PESTALOZZI I La Pedagogía Contemporanea ENSAYO

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PESTALOZZI I La Pedagogía Contemporanea
ENSAYO PEDAGÓGICO POR RAMÓN I.
CARDOZO Director de la Escuela Graduada de Niños de Villa Rica
Dedicatoria
A las Señoritas; Raimunda Roa, Feliciana Benítez, Petrona Giménez, Basilisa
Peralta i los Señores José Benítez Chilabert, Juan Francisco Giménez, José T.
Canteros, Ramón Ortiz, Francisco Cardozo i Carlos Ventura de Perini,
miembros del Personal Docente de la Escuela Graduada de Varones de esta
villa. El Autor Villa Rica, Abril de 1905
PESTALOZZI I La Pedagogía Contemporanea
ENSAYO I «Instruir puede cualquiera; educar, solo quien sea un evangelio
vivo», ha dicho con verdadero acierto un pensador, estableciendo así
admirablemente una distinción entre los dos factores principales del edificio
social. Sin embargo, cuán lastimosamente los hombres que se dedican á la noble
misión de formar los elementos sociales, desconocen su misión dualista, que en
síntesis se unifica constituyendo un todo que es el enseñar. Lo mas común i
vulgar es que, ó por falsa concepción de su augusta i responsable misión ó por
ser mas fácil, el maestro toma – obedeciendo á resabios del pasado – su papel
por el de simple instructor. Instruir puede cualquiera, cualquiera que pueda
transmitir sus conocimientos, cualquiera que pueda comunicarse con el mundo
exterior; pero ¿educar? ...... es cosa difícil. Debe ser un evangelio viro, debe ser,
no únicamente depósito de materiales de construcción sino un edificio modelo;
no debe solo predicar sino también practicar, ser el modelo, el ejemplo; ser una
obra de la naturaleza en la que brille con su augusto resplandor, la verdad,
ENSAYO 2
porque solo la verdad dará como fruto la verdad que es el gran fin de la
enseñanza. ¡El evangelio! ¡La verdad! Ah, la suprema aspiración de la
Humanidad! ¡Qué cosa fácil es predicar la verdad, i qué difícil es practicarla en
forma soberana! Por eso hai que rendir homenajes á los que la practican i
practicaron, á los apóstolos como Sócrates, Cristo, Renana, Zola,
Tolatoi………… Los que tenemos la misma misión de formar las generaciones
nuevas, los que bajo el modesto i oscuro nombre de maestros de escuela
aceptamos la gran responsabilidad de preparar los materiales de la edificación
social, debemos beber de las aguas de las fuentes de virtudes i hacer que
nuestra vida sea el modelo donde reflejarse i copiarse las individualidades que
como moléculas sociales irán á constituir la masa, la colectividad. El maestro es
el arquitecto de la sociedad.
Al través de la Historia aparecen, como faros aislados, unas que otras
personalidades descollantes que han señalado derrotero á puerto seguro donde
tiende á llegar, venciendo las borrascas, la Humanidad. En la cuna de la
historia brilla Sócrates como maestro de la antigüedad i en la cuna del mundo
contemporaneo rutila Pestalozzi. Sócrates como encarnación de las ideas
antiguas – de las que muchas preponderan aún como verdades soberanas i
eternas – como otras tantas pirámides del pensamiento humano – marcó rumbo
al mundo antiguo y Pestalozzi señaló el principio, la nueva era de la
Humanidad, la era de las grandes revoluciones. Aquél fue modelo, evangelio
vivo para su época i éste para nosotros. Ocupémonos del hijo de los Alpes.
Pestalozzi i sus práaticas II Enrique Pestalozzi nació en Zurich
(Suiza) en 1746. Huérfano de padre á los cinco años i escaso de recurso, creció
en medio de las premuras propias á los desheredados de la fortuna,
aprendiendo á ser hombre antes que niño. Formado su espíritu en la lucha por
la existencia, que modela los grandes caracteres, tomó afección desde la aurora
invernal de su vida á la madre Naturaleza, comprendiéndola como la fuente de
todas las ciencias i artes, i como la depositaria del secreto de la felicidad que
tan lejos de él se esfumaba. Sintió i se conmovió; adquirió un alma soñadora
sobre un destino ignorado i la nostalgia de la futura redención del mundo
infantil, tan desgraciadamente abandonado en manos de institutores sin
corazón i de ocasión, le abrazó i le amenazaba consumir. Reflexionó i se inspiró.
Desde ese momento como Colón no vivió sino por su idea i para su idea. «Desde
hace mucho tiempo ¡ai! desde los primeros años de mi adolescencia – dice
Pestalozzi – una aspiración sola, única, poderosa hacía latir mi corazón: agotar
las fuentes de la miseria en que veía sumergido al pueblo á mi alrededor» –
(Cómo educa Gertrudis á sus hijos, pág. 2)
Á una vida moral i ejemplar añadió un profundo amor á la Humanidad i á la
Naturaleza. Habíase interesado en la lectura de «Emilio» de Juan J. Rousseau
que había hecho su resiente aparición i enamorádose de los destellos que se
desprenden de las teorías misantrópicas del autor de la educación natural. Pero
sintió i comprendió de manera opuesta al filósofo ginebrino. En vez de la
doctrina indivi-
ENSAYO 4 dualista, considerando á los hombres como el homo hominis lupus
de aquella condición de Hobbes, que tanto tinte dio á Rousseau, Pestalozzi,
comprendiendo, sin embargo, los males que aquejaban á la sociedad humana,
como resultado de una degradación moral, trazó la línea de conducta en sentido
opuesto al autor de Emilio considerando la necesidad de reformar la educación
social atrayéndola, también á la vía de la Naturaleza como Rousseau, pero en
forma colectiva i no individual. Amó á la Humanidad sobre el individuo, al
contrario de su maestro é inspirador que en su odio á los hombres amó más al
individuo que á la Humanidad – (Ver Socialismo i Ciencia Positiva por Ferri) –
Rousseau, como dice Ferri, no fué mas que la voz de la misma Humanidad en su
enérgica protesta de reacción contra el feudalismo i la tiranía que entonces
absorbían por completo la personalidad humana. Respondiendo á esto, en su
enérgica reacción, i considerando que «todo está bien al salir de manos del autor
de la naturaleza; todo degenera en manos del hombre» i que solo el hombre todo
lo transforma, todo lo destruye – (Emilio; Libro I – Rousseau) – trató con su
método natural de educación, sustraer al hombre mismo atrayéndole,
recuperándole á la misma Naturaleza. El hombre ha salido de la Naturaleza,
pués á ella debe volver pora regenerar. Pestalozzi sintió opuestamente á su
precursor. Inspirándose en las paradójicas páginas de Emilio entrevió que para
regenerar al hombre no hai que aislarle del hombre sino atraerle al seno de la
Humanidad, de acuerdo con las sabias leyes de la Naturaleza que él entreveía
en la lontananza de su mente soñadora. ¡Quién podría imaginarse que dos
teorías antitéticas naciera una de la otra! ¡Quién imaginaría que del profundo
odio á la Humanidad, totalmente corrompida, totalmente desnaturalizada,
debería de nacer de sublime
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 5 amor al género
humano! Sin embargo, lejos de desconocer la gangrena social, la corrupción
reinante, la desnaturalización indigna habida en el seno de la sociedad, lo sintió
i lo comprendió. Conmovido por este estado triste de la sociedad prefirió el
campo, amó la soledad, la gente ingenua que más se aproxima á la verdad.
