemos referencia tiene que ver con las formas de creación, producción,
difusión y almacenamiento de la información; las formas de comunicación interpersonal y las
formas a través de las cuales se representa la cultura y el saber. Hoy, nos dice Area Moreira
(2011), lo digital es una experiencia líquida:
En esta segunda década del s. XXI, prima el software, es decir, la levedad, la fluidez, la
capacidad de adaptación a las formas cambiantes en los escenarios líquidos de la
sociedad digital. Internet, y especialmente, la denominada Web 2.0, ha trastocado las
reglas de juego tradicionales de la producción, difusión y consumo de la información y la
cultura. Asimismo, también ha transformado los mecanismos y procesos de interacción
comunicativa de las personas. Y por todo lo anterior también ha generado un cambio
profundo en nuestras experiencias culturales y de interacción social. (Area Moreira, 2011,
p. 3).
De esta manera el autor nos muestra cómo la cultura, en especial la escrita, visual y sonora, se
van independizando del soporte físico para adoptar la forma de datos binarios fácilmente
almacenables, replicables y distribuidos de forma más ágil y económica.
Así la era digital nos presenta un tiempo de relatividad y mutabilidad del conocimiento, donde las
ideas, valores y costumbres van mutando de forma rápida y ágil, donde la diferencia es la
constante. Aquí la información es recreada y presentada en diferentes formatos y tipos, lo que
hace que todo sea más complejo.
Esta realidad genera que hoy los ciudadanos vivamos paralelamente en dos escenarios: el
analógico, es decir el real, físico, material; y el mundo virtual, donde nuestra identidad se
completa con la que desarrollamos en él. Así las TIC (tecnologías de la información y la
comunicación) se constituyen en más que herramientas culturales, son espacios donde se
propicia la comunicación e intercambio entre sujetos y grupos sociales.
Ante esta situación la educación se enfrenta al hecho de tener que preparar a los sujetos para ser
ciudadanos en un mundo en constante transformación, y en donde las tecnologías y lo que ellas
propician juegan un papel central. Por tal razón nos encontramos actualmente frente al debate en
torno a la llamada alfabetización digital o competencias digitales. Algunos de los interrogantes
actuales sobre las competencias digitales son: ¿qué son?, ¿quién las enseña?, ¿cómo se
aprenden?; ¿dónde se aprenden?
Área Moreira y Pessoa (2012) esbozan algunas respuestas a estos interrogantes al presentar un
modelo de alfabetización digital que tiene dos planos: uno referido a los ámbitos de la
alfabetización y el segundo relacionado al aprendizaje (instrumental, cognitivo, socio
comunicacional, emocional y axiológico).
Los autores dan cuenta de que, así como se alfabetiza para las experiencias e interacciones
presenciales y analógicas, se debe alfabetizar para las experiencias e intercambios virtuales.
Ambos ámbitos son válidos y ningún ciudadano tendrá una formación completa si no desarrolla
las competencias para transitar en ambos espacios. En ambos espacios deben desarrollarse las
competencias instrumentales (en cuanto a la lógicas de usos y dominio técnico); cognitivas (en
cuanto a habilidades para la búsqueda, selección, análisis, interpretación y recreación de la
información); socio comunicacionales (en cuanto a poder expresarse e intercambiar ideas en
distintos lenguajes, en ámbitos virtuales como presenciales); emocionales (en cuanto al afecto y
pulsiones puestas en marcha en las experiencias virtuales y presenciales) y axiológicas (en tanto
reconocer la no neutralidad de las tecnologías). Estas competencias desarrolladas en ambos
espacios darían por resultado la formación de una identidad y una ciudadanía digital y analógica
capaz de actuar de forma crítica, autónoma y con valores democráticos.
Para ampliar sobre el tema los invito a la lectura del siguiente artículo:
De lo sólido a lo líquido. Las nuevas alfabetizaciones ante los cambios culturales de la Web
2.0
Fuente: Area, M., y Pessoa, T. (2012). De lo sólido a lo líquido: las nuevas alfabetizaciones ante los cambios culturales de la Web 2.0.
