Subido por Mariangel Donate

Tarea 1

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Tarea 1:
Actividad de aprendizaje El conocimiento de las normas y la importancia de
fortalecer el Estado democrático. Resumen.
El material bibliográfico presentado por Salazar (2016) se señalan aspectos muy
interesantes respecto a lo que se considera un estado y lo que comprende su
constitución, organización no solo en una perspectiva interna que en sí misma
obedece a lo que es o debe ser sino hacia una dirección propia de lo que
comprende u colectivo, como integrantes de la sociedad.
Corresponde decir que, propiamente confiere a una conjugación de la
cultura no solo a nivel jurídico sino a nivel político, siendo entre sí consideraciones
que se valoran separadamente pero que a su vez, tienen que ser configuradas
entre ellas a razón de que existe una relación en una suerte de género y especie.
La cultura política se enmarca dentro de los parámetros de la organización y
normas que en su conjunto conllevan a permanecer o al menos, pretender estar
y vivir en armonía y, por el lado jurídico de acuerdo a las normas propias del
derecho.
Indudablemente, la política es necesaria y deviene de un conjunto de
hechos que son importantes de ordenar en donde el hombre participa para su
beneficio dentro de un conjunto de miembros que deben estar de acuerdo para
que exista la sana convivencia pero en donde el derecho ocupa fuertemente un
ponderado relevante para que los acuerdos se cumplan y más aún, para que a
través del estado se confluya al respeto y la dirección de los comportamientos en
su conjunto ya que ese respeto a la legalidad no sucede de forma voluntaria y
que de acuerdo a la democracia existe un modelo de gobierno (Salazar, 2016, p.
16).
Todo esto tiene repercusiones dentro de lo que determina el desarrollo no
solo social y culturalmente sino económicamente hablando debido a los
fundamentos que contienen el concepto del capital social, tal como lo señala
Salazar (2016) “orientados a indagar los vínculos que conectan a la cultura con
el tipo de organización política y el grado de desarrollo económico de los
diferentes países” (p. 18). Es decir, no en todos los países se da una relación
entre el derecho, la política y la cultura de ello, pues depende de cada uno y de
su contexto de desarrollo histórico y las formas de gobierno.
Ahora bien, según comprenden las nociones weberianas acerca de las
culturas política y de la legalidad que están orientadas a como lo indica Peschard
(citada en Salazar, 2016) en la forma de vivir, de pensar, de los conocimientos,
dogmas, criterios, leyes, arte, usos y costumbres que se van adquiriendo y
difundiendo dentro de una sociedad específica que pasa de una generación a
otra, pues de allí surge la identidad de quienes conforman la vida dentro de una
comunidad que se va relacionando o haciendo crecer un vínculo entre las
experiencias de sus propios miembros y les crea el sentido de pertenencia (p. 19).
En razón a lo expuesto, se dice que la cultura política es lo que contiene a
la legalidad y, esto se evidencia porque el contexto social de la vida se conviene
en las posibilidades de convivencia que, sin lugar a dudas, guarda relación con
las maneras en las que las personas deciden organizarse teniendo allí una
participación casi necesaria e indispensable en el aspecto de tener que elegir a
quienes les representen, en una especie de vocería que, llevará el mensaje y
también el control de diferentes situaciones.
En función de ello, hay que tener muy presente que la cultura de la
legalidad, deriva entonces, de la cultura política y que es de suma importancia
tener los conocimientos y la participación necesaria para la consolidación del
estado que coadyuve al orden y al desarrollo en todos los aspectos (Salazar,
2016, p.23-26).
Esto se refleja en un gobierno que se rige por la ley, que debería actuar
dentro del marco del derecho positivo y se somete al poder del marco jurídico, sin
embargo, como señala Salazar (2016) esto no es garantía de un buen gobierno
(p. 28-31).
Esto se refiere a que en realidad la norma ciertamente debe y tiene
que existir pero eso no implica en que se cumpla cabalmente porque frente a ésta
parece existir una suerte de ley del más fuerte, entonces, pudiera no tomarse muy
en cuenta más que hacerse valer según los propios acontecimientos que se vayan
suscitando y función de que haya quien las haga respetar (Salazar, 2016, p.3346).
Refleja esto que la cultura política y la cultura de la legalidad son dos
asuntos que tienen que ver con la tradición de la cultura. Llama así la atención
porque es muy importante que se vaya transfiriendo la información cultural y no
se debilite con la simple observancia.
A este respecto, vale la pena mencionar a que específicamente a México
se le ha tildado de un país corrupto o un país sin estado de derecho o de una
nación donde las leyes son letra muerta, justamente porque no tienen la cultura
política que amerita para considerar el respeto que debe imperar a efectos de
consolidar las funciones y acatamiento de las normas (Salazar, 2016, p. 39-49).
En México hay un estado en tanto que existe una constitución
política que lo rige, no obstante, así como hay también corrupción, hay
incumplimiento normativo porque es justo de lo que se trata en el tema expuesto,
es decir, es más un tema cultural porque, indubitativamente, las normas están,
existen, se encuentran plasmadas dentro de un texto, pero la cosa está en que
se cumplan y, parece que voluntariamente resulta difícil, parece que es una
cuestión de tener que imponerse para que todas las personas e instituciones se
concentren en que eso es lo que tienen que hacer y no pueden zafarse de lo que
está escrito y que , a su vez, depende, de un superior que le haga obedecer
(Salazar, 2016, p. 50-68).
Sin embargo, si el que tiene que hacer cumplir la norma es el mismo que
no la cumple entonces, deriva un problema, no es solo un fenómeno que sucede
solamente en México sino de igual modo en Latinoamérica y otros tantos países
del mundo, se compara con un cáncer, como aquella enfermedad que está y no
tiene cura.
Otro asunto es que existen derechos fundamentales pero no todos son
iguales, más que frente a la ley y, por eso existe la regulación pero todo queda
allí. Pues, es el gobierno que trabaja en función y representación del Estado y si
no hace sin cumple con lo que debe exigir entonces se convierte en una anarquía
(Salazar, 2016, p.70-73).
Conocer las normas y cumplirlas fortalece al Estado en su forma de
gobierno democrático porque refleja que todos los miembros convergen dentro de
la misma estructura de querer vivir en armonía y respeto mutuo que son las bases
de la construcción de un país.
Conclusión
En corolario, para lograr tener y garantizar una vida ejemplar es imperativo
el respeto de las leyes, el hecho de que existan las normas por sí solas no tienen
mucha validez, pero si se les cumple y todos siguen por el mismo camino del
acatamiento, otra puede ser la forma de vivir, y se supone que todos merecen
vivir bien y en armonía, participar, reflexionar y decir sus acuerdos o no con las
cosas para poder considerar una mejor alternativa.
Del respeto y cumplimiento normativo depende mucho gozar de una buen
vida, esa que se quiere que sea ejemplar pero no para uno solo, el corrupto que
todo lo tiene, el que incumple con la ley pero sigue haciendo lo que se le antoja,
no. Se trata de vivir en armonía y es una reflexión que se hace tal vez, un poco
utópica pero es que la cultura política y la legalidad van de la mano y es un asunto
de conciencia.
Referencias
Salazar, P. (2016). Democracia y (Cultura de la) Legalidad. Cuadernos de
Divulgación de la Cultura Democrática. Instituto Nacional Electoral.
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