Atraido por el ideal que ya entrevió en su sueño de filósofo, fundó en unión con
Ana Schulthess, su abnegada esposa, un establecimiento agrícola, que por
circunstancias que tal vez radicaban en el mismo Pestalozzi, como afirman la
mayor parte de sus biógrafos, se undió completamente haciendo naufragar
consigo toda la economía de la sociedad conyugal. Arruinado en esta iniciativa
tomó la heróica resolución de hacerse maestro i esforzarse en pro de su querido
ideal, que es prestar sus servicios á la Humanidad, de poner á los piés de sus
semejantes desheredados de todo pan intelectual í náufragos en una
degeneración completa, todo el tesoro inagotable de ternura que encerraba su
alma. ¡Difícil i noble misión! Misión no comprendida por la generalidad de los
hombres, aún por los que más se precian de razonables. Dedicarse á ser
maestro de escuela es considerado, aún hoi dia entre nosotros, después de dos
siglos, como una ausencia de ambición, de inspiración. ¡Palabras que suenan en
los labios de todos pero mal comprendidas! Tener ambición es pretender á
figurar, á ocupar puestos públicos rentados i de elevación de manera que todo el
mundo lo vea; he ahí el significado corriente i usual. Emplear nuestra energía á
ser maestros de la niñez es tener ausencia de aspiración, de ambición; es ser
hombres sin ideal. Ah, la corrupción, ah, siglo de traficantes de cargos i empleos
¿cuándo terminará vuestro reinado?......
ENSAYO 6 Como un nuevo cruzado redentor, al grito de: quiero ser maestro! se
lanzó Pestalozzi al medio de la borrascosa mar de las sociedades, tratando de
reformar costumbres, ideas i tendencias. Dos grandes i poderosos enemigos
tuvo – los mayores que se pueden tener: ignorancia i hábiles inveterados.
Ignorancia del pueblo i su propia ignorancia i la predisposición del antigua
régimen contra toda tentativa de innovación más ó menos brusca, más ó menos
audaz. El pueblo era ignorante en general, i era esta ignorancia la que se
proponía combatir; para el efecto pensó trazar el a.b.c. del método, de un
método que él mismo no sabía, no conocía pero que lo presentía. Para esta obra
tuvo que luchar con su propia ignorancia: ignorante para administrar el
establecimiento; ignorante para organizar las clases, é inorante hasta mismo
para enseñar á leer i escribir! Él lo confiesa: «Se repetía en voz baja en ese
mismo barrio, que yo no sabía ni escribir, ni calcular ni siquiera leer
convenientemente» - I bién, mi amigo, le dice á Gessner, tú ves que no es falso
siempre todo lo que se dice en las calles; yo no sabía en efecto, ni escribir, ni
leer, ni calcular convenientemente. (Cómo educa Gertrudis á sus hijos. pág. 22)
El mismo obstáculo encontró en la ignorancia é idea conservadora de sus
compatriotas, pués la alta sociedad declaró «pue no quería que se hiciese el
ensayo de la nueva enseñanza con sus hijos sino con los de los burgueses» (pág.
23) Pero él con su perseverancia i el deseo de cumplir su misión, venció todas
las dificultades que se le presentaban para llevar á cabo su proyecto, su sueño
dorado. ¡Hermoso ejemplar del poder de la voluntad soberana, colocado en
nuestro camino para gruía nuestra!
Perseverar en la realización de un ideal por el que
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 7 se lucha, ser
constantes; gastar toda nuestra vida si el sacrificio se impone por la realización,
esa debe ser la norma de conducta de los que aman el trabajo, el trabajo
regenerador. I pensar que muchos son los que se doblegan ante las pequeñas
dificultades, que como piedras del camino surgen en la vida – sin aprovecharse
mas bien de ellas, de esas rocas inconmovibles para descansar sobre ellas i
luego proseguir la marcha adelante, siempre adelante. Imitémosle, imitemos á
Pestalozzi que rechazó sus propias pasiones, perdió todas sus comodidades,
gastó toda la energía de su organismo, antes de abandonar el norte de sus
aspiraciones, consiguiendo de este modo ser el faro que alumbra nuestra
escollosa ruta, de nosotros que en vano pretendemos seguir sus huellas
iluminadas con la potente luz de su personalidad digna de figurar al nivel de los
grandes bienhechores de la Humanidad. Imitémosle. No se dejó, pués, vencer.
Arrastrado por su amor i por su pasión dominante, convirtió su arruinada
granja agrícola de Neuhof (1775-1780) en instituto de enseñanza: abrió las
puertas á los pobres, á los niños vagabundos i hambrientos del pan material i el
pan intelectual. «Vivía durante todo el año, dice Peztalozzi, en compañía de más
de cincuenta pequeños mendigos; partía el pan de mi pobreza con ellos i hasta
vivía yo mismo como un mendigo, para enseñarles á vivir como hombres».
(Cómo educa Gertrudis – Carta I).
Allí comenzó su carrera pedagógica el gran filántropo del siglo XVII. La gente
no le comprendía. No podía comprender cómo echando por tierra los antiguos i
rutinarios formularios de la enseñanza, podía aquel hombre extraño, singular
vencer las dificultades i cumplir con su misión de educador, ó si lo comprendía
no podía admitir que un hombre se
ENSAYO 8 burlara de las escuelas existentes i de los métodos empleados por
los institutores de la época, i entonces como á Galileo, como á Colón, como á
otros mártires de la ciencia, le trató de loco, preguntándole, sus mismos amigos,
que su destino era un manicomio! Una decisión completa en el cumplimiento de
su secreta misión, misión de reformar la educación de la época como único
medio de regenerar el pueblo sumido en negra servidumbre, i un profundo amor
á los niños, como representantes en flor del género humano le animaban. I así,
mezclado con los pequeños mendigos de distintas inclinaciones biológicas,
pasaba su vida partiendo con ellos el negro pan, compartiendo toda su miseria.
Era pobre, casi próximo también á la mendicidad - ¡un mendigo que quería
salvar á los demás mendigos! – i enfermo, con todo eso, los desalientos de un
momento nunca lo han desviado del derrotero que se ha marcado. Naufragaba,
pero siempre sereno en medio de la borrasca, como el piloto convencido de su
propio i seguro destino, siempre seguía adelante.
«Pero el esfuerzo inmenso que había desplegado, en esta tentativa – escribió
Pestalozzi á Gessner después del desastre de Stanz – me había enseñado
grandes verdades, i mi confianza en la justicia de mis ideas no había sido nunca
tan grande como en el momento mismo en que ellas naufragaban. El mismo
ardor invencible, idénticas aspiraciones hacían latir siempre mi corazón, y,
desgraciado yo mismo empecé á conocer á fondo, como jamás aingún hombre
feliz ha podido conocerlos, la miseria del pueblo i sus causas. – Sufría los
sentimientos del pueblo, i este se me mostraba tal como era, i tal como á ningún
otro no se mostraba. He vivido largos años ocn él como un buho en medio de los
otros pájaros. Oía las risas burlonas de los hombres que me arro-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 9 jaban de su sociedad i
oía sus apóstrofes: «desgraciado, eres más incapaz que el último para ayudarte
á ti mismo i pretendes ayudar al pueblo». Oía estas burlas, las leia sobre todos
los labios, i siempre la impulsión poderosa de mi corazón, me arrastraba hacia
un objeto solo i único: secar las fuentes de la miseria en que veía sumergido al
pueblo á mi alrededor! – I mi energía crecía de día en día, i de día en día, mi
desgracia me revelaba un mayor número de verdades útiles á mis designios.»
(Cómo educa Gertrudis, Carta I). Desbandados los pequeños harapientos de
Neuhof, sin descansar ni desilusionarse, corrió sucesivamente tras su ideal,
cada vez más convencido i potente, por las instituciones de Stanz, Berhtoud é
Iverdun donde llegó, en medio de la admiración de los grandes de la época, á la
cúspide de su prestigio pedagógico. Un tiempo descansaba para dar reposo á su
espíritu i organismo, extenuado, enfermo (¡escupía sangre!) para luego
proseguir, con nuevo brio, su agitada carrera. Tal era la ecuanimidad de su
alma. Terminó su vida en Brugg en 17 de Febrero de 1827, siendo enterrado en
Birr donde se conserva en su recuerdo una patética inscripción.