Comunicar, XIX(38), 13-20. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15823083003
Teniendo en cuenta estos aportes, partimos de reconocer que —para darle sentido a los aspectos
presentados por la dirección de la institución “Rosita del Río”— primero es necesario comprender
que la institución en sí es parte de un cambio cultural que la atraviesa y la interpela, desde
organismos y actores tanto externos como internos —en tanto los sujetos pedagógicos que la
transitan—.
Se trata de una institución que cumplió en su momento con un mandato fundacional de
alfabetización y formación de ciudadanos; pero que hoy se encuentra en una encrucijada, ya que
la formación cívica que imparte es incompleta, pues no está avanzando con la misma impronta
sobre la ciudadanía digital con el desarrollo de las competencias correspondientes. Esta realidad
tiene como base, en la mayoría de los casos, la falta de insumos e infraestructura, la falta de
formación en la docencia en relación a dichas competencias (no siempre los docentes logran
apropiarse de las mismas) y la aceleración en cuanto a los cambios que producen las tecnologías
a nivel social y cultural, que propician la introducción de prácticas culturales “no válidas” al interior
de la institución escolar (como es, por ejemplo, revisar el celular en clase).
Esta tensión entre las prácticas culturales juveniles y la cultura tradicional de la institución escolar
es denominada por S. Bacher (2016) como “desacompasamiento”, es decir la convivencia de
distintos patrones de comportamiento que genera un desencuentro entre ambas culturas
propiciando el desinterés y el abandono escolar, tal como sucede en la institución “Rosita del
Río”.
Nos explica la autora:
La autoridad, la transmisión y los modelos de relación se ven cuestionados. A pesar de
esto la escuela aún recurre a formatos del pasado, a los que supo percibir como zonas de
confort, y no logra poner en debate estas cuestiones. (Bacher, 2016, p. 17).
La presentación de la directora, claramente, da cuenta de estos síntomas, de un quiebre o fisura
entre el mundo y cultura escolar y el mundo y cultura de los adolescentes que a ella asisten. De
esta manera logramos comprender la complejidad multidimensional que atraviesa el escenario en
el que se desarrollan las prácticas de enseñar y los modos de aprender, constituyéndose en un
reto desde lo pedagógico.
Cabe preguntarnos entonces: ¿Cómo impacta esta realidad en las prácticas docentes en la
institución “Rosita del Río?, ¿cómo modifica la labor docente y la manera de concebirla?, ¿cómo
interpela o nos interpela como profesionales de la educación?
A continuación, comenzaremos a brindar unas primeras pinceladas y a escribir los primeros
renglones de lo que se podría considerar una posible respuesta; nada está dicho, todo está en
construcción y es nuestro deber como profesionales dedicados a la educación ir construyendo
esas posibles respuestas.
3. Repensar las prácticas educativas en los nuevos
escenarios
Una de las prácticas más habituales que las políticas educativas han puesto en marcha como
respuesta al avance de las TIC es la de “llenar de pantallas” la escuela. Este proceso de
saturación tecnológica se constituye en una trampa en la medida que se sigue desconociendo la
lógica propia de los entornos digitales en tanto escenarios de ejercicio de una ciudadanía digital.
En este sentido es fundamental que los educadores de la institución “Rosita del Río”, como tantas
otras, comiencen a reflexionar e imaginar su práctica docente más allá de los procesos de
trasmisión y apropiación del conocimiento. Para ello es necesario que quienes nos ocupamos de
la profesión de educar comencemos a conocer y reconocer las posibilidades didácticas y
comunicativas que nos ofrecen los nuevos entornos tecnológicos. Este proceso conlleva ir más
allá de verlos y valorarlos como instrumentos tecnológicos o como nuevos medios que posibilitan
nuevas formas de presentar y representar el conocimiento; es imprescindible comprender que
estamos frente a una nueva cultura del aprendizaje.
Esta nueva cultura del aprendizaje implica considerar que las actividades que los estudiantes
llevan adelante en contextos mediados por tecnologías implican procesos cognitivos, afectivos y
de autorregulación; y es justamente allí donde el docente reconfigura su rol convirtiéndose en un
facilitador, orientador, mediador o tutor que guía y acompaña en la actividad constructiva de los
estudiantes.