Las teorías pestalozzianas i las modernas III Si es cierto que
todas las instituciones humanas, como dice Spencer, obedecen á la lenta
evolución biológica que es una lei natural i universal, la es-
ENSAYO 10 cuela es la institución social que mas perezosamente sigue dicho
proceso. Todas, más ó menos, han alcanzado á la altura de este siglo XX su
culminante desenvolvimiento. Las instituciones políticas i las jurídicas recorren
la escala ascendente sin descanso, siguiendo isócronamente las sinuosidades de
la marcha de las sociedades. Solamente la escuela, la institución escolar, tiene
una marcha retardada, se ha quedado rezagada, no marcha al unísono con el
desenvolvimiento de los otros órdenes de la Humanidad. La escuela, erigida en
institución desde antiquísimo periodo, ha venido evolucionando, marchando
hacia el Occidente, á través de neblinas espesas, rompiendo poco á poco el hielo
de las preocupaciones seculares. Comenzó viniendo protejida por los poderes
públicos, entregada exclusivamente á la tutela del Estado, pero parece que el
tutelage del Estado no la imprime la energía suficiente que debería tener una
institución de su naturaleza. Hoi días nuevas tendencias se deslinean: la
escuela tiende á pasar á manos del pueblo. Es entonces, cuando se convierta en
institución verdaderamente popular, que tomara el vuelo firme i recto, porque
entonces su organismo se infiltrará de nuevas i activas savias. Ya hemos dicho
en más de una ocasión: las escuelas populares son las escuelas del porvenir. I
sin embargo, la suerte de la educación ha merecido siempre la atención más
preferente de las grandes lumbreras de la humanidad. Se explica: en la
antigüedad i hasta después de la revelación francesa, hubo pedagogos en la
verdadera i moderna acepción de esta palabra, sino los filósofos eran los
encargados, como los sacerdotes de la antigüedad, de mantener ardiente la luz
del templo de la Pedagogía. Rabelais, Erasmo, Montaigne, Comenio, Rollia,
Descartes, Malebranche, Locke, Kant, Diderot
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 11 Condillact, no eran
más que filósofos que, en su extensiva erudición, hanse ocupado de la educación
como cuestión importantísima, emitiendo teorías de acuerdo con las ideas
filosóficas que les sugería su modo de pensar. Ninguno ha podido echar los
cimientos inconmovibles para la edificación de la ciencia pedagógica. Todos
ellos, espíritus analíticos, han sentado teorías sobre la educación basadas en la
psicología metafísica del hombre adulto, i de allí, por comparaciones i
deducciones, leyes i principios que se han tenido por evangelios durante
muchísimo tiempo para la dirección de la educación. Debido á este sistema
especulativo, la Pedagogía no ha podido desenvolverse, salir del estado
embrionario, de la red de teorías cada cual mas abstracta, que, como telas de
araña, la envolvía i aprisionaba en la oscuridad. Sin embargo, como hemos
dicho anteriormente, entre esos principios teóricos de la educación no han
faltado destellos preciosos, que, como producto de una verdadera intuición de
genio, se han mantenido á flote sirviendo de envoltura al embrión de la
Pedagogía i que han servido de guía, para que espíritus más evolucionados se
apoderaran de ellos i sentaran los cimientos de una ciencia nueva, la
Pedagogía. Desde el momento que la Pedagogía se divorció de las ciencias
puramente especulativas, se internó en un nuevo sendero que la conducirá,
mediante los principios positivos i científicos con que se irá robusteciendo, al
punto inicial para constituirse en verdadera ciencia, ó á la síntesis de las
teorías i de las prácticas sobre la educación del hombre niño. La Pedagogía,
constituida en ciencia bajo la dirección del sabio profesor de la Universidad de
Oxford, quien recolectó i seleccionó las semillas fecundas esparcidas en el vasto
campo de la educación, desde
ENSAYO 12 la más remota antigüedad, tiende á constituirse definitivamente
como ciencia positiva, desde el momento que se independiza de su envoltura
ideal i metafísica que la ha convertido hasta hoi día en una plétora de teorías i
de principios abstractos i de leyes que un tiempo se tenían como tales por su
fondo universal i general i que hoi se esfuman su generalización i universalidad
al análisis sereno de la ciencia positiva. La ciencia, como se sabe, en el momento
que llega á su evolución completa, no es más que la síntesis de las teorías i de
las leyes, i que por lo tanto, cada vez más tiende á una simplicidad de
elementos constituyentes aproximándose así a la gran síntesis, á la unidad de
los principios i de las leyes. Cinco son los principios fundamentales sobre los
cuales se va constituyendo la Pedagogía. Ellos son los lazos de parentesco de
esa hermosísima ciencia con las otras que constituyen el saber humano i que les
aproximan á la unidad. En un principio, bajo la arquitectura de Bain, constituía
una isla, una ciencia separada de las demás, bajo la influencia de la Lógica, en
mala relación con la Psicología humana; algo con la Fisiología, con la que
contrajo amistades sobre todo i principalmente desde la revolución silogística de
Bacon; pero hoi no; bajo el amplísimo tutelage de la Biología, el parentesco se
ha generalizado como se ha generalizado i encontrado la íntima afinidad, la
procedencia común de todas las leyes de la Naturaleza, sean ellas del orden
físico, psicológico i moral, de tal manera que se ha llegado á la conclusión de
que todas las ciencias descansan una sobre otra i coexisten la una por la otra.
Ellos son: la síntesis como método i la inducción como procedimiento; la
intuición como principio; la Antropología como base; la práctica como medio i la
utilidad como fin inmediato i mediato.
La síntesis como método i la
inducción como procedimiento La puerilidad escolástica – que
lleva al espíritu humano al laberinto de Delfos, de donde para salir se
encuentra difícilmente una Ariadua que generosa tienda el extremo del hilo
salvador – que conducido al pensamiento á fórmulas i principios empalagosos,
tan complejos i abstractos. La mayoría de los autores – que lógica i
naturalmente se han dejado influenciar por el medio ambiente i sentado teorías
al través de las cuales para pasear, con espíritu reposado i criterio científico, ha
sido costoso – han disertado sobre el método mui de distintas maneras. Por eso
no es absolutamente extraño encontrar que en los trabajos sobre metodología se
nos hable de una diversidad de métodos. Nos referimos al método general i no á
los particulares. Asi es común hallar que existen los métodos analítico,
deductivo, experimental, intuitivo, socrático, comparativo, regresivo, i hasta
alfabético, por palabra i ecléctico, confundiéndolo así con el sistema de
enseñanza. Hai tantos métodos como modalidades han sido sugeridas del
método verdadero en la mente de cada autor ó escritor pedagógico. I no raras
veces encontramos con que hasta los mismos simples procedimientos son
considerados como métodos. El estudiante de metodología pedagógica suele
verse en aprietos en ese laberinto de métodos, sin hallar colocación á la mayor
parte por su falta de conexión con la ciencia. Es así, por no buscar otros autores,
como el ilustrado pedagogo Dr. Don Francisco A. Berra habla de los métodos
intuitivo, comparativo, abstractivo, in-
ENSAYO 14 -ductivo, combinativo, i contractivo (Leyes naturales de educación;
Lei de educación metódica por F.A. Berra). El clásico Bain distingue los
métodos: inductivo, deductivo é inductivo –deductivo. M. Daguet – citado por
Compayré – establece los métodos: educativo, racional, práctico, progresivo,
sintético, analítico, intensivo, inventivo é intuitivo. I el mismo Compayré que
tanto critica la palabrería de los clásicos, diciendo que: «por más de que es
interesante en sí mismo reducir á la unidad las diferencias aparentes i buscar
los principios esenciales entre una multitud de aplicaciones particulares, los
pedagogos han alargado de tal modo la lista de los métodos i nos ofrecen tal lujo
i tan pomposo aparato de instrumento pedagógicos, que es necesario simplificar
sus clasificaciones i tratar de introducir alguna claridad, en un asunto que
parece que se tiene placer de embrollar,» admite la existencia de cuatro
métodos esenciales que son: el método de inducción en forma expositiva, i el
método de deducción ó de demostración en forma interrogativa; desconociendo
completamente los métodos analíticos i sintéticos cuyas palabras «con su
carácter pretencioso i enfático, no hacen mas que introducir mucha confusión i
oscuridad, sin ningún provecho cierto» — (Curso de Pedagogía por G.
Compayré). El patriarca de la pedagogía argentina Don José María Torres
admite también cuatro métodos: el método de investigación (análisis); el método
de exposición (síntesis); el método deductivo, i el método inductivo. M. James
Johonot admite los métodos objetivo i subjetivo; de los cuales el primero es
primario i sintético, i el segundo, secundario i analítico.
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 15 Resulta, pués,
sumando los métodos de los diversos pedagogos citados, los siguientes:
intuitivo, comparativo, abstractivo, inductivo, sintético, analítico, analítico –
sintético, deductivo, combinativo, contractivo; inductivo – deductivo, educativo,
racional, práctico, progresivo, intensivo; inductivo en forma expositiva,
inductivo en forma interrogativa, deductivo en forma expositiva, deductivo en
forma interrogativa; objetivo i subjetivo. Indudablemente aquel que trate de
obtener el método que más puede convenir á la enseñanza, sin que investigue
previamente, se encontrará en presencia de un ramillete de términos cuales
más abstractos i oscuros por consiguiente: «¿Qué puede salir bueno de ese
fastidioso análisis, de esa clasificación complicada, de esa ciencia puramente
verbal en la que se emplean centenares de palabras para no enseñar nada de
las cosas mismas? La enseñanza se convertiría en un arte mui trabajoso si para
ser buen profesor fuera preciso haberse metido en la memoria todas esas
definiciones de pura forma i todas esas insípidas abstracciones.» – (Curso de
Pedagogía por G. Compayré; pág. 252.)
Como habiamos dicho al principio de osta disertación, hasta el dintel del siglo
XX la Pedagogía no ha podido libertarse del escolasticismo huero, de la eterna é
interminable retahila silogística de la filosofía ideal, subjetiva, que fundándose
en principios deducidos á priori ha llenado de una red de términos abstractos
que como telas de araña, enreda al pensamiento humano, inpidiéndole el libre
vuelo de su potencia activa. De esta manera se ha apartado de la Naturaleza,
de la fuente de verdad, á la que Rousseau i Pestalozzi han luchado por atraer
nuevamente la Humanidad. ¿Cuál ó cuáles de la media centena de métodos son
los que se aproximan más a la verdad? La in-
ENSAYO 16 vestigación científica, encarga de de descubrir la verdad, ha
comenzado á la luz de la Biología, la ciencia por excelencia, á señalarlo. Ya
Johonot entre varios, á principios del siglo, ha manifestado que para hallar el
método natural hai que seguir «tal cual como ha procedido la especie en su
evolución.» – (Principios de la enseñanza; Johonot.) Pero antes de seguir tras
los sabios que, en su afán de evolucionar la ciencia de la educación, de acuerdo
con la naturaleza, han abierto un sendero, aunque estrechísimo todavía, ya
iluminado por las verdades que van escalonadas en el trayecto, cual otros
tantos focos de luz que guiarán al viajero en su excursión científica, vamos á
agrupar los diversos métodos indicados, según las ideas similares que
encierran. 1º Grupo – Analítico é inventivo. 2º « Inductivo, comparativo,
abstractivo, inductivo en forma expositiva é inductivo en forma interrogativa. 3º
« Sintético, combinativo, progresivo é intensivo. 4º « Deductivo, contractivo,
deductivo en forma expositiva, deductivo en forma interrogativa, subjetivo. 5º «
Analítico – sintético. 6º « Educativo, racional, práctico, intuitivo, i objetivo.
Examinando el precedente cuadro vemos que en cada uno de los grupos se
hallan comprendidos términos que allá en su esencia no significan otra cosa, ó
son dependientes la ideas que encierran unas de otras. Así en el primer grupo
encontramos los métodos analítico é inventivo que son considerados por
unanimidad de los lógicos i metodologista como idénticos en el fondo, es decir
como sinónimos, co-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 17 mo verdaderamente
lo son. De esta manera se confunden el método con el fin ú objeto. Las reglas,
definiciones, principios ó leyes no son más que inducciones obtenidas mediante
comparaciones i abstracciones, ya sean exponiendo ó interrogando, por lo que la
exposición i la interrogación no son más que formas de obtener la inducción. La
síntesis se obtiene por combinación, por la marcha progresiva é intensiva de la
mente acumulando ideas, de las que se saca una general. La deducción no es
más que la aplicación de verdades generales, es decir de elementos ó materiales
mentales ya adquiridos (operación subjetiva) á casos particulares, i esta
aplicación se puede hacer igualmente exponiendo ó interrogando. El quinto
grupo representa un método ecléctico ó mixto ó sea la reunión de dos. No puede
ser considerado como unidad. En cuanto al sexto vemos que no comprende otras
cosas que diversas formas de enseñanza que de ninguna manera pueden ser
métodos. En síntesis quedan esencialmente: 1º Analítico. 2º Inductivo. 3º
Sintético. 4º Deductivo.
Trataremos de establecer cuál ó cuáles deben ser considerados como tales. Nada
mas contradictorio á la Naturaleza que la pluralidad aislada, inconexa. Ella
simboliza la gran unidad de todo lo creado i está gobernada por una lei general,
eterna, cual es la de la evolución de la materia i sus diversas manifestaciones.
La alta mente contemporanea no concibe ya el Universo como el conjunto de
cuerpos aislados sino como la agrupación de todos ellos bajo una mis-
ENSAYO 18 ma lei, la lei de la mecánica, constituyendo una unidad. El hombre
como los demás seres, también se halla sometido á esa unidad: la Humanidad.