Pero para que realmente se produzcan verdaderos procesos de aprendizaje, deben planificarse
fuertemente los procesos de enseñanza. Sabemos que ambos procesos no son lineales, pero
también sabemos que las tecnologías por sí solas no propician aprendizajes significativos y
perdurables. Se trata de pensar el enseñar cómo proceso que se desarrolla en nuevos
escenarios.
Estos nuevos escenarios tienen la característica de ser, al decir de M. Maggio (2012), “ambientes
de alta disposición tecnológica”; se trata de la posibilidad que tanto alumnos como docentes
tienen de acceder a los entornos digitales, ya sea a través de la computadora, el celular, una
tablet, etc. En este sentido la ubicuidad se constituye en una de sus características, es decir la
posibilidad que tienen las personas hoy de acceder desde cualquier ubicación a la información.
Cabe aclarar que acceder a información no es sinónimo de conocimiento, para que el segundo se
produzca es necesario poner en marcha ciertas competencias cognitivas que posibiliten el
análisis crítico, reflexivo, selectivo de cierta información a fin de poder comprenderla, apropiarse
de ella y así convertirla en conocimiento, el cual pueda ser transferible a diversas situaciones de
la vida cotidiana.
Como vemos, el foco sigue estando en lo metodológico, es decir en la planificación educativa;
pero no en una planificación tradicional que agregue las TIC a su desarrollo; sino más bien, en
una nueva planificación en la que las TIC sean naturalizadas como una herramienta cultural más
con potencialidades y limitaciones, en la cual su uso esté justificado desde lo didáctico con un
sentido educativo pleno.
Pero la realidad no indica que estamos a medio camino. Concepciones docentes como las
expresadas en la institución “Rosita del Río” (“los estudiantes tienen una actitud desinteresada y
apática”; “no cuentan con normas sociales básicas en cuanto a la relación con la autoridad”, “son
cada vez más descuidados en la entrega de las tareas siendo muy evidente un corte y pegue de
internet”, “la sala de computación alborota el grupo”, “para todo usan el celular”, etc.) son tan
cotidianas que ya no llaman la atención. Se trata de expresiones que devienen de la puesta en
marcha de diversos programas y proyectos de equipamiento tecnológico a las escuelas sin un
verdadero sentido pedagógico como base y sustento, lo cual desgasta la labor docente,
propiciando una percepción de “obligación” en cuanto al uso de las tecnologías y no una decisión
en función de propiciar aprendizajes significativos.
Lo cierto es que la figura del docente, no como poseedor absoluto del saber, sino como guía y
acompañante cognitivo, cobra cada vez más relevancia; porque no se trata de pensar las TIC
como panacea de todos los problemas educativos, o como medios que propicien mejor el
aprendizaje con menor carga de trabajo, no, sino que se trata de concebirlas como lo que son,
herramientas culturales que nos brindan la posibilidad de replantearnos nuestro rol docente a fin
de desarrollar propuestas educativas innovadoras, inclusivas y poderosas que generen
aprendizajes perdurables en el tiempo.
Referencias
Area, M., y Pessoa, T. (2012). De lo sólido a lo líquido: las nuevas alfabetizaciones ante los
cambios
culturales
de
la
Web
2.0.
Comunicar,
XIX
(38),
13-20.
Recuperado
de
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15823083003
Area Moreira, M. (octubre del 2011). Educar para la cultura líquida de la Web 2.0: apuntes para
un modelo de alfabetización digital. Paper presentado en el I Congreso Internacional sobre
Educación Mediática y Competencia Digital. Segovia.
Bacher, S. (2016). Navegar entre culturas: educación, comunicación y ciudadanía digital. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, AR: Paidós.
Bauman, Z., & Rosenberg, M. (2020). Modernidad líquida. Ciudad de México, MX: Fondo de
Cultura Económica.
Maggio, M. (2012). Enriquecer la enseñanza: los ambientes con alta disposición tecnológica
como oportunidad. Buenos Aires, AR: Paidós.
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