Él igualmente ha tenido que pasar por diversas evoluciones ó cambios
progresivos insensibles hasta llegar al estado actual, ó sea la evolución de la
especie, la evolución de la Humanidad. La evolución de la especie humana es
una parte integrante de la evolución biológica. La Biología nos enseña la
evolución de los seres hasta llegar á constituir éstos, la especie humana; la
Historia la de la Humanidad i por último, la Anatomía comparada la evolución
del hombre desde la concepción ó vida placentaria hasta la muerte ó cambio de
forma orgánica. En este largo proceso el hombre va reproduciendo
ordenadamente tanto la evolución ontológica como la filogenética. En este
último proceso, que es extra-uterino, el hombre va reproduciendo las diversas
fases de la Humanidad: en algunos casos se aceleran las reproducciones
(precocidad) i en otros se retardan según las diversas causas que pueden
contribuir á ello (herencia, adopción, etc.). Entre la niñez (la Humanidad
inculta, bárbara) i la virilidad (Humanidad progresada, civilizada) hai una serie
de procesos que reproducen los distintos periodos de la vida específica. Con este
desenvolvimiento progresivo marcha paralelamente el desarrollo intelectual del
niño, pasando de las sensaciones puramente reflejas á las funciones
intelectuales más elevadas que son el juicio i el raciocinio. Las teorías más
modernas i las que despiertan más interés entre los pensadores, establecen
como cosa natural en el espíritu humano, la tendencia á la unidad, ó bajo otro
nombre á la síntesis. Hagamos un ligero resumen de esas teorías. El
desenvolvimiento del hombre en su vida extra-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 19 uterina, reproduce,
como ya dijimos, los procesos de las distintas edades de la Humanidad: salvaje,
bárbara i civilizada, coincidiendo con la infancia, la juventud i la virilidad
respectivamente. Los dos primeros pasos se efectúan en forma fugitiva,
ocupando corto tiempo de la vida humana, sobre todo el primero, por razón de
hábito (herencia específica) pués, desde tiempo inmemorial esos procesos se han
venido reproduciendo al través de los siglos que tiene de existencia el género
humano, i por lo tanto, debido á su repetición incesante, su ejecución por la
Naturaleza ya es fácil, habitual. No sucede idéntica cosa con el periodo que
llamaríamos civilización, al que corresponde más alto grado de desarrollo
cerebral. Este se verifica siguiendo un orden progresivo (evolución general)
comenzando de los actos reflejos más simples que se efectúan en las etapas más
inferiores del gran sistema nervioso. El sistema nervioso, al que están
encomendadas las funciones de la vida vegetal i psiquica, se puede comparar
con una red de nervios cuyos nudos son otros centros donde se verifican ora
sensaciones inconscientes, ora conscientes según el periodo de desarrollo
individual i según los agentes externos que intervienen. Los primeros actos del
niño, los más simples i elementales, no son más que actos incoscientes, porque
se verifican en circuitos nerviosos, cerrados ó saturados, es decir, en arcos
neurónicos donde las corrientes nerviosas pasan sin obstáculo, con toda
velocidad. Así se efectúan las transmisiones nerviosas, porque si bien en
tiempos primitivos, en las especies progenitoras del hombre, se efectuaban en
forma consciente, la repetición constante al través de millares de generaciones,
de los mismos actos, ha creado facilidades en las transmisión, convirtiendose
así en actos automáticos, que la herencia especifica se ha
ENSAYO 20 encargado de transmitir á las generaciones. Pero á medida que las
corrientes nerviosas pasan, obedeciendo al desenvolvimiento del organismo
nervioso, á circuitos superiores, es decir, marchando de la periferia al centro,
las sensaciones cada vez más se van haciendo retenidas i conscientes. Si bién
estas últimas pueden á su vez transformarse, merced á la repetición, á las
primeras. De esta manera sigue el desenvolvimiento: en los centros de las
ramas inferiores del sistema nervioso se verifican las sensaciones reflejas, es
decir, automáticas i en los superiores las conscientes. Los centros están
colocados en orden ascendente. Bien; las impresiones en la primera edad del
hombre comienzan en las ramas inferiores, que son también las primeras en
constituirse, para ir abriendo, á medida del desarrollo orgánico, brechas en las
sustancias cerebrales hasta llegar al punto culminante, al sitio cortical, en
donde se efectúan las funciones más delicadas de la vida psíquica. Siguiendo
este proceso de desarrollo gradual, i teniendo presente que las ideas en la masa
encefálica, según afirman los frenólogos, tienen sus centros respectivos, se
sienta la hipótesis de que las ideas gradual i progresivamente tienen que ir
abriendo surcos en la masa cerebral de tal manera que cada centro superior es
la sinopsis de las propiedades ó capacidades de varios de los inferiores en
escala, de tal suerte que varias ideas particulares van á reconcentrarse en
centros generalizadores respectivos, los cuales á su vez en otros, yéndose de
esta suerte, simplificandose los centros, constituyendo individualidades, hasta
llegar á un gran centro sintetizador de todos ellos que es el centro de la facultad
excelsa de la razón, en donde se constituye una unidad. Siguiendo este proceso
de la evolución orgánica, el proceso funcional de las llamadas facultades
mentales ó intelectuales
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 21 principia de las
llamadas perceptivas (sensación, percepción) i sigue con las facultades de
«comparar, combinar, coordinar, abstraer, generalizar, juzgar i raciocinar.»
Esta última, que constituye la síntesis de las demás, es la que también
ulteriormente se presenta en el niño, porque necesita de trabajos i periodo mas
adelantados del desarrollo histológico, para que su via se vea en condiciones de
funcionar. Vemos, pués que el proceso natural que siguen los conocimientos en
la masa cerebral es el sintético, que lo conduce á la unidad. I esta misma
marcha, la sintética, es la que siguió la Humanidad en la adquisición de los
conocimientos que hoi posee, i que el individuo en su desarrollo va
reproduciendo gradual i progresivamente. Las leyes que rigen el Universo, las
leyes científicas, se han constituido de esa manera. De las ideas particulares
han pasado á generales i de estas á universales, hasta constituir cuerpos
típicos, aproximándose cada vez mas á la singularidad, que es entonces cuando
desaparecerán las innumerables leyes que aún se conocen, para reducirse unas
en otras i constituir un todo sintético. Por eso cuando más progreso efectúa la
ciencia más se simplifican sus operaciones i sus leyes. Las definiciones,
fórmulas i clasificaciones son síntesis. Se han inducido de casos particulares por
la generalización. Observando nuestro progreso científico personal ¿qué
notamos? En los primeros pasos que damos hacia el umbral de la Ciencia, todos
los conocimientos que adquirimos en el laboratorio de las aulas son
completamente aislados, sin ninguna conexión unos con otros, i mas aún, sin
relación mútua ni remotamente. Los conocimientos científicos que adquirimos
de Botánica, Mineralogía, Zoología, Historia,
ENSAYO 22 Moral, etc. se presentan aislados, hasta muchas veces riñendo
tinos con otros al parecer, constituyendo colonias independientes i sin relación
siquiera unas con otras. Pero á medida que nuestras facultades adquieren
vigor, fuerza, potencia, i el campo de nuestros conocimientos se ensancha,
dilatándose por lo tanto nuestro horizonte científico, las agrupaciones aisladas
que constituyen colonias se asocian mas i más, hasta el punto de que nuestra
inteligencia puede abarcar de una sola mirada todos los conocimientos como
agrupados en íntima fraternidad. A semejanza de lo que observamos subiendo á
un edificio elevado de un pueblo, viendo que todas aquellas casas i aquellos
lugares, que desde el suelo los veíamos aislados – constituyen un grupo único,
un gran conjunto, así las ideas que poseíamos sobre Botánica, Mineralogía,
Química, Física, Historia, Moral, Matemáticas, etc. i que parecían imposible de
toda relación, se asocian, se estrechan se conjugan. Descubrimos el Gran Tronco
Común, vemos que la Flora, la Fauna, la Gea, los fenómenos que se manifiestan
en ellos, el desarrollo de los acontecimientos sociales, el Número, etc. todos
están unidos á un Centro Único, Común, obedeciendo á leyes idénticas que
emanan de la Gran Unidad; en fin, cuando por los estudios hemos dilatado la
esfera de nuestros conocimientos, formamos la Gran Síntesis. ¿Cuál es, pués, la
marcha que el desarrollo histológico del niño i la que la evolución de la especie
humana nos señalan como ruta que ha seguido la sabia Naturaleza i que sigue
aún? La Síntesis. ¿Cuál es el método que se debe seguir en la enseñanza
primaria? El mas racional, el que la gran maestra Naturaleza nos señala con
los dedos, que no son otra cosa que sus hechos. ¿Cuál? La Síntesis. Pero la
lógica nos enseña que correlativamente á
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 23 la síntesis hai la
análisis que es el orden inverso de la primera. Pensando bien se observa que
para que haya síntesis es necesario que haya previamente análisis, por lo que
en la enseñanza la síntesis debe basarse en la análisis, de manera que aquella,
que es el verdadero camino que se debe seguir, descanse en la otra. Además, la
misión del educador es suministrar conocimientos de las cosas en conjunto i no
en detalle que corresponde á estudios superiores, especiales, i no á primarios,
asi como también crear aptitudes. * * * La inducción i la deducción ¿son
métodos? – No son mas que procedimientos ó maneras de raciocinar ó discurrir.
Raciocinamos por inducción ó por deducción, como dice José M. Torres –
Raciocinamos por inducción cuando procedemos del efecto á la causa, del
ejemplo á la regla ó definición; i por deducción, cuando procedemos al revés. La
inducción es ascendente, progresiva; la deducción, descendente, reversiva. La
inducción es primaria. La inducción i la deducción son auxiliares de la síntesis i
de la análisis. Estas son ideas mas generales que aquellas. Una síntesis puede
constituir una inducción; pero no toda inducción puede ser síntesis. Toda
inducción es una generalización, i toda síntesis una composición; una reunión,
una suma. Recapitulemos. Tenemos un método natural para la enseñanza
primaria: el sintético, i dos procedimientos igualmente naturales: la inducción
para la obtención de reglas, definiciones i leyes, i la deducción para las
aplicaciones prácticas. Ambas son auxiliares del método. De esta manera,
simplificando la terminología llega-
ENSAYO 24 mos á la unidad del método, tal cual como establece la misma
Naturaleza. Con el método sintético, auxiliado de los procedimientos inductivo i
deductivo, suministró la Naturaleza los primeros conocimientos á la
Humanidad. «El método en la enseñanza debe conformarse con la evolución
histológica, disposición i función de los órganos cerebrales. La medida de la
instrucción no es la que el maestro puede dar, sino la que permita el grado de
evolución del niño i para suministrarla, debemos seguir el proceso seguido por
sus funciones cerebrales, es decir, sintético.» – (Evolución i Educación por
Senet). Esta es la teoría sustentada por el ilustrado autor de «Evolución i
Educación», la cual adoptamos con entusiasmo por inducirnos así nuestro modo
de pensar i nuestra propia observación de la naturaleza, la única institutriz que
hai que seguir si se quiere cultivar la verdadera ciencia. Es el camino que se
debe tomar si queremos marchar por la verdadera ruta, recién vislumbrada. Es
la única teoría que conducirá á echar los verdaderos cimientos de la pedagogía,
que son la Psicología del niño i la Antropología en las que tan atrasada se halla
aún la ciencia pedagógica. * * * Volvamos al filántropo de Iverdhun. ¿Cuál es el
método seguido por Pestalozzi? – Ninguno, pero señaló á la posteridad el
camino á seguir i que conduce al verdadero método, como otro Colón que
marchaba hacia el Nuevo Mundo sin saberlo, guiado solo por intuición de su
genio. «No sabía lo que hacía, pero sabía lo que quería: morir o realizar mi
ideal» – (Cómo educa Gertrudis – Carta I). Es cierto, como dice Compayre,
Pestalozzi renegaba de sí mis-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 25 mo, de su
ignorancia, de su escaséz de espíritu. Era el águila privada de alas que ansiaba
remontar su vuelo á la región azul del sol; i en su impotencia se consumía. En
Stanz vislumbró á lo lejos la realización de su sueño cual es hallar el camino
que debe conducirle al triunfo de sus ideas i así exclama: «Las impresiones que
me agobiaban en esa época me redujeron á la debilidad física en que me
encontraba cuando dejé la ciudad. Hasta ese momento yo no había precisado en
mi espíritu los principios fundamentales que debían guiarme.» «Cuando había
tentado lo imposible, lo había encontrado posible, contra lo que esperaba;
cuando me había internado en las malezas, donde nadie había penetrado
durante muchos siglos, había descubierto, detrás de ellas, las huellas de pasos
que me habían conducido á caminos abiertos en los que tampoco nadie había
puesto su pié.» (Como educa Gertrudis – Carta I). I desde aquí sentó los
principios á que debe sugetarse el mejor método, el natural, por el que tanto
clamó. «La medida de la instrucción no es lo que el maestro puede dar, sino lo
que el niño debe recibir». Con esto deslindó ya el apoyo que se debe pedir á la
Fisiología, ó mejor á las leyes de la evolución cerebral. «Comenzaba á sentir,
dice, que es imposible remediar en grande escala i de una manera durable los
males escolares, si no se llega á someter la forma mecánica de toda enseñanza,
á las leyes eternas que sigue el espíritu humano para elevarse de las
impresiones puramente sensibles á las concepciones claras.» (Como educa
Gertrudis, Carta IV). De esta manera, arrastrado por una intuición de su genio
dio á conocer el verdadero método á
ENSAYO 26 seguir en la enseñanza escolar; él lo llamaba método intuitivo á lo
que en realidad era el sintético. Nada quiere decir el nombre cuando son ciertas
las fórmulas. I de idéntica manera, como hoi día se discute sobre la malísima
impresión que produce en el espíritu del estudioso, ese caos de método que á
nada conduce, él en el albor de la pedagogía ya protestaba la falta de unidad.
He aquí lo que dice: «Es invariable la marcha seguida por la naturaleza para el
desarrollo de nuestra especie. No hai, no puede haber dos buenos métodos de
enseñanza ó no hai mas que uno i este es el que se apoya absolutamente sobre
las leyes eternas de la naturaleza. Pero existen una infinidad de malos métodos
i cada uno de ellos lo es tanto mas cuanto se aleja mas de las leyes naturales i
tanto menos cuando las observa de mas cerca. Sé bien que yo ni nadie estamos
en posesión del único método que sea bueno; pero yo hago todos los esfuerzos
posibles para acercarme á él.» (Como educa Gertrudis, Carta X). La intuición
como principio Bacon al dar el golpe de gracia á las interminables discusiones
escolásticas, esa filosofía especulativa que con las palabras bien urdidas en
hábiles silogismos abstracto el libre vuelo de la mente en busca de la verdad,
condenándola á vivir encadenada á las premisas i consecuencias – sustituyendo
«al trabajo abstracto del espíritu i á la estéril comparación de las proposi-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 27 ciones i las palabras
en lo cual consistía todo el arte del silogismo, el autor del Novum Organum
había sustituido el estudio concreto de la realidad i la observación viva i
fecunda de la naturales. La mecánica del razonamiento deductivo estaba
reemplazada por la interpretación lenta i reposada de los hechos; no se trataba
ya de analizar dócilmente principios admitidos á ciegas como verdades
absolutas, ni llegar á ser experto en manejar el silogismo, que á semejanza de
un molino sin trigo, daba casi siempre, poca harina; sino que era preciso abrir
los ojos ante el espectáculo del universo i por intuición, por observación, por
experiencia, por inducción, descubrir sus secretos i determinar sus leyes.»
(Historia de la Pedagogía – Campayré). Echada en el crisol del laboratorio de
los sabios é investigadores, la inducción científica, dio el fruto deseado. El autor
de Orbis pictus se inspiró en los principios establecidos por el sabio inglés i los
aplicó á la enseñanza, originando de esta manera á mediado del siglo XVII, la
enseñanza intuitiva. En lo sucesivo se introdujeron en la escuela las
ilustraciones pictóricas, conforme lo indicado por Comenio, pero sin que se
estableciese la intuición como lei general, como principio de la enseñanza.
Rousseau, llevado por su fogosidad de innovador, aplicó á la educación de
Emilio, dando grande importancia á la educación por los sentidos: «Ver, ver i
después razonar». Pero la gloria mayor correspondió á aquel que convirtió el
asilo de Iverdun, albergue de pequeños bandidos i holgazanes, en escuela
experimental. Dejemos hablar al mismo Pestalozzi: «Si arrojo ahora una mirada
retrospectiva i pregunto: ¿qué he hecho para la ciencia pedagógica, que sea mi
obra personal? Me respondo: he sentado el principio superior que la domina el
dia en que he reconocido en
ENSAYO 28 la intuición la base absoluta de todo conocimiento». (Cómo educa
Gertrudis – Carta IX). La Antropología como base La mayor dificultad que se
encuentra hoi dia en la práctica pedagógica es en la aplicación de las leyes que
la rigen. Con darse á la Pedagogía su verdadero carácter de ciencia
experimental se hacen todos los esfuerzos para sentar sus verdades sobre
principios verdaderos i propios al sugeto de ella. Comparando la psicología del
niño con la del adulto (la que se conoce) se han sentado esas leyes sobre base
directa, peligrosa, á manera de un edificio levantado sobre un suelo movedizo –
que ha esterilizado en mas de una ocasión la practica de la educación. ¿Es
idéntica la psiquis del hombre adulto con la del hombre niño? – Naturalmente
que nó. La una es una flor ya abierta mientras que la otra es un capullo que
tendrá que abrirse mas tarde. Por lo tanto, imposible es que las leyes que rigen
la evolución del hombre convengan al niño. Hasta hoi día, después que
Pestalozzi sentó el principio de que la «enseñanza debe ajustarse á la
naturaleza del niño» unas de cuyas leyes él las plateó, poco adelanto se ha
hecho. No se conoce casi la psicología del niño, tan necesaria para que la
educación pueda entonces estribar sobre verdades firmes é inconmovibles sobre
principios inherentes á la Naturaleza del verdadero sugeto. Por observación
propia, por estudios personales
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 29 profundos, se
conocen las leyes que rigen á la psiquis del hombre adulto, pero las de la del
niño nó, por sustraerse á la observación i experimentación directas i profundas
que requiere la inducción de las verdades generales. El trabajo de los sabios es
grande para la conquista de esa condición sine que non de la educación. La
aplicación de las leyes fisiológicas i antropológicas en sus diversas ramas, á la
educación, promete en día no lejano la solución definitiva del problema que
sigue siempre en planteo. Es cierto que hombres como Fröebel, que tanto
estudió á las queridas flores de su jardín, Rousseau i otros han llevado la
claridad en el Oriente de la ciencia psicológico – infantil, pero las frutas de esas
preciosas investigaciones no están sazonadas todavía ni constituyen número
para que puedan ser agrupadas i servir de norte invariable á la educación. La
lucha sustentada por los sabios contemporaneos en la investigación de esas
leyes que rigen la mente infantil, es grande i po lo mismo placentera es la
promesa del provenir. Entonces las leyes pedagógicas que rigen hoi como
soberanas, serán destronadas por decretos sucesivos de la nueva ciencia aún en
pañales por ahora. Pestalozzi predicó la verdadera ciencia. Predicó i puso en
práctica el principio de que la educación debe marchar de acuerdo con la
naturaleza del niño, para que pueda dar su resultado apetecido. Delineó de esta
manera el plan de la nueva ciencia, indicó la necesidad que se tiene de estudiar
lo íntimo del niño, de tal manera que el educacionista marche i opere en terreno
conocido, maneje plástica cuyas propiedades físicas i químicas no le sean un
secreto, para que pueda de-
ENSAYO 30 sarrollar armónicamente, con los principios de su idea, los
fenómenos que se verifican en lo íntimo de la masa. De esta manera aquel
hombre encauzó la Pedagogía, sometiéndola á las leyes antropológicas, las que
á pesar de ser hasta entonces, casi desconocidas, ya comenzaban á diseñarse en
el Oriente de la ciencia. En el estudio i conocimiento de la antropología del niño,
estriba el triunfo futuro de la educación. La Antropología en su vastisima
extensión es la llamada á resolver los grandes problemas educacionales i á
despejar las equis de la tarea profesional, hasta hoi sumida en penumbra. La
práctica como medio «Solo se aprende mejor haciendo ó produciendo» ha
dicho el Dr. Alfredo Ferreira. En el sentido lato de la educación ésta se halla
basada en la práctica de las cosas. Se puede instruir sin practicar, pero educar
nó. Ya hemos dicho la bondad de la educación sobre la instrucción. De qué
sirven los conocimientos que se suministran á la mente si no son susceptibles á
ser aplicados? La instrucción entonces no es mas que un mero almacenaje de
ideas, de quimeras, propias mas bien para producir extravíos. Pero la mente
humana no es un ánfora que hai que llenarla simplemente sino un hogar que
debe calentarse, ha dicho Quintilliano. El hermoso pensamiento de Victor
Hugo: «con cada escuela que se abre, se cierra una cárcel»
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 31 ha encontrado su
duda en el campo de la práctica. El lenguaje frío de la estadística hablaba en
contra: las cárceles de corrección se llenaban de individuos salidos de las
escuelas; la progresión era geométrica i creciente. Era, porque la escuela
entonces no cumplía su misión: instruía pero no educaba. I no hai peores
delincuentes que los instruidos! Había que educar á las generaciones; educar á
las masas; educar antes que instruir ó educar instruyendo. Sin la educación no
sirve la instrucción. ¿Qué es educar? Es habituar practicando; es formar
aptitudes mediante la práctica. Práctica, práctica: allí está el secreto. ¿Para qué
sirven los conocimientos si no se sabe aplicarlos? ¿Para qué la regla de la
Aritmética si los problemas de la vida práctica son siempre problemas? ¿Para
qué la geometría, las Ciencias Naturales, el Lenguaje, la Moral, etc.?..............
Aprender practicando i practicar aprendiendo. De lo contrario es desnaturalizar
el objeto i fin de la educación. Ellos son crear aptitudes. Aptitudes en el orden
físico, en el orden intelectual i en el orden moral. Formar aptitudes en el orden
físico es preparar al ser para salir airoso en la lucha por la vida; es predisponer
los órganos á obrar i ejecutar sus necesidades. En el orden intelectual, es hacer
al hombre apto por su inteligencia al predominio en la especie; es armarle de
una fuerza subjetiva para su bienestar espiritual. I en el orden moral es educar
la voluntad, formar el carácter, habituarle á obrar el bién, desconociendo el
mal; es hacerle partícipe de la comunión de sus semejantes, de la Humanidad.
Pero para tan sublime ideal hai que hacer que el educando ejecute, haga,
practique. No solamente debe ver, sentir, palpar sino que debe ejecutar,
practicar. I que practicando forme hábitos. La tendencia de la
ENSAYO 32 escuela contemporanea es esa; todos están de acuerdo con el ideal
que se han trazado de la escuela del porvenir. Solo en el camino se anarquizan
los hombres. No están de acuerdo sobre el medio. Sin embargo, en todos los
países donde se preocupan, seriamente de la educación común hanse
introducido en los planes de los trabajos manuales i se ha dado una tendencia
mas práctica que teórica á los puntos de los programas. Poca teoría i mucha
práctica; práctica que crea aptitudes para la vida. Pestalozzi aconsejaba con
entusiasmo la introducción de la práctica; la práctica como medio de la
educación. He aquí algunos párrafos de él al respecto: «Me he preguntado mui
sencillamente ¿qué harás tú, si quiero procurar para un niño dado todo el
conjunto de conocimientos i de talentos que le son absolutamente necesarios
para llegar por una buena administración de sus intereses más esenciales, á la
satisfacción interior de su ser?. «Ahora me apercibo que en todas las cartas que
le he dirijido – dice á Gessner – solo he examinado el primero término de la
educación: dar al niño los conocimientos, i no he dicho una palabra sobre los
medios de procurarle el saber hacer, aquella, á lo menos, que no es
especialmente el objeto de la misma enseñanza, en cada uno de sus ramos. «I
sin embargo el saber hacer que el hombre precisa poseer para llegar á la
satisfacción interior de su ser está lejos de limitarse á aquellos ramos de
conocimiento que la naturaleza del método de mi enseñanza me ha obligado á
tocar. «No debe dejar subsistir esta deficiencia. Saber i no saber hacer: he ahí
quizás el regalo mas formidable que un genio malévolo haya hecho á nuestra
generación.
«Mortal, tú, cuya naturaleza física tiene tantas ne-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 33 cesidades i todos los
apetitos, tú debes conocer i pensar, mas debes también obrar para satisfacerlas.
El tratamiento i la acción deben ser, el uno para con el otros, como la fuente i el
arroyo.
………………………………………………………………………………………….. Sí,
es un hecho que consta: una falta, de la cual un solo padre se haría culpable
para con su hijo, un maestro para con su alumno, el gobierno se hace culpable
para con el pueblo. Sí, en aquello que concierne á la adquisición de las
cualidades prácticas que precisa el hombre para llegar, por una buena
administración de sus mas esenciales intereses y la íntima satisfacción de su
naturaleza, el pueblo, en Europa, no recibe de sus gobiernos, ni la sombra de su
impulso público i general. No posee, en grado alguno, una enseñanza pública de
conocimientos prácticos, ecepto en aquello que se relaciona con el arte de matar
á los hombres» (Cómo educa – Carta XII). Es indudable, pues, que Pestalozzi,
ya inspirándose en Rousseau que preconizaba la práctica en la educación, ó ya
inspirándose en sí mismo, en su genio que es fuente de inmensa riqueza, ya
presencia la necesidad de que se diese una educación práctica. I como prueba
presentó la enseñanza agrícola que se daba en su escuela.
La utilidad como fin inmediato i mediato Es indudablemente cierto que la
humanidad se ha afanado en adquirir conocimientos por orden de utilidad.
Nadie nos quita de la cabeza que mas adhesión manifestamos al estudio que
nos ofrece una lisonjera esperanza. Los primeros conocimientos de la
humanidad fueron según Augusto Comte, las Matemáticas, siguiéndoles
después en orden la Astronomía, Física, Química, Biología, Sociología i por
último la Moral. Aprendió las matemáticas porque le era necesario el
conocimiento de los números i sus combinaciones para el manejo de sus
rebaños, para los cambios de sus productos ganaderiles i agrícolas, etc. I así
pasó con las otras. Las demás ciencias ó artes llamadas de adorno, ó de
aplicación, son conocimientos complementarios, que sirven de medios de cultura
de los individuos. La enseñanza de las ciencias i de las artes, es decir de las
ciencias puras i aplicadas, siempre tiene una utilidad que las recomienda. Pero
no todos los puntos pueden ofrecer una promesa de utilidad inmediata, sino que
depende de su aplicación en la vida práctica del hombre. En el campo de la
enseñanza las ideas ó nociones que se suministran ó presentan á los educandos
para su adquisición deben ser tomadas bajo dos criterios. Primeramente como
medios de educación i segundo como de instrucción. Bajo el primer criterio, el
educacionista debe ser mui escrupuloso en elegir los conocimientos que deben
ser suministrados á la mente infantil, únicamente aquellos que pueden educar,
es de-
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 35 cir, ejercitar las
facultades para propender á su desarrollo natural i adquirir de esta manera
vigor i aptitudes para su regular i fácil funcionamiento. No todos los
conocimientos, no todas las ideas que se presentan al órgano pensante pueden
ser eficaces á este fin: las ideas superfluas, de segundo orden, que mas bien
sirven para ocupar la mente que para vigorizarla, deben ser rechazadas por
inútiles. En esto precisamente está basado el viejo adagio: «poco pero bueno» Bajo el segundo punto, el educacionista debe guiarse por la Naturaleza para
suministrar conocimientos de utilidad inmediata, haciendo arraigar en la
conciencia del niño el sentimiento íntimo de que todos los conocimientos que
adquiere son de utilidad inmediata ó mediata en la vida. Otros géneros de
conocimientos deben ser delegados para estudios posteriores. I esto no es un
utilitarismo que sostenemos en el terreno de la educación – como lo entendía
Jeremías Bentham en un sentido ilimitado – nó. Sino bajo el punto de vista del
fin de la educación. Rechazamos la idea de enseñar ó de hacer aprender por
aprender, por puro amor á la ciencia ó á la verdad – lo cual si bien,
convenientemente empleado, suele ser de alguna utilidad para la prosecución
desinteresada en los estadios – suele ofrecer serias dificultades del espíritu á lo
superfluo. Los conocimientos en ciencia, arte ó en sus aplicaciones, en los
trabajos manuales, deber ser estudiados bajo el criterio de la utilidad
desechando el criterio del romanticismo. Bajo este concepto comprendemos que
deben ser rechazados por inútiles todos los puntos ó conocimientos que no
sirven para otra cosa que para embrollar el libre funcionamiento de las leyes de
la inteligencia. Nada de superfluo.
Con las bases que se suministran bajo el principio de utilidad – toda vez que no
se extravíe el criterio na-
ENSAYO 36 ciente del niño – estará habilitado, cuando hombre i con las bases
sólidas i firmes que ha adquirido, á perfeccionarse en tal ó cual estudio, en tal ó
cual arte, hasta servirle de solaz entretenimiento (cultura artística ó estética;
cultura moral ó ética) en los ratos de ocio ó de fatiga en las grandes i enormes
luchas diarias por la existencia. Debemos hacer la observación de que damos
suma importancia á la cultura moral i que por lo tanto todos los que
contribuyen á ella (medios éticos i estéticos) deben ser considerados entre los
útiles i por lo tanto de preferente atención del educador. No pretendemos que se
descienda al frio utilitarismo de Bentham, ni al utilitarismo sistemático de
Stuart Mill, sino lejos mui lejos de eso, queremos que se suministren
conocimientos útiles, persuadiendo i probando al mismo tiempo con hechos al
educando de la necesidad de los conocimientos i el provecho de la adquisición de
ellos. Creemos ser de poco atractivo el platonismo exagerado del estudio de la
ciencia por la ciencia misma. Además como hemos dicho más arriba, el enseñar
con preferencia los conocimientos útiles á los superfluos está de acuerdo con la
misma Naturaleza, con la marcha de la Humanidad en su desenvolvimiento
orgánico. «Al enseñar, debe tenerse presente, ante todo, que si la Humanidad se
afana en adquirir conocimientos, es porque le son útiles i los necesita en la
lucha diaria. Los alumnos deben darse también cuenta de la utilidad de lo que
aprende, de las relaciones de las ciencias. Los puntos deben llevarse más ó
menos sintéticamente hasta el fin; deben ser explotado aquellos de aplicación
inmediata i desecharse los de aplicación remota, para que sean adquiridos
después, cuando las necesidades los impongan». (Senet. Evol. i Educ.)
PESTALOZZI I LA PEDAGOGÍA CONTEMPORANEA 37 Es el criterio
predominante en la alta mente contemporanea. Con el desarrollo de los
gremios, como signo de perfeccionamiento orgánico social – puesto que la
división en gremios de la Sociedad no quiere decir otra cosa que división de
trabajos – el criterio de la utilidad mas se impone por ser el objeto de la
educación popular común la formación de aptitudes en la masa del proletariado
que, en gran mayoría, es el que concurre á las escuelas, escaseando ya la
educación especial de príncipes i familias aristocráticas. Nuestro maestro
Pestalozzi – ¿por qué debería olvidarse de este importantísimo punto teniendo
en cuenta su genio poderoso i su profundo amor á la Humanidad? –
precisamente por eso criticaba la educación podrida i sin fundamento que se
daba en aquella época, huérfana de todo criterio, que servía tan solo para
formar magulladotes de palabras i de embrolladores de la vida. Fue la poderosa
i constante preocupación de aquella alma caritativa al proporcionar al pueblo,
el pobre pueblo desheredado de toda suerte, una educación adecuada á las leyes
de la madre Naturaleza i á las condiciones sociales. Lo que habían preconizado
Rousseau, Locke i otros, aunque en un sentido todavía mas reducido, Pestalozzi
luchaba por establecer como una de las características de su sistema de
enseñanza.
Tal es en síntesis la obra del Moisés de la Pedagogía moderna con sus contornos
mas resaltantes. El hombre tuvo sus errores, i algunos hasta profundos, de
doctrina sobre principios generales que sostenía sobre ciertos ramos de la
educación, pero en el fondo de su pedagogía, destácase con deslineaciones claras
i determinadas, una obra genuinamente pestalozziaENSAYO 38 na que proyecta haces luminosos en el ancho campo de la
Pedagogía. Nosotros en este humilde trabajo sobre aquel que «dictó desde el
Sinaí de la libre Suiza, los verdaderos mandamientos de la ciencia por
excelencia» no hemos bosquejado ni la centésima parte del producto de su
fecundo genio é improba labor, pués para tal se escribirían obras enteras i se
necesitaría de otra inteligencia que la nuestra. Nuestro propósito no es otra
cosa que, estableciendo un parangón entre la que la ciencia pedagógica
moderna después de un siglo de labor ha hecho i lo que ha deslineado con
espíritu filosófico aquel propulsor de la educación científica popular de la
Humanidad, demostrar que el progreso á que hemos llegado – aunque
lentamente – no es mas que un desarrollo de las ideas que Pestalozzi lanzó á la
faz de los pueblos. ¿Quién no tiene en sus labios el nombre de Pestalozzi? –
Todos los que llevan á honra titularse «hijos de Pestalozzi», deberían de conocer
al maestro de los maestros, al modelo de virtud, perseverante al amor á la
Humanidad. Es cierto i por ello volvemos á repetir con que: La escuela primaria
del siglo XIX ha salido de la locura de Stanz. I – 24 – 05